La Lectura Eficaz de La Biblia Capitulo 8

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 12

1

La Lectura Eficaz de la Biblia


Gordon Fee
8. LAS PARÁBOLAS: ¿ENTIENDE USTED SU SENTIDO?
      Se debe anotar al principio que todo lo que se dijo en el capítulo 7 acerca de las enseñanzas
de Jesús en los evangelios se aplica también a las parábolas. ¿Por qué entonces necesitan las
parábolas su propio capitulo en un libro como éste? ¿Cómo podrían presentar problemas estas
historietas directas y sencillas que Jesús contó para el lector o el intérprete? Parece que habría
que ser muy tonto para no entender el significado del buen samaritano o del hijo pródigo. La
lectura misma de esas historias punza el corazón o lo consuela. 
    Sin embargo, se necesita un capítulo especial porque, aunque sean atractivas y sencillas, la
mala interpretación de las parábolas en la Iglesia es superada solamente por el Apocalipsis.

LAS PARÁBOLAS EN LA HISTORIA


    La razón para la larga historia de malas interpretaciones de las parábolas se puede extender
hasta algo que Jesús mismo dijo, como está escrito en Marcos 4:10-12 (y paralelos en Mateo
13:10-13; Lucas 8:9, 10). Cuando se le preguntó sobre el propósito de las parábolas, parece
haber sugerido que contenían misterios para los de adentro, mientras endurecían a los de
afuera. Como después procedió a "interpretar" la parábola del sembrador de modo medio
alegórico, esto pareció dar licencia a la teoría del endurecimiento y a interpretaciones
alegóricas sin fin. Las parábolas se consideraban como historias sencillas para los de afuera.
para quienes el "verdadero significado", los "misterios", estaban escondidos; estos pertenecían
solamente a la Iglesia y se podían descubrir por medio de alegadas.
    Así vemos que un erudito tan grande y brillante como Agustín podía presentar la siguiente
interpretación de la parábola del Buen Samaritano:

 Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó: Adán

 Jerusalén: la ciudad de paz celestial de la cual cayó Adán.

 Jericó: la luna, y por eso significa la mortalidad de Adán.

 ladrones: el diablo y sus ángeles.

 le despojaron: de su inmortalidad.

 hiriéndole: al persuadirlo a pecar.

 dejándole medio muerto: como hombre vive, pero murió espiritualmente, por eso está
medio muerto.
2

 El sacerdote y el levita: el sacerdocio y ministerio del Antiguo Testamento.

 El samaritano: se dice que significa "guardián"; por lo tanto, se implica que se refiere a
Cristo mismo

 vendó sus heridas: significa que vendó las limitaciones impuestas por el pecado.

 aceite: el consuelo de la buena esperanza.

 vino: una exhortación a caminar con espíritu ferviente.

 cabalgadura: la carne de Cristo encarnado.

 mesón: la Iglesia

 otro día: después de la resurrección.

 dos denarios: promesa para esta vida y para la venidera.

 mesonero: Pablo.

    Por novedoso y atractivo que pueda ser todo esto, uno puede estar seguro de que no es lo
que Jesús quiso decir. Al fin y al cabo, el contexto se refiere claramente a la comprensión de las
relaciones humanas (¿quién es mi prójimo?), no las de Dios con el hombre. No hay razón para
pensar que Jesús fuera a predicar a la Iglesia y a Pablo de este modo tan difícil de comprender.
    En verdad es dudoso en extremo que la mayoría de las parábolas fueran para un círculo
reducido de personas. En tres casos por lo menos, Lucas dice específicamente que Jesús
enseñaba en parábolas a la gente (15:3; 18:9; 19:11), con lo que indica claramente
que entendían las parábolas. Además, el intérprete de la ley a quien Jesús le dijo la parábola del
Buen Samaritano (Lucas 10:25-37) entendió la parábola, y también los jefes de los sacerdotes y
los fariseos entendieron la parábola de los mayordomos en Mateo 21:45.
    Si a veces tenemos problemas para entender las parábolas, no es porque sean alegorías para
las cuales necesitemos claves de interpretación especiales, sino por algunas cosas que ya
sugerimos en el capítulo previo sobre los evangelios. Una de las claves para entenderlas está en
el descubrimiento de los oyentes originales a los cuales fueron dichas; como anotamos, muchas
veces llegaron a los evangelistas sin un contexto.
    Si las parábolas, entonces, no son misterios alegóricos para la Iglesia, ¿qué quiso decir Jesús
en Marcos 4:10-12 al hablar del misterio del reino y su relación con las parábolas? Es posible
que la Las parábolas: ¿entiende usted su sentido? 121 clave para este dicho esté en un juego de
palabras en arameo, el idioma materno de Jesús. La palabra mezal, que se tradujo parabalé en
griego, se usaba para todo un conjunto de figuras de dicción en la categoría de las adivinanzas,
los rompecabezas, los enigmas y las parábolas, y no solamente para la variedad de historias
3

llamada "parábolas" en castellano. Probablemente el versículo 11 quisiera decir que el


significado del ministerio de Jesús (el secreto del reino) no podía ser percibido por los de
afuera; era como un mezal, una adivinanza, para ellos. De donde su discurso en mazelin
(parábolas) era parte del mezal (adivinanza) de todo su ministerio para ellos. Ellos veían, pero
no podían ver; oían - y aun entendían - las parábolas, pero no sabían apreciar todo el empuje
del ministerio de Jesús.
    Nuestra exégesis de las parábolas, por lo tanto, debe comenzar con las mismas suposiciones
que hemos hecho con respecto a los otros géneros hasta ahora. Jesús no estaba tratando de ser
oscuro; El quería que 10 entendieran. Nuestra tarea es ante todo tratar de oír lo que ellos
oyeron. Ahora bien, antes de poder hacer eso adecuadamente, debemos comenzar a
considerar esta pregunta: ¿Qué es una parábola?

CARACTERÍSTICAS DE LAS PARÁBOLAS


Clases
    La primera cosa que debemos notar es que no todos los textos que llamamos parábolas son
del mismo tipo. Hay una diferencia fundamental, por ejemplo, entre el buen samaritano
(verdadera parábola), por una parte, y la levadura en la masa (símil), por otra, y ambas difieren
de los dichos: "Vosotros sois la sal de la tierra" (metáfora), o "¿Recoge la gente uvas de los
espinos, o higos de los cardos?" (epigrama). No obstante, todos ellos se hallan de vez en
cuando al estudiar las parábolas.
    El buen samaritano es un ejemplo de parábola verdadera. Es una historia, pura y sencilla, con
principio y fin; tiene una especie de "trauma". Otras parábolas semejantes son la oveja pérdida,
el hijo pródigo, la gran cena, los obreros de la viña, el hombre rico y Lázaro, y las diez vírgenes.
    La levadura y la masa, en cambio, es un símil. Lo que se dice de la levadura, o del sembrador,
o de la semilla de mostaza, siempre fue cierto con respecto a la levadura, la siembra o las
semillas de mostaza. Tales "parábolas" son más bien ilustraciones de la vida cotidiana que Jesús
tomó para hacer entender el significado de algo.
    Dichos como "vosotros sois la sal de la tierra", difieren de los anteriores. Estos se llaman
algunas veces dichos parabólicos, pero en realidad son metáforas y símiles. A veces se parecen
a una semejanza, pero su propósito - su razón de ser - es muy diferente.
    Debe notarse además que, en algunos casos, especialmente el de los labradores malvados
(Marcos 12:1-11; Mateo 21:33-44; Lucas 20:918) una parábola puede acercarse mucho a la
alegoría, cuando muchos detalles de una historia tienen el propósito de representar alguna otra
cosa (así como en la mala interpretación que hizo Agustín del buen samaritano). Ahora bien. las
parábolas no son alegorías, aunque a veces tengan lo que nos parece que son rasgos alegóricos.
La razón de que podamos estar seguros de eso está en sus funciones diferenciantes. Como
4

todas las parábolas no son del mismo tipo, no se pueden trazar reglas que las cubran todas. Lo
que decimos aquí se aplica a las parábolas propiamente dichas, pero mucho de lo que se dice,
también abarca a los otros tipos.

Función de las parábolas


    Las mejores claves en cuanto a lo que son las parábolas se encuentra en su función. En
contraste con la mayoría de los dichos parabólicos, tales como el de los higos y los cardos. las
parábolas con historias no sirven para ilustrar la enseñanza de Jesús en prosa con palabras
pictóricas. Ni se dice que sirvan de vehículos para la verdad revelada, aunque al fin eso hacen.
Antes bien las parábolas funcionan como un medio para obtener una reacción de parte del
oyente.
    La parábola en sí es el mensaje. Se dirige a los oyentes y los cautiva, para referirse a sus
propias acciones, o para hacerlos reaccionar de cierto modo ante Jesús y a su ministerio.
La causa del dilema mayor en la interpretación de las parábolas es su "obtención de reacción".
pues en cierto modo. interpretar una parábola es destruir lo que fue en su origen. Es como
interpretar un chiste. Todo el significado de un chiste y lo que lo caracteriza como tal, es que el
oyente se identifica con su contenido mientras lo cuentan. Es chistoso para el oyente,
precisamente porque éste es "cautivado", como era el propósito del chiste. Ahora bien,
solo puede cautivarlo si entiende los puntos de referencia, el chiste ya no cautiva al oyente, y
por tanto, deja de obtener la misma calidad de risa. Cuando se interpreta el chiste, se puede
entender muy bien, y puede que hasta sea chistoso (por lo menos se entiende qué es lo
que debía habremos hecho reír), pero deja de producir el mismo efecto, así que ya no funciona.
de la misma manera.
    Igual pasa con las parábolas. Fueron habladas, y podemos suponer que la mayoría de los
oyentes podían identificarse con los puntos de referencia que les hacían entender el mensaje,
ser cautivados por él. Para nosotros, las parábolas son escritas. Podemos identificar los puntos
de referencia o no; por lo tanto, no pueden tener sobre nosotros el mismo impacto que
tuvieron en los primeros oyentes, pero al interpretarlas, podemos entender lo que aquellos
entendieron, o lo que podríamos haber entendido si hubiéramos estado allí. Esto es lo que
debemos hacer en nuestra exégesis. La tarea hermenéutica va más allá de eso: ¿Cómo
recobramos la "fuerza" de las parábolas para nuestro tiempo y nuestro ambiente?

LA EXÉGESIS DE LAS PARÁBOLAS


Búsqueda de los puntos de referencia
    Volvamos a nuestra analogía del chiste. Las dos cosas que cautivan al oyente en un chiste y
producen una reacción de risa, son las mismas dos cosas que cautivaban la atención de los
5

oyentes de las parábolas de Jesús; es decir, su conocimiento de los puntos de referencia y el


giro inesperado que toma la historia. Las claves para su comprensión son los puntos de
referencia, las varias partes de la historia con las que uno se identifica al escucharla. Si uno
pierde estos en un chiste, entonces no puede haber un giro inesperado, pues los puntos de
referencia son los que crean las expectativas ordinarias. Si uno pierde éstas en una parábola,
entonces la fuerza y el significado de lo que Jesús dijo también se perderán.
    Lo que queremos decir al hablar de "puntos de referencia" se puede ilustrar mejor con una
parábola de Jesús registrada en su contexto original completo: Lucas 7:40-42. Jesús había sido
invitado a comer por un fariseo llamado Simón, pero la invitación no era como la que se hacía a
un famoso rabí visitante. El dejar de ofrecerle a Jesús aun la hospitalidad común de la época, de
seguro tenía la intención de humillarlo, Cuando la prostituta del pueblo entra delante de los
invitados y se humilla delante de Jesús, para lavarle los pies con sus lágrimas y enjugárselos con
su cabello, sólo confirma las sospechas de los fariseos de que Jesús no podía ser profeta, y al
mismo tiempo dejar sin condenación esta clase de deshonra pública.
    Conocedor de los pensamientos de ellos, Jesús le cuenta a su anfitrión una sencilla historia.
Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno debía quinientos denarios (un denario era
el pago de un día de trabajo); el otro debía cincuenta. Ninguno podía pagar; entonces, él les
canceló la deuda a ambos. El punto central es: ¿Quién crees tú que respondería al prestamista
con una manifestación mayor de amor?
    Esta historia no necesitaba interpretación, pero Jesús quiso asegurarse después de que lo
golpeaba con toda fuerza. Hay tres puntos de referencia: el prestamista y los dos deudores, y
las identificaciones son inmediatas. Dios es como el prestamista; la prostituta del pueblo y
Simón son como los dos deudores. La parábola es un mensaje de juicio que busca obtener una
reacción en Simón. Este recibió el mensaje en el poder de la parábola y en la reprensión directa
de Jesús.
    Debemos observar que la mujer también escuchó la parábola. Ella también se identifica con
la historia al ser contada, pero no oye juicio para sí, sino su aceptación por Jesús, y por
consiguiente, por Dios.
    TENGA EN CUENTA que esta no es una alegoría, sino una parábola. Una verdadera alegoría es
una historia en la cual cada uno de los elementos significa algo muy diferente de la historia
misma. La alegoría les daría un significado a los quinientos denarios, a los cincuenta denarios y
a los otros detalles que se pudieran encontrar. Además, y esto es especialmente importante, el
sentido de la parábola no está en los puntos de referencia, como ocurre en las alegorías. Los
puntos de referencia son solamente aquellas partes de la historia que atraen al oyente, con las
cuales se identifica al progresar la historia. El sentido de la historia se ha de encontrar en
la reacción propuesta. En esta parábola, es la condenación de la actitud de Simón y sus amigos,
o la aceptación y el perdón a la mujer.
6

Identificación de los oyentes


    En la ilustración anterior también hemos señalado la importancia de identificar a los oyentes,
porque el significado de la parábola tiene que ver con la manera como fue oída en su origen. En
muchas de las parábolas, por supuesto, se indica quiénes eran los oyentes en el relato de los
evangelios. En tales casos, la tarea de interpretación es una combinación de tres cosas: (1)
sentarse a leer o escuchar la parábola una y otra vez, (2) identificar los puntos de
referencia propuestos por Jesús, que los oyentes originales habrían identificado, y (3) tratar de
determinar come se habrían identificado con la historia los oyentes originales, y por
consiguiente qué habrían oído.
    Probemos esto con dos parábolas bien conocidas: el buen samaritano (Lucas 10:25-37) y el
hijo pródigo (Lucas 15:11-32). En el caso del buen samaritano, cuenta la historia a un experto
en la Ley. quien queriendo justificarse a sí mismo, dice Lucas, había preguntado: "y ¿quién es mi
prójimo?" Al leer la parábola varias veces, se observa que no responde la pregunta del mismo
modo que fue hecha. sino que, de modo más narrativo, pone al descubierto la
autojustificación de aquel intérprete de la Ley. El sabe lo que la Ley dice acerca de amar al
prójimo "como a sí mismo", y está listo para definir "prójimo" con palabras que demuestran
que obedece la Ley con devoción.
    En realidad, hay solamente dos puntos de referencia en la historia: el hombre herido y el
samaritano, aunque hay otros detalles que ayudan a crear el efecto. Hay que notar dos cosas en
particular: (1) Los dos que pasaron de largo son tipos sacerdotales. el orden religioso que
estaba por encima de los rabinos y fariseos, quienes eran los expertos en la Ley. (2) La gran
obra de los fariseos era la dádiva de ofrendas a los pobres. Así era como amaban al prójimo
como a ellos mismos.
    Obsérvese entonces que el intérprete de la Ley queda cautivado por esta parábola. Un
hombre cae en manos de salteadores en el camino de Jerusalén a Jericó, un suceso bastante
común. Dos tipos sacerdotales pasan luego por el camino y siguen su camino sin detenerse. La
historia se cuenta desde el punto de vista del hombre que está en la zanja. y el intérprete de la
Ley queda "cautivado". "Por supuesto", piensa él para sus adentros, "¿quién esperaría otra cosa
de los sacerdotes? La próxima persona en bajar será un fariseo, y se mostrará amable al ayudar
al pobre hombre." Pero no, resultó que era... ¡un samaritano! Hay que reconocer el desprecio
que tenían los fariseos por los samaritanos, para oír lo que él oyó. Note que él ni siquiera se
decide a usar la palabra "samaritano" al final.
    ¿Ve usted cómo ha tratado Jesús a este hombre? El segundo gran mandamiento es amar al
prójimo como a uno mismo. El intérprete de la ley tenía un sistema que le permitía amar,
dentro de ciertas limitaciones. Lo que hace Jesús es descubrir los prejuicios y el odio de su
corazón, y por tanto, su verdadera falta de obediencia a este mandamiento. "Vecino"o
"prójimo" ya no se pueden definir como palabras limitantes. Su falta de amor no es que él no
ayude al hombre de la zanja, sino que odie al samaritano (y desprecie a los sacerdotes).
7

    El caso del hijo pródigo es similar. El contexto es la murmuración de los fariseos contra Jesús,
porque acepta a los despreciados y pecadores y come con ellos. Las tres parábolas de las cosas
perdidas en Lucas 15 son una justificación que hace Jesús de sus acciones. En la parábola del
hijo perdido hay solamente tres puntos de referencia: el padre y los dos hijos. El sentido es el
mismo: Dios no se limita a perdonar al perdido con generosidad. sino que lo acepta con
gran gozo. Los que se consideran justos. se manifiestan como injustos si no comparten el gozo
del padre y del hijo recuperado.
    Los que comían con Jesús, por supuesto. se identificaban con el hijo perdido. como lo
haríamos también todos nosotros. Sin embargo, esa no es la verdadera fuerza de la parábola, la
cual encontramos en la actitud del segundo hijo. El estaba "siempre con el padre". pero se
había puesto a sí mismo afuera. Había dejado de compartir los 126 La lectura eficaz de la
Biblia sentimientos de su padre por el hijo perdido. Alguien dijo: "¿Puede imaginarse algo peor
que volver a casa y caer en las manos del hermano mayor?" .
    En cada uno de estos casos, y en otros, las dificultades exegéticas que se encuentran, surgen
principalmente del vacío cultural que existe entre usted y los oyentes originales de Jesús, que
puede hacerle perder algunos de los sentidos más sutiles que componen toda la historia. Es
precisamente aquí donde tal vez se necesite la ayuda externa. No desprecie estos asuntos, pues
las costumbres culturales son las que ayudan a dar a las historias originales su vitalidad.

Las parábolas sin contexto


    ¿Qué decir de las parábolas de los evangelios que se encuentran sin su contexto histórico
original? Como ya hemos ilustrado este interés en el capítulo anterior con la parábola de los
obreros de la viña (Mateo 20:1-16), sólo lo repasaremos brevemente aquí. Se trata de ver
cuáles son los puntos de referencia y los oyentes originales. La clave está en repetir la lectura
de la parábola hasta que surjan claramente los puntos de referencia. Usualmente, esto también
da una pista al instante para hallar a sus oyentes originales.
    En la parábola de los obreros de la viña, hay sólo tres puntos de referencia: dueño, los
obreros de todo el día y los obreros de una hora. Esto se decide fácilmente, porque ellos son los
únicos que se mencionan al concluir la historia. Los oyentes originales también se determinan
con facilidad. ¿Quiénes podrían ser cautivados por una historia como ésta? Obviamente, los
oyentes que se identificaban con los trabajadores de todo el día, pues solamente se los enfoca
a ellos al final.
    El mensaje es similar al del hijo pródigo. Dios es misericordioso, y el justo no debe protestar
por la generosidad de Dios. Lo que ha pasado en su contexto actual en Mateo en este caso, no
obstante, es que se da el mismo mensaje a un nuevo grupo de oyentes. En el contexto del
discipulado, sirve como confirmación de la generosidad de Dios, a pesar de los vituperios o el
odio de otros.
8

    También pasa lo mismo en la parábola de la oveja perdida, en Mateo 18:12-14. En el


evangelio de Lucas, esta parábola tiene un mensaje para los fariseos, junto con la moneda
perdida y el hijo prodigo. Es claro que la oveja perdida es un pecador, cuyo hallazgo produce
mucho gozo en el cielo. Como mensaje a los fariseos, justifica la aceptación de los despreciados
por parte de Jesús; pero cuando la oyen los despreciados, les confirma que ellos son objeto de
la búsqueda del amoroso pastor. En Mateo, la parábola es parte de la colección de dichos sobre
relaciones dentro del Reino. En este contexto, se da el mismo mensaje: El interés de Dios por
los perdidos. Aquí los "perdidos" son ovejas que se han "descarriado". En el contexto de Mateo,
se refiere a la cuestión de lo que debemos hacer por los "pequeñitos", que son débiles en la fe y
tienden a descarriarse. En los versículos 6-9 se dice a la comunidad de Mateo que ojalá ninguno
de ellos sea responsable de hacer descarriar a uno de los "pequeñitos". En los versículos 10-14,
la parábola de la oveja perdida les dice, al contrario, que deben buscar a la descarriada
y volverla al redil con amor. La misma parábola, el mismo mensaje, pero para una audiencia
completamente nueva.

Las parábolas del Reino


    Hasta aquí todas las ilustraciones han sido tomadas de las parábolas de conflicto entre Jesús
y los fariseos. Hay además un grupo de parábolas mucho más grande - las parábolas del Reino
que necesitan una mención especial. Es verdad que todas las parábolas que hemos
considerados son también parábolas del Reino. Expresan el amanecer del tiempo de salvación
con la venida de Jesús, pero las parábolas que vamos a estudiar aquí son las que
dicen claramente: "El reino de los cielos es semejante a ... ".
    En primer lugar, hay que tener en cuenta que la introducción "El reino de los cielos es
semejante a ... ", no se debe tomar junto al primer elemento mencionado en la parábola. Es
decir, el reino de los cielos no es semejante a una semilla de mostaza, o a un mercader, o a un
tesoro escondido en un campo. El significado literal de la expresión sería: "Así es con respecto
al reino de los cielos... " Así que toda la parábola nos dice algo sobre las características del
Reino, no uno solo de los puntos de referencia, ni uno solo de los detalles de este.
    En segundo lugar, nos sentimos inclinados a tratar estas parábolas de modo diferente a las
que acabamos de estudiar, como si en realidad fueran sólo instrumentos de enseñanza y no
historias que demanden una reacción; pero eso sería abusar de ellas. Concedemos que los
textos divinamente inspirados de Marcos 4 y Mateo 13, en su disposición actual, tienen el
propósito de enseñarnos acerca del Reino, pero en su origen estas parábolas fueron parte de la
proclamación misma de Jesús acerca de la llegada del Reino con su venida. Son en sí mismas los
vehículos del mensaje que pide una respuesta a la invitación de Jesús y su llamamiento al
discipulado.
    Veamos, por ejemplo, la parábola interpretada del sembrador (Marcos 4:3-20; Mateo 13:3-
23; Lucas 8:5-15), la cual Marcos considera apropiadamente como la clave para las demás. Verá
9

usted que Jesús. lo que interpretó fueron los puntos de referencia: Los cuatro tipos de suelos
son semejantes a los cuatro tipos de reacciones ante la proclamación del Reino. No obstante. el
mensaje de la parábola es la urgencia de la hora: "Pongan atención a lo que oyen. Se está
sembrando la palabra. el mensaje de las buenas nuevas del Reino, el gozo del perdón. la
exigencia y el regalo del discipulado. Está delante de todos, de modo que escuchen y pongan
atención; sean un suelo fructífero." Se debe notar también que la mayoría de estas parábolas se
dirigen a los que se hallan en multitud como posibles discípulos.
    Como estas parábolas son en realidad parábolas del Reino, vemos que proclaman el Reino
como "ya/todavía no". pero su énfasis principal es el "ya". El Reino ya ha llegado; la hora de
Dios está cerca. Por tanto. el momento presente es de gran urgencia. Tal urgencia en la
proclamación de Jesús tiene un énfasis doble: (1) El juicio es inminente; el desastre y la
catástrofe están cerca. (2) Por otra parte. hay buenas nuevas: la salvación es ofrecida a todos
con liberalidad. Consideremos un par de parábolas que.ilustran estos dos aspectos del mensaje.
    1. En Lucas 12:16-20 la parábola del rico insensato ha sido puesta en un contexto de
actitudes hacia las posesiones. a la luz de la presencia del Reino. La parábola es de comprensión
bastante fácil. Un hombre rico. por su duro trabajo. piensa que tiene la vida asegurada y
descansa complacido. Sin embargo. dice Jesús en otra parte: "Todo el que quiera salvar su vida,
la perderá" (Marcos 8:35 y paralelos). Así que el hombre es un insensato en el sentido
bíblico: trata de vivir sin tener en cuenta a Dios. pero el desastre repentino está a punto de
sobrevenirle.
    El mensaje de la parábola no es lo inesperado de la muerte. Es la urgencia de la hora. El Reino
está cerca. Es necio todo aquel que vive para las posesiones. para su propia seguridad. cuando
el fin está a la puerta. Observe que el contexto apoya esto. Un hombre quiere que su hermano
divida la herencia con él, pero Jesús rehúsa tomar parte en el arbitraje. Su mensaje está en que
el deseo de posesiones carece de importancia a la luz del momento actual.
    Así es también como debemos entender la parábola más difícil de todas: la del mayordomo
infiel (Lucas 16:1-8). La historia es sencilla: Un mayordomo estaba desfalcando, o malgastando
el dinero de su amo. Fue llamado a rendir cuentas y supo lo que le esperaba; entonces hizo un
engaño aun mayor. Dejó que los deudores redujeran sus cuentas. probablemente con la
esperanza de conseguir amigos. La impresión que causa esta parábola. y la parte que es
más difícil de interpretar. es que los oyentes originales esperaban la desaprobación. pero en su
lugar rindió alabanza a esta mala acción.
    ¿Cuál podría ser el propósito de Jesús al contar una historia así? Es muy posible que trata de
impresionar a sus oyentes con la urgencia del momento. Si se indignan justamente con tal
historia. cuánto más deberían aplicarse la lección. Ellos estaban en la misma posición
del mayordomo que vio el desastre inminente, pero la crisis que los amenazaba a ellos era
mucho más terrible. Ese hombre actuó (observe que Jesús no excusa su acto); hizo algo para
10

remediar su situación. Ahora, Jesús parece decimos que la urgencia del momento demanda
acción. pues todo está en peligro de perderse.
    2. La hora urgente que demanda acción, arrepentimiento, es también el tiempo de salvación.
Así que el Reino en la actualidad es también buenas nuevas. En las parábolas gemelas de Mateo
13:44·46 (el tesoro escondido y la perla de gran precio), el énfasis se pone en el gozo del
descubrimiento. Los hombres de estas parábolas, en su entusiasmo, venden todo lo que tienen
para obtener el tesoro y la perla. El Reino no es el tesoro; tampoco es la perla. El Reino es
un don de Dios. Su descubrimiento produce un gozo indescriptible. Este mismo motivo aparece
también en las tres parábolas de las cosas perdidas, en Lucas 15.
    Así es como debemos aprender a leer y estudiar las parábolas. No se deben alegorizar. Hay
que oírlas como llamadas para que respondamos ante Jesús y su misión.

LA CUESTIÓN HERMENÉUTICA
    La tarea hermenéutica propuesta por las parábolas es muy singular. Tiene que ver con el
hecho de que cuando fueron expresadas en su origen, rara vez necesitaban interpretación.
Representaban una necesidad inmediata para los oyentes, y parte del efecto de muchas de las
parábolas era su poder de "cautivar" al que las escuchaba. En cambio, llegan hasta nosotros en
forma escrita y con necesidad de interpretación. precisamente porque nos falta la comprensión
inmediata de los puntos de referencia, que tenían los oyentes originales.
¿Qué hacemos, entonces? Sugerimos dos cosas:
    1. Como siempre. nuestro interés fundamental está en las parábolas, en su contexto bíblico
actual. Las parábolas están en un contexto escrito, y mediante el proceso exegético que se
acaba de describir, podemos descubrir su significado y su mensaje. con un alto grado
de precisión. Lo que necesitamos hacer entonces es lo que hizo Mateo (18:10-14; 20:1-16j:
Traducir ese mismo mensaje a nuestro propio contexto.
    Aun se las puede tratar de relatar de nuevo, de modo que con nuevos puntos de referencia.
nuestros oyentes puedan sentir el enojo o el gozo que experimentaron los oyentes originales.
La versión siguiente del buen samaritano no es inspirada, pero esperamos que ilustre una
posibilidad hermenéutica. Se supone que los oyentes forman una congregación evangélica
hispana.
    Una señora se encontraba en una esquina de una calle muy concurrida, en una gran ciudad.
La rodeaban cuatro niños harapientos y sucios. Quería pedir limosna, pero se moría de la
vergüenza, pues nunca antes se había visto en tal necesidad. Pero ahora, con su esposo muerto
después de una larga enfermedad, y el terrenito familiar perdido a manos de los acreedores,
habían tenido que huir a la ciudad, donde quizá encontrarían la seguridad que habían perdido.
11

    Un sacerdote que pasaba se detuvo para darle ánimo: "No se preocupe, señora. La pobreza
es una virtud. Rece tres Padrenuestros, y Dios proveerá." Y siguió adelante. Poco después pasó
un misionero protestante que le entregó unos trataditos con mensajes evangélicos, oró con ella
y la invitó a ir al culto en una iglesia cristiana.
    Por último, se detuvo allí una señora que jamás iba a iglesia alguna y era mal vista por los
cristianos. Después de saludar amablemente a la pobre señora y de acariciar a los niños, le
insistió en que la acompañara a su casa, y allí les sirvió una sopa caliente, bañó a los niños y les
consiguió ropa limpia. Al día siguiente, llevó a la señora a trabajar con una familia de buenos
recursos que ella conocía. En poco tiempo, la señora y los niños pudieron reorganizarse y vivir
independientes.
    Como se ve en la historia anterior, la semejanza con la parábola del buen samaritano salta a
la vista. Dejamos la reacción al lector, aunque debemos anotar que no fueron los que
suponíamos que la debían ayudar quienes resolvieron la gran necesidad de la señora y sus
niños, sino aquella persona a quien nos sentimos más inclinados a criticar.
    Esta adaptación de la parábola a nuestro contexto social puede parecer muy dura, pero
insistimos en que hay que estar seguro de haber hecho la exégesis con mucho cuidado antes de
buscar una nueva forma de llevar el mismo mensaje de la parábola a una audiencia
contemporánea. Sin embargo, nuestra experiencia nos ha enseñado que la mayoría tenemos un
concepto demasiado elevado de nosotros mismos, y nos aprovechamos de la adaptación
de algunas parábolas de Jesús para manifestar nuestra propia carencia de perdón en el corazón
(Mateo 18:23-35), o nuestro enojo por las "injusticias" de Dios (Mateo 20:1-16), o nuestro
orgullo por nuestra propia posición en Cristo, en comparación con los "malos" (Lucas 18:9-14).
No sabíamos si reír o llorar cuando nos hablaron de un maestro de escuela dominical que,
después de una hora de instrucción sobre la parábola del fariseo y el publicano, en la que
explicó los abusos del fariseísmo, concluyó en oración y con absoluta seriedad "¡Gracias. Señor,
porque no somos como el fariseo de esta historia!" No nos reímos porque tampoco queríamos
que nuestra risa dijera: "¡Gracias, Señor, porque no somos como ese maestro de escuela
dominical!"
    2. La otra sugerencia hermenéutica es que todas las parábolas de Jesús son, en cierto modo,
vehículos para la proclamación del Reino. Por lo tanto, es necesario entender bien el significado
del Reino dentro del ministerio de Jesús.
    El mensaje urgente del Reino, como presente y a consumarse pronto a la vez, todavía es
necesario en nuestro tiempo. Los que tratan de asegurar su vida con posesiones, necesitan
urgentemente oír el mensaje del juicio inminente, y los perdidos necesitan oír las Buenas
Nuevas. Esto dijo con elocuencia [Joachím Jeremías (Rediscovering the Parables. Nueva York:
Scribner's, 1966, p. 181):
    
12

La hora del cumplimiento ha llegado; esa es la nota sobresaliente de todas ellas. El hombre


fuerte está desarmado, Ias fuerzas del mal tienen que ceder, el médico ha venido a ver al
enfermo, los leprosos son limpiados, la pesada carga de culpabilidad es quitada, la oveja
perdida es traída a casa, la puerta de la casa del Padre está abierta, los pobres y los mendigos
son llamados al banquete, un amo cuya bondad es inmerecida paga salarios completos, y un
gran gozo llena todos los corazones. El año aceptable de Dios ha llegado, pues ha aparecido
Aquel cuya majestad velada resplandece a través de cada palabra y cada parábola: el Salvador.

También podría gustarte