La Puntualidad

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La puntualidad

El tiempo es un tesoro. Se dice que es lo más valioso que se tiene que vale oro… la puntualidad es
el valor que aplicamos para cumplir nuestras labores y responsabilidades en el tiempo preciso. Es
una virtud valiosa en todas las etapas de nuestra vida, debido a que desde pequeños y a medida
que vamos creciendo alcanzamos una mayor responsabilidad, donde la puntualidad se convierte
en una obligación.

Es un buen hábito que se crea a base de disciplina, organización y planificación, que se enseña con
el ejemplo y se aprende con la práctica. La puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con
facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, y la planeación de nuestras tareas. Si
una persona es puntual, es organizada, porque ordena mejor sus tiempos; logra hacer y terminar
cada actividad en el tiempo preciso. El llegar a tiempo a las citas, reuniones y demás labores y
compromisos proporciona seguridad y permite terminar lo que se comienza. Ser amigo del reloj
evita el sentimiento de apuro y culpa, además que genera estrés y ansiedad.

Un aspecto importante de la puntualidad, es concentrarse en la actividad que estamos realizando,


procurando mantener nuestra atención para no divagar y aprovechar mejor el tiempo.
Imaginamos, recordamos, recreamos pero en realidad el tiempo pasa tan de prisa, que cuando
“despertamos” y por equivocación observamos la hora, es poco lo que se puede hacer para
remediar el tiempo perdido.

El no ser puntual siempre, es muestra de desinterés, desconsideración y desorden de como


manejamos el tiempo y de cómo organizamos nuestras actividades, crea poco a poco la perdida de
la formalidad.

La puntualidad es valor importante e indispensable para nuestro vivir, siendo aplicado en los
distintos ámbitos, ya sea educativo, laboral, en lo familiar, en nosotros mismos. Para tener éxito
en la vida, uno de los puntos fundamentales a considerar es el de ser puntuales. Se trata antes que
nada, de una actitud de respeto hacia los demás, de consideración por el tiempo de los otros, es
una muestra de buena educación. Estar a tiempo, cumplir con el compromiso, asumir una
responsabilidad, es mostrar a los demás que somos confiables. Esto aporta a nuestra personalidad
el valioso sello de “merecedores de confianza”. Somos capaces de ejecutar tareas y llevarlas a
buen término, porque mostramos interés y madurez, tenemos lo que hace falta, carácter, orden y
eficacia. Nadie confía en una persona impuntual, va perdiendo de a poco la confianza de todos lo
que lo rodean.

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