Trabajo Final - Salvoni Nicolas

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Departamento de Economía y Administración

Licenciatura en Economía del Desarrollo

Seminario de investigación para la obtención del título de grado

La incidencia de la geopolítica en los procesos de desarrollo: los casos


de Argentina y Corea

Alumno: Salvoni, Nicolás Ezequiel


Legajo: 16.677
Director: Schteingart, Daniel Matías

1
La incidencia de la geopolítica en los procesos de desarrollo: los casos de Argentina
y Corea
Nicolas Ezequiel Salvoni

Tema: El tema de estudio será la identificación de la correlación entre la importancia


geopolítica de los países seleccionados y los senderos de desarrollo que transitaron en el
marco de la Guerra Fría, enfocándonos específicamente en el período 1945-1986.

Resumen
Durante el transcurso de este trabajo se argumentará que la importancia geopolítica de
las regiones de pertenencia de los países de estudio tuvo y tiene una estrecha vinculación
con los resultados sus procesos de desarrollo.
Este trabajo intentará complementar a las investigaciones actuales sobre geopolítica y
desarrollo aportando un estudio comparado de casos en el que se evaluará como las
relaciones entre los Estados Unidos y nuestros casos de estudio, Argentina y Corea,
afectaron la evolución sus procesos de desarrollo. Como hipótesis se sostendrá que
existe una correlación entre la importancia estratégica de las regiones en que los países
de estudio se encuentran y sus senderos de desarrollo. En particular, se defenderá la
idea de que para el caso argentino, no se dio una situación de “invitación al desarrollo”
debido a la no pertenencia a una región geopolíticamente estratégica para los Estados
Unidos. Por el contrario, Corea sí revistió una importancia geopolítica crucial para el gran
hegemón mundial en el marco de la Guerra Fría, lo cual pudo haber impactado
positivamente en su potencial de desarrollo de largo plazo. Se analizará, para ello, la
evolución y el tratamiento que cada país dio a cuestiones como la apertura financiera, el
grado de intervención del estado en la economía, la cuestión agraria, los flujos de
cooperación internacional, y se estudiará cómo los Estados Unidos y sus políticas
influyeron sobre las decisiones tomadas por los países de estudio y sobre el éxito que
las acciones realizadas tuvieron.
Conforme se desarrolle este trabajo, daremos siempre por entendido que la geopolítica,
si bien incidió en los procesos de desarrollo emprendidos por cada país, no fue la única
explicación a dichos resultados. En otros términos, no se pretenderá imputar causalidad
a la incidencia de la geopolítica en factores económicos sino evidenciar la correlación
entre la importancia geopolítica y el éxito o fracaso en los procesos de desarrollo,
entendiendo que para imputar incidencia directa se requerirá incluir factores que escapan
a los abordados durante este estudio.

Palabras Clave: Desarrollo, Corea del Sur, Argentina, Guerra Fría, Geopolítica.

2
Contenido
1-PRESENTACIÓN DEL TRABAJO ......................................................................................... 5
Introducción ............................................................................................................................. 5
1.1 Problema de investigación ............................................................................................... 5
1.2 Objetivo General ............................................................................................................... 5
1.3 Objetivos específicos ........................................................................................................ 6
1.4 Estado de la cuestión ....................................................................................................... 6
1.5 Estrategia metodológica ................................................................................................... 7
1.6 Justificación ....................................................................................................................... 8
2. MARCO TEÓRICO ................................................................................................................. 9
Introducción ............................................................................................................................. 9
2.1 El Realismo en las relaciones internacionales. .............................................................. 9
2.2. El concepto de geopolítica ............................................................................................ 10
2.3 El concepto de invitación al desarrollo .......................................................................... 10
2.4. El concepto de desarrollo.............................................................................................. 10
3. LA GUERRA FRIA ................................................................................................................ 12
Introducción ........................................................................................................................... 12
3.1. Características generales ............................................................................................. 12
3.2. La Guerra Fría en América Latina ................................................................................ 14
3.2.1 Dos puntos de inflexión durante la Guerra Fría en América Latina: La revolución
cubana y la Alianza para el Progreso. ............................................................................. 16
Algunas últimas consideraciones. ....................................................................................... 18
3.3. La Guerra Fría en Asia .................................................................................................. 19
3.4 Importancia estratégica de la región euroasiática. Diferencias con América Latina 22
4-TRAYECTORIAS COMPARADAS DE DESARROLLO: LOS CASOS DE ARGENTINA Y
COREA ...................................................................................................................................... 25
Introducción ........................................................................................................................... 25
4.1. Características del sendero de desarrollo argentino .................................................. 25
Introducción........................................................................................................................ 25
Argentina durante el Plan Marshall. Un ejemplo de discriminación y exclusión .......... 26
Argentina durante el período de industrialización desarrollista. .................................... 27
Proceso de reorganización nacional y década de 1980 ................................................ 28
Algunas reflexiones finales. .............................................................................................. 29
4.2 Características del sendero de desarrollo coreano ..................................................... 29
Introducción. ...................................................................................................................... 29
Características generales del proceso de desarrollo ..................................................... 30

3
Trayectorias comparadas de desarrollo .............................................................................. 30
Introducción........................................................................................................................ 30
Evidencias de tratamiento diferenciado........................................................................... 31
Resultados de los procesos de desarrollo .......................................................................... 35
CONCLUSIONES ..................................................................................................................... 41
Referencias................................................................................................................................ 42

4
1-PRESENTACIÓN DEL TRABAJO

Introducción
A lo largo de este capítulo se presentarán los aspectos formales del trabajo. Se definirá el
problema de investigación y se plantearán los objetivos generales y específicos.
En la sección 1.1 se definirá el problema de investigación y se brindará la pregunta central
que posteriormente será respondida a lo largo del trabajo. Las secciones 1.2 y 1.3 aportarán
los objetivos generales y específicos respectivamente. En la sección 1.4 se desarrollará el
“Estado de la cuestión”, donde se repasarán una serie de trabajos relacionados con la
temática que abordaremos durante el curso de la investigación y se planteará el punto de
partida para el análisis.
Por último, las secciones 1.5 y 1.6 corresponden a la estrategia metodológica y a la
justificación del trabajo respectivamente. En la primera se brindarán las estrategias y
métodos que utilizaremos para responder a los objetivos del generales y específicos,
mientras que en la última sección se brindarán las razones por las que consideramos que
este trabajo es un aporte necesario a la literatura existente.

1.1 Problema de investigación


Se tomarán dos estudios de caso (Corea del Sur y Argentina) para analizar la relación entre
geopolítica y desarrollo en el largo plazo (desde la segunda posguerra hasta el final de la
Guerra Fría). Más específicamente, se estudiará cómo la geopolítica (y, en particular, las
relaciones internacionales con el hegemón mundial, Estados Unidos) repercutieron en una
serie de variables clave para el desarrollo de largo plazo de ambos países, a saber: flujo de
capitales externos, tasas de financiación, cooperación para el desarrollo, nivel de
intervención estatal en la economía, cooperación tecnológica y militar, etc.
De este modo, la pregunta central de esta investigación será:

¿Es posible identificar una correlación entre la performance de desarrollo de largo plazo y
el interés estratégico de los Estados Unidos en los dos países a analizar?

En particular, como preguntas más específicas nos interesarán las siguientes ¿Cuál fue la
importancia geopolítica observada en cada región de estudio durante la Guerra Fría?
¿Cuáles fueron las características que tuvo la Guerra Fría en cada una de las regiones y
cuáles las consecuencias? ¿Qué características generales se observan en los senderos de
desarrollo transitados por Corea y Argentina durante la Guerra Fría? ¿Cuál fue la evolución
de las variables económicas que consideraremos como representativas del éxito o fracaso
del proceso de desarrollo (PBI per cápita, inserción internacional, brecha económica entre
cada nuestros casos de estudio y el mundo desarrollado) de cada uno de los países? ¿De
qué manera su evolución se relacionó con la cuestión geopolítica?

1.2 Objetivo General


El objetivo general será analizar la correlación entre la performance de desarrollo (medida
a partir de la evolución de variables e indicadores económicos) y la importancia geopolítica
de los países a analizar. Se entenderá la importancia geopolítica como el interés estratégico
que los países de estudio tuvieron para los Estados Unidos durante la Guerra Fría 1.

1
Si bien la periodización comúnmente aceptara de la Guerra Fría abarca a los años transcurridos entre 1945
y 1991, consideramos irrelevantes para los alcances de nuestra investigación a los sucesos ocurridos entre
los años 1986 y 1991 por encontrarse la Guerra Fría atravesando su etapa de distención final, en la que se

5
1.3 Objetivos específicos
1) Identificar el interés estratégico mostrado por los Estados Unidos durante los periodos
de análisis en cada una de nuestras zonas de estudio.

2) Identificar las formas y características tomadas por la Guerra Fría específicas a cada una
de las regiones de estudio.

3) Caracterizar la evolución de las economías de nuestros casos de estudio, analizando


cuestiones como la apertura financiera, el grado de intervención del estado en la economía,
la cuestión agraria y flujos de cooperación internacional durante el período de estudio.

4) Identificar e interpretar evidencias de que existió tratamiento diferenciado por parte de


los Estados Unidos para cada uno de los países estudiados.

5) Analizar comparativamente la evolución de una serie de variables económicas que


consideramos, son representativas del éxito o fracaso del proceso de desarrollo de cada
país (PBI per cápita, inserción internacional, brecha económica entre cada nuestros casos
de estudio y el mundo desarrollado).

1.4 Estado de la cuestión


En esta sección se reseñarán algunos enfoques que han abordado la temática de la
geopolítica y el desarrollo con el fin de responder a la pregunta de investigación:

¿Es posible identificar una correlación entre la performance de desarrollo de largo plazo y
el interés estratégico de los Estados Unidos en los dos países a analizar?

Para responder a esta pregunta, partiremos del aporte de Da Cunha y Appel (2004), quienes
plantean que la implementación de proyectos de política pública muestra una estrecha
relación con las necesidades geopolíticas que enfrentan los estados, sosteniendo que
cuanto mayor sea la competencia entre estos, mayores serán los incentivos para alcanzar
el desarrollo. Por el contrario, los autores afirman que los espacios políticos dotados de
menor tensión política poseen un menor incentivo al desarrollo. En línea con esta
afirmación, Arrigh et al (1997) sostienen que durante la Guerra Fría las políticas económicas
de los países del este asiático fueron profundamente influenciadas por el conflicto entre las
superpotencias: Estados Unidos y la Unión Soviética. Además, estos autores agregan que
tal conflicto se vio materializado en el surgimiento de las dos Coreas y su ocupación por
parte de tropas estadounidenses y rusas (Arrigh, 1997).

Por su parte, Fiori (2012) afirma que, como parte de una estrategia de fortalecimientodel
capitalismo en el sudeste asiático, los Estados Unidos transformaron a países como Corea
y Japón en protectorados militares en la región. La razón de ello habría sido facilitar el
desarrollo de los mismos debido a su importancia estratégica dentro del contexto de la
Guerra Fría. Esta estrategia incluía estímulo al crecimiento económico, la implementación
de gobiernos locales fuertes y el fortalecimiento de los propios agentes económicos e
instituciones privadas existentes antes de la Segunda Guerra Mundial. El autor concluye
que la lógica de la Guerra Fría pesó decisivamente en el origen de los “milagros
económicos”, inicialmente con el fin de mantener los equilibrios regionales de poder, pero

propone el abandono de la lucha armamentística, y por consiguiente, el enfriamiento de las tensiones bélicas
(Ribera, 2006).

6
dando posteriormente lugar a la transformación de aquellos países en piezas centrales del
engranaje económico del poder global de los Estados Unidos. Fuller y Arquilla (1996)
denominan a esta estrategia del hegemón como de “equilibrio de poder”, por medio de la
cual éste crea una potencia regional que sea percibida como amenaza por la potencia
regional reinante (en este caso, la URSS), con el fin de mantener limitada su expansión.

Contribuyendo a lo descripto, y en el marco del “realismo ofensivo”2, Mearsheimer (2005)


sostiene que las potencias hegemónicas (en este caso los Estados Unidos) intentarán
impedir que otras grandes potencias consigan ser hegemónicas en sus propias regiones.
Las potencias de mayor envergadura intentarán que en otras regiones existan potencias de
similar envergadura compitiendo entre sí por el liderazgo de la región, evitando así la
formación de una superpotencia regional que amenace el poder y statu quo de los países
dominantes. Al no verse amenazado en su propio hemisferio, los Estados Unidos se vieron
posibilitados de influir en otras regiones con el fin de evitar que la aparición de cualquier
potencia regional emergente no alineada a sus intereses (Mearsheimer, 2005).

Producto de la competencia entre los bloques capitalista y socialista, tuvo lugar lo que
Cunha y Appel (2004) llaman “Desarrollo por invitación”, por medio del cual el interés
geopolítico de Estados Unidos en un país determina la decisión de “invitarlo” o “excluirlo”
del club de los países desarrollados (Guaita, 2015). Guaita (2015) afirma además que,
desde 1945, el dominio estadounidense en términos geopolíticos se centró en la
dominación de la región Euro-Asiática, evitando así el surgimiento de competidores que
pudieran amenazar su influencia en la región. Es por ello que no existió un “Plan Marshall
Latinoamericano” ni tratos comerciales preferenciales entre los países latinoamericanos
como sí ocurrió en el sudeste asiático. Respecto a esto último, Wallerstein (1997) agrega
que la gran diferencia que existe entre el este asiático y los países de América Latina, fue
la geografía del este de Asia, que se vio beneficiada en términos de oportunidades de
desarrollo por haber sido el frente de batalla de la guerra fría.

Por su lado, Medeiros y Serrano (1999), agregan que a partir de la década de 1960 Corea
penetró el mercado estadounidense a partir de una política industrial agresiva con
productos de bajo valor agregado. Los autores afirman que esto fue posible debido a que
Corea, perteneciente a la órbita de influencia estadounidense, se vio beneficiado por el gran
hegemón, quien le otorgó tratamientos especiales, los cuales implicaron el sacrificio de
sus intereses materiales más inmediatos en pos de un fortalecimiento general del
capitalismo.

1.5 Estrategia metodológica


Con el fin de responder a la pregunta de investigación y a los objetivos específicos, se
analizarán indicadores de desarrollo y la relación entre su evolución y el tratamiento que
cada país recibió por parte de los Estados Unidos frente a cuestiones como la apertura
financiera, intervención estatal en la economía, cuestión agraria, así como flujos de
cooperación para el desarrollo de las regiones consideradas de alta importancia geopolítica
para los Estados Unidos, y se contrastarán estos datos con los observados en regiones
cuya importancia geopolítica no se considera crítica.

22
La Teoría del Realismo Ofensivo otorga a la estructura del sistema internacional un papel determinante en
el comportamiento de los estados. Este es el punto en común con otras variantes del Realismo, como por
ejemplo, el Realismo Defensivo. Las diferencias radican en que de acuerdo con el Realismo Ofensivo, el
sistema internacional incentiva a los estados a obtener beneficios a expensas de estados rivales, no habiendo
límites en cuanto a la maximización del poder (Petrollini, n/d).

7
Asumiremos que cuanto mayor sea la presencia militar estadounidense en la región, mayor
será la importancia estratégica de la misma.
Con el fin de dar claridad respecto a la forma en que se abordarán los objetivos específicos,
se mencionará a continuación el modo en que serán operacionalizados cada uno de ellos
y con qué criterios se evaluarán las variables a considerar.

1) Identificar el interés estratégico mostrado por los Estados Unidos durante los
períodos de análisis en las zonas de estudio.

Para ello se considerará la importancia estratégica de las regiones en términos de la


presencia militar estadounidense en las zonas en cuestión.
Esto constará en un estudio comparado en el que se considerarán las flotas presentes en
las regiones así como la presencia de tropas en las mismas. De este modo, se entenderá
que cuanto mayor sea el gasto militar, mayor será la importancia estratégica de la región.
Los datos para llevar a cabo este análisis se encuentran publicados en distintos organismos
de seguridad e inteligencia estadounidense (CIA, FBI, Departamento de defensa de EUA)

2) Identificar las formas y características tomadas por la Guerra Fría específicas a


cada una de las regiones y caracterizar los procesos de desarrollo de Argentina y
Corea durante el período de estudio.

Para ello se realizará una revisión bibliográfica histórica en la que se abordarán, desde una
perspectiva geopolítica, las características generales y específicas que el conflicto adoptó
en cada región y país de estudio.

3) Estudiar comparativamente la evolución de una serie de variables económicas que


consideramos, son representativas del éxito o fracaso del proceso de desarrollo de
cada país (PBI per cápita, composición de la estructura económica, , brecha
económica entre cada uno de nuestros casos de estudio y el mundo desarrollado).

Para desarrollar este objetivo, se recurrirá a literatura específica referida a la época. La


misma se encuentra publicada y es de acceso público en las páginas web de diversos
organismos. Por otro lado, se realizarán elaboraciones propias en base a datos publicados
por organismos como CEPAL, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y Banco
Interamericano de Desarrollo para cada país.

1.6 Justificación
Una parte muy importante de la literatura sobre procesos de desarrollo desdeña la
importancia geopolítica, cayendo en lo que Medeiros (1999) llama “nacionalismo
metodológico”. El “nacionalismo metodológico” implica que los estados nacionales poseen
suficiente poder y autonomía para encarar sus procesos de desarrollo, dejando en un
segundo plano que el éxito o no de tales procesos está también influenciado por las
relaciones interestatales. De tal modo, el aporte de este trabajo procura recuperar parte de
un debate que se encuentra en muchos casos subestimado.
La comprensión cabal de la geopolítica en los procesos de desarrollo puede ser muy útil
para el diseño de estrategias nacionales de desarrollo. Toda estrategia nacional de
desarrollo es idiosincrática per se. En la mayoría de la literatura o no se da cuenta de tal
idiosincrasia o se da cuenta parcialmente, condicionando así los resultados obtenidos en la
implementación de políticas de desarrollo.

8
2. MARCO TEÓRICO

Introducción
A lo largo de este capítulo se mencionarán los conceptos teóricos específicos que deben
ser tenidos en consideración para el abordaje del trabajo.
En la sección 2.1 se brindará una descripción de las teorías dominantes en el campo de las
relaciones internacionales, teniendo siempre presente que será la “teoría realista” la
adoptada para llevar adelante nuestro análisis. Las secciones 2.2 y 2.3 consistirán en
breves descripciones de los conceptos de geopolítica e invitación al desarrollo
respectivamente y por último, la sección 2.4 aportará la definición por la que entenderemos
el concepto de desarrollo.

2.1 El Realismo en las relaciones internacionales.


La teoría realista de las relaciones internacionales parte de considerar un mundo anárquico
en el cual cada Estado es responsable de su propia supervivencia. Este modelo plantea la
necesidad de mantener el statu quo con el fin de asegurar la seguridad (Buitrago, 2003).
Los conflictos, de acuerdo con Sullivan (1976), son vistos como el resultado de las fuerzas
de la naturaleza humana. Estos surgirán recurrentemente debido a las intenciones de
prevalecer por parte de los estados.
Para el Realismo, el poder no será jamás distribuido de forma equitativa debido a la
existencia de potencias que predominarán sobre estados menos poderosos (Franchini
Hernández, 2003).
Las potencias podrían hacer uso de su fuerza sobre estados de menor envergadura con el
fin de mantener el poder ya adquirido o el statu quo, incrementarlo, o simplemente
demostrarlo con el fin de resguardar su posición. Los países que deseen incrementar su
poder rompiendo con el statu quo o cambiar las relaciones de poder entre una o varias
naciones, harán uso de la denominada “política exterior imperialista”. Según Morgenthau
(1986), la política exterior imperialista puede ser motivada por objetivos diversos. Por un
lado está el deseo por parte de las potencias de controlar el mundo a través de la
conformación de un imperio o hegemonía mundial, pero esto no implica necesariamente
que la política exterior imperialista no pueda ser implementada a menor escala, como por
ejemplo a nivel continental o regional.

El realismo es la contracara de la teoría idealista de las relaciones internacionales. De


acuerdo con Franchini Hernandez (2003), el idealismo es la teoría adoptada por los Estados
Unidos para explicar la interacción entre los estados. Sin embargo, no es consecuente con
su política exterior.

Permítasenos citar in extenso un fragmento de Franchini Hernández (2003) respecto al


idealismo:

“…Las acciones de los Estados deben recibir los mismos juicios morales que reciben las
relaciones a nivel personal. La conciencia del hombre va a guiar las políticas exteriores de
las naciones, por consiguiente, las naciones actuarán de acuerdo a la razón y al bienestar
en común; ninguna nación deberá actuar en detrimento de otra, ya que los medios son tan
importantes como el fin que persiguen.
Para el idealista, las guerras en la comunidad internacional, en gran medida, son provocadas
por los actos individuales y egoístas de ciertos líderes, a costa del beneficio de las
poblaciones. Y estos, pueden ser controlados mediante leyes y organismos internacionales
estructurados bajo los estándares de la ética (Endicot, 1953)” (p: 9).

9
Como se mencionó anteriormente, consideraremos que la teoría realista de las relaciones
internacionales es la que describe con mayor precisión las características reales del sistema
internacional.

2.2. El concepto de geopolítica


Entenderemos por geopolítica a la definición brindada por Praga (1988) en su trabajo “La
nueva geopolítica”:

Definiremos geopolítica como la rama de la política que estudia y analiza las características
y factores geográficos, económicos, sociales, culturales, tecnológicos, ideológicos, poder
militar y político en la vida interna de los estados y demás actores internacionales y en sus
relaciones exteriores, a fin de extraer conclusiones para cada uno de ellos (P: 107).

2.3 El concepto de invitación al desarrollo


El concepto de “Desarrollo por invitación”, trabajado por Medeiros y Serrano (1999), se
entiende como una subordinación entre los estados en vías de desarrollo ante las potencias
hegemónicas cuyas consecuencias estarán fuertemente condicionadas por los intereses
estratégicos de éstas. Como resultado de dicha subordinación, las potencias podrán
incentivar u obstruir los procesos de desarrollo de los países que se encuentran dentro de
sus esferas de influencia, invitando o excluyéndolas del desarrollo.
Los países desarrollados invitarán a países de menor desarrollo a sumarse al club de los
desarrollados, motivados por razones económicas, políticas y estratégicas. Como corolario
de ello, se instaura una serie de condicionamientos y compromisos que los países en vías
de desarrollo deberán asumir y cumplir.
.
2.4. El concepto de desarrollo
Entendemos que una definición adecuada del concepto de desarrollo, es la brindada por
Fóres de Borja Reis y Cardoso (2010), quienes lo entienden como la transformación de la
estructura productiva de la economía y la ocupación de mano de obra entre las diferentes
actividades, con aumento de la productividad agrícola e industrial así como también del
nivel medio de los salarios, las capacidades de generar o adaptar la estructura a los
cambios tecnológicos, mejoras en el nivel de vida de la sociedad mediante el acceso a
servicios básicos, y a la mejora en el posicionamiento jerárquico en la escala de poder
internacional.
Si bien imperfecto, un indicador habitualmente usado en la literatura como proxy de
desarrollo es el PBI per cápita. Una variante más precisa es el Índice de Desarrollo Humano
del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que además de tomar el
PBI per cápita tiene en cuenta variables ligadas a educación y salud. El problema es que el
PNUD presenta series de IDH desde 1980, justo al final de nuestro período de estudio.

A modo de cierre del capítulo


Sobre este marco teórico, partiremos de la hipótesis de que existe una correlación entre la
importancia estratégica de las regiones en que los países de estudio se encuentran y sus
senderos de desarrollo. En particular, se defenderá la idea de que para el caso argentino,
no se dio una situación de “invitación al desarrollo” debido a la no pertenencia a una región
geopolíticamente estratégica para los Estados Unidos. Por el contrario, Corea sí revistió
una importancia geopolítica crucial para el gran hegemón mundial en el marco de la Guerra
Fría, impactando esto positivamente en su potencial de desarrollo de largo plazo.

10
11
3. LA GUERRA FRIA

Introducción
A lo largo de este capítulo se abordará históricamente el fenómeno conocido como “Guerra
Fría”. El capítulo estará dividido en cuatro secciones en las que se abarcarán las
características generales del conflicto, las especificidades que tuvo para las regiones de
Asia y América Latina, y por último, se realizará un análisis en el que intentaremos
determinar la importancia geopolítica que esas dos regiones tuvieron para los Estados
Unidos a lo largo del conflicto.

3.1. Características generales


La Segunda Guerra Mundial produjo una transformación en el sistema de relaciones
internacionales a nivel global. Europa Occidental, quien hasta entonces había sido la región
hegemónica en términos políticos, se encontraba destruida por los efectos de la guerra,
tanto física como económicamente. Ante el declive de las potencias europeas, emergen
como potencias hegemónicas los grandes triunfadores de la contienda bélica, Estados
Unidos y la Unión Soviética, dando así lugar a una nueva configuración de poder global, en
la que la hegemonía pasará a centrar en estos dos países (Carbone, 2006).
De este modo, la llamada Guerra Fría nace producto de la bipolaridad política e ideológica
resultante de la división del mundo tras 1945, como resultado de la competencia por parte
de los dos bloques hegemónicos por el control de diversas áreas estratégicas del mundo
(Buitrago, 2003). Con el comienzo de la Guerra Fría, las potencias hegemónicas
reorientaron su política exterior hacia sus áreas de influencia. Los Estados Unidos
entendían que comunismo y capitalismo eran incompatibles y llevaron adelante una política
exterior menos conciliadora y mucho más firme respecto a la Unión Soviética, basada en
políticas de contención dentro del marco de la denominada “Doctrina de Seguridad
Nacional” (Carbone, 2006).
De acuerdo con Calle y Merke (2004), en materia de seguridad nacional, los Estados Unidos
instrumentaron históricamente una serie de “doctrinas” o “estrategias” de seguridad, que
consisten en la enunciación de las visiones generales que los líderes políticos tienen
respecto a cuáles son las oportunidades y amenazas que enfrenta el país y proponen una
serie de estrategias para enfrentar a ese escenario. En palabras de Calle y Merke, es una
“imagen del mundo” y una “hoja de ruta” para conducirse en él.
Hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos actuaron como
poder de última instancia, encargado de restaurar el equilibrio de poder global, con foco en
Europa y Asia, como contraofensiva al avance de gobiernos autoritarios 3.
El fin de la Segunda Guerra Mundial no logró eliminar los problemas de desequilibrio sino
que los trasladó hacia nuevos actores y regiones, repartiéndose ahora entre la Unión
Soviética y los Estados Unidos, y frente a esta situación, se observó un cambio en la
doctrina de seguridad nacional estadounidense, dando lugar a lo que se denominó
“Estrategia de contención” dentro del marco de la “Doctrina Truman”, la cual consistió en
tomar una serie de medidas estratégicas en los planos económico, político y militar, con el

3
Hasta la Segunda Guerra Mundial, el papel de los Estados Unidos estuvo relegado a asistir a los países
europeos alineados a sus intereses con el fin de evitar el nacimiento de nuevas potencias, que modifiquen
radicalmente la balanza de poder continental. El surgimiento de la Guerra Fría encontraría a los Estados
Unidos ahora como principal responsable de la contención socialista, en un primer momento en Europa, pero
posteriormente a nivel Global (Calle & Merke, 2004).

12
fin de frenar el avance soviético, particularmente sobre Eurasia evitando el avance del
comunismo en la región (Calle & Merke, 2004).
La “Doctrina Truman” reconocía abiertamente la existencia de un conflicto Ruso-
Estadounidense, basado en diferencias ideológicas y de modos de vida frontalmente
opuestos. Como resultado de estas diferencias, serían los Estados Unidos quienes
deberían evitar la expansión del comunismo hacia la comunidad internacional.
Basándose en la teoría del dominio, que sostiene que la caída de un país en manos del
comunismo inevitablemente arrastraría a los países de su región y desestabilizaría a toda
el área, Estados Unidos planteó como problema de seguridad nacional cualquier tipo de
intento revolucionario o levantamiento de tipo nacionalista o comunista, considerándolo
como una amenaza para el “mundo libre” o para los intereses de empresas
norteamericanas en el extranjero (Carbone, 2006).
Como afirma Mearsheimer, es esperable que las potencias intenten impedir que otras
grandes potencias consiguieran ser hegemónicas en sus propias regiones. Las potencias
de mayor envergadura intentarán que en otras regiones existan potencias de similar tamaño
compitiendo entre sí por el liderazgo regional, evitando así la proliferación de desbalances
de poder. Un ejemplo de esto, menciona el autor, es la ayuda brindada por los Estados
Unidos a Japón y Europa Occidental (más específicamente Gran Bretaña, Francia y la
República Federal de Alemania) con el fin de contener el avance soviético en la región
euroasiática a través del desarrollo de potencias regionales fuertes que mantuvieran el
equilibrio de poder (Mearsheimer, 2005).
La estrategia de equilibrio de poder se basó en la creación de potencias regionales que
fueran percibidas como amenaza por la potencia reinante con el fin de mantener así limitado
su dominio sobre la región (Fuller y Arquilla, 1996). Al no verse amenazado en su propio
hemisferio, los Estados Unidos no se encontraron en la necesidad de enfrentar el
surgimiento de potencias regionales. Es por ello que se vieron posibilitados de influir en
otras regiones con el fin de evitar que cualquier potencia regional emergente no alineada a
los intereses estadounidenses conformase una amenaza para dichos intereses
(Mearsheimer, 2005).
La Guerra Fría no implicó choques armados directos entre las dos potencias hegemónicas,
sino que se basó en enfrentamientos aislados en conflictos de baja intensidad ocurridos en
el tercer mundo, en los que las dos superpotencias tuvieron participación indirecta, sea a
través del aprovisionamiento de material bélico y ayuda económica, o en los casos más
extremos, el envío de tropas (Carbone, 2006).
En términos generales, según Ribera (2006) se pueden distinguir cuatro etapas
consecutivas de la Guerra Fría: a) Contención (1945-1953), b) Coexistencia Pacífica (1954-
1975), c) Rebrote de las Tensiones (1976-1985) d) Distensión Final (1986-1991).
La etapa de contención comienza concluida la Segunda Guerra Mundial, cuando a pedido
de George Kennan, embajador estadounidense en Moscú, se propone la adopción de una
política de contención hacia la Unión Soviética. Esta política fue oficializada un año más
tarde por el presidente Truman. Durante la etapa de contención, surgen instituciones como
la Organización del tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el Pacto de Varsovia, Alemania se
divide en dos bloques, se llevan adelante los conflictos árabe-israelí, y se dan la Guerra de
Corea y la Revolución China. Con la crisis política de la Unión Soviética producto de la
muerte de Stalin en 1953 comienza la denominada etapa de coexistencia pacífica. Sería
ahora Nikita Kruschev la máxima autoridad de la URSS, y quien estaría a cargo de llevar
adelante el proceso de “desestalinización” de la Unión Soviética. Kruschev llevó a cabo una
política de reducción de tensiones, primando el respeto por las áreas de influencia de cada
superpotencia, reconociéndose por parte de las dos grandes potencias que un choque

13
militar implicaría la destrucción mutua (Ribera, 2006). En la tercera etapa, denominada
como “Rebrote” tiene lugar la invasión soviética a Afganistán4 y el recrudecimiento de las
tensiones tras el surgimiento de la denominada “doctrina Reagan” 5 (Graebner et al, 2008).
Por último, la cuarta etapa, denominada “etapa de Distensión Final” llega de la mano de la
ambiciosa reforma impulsada en la URSS, primero por Andropov 6 y luego por Gorbachov7.
Tales reformas implicaron el diagnóstico de que era necesario el abandono de la lucha
armamentista debido a la imposibilidad soviética para seguir el ritmo de las inversiones
estadounidenses en materia de defensa y, consiguientemente la reducción del armamento
nuclear. Con Gorbachov, se planteó además la necesidad de democratizar el sistema de
gobierno (Ribera, 2006).
La Guerra Fría transformó las relaciones internacionales, y con ello a la política exterior de
los Estados Unidos hacia cada una de sus zonas de influencia, observándose marcadas
diferencias entre la política exterior llevada adelante en la zona eurasiática y las impulsadas
para América Latina. De acuerdo con Wallerstein (1997), y como fuera dicho anteriormente,
la gran diferencia que existió entre el este asiático y los países de América Latina, fue que
el primero se vio beneficiado en términos de oportunidades de desarrollo por haber sido el
frente de batalla de la Guerra Fría.
Como se mencionó a comienzos del trabajo, siempre que nos refiramos al período de la
Guerra Fría, estaremos aludiendo a los hechos transcurridos entre 1947-1986, dejando de
lado lo ocurrido durante los últimos años del comunismo soviético que no son considerados
relevantes para esta investigación

3.2. La Guerra Fría en América Latina


América Latina no estuvo exenta de los fuertes cambios operados en las relaciones
internacionales estadounidenses tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. En el marco de
la Guerra Fría, el presidente Eisenhower transformó la doctrina Monroe 8 para ser usada
como herramienta de desestabilización de los gobiernos nacionalistas y reformistas 9 que
proliferaban en el continente.
Los primeros años de la Guerra Fría transcurren por un lado, en el marco de la “Doctrina
Truman”10 de contención del comunismo, y por el otro, a través del naciente Plan Marshall.
Esta situación resultó en que la presencia estadounidense en sus regiones de influencia se

4
La Guerra de Afganistán tuvo lugar entre diciembre de 1979 y enero de 1989. Consistió en el enfrentamiento
armado entre las fuerzas de la República Democrática Afgana (asistidas por la URSS) y grupos guerrilleros
apoyados por países del bloque occidental (Forigua-Rojas, 2010).
5
La “Doctrina Reagan” fue la doctrina de política exterior estadounidense llevada adelante durante la
presidencia de Ronald Reagan (1981-1989). La “Doctrina Reagan” buscaba atacar el pensamiento comunista
promovido por la Unión Soviética en el marco de la Guerra Fría (Carpenter, 1986).
6
Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética entre noviembre de 1982
y febrero de 1984.
7
Secretario General del Comité Central del Partido Comunista entre marzo de 1985 y agosto de 1991.
8
La doctrina Monroe, instituida en el año 1823, sostenía que cualquier intervención de estados no americanos
en América sería vista como un acto de agresión que requeriría la intervención de Estados Unidos (Pereira ,
2003).
9
Los gobiernos de Juan Domingo Perón en Argentina entre 1946 y 1955, los de ideología batllista en Uruguay,
Vargas en Brasil entre 1951 y 1954, son algunos ejemplos de gobiernos nacionalistas populares en la región
(Trias, 1978).
10
La doctrina Truman, instituida en 1947, buscaba brindar apoyo a los países alineados a los intereses
estadounidenses que se encontraran amenazados por grupos armados revolucionarios (Servín, 2004).

14
viera materializada tanto en términos económicos como también militares (Morgenfeld,
2010).
Tras la estabilización europea, a principios de la década de 1950 las tensiones políticas se
enfocaron en países periféricos, y fue hacia estos a donde se trasladó la Guerra Fría. La
nueva configuración global obligaba a Estados Unidos a poner foco en regiones como
América Latina, que había sido relegada de la agenda del Departamento de Estado durante
los primeros años de la posguerra. Con la finalización de la Guerra de Corea, Estados
Unidos impulsó una etapa continental en la que pretendió apoyar más específicamente a
las naciones latinoamericanas para su desarrollo y su industrialización, con el objetivo de
evitar que tales naciones se vieran tentadas de acercarse al bloque soviético (Morgenfeld,
2010).
En el marco de la “Doctrina Truman”, y su búsqueda por contener el avance socialista en la
región, los Estados Unidos hallaron en la “Doctrina Monroe” la legitimidad para intervenir
de forma indirecta en los asuntos internos de los países de la región, situación que fue
posible gracias a las resoluciones adoptadas a partir de la denominada “Conferencia de
Caracas”, acontecimiento que tomaremos como punto de partida para analizar los efectos
de la Guerra Fría en América Latina. La Décima Conferencia Interamericana de Caracas se
llevó a cabo el día 1 de Marzo de 1954 en la capital de Venezuela y entre sus objetivos, se
plantearon cuestiones referidas a la política común regional, el colonialismo y la
reivindicación de los principios democráticos como respuesta al “totalitarismo” de la Unión
Soviética. Los estados y organismos que se oponían a la realización de la conferencia
(ambas Cámaras Legislativas de Chile, parlamentarios de Costa Rica y Paraguay y
movimientos obreros de Estados Unidos y América Latina entre otros) planteaban la
contradicción entre los valores a reivindicar durante la conferencia y la realidad del país
anfitrión, que por entonces se encontraba bajo estado de sitio (EcuRed, 2015).
El hecho más destacable de la Conferencia de Caracas fue que Estados Unidos logró
establecer una declaración anticomunista reafirmada por los países participantes, que
violaba el principio de no intervención11 que regía para los estados americanos desde 1933
y que había sido ratificada en 1948. Aceptando esta alternativa de intervención, se creaba
un mecanismo multilateral que permitía que en caso de que un estado americano fuera
amenazado por actividad política de tintes comunistas, se pudiera proceder a la toma de
acciones por parte de los Estados Unidos y del resto de los países de la región.
Los países latinoamericanos mostraron escasa resistencia frente a este avance
estadounidense, debido a la necesidad de aumentar las cuotas de ayuda económica. Esto
se debió a que a medida que Estados Unidos llevó adelante su doctrina de contención del
comunismo, los flujos de dinero en forma de préstamos fluyeron a través del Plan Marshall
hacia Europa, y no hacia América Latina. La región en su conjunto entre 1945 y 1952 recibió
en conjunto menos asistencia por parte de los Estados Unidos que Bélgica y Luxemburgo
(Morgenfeld, 2010). Vale agregar, además, que el Plan Marshall supuso acuerdos de
asistencia técnica para con los países europeos: Estados Unidos financió a 24.000

11
En 1948 se celebra en Bogotá la IX Conferencia Internacional Americana, en la que se aprobó la Carta de la
Organización de los Estados Americanos, donde se consagra en forma definitiva la no intervención como
principio fundamental que rige las relaciones interamericanas. La OEA, reúne a los 35 Estados
independientes de las Américas y constituye el principal foro gubernamental político, jurídico y social del
Hemisferio. La Organización fue fundada con el objetivo de lograr en sus Estados Miembros, como lo estipula
el Artículo 1 de la Carta, "un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y
defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia". Para más información ver
http://www.oas.org/es/acerca/quienes_somos.asp

15
ingenieros, técnicos y líderes europeos para que visitaran fábricas norteamericanas, con el
objetivo de contribuir a una mejorar la productividad manufacturera europea (Johnson,
2002).
Los escasos flujos que llegaron a la región lo hicieron a través de créditos del Eximbank 12
con el fin de subvencionar las exportaciones y las importaciones privadas de Estados
Unidos desde y hacia la región. Vale aclarar que no se otorgaron créditos para empresas
estatales, considerando que podría favorecer el nacionalismo económico y el estatismo en
la región (Morgenfeld, 2010).
Como resultado de las resoluciones tomadas en la X Conferencia Interamericana de
Caracas, Consalvi (2011) afirma:

Las dictaduras de América Latina, especialmente las de América Central y del Caribe, los
Somoza en Nicaragua, Trujillo en Santo Domingo, Batista en Cuba, Pérez Jiménez en
Venezuela, descubrieron en el anticomunismo la mejor excusa para combatir y aniquilar los
sistemas o gobiernos democráticos en la región. Fue invadida Guatemala por fuerzas
extranjeras entrenadas y financiadas especialmente por Somoza, y derrocado el gobierno
democrático de Jacobo Arbenz (p. s/n).

De acuerdo con Morgenfeld, la Décima Conferencia Panamericana, celebrada en 1948,


implicó un punto de inflexión en la historia de la OEA e introdujo la clave anticomunista
como argumento del Departamento de Estado para legitimar su intervencionismo en los
asuntos internos de otros países (Morgenfeld, 2010). Durante la conferencia no se trataron
en profundidad temas clave como el colonialismo en América Latina o, como planteó el
canciller argentino, la vinculación de la expansión de ideologías de izquierda al atraso
económico y social en la región.
Con la Resolución de la Conferencia de Caracas, la Guerra Fría desembarcaba en América
Latina y la OEA pasaba a ser el instrumento de legitimación del intervencionismo
estadounidense.

3.2.1 Dos puntos de inflexión durante la Guerra Fría en América Latina: La revolución
cubana y la Alianza para el Progreso.

La Revolución cubana
La revolución cubana, llevada adelante el primero de enero de 1959 por parte del ejército
guerrillero al mando de Fidel Castro y cuya consecuencia fue la destitución del dictador
Fulgencio Batista, constituyó un punto de inflexión en la situación política de la región
(Gamboa Rocabado, 2009). Esto significó, en palabras de Paredes (2004), una humillación
para el gobierno estadounidense y planteó la necesidad de profundizar las políticas de
contención en la región. Con ella comienza una era de florecimiento de movimientos
revolucionarios en América Latina13, los cuales se vieron particularmente impulsados por

12
Eximbank es el nombre abreviado por el que se conoce a “The Export-Import Bank of the United States”.
Organismo de crédito creado en 1934 cuya función es financiar la exportación de productos estadounidenses
(Export-Import Bank of the United States, 2016).
13
Movimientos de Liberación Nacional Tupamaros (MLNT) en Uruguay, Movimiento de Izquierda
Revolucionaria (MIR) en Chile, Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Bolivia, Partido Revolucionario de los
Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP) en Argentina, por nombrar solo algunos, forman

16
una mayor “ideologización” de las clases medias, que veían a la experiencia guerrillera
cubana como un modelo de inspiración (Buitrago, 2003).
Las políticas norteamericanas hacia la región percibían al comunismo como el principal
responsable de la inestabilidad política y amenaza a la seguridad hemisférica, y la
Revolución Cubana le dio a los Estados Unidos la justificación para aplicar la estrategia de
contención en América Latina. La disuasión de los movimientos revolucionarios
latinoamericanos se llevó adelante por medio del desarrollo de capacidades militares
locales llevado adelante por medio de políticas de cooperación militar entre los ejércitos
regionales y fuerzas estadounidenses (Buitrago, 2003).

Alianza para el progreso


En la década de 1960, a partir de los desarrollos intelectuales llevados adelante por parte
de la Comisión Económica para América Latina14, se comienza a pensar en la pobreza
como un factor de inestabilidad en la región. En respuesta a estas nuevas corrientes de
pensamiento, es durante la administración Kennedy (1961-1963) que se intenta
complementar las acciones militares de contrainsurgencia con la implementación de un plan
de ayuda financiera que se denominó “Alianza para el Progreso”, con el fin de mejorar las
condiciones económicas y sociales de la región (Buitrago, 2003).
La “Alianza para el Progreso” recibe su nombre a partir del discurso pronunciado por John
F. Kennedy en marzo de 1961, en el que se proponía llevar adelante una nueva estrategia
de desarrollo para la región latinoamericana, en la que los Estados Unidos tendrían el papel
de financiar las transformaciones que se llevarían adelante. La Alianza para el Progreso
quedó formalmente establecida en la Carta de Punta del Este de 1961 15. Entre sus objetivos
específicos se mencionaba aumentar el desarrollo económico y social, acabar con el
analfabetismo, mejorar la productividad agrícola y lograr la estabilidad de precios. En la
Carta de Punta del Este se reconoce abiertamente que no era posible desarrollar la región
latinoamericana sin la modificación drástica de las instituciones tradicionales (Luque de
Salazar, 1985).
Los objetivos de la Carta de Punta del Este, de acuerdo con Luque de Salazar (1985) no
contemplaron necesidades de corto plazo que los países afrontarían durante la década. Por
esta razón, y por la prioridad dada al comercio, muchos de los gobiernos optaron por
atender metas inmediatas o por objetivos que no eran compatibles con los establecidos en
la Carta de Punta del Este, cuyos enunciados generales no tenían en cuenta situaciones

parte de la red de organizaciones revolucionarias gestadas en el cono sur durante el período descripto
(Marchesi, 2009).
14
La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) fue establecida por la resolución 106 (VI) del Consejo
Económico y Social, del 25 de febrero de 1948, y comenzó a funcionar ese mismo año. En su resolución
1984/67, del 27 de julio de 1984, el Consejo decidió que la Comisión pasara a llamarse Comisión Económica
para América Latina y el Caribe. Es una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas y su sede
está en Santiago de Chile. Se fundó para contribuir al desarrollo económico de América Latina, coordinar las
acciones encaminadas a su promoción y reforzar las relaciones económicas de los países entre sí y con las
demás naciones del mundo. Posteriormente, su labor se amplió a los países del Caribe y se incorporó el
objetivo de promover el desarrollo social (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, 2016).
15
Se denomina Carta o Conferencia de Punta del este a la reunión celebrada en 1961 en Punta del Este en el
marco de la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la OEA. En ella se afirman las intenciones de
fortalecer los objetivos de la Alianza para el Progreso y se firman tratados de libre comercio entre las naciones
participantes (Cumbre de las Américas, 1967).

17
particulares de cada país, como por ejemplo el grado relativo de desarrollo que no podía
ser tratado de forma genérica para cada uno de los casos.
Sumado a los mencionados problemas de implementación, otro obstáculo fue el proceso
de desconfianza por parte de los países latinoamericanos hacia los Estados Unidos, más
allá de que la filosofía original de la Carta partía de la base, como se dijo, de que las
amenazas no podían ser atacadas únicamente por la vía militar, sino a través de profundas
reformas económicas y sociales. Tras el asesinato de Kennedy en 1963, la administración
de Johnson dio un giro a la postura estadounidense al afirmarse que cualquier amenaza a
la seguridad colectiva sería abordada unilateralmente por los Estados Unidos (Luque de
Salazar, 1985), lo que se encontró con la oposición de los gobiernos desarrollistas del Cono
Sur, quienes no tenían intenciones de aceptar la injerencia de los Estados Unidos. Estos
gobiernos, que en su mayoría no eran socialistas, conformaban un eje de países
nacionalistas de orientación popular.

Algunas últimas consideraciones.


La radicalización política y la proliferación de grupos guerrilleros en la región captaron la
atención de Washington. Los períodos de inestabilidad política que se sucedieron
acarrearon una serie de golpes de estado llevados adelante por las elites económicas y las
fuerzas armadas en toda la región (Fernandez Kranz, 2012).
De acuerdo con Fernandez Kranz (2012), entre 1954 y 1989 el Cono Sur se vio asolado por
cuatro tipos de dictaduras: a) personalistas (con el Gral. Stroessner en Paraguay);
burocrático-desarrollistas (Argentina 1966-1970 y Brasil 1964-1985); nacionalistas
reformistas (Bolivia 1970-1971); y finalmente los regímenes terroristas y neoliberales
(Argentina 1976-1983, Bolivia 1971-1978, Chile 1973-1988, Uruguay 1973-1988). Entre las
últimas fue que se ideó la Operación Cóndor16.
Basándose en la Doctrina de Seguridad Nacional, cualquier civil era un potencial enemigo,
y por tanto, podría ser eliminado sin juicio. La eliminación de opositores se propagó por todo
el Cono Sur convirtiéndose sus ejércitos en gendarmes ideológicos del continente,
apoyados en todos los casos por las oligarquías locales y grupos empresarios
multinacionales que operaban en la región (Paredes, 2004).
Creemos pertinente remarcar que desde el punto de vista económico, durante la década
de 1980 la situación latinoamericana se deterioró fuertemente a partir de lo que se
denominó “crisis de la deuda”, la cual estuvo signada por el estrangulamiento externo
(debido a que las divisas crecientemente debían utilizarse para pagar intereses de la deuda
contraída en los años ’70). De acuerdo con Fernandez Kranz (2012), no puede entenderse
la “crisis de la deuda” sin una serie de factores ocurridos en los ‘70, a saber: bajas tasas de
interés por un lado (derivado del exceso de ahorro por parte de los países exportadores de
petróleo17), y una fuerte demanda por parte de los países latinoamericanos para financiar

16
Se denomina Plan u Operación Cóndor al plan que buscó instaurar gobiernos dictatoriales en sudamérica a
partir de la de década de 1970. El objetivo de la operación consistió en disciplinar políticamente a la región
por medio del terrorismo de estado y la proscripción de todo tipo de movimientos populares.
17
La primera crisis del petróleo surge a partir de la decisión de la Organización de Países Árabes Exportadores
de Petróleo (OPEP) de suspender la venta de petróleo hacia los países aliados a Israel durante la Guerra entre
Israel contra Egipto y Siria. El embargo propuesto por los países miembros de la OPEP provocó un aumento
del precio mundial del petróleo con consecuencias inflacionarias en el mundo desarrollado (Central
Intelligence Agency, 1973). La denominada “segunda crisis del petróleo” tiene lugar en 1979 a partir de las
consecuencias de la revolución iraní y la guerra entre Irak e Irán, que dio por resultado una fuerte suba en los
precios del petróleo. El alza de precios del sector petrolero se tradujo en un déficit comercial en países

18
sus recurrentes déficits de cuenta corriente. En este contexto, entre 1970 y 1980, la deuda
latinoamericana creció al vertiginoso ritmo del 24% anual. Para 1981, las consecuencias de
la crisis del petróleo (inflación en los países centrales) implicaron que Estados Unidos
subiera su tasa de interés, apreciando de ese modo el dólar. La suba en las tasas afectaba
particularmente a América Latina, quien durante la década de 1970 se había endeudado en
dólares a tasas variables. Producto del alto endeudamiento, los países latinoamericanos se
vieron imposibilitados de hacer frente a los compromisos asumidos en el exterior, lo que
desencadenó una serie de incumplimientos de deuda y una crisis económica a nivel
regional (Fernandez Kranz, 2012).
La crisis de la deuda acentuó las debilidades estructurales mostradas en los procesos de
desarrollo de la región y desencadenó un período de casi una década de inestabilidad y
recesión.
La década de 1980 significó, por un lado el fin de los intentos estatales de desarrollo en
América Latina basados en crédito barato, y por el otro expuso la fragilidad de sus
estructuras industriales y la ausencia de campeones nacionales fuertes (Lopes da Cunha,
Apel, 2004).
El fin de las dictaduras en América Latina coincide con el período histórico que hemos
considerado como final de la Guerra Fría y posterior caída del régimen soviético que daría
fin a la bipolaridad y abriría la puerta a una nueva distribución de poder mundial.
Para concluir, y de acuerdo con lo que afirman Lopes da Cunha y Apel (2004), nos
encontramos en condiciones de sostener que por encontrarse en una zona de influencia
estadounidense y con la amenaza socialista contenida, en función de no hallarse en el
continente una potencia socialista que pudiera amenazar al poder estadounidense en la
región, la Guerra Fría en América Latina significó, en términos de política internacional, una
domesticación doctrinaria sin incentivos al desarrollo, tanto económicos como geopolíticos.

3.3. La Guerra Fría en Asia


El sudeste asiático se convirtió en uno de los principales escenarios de la Guerra Fría, por
un lado debido a su cercanía con China y la Unión Soviética, y por el otro, como se
desarrollará más adelante, por características estructurales y geográficas propias de la
región. Debido a la proliferación de diferentes grupos armados comunistas en Myanmar,
Filipinas, Malasia y Tailandia, la conformación de regímenes comunistas en Laos y
Camboya, y por la regionalización de la Guerra de Vietnam (en sus dos fases 18), cuatro de

importadores mientras que en los países exportadores se evidenció un fuerte superávit. Ante esta situación,
los países no productores de petróleo tomaron dos caminos. Por el lado de las economías desarrolladas, se
redujo el gasto corriente, mientras que por el de los países en desarrollo, esperando que el alza de los precios
sea transitorio, se hizo lo opuesto, generando así un doble déficit de cuenta corriente: uno producto de las
mayores cuentas provocadas por los precios del petróleo y el otro, por las mayores exportaciones netas
logradas por los países industriales. Para 1980, se observa una fuerte tendencia contractiva en la política
monetaria de los países industriales que tiene como consecuencia la suba de la tasa de interés de corto y largo
plazo en todos los mercados, incluido al de capitales (Valdés, 1988)
18
La intervención estadounidense en la Guerra de Vietnam pueden ser divididas en dos etapas. Por un lado la
etapa denominada “Guerra Especial” o “Guerra de aldeas estratégicas” que comienza en el año 1960 y
consiste en un proceso de pacificación territorial a partir de la instalación de bases norteamericanas con el fin
de guiar a la tropa vietnamita en el terreno local. La segunda etapa es la que se conoce como “Guerra Local”.
Esta comienza en 1964 y es lo que comúnmente se conoce como “Guerra de Vietnam”. Durante este proceso
se lleva adelante el despliegue de fuerzas norteamericanas en terreno vietnamita cumpliendo las funciones
que en la etapa anterior cumplían las fuerzas armadas locales (Iglesias, 2015).

19
los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas 19
intervinieron directa e indirectamente en la región (Urgel, 2007).
La Guerra Fría pesó significativamente en el origen de los denominados “Milagros
Económicos” de países como Japón y de los denominados “tigres asiáticos” 20 y en la
posterior transformación de esos países en piezas estratégicas de la maquinaria que
conforma el poder global de los Estados Unidos, al menos hasta la década del ‘70 (Fiori,
2012). Los países protagonistas de los “milagros económicos” habían sido destruidos
durante la Segunda Guerra Mundial y posteriormente ocupados y convertidos en
protectorados militares estadounidenses. Originalmente, la intención de los Estados Unidos
fue desmantelar las estructuras productivas tradicionales de estos países (chaebols en
Corea y zaibatsus en Japon), pero con el comienzo de la Guerra Fría y más
específicamente, luego de la Guerra de Corea21, el proyecto inicial fue abandonado,
llevándose a cabo una propuesta completamente opuesta, en la que se estimuló el
crecimiento económico y se apoyó la conformación de gobiernos fuertes que fortalecieran
a los agentes económicos preexistentes a la Segunda Guerra Mundial (Fiori, 2012).
De acuerdo con Guaita (2015), la proyección de los Estados Unidos sobre la costa oriental
eurasiática comienza con la incorporación de Japón al sistema mundial, a través de una
serie de cambios estructurales impulsados por las fuerzas de ocupación aliadas luego de
la Segunda Guerra Mundial que incluían reformas laborales y constitucionales, y la firma
del llamado “Tratado de San Francisco” en 1951, que concedía a los Estados Unidos
múltiples bases militares dotadas de todo tipo de armamento. Las reformas, agrega Guaita,
contribuyeron a la promoción del capitalismo en la región y a la expansión del poder militar
estadounidense en Eurasia.
A diferencia de los países europeos, Japón recibió ayuda externa de forma colateral a través
del gasto generado por los Estados Unidos para aprovisionar a sus tropas durante la Guerra
de Corea, lo que por un lado relajó la restricción externa producto de las exportaciones
hacia los Estados Unidos, y por el otro produjo una expansión de la demanda agregada,
que combinada con un similar efecto en la demanda doméstica, contribuyeron a aumentar
el nivel de productividad del trabajo y del producto bruto. (Guaita, 2015)
La expansión japonesa dio como resultado una gran oferta de crédito en la región, que fue
aprovechada por los conglomerados industriales coreanos (chaebols), lo que permitió que
los procesos de desarrollo pudieran continuar durante los años ’80.
Contrario a lo ocurrido en el sudeste asiático, los países latinoamericanos se encontraron
con serios problemas de restricción externa 22 que afectaron de manera decisiva el éxito de
los procesos de desarrollo en la región (Lopes da Cunha, Apel, 2004).

19
El consejo de seguridad e las Naciones Unidas cuenta con 15 miembros, entre los cuales 5 son de carácter
permanente y poseen facultades excepcionales con respecto al resto de los miembros. Los miembros
permanentes del consejo de seguridad son China, Francia, Federación de Rusia, el Reino Unido de Gran
Bretaña e Irlanda del Norte y los Estados Unidos de América (Naciones Unidas, 2016)
20
Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán.
21
La Guerra de Corea se inició a partir del ataque llevado adelante por el gobierno de Corea del Norte el 25
de junio de 1950. Tras la negativa de Corea del Norte de replegarse, las Naciones Unidas conformaron una
unidad de fuerzas conjuntas junto a los Estados Unidos y otras 15 naciones para contener la avanzada
comunista. Tras la muerte de Stalin en 1953 se firma finalmente el armisticio (Celaya Figueroa & Villareal
González, 2007).
22
Según Lopes da Cunha y Apel (2004), Corea no sufrió problemas de restricción externa producto de la oferta
de crédito que en la región. En línea con lo afirmado por Lopes da Cunha y Apel, Stubbs (1989) sostiene que
la oferta de crédito nace producto de la progresiva eliminación de las barreras a la exportación de capitales

20
Para mediados de la década de 1970, Japón ya era la segunda economía del mundo
capitalista. Japón basó su estrategia económica en la internacionalización de sus bancos y
empresas y en la construcción de complejas redes de comercio e inversión entre el este y
el sudeste asiático, encabezando así el proceso de desarrollo regional (Torres Filho, 1997).
Para comprender cómo este contexto incidió en el proceso de nuestro caso de interés,
Corea del Sur, debemos remarcar que las dos Coreas, desde la apertura de Oriente a
Occidente durante la dinastía Li en el siglo XIX, fueron escenarios de conflicto, en un primer
momento entre los poderes regionales (China, Japón y Rusia), y con el fin de la Segunda
Guerra Mundial, entre las dos superpotencias (Celaya Figueroa & Villareal González, 2007).
De este modo, la inclusión al proceso de desarrollo regional constituía no solo una
necesidad para los fines de expansión económica japonesa, sino también para las
necesidades geoestratégicas estadounidenses, producto de la conflictividad propia de la
región. La década de 1970 estuvo marcada, en el plano internacional, por la retirada de los
Estados Unidos como principal inversor del sudeste asiático, posición que pasaría a ser
ocupada por Japón.
La irrupción japonesa como principal inversor de la región fue posible gracias a los lazos
comerciales fomentados por los Estados Unidos, entre Japón y el resto de las economías
del sudeste asiático durante los años 50 y 60 (Stubbs, 1989). Con el fin de asegurar el éxito
de la penetración japonesa en la región, el gobierno japonés desarrolló una serie de
políticas de cooperación que incluían desde ayuda técnica hasta reparaciones económicas
directas.
De acuerdo con Stubbs (1989), la crisis del petróleo de 1973, generó preocupación en el
gobierno japonés respecto al futuro del suministro de materias primas y energía. Para ese
año, el 70% del petróleo y una gran parte de otros recursos naturales consumidos por Japón
provenían del sudeste asiático. Sumado a la cuestión de las materias primas, la reducción
de la presencia militar estadounidense luego de la finalización de la Guerra de Vietnam,
evidenció la necesidad del surgimiento de un líder que pudiera mantener la el equilibrio
político regional. La ayuda japonesa, conforme pasaron los años, se caracterizó por un
particular énfasis en asistir mediante la provisión de infraestructura y mercados de
exportación a los países de la región.
Como se mencionó a lo largo de esta sección, las políticas económicas de los países del
este asiático fueron profundamente influenciadas por el conflicto entre las superpotencias
(Arrigh, 1997), siendo el proceso de desarrollo japonés una de las primeras consecuencias
económicas del conflicto en la región, cuyos resultados se replicaron posteriormente en el
proceso de desarrollo coreano y taiwanés (Stubbs, 1989). Si bien no podemos imputar
causalidad directa entre la importancia geopolítica y el éxito de los procesos de desarrollo,
hay claras evidencias de que los países ubicados geográficamente en regiones de alta
importancia estratégica para los países centrales, contaron con condiciones preferenciales
a la hora de llevar adelante sus procesos de transformación productiva, situación que allanó
el camino hacia el desarrollo. Esta afirmación también es compartida por Medeiros y
Serrano (1999), quienes sostienen que a partir de la década de 1960, Corea penetró
rápidamente en el mercado estadounidense a partir de una política industrial agresiva con
productos de bajo valor agregado (anteriormente algo similar había ocurrido con los
productos japoneses), como ya fuera mencionado más arriba. Esto fue posible debido a
que Corea se vio beneficiado por los Estados Unidos al otorgársele tratamientos especiales,

japoneses que tuvo lugar entre los años 1969 y 1972, lo que por un lado incrementó la inversión extranjera
directa proveniente desde Japón, y por el otro, amplió la oferta de crédito.

21
y sacrificando así sus intereses materiales más inmediatos en pos de un fortalecimiento
general del capitalismo (Medeiros, Serrano, 1999).

3.4 Importancia estratégica de la región euroasiática. Diferencias con América Latina


En su trabajo ya mencionado anteriormente, Guaita (2015) hace referencia a una serie de
factores que dan lugar a la conclusión de que la región eurasiática fue clave para la
dominación global estadounidense. Entre los factores que el autor encuentra como
determinantes, menciona la participación de la región en el PBI mundial, así como en la
población global.
En línea con las conclusiones a las que llega Guaita (2015), Rodriguez Asién (2015) afirma:

“quienes dominen a a la región asiática dominará al mundo. Los países asiáticos constituyen
un desafío para las economías del mundo por su idiosincrasia, su laboriosidad y su filosofía de la
vida” (p: 1).

La importancia geoestratégica de la región euroasiática durante la Guerra Fría estuvo


determinada, por un lado, como se mencionó anteriormente, por la necesidad política de
contener al comunismo, pero por el otro, por factores estructurales que nos permiten afirmar
que la región posee las características para la conformación de nuevas potencias globales
que pudieran rivalizar con la hegemonía estadounidense.
Para 1960 la región euroasiática representaba el 48,3% de la participación en el PBI global,
concentrando además, al 76,4% de la población del mundo. Si bien se observa una
disminución en la participación de la población global entre 1960 y 1990, cabe destacar que
su participación en el PBI mundial aumentó. Para América Latina, lo que se observa es un
aumento en su participación en la población mundial, no observándose en cambio una
correlación positiva en cuanto a su participación en el PBI (Guaita, 2015).

Para 1960 seis de las diez mayores economías mundiales se encontraban entre los países
euroasiáticos. Para la década de 1970, 8 de las 10 economías de mayor tamaño
pertenecían al continente euroasiático.
Por otro lado, Eurasia representa el 41,84% de la superficie de tierra mundial (Guaita, 2015),
siendo esto un factor clave desde el punto de vista de los recursos naturales. Esta
combinación de factores (participación en el producto mundial, cantidad de habitantes,
acceso a recursos naturales, etc.) determinó que la región euroasiática fuera de especial
interés para los Estados Unidos ya que, además de su cercanía con la Unión Soviética,
contaba con las condiciones necesarias para dar lugar al surgimiento de nuevas grandes
potencias.
Un buen indicador de la importancia geoestratégica regional, puede ser determinado a
partir del análisis del despliegue militar llevado adelante por los Estados Unidos en la región,
agregando -como dato no menor para entender las razones de tal despliegue- que todas
las potencias nucleares del mundo surgieron de la región euroasiática, con excepción de
los Estados Unidos (Guaita, 2015).
Para analizar el despliegue militar estadounidense, analizaremos una serie de variables
como la cantidad de tropas desplegadas, la creación de estructuras de control militar por
regiones y el armamento dispuesto, con el fin de determinar si se observan diferencias
manifiestas entre nuestras zonas de estudio.

22
Tabla 1: Tropas desplegadas por los Estados Unidos en el extranjero por región.

Porcentaje de tropas desplegadas en el extranjero por región


Región/Año 1950 1960 1970 1980 1990
Este de Asia 50,4% 28,3% 67,5% 23,3% 23,1%
Centro y Sud América 7,0% 5,6% 2,4% 3,3% 3,9%
Europa 41,3% 61,7% 28,8% 71,5% 64,3%
Medio oriente 0,9% 3,4% 1,1% 1,9% 8,7%
África 0,4% 0,9% 0,2% 0,1% 0,1%
Eurasia 92,6% 93,5% 97,4% 96,7% 96,0%
Fuente: Guaita 2015

Como podemos observar en la Tabla 1, el despliegue de tropas estadounidenses en la


región euroasiática entre 1950 y 1990 nunca fue inferior al 92,6% del total de tropas
desplegadas en el extranjero, lo que contrasta fuertemente con el despliegue de tropas
realizado durante igual período en América Latina, donde el porcentaje nunca fue mayor al
7%.
Por otra parte, otro indicador del interés estadounidense en la región euroasiática, se
manifiesta en el orden de creación de los comandos de combate unificado23 (Guaita, 2015).
Tabla 2: Comandos de combate unificados estadounidenses, zona operativa y año de
creación.

Comando de Combate Unificado


Siglas Región Año de Creación
USPACOM Pacífico, Océano Índico, sudeste asiático, 1 de Enero de
Ártico 1947
USEUCOM Europa, Norte de África, y Turquía 15 de Marzo de
1947
USSOUTHCOM Sudamérica 6 de Junio de
1963
USCENTCOM Oriente Medio 1 de Junio de
1983
Fuente: Guaita (2015)

23
Los comandos de combate unificados son comandos militares que operaron originalmente fuera de las
fronteras de los Estados con la finalidad de controlar diversas áreas del mundo consideradas estratégicas.
Actualmente los Estados Unidos disponen de nueve comandos de combate unificados, ocho de ellos
desplegados en el extranjero y uno dedicado a la defensa de los Estados Unidos en el continente americano
(Departamento de defensa de los Estados Unidos, 2016).

23
Ilustración1: Disposición geográfica de los comandos unificados

Fuente: Departamento de Defensa de los Estados Unidos

Vale mencionar, destaca el autor, que si bien existe un comando unificado para la región
sudamericana (creado como respuesta a la crisis de los misiles24 en Cuba), este es el único
que no posee un portaviones asignado. Vale tener en cuenta que los portaviones son la
herramienta que otorga a los Estados Unidos la posibilidad de disponer de fronteras con
todos los estados del mundo, y una capacidad única de invasión (Guaita, 2015).
Podemos sostener que la creación de los comandos USPACOM y USEUCOM en el año
1947 representa una clara señal de interés estadounidense en la región euroasiática.
En resumen, si se tienen en cuenta las características económicas, geográficas y
poblacionales propias del continente euroasiático, y se analizan las especificidades políticas
de la región en el contexto de la Guerra Fría, podemos concluir que la región euroasiática,
y más específicamente el sudeste asiático constituyeron un área de alta importancia
geopolítica para los Estados Unidos, en el marco de la estrategia de contención del
comunismo. Esta lógica encuentra su correlato en el despliegue de tropas y armamento
realizados por el gran hegemón mundial durante el período de análisis, confirmando la
hipótesis de que la región euroasiática poseyó una mayor relevancia estratégica que la que
se puede observar para América Latina durante igual período.

24
La crisis de los misiles es el nombre que se le dio al conflicto que tuvo lugar en octubre de 1962 entre Cuba,
la Unión Soviética y los Estados Unidos producto del descubrimiento, por parte de los Estados Unidos, de
bases militares soviéticas dotadas con arsenal nuclear en territorio Cubano (The national security archive of
the George Washington University, 2016).

24
4-TRAYECTORIAS COMPARADAS DE DESARROLLO: LOS CASOS DE ARGENTINA
Y COREA

Introducción
En el cuarto y último capítulo de esta investigación se brindará, en primer lugar, una
descripción general de las características principales de los senderos de desarrollo
argentino y coreano. Se pondrá especial foco en el sendero de desarrollo Argentino y se
hará énfasis, por un lado en los procesos políticos y económicos más relevantes del
período, y por el otro en los tratamientos diferenciados recibidos por estos dos países por
parte de Estados Unidos. Posteriormente se realizara una comparación cualitativa y
cuantitativa de una serie de variables económicas con el fin de determinar el éxito del
sendero de desarrollo de cada país.

4.1. Características del sendero de desarrollo argentino


Introducción
Con la finalización de la Segunda Guerra Mundial, y ya completada la primera etapa de
sustitución de importaciones o sustitución espontánea 25, durante la cual la producción
estuvo fuertemente orientada a productos no duraderos, se planteó la necesidad de
estimular la producción de bienes intermedios intensivos en capital, maquinaria e industria
automotriz (Vaccarezza, 2012). La estrategia consistió en transformar la producción
industrial con el fin de hacerla competitiva en el mercado externo, apoyándose inicialmente
en el mercado interno y promoviendo el desarrollo de habilidades y conocimientos científico
tecnológicos, buscando evitar así la dependencia que imponían los países industrializados
(Crisorio, 2011).
Para nuestro análisis identificaremos tres momentos en los que se observan características
muy disimiles y que consideramos, son momentos clave del proceso de desarrollo
argentino. Tomaremos como punto de partida la finalización de la Segunda Guerra Mundial
(1945), en la que desarrollaremos la relación entre la política exterior argentina y su
participación en el Plan Marshall. Luego, evaluaremos las características del denominado
“período de industrialización desarrollista” caracterizado, en los marcos sociales y políticos
por una fuerte inestabilidad que tuvo como consecuencia, por un lado la radicalización de
sectores populares, y por otro, un fortalecimiento de sectores de derecha que encontraría
en las fuerzas armadas su máxima expresión de poder. Desde el punto de vista económico,
a lo largo del período se observó un crecimiento sostenido, no exento de recurrentes crisis
de balanza de pagos y brotes inflacionarios, que encontrarían un alivio relativo durante el
decenio 1964-1974, durante el cual la economía mostró un crecimiento ininterrumpido
promedio de alrededor del 5% anual (Rapoport, 2007). Por último, analizaremos el decenio
1975-1985, en el que se dio una reconversión en la política económica argentina en la que

25
La industrialización espontánea es la etapa comprendida entre 1930 y 1945. La crisis de 1929 trajo aparejada
una fuerte depresión económica a nivel mundial que impacto profundamente en la economía argentina, que
se vio en la necesidad de sustituir productos que hasta comienzos de la crisis se importaban. Este proceso
proyectó al sector industrial, el cual a partir de los años 30 se convertiría en uno de los impulsores del
crecimiento de la economía en Argentina (Rapoport, 2013). En base a la caracterización realizada por Rapoport
(2013), identificaremos otras dos etapas de industrialización. La denominada “industrialización guiada” que
tiene lugar entre 1946 y 1958, y por último, la denominada “industrialización desarrollista” que tendrá lugar
entre 1959 y 1973.

25
se llevó adelante una reorientación de la estructura productiva 26, en la que no solo se dieron
las condiciones para el crecimiento de la especulación, con grandes ganancias para el
sector financiero, sino que además se destruyeron muchas de las capacidades industriales
adquiridas durante períodos anteriores.

Argentina durante el Plan Marshall. Un ejemplo de discriminación y exclusión


Uno de los propósitos centrales del Plan de Reconstrucción de Europa era generar
mercados para las exportaciones de los Estados Unidos. En un primer momento se previó
que las exportaciones agrarias estadounidenses no serían suficientes para satisfacer a la
creciente demanda europea, por lo que debería ser completada con productos de otros
orígenes. Con la finalización de la Segunda Guerra Mundial y la desintegración de los
imperios coloniales, Washington impulsó el diseño de un “único mundo” bajo su liderazgo,
donde la construcción y mantenimiento de la paz se vincularían al comercio internacional
sin restricciones. En el marco del Plan Marshall, se estimó que la producción
estadounidense sería capaz de proveer el 55% de las necesidades de Europa Occidental,
siendo la producción latinoamericana y fundamentalmente, argentina, la encargada de
cubrir esa brecha (Rapoport & Spiguel, 2009).
Los beneficiarios del Plan Marshall recibirían dólares que podrían ser utilizados para
comprar bienes estadounidenses, situación que Argentina necesitaba aprovechar
desesperadamente debido a la inconvertibilidad de la libra27 decretada por el Reino Unido,
que dio por terminado el esquema triangular de comercio argentino-norteamericano-
británico28 (Lopes da Cunha, Apel, 2004). Sin embargo, la participación argentina durante
este período del plan de recuperación europea se vio fuertemente condicionada por las
negociaciones diplomáticas con el gobierno peronista bajo la premisa de que no existiría
comercio si no se liberalizaban las medidas para la remisión de beneficios de las empresas
norteamericanas y la restricción o eliminación del IAPI29. Según Estados Unidos, estas

26
El mencionado proceso de reconversión productiva tendrá lugar hasta el año 2002. Para los alcances de
nuestra investigación solo consideramos relevantes los hechos transcurridos hasta el año 1985. Para mayor
información ver Rapoport, Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003), (2013).
27
“La Segunda Guerra Mundial había colocado a Gran Bretaña en una difícil situación económica debido a la
prioridad que recibió la producción bélica en detrimento de sus exportaciones. Con los Estados Unidos, casi
todos los países de la Commonwealth y otras naciones con las que mantenía importantes relaciones
comerciales, el Reino Unido tuvo saldos deudores durante la guerra. Pero mientras que algunos países
demandaron su pago en dólares u oro, al menos hasta que Londres agotara sus exhaustas reservas, otros se
conformaron, en lugar del pago en efectivo, con ir acumulando créditos en la forma de libras esterlinas con
garantía en oro en el Banco de Inglaterra, no disponibles en lo inmediato e inconvertibles en otras divisas
desde 1939: las llamadas ‘libras bloqueadas’. Tal fue el caso de Argentina, que entre 1940 y 1945 tuvo un
balance comercial bilateral favorable en m$n 1560 millones, haciéndose cargo del pago a los frigoríficos y
exportadores del valor de los productos vendidos a Gran Bretaña y acumulando, en contraprestación, esas
libras bloqueadas” (Rapoport, 2013 p. 337).
28
EL esquema triangular de comercio entre Argentina, Estados Unidos y Gran Bretaña consistía en un sistema
de intercambio por el cual Argentina vendía sus productos a Gran Bretaña, quien luego de la Segunda Guerra
Mundial se había convertido en uno de los mayores importadores de mercancías provenientes de la Argentina.
Ante la imposibilidad de Gran Bretaña de hacer frente al pago de dichas mercancías, Argentina obtenía un
saldo favorable que podía ser utilizado para importar productos de origen estadounidense. De esta manera
se rompe el tradicional nexo bilateral entre Argentina y Gran Bretaña, para ser reemplazado por el triángulo
comercial Argentina-Gran Bretaña-Estados Unidos (Fodor , O'Connell, & dos Santos, 1973)
29
IAPI es la sigla de “Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio”. Fue creado en 1946 con el fin de
centralizar el comercio exterior y tener un control sobre la distribución de los ingresos.

26
regulaciones económicas del gobierno peronista limitaban las ganancias de las grandes
empresas internacionales exportadoras de cereales (Rapoport & Spiguel, 2009).
La presión de Washington sobre la Argentina se ve evidenciada en un informe de
Inteligencia del Departamento de Estado que afirma que si el gobierno argentino no era
capaz de pagar por su industrialización con dólares obtenidos por su cuenta como había
previsto hacerlo, debería pagarlos con concesiones y garantías para las compañías
norteamericanas. Las discriminaciones documentadas por el Departamento de Estado más
tarde serían acompañadas por declaraciones de funcionarios que afirmaban, a modo de
oposición a la política económica del peronismo, que debían “poner a la Argentina de
rodillas” (Rapoport & Spiguel, 2009).
En resumen, Washington y sus diplomáticos utilizaron el Plan Marshall como herramienta
de presión hacia el gobierno peronista e impusieron una discriminación deliberada contra
las exportaciones argentinas, al mismo tiempo que se intentaba lograr que Argentina
continúe importando de países europeos con el fin de apoyar la recuperación industrial del
viejo continente (Rapoport & Spiguel, 2009).

Argentina durante el período de industrialización desarrollista.


Con el abrupto final del segundo gobierno peronista a manos de la denominada “Revolución
Libertadora”, comienza una nueva etapa en el proceso de industrialización argentino, que
sería denominado, a partir de la llegada al gobierno de Arturo Frondizi en 1958 como
“Período de industrialización desarrollista”.
El período desarrollista llega para sustituir al proyecto industrializador peronista que surgió
como consecuencia de los cambios en la composición estructural, económica y social
llevados adelante durante el proceso de “industrialización espontánea”, ocurrido durante el
período 1930 - 1945. (Rapoport, 2007). Ya completada la primera etapa de sustitución,
durante la cual la producción estuvo fuertemente orientada a productos no duraderos, el
desarrollismo planteó la necesidad de estimular la producción de bienes intermedios
intensivos en capital, maquinaria e industria automotriz (Vaccarezza, 2012).
La estrategia, como se mencionó anteriormente, consistió en transformar la producción
industrial con el fin de hacerla competitiva en el mercado externo, apoyándose en el
desarrollo de habilidades y conocimientos científico tecnológicos, buscando evitar así la
dependencia que imponían los países industrializados. Con el fin de alcanzar las metas
planteadas, comienza una etapa en la que se da un rol protagónico al capital extranjero,
llegando incluso a ignorar asuntos como el control de los recursos naturales, destino y forma
de las inversiones así como de las ganancias por ellas generadas, endeudamiento, etc.
(Crisorio, 2011).
Desde el punto de vista económico, el proceso de industrialización desarrollista mostró un
importante período de crecimiento, no exento de recurrentes crisis de balanza de pagos y
brotes inflacionarios. Como se mencionó anteriormente, las crisis recurrentes encontrarían
un alivio relativo durante el período 1964-1974, durante el cual la economía mostró un
crecimiento ininterrumpido promedio de alrededor del 5% anual (Rapoport, 2007).
La inestabilidad política del período y los cambios económicos regionales y globales dieron
como resultado el final del último proceso industrializador argentino del sigo XX, que
encontraría su fin a través del autodenominado “Proceso de reorganización nacional”, y que
implicaría un cambio radical en la orientación económica del país y en los resultados del
proceso de desarrollo argentino.
Hasta este momento, la economía nacional había logrado mantener un crecimiento a tasa
sostenida, sin pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores ni en el nivel de empleo. A

27
su vez, se observaron, aunque moderados durante los primeros años del período, avances
en lo relativo a la participación de las manufacturas en el nivel de exportaciones,
composición de valor agregado y participación de las manufacturas en el PBI total, lo que
de acuerdo con Schteingart (2016), constituye un hecho inédito en la historia argentina.
Durante el decenio 1964-1974 las exportaciones industriales crecieron cuatro veces más
rápido que las importaciones de igual rubro, observándose además altas tasas de
crecimiento del PBI. De este modo, estamos en condiciones de afirmar que el proceso de
Industrialización por sustitución de importaciones, y más específicamente, su versión
desarrollista, lejos se estaba de encontrarse agotado al momento de su abrupto final.

Proceso de reorganización nacional y década de 1980


El régimen militar de 1976-1983 proclamó desde un primer momento su alineación
occidental y cristiana, y su compromiso a hacerle frente a la amenaza comunista en la
región (Rapoport, 2013).
De acuerdo con Rapoport (2013), la dictadura militar, en materia económica, produjo una
serie de cambios que, analizados en su conjunto, explican el origen de los problemas que
el país debió enfrentar en décadas posteriores. De acuerdo con el autor, en el marco de
una crisis internacional por un lado, y de los recurrentes conflictos sociales por el otro, la
Argentina atravesó un punto de inflexión en que las políticas económicas se orientaron a
modificar radicalmente la estructura productiva del país.
Las políticas llevadas adelante por el autodenominado “Proceso de Reorganización
Nacional” resultaron en una caída en la composición industrial en el PBI del 12,4% para el
período 1976-1983, mientras que en igual período, se observó un incremento del 40% en
la del sector financiero y del 19% y 29% de los sectores agropecuario y minero
respectivamente. La justificación que esgrimida por el gobierno para llevar adelante esta
reconversión productiva, fue la premisa de que las alianzas que amenazaban al orden social
se encontraban asentadas sobre las bases del aparato productivo industrial (Rapoport,
2013).
Permítasenos citar in extenso a Rapoport (2013):

…los motivos externos volvían a tomar importancia. La existencia de numerosos sectores


políticos radicalizados puso en guardia a EE.UU., que ya había intervenido en forma directa o
indirecta en el Brasil y Chile apoyando golpes de Estado para ayudar a sus aliados internos. Esto se
daba en el contexto de una situación continental marcada por situaciones críticas, que adquirieron
tanto la forma “Norte-Sur” (es decir, problemáticas ligadas a objetivos de una mayor independencia
económica o, directamente, de liberación nacional); como “Este-Oeste” (que tenía más que ver con
posicionamientos geopolíticos y el acercamiento/alejamiento del bloque soviético y de sus aliados
(p. 645-646).

La década de 1980 se caracterizó, en el plano internacional por una gran inestabilidad


económica, que dio lugar a una considerable elevación en las tasas de interés internacional
con duras consecuencias para los países latinoamericanos, quienes hasta entonces,
habían sido grandes receptores de capitales y tomadores de deuda, como se dijo más
arriba. Las consecuencias de las políticas llevadas adelante durante la dictadura militar 30,
sumadas a las características propias de la economía internacional dieron por resultado a

30
Para profundizar sobre las consecuencias de mediano y largo plazo de las políticas impulsadas por el Proceso
de Reorganización Nacional, y por los sucesos de la década de 1980, recomendamos consultar “Historia
económica, política y social de la Argentina (1880-2003)” de Mario Rapoport.

28
la ya mencionada “crisis de la deuda externa”, y a la denominada “década perdida”, en la
que las economías latinoamericanas prácticamente no mostraron crecimiento (Rapoport,
2013).

Algunas reflexiones finales.


Consideramos pertinente remarcar que la irrupción del Proceso de Reorganización
Nacional de 1976 y la ya mencionada reconversión de la matriz productiva llevada adelante
por los militares, encuentra en la lucha contra la subversión armada, las condiciones para
llevar adelante un nuevo proceso de exclusión al desarrollo. Fundamentaremos esta
hipótesis bajo los resultados alcanzados por la economía argentina durante los últimos años
del ISI, durante los cuales, creemos, la matriz productiva dio claras señales de encontrarse
ante una eventual fase de despegue31.
Creemos que las políticas tomadas por parte de la cúpula militar son las responsables de
la destrucción de gran parte de las capacidades adquiridas a lo largo del proceso de
industrialización por sustitución de importaciones, y que las mismas, fueron el resultado de
las presiones ejercidas por los Estados Unidos en los países de la región. Sobre esto
último, permítasenos citar in extenso a Paredes (2004) para comprender la el papel de la
influencia estadounidense en esta cuestión:

Los procesos estructurales que contribuyeron a la existencia de la Operación Cóndor están


complejamente entrelazados, pero a fines analíticos se han agrupado en tres. El primero es
la histórica alianza entre las clases dominantes locales y la de los países centrales; el
segundo, altamente influyente, es la de los intereses estadounidenses en la región durante
la guerra fría y la de su acción ideológica sobre los ejércitos nacionales y finalmente, el
tercero es la conformación de los gobiernos progresistas. El conflicto se originó por la
retroalimentación mutua de los dos primeros y la oposición al tercero (p. 3).

4.2 Características del sendero de desarrollo coreano

Introducción.
Ya desde antes de la finalización de la guerra, la economía coreana se encontraba casi
exclusivamente sostenida por la agricultura. Los primeros intentos industrializadores de la
historia coreana fueron realizados por Japón. Este proceso, por un lado, concentró casi la
totalidad de las estructuras productivas en la parte norte del país. Por el otro lado, su
profundización fue moderada, por lo que para el año 1938, el 70.4% del empleo era agrícola
(Lim, 2010). La Guerra de Corea implicaría la destrucción total de las capacidades
productivas instaladas y una contracción de la economía coreana que encontraría a su
población luchando por la supervivencia. Desde la finalización de la Segunda Guerra
Mundial, y con el posterior inicio de la Guerra Fría, la República de Corea transitó un rápido
proceso de crecimiento e industrialización. Este proceso se caracterizó por una fuerte
presencia estatal y por una gran importancia del papel del comercio exterior (Lee et al,
2012), particularmente durante las décadas de 1960 y 1970 que dieron por resultado una
transformación profunda de la estructura industrial del país (Kim & Koh, 2012).

31
Entenderemos por “despegue” a la definición brindada por Rostow(1960). En esta etapa del desarrollo,
grupos específicos considerados como “sectores guía” en los que se aplican técnicas modernas de producción
crecen rápidamente ganando participación en la producción total de la economía. Es la etapa previa, según el
autor, a las etapas de madurez de la sociedad capitalista y al posterior consumo masivo en la que se alcanza
el desarrollo.

29
Características generales del proceso de desarrollo
La finalización de la guerra encontró a Corea con la totalidad de sus establecimientos
industriales destruidos. El producto bruto interno percápita era de apenas 67 dólares, y la
esperanza de vida apenas alcanzaba los 50 años. No fue hasta el año 1957 que Corea
alcanzó un producto similar al previo a la guerra, aunque el nivel de vida general aún era
de supervivencia (Lim, 2010). Frente a la situación de subsistencia en la que se encontraba
la economía coreana, fue la ayuda de los Estados Unidos y Naciones Unidas la que permitió
abastecer a la República de Corea con artículos de primera necesidad. Para la segunda
mitad de la década de 1950 los déficits comerciales alcanzaban cifras negativas de 350
millones de dólares financiados principalmente mediante ayuda extranjera proveniente de
los Estados Unidos (Lee, 2012).
La década de 1950 transcurrió en el marco de la supervivencia y la reconstrucción, por lo
que no sería hasta la de 1960 que tendría lugar el comienzo del proceso de modernización
coreana, de la mano del gobierno del general Park, quien asumió la presidencia de facto de
la república en 1961 tras un golpe de Estado (Lim, 2010). Durante el comienzo del proceso
industrializador coreano la política comercial fue altamente proteccionista. Para 1960 el
gobierno se concentró en promover las exportaciones pasando a ser esa la máxima
prioridad en la política económica del país (Lee, 2012). El impulso inicial al crecimiento fue
encabezado por la industria manufacturera, cuyo producto se elevó un 17% al año durante
la década de 1960 y un 16% en la siguiente logrando que la participación de las
manufacturas en el valor agregado bruto pasara del 12% durante el período 1953-1960 al
23% para 1971-1980 (Kim & Koh, 2012).
Existen diversas visiones sobre las causas que desencadenaron el éxito del proceso de
desarrollo coreano. Desde el punto de vista político, cobra relevancia la hipótesis de que
fueron las políticas industrializadoras del presidente Park, mientras que desde el punto de
vista social, se le suelen atribuir a cuestiones de raza, cultura y herencia confuciana (Lim,
2010).
El gobierno de Park implementó, a partir de la década de 1960 los denominados “planes
quinquenales para el desarrollo económico”. Estos tenían por objetivo desarrollar la
economía nacional mediante, en primer lugar la industrialización, y en segundo el aumento
de las exportaciones. La primera etapa se concentró fundamentalmente en el
establecimiento de industrias claves y en infraestructura básica, para ya a partir del segundo
plan quinquenal, orientar todos los recursos hacia la industria y la exportación, obteniendo
como resultado que para el año 1966 las sean 7,6 veces mayores que las de 1960 (Lim,
2010).
El éxito del proceso de desarrollo coreano, tiene como característica principal su acelerado
crecimiento, superando a otros casos de “milagros económicos” como los de Alemania y
Japón. El proceso industrializador coreano alcanzó hitos que llamaron la atención del
mundo. Entre los años 1960 y 1990 Corea aumento en 500 veces el nivel de sus
exportaciones, mientras que durante la década de 1980, superó en términos de PBI per
cápita a países latinoamericanos como México, Argentina o Brasil, quienes a comienzos de
la década de 1960, casi triplicaban los niveles coreanos.

Trayectorias comparadas de desarrollo

Introducción
A lo largo de la última sección de este trabajo realizaremos una descripción de los
tratamientos recibidos por cada uno de nuestros casos de estudio por parte de los Estados

30
Unidos, argumentando sobre factores que, creemos, incidieron en el éxito o fracaso de los
procesos de desarrollo. Por último, brindaremos una comparación de las condiciones en
las que se encontraba cada uno de nuestros casos de estudio a comienzos del período
analizado, y observaremos su evolución con el fin de determinar el nivel de éxito de ambos
procesos.

Evidencias de tratamiento diferenciado


Mámora y Messner (1990), respecto a las características de los procesos de desarrollo,
sostienen que puede diferenciarse a nuestras dos zonas de estudio por ser opuestos
absolutos. Mientras que las economías exportadoras asiáticas ostentaron una expansión
dinámica, las naciones de América Latina, orientadas hacia los mercados internos,
sucumbieron ante la crisis del endeudamiento.
Frente a resultados tan disímiles, la literatura ha encontrado diversos factores que podrían
haber incidido en el éxito o fracaso de los procesos de desarrollo en cada región. A
diferencia de la simplificación observada en las interpretaciones neoclásicas 32, creemos
que el tratamiento diferenciado que recibieron nuestros casos de estudio por parte de los
Estados Unidos, incidió más de lo que habitualmente se supone en el resultado de los
procesos de desarrollo transitados por ambos países. A continuación brindaremos una
descripción del tratamiento observado en ambos casos y posteriormente, las
consecuencias de dicho tratamiento.
Como mencionamos anteriormente, las explicaciones tradicionales sobre el éxito o fracaso
de los procesos de desarrollo de nuestros casos de estudio ignoran factores que, como
mostraremos, fueron determinantes en su evolución.
Las características estructurales observadas en las economías de las regiones de estudio
fueron el resultado de una serie de factores en los que el tratamiento diferencial fue un
factor determinante (Bustelo , 1992).
A diferencia del caso coreano, donde la reforma agraria llevada adelante entre 1945 y 1950
contribuyó al éxito del proceso de industrialización y dio lugar a grandes mejoras en la
distribución del ingreso por un lado, y a grandes incrementos en la productividad por el otro,
en Latinoamérica (incluyendo Argentina) se observó una fuerte concentración respecto a la
propiedad de las tierras y escasas inversiones por parte de los latifundistas (Bustelo , 1992).
Gray (2014) sostiene que las diferencias en el tratamiento de la cuestión agraria, responden
a la presencia de empresas estadounidenses en cada región. Por un lado, en la región del
sudeste asiático la producción agropecuaria era explotada por campesinos en pequeñas
parcelas, y ésta, orientada a cubrir las necesidades del consumo interno. En América
Latina, la explotación se daba, por un lado, por grupos económicos estadounidenses, y por
el otro, por las oligarquías locales, alineadas a los primeros. El poder relativo de los actores
en cada región se inclina ostentosamente en favor de los latifundios latinoamericanos,
haciendo que los estados de los países de la región contaran con escasas herramientas a
la hora de controlar e imponer políticas como las llevadas adelante en el sudeste asiático.
Las diferentes relaciones de poder entre los sectores agrarios y los gobiernos de cada
región fueron sostenidas deliberadamente por la intervención estadounidense, haciendo
que los procesos de desarrollo se vean sensiblemente afectados por esta dinámica de
poderes (Gray, 2014). En línea con la afirmación de Gray (2014), Bustelo (1992) sostiene

32
Las interpretaciones comúnmente aceptadas por parte de la ortodoxia económica atribuyen a la
participación estatal excesiva en América Latina una de las principales causas del fracaso. La calidad de la
intervención en cada región y a sus estructuras de clases e idiosincrasias de los países (Kim K.-H. , n/d).

31
que a diferencia de lo ocurrido en América Latina (incluyendo Argentina), donde el vínculo
entre los sectores agrarios y el capital extranjero mermaron la autonomía estatal
condicionando así, el éxito del proceso de ISI, en Asia los gobiernos gozaron de un mayor
poder que, combinado con la ayuda extranjera masiva y la consiguiente hipermilitarización,
permitieron al estado establecer políticas que favorecieran la transición hacia la
industrialización exportadora sin mayores dificultades a la hora de enfrentar conflictos entre
los diferentes sectores productivos. En palabras de Mámora y Dirk (1990), fueron los
actores estadounidenses que actuaban dentro de las estructuras económicas de los países
latinoamericanos quienes bloquearon los procesos de industrialización.
Respecto al tratamiento del comercio internacional, Bustelo (1992) sostiene que el grado
de liberalización que se le imputa a las economías del sudeste asiático, y particulamente a
la coreana, fue exagerada por los análisis neoclásicos. En línea con lo expuesto por Bustelo
(1992), Gray (2014) agrega que a pesar de las presiones liberalizadoras impuestas por
Estados Unidos en la región asiática, Corea fue capaz de proteger su economía doméstica
llevando adelante un rol activo e intervencionista por parte del gobierno, incluso a finales
de la década de 1980. Bustelo (1992) agrega a esto último que el sistema arancelario
coreano se mantuvo prácticamente intacto entre las décadas de 1960 y 1980, mientras que
lo que sí se modificó, pero ligeramente, fueron las medidas paraarancelarias.
Frente a las medidas “no favorables al mercado” llevadas adelante Corea (a partir de 1959
y que se extenderían hasta mediados de la década de 1980) resulta interesante destacar
que no se observa el mismo tratamiento frente a iguales políticas por parte de los Estados
Unidos hacia los países latinoamericanos, donde las presiones liberalizadoras impulsadas
por el gran hegemón fueron mucho mayores a las observadas en el sudeste asiático
(Bustelo 1992), las que además de gozar de beneficios en cuanto a la posibilidad de colocar
su producción industrial en mercados donde aún no eran competitivas a partir de la década
de 1960 y profundizándose en la de 197033 (Medeiros, Serrano, 1999), no vieron mermado
su acceso al crédito internacional, como sí lo hicieron los países latinoamericanos luego de
la ya mencionada crisis del petróleo (Bustelo , 1992).
En cuanto a la integración financiera, Singh y Wolfson (1995) sostienen que, contrario a lo
que afirma la explicación neoclásica, las economías latinoamericanas se encontraban
mucho mas abiertas que las economías asiáticas. Las primeras ostentaban grados de
convertibilidad de las monedas y apertura financiera altos en relación a lo que ocurría en el
sudeste asiático, donde existían controles de cambio estrictos y, como desarrollaremos más
adelante, a diferencia del caso latinoamericano, las empresas coreanas solo podían tomar
crédito a través del estado.
El nivel de apertura y la debilidad de los estados latinoamericanos frente al poder
económico, afirman Singh y Wolfson (1995), dio lugar a que las consecuencias de las crisis
externas fueran mucho más impredecibles y libradas a la dinámica de los mercados que en
el caso asiático, donde la intervención del estado ayudó a contrarrestar los efectos de estas
crisis, e incluso, según Mamora y Messner (1990), sacar provecho de ellas.
Sobre esto, Huges y Singh (1991) sostienen que fue la integración financiera lo que terminó
por desplazar de sus senderos de desarrollo a los países latinoamericanos quienes, de
acuerdo con Singh y Wolfson (1995), se encontraban abiertos a dimensiones como la
inversión extranjera directa y mercados financieros internacionales. A diferencia del caso
latinoamericano, economías como la coreana se encontraron durante gran parte del

33
En línea con la afirmación de Mereiros y Serrano (1999), Toussaint (2009) agrega que para comienzos de la
década de 1970, el 20% de las exportaciones coreanas se encontraban destinadas a cubrir las necesidades del
cuerpo expedicionario estadounidense.

32
proceso de desarrollo cerrados a los mercados de capitales internacionales, siendo solo el
estado y sus organismos quienes podían tomar prestamos o concederlos. Los mercados
financieros coreanos se encontraban cerrados a la competencia internacional y la inversión
extranjera directa se encontraba limitada y controlada por el estado.
A pesar de las politicas contrarias a los postulados del libre comercio y la no intervención
de la economía, según Toussaint (2009) Corea recibió, en forma de donaciónes
provinientes de los Estados Unidos, un tercio más de la ayuda recibida por Francia durante
el Plan Marshall, un 10% más de la recibida por Inglaterra, y más de doble de lo recibido
por Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos. Fue recién para el año 1967, que Corea
comenzó a tomar capitales bajo el formato de préstamo, y lo hizo principalmente con
instituciones financieras japonesas. Hasta entonces, la ayuda recibida en forma de
donación fue superior a la totalidad de préstamos otorgados por el Banco Mundial a los
países en desarrollo en su conjunto.
Contrario a lo ocurrido en Corea, de acuerdo con Maestro Yarza y Martínez Peinado (2012),
bajo la excusa de la cooperación al desarrollo, se observaron, en América Latina casos de
financiación indiscriminada durante la década de 1970 cuya contrapartida, no solo fue
financiera sino que impuso a los países receptores políticas de desregulación y privatización
de activos públicos rentables y la imposición de socios comerciales, precios, tecnologías,
pautas de consumo, etc.
Mientras que las economías latinoamericanas, como expusimos anteriormente, tomaron
políticas similares a las tomadas por las economías exitosas del sudeste asiático en materia
de restricciones al comercio internacional, las primeras se encontraban mucho más
integradas al sistema de capitales internacional que las del segundo grupo. No obstante,
como expusimos, fueron las economías del sudeste asiático las que, bajo la premisa de
mantener la seguridad regional en el marco de la Guerra Fría, contaron con condiciones
financieras muy favorables en comparación con las observadas en América Latina, y
principalmente en nuestros casos de estudio, Corea y Argentina. Sobre esto, Singh y
Wolfson (1995) afirman que mientras que los países del sudeste asiático no vieron
mermado su acceso al crédito durante la década de 1980, las economías latinoamericanas
sufrieron un grave racionamiento del credito que dio lugar a un masivo éxodo de capitales.
La continuidad del acceso al crédito en el sudeste asiático, a diferencia de América Latina
responde al papel tomado por Japón en la región (Bustelo, 1992) quien, como
mencionamos anteriormente, necesitaba de los mercados del sudeste asiático no solo para
colocar sus mercancías sino también, para abastecerse de materias primas. La estabilidad
económica y política en la región continuó siendo un factor determinante incluso entrada la
década de 1980, aunque ahora, siendo Japón en mayor medida el garante de la misma
(Williamson , 1985).
Para finalizar esta sección, creemos pertinente agregar que el tratamiento diferencial
recibido por parte de los países del sudeste asiático, y más específicamente, por Corea del
Sur, no solo se limitó a los tratamientos ya mencionados, sino que existieron factores en
materia de cooperación militar y técnica que sentaron las bases para el éxito del proceso
de desarrollo34 (Stubbs, 1989). Contrariamente, para el caso argentino, se evidencian
obstáculos impuestos deliberadamente por los Estados Unidos en lo que a avances
técnicos respecta (Sheinin , 2005). Un ejemplo destacable de la intervención

34
De acuerdo con Toussaint (2009), la cooperación en materia militar se destinó, entre otros, a la construcción
de carreteras, puentes y obras de infraestructura en general que contribuyeron a aumentar la productividad
industrial.

33
estadounidense obstaculizando el proceso de desarrollo tecnológico argentino es, de
acuerdo con Sheinin (2005) el evidenciado en las trabas al desarrollo nuclear del país.
Sheinin (2005) y Hurtado (2014) sostienen que los Estados Unidos veían a la Argentina
como un riesgo nuclear, no tanto por la capacidad de producción de armas, sino por la
potencial transferencia tecnológica que ésta podía llegar a hacer hacia la Unión Soviética.
Por otro lado, el desarrollo nuclear estaba ideado como una de las partes traccionadoras
de un ambicioso plan de desarrollo industrial bajo la búsqueda de la independencia
económica.
Consecuencia de la reticencia estadounidense frente al desarrollo nuclear argentino, los
autores sostienen que los Estados Unidos tomaron medidas para evitar que países como
Argentina lograran desarrollar sus programas tecnológicos, aun no siendo la construcción
de armas nucleares una de las metas de estos programas.
Algunas de las presiones llevadas adelante por los Estados Unidos, afirman Hurtado (2014)
y Sheinin (2005), fueron la imposición de tratados contra la proliferación nuclear, trabas a
la transferencia tecnológica, no solo entre países desarrollados y del tercer mundo, sino
también entre estos últimos, impidiendo por ejemplo, la cooperación entre Argentina y
Brasil, llegándose incluso hasta el pedido de Washington del desmantelado total del
programa nuclear en reiteradas ocasiones.
Por último, Sheinin (2005) afirma que las trabas y restricciones al programa nuclear
argentino, pero también aplicable a otros programas de desarrollo tecnológico en países
del tercer mundo, responde más a cuestiones asociadas a las necesidades
estadounidenses durante la Guerra Fría, que a una amenaza real de proliferación de las
tensiones en la región.

En resumen
De acuerdo con Rodríguez Asien (2015), las ayudas económicas especialmente
provenientes de Estados Unidos en un primer momento, y posteriormente también de Japón
fueron factores importantes del éxito proceso de desarrollo de Corea del Sur, y
contribuyeron en buena medida a la capacidad del país asiático para superar los shocks
externos que alejaron del sendero de desarrollo a los países latinoamericanos.
La ayuda económica y tecnológica brindada por los Estados Unidos, y la posibilidad de
acceder a mercados (en un primer momento como un eslabón de la cadena de suministros,
pero posteriormente integrándose plenamente a la estructura del comercio internacional)
permitieron que Corea del Sur llevara adelante un “catch-up” tecnológico que no hubiera
sido posible sin el tratamiento preferencial recibido (Gray, 2014). En contraste, para el caso
argentino, Sheinin (2005) sostiene que, bajo el argumento de evitar la proliferación de
conflictos en la región35, se aplicaron trabas deliberadas para evitar el desarrollo
tecnológico.
En línea con las afirmaciones de Rodríguez Asien (2015) y de Gray (2014), Williamson
(1985) sostiene que como consecuencia de los shocks del año 1979, si Corea del Sur
hubiera pertenecido a América Latina, seguramente hubiera sucumbido ante la crisis de la
deuda, y que esto no sucedió por la ayuda brindada por Japón, e indirectamente por los
Estados Unidos. Contrariamente, América Latina vio su crédito restringido y sus economías

35
Sheinin (2005) argumenta que contrariamente a la afirmación estadounidense de que el desarrollo nuclear
podría desencadenar una carrera armamentística en la región liderada por Argentina y Brasil, lo que en
realidad se observó fue un contexto de cooperación y desarrollo tecnológico con fines no bélicos.

34
debilitadas, dando lugar a la finalización del proceso de desarrollo que se encontraba en
curso.
De acuerdo con Medeiros (1997), las políticas tomadas tanto por Corea como por los
gobiernos desarrollistas de los países de América Latina entre los años 1950 y 1980 no
difieren sustancialmente unas de otras. La principal diferencia de acuerdo con Medeiros, y
como se expuso a lo largo de esta investigación, residen en el tratamiento diferenciado en
cuanto al acceso a los mercados y la financiación.

Resultados de los procesos de desarrollo


A lo largo de esta sección se expondrá y analizará brevemente una serie de variables que
consideramos, servirán para tener un entendimiento, por un lado, de la diferencia en el
tratamiento que cada país y región recibió por parte de los Estados Unidos, y por el otro,
como evolucionaron sus economías a lo largo del período de estudio.

Corea parte de una posición rezagada en relación a los valores de producto bruto interno
per cápita observables en Argentina para 1945, brecha que se mantiene a lo largo de la
primera etapa de análisis, en la que la economía argentina transitó la etapa de
industrialización por sustitución de importaciones. 1974 es el año en que se observa la
mayor diferencia absoluta entre los productos de ambas economías en favor de la
Argentina, situación que se revertirá partir de 1976, cuando la brecha comienza a reducirse
de manera sostenida, para ya en el año 1987 volverse positiva en favor de Corea.

Gráfico 1: PBI per-cápita expresado en dólares Geary-Khamis de 1990

Argentina Corea Paises beneficiados por el Plan Marshall (promedio)

20,000

15,000

10,000
5,000

Fuente: Maddison Historical GDP data.

La inestabilidad del sendero de crecimiento del PBI argentino no encuentra correlación en


su contraparte coreana sino hasta el año 1980, para recuperarse a partir de 1981 y crecer
a una tasa promedio de 6,5% durante el próximo decenio36.
En la evolución del Producto Bruto Interno per cápita, como se observa en el gráfico 1, se
evidencia una fuerte inestabilidad en la economía argentina durante toda la década de
1980. Opuesto a lo sucedido en el caso argentino, al observar el comportamiento del PBI
per cápita, tanto para Corea como para los países beneficiarios del Plan Marshall37,
observamos un crecimiento sostenido a lo largo del período. Desde el momento en que

36
Datos extraídos de la base de datos del Banco Mundial.
37
Lo países incluidos dentro de esta categoría son: Alemania, Francia, Reino Unido, Suecia, Austria, Italia,
Bélgica, Grecia, Portugal, Irlanda, Luxemburgo, Dinamarca, Islandia, Noruega y Suiza.

35
Corea sobrepasa a la Argentina, la brecha entre ambos países no hizo más que ampliarse,
manteniéndose esa tendencia hasta la actualidad. Pero aún más importante, mientras que
Argentina parte mejor posicionada incluso que los países beneficiarios del Plan Marshall
(en promedio), es superada por estos en el año 1951, ampliándose la brecha conforme se
desarrolla la Guerra Fría. Para 1988, la brecha de PBI per cápita de Corea respecto de los
países beneficiaros del Plan Marshall pasa a ser menor que la observada para la Argentina,
manteniéndose esa tendencia hasta la actualidad.
En el siguiente gráfico se observa de manera clara cómo la tasa de crecimiento del PBI per
cápita, para el caso de Corea, creció muy por encima de su contraparte argentina. El
comportamiento observado en cada país permite entender las causas por las que Corea
logro acortar su brecha, en un primer lugar frente a la Argentina, pero también, con el resto
del mundo desarrollado, mostrando un crecimiento mucho mayor al observado, tanto por
los países beneficiarios del Plan Marshall, así como por los Estados Unidos.

Gráfico 2: Variación anual del PBI per cápita

Argentina Corea Paises beneficiados por el Plan Marshall Estados Unidos

10%

8%

6%

4%

2%

0%
1947-1951 1952-1956 1957-1961 1962-1966 1967-1971 1972-1976 1977-1981 1982-1986 1987-1991
-2%

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial y de Maddison Historical GDP data.

Consideramos que una variable que puede dar una buena descripción de la evolución de
la estructura productiva y la generación de conocimiento y capacidades, responde a la
cantidad de patentes solicitadas durante el periodo de estudio.

Gráfico 3: Solicitud de patentes

Argentina Corea

400

300

200

100

0
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991

Fuente: Elaboracion propia en base a datos de la Oficina de Marcas y Patentes de los Estados Unidos (USPTO)

36
Como se observa en el gráfico 3, para el año 1963 Argentina superaba a razón de 9 a 1 a
la cantidad de patentes que las solicitadas por corea en igual año. El estancamiento en la
tendencia a solicitar patentes por parte de la Argentina, combinada con la tendencia
creciente mostrada por Corea, dieron por resultado que 20 años más tarde, el último pasara
al frente. Para el año 1991, Corea superaba a la argentina a razón de 25 a 1 la cantidad de
patentes solicitadas al año. La tendencia observada se mantiene hasta la actualidad.

Gráfico 3: Valor agregado Industrial expresado cómo % del PBI

Argentina Corea

60
50
40
30
20
10
0
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial

Al igual que en los anteriores, el grafico 3 muestra como Corea parte de una posición
rezagada respecto a la Argentina, situación que se revertirá en los últimos años del período
estudiado. Creemos pertinente destacar que si bien una evolución creciente del valor
agregado industrial expresado como porcentaje del PBI no implica desarrollo per sé, sirve
para retratar en buena medida el resultado de los procesos industrializadores de nuestros
casos de estudio.

Gráfico 4: PBI industrial per cápita (expresado en dólares Geary-Khamis de 1990)


10,000

8,000

6,000

4,000

2,000

0
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991

Argentina Corea

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial

En el gráfico 4 se observa cómo, al igual que en todos los casos anteriores, Argentina parte
de una mejor posición en relación a Corea. Conforme avanza el período de estudio, se
observa como la brecha absoluta entre ambos países se incrementa, observándose la
máxima diferencia en el año 1974. A partir de 1974, mientras que el comportamiento del

37
PBI industrial per cápita argentino muestra fluctuaciones, y posteriormente una tendencia
decreciente, su contraparte coreana muestra un crecimiento sostenido, para ya en 1988,
superar a la Argentina.
Creemos que la evolución observada en el gráfico número cuatro puede ser tomada como
una clara señal de la transformación productiva llevada adelante por ambos países, y que
da cuenta del éxito relativo del proceso de industrialización coreano frente al argentino.

Grafico 5: Exportación de bienes y servicios (expresado cómo % del PBI)

Argentina Corea

40.0
30.0
20.0
10.0
-
1960
1961
1962
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
Fuente: Elaboracion propia en base a datos del Banco Mundial

Creemos que la participación de las exportaciones como porcentaje del PBI, si bien no
implica desarrollo per se (en caso de aumentar conforme pasa el tiempo), constituyen un
buen indicador del éxito que cada país tuvo en cuanto a sus objetivos. Desde inicios de su
industrialización, para el caso coreano, y en mayor medida a partir del período desarrollista,
para el caso argentino, la exportación de bienes, y en menor medida, la de servicios,
consistieron en objetivos fundamentales dentro del plan industrializador de ambos países.
Como podemos observar, a partir del año 1965 se observa una clara tendencia creciente
en la brecha entre ambos países, situación que se mantiene hasta la actualidad.
Desde el punto de vista del bienestar de las sociedades argentinas y coreanas, observamos
que para comienzos de la década de 1960 la esperanza de vida de en Argentina superaba
en 12 años a la observable en Corea, lo que logró revertirse 30 años más tarde, tiempo en
el que Corea supero a la esperanza de vida argentina.

Gráfico 6: Esperanza de vida al nacer

Argentina Corea

75

65

55

45
1960
1961
1962
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992

Fuente: Elaboracion propia en base a datos del Banco Mundial

38
Para finalizar, y antes de abordar nuestras conclusiones, creemos apropiado analizar la
evolución de los flujos de fondos para el desarrollo recibidos por nuestros casos de estudio,
con la finalidad de brindar un panorama más amplio sobre los esfuerzos llevados adelante
por parte del primer mundo para acompañar a los procesos de desarrollo de los países
evaluados.

Gráfico 7: Ayuda oficial neta para el desarrollo38


600000000
Argentina Argentina, Brasil, Chile y Uruguay Corea
400000000

200000000

0
1960
1961
1962
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
-2E+08

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial

Como se observa en el gráfico número 7, entre los años 1961 y 1968, Corea recibió como
ayuda oficial neta para el desarrollo, en promedio, un 61% de lo recibido en conjunto por
los países del cono sur. A partir del año 1969, y hasta 1981, Corea recibió en promedio un
119% de lo recibido por el mencionado conjunto de países.
La evolución de esta variable nos permite afirmar que existió un claro patrón en el destino
de la ayuda oficial para el desarrollo en favor de Corea. Especialmente si se la compara
con la ayuda recibida individualmente por la República Argentina, pero también si se realiza
este análisis a nivel del Cono Sur.
Aún más claro se puede observar el tratamiento diferenciado al evaluar la ayuda ofician
neta en dólares por habitante, como se puede visualizar en el Gráfico número 8

38
La Ayuda Oficial para el Desarrollo consiste en préstamos y concesiones por parte de agencias oficiales
miembros del Comité de Asistencia para el Desarrollo (DAC por sus siglas en inglés) e instituciones
multilaterales con el fin de promover el desarrollo económico de los países receptores. Para mayor
información ver Http://datos.bancomundial.org

39
Gráfico 8: Ayuda oficial neta para el desarrollo per cápita (expresada en dólares Geary-
Khamis de 1990

Corea Argentina

15.00

10.00

5.00

-
1960
1961
1962
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
(5.00)

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Banco Mundial y de Maddison Historical GDP data.

40
CONCLUSIONES

Como se expuso a lo largo de esta investigación, luego de la finalización de la Segunda


Guerra Mundial, y en el marco de la política de contención del comunismo, la región
euroasiática, y más específicamente, el sudeste asiático, constituyeron una zona de alta
importancia geopolítica para los Estados Unidos. Las tensiones entre las superpotencias
dieron lugar a una serie de políticas de fortalecimiento regional en el sudeste asiático,
impulsadas por los Estados Unidos que, por cuestiones de importancia estratégica, no se
evidenciaron en países de América Latina. Ante la posibilidad por parte de Estados Unidos
de abastecer las necesidades de Europa sin la necesidad de recurrir a la producción
primaria de los países latinoamericanos en un primer momento, y posteriormente con la
amenaza de expansión comunista en la región controlada mediante el fortalecimiento de
las fuerzas armadas locales, los Estados Unidos limitaron su accionar a contener los
movimientos nacionalistas y garantizar la rentabilidad de sus empresas, dejando de lado
las necesidades reales que enfrentaba la región de cara a sus procesos de industrialización
e inserción internacional.
Por otro lado, la ausencia de una potencia media39 capaz de liderar el proceso de desarrollo
regional, como sí ocurrió en sudeste asiático a partir de la década de 1970 por parte de
Japón, contribuyó a que la región se encuentre mucho más vulnerable a los vaivenes de la
economía internacional y a las voluntades de los países centrales. Por el otro, el ya
mencionado tratamiento diferenciado que ambos países tuvieron por parte de los Estados
Unidos, no hizo más que obstaculizar el sendero hacia el desarrollo de las naciones
latinoamericanas, mientras que para el caso del sudeste asiático, se observó la situación
opuesta.
Por lo expuesto, estamos en posición de afirmar que no existió una intención de llevar
adelante un proceso de “desarrollo por invitación” por parte de los Estados Unidos en la
región latinoamericana, como sí ocurrió en los países del este y sudeste asiático, y sostener
además que existió un plan de “exclusión al desarrollo” producto de las necesidades
geopolíticas y económicas de los Estados Unidos en la región.
Creemos pertinente remarcar nuevamente que no pretendemos imputar a la situación de
“exclusión al desarrollo” evidenciada en América Latina la totalidad de la responsabilidad
frente a los resultados de los procesos de desarrollo de sus países. Por el contrario,
diferencias estructurales, culturales e idiosincráticas presentes en los países que integran
cada región, y que escapan a los alcances de esta investigación, pudieron ser tan
influyentes como los expuestos a lo largo de este trabajo, aunque creemos que la situación
de exclusión evidenciada, condicionó de manera determinante el resultado del proceso de
desarrollo, y que esta debería ser considerada como un factor de relevancia por la literatura
especializada. Commented [d1]: Pegar una revisada final a que todo esté bien
citado bibliográficamente. Fijate acá que todo se acomode a esto:
http://www.uces.edu.ar/biblioteca/Citas_bibliograficas-APA-
2015.pdf

39
Si bien Brasil es considerada una potencia media dentro de la región, consideramos que este no se
encontraba en condiciones de adoptar un papel similar al tomado por Japón en el sudeste asiático durante las
décadas de 1970 y 1980 debido a que, como señala Toussaint (2003), se encontraba altamente endeudado, y
con su estructura productiva aun rezagada, en términos relativos, respecto de los países desarrollados.

41
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