Ensayo La Metafísica de Las Costumbres

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La Metafísica de las Costumbres, Kant

Vicente Astudillo Acevedo


Profesor Andrés Stark
CORE: Ética
10 de octubre de 2019
Emmanuel Kant desarrolla una teoría filosófica y ética que marca profundamente el
pensamiento racional y social, dejando huellas y cimentando las bases de lo que componen hoy
en día las discusiones éticas.
Para dar respuesta a las principales preguntas que motivan el presente ensayo, es necesario
aclarar puntos básicos de cómo Kant visualiza a los seres humanos, desde la percepción, su
conciencia, y las inclinaciones que lo definen naturalmente a captar el mundo de cierta forma.

Kant señala que, como seres humanos, poseemos y compartimos una estructura física y
mental que nos capacita a ver y percibir las cosas de una misma forma, idea que nace de una
célebre frase atribuida a él: “Las cosas no son lo que son, sino lo que somos”.
Respecto a esto, los seres humanos divisamos las cosas de una misma forma, en base a lo que
somos intrínsecamente, por lo que vemos las cosas como lo condicional y objetivamente
existente.
No obstante, el ser humano busca lo incondicional, que se refleja en sus inclinaciones naturales y
pasionales, que lo llevan a pensar y desear algo de forma inconsciente e incontrolable.
Las cosas, presencias, comentarios: elementos cotidianos de nuestra existencia, nunca nos
entregan un sentir categórico de certeza; el único momento y lugar donde los seres humanos nos
sentimos en contacto con el absoluto, es en nosotros mismos: es en la conciencia moral.
La conciencia moral se establece como el conocimiento previo que todos tenemos sobre lo
que está bien y mal. Existe de manera absoluta, por lo que se compone como la voz de nuestro
pensamiento.
La voz de la conciencia guía nuestra percepción del mundo, por lo que actuamos conforme a
ella. Para Kant, actuar en conciencia significa meramente actuar conforme al deber, siendo esto
establecido como una máxima del ser humano. Es por ello que la ética nos saca de nuestra
naturaleza, nos lleva a actuar contra nuestras inclinaciones naturales, sometiéndonos al deber,
que distingue entre lo bueno y lo malo.

Al someternos al deber que nos expresa nuestra conciencia moral, esta actúa como un mediador
en nuestro actuar. Sin la fórmula que Kant propone, y que señalaré más adelante, la conciencia
moral permite la existencia de una libertad del ser para obrar éticamente o no:
“La libertad es solo una facultad; la posibilidad de apartarse de ella es una
incapacidad”. (pág. 34)

Surge así una ponderación entre inclinaciones naturales y nuestra propia racionalidad, que
se conforma en la voz del deber que nos lleva o no a realizar una acción.
En la actual sociedad, la gran mayoría de las acciones humanas se realizan en función de
sus consecuencias y la utilidad que se nos proveerá. Kant, en su teoría, plantea que aquello que
es intrínsecamente e indiscutiblemente bueno, es la buena voluntad, que consiste meramente en
la intención de hacer el bien, independiente a sus resultados.
El valor moral que posee una acción se mide en virtud de la intención de la voluntad, que
necesariamente debe ser desinteresada. Por ejemplo, salvar a alguien que se está ahogando,
independiente a quien sea: Si es Trump, y dejándolo morir paramos la guerra en el mundo, no
importa, porque estaríamos actuando en favor de los resultados, y no en virtud de nuestro deber,
por lo que necesariamente debemos salvarlo.
Aquí se forma la fórmula de Kant para saber si estamos efectivamente obrando bien. Esta
fórmula es el imperativo categórico, y es el deber expresado en un mandato normativo, tanto
legal como moral, para actuar siempre conforme a la máxima que expresa.
Kant señala que, bajo una mirada mercantil de la vida, hacer el bien no tiene lógica, porque
estaríamos buscando en virtud de la utilidad.
La presión normativa que se deduce de la existencia de este deber, facultado en el
imperativo categórico y que surge de nuestra conciencia, nace de nuestra conciencia y se basa en
la razón de uno mismo; no en si alguien puede pillarnos o no mientras realizamos aquel acto
contrario a moral. Es nuestra propia conciencia moral la que nos somete a presión. Esto se refleja
en la siguiente cita:

“(…) los hombres, como seres naturales racionales, que son suficientemente impíos
como para poder tener ganas de transgredir la ley moral, a pesar de que reconocen
su autoridad misma y para, aunque la sigan, hacerlo sin embargo a disgusto
(resistiéndose a ello su inclinación), siendo en esto en lo que consiste propiamente
la coacción”. (pág. 229)
En conclusión, la visión de Kant pone como valor supremo de la ética el deber, a
diferencia de la línea de pensamiento puramente aristotélica, que pone como máxima y fin a la
felicidad. Esto produce que Kant quite de la teoría filosófica y práctica el sentido de utilidad de
los actos. Quita la existencia del utilitarismo y, por tanto, relativismo en el diario actuar de la
vida. Es interesante porque, al menos teóricamente, elimina los actos interesados en virtud de
nuestra propia conciencia moral, y por tanto de nuestro cotidiano actuar racional.
Muy Mal Suficient Bien Muy bien
mal (3,0- e (5,0- (6,0-7,0)
(2,0- 3,9) (4,0-4,9) 5,9)
2,9)
Apoyo en el texto (citas y
referencias bibliográficas)

Responde
interrogante/
pregunta
pertinentemente

Comprensión íntegra
del texto
Unidad y
Coherencia (continuidad
en el hilo argumentativo)

Aporte personal
(aproximación crítica
bien fundamentada)

Claridad y precisión
en la exposición de
las ideas

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