Derecho Alimentario Obando

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“AÑO DEL DIALOGO Y LA RECONCILIACION NACIONAL”

UNIVERSIDAD SAN PEDRO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ASIGNATURA: DERECHO DEL NIÑO Y ADOLECENTE

DOCENTE: CESAR OBANDO

TEMA: “DERECHO DE ALIMENTOS”

CICLO: IX

INTEGRANTES: SUYON SANCHEZ CESAR


CHÁVEZ LÉVANO JORGE
BALTAZAR LUCIO XIOMARA
PAREDES TAPIA JUAN

CHIMBOTE, 27 DE NOVIEMBRE DE 2018


DERECHO ALIMENTARIO

1. DEFINICIÓN
El reconocimiento del Derecho a los Alimentos, implica la existencia del estado de
necesidad en quien lo reclama, así como la obligación a cargo de un tercero con
posibilidades para atenderla
Nuestra legislación se ha ocupado de despejar cualquier duda respecto a lo que debe
entenderse por alimentos. Así encontramos que el Art. 472 del C.C. precisa que “se
entiende por alimentos lo que es indispensable para el sustento, habitación,
vestido y asistencia médica”, agregando en su último párrafo que “cuando el
alimentista es un menor de edad, los alimentos comprenden también su
educación, instrucción y capacitación para el trabajo”. Esta última parte del texto
legal antes citado, ha quedado ampliado por lo dispuesto en el Art. 92 del Código de
los Niños y Adolescentes (en adelante el C. del N. y A.), según el cual queda
comprendido dentro de los alimentos del menor edad la “recreación” e inclusive puede
reclamarse también “los gastos del embarazo de la madre desde la concepción hasta
la etapa de post parto”.

2. FUENTES DEL DERECHO ALIMENTARIO


De la revisión del C.C. de 1984, podemos indicar que en lo que se refiere al derecho
alimentario, éste puede tener su origen en:
a) La voluntad del deudor: es decir, es éste quien se obliga a atender las
necesidades del alimentista, a pesar de no existir mandato legal alguno. Esta
manifestación de voluntad puede constar en un testamento, en el cual conste
haberse efectuado un legado a favor de un tercero, o en un contrato, como
ocurriría en caso que se celebre un contrato de renta vitalicia en el que una de
las partes se obligue a entregar a la otra una suma de dinero para que con ésta
atienda a sus necesidades.

b) La ley: cuando sea ésta quien determine la obligación en mérito la existencia


de una relación jurídica entre dos o más sujetos.

3. CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO A LOS ALIMENTOS


Las características que la doctrina en general atribuye al derecho alimentario, han
permitido diferenciar a éste de otras obligaciones y derechos, convirtiéndolo en uno
con características propias.
Estos caracteres que en parte han sido recogidos en el Art. 487 del C.C., permiten
definir al derecho alimentario, en los siguientes términos:

3.1 Derecho personalísimo


El derecho alimentario, atendiendo a su finalidad, resulta ser un derecho intuito
personae, es decir, inherente a aquella persona que mediante su reclamo pretende
satisfacer sus necesidades. Siendo ello así, el derecho alimentario no podrá ser objeto
de transferencia, cesión, compensación, embargo o renuncia; inclusive a la muerte del
alimentista, éste no se transmitirá a sus herederos pues siendo su objeto cubrir las
necesidades de aquel, con su muerte dichas necesidades desaparecerán.

3.2 Derecho intransmisible


La intransmisibilidad del derecho alimentario, es consecuencia de la característica
anterior, pues teniendo su sustento en la subsistencia exclusiva del alimentista, no
podrá ser objeto de transmisión bajo título alguno.
Sin embargo, ésta característica nos obliga a diferenciar dos situaciones:
a) Muerte del deudor alimentario: en caso que fallezca el alimentante, la
obligación alimentaria no se extiende a sus herederos salvo que el acreedor
sea un “hijo alimentista”, en cuyo caso la pensión alimenticia gravará la porción
disponible de la herencia “hasta donde fuera necesario para cumplirla”.
Asimismo, debemos precisar que la muerte del deudor alimentario, sin bien
extingue la obligación respecto de él, ello no perjudica el derecho del
alimentista a demandar a las personas que siguen en el orden establecido en
los Arts. 475 del C.C. y 93 del C. del N. y A.

b) Muerte del alimentista: en este supuesto no existe tampoco razón para


extender el derecho alimentario a los herederos del acreedor, pues, como ya
se ha precisado, considerando que la pensión alimenticia tiene por objeto
satisfacer exclusivamente las necesidades del alimentista, no encontrándose
vivo éste, nadie más puede reclamar dicha pensión.

3.3 Derecho irrenunciable


Siendo el derecho alimentario uno de naturaleza personal y como tal intransmisible,
podemos afirmar que como consecuencia de ello éste es irrenunciable. Esta
característica se extiende también a las sumas por percibir, pues consentir la renuncia
de éstas últimas, equivaldría a colocar en desamparo al alimentista al permitírsele que
por acto propio se niegue a obtener los medios para proveer su subsistencia.

3.4 Derecho incompensable


Aun cuando el Art. 1288 del C.C. permite la compensación de sumas liquidas,
exigibles y homogéneas, para el caso que se pretenda la extinción de las obligaciones
alimentarias, la persona que debe alimentos no puede oponer a su acreedor en
compensación, lo que éste le deba a aquél, puesto que a través de la compensación
no puede extinguirse una obligación cuyo cumplimiento permite la subsistencia de una
persona.

3.5 Derecho intransigible


Esta característica reitera la condición de indisponible que tiene el derecho alimentario.
Sin embargo, debe distinguirse el carácter de intransigibilidad del derecho alimentario
de la posibilidad de las partes para llegar a un acuerdo respecto al monto de la
pensión alimenticia o la forma como los alimentos puedan ser satisfechos, pues en
este último caso no habría inconveniente en que se celebre una transacción, ya que a
través de ella lo que se va a conseguir es justamente la materialización del derecho
alimentario en cuanto al monto o forma de su cancelación.
De lo expuesto queda claro entonces que la posibilidad de una transacción respecto
al monto o forma de prestar los alimentos, no ha de importar una renuncia al propio
derecho alimentario, una transferencia del mismo, ni compensación entre otra
obligación entre alimentante y alimentista; por el contrario, con ello se consigue la
ratificación de la exigibilidad de la obligación alimentaria.

3.6 Derecho inembargable


Atendiendo a que la pensión alimenticia está destinada a la subsistencia de la persona
a favor de quien ha sido fijada, no es posible que ésta sea susceptible de embargo.
Este criterio ha sido asumido por nuestro legislador, advirtiéndose dicha limitación en
el C.P.C. 85

3.7 Derecho imprescriptible


El comentario a esta característica, nuevamente nos obliga a distinguir el derecho
alimentario, de la pensión de alimentos que en reclamo del citado derecho puede
concederse.
En el caso del derecho alimentario, el ejercicio de la acción no prescribirá mientras
exista el estado de necesidad, por lo que de mantenerse dicha situación, la acción se
mantendrá vigente.
En cuanto a lo que se refiere a la pensión alimenticia, habría que distinguir entre
aquellas que se encuentren atrasadas y las que se devenguen en el futuro. Respecto
a éstas últimas, es evidente que no puede hablarse de prescripción alguna ya que aun
no se habrían originado; en cambio en lo que se refiere a las pensiones atrasadas que
no hayan sido cobradas, el Art. 2001 Inc. 4 del C.C. sanciona la prescripción de la
acción, en caso haya transcurrido dos años desde que fue posible su reclamo. Sin
embargo, el plazo antes mencionado, ha sido cuestionado por el Tribunal
Constitucional en el Exp. Nro. 2132-2008-PA/TCICA , en el cual pronunciándose sobre
lo dispuesto en el citado Art. 2001 Inc. 4 del C.C., indicó que “la aludida medida
estatal examinada… al no superar los exámenes de necesidad y ponderación
resulta incompatible con la Norma Fundamental,, existiendo otras medidas tales
como aquella contenida en el inciso 1) del mencionado artículo 2011 del Código
Civil –que establece la prescripción de la acción que nace de una ejecutoria en
un plazo de 10 años–, que logra el mismo fin constitucional (impedir situaciones
de indefinición respecto del cobro de pensiones fijadas en tal sentencia ante la
inacción de quien se encuentra legitimado para exigir tal cobro), pero con una
menor restricción de los derechos de los niños y adolescentes a la efectividad
de las resoluciones judiciales y a percibir alimentos”, es decir, de acuerdo a lo
resuelto por el Tribunal Constitucional, el plazo prescriptorio aplicable a la acción
proveniente de pensión alimenticia fijada a favor de un menor de edad, es de 10 años,
pues se precisa que el mencionado Inc. 4 del Art. 2001 del C.C, no supera el control
de proporcionalidad vulnerando el derecho a la efectividad de las resoluciones
judiciales y el derecho de los niños, niñas y adolescentes a percibir alimentos y del
principio constitucional de protección del interés superior del niño, niña y del
adolescente. Dicho esto, podemos concluir que para el caso del derecho alimentario
de los menores de edad, habrá prescrito la acción tendiente a reclamar el pago de las
pensiones alimenticias devengadas, cuando hayan transcurrido 10 años sin que se
haya solicitado el pago de las mismas.
El procedimiento para el reclamo de las pensiones devengadas y sus intereses, lo
establece el Art. 568 del C.P.C., conforme al cual éstos se computan “…a partir del
día siguiente de la notificación de la demanda...”. Dicho esto, podríamos señalar
que conforme a nuestra legislación procesal, la obligación alimentaria se impondrá
siempre para el futuro más no para el pasado; sin embargo, una excepción a ello, es la
disposición prevista en el Art. 92 del C. del N. y A., cuando en su último párrafo precisa
que se consideran alimentos “… los gastos del embarazo de la madre desde la
concepción hasta la etapa del post parto”, así como la contenida en el Art. 414 del
C.C., en el que se prescribe que “En los casos del artículo 402, así como cuando el
padre ha reconocido al hijo, la madre tiene derecho a alimentos durante los
sesenta días anteriores y los sesenta días posteriores al parto, así como al pago
de los gastos ocasionados por éste y por el embarazo…”. Se advierte así que
excepcionalmente podrán fijarse los alimentos, a partir de hechos ocurridos antes que
se haya producido la notificación de la demanda.

3.8 Derecho recíproco


La reciprocidad en el derecho alimentario, se encuentra sancionada en el Art. 474 del
C.P.C., precisándose en él, el derecho-obligación entre cónyuges, los ascendientes,
descendientes y hermanos para asistirse mutuamente en cuanto a la satisfacción de
sus necesidades alimentarias.
Sin embargo, la reciprocidad en los alimentos queda limitada, en caso que el
alimentista incurra en alguna de las causales que regula el C.C. para que se declare
su indignidad o desheredación, en cuyo caso sólo podrá reclamar estrictamente
necesario para subsistir.

3.9 Derecho circunstancial y variable


Las pensiones alimenticias fijadas en sentencias o acuerdos conciliatorios, pueden ser
modificadas en cuanto a su monto, de acuerdo a la variación de las necesidades del
alimentista o las posibilidades del alimentante, a través de procesos judiciales de
reducción, aumento, extinción, exoneración de dicha pensión e inclusive el cambio en
la forma como ésta es prestada, lo cual resulta lógico ya que los elementos
constitutivos que sirven de base para fijar la pensión alimenticia varían con el correr
del tiempo.

4. CONDICIONES PARA LA OBLIGACIÓN ALIMENTARIA


El reclamo y amparo del derecho alimentario, requerirá del cumplimiento de
determinadas condiciones, las cuales precisamos a continuación:

a) Que la persona quien reclama la asistencia alimentaria o alimentista, carezca


de medios para su subsistencia, no pudiéndolos obtener por sí misma; es decir,
el alimentista debe encontrarse en estado de necesidad.

b) Que, el obligado alimentario o alimentante se encuentre en la posibilidad de


poder suministrarlos.

c) Que, exista una norma legal que reconozca el derecho a los alimentos y la
obligación de ser satisfechos por su deudor.

4.1 Estado de necesidad del alimentista


La determinación del estado de necesidad, no es el resultado de la configuración de
un determinado supuesto previsto en la ley, pues ello será el resultado de la
evaluación que se haga de las necesidades del alimentista y la imposibilidad de
atender aquel, por sí sólo, a su subsistencia.
El estado de necesidad en el caso de los cónyuges importará que quien pretende los
alimentos no pueda procurárselos con su trabajo o que se encuentre impedido física o
mentalmente de procurar su propia subsistencia; es decir, no bastará invocar la
condición de cónyuge o la falta de trabajo para el reclamo de una pensión sino que
tendrá que acreditarse fehacientemente la imposibilidad física o mental de obtener sus
propios alimentos.
Para el supuesto de los alimentos para un menor de edad, estos deben ser satisfechos
por sus padres, pues atendiendo a la minoridad del alimentista, sus necesidades son
presumidas y por lo tanto es obligación de sus progenitores atender las necesidades
de su hijo, tal como lo dispone el Art. 235 del C.C. .
Cuando el acreedor alimentista es mayor de edad, la posibilidad para reclamar
alimentos, se reduce para el caso en que éste no se encuentre en aptitud de atender a
su propia subsistencia por incapacidad física o mental, por seguir estudios con éxito de
una profesión u oficio o cuando encontrándose en estado de soltería no se encuentre
en aptitud de atender a su subsistencia.
De lo expuesto, es de advertirse que el estado de necesidad no equivale a decir que
quien reclama el pago de una pensión alimenticia debe acreditar encontrarse en un
estado de indigencia tal que deba ser acudido por el obligado alimentario, pues como
lo ha establecido la Corte Suprema en la Casación Nro. 3874-2007-Tacna, haciendo
referencia a las necesidades del menor, extendiéndose ello a las de cualquier
alimentista “…cuando la norma alude a las necesidades de quien los pide, ello no
equivale a verificar la existencia de un estado de indigencia, y debe apreciarse
teniendo en consideración el contexto social en el que vive el menor alimentista,
puesto que los alimentos no se circunscriben a lo estrictamente necesario para su
subsistencia…”.
Atendiendo a la característica de la reciprocidad en el derecho alimentario, los padres
también pueden reclamar alimentos a sus hijos, sin embargo dicho derecho se
restringe cuando se trata del hijo extramatrimonial reconocido luego que adquiere la
mayoría de edad (salvo que éste tenga respecto de su progenitor, la posesión
constante de estado o consiente en el reconocimiento) o cuando la filiación de éste ha
sido determinado en sentencia .

4.2 Posibilidad del obligado


La posibilidad económica del alimentante, como condición para la concesión de una
pensión, implica la existencia en el obligado de medios suficientes no sólo para
proveer su propia manutención, sino también la de aquellas personas que por
mandato legal, se encuentra obligado a satisfacer.
Al respecto el Art. 481 del C.C. precisa que: “Los alimentos se regulan en proporción a
las necesidades de quien los pide y a las posibilidades del que debe darlos...”; en
atención a ello es que la pensión alimenticia podrá ser aumentada o reducida según
aumenten o disminuyan las necesidades del alimentista o las posibilidades del
obligado.
En caso que el alimentante, atendiendo a la falta de posibilidades económicas, no
pueda cumplir con su obligación sin poner en riesgo su subsistencia, podrá solicitar
que se le exonere del cumplimiento de la misma pudiendo el alimentista en este caso
conseguir el traslado de la obligación a otro pariente .
Por último, debemos indicar que para determinar las posibilidades económicas del
obligado, el Juez no se encuentra obligado a investigar rigurosamente los ingresos de
éste, tal como lo dispone el citado Art. 481 in fine del C.C., pudiéndose tener en
cuenta para ello, las circunstancias en que vive, su nivel de vida, patrimonio
inmobiliario, movimiento migratorio, carga familiar, deudas personales, etc.

4.3 Vínculo legal entre el alimentante y el alimentista


Esta tercera condición es la que permite completar los requisitos para la concesión de
una pensión alimenticia.
De lo expuesto en el Art. 474 del C.C, es el parentesco el que permite que entre los
cónyuges, ascendientes, descendientes y hermanos, exista un vínculo legal que
permita exigir el pago de una pensión alimenticia. Sin embargo, excepcionalmente la
ley permite la asistencia alimentaria aun sin existir parentesco alguno entre el
alimentista y el obligado, como sucede en el caso de los alimentos que puede
reclamar el concubino cuando la unión de hecho haya terminado por decisión
unilateral de su pareja así como los que pudiera reclamar el hijo alimentista, quien a
pesar de no encontrarse reconocido ni declarada judicialmente su filiación, tiene
derecho a reclamar una pensión de quien mantuvo relaciones sexuales con la madre
en la época de su concepción111.
Asimismo, cabe agregar que el desarrollo jurisprudencial del derecho a los alimentos,
ha permitido establecer que la mujer casada puede demandar el pago de una pensión
de alimentos para su hijo, a un tercero que no es su marido, es decir, a alguien que no
tiene relación de parentesco con el alimentista, tal como se desprende del Acuerdo
Nro. 05 Del Pleno Jurisdiccional de Familia de 1998, en el que se concluyó que “… la
mujer casada puede demandar alimentos a un tercero siempre que acredite
fehacientemente la no convivencia de la demandante con el marido, y que ésta haya
mantenido relaciones sexuales con el demandado durante la época de la concepción”;
dicho criterio ha sido reiterado en la Casación Nro. 2076-2003-Puno, en la que se
estableció que “… del análisis de las normas denunciadas (Arts. 361, 362, 363 y 364
del C.C.) Se puede concluir que éstas se encuentran dentro de los supuestos de la
sociedad paterno filial, de los hijos nacidos dentro del matrimonio;… en este caso no
se está debatiendo la filiación del demandado para con la menor, sino que, el objeto
de este proceso es tutelar a la menor, concediéndole o no alimentos que es un
derecho asistencial humano, de quien ha tenido relaciones sexuales con la madre, en
la época de la concepción”.
Cumplir “deberes semejantes a los del matrimonio”. Inclusive este criterio, es el que se
ha sostenido en la Casación Nro. 2228-2003-Ucayali, afirmándose que “…para que se
pueda conceder una pensión alimenticia se exige de acuerdo al artículo en comentario
que el solicitante de dicha pensión mantenga una relación convivencial actual o
vigente, o acredite la condición de abandonado”.
Asimismo, para el caso que uno de los concubinos decida reclamar el pago de una
pensión alimenticia, resulta interesante el Acuerdo Nro. 8.1 del Pleno Jurisdiccional
Nacional de Familia de 1998, según el cual: “…para solicitar alimentos o
indemnización entre concubinos no se requiere declaración judicial previa de la unión
de hecho, pero ésta debe acreditarse dentro del proceso con principio de prueba
escrita”.
111 El Art. 415 del C.C., dispone que, en el caso del hijo alimentista, la pensión de
alimentos será exigible hasta los 18 años, sin embargo ésta se mantendrá vigente si el
“hijo” llegado a la mayoría de edad no pueda proveer a su propia subsistencia por
incapacidad física o mental. A pesar de lo expuesto, se ha discutido en la
jurisprudencia, el derecho a los alimentos del hijo alimentista luego de adquirir la
mayoría de edad, cuando siga con éxito los estudios de una profesión u oficio. Así
tenemos que en la Casación Nro. 2466-2003-Apurímac, se estableció que “… el
artículo 483 tercer párrafo del Código Civil… protege al alimentista cuando ha
transcurrido la mayoría de edad, si está siguiendo una profesión u oficio exitosamente,
artículo que resulta perfectamente aplicable a los hijos alimentistas al ser coherente
con el artículo 6 in fine de la Constitución Política del Estado, según el cual todos los
hijos tienen iguales derechos y deberes… la obligación de alimentos para el
alimentista que sigue una profesión u oficio exitosamente es un derecho contemplado
también para los hijos alimentistas a que se refiere el artículo 415 del Código Civil”. El
criterio fue distinto en la Casación Nro. 870-2006-Puno, en la que se expuso que “…la
interpretación del segundo y tercer párrafos del artículo 483 del citado cuerpo
normativo únicamente afecta a los hijos (matrimoniales o extramatrimoniales) cuya
paternidad se encuentre acreditada y no a las personas (sean mayores o menores de
edad) que soliciten alimentos de quien tuvo relaciones con su madre durante la época
de concepción, razón por la cual se concluye que este artículo ha sido también
erróneamente interpretado por el Colegiado Superior, y sus alcances se han extendido
a supuestos que no contempla la ley… Al hijo no reconocido ni declarado sólo le
corresponden alimentos hasta los dieciocho años de edad, salvo que acredite
incapacidad física o mental…”.

5. EL DERECHO ALIMENTARIO DE LOS HIJOS


El deber de cuidado que impone el Art. 418 del C.C. a los padres respecto de sus
hijos, implica la atención de las necesidades que los primeros deben a los segundos.
Este deber paternal no supone su extinción cuando se adquiere la mayoría de edad,
pues lo que sucede es que al llegar a ésta, el derecho alimentario tiene distinto
fundamento jurídico, condicionándose su concesión a determinados casos, los mismos
que encontrándose previstos en los Arts. 424, 473 y 483 del C.C., pueden ser
resumidos en los siguientes supuestos:
a) El mayor de dieciocho años impedido de atender su propia subsistencia
por causas de incapacidad física o mental

La circunstancia antes descrita, prevista en el Art. 473, permite el otorgamiento


de una pensión alimenticia cuando encontrándose “debidamente comprobada”
la imposibilidad física o psicológica, no pudiera el alimentista atender a sus
necesidades. Agrega dicho numeral que, si dicho estado fue consecuencia de
la propia inmoralidad del alimentista, éste sólo podrá reclamar “lo estrictamente
necesario para subsistir”, es decir, el acreedor alimentario tendrá restringido su
derecho en caso que por actitudes impropias, contrarias a la ley o al orden
público o, contrarias al normal desarrollo de la familia, provoque su incapacidad
física o mental.

b) Alimentos para el mayor de edad soltero(a) que siga con éxito estudios de
una profesión u oficio

El caso bajo comentario se desprende de lo dispuesto en el Art. 424 del C.C.,


que con cierta deficiencia se ha repetido en parte en el Art. 483 del mismo
código sustantivo. En efecto, conforme se expone en el citado Art. 424, la
pensión alimenticia se concederá a aquel hijo o hija soltero que se encuentre
“siguiendo con éxito estudios de una profesión u oficio”; sin embargo, el Art.
483 refiere que dicha pensión podrá reclamarla el alimentista que “está
siguiendo una profesión u oficio exitosamente”, lo cual resulta ilógico, puesto
que si para la concesión de una pensión debe encontrarse el alimentista en
estado de necesidad, éste no podría existir en aquel que viene ejerciendo una
actividad que por su éxito, resultará ser productiva económicamente.
En cuanto a la característica de “exitoso” de los estudios, para justificar el
reclamo de una pensión alimenticia, no existe una definición en la ley para
poder concluir la existencia de dicha condición, sin embargo, ha sido la
jurisprudencia, la que pronunciándose en determinados casos ha indicado,
cuando es que no se cumple la misma, tal como se advierte de las siguientes
resoluciones expedidas por la Corte Suprema:

Casación Nro. 260-2005-La Libertad

“… se ha acreditado que la alimentista no sigue una profesión u oficio en


forma exitosa, pues se ha acreditado que ha sido repitente, que ha
reprobado en varios cursos y que inasiste a clases; razón por la que no
existe justificación alguna para seguir manteniendo la pensión inicialmente
asignada” (sic).

Casación Nro. 3016-2002-Iquitos

“… resulta evidente que un estudiante con dieciocho años de edad que se


encuentra en el cuarto año de educación secundaria no está realizando sus
estudios exitosamente, ya que, por su edad debería haber terminado la
educación secundaria… por lo que procede la exoneración de alimentos…”.

Asimismo, debemos anotar que la pensión alimenticia otorgada en mérito al


supuesto bajo análisis, sólo se mantendrá vigente hasta la edad de 28 años.

c) De las hijas e hijos solteros que no se encuentren en aptitud de atender a


su subsistencia

Otro de los casos que regula el Art. 424 del C.C. para la concesión de una
pensión de alimentos, es el del hijo o hija que manteniéndose en estado de
soltería, no cuenta con los medios suficientes para satisfacer sus necesidades.

El texto actual de la norma en referencia, recoge la modificación dispuesta


mediante Ley 27646, que entre otros extremos dejó de lado la discriminación
que en ella se hacía contra los hijos solteros, puesto que sólo se le reconocía
el derecho alimentario a las hijas no unidas en matrimonio.

Asimismo, debemos agregar que el hijo o hija soltera que no pueda atender a
sus necesidades, no podrá reclamar la asistencia alimentaria de sus padres en
caso que se encuentre manteniendo una unión de hecho. pues si bien es cierto
en que este caso va a seguir manteniendo la soltería, será su conviviente y no
los padres quien se encuentre obligado a satisfacer sus necesidades,
atendiendo a los “deberes semejantes al matrimonio” que en dicha unión de
hecho se han de cumplir, tal como lo prescribe el Art. 326 del C.C

6. ALIMENTOS ENTRE CÓNYUGES


Con la celebración del matrimonio los cónyuges asumen un sin número de derechos y
obligaciones que pueden resumirse en el respeto mutuo, solidaridad efectiva y
asistencia recíproca.
El deber de asistencia, será satisfecho por los cónyuges dependiendo de los roles que
asuma cada uno de ellos dentro del matrimonio, tal como lo anota el Art. 291 del C.C.,
según el cual: “Si uno de los cónyuges se dedica exclusivamente al trabajo del
hogar y al cuidado de los hijos, la obligación de sostener a la familia recae sobre
el otro, sin perjuicio de la ayuda y colaboración que ambos cónyuges se deben
en uno y otro campo”.
Este deber alimentario existirá mientras subsista el matrimonio; sin embargo, la ley,
atendiendo a las posibles desavenencias que puedan surgir entre los cónyuges dentro
de la vida matrimonial que no provoquen el divorcio pero sí la separación entre los
cónyuges, ha regulado los efectos de dicha separación con relación al derecho
alimentario. Así, debemos analizar las siguientes situaciones:

● Los alimentos para el cónyuge que abandona el hogar.


● Los alimentos para el cónyuge abandonado.
● Los alimentos en la separación convencional
En cuanto al primer supuesto, el citado Art. 291 del C.C. precisa que: “Cesa la
obligación de uno de los cónyuges de alimentar al otro cuando éste abandona la casa
conyugal sin justa causa y rehúsa volver a ella. En este caso el juez puede, según las
circunstancias, ordenar el embargo parcial de las rentas del abandonante en beneficio
del cónyuge inocente y de los hijos. El mandamiento de embargo queda sin efecto
cuando lo solicitan ambos cónyuges”.
De lo expuesto se tiene que, en caso que se haya producido la separación de hecho
entre los cónyuges por abandono injustificado de la casa conyugal de uno de ellos, la
restricción a los alimentos del abandonante sólo operará cuando éste se rehúse a
retornar a la misma, luego de haber sido requerido para ello.
En caso que la separación haya sido acordada por los cónyuges y éstos quisieran
formalizar la misma ante un Juez, deberán seguir el proceso de separación
convencional y divorcio ulterior previsto en el Inc. 13 del Art. 333 del C.C. Dicho
proceso judicial exige que a la correspondiente demanda se adjunte un proyecto de
convenio, en el cual conste el acuerdo al cual han arribado los cónyuges en cuanto la
liquidación de la sociedad de gananciales que pueda existir, los alimentos, tenencia y
régimen de visitas a favor de los hijos menores de edad, así como los alimentos de los
cónyuges (Art. 575 del C.P.C.). En este tipo de procesos, el Juez resolverá atendiendo
a lo pactado por ambos cónyuges, siempre que dicho acuerdo no contravenga normas
de orden público a las que se encuentra sometido el Derecho de Familia. Los
cónyuges también podrán tramitar su separación convencional ante una Municipalidad
o Notaría, para lo cual deberán cumplir con los requisitos que establece la Ley 29227 y
su Reglamento, entre ellos adjuntar copia certificada de la resolución judicial o acta de
conciliación en el que conste la decisión o el acuerdo tomado respecto a los alimentos
de los hijos menores de edad o mayores con incapacidad.
Al respecto, cabe preguntarnos: ¿en los casos en los que se haya seguido el trámite
de un proceso judicial de separación convencional y posteriormente se haya declarado
el divorcio, la obligación alimentaria pactada en el proyecto de convenio adjuntado a la
demanda, cesará a tenor de lo dispuesto en el Art. 350 del C.C. o es que dicha
obligación subsistirá?. Al respecto, citamos los fundamentos expuestos por la Corte
Suprema, en dos procesos distintos:
Casación Nro. 3730-2000-Lima

“… según lo expresa el artículo 350 del Código Civil con el divorcio cesa
la obligación de alimentarse entre cónyuges, por lo que existiendo norma
que regula al respecto, corresponde a las partes en los casos de
separación convencional expresar en el convenio su intención contraria,
esto es pactar que la obligación se extenderá más allá de la disolución
del vínculo matrimonial… En el caso de autos las partes al ofrecer su
propuesta no establecieron acuerdo en contrario sobre lo dispuesto en el
artículo 350 del Código material, existiendo un motivo legal para que se
considere una voluntad tácita de limitación de los alimentos…”.

Casación Nro. 2100-2003-Lima

“… como se advierte del cuarto considerando de la recurrida, ésta


postula el enfrentamiento entre la disposición contenida en el artículo
trescientos cincuenta primera parte del Código Civil y la disponibilidad y
liberalidad con la que cuentan las partes para contratar, que en tal
sentido es en un contexto unitario en el que debe analizarse la recurrida;
… estando a que del propio tenor de la Propuesta de convenio… no se
verifica circunstancia alguna que genera la Nulidad del Acto Jurídico que
celebraran las partes en litigio, el recurso debe desestimarse; tanto más
si dicho compromiso ha sido valorado como expresión de acuerdo de
voluntad válido…”.
Frente a lo expuesto en las resoluciones judiciales antes mencionadas, encontramos
que en el primer caso, se ha sostuvo que al declararse el divorcio cesa la obligación
alimentaria, salvo que las partes acuerden que dicha obligación se extenderá mas allá
de la disolución del matrimonio, es decir, se permite a las partes pactar contra lo
dispuesto por la ley; por el contrario, en el segundo caso, la Sala Suprema dejó
establecido que el convenio de pago de alimentos asumido por las partes en la
separación convencional, subsiste a pesar de que posteriormente se declare la
disolución del vínculo matrimonial, en razón a que dicho compromiso es expresión de
la disponibilidad y liberalidad con la que cuentan las partes para contratar. Es decir,
no tenemos al respecto, una posición uniforme en la jurisprudencia.
Sin perjuicio a lo señalado anteriormente, si bien el Art. 350 del C.C. precisa que con
la declaración de divorcio cesa la obligación alimentaria, esta misma norma establece
excepciones a dicha disposición, es decir, casos en los que aún habiéndose declarado
el divorcio, uno de los cónyuges estaría obligado a atender las necesidades de su ex
pareja. Estos supuestos son:
a) Cuando el cónyuge alimentista, no culpable del divorcio, careciere de
bienes propios o gananciales suficientes para atender sus necesidades

b) Cuando el cónyuge alimentista, no culpable del divorcio, estuviere


imposibilitado de trabajar o de subvenir a sus necesidades por otro medio.
c) Cuando el cónyuge alimentista, culpable o no del divorcio, se encuentre en
estado de indigencia.

En los casos antes citados, la pensión alimenticia que podría asignar el Juez, no podrá
exceder de de la tercera parte de la renta del cónyuge obligado, pudiendo inclusive el
alimentista solicitar, por causas graves, la capitalización de la pensión y la entrega del
capital correspondiente.
En todo caso, la obligación alimentaria reconocida en los supuestos excepcionales
antes citados, cesará definitivamente cuando:

a) El ex cónyuge alimentista haya contraído nuevas nupcias: nos referimos a la


celebración de un nuevo matrimonio, lo cual resulta razonable toda vez que en dicho
caso, el primer obligado a satisfacer las necesidades del alimentista sería el nuevo
cónyuge, atendiendo al deber de solidaridad que ha surgido del nuevo matrimonio.

b) El ex cónyuge ha decidido mantener una unión de hecho: si bien este supuesto no


se encuentra previsto en el último párrafo del Art. 350 del C.C., resulta ser lógico pues
si en la unión de hecho los convivientes se unen para cumplir deberes semejantes a
los del matrimonio (entre ellos el de asistencia), el alimentista tendría que exigir la
satisfacción de sus necesidades a su concubino y no al ex cónyuge.

c) Por haber desaparecido el estado de necesidad: resulta obvio que si desaparece el


estado de necesidad del alimentista, el obligado estará expedito en su derecho para
demandar la exoneración de la obligación.

7. ALIMENTOS ENTRE HERMANOS

La obligación alimentaria entre los hermanos, ha sido recogida en el Art. 474 del C.C.
y 93 del C. del N. y A., pero con carácter subsidiario. Así en el caso de los alimentos a
favor de los menores de edad, los hermanos asumirán dicha obligación por ausencia o
desconocimiento del paradero de los padres, mientras que para el caso de aquellos
que hayan adquirido la mayoría de edad, los hermanos asumirán dicha obligación en
caso que el alimentista no tenga cónyuge, ascendientes ni descendientes.

8. REAJUSTE, EXONERACIÓN, EXTINCIÓN Y CESE DE LA PENSIÓN


ALIMENTICIA
Hemos indicado anteriormente que en los procesos de alimentos, para que pueda
dictarse una pensión alimenticia, debe tenerse en cuenta no sólo las necesidades de
quien lo pide sino también las posibilidades de quien debe otorgarlos. Sin embargo,
atendiendo a que dichas necesidades y posibilidades pueden variar en el tiempo, la ley
permite, que aun cuando en un proceso judicial previo se haya determinado el monto
de la pensión, ésta posteriormente puede ser aumentada o reducida en otro proceso e
inclusive declararse la exoneración al cumplimiento de la misma.
Respecto al reajuste de la pensión alimenticia, el Art. 482 del C.C. precisa que “La
pensión alimenticia se incrementa o reduce según el aumento o la disminución
que experimenten las necesidades del alimentista y las posibilidades del que
debe prestarla” y agrega luego que “…Cuando el monto de la pensión se hubiese
fijado en un porcentaje de las remuneraciones del obligado, no es necesario
nuevo juicio para reajustarla. Dicho reajuste se produce automáticamente según
las variaciones de dichas remuneraciones”.
Ahora, puede ocurrir también que el reajuste de la pensión se produzca por la
concurrencia de varios acreedores alimentarios, quienes sumando el monto de sus
pensiones, excedan el porcentaje máximo embargable de la remuneración o pensión

Del obligado. En tal supuesto tendrá que solicitarse el prorrateo de los alimentos, el
que si bien es cierto conforme se desprende del Art. 477 del C.C., se refiere al caso de
la concurrencia de varios obligados a satisfacer las necesidades del alimentista, la
jurisprudencia ha entendido que éste también se extiende al caso precisado líneas
arriba (concurrencia de acreedores alimentarios), tal como se desprende de la
Casación 432-01-Huancavelica, conforme a la cual “… la Sala de revisión ha
interpretado erróneamente lo dispuesto en el artículo 95 del Código de los Niños y
Adolescentes al restringir los efectos del prorrateo de alimentos a los casos en que
existen varios obligados a darlos, sin tomar en cuenta que también procede cuando
existen varios acreedores alimentarios y la obligación del deudor alimentario deviene
en ejecutable porque se excede el monto embargable”.
La ley ha regulado también casos en los que habiéndose fijado el monto de la pensión,
el obligado resulta reclamando la exoneración a su cumplimiento. Dichos casos
pueden resumirse en los siguientes:
a) Disminución de la capacidad económica del obligado

En efecto precisa el Art. 483 del C.C., que el deudor alimentario podrá pedir
la exoneración de la obligación “…si disminuyen sus ingresos, de modo
que no pueda atenderla sin poner en peligro su propia
subsistencia...”. Dicho esto, no podrá ampararse la exoneración cuando
habiéndose producido una afectación a los ingresos del obligado, ésta no
ha afectado la capacidad del deudor para atender sus obligaciones y
necesidades.

b) Desaparición del estado de necesidad en el alimentista

El supuesto bajo comentario implica que el alimentista, quien anteriormente


se vio beneficiado con la asignación de una pensión, cuenta ahora con
recursos propios para proveer su propia subsistencia; en tal caso, la
obligación dejará de ser exigible y por tanto, el obligado tendrá derecho a
demandar la exoneración de la pensión alimenticia.
Finalmente, debemos hacer mención a los casos en los que cesa así como en los que
se extingue el derecho alimentario. En cuanto al cese de la obligación alimentaria, ello
se encuentra previsto en los Arts. 291, 350 y 486 del C.C., los mismos que se refiere:

a) Al abandono injustificado de la casa conyugal por parte del cónyuge,


rehusándose a retornar a ella.

b) A la disolución del vínculo matrimonial.

Para el caso de la extinción de la obligación alimentaria, conforme a lo dispuesto en el


Art. 486 del C.C., ésta se produce por la muerte del obligado o del alimentista.

9. INCUMPLIMIENTO DE LA OBLIGACIÓN ALIMENTARIA


Los alimentos deben ser satisfechos en la forma señalada en la resolución judicial que
los fija o en el acuerdo conciliatorio extrajudicial respectivo.
Sin embargo, es común conocer los casos de incumplimiento de la obligación
alimenticia que día a día se presentan ante nuestros tribunales y de las penurias que
exponen los alimentistas para cubrir sus necesidades.
La ley, frente a dichos supuestos, ha previsto diversos mecanismos para evitar y/o
sancionar la conducta del alimentante tendiente a sustraerse de su obligación; así
podemos distinguir las siguientes:

a) Constitución de garantía
Frente a la duda que pueda generar el cumplimiento de la obligación alimentaria la ley
permite al alimentista (Art. 572 del C.P.C.), solicitar al Juez que requiera al demandado
para que constituya garantía suficiente del cumplimiento de su obligación, la misma
que podría ser de naturaleza real o personal.

b) Concesión de medidas cautelares


En caso que se haya concedido una medida cautelar para garantizar el pago de la
pensión alimenticia y ésta haya recaído sobre la remuneración o pensión del obligado,
la ley impone una limitación en cuanto al monto del mismo. En efecto, conforme lo
dispone el Art. 648 Inc. 6 del C.P.C., el embargo que grave dicha pensión o
remuneración, no podrá exceder del 60% del total de los ingresos del obligado; en
caso que se trate del cumplimiento de obligaciones de otra naturaleza, el embargo
procederá siempre y cuando el ingreso supere las cinco Unidades de Referencia
Procesal, pudiendo gravarse el exceso hasta en una tercera parte.
Asimismo, deberá tenerse en cuenta, para la ejecución de una medida cautelar, qué
tipo de ingresos resultarán ser afectos para el pago de una pensión alimenticia. Al
respecto, la Corte Suprema en la Consulta Nro. 36562002-Lima, ha establecido que
“…a fin de determinar qué ingresos del obligado resultan afectos al concepto de
alimentos, debe considerarse los ingresos de libre disposición los cuales
constituyan un ingreso patrimonial del trabajador, no siendo factible afectar
aquellos gastos o erogaciones que resultan necesarias para el desempeño de su
labor, conforme se extrae de la aplicación extensiva de lo dispuesto en el inciso
cuarto del artículo seiscientos cuarentiocho del Código Procesal Civil, que
señala que son inembargables los vehículos, máquinas, utensilios y
herramientas indispensables para el ejercicio directo de la profesión, oficio,
enseñanza o aprendizaje del obligado… la entrega en efectivo por concepto de
combustible al personal militar y policial en situación de actividad no tiene
carácter de un ingreso de libre disposición…”.
En caso de existir un adeudo por concepto de alimentos, cuyo obligado a satisfacer
sea uno de los cónyuges, será de cargo de la sociedad de gananciales la satisfacción
de dicha acreencia, por lo que será posible también que a través de una medida
cautelar, se afecten bienes de ésta, tal como inclusive se concluyó en el Pleno
Jurisdiccional Nacional de Familia de 1998, en cuyo Acuerdo Nro. 07, se estableció
que “… el Art. 316 Inc. 2 del C.C. establece que son de cargo de la sociedad los
alimentos que uno de los cónyuges está obligado por ley a dar a otras personas.
En consecuencia, los bienes sociales son embargables por deudas alimentarias
del otro cónyuge. Es más, en aplicación del Art. 317 del acotado, incluso
responden a prorrata los bienes propios del otro cónyuge, de no existir bienes
sociales. De allí se colige que no es necesario hacer recaer el embargo solo en
los derechos y acciones del cónyuge obligado. Además resulta lógico concluir
que puede irse al remate de los bienes embargados, aun durante la vigencia de
la sociedad de gananciales”.
Para el caso que se pretenda garantizar el cumplimiento de una asignación anticipada
o pensión alimentaria, el Juez puede prohibir al obligado a ausentarse del país,
dictando el correspondiente auto de impedimento de salida.

c) Inscripción en el Registro de Deudores Alimentarios


Con el fin de procurar el cumplimiento efectivo de los alimentos, mediante Ley 28970 ,
se creó el “Registro de Deudores Alimentarios Morosos”, en el cual ha de inscribirse
todas aquellas personas que adeuden tres cuotas, sucesivas o no, de sus obligaciones
alimentarias establecidas en sentencias consentidas o ejecutoriadas o acuerdos
conciliatorios con calidad de cosa juzgada. También serán inscritas aquellas personas
que no cumplan con pagar pensiones devengadas durante el proceso judicial de
alimentos sino las cancelan en un período de tres (3) meses desde que son exigibles.
Esta medida tiene como propósito evitar la burla del pago de obligaciones
alimentarias, negándosele a aquellos que se encuentren en dicho Registro, la
posibilidad de acceder a un crédito en el sistema financiero.
Según lo dispuesto en la norma en referencia, el Órgano de Gobierno del Poder
Judicial es el encargado del citado Registro y como tal, responsable de registrar cada
solicitud de inscripción de un deudor moroso alimentario, siendo gratuito el acceso a la
información que contenga el mismo. La información registrada deberá ser actualizada
mensualmente la misma que y tiene carácter público. El Órgano de Gobierno del
Poder Judicial, también proporcionará mensualmente a la Superintendencia de Banca,
Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones, la lista actualizada de
los deudores alimentarios morosos, a efecto que se registre la deuda alimentaria en la
Central de Riesgos de dicha institución.
Mediante Decreto Supremo Nro. 002-2007-JUS, se ha reglamentado la ley bajo
comentario, estableciéndose en él, las condiciones para la declaración judicial de
Deudor Alimentario Moroso, así como el procedimiento a seguirse para la inscripción
de éste en el registro correspondiente.

d) Denuncia por la comisión de delito de omisión de asistencia familiar


Si bien es cierto que el Art. 2 Inc. 24.c de la Constitución Política de 1993, prohíbe la
“prisión” para el caso de incumplimiento en el pago de obligaciones pecuniarias, esta
misma norma suprema limita su alcance para el caso del incumplimiento de los
deberes alimentarios
Esta disposición constitucional, conlleva a que frente a la renuencia del pago de las
pensiones alimenticias, puede formularse contra el obligado, una denuncia por el delito
de omisión de asistencia familiar, previsto como tal en el Art. 149 del Código Penal de
1991, el cual sanciona con pena privativa de libertad no mayor de tres años, a aquel
que omite “prestar los alimentos que establece una resolución judicial”.
Al referirse la ley al incumplimiento de una resolución judicial, debe entenderse dentro
de ésta:
a) A la sentencia que resuelve el fondo de la litis determinando el monto de la
pensión alimenticia;
b) A la resolución que fija provisionalmente los alimentos, como es el caso de la
asignación anticipada; o,
c) Aquella mediante la cual se requiere el cumplimiento de lo que hayan acordado
las partes en el acta de conciliación respectiva.
En cuanto a la configuración del ilícito penal antes citado, es necesario que exista para
ello, la expedición de una resolución judicial que requiera el cumplimiento de la
obligación alimentaria, bajo apercibimiento de ley. Así, inclusive, se ha pronunciado la
Corte Suprema en el Exp. Nro. 6473-1997-Lima, precisando que “… la sentencia
judicial no se ejecuta por sí sola, sino mediando resolución conminatoria, con
mayor razón en los procesos de alimentos en los que la alimentista puede optar
entre el embargo y la amenaza punitiva; tales conceptos deben asistir en la
interpretación del Art. 149 del Código penal: no basta la existencia de una
sentencia fijando una pensión alimenticia y el presumido incumplimiento para
que proceda ipso facto la denuncia por omisión de asistencia familiar, sino que
debe constatarse la presencia de una resolución judicial conminatoria bajo
apercibimiento de acción punitiva, dicho de otra manera, que exista
requerimiento expreso bajo apercibimiento de ser denunciado por el delito
mencionado…”.
Asimismo debemos precisar que el tipo penal antes descrito, es uno de comisión
dolosa, por lo que en el proceso penal correspondiente deberá acreditarse no sólo el
incumplimiento de la obligación alimentaria, sino también la inequívoca intención del
deudor a sustraerse del cumplimiento de la misma, quedando fuera del mismo, a
nuestro criterio, aquellos casos en los que no se puede cumplir con dicha obligación,
no porque no se quiera, sino porque no se pueda.

Cabe agregar que como consta del mismo Art. 149 del C.P., se sanciona como
circunstancias agravantes al citado tipo penal, las siguientes:

a) La simulación de otra obligación alimentaria


b) La renuncia o abandono malicioso al centro de trabajo.
c) La lesión grave o muerte previsible del alimentista.
Por último, del incumplimiento de la obligación alimentaria, pueden configurarse el
delio de abandono de mujer en estado de gestación, previsto en el Art. 150 del C.P.

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