FICHA - Carl Orff
FICHA - Carl Orff
FICHA - Carl Orff
Aspectos principales
Juego y creatividad
Ritmo
El punto de partida de Orff es el ritmo. No se lo enseña teóricamente, sino
vivenciándolo en el recitado rítmico y accionado.
Para el niño el habla y el canto, la música y el movimiento, forman un todo
indivisible. La repetición de palabras convenientemente dispuestas permite al
niño la comprensión de cualquier combinación sin ninguna clase de dificultades.
Las fórmulas rítmicas vivenciadas de esta manera se reproducen batiendo palmas,
golpeando el suelo con el pie o dando palmadas en los muslos (percusión
corporal); luego se utilizan sencillos instrumentos de percusión que permiten
añadir acompañamientos progresivamente más complejos.
Melodía
La melodía recibe un trato similar. La repetición rítmica de palabras lleva
imperceptiblemente a diferenciar las sílabas entonándolas distinta mente. Las
primeras melodías están, por lo tanto, estructuradas solamente con dos sonidos:
el mínimo de diferencia sonora de las sílabas rítmicamente entonadas. El intervalo
más sencillo, la tercera menor descendente señala el comienzo de la aventura
melódica.
Muy gradualmente, y sin esfuerzo alguno, aparecen el tercer, cuarto y quinto
sonidos que posibilitan el manejo del repertorio de canciones pentafónicas que
Orff considera particularmente accesibles para los niños.
La sencillez de las melodías pentafónicas contenidas en “Música para Niños”
facilita el logro del más importante de sus objetivos: el estímulo de las .facultades
creativas del niño.
Armonía y acompañamiento
Textos
Lo que decimos de la música puede extenderse a los textos.
Si queremos cultivar la ternura del niño, elevar sus sentimientos e influir en su
moral, tendremos que hablarle en el idioma que le es propio o renunciar a la
empresa. Tendremos que despojarnos también de nuestra malicia, pues muchos
de los textos contienen expresiones cuyo sentido literal resulta equívoco para el
adulto, pero que el niño utiliza inocentemente, en primer lugar porque su inocencia
le permite deslizarse sobre esas cosas (y sobre tantas otras) sin mancharse y,
además, porque, insistimos, él no atiende al sentido de lo que canta sino a
ciertas cualidades de la canción que la hacen apta para el juego.
¿Cuáles son estas cualidades? Varias, y entre ellas su antigüedad. La literatura y
la música infantiles son esencialmente tradicionalistas. Mientras conserve su
espíritu inocente no cambiará sus viejas letras por las mejores poesías que le
podamos ofrecer. Otra, en fin, el ritmo interno del texto, las reiteraciones, los
imprevistos saltos y detenciones del relato que seducen al niño tanto por su
simplicidad como por prestarse a maravilla para el gesto, el movimiento y el
énfasis que en el juego ocupan un lugar preponderante.
Actuación (Representaciones)
Los textos de muchas rimas, canciones y refranes pueden representarse por
medio de la combinación de la palabra con la música, con la pantomima o con la
danza. Aunque esta “unión de las artes” resulte quizás difícil y hasta inadecuada
para el niño, constituye un riquísimo aporte para estimular la imaginación creadora
durante la edad escolar y la adolescencia.
El instrumental Orff
Una vez postulada la preeminencia del ritmo en el juego, canto y recitado
infantiles, resultaba necesario concluir que los instrumentos de percusión son
los más apropiados para que los niños hagan música, esto es, para que
acompañen sus movimientos, sus recitados y sus canciones.
El primer instrumento de percusión utilizado en este sistema educativo-musical es
el propio cuerpo del niño.
A esta práctica elemental, a que todo niño se somete con entusiasmo, se le van
agregando los instrumentos de percusión (instrumentos, no juguetes), en forma
gradual. El Instrumental Orff comprende instrumentos capaces de reproducir las
melodías que el niño canta, escucha o crea, y proporciona los acompañamientos
armónicos elementales que se necesitan para completar la práctica musical.
La flauta dulce y algunos instrumentos de cuerda ejecutados elementalmente
completan el Instrumental Orff, con el cual, además de alcanzarse plenamente los
objetivos educacionales propios del Orff-Schulwerk, pueden lograrse
combinaciones tímbricas atractivas.
En la escuela primaria
Se ha demostrado en la práctica que varios aspectos sustanciales de la Obra
Didáctica de Cari Orff pueden aplicarse en la escuela primaria sin inconveniente
alguno.
Canciones, acompañadas por palmadas, golpes con el pie, o instrumentos de la
percusión elemental, pueden practicarse sin inconveniente alguno.
En la escuela secundaria
La aplicación de las ¡deas de Cari Orff en la educación musical a este nivel,
requiere de parte del profesor una preparación especial y una actitud creadora por
excelencia.
Es posible que, frecuentemente, se vea en la necesidad de reemplazar las
canciones populares o folklóricas por otras más actuales, tomadas en gran
parte del mundo de los adultos.
El ejercicio rítmico sigue constituyendo un elemento de gran estímulo para los
jóvenes.
Aunque la mutación de la voz reduce temporariamente el campo de la práctica
musical, especialmente en los varones, el mayor dominio de los instrumentos en
general, incluidas las flautas dulces, enriquece considerablemente las
posibilidades artísticas.
En musicoterapia
La práctica consciente de la misma incorporó los conceptos básicos del
sistema educativo-musical de Cari Orff.
INDICACIONES DIDÁCTICAS
Con las manos se pueden obtener cuatro alturas y timbres distintos, muy
apropiados para la práctica del canon a cuatro partes: batir dos dedos sobre la
palma de la otra mano (soprano), palmadas con dedos estirados (contralto),
palmadas naturales (tenor) y palmas ahuecadas (bajo).
Con los pies, sentándose en el borde del asiento, se pueden realizar
combinaciones interesantes, tanto tímbricas como rítmicas, empleando va lores
que pueden llegar a las semicorcheas y a distintos niveles de intensidad.
Nuevas técnicas
El logro de una interpretación viva
Instrumentos de placa
Se construyen dos tipos de instrumentos de placa: los diatónicos y los cromáticos.
.
SISTROS, METALOFONOS, XILOFONOS.
Los instrumentos deben colocarse en tal forma que las placas se hallen a la altura
de los codos del ejecutante, en sentido ascendente, de izquierda a derecha.
Las baquetas correspondientes a los distintos instrumentos deben tomarse entre
la yema del pulgar y la tercera articulación del índice, dejando entre ambos
dedos un espacio libre.
El golpe debe ser corto y flexible.
Debe evitarse, en todo lo posible, la ejecución de dos o más notas sucesivas
con una sola mano. Para ello es necesario habituarse al “juego cruzado”, es
decir: cruzar una mano sobre la otra para tocar una nota que ocasionalmente
quede del otro lado. El glissando se ejecuta con la muñeca bien suelta: con ello
se logra aumentar la sonoridad y, al mismo tiempo, se evita que la baqueta
se trabe entre las placas.
Como regla general, se aconseja tocar los instrumentos de placa de metal
con suavidad.
La flauta dulce
Su timbre dulce y sobrio se adapta excelentemente al conjunto de percusión.
SUGERENCIAS
Observaciones sobre la actitud del niño
A continuación se enumera una serie de los problemas más comunes y su
posible solución, una, en cada caso, entre muchas a ensayar.
a) Los niños que están sentados frente a sus instrumentos o los tienen en sus
manos, se sienten, como es de imaginar, tentados de jugar con ellos en
todo momento. Vale decir que los niños deberán acostumbrarse, desde el
primer día que se sitúen frente a los instrumentos, a no tocarlos sino cuando
corresponde o el profesor lo ordene. Desde luego, dicha decisión no debe
llegar a impedir que, por unos instantes, los niños descarguen espontánea
mente esa curiosidad tan natural en ellos. Recordemos que vienen de otras
clases donde sin duda debieron mantenerse muy quietos y en silenciosa
atención, hasta que, por fin aquí pueden moverse hablar, cantar, en síntesis:
expresarse. Al entrar al salón de música, los dejamos, pues, unos minutos
a solas con los instrumentos. No tema el profesor el barullo que inundará
el aula; cuando él penetre, sonriente, los niños se calmarán sin necesidad
de rigor alguno.
b) Usted ha preparado meticulosamente la clase disponiendo, dentro del
plan correspondiente, una gran variedad de ejercicios. Sin embargo, no
logra despertar el interés del grupo, y observa cómo decae, poco a poco,
la atención de los pequeños.
Su falla puede residir en no haber pensado en el aspecto artístico. Tenga en
cuenta que cada clase debe culminar con una vivencia artística. Debe haber,
por lo menos, un momento, que emocione al niño y le haga exclamar: ¡Qué
lindo!
c) Sucede, a veces, que en una pieza instrumental resulta difícil el aprendizaje de
alguna de las partes. Toca un niño después del otro ensayando su parte,
pero, mientras tanto, aquéllos que no participan en la ejecución se aburren
soberanamente, se distraen, hablan, molestan. Tengamos en cuenta que las
piezas con mayores dificultades técnicas deben ser estudiadas sólo con grupos
muy pequeños y que, incluso a ellos, no se les enseña toda la composición
de una vez, sino sección por sección.
Los alumnos que en determinado momento no tocan, siguen atenta mente la
labor de sus compañeros, controlando en sus partituras las ejecuciones de
aquéllos, o buscando mejorar sus partes ensayándolas directamente con las
puntas de los dedos sobre las placas.
d) El niño que no puede o se resiste a improvisar porque, según lo expresa, no
se le ocurre nada, no debe ser presionado en modo alguno, so pena de
acentuar su inhibición y dificultad.
Si un niño no es capaz de improvisar o inventar no es, en todos los casos,
porque le falten condiciones musicales. Por lo general, la causa es la
timidez.
e) Otro inconveniente que se presenta al docente y cuya solución requiere
conocimientos, tacto y paciencia, lo constituyen los niños del grupo que no
entonan las notas a la altura que corresponde.
Es fácil advertir que el hecho de disponer de un instrumental tan variado nos
brinda una solución viable que consiste en poner en manos de los alumnos que
manifiestan dificultades fónicas, instrumentos con los cuales puedan
expresarse musicalmente, sin necesidad de verse obligados a cantar.
f) Un aspecto de la actividad del docente a tenerse siempre en cuenta es el
equilibrio permanente que debe existir en su labor entre juego y aprendizaje.
En realidad estas dos actividades no son de ninguna manera opuestas.
Será necesario que el profesor introduzca constantemente en el grupo a
su cargo nuevos elementos didácticos que renovarán el interés por el
juego y obligarán insensiblemente a los niños a aumentar su capacidad
y, consecuentemente, a adquirir nuevos conocimientos.
Asimismo, interesa señalar el peligro que significa caer en la superficialidad, esto
es, en el mero pasatiempo. El juego debe ser específicamente educativo.
g) La práctica de “Música para Niños” —como toda actividad escolar bien
entendida— debe orientarse a crear hábitos de orden y cuidado. En este
sentido, el manejo de los instrumentos, la disposición de los mismos en el
aula, la operación de retirarlos y guardarlos en sus respectivos armarios
ofrecen al docente oportunidades para educar a sus alumnos en ese
aspecto.
Los niños frente a los instrumentos
Procuraremos que cada niño conozca el manejo de todos los instrumentos.
Para economizar tiempo y evitar el hastío de los alumnos, es recomendable
confiar las partes más difíciles a los más adelantados o con mayor habilidad en
la ejecución instrumental. Sin embargo, se puede hallar sorpresas muy
estimulantes al “encargar” a un alumno tímido e inseguro de su capacidad
musical, el estudio de una parte relativamente difícil.
Todos los alumnos deben intervenir activamente recitando o cantando y, en
determinados casos, desplazándose en rondas o danzas simples. Puede ser
útil, también, que dos alumnos aprendan la misma parte instrumental ayudándose
mutuamente en la lectura. Otro recurso eficaz puede ser el invitar a un niño
a seguir en la partitura la ejecución de los demás, corrigiéndolos, si fuera
necesario, como un verdadero director. En fin, con la práctica el profesor
hallará muchos recursos apropiados para intensificar una colaboración
constante de los educandos entre sí.
Ubicación de los instrumentos en la sala de música
La ubicación ideal para tocar es el círculo, lo que permite que todos los
integrantes se vean entre sí. Pero como esta disposición muchas veces no
puede realizarse por falta de espacio, o de comodidad, optamos por el
semicírculo. Con el profesor frente a los alumnos, ubicamos a su izquierda
los xilófonos, a partir del soprano; a su derecha los sistros, y luego los
metalófonos partiendo de los sopranos; en el centro las timbaletas, la guitarra y/o
el violoncelo. Los niños que tocan instrumentos que no requieren permanecer
sentados (triángulo, claves, cascabeles, etc.) se ubican en 2’ y 3* fila, atrás.
La ubicación circular o semicircular permite que cualquier niño pueda dirigir o
por lo menos dar entrada o indicar la terminación de una pieza desde su
sitio.
Nuestra práctica ha demostrado que es sumamente eficaz formar una pequeña
comisión de alumnos que se encargue de la ubicación de los instrumentos en los
sitios asignados, antes de comenzar la clase y, finalizada ésta, de recogerlos
y guardarlos.