Concepciones Del Aprendizaje
Concepciones Del Aprendizaje
Concepciones Del Aprendizaje
Entre las teorías del aprendizaje más importantes podemos mencionar: el conductismo, el
cognitivismo, el constructivismo y el humanismo.
El Conductismo desde que surge en las primeras décadas del siglo XX con las ideas de
J.B. Watson acerca de la conducta como objeto de estudio de la Psicología y la observación
y el experimento como métodos para su investigación, se diversificó rápidamente en
diferentes corrientes denominadas neoconductistas entre las que se destacaron el
conductismo asociacionista de Guthrie, el conductismo metodológico de Hull, el conductismo
intencional de Tolman y el conductismo operante de Skinner.
Tantas variantes y puntos de contacto con otros enfoques dificultan realizar un análisis de
las características básicas del conductismo actual. No obstante, hay postulados iniciales
que son compartidos por los diferentes representantes de esta teoría, entre los que
podemos destacar el interés en el estudio descriptivo de la conducta y sus determinantes
ambientales mediante el empleo de la experimentación.
Los fines del conductismo son la investigación de las relaciones y los principios que rigen los
sucesos ambientales y las conductas de los organismos (estímulo-respuesta) para descubrir,
predecir y controlar los comportamientos (Hernández,1998).
Según Skinner la conducta de los organismos puede ser explicada a partir de las
contingencias ambientales y los procesos mentales no tienen ningún poder causal-
explicativo. El aprendizaje es un cambio estable en la conducta o en la probabilidad de la
respuesta que depende de los arreglos y contingencias ambientales (Skinner,1976). De
modo que el individuo es absolutamente receptivo, pasivo, reactivo, dependiente fatalmente
de las influencias externas. La respuesta depende del estímulo, el sujeto depende del objeto.
Desde este enfoque, los conocimientos del sujeto son sólo la suma de asociaciones entre
estímulos y respuestas, sin ningún tipo de organización o construcción estructural. Las
modificaciones que ocurren como resultado del aprendizaje son puramente cuantitativas,
aumenta el grado de ejecución de las conductas teniendo en cuenta ciertos criterios
absolutos de destreza que se utilizan para evaluar los avances alcanzados.
En el condicionamiento operante de Skinner interesan las relaciones que ocurren entre las
respuestas operantes y los estímulos consecuentes o reforzadores que éstas producen, así
como la forma en que dichos estímulos pueden controlar la conducta. El reforzador es un
estímulo que informa (dimensión cognitiva), produce satisfacción o displacer (dimensión
afectiva) y mantiene activa la conducta (dimensión conativa). Por otro lado, las conductas
complejas son explicadas como asociaciones de conductas simples.
Todo esto ha sido demostrado experimentalmente por los conductistas, dando lugar a una
serie de principios generales, aplicables al contexto educativo: principio del reforzamiento,
principio del control de estímulos, principio de los programas de reforzamiento y principio de
la complejidad acumulativa; de los que se han derivado una serie de procedimientos para
enseñar conductas y para eliminar las indeseables.
El explicar las conductas complejas a partir de la asociación de las simples les hace caer en
un reduccionismo atomista y les lleva a concebir la enseñanza y el aprendizaje de manera
simplista y mecanicista. Los programas de enseñanza se organizan en segmentos de
información secuenciados según la lógica de la dificultad creciente asociada al principio de la
complejidad acumulativa. Cada vez se ofrece más información y más compleja que irá
acercando al alumno al logro del objetivo final.
Las diferencias individuales entre los alumnos se minimizan, de hecho, cualquier conducta
puede ser aprendida por cualquier sujeto. Por lo general "es suficiente identificar los
determinantes de las conductas que se desea enseñar, el uso eficaz de técnicas o
procedimientos conductuales y la programación de situaciones que conduzcan al objetivo
final (la conducta terminal)" (Hernández, 1998, pag.96).
Por otro lado, la importancia que otorgan al estímulo y el papel relevante que conceden al
medio permiten otorgar a la educación un lugar fundamental en lo que al aprendizaje del
individuo se refiere.
Una teoría de esta naturaleza, con un enfoque tan reduccionista, atomista, y mecanicista del
hombre y de su desarrollo psíquico, no está en condiciones de dar respuesta a las
exigencias que la época contemporánea plantea a la educación en su función formadora de
las nuevas generaciones.
En los años sesenta, partiendo de un enfoque teórico asociacionista, surge el modelo del
Procesamiento de la Información, que incluye el estudio de los procesos cognitivos como
elementos mediadores de la conducta. Resulta especialmente interesante el enfoque
holístico que este modelo asume de los procesos intelectuales, al concebirlos integrados en
un sistema cuya función es procesar la información lo que va a permitir una regulación
comportamental más efectiva.
Las influencias externas no producen un aprendizaje, ellas sólo refuerzan procesos que
están ocurriendo dentro de la persona que aprende (Gagné, 1973). El papel de la
enseñanza es propiciar que estos procesos ocurran, por lo cual cumple funciones
particulares en cada fase del aprendizaje para lograr este propósito. Teniendo en cuenta
este enfoque, el alumno puede lograr un aprendizaje tan efectivo con el maestro como
mediante la autoinstrucción, siempre que cuente con los recursos y estrategias necesarias
para ello.
Las proyecciones del paradigma cognitivo al ámbito educativo tienen su expresión más
notable en J. Bruner y sus propuestas de aprendizaje por descubrimiento y el currículo para
pensar y en D.P. Ausubel y su teoría del aprendizaje significativo o de la asimilación. Más
recientemente la llamada psicología instruccional erigida sobre las ideas de Dewey, Ausubel
y Glaser.
Uno de los aportes más significativos de las teorías cognitivistas más contemporáneas ha
sido destacar la importancia de la metacognición en la efectiva solución de las tareas, lo que
apunta a la significación que tiene para el aprendizaje y el desarrollo psíquico la consciencia
de los propios procesos cognitivos y de las estrategias y procedimientos que el sujeto utiliza
en su interacción con el medio, para poder planear intencionadamente su actuación ante las
exigencias que la realidad le plantea.
Por lo tanto, el aprendizaje que se propicia a partir de los modelos de enseñanza derivados
de estas teorías conduce sólo al desarrollo intelectual y no genera un crecimiento personal
del sujeto que exprese un desarrollo cualitativamente superior de su personalidad.
Este aprendizaje está mediatizado por la representación del mundo que el sujeto tiene, a
partir de la cual él construye su propia visión de la realidad, desde su individualidad,
logrando un cambio conceptual que resulta de la comparación de las concepciones
preexistentes con las nuevas, lo que requiere de su intervención consciente y activa, de su
acción personal sobre el mundo, mediante las funciones de organización y adaptación y los
procesos de equilibración descritos por Piaget.
Esta acción supone desplazar, conectar, combinar, separar, unir, integrar, comparar, es
decir, operaciones sensomotoras o del pensamiento que implican una actividad del sujeto
sobre el objeto para su transformación. Por tanto, el aprendizaje precisa de una interacción
del sujeto sobre el objeto, en la cual el objeto es transformado a la vez que se transforman
las concepciones previas del sujeto.
Kelly (1955) destacaba cómo durante su existencia cada persona elabora un modelo
personal de la realidad que tiene un carácter vital, ya que modula la interacción del sujeto
con el medio, actuando como prisma para comprender y explicar las diversas situaciones
que resultan relevantes al individuo.
Estas representaciones no pueden ser desplazadas o eliminadas tan fácilmente por los
nuevos conocimientos o experiencias, por lo que no pueden ser ignoradas y es necesario
tenerlas en cuenta, ya que aún siendo precientíficas tienen su lógica y coherencia interna así
como un valor cognitivo y afectivo para el individuo. Este es un aspecto coincidente con las
ideas de los cognitivistas, por lo que vale destacarlo dada su importancia en el proceso de
aprendizaje.
Esto apunta a que la educación desempeña un papel mucho más importante del que
aparentemente evidencian los planteamientos de estos teóricos. Al maestro se le asigna la
responsabilidad de crear las situaciones didácticas en las cuales el alumno pueda construir y
reconstruir los contenidos curriculares y sus propias representaciones de estos. De todos
modos, la tarea docente aparece subordinada a aquellas experiencias relevantes para
provocar el despliegue de actividades autoestructurantes de los alumnos, según su nivel
cognitivo, por lo que su papel sigue siendo limitado y la educación dependiente del
desarrollo alcanzado por el alumno.
" El principal objetivo de la educación es crear hombres que sean capaces de hacer cosas
nuevas, no simplemente de repetir lo que han hecho otras generaciones: hombres que sean
creativos, inventivos y descubridores. El segundo objetivo de la educación es formar mentes
que puedan criticar, que puedan verificar, y no aceptar todo lo que se les ofrezca." (Piaget,
1964, citado en Kamii, 1982, p.29).
Aunque estas ideas reflejan un interés por el desarrollo más integral del sujeto y muy
especialmente por lograr una autonomía y una capacidad para interactuar con otros desde el
respeto y la reciprocidad, en la práctica investigativa no han sido demostradas, siendo más
declarativas que comprobadas o corroboradas en el quehacer científico. Los constructivistas
se han centrado fundamentalmente en los aspectos cognitivos de la persona, sin considerar
suficientemente la influencia de lo afectivo y de la propia personalidad en el proceso de
aprendizaje, lo que sin dudas reduce las posibilidades de lograr un crecimiento personal del
sujeto que aprende.
El papel de la interacción con los otros ha sido un poco más trabajado en este enfoque. Se
parte de considerar que las estructuras cognitivas son construidas por el sujeto a partir de la
reflexión en y con el mundo, en su interacción con los demás. El tiene un espacio de
autonomía y libertad como ser individual, es un producto de sí mismo, pero necesita de la
confrontación con otros para poder construir y reconstruir la realidad, a partir de
elaboraciones conjuntas y acuerdos que se convierten en normas sociales válidas si todos
las aceptan.
Es por eso que la propia persona es la fuente principal de su desarrollo. El hombre posee
una tendencia innata hacia su autorrealización, es consciente de sí mismo, capaz de
plantearse metas o proyectos de vida, de elegir de manera responsable e intencional su
camino y por tanto autodeterminarse y trascender (de ahí su base existencialista).
Para Rogers (1978) el aprendizaje es una capacidad innata del individuo que debe ser
estimulada oportunamente. El aprendizaje sólo es significativo cuando involucra a la persona
como totalidad (unidad cognitivo-afectiva), cuando el sujeto siente que lo que va a aprender
es importante para sus objetivos personales y para su crecimiento personal y cuando se
crean condiciones que permiten al alumno participar, decidir y responsabilizarse con su
propio aprendizaje.
Rogers confiere una libertad y responsabilidad al estudiante que aparece por primera vez
con ese énfasis en las teorías psicológicas del aprendizaje. Esto es sumamente interesante
y responde a su propia concepción del hombre y de su desarrollo.
El concebir al alumno como centro del proceso educativo permite rescatar su lugar
fundamental en la interacción maestro-alumno. Enfatizar en el crecimiento personal del
sujeto como objetivo de la educación es otra idea muy importante que implica no sólo
considerar objetivos formativos en la educación, sino que estos objetivos tengan un carácter
integrador, totalizador, holístico y no fragmentado o limitado al desarrollo cognitivo
(Cognitivismo) o a la adquisición de respuestas (Conductismo).
Por otra parte, no se observa una clara delimitación entre aprendizaje y desarrollo, entre lo
cuantitativo y lo cualitativo, sus planteamientos han ido más hacia la crítica de la enseñanza
tradicional que hacia el aporte de mecanismos y vías precisas que permitan propiciar el
crecimiento del alumno en el proceso de aprendizaje en las condiciones de la enseñanza
institucionalizada.
En un plano más factible de ser aplicado, esta teoría aporta las condiciones que facilitan el
desarrollo personal del sujeto en el aprendizaje, a saber, un clima de aceptación, confianza,
estimación y comprensión en las actividades escolares, en el que tanto el maestro como el
alumno puedan ser auténticos y expresar sus ideas libremente (Rogers,1978), unido a la
creación de espacios para el intercambio y debate colectivo en los cuales el sujeto puede
confrontar sus propias experiencias con las de los demás y autoperfeccionarse.