INTERBOLSA
INTERBOLSA
Y es que el descalabro más grande del país, en términos financieros, también descubre el
gran error del Gobierno al fusionar la Superintendencia de Valores, con la
Superintendencia Bancaria, creando lo que se conoce como la SuperFinanciera.
Para Reyes, este escándalo pone de manifiesto la necesidad de una especialidad bursátil,
“seguramente si hubiera existido un supervisor de valores especializado como existió
antes de producirse la fusión, hace unos 5 años, estas cosas hubieran podido ser
detectadas”
“Era una comisionista (Interbolsa) que manejaba una tercera parte del sistema, que venía
siendo afectado por unos fraudes de gran magnitud sin que las autoridades se hubieran
percatado de la gravedad de esta situación”, expresó Reyes.
En resumidas cuentas, dentro del sistema podría existir una falta de control por parte de
los mismos organismos, que son los realmente encargados de vigilar el mercado bursátil.
Lo que produce una desconfianza en los inversionistas, quienes a la hora de participar lo
harían con intranquilidad y desconfianza.
“El mercado bursátil colombiano sigue siendo diminuto y mientras no haya una autoridad
de supervisión suficientemente calificada técnica e idónea, no va a ver un mercado
bursátil desarrollado en Colombia”, aseguro el ex superintendente de Sociedades.
LA SANCIÓN
Según Ordóñez, la determinación se generó por considerar que cayó en una omisión de
sus funciones al permitir que se desatara el descalabro.
En ese sentido, el jefe del Ministerio Público calificó dicha actuación como grave a título
de dolo por no tomar las medidas necesarias para evitar el problema o la pérdida de
confianza del público en la compra de acciones.
LA INTERVENCIÓN DE LA CORREDORA
InterBolsa S.A. era la comisionista de Bolsa más importante del país pues su participación
en el mercado bursátil era cercana al 30 por ciento, por lo cual se conoce que llegó a
administrar activos por unos 9 billones de pesos.
Sin embargo, este fraude no salió a la luz pública hasta que la Superfinanciera se percató
de la posible estafa. Entonces, tomó la decisión de intervenir la comisionista a mediados
de noviembre del 2012 alegando garantizar los recursos de los inversores.
Así las cosas, se pudo determinar que durante el 2011 la empresa Fabricato S.A.,
representó uno de los mayores aumentos en el mercado accionista del país, pues de
acuerdo a lo explicado por el ente acusador, su acción pasó de 26.20 pesos en enero
(2011) a 84.99 pesos en diciembre del mismo año. Una cifra aún mayor comparada con
las operaciones de empresas como Ecopetrol y Éxito.
“Fabricato era la acción más valorada, obtuvo cambios de precios del mercado
representados en la cotización de la acción en la bolsa de valores frente a la oferta y la
demanda (…) los órganos de control evidenciaron que existía un alza significativa de las
acciones de Fabricato”, precisó la fiscal del caso quien además, expresó: “debe existir
concordancia en el precio de una acción y el costo general la Bolsa de Valores de
Colombia. En este caso fue al contrario”.
A Corridori le fueron indilgados cargos por los delitos de "concierto para delinquir
agravado, por organizar y fomentar la organización llamada 'grupo Corridori' en calidad de
autor; manipulación de especies agravado y administración desleal agravada en calidad
de interviniente, todas a título de dolo y agravadas. Sin embargo, él no aceptó su
responsabilidad.
Otra de las personas vinculadas quien no se salvó de las acusaciones del ente acusador
fue el propio presidente de la corredora, Rodrigo Jaramillo. A él se le responsabilizó de
autorizar beneficios a Corridori sin tener en cuenta el manual de crédito de la financiera.
“En otras palabras, el señor Jaramillo puso a disposición de Corridori y su grupo a toda
InterBolsa para que cometiera diferentes infracciones a la ley penal (…) Puede inferirse
razonablemente que el señor Rodrigo Jaramillo Correa conocía de las conductas punibles
endilgadas y pese a ese conocimiento decidió, de manera voluntaria, participar de ellas”,
dijo la Fiscal.
Esto llevó a un incremento en los cupos del misionado grupo (Corridiri) de 34.000 millones
de pesos a mediados de 2011, a 283.774 millones en el mes de septiembre de 2012, lo
que – según la investigación- ocasionó 734,6 por ciento y que generó un cupo de
endeudamiento para el mercado del grupo Corridori lo que ocasionó una sobre exposición
de la firma comisionista InterBolsa.
EL DATO
Lo que se ha podido establecer, es que el dinero en riesgo se acerca a los 600 mil
millones de pesos, perjudicando a unas 812 personas, quienes presentaron unas 1.112
reclamaciones ante el agente liquidador de la comisionista.
RECUADRO
En este tipo de préstamos las garantías son las acciones que se quedan con quien realizó
el préstamo y que se manejan a títulos que deben estar catalogados como de alta
bursatilidad; es decir, los que son de fácil venta en la bolsa o los que son ‘apetecidos’ por
los compradores, caso contrario a lo que pasa con Fabricato, Coltejer y la BMC.
Cuando los títulos son de baja bursatilidad, es decir, difíciles de vender, y empiezan a
tener grandes desvalorizaciones la parte que se quedó con los repos es la que pierde los
recursos.
De acuerdo con la entidad, Juan Carlos Ortiz y Tomás Jaramillo habían ocultado los
bienes, que se encuentran ubicados en Bogotá; Medellín (Antioquia) y los municipios de
Tenjo (Cundinamarca) y Cumaral (Meta), utilizando sociedades y terceras personas.
La vicefiscal General de la Nación, María Paulina Riveros, explicó que la identificación de
los bienes, entre los que sobresale una casa lujosa en el norte de Bogotá y apartamentos,
se dio mediante el rastreo financiero que realizaron tanto a Tomás Jaramillo como a Juan
Carlos Ortiz.
De acuerdo con la vicefiscal General, la Sociedad de Activos Especiales tendrá a su
disposición los siguientes bienes:
Una casa lujosa en el sector de El Chicó, Bogotá, y en esa misma ciudad dos
apartamentos en el exclusivo conjunto residencial Torres de Llorente, y otro apartamento
ubicado en la calle 92 con carrera 4.
Oficinas y parqueaderos en el sector de El Poblado.
La mitad de una finca en el municipio de Tenjo, Cundinamarca.
El 27% de una finca de 103 hectáreas en el municipio de Cumaral, Meta.
Una lancha llamada “Gaia”, propiedad de Tomás Jaramillo y sobre la cuál ya tiene
conocimiento la Dirección General Marítima (Dimar) y las capitanías de puerto de
Colombia.
Recomendado: Fiscal general advierte que el tiempo para condenas por Interbolsa se
está acabando
La Fiscalía recordó que Jaramillo y Ortiz todavía tienen en curso un proceso por captación
masiva y habitual de dineros, pero ya habían aceptado su responsabilidad por los delitos
de manipulación fraudulenta, estafa agravada y concierto para delinquir, y fueron
condenados a cinco años y nueve meses de prisión por dichos delitos.
Sin embargo, el proceso inició su investigación en el 2012 y durante los cinco años
transcurridos, los aplazamientos en las audiencias por este reconocido caso llevaron a
que Natalia Zúñiga, Claudia Patricia Aristizábal, Ricardo Martínez, Juan Andrés Tirado,
María Eugenia Jaramillo, Carlos Arturo Neira, Rachid Maluf, Alessandro Corridori y Richad
Maluf quedaran en libertad pese a su participación en el escándalo de Interbolsa, que se
estima dejó cerca de 1.028 inversionistas afectados y un detrimento patrimonial de
alrededor de US$64 millones, quienes quedaron libres por vencimiento de términos en el
2016 pese a que se demostró su relación con el caso.
Víctor Maldonado, una de las cabezas del Fondo Premium, también quedó libre y sin
restricción a su movilidad por vencimiento de términos, tal como ya había ocurrido con los
otros nueve involucrados en el caso.
Maldonado había salido de la cárcel La Picota a finales del 2016 pero con brazalete
electrónico y restricción a su movilidad. Sin embargo, el jueves una juez de segunda
instancia también lo liberó del brazalete electrónico y le levantó la restricción por lo que
Maldonado podrá salir del país sin problemas.
El décimo integrante del escándalo en quedar libre fue Rodrigo Jaramillo, quien ya había
sido condenado por el caso Interbolsa y Fondo Premium, pero en abril del 2017 un juez le
otorgó la libertad por vencimiento de términos, una vez cumpla las tres quintas partes de
los siete años de condena que le fueron asignados y que cumple en Medellín bajo arresto
domiciliario.
Víctor Maldonado se jugó su última carta para tratar de evadir la Justicia colombiana, que
lo busca como uno de los responsables por lo sucedido en el Fondo Premium, de donde
se perdieron 340.000 millones de pesos.
Aprovechando su condición de ciudadano español –la que obtuvo hace unos diez años–
Maldonado se refugió en Madrid, convencido de que podría librarse de la Fiscalía
colombiana, que lo vinculó al proceso de la caída del Fondo Premium.
Estaba tan tranquilo con su pasaporte español que comenzó a llevar una vida normal. No
sintió la necesidad de ocultarse y por el contrario, en más de una ocasión, se le vio en
elegantes restaurantes madrileños como cualquier ciudadano, sin líos con la Justicia.
Pero resulta que este no era precisamente su caso. El 25 de febrero no atendió la citación
de la Fiscalía que le iba a imputar graves cargos, por las pérdidas en el Fondo Premium,
que representaba y promocionaba en Colombia la comisionista InterBolsa.
Esta negativa a acudir al llamado de la Justicia fue su mayor error. La Interpol emitió una
circular roja en su contra y el pasado jueves ocurrió lo que Víctor seguramente no
esperaba. Cuando se desplazaba por la Plaza Colón, uno de los lugares más
representativos de Madrid, fue capturado por los agentes de la Interpol.
Tras esta detención, Maldonado y sus abogados esperaban que después de dar algunas
explicaciones, el empresario quedara en libertad, pero no ocurrió así. El viernes, tras su
declaración ante el juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, se le negó la petición de
libertad condicional.
Según dice el auto en el que se ordenó su prisión provisional, existe el riesgo de que se
pueda fugar. El juez alegó además su falta de arraigo en España, tras tener en cuenta la
movilidad que presenta su pasaporte en fechas recientes, con viajes a otros países como
Estados Unidos y Francia. La medida de prisión también se toma ante “la gravedad de la
responsabilidad reclamada y con el fin de asegurar la futura entrega a las autoridades
judiciales de Colombia”.
La ciudadanía española parece que no tendrá el efecto que buscan Maldonado y sus
abogados. Colombia y España tienen un tratado de extradición vigente desde 1892,
refrendado en 2004, que permite la extradición de ciudadanos españoles o nacionalizados
españoles, dijo la Fiscalía. El artículo 12 del convenio suscrito entre los dos países señala
que “la extradición procede por cargos de defraudación o malversación criminal de
caudales privados llevada a cabo por un banquero, comisionista, administrador, síndico,
director, miembro, cajero o empleado de una sociedad, compañía o empresa”.
Abogados consultados afirman que aunque se tome su tiempo, por las acciones que
puedan interponer los defensores de Maldonado, lo más probable es que España termine
por aprobar la extradición. Desde 2008, los delitos financieros se han vuelto un asunto
alrededor del cual los países han cerrado filas para colaborarse.
Lo que nadie entiende es cómo Víctor Maldonado se metió en semejante lío. A raíz de su
captura en España, los medios nacionales e internacionales no lo bajan de ser uno de los
‘cerebros’ del escándalo de InterBolsa y la estafa financiera montada a través del Fondo
Premium.
Pero quienes conocen a este otrora próspero empresario saben que no tenía la habilidad
financiera para armar este entramado que defraudó a más de 1.300 personas. Él
básicamente era un inversionista y no un diseñador de estrategias. Los que han sido sus
socios, muchos de los cuales están hoy peleados con él, coinciden en que nunca ha
tenido ni la disciplina, ni la capacidad de manejar los negocios que lo volvieron rico. Tuvo
siempre la suerte de asociarse con personas que sí llenaban estos requisitos y hasta el
descalabro del Fondo Premium, que acabó con su carrera, su papel se limitaba a invertir,
retirar dividendos y vivir bien.
Su éxito empresarial obedeció a una combinación de suerte y sentido común. Claro que
este sentido común definitivamente no se vio en estos últimos meses. Su fama de mala
paga ha quedado al descubierto. Maldonado fue el mayor beneficiado del Fondo
Premium, a través de préstamos que recibieron varias de sus sociedades, pero se resiste
a pagar la totalidad del dinero. Según la liquidación del fondo, a cargo de Alejandro
Revollo, con intereses de mora incluidos (van más de tres años de vencimiento de los
pagarés), debe unos 45 millones de dólares. Víctor no reconoce ese monto y, sin reparo
alguno, ha dicho que él nunca en su vida ha pagado intereses de mora y que no lo piensa
hacer ahora.
Para tratar de cubrir ese hueco, el liquidador ha embargado todos los bienes que se le
han encontrado al empresario en Colombia. Según el cálculo preliminar, el monto de esos
activos, una vez que se vendan, alcanzaría a cubrir los préstamos, pero quedaría
pendiente la parte solidaria, sobre la cual Maldonado no está dispuesto a responder,
aunque legalmente está obligado.
Maldonado, como dueño principal del Grupo InterBolsa (llegó a tener el 30 por ciento del
capital) a través de sus sociedades, se convirtió en el mayor jugador en la especulación
de ‘repos’ con las acciones de InterBolsa que terminaron incumpliéndose. Por cuenta de
esto, se le creó una deuda adicional de 36.000 millones de pesos.
En el libro InterBolsa: la historia de una elite que se creía demasiado grande para caer, se
dice que Víctor no entendió nunca cómo funcionaba esta empresa y que estaba
descrestado por la liquidez que le proporcionaba en cualquier momento, a través de
créditos sin garantías, para financiar todos sus negocios, sobre todo por medio de la
Compañía Colombiana de Capitales y de Premium.
Y aunque no tuviera mayor conocimiento de los detalles –o se tapara los ojos– visitaba
continuamente las oficinas de Premium donde sostenía reuniones con Juan Carlos Ortiz y
Tomás Jaramillo. Hay quienes piensan que a él le gustaba estar cerca de estas personas
a quienes consideraba unos genios en los negocios, mientras que a sus dos socios, Ortiz
y Jaramillo, les gustaba mostrarlo como soporte financiero.
Lo que a muchos les parece absurdo es que Maldonado haya agravado su propia
situación al no pagar por lo menos los 45 millones de dólares que debía y al fugarse del
país. Si hubiera actuado distinto habría podido defenderse con el argumento de que la
responsabilidad de un socio de una empresa o un cliente es diferente de las de los
administradores, cosa que él no era.
Ahora, por cuenta de la espectacularidad mediática que tuvo su fuga ha quedado como el
cerebro de todo el tinglado y todo indica que habría perdido la posibilidad de una
negociación favorable con las víctimas y la Fiscalía.
Por ahora, la estrategia que ha seguido para defenderse lo tiene en la cárcel en Madrid a
la espera de que se defina su extradición. En Colombia ha interpuesto 25 recursos y 12
tutelas contra los autos de la Superintendencia de Sociedades. Los ha perdido todos.
También acudió a la Procuraduría, pero esta le dio la razón a la Superintendencia.
Lo cierto es que para Maldonado, un gran jugador y ganador muchas veces en la vida,
esta es sin duda su peor movida. El penalista Jaime Granados, contraparte de Maldonado
en este pleito, afirma que este se cree inocente pero se comporta como un delincuente. Y
peor aún, ha quedado como el gran cerebro de una de las mayores estafas financieras del
país.