Simplificación Julio Maier
Simplificación Julio Maier
Simplificación Julio Maier
Fuente: JA 1993-III-746
I. INTRODUCCIÓN
No resulta sencillo explicar cuáles podrían ser las vías para simplificar el rito que se cumple
para decidir acerca de la utilización del poder penal del Estado, pues, cualquiera que sea la
herramienta a la que se recurra, siempre, invariablemente, se producirá una colisión notoria
con los principios que, en forma de máxima rectora, gobiernan políticamente, con cierta
tradición, la administración de justicia en materia penal. Más aún, estos principios han sido
elevados, en ocasiones, al rango de máximas elementales del Estado de Derecho, ya en las
constituciones que rigen el programa jurídico primario de los países o, inclusive, en los
pactos o convenciones generales o regionales sobre derechos humanos.
Se adopte en todo o en parte esta modificación del rito, en cierto ámbito delictivo o como
solución general, o alguna otra ligada a ella, como la corriente político-criminal extendida y
de moda hoy en día, que gira en torno de la introducción del interés de la víctima al sistema
penal y a privilegiar los modos de regreso al statu quo ante, a costa del autor, frente a la
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pena (3) , no se podrá evitar la colisión con ciertos principios vigentes. En verdad, ello
ocurre así porque, cualquiera que sea el ámbito limitado de la corrección del sistema, ella
implica una modificación sustancial de él y no tan sólo una reforma de detalle.
Sin embargo, una advertencia preliminar todavía es sana. Los distintos caminos que hoy se
buscan, para simplificar, al menos parcialmente, el tratamiento de algunos casos penales, no
reconocen su razón de ser en el siniestro propósito de abandonar o tornar más flexible el
Estado de Derecho y los principios que lo gobiernan, sino, antes bien, en verificaciones
empíricas harto demostrativas de la imposibilidad práctica del sistema penal para abarcar
todos los casos que existen, con significado en ese área jurídica, en la enorme selección que
se produce dentro del sistema respecto de los casos que llegan a ser conocidos por él,
inclusive sin orientación política alguna o con la orientación subjetiva de quien, en ese
momento, tiene poder de derecho o de hecho sobre el sistema, y en la irracionalidad de los
resultados o consecuencias a que el propio sistema penal arriba (5) .
Desde el punto de vista positivo, se debe mencionar, también, que estos "desajustes"
comprobados en el funcionamiento del sistema, entre principios postulados y realidad
empírica, son aprovechados para fundar la introducción de ciertos cambios graduales en el
manejo del poder penal del Estado, conforme a orientaciones modernas de la política
criminal. Uno de esos cambios graduales funciona, precisamente, bajo el rubro que ahora
estudiamos: mecanismos de simplificación del rito. Ese título abarca, ordinariamente, algo
más de lo que supone su significado; bajo él se esconde, en ocasiones, según ya hemos
advertido, una profunda modificación parcial del sistema, un verdadero cambio de rumbo
para un ámbito determinado: a través de estos mecanismos se suplanta la llamada "verdad
correspondencia" (verdad histórica objetiva) por la "verdad consensual", como base de
solución del conflicto social en el que reside todo caso penal, retornando, en mayor o
menor medida, a formas de administración de justicia conocidas en la antigüedad, según lo
ha propuesto, p. ej., el nuevo Código procesal penal de Italia (arts. 444 y ss., claramente), y
se privilegia la reparación del daño ocasionado a la víctima frente a la pena estatal, como
modo de solución del conflicto, también conocido desde antiguo (6) .
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Precisamente esta situación explica la razón por la cual es más importante y acuciante, en
ese ámbito, lograr un procedimiento penal común conformado según aquellas bases, que la
discusión acerca del tema que hoy nos convoca, a pesar de que se sospecha que la falta de
introducción de mecanismos para simplificar un gran número de procedimientos puede
conducir al fracaso cualquier reforma orientada en aquel sentido (9) .
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2. a) El CPP de Brasil (10) sólo conoce, a más del llamado procedimiento penal
"ordinario", un procedimiento especial abreviado para contravenciones o faltas y para
delitos leves (pena de arresto). La base de simplificación es la única audiencia de prueba y
debate, que da paso, de manera inmediata, a la sentencia.
Además, el Código abrevia los plazos procesales del procedimiento ordinario para aquellos
casos en los cuales el imputado se halla en detención preventiva y, para no tornar ilusorias
estas disposiciones, da derecho al detenido, de prolongarse el procedimiento más allá de lo
permitido por esos plazos (la jurisprudencia ha fijado la duración total hasta la sentencia de
primera instancia en 81 días), a obtener su libertad por la vía del habeas corpus (detención
ilegítima), remedio que significa establecer, oblicuamente, un plazo máximo de duración
del encarcelamiento preventivo.
b) Otra ley especial (n. 6368 de 1976), vinculada al tráfico y uso indebido de
estupefacientes o sustancias determinantes de dependencia psíquica o física, ha combinado
los dos métodos de aceleración del procedimiento antes indicados: por una parte, la unidad
de audiencia y, por la otra, una abreviación sensible de los plazos (la sentencia de primera
instancia, según entiende la jurisprudencia, debe ser dictada, como máximo, en 38 días). La
ley está inspirada en la necesidad de eficiencia en la represión penal, antes que en el
derecho del acusado a un juicio rápido y seguro. Pero, según parece, ha rendido frutos
contrarios, porque, conforme al remedio del habeas corpus, antes citado, procede la soltura
del imputado en detención preventiva, una vez vencido el plazo.
p.5
Si no hay acuerdo sobre una pena no privativa de libertad sigue el juicio sumarísimo,
compuesto de la acusación del ministerio público y la contestación de la defensa antes de
ser admitida aquélla por el juez. Si se admite la acusación, se abre un debate oral y
continuo, donde se reciben los elementos de convicción a mérito de los cuales el juez
(unipersonal) pronuncia sentencia. Se prevé el recurso de apelación ante tres jueces
profesionales de primera instancia.
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En el ámbito de la justicia penal federal, hasta hace escasos seis meses, y en el de algunas
provincias que aún siguen sus pasos, rige el procedimiento penal inquisitivo español
inmediatamente anterior a la reforma del siglo XIX (Ley de Enjuiciamiento Criminal de
1882), por actas registrables, instrucción preliminar secreta parcialmente (cuyos actos, sin
embargo, registrados en acta, sirven sin mengua para fundar la sentencia), en manos de un
juez de instrucción, cuya conclusión es la obtención de la acusación o la falta de mérito
para proseguir la persecución penal (sobreseimiento definitivo o provisional).
El rito se reduce, para estos casos, en ambos sistemas, al juicio; la acusación del ofendido
-o, en un caso excepcional, algunos parientes que lo sustituyen- preside el enjuiciamiento,
de manera tal que resultan suprimidos los períodos anteriores (instrucción preliminar y
procedimiento intermedio); antes de formular la acusación formal es posible plantear la
querella y requerir algunas medidas preliminares para completarla (documentos o registros
que no puede poseer por sí mismo el ofendido, la individualización del imputado y su
domicilio, medidas de coerción excepcionales). Empero, a pesar de que la reducción del
procedimiento es similar, la manera de proceder es absolutamente distinta, pues, según
recordamos, el enjuiciamiento es, para uno de los sistemas, escrito y discontinuo, sin
necesidad de participación de todos los intervinientes a un mismo tiempo en los actos del
procedimiento, y se juzga sobre la base del legajo de actas, por cualquier juez, mientras
que, para el otro sistema, el enjuiciamiento consiste en un debate oral, público y continuo,
con presencia de todas las partes y de los jueces que integran el tribunal que dictará la
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Una de las abreviaciones principales del procedimiento común está constituida por el juicio
de faltas, dedicado al juzgamiento de las contravenciones. Las contravenciones son las
infracciones penales más leves, sancionadas, regularmente, con pena de multa y, en
ocasiones, con una pena privativa de libertad menor (el arresto), que no sobrepasa, en su
máximo, los treinta días. En las leyes denominadas "modernas" (provincia de Córdoba y las
que siguieron su legislación) el procedimiento es parecido a la citazione o giudizio
direttissimo, de las leyes italianas y, parcialmente, al procedimiento per decreto de esa
legislación o de la alemana, cuando el imputado acepta la acusación. Casi no vale la pena
exponer el juicio por faltas de la legislación "antigua", pues se trata de un procedimiento
policial, por actas, en el que dicta sentencia un funcionario policial, decisión que sólo
reconoce, en algunos casos (pena privativa de libertad), apelación ante el juez correccional.
Existen también procedimientos abreviados, similares al expuesto antes, para leyes
contravencionales especiales (p. ej.: las de tránsito).
Otra de las abreviaciones del procedimiento común por delitos de persecución penal
pública, para los delitos culposos y los dolosos leves, está representada en el juicio
correccional. En las leyes procesales penales llamadas "antiguas" (procedimiento por actas)
se trata sólo de una abreviación de plazos y, de algunos trámites, fundamentalmente durante
la instrucción preliminar. En las leyes "modernas", la abreviación consiste en admitir la
citación directa a juicio, para aquellas provincias que lo autorizan (el ministerio público
lleva a cabo la investigación preliminar y así prepara la acción penal pública en reemplazo
del juez de instrucción), y en la desaparición correspondiente del procedimiento intermedio,
pues el juicio tramita según las reglas comunes, aunque lo preside y dicta sentencia un
tribunal unipersonal, integrado por un juez profesional y permanente, precisamente, el juez
correccional.
Sin embargo, conviene mencionar aquí alguno de los mecanismos de la ley penal que
implican una simplificación procesal y un papel de la voluntad de los protagonistas del
conflicto en la terminación anticipada de la persecución penal. Juegan ese papel el
arrepentimiento activo en la conspiración para delitos políticos (rebelión y sedición), el
p.9
No vale la pena exponer nuestro tema según esa legislación. Pero ocurre todo lo contrario
con el proyecto de transformación en materia penal (14) , que ya alcanzó discusión
parlamentaria (2a. lectura aprobada). Ese proyecto sigue de cerca al Proyecto de Código
procesal penal modelo para Iberoamérica, que expondremos como tema central de este
artículo, razón por la cual su indagación aguardará hasta el próximo parágrafo. Se trata hoy
de un Código sancionado, aún no puesto en vigencia, modificado parcialmente al momento
de su sanción de manera escasamente significativa para aquello que exponemos.
La prolongación del momento final del desistimiento activo, posible aún después de la
consumación para ciertos delitos (especialmente los delitos contra el patrimonio), a
semejanza del nuevo Código penal austríaco y, virtualmente, a ciertas reglas contenidas en
el Código Judicial panameño, entre nosotros, forma parte de las proposiciones del proyecto
de nuevo Código penal para la República de Guatemala.
1. La base de los trabajos preparatorios del Código procesal penal modelo para
Iberoamérica (en adelante: CPP modelo IA) fue, indiscutiblemente, el Código procesal
penal para la provincia de Córdoba (Argentina), vigente desde 1940 y cuyo proyecto
terminaran, en el año 1939, los profesores Sebastián Soler y Alfredo Vélez Mariconde. Así
lo expresó en Bogotá, 1970, quien lanzara la idea de su redacción, en el seno del Instituto
Iberoamericano de Derecho procesal: su primer presidente, Don Niceto Alcalá Zamora y
Castillo. Conforme a ese antecedente, la estructura fundamental del procedimiento común
deriva de los Códigos italianos de 1913 y 1930, con influencia, también, de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal española y de la Ordenanza Procesal Penal alemana, leyes que,
además, reconocen la influencia común del antiguo Código de instrucción criminal francés
de 1808 y sus reformas.
En Guatemala (1981) se somete a discusión ese proyecto, revisado por una comisión
(Víctor Fairén Guillén, Fernando de la Rúa, Bernardo Gaitán Mahecha, José Federico
Márquez y el autor de este informe), sobre la base de los trabajos críticos de Fairén Guillén
y la reelaboración de la Parte General que presentaron, conjuntamente, Fernando de la Rúa
y quien ahora informa. Allí comienza la redacción definitiva del CPP modelo IA, con la
incorporación de Jaime Bernal Cuéllar y Ada Pellegrini Grinover a la comisión. El proyecto
alcanza su redacción y estructura definitiva en reuniones que Ada Pellegrini Grinover y
quien suscribe sostuvieron en Maldonado (Uruguay, 1987), Buenos Aires (Argentina, 1988)
y en Sao Paulo (Brasil, 1988), y a través de la correspondencia epistolar entre ambos, para
ser presentado en Río de Janeiro, Brasil, el 25/5/1988. En general, el proyecto conservó su
estructura principal, aun cuando muchas de las reglas e institutos originarios fueron
transformados y cambiados de lugar sistemático, pues se consideró necesario incorporar las
reformas de sistema y la problemática actual de la administración de justicia penal, surgida
a partir de la finalización de la segunda guerra mundial. Hoy el proyecto ha variado algo de
estilo, según se verá, por influencia general de la estructura y soluciones de la Ordenanza
Procesal Penal de Alemania sobre el antiguo modelo, criterios de solución que han venido a
corroborar los nuevos códigos de Italia y Portugal.
p.12
La investigación preliminar concluye con el dictamen del ministerio público que requiere la
apertura del juicio (acusación) o, caso contrario, solicita la clausura de la persecución penal
y la liberación de persecución del imputado (sobreseimiento), eventualmente con el pedido
de archivo en casos en los cuales la persecución penal no puede proseguir, por un obstáculo
jurídico o práctico (falta de individualización del imputado, contumacia del imputado,
privilegio funcional, cuestión prejudicial, clausura provisional por un elemento probatorio
conocido, pero imposible de incorporar en ese momento), que impide la prosecución
momentánea del procedimiento.
intervinientes para objetar las conclusiones finales de la instrucción preparatoria (p. ej.: a la
defensa para objetar la acusación) y que permite, también, un control sobre las decisiones
del juez que resolvió los incidentes durante el procedimiento preliminar, que pueden volver
a ser planteados en este período, por quien soportó el rechazo de su pretensión (p. ej.:
rechazo de la constitución como actor civil o de la oposición a esa constitución, planteada
por alguno de los intervinientes). Se puede decir, además, que el procedimiento intermedio
tiene también como misión determinar el tribunal competente para el juicio, fijar
definitivamente quiénes intervendrán en él y su objeto, supuesta la apertura del juicio,
resolución interlocutoria (auto) con la que termina su cometido.
d) Contra la sentencia sólo procede el recurso de casación, por vicios del procedimiento
(casación formal) o error en la aplicación de la ley penal (casación material). El modelo
prevé también el recurso de revisión, remedio extraordinario contra sentencias de condena
pasadas en autoridad de cosa juzgada (firmes), sólo a favor del condenado y, en un único
caso, también en disfavor de él (falsedad del registro oficial que acredita la muerte del
imputado, utilizado para fundar una sentencia absolutoria por extinción de la persecución
penal).
1. El juicio por delito de acción privada (arts. 374 y ss.) supone que la ley penal admite, en
todo caso excepcionalmente, una quiebra del monopolio acusatorio estatal, entregando la
persecución penal exclusivamente al ofendido y, en ocasiones, a un sustituto. Si ello ocurre,
según la ley penal, el proyecto propone una considerable simplificación del rito, a más de la
que supone el proceso selectivo de la voluntad privada: desaparece el procedimiento
preliminar (instrucción preparatoria) y el intermedio, limitándose todo el rito al juicio y al
recurso eventual (casación) contra la sentencia.
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El procedimiento se inicia con la querella del agraviado (acusación) y, sobre esa base, se
llevan a cabo los actos preparatorios del debate, prosigue el debate, cuya consecuencia es la
sentencia, todo conforme al procedimiento común. Cabe agregar que la preparación de la
acción penal privada desaparece sólo como procedimiento oficial, pues el acusador privado
deberá, necesariamente, preparar, su querella. Al efecto, son posibles algunos auxilios
jurisdiccionales, previos a la acusación formal, p. ej.: el secuestro de documentación
atinente a la preparación, de la querella, que el acusador privado no puede obtener por sí
mismo, medidas relativas a la identificación del imputado y a la averiguación de su
domicilio, que el querellante desconoce, medidas de coerción absolutamente necesaria, que,
en todo caso, el acusador privado deberá solicitar a un juez, demostrando su necesidad para
preparar su acción, quien decidirá sobre su realización.
2. La admisión de las acciones penales privadas por la ley penal genera, por sí misma, sin
relación con la abreviación del procedimiento, otras formas de ahorro de los recursos
humanos y materiales en la administración de justicia. Por de pronto, el proceso de
selección se produce legítima y naturalmente, por obra de la voluntad de los particulares
ofendidos que resuelven sus conflictos extrajudicialmente o deciden no defender su interés
en juicio, a similitud de lo que sucede en el Derecho privado. El mecanismo ahorra, por lo
demás, los recursos para la observación directa (policía, en general), que tiene necesidad de
prever el Estado cuando debe perseguir de oficio, y traslada el célebre problema de la "cifra
negra" (delitos cometidos, pero ocultos para el aparato estatal) a la responsabilidad privada,
hasta, prácticamente, hacerlo desaparecer. Por supuesto, ahorra también recursos y medios
a los órganos de persecución penal (policía y ministerio público), desentendidos de la
cuestión. Pero, además, si se tiene en cuenta que en esos delitos, de ordinario, rige la
autonomía de la voluntad de ofendido y ofensor, por tanto las soluciones basadas en la
"verdad consensual" (renuncia del acusador a la persecución, retractación de la ofensa,
etc.), resulta clara la gran economía de recursos y medios de la administración de justicia en
estos delitos. Precisamente, con referencia a la aplicación del principio de la "verdad
consensual" para la solución del conflicto, el CPP modelo IA prevé (art. 377) una audiencia
previa de conciliación, presidida por un juez o por un amigable componedor elegido por las
partes, durante los actos preparatorios del debate, con el fin de evitarlo y concluir el
procedimiento por acuerdo.
c) El procedimiento abreviado
La base de este procedimiento especial (arts. 371 y ss.) es la conformidad del ministerio
público, del imputado y su defensor, y del tribunal respecto de la manera de proceder
(consenso). Sólo es posible si el ministerio público requiere en su acusación, para el caso
concreto (no interesa la escala penal abstracta), una pena no privativa de libertad o una
privativa de libertad que no supere los dos años. El imputado y su defensor, al prestar
p.15
conformidad para la abreviación del rito, deben admitir el hecho descripto en la acusación
fiscal; tal expresión de voluntad no implica confesión, ni allanamiento a la consecuencia
jurídica solicitada, pues, eventualmente, tanto si el tribunal admite proceder
abreviadamente, como si no lo admite y remite al procedimiento común, es posible una
valoración jurídica distinta del hecho, una pena diferente a la solicitada e, inclusive, señalar
otras circunstancias, de importancia jurídico-penal, por el imputado o su defensor, para que
el tribunal las valore al dictar sentencia por la vía del procedimiento abreviado, o que
constituyan el objeto de prueba, si el caso es remitido al procedimiento común.
La solución del caso por esta vía excluye la acción civil ejercida en el procedimiento penal;
el actor debe acudir a los tribunales normalmente competentes para la solución de
conflictos privados de esta índole. Contra la sentencia sólo es posible el recurso de casación
y, eventualmente, el de revisión, remedio extraordinario deducible contra las sentencias
penales firmes, sólo a favor del imputado, salvo el caso de excepción antes citado.
p.16
El CPP modelo IA conoce otras formas abreviadas de concluir el caso penal, que no son
propiamente procesales, sino que, antes bien, están vinculadas con mayor vigor a la
diversión, voz que señala los modos de reaccionar frente al conflicto social con
consecuencias jurídicas alternativas, que desplazan la pena o, cuando menos no poseen
culturalmente ni jurídicamente, el significado de una pena. Estas maneras de tratar el
conflicto producen, sin embargo, un ahorro considerable de recursos y energía para el
sistema de administración de justicia penal.
Aunque ejerzan una influencia decisiva sobre el tipo de procedimiento (ejercicio de las
acciones); se trata, principalmente, de medidas referidas a la reacción penal estatal (pena o
medida de seguridad y corrección); precisamente por ello, no están reguladas
particularizadamente en el Proyecto, pero sí están indicadas en él, a manera de ejemplo.
Se trata también de una solución consensual del caso, pues requiere la conformidad del
acusado -que tiene derecho a que la imputación dirigida contra él sea juzgada en forma
regular-, del ministerio público, quien ordinariamente propone esta solución -provisional-
del caso, y del tribunal competente, que la impone.
Como esta solución del caso es proponible ya desde la investigación preliminar, el ahorro
de esfuerzos en la administración de justicia es considerable. Por lo demás, aunque la
institución naturalmente funcione dentro de la franja de hechos punibles leves y autores
"primarios", estos casos constituyen un porcentaje elevadísimo de aquellos que ingresan al
sistema penal, razón por la cual la simplificación tiene una importancia mayúscula.
El CPP modelo IA sólo regula la manera de arribar a esta solución (art. 231): la vía es,
precisamente, el procedimiento abreviado. En nota a esa disposición se muestra un ejemplo
sintético de regulación jurídica posible para la institución, en la ley penal (16) .
Se menciona, a modo de ejemplo, los siguientes criterios de oportunidad: los derivados del
principio de insignificancia en el Derecho penal material (mínima importancia o
infrecuencia del hecho, mínima culpabilidad del agente, contribución al hecho leve,
siempre que el hecho no afecte gravemente el Interés público); los casos en los cuales la ley
penal permite prescindir de la pena; el auxilio del imputado (arrepentimiento activo), que
permite evitar la consumación de un hecho o facilita la persecución penal de otros autores o
partícipes; la limitación de la persecución a alguno de los varios hechos imputados o a
alguna de las calificaciones jurídicas posibles, cuando aquello de lo que se prescinde carece
de importancia para la pena ya ejecutoriada o para la que posiblemente recaerá en el caso;
la entrega del imputado por extradición (pasiva) a un país extranjero, cuando la pena que se
espera del procedimiento carezca de importancia en relación a la condena firme extranjera
o a la que se espera de la persecución penal por la cual se solicita al imputado desde el
extranjero; y, en el mismo caso, la posibilidad de prescindir de la extradición activa;
seguridad del Estado comprometida por la publicidad del procedimiento (ej.: secreto
estatal) (17) .
1. Cualquier opción para simplificar con eficiencia el rito penal, derive de un mero cambio
del procedimiento o, directamente, de formas de solución no convencionales del caso penal,
implica por principio, al menos para los sistemas penales fundados en una adecuación de la
inquisición al Estado de Derecho, una transformación sustancial de la idea positiva del
procedimiento penal en ese ámbito.
2. Todas estas soluciones no convencionales implican sustituir -en más o en menos- la meta
hasta hoy reconocida para el procedimiento penal: el hallazgo de la verdad
"correspondencia" (histórica objetiva) como base de la "justicia penal".
En lugar de ese fin ingresa, parcialmente, la llamada "verdad consensual" como forma de
solución del conflicto y como meta a alcanzar, en el ámbito de su reconocimiento legal, por
el procedimiento penal.
p.19
Pero tampoco parece posible, para la política criminal actual y futura, ignorar estos
mecanismos nuevos de solución del conflicto, que conducen a la simplificación del rito, al
ahorro de recursos humanos y materiales en la administración de justicia penal y, en
definitiva, a soluciones más "justas" y menos autoritarias para el caso. En principio, la
enorme selectividad empírica del sistema penal, aun sin reconocer estas nuevas soluciones,
avala la necesidad de intentar la conducción racional y sin arbitrariedad de ese proceso de
selección, esto es, la necesidad de no renunciar a gobernarlo, fundando esta decisión,
tozudamente, en argumentos puramente teoréticos, apartados del funcionamiento y de los
resultados concretos que presenta la utilización real del sistema penal. Precisamente, la
irracionalidad de la selección que produce el sistema, con la aplicación a todo trance de
instrumentos dudosos, en relación a los fines que ellos persiguen (me refiero,
fundamentalmente, a la pena y sus fines preventivos generales y especiales), necesita de
correcciones, hoy indispensables.
4. La discusión político-criminal actual gira, en verdad, más alrededor del ámbito de ensayo
de las nuevas soluciones y de las garantías que permiten excluir, de ser aplicadas, la
arbitrariedad del uso del poder que supone la persecución penal y la pena estatal, antes que
en derredor de la contraposición principista por incorporar o rechazar las nuevas
soluciones.
NOTAS:
del procedimiento, ver, entre muchos otros, Vélez Mariconde, Alfredo, "Derecho procesal
penal" (2a. edición). Ed. Lerner, Buenos Aires, 1969, t. 2, cap. II, par. 3, n. 2, en especial
nota 12, ps. 97 y ss., y cap. V, par. III, ps. 185 y ss.; Clariá Olmedo, Jorge, "Tratado de
Derecho procesal penal, Ed. Ediar, Buenos Aires, 1960, t. 1, ns. 327 y ss., ps. 444 y ss.; y,
del mismo autor, "Derecho procesal" Ed. Depalma, Bs. As., 1986, t. 2, ns. 420 y ss., ps. 248
y ss., y "Derecho procesal penal" Ed. M. Lerner, Córdoba (Arg.), 1984, t. 1, n. 178, ps. 234
y siguientes.
(2) Cf. Andrés Ibáñez, Perfecto, "El Ministerio Fiscal entre `viejo' y `nuevo proceso"; en
Andrés Ibáñez, P. y otros, "La reforma del proceso penal" Ed. Tecnos, Madrid, 1990, IV, ps.
88 y ss., con referencias a la literatura fundamental sobre el particular. El autor, de posición
determinada contraria al juego de la autonomía de la voluntad de los protagonistas de la
cuestión penal, al tornar de alguna manera disponible el objeto del procedimiento penal, la
persecución penal, indica, precisamente, el choque con la ideología tradicional del
procedimiento penal en los países de Europa continental que operaron la reforma del tipo
inquisitivo en el siglo XIX, bajo la influencia del Código francés de 1808. De posición
contraria, y criticado por él, Vives Antón, en Doctrina constitucional y procesal penal, en
"Poder Judicial", cit. por aquél.
(4) La discusión de estos conflictos constituye el debate de base no sólo del procedimiento
penal, sino, antes bien, del sistema penal íntegro, pues se trata de poner en tela de juicio la
razón y organización política que dio nacimiento al Derecho penal, a la pena estatal y, por
ende, el resultado del debate y la solución que se conciba condiciona el tema específico de
los procedimientos a seguir para realizar las normas del Derecho penal. Algunas
anticipaciones he tratado en Balance y propuesta del enjuiciamiento penal del siglo XXI, en
El poder penal del Estado (Homenaje a Hilde Kaufmann), Ed. Depalma, Biblioteca de
Ciencias penales, Buenos Aires, 1985, ps. 273 y ss. o en "Revista del Colegio de
abogados", n. 45, La Plata (Arg.), 1984, ps. 31 y ss., y en La víctima y el sistema penal, cit.
inmediatamente antes.
(5) El problema indicado en Kaiser, Günther, Kriminologie (2a. edición), Ed. C.F. Müller,
Heildelberg, 1988, par. 41, 5, ps. 341 y ss.; Sack, Fritz, Selektion und Kriminalität, en
Kriminologisches Journal, 1971, ps. 397 y siguientes.
(6) Inclusive una corriente político-criminal moderna, la de los (conf. Houlsman, Louk,
Peines perdues, traducción castellana de Politoff, Sergio, Sistema penal y seguridad
ciudadana: hacia una alternativa, Ed. Niel, Barcelona,1984; Christie, Nils, Limits to pain,
traducción castellana de Mariluz Caso, Los límites del dolor, E. Fondo de Cultura
Económico, México, 1988), criticada por ingenua y utópica, mirada desde la realidad actual
y en relación a una perspectiva histórica limitada temporalmente, postula la desaparición
del Derecho penal y su disolución en un sistema de Derecho privado o similar a él. La
visión puede ser muy distinta si la apreciación parte desde una perspectiva histórica más
amplia, prolongada en el tiempo. Obsérvese que, en su trasfondo, la proposición se maneja
con un tipo de organización social diametralmente distinto del Estado-nación, que hoy
conforma el marco político de referencia obligada.
(9) Esta es la razón por la que el Código modelo, que se expondrá, contiene varios
mecanismos para simplificar el procedimiento, quizás no los suficientes.
p.22
La discusión resumida, con bibliografía, en Maier, Julio B. J., Derecho procesal penal
argentino, cit., par. 6, E, 4, ps. 410 y ss.; ver, con amplitud, Latagliata, Ángel R.,
Contribución al estudio de la reincidencia (traducción de Tozzini, Carlos A.), Ed.
Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1963.
(12) Sólo los Códigos de Córdoba y Mendoza conservan la instrucción sumaria o citación
directa. Se ha sancionado en la Prov. de Córdoba un nuevo Código procesal penal que
suprime al juez de instrucción como sumariante y procesa toda la investigación preliminar
por el método de citación directa, pero el Código no consigue entrar en vigor, pese a su
sanción. El nuevo CPP de la Nación contiene una autorización abierta y caótica para que el
juez de instrucción pueda transformar, por voluntad propia, su instrucción jurisdiccional en
citación directa, encargando al fiscal el desarrollo de la investigación.
(13) Cf. Alcalá Zamora y Castillo, Niceto, El allanamiento en el proceso penal, Ed.
jurídicas Europa-América, Buenos Aires, 1962, con información universal sobre el tema.
(15) No es exacto, ni correcto, decir que el procedimiento abreviado del CPP modelo IA
reúne las características o es similar a los dos procedimientos parangonables del nuevo CPP
italiano, el giudizio abbreviato y la applicazione della pena su richiesta delle partí pero
existen varias similitudes que se pueden observar a simple vista.
p.23
No hay duda de que, sin abandonar del todo el concepto de administración de justicia penal
fundada en la verdad histórica objetiva ("verdad correspondencia"), se ingresa o retorna
lentamente a la solución consensual de conflictos sociales con características
jurídico-penales ("verdad consensual").
(16) El Proyecto para Guatemala, arts. 11/14, y 28, inc. 6, contiene una regulación completa
sobre la institución, que ha seguido el ejemplo sintético del CPP modelo IA.
(17) El Proyecto para Guatemala, que, como dijimos, sigue de cerca al CPP modelo IA,
contiene una regulación completa del principio de oportunidad dentro de un sistema (arts.
10 y 18, inc. 5), con los efectos que produce la decisión que aplica uno de estos criterios, no
siempre idéntica, al menos temporalmente.