Cuento de Anthony

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

UNA TRISTE HISTORIA, EN UNA NOCHE TRISTE

A las nueve de la noche el doctor Mendosa, unos técnicos y su asistente se disponían a


cerrar el policlínico, saliendo se encuentran con un anciano indigente de edad avanzada
siendo golpeado por unos delincuentes, brioso el doctor y uno de sus técnicos más
confiables lo ayuda rápidamente ahuyentando a los delincuentes, lo ingresan al
policlínico y el anciano pregunta ¡Por que me ayudan!, ¡no merezco su ayuda!, El
doctor pregunta al anciano que por que estaba allí tan solo; siempre estoy solo doctor
respondió, no llame a la policía solo necesito descansar un poco, Doctor puede escuchar
la historia de un triste anciano. El galeno asintió con la mirada y una sonrisa y el
anciano comenzó.

Fue hace mucho tiempo, cometí muchos errores en la vida, me sentía solo, angustiado y
no veía salida; y ahí estaba él, un muchacho de apenas 13 años de edad solo como yo,
tan descuidado que ni calzado tenía entonces. Me acerque a él, le pregunte porque
estaba allí en plena avenida Dolores, ya el ocaso se ponía para que un niño este solo; me
miro compungido, y con una vos suave dijo que me marchara, que no lo molestara más.
Me retire más allá como a media cuadra y lo vigile para que nadie pudiera hacerle daño,
sentí que debía cuidarlo, pues el me recordaba la niñez tan dura que tuve.

Ya cuando la Luna se puso por encima me acerque, el niño lloraba, y tenía frio se le
notaba por que restallaba los dientes uno contra otro; firmemente le pregunte su nombre,
Max señor, Max es como solían llamarme mis padres, ahora no lo pueden hacer y no
quiero ir a uno de esos albergues, estoy solo ya no tengo familia, tengo mucho frio y
hambre. De mi bolsillo saque el panecillo que era todo lo que tenia para comer hasta el
día siguiente, se lo ofrecí, del mismo modo me quite el raído saco que traía puesto y se
lo puse; lo acompañe hasta que el alba nos echó del sueño.

Desde ese día fue mi mejor amigo Lucas y Emilio.

¡A despertarse! Lucas ya es un nuevo día, hoy es el día en que ganaremos mucho


dinero.

Cada día era igual nos despertábamos muy temprano a limpiar autos en la avenida
Dolores donde nos conocimos, para ir luego a la avenida los incas y seguir lavando
autos, pero aprovechábamos para comer en la carretilla de la señora Elisa que preparaba
unos ricos sándwiches de pollo, ya con la pansa llena y el corazón contento íbamos
cantando de microbús en microbús; muchacho provinciano, el arbolito, amor de verano
y muchos más. Ya en la noche dormíamos en un cuarto abandonado, era pequeño, pero
para nosotros era nuestra guarida secreta con una cama pequeña para que el niño
durmiera. Y cada domingo por la noche salía hacia Ciudad Municipal a ver a mi
pequeño hermano y mi madre para dejar un poco del dinero que podía compartir con
ellos, de seguro no sabían quién era yo.

Un tiempo después una mañana fría, Lucas se levantó muy temprano a cachuelear por la
avenida, cuando me di cuenta trate de alcanzarlo, en el camino escucho por la radio,
¡incendio en la etapa 3 de Ciudad Municipal!, Lucas me saluda y un auto lo enviste.

Yo preferí ir por mi familia, que ayudar a mi hijo Lucas ¡No merezco perdón ni ayuda!

Cuando llegué a Ciudad Blanca ya no podía hacer mas lo perdí todo, y no volví a ver a
Max desde ese entonces.

De entre los galenos sale el técnico más confiable del doctor miro a Emilio y le
respondió, Yo no te tengo rencor, pero si sentiría desprecio si no hubieses ido a tratar de
ayudar a tu pequeño hermano, siempre fuiste como un padre para mí.

Emilio con sorpresa y un rostro lleno de júbilo, puso su mano en el hombro de Max y
dijo. Jamás en mi vida creía que había hecho algo bueno, te amo hijo, y siempre quiero
que seas feliz, siempre actúa con tu corazón y nunca dejes de sonreír; esas son las
ultimas palabras que este viejo feliz le deja a su hijo como su padre antes de irs….e.

También podría gustarte