Enrique García: Tecnolatría, Una Crítica de La Idolatría de La Tecnología
Enrique García: Tecnolatría, Una Crítica de La Idolatría de La Tecnología
Enrique García: Tecnolatría, Una Crítica de La Idolatría de La Tecnología
||| 1 |||
§ 00. Sumario
Enrique García
§ 01. Introducción
Supongamos que es más emocionante escuchar la voz de un amigo, mirarle los ojos,
observar sus rubores, calibrar sus humores y sus rumores, capturar sus fervores, entender sus
penas, sus alegrías, sus aspiraciones, sus postergaciones, sus valentías, sus amores, sus
temores y temblores, como diría Kierkegaard haciendo uso de una de las metáforas más
abiertas y precisas que se conocen. Ser uno y otro al mismo tiempo.
Una situación superadora sería algo muy parecido al amor, que exige permanente presencia,
casi fusión, o mejor dicho simbiosis simbólica. La disociación y la distancia, son fuente
segura de desacostumbramiento y prescindencia: ¡de soledad!, un término altamente
polisémico, y bastante relativo y polémico, que merece una particularizada visión dialéctica
esclarecedora.
Participamos de la idea de Unamuno. Claro, él decía que Solón, no pudiendo sino llorar por
la muerte de su hijo, y ante la imprudente afirmación que un pedante lanzara acerca de la
inutilidad de ese llanto, replicó que lloraba porque llorar nada remeda.
Es interesante el desplazamiento argumental del sabio, porque no se lamenta por la
irremediable pérdida de la vida de uno de sus hijos sino porque ha perdido el antídoto. Llora
un poco sabiamente, por la misma razón por la que se le reprocharía no hacerlo. Es tan inútil
no llorar. Llorar es inútil, por eso causa llanto no llorar. Pero más allá de la conformidad que
supone sucumbir ante lo inevitable, la muerte no tiene salida. Es una aporía. La muerte no
tiene remedio, y ahí vale el llanto, no ya como desahogo, sino por la pérdida de la idea de la
esperanza de la presencia. La esperanza, tiene un valor monumental. Es casi la base de todo
emprendimiento. La base fundamental de las religiones. Hay la esperanza de un mundo
mejor, más acá o más allá. Hay esperanza o la muerte auto infringida.
¿Cómo poder hacer que el llanto no sea asimilado a la oración?, donde pedir en nombre del
Hijo, es casi como obtener la Gracia del Padre. Perderla sería como abandonar toda
esperanza. Lo que ni el llanto remedia, no tiene remedio, no tiene asidero, no tiene justicia, es
casi trágico. Es la misma aporía. Por eso Unamuno edificó su ensayo sobre El sentimiento
trágico de la vida. Esta temática bordea la cuestión de la libertad: allí donde creemos que
tenemos libre albedrio, encontramos toda una fuerte vertiente filogénica que nos empuja. Nos
dieron un nombre previo cuando nos pensaron, posteriormente nos dieron un mandato
paterno, otro escolar, después, y teológico metafísico, más tarde.
En esas condiciones, ser feliz es una utopía. Todo el tiempo somos pensados, por no decir
programados. Todo el tiempo somos interpretados. Y todo el tiempo sostenemos nuestra
libertad. Entretanto, sucede lo que otro cuestionador ha ensayado: Camus y el Mito de Sísifo
examina el rumbo de la repetición de hábitos y costumbres que conducen al «nihilismo»,
término tan caro también para Nietzsche. Y eso, con nuestra connivencia, porque en un largo
trecho de nuestra vida no somos necesidad teleológica, somos deseo en tránsito. Somos
conformidad, ya que nada sucede sin el permiso del alma. No somos rebeldía unamunesca.
Toda esta parrafada ya un tanto extensa, no es más que un ligero trazado inherente a
vertiginosos cambios en las ideas, en las palabras, y en las cosas. De modo que esto
también demuestra que el cambio no es permanente, que también, incluso, cambia el
cambio.
Así como cambia el escalpelo en la mano de un cirujano, según los tiempos, los espacios, las
tecnologías circundantes, el contexto, la cultura, el poder económico, y el manejo diestro o
siniestro de la habilidad del actor sobre el paciente, también cambia el cambio. Cambia la
«La sola idea de una civilización no represiva, concebida como posibilidad real en
la civilización establecida en el momento actual, parece frívola. Inclusive si uno
admite esta posibilidad en un terreno teórico, como consecuencia de los logros de
la ciencia y de la técnica, debe tener en cuenta el hecho de que estos mismos
logros están siendo usados para el propósito contrario, o sea: para servir los
intereses de la dominación continua. Las formas de dominación han cambiado:
han llegado a ser cada vez más técnicas, productivas, e inclusive benéficas;
consecuentemente, en las zonas más avanzadas de la sociedad industrial, la
gente ha sido coordinada y reconciliada con el sistema de dominación hasta un
grado imprecedente»
«Pero, al mismo tiempo, las capacidades de esta sociedad y la necesidad de una
productividad aun mayor engendran fuerzas que parecen minar los fundamentos
del sistema. Estas fuerzas explosivas encuentran su más clara manifestación en la
automatización. La automatización amenaza con hacer posible la inversión de la
relación entre el tiempo libre y el tiempo de trabajo, sobre la que descansa la
civilización establecida, creando la posibilidad de que el tiempo libre llegue a ser
tiempo completo. El resultado sería una radical tergiversación de valores y un
modo de vivir incompatible con la cultura tradicional. La sociedad industrial
avanzada está en permanente movilización contra esta posibilidad»
«Así, el concepto de la forma de vivir no represiva ha sido invocado para mostrar
que la transición a un nuevo estado de civilización, que las posibilidades de la
época actual sugiere, puede implicar la subversión de la cultura tradicional, tanto
en el aspecto intelectual como en el material, incluyendo la liberación de las
necesidades y satisfacciones instintivas que hasta ahora han permanecido como
tabús y han sido reprimidas»
«El individuo, y con él los derechos y libertades individuales, es algo que todavía
tiene que ser creado, y que puede ser creado solo mediante el desarrollo de
relaciones e instituciones sociales cualitativamente diferentes. Una existencia no
represiva en la que el tiempo de trabajo (por tanto, la fatiga) se reduce al mínimo y
el tiempo libre es liberado de todas las ocupaciones activas y pasivas del ocio
impuestas sobre él en interés de la dominación, si es que puede ser posible, puede
serlo solo como resultado de un cambio social cualitativo. Sin embargo, las
conclusiones de esta posibilidad, y la radical tergiversación de valores que exige,
debe guiar la dirección de tal cambio desde el principio y debe ser eficaz inclusive
«Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo»
Mt. 25,40; (06)
¿Adónde vamos? Cómo no advertimos que puede ser (que es) cierta la sentencia
que proclama:
«Dijo a sus discípulos: ¡’Es inevitable que haya escándalos: sin embargo ¡ay de
aquel por quién vengan! Mejor le fuera que le atasen al cuello una rueda de
molino y le arrojasen al mar antes que escandalizar a uno de estos pequeños.
Mirad por vosotros’»
Lc. 17 1-3 (10)
No son pocos los que vislumbran un futuro conflictivo para el destino del ser que
ya se vislumbra como un transhumano que está integrado con externalidades
adosadas o autónoma.
En el suplemento IDEAS del diario El País del 3 de enero de 2016,, con el
provocador título «Cuando dejemos de ser humanos», se lee:
¿Es posible? No estamos preparados aún. Pero todo indica que en poco tiempo
habrá un cambio revolucionario en materia de inteligencia. Por empezar, la
inteligencia es ya artificial. Pronto habrá un contrapunto entre inteligencia natural
«En el siglo XX, el mundo está llegando a las últimas consecuencias de una
civilización tecnolátrica»
Sábato, Ernesto; Hombres y engranajes (/12)
«Hay una dificultad para concebir la capacidad de innovación, que poseen las
fuerzas naturales debido en parte a cierta tendencia a antropomorfizarlas, es
decir, a concebir que la innovación ha de seguir el padrón o modelo del invento
humano, cuando en rigor ha debido ser al revés»
Marcos García de la Huerta, Crítica de la razón tecnocrática (14)
«La lucha contra la naturaleza es una lucha sin esperanza, y sin embargo, el
hombre la lleva hasta fina»
Oswald Spengler, en El hombre y la técnica (16)
«En este libro se describen los descubrimientos científicos y técnicos que han
conducido a los umbrales de una nueva revolución industrial: la revolución
bioindustrial. La miríada de posibilidades de la biotecnología es, incluso, mayor
que la de los circuitos integrados en electrónica. Los chips son esencialmente
dispositivos para tratar información, mientras que la biotecnología puede producir
materiales, desde combustibles a medicinas, desde alimentos a vacunas, desde
productos químicos a plásticos»
Steve Prentis, en Biotecnología (18)
«En un mundo huérfano de grandes utopías políticas, la utopía técnica sirve como
moneda de cambio a los ideólogos del mercado global en tiempo real»
Armand Matterlart, en Los paraísos de la comunicación, citado por
Claudia Rosana González, en Las NTI y C: Factores de poder político y
económico en la sociedad de la información (20)
Mientras los estandartes del Simius Dios, del imitador de Dios, avancen:
§ 06. Bibliografía:
01» Sábato, Ernesto; Hombres y engranajes; Alianza Editorial S.A.; Madrid, España,
1973.
02» Marcuse, Herbert; Eros y civilización; Editorial Seix Barral S.A.; Barcelona, España,
1968.
03» González, Claudia Rosana; Las NTI y C.: Factores de poder político y económico en
la sociedad de la información; La Plata, Buenos Aires, Argentina.
04» Sábato, Ernesto; Antes del fin; Compañía Editora Espasa Calpe Argentina S.A. / Seix
Barral Grupo Editorial Planeta; Buenos Aires, Argentina, 1998.
05» Alighieri, Dante; La divina comedia; Editorial Alba, Madrid, España, 1997.
06» Mateo 25,40; La Santa Biblia; Sociedad Bíblicas Unidas; México, D.F., 1990.
07» Hobbes, Tomás; Leviatán.
08» Ingenieros, José; El hombre mediocre; Editorial Losada S.A.; Buenos Aires, Argentina,
1973.
09» Ingenieros, José; El hombre mediocre; Editorial Losada S.A.; Buenos Aires,
Argentina, 1973.
10» Nuevo Testamento; Nácar Fuster, Eloíno y Colunga Cueto, Alberto; Biblioteca de
Autores Cristianos; Madrid, España; 1948.
11» Spengler, Oswald; El hombre y la técnica; Luz Ediciones Modernas; Buenos Aires,
Argentina.
12» Sábato, Ernesto; Hombres y engranajes; Alianza Editorial S.A., Madrid, España,
1973.
13» Spengler, Oswald; El hombre y la técnica; Luz Ediciones Modernas; Buenos Aires,
Argentina.
14» García de la Huertas, Marcos; Crítica de la razón tecnocrática; Editorial
Universitaria; Santiago de Chile, 1990.
15» Sábato, Ernesto; Hombres y engranajes; Alianza Editorial S.A., Madrid, España,
1973.
16» Spengler, Oswald; El hombre y la técnica; Luz Ediciones Modernas; Buenos Aires,
Argentina.
17» Mateo 7,13; La santa biblia; Sociedad Bíblicas Unidas; México, D.F., 1990.
18» Prentis, Steve; Biotecnología; Salvat Editores S.A.; Barcelona, España, 1993.
19» Spengler, Oswald; El hombre y la técnica; Luz Ediciones Modernas; Buenos Aires,
Argentina.
20» González, Claudia Rosana; Las NTI y C.: Factores de poder político y económico en
la sociedad de la información; La Plata, Buenos Aires, Argentina.
21» Sábato, Ernesto; Antes del fin; Compañía Editora Espasa Calpe Argentina S.A. / Seix
Barral Grupo Editorial Planeta; Buenos Aires, Argentina, 1998.
22» Sábato, Ernesto; Antes del fin; Compañía Editora Espasa Calpe Argentina S.A. / Seix
Barral Grupo Editorial Planeta; Buenos Aires, Argentina, 1998.
23» Alighieri, Dante; La divina comedia; Editorial Alba, Madrid, España, 1997.
24» Darnton, Robert; diarios del Grupo Clarín y The New York Times; Buenos Aires,
Argentina, 1999.