2001 Comprender A Chomsky. Cap. I-2-21

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GUILLERMO LORENZO GONZÁLEZ

COMPRENDER A CHOMSKY.

INTRODUCCIÓN y COMENTARIOS ALA FILOSOFÍA


CHOMSKYANA SOBRE EL LENGUAJE YLA
Lingüística y Conocimiento - 33
Presentación

Colección dirigida
por Carlos Piera

Como breve preámbulo a las páginas que siguen, me apresuro


a declarar que el listóq de sus ambiciones no es demasiado alto.
Quien las ha escrito se ha enfrentado (y se enfrenta) a menudo
con la difícil tarea de exponer las ideas de Noam Chomsky en un
clima de incredulidad o de abierta hostilidad, fundado más en un
Esta ohra ha sido publicada con la ayuda de la Dirección General
prejuicio apresurado que en una reflexión honesta. Siempre he
del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Educación,
procurado evitar la imagen de Chomsky como el depositario de la
Cultura y Deporte, en el año europeo de las lenguas
razón última sobre el lenguaje humano. Me interesa de él, más
bien, que se trate de un autor cargado de buenas y sugestivas razo­
nes para encarar desde un prisma particular un fenómeno sin duda
apasionante, peto al que debemos, como especialistas, una actitud
reflexiva, reposada y abierta: Este libro, en fin, no trata de dar la
razón a Chomsky, sino de exponer y explicar las razones que le
asisten (y, en ocasiones, de discutirlas) de la manera más sosegada
y clara posible.
El libro se centra, fundamentalmente, en los aspectos más
especulativos de la obra de Chomsky con relación a su manera de
© Guillermo Lorenzo González, 2001 concebir el lenguaje natural en el contexto de las capacitaciones
© De la presente edición: mentales del ser humano. El tono dominante es, por tanto, más
A. MACHADO LIBROS, S. A., 2001 filosófico y cognitivo que gramatical. Así, el primer capítulo des­
Tomás Bretón, 55 cribe el trasfondo conceptual, de corte racionalista, que ha inspi­
28045 Madrid
www.visordis.es rado y en el que Chomsky ha encuadrado desde los primeros
momentos su reflexión acerca del lenguaje. El segundo capítulo,
ISBN: 84-7774-883-7 por s'u parte, intenta explicar los elementos de carácter teórico con
Depósito Legal: M-48.906-2001 que Chomsky ha rehabilitado y puesto al día ese trasfondo espe­
Visor Fmocomposición culativo. Inevitablemente, he tenido que apelar en muchos
Impreso en España Printed in Spain
Gráficas Rógar, S. A.
momentos (especialmente en el capítulo tercero) a elementos de
Navalcarnero (Madrid) carácter técnico o descriptivo de su teoría gramatical, pero en esos

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casos ne procurado destacar, por encima de la exactitud absoluta 1. Los desafíos filosóficos y psicológicos
en la presentación de tales elementos, su valor instrumental en la
defensa de la visión chomskyana sobre el lenguaje. El último capí­ del lenguaje humano. El neo-racionalismo
tulo del libro constituye una puesta al día de la filosofía de
Chomsky sobre el lenguaje y la mente. La obra de Chomsky ha
chomskyano
sido, es cierto, muy mudadiza a lo largo del tiempo en aspectos de
carácter formal y técnico, como muestran las transiciones que han
llevado de un modelo basado en reglas a uno basado en principios
o máximas de gramaticalidad, o el vaivén que ha llevado desde los
planteamientos derivacÍonales de los orígenes, al enfoque más
estrictamente representacional de los ochenta, hasta llegar de
nuevo al punto de partida, con la primada de las derivaciones
sobre las representaciones en el modelo actual. Ahora bien, en En el núcleo mismo de las aportaciones de Noam Chomsky a
todos estos casos lo que se buscaba era un perfecto ajuste entre los la lingüística, así como en el centro de todas su especulaciones
presupuestos (inalterados) de la teoría, y los cauces formales en sobre el fenómeno del lenguaje, se encuentra el hecho de que con­
que se suponían encarnados. En los últimos años, y .en el marco ciba el estudio de la competencia gramatical de los hablantes (en el
del llamado Programa Minimalista, estamos asistiendo, sin sentido que abajo se precisará) como el objetivo fundamental de
embargo, a una verdadera mudanza en el trasfondo de presupues­ la disciplina. Es preciso comenzar subrayando el importante giro
tos, en la perspectiva de análisis y en algunas de las apuestas de que su obra representa, por esa razón, en el curso de la teoría lin­
carácter empírico de la teoría, tal como trato de explicar (y, en . güística contemporánea. Para los enfoques de corte saussureano,
algún caso, de cuestionar) en ese capítulo finaL la. lengua consiste en ..I:!1! cOE.iliIei.9~~ist~_f!1<l_de elementos y patro­
Son muchas las personas que me han ayudado a lo largo del nes de relación de algún m~do interiorizado por los hablantes,
tiempo a mantener vivo mi interés no sólo por la obra de Noam pero rocalizado y caracterizable al margen o haciendo abstracción
Chomsky, sino por el estudio del lenguaje. En este momento qui­ dé~s~os. Es, ante todo, un objeto del coll 0cimiento individual
siera destacar, sin embargo, el estímulo que he recibido en los últi­ la par qué·ütros"tiposdé técnicas· ohabílidades culturalmente
mos meses de Daniel García Velasco, Víctor Manuel Longa, desarrolladas), c.l!ya naturaleza trasciende sin embargo a cada uno
Rafael Núñez y Gemma Rígau i Olivero Sin duda, no son cons­ de sus múltiples cOlloceaores:'Para Chomsky, en cambio, el he¿ho
cientes de la importancia de su apoyo para llevar a término este IlngüistIco constituye en sí mismo una forma o un modo especial
trabajo. En un plano más personal, deseo mencionar a Iris Susana _de conocimiento, una capacitación cognitiva particular (a la par
Pereira, a quien dedico especialmente el libro. que otros sistemas perceptivos o categorizadores de la mente
humana) que permite a los hablantes interactuar y desenvolverse
de forma.s ventajosas con relación a su medio, pero que debe ser
caracterizada con independencia de toda alusión a éste. No es el
lenguaje, desde el prisma chomskyano, un obJeto externo sobre el
proyectamos nuestras facultades cognitivas, sino un aspecto
particular de la constitución interna o mental de los sujetos cog­
noscentes: es decir, una facultad mental de pleno derecho. A lo

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largo de este capítulo nos esforzaremos en desarrollar la enormes
de primera mano), concluirá al mismo tiempo que (a) es, pese a
implicaciones de este planteamiento no sólo para la teoría lin­
todo, un mensaje bien formado si atendemos exclusivamente a
güística sino, muy especialmente, para la explicación psicológica y
criterios formales. Al evaluarlo así, el hablante pone en práctica
la valoración en términos filosóficos de la especie humana.
una capacidad de género diferente a la de evaluación pragmática:
es, precisamente, a la que arriba hemos denominado «competencia
1. La «competencia» gramatical y la «hermeticidad» de la
gr!!t!HJ}jc4».. La principal diferencia entre estas dos Ilabllidades
mente
radica en que la primera (la competencia pragmática), tiene que
ver ante todo con la congruencia entre el mensaje y las condiciones
Las habilidades que los hablantes demuestran dominar con externas (o extra-lingüísticas) de la emisión (en otras palabras, con
relación al lenguaje son de géneros diversos y conviene conside­ el saber usar los mensajes en situaciones comunicativas concretas);
rarlas con algún detenimiento antes de proceder a aislar aquellas la seguncl,a (la competencia gramatical) guarda relación, en cam­
que puedan considerarse como un reflejo directo de su compe­ bio, con la consistencia interna entre las piezas verbales que compo­ (
tencia gramatical. Un hablante puede juzgar un mensaje, por ¡­ nen el mensaje (dicho de otro modo, con el saber construir/inter­
ejemplo, en términos de su adecuación (o inadecuación) a la satis­ pretar los mensajes). Un aspecto muy importante del pensamiento
facción de un determinado fin, de una determinada intención de Chomsky consiste en la radical diferenciación de las dos habi­
comunicativa. Puede concluir, por ejemplo, que una oración, lidades a las que hemos aludido, atendiendo:
como (a) no es la más adecuada para que un profesor formule una ­ l. a que cada una de ellas responde al manejo de criterios o
petición a un alumno:
principios perfectamente diferenciables (de adecuación al contex­
to, en el primer caso; de ajuste formal entre los elementos consti­
a. Te ordeno que abras la ventana. tutivos de la cadena hablada, en el segundo); y
2. a que ninguna de ellas parece incidir crucialmente sobre la
Ese mismo hablante, sin embargo, puede reconocer que (a) es otra. Así, la forma de un mensaje (contra Jakobson; véase, por
una fórmula adecuada de insistencia, una vez que una petición más ejemplo, Poética, 352-353) no parece determinar absolutamente
«reposada» (como por favor, abre la ventana o, incluso, la ventana las funciones a las que puede servir y, más importante aún para
estd abierta) no ha tenido los efectos deseados sobre el receptor. (A) Chomsky, el rendimiento funcional que se espera de los mensajes
es, probablemente, inadecuada como fórmula de petición porque no parece tener mayor incidencia en la constitución formal de los
deja demasiado de manifiesto la posición de superioridad (el poder mismos (volveremos abajo sobre estas cuestiones).
de ordenar) de quien la emite, lo que choca contra una máxima de (
Centrándonos ya en la competencia gramatical de los hablan­
~Ql1!e.!lción (casi de ocultación del rango) que parece funcionar en (
tes, diremos que P.éli~ce. .c:oEs.isriren una suma de saberes fue~~e- ",
todo intercambio verbal relajado. Por esta misma razón, nos suena m~nteerlfai~ados en cada uno de ellos, cuyo cont~nido se mues­ (

como una manera de recordar o de dejar en claro quién tiene capa­ ~~~mpargo~ muchO:-f!liiSreiiite:n1:~ a la exposicióiiexplícÍta ;

cidad de mando en el escenario comunicativo. Cuando un hablan- " q,l!~Jos _9ue subyacen a las consid.e~<lciones de tipo funcional o

te juzga los mensajes atendiendo a consideraciones como las ante­ pragmático. Consideremos, por ejemplo, la siguiente serie de '
(
riores está poniendo en práctica lo que podríamos llamar su ejemplos:
capacidad de evaluación fUncional o su competencia pragmdtica.
Ahora bien, el mismo hablante que concluye que (a) es un a. Dicen que la hija del decano puede recitar poemas de veinte

mensaje pragmáticamente inadecuado como petición (al menos autores.

('

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b. ¿De cudntos autores dicen que puede recitar poemas la hija su incapacidad para formular de modo explícito el contenido de
del decano? ese conocimiento.
c. ?* ¿De quién dicen que puede recitar poemas de veinte Todo lo anterior nos lleva a concluir que la competencia gra­
autores la hija? matical de los hablantes se sirve de un tipo de conocimiento que,
menos en aspectos fundamentales, permanece inaccesible a la
Por alguna razón, la oración (b), que implica una interroga­ conciencia. Esto no impide, sin embargo, que se muestre clara­
ción orientada al complemento posesivo del sintagma nominal mente activo en su comportamiento verbal, por ejemplo, en el
correspondiente a poemas de veinte autores en Ca), se percibe como momento en el que les sean requeridos juicios de gramaticalidad
mejor formada que la oración (e), con una interrogación que se sobre oraciones o frases. Empleando las palabras del lingüista
dirige al complemento posesivo del sintagma nominal correspon­ Andrew Radford, nos vamos a referir a esta forma de conoci­
diente a la hija del decano en (a). Interesa apreciar que cuál sea en miento como conocimiento tdcito (o conocimiento- T). Él lo carac­
concreto la razón de contrastes como éste es algo que escapa por teriza del siguiente modo:
completo al hablante normal. Incluso entre lingüistas profesiona­
les la determinación de la causa que subyace a un contraste como «En un sentido bastante obvio, puede decirse de I-Ud1l..lUICl
el que se da entre (b) y (c) es motivo de discusiones y discrepan­ hablante de una lengua que conoce la gramática de su
cias. Nada de lo anterior entorpece, sin embargo, la percepción de nativa. Después todo, los hablantes nativos saben cómo formar
que (c) es un mensaje mal formado, al menos en términos relati­ e interpretar palábras, frases y oraciones en sus lenguas maternas.
vos a la buena formación de (b), un ejemplo, sin embargo, estruc­ Por ejemplo, cualquier hablante nativo del inglés nos puede decir
turalmente muy semejante al primero. que la versión negativa de 1 like syntax es 1 don't like syntax, y no
'* 1 no like syntax: por tanto, podemos decir que un hablante nati­
Más importante aún es la conclusión de que, en el fondo, vo sabe cómo negar oraciones en su lengua. Sin embrago, es
todos (hablantes normales y lingüistas profesionales) «conoce­ importante destacar que este conocimiento gramatical es tdcito (es
mos» la verdadera razón del contraste reseñado, pues sólo de este decir, sub-consciente) más que explícito (es decir, consciente): de
modo se explica que en el ejercicio ordinario del lenguaje nos vea­ modo que no es una buena idea plantear a un hablante nativo del
mos indinados a formular oraciones como (b) y, por el contrario, inglés preguntas del estilo '¿Cómo formas las oraciones negativas en
ni siquiera ensayemos otras como (e). Fijémonos además en que, inglés?'~ porque los seres humanos no se percatan de manera cons­
en términos pragmáticos o funcionales, la formulación de una ciente de los procesos psicológicos involucrados en hablar y com­
oración como (e) pudiera ser tan perfectamente razonable como prender una lengua. Introduciendo un término técnico, p.odemos
decir que los hablantes nativos disponen de competencia gramati­
la de (b). Por ejemplo, si las condiciones de emisión hubieran
cal acerca d~ su lengua materna: quiero decir con esto que tienen
hecho ininteligible un fragmento de la oración (a), tan razonable uri conocimiento tácito de la gramática de su lengua -o sea,
sería tratar de recuperar la información acerca del númeto de sobre cómo formar e interpretar palabras, frases y oraciones en su
autores recitados, tal como se intenta en (b), como acerca del lengua» [Radford, Syntax: la traducción es
padre de la recitadora, tal cual se hace en (e). Sucede, en fin, que
el contraste entre estas dos oraciones reside en aspectos estricta­ Algunos puntos de este fragmento merecen un comentario
mente formales, y no pragmáticos, de los mensajes respectivos, y más detallado. Fijémonos, en primer lugar, en el cuidado que el
que sólo atribuyendo al hablante el conocimiento de tales aspec­ autor pone a lo largo de toda la cita en aclarar que se está refi­
tos podemos explicar su renuncia a emitir oraciones como Ce) y su riendo al conocimiento de la lengua o materna de un
disposición a emitir otras como (b), por más que pueda ser total hablante, es decir, a la lengua (o lenguas) que ha adquirido espon­

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t~neamente siendo mno, y no a las segundas lenguas que haya un verbo auxiliar, ya sea el expletivo (esto es, el elemento no sig­
podido adquirir en estados posteriores de su educación. Resulta nificativo) do. De este modo, habrá dado cuenta de la razón de los
interesante contrastar el tipo de conocimiento que podemos tener siguientes contrastes, que efectivamente se registran en inglés:
acerca de uno y otro tipo de lengua. Sucede, en el caso de las len­
guas maternas, que un hablante puede tener una pericia absoluta a. 1 dont like mondays.
en su manejo siendo totalmente incapaz, sin embargo, de dar b. 1 have not eaten yet.
explicaciones acerca del conociqlÍento que pone en práctica al c. * 1 nor like mondays.
hablar. No resultaría especialmente práctico, por ejemplo, que en d. * 1 not have eaten yet.
un viaje al extranjero reclamemos a las personas con que entramos e. * 1 dont have eaten yet.
en contacto que nos enseñen de modo explícito a formar oracio­
nes de relativo en la lengua del lugar, aunque sean perfectamente Ahora bien, lo más probable es que otras propiedades más
capaces de aprobar o desaprobar nuestros intentos. En el caso de sutiles de la construcción negativa escapen por completo a su per­
las segundas lenguas, las aprendidas tardíamente, puede darse, en catamiento consciente. Por ejemplo, las oraciones que siguen, la
cambio, la situación contraria. Alguien puede disponer de cono­ primera afirmativa y la segunda negativa, no pueden recibir el
cimientos muy precisos sobre cómo construir cierto tipo de frases, mismo tipo de interpretaciones [véase Rizú, Minimality, 16]:
y sin embargo ser completamente torpe en su puesta en práctica
efectiva. Un sujeto puede disponer de conocimientos bastante a. How stronglYl do you think(l) that inflation will rebound o)?
precisos sobre, por ejemplo, la morfología verbal de la lengua b. How stronglYl do you not thin~l) rhat inflation will
machiguenga o sobre la formación de oraciones de relativo en rebound('l)?
dicha lengua, resultado de muchas horas de dedicación a su estu­
dio, y, sin embargo, serie extraordinariamente difícil, en una situa­ Mientras que en la primera la palabra interrogativa puede
ción real de habla, llegar a formar con completa naturalidad uno interpretarse como referida tanto al verbo principal como al
u otro tipo de construcción. subordinado, en la segunda, cuya única diferencia es que el verbo
Lo anterior no debe entenderse como que los hablantes no principal aparece negado, la palabra interrogativa no puede refe­
saben nada, en un nivel consciente, acerca de su lengua materna. rirse a la circunstancia expresada por el verbo subordinado. No es
LO_9..-ue tratamos de destacar es, más exactamente, que no necesi­ normal que una apreciación de este tipo sea conscientemente sabi­
tan saber nada en e~~ nivel consciente para manejarse con entera da (y expresable) por un hablante normal, quien, pese a todo,
aéstreza en su lengua materna. De hecho, cuanto un hablante demuestra conocer tácitamente este hecho al reconocer como no
normá1(no adiestrado en teoría gramatical) puede llegar a expli­ apropiada la interpretaci6n bloqueda por la negación. En conclu­
car ante los requerimientos de alguien que esté aprendiendo su sión, los hablantes saben muchísimo más de su propia lengua de
lengua, no 'suele pasar de observaciones de un nivel bastante lo que da a entender la capacidad de cada uno de ellos para infor­
superficial, alusivas a las características más inmediatamente apre­ mar explícitamente sobre ese conocimiento.
ciables de las construcciones tipo o más frecuentes en la lengua en El texto de Radford incide especialmente, asimismo, en la
cuestión. Retomando la ilustración de Radford, un hablante nati­ caracterizaci6n de la competencia gramatical como una forma de
vo del inglés seguramente podría explicarnos que una oración conocimiento tácita o implícita, lo que naturalmente implica el
negativa se forma anteponiendo al verbo una partícula negativa, la contraste con el conocimiento explícito que supuestamente dispo­
cual, además, debe ir precedida de un elemento de apoyo, ya sea nemos en otros ámbitos. Son explícitos, ciertamente, la práctica

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totalidad de los conocimientos que vamos acumulando a lo latgo aplica mecánica e inconscientemente cuando habla, entiende o
de nuestra experiencia adulta, lo que implica que su adquisición no evalúa una oración son, por lo general, completamente inaccesi­
sólo nos capacita para el ejercicio de una cierta tatea, sino también bles a la introspecciófi) [Rizzi, Comparative Syntax, 67; la tra­
para la exposición más o menos exhaustiva de las operaciones que ducción es mía].
esa tarea exige por nuestra parte. Por poner un ejemplo sencillo,
cuando aprendemos a conducir un coche, este aprendizaje no sólo Atendiendo a todo lo dicho queda perfectamente justificada la
nos permite desplazarnos en este tipo de vehículos, sino también proclamación por parte de Chomsky del obietivo central de la
a otros sobre cómo hacerlo. De hecho, si nos propusiéra­ teoría lingüística en los siguientes términos:
mos relatar todas y cada una de las operaciones que hemos ejecu­
tado durante un corto trayecto de conducción, no deberíamos «¿Cuál es la naturaleza del saber inconsciente, intuitivo, que
tener, en principio, mayores dificultades. En cambio, no está tan permite al locutor utilizar su lengua?» [Chomsky, Conver­
claro que un hablante pueda ser capaz de relatar todo 10 que ha saciones, 157].
hecho para formular una oración gramatical, o en qué se basa su
juicio de que una determinada oración que ha escuchado no está
bien formada. Debemos aclarar que lo anterior no implica que al 2. El «Problema de Descartes»: el aspecto ~<creativo» del uso
conducir un coche, prosiguiendo con la misma ilustración, deban del lenguaje
actualizatse de un modo absolutamente nítido y consciente en
nuestra mente todas y cada una de las operaciones que deberemos Cabría argumentar que nuestra destreza para reconocer la gra­
ir ejecutando. En realidad, nuestra conducta en este tipo de activi­ maticalidad o agramaticalidad de un mensaje radica en nuestra
dades suele estat casi automatizada por completo, y nos comporta­ experiencia previa como hablantes. De acuerdo con esta idea,
mos de tal manera que escapan a nuestra conciencia las diversas deberíamos reconocer como gramaticales aquellos mensajes que
decisiones que vamos tomando. Ahora bien, lo verdaderamente hemos percibido con anterioridad, y como agramaticales aquellos
relevante del caso es nuestra capacidad para retrotraer a un plano otros que nunca antes han sido emitidos a nuestro alrededor.
consciente, si nos lo proponemos, el inventario de las tareas que problema al que se enfrenta esta idea consiste en lo que Chomsky
hemos ejecutado o debemos ejecutar. No parece, sin embargo, que ha denominado el aspecto creativo del uso del lenguaje: e.!1 el
cuando nos referimos al ejercicio de nuestra competencia gramati­ cío del lenguaje emitimos e interpretamos continuamente, y con
cal, nuestra incapacidad pata exponer los conocimientos implica­ erít~ra~~naturalidad, frases y oraciones que con toda probabilidad
dos en ella se pueda explicat recurriendo a la supuesta automatiza­ nunca antes habían sido formuladas. Al usar el lenguaje somos, en
ción a la que conduce el continuo ejercicio del lenguaje. La efe<;toL~sencíalmente creativos y no imitativos: en el sentido de que
diferencia crucial se encuentra en que, en el caso de la práctica lin­ que guía nuestra capacidad para emitir mensajes bien formados
güística, no nos resulta posible rescatat a un plano consciente, de o para dar con la interpretación correcta de una frase u oración en
ninguna de las maneras, la mayoría de los conocimientos que absoluto puede vincularse con el hecho de que esos mensajes
implica nuestra pericia con la lengua materna. En conclusión de hayan formado patte de la experiencia verbal con que nos
Luigi Rizzi, otro destacado miembro de la escuela chomskyana: enfrentado en nuestro pasado. S:u~~u~er. hablante dispone la /
facul~ad de formular una oración nuncaantes em!tida por ningún
«No podemos preguntar al hablante por qué las cosas son otro hablante de su misma comunidad lingüística. Ni siquiera
como son. Los principios de formación y análisis que el hablante neceSltamos~haber oído antes una pal~bra para reconocerla como

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posible o imposible en nuestra lengua (lapintero lo es; * jlabanñe­ mantiene que el lenguaje existe para la libre expresión de! pensa­
_ca, no). Chomsky lo expresa del siguiente modo: miento o para dar una respuesta adecuada en cualquier situación
nueva, y no se encuentra determinado por ninguna asociación
«Podríamos llamar a [esto] "el problema de Descartes". Aquí de expresiones a estímulos externos o a estados fisiológicos (iden­
reside precisamente la dificultad dar cuenta de lo que podría­ tificables de cualquier modo directo) [... ] C()r4emoy afirma que
mos llamar "el aspecto creativo del uso del lenguaje" . Descartes y no puede haber exp!icaCÍón mecanicista para la novedad, cohe­
sus discípulos observaron que el lenguaje es constantemente inno­ Eencia y oportunidad del habla normal [ ... ] Lo importante de
vador, ilimitado [... ]. Así, en el habla normal, uno no repite 10 eS~?'para nuestros propósitos es e! énfasis en el aspecto creador
que ha oído, sino que produce formas lingüísticas nuevas -a uso del lenguaje y en la distinción fundamental entre e! lenguaje
menudo nuevas en la experiencia de uno o incluso en la historia humano y los sistemas de comunicación, puramente funcionales
de la lengua- y no hay límites para dicha innovación» [Chomsky, y ligados al estímulo, de los animales» [Chomsky, Lingüística
Problemas, _. .
~
Cartesiana, 20-30]» .

Para Chomsky, la desatención a esta propiedad del lenguaje Cierto es que su crítica se aplica de un modo especialmente
humapo, es decir, al carácter esencialmente creativo de su ejerci­ directo ~J<:>.s seguidores del distríbudonalismo norteamericano, a
Cío, constituye uno de los principales defectos que cabe achacár­ los que Chomsky hubo de enfrentarse de una manera más fron­
s~lea la teoría lingüística de la primera mitad del siglo XX; desa­ tal, pero, como se aprecia perfectamente en la cita y explicaremos
tención tanto más grave por cuanto que desde el siglo XVII, al más abajo, es también el punto de partida de su respuesta a los
menos, existió toda una corriente de pensamiento que trató de enfoques de corte funcionalista como los inspirados en las doctri­
destacar este rasgo del lenguaje como uno de los más significati­ nas (fe-los lingiÍlstas de Praga.
vos y específicos de la especie humana. Ésta es la tesis que En 10 referente a los primeros, Chomsky estima que la consi­
Chomsky sostiene en la primera parte de su Lingüística deradón del Problema de Descartes echa por tierra laJ!..dopción
Cartesiana, obra en la que trata de situar su propio pensamiento d('!Ip~r_~4!.gma conductista como marco psicológico en el que
dentro de una línea de especulaciones acerca del lenguaje huma­ b~E_w.s-p-OrIrlenores de l;¡aclquisición del lenguaje por parte de
no que sevió bruscamente interrumpida en el inicio del siglo xx. L()_s_ se!:.~s._h!!.~anos, pues nos enseña a relativizar la importancia en
A esa línea pertenecen, en efecto, Descartes y los más directos el proceso de maduración lingüística de una persona de los estÍ­
seguidores de sus planteamientos racionalistas en los siglos XVII y mulos a los que concretamente haya estado expuesta durante
XVIII, pero también autores como Wilhdn von Humboldt ya en dis:h9~fíodo.
el siglo XIX [sobre la inspiración cartesiana y humboldtiana del Pero el Problema de Descartes tiene una segunda faceta que se
pensamiento de Chomsky, véase Barsky, Chomsky y McGilvray, revela crucial, tal como se apunta arriba, en la critica de Chomsky
Language]. A este respecto, Chomsky sostiene con reladón a la oportunidad de considerar factores funcionales
en la explicación de los fenómenos lingüísticos. Las pesquisas
.. ] el hombre tiene una capacidad específica, un tipo de toriográficas de Chomsky aclaran que las especulaciones cartesia­
organización intelectual que no puede atribuirse a órganos exte­ nas sobre el lenguaje humano no sólo nos permiten apreciar la
riores ni relacionarse con la inteligencia general y que se mani­ autonomía de nuestro conocimiento gramatical con relación a la
- fiesta en lo que podemos denominar el "aspecto creador" del uso experiencia pasada de los hablantes, sino también la esencial inde­
del lenguaje corriente, y cuya propiedad consiste en ser ilimitado pendencia que existe entre las motivaciones exteriores que nos
en cuanto a su alcance y en no precisar de estímulo. Así, Descartes pueden llevar a ejercitar ese conocimiento y los mensajes en que

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concretamente se plasma dicho ejercicio. Chomsky lo expresa cia de todo estímulo desencadenante o ante estímulos difícilmen­
como SIgue: te detallables, lo que parece obligarnos bien a desentendernos del
esquema skinneriano al referirnos a la conducta verbal, bien a
«El uso normal de la lengua es [... ] libre e indeterminado, extender la noción de estímulo hasta dejarla vacía de contenido.
pero no obstante, apropiado a las situaciones. (...] Los seres Por otrO lado, la cantidad de mensajes "apropiados a la situación"
humanos no están "obligados" a actuar de determinada manera
que podríamos pronunciar frente a un determinado estímulo es
sino solamente «incitados e inclinados» a hacerlo, tal como se dice
tan elevado (de hecho, potencialmente infinito), que la alusión a
en una destacada presentación del pensamiento cartesiano. Su
comportamiento puede ser predecible, en el sentido de que se una «determinación en la respuesta verbah. parece quedar com­
inclinarían a hacer aquello a lo cual se sintieran incitados e pletamente minada. Y todo esto sin contar con la posibilidad de
nados, pero serían sin embargo libres, y de esta forma únicos en permanecer callados: ningún estímulo parece lo suficientemente
el mundo físico, en cuanto que no necesitan hacer lo que están fuerte como para determinarnos absolutamente a hablar.
incitados e inclinados a hacer» [Chomsky, Problemas, 14~15]. Chomskyestablece, por todas razones,la esencial
«En resumen, U..!!!-_"f~I'!.tJ:ibución fundamental de lo que dél uso del lenguaje con relación a las condiciones del medio en
hemos llamado «lingüística cartesiana» es"la observación de que el que se-ejercita. Consecuencia de esto es su resistencia a conceder
-lenguaje humano en su uso normal está libre del control de estí­ valo"r teórico a los factores funcionales en el estudio del lenguaje.
mulos externos [...] y no está restringido a una función práctica -PaúChomsky, en la medida en que tales factores funcionales
en contraste, por ejemplo, con el pseudolen­
representan los desencadenantes o las metas de una emisión ver­
guaje-deios animales. es libre para serVir como instrumento
del pensamiento y de la auto-expresión. Las ilimitadas posibilida­
bal, son acomodables al patrón «[[estímulo, respuesta] refuerzo]»
des del pensamiento y de la imaginación se reflejan en el aspecto del conductismo skinneriano y quedan expuestos a idénticas crí~
creador del uso del lenguaje. §!J!!Qgu,* proporciona medios fini~ ricas.
tos, pero posibilidades infinitas de expresión, sólo restringidas por
l~s regl~s de formación del concepto y de la frase.} (Chomsky,
Lingüística Cartesiana, 71]. 2.1. La Meditación IV de Descartes y el Discurso sobre e/ Lenguaje
de Cordemoy: sobre la voluntad y e/lenguaje humanos
En esta cuestión había centrado ya su extensa y pormenoriza~
da reseña al libro Verbal Behavior de B. F. Skinner [1957], en la La reflexión chomskyana sobre el aspecto creativo del uso
que consiguió mostrar la ineficacia de la aplicación de los princi­ lenguaje hunde sus raíces en la Cuarta Meditación Metafísica
pios del conductismo a la hora de explicar los factores que pueden [1641] de Descartes en la que, sin embargo, no se plantea asunto
incidir en la determinación de un hablante para expresarse de un alguno directamente relacionado con el lenguaje. El tema princi­
determinado modo en una situación concreta [véase Chomsky, pal de esta meditación es, en concreto, el de la determinación de
Crítica]. La determinación a actuar de un determinado modo se las causas que subyacen a la propensión humana al error. En opi­
explica, según la de Skinner, en función de la esrimulación nión de Descartes, la más fundamental de esas causas es la des­
R.r~.s.en~ada al sujeto," junto con una historia de reforzamientos que compensación esencial que se da entre, de un lado, la imperfec­
comprende la frecuencia con que se ha visto sometido a ese ción o las limitaciones propias de los medios con que nos es dado
mismo estimulo y la presencia o privación de otros estímulos conocer y entender y, de otro lado, el carácter perfecto e ilimita­
,reforzaIlt.es (o inhibidores). Chomsky argumenta que es algo com­ do de la voluntad que mueve nuestras ansias de conocimiento.
pletamente esencial al lenguaje el que pueda ejercitarse en ausen~ Así, nos encontramos con que el atributo del ser humano al

22 23
Descartes caracteriza como ilimitado en sus miras y (como se posible la formulación de una oración con mayor grado de com­
aprecia en el fragmento que sigue) consustancial mente libre res­ plejidad estructural o número de componentes que cualquier otra
pecto de los estímulos externos, es la capacidad volitiva: que pudiera servirle como referente. Pero, sobre todo, los actos de
emisión lingüística no están condicionados de ningún modo esen­
«y debo observar que no hay en mí ninguna otra cosa tan cial por las circunstancias ambientales. De un lado, el número de
grande o tan perfecta de la que entienda, como de la voluntad, mensajes emisibles ante idéntica situación es también ilimitado;
que no puede ser aún mayor o más perfecta. Pues, si considero, por otro lado, ninguna situación, por extrema que sea, puede con­
por ejemplo, mi facultad de entender, en seguida reconozco que siderarse tan imperativa como para obligar a alguien a expresarse
es muy pequeña y finita, y al mismo tiempo formo la idea de otra en un sentido determinado, e incluso en sentido alguno (el silen­
mucho mayor, una máxima e infinita; y, a partir del hecho mismo cio es siempre una elección al alcance del hombre). Poco más de
de que yo pueda formarla, percibo que pertenece a la naturaleza
un siglo después de la redacción de las Meditaciones, el abate
de Dios. Del mismo modo, si examino la facultad de recordar, o
la de imaginar, o cualquier ot~~;;;¿-encuentro ninguna de la que Dinouart (un singular polemista sobre los más diversos temas
noeritienda- queen-mí'eS'inuy débil o limitada, yen Dios inmen­ mundanos) escribía en su Arte de Callar [1771] que:
sa:-~óló lav61iintado libertad de arbiti:io experimento quees-e'~
-mí tan-giá'ñae;-qiú~- no concibo la idea de otra mayor; de manera «Por más inclinación que tengamos al silencio, siempre hay

que ésta es la principal razón por la que entiendo que tengo cier~ -­ que desconfiar de uno mismo; y, si tuviésemos demasiado deseo de

tarelación de imagen y semejanza con Dios. Pues, aunque sea decir algo, a menudo eso mismo sería motivo suficiente para deci­
incomparablemente mayor en Dios que en mí, tanto por el cono­ dirse a no decirlo» [Abate Dinouart, Callar, 53; el subrayado es

--~cimie.nto ye! poder que la acompañan y la hacen en él más firme mío].

y-eficaz, cuanto porque se extiende a muchos más objetos,'siñ--­


embargo, considerada con precisión y formalmente en sI misma, La posibilidad de permanecer callado aún en las condiciones
noparec¿ mayor; porque esta facultad sólo consiste en que pode­ en que mayor sea la urgencia que nos mueva a hablar, como acon­
-~()~hacer ano hacer una cosa (esto es, afirmarla o negarla, pro­ seja Dinouart, remite en efecto a la opinión cartesiana de que
curarla o evitarla), o más bien en que no nos sentimos determina­ cuanto mayor es la fuerza que nos inclina a actuar de un cierto
-ilOSpor· nznguna fuerza externa cuando decidimos afirmar o negar, modo, tanto más se demuestra el carácter por completo libre de la
procurar o evitar, lo que el entendimiento nos propone. Pues para ser voluntad humana, pues siempre nos queda el recurso a no actuar
--lTbre ~o es preciso que yo pueda dejarme llevar hacia- una cosa o a hacerlo en un sentido contrario al que apuntaría nuestra incli­
tailto-como, haCi-a'-su--contrarIa, sino que cuanto. más propendo . ¡
naClOn.
h~aiLun,a,-po-rque entiendo que es verdaderáy buena o porq~e
pios d~one así mi pensamiento, tanto más libremente la elijo; La datación en el lenguaje humano de las propiedades que
pues ni la gracia divina ni el conocimiento natural disminuyen Descartes atribuye a la facultad volitiva sí fue ensayada, en cual­
n'Uncalílibertad, sino que más bien la aumentan y la corroboran» quier caso, por algunos de sus más directos seguidores. Entre éstos
[Descartes, Meditaciones, 51-52]. destaca especialmente Géraud de Cordemoy, autor de un intere­
santísimo tratado titulado Discurso -Filosófico Relativo al Lenguaje
Aunque no planteadas por Descartes, las similitudes con el Conforme a los Principios Cartesianos [1668]. Cordemoy se ocupa
modo> de ser del lenguaje humano se plantean sin dificultad. en esta obra de dilucidar qué aspectos del comportamiento huma­
(
Como en el caso de la voluntad, a las operaciones del lenguaje no no podrían servir para despejar toda duda (en aplicación, pues,
podemos establecerles por anticipado límite alguno: siempre es del método cartesiano) a propósito de la existencia de alma en mi

24 25
propio ser y en el de los demás seres que me es dado percibir a mi estrategia típica del racionalismo filosófico (y, actualmente,
alrededor. De entrada, Cordemoy concuerda con Descartes en ciertas corrientes filosóficas inspiradas en los avances de la
que la disponibilidad del hombre a actuar en contra de sus más Inteligencia Artificial): la perspectiva del contraste entre los
inmediatos intereses corporales o físicos (esencia del «libre albe­ hombres y artilugios mecánicos construidos para imitar habili­
drío») es marca de la existencia de una dimensión incorpórea que dades propias de aquellos. El siguiente fragmento es significa­
es esencial a su naturaleza: tivo:

«Pero los veo [a los demás cuerpos] hacer a menudo cosas «Concibo que las artes lleguen tan lejos que permitan la cons­
que no convienen ni a ellos ni a su preservación: los veo encon­ trucción de una máquina que articule palabras como las que yo
trarse con otros cuerpos, en confrontaciones que deberían des­ pronuncio; pero concibo al mismo tiempo que sólo sería capaz de
truirlos, de acuerdo con todos los indicios; veo a algunos de pronunciar aquellas para las que fue disefiado y que las pronun­
ellos deshacerse de la comida que necesitan, e incluso de ciaría siempre en el mismo orden» [Cordemoy, Discourse, 31;
refugios para protegerse de lo que podría sedes perjudicial o véase también 28].
acudir allí donde su destrucción es más cierta. Y todo esto me
hace entender razonablemente que actúan guiados por algo que Idénticos pensamientos le produce el contraste entre la expre­
es muy diferente de sí mismos. Porque cuando veo que se apro­ sividad humana y la de los animales, nada sorprendente si tene­
ximan con resolución hacia aquello que les es destructivo, mos en cuenta la inclinación racionalista a tratar a los últimos a la
abandonando lo que los preservaría, no puedo atribuir tales
par que los artilugios mecánicos. En concreto, Cordemoy escribe
efectos a la conformidad o proporción mecánica entre ellos y
estos objetos» [Cordemoy, Discourse, 26-27; la traducción es
lo siguiente a este respecto:
mía].
"No sería tan temerario como para creer que un loro piénse
cuando pronuncia algunas palabras. Porque además de haber
La idea encuentra una constatación muy clara en el terreno del
observado que, después de repetirle insistentemente las mismas
lenguaje, ya que está perfectamente al alcance del hombre el ejer­ palabras en cierto orden, nunca responde sino esas mismas pala­
citarlo contradiciendo lo que dictaría de manera más inmediata su bras y con la misma disposición, me parece que responde sin pro­
pensamiento. Cordemoy lo expresa del siguiente modo: pósito alguno, imitan a los hombres como el eco, que nunca res­
ponde otra cosa que lo que le ha sido dicho,) [Cordemoy,
«Aunque ciertos mOVimientos de mi cara [los propios del Discourse,
hablar]' incluso los de todo mi cuerpo, se encuentren unidos a
algunos de mis pensamientos, esta conjunción no es, con todo, Pero conviene no perder de vista, y será importante valorarlo
necesaria, ya que puedo alterarla, uniendo esos mismos pensa­
más adelante (cE Cap. IJ, § 1.2), que la apelación chomskyana a
mientos a otros movimientos. Y, aunque ciertamente me cueste
trabajo, concibo incluso que podría realizar esos cambios sin
esta corriente de pensamiento cartesiano y racionalista tiene, ante
mayores dificultades, de igual modo que puedo formar un hábito todo, la función de servir como inspiración y respaldo filosóficos
sencillo a partir de lo que en un principio parecía muy difícil» a su creencia en que situar en un primer plano la consideración a
[Cordemoy, Discourse, 38-39]. factores prácticos o funcionales en la reflexión teórica sobre el len­
guaje humano es una inconsistencia si atendemos a la esencial
Insiste asimismo Cordemoy en la cuestión de la ilimitación libertad e independencia respecto a las condiciones ambientales
propia del ejercicio del lenguaje humano, y para ello sigue una que lo caracterizan.

26 27
3. El argumento de la «pobreza» del estímulo: la «opacidad» y embargo, los hablantes de español saben cosas acerca de (a) que
la «escasez» de los estímulos. La «paradoja del aprendizaje». no se aplican, sin embargo, a (b), y viceversa. Así, al interpretar la
El «Problema de Platón» primera entendemos que el sujeto (lógico) del infinitivo (conven­
cer) se corresponde con el sujeto gramatical del verbo principal
Una versión un tanto atenuada de la idea rechazada en e! (parece); en cambio, al interpretar la segunda resulta que e! sujeto
punto anterior sostiene que un hablante reconoce como bien for­ gramatical del verbo principal se interpreta como e! complemen­
mada cualquier oración que sea capaz de relacionar y, en un sen­ to (lógico) del infinitivo. Podemos representarlo como sigue:
tido algo más abstracto que en el caso anterior, identificar con el
tipo o modelo de otra u otras con que haya entrado en conoci­ c. El presidente) parece una persona incapaz de Ix, convencer
miento con anterioridad. De acuerdo Cori este punto de vista, la (y)].
competencia gramatical de los hablantes consistiría en una capa­ d. El presidente¡ parece una persona imposible de I (v) con­
cidad cuya estrategia básica es la «analogía», y no exactamente la vencer Xl]'
«lmltaclOn». enfoque confía crucial mente, pues, en la habili­
dad de los seres humanos (no exclusiva de la especie, por cierto) Es importante resaltar que el sistema de notación utilizado en
para remitir a modelos o tipos abstractos comunes (en este caso, las representaciones (c) y (d) sirve para poner de relieve propie­
esquemas gramaticales) elementos no exactamente idénticos de su dades que realmente debemos considerar presentes en (a) y en
experiencia (en este caso, frases u oraciones léxicamente diferen­ (h), respectivamente. Resulta claro si apreciamos que las posibili­
ciadas). Chomsky estima, sin embargo, que un planteamiento dades al alcance de un hablante para desarrollar la oración (b),
como éste resulta totalmente insatisfactorio para dar cuenta de por ejemplo, se encuentran claramente determinadas por los
cómo un hablante interpreta la identidad o la diversidad de los hechos registrados mediante la representación (d); (d) da perfec­
mensajes que maneja y, mediante los argumentos que desarrolla­ tamente cuenta, por ejemplo, de la agramaticalidad del siguiente
mos a continuación, concluye «la imposibilidad de dar cuenta de! ejemplo:
conocimiento y uso del lenguaje en términos de analogía»
[Chomsky, Problemas, 26]. e. * El presidente parece una persona imposible de convencer
a nadie.
• Fijémonos, en primer lugar, en las siguientes oraciones:
El problema de esta oración es que introduce un complemen­
a. El presidente parece una persona incapaz de convencer. to léxico en la cláusula de infinitivo, cuando éste ya tiene asigna­
b. El presidente parece una persona imposible de convencer. do uno: el sujeto del verbo principal, tal como se capta precisa­
mente en la representación (d). De modo semejante, en (a) no
No es posible sostener que un hablante reconoce como correc­ podemos introducir un sujeto en la cláusula de infinitivo porque,
ta, pongamos por caso, la oración (b) porque reconoce en ella el tal como se refleja en (c), el sujeto principal ya cumple esa función
mismo modelo gramatical que en la oración (a), superficialmente también con relación al infinitivo. De ahí la incorrección del
muy semejante a aquella. Si la competencia gramatical de los siguiente ejemplo:
hablantes acerca de oraciones como las propuestas se bastase de
comparaciones de este tipo, debería suceder que cuanto saben f. * El presidente parece una persona incapaz de convencer
acerca de una de ellas tuviese idéntica aplicación en la otra. Sin por nadie.

28 29
• La ilustración anterior hace uso de mensajes superficial­ momento de intentar hacer explícita la función semántica de
mente muy semejantes, esto es, mensajes que en una considera­ «agente» en relación con el verbo en infinitivo. No cabe sostener,
ción directa registramos como completamente «análogos», y que por tanto, que un hablante actúa frente a oraciones como (a) por
difieren notablemente, sin embargo, en cuanto a las propiedades «analogía» con otras oraciones del mismo tipo causativo.
gramaticales de uno y de otro. La situación inversa, en la que Invirtiendo el argumento, resulta de interés observar también que
mensajes superficialmente diferenciados comparten, pese a ello, la estrategia seguida para expresar el agente a partir de oraciones
numerosas propiedades gramaticales, resulta igualmente revelado­ como (a) no tiene aplicación en otras oraciones causativas, tal
ra para Chomsky a la hora de cuestionar la importancia de la como se aprecia en (e):
«analogía» en la comportamiento verbal. Consideremos una ora­
ción como la siguiente, instancia de lo que se denomina «cons­ e. * Juan hizo entregar el ejercicio por los alumnos.
trucción causativa» [lo que sigue es una versión simplificada de un f. Juan se hizo afeitar la barba por su barbero habitual.
argumento desarrollado en Chomsky, Problemas, 24-27]:
El factor determinante de este último contraste podría ser la
a. Juan se hizo afeitar la barba. presencia del elemento se, que en casos como (b) dota de reflexi­
vidad al verbo; es decir, convierte en correferenciales a su sujeto y
Una oración como ésta debe interpretarse entendiendo que en a su complemento. Sin embargo, esta nueva consideración no nos
ningún caso ha sido Juan quien se ha afeitado a sí mismo la barba, resulta especialmente esclarecedora, pues uno de los efectos del se
frente a lo que en cambio sucede con la oración (8), que sí puede reflexivo consiste, precisamente, en impedir la expresión de un
ser interpretada en ese sentido: elemento con valor de «agente»:

b. Juan se afeitó la barba. g. * Juan se afeitó la barba por su barbero habitual.


En (b), Juan puede ser el «agente» del afeitado; en (a), en cam­ Por tanto, al construir (f) el hablante tampoco ha actuado
bio, sólo puede ser su «instigador». Consideremos ahora lo que determinado por la analogía con otras construcciones reflexivas.
debe hacer un hablante para hacer explícito quién ha sido el Los diferentes ejemplos contrastados hasta aquí revelan, pues, que
«agente» del afeitado en la situación descrita por (a). Resulta inte­ la pura semejanza superficial o «analogía» entre oraciones diferen­
resante apreciar, en primer lugar, que el procedimiento que debe tes no parece resultarle de mayor utilidad a un hablante en el desa­
aplicar en este caso no se corresponde con el que se aplica habi­ rrollo de habilidades verbales como las comentadas. Pero lo más
tualmente en las construcciones de tipo causativo. Se observa en significativo de esta nueva ilustración es que la clave para explicar­
el siguiente contraste: nos la mala formación de (d) y la buena formación de (f) implica
tomar en consideración la llamada construcción «pasiva», con la
c. Juan hizo entregar el ejercicio a los alumnos. que, sin embargo, nuestro ejemplo de partida no parece guardar, al
d. * Juan se hizo afeitar la barba a su barbero habitual. menos en apariencia, ninguna analogía. (F) parece construida, en
efecto, según el modelo de oraciones como la que aparece en (h):
Obtenemos, como primer resultado del análisis, que el reco­
nocimiento de (a) por parte del hablante como una construcción h. Los ejercicios fueron entregados al profesor por los alum­
causativa, es decir, como «análoga» a (c), resulta irrelevante en el nos (* a los alumnos).

30 31
Debemos concluir, por tanto, que entre (a), de un lado, y (h), yectar analogías entre mensajes. La experiencia real, en la que los
de otro, existe algún género de parentesco; parentesco que no se hablantes no se dejan engañar por la semejanza superficial de los
funda ni se percibe, sin embargo, en la apariencia superficial de los mensajes, nos obliga a concederles un tipo de conocimiento que
ejemplos correspondientes.
no pueden extraer en ningún sentido obvio de la pura superficie
Los dos argumentos que acabamos de desarrollar ilustran con de los estímulos a los que están expuestos. Sólo atribuyéndoles un
claridad que el conocimiento de un hablante acerca de las propie­ saber latente, y no directamente rastreable en los mensajes, pode­
dades de los mensajes no puede reducirse a aquello que es capaz de mos explicarnos su capacidad para formular modelos y, así, esta­
derivar de su simple contemplación y comparación, es decir, por blecer identidades abstractas entre los mensajes que han escucha­
simple evaluación de analogías. Es evidente que, en casos como los do en el pasado, los mensajes que escuchan por primera vez y los
analizados, tal estrategia debería llevarlo con extraordinaria fre­ mensajes que puedan sentirse tentado a formular en el futuro.
cuencia a conclusiones erradas, lo que no se aprecia, sin embargo, Los argumentos desarrollados en esta sección dejan especial­
en el ejercicio ordinario del lenguaje por hablantes normales. Los mente claro el carácter «anti-empirista» del pensamiento de
hablantes, en fin, parecen disponer de información mucho más Chomsky, en abierto conflicto con los planteamientos filosóficos
sutil y profunda que la que se refleja de un modo inmediato y del distribucionalismo imperante en los Estados Unidos hacia la
directo en los mensajes. Juan Carlos Moreno Cabrera lo ha expre­ mitad del siglo xx [véase Newmeyer, Linguistic Theory, 3-6].
sado mediante lo que denomina el Principo de Opacidad' Ocurre, de un lado, que a la máxima empirista tradicional, según
la cual toda forma de conocimiento (no analítico) debe ser extra­
"Muchas propiedades gramaticales importantes de las lenguas
ída de la experiencia circundante, Chom~ky opone evidencias
no se pueden descubrir y enunciar si nos atenemos a un análisis
superficial, sino que necesitamos aplicar unos complejos meca­ suficientemente fuertes como para' sospechar que lo que un
nismos teóricos de descripción mediante los cuales hacer explíci­ hablante sabe acerca de una cadena lingüística desborda con cre­
tas esas propiedades gramaticales implícitas pero fundamentales» ces lo que la cadena en sí, esto es, en tanto que componente mate­
[Moreno Cabrera, Teórico-Tipológica, 19]. rial de la experiencia, le aporta. Esto conduce, de otro lado, a un
cuestionamiento de la aspiración del «positivismo» (reelaboración
Lo más interesante de todo es que esos «complejos mecanis­ en términos logicistas del empirismo tradicional) a que toda apor­
mos teóricos de descripción» que menciona el texto, a los que el tación científica resulte verificable con relación a los datos de la
investigador accede a través de una reflexión racionalmente diri­ experiencia. En este sentido, las aportaciones de Chomsky revelan
gida, hay que atribuírselos en primer término al hablante, pues su un enorme desequilibrio entre lo que un hablante sabe acerca de
dominio de las construcciones en que se manifiestan revela el su lengua materna, de un lado, y lo que la experiencia verbal cir­
conocimiento por su parte de «esas propiedades gramaticales cundante puede ofrecerle, de otro. Pocesta razón, ..el ámbito con-\
implícitas» a las que se refiere el texto. En palabras de Chomsky: relación al cual deberán verificarse las aportaciones del lingüista es
el de la mente del hablante, enJ.amedi4a--en_quelo-que.aquel trat:a
. «Los principios que el científico está tratando de descubrir, el de caracterizar es la capacitací6n cognitiva de éste para desenvol- j
niño ya los sabe: intuitivamente, inconscientemente y más allá de la verse en el ejercicio del lenguaje. Este giro hacia planteamientos .,
posibilidad de introspección consciente» [Chomsky, Problemas, 14J. «mentalistas» o «cognitivistas» en el estudio del lenguaje choca,
evidentemente, con los postulados del «conductismo», en cuyas
Queda descartada, en conclusión, la idea de que los hablantes claves el empirismo encontró una justificación psicológica y a
desarrollan sus destrezas lingüísticas con el recurso básico de pro­ cuyo credo se sumó, en efecto, la lingüística norteamericana

32
33
inmediatamente anterior a Chomsky. Recordemos que, en sus Esta idea constituye un primer aspecto de lo que Chomsky ha
versiones menos radicalizadas, el conductismo entiende que la !e.enominado el «argumento de la pobreza de los estímulos». Los estí­
mente no es sino un «registro» de cuanto el sujeto experimenta en mulos son pobres en el sentido de que no transparentan formal­
el curso de su vida; en las más enconadas, una auténtica ({caja mente muchas de las cualidades que los hablantes proyectan sobre
negra», refractaria a cualquier intento de exploración y, 'en conse­ ellos. Es lo que arriba hemos denominado «opacidad». Pero los
cuencia, de contrasración con respecto a toda especulación teóri­ estimulos son también pobres en otro sentido, mucho más esen­
ca sobre sus contenidos. Por todo lo comentado, los puntos de cial en la línea de argumentación de Chomsky. Al adoptar la pers­
vista de Chomsky sobre erIenguaje humano han sido interpreta­ pectiva ontogenética, es decir, al, evaluar el proceso de desarrollo
dos como un reverdecer de los planteamientos ((racionalistas», en
individual del lenguaje, Chomsky destaca la uniformidad del pro­
los que la consideración de la mente del individuo prima sobre la
ceso, tanto en el tiempo requerido como en la sucesión de fases
del ambiente en que se desenvuelve; idea que resulta tentador
que implica, y la notable independencia con relación a los estímulos
considerar a la luz de los hallazgos de la moderna psicobiología,
concretamente recibidos por el niño. Es decir, cualquier niño (sal­
de acuerdo con los cuales los diferentes componentes del cerebro
vando situaciones patológicas) emplea prácticamente el mismo
(la base física de lo mental) se encuentran más profusamente rela­
cionadas entre sí que con el medio en que se desenvuelve el indi­ tiempo y adquiere unas habilidades verbales esencialmente idénti­
viduo. El neuroanatomista Gerald Edelman (Premio Nobel de cas a las de cualquier otro niño, con independencia de las posibles
Medicina en 1972) lo expresa del siguiente modo: divergencias que se hayan podido registrar en los respectivos
ambientes, tanto en términos de cantidad como en términos de
«El cerebro está conectado con el mundo exterior a través de calidad de los estímulos recibidos. El niño tiene, en fin, la capaci­
neuronas especializadas que llamamos transductores sensoriales, dad de sobreponerse a un entorno empobrecido (esto es, a una histo­
los cuales elaboran los datos de los órganos de los sentidos y los ria de estimulaciones deficientes). Así, según esta faceta del argu­
proporcionan como entrada al cerebro. [...] Además de esto, par­ mento, el estímulo puede ser pobre por «escaso», sin que ello
tes del cerebro (en realidad, la mayor parte de sus tejidos) reciben conlleve mayores desequilibrios entre los hablantes.
datos únicamente de otras partes del cerebro, y ofrecen sus pro­ Chomsky apunta como altamente significativas en este senti­
píos datos a otras partes sin intervención del mundo exterior» do dos tipos de circunstancias puestas recientemente de relieve
[Edelman, Bright Air, 18; la traducción y el subrayado son mios].
por la psicología y la lingüística contemporáneas. Nos encontra­
mos, de un lado, con que en casos de privación perceptiva, como
Todo resulta, en fin, consistente con la adhesión filosófica de
la ceguera, durante el período de adquisición de la lengua mater­
Chomsky al cartesianismo, tal como se comentó en el apartado
na, el desarrollo de las áreas del lenguaje directamente vinculadas
anterior. Algo más adelante (Cap. II, § 2) nos ocuparemos de
detallar en qué sentido supone el pensamiento de Chomsky, en con el sentido dañado no se ve siginificativamente alterado. Los
efecto, una puesta al día de la actitud racionalista. resultados de las investigaciones llevadas a cabo en este terreno son
Hasta aquí hemos visto que Chomsky se basa en la práctica sintetizadas por Chomsky como sigue:
ordinaria del lenguaje para justificar la prevalencia de los conoci­
mientos de que dispone el hablante sobre las propiedades mani­ «Los niños ciegos sufren una seria falta de experiencia, pero
su facultad lingüística se desarrolla de forma normal. Es más, des­
festadas en los mensajes. Los mensajes son esencialmente «par­
pliegan una enorme capacidad en el uso de vocabulario visual
COS)), en el sentido de que muchas de las propiedades que el
(términos como "fijar la vista", "contemplar", "mirar", etc.) de
hablante les atribuye carecen de expresión en el mensaje mismo. manera muy parecida a como hace la gente con visión normal.

34
35
Hay casos de individuos que han adquirido los matices y las com­
dades de sordos [véase, por ejemplo, los relatos de Jackendoff,
plejidades de la lengua normal en un grado asombroso de refina­
miento, pese a que han sido ciegos y sordos desde la infancia, Patterns y Pinker, Instinto, 37-38, acerca del reciente nacimien­
algunas veces desde que tenían dos años, una época en la que ape­ to de un lenguaje de signos en Nicaragua]. En casos como éste, los
nas sabían decir unas pocas palabras; su acceso a la lengua está gestos intercambiados en la comunidad dan lugar a un sistema
limitado a los datos que pueden obtener al poner la mano en el con todas las características formales de una lengua en cuanto
rostro de una persona que habla [... ] Tales ejemplos demuestran pasan a ser. percibidos por niños. dentro del período crítico de
que bastan datos muy limitados para que la facultad de lenguaje adquisición normal de una lengua. Las secuencias de gestos pan­
de la mente/cerebro suministre una lengua rica y compleja, pro­ tomímicos intercambiados por los adultos reunidos en una pri­
vista del detalle y el refinamiento de la lengua de las personas que mera generación, son transformadas por sus descendientes en
no tienen esas carencias» [Chomsky, Problemas, 40; sobre el
series de gestos mucho más estilizados y sujetos a criterios de
desarrollo del lenguaje en personas ciegas véase Landau y
orden estables y a restricciones gramaticales claras. Se ha observa­
Gleitman, Blind Child, y la síntesis de sus resultados de Mehler
y Dupoux, Nacer Sabiendo, 166-172]. ~ do algo muy semejante a propósito de las llamadas «lenguas crio­
llas», cuyo origen se encuentra siempre en un sistema de comuni­
En opinión de Chomsky y, más relevante aún, de los investi­ cación de compromiso entre hablantes de lenguas diferentes, cada
gadores que han desarrollado directamente investigaciones experi­ uno de los cuales aporta algunos elementos léxicos de su propia
mentales sobre esta materia, la conclusión ante casos como éstos lengua y acepta otros de las de los demás, los cuales se suceden en
no puede ser otra que la de que la mente provee al sujeto de las los intercambios sin atender a criterios gramaticales de ningún
categorías o nociones que su privación perceptiva le impide extra­ tipo. Situaciones así han sido corrientes, por ejemplo, en puertos
er de la propia experiencia. Se trata, por tanto, de un claro argu­ marítimos o en grandes plantaciones esclavistas. Lo interesante es
mento en favor de las tesis racionalistas de Chomsky. En esta que también allí ha sucedido que la exposición por parte de niños
clave, precisamente, se expresan los psicólogos ]acques Mehler y a esos sistema de comunicación de compromiso (o «lenguas fran­
Emmanuel Dupoux: cas») ha dado lugar a la fijación de sistemas gramaticales perfecta­
mente elaborados, es decir, a lenguas en toda regla [véase
"No se puede sostener, como lo haría un empmsta como Bickerton, Bioprograma, Bickerton, Lenguas Criollas y Pinker,
Locke, que las ideas, que serían simples copias de impresiones Instinto, 31-40J. Ante tales casos, sólo resta concluir que es la
sensoriales, tengan su origen en los sentidos. La mente del peque­ mente de los aprendices la que aporra categorías y criterios de
ño ciego o sordo no es pues una caja vacía: es rica en conceptos y organización gramatical por completo ausentes en el material
disposiciones, como la del todo el mundo» [Mehler y Dupoux, «protolingüístico» que les ha servido de estímulo [sobre el con­
Nacer Sabiendo, 172].
cepto de «protolenguaje)~, véase Bickerton, Especies].
La suma de los argumentos de la «opacidad» y de la «escasez})
Por otro lado, Chomsky se refiere a situaciones en que todo lo de estímulo configuran la esencia del argumento chomskyano
anterior parece manifestarse de un modo aún más extremo, casos sobre la pobreza de los estímulos, verdadera idea motora del pen­
en los que literalmente asistimos al nacimiento y desarrollo de len­ samiento de Chomsky desde sus más tempranas formulaciones.
guas en ausencia de estímulos propiamente lingüísticos. Chomsky Se esboza ya, por ejemplo, en 1959, fecha de publicación de su
[Problemas, 40-41] alude al desarrollo espontáneo de lenguajes crítica a Skinner, ya referida arriba, donde se hace sobre todo
de signos, plenamente estabilizados y con pautas formales esen­
capié en la irrelevancia del control externo sobre el niño en el
cialmente equiparables a las de una lengua «normal», en comuni­
período de adquisición de la lengua:
36
37
«Simplemente no es verdad que los niños sólo puedan apren­
der el lenguaje por medio de un «meticuloso cuidado» por parte
cendentes. Es un aspecto más en el que la maduración del sistema
de los adultos, quienes modelan su repertorio verbal por medio de cognitivo que dedicamos al lenguaje procede en buena medida
un cuidadoso reforzamiento diferencial, aunque pueda ser cierto con independencia de las aportaciones del am~iente. La creencia
que tal cuidado es, a menudo, usual en las familias universitarias. de que los padres pueden dirigir los progresos de los niños desde
Es una observación común que un niño pequeño, hijo de padres sus primeros balbuceos hasta el punto en que podemos ya consi­
emigrantes, puede aprender una segunda lengua en la calle, de los derarlos como expertos hablantes, ha sido últimamente equipara­
orros niños, con sorprendente rapidez y que su lenguaje puede ser da con otras supersticiones relacionadas con las responsabilidades
completamente fluido y correcto hasta el último alófono, mien­ de la paternidad. Pinker lo expresa de un modo especialmente
tras que las sutilezas que para el niño llegan a ser una segunda
cuente:
naturaleza, pueden pasar desapercibidas para sus padres a pesar de
su alta motivación y práctica continuada. Un niño puede adqui­
«Debemos deshacernos de la falsa creencia de que los padres
rir una gran parte de su vocabulario y de su «sentido» de la estruc­
enseñan a hablar a sus hijos. Naturalmente, nadie cree que
tura de las frases, a través de la televisión, de la lectura, de escu­
char a los adultos, etc. Incluso un niño muy pequeño, que todavía padres den lecciones explícitas de gramática a sus hijos, pero
no ha adquirido un repertorio mínimo a partir del muchos padres (y con ellos algunos psicólogos infantiles que
nuevas vocalizaciones, puede imitar una palabra completamente deberían estar mejor informados) creen que las madres propor­
bien en un primer intento, aunque sus padres no hayan hecho cionan una enseñanza implícita a los niños. Esta enseñanza adop­
ningún intento de enseñársela. Es también perfectamente obvio ta la forma de una variedad de habla que se ha dado en llamar
que, en una etapa posterior, un niño será capaz de construir y en inglés, o Mamanaise, en francés (en español sería
entender vocalizaciones que son completamente nuevas y, al algo así como Maternés): un curso if\.tensivo de intercambios con­
mismo tiempo, son frases aceptables en" su lengua. Cada vez que vencionales con unos ejercicios repetitivos y una gramática sim­
un adulto lee un periódico, indudablemente se encuentra con plificada ("¡Mira al perrito! ¿No ves al perrito? ¡Esto es un
innumerables oraciones que no son similares en absoluto, en un ro!"). En la cultura actual de clase media de
sentido simple y físico, a cualquiera de las que ha oído antes y que occidentales, la paternidad se percibe como una grave responsa­
sin embargo reconocerá y entenderá como frases; también será bilidad, como la apremiante 'obligación de mantener al desvalido
capaz de detectar ligeras distorsiones o erratas. En casos como bebé a salvo ,de las terribles amenazas de la vida. [...]
éstos, hablar "generalización del estímulo" es, simplemente, Si examinamos las teorías populares sobre la paternidad en
perpetuar el misterio bajo un nuevo título. Estas aptitudes indi­ otras sociedades, podremos adoptar una perspectiva más amplia.
can que deben actuar procesos fundamentales completamente Los !Kung Sang, un pueblo que habita en el desierto de Kalahari,
independientes del "feedback" del ambiente. No he sido capaz de en el sur de, Africa, creen que se debe enseñar a los niños a sen­
encontrar ningún apoyo, del tipo que sea, para la doctrina de tarse, ponerse de pie y caminar. Acostumbran a apilar montones
Skinner y otros, para quienes es una necesidad absoluta un lento de arena en torno a sus bebés para ayudarles a mantenerse ergui­
y cuidadoso modelado por medio del reforzamiento diferencial» y, como es lógico, éstos aprenden muy pronto a sentarse solos.
[Chomsky, Reseña, 54J. Esta práctica seguramen'te nos parecerá risible, ya que nosotros
conocemos los resultados de un experimento que los Sang
ARora ya aquí, ante todo, el empeño de Chomsky por desta­ ren no arriesgarse a efectuar: en nuestra sociedad, no se enseña a
car que el aprendizaje de una lengua es un logro personal del nifio los niños a sentarse, ponerse de pie y caminar, y aun así todos aca­
que lo lleva a cabo, en el que los esfuerzos y el empefio regulado­ ban por hacerlo sin ayuda. Sin embargo, otras sociedades
res de los adultos que 10 rodean se revelan esencialmente intras­ podrían contemplar nuestras prácticas con la misma condescen­
dencia. En muchas comunidades, los padres no se dedican a
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impartir el idioma «maternés» a sus hijos; es más, ni siquiera diri­ Con relación a ella debemos juzgar el acierto o el error de sus
gen la palabra a los niños hasta que éstOs ya saben hablar, salvo
aportaciones.
algunas peticiones y regañinas ocasionales. Y no es del todo des­
cabellado. En el fondo, es evidente que los bebés no entienden
una sola palabra de lo que se les dice, así que, ¿para qué gastar
energías en monólogos?)} [Pinker, Instinto, 40-41]. 3.1. El «Menón» y los problemas del conocimiento

El último texto de Chomsky adelanta asimismo el problema El «Menón», texto platónico con el que Chomsky relaciona
que, siguiendo a Ray]ackendoff, podemos denominar «la parado­ sus propias preocupaciones sobre el conocimiento del lenguaje, es
ja de la adquisición del lenguaje» [Jackendoff, Paradox]. Tal como un diálogo centrado en el tema de la virtud. La pertinencia de su
Chomsky señala, existe una relación inversa entre la motivación y alusión en el contexto de las reflexiones chomskyanas se hace evi­
el esfuerzo que el niño, de un lado, y el adulto, de Otro, pueden dente con sólo leer las primeras frases del diálogo, en las que
dedicar a la tarea de aprender una lengua, y la progresión que nos Menón plantea los principales asuntos que serán sometidos a dis­
será dado apreciar en uno y otro caso. Podría decirse que un niño cusión:
aprende su lengua casi a su pesar; no, desde luego, en el sentido
de que oponga resistencia de ningún tipo al curso del proceso, «Menón.-Me.puedes decir, Sócrates: ¿es enseñable la virtud?,
sino en la medida en que factores como la voluntad, la dedicación ¿o no es enseñable, sino que sólo se alcanza con "la práctica?, ¿o ni
y el esfuerzo resultan para él irrelevantes. se alcanza con la práctica ni puede aprenderse, sino que se da en
Los diferentes problemas acumulados hasta aquí (la opacidad los hombres naturalmente o de algún otro modo?» [Platón,
y la escasez de los estímulos, la irrelevancia del medio y la para­ Menón,70a].
doja del aprendizaje) acaban por conformar 10 que Chomsky,
parafraseando una etiqueta con que el último Russell aludía a pro­ La posición de Sócrates ante estOs dilemas consiste funda~
blemas semejantes, denomina el Problema de Platón: mentalmente en descartar la posibilidad tanto de enseñar como de
desarrollar la virtud mediante un voluntarioso proceso de ensayos
«¿Cómo es posible que los seres humanos, cuyos contactos y adiestramiento progresivo. En claro paralelismo con el argu­
con el mundo son breves, personales y limitados, son capaces de mento de la hermeticidad, argumenta Sócrates que los hombres
saber tanto?» [Chomsky, Problemas, 13]. virtuosos no están «en condiciones de hacer a los demás como
ellos, pues no [son) tal como [son] por obra del conocimiento»
Llevado al terreno del lenguaje, lo anterior rezará como sigue: [Platón, Menón, 99a], expresión con la que da a entender la inca­
¿cómo es posible que un niño, precisamente en la fase de menor pacidad de los cultivadores de la virtud para expresar clara y siste­
madurez mental, cuyos estímulos son la más de las veces escasos y máticamente el saber en que se funda la dignidad que les conce­
su relación con el medio a menudo problemática, es capaz de demos. Así: Sócrates sentencia que:
desarrollar, con naturalidad y en perfecta sincronía con niños
expuestos a condiciones de estimulación por completo diferentes, «aquello de lo que no hay maestros ni discípulos no es enseñable"
conocimientos tan detallados sobre aspectos de la estructura del [Platón, Menón, 96c].
lenguaje que éste mantiene en niveles opacos a los sentirlos? Todo
el programa de investigación lingüística de Noam Chomsky está Por estas razones, Sócrates plantea la idea de que el conoci~
encaminado a servir de respuesta a esta pregunta fundamental. miento de la virtud debe estar basado en lo más íntimo del ser

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humano, algo que le es consustancial y no accidentalmente dado.
Los pormenores de su creencia aparecen perfectamente sintetiza­ 3.2. El «1m-racionalismo» de Juan Huarte de San Juan:
dos en el siguiente fragmento: un antecedente de las ideas chomskyanas en el renacimiento
español
«El alma, pues, siendo inmortal y habiendo nacido muchas
veces, y visto efectivamente todas las cosas, tanto las de aquí como Entre los autores que Chomsky reconoce explícitamente
las del Hades, no hay nada que no haya aprendido; de modo como precursores de ciertos aspectos de sus planteamientos [véase
no hay de qué asombrarse si es posible que recuerde, no sólo la Chomsky, Entendimiento, 28-31], destaca el nombre propio
sino el resto de las cosas que, por cierto, antes también Juan Huarte de San Juan, médico español que vivió la segunda
conoCÍa. Estando, pues, la naturaleza toda emparentada consigo mitad del siglo XVI en Baeza, uno de los centros más florecientes
misma, y habiendo el alma aprendido todo, nada impide que de la cultura renacentista en España. Autor de un tratado titulado
quien recuerde una sola COsa -eso que los hombres llaman apren­ Examen de Ingenios para las Ciencias [1575], Chomsky nos lo pre­
der-, encuentre él mismo todas las demás, si es valeroso e infati­ senta como claro antecedente y, sin duda, inspirador directo (dada
gable en la búsqueda. Pues, en efecto, el buscar y el aprender no la gran difusión que llegó a alcanzar la obra, traducida ya en su
son otra cosa, en suma, que una reminiscencia» [Platón, Menón,
81cd1. tiempo a seis idiomas) de muchos de los puntos fundamentales de
la filosofía racionalista y, en concreto, del cartesianismo. Destaca
Chomsky la clara distinción que se traza en el texto de Huarte
Todo 10 cual encuentra una precisa y sintética conclusión en entre tres tipos básicos de inteligencia: vegetativa, sensitiva y
la sentencia siguiente:
racional [véase, especialmente, los Capítulos In y N del Examen].
Las dos primeras son compartidas con el resto del reino animal y
«estoy afirmando que no hay enseñanza, S1ll0 reminiscencia» sujetas (expresado ya con los modos del racionalismo) a los
[Platón, Men6n, 8101
cipios básicos del mundo físico (o realidad extensa), siendo la ter­
cera, en cambio, exclusiva del ser humano, y sede de las cualida­
Si sustituimos virtud por lenguaje en los diferentes fragmentos des que le permiten trascender la contingencias del medio y obrar
citados, el resultado será una formulación bastante aproximada de fuera de la más directa determinación de éste.
algunas de las principales motivaciones de las que parten las espe­ Pero una lectura atenta al libro de Huarte de San Juan revela
culaciones de Chomsky: no accesibilidad del conocimiento del que la proximidad de sus ideas con el marco filosófico de aproxi­
lenguaje al control consciente del hablante normal y cuestiona­ mación al lenguaje trazado por Chomsky resulta mayor que lo apre­
miento de los factores externos en la capacitación progresiva de los
ciado por éste. Destaca, efectivamente, la prevalencia que concede a
sujetos como hablantes. Es evidente que entre las propuestas arti­
las propiedades y categorías de la mente racional, y el consecuente
culadas por Platón y por Chomsky median elementos conceptua­
arrinconamiento de los factores ambientales y el poder de la ense­
les insalvables. Con todo, y esto quedará más claro en las seccio~
ñanza en el desarrollo de las habilidades que son consustanciales a
nes venideras, los acerca su empeño en explicar los aspectos del ser
sujeto. La siguiente selección de fragmentos lo deja claro:
o de la especie humana que inquietan a cada uno de ellos como
frUto de una «herencia», por más que aplicada a uno ya Otro esta «Si el muchacho no tiene de suyo el entendimiento
palabra cobre un sentido y unas implicaciones radicalmente diver­ de los preceptos y reglas determinadamente de aquel arte que
gentes. quiere aprender y no de otra ninguna, [... ) son vanas diligencias
las que hiciere cualquiera» [Huarte de San Juan, Examen, 57).
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viene un vizcaíno de treinta o cuarenta años, jamás aprende el
«Naturaleza es la que hace al hombre hábil para aprender.
romance, y si es muchacho, en dos o tres años parece nacido en
[...] Pero ninguno ha dicho en particular qué cosa sea esta natu­
Toledo» (Huarte de San Juan, Examen, 15
raleza, ni en qué género de causas se ha de poner. Sólo afirman
que, faltando ella en el que aprende, vana cosa es el arte, la expe­
riencia, los maestros, los libros y el trabajo» [Huarte de San Juan, De ahí que sea obligado concluir que:
Examen, 66; aunque hable en tercera persona plural, se trata de
su propia posición]. «el que ha de aprender latín o cualquier otra lengua, halo de hacer
«El hombre, teniendo el temperamento que sus obras han en la niñez, porque si aguarda a que el cuerpo se endurezca y tome
menester, puede saber muchas cosas sin haber tenido de ellas par­ la perfección que ha de tener, jamás saldrá con ella), [Huarte de
ticular sentido ni haberlas aprendido de nadie» [Huarte de San San Juan, Examen, 60].
Juan, Examen, 96].
Modernísimo resulta, por último, el materialismo que declara
Entre sus ideas para enfrentar todas estas observaciones, la al defender que las cualidades mentales o racionales deben ser
siguiente destaca por anticipar el enfoque modular de la ciencia puestas en relación con un asiento orgánico o corporal [en sus
cognitiva contemporánea, que concibe al cerebro como «un con­ propias palabras, el entendimiento es «potencia orgánica,); véase
junto de sistemas interconectados con propósitos específicos» págs. 124-125 yel Cap. VII completo], lo que a su juicio impli­
[Churchland y Sejnowski, Computational Brain, 7]. Huarte lo ca negar la inmortalidad de esta dimensión humana (si bien es
expresa así: cierto, y significativo, que a este respecto apele a la fe, al no encon­
trar una explicación viable en los términos de la filosofía natural).
«Si es verdad que cada obra requiere particular instrumento, Con todo lo señalado, no queda duda de la modernidad del
necesariamente allá dentro del celebro ha de haber órgano para el pensamiento de Huarte de San Juan, de su anticipación, sí, del
entendimiento, y órgano para la imaginativa, y otro diferente racionalismo cartesiano que florecería poco tiempo después, pero,
para la memori.a. Porque si todo el celebro estuviera organizado sobre todo, de muchas de las líneas de argumentación y reflexión
de una misma manera, o todo fuera memoria, o todo entendi­ del neo-racionalismo chomskyano de nuestros días.
miento, o todo imaginación. Y vemos que hay obras muy dife~
rentes; luego forzosamente ha de haber variedad de instrumentos»
(Huarte de San Juan, Examen, 103-104].

Clarísima es, también, su incipiente formulación de lo que


arriba hemos denominado «Paradoja del Aprendizaje», que en
palabras de Huarte suena así:

«Cuán impertinente sea la imaginativa, y el entendimiento,


para aprender lenguas y maneras de hablar, pruébalo claramente
la niñez, que con ser la edad en la cual el hombre está más falto
de estas dos potencias, con todo eso dice Aristóteles que los niños
aprenden mejor cualquiera lengua que los hombres mayores, aun­
que [éstos] son más racionales. Y sin que lo diga nadie, nos 10
muestra claramente la experiencia, pues vemos que si a Castilla
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