Guia de Semiologia para Odontologia

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GUÍA DE

DOCENTES
SEDE CONSTRUCTORES
BELLAVISTA, SANTIAGO
DOCENTES CONSTRUCTORES:

-Dra. del
Carolina
curso]Oviedo S.

SEMIOLOGÍA
[Título

-Dr. Juan Rebolledo U.

-Dr. Andrés Salcedo G.

GENERAL Y DOCENTES REVISORES:

ODONTOLÓGICA -Dra. Carolina Barrios P.

-Dra. Viviana Hidalgo.

ASIGNATURA: SEMIOLOGÍA
ÍNDICE TEMÁTICO
Página
• BIOSEGURIDAD EN LA CLÍNICA ODONTOLÓGICA 3
− UNIFORME 3
− PRESENTACIÓN PERSONAL 3
− ACCIONES PREVIAS EN EL BOX ODONTOLÓGICO 4
− DESINFECCIÓN DE ÁREAS DE TRABAJO 4
• EXAMEN FÍSICO GENERAL 5
− INTRODUCCIÓN 5
− POSTURA O DECÚBITO 6
− MARCHA O DEAMBULACIÓN 8
− FACIES Y EXPRESIÓN DE LA CARA 8
− ESTADO PSÍQUICO Y DE CONCIENCIA 9
− CONSTITUCIÓN Y ESTADO NUTRITIVO 10
− PIEL, FANÉREOS Y LINFONODOS 12
− PULSO ARTERIAL 14
− PRESIÓN ARTERIAL 16
− RESPIRACIÓN 18
− TEMPERATURA 20
• EXAMEN SEGMENTARIO DE CABEZA Y CUELLO 23
− CRÁNEO Y CARA 23
− APARATO VISUAL 24
− NARIZ 27
− OÍDOS Y PABELLÓN AURICULAR 28
− CUELLO 29
• EXAMEN INTRAORAL 31
− INTRODUCCIÓN 31
− EXAMEN FUNCIONAL DE LAS ESTRUCTURAS INTRAORALES Y 34
VECINAS A LA CAVIDAD BUCAL
− SECUENCIA DEL EXAMEN INTRAORAL 38
− LABIOS 38
− VESTÍBULO 41
− MEJILLAS 42
− LENGUA 43
− PISO DE BOCA 47
− PALADAR DURO 48
− PALADAR BLANDO 48
− REGIÓN FARINGOAMIGDALIANA 51
− ENCÍAS Y REBORDES 53
− DIENTES 60

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BIOSEGURIDAD EN LA CLÍNICA ODONTOLÓGICA

Los procedimientos que involucran el trabajo clínico implican una serie


de maniobras previas que deben tenerse en consideración, de manera de
minimizar la ocurrencia de eventos adversos y favorecer la seguridad del
paciente, el operador y su asistente.

Las maniobras previas involucran la presentación personal del


operador y las condiciones básicas que se deben cumplir al trabajar en un
ambiente clínico (Reglamento sobre Salas de Procedimientos y Pabellones
de Cirugía Menor; MINSAL, 1997).

UNIFORME

El operador (estudiante) debe utilizar uniforme institucional:

• Traje clínico azul limpio con logo institucional e identificación del


estudiante
• Gorro clínico azul con logo institucional
• Zapatos clínicos (color blanco y de planta lisa)
• Credencial a la vista
• Delantal blanco (para tránsito por pasillos)

PRESENTACIÓN PERSONAL

La presentación personal del operador debe considerar:

• Pelo bien tomado (que no salga del gorro)


• Uñas cortas, limpias y sin esmalte
• Cara, cuello y manos libres de accesorios (excepto aros pequeños)
• Opcional camiseta manga corta o manga ¾

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Al ingresar a la clínica odontológica, el instrumental debe ir dentro de
una caja plástica cerrada con tapa, ingresar únicamente con lo necesario
(dejar mochilas en los casilleros), además está prohibido el ingreso de
alimentos a las dependencias clínicas.

ACCIONES PREVIAS EN EL BOX ODONTOLÓGICO

Una vez ubicado en el box odontológico y antes de comenzar la atención


del paciente se debe revisar que todo esté operativo:

• Probar funcionamiento de comandos del sillón odontológico


• Verificar que la lámpara tenga movilidad y quede estable en una
determinada posición
• Comprobar que la luz encienda y presente intensidad adecuada
• Familiarizarse con movimientos del sillón y sus comandos
• Revisar jeringa triple: salida de agua, spray y aire seco
• Reconocer distribución de áreas: administrativa, limpia, sucia, estéril
• Visualizar ubicación de contenedor de material cortopunzante (caja
amarilla)

DESINFECCIÓN DE ÁREAS DE TRABAJO

Limpiar sillón completo y áreas de trabajo con algodón y desinfectante


antes de empezar. Opcionalmente se puede utilizar un pequeño recipiente
con espray desinfectante para limpiar. (Figura 1)

Fig. 1. Desinfección de las áreas críticas

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EXAMEN FÍSICO GENERAL
INTRODUCCIÓN

Hay que recordar que la Semiología se define como aquel capítulo


de la patología general y/o de la medicina que se encarga de estudiar los
signos y síntomas de las enfermedades, de integrarlas y evaluar sus
consecuencias. Para alcanzar un buen diagnóstico y que este sea fundado,
como tratantes debemos evaluar todas aquellas manifestaciones que el
paciente relate, junto con las que son evidenciables; en otras palabras, es
fundamental objetivarlas mediante una detallada exploración.

Para que la exploración sea completa, esta no solo debe ser


ordenada, sino que también sistemática siguiendo un orden lógico,
mediante el desarrollo y confección de una exhaustiva ficha clínica. La
exploración del enfermo comprende dos partes de una ficha:

1. Anamnesis o interrogatorio.

2. Inspección o examen clínico.

Este examen clínico comprende una serie de etapas ordenadas las


cuales usted debe evaluar, mediante los siguientes elementos básicos que
todo médico/odontólogo posee, a saber:

• Inspección.
• Olfación.
• Palpación.
• Auscultación.

La exploración física posee una serie de objetivos tales como determinar


la valoración de todos los datos basales sobre la salud general de un
paciente, complementar y/o refutar datos obtenidos previamente en la
anamnesis, confirmar e identificar diagnósticos definitivos y controlar los
resultados fisiológicos de los tratamientos instaurados en la medida que estos
pacientes mejoren. El objetivo de esta guía es complementar el estudio del
estudiante de la Facultad de Odontología de la Universidad San Sebastián,
para que estos sean aplicados tanto en la teoría como en los pasos de

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clínica. También contribuirá al alumno en sus ramos clínicos e internado
asistencial venideros.

EXAMEN FÍSICO GENERAL

El examen físico idealmente debe ser precedido y orientado por la


anamnesis del paciente o enfermo, considerando siempre el motivo de
consulta, con el fin de que este sea provechoso, metódico y cuidadoso. Este
examen físico investiga signos, es decir datos objetivos y hechos sólidos para
la formulación del diagnóstico; también aportará en objetivar algunos de los
síntomas que el paciente relate en el mismo motivo de consulta. Antes de
comenzar, el médico/odontólogo deberá tomar algunas consideraciones
previas, que son indispensables para mejorar los resultados de la
exploración, lo cual llamamos “preparación para examinar”:

• Temperatura ideal del Box o Sala de Examen, de las manos del


operador y sus instrumentos que utilizará.
• Poseer una adecuada iluminación que, para el caso del cirujano-
dentista, permita una correcta inspección visual, siendo la luz del sillón
un aliado ideal.
• Una correcta posición tanto del paciente como del operador,
dependiendo del lugar o región anatómica a examinar.
• Respeto por el paciente, de sus creencias y valores, tratando siempre
con delicadeza y dedicación que refleje su seriedad profesional.

Para facilitar el estudio y orden sistemático del examen físico general, se


detallan diez puntos a considerar por parte del examinador, los cuales se
estudiarán a continuación.

1. POSTURA O DECÚBITO.

En general, un paciente en decúbito (posición en cama) en términos de


normalidad, adopta una postura indiferente pero activa, incluso cuando
este individuo duerme en posiciones decúbitos laterales, que es lo más
común, o en supino, prono o ventral. Lo importante es diferenciar aquellas

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posiciones que tengan significancia patológica, como lo es el decúbito
pasivo (coma) o el forzado. Algunos ejemplos se indican a continuación:

• Decúbito lateral forzado: en paciente con alguna patología pulmonar


en la cual le impida obtener una adecuada frecuencia respiratoria,
debiendo posicionarse de manera obligada/forzada para mejorar
esta dificultad respiratoria. Es común en la pleuritis o exudaciones
pulmonares.
• Decúbito supino obligado: típico en el curso de una peritonitis agudo,
donde el paciente ubica sus rodillas flectadas para inmovilizar el
abdomen.
• Posición en gatillo: corresponde a un decúbito lateral en donde las
piernas se flectan sobre el abdomen y la cabeza hiperextendida, tal
como ocurre en paciente con cuadros de meningitis agudas.
• Opistótonos: tienden a ser impactantes en su observación, donde el
paciente tiende a buscar un apoyo en la región occipital y en los
talones, sin tocar el suelo con el resto del cuerpo, describiendo un arco
de concavidad inferior. Es característico del tétanos.

Para la descripción semiológica de una posición de pie (actitud o


postura), debemos tener en cuenta que lo normal es aquel paciente
erguido, firme, sin vacilaciones. Es común que el dolor, síntoma de
significancia en odontología, pueda provocar cambios en la correcta
posición de pie, lo cual ayuda a orientar el diagnóstico. Algunos ejemplos se
indican a continuación:

• Enfermedad del Parkinson: paciente en posición inclinada y rígida,


ligeramente encorvada con temblor marcado en reposo.
• Hemiplejía: postura asimétrica, que induce al paciente en buscar un
punto de apoyo con un bastón y el miembro inferior del lado afecto
en semiflexión y la mano empuñada hacia el abdomen.
• Paraplejía espástica: muslos y rodillas tienden a ser rígidas y bien
apretadas, junto con los pies del paciente en una posición equina.

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2. MARCHA O DEAMBULACIÓN.

Es importante determinar la marcha del paciente, incluso desde que


hace ingreso al box dental, observando la estabilidad, regularidad y ritmo,
como también el braseo sincrónico y distancia de los pasos. Algunas
alteraciones en la marcha del paciente se pueden ver en:

• Marcha Parkinsoniana: pasos cortos, sin un braseo y con el cuerpo


inclinado hacia adelante.
• Marcha Hemipléjica o en segador: en su caminar describe un
semicírculo con el pie del lado afectado, arrastrándolo o solo veces
puede levantarlo.
• Marcha parapléjica espástica: pasos cortos y pequeños, apenas
puede levantar la punta de los pies debido a la contractura muscular.

3. FACIES Y EXPRESIÓN DE LA CARA.

Permite al tratante identificar alteraciones varias en su simetría,


movimientos, forma de los pliegues, presencia de edema facial,
alteraciones en la piel como hematomas, pigmentaciones y telangiectasias
vasculares, entre otras. Además, los hallazgos pueden aportar algunos datos
que hagan relación con el estado de ánimo del paciente, alteraciones en
la conciencia por consumo de algunos estupefacientes o signos que sean
característicos de algunas enfermedades. Sin ir más lejos, el cirujano-dentista
tiene una relación directa con determinar el tipo de facie que presenta el
enfermo, permitiendo generar un cribaje para derivar oportunamente a otro
profesional. Algunas facies características se describen a continuación:

• Facie Addisoniana: en la enfermedad de Addison con marcada


melanodermia en los pliegues de la piel.
• Hipertiroidismo: pacientes muestran ojos “saltones” por exoftalmos y
una mirada brillante.
• Facie Cushinoide: en el Síndrome de Cushing, con cara en forma de
luna, hirsutismo y marcado acné.

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• Facie Acromegálica: en la acromegalia, cara alargada y rasgos
gruesos, prognatismo característico mandibular y arcos superciliares
prominentes.
• Lupus eritematoso sistémico: enfermedad autoinmunitaria, con la
presencia de “mariposa lúpica” o eritema facial en forma de
mariposa entre las mejillas y nariz.
• Mixedema: paciente en cara abotagada, piel gruesa y amarillenta,
con cejas ralas.
• Parálisis facial: desviación de la comisura labial hacia el lado sano,
borramiento de los pliegues del lado sano y lagoftalmo.
• Facie febril: cara sudorosa, pómulos y mejillas enrojecidas y ojos
brillosos.

4. ESTADO PSÍQUICO Y DE CONCIENCIA.

Se debe determinar desde el interrogatorio y confirmar en el examen


físico general, mediante la siguiente sistemática:

I. Grado de Conciencia: un paciente bajo conciencia normal es aquel


que se encuentra lúcido, cooperador y en alerta durante el
interrogatorio. Cuando este estado se encuentra disminuido en
algunos aspectos, podemos subclasificar en estado crepuscular. Si
esta disminución es mayor o global lo clasificamos como estado
confusional, llegando a una pérdida completa que puede ser
persistente (coma) o momentánea (síncope).
II. Orientación: utilizar algunas preguntas como recurso para determinar
la orientación temporo-espacial son de gran utilidad para el clínico.
¿Dónde está? Es útil para la ubicación espacial; ¿Qué día es hoy?
Para la orientación temporal.
III. Percepción: mediante la respuesta de los sentidos del paciente ante
un estímulo que el médico realice. Si responde ante un estímulo se
determina como normal, o bien si esta se interpreta mal lo clasificamos
como una ilusión. Si el paciente percibe algo inexistente lo llamamos
alucinación.
IV. Memoria: cuando presente algún déficit lo llamamos amnesia. Se la
pérdida de memoria es de hechos recientes se describe como una

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amnesia anterógrada y si corresponde a una pérdida de memoria de
hechos lejanos se le llama amnesia retrógrada.
V. Inteligencia: corresponde a la integración de todos los elementos
antes descritos del estado de conciencia (I al IV), por lo que requiere
de un adecuado juicio clínico del médico/odontólogo
comparándola siempre la edad real del paciente. Así pues, si un
paciente presenta una edad mental entre 7 a 14 año, hablamos de
debilidad mental; entre 3 a 6 años como imbecilidad y si es menor a 3
años lo determinamos como idiocia.

5. CONSTITUCIÓN Y ESTADO NUTRITIVO.

La determinación y clasificación del aspecto morfológico y físico del


paciente, considerando el predominio de los segmentos corporales y de sus
diámetros longitudinales y transversales, no solo ayudará a efectuar a una
valoración del riesgo sistémico ante enfermedades como lo son las de
origen cardiovascular, sino también completar y fundar una correcta
derivación al médico diabetólogo y/o cardiólogo. Para efectos del curso,
existen tres criterios de clasificación a saber, los cuales reconocen a un
grupo de personas donde el predominio constitucional es en equilibrio, o
aquellos donde el predominio longilíneo es mayor y, por otro lado, aquellos
con un predominio transversal. En la tabla 1 se aprecian las tres
clasificaciones.

Cada uno de estos aspectos morfológicos poseen algunas asociaciones


a algunas patologías, así los individuos asténicos (leptosómicos), son
propensos a trastornos gastrointestinales como la úlcera gástrica o péptica
y psicológicos como la depresión. Aquellas personas pletóricas (pícnicos)
poseen riesgo de enfermedades metabólicas como la Diabetes Mellitus,
cardiovasculares y poseen un temperamento irregular. No deja de ser
relevante que, para la objetividad de la clasificación, hay que tener
presente las particularidades del sexo, su desarrollo muscular, distribución de
cabello y tejido adiposo, junto con las características sexuales secundarias.

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Viola Kretscher Sheldon

Microesplácnicos Leptosómicos Ectomorfo

Normoesplácnicos Atlético Mesomorfo

Macroesplácnicos Pícnico Endomorfo

Tabla 1. Clasificación de la constitución física.

El estado nutritivo es un aspecto fundamental que el clínico tiene que


registrar en la ficha clínica, tanto para evaluar el estado de salud general y
la consecuente valoración de riesgo sistémico. Lo más utilizado hoy en día
en la determinación del Índice de Masa Corporal (IMC), medida que
constituye la asignación previa de talla y peso del enfermo y se determina
desarrollando la siguiente fórmula (Figura 2):

Fig. 2. Fórmula para calcular el IMC.

Una vez calculado el índice de masa corporal del paciente, será


importante clasificar su estado nutritivo, con el objeto de evidenciar si el
referido está bajo peso, sobre peso o bien bajo un estado de obesidad. En
la Tabla 2 se observa la clasificación del estado nutritivo y su riesgo asociado.
Clasificación IMC Riesgo

Normal 18.5 – 24.9 Promedio

Sobrepeso 25 – 29.9 Aumentado

Obesidad grado I 30 – 34.9 Moderado

Obesidad grado II 35 – 39.9 Severo

Obesidad grado III Más de 40 Muy severo

Tabla 2. Clasificación del estado nutricional según IMC (OMS).

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6. PIEL Y FANÉREOS, LINFONODOS.
Variadas patologías pueden presentar más de alguna manifestación en
la piel, caracterizadas en forma de prurito, erosiones, maculas, nódulos,
entre otras; las cuales se designan en toda descripción semiológica como
lesiones fundamentales. Será entonces relevante pesquisar toda alteración
como cambios de color, alteraciones de origen vascular, aumento en la
temperatura local y humedad. Algunos ejemplos de lesiones elementales se
describen a continuación:

• Mácula: mancha plana y localizada que no alcanza más de 3


milímetros de diámetro, como lo son las efélides y las petequias.
• Pápula: solevantamiento bien circunscrito que no supera los 5
milímetros, como lo es el acné.
• Nódulo: solevantamiento circunscrito entre 5 milímetros a 4
centímetros, como por ejemplo un quiste dermoide y eritema nodoso.
• Roncha: solevantamiento edematoso, rosado o pálido, límites netos y
de extensión variable, como es el caso de la urticaria.
• Tumor: solevantamiento que persiste y crece de forma lenta, que
puede alcanzar dimensiones mayores. Suele designarse a cualquier
aumento de volumen por sobre los 5 centímetros.
• Vesícula: solevantamiento lleno de líquido, el cual puede ser seroso o
purulento. Algunos ejemplos son el herpes zoster o la viruela.
• Bula o ampolla: corresponde a una vesícula, pero de mayor tamaño
y extensión, como se observa en un pénfigo oral.

Pesquisar entonces alteraciones en la piel basados en el color, puede


entregar al clínico datos relevantes de la situación basal del enfermo, como
ocurre en la ictericia para paciente con falla hepática, rubicundez en el
síndrome febril o en la cianosis cuando existe algún trastorno en la correcta
oxigenación de los tejidos o también llamada hipoxia. También se debe
observar toda alteración que sea de origen vascular, tales como:

• Arañas vasculares: que corresponden a dilataciones de arteriolas,


manifestadas principalmente en regiones de cabeza y cuello, más
específicamente en regiones genianas y dorso de nariz. Suelen tener
asociación en paciente bajo cuadros cirróticos o en embarazo.

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• Púrpura: son extravasaciones de sangre desde capilares cutáneos
que pueden presentarse en forma localizada (petequias) o más
extensas (equimosis). Suelen ser explicadas en pacientes con
trombocitopenia, vasculitis, amiloidosis, entre otras.

Analizar la temperatura y humedad local de la piel permite obtener más


datos semiológicos para la orientación diagnóstica definitiva. La piel de un
paciente cuando se presenta caliente y seca se aprecia en fiebre con
tendencia al aumento progresivo o febrícula; caliente y húmeda en un
síndrome febril por sobre los 39 °C. Paralelamente un enfermo con piel fría,
seca y que tiende ser descamativa es característico del mixedema.

Describir alteraciones del pelo y uñas, debe ser otro punto relevante del
examen físico general. Con relación al pelo, analizar su distribución y
cantidad nos orienta aún más a sospechar de cambios fisiológicos como la
edad, o bien, relacionados con patologías de base. Lo mismo ocurre con
las uñas, que cuando tienden a tener una coloración más blanquecina o
con retardo del llenado sanguíneo ungueal es sospecha de que el individuo
esté cursando algún tipo de anemia. La forma de las uñas es otro dato para
describir, como lo es cuando posee forma de cuchara o también llamado
coiloniquia, relacionado a una anemia ferropénica.

Fig. 3. Principales grupos de linfonodos de cabeza y cuello, y su drenaje.

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Con relación a los linfonodos, las cuales son estructuras que
conforman la circulación auxiliar de los vasos en conjunto a los canales
linfáticos, la condición de normalidad es que estos no sean palpables en el
adulto. Encontrar algunos con aumentos de volumen o adenopatía, puede
ser indicativo de algún proceso infeccioso o neoplásico, por lo que es
relevante que el médico/odontólogo detalle más características que estos
puedan tener. De esta forma se debe describir una adenopatía con la
siguiente información:

• Localización: según grupo de linfonodos (Figura 3).


• Morfología: tamaño y cantidad comprometida.
• Consistencia: blanda, dura o fluctuante.
• Sensibilidad: asintomático o con dolor asociado.
• Color: rubor, eritematoso.
• Movilidad y adherencia a planos profundos.

7. PULSO ARTERIAL.
El pulso arterial corresponde al primer signo vital que el cirujano-dentista
debe registrar y se define como una onda expansiva proveniente del
volumen sistólico del corazón transmitida a través de los vasos sanguíneos y
se controla presionando una arteria sobre planos superficiales, comúnmente
en la arteria radial de la muñeca. Existen diversos puntos arteriales donde el
clínico puede obtener el pulso como, por ejemplo: radial, humeral, braquial,
axilar, carótida, temporal superficial, poplítea, pedía, entre otras. Para
facilitar su interpretación, existen fichas que poseen esquemas para
consignar las anotaciones que el médico obtenga de los diversos pulsos
evaluados como se muestra en la Figura 4.

Fig. 4. Esquema para anotar los diferentes pulsos en una ficha clínica.

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No solo basta con anotar las pulsaciones por minuto, también es
fundamental evaluar otros parámetros relevantes para dar mayor
objetividad a este signo vital. A continuación, se describirán los cuatro
parámetros mencionados:

1) Amplitud: refleja el volumen de sangre eyectado contra la pared


arterial durante la contracción ventricular izquierda y dependerá de
cuanto logre expandirse, guardo una relación directa con la fuerza o
presión del mismo pulso. Al identificar un pulso, lo primero a evaluar es
si el pulso es normal, amplio o fuerte, pequeño o débil, así como
también uno imperceptible.
2) Forma de la onda: representa la expansión en sístole de la arteria que
asciende con rapidez hasta un pico o cúspide para descender con
menor rapidez que el ascenso. Algunas alteraciones de la onda se
describen a continuación (Figura 5):
• Pulso anacrónico o tardus: onda de ascenso lento y cúspide
aplanada y sostenida en el tiempo, con una amplitud disminuida
(parvus).
• Pulso Bisferiens: amplitud aumentada y con presencia de doble
cúspide, relacionada a cardiopatía hipertrófica.
• Pulso Dicroto: amplitud no aumentada, con doble expansión, al igual
que el bisferiens, pero más débil llegando a ser imperceptible.
• Pulso filiforme: de escasa amplitud, rápido y de difícil percepción. Se
observa en casos de insuficiencia cardiaca avanza o en shock.

Fig. 5. Tipos de pulso según forma de la onda.

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3) Frecuencia: el ritmo regular en un paciente adulto sano oscila entre
60 a 90 (100) latidos por minuto, siendo mayor en los niños. Es así como
se hace relevante considerar que ciertas condiciones fisiológicas
pueden modificar la frecuencia como la edad, esfuerzo físico,
sedentarismo o incluso emociones. Será entonces responsabilidad del
examinador diferenciar cuando una alteración de la frecuencia sea
ocasionada por alguna patología, como ocurre en la mayoría de los
cuadros febriles, hipertiroidismo y trastornos cardiacos como una
insuficiencia. Por convención del curso, todo aumento en la
frecuencia cardiaca sobre los 100 latidos por minuto lo llamaremos
“Taquicardia” y toda disminución bajo los 60 latidos por minuto será
“Bradicardia”.

8. PRESIÓN ARTERIAL.
Definiremos a la presión arterial como la fuerza que ejerce la sangre sobre
la pared de las arterias, siendo su unidad de medida en mmHg. Actualmente
se utiliza de manera indistinguible el término presión arterial con tensión
arterial, siendo esta última como la resistencia que oponen las paredes de
las arterias a la presión de la sangre. Esta presión está determina por dos
factores importantes, por un lado, la fuerza de contracción ventricular
izquierda y por otro a la resistencia arteriolar periférica, alcanzado su
máximo en congruencia a la sístole ventricular (presión sistólica) y, su mínimo,
en la diástole ventricular (presión diastólica). En la Tabla 3 se describen los
valores de presión arterial según la guía clínica MINSAL de Hipertensión
Arterial utilizada en nuestro país.
Categoría Presión Sistólica Presión Diastólica
Optima <120 <80
Normal 120-129 80-84
Normal Alta 130-139 85-89
HTA – Grado 1 Leve 140-159 90-99
HTA – Grado 2 Moderada 160-170 100-109
Crisis Hipertensiva – Grado 3 > 180 > 110
Tabla 3. Clasificación de Presión Arterial según guía clínica MINSAL.

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Desde el año 2017, la American Heart Association's (AHA) modificó la
clasificación de presión arterial como se observa en la Tabla 4., pero a la
fecha, no existe nuevo protocolo establecido por el MINSAL sobre el uso de
esta nueva propuesta, por lo será relevante conocer ambas.

Tabla 4. Clasificación propuesta por la American Heart Association's (AHA)


2017.

Existen dos factores importantes que modifican de forma directa la


presión arterial de un enfermo, a saber:

• Gasto cardiaco: que afecta principalmente a la presión sistólica.


• Resistencia vascular periférica: que afecta a la presión diastólica.

En menor grado intervendrán la volemia, la elasticidad de la aorta y los


grandes vasos y la viscosidad de la sangre. Tomando en consideración que
durante la toma de la presión arterial será importante la auscultación del
pulso braquial bajo el manguito del esfigmomanómetro, existen variaciones
en los ruidos que se oyen en dicho procedimiento mientras se desinfla para
el registro auscultatorio. Estas variaciones en los ruidos braquiales se
conocen como Fenómeno de Korotkoff, en honor al cirujano ruso quien los
describiera por allá en el año 1905, quien describió las siguientes fases:

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• 1° Fase: Brusca aparición de ruidos que se van intensificando.
• 2° Fase: Los ruidos se van haciendo más suaves y prologados, con
carácter de soplo.
• 3° Fase: Los ruidos vuelven a intensificarse haciendo claros y nítidos.
• 4° Fase: Ruidos decrecen rápidamente de intensidad.
• 5° Fase: Desaparición de los ruidos.

9. RESPIRACIÓN.
Podemos definir a la respiración como el mecanismo utilizado para
intercambiar gases entre la atmosfera y células, mediante el torrente
sanguíneo alveolocapilar. Para realizar el análisis general, el cirujano-
dentista tiene que conocer la normalidad de este signo, en la cual observe
la sucesión rítmica y fluida de los movimientos de expansión (inspiración) y
de retracción (espiración torácica) sin que el ojo pueda observar ningún
intervalo entre el final del uno y el comienzo del otro. Para que el estudio
respiratorio sea completo, existen varios factores a determinar con el fin de
éste sea mayormente objetivo, siendo algunos descritos a continuación:

I. Frecuencia: corresponde a las veces que un individuo respira (ciclo de


respiración: se contraen y se expanden los pulmones) por unidad de
tiempo, normalmente en respiraciones por minuto. En un adulto sano,
la frecuencia normal se establecerá por convención entre 14-18
respiraciones por minuto o 12-20 respiraciones por minuto, según
bibliografía, siendo en los niños alrededor de 44 por minuto. Al igual
que el pulso, existirán factores fisiológicos que lo modifican, tales
como la edad, el sexo, el esfuerzo físico, entre otros. El examinador
deberá tomar el registro de la frecuencia respiratoria en cuanto vaya
midiendo el pulso, con el fin de que el paciente no se sienta
observado y acelere su respiración de forma voluntaria.

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Rango etáereo Frecuencia x min
Recién nacido 30-60
Lactante 30-50
Niño pequeño 25-32
Niño escolar 16-19
Adolescente 16-19
Adulto 12-20
Tabla 5. Rangos de frecuencia respiratoria según edad en individuos sanos.

En característico que un aumento en la frecuencia respiratoria o


Taquipnea ocurra en patología pleuropulmonares agudos, en la
insuficiencia cardiaca izquierda, dolor, padecimiento de cuadros febriles,
anemia, etc. Paralelamente una disminución o Bradipnea se observe en
enfermos con enfisema pulmonar avanzada, acidosis metabólica o por
consumos de sustancias que provoquen depresión del centro regulador
como opiáceos o sedantes.

II. Amplitud o profundidad: corresponderá al volumen de aire inhalado y


espirado en cada ciclo respiratorio y, por lo general, ocurre en función
de la frecuencia respiratoria, es decir, a mayor frecuencia menor
amplitud. Para facilitar su descripción, el clínico puede observar si la
amplitud es normal, superficial o profunda.

III. Ritmo: Puede determinarse observando el pecho o el abdomen


(depende del tipo respiratorio). Algunas alteraciones del ritmo
respiratorio se describen como respiración de Cheyne-Stokes o
respiración periódica, la cual se caracteriza por presentar periodos de
apnea (ausencia de respiración) con respiraciones alternas
aumentadas en amplitud y frecuencia (Figura 6). Otro tipo de ritmo
más raro es la respiración de Biot, interrumpida irregularmente por
periodos de apnea súbitos y prolongados y la respiración de Kussmaul
o conocida como acidótica (Figura 6) donde el paciente respira de
manera profunda y en compas a sucesiones ininterrumpidas de
suspiros con hiperpnea.

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Fig. 6. Diversos tipos y ritmos respiratorias, donde se aprecia la frecuencia.

10. TEMPERATURA.
Bien es sabido que mantener una temperatura corporal adecuada es
fundamental para mantener una correcta homeostasis de nuestros procesos
biológicos y metabólicos, regulado por el centro termorregulador que
corresponde el hipotálamo. De esta manera, frente a cambios en la
temperatura ambiental drásticos por sobre 30 °C, la temperatura corporal
oscilará entre rangos que no sobrepasen las 8 décimas de grado, con el fin
último de mantenerla dentro de parámetros normales, siendo el resultado
entre el equilibro de la termogénesis o producción de calor y la termólisis o
pérdida de calor corporal.

Varias son las enfermedades que pueden alterar la normalidad de la


temperatura corporal, por lo cual su medición es un examen de rutina por
parte del odontólogo, sobre todo frente a la sospecha de infección de
origen odontogénico y que comprometan el estado general del paciente.
Además, es relevante tener presente que siempre existirán factores que
puedan alterar y/o modificar la medición de la temperatura, como lo es
cuando un enfermo bajo un síndrome febril experimenta variaciones de
temperatura según la hora del día, que tiende a ser mayor en las tardes.
También puede variar según el lugar mismo de la medición, siendo menor
en la axila y algo más alta en la boca o incluso mayor en la rectal. Para

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establecer el rango de normalidad, por convención de asignatura y la
bibliografía (Goic), será menor a 37 °C en la axila; menor a 37,3 °C en la
boca y menor a 37,6 °C en el recto. En la Tabla 6 se describen los tiempos
de toma según lugar, con sus rangos de normalidad y promedios.

Categoría Tiempo T° promedio en Rangos de T° en


(minutos) Celsius Celsius
T° Oral 3 37° 36,7-37,2
T° Axilar 5 36,5° 36,2-36,8
T° Rectal 3 37,5 37,2-37,8
Tabla 6. Rangos y promedios de temperatura corporal según zona de
toma.

El termómetro clínico corresponde a un tubo que contiene una


columna de mercurio que se expande por acción del calor del cuerpo. Será
entonces el instrumento a elección para determinar la temperatura corporal
del enfermo, aunque en nuestros días existen otras formas de termómetros
tales como digitales o infrarrojos. Es recomendable la medición o toma
bucal por ser de fácil acceso, procurando mantener el bulbo del
instrumento por debajo de la lengua para que no existan sesgos en el
resultado y, como segunda opción, el clínico puede utilizar la toma axilar,
solo por ser la más amplia usada. En la Figura 7 puede observar distintos tipos
de termómetros disponibles en el mercado y sus principales usos.

Fig. 7. Diferentes tipos de termómetros y sus características.

pág. 21
Existe un gran número de enfermedades que tienden a provocar
marcadas variaciones en la temperatura corporal, como lo es para el caso
de infecciones en la cavidad oral y el sistema estomatognático en lo que
respecta a, por ejemplo, flegmones o celulitis faciales. También su medición
permite controlar el curso de patologías y/o evaluar la respuesta a un
tratamiento iniciado.

La fiebre, principal característica de un aumento en la temperatura,


tiende a poseer como principal causa las infecciones bacterianas y, en
menor medida, las víricas. Dentro de los criterios para sospechar que un
paciente curse fiebre de origen infeccioso es cuando esta aparece de
forma súbita y repentina, por sobre 39 °C, malestar general y cefalea,
fotofobia y evidencie alteraciones en el hemograma.

BIBLIOGRAFÍA

• Goic A, Chamorro G, Reyes H. (Editores). Semiología Médica


(4a Edición). 2017. Editorial Mediterráneo, Ltda. Santiago de Chile.

• Surós Batlló, A., & Surós Batlló, J. (2001). Semiología médica y técnica
exploratoria: Semiología médica y técnica exploratoria (8a ed.).
Barcelona [etc.] : Barcelona [etc.]: Masson, Masson.

pág. 22
EXAMEN SEGMENTARIO DE CABEZA Y CUELLO
Es claro que la región de la economía humana donde el clínico puedo
encontrar mayor cantidad de signos clínicos en un paciente es en su cabeza
y cuello, quizás por tener regiones que se encuentran desnudas y, por tanto,
fácilmente inspeccionadas por el odontólogo.

1. CRÁNEO Y CARA.
En general, el examinador debe efectuar una observación general de la
cabeza para apreciar su conformación y si ésta puede caer dentro de
parámetros que se alejen de la normalidad, tales como aumentos de
volumen, tumores, historias de traumatismos o alteraciones en la piel o cuero
cabelludo.

Como primer punto de inspección es evaluar el tamaño de la cabeza,


que por lo general posee una proporción de diámetro longitudinal de 5:3,
por lo que un diámetro transversal tiende a ser similar al longitudinal se le
asigna como Braquicefalia, al contrario del Dolicocefalia que posee un
diámetro longitudinal mucho mayor. Un aumento del tamaño total o global
se conoce como Macrocefalia, que en niños tiende a asociarse a
condiciones como una hidrocefalia o bien, una disminución en el tamaño
se conoce como Microcefalia. Con estos datos es fácil evidenciar si el
paciente presenta alteraciones en la simetría, solo con la simple inspección
visual de ambos lados del cráneo. Una de las causas más comunes de
cráneos asimétricos son las craneosinostosis a temprana edad o cierre
prematuro de las suturas craneales como las que se describen a
continuación:

• Escafocefalia: craneosinostosis sagital, que como su nombre lo dice es


la fusión anticipada de la sutura sagital del cráneo, no permitiendo un
correcto crecimiento lateral, aumentando la longitud anteroposterior.
• Oxicefalia: craneosinostosis coronal, definiendo la fusión prematura
de la sutura coronal del cráneo, siendo esta la más grave de todas las
craneosinostosis. Describe un desarrollo tipo campana o cono del
cráneo.

pág. 23
• Trigonocefalia: fusión prematura de la sutura metópica del hueso
frontal, desarrollando un cráneo en forma de “V” y provocando una
prominencia de la frente.

Además de la forma general, es necesario observar ciertas estructuras


con mayor detección como el cuero cabelludo, describiendo no solo la
forma y distribución de cabello, si no también presencia de cicatrices,
lesiones, abrasiones, escaras, aumentos de volumen, nódulos, infecciones,
quistes sebáceos, etc. El examen del perfil facial (Figura 8) es otro punto de
evaluación clínica que puede orientar patologías o síndromes.

Fig. 8. Perfiles del rostro: A) Perfil promedio, B) Perfil recto, C) Mandíbula


hipoplásica o retrognata, D) Mandíbula prominente o prognata.

2. APARATO VISUAL.
Si bien la región palpebral corresponde a una región superficial de la
cara, creemos que es sensato evaluarla dentro del examen del aparato
visual. Las cejas corresponden a agrupación pilosa que entrega también
expresividad en el paciente, y que se ubican de forma específica en las
regiones superciliares, con la característica de no presentar en el sector de
la glabela. Alteraciones en su distribución o que se presentan caídos puede
asociarse a patologías como el mixedema o la sífilis. Inspeccionar los
párpados puede colaborar en la identificación de edema bilateral, como
ocurre en el síndrome nefrítico, o unilateral que puede ser compatible con
enfermedad de Chagas o de causa traumática. Si hay presencia de
inflamación o blefaritis de los párpados, esta puede continuar de forma
crónica, generando ectropión o bien, entropión.

pág. 24
Limitancias en la movilidad de los párpados, así como la imposibilidad de
levantarlo, puede significar la posibilidad de lesión y/o parálisis del III par que
afecte directamente al músculo elevador del párpado superior. Si la caída
del parpado es parcial y está acompañada de miosis y enoftalmos, debe
establecerse un diagnóstico presuntivo de Síndrome de Bernard-Horner.
Para la inspección de la conjuntiva, es relevante evidencia el color, por lo
que la presencia de palidez conjuntival se traduce comúnmente con
alguna anemia. Para la conjuntiva bulbar del globo ocular, un color amarillo
se relaciona con patología hepáticas severas como ictericia (Figura 9). Muy
conocido es por el cirujano-dentista la presencia de anexos como el
aparato lagrimal, por tanto, es otro aspecto que considerar como cuando
el enfermo tiene un aumento en el lagrimeo normal, también llamado
epífora cuando existen inflamaciones o traumas directos a la conjuntiva. Por
el contrario, una disminución del lagrimeo con la consecuente sensación de
sequedad ocular se asocia a patologías autoinmunitarias como el Síndrome
de Sjögren.

El globo ocular debe ser inspeccionado en tamaño y posición. Es así


como, un globo ocular protruido se le conoce como exoftalmos, y uno
retraído o hundido como enoftalmos. Además, el examinador debe registrar
si estas alteraciones en la posición del ojo sin bilaterales o unilaterales. De las
pupilas se debe examinar:

• El tamaño.
• La forma.
• Los reflejos (fotomotor y de acomodación).

Según el tamaño y la forma de las pupilas, se definen las siguientes


alteraciones a saber:

• Isocoria: pupilas de igual tamaño.


• Anisocoria: pupilas de diferente tamaño.
• Miosis: cuando las pupilas están pequeñas (contraídas).
• Midriasis: cuando las pupilas están grandes (dilatadas).

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Fig. 9. Paciente con ictericia comprobada en el examen ocular.

Otro parámetro relevante es la evaluación de la agudeza visual, tanto


en la visión cercana como visión lejana del paciente. La evaluación de la
visión de cerca se puede realizar pidiendo al paciente que lea textos con
letras de distinto tamaño y que utilice cada ojo por separado. Si el paciente
usa lentes ópticos, la prueba se puede hacer con y sin ellos, para ver el
grado de corrección que se logra. Para la evaluación de la visión de lejos
existen tablas con letras de distinto tamaño (ej.: tabla de Snellen). Lo
tradicional es que el paciente se ubique a unos 6 metros de distancia de la
tabla y se examina cuáles son las letras más chicas que es capaz de leer.
Cada ojo se examina por separado. Si el paciente usa lentes ópticos, la
prueba se efectúa con y sin ellos.

Finalmente la córnea en normalidad tiende a ser transparente,


permitiendo la inspección del cristalino. Es común que en pacientes con
catarata el cristalino presente opacidad o en paciente de edad avanzada
tengan en la periferia de la córnea un anillo de aspecto grisáceo descrito
como arco senil sin relevancia clínico-patológica. En ciertas enfermedades
como Wilson, dicho arco periférico se presenta de color café-rojizo
rodeando el limbo corneal.

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3. NARIZ.
Existe una gran diversidad de formas normales en la evaluación de la
nariz, lo cual dependerá de la raza, edad y sexo como se presenta en la
Figura 10. Conocer la historia médica del paciente permitirá al clínico
relacionar cambios en la forma normal que sean compatibles con antiguos
traumas, cirugías, incluso enfermedades como la sífilis congénita donde la
nariz muestra un aspecto que se describe como “en silla de montar”. El color
será un aspecto de la inspección importante, como ocurre en un enfermo
con trastornos pulmonar y que presente cianosis en el dorso de la nariz, o
rubicundez en aquel enfermo con Lupus Eritematoso Sistémico.

Fig. 10. Diversas formas de nariz. A) recta, B) griega, C) aguileña,


D) respingada.

El tipo de secreción nos puede entregar información relevante cuando


se trate, por ejemplo, de infecciones, como ocurre en la sinusitis aguda
donde la descarga será purulenta, o en la rinitis alérgica con secreción
serosa o acuosa. Cuando el enfermo asiste de urgencia con sangramiento
nasal o epistaxis, en común el antecedente de traumatismo nasal previo,
incluso con algún grado de deformidad, dependiendo de la energía
involucrada en el golpe.

pág. 27
4. OÍDOS Y PABELLÓN AURICULAR.
Lo primero que el médico/odontólogo debe describir si la oreja tiene un
tamaño aumentado o macrotia, o bien, reducido donde se le conoce
como microtia. Estos cambios, por lo general no poseen importancia clínica,
salvo cuando se trate de algún síndrome. Distinto ocurre cuando se revisa el
color del pabellón auricular, ya que un tono azulado-violáceo puede
relacionarse con anemias o amarillento en ictericia. La implantación normal
de las orejas se verifica trazando una línea imaginaria desde el canto
externo del ojo a la prominencia del occipucio: el borde superior del
pabellón auricular debe pasar más arriba de esta línea (en algunos
trastornos cromosómicos, la implantación de los pabellones auriculares es
más baja).

Fig. 11. Aspecto de la membrana timpánica. A) Proceso del martillo, B)


Mango del martillo, C) Umbo, D) articulación incudoestapedial, E) Cono
luminoso, F) ático.

La otoscopía es un examen para evaluar el conducto auditivo externo


y el tímpano, y dependiendo de cómo se presente la membrana timpánica,
el examinador eventualmente puede obtener conclusiones del oído medio,
como la presencia de una otitis media. Para realizar el examen se utiliza un
otoscopio, que es un instrumento con una fuente de luz y un juego de conos
(o espéculos) de distinto diámetro. Antes del cono, se ubica una lente
magnificadora (lupa), que permite ver mejor. Se usa el cono de mayor
diámetro que calce bien en el conducto auditivo externo y se introduce con
una leve inclinación hacia adelante y abajo. En la parte más externa del

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conducto se observan pelos y frecuentemente alguna cantidad de
cerumen (Figura 11). En ocasiones el cerumen tapa totalmente la visión y es
de relevancia que el dentista derive al otorrinolaringólogo.

En lo que respecta a la evaluación de la audición si el paciente


requiere que le hablen más fuerte durante la conversación, habría que
pensar que la audición está comprometida. Para detectar compromisos
más leves se le hace escuchar el roce de los dedos o el tic-tac de un reloj. Si
se requiere una información más completa, habría que recurrir a una
audiometría. La audición podría estar afectada por:

• Compromiso de la transmisión aérea: trastorno de conducción, en el


que el problema está en el conducto auditivo externo (ej.: tapón de
cerumen) o en el oído medio (ej.: daño en la cadena de huesecillos).
• Daño del órgano de Corti o del nervio auditivo: trastorno sensorial.

Así usted puede establecer algunos signos que evidencien alteraciones


en la correcta audición del enfermo, como las que se describen a
continuación:
• Hiperacusia: cuando es exaltada.
• Hipoacusia: disminuye agudeza auditiva.
• Acusia: sordera total.
• Tinnitus: zumbido permanente o parcial.

5. CUELLO.
Por lo general, el examen clínico del cuello se enmarca en una realizar la
inspección, palpación y auscultación del paciente, bajo una adecuada
iluminación e idealmente sentado. Se observarán sistemáticamente sus
regiones anteriores, laterales y posterior o nuca. Para examinar la tiroides,
debemos fomentar la deglución por medio de saliva o un vaso con agua.
Bajo una correcta observación y palpación, el médico/odontólogo
necesariamente deberá descartar la presencia de aumentos de volumen o
tumoraciones, los cuales pueden asociarse a lipomas, quistes del conducto
tirogloso o neoplasias malignas.

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El orden por el cual se recomiendo que el cirujano realice la examinación
del cuello es bajo el siguiente orden:
• Forma General.
• Piel y Linfonodos.
• Pulso y Yugular externa.
• Glándula Tiroides.
• Músculos y su movilidad.

Con relación a su forma, el cuello es cilíndrico, siendo en su región anterior


más prominente en el varón por el desarrollo laríngeo y la descripción de la
prominencia laríngea [manzana de Adán]. Las alteraciones relacionadas
con el tamaño están dadas por adenopatías cervicales, bocio difusos o
tóxicos, etc. Cuando se examina la piel, debe pesquisar presencia de
cicatrices por cirugías previas o infecciones antiguas como escrófulas por
tuberculosis. La palpación de linfonodos entregan datos importantes frente
a infecciones o cáncer. En la Figura 3 se describen los grupos linfonodales
de cabeza y cuello.

En normalidad, la glándula tiroides no es perceptible ni visible en


condiciones de enfermedad. Existen dos formas clínicas de palpación,
donde el examinador se coloca por detrás o bien, delante del paciente,
con los pulgares apoyados en la nuca y el resto de los dedos sobre la región
tiroidea, siempre de forma bimanual.

BIBLIOGRAFÍA

• Goic A, Chamorro G, Reyes H. (Editores). Semiología Médica


(4a Edición). 2017. Editorial Mediterráneo, Ltda. Santiago de Chile.

• Surós Batlló, A., & Surós Batlló, J. (2001). Semiología médica y técnica
exploratoria: Semiología médica y técnica exploratoria (8a ed.).
Barcelona [etc.] : Barcelona [etc.]: Masson, Masson.

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EXAMEN INTRAORAL
INTRODUCCIÓN

En la práctica clínica odontológica siempre hay que recordar que la


detección temprana de una lesión del aparato estomatognático se
condiciona a que el paciente sea examinado meticulosa y
sistemáticamente, y que durante dicha exploración física la afección sea
certeramente diagnosticada. Es necesario un profundo conocimiento de los
procesos patológicos básicos y saber valorar los resultados que su
tratamiento puede tener sobre el paciente y sobre su enfermedad.

El examen físico es la exploración que practica personalmente el


clínico (ya sea éste médico, odontólogo o cualquier otro profesional de la
salud) a todo paciente, a fin de reconocer las alteraciones físicas o signos
producidos por la enfermedad, valiéndose solamente de los sentidos y de
instrumentos auxiliares (ya sean éstos luces auxiliares, espejo, sonda, hasta
uso de elementos para ayudar a valorar desórdenes potencialmente
malignas).

Todos los métodos clásicos de exploración clínica tienen aplicación al


examinar el aparato estomatognático, pero algunos como la inspección y
la palpación se emplean sistemáticamente, otros como la percusión y la
auscultación se utilizan en situaciones específicas. Con respecto a las
pruebas instrumentales hay algunas muy particulares en odontología como
las pruebas de respuesta pulpar. Desde el punto de vista de la práctica
clínica, otro elemento importante para el odontólogo a considerar al
momento de la evaluación física es la olfación, de mucha utilidad frente a
cuadros infecciosos especialmente.

INSPECCIÓN
Para esta fase del examen intraoral son esenciales una posición
correcta del paciente e iluminación adecuada. La buena inspección
intraoral depende muy especialmente de lograr iluminar todas las regiones
que deben ser examinadas. El espejo de examen intraoral es indispensable
para lograr la correcta visión indirecta de zonas ocultas (como ciertas áreas
de los dientes y base de lengua, por ejemplo), además es muy útil al ser
utilizado como elemento para la separación de las mejillas, labios, y

pág. 31
depresor de la lengua para poder examinar adecuadamente la región
orofaríngea (para este efecto sirve también un bajalenguas tradicional). Si
no se contara con la lámpara del equipo funcionando en óptimas
condiciones, pudiera complementarse el examen con la ayuda de una
frontoluz (Figura 13). Para inspeccionar las regiones pósterolaterales de la
lengua es de utilidad tomarla con una gasa y traccionarla con suavidad
para poder acceder visualmente a estas zonas (base, zona pósterolateral,
vientre).

Fig. 12. Exploración de la cavidad bucal. Estructuras y tipos de mucosa a


considerar. A) boca dentada, lengua en reposo. B) boca desdentada
lengua extendida hacia el paladar.
a= mucosa especializada, b= mucosa masticatoria, c= mucosa de
revestimiento.

Fig. 13. Luces y magnificación adicionales para mejorar la inspección de la


cavidad bucal.

pág. 32
PALPACIÓN
El uso del sentido del tacto en el examen físico es un arte que es
necesario desarrollar y que es frecuentemente descuidado.

El contacto con una superficie permite comprobar si está húmeda o


seca, si es lisa o rugosa, inclusive si hay algún cambio de temperatura en la
zona. Es importante la consistencia de los tejidos examinados, por ejemplo,
de la lengua, glándulas salivales menores, rebordes óseos, lesiones tumorales
y/o quísticas, etc, que sean susceptibles de ser palpadas en la región
intraoral o a través de los tejidos blandos de la cavidad bucal para evaluar
lesiones en la piel adyacente. La palpación aporta otros datos del tejido,
como tamaño, compresibilidad, movilidad, adhesión a planos profundos o
estructuras anatómicas vecinas, inducción de dolor u otras sensaciones que
revelan en gran medida la naturaleza de la lesión evaluada. En ciertas
situaciones es útil la manipulación bimanual o bidigital de los tejidos, para
recorrerlos y sentir cambios en el espesor de los mismos, que frente a la simple
inspección no fueron observados. Por ejemplo, en el caso de la exploración
del piso de boca, debe realizarse una palpación bimanual, donde el dedo
índice de una mano palpa la región sublingual, mientras los dedos de la
mano opuesta comprimen la región suprahioidea. En el caso de una
fractura mandibular, la palpación permite movilizar los dos extremos y
revelar la línea de fractura.

Los términos mas utilizados para expresar la consistencia de los tejidos


examinados son:
• blando: suave, poco consistente
• fluctuante: con sensación de líquido en su interior, al colocar el dedo
en un extremo se siente el desplazamiento del líquido al interior que
fluye desde un lado al otro.
• renitente: consistencia duro-elástica, propio de los quistes de los
huesos maxilares,
• duro/pétreo: firme, como consistencia de piedra, propio de las
lesiones intraóseas.

PERCUSIÓN
La percusión de los dientes es una maniobra utilizada comúnmente
cuando se quiere descubrir procesos inflamatorios pulpares y periapicales.
Lo más frecuentemente utilizado para ésto es el mango del espejo,
percutiendo vertical y horizontalmente el diente en estudio. La respuesta
dolorosa positiva indica respuesta del complejo pulpodentinario o de los
tejidos pararradiculares respectivamente.

pág. 33
OLFACIÓN
La olfación se vuelve un elemento semiológico de importancia al
enfrentarse a cuadros infecciosos, ya que en ciertas situaciones junto con la
inspección (color y aspecto de la secreción purulenta) nos ayuda u orienta
hacia la hipótesis del microorganismo asociado al proceso.

EXAMEN FUNCIONAL DE LAS ESTRUCTURAS INTRAORALES Y


VECINAS A LA CAVIDAD BUCAL

Constituye parte importante del examen que se lleva a cabo de forma


sistemática y casi inconsciente durante el desarrollo secuencial del examen
intraoral. Durante el interrogatorio se escucha hablar al paciente y se miran
los movimientos de labios y del resto de los tejidos blandos. De esta manera
se descubren fácilmente las anomalías del lenguaje consecutivas a fisura
labiopalatina, o anquiloglosia, por ejemplo. En cara interna de mejillas y piso
de boca debe examinarse el grado de humectación de la mucosa oral y
por ende el nivel de flujo salival, lo cual expresa el grado de función de las
glándulas salivales mayores principalmente, pero también las menores. Otro
aspecto funcional por examinar es la movilidad de la lengua y el velo del
paladar. Cualquier alteración en la motilidad de estos tejidos puede indicar
parálisis de nervios craneales o infiltración neoplásica.

TÉCNICA DEL EXAMEN INTRAORAL SECUENCIAL


La boca es una cavidad ovalada, cuyo diámetro mayor es
anteroposterior. Hacia adelante está limitada por los labios, hacia atrás por
el istmo de las fauces, arriba por la bóveda palatina, abajo por la lengua y
piso de boca, y a los lados por las mejillas (o carrillos), que constituyen las
paredes laterales de la cavidad bucal. En reposo la boca es una cavidad
virtual, que se hace real al separar la mandíbula o al distraer las mejillas.
Estando la mandíbula en oclusión, los arcos dentarios o los rebordes
maxilares dividen a la boca en dos zonas. La comprendida dentro de los
arcos dentarios es la boca propiamente tal, y la que está por fuera es el
vestíbulo bucal.

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La boca propiamente tal está limitada por adelante y a los lados por
la cara lingual/palatina de los arcos dentarios, arriba por la bóveda
palatina, abajo por el piso de boca y atrás por la orofaringe.

Fig. 14. Vista esquemática frontal de la cavidad oral y dorso lingual.

El vestíbulo bucal tiene una forma de herradura. Está limitado


adelante por la mucosa de los labios, a los lados por la mucosa de las
mejillas, por dentro por la cara vestibular de dientes y encías, arriba y abajo
por los surcos vestibulares, superior e inferior; y en la parte posterior por el
borde anterior de la rama mandibular.

Si el paciente es dentado y está en oclusión, la comunicación entre


ambas zonas, boca propiamente tal y vestíbulo bucal, se realiza por los
espacios interdentarios y por el espacio retromolar (comprendido entre la
cara distal del último molar mandibular y el borde anterior de la rama
mandibular). Si el paciente es desdentado total, la comunicación entre
ambas zonas es total.

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Fig. 15. Zona posterior de la cavidad oral, donde el vestíbulo inferior se
continúa con la zona del trígono retromolar (flecha larga).

Para la exploración de la cavidad bucal se necesita de los siguientes


materiales:
• -elementos de protección universal (mascarilla, guantes de examen,
antiparras)
• -bandeja de examen, que incluye el espejo, pinza curva, sonda de
caries curva y/o recta, sonda periodontal Carolina del Norte

En todas las lesiones que afecten los tejidos blandos debe describirse
la localización, el aspecto, el tamaño, la consistencia, distribución, etc. Para
registrar la patología dentaria y periodontal, así como las lesiones que
asientan en las mucosas y huesos maxilares, se pueden emplear diagramas
diseñados para tal efecto (Figuras 16 y 17). También es útil disponer de una
cámara fotográfica, sobretodo en los casos en que interesa observar la
evolución de una lesión en particular.

Fig. 16. Esquemas para codificación de lesiones de la mucosa oral y los


huesos maxilares.

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Fig. 17. Periodontograma para registro de los valores del examen
periodontal.

Cuanto más completa y detallada sea la exploración de las


estructuras intraorales, tanto más preciso será el diagnóstico y mejor podrá
ser la planificación terapéutica.

pág. 37
SECUENCIA DEL EXAMEN INTRAORAL

El examen intraoral debe ser secuencial y sistemático, de tal forma de


asegurarnos que no queden zonas de la cavidad bucal que no sean
examinadas. La secuencia del examen intraoral tiene una lógica de ir
avanzando de lo más externo hasta finalmente terminar por evaluar el
elemento que muchas veces, y de forma errónea, se transforma en el
primero en ser examinado, los dientes.

La secuencia es la siguiente:
1) Labios
2) Vestíbulo
3) Mejilla
4) Lengua
5) Piso de boca
6) Paladar duro
7) Paladar blando
8) Región faringoamigdaliana
9) Encías y rebordes
10) Diente

1. LABIOS
La región labial está limitada arriba por el subtabique nasal, el borde
inferior de los orificios nasales y la porción lateral del ala nasal. Abajo por el
surco mentolabial, y a los lados por los surcos nasogeniano y labiogeniano.
El labio superior presenta en su parte media el surco subnasal o filtrum que
es una depresión que se extiende verticalmente desde el subtabique nasal
hacia el borde libre del labio donde termina en una pequeña eminencia, a
saber, el tubérculo del labio superior. La piel que recubre los labios tiende a
ser gruesa.

La parte roja del labio (que corresponde a una semimucosa o mucosa


de transición) o conocido también como bermellón, es una zona intermedia
entre la piel y la mucosa de cara interna del labio, presenta un color rojizo y
tiende a ser seca, mostrando una serie de surcos con variaciones en su
aspecto según raza, sexo y edad (clasificación queiloscópica de Renaud).

pág. 38
La línea de Klein está representada por el contacto de la semimucosa del
labio superior con la del inferior, separando ambos a la inspección. (Figura
18)

Fig. 18. Anatomía normal de los labios.

Para examinar la mucosa labial tomamos los labios con los dedos índice
y pulgar de cada mano y de esta forma se extiende y evierte. Por facilidad
de acceso y posición del operador y paciente, primero se analiza el labio
inferior y luego el labio superior. (Figura 19)

Fig. 19. Examen de los labios.

La mucosa labial debe continuarse de manera indistinguible con la


mucosa de cara interna de mejilla a los lados, con el vestíbulo tanto superior
como inferior, donde la mucosa se refleja sobre los rebordes alveolares
correspondientes.

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Al traccionar el labio, a nivel de línea media, se observa un pliegue en
la mucosa, generalmente más largo en el labio superior que en el inferior,
que constituye el frenillo labial central. Es posible también reconocer frenillos
labiales laterales, menos marcado en la mayoría de los pacientes. Los
frenillos se hacen mucho más prominentes al momento de la tracción del
labio. En casos de pacientes que presentan una inserción más baja del
frenillo labial central superior, es posible que esto genere una separación
(diastema) entre los incisivos centrales superiores, e incluso al traccionar el
labio, con la ayuda del espejo se puede ver que la mucosa palatina a nivel
de la papila incisiva se torna isquémica (Figura 20). Esto se denomina
clínicamente signo de Gerber.

Fig. 20. Diferentes formas de inserción del frenillo labial superior.

La mucosa labial es rosada y húmeda como toda la mucosa oral, con


un dibujo bien notable dado por la red vascular; presenta múltiples puntos
con aspecto de pequeñas pápulas que generan un leve relieve en la
superficie y que corresponden a los orificios de salida de los conductos de
las glándulas salivales menores. Secando la mucosa y esperando unos
segundos se pueden observar pequeñas gotas de saliva que fluyen por
cada uno de dichos orificios. Estas glándulas salivales menores son
perceptibles mediante palpación bidigital. En el borde libre del labio se

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puede apreciar también el recorrido pulsátil de la arteria labial o arteria
coronaria.

EXPLORAR: BUSCAR:
-superficie cutánea y mucosa -color y textura
-borde bermellón -fisuras y descamaciones
-comisuras -pliegues, cicatrices
-vestíbulo -vesículas, úlceras, costras
-glándulas salivales menores -placas queratósicas, tumoraciones
-frenillos labiales superior/inferior -condición o gránulos de Fordyce

2. VESTÍBULO
El vestíbulo corresponde a aquella zona de la mucosa oral que discurre
como transición mucosa casi indistinguible entre el límite mucogingival y la
reflexión de la cara interna de las mejillas, en la zona posterior, y la reflexión
de la cara interna de los labios, en la zona anterior. (Figura 21)

Para realizar la exploración de esta región se debe recorrer de lado a


lado con el dedo índice palpando el vestíbulo, para poder reconocer
alteraciones en el hueso o aumentos de volumen que se alojen en el
vestíbulo. Cuando el vestíbulo no presenta ninguna alteración ni lesiones, se
dice que el vestíbulo se encuentra desocupado. Cuando se aprecia que
hay lesiones o aumentos de volumen se dice que el vestíbulo está ocupado.

Fig. 21. Vestíbulo mandibular y maxilar.

pág. 41
3. MEJILLAS
Las mejillas o región geniana están limitadas por adelante por los labios.
En su cara cutánea, el surco nasogeniano y el labiogeniano que lo
continúan, se transforman en el límite anterior. El espesor de esta región
depende de la cantidad de tejido adiposo (relacionada en mayor o menor
medida a la bola adiposa de Bichat), siendo más convexa en el niño, se
aplana generalmente con la edad y se deprime en el adulto mayor por la
pérdida de grasa.

Para localizar las alteraciones que podemos encontrar en la mucosa de


las mejillas (o mucosa yugal), podemos dividirla en tres porciones: anterior,
media y posterior.

La mucosa de las mejillas se observa en general lisa, rosada y húmeda.


La red vascular puede estar marcada a nivel de los surcos vestibulares
superior e inferior. A la altura del cuello del primer o segundo molar superior
se encuentra situado un orificio que corresponde a la desembocadura del
conducto parotídeo o conducto de Stenon. Generalmente este orificio se
encuentra en el vértice de una pequeña eminencia mucosa que no debe
ser confundida con una lesión, aunque en algunos pacientes este orificio
pudiera encontrarse levemente deprimido también. Secando la mucosa y
presionando en la zona parotídea se observa fluir la saliva por dicho orificio
y así comprobamos la permeabilidad del conducto de Stenon. Para
completar el examen del tercio posterior separamos la mejilla con la ayuda
del espejo y observamos con visión indirecta el fondo de los surcos
vestibulares. (Figura 22)

Fig. 22 . Exploración de cara interna de la mejilla donde se observa la


papila de la desembocadura del conducto de Stenon.

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A la palpación bidigital, tomando la mucosa con los dedos índice y
pulgar se puede percibir en ocasiones, alguno de los pequeños ganglios
genianos. Si se palpa con el dedo índice en el tercio posterior hacia atrás,
arriba y afuera a la altura de la apófisis coronoides, reconoceremos la
inserción del músculo temporal, que en ocasiones puede presentarse
dolorosa en paciente que cursan con trastornos témporomandibulares.

Recorremos siempre con el dedo índice, el borde anterior de la rama


mandibular, a continuación, ya en el surco vestibular inferior,
reconoceremos la línea oblicua externa al llegar a la altura de los
premolares, y se puede verificar la sensibilidad a nivel del agujero
mentoniano.

EXPLORAR: BUSCAR:
-músculo buccinador -pigmentaciones
-estructura adiposa de Bichat -línea alba
-frenillo yugal -gránulos de Fordyce
-línea de oclusión o mordida -leucoedema
-orificio y papila del conducto de -hiperqueratosis
Stenon
-glándulas salivales menores -nódulos,úlceras
-permeabilidad y flujo en conducto
de Stenon

4. LENGUA
Ocupa en reposo todo el espacio circunscrito por los rebordes
alveolodentarios. Con la boca abierta examinamos la porción bucal del
dorso, situada por delante de la orofaringe. Se le pide al paciente que saque
la lengua, secamos e inspeccionamos la punta de ésta. Luego se toma la
lengua con una gasa, se tracciona y se seca inspeccionando el dorso. El
tercio posterior y la V lingual lo examinamos con visión directa o indirecta
con un espejo, los tercios medio y anterior con visión directa. La V lingual
está formada generalmente por 9 u 11 papilas caliciformes y el vértice está
dirigido hacia la faringe. Cada papila caliciforme presenta un mamelón
central redondeado, que hace relieve sobre la mucosa, tiene un surco que
la circunda y lo separa de un pequeño pliegue vecino. El mamelón es la
papila propiamente dicha y el repliegue es el cáliz, de ahí el nombre de
papila caliciforme. (Figura 23)

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Fig. 23. Aspecto clínico de la V lingual y las papilas caliciformes.

Siempre examinando con un espejo por detrás de la V lingual, en la


porción faríngea de la lengua se puede observar la presencia de folículos a
ambos lados de la línea media que constituye la amígdala lingual. Sobre la
línea media por detrás del vértice de la V lingual, se halla una pequeña
depresión mas o menos profunda que corresponde al agujero ciego,
vestigio del conducto tirogloso. El dorso, por delante de la V lingual, en la
porción bucal de la lengua tiene un aspecto aterciopelado que está dado
por las papilas filiformes. En la línea media existe un suave surco que separa
los dos lados de la lengua. En algunos pacientes pudiera estar más marcado
o profundizado, y es cuando se describe entonces el aspecto de lengua
fisurada o lengua escrotal. Pueden observarse cercanos al borde y punta
de la lengua las papilas fungiformes. Su número varía entre 150-200, y se
encuentran distribuidas entre las papilas filiformes, con menor concentración
por delante de la V lingual. Al proyectar la lengua fuera de la boca, pero sin
ejercer demasiada fuerza, podemos observar la suave movilidad que
normalmente debería presentar este órgano. Mediante la palpación
bidigital podemos verificar el tono muscular, la consistencia, la presencia o
ausencia de lesiones tumorales en el espesor del cuerpo de la lengua.
Terminando el examen del dorso, se toma con una gasa la punta y se
tracciona hacia un costado. (Figura 24)

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Fig. 24. Exploración de la lengua.

Con visión directa o con visión indirecta por medio de un espejo, se


inspecciona el tercio posterior del borde lingual donde vemos los pliegues
transversales, que parecen las hojas de un libro y que corresponden a las
papilas foliáceas, el color de éstas suele ser más rojizo que la mucosa normal.
Se inspecciona luego el tercio medio, que también es redondeado y con un
suave surcado vertical u oblicuo. (Figura 25)

Fig. 25. Apariencia clínica de las papilas foliáceas y amígdala lingual.

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Se examina al mismo tiempo la mucosa de la cara ventral
de la lengua, cercana al borde. Es necesario casi siempre hacer
el examen bucal del tercio posterior con visión indirecta por
intermedio de un espejo. La mucosa se presenta con un color
rosa claro, lisa, fija al plano muscular, con una rica red vascular
donde se destacan nítidamente los vasos raninos. Para
inspeccionar la cara ventral en su tercio anterior, se le pide al
paciente que dirija la punta de la lengua hacia arriba y atrás,
tocándose el paladar. La mucosa presenta las mismas
características recientemente enunciadas, y por su fijación al
plano muscular se distingue de la mucosa más laxa y flexible de
la zona sublingual del piso de boca. En la línea media existe un
pliegue mucoso que une la cara ventral de la lengua al piso de
boca, que constituye el frenillo lingual. (Figura 26)

Fig. 26. Examen de la cara ventral de la lengua y el tercio anterior del


piso de boca.

EXAMINAR: BUSCAR:
-dorso de la lengua -anomalías de color y forma
-papilas filiformes, fungiformes, -anomalías de tamaño
caliciformes, foliáceas
-agujero ciego -desaparición o crecimiento
excesivo de las papilas
-folículos linfoides, amígdala lingual -placas blancas o rojas
(1/3 pósterolateral)
-superficie ventral (mucosa, plica o -úlceras, nódulos, verrucosidades,
pliegue fimbrial, venas, etc
varicosidades)

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5. PISO DE BOCA
La porción de la mucosa libre sublingual es el piso de boca propiamente
dicho. Presenta una forma de herradura, acanalada, cuya concavidad
mira hacia arriba. La porción anterior y media o zona sublingual es triangular
y a los costados se prolonga como un canal entre la mucosa alveolar de la
mandíbula por fuera y la mucosa de la cara ventral de la lengua por dentro,
terminando posteriormente en la parte inferior del pilar anterior.

Para inspeccionar la parte anterior es suficiente que la boca esté bien


abierta y se le pide al paciente que lleve arriba y atrás la punta de la lengua.
La mucosa se observa fina, rosada, muy flexible y vascularizada y con los
relieves o eminencias provocados por las glándulas sublinguales. Además,
se observan las carúnculas salivales a ambos lados de la línea media, en
relación con el frenillo lingual, en cuyo vértice existe un orificio que
corresponde a la desembocadura del conducto de la glándula
submandibular. Secando bien el piso de boca y comprimiendo por la piel la
zona de la glándula submandibular se puede ver fluir la saliva por dicho
orificio a veces a pequeños chorros. A los costados se continúa con el
pliegue sublingual que presenta orificios pequeños. Los más vecinos a la
línea media corresponden a los conductos de Rivinus, el grupo más
voluminoso de la glándula sublingual. A la palpación la mucosa se percibe
suave, fina, con los relieves irregulares que corresponden a las glándulas
previamente mencionadas, y que se ponen más de manifiesto practicando
la palpación bimanual del piso de boca. (Figuras 27 y 28)

Fig. 27. Piso de boca en su tercio anterior. Se puede ver el frenillo lingual
(flecha larga), las carúnculas (flechas entrecortadas), y las prominencias
de las glándulas sublinguales a ambos lados de la línea media (asterisco).

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Fig. 28. Palpación bimanual del piso de boca.

A ambos lados de la línea media, sobre la mucosa alveolar que cubre


la tabla interna mandibular se pueden palpar las apófisis geni (las superiores
le prestan inserción al músculo geniogloso, mientras que las inferiores al
músculo genihioideo).

EXPLORAR: BUSCAR:
-frenillo lingual -placas rojas y blancas
-conducto de Whasrton -litiasis en el conducto de Wharton
-vestíbulo lingual -ránulas
-apófisis geni -torus mandibulares
-reborde milohioideo

6. PALADAR DURO
7. PALADAR DURO

La parte anterior está constituida por el paladar duro y la posterior por


el paladar blando o velo del paladar. En conjunto constituyen la pared
superior o techo de la cavidad bucal.

Por adelante y a los costados está limitado por la región


gíngivodentaria con cuya encía se continúa casi de manera imperceptible.
Por detrás, termina en el borde libre del paladar blando, donde con la base
de la lengua determina el orificio que constituye la orofaringe. La mucosa
del paladar duro tiene un color rosa pálido, en su parte media sagital

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presenta una línea o rafe palatino medio donde la mucosa se observa más
clara. A la palpación se le nota bien adherida al plano óseo. (Figura 29)

Fig. 29. Diferentes formas de la base ósea palatina.

Hacia la parte posterior, el paladar duro limita con el paladar blando y


es frecuente que, a ambos lados, vecino a la línea media, se observe una
pequeña depresión de la mucosa que constituyen las foveolas palatinas. En
la parte anterior del paladar duro, se observa la papila palatina o papila
incisiva que está situada por detrás de los incisivos centrales superiores, y
tiene un aspecto piriforme. El tercio anterior del paladar duro se examina
mejor con un espejo o pidiéndole al paciente que recline ligeramente hacia
atrás su cabeza. Se puede observar que a través del rafe medio existen
relieves transversales u oblicuos de la mucosa, las rugosidades palatinas,
cuya función es prestar apoyo a la punta de la lengua. (Figuras 30 y 31)

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Fig. 30. Imagen clínica de paladar duro y blando (la línea punteada
muestra esta unión), se puede ver también la zona de la tuberosidad
(flechas gruesas), la fóvea palatina (flechas delgadas), y rugas palatinas
(flechas entrecortadas).

Fig. 31. Rugas o arrugas palatinas.

En el tercio medio y más en el posterior existen orificios que corresponden


a los conductos de salida de las glándulas salivales palatinas. A ese nivel la
mucosa palatina es más blanda y acolchada por la presencia de la capa
de dichas glándulas y además de grasa. La continuación del paladar duro
con el blando se nota perfectamente por el cambio de color, movilidad, y
porque cae casi verticalmente. En la línea media del paladar blando se
observa una prolongación que constituye la úvula, hacia los costados se
dirige a las paredes laterales de la faringe y constituyen su borde anterior y
posterior los pilares que forman el lecho donde se alojan las amígdalas
palatinas. (Figura 32)

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Fig. 32. Diferentes tipos de paladar blando.

Para examinar esta zona es necesario deprimir la lengua con el espejo o


con un bajalenguas. El color de la mucosa del paladar blando es más
rosado que la fibromucosa del paladar duro, se observa más brillante, lisa y
con un punteado en cuyos vértices se encuentran los orificios de la
desembocadura de los conductos de las glándulas salivales menores
palatinas.

EXPLORAR: BUSCAR:
-mucosa de paladar duro y blando -lesiones
eritematosas/leucoplásicas
-tuberosidad -torus palatino
-úvula -úlceras, tumores, quemaduras, etc.

8. REGIÓN FARINGOAMIGDALIANA
Deprimiendo bien la lengua y haciendo que el paciente pronuncie
largo “aaaaaaaaaaa”, en forma continua se observa la simetría del
paladar blando y se observan los pilares anteriores y posteriores. El color de
la mucosa que tapiza esta región es rosado o algo rojizo. (Figuras 33,34 y 35)

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Fig. 33. Examen del paladar blando y región faringoamigdaliana,
accediendo con visión directa con la ayuda de un bajalengua.

Fig. 34. Técnica de observación de la zona laríngea con ayuda del espejo
bucal.

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Fig. 35. Zona posterior de la cavidad bucal y acceso a orofaringe.

EXPLORAR: BUSCAR:
-amígdalas -cambios de color y tamaño
-pilar anterior y posterior -úlceras
-criptas amigdalianas -tonsilolitos y secreciones
-pared faríngea posterior y lateral -placas o nódulos
-orificio de la trompa de Eustaquio -restricción respiratoria
-orificios nasales posteriores
-laringe, fosa piriforme, epiglotis
-anillo de Waldeyer
-adenoides

9. ENCÍA Y REBORDE MAXILAR


La encía es la parte de la mucosa bucal que reviste las apófisis alveolares
de los maxilares y rodea el cuello de los dientes.

La encía que reviste la parte externa del proceso alveolar y que mira
al vestíbulo de la boca se denomina encía vestibular. La que reviste la parte
interna del proceso alveolar superior e inferior se denomina encía palatina y
lingual, respectivamente. La encía constituye una franja de mucosa gruesa
que se extiende desde el borde gingival hasta la unión con la mucosa
alveolar, fácil de diferenciar por su color, consistencia y mayor movilidad.

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La encía se divide en encía libre y encía adherida. La encía libre
corresponde al margen gingival que rodea los dientes a modo de collar. Se
separa de la encía adherida por el surco gingival libre. Forma la pared
blanda del surco gingivodentario.

El surco gíngivodentario es el surco o espacio circundante del diente


que forman la superficie dental, por un lado, y el revestimiento epitelial del
margen libre de la encía, por el otro. La determinación clínica de la
profundidad del surco gingival es un parámetro diagnóstico importante. La
profundidad del surco en estado de salud es de 1 a 3mm.

La encía adherida es aquella que se encuentra firmemente adherida


al periostio subyacente. Por vestibular, está comprendida entre el surco
gingival y la unión con la mucosa alveolar (unión o límite mucogingival) que
constituye una franja de 4-5 mm de ancho. En la zona lingual termina en la
zona de unión con la mucosa lingual. En la cara palatina se continua
imperceptiblemente con el paladar. A la inspección se presenta rosada,
con un punteado en su superficie de aspecto de cáscara de naranja. En los
espacios interdentarios la encía se introduce en ellos para constituir las
papilas interdentarias.

Las características clínicas de la encía normal son: color rosado coral


pálido, con un contorno marginal fino, el contorno papilar es puntiagudo; la
superficie tiene una textura especial en cáscara de naranja en el punteado,
la consistencia es firme y el surco gingival es superficial. El examen de la
encía lo podemos iniciar en la mandíbula en la zona del tercer molar inferior
derecho por vestibular. Separamos la mucosa de las mejillas con el espejo,
que también puede ser útil para reflejar la luz aumentado así la visibilidad en
la zona a inspeccionar. Se seca la encía con ayuda de la jeringa triple o con
una gasa o algodón, e inspeccionamos con visión directa o indirecta. En el
sector anterior, se separa el labio con el espejo y se toma con los dedos el
borde labial y se continúa el examen en el lado izquierdo hasta distal del
tercer molar. La palpación revela la consistencia firme de una encía normal
y la diferencia de la consistencia edematosa de la encía inflamada.
También la palpación permite apreciar el contorno regular de las tablas
óseas maxilares. Realizado el examen de la encía vestibular, se continúa con
la encía lingual desde el tercer molar izquierdo hasta el derecho. Se separa
la lengua con el espejo, valiéndose de él para la visión directa o indirecta.
Una vez realizada la inspección y la palpación, se debe reconocer las

pág. 54
características del surco gíngivodentario, para lo cual se utilizará sonda
periodontal Carolina del Norte, y sonda de Nabers para la evaluación de la
zona de la furca en el caso de los dientes multirradiculares.

Uno de los primeros elementos que se aprecian durante la exploración


periodontal, es la presencia o ausencia de enfermedad, dependiendo de
las características que se observan durante el examen clínico de la encía.

La encía tiene diferentes características cuando se encuentra en estado


de salud así como cuando esta inflamada (Tabla 7). Algunos signos
comunes de inflamación gingival que se observan habitualmente durante
la exploración son: enrojecimiento (eritema), aumento de volumen
(edema), sangrado al sondaje y exudado purulento.

CARACTERÍSTICA ESTADO DE SALUD INFLAMACIÓN GINGIVAL.

COLOR Rosa coral pálido Rojo / rojo vinoso

FORMA Festoneada / biselada Redondeada / sin bisel

TAMAÑO Conservado Aumentado

POSICIÓN En el LAC Coronal / apical al LAC

CONSISTENCIA Firme y resiliente Blanda y depresible

Opaca, punteado
SUPERFICIE Lisa y brillante.
característico

Tabla 7. Características clínicas de la encía en salud e inflamación.

Fig. 36. Características clínicas de la encía en salud e inflamación.

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El sangrado al sondaje es un signo bastante objetivo de presencia de
inflamación gingival . Los tejidos gingivales inflamados sangran al realizar un
sondaje suave del surco gingivodentario. Es por esto que debemos calcular
el porcentaje de sitios con sangrado antes del tratamiento (índice de
sangrado). Esta información nos orienta hacia el diagnostico periodontal.

La encía que está dentro del rango de salud periodontal presenta un


sangrado al sondaje menor a un 10%.

La supuración se observa generalmente en pacientes con


periodontitis, pero puede estar presente en pacientes con gingivitis. La
mejor manera de detectar su presencia es aplicar presión suave con el
dedo hacia coronal. La supuracion tambien puede evidenciarse al realizar
el sondaje periodontal. Tanto el sangrado al sondaje como la supuracion se
registran en el periodontograma.

Fig. 37. Sangrado al sondaje y supuración.

La exploración del surco gingival lleva como resultado la medición de


tres parámetros fundamentales para el diagnóstico de enfermedades
periodontales: profundidad al sondaje (PS), posición del margen gingival
(MG) y determinación del nivel de inserción clínico (NIC). Durante el sondaje
periodontal, se pasa la sonda periodontal por toda la circunferencia del
diente y se registran en el periodontograma las profundidades mas

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significativas en 6 puntos: mesiovestibular, vestibular, distovestibular,
mesiopalatino/lingual, palatino/lingual y distopalatino/lingual. (Figura 17)

La profundidad al sondaje se define como la distancia que hay entre el


margen gingival y el fondo del surco gingivodentario o saco periodontal.
Esta medición es importante ya que nos arroja la presencia de sacos
periodontales, entidad patognomónica de la periodontitis. El margen
gingival se define como la distancia entre el borde de la encía y el limite
amelocementario (LAC). Este puede ubicarse en el LAC, apical al LAC o
coronal al LAC y según esta ubicación será su registro en el
periodontograma, donde se utiliza un signo negativo cuando está coronal
al LAC y un signo positivo cuando está apical al LAC (recesión gingival). El
nivel de inserción clínico (NIC) se define como la distancia en milímetros
entre el LAC y el fondo del surco gingivodentario o saco periodontal.

Para determinar el NIC se utilizan los valores de Profundidad al Sondaje


(PS) y Margen Gingival (MG). Se debe sumar la posición del margen gingival
(MG) con la profundidad al sondaje (PS).

Fig. 38. Posiciones del margen gingival.

Otro elemento que debemos inspeccionar en el sondaje es la


presencia de lesiones de furca. Se debe localizar la ubicación y severidad
de esta lesión. Para su cuantificación se utiliza la Sonda de Nabers y
observaremos cuanto penetra entre las raíces (Hamp y Nyman). Esta
alteración se cuantifica de la siguiente manera:
• Grado I: la sonda entra un tercio en sentido horizontal.
• Grado II: la sonda ingresa mas de un tercio, pero sin comprometer el
ancho vestíbulo palatino/lingual.

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• Grado III: la sonda atraviesa todo el ancho horizontal.

Otro de los parámetros clínicos que se registran en el


periodontograma es la presencia de movilidad dentaria, la cual se
cuantifica según su severidad en grados, de la siguiente manera: (Figura 39)
• grado 1: cuando la movilidad es de 0,2 a 1mm en sentido vestíbulo
palatino/lingual.
• grado 2: cuando la movilidad es mayor a 1 mm en sentido vestíbulo
palatino/lingual.
• grado 3: cuando además de componente vestíbulo palatino/ lingual
hay un componente de movilidad vertical.

Para cuantificar la movilidad dentaria se traza una línea sobre el borde


incisal de los dientes vecinos y realizar una fuerza en sentido vestíbulo
palatino/lingual en los dientes con dos instrumentos rígidos.

Fig. 39. Registro de la movilidad dentaria.

Continuando con el examen periodontal se realiza el Índice de Higiene


Oral de Lindhe modificado, el cual se obtiene a través de un examen visual
de las superficies dentarias teñidas con un revelador de placa bacteriana
en cuatro superficies: mesial, vestibular, distal y palatino/lingual.

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Según esto se registrará con un signo positivo aquellas superficies que
están teñidas y/o con tártaro y con un signo negativo las libres de tinción.
Para hacer el cálculo se suman las superficies limpias (negativas) y se dividen
por el total de superficies examinadas, este resultado se multipica por 100
para tener un porcentaje de higiene.

Por otro lado esta el Índice Gingival, en el cual se utilizan las mismas
superficies que en el Índice de Higiene Oral. Este índice busca determinar el
grado de inflamación de la encía en un promedio de boca completa. Se
obtiene a través del deslizamiento de la sonda periodontal por el surco
gingivodentario de disto a mesiovestibular y de disto a
mesiopalatino/lingual. Luego de pasar la sonda debemos esperar unos
segundos por si apareciera sangrado. Según esto se codifica lo que se
observa en cada sitio de la siguiente manera:
• Código 0: encía sana
• Código 1: cambio leve de coloración y textura.
• Código 2: cambio moderado de coloración y textura, edema
moderado y sangrado al sondaje.
• Código 3: encía rojo vinoso, cambio severo y sangrado
espontáneo.

Con respecto a la evaluación de los rebordes maxilares, éstos


presentarán aspectos diferentes según se trate de los maxilares de un
lactante, un niño, adolescente, adulto, o adulto mayor. Como
consecuencia de la pérdida dentaria se produce la atrofia de las apófisis
alveolares, quedando los rebordes maxilares reducidos a la porción basilar
del hueso, ofreciendo así un aspecto semejante a los maxilares del lactante.

En un adulto desdentado parcial, revestirá una particular importancia la


evaluación cuidadosa de los rebordes maxilares, ya que según ciertas
características que se presentarán, generarán un escenario más o menos
favorable para la confección del aparato protésico.

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EXPLORAR: BUSCAR:
-encía libre o marginal -inflamación (sangramiento)
-encía adherida -recesión
-unión mucogingival -úlceras, aumento de volumen
reaccionales
-surco gingivodentario -movilidad dentaria asociada
-papilas interdentarias -agrandamiento gingival

10. DIENTES
En la exploración de los dientes evaluaremos tanto los signos que
corresponden a enfermedades o alteraciones de los tejidos duros del mismo
(esmalte, dentina y cemento), como los propios de la patología pulpar.

La exploración se puede iniciar de forma secuencial a través de los


cuadrantes, partiendo entonces desde el diente 1.8 avanzando hasta el 2.8,
y luego siguiendo desde el 3.8 hasta el 4.8. las superficies dentarias deben
estar limpias y se secarán con el aire de la jeringa triple, debiéndose en
ocasiones recurrir al aislamiento relativo con la ayuda de tórulas de algodón.

Fig. 40. Esquema de la dentición de un adulto.

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EXPLORAR: BUSCAR:
-número -pigmentaciones
-tamaño -cambio de tamaño
-posicioón -agenesias, supernumerarios,
ausencia, pérdida, etc
-forma -malposiciones, interferencias
-color -hipersensibilidad, lesiones de caries
-superficie -abrasión, erosión, hipoplasias,
hipocalcificaciones, lesiones
cervicales no cariosas
-maloclusiones

BIBLIOGRAFÍA

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