Antigona PDF
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Resumen Abstract
El dilema que existe entre obedecer a las leyes The dilemma that exists between the obedien-
divinas o leyes humanas se ha evidenciado en to- ce to divine laws or human laws has existed during
das las épocas de la humanidad. En Antígona, la all the epochs of humanity. In Antigone, the great
genial obra de Sófocles, se advierte marcadamente work of Sophocles, this dilemma appears clearly.
este dilema. Cada uno de sus personajes, con dife- Each of his characters, with different answers and
rentes respuestas y tomas de postura deja claro que postures, makes it clear that this dilemma may end
este dilema puede terminar con elegir la obedien- with choosing obedience to either of the two laws.
cia a cualquiera de las dos leyes. Antígona decide Antigone decides over any human law, obey the
por encima de cualquier ley humana, obedecer a la law of the gods, which considers immutable and
ley de los dioses, que considera inmutable y justa just for all.
para todos.
Dilema - Ley divina - ley humana - ley no es- Dilemma - divine law - human law - tyrant -
crita - tirano unwritten Law
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Karín Yardení Tirado Silva
Es loable, en cierta medida la actitud de posición tiránica por considerar que todo lo
un gobernante, que no tiene miramientos para dispuesto por él, es lo mejor, lo más “justo”
actuar conforme al deber ser, que no tiene para todos sin detenerse a considerar lo real-
miramientos ni preferencias con nadie en ab- mente bueno, necesario e importante para su
soluto ni siquiera con los suyos; sin embargo, pueblo que ocultamente se opone a su ley.
su actuar resulta odioso, cuando poco a poco
se convierte en un dictador desconfiado, que ¿Acaso esta posición se ve también refle-
quiere imponer una ley creada por el mismo jada en nuestros días, en los cuales diversos
sin aparente razonamiento previo, por encima gobiernos establecen o dictan leyes que pro-
de las leyes divinas establecidas originaria- vienen de un poder legítimo pero que trans-
mente y aceptadas por el común del pueblo. greden los órdenes morales y normales, que
muchas veces terminan afectando al propio
Creonte no acepta que en este mundo estado ante la disconformidad del pueblo?
existen límites entre el reino de lo divino y el
reino humano, su problema principal radica Creonte además es desconfiado. No cree
en que con su ley establecida cruza ese límite. en el amor sincero que le demuestra su propio
Él quiere imponerse en un mundo que no le hijo, cuando con acertada prudencia, le invita
corresponde, posicionarse por encima de leyes a analizar y reconsiderar su conducta tiráni-
divinas que de modo general son aceptadas ca, ni tampoco en el consejo oportuno de su
como inmutables, quiere controlar incluso las viejo consejero Tiresias, que siempre estuvo a
emociones de sus súbditos, con su prohibición su lado dándole consejo, y que finalmente con
de llorar siquiera a Polinices. sutiles amenazas y funestos augurios logra ha-
cerlo entrar en razón.
Pareciese que le molesta, que su poder no
resulte, frente a Antígona, digno de obediencia Durante los discursos de Creonte, se evi-
ciega como sí lo son -para ella- las leyes divi- dencia además una profunda aversión hacia la
nas del Hades. mujer, pues considera que es preferible ceder
a las presiones de un hombre que ser tachados
El gobernante que inicialmente buscaba de vasallos de alguna mujer. Por eso conside-
lo que consideraba lo mejor para su ciudad, se ro que el ensañamiento con Antígona se azuzó
obnubila ante la idea de no contar con un po- más al saber que quien desobedeció su ley ha-
der y obediencia absolutos, como él reclama. bía sido una mujer, puesto que cambia la pena
que había mandado pregonar para el que fuese
Tiene una actitud represora frente a un hallado culpable de desobedecer su orden: la
pueblo que, pese a no aprobar su proceder, por lapidación, por la muerte mediante el entierro
temor no eleva su voz de protesta frente a una de Antígona en una cueva con un mínimo de
disposición injusta. alimento.
y las leyes divinas o leyes naturales, que con- Este personaje, timorato desde el principio, se
tradecir la autoridad, por considerarse débil e muestra en todo momento, acomodadizo, tan-
impotente para defenderse o rebelarse. to a las leyes divinas como a las leyes humanas.
Su principal motivación es la supervivencia.
Si bien en un momento se declara culpable Por un lado, tiene dudas sobre si los honores
del delito de Antígona, lo hace por una cues- dados al cadáver de Polinices puedan provenir
tión de remordimiento tardío, más que por de los dioses, sin embargo, no dudará en nin-
una convicción hacia las leyes divinas. Incluso guna circunstancia de dar cumplimiento a las
sus motivaciones se muestran egoístas, pues órdenes impuestas por Creonte.
sabe que, a la muerte de Antígona se quedará
totalmente sola, lo cual se evidencia cuando Es el tipo de persona o funcionario que
entre lágrimas cuestiona: “¿qué atractivo tiene lo único que busca es evitarse incomodidad o
la vida para mí, si me quedo sola, sin ésta?” molestia alguna, siendo servil con aquel que
demuestre detentar efectivamente el poder.
Tal como lo manifiesta la propia Antígona, No tiene convicciones arraigadas respeto a
ambas estaban convencidas de que su actuar ninguna ley -ni humana ni divina- sólo mues-
era el correcto, es decir, Antígona desobede- tra apego a la que le sea más conveniente y le
ciendo la ley dada por Creonte debido a su permita preservar su existencia.
profundo respeto a las leyes divinas, e Ismene
obedeciéndola ciegamente, sin discusión algu- Cuando trae a Antígona presa ante Creon-
na, aunque fuese simplemente por profundo te, señala que: “(…) el verse uno libre de los
temor y enferma cobardía. peligros que le acechan es cosa sumamente
dulce, pero meter en peligros a los amigos es
Ismene personifica a un sector poblacio- triste. Sin embargo, es natural que yo tome
nal arraigado en cualquier parte del mundo, todos estos inconvenientes en menos que mi
que se siente débil y sin recurso alguno para propia salvación”. Como se advierte, la con-
oponerse a un gobierno aparentemente legíti- ducta de este personaje es antiética, egoísta,
mo pero tirano, por miedo o temor al castigo, siempre buscando el bienestar propio, aún a
al señalar - negando su ayuda a Antígona- que: costa de las desgracias ajenas.
“(…) Yo no hago desprecio de eso, sólo que
nací incapaz de actuar y oponer resistencia a e. La postura de Tiresias
nuestros conciudadanos.”, lo que evidencia
que la ley o norma considerada para la mayo- Este personaje es aquel que viene, según
ría como “injusta” puede ser acatada sin pro- mi criterio a hacer defensa de los dioses y de
blema por un sector minoritario o mayorita- la ley divina. Tiresias es el “intérprete” del de-
rio, que por temor o falta de valor, permitirían signio de los dioses, el cual hace reflexionar a
las más aberrantes dictaduras, como de las que la autoridad y el que a su vez le entrega la reso-
históricamente ha sido testigo el mundo. lución que los dioses del tienen en contra del
tirano por no haber actuado con prudencia.
d. La postura del mensajero
Le hace notar que un gobierno tiránico
El mensajero hace su aparición, en un que va en contra de lo divinamente establecido
primer momento, como portador de una no podrá ser eterno o al menos duradero. Este
mala noticia al rey de Tebas: alguien ha osa- hombre refleja en buena cuenta que las leyes
do desobedecer su recientemente dictada ley. dadas en contravención con lo divino o la ra-
zón tarde o temprano terminan con fúnebres status social de una mujer, la libertad de que
desenlaces, como el de la historia. podía gozar era menor”.
Tiresias hace ver que existen dos tipos de Lo dicho se reafirma, cuando su hermana
competencias una que proviene de los dioses Ismene, conocedora de la decisión que ha to-
y otra que les atañe a los hombres. Le hace en- mado Antígona de enterrar y rendir honores
tender los límites que este tiene, y los cuales él fúnebres al cadáver de su común hermano Po-
mismo ha rebasado. Así augurando el nefasto linices, la intenta persuadir diciéndole:
final de su parentela, le increpa diciendo:
“(…) conviene darse cuenta, por un
“… has arrojado abajo a una persona lado, de que nacimos mujeres, lo que
propiedad de los dioses de arriba y has implica que no estamos preparadas
enterrado su vida indignamente den- para combatir contra hombres; y, lue-
tro de un sepulcro, y, por otro, man- go, de que dependemos del arbitrio de
tienes aquí, por el contrario, un cadá- quienes son más fuertes en cuanto a
ver propiedad de los dioses de abajo, acatar estas órdenes y hasta otras más
expoliado en sus derechos, exento de dolorosas todavía”.
honras fúnebres, execrado. Dioses
infernales sobre los que ni tú ni los Como se advierte, si ya de por sí era repro-
dioses de arriba tenéis competencia y, bable la oposición o desacato a una ley dada,
sin embargo, sufren por ti este acto de lo era más si la misma era encabezada por una
fuerza”. mujer.
vinas, un deber y una profunda lealtad a su Ese amor por su hermano, ese manda-
propia conciencia. Podría decirse que en Antí- miento de amor, resulta ser -a decir de Santo
gona se desarrolla muy tempranamente la no- Tomás de Aquino citado por Luis Fernando
ción, de la tan debatida objeción de concien- Barzotto- “(…) un precepto que se cuenta en-
cia: ella prefiere violar una ley humana que va tre “los primeros y comunes (prima et com-
en contra de una ley divina que forma parte de munia), que no necesitan promulgación, por-
sus más entrañables convicciones. que están escritos en la razón natural como
de suyo evidentes (per se nota)” (Etcheverry,
Así, si entendemos a la objeción de con- 2013, p. 63); es decir, este sentimiento de pro-
ciencia como: “la pretensión pública indivi- fundo amor hacia su hermano Polinices for-
dual de prevalencia normativa de un impera- ma parte de aquellas leyes no escritas que ella
tivo ético personalmente advertido en colisión invoca en su defensa ante Creonte. Antígona
con un deber jurídico contenido en la ley o en responde con vehemencia:
un contrato por ella tutelado” (UNAM, 1998,
p. 7), tendríamos evidenciado, que todas las “Es que no fue Zeus, ni por asomo
características atribuidas a tal concepto calzan quien dio esta orden, ni tampoco la
perfectamente en el actuar de Antígona. Justicia aquella que es convecina de
los dioses del mundo subterráneo. No,
Si bien en un principio intenta convencer a no fijaron ellos entre los hombres es-
su hermana Ismene de ayudarla a enterrar a su tas leyes. Tampoco suponía que esas
hermano, luego desiste, no sólo por la evidente tus proclamas tuvieran tal fuerza que
cobardía de su hermana, sino porque entiende tú, un simple mortal, pudieras rebasar
que, de hacerlo se vería impelida a ello, pues con ellas las leyes de los dioses anterio-
no comparte su entrañable respeto por las le- res a todo escrito e inmutables. Pues
yes divinas. Antígona sabe además que si bien esas leyes divinas no están vigentes, ni
estas leyes divinas son inmodificables, pueden por lo más remoto, sólo desde hoy ni
dejarse de observar convenientemente por desde ayer, sino permanentemente y
cualquier mortal y así lo asume. en toda ocasión, y no hay quien sepa
en qué fecha aparecieron. ¡No iba yo,
Esta mujer se encontraba convencida que por miedo a la decisión de hombre al-
su actuar era el más apropiado. No es mera ob- guno, a pagar a los dioses el justo cas-
cecación irracional. Ella entendía y creía que tigo por haberlas transgredido!”
las leyes divinas no escritas se encontraban
indefectiblemente por encima de cualquier ley Antígona es clara en señalar que no obede-
humana u orden establecidos. cerá a ninguna ley que transgreda lo señalado
por los dioses, por la justicia, o por consenso
Para Joaquín García-Huidobro (2002, p. de los hombres. Invoca leyes anteriores a las
19): “La actuación de Antígona no es el fruto que Creonte pretende imponer, leyes que no
de una aplicación mecánica de ciertos impera- cambian, y que- por ser benignas y justas- son
tivos abstractos. Ella mantiene los ojos abiertos aceptadas por todos los hombres.
para las exigencias divinas precisamente por-
que está movida por algo tan concreto como el El dilema que experimenta Antígona tam-
amor a su hermano muerto”, y es precisamente bién es experimentado en nuestra época, en
que movida por dicho sentimiento transgrede los que muchas veces cualquier ciudadano
abiertamente la ley dictada por Creonte. debe elegir entre obedecer una ley que consi-
dera contraria a su propia conciencia o a las Si bien Antígona es considera por la ma-
leyes divinas. yoría de los autores como un tipo de heroína,
es menester también señalar que: “(…) en la
Ahora bien, debemos tener en cuenta que Alemania nacionalsocialista, y en general en el
cuando el Estado como parte del poder regu- nacionalismo germano, la figura de nuestra he-
lador y coactivo emite leyes tiene límites, no roína es vista como un elemento disolvente del
pudiendo admitirse respecto al Estado o a un Estado, como un factor perturbador de la mo-
gobierno que lo personifique, ciega obedien- ralidad social” (García Huidobro, 2002, p. 17),
cia. y esto es manifiestamente entendible, puesto
que bajo tales regímenes no se admite más que
La posición de Antígona se ve reflejada obediencia ciega a ley dictada por quien per-
no solo en una época histórica de concepcio- sonifica al Estado: el tirano; aun cuando dicha
nes religiosas politeístas, sino también en una obediencia sea por temor o terror.
época en la que las mismas empiezan a ser
dejadas de lado como en la época del creci- II. A MANERA DE CONCLUSIÓN
miento y expansión del cristianismo, refleján-
dose esto en palabras del apóstol Pedro ante La obra materia de análisis muestra una lu-
la orden también de un gobierno tiránico y cha incesante entre el orden divino y el orden
reprimente al señalar: “¡Es necesario obede- humano. Creo que la pregunta que emana de
cer a Dios antes que a los hombres!” (Hch. 5: dicha historia es: ¿Se debe obedecer a lo huma-
29- Santa Biblia). no o a lo divino? Creo que la respuesta la en-
contramos en la postura o actitud que tomó el
De lo expuesto se tiene entonces que en prometido de Antígona: Hemón, al no rebelar-
definitiva existirá siempre conductas por parte se abiertamente contra la orden o el gobierno
de ciertos sectores que se rebelarán ante lo que establecido, sino que -haciendo uso de la ra-
se puede considerar un derecho injusto pese zón- llegó hasta la conclusión de que si una ley
a estar revestido de las formalidades que a di- o una norma deviene en manifiestamente in-
cho gobierno se atribuye, por existir dentro de justa, deberá obedecerse a un orden superior, a
la concepción humana un derecho superior las “leyes divinas” no escritas, las que no nece-
(no siempre emanado de un Ser Supremo sino sariamente hayan sido dictadas o establecidas
también de la razón). por una divinidad o en un texto sagrado, sino
a algo que llamaríamos razón, pero no una de
Para Antígona, existió siempre un derecho tipo caprichosa o particular sino una razón to-
y un gobierno superior -el de los dioses o el de mada en consenso y que resulte ser beneficiosa
su propio ser natural- con el cual no se puede sino para todos, al menos para la mayoría.
negociar y que por defenderlo estaba dispues-
ta incluso a morir. Creo que Antígona, deja una evidente mo-
raleja: “Las leyes dictadas contraviniendo “le-
Esta resolución de Antígona denota por yes divinas” o que mínimamente provengan
tanto que es posible oponer resistencia a un de la razón de los hombres pueden terminar
gobierno tiránico o a una ley “injusta”, si existe con finales caóticos o funestos, como el evi-
algo superior como la divinidad o la razón. denciado en Antígona.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ETCHEVERY, J., Ley, moral y razón. Estudios JENKINS, I.. La vida cotidiana en Grecia y
sobre el pensamiento de John M. Finnis a pro- Roma (Vol. 3). Ediciones AKAL, Madrid, 1998.
pósito de la segunda edición de Ley natural y
derechos naturales, Instituto de investigaciones UNAM, Cuadernos del Instituto de Investiga-
jurídicas - UNAM, México, 2013. ciones Jurídicas. Objeción de conciencia, Ins-
tituto de investigaciones jurídicas-UNAM,
GARCÍA-HUIDOBRO, J., Filosofía y retórica 1998.
del iusnaturalismo, Instituto de investigaciones
jurídicas – UNAM, México, 2002.