Al-Mulk n7 2007 PDF
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REAL ACADEMIA
DE CÓRDOBA
Y NOBLES ARTES
Instituto de Estudios Califales
de la Real Academia
Al~Mulk
Anuario de Estudios Arabistas
II Época
N." 7 - Año 2007
REAL ACADEMIA DE CÓRDOBA
Y NOBLES ARTES.
Al~Mulk
Anuario de Estudios Arabistas
II Época
N.° 7 - Ario 2007
Córdoba, 2007
Real Academia de Córdoba, de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes:
Director: Excmo. Sr. D. Joaquín Criado Costa.
Servicio de Publicaciones e Intercambio Científico:
Director: Ilmo. Sr. D. Ángel Fernández Dueñas.
Instituto de Estudios Califales de la Real Academia:
Director: Ilmo. Sr. D. Antonio Arjona Castro.
Secretario: D. Pedro Marfil Ruiz.
Revista Al-Mulk:
Director: Ilmo. Sr. D. Antonio Arjona Castro.
Secretario de Redacción: D. Virgilio Martínez Enamorado.
Esta revista sólo refleja actividades del Instituto de Estudios Califales de la Real Academia de Cór-
doba, no tiene publicidad comercial y su edición se cubre con subvenciones de la Secretaría de
Estado de Universidades e Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación, de la Consejería de
Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía, de la Excma. Diputación Provincial de
Córdoba, del Excmo. Ayuntamiento de Córdoba, de la Fundación CAJASUR y de la Fundación
PRASA.
APÉNDICE:
Nuevos hallazgos arqueológicos en Córdoba en el ario 2007 193
Antonio Arjona Castro
(1) Conferencia pronunciada en las V Jornadas de Estudios Andalusíes convocadas por esta Real Academia.
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' Ponencia "Los conocimientos neurológicos de losa médios andalusíes" En el Simposium: «Historia de la
Neurologia en Andalucia». En XXX Reunión Anual de la Sociedad Andaluza de Neurología, celebrada en
Roquetas del Mar (Almería ), los días 18,19 y 20 de octubre de 2007.
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Cf. Diego Gracia y _lose Vidal ", La Isagoge de Ioannitius", Aselepio, vol. XXVI-XXVII (Madrid 1974-75).
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percibe ningún calor ni frío en la piel del talón como lo que perci-
be por la lengua?
El más grueso de los cinco sentidos es el tacto. Percibe lo térreo. Todo órgano del
cuerpo tiene dos elementos: uno, su propio elemento, quiero decir su naturaleza.
El otro es su cualidad, quiero decir, su utilidad y función. De ahí que el cerebro
tenga, conforme a lo expuesto, dos elementos, uno su naturaleza porque es el
órgano frío y húmedo, y el otro su función, porque es el origen del raciocinio, la
percepción y la voluntad.
Averroes los estudia y resume en su capítulo
1. La sensibilidad
Varias veces nos hemos referido al carácter dicotómico del sistema conceptual
rusdiano. Todo funciona, en Averroes, a base de oposiciones binarias.- lo «frío» y
lo «caliente», lo «seco» y lo «húmedo», la materia y la forma, las partes simples y
las compuestas, etc. Las «facultades» o «almas» entran también en este juego
combinatorio. Al alma nutritiva se opone el alma sensitiva, «que representa la
forma y el fin, mientras que la nutritiva hace las veces de materia» 5 .
En una tradición qué ha llegado hasta nuestros días, la doctrina hilemórfica enlaza
el «alma» con el «cuerpo», como la «forma» con la «materia». Pero, en la antro-
pología rusdiana, el hilemorfismo lo invade y explica todo. Se van estableciendo
diversos niveles jerárquicos, en los que cada elemento es la forma y el fin» del
inmediato inferior.
Distingue Averroes dos «facultades» o «almas» principales: natural o nutritivay
animal o sensitiva. El alma sensitiva es la forma y el fin del alma nutritiva. «Y lo
que resulta de la unión de estas dos almas —puntualiza Averroes— es una sola
cosa, en cuanto a su naturaleza y disposición; aunque no sean una sola cosa en
cuanto a sus aspectos, es decir, una sola cosa sin más, una en número y una en
definición» ' . El valor totalitario u holístico de la estructura se pone así de mani-
fiesto. El ser humano funciona como un todo, como un sistema, en el que los
distintos niveles y elementos se encuentran en íntima interdependencia.
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«Natural o nutritivo» y «animal o sensitivo» son, para Averroes, los dos únicos
aspectos de las fuerzas vitales. Las funciones «vitales» de la clasificación galénica
deberán, por tanto, reducirse a una u otra de las dos «facultades principales».
Desde un punto de vista expositivo, hemos estudiado ya la respiración y la circu-
lación sanguínea en el ámbito de las funciones «naturales» y «vitales». Debemos
ocuparnos ahora de las funciones animales en su doble vertiente de «sensibili-
dad» y «movimiento». Las funciones intelectivas, racionales o espirituales apare-
cen —en el Colliget— englobadas en la «facultad animal», si bien reciben una
especial atención como «funciones del cerebro».
Por lo que respecta a la sensibilidad, analizaremos a continuación las referencias
a los «sentidos externos», así como la noción de «sensorio común», que, a dife-
rencia de las interpretaciones avicenianas y tomistas, conserva en Averroes —
según veremos— toda su pureza aristotélica.'
' Esteban Torre ,Averroes y la Ciencia médica, Madrid ,1974 pp.181 y ss.
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que puede que sólo sea la causa la que se sale del cauce natural
como el estremecimiento, temblor, hipo, tos, bostezo, distensión
delos miembros, tos y eructo. También pueden salirse del cauce
natural la causa y el movimiento como el tétanos, convulsión y
parálisis. Asimismo puede ocurrir que se salgan la causa y el movi-
miento de la causa natural en otro aspecto, como el temblor y el
movimiento que acaecen con insensibilidad. La causa en todos los
accidentes se sale del cauce natural, mientras que el movimiento,
en algunos casos, está dentro del cauce natural y en otros no, o
puede estar dentro del cauce natural pero en contraposición con él.
2.— Los accidentes que están dentro del cauce natural son: los que per-
tenecen solamente a la potencia natural como la convulsión; los
que proceden de la potencia espiritual como el bostezo y la disten-
sión de los miembros; los que dependen de ambos como la tos y
estremecimiento
3.— La parálisis. Si afecta a todo el cuerpo es la apoplejía y la hemiple-
jia. Si al músculo de la laringe, se pierde la voz. Si se produce en el
pecho se paraliza la respiración. Si en el músculo de la lengua, se
pierde el habla. Si afecta al músculo de la vejiga se produce la
incontinencia de orina. Si al del ano, la incontinencia de heces. La
salida natural de la orina tiene lugar cuando se pone en movimien-
to el cuerpo de la vejiga por la fuerza natural que contiene y me-
diante la potencia espiritual se relaja el músculo que obstniye la
boca de la vejiga. Si el cuerpo de la vejiga se paraliza se produce la
anuria que es uno de los accidentes que depende de los actos natu-
rales. uno de los accidentes propios de las funciones naturales, mien-
tras que su incontinencia es un accidente propio de los actos
espirituale
4.— La convulsión que recibe el nombre de tétanos, si tiene lugar en
todo el cuerpo es la epilepsia; si afecta al músculo del párpado, en
algunos éste se cierra y en otros se abre- si al músculo de los ojos,
se forma al estrabismo; si está localizada en los canales espermáticos
se origina el priapismo; si afecta al músculo del pecho y se trata del
músculo que impulsa el aire hacia adentro, la inhalación se pro-
duce en dos momentos seguidos; y si afecta al músculo que lanza
el aire es hacia afuera, según Hipócrates, la respiración se altera en
su salida.
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Texto árabe Kitab Kulliyyat 1/kiffi, Traducción de María Concepción Vázquez de Benito y Camilo Álvarez
Morales, Madrid 2003, pp.150-161.
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9 latab alKulliyyat fil tibb ,traducción Maria Concepción Vázquez de Benito y Camilo Álvarez Morales ,62
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CASOS CLÍNICOS .
Veamos dos casos clínicos que he tomado de diversas fuentes arabes.
1°. Caso clínico:
En la recopilación de fetuas, titulada Kllab al-Ahkam al-Kubrá, del cadí cor-
dobés Abi 1-Asbag `Isá b. Sahl (m. 486/1093), se encuentran multitud de datos
relativos a todo tipo de aspectos de la vida social de al-Andalus hasta la época del
autor, según suele ocurrir en los tratados jurídicos prácticos, que reflejan la reali-
dad cotidiana más allá de la ordenación jurídicaw .
La importancia de los 4hkam de Ibn Sahl se manifiesta en primer lugar por su
relativamente abundante transmisión manuscrita, pues hoy se conocen casi una
decena de copias, y por la valoración explícita que la investigación otorga a dicha
recopilación.
1° La expresión "dar un aire" 11 : un ataque de parálisis, en al-Andalus. 11
En los años inmediatamente posteriores a la caída del Califato omeya de Cór-
doba, cuando la antigua capital del desmembrado Estado se encontraba bajo el
gobierno de los Banu Yahwar (1031-1069 d. C.).se produjo un crimen en barrio de
la mezquita del emir Hixam (hawma masyid al- 'Ami r) que en época cristiana se
convirtió en la collación Hixam de Santiagou barrio situado en el recinto amura-
llado llamado Ajerquía.
El caso del crimen cometido en Ajerquía se ha conservado con toda crudeza
de detalles en el Diwan ahkam al-kubrá de Ibn Sahl' 4 . Una mañana de fines del
mes de rabi' del año 457 h. ( 9 de abril de 1065) apareció muerto en su casa, sobre
su cama, Abu Marwan `Abd al-Malik b. Ziyadat Allah b. Mudar al-Tamimi al-
Tubni. Se trataba de un relevante personaje de la sociedad cordobesa, que vivía
en el arrabal oriental de la ciudad de Córdoba, cerca de la mezquita de al-'Amir
Hisham I. La noticia fue difundida por uno de los hijos del difunto, al-Mundir que
vestido de blanco, color tradicional de luto en al-Andalus, inició de una manera
sospechosa las gestiones necesarias para la preparación de las exequias
I° Luisa F. Aguirre de Cárcer, "Sobre el ejercicio de la medicina en al-Andalus: Una fetua de Ibn Sahl "en
Anaquel de Estudios árabes ,2 (1991),I48 163.-
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Abu I-Walid b. Yahwar, régulo de la ciudad desde en el ario 1043 que fallecie-
ra su padre" , ordenó al zalmedina Muhammad b. Hisham el conocido por al-
Hafid que se dirigiera al lugar del crimen e hiciera el levantamiento (nuhud) del
cadáver Cuando éste entró en la habitación, halló al muerto degollado y con más
de sesenta heridas de cuchillo . Ello le hizo buscar dentro de la casa posibles
huellas recientes de entradas o salidas, pero no tuvo éxito. Sí encontró, en cam-
bio, algunas ropas del difunto escondidas en un rincón de la vivienda, así como un
cuchillo de afilar plumas en su cámara dormitorio (algorfa) con el que
presumiblemente se había asesinado al infortunado personaje. Al mismo tiempo,
comprobó que los zaragüelles de algunas de sus mujeres estaban manchados de
sangre. Esta circunstancia determinó que fueran sometidas a interrogatorio. Del
resultado del mismo se sacó en claro que al-Tubni fue asesinado por una de sus
esposas, con la complicidad de su hijo mayor y del resto de las mujeres de la casa.
Una de las mujeres confesó que la trama empezó varios arios atrás. Uno de los
hijos del asesinado que estaba afecto de parálisis declaró: le golpeó un sicario y
le mataron. En árabe dice: tenia debilidad en los miembros pues le había golpeado
un aire.
Durante el proceso se puso de manifiesto que en su casa vivían dos de sus
hijos, el mayor llamado al-Mundir junto con otro hijo, el menor, afecto de pará-
lisis cerebral en sus miembros. Dice el texto "el otro tenía una enfermedad de los
miembros pues le había golpeado un aire "". También Ibn Sahl señala "el segun-
do hijo tenía una constitución (al-bunya) afectada por parálisis.'7 Esta parálisis
era de origen cerebral no hay dudas de ello porque el mismo juez dudó en un
principio de su testimonio como testigo pues al insistir en sus interrogatorios llegó
a contradecirse" .
Mas añade Ibn Sahl: Dijo Ibn Qatan que en el asunto de Ibn Tubni que cierta-
mente en el hijo del asesinado la debilidad se originó en la sangre (al-dayf al-
qiyam bi 1-damm).
Esta frase quizás tenga su origen en la teoría hipocrática que del cerebro partía
un pneuma o aire por los nervios hacía las distintos miembros del cuerpol9 y un
'5 fue depuesto por el general Ibn Martín caíd de Al-Mu'tadid 'Abad en el año 1069 cf. Ibn 'Idari, Bayan
111,232
16 Dayf al-`ada' qad duribati-hi rih.
" Ibn Sahl , vol. citado ed. M. Jallaf p. 24
18 1
Ibn Sahl, vol. citado Documentos de procesos criminales ed. Jal af p.26.
'9 Tratados IhPocráticos, I, ed. Gredos, Madrid, 1983, p. 419," si s produce url fuerte cambio en el aire debido
a las estaciones, y el aire mismo se altera, el cerebro es el primer órgano que lo recibe".
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exceso de este pneuma o aire (rih) o bien una corriente de aire exterior, podía
producir parálisis20 .
Gracias a las declaraciones del hijo menor afecto de parálisis, fueron condena-
dos por asesinato, una de sus mujeres como autora material el hecho con la com-
plicidad del hijo mayor que estaba en la puerta de la habitación y del resto de las
mujeres. Llama la atención desde que el mismo presidente de la "República" cor-
dobesa llevara el caso personalmente.
20 Abu Bakr Zakariyya al-Razi en su Isagoge señala: «el neuma espiritual se origina en el cerebro del neuma
animal tras haberlo captado previamente, después afluye del cerebro a los nervios y sirve de potencia espiri-
tual para realizar la percepción y el movimiento». Cf. ed.Vazquez de Benito, Salamanca, 1979 capítulo 23,
pp. 115 —116 texto árabe.
21 A. Shinkawa, K. Ueda, Y. Hasuo, Y. Kiyohara, M. Fujishima, Seasonal variation in stroke incidence in
/As-aya/ad Japan. Stroke, 1990; 21: pp. 1.262-1.267.
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En la noche del primero de octubre del ario 976 (noche del sábado a domingo
a tres días pasados de safar del ario 366 de la Hégira) expiró el califa al-Hakam II
a la edad de 61 arios a consecuencia de la enfermedad que le afectaba desde hacía
casi 2 años22 . Esta enfermedad fue un accidente cerebrovascular que se manifestó
por primera vez con una hemiplejia. El cronista al—Razi escribe: «Enfermó el
califa al-Hakam por primera vez el día 12 de rabi' 1I de este ario (364 de la Hégira
o 30 de noviembre del 974). Sufiió el califa al-Hakam un ataque de enfermedad
que le impidió aparecer ante los signatarios de su reino. Sus súbditos mostraron
interés por su estado e hicieron públicas oraciones a Dios altísimo para impetrar
su pronto restablecimiento. La falta de comunicación entre el Príncipe de los
Creyentes, postrado por la enfermedad, y todos los signatarios de su reino duró
desde el día antes mencionado hasta que, aliviado de su dolencia y recobrada su
salud, se mostró por primera vez a los más allegados a su persona el viernes día 28
de] siguiente mes de rabi' 11(15 de enero del 975)»23 Duraron, pues, este primer
episodio cerebrovascular y su recuperación justamente mes y medio.
Después, prosigue el citado cronista: «Por aquellos días había consultado a
Dios la decisión de abandonar el alcázar de al-Zabra', porque estaba demasiado
expuesto al frío de la sierra y porque sus médicos le había pronosticado que revol-
vía sus humores y recomendado dejarlo. Siendo al-Zahra', la señora de los alcá-
zares, la mansión de placer y la sede de la alegría, tuvo a bien alejarse de ella, y no
por odio, sino por mejor cuidar de su enfermedad de la apoplejía (al- Wat al-
faliyiya) y de la que no acaba de reponerse del todo; que a veces la hermosa es
repudiada sin culpa por su parte»24 . Después de instalado en el alcázar el califa
llevaría una vida casi normal, durante cerca de un ario, despachando asuntos de
gobierno, presenciando torneos, repartiendo limosnas entre los pobres a voleo,
recibiendo a sus súbditos en brillantes recepciones. Ya en el ario 976, debilitado
por su dolencia y deseoso de asegurar la sucesión de su hijo, que acababa de
cumplir 11 arios, decidió hacer que se le prestase juramento de fidelidad (bay 'a),
en calidad de heredero presunto de la corona25 . La ceremonia se celebró en el
Alcázar de Córdoba el 5 de febrero (1°de Yumada II) meses después, a fines del
verano del 976, su estado empeoró. Un nuevo ataque de apoplejía ocasionaría su
fallecimiento la noche del primero de octubre del ario 976, a la edad de 61 arios y
tras 15 de reinado, un ario y 10 meses después de que presentara el primer ictus.26
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DISCUSIÓN
Señala el cronista de la época que la enfermedad que afectó al califa fue al-
illat alfaliyiya, en castellano alfeliche, es decir la enfermedad de la hemiplejia.
Se ha traducido erróneamente al castellano el término al-faliyiya (alfizlichiya) por
alferecía. Sin embargo, no es correcta esta traducción, pese a lo que dice el Dic-
cionario de la Lengua Española, que define el término alferecía como «enferme-
dad caracterizada por convulsiones y pérdida de conocimiento más frecuente en la
infancia e identificada a veces con la epilepsia» 27 . Para Leopoldo Eguilaz, alferecía
es corrupción de la palabra epilepsia, mientras que alfeliche sería la palabra caste-
llana del término árabe al-faliy, que a su vez derivaría del griego Te (latín plexia)"28 .
De todos modos, el problema etimológico es complejo 29.
Era el califa un varón de 61 años y vida sedentaria, predispuesto por tanto a
presentar un accidente cerebrovascular isquémico 30. Otros datos también nos per-
miten suponer que ésta fue la causa de su muerte.
Sufrió el califa dos ictus con un intervalo de 20 meses. No nos informa el
cronista de la hora de presentación del primer accidente cerebrovascular, pero sí
de que murió durante la noche, aunque sin precisar a qué hora tuvo este segundo y
fatal cuadro vascular''.
27 Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, Vigésima primera edición. Madrid: Espasa-
Calpe , 1992.
28 L. Eguilaz, Glosario etimológico de palabras españolas de origen oriental. Madrid: Atlas, 1974, 164
29 J.Corominas, Diccionario C. E. de la Lengua Castellana, Madrid ,1954,V, s..v.
" P. A. Wolf, J. L. Cobb, D'Agostino. Epidemiology of stroke. En: H. J. M. Barnett, B. M. Stein, J. P. Mohr,
F. M. Yatsu, eds. Stroke.•athophysiology diagnosis and management. Nueva York: Churchill Livingstone,
1995; pp. 3-27.
31 Trabajo realizado en colaboración con el Dr.Antonio Arjona Padillo en la revista Neurología
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2 Actas del III Jarique de Numismática, Museo Arqueológico Nacional, Diciembre 1990, pp.183 -218
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3 Casificación según J.M. de Navascues. Numerario Hispánico X 1961 pp. 170 - 172
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Hisam II 620 " 567
Hay además 12 piezas falsas califales más fragmentos, 12 monedas
idrisíes, 277 monedas y fragmentos fatimíes y unos 90 fragmentos
de monedas que por su tipología parecen orientales, un centenar de
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O. Introducción
n el ario 939 tuvo lugar la que debería haber sido la mayor expedi-
ción de la formación islámica sobre el territorio cristiano del norte.
Me excuso, por razones que procuraré exponer más adelante, de
clasificar esta expedición como "aceifa". En realidad, esta campa-
ña se destinó a tratar de conseguir con la formación cristiana lo que
el primer califa de al-Andalus había logrado en el interior de sus fronteras: la
sumisión.
Por voluntad de su promotor, el ahora califa `Abd al-Rahman III al-Nasir, esta
habría de ser la más victoriosa de las expediciones, destinada a acabar de una vez
por todas con las veleidades y con las amenazas de los cristianos del Norte. Por
eso, esta expedición tenía como objetivo destruir plazas fuertes y obtener la suje-
ción de los leoneses'. Este era el objetivo político de la campaña de 939, designa-
da por el propio califa como gazat al-gudrao "Campaña de la Omnipotencia". No
se trataba, por tanto, de una de las rutinarias aceifas que los cristianos emprendían
todos los veranos, más o menos agresivas, y habitualmente contestadas mediante
* Facultad de Letras, Universidad de Lisboa. [email protected] . Traducción española del texto portugués: Virgilio
Martínez Enamorado.
2 Por lo menos en esta primera fase ya que, muy probablemente, las formaciones menos agresivas de Navarra
y Aragón lo dejarían para una segunda oportunidad.
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1. El acontecimento
La expedición llevada a cabo por `Abd al-Rahman III fue el cénit de un
crescendo bélico que se había confirmado desde 932, año de la subida al trono de
León de Ramiro II. Recordemos rápidamente los hechos. Este año de 932 va a ser
el momento aprovechado por la formación cristiana, principalmente los leoneses
y el condado de Castilla, para amenazar el poder del (ya) califa. Aunque el rey
leonés proyectaba apoyar la revuelta de Toledo, contestaciones internas a su subi-
da al trono' obligan a que sólo envíe un pequeño destacamento que destruyó Ma-
drid, fortificación que formaba parte del arco defensivo de Toledo.° La reacción
del califa se va a centrar tanto en la Frontera Media como en la Frontera Superior
y, sobre todo, en la región del inquieto condado de Castilla. Como desarrollo de
esa política, va a tener lugar en 934 la victoriosa campaña de los andalusíes contra
Burgos.'°
La reacción de los reinos cristianos fue débil, a pesar de la campaña de Ramiro
II sobre Zaragoza para apoyar al gobernador rebelde, Abu Yahyá (936 ou 937), a
quien `Abd al-Rahman culpará por la derrota en Osma, en la campaña de 934,
bien porque los cristianos estaban preparando sus fuerzas militares para una nue-
va y gran embestida," bien porque se sentían incapaces de medir sus fuerzas con
el ejército califal y preferían acometer una guerra de desgaste. Es, por tanto, en un
contexto de cierta contracción cuando se da la campaña de 939, tras el restableci-
miento de la autoridad califal sobre Zaragoza.
Vamos, entonces, a describir y analizar los principales pasos de esta campaña,
en términos generales, para después analizar, tras un resumen de los datos, algu-
nas dudas y problemas que se nos irán presentando.
El Califa, al pretender convertir esta expedición en la más punitiva de todas y,
por eso mismo, la definitiva en lo que respecta a la dominación de la formación
cristiana, convocó uno de los mayores ejércitos hasta entonces vistos en la Penín-
sula Ibérica. La orden habría sido concentrar en la frontera de los territorios del
norte (Yalligiyya), varios cuerpos de ejército. En Julio ya estarían estacionados
7 El texto fue editado por M. Gómez Moreno, Madrid, 1917. La parte que se refiere a la campaña de Simancas
fue publicada por C. Sánchez-Albornoz, en la obra citada más arriba, págs. 337-338.
8 Sobre todo por parte de los hijos de Fruela II, pero igualmente de su hermano Alfonso IV, "arrepentido" de
haber renunciado al trono y de haber abrazado la vida monástica.
9 J. Rodrígues Fernández, Ramiro II, Rey de León, Burgos, 1998, págs. 43-47.
lo A pesar de la derrota de la fuerza expedicionaria en Osma, después del retorno de las incursiones por Álava,
Burgos y Cardeña, donde se había obtenido grandes éxitos (J. Rodríguez Fernández, obra citada en la nota
anterior, pág. 289). Estos desaires se verificaban frecuentemente en el momento (el más delicado) de retirada
del territorio enemigo por parte de un ejército que, aunque vencedor, había descuidado asegurar su retaguar-
dia y volvía cansado y cargado con el saqueo.
Posiblemente, en dirección a Toledo, posición de bisagra para alcanzar el corazón de al-Andalus, o intentan-
do recuperar la influencia perdida en Zaragoza, llave para el dominio del estratégico valle del Ebro, y donde
podrían coincidir no sólo las tropas castellano-leonesas, sino igualmente navarras y aragonesas.
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15 No fue una casualidad la elección de Toledo para la concentración de tropas, ya que estaba equidistante de
los dos extremos de los lugur andalusíes.
16 O, por lo menos, podría haber funcionado en conjunto con Toledo.
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los 19 días, el octavo de los idos de Agosto, fiesta de los santos Justo y Pastor
para los cristianos, un martes, vinieron los cordobeses a Simancas con su
nefandísimo rey Abd al-Rahman y todo su ejército y acamparon alli; encontrán-
dose en ese lugar el rey Ramiro y sus condes, congregados con sus huestes, a
sabez- Fernán González, Ansur Fernández y una gran cantidad de combatientes.
Con la ayuda de Dios; estos acometieron contra los moros y a golpe de espada
mataron en un sólo día unos tres mil o más; haciendo prisionero al moro Abu
Yahyá. Dieciseis días después, 12 de las kalendas de Septiembre, persiguiendo a
los moros en su fuga de la tierra de los cristianos, salleronles estos al encuentro
en un lugar llamado Leocaput, junto al río Verbera, y aquí los ismailitas fueron
despojados y muertos; y los cristianos regresaron con muchas riquezas y alegres
con tantos despojos, de los que se llenaron Galicia; Castilla, Alava y Pamplona,
con su rey García Sánchez. Gracias a Dios" .2i
21 Anales Castellanos Primeros, ed. de M. Gómez-Moreno, Madrid, 1917, pág. 24, texto reproducido por J.
Rodríguez Fernández, obra citada en la nota anterior, págs. 67-68. Ambos textos fiieron también publicados
por P. Chalmeta en el artículo citado.
22
Tagr al Garb. P. Chalmeta escribe en la nota 13 de la pág. 363 que es preferible traducir tagr por Frontera, y
-
no por Marca, pues aquella reconoce mejor la especificidad del sistema fronterizo medieval. Pero, en reali-
dad, prefiero conservar el designativo marca, ya que no sólo este tagr designa un espacio entre las dos
sformaciones en confrontación, cuanto en buena parte de su circuito, sobre todo en las Marcas Media e
Inferior, se trataban de vastos territorios dentro de los cuales se movían los caudillos de frontera, semi-
independientes o procurando obtener alguna autonomía a partir de posiciones negociadas o de alianzas tem-
porales con las formaciones cristianas o andalusí.
23
Es digno de señalar un conjunto de algaras cristianas relativamente tempranas (por lo menos en Febrero).
Probablemente, la elección de este período tuvo tal vez que ver con el hecho de que los musulmanes no
esperaban esos ataques (partiendo del principio, no demostrado, que habían participado varias columnas, en
punto diferentes de la frontera).
52
AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
Estos hechos anteriores van a ser reinterpretados por otro historiador. 24 Ibn
Hayyan continúa el texto reproduciendo el relato de al-Razi. 25 Cuenta este histo-
riador que después de haber controlado su reino, el califa resolvió emprender una
gran expedición contra los cristianos, que amenazaban sus fronteras. 26. Al-Nasir
reunió su ejército y los voluntarios, toda clase de armas y pertrechos bélicos, mon-
turas y acémilas y también abundante dinero para pagar los gastos de manuten-
ción del ejército. Pero, antes de la partida para la expedición, envío un destaca-
mento de tropas profesionales a la Marca Occidental (7kgr al-Garb), bajo el man-
do del general Ahmad b. Ilyas. El argumento esgrimido por al-Razi es el de que el
califa se quería precaver contra la gente de la frontera, que podrían aprovechar la
ausencia del ejército califal para atacar al-Andalus.
En seguida, nos traza el camino de ida de la columna principal, a partir de
Toledo, de donde sale el día 19 de Julio: por Olmos", Calatalifa 28, llegando a
coronar la Sierra de Guadarrama el 21 de Julio, en el Puerto de Tablada 29, después
de que en el día anterior asistieran a un eclipse de sol casi completo. Lo que parece
curioso es el hecho de que el ejército califal hubiera tomado el valle del Guadarrama
hasta la siena del mismo nombre, y no la calzada romana que pasaba por Tiltucia,
puesto que tuvieron que desviarse un poco para el Este, yendo después en direc-
ción al paso de Guadarrama, en las cercanías de Segovia. Pero el paso por Olmedo,
junto a Coca, hace pensar que, por lo menos desde el Guadarrama, el ejército
andalusí había seguido la calzada romana. Continuando la descripción, el día 27
de Julio llegan a Alcazarén (al sur de Valladolid, en la vía romana), donde talaron
las tierras de pan. El 2 de Agosto llegan al Castillo de Portillo (hisn Burtil
a 23 kilómetros de Valladolid."
Llegados a las puertas de Simancas, el 6 de Agosto, el señor de Zaragoza,
Muhammad b. Haxim al-Tuyibi, atravesó el río Pisuerga y cargó contra las tropas
cristianas, que estaban formadas en la planicie en frente de la fortaleza. El primer
24
Al-Mas`udi, en su Muruy al-dahab. Este historiador es un contemporáneo de los acontecimientos, habiendo
nacido en Bagdad cerca de 896 y fallecido en El Cairo, en 956. La derrota de Simancas hubo de tener una
gran repercusión en el mundo islámico para llegar a los remotos confines del Mediterráneo.
25 c Isá b.Ahmad al-Razi.
26 El texto dice: "...permitían a los cristianos andar sueltos...".
27 Castillo hoy en ruina, junto a El Viso de San Juan, región de Toledo.
28
Villaviciosa de Odón, Comunidad de Madrid.
79
Albergue o posada (mahalla) de Fayy. Esta designación nos muestra, claramente, un tráfico regular por ese
paso de Guadarrama, entre una y otra vertiente, ciertamente sobre la vía romana. Pero, es más: si existía ahí
un albergue, eso significaba trato regular de hombres y mercancías.
30 El camino de ida más probable es la vía romana (o el sistema viario romano). Al no seguir por Tiltucia, el
ejército podría ganar tiempo caminando por ramales, hasta cerca de la sierra de Guadarrama. Después, el
itinerario sería fácil de seguir, rumbo a Simancas, posiblemente cogiendo la vía romana antoniana 24, que de
Tiltucia se dirigía a Miaccum, Segóvia, a través de Guadarrama, después para Cauca (Coca), Nivaria (Porti-
llo) y Simancas. De ahí seguiría para Ocelo Durio (Zamora) por Abocela, que no seria Toro, pero sí Castronuevo
de Valderaduey, según los más recientes estudios.
53
AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
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encuentro habría sido favorable a los musulmanes, que hicieron a los enemigos
huir para que se protegieran a la sombra de las murallas. En el texto se dice que
"huían para su ciudad' , sin especificar si se acogieron en el interior de la muralla,
o si sólo se acercaron a los sistemas defensivos para ser apoyados por los proyec-
tiles de los que estaban en el interior. Pero, tras esa primera embestida, las tropas
de Ramiro recuperaron fuerzas y reaccionaron, atacando alternativamente a las
tropas zaragozanas. Es en este segundo ataque cuando Haxim al-Tuyibi cayó del
caballo, habiendo sido hecho prisionero.
El combate prosiguió encarnizadamente por varios días, hasta que el 9 de Agosto,
a pesar de la valentía de las fuerzas andalusíes, estas fueron derrotadas. En la fuga,
fueron empujadas hacia un barranco, donde los cristianos las diezmaron. Este
barranco (jandaq) dió nombre a la batalla. Arrastrado por sus hombres en desban-
dada, el califa huyó, abandonando todos sus pertrechos, uniéndose a un grupo de
soldados, que reagrupó.31 Más tarde, acampó junto al río,32 dirigiéndose después
hacia Guadalajara.
Ibn Hayyan continúa el relato, referiendo que "allí [en Simancas] el sultán y
los musulmanes padecieron una gran derrota en la que murió un gran número de
personas y muchos fueron hechos prisioneros" . Perdió allí en esa batalla los per-
trechos del ejército, su tienda real, sus armas y los "emblemas del sultán". Entre
las cosas valiosas que ahí dejó se encontraba su Corán personal y su cota de malla,
a la cual tenía mucho aprecio."
También se nos informa de que hubo gran cantidad de muertos entre los mu-
sulmanes, sobre todo en lo que respecta a los voluntarios y a las tropas no profe-
sionales, ya que estas habían sufrido pocas bajas, indicando que los mejores sol-
dados, del ejército regular (yuna), no se habían involucrado en el combate. La
razón se nos escapa, pero posiblemente estamos hablando de un número pequeño,
compuesto esencialmente por la guardia personal del Califa, y por algunos contin-
gentes profesionales, guardados como reserva, y que, dada la extensión del desas-
tre, se decidió no participaran en el combate.
Las causas de la derrota, según Ibn Hayyan, se debieron al abandono del cam-
po de batalla por parte de algunos de los comandantes musulmanes, especialmen-
te los de la frontera. Un grupo de notables del ejército, por resentimiento contra el
3
Al-Razi relata textualmente (pág. 369): "Al-Nasir se acercó desde un grupo (kat° de los muchos que habían
sido dejados atrás por los jinetes y reagrupó a aquellos hombres..." Parece que de este pasaje se desprende
que el grupo de soldados se había puesto también en fuga, bien sea porque fueron alcanzados por el contin-
gente del califa, cuyo caballo estaba fuera de control, o acababan de llegar al campo de batalla y fueron
sorprendidos por la desbandada de los caballeros. Probablemente, la primera de las hipótesis sea la más
adecuada.
32
Se supone que sea el Duero, que estaba más al sur.
33 Chalmeta, op. cit., págs. 369-370.
54
AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
34
Chalmeta (op. aZ, nota 42 de la pág. 371) refiere que el suplicio de Ibn Furtun había tenido lugar en el
campamento califal en Malagón, a ocho días de jornada de Córdoba, lo que tiene sentido de acuerdo con
otros testimonios.
35
Pág. 372.
55
AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
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tica en relación a la Frontera y a los caudillos del otro lado de la frontera. Esta
hipótesis parece confirmarse cuando Ibn Hayyan escribe lo siguiente: "de esta
manera el Cali:1:g tenía cerradas sus fronteras y había mantenido a raya a sus
enemigos, gracias a ellos [los caudillos de frontera], ya que [estos fronterizos] se
incorporaban a sus algaras, la mayor parte de la veces, no cesando de enviar
cada verano duras aceifizs a partir de su Estado" .36
Era normal este acompañamiento a las tropas por parte de los señores de las
"márgenes de la frontera", ya que se insertaba en la economía de guerra y del
pillaje, principal actividad de aquellos. Además, muchas de esas pequeñas algaras
en tierras cristianas habrían sido hechas espontáneamente o por "encomienda",
sólo por esos caudillos. No podemos olvidarnos que, tal vez con la excepción de
la Marca Superior, todas las expediciones militares hacia el territorio enemigo
tendrían que contar por lo menos con la autorización tácita de esos caudillos, de
modo que los ejércitos no viesen interrumpidas sus líneas de fuga y de regreso a
las bases.
El texto de Ibn Hayyan continúa transcribiendo el relato oficial enviado a Cór-
doba por el Califa y escrito por su secretario, Isá b. Futays. Como quiera que este
relato trae un buen conjunto de interrogaciones, será resumido en último lugar.
Ibn Mas'udi,37 en un breve relato, se refiere a la derrota de las tropas califales,
diciendo que al-Nasir tuvo un encuentro con los cristianos en un gran choque
donde los musulmanes fueron derrotados.
Chalmeta añade a estos otros textos que considera esenciales para un total
conocimiento de los acontecimientos.
Se dice en el Ajbar Maymu :Tm que, "como consecuencia del nombramiento de
Nayda, los grandes de las guarniciones y los jefes de sus tropas acordaron aban-
donar el combate durante la camparid' . Los musulmanes fueron derrotados de la
manera más vergonzosa, habiendo los enemigos perseguido al ejército, haciendo
prisioneros y matándolos cada vez que paraban. Apenas algunos lograron escapar,
habiendo reunido sus jefes alrededor de sus pendones y llevándolos a su tierra.
Se sigue la versión de Mas'udi:39
`Abd al-Rahman, soberano actual de al-Andalus, marcha contra Zamora" con
más de cien mil hombres. Dióse la batalla. Primeramente los leoneses fueron em-
36
Ibidem.
37 Chalmeta (pág. 382) ignora quién había sido este historiador.
38 Pág. 384.
39 Muruy al dahab, traducción de Ch. Pellat, París, 1965, que viene reproducido en Ibn al-Atir, Maqqari y al-
-
56
AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
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pujados contra los muros de la ciudad, pero viéndose acosados retoman la ofensi-
va e hicieron una gran carnicería entre los andalusíes qua ya habían pasado el
foso. Los cristianos mataron cincuenta mil musulmanes. Se dice que fue gracias a
Umayya que Ramiro no persiguió a los musulmanes, por miedo a una emboscada.
Ramiro había capturado todos los pertrechos y tesoros del campamento. Sin esa
tardanza en el pillaje, no habría quedado un sólo musulmán. Pero después de esta
derrota, al-Nasir volvió a enviar tropas contra los leoneses, comandadas por mu-
chos generales.
Por no aportar nada nuevo, no presentaremos aquí el resumen de los textos de
Ibn Jaldun e Ibn al-Abbar. Sin embargo, antes de resumir el relato oficial, una
breve referencia a Ibn al-Jatib. En relación a los resultados de la batalla, dice el
historiador: "... Dios lo puso a prueba y lo purificó con el célebre encuentro [o
derrota] que le infligió el enemigo de Dios, Rudmir b. Urdun... a las puertas de la
ciudad de Simancas, en el territorio cristiano (min hilad al-Rumt .4' El Califa
abandonó todo, incluido su Corán y su cota de malla, de incalculable valor que el
califa posteriormente reclamó. Cuando salió del campo de batalla, el califa envió
a Córdoba un grupo de sus mejores hombres para que transmitieran que estaba
vivo y para ordenar que pusieran maderos para las ejecuciones.
4. El relato oficial
La razón por la cual destacamos este documento, asimismo transcrito por Ibn
Hayyan42, se ha dicho más arriba. No vamos a reproducir el texto, ni a repetir
mucho de lo que ha sido dicho, como las causas de la aceifa y otros acontecimien-
tos relatados por otros textos. Queremos sólo, antes de nada, decir que este relato,
al contrario de la posición de Chalmeta, en el anteriormente citado artículo, nos
merece una profunda interrogante en lo que dice respecto a las informaciones que
encierra. Esto porque el texto tenía como finalidad justificar una derrota ante sus
súbditos, e impedir o, por lo menos, aminorar, los efectos que podrían tener sobre
aquellos (muchos) que habían sido sometidos por al-Nasir. Por esta razón pueden
ser detectadas varias incongruencias que pasaremos a analizar paso a paso.
De lo que interesa, destacamos: 43 El texto se inicia diciendo que el Califa había
sido inspirado por Allah a marchar contra los cristianos, en Simancas, sede de sus
enemigos y punto de reunión de la Cristiandad. Aquí tenemos una primera cues-
tión, si aceptamos esta versión, o sea, que el Califa tenia conocimiento de donde
se encontraba reunido el ejército cristano, y por qué razón. [Pensamos que el cali-
41 Págs. 387-388.
42
Págs. 373-378.
43
Los comentarios irán entre corchetes.
57
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44
Hoy existe un puente considerado "románico", pero el tablero derecho, debe haber correspondido a un puen-
te romano, en el itinerario 24 de Antonino.
58
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* En francés, en el original.
45
Nota 49 de la pág. 374.
** En español en el original.
59
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No está de más llamar la atención sobre una circunstancia: consideramos, por todos los datos disponibles,
que parte del territorio atravesado correspondía a los caudillos de frontera, no obstante no sea descabellado
pensar que algunas fortificaciones, particularmente las que controlaban los caminos y los pasos, pero más
cerca del río Duero, formaban parte de una defensa avanzada. Para este concepto, y su aplicación en territo-
rio portugués, ver P. Gomes Barbosa "Os Sistemas de Defesa na Reconquista do Baixo Curso do Tejo" en
Actas do 2° Congresso Iffitórico de Guimard es, vol. 2, Guimarks, s. d., págs. 271-285.
* En francés en el original.
60
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5. La retirada
Dada la orden de abandonar Simancas, el ejército se puso en marcha habiendo
el Califa, también según el relato oficial, mandado redoblar la vigilancia alrede-
dor del contingente restante y reforzar la retaguardia, ya que esperaba un ataque
por parte de las tropas de Ramiro. No obstante, esta actitud, que es normal en
cualquier ejército que se retira de territorio enemigo, se vuelve poco significativa
si la victoria fue completa o si, por lo menos, se incapacitó al ejército enemigo de
llevar a cabo cualquier actitud agresiva. No parece haber sido el caso. Estamos,
juzgo, ante un ejército en fuga.
Con la necesidad de justificar la derrota ante sus súbditos, se crea un camino de
vuelta poco lógico y ello se explica por la destrucción de buena parte del contin-
gente. No porque hubiesen sido derrotados lealmente en campo abierto por los
cristianos, sino porque estos, de manera traicionera, los emboscaron en un lugar
que no permitía que las tropas califales se dispusiesen para la batalla. Así, el se-
cretario del Califa nos describe una marcha (casi) triunfal, excepto por el referido
ataque de los cristanos. El ejército califal se encamina hacia el sur, tomando la
margen derecha del Duero, hasta el alfoz del castillo de Mamblas. Dejando Mamblas
se dirige hacia Roa, que encuentra abandonada, habiendo destruido también la
fortificación. Entonces toma la dirección del castillo de Rubiales, que igualmente
destruye, aunque esta destrucción pudo haber sucedido antes, ya que el texto no
está claro. Al-Nasir pensaba ir en dirección de San Esteban de Gormaz (Xant
Axttban) y Gormaz (` Urmah), porque les faltaba el grano y era difícil encontrar
forraje para los caballos al estar los campos diezmados. En ese lugar, los aconteci-
mientos toman otros derroteros trágicos que pasamos a relatar.
Las gentes de Guadalajara (Madinat al-Faray) y de sus castillos, que acompa-
ñaban al califa, fueron a pedirle que atacase a los cristianos del río de Haza (al sur
del Duero), a sus fortalezas y sus campos. Al-Nasir, pese a que, según afirma el
secretario, estaba parco en víveres y armas, accede a la petición de sus súbditos,
llevando a cabo una nueva razzia en tierra cristiana. Después de esta destructiva
nueva campaña, el califa manda a los adalides que abran el mejor camino y más
seguro para Atienza. No habiendo los adalides encontrado paso hacia esta fortale-
za, se dirigen a Qxtrb, que Gonzalo Martínez Díez identifica con Castrobón, al
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sudoeste de Gormaz. 47 A cierta altura, aparecen al frente del ejército breñas tan
densas que ningún individuo podría pasar ni salir de allí, incluso sin equipaje.
Pasando las primeras breñas, lo que dificultó la marcha y desorganizó el orden del
itinerario, llegan a un barranco muy profundo, que los cristianos conocían. Estos
lanzaron, entonces, sus caballeros sobre la zaga del ejército califal, después de
que se cercioraran que el conjunto de los hombres y de sus pertrechos ya se encon-
traban en el interior de esa mortal artimaña. Murieron en ese ataque gran número
de musulmanes, pero el califa estuvo siempre protegiendo a su gente con sus hom-
bres y su guardia personal, hasta que pasaron el barranco con su equipaje, excepto
los que fueron flanqueados por la caballería o los que tenían poco ánimo. Los
cristianos descendieron de las alturas para capturar lo que el desorganizado ejérci-
to había dejado detrás. Las tropas se reunieron en torno al califa, volviendo a
formar escuadrones, "salvando Allah a sus hombres, ya que no cayó ninguno [de
los del ejército]. flecho que encierra una prueba evidente, para quien oye hablar
de este encuentro, de que no constituyó una victoria ni los politeístas consiguie-
ron lo que lograron en combate leal ni por su número, sino por lo estrecho de las
vías y abrupto del camino, y el que el guía los condujo a donde les llevó para
hacer que se cumplieron los designios de Dios altísimo" .*
El califa envía este relato de los hechos para infomar que está de regreso por el
camino más fácil y mejor para su ejército, ordenando leer esta noticia en todas las
mezquitas, en la oración del viernes. El texto fue emitido el día 27 de Agosto de
939.
Ahora bien, este relato presenta algunos puntos que demuestran que es una
pura invención, no sólo respecto al combate de Simancas, como vimos, sino igual-
mente en cuanto al camino de regreso y a la derrota del barranco. Comencemos
por el camino hasta la petición de la gente de Guadalajara.
La primera de las cuestiones se relaciona con la toma del castillo de Mamblas.
¿Dónde estaría? Una hipótesis sería el cabezo de Mamblas, junto al Duero, y el
camino de Roa. No podemos descartar esta hipótesis, sobre todo porque existe
otro castillo de Mamblas en la provincia de Ávila que reivindica ser la fortaleza a
la que se refieren en la embestida de Simancas. Roa, otro castillo destruido, no
presenta dificultad de ubicación y se sitúa en la vía romana que se dirige hacia el
Este. Se refiere después a Rubiales, pero el texto no indica si este castillo fue
destruido antes o después de Roa. Es cierto que podemos identificar Rubiales con
San Martín de Rubiales, sobre el Duero. Señalamos, con todo, la existencia de
47
"La Campaña de Simancas del Año 939. Castrobón y el Barranco: Ubicación exacta" en Cuadernos de
Historia de España, LXV (1981), págs. 21-30. Ver la localización exacta entre las págs. 24 y 25.
48 Pág. 378.
63
AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
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49 Que, con todo, y si la localización de Qxtrb por G. Martínez Díez (artículo citado) es exacta, esto es, que se
trata de Castrobón, no estaría muy lejos (a menos de diez kilómetros).
64
AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
cito por ese camino sin enviar exploradores para comprobar si estaba libre de
cualquier emboscada? Por otro lado, ¿cómo pudieron los cristianos utilizar esa
caballería en aquellas breñas que se extendían antes de llegar al barranco? Y no es
creíble que el Califa hubiese estado en la retaguardia, el lugar más peligroso, ex-
puesto a ser matado por los atacantes.
6. En conclusión
El relato enviado a Córdoba el 27 de Agosto para informar que el Califa estaba
sano y salvo y de regreso a su capital tiene todos los ingredientes de un escrito
falso para justificar una derrota. Vimos, a lo largo de todo este texto, que la cam-
paña fue un fracaso, habiendo sido derrotadas en Simancas las tropas andalusíes.
La retirada no fue tranquila, como afirma Chalmeta, 5° y la mayor parte de los
textos musulmanes dicen eso mismo. Y no nos referimos a los textos cristianos
por ser parte interesada. No procede, igualmente, que los escritores estuvieran
comprometidos con las familias de las que abandonaban el campo de batalla, 5 ' ya
que este hecho es referido por los más importantes textos, algunos de los cuales
describen igualmente el suplicio de los "traidores". Y existe también el texto de
Mas'udi, contemporáneo de los acontecimientos, que refiere la gran derrota.
Pienso que los cristianos tenían un conocimiento aproximado de la dirección
de la expedición, sin saber por donde cruzaría el ejército califal el Duero. De ahí
que pidiesen ayuda a navarros, castellanos y gallegos, que estarían colocados en
los puntos más previsibles. Esta información habría sido transmitida por un siste-
ma de espionaje, existente a uno y otro lado, y que varias veces se menciona en las
crónicas. De ahí que los cristianos sólo se habían demorado tres días en reunir
todo el contingente.
Por ineptitud del comandante, porque los cristianos estarían a la espera, prepa-
rando y escogiendo el terreno, o por ambas causas, las tropas de al-Nasir no con-
siguieron traspasar el obstáculo de Simancas. Los relatos, inclusive el oficial,
muestran que el ejército musulmán no consiguió desalojar a los cristianos de sus
posiciones, ni ganar terreno, pese a los que tratan de decir lo contrario. El avance
de los cristianos en el último día es prueba de eso mismo. No me parece, por otro
lado, que la disculpa de la falta de mantenimientos y el agotamiento de las armas
fuese la causa de la desbandada. Además, si así hubiese acontecido sería prueba
clara de la derrota de un ejército que gasta todas sus provisiones y no tiene arma-
mento de reemplazo, ni siquiera lleva operarios para reparar en el campo de bata-
lla, como era frecuente en todas las grandes formaciones bélicas medievales. La
dificultad del terreno, mencionada en el texto oficial, es una razón más plausible.
5
5
° Pág. 391.
Pág. 393.
65
AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
Y la fuga está más clara todavía cuando se nos dice que el califa abandona su
tienda y sus pertrechos, dejando su Corán personal y su cota de malla. Esto no es
propio de alguien que abandona en calma el campo de batalla, dirigiéndose a otras
campañas.
¿Por dónde habría huido al-Nasir? Vimos arriba que la derrota que se anuncia
en el documento oficial es más que improbable, estando a merced de la persecu-
ción de los cristianos. Ahora bien, esta persecución vino a acontecer, y todos los
textos, incluyendo las crónicas cristianas, refieren eso, llegándose incluso a decir
que la matanza de los andalusíes fiie grande durante esa persecución. Lo más
probable es que la fuga se hubiese hecho en dirección a Toledo, tomando el mis-
mo camino. No sólo es inverosímil la ida por Atienza, con el barranco que se pasa
sin la más mínima precaución, sino que, si fuese cierto el ataque a Haza, en vez de
cruzar las difíciles sierras del Macizo Central Ibérico podría seguir la vía romana
que salía de Osma por la vertiente norte de la sierra de Guadamma, pasa por
Termes y se dirige a Segovia. Si el intento fuese atacar Gormaz, ¿por dónde se
retiraría en dirección a Córdoba? ¿por Tarazona y Zaragoza? Poco probable. En
ese caso, debería conocer un camino alternativo, que si no fuese el ya referido por
Segovia debería ser suficientemente transitado y seguro. Sería, eventualmente, el
mismo que usaron las gentes de Haza para atacar la región de Guadalajara.
Las informaciones por el lado cristiano nos proporcionan el nombre de otra
derrota en Leocaput. Chalmeta se cuida en demostrar que Leocaput no puede ser
Monleón,52 pero el topónimo latino no es "Cabezo del León", y sí "Cabezo León"
o "Cabezo de Leon". Si la derrota del ejército califal se dió en Simancas, ¿quién
fiie derrotado en Monleón? Confieso que apenas puedo aportar una hipótesis, pero
sin bases muy sólidas. Podría haber sido el destacamento enviado a la Frontera
Occidental, del que nos habla al-Razi, comandado por el general Ahmad b. Ilyas.
¿Por qué razón habría sido enviado este destacamento, compuesto, recordémoslo,
de tropas profesionales? Sólo lo podría haber sido por dos razones que no se ex-
cluyen:
- Dominar y asegurar la Vía de la Plata, como una de las líneas de fuga y de
abastecimiento del ejército califal, y asegurarse de que los caudillos de frontera no
perjudicarían la campaña, poniendo en riesgo la retaguardia de los andalusíes.
- O encuadrar esos mismos señores, integrándolos en la fuerza califal. Vimos
que esos fronterizos participaron, antes o después de Simancas, en las aceifas
musulmanas, defendiéndose de sus enemigos, que eran al mismo tiempo los mis-
mos enemigos que tenía al-Andalus. En ese sentido, ¿por dónde se dirigirían?
52 Págs. 430-431.
66
AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
¿hacia Simancas? Lo más probable es que Simancas fuese sólo una etapa en esa
"Campaña de la Magnificencia". Punto estratégico, evidentemente, y por eso mis-
mo importante, su destrucción no causaría demasiados inconvenientes a los cris-
tianos, sobre todo si no fue hecha. Avanzamos, por eso, la siguiente hipótesis de
lectura de esta campaña.
El Califa se dirige a Toledo con una buena parte de su ejército, reforzado por
contingentes de los gobernadores de varias zonas de frontera. Desde Toledo avan-
za hacia Simancas, punto que controlaba el paso por dos ríos importantes, el Due-
ro y el Pisuerga, y también destacada intersección de vías romanas. Tomada y
destruida Simancas, donde debería estar sólo una pequeña fuerza leonesa, el Cali-
fa tomaría la vía romana que desde el este al oeste se dirige hacia Zamora, siendo
este el punto de encuentro con la columna de Ahmad b. Ilyas. Probablemente, la
información que nos transmite Mas'udi no es un engaño, refiriéndose no a la loca-
lización de la batalla, sino al objetivo siguiente. De ahí la confusión, que no error.
En ese otro cruce que es Zamora, la romana Ocelo Duri, tomarían la Vía de la
Plata en dirección a Astorga y, después, León. El Califa esperaba que el ejército
cristiano estuviese disperso o entonces se preocupase de defender su "capital".
Pero la anticipación estratégica de Ramiro había sido fundamental, cogiendo por
sorpresa a los musulmanes. Familiarizados con el terreno, actuaron anticipada-
mente, como hace todo líder en la batalla.
Probablemente, el abandono del campo de batalla por parte de algunos señores
de las comarcas de la frontera, como Ibn Furtun, habría sido motivado por la falta
de visión militar del comandante de la expedición, que durante días mandó a sus
tropas cargar contra un enemigo mucho mejor colocado sobre el terreno, en vez de
favorecer entradas en territorio hostil, donde no hubiese tanta resistencia. Porque
quien quiere traicionar lo hace en los primeros momentos, o ni siquiera aparece. A
más de eso, al leer esta justificación parece que estamos ante una explicación
similar a la que dieron los mozárabes por la derrota de Rodrigo en Guadalete. Al
contrario de lo que algunos historiadores defienden, la formación cristiana no
quedó menguada por esta campaña. Juzgo que fue exactamente lo opuesto. El
poblamiento de la región al sur del Duero, hasta Salamanca, fue una consecuencia
de esta campaña, y no una causa de ella, como pretende Chalmeta. Se sabe que la
colonización es posterior a 939. Ciertamente que habría algunas instalaciones al
sur del Duero, en la lógica de la defensa avanzada, como está dicho arriba. Pero
sólo eso. A lo que podemos añadir, probablemente, algunas incursiones de caudi-
llos del "margen de la frontera". Lo que pedirá Ramiro el año siguiente serán
treguas. No es una sumisión. Y sólo pide treguas quien está en condiciones de
negociarlas. Además, convenía a las dos formaciones. Si es verdad, como nos
dicen los textos, que hay cuatro aceifas en 940, no nos dicen cuál es su dirección
67
AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
-
y si fueron hechas contra Castilla, León o los señores de las "márgenes". Y las
treguas fueron solicitadas por Ramiro por una simple razón: problemas "domésti-
cos". Es sabido que, fruto del papel importante que tuvo en Simancas, el señor de
Castilla, Fernán González, procuró más autonomía, y sobre todo la ocupación de
tierras que Ramiro había concedido a otros señores que con él asimismo habían
estado allí. De ahí el conflicto que va a ocupar a Ramiro. Y no da tierras quien no
las tiene. Probablemente estas tierras donadas serían ya fruto de un avance hacia
el sur. Sólo después del fallecimiento de Ramiro, con los problemas surgidos y
con la debilitación del reino de León, fue cuando al-Andalus, también con al-
Nasir, pudo nuevamente soñar con dominar el Norte, haciendo de los cristianos, si
no vasallos, por lo menos, sumisos, política que va a ser seguida, aún con mayor
agresividad, por Almanzor.
68
AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
-
' Este artículo reproduce con pequeñas modificaciones el texto de la Comunicación que presenté al XII Con-
greso Internacional de Filosofia Medieval celebrado en Palermo (Italia) del 16 al 22 de septiembre de 2007.
2 Antonina Alberti, Introducción a Studi sull'Etica di Arisotele, edición de A. Alberti, Nápoles, Bibliopolis,
1990, p. 13. Entre las contribuciones a este volumen colectivo destacan las de E. Berti, G. Giannantoni, A.M.
Ioppolo y C. Kirwan.
69
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Cfr., por ejemplo, estos dos interesantes trabajos: O. Leaman, "Ibn Rushd on happiness and philosophy",
Studia Islamica, LII, 1980, pp. 169-181, y C.E. Butterworth, "Ethics and Classical Islamic Philosophy. A
study of Averroes' Commentary on Plato s Republic en Ethics in Islam, edición de R.G. Hovannisian, Malibú,
California, Undena Publications, 1985, pp. 17-45.
4 "The examination of the text of the Middle Commentary from a philosophic point of view is still in its beginning
stages. We have almost no studies of the whole of the Middle Commentary nor of its specific doctrines":
Lawrence V. Berman, "Ibn Rushd's Middle Commentary on the Nicomachean Ethics in Medieval Hebrew
Literature", en AA.VV., Multiple dverroés, París, Les Belles Lettres, 1978, p. 292.
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' José Ma Millás Vallicrosa, Las traducciones orientales en los manuscritos de la Biblioteca Catedral de Toledo,
Madrid, CSIC, 1942, pp. 67-68.
Aristotelis Opera curn Averrois Commentariis, vol. III, Venecia apud Juncias, 1562, reproducción de la Edito-
rial Minerva, Francfort del Main, 1962. Este volumen contiene la traducción latina de todas las obras ético-
políticas de Aristóteles, más los Comentarios de Averroes a la Ética nicomáquea de Aristóteles y a la Repú-
blica de Platón. En adelante, cito por esta edición latina indicando el libro correspondiente de la Ética
nicomáquea en números romanos y el capítulo en números arábigos.
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siado literal y contiene muchos errores 9. Sin embargo, merece destacarse que era
la primera vez que una obra griega de tal contenido se traducía en su integridad al
hebreo. Intentando mejorarla, otro ilustrado judío llamado Meir Alguades realizó
una nueva traducción al hebreo, pero esta vez tomando como texto-base no el
original árabe de Averroes sino la versión latina de Hermann el Alemán.
Capítulo 2. Aristóteles: el bien que elegimos por sí mismo y no por los demás
es lo bueno y lo mejor (tagathón kai aristón). Pertenece a la ciencia que es
9 L.V. Berman, "1bn Rushd's Middle Commentwy on the Nicomachean Ethics in Medieval Hebrew Literature",
cit., pp. 294-296.
1° A.W.H. Adkins, Mera and Responsibilio,. A study in Greek values, Oxford, 1960, p. 318.
" MNE,1,1. Cito el texto de Averroes por estas siglas latinas del título en la edición veneciana antes citada [in
Moralia Nicomachia Expositione]. Según se indica al inicio del texto, la traducción latina de la Ética
Nicomáquea aquí reproducida fue hecha por Juan Bernardo Feliciano y no por el traductor de Averroes,
Herrnann el Alemán.
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'2 MNE, 1,2. El sustantivo latino medieval civitas traducía el griego polis, es decir, ciudad-Estado. Este sentido
profundo que va allá del meramente urbano y apunta a una estructura social que llamamos modernamente
Estado, se mantiene también en la semántica del término árabe madMa.
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dad, no a la opinión común sobre el tema. Por otra parte, hay que distinguir las
cosas que son fáciles de comprender para nosotros o fáciles de comprender abso-
lutamente, simp/iciter 14.
14 MNE, I, 4.
15 MNE, 1,5.
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Averroes. Los que defendieron las Ideas, no las pusieron en aquellas cosas en
las que hay un antes y un después. Los nombres de bien y de ente son sinónimos y
ambiguos y no pueden predicarse de todas las categorías sino solamente de una.
Si hubiera una sola Idea de bien, existiría una sola ciencia del bien, pero no sucede
así sino que vemos que hay ciencias diferentes, por ejemplo en la guerra o en la
medicina. Aquí se trata de un bien particular y no de uno universal, aunque la
diferencia entre ambos resida en que uno es perpetuo en el tiempo y el otro breve.
También repite Averroes la distinción entre bienes por sí y bienes por otros o
útiles a otros. De no poner un bien particular además del bien en sí, se produciría
"una esperanza vana", spes Manis. Tenemos aquí la ambigüedad del nombre de
bien que se predica de diversos modos, lo mismo que hablamos de principio en el
corazón del animal y en el cimiento (fundamentum) de la pared o de la perfección
que predicamos del intelecto y de la sensación. Pero estas cuestiones, añade
Averroes, deben tratarse en la Filosofía Primera y en la Lógica.
Paso importante de Averroes en este punto, que traduzco íntegramente: "Noso-
tros, sin embargo, buscamos ciertamente en este lugar [en la Ética] un bien que
puede ser adquirido por nosotros, factible mediante la voluntad (operabile per
voluntatem).• al ser, en efecto, esta ciencia la que investiga (speculans) en aquellas
cosas cuyo principio es la voluntad y cuyo logro nos pertenece" 16. Esta afirma-
ción de Averroes contradice el tópico según el cual los pensadores islámicos nega-
ron el papel de la voluntad humana en la dirección de la vida moral o la convirtie-
ron en subalterna. El filósofo cordobés, por el contrario, considera a la voluntad
como raíz de la acción humana cuya guía es interna a nosotros. La Ética propone,
pues, unos fines humanos que conseguimos con nuestro esfuerzo a partir de una
voluntariedad en la acción.
Aunque concede que para el dominio de una ciencia es oportuno conocer su
totalidad o universalidad, es decir, el exemplar de la Idea, sin embargo el médico
no busca la totalidad de la medicina sino la particularidad de su ciencia ' 7.
' 6 MNE, 1, 6, p. 7 C.
" MNE, 1,6.
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bre como ser social por naturaleza, muy bien vertida al latín: homo ciuilis natura
est.
Es la felicidad una actividad conforme a la razón a lo largo de una vida entera,
en bk5" teleíó. Términos latinos usados aquí por el traductor:felicitas, sufficiens,
acti o, bonum perfectum, in vita perfecta, "a lo largo de una vida entera". Termina
el capítulo matizando que no se debe buscar la misma exactitud o precisión,
alcribeían, en todas las cosas. Algunas veces debemos contentarnos con saber el
qué aunque ignoremos la causa o por qué.
Averroes. El bien perfecto es el que buscamos por sí mismo y nunca por otro.
Todos están de acuerdo en afirmar esto de la felicidad. Pero no se trata de una vida
solitaria sino de una vida en sociedad, o sea, con hijos, parientes, mujer y conciu-
dadanos. Este ser social que es el hombre (est natura ciuilis homo) aspira a la
felicidad en una vida entera y no puede vivir sin la proximidad de sus conciudanos,
absque ciuium vicini tate. Definición de felicidad:felicitas est res perfecta per se
sufficiens finis rerum agendarum.
No se trata aquí de las acciones del crecimiento y de la sensación, comunes a
los otros animales, sino de una acción propia del hombre, es decir, dotada de
razón. Distingue aquí Averroes una parte inteligente, que manda, y una parte que
la obedece: ésta consiste en las virtudes morales y aquélla, la dirigente, en la que
juzga la rectitud de nuestras acciones. La voluntariedad de quien, tras deliberar,
elige un fin y perfila su vida moral como ser humano virtuoso, es aquí de nuevo
subrayada con fuerza por Averroes: Et intendo por hanc vita" actionem animae
procedentem a deliberatione versus finem determinatum, actio hominis virtuosi
est haec actio"
El logro es la felicidad a través de toda una vida o la mayor parte de ella:
Inuenitur autem aedo haec in vita completa. El refrán de que "una golondrina no
hace verano" de Aristóteles lo transforma Averroes en que no se puede realizar el
pronóstico del verano por un solo día templado; la felicidad tampoco es fruto de
un día o de breve tiempo sino de una vida entera o de su mayor parte: quemadmodum
neque per unam habitudinem, neque per unam diem temperad aeris pronosticatio
est aeris veris.. et sic autem non facit hominem beatum dies una vitae suae, neque
tempus paruum, sed oportet ut operetur vita sua tota, aut maiorem partem sui
opera beatitudinis. Erit itaque in vita completa' . Por otro lado, no se ha buscar
en todas las cosas la misma exactitud: non oportet autem in omni eo quod agimus,
inquirere certitudinem uno modo2°
18 MNE,1,7, p. 9 G.
'9 MNE, I,7, p. 9 I.
20 A,INE,1,7.
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24 Cfr. Sagrada Biblia, traducción de E. Nácar Fuster y A. Colunga, Madrid, 1958, 8' ed., p. 592, nota 1.
25 MNE,1,10.
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En este capítulo 13, último del libro I, Aristóteles introduce el tema de la vir-
tud y del alma entroncando así la Ética con la Psicología. "Puesto que la felicidad
es una actividad del alma según la virtud perfecta (estira he eudaimonía psykhés
enérgeía tis kat'aretén teleían), hay que tratar de la virtud". Reaparece también la
política como marco en el que se encuadran sus reflexiones éticas: "El verdadero
político (o el que es de verdad político), ho kat'alétheian politikós/qui re vera
ciuilis est, se ocupa sobre todo de ella, pues quiere hacer a los ciudadanos buenos
y obedientes a las leyes". La política, además, es más honorable y mejor que la
medicina (ciuilis facultas honorabilior meliorque medicina est).
Subraya a continuación que aquí hemos de investigar "acerca de la virtud hu-
mana, ya que también buscábamos el bien humano y la felicidad humana". Esta
insistencia en el adjetivo humano merece destacarse, a diferencia de las morales
religiosas. Estamos, pues, en una filosofía mundana. Distingue después la virtud
del cuerpo de la del alma, y llama virtud humana a la virtud del alma. En el alma
distingue también una parte irracional de otra dotada de razón. En la parte irracio-
nal señala una común a los seres vivos, la parte vegetativa, que es causa de la
nutrición y crecimiento, y otras dos que a veces participan de la razón y se some-
ten a ella: lo apetitivo, to epithymetikón, concupiscibilis, y lo desiderativo, tó
orektikón, appetibilis. Finalmente, la virtud se divide en dos clases: virtudes
dianoéticas o intelectuales, virtutes intellectivae, y virtudes éticas o morales, virtutes
morales.
Averroes alude también al "verdadero político", (qui est per veritatem
gubernator ciuilis en la curiosa, para nosotros, traducción del Comentario). Coin-
cide en la división de las virtudes en virtudes del cuerpo y virtudes del alma,
añadiendo a continuación el elogio aristotélico que él, como médico, debía valo-
rar de manera especial: gubernatio ciuitatum honoratior et mellar est arte
medicine. Para el estudio del alma se remite a los libros de Ciencias Naturales,
iam dictum est in Scientia Naturali, lo cual indica su concepción naturalista de lo
que llamamos Psicología.
También distingue una parte racional de otra irracional que es común a las
plantas y animales (tanto a los embriones como a los animales perfectos), o sea, lo
vegetativo, que, por tanto, no es una propiedad humana. Respecto al sueño repite
la bella sugerencia aristotélica de que los ricos y los pobres comparten la misma
mitad de la vida en sueños: Et ideo dicitur quod non est differentia inter felices et
infelices in dimidio vitae ipsorum
Averroes diferencia dos modos en lo no- racional: la parte vegetativa,p/antativa,
que no participa de la razón, y la parte concupiscible, concupiscibilis, que partici-
pa de la razón y la obedece. Finalmente, en las virtudes distingue la virtus
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29 MNE, X, 6, p. 152 A.
29 MNE, IX, 9, p. 140 B.
3° MNE, X, 6, p. 152 C.
3' MAE, X, 7, p. 153 D.
32 MNE,X,7 , p. 154 I: actas felicitatis estintendo action sapientiae et speculationis.
33 MNE, X, 9, p. 160 E.
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En el capítulo 2 del libro VIII afirma que lo amable es de tres clases: bueno,
Minan, agradable, delectabile, y útil, utile 39 "Amigo es aquel que quiere el bien
.
para su amigo y por el amigo mismo. A los que quieren el bien entre sí de este
modo los llamamos benévolos o apasionados" 40.
El capítulo 3 se refiere a las clases de amistad. Averroes distingue una amistad
accidental, que puede originarse por placer o por interés, de la amistad verdadera
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AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
-
y perfecta que se da entre hombres buenos semejantes en virtud. Esta última será
duradera 41 .
Al describir la amistad de los jóvenes, basada en el placer, pone de relieve los
cambios frecuentes que se suelen producir en tales relaciones y que reflejan unos
caracteres apasionados, enamoradizos y volubles 42.
No entiende Averroes el proverbio griego de comer juntos un tarro de sal para
significar los muchos arios que necesita la verdadera amistad para echar raíces,
pero sí capta con acierto que la amistad perfecta es cosa de longissínil temporis 43.
Aristóteles había sentado con claridad el fundamento de su teoría de la amistad
al escribir que "en la comunidad, en koinonía, está la base de toda amistad" " . La
traducción latina de este paso es tan precisa como sugestiva: In comunione igllur
et societate omnis al/lie/tia consistit 45. Averroes que no sólo sentía un interés
especulativo por la ciencia política sino que participó activamente en la vida pú-
blica de su tiempo ocupando cargos relevantes en el régimen almohade, aprove-
chó con inteligencia esta concepción social de la philía aristotélica para distinguir
entre una amistad de consanguinidad, consanguinitatis, y una amistad social,
societatis. Llama "natural", naturalis, a la primera y "moral", consuetudinalis, a
la segunda 46. Por eso, presta atención a las "amistades civiles y sociales", dilectiones
et sociales, más allá de la meraphilla basada en los lazos de sangre. En este
contexto aristotélico el profesor Emilio Lledó ha entrevisto con acierto "la lucha
por la solidaridad, que es, en el fondo, la mayor y más exigente empresa políti-
ca'.
41 MNE, VIII, 3, p. 113 E-F. Amicitia autem perfirta est amicitia bonorum consimilium in virtute.
42 MATE, VIII, 3, p. 113 D. Adolescentes sun amatores (..) et iccirco cito et concopulantw; et fit diuortium inter
eos multotiens in una die.
43 MATE, VIII, 3, p. 113 L.
44 EN., VIII, 12, 1261 bl 1.
45 MNE, VIII, 12, p. 123 C.
46Aunque no es frecuente este uso filosófico de consuetudinalis, no se olvide la equivalencia latina entre consuetudo
y mos-ris y la procedencia de este último sustantivo latino de nuestro término castellano "Moral".
47 Emilio Lledó, Introducción a Aristóteles, Ética nicomáquea. Ética Eudemia, Madrid, Editorial Gredos, 1985,
p. 98.
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CONCLUSIONES
2a.- Hay una conexión indisoluble entre Ética y Política en la que tiene la hege-
monía la Política, es decir, lo público.
3a. - Para el filósofo cordobés la cohesión social debe constituir el eje de la vida
política.
4a.- La amistad es esencial no sólo para los seres humanos individualmente con-
siderados sino también para la sociedad en su conjunto.
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RESUMEN
Este artículo trata sobre las diversas formas que adopta la literatura jurídica
andalusí, así como de los cambios que sufre este tipo de literatura normativa du-
rante los siglos X y XII. Asimismo, se enumeran y comentan los juristas más
relevantes de estos dos siglos y su producción bibliográfica.
ABSTRACT
This paper is about the diverse forms adopted by the juridical andalusian
literature, as well as the changes that this juridical literature during the Xth and
XIth centuries. Next, there are listed the most outstanding jurists of there two
centuries and their bibliographical production.
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' Cf. J. Martos Quesada, El mundo jundico de al-Andalus, Madrid, 2005 pág. 72 y ss.
Acerca de la introducción y hegemonía de la escuela malikí en al-Andalus, sigue siendo fundamental el
impecable trabajo de J. López Ortiz, "La recepción de la escuela malequí en España", en Anuario de Historia
del Derecho EspaliolV11(1930), págs. 1-67.
H. Pérés, « Les élements ethniques de l'Espagne musulmane et la langue arabe au Ve/Xie siéc 1 e » en bucles
d'Orientalisme dédiées á la mémoire de Lévi-Provenwl, París, 1962, págs. 717-731.
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tros, enten-ando todas las posibilidades de interpretación que, sin duda, tenía la
Muwattd y que fueron ampliamente explotadas en Oriente. La ortodoxia se con-
vierte en sinónimo de fidelidad, y la opinión de los maestros malikíes consagrados
se cita como máxima autoridad.
En segundo lugar, otro aspecto de esta literatura jurídica en al-Andalus es su
amplio campo de referencia: los tratados abarcan temas procesales, religiosos,
rituales, de ceremonias, de contratos, matrimoniales, hereditarios, delegaciones,
etc., que, en suma, responde a la concepción religiosa delfigh que se encuentra en
el mundo islámico y que en al-Andalus encontró un mayor eco si cabe.
En tercer lugar, otra característica de estos manuales de aplicación que quere-
mos subrayar es su abundancia en la España musulmana; una simple lectura de las
biografías de los juristas revela cómo un alfaquí que se precie, acabará por escri-
bir su propio manual que, en la mayoría de los casos, será un compendio, un
comentario, un corolario de las magnas obras malikíes.
Las principales obras de estos Xutub al- furu' en al-Andalus fueron la fradfa
de Ibn flabib y la Zitblyya -llamada también Mustajraya- de al-'Utbi, ambas
obras del siglo IX y perdidas en la actualidad' ; la Tuhfa de Ibn Asim y la Plbstra
de Ibn Farhun, de los siglos XIV-XV; asimismo, tuvieron una gran importancia en
al-Andalus y fueron muy utilizadas las obras de los qayrawaníes la Mudawwana
de Sahhnun (siglo VIII) y la Risala de Ibn Abi Zayd al-qayrawani (siglo X); por
último, mencionaremos el Mujtasar del egipcio Ibn Jalil (siglo XIV).
Dentro del campo de la literatura jurídica musulmana de aplicación práctica
existe un tipo de obras, conocidas genéricamente con el nombre de nawazil, que
reúnen, esencialmente, un número indeterminado de casos jurídicos prácticos. Su
principal característica es que no están dedicadas a la exposición dogmática, me-
tódica delfigh, sino más bien su contenido se halla más próximo a una serie de
hipótesis jurídicas con la solución que conviene a cada una, siempre de acuerdo
con los principios del/10 y con la opinión particular del autor. Estas obras, y en
especial en al-Andalus, jugaron un papel esencial en el desarrollo de la práctica
jurídica al venir a llenar el vacío causado por la falta de unos códigos al estilo
occidental, que sirvieran de punto de referencia a los cadíes, muftíes, alfaquíes y
juristas en general para hallar, por analogía con los ejemplos recogidos, solucio-
nes a los casos que necesariamente se les planteaba.
La identificación del término nawazi con fetua (respuesta) es casi total en al-
Andalus y el Occidente musulmán aunque, a efectos meramente de clasificación,
La Wadi a ha sido recuperada y editada fragmentariamente a través del texto de Ibn Abi Zamanin por María
Arcas Campoy: latab al-wadi a= (tratadojundieo).fragmentos extraídos del Muntajab al-ahkam de .Ibn Abi
Zamanin-, Madrid, 2003.
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AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
podemos decir que, en líneas generales, el género nawazil está compuesto básica-
mente por cuatro tipos de libros: 1) los kutub al-ahkam o recopilaciones de deci-
siones jurídicas de los cadíes; 2) los kutub al-fatawá, conjunto de respuestas da-
das por los muftíes a problemas de diverso ámbito; 3) los kutub
libros de cuestiones jurídicas con su correspondiente respuesta; y, por último, 4)
los kutub al-nawazil al-figh, compendio y exposición de casos prácticos de Dere-
cho.
Todas estas obras tienen en común una misma estructura, con más o menos
diferencia, basada en la exposición de una cuestión práctica de tipo jurídico, su
respuesta, de acuerdo con las opiniones autorizadas de los maestros, y el nombre
del cadí, muftí o alfaquí de quien proviene la solución. Las principales obras para
al-Andalus de este tipo son los nawazil del andalusi Ibn Sahl (siglo XI) y, sobre
todo, el Kitab al-mt yar del magrebí al-Wanxarisi, recopilación de fetuas magre-
bíes y andalusíes hecha en el siglo XV, que recoge la principal producción de los
muftíes del reino nazarí y que encierra en sus páginas una cascada de datos sobre
malikismo y una muestra de actividad jurídica ya pulida y asentada.
En cuanto a los formularios notariales (kutub al-wataig), ya Salvador Vilá se
encargó de hacernos ver su importancia para la historia del Derecho' , al igual que,
actualmente lo hace Francisco Javier Aguirre', que insiste en la poca atención que
hasta hace poco eran merecedores estos formularios, a pesar de que se cuenta
desde hace tiempo con un magnífico trabajo de recopilación muy valioso de estos
documentos existentes realizado por López Ortiz' . Estos formularios ponen ante
nuestros ojos todo el movimiento de la vida jurídica de un pueblo, ya que no se
limitan a ser simples colecciones de escrituras notariales, sino que en ellos, cada
comentario va acompañado de un corolario técnico que intenta relacionar la teoría
y la realidad. De estas obras notariales andalusíes, destacaremos los tratados de
Ibn Mugit (siglo XI), Ibn Salmun (siglo XIV) e Ibn al-`Altar (siglo XI).
Mencionaremos, por último, los tratados de hisba, definidos por Pedro
Chalmeta9 como tratados prácticos, que sirven de guía a los almotácenes, y que
guardan en sus páginas, no sólo datos sobre la jurisdicción del sahib al-sug, sino
también una amplia exposición de las trampas más habituales en los mercados, en
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AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
los zocos, y la forma de detectarlas, así como la actitud de los órganos jurídicos
ante ellas. La frescura de algunas de sus informaciones nos hace respirar la atmós-
fera del juego social y de las circunstancias sociales, dándonos una idea bastante
exacta de la actual real de las instituciones jurídicas relacionadas con este medio.
Para al-Andalus, las obras de este tipo editadas más interesantes son: la tab al-
ahkam al-suq, del magrebí Yahyá b. 'timar (siglo XI); Risala fi adab al- hisba,
del cordobérlbn `Abd .al-Ra'uf (siglo X); Risala fi-l-qada` wa-l-hisba, del sevi-
llano Ibn `Abdun (siglos XII-XIII); Kitab fi adab al-hisba, del malagueño al-
Saqati (siglo XII); Risala fi hisba, del magrebí al-Yarsifi (siglo XIV); y Tuhfat a/-
nazi; del magrebí al-'Uqbani al-Tilimsani (siglo XV).
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AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
-
Con respecto al estudio del Derecho -delfigh y del hadi -, la ciencia del
hadit sufre una independencia con respecto a la del figh, profundizándole en los
aspectos más doctrinales y teóricos y menos pragmáticos, a lo cual ayuda el flore-
cimiento cultural cordobés que supuso la implantación del califato en el siglo X,
que continuaron a su manera miméticamente los principales reinos de taifas del
siglo XI.
Como ya hemos mencionado anteriormente, el NO d, la adhesión a una escue-
la jurídica -en este caso el malikismo- por parte de un alfaquí, de un jurista, se
hace práctica habitual y casi obligatoria en esta época; habrá que esperar a los
zahiríes y a Ibn Hazm, su principal representante andalusí, para que comenzara a
criticarse esta práctica y a abominar de ella. No obstante, a efectos prácticos, la
actividad jurídica se vio beneficiada por este fenómeno, al lograr con ello una
mayor homogeneidad y coherencia, pues como afirma López Ortiz", el taglid
puede ser discutido por razones filosóficas o teológicas, pero desde el punto de
vista jurídico puede ser eficaz y aceptable.
Y junto a la independencia de los estudios del hadit, se perfila un aumento del
estudio de los usul al-figh, dentro de la línea de pragmatismo jurídico que se ob-
serva en estos dos siglos; asimismo, junto a esta relevancia de los estudios de los
fundamentos del Derecho, otra materia jurídica va adquiriendo cierta autonomía
por estas fechas; nos referimos a la redacción de contratos o, con la reserva que
hay que hacer al empleo de estos términos, al Derecho notarial.
Dentro del estudio teórico del Derecho, hay un cierto auge de la polémica, del
litigio entre escuelas jurídicas, del ryfilaf,» de la divergencia de opinión en materia
judicial, no sólo entre las diferentes escuelas, sino también dentro de una misma
orientación metodológica, aunque lo cierto es que, aunque la diferencia entre es-
cuelas estaba bien vista en el mundo de los alfaquíes andalusíes, la diferencia en
una misma escuela era un desprestigio. Los tratados de Uti/a./,' los tratados de di-
vergencias del hadi I, fueron relativamente abundantes sobre todo en el siglo XI,
coincidiendo con un cierto resurgir de los estudios sobre esta materia tras la caída
del califato, en el año 1031.
Desde otro punto de vista, en el ejercicio cotidiano del Derecho, con el califato,
y a lo largo de todo el siglo X, se consolidan las prácticas judiciales, que perdura-
rán asimismo en el siglo XI. Ello es fruto, como hemos comentado anteriormente,
de la «apropiación» que hace el estado centralista y estatal omeya de la regulación
del ejercicio del Derecho, no sólo en el plano legislativo, sino también en el ejecu-
tivo: el cadí, el juez, se convierte en un aplicante de la ley bajo el control del
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califa, con lo que la independencia que habían mostrado los alfaquíes con respec-
to al poder en el siglo anterior, desaparece o, al menos, se difumina notablemente.
Y como consecuencia de esta orientación de subordinación del ejercicio del Dere-
cho al aparato califal, los diversos soberanos de esta época llevan a cabo una
política de reformas y ampliaciones del personal administrativo, que les asegura y
garantiza este control sobre el mundo jurídico de al-Andalus.
Es asimismo, por estas fechas, cuando cobran una importancia considerable
los muftíes -alfaquíes a los que se les consulta cuestiones jurídicas- y sus respues-
tas, las fetuas, en un esfuerzo de adecuación de la doctrina malikí hegemónica a
los nuevos tiempos, a la nueva sociedad andalusí nacida en el siglo X con el
califato'2 . Y no sólo son los ktaub al-fatawá, los libros de fetuas, de respuestas
jurídicas a problemas que se planteaban en el ejercicio habitual del Derecho, el
tipo de literatura jurídica que florece, sino que se observa en general en todo tipo
de manuales legislativos prácticos, como la Utbiyya, por poner un ejemplo. Por
último, y dentro de este florecer de la literatura jurídica de ámbito pragmático, se
perfila de forma paralela el auge del género tabagat, es decir, el género de los
diccionarios biobibliográficos, en donde se recogen las biografías de multitud de
alfaquíes, cadíes y juristas, a fin de analizar su grado de fiabilidad en la transmi-
sión de tradiciones y en la veracidad y autenticidad de sus respuestas y actividades
jurídicas. Estos diccionarios no sólo recogen datos biográficos, sino que también
se encuentran en ellos descripciones de actuaciones judiciales, de anécdotas de
personas relacionadas con el derecho, que son una formidable fuente de informa-
ción para entender el entramado jurídico de los siglos X y XI'' .
Como es lógico y esperable, son numerosos los textos jurídicos que, a tenor de
las noticias que nos dan los diccionarios biobibliográficos, se escribieron en estos
dos siglos; de todos ellos, unos se encuentran ya editados y traducidos, de otros
sólo conocemos la existencia de alguno de sus manuscritos y otras obras se en-
12 Sobre la importancia del muftí en el mundo jurídico, véase J. Martos Quesada„ "Características del muftí en
al-Andalus: contribución al estudio de un institución jurídica hispanomusulmana", en Anaquel de Estudios
rabes,V11(1996), págs. 127-143.
'3 Véase el artículo de J. Martos Quesada," Los diccionarios biográficos como fuente para el conocimiento del
mundo jurídico en al-Andalus: características y reflexiones", en /Maque/de Estudios Árabes; IX (1998), págs.
45-63.
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cuentran aún perdidas. Por supuesto, no pretendemos en estas páginas hacer una
lista, ni mucho menos exhaustiva, de todas las obras que sobrefigh se escribieron
en esta época, pero sí queremos reseñar las principales obras de este tipo que más
influyeron o que más influencia tuvieron, tanto en su tiempo como posteriormen-
te.
En primer lugar, mencionaremos a dos obras de un mismo autor, de Muhammad
b. Al-Harit al-Juxani' 4 que, aunque no son estrictamente de estilo jurídico, sino
que pertenecen al género tabaqat, en sus páginas se recogen decenas de biografías
de cadíes y alfaquíes andalusíes, cuya lectura nos aporta una infinidad de datos
interesantísimos sobre la vida judicial de al-Andalus en el siglo X. El malikí e
historiador al-Juxani, aunque nacido en Qayrawan -en donde fue discípulo de
Ahmad b. Nasr, uno de los continuadores de Sahnun pronto pasó a al-Andalus,
instalándose en Córdoba, ciudad en la que murió en el año 370/981. Entre sus
obras se encuentran el Kitab ta5-ti qudat Qurtubal5 , una colección de biografías
de los jueces cordobeses, y el Kitab ajbar al-fitqaha", también un diccionario
biobibliográfico en el que se propuso recoger las vidas y obras de los principales
alfaquíes andalusíes de su época. Sabemos que, además de estas obras de tabaqat
escribió alguna de tipo jurídico, a juzgar por su título, según noticias de su biógra-
fo Ibn Farhun, al-lobas, pero no se conserva ningún ejemplar.
El cadí Muhammad b. Yabqá b. Muhammad b. Zarb (317-381/939-991)' 7, na-
ció en Córdoba, en donde fue discípulo de Qasim b. Asbag y de Ibn Abi Dulaym;
en el año 367/977, a la muerte de Ibn al-Salim, fue nombrado qadi-l-yama 'a de
Córdoba y fue quizás durante estos años cuando escribió su Kitab aljisal, un li-
bro sobre las propiedades en el derecho malikí, que fue muy consultado, y del que
se conserva una copia en la Biblioteca Nacional de Madrid' 8.
Ab u-1-'Abbas al-Walid b. Bakr b. Majlad al-Andalusi al-Saraqusti, fue juez
en Tortosa, fallecido en el año 392/1002' 9 ; estudió con los maestros de Qayrawan
14 Cf. Y. Sayja," Abu'Abd A 11 ah Muhammad b. Harit b. Asad al-Juxani al-Ifriqi al-Andalusi", en Les Cahiers de
Funisi XXVI-2 (1978), págs. 33-60 de la parte árabe.
15 Al-Juxani, Fa'rij qudat Qurtuba,ed. y trad. española de J. Ribera: Historia de los jueces de Córdoba, Madrid,
1914.
Al-Juxani, Ajbar altitgaha: ed. de M.aL. Ávila y L. Molina, Madrid, 1992.
" Cf. Ibn al-faradi. Ta' 'ulatna' alAndalus, ed. de F. Codera, Madrid, 1981-82, biog. 1361; Al-Dabbi, Bugyat
-
Ms. Biblioteca Nacional, n.° 38 y 60 del Catálogo de los manuscritos árabes existentes en la Biblioteca
Nacional de Madrid., Madrid, 1889, de F. Guillén Robles.
19 Al-áabÁ, Bugyat, biog. 1410.
97
AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
-
y escribió un libro de Derecho, según noticias de Ibn Jayr2° , bajo el título de Kitab
al-wayaza Ji saha, en el que, al final del mismo, incluye una tabla o escala de
penas de azote; es posible que parte o todo de este manuscrito se conserve en la
Biblioteca Nacional de Madrid21
Pero, tal vez, el escritor y jurista más conocido de esta época, a caballo entre
los siglos X y XI, sea Abu `Abd Allah ibn Abi Zamanin22 , miembro de una familia
de prestigiosos juristas. Nació en Elvira, en el ario 324/947, y estudió, antes de ir
a aprender de los maestros cordobeses, en Pechina con Sa` id b. Fahlun. Fue un
escritor prolífico: realizó un compendio de la Mudawwana, un comentario a la
Muwatta' , un corolario al libro sobre exegética coránica de Ibn Sallam, poesía
mística, etc.; pero lo que más nos interesa a nosotros son dos obras de tipo jurídico
-de entre las varias que sobre este tema escribió23 - muy populares y utilizadas, el
tratado de Derecho Kitab muntgjab al-ahkain y el libro sobre contratos notariales
Mustainal usul al-wata` 4,21 . Murió en el ario 399/1008.
Un malikí de los últimos arios del califato es `Abd al-Rahman b. Marwan al-
Qanaza`i, nacido en Córdoba en 341/952 y muerto en el ario 395/100425 . Descen-
diente de una noble familia cordobesa, se dedicó a la enseñanza, contando entre
sus discípulos a Ibn `Abd al-Barr al-Nami y a Ibn Hamdun. Fue autor de varias
obras, entre las que destaca un volumen sobre contratos (Kitab al-surut), según
noticias provenientes de su biógrafo Ibn Jayr26 .
De Abu'Abd Allah Muhammad b. Sa'il b. Al-Suri al-Imwi al-Harrar27 sabe-
mos que fue un alfaquí cordobés, que viajó por Oriente y que murió en el ario 403/
1013, en el saqueo perpetrado por las tropas beréberes a esta ciudad. Aunque no se
conserva ninguna de sus obras, sabemos que fue autor de un tratado sobre presun-
ción de pruebas (Kitab al-dalail) y de un volumen, de cuyo título ("Jardines de
noticias sobre el Derecho), Casiri conjetura que podía tratarse de una obra de
carácter histórico-jurídico28
98
AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
29 Cf. R. Urdía y Smenjaud, Historia de la literatura jurídica española,Madrid, 1906, págs. 351 y 537.
30 Acerca de los manuscritos de esta obra, cf. R. Castejón, op. cit., pág. 174, nota 265.4 (3).
3 ' " Cf. R. Castejón.., op. cit., pág. 140
32 'Ali b. Muhammad b. Ha," El hundidor de cismas y herejías", en «Tratados de legislación musulmand',
Memorial Histórico español, V, Madrid, 1853, prefacio.
33 Recientemente se ha hecho una excelente traducción y estudio de la misma por P. Chalmeta y M. Marugán,
Formulario notarial y judicial andalusí Ibn al- Altar (m. 399/10059, Madrid, 2000.
34 Acerca de la vida de . lbn al- 'Attat; véase P. Chalmeta y M. Marugán, op. cit., pág. 13 Y ss.
35 32 R. Pons y Boigues, Ensayo bio-bibliográfico sobre los historiadores y geógrafos arábigo-espalioles,Ma-
drid, 1918. págs. 65 y 100; J. López Ortiz. op. cit., pág. 237.
36 33 F. J. Aguirre Sádaba. "Notas acerca de la proyección de los kutub al-wata ig en el estudio social y econó-
mico de al-Andalus", en Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección Árabe-Islam, XLIX (2000),
pág. 7.
99
AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
-
En cuanto a los tratados de hisba, a las ordenanzas que regulan la vida del
mercado, del zoco, es en el siglo X cuando se escribe la Risalafi adab al-hisbade
Ibn `Abd al-Ra'ufs7 , que inaugura la tríada andalusí de este tipo de tratados (la
Risala de Ibn `Abd al- Ra'uf, la Risalafi-l-qada` wa-l-hisba de Ibn `Abdun y el
latabfi adab al-hisba de al-Saqati, siglos X, XI-XII Y XIII, respectivamente).
Poco se sabe de la biografia de Ahmad b. `Abd Allah b.'Abd al-Ra'ufm, excepto
que fue nombrado sahib al-sug de Córdoba en el ario 319/931.
En su obra trata las obligaciones del muhiasib, pasando sucesivamente revista
a temas como la oración, el ayuno, la mezquita, el matrimonio, etc., para ocuparse
luego de las ventas, comerciantes, fraudes, fijación de precios, urbanismo y poli-
cía de vagos y decidores de buena ventura.
Las colecciones de fetuas, de respuestas jurídicas, ocupan un lugar importante
en la literatura jurídica hispanomusulmana, siendo la más antigua de las que se
conservan hasta ahora el Diwan al-ahkam al-kubrá de Ibn Sahl"
Abu-l-Asbag b. `Isá b. Sahl b. `Abd Allah al-Asadi" es de origen jiennense,
aunque pronto se afincó y tomó vecindad en Córdoba; llegó a ser cadí de Granada,
falleciendo en el ario 486/1063. Debió empezar a redactar su obra cuando era
secretario del cadí Abu Zayd al-Hassaí en Toledo o quizás, en opinión de Pedro
Chalmeta4' , durante la época en que fue musawar juriconsulto oficial, del cadí
Abu Bakr Muhammad b. Mansur en Córdoba. La obra debía, en principio, sumi-
nistrarnos la descripción pormenorizada de pleitos cortesanos, con todo el aparato
procesal de alegatos, pruebas, consultas jurídicas, sentencias, etc., quedando al
final una magnífica colección de fetuas recogidas en sus veinticuatro capítulos.
El alfaquí toledano Abu Ya'far A mad b. Mugit, fallecido en el ario 459/106742 ,
es autor de una importante y riquísima obra de carácter notarial, el Mugar.' fi' ilm
al-suruti3 . No disponemos de información precisa acerca de la fecha en que fue
37 Cf. J. D. Latham. "Traduction annotée et comentée des traités de hisba de 1bn `Abd al- Ra'uf », en Hespéris-
ramuda, 1 (1960), págs. 4-38.199-214 Y 349-386. Sobre los tratados de hisba andalusíes. véase E. Lévi-
Provetwal. TM iS maltés hispaniques de hisba. El Cairo. 1955.
38 Sobre los escasos datos que nos han llegado acerca de la vida de Ibn `Abd al- Ra'uf, véase E. Lévi-Provetwal,
op. cit., pág. V.
" " R. Daga Portillo, "Aproximación a la obra al-Ahlcam al-Kubra del cadí 'Isá Ibn Sahl", en Miscelánea de
Estudios rabes y Hebraicos. XXXVI (1987), págs. 237-239.
4° Cf. Ibn Baxkuwal, Sila, biografía 942
41 Cf. P. Chalmeta. El señor del zoco, pág. 388
42 Cf. S. Vilá," Abenmoguit. «Formulario notarial". Capítulo del matrimonio", en Anuario de Historia del Dere-
cho Español, VIII (1931), págs. 5-200, en donde nos presenta la vida y obra de nuestro autor, al margen de la
traducción al castellano de los capítulos referentes al matrimonio del Muqnié.
100
AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
-
escrito al-Mugni: aunque parece ser que lo concluyó entre 1053 y el año de su
muerte, 1067. En su introducción, Ibn Mugit nos ofrece una interesante relación
de los notarios del siglo anterior, del siglo X, cuyas obras utilizó para componer su
formulario, lo que nos da una idea de la importancia que llegaron a tener estos
tratados jurídicos en los dos siglos que nos ocupan.
Otro autor de un tratado notarial del siglo XI es un coetáneo de Ibn Mugit, el
valenciano `Abd Allah b. Fatuh al-Fihri al-Bunti, cuya muerte se produjo en el
año 462/107044 ; nos referimos al Wata'ig wa-l-masail al- maymu' d's , para la
redacción del cual al-Bunti utilizó profusamente al-Mugni 'de Ibn Mugit, aunque
hay capítulos, como el de la manumisión, que nuestro autor suprime de su formu-
lario notarial.
Por último, mencionaremos en esta rápida ojeada sobre los textos jurídicos
más relevantes de los siglos X y XI, el tratado de hisba de Ibn `Abdun, a caballo
entre el siglo XI y el XII. Muhammad b. Ahmad b. `Abdun al-Tuyibi 46 , de origen
sevillano, vivió en la época del rey sevillano al-Muétamid, que empieza a gober-
nar en 461/1068, y vive la llegada de los almorávides con evidente poco aprecio.
Su Risalafi-1-0dd wa-l-hisba denota, hasta en la disposición de sus capítulos,
una indiscutible influencia de la obra de similar temática de Ibn'Abd al-Ra'uf. La
Risala da la impresión de haber sido escrita por un juez, o aspirante a este cargo,
que se hubiese interesado temporalmente por la hisba, por las ordenanzas
reguladoras del mercado, pero como un pasatiempo, no como oficio, lo que da a la
obra un aire fresco que la llena de noticias que reflejan muy bien la sociedad
sevillana de la época en la que fue escrita esta obra.
43 Ibn Mugit, al Muqnt , introducción y edición crítica de F. J. Aguirre Sádaba, Madrid, 1994; véase asimismo
-
el artículo de este mismo autor "De esclavos a libertos: fórmulas de manumisión en al Andalus en el siglo XI.
según el Muqni' de Ibn Mugir, en Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección Árabe Islam, L -
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AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
1. EL MEDIO AMBIENTE
EN LA TRAMA VIARIA DE LA ALMEDINA CORDOBESA
A. EL AIRE.
Las calles de la Corduba romana eran generalmente paralelas a las murallas, se
cruzaban en ángulos rectos, dando lugar a unas insulae rectangulares dando un
quiebro generalizado los cardines norte-sur en la parte alta y llana hacia una orien-
tación noroeste-sureste. Sin embargo en la parte sur en declive se alineaban otra
vez paralelas a la murallas; mientras en la parte norte, correspondían a esta orien-
tación unos decumani este-oeste. Pero la Córdoba islámica es heredera, desde el
punto de vista urbano, no de la Córdoba imperial sino de la tardoantigua. Según
José Ramón Carrillo Diaz-Pinés' , "Son dos los rasgos fundamentales que carac-
terizan esta etapa a tenor de los datos arqueológicos: la perduración de la casa de
peristilo y la ocupación de los espacios públicos de la ciudad por edificaciones
privadas ". "En efecto, tanto en el foro «colonial» de los Altos de Santa Ana como
en el templo de la calle Claudio Marcelo, una serie de intervenciones han permiti-
do documentar el desmantelamiento de las estructuras públicas y la construcción
de viviendas en su lugar, proceso que se observa incluso en el caso de los pórticos
de las calles." "Precisamente esta reutilización de los materiales edilicios de eta-
pas anteriores, para construir viviendas normalmente modestas, es otro de los ras-
gos definitorios de esta etapa.
Durante el dominio musulmán de Córdoba la ocupación de los espacios pú-
blicos se acentúan por otras causas que ahora veremos. Las calles en época impe-
rial romana relativamente anchas y rectas son invadidas por construcciones reali-
zadas a ambas aceras a lo largo de varios siglos dejando poco a poco una trama
viaria tortuosa y estrecha. Podemos sin embargo cuestionamos la existencia de
' J.R. Carrillo Diaz-Pinés "Evolución de la arquitectura doméstica en Colonia Patricia Corduba "en Córdoba
en la Historia.. La Construcción de la Urbe. Actas del Congreso. Córdoba 20-23 de mayo 1997, Córdoba
1999.
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AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
-
factores que, en época islámica, pueden hacer seguir tal evolución. El derecho
urbano musulmán, o con más exactitud su tolerancia relativa en materia de
respeto a la propiedad no construida, puede explicar ciertas apropiaciones de la
calle que poco a poco le confieren un trazado irregular 2. En principio, el derecho
musulmán sanciona la falta de respeto a la propiedad no construida, en la práctica,
sin embargo, el jurista da muestras de una gran tolerancia cuando el suelo aca-
parado está construido desde hace tiempo, cuando la persona no ha protestado
y sobre todo cuando el saledizo de la construcción no molesta el paso. Una vez
más, finalmente, es el sentido común el que prima: se puede utilizar la vía pública
para agrandar una construcción donde uno se siente estrecho, pero con la condi-
ción de respetar el derecho de paso del ciudadano. Un último factor, finalmente,
puede ser invocado para comprender el surgimiento de esta red viaria tortuosa:
las manzanas de las casas regulares se transforman en callejuelas sinuosas
bajo la influencia de la instalación de una tribu en un barrio. El callejón sin salida
es el elemento de base indispensable al urbanismo musulmán tradicional: los pa-
sos secundarios se desplazan consecutivamente, de tal forma que las casas que
se encuentran enfrente no tengan nunca las puertas justo una frente a otra. Este
desplazamiento protege de las miradas indiscretas del vecino.
105
AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
-
-hay que recordar una vez más que la sociedad de ndalus es una
sociedad urbana, estructurada en sus princOales fundamentos por las
ciudades y por los elementos sociales que éstas generan. La mayoría de
la población medieval es evidentemente rural o vive en el campo, pero
en territorio con gobierno musulmán está urbanizada, está dirigida por
unos elementos motores que provienen de una gran civilización urbana,
la del Islam. Se puede decir que se trata de la última civilización urbana
de Oriente Medi o y del mundo clásico, del mundo helenístico. Y hay que
afirmar; sobre todo, que lo rural no excluye lo urbanizado, en esa civili-
zación'
En el hacinamiento era la norma de este entramado urbano. El aire que se
respiraba en la Córdoba islámica, debió ser parecido, al de las grandes urbes del
mundo antiguo, a la urbe de Roma que Séneca vivió y que como un asmático nos
describe así:
"...preguntas, por lo tanto, ¿cómo me ha nacido la decisión de mar-
char? Tan pronto como abandoné la pesadez de la ciudad y aquel olor
de las cocinas humeantes que, puestas en acción lo cubren todo de va-
por pestilente, lo mezclan con el hollín, sentí en seguida que mi salud
había cambiado. ¿Cuánto crees que aumentaron mis fuerzas después de
que llegué a los viñedos? "1.
El primer médico andalusí del que tenemos constancia se preocupa de
este tema el Avenzoar (m. 1162 d.C.) en su obra Higiene' .
3
Mikel de Epalza Ferre ,"La mezquita reguladora de espacios urbanizados y templo de Acústica " en Córdoba
en la Historia- La Construcción de la Urbe, edición citada. p. 97 y ss.
4
Séneca, Epístolas' morales a Lucilio (Libros I-IX, Epístolas 1-80), introducción, traducción y notas Ismael
ROCA MELLA,Editorial Credos, Madrid, 1994, 309-312.
5
Abu Marwan `Abd al-Malik ben ZuhrXitab al-dgdiya !Tratado de los Alimentos, Edición del texto árabe,
traducción e introducción por Expiración García Sánchez, Madrid ,1992, pp.135 1 a 138.
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"La comparación del aire de las ciudades y el aire de los campos y de los
desiertos es como las aguas gruesas que tienen muchas sustancias y las aguas
filtradas y ligeras. Esto es debido a la altura de los edificios de la ciudad, el
abigarramiento de sus calles y por lo mucho que vierten sus habitantes.- basuras,
cadáveres y alimentos corrompidos,. todo esto hace que el aire se llene de esta
suciedad y así también se pondrán los espíritus gradualmente, de forma que na-
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AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
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109
AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
-
B. EL AGUA.
Los usos del agua.
La primera de las fiinciones del agua en al-Andalus y en las ciudades o en las
poblaciones urbanas más pequeñas de parecida entidad es religiosa y por ello en
ellas y sus arrabales, se dan las estructuras acuíferas y de agua calentada para
realizar las purificaciones previas a la oración.
Indispensable para la existencia de la ciudad, el agua responde a otras exigen-
cias diversas: actividades artesanales, tareas domésticas cotidianas y necesidades
de purificación hacen del agua una necesidad imperiosa, además de cumplir una
función estética en la civilización islámica.
Para numerosos artesanos, el agua constituye un elemento esencial, ya se trate
de alfareros, artesanos textiles. Cuando el agua entra en la casa, permite realizar
sin duda las labores domésticas esenciales, pero cumple también una función pu-
ramente estética. El patio de las casas de Córdoba, que contiene en ocasiones un
pequeño estanque, se organiza alrededor de una red de pequeños canales. El agua,
finalmente, tiene en la ciudad de al-Andalus un papel fundamental: permite ali-
mentar el bario.
Según C.,Mazzoli la calidad del abastecimiento de agua de una ciudad reside
en dos factores: el origen de la obtención de agua y los modos de almacenamiento
y distribución utilizados. De ellos depende su posible contaminación de las aguas
de consumo humano. El habitat permanente y relativamente denso que supone la
existencia de la ciudad en un medio mediterráneo, sobre todo, confiere de entrada
un carácter vital al agua, tanto por su abastecimiento como por su evacuación".
Las referencias sobre estados de sitio no hacen sino confirmar esta primera impre-
sión. La sed, e igualmente el hambre, llegan con más seguridad a terminar con la
resistencia de la ciudad que las operaciones militares. Se comprende porqué la
alcazaba, muy a menudo último refugio urbano, debe particularmente cuidar este
aspecto de su dispositivo. La calidad del abastecimiento de agua que depende de
modos de alimentación y almacenamiento, sin olvidar la necesidad de una eva-
cuación eficaz; se convierten entonces en criterios fundamentales permitiendo
resaltar buenas ciudades.
El abastecimiento de aguas de la almedina de Córdoba se hacía en primer lu-
gar, al igual que en época romana, por las conducciones de agua (acueductos) que
desde la Sierra llegaban a Córdoba desde época romana y en segundo lugar por
los veneros, pozos y aljibes naturales que había en el casco amurallado y otros que
en muchos casos se construyeron en época musulmana.
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AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
Hoy sabemos que algunos de estos acueductos romanos, todavía en buen esta-
do, se seguían utilizando durante en el siglo X. Otros dejaron de utilizarse durante
el primer siglo del emirato.
Prueba de ello es que recientemente se encontró en la zona del Tablero bajo de
la Arruzafa un acueducto romano cortado por las tumbas del excavado cementerio
de al-Rusafa (Solar del Pryca-La Sierra) pero que descendía en dirección a la
Fuente de los Picadores. Sería una rama auxiliar del Agua Vetus que sirvió sólo
hasta finales del mandato de `Abd al-Rahman F. El otro acueducto romano, pro-
piamente llamado Agua retus Augusta, también ha sido hallado recientemente
que procedente de Trassierra cruzaba el Tablero Bajo y parece que en época califal
todavía estaba en uso'. Ambrosio de Morales nos habla de la entrada de esta con-
ducción de agua por la Puerta Osario°.
Otro acueducto romano que procedente de Trassien-a bajaba hacia el costado
occidental de Córdoba (Aqua Nova Domitiana). Es probable que dicho acueducto
lo reutilizaran los alarifes de `Abd al-Rahman III para abastecer de agua a la nue-
va residencia palatina de al-Madinat al-Zahra'° y mucho antes que a esta en.el 941
para su almunia de Dar al-Na'urall.
7 J.A, MORENA LÓPEZ "Nuevas aportaciones sobre el Agua Vetus Augusta y la necrópolis occidental de la Colo-
nia patricia" en Anales de Arqueología cordobesa, 5, 1994, pp. 164- 165.
s JA MORENA, artic. cit„p.165.
9 Apud BASILIO PAVÓN MALDONADO, Tratado de Arquitectura PILspano-musulmana.1, Agua, Madrid, 1990, 275.
I° ÁNGEL VENTURA VILLANUEVA, El Abastecimiento de agua a la Córdoba romana, Córdoba, 1993.
" Cf. el p° que dedicamos a Dar al-Nau'ra.
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1 km ~ale • 1. g loggésou
• 04~ .1 ii4140~ -0~ Mi 4 .
• "mmlarák4•Allirri. ~d.
116
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-
17 FRANCISCO AzoRrN ,"El alcantarillado árabe de Córdoba " en Arquitectura A Madrid 1919, pp.191 y 192. cf.
también FRANCISCO R. GARCIA VERDUGO, "Problemática y origen de la construcción de la Red de saneamiento
de Córdoba "en Revista El Pregonero n° 90 (Marzo 1992), p.23.
18 Ibíd.
19 A. ARJONA CASTRO, La población de Córdoba en el siglo XIX (Sanidad y crisis demográficas en la Córdoba
decimonónica). Córdoba-Instituto de Historia de Andalucía, 1979.
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20 A. ARJONA CASTRO, "La población de Córdoba en el siglo XIX" p. 125 cf. BRÁC n° 25 p.200 (articulo "La
minería en Córdoba").
21 Sobre estas epidemias cf. A. ARJONA, "Las epidemias de peste bubónica en Andalucía en el siglo XIV", en
BRACn° 108 (1985), p.51, nota n° 8.
22 Sobre la salud pública en Córdoba musulmana cf. A. ARJONA, Introducción a la Medicina-arábigo-andaluza,
Córdoba, 1989, pp. 61 y 63.
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Arrabal de los Alfareros excavado en la Avenida de las 011erías fuera del recinto
amurallado de Córdoba.
A. EL AIRE
Leopoldo Torres Balbás afirma, y así lo hemos podido comprobar en las
numerosas excavaciones arqueológicas realizadas en Córdoba, que cada arrabal
y aún cada barrio de alguna extensión formaba, a semejanza de la medina, como
una pequeña ciudad independiente, organizada en torno a una mezquita, con sus
zocos, tiendas, alhóndigas, barios y hornos. Únicos elementos de unión de la ciu-
dad así fragmentada eran la cerca general y la mezquita mayor, situada en la medina,
a la que los fieles debían acudir los viernes a la oración. Las arrabales estaban
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AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
separados unos de otros por huertas y tierras de cultivo en incluso en cada, tiene
su espacio verde, es decir su huerto con árboles frutales y pozo. Por este motivo el
medio ambiente, el aire de estos era relativamente bueno aparte el polvo del
verano y. el barro del invierno en los caminos no empedrados.
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omeya. Volumen I, De la conquista al final del emirato omeya, Córdobas, 2001, pp.177-158. La identificación
se hace en base de un Itinerario de al-Razi, Ibn Hayyan, Muqtabis, texto árabe por Abd al-Rahman 'Ali al-
Hayyi, Beirut, /983, p. 44-47 y traducción española de Garcia Gómez, en Anales Palatinos del califa al-
Hakam II, por Vsá ibn Ahmad al-Razi; 1967 ,pp.64-65.
26 Ibn Hayyan, Muqtabis II-1, edición Mahmud 'Ali Makki y Federico Corriente, Zaragoza, 2001, p.191 (folio
146 del texto árabe )
121
AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
-
27 ed.Rabat, VII, 482 y Vicent Lagardére, Ilistoire et Soeiété en Oceident Musulman au Moyen g-e, Madrid,1955,
IV, 150
122
AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
123
AL-MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
" J.F. MURILLO ,CAMINO FUERTES Y DOLORES LUNA , "Aproximación al análisis de los Espacios Do-
mésticos en la Córdoba andalusí." en Córdoba en la Historia :La Construcción de la urbe,Córdoba 1999,
pp.129 y ss.
124
AL MULK. ANUARIO DE ESTUDIOS ARABISTAS
-
Por otro lado, las intromisiones sobre el espacio comunitario de las calles son
especialmente fi-ecuentes, con tenderetes, saledizos y pozos negros abiertos en las
mismas y sobre los que vierten sus residuos las casas vecinas. En última instancia,
y como señala los Tí-atados de la Hisba y la Jurisprudencia que aporta Ibn Sahl en
los Ahkam al-Kubra la razón de esta práctica se basa en la preeminencia absoluta
dada por los juristas malikíes al derecho de uso, mediante el cual cada vecino es
libre de usar como estime oportuno sus propios bienes, acondicionando su espa-
cio doméstico incluso haciendo intrusión sobre la calle, con la única limitación de
no perjudicar el derecho legítimo de los transeúntes. Y por si esto sólo no bastara,
otro derecho asiste al propietario. Se trata del derivado de la fina: «espacio libre
virtual que rodea una propiedad construida al borde de sus muros, y sobre el cual
el propietario de la casa posee un derecho de uso privilegiado para atar sus ani-
males, cargar o descargar mercancías, ejercer una actividad comercial e, inclu-
so, depositar sus basuras o ubicar sus letrinas...».
En los arrabales occidentales la calle se configura con un trazado sinuoso que
se adapta a la irregularidad de las parcelas edificadas, con estrechamientos y quie-
bros que le confieren un aspecto parecido al que observamos en la Afadina. Res-
ponde a un proceso de urbanización y edificación no planificado a priori,' sino
resultado de la iniciativa individual que se evidencia en un crecimiento plurinuclear,
sobre pequeñas parcelas en las que a menudo se manifiesta la coexistencia de
espacios domésticos con áreas destinadas a actividades artesanales y con huertas.
En los barrios así conformados, no se detectan infraestructuras comunitarias de
evacuación de aguas residuales, quedando éstas circunscritas al ámbito es-
trictamente privado mediante el empleo de pozos negros y fosas sépticas.
Pero parte del sistema de evacuación era heredado de época romana y mu-
chas veces sufría roturas lo que daba lugar a que su aguas no siempre limpias,
inundaban los cementerios dando lugar a graves problemas de salud pública. Este
el caso que nos ofrece ibn Sahl en los Ahkain al-Kubrá (Edición de Muhammad
Abdel-Wahhab Khallaf 29.
29 Editados en El Cairo: Procesos criminales, 1980 (I); Comunidades no musulmanas en la Espalía musulmana,
(1980), (II ); Procesos de herejes en la España musulmana, 1981 (III,). Medicina árabe medieval y su papel
al servicio de la Justicia, 1982 (IV); Mezquitas y Viviendas, 1983, (V), y Ordenanzas del Zoco en la España
musulmana, 1985 (VI).
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Puede verse la cercanía entre el pozo negro, situado donde evacua un atanor y el pozo de agua
para consumo y dotado de un brocal de cerámica. Foto. Arjona.
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Se trata, sin lugar a dudas, del cementerio situado frente a la puerta denomina-
da Bab cAmir al-Qurasí, al este de la medina de Córdoba, puerta que más tarde se
llamó de Gallegos. Refiere Ibn Sahl a la Magbarat Ami r (Almacabra de Amir) a
propósito de unas conducciones (gana%) que anegaban las zanjas que rodeaban las
tumbas de este cementerio y el camino que lo atravesaba con las aguas residuales
procedentes de las casas (dúr) que daban a oriente y poniente de dicho cementerio
y de un baño que allí había que tomaba el nombre de lbn Tumlus 30. El mismo Ibn
Sahl refiere otro caso similar, esta vez en el Rabad masyid al-Walld (Arrabal de la
mezquita de Abú I-Walid). Su localización es insegura, aunque, dado que lbn Sahl
lo cita a propósito de una conducción de agua (gana%) que atravesaba el precitado
30 AK,V1,136-137
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-
cementerio de `Amir, bien podría tratarse de una de las mezquitas de los arrabales
occidentales de Córdoba. Lo que no ofrece lugar a dudas es la proximidad de este
barrio con elfoso Jandag) que rodeaba el perímetro de la ciudad, ya que se indica
que dicho gana/ iba a desembocar en él3'. También cita a la Masyi d Mangala
(Mezquita de 'Parada' o de `Tránsito'?), situada probablemente en los arrabales
occidentales, ya que lbn Sahl también la cita a propósito de las canalizaciones que
anegaban el cementerio de `Amir tratándose del único autor que hace alusión a
ella». Debido al nombre que recibía esta mezquita, es fácil suponer que se hallaba
junto al camino que partía de la puerta de 5Imiry, tras atravesar dicho cementerio,
continuaba en dirección a Almodóvar.
Acueducto detrás de la antigua Facultad de Veterinaria, que podría ser el citado qanat que se
dirigía hacia el foso de la muralla de la Almedina-después de atravesar el Cementerio de `Amir.
3' AK,VI,141
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l'OTAL 51,51
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Como hemos dicho, al final del zaguán y en recodo para aislarlo lo más
posible del resto de la casa, y con sus puertas, a veces dobles, se encuentra
el retrete. Se halla medianero con la calle, al fondo del recodo, y sobre un
poyo de ladrillo algo elevado respecto al pavimento, donde colocan dos
piedras calizas de 0,30 x 0,80 con una hendidura lateral que forman al mi-
rarlas una raja larga y estrecha de 0,15 x 0,50, otras son de una sola pieza, al
igual que la solera o fondo también de piedra caliza. El retrete se comunica
directamente mediante el albañal que atraviesa el muro foral con el pozo-
negro situado en la calle. El espacio destinado al retrete tiene una anchura
de 0,70 y una longitud de 2,50 metros, y en él existe una especie de tinaja o
pilón para contener agua, para la limpieza del mismo. A un lado del retrete
se encontraría el nicho donde albergaban los bacines o escupideras u orina-
les que eran de forma cilíndrica; de barro cocido a veces vidriado, y algu-
nos decorados con colores verde y pardo. La ventilación se conseguía me-
diante un pequeño orificio junto al techo recayente a la calle.
1. — ZAGUÁN 6. — COCINA
2. — RETRETE 7. — ALCOBAS
3. — ESTAR 8. — POZO
4. — GALERÍA 9. — POZO-NEGRO
5. — PATIO 10. — PILÓN
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"La casa hispano-musulmana. Aportaciones ala arqueología, Granada 1990. p. 111 y a la vivienda de servicios
descrita por A. VALLEJO TRIANO, p. 129.
34 Es válido el estudio realizado para el siglo XI por Ma L. ÁVILA NAVARRO, en el tomo VIII de la I-1° de España
de R. Menéndez Pidal :"Los Reinos de taifas. Al-Andalus en el siglo XI", obra coordinada por Maria Jesús
Viguera, Madrid 1994, pp. 364 y ss.
" MUHAMMAD JALLAF , Documentos sobre las ordenanzas del zoco extraídos del manuscrito de los "Ahkam
al-Kubrá " del cadi Abul-Asbag Ibn Sahl, edición crítica por Muhammad Jallaf, Primera edición. El Cairo,
1985 , p- 62 y ss (Acta cuarta ) (VI).
36 Era uno de los consejeros más antiguos, obstinado y experto en contrato fue cadí al-Yama' y sahib al sala en
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3- Por causa de los ataques repetidos de los conejos sobre las plantas situados
en dichos parajes.
Todo lo examinaron y valoraron los daños ocasionados a los arrendatarios
de los huertos los cuales están en la Rambla de Córdoba y partes contiguas
a ella en el costado oriental de Córdoba, por causa de la epidemia de bichos
y obstrucción de las acequias al norte, la tercera parte de lo que recae sobre
ellos de la alcabala en la tierra blanca y permanece sobre ellos treinta, y cae
(se rebaja ) el cuarto sobre los arrendatarios de las huertas de la parte occi-
dental y norte de la medina de Córdoba por causa de la epidemia de cone-
jos y bichos en la tierra blanca, y permanecen tres cuartos y esto es exacto
para los Bienes de Hábices citados. Ciertamente hay en ello que es legíti-
mo de los arrendatarios y se adaptara a ellos.
Yannat al-ahbas (Huertas de los hábices), que se hallaban diseminadas ro-
deando la capital por sus lados este, norte y oeste». Ante la Magistratura
de Justicia (diwan al-qadat), presidida por el juez `Abd al-Rahmán b. Baxir,
se quejaron los que estaban al cuidado de estos huertos por los problemas
que ocasionó una plaga de insectos durante el mes de marzo del ario 407/
1017, poco después de lafitna, a la que siguió otra de conejos que acabaron
por devorar las plantaciones; además, en el mes de Agosto del mismo ario
se produjo la obstaculización de la acequia siqaya que regaba los huertos
del lado este, por causa de los preparativos del ejército musulmán en el
campamento (mahalla) que tenía levantado a oriente de la medina de Cór-
doba (bi-sharq madinát Qurtuba) para prevenir los ataques de los cristia-
nos. Del texto de lbn Sahl también se desprende que cada una de estas
plantaciones estaban a su vez constituidas por huertos delimitados, cuyos
nombres no especifica, aludiendo sólo al 'huerto tal y al huerto cual' den-
tro de las huertas orientales, septentrionales 0, orientales.)
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Con esta breve introducción quiero decir que viajar al futuro resulta relativa-
mente fácil para algunos porque será como ellos lo imaginen o diseñen según el
escenario y premisas que le impongan a los ordenadores. Incluso grandes escrito-
res como Clarke, Asimov, Ende... nos han deleitado con sus obras del futuro, al
igual que ha sucedido en el mundo del cine, incluyendo la ciencia-ficción, con
grandes directores como Spielberg, que han suscitado también una cierta contro-
versia entre el optimismo y el pesimismo ante el futuro del hombre. Se plasman
ideas a veces a caballo entre la fantasía y la probable realidad.
Pero retroceder hacia el pasado es algo más complicado porque no nos move-
mos entre futuribles si no entre cuestiones que realmente han sucedido y debemos
ponerlas a la luz tal y como fueron. Es decir el pasado es más cierto que el futuro.
De ahí que el hablar sobre los ecosistemas de al-Andalus, en este caso, muestre
una mayor complejidad, sobre todo en pequeños intervalos de tiempo, que pro-
nosticar cómo serán los ecosistemas del año 2500 pongamos por caso.
En este contexto lo primero que debería ser planteado es el preguntarnos si han
cambiado desde al-Andalus a la actualidad las grandes unidades biogeográficas
que ahora conocemos. La respuesta ha de ser no, ya que nos referimos a pequeñas
escalas, es decir a grandes dimensiones sobre el terreno. Sigue existiendo al igual
que en al-Andalus el río Guadalquivir, su Vega, la Campiña, la Sierra de Córdoba,
el Subbético, por referirnos a los ecosistemas más cercanos. Sin embargo, al des-
cender al análisis de estos grandes sistemas sí que observamos cambios y debe-
mos preguntarnos ¿qué ha cambiado? y ¿ en qué sentido?
SIERRA MORENA
Sierra Morena representa el escalón desde la Meseta al Valle del Guadalquivir
y vista desde lejos presentaba una línea de cumbres semejante a la actual. Ello es
debido a que se trata de terrenos muy antiguos, del Paleozoico, que han sido
erosionados durante millones de años, por lo que hace 1000 años presentaban una
configuración tal y como ahora la vemos (Fotografia 1), los dientes de sierra que
caracterizan a cualquier Sierra ya estaban entonces tremendamente desgastados,
de hecho apenas merece, en sentido estricto, el nombre de Sierra nuestra Sierra.
Hacia el interior de ella es típica la forma plana del relieve puesto que el fenóme-
no erosivo paralelamente ha sido muy importante y ha dibujado unas cumbres
redondeadas y un paisaje con ondulaciones y acanaladuras, a manera de la suce-
sión de hileras de tejas del techo de una casa (Fotografía 2), que vieron también
los habitantes de al-Andalus. Ahora bien, los ecosistemas de la Sierra estaban
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feros como ciervos, cochinos, cabras monteses o lobos, por citar las especies más
significativas.
Respecto de los ecosistemas acuáticos destacar el aprovechamiento del agua
de los arroyos del Bejarano y del Molino que supieron realizar llevándola a Medina
Azahara y a Córdoba aprovechando el acueducto de Valdepuentes. Merece men-
ción también las construcciones que realizaron en esos arroyos. Por ejemplo el
molino (Fotografia 7) que da nombre al segundo de esos arroyos en el que hemos
datado por paleomagnetismo ladrillos de alguna de sus dependencias que han re-
sultado ser del siglo XIII. Además debemos mencionar los bellísimos parajes na-
turales de ese lugar con los depósitos de travertinos que vieron tal como los vemos
ahora nosotros y que lo que hoy es el paleopoljé de Escarabita (Fotografía 8), en
época árabe esta zona era mucho más hidromorfa y que, por las catas y análisis
que hemos realizado, debió tener una lámina de agua circulante y el nivel freático
superior en más de 1 metro al actual. La lujosa alquería de esta zona disponía de
un surtidor que es el conocido Elefante, figura de la que hemos datado por el
método del carbono 14 los depósitos calcáreos de sus patas traseras resultando
que funcionó como fuente en el período comprendido entre los años 982-1193.
SUBBÉTICO
Las Sierras Subbéticas (Fotografia 9), que desde finales del Pleistoceno Supe-
rior ya fueron colonizadas por el hombre, eran bien conocidas por los árabes que
dispusieron en ellas de asentamientos bien conocidos. El paisaje de aquella época
era diferente al actual. Al igual que en Sierra Morena, la biomasa vegetal era
mayor, a pesar de que se cuenta con referencias, por ejemplo procedentes de la
Cueva de Los Murciélagos de Zuheros, que nos informan de la secular explota-
ción de aquellos bosques a través de los análisis de los carbones encontrados, que
identifican especies que ya explotaban tanto como alimento como para hacer fue-
go. El hombre la ocupa ya en el Paleolítico Medio, supuestamente Neandertales
de hace 35-40.000 años. Hace unos 12.000 años es ocupada por el Horno sapiens
sapiens . Con posterioridad grupos humanos del Neolítico la habitan entre el 4.400
y el 3.150 a. de C. fabricando útiles en piedra y huesos, objetos de adorno en
mármol y objetos de cerámica decorada a la almagra (por la aplicación de ocre
rojo) como el vaso de Zuheros datado entre el 4300 y 3980 a. de C. por el método
del carbono 14. Los análisis efectuados sobre restos de carbón vegetal han permi-
tido conocer que hace 6000 años el bosque circundante era de tipo mediterráneo,
parecido al actual, con abundancia de madroños, romero, tomillo y especies arbóreas
como encinas, quejigos, hayas, arces, etc. La siguiente etapa de ocupación es en la
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Edad del Cobre, aproximadamente entre el 3000 y 1800 a. de C., y después duran-
te la Edad del Bronce. Con posterioridad llegamos a la ocupación en época roma-
na entre los siglos II a V y a la presencia árabe, cuando en algunos momentos
estuvo habitada. No obstante el manejo que realizaron en aquellos bosques fue
inferior al que se efectuó en siglos posteriores. Traemos a colación en este sentido
una cita sobre las desforestaciones llevadas a cabo en el siglo XVIII, la describe el
entonces cura y vicario de Zuheros Pedro Joseph Poyato y Cazorla en su Descrip-
ción Topográfica de la Villa de Zuheros que dice: "Este árbol (se refiere a la enci-
na) tan útil para los hombres se cría y produce con la mayor abundancia en estas
sierras, pues en estos arios se han sacado, con superior permiso, cerca de tres mil
encinas en el sitio que llaman La Majada y no se advierte su falta". En efecto, la
tala, los incendios y la actividad agrícola desarrollada con posterioridad han in-
fluido en la destrucción de la vegetación original, dando paso a la aparición de
violentos procesos erosivos, que han dado lugar a que ahora el paisaje denote un
claro vacío vegetal, más acusado en zonas culminantes y vertientes, que aparecen
prácticamente desnudas. En definitiva, estas formaciones de encinares, garrigas y
pastizales en fases recesivas son las que ahora componen el paisaje y son el resul-
tado de una prolongada acción antrópica sobre los ecosistemas originales, que
sobre todo se han realizado con posterioridad al tiempo de al-Andalus. Hay que
mencionar, a título de curiosidad, que algunos viejos quejigos (Fotografía 10) que
se acercan a los 800 arios de edad debieron de ser vistos por los habitantes de
aquella zona de al-Andalus.
Respecto de la fauna que va siempre ligada' a la vegetación existente, hay que
citar que en la zona existieron en aquellos tiempos osos, cabras monteses, nutrias
y gran diversidad de rapaces, algunas de las cuales han llegado hasta nuestros días
como el águila real, el buitre leonado, el halcón común, azores, gavilanes, águilas
calzadas, ratoneros, lechuzas, etc. Eran abundantes entonces mamíferos hoy ame-
nazados como son el gato montés y la cabra montés. En suma la diversidad bioló-
gica era muy superior a la actual.
Sin embargo, lugares como el poljé de La Nava (Fotografía 11) no han cambia-
do desde entonces, prueba de ello es que aún se encuentran allí los narcisos,
Narcissus bugei (Fotografía 12), una hierba perenne descubierta para la ciencia
recientemente, en 1982, y cuyo epíteto específico está dedicado a mi querido ami-
go y maestro Eugenio Domínguez, ex Rector de nuestra Universidad, (Buge para
los amigos). No obstante su descubrimiento reciente, hay que mencionar que el
geógrafo árabe Yaqut (siglos XII-XIII) en su obra Diccionario de los Países escri-
bía que " en la Sierra de la Sima se daban los narcisos de floración más tardía de
al-Andalus a causa de la frescura del aire serrano" y son precisamente éstos a los
que se refería. Esta especie es endémica del sur de la Península Ibérica y está
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AGROSISTEMAS
En al-Andalus la campiña no tenía la misma imagen con la que ahora la cono-
cemos (Fotografía 16). La principal diferencia era el paisaje. La campiña no esta-
ba tan desnuda de vegetación natural. Es cierto que el hombre ha ido progresiva-
mente desforestando los bosques mediterráneos que la ocupaban para rendir esos
terrenos a la agricultura, pero en tiempos árabes había aún grandes zonas que
conservaban sus rasgos naturales aunque posiblemente no inalterados por la mano
del hombre. En efecto, en el siglo XIV, Alfonso XI cita como buenos montes de
puerco en invierno a la ladera de Montilla y la Dehesa de Monte Mayor, por lo que
al menos esos parajes debieron, más aún en siglos anteriores, contar con encinares
y matorral suficiente como para albergar dicha fauna.
La monotonía de los paisajes de olivares (Fotografía 17) y viñedos era ya pa-
tente en la campiña, aunque con menos extensión de esos monocultivos que en
épocas posteriores. El olivo, en árabe zaytun, ha sido cultivado desde tiempos
remotos y es un árbol amante de climas cálidos por lo que se extendió bien por al-
Andalus, aunque casi todos los botánicos árabes eluden mencionarlo, pero sí men-
cionan las distintas clases de aceite que se obtienen de su fruto. Por cierto que
aceite deriva del árabe al-zayt , forma que desplazó con rapidez a los derivados
del latín oleum. Respecto de la vid, que se supone originaria del Caúcaso y de las
orillas del Mar Negro, hemos de decir, sin embargo, que la presencia de la forma
silvestre se remonta al Plioceno en el entorno mediterráneo. Su nombre en árabe
es karm relacionado con la raíz k-r-m "ser generoso" en clara alusión a las virtu-
des de esta apreciada planta. Karm alude también al sentido de viña o viñedo y de
él procede "carmen" que designa una quinta con huerto y jardín, particularmente
famosos los de Granada.
En la campiña se cultivaban cereales como trigo y cebada. Las diferentes espe-
cies de trigo son originarias de Asia Menor y otras zonas del sudeste asiático, así
como de los Balcanes y de Abisinia. Pero en al-Andalus comenzó a cultivarse el
trigo duro (Piticum durum) variedad cuya difusión en Oriente Medio y en el
Mediterráneo fue responsabilidad del mundo árabe de la época, que además intro-
dujo el lino (Linum usitatirsimum), con lo que las tierras de al-Andalus se enri-
quecieron en cultivos de secano.
Las huertas gozaron de un gran esplendor en al-Andalus debido a las bondades
de los suelos de las vegas de los ríos y a los conocimientos sobre sistemas de
regadío y aprovechamiento del agua que poseían sus agricultores. Previo al esta-
blecimiento de al-Andalus eran conocidos los tradicionales cultivos de habas, len-
tejas o garbanzos y en general las especies cuya semilla ha sido fácil de conservar
y transportar de unos a otros lugares. Pero la llegada de los árabes enriqueció de
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australis) (Fotografía 21) muy estimado en las alquerías, también por la calidad
de su madera y como árbol lindero de huertas y caminos; el algarrobo (Ceratonia
siliqua) originario de Palestina que se extendió muy pronto por las regiones medi-
terráneas; el plátano de sombra (Platanus orientalis), que procede del mediterrá-
neo oriental y que fue expandido al menos desde el Imperio Romano, en suma
todos ellos muy apreciados en al-Andalus.
Lo que no se conoció en al-Andalus lógicamente fueron las patatas, los toma-
tes, los calabacines, el cacao, ni por supuesto tampoco los ágaves ni las chumberas,
ambas de origen mejicano, que llegaron a España tras el descubrimiento de Amé-
rica.
EL GUADALQUIVIR
El río por excelencia de al-Andalus es el Guadalquivir, wadi al-Kabir o Río
Grande (Fotografía 22) cuya trayectoria a su paso por la capital del Califato era
similar a la actual puesto que el meandro que forma antes de llegar al Puente
Romano es prácticamente un meandro encajado, que ha permitido que durante los
últimos 2000 arios las aguas pasen bajo sus ojos. El paisaje desde la ribera era
mucho más bucólico entonces, con los molinos funcionando situados antes y aguas
abajo del Puente Heredado. En tiempos de al-Andalus ya eran conocidas las espe-
cies que constituyen la vegetación de galería de los cursos fluviales como los
alisos, fresnos, tarays, olmos, sauces, mimbreras, tifas, eneas, carrizos, etc. y mu-
chas de ellas eran aprovechadas en la fabricación de utensilios de todos conoci-
dos. El Guadalquivir, como en los tiempos romanos, era navegable utilizando
barcazas o balsas planas lo que favorecía el transporte y la comunicación sobre
todo en el eje Córdoba-Sevilla y la ulterior salida al mar.
El mayor problema que para el pueblo andalusí presentaba el Guadalquivir
fueron las arriadas, aún quedaba mucho tiempo para que se construyese la defensa
que supone para la parte baja de la ciudad el murallón de La Ribera y por aquellos
tiempos tampoco existían las grandes presas que hoy, entre otras cuestiones, nos
protegen de las avenidas. Tradicionalmente las zonas más afectadas por la viru-
lencia de las aguas han sido lo que ahora es el Campo de la Verdad, situado en el
lóbulo del meandro que forma el Río al entrar en la ciudad, la Fuensanta y los
aledaños de la Ribera. En la época árabe sucedieron avenidas a finales del siglo
VIII, viéndose inundada la zona del puente y el arrabal de Shaqunda (Fotografia
23). En Enero de 850, en tiempos de Abderramán II, Córdoba y muchas poblacio-
nes ribereñas se vieron afectadas por una gran inundación, incluso se desbordó el
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Por último, significar que al situarse Córdoba en el tramo medio del Guadal-
quivir donde se encuentran las especies que evolutivamente proceden de los tra-
mos altos y de los próximos a la desembocadura, la diversidad de organismos
acuáticos era muy elevada. A este respecto merece la pena citar a especies de
aprovechamiento pesquero que fueron abundantes en aquellos tiempos y que hoy
prácticamente se han perdido por diversas circunstancias, como la anguila, el sá-
balo o el esturión, entre otras.
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BIBLIOGRAFÍA
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Fotografi'a 2
Fotografi'a 3
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A
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Fotografia 20
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Fotografra 22
Fotograffa 23
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E
Introducción.
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estas captaciones podrían haber aportado serían de15-30 lls para el arroyo Bejarano,
y de 7-15 1/s para la fuente de El Elefante.
Realizando una simulación y cálculo del máximo caudal posible que a plena
carga podría suministrar la captación del caño de Escarabita (fuente de El Elefan-
te) (Losada Villasante, 2000), del surtidor de su alcubilla no podría salir un caudal
mayor a 7-8 1/s. De la misma manera por el canal construido para abastecer el
surtidor de El Elefante, y estimando una pendiente del 1 por mil según Camacho
Poyatos, 2007 (c.p), las aguas circulantes representarían unos volúmenes de unos
10-11 1/s.
En base a las marcas adheridas en las paredes del acueducto de Valdepuentes
en forma de concreciones calcáreas, aplicando la ecuación/fórmula de Manning,
Ventura Villanueva (1996) llegó a estimar un caudal medio circulante por el mis-
mo de unos 23.407,2 m3/día, es decir unos 270 1/s, con valores máximos de
35.582.8m3ldía, 411 l/s.
Estos encostramientos carbonáticos presentan para nosotros unas facies rela-
cionadas más bien con flujos verticales de agua que con flujos laminares genera-
dos por aguas en movimiento en sentido horizontal. En algunas situaciones esto
resulta ser muy evidente, tratándose de goteos de agua bajo claras condiciones
subaéreas (Foto 1). Las aguas freáticas formadas al amparo de la cobertera detrítica
que sepulta la mayor parte del acueducto, de naturaleza muy bicarbonatada al
proceder de margas y calcarenitas miocenas, habrían traspasado el opus sign/num
y la pared de este acueducto, siendo por tanto las responsables de estos
encostramientos. Las margas miocenas muy arcillosas que sirven de encofrado de
este acueducto, actuarían como nivel impermeable para las mismas.
Dada la cronología histórica de la formación de estas capas detríticas, invita a
plantear la cuestión sI el acueducto presentaría un trazado subterráneo tan solo allí
donde la antigua topografía y desniveles lo requerirían como necesario. Estos
alternarían con tramos de carácter subaéreo, muy cercanos a la superficie, protegi-
dos por la bóveda que presenta. Los sedimentos detríticos que comentamos, gene-
rados por la dinámica superficial erosiva-acumulativa desatada por el uso o aban-
dono del territorio, serían la causante de su posterior enterramiento.
Por otro lado los procesos de movimientos en masa, solifluxión o reptación
experimentados en época reciente por las margas donde se encaja, han provocado
la gran deformación que presenta esta conducción en la actualidad, traducida en
trazados reptantes-ondulantes, cúpula desplazadas de su posición original, crea-
ción de condiciones hidromorfas elevadas, un nivel freático muy cercano a la
superficie, y formación de suelos y margas de carácter muy hidromorfo (Foto2).
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El arroyo San Jerónimo se inicia en la zona del cruce de Sta. María de Trassierra
sobre materiales pizarrosos, discurriendo sobre litologías volcánico-sedimentarias
antes comentadas. Confluye con el arroyo Vallehermoso originado en una capta-
ción existente por encima del trazado de la carretera de Sta. María de Trassierra,
en el contacto de las calizas con los materiales infrayacentes, muy próxima a la
torre ochavada de las "Siete esquinas". Ambos atraviesan coluviones constituidos
a base de clastos de material volcánico procedentes de la Sierra. efectuando una
incisión sobre estos de unos 2-3 m., conformando un escarpe erosivo donde pare-
ce visualizarse claramente el trazado del acueducto (Foto 5).
Como consecuencia de esta incisión y del desmantelamiento del material
coluvionar realizado, después de la confluencia de ambos, el cauce ha llegado a
cortar a esta conducción, llegando a asomar en el fondo del mismo, e incluso a
servir de represa de las aguas que por él circulan. A pesar de la importancia de este
curso de agua, parece ser que la construcción de puente alguno de época califal no
fue realizada. Igual planteamiento puede barajarse para el puente derruido sobre
el arroyo San Jerónimo que señala Ventura Villanueva (1993).
Conclusiones
Las grandes surgencias de descarga del acuífero de Sta. María de Trassiera no
pudieron ser utilizadas para el abastecimiento de la ciudad de Córdoba por cues-
tiones de cota. Fue necesaria la ejecución de las captaciones del arroyo Bejarano y
de El Molino, a una altitud coincidente con el nivel general de aplanamiento de la
zona, para solventar las topografías existentes en la arista culminante de la Sierra
(puerto de El Hornillo). Estas captaciones son y han sido poco cuantiosas e inca-
paces de proporcionar los caudales circulantes por el acueducto de Valdepuentes
que se tenían estimados hasta la fecha.
Esta obra hidráulica encofrada en las margas miocenas presenta una gran de-
formación debido a procesos de reptación y solifluxión. Se encuentra recubierto
por depósitos detríticos de cronologías históricas, formadores de un acuífero su-
perficial carbonatado autor de las costras adheridas a la pared del mismo. Se plan-
tea al mismo tiempo por ello la posibilidad de la existencia de trazados subáreros
para este acueducto.
La topografía original romana o califal ha sido muy modificada desde enton-
ces mediante la formación de nuevos depósitos e incisiones fluviales causadas por
unos cursos de agua originados a su vez por las aguas sobrantes de las captaciones
realizadas.La naturaleza bicarbonatada de las mismas han dejado depósitos tobáceos
y encostramientos calcáreos a lo largo de sus cauces. Los arroyos de Los Nogales
y Vallehennoso serían claro ejemplo de ello, de cronología romana el primero y
presuntamente califal el segundo.
El arroyo del Bejarano y de El Molino parecen mostrar una génesis similar a
estos, es decir cursos de agua generados por procesos erosivos y las deforestaciones
acontecidas y alimentados por las captaciones realizadas, y con un manejo
netamente antrópico acontecido en épocas históricas recientes.
Bibliografía.
BAENA ESCUDERO, R.; RECIO ESPEJO, J. M.; DÍAZ DEL OLMO, F. 1993.-
Paleokarst del sector Santa María de Trassierra-Las Ermitas (Sierra Morena, Cór-
doba). Cuaternario y Geomorfología. 7: 67-78.
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IGME, 1975.- Mapa geológico de España. 1:50.000. Hoja 922, "Santa María de
Trassierra".
RECIO ESPEJO, J. M.; BAENA ESCUDERO, R.; DÍAZ DEL OLMO, F. 1991.-
Evolución reciente del karst de la Sierra de Córdoba. Sistema hidroquímico y
travertinos. III Simposio sobre el Agua en Andalucía. I: 575-583.
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Figura 1.- Afloramientos de litologías calcáreas en el sector de Sta. María de Trassierra. Situa-
ción de la cuenca del arroyo Bejarano.
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Figura 4.- Cuenca del arroyo Bejarano: morfología de cursos, litologías y situación de
surgencias, resurgencias y captaciones.
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Foto 3.- Edificio tobáceo en el curso alto del arroyo Los Nogales.
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Foto 4.- Puente califal sobre el arroyo de Los Nogales. Al fondo las cabeceras de los arroyos
San Jerónimo y Vallehermoso.
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INTRODUCCIÓN
Él es quien hace caer agua del cielo,. de ella be-
béis, y de ella fse nutren] las plantas con las que apa-
centáis a vuestros animales,. fyJ por medio de ella hace
crecer para vosotros las cosechas, y olivos, palmeras y
vides, y todas /las demásJ clases de fruta.. /ciertamen-
te, en esto hay en verdad un mensaje para gente que
reflexiona!
Corán, 16:10-11
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canismos hidráulicos de elevación del agua, etc.- (Malissard, 1996), sobre las que
actuaron implantando las técnicas del Oriente Próximo que sirvieron para mejorar
la aplicación del agua de riego. El objetivo final era desarrollar una floreciente
agricultura basada en el policultivo y que sirviera de apoyo a una pujante econo-
mía.
De hecho, el uso agrícola del agua, con frecuencia asociado en los textos escri-
tos a la existencia de huertas y jardines, contribuyó, como decíamos al principio,
a mejorar los rendimientos. La producción alcanzó un notable desarrollo en las
zonas periurbanas. Las referencias a estos espacios agrícolas suburbanos son muy
frecuentes en las descripciones geográficas, que abundan en testimonios de la
feracidad de los contornos de las ciudades (Manzano, 1986), donde se advierte la
existencia de unidades de explotación agrícola, denominadas en las fuentes ára-
bes con términos distintos (García Sánchez, 1996). Una de ellas, la almunia, pro-
liferó en los alrededores de la Córdoba califal, hasta alcanzar, según información
escrita, un total de unas quince o más; en algunas de ellas, como en la denominada
Arruzafa, había áreas de experimentación agrícola, en las que se aclimataban nue-
vas especies o se mejoraban otras ya existentes en el suelo peninsular. En esa
almunia, Abdarrahman I :Armó un hermosísimo jardín con toda clase de plantas
raras y exóticas y hermosos árboles de todos los países, tratando de que tuvieran
agua para su riego"(Arjona, 1982).
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acequia principal hacia otras acequias o hacia los campos de riego se hace fre-
cuentemente a través de partidores que utilizan desde compuertas de madera hasta
la propia tierra para contener el agua.
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que las ocho acequias que constituyen la red definitiva de canales de la huerta
existían al final de la dominación musulmana. Aunque los riegos valencianos tie-
nen un origen romano, no hay duda que los árabes contribuyeron a su gran creci-
miento. Giner Boira (1997) mantiene que los pobladores del levante español no
eran árabes (procedentes de lo que hoy denominamos Arabia Saudí), que no cono-
cían el regadío pues sus tierras no se regaban, sino sirios, libaneses y egipcios con
cinco mil arios de tradición de agricultura regada. Asimismo mantiene que el ac-
tual Tribunal de las Aguas fue creado hacia el ario 960. Notables ejemplos de áreas
regadas valencianas son la huerta de Valencia y los regadíos de Alicante y Elche.
En Murcia la zona regada se sitúa en las cuencas media y baja del Segura
destacando el entorno de Murcia capital y Orihuela (perteneciente a la Comuni-
dad Valenciana pero situada en la cuenca baja del Segura) así como el Campo de
Lorca regado este último por el Guadalentín. En la huerta de Murcia destacan las
norias, ruedas que elevaban el agua mediante cangilones movidos por la corriente
de agua. Las más conocidas son las de Alcantarilla y la Ñora.
El regadío en Andalucía Oriental o Reino de Granada es muy diferente al del
levante español dada la orografía y el régimen pluviométrico de la zona. Aquí,
fundamentalmente, se aprovecharon hoyas interiores de ríos y zonas de sierra
mediante terrazas regadas. Lo más destacado es el ingenio desarrollado para cap-
tar agua en esta región (Alpujarras granadinas y almerienses) de gran escasez
hídrica. En el caso de corrientes superficiales, la toma de agua tanto en corrientes
permanentes como en cursos efímeros se hace por sangrado mediante diques de
derivación denominados azudes o boqueras. En el caso de aguas subterráneas, el
uso del qanat estuvo muy generalizado (Hermosilla, 2006). El pequeño tamaño y
su gran dispersión impiden destacar algunas zonas regadas.
En el valle del Guadalquivir no hay referencias a grandes espacios de regadío,
sino más bien a zonas de huertas en entornos urbanos y a almunias, o fincas de
recreo de los notables, destacando las de Jaén, Córdoba (la Arruzafa) y Sevilla (la
Buhayra). También hay constancia de regadíos en ambas orillas a lo largo del
Guadalquivir desde donde el agua se derivaba mediante norias (como la de la
Albolafia en Córdoba) y presas.
Por último, y fuera de los ámbitos geográficos ya citados, hay que mencionar
las vegas de Toledo (Huerta del Rey) y de Talavera en la cuenca del Tajo. El
encajonamiento de este río a su paso por Toledo dio lugar al desarrollo de unos
sistemas de elevación de agua que han sobrevivido durante muchos siglos.
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Figura 4. Esquema de una feixa típica.
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más, al cabo de un cierto número de años (entre 30 y 100) las fibles se terminan
colmatando. Por otro lado, la construcción de las fibles provoca que se pierda para
el cultivo una franja de unos tres metros de ancho lo que es preocupante dado el
alto valor del terreno. Por último, su construcción solo es posible durante un corto
periodo de tiempo durante la primavera, pues el agua está muy fría en invierno y
durante la estación de crecimiento el agricultor no tiene tiempo para dedicar a
otras actividades.
La ligera salinidad del suelo impide el buen crecimiento de cultivos tales como
nísperos o naranjos.
CONCLUSIONES
El agua puede tener funciones varias. Su uso en la agricultura del riego supuso
una intensificación de las prácticas agrícolas durante el medievo islámico. Los
árabes desarrollaron técnicas especializadas que sirvieron para mejorar los culti-
vos en tierras con lluvias ligeras y fueron no menos ingeniosos para recuperar
terrenos encharcados. Así, ciertas zonas de la península Ibérica que son referidas
por los cristianos como tierras áridas fueron consideradas suelos fértiles por los
árabes.
Aunque el riego es una técnica agrícola artificial, su práctica en época islámica
fue realizada en armonía con el medioambiente e integrada de manera sostenible
tal y como se predica actualmente. En efecto, se recomienda aplicar la dosis exac-
ta (ahorro de agua) para evitar salinización (previene contaminación del suelo) y
encharcamiento (para permitir la respiración de las raíces).
También se evitan pérdidas de agua regando a pie de árbol (riego por alcorques)
y por la noche (menos evaporación y transpiración). Se recomienda el uso de las
aguas subterráneas antes que traer aguas superficiales desde otras zonas. Ello per-
mite afrontar con mayor garantía periodos de sequía.
Una de las grandes preocupaciones de los regantes árabes era realizar una cui-
dadosa nivelación de los tablares que, además de conseguir una distribución uni-
forme del agua, evitaba la erosión del suelo. Por último, el desarrollo del concepto
de espacio hidráulico irrigado o dominio hidráulico permite afrontar el riego de
amplias zonas sin aplicar energía adicional a la gravitatoria desde la acequia de
derivación.
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FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
Fuentes
IBN AL-TIGNARI, M. (Siglos XI-XII). Esplendor del jardín y recreo de las men-
tes. Edición e introducción Expiración García Sánchez. CSIC, Madrid, 2006.
Bibliografía
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APÉNDICE
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Armin U.Stilow , "Apuntes sobre el urbanismo de la Corduba romana" Stadtbild und IdeologieDie
Monumentalisierung hispanischer Stádte zwischen Republik und Kaiserzeit Kolloqulum in Madrid vom 19.
bis 23. Okober198Herausgegeben von Walter Trillmich und Paul. Zanker .Sonderdruck Verlag der Bayerischen
Akademie der wissenschafte in kommission bei der c.h.beck'schen verlagsbuchhandlung münchen München
1990 p. 268. nota29
3
Alejandro Ibañez, Córdoba hispano-romana, Córdoba, 372 y ss. 1983, p.
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mismo nos cuenta a través del cadí Ibn Sacid al-Andalusí de Toledo, noticia que
nos transmite Ibn Baxkuwal4.
«Nací en Córdoba, en el Yanib oriental, en el arrabal de Munyat al-Mugira,
antes de la salida del sol y después de la salutación del imán que corresponde a la
oración de al-subh, al final de la vela del miércoles, último día de la luna de
ramadán al-mu'azzam -día séptimo de noviembre- del ario 384, en la constelación
de Escorpión».
Ibn Hazm dice en la Yamharat5: "Más hijos del emir al-Hakam (I): al —Mugira
b. Al-Hakam del que tomó nombre la Munyat al-Mugira al Este de Córdoba".
Después cuenta en su obra "El collar de la paloma"6 al referirse a un individuo
muy bello llamado Abu Amir que era su vecino. "Sólo por verlo, las calles se
despoblaban de transeúntes, pues todos se encaminaban adrede a cnizar frente a la
puerta de su casa, por el camino que, arrancando del Arroyo Chico (al-nahr al-
sugayra), en la parte a saliente de Córdoba, pasaba por nuestra puerta e iba a parar
al adarve (al-darb) que llevaba al palacio de al-Zahira. En este adarve estaba su
casa (¡Dios lo haya perdonado!), contigua a la nuestra. Se trata de un arrabal situa-
do en el extremo de oriental de Córdoba del que arrancaba el camino, llamado de
Rabanales, que llevaba a al-Zahira7.
No se debe confundir al príncipe al-Mugira Ibn al-Hakan I, con ese otro prín-
cipe al-Mugira ibn `Abd al Rahmán III, el desgraciado hermano de al-Hakan II
que habría de morir a manos de los sicarios de Almanzor el mismo día en que
subió al trono Hisham II.Y si esto es así, como supongo, entonces la localización
de ese arrabal de Munyat al-Mugira ya no ofrece duda.
Hubo tres príncipes llamados al-Mugira:
1-al-Mugira ibn al-Hakam I, al que alude Ibn Hazm.
2-al-Mugira ibn `Abd al-Rahman II, es decir era hijo del citado emir y de una
concubina, Ihtizaz.
3.al-Mugira ibn `Abd al-Rahman III, hijo por tanto del califa al-Nasir y de una
concubina llamada Muxtaq y a la que alude la inscripción conmemorativa de la
construcción de una mezquita y de una galería en el reinado de al-Hakam II.
4 Sila edic. Codera, Madrid, 1883 p. 410 n° 888.
Ibn Hazm, Yamharat al-ansab al- 'arab, edic. Elias Terés, Linajes árabes de al-Andalus, rev. Al-Andalus
XXII (19579) p.74.
6 Ibn Hazm de Córdoba, El Collar de la paloma, texto árabe por el Dr. El Taher Alimad MakIci,Dar al-Maaref,
El Cairo, 1993 pp.105 y trad. E. Garcia Gómez, El Collar de la paloma, Madrid, 1971 pp. 200
' El nahr al-Sugayr es el arroyo de las Piedras Cf. Apendice n° 4 de las Ordenanzas Municipales de Córdoba
(Caminos vecinales y veredas) Sección Sierra n° 78. cf. A. Arjona, Urbanismo de la Córdoba calijal, p.141
yss.
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8 Francisco Franco Sánchez. Vías y defensas andalusíes en la Mancha Oriental. Alicante, 1995,88.
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Restos del amplio patio enlosado con amplias losas de caliza y cantos rodados
como las antiguas calzadas romanas.
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NORMAS DE PUBLICACIÓN.
Al-Mulk. Anuario de Estudios Arabistas (2.a época) es una revista editada por
el Instituto de Estudios Califales de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y
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si bien también se pueden simplificar, prescindiendo de determinadas letras (fun-
damentalmente las enfáticas), por lo que las letras susceptibles de ofrecer algún
problema quedarían de la siguiente manera:
" ayn
'hamza
tá' = th
=y
dál = dh
sin = sh
za- ' = z
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Anuario de Estudios Arabistas.
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JUMA DE ATIDALUOR
CONSEJER1A IDE INNOVACIÓN, CIENCIA Y IMPRESA