C - Los Derechos Humanos en Las Cárceles y Centros de Reclusión Penitenciaria
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I. Introducción
Si bien todo el sistema de justicia penal presenta problemas de lega-
lidad y de respeto a los derechos humanos, en las cárceles y centros
de reclusión penitenciaria estas problemáticas son especialmente sig-
nificativas.
Los recintos de las fuerzas de seguridad civil y militar, las fiscalías
y ministerios públicos, los juzgados y tribunales del orden penal, en
mayor o menor medida, constituyen espacios en los que se vulneran
derechos fundamentales; empero, la cárcel, como elemento central de
la justicia penal, presenta particularidades que hacen que las viola-
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te, hasta las fortalezas como San Juan de Ulúa y el Palacio Negro de
Lecumberri, o los actuales penales federales de alta seguridad. Estos
espacios de encierro se han ido abriendo y cerrando, creciendo y trans-
formándose de muchas maneras, y pese a ello, parece que desde hace
siglos no dejan de enfrentar las mismas problemáticas: uso excesivo,
hacinamiento, maltrato a los presos, corrupción en su administración,
fugas y también motines. Este escenario nos conduce a preguntarnos
cuál es el propósito de encerrar a una persona en una cárcel; cuál, con-
cretamente, es la finalidad que perseguimos como Estado, cuando pri-
vamos a una persona de su libertad y la recluimos en un centro peni-
tenciario.
En México, desde la promulgación de la Constitución general de
la República hasta nuestros días, podemos hablar de tres periodos en
cuanto a las finalidades de la sanción carcelaria:
Abarcó desde 1917 hasta 1965, es decir, 48 años, durante los que el
artículo 18 de la Constitución general de la República estableció que
el fin de la pena era la regeneración del individuo a través del trabajo.4
Implícita en esta norma estaba la concepción de que el individuo
que delinque es algo así como un “degenerado” que requiere ser “re-
generado”; un sujeto moralmente atrofiado que necesita de “regene-
ración”, o si se quiere desde una perspectiva etimológica, un ser que
debe volver a generarse, volver a nacer.5
Esto en cierta forma explica por qué durante la vigencia de esta
norma, que ya implicaba un avance enorme respecto de los sistemas
carcelarios anteriores,6 legalmente se permitían agravios a los presos
4 “Artículo 18. Sólo por delito que merezca pena corporal habrá lugar a prisión
preventiva. El lugar de ésta será distinto y estará completamente separado del que
se destinare para la extinción de las penas. Los Gobiernos de la Federación y de
los Estados organizarán, en sus respectivos territorios, el sistema penal —colonias
penitenciarias o presidios— sobre la base del trabajo como medio de regeneración”.
Disponible en www.juridicas.unam.mx/infjur/leg/conshist/pdf/1917.pdf, consultada
por última vez el 27 de octubre del 2015.
5 Sarre, Miguel, De la criminología crítica al garantismo, México, 2013, texto
inédito.
6 “Durante siglos las cárceles, que fueron subterráneas o mazmorras, eran sólo el
medio para asegurar la presencia del reo ante el juez, para ser juzgado, o ante el ver-
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dugo, para ser ejecutado...”. Cfr. Zumárraga Ramírez, Alexandra et al., “Los derechos
humanos en la arquitectura penitenciaria”, en Silva Portero, Carolina (ed.), Ejecución
penal y derechos humanos. Una mirada crítica a la privación de la libertad, Ecuador,
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Quito, 2008, pp. 43 y ss.
7 “Artículo 18. Sólo por delito que merezca pena corporal habrá lugar a prisión
preventiva. El sitio de ésta será distinto del que se destinare para la extinción de las
penas y estarán completamente separados.
Los Gobiernos de la Federación y de los Estados organizarán el sistema penal,
en sus respectivas jurisdicciones, sobre la base del trabajo, la capacitación para el
mismo y la educación como medios para la readaptación social del delincuente. Las
mujeres compurgarán sus penas en lugares separados de los destinados a los hombres
para tal efecto...”. Véase http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/dof/CPEUM_
ref_062_23feb65_ima.pdf, consultada por última vez el 18 de noviembre de 2015.
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8 “De alguna manera, los Centros de Rehabilitación Social pretenden ser clínicas de
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salud y el deporte como medios para lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad
y procurar que no vuelva a delinquir, observando los beneficios que para él prevé la
ley. Las mujeres compurgarán sus penas en lugares separados de los destinados a los
hombres para tal efecto... (Reformado mediante Decreto publicado en el Diario Oficial
de la Federación el 11 de junio del 2011)”. Véase http://info4.juridicas.unam.mx/ijure/
fed/9/19.htm?s, consultada por última vez el 27 de octubre de 2015.
11 Más información sobre esta trascendental reforma en Carbonell, Miguel y
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Luigi, Razón y derecho. Teoría del garantismo penal, 1a. reimp., Ma-
14 Ferrajoli,
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