M1T3A3 La Afectación Diferenciada de La Violencia Sexual en La Infancia y Adolescencia
M1T3A3 La Afectación Diferenciada de La Violencia Sexual en La Infancia y Adolescencia
M1T3A3 La Afectación Diferenciada de La Violencia Sexual en La Infancia y Adolescencia
Psicología Forense
Especializada en niñas, niñas y adolescentes
Mod. I Tema III
Para evaluar lo anterior, se dispondrá de modelos teóricos específicos, que otorguen un parámetro de
desarrollo. En este sentido, tipificar indicadores psicológicos relacionados al abuso sexual, tiene como
propósito otorgar un marco, o guía para investigar y contrastar datos, ajustados a cada caso.
Indicadores a tomar en cuenta, no de manera absoluta y única, según la propuesta de Irene Intebi
(2007)1:
1. Altamente específicos: La revelación por parte del niño/a o adolescente de haber sido objeto de
abusos sexuales.
1 Irene Intebi, Valoración de sospechas de Abuso sexual Infantil, 2007, Consultado en agosto de 2014 en
http://www.serviciossocialescantabria.org/uploads/documentos%20e%20informes/sospechasAbusoInfantil.pdf
1
o Conductas hiper-sexualizadas y/o autoeróticas infrecuentes en niños o niñas de la edad.
o Niño, niña o adolescente que muestra conocimientos sexuales inusuales para la edad.
• Masturbación compulsiva
• Conductas sexualmente inapropiadas para cualquier edad.
• Variantes peculiares de los juegos de “médicos”, “los novios” o “el papá y la mamá”
• Utilización de la fuerza física o la coerción psicológica para conseguir la participación
de otros niños, niñas o adolescentes en los juegos sexuales.
• Sexualización precoz: juegos sexuales tempranos acompañados de un grado de
curiosidad sexual inusual para la edad.
• Juegos sexuales con otros niños, niñas o adolescentes mucho menores o que están
en un momento evolutivo distinto.
• Acercamientos peculiares a los/as adultos/as: Tratar de tocar u oler los genitales del
adulto. Aproximarse por detrás a una persona agachada y, desde esa posición,
realizar movimientos copulatorios. Acomodarse sobre un adulto/a en la cama y
simular movimientos de coito Pedir que le introduzcan o tratar de introducir la lengua
al besar
• Promiscuidad sexual, prostitución o excesiva inhibición sexual (en adolescentes).
3. Indicadores inespecíficos: comportamientos llamativos y/o inadecuados para el nivel madurativo del
niño, niña o del adolescente que no están asociados exclusivamente con abusos sexuales sino que
pueden observarse como reacciones ante diversas situaciones de estrés y suelen poner de manifiesto
los intentos por defenderse y adaptarse a variadas experiencias de traumatización aguda y crónica.
• Retraimiento social.
• Alteraciones en el nivel de actividad junto con conductas agresivas o regresivas
•Temores inexplicables ante personas o situaciones determinadas.
• Alteraciones en el ritmo de sueño.
• Alteraciones en la alimentación
Preescolares: 3 a 5 años.
2
• Fobias y/o temores intensos.
• Fenómenos disociativos.
Adolescencia.
“Entre los síntomas más frecuentes se manifiestan: depresión, retraimiento social, baja autoestima, ideas y
conductas suicidas o auto-lesivas, trastornos somáticos, conductas antisociales, (escaparse del hogar),
comportamiento sexual precoz, embarazo y conflictos con la identidad sexual auto-percibida. Hay quienes
afirman que existen estudios a partir de los que se podría inferir que el abuso sexual infantil, puede
“predisponer” a una orientación sexual posterior”2; sin embargo consideramos que éstas aseveraciones, muy
comunes en los imaginarios sociales, no contienen una base científica sólida, representando tales
aseveraciones, un peligroso fundamento de prejuicio que puede tergiversar la valoración.
Extraído del libro de Poliakof, S.; Sanahuja, A. Para que el Secreto se Haga Voces. Ed 1. Buenos Aires: El
Escriba. 2013, pág.202-203.
La complejidad de los trastornos observados en casos de abusos sexuales a niños, niñas y adolescentes se
pone de manifiesto al considerar que, dentro de la diversidad de los indicadores, coexisten algunos que son la
contrapartida de otros. Por ejemplo: conductas retraídas junto con agresividad; excesiva inhibición junto con
promiscuidad sexual; problemas en el aprendizaje junto con la necesidad de permanecer en la escuela fuera
del horario habitual.
2
Poliakof, S.; Sanahuja, A.(2013).Para que el secreto se haga voces. Ed 1. Buenos Aires: El Escriba. Pág.197
3
Esta aparente contradicción revela las diferentes modalidades de reacción de las personas menores en su
intento de defensa y adaptación a la traumatización crónica.
Desde esta perspectiva, resulta más fácil advertir que aquellos niños, niñas y adolescentes abusados/as que
tienen mayor facilidad para externalizar sus emociones tenderán a presentar agresividad y conductas
transgresoras, mientras que otros/as -que no tienen facilitada la vía de la externalización- revierten el impacto
traumático sobre sí mismos/as: son niños o niñas silenciosos y sobreadaptados que no despiertan la
preocupación de los adultos/as; al contrario, se los alaba por ser “callados”, “tranquilos” y “bien educados”.
El siguiente cuadro, extraído de Poliakof y Sanahuja3, describe las consecuencias del abuso sexual a corto,
mediano y largo plazo.
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propios para la edad precoz. Enfermedades de víctimas de violencia y abuso.
cronológica. transmisión sexual.
Ausencia de auto
percepción como objeto.
“La conducta hiper-sexualizada es uno de los indicadores más ligados al abuso: insinúa un
conocimiento inhabitual del niño o niña acerca de los comportamientos sexuales adultos y revela una
erotización precoz” 4 . Es un síntoma de enorme importancia, que especialmente en el contexto forense
requiere especial aclaración; suele ser mal interpretado como “conducta provocadora” de la niña o la
adolescente, antes que como indicador del abuso sufrido.
Valorar este “desfasaje” de información, exige no solo un parámetro teórico de desarrollo evolutivo,
sino un análisis exhaustivo sobre los contextos en los que se desenvuelve el niño, niña o adolescente. Por
ejemplo, en el caso de que un niño, niña o adolescente tuviera conductas hiper-sexualizadas, y pertenece a
una familia hacinada, o a un contexto sociocultural en el que son habituales las expresiones sexuales adultas,
hay acceso a revistas o contenidos en los medios sobre sexualidad adulta, supone distinto análisis que si no
se encuentran estas variables, para inferir, y valorar si hubo o no abuso sexual. Aunque implicaría negligencia
de los adultos esta falta de cuidado, estaríamos frente a un caso de negligencia cultural, y no necesariamente
frente a un abuso sexual.
Teniendo en cuenta lo anterior, distinguir entre conductas exploratorias coherentes con la edad, y su
contexto, de indicadores que no encuentran correspondencia entre la etapa de desarrollo y las variables
culturales, es determinante para la detección de abuso sexual.
Por ejemplo, los niños y niñas, entre los 4 y 5 años, muestran interés en temas sexuales, y sobre
todo, en diferencias anatómica entre la mujer y el hombre; se cuestionan sobre cómo “se hacen y nacen los
bebés”. Estas preguntas van acompañadas de una exploración del propio cuerpo, y el cuerpo del sexo
opuesto.
Tanto la curiosidad como los juegos sexuales infantiles permiten explorar las sensaciones asociadas
con las zonas erógenas (lo cual incluye la masturbación) y representan un estadio normal del desarrollo
biopsíquico.
Conductas hiper-sexualizadas:
4 Intebi, I., Valoración de sospechas de Abuso sexual Infantil. 2007, Consultado en agosto de 2014 en
http://www.serviciossocialescantabria.org/uploads/documentos%20e%20informes/sospechasAbusoInfantil.pdf
5
- Masturbación compulsiva: se considera que reviste esta característica cuando la
masturbación resulta la actividad que más interés despierta en el niño/a, que ocupa la
mayor parte de su tiempo, llegando a no poder evitarla o detenerla, aun en presencia de
una figura que podría censurarlo; cuando la persona menor se provoca lesiones debido
a esta actividad y/o introduce objetos en su vagina o en su ano; cuando emite sonidos o
gemidos semejantes a los de la actividad sexual adulta y/o realiza movimientos
copulatorios mientras se masturba.
- Conductas inapropiadas para cualquier edad: Por ejemplo: investigar los genitales
(sobre todo, el recto) de animales, o intentar introducir objetos en sus orificios.
- Variante peculiar de jugar “a los médicos”, a “los novios” o a “mamás y papás”: los
niños/as victimizados/as suelen proponer juegos con representaciones o actividades
concretas de sexo oral, coito anal o vaginal, inserción de objetos en orificios genitales o
masturbación mutua.
- Utilización de la fuerza física o la coerción psicológica para conseguir la participación de
otros niños/as en los juegos sexuales.
- Niño, niña o adolescente que realiza juegos sexuales con otro/a mucho menor o que
está en un distinto momento evolutivo.
- Acercamientos peculiares a los adultos: tratar de tocar u oler los genitales del adulto;
aproximarse por detrás a una persona agachada y, desde esa posición, realizar
movimientos copulatorios; acomodarse sobre un adulto en la cama y simular
movimientos de coito; solicitar o tratar de introducir la lengua cuando besa.
Los niños o niñas más pequeñas no tienen manera de conocer los detalles de una relación sexual adulta si no
tuvieron la oportunidad de observarla o si no fueron víctimas de abuso. Desconocen, por ejemplo, la posición
de los cuerpos, los movimientos copulatorios, las sensaciones que acompañan a la penetración y la
existencia de la eyaculación. Si un niñoo niña se refiere a estos temas -mediante relatos o en juegos con
amigos/as o muñecos- es altamente probable que haya sido victimizado/a. Tampoco es normal que tengan
conocimientos de las sensaciones que provoca la penetración ni que describan el sabor o el olor del semen.
El fracaso escolar.
Es así que el fracaso escolar debería resultar sospechoso de una situación de abuso si se instala de manera
inesperada en un niño, niña o adolescente que anteriormente tenía un rendimiento aceptable y cuando,
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además, no es posible encontrar un factor desencadenante evidente como, por ejemplo, el nacimiento de un
hermano/a, un viaje, la separación de los padres, alguna enfermedad en la familia o cualquier modificación
inesperada que hubiera ocurrido en su vida. Muchas veces, aun cuando nos encontremos con un factor
desencadenante, habrá que evaluar si su presencia justifica las dificultades escolares o si, además, podría
haber provocado una situación de mayor vulnerabilidad o desprotección. Por ejemplo, el ingreso de la madre
por el nacimiento de un bebé puede haber alejado transitoriamente de la casa a un adulto protector y haberse
exacerbado el abuso si fuera perpetrado por un familiar”.5
5
Intebi , I. ( 2007). Proteger, Reparar, Penalizar. Valoración de sospechas de Abuso sexual Infantil. Consultado en agosto de 2014 en
http://www.serviciossocialescantabria.org/uploads/documentos%20e%20informes/sospechasAbusoInfantil.pdf