ONU - Derecho-A-La-Alimentacion PDF
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* A/58/150.
** El informe se presentó con retraso debido a las difíciles circunstancias por las que pasa
actualmente la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos, que ralentizaron el proceso de aprobación del documento.
Resumen
El Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación
presenta su tercer informe anual a la Asamblea General.
El Relator Especial desearía reiterar a la Asamblea General la importancia del
derecho a la alimentación como derecho humano, que es preciso hacer efectivo si se
pretende erradicar el hambre del mundo. El Relator Especial dice que poco se está
logrado para reducir el hambre, pese a las promesas hechas por los gobiernos en la
Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después de reducir a la mitad pa-
ra el año 2015 el número de víctimas del hambre. De hecho, según la Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, en 2002 el número de
personas desnutridas que habían en el mundo aumentó a 840 millones, a partir de
815 millones en 2001. Es escandaloso que el hambre persista en un mundo donde se
producen alimentos más que suficientes para dar de comer a toda la población. Ya es
hora de reconocer que el modelo económico neoliberal está produciendo mucha ri-
queza pero, al mismo tiempo, hay muchos que quedan en la miseria y a duras penas
consiguen alimentarse.
El presente informe comienza con una introducción y una visión general de las
actividades realizadas por el Relator Especial el año pasado, para continuar con dos
capítulos conceptuales, cuyo objetivo es desarrollar el marco conceptual y abordar
dos cuestiones difíciles y apremiantes relacionadas con el derecho a la alimentación:
el género y el derecho a la alimentación, y las empresas transnacionales y el derecho
a la alimentación. En otro capítulo se examinan otros ejemplos de buenas prácticas y
acontecimientos positivos relacionados con el derecho a la alimentación en todo el
mundo.
En el capítulo sobre las cuestiones relacionadas con el género se analizan las re-
laciones entre los sexos que pueden tener repercusiones negativas sobre el derecho a
la alimentación. A pesar de los importantes avances en el marco jurídico para la pro-
tección de la mujer, subsisten pautas discriminatorias que impiden la plena realización
del derecho de la mujer a la alimentación, como por ejemplo, la tradición de que las
mujeres deben comer menos que los varones de la familia, costumbre que puede pro-
vocar importantes diferencias en el nivel de malnutrición de uno y otro sexo.
El capítulo relativo a las empresas transnacionales y el derecho a la alimentación
toma como punto de partida el hecho de que, en muchos aspectos y en muchas regio-
nes del mundo, estas empresas controlan como nunca antes el sistema alimentario, pe-
se a lo cual no hay un sistema coherente de rendición de cuentas para que no abusen
de ese poder. Al igual que inicialmente los derechos humanos se concibieron para fre-
nar los abusos de poder por parte de los Estados, ahora deben desarrollarse para limi-
tar los abusos de poder de las empresas. Por ello, en este capítulo se describe de ma-
nera general el marco jurídico por el que se intenta imponer a las empresas la obliga-
ción de respetar los derechos humanos, en particular el derecho a la alimentación.
En el último capítulo se describen acontecimientos positivos en dos países, el
Brasil y Sierra Leona, antes de terminar con las conclusiones y recomendaciones del
Relator Especial.
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Índice
Párrafos Página
I. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1–11 4
II. El género y el derecho a la alimentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12–26 7
III. Las empresas transnacionales y el derecho a la alimentación . . . . . . . . . . . . . . 27–51 11
IV. Acontecimientos positivos en la promoción del derecho a la alimentación . . . 52–61 19
A. Brasil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52–56 19
B. Sierra Leona . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57–61 20
V. Conclusiones y recomendaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62–63 22
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I. Introducción
1. El Relator Especial sobre el derecho a la alimentación tiene el honor de pre-
sentar a la Asamblea General su tercer informe de conformidad con la resolución
57/226 y con la resolución 2003/25 de la Comisión de Derechos Humanos.
2. El mandato del Relator Especial sobre el derecho a la alimentación figura en
las resoluciones 2000/10 y 2001/25 de las Comisión de Derechos Humanos. Este
año, la Comisión decidió prorrogar el mandato del Relator Especial por un período
adicional de tres años, medida que el Consejo Económico y Social hizo suya en su
decisión 2003/244.
3. El derecho a la alimentación es un derecho humano, protegido por el derecho
internacional humanitario y la normativa de derechos humanos. En la observación
general No. 12 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales se defi-
nió de la siguiente forma: “el derecho a la alimentación adecuada se ejerce cuando
todo hombre, mujer o niño, ya sea solo o en común con otros, tiene acceso físico y
económico, en todo momento, a la alimentación adecuada o a los medios para obte-
nerla (párr. 6)”. Inspirándose en la observación general, el Relator Especial ha adop-
tado la siguiente definición práctica del derecho a la alimentación:
“El derecho a la alimentación es el derecho a tener acceso, de manera regular,
permanente y libre, sea directamente, sea mediante compra en dinero, a una
alimentación cuantitativa y cualitativamente adecuada y suficiente, que corres-
ponda a las tradiciones culturales de la población a que pertenece el consumi-
dor y que garantice una vida psíquica y física, individual y colectiva, libre de
angustias, satisfactoria y digna” (E/CN.4/2001/53, párr. 14).
4. Pese a los numerosos compromisos contraídos por los gobiernos para erradicar
el hambre y hacer efectivo el derecho a la alimentación, persisten en todo el mundo,
tanto en el Norte como en el Sur, hambre, inseguridad alimentaria, desnutrición y
violaciones de la obligación de respetar, proteger y hacer efectivo el derecho a la
alimentación. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO), las medidas para reducir el hambre casi se han estancado1. Las
promesas hechas en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de reducir a la mitad
el número de personas desnutridas no se han materializado pues son pocos los países
que han conseguido reducir el número de víctimas del hambre2. En 2002, el número
de personas desnutridas que había en el mundo aumentó a 840 millones: 799 millo-
nes en los países en desarrollo, 30 millones en los países en transición y 11 millones
en los países industrializados3. Cada siete segundos muere en alguna parte del mun-
do un niño menor de 10 años, como resultado directo o indirecto del hambre4. Más
de 2.000 millones de personas sufren de “hambre oculta” o insuficiencia de micro-
nutrientes, que tiene efectos que no siempre son inmediatamente visibles: impide
que los niños crezcan y se desarrollen con normalidad, hace que su cuerpo quede
atrofiado y, a veces, deforme, y además, reduce su capacidad intelectual y su siste-
ma inmunitario, lo que les condena a una existencia marginal. El hambre también
tiene repercusiones de una generación a la siguiente, ya que las madres desnutridas
dan a luz a niños que nunca se desarrollarán plenamente, condenando a países ente-
ros al subdesarrollo. Todo esto sucede en un mundo que, según la FAO, ya produce
alimentos más que suficientes para alimentar a toda la población.
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una interpretación basada en el género debe reconocer que esto puede implicar la
aplicación de medidas específicas y diferentes para las mujeres. En la observación
general No. 12 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que con-
tiene la definición aceptada del derecho a la alimentación, también se indica que la
política de los gobiernos para realizar este derecho:
“debe prestar una atención especial a la necesidad de prevenir la discrimina-
ción en el acceso a los alimentos o a los recursos destinados a alimentos. Esto
debe incluir los siguientes elementos: garantías de un acceso completo y equi-
tativo a los recursos económicos, especialmente para las mujeres, incluido el
derecho a heredar y a poseer tierras y otros bienes, y de acceso al crédito, a los
recursos naturales y a una tecnología adecuada; medidas para respetar y prote-
ger el trabajo por cuenta propia y los trabajos remunerados de modo que ase-
guren una vida digna para los asalariados y sus familias (como estipula el inci-
so ii) del párrafo a) del artículo 7 del Pacto); mantener registros sobre los de-
rechos a la tierra (incluidos los bosques)” (párr. 26).
17. El instrumento que ofrece mayor protección de los derechos de la mujer es la
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer. Aunque en la Convención no se hace referencia explícita al derecho a la ali-
mentación como tal, sí se protege la igualdad de acceso de la mujer a la tierra, el
crédito, los ingresos y la seguridad social o a redes de protección social, que son
elementos esenciales de ese derecho. Por ejemplo, en el inciso g) del artículo 14 se
prohíbe la discriminación y se exige igualdad de trato en el acceso a la tierra y en
los planes de reforma agraria. El inciso h) del artículo 16 también garantiza los
mismos derechos en materia de propiedad de los bienes. Un buen instrumento res-
pecto de los derechos de la mujer a la tierra y otros recursos es el documento publi-
cado por la FAO Gender and Law – Women’s Rights in Agriculture7, que ofrece una
visión completa de los distintos derechos de la mujer en diversos ordenamientos ju-
rídicos de todo el mundo, a escala nacional e internacional. En situaciones de con-
flicto armado, el derecho humanitario internacional también concede especial pro-
tección a la mujer y prevé su derecho a la asistencia, incluida la alimentación (véase
E/CN.4/2002/58, párrs. 72 a 106).
18. Los derechos de la mujer también están muy protegidos en virtud de las dispo-
siciones sobre igualdad y no discriminación de numerosos instrumentos jurídicos in-
ternacionales, incluidos los convenios de la Organización Internacional del Trabajo8 .
Además, en el ámbito nacional, hay muchas leyes por las que se prohíbe la discri-
minación y se establece la igualdad de la mujer, y se exige a los Estados que actúen
con la debida diligencia para impedir, investigar y castigar la discriminación y los
actos de violencia cometidos contra la mujer por el Estado o por agentes privados9 .
Es preciso reconocer que, en el contexto de los derechos económicos, sociales y cul-
turales, incluido el derecho a la alimentación, la obligación de no discriminación es
una obligación inmediata, por lo que no se ve limitada por la disposición relativa a
la realización progresiva que se aplica a otras obligaciones resultantes del Pacto In-
ternacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (párrafo 2 del artículo
2), sino que debe aplicarse de inmediato.
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en “los más pobres de los pobres”, con el objetivo de reducir la pobreza y la indi-
gencia, pero sin preocuparse por la distribución general de los ingresos y la riqueza
dentro de la sociedad13. Como han señalado numerosos defensores de los derechos
de la mujer, nunca se alcanzará una igualdad sustantiva de la mujer a menos que el
Estado adopte medidas positivas concretas para mejorar su situación con respecto al
hombre. No basta con una igualdad formal de derechos humanos; de hecho, la
igualdad de derechos formal provocará desigualdades si no se tienen en cuenta el
punto de partida y las diferentes desventajas que afectan a hombres y mujeres.
Al reducir la responsabilidad del Estado se limita su capacidad para tomar medidas
positivas, pese a que la mayoría de los gobiernos han firmado tratados internaciona-
les de derechos humanos por los que se han comprometido a respetar, proteger y
hacer efectivo el derecho de la mujer a la alimentación, es decir, a adoptar medidas
positivas concretas para resolver los problemas de discriminación con que se enfren-
ta la mujer y garantizar su igualdad sustantiva.
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proteger los derechos de patente de las empresas, también hay que proteger los de-
rechos de los pequeños agricultores18. Además, como señaló Oxfam, es preciso pro-
teger al mismo tiempo los derechos de los consumidores mediante reglamentación,
etiquetado, el criterio de precaución y legislación sobre responsabilidad de las empre-
sas por los posibles efectos perjudiciales sobre la población o el medio ambiente19.
30. Otro ejemplo es el de varias ONG que se mostraron preocupadas porque, Nes-
tlé al ser una de la mayores empresas de elaboración de alimentos del mundo, domi-
na el mercado de los sucedáneos de la leche materna en muchos países del mundo, y
sus prácticas de comercialización violan el Código Internacional de Comercializa-
ción de Sucedáneos de la Leche Materna, acordado internacionalmente. Dicen que
se ha comprobado que, en su propaganda, Nestlé desaconseja la lactancia materna y
fomenta la artificial, lo que va en contra del Código20. Los organismos de las Nacio-
nes Unidas, incluido el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF),
han expresado preocupaciones parecidas21.
31. A menudo se supone que las empresas son proveedores neutrales de bienes y
servicios y que las fuerzas del mercado satisfacen los intereses de todos. Sin embar-
go, está cada vez más claro que el control monopolístico del sistema alimentario por
las empresas transnacionales puede tener por finalidad obtener ganancias en régi-
men de monopolio que benefician a las empresas más que al consumidor. Las acti-
vidades de las empresas transnacionales a veces pueden violar directamente las
normas de derechos humanos, incluido el derecho a la alimentación. A pesar de que
esas empresas ejercen un control cada vez mayor sobre nuestro sistema alimentario,
todavía hay relativamente pocos mecanismos para garantizar que respeten las nor-
mas y que no violen los derechos humanos. Como afirmó en 1996 el anterior Secre-
tario General Boutros Boutros-Ghali, “no existe un sistema mundial coherente de
rendición de cuentas que corresponda al ámbito mundial de las empresas transna-
cionales”. No existe un “contrato social” entre los particulares y las empresas trans-
nacionales. A lo largo de los siglos, se elaboraron normas de derechos humanos para
que los gobiernos no abusaran de su poder pero en una época en que las empresas
son más poderosas que los gobiernos, es imprescindible ampliar el ámbito de apli-
cación de las normas de derechos humanos para que no abusen de la posición de
poder que han adquirido.
32. Según la forma en que se ha aplicado la normativa de derechos humanos, nor-
malmente sólo se puede responsabilizar de violaciones de los derechos humanos a
un gobierno. Todavía no se entiende bien cómo se puede exigir responsabilidad a
una empresa por ese tipo de violaciones. No obstante, se están haciendo nuevos
avances en el estudio de los derechos humanos y cada vez se comprende mejor que
hay dos formas de exigir a las empresas que respeten los derechos humanos, una in-
directa y otra directa. La primera es resultado de la obligación que incumbe a los
gobiernos de proteger a la población de los efectos negativos que las actividades de
las empresas transnacionales puedan tener en el derecho a la alimentación, lo que
significa que los gobiernos deben vigilar y regular sus actividades, dentro del país y
fuera de él. La segunda consiste en imponer obligaciones directas a las empresas
mediante la elaboración de obligaciones directas en relación con los derechos huma-
nos, de instrumentos intergubernamentales y de compromisos voluntarios.
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reglamentos que protejan el acceso a la tierra, al agua potable, al agua para el riego
y a unos ingresos mínimos y que prohíban la injerencia en los medios de subsisten-
cia de una familia o una comunidad) y proporcionar recursos administrativos y judi-
ciales efectivos.
38. A nivel nacional y regional, la obligación de proteger los derechos humanos
está claramente establecida en la jurisprudencia22. Por ejemplo, en una decisión fun-
damental para el derecho a la alimentación emitida en 2001, la Comisión Africana
de Derechos Humanos y de los Pueblos examinó una reclamación relativa al com-
portamiento en Nigeria de un consorcio petrolero entre la empresa petrolera estatal y
Shell. En ese caso, la Comisión comprobó que se habían violado diversos aspectos
de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, pero se refirió en par-
ticular a las obligaciones de los Estados en relación con los agentes privados en el
ámbito del derecho a la alimentación. A juicio de la Comisión Africana, la Carta
Africana y el derecho internacional exigen y obligan a Nigeria a proteger y mejorar
las fuentes de alimentos existentes y a garantizar el acceso de todos los ciudadanos a
una alimentación adecuada. Sin hablar de la obligación de aumentar la producción
de alimentos y garantizar el acceso a ellos, el mínimo esencial del derecho a la ali-
mentación exige que el Gobierno de Nigeria no destruya ni contamine las fuentes de
alimentos. No debería permitir que agentes privados destruyeran o contaminaran
esas fuentes o impidieran que las personas intentaran alimentarse23. Esa valiente de-
cisión debe aplicarse y debe considerarse un ejemplo a seguir en otros casos simila-
res. A nivel nacional también hay jurisprudencia, incluso en Sudáfrica donde la
Constitución (arts. 7 y 27) obliga al Estado a proteger el derecho a la alimentación,
y en la India donde el Tribunal Supremo afirmó que la Unión y todos los gobiernos
estatales debían proteger el derecho de los trabajadores a tener acceso a servicios
médicos y agua potable24.
39. Los Estados disponen de otros medios para proteger el derecho de sus ciuda-
danos a la alimentación. Por ejemplo, algunos Estados han adoptado medidas para
garantizar que su legislación nacional impone a las empresas transnacionales obli-
gaciones relativas a los derechos humanos. Asimismo, se está creando una jurispru-
dencia que demuestra que es posible exigir responsabilidades a las empresas por las
violaciones de los derechos humanos, incluido el derecho a la alimentación. En Su-
dáfrica, en virtud de lo dispuesto en el artículo 8 de la Constitución, la Declaración
de Derechos y Garantías Fundamentales se aplica a las personas físicas o jurídicas,
lo que significa que se puede responsabilizar a una empresa transnacional de violar
el derecho a la alimentación. En Uganda y Namibia la privatización ha ido acompa-
ñada de una ampliación del ámbito de acción de la Oficina del Ombudsman y de la
Comisión de Derechos Humanos, respectivamente, para que incluya la supervisión
de las actividades de las entidades privatizadas25. En la India, hubo empresas a las
que el Tribunal Supremo consideró responsables de violaciones de los derechos hu-
manos, incluido el derecho al agua26. El Código Internacional de Comercialización
de Sucedáneos de la Leche Materna —que es aplicable al comportamiento de las
empresas transnacionales— se ha aplicado en 25 países27.
40. Los gobiernos también tienen la responsabilidad de supervisar y regular las ac-
tividades de sus empresas transnacionales en el extranjero. Esto significa que los Es-
tados “de origen” deben adoptar reglamentaciones internas y mecanismos de super-
visión eficaces y proporcionar recursos efectivos en caso de que se produzcan viola-
ciones del derecho a la alimentación. En la observación general No. 15 se afirma
que “los Estados partes deben adoptar medidas para impedir que sus propios ciuda-
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44. Las empresas transnacionales también deberían tener en cuenta en sus activi-
dades el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Como
afirma el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en su observación
general No. 12 sobre el derecho a la alimentación:
“Aunque solamente los Estados son partes en el Pacto y son, por lo tanto, los
responsables últimos del cumplimiento de éste, todos los miembros de la so-
ciedad —los particulares, las familias, las comunidades locales, las organiza-
ciones no gubernamentales, las organizaciones de la sociedad civil y el sector
empresarial privado— son responsables de la realización del derecho a una
alimentación adecuada” (párr. 20).
45. También ha habido importantes iniciativas para elaborar la base normativa de
las obligaciones directas de las empresas. Por ejemplo, la Subcomisión de Promo-
ción y Protección de los Derechos Humanos y su Grupo de Trabajo sobre las empre-
sas transnacionales aprobaron las “Normas sobre las responsabilidades de las em-
presas transnacionales y otras empresas comerciales en la esfera de los derechos
humanos” (E/CN.4/Sub.2/2003/12/Rev.2), basadas en los instrumentos internaciona-
les de derechos humanos vigentes. En este importante documento se afirma que
“dentro de sus respectivas esferas de actividad e influencia, las empresas transna-
cionales y otras empresas comerciales tienen la obligación de promover y proteger
los derechos humanos consagrados en el derecho internacional y en la legislación
nacional (...) asegurar que se cumplan, respetarlos y hacerlos respetar” (párr. 1). Se-
gún lo dispuesto en las Normas, las empresas transnacionales “respetarán los dere-
chos económicos, sociales y culturales, así como los derechos civiles y políticos, y
contribuirán a que se ejerzan, en particular los derechos ... a una alimentación ...
adecuada” y agua potable; “y se abstendrán de todo acto que impida el ejercicio de
esos derechos” (párr. 12). Se trata de un intento importante por ampliar el alcance de
los derechos humanos, incluido el derecho a la alimentación, trascendiendo el mode-
lo centrado en el Estado. Se intentó asimismo ampliar las obligaciones más allá de
la empresa matriz para incluir a todos los proveedores y evitar que las empresas
puedan eludir sus obligaciones alegando que no funcionan directamente sino que
han subcontratado gran parte de su producción o de sus actividades a proveedores
locales (párr. 15). La Subcomisión decidió transmitir las Normas a la Comisión de
Derechos Humanos para su examen y aprobación (resolución 2003/16).
46. Entre otras iniciativas se cuentan las declaraciones y directrices aprobadas por
órganos intergubernamentales, que constituyen instrumentos útiles para evaluar las
actividades de las empresas transnacionales, a pesar de que no son de carácter vin-
culante. Las más importantes son las Directrices de la OCDE para las empresas mul-
tinacionales (revisadas en 2000) y la Declaración Tripartita de Principios sobre las
Empresas Multinacionales y la Política Social de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) de 1977, que se aplican a los Estados y las empresas multinacionales.
Según la Declaración Tripartita de la OIT, las empresas multinacionales “deberían
respetar los derechos soberanos de los Estados, observar las leyes y reglamentos na-
cionales, tener debidamente en cuenta las prácticas locales y respetar las normas in-
ternacionales aplicables. Deberían también respetar la Declaración Universal de De-
rechos Humanos y los correspondientes Pactos Internacionales adoptados por la
Asamblea General de las Naciones Unidas, así como la Constitución de la Organiza-
ción Internacional del Trabajo y sus principios ...” (párr. 8).
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47. Según las Directrices de la OCDE, todos los gobiernos que se han adherido
(los Estados de la OCDE, la Argentina, el Brasil y Chile) están obligados a estable-
cer puntos de contacto nacionales que deben difundir información sobre las Direc-
trices y pueden conocer de una reclamación sobre violaciones cometidas por una
empresa multinacional. En distintas ocasiones, organizaciones no gubernamentales
han presentado casos al mecanismo de reclamaciones de la OCDE en los que una
empresa había violado derechos humanos.
48. Entre los instrumentos intergubernamentales importantes que se aplican a las
actividades de las empresas transnacionales cabe señalar el Código Internacional de
Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna, aprobado por la Organiza-
ción Mundial de la Salud (OMS) y el UNICEF, y el Código de ética para el comer-
cio internacional de alimentos, aprobado por la Comisión del Códex Alimentarius.
La Iniciativa del Pacto Mundial del Secretario General, por la que las empresas
transnacionales se comprometen a “apoyar y respetar la protección de los derechos
humanos reconocidos internacionalmente dentro de su ámbito de influencia y asegu-
rarse de no ser cómplices de violaciones de los derechos humanos”, también es un
proyecto importante y puede constituir un mecanismo eficaz para lograr la rendición
de cuentas si se pueden establecer mecanismos de supervisión.
49. También hay muchas empresas que han adoptado sus propias políticas o prác-
ticas, por las que reconocen la importancia de respetar los derechos humanos. Entre
esas iniciativas cabe mencionar la firma de códigos de conducta. En 1999, la OCDE
preparó un inventario de 233 códigos elaborados en su mayor parte por empresas34 .
Varias empresas cuentan actualmente con su propia política de derechos humanos.
Por ejemplo, la empresa Shell tiene una política sobre el modo de proteger los dere-
chos humanos y el momento en que hay que hablar de violaciones de esos derechos.
Reebok tiene una política sobre el trabajo infantil y Nestlé ha incorporado a sus
principios comerciales las normas establecidas en los convenios de la OIT, los prin-
cipios del Pacto Mundial y el Código Internacional de Comercialización de Sucedá-
neos de la Leche Materna. Aunque muchas de esas políticas sólo sirven para mejorar
su imagen pública, en algunos casos las empresas están tomando verdaderamente
medidas para que se respeten los derechos humanos. La sociedad civil también pue-
de ayudar a que se hagan cumplir y se apliquen en mayor medida los principios que
las empresas han suscrito, cerciorándose de que se atienen a los principios de dere-
chos humanos. Las nuevas directrices voluntarias internacionales para la realización
del derecho a la alimentación, que se están elaborando como parte del seguimiento
de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después, también deberían
servir para fortalecer el marco que rige las responsabilidades de las empresas con
respecto al derecho a la alimentación.
Recom endaciones
50. De conform idad con la legislación internacional en m ateria de derechos
hum anos y los comprom isos contraídos en virtud de instrum entos interguber-
namentales, tanto el Estado de acogida como el de origen tienen la obligación
de proteger a las personas de los efectos negativos que las actividades de las
em presas transnacionales pueden tener en el derecho a la alim entación. Esas
em presas tam bién tienen obligaciones directas con respecto al derecho a la ali-
m entación según lo dispuesto en la normativa internacional de derechos huma-
nos, así com o en la legislación nacional, los instrum entos intergubernam entales
y los códigos de conducta voluntarios.
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B. Sierra Leona
57. Sierra Leona, país devastado por la guerra durante los 10 últimos años, avanza
por fin hacia la paz y ha contraído un compromiso importante para hacer efectivo el
derecho a la alimentación. Como parte de las actividades de reconstrucción del país,
el Gobierno considera indispensable realizar el derecho a la alimentación y a la se-
guridad alimentaria, esfuerzo que la comunidad internacional debe apoyar plena-
mente. El Presidente Kabbah, en el discurso inaugural que pronunció en 2002 al ser
reelegido, lo dejó muy claro:
“Conciudadanos sierraleoneses, mi principal objetivo en la segunda etapa
del viaje que realizamos juntos se centra en un derecho básico, el derecho a la
alimentación. Así pues, hoy, con el nuevo mandato que me habéis otorgado,
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haré otra promesa. Esta vez prometo trabajar aún más y con más determina-
ción, y hacer cuanto me sea posible para lograr que en los próximos cinco años
ningún habitante de Sierra Leona se vaya a la cama con hambre.”
58. El derecho a la alimentación debe constituir una prioridad en Sierra Leona.
Antes de la guerra, en 1990 se calculaba que más del 80% de los habitantes del país
vivían por debajo del umbral de pobreza, fijado en 1 dólar diario, y los ingresos me-
dios de los pobres no bastaban para cubrir siquiera el 50% de las necesidades ali-
mentarias mínimas de la familia. Actualmente, como consecuencia de la guerra, la
pobreza se ha agravado y los niveles de malnutrición siguen siendo terriblemente al-
tos, al igual que los niveles de mortalidad infantil y materna35.
59. La guerra en Sierra Leona también se caracterizó por la gravedad de las viola-
ciones de derechos humanos. Muchas de las que se produjeron durante el conflicto
eran claramente violaciones de los derechos económicos, sociales y culturales, in-
cluido el derecho a la alimentación, por ejemplo, la destrucción y el saqueo sistemá-
ticos de granjas, cultivos y ganado y el desplazamiento forzoso de personas de sus
hogares, propiedades agrícolas y fuentes de subsistencia. El Frente Revolucionario
Unido (FRU) amputaba manos y pies a los civiles, lo que limitaba considerablemen-
te su capacidad para satisfacer sus necesidades alimentarias, no sólo a corto plazo
sino durante el resto de su vida. Se trata de violaciones evidentes del derecho a la
alimentación, del mismo modo que la destrucción deliberada de escuelas y de pues-
tos de salud en muchas regiones constituye una clara violación de los derechos a la
enseñanza y a la salud.
60. En mayo de 2003, el Gobierno de Sierra Leona, en colaboración con la FAO,
organizó en Freetown un simposio sobre la realización del derecho a la alimentación
en Sierra Leona, al que asistió un representante del Relator Especial. Este simposio
constituyó un primer paso importante hacia la realización de la promesa hecha por
el Presidente, contribuyendo a que se comprendiera mejor el derecho a la alimenta-
ción en Sierra Leona. Se han formulado al Gobierno las siguientes recomendaciones
preliminares:
a) Debería crearse en el Ministerio de Agricultura una secretaría nacional de
seguridad alimentaria para formular una política y un plan de acción que garanticen
el derecho a la alimentación a todos los habitantes de Sierra Leona para el año 2007;
b) El plan de acción debería abordar distintas cuestiones, entre ellas la dis-
criminación contra la mujer, el acceso a la tierra y al crédito, las normas alimenta-
rias y el uso adecuado de la ayuda alimentaria;
c) Debería instituirse un mecanismo de supervisión independiente (de
acuerdo con los Principios de París) para supervisar la progresiva realización del de-
recho a la alimentación, vigilar las violaciones de ese derecho y atender a las recla-
maciones y quejas. También estaría facultado para resolver las violaciones del dere-
cho a la alimentación.
61. El Relator Especial celebra esos avances hacia la realización del derecho a la
alimentación en Sierra Leona. Al país le será difícil poner en práctica la promesa del
Presidente, pero se ha dado un paso importante. Sierra Leona es un país rico en re-
cursos (diamantes, oro y suelo fértil), pero esos recursos deben aprovecharse para
conseguir la seguridad alimentaria y es evidente que se necesitará el apoyo de la
comunidad internacional. El Relator Especial seguirá vigilando los acontecimientos
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V. Conclusiones y recomendaciones
62. E l Relator Especial insta a los gobiernos a que respeten, garanticen y ha-
gan efectivo el derecho a la alim entación de conform idad con sus obligaciones
en m ateria de derechos hum anos. Es evidente que, a pesar de los progresos lo-
grados en la m ejora de la protección legal del derecho a la alim entación, espe-
cialmente para las m ujeres, queda mucho por hacer para reducir la diferencia
que hay entre las norm as prom ovidas y la realidad. Persisten distintas form as
de discrim inación por m otivos de sexo que tienen graves consecuencias en el
derecho a la alim entación de las m ujeres. Del mism o modo, las actividades de
las em presas transnacionales pueden tener serias repercusiones sobre el dere-
cho a la alim entación. El creciente poder de esas em presas y la ampliación del
ámbito en que tienen una posición dominante com o resultado de la privatiza-
ción, la desregulación y la reducción de la intervención del Estado significa que
ha llegado la hora de elaborar norm as legales de carácter vinculante que obli-
guen a las em presas a respetar las norm as de derechos hum anos y limiten sus
posibilidades de abusar de su posición de poder.
63. E l Relator E special recom ienda que:
a) Todos los gobiernos adopten inm ediatam ente medidas para hacer
frente a la discrim inación contra la m ujer, especialm ente cuando contribuye a
la m alnutrición de las m ujeres y las niñas. L as tradiciones sociales que im ponen
que las m ujeres coman en últim o lugar deben entenderse com o una form a de
violencia contra la m ujer, especialmente porque esto contribuye a las elevadas
tasas de m ortalidad fem enina en algunas regiones del mundo;
b) Todos los gobiernos deben aplicar y hacer cum plir en mayor m edida
la legislación vigente elaborada para proteger a las mujeres. Esto debe incluir
el respeto del derecho de las m ujeres a la alim entación y la garantía de que és-
tas tendrán acceso a los recursos en condiciones de igualdad, incluidos los in-
gresos, la tierra y el agua, a fin de que puedan alimentarse;
c) Los gobiernos tam bién deberían adoptar medidas concretas para m e-
jorar la condición de la mujer a fin de que la igualdad legal se traduzca en
igualdad sustantiva, teniendo en cuenta los diferentes puntos de partida de
hombres y mujeres;
d) Las instituciones financieras internacionales deberían reconsiderar
los programas de reestructuración económ ica para ver los efectos que esos pro-
gram as tienen sobre uno y otro sexo, reconociendo la importante función que el
Estado debe desem peñar en la reducción de la desigualdad;
e) Los gobiernos tam bién deberían regular las actividades de las em pre-
sas transnacionales en el sistema alim entario con miras a cum plir su obligación
de proteger a sus ciudadanos y a los de otros países. Los gobiernos tam bién de-
berían aplicar las Normas sobre las responsabilidades de las empresas transna-
cionales y otras empresas com erciales en la esfera de los derechos hum anos
y utilizarlas de m odelo para form ular leyes y disposiciones adm inistrativas
22 dchoalimentacion
Notas
1
FAO, El estad o de la insegurid ad alimentaria en el mund o, 2002.
2
FAO, Comité de Seguridad Ali mentaria Mundial, 27° período de sesiones (Roma, 21 de mayo a
1° de junio de 2001), Reforzar la voluntad política para combatir el hambre, 2001.
3
FAO, op. cit. en la nota 1.
4
Programa M undial de Alimentos (PM A), World Hunger Map.
5
Jean Ziegler, Le droit à l´alimentation, Editions Fayard, Mille et Une Nuits, 2003.
6
Subco mité de Nutrición del Co mité Administrativo de Coordinación de las Naciones Unidas
(CAC/SCN), 4th Report on the World Nutrition Situation: Nutrition Throughout the Life Cycle,
Ginebra, 20 00.
7
Gender and Law – Women´s Rights in Agriculture, Lorenzo Cotula para la Oficina Jurídica de la
FAO, FAO Legislative Study 76, Ro ma, FAO, 2002.
8
Véase, por ejemplo, el Convenio (No. 111) relativo a la discri minación en materia de empl eo y
ocupación de 1958 y el Convenio (No. 100) relativo a la igualdad de remuneración entre la
mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor de 1951.
9
Párrafo 9 de la reco mendación general No. 19 del Comité para la Eli mi nación de la
Discri minación contra la Mujer.
10
A. Sen, “More than 100 million women are missing”; New York Review of Books, vol. 37,
No. 20; 20 de diciembre de 1990.
11
Ricardo Henriques, Desiguald ad e Racial no Brasil: Evolução d as Cond ições de Vid a na Decad a
de 90, Instituto de In vestigación Econó mica Aplicada (IPEA), Brasilia, 2001.
12
http:// www.fao.org/News/2002/020302-e.htm.
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13
Gender Justice, Development and Rights, M. Molyneu x y S. Razavi (eds.), Instituto de
Investi gaciones de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social, Oxford, Oxford Uni versity
Press, 2003.
14
PNUD, Informe sobre el desarrollo humano 2002, pág. 10.
15
UNC TAD, co municado de prensa TAD/INF/PR/47, 12 de agosto de 2002.
16
PNUD, op. cit.
17
Genetically modified organisms in food and agriculture: Where are we? Where are we going?;
discurso de Louise O. Fresco, Subdirectora General, Departamento de Agricultura de la FAO, en
la Conferencia sobre “Crop and Forest Biotechnology for the Future”, Royal Swedish Academy
of Agriculture and Forestry, septiembre de 2001.
18
El caso del agricultor canadiense Percy Sch meiser plantea cuestiones inquietantes. Véase Percy
Schmeiser, Who owns the seeds? Editorial, San Francisco Chronicle, 20 de junio de 2003.
19
Oxfam; “Genetically Modified Crops, World Trade and Food Security”, docu mento de políticas,
1999.
20
Centro Europa-Tercer Mund o “Transnational Corporation and Huma n Rights” Ginebra, 2000.
21
Véase Stephen Lewis, “Malnutrition as a human ri ghts violation” Acc/SNC, SCN News, No. 18,
julio 1999.
22
Corte Intera mericana de Derechos Hu manos, Velázquez Rodríguez contra Hond uras (1989);
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Guerra contra Italia (1998); Comité de Derechos
Humanos, Kitok contra Suecia (1985).
23
Social and Econo mic Rights Action Center y Center for Econo mic and Social Rights, Ni geria,
decisión relati va a la co municación No. 155/96, octubre 2001, párr. 65.
24
Consumer Education and Research Centre contra Union of India. AIR 1995 Tribunal
Supremo 922, párrs. 26 a 33.
25
P. T. Muchlinski, “Hu man rights and multinationals: is there a problem?”, International Affairs,
vol. 77, No. I, 2001, pág. 37.
26
Consumer Ed ucation and Research Centre contra Union of India, op. cit.
27
J. Richter, “ We the peoples” or “ we the corporation”: critical reflections on UN-business
partnerships, Red Internacional de grupos pro alimentación infantil de Ginebra y Asociación
para la alimentación infantil de Ginebra, 2001, pág. 5.
28
Litigio contra Broken Hill Propietary entablad o por las personas que vi vían en los alrededores
del río Ok Tedi Ri ver en Papua Nueva Guinea.
29
RIQ contra Cambior, pleiteado en Quebec.
30
Sithole y otros contra Chemicals Hold ings Ltd. y otros (1999, 2000).
31
Se aplica a normas del derecho internacional consuetudinario, como la prohibición de la
esclavitud, el genocidio, la tortura, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra.
Wi wa contra Royal Dutch Petroleum (Shell); Bowoto contra Chevron Texaco); Doe contra
Unocal.
32
Resolución sobre la adopción de normas por la Unión Europea para las e mpresas europeas que
operan en países en desarrollo: Hacia un código de conducta europeo (1998), Parlamento de
Australia, Ley sobre el Código de Conducta para empresas (2000).
33
Costello-Roberts contra el Reino Unid o d e Gran Bretaña e Irlanda d el Norte (1993).
34
Grupo de Trabajo del Comité de intercambios co merciales de la OCDE, Cod es of corporate
conduct: an inventory, 199 9.
35
Alan Doss, Representante Especial Adjunto del Secretario General en Sierra Leona y
Representante Residente del PNUD, discurso pronunciado en el Simposio sobre la realización
del derecho a la ali mentación en Sierra Leo na, 2003.
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