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DOCTRINA SCHNEIDER-PRATS:

LA CRISIS DEL SISTEMA POLITICO Y LA PARTICIPACION


MILITAR (1969-1973)

Por CRISTIAN GARAY VERA *

Este breve trabajo se inscribe dentro de un análisis del


contenido de la Doctrina Schneider-Prats (1970-73) ; y cómo és-
ta fue utilizada de herramienta que destruyó la posibilidad de
una resolución civil del conflicto político paralelo (lo cual no
es equivalente a llegar a un consenso) y de cómo los conteni-
dos de llamada doctrina o ideología de la Seguridad Nacional,
eran tan sorprendentemente ambiguos , que Prats y Allende, se
pusieron de acuerdo en colocarla como puntal temporal de su
transición al comunismo (1 ).
El Asesinato de Schneider: el punto de partida del mito
legalista
El 22 de agosto de 1970, a las 8:19 horas A.M., se produjo
un sorpresivo atochamiento en Américo Vespucio con Martín
de Zamora, de varios autos surgieron sujetos con intenciones
de secuestrar al ocupante del vehículo oficial, General y Cdte.

(1) Este trabajo es una pequeña disgreción de un proyecto mayor so-'


bre el Pensamiento Político y Jurídico de los. ex Pres.identes Ales-
sandri, Frei y Allende, dirigido por el profesor de la Universidad
Católica, Gonzalo lbáñez Santa M aría. Dentro de dicho marco, se
ha desarrollado la ext ensa investigación durante dos años, contan-
do en 1985 con el apoyo de la DIU (Dirección de Investigación Uni-
versitaria) de la Universidad Católica . Las referencias a los ex pre-
sidentes deben entenderse dentro de los conceptos manejados en
el seno de dicho proyecto.
Por último, en la estructuración de este capítulo, debo hacer exten-
sivos mis agradecimientos al Bibliotecario-Jefe del Congreso, José
Miguel Vicuña, quie·n excedió el número de sus responsabilidades
para brindarme todo el apoyo necesario, así como de los diversos
funci onarios subalternos de sus div ersas secciones. *
* Los subrayados en las citas son nuestros se indique o no.
* Cristian Garay Vera, licenciado en his,t oria.
72 CRISTIAN GARAY V.

en Jefe del Ejército, René Schneider Chereau. El General hizo


amago de defenderse; hubo intercambio de disparos y quedó
gravemente herido. El día 25, a las 7:52 A.M. falleció de las
heridas recibidas. '. ·
Apenas un día después de su muerte, Schneider era in-
terpretado así por Allende :
"El país comprende que el Gral. don René Schneider
pagó con su vida su decisión inquebrantable de con-
servar la tradición de las Fuerzas Armadas de nues-
tra patria de velar por la ciudadanía nacional y man-
tenerse leales a la Constitución, a las leyes y el ré-
gimen democrático" (2).

La doctrina Schneider, retomada por Prats, aparece, sim-


p'emente, como la no deliberación tradicional, que impedía al
Ejército tr~tar problemas de política contingente (3). Es, en
este sentido, en el que primero se considera dicha proposi-
ción y por lo cual Schneider es elevado al carácter de "már-
tir" y de constitucionalista. En una seg,unda etapa, vistas las
consecuencias de su doctrina, se genera una separación en-
tre Schneider y Prats; en una tercera, ya lejana en el tiempo
y con una memoria puramente mítica de su muerte, la actua-
ción presidencialista de los militares (supuestamente no de-
liberativa) está en el centro de la discusión. Al funeral asis-
tieron todas las personalidades políticas, laborales, religiosas
·y militares de Santiago, la homilía de Silva Henríqu ez la se-
·ñaló como "elocuente testimonio de amor a las nobles tradi-
ciones republicanas y democráticas de Chile" (4). Estaban pre-
se.rites los ex Presidentes Frei y Alessandri, el presidente elec-
to, Allende, altos funcio narios y dignatarios, entre los asis-

(2) La Tercera, 26-X-70, p. 25 "El general Schneider pagó con su vida


respeto a la Constitución".
(3) En este punto no nos interesa definir la doctrina Schneider-Prats,
sino describir el proceso por el cua l fue considerada como el
prototipo de la continuidad legalista; en las páginas posteriores se
realiza dicho esfuerzo.
(4) El élarín reprodujo su homilía, el conocido pasquín le otorgó dos pá-
ginas a las crónica, 27-X-70, p. 12.
DOCTRINA SCHNEIDER · PRATS . • • 73

tentes debemos destacar al ex Ministro de Defensa del ante-


rior gobierno, Serg io Ossa, al presid ente del PDC , Benjamín
Prado (destit uido después por haber firmad o el Pacto secreto
entre Tomic y Allende para las elecciones) ; el candidato To-
mic; el ex cancil ler Gabriel Valdés Subercaseaux; el Ministro
del Interior (OC) Patricio Roj'as, etc . Tempranamente la izquier-
da se apropió de la figura de Schneider, quizás no sin razón ,
ya que su hijo apareció más tarde en una posición de extrema
izquierda (5) acusando los "fallos de la justicia burguesa" y a
la Derecha, "inspiradora" del asesinato. El 23, Eduardo Labar-
ca daba esa interpretación "constitucionalista" en la órbita del
antimperialismo (6). Otro ejempl o signifi cativo fu e el descar-
go del crimen en todas las neurosis de la izquierda: El Siglo
cu lpó sucesivamente a los militares arg entinos - provocando
la protesta dipl omática (7)- ; los bolivianos; FIDUCIA; los Ca·
balleros de Co lón (¿ ?) y, por supuesto , la CIA (8), sin dejar
pasar los grupos nacionalistas o de derecha. cualquiera ésta
fuera.
Mientras The New York Times asentía a la interpretación
constituc ional ista (9), el entonces alessand ri sta, Pablo Rodrí-
guez Grez, trataba de atraer la atención pública autosindicán-
dose en el complot, sin t ener - en realidad- ninguna parti·
cipación él. Est a maniobra fue denunciada como un bluff pu-
blicitario, días antes y aconteció el día 27 , cua ndo Cheyre, de-
signado jefe de Investigaciones , liberó al autoentregado Rodrí·
guez Grez (10) .

(5) Hizo dos declaraciones, la primera en El Siglo, 3-IV-71, p. 1 y en Las


Noticias de Ultima Hora, 3-IV-71, p. 4 y en El Siglo, 14-Xll-72, p. 1 La
Na'ción, 15-Xll-72, p. 1.
(6) El Siglo, 23-X-70, p. 4. "Schneider: símbo lo de doctrina constitucio·
·nalista".
(7) Se conoció por declaración del embajador Javier Teodoro Gall ac en
El Mercurio, 24-X-70, p. 24.
(8) Un ejemplo de este tipo de desinformación: El Siglo, 29-Xll-70, p. 4.
(9) Véase El Mercurio, 27-X-70, p. 23.
(1 0) El Mercurio, 27-X-70, p. 18.
74 CRISTIAN GARAY V.

Actitudes similares a la anterior, meramente propagandís-


ticas, realizaron Julio Durán y Carlos Altamirano. Durán había
criticado durante la oportunidad en que Schneider esbozó su
doctrina, argumentó que si se trataba de repetir lo mismo que
la Constitución expresaba , solamente podía explicarse la ac-
titud del Cdte. en Jefe -de simpatías democratacristianas
(11)- como un "empujoncito" militar a la posición de Tomic
de apoyo a Allende. En consecuencia era una forma velada
de deliberación, por la cual se advertía a la derecha , no sobre
un golpe instigado por ella, sino sobre una maniobra legalista
(algo alejada del espíritu o de la costumbre de la norma ju-
rídica) (12). La crítica era exacta en todos sus puntos, y coin-
cidió en ciertos aspectos con la de Osear Fenner (13), seña-
lando la inquietud que la declaración produjo. Sin embargo,
después de esta violenta embestida contra Schneider, vemos
a Durán participar en los emotivos homenajes a Schneider, en
los cuales no faltó por hablar nadie que no se preciara de im-
portante (14).
El caso de Altamirano es una muestra de la habilidad tác-
tica de la ultraizquierda; Altamirano apoyó repetidamente la
idea de sustituir a las FF.AA . por milicias populares. guardias
armadas marxistas, siguiendo esta línea no escatimó insultos a
Schneider, conociendo su filtración "progresista" DC . En 1967
lo llamó "guardia nativo". Altamirano expresó en aquella oca-
sión:
"América Latina, gran nación deshecha en 20 repúbli-

(11) ''Era mi amigo, estábamos íntimamente vinculados. Por curiosa coin·


cidencia, como lo saben mis Edecanes militares y navales, dos días
antes de su muerte me había pedido una fotografía autobiografiada,
porque me dijo "va a terminar el Gobierno y no voy a tener una". Se
la mandé. Me pidió ir él personalmente a agradecérmela y yo le dije
por el citófono: "para qué esa formalidad". "No, me dijo, yo quiero
ir". Y tenía audiencia esa mañana justamente. "El Mercurio, Frei
Eduardo, 27-1·73, p. 25. Entrevista al ex Presidente en el Canal 13.
(12) El Mercurio, 10-V-70, p. 43.
(13) El Mercurio, 13-V-70, p. 3.
(14) El Mercurio, 29-X-70, p. 23.
DOCTRINA SCHNEIDER·PRATS•.• 75

cas, tiene una superficie de 21.000.000 de kilómetros


cuadrados y 240.000.000 de habitantes. El orden bur-
gués y la explotación imperialista están cautelados
por 1.200.000 guardias nativos de ejército profesio-
nales al servicio del Pentágono" (15).
"Es necesario dar cima a la gran aspiración del co-
mandante Guevara, concretada en un mensaje a la
Tricontinental, cual es "vietnamizar América Latina.
Tres, cuatro o cinco Vietnam en América. Muchos y
grandes focos de lucha armada y guerrillera en nues-
tros países. Esta es la conciencia que la hora pre-
senta" (16).
Schneider fue así elevado a figura nacional, por factores
emocionales; el inventario de la izquierda y de la DC salió
abiertamente beneficiada: podía reclamar su adscripción al
"progresismo" (pequeño burgués por cierto). podía vaciar so-
bre el alessandrismo, indefenso, toda su verborrea y Justificar
los pasos hacia la ruptura con EE.UU., bastante previsible,
por lo demás : el servillismo "sovietincha" (17), fundado sobre
la equivalencia entre gobierno popular y comunismo, tenía aho-
ra una connotación de independencia. Fue el PS el que más
claramente expresó esta visión del asesinato de Schneider:
"En 1891 asesinaron a Balmaceda que luchaba por im-
pedir que el salitre pasara a manos de extranjeros;
en 1970 trataron de impedir que fuera Presidente; 1 hoy
no vacilan en seguir complotando, sin importarles la
lucha patriótica por recuperar nuestra dignidad de
país soberano".
(15) Véase Tribuna, 25-X-72 en 29 aniversario de su muerte, p. 7 "Hoy" 'llo-
ran' al General Schneider los mismos que ayer lo insultaro·n ", Cruz
Gonzalo.
(16) Id.
(17) ''¿Por qué somos sovietinchas? Por razones políticas, por razones de
clase. Somos hinchas del país que hizo la primera revolución socia-
lista triunfante del mundo, la que echó abajo la Bastilla del capitalis-
mo" . . . es la base inconmovible de la revolución mundial", Corva·
lán, 27 horas. Labarca Eduardo, entrevista, p. 171 edición 1975, Bar-
celona. Para una crítica neo-marxista véase e·n Democracia y Socia-
lismo en Chile. Moulián, Tomás, p. 60.
76 CRISTIAN GARAY V.

"Todos deben entender que si antes el Cuerpo de Ca-


rabineros, y ocasiona lmente las Fuerzas Armadas, se
emplearon en actos de repres ión ahora a ellas les co-
rresponde estar junto al pueblo para defender las fron-
te ras económ icas de Chile" (18).
Esta breve, pero signifi cativa declaración , resume la no-
ción que la UP, A ll ende y Prats tuvieron sobre la doctrina Schnei-
. der y la perfecta ilación revolucionaria que de e lla dedu-
jeron. Carl os Prats, en su discurso fúnebre, lo ca lificó de
"héroe de la paz social y mártir de la democracia" ('19) . To-
más Pablo, presidente de l Senado, comparó a Schneider co n
Portales y Manue l Rodríguez, interp retando a Schneider en
un aspecto constitucional ista , donde no hay conflicto de po-
deres:
"Ha sellado un destino ya históri co para nuestras
Fuerzas Armadas: en defensa de la Constitución y de
la Ley -y no en su atropello corno sucede en otras
latitudes- se debe arriesgar la existencia, a fin de
que esa Constitución y esa Ley sean, para el pueblo,
cimientos muy firmes de su libertad, de su poder de
decisión y de su avance irrreversibl e" (20) .
En este mismo sentido se expresó Prats al decir:
"Se entregó por entero a la abrumadora tarea que se
impuso, de cohesionarla, reafirmar su disciplina y
formar una sólida conciencia doctrinari a del rol tras-
cendental que compete a una institución armada en
el libre juego de una democracia" (21).
Con sim il are s matices se expresaron Mario Palestra Ro-
jas (PS); Volod ia Te ilt elboim; Juan Hamilton (DC) ; Alb erto Bal-
tra (PR) y Eric Schnake (22).

(18) Ciar!~· 21-X-71, p. 3 "Las FF.AA. y Carabineros están junto al pueblo.


etc . .
(19) Pum Chile, 27-X-70. p. 5. "Querido amigo René, descansa en paz".
(20) El Mercurio, 27-X-70, p. 17. ' 'Ej emplo para el país y sus hombres de
armas".
(21) Puro Chile, 27-X-70, p. 5 "Querido .. -"·
(22) Testimonios diversos en Clarín, 27-X-70, p. 3.
DOCTRINA SCHNEIDER·PRATS .•• 77

Para resumir, podríamos decir que en el instante mismo


de su muerte y días posteriores hubo dos interpretaciones
dominantes: 1) Schneider murió por defender el sistema li-
beral, pluralista y 2) Schneider murió por sostener una con-
cepción geoestratégica, de antimperialismo. En el primer ani-
versario de su muerte, 1971, todavía la doctrina Schneider es-
tá en buen pie; el Congreso editó un libro en su homenaje con
los principales discursos fúnebres, acción que contó con el apo-
yo entusiasta de El Siglo (23), aun cuando Orlando Millas debía
en ese entonces, criticar la calificación de allendistas que ha-
cían de Prats, PEC y Tribuna (24).
El año 1972 la doctrina Schneider-Prats está en el tapete
de la discusión : mientras el oficialismo y la jerarquía católica,
dirigida por Silva Henríquez insisten en la interpretación pre-
sidencialista de la no deliberación y apoyan la gestión que
en noviembre hará Allende, al nombrar un gabinete cívico-mi-
litar; los opositores hacen ver que los militares son usados
como aval ante los restantes poderes para imponer el totalita-
rismo.
El Siglo resumió así dicha doctrina: "En lo fundamen-
tal se trató de respetar la Constitución, las leyes que
el pueblo se ha dado, la organización que ha elegido
con la autoridad de su voluntad soberana y libre" (25).
A lo que Tribuna oponía: "(la doctrina) se mueve
y funciona con lógica implacable, de acuerdo a la si-
tuación general imperante en el país. Porque lógica-
mente, si un país comienza a derrumbarse, como de-
cimos antes, es imposible que las FF.AA. contemplen
ese hecho en forma imperturbable ... " "Y ocurre que
para el señalado caso y ejemplo que pusimos, ambas
seguridades están indisolublemente ligadas en con-

(23) El Siglo, 20-V-71, p. 3 "Congreso Nacional: ofrenda a memoria del


General Schneider".
(24) El Siglo, 9-Vl-71, p. 2.
(25) El Siglo, 25-X-72 , p. 2 "La doctrina Schneider".

7,- Política 10 , , .
78 CRISTIAN GARAY V .

cepto de los teóricos castrenses. Es decir; para ellos,


una nación debilitada por una convulsión interna o
situación de peligro frente a cualquier conflicto arma-
do con un potencial enemigo del exterior" (26).
Estamos aquí frente a dos interpretaciones diametralr
mente opuestas: mientras ambos grupos insisten en que las
FF.AA. deben evitar la guerra civil, Prats y Allende lo entien-
den como una supervigilación militar del proceso unipopulis-
ta y, ojalá, de su cese .
Lo más significativo de la reacción contra la doctrina
Schneider-Prats vino dada, sin embargo, por la polémica entre
Patricio Aylwin y el General-Prats (27).
A estas alturas del proceso político, la retórica " Schnei-
der" servía de disfraz para expresar sus tensiones partidarias :
el "ejemplo· Schneider" -según Altamirano Orrego- era la
reacción a la estrategia opositora "obedeciendo a una estrate-
gia golpista , reaccionaria, que viene envasada desde los Es-
tados Unidos de Norteamérica" (28) . El recuerdo de El Mercu-
rio, empero, es simplemente emotivo y sin contenido ideológi-
co (29). De los actos de homenaje el más sonado fue el de
la Juventud marxista en la Casa de Cultura ex UNCTAD-,
donde Prats se hizo representar por el Coronel Gutiérrez Ugar-
te . Según la vers ión de Puro Chile:
"Aludiendo a la movilización, a la profunda concien-
cia revolucionaria que ella denota, dijo el Coronel
Gutiérrez Ugarte: " Esta forma de actuar constituye
para nosotros un acicate para seguir luchando por la
doctrina Schneider" (30) .

(26) Tribuna, 25-X·72, p. 7 " La verdadera doctrina Schneíder".


(27) El Mercurio, 5-Xl-72, p. 25, Prats, y 1·Xl-72, Aylwín.
(28) El Siglo, 25-X-72, p. 9 "General Schneider: ejemplo que debemos
imitar".
(29) El Mercurio, 26-X-72, p. 3 "La Constitución y el General Schneider".
(30) Pur~ Chile, 23·X·72, p. 7 "FF.AA. no se apartaran de doctrina Schnei·
der .
DOCTRINA SCHNEIDER-PRATS••• 79

El PDC rindió un homenaje a Schneider, basado en el prin-


cipio electivo, sosteniendo que aquél había muerto por soste-
ner el principio de las mayorías (31). Allende aprovechó el ani-
versario de su muerte para , a través de Julio Palestra Roj'as, di-
rector de la Polla de Beneficencia, entregara oleog.rafías del
retrato del general asesinado . Una de las escasas intervencio-
nes militares, que no fuesen la de los generales allendistas ,
pertenece al entonces director de la Escuela Militar, Nilo Floo-
dy, donde destaca las virtudes de mando y humanas, la recie-
dumbre del carácter y papel configurador del Ejé~cito en la
vida nacional :
"El respeto por las limpias tradiciones que nacen
en el seno de nuestro pueblo y la estrecha cola·
boración que debe existir entre la ciudadanía y las
Fuerzas Armadas, que , en conjunto , dan forma a nues-
tra Patria y sentido a nuestra Historia" (32).
Aunque no se trata de palabras excepcionalmente signifi-
cativas, destaca el hecho que Floody considere que el legado
de Schneider, tiene cierto sentido constructor de la Nación y
exponga una visión permisible de considerar la función de las
FF.AA. más allá del presidencialismo cerrado.
La doctrina suscitará más y más páginas editoriales : las
de El Siglo (33); La Prensa (34); de Eugenio Velasco (35); SEPA
(36); PATRIA Y LIBERTAD (37); Noticias de Ultima Hora (38)
y otras muchas, de las cuales interesa destacar la visión de
la jerarquía católica, ilustrativa para entender cierto género

(31) La Prensa, 26-X-72, p. 7 " Homenaje de la DC al General Schneider".


(32) El Siglo, 26-X-72 , p. 3 "El Ejército rindió homenaje a la memoria del
General".
(33) El Siglo, 26-IX-72, p. 9 "El Mercurio llama al Ejército a abandonar doc-
trina Schneider".
(34) La Tercera, 29-X-72, p. 3 "El legado del general Sc hneider".
(35) La Prensa, 29-X-72, p. 3 "El PS y las FF.AA.".
(36) SEPA, 31-X-72, p. 24 "La Doctrina Schneider y la UP".
(37) PATRIA Y LIBERTAD N9 28, noviembre de 1972, p. 5.
(38) Noticias de Ultima Hc.ra, 2-Xl-72, p. 5 "La doctrina Schneider".
80 CRISTJAN GARA Y V.

de revolucionarismo clerical. En diciembre de 1970, pasados


los sucesos del "Tacnazo " , el Episcopado nac ional atacó las
doctrinas que suprimían:
"La convivencia democrática", "en beneficio de pe·
queños grupos, militares o civiles, políticos o antipo-
líticos que pretendían decidir por el pueblo".
"Creemos que la supresión del sistema democrá-
tico, sea por los partidos políticos, por grupos terroris-
tas o por las Fuerzas Armadas , traería tales daños a
la nación, a las instituciones y organizaciones naci-
das de la voluntad libre de los chilenos, que nos pare-
ce indispensable recordar ahora el valor profundamen-
te humano de la convivencia democrática".
"Sería inadmisible que un grupo dentro de nuestras
FF.AA. , o sectores ajenos a ella, pretendieran desviar-
las de su verdadera misión, imponiendo al país, sin
que éste pueda pronunciarse, un nuevo régimen polí-
tico" (39).
Es sig.nificativa la equivalencia, tan temprana, entre gru-
pos terroristas y la institución armada. Más tarde, durante
el gobierno de la UP, el análisis episcopal girará en torno
a las transformaciones revolucionarias que deberían hacerse,
leg,itimando el contenido -no así el modo- de aquéllas
transformaciones propiciadas por la UP.
"Partimos de un hecho fundamental: Chile es un país
en un fuerte proceso de cambios ... "
"Cambios habrá siempre. Es nuestra condición huma-
na buscar la meta definitiva, prometida ya por Cristo :
la resurrección final, cuando El venga . El hombre
siempre buscará un modelo de sociedad más justo y
y verdadero, porque lleva en su corazón la inquietud
del Dios creador ... "

(39) Cambios sociales ... Dooner, P. pp. 193-194.


DOCTRINA SCHNEIDER·PRATS .•• 81

"Este es el plan positivo de Dios. Cada paso del cam-


bio debiera conducir efectivamente a una vida más
justa, más llena de amor fraterno, en la medida que
sea orientado por el Evangelio de Cristo. Hay cam-
bios que toman una dirección equivocada cuando son
inspiradas por concepciones materialistas ... " (40).
Dentro del análisis progresista del Episcopado, nada le dicen
los pormenores de la lucha antigubernativa, ni tampoco -en
relación a nuestro tema- la neutralización militar allen-
dista después de noviembre de 1972. Al contrario, creemos
no errar al calificar de positiva la visión de la resolución uni-
populista y evidenciar un absoluto plegamiento a la visión 9fi-
cialista, insistiendo en los mismos tópicos que el gobierno de
entonces. Según el Episcopado, debe cesar la lucha , porque "la
gran mayoría del pueblo chileno está de acuerdo : (41)
"a) en que se mantenga la continuidad constitucional,
el respeto y la obediencia a la autoridad legítima y
la plena vigencia de la ley aplicada a todos por igual".
" b) en que se continúe el proceso de cambios tendien-
te a liberar a los pobres de cualquier situación de in-
justicia o de miseria, y a establecer la igualdad entre
todos los chilenos y la participación de todos ellos
en todos los niveles de la vida de la comunidad".
"e) en manifestar respeto a las Fuerzas Armadas y Ca-
rabineros y reconocimiento por la forma abnegada con
que actúan en la delicada situación presente ..."

(40) Carta Pastoral de los Obs. do Santiago. 1-Vl-73. (Episcopado: 164-


165).
(41 J Exhortación del Com. Permanente del Episcopado de Chile, 21-X-72.
(Episcopado: 146). Sorprende que invoque la declaración la "continui-
dad constitucional" de un gobierno que no cesaba de destruirla y
de considerarla una construcción "burguesa".
CRISTIAN GARAY V .
82

FF.AA. y Civilidad: acuerdo nacional para la marginación

El año 1953, el capitán Fernando Montaldo escribía en el


MECH de julio-agosto , un crítico artículo sobre la no-delibera-
ción, titulado Ningún cuerpo armado puede deliberar. En este
revelador ensayo, el Capitán Montaldo expresaba con eviden-
te desazón: "V éstos son (se refiere a los motines de la In-
dependencia). a mi juicio, los antecedentes que indujeron a los
constituyentes de 1833 a contemplar una disposición rígida,
ajustada a la época, pero extemporánea hoy ... ".
"Las actas de las Comisiones de Reforma , al referirse
a este artículo dicen escuetamente: 'no dio lugar
a debate; se aprueba tal como estaba en la Consti-
tución de 1833 ... " (1) .
El artículo referido, el 22 de la Constitución de 1925, ex-
presaba textualmente·: "Art. 22. La fuerza pública es esencial-
mente obediente. Ningún cuerpo armado puede deliberar" (2) .
El espíritu, decididamente hostil a los militares, no alcanza a
durar más que hasta el Estatuto de Garantías, pues aunque
aparente mantener el mismo espíritu del cuerpo jurídico an-
terior, supone una supervigilancia del sistema democrático,
como después veremos. Obse rvamos, entonces, que el siste·
ma político chileno del presente siglo, en especial desde el
triunfo del Frente Popular unificó sus voluntades en torno a
la exclusión de los militares de los asuntos públicos, relegan-
do, sucesivamente sus gastos de defensa, lo que tiene rel a-
ción con el desprestigio internacional chileno, a partir del pre-
sente siglo y de su declinante situación de "potencia regional"

(1) Ningún cuerpo armado puede deliberar. Cap. Montaldo, Fernando en


MECH, julio-agosto de 1953. Cit. en El proyecto político militar, Va·
ras, Augusto y otros, p. 112.
(2) Constitución de 1925; sobre nuestra discrepancia de por qué no po-
demos entender la disposición del Estatuto de Garantías en esa mis-
ma línea, ver las páginas siguientes.
DOCTRI NA SCHNEIDER-PRATS .• • 83

en el concicri.o cie países americanos . Alain Joxe, en su clá-


sico trabajo Las FF.AA. en el sistema político chileno (1970)
anotaba la baja sostenida de los presupuestos de Defensa Na-
cional a lo largo del siglo. En 1938, por ejemplo, estos gastos
alcanzaban al 23,5 %; diez años después habían disminuido al
17,6%. En 1958, este gasto se mantenía en el 18,0% con un
grave desmedro de la situación profesional y material de las
instituciones armadas, en 1965 (año al que alcanzaban las in-
dagaciones de Joxe). el presupuesto cayó verticalmente a un
9,1 % (3). No se trata , sin embargo, de ver en este acuerdo
nacional para la exclusión en la vida políti ca de las FF.AA. (an-
tecedente de la futura exclusión de los propietarios a través
de la Reforma Agraria, por simple mayoría), un simple hecho
jurídi co , sino la realización de un espíritu pacifista que, de-
claradamente o no establecía una separación radical entre la
sociedad civil y los grupos militares. Se inscribe esta refle-
xión crítica sobre la naturaleza de la legitimidad de las FF.AA.,
en las ideas ilustradas de los proyectos de "paz universal"
que suponen en mayor o menor medida la separación de las
conti endas entre los Estados y, por ende, de sus instituc iones
armadas. Esta crisis de legitimidad marca un punto de par-
tida para la de.slegitimización de los grupos castrenses. En un
primer instante, esta conciencia crítica llevó la cuestión, más
bien , por el lado del cuestionamiento radical del principio es-
tamental sobre el cual se asentaba la defensa, ésto es , de la
Nobleza.
Nada más expresivo de esta crítica que el panfleto de Sie-
yes ¿Qué el Tercer Estado? (1788), donde invoca la distin-
ción entre lo privado y lo púb'. ico para adscribir la defensa n
las funcione s estatales: "Las funciones públicas pueden todas
ellas, en el estado actual, agruparse bajo las cuatro domina-
ciones conocidas, la Espada, la Toga, la Iglesia y la Adminis-
tración. Sería superfluo re correrlas en detalle para hacer ver
que el Tercer Estado integra los 19/ 20 de ellas, con la dife-
rencia de que está encargado de todo lo que en ellas hay de

(3) Las FF.AA. en el sistema político chileno. Joxe, Alain , p. 168.


84 CRISTIAN GARAY V.

verdaderamente penoso, de todas las atenciones que el or-


den privilegiado rehusa cumplir" (4).
Esta línea argumental fue superada mediante el principio
del "pueblo en armas", que impulsado por los exaltados, du-
rante la Revolución Francesa sostuvieron el jacob inismo e impi-
dieron el monarquismo constitucional. La segunda línea argu-
mental, sin embargo, no fue superada. Para el liberalismo clá-
sico (5), la sociedad es un todo inorgánico, individualista y
amorfo; se consigue la anulación de los gremios bajo las ideas
ilustradas: en 1776 Turgot suspende los gremios y durante la
Revolución , por la ley Chapellier, se suprimen . La incapacidad
del liberalismo clásico para entender la posición y autonomía
de estos grupos o sociedades intermedias se manifiesta en su
reducción : no siempre -es necesario recordarlo- las funcio-
nes de la defensa estuvieron encargadas al Estado; ni a toda
la sociedad o Nación; ni siquiera siempre a los nativos del
país, ciudad o entente en guerra.

De este modo, subordinado al Estado, el estamento cas-


trense, conservó su identidad, pero no de derecho pleno sino
en una situación compulsiva, que desconocía la urgencia y pe-
rentoriedad de su misión de defensa. De esta relación extrín-
seca a la cuestión pública, debatida exclusivamente por los
civiles, surgió la idea que a los militares les correspondía ex-
clusivamente la defensa exterior: la "seguridad exterior"; la
"Defensa Nacional". Planteado un dogma civilista como el del
voto universal, por ejemplo, éste no llegó a incluir en su seno
a los militares. Por último, parte de la crítica a la existencia
misma de aquéllas instituciones, se fundaba en cierta sensi-
bilidad dieciochesca de la "bondad natural"; la esperanza de
"paz en la Tierra" se convirtió, a su modo, en una escatología
laica, mesiánica. Después de la Primera Guerra Mundial se

(4) ¿Qué es el Tercer Estado? Sieyes, p. 25.


(5) No desconocemos, por cierto la visión de una Alexis de Tocqueville
(1805-59), pero es necesario preguntarse, hasta qué punto no es ésta
una expresión marginal de las grandes corrientes liberales del si-
glo XIX y XX.
DOCTRINA SCHNEIOER·PRATS .•• 85

lanzaba el célebre grito de acabar con la última de las gue-


rras .••
Ahora bien, el principio de no deliberación no estaba,
tampoco, del todo indocumentado. En la actualidad poqu1s1mos
sistemas políticos reconocen a los militares su capacidad de
ejercitar los derechos com unes de cualquier ciudadano, debi-
do al pelig.ro constante de una divi sión del Ej'érc ito. El caso
alemán de postguerra es quizás uno de los más notables al
respecto, ya que sus miembros pueden votar, se r ellos mi s-
mos candidatos y profesar las ideas políticas dentro del mar-
co permitido por la Constitución (6). sancionados por el Tri-
bunal Constituciona l Federal de la RFA, creado en 195 1 (7).
Un caso contrario, y directame nte ati ngente a nuestro universo
cultural es el español preguerra civil, en los años previos al
estallido del conflicto, las FF.AA. se politizaron y se dividie-
ron incesantemente. En su se no habían grupos monárquicos
y republicanos, organizados gremialmente; células masónicas,
grupos católicos t radicionali stas y cé lulas comuni stas esta-
ban presentes en determin adas áreas de las FF . AA. El Cuer-
po de Marinería, por ejemplo , est aba infisionado de ideas anar-
quistas y comunistas , cuyos héroes eran los marineros subl e-
vados contra el zarismo. Como resultado ec idente de esta si-
tuación, al estallar el Movimiento Nacional contra la II Repú-
blica ( 18-Vll-36) el Ejército español se vio bastante dividido a
excepción de las t ropas ultramarin as, ya fue sen estas las cana-
ri as, las baleares, las del Ceuta y Melilla.
Contra la interpretación dominante, creemos que el go-
bierno de Franco despolitizó el caráct er de las actividades mi-
litares, al relegar a los mil itares a un discreto t ercer plano ;
Franco además ostentaba el cargo - más que grado- de Ge-
neralísimo , atribución de ord en político más que mi litar, de
modo que sus años de gobierno contribuyeron a formar una
conciencia obediente ante la j efatura del Est ado.

(6) La Bundeswehr de Alemania Federal. Hormázabal , Ricardo, pp. 7-48


en Las Fuerzas Armadas en la1 sociedad civil. Arri agada, Genaro y
otros.
(7) El Tribunal Constitucional de la RFA. Günter, Reinhard, pp. 76-104 en
REVISTA CHILENA DEL DERECHO vol. 12 N9 1, enero 1985, Santiago.
86 CRISTIAN GARAY V .

Ahora bien, en el caso chileno debemos distinguir tres


hechos fundamentales para referirnos a la participación mili-
tar: 1) la situación de enclaustramiento del estamento militar;
2) la observancia -aparente- del principio de no delibera-
ción; y 3) la búsqueda de una forma de expresar estos anhe-
los de participación .

¿NO DELIBERACION O UN PUNTO DE APOYO PARTIDARIO?

En primer lugar, para poder establecer un inicio a las as-


piraciones militares de participación, (sin dar, por ahora, con-
tenido valórico a esta situación), tenemos que referirnos a la
incitación, inconsciente por cierto, que la clase dirigente po-
lítica exhibió frente a los militares; nos referimos a la larga y
compleja leg,islación. de "seguridad interior", cuyo común de-
positario era la Policía de Investigaciones, verdadera "policía
política" de los gobiernos civiles, pero que en casos de huel-
gas o de amenazas partidarias de desestabilización, se exten-
día invocando el principio de la no deliberación a las FF. AA.
la aplicación, por ejemplo, de la Ley de Defensa de la Demo-
cracia bajo González Videla, es un buen ejemplo de esta situa-
ción en que los militares dirimen un conflicto estrictamente
civil que el sistema político es incapaz de remediar por si so-
lo. Haciendo recuerdos sobre esas disposiciones (en agosto
de 1947), el general Augusto Pinochet recordaría:
"fui llamado en forma urgente por el Comandante
del Regimiento " ... "Me dirigí rápidam ente a la ofi-
cina del Comando de la Unidad. Allí se reunieron los
Jefes y Capitanes del Regimiento. Se nos preguntó
el estado operacional de las compañías y luego, en
form a muy breve, el Comandante nos dio la orden
de alistar estas unidades para una emergencia muy
grave, pero que no especificó en ese momento, ni
nosotros la preguntamos, de acuerdo con nuestra
formación disciplinaria" (8) .

(8) El día decisivo. Pinochet, Augusto , Gral. en Jefe, p. 22.


DOCTRINA SCHNEIDER·PRATS .•• 87

"Mi Unidad de Infantería recibió la orden de diri-


girse a la Oficina Humberstone y detener a nume-
rosos comunistas que nosotros bien conocíamos y
cuya lista había preparado Investigaciones" (9).
Es interesante percibir que Investigaciones, presentada
como "policía técnica" era de derecho un organismo de inte-
ligencia, situación que perdurará hasta la caída de Allende, con
la significativa muerte de su jefe, Eduardo "Coco" Paredes, en
plena lucha. El DFL N<:> 311 (5-Vlll-53) dió existencia legal al
"Decreto Orgánico de Investigaciones", esta expresaba:
"Art. 1. Corresponde al Servicio de Investigaciones
velar por la tranquilidad pública, previniendo la per-
petración de hechos delictuosos y actos atentatorios
contra la estabilidad de los organismos fundamenta·
les del Estado ... "
"Los funcionarios de este Servicio no podrán ser
empleados para el cumplimiento de resoluciones ju-
diciales de carácter civil " ( 1O).
Diversas disposiciones jalonaban esta misión, todavía en
octubre de 1970, el conocido pasquín El Clarín, daba cuerpo a
esta noción del papel de Investigaciones al reseñar la asun-
ción al mando del General Emilio Cheyre. después del inten-
to de secuestro del General René Schneider:
"¡Ex General Emilio Cheyre es el nuevo jefe máximo
de la Seguridad Nacional".
"El nuevo jefe policial actuará como coordinador de
los tres servicios de lntelig,encia de la Marina, Ej'ér-
cito y Aviación, más Carabineros e Investigaciones.
Su tarea es en buenas cuentas, la de jefe de los Ser-
vicios de Seguridad del Estado" (11 ).

(9) El día . . . Pinochet, A., p. 23.


(10) Orden Público 1962. Ministerio del Interior, p. 301.
(11) El Clarín, 23-X-70, p. 13.
88 CRJSTIAN GARAY V.

Este comentario nos ayuda a iluminar las actitudes del


servicio durante el régim en marxista, como en el conocido
caso de los " bultos cubanos", donde funcionarios de este
cuerpo violaron abiertamente las aduanas para trasladar -con
bastante presunción- armas para grupos guerrilleros. Oscu-
ras vinculaciones se establecieron también en el caso del ase-
sinato de Pérez Zujovic con el VOP, cuando se revelaron reu-
niones de Paredes días antes y después, su decidida acción
para buscarlos y perseguirlos, lo que pareció a la oposición
suspicaz una forma de borrar huellas.
Volvamos a las leyes de seguridad interior. En 1943, la re-
copilación jurídica Orden Público, recoge las más significati-
vas disposiciones al resp ecto. La primera, toma pie en la Ley
N9 6.026, del 11-11-1937, y fue impulsada por Arturo Alessandri,
en algunos de sus acápites expresa:
("Serán condenados aquellos que) 2) inciten a la sub-
versión del orden público o a la revuelta o alzamien-
to contra el Gobierno constituido ... " .
(Id) "3) Inciten, provoquen o fomenten la rebelión
contra las instituciones nacionales o contra la for-
ma de Gobierno de la República; o el atropello, por
medios violentos, de los derechos que establece la
Constitución".
(Id) "4) Propaguen o fomenten, de palabra o por
escrito, o por cualquier otro medio, doctrinas que
tiendan a destruir por medio de la violencia, el or-
den social o la organización política y jurídica de la
nación" (12).
Más revelador era el tratamiento que daba, el cuerpo le-
gal, a las huelgas en períodos de agHación:
"No podrán declararse en huelga ni suspender sus
labores, en _ningún caso, los empleados u obreros que
prestan sus servicios al Estado, a las Municipalida-

(12) Orden Público 1943. Ministerio del Interior, pp. 181-182.


DOCTRINA SCHNEIDER·PRATS . . • 89

des, o que pertenezcan a empresas fiscales o a em-


presas semifiscales o particulares que tengan a su
cargo servicios públicos" (13).

¿Ahora bien, no se acudió repetidamente a los militares a


lo largo del siglo para superar intentos de huelgas partidarias?
¿No se les convocó repetidamente a "empresas" o "servicios
estratégicos"?

En esta misma línea se inscribe la Ley de Seguridad del


Estado, N9 12.927 (6-Vlll-58). vigente en buena parte hasta ser
completada (desde un punto de vista contrario al gobierno vi-
gente) por la Ley de Control de Armas y Explosivos N9 17.798
de 1972. La ley de S.I. del Estado recopiló las disposiciones
dispersas, incluso aquellas de la derogada Ley de Defensa de
la Democracia, Ley N9' 8.987 del 3-IX-48. En Art. 4, tit. 11, la ley
12.927 desarrolla el principio de la no deliberación; en su pun-
to a) "los que inciten o induzcan a la subversión o a la revuel-
ta"; el b) "los que inciten o induzcan, de palabra o por escri-
to o valiéndose de cualquier otro medio, a las FF. AA., de Ca-
rabineros, Gendarmería o Policías"; el e) "Los empleados pú-
blicos del orden militar o de Carabineros, policías o gendar-
merías, que no cumplieren las órdenes que en el ejercicio le-
gítimo de la autoridad les imparta el Gobierno constituído ..."
(14) .
Las leyes no excluían de su juicio negativo a las acciones
huelguísticas: Art. 11, Tít. IV.
"Toda interrupción o suspensión colectiva, paro o
huelg·a de los servicios públicos o de utilidad públi-
ca; o en las actividades de la producción, del trans-
porte o del comercio, producimos sin sujeción a las
leyes y que produzcan alteraciones del orden público
o perturbaciones ... " (15).

(13) Orden Público 1943. Mini sterio del Interior, p. 183.


(14) Recopíl.ación de Leyes y Decretos , pp. 250-260.
(15) Recopilación de ... , p. 253.
90 CRJSTIAN GARAY V .

Diversas otras leyes, las que tienen relación con la infor-


mación o difusión (imprenta, cine, radiodifusión , etc.), consa-
graban un espacio relevante a destacar la censura establecida
en nombre del orden público o de los intereses de la Patria.
(Lo que no significa que impidiese n la existencia de estos ac-
tos ni mucho menos) . Un ejemplo de ello es la Censura Cine-
matográfica, el DFL N9 37 del 17-Xl-59 que en su Art. 2'? expre-
sa:
"Prohíbese la internación y exhibición de películas
cinematográficas contrarias a la moral, a las buenas
costumbres o al orden público ..." (16).
Una disposición, vigente en 1962, establecía en la
f
ley de imprenta que quién "introduzca a uno o va-
r ios miembros de la fuerza armada a infringir sus de-
beres militares o a desobedecer a sus superiores je-
rárquicos ... " (17).
Del mismo modo , el DFL 22, la Ley Orgánica del Servicio
de Gobierno Interior (DO 19-Xl-59) . establecía importantes atri-
buciones a los intendentes en este punto :
"Art. 48 . Los Intendentes, Gobernadores y Subdelega-
dos deberán adoptar las medidas necesarias para que
se dé estricto cumplimiento a los preceptos vigentes
relacionados con el ejercicio del derecho de reunión
y , en especial , a las disposiciones generales de poli-
cía, con el objeto de mantener la seguridad del Es-
tado y el orden público en toda su integridad" (18).
En el curso de los años diversas disposiciones fueron
agrandando las responsabilidades asignadas a las FF. AA. El
ejemplo más relevante es la supervisión de los actos electo-
rales consagrada en la ley NQ 14.852 de 1962.
¿Qué relevancia podemos asignar a esta extensa legisla-
ción de seguridad interior? Más que la de detener o no gérme-

( 16) Recopilación de ... , p. 179.


(1 7) Orden Público 1962. Ministerio del Interi or , p. 320.
(1 8) Recopilación de DFL. tomo 48. p. 132.
D OC TR IN A S CHNE IDER·PR ATS . . . 91

nes totalitarios, estas disposiciones contribuyeron a acentuar


una toma de conciencia frente a los problemas que ligaban -a
oJos de los militares- la unidad interna con la seguridad ex-
terior. No quería esto significar una dirección específica , tal
como lo prueban los altos mandos durante la Unidad Popular,
pero sí es evidente que sensibilizó a los militares sobre los
peligros de la contrariedad civil en mantener la unidad nacio-
nal. En abril de 1970 -comenta Vial (19)- se editó en sepa-
rata el Mini manual del guerrillero urbano, de Carlos Marighe-
lla en PUNTO FINAL, vocero del mirismo. Ciertamente que si
las leyes se hubieran cumplido o si tuvieran un efecto peda-
gógico mayor, se habría llegado a la censura, cosa que no ocu-
rrió.
Una fuente importante de eros1on a la legislación antedi-
cha está contenida en las diversas medidas de amnistía pre-
sidenciales y en las simpatías ideológicas. A poco de asumir
Allende se indultó a los "jóvenes idealistas". Pero quizás el
punto más alto (o bajo, como se quiera) lo constituyó la pe-
tición del antiguo sindicalista Clotario Blest que habla de los
terroristas como "presos políticos" y exige la libertad de los
miembros del MIR y del VOP, excepto los implicados en el ca-
so Schneider (20).

ALESSANDRI V FREI: DOS PRESIDENCIAS ANTE LAS FF. AA.

Es evidente que en los años previos al ascenso marxista,


la situación humana y material de las FF. AA. se deterioró r á-
pidamente. Hemos visto la caída del presupuesto y la decaden-
cia material del Ejército. Podemos advertir estas crisis profe-
sionales en dos oficiales tan antag.ónicos en su conducta pos-
terior como Prats y Pinochet. Prats describe la época de la
presidencia Alessandri, marcada por el desencanto , pero do-

(19) Decadencia, Consensos y Unidad Nacional en 1973. Vial C., Gonzalo,


p. 150 en DIMENSION HISTORICA DE CHILE , N~ 1, 1984.
(20) El Mercurio, 7-Xl-70, p. 27.
92 CRISTIAN GARAY V.

minada por el prestigio de su Comandante en Jefe:


"lo que permitió a los altos mandos ejercitar en ple-
nitud su autoridad, sin interferencias dañinas para
la disciplina ... " "agravada por el escaso interés de
la juventud por incorporarse a las filas, frente a las
amplias perspectivas que le abrían las universida-
des". (21).
La política estadounidense de vender equipo obsoleto ,
irritó fuertemente a la oficialidad, siguiendo el testimonio de
Prats. Hacia 1967, este sentimiento: (
1
"Genera un peligroso y oculto s_entimiento de desa-
liento, al observar que en los países vecinos el Ejér-
cito adquiere preeminencia orgánica entre las insti-
tuciones de la Defensa Nacional, mientras el propio
bordea el precipicio" (22).
Esta situación de descontento profesional, tiene su expre-
sión más característica en la "clausura" que el mundo militar
tiene al civil y viceversa (sus preocupaciones militares son re-
legadas). Un ejemplo claro de esta percepción, está en el tes-
timonio del General Pinochet:
"Los asuntos políticos y religiosos no se trataban en
las reuniones de Casino. En una palabra, creo que la
oficialidad del Ejército de Chile estaba enclaustrada
en sus cuarteles, verdaderos compartimientos estan·
cos que la aislaban y la hacían perder contacto con
el mundo exterior. Aún más, la oficialidad práctica-
mente ignoraba toda la actividad política que se de-
sarrollaba en el país" (23).
Pero hay un hecho que refleja de mayor manera la clausu-
ra ante el mundo civil (los "paisa" para el militar), éste se re-
fiere al instante en que Pinochet decidió explorar las posibilida-

(21) Memorias. Testimonio de un soldado. Prats, Carlos, p. 93.


(22) Memorias . . . Prats G., Carlos, p. 102.
(23) El Día Decisivo, Pinochet, Augusto, pp. 18-19,
DOCTRINA SCHNEIDER-PRAT S . . . 93

des de una intervención militar, para ello pidió los informes del
servicio de Inteligencia, encontrándose con la siguiente sorpre·
sa :
"La lectura de esos Boletines me decepcionó ya
que ellos só lo proporcionaban antecedentes técnicos
de la situación política interna del país. Los numero-
sos análisis que se habían rea lizado no pasaban de
pequeños estudios muy incompletos y de los cuales
sólo se podían extraer muy escasas conclusiones .
La razón del carácter insustancial de todo ello con-
sistía en que !a materia que realmente importaba se
consideraba ' 'tabú" y nadie quería enfrentarla en for·
ma di recta" (24).
A las grandes dudas políticas, los ofici ales respondían
- según Pinochet- excusándose por "razones de Estado",
que en realidad ocultaban su radical ignorancia sobre los te-
mas consultados. En cierta oportunidad, cuenta Pinochet, cuan-
do se les pregunta que harán ellos ante el ascenso al poder
de la UP, Pinochet contesta a desg.ano que es problema de los
civiles y que no metan al medio a los militares (25).
Revisemos la posición de Jorge Alessandri Rodríguez , pre-
sidente en el período entre 1958 y 1964 . Alessandri presenta
el perfil más definidamente continuista de la legalidad libe ra l.
En pri mer lugar debemos destacar los esfuerzos de Alessan-
dri por un desarme regional , posición que dada su novedad
fue llamada "doct ri na Ales sand ri"; saludada ent usiastamente
por la prensa y los gobiernos extranj eros, más sin ninguna re-
percusión concreta. Sin embargo, esta posición del ex Presi·
dente revela la vigencia de una mentalidad qu e vuelve sobre
los temas de la "paz universal", tan caros para el pensamien-
to del sig lo XVIII y sus teorías del "buen salvaje". La posición
de Alessandri - en un momento de estrechez material de las
FF. AA. - fue expuesta a Time y reproducida por El Mercurio
el 22-Xl-59 (p. 33). con largas secuencias, líricas por supuesto,

(24) El Día . . . Pinochet U., Augusto, p. 73.


(25) El Día . . . Pinochet U., Augusto, p. 53.
94 CRISTIA N GARAV V.

de su "urgente" conveniencia (26) . La doctrina Alessandri ex-


ponía que los gastos de defensa impedían un adecuado desa-
rrollo y que la competencia armamentista era un agravio a los
problemas internos de cada país .
En el Mensaje de 1961 , Alessandri Rodríguez volvió a rei-
terar este punto, aunque ya de manera puramente ritual, sin
poder de realización. Los países americanos aprobaron una
moción chilena sobre el desarme:
" Declaró (la declaración) que un acuerdo destinado a I
evitar gastos armamentistas no indispensables para
la noble misión que corresponde a las FF. AA. relati-
va a la preservación del orden interno en cada país,
la defensa de la integridad territorial y las exigencias
efectivas de la defensa continental, liberaría en mu-
chos países considerables recursos financieros que
podrían incrementar los que se destinan al desarro-
llo económico y social de América Latina" (27).
Existía en la doctrina Alessandri una velada crítica a la
política de ventas de armas de EE. UU ., acentuada por las di-
ferencias de opin ión en torno al cese de relaciones entre Cu-
ba y Chi le. situación que Alessandri , decidido tecnócrata se
resistía a realizar, porque para él , las relaciones entre los Es-
t ados no estaban demarcadas por ideologías sino por intere-
ses concretos , en especial económ icos (28).

(26) La polémica se puede seguir en la prensa chil ena entre los meses
de noviembre de 1959 a febrero de 1960. Hay un debate en el Con-
greso al respecto - también- en Cam. de Dípts .. sesión 18, ext r .•
15-Xll-59 y en la ses ión 22, extr., 22-Xll-59, como en Senado, sesión
6, 2-Xll-59 que fue r eproducida en El Mercurio el 5-Xll-59, p. 23.
(27) Mensaje, 1961 , p. 21 .
(28) Aquí hay mucho que comentar. De part ida la actitud opositora a la
políti ca de aisl ami ent o partió de Alessandri y de su grupo; suficien-
te información hay en Chile y el Mundo (1970-73) de J . Fermandois,
pp. 161-163: "Est a política est uvo mot ivada t anto por razones de
política interna" ..." como por motivaciones de la tradición diplomá-
t ica chi lena", p. 162. También en el Mensaje de 1961 se adv ierte
cierta t ensión al hablar de la Declaración de San José que condenó
el comuni smo: "La delegación de Chile, tratanto siempre de evitar as-
perezas, aprobó con su voto", p. 20.
DOCTRINA SCHNEIOER·PRATS .• • 95

" ... los mismos interesados en tales obj'etivos (la paz,


etc.) gastan lo que tienen o se endeudan por genera-
ciones para adquirir armamentos, muchas veces de
segunda mano" ... "cuyos desastrosos resultados en
la economía de la región todos van a sufrir".

"América Latina no debe ser el mercado consumidor


de armamentos que excedan lo razonable, con propó-
sitos de defensa ante una agresión. Ni mucho menos
serlo a costa de la prosperidad de su pueblo, ya que
estos gastos retardan el desarrollo económico de
los países que la forman ... " (29) .
Las Memorias de Prats testimonian este esfuerzo de Ales-
sandri por cambiar de proveedores, como un medio de mejo-
rar la situación profesional de las FF. AA.:
"El Comandante en Jefe del Ejército, General Osear
lzurieta Malina, consigue formalizar niveles pruden-
ciales de equipamiento en el mercado europeo, así
como incremento ponderado de la planta ... " (30) .
Hemos hablado del tecnocratismo alessandrista, fenóme-
no que es necesario tener en cuenta frente a la definición de
aquél ante el Comunismo: Alessandri nunca se ha definido co-
mo un anticomunista y en repetidas ocasiones dirá que hay
males peores que aquél, como la corrupción administrativa ,
los infundios de la prensa, el sindicalismo politizado. Para el
caso cubano, señal de sus discrepancias con EE. UU., nos in-
teresan estas observaciones del entonces Presidente:
"No estimo procedente entrar aquí al análisis de un
problema político que, aunque envuelve aspectos in-
ternacionales, corresponde de hecho al ordenamien-
to interno de cada Estado. Mi gobierno es un gobier-

(29) El Mercurio, 22-Xl-59, p. 33.


(30) Memorias, Prats G., Carlos , p. 93.
96 CRJSTIAN GARAY V.

no nacional y encuadrado estrictamente dentro de


nuestras normas institucionales" (31).
El tema de la participación militar no es motivo de refle·
xión para el ex Presidente, situación que cambia en la campa-
ña electoral de 1970 y que refleja - a nuestro modo de ver-
las inqu ietudes de una serie de analistas por la situación de
defensa del país, en especial despu és de los bochornosos
acontecimientos de Laguna del Des ie rto en Aysén y luego el
incidente con dos buques de guerra argentinos en las aguas
australes en 1967. Esto mot ivó, una violenta crítica contra el
gobierno demócratacristiano del Pa rtido Nacional, nacido a la
vida hacía apenas un año:
¡'
"El PN ha venido insi stiendo en la necesidad de do-
tar a las FF. AA. de los elementos necesarios para la
defensa de nuestra soberanía. Ha insistido, asimismo,
en la urgencia de mejorar' las remuneraciones del per-
sonal de las instituciones militares a fin de que se
pueda dedicar a sus labores propias ... (32).
Es necesario vincul ar estas declaraciones que hace A les-
sand ri a la influencia del PN , cuyo programa , La Nueva Repú·
blica, fue entregado a Alessand ri y que es muy similar al del
candidato presidencial: Hacia un Gobierno de Integración Na·

(31) El Mercurio, 26-1·59, p. 24 "Problema comunista corresponde a cada


Estado".
(32) Cambios soci~les y . . . Dooner. P., p. 102. De esta decl aración , sin
embargo, Dooner arma una t esis aventurada (jamás probada) para
legitimar a la DC y probar la te ndencia "golpi st a" de la Derecha.
Para este auto r las crónicas - y las conc lusiones- de Ercilla y de
las declaraciones episcopales (amén de los documentos del PDC)
son verd aderos artículos de fe a los cuales exime de las más mí·
nimas críticas. Ejemplos de· esta credulidad de Dooner, pp. 186, no·
t a 219, y una declaración del ent onces presidente de la SNA. No
nos parece fundada es ta aseveración que la "derecha" fuera gol-
pi sta en ¿pleno gobierno de Frei ? Prats t ambién asume esas obser-
vac iones, dice c¡ue ci ertos señores inspiraron los golpes. pero no
los cita j amás. Ahora bien, Prats era coordinador de inte ligenca. de
modo que si él no da los datos t an esperados, no esperemos que
los dé Emilio Philippi .. .
DOCTRI NA SCHNEIDER -PRATS . . • 97

cional. El programa del PN insiste en el gran tema de los años


70: la segur idad nacional , entendida de modo laxo y reinter
pretado por los diversos grupos. siempre (inc luso la UP) den-
t ro de la relación desarrol lo-estabilidad. La posic ión del PN
era, quizás sin darse cuenta, hostil al propio Alessandri:
"Hoy es frecuente escuchar a ideólogos de distintas
t endencias, ge neralmente inspirados en consignas fo.
ráneas, sostener que el presupuesto de la Defensa
Nacional debe ser suprimido para dar preferenci a
\ a programas de desarrollo soc ial " (33) .
El programa del PN daba una participación definid a a las
FF . AA. , agrupadas en 6 proposiciones: 1) renovar el equi pa-
miento militar para evitar la posibilidad del "cuadrillazo" li mí·
trofe; 2) tener a las FF. AA . al corriente de las "g randes líneas
de planificación" en la economía, la cienc ia y la tecnología ;
3) capacitar a las FF. AA . para participar en la mantenc ión de
serv icios públicos en emergencias nacionales (¿intern as?);
4) llamar al se rvicio militar a los jóvenes; 5) modernizar la par-
te tecnológ.ica. y 6) dar a las FF. AA. un patrimonio material
adecuado a su misión . El programa, en fin, est ablecía grandes
líneas y consejos t écnicos d etal lados (34) . En ciertos puntos,
la vis ión geopo lítica, era una t raducción "civil" de la visión
sob re el mismo t ema de los militares . como en el tema del
desplazamiento del foco de l poder mundial sobre el Pacífico
en desmedro del Atlántico (35).
Hay, sin embargo, un dato que nos lleva a pensar que las
declaraciones de Alessandri en 1970 son más bien ia expre-

(33) La Nueva Repúbica. PN, p. 89.


(34) La Nueva .. . PN , p. 92.
(35) "Así como en el pasado el Medi terráneo dejó paso a la influencia
del Atlántico, hoy el Atlánti co cede en importancia al Pacíf ico, que
cuenta con la mayor concentración humana, el más grande centro
de poder y la mayor cuenca del planet a", p. 86. Es f áci l ver la co in-
c idencia de pr incipios con la geopolítica de los militares , en espe-
cial con los plant eamientos, muy anteriores, del ex Cdte. en Jefe
Ramón Cañas Montalva , ver Donación General R. Cañas Montalva,
Bca. del Congreso, 1972.
98 CRISTIAN GARAY V .

sron de sus asesores: en las Actas del Consejo de Estado el


ex Presidente se opuso a que el CONSUSENA determinase el
"objetivo nacional" pasando por sobre la determinación presi-
dencial; precisamente el objetivo antedicho se relaciona con
los requerimientos de una política mitigada o abierta de Se-
guridad Nacional. (36)
Alessandri reiteró, en 1970, el ejemplo moral de las virtu-
des militares (37) . Su exposición más completa la da en ene-
ro de 1970: (
"Capítulo especial dedica JAR a las FF . AA., seña-
lando que no es posible que los cuarteles sigan sien-
do " fortalezas aisladas de la comunidad" . Afirmará
que ellos deben ser "palanca poderosa para el desa-
rrollo y el progreso de la Nación", anunciará que las
FF. AA. serán motivo de preocupación por su futuro
gobierno. si es elegido, para lo cual se preocupará de
las rentas, un plan habitacional y propiciará una " rees-
tructuración técnica de las FF. AA . con el propósito
de adecuar su organización al nuevo concepto de "se-
guridad nacional" y al desarrollo profesional que se
observa en el mundo moderno" (38).
En su programa presidencial , Alessandri destaca el apol i-
ticismo de las FF. AA., que "representan como elemento fun-
damental en el mantenimiento de las instituciones jurídicas,
que hacen de Chile una democracia ejemplar" (39). En este
programa Alessandri reconoce su error anterior ("He medita-
do profundamente sobre las materias que son obJeto de la
peocupación de las instituciones de la Defensa Nacional y so-
bre la política que seguiré a su respecto" (40). Alessandri se

(36) Actas del CE. Sesión 92, 9-X-1979, p. 4.


(37) El Mercurio, 10-1-70, p. 29. "Se necesita integrac ión de todos los chi-
lenos" .
(38) La Tercera, 9-1-70, p 2 " Más poder para el ejecutivo".
(39) Hacra' un ... Programa presidencial 1970, p. 11, en El Mercurio, 11-1-70,
de Mensaje.
(40) Hacia un ... id., p. 12 d.
DOCTRINA SCHNEIDER·PRATS . . • 99

compromete a aumentar el número del contingente -según


Prats en su gobierno era del 0,48% de la población chilena-;
a fomentar una conciencia nacional en dicho servicio y, final-
mente, a mejorar la preparación científica de los miembros de
las instituciones armadas.
Refiriéndonos al gobierno de Alessandri no podemos de-
jar pasar la creación del CONSUSENA, que, según versión de
Prats, fue obra de la petición militar, exasperada por su falta
de receptividad en la clase política. Aunque ciertos análisis,
creen ver en este organismo las bases de una campaña "des-
estabilizadora" de la democracia (¿por qué entonces baj'o Ales-
sandri?), lo cierto es que la ambigüedad de la doctrina no pa-
sa de ser una instancia de expresión militar: así lo entienden
los presidentes que reunirán el CONSUSENA para declarar es-
tados de excepción o analizar momentos políticos confusos. El
cuerpo legal, DFL 181 (23-lll-60) expresaba:
"Cuya misión será la de asesorar al Presidente de
la República en todo lo que se refiere a la seguridad
de la Nación y al mantenimiento de su integridad
territorial" (41).
" ... además de su función asesora del Presidente de
la República, tendrá la responsabilidad de estudiar y
proponer en cumplimiento de la política que esta-
blezca el Presidente de la República, todas las me-
didas tendientes a coordinar la labor de los diversos
Ministerios". (42)
"(le corresponderá) a) Apreciar las necesidades de
la SN y hacer cumplir por quienes corresponda, las
medidas que haya acordado poner en ejecución el
Presidente de la República, destinadas a incremen-
tar el potencial económico defensivo del país; esta-
blecer" ... "la forma cómo serán empleados , en caso

(41) Recopilación del DFL, p. 749.


(42) Recopilación ... , p. 749.
100 CR ISTIAN GARAY V.

de emergencia, todos los recursos de la Nación que


afecten la SN ... " (43).
La situación de declinación militar se acentuó bajo el go-
bierno de Frei, Prats describe así la situación:
"Si n embargo la OC com ete un grave error histórico,
al menospreciar a las FF.AA., en las que se venía
acumulando du rante 35 años un fermento de frustra-
ción profesional cada vez mayor y ante el descuido
de su acervo técnico-profesional y la desatención de
sus necesidades sociales por los sucesivos gobier·
nos". (44) .

Uti les son -a este respecto- las cifras expuestas por


Joxe (1 970 : 168):
Promedio chileno 18% 14,1% 12,1% 11,6% 11,3% 10,1%
Promedio latino-
americano 15% 14,4 % 13,8% 13,8% 14,7% 14,0%
Promed io sudamericano 17% ' 15,6 % 14,6% 13,3% 15,6% 14,3%
~~~~------
1958 1959 1960
-----
1961
-----
1962
-~-
1963

GASTOS DE DEFENSA
% del Presupuesto
Promedio chileno 10,0% 9,1%
Promedio Latinoame-
ricano 14,1 % 15,1 %
Promedio sudamericano 15,1% 16,2%
--- --
1964 1965

Prats anota que la proporción entre pob lación total y FF. AA .


bajó de 0.48 % a 0,42. Y peor aún , las FF. AA . se vieron afecta-
das por med idas de reducción de continge nte: en 1967 Prats
debe resolver el traspaso de la j urisdicción de la IV Divi sión
para la 111 , con el fin de crear la V División en la X Región (45) .

(43) Recopilación .. . p. 750.


(44) Memor ias .. .• Prats, C., p. 103.
(45) Memorias .... Prats, C., p. 105.
.. MAS ALLA DE UNA INCONSTJTUCJONALIDAD••• 35

ultraactividad), es necesario que ·concurran una serie de requi-


sitos o bases para dicha defensa, tales como consenso social
amplio, existencia previa del sistema democrático que se pre-
tende proteger, etc. (10).
2. Concepción democrática y defensa de la democracia.
Fundamental para una verdadera aplicación de la defen-
sa de la democracia es la visión que se tiene del régimen de-
mocrático. Si se entiende que la democracia es sólo una for-
ma de gobierno carente de principios, técnicas sociales y de
valores, sea que les son inherentes o que presupone la demo-
cracia, podemos decir que lógicamente no debe existir una
gran predisposición para defender algo que no se considera
axiológicamente como positivo. Por el contrario, si visualiza-
mos la democracia como un régimen imbuido de los elemen-
tos antes descritos y los catalogamos como valiosos, esto con-
lleva un aumento del interés de evitar su destrucción (11 ).
La defensa de la democracia -·p ara que sea tal, presupone
la existencia de valores positivos que se busca defender. Bien
podemos aseverar que de esta postura y visión democrática
se colige, por un lado, el derecho y el deber de proteger la
democracia, pero por el otro, la obligación de aceptar y res-
petar sus postulados . Desconocer, por tanto, el carácter való-
rico de la defensa de la democracia, es degradar esta con-
cepción a un simple instrumento represivo para mantener en
el poder a tal o cual grupo, a éste o al otro jerarca. La con-
cepción de la defensa de la democracia, y ésto debe tenerse
muy claro, no es una concepción tendiente a justificar el poder
de los gobernantes, sino que a fundamentar los derechos inalie·
nables de los g.obernados y, especialmente, de aquellos grupos
minoritarios dentro de la población frente a los que detentan el
poder. Esta postura limita el poder de todos y de esta limitación
general surge la seguridad individual.

(10) Sobre este particular, véase posteriormente bajo el punto 111, 2.


·(11) Cfr. Eckhard Bulla, Die Lehre von der steitbaren Demokratie, Archiv·
des Offentlichen Rechts 1973, p. 340 y ss.
~~ TEODORO RIBERA N .

3. Ilicitud de fines, ilicitud de medios.


Las democracias occidentales han consagrado principalmen-
te sólo ciertos medios como ilícitos, siendo tales, en forma glo-
bal , la violencia física . Consecuencia de esto es el aseverar
que dentro de un sistema democrático de corte neutro todo es
posible, mientras la persona o grupo político se atenga formal -
mente a las reglas constitucionalmente consagradas. Así, por
ejemplo, bien se puede transformar el sistema democrático oc-
cidental en una democracia popular. La relatividad permite, así,
relativizar incluso las bases que la consagran.
Partiendo del supuesto axiológico de la defensa de la
democrac ia, debemos concluir que no sólo son ilícitos cier-
tos medios de acción política, sino que también ciertos fines
políticos . Estos últimos son aquéllos que tienen por objeto la
destrucción de las bases democráticas, aún cuando exista for-
malmente una subordinación a la democracia (12) .
La consagración constitucional de la defensa de la demo-
cracia conduce, irremediablemente, a reconocer que existen
cláusulas jurídicas de carácter pétreas, inamovibles, pues al
plantearse la sanción de ciertas conductas y la protección co-
rrelativa de ciertos elementos esenciales, esto conduce a que
legalmente no sea posible sustituir la democracia (13). El t ér-
mino "revolución legal" pierde en este contexto toda vigencia .
4. El caso alemán.
El dilema de la democracia se ha planteado con extre-
mada crudeza en la República Federal de Alemania, toda vez
que dicha república ha ten ido que consagrar los mecanismos
constitucionales y legales para impedir que resurgiera en sue-
lo alemán el totalitarismo nacionalsocialismo, o se implantara
el marxista-leninista, evitando, por · otro lado, caer por la apli-

(12) Teodoro RIBERA, Ilicitud de fines , Ilicitud de medios. El Mercurio de


S¡mtiago, 28/ 06/ 1984. p. A2.
(13) Cfr. Teod~ro RIBERA, Das chilenlsche Verfassungsgericht und das
deutsche Bundésverfassungsgerich, Ein Rechtsverglelch, Verlag Petar
Lang, Frankfurt a M: 1985, p. 147 y ss. ·
"MAS ALLA DE UNA INCONSTITUCIONALIDAD . 37

cac1on de los mecanismos de defensa de la democracia, en


un totalitarismo de signo diverso.
Debemos resal tar que fueron autores de lengua alemana,
que se vieron confrontados con el peligro que representaba
el totalitarismo para la democracia, los que se plantearon la
necesidad que el sistema democrático de gobierno abandonara
su posición neutral ista y desinteresada acerca de su propia
existencia y que adoptara mecanismos para evitar su destruc-
ción. A este respecto cabe recordar a Karl Loewenstein, Karl
Popper y Karl Mannheim (14).

La Carta Fundamental de la República Federal de Alema-


nia, al igual que ciertas con~tituciones de los entes estadua-
les que la componen (15). contempla mecanismos dirigidos a
la defensa de la democracia. Estos mecanismos, constituidos
principalmente por el art. 18 (limitación de ciertos derechos
constitucionales por uti Iizarse éstos contra el orden fundamen-
t al de libertad y democracia). el art. 21 inc. 2 9 (prohibición de
partidos políticos inconstitucionales) y el art. 79 inc. 39. (inad-
misibi Iidad de las reformas constitucionales que atenten con-
tra la esencia del sistema republicano, federal y demo9rático),
están limitados en cuanto a los órganos y personas que poseen
acción para impetrar proced im ientos como en torno al órga-
no que decide sobre su procedencia (16).

(14) Karl LOEWENSTEIN, Militant democracy and fundamental rights, en:


The American Political Sciencie Review, Vo l. XXXI, 1937, pp. 417-
432 y 638-658; Karl POPPER, La Sociedad Abierta y sus Enemigos. Edi-
torial Paidos, Buenos Aires 1957; Karl MANNHEIM, Diagnose unserer
Zeit. Gedanken eines Soziologen, Europa Verlag A. G., Zürich 1951.
( 15) Las Constituciones de los "Lander" Baden-Württemberg, Bayern, Bre-
men, Hessen y Rheinland-Pfalz contienen disposiciones t endientes a
evitar una reforma constitucional que atente contra la esencia del sis-
tema democrático. Estas normas sirvieron de precedente al actual art.
79 inc. 3v LF. Véase al respecto, Wilhelm ZU LCH, Das Verbot von
Verfassungsan derungen nach dem Bonner Grundgesetz, Zentral-Ver-
lag für Dissertation Triltsch Düsseldorf, Düsseldorf 1957.
(16) Sobre este particular. véase la Ley Federal del Tribunal Constitucional
Federal alemán, párrafos 36 y 43.

4.- Polí tica 10 . ..


38 TEODORO RIBERA N.

Cabe tener presente, que los mecanismos constitucionales


han sido utilizados en forma muy esporádica y limitada, sien-
do principa lmente la legislación penal la que ha sido aplica-
da para combatir el totalitarismo y el extremismo. Sólo se
han iniciado dos procedimientos ante el Tribunal Constitucio-
nal Federal, por aplicación del art. 18 LF ., siendo tales el diri-
gido en contra del Mayor General (R) Otto Ernst Remer (1952),
de tendencia nacional-socialista y el seguido en contra del
periodista Dr. Gerhard Frey como la persona jurídica editora
del periódico "Nationalzeitung" (1969). En ambas oportuni-
dades el Tribunal Constitucional Federal estimó que las per-
sonas requeridas no constituían, a esa fecha, un peligro para
el orden fundamental de libertad y democracia y que, conse-
cuentemente, no debían ser sancionadas (17). En lo que respec-
ta al art. 21 inc. 2<? LF., dos son también los procedimientos
que han existido, aún cuando en ambos casos los partidos
políticos fueron declarados inconstitucionales y prohibidos
Así, en 1952 se requirió una declaración del Tribunal Consti-
tucional Federal sobre el Partido Socialista del Reich (de te-
dencia nacional-socialista) y el ~artido Comunista de Alema-
nia (de orientación marxista-leninista). El Tribunal declaró la in-
constitucionalidad del primero en 1952 y del segundo en
1956 por atentar con sus fines y la actividad de sus adheren-
tes contra el orden fundamental de libertad y democracia (18).
Con todo es. necesario comprender, que no son en si los
instrumentos constitucionales y legales (19) los que le han
dado fortaleza a la democracia alemana occidental, sino que el

(17) Los fallos se encuentran recopilados en: Entscheidungen des Bundes-


verfassungsgericht, J.C.B. Mohr (Paul Siebec), Tübingen, Tomo 11, p.
282 (a citarse a futuro como BVerfGE 11, 282) y BVerfGE 38, 23 y ss.
(18) BVerfGE 2, 2 y ss., y BVerfGE 5, 85 y ss.
(19) La legislación penal alemana para sancionar el extremismo es suma-
mente copiosa. El Código Penal alemán contempla para la regulaci ón
de la declaración de inconstituc ionalidad de los partidos políticos y
de las asociaciones ilícitas todo el título tercero (párrafo 84 y s i-
guientes) . En el párrafo 84 se sa·nciona a quien continúe vigente un
partido inconstitucional, sea directamen!e o a través de test aferros;
el párrafo 85 regula idéntica temática respecto de las asociaciones
DOCTRINA SCHNEIDER·PRATS••• 101

En 1968 debe disolver el Regimiento de Cauquenes. Como se


ve, tanto la protesta gremial de Viaux, como la acusación del
PN no eran acusaciones sin fundamento ...
Frente a esta situación, Freí reaccionó demagógicamente;
ya en su campaña presidencial prometió que la "adhesión" de
los oficiales (R) se traduciría en mejoras de sueldo a la Ins-
titución, promesas -obvio es- que se las llevó el viento f46).
Examinemos algunas de aquellas expresiones : "El senador
Frei señaló textualmente:
"Y, lo que es tanto más grave, ha habido una indife-
rencia culpable, una falta de preocupación por resol-
ver los problemas que aquejan a todos los integran-
tes de nuesras FF. AA., por darles. el rango social que
les corresponde y el estímulo necesario al alto es-
píritu vocacional y a la total entrega que exige la
carrera de las armas" l47).
Sin embargo, Frei asumía la "doctrina Alessandri" y con
ello envolvía sus promesas en una contradicción sin salida,
pues acatarla significaba -como efectivamente ocurrió- dis-
minuir su dotación material: "LA PAZ, SUPREMO OBJETIVO",
así se titula el epígrafe que preside estas dos citas, perfecta-
mente contradictorias, que hemos numerado 1 y 2:
Tesis 1): "nuestra preocupación en esta materia, se-
rá darle a nuestros institutos armados, dentro de las
posibilidades del país, los recursos y elementos ne-
cesarios para que puedan responder con éxito a su
misión".
Tesis 2): "En consecuencia , aspiramos al desarme
integral que como meta próxima, sustenta (?) el
mundo de hoy y que, por tanto, secundaremos los
planes e iniciativas internacionales que tiendan a
sustituir el régimen de paz armada de convivencia

(46) La prueba más evidente es el "Tacnazo" y la promulgación poste-


rior de aumentos de sueldos.
(47) El Mercurio, 21 -V-64, "Discurso en manifestación de las FF. AA. y
de Orden (R) .

8, - Política 10 , , .
102 CRISTIAN GARAY V.

pacífica, pues resulta doloroso realizar inmensos


gastos que podrían resolver los problemas de La-
tinoamérica" (48).
Sorprende, por decir lo menos, que "la paz" es la "aspira-
ción de todos los pueblos" y que ésta sea considerada por
Freí como expresión y "meta próxima que sustenta el mundo
de hoy". Desde lueg.o las AR. EE. , en ese plano es el más di-
recto de la vinculación profesional de las FF. AA., las relacio-
nes no se hacen entre "pueblos", entre "grupos de amigos o
enemigos", sino que se desarrollan en marcos estatales, de
cualquier tipo que estos sean -nacionales o multinaciona-
les-. Por tanto, afirmar que la Paz es "buscada por los Pue-
blos", equivale tanto como a decir que la Paz no tiene expre-
sión concreta, porque los pueblos sin un cauce jurídico estatal
no existen para las Relaciones Internacionales... Expresión
ideológica del mundo ilustrado del siglo XVIII, la idea de Paz
en la Tierra, sigue siendo un atractivo slogan que se vincula
a las ideas del progreso indefinido y, en algunos casos, a la
bondad natural del hombre (pensemos en Rousseau).
Para el caso chileno, esta expresión ideológica contrasta-
ba con las urgencias previstas en un eventual "cuadrill azo" li-
mítrofe: en este sentido apuntan las precisiones de Allende
sobre el cerco "militar" al gobierno "civil" de Chile (una exa-
geración sin duda: ¿o acaso los gobiernos civiles tienen, per se
que demostrarse más pacíficos?); las del PN frente a Argen-
tina; las de diversos sectores que teorizan sobre la Geopolíti-
ca, militares o civiles. Este fenómeno de interrelación entre
política interior y exterior es lo que Fermandois, en Chile y el
Mundo 1970-73 ha denominado el "veto de las FF. AA. en po-
lítica exterior" (49):
"En primer lugar, los problemas derivados de la es-
tructuración fronteri za de Chile han presentado un

(48) Id.
(49) Chile y . . . Fermandois Huerta, Joaquín, pp. 85-89.
DOCTRINA SCHNEIOER·PRATS. . . 103

tema predilecto de los militares en sus relaciones


con los poderes públicos" (50).
"De esta manera la política interna del país fue juz-
g.ada fuertemente en función de la sequridad (o in-
seguridad) que proporcionaba el establecimiento de
la defensa frente a una amenaza, principalmente un
conflicto fronterizo. Así, en la estela del "Tacnazo"
un alto oficial de la marina comentaba a sus cole-
gas que si "en 1970 triunfa la derecha, el manteni-
miento del orden debe quedar en manos de las
fuerzas policiales. Si triunfa la izquierda, también,
pero las FF. AA. deberán estar muy alertas para
actuar ante un conflicto fronterizo" (51).
El impacto de las políticas de la "derecha" (en sentido so-
ciológico e incluso algo camuflado, en el "alessandrismo") y
del reformismo demócratacristiano, no pudo ser más negativo
en las FF. AA., que se veían postergadas. En 1959, el entonces
Cdte . de Escuadrilla, Nicanor Díaz Estrada (más tarde General
FACH) decía sobre el desarme:
"5. El sistema de desarme propuesto carece de un
requisito fundamental que debe poseer para ser efec-
tivo: su universalidad, y, por lo tanto, deja indefen-
sos a los países antes eventuales agresiones extra-
continentales".
"4 . Se ha querido perfeccionar por medio de un
acuerdo regional de desarme, con el obj'eto de des-
tinar los recursos nacionales que actualmente se in-
vierten en las fuerzas armadas a obtener un mejo-
ramiento de las condiciones de vida de la población".
"6. Las proposiciones de desarme latinoamericano no
contemplan la solución previa de los problemas li-
mítrofes y territoriales pendientes en el continente".

(50) Chile y. . . Fermandois H., J ., p. 86.


(51) Chile y .. . Fermandois H., J., p. 87.
104 CRISTJAN GARAY V.

"8 . La adopción del desarme en las condiciones pro-


puestas no sólo no garantiza la seguridad para los
Estados del Continente, sino que puede llegar a sig-
nificar la pérdida de su soberanía e independencia"
(52).
El temor a la debilidad bélica chilena, será un tema siem-
pre presente en las declaraciones del gobierno, de la oposi-
ción y de las FF. AA. en el período 1970-73, arrastrándose con
mayor fuerza -es decir con "conciencia civil" sobre el tema ,
por el PN- desde 1966/ 67, como crítica a la política freísta
de Defensa Nacional , seguidora. por lo demás de las ideas de
Jorge Alessandri hasta el momento de su segunda campaña
presidencial en 1970.
La conciencia de Freí ante el tema (y de toda su colectivi-
dad), era en su raíz antimilitarista -como el alessandrismo-:
Frei imag,inaba a las FF. AA. en multitud de tareas: trabajos
en obras públicas (¿voluntarios?), confección de mapas, etc .,
pero ninguno propiamente militar. Acentuando con casi simi-
lares juicios de su antecesor la " función" de las FF. AA. en
la vida nacional:
"Las FF. AA., en cumplimiento al mandato constitu-
cional, mantienen una actitud de prescindencia en
la política contingente y una entrega total a su labor
profesional específica, lo que constituye un justo
motivo de orgulllo para Chile y un elevado ejemplo
en el concierto de las naciones latinoamerlca·
nas" (53).
Curiosamente, Frei criticaba a los anteriores gobiernos de
carecer de un concepto de SN : " no ha habido una verdadera y
completa política de seguridad nacional y de Defensa Nacio-
nal" (54).

(52) El problema del desarme latinoamericano. Díaz Estrada, N., en RE·


VISTA DE LA FACH 1959 (Varas/ Agüero: 1984:171) .
(53) El Mercurio, 21·V-64.
(54) Id.
DOCTRINA SCHNEIDER·PRATS• • , 105

Transparentemente, Frei asigna una m1s1on presidencia-


lista a las FF. AA. (¿innovando la condición de "Generalísimo"
del Presidente de la República?):
"La existencia de las FF. AA. emana de la sobera-
nía misma de la nación. Son ellas los instrumentos
con los cuales el Presidente de la República debe
cumplir sus más altos deberes constitucionales ; ve-
lar por la seguridad exterior de la República y con-
servar el orden público interior" (55).
En este significativo discurso -no por lo coherente, sino
por lo expresivo-, Frei termina prometiendo a los militares
reajustes de sueldos y un plan habitacional. En otro. discurso,
también hace Frei mención a las FF. AA ., añadiendo que él se
preocupará de la situación económica de las FF. AA . (56).
En su Mensaje de 1968, Frei definió a las FF . AA. como
"el instrumento esencial para preservar y defender su sobera-
nía" (57) y se vanagloriaba de dotar a las mismas de elemen-
tos necesarios para cumplir sus tareas (hemos visto las re-
ducciones, los bajos sueldos, etc.).
"Mi Gobierno ha estado atento a la necesidad de do-
tar a nuestros institutos Armados de los medios ne-
cesarios para asegurar su eficiencia y mantener su
elevada preparación profesional. En .el. año recién
transcurrido se concretaron importantes adquisicio-
nes, que en parte ya están operando y que han veni-
do a renovar algunos elementos anticuados" (58).
Dentro de las escasas preocupaciones del gobierno OC,
estuvo -hay que consignarlo- la creación del Departamento
de Límites y Fronteras, encargado de "la vigilancia de la se-
g,uridad de las fronteras y de la soberanía nacional, para cu-
yos efect os se ha dotado a este servicio de los cuarteles ..."

(55) Id.
(56) El Mercurio, 16-IV-64 "Resumen discurso en proclamación freísta del
Agrario Laborismo". ·
(57) Mensaje Presidencial, 1968, p. 13.
(58) Mensaje . .. 1968, p. 13.
106 CRISTIAN GARAY V.

"Este departamento trabaja en coordinación con la Dirección de


Fronteras y Límites del Ministerio de RR.EE." (59).
Este nuevo organismo que coordinó la seguridad fronteri-
za, estaba compuesto por Carabineros (60). Frei continúa las
líneas matrices de Alessandri en materias de seguridad; el
servicio de Investigaciones, por ejemplo, sigue siendo el ar-
ma represiva por excelencia:
"Esta acción de (mejoramiento) se tradujo en una
evidente agilización y eficacia de la atención del Ser-
vicio en el ámbito del control internacional, como pre-
vención de los actos atentatorios contra la estabili-
dad de los organismos fundamentales del Estado y en
el cumplimiento de las órdenes emanadas de los Tri-
bunales de Justicia, con jurisdicción en lo criminal"
(61 ).
Cuando el gobierno del PDC se dio cuenta de su
grave error, a raíz del "Tacnazo", Frei intentó calmar las exi-
gencias corporativas militares, concediendo (¡cómo no!) au-
mentos de sueldos. compra de equipos, etc. (62) .
Sin embargo, los acontecimientos del 21 de octubre de
1969, son, definitivamente, los más importantes del período
y demuestran la crisis institucional, con una seria reevaluación
militar y civil. Los hechos, en apretada síntesis, se desenvuel-
ven después del envío de una carta del General Roberto Viaux
al Presidente Frei, haciéndole notar la molestia institucional
por la decadencia de su gremio.

(59) Mensaje. . . 1968, p. 90.


(60) No he logrado encontrar los fundamentos por los cuales se delegue
en el cuerpo de policía interior -Carabineros- la custodia de los
límites fronterizos. Menos aún considerando la desproporción bélica
entre la gua~dia de carabineros y el militarizado Cuerpo de Gendar-
mería argentino.
(61) Mensaje . . . 1968, p. 93.
(62) Mensaje Presidencial 1ra. parte, 1970, p. 15.
DOCTRINA SCHNEIDER-PRATS . . • 107

"El personal que aún mantiene vivo su espíritu militar,


se siente defraudado, no tanto por la parte económi-
ca como por la falta de incentivos profesionales, ya
que se con desesperación que los mejores elementos
emigran y son reemplazados en pequeña proporción
por aquél que tiene escasas condiciones profesiona-
les" (63).
"Como consecuencia de todo esto, el Ejército no cum-
ple en forma eficiente con su Misión Fundamental y
Primaria, cual es la de estar en condiciones de guar-
dar la Soberanía de la Nación y formar e instruir sus
reservas terrestres adecuadamente" (64).

Viaux hacía presente que en mayo de 1968 había habido


problemas, y se prometió a los militares mayor atención, pero
que "estas promesas no se han cumplido, en mayor o menor
grado" (65). El 21 de octubre de 1969, Viaux se dirigió al Rg.to.
Tacna y se autoacuarteló, en otras instituciones -según de-
terminó el sumario militar- hubo apoyo espiritual al movi-
miento de protesta gremial: la Escuela de Suboficiales, el Ba-
tal Ión Blindado N9 2, el Bat. de Intendencia N9 2, oficiales-
alumnos de la Academia de Guerra y Politécnica Militar. El
22, a las 4:15 horas A.M. Viaux depuso su actitud, después
de mediar el General Mahn, concluyendo el movimiento. Viaux
insistió en la naturaleza gremial del autoacuartelamiento.
Ciertos autores, sin embargo, han querido ver la "mano
oscura de la irritación derechista contra la Reforma Agraria
del PDC.

(63) Cllrta del General R. Viaux al Pdte. Frei, Diario Ilustrado, 27-X-1969
(Varas: 122).
(64) Carta del . ... (Varas: 1984:123).
(65) Carta del ... , (Varas: 1984:127).
108 CRISTIAN GARAY V.

Examinemos las interpretaciones. Dooner en Cambio So-


cial y Conflicto Político, destaca la propaganda que hizo La
Segunda -de la cadena de "El Mercurio"- del caso Viaux, in-
sinuando la presencia del grupo Edwards en la configuración
del autoacuartelamiento, lo que le valió la aplicación por Freí
de la Ley de Seguridad Interior. "En muchos sectores quedó
flotando una duda. No se sabía si se había tratado de un he-
cho aislado de reivindicaciones por mayores sueldos o si había
otros motivos ..." (66).
(Agregando en una nota) "219) El periodista Emilio Filippi
hace un interesante análisis de lo ocurrido y da una serie de
argumentos que avalarían que el "Tacnazo" fue un golpe de
Estado fallido. Ver: Ercilla N'? 1.793, 29-X al 4-XI de 1969 p. 11.
Otros hechos ocurridos posteriormente avalan la tesis de Fili-
ppi (67).

Dooner debe citar, por esos otros hechos, los referidos


a reuniones deliberativas, que condujeron al licenciamiento
de seis oficiales -incluido su suegro el Coronel Raúl lugal.
No basta leer Ercilla para saber lo que realmente suce-
dió. Si existía este complot, ¿dónde están los datos, las
fechas, los políticos implicados? No existe ningún testimonio
ni de dirigentes del PN, ni del grupo Edwards, ni del propio
Viaux que avale la interpretación. ¿Y si así fuere, dónde es-
tán? Brilla por su ausencia; nos parece bastante curioso que
si "todos" lo dan por sabido, no se encuentre prueba alguna :
una delación, un informe de inteligencia, algo más sustancial,
superior al rumor. También han habido tesis contrarias, pero
más i.nteMgentes., según Rodríguez Grez, el Tacnazo sirvió
de aliciente a la izquierda para intentar probar sus tesis sub-
versivas: "no todos los sectores políticos condenaron la ac-
titud militar. Carlos Altamirano, entre otros, manifestó su apro-

(66) Cambios sociales y . . . Dooner, P., p. 185.


(67) Cambios sociales y . . . Dooner, P., p. 186.
DOCTRINA SCHNEIDER•PRATS. , • 109

bación al eventual golpe, señalando que en Chile ha-


bía un verdadero vacío de poder" (68) .
Esto parece ser lo que verdaderamente ocurrió, tanto pa-
ra el PN como para la futura Unidad Popular, vieron en el Tac-
nazo la posibilidad de desprestigiar al gobierno de por sí
enteramente desprestigiado. La tesis de una derecha golpista
-en 1967, en 1969- sería así una suerte de justificación o
legitimación (ver Dooner) del programa del PDC y contra
la coalición marxista y la derecha Nacional, pero sería -igual-
mente- sólo eso: "pretexto" histórico para un pensamien-
to "ya hecho".
No nos va mejor con Prats: " El acuartelamiento del
" Tacna" tenía una finalidad política clara, gestada en
varios pasi llos durante los meses inmedi atamente pre-
cedentes. Oscuros personajes civiles y uniformados
se prepararon para move r las piezas del tabl ero de aje-
drez, usando a Viaux de peón de partida. El jaque ma-
te que conduj ere al derroca miento de Freí .. . "(69) .
Más bien , nos parece que esto se inscribe en sus ideas
centrales sobre política tal como las expuso en 1969 Prats en
un Informe a los Comandantes en Jefe: "hay pánico entre los

(68) El mito de la Democracia en Chile, J. Rodríguez Grez, Pablo, p. 136. He-


mos sentido extrañeza en un primer momento al leer este comentari o,
sin embargo hemos t ropezado con una entrevista al C'ardenal Silva
Henríqu ez, un buen actor democratacristiano y hasta ci erto punto
ideólogo del mismo partido, que vendría a corroborar la tesis de
Rodríg uez Grez. En efecto, para justificar su violenta intervención
en la UC el año 1967. (Estas intervenciones que ll evaron a la re·
nuncia al Gran Canciller A lfredo Silva Santiago) fueron justificadas
por Silva Henríq uez en nombre de la seguridad del Estado, puesto
que Frei lo habría llamado y lo habría impelido a l a intervención
política porque "existía" un peligro de golpe izquierdista. Ahora bien
¿podríamos suponer un golpe que no contara con alguna simpa·
tía militar? El testimonio debe ser meditado, lo que queda en cla-
ro, es que la moral y la . justicia fueron relegadas por el momento
por el Cardena l, revist a HOY, 24-Vl ll-77.
(69) Memorias . .. Prat s, Carlos, p. 127.

9.- Política 10 ...


110 CRISTIAN GARAY V.

aún privilegiados ante la perspectiva de verse despo-


jados de sus prerrogativas, lo que ha generado una
guerrilla politiquera , laboral y estudiantil en la que
los sectores políticos extremos han puesto en agita-
ción todos los factores que perturban el orden econó-
mico y la paz social, para cercar al gobierno y cortar-
le los caminos de continuidad de su régimen" (70).
Definidos así los "buenos" y los "malos" se explican me-
jor sus comentarios . . .

EL NACIMIENTO DE LA DEMOCRACIA SCHNEIDER-PRATS


(1970-NOV. 1972).

A fines de los años 60 y comienzos de los 70, surgieron


un gran número de gobiernos militares de diverso signo. De
ellos t enemos evidencia que fueron observados con inquie-
tud y curiosidad desde Chile ; en relación a nuestro tema no
creemos que hayan tenido mayor relevancia para los mili-
tares chilenos en el sentido de determinar una acción, porque
para todo estudioso imparcial es indiscutible que la resolu-
ción militar fu e empujada por los civiles, primero mediante
una neutralización militar de la oposición a Allende; luego, me-
diante una acción antisubversiva inspi rada por la oposición.
Tal como expresa Nunn:
"Advertida, amenazada e insultada por la izquierda,
la clase de oficiales era alabada y exhortada por la
derecha. Cada una tení::i en mente un rol para los
militares, cada una tenía una solución para las ale-
gadas violaciones de la Constitución o de la doctrina.
En un proceso no diferente a la revisión judicial, el
pensamiento y percepción de la clase de oficiales
fueron redefinidos y "puestos al día" desde afuera.

(70) Memorias . . . PRATS, Carlos, p. 140. Este documento redactado por


Prats le muestra de cuerpo entero en su populismo desenfrenado:
¿sería "deliberación" para Prats?·
DOCTRINA SCHNEIDER· PRATS . . . 111

Pero quedaría a la profesión militar el indicar cómo se


manifestaría" (71).
A hora bien , los tres acontecimientos matrices de mode-
los de participación militar, surg.i eron a fines de la década
del 60 y pr incipios del 70: nos referimos bás icamente, al ca-
so argentino, al peruano y al uruguayo.
En Argentina existe una antigua repulsa por la democra-
cia li beral de corte tradicionalista y nacionali sta. A fines de
los años 40 , el Preside nte del Tribunal Supremo de Arge n-
tina, Tomás Cásares, furibundos antidemocratacristianos, creó
los primeros círculos de estudios doctrinales (72) .En los años
siguientes una vasta literatura se extendió entre sectores mi-
litares, con especial v igor en la Fuerza Aérea y la Marina; pa-·
ra estos sectores, la influencia francesa y el hispanismo fue-
ron piedras fundamentales. Basta ver el cat áloao -actual men-
te- de editor iales como Dict io, Club del Libro Cívico, Huemul y
Rioplatense, para hacerse una idea clara de la influencia tradi-
cionali sta; de diversas ideas qeopolít icas; y de corri entes ex-
tremas del nacionalis mo. En ellas las cit as a teóricos de la con-
t rasubversión (-Beauffe, Trinquier, por ej .) se enlaza con los di-
fusores locales de la teoría de la Gran A rgentina y los de pensa-
miento contrarrevolucionario (73) .
El gobierno del General Onganía (1966-70) constituyó la
cúspide de estas tendencias, siendo derrocado en 1970 por el
general Livingstone, bastante más t empe rado y que incluso
propició el acercamiento con el régimen marxista en Chile (74).
Respecto a la primera vertiente , la t rad icionali sta , en Argen-
t ina existe un definido viraje al tradicionalismo francés, que
se enlaza con las consecuencias que tuvo la Guerra de Arge-

(71) El profesionalismo militar chileno en el siglo XX. Nunn, Frederick, p .


32. Moss y Fermandois coinciden en este juicio.
(72) Conversación con el P. Osvaldo Li ra, SS. CC.
(73) Onnibulados por el " imperiali smo " y la "CIA", los críticos de algunas
doctrinas de la SN, ignoran sistemáticamente estos testimonios que
evidenciarían mayor autonomía que las que ellos les asignan a estos
modelos. Una excepción L;;: Doctrina de la SN, Roberto Calvo, pp. 55-
57; 59·79; 93-101 .
(74) Chile y el Mundo 1970-73. Fermandois, J ., pp. 124-134.
112 CRISTIAN GARAY V.

lia. En dicho conflicto, se ensayó un nuevo g.é nero de guerra


subversiva, teorizada por Franz Fanon (1925-61) y que dio ori-
gen a una sostenida réplica de los servicios de inteligencia
y del Cuerpo de Paracaídas, tropa de élite muy interiorizada
de las ideas del Tradicionalismo . Fanon , alrededor de los años
55 , se integra en el auxilio de los fellagha de FNL argelino y
justifica el terrorismo revolucionario:
"La violencia es entendida como la mediación
real . . ." "Para el pueblo colonizado esta violencia"
. .. reviste caracteres positivos , formativos. Esta pra-
xis violenta es totalizadora, puesto que cada uno se
convierte en un eslabón violento de la gran cade-
na ..." "!Iluminada por la violencia, la conciencia del
pueblo se rebela contra toda pacificación" " . .. es una
expresión de una agresividad por fin socializada"
(75).
Esto condujo a una consecuente preocupación de los mi-
litares argentinos por el problema de la subversión; muchos
de los libros-textos sobre contrasubversión, se inspiran en
el caso argelino , como el Coronel Trinquier en La Guerra Mo-
derna y Autopsia de la Guerra de Argel , el Coronel Chateau-
Jobert en Manifiesto Político y Social y Doctrina de la Ac-
ción Contrarrevolucionaria, etc. Inspiración mucho mayor que
la estadounidense a nuestro entender. Respecto al gobierno
de Onganía, es evidente a cualquier observador que el conte-
nido de este régimen podría calificar de una especie de Na-
cional-Catolicismo, es decir de un concepto que vincula la
tradición nacional al Catolicismo tradicional, noción que ha
sido ensayada para definir el régimen franquista en su origen .
Especial relieve tendrá en Onganía el anticomunismo
-"las fronteras ideológ.icas "- y el antiliberalismo. No olvi-
demos que uno de sus ministros fue Manuel Roberto Gorostia-
ga, un destacado ingeniero, portavoz de la resistencia antimo-
dernista y que fue éste el inspirador de la consagración de
Argentina al Inmaculado Corazón de María en 1969, con la

(75) Los condenados de la Tierra. Fanon. F., p. 283 cit. en La Rebelión de


la Nada. Díaz Araujo, Enrique, p. 107.
DOCTRINA SCHNEIDER-PRATS. . . 113

indisimulada hostilidad de algunos obispos progresistas_ Un


amigo de Gorostiaga, el Barón Andrés de Asboth, director de
la publicación argentina ROMA, comentó así la consagración:
"La Argentina quedó signada con un sello católico y
mariano imborrable. Frente al avance, en los tiempos
actuales con un sello católico y mariano imborrable.
Frente al avance, en los tiempos actuales vertigino-
so, de una Revolución anticristiana multisecular, fue
un acto de fe en las realidades eternas, en la verdad
inmutable ..."
"Ha constituido un acto de fe del Jefe Supremo de
la Nación en el mensaje de Fátima ... " (76).
Respecto a la visión geopolítica argentina, a menudo li-
gada al nacionalismo y al militarismo, ésta configura un aná-
lisis que perdura en el curso del siglo, agudizada por la pug-
na chileno-argentina y brasileño-argentina . En 1916 el Viceal-
mirante Segundo R. Storni escribió Intereses argentinos en
el Mar, texto de amplia difusión para las tesis de la Gran
Argentina, tan apetecibles para estos militares, obra que fue
reeditada en 1952 a petición del Ministerio de Marina y en
1967 por el Centro Naval de Buenos Aires . La "insuficiencia"
civil para dar cuerpo a esta ideología expansionista, también
entra a jugar determinantemente en el panorama político del
vecino país , aliado al chauvinismo (77).

(76) Consagración a María, editorial, Andrés de Asboth en ROMA Nº 12,


navidad de 1969. Esta revista, así como el citado ingeni ero Gorostlaga,
son claramente partidarios de una entente con Chile, al contrario de
los redactores de CABI LDO y, a veces. de VERBO argentino. Respec-
to a ESTRATEGIA, vinculado fuertemente a la Marina: a raíz del con-
flicto austral, en 1978, ESTRATEGIA recomendó el diálogo de armas ...
(77) Juan Enrique Guglielmeli, destacado militar argentino y director de
ESTRATEGIA, definió así -en 1969- el pape l de las FF.AA. argenti-
nas : "Afirmamos que sin Revolución Nacional no es posible la defen-
sa nacional. pues . en tanto esa Revolución no se realice, no hay Na-
ción totalmente lograda y, por lo tanto, no hay Nación, en la máxima
expresión de su significado, a la cual defender. Si el conjunto de
bienes e intereses que se colocan baj o su cobertura no son propios,
más aún si son en gran parte extranacionales, el sistema defensivo
depe·nderá del exterior ... ", p. 8 "Responsabilidad de las FF . AA .
en la Revolución Nacional en ESTRATEGIA N~ 4, nov-dic. 1969.
114 CRISTIAN GARAY V.

El segundo caso es el gobierno de Juan Velasco Al vara-


do (1968-75), aquí el imperativo del desarrollo se transforma
en una invocación populista, de tipo "tercermundista" y de
fuerte impacto sentimental a cierta izquierda (78), tal como la
caracteriza Fermandois:

"Estaba diseñada (la política interna) para generar


un apoyo interno de tipo nacionalista y "revolucio-
nario", que contuviera un elemento "antimperialis-
ta", como para mejorar las relaciones económicas del
Perú con otros países realineando su vinculación con
la economía mundial" (79).
Jorge Fernández Maldonado, Primer Ministro y Cdte. en
Jefe peruano, definió así el contenido de la revolución pe-
ruana: "El binomio Pueblo-Fuerza-Armada siempre existió,
pero su unión coyuntural, su inserción mutua no se produjo
tan fehacientemente como hasta hoy por la acción persisten-
te sutil, de la oligarquía nacional y del imperialismo histórica-
mente presentes hasta el 3 de octubre de 1968 . . ." (80).
En esta perspectiva, la revolución peruana da pábulo pa-
ra una versión del nacionalismo de izquierda, populista y filo-
socialista, este es el caso de Velasco, que en un testimonio
alg.o posterior -1974- define el proceso así, tomando como
base la reforma agraria:
"La Reforma Agraria y la Comunidad Laboral, por
ejemplo, son conquistas participacionistas de la Revo-
lución , porque preferencialmente abren camino a for-
mas asociativas de propiedad a través de las cuales
los trabajadores del campo y las ciudades acceden

(78) Memorias civiles y militares (críti ca literaria) . Edwards, Jorge, p. 10


en MUNDO DINERS N~ 32, julio 1985, Santiago. Es evidente la simpa-
tía.
(79) Chile y el Mundo 1970-73. Fermandois, J., p. 142.
(80) FF.AA., Cristianismo y Rev. en el Perú. Fernández Maldonado, J., p.
26 en ESTRATEGIA N9 37-38, nov. 1975 - feb . 1976.
DOCTRI NA SCHNEIDER· PRATS . . , 115

socialmente, no individualmente, al poder económico


y al beneficio de la riqueza que genera su trabajo"
(81 ).
El tercer modelo nos ha sido sugerido por un párrafo acu-
sador de Prats contra la DC: y pese a lo extraño que pueda pa-
recer, habiéndo lo razon ado le hemos encontrado la razón a
Prats: se t rata del caso uruguayo. En el caso uruguayo no hubo
un golpe declarado, sino una interdicción militar sobre la pre-
sidencia . Prats lo describe así:
"Tampién este viernes (9-X-1972) ocurre un hecho in-
ternacional , cuya trascendencia sólo meses más tar-
de sería medida en Chile: las FF. AA. del Uruguay
obligan al Presidente Bordaberry a someterse a su· he-
gemonía" (82).
Años después, sabemos, el ingeniero · Juan María Bor-
daberry llegaría a Chile, proponiendo un modelo permanente
de tuición militar, tesis que expuso en un seminario en la
Universidad de Chile : ·
" ... la vieja democracia liberal no es ya garantía
contra el marxismo y, más aún, de que su propia con-
cepción de Libertad descarta la posibilidad de intro-
ducir en ella retoque s que la protejan , puesto que se
desnaturaliza" (83).
" . .. las FF.AA. intervienen como institución" " . . .
no se configura el clásico cuartelazo sudamericano,
que tanto nos ha desprestigiado" (84).

(81) Participación plena con Justicia y Libertad. Velasco A., Juan, p. 63 en


ESTRATEGIA N9 29, Bs. Ai res. julio-agosto 1974. Muy ilustrado el aná·
lisis de Horacio Veneroni, Perú: algunos antecedentes para explicar la
conducta revolucionaria de sus Fuerzas Armadas, pp. 49-73, en ESTRA·

" TEGIA Nº 22, 1973.


(82) Memorias . . . Prat s. C., p. 362:
(83) Exposición de Bo.rdaberry, p. 173 en La Constitución Contemporánea
(1979), Seminario.
(84) Exposición, p. 169 Id.
116 CR ISTIAN GARAY V.

"Es claro que las Democracias liberales de Occiden-


te prefieren que los países de América se organicen
políticamente como ellas, aun cuando tal organiza-
ción conlleve el peligro del marxismo. Esta aparen-
te contradicción no es tal: ya hemos visto que tie-
nen la misma raíz filosófica inicial, es decir, el prin-
cipio según el cual no hay verdades permanentes,
que para el liberalismo es la base de su concepción
irrestricta de la libertad" (85).

Tal como dice Prats, el ejemplo uruguayo constituyó una


acción de neutralización militar del ipeligro marxista, pero
sin confl icto con Bordaberry, quien estaba plenamente de
acuerdo.
Examinados brevemente los antecedentes internaciona-
les a favor de una mayor participación militar, nos resta di-
bujar el proceso por el cual, estos hechos causaron impacto
en Chile y cómo explican la tensión gobiernista ante la posi-
bilidad de un levantamiento institucional.
a) El misterio de la declaración Schneider
El 8 de mayo de 1970, apareció en El Mercurio, una entre-
vista al Comandante en Jefe, René Schneider, en sus párrafos
esenciales decía:
"¿Qué piensa el Comandante en Jefe con respecto
a la participación de personal militar en actividades
políticas?".
"-Esa intervención en política está fuera de todas
nuestras doctrinas. Somos garantes de un proceso le-
gal en el que se funda toda la vida constitucional de l
país . . . "
"¿Cuál es su pensamiento con respecto a la próxi-
ma elección que se vislumbra como un proceso di-
fícil? " .
r
(85) Exposición .. . . p. 199 id.
DOCTRINA SCHNEIDER-PRATS . • . 117

" Vamos a llegar a la elección manteniendo nuestra


tradición de pleno respaldo a las decisiones del Go-
bierno Constitucional de la República, vamos a ga-
rantizar la normalidad del proceso eleccionario y a
dar seguridad de que asuma el Poder Ejecutivo quien
resulte electo".
La entrevista añadía , ¿cuál sería el parecer del Ejército ante
una mayoría relativa?
" Insisto en que nuestra doctrina y misión es de res-
paldo y respeto a la Constitución Política del Estado .
De acuerdo con ella el Congreso es dueño y sobera-
no en el caso mencionado y es misión nuestra hacer
que sea respetado en su decisión " (86) .
La declaración causó rápido revuelo , el senador Durán la
calificó de extemporánea y de amenaza velada a la derecha
(87) , acusación a la que se sumó Osear Fenner (88) y el PADE-
NA (89) . Mientras el subsecretario del Interior, Patricio Achu-
rra expresó su apoyo a Schneider (90). la Unión de Oficiales
(R) expresó su inquietud ante la declaración de Schneider (91 ).
Acosado por críticas y aplausos. el día 26 apareció una nota en
El Mercurio, afirmando que la declaración fue solicitada por el
reportero del diario, lo que fue ratificado por el mencionado
periódico (92) .
En realidad la doctrina Schneider, tal como fue bautiza-
da, apareció a luz pública en un instante inoportuno, no tanto
por su contenido como por la ocas ión, es evidente que la doc-
trina tenía segundas intenciones . De partida no decía, ínter-

(86) El Mercurio, 8-V-70, p. 25. Entrevista a Schneider.


(87) El Mercurio, 10-V-70, p. 43.
•\ (88) El Mercurio, 13-V-70, p. 3.
(89) El Mercurio, 14-V-70, p. 25.
(90) El Mercurio, 14-V-70, p. 25.
(91) El Mercurio, 20-V-70, p. 26.
(92) El Mercurio, 26-V-70 , p. 21 .
118 CRJSTIAN GARAY V.

pretada con buena voluntad nada nuevo sobre el papel de las


FF.AA .; todo lo dicho estaba dicho en la Constitución y bas-
tante mejor dicho. Interpretada de mala voluntad, sin embar-
go, se ilumina la intención: ¿sería una advertencia a la dere-
cha que no invocase el anticomunismo en el Ejército para im-
pedir el acceso a un presidente m~rxista? ¿No le habrá sido
sugerida esta acción por el PDC, cuya candidatura estaba li-
gada por pactos con la de Allende?
La tesis del "empujoncito" militar no era novedad en Chi-
le, pese a que la Constitución no otorgaba a los militares ma-
yor participación política. En 1920 los militares resolvieron la
duda en la elección presidencial, entre Luis Barros y Arturo
Alessandri P., el método fue original pero no ineficaz. Como
la elección quedó indecisa porque ambos obtuvieron mayorías
relativas, se propuso un Tribunal de Honor; los votantes ales-
sandristas se pronunciaron contra este procedimient9, acu-
sando a Barros de robarle el triunfo. Finalmente el ejército del
Norte mandó un criptógrama diciendo que de proce~erse me-
diante el Tribunal, el Ejército no respondería del orden público.
Los partidarios de Barros cedieron raud amente (93). En 1938 la
estrecha victoria de Pedro Ag,uirre Cerda sobre Gustavo Ross
S. M. por un uno por ciento, que debía ser resuelta por otro tri-
bunal, fue desechada después de dos misivas, una del Cdte. en
Jefe del Ejército, General Osear Novoa y la otra del General-Di-
rector de Carabineros: idéntico resultado, desestimiento de
Ross (94).
A los dos casos anteriores, relatados por G. Vial, podemos
agregar este otro, referido a la Constitución de 1925. Según re-
lata Fernando Alessandri R., en la discusión, muy acalorada, so-
bre la conveniencia del presidencialismo contra el parlamen-
tarismo, fue decisiva la proposición del Inspector General del

(93) Decadencias, Com:.ensos y Unidad Nacional en 1973, pp. 142-143 en DI-


MENSION HISTORICA DE CH:LE N9 1, 1984 ASGP, Santiago. Gonza-
lo Vial.
r
(94) Decadencias . . . Vial C., Gonzalo, p. 143 en DIMENSION.. . N9 1,
1984 id.
DOCTR INA SCH N EID ER · PRATS . . • 119

Ejército Mariano Navarrete, especie de Cdte. en Jefe de aque-


llos años:
" Pero el que intervino con más calor y que fue deci-
sivo en la adopción de la reforma, resultó ser el ge-
neral Mariano Navarrete" ",. .. comenzó manifestan-
do que le resultaba difícil intervenir en el debate sin
ser él constitucionalista pero que, en todo caso , po-
día aportar la experiencia que le había dejado la apli-
cación de algunos preceptos de la Constitución de
1933. Y a renglón seguido, dijo, más o menos , que
los resultados del sistema parlamentario habían si-
do desastrosos para el país ." (95).
El revuelo fue inmediato , pero tuvo un objeto bien defi-
nido, dar paso a la nueva Constitución:
"La opinión pública , sin embargo no se engañó. Su-
puso bien, que tras las palabras del general Navarre-
te estaba la opinión de las Fuerzas Armadas. En efec-
to, dos días antes habían sido consultados los gene-
rales y jefes de cuerpo de la guarnición de Santia-
go." (96)
A nuestro modo de ver ésta fue, justamente, el papel de
la declaración Schneider, que apareció en un instante polémico
donde muchos pusieron en duda que se entregaría el sillón pre-
sidencial a un marxista. Algunos anticomunistas, buscaban inú-
tilmente, una respuesta militar, sondeando incesamente a los
oficiales. Bien ejemplifica esta situación el testimonio de Pi-
nochet: "est ando éste en Ar ica de visita un amigo de un banco
local , me invitó a su ofi cina a conversar un momento. Al lle-
gar allí me encontré con un Sen ador, con quien iniciamos una
cordial conversación. Desde el primer momento comprendí que
se interesaba en conocer si el Ejército reaccionaría en contra
del Gobierno al ser elegido el candidato de la primera mayoría.
•\ Ante sus preguntas , recuerdo qu e le contesté: "Señor Senador,
si Uds. rechazan al Sr. Allende y votan por la seg,unda may9ría

(95) La Segunda, 22-V-1981, p. 26. Entrevi sta a Fernando Alessandri R.


(96) La Segunda, Id.
120 CRJSTIAN GARAY V.

relativa, tengan la absoluta seguridad de que el Ejército apoyará


esa decisión de acuerdo con la posición cuyo enunciado fuera
tan criticado tiempo atrás, y al que hoy, sin embargo, se le ha
reconocido toda la razón'" " ... le insistí que el problema era
hoy por hoy del Congreso, y, especialmente, del partido ma-
yoritario." (97).
Pinochet agrega, que el referido senador le expresó que
ello no sería posible (votar por la segunda mayoría). porque
existía un pacto entre Tomic y Allende, a lo que contestó:
"le manifesté que en ese caso el problema no era
del Ejército, y que la Institución no iba a salirse de
los cauces de la Constitución." (98)
Prats también señala múltiples ejemplos de este sondeo
incesante, ¿entregarán el poder los militares? ¿im.pediríao el
acceso a un marxista? Tales preguntas fueron comunes y efec-
tuadas por todos los políticos de la época, desde comunistas
a nacionalistas. Lo curioso del caso, es que se verificaron dos
acontecimientos anormales, el primero el pacto secreto de las
candidaturas Tomic y Allende, hecho reconocido por Benjamín
Prado, que aseguraba la mutua ayuda en el Congreso, excluyen-
do a Alessandri (99); el segundo era la negación de una manio-
bra, la elección parlamentaria, para elegir Presidente de la Re-
pública, dentro de los mecanismos legales contemplados.
Por ello la doctrina Schneider, nació con cierto dejo de im-
postura, al defender un Constitucionalismo, efectivo puramen-
te en el papel y que, dentro del panorama que hemos explica-
do, sólo adquiere inteligibilidad como una ag.resión democrata-

(97) El Díia Decisivo, Pinochet, A., p. 52-53.


(98) El Día .. .. Pinochet, A., p. 53.
(99) A menudo se escucha la objeción de por qué no se aceptó, en la can-
didatura Alessandri la segunda vu elta , se respo·nde, seguidamente, a
causa del triunfali smo. No hay tai; la candidatura independi ente
percibió la alianza Tomic-Allende y previó la unidad de ambas can·
didaturas en una segunda vuelta, la prueba estaba en que los pro-
motores de la idea eran dos mapucistas, uno de ellos Gumucio. Véa-
r
se Semana Política de El Mercurio, 2·11-70, p. 27 y día anterior P. F.
Ramírez, p. 2 y nuevamente la editorial el 6-11-70, p. 3.
D OCTRINA S CHNEIDER·PRATS . . . 121

cristiana a la candidatura de Alessandri. Así la posición del Ejér-


cito quedaba sintetizada por Prats en 1969, de esta manera:
"-Apoyar firmemente al Poder Ejecutivo actual an-
te cualquier conato de Golpe de Estado o de situa-
ción anárquica preelectoral".
"-Apoyar al candidato triunfante en un proceso
electoral completo, sujeto a las normas constitu-
cionales vigentes." (100).
Ahora bien, un aspecto que no ha sido considerado y que
pondremos de relieve, se refiere a la influencia del proceso
argentino. Schneider dio muestras repetidas de temer que en
ciertos sectores de las FF.AA . se produjese una situación si-
milar a la del vecino pa ís. Temía una doctrina o ideología mi-
litarista y un gobierno institucional. La prevención de Schnei-
der era absolutamente infundada, pero representó una ver-
tiente insistente en su pensamiento. En plena visita oficial de
Onganía a Chile , Schneider hizo una poco cortés referencia,
indirecta por cierto, a las FF.AA. argentinas, rechazando su es-
quema de participación en la vida política, más sospechosa aún
si pensamos que la dio El Siglo (101). Esto nos confirma por
el testimonio de sus hijos, algunos de ellos allendistas y vin-
culados (también en el instante del asesinato) al MIR y al vio-
lentísimo criollo, aunque no activamente :
"Hace unos dos años vinieron a cenar en la casa
ciertos generales -ahora en retiro- que en el fon-
do le tenían simpatía a Onganía y sus métodos. Era
la época de las barricadas de mayo del 68 en París.
Raúl y yo (René Schneider Arce) defendimos a los
estud iantes porque se armó una discusión: los gene-
rales estaban en contra de lo que exigían los estu-
diantes en Europa y de la reforma universitaria chi-
lena. Mi padre se mantuvo en silencio al principio.
-\ Cuando los generales dijeron demasiadas leseras mi

(100) Documento militar 1969 en Memorias ... Prats, C .. p. 142.


(101) El Siglo, 11-1-70, p. 4.
122 CRISTIAN GARAY V.

padre solidarizo con nosotros y se puso a discutir


con ellos". "Raúl, para colmo, les dijo que estaba de
acuerdo con los planteamientos del MIR y quedó la
tendalada. Mi padre les refutó: "El mundo marcha ha-
cia una nueva forma de sociedad, quérase o no, y hay
que estar preparados para los cambios". "Tu recuer-
das, Raúl que papá jamás simpatizó con ningún can-
didato de la derecha". " ... Era absolutamente opues·
to a toda forma de derecha" ... (102).
Con cercanía mirista, filiación democratacristiana, freís-
ta sentimental, Schneider creía percibir síntomas de un proceso
argentinizado, que, por supuesto, sólo existía en su fértil
ima9inación. Pero hasta cierto punto, concédamoslo, el Cdte.
en Jefe recibía constantemente noticias del país vecino y se
alteraba hasta lo indecible, pensando en acontecimientos simi-
lares; el 3 de octubre de 1970, La Segunda publicó una carta
de la Acción Revolucionaria Anticomunista Argentina, que em-
plazaba al general a impedir el acceso a Allende (103). Si he-
mos de creer a sus hijos , recibía llamados diarios para efec-
tuar un golpe . Quizás la descripción que nos ha hecho Prats
de cómo percibía la situación , sea más fidedigna que la de-
claración de sus hijos.
"Schneider expresa que no son pocos en Chile los que
estiman que las Fuerzas Armadas son una "alterna-
tiva de poder". " ... (Pero) "En las definiciones .cons-
titucionales, no figuran las FF. AA. como opción y,
por el contrario, ellas están definidas como g·arantía
del funcionamiento del sistema". " ...En consecuencia ,
hacer uso de las armas para asignarse una opción,
implica una traición al país; luego, mientras exista

(102) Cómo y por qué muere un Cdte. en Jefe. Entrevista a sus hijos
Raúl y René, en CHILE HOY. 17-Xl-72. p. 8. Nos parece poco con-
fiable la interpretaci ón de s us hijos de Schneider como admi rador
¡·
del C'he Guevara. francamente, demasiado. ¿Propaganda partidaria
para dos hijos ubicados estratégicam ente en puestos fi scales ? El
subrayado es nu estro.
(103) La Segunda, 3-X-70, p. 6.
DOCTRINA SCHNEIDER-PRATS . . . 123

un régimen legal, las Fuerzas Armadas no son "alter-


nativa de poder" (104).
Siempre siguiendo a Prats, Schneider habría impuesto por
límites a esta doctrina los conflictos de poderes y habría da-
do su apoyo a cualquier decisión del Cong,reso en torno a di-
rimir sobre primeras mayorías relativas , cuestión que no nos
parece tan probable, aunque no creemos contradictorio el testi-
monio.
Es cierto que existieron numerosos movimientos negati-
vos al ascenso marxis ta, pero todos se resolvieron por vía re-
glamentaria y mediante la apatía del resto de los uniformados:
la actitud del general Pinochet, no por prudente, abiertamente
definida, ilustra nuestro juicio.
El escándalo de la intervención de Schneider, finalmente
provocó un fallido intento de golpe de Estado, que le ocasionó
la muerte , a consecuencias de mortales heridas, en octubre de
1970.

b) La interpretación de Prats: el hombre y sus ideas


Para Allende, Prats fue el hombre del destino; presidencia-
lista, populista, enemigo mortal de todo tipo de orden de de-
recha, el nuevo Cdte. en Jefe constituyó la adquisición mejor
lograda del allendismo. Al comienzo de sus Memorias, Prats
declara querer corregir una versión del Libro Blanco en la cual ,
se decía que él habría dicho, en cierta ocasión, que "moriría
con las botas puestas" por el gobierno de la Unidad Popular.
Prats acota que lo que dijo fue, que él defendería la legalidad
hasta el final , sin ponerse · las botas; y, en segundo lugar, que
él no era partidario de la UP, sino del ejecutivo. En esencia,
Prats cree desmentir sin desmentir en la realidad: Allende no
se consideraba presidente de todos los chilenos; expresó cla-
ramente que su candidatura era instrumento de una ideología
\ y no un caudillismo. Pero también , ello nos permite acotar el
terreno de Prats . Desde luego sería infundado considerarlo mar-
xista, más bien Prats representa cierta mentalidad romántica,

(104) Memorias ... Prats , C., p. 157, la v1s1on de Prats es más equilibrada
que la de sus hijos, y, creemos, más confiable.
124 CRISTIAN GARAY V.

ilustrada, fundada sobre el progresismo y el populismo y -con


cierto- vigor inusitado por el pueblo, prop io del desclasado,
del converso. Va en su Documento militar de 1969, donde tuvo
oportunidad exponer sus ideas políticas , hizo una distinción en-
tre una política progresista y una marxista:
"Esta debe ser capaz' de salvaguardar el progreso mo-
ral y social ya logrado por la DC y asegurar nuevas
transformaciones políticas, económicas y sociales,
aún más profundas, pero sin dar margen a la pene-
tración del marxismo a las fuentes del poder" ( 105).
Su visión de Allende , entusiasta, lo reflejaba antes que
como un hábil líder, con calidad táctica para ocultar sus pro-
pósitos finales , como un líder de gran calibre, "un estadista",
aislado por la "fronda" partidista y la miopía de algunos de
sus acompañantes . Esta admiración de Prats por Allende tie-
ne también , raíces sicológicas profundas que pocas veces se
mencionan. Me refiero a su tradición fam iliar. Prats era des-
cendiente de Belisario Prats, último ministro de Balmaceda, se
sentía señalado por el peso de una honrosa defensa del eje-
cutivo , su padre, Prats Risopatrón, era un miembro de la vie-
ja clase dirigente, quizás sin dinero, pero con bastante ins-
trucción . No se puede discutir a Prats una cultura bastante
aceptable , aunque un poco mal digerida (106), lo que se expre-
sa en rimbombantes títulos donde los adjetivos se suman a
los adjetivos y no a los sustantivos como es lo correcto. Res-
pecto al peso del presidencialismo en su familia, hemos en-
contrado un testimonio bastante claro y un tanto curioso en
el juicio que se realizó a infiltrados miristas, comunistas y so-
cialistas en la FACH, el año 1974. Uno de los inculpados , Ala-
miro Castillo, expresó:

(105) Memorias. .. Prats , C., p. 142.


(106) Nos referimos en especial a su obra sobre Vi cuña Mackenna, re-
dactada arragosamente, véase la c rítica literaria de Miguel Artecha.
En contraposición (pero hablando de un libro leíble), Jorge Edwards,
en Memorias Militares y Civiles, pp. 1-11, en MUNDO DINERS N9 32,
r
1

julio 1985, Santiago.


DOCTRINA SCHNEIOER· PRATS•• • 125

"Que Prats tuvo un abuelo que fue Ministro del Inte-


rior de Balmaceda y que se considera continuador del
rol histórico de su abuelo" (107).
Otro elemento que debe haber pesado mucho, en la con-
ciencia de Prats, es la Revolución peruana dirigida por Velasco
Alvarado; si bien Prats reprobó que los militares tomaran el
control del país directamente, no le debe haber parecido mal el
contenido del programa políti co. El tinte "desarrollista", nacio-
nalista de izquierda (108). no debe haber sido reprobado por
Prats. Jorge Edwards, embajador al lendista de Chile en Cuba,
castrista desengañado en su Persona Non Grata, expresa un
juicio que podemos extender a Prats, a propósito de sus Memo-
rias:
" El general Prats menciona de pasado un hecho que
probablemente tuvo mayor influencia de la que se
habría admitido entonces: el derrocamiento del go-
bierno peruano del Presidente (derechista) Fernando
Belaúnde. afín en muchos aspectos al de Frei, y su
reemplazo por un régimen militar que se podría ca-
lificar de progresista y desarrollista. La revolución
militar peruana pasó o ser un factor dinámico, al me-
nos en sus primeros años, en todos los procesos po-
líticos de América del Sur" (109).
En la psicolog.ía de Prats, los "buenos" eran los reformis-
tas, los revolucionarios; los " malos", los oligarcas, en sentido
despectivo y desclasado. En sus memorias anota un hecho
profesional, que bien puede servirnos de guía para la compren-
sión síquica de Prats y del profundo resentimiento contra la
derecha:
"En los años 1959 y 1960, yo había vuelto a desem·
peñarme como profesor en la Academia de Guerra

\ (107) Proceso, a fojas 284, sumario FACH, p. 109 en Proceso a


Boizard, R.
una traición,

(108) Sus relaciones con Jorge Prat Echaurren, así parecieran demostrar·
lo, creemos interpretar bien su posición de nacionalismo tercermun-
dista, filocomunista, pero no marxista. Ver Memorias de Prats, p. 170.
(109) Memorias Militares ... Edwards, J., p. 10 en MUNDO DINERS N~ 32,
julio de 1985 Santiago.
126 CRISTIAN GARAY V,

del Ejército, desarrollando la cátedra de Estrategia en


el tercer año del Curso Regular. Alguien se había en·
cargado de hacer llegar a las esferas políticas medias
el comentario de que yo era "freísta", sinónimo poco
menos que de "comunista" en esa época, y no se es-
timó conveniente que continuara sirviendo en la Sub-
secretaría de Guerra" (110) .
En sus Memorias, podemos distinguir dos etapas del pen-
samiento de Prats, quizás no muy distinto de otros oficiales
allendistas (111); la primera, del progresismo larvado y la se-
gunda al del allendista incondicional, del gobiernista que ve
su utopía real izada y que jamás será capaz de encontrar una
sola falla. Prats sería lo que hoy llamaríamos, sin entrar en
calificaciones sobre el hecho mismo, "un hombre del Presi-
dente". Repetidament e Prats desahoga su resentimiento con-
tra fa derecha ¿y quizás contra su clase?, caracterizándola mo-
ralmente , algo que, en efecto , escapaba a las posibilidades
éticas de un servidor de Allende, cuyo "buen vivir", por así de-
cirlo, era público. En cierta ocasión Prats se queja de que los
oficiales antimarxistas usen a sus mujeres, como si ignorase
que si se lo decían ellos serían llamados a retiro al día siguien-
te . En otra ocasión, demostrando un marcado machismo, con-
sidera que las mujeres han sido utilizadas en la marcha que
"despidió" a Fidel Castro de su eterna visita; pareciera que
Prats les negaba el derecho al juicio y a meterse en política
a las mujeres de derecha.
En primer lugar Prats denominó a su doctrina de SN como
de "soberanía geoestratégica" (112), coincidiendo con la de-

(110) Memorias ... Prats , Carlos, p. 92.


(111) Sin embargo ésto, Bachelet, Sepúlveda. Pickering, carec ían de la es-

r
tatura de Prats, en el sentido de hombre que calibraba los hechos
con habilidad. La debilidad del "pensamiento" de Pickering, por ejem·
plo, se manifiesta : "Yo le voy a decir una cosa. No conozco ninguna
guerra que se haya producido entre dos países democráticos en la
historia d·el mundo" (¿ ?) , p. 13 , en entrevista, CAUCE Nr;, 17,
24-Vll/ 6-Vlll-84.
(112) El Siglo, 7-V-73, p. 9 "Chile seguirá un ordenado proceso institucio-
nal".
DOCTRINA SCHNEIDER·PRATS. ••
127

finición que daban los socialistas al respecto, al hablar aqué-


llos de "las fronteras económicas" a que estaban ll amados a
custodiar las FF . AA. En Prats encontramos paralela, una hos-
tilidad hacia EE. UU. y su influencia en Hispanoamérica, irrita-
ción compartida por -hemos visto- muchos oficiales y gober-
nantes -Fre í y Alessandri- que recibían el tutelaje interesa-
do de la nación del Norte en materias de defensa. Los militares
chilenos, estimaban con razón, que las necesidades permanen-
tes de defensa no tenían por qué ser evaluadas previamente por
EE. UU. Prats rec 1ama para la SN la coordinación económica,
propia del Tercermundismo , ta l como lo expresa en la crítica
a ODEPLAN:
"Sin embargo, se omite enlazar este mecanismo de
trabajo, con la seguridad nacional, en circunstancias
que en el mundo moderno resultan indivisibles para
un pueblo en vías de crecimiento, los conceptos de
desarrollo y seguridad" ( 113) .
Este juicio r:io es accidental, sino un tópico en su pensa-
miento de Prats, mucho más claro, cuando éste viajaba fuera
del país, donde, quizás, tenía un espacio más libre para emitir
opiniones a siniestra: Y Cuál es el papel del Ejército respec-
to a la política?".
"-Es estrictamente profesional ... nuestra posición
es mantenernos prescindentes de actividades políti-
cas contingentes .... pero las FF. AA. no pueden dejar
de participar en tareas de desarrollo nacional.. el con-
cepto de defensa de la soberanía no lo limitamos al
resguardo fronterizo, sino que incluimos lo que llama-
ría la defensa de la soberanía geoeconómica del
país" (114).
Salta a la vista, tal como hemos desarrollado en nuestro
capítulo sobre el pensamiento de Allende sobre las FF. AA.,

' una absoluta coincidenc ia con los postulados del entonces

(113) M emorias . . . Prats, C'., p. 100.


(114) El Siglo, 7-V-73, p. 9 "Chile seguirá un ordenado proceso institucio-
nal" en EE. UU . El subrayado es nuestro.
CRISTIAN GARAY V.
128

Presidente y del PS y PC. Allende expresó en un homenaje a


O'Higgiins:
"El nos dio la independencia Política y ustedes, al
elegirme Presidente, me han señalado el camino para
recorrerlo y conquistar la segunda independencia, la
independencia económica de Chile" (115).

"Si antes a las Fuerzas de Carabineros -y a ve-


ces- y por su suerte a veces, ocasionalmente, se
empleó a las FF . AA. en actitudes de represión, yo
creo que ellas tienen que comprender que hoy día
tienen que estár junto al pueblo para defender las
fronteras económicas'' ( 116).
Prats reiteró estas concepciones en su viaje a Europa has-
ta la URSS en 1973. En París expresó que:
"El Ejército en los países en proceso de desarrollo
tiene que participar en las tareas de desarrol'n
que incidan en la seguridad nacionaL.. " Dentro del
concepto de soberanía geo-económica, con'tinuó "nos
interesa un constante intercambio de soluciones para
la común tarea de contribuir al desarrollo económico
de nuestros respectivos pueblos" ( 117).
Volvamos a su pensamiento político. Prats entendía que
el presidencialismo era la manera de resguardar el orden po-
lítico, y de aseg.urar la continuidad de su mandato. Prats , en
otras palabras, quería que dejasen a All ende y la UP construir
su utopía y así lo hizo saber más de una vez. El análisis polí-
tico de Prats divide a las FF .AA., en 1969, en dos bloqu es, un
80 % de centroizquierda y un 20 % de "inclinaciones derechis-

(115) Homenaje a Bdo. O'Higgins, Chillán , Jura a la Bandera, 20-Vlll-71 en


CUADERNOS DE D!FUSION NQ 4, Universidad de Conce pción, Con-
cepción , 1973, antología.
(116) Discurso I Escuela Sindical de Temporada, Universidad de Chile,
Valpo. 13-1-71 cit. en Salvador Allende. Nuestro Camino al Socialismo,
r
p. 98. El subrayado es nu estro.
(117) La Nación, 25-V-73, p. 8. Decl araciones en París de Prats.
DOCTRINA SCHNEJDER-PRATS .•• 129

tas" y, también, de ultraizquierda (118). Por tanto existía, en la


base de su argumentación, una convicción numérica del apoyo
institucional , percepción absolutamente errada, según demos-
traron los hechos posteriores. La situación debía resolverse , en
su opinión, "mediante la continuidad de su democracia repre-
sentativa, y que dé acceso legal a un gobierno pluripartidista de
efectiva avanzada social" (119). Es probable que este fuera un
recado al PDC, ya que su visión positiva del programa de la UP,
parece valorar especialmente dicha vertiente (120).
Prats escinde el idealismo de la izquierda con la agresión
de clase de la derecha; en efecto jamás éste define ideológica-
mente a la derecha -probablemente porque buena parte de
ella carecía de ideas definidas-, sino en el sentido de clase
alta, grupo al que con vigor anatemiza. En 1972, recuerda:
"Soy franco ante el Presidente para señalar, en mi
opinión, el país está ya dividido en dos sectores irre-
conciliables, que se enfrentan con absoluta intransi-
gencia. Que, en los momentos que se viven, hay una
especie de equilibrio entre el poder de masas que
representa la UP y el poder económico, que todavía
detenta la oposición" (121).
Este cuadro, enteramente falso y dicho ¡en pleno paro
Octubre! demuestra que Prats cuando habla del "pueblo" no
habla de un pueblo real, ni siquiera de los votantes (segura-
mente estaría informado de la derrota electoral de la UP ¿no?),
ni de los habitantes de Chile, ni de los mayores de 18 años.
Prats habla del pueblo con conciencia de clase, es decir, de los
partidarios del marxismo y por cierto, estamos aquí ante la
contradicción, no lo dice desde un punto de vista marxista,
aunque todo vaya en su provecho. Argumenta siguiendo los
\ anteriores moldes, en el carisma presidencial, algo que explo-
\ (118) Memorias ... Prats, C., p. 141. El subrayado es nuestro.
(119) Documento militar del 28-Xll-69 (redactado por Prats) en Memorias ...
Prats, C'., p. 142.
(120) Memorias ... Prats, C., p. 194. El recuento es amable, pero carece
del más elemental sentido crítico.
(121) Memorias ... Prats, C, p. 304. El subrayado es nuestro.
' 130 CRISTIAN GARAY V.

ta la derecha con Alessandri, cuyo acento en el carisma mo-


ral y dignidad compensaban el escaso contenido de su pro-
grama. En resumen Prats para justificarse no acude directa-
mente al marxismo, sino a la imagen del Presidente acosado
por la fronda partidaria, idea que presidía al a!essandrismo,
pero que carecía de relevancia en la imagen del allendismo,
que se definió como ideológica. Probablemente para una men-
talidad como Prats, éste era mucho más argumento, que todos
los anteriores; bastaba con recordar a su abuelo, Ministro de
Balmaceda, figura heroica en el santoral marxista y también
asequible al tercermundismo.
Esta esquematización se repite múltiples veces; así por
ejemplo se molesta ante lo que supone un infundio: la inspi-
ración marxista del programa de la ENU (122), que le parece
un malintencionado golpe periodístico. Prats juzga que su obe-
diencia a Allende cabe dentro de la "Gran Política" y que sus
puntos de vista, en tanto ministros, fueron considerados oor
el Presidente aún a costa de la coalición de la UP. ·
"En aquellas circunstancias de defensa de principios
de interés general , contamos siempre con el invaria-
ble respaldo del Presidente Allende" (123).
Repetidamente Prats usa del lenguaJe marxista: los "líde-
res populares", el "movimiento popular (y democrático)", etc.,
escindiendo a los opositores de dicha calidad a los líderes de
la oposición, como si estos no hubieran sido antes mayorías y
no lo fueran en ese instante también. Además, suponer, que la
derecha se reduce a la defensa de la "alta burguesía" está den-
tro del típico lenguaje socialista, dentro de la propaganda, pero
no del aná!isis serio.
De modo, que lo que hemos visto, en sus juicios políticos
es una progresión revolucion ari a, acentuada por los desbordes
de carácter (el incidente con Cox en la Costanera); el constan-

(122} Memorias ... Prats, C., p. 377. Lo de "presunta" suena risible. En


nuestra investigación sobre los ex Presidentes hemos tocado este
punto y la conclusión es evidente, todo el programa, partiendo por
A ll ende a la ENU en el marx ismo.
/
(123} Memorias ... Prats, c .. p. 320.
.!.---~

DOCTRINA SCHNEIDER-PRATS••• 131

te ataque de la opos1c10n desde que desnudó sus intenciones


de aplastar a la oposición; los sinsabores de su posición políti-
ca, que le afectaban síquica y sentimentalmente. No cabe duda
que en los últimos meses Prats es un hombre acosado , sus ami-
gos -Sepúlveda y Pickering- se ven aislados, menudean los in-
sultos. Pero, precisamente, estos hechos fortalecen su visión
política, y al renunciar no cabe duda alguna que es un allendis-
ta declarado. Años después, en el exilio, definirá el sistema po-
lítico chileno como una democracia condicionada:
"Un condominio de la burguesía industrial y de la
burg.uesía burocrática, en el que ambos estamentos
se complementan, beneficiándose la primera con las
modalidades de administración de la economía que
desarrolla la segunda" (124).
En este condominio, el proletariado está ausente y las
FF. AA. aceptan tácitamente este dominio oligárquico, que se
rompe con el ascenso de Frei, pero lleno de contradicciones;
allí aparece Allende y la UP, que van a "redimir" al pueblo, que
van a hacer presente al pueblo más allá de la demagogia demó-
cratacristiana . Y contra ese anhelo -según Prats- se levanta
el capital monopólico y los "privilegiados" ... Para Prats las po-
siciones más adecuadas son las del centro, fórmulas que, sin
embargo, fracasaron "porque sus disparos reformistas no han
alcanzado a corroer la estructura de la fortaleza capitalista y,
tarde o temprano, han terminado por identificarse con las ten-
dencias derechistas" (125).
Las ideas matrices de Prats no dejan lugar a dudas; esta-
mos frente a un revolucion ario que usó a las FF. AA. para que-
brar la resistencia al gobierno unipopulista.
Que pudiera unir tan fácilmente, las ideas como seguridad,
nación, marxismo, populi smo y democracia, revela gran capaci-
dad t áctica, razonamiento facilitado por el escaso vuelo espe-
culativo de Allende y de Prats. Ambos entendían de maniobras
dilatorias, sus ideologías estaban delimitadas, sabían a donde

(124) Memorias . . . Prats. C., p. 526.


(125) Memorias ... Prats, C., p. 559.
132 CRISTIAN GARAY V.

llegar y no se preocupaban de las exquisiteces ideológicas;


esas estaban para los imprudentes del MIR, del MAPU y del PS.
Aparentar transar, sin transar, era su táctica y resultó el año
72 . . .

LAS FF. AA. EN EL PENSAMIENTO DE ALLENDE

Ciertamente las FF. AA., en su condición vigente en 1970


no eran objeto del entero agrado de Allende, si bien -debemos
reconocer- su comportamiento ante ellas fue hábil, tal como
lo demuestran sus convocatorias a g.abinetes cívicos-militares
en nombre de la "Seguridad Nacional". Tampoco el programa de
la Unidad Popular contemplaba una indefinida mantención del
statu quo apolítico de las FF. AA. En el Estatuto de Garantías se
contempló un párrafo especial hacia las FF. AA. que reemplazó
el Art. 22 de la Constitución, que en realidad suponía para la
Democracia Cristiana una supuesta garantía de supervisión mi-
I itar de la conducta de la UP: este documento, bajo la aparente
continuidad, suponía en su espíritu (su letra jamás fue cumpli-
da) una deliberación para definir los valores sustantivos de la
democracia chilena:
"Nos interesa que las FF. AA. y el Cuerpo de Cara-
bineros sigan siendo una garantía de nuestra convi-
vencia democrática".
"Esto exige que se respeten las estructuras orgáni-
cas y jerárquicas de las FF. AA. y del Cuerpo de Ca-
rabineros, los sistemas de selección, requisitos y
normas disciplinarias vigentes, se les asegure un
equipamiento adecuado a su misión de velar por la
seguridad nacional, no se utilice las tareas de parti-
cipación que se le asignen el desarrollo nacional pa-
ra desviarlas de sus funciones específicas, ni com-
prometer sus presupuestos ni se creen organizacio-
nes armadas paralelas a las FF. AA. y Carabine-
ros" (126).

(126) Posición del PDC. Inserción , debate, Senado, sesión 16, 22-X-70, p. 573.
DOCTRI NA SCHNEIDER·PRATS . . .
133

Sabido es que la única propos1c1on rechazada a la DC la


constituyó la presencia de militares en tareas .de supervigila-
ción; sin embargo, después veremos a Allende imponiendo a
los militares nombramientos de ministros, con el apoyo decidi-
do y entusiasta del General Prats, del Director-General José Ma-
ría Sepúlveda y de los generales Pickering, Montero, entre
otros.
La redacción del Estatuto quedó de la sig.uiente ma-
nera:
"3) La consagración constitucional de que la fuerza
pública está organizada única y exclusivamente en
las FF. AA. y Carabineros, las cuales son insti-
tuciones esencialmente profesionales,. jerarquiza-
das, disciplinadas y no deliberantes. Ello supone que
se reserve a los Comandantes en Jefe de las tres
ramas de las FF. AA. y al General Director de Cara-
bineros, la facultad plena para el nombramiento de
jefes, oficiale~ y personal de dichas instituciones, de
acuerdo a criterios técnicos y a las necesidades de
e llas. Una disposición semejante fue propuesta por
la Democracia Cristiana en la Reforma Constitucional
de 1964, con el objeto de dar jerarquía constitucional
a las tres ra mas de las FF. AA. y al Cuerpo de Cara-
bineros, de establecer de que sólo les corresponden
las funciones específicas que señala la ley y de que
son organismos jerarquizados en un escalafón donde
hay jefes y subordinados con deberes de mando y
obediencia. La incorporación de nuevas dotaciones a
las FF. AA. y a Carabineros só lo podrá hacerse a tra-
vés de las escuelas especializadas que garanticen la
profesionalidad de dichos institutos" (127).

Por cierto que ésta no podía ser la situación ideal de un


régimen marxista, máxime cuando sus "milicias populares", sus
FF. AA. partidistas, estaban, según Fidel Castro identificadas
con la ideología revolucionaria y el pueblo y la policía, eran un

(127) Texto Estatuto de Garantías. Senado sesión 16, 22-X-70, pp. 574-575.
El subrayado es del original.

10, - P0lítica 10 .•.


CA IST JAN <"ARAY V .
134

todo para defender la Revolución. Esta función pretoriana de


las FF. AA. ser la consecuencia final de la idea de una "milicia
popular". Tal era la idea que animaba al MIR y a parte del so-
cialismo (sector Altamirano), situación que lleva sus raíces
hasta antes de 1970:
"El MIR, por su parte contribuía a agregar una nueva
cuota de tensión , anunciando la form ac ión de milicias
populares . El 29 de marzo (de 1970) organizó una
convención de los "sin casa" y anunció que estas
milicias tendrían la misión de defender a los inte-
grantes de los campamentos que rodeaban Santiago
Anunció además, que las mil ic ias serían la base del
"EJércüto del Pueblo ". (128).
Es necesario recordar la situación del modelo cubano (para
A!lende); donde Castro aseveraba :
" El completamiento de nuestros Cuadros de Mando
es del ciento por ciento, bien preparados política, mi-
litar y t écnicamente; casi el ciento por ciento de los
oficiales con mando , a todos los niveles jerárquicos,
son miembros del Partido o de la Juventud. Asimismo,
las 3/4 partes de nuestra oficialidad, son miliitantes
del PC de Cuba, de la Unión de Jóvenes Comunistas ''
( 129).
Fidel Castro decía que: "Con el triunfo de la Revolución se
establece una identifi cación entre la policía" (130).
Su hermano, Raúl, más categóricamente afirmaba :
" Con el triunfo de la Revolución se crean condicio-
nes enteramente nuevas, con el triunfo de la Revo-
lución se establece una identificación entre la poli-
cía y las masas , una identificación de intereses tan-
to en lo político como en lo social, una identidad de
intereses tanto en la lucha contra el enemigo impe-
(128) Cambio social y conflicto político. Dooner, Patricio, p. 201.
(129) Revista militar en. Antonio de los Baños. Castro R. , Raúl , p. 10 1m
EDICIONES COR N~ 4, Cuba , 1971 .
(130) 109 Aniversario de la Creación del MININT. Castro R., Fidel, p. 6, en
EDICIONES COR. N~ 5.
uuc·1HIN A ~ t.:HNl:.l ú l:. t-< - 1...H A-, :3 135

riali sta, tanto frente a los enemigos de la ley co-


mún" , " ... esa id entificación se produce en todos los
órdenes " (131}.
" Cuando se organizan las Milicias, cuando se orga-
nizan los Comités de Defensa de la Revolución"
" ...se organizan como parte del proceso, como médu-
la del proceso, como fuerza esencial del proceso"
(132}.

En el plano de los princ1p1os ideo lógicos , la pos1c1on del


PC chileno es esclarecedora del programa de la UP, más aún
cuando ciertos párrafos eran copia textual o más disimulada de
su propio programa . Cercanía que se explica, además, cronoló-
gicamente, ya que los acuerdos del PC preceden en un mes a
los de la UP ; el Comité del PC se reunió ent re el 23 y el 29 de
noviembre de 1969.

PROGRAMA DEL PARTIDO COMUNISTA

"Somos partidarios de una concepc1on moderna, patriótica


y popular de la defensa de la soberanía del país , de acuerdo a
la cual se afiance en todas las ramas de las FF. AA. su carác-
ter nacional , co mpletamente re ñido con cua lquier empleo que
se pretenda hacer de ell as para reprimir el pueblo o participar
en acciones que interesan a potencias extrañas, sin discrimi-
naciones y su preparación doctrinaria imparti rse conforme a las
conveniencias de Chile , de la independencia nacional, de la paz
y de la amistad entre los pueblos. Sobre t ales bases, que po-
drán lograrse plenamente en las condiciones de un gobierno po-
pu lar, es necesario asegurarles los med ios materiales y técni-
cos y un justo y democrático sistema de remuneraciones pro-
mociones y jubilación que les garanticen, tanto a los oficiales y
suboficiales como a las clases de la seguridad económica du-
rante su permanencia en las filas y en las condiciones de reti-

(131) 10'? Aníversario .. . C'astro R. , Fidel, p. 6 en EDICIONES COR. NQ 5.


(132) 10~ Aniversario .. . Castro R., Fidel , pp. 6·7 en EDICIONES COR. N9 5.
136 CRISTIAN GARAY V.

ro y la posibilidad efectiva para todos de ascender hasta los


puestos de alto mando atendie ndo sólo a sus condiciones per-
sonales".

PROGRAMA DE LA COALICION UNIDAD POPULAR

"El Estado Popular definirá una concepción moderna patrió-


tica y popular de la soberanía del país basada en los siguientes
criterios:
a) Afianzamiento del carácter nacional de todas las ramas
de las Fuerzas Armadas. En este sentido, rechazo de cualquier
empleo de ellas para reprimir al pueblo o participar en acciones
que interesan a potencias extrañas.
c) Formación técnica y abierta a todos los aportes de cien-
cia militar moderna y conforme a las conveniencias de Chile,
de la independencia nacional, de la paz y de la amistad entre
los pueblos.
c) Integración y aporte de las FF.AA. en diversos aspec-
tos de la vida social. El Estado Popular se preocupará de posi-
bilitar la contribución de las FF. AA. al desarrollo económico
del país sin perjuicio de su labor esencialmente de defensa de
la soberanía.
Sobre estas bases, es necesario asegurar a las Fuerzas Ar-
madas los medios materiales y técnicos y un justo y democráti-
co sistema de remuneraciones, promociones y jubilaciones que
garanticen a oficiales y suboficiales, clases y tropas la seguri-
dad económica durante su permanencia en las filas y en las con-
diciones de retiro y posibilidad efectiva para todos de ascen-
der atendiendo sólo a sus condiciones personales" (133).
Vistas las premi sas de la UP, sorprende la habilidad de
Allende para embarcar a ciertos militares en un mítico patriotis-
mo "antimperialista", aun considerando las prevenciones que

(133) Terrorismo Comunista. Su accionar en Chile. Fuentes W., Manuel,


pp. 24 y 27. Hemos comparado el programa de la UP en Salvador
Allende Nuestro Camino al Socia'lismo (Papiro, Bs. Aires, 1971), y
hay concordancia en los textos citados.
DOCTRlt,A SCHNEIDER·PRATS .
137

por sí solo conlleva este concepto marxista. Más aún, cuando se


la contrasta a la desconfianza del sector de Altamirano; del MA-
PU y del MIR, en su empeño Al lende contó con la clásica disci-
plina del PC chileno, aunque sin descuidar la vía paramilitar.
El 26 de octubre de 1970, pocos días después del frustrado
secuestro del Genera l Schneider, Allende emite una declara-
ción condenatoria:
"El país comprende que el General don René Schnei-
der pagó con su vida su decisión inquebrantable de
conservar la trad ición de las Fuerzas Armadas de
nuestra patria, de velar por la ciudadanía nacional y
manteners e leales a la Constitución, a las leyes y al
régimen democrático". (La Tercera, 26-X-70, p. 25).
A ll ende logra dar una interpretación populista a la vaga no-
ción de segu rid ad nacional, que llevará a Prats a definirla como
de soberanía geo-estratégica, vinculada al desarrollo y a la trans-
formación social. En sus años de senador, Allende, sin embar-
go, vinculó la participación militar a regímen es "imperialistas" ,
al gorilismo argentino y brasi leño, denu nci ando más de una vez
el posible "cerco" de estos gob iernos al sistema democrático
chileno:
" La indiferencia culpable de los gobiernos demo-
cráticos, que parecen no haber aprendido nada
de la experiencia de las primeras victorias nazis en
la Europa ensangrentada de ayer". (Senado, sesión
28, ord ., 30-Vlll-49, p.p . 978-979).
" ...yo levanto mi voz en este instante para denunciar
el peligro de Bolivia dirigida por un grupo fascista,
que será indiscutiblemente una amenaza más, efecti-
va y positiva para Chile, única isla civil, por lo me-
nos, ya que no democrática en su integridad, que que-
dará envue lta por un círcu lo de hierro formado por la
Argentina de Perón, el Perú de Odria y Bolivia de Paz
Estensoro y sus satéli tes". (id., p. 479) .
Esta retórica, sin embargo desaparece por encanto en ma-
nos del "co mpañero presidente", que no tiene empacho en es-
138 ::... :i:.::,· n1u'>1 ~Au A.Y V.

trechar lazos con el gobiern o españul del Generalísimo Franco,


Argentina y Brasil (1 34).
Pese a la incontenible verborrea del entonces senador so-
cialista, el tema de las FF . AA. aparece escasas veces -al con-
trario de Altamirano- y en general con cautela, pero sin renun-
ciar a su ideología:

"No señor Presi dente. Hespetarnos las FF.AA. chi-


lenas por su t radic ión, por su espíritu profesional ,
por su sometimiento a las leyes de l país , por su aca-
tamiento al poder civil; pero tenemos pe rfecto dere-
cho - y lo haremos siempre- a analiza r hechos y
cosas que pudieran interesarnos y que, indiscutible-
mente, digan re lación directa a las FF.AA. y al pro-
ceso de desarro llo político y social de nuestro país
y de América Latina". (Senado, sesión 22, 16-Xl-1966,
p. 1469) .
Es así como en la visión allendista, visió n de su partido,
advierte, el punto centra! de su refl exión, es la pugna entr e las
fuerzas imperi al istas y las antimperia li stas , es allí donde se "cla-
rifica" la misión UNITAS :
"Es dec ir, para el Pentagono , para el Departam ento de
Estado, para e l Ministerio de Co lonias que la Organi-
zación de Estados Americanos, para los gobernantes
de la mayor ía de los países , no puede concebi rse que
un movim ie nto marxista llegue al poder, aun por los
cauces legales . Y po r eso - lo hemos dicho muchas
veces- , se van cerrando los caminos, intencionada-
mente, con distinltos métodos ... " (Id., p. 1471).
" No olvida que la gran preocupación nuestra es que
con su actitud ustedes est án haciendo que el Ejérci-
to de Chile empiece a tomar contactos, y permanen-
tes, con fu erzas armad as deliberantes que t ienen

(134) Chile y el Mundo (1 971-73). Fermandois, Joaquín, véanse pp. 123-1 36


387-389. Un elemental sentido previsor, hizo que la diplomacia de la
UP no desplegase en pleno sus banderas ideológicas y se confor-
mase con expresar sus sentimi entos reales a través de los órganos
Internos de la UP.
f"\()f:TR IN/\ sr.HNr.,nFP l""J"' .l', 7 ....
1::18

una definición y que , además , tienen un compromi-


so: evitar al asce nso al poder de los movimientos po-
pulares ". (Id ., p. 1472).
Todos estos testimonios apuntan. indudablemente, a pre-
sentar una crít ica de las vinculaciones ideológicas supuestas
en la rel ación de la UN ITAS. No le faltaba algo de razón en esto
a A llende, puesto que es evide nte que la existencia de la Gue-
rra Fría es un hecho real y que los mismos eje rcicios suponían
la participación de todo el sistema de defensa hispanoamerica-
no en la fa cti bilidad de un enfrentam iento mundial de las dos
superpotenc ias. Prudentemente. sin embarg.o, Allende no pre-
senta la otra cara, la de la satelización en favor de la URSS,
con su secuela de dependencia política, económica y militar
mucho más di recta. Este último rasgo caracter iza la posición de
A llende, a veces a contrapelo de la hostilidad manifiesta que el
resto de la UP tributó a las FF . AA .. considerándolas " irremedia-
blemente" perdidas para el "Capita lismo". A lo más -recorde-
mos el famoso informe confidencial del MAPU- se les consi-
dera como fuerzas de centro . garantes de la institucionalidad
burguesa , y en el caso más común. abanderados de la oposición.
No creemos por tanto. errar. al deci r , que Allende prefigura
ante las FF. AA . una actitud de halago que le sirva de apoyo en
su política, pero no debemos olvidar la capacidad táctica del
mismo, que le llevaba a afirmar lo que en realidad no creía. Las
fotos divulgadas después dP-1 11 , de A ll ende practicando tiro,
muestran al Premio Lenín de la Paz en su, probablemente, más
f idedigna convicción : la del émul o del Che.
Fue Allende el miembro más consciente dentro de la UP,
que el proceso pol ítico marxista debía contar, de algún modo,
con el respaldo de las FF . AA. Para ello invocó, paradojalmente
el apo lit icismo de los institutos de la Defensa Nacional y los
convenció de participar en gabinetes cívico-militares; aparte
de l reformismo late nte en alguno de estos militares (Prats, Pic-
kering, Sepúlveda) , retomó una imagen muy grata a los hombres
de armas : la defensa del poder presidencial contra la "fronda"
partidi sta y -quizás- oligárquica. En este sentido, la actitud
de Allende fue cautelosa y hábil , porque no invocó argumentos
140 CRISTIAN GARAY V.

marxistas para el destino final del país, sino que utilizó viejos
conceptos de estabilidad, que hacían del Ejército una especie
de fuerza pretoriana presidencial, apta para tomar el control del
país cuando los civiles eran incapaces de hacerlo por sí mis-
mo ... Quizás el antecedente más claro de esta visión estrecha
de la no deliberación está en palabras de Freí:
"La existencia de las FF. AA. emana de la soberanía
misma de la nación. Son ellas los instrumentos con
los cuales el Presidente de la República debe cumplir
sus más altos deberes constitucionales; velar por la
seguridad exterior de la república y conservar el or-
den público interior" (135).
De modo que cuando Prats y los g.enerales allendistas en-
tren en los gabinetes presidenciales, en su condición de Co-
mandantes y para permitir el avance de las medidas guberna-
mentales, encontrarán el terreno abonado por la equivalencia
que tradicionalmente se estableció entre no deliberación y aca-
tamiento presidencialista, llegando en Allende a ser un instru-
mento de gobierno contra la oposición. La etapa de los gabine-
tes mixtos abarca tres etapas. La primera que transcurre entre
su e 1ección hasta noviembre de 1972, donde Allende reformula
la idea de "seguridad nacional" en términos marxistas de sate-
lización comunista (el "antimperialismo"). y dando el asenti-
miento a la difusa doctrina Schneider-Prats de reformismo. La
segunda se abre con el gabinete cívico-militar, jugada maestra
de Allende para que a través del prestigsio de los militares frenar
una resolución civil que le obligara a renunciar. Este período se
extiende entre el 2-Xl-1972 al 27-111-73. El tercer período trans-
curre con el nuevo gabinete civil y los nuevos intentos de un
gabinete militar, que se constituye el 9 de agosto de 1973 con
los cuatro Comandantes en Jefe, hasta su progresiva desinte-
gración: el 18 de ag.osto renuncia el General Ruiz Danyau al mi-
nisterio y Allende le exige la renuncia también a la Comandan-
cia en Jefe de la FACH , en un intento de mantenerlo amarrado

(135) El Mercurio, 21-V-64, Discurso en manifestación de las FF. AA. y de


Orden (R).
D OCTRINA SCHNEIDER · PRAT S . . . 141

al puesto. El 23 renuncia Prats, después de los incidentes que


promovieron las esposas de los generales, y al día siguiente
Montero, aunque Allende trata (cambiando de táctica) de evitar
que renuncie a la Comandancia en Jefe de la Armada, situación
que se prolonga hasta el 31 de agosto, fecha en que Montero
renuncia a la misma.
Aquí, en las relaciones FF. AA.-gobierno marxista, tenemos
la reinterpretación del principio liberal de no deliberación, que
niega todo papel político-contingente a las FF. AA. en el siste·
ma político. Para Allende, las FF. AA. deben ser un instrumento
en el proceso de cambios, destinado a consolidar el "socialis·
mo" y a destruir todo vestigio de oposición. Nada agrega, habi-
lidosamente, sobre el destino final de las instituciones arma·
das, porque estos generales "allendistas", (un Pickering o un
Prats) no lo eran en razón de ideología marxista y si se les hu-
biera propuesto algún g.énero de "milicias populares" (a lo que
fatalmente debía conducirse) le habrían rechazado vigorosa-
mente.
"En particular conocí muy de cerca al Presidente
Allende.quien me dedicó muchas horas de análisis y,
pese a la distancia ideológica que nos separa en el
aspecto ideológico y en cultura política, aprendía a
respetarlo como gobernante y a apreciarlo como ser
humano. En la primera de estas calidades lo ví con-
centrar todos sus esfuerzos y capacidades en bene-
ficio de la causa popular, anteponiendo, su interés
por la justicia social a las conveniencias programá-
ticas o electorales de la combinación de partidos
políticos que lo sustentaban" (136).
Como se ve, Allende suscitó en los generales allendistas
una imagen "heroica", maniquea y populista del proceso, don-
de la adhesión a la presidencia (con un vigor sólo comparable
al de Schneider por Frei) era un "imperativo". En cierta ocasión
Prats expresa que no debe contradecírsele en su condición de
Comandante en Jefe: Un congresista demócratacristiano le con-

(136) Memorias, Testimonio de un soldado. PRATS, Carlos, p. 374.

11.- Política JO .•.


142 C'. RI STIAN G ARAY v.

testa con soltura que está allí en su condición de Ministro del


Interior... En otra Prats descalifica a la Contraloría, a la Corte
Suprema y al Congreso; parece casi extemporáneo hablar en
tales condiciones de la doctrina Schneider-Prats como "apolí-
tica" y de altura de miras ... y -en especial- como la caracte-
rística de un Estado liberal-democrático.
Allende fija la situación en la garantía militar que el proce-
so de cambios hacia el totalitarismo no será modificado; que
con el apoyo militar, la Presidencia y su coalición partidaria po-
drán doblegar a la oposición:
"Para decirlo en los propios términos del General
Schneider, en las Fuerzas Armadas, como "parte in·
tegrante y representativa de la Nación y como es-
tructura del Estado, lo permanente y lo temporal or-
ganízan y contrapesan los cambios periódicos que ri-
gen su vida política dentro de un régimen legal".
(Mensaje, 1971, p. VII).
"Y afirmo que las FF.AA. chilenas y el Cuerpo de
Carabineros, guardando fidelidad a su deber y a su
tradición de no interferir en el proceso político, se-
rán el respaldo de una ordenación social que co-
rresponda a la voluntad popular expresada en los
términos que la Constitución establezca. Una orde-
nación más justa, más humana y más generosa para
todos pero especialmente para los trabajadores que
hasta hoy dieron tanto sin recibir casi nada". (Id., p.
VII).
Es preciso reconocer el buen tacto de Allende: en vez
de hablar de milicias populares como lo hacían sus asesores
o de denotar como "gorilistas" a los militares, Allende se
presenta como el Presidente agredido por la fronda, cercado
por "gobiernos extranjeros" y por las fuerzas del "capital
monopólico" . De este modo contestó al PDC el 29-IX-70 al re-
ferirse ·al Estatuto de Garantías:
"Creo que un concepto más moderno de la Seguridad
Nacional y de las necesidades de Chile hace aconse-
_jable la integración y el aporte de las Fuerzas Arma-
DOCTRINA SCH NEIDER-PRATS . , • 143

das en algunos aspectos básicos de nuestro desarro-


llo, sin que ello involucre desvirtuar su función pro-
fesional ni distraerlas de su papel esencial en defen-
sa de la soberanía". (Carta a Benjamín Prado, Pdte.
del PDC, inserción Debate Estatuto, Senado, sesión
16, 22-X-70, p. 579).
Allende habla al mismo tiempo al PDC y a los militares,
ofrece garantías de su manejo "presidencial" y que la coali-
ción no intentará infiltrar las FF. AA.:
"Ninguna consideración política me llevará a permitir
que se ponga en debate público en este momento las
funciones de nuestras fuerzas Armadas y aspectos
internos de su organización".
"Debo expresar, al respecto, que soy intransigente
defensor de las prerrogativas del Jefe del Estado.
Afirmo que, como Primer Mandatario, ni siquiera
la Unidad Popular tendrá derecho a intervenir en
la designación de los Altos Mandos, porque ésto
es una atribución privativa del Presidente de la Re-
pública, y seré celoso cautelador de mis atribucio-
nes constitucionales".
"Nunca nadie ha cuestionado fa calidad de Gene·
ralísimo de las Fuerzas Armadas que por mandato
constitucional asume el Presidente de la Repúbli-
ca. Esa condición, consubstancial a nuestro régimen
jurídico, no admite intermediario en las relaciones
entre los Altos Mandos y el Jefe del Estado". (Id.,
p. 579).
Esta larga cita justifica con creces su inclusión. Desde
luego, aquí se demuestra que en su afán de destruir el orden
constitucional, Allende solicita una garantía por lo menos de
neutralidad militar. Para ello, Invoca la misma interpretación
presidencialista dada por Frei y otros presidentes anteriores
a la "función" de las FF.AA. Si bien le niegan el derecho a
discernir, de votar o -en su defecto- de expresarse organi-
zadamente como institución en la vida política, los convocan
a defender la transitoria voluntad que los ha puesto apenas
144 CRISTIAN GARAY V.

por seis años en el poder, y los convocan en condiciones ta-


les que los militares están obligados a definir los conflictos
de los civiles sin discernimiento alguno. Hablar, en este sentido
de plural ismo, separac ión de poderes, resulta absolutamente
fuera de lugar.
Tan conflictivo como la teorización anterior es la t esis de
Seguridad Nacional; desde luego, debe mos sopesar el conteni-
do que esta noción de lo "nacional " t iene para el allendismo y
como basta una breve revis ión para darse cuenta de su incom-
patibilidad.
Las 40 medidas del programa de la UP, fruto de esta habi-
lidad de Allende y de los comu nistas (porque el resto de su coa-
lición nunca se adecuó a un ritmo apropi ado), revela una cierta
moderación :
"1 O) Pagaremos de una sola vez los reajustes del
personal en 'retiro de las Fuerzas Armadas, y ha-
remos justicia en el pago a fos pensionados y
montepíados del Servicio de Seguro Social'".
"37) Garantizaremos el orden en los barrios y po-
blaciones y la seguridad a las personas. Carabi-
neros e Investigaciones serán destinados a cum-
plir una función esencialmente policial contra la
delincuencia común. Elim inaremos el Grupo Móvil
y sus miembros reforzarán la vigilancia policial".
(40 Medidas).
En resumen se les asegura a las FF . A A. aumentos de
sueldo, aspiración largamente sentida en las instituciones de
la Defensa Nacional, y por el otro se hace un contraste entre
la "violencia reaccionaria" y la "viol encia revo lucionaria". Se
hace la promesa que Investigaciones tendrá una fun ción predo-
. minantemente policial, punto que Allende ni su coalici ón cum-
plieron : mal podían hacerlo cuando desde el gobierno de Ales-
sandri , dicho cuerpo era la policía política de los diversos go-
biernos. El director del gobierno de Fre i, Luis Jaspard de Fonse-
ca, era democratacri stiano; al asumir Allende había sido r eem-
plazado a raíz del asesinato de Schneider por el General Emilio
DOCTRINA SCHNEIDER·PRATS . . . 145

Cheyre, sin embargo, se había impuesto un segundo, verdade-


rq poder, que pronto asumió el puesto y convirtió al Cuerpo en
una institución armada adicta al régimen, envuelta en los oscu-
ros casos del asesinato de Pérez Zujovic y de los "bultos cu-
banos".

Nada ilustra mejor esta intromisión en Investigaciones que


la bochornosa conferencia del General Cheyre el 28-X-70. En
efecto, Cheyre procedió a presentar al nuevo Subdirector, un
flamante psicólogo (?), Eduardo "Coco" Paredes, y cuando aquél
-Cheyre- dio por terminada la conferencia ... "Eduardo Pa-
redes dirigió breves palabras a los reporteros. y en seguida, un
periodista le pidió que aclarara cierta frase de su primera de-
claración pública, en la cual Paredes dio a conocer que "se te-
nía derecho a suponer que se producirían nuevos atentados".
" .. . El general Cheyre observaba con evidente desagrado y cuan-
do Paredes terminó de contestar, Cheyre, ante el estupor de los
reporteros y del mismo Paredes, dijo que se terminaba la con-
ferencia".

"Acto seguido, tomó a Paredes de un brazo y lo llevó has·


ta su oficina" (137) .
En noviembre de 1972, para contrarrestar el Paro de Oc-
tubre (y evitar con ello la cri sis de su g.obierno), Allende lla-
mó a su gabinete a los militares: Prats, Cdte. en Jefe del
Ejército, Ministro del Interior; Claudia Sepúlveda, General
FACH, Ministro de Minería y el Almirante Ismael Huerta, Mi-
nistro de 00.PP. El año 1973, en su tercer mensaje presidencial,
Allende explicó:
"En una sociedad moderna, como la concebimos, las
FF. AA. deben estar integradas plenamente. Deseo ex-
presar la satisfacción del país por su desempeño, · al
igual que el de Carabineros e Investigaciones ..."

(137) La Prensa', 28-X-70, p. 6. "Muerte de Schneider es un tema con va-


riaciones ".
CRISTIAN GARAY V .
146

"Esta política será continuada en respaldo del de-


sarrollo económico, pues la seguridad y el desarro-
llo exigen una conjugación armónica cuyo dese-
quilibrio sólo puede traer consecuencias negativas
para el país. Razón por la cual el Gobierno ha pues-
to especial énfasis en la participación de las Fuer-
zas Armadas en los programas socioeconómicos".
"Quienes califican a esta participación como accio-
nes políticas partidistas no sólo desconocen la po-
sición institucional de las Fuerzas Armadas sino
que les niegan el derecho a conocer íntegramente
el país y sus problemas, imprescindible para la pla·
nificación de la Defensa Nacional". (Mensaje, 1973,
p. XXXIII-XXXIV) .
¿Seguridad "Nacional" en Allende?
La idea de Seguridad Nacional constituía y constituye, una
de las preocupaciones determinantes dentro de las relaciones
entre las FF.AA. y la civilidad; la relación establecida entre el
proceso político interno y la imagen internacional fue revolucio-
nada, en los años 60 y 70, con su adscripción al desarrollo. Diver-
sos regímenes militares, de muy distinto tipo y valía se sucedie-
ron en Hispanoamérica en este tiempo, desde el "nacional-catoli-
cismo" (138) de Onganía hasta el populismo izquierdista de Juan
Velasco Alvarado. En este contexto, seguridad nacional pasó a
ser un término tan ambivalente, confuso y tendencioso como el
de democracia , sobre un universo conceptual aparentemente ho-
mogéneo, se cobijaron experiencias muy dispares. Es un axioma
de cierta literatura (139) explicar que la ideolog,ía de la SN ex-

(138) Nos referimos a un concepto aplicado para definir la naturaleza doc-


trinaria del franquismo. pero que bien puede servir para definir cier·
tas corrientes del tradicionalismo francés y, también, del militarismo
argentino. El Experimento del Nacional Catolicismo. Alvarez Bolado,
Alfonso, Edicusa, Madrid, 1976.
(139) Nos referimos a la producción de FLACSO por ejemplo. Sig·n ificativo
el prólogo de Varas, Augusto en El Proyecto Político Militar, pp. 111 y
XVII, otros son más violentos: Chateau por ejemplo.
D OCTRINA SCHN E IDER-PRATS . . .
147

plicaría la caída de Allende y que el contenido antisubversivo de


aquélla habría prohijado la "contrarrevolución"_
Por cierto que la experiencia unipopulista trató de plantear,
desde el punto de vista t áctico , coyuntural, una posición de SN,
vinculando antimperialismo con soberanía. Este intento, debía
fracasar en el caso de un examen atento por su base, en la con-
dición de movimiento foráneo y que no sólo es foráneo (cues-
tión bien aplicable a muchos otros movimientos) sino que tendía
a la satelización del país, al aplicar con indesmentible rigor
la teoría de la equivalencia entre la URSS y la "causa demo-
crática y popular". (140).
Sin negar ' la contrariedad excluyente entre marxismo y
una concepción nacional , debemos afirmar que el referido in-
tento de interpretar la SN a través del análisis marxista se
hizo; fue posible, y es, por tanto, material empírico, concreto,
de análisis . .. Hubo, pues, en el régimen marxista un intento
victorioso, hasta 1973, de sostener sus posiciones gubernativas
contra los restantes poderes del Estado, los gremios y los parti-
dos de oposición: la doctrina de la SN no se nos aparece como
"brusca" aparición el 11 de septiembre de 1973, que interviene
de pronto en el país . Fue repetidamente ejercitada a través de
la neutralización militar de la oposición antimarxista.
Esta percepción está probada repetidamente, pero con ma-
yor claridad en un instructivo que el entonces Cdte. en Jefe, el
general Prats, dirigió a las FF.AA. alrededor del año 70/71:
"7. El Sr. Presidente de la República está consciente
de la importancia prioritaria que tiene el Ejército

(140) Sobre los problemas prof undos que afectan a esta política de acer-
camiento a las FF.AA., son ilustrativas estas palabras de !U asesor
jurídico Novoa, ¿es posible que Allende la intentará precisamente,
en razón de su escaso vuelo especulativo y considerable habilidad
táctica!. "El Derecho" con mayúscula, la Patria, la Libertad, la Civi-
lización Cristiana y otros conceptos desnaturalizados en la misma for-
ma" " .. . ·no son más que cerrojos de seguridad para la mantención
del r égimen capitalista", entrevista en CHILE HOY, 20-IV-1973.
148 CR ISTIAN GARAY V.

en el ámbito de la Defensa Nacional, y, en virtud


de las legítimas atribuciones que le consignan la
Carta Fundamental, ha definido claramente su polí-
tica de seguridad nacional ".
"Junto con expresar su respeto por la intangibili-
dad profesional de nuestro Instituto Armado, está
prestando, con hechos concretos , su más decidido
apoyo a fin de capacitarnos racionalmente para
cumplir nuestra noble misión". (141).
¿ Esta política de "SN", invocó la no deliberación bajo el
mando del presidencialismo:
"Las FF.AA. chilenas son fuerzas profesionales que
jamás tratarían de politizarlas, desde el punto de
vista partidario".
" . . . ellos tienen dign idad de su propia responsa-
bilidad, que las Fuerzas Armadas de Chile son Fuer-
zas Armadas profesionales, respetuosas de la Cons-
titución y de la ley y yo, por disposición de la
Constitución, soy el Generalísimo de las Fu erzas Ar-
madas chilenas y ejerzo esa función en un diálogo con
ellas, que es un diálogo al Servicio de Chile y del
Pueblo". (El Siglo, 20-111-71, p. 4, "Los trabajadores son
el motor del Gobierno").
En segundo lugar, Allende no hace directamente un lla-
mado a los militares de apoyo a su política ideológica, sino
que los llama maliflu amente a colaborar con las transforma-
ciones económicas.
"Como soldados de la Patria, para ser cada vez
mejores profesionales, pero al mismo tiempo com-
prometidos con el proceso del desarrollo económi-
co y el programa del país; .. . " (Ceremonia de Jura
a la Bandera en el Tacna, 19-Vlll-71, p. 10 CUADER-
NOS DE DIFUSION N9 4, 1973, Universidad de Con-
cepción).

(141) Memorias . . . PRATS GONZALEZ, Carlos, p. 197, documento Defini-


ción Doctrinaria Institucional, noviembre 1970.
DOCTRINA SCHNEIDER·PRATS . . • 149

" . . . el Gobierno que presido tiene un interés - ...-


en hacer que cada vez se vinculen más las Fuerzas
Armadas al proceso de desarrollo, que cada vez se
entienda la función que deben y tienen que desem-
peñar, que cada vez podamos aprovechar más su
preparación ..." (42~ Aniversario FACH, 21-111-72, id.
p. 12. El subrayado es nuestro).

Obvio es que "el proceso económico", en el lenguaje unipo-


pulista, trasuntaba mucho más que una simple restructura-
ción técnica ; era, en realidad, la constitución de un sistema
"socialista" con su secuela de transformaciones políticas. Allen-
de no presenta, sin embargo, la situación de modo descarna-
do; les habla en su lenguaje, que la debilidad económica engen-
drará debilidad militar, la seguridad nacional pasa por el tránsi-
to al Socialismo:
" Un pueblo sin cultura, un pueblo mal alimentado,
un pueblo sin trabajo, no puede generar Ejércirto o
Fuerzas Armadas poderosas; de allí entonces que
todo un proceso institucional está vinculado a lo que
esencialmente nosotros hemos cambiado, poner la
economía al servicio del hombre ..." (Fiesta de Tije-
rales Villa Militar "Este", 17-Vll-72, p. 13 en CUA-
DERNOS DE DIFUSION, N9 4, 1973, Universidad de
Concepción. El subrayado es nuestro).
De modo que adhesión al Socialismo, obediencia presi·
dencialista, doctrina Schneider y Seguridad Nacional , son una
misma cosa en el lenguaje de Allende.

"Y para ellos un símbolo: el General René Schnei-


der Chereau, quien, como Comandante en Jefe, al
definir la doctrina institucional, afirmó. "Un Ejército
esencialmente profesional, preparado para respaldar
y defender la soberanía nacional cooperando en el
desarrollo económico, político y social de nuestro
Chile" . (Día de las Glorias del Ejército, 19-IX-71, p.
11 en CUADERNOS DE DIFUSION N9 4).
150 CRISTIAN GARAY V.

¿Qué es, entonces, la Seguridad Nacional en Allende? La


SN para aquél es la participación pretoriana de las FF.AA. en
la instauración comunista, destinada a anular todo el aparato
institucional del "mundo burgués":
"Sin detrimento de lo básico y esencial de la misión
específica de las FF.AA, que se expresa en el cam-
po de la Defensa Nacional, el Ejército se ha integra-
do a las tareas del desarrollo de la Nación, destacán-
dose sus miembros como colaboradores remarcables
en el cumplimiento de funciones en los sectores es-
tratégicos de la economía, la investigación y los ser-
vicios, con un sentido superior de la SN . Su aporte
se acrecienta en el apoyo a otras labores cívicas y se
torna básico, en períodos críticos, desatados por los
rigores de nuestra hosca naturaleza" (19-IX-72, id., p.
14 Día de las Glorias del Ejército).
"Si antes a las Fuerzas de Carabineros -y a ve-
ces- y por su suerte a veces, ocasionalmente, se
empleó a las Fuerzas Armadas en actitudes de re-
presión, yo creo que ellas tienen que comprender
que hoy día tiene que estar junto al pueblo para de-
fender las fronteras económicas". (Discurso inau-
gural de la I Escuela Sindical de Temporada, de la
Universidad de Chile de Valparaíso, 13-1-71, cit. en
Salvador Allende, Nuestro camino al Socialismo, p.
98. El subrayado es nuestro).

La última cita es especialmente significativa, porque fij'a la


posición "oficial" del PS como la de la UP. En declaración del
21-X-71 , el PS a través de su vocero Carlos Altamirano hizo exac-
tamente el mismo símil allendista. Ahora bi en, sabemos que
ésta no era la realidad, puesto que Altamirano era el encarga-
do de infiltrar las diversas unidades del Ejército para convertirlo
en milicias populares:

"Todos deben entender que si antes el Cuerpo de


Carabineros, y ocasionalmente las Fuerzas Armada'3,
se emplearon en actos de represión, ahora a ellas les
DOCTRINA SCHNEIDER - PRATS . • • 151

corresponde estar junto al pueblo para defender las


fronteras económicas de Chile". (142)
Allende, con habilidad "contesta" al pedido opositor de
que los militares supervigilen a la UP, con la llamada a parti-
cipar en tareas de gobierno:
"De la misma manera le he planteado a los jefes de
partido, que designáramos en organismos del Esta-
do, en empresas del Estado, a representantes de las
Fuerzas Armadas en actividad que tengan relación
directa, en esas empresas en que haya relación con
su propia función o con la Defensa Nacional. Como
va a estar ausente, por ejemplo, las Fuerzas Armadas,
de la Comisión de Energía Nuclear, o de ENTEL, o de
las empresas de computadoras electrónicas. Y es así
como esas hay muchas empresas del Estado en que
deben estar presentes, por un interés patriótico..."
(El Sigl'o, 17-Xll-70, p. 2. "El presidente Allende a los
jefes de servicio").
Alternativamente Allende recurre al halago o a la com-
pensación económica: les promete mejores sueldos, casas,
etc. (Al parecer en este punto Allende cumplió puesto que
no estaba dispuesto a repetir el costo del error demagógico
de Frei y exponerse, de pronto a un acuartelamiento gremial). Así
actuó ante Carabineros, cuerpo para el cual pidió aumentos
de sueldo y de plazas y ante Investigaciones. Finalmente, aten-
diendo a una definición, sospechosamente divulgada por el MIR
(143). define a las instituciones armadas como "el pueblo con
uniforme al margen de las contingencias políticas subalternas"
El Siglo, 18-Vl-71, p. 4, discurso).
No se nos aparece, por tanto, como un accidente la inclu-
sión de militares en los gabinetes; al contrario Allende buscó

(142) Clarín, 21 -X-71 , p. 3. "Las FF.AA. y Carabineros están junto al pueblo,


etc." ÁLTAMIRANO, Carlos.
(143) EL REBELDE. vocero del MIR hablaba a menudo de las FF.AA. como el
pueblo con uniformes y los exhortaba a mantenerse vigilantes para
la causa revolucio·naria.
' 152 CR ISTIAN GARAY V.

y exigió imperativamente a los militares su aval para comple-


tar su política exigiendo su presencia institucional. Su más fiel
ejecutor fue Prats , qui en emitía acuerdos, que los otros jefes
militares en el gabinete no conocían a tiempo, tal como sucedió
en el bochornoso incidente con el Cdte. de la FACH, César Ruiz
Danyau en "A Esta Hora se Improvisa", prog.rama televisivo de
alta audiencia del Canal 13. Preguntado sobre una declaración
pública, Ruiz Danyau contesta " este documento, en esta redac-
ción, lamento decir que yo no lo conocía. No sé de los otros tres
comandantes en Jefe" (144).
Allende, finalmente, insertó a los problemas de la Defen-
sa y de la Seguridad Nacional. dentro de la dialéctica marxista,
culpando a la ol igarquía, al capitalismo, de la relegación de las
FF.AA.
"Nunca incorpor9 ron a las Fuerzas Armadas, con ple-
nitud, a sus altas tareas, en la seguridad y en de-
sarrollo nacional".
"No hay defensa nacional eficiente con un pueblo
hambreado, inculto, sin sentido nacional. El Gobier-
no del pueblo prepara y fortalece a las Fuerzas Ar-
madas, a través de preparar al pueblo . El Gobierno
del pueblo, ha dado la jerarquía que tienen y ten-
drán las Fuerzas Armadas en el proceso del desa-
rrollo económico de Chile, base de la seguridad na-
cional (APLAUSOS)". (El Siglo, 8-11-73, p. 10, "Chile
continuará inevitablemente su marcha hacia el so-
cialismo)".
En el mes de febrero, Allende tuvo problemas con el MA-
PU , este movimiento , como otros de la coalición marxista, des-
confiaba de los mi litares, a los que acusaba de frenar el proce-
so. Solamente , como podemos percibir, Allende y el PC tenía:
una conciencia real del salvavidas que las FF .AA. estaban dan-
do al gobierno con su participación y a eso se debe la insisten-
cia de Allende en la inclusión de sus mandos medios y superio-
res. Tal fue la discusión, expuesta , por ejemplo, en la carta que
La Prensa hizo pública (3-11-73, p. 5) del MAPU a Allende : "Mi-

(144) El Mercurio, 17-Vll-73, "Problemas de la FACH".


DOCTRINA SCHNEIDER· PRATS•• , 153

litares sí, pero trabajando en las JAP" ... Es frente a sus pro·
pios partidarios, donde Allende descorre el telón de sus últimas
actuaciones:
"¿Cuándo Chile, cuándo un Gobierno .tuvo la preo·
cupación para dar a las Fuerzas Armadas la jerarquía
que deben tener, y para que su presencia esté más
allá de garantizar la soberanía y la seguridad de
Chile, y participar en el proceso del desarrollo eco·
nómico, porque sin desarrollo económico no hay
auténtica defensa nacional". (La Nación, 19-11-1973,
p. 1. "Queremos que cada cual asuma su responsa-
bilidad") .
Ante el diario L'Unita, en Roma, defenderá su prerroga-
tiva de convocar a los militares al gabinete:
"La formación del Gobierno es prerrogativa del Pre-
sidente. Los ministros militares no han tenido nunca
dudas a este propósito. Por el contrario, me han dicho
explícitamente que se habrían atenido únicamente a
mis decisiones. Es una actitud de absoluta lealtad, se-
gún es tradición de nuestras Fuerzas Armadas" ...
"Más, en general, la colaboración de las Fuerzas Ar-
madas no cesará con la salida de los militares del
Gobierno". (La Prensa, 2-IV-73, p. 12 "Quien se pone
contra la legalidad no puede pretender indulg·encia").
En los meses finales, Allende persiste en identificar a
las FF.AA. con el programa marxista, invocando la unidad en-
tre el "pueblo" y las FF.AA., "algún día la Patria será para to-
dos ... " (El Siglo, 22-V-73, p. 3). Allende juzga a las mismas
dentro del proceso y:
"Quienes califican a esta participación como accio-
nes políticas partidistas no sólo desconocen la po-
sición institucional de las Fuerzas Armadas sino que
les niegan el derecho a conocer íntegramente el país
y sus problemas, imprescindible para la planificación
de la Defensa Nacional". (El Mercurio. 22-V-73, p. 3.
"Satisfacción por desempeño de las FF.AA.").
154 CRISTIAN GARAY V.

A modo de evaluación del papel de las FF.AA. en el go-


bierno unipopulista, podemos afirmar que éste tuvo un sin-
gular papel táctico. En efecto, deducidas las premisas leni-
nistas sobre el tránsito al "Socialismo", Allende y su grupo
de colaboradores más cercano, se dieron cuenta que eran in·
capaces de detener, por los mismos medios con que habían as-
cendido al poder, el asalto de la oposición. Ante esta realidad,
Allende no optó por el enfrentamiento y cuestionamiento del es-
tamento militar, sino que al contrario trató de usarlo en su ma-
niobra política para salir del paso. Prueba del éxito de esta con-
vocatoria la constituye el fracaso del Paro de Octubre; ponien-
do en juego a Prats y por su intermedio a las FF.AA., el pres-
tigio de las instituciones militares le dio el respiro necesario
salvándolo del desastre electoral y de la amenaza de un "golpe"
civil

Sin los generales allendistas, embarcados en una mítica


guerra contra el imperialismo, quizás masones (145). ciertamen-
te progresistas, populistas y "presidencialistas", esta política no
hubiera resultado. ¿Cuál era la estación de destino de esta al1an·
za de continuar? Esta es una cuestión que excede los límites
del derecho y la historiografía; lo único verdaderamente verifi-
cable, es que las bases para un ejército partidario, para unas
milicias del pueblo (unipopulistas) estaban largo rato puestas.
Sólo la falta de tacto del grupo más cercano a Allende, el "cu-
ban lobby" como les gustaba llamarse: la hija de Allende; su

(145) No hemos logrado verificar dicha información, que está contenida en


dos textos. El primero de gran calidad, El Experimento Marxista Chi-
leno de Roberto Moss (1974), editorial Gabriela Mistral, Santiago. El
segundo, de tesis bastante discutibles, pero que recoge a menudo in-
información certera, aunque de corte polémico, La Cara Oculta de la
Historia de Jean Lombard, Editorial Fuerza Nueva, España. El libro de
Joaquín Fermandois, Chile y el Mundo 1970·1973 y las memorias de
Prats, Memorias. Testimonio de un soldado, tampoco dan mayores lu·
ces, por lo cual debe dejarse como un "rumor" sobre el cual no po·
demos edificar ningún juicio, pese a que la visión que tiene Jean Lom-
bard sobre el proceso chileno (dentro de una tesis , muy discutible)
nos parece bastante razonada y sugestiva.
DOCTRINA SCH N E IDER-PRATS. 155

esposo, el agente de la polfcía de seguridad cubana, Luis Fer-


nández de Oña ; su sobrino, el dirigente de l MIR, Andrés Pascal
Allende; el psicólog.o y ex Director de Investigaciones, Eduardo
Paredes Pizarro, etc., logró hacer tomar conciencia a las FF.AA.
de la amenaza subversiva que se cernía quizás a comienzos de
1973 y aún más tarde.
La Doctrina Schneider-Prats y su desenvolvimiento (oct. 1970·
sept. 1973).
Entre los numerosos discursos fúnebres del día 26 de octu-
bre, en honor de René Schneider. destacó, sin duda el del gene-
ral Prats; su discurso era importante, no sólo por la sinceridad
del relator sino por su condición de jefe subrogante del Ejérci-
to. Dicho discurso, un tanto anonadino, contiene, sin embargo, un
juicio de Prats que será conveniente tomar en cuenta:
"Chile enfrenta una encrucijada de su destino que lo
obliga a optar sólo entre dos alternativas dinámicas
para la realización nacional; la de la violencia tras-
tocadora o la del sacrificio solidario".
(Se impone) " ... que vuelva la cordura a los espí-
ritus y de que impere la concordia ciudadana, para
que no desintegremos la comunidad nacional y mar-
chemos .a delante en genuina democracia, optando
por la ruta constructiva del sacrificio solidario"
(146) .
Es decir que Chile enfrente la violencia antimarxista y que
se impone la tarea de dar paso al socialismo, tarea a reali zar
dentro de los marcos democráticos. En ese instante, se daban los
febriles pasos para acl arar Presidente en el Congreso Pleno a
Allend e, con el voto favorable de la DC, algunos sectores anti-
marxistas , encabezados por Patricio Aylwin propusieron un con-
trol del comportamiento democrático de la coalición marxista
mediante el Ejército. Este fue el espíritu de la redacción del Es-
tatuto de Garantías, que bajo la engañosa fórmula de la no de-
I iberación, proponía una supervisión militar al allendismo_ Este

(146) Puro Chile, 27-X-70, p. 5. "Querido amigo René descansa en paz".


156 CRISTIAN GARAY V.

hecho fue percibido por Prats, quien manifestó repetidas veces


su oposición a dicha maniobra. Prats estimaba que el gobierno
de la UP había sido llevado al poder por el voto ciudadano y una
vez en el poder debía ensayar el conjunto de ideologías que
la conformaban, sin restricción alguna. Esta tesis, la de la su-
pervisión militar, fue rechazada cuantas veces pudo por Prats,
el mismo comenta en una entrevista, cuando era Ministro del
Interior en noviembre 6 de 1972, ante los gremios. Vilarín y otros
dirigentes acuden a exponer sus quejas a Prats, éste les escu-
cha pero a evidente contrapelo; en un instante dado en que él
rechaza sus peticiones, observa desencanto ...
"Al parecer, los gremios que estuvieron en huelg.a
no comprenden cabalmente que si un militar apolí-
tico ha asumido el Ministerio del Interior, ante la
gravedad de la crisis interna del país, es para ac-
tuar con independencia de criterio, con ecuanimi-
dad y al margen de los intereses partidistas. Todo
ello sin olvidar que integra una combinación de go-
bierno, cuyas líneas directrices corresponden al Pre-
sidente Constitucional de Chile. Presumo que pien-
san que se ha instaurado en el país un "cogobier-
no", en el que los representantes de las FF.AA. son
"delegados de los gremios opositores", superpues-
tos a los partidos políticos de la Unidad Popular y
no yuxtapuestos a éstos, como es procedente. De
aquí que los rostros primero sonrientes de estos ca-
balleros comienza a alargarse" (147).
No nos interesa tanto comentar las palabras de Prats, co-
mo demostrar que Prats percibió negativamente la proposición
contenida en el Estatuto de Garantías de colocar militares para
frenar a la UP. La redacción del Estatuto hacía indirecta men-
ción a los grupos paramilitares de izquierda, bases después de
la Ley de Control de Armas ,
"Art. 22.- La fuerza pública está constituida única
y exclusivamente por las Fuerzas Armadas y el

(147) Memorias . . . PRATS, C., pp. 318-319.


DOCTRINA SCHNEIDER· PRATS. 157

Cuerpo de Carabineros, instituciones esencialmente


profesionales, Jerarquizadas, disciplinadas, obedien-
tes y no deliberantes. Sólo en virtud de una ley po-
drá fijarse la dotación de estas instituciones".
"La incorporación de estas dotaciones a las Fuerzas
Armadas y a Carabineros sólo podrá hacerse a tra-
vés de sus propias escuelas institucionales especia-
zadas, salvo la del personal que deba cumplir fun-
ciones exc:usivamente civiles" (148).
En ese período se originan los primeros intentos de la
izquierda, desde siempre antimilitarista y antijerárquica para
ganarse a las FF.AA. Un significativo título de El Siglo expone:
'"La reacción chilena, enemiga de la seguridad nacional". La
tesis del diario era la identidad entre Unidad Popular y Seguri-
dad Nacional; en este artículo no se percibe un rechazo al tér-
mino. sino una adecuación o manipulación marxista, con un es-
pecífico cariz desarrollista:
"La SN en ningún país del mundo se refiere ya exclu-
sivamente a la mera salvaguardia de la integridad te-
rritorial de la soberanía y de la vida o subsistencia
de la comunidad política. Ella tiene que ver además
con la capacidad económica nacional ... "
" ...Y requiere, sobre todo, de un régimen donde no
haya fisura o abismo alguno entre el pueblo y fuer-
za armada, y exista por otra parte, comunidad de ob-
jetivos."
"Es decir, que la SN plena, sólo puede ser efectiva-
mente alcanzada en un régimen avanzado, creador y di-
námico, surgido del seno mismo de las masas na-
cionales, como ha de ser el Gobierno de la UP ... "
(149).
Este intento por ganarse a las FF.AA. alcanzó niveles tra-
gicómicos, tal como' la columna que Puro Chile - órgano del PC-

(148) Estatuto art. 22 Sesión 16, 22-X-70, Senado. Véanse las explicaciones
del PDC., p. 573 y el informe de Comisión Legislativa, p. 644 (Anexo).
(149) Memorias . . . PRATS, c. pp. 318-319,
158 CRISTIAN GARAY V .

otorgó al "Bendito Pailón" para escribir cada cierto tiempo


a Prats, como al Jefe de la Guarnición de Santiago, general A .
Pinochet. Disculparán, los lectores, la insufrible ordinariez del
redactor, pero es necesario transcribir una parte ai menos pa-
ra darse cuenta del halago a que se sometió a los militares de
parte del g,rupo allendista-PC. Se comenta la iniciativa de volver
a las retretas y el B.P. expresa al General Pinochet en:
"¡Esa es de Hombriii ...!", "El hecho es mi General,
que las retretas van a alegrar los barrios y van a ha-
cer que los milicos le alegren la vida a los chlcueli-
tos chicos. Yo, como soy medio milico estoy recon-
t ento mi General y por eso es que quiero felicitarlo
y tirarle mi callosa, por estas iniciativas" (150).
Para la democraciacristiana, entretanto, el problema lo de-
bían resolver la vigilancia de los militares. Esa es una de las
partes de la acusación constitucional contra el Ministro del In-
terior, José Tohá, Andrés Zaldívar explicó en enero de ese año,
1971, que :
"Los hechos, infracciones, que constituyen los diver-
sos capítulos de esta acusación (existencia de gru-
pos armados, atropellos al derecho de reunión, de-
tenciones ilegales, infracción de disposiciones cons-
titucionales y legales en relación con los medios de
comunicación, atropellos a la ley de Juntas de Veci-
nos). todos están vinculados con las obligaciones
que el señor Ministro del Interior debe cumplir se-
gún la ley y tienen relación directa con su deber de
buscar la seguridad y orden público a través de
los Servicios de su dependencia" (151).
Creemos no errar al decir, que la DC buscaba la interven-
ción mitigada de las FF.AA. mediante la invocación al orden pú-
blico y a la Democracia. Al contrario, la Derecha Nacional esti-
(150) Puro Chile, 12-V-71, p. 24. "Esa es de Hombriii . . . " por el "Bendito
Pailón".
(151) Acusación contra Min. del Interior, en Sesión 50 y 52, 19 y 20-1-72,
Cam. de Diputados. Andrés Zaldívar, exposición. Cit. en p. 51 de La
lucha por la Juridicidad en Chile, T. 2, recopilación de Andrés Eohe-
verría y Arturo Freí.
D OCTR INA SCH N EIDER· P RAT S . . . 159

mó que este gesto envolvía el grave peligro de enredar a las


mismas en la dialéctica unipopulista, y, consecuentemente, des-
nacionalizarl as en favor de la satelización marxista. Los hechos
posteriores demostraron la vigencia de la predicción del PN y
del g.rave error de la DC, finalmente cuando fue imposible resol-
ver el conflicto ci vil, porque habían sido neutralizados por los
generales allendistas, el PN y el más pequeño PADENA y PIR,
además de Patri a y Libertad, etc., invocaron a las FF.AA. para el
derrocami ento puro y simple, demostrando que los civiles eran
incapaces de resolver el conflicto por los medios legales.

Volvamos a nuestro recuento, en abril de 1971, All ende pro-


nunc ió un di scurso, donde citando palabras de Schneider, vincu-
ló SN a desarrollo económico y las llamaba a la construcción
del soc ialismo, escudado en su condición de Generalísimo, el
Primer Mandatario advirtió luego que sin olvidar la esencia
vital de las instituciones uniformadas, que en sentido profe-
sional, reclamaba, como generalísimo, su presencia en "un es·
fuerzo por un Chile nuevo, donde la justicia, el trabajo, la sa-
lud, el derecho al descanso , y a la recreación, sean patrimonio
de todos los chi lenos". Diio que deben preocuparse de preser-
var las "fronteras económicas". (152).

Esta llamada a los Altos Mandos, recibió la acogida de un


grupo de generales. Allende convocó reiteradamente a multi-
t ud de militares para los más diversos puestos: la Central de
Abastec imi entos se la daría al General FACH Bachelet, sin-
dicado después como jefe de infiltrac ión en su rama (153); la
dirección de los t rabajos de la UNCTAD al general Urbina. etc.
En el mes de mayo, el Estado Mayor de la Armada debió
acceder a su petición de visitar la URSS, donde verían arma-
mentos (154) .

(152) La Tercera, 15-lV-71, p. 5. "FF.AA. deben participar en desarrollo del


país".
(153) Proceso a una traición. BOIZARD, P.
(154) El Siglo, 30-V-72, p. 8. La comitiva la encabezó el Almte. Montero.
160 CRISTIAN GARAY V.

En este período, Prats hace pocas declaraciones, incluyen-


do aquélla, el día 24 de octubre de 1970, donde reitera la doctri-
na Schneider (155). Una carta, sin embargo, que Prats dirigió a
CUT, con motivo de un homenaj'e a Schneider, fue acusada de
"adulación servil" por el general (R) Juan Retamal Díaz (156),
es significativo que las tensiones del cuerpo de oficiales se ex-
presen a través de continuas delaciones a Prats de desconten-
to, que aquél controlaba, mediante el licenciamiento. Todas las
Memorias de Prats están repletas de referencias a innumera-
bles licenciamientos contra oficiales que manifestaron desa-
grado contra la UP.
Al celebrar un año en el puesto de Cdte. en Jefe, Prats di-
rigió una nota al Ejército expresando que su labor era:
"La de garantizar a la Nación la más vigorosa cohe-
sión espiritual de los cuadros institucionales, haciendo
honor a su tradición de profesionalismo apolítico y
legalista, condición básica que hace del Ejército un
órgano de fuerza, no deliberante, insustituible del
Estado" (157).
En dicho comunicado Prats, hace patente su coincidencia
con Allende, hecho quizás reforzado por el evidente halaqo del
último a las FF.AA.; los testimonios de la época, por ejemplo,
nos permiten aseverar que efectivamente a los miembros de di-
chas unidades se les tuvo holgadamente avituallados y sus
sueldos subieron significativamente; tampoco Allende provo-
có a las FF.AA. con el pacifismo de Alessandri y Frei, tratando
de dar cabida a su equipamiento material. Quizás en este punto
hubo algo de provocación , ya que Allende intentó que el Alto
Mando adquiriese armamento soviético, cosa que fue rechaza-
da, porque es sabido que los soviéticos venden su armamento
junto a comisarios políticos que inician el reciclaje ideológico
en los países donde son destinados. Por ello no debe extrañar
la complacencia ideológica de Prats:

(155) El Siglo, 24-X-70, p. 9.


(156) La Segunda 12-111-71, p. 2.
(157) La Prensa, 27-X-71, p. 1. "Ejército hace honor a su profesionalismo
apolítico y legalista".
DOCTRINA SCHNEIDER·PRATS . . , 161

"El Supremo Gobierno tiene plena conciencia de que


el Ejército debe acrecentar su capacidad operacional,
en aras del resguardo de la soberanía geoeconómica
nacional" . (158).
En esa conferencia, también Prats explicó que la partici-
pación del Ejército estaba relacionada con la seguridad nacio-
nal, argumento que pondrá en práctica para justificar su in-
clusión en el g.abinete cívico-militar de Allende, en noviem-
bre de 1972. En este contexto la llamada de Allende no fue
perc ibida negativamente, menos si como expresó el General
Urbina:
"Todos los gobiernos han tenido buen cuidado en
nombrar a oficiales en cargos netamente técnicos.
No puede considerarse esto como una intervención
de tipo político" (159) .
Este era, al menos, el lenguaje oficial del unipopulismo,
ya que como expresó en enero de 1971 Allende, al serle pe-
dida una "explicación" de sus reuniones con oficiales de las
FF.AA. contestó:
" . . . todos deben saber que un presidente del
pueblo hablará con las Fuerzas Armadas sobre los
problemas de Chile, sobre su presencia responsa-
ble en el gran proceso de desarrollo económico , so-
bre su gran tarea junto a nosotros para defender las
fronteras económicas de la patria. Nunca, ni ellos
lo aceptarían, ni yo lo haría, ir a plantear los proble-
mas políticos contingentes. o los problemas de su
partido, pero sí ·1a gran política de un pueblo que
quiere un Chi!e auténtico de chilenos ... " (160).
A principios de marzo de 1971, el Presidente remachó su
concepción de soberanía económica como garantía de la SN
al hablar en Punta Arenas. La ciudad, como es sabido, se dis-

(158) La Prensa, Id.


(159) "Mi General" Urbina, profesionalismo con astucia, p. 18 entrevista en
QUE PASA, 2-111-72.
(160) La Tercera, 19-1-71, p. 4 "No tengo que darle explicaciones a nadie
de lo que hablo a las FF.AA.".
162 CRISTIAN GARAY V.

tingue por su alta población militar y por la cercanía de sus


vínculos con Argentina; se trata, por tanto, de una región deli-
cada para la visión geopolítica de Chile . Allende, cazurro como
era, no desperdició la ocasión para hablar. Les comenta su ale-
gría por su labor patriótica en defensa de la integridad territo-
rial del país, hace ver su gravitación en asuntos civiles como el
transporte, las comunicaciones, etc., y hace una crítica a la
concentración reg,ional en el área central, estimándola como
atentatoria contra la SN. Expresa su preocupación por la esca-
sa atracc ión de la Región , por su ahogo debido al centralismo y
muchas otras cuestiones de este tipo. Les habla del papel de
la Armada (Juan Williams en 1843; Luis Pardo en 1916) y de la
visión geopolítica de O'Higgins. Todo esto era un preámbulo
para hablar verdaderamente de lo que quería hablar: del antim-
perial ismo. Allende vincula la soberanía al restablecimiento de
las relaciones con Cuba e intenta un esfuerzo al cual no estuvo
jamás acostumbrado; definir.
"Nosotros queremos superar la interpretación tradi-
cional del concepto de soberanía. Para nosotros, la
soberanía no es sólo una fórmula legal y tradicional.
Es algo concreto y t angible. Es el derecho de un pue-
blo a emitir libremente su voluntad colectiva, de de-
fender su patrimonio económico, social, cultural y
político.
" ... Afianzaremos la soberanía en el trabajo, en el tra-
baj'o, integrador. Afianzaremos la soberanía cuan-
do ef ectivamente no haya hombres ni mujeres mar-
ginados de la familia y la sociedad" (161) .
En marzo de 1972 Prats hacía público su contento r es-
pecto a la política gubernativa frente a las FF.AA. (162), enu-
merando entusiastamente los logros materiales.
Ya en diciembre de 1971, si n embargo se habían produ-
cido algunos juicios por parte de Prats muy discutibles. El

(161) La Nación, 1-111-71, p. 10 "Compatriotas de la zona austral".


(1 62) La Prensa, 17-111-72, p. 1.
DO CTRI NA SCHNEIDER·PRATS . . , 163

día doce declaró al Mercurio: "En Chile no existen


'grupos armados' -con una instrucción militar-
que obliguen a la intervención del Ejército", declaró
el g,eneral Prats".
"Nosotros -el Ejército- entendemos por grupos
armados algo todavía no existente en Chile como
para obligar a la intervención del Ejército. Grupos
con palos, cascos y cadenas requieren una acción
judicial y policial, ya que se ubican en el campo de-
lictual. No se requiere un pronunciamiento nuestro
mientras no se llegue a los grupos como los surgi-
dos en otros países, en que poseen una instrucción
paramilitar, un armamento similar a las FF.AA. y
que actúan en forma irregular. En Chile, se percibe
algo incipiente y debido a motivos político-partidis-
tas" (163).
Ahora bien, parece muy extraño que Prats afirme que
en Chile no existían grupos paramilitares, si es un hecho com-
probado que desde fines del gobierno de Frei funcionaban es-
cuelas de guerrilla marxista en el país. Lo que en realidad ocu-
rría, es que Prats no quería -y así lo expresa en sus Memo·
rias- proceder al control de armas, porque temía que el anti-
comunismo de algunos oficiales lo convirtiese en una batida
contra el propio gobierno. De modo que, según, Prats, había que
esperar a que crecieran y fueran un ejército revolucionario
completo, para ocuparse en "igualdad" de condiciones que
las actividades de Patria y Libertad ...
El 18 de mayo de 1972, un grupo de diputados DC pidió
a Prats proceder al Control de Armas (164). En septiembre
agradece una carta de la CUT, donde -expresa- se "refle-
jan el pensamiento que los trabajadores tienen sobre el Ejér-
cito, a la vez que una clara identificación con el espíritu de

(163) El Mercurio, 12-Xll-72.


(164) La Segunda, 26-IX-72, p. 8 "Entregaría·n a FF.AA. el control de armas".
164 CRISTIAN GARAY V

la Institución " (165). Tal como en el caso del coronel (R) Al-
berto Labbé, destituido "por no rendir armas a un tirano"
(Castro). el caso del retiro del Director de la lnstitució_n cau-
só hondo impacto, y ocasionó una violenta intervención de
Prats contra el Colegio de Periodistas, respondida por igual
violencia por la entonces subrogante María Eugenia Oyarzún
(166). Prats argumentaba que al dar a conocer los motivos del
retiro de Canales, se había roto el código de ética y entrado a
censurar su papel de Cdte . en Jefe. Por último invocaba la SN
para decir que este aspecto implicaba incitar a la deliberación
a la oficialidad. Oyarzún le respondió que a la prensa le cabía
informar sobre todo lo que sucedía en el país, conforme al
principio de la libertad de prensa (167). y remataba:
"Nuestro Ejército, nuestra Fuerza Aérea y nuestra Ar-
mada no se deben a ningún partido político. Se de-
ben a la Nación entera. No queremos que intervenga
la política en ustedes, pero no queremos ver tampoco
que algunos, usando seudohabilidad política, preten-
dan usar a las Fuerzas Armadas para propósitos dis-
tintos" (168).
En este ambiente vino el Paro de Octubre de 1972, respues-
ta que los gremios desencadenaron contra el intento totalitario
de la UP. Fue en esta coyuntura, en que Prats fijó la doctrina
Schneider-Prats en su punto más decisivo, es decir como instru-
mento de apoyo presidencial, desde luego el día 2 de noviembre
aceptaría el Ministerio del Interior , con el fin -según dice- de
evitar la Guerra Civil, pero en realidad el de aplasar a la opo·
sición para desarrollar enteramente el programa de la UP. En
el mes de octubre, fu e Prats quien solicitó la cadena obligatoria

(165) La Nación, 26-IX-72, p. 8 "General Prats agradece saludos de la CUT".


(166) Prats envió una carta abierta, apareció en La Segunda, 29-IX-72, p. 3.
General Prats defiende al Almte. Justiniano". Oyarzún respondió el 29·
IX-72.
(1 67) Respuesta de Oyarzún a Prats, 29-IX-72 e·n Para comprender a Chile,
pp. 23-30.
(168) Caro de Oyarzún a Prats, 29-IX-72, p. 28 en Para comprender • .• •
antología.
D OCTRIN A SCHNEIDER·PRATS . . . 165

de rad io. El día 13 la ordenó el Jefe de la Zona ·en estado de


emergencia, General Bravo y la OIR aprovechó la ocasión para
trasgredir la ley al respecto, usándola para sus propios fines.
Prats reconoce el hecho, pero el domingo 15 decide colocar al
país bajo una sola cadena obligatoria con objeto de impedir la
difusión del llamado al Paro.
"El General Bravo vacila y su estado de ánimo
es el de una persona que se siente ante la inminen-
cia de cometer una terrible equivocación" .
"Entonces le expresó que yo asumiré la responsa-
bilidad de solicitar al gobierno que disponga una
cadena nacional, única manera de evitar la prolon-
gación de un estado de cosas que está arrastran-
do al país a un conflicto del que se culpará de leni-
dad, especialmente al Ejército, por tener bajo su
tuición 18 de las 20 provincias bajo el Estado de
Zona de Emergencia" (169).
En ese mes, en octubre, Allende lo convoca -otro domin-
go- a conversar:
"Y me pide que exprese con franqueza mi opinión
sobre la insinuación que nos hizo el día anterior, se-
ñalándome que piensa que un representante de ca-
da institución Armada debería incorporarse al gabl:
nete, como una fórmula que posibilite una mavor
identificación del pueblo con las FF.AA. para frustrar
la intentona golpista ... ( 170).
De este modo, puestos de acuerdo, Allende anuncia el ga-
binete cívico-militar el 2 de noviembre de 1972. Se trataba,
según Prats, de que "Chile re chaza un golpe", es decir, el re-
vés civil de Allende; t ambién en ese instante Prats adhiere al
presidencialismo, al serle comunicado que algunas de las dis-
posiciones que ha usado están cuestionadas:
"Según la respetable opinión del señor Contralor tal
decreto estaría derogado tácitamente. Según la res·
petable opinión del Gobierno estaría vigente. Es ln-
(169) Memorias . .. PRATS, C., p. 300.
(170) Memorias . 4 • , PRATS, C. p. 304,

!2. - Política 10 .•.


166 CRIRTIAN G ARAY V .

cuestionable, entonces, que al Ejército -en un Es-


tado de Derecho- no le corresponde actuar conside·
rando "a priori" que tal decreto está derogado" (171).
Este juicio revela el absoluto desconocimiento de Prats so-
bre el sistema liberal; si la ley estaba en cuestión, la conducta
adecuada era no usarla, más aún si se trataba, en "un Estado
de Derecho", de un organismo, la Contraloría que velaba por
la legalidad de los actos del EJecutivo. En efecto, toda la con-
ducta posterior de Prats se inscribe en la desintegración de la
legalidad vigente, anatemizada como burguesa, juicio que re-
coge él cuando en sus memorias califica a los jueces de la
Corte Suprema como "derechistas" : ciertamente, este es uno
de los riesgos -no entró a calificar si admisible o no- del
sistema, pero si se habla de "continuidad legalista" es eviden-
te que entra en el análisis.
Las declaraciones de Prats sobre la cadena obligatoria, son
claramente, muestras de un compromiso político, deliberativo
y propio del hombre identificado ciegamente con el oficialismo.
El senador Baltra le espetó una frase no del todo extemporá-
neas:
'-'El riguroso cumplimiento de la Constitución y de
la ley, en su letra y en su espíritu, sin que quede
sujeta a ningún tipo de interpretación que facilite el
encuentro de alguno de esos ya famosos "resquicios"
legales, causantes, en gran medida del espeso cli-
ma de ansiedad e incertidumbre ...".
"En la Constitución hay una norma clara y precisa
en cuya virtud ninguna persona o magistratura pue-
den atribuírse, ni aun a pretexto de circunstancias
extraordinarias, otra autoridad o derechos que los
conferidos por las leyes. En consecuencia, sólo los
Tribunales, el Parlamento y la Contraloría General de
• · . · la República pueden interpretar las disposiciones le-
gales" (172).

(171) Chile rechaza el golpe, Prats. P. 9. en ERCILLA 1-Xl-72.


(172) La Prensa, 3-Xl-.72, p. 5 "Sólo los Tribunales ... pueden interpretar la
ley".
D OCTRINA S CHNEIDER·PRATS• • .
167

Ya no puede, a estas alturas, ser interpretada la doctrina


Schneider-Prats (tampoco al comienzo) como continuidad lega-
lista, por cuanto la Constitución prohibía la deliberación y bajo
Prats el ejército delibera en la cúpula para apoyar al oficialismo,
además era imposibl e que en su condición de Ministro del In-
terior escapase a la lucha contingente y asumiese los odiosos y
afectos de los políticos profesionales. La mayor consecuencia
de su ministerio fue el ahogo de la oposición, el día 5 de no-
viembre cesó el Paro y la oposición respiró aliviada, pensando
que la proposición de la DC de supervigilar al gobierno había si-
do acogida. No sólo no ocurrió eso, sino que Prats actuó inver-
samente.
En lo fundamental, poco hay que agregar al contenido de
la doctrina Schneider-Prats. El día 5 aseguró al El Mercurio que
ella era la interpretación "literal" de la Constitución, que vin-
culaba a las prerrog.a tivas presidenciales. Para Prats la no deli-
beración consistía , simplemente en no discutir las órdenes del
ejecutivo:
"En relación al Poder Ejecutivo, la mecánica cons-
titucional vigente para calificar la ilegalidad de una
acción de Gobierno o de Administración, correspon-
de a los organismos jurisdiccionales, dentro de la.:;
formalidades que el Derecho establece en forma
expresa. No corresponde al Ejército como tal, ca-
lificar de por sí, si determinadas órdenes o decisio-
nes del Ejecutivo son ilegales, so pena de infringir
lo prescrito en el artículo 23 de la CPE que declara
nula de derecho la desobediencia o presión militar
a la autoridad o de incurrir en un acto de delibera-
ción, prohibido por el Art. 22 de la Carta Constitu-
cional" (173).
Ahora bien, no se comprende entonces cómo el "Estado
de Derecho", invocado por Prats resuelve los conflictos de po-
deres, ya que para hacerse obedecer es necesario tener la fuer-
za y ésta, según lo dicho por él mismo, estaba enteramente a

(173) El Mercurio, 5-Xl-72.


168 CRISTIAN GARAY V.

disposición del Ejecutivo, y diríamos exclusivamente la resolu-


ción de este conflicto, para apoyar con el Ejército el programa
allendista sin más, con Constitución o sin ella:
"Le voy a analizar el problema con mucha franqueza.
Aquí hay un Gobierno que se inició a fines del año
70 hasta el 76. No ha habido interrupción del Gobier-
no. El Gobierno sigue vigente. Los cambios de Gabi-
nete son cosas circunstanciales que no pueden al-
terar un Programa de Gobierno. Este es un Gobierno
constitucional. Es un Gobierno de Estado de Dere-
cho. El Gobierno tiene legítimo derecho de aplicar el
programa que está desarrollando" (174) .
.El gabinete del 2 de noviembre de 1972 sepultó el Paro gre-
mial, con tres integrantes militares, el Almte. Huerta, el gene-
ral FACH Claudio Sepúlveda y el Cdte. en Jefe del Ejército,
Prats, de Ministro del Interior, se configuró el cuadro deseado
por Allende.
El 30 de enero se filtró la oposición de buena parte de la
oficialidad ante el proyecto de la ENU, desató en Prats una
gran indignación porque no entendía el "infundio" de acusar al
proyecto de inspiración marxista . Este y otros muchos inci-
dentes jalonarían sus actuaciones finales.
En junio de 1973, el Ministro Tohá anunció que las FF. AA.
obtendrían el derecho a voto, y a fines del mes, el 29 ocurrió
el tanquetazo. A estas alturas, Prats sólo podía invocar la doc-
trina Schneider-Prats para detener los rumores de un golpe. En
realidad su prestigio había caído verticalmente, en especial
después de su bochornoso incidente con Valentina Cox, que la
prensa unipopulista en vano trató de presentar como un inten-
to de asesinato, cayendo Prats en un total descrédito (175).
(174) Carlos Prats. El hombre, el soldado, el ministro, p. 13 en VEA 16-Xl-72.
Esta entrevista es la más sustancial de cuantas hemos visto de Prats.
·(175) Quizás el gobierno creyó que falseando los hechos atraería el aplauso
de la opinión pública. pero en realidad sucedió lo contrario. Véanse El
Siglo, 28-Vl-73, p. 9; Clarín, 28-Vl-73, p. 24; una selección de titul ares,
implacable, en La Segunda, 28-Vl-73, p. 1. Prats se vio obligado a des-
mentir a la prensa y eso fue peor aún.
DOCTRI NA SCHNE!DER·PRATS . • • 169

El gabinete militar de noviembre de 1972 al 27 de marzo de


1973, fue nuevamente reconstruido, pero sin éxito perdurable.
Entre el escándalo mirista en la Armada (7-Vll-73), Allende
convoca de nuevo a los militares el día 9 y esta vez da una ma-
yor muestra del propósito que persigue, al incorporarlos forzo-
samente -algunos no tanto- en su condición de Comandan-
tes en Jefe de cada arma. (En el gabinete del 2 de noviembre
de 1972, Allende consultó y los convocó como militares, pero
sólo consiguió un Cdte . en Jefe, Prats). Estos cuatro eran Mon-
tero (Armada). J. M. Sepúlveda (Carabineros), Ruiz D. (FACH) y
Prats (Ejército) . Esta vez, sin embargo, Prats asumía el Minis-
terio de Defensa, en un segundo plano. A estás alturas, la opo-
sición exigió la salida de los militares del gabinete y el 22 la
Cámé;lra de Diputados hizo presente a los oficiales el quebranto
de la institucionalidad (176). La manifestación de las esposas
de los generales obligó a Prats a renunciar el 23. Todavía el 28
de agosto, Allende intentó un postrer ministerio, debido a las
sorpresivas renuncias de Ruiz Danyau y Montero. El Almirante
Arellano pasa a Hacienda; el g,eneral FACH, Magliochetti a
OO. PP. y Transporte ; el general Rolando González a Minería y
el General-Director de Carabineros, José María Sepúlveda a Tie-
rra y Colonización, tal como antes. El 11 de septiembre las
FF. AA. dan fin al régimen, con lo que ellos denominan un "pro,
nunciamiento" (177).

Recapitulación

1.- La cuestión principal que ocupó este análisis fue de-


terminar cómo la doctrina Schneider-Prats fue un instrumento
que contradijo la esencia del régimen constitucional pre 1970.

(176) Lo más razonado sobre la intervención militar Decadencia, Consensos


y Unídad Nacional en 1973. VIAL C., Gonzalo, pp. 140-164 e·n DIMENSION
HISTORIC'A DE CHILE N9 1, 1984, ASCP, Santiago.
(177) El equívoco proviene que el equivalente, despectivo, al cuartelazo en
América es el pronunciamiento en España, lo que explica una parte
de la animosidad periodística extraníera.
"170 CRISTIAN GARAY V .

2.- Asimismo hemos visto, quizás demasiado copiosamen-


te, cómo dicha doctrina se concretó en una postulación de cier-
ta "Seguridad Nacional", fruto táctico de la habilidad de Allen-
de, y cómo es necesario recalcar que fueron los civiles los que
mayor urgencia tuvieron en hacer participar a los militares en
la deliberación, desde el propio Allende hasta los grupos nacio-
nalistas, incluso en el caso del Episcopado nacional, que mani-
festó su complacencia por la actitud asumida por el Ejército en
dicho período.
·. : . 3.- No es posible aceptar, cierto tipo de interpretación (a
la luz de los hechos) que supone que "en septiembre de 1973,
no sólo interrumpió el proceso político, sino que dejó perpleja
a la mayoría del país" (178).
No sabemos de qué mayoría se trataba, puesto que electo-
ralmente la oposición era la mayoría ... Tampoco su aparición
fue "sorpresiva", ¿o tres gabinetes cívico-militares no significan
nada?. Por último resulta extraño decir que se interrumpió un
proceso revertido por Allende mediante las FF. AA.
4.- Podemos aceptar sin problemas la afirmación de que
en la base de la nueva revelación cívico-militar está la doctrina
de la SN, con tal de que no se establezca con ésta una relaci.ón
mecánica de Capitalismo-dependencia-EE. UU .-ª'imperialismo " .
Es decir, debe aceptarse la indeterminación conceptual de la
SN y cómo en el terreno de los hechos ha dado, dio y dará lu-
gar a muchas interpretaciones divergentes, tan confusas o ab-
surdas como las que a veces se dan a la democracia.
Absolutamente infundada nos parece esta interpretación
de Augusto Varas, repetición del concepto leninista de imperia·
lismo, con toda su carga ideológica:
"El inicio de la guerra fría cambia el carácter de los
enfrentamientos bélicos en la medida que ahora el
conflicto militar está subordinado a la confrontación
de dos formulaciones ideológicas polares. El con-

(178) El proyecto político militar. VARAS, A., p. 111, prólogo.


DOCTRI NA SCHNEIDER · PRATS . • .
.171

flicto entre el capital y el trabajo (!) asume caracte-


rísticas internacionales dándole a la dimensión cas-
trense un sesgo que hasta ese momento nunca ha·
bía tenido. Las contradicciones intra-imperialistas
( ...) pasan a subordinarse a un enfrentamiento entre
los dos modelos diferentes de organizar la produc-
ción y el conjunto de la sociedad. En consecuencia,
el carácter del enemigo dirá relación con sus carac-
terísticas ideológicas más que con su nacionalidad y
será allí, en consecuencia, donde habrá que buscar
al enemigo" ( 179).
Ya Varas cometió un grave error al confundir el concepto
de "Guerra Total" con el de "guerra antisubversiva" (180), pues-
to que la Guerra Total como guerra que se desencadena sobre
los no beligerantes civiles, que golpea su retaguardia productiva,
es propia de la Revolución Francesa y de sus "inmortales" prin-
cipios de la Nación en Armas, que borró la distinción entre com-
batientes y no combatientes, no corresponde al concepto de
guerra antisubversiva. Tampoco sabíamos que en el plano inter-
nacional el Capital y el Trabajo eran dos entidades de existen-
cia real y mucho menos que dispusiera de órganos de gobier-
no, eJército , partidos, etc. Quizás, sintiéndose herederos de to-
das las revoluciones "populares (y democráticas)" olvidó que
la institución del comisario se inaugura bajo el terror jacobino,
obra maestra para aplicar la ley de seguridad interior a los con-
t r arrevolucionarios y heredado, según sabemos por los regíme-
nes socialistas.
De modo que probado que existió un concepto de SN, todo
lo débil teóricamen\te hablando que se quiera, pero existente, no
corresponde aplicar ciertas equivalencias mecánicas al análisis
de los hechos, so pena de hacer del análisis un pensamiento ya
hecho.

(179) El proyecto ... VARAS , A. , p. XXXI es sorprendente que ni en este


ni en otros libros se haga j amás la pregunta de por qué la ideología
genera estos géneros de conflicto.
(180) El proyecto • . . VARAS, A., p. XXXII.
172 CRISTIAN GARAY V.

5.- Uno de los dos problemas más contundentes de la ex-


posición efectuada, está en la contradicción establecida entre
la realidad y la teoría liberal. Específicamente en la legitimidad
del estamento castrense dentro de una sociedad que desprecia
conscientemente la función de los institutos armados, como un
elemento "regresivo" en la "marcha de la humanidad". La atrac-
ción del pacifismo es precisamente la de la esperanza nostálgi-
ca de la "paz en la Tierra".
6.- El otro gran problema es la distinción entre lo civil y
lo militar, dentro de una sociedad que tiende a la uniformidad
y que posee una concepción individualista de la misma, lo que
se traduce en la deslegitimización progresiva de la función mi-
litar, provocando mutuas incomprensiones.

Cristián Garay Vera


Licenciado en Historia (UCh .)
Estudiante de Magíster en Historia (UCh.)
DOCTRINA SCHNEIDER· PRATS .••
173

BIBLIOGRAFIA

1.- Material Primario: Este es de carácter impreso y cubre e( pensa-


miento particular de los actores o los acontecimientos del período.
Comprende los diversos documentos de Sesiones: Sesiones de la
Cámara de Diputados; Sesiones del Senado; Actas del Co·nsejo de
Estado (1979-80, referido a J. Alessandri R., co·n fidencial).
Folletos.
Publicaciones periódicas de Santiago, algunas regulares como VEA,
REVISTA DE LA UTE, SEPA, ERCILLA, PRINCIPIOS, CEREN, EL RE-
BELDE, QUE PASA, CHILE HOY, otras intermitentes: PATRIA Y LI·
BERTAD.
Publicaciones extranjeras. ESTRATEGIA (Bs. Aires); EDICIONES C'OR
(La Habana); ROMA (Bs. Aires).
Publicaciones especializadas. MECH (Memorial del Ejército de. Chile);
Revista de la MOHNA; Revista de la .FACH, todas de Chile,.
Informaciones oficiales: Mensajes Presiélenciale.s (1959-73).
La Prensa: Noticias de Ultima Hora; Tribuna (PN); El Mercurio; La
Segunda; Puro Chile (PC); El Siglo (PS); La Nació'n (de gobierno);
La Discusión (Chillán); La Tarde (PDC').

Aparte de este material, hemos contado con la ordenada donación


realizada por doña Gisela Silva Encina a la investigación, y, por su-
puesto,' del fondo documental de la investigación dirigida por Gon-
zalo lbáñez S. M. con una cantidad enorme de material y · de los
fondos documentales, propios, pertinentes.

2.- BIBLIOGRAFIA: debido a la gran cantidad de artículos de revistas


usados, omitiremos las referencias especiales y sólo dejaremos las
a pie de página, para referirnos sólo a aquellos lfbros qoe contengan
recopilaciones o análisis que apoyen o contrasten nuestros puntos
de vista.
1943 y 1962 "ORDEN PUBLICO" Ministerio del Interior.
1958 - 1973 "RECOPILACIONES DE DFL.".
1958 - 1973 "RECOPILACIONES DE LEYES Y DECRETOS".
S. XIX "EL PROYECTO POLITIC'O MILITAR" Varas, Augusto, y Agüero,
Felipe. (Antología militar). Flacso, 1984, 279 pp.
1926 · 1970 "EL PENSAMIENTO POLITICO DE JORGE ALESSANDRI RO-
DRIGUEZ". Comp. Silva E, Gisela. Santiago, s/e, 88 pp.

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