Dominguez-Astrid TESIS DERECHOS DIFUSOS PDF
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POR
ASTRID CAROLINA DOMÍNGUEZ MÉNDEZ
PREVIO A CONFERÍRSELE
a) Introducción……………………………………………………… 1
b) Contenido
c) Conclusiones……………………………………………… 127
d) Recomendaciones……………………………………….. 132
e) Referencias………………………………………………… 134
Introducción
Con esta investigación, no se pretendió abarcar todo tipo de institución jurídica, o bien,
todo tipo de materia procesal que pudiera constituirse como un medio idóneo para el
reclamo de protección de intereses difusos, sino se limitó a realizar un análisis
estrictamente constitucional, utilizando el método de investigación dogmático jurídico,
tomando en cuenta aspectos de ley costumbre, principios del derecho y jurisprudencia
aplicable al caso. Además de ese método se hizo uso de los métodos jurídico
descriptivo y jurídico comparativo, ya que paralelo al estudio sobre la situación jurídica y
fáctica actual para Guatemala, se realizó un análisis comparativo sobre las diferentes
instituciones procesales que existen en diversos Estados, que igualmente se encargan
de resguardar a los intereses difusos.
1
área de la legitimidad y relatividad de la sentencia dentro de la institución del amparo,
tomando en consideración que de las garantías constitucionales, la garantía del amparo
fue considerada la más adecuada para lograr la protección de los intereses difusos, y
que los principios enunciados fueron considerados como los principales obstáculos para
lograr esta protección.
2
Capítulo 1
Aproximación al Estado Liberal y Estado Social
1.1 Generalidades
La comprensión del término jurídico Estado y los elementos que la conforman han ido
variando a lo largo del tiempo. A medida que las sociedades han evolucionado y han
logrado mayor organización, se han concebido elementos nuevos respecto de ese
concepto. Así también, el Derecho como la misma sociedad, que se regula bajo normas
jurídicas, evoluciona con el paso del tiempo, procurando que sus instituciones sean más
adecuadas a las necesidades sociales que se vayan generando. De esa forma, el
Derecho evoluciona, al igual como las ideologías que hacen surgir las normas jurídicas
que se aplican en forma coercitiva en una sociedad organizada.
3
Luego del breve y personal análisis inicial, es adecuado indicar que, de acuerdo con
Juan Jacobo Rosseau1, dentro de su obra El Contrato Social, “el ciudadano que es
partícipe del cuerpo soberano entrega sus derechos naturales a un cuerpo soberano
formado para que en devolución le entregue derechos civiles. Esto quiere decir, que el
orden social no se establece como un derecho natural, sino que se funda en
convenciones”.
Inspirado en el citado pensador, indica Ramón Xirau 2, que “cuando los hombres se
reunieron a firmar el pacto social, se dio el proceso de civilización, cuya consecuencia
fue el surgimiento de la propiedad y del egoísmo, y el sometimiento de la voluntad de
cada uno de los individuos a la voluntad de la generalidad”. Agrega que, en
consecuencia, tanto la civilización como el Estado y todos aquellos artificios que se han
creado para limitar la libertad de los individuos deberían ser destruidos. Sin embargo,
advierte que el proceso de civilización, así como el desarrollo cultural y político son en
principio irreversibles.
1
Rousseau, Juan Jacobo. El Contrato Social. Consulta electrónica:
http://www.laeditorialvirtual.com.ar/pages/rousseau/rousseaucontratoindice.htm . Fecha de consulta: 10 de febrero
del 2013.
2
Xirau, Ramón. Introducción a la historia de la filosofía. UNAM. Pág.224. Citado en
www.tuobra.unam.mx/publicadas/021121150815.html
3
Secondant, Carlos. Barón de Montesquieu. Ensayo del Espíritu de las Leyes. Consulta electrónica:
http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages2/Montesquieu/EspirituLeyes_01.html. Fecha de consulta: 15 de febrero del
2013.
4
Dentro de este primer antecedente se puede observar que en las diversas definiciones
doctrinarias relacionadas al Estado, se utiliza en forma reiterada palabras como
“seguridad”, “defensa” y “protección”, por lo que es marcado el énfasis doctrinario que
se le brinda al Estado como medio de protección de seguridad, defensa y protección
para el ser humano, en específico, en función de brindar un resguardo al habitante,
para resguardar la vida de sí mismo y de aquellos más cercanos a él. Ya existe además
la conceptualización de una vida colectiva como un requisito para la subsistencia
humana, trayendo consigo también la existencia de ciertas dificultades sociales en las
que este ente denominado Estado debía intervenir para proteger aspectos básicos
como la vida.
Por su parte, la autora Lissette Mendoza4 aporta como definición la siguiente: “el Estado
en sentido amplio, es un grupo social establecido en un territorio determinado,
entendido este en un sentido amplio (espacio aéreo, terrestre, etc.) con poder
soberano, jurídicamente organizado (normas e instituciones), a través de una
organización específica (Órganos del Estado), cuya finalidad es obtener bienestar o
bien común”5.
Es de gran importancia incluir dentro de este primer acercamiento el criterio del autor
Cayetano Núñez, quien indica que “el Estado existe cuando una población determinada,
habita permanentemente un territorio delimitado y está sujeto a un conjunto de normas
e instituciones concretas. El Estado no es una mera suma de sus elementos, sino que
estos alcanzan una interacción determinada conexionados entre sí, constituyendo una
unidad que no puede ser considerada separadamente”6. Respecto a esta última frase,
se puede decir que todos los elementos citados que definen al Estado, conviven en
forma armónica, y es únicamente a través de su interconexión y convivencia que este
subsiste.
4
Mendoza G., Lissette Beatriz. Ricardo Mendoza Orantes. Constitución Explicada –Artículo por Artículo–. San
Salvador. Editorial Jurídica Salvadoreña. 2010. Pág.11.
5
Loc. Cit.
6
Núñez Rivero, Cayetano. Derecho constitucional comparado y derecho político iberoamericano. Madrid, España.
Editorial Universitas. 2002. Pág. 32.
5
Dentro de las anteriores definiciones, se diferencian ciertas características esenciales
de lo que en el derecho actual se denomina Estado. Como primer elemento, se
describe el de la necesidad de la existencia de un grupo social. Como se ha
manifestado anteriormente, ya es antropológicamente aceptado que el ser humano se
ve obligado, por su propia naturaleza, a convivir en sociedad, para lograr así su
subsistencia personal. Por lo tanto, no puede concebirse la existencia de un Estado
conformado por una sola persona, sino que se presenta como consecuencia social y
jurídica de la coexistencia de diversos intereses que en puntos determinados se
interrelacionan, llegando estos intereses a complementarse, a anularse o a fusionarse.
Es aquel que nace para lograr organizar la coexistencia de varios seres humanos.
El segundo elemento que forma parte de la definición general doctrinaria citada del
Estado, se refiere a la existencia de un territorio determinado. Como se ha mencionado
con anterioridad, la misma evolución del ser humano ha permitido transformar la visión
del Derecho y las concepciones políticas. En los primeros siglos de convivencia del ser
humano se presenta como característica común en varias culturas: la existencia de
grupos nómadas. Sin embargo, con el transcurso de su convivencia a esos grupos les
fue necesario establecerse en territorios determinados para lograr satisfacer todas sus
necesidades básicas, tales como alimentación, vivienda, familia, entre otros. De ahí es
que nace el concepto inicial de que un grupo de personas con elementos en común, se
establecen con un fin determinado dentro de un territorio específico, siendo este
territorio el límite espacial de su asentamiento y, por tanto, de su cultura y de distintas
manifestaciones. Se cree entonces que hoy en día el concepto de Estado no puede
estar despojado de la necesidad de existencia de un límite territorial donde se
desarrollan las actividades de este.
Como tercer elemento estatal que se acepta en la doctrina moderna, está la soberanía.
De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española7, se entiende por soberano a
7
Diccionario de la Real Academia Española. Soberano. Consulta electrónica: Soberano
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=soberano Fecha de consulta: 10 de abril del 2012.
6
aquel “que ejerce o posee la autoridad suprema e independiente”. Por lo tanto, la
soberanía se concibe como la capacidad del Estado de ejercer autoridad suprema
frente a cualquier otro poder dentro del territorio determinado y sobre el grupo de
personas. Además, se agrega que este –el Estado– ejercerá su función primordial en
forma independiente a la de cualquier otro órgano o ente de igual o menor jerarquía.
Por lo tanto, por soberanía se entenderá, en términos generales, como la capacidad del
Estado de autoregularse, autogobernarse e inclusive autolimitarse en los poderes que
le fueren conferidos desde su origen.
Con el desarrollo del Derecho y las concepciones modernas del Estado se agregaron a
su concepto otros elementos que, aunque no revisten el carácter imprescindible de los
tres antes comentados, permiten caracterizarlo, tales como: la existencia de normas
jurídicas y de una forma de gobierno determinado.
Adicionalmente existirá dentro del Estado una forma de gobierno determinada, lo cual
determina la manera de acceder a los cargos de poder. De esa forma, en cada Estado
habrán formas de gobierno y de ejercer la política, tanto en su proyección interna como
externa, creadas en ejercicio de la legitimación que le fuere dada.
Con apoyo en la doctrina estudiada, se afirma que es característico que todos los
Estados persigan alcanzar el bienestar común o bien común. Este concepto entraña
dificultad en su definición; sin embargo, para definirlo se tomarán algunas referencias
aisladas que se creen adecuadas para definir el significado del bien común.
7
El primer acercamiento se hará a través de lo que Platón, en su obra La República,
indica lo que se entiende por bien común. Él lo concibe “como un bien que trasciende
los bienes particulares ya que la felicidad de la ciudad debe ser superior y hasta cierto
punto independiente de los individuos”8. Posteriormente en la historia, es el aspecto
religioso el que incursiona en este concepto, ya que se tenía la idea que “es el conjunto
de aquellas condiciones de vida social que facilitan tanto a las personas como a los
mismos grupos sociales el que consigan más plena y más fácilmente la propia
perfección”9. Se aprecia, en ambas definiciones, aspectos morales, pues se anhela el
alcance de la felicidad y la perfección de la persona humana a través de su convivencia
en sociedad. En estas definiciones se toma como un vehículo eficaz para alcanzar esta
felicidad y perfección la existencia de condiciones de vida adecuadas; por lo tanto, será
a través de circunstancias sociales que alcanzará el ser humano sus más íntimos
anhelos personales.
En el estudio de este aspecto del Estado, se citarán dos definiciones adicionales, más
actualizadas, pero –a juicio de la tesista– bastante apegadas a las ya estudiadas con
anterioridad. Indica la Dra. María Luisa Beltranena de Padilla que bien común “es aquel
concepto que busca un beneficio generalizado, propicia la paz social, es decir una paz
social real y verdadera, basada en la idea moral que está a su vez vinculada
directamente con la idea de la ley natural o la realización de una verdadera justicia
superior que se manifiesta a través de su expresión real.”10. Adicionalmente, se invoca
la definición que brinda el juez Sergio García Ramírez de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, dentro de su voto razonado relacionado al Caso Fermín Ramírez
vs. Guatemala, de fecha 18 de junio del 2005, establece que bien común se refiere “a
las condiciones de la vida social que permiten a los integrantes de la sociedad alcanzar
8
Platón. La República. IV. Consulta electrónica: http://www.nueva-acropolis.es/filiales/libros/Platon-La_Republica.pdf
Fecha de consulta: 15 de noviembre del 2012.
9
Gaudium et spes, 26. Concilio Vaticano II. Consulta electrónica: http://multimedios.org/docs/d000916/p000004.htm
Fecha de consulta: 19 de junio del 2012.
10
Beltranena de Padilla, María Luisa. Ponencia: ¿Qué es lo que se entiende por bien común? Universidad Francisco
Marroquín. Guatemala, junio 2010. Consulta electrónica: http://derecho.ufm.edu/que-se-entiende-por-el-bien-comun/
Fecha de consulta: 10 de noviembre del 2012
8
el mayor grado de desarrollo personal y la mayor vigencia de los valores democráticos”
(OC-5/85, párr. 66)11
Con este último punto, se puede concluir la fase de estudio de los elementos del
Estado. Como notas comunes de las definiciones analizadas anteriormente en esta
investigación, destaca que se hayan enlistado los elementos esenciales del Estado, los
cuales determinan el correcto o incorrecto funcionamiento de aquel. Igualmente
enriquecedor es la evocación de la definición del tratadista nacional Gerardo Prado,
quien aporta una que acertadamente engloba los componentes estatales; véase:
“Estado es un punto de civilización, o sea, un grupo humano asentado en un territorio,
es un régimen jurídico con una unidad de derecho (Constitución), con un cuerpo de
funcionarios; es la unidad de poder autónomo, centralizado y delimitado sobre base
territorial que define y garantiza ese orden; y es unidad de valor: el bien público, como
objeto de la empresa de gobierno y criterio de orden”12. Básicamente este autor cita los
11
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Citado en Voto Razonado del Juez Sergio García Ramírez en la
Sentencia sobre el Caso Fermín Ramírez Vs. Guatemala, Del 18 De Junio De 2005. Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Consulta electrónica: http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_126_esp.pdf Fecha
de consulta: 26 de marzo del 2013.
12
Prado, Gerardo. Teoría del Estado. Guatemala. Editorial Praxis. 2011. Pág. 31.
9
mismos elementos ya analizados, únicamente que en forma limitativa, pues en
aspectos como la unidad de derecho, limita la amplitud de este únicamente a la
Constitución del Estado. Además, en relación al gobierno, se limita a describirlo como
un cuerpo de funcionarios, sin que exista amplitud en relación a las instituciones de
gobierno. Sin embargo, el autor aporta ciertas explicaciones adicionales en las que
hace especial énfasis que el poder que se ejercerá será autónomo, centralizado y
delimitado sobre la base territorial, indicando de esta manera ciertas características de
lo que significa la soberanía del Estado. Es importante hacer especial énfasis en que
coincide con lo expuesto por Lissette Mendoza, pues indica que el objeto del Estado y
su criterio de orden será el bien público.
13
Nueva Enciclopedia Jurídica. Volumen VIII. Barcelona. Editorial Francisco Seix, 1956. Pág. 855.
10
1.3 Estado Constitucional
Dentro de este primer capítulo, se estima pertinente realizar una breve exposición sobre
la evolución histórica del Estado Constitucional14. Para lograr el objeto de este
acercamiento, se citará al autor Cayetano Núñez15, pues él logra, con una narración
bastante concisa, didáctica y objetiva, capturar años de evolución histórica ahondando
únicamente en los aspectos de mayor relevancia para el Derecho y el desarrollo del
concepto actual de Estado.
De acuerdo al autor citado, el Estado Constitucional nace con los primeros textos
constitucionales codificados y escritos. En su primera formulación se puede destacar el
texto norteamericano de 1787, el francés de 1791 y la Constitución gaditana de 1812,
en el caso español e hispanoamericano. Mediante el Estado de Derecho se pone fin a
la sociedad estamental y se establecen las bases para el desarrollo de la sociedad de
clases. El Estado de Derecho en su primera formulación proclama: Declaración de
derechos y libertades de carácter individual del ciudadano; división de poderes; imperio
de la ley y seguridad jurídica; soberanía nacional que reside en la nación; ese Estado
se caracteriza por ser un Estado Mínimo o no intervencionista, actuando solamente en
aquellos campos económicos y sociales donde la iniciativa privada no interviene; la
propiedad privada se convierte en algo casi intocable por el Estado y de su defensa se
hace un principio fundamental.
14
De acuerdo a Peter Häberle, el Estado constitucional se caracteriza por la dignidad humana como premisa
antropológica-cultural, por la soberanía popular y la división de poderes, por los derechos fundamentales y la
tolerancia, por la pluralidad de los partidos y la independencia de los tribunales. Häberle, Peter. El Estado
Constitucional, 1.A. Primera Edición, México 2003. Instituto de Investigaciónes Jurídicas. Consulta electrónica:
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/1/14/pl14.htm. Fecha de consulta: 22 de febrero del 2013.
15
Núñez Rivero, Cayetano. Op Cit. Pág. 20.
11
Nace con los primeros textos constitucionales codificados y escritos. En su primera
formulación podemos destacar la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica
de 1787, y la Constitución de Francia de 1791, así como la Constitución de España de
1812. Al respecto, la Constitución de los Estados Unidos se forjó sobre la teoría de
separación de poderes de Montesquieu, que de acuerdo a Ignacio Pichardo Pagaza 16,
se podrían resumir en los siguientes planteamientos:
a. Las funciones del Gobierno como un elemento del Estado son tres: la legislativa,
la ejecutiva y la judicial.
16
Biblioteca Jurídica. Teoría política de la división de Poderes. Capítulo 9.
www.biblio.juridicas.unam.mx/libros/3/1425/10.pdf. Fecha de consulta: 31 de agosto del 2012.
12
en el aspecto económico, como producto de este, la burguesía accede al poder político
y se establecen las bases para el desarrollo de la sociedad de clases.
13
La existencia del sufragio censitario en el primer Estado Liberal posibilitó el voto de
algunas clases sociales. El sufragio universal masculino se estableció en el último tercio
del sigo XIX. El femenino con carácter general llegaría como consecuencia de la
Primera Guerra Mundial.
14
El Estado Social y Democrático de Derecho incorpora al Estado Liberal Democrático
determinados principios económicos, así como derechos económicos y sociales. Este
modelo responde a un rol nuevo que debe asumir el Estado; y se caracteriza por tener
características intervencionistas, desarrollando el concepto de democracia económica.
17
Dávalos, Pablo. Neoliberalismo político y Estado social de derecho. Consulta electrónica:
www.puce.edu.ec/.../NeoliberalismoyEstadosocialdederecho.pdf Fecha de consulta: 20 de enero del 2013.
18
Chacón Lemus, Mauro Salvador. Los Derechos Sociales. Opus Magna Constitucional Guatemalteco 2011. Tomo II.
Corte de Constitucionalidad. Instituto de Justicia Constitucional. Guatemala. 2011. Pág. 430.
15
Néstor Pedro Sagüés19 señala que fueron tres las situaciones críticas básicas que
hicieron cambiar la base ideológica en la segunda parte del Siglo XIX:
Lo expuesto por el licenciado Chacón Lemus y por Pedro Sagüés, es coincidente con
los postulados de muchos políticos y filósofos, que en ejercicio de funciones de
autoridad lograron la incorporación a nivel legal instituciones e instrumentos adecuados
que persiguen la protección social del ser humano, inclusive a nivel constitucional
dentro del ordenamiento de Guatemala.
19
Sagüés, Néstor Pedro. Teoría de la Constitución. Editorial Astrea, Buenos Aires. 2004. Pág. 36.
16
Los hechos históricos descritos, y que fueron considerados en su época como hechos
relevantes y radicales, obligaron a que poco a poco se brindara una especial
protección a ciertos ámbitos de la vida humana. Estos ámbitos de integridad humana,
ámbito laboral, ámbitos ideológicos, entre otros, son ahora considerados como
derechos mínimos, que posteriormente fueron resguardados por órdenes
constitucionales, y denominados “derechos fundamentales”.
Allí mismo, agrega el autor citado, se expresan valores superiores que informan el
ordenamiento jurídico-constitucional; la dignidad de la persona humana, la libertad, la
igualdad, la seguridad, la justicia, el bien común y la paz. Que se desarrollan en el
Título I, denominado “La persona humana, fines y deberes del Estado”, que en dos
breves artículos indica que Guatemala “se organiza para proteger a la persona y a la
familia”, que su “fin supremo es la realización del bien común” y que “es deber del
Estado garantizarle a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la
20
García Laguardia, Jorge Mario. Breve Historia Constitucional de Guatemala. Editorial Universitaria. Universidad de
San Carlos de Guatemala. Guatemala. 2010. Pág. 101.
17
seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona”. Que se subrayan en el Título II
denominado “Derechos Humanos”, donde se afirma que en Guatemala “todos los seres
humanos son libres e iguales en dignidad y derechos” y que “ninguna persona puede
ser sometida a servidumbre ni a otra condición que menoscabe su dignidad”.
Además, este tipo de derechos deberán de ser protegidos tanto en forma jurídica como
en forma práctica, ya que en forma adicional se requiere que el Estado cuente con los
mecanismos de protección suficientes y efectivos, que permitan gozar efectivamente de
los derechos que ha tenido a bien considerar como mínimos, tanto en el ámbito
personal como en el ámbito social.
21
Loc. Cit.
18
Capítulo 2
Los intereses difusos
Para realizar este análisis, se citará al autor Rony Eulalio López Contreras, en su obra
titulada Derechos Humanos22, en donde se propone una clasificación horizontal y no
jerarquizada, de los derechos humanos. Para el efecto, los divide en tres distintos
grupos, los cuales son:
a) Derechos civiles y políticos. El autor López Contreras indica que estos derechos
se caracterizan porque imponen la obligación al Estado de velar para que las
personas puedan gozar de estos derechos (libertades individuales). Con estas
libertades individuales el Estado debe crear, organizar y desarrollar todos los
mecanismos necesarios para protegerlos, considerándolos verdaderos derechos
subjetivos, puesto que se derivan de la exigencia que poseen los particulares
22
López Contreras, Rony Eulalio. Derechos Humanos. Editorial SERVITAG. Guatemala. 2008. Pág. 18.
19
frente al poder estatal, para su cabal cumplimiento23. Como ejemplo de este tipo
de derechos se citan los siguientes: derecho a la vida, a la libertad, a la igualdad,
a la tutela judicial efectiva, seguridad, integridad personal, honor, familia, religión,
intimidad, propiedad, nacionalidad, asilo, petición, asociación, libertad de
pensamiento y libertad de expresión.
23
El autor agrega un estudio sobre el tema, citando a Quiroa Lavie, H. Derecho Constitucional, tercera edición,
Depalma, Buenos Aires, Argentina, 1993. Indica que existen dos categorías fundamentales de los derechos públicos
subjetivos, siendo estos los positivos y los negativos. Los primeros se refieren a la obligación que tiene el Estado de
prestación activa de los derechos fundamentales y los segundos, obligan a una omisión de parte del Estado (la
inviolabilidad del derecho de defensa, del domicilio y de la correspondencia).
20
específicas circunstancias históricas las personas se vieron obligadas a organizarse en
colectividades con el objeto de realizar el reclamo de sus derechos (íntimamente
vinculados con los derechos civiles y políticos). Es a través de este tipo de
organizaciones gremiales o colectivas conformadas por sujetos determinados que se
alcanza voz y potestad de reclamo frente al Estado, pues las circunstancias sociales y
económicas de ciertos momentos históricos opacaban la posibilidad de acudir
individualmente a exigir el respeto de los derechos humanos.
c) Derechos de los pueblos o de solidaridad. Indica por último el autor citado que
estos derechos son complementarios, puesto que, permiten al ser humano una
existencia en un mundo feliz. Agrega que son derechos que se presentan como
respuesta a la “contaminación de libertades”, tales como la calidad de vida y el
medio ambiente, que se ven dañadas a consecuencia del desarrollo y
sofisticación tecnológica, que ha redimensionado las relaciones entre los seres
humanos. La concepción de una modalidad de derechos diferentes a los
abordados en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos ha supuesto
una visión diferente en cuanto a los sujetos obligados a su tutela, pues, en
algunos casos, se habla de la supranacionalidad en su reclamo,
caracterizándose por el hecho de que no solo ser reclamables al Estado, sino
que, a la vez, pueden exigirse su observancia a otros sujetos, tales como, los
individuos, las entidades públicas y la comunidad internacional. Agrega el autor
que los documentos de índole internacional que hacen valer esta clase de
derechos son la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo de la ONU, la Carta
de Africana de Derechos Humanos de 1986 y la Declaración y Programa de
Acción de Viena de 1993. Dentro de estos están comprendidos: los derechos al
desarrollo del ser humano, a la libre determinación de los pueblos, al medio
ambiente sano y a la paz.
21
normativa que surge en las últimas décadas, el pensamiento doctrinario y arraigado de
la supuesta existencia de derechos humanos únicamente para ser reclamados por
individuos determinados o determinables. En cambio, se reconoce la existencia de un
interés más allá del propio individuo o de las propias colectividades determinadas, al
reconocerse la necesidad de generar ambientes apropiados para lograr el efectivo goce
de derechos humanos fundamentales, reconocidos en textos constitucionales y diversa
normativa mundial. A criterio de la tesista, a partir del reconocimiento de estos intereses
supraindividuales como verdaderos derechos humanos, se provoca una obligada
evolución en los mecanismos para realizar el reclamo de estos derechos. En
consecuencia, y como se observará a lo largo de la investigación, a través de esta
evolución sustantiva deberá de desarrollarse en forma simultánea una evolución en los
mecanismos procesales para garantizar el verdadero goce de estos derechos humanos.
Sobre este mismo tema, y en relación a los derechos de solidaridad, el autor Lucio
Acevedo24 indica que “los nuevos derechos humanos los constituyen aquellos que
revisten un carácter social, pero a diferencia de los históricamente anteriores, están
estrechamente interrelacionados con los demás y poseen una dimensión mundial o
global. Las características de estos nuevos derechos humanos, son por ejemplo, las
siguientes:
24
Cabrera Acevedo, Lucio. Op. Cit. Pág. 45.
22
Sobre lo indicado por el autor, llama la atención el acercamiento a las características de
estos derechos humanos, en el sentido de que se resalta la dificultad o casi
imposibilidad de definir a los sujetos activos y pasivos de estos derechos. Por lo tanto,
podría estimarse que la determinación de los sujetos a quienes pertenecen estos
derechos es vaga, o inclusive, difusa.
Esta descripción no es limitativa, sino que únicamente ilustrativa, pues sería necesario
estudiar el contenido de tratados internacionales en materia de derechos humanos
ratificados por Guatemala, así como la totalidad de legislación ordinaria interna para
realizar un listado exhaustivo de estos derechos humanos dentro de nuestra legislación.
Sin embargo, a través de esta breve muestra, se aprecia que en Guatemala sí se
encuentran codificados este tipo de derechos e inclusive se les ha otorgado una
protección de carácter constitucional.
25
López Contreras, Rony Eulalio. Op. Cit. Pág. 48.
23
2.2 Intereses jurídicamente relevantes
Continuando con este tema, agrega la autora Hernández Martínez27 que “el
reconocimiento de tales intereses provoca que se pueda accionar en los tribunales para
lograr la tutela de los derechos dentro de los cuales estuvieren inmersos. Esto es, a
efecto de no dejar la consagración del derecho en mera declaración formal, el propio
operador jurídico determina los mecanismos jurisdiccionales, o garantías, a los que
puede acceder el portador del o los intereses protegidos”. Esto quiere decir que, una
vez el legislador considera la existencia de un interés social y lo resguarda a través de
una norma, este interés se convierte en un verdadero derecho que podrá en
consecuencia ser reclamado ante los tribunales del Estado y sus demás dependencias,
en otras palabras, el reconocimiento legal de estos derechos, apareja la facultad de
accionar su reclamo frente a los organismos que tengan competencia para juzgar y
ejecutar lo juzgado.
26
Hernández Martínez, María del Pilar. Mecanismos de tutela de los intereses difusos y colectivos. Universidad
Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Jurídicas. México, 1997. Consulta electrónica.
http://es.scribd.com/doc/32085085/Mecanismos-de-tutela-de-los-intereses-difusos-y-colectivos-Hernandez-Maria-del-
Pilar-1997 Fecha de consulta: 13 de febrero del 2012.
27
Ibid.
24
En relación a los intereses jurídicamente relevantes, indica la autora, que las normas
generales entrañan una ordenación de los intereses dignos de considerar para su
protección jurídica, así como su propia limitación. La tarea legislativa consiste entonces,
en armonizar los intereses en conflicto, dándoles la debida jerarquía dentro del orden
jurídico, respondiendo a un criterio axiológico que decide el legislador. Además, para
responder a lo axiológico se necesita previamente un estudio sociológico así como la
consideración del momento histórico.
Como otra característica adicional, indica María del Pilar Hernández que en el ámbito
jurisdiccional, la protección de los intereses implica que el juez, en los casos sometidos
a su conocimiento por conflicto de intereses, debe de decidir con un espíritu igual o
análogo que tuvo el legislador cuando dictó las normas generales. Concluye este tema
la autora, indicando que “el concepto de interés se puede formular en segundo
momento como la inclinación volitiva, en tanto nexo conectivo, que se establece en
relación al imperativo de satisfacción de una necesidad y la obtención de un ‘bien de
vida’ (lebensgüt) jurídicamente relevante y que puede tener sede territorial. La
concreción de interés se pone en manifiesto en el momento en que se provee lo
necesario para la obtención del bien, mediante la realización de las acciones
conducentes, bien para su obtención material, bien para su tutela”.
25
Por su parte, Gilbert Armijo28 sostiene que para las orientaciones del realismo y el
idealismo gnoseológico “el interés jurídicamente relevante es solo el susceptible de
tutela jurídica para la resolución de los conflictos”. Y agrega: “…En consecuencia el
derecho subjetivo lleva implícita la posibilidad del ejercicio de un poder o facultad
respecto de un determinado ‘bien’ para la satisfacción de un interés que la sociedad ha
considerado digno de protección”.
Por lo tanto, estos mal denominados “intereses difusos” son en realidad derechos que
se encuentran garantizados por una norma, ya sea de carácter internacional,
constitucional o de carácter ordinario. En todo caso, existen en el fondo de estos
intereses verdaderos derechos que contienen en sí mismos facultades de goce y de
reclamo.
Establece el autor Cristóbal Rodríguez Gómez29 que el interés ha sido definido como la
motivación que posee un individuo en la consecución de un objetivo, dirigido a exigir
judicialmente el cumplimiento de una pretensión, y tradicionalmente, su validez como
fundamento de la acción en la justicia se ha condicionado al hecho de que reúna una
serie de características:
28
Armijo, Gilbert. La tutela constitucional del interés difuso. Un estudio según el nuevo Código de la Niñez y la
Adolescencia de Costa Rica. UNICEF. San José, Costa Rica. 1998. Pág. 12.
29
Rodríguez Gómez, Cristóbal. Loc. Cit. Pág. 23
26
a. El interés debe ser jurídico. Debe estar unido al propio derecho lesionado. El
interés aparece como un imperativo que satisface la necesidad de tutela de un
determinado derecho. El interés siempre lo es de la preservación y la
salvaguarda de un derecho.
b. El interés debe ser legítimo y estar jurídicamente protegido.
c. El interés debe ser personal del demandante.
30
Lorenzetti, Ricardo. Las normas fundamentales de derecho privado. Editorial Rubinzal Culzoni. 1995. Pág. 167-
168.
27
determinado. La titularidad es difusa porque no hay un vínculo directo entre una
persona y ese tipo de interés.
En el derecho romano se protegían las res in uso publico, os loca publica: áreas
agrícolas, urbanas, edificios, calles, presas, caminos, ríos y cloacas públicas. La tutela
31
Cabrera Acevedo, Lucio. http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/2/592/14.pdf. La Tutela de los Intereses Colectivos o
Difusos. Referencia electrónica, consultada el día 19 de julio del 2012.
32
Di Porto, Andrea. “O papel de ciudadao na tutela do ambiente”, en Diritto Latinoamericano e sistema ecológico
mondiale. Consiglio Nazionalle della Ricerche, Protgretto Italia-America Latina. Roma. 1992. Pág. 189.
28
de la res publica se efectuaba por el civis, quivis e populo, por los interdictos populares.
Eran acciones qua suum jus populi teuntur. Protegían el diritto publico diffuso, como
acción del individuo y miembro del pueblo, cuyo fundamento era el derecho de los
ciudadanos sobre el uso común de la res publica.
Indica María Amparo Grau33 que los intereses colectivos son aquellos que “atañe a un
grupo, determinable, como tal, aunque no cuantificado ni individualizado y respecto de
cuyos integrantes existe o puede existir un vínculo jurídico que los une entre ellos
(grupo de profesionales, grupo de vecinos, gremios habitantes de un área
determinada). Surgen de una prestación concreta, pero no exigible por personas no
individualizadas”. Por su parte, Juan Esteban Korody34 agrega que se entiende como
intereses colectivos “al conjunto de intereses propios de un conglomerado, bien sea de
naturales o jurídicas, que se particulariza del resto de la sociedad en virtud de intereses
comunes que crean vínculos jurídicos entre sus integrantes”.
33
Grau, María Amparo. Los intereses colectivos y difusos. Revista de derecho y sociedad. Tomo II. Venezuela.
Editorial Monte Ávila. 2001. Pág. 203.
34
Korody Tagilaferro, Juan Esteban. El amparo constitucional y los intereses colectivos y difusos. Venezuela.
Editorial Sherwood. 2004. Pág. 38.
29
Por lo tanto, los intereses de tipo colectivo se caracterizan por su determinación y por la
existencia de algún tipo de vínculo entre los miembros del grupo. Como se observó
anteriormente, éstos son intereses de tipo transindividual, pues superan el carácter
personal del interés, sin embargo, existe facilidad de determinación de los sujetos que
ostentan el interés, atendiendo a determinadas clasificaciones.
Ahora bien, en relación a la noción de interés difuso, establece Korody que es “aquel en
donde sus intereses no pueden ser particularizados por una relación o vínculo jurídico
entre ellos de manera clara, a pesar de que el interés o derecho es axiomático, no se
puede definir a ciencia cierta la titularidad porque pertenece por propagación a un
colectivo infinito, de allí el término difuso”. Nuevamente se aprecia que al tratar este
asunto se refiere a la existencia de un tipo de interés transindividual, en el sentido de la
pertenencia común de cierto interés. Sin embargo, existe en este término la dificultad de
determinación de los miembros del grupo a quienes pertenece este interés, pues el
único elemento en común es determinada circunstancia o agravio que padecen. No
existe en este sentido un vínculo, ya sea jurídico o de hecho, que permita una fácil
determinación del grupo, sino que al contrario, se reconoce la existencia de un interés
pero no se determina en forma cierta al grupo al cual pertenece este interés común.
30
de determinabilidad lo que esencialmente le distingue al interés difuso, como
enfatiza Pablo Gutiérrez de Cabiedes, al señalar que “cuando el grupo de
personas que se encuentran de forma común y simultánea en una misma
situación jurídica con respecto a un bien que todos ellos disfrutan sea
determinado o determinable en su composición, en sus miembros, puede
hablarse de un interés colectivo. Cuando por el contrario se trate de una
comunidad de sujetos amplia e indeterminada o muy difícilmente determinable
puede hablarse de un interés difuso” (La tutela jurisdiccional de los intereses
supraindividuales: colectivos y difusos. España, 1999)”
Entonces, la principal diferencia entre los derechos colectivos y los derechos difusos, es
que los derechos colectivos son ostentados por un grupo de personas determinadas
unidas por un vínculo que hacen determinable a los sujetos que los ostentan. En
cambio, se puede establecer que los titulares de los intereses difusos no poseen un
vínculo jurídico determinable entre los sujetos titulares de estos, sino que más bien, los
sujetos titulares consisten en un grupo de personas difícilmente determinables que
poseen un mismo objetivo o una misma afectación, que no constituye necesariamente
un derecho fundamental, sino que en muchas ocasiones, velan por brindar las
condiciones adecuadas para lograr el goce pleno de los derechos humanos.
Una vez conocidos los aspectos generales sobre los derechos humanos y los intereses
que motivan su protección, es pertinente seguir ampliando la conceptualización del uno
de los temas centrales de esta investigación: los intereses difusos. El tema encierra
varios cuestionamientos, específicamente los relacionados a la naturaleza jurídica de
este concepto y al lugar que ocupa dentro de la escala de derechos que se conoce en
términos generales. Por esta razón es importante realizar un acercamiento doctrinario al
tema, en su gran mayoría a través de doctrina internacional, pues en Guatemala la
escala de los intereses difusos es aún poco conocida para una importante cantidad de
miembros del foro jurídico guatemalteco.
31
Para iniciar a profundizar en el tema se citará al tratadista Gilbert Armijo, el cual afirma
que “la categoría de interés difuso nos enfrenta a una terminología oscura porque niega
en principio los dogmas clásicos del derecho individual y potencia la necesidad de tutela
para las personas vinculadas por una necesidad común35”. Como se ha mencionado, no
puede determinarse en forma sencilla el tipo de vínculo entre los sujetos afectados, ya
que la tutela a este interés deviene de una necesidad común, o en caso de reclamo de
garantía, se entenderá que proviene de la existencia de una violación o amenaza de
violación común a este tipo de intereses.
Por otro lado, el autor Crescencio Martínez Geminiano36 refiere que los derechos
difusos “son aquellos que corresponden a un número indeterminado de personas que
no están agrupadas o asociadas para la defensa de sus intereses comunes, sino que
forman conglomerados dispersos, como son los integrados por los consumidores; las
víctimas de la contaminación ambiental, los interesados en defender el patrimonio
artístico y cultural, quienes se oponen al deterioro de las zonas urbanas y aquellos que
pretenden su mejoramiento entre otros”. El jurista Barbosa Moreira 37 caracteriza “los
intereses difusos, por su falta de pertenencia una persona aislada o a grupos
nítidamente delimitados. Pertenecen a una serie indeterminada de individuos de difícil o
imposible determinación y su referencia a un bien indivisible con el que se hallarían en
una especie de comunión tipificada por el hecho de que la satisfacción de todos así
como la lesión de uno solo, constituye, ipso facto, lesión a la entera colectividad”. Se
menciona dentro de estas definiciones elementos importantes tales como la existencia
de conglomerados dispersos a los cuales les pertenecen intereses (o derechos) que
son indivisibles, por lo que su afectación o resguardo afecta a la colectividad completa.
35
Armijo, Gilbert. Op. Cit. Pág. 23
36
Martínez Geminiano, Crescencio. La defensa de los intereses difusos en el juicio de amparo. Tesis. Universidad
Oaxaca de Juárez. Oax. México. 1999. Pág. 05
37
Barbosa Moreira, José Carlos. La legitimación para la defensa de los intereses difusos en el derecho brasileño.
Revista IUS. No. 34. Buenos Aires. 1983. Pág. 62.
32
Agrega Viguri Perea, que según la doctrina brasileña e italiana –difundida por la
Escuela Procesal de Plata38– se entiende por intereses difusos a “los que pertenecen
idénticamente a una pluralidad de sujetos, en cuanto a integrantes de grupos, clases o
categorías de personas, ligadas en virtud de la pretensión de goce, por parte de cada
una de ellas, de una misma prerrogativa. De forma tal, que la satisfacción de fragmento
o porción de interés que atañe a cada individuo, se extiende por naturaleza a todos; del
mismo modo que la lesión a cada uno afecta simultáneamente y globalmente, a los
integrantes del conjunto comunitario.”39 Un aspecto importante y diferenciador de este
concepto se encuentra en la naturaleza del vínculo de los sujetos que ostentan este
interés en común, que considera el autor se encuentran ligados por una pretensión de
goce. Esto quiere decir, que el único vínculo que une a los sujetos lo constituye el
objeto que se persigue a través de su reclamo.
Desde un punto de vista técnico procesal más complejo, José Acosta Estévez entiende
el interés difuso como “un interés propio, jurídicamente reconocido, de un grupo social o
colectividad indeterminada de sujetos desprovista de una organización que los tome
para sí enteramente y tenga capacidad para su defensa, cuya tutela jurisdiccional
responde a eventuales iniciativas meramente individuales”40. Por su parte, Agustín
Viguri Perea sostiene que el interés difuso sería “la acción popular que implica el
acceso a los tribunales de justicia de cualquier ciudadano para exigir la intervención de
los órganos jurisdiccionales con la finalidad de que se cumpla la legalidad, sin que se
38
De acuerdo a Néstor Cafferata, en su texto, Amparo Colectivo Ambiental y Derecho Constitucional, establece que
la Escuela del Derecho procesal de La Plata, enseña que los cambios, adecuaciones, las transformaciones,
metamorfosis y desplazamientos son por ende, extraordinarios. El impacto de la legitimación, como el arco iris,
irrumpe, por caso, en el salto del proceso civil individual al colectivo. Una nueva armonización de lo público y lo
privado a partir de la irrupción de la acción civil colectiva, en las variantes del amparo (individual, colectivo,
ambiental) de la acción declarativa de certeza, de la tutela urgente y anticipatoria, desafiando a los nuevos
operadores a que imaginen otros senderos en la búsqueda de la tutela efectiva para los derechos difusos, colectivos,
grupales, de clase o categoría.
39
Stiglitz, Gabriel. A. La Responsabilidad Civil: nuevas formas y perspectivas. Editorial La Ley. Buenos Aires. 1984.
Pág. 24.
40
Estévez, José Acosta, citado por Nicolás López Calera en su libro ¿Hay derechos colectivos? Individualidad y
socialidad en la teoría de los derechos. Editorial Ariel. Barcelona, 2000. Citado en consulta electrónica:
http://www.finjus.net/documentos/Archivos/Documentos/Articulos/Acceso%20a%20la%20Justicia/PU_acceso3.pdf
Fecha de consulta: 24 de abril del 2012.
33
requiera ocupar una posición de ventaja lesionada o amenaza” 41. Ambas nociones
expuestas dan a conocer la existencia de dificultades en la posibilidad de reclamo de
este tipo de garantías, situación que a través de la presente investigación se pretende
solventar a través del estudio de la garantía constitucional del amparo y sus alcances
dentro de nuestra legislación.
Sin embargo, para efectos del presente apartado y con base a lo indicado, es dable
identificar el concepto de “interés difuso” con la protección de los derechos humanos de
solidaridad, debido a la relacionada especial naturaleza que resguarda a este tipo de
intereses. Se desprende esta conclusión, del hecho que en estos derechos concurre un
evidente interés de las colectividades por su protección, a fin de garantizar una digna
calidad de vida humana y un entorno adecuado para lograr la adecuada consecución
del bien común. El gran desafío actual se encuentra en lograr la efectiva tutela de los
derechos en los que exista un interés difuso; el obstáculo que debe ser superado es su
protección judicial y, principalmente, lo relativo a los presupuestos procesales a los que
está sujeto, en especial en cuanto a la legitimidad activa.
Respecto a esta conceptualización, indica el autor Alexander Espinoza42 que: “El criterio
decisivo para determinar el contenido de los derechos difusos es el bien común,
entendido como el conjunto de condiciones que permiten el disfrute de los derechos
humanos y el cumplimiento de los deberes que le son conexos. El bien común no es la
suma de los bienes individuales, sino aquellos bienes que, en una comunidad, sirven al
interés de las personas en general de una manera no conflictiva, no exclusiva y no
excluyente”. Este mismo autor concluye en la obra citada que “los derechos difusos
son aquellos que protegen intereses que afectan directamente a los individuos de una
colectividad y tienen carácter no excluyente, no conflictivo y no distributivo. Por su
parte, los derechos colectivos no tienen la característica de la no-exclusividad, en el
41
Viguri Perea, Agustín. La responsabilidad civil en el marco del derecho del consumo. Editorial Comares. Granada.
1977. Pág. 43.
42
Espinoza, Alexander. Principios de Derecho Constitucional. ISBN:980-12-2254-9, Instituto de Estudios
Constitucionales, Caracas 2006. http://www.estudiosconstitucionales.com/GLOSARIO_Archivos/015.htm Fecha de
consulta: 16 de agosto del 2012.
34
sentido de que solo los miembros de una “colectividad determinable” son beneficiarios
del bien jurídico de que se trate”.
Para efectos didácticos, y con el único objetivo de lograr una correcta esquematización
de los intereses difusos, al juicio de la tesista se podrán encuadrar los intereses difusos
como verdaderos derechos dentro de la clasificación de los derechos humanos de los
pueblos o de solidaridad; ya que al realizar una lectura adecuada de la doctrina
recopilada, se podrá encontrar que dentro de los tratados internacionales ratificados por
Guatemala en materia de derechos humanos, la Constitución Política de la República
de Guatemala y leyes ordinarias, existen actualmente en forma vigente resguardados
estos intereses difusos, pues como se ha indicado con anterioridad los interese
jurídicamente relevantes son verdaderamente derechos exigibles ante autoridades
competentes, y por lo tanto, susceptibles de ser garantizados por diferentes vías
judiciales.
Para cerrar este apartado, es pertinente concluir que los derechos en los que concurren
intereses difusos son aquellos cuya titularidad no es individualizable, porque protegen a
todos, como miembros de la humanidad; tal el caso, de los derechos a un medio
ambiente sano y saludable, al desarrollo y a la paz. También los derechos de los
consumidores (no involucrados en una relación mercantil concreta).
43
Rodríguez Gómez, Cristóbal. La Defensa de Intereses Difusos y Colectivos. Serie Acceso a la Justicia No. 3.
Editado por Fundación Institucionalidad y Justicia, Inc. República Dominicana. 2006. Pág. 12.
35
2.8.1 El sujeto del interés difuso es un grupo social
Establece el autor citado que aunque son personas concretas las que a la larga resultan
afectadas con los daños que se puedan ocasionar a un bien o derecho sobre cuya
protección las mismas tengan intereses, el individuo, como ente aislado no puede ser
sujeto de un interés difuso. Este tiene siempre como destinatario a un grupo social.
Señala además en forma interesante, que esta primera característica quiebra la
exigencia del reclamo del interés, ya que en forma clásica se exige que éste sea
legítimo, personal y comprobando el agravio y lesión. La quiebra de este concepto
clásico repercute en una democratización del sistema de administración, y por lo tanto,
otorga la oportunidad de acceso al sistema de justicia a accionar por una verdadera
garantía de intereses jurídicamente relevantes relacionados a un grupo social.
Rodríguez Gómez44, indica que precisar el carácter indeterminado del sujeto del interés
difuso tiene relevancia desde dos puntos de vista: a) en primer lugar, la precisión se
hace necesaria para establecer una diferenciación teórica fundamental entre intereses
difusos y los colectivos, puesto que en el caso de estos últimos, los sujetos son siempre
grupos, entidades o asociaciones fácilmente determinables entre cuyos miembros
existen unos nexos jurídicos precisos; b) en el segundo lugar, la distinción tiene sentido
desde un punto de vista técnico procesal, puesto que en la cultura jurídica tan
marcadamente influida por los supuestos del derecho subjetivo individual, la
indeterminación del sujeto podría actuar como una dificultad práctica al momento de
precisar la cuestión de la titularidad y la legitimidad de los sujetos del interés difuso para
actuar en un proceso judicial.
44
Ibid.
36
adquiere formas de expresión multiformes, variables para expresarse jurídicamente,
pero el contexto en que acaece es el social y no el jurídico o normativo, dato este
importante a la hora de analizar las posibilidades de reducción o absorción pública del
interés difuso.
Los intereses difusos no son una abstracción jurídica, como se ha mencionado en los
apartados anteriores. En cambio, éstos tienen su fundamento manifiesto en el sistema
normativo vigente en los distintos ordenamientos jurídicos y serán incorporados a la
legislación interna a través del criterio de los legisladores, al ser considerados intereses
jurídicamente relevantes.
Para el autor citado, Rodríguez Gómez, el interés difuso resulta del conocimiento de un
derecho o conjunto de derechos previamente establecidos, sea en un enunciado
normativo o en las normas jurídicas que del mismo se puedan extraer y con cuya
protección efectiva una determinada colectividad resulta beneficiada. Una comunidad
tiene un interés jurídicamente fundado en la exigencia jurisdiccional de protección del
medio ambiente o de sus derechos como consumidor de ciertos bienes y servicios, en
la medida en que el medio ambiente sano y las atribuciones del consumidor han sido
incorporados como derechos fundamentales en los modernos órdenes jurídicos.
Por lo tanto, para que el interés sea susceptible de protección, éste deberá de constar
en normas vigentes y aplicables en el Estado de Guatemala. Entendiéndose en otras
palabras, los intereses difusos no son más que derechos formales reconocidos en
normas jurídicas, cuyo sujeto activo pertenece a una colectividad indeterminada. El
carácter difuso de este término no radica entonces en el contenido del derecho, sino
que en los sujetos que lo ostentan.
37
En el entendido de que los intereses difusos, pese a que tienen como sujeto a una
comunidad difícilmente determinable de personas, pueden ser reclamados
jurisdiccionalmente, ya que poseen una doble naturaleza: son colectivos por ser
comunes a la comunidad, e individuales por el hecho de que su protección puede ser
invocada con tal carácter.
La importancia de este fallo radica en que, no obstante se ha indicado que los sujetos
activos del interés difuso no son de fácil determinación, tampoco podrá asumirse que
los mismos corresponden a una comunidad nacional. Como se ha mencionado, lo
45
Exp: 04-007957-0007-CO. Res: 2006-017747. Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San José, a
las catorce horas con treinta y siete minutos del once de diciembre de dos mil seis.- Acción de inconstitucionalidad
interpuesta por Roxana Salazar Cambronero, mayor, abogada, portadora de la cédula de identidad No. 2-278-1481,
vecina de San José, en su condición de Directora Ejecutiva de la Fundación Ambio, contra el Decreto Ejecutivo No.
26.703-S del 21 de enero de 1997. Intervienen también en la acción, Ana Lorena Brenes Esquivel, Procurada
General de La República, María Del Rocío Saenz Madrigal, Ministra de Salud y Abel Pachecho de la Espriella,
Presidente de la República. Citado en consulta electrónica:
http://www.finjus.net/documentos/Archivos/Documentos/Articulos/Acceso%20a%20la%20Justicia/PU_acceso3.pdf
Fecha de consulta: 14 de julio del 2012.
38
difuso se encuentra en la existencia de un interés común o una afectación que se sufre
en forma común, en donde los sujetos no se encuentran debidamente organizados o
vinculados en forma concreta para proceder a su reclamo ante los tribunales o
entidades del Estado. No será posible atribuirse la defensa de este tipo de intereses por
ser parte de una comunidad nacional, sino que sí existirá algún tipo de elemento que
determine la pertenencia de los sujetos al grupo afectado o beneficiado.
Aunque las normas jurídicas que amparan la protección de los intereses difusos tienen
como sujetos a grupos indeterminados de personas, la iniciativa para ejercer acciones
jurisdiccionales para la protección de los mismos no necesariamente tienen que llevarse
a cabo contando con la voluntad manifiesta del colectivo en su totalidad como sujeto
procesal. Es suficiente que una persona tome la iniciativa para que la reclamación sea
tenida por válida en el lugar en donde se presente.
Se llaman intereses difusos porque están compartidos entre todos cuantos componen
esa sociedad o ese grupo, porque no pertenecen individualmente a una persona o
varias, sino a “todo” el mismo a que esos intereses afectan, compartidos por todos o
46
Ibid. Pág. 30.
47
Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Santa Fe, en la causa caratulada “Federación Cooperadoras
Escolares Departamento Rosario v. Provincia de Santa Fe. S. recurso contencioso administrativo sumario ley
10.000”, voto del Dr. ULLA EN LA J.A. 1991-IV-293. Consulta electrónica:
http://books.google.com.gt/books?id=D0DnMVE1lIUC&pg=PA358&lpg=PA358&dq=e+inter%C3%A9s+leg%C3%ADti
mo Fecha de consulta: 9 de abril del 2012.
39
igual a otros48. El autor Nestor Cafferata49 se refiere a las características
pluriindividuales de estos intereses, determinando algunas características de
importancia para el presente estudio, como lo son las siguientes: “a) la indivisibilidad de
lo que es común a muchos no riñe con la fragmentación en situaciones jurídicas
subjetivas que, sin ser exclusivas de cada una, si son “propias” de cada uno en cuanto
cada uno tiene “su” parte en lo que interesa a varios; b) “el afectado” no pierde su
calidad de tal por el hecho de que “otros” o “muchos” como él también lo sean; c) la
“afectación” personal no necesita identificarse con un daño o perjuicio que solamente
recaiga sobre el “afectado” porque tal afectación no deja de ser personal, directa o
concreta por el hecho de que resulte igual o similar a la de otros o muchos”.
Se resalta además, la naturaleza procesal tan específica para el interés difuso, que se
refiere a la posibilidad de fragmentación, la existencia individual de la calidad de
afectado y la posibilidad de demostración de la afectación personal. Por lo tanto, lo
anterior brinda la oportunidad de realizar un mejor estudio respecto al tema de
legitimación del reclamo de protección, que para la presente investigación se considera
uno de los principales obstáculos que se tienen que superar para posibilitar el acceso a
la garantía constitucional del amparo.
48
Bidart Campos, Germán J. Intereses difusos, derecho a la preservación del ambiente y derecho a la salud y la
vida. Homenaje al profesor Lino E. Palacio. Abeledo-Perrot. 1996. Pág. 124.
49
Cafferatta, Néstor. Introducción al Derecho Ambiental. Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Instituto Nacional de Ecología. Universidad de Buenos Aires. Argentina. Página 83. Libro consultado
electrónicamente: http://books.google.com.gt/books. Fecha de consulta: 14 de enero del 2013.
40
2.8.6 Otras características
Por su parte, Bustamante Alsina señala como características de los intereses difusos
los siguientes: a) alcance colectivo; b) defensa común; c) indiferencia en relación con
los derechos subjetivos; d) debilidad de los instrumentos procesales de acceso a la
justicia, es característico de los intereses difusos su indivisibilidad: si son generales y no
hay relación de inmediatez en el disfrute, no hay posibilidad de dividir su goce 51. Es
importante resaltar de parte de este autor la descripción de la inexistencia de diferencia
en relación a los derechos subjetivos, ya que esto significa que se determina la
posibilidad de reclamo de todos y cada uno de los sujetos que conforman el grupo, ya
que ninguno guarda mejor derecho que otro; ni se considera necesaria el llamamiento a
la totalidad de sujetos afectados (indeterminados) para ejercer cualquier derecho
subjetivo correspondiente a los derechos resguardados.
50
Gozaíni, Osvaldo. La legitimación para obrar y los derechos difusos. J.A. 1996-IV-834. Citado en consulta
electrónica: http://www.cmfbsas.org.ar/archivos/10_RP3-05-Amparo%20Colec%20Amb.pdf Fecha de consulta: 18 de
julio del 2012.
51
Bustamante Alsina, Jorge. Derecho Ambiental. Fundamentación y normativa. Editorial Abeledo-Perrot, Buenos
Aires. 1995. Pág. 32.
41
2.9 Problemática de Protección
Han sido bastantes los doctrinarios que han estudiado la problemática y dificultad de
protección de estos denominados intereses difusos. Crescencio Martínez52, con relación
a ese asunto manifiesta: “de ser válido tal concepto, es evidente que a la fecha,
difícilmente se puede obtener tutela de los intereses y derechos difusos en juicios
normales, incluyendo desde luego el de amparo ante la falta de legitimación de quien o
quienes intenten aquellos o este último. El tópico en cuestión se ha analizado, entre
otros temas, bajo el denominador común del problema de acceso a la justicia, que
abarca una amplia gama de temas, que van desde el aspecto económico, hasta la
función jurisdiccional”. Del extracto se infiere la posibilidad de resguardo de este tipo de
intereses por medio del amparo, sin embargo, refiere adicionalmente la existencia de
ciertas dificultades u obstáculos que pudieran generarse al respecto derivado de una
supuesta falta de legitimación. Este obstáculo derivaría en una falta de acceso a la
justicia, que en términos generales devendrá violatorio de principios constitucionales
básicos en relación a la capacidad de acceder a tribunales y dependencias del Estado.
52
Martínez Geminiano, Crescencio. Op. Cit. Pág. 07
42
Es rescatable y de vital importancia a juicio de la tesista la exposición de dos elementos
básicos dentro de esta alusión. La primera se relaciona a la posibilidad de protección de
este tipo de intereses a través del defensor del pueblo, quien en efecto posee
facultades para acudir a tribunales en caso se hubiere realizado una violación a
intereses difusos de ciertas colectividades indeterminadas. Este tema se tratará en los
próximos capítulos en la forma adecuada. Sin embargo, el segundo tema que trae a
colación el autor se refiere a la existencia de grupos de presión y a la debilitación del
Estado de Derecho. Menciona que estos grupos de presión utilizan como fundamento
de sus reclamos, que en efecto generan un caos en general, el poco acceso al reclamo
de defensa de sus interese difusos. Por lo tanto, podría inferirse que en caso existieran
herramientas procesales correctas para la defensa de los intereses difusos, estos
grupos de presión no generarían tanto desorden dentro de un Estado de Derecho, sino
que, se verían en la posibilidad de acudir a las distintas instituciones del Estado a
plantear sus reclamos correspondientes y obtener soluciones adecuadas que brinden
certeza jurídica a la generalidad de la población.
Por su parte, Héctor Fix Zamudio y José Ramón Cossío53, afirman que los intereses y
derechos difusos son objetos de atención en los últimos años debido a las
transformaciones legislativas y a las corrientes jurisdiccionales que reconocen la
necesidad de tutelar aquellos intereses y los derechos de sectores sociales
indeterminados, debido a problemas como la industrialización, el desarrollo tecnológico,
la concentración urbana, que afectan de manera considerable a grupos de composición
incierta.
Con relación a este último aspecto, el autor Cristóbal Rodríguez54 concluye que el
interés difuso motiva la acción popular; “desde esta perspectiva, cualquier ciudadano
está legitimado para exigir la intervención de los órganos jurisdiccionales con la
finalidad de que se cumpla la legalidad, sin que se requiera que el accionante haya
53
Fix Zamudio, Héctor. José Ramón Cossío. El Poder Judicial en el Ordenamiento Mexicano. Revista. Fondo de
Cultura Económica. México 1996. Pág. 30.
54
Rodríguez Gómez, Cristóbal. Op. Cit. Pág. 15.
43
recibido directamente una lesión en sus derechos subjetivos. La noción de acción
popular ha sido reconocida por la Suprema Corte de Justicia del país en lo relativo al
sistema de control de constitucionalidad de la ley por la vía de acción directa. Ahora
bien, es importante tener presente que si bien la acción popular se puede reivindicar
como fundamento procesal legítimo para la reclamación de un interés difuso, no es
condición la afectación de un interés de este tipo para que la misma se produzca.
Conviene destacar que la existencia de la acción popular como mecanismo de
protección de los intereses difusos contribuye a democratizar los mecanismos de
acceso al sistema de justicia, toda vez que le abre las puertas a cualquier ciudadano
para que se convierta en un ente activo en la reclamación de los derechos y libertades
de su comunidad”.
Esta última acotación sitúa entonces la discusión de este tema dentro del apartado de
la legitimación y acceso a mecanismos procesales de defensa de los intereses difusos.
En efecto, se mencionan elementos clave, tales como “cualquier ciudadano está
legitimado”, o bien, la denominada “acción popular” que pretende que cualquier persona
sea capaz de acudir al sistema de protección de justicia. Respecto a estos elementos
menciona el autor que en caso se logre otorgar al ciudadano mecanismos adecuados
para solicitar la intervención de las autoridades judiciales con el objetivo de que se
cumpla la legalidad en una colectividad, se contribuye a democratizar el acceso al
sistema de justicia, y en consecuencia se estaría situando al ser humano como objeto y
fin último de la legislación, la cual, de acuerdo a lo estudiado con anterioridad, sirve de
vehículo para lograr el goce y disfrute de todos los derechos inherentes a la persona
humana.
44
Capítulo 3
La protección de los intereses difusos en el Derecho Comparado
3.1 Generalidades
55
Cabrera Acevedo, Lucio. La Tutela de los Intereses Colectivos o Difusos. Pág. 2012. Consulta electrónica:
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/2/592/14.pdf Fecha de consulta: 20 de noviembre 2012.
45
un buen representante para proteger intereses fragmentarios y difusos, y se ha
intentado superar desde hace varios años con las siguientes soluciones:
En relación a estas opciones, indica Mauro Cappelletti56 que la experiencia indica que
las soluciones primera y segunda son poco satisfactorias y que siempre tienen muchas
limitaciones: el burocratismo, la responsabilidad exclusiva para el Estado implica la
protección al ambiente y al legado histórico cultural, la falta de experiencia y de
expertos o peritos del Ministerio Público por la burocracia administrativa.
Cappeletti agrega que la tercera y cuarta soluciones han tenido éxito en la experiencia
de otros países. La quinta solución consiste en que determinadas personas o
56
Cappelletti, Mauro. La protección de los intereses colectivos y de un grupo en el proceso civil. Revista de la
Facultad de derecho, México, UNAM, t. XXVII, núms. 105-106. Enero-junio de 1977. Pág. 14.
46
asociaciones privadas (ONG) ejerciten acciones colectivas ante los tribunales contra los
responsables de la contaminación, los que perjudican o defraudan a los consumidores o
a los que destruyen el legado histórico y cultural de la nación. Así ocurre, por ejemplo,
en los Estados Unidos, Francia e Italia.
Para profundizar en relación a las opciones planteadas por los anteriores autores, se
procederá a realizar una breve exposición respecto a los mecanismos de protección
jurídicos existentes para los intereses difusos en algunos sistemas jurídicos. La
selección de los países para estudio de comparación de derecho, obedece a la
trascendencia e innovación que estos han experimentado en materia de acciones de
clase o acciones colectivas, respecto a la protección de intereses difusos. Existen, por
ejemplo, Estados cercanos o cuyo nivel de avance en la protección es similar al sistema
guatemalteco; por tal motivo, se estima que su comparación resulta de poca
trascendencia. Por lo tanto, se consideró de mayor importancia seleccionar los que han
logrado innovación en la protección de intereses difusos, y que brindan parámetros
novedosos para la posible implementación de esta protección dentro del sistema
jurídico constitucional de nuestro Estado.
57
Fedeli, Paolo. “Uomo e ambiente nel mondo romano, el Diritto Latino-americano e sistema ecológico mondiale”.
Consulta electrónica: www.biblio.juridicas.unam.mx/libros/2/592/14.pdf Fecha de consulta: 15 de junio del 2012.
47
Dentro de la presente investigación, se hizo en un inicio un acercamiento a la
legislación en países centroamericanos (Honduras, El Salvador, Nicaragua) y México,
intentando localizar la forma en la cual se protegen los intereses difusos en estos
países. Se realizó una búsqueda determinada sobre la existencia o no de medios
procesales adecuados para lograr la correcta protección jurídica de estos intereses, así
como jurisprudencia novedosa en relación a este tema. Sin embargo, se encontró poca
información que fuera relevante para realizar un análisis comparativo de formas de
protección de los intereses difusos en general, y en definitiva la mayor dificultad existió
al momento de realizar una búsqueda determinada relacionada a la protección de este
tipo de intereses en el ámbito constitucional.
b. Costa Rica
58
Armijo Sancho, Gilbert Antonio. Op. Cit. Pág. 178.
48
colectivos y difusos en forma directa, sin que sea necesaria la existencia de un proceso
pendiente. Esto quiere decir, que en integración de los artículos anteriormente citados,
no obstante los intereses difusos no están expresamente estipulados en la Constitución
Política, la jurisprudencia de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de
Costa Rica se ha encargado de darles protección, provocando su evolución positiva.
Con sentencias en este sentido, es que se ha logrado dentro del ámbito costarricense,
perfilar con mayor certeza el concepto de interés difuso, su naturaleza y características
elementales; ya que como bien indica la Sala, el interés difuso se entiende como aquel
49
diluido en conjuntos más o menos extensos, que reciben un beneficio o perjuicio más o
menos igual para todos.
50
fundamentación jurídica razonada respecto a la apertura de la legitimación, cuya
función principal será la de proteger al ser humano frente a cualquier tipo de amenaza
en contra de sus derechos fundamentales. Agrega a este análisis, que adicional a la
existencia de principios en la Constitución, es necesario crear disposiciones que
aseguren la protección básica a la vida humana, por lo tanto, este es el fundamento del
reconocimiento de la legitimación activa de las personas individuales frente a acciones
interpuestas con el objeto de proteger intereses difusos. Esto significa que dentro de la
jurisdicción constitucional de Costa Rica, existe ya jurisprudencia que ha permitido la
ampliación de la visión del principio de legitimidad.
“Ese concepto de “intereses difusos” tiene por objeto desarrollar una forma de
legitimación que en los últimos tiempos ha constituido uno de los principios
tradicionales de la legitimación y que se ha venido abriendo paso,
especialmente en el ámbito del derecho administrativo, como último
ensanchamiento, novedoso pero necesario, para que sea cada vez más
efectiva y eficaz. Los intereses difusos, aunque de difícil definición y más difícil
identificación, no pueden ser en nuestra Ley –como ya lo ha dicho esta Sala-
los intereses meramente colectivos; ni tan difusos que su titularidad se
confunda con la de la comunidad nacional como un todo, ni tan concretos que
frente a ellos resulten identificados o fácilmente identificables personas
determinadas, o grupos personalizados, cuya legitimación derivaría, no de los
intereses difusos sino de los corporativos o que atañen a una comunidad en su
conjunto. Se trata, entonces, de intereses individuales, pero a la vez, diluidos
en conjuntos más o menos extensos y amorfos de personas que comparten un
interés y, por ende, reciben un beneficio o un perjuicio, actual o potencial, más
o menos igual para todos, por lo que con acierto se dice que se trata de
51
intereses iguales que se encuentran en determinadas circunstancias y, a la
vez, de cada una de ellas. Es decir, los intereses difusos participan de una
doble naturaleza, ya que son a la vez colectivos –por ser comunes a una
generalidad- e individuales, por lo que pueden ser reclamados en tal carácter”
(Sentencia número 3750-93)”
Se estima que esta sentencia posee gran valor en el ámbito jurídico, ya que a través de
un correcto y bien fundamentado criterio judicial, se logran determinar varios aspectos
relacionados a los intereses difusos. En general se puede resaltar la determinación
bastante detallada de los sujetos que ostentan los intereses difusos, así como criterios
bastante objetivos para realizar una correcta distinción entre los intereses difusos, los
derechos colectivos y los derechos individuales; e inclusive lista ejemplos bastante
ilustrativos para lograr realizar el encuadramiento adecuado. Además, en esta
resolución, se aprecia que se describe la existencia de una doble naturaleza del interés
difuso, en el sentido de indicar su naturaleza colectiva (por ser comunes a una
generalidad) e individuales. Es importante mencionar que a través de esta última
característica, la naturaleza individual, la Sala jurisdiccional indica que la misma es la
que faculta a realizar reclamos de protección de intereses difusos en forma individual,
por lo que se desafía el concepto de legitimación del que se habla al inicio de la
sentencia.
Por último, se considera de interés para la investigación citar una última resolución
judicial, que podrá ser aplicable en forma posterior al tema de estudio dentro de la
investigación. Esta última resolución se refiere a la Sentencia No. 2331-96, emitida por
la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, San José de Costa Rica, con
fecha catorce de mayo de mil novecientos noventa y seis. En esta resolución se indica:
52
necesariamente el abandono del concepto tradicional, debiendo entender que en
términos generales, toda persona puede ser parte y que su derecho no emana
de títulos de propiedad, derechos o acciones concretas que pudiera ejercer
según las reglas del derecho convencional, sino que su actuación procesal
responde a lo que los modernos tratadistas denominan el interés difuso,
mediante el cual, la legitimación original del interesado legítimo o aún del simple
interesado, se difunde entre todos los miembros de una determinada categoría
de personas que resultan así igualmente afectadas por los actos ilegales que los
vulneran. Tratándose de la protección del ambiente, el interés típicamente difuso
que legitima al sujeto para accionar, se transforma, en virtud de su incorporación
al elenco de los derechos de la persona humana, convirtiéndose en un
verdadero “derecho reaccional”, que, como su nombre lo indica, lo que hace es
apoderar a su titular para “reaccionar” frente a la violación originada en actos u
omisiones ilegítimos. Es por ello que la vulneración de ese derecho fundamental,
constituye una ilegalidad constitucional, es decir, una causal específica de
amparo en contra los actos concretos o normas autoaplicativas o, en su caso, en
la acción de inconstitucionalidad contra todas las normas o contra los actos no
susceptibles de amparo, e incluso, contra las omisiones, categoría ésta que en el
caso del derecho al ambiente se vuelve especialmente importante, porque al
tratarse de conservar el medio que la naturaleza nos ha dado, la violación más
frecuente se produce por la inercia de las autoridades públicas en realizar los
actos necesarios para protegerlos. La Jurisdicción Constitucional, como medio
jurídicamente idóneo y necesario para garantizar la supremacía del derecho de
la Constitución, es, además de supremo, de orden público esencial, y ello
implica, en general, que una legitimación mucha más flexible y menos formalista,
es necesaria para asociar a los ciudadanos al interés del propio Estado de
Derecho de fiscalizar y, en su caso, restablecer su propia juridicidad. Ese
concepto de “interés difuso” tiene por objeto desarrollar una forma de
legitimación, que en los últimos tiempos ha constituido uno de los principios
tradicionales de la legitimación y que se ha venido abriendo paso, especialmente
en el ámbito del derecho administrativo, como último ensanchamiento,
53
novedoso, pero necesario, para que esa fiscalización sea cada vez más efectiva
y eficaz.”
c. Brasil
59
Gidi, Antonio. Acciones de grupo y amparo colectivo en Brasil. La protección de derechos difusos, colectivos e
individuales homogéneos. Consulta electrónica, 10 de agosto 2012:
www.law.upenn.edu/fac/agidi/Accionesdegrupo.doc
54
class actions–. Este movimiento doctrinario tuvo gran aceptación en Brasil, al punto que
también se logró la introducción de la class action en el sistema brasileño. Interesante
hecho histórico es el de resaltar que en Italia, no obstante haberse generado un gran
movimiento al respecto, fue considerado una excentricidad por parte de juristas de
izquierda, y poco después estos estudios perdieron su importancia.
Héctor Fix Zamudio, citado en un texto del autor Antonio Gidi,62 indica “la Constitución
Brasileña de 1988 permite la utilización de una institución que se considera equivalente
60
Loc. Cit.
61
Martínez Geminiano, Crescencio. La defensa de los derechos difusos en el juicio de amparo. Revista: Tribunal
Superior de Justicia del Estado de Oaxaca. UNAM. México, 1999. Pág. 39.
62
Gidi, Antonio. Op. Cit. Pág. 37
55
en varios aspectos al juicio del amparo mexicano, denominada ‘Mandato de Segurança
Colectivo’, a través de la cual se amplía de manera considerable la legitimación para la
tutela de los derechos fundamentales; y sin que llegue a ser una auténtica acción
popular, puede ser interpuesta por un partido político con representación en el
Congreso Nacional o por una Organización Sindical, entidad gremial o asociación
legalmente constituida y en funcionamiento, cuando menos durante un año anterior en
la defensa de los intereses de sus miembros o asociados”.
Sobre esta temática colectiva, indica Gidi que existe en forma adicional en Brasil una
figura jurídica denominada mandato de segurança que “es una acción civil en
56
protección de derechos no protegidos por el habeas corpus o habeas data. Agrega el
autor, que los requisitos básicos de este son dos; como primer requisito indica que debe
haber un daño causado, o una amenaza de un acto ilegal o abusivo de parte de una
autoridad gubernamental, y el segundo requiere que el derecho debe ser indiscutible, lo
que significa que el demandante debe de presentar todas las pruebas de manera
escrita. Como consecuencia del ejercicio de este tipo de acción, el juez puede dictar
una orden o prohibición dirigida al funcionario público para que haga o se abstenga de
hacer algo bajo amenaza de sanciones penales.
d. Bolivia
Indica Ramón Ojeda Mestre63 que la ley ambiental en su artículo 102 concede acción
civil derivada de daños cometidos contra el medio ambiente, la que puede intentar
cualquier persona legalmente calificada como representante apropiado de los intereses
de la colectividad afectada. Agrega el autor que este derecho de accionar en virtud de
la existencia de daños al medio ambiente se encuentra íntimamente vinculada a
intereses difusos, debido a la existencia del derecho de vivir en un ambiente sano. No
obstante lo anterior, se denota que en este país la protección se da únicamente en
ámbito civil, logrando con esto únicamente una indemnización por el daño o el perjuicio
63
Ojeda Mestre, Ramón. Suplemento-Ecología- Política y Legislación Ambiental. Revista: Lex Difusión y Análisis No.
46. México. 1999. Pág. 54.
57
ya recibido, sin que sea probable ejercer alguna acción para prevenir o reprimir los
actos que causaren agravios a este tipo de derechos.
De lo indicado por el autor Ojeda Mestre se puede determinar entonces, que a pesar de
no existir en Bolivia algún tipo de legislación específica que denote la existencia y
protección legal de intereses difusos, ya existen ciertos mecanismos procesales
alternativos que permiten en todo caso reclamar daños civiles cometidos en contra de
estos intereses. Se estima que estas acciones permiten al menos disuadir a cualquier
sujeto de causar daños a intereses difusos, y que a través de estos mecanismos se
reconoce, en el ámbito civil, la existencia de una protección a intereses difusos a través
de mecanismo procesales efectivos.
e. Perú
En el Código Procesal Civil de Perú se indica en el artículo 82 que el interés difuso “es
aquel cuya titularidad corresponde a un conjunto indeterminado de personas, respecto
de bienes de inestimable valor patrimonial”. En esa legislación se han establecido
herramientas que permiten materializar la protección a disfrutar un ambiente sano y
equilibrado, como por ejemplo el artículo 143 de la Ley General del Ambiente, Ley No.
28611 que establece: “Cualquier persona, natural o jurídica, está legitimada para
ejercer la acción a que se refiere la presente Ley, contra quienes ocasionen o
contribuyen a ocasionar un daño ambiental, de conformidad con lo establecido en el
artículo III del Código Procesal Civil.”
64
Exp. No. 05270-2005-PA/TC CALLAO Asociación Comité del Medio Ambiente y Salud del Distrito de Ventanilla.
Resolución del Tribunal Constitucional Lima, 18 de octubre de 2006.Consulta electrónica:
58
Sobre este tema, existe diferente jurisprudencia del Tribunal Constitucional, sin
embargo específicamente llama la atención la siguiente resolución, copiada en su parte
conducente:
65
Cafferatta, Néstor. Amparo Colectivo Ambiental y Derecho Constitucional. Revista del Colegio de Magistrados y
Funcionarios de la Provincia de Buenos Aires. Buenos Aires. Pág. 32.
60
(sin limitar los derechos del afectado por motivos de la existencia de una afectación
común a un grupo de sujetos), al Defensor del Pueblo y asociaciones, por lo que se
abarca a un amplio grupo de sujetos activos que podrán legítimamente reclamar sus
derechos ante los tribunales de justicia.
Sobre este mismo asunto, agrega Augusto Morello66, que es conveniente hacer avanzar
las fronteras de esta institución que viene operando normalmente, y que en manos de
jueces abiertos se ha mostrado intrínsecamente útil. Parece atinado bregar porque el
amparo actúe de modo de cubrir funcionalmente esta “nueva” categoría de bienes
tutelar: los derechos personalísimos y los intereses colectivos. Al respecto ya existe
jurisprudencia de parte de los juzgados de Argentina67 que han manifestado que:
“la tutela judicial que brinda la acción de amparo no funciona como vía
subsidiaria, sino que reviste carácter de alternativa principal cuando los derechos
lesionados constituyen enunciados básicos constitucionalmente reconocidos, ya
que tienden a asegurar el rápido y efectivo acceso a la jurisdicción, derecho que
emana de la garantía constitucional de inviolabilidad de la defensa en juicio
(artículos 18, 43 in fine, 75 inciso 22 CN, 15 y 20 de la Constitución de la PBA)”.
66
Morello, Augusto M. Carlos Vallefín. El amparo. Régimen Procesal. Librería Editora Platense. Montevideo. 1995.
Pág. 97.
67
De la sentencia de 1ra Instancia. In re Sociedad de Fomento Barrio Félix CAMET y otros. C. Apelaciones
Garantías en lo Penal, Sala I, Mar de Plata, 9/9/9 y Juzgado en lo Criminal Correccional de Transición N.1, LLBA,
2000-991, connota de Augusto N. Morello. Y, LLBA, 2000-1174, con nota de J. Esaín. Consulta electrónica:
http://www.proyectoibera.org/download/reserva/jurisprudencia_arrocera_uguay_01.pdf Fecha de consulta: 29 de
agosto del 2012.
68
Morello, Augusto M. Carlos Vallefín. Op. Cit. Pág. 105
61
Esto último repercute sobre la legitimación de obrar, la que salta como obstáculo de
ingreso a la prestación del servicio de justicia, y a las exigencias económicas de la tasa
de justicia, como a la adopción de medidas cautelares.
g. República Dominicana
69
Cafferata, Néstor. Op. Cit. Pág. 28.
70
Rodríguez Gómez, Cristóbal. La defensa de intereses difusos y colectivos. Serie Acceso a la Justicia No. 3.
Fundación Institucionalidad y Justicia FINJUS. Santo Domingo, D.N. República Dominicana 2006. Pág. 39.
62
de donde se deriva la apuesta del constituyente por el establecimiento de un sistema de
derechos y libertades fundamentales cuyos destinatarios son amplios conglomerados o
sujetos colectivos, habilitados por la legislación para reclamar en sede jurisdiccional la
protección de unos derechos cuyo fundamento se encuentra en la constitución.
h. Estados Unidos
De acuerdo a la autora María del Pilar Hernández,71 la class action conocida “acción de
clase o grupo”, ha sido considerada como el mecanismo procesal de tutela más eficaz
con el que cuenta el sistema jurídico norteamericano para proteger a las aportaciones
de intereses difusos. Indica esta autora que se trata de un tipo de acciones propias del
sistema norteamericano y que se encuentran previstas en la Rule 23 de la Federal
71
Hernández Martínez, María del Pilar. Op. Cit. Pág. 98
63
Rules of Civil Procedures, de 1938 (Modificada por la Class Action Fairness Act de
2005. Excepción principal: Securities Act (1933) y Securities Exchange Act (1934):
acciones de clase relativas a valores negociables a nivel nacional y registrados). Dentro
de esta acción el demandante siempre tiene calidad para hacer valer una pretensión
que le pertenece personalmente, el demandante posee legitimación activa ya que
posee igual interés personal en el caso.
Como antecedentes de la class action, Bianchi, citado por Néstor Cafferata72, refiere
que en Estados Unidos el empleo de las class actions empezó en el siglo pasado y
actualmente existe tanto en el procedimiento federal como en el de los estados. Agrega
el autor que durante el siglo XIX las acciones de clase estuvieron limitadas a los
procedimientos de equidad, pero en el siglo XX existen dos fechas clave en su historial,
que han determinado su extraordinario desarrollo actual. La primera data de 1938
cuando fueron incorporadas a la Regla 23 de Procedimiento Judicial Federal, lo que
permitió extender el uso de estas acciones de los tribunales de equidad a los tribunales
de derecho. Este paso, si bien importante dejó subsistente algunos problemas, que tuvo
una solución parcial con la redacción de la actual versión de la Regla 23 según
enmienda sancionada en 1996.
a. Un grupo es tan numeroso que resulta imposible o impráctico que todos sus
miembros sean partes de la demanda.
b. Existen cuestiones de hecho o de derecho comunes a todo el grupo.
c. Los elementos de las acciones o de las excepciones y las defensas son comunes
a todos los miembros, y quienes desempeñan el papel de representantes
protegen los intereses del grupo de manera justa y adecuada.
72
Cafferatta, Néstor. Op. Cit. Pág. 29.
73
Hernández Martínez, María del Pilar. Op. Cit. Pág. 43
64
Además, deberán reunirse los siguientes requisitos de procedencia: que la iniciación de
acciones independientes por parte o en contra de miembros individuales de la clase se
creara un riesgo de que se dictasen sentencias contradictorias o diferentes respecto a
los miembros individuales de la clase, pues ello generaría estándares incompatibles de
conducta para la contraparte de la clase. Y que se dicten sentencias con respecto a los
miembros individuales de la clase que, en la práctica, decidan sobre los intereses de los
otros miembros que no hayan sido parte, vulnerándoles o impidiéndoles así la
protección de sus intereses. En síntesis, agrega la autora citada, se puede definir a la
class action, como el recurso procesal que posibilita el tratamiento unitario y simultáneo
de un elevado número de titulares de pretensiones jurídicas individuales (intereses
difusos), mediante la intervención en el juicio de un único exponente del grupo.
74
Note, Antidiscrimination Class Action Under the Federal Rules of Civil Procedure: The transformation of Rule 23 (b)
(2). Yale Law Journal, 88 (1978-1979). Pág. 868. Consulta electrónica :
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/1/140/8.pdf Fecha de consulta: 3 de mayo del 2012.
65
Adicionalmente, indica la autora Hernández Martínez75, que a través de la figura de la
class action, se constituye en demandante cualquiera de los individuos que forma parte
del grupo de personas que comparte una situación similar de lesión o afectación, o
bien, que corren el riesgo de ser afectadas cercanamente por la conducta del
demandado. La acción que ejercita el demandante tiende a garantizar tanto su propio
interés como el de los demás miembros del grupo que se encuentran en la misma
situación. La sentencia estimatoria de la acción pronunciada por el juez, dándole la
razón o no al demandante, producirá efectos respecto de todos los miembros del grupo,
tomando en consideración dos situaciones en relación con los integrantes de la class
action: a) si han sido legal y adecuadamente representados por el demandante; y b)
que hayan sido debidamente notificados del proceso.
75
Op. Cit.
76
Kotz, Hein. “La protección en justice des interets collectifs, Tableau de Droit Comparé, Acces a la Justice et Etat
Providence. Pág. 104. Consulta electrónica: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/1/140/8.pdf Fecha de consulta: 21
de noviembre del 2012.
77
Exp. No. 05270-2005-PA/TC CALLAO Asociación Comité del Medio Ambiente y Salud del Distrito de Ventanilla.
Resolución del Tribunal Constitucional Lima, 18 de octubre de 2006. Consulta electrónica:
http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2007/05270-2005-AA%20Resolucion.html Fecha de consulta: 18 de diciembre del
2012.
66
jueces pueden observar una serie de requisitos a fin de dar trámite a una
acción colectiva debiendo resaltar la referida a la obligación de comprobar que
el representante proteja equitativa y adecuadamente los intereses del grupo.
Doctrina autorizada ha indicado que con ello se: minimiza el riesgo de colusión,
se incentiva una conducta vigorosa del representante y del abogado del grupo
y se asegura traer al proyecto la visión y los intereses reales de los miembros
del grupo. En suma, se brinda una adecuada defensa a los derechos subjetivos
colectivos”.
78
Hernández Martínez, María del Pilar. Op. Cit. Pág. 42
67
indeterminación de los sujetos agraviados, la legitimidad que los mismos podrán
demostrar ante los Tribunales, así como del punto común que poseen los sujetos, que
en materia de intereses difusos se refiere únicamente lo relacionado al supuesto
agravio sufrido, que no obstante no ser personalísimo, sí es común a esa colectividad
indeterminada.
i. España
Alvaro Gil Robles79 explica que la Constitución española de 1978 contiene el resultado
del esfuerzo de una conciencia colectiva que permite a la sociedad española integrarse
en el seno de los Estados democráticos y que, en lo particular, su artículo 54
encomienda al defensor del pueblo la defensa de los derechos fundamentales de los
ciudadanos por infracciones a sus derechos o libertades a través del recurso de
amparo, independientemente de la facultad que le corresponde para interponer el
recurso de hábeas corpus ante los órganos jurisdiccionales y la posibilidad de
comparecer ante el Tribunal Constitucional, para impugnar la constitucionalidad de una
ley.
Agregan los anteriores autores, que el objeto de la acción puede ser obtener una
compensación, que se haga o deje de hacer un acto específico o que se determine
judicialmente que el demandando ha procedido en forma ilegal. La sentencia produce
efectos en el primer caso (de demandantes determinados) solamente sobre aquellas
personas que se hayan unido al grupo. Los demás consumidores pueden invocar este
fallo, pero pueden reclamar sus derechos mediante demandas individuales. La
sentencia, en el segundo caso –demandas entabladas por las asociaciones
autorizadas–, produce efectos para todos los consumidores afectados; es decir, incluso
quienes no se hayan unido a la acción pueden beneficiarse de ella. Lo resuelto también
causa efecto de cosa juzgada para los demandados.
j. Inglaterra
69
De acuerdo a la autora María del Pilar Hernández Martínez82 en Inglaterra, el Attorney
General es el único que puede ejercitar acción en nombre de la sociedad en su calidad
de representante de esta, con miras a hacer valer un derecho de naturaleza pública, o
de impedir una actividad perjudicial a la población. Los particulares no pueden actuar
judicialmente a este fin, no disponen de un mecanismo procesal que les permita
accionar combatiendo una actividad ilícita que afecte a un grupo de personas, o bien
estén expuestas a sufrir un daño especial; no obstante, pueden acudir ante el
mencionado funcionario estatal para hacer de su conocimiento la situación.
Agrega la autora que en caso de que el Attorney General rehusé a acatar él mismo ex
officio, los portadores de intereses difusos pueden solicitarle que les autorice actuar por
sí mismos; en caso de que tal consentimiento sea otorgado, la acción puede ser
ejercitada por un particular que actuará, entonces, en interés de la colectividad
afectada. Ahora bien, si el Attorney General decide actuar a favor de la colectividad, el
procedimiento será completamente impulsado por aquellos que han acudido en su
Attorney General, quien se convierte así, en términos precisos, en un relator (relator
actions).
En esta legislación cabe indicar la existencia de una escala jurídica previo a interponer
acciones en nombre de la sociedad. Estos elementos son ilustrativos para efectos de
observar la primera intervención y exposición del caso a una autoridad de Estado, que
en caso de rechazar el planteamiento del caso a través de algún tipo de resolución
razonada, otorga la facultad a los ciudadanos de interponer directamente las acciones
judiciales que consideren adecuadas para la defensa de sus intereses de grupo.
k. Italia
82
Hernández Martínez, María del Pilar. Op. Cit. Pág. 125
70
constitucional fue regulada en el último título –el sexto–; y esta es una atribución del
Tribunal Constitucional, compuesto por quince miembros. Las atribuciones del Tribunal,
se centran en la fiscalización y control jurisdiccional de normas constitucionales,
además de conocer todas las causas penales dirigidas contra el Presidente de la
República.83
En Italia existe la denominada azione di classe, prevista por el artículo 140 bis del
Código. De acuerdo a Regina Dahm-Loraing y Michael Speer84, el gobierno italiano ha
presentado un proyecto de ley sobre acciones colectivas indemnizatorias conocido
como “proyecto de ley Bersani”. Otros cinco proyectos de ley similares se encuentran
pendientes en el Parlamento italiano hace varios meses.
83
Sistema Judicial Italiano. La Función Jurisdiccional en la Constituzione Italiana. Consulta electrónica:
http://www.iuriscivilis.com/2008/11/el-sistema-judicial-italiano-la-funcin.html Fecha de consulta: 29 de diciembre del
2012.
84
Dahm-Loraing y Michael Speer. Op. Cit. Pág. 15
71
Capítulo 4
El amparo en la legislación guatemalteca
Dentro de los aspectos que son relevantes conocer se encuentran las diferentes
instituciones procesales por medio de las cuales se busca otorgar una protección
efectiva judicial con relación a los derechos fundamentales garantizados en la
Constitución Política de la República de Guatemala. Si estos mecanismos no existieran
resultarían fútiles las normas que garantizan los derechos fundamentales, pues no
serían eficaces. Debe tenerse presente que no basta con reconocer
constitucionalmente tales derechos, pues con ello únicamente se logra una declaración
de buena voluntad; se precisan, entonces, de garantías constitucionales para hacer que
aquellos puedan ser exigibles al Estado.
72
que se le denomina “acceso a la justicia”. En palabras de expertos del tema 85, se
define al acceso a la justicia como un derecho subjetivo público que corresponde a
todas las personas, tanto individuales como jurídicas, sean cubiertas por el Derecho
Privado o por el Derecho Público; agregan que tanto es así que la Constitución
establece a lo largo de su articulado, el tema de acceso a la justicia con el objeto de
poner de manifiesto la enorme importancia que tiene en el fortalecimiento del Estado de
Derecho; lo que equivale a decir que no es posible concebir este término si al mismo
tiempo no se garantizan las normas que permiten ese acceso.
Se indica además, en el texto desarrollado por los expertos en mención, que el Estado
que no promueve la solución pacífica y civilizada de las controversias interpersonales,
por medio de mecanismos legales adecuados para ello, o que no establece valladares
infranqueables al poder, es un Estado que puede considerarse fallido. De igual forma lo
será aquel que no brinda a toda su población, sin distinción alguna, igualitarios medios
de acceso a sus servicios.
Lo anterior quiere decir que forma parte de un pleno Estado de Derecho el verdadero
resguardo al acceso a la justicia que posea cada ciudadano. Este acceso directo
fomenta en cada habitante de la República una seguridad jurídica, en relación a la
funcionalidad de las instituciones del Estado, así como del resguardo de todos los
derechos que pertenecen tanto a su esfera individual como social. Será necesario,
crear una conciencia social, en el que exista confianza en el sistema de impartición de
justicia, y esta se logra únicamente al crear espacios jurídicos seguros en los que se
puedan reclamar diferencias frente a un Estado objetivo que se encargue de aplicar en
forma jurídicamente correcta de aplicar las leyes emanadas del Poder Legislativo.
85
Revista Instituto Interamericano de Derechos Humanos. Acceso a la justicia y derechos humanos de grupos
vulnerables y excluidos en Guatemala. Módulo autoformativo. Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el
Desarrollo y Escuela de Estudios Judiciales de Guatemala. San José. 2009. Pág. 8.
73
Como parte de los mecanismos procesales que brindan a cada habitante una certeza
en la protección de los derechos fundamentes constitucionales, se encuentran las
garantías constitucionales. En palabras de Manuel Ossorio, “son las que ofrece la
Constitución en el sentido de que se cumplirán y respetarán los derechos que ella
consagra, tanto en lo que se refiere al ejercicio de los de carácter privado como a los de
índole pública”.86 Agrega a esta definición el autor Héctor Fix Zamudio, indicando que
tales garantías “son instrumentos predominantemente procesales que están dirigidos a
la reintegración del orden constitucional cuando el mismo ha sido desconocido o violado
por los órganos del poder”87.
86
Osorio, Manuel. Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales. Editorial Heliasta. Buenos Aires. Pág. 453.
87
Zamudo Amudio, Héctor Fix. Veinticinco años de Evolución de la Justicia Constitucional (1940-1962). UNAM.
México. 1968. Págs. 17 y 18.
88
Goziani, Alfredo. El derecho de amparo: los nuevos derechos y garantías del art. 43 de la Constitución Nacional.
Editorial Depalma. Buenos Aires. Pág. 221.
74
Adicional a esta clasificación doctrinaria, existe la que expresamente desarrolla dentro
de la Constitución Política de la República de Guatemala, la cual en su Título VI,
capítulos del I al III, establece tres instituciones que reconoce como garantías
constitucionales para el resguardo del orden constitucional: a) exhibición personal; b)
amparo; y c) inconstitucionalidad de las leyes.
Respecto del amparo, se indica en el artículo 265 constitucional, que se instituye con el
fin de proteger a las personas contra las amenazas de violaciones a sus derechos o
para restaurar el imperio de los mismos. Se agrega, que no existe ámbito que no sea
susceptible de amparo, por lo que la vía idónea para proteger los derechos que la
Constitución y las leyes garanticen, será el amparo. Se excluirá de este ámbito aquellas
violaciones o amenazas de violación cuya restitución pueda solicitarse a través de una
vía procesal constitucional específica, tal como se analizó anteriormente en relación a la
exhibición personal.
75
otorga al ciudadano, luego de cumplir con ciertos requisitos, de ejecutar acciones
concretas en defensa del orden constitucional.
Agrega al respecto Oliver Araujo90 “que los autores que tratan el tema de los derechos
fundamentales insisten en la necesidad de que estos derechos estén acompañados de
las garantías precisas que aseguren su vigencia y efectividad. El apartado de los
instrumentos tutelares constituye el momento de la verdad de los derechos y libertades
fundamentales, pues estos no valen en la práctica sino lo que valen sus garantías. Por
ello, cuando un ordenamiento constitucional se limita a establecer una tabla de
derechos y libertades sin instituir un mínimo sistema tutelar puede razonablemente
pensarse que se trata de una proclamación puramente semántica, cuando no
demagógica, que trata de disfrazar estructuras de poder de signo autocrático”. En tal
89
Guzmán Hernández, Martin Ramón. El Amparo Fallido. Publicación de la Corte de Constitucionalidad. Segunda
Edición. Guatemala, 2004. Pág.23.
90
Araujo, Joan Oliver. El Recurso de Amparo. Facultad de Derecho de Palma de Mallorca. Madrid. 1986. Págs. 24-
27
76
sentido, continua afirmando el autor citado que “si un derecho no protegido no es más
que una formulación carente de eficacia, es notoria la necesidad de articular unos
mecanismos tutelares que permitan preservar y, en su caso, restablecer los derechos
fundamentales y las libertades públicas. Por ello, lo característico de las constituciones
modernas, especialmente de aquellas que se han promulgado tras un período de
autoritarismo y de libertades semánticas y retóricas, es la introducción de un amplio
espectro de garantías formales y estructurales, encaminadas a la salvaguarda de
aquellos derechos y libertades”.
Por su parte, Edmundo Vásquez Martínez92 entiende el Amparo como “el proceso
constitucional, especial por razón jurídico material, que tiende a obtener la satisfacción
de una pretensión de mantenimiento o restitución en el goce de los derechos
fundamentales”.
91
Guzmán Hernández, Martin Ramón. Op. Cit. Pág. 28.
92
Vásquez Martínez, Edmundo. El Proceso en Guatemala. Colección Estudios Universitarios. Editorial Universitaria
de Guatemala. Guatemala. 1980. Pág. 107.
77
Joan Oliver Araujo establece que “en el sentido muy amplio se entiende por amparo el
conjunto de instituciones específicamente encargadas de proteger jurisdiccionalmente
los derechos fundamentales y las libertades públicas. Recurso de Amparo es el
instrumento procesal interno, sustanciado ante el Tribunal Constitucional, que tiene por
objeto la protección de los derechos fundamentales y las libertades públicas
reconocidos en la Constitución frente a los actos lesivos, potenciales o actuales, de los
poderes públicos en cualquiera de sus modalidades93”.
93
Araujo, Joan Oliver. Op. Cit. Págs. 41-42
94
Flores Juárez, Juan Francisco. Op. Cit. Pág. 276
95
Loc. Cit.
78
En relación a todas las anteriores definiciones se evidencian puntos en común sobre los
cuales todos los autores encuentran un acuerdo sobre la esencia y el objeto del
amparo. En términos generales, se indica que el amparo es un mecanismo legal, de
naturaleza procesal, a través del cual se pretende la reivindicación o protección de
derechos. Pocos son los autores que dentro de sus mismas definiciones incluyen
presupuestos procesales de admisibilidad de estas acciones, pues evidentemente los
presupuestos procesales sirven únicamente para restringir la interposición y viabilidad
de la acción, sin que estos sean parte fundamental de su esencia.
En este orden de ideas, será necesario estar a lo indicado por los autores en forma
general, en el sentido de reconocer al amparo como un mecanismo procesal
constitucional que busca, a través de su resolución, la restitución del goce pleno de un
derecho constitucional u ordinariamente protegido por ley. La esencia del amparo será,
entonces, el denunciar limitaciones arbitrarias a derechos fundamentales por parte de
entidades individuales o jurídicas, privadas o públicas, que no poseen legitimación para
invadir la esfera de derechos que resguarda el Estado.
79
Importante es realizar especial énfasis en que dentro de la definición constitucional de
amparo, se indica que la finalidad u objetivo es la de proteger a “las personas” contra
las amenazas “a sus derechos” o para restaurar el imperio de los mismos cuando la
violación ya hubiere ocurrido. Esto quiere decir, que no se limita dentro del texto la
legitimación del sujeto reclamante ni el tipo de derecho que resguarda. En su esencia
constitucional, la definición de amparo no se ve limitada por presupuestos procesales
de legitimación activa estricta, que han sido impuestos a través de jurisprudencia
constitucional susceptible de ser modificada en forma fundamentada.
96
Flores Juárez, Juan Francisco. Constitución y Justicia Constitucional. Apuntamientos. Impresos. Guatemala. 2009.
Pág. 274.
80
a) Es indispensable que exista un nexo de autoridad; generalmente se concibe a la
autoridad como una potestad que ejerce, en exclusiva, el Estado, ente investido de
poder de imperio, el cual es uno de los elementos que conforma su naturaleza y lo hace
garante de la eficacia y observancia del orden público. Sin embargo el vínculo de
supraordinación, propio de las relaciones entre el Estado y los ciudadanos, también
puede existir en el ámbito privado como lo reconocen los artículos 9 y 10 de la Ley de
Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad (LAEPC).
Como se puede apreciar, estos elementos son generales y de aceptación básica para
los órganos de impartición de justicia constitucional. Las definiciones de tales elementos
81
no son absolutas, puesto que es a través de los pronunciamientos jurisdiccionales
constitucionales como se han logrado delimitar los alcances de aquellos teniendo
singular importancia los fallos para definir lo relativo a la procedencia de la garantía
constitucional.
Adicional a los elementos, existen ciertos principios doctrinarios que son igualmente
reconocidos en forma casi general por la gran mayoría de autores. Se tomará el estudio
del autor Martín Guzmán97 como referencia con relación a estos principios:
…esta Corte ha sustentado que para acudir a esta vía del amparo es necesario
cumplir con determinados presupuestos procesales, entre los que está la
obligación del solicitante de señalar concretamente el o los actos reclamados,
porque debe existir una relación directa entre la violación que se denuncia, el
agravio causado y el acto reclamado; de manera que, si del examen obligado
que se hace del referido acto, se establece que este es el causante de la
violación del agravio, el tribunal de amparo pueda declarar que esto no obliga
al postulante y, por consiguiente, se deja en suspenso en cuanto a él…”
Expedientes 135-2000, 714-2000 y 289-2000.
97
Guzmán Hernández, Martín Ramón. Op. Cit. Pág. 30
82
fecha once de octubre del dos mil seis, dentro del expediente 1356-2006, dictada por
la Corte de Constitucionalidad en Sentencia de Apelación de Amparo, en el caso de
la Procuraduría General de la Nación contra Informes en Red, Sociedad Anónima,
se indica:
83
que esta decisión influya de manera determinante en el proceso penal a que la
sociedad accionada ha hecho referencia en el proceso de amparo, pero sí con
el ánimo de proteger de violación el derecho a la autodeterminación informativa
que asiste a Fredy Rafael Arriola Arévalo, que podría verse eventualmente
amenazado si tal sociedad reinicia nuevamente la actividad de comercialización
de información antes indicada, se llega a la conclusión final que debe
confirmarse el otorgamiento del amparo acordado en la primera instancia de
este proceso constitucional, a efecto de mantener a la persona antes citada en
el efectivo goce de ese derecho, y con el objeto de positivar el mismo, debe
ordenarse a Informes en Red, Sociedad Anónima, excluir de dicha
comercialización cualquier información o dato personal de Fredy Rafael Arriola
Arévalo”.
Con esta resolución se denota, que no obstante existe dentro de la citada resolución
un análisis jurídico racional que señala la existencia de agravios a derechos
constitucionales cometidos por la entidad impugnada, la Corte de Constitucionalidad
únicamente otorga la protección del amparo al sujeto que directamente acude a
solicitar la protección del amparo, requiriendo en consecuencia en forma tácita la
solicitud de cada interesado en forma personal para hacer cesar violaciones a sus
derechos personales fundamentales.
98
Ibid. Pág. 31
84
De acuerdo al doctrinario Martín Ramón Guzmán Hernández99, este principio hace que
el efecto de la sentencia que conceda la protección constitucional solicitada se
constriña exclusivamente al accionante, de manera que quien no haya sido
expresamente amparado no puede beneficiarse con la apreciación dictada acerca de la
anticonstitucionalidad del acto contra el cual se reclama. Por lo mismo, quien no haya
sido amparado está obligado a acatar lo ordenado en el acto que fue particular y
personalmente dejado sin efecto.
Ignacio Burgoa, citado por Martín Guzmán, hace referencia al pronunciamiento que se
emite en el amparo y precisa que este, “será siempre tal, que solo se ocupe de
individuos particulares, limitándose a ampararlos protegerlos en el caso especial sobre
el que verse la queja, sin hacer una declaración general respecto de la ley o acto que la
motivare”.
99
Loc. Cit.
85
legitimación activa para solicitar amparo a favor de terceras personas, pues si
los actos de autoridad contra los que se reclama eventualmente pudieron
causar agravios a terceros, es a estos a quienes competía promover las
acciones correspondientes en resguardo de sus derechos.”
86
“El principio doctrinario citado se encuentra recogido en la legislación
guatemalteca en el artículo 49 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de
Constitucionalidad, que establece que uno de los efectos del otorgamiento del
amparo es dejar en suspenso, en cuanto al reclamante, el reglamento,
resolución o acto impugnados. La frase que se consignó en negrillas no
aparece resaltada en el texto original pero se transcribe de esa forma para
denotar que, según disposición del legislador constituyente, la protección
constitucional del amparo sólo debe aprovechar a quienes hayan acudido
directamente a solicitarla. Razón por la cual por virtud de este amparo no
puede restituirse en un derecho de propiedad a personas distintas de los
postulantes. Si los terceros interesados resienten afectación en sus derechos,
deben instar directamente la vía del amparo, sin que en su caso pueda
aducirse extemporaneidad dado que, según jurisprudencia asentada por esta
Corte, las violaciones que se causen al derecho de propiedad por actos
anómalos como el denunciado, son de tracto sucesivo.
“Esta Corte, estima oportuno resaltar que para el efectivo cumplimiento del
presente fallo, los efectos de éste deben extenderse al Ministerio de Salud
Pública y Asistencia Social, por ser la entidad encargada de adquirir los
medicamentos respectivos mediante los procedimientos administrativos
establecidos en la ley, situación que es factible por constituir una excepción a la
87
ampliación del principio de relatividad de la sentencia de amparo en cuanto a la
autoridad reclamada, puesto que si bien la sentencia de amparo únicamente
surte efectos con relación al sujeto pasivo, la suspensión del acto reclamado
debe ser observada por la totalidad de las autoridades que tengan
conocimiento de la misma y que deban colaborar en su ejecución, aún cuando
no hayan sido parte en el proceso de amparo respectivo, siendo esta última
circunstancia la que concurre respecto del Ministerio referido, quien por la
naturaleza de sus funciones tiene que abastecerse del medicamento requerido
por la interesada y así coadyuvar al cumplimiento debido del presente fallo.
(…)”
La importancia de este fallo, radica en que las estimaciones que realiza la Corte de
Constitucionalidad se plantean con el objeto de velar por la protección del bien
común, velando por la protección efectiva de derechos fundamentales de un grupo
de personas que pudieran verse afectadas por el mismo acto reclamado. A criterio
de la investigadora, la anterior resolución se emitió dentro de los límites legales
establecidos para la interposición y resolución del planteamiento de un amparo, sin
que se contraríen o vulneren derechos humanos; modificando únicamente
interpretaciones doctrinarias respecto a este principio.
88
correcta protección de los derechos humanos frente a los poderes administrativos
del Estado.
100
Suprema Corte de Justicia de la Nación. Manual del Juicio de Amparo. Editorial Themis. México. 1998. Pág. 65
89
Para Ignacio Burgoa101 la presencia del daño es el elemento material. Pero no basta
que exista dicho elemento para que una determinada actividad o una omisión pueda
considerarse agravio desde el punto de vista jurídico, pues es menester que sea
causado o producido en determinada forma. Esta forma se refiere al que el agravio
debió de haber sido causado por una autoridad pública, en el ejercicio de un poder
público. No obstante lo indicado por el autor, es importante hacer mención que dentro
de la legislación guatemalteca, específicamente en el artículo 9 de la Ley de Amparo,
Exhibición Personal y Constitucionalidad, se admiten ciertas excepciones, ya que se
indica que podrá solicitarse el amparo contra entidades descentralizadas o autónomas,
las sostenidas con fondos del Estado creadas por ley o concesión o las que actúen por
delegación de los órganos del Estado. Asimismo, podrá solicitarse contra entidades a
las que debe ingresarse por mandato legal y otras reconocidas por ley, tales como
partidos políticos, asociaciones, sociedades, sindicatos, cooperativas y otras
semejantes. Inclusive, de acuerdo al artículo 10 del mismo cuerpo legal citado,
procederá el planteamiento del amparo a entidades de derecho privado cuando
provenga de éstas una situación que sea susceptible a un riesgo, amenaza, restricción
o violación a los derechos que la Constitución y las leyes de la República de Guatemala
reconocen.
101
Burgoa, Ignacio. Op. Cit.
102
Ibid.
103
Guzmán Hernández, Martin Ramón. Op. Cit. Pág. 35
90
Los elementos del agravio, de acuerdo al pronunciamiento de la Corte de
Constitucionalidad contenido en el expediente 4337-2010, en sentencia de apelación de
amparo de fecha catorce de diciembre del dos mil once, son:
Esta última resolución recoge lo que en el ámbito del derecho procesal se conoce como
los “presupuestos procesales del amparo”, los cuales se han venido forjando a través
de la jurisprudencia de los tribunales constitucionales. La importancia de estos
presupuestos procesales radica en a través de la evaluación de los mismos es que se
van perfilando el alcance o no de las pretensiones de los amparos planteados, ya que
estos presupuestos procesales son utilizados como fundamento de los criterios
judiciales, tanto en la fase de admisibilidad del amparo como en la determinación del
otorgamiento del amparo. De acuerdo a lo desarrollado en la investigación, se
determina que legal y judicialmente se ha exigido en el planteamiento de amparos, la
demostración de existencia de un agravio personal y directo a través del acto
reclamado. Se denota que en relación a este principio no se requiere que el agravio sea
personalísimo e individual, sino que requiere únicamente la circunstancia de padecer
algún vejamen en contra de derechos que reconoce la ley.
Juan Francisco Flores104, con relación a la legitimación del Procurador de los Derechos
Humanos y del Ministerio Público para solicitar protección constitucional contra actos de
autoridad, indica que el principio del agravio personal y directo no aplica; por tal razón,
el primero puede instar el amparo en defensa de los intereses difusos y el segundo en
104
Flores Juárez, Juan Francisco. Op. Cit. 295.
92
defensa de los intereses que le corresponden, tal y como lo regula el artículo 25 de la
Ley de Amparo, Exhibición Personal y Constitucionalidad –LAEPC–.
Sobre este tema, agrega Juan Oliver Araujo105 que el concepto legitimación pública
como la legitimación que se le asigna al Procurador de Derechos Humanos y al
Ministerio Público (o a cualquiera otras denominaciones que se les dé según la
legislación nacional aplicable), cuyo fundamento ha de buscarse en la específica
función de salvaguardia de los derechos fundamentales que se les asignan a estos dos
órganos.
Para explicar la mencionada legitimación, el citado autor expone que “en consonancia
con lo anterior, cada vez que el poder público viola un derecho fundamental no estamos
solo ante un conflicto intersubjetivo entre el lesionado y el (…) causante de la infracción,
sino que la presunta violación trasciende el ámbito de lo singular, porque el conjunto de
la sociedad tiene un manifiesto interés en que sean respetados por parte de cualquier
autoridad pública los derechos y libertades fundamentales. Esta es (…) la razón
profunda de que la Constitución también otorgue legitimación para interponer (…)
Amparo al Defensor del Pueblo y al Ministerio Fiscal. Legitimación que, como se
desprende de cuanto antecede, es directa y no por sustitución procesal de la persona
afectada”. Agrega que “un importante sector de la doctrina ha entendido que, sin
perjuicio de la labor correctora de la pasividad de los lesionados, la legitimación del
Defensor del Pueblo –homólogo del Procurador de Derechos Humanos– y del Ministerio
Fiscal –homólogo del Ministerio Público– se deberá orientar fundamentalmente a la
tutela de los intereses sociales, colectivos e incluso difusos, siempre que sean
encuadrables dentro del marco constitucionalmente garantizado”. Asegura ese autor
que “tal interpretación se ha defendido alegando que de ordinario dichos intereses
tendrán un difícil acceso a los tribunales, bien por razones estructurales del proceso o
bien por siempre inhibición de los presuntamente lesionados ante la perspectiva de un
proceso, largo, costoso y de resultado altamente incierto.”.
105
Guzmán Hernández, Martín Ramón. Op. Cit. Pág. 74
93
Sobre esta particular legitimación la Corte de Constitucionalidad en sentencia del siete
de octubre de mil novecientos noventa y nueve, proferida dentro del expediente 463-99,
Gaceta número 53, declaró:
94
En esta sentencia cabe hacer mención a una circunstancia por demás interesante, ya
que en la misma se menciona el término de “acción popular”. De acuerdo a esta
resolución existirá facultad únicamente de parte del Ministerio Público o de parte del
Procurador de Derechos Humanos para reclamar la protección de terceras personas,
indicando que este tipo de acción constituye una acción popular, y que de acuerdo a la
legislación vigente, esta acción únicamente le corresponde a las referidas entidades
públicas. Por lo tanto, únicamente se le está confiriendo facultades para el reclamo de
derecho de terceras personas únicamente a estas entidades.
Establece el autor Juan Francisco Flores Juárez106, que la Ley de Amparo, Exhibición
Personal y Constitucionalidad otorga al Ministerio Público dos formas de intervención en
el amparo: la primera, de orden general, está prevista en los artículos 35 de la Ley
referida y 15 del acuerdo 4-89 de la Corte de Constitucionalidad, por cuya virtud al
Ministerio Público debe vinculársele como parte, obligadamente, en todos los procesos
de amparo. Tal vinculación se basa, principalmente, en que los artículos 251 de la
Constitución Política de la República y 1 del decreto 40-94 del Congreso de la
República, Ley Orgánica que rige a ese órgano, lo conceptúan, en conjunto, como una
institución auxiliar de la administración pública y de los tribunales, que debe velar por el
estricto cumplimiento de las leyes del país.
106
Flores Juárez, Juan Francisco. Op. Cit. 298.
95
ejercicio exclusivo, en nombre del Estado, de la acción penal pública. De esa manera, si
el Ministerio Público es el ente que tiene a su cargo el referido ejercicio, será a este al
que le corresponde también, por seguimiento lógico, el ejercicio de la acción de amparo
cuando en los procesos penales respectivos se hubiere vulnerado o restringido, en
perjuicio del Estado mismo, un derecho fundamental.
Por su parte, indica Gilbert Armijo107 que “el Ministerio Público no es el órgano
apropiado por carecer de los mecanismos para litigar. Para Almagro Nosete108, incide
en esta situación lo que denomina la “conflictividad social”, pues enseña que en los
procesos donde existen de por medio intereses difusos, estos pueden hacer peligrar la
neutralidad y objetividad del Ministerio Público”.
107
Armijo Sancho, Gilbert Antonio. Op. Cit. Pág. 47.
108
Nosete, Almagro. Op. Cit. Pág.15.
109
Flores Juárez, Juan Francisco. Op. Cit. Pág. 301.
96
los artículos 275 de la Constitución Política de la República y 8 del Decreto 54-86 del
Congreso de la República, Ley de la Comisión de los Derechos Humanos del Congreso
de la República y del Procurador de Derechos Humanos, los cuales le atribuyen la
actividad de “defensa de los derechos humanos”.
Continua estableciendo el autor, que bien es sabido que, para desarrollar dicha
actividad, al Procurador de los Derechos Humanos le está atribuida la facultad de dictar
resoluciones por medio de las cuales emite condena contra entes estatales o de otra
índole que hayan incurrido en violación de derechos fundamentales. Sin embargo, tal
condena es de carácter estrictamente moral o de conciencia; de ahí que sus
resoluciones no tengan fuerza coercitiva o de ejecución. Esta razón hace que la citada
institución tenga que valerse de otros instrumentos, tales como del amparo, para lograr,
ya en forma coercitiva, la reparación de la lesión que se causó a los referidos derechos.
Empero, por tener un alcance muy general el concepto de defensa de los derechos
humanos, ya aludido, se considera que es aplicable aquella restricción ya explicada en
cuanto a que la mencionada legitimación debe orientarse “fundamentalmente a la tutela
de los intereses sociales, colectivos e incluso difusos, siempre que sean encuadrables
dentro del marco constitucionalmente garantizado”.
97
Sobre el mismo tema, agrega Cynthia Fernández110, que el Procurador asume la
condición de comisionado del Congreso, facultado para “…supervisar la
administración”. Ha sido por medio de la jurisprudencia constitucional, particularmente
las resoluciones de la Corte de Constitucionalidad, que se ha definido sus facultades
concretas, con un objetivo doble: “…asegurar un adecuado funcionamiento de la
actividad administrativa y tutelar los derechos de las personas frente a la
administración111”, y también este tipo de tutela ha sido explicitado así: “dichos
intereses son los difusos, que son aquellos que dada la abstracción de un acto de
autoridad de carácter general o disposición normativa de que se trate –sin perjuicio de
la concreción que pueda darse en el caso–, no cuentan con un sujeto determinado a
quien asista el derecho que se busca proteger o que resulte individualmente afectado
por la obligación que se impone, puesto que, además de la defensa en forma individual
pueda hacer a cada persona que resulte afectada, el Procurador de los Derechos
Humanos está llamado a proteger los derechos de la colectividad, el bien común112”.
Además, la sentencia citada brinda una definición del término de “intereses difusos”, el
cual no es compartido por la tesista. En específico la Corte determina que un interés
difuso es aquel que no cuenta con un sujeto determinado a quien asista el derecho que
se busca proteger o que resulte individualmente afectado. Se considera que esta
definición es errónea, ya que sí existen sujetos a quienes les asiste el derecho que se
busca proteger y que se encuentran individualmente afectados, observación que no es
110
Fernández Roca, Cynthia Sulema. Análisis Comparativo de Resultados. Estudio sobre evaluación del sistema de
protección y vigencia de los derechos humanos ante momentos de crisis: Los casos de Guatemala y Honduras.
Gobierno de Finlandia y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Guatemala. 2010. Pág. 51.
111
Corte de Constitucionalidad, Gaceta No. 40, Expediente No. 669-94
112
Corte de Constitucionalidad, Gaceta No. 73, 2004, Expediente número 2266-2003
98
cierta. Como se ha expuesto anteriormente por la doctrina y legislación comparada, el
interés difuso sí cuenta con sujetos a quienes les asiste el derecho, quienes han sido
individualmente afectados, sin embargo, este derecho le asiste a toda una colectividad
“indeterminada” o “difusa”, por lo que existe dificultad en la determinación de esta
colectividad. En consecuencia, el acto de autoridad sí afecta derechos, reconocidos en
la Constitución Política de la República de Guatemala, tratados internacionales o en
leyes ordinarias, y que únicamente pueden pertenecer a personas individuales, con la
única diferencia que el acto de autoridad o norma afecta en forma común a los
derechos de toda una colectividad indeterminada o indeterminable.
99
Capítulo 5
Protección de intereses difusos por medio del amparo dentro de la jurisdicción
constitucional guatemalteca
Héctor Fix Zamudio y José Ramón Cossío afirman que los intereses y derechos difusos
han sido objeto de atención en los últimos años debido a las transformaciones
legislativas y a las corrientes jurisdiccionales que reconocen la necesidad de tutelar
aquellos intereses y los derechos de sectores sociales, debido a problemáticas como la
industrialización, el desarrollo tecnológico, la concentración urbana que afectan de
manera considerable a grupos de composición incierta113.
113
Fix Zamudio, Héctor y José Ramón Cossío. El poder judicial en el ordenamiento mexicano. Revista. Fondo de
Cultura Económica. México. 1996. Pág. 7
114
Almagro Nosete, J. Nuevos horizontes del derecho a la justicia. Revista. Derecho Procesal. Madrid. 1998. Pág. 5
100
que imposibilitan el adecuado ejercicio de protección de los intereses difusos. En efecto
se reconoce la posición activa que ha tomado el Procurador de Derechos Humanos en
el reclamo de protección de los derechos de las colectividades indeterminadas, sin
embargo, la investigadora considera que esta institución adolece de ciertas dificultades
en el ejercicio de acciones por intereses difusos.
Es casi imposible que todos los reclamos sean atendidos en igualdad de importancia,
tomando en cuenta la cantidad de reclamos que pudieran ponerse en conocimiento y la
distancia o etnicidad propia de comunidades indeterminadas. Específicamente, de
acuerdo al informe de actividades que rindió el Procurador de Derechos Humanos para
101
el año dos mil doce, en el apartado relacionado a Unidad de Asesoría Jurídica, se
indica que durante el año se plantearon diecinueve amparos en defensa de derechos
difusos y colectivos de la población necesitada. Dicha cantidad denota la dificultad
material que existe actualmente para el Procurador de Derechos Humanos para atender
efectivamente las necesidades de protección de derechos difusos de la población, pues
nuestra realidad exigiría el planteamiento de más de diecinueve amparos por año para
lograr la eficaz protección de los derechos difusos.
102
no se consideraría tampoco el más adecuado, ni el más objetivo para el logro de las
protecciones que se persigue en relación a los intereses difusos.
115
Almagro Nosete, J. El “libre acceso” como derecho a la jurisdicción. Revista. Consideraciones de derecho
procesal. Librería Bosh. Barcelona. 1984. Pág. 115
103
Así, por ejemplo, la teoría concreta de la acción que propugna por lograr una sentencia
favorable, desecha como concepto útil la legitimación, centrando sus intereses en los
conceptos de capacidad y representación. En criterio de Ramos Méndez, este es un
intento vano, porque se trata de que solo acudan al proceso los verdaderos titulares de
la relación jurídica material, que por lo demás es inútil, porque será solo la sentencia la
que determine quienes son los verdaderos titulares116.
Cuando son lesionados los derechos de muchos se hace generar un interés difuso, y
ello precisa de una satisfacción jurídica por medio de los órganos jurisdiccionales
respectivos, sin embargo ha existido el cuestionamiento sobre el sujeto que se
encontrará legitimado para reclamar de la protección. Ciertamente ello dependerá de
las decisiones políticas del legislador, pues de acuerdo a Allorio,117 desde el momento
en que se aprueba una ley, señala a quién le corresponde la tutela y por consiguiente
se sobreentiende la presencia del interés en la norma que lo autoriza para interponer la
acción.
Tomando como referencia al autor Luis Fernando Solano Carrera 118, se puede
determinar que este principio tiene que ver con una vocación de apertura, para facilitar
a las personas el acceso a la jurisdicción constitucional, como si el ordenamiento
116
Ramos Méndez, F. Derecho procesal civil. Bosch Editor. Barcelona. 1992, Pág. 251-252
117
Allorio, E. ¿Necesidad de una tutela jurídica? Problemas de derecho procesal. Tomo II. Editorial Ejea. Buenos
Aires. 1963. Pág. 275.
118
Solano Carrera, Luis Fernando. Notas sobre principios de los Procesos Constitucionales. Curso de Derecho
Procesal Constitucional, Universidad Rafael Landívar. Costa Rica. 2013. Pág. 9
104
entendiera que desde el punto de vista democrático, es importante que las personas
contribuyan también a preservar el principio de supremacía de la Constitución,
permitiéndoles diversas opciones para demandar. Un ejemplo de ello, es el permitir que
cualquiera demande en defensa de intereses difusos o colectivos; es decir, sin que el
demandante indique ser titular de un derecho de un colectivo de personas que, si bien
no es determinado, sí es determinable, como sería la situación en el caso de los
consumidores o del derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado.
105
5.4 Análisis de resoluciones emanadas de la jurisdicción constitucional
guatemalteca en relación a la protección de intereses difusos
106
“Inicialmente esta Corte entra a considerar sobre la concurrencia del
presupuesto procesal de la legitimación activa del Procurador de los Derechos
Humanos, como una cuestión de obligado análisis previo a considerar el fondo
de su planteamiento. A ese respecto, es del caso indicar que la Ley de Amparo,
Exhibición Personal y de Constitucionalidad en su artículo 25 reconoce
legitimación activa al Procurador de los Derechos Humanos, para promover
amparo a efecto de proteger los intereses que le han sido encomendados,
siendo éstos los que se contemplan en los artículos 274 y 275 de la
Constitución Política de la República. La jurisprudencia de esta Corte ha
determinado que dichos intereses incluye los calificados como difusos”, que
son aquellos que dada la abstracción de un acto de autoridad de carácter
general o disposición normativa de que se trate -sin perjuicio de la concreción
que pueda darse en cada caso- , no cuentan con un sujeto determinado a
quien asista el derecho que se busca proteger o que resulte individualmente
afectado por la obligación que se impone. Además, del ejercicio en defensa de
los intereses difusos, el Procurador de los Derechos Humanos está facultado
para patrocinar al interesado que pretenda una defensa individual en los casos
en que resulte afectado, en ejercicio de la facultad que le otorga el artículo 26
de la Ley de la materia”.
107
c. Sentencia de Amparo. Corte Suprema de Justicia. Expediente 1156-2008. Dieciocho
de noviembre del dos mil ocho.
108
En este tipo de resolución, se puede observar que la Corte permite la actuación del
Procurador de Derechos Humanos, no obstante el agravio denunciado no se encuentra
vinculado específicamente a la protección de intereses difusos, sino que se encuentra
vinculado a la protección de derechos humanos colectivos, cuyos sujetos son
determinables. Se estima que en este pronunciamiento, la Corte se demuestra
coherente con el fin y objeto último del amparo, que es el de lograr la protección de
derechos fundamentales cuando se evidencie que existe de parte de alguna autoridad
actos que vulneran este tipo de derechos. La legitimación del citado Procurador se ve
ampliada en razón de protección de colectividades.
109
trece de diciembre de dos mil siete, en el que se consideró lo siguiente: ‘…si bien
la Constitución Política de la República, al establecer la libertad de industria,
comercio y trabajo, como un derecho humano, no puede olvidarse que el
derecho a la vida, valor ampliamente tutelado tanto por normas nacionales como
internacionales, comprende el derecho a conservar la vida, la salud, y la
integridad física y de cual se derivan los demás derechos. No puede dejarse sin
protección la vida de seres humanos cuando existe un peligro potencial al
permitirse que este tipo de producto esté al alcance de cualquier persona sin
ninguna limitación o restricción. De tal manera que en el presente caso, existe un
conflicto entre ambos derechos, es por ello que se hace necesario acudir a los
principios de prevalencia del interés social sobre el particular y el de ponderación
de la norma, para primeramente establecer las consecuencias que del ejercicio
de los mismos se derivan en el presente caso, para luego determinar la
preeminencia de uno con relación al otro’”.
“Es jurisprudencia reiterada de este tribunal que “el amparo protege a las
personas contra las amenazas de violaciones a sus derechos o restaura su
imperio cuando la violación hubiere ocurrido. Procede siempre que las leyes,
110
disposiciones, resoluciones o actos de autoridad lleven implícito una amenaza,
restricción o violación a los derechos que la Constitución y las leyes garantizan.
De conformidad con este principio el amparo se contrae a dos funciones
esenciales: una preventiva y otra restauradora” (Sentencia de seis de mayo de
mil novecientos noventa y siete, Expediente1351-96, Gaceta 44, página 276).
En ese sentido, la acción de amparo resulta viable, en aquellos casos en que
aparezca de modo claro y manifiesto la privación de derechos fundamentales y
el daño grave e irreparable que a éstos se causaría, situaciones como la que
ahora se analiza, si se decidiera remitir la solución de la presente cuestión a la
regulación de una ley específica que prohíba la manipulación de los productos
en mención, la creación de una ley en nuestro país, es sabido que carece de la
celeridad deseada, por lo que esperar hasta que exista una normativa legal que
proteja la vida, salud y la integridad física de las personas podría tener efectos
negativos, cuando en amparo se tiene la oportunidad de prevenirlos. -V- En
virtud de lo anteriormente expuesto se concluye que la protección
constitucional solicitada por el Procurador de los Derechos Humanos, quien a
tenor de lo establecido en el artículo 25 de la Ley de Amparo, Exhibición
Personal y de Constitucionalidad tiene legitimación activa para interponer
amparo, debe otorgarse a efecto de prevenir la eventual violación de los
derechos a la vida, salud e integridad física, que le asiste a la población
guatemalteca. Por ello debe revocarse la sentencia de primer grado y otorgarse
el amparo solicitado”.
111
f. Sentencia de apelación de amparo, emitida por la Corte de Constitucionalidad, con
fecha cinco de septiembre del dos mil trece. Expediente 218-2013. Amparo promovido
por Roberto Ricardo Villate Villatoro, en calidad de Diputado al Congreso de la
República y Jefe de Bancada del Partido LIDER; Sindicato de Trabajadores de la
Empresa Portuaria Quetzal; contra el Interventor en funciones de la Empresa Portuaria
Quetzal. El acto reclamado consiste en la resolución 215-PQ-INTERV-SGAPV-033-
2012, de fecha 25 de junio del 2012, por la que el Interventor en funciones de la
Empresa Portuaria Quetzal autorizó la suscripción del contrato de constitución de
usufructo oneroso celebrado a favor de Terminal de Contenedores Quetzal, S.A.
“En el caso sub judice, los postulantes no acreditaron que su posición respcto
a los actos que denuncian como agraviantes, se enmarque en los cánones
antes relacionados para establecer su legitimación activa. Enumeraron una
serie de preceptos constitucionales que estiman inobservados y respecto a
algunos de ellos razonaron en qué consistía la inobservancia, denunciando la
violación de la soberanía nacional y evocando implícitamente principios como
el de legalidad en el ejercicio de la función pública y el de transparencia en la
administración de bienes y servicios públicos. No obstante, omitieron exponer
los motivos por los cuales aquellos actos generaron lesión directa y personal
en la esfera de sus derechos fundamentales; de hecho, en ningún pasaje de
su planteamiento manifestaron haber sido particularmente damnificados por
tales actos. Roberto Ricardo Villate Villatoro aduce que su calidad de
Diputado al Congreso de la República y, como tal, depositario de la soberanía
popular, le empodera para reclamar por esta vía un proceder que a su juicio
redunda en su vulneración. Sin embargo, conviene subrayar que el amparo es
un instrumento de control judicial, no político. (…) entre las atribuciones de los
miembros del Organismo Legislativo no se encuentra la defensa judicial (…).
Al respecto es menester aclarar algunos conceptos. La titularidad de los
derechos que se han estimado tutelables en el ámbito de la justicia
constitucional usualmente recae en una persona natural o en una persona
112
jurídica. En este segundo supuesto –que es al que se refiere el artículo 21,
incisos b y c, de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de
Constitucionalidad- la interesada actúa, como en cualquier otra relación
jurídica en la que cualquiera de las dos instituciones pública aludidas en el
párrafo anterior no solo sería innecesaria, sino impertinente, porque si la
titularidad de los derechos que se estiman violados corresponde a una
persona jurídica, ello excluye por definición, que se trate de intereses difusos.
(…) Empero, es crucial remarcar que indistintamente de en cuál de los
supuestos antes descritos encuadre el interesado en avocarse a la garantía
constitucional de amparo, siempre que no se trate del Procurador de
Derechos Humanos o del Ministerio Público, actuando en función de la
defensa de los intereses que les han sido encomendados, resulta
imprescindible que acredite su legitimación activa en términos de señalar un
agravio directo sobre sus derechos fundamentales”.
113
Eritropoyetina Humana Recombinante Bio Sidus, frasco vial de dos mil unidades
internacionales (2000 UI), del laboratorio Biosidus, Sociedad Anónima de Argentina, sin
evaluar previamente la calidad y los riesgos que la aplicación de ese producto pueda
tener en los pacientes renales.
Esta última resolución fue citada para efectos ilustrativos, pues en este caso el amparo
fue planteado por una asociación, a través de su representante legal. En esta
resolución la Corte indicó que el acto impugnado sí afectaba en forma directa y
114
personal a los asociados, otorgado de esta forma legitimación a la asociación. Este
amparo fue planteado con el objeto de lograr la protección de derechos colectivos, sin
embargo, es ilustrativa para el caso concreto, pues se le reconoce legitimación a una
entidad que actúa en defensa de derechos de personas individuales, sin que fuera
necesaria la intervención del Procurador de Derechos Humanos.
Quedó apuntado en los capítulos iniciales que los derechos humanos vinculados con
intereses difusos son los que corresponden a las colectividades indeterminadas,
considerándose como tales a los que didácticamente son conocidos como “de tercera
generación”; dentro de estos se encuentran: los derechos al desarrollo, a la libre
determinación de los pueblos, al medio ambiente sano y a la paz. De la lectura de los
pronunciamientos evocados destaca que la protección solicitada por el Defensor del
Pueblo no se ha circunscrito únicamente a esos institutos jurídicos, pues se ha
solicitado tutela respecto de otros que no tienen tal categoría (principalmente los de
carácter económico, social y cultural, como los derechos a la salud y educación); ello,
se justifica pues las peticiones se han endilgado en casos en los que la violación o
amenaza traspasa la esfera de los intereses de los individuos o de los grupos
determinados. Los tribunales constitucionales, por su parte, no han objetado que ello
suceda, otorgándose la protección cuando se evidencia una situación que ponga en
riesgo el desarrollo de una vida digna de los gobernados.
115
Es pertinente destacar que el Procurador de los Derechos Humanos, de conformidad
con lo establecido en el artículo 26 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de
Constitucionalidad, es el llamado a brindar consejo o, en su caso, patrocinio a las
personas notoriamente “pobres o ignorantes” que precisan de protección constitucional
frente a actos agraviantes de las autoridades. No obstante, esa potestad del
Ombudsman no debe ser confundida con su accionar en defensa de los intereses
difusos. Ya que con respecto a estos últimos actúa en beneficio de gobernados sin
particularización alguna, en cambio cuando procede en atención al mandato legal
indicado, lo hace a favor en una persona o grupo en particular.
116
a. Sentencia de apelación de amparo, emitida por la Corte de Constitucionalidad, con
fecha diez de junio del dos mil tres. Expediente 326-2003. Amparo promovido por
Roberto Edmundo Quiñonez López, contra el Alcalde y el Concejo Municipal del
municipio de San José Pinula del departamento de Guatemala. Reclamo contra el
vertimiento de las aguas residuales que resultaría contaminando e indirectamente
afectaría a las presas que surten de agua a la ciudad de Guatemala.
Es importante observar que este amparo fue planteado por una persona particular, en
contra de un acto de autoridad, a través del cual se reclama la vulneración de un
derecho que de acuerdo a la doctrina es de carácter difuso, ya que posee una doble
naturaleza, tanto individual como grupal. Específicamente se reconoce la legitimación
de parte del postulante para realizar el reclamo, ya que en forma personal está siendo
117
afectado en su derecho a un medio ambiente sano, no obstante esta afectación es
igualmente común a una colectividad. Además, la resolución recae en contra del acto
reclamado, sin que se limite a beneficiar únicamente al interponente, sino que se indica
que el objeto del otorgamiento de la protección es el de preservar el derecho del
interponente, así como el derecho a la salud de los habitantes de Guatemala, que
constituye una colectividad indeterminada.
“…esta Corte decretó amparo provisional el treinta y uno de agosto del dos mil
once, circunstancia que provocó como efecto inmediato, que las autoridades
impugnadas permitieran el ejercicio del derecho de manifestación de cualquier
grupo ciudadano, preservar el orden público con elementos de seguridad
debidamente uniformas (sic), que permitieran tanto el derecho a manifestarse
como también el derecho a la libre locomoción de personas y vehículos en los
lugares en que se produjeran las manifestaciones de grupos ciudadanos, todo
con el objeto de garantizar a favor de todos, el ejercicio ilimitado e irrestricto de
las libertades y derechos consagrados por la Constitución Política de la
República de Guatemala…”.
118
coordinación que deberá de lograrse entre los organismos de Estado para lograr que
sus habitantes no vean amenazados sus derechos mínimos.
119
esta Corte, no concurre la carencia de este presupuesto, pues los postulantes
representan asociaciones o entidades que poseen dentro de sus objetivos el
desarrollo de personas con algún tipo de discapacidad, es decir, velan por el
desarrollo integral de las citadas personas, o de alguna manera por la
incorporación de estas a la sociedad, por ello, de concurrir los agravios
denunciados, ellos perjudican a quienes forman parte de esas agrupaciones,
razón que legitima a las entidades postulantes para reclamar el amparo a favor
de sus agremiados...”.
120
Sector I, del Caserío San Antonio Las Trojes, de la Aldea Lo de Ramos y del Caserío
Cruz Ayapán, por medio de sus presidentes, en contra del Consejo Municipal de San
Juan Sacatepéquez del departamento de Guatemala.
121
conformidad a los lineamientos y principios rectores trazados en esta
sentencia…”
En este fallo, se puede apreciar que con el fin de lograr el respeto de derechos
fundamentales, tales como el de paz y desarrollo, se le concedió legitimación activa a
un grupo de sujetos no vinculados jurídicamente entre sí. Importante dentro de esta
resolución es observar cómo en forma jurídica, pueden llegar a mediarse temas
sociales y económicos que usualmente causan conflicto entre comunidades y generan
focos de conflictividad social. La resolución es una muestra de la forma objetiva de
intervención jurídica en temas sociales.
Para el caso concreto se estima que los sujetos afectados por el acto impugnado no
son de fácil determinación, ya que es conformado por toda aquella persona que
considera afectado su derecho a la paz y desarrollo por actividades vinculadas a
derechos ambientales. Por lo tanto, se considera que se juzgaron derechos vinculados
a intereses difusos.
122
electos carece de los requisitos habilitantes para ocupar el cargo, su elección
deberá ser revisada. Para el efecto de lo anterior, cualquier interesado podrá
presentar pruebas indubitables dentro de los tres días siguientes a la
notificación del presente auto al Congreso de la República, las que se deberán
presentar directamente ante ese Organismo, el cual, de ser el caso, deberá
reunirse para decidir únicamente el caso de los impugnados…".
123
autorizar el depósito de desechos y basura en la finca (…) además del grave
deterioro ambiental provocado por el botadero de basura en la referida finca,
ha causado: a) pulución en las aguas utilizadas en las fincas vecinas, (…) así
como la contaminación de la corriente de agua que desemboca en el río Mocá,
existiendo el riesgo de causar la muerte de personas y animales que podrían
beber esa agua (…) El análisis anterior permite establecer que si bien, para la
ubicación del vertedero se observó en un principio lo resuelto por las
autoridades administrativas estatales atinentes a la materia ambiental, se
advierte que las condiciones ambientales en el ‘Vertedero Controlado El
Rancho’ han variado, de manera que actualmente el basurero se encuentra
funcionando sin llenar los requisitos sanitarios respectivos adecuados para
evitar contaminaciones, lo que conlleva violación del derecho a un medio
ambiente sano y equilibrado, apto para el desarrollo humano. (…) Por su parte,
no puede ignorarse que el tercero interesado es partícipe de un servicio
público, pero que su conducta es protagonista también de las vulneraciones
ahora denunciadas, de tal manera que un fallo tutelador, necesariamente ha de
vincularle, porque este era y es el titular de obligaciones dejadas de hacer y
que han provocado un daño general bajo la conducta pasiva de las autoridades
impugnadas. Por lo anteriormente expuesto, esta Corte advierte que en la
actualidad las actividades relacionadas con el proyecto ‘Vertedero Controlado
El Rancho’, provocan deterioro ambiental, causando agravios a la Constitución
que ameritan el otorgamiento del amparo pedido, declarando cuanta medida
sea necesaria para la efectiva restitución de la situación agraviante, de
conformidad con los artículos 49 y 55 de la Ley de Amparo, Exhibición Personal
y de Constitucionalidad...”.
124
contaminación que pudiera generarse en cuanto a las demás fincas vecinas y a las
personas o animales que podrían morir por la corriente de agua que pasa por el
vertedero. Existe en este fallo una consideración, algo vaga por cierto, de la existencia
de un agravio personal y al mismo tiempo colectivo, que pudiera lesionar derechos
generales, tales como el derecho a un medio ambiente sano y equilibrado, apto para el
desarrollo humano.
125
Como se ha mencionado, llama la atención aquellos casos en los que se reconoció que
las asociaciones o entidades que agrupan a personas con un mismo interés estaban
legitimados, personas individuales y personas jurídicas inclusive, estimando en estas
resoluciones que los objetivos que perseguían tales sujetos, que comprendían velar por
el desarrollo integral de una colectividad indeterminada, les habilitaba a actuar y
reclamar la protección. A juicio de la investigadora, esta actitud denota una evolución y
superación de criterios formalistas que podrían entorpecer el ejercicio de una justicia
constitucional, ya que los tribunales constitucionales no se han limitado a reconocer
únicamente a los órganos públicos la legitimación para actuar en defensa de intereses
difusos, sino que, en exclusiva búsqueda de la protección de derechos fundamentales,
han resuelto en beneficio de una mayoría, logrando de esta forma la garantía de
derechos y el logro del bien común.
126
c) Conclusiones
2. Dentro del estudio de la evolución histórica del Estado se ha podido apreciar que
han existido circunstancias determinantes que han obligado a que el Estado
intervenga en forma activa en la esfera de convivencia de la sociedad. Se ha
superado históricamente la concepción de un Estado que se mantenía pasivo y
garante de los derechos mínimos, obligándolo hoy en día a involucrarse en la
realidad social a través de sus órganos competentes.
128
10. En relación al principio de demostración de la existencia de un agravio personal y
directo, la interpretación del mismo no deberá variarse en caso se planteare un
amparo relacionado a la protección de intereses difusos a través de una persona
individual, ya que el sujeto que acuda ante las autoridades judiciales deberá
acreditar, a través de soporte probatorio, que forma parte del grupo afectado, y
que éste en lo particular se ha visto igualmente afectado en sus derechos por el
acto impugnado.
129
fundamentales cuya violación o amenaza le afecten de alguna forma, sin que sea
el único sujeto afectado dentro de una gran colectividad.
130
c. Haciendo acopio de los aportes del derecho comparado
estudiado –relacionado en el cuerpo del trabajo–, se considera
adecuado notificar al Procurador de Derechos Humanos del
planteamiento de este tipo de acciones a través de
particulares, para que participe dentro del procedimiento en
calidad de amicus curiae y vele por los intereses de las
personas particulares que no lograron adherirse a la acción
planteada.
131
d) Recomendaciones
2. Admitir este tipo de acciones únicamente en contra de actos de parte del Estado.
No debería de dilucidarse en este espacio constitucional algún tipo de actos
realizados por particulares, realizados supuestamente en contra de derechos
fundamentales de una colectividad. Al dar este tipo de apertura, se estarían
abriendo las puertas a un sinfín de reclamos que estropearían la administración
de justicia.
132
poseer cierto grado de relevancia social o jurídica, o bien, cuya resolución sea
urgente.
133
e) Listado de Referencias
a. Referencias Bibliográficas:
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c. Referencias Electrónicas:
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de octubre de 2006.Consulta electrónica:
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Fecha de consulta: 9 de noviembre del 2012.
14. Exp. No. 05270-2005-PA/TC CALLAO Asociación Comité del Medio Ambiente y
Salud del Distrito de Ventanilla. Resolución del Tribunal Constitucional Lima, 18
de octubre de 2006. Consulta electrónica:
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