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Otro aspecto a tener en cuenta lo plan- Pero, ¿quién nos garantiza que toda
tea Tozzi (1989, 18) al considerar, dentro la didáctica de la filosofía es filosófica?
de la misma línea teórica, que «es la filo- ¿Y que toda la filosofía implica una con-
sofía la que ante todo interpela a la di- cepción educativa? Así, ¿no deberíamos
dáctica en su fundamento», porque, tratar de encontrar una didáctica especí-
añade, «no hay didáctica [de la filosofía] fica y de comprender las razones de su
sin filosofía de la educación, al menos necesidad?
implícita, por ejemplo, sin dimensión
axiológica». ¿No hay didáctica de la filo- 2. ¿Cuál es la relación entre la
sofía sin filosofía de la educación?, pre-
filosofía y su enseñanza?
guntamos nosotros. O, como dice Joannes
Intentemos analizar las posiciones an-
(1986, 105), adoptando ahora una posi-
teriores. Ferreira (1990, 56) considera que
ción crítica: «¿No se puede ser filósofo
«la filosofía sobrepasa con mucho el pro-
sin ser, al mismo tiempo, filósofo de la
blema de su enseñabilidad». Efectivamen-
educación?». Éste es el primer problema.
te, mucha filosofía ha sido hecha sin la
preocupación de tener que ser enseñada,
2.ª cuestión: ¿Cómo articular esto con y no toda la filosofía se consigue enseñar
el hecho de que se llame filosófica a la y hacer aprender. Hay particularidades
didáctica de la filosofía? del pensamiento que difícilmente pueden
ser comunicadas, o que, sometidas a di-
Según estos autores, que adoptan una versas interpretaciones, pierden rigor.
idea muy generalizada, sin filosofía de la Además, si durante muchos años la en-
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do, como es, filosofía, radica en la aprendida sin que se cuestionase si era
dimensión axiológica de la filosofía. De enseñable, no parece que haya una coin-
este modo, la didáctica depende de la fi- cidencia necesaria entre la filosofía y su
losofía porque, teniendo siempre que ba- enseñanza.
sarse en ella —en términos axiológicos y
etiológicos— y dependiendo de ella, en No estando garantizado el isomorfis-
términos teleológicos, su origen y su fin mo entre la filosofía y su enseñanza, ni
están en la filosofía. Luego, todo lo que estando demostrada la inherencia, a la
es filosófico en la didáctica de la filoso- filosofía, de su didáctica específica, ¿cómo
fía, se lo debe a la filosofía: del mismo se puede afirmar la naturaleza filosófica
modo que todo lo que en ella es educati- de la enseñanza de la filosofía? Dicho de
vo, ya se trate de medios o de fines, no otro modo: ¿cómo conciliar esa afirma-
sólo se lo debe a la filosofía sino que, ción con el hecho de que todos conozca-
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mos a profesores que enseñan una filoso- ya que su objeto y su método, por ser
fía tan desprovista de espíritu filosófico filosóficos, obligaban a ello, haciendo in-
que los alumnos no sienten la menor necesaria la didáctica específica, o bien,
atracción por ella? ¿Y cómo comprender no presentando especificidad, es una in-
que otros docentes, en ésta o en otras tromisión abusiva, una presunción, diga-
asignaturas, hagan del acto de enseñar y mos, «pedagogista», venir a hablar ahora
de aprender una entusiasta tarea de aná- de una didáctica específica. Así, la pri-
lisis, de pensamiento y de debate? Ya que mera posición es inútil y la segunda con-
no es posible ignorar casos encuadrados traproducente.
en los dos grupos, ¿no estaremos ante un
error de diagnóstico? ¿No estaremos ante 3. ¿Por qué una didáctica especí-
una noción deficiente de lo que son las fica?
relaciones entre la filosofía y su ense- Creemos que puede legítimamente de-
ñanza? cirse que la filosofía tiene en sí misma
su didáctica. Santiuste y Velasco (1984,
Parece que hay aquí una forma de ino- 119) consideran que «la filosofía es su
cencia en relación a los problemas que se propia pedagogía», y Santos (1974, 30)
plantean con la enseñanza de la filoso- habla de «coincidencia profunda de la fi-
fía. Que es, no obstante, diferente de esa losofía con su pedagogía y de la pedago-
otra inocencia que hizo que se utilizase gía con su filosofía». Carrilho (1987,
en la filosofía una didáctica idéntica a la 14-15), por otros caminos, afirma algo
de las demás disciplinas, a pesar de sa- idéntico al considerar «que el alcance
berse que se trataba de un dominio espe- (…) de la enseñanza de la filosofía se
cífico. relaciona con su singular poder de
problematización». O sea, en su poder
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1989; Izuzquiza, 1982; Santiuste & tión: ¿qué es lo que, en términos históri-
Velasco, 1984; Marnoto, 1990; Pombo, cos y filosóficos, ha impedido que la
1990; Quintás, 1991, etc.). didáctica de la filosofía sea filosófica?
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detectamos la intención de formar sirvién- de la filosofía, y por qué sólo ahora están
dose de la filosofía. apareciendo estudios y debates sobre la
necesidad de una didáctica específica para
¿Y cuál ha sido este impedimento en esta asignatura? ¿Será el resultado de
términos filosóficos? Diríamos que la au- una dinamización de las cuestiones pe-
sencia de eso mismo, es decir, de lo que dagógicas en nuestro tiempo? Tal vez,
define, por la actividad, lo específicamen- pero, entonces, ¿qué acción ha tenido la
te filosófico; además de la preocupación filosofía en esta evolución? Formulemos
doctrinal y formativa, mediante conteni- la pregunta de otra manera: ¿qué ha he-
dos seleccionados, y servida por un méto- cho la filosofía por su enseñanza, qué obli-
do básicamente didáctico-comunicacional. gaciones específicas, es decir, filosóficas,
O sea, una filosofía ex datis, según la le ha impuesto a quienes la enseñaban y
expresión de Kant (1988, 2001), que no a quienes la aprendían?
permite ir mucho más allá de un conoci-
miento histórico; o la asimilación de cier- Y, por otro lado, si la cuestión es filo-
tos problemas, autores y soluciones al sófica, ¿por qué sólo nos fijamos en ella
servicio de determinadas ideas «for- ahora, después de la evolución pedagógi-
mativas». ca moderna? Si la didáctica de la filoso-
fía ha alcanzado —o recuperado— el
Este tipo de enseñanza de la filosofía, estatuto filosófico como consecuencia de
dudosamente filosófico, que condiciona a la evolución pedagógica, y si se
profesores y a alumnos, ha impedido, ante reencuentra, así, lo específico de la filo-
todo, que los futuros profesores lleguen a sofía, ésta pasa a depender de factores
ser lo que podrían llegar a ser, porque motivacionales, de nuevos métodos, de
sus profesores ya les impidieron un efec- una inversión en la posición y en la fun-
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ca, contestaremos que sí. Pero, no obs- Pues bien, esto respecta a una dimen-
tante, son otras las razones que nos per- sión pedagógica fundamental, en la que
miten hacer esta afirmación. radica el aprendizaje, y que es su razón
de ser: el yo. Como individualidad, en
Es cierto que la filosofía es proble- sus condicionantes intrínsecas y frente a
matizadora, y el método pedagógico para la situación que lo sustenta; o sea, el yo,
hacer que se aprenda deberá respetar punto de partida y razón de toda la acti-
esta vocación, transformándola en capa- vidad educativa. Si relacionamos estos
cidad en los alumnos. Si no lo hace, se aspectos con la problematicidad del pro-
limitará a transmitir problemas que otros blema, al que acabamos de hacer refe-
han tenido y que han resuelto, es decir, rencia, ¿qué obtenemos? No sólo
inhibirá a la filosofía, la desproblemati- obtenemos que esta relación adquiere un
zará. No hay duda de que podemos ense- significado particular en la filosofía, sino
ñar y transmitir problemas filosóficos. también que es exactamente el alfa y
Esto es lo que hacemos cuando enseña- omega de su enseñanza y de su aprendi-
mos historia de la filosofía, o un filósofo zaje.
en particular, o cuando abordamos pro-
blemas como el de la Predicación, el de No podemos eludir esta cuestión: la
los Universales, etc. Pero, presentados dimensión específica de la filosofía se
así, corren el riesgo de dejar de ser pro- basa en la problematicidad que consiga
blemas. Podrán ser buenas reproduccio- captarse en una determinada situación.
nes descriptivas, o hasta reformu- Y como ésta depende del individuo y de
laciones, pero no cuestiones reales, en su capacidad para intuir el problema,
el sentido filosófico de este término. Por- para querer enfrentarse a él, analizarlo
que los problemas, como dice Dewey y ser capaz de superarlo, ésta es,
(1913, 48), lo son o no lo son. Y lo son globalmente, en última instancia, una
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cuando ponen a las personas frente a cuestión pedagógica. Desde esta perspec-
situaciones que necesitan resolver; son tiva, los problemas, en principio, no son
algo que «encontramos [y] que nos in- filosóficos. Pueden serlo. O mejor dicho,
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tercepta el camino», como decía Bergson pueden serlo si, por la tarea específica
(1963, 1309). que seamos capaces de generar, o por una
particular relación educativa, consegui-
Siempre que les falte ese elemento mos que lleguen a serlo. Es decir, lo que
efectivamente motivador que se encarna podamos hacer de ellos en términos filo-
en el individuo, y que es indispensable sóficos depende esencialmente de quién
para que el problema funcione como tal los sienta y de cómo los aborde y resuel-
problema, lo problemático no resulta. Aun va. Pues bien, esto es pedagógico en el
a riesgo de ser redundantes, diremos que pleno sentido de la palabra.
no hay problema sin individuo ni sin
problematicidad, y que es en los indivi- Por este motivo, no es posible confun-
duos en donde ésta encuentra su géne- dir los contenidos filosóficos dignos de ser
sis, su alimento y su superación. enseñados con:
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— la actividad filosófica que su apren- tividad filosófica, ya que los medios utili-
dizaje puede determinar; zados no son diferentes a los que la filo-
sofía usa en su producción. Y la
— y la problematización filosófica que evaluación, si quiere ser fiel a la inten-
se pueda producir a partir de pro- ción, no sólo deberá incidir sobre el pro-
blemas y de situaciones concre- ducto final, sino también sobre cómo se
tas, sin olvidar los contenidos a realizó.
adquirir.
Lo mismo sucede, con mayor razón,
En el primer caso, hay contenidos cuya en el tercer caso. En éste, interesa que el
enseñanza es indispensable, y deberá ha- alumno piense de hecho, motivadamente,
cerse con el rigor que exigen. No se pue- sobre situaciones problemáticas concre-
de decir, sin embargo, en este caso, que tas. Y que, a partir de ahí, haga un en-
la filosofía lleve en sí su didáctica, por- cuadre progresivo —por referencias
que ésta no se distingue de la utilizada históricas y sistemáticas— en categoriza-
en otras asignaturas, ni implica una ac- ciones y formalizaciones filosóficas. En
tividad filosófica específica. este caso, más que en cualquier otro, la
determinante del proceso está en el alum-
No obstante, si se trata de producir no, en su motivación, en sus capacidades
actividad filosófica a partir de conteni- racionales. Sin olvidar la función del pro-
dos a enseñar y a hacer aprender, o de fesor, también determinante, pero con for-
enseñar utilizando la actividad filosófi- mas de actuación diferentes de las
ca, y a partir de ésta, la situación ya anteriores, lo que confiere a esta moda-
presenta particularidades que tendremos lidad pedagógica características parti-
que analizar. culares.
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Podemos decir, en estos dos casos, que constitutiva. Es, pues, difícil, concebir
la filosofía lleva en sí misma la didácti- cualquiera de ellas, en la plenitud de sus
ca, porque, por su naturaleza, exige un posibilidades, sin una relación funcional
tratamiento específico. Efectivamente, no con la otra, por lo menos en potencia.
es necesario buscar fuera de la filosofía
los métodos o procesos a utilizar para re- Desde esta perspectiva, adquiere nue-
solver los problemas planteados, pero, en vo significado la citada idea (cf. Santos,
este caso, se identifican con los utiliza- 1974; Santiuste y Velasco, 1984) de que
dos en las otras disciplinas. Podemos in- hay una coincidencia natural entre la fi-
cluso decir que son éstos los instrumentos losofía y su pedagogía, e, inversamente,
más adecuados, los que reproducen el entre la pedagogía y la correspondiente
modo de ser filosófico y, simultáneamen- filosofía. Así, si es cierto que la filosofía
te, vivifican a la filosofía; o, incluso que, tiene, en sí misma, su pedagogía, depen-
en estos casos, puede haber un isomor- diendo ésta de aquélla porque radica en
fismo entre la filosofía y los modos de su especificidad, la pedagogía, a su vez,
hacerla aprender. obliga a la filosofía que se enseña y apren-
de a obedecer a su vocación pedagógica
Pero esto, si confirma que la filosofía más profunda. Y ¿qué vocación es ésta?
tiene en sí misma su didáctica, no garan- Que la filosofía sea, de hecho, filosófica,
tiza que la tenga siempre, ni en todas las valga el pleonasmo; lo que sólo se obten-
situaciones. Tal vez podamos decir que
drá, sin embargo, mediante ciertas con-
la didáctica específicamente filosófica
diciones previas de carácter pedagógico.
aparece en la filosofía cuando se cum-
Diciéndolo de otro modo: la filosofía sólo
plen ciertas condiciones. Y éstas son es-
tiene en sí su pedagogía cuando es, efec-
tablecidas y exigidas, por otro lado, por
tivamente, filosófica; o sea, cuando crea
una razón pedagógica que vale para múl-
condiciones para que los factores que son
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tos históricos. Aquéllos son conocimien- berá estar la solución: en suma, el nú-
tos a partir de principios (ex principiis); cleo de la cuestión reside, pues, en la
éstos, conocimientos a partir de datos (ex naturaleza de la operación intelectual que
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datis) (Barata-Moura, 1972, 35-37). Pero el sujeto realiza. Siendo así, podemos pre-
«un conocimiento puede proceder de la guntarnos si la ratio cognoscendi estará
razón y ser histórico, cuando, por ejem- en condiciones de resolver el problema,
plo, un simple literato aprende los pro- ya que el que aprende puede limitarse a
ductos de una razón ajena: su aprender los productos históricos de esa
conocimiento de esos productos de la ra- ratio.
zón es, así, simplemente histórico» (Ba-
rata-Moura, id., ibid.), una vez que «un La cuestión no reside aquí; en reali-
conocimiento puede ser objetivamente fi- dad, atraviesa todo el campo que va de
losófico y, no obstante, subjetivamente la filosofía a la no-filosofía, y viceversa.
histórico, como es el caso de la mayoría En la capacidad que, subjetivamente, un
de los escolares y de todos los que nunca conocimiento tiene de ser racional o de
alcanzan más lejos que la escuela y se ser histórico radica la diferencia entre la
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que necesario. E impedirá no sólo la com- imposible resolver este problema desde
prensión del problema, sino también la dentro de la perspectiva clásica de la en-
misma constitución de una didáctica filo- señanza de la filosofía, que se basa, o en
sófica. Podemos, como hemos visto, la transmisión de los contenidos o en el
cuestionarnos muchas cosas en relación desarrollo de éstos.
a la filosofía dejando intacta su didácti-
ca. Pero cuando se plantea el problema Los que lo hacen, niegan el problema
de la enseñabilidad de la filosofía, la cosa porque no consiguen entenderlo a partir
cambia. No hay duda de que este proble- de la perspectiva clásica que adoptan, y
ma, desde el momento en que empieza a de la que, por una cuestión de respeto
ser cuestionado, se convierte en un pro- por los principios filosóficos, piensan que
blema filosófico, pero hay un momento no deben salir. Pero el problema de la
en que esto tiene lugar. Esta cuestión, al enseñabilidad ha radicalizado la cuestión
poner en causa la misma posibilidad de y ha situado todo lo demás en la sombra;
la enseñanza, implica un cambio cualita- o sea, todo lo que hasta ese momento ha-
tivo porque exige una perspectiva inver- bía estado integrado en la didáctica clá-
sa. Desplaza la cuestión hacia fuera de sica y se había resuelto a partir de ella.
la filosofía, más exactamente hacia la es- Ésta, no obstante, se ha quedado al mar-
fera de un espíritu filosófico que crea con- gen de la propia filosofía, porque la pre-
diciones a la propia filosofía. Y que, por ocupación es enseñar los productos
una actividad que sin cesar la vitaliza, filosóficos. Y aquí los problemas a resol-
hace la separación entre la filosofía ex ver son los de la claridad y rigor de los
principiis y la filosofía ex datis, mante- términos y de las ideas, los de la estruc-
niendo la distancia o diferencia cualitati- tura y orden de la exposición, y, obvia-
va entre las dos. mente, los de la fidelidad al pensamiento
producido.
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O no lo son por los métodos pedagógicos condición del pensamiento, que piensa y
clásicos. Se hacía referencia a los proce- se piensa a sí mismo.
sos, pero los alumnos no estaban obliga-
dos a utilizarlos para saber filosofía. Por el mismo tipo de razones, la ense-
Cuando la misma enseñanza de la filoso- ñanza de la filosofía, después de la pro-
fía empezó a cuestionarse, indagando no blemática de la enseñabilidad filosófica,
ya lo que debía enseñarse de la filosofía, tendrá que ser otra cosa, a no ser que
sino si la filosofía era enseñable, la for- quiera entrar en contradicción con lo que
mulación dilemática del problema llegó a dice enseñar y hacer aprender. Ya no se
la radicalización de negarle a la filosofía trata de saber si la filosofía es legítima y
su enseñabilidad. si enseñarla es útil, problema que sólo
los ignorantes de filosofía se pueden en
También en este caso la inclinación al verdad colocar, sino si esta experiencia
radicalismo era señal de falta de madu- es comunicable y si es enseñable el mé-
rez. La integración de la cuestión de la todo que permite entrar en su proceso de
enseñabilidad filosófica en la problemá- producción, y si son enseñables sus pro-
tica general de la filosofía no altera esta ductos en función de ese método y en de-
perspectiva, sino que la enriquece pendencia de él.
cualitativamente. Todo es filosofable,
como dice Aristóteles, y también lo es, Como es indudable que la filosofía ha
por lo tanto, la enseñabilidad de la filo- sido enseñable antes de que plantease el
sofía. Pero sólo después de que la problema de su enseñabilidad —pues se
enseñabilidad ha surgido como problema. ha enseñado y aprendido durante siglos—
O sea, los presupuestos que el problema y como es evidente que es útil, —pues
de la enseñabilidad suscitó no se encuen- siempre se ha hecho sentir su necesidad—
tran en el campo filosófico que le es «an- el problema de la enseñabilidad es otro
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que a través de una perspectiva meto- sofía y su enseñanza son y han sido de la
dológica que tenga en cuenta los modos, misma naturaleza. Lo que no es verdad.
y sólo después los contenidos, o que ten- No lo han sido y lo serán sólo en ciertas
ga en cuenta que éstos dependen de aqué- condiciones. Además, como la autora ci-
llos, o después de la acción formativa de tada reconoce (Ferreira, ibid., 56), la fi-
los métodos de la racionalidad filosófica losofía sobrepasa la cuestión de la
en que es indispensable que los alumnos enseñabilidad, porque no es posible
se inicien. «didactizar toda la filosofía», ya que «la
didáctica de la enseñanza-aprendizaje no
5.3. Doble perspectiva y filosofía de la agota la globalidad del filosofar». O sea,
educación se presupone una distinción entre la filo-
sofía y su enseñanza-aprendizaje, que
De aquí la necesidad de una perspec-
transforma a ésta en un mero y eventual
tiva simultáneamente filosófica y peda-
complemento de aquélla. ¿Cuándo se ha
gógica, que se base en la interrelación
producido la identificación de la enseñan-
que las une y que las constituye. Sólo za clásica con la filosofía como ejercicio?
vemos que la enseñanza de la filosofía Y, contando con que se haya producido
está desvitalizada cuando nos situamos en el profesor, ¿cuándo se ha producido,
en la perspectiva simultánea de la acti- de hecho, en el alumno? Se trata, pues,
vidad filosófica, que obliga a hacer una de una coincidencia improbable.
problematización efectiva; y de la doble
exigencia pedagógica de un punto de par- Es precisamente esta perspectiva, la
tida auténticamente filosófico, y de una de presuponer que prevalece la filosofía
centralidad del alumno en el proceso. O hecha y el acto de enseñarla sobre la di-
sea, la desvitalización de lo filosófico se námica del alumno al aprenderla, lo que
hace evidente cuando empezamos a ver la ha desvitalizado. Por otra parte, la «fi-
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las cosas bajo el punto de vista pedagógi- losofía en ejercicio» no significa ejercicio
co o según exigencias de carácter peda- en la didáctica de la filosofía, como he-
gógico, hecho que, en filosofía, es deter- mos visto en Espinosa. Incluso la imposi-
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de aprender, es decir, en la dimensión con los alumnos. Y que, por lo tanto, los
educativa que ese acto debe tener, por la procesos filosóficos utilizados y los pro-
especificidad de lo que se enseña y es ductos obtenidos variarán necesariamen-
aprendido. te en función de ello. Y, de tal manera,
que van a influir sobre todo el proceso
En estas circunstancias, alcanzando anterior y posterior en relación a los que
la didáctica de la filosofía auténtica una los alumnos no serán entidades neutras,
dimensión filosófica, podremos entonces como no serán indiferentes los resulta-
hablar de una nueva filosofía de la edu- dos en su formación. Es útil que se usen
cación. Esto significa la aparición de otra las funciones racionales en el análisis de
concepción educativa; y más aún, que al- situaciones y de problemas, como es ven-
tera radicalmente toda la enseñanza- tajoso que exista un espíritu de análisis
aprendizaje de la filosofía, y lo que con o una capacidad de síntesis puestos al
ésta podemos obtener. Tendremos enton- servicio de problemas y situaciones. Fi-
ces una filosofía de la educación que re- nalmente, quien, durante el periodo de
fleje de la educación eso que la filosofía formación se acostumbra a pensar y a
exige que sea. obtener sus compensaciones, no dejará de
hacerlo ante las ventajas personales y so-
Tal vez todo se clarifique si empeza- ciales que intuye.
mos por cuestionarnos, a la buena mane-
ra filosófica, sobre la influencia que la
enseñanza-aprendizaje de la filosofía pue-
6. Conclusión
de tener en dominios como: Hemos llegado a un punto en que nos
es posible obtener una conclusión que per-
— la concepción de filosofía que se mita comprender la cuestión de la didác-
desprende de ella; tica específica de la filosofía y de su
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Sólo una didáctica específica que vaya al una razón como entidad tutelar y especí-
encuentro de la filosofía y que constituya fica de una naturaleza humana, parte de
con ella una relación coherente, lo impli- la armonía universal en que Dios se re-
cará. Que, repitamos, la filosofía misma flejaba, como se pensaba un poco inge-
presupone, pero no siempre, ni de cual- nuamente en el siglo XVIII (cfr. Butter-
quier modo. field, 2003), sino como proceso en abier-
to, potencial pero falible, capaz de lo me-
Ambas serán legítimas en términos jor y de lo peor, como la historia reciente
educativos, pero no podemos dejar de pre- tan dramáticamente ha revelado. En
guntar, a la buena manera de los filó- suma, una razón susceptible de aprendi-
sofos: zaje, evolución y calificación, para lo que
son determinantes los modos de enseñar
¿Cuál de las dos concepciones educa- y de aprender, principalmente en mate-
tivas corresponde mejor a la naturaleza
rias tan complejas y sutiles como es la
de la filosofía?
filosofía.
¿Y cuál de las dos didácticas se acer- Dirección del autor: João José dos Santos Matos Boavida.
ca más ella? Rua Condessa do Ameal, 42, 2.º, 3030 – 036
Coimbra. [email protected]
Y también, ¿cuál de estas concepcio- Fecha de recepción de la versión definitiva de este artícu-
nes educativas será más formativa en el lo: 12.V.2006
tiempo y en la sociedad vertiginosos y
fragmentarios en que vivimos?
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224
De una didáctica de la filosofía a una filosofía de la educación
Summary:
From the philosophy didactics to a
philosophy of education
The paper establishes a relation
between the philosophy didactics and the
philosophy of education, trying to prove
225