Tesis Inmigracion China en Perú
Tesis Inmigracion China en Perú
Tesis Inmigracion China en Perú
FACULTAD DE FILOLOGÍA
DEPARTAMENTO DE LITERATURAS HISPÁNICAS Y
BIBLIOGRAFÍA
TESIS DOCTORAL
Yushu Yuan
DIRECTORA
Juana Martínez Gómez
Madrid, 2019
TESIS DOCTORAL
Yushu Yuan
DIRECTORA
Juana Martínez Gómez
Madrid, 2018
que tal vez nunca poblará los libros, sino nuestra memoria.
FERNANDO IWASAKI
Agradecimiento
Quisiera hacer extensiva mi gratitud a señor Siu Kam Wen, autor de las obras que se
estudian en la tesis, por su inestimable ayuda. Me ha enviado varios de sus libros con el
fin de facilitar mi investigación, y siempre me ofrece las respuestas pacientes y claras de
mis dudas, el ánimo infundido y una gran confianza.
De igual manera mis sinceros agradecimientos a Dr. Guo Cun Hai, vice director y
investigador de la Oficina de Temas socioculturales del Instituto de Estudios
Latinoamericanos, Academia China de Ciencia Social por las sugerencias a mi
investigación y la amistad que me ha ofrecido.
Agradezco hoy y siempre a mis padres y mis familiares, porque, aunque no están
físicamente a mi lado, me están soportando, animando y ofreciéndome toda la fuerza que
necesito para continuar y terminar mi formación en un país extranjero.
En general, quiero dar mi sincero agradecimiento a todas las personas, a pesar de que no
aparecen aquí con nombres y apellidos, que me han ayudado de cualquier forma en mis
estudios doctorales. Han hecho posible que vea la luz de un trabajo después de un camino
tan largo, y de un mundo tan interesante y amplio.
Índice
Agradecimiento ................................................................................................................ 3
Resumen ......................................................................................................................... 11
Abstract ........................................................................................................................... 15
摘要 ................................................................................................................................ 19
Liminar ........................................................................................................................... 23
Introducción .................................................................................................................... 27
1.3.3. Adolescencia............................................................................................. 54
2.3.1.3. Kon Hei Fat Choy, fondas y chifas: los restaurantes chinos ................. 87
5.3.1. El tramo final, una descripción del barrio chino desde su interior ............. 155
5.3.5. El furor de mis ardores: amor y deseo, odio y muerte ............................... 175
7.3. Las mujeres victimarias y víctimas: el poder que ejerce la madre sobre la hija 253
7.5. Las mujeres que dominan: las dos Rosas .......................................................... 261
Entrevista Siu Kam Wen: No todos hemos nacidos iguales ..................................... 305
Con el aumento de la influencia china en América Latina, la presencia de este país oriental
en el otro lado del mundo llama cada día más la atención. La gran ola migratoria de los
chinos a Latinoamérica comenzó en la segunda mitad del siglo XIX, con el tráfico de
trabajadores «culíes» a Cuba, Panamá y el Perú principalmente. Esta tesis, bajo el título
La narrativa de Siu Kam Wen y la inmigración china al Perú, se concentra en el Perú con
el fin de estudiar la inmigración china reflejada en las obras narrativas de Siu Kam Wen.
Muchos de los investigadores que han estudiado a este escritor de origen oriental suelen
concentrarse en la transculturación que presenta en sus historias, pero no hay muchos
trabajos que hablen de la heterogeneidad de las figuras que crea.
A causa de los push and pull factors de los dos países, los primeros chinos entraron en el
Perú en 1849 y la historia de la inmigración de este grupo se divide en tres etapas. Durante
169 años, los culíes chinos fueron tratados al principio como semiesclavos, para
posteriormente recuperar la libertad y establecer sus propios negocios, que les permitieron
sobrevivir en la tierra extranjera. Mientras tanto, en Lima se formó gradualmente el barrio
chino, con sus correspondientes instituciones como escuelas, publicaciones periódicas y
sociedades. Además, por medio del matrimonio con gente autóctona, surgieron los
«tusanes», descendientes mestizos de los inmigrantes chinos nacidos en el Perú.
No se puede negar que, en la historia, especialmente a principios del siglo pasado, siempre
han existido malentendidos y prejuicios hacia los asiáticos debido al desconocimiento de
la cultura oriental. No obstante, en la historia la identidad china se va dando a conocer
lentamente entre los peruanos. Poco a poco se produce la integración de los inmigrantes
en la sociedad nativa, y ello contribuye al surgimiento de una nueva cultura multiétnica
en este país de por sí tan heterogéneo.
Los inmigrantes chinos y sus descendientes participan con mucho entusiasmo en varios
sectores de la sociedad acogedora y, por supuesto, en el campo literario también destacan
escritores de origen chino. Entre ellos, Siu Kam Wen, objeto de estudio de este trabajo,
es el más famoso y el más importante.
Llegó, cuando tenía nueve años, al Perú, donde pasó veinticinco años de su vida antes de
emigrar de nuevo a los Estados Unidos, donde reside ahora. Utiliza el español como la
11
lengua principal de su creación literaria y sitúa la mayoría de sus historias en la Lima de
los años sesenta y setenta del siglo XX. En esta tesis se presentan todas sus publicaciones
desde el año 1981 hasta 2017, e incluyen novelas, cuentos, ensayo y teatro. No obstante,
las obras narrativas son sus creaciones más importantes y son el mejor ejemplo para
descifrar el estilo propio del autor.
A pesar de que el contenido de las obras narrativas de Siu Kam Wen no se limita al barrio
chino en Lima, la vida de los inmigrantes de este país asiático, especialmente la de él
mismo, sirve como tema nuclear en sus libros. En las novelas autobiográficas y
semiautobiográficas, crea la figura Héctor/Siu, con la que muestra la evolución
psicológica desde la infancia y la adolescencia hasta la adultez, y la búsqueda de la
respuesta a unas preguntas vitales.
Mediante Héctor, alter ego del mismo autor, Siu habla de la confusión de la identidad
personal durante la adolescencia, período de grandes cambios. Las historias se desarrollan
dentro de una familia china, y la intensa relación padre-hijo es la línea principal del
argumento. El Héctor adolescente rechaza la «identidad hipotecada» que le propone el
padre práctico y autoritario, y posteriormente entra en la etapa de «identidad en
moratoria». En cuanto al ambiente social, una serie de fracasos existenciales de los chinos
en la Lima de los años sesenta bajo el régimen militar aumenta la sensación de pérdida
de Héctor. No encuentra la respuesta de «quién soy yo» y «qué debo hacer» hasta que
entra en la adultez. El Siu maduro se nutre de la filosofía de su cultura original y llega a
la conclusión de que puede tener cualidades opuestas (ser práctico e idealista) al mismo
tiempo.
En sus libros, Siu Kam Wen construye diferentes tipos de chinos. Cada individuo tiene
su propio carácter y cada grupo ofrece una imagen colectiva que le distingue de los otros,
especialmente los personajes de los dos géneros: el masculino y el femenino.
12
son abandonadas por los hombres que han emigrado, hasta las que logran la libertad y
redefinen la relación entre los dos sexos. La evolución de las figuras femeninas de
inmigrantes chinos también muestra un proceso de empoderamiento de las mujeres dentro
de la familia. Además, en el contexto de la migración internacional, la reproducción no
se limita a una actividad biológica, sino que cuenta con un sentido especial: garantizar la
continuidad del grupo étnico y la cultura original frente a la aculturación de la sociedad
receptora.
13
Abstract
In recent years, the increasing influence of China in Latin America draws much attention
and the Chinese immigration to this continent has been brought into focus. The big
migratory wave between these two parts began in the second half of the 19th century with
the “coolieˮ trade. Cuba, Panama and Peru were the three most important destinations of
this business. Accordingly, the goal of this study, named The Narrative Works of Siu Kam
Wen and the Chinese Inmigration to Peru, is to develop a more rigorous understanding
of the Chinese immigration to Peru reflected in the narrative works of Siu Kam Wen.
The literature review indicates that most of the investigators who have studied this
oversea Chinese writer tend to focus on the transcultural phenomenon presented in his
books, but there has been little discussion about the heterogeneity of those characters that
he created.
As a result of the push and pull factors of the two countries, the first Chinese workers
entered in Peru in 1849. The history of the Chinese immigration to Peru can be divided
into three stages. During the whole 169 years, the Asian coolies were firstly treated as
slaves. However, later they regained the freedom and established their own business,
which allowed themselves to survive in the foreign land. Meanwhile, gradually, in Lima
they formed the Chinatown with its own institutions, such as schools, newspapers and all
kinds of associations. In addition, marriages between Chinese and native people produce
“tusansˮ, which refers to those Chinese-blood descendants born in Peru.
It cannot be denied that in the past, especially at the beginning of the last century,
prejudices and misunderstandings towards Asians always existed in the Peruvian society
due to the lack of knowledge. Nevertheless, the Chinese culture has survived. What´s
more, the customs and virtues of this group have created the oriental identity by which
others could get to know and appreciate them as Chinese. At the same time, the integration
of immigrants into the local society also contributes to the emergence of a new multi-
ethnic culture in Peru, a country which is so heterogeneous itself.
15
poets and writers of Chinese origin. Among them, Siu Kam Wen, object of this
dissertation, is the most famous and the most important one.
At the age of 9 Siu Kam Wen arrived at Peru, where he spent 25 years before emigrating
for the second time in his life to the United States of America. He still uses Spanish as
the main language in his writing and locates most of his stories in the Lima of the 1960s
and the 1970s. All his publications from 1981 to 2017 (novels, short stories, essays and
theater) are presented in this dissertation, but Siu Kam Wen’s narrative works are his most
important creations, through which we can give a comprehensive review on the unique
style of the author.
Although the content of Siu Kam Wen's narrative works is not limited to the Chinatown
in Lima, his own experience and the life of Chinese immigrants are the central topic of
his books. In the autobiographical and semi-autobiographical novels, he creates the figure
Hector/ Siu. By this mean he shows the psychological evolution of this character (from
the childhood, the adolescence until the adulthood) and the search for the answer to some
vital questions.
Héctor, alter ego of Siu, enables him to talk about the confusion of his personal identity
during the adolescence, which is a period full of big changes. These stories are developed
within a Chinese family and the intense father-son relationship builds the main drama.
The young Héctor rejects the identity imposed by his father, who is a practical and
authoritarian man, but is still confused of who is he and what should he do. As for the
social environment, the Chinese in the Lima of the 1960s are threatened by the coming
dictatorship. Their failure increases Hector's sense of loss. The answer of “who am Iˮ and
“what should I doˮ is not achieved until he becomes an adult. Thanks to the oriental
philosophy that he inherits from his original culture, Siu comes to the conclusion that he
can have the opposite qualities at the same time: being a man who is practical, but at the
same time ideal.
In his books Siu Kam Wen builds different types of Chinese. Each individual has its own
features and each group offers a collective image that distinguishes them from others,
especially the two genders: the masculine characters and the feminine ones.
16
The male characters of Siu Kam Wen suffer from the confusion of their ethnic identity.
Through the juxtaposition of time, space and narrators, Siu Kam Wen uses a double, or
even multiple discourses to construct the vacillating figure of the “migrant subjectˮ. On
the other hand, for the Chinese women in his books, Siu, unlike the female writers who
tend to show the most intimate feelings, places the stories of women in the "private space”
and talks about love and marriage. Siu describes different generations of immigrant
women: from those who are abandoned by men who have left, to those who achieve the
freedom and redefine the man-women relationship. The evolution of Siu´s female figures
shows the empower of the Chinese women in the family. In addition, in the context of
international migration, reproduction is no longer limited to a simple biological activity.
Instead, it is also related to the conservation of the ethnic group and the original culture
to which belong the mothers.
In this study we propose that a review of the Chinese immigration history in Peru
contributes to a better comprehension of the narrative works of Siu Kam Wen. After the
literature analysis the following conclusions can be reached: Siu Kam Wen, for
concentrating on the existential failure of the Chinese in Lima, counts as a special writer
of the “generation of 80ˮ of the Peruvian contemporary literature; as an author affected
by both civilization, he explores the forgotten stories of his own community with
enormous passion, but the personal experience of the two international migrations also
allows him to reveal and criticize the reality hidden in Chinatown; In this sense, he
manage to create successfully a series of authentic and heterogeneous figures of Chinese
immigrants.
17
摘要
中国向拉美的移民大潮于 19 世纪下半叶以苦力贸易的形式出现,古巴、巴拿
马和秘鲁是当时华工移民的三大目的国。本文选取秘鲁作为主要研究对象,以华
裔作家萧锦荣的叙事文学作品为依托,探究其中反映的秘鲁中国移民情况。
萧锦荣的作品反映了秘鲁文化对华人华侨及其后裔的文化同化,目前学界,
尤其是欧美学者对他的研究主要集中在这一问题上。但是,鲜有学者从中国文化
的角度出发,探究其作品中华人形象的丰富多样性以及“中国身份”是怎样逐渐
渗透进当地社会,通过民族融合,形成秘鲁的多元新文化。
不可否认在过去的很长一段时间里(尤其是上世纪初),秘鲁社会一直对华
人抱有敌意,持歧视态度。但凭借中华文化和传统美德,华人赢得了当地人民的
尊重,并形成了鲜明的“中国身份”。同时,华人也和当地社会完美融合,成为
秘鲁多民族多元文化的一分子。
华人、华侨和华裔一直积极参与当地各行各业的活动。在文学领域也有一批
华裔诗人和作家脱颖而出。其中,本文主要研究对象萧锦荣就是其中最知名、也
是最重要的一位。
19
其中,包括多部中长篇小说、短篇小说在内的叙事文学作品是解析其创作的最好
范例。
萧锦荣的叙事文学作品内容不仅局限于利马唐人街,整个华人移民、尤其是
他本人的生活经历都是他文学创作最重要的素材。
首先,在他的自传体和半自传体小说中,通过“赫克托”和“萧锦荣”这两
个文学形象,作者展示了从童年、少年直到成年的心路变化历程,以及他对人生
重大命题答案的不断追寻。赫克托的故事展现了青少年这一重大人生转折期该人
物对其个人身份的困惑。故事以一个中国家庭为主要场景展开,父子间的紧张关
系是主要线索。少年赫克托拒绝功利、实际的旧式家长强加给他的“传统身份模
式”,进入了一个个人身份的“疑惑期”。当时的社会状况也不容乐观。60 年代
下半叶,声势浩大的军事独裁统治秘鲁,人心惶惶,一系列华人角色的生存困境
加剧了赫克托的失落感。直到多年后,已经成熟的“萧锦荣”才找到了“我是谁”
和“我该怎么做”这两个人生重大命题的答案:古老的东方哲学教会他阴阳可以
和谐并存,他既可以务实地苦干,也可以不放弃他浪漫主义的理想。
其次, 通过一系列中长篇小说和短篇小说,萧锦荣塑造了丰富多彩的人物形
象。每个个体都展现了独有的特质,而同时,他也赋予了每一个群体一个整体形
象,以区别于其他群体。其中,男性和女性角色的差别尤为明显。
萧锦荣笔下的男性中国移民常饱受“民族身份”困惑之苦。这些国际移民一
直生活在两个时空(过去、现在;家乡、他乡)之间,所以萧锦荣杂糅了这些元
素,不再单线叙述故事,而是多线并举,鲜明地塑造了因为在两个截然不同的文
化之间摇摆不定的人物模糊而矛盾的形象。成功为拉美文学中常见的“移民主体”
增添了一抹东方色彩。
在女性中国移民角色的描写上,萧锦荣作为男性作家,并没有像拉美女作家
一样通过渲染细腻的内心情绪来写作。他立足于家庭这个与女性紧密相关的舞台,
探讨婚、恋这两大问题。萧锦荣不仅成功地塑造了多个女性人物,还展现了几代
中国女性移民的整体形象:从被排除在移民活动之外、被家庭中男性成员“抛
弃”、遗忘的传统女性,到获得解放、重新定义两性关系的“新女性”。纵观他
20
的中长篇小说和短篇小说,萧锦荣致力于展现一部几代中国女性移民的进化史,
也是一部女性在家庭中获得权力的奋斗史。
本文作者认为,对于秘鲁中国移民史的研究有助于更好理解萧锦荣的作品内
容。在此基础上分析文本之后可以得出以下结论:作为跨东西方文化的一位作家,
一方面,萧锦荣饱含热情地挖掘华人群体被忽视、被遗忘的往事,另一方面,特
殊的人生经历赋予他勇于揭露和批判华人群体的弊病;正是因为这种独特的视角,
他得以创作出大量真实而丰富多样的华人形象。萧锦荣聚焦中国移民的生存困境,
是秘鲁当代文坛“80 代”,即“失望一代”中的特殊一员。
关键词:叙事文学、移民、身份认同、多元性、文化交流、性别研究、秘鲁、中
国
21
Liminar
Cuando era una niña, recuerdo que uno de mis libros favoritos de la biblioteca de mi padre
era los dos tomos antiguos de un título bastante romántico: Clásico de montañas y mares
(«山海经»), en que unos autores anónimos narran historietas fantásticas sobre montañas
llenas de esmeraldas, pájaros con cara humana, o países al otro lado del océano en los que
vive gente con plumas.
Cada vez que releía algunas páginas de este clásico, preguntaba a mi padre si estas cosas
existían en la vida real, y él solía devolverme una sonrisa sin explicar nada. Durante
mucho tiempo yo estaba convencida de que el Clásico de montañas y mares no era nada
más que un delirio de nuestros antepasados que, en una época sin técnicas avanzadas de
comunicación y transporte, imaginaban cómo era el mundo exterior. Hasta que leí Pale
Ink: Two Ancient records of Chinese exploration in America, de Henriette Mertz1 (1993),
donde la antropóloga estadounidense argumenta que esta antigua obra china tiene
reminiscencias de la realidad del continente americano: tras medir las distancias y
comparar los paisajes, Mertz concluyó que el Clásico de montañas y mares, más que un
mero producto de la imaginación, se trata de un documento geográfico redactado por
chinos que volvieron a su hogar después de haber estado en América, en una época antes
de Cristo, y en los siglos V y VI, Hui Shen2 (慧深), un monje budista chino, llegó a Fusang
(扶桑), que se encuentra en el actual México.
Me fascina e incluso me emociona esta posibilidad. Sin embargo, por falta de registros
históricos válidos, la figura del monje Hui Shen permanece aún hoy difusa. Existen
desacuerdos entre los sinólogos europeos sobre la situación geográfica del destino de Hui
Shen3, y la idea de que «Fusang es México» no es muy aplaudida entre los historiadores
1
Henriette Mertz (1898-1985), abogada, historiadora y antropóloga estadounidense. Publicó en las décadas
60 y 70 del siglo XX una serie de libros sobre el descubrimiento del conteniente americano y el
establecimiento de los pobladores.
2
Según el registro en Bibliografías colectivas de países extranjeros del Libro Liang Shu, Hui Shen (慧深)
llegó a Fusang, que se quedaba a 20 000 li al este del imperio de China.
3
En su colección de ensayos, Zhu Qian Zhi ( 朱谦之) (1899-1972), filólogo, historiador e investigador del
pensamiento oriental y occidental, opina que existe un debate entre los sinólogos en cuanto a dónde está el
Fusang al que fue Hui Shen. Vining sostuvo la teoría del francés J. de Guignes, por la que Fusang se
encuentra en América, más precisamente en México, mientras que H. J. Klaproth y G. Schlegel sostuvieron
23
chinos4. Por lo tanto, no es mi intención citar estas ideas con el motivo de refutar que
fuera Cristóbal Colón quien descubriera el continente de América en 1492, sino mostrar
el gran interés que existe en numerosos núcleos de investigadores (entre los que me
incluyo) en rastrear las huellas del misterioso y antiguo imperio oriental en el Nuevo
Mundo, ya sea en las épocas más remotas de la historia humana o en el período de
globalización actual.
Clásico de montañas y mares y la idea (más una leyenda que una hipótesis) de Mertz me
sirvió de inspiración durante el transcurso de mi carrera universitaria. No obstante, es al
empezar mis estudios de doctorado cuando la relación transcultural de los dos continentes
aparece ante mis ojos de forma más real y concreta, con Siu Kam Wen (萧锦荣), un
escritor de origen chino que utiliza el español como lengua de creación literaria, y que
ubica la mayoría de sus historias en la Lima de la segunda mitad del siglo XX. Gracias a
las obras narrativas de Siu Kam Wen, 169 años de historia de la inmigración china al Perú
se presentan ante todos los lectores: desde la segunda mitad del siglo XIX, en que los
barcos chineros llevaron a los culíes a las haciendas o guaneros después de una travesía
de 120 días, hasta la segunda mitad del siglo pasado, cuando el destino de «los chinos de
la esquina», que lucharon con todos sus esfuerzos por sobrevivir en aquella tierra
extranjera, se vincula estrechamente con el de este país que sufría la dictadura militar y
el terrorismo. Los cuentos y novelas de Siu Kam Wen, además de ser obras literarias,
también tienen un gran valor sociológico. Con una actitud entre apasionada y crítica, Siu
describe directamente cómo son los chinos en Lima, revelando los problemas que
subyacen en esa comunidad cerrada: la pérdida inevitable de la cultura de origen y la
subsiguiente aculturación en la sociedad peruana, el sufrimiento de las mujeres debido a
la desigualdad de género, y la confusión de identidad de los descendientes chinos por no
saber a cuál de los dos mundos pertenecen.
que Hui Shen no llegó hasta al continente americano y Fusang en realidad se trataba de Japón o la Isla de
Sajalín.
4
Investigadores chinos representados por Luo Rong Qu (罗荣渠) dudan de la autenticidad de la llegada de
Hui Shen a Fusang. En su ensayo “扶桑国的猜想与美洲的发现-兼论文化传播问题ˮ (“Suposiciones de
Fusang y del descubrimiento de América: una perspectiva de la difusión de la cultura”) (1983), Luo
argumenta que no existen suficientes registros históricos válidos para confirmar la identidad del monje
budista chino ni del país Fusang. Según Luo, es muy probable que la información que se puede encontrar
en el libro Liang Shu no sea la experiencia exclusiva de Hui Shen, sino una colección de aventuras de
diferentes personas en la historia.
24
En su discurso ante el congreso de Perú, Xi Jin Ping (习近平), presidente de la República
Popular de China, expuso una cifra increíble al afirmar lo siguiente: «Que yo sepa,
actualmente hay cerca de dos millones quinientos mil tusanes en el Perú, la palabra
“paisanoˮ se refiere especialmente a los descendientes chinos» 5 . Sin embargo, la
condición de este grupo que conforma casi el diez por ciento de la población nacional del
Perú ha sido desconocida durante demasiado tiempo. Cáceres Letourneux 6 (1997) opina
que los peruanos no conocían realmente el barrio chino, una zona que solo han observado
desde fuera hasta la publicación de las historias de Siu Kam Wen
Por lo tanto, con esta tesis, se espera que la historia de la inmigración china en el Perú,
reflejada en los libros de este escritor, pueda llegar a más gente en Latinoamérica, en
China, en Europa y en todo el mundo. Lo que intentan presentar las siguientes páginas es
una larga trayectoria de miles de años de comunicación entre dos continentes, una ruta de
casi doscientos años desde la llegada de los orientales a la tierra de los incas, el camino
de 31 años en que Siu Kam Wen encuentra la respuesta a la gran pregunta de su vida
(quién es él en realidad), y un recorrido personal de casi diez años del estudio de la lengua
española y la literatura hispanoamericana; y, lo más importante, todo el tiempo para que
yo finalmente comprenda el mensaje que mi padre me quería transmitir con su sonrisa
silenciosa frente a mis preguntas sobre Clásico de montañas y mares: el tiempo, el
espacio, la nacionalidad o cualquier tipo de dificultad que exista nunca impiden al ser
humano, ya sea ahora o en la antigüedad, explorar el maravilloso mundo y el verdadero
«yo» dentro de nuestros corazones.
5
Discurso “Mancomunemos esfuerzos izando velas para crear juntos el hermoso porvenir de las relaciones
entre China y América Latina y el Caribe”, de Xi Jin Ping.
Fuente: http://www.fmprc.gov.cn/esp/zxxx/t1417904.shtml.
6
Beatriz Cáceres Letourneux es investigadora francesa. Publicó en 1996 su tesis doctoral L'oeuvre de Siu
Kam Wen a Lima: realite et imaginaire de la communaute chinoise du Perou, en que estudia El tramo final,
la primera colección de cuento de Siu Kam Wen.
25
Introducción
En el primer capítulo presentamos el marco teórico aplicado en esta tesis, y está dividido
en tres apartados: literario, sociológico y psicológico.
En el campo literario, para realizar el análisis textual de las obras de Siu Kam Wen,
introducimos la teoría de la transculturación (Rama, 1986), heterogeneidad (Cornejo
Polar, 1994) de la literatura latinoamericana y el concepto del «sujeto migrante» (Cornejo
Polar, 1996) que existe en la larga tradición literaria peruana. El método del «discurso-
sujeto» en la interpretación de las obras resulta útil para esta tesis.
En el campo sociológico, sin duda, merece la pena estudiar las condiciones sociales de
los inmigrantes chinos en el Perú reflejadas en los libros de Siu, que intenta ser
«testimonial» (Cáceres, 1997) mediante sus obras literarias. Los temas que más llaman la
atención al escritor son la historia de la ola migratoria, la desigualdad de género y el
estrecho vínculo entre la familia y las mujeres.
Por lo tanto, en primer lugar, se utilizará el push-pull model para explicar por qué surgió
el desplazamiento transpacífico en la segunda mitad del siglo XIX.
27
En segundo lugar, con la teoría de la articulación y las opiniones de investigadoras
contemporáneas, representadas por Carmen Gregorio Gil (1996), enfocaremos este
estudio de la migración internacional en los libros de Siu desde una perspectiva de género.
Por medio de los principales papeles que juegan los miembros femeninos en el sentido
étnico y nacional, explicados por Floya Anthias y Nira Yuval-Davis (1989), y el especial
vínculo entre la mujer y la reproducción, intentamos explorar porqué existen diferencias
entre los dos géneros y cómo las nuevas generaciones, al contrario que las mujeres
tradicionales, logran la emancipación. También se aplica el concepto «poder-resistencia»
(Foucault, 1982) para explicar el recorrido hacia la liberación y la igualdad, y para
analizar el empoderamiento de las mujeres chinas en el «espacio privado», así como los
asuntos que tienen que ver con el hogar, como el amor, el matrimonio y la reproducción.
28
inmigración china al Perú; y el período contemporáneo, en que se renueva la presencia de
elementos traídos por los chinos y sus descendientes en este país latinoamericano.
29
figura de los chinos era homogénea, constantemente vinculada con el opio, el juego, las
peleas y las enfermedades. Para el pueblo peruano, la colonia china era siempre un lugar
que observaban desde el exterior, sin conocer cómo eran los chinos en realidad. Esta
escasez de conocimiento evidencia la necesidad de estudiar a los escritores de origen
chino, especialmente a Siu Kam Wen, que intenta presentar a sus lectores cómo son los
verdaderos chinos.
El capítulo cuatro ofrece un análisis de por qué surge la Generación del desencanto a la
que pertenecen Siu Kam Wen y otros escritores en los años ochenta. El régimen militar
de Juan Velasco, desde 1968 hasta 1975, y la gran depresión económica que sufría este
país en los últimos decenios del siglo XX rompieron el sueño utópico que tenían los
jóvenes como Siu Kam Wen, que tanto deseaban la libertad, la rebeldía y una mejor vida
por medio de transformaciones. Como resultado, la desilusión frente la realidad se
convierte en uno de los temas principales de los narradores de este grupo, y Siu Kam Wen
es un miembro especial por concentrarse en el fracaso existencial de la comunidad china
en Lima.
El capítulo quinto está dedicado por completo a la figura de Siu Kam Wen, un escritor de
origen chino que escribe en español historias que se desarrollan en la capital peruana en
la segunda mitad del siglo pasado. En esta parte se hace un recorrido de la vida personal
del autor en cuanto a sus varias experiencias migratorias (los «exilios», como él mismo
los llama), su familia, su educación y cómo empezó a escribir, durante su juventud,
cuando su carrera profesional no tenía nada que ver con la Filología. Como muchas de
sus obras narrativas son autobiográficas o semiautobiográficas, el conocimiento de su
experiencia personal contribuye sin duda a una mejor interpretación de su creación
literaria.
30
En este capítulo ofrecemos una colección de la información de todas las obras de Siu Kam
Wen desde 1981 hasta la actualidad (a término de la tesis). De sus publicaciones, sin duda
son sus obras narrativas las que pueden mostrar mejor su estilo único como escritor de
origen chino que presta mucha atención a su propio grupo. Por lo tanto, en este capítulo
ofrecemos una introducción y comentario a todas las obras de esta categoría del autor,
desde 1986 hasta 2017, incluidas tres colecciones de cuentos (El tramo final [1986], La
primera espada del Imperio [1988] e Ilusionismo [2004]) y cinco novelas (La estatua en
el jardín [2005], El furor de mis ardores [2009], La vida no es una tómbola [2009], El
verano largo [2012] y Viaje a Ítaca [2017]). Al final, también hablamos del bilingüismo,
una característica importante de la creación literaria de este escritor.
En el capítulo sexto se especifica el análisis textual de las figuras masculinas de las obras
de Siu Kam Wen en cuanto a los temas centrales de su creación literaria: la confusión de
la identidad personal del Héctor adolescente en el cuento “El deterioroˮ y la novela La
vida no es una tómbola, así como la identidad étnica que vacila entre la china y la peruana
de Héctor y Uei-Kuong del cuento “La conversión de Uei-Kuongˮ, dos representantes del
sujeto migrante.
El capítulo siete se dedica a los personajes femeninos que crea Siu Kam Wen. Además
de prestar atención al sufrimiento de las mujeres peruanas marginadas por la sociedad,
Siu Kam Wen construye dos figuras típicas de femme fatale con la peruana María del
Pilar Duarte y la misteriosa «dama de gris» francesa. Lo que más le llama la atención, por
supuesto, son sus paisanos femeninos, y el largo recorrido de la emancipación desde las
mujeres tradicionales de las primeras generaciones migrantes hasta las jóvenes tusanes.
En sus obras, Siu Kam Wen muestra la desigualdad, la violencia, el vínculo especial que
tienen las mujeres con la reproducción biológica y social, junto con el empoderamiento
de los miembros femeninos dentro del «espacio privado» y los temas relacionados con el
hogar (el amor, el matrimonio, entre otras cosas).
31
Capítulo I. Marco teórico
1.1. Campo literario
De acuerdo con lo que explica Cornejo Polar, en general los términos que enumeramos
se refieren al mismo corpus, pero, de todas formas, es necesario distinguir en esta parte
las diferencias entre los tres conceptos más utilizados en el análisis de literaturas que
muestran el entrecruzamiento sociocultural ―la transculturación, la cultura híbrida y la
heterogeneidad― para explicar por qué seleccionamos dos entre ellos ―la
heterogeneidad y la transculturación― en el análisis de las obras narrativas de Siu Kam
Wen.
33
narrativa del realismo mágico o la poesía convencional» (Cornejo Polar, p. 16). Gracias
a este corpus, se pueden incorporar las categorías más marginales.
En segundo lugar, la transculturación fue mencionada por primera vez por Fernando Ortiz
(1983) en su libro Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, en que diagnosticó a su
país en el sentido socio-histórico, y propuso el concepto de «transculturación» para
sustituir el de «aculturación».
Entendemos que el vocablo «transculturación» expresa mejor las diferentes fases del
proceso transitivo de una cultura a otra, porque este no consiste solamente en adquirir una
distinta cultura, que es lo que en rigor indica la voz angloamericana aculturación, sino que
el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura
precedente, lo que pudiera decirse una parcial desculturación, y, además, significa la
consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse de
neoculturación. Al fin, como bien sostiene la escuela de Malinowski, en todo abrazo de
culturas sucede lo que en la cópula genética de los individuos: la criatura siempre tiene algo
de ambos progenitores, pero también siempre es distinta de cada uno de los dos. En
conjunto, el proceso es una transculturación, y este vocablo comprende todas las fases de
su parábola. (Ortiz, 1983, p. 90)
Rama sostiene que la transculturación revela la energía creadora que tiene la cultura
latinoamericana, que «la mueve, haciéndola muy distinta de un simple agregado de
34
normas, comportamientos, creencias y objetos culturales pues se trata de una fuerza que
actúa con desenvoltura tanto sobre su herencia particular, según las situaciones propias
de su desarrollo, como sobre las aportaciones provenientes de fuera» (Rama, 2008, p. 40).
Es decir, no es meramente una suma de elementos. La cultura latinoamericana cuenta con
la independencia, la originalidad y la vitalidad de incorporar cosas nuevas a los valores
idiosincráticos.
Cuando se encuentran dos fuentes culturales distintas, según Rama (2008), habría
«pérdidas, selecciones, redescubrimientos e incorporaciones», que son cuatro
operaciones «concomitantes» y «se resuelven todas dentro de una reestructuración
general del sistema cultural» (p. 41). Con el fin de analizar estas operaciones, Rama toma
como ejemplos los escritores «regionalistas plásticos» de zonas interiores, y parte de los
tres niveles principales del proceso literario: la lengua, la estructura literaria y la
cosmovisión.
7
En su Cultura híbrida: Estrategias para entrar y salir de la modernidad, García Canclini (2008) confirma
que «conviene insistir en que el objeto de estudio no es la hibridez, sino los procesos de hibridación» (p. 20).
35
concretamente en el campo literario de América Latina. Como consecuencia, estos dos
conceptos son más adecuados para el presente trabajo.
Al leer los existentes estudios sobre Siu Kam Wen y sus libros, se puede descubrir que la
mayoría de los investigadores, como Maan Lin (1997) y López Calvo (2008), suelen
interpretar los textos de Siu, un escritor migrante, desde la perspectiva de
transculturación, que es también un contenido núcleo de la creación literaria del autor.
Sin duda la idea transculturadora resulta imprescindible al estudiar la historia de
inmigración china en el Perú, especialmente los comportamientos, la condición
psicológica y la cuestión de identidad de los tusanes sometidos a procesos de aculturación
de la sociedad adoptiva.
Visto de otro modo, un aspecto de suma importancia para este autor de origen oriental es
el resultado del proceso transculturador a partir de la diferencia entre individuos de la
colonia china en Lima entre sí y del contacto con la sociedad limeña. Dentro de esta
comunidad inmigrante que vive simultáneamente entre dos sistemas culturales, hay
identidades que se contradicen en una misma persona (el Héctor de “El deterioro” y La
vida no es una tómbola), miembros de una familia que tienen características totalmente
opuestas (don Augusto, Elías y Héctor en La vida no es una tómbola) y gente del mismo
género que experimenta destinos distintos (las mujeres inmigrantes chinas de distintas
épocas). Una de las intenciones principales de Siu es mostrar a los lectores, especialmente
a los occidentales, cómo son los verdaderos chinos en Lima como grupo heterogéneo:
cada uno de ellos tiene personalidades propias como individuo, mientras cuentan con la
característica colectiva que les hace diferir con respecto a otras generaciones.
36
aprovechándome de la misma cultura oriental que comparto con el autor, entramos en la
colonia china en Lima para explorar las características socioculturales de este círculo
cerrado.
A pesar de que tanto Cornejo Polar como Ángel Rama proponen sus ideas bajo un
contexto diferente al de Siu Kam Wen, es posible introducir estos dos conceptos en
nuestro caso. Maan Lin (1997) confirma en su trabajo que «This definition of
transculturation is not limited, of course, to Spanish and indigenous cultures; it can be
applied to any two cultures in contact» (p. 17). De la misma manera, como explica
Cornejo Polar, la idea de heterogeneidad goza de la flexibilidad de incluir en sí misma las
categorías más marginales (como la de la étnica china). Lo más importante es el método
de «discurso-sujeto-representación» que usa el investigador peruano, que ofrece un
método útil para el análisis textual del presente trabajo. De este método hablaremos en el
siguiente apartado.
En primer lugar, de acuerdo con Cornejo Polar (1994), en el discurso literario de dicha
categoría destacan el bilingüismo y la diglosia:
Como a nadie escapa, la construcción de estos discursos, que por igual delatan su ubicación
en mundos opuestos como la existencia de azarosas zonas de alianzas, contactos y
contaminaciones, puede ser sometida a enunciaciones monologantes, que intentan englobar
esa perturbadora variedad dentro de una voz autoral cerrada y poderosa, pero también
puede fragmentar la dicción y generar un dialogismo tan exacerbado que deja atrás, aunque
la realice, la polifonía bajtiniana y toda suerte de impredecibles y volubles
intertextualidades. En más de una ocasión creo haber podido leer los textos como espacios
lingüísticos en los que se complementan, solapan, intersectan o contienden discursos de
37
muy varia procedencia, cada cual en busca de una hegemonía semántica que pocas veces
se alcanza de manera definitiva. (Cornejo Polar, 1994, p. 17)
El presente rompe su anclaje con la memoria, haciéndose más nostalgia incurable o rabia
mal contenida que aposento de experiencias formadoras; el otro se inmiscuye en la
intimidad, hasta en los deseos y los sueños, y la convierte en espacio oscilante, a veces
ferozmente contradictorio; y el mundo cambia y cambian las relaciones con él,
superponiéndose varias que con frecuencia son incompatibles. Estoy tratando, por cierto,
de diseñar la índole abigarrada de un sujeto que precisamente por serlo de este modo resulta
excepcionalmente cambiante y fluido, pero también ―o mejor al mismo tiempo― el
8
Cornejo Polar (1994) habla de «un yo exaltado y hasta mudable, pero suficientemente firme y coherente
como para poder regresar siempre sobre sí mismo: el desborde de los sentimientos jamás deja exhausta la
fuente interior de la que surge, de la misma manera en que, por ejemplo, el casi obsesivo tópico del viaje,
en el tiempo o en el espacio, jamás pone en cuestión la opción de regreso al punto originario (la subjetividad
exacerbada) de este desplazamiento» (p. 18). Mientras tanto, «La identidad de los sujetos sociales, las
formulaciones románticas sobre el espíritu del pueblo u otras similares no fueron desplazadas por el
concepto marxista de clase social; y no lo fueron porque, pese a que esa no es exactamente la idea que
proviene de tal fuente, las clases fueron imaginadas como una totalidad internamente coherente. De alguna
manera la categoría de clase social, en la interpretación simplificadora que acabo de resumir, tiene la misma
función que la idea romántica del yo en el debate moderno sobre las identidades sociales» (Cornejo Polar,
1994, p. 19).
38
carácter de una realidad hecha de fisuras y superposiciones que acumula varios tiempos en
un tiempo, y que no se deja decir más que asumiendo el riesgo de la fragmentación del
discurso que la representa y a la vez la constituye. (Cornejo Polar, 1994, p. 20)
39
pueden dejar de actuar de acuerdo a los masivos e inéditos condicionamientos que la
ciudad acumula sobre ellos» (Cornejo Polar, 1996, p. 838); es decir, para Cornejo Polar,
un sujeto migrante es un individuo que se ha desplazado a un nuevo lugar y adquiere
nuevas costumbres sin perder las antiguas. Como consecuencia, las influencias de estas
dos sociedades distintas en un sujeto migrante son evidentes porque vive
simultáneamente en ambos mundos.
Mi hipótesis primaria tiene que ver con el supuesto de que el discurso migrante es
radicalmente descentrado, en cuanto se construye alrededor de ejes varios y asimétricos, de
alguna manera incompatibles y contradictorios de un modo no dialéctico. Acoge no menos
de dos experiencias de vida que la migración, contra lo que se supone en el uso de la
categoría de mestizaje, y en cierto sentido en el del concepto de transculturación, no intenta
sintetizar en un espacio de resolución armónica; imagino ―al contrario― que el allá y el
aquí, que son también el ayer y el hoy, refuerzan su aptitud enunciativa y pueden tramar
narrativas bifrontes y ―hasta si quiere, exagerando las cosas― esquizofrénicas. Contra
ciertas tendencias que quieren ver en la migración la celebración casi apoteósica de la
desterritorialización (García Canclini,1990), considero que el desplazamiento migratorio
duplica (como mínimo) el territorio del sujeto, y le ofrece o lo condena a hablar desde más
de un lugar. Es un discurso doble o múltiplemente situado. (Cornejo Polar, 1996, p. 841)
40
este sentido, es posible aplicar el concepto de sujeto migrante al análisis de las obras
narrativas de Siu Kam Wen, quien en sí mismo es una persona que tiene varias
experiencias de movilidad internacional. En sus novelas y cuentos el escritor construye
varias figuras de esta categoría, utilizando una yuxtaposición del tiempo, el espacio e
incluso la voz narrativa para revivir el caos generado por la confusión de identidad que
sufren Héctor de La vida no es una tómbola y Uei-Kuong de “La conversión de Uei-
Kuong”, dos representantes del sujeto migrante chino.
Para explicar bien la creación literaria de Siu Kam Wen, es imprescindible hacer una
introducción de la inmigración china al Perú, que consiste, junto con la influencia que
imprime en los chinos de las décadas de los sesenta y setenta (tiempo principal de las
novelas y cuentos del autor), el tema más importante de las obras narrativas de este
escritor y aporta un valioso contexto a la hora de entender sus libros.
Como indica Push and pull factors of intenacional migration: A comparative report de
la Comunidad Europea (2009), varios investigadores como Kritz (1981), Portes y Böröcz
(1989), Massey (1993), Bauer y Zimmermann (1995) han formulado diferentes conceptos
y modelos para estudiar la migración internacional desde perspectivas multidisciplinarias.
De las diferentes teorías (como el neoclassical macro-economic theory, neoclassical
micro-economic theory o labour market factors), para nuestra investigación, que se centra
en explicar por qué surgió la inmigración china a Perú en la segunda mitad del siglo XIX,
el push and pull model de Portes y Böröcz resulta la más adecuada.
41
Como indica el nombre, este modelo se divide en dos partes: los push factors, que son las
condiciones (políticas, económicas, culturales, entre otras) en la sociedad de partida que
dificultan la supervivencia de la gente y provocan la emigración; mientras que los pull
factors son las mejores oportunidades que el país acogedor puede ofrecer (empleo,
condición de vida, desarrollo personal y educación) para atraer a los inmigrantes (Portes
y Böröcz, 1989).
En esta tesis, lo que nos interesa es la razón del surgimiento de la movilidad entre China
y el Perú, dos países tan alejados y con sociedades tan distintas. A la hora de explicar las
causas, el push and pull model tiene sus ventajas en comparación con otras teorías: en
primer lugar, se concentra en los factores que favorecen la migración, lo que coincide
perfectamente con nuestra meta; en segundo lugar, el push and pull model abarca el
análisis tanto de los elementos negativos del punto de partida como de los atractivos del
destino, que puede explicar bien la inmigración china al Perú, resultado del doble efecto
de ambas sociedades.
Como analizamos en el apartado anterior, el push and pull model se basa en el diferente
nivel de desarrollo entre la zona emisora y la sociedad adoptiva para explicar las causas
del flujo migratorio. Este enfoque del «equilibrio» también conforma el soporte de la
mayoría de los estudios de los años sesenta y setenta del siglo pasado (Gregorio, 1996, p.
146), clasificado por Michael Kearny (1986) como teoría de la modernización.
42
familiar del hombre iniciador del desplazamiento internacional, y según Gregorio Gil
(1997) «responde a una extensión de sus papeles dentro del ámbito reproductivo y no se
va a conceptuar como una emigración laboral» (p. 148).
De acuerdo con Gregorio Gil (1997), Birds of Passage are also women de Mirjana
Moroskvasic Müller (1984) es uno de los estudios pioneros que inician la investigación
sobre las motivaciones respectivas de los dos géneros, a pesar de que todavía tiene sus
límites: Moroskvasic asocia a los sujetos migrantes masculinos con lo público y lo
económico, mientras que a las mujeres lo hace con lo privado y lo social. La investigadora
española también cita trabajos de Kenneth Little (1973), explicando que la emigración,
para el género masculino, consiste en un medio de elevar sus ingresos, mientras que, para
el lado femenino, si la migración consiste en una actividad voluntaria e individual,
principalmente es para lograr cierta independencia familiar o social, es decir, iniciar una
nueva vida en otro lugar.
Los hogares son muy importantes en los análisis feministas porque en torno a ellos se
organiza gran parte del trabajo doméstico y reproductor de la mujer. Como consecuencia,
9
La teoría de la dependencia exhibe un enfoque histórico-estructural basándose en la economía política de
Marx. La emigración laboral consiste en el flujo de manos de obra desde lugares «periféricos» a los
«centrales» (Gregorio Gil, 1996; Amin, 1974; Emmanuel, 1973; Portes, 1978).
43
tanto la composición como la organización de los hogares repercuten directamente en la
vida de las mujeres y, en particular, en su capacidad de acceder a los recursos, el trabajo y
a la renta. (Moore, 1991, p. 74)
Como nos explican Oliveira (1991) y Jelin (1991), dos autoras que estudian la
inmigración femenina en Latinoamérica, existen dos criterios a la hora de aplicar el
concepto de grupo doméstico: la heterogeneidad de los miembros familiares y la
existencia de una serie de relaciones de poder.
En primer lugar, los miembros de un grupo doméstico deben de ser heterogéneos en temas
como edad y género, que significa, según explica Gregorio Gil (1996), «una diferencia
en la posición en relación con la producción y la reproducción» (Gregorio Gil, 1996, p.
161). En este sentido, es posible introducir la teoría de la articulación en el análisis textual
de las obras narrativas de Siu Kam Wen, porque las familias chinas descritas por este
escritor cumplen este requisito.
44
El término fue usado por primera vez en 1954 por Barnes, y Mitchell (1969) lo aplicó al
tema de la inmigración. Más específicamente, Hendrick (1974) fue pionero en
introducirlo en el estudio de migración, explicando asimismo que «para entender
plenamente el comportamiento emigrante, era esencial examinar tanto los contextos
sociales y culturales de las sociedades remitentes y receptoras, así como el proceso de
inmigración, tratando a cada uno no como una entidad discreta, sino como un elemento
constituyente de un campo social» (p. 18).
10
Lo que se denomina ideología o cultura de inmigración (Baéz Evertsz, 1992).
11
Según Meillassourx (1989): «el modo de producción doméstico es simultáneamente preservado y
destruido: preservado como modo de organización social reproductor de valor en beneficio del
imperialismo; destruido pues se lo priva a plazo fijo, mediante la explotación que padece, de los medios
para su reproducción» (p. 140).
45
mujer es complicado por la reproducción: además de ser miembros de la colectividad, el
género femenino es también «a special focus of state concerns as a social category with
a specific rol», especialmente, «human reproduction» (Anthias y Yuval-Davis, 1989,
p. 6), es decir, la reproducción biológica que garantiza la continuidad familiar. Al mismo
tiempo, la reproducción femenina también tiene que ver con la cuestión de la étnica (o la
nación), porque las dos autoras concluyen las cinco formas principales en que las mujeres
participan en el proceso étnico (o nacional) bajo el concepto de state: reproductora
biológica de miembros de una colectividad étnica; o la de fronteras del grupo étnico-
nacional; participante de la reproducción ideológica y transmisora de la cultura; símbolo
de la diferencia étnica-nacional, y participante de la lucha nacional en el sentido
económico, político y militar (Anthias, Yuval-Davis, 1989).
Según las teorías mencionadas, las mujeres inmigrantes chinas construidas por Siu
vacilan entre dos identidades productoras, y la mayoría de ellas suelen abandonar una
para abordar exclusivamente la otra: por ejemplo, la única tarea de la primera generación
de chinas tradicionales (como Ah-po de “El tramo final” y la abuela de Héctor en La vida
no es una tómbola) es la reproducción tanto biológica y étnica: criar hijos para el marido
y nuevos miembros para el grupo chino en el Perú. Mientras tanto, Rosa de Viaje a Ítaca
rechaza el amor y el matrimonio en favor del desarrollo profesional e individual.
En segundo lugar, Oliveira (1991) y Jelin (1991) también enfatizan la existencia de una
serie de relaciones de poder que aseguran ideológicamente la persistencia de la familia.
Dentro de este criterio introducimos también la idea de Michel Foucault, que vincula el
género con el poder.
Foucault mantiene una actitud abierta en el tema de la sexualidad, sosteniendo que esta
es una fuente creadora de cultura, y basa sus interpretaciones de fenómenos homosexuales
en el concepto del poder, que es una fuerza productiva y siempre «está ahí» (Gallagher,
Wilson, 1982). Para el pensador francés, el ser humano no está bajo el control del poder,
sino que debe considerarlo como una lucha. La relación de poder depende, en realidad,
de una situación estratégica que unos tienen respecto a otros. Como explica Foucault en
su entrevista con Gallagher y Wilson en 198212:
12
Fuente: http://ssociologos.com/2014/03/21/entrevista-a-michel-foucault-sexo-poder-y-la-politica-de- la-
identidad/
46
Basta que cualquiera de nosotros se ponga por encima de otro, que las circunstancias o una
determinada situación se lo permitan, y que esa situación no se corte, se prolongue, para
que esta situación pueda determinar el comportamiento a seguir, o simplemente influenciar
ese comportamiento o no comportamiento del otro. Así que no estamos atrapados, sino que
más bien, a pesar nuestro, siempre estamos inmersos en ese tipo de situaciones, derivadas
de la disimetría, más o menos real o imaginada, de las relaciones sociales. Lo cual significa
que tenemos siempre posibilidades, que siempre hay posibilidad de cambiar la situación.
No podemos saltar fuera de la situación, y no tiene sentido ubicarnos en un lugar en que
seamos libres de cualquier relación de poder. Pero uno puede siempre cambiarla. Así pues,
lo que he dicho no significa que estemos siempre de algún modo atrapados, sino, por el
contrario, estamos siempre libres, siempre más libres de lo que podemos creer. En fin, en
pocas palabras, que siempre tenemos de algún modo la posibilidad de cambiar las cosas.
(Gallagher, Wilson, 1982, p. 27)
Confirma Foucault que donde hay poder, hay resistencia, y que de ninguna forma el
segundo concepto se encuentra en una condición inferior al primero:
Puede observar que si no hubiera resistencia no habría relaciones de poder; estas consisten
en forzar la resistencia del otro en el sentido en que le interesa al que detenta el poder de
algún modo en una situación determinada. En caso contrario todo se limitaría simplemente
a una mera cuestión de disposición y obediencia. Desde el momento en que el individuo no
se halla en situación de hacer lo que quiere, está inmerso en, y se ve obligado a tener en
cuenta, relaciones de poder, y deberá pasar por ellas, utilizarlas en sus actos. Así pues, la
resistencia está primero, y permanece como superior a todas las fuerzas del proceso; obliga,
bajo su efecto, a las relaciones de poder a cambiar. Así pues, considero que resistencia es
la palabra más importante, la palabra-clave, de esta dinámica. (p. 28)
Por lo tanto, la resistencia, en opinión del pensador francés, no se limita a decir «no»,
porque la negación es la mínima muestra de resistencia posible. Al contrario de lo que se
cree tradicionalmente, la resistencia, para Foucault, es una forma creadora, productora,
que «cambia la situación» y «participa activamente en este proceso» (p. 28).
47
acompañado por la resistencia, y en las obras de Siu la acción de resistir de las diferentes
generaciones de mujeres inmigrantes no se reduce a una negación silenciosa, sino que se
convierte en una lucha para cambiar su situación de inferioridad. Además de estudiar cada
uno de los personajes femeninos como individuo, también podemos juntarlos en una
imagen colectiva. De ahí que la resistencia se presente en forma de gradual
empoderamiento de los miembros femeninos dentro del «espacio privado» (por ejemplo,
en temas como el amor, el matrimonio y la reproducción) y por el discurso que forman
expresando sus derechos, su independencia y su emancipación a través de las historias de
Siu Kam Wen.
48
(maltrato psicológico en forma de rechazo por la comunicación verbal, etc.). Por lo tanto,
también se aplican estas ideas al análisis de las figuras femeninas de Siu Kam Wen para
presentar la evolución de la imagen de la mujer inmigrante china en sus obras.
1.2.3. Generación
Hay un caso en que la generación enfatiza la relación filial dentro de una familia: Héctor,
protagonista del cuento “El deterioro” y la novela La vida no es una tómbola, es un chico
de «la segunda generación de inmigrantes», lo cual significa que es el hijo de don
Augusto, pionero del clan familiar en trasladarse al Perú. Mientras tanto, los otros usos
de esta palabra aluden al grupo, dividido generalmente por épocas, en que la gente
comparte una edad, cultura y educación similares, entre otras cosas. Con este sentido,
funcionan expresiones como «la primera generación de inmigrantes», es decir, los chinos
«legítimos» que por mucho tiempo discriminaron a los tusanes; «la primera generación
de mujeres inmigrantes», que se refiere a los individuos femeninos manipulados por la
ética tradicional china y que sufren desigualdad y marginación, en comparación con las
«nuevas mujeres» de generaciones tusanes más jóvenes, influidas por el moderno
ambiente peruano.
13
Significado de la palabra «generación» en el diccionario de la RAE: http: //dle. rae. es/?id=J3hJP2w
49
1.3. Campo psicológico: identidad
Para Erik Erikson (1950), la identidad, que él llama «ego», es «como un contrato
psicológico que solo puede entenderse a través de la interacción dinámica de las
necesidades del individuo y el contexto social» (Briones, 2010, p. 31), y Bosma,
Graafsma, Grotevant y de Levita la definen como «el constructo psicosocial que
representa la integración de la personalidad y su contexto histórico y situacional» (pp. 31-
32). La similitud entre estos investigadores es que todos ponen énfasis en la relación entre
el individuo y la sociedad en el tema de la identidad, lo cual también se refleja muy
claramente en las obras narrativas de Siu Kam Wen.
En las décadas sesenta y setenta del siglo pasado, marco temporal de la mayoría de los
cuentos y novelas de la colonia china en Lima, a pesar de que en las familias chinas la
gente se esforzaba por traspasar la cultura de origen a sus descendientes, el vínculo entre
los jóvenes tusanes y el barrio chino se volvía cada día más débil frente a la contracultura
entre los jóvenes occidentales y la constante disminución de los chinos «legítimos» por
las medidas antiinmigración de los años treinta. En esa época la sociedad motivaba
constantemente a los descendientes de inmigrantes asiáticos a salir del círculo cerrado de
la comunidad para iniciar su nueva vida.
14
El diccionario de la RAE, definición de identidad: http: //dle. rae. es/?id=KtmKMfe
15
https://es.wikipedia. org/wiki/Identidad#En_ciencias_sociales_.28principalmente_psicolog.C3.ADa.
2C_sociolog.C3.ADa_y_ciencia_pol.C3.ADtica.29
50
respuesta a este dilema y la verdadera identidad de los sujetos migrantes que se
encuentran entre dos o incluso más mundos.
La identidad personal que delimita Erikson (1950) hace referencia a los gustos de una
persona (como las aficiones) mientras que para Schwarts (2001), la identidad personal
abarca «las metas, valores y creencias que un individuo adapta y mantiene» (Briones,
2010, p. 39).
51
La identidad étnica, según Phinney (1992) y Roberts (1999) se refiere al «significado
subjetivo de la propia etnicidad y los sentimientos que uno mantiene hacia el propio grupo
étnico» ((Phinney, 1992; Roberts et al. 1999; Briones, 2010, p. 45),).
En realidad, existen varios términos similares, como identidad social o cultural, pero, en
este caso, la identidad étnica que delimitan Phinney y Ong (2007) es la más adecuada. La
identidad social y la cultural son conceptos más amplios de lo que aparentan. La identidad
social engloba la étnica, mientras que la cultural abarca más elementos: «los valores,
ideales y creencias específicos adoptados por un grupo cultural dado, así como al
sentimiento de pertenencia al propio grupo» (Jensen, 2003, Briones, 2010, p. 45).
La identidad étnica también está compuesta de varios elementos. Páez y González (2000)
opinan que la identidad étnica incluye facetas tan básicas como la autocategorización, las
actitudes y los sentimientos hacia el propio grupo, el conocimiento de los valores y las
tradiciones, las actitudes, el dominio del idioma y la implicación con el resto de miembros
del grupo y sus prácticas, así como la evaluación de estas prácticas, entre otras cosas.
Phinney y Kohatsu (1997) defienden que los dos factores fundamentales de la identidad
étnica son el sistema cognitivo y el afectivo: la parte cold, de lo cognitivo, se refiere a «el
grado en el cual se explora la importancia de pertenecer a uno o más grupos»; mientras
que la hot, de lo afectivo, es «el grado en el que la gente siente que conecta con su grupo
o en la medida en la que afirman ser miembros de un grupo» (Briones, 2010, p. 46). Es
decir, con la parte cold, un individuo reconoce cognitivamente a qué grupo étnico
pertenece, mientras que la parte hot expresa si se siente contento e incluso orgulloso de
ser un miembro de esta colectividad.
La teoría del funcionamiento del doble sistema ―el cognitivo junto al afectivo― nos
ayuda a explicar por qué surge el conflicto en los sujetos migrantes, especialmente en la
segunda generación, en las obras de Siu Kam Wen. La identidad vacilante es precisamente
el resultado del conflicto entre lo cold y lo hot: una cosa es que las figuras migratorias de
Siu sean chinas o peruanas, pero otra muy distinta es que les guste o no serlo.
La famosa teoría del self de George Hebert Mead (1996) también se presenta como una
herramienta útil para interpretar la confusión de identidad étnica que sufren los personajes
inmigrantes de Siu Kam Wen. De acuerdo con el psicólogo estadounidense, en la
52
personalidad de un individuo existen al mismo tiempo el «mí», las actitudes organizadas
por los otros y adoptadas por el individuo, y el «yo», la reacción de dicha persona frente
a las opiniones ajenas. Es decir, las opiniones de otros afectan a nuestros comportamientos
e ideas, y como resultado reaccionamos frente a estas actitudes ajenas. El «yo» es
consciente, mientras que el «mí» es social; la relación entre ambos, según Mead, es «algo
que reacciona a una situación social que se encuentra dentro de la experiencia del
individuo» (Mead, 1996, p. 205). Como hombres nacidos con «cierta nacionalidad,
ubicados en cierto punto geográfico, con tales y cuales relaciones familiares y tales y
cuales relaciones políticas» (p. 209), todos estos factores constituyen el «mí» de este
individuo, es decir, cómo es él o ella para los otros.
En este sentido, la confusión de los sujetos migrantes chinos en las obras narrativas de
Siu Kam Wen se puede comprender en forma del conflicto entre el «yo» consciente y el
«mí» social. Para los otros, estas personas tienen al mismo tiempo un «mí» chino por la
influencia de la cultura original, y un «mí» peruano derivado de la transculturación de la
sociedad acogedora, que se contradicen el uno al otro. Como consecuencia, el «yo», en
vez de ser plenamente consciente, queda difuso y no es capaz de reaccionar frente a las
actitudes ajena, que agravan la confusión.
James Marcia (1966) sostiene que existen cuatro estados identitarios para resolver la crisis
en la adolescencia e incluso en la juventud: la identidad difusa, la identidad hipotecada,
la identidad en moratoria y la identidad lograda.
53
encontrado un compromiso seguro y claro, y, en consecuencia, su búsqueda y sus dudas
se perpetúan; como explica Briones (2010), esta etapa es «el estado de los adolescentes
que todavía no han definido sus compromisos y se encuentran en una etapa caracterizada
por la exploración activa del terreno ideológico, vocacional y de las preferencias
sexuales» (p. 34).
En La vida no es una tómbola, Héctor pasa por dos períodos a lo largo de su adolescencia:
la identidad hipotecada y la identidad en moratoria. Al descubrir su verdadera identidad,
una totalmente opuesta a la de su padre, empieza a rechazar lo que le propone el viejo
tendero, a pesar de que, en una comunidad relativamente cerrada como la colonia china
en Lima, los otros adolescentes suelen heredar la misma identidad que sus padres y la
aceptan sin quejas. Sin embargo, frente al fracaso de su tío, a quien Héctor categoriza
como un hombre igual que él, y el éxito de su padre, de características muy diferentes, el
protagonista entra en el período en moratoria, y su confusión no se resuelve hasta que el
autor maduro alcanza la identidad lograda en novelas posteriores.
1.3.3. Adolescencia
Sin embargo, nos resulta algo difícil definir más concretamente este concepto, porque
cada sociedad tiene su propio criterio. En la China antigua no existe una idea específica
de adolescencia, y en la actualidad, a pesar de que los investigadores chinos, influidos por
las tendencias occidentales, empiezan a dar más importancia a este período, el límite
exacto de la edad de adolescencia no es único y claro. En vez de ser un concepto
totalmente independiente, la adolescencia generalmente se vincula con la juventud
temprana, que forma la palabra en chino 青少年, abarcando un grupo más amplio. De
cualquier modo, en su tesis «中国青少年生殖健康相关政策的过程及实施可行性的案
例研究» (“Las políticas chinas de la salud sexual de los adolescentes y jóvenes. El estudio
54
de la viabilidad”), la doctora Xu Jie Shuang16 (2012) entiende como adolescentes a chicos
y chicas de entre diez y dieciocho años (Xu, 2012). Mientras tanto, el concepto
«adolescente» en el Perú queda mucho más claro: desde 2010, la adolescencia empieza a
los doce años y termina a los diecisiete17.
Dra. Xu Jie Shuang (许洁霜), investigadora de la sanidad pública, profesora de la Universidad Fudan de
16
55
identidad étnica frente a la doble discriminación, tanto de los peruanos como de los chinos
«legítimos».
56
Capítulo II. La inmigración china en el Perú
2.1. Causas de la migración china al Perú
Para estudiar el proceso de la migración, una de las teorías más conocidas es el push-pull
model, que explica los motivos del desplazamiento del ser humano de una sociedad a otra
(VV. AA., 2010, p. 23). Este concepto intenta analizar los push factors, es decir,
elementos negativos existentes (por ejemplo, condiciones desfavorables en el sentido
económico, social, político, entre otras cosas) en el país de origen que motivan a la gente
a «salir» en búsqueda de mejores oportunidades, mientras que los pull factors tratan de
los aspectos positivos que ofrece la nación acogedora (Portes and Böröcz, 1989). El push
and pull model revela que la migración es el resultado de la desigualdad, y una sociedad
con más elementos desfavorables tiene mayores posibilidades de producir emigrantes.
La segunda mitad del siglo XIX supone una etapa turbulenta para el imperio chino feudal
debido a los problemas nacionales y la invasión occidental, iniciada por las Guerras del
Opio 18 . Nos concentraremos en cuatro aspectos (la condición demográfica, la caída
económica, la inestabilidad social y la costumbre migratoria) para explicar las causas de
la emigración china en esa época, y especialmente por qué Guangdong (mejor conocido
18
Las Guerras del Opio incluyen la Primera Guerra del Opio (1840-1842) entre China y Gran Bretaña, y la
segunda (1856-1860), en la que también participó Francia.
Para resolver la balanza desfavorable del comercio sino-británico, a la parte inglesa se le ocurrió la
exportación de opio. Gradualmente, el Gobierno central del imperio chino se dio cuenta del daño que
provocaba, y prohibió el consumo de este elemento adictivo. Furiosos ante semejante pérdida económica,
los contrabandistas británicos provocaron en 1840 la guerra y China perdió. La Segunda Guerra del Opio
es el resultado de la expansión imperialista de los países occidentales, los cuales se inspiraron en la victoria
británica en el antiguo imperio oriental.
La derrota en las dos guerras cambió totalmente la sociedad china en la segunda mitad del siglo XIX: el país
se vio obligado a abrir sus puertas al resto del mundo; la economía natural sufrió el colapso frente al capital
extranjero y provocó un gran desempleo, especialmente en el suroeste del país; Hong Kong y Macao se
convirtieron sucesivamente en colonias extranjeras. Las Guerras del Opio se convirtieron en las causas
principales de la Rebelión de Taiping y la caída del imperio Qing (manchú), la última dinastía feudal china.
Generalmente los investigadores chinos toman las Guerras del Opio como el inicio de la historia moderna
del país.
57
como Cantón), Fujian y el grupo hakká 19 ( 客 家 人 ) se convirtieron en las fuentes
principales de migración.
En 1834 la población total china sobrepasó los cuatrocientos millones20. Con el aumento
demográfico natural y la llegada de los refugios norteños de las guerras, las provincias
del suroeste como Guangdong y Fujian se convirtieron en las zonas más pobladas de
China. Sin embargo, desafortunadamente, esta enorme cantidad no derivó en una gran
capacidad productiva. Li Shi Ming21 (2010), historiadora de origen cantonés, revela una
investigación que realizó un intelectual chino del siglo XIX en Taishan (pueblo de
Guangdong): «一亩之人,岁以谷三百斤为率,是每口仅得半年之食 » (Li, 2010, p.
5; Lin, Zhao, 1987). Es decir, en un año, la producción de cereales de cada mu (medida
equivalente a unos 667 metros cuadrados) fue no más que 300 jin (150 kilogramos), que
solo cubrió la mitad del consumo anual per cápita.
Al mismo tiempo, la tierra explotada del país nunca alcanzó a satisfacer la demanda de la
población. En el año 1840 la población cantonesa sobrepasó los 25 millones, es decir,
había más de cien personas por kilómetro cuadrado (Li, 2010). La superficie era limitada
y la intensidad demográfica, alta. Con tres cosechas al año, se agotaban la capacidad de
trabajo humano y la fertilidad de la tierra; por añadidura, no había más espacio para
dedicar a los cultivos22. Li Shi Ming (2010) calcula, basándose en la capacidad productiva
de aquel período, que hacían falta 4 mu (unos 2667 metros cuadrados) de tierra de cultivo
para garantizar la demanda básica per cápita, mientras que en realidad se contaba con no
más que 1,67 mu (algo más de 1113 metros cuadrados), es decir, menos de la mitad de la
superficie requerida (Li, 2010).
19
Hakká: un grupo conocido como «gitanos chinos», debido a su experiencia migratoria. En la historia, el
grupo de hakká fue formado por chinos que huyeron de las guerras y se trasladaron a la zona montañosa
del sur de China, por ejemplo, la provincia Fujian (Fukian en cantonés). En la China moderna, Fujian es
una de las provincias más importantes para la emigración.
20
Según « 清 实 录 宣 宗 实 录 » (1986) (Historia oficial de la Dinastía Qing, parte del Emperador
Xuanzong), la población en 1834 llegó a los 40. 008. 574.
21
Li Shi Ming (李事明) (19) es profesora china de la Facultad de Historia de Guangdong University of
Petrochemical Technology, e investigadora de historia moderna.
22
El documento original en chino dice: «地狭民稠,一岁三收,民力已竭,地利亦尽。人多无田可耕,
野无可耕之土» (Fan, 2005, p. 153).
58
Fujian, la provincia vecina, se caracteriza por ser una zona montañosa y de tierra roja, es
decir, ácida. De ahí que la superficie de la tierra agrícola sea también limitada. Según Fan
Yu Chun (2005)23, en 1840, la población de Fujian sobrepasó los dieciocho millones y la
superficie de tierra cultivada per cápita era menos de un mu (667 metros cuadrados).
En el período feudal, los terratenientes dominaban China. Zhong You Wei24 (1992) cita
de la memoria de Zeng Jiu, un campesino vendido como culí al extranjero en 1912,
diciendo que casi toda la tierra cultivada del pueblo Lianxian pertenecía a Luo Wu He,
gran latifundista, y su propiedad se extendía incluso a dos distritos vecinos. La mayoría
de los poblados de Lianxian estaban habitados por campesinos en régimen de
arrendamiento, que debían ofrecer a Luo Wu He una mitad, e incluso sesenta por ciento
del producto a modo de tributo25. Como consecuencia de la escasez de tierra de cultivo y
los terratenientes todopoderosos, en la China del siglo XIX, especialmente en Guangdong
y Fujian, la producción agrícola era incapaz de satisfacer la demanda de la población. De
ahí el hambre y la pobreza existentes.
Desde el punto de vista económico, la Guerra del Opio aceleró el colapso de la economía
natural del Imperio en su última dinastía feudal. Como país vencido, China se vio
obligada a abrir las puertas al mundo occidental. La invasión del capital extranjero trajo
consigo enormes cantidades de productos extranjeros. De acuerdo con lo que opina Li Shi
Ming (2010), tomamos el sector textil como ejemplo: de 1842 a 1845, la importación de
tela e hilado de algodón inglés subió de 70 000 libras a casi 2 000 000. Al valerse de
máquinas y tecnología más avanzadas, los productos británicos vencieron a los talleres
chinos manuales tradicionales tanto en cantidad como en precio. Esto supuso un golpe
mortal a la industria textil, uno de los sectores principales de las provincias suroestes de
23
La migración y la cultura china (《移民与中国文化》) de Fan Yu Chun (范玉春) (2015), historiadora
china y profesora de la Facultad de Historia de Guangxi Normal University.
24
Zhong You Wei (钟有为) (1962), historiadora china, es miembro del consejo de la Academia del Estudio
histórico de la provincia Anhui de China. Sus líneas de investigación incluyen la historia religiosa de la
India antigua, la historia internacional de pensamientos y las relaciones internacionales políticas y
económicas.
25
Lo que dice Zeng Jiu originalmente en chino es: «全村土地几乎都属大地主罗五合所有, 他的土地
多到算不清, 除连县外, 连山、阳山两县都有他的大量地产, 全村只有几家人有点小地产, 其余
都是他的佃户。当时, 地主对农民的剥削是十分残酷的, 地租率一般为地五佃三、但实际已超过
地六佃四» (Zhong You Wei,1992).
59
China: la tela nacional era invendible, se cerraron los talleres familiares y los trabajadores,
generalmente mujeres, se encontraron sin trabajo.
Según el Tratado de Nankín firmado entre las dos partes, cinco ciudades (Guangzhou,
Fuzhou, Xiamen, Ningbo y Shanghái) se dejaron abiertas como puertos de servicio para
los países occidentales. A pesar de que Guangzhou, la capital de la provincia Guandong,
se contaba entre las cinco primeras ciudades comerciales, gradualmente Shanghái se
convirtió en el centro económico y el puerto más importante de China. De ahí que las dos
rutas comerciales principales que conectaban Guangzhou con el resto de China perdieran
importancia, lo cual condujo a los trabajadores del sector de transportes al paro.
Como explican Lin Jia Heng y Zhao Ju Ling (1987), investigadores chinos de la historia
moderna mundial, la gente pierde la confianza en las aguas jurisdiccionales de su propio
país 26 . Las naves comerciantes de bandera inglesa dominaban el transporte fluvial,
expulsando e incluso robando a los barcos chinos. A fin de evitar conflictos, se prohibía
casi totalmente el negocio marítimo de los chinos en el suroeste del imperio. Como
resultado, comerciantes y marineros se quedaron sin trabajo. El grupo de desempleados
crecía cada vez más, con los campesinos sin tierra, las tejedoras despedidas y los soldados
retirados después de las batallas.
Karl Marx (1974) concluye en Colonialismo y guerras en China que la economía del
imperio Qing estaba al borde del colapso por «El tributo que se ha de pagar a Inglaterra
tras la desgraciada guerra de 1840, el enorme consumo improductivo de opio, la
hemorragia de los metales preciosos a causa del comercio del opio» y «la acción
devastadora de la competencia extranjera sobre la producción indígena» (pp. 15-16).
En el sentido social, la constante pérdida de plata (la moneda principal del Imperio) y la
desmoralización de la administración pública dieron lugar, de acuerdo con Marx (1974),
a un doble efecto: «los impuestos tradicionales se hicieron más pesados y opresivos y
otros nuevos vinieron a sumárseles a los viejos» (p. 16). La gente común, especialmente
la de las provincias del suroeste, sufría hambre y pobreza, que amenazaron directamente
a la estabilidad social del imperio.
En su libro Historia del mundo moderno (《世界现代史》), Lin Jia Heng (林家恒) y Zhao Ju Ling (赵
26
菊玲) cita el registro histórico que comenta: «海洋不靖». (Lin, Zhao: 1987).
60
En consecuencia, surgieron numerosas revueltas de carácter religioso, dinástico o
nacionalista en contra de la corrupción gubernamental o la invasión extranjera. Algunas
derivaron en movimientos gigantescos, por ejemplo, la famosa Rebelión de Taiping (太
平天国运动)27, que duró 14 años (1850-1864). Esta revolución campesina liderada por
el hakká cantonés Hong Xiu Quan (洪秀全) empezó al sur de China y se contagió a
dieciocho provincias; causó gran caos en la vida de la gente común.
27
Curiosamente, la Rebelión de Taiping es un movimiento religioso y, al mismo tiempo, dinástico y
nacional, con el objetivo de derrocar el dominio del imperio manchú y la invasión occidental. Hong Xiu
Quan, el líder cesaropapista, dejó de lado su ambición de convertirse en alto funcionario público a través
del examen nacionaly mostró su inquietud frente al daño que hizo la Primera Guerra del Opio: «以五万万
华人受制于数百万之鞑妖,诚足为耻为辱之甚者,一年如是,年年如是,至今二百年,中国之民
富者安得不贫?» («Quinientos millones de chinos dominados por millones de demonios extranjeros, ¡qué
deshonra más increíble! Un año tras otro, han supuesto doscientos años de sufrimiento para mi país. ¿Cómo
es posible que la gente no sea pobre y miserable?») (Hong Ren Gan, He Chun Fa, 1861, p. 570). Se bautizó
y organizó la Asociación Culto a Dios, evangelizando a gente pobre en zonas rurales y divulgando las ideas
cristianas. En 1850, Hong declaró la fundación del Reino Celestial de la Gran Paz y empezó la rebelión
contra el Gobierno imperial. Al final fue derrotado en 1864.
61
2.1.2. Pull factors: la demanda peruana de mano de obra
Mientras que en la sociedad china existían estos elementos negativos que «empujaban» a
la gente a salir del país, el Perú, debido a su desarrollo económico y la escasez de mano
de obra, ofrecía condiciones que favorecían la llegada de inmigrantes, a pesar de que la
migración china no se trataba de una acción voluntaria.
En el sentido económico, en la década de los cuarenta del siglo XIX, el Perú, como
república independiente, gozaba de un ambiente relativamente tranquilo y estable que
favorecía el avance económico. En cuanto al ámbito agrícola, en las haciendas costeñas
se cultivaba gran cantidad de algodón y azúcar. La minería, que tenía una gloriosa
tradición de trescientos años, seguía gozando de gran relevancia, y los famosos guaneros
ya estaban muy bien explotados. La acumulación de capital contribuyó a la introducción
de nuevas tecnologías e infraestructuras modernas, entre las cuales destacó la
construcción de ferrocarriles.
28
En La servidumbre china en el Perú: una historia de los culíes chinos en el Perú, 1849-1874 Stewart
calcula según los datos que ofrecen Jorge Basadre (1940) en Historia de la República del Perú y el Resumen
del censo general de habitantes del Perú (1876) las siguientes cifras: «Según el censo de 1862 la población
era tan solo de 2 487 916. En 1876, otro censo arrojó la cifra de 2 699 945. Si la proporción del crecimiento
demográfico en los años anteriores fue la misma, la población en 1850 debía haber pasado de los 2 000 000.
Resulta pues paupérrimo para un país de más de un millón de kilómetros cuadrados. Además, la repartición
y el carácter de los habitantes mermaba su actividad» (Stewart, 1976: 20).
62
mucho éxito: el Perú no era su destino ideal. En primer lugar, en comparación con
América del Norte, el Perú no era capaz de ofrecer un sistema completo que garantizara
a los inmigrantes cierta seguridad; en segundo lugar, los trabajadores europeos deseaban
convertirse en propietarios de tierras, pero esto resultaba imposible en un país dominado
por los todopoderosos terratenientes, puesto que estos latifundistas devoraron todo lo que
pudieron sin dejar nada a los extranjeros. En tercer lugar, al igual que pasaba con los
criollos, los europeos que acudían eran comerciantes, profesores y especialistas, no
trabajadores. Como consecuencia, los hacendados, necesitados de mano de obra barata y
eficiente, empezaron a plantearse introducir trabajadores de países asiáticos como China.
En Extremo oriente y Perú en el siglo XVI, Fernando Iwasaki Cauti29 (1992) nos revela la
anécdota de Diego Yndio, un esclavo proveniente del Perú que se convirtió en el
protagonista de un juicio en 1575 en Sevilla. Cuando Alonso Rodríguez, el amo español,
estaba a punto de embarcarle rumbo a América, el siervo defendió sus derechos como
hombre libre sosteniendo que no era sujeto de nadie y que, en realidad, venía de China.
Por causas inexplicables, de niño, este chino fue llevado sucesivamente a México y al
Perú por Francisco de Castañeda, figura estrechamente vinculada con el tráfico de
esclavos.
Por medio de los documentos del tribunal sevillano que nos muestra Iwasaki en su libro,
varios testigos confirmaron la identidad china de Diego Yndio: nació en el imperio
oriental y no sabía hablar ningún idioma más que el dialecto chino de su pueblo natal.
Si no fuera por estos testimonios, esto no parecería un hecho real, sino un «cuento chino»,
porque es difícil explicar cómo este hombre, con apenas seis años, realizó y sobrevivió a
la travesía por el Pacífico y llegó a un lugar tan remoto como América. De todas formas,
la aventura de Diego sí construye el primer registro que podemos encontrar de chinos en
el Perú.
29
Fernando Iwasaki Cauti (Lima, Perú, 5 de junio de 1961) es escritor, investigador, docente, filólogo e
hisoriador peruano. Residente en Sevilla. Fuente: https: //es. wikipedia. org/wiki/Fernando_Iwasaki.
63
En los registros históricos del siglo XVII también descubrimos la existencia de
trabajadores chinos en el Perú, como afirma Eugenio Chang Rodríguez (2016) en un
artículo, que sirve como prólogo del libro Capón, el Barrio chino de Richard Chuhue
(2016):
La primera inmigración se inició con el arribo de unos cuatro mil sangleyes (sino-filipinos),
tripulantes del galeón de Manila que se establecieron en el Nuevo Mundo, principalmente
en los virreinatos de Nueva España y Perú como consecuencia del incremento de las
relaciones transpacíficas. Llegaron al Perú por la ruta Manila-Acapulco-Panamá-
Guayaquil-Paita-Callao. Varios de ellos participaron en 1603 en la construcción del Puente
de Piedra de Lima, ciudad donde residían más de 38 «indios de la China», según el “Padrón
de los indios que se hallaron en la Ciudad de los Reyes del Pirú”, censo parcial realizado
en 1613 por orden del virrey del Perú, Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros
(1571-1628). (Chang, 2016, p. 1)
A pesar de todo esto, todavía necesitamos esperar más de doscientos años, hasta el siglo
XIX, con la promulgación de la «Ley China», para la gran ola migratoria de China al Perú.
A continuación, presentaremos brevemente una historia de la inmigración china al Perú
(motivos, proceso, problemas existentes y resoluciones). Mediante esto, intentamos
relacionarla realidad histórica con la creación literaria de Siu Kam Wen, y así dar un
contexto para entender mejor sus obras narrativas.
De acuerdo con Stewart (1976), la «Ley China» dio a Domingo Elías y Juan Rodríguez
el permiso exclusivo de realizar tráfico de chinos durante cuatro años30; pero en realidad,
30
Resume Stewart: «La ley concedía a las personas que trajeran colonos extranjeros de ambos sexos, en
número no menor de cincuenta y entre los diez y cuarenta años, treinta pesos por cabeza. Además, concedía
a Domingo Elías y Juan Rodríguez el privilegio exclusivo de importar chinos para el departamento de Lima
y la Libertad, por un término de cuatro años» (Stewart, 1976; Basadre, 1940; Ugarte,1926).
64
en octubre de 1849, un mes antes de que la ley entrara en vigor, los dos ya pusieron en
marcha el primer traslado de 75 chinos, y el Gobierno les pagó por ello. Elías y Rodríguez
no esperaban traer cantidades mayores de mano de obra. Según César Borja31 (1877),
entre 1850 y 1853, 13 000 chinos ingresaron en el país en distintos sectores: asistentes
domésticos, cocineros, panaderos, ayudantes de ingeniería, jardineros, cargadores,
obreros en imprentas y chulillos 32 en los comercios, pero la mayoría de ellos fueron
enviados a trabajar para los hacendados y se convirtieron en los famosos «culíes» chinos.
31
César Borja es un intelectual que estudia la inmigración asiática y sostiene una actitud antichina, que se
presenta en su tesis de grado La inmigración china es un mal necesario de evitar (1877).
32
Chulillo es una palabra que se usa en el Perú, que se refiere al cobrador. Fuente:
http://dle.rae.es/?id=937dcOj. Originalmente los cobradores son de los autobuses, en nuestro caso, son
gente que trabaja en la caja de tiendas, restaurantes, u otras entidades comerciales.
33
«Un reglamento inglés publicado en 1853 sobre el transporte de chinos vía Hong Kong exigía doce pies
cuadrados (dos pies por seis) por hombre. Se les fue otorgado, no obstante, solo ocho pies cuadrados, y los
barcos iban sobrecargados. Para constatar la gravedad del asunto, basta recordar que la travesía de unas
nueve mil millas desde Macao hasta el Callao, el primer puerto peruano, duraba más de las veces ciento
veinte días» (Stewart, 1976, p. 29).
65
Sin embargo, en esa época la Guerra Civil estadounidense (1861-1865) estaba por
empezar, y afectó severamente a la producción de algodón de dicho país, lo cual dio una
oportunidad a los hacendados peruanos. Además, el nuevo presidente tenía la intención
de construir una red de ferrocarril nacional. Todo esto llevaría de nuevo a la gran demanda
de mano de obra. Como consecuencia, cinco años después de la anulación de la antigua
«Ley China», en 14 de marzo de 1861, el presidente se vio obligado a dar paso otra vez a
la inmigración china al Perú.
En los años sesenta del siglo XIX, Macao, que gozaba de mayor libertad al estar fuera de
la jurisdicción del imperio chino, se quedó como única salida hacia Perú. Generalmente,
al llegar a la colonia portuguesa, el capitán peruano empleaba agencias locales para
encontrar a los culíes. Los «corredores» o «enganchadores», subordinados a dichas
agencias, entraban en el continente y se dirigían a las zonas rurales a organizar
convocatorias de trabajadores.
Como el sueldo dependía del número de hombres que podían traer al capitán, los
enganchadores utilizaban todas las artimañas que se les ocurrían para convencer, engañar
o amenazar a los pobres campesinos. De acuerdo con los antiguos artículos encontrados
por Watt (1976) en periódicos como Pall Mall Gazette de Londres, Evening Post de
Nueva York y La Patria de Lima en los años setenta del siglo XIX, si el objetivo era un
campesino analfabeto, los enganchadores simplemente le engañaban diciendo que un año
en los países extranjeros equivale a seis meses en la China y que un peso en esos países
les produce tanto como dos en el oriente. Cuando estos hombres se reunían y descubrían
que todo era mentira, lógicamente querían volver a casa. En este momento los
enganchadores les encerraban inmediatamente y se les obligaban con formas crueles
como explica Stewart:
Se les hace sufrir los más crueles castigos de azote, etc., conduciéndoles luego a una
intendencia en donde ante un pretendido inspector se les obliga a declarar su voluntad de
emigrar, si no hacen lo cual se les castiga so pretexto de haber recibido dinero con tal fin;
si se les saca de allí, el enganchador los sigue a todas partes persiguiendo su fin. (La Patria,
1873; Stewart, 1976, p. 42).
66
Si su meta era la de una persona con cierto nivel de inteligencia, «lo encierran en una
prisión aislada, privándolo en absoluto de comunicación. Cuando se le conduce a Macao,
lo confinan a una isla y buscan a un tercero que vaya a la oficina de enganche a suplantar
su nombre, luego se le conduce a bordo» (Stewart, 1976, p. 42). Igual que en el caso de
los campesinos, al ponerse en comunicación con el resto de compatriotas, la víctima
también resistía a fin de defender sus derechos, pero los enganchadores les obligaban a
enfrentar el proceso, repitiendo historias falsas como «ese hombre me ha quitado mi
dinero con engaño: varias veces se le ha inquirido ante la autoridad si tenía voluntad de
emigrar ha dicho que sí y ahora que ha gastado ya los avances que se le han hecho, se
niega a partir» (Stewart, 1976, p. 42). Repetían tantas veces estas historias que, al final,
nadie (ni los funcionarios del cónsul) sabía en quién confiar.
Según Stewart (1976), en teoría, en el momento de embarcar a los culíes, era necesario
que se organizara una entrevista en que la parte peruana debería explicar bien las
condiciones de emigración y de trabajo. Con la participación de los médicos, se debía
realizar un examen para asegurar que su condición física les permitiera emprender el largo
viaje transoceánico. Al final, el capitán tenía que ofrecer a sus viajeros un contrato de
trabajo (cinco años de duración, generalmente) para que los culíes lo firmaran, declarando
oficialmente que estaban de acuerdo en emigrar al Perú y aceptar las órdenes de sus
futuros empleadores.
No obstante, en la práctica, de acuerdo con las cifras que Stewart (1976) saca del
periódico La Patria de 1874, por lo menos dos terceras partes de los culíes eran
analfabetos. No sabían ningún idioma excepto el dialecto de su pueblo, lo cual
obviamente dificultaba a la compresión del contenido del contrato. Lo peor es que no
siempre firmaban los documentos, como cita el historiador estadounidense de «algunos
amigos de la Justicia» de El Comercio de 1870: «La mayoría de los tales contratos, a
67
pesar de llevar la certificación y sello del antedicho cónsul peruano, han sido cumplidos
y vencidos sin llevar, sea la firma de las partes, o la fecha en que el susodicho cónsul
declaraba se había celebrado el contrato» (Stewart, 1976, p. 49).
La distancia del viaje era alrededor de 9000 millas, que equivale a 14 484 kilómetros, y
duraba en aquella época unos 120 días. Con motivo de evitar la alta mortalidad de los
culíes durante los viajes en las décadas de los cuarenta y cincuenta, los barcos se fueron
adaptando, y las autoridades establecieron una serie de reglamentos en cuanto a comida,
higiene y espacio entre otros aspectos con que aseguraban la seguridad y el bienestar de
los chinos. Entre múltiples artículos periodísticos de la segunda mitad del siglo XIX,
Stewart encuentra detalles sobre las condiciones del viaje. A los viajeros les debían
otorgar ropa, prendas de cama34, comida35 y utensilios para comer y cocinar; se exigía
desinfectar regularmente el buque y mantener limpios36 el barco, la ropa y a los propios
trabajadores; además, no se permitía embarcar más de veinte viajeros asiáticos si el barco
34
«A cada hombre, antes de embarcarse, se le debía entregar (a cargo del contratista peruano, y de acuerdo
con el contrato) tres conjuntos nuevos de ropa, un pequeño baúl, más o menos del tamaño de una caja para
té, una frazada, y un almohadón de bambú. Un conjunto consistía en una camiseta y un pantalón burdo de
algodón, de la peor calidad, como es de suponer. También se le entregaba utensilios para comer y a veces
para cocinar. Un testigo asegura que, al cambiar el clima durante la travesía, se le daba ropa de invierno.
Al aproximarse al puerto de desembarco, cada hombre recibía una muda nueva, para lucir lo mejor posible
para el proceso distributivo» (Stewart, 1976, p. 50; South Pacific Times, 1873; García y García,1873),
35
«La ración diaria: arroz, 1,5 libras; cecina, o 2/3 de cecina y 1/3 de pescado, o 1/3 cerdo, 1/3 carne de
vaca y 1/3 pesado, 1 /2 libras; verduras, 1 /2 libras; Té 1/3 oz; leña 20 oz. Se les daba diariamente un galón
de agua per cápita» (Stewart, 1976, p. 62).
36
«Todo aquello concordaba en parte con los reglamentos portugueses sobre limpieza e higiene durante el
viaje, que exigían desinfectar el barco con regularidad, controlar diariamente el aseo personal de los
emigrantes, la limpieza de su ropa y su ropa de cama. Era terminantemente prohibido fumar en los
camarotes, pero a determinadas horas se podía fumar tabaco y opio en pequeñas cantidades en un área
reservada para ello. Una vez por semana era obligatorio abrir baúles y orear prendas en cubierta; también
semanalmente hervir ropa con blanqueador» (Stewart, 1976, p. 60; South Pacífic Times, 1873).
68
no contaba con un equipo de médicos e intérpretes37. Incluso había capitanes eficientes
que organizaron a los chinos según la disciplina militar: les dividieron en ranchos y
brigadas, nombrando responsables encada grupo 38 . Mediante estos reglamentos se
pretendía mejorar la situación del tráfico chinero, y de hecho la mortalidad durante la
travesía descendió en los años posteriores según Hutchinson (1873) y Juan de Arona
(1943):
Por las cifras es obvio que la mortalidad durante la travesía pacífica bajó en gran medida,
especialmente en comparación con la década de los cincuenta, cuando el número de
muertos llegaba a sobrepasar el 20 % (como se señala en la Tabla 4.1). Sin embargo,
incluso con las últimas cifras, el tráfico de culíes no era de ninguna forma un transporte
civilizado de seres humanos.
Durante esta época todavía existieron casos especiales en los que murieron enormes
cantidades de chinos; por ejemplo, el Luisa Canevaro, un barco de bandera peruana que
37
«En Macao, las autoridades emitieron reglamentos precisos en cuanto a los mismos barcos. Se supone
que deben haber sido acatados antes de zarpar. Los entrepuentes debían tener por lo menos seis pies; sin
equipo médico, ningún barco podía tener más de veinte pasajeros chinos; ninguno podía embarcar chinos
sin intérpretes reconocidos por la agencia china. El espacio sobre cubierta para cada pasajero debía tener
por lo menos dos metros y medio. No debían recibir emigrantes a bordo sin antes haber desinfectado el
buque con ácido muriático y los camarotes para emigrantes debían ser barridos con regularidad tanto en el
puerto como en alta mar y desinfectados por lo menos dos veces al día» (Stewart,1976, p. 50; South Pacific
Times,1873).
38
«Todos los colonos se organizan a bordo bajo pie militar, la masa de ellos se divide en brigadas de
cincuenta hombres y cada brigada en ranchos de a diez. Para cada brigada se nombra un caporal al cual se
le pagan cuatro pesos a la salida de Macao y cuatro pesos a la llegada al Perú, y un barbero con tres pesos
a la salida y tres pesos a la llegada. Para cada rancho se nombra un ranchero encargado de acarrear los
alimentos y limpiar los utensilios, un lavandero y un costurero. Para que mande toda la expedición se
nombra un jefe superior al cual se le presta toda clase de apoyo y consideraciones. Se destinan diez o doce
hombres para cocineros con tres pesos cada uno, diez o quince para bodegueros con dos pesos cada uno y
treinta o cuarenta para marineros, los cuales ayudan a la tripulación en buen tiempo y solo en trabajos de
cubierta. Con la expedición así organizada se consigue que la policía interior del buque se ejecute con la
misma precisión que en un buque de guerra, y así, el aseo personal, la limpieza del buque y ejercicios de
marcha son diarios y obligatorios. Toda la gente está siempre uniformada y cada tres días se les hace
cambiar de vestidos por otros ya lavados y bien secos. Los baños son obligatorios siempre que la estación
y la salud del individuo lo permitan. En el entrepuente se fijan en diferentes lugares los reglamentos
interiores del buque escritos en chino» (Stewart, 1976, p. 60; García y García, 1873).
69
llegó en mayo de 1872 a Callao con una mortalidad del 25,9 % (de 739 pasajeros
fallecieron 192). La compañía excusó el alto porcentaje de bajas a «las seguidas
tempestades y vientos huracanados por espacio de un mes» (Stewart, 1976, p. 66). Sin
embargo, había que contar con otras causas adicionales no mencionadas.
En segundo lugar, los capitanes, con la idea de evitar el suicido y la rebelión de los chinos,
solían encerrarlos en una zona especial, separada de los otros pasajeros y bajo la vigilancia
de hombres armados. La ventilación era nefasta, como describe Siu Kam Wen: «El olor
nauseabundo de los vómitos llenaba todo el cerrado ambiente de la bodega, que hasta
hacía poco había servido para almacenar pescados» y «En las tres ringleras de plataformas
dispuestas dentro de las bodegas los culíes se hacinaban como puercos, el aire era
irrespirable por el hedor que esa multitud infrahumana despedía» (p. 87). Cuando el
70
espacio de alojamiento está siempre ocupado, no es posible mantener la limpieza y la
higiene; como resultado, «los piojos y las ratas se multiplicaban por doquier a medida que
se agravaban el abandono y la suciedad» (Siu, 2004, p. 87), y las enfermedades son aún
más contagiosas.
En cuarto lugar, el agua era también escasa. A los chinos se les permitía un galón diario
per cápita, es decir, alrededor de tres litros (Stewart, 1976, p. 63), una cantidad que apenas
puede garantizar un consumo mínimo, más la preparación de comida (fíjense además que,
en el cuento, el arroz está crudo). En este caso, «la pulcritud en la preparación de
alimentos y limpieza de los trastos de cocina dejaba mucho que desear» (Stewart, 1976,
p. 63).
Además de estos cuatro fenómenos frecuentes en los buques chineros, Siu Kam Wen
(2004) también revive experiencias terribles como el robo de los piratas a pleno día, y la
indiferencia del capitán frente al sufrimiento de los culíes. Poco les importaba la vida de
los chinos, tratados como si no fueran seres humanos, lo que a lo mejor consistió la causa
esencial de lo oscuro del tráfico de culíes. Sin embargo, tras sobrevivir al largo y peligroso
viaje, lo que no sabían los culíes era que, en el Perú, cosas peores les estaban esperando.
Generalmente los barcos chineros llegaban a Callao, y en esa primera puerta que
encontraban en el Perú, los culíes eran vendidos a sus futuros «amos».
71
La definición que ofrece el diccionario de la RAE para culí es: «En la India,
China y otros países de Oriente, trabajador o criado indígena»39. A pesar de su polémico
origen40, la palabra existe no solamente en castellano, sino también en inglés (coolie) y
en chino (苦力, kǔ-lì en el mandarín), y hace referencia a mano de obra para todo tipo de
trabajos físicos y pesados. En realidad, la condición de los culíes chinos coincidía
exactamente con la definición de esta palabra. Sin duda había buenos empleadores que se
preocuparon del bienestar de sus trabajadores, ofreciéndoles suficiente comida, un tiempo
de descanso los domingos e incluso atención médica. Sin embargo, estos casos son «de
diez, no más de uno o dos» (Stewart, 1976, p. 65)41.
Los periodistas de aquel entonces calcularon que emplear a un chino costaría al «dueño»
alrededor de 250 soles, e incluso hasta 400 soles cada año al incluir el salario, los gastos
de alimento, ropa, residencia y el servicio médico (Stewart, 1976). Por lo tanto, los culíes
no eran baratos, y en algunos casos resultaban más caros que los jornaleros autóctonos
libres.
Como consecuencia, los empleadores, buscando su propio interés, no tenían más opción
que reducir costes y hacer trabajar más a los chinos. Algunos dueños prolongaron el
contrato, originalmente de cinco años, a una extensión de ocho. El horario en algunas
haciendas se prolongaba desde las cinco de la mañana hasta las cinco de la tarde; en otras,
de seis a seis, y no había días de descanso (en la mayoría de los casos no había fines de
39
La entrada de culí del diccionario de la RAE online: http: //dle.rae.es/?id=BcymIG3.
40
En 1727, Engelbert Kaempfer, un alemán que había estado en la India y Persia antes de llegar a Japón,
utilizó este término al referirse a los trabajadores japoneses en los puertos que descargaban mercancías de
barcos holandeses. Esta palabra, «culí», ya aparecía en el chino clásico de una obra en prosa del siglo V,
pero de acuerdo con el contexto, aparentemente no se refería a los trabajadores. El diccionario de Oxford
propone que «coolie» se originó del hindú, pero hay lexicólogos que opinan que esta palabra en hindú, a
pesar de tener una pronunciación semejante, no tiene el mismo significado. Hay quienes sostienen que la
palabra puede provenir del urdu o del persa, por la aproximación de la pronunciación y el sentido en
palabras existentes. En La servidumbre china en el Perú Stewart cita al señor Williams, que defiende el
origen bengalí de esta palabra: «“Culí” es una palabra del dialecto bengalí y originalmente el nombre de
una tribu serrana en la India, que bajaba a los valles en los tiempos de cosecha: dicho nombre se extendió
luego a todos los jornaleros temporales». En 1835, contrataron a esta gente en Calcuta para ir a Isla
Mauricio, donde necesitaban trabajadores, de ahí que aplicar el término a los trabajadores contratados fuera
fácil, sobre todo porque la palabra ya circulaba en China para referirse a personal doméstico y a jornaleros.
Dice Williams que los chinos creían que la palabra era inglesa y que probablemente con su poco
conocimiento del inglés, ellos mismos se llamaban así en San Francisco.
41
Stewart (1976) cita una representación china publicada en El Comercio en 1869, declarando la condición
de los culíes al Gobierno del imperio.
72
semana, ni días feriados), a excepción de tres días en el Año Nuevo chino, en los que les
permitían hacer cualquier cosa a su antojo.
Con un salario mensual de cuatro soles, los chinos vivían en los humildes «galpones»,
«un amplio cobertizo» o «un cercado con determinado número de construcciones más o
menos endebles» (Stewart, 1976, p. 68). Este tipo de estructuras no eran adecuadas para
las frías noches de invierno. Cada anochecer, los chinos eran encerrados dentro de su
alojamiento, sin agua y sin baño. La comida era monótona (arroz y carne) y muchas veces
insuficiente en cantidad.
En las haciendas y guaneros los chinos eran víctimas del constante prejuicio de los negros,
zambos, indios y mestizos. La hostilidad hacia los orientales surgió también porque los
jornaleros autóctonos los tomaron como rivales que «robaron» sus oportunidades de
trabajo42. Además, hubo testimonio de que algunos «amos» mandaban a trabajar a los
chinos cargados de cadenas43. Los chinos intentaban fugarse, realizar revueltas o incluso
suicidarse, pero cuando fracasaban en alguno de estos intentos, sufrían severos castigos44.
Stewart (1976) calcula que durante el período entre 1849 y 1874 el número de culíes
chinos llegados al Perú asciende a 100 00045, pero al chino no lo consideraban un ser
humano sino una máquina para producir riqueza. Hasta la década de los setenta los culíes
supusieron un gran problema que influyó en la seguridad nacional. No fueron raros los
levantamientos chinos contra el maltrato de los dueños. Por aquel entonces, los
simpatizantes de los culíes criticaron las ilegalidades de sus condiciones laborales, y los
otros, preocupados por la seguridad peruana amenazada por sangrientas revueltas,
42
Stewart revela: «En caso de problemas con los chinos, el amo podía siempre contar con el apoyo de los
morenos», «Los negros eran más vigorosos, generalmente mejor alimentados, por ende, más fuertes. En
muchos casos estos negros habían sido esclavos; dicen que consideraban a los chinos como a los nuevos
esclavos, y que se complacían en manejar el látigo sobre el lomo de bracero chino a manera de desquite»
(Stewart, 1976, p. 90).
43
J. B. Steere cuenta que en una propiedad vio a «unos treinta o cuarenta culíes regresando del trabajo
cargando con una mano sus cadenas, para que no desollaran sus tobillos, y con la otra sus palas» (p. 92).
44
«Los crímenes perpetrados por los culíes reciben castigo del mismo dueño, porque son demasiado
valiosos para encerrarlos en prisión. En caso de homicidio, cuando la víctima era otro culí, se obligaba al
victimario a agregar al tiempo que le quedaba por cumplir su contrata la que restaba del de su víctima (Cole,
1877, p. 208). Para ofensas menores, el castigo era una zurra o un recorte de la ración de alimentos (Stewart,
1976, p. 92), azotes, grilletes, encierros, dieta de hambre» (p. 101).
45
En su libro La servidumbre china en el Perú Stewart (1976) recopila cifras de diferentes fuentes, como
Juan de Arona, Hutchinson, Richard Gibbs y Aurelio García y García, y llega a la conclusión de la cantidad
de inmigrantes chinos de 1849 a 1874.
73
también propusieron abrogar el tráfico de trabajadores orientales. Al mismo tiempo, el
trato inhumano e ilegal que sufrían los culíes bajo el sistema de semiesclavitud llamó
enormemente la atención internacional.
Curiosamente, el sufrimiento de los culíes no llamó la atención del Gobierno central chino
hasta que los Estados Unidos y Gran Bretaña intervinieron en este asunto, es decir,
durante más de veinte años había permanecido indiferente a la vida de sus súbditos en
tierras extranjeras.
Como dice Confucio en Las Analectas: «cuando están vivos los padres, uno no debe
alejarse de ellos» (父母在,不远游). Durante el largo período feudal, la sociedad china
siempre presentó una actitud negativa hacia la migración, nacional o internacional. Wang
Geng Wu 47 (2002, 2005, 2016) explica que antes de la industrialización del país,
especialmente en las zonas rurales, la migración de los hombres consistía un acto infiel
porque en más de dos mil años China había sido un país feudal, totalitario y, lo más
46
En su artículo «海上丝绸之路与移民——兼论中国历代政府对中外移民的管理 » (“La ruta de la
seda marítima y la migración: la política del Gobierno central de China de cada dinastía hacia los emigrantes
e inmigrantes”, Lu Yun(陆芸) (2016), investigadora del Centro de Estudio de la Ruta de Seda Marítima de
China, enumera dos ejemplos para explicar sendos tipos de emigración voluntaria, que generalmente tienen
que ver con el Sudeste Asiático. En el caso comercial, los chinos de la costa sureste del país aprovechaban
el negocio del Galeón de Manila para realizar negocios internacionales, y siempre había quien se quedaba
en la zona sudeste de Asia. En el caso religioso, después de cumplir sus estudios en India o Nepal, unos
monjes budistas, en lugar de volver a China, también optaron por permanecer en esas zonas.
47
Wang Geng Wu (王庚武), historiador, experto en pedagogía y exrector de la Universidad de Hong Kong.
Sus líneas de investigación incluyen historia china, los chinos en ultramar, estudio de migración y el
nacionalismo.
74
importante, agricultor. La economía natural se basaba en el cultivo de cereales, y exigía
un estrecho vínculo del ser humano con la tierra. En este sentido, el traslado suponía la
pérdida del trabajo. De ahí que, en el momento de dejar el país, el emigrante se convirtiera
en una persona abandonada de sí misma. Frente a la migración, el Gobierno central
siempre mantenía una actitud negativa, considerando a los emigrantes «súbditos
abandonados» del Imperio.
Wang Xiu Ping48 (2009), historiadora china, ofrece el ejemplo de la Gran Masacre de
Manila en 1603. Ese año dos chinos de Fujian, enviados por el emperador de Ming,
penúltima dinastía feudal de China, acudieron a Manila para cobrar el «tributo». No
tuvieron éxito, pero para los españoles, este acto suponía una gran amenaza: estaban
convencidos de que China intentaba colonizar Filipinas. Como consecuencia, organizado
por el virrey, un ejército compuesto por españoles, japoneses e indígenas filipinos
masacró a los residentes chinos en esta ciudad, en la cual, de acuerdo con Wang (2009),
entre quince y treinta mil chinos fueron asesinados en 41 días (p. 15).
Por otro lado, en el período feudal el concepto de nacionalidad no existía, o era confuso
(Lu, 2016), hasta el principio del siglo XX con la promulgación de Reglamentos de la
Nacionalidad del Imperio Qing de Manchú (大清国籍条例 ), en que se estableció la
adquisición de la nacionalidad china en base a la consanguinidad. Posteriormente la
República Popular China canceló en la década ochenta la doble nacionalidad para resolver
el caos generado por los chinos de ultramar.
Sin embargo, esta actitud cambió totalmente después de las Guerras del Opio (1840-1842,
1856-1860), tras las cuales el antiguo imperio se vio obligado a someterse a la fuerza
occidental y a abrir las costas. Con el aumento de los trabajadores chinos en ultramar
maltratados por sus «amos», el Gobierno imperial empezó a cambiar su estrategia y
admitió la legalidad de la emigración para proteger a sus súbditos en el extranjero49.
48
«浅论鸦片战争对晚清侨务政策的影响» (“Influencia de las Guerras del Opio en las políticas de chinos
de ultramar en la última etapa del imperio manchú”) de Wang Xiu Ping (王秀萍) (1984), historiadora china
cuya línea principal de investigación es la historia británica.
49
En la actualidad, historiadores chinos generalmente están de acuerdo enque la Convención de Pekín
firmada en 1860 consiste el inicio de la nueva era de los asuntos de los chinos de ultramar, porque fue el
primer documento que legalizó el derecho de países extranjeros a emplear trabajadores chinos en otras
naciones. Chen Han Sheng (1981) revela que ambas partes ―la china y la inglesa― debían ofrecer un
documento a los trabajadores chinos que irían a Gran Bretaña, con motivo de garantizar su seguridad. Por
75
En 1873, una delegación peruana dirigida por Aurelio García y García, experto en tráfico
de culíes debido a su cargo de capitán, acudió a la China con motivo de resolver el
problema de la legalización de la inmigración asiática. Frente a las técnicas discursivas
del representante, el Príncipe Kung (恭亲王奕䜣) y el virrey Li Hong Zhang (李鸿章),
dos altos funcionarios del imperio manchú encargados directamente de este asunto,
tomaron los actos de los hacendados peruanos como una gran ofensa al pueblo chino, y
sostuvieron que no habría más negocios si el Perú no repatriaba a todos los trabajadores
chinos.
De este modo, por fin terminó en el Perú el tristemente famoso tráfico de culíes y el trato
inhumano a los semiesclavos chinos. Los que optaron por quedarse en la tierra extranjera
recuperaron la libertad, y la inmigración china entró en una nueva etapa.
El tratado de 1874 puso fin al tráfico de culíes desde Macao y la cantidad de trabajadores
chinos se redujo en gran escala: por una parte, Perú sufría de la mala fama de ser un país
que maltrataba a los chinos, y por otra, el viaje entre los dos continentes resultaba caro y
lento50. Al mismo tiempo, en aquel entonces en la sociedad peruana surgió la actitud
antichina.
lo tanto, desde los años sesenta, terminó la etapa de prohibición y abandono de emigrantes, y China entró
en un nuevo período de protección de sus súbitos en otras naciones.
50
De acuerdo con Adam Mckeown (1996), antes de 1904 «el viaje fue posible solo por vapor desde Hong
Kong a San Francisco de California y, entonces, por otro vapor a Callao, o por buque de vela directo entre
los dos puertos, ambas proposiciones tan caras como lentas» (Mckeown, 1996, p. 64).
76
2.2.2.2. Actitud antichina en el Perú: prohibición de la inmigración
A finales del siglo XIX y comienzos del XX, después de la Guerra del Pacífico, en el Perú
surgió un gran deseo de regeneración de la cultura nacional, traducido en un progreso
material y espiritual basado en el orden social. Ciro Corilla Melchor51 (2004) explica:
Fue, para muchos intelectuales y políticos moderados y liberales, la mejor respuesta frente
al estado de caos en el cual había quedado el país. El deseo de estos sectores influyentes de
la vida nacional era enfatizar el interés de reconstruir el Perú sobre unas bases que, a su
entender, solo el orden y el progreso material y espiritual podían dar. (Corilla Melchor,
2004, p. 186)
Para llevar a cabo este proyecto ambicioso, el soporte ideológico de los intelectuales
peruanos fue el positivismo, que proponía la construcción de un país civilizado y moderno
como Europa y los Estados Unidos. En este sentido, acoger a inmigrantes de estas zonas
más desarrolladas suponía la mejor opción para cambiar el destino del Perú.
Frente a esta idea, los chinos de «raza amarilla», sufrían la discriminación de la élite de
la sociedad, que les consideraba una etnia «inferior». Los discursos antichinos se iniciaron
entre las clases intelectuales. Para estas élites, que deseaban construir un país «puro», los
chinos eran una raza «degenerada y nociva que contaminaría la sangre peruana y
debilitaría la fuerza del país» (Stewart, 1976, p. 68), y les preocupaba la falta de higiene
de los chinos, que portaban enfermedades asiáticas desde su país de origen.
51
Ciro Corilla Melchor, peruano, docente de la Universidad Nacional de Educación.
77
los hijos que concebían con mujeres indígenas peruanas, no vivirían durante mucho
tiempo por su falta de vitalidad y virilidad.
De todas formas, entre los intelectuales siempre existieron voces defensoras de este grupo
menos favorecido en la sociedad adoptiva. Pedro Paz Soldán, cuyo seudónimo es Juan de
Arona, fue considerado el primer intelectual peruano en mostrar su simpatía y soporte a
los chinos al intentar incluirlos como parte del país, tanto en su libro La Inmigración en
el Perú (1891) como en sus poemas.
Otra figura importante defensora de los asiáticos es Dora Mayer. Al principio la alemana
estaba convencida de la inconveniencia de la inmigración china para el Perú, a pesar de
que nunca mostró actitudes tan agresivas como otros intelectuales que intentaran prohibir
la entrada de la raza amarilla. Katalin Jancsó (2015) atribuyó el cambio de pensamiento
de Mayer a un conocimiento más profundo de los problemas de los indígenas, un grupo
igualmente marginado y tan poco favorecido en la sociedad peruana como la comunidad
china. Al mismo tiempo, no se puede negar que los sentimientos de Dora Mayer hacia
Pedro Zulén, hijo de un culí chino, colega suyo en la Asociación Pro-indígena y amigo
íntimo, también jugó un papel importante.
Desde la segunda década del siglo pasado, Mayer empezó a publicar artículos criticando
los prejuicios de algunos peruanos hacia los chinos, y defendió a esta comunidad en su
revista Concordia. Colaboró con la revista china Oriental, y en 1924 fue invitada por la
colonia a editar el libro La China silenciosa y elocuente: Homenaje de la colonia china
al Perú con motivo de las fiestas centenarias de su independencia, en que, según Jancsó
78
(2015), Mayer «relató la historia de la inmigración china y su rechazo, analizó la agitación
anti-asiática y presentó la situación de la colonia en el momento de la publicación de la
obra»52.
RAE define «mataperros» como un término que se refiere a los muchachos «callejeros y
traviesos»53. Como explica Gonzalo Paroy (2013), los muchachos limeños de este tipo en
aquella época no llegaron a ser bandidos o delincuentes de gran importancia, sino que
«formaban grupos dispuestos a cometer palomilladas» (p. 96). Además, el «Batallón
Cuchara» se refiere a grupos de muchachos en formación de batalla que preferían atacar
a los chinos durante los fuegos artificiales, como en Nochebuena.
A finales del siglo XIX y principios del XX, la limpieza de Lima dejaba mucho que desear.
Según Paroy (2013), los peruanos rechazaban ser barrenderos por tratarse de un trabajo
pesado con salario bajo, y solo los chinos lo aceptaban. Los barrenderos chinos solían
trabajar en la noche, y se veían frecuentemente con apariencia miserable en las calles
limeñas. Como consecuencia, se hacían víctima principal tanto de la discriminación de
las noticias peruanas.
Según Paroy (2013), apareció la primera advertencia a la policía del conflicto entre los
muchachos mataperros y los barrenderos chinos en 1911. La violencia comenzaba siendo
verbal, y luego se volvía física: hacían uso de las cañas bravas con las que habían formado
el castillo o el fuego, y golpeaban a los barrenderos que salían a limpiar las calles después
de las celebraciones. En algunos casos los inmigrantes orientales se vieron obligados a
defenderse. Como consecuencia, comenzó un odio mutuo entre los dos pueblos que
convivían en Lima y se iniciaron ataques cotidianos a los chinos, como robos en las
tiendas.
“La inmigración china en el Perú y la asianófila Dora Mayerˮ de Katalin Jancso, publicada en la revista
52
79
Lamentablemente, frente a la crisis económica y el desempleo, la xenofobia se extendió
inevitablemente a las clases obreras y artesanales, porque los trabajadores peruanos
tomaron a los chinos, con su libertad recién recuperada y estableciendo negocios propios,
como enemigos que les «robaban» las oportunidades de trabajo. De acuerdo con Corilla
Melchor (2014), en 1909 debido a una depresión mundial que influyó en la economía
peruana, y a la reactivación de la inmigración oriental al país por el presidente Augusto
B. Leguía, en 9 de mayo de 1909 se organizaron una serie de protestas y manifestaciones
contra el Gobierno. Tomando como pretexto la demanda de más empleos, los obreros y
artesanos furiosos atacaron a los asiáticos y destruyeron (y quemaron incluso) numerosas
tiendas, fondas y encomenderías chinas.
Ocho días después, el 17 de mayo del mismo año, la comunidad china en Lima sufría de
nuevo una gran pérdida: por motivos sanitarios, Billinghurst, alcalde limeño en aquella
época, ordenó la destrucción de la calle Otaiza, en la que vivían gran cantidad de chinos,
al estar dentro del círculo del barrio chino. Inevitablemente numerosos inmigrantes
orientales perdieron sus casas y negocios. Durante la destrucción de la calle Otaiza
también tuvieron lugar algunas acciones violentas contra los residentes asiáticos, pero no
tantos en comparación con el caos del día 9.
54
Aquí, según la explicación de Mckeown, los emigrantes se refieren a los que «una vez en el Perú tuvieran
que buscar trabajo manual para su subsistencia». Para los chinos ya radicados en el Perú, se les permitía el
viaje entre los países si contaban con el pasaporte y la visa legal (Mckeown, 1996, p. 72).
80
cónsules encargados de expedir pasaportes y visas en Hong Kong. Pero los chinos
seleccionados por la parte peruana y las grandes casas comerciales siguieron entrando en
el país latinoamericano hasta el año 1930, cuando se prohibió totalmente la inmigración
china55, y en 1936 el ingreso de mujeres, que no necesitaban el pasaporte sino una prueba
de parentesco, también fue suspendido. A pesar de que, naturalmente, la inmigración
ilegal nunca cesó completamente, después de los años treinta del siglo XX casi no había
nuevos inmigrantes chinos en el Perú y, como resultado, en la colonia los chinos «chinos»
fueron gradualmente sustituidos por los descendientes «tusanes».
Historiadores chinos como Li An Shan56 (2013) se inclinan por creer que la reactivación
de la inmigración china, tanto al Perú como a otros países iberoamericanos (Brasil, Chile
y Uruguay), se inició en los años cincuenta del siglo pasado, después de la Segunda
Guerra Mundial. En los años sesenta y setenta también hubo una gran oleada de
inmigración china a Latinoamérica, formada principalmente por gente de Taiwán.
Generalmente este grupo de inmigrantes tenían experiencia vital en ultramar y dominaban
varias técnicas profesionales: había comerciantes ricos con recursos económicos y
técnicos, había exfuncionarios que decidieron quedarse en los países donde habían
trabajado, y familias que optaron por el Perú como un destino temporal antes de migrar a
los Estados Unidos.57
Desde el año 1978, después de que el presidente Deng Xiao Ping propusiera la
reactivación del trabajo en cuanto a los asuntos de chinos de ultramar, la inmigración
china de las provincias continentales (Hong Kong, Macao y Taiwán) aumentó
55
Más precisamente en 1930 se prohibió la inmigración asiática, pero un mes después permitieron ingresar
en el país a japoneses que «tuvieran contratos, pudieran pagar un derecho de 2000 soles o tuvieran familia
en el Perú que pudiera mantenerlos» (Mckeown, 1996, pp. 83-84).
56
Li An Shan ( 李 安 山 ), historiador chino y doctor de la Universidad de Toronto. Sus líneas de
investigación incluyen la historia africana, los países del Tercer Mundo, la historia y la condición actual de
los chinos de ultramar.
57
Lo que dice Li originalmente en chino es: «此次移民潮主要来自台湾地区。虽然台湾当时尚未全部开进,但已有
频繁的流动,这些移民多有外国生活经验,也有各种职业技能,投资行业广泛,如杂货、零售批发、进出口贸易、制衣、
农业及水果种植等,大大促进了拉美紧急发展。既有从事捕鱼业的渔民,也有由台湾派往拉美国家从事援助农业任务期满
后留下来的。有的是受过良好教育但并不富裕,移民拉美希望为子女寻求更好的生活。有的富裕家庭移民拉美时为孩子移
民北美做准备» (Li, 2013, p. 156).
81
considerablemente. Por los registros de la Oficina de Asuntos de los Chinos de Ultramar
en Cantón, en 1998, podemos encontrar una serie de cifras increíbles: en 1985 el número
de chinos de ultramar que entró en el país original desde Guangzhou, capital cantonesa,
fue de 30 000, mientras que esta cantidad en zonas como Hong Kong, Macao y Taiwán
superaba los 5 000 000; para cuando llegó el año 1996, las cifras habían subido
respectivamente a 120 000 en Guangzhou y 36 000 000 en Hong Kong, Macao y Taiwán.
Mientras tanto, durante doce años (de 1985 a 1996), la salida de los chinos a países
extranjeros por causas privadas aumentó doce veces.
Desde la década de los setenta, mientras los países latinoamericanos sufrían la depresión
económica, esta zona se convirtió en punto de partida de gran cantidad de emigrantes
hacia naciones de habla inglesa, como Estados Unidos y Canadá, o España. Al entrar en
el siglo XXI, la gran ola migrante hacia fuera todavía existe, e influye en los inmigrantes
chinos. En un sentido, hay familias chinas que se desplazan a zonas más desarrolladas en
busca de una vida mejor, pero al mismo tiempo, la escasez de mano de obra en
Latinoamérica, causada por la emigración, supone una oportunidad para la inmigración
china. El punto de partida principal de la «reinmigración» china es el Perú, Panamá y
Cuba, tres países en los que trabajaban los culíes chinos.
De toda forma, Guangdong (Cantón) y Fujian son las dos provincias que producen la
mayor cantidad de inmigración china al Perú. De acuerdo con lo mostrado por Isabelle
Lausent-Herrera (2011), en 2003, de los chinos con visa de residencia: 36 % eran
cantoneses mientras que un 40 % provenían de Fujian. Sin embargo, en la actualidad hay
cada vez más gente norteña (Beijing, Hebei, Henan, Liaoning, entre otras zonas) que
acude a este país, generalmente funcionarios, empleados gubernamentales o comerciantes
vinculados con casas comerciales.
Según las cifras presentadas en “The Chinatown in Peru and the Changing Peruvian
Chinese Comunity (ies)” (2011), el número de chinos se duplicó en un espacio de doce
años: en 1981 había 1714 chinos viviendo en este país latinoamericano, y en 1993 el
número llegó a 3728. El último censo en 2007 indica que había 3450, con un aumento en
el número de inmigrantes femeninos, a pesar de que todavía había más hombres. En 2003,
el 35 % de los inmigrantes eran mujeres, y más de la mitad de ellas (57 % de ellas) estaban
solteras o divorciadas, siendo la edad media 29 años; mientras, la de los hombres era 36
años.
82
Alrededor del 60 % de los chinos en el Perú solicitan la visa turista y un 35 % requieren
la business visa. La última década del siglo XX y principios del XXI constituyen períodos
con gran aumento de chinos que obtienen la ciudadanía peruana: antes de 1990 el número
de chinos nacionalizados era de no más de 2000, mientras que en 2003 la cantidad llegó
a 18 704 (Lausent-Herrera, 2011).
Humberto Rodríguez Pastor (2000) atribuye esa intensidad en que se encuentra al chino
como comerciante a la gran demanda de productos de su país de origen (comidas y
bebidas, entre otras cosas). Como consecuencia, las casas de importación de Hong Kong
o de Guangdong empezaron a abrir sucursales en el Perú, y los empleados, después de
trabajar en estas casas por cierto tiempo, establecieron sus propios negocios. Tras
acumular suficiente capital gracias a estas actividades comerciales, los inmigrantes chinos
solían extender sus negocios a otros sectores. Por ejemplo, según Rodríguez Pastor
(2000): «En las primeras décadas del siglo XX, el proceso parece haber sido el siguiente:
de la tienda de mercaderías y abarrotes en Lima pasan a instalar sucursales en provincias,
en aquellos lugares donde había mayor concentración de chinos, o se había producido un
repunte económico, y a continuación ingresan en la agricultura, adquiriendo en
arrendamiento o compra fundos agrícolas; a pesar de que hay preferencia por el
arrendamiento, algunos pocos transitan de arrendatarios a propietarios. Se trata de
“grandes” comerciantes que no perdieron ni pierden sus nexos con China» (p. 71). Por
otro lado, los exculíes, mucho más pobres que los comerciantes paisanos, seguían otra
83
trayectoria: los que obtuvieron la confianza de los «amos» ganaron dinero al contratar a
más chinos o abrir una tienda cerca del lugar de trabajo58.
En su estudio, Yang An Yao59 (1994) enumera los tres tipos de comercio chino en el Perú:
los pequeños tenderos, las compañías de importación y las casas mayoristas.
Esa enorme dedicación a los pequeños negocios, como la venta al por menor, de los
chinos se presenta en las obras narrativas de Siu Kam Wen, hijo de tenderos. En la novela
semiautobiográfica La vida no es una tómbola, uno de los personajes principales es don
Augusto, dueño de una pequeña tienda familiar. Desea que Héctor, su primogénito,
herede este pequeño negocio y se convierta en un comerciante mucho más rico, porque
en su opinión ser propietario es mucho mejor que ser empleado y trabajar para otros. En
esta novela, casi todos los chinos que aparecen en la historia son tenderos: los tres
hermanos, Augusto, Manolo y Elías son tenderos, al igual que el padre de Jorge (mejor
amigo de Héctor) y Felipe, el hermano de Maggie (exnovia de Elías); podemos encontrar
aún más figuras de esta categoría en cuentos de El tramo final como “El tramo final”,
“Historia de los dos viejos”, “Los compadres” y “La conversión de Uei-Kuong”. Las
tiendas chinas incluyen múltiples productos, desde comida hasta juguetes, y ocuparon el
60 % de las ventas de esta categoría en Lima al final de los años cincuenta del siglo
pasado, según Yang (1994), y materiales para las oficinas, sector en el que ocuparon una
porción de 65 % de las ventas totales (Yang, 1994).
58
En su libro Herederos del dragón: Historia de la comunidad china en el Perú, Humberto Rodríguez
Pastor explica con más detalle los diferentes modelos de desarrollo económico de los inmigrantes chinos
en el Perú.
“Cambio y desarrollo económico de la inmigración china en el Perúˮ (“秘鲁华侨华人经济的变化和发
59
84
tienda mayorista Zhenghe (正和), que gozó de gran popularidad entre la élite peruana
gracias a sus productos de lujo y alta calidad (como la seda china y la joyería).
Las casas de importación que atienden a las necesidades de productos chinos de los
compatriotas en tierra extranjera, como la casa en la que trabaja Maggie en La vida no es
una tómbola, también son muchas en Lima, especialmente alrededor de la calle Capón.
Yonganchang ( 永 安 昌 ), establecida en 1872 (Yang, 1994), constituye la primera
compañía china en el Perú. En años posteriores sus sucursales no solo llegaron a múltiples
ciudades peruanas, sino a otros países iberoamericanos como Chile y Brasil.
En las grandes ciudades como Lima se establecieron agencias chinas de viaje. Por
ejemplo, en “La doncella rojaˮ de Siu Kam Wen, la protagonista Rosa trabaja en una de
ellas. Mientras tanto, los chinos también lanzaron su mirada al sector de transportes, como
el hijo de Ah-po en el cuento “El tramo finalˮ.
A pesar de que se puede encontrar negocios chinos en todas las provincias peruanas, el
barrio chino de Lima es sin duda el lugar con más intensidad en cuanto a actividades
comerciales de la colonia. Durante mucho tiempo los inmigrantes, generalmente de
origen cantonés, permanecieron en los sectores habituales, como restaurantes chifas y
85
tiendas de comida y productos diarios. Pero en la nueva etapa, es decir, desde finales de
los años ochenta y principios de la década de los noventa del siglo pasado, este grupo
empezó a extenderse a otros ámbitos (por ejemplo, equipos informáticos y productos de
oficina) por la competencia de los chinos venidos de Fujian (Lausent-Herrera, 2011).
En “La conversión de Uei-Kuong”, a través de la vida del protagonista, Siu Kam Wen
presenta ante nosotros la participación de los inmigrantes chinos en el sector agrícola. En
60
Por ejemplo, Li An Shan nos ofrece una serie de cifras: en 1949, entre los inmigrantes chinos en el Perú,
un 60 % eran comerciantes, 25 % de ellos se dedicaban al sector agrícola y alrededor del 10 % eran
trabajadores libres.
61
Según “La presencia china en el Perúˮ de Wang Li (2017), Dai Zong Han fue el impulsor y creador del
Centro de la Tecnología del Arroz, e introdujo técnicas agrícolas chinas para sembrar arroz en Perú.
86
el cuento, Tío Keng recomienda a su amigo Uei-Kuong cultivar wo-si, un tipo de vegetal
muy popular entre la comunidad china en Lima, que coincide con lo que comenta Yang
An Yao (1994) en su artículo: el clima peruano favorecía el cultivo de vegetales, y
generalmente los chinos se dedicaron a esta industria en forma de huertos familiares.
Sin embargo, debido a las reformas agrícolas realizadas por el Gobierno peruano de 1969
a 1980, en las que nacionalizaron las tierras de los hacendados o las compañías
extranjeras, las haciendas chinas en el Perú cayeron.
Por otra parte, los artesanos chinos se dedicaban a la zapatería y la carpintería, y, además,
también aparecieron numerosas fábricas de todo tipo de productos (comida, equipos
electrónicos, entre otras cosas).
2.3.1.3. Kon Hei Fat Choy, fondas y chifas: los restaurantes chinos
62
Guangdong y Fujian se sitúan en el sur de China, con un clima subtropical. Durante todo el año hace
calor y las precipitaciones son abundantes, favoreciendo el cultivo de arroz. Por lo tanto, la gente del sur
de China suele tomar este cereal como comida principal y acompañamiento de otros platos, mientras que
en el norte del país, más seco y frío, la gente acostumbra a comer platos con base en el trigo.
87
Cada año los culíes gozaban de tres días de vacaciones para la Fiesta de Primavera, es
decir, el Año Nuevo chino según el calendario lunar. En estos tres días tenían libertad
para hacer cualquier cosa que desearan: jugar, descansar, beber, realizar ceremonias
religiosas y, por supuesto, cocinar y comer. A pesar de que solían ser objeto de prejuicios
y maltratos, los chinos, con gran bondad y hospitalidad, invitaban a todo el mundo en la
hacienda, e incluso a los que estaban a su alrededor, a compartir el gran banquete: fueran
japoneses (en cierto sentido, sus «paisanos»), los amos criollos o los trabajadores
africanos.
Durante la fiesta se saludaban, intercambiando buenos deseos para el año nuevo, y la frase
恭喜发财 (gōng-xǐ fā-cái en mandarín, y kon-hei fat-choy en cantonés), «que ganes
mucho dinero en el futuro», fue una de las más usadas. Se repetía tantas veces que incluso
los que no sabían chino la recordaban. Gradualmente esta expresión, en cierto sentido
fruto de la cultura de los culíes chinos, se convirtió entre los peruanos en el símbolo del
Año Nuevo oriental y del rico banquete que uno podía gozar una vez al año. Como
comenta Rodríguez Pastor (2000), al decir «vengo del kon hei fat choy», los peruanos
querían transmitir la información de que fueron invitados por los chinos a comer. Sin
embargo, con el transcurso del tiempo, la expresión kon hei fat choy cayó en desuso, y
gradualmente fueron surgiendo nuevas palabras para la comida china.
Tras cumplir el contrato de cinco u ocho años, la mayoría de los chinos que recuperaron
su libertad se inclinaban por acudir a Lima en búsqueda de mejores oportunidades. En la
capital generalmente servían a las familias ricas peruanas. A pesar de que no podemos
encontrar un registro cuantitativo exacto del número de chinos en este sector, de acuerdo
con Rodríguez Pastor (2000), debe tratarse de una gran cantidad debido a una expresión
cotidiana ampliamente utilizada: al decir «mi chino» todo el mundo entendía
perfectamente que se refería al sirviente, o más concretamente, al cocinero chino de la
casa. En esa época, debido a la habilidad de los chinos a la hora de preparar platos criollos
con nuevos ingredientes y técnicas, el hecho de tener cocineros chinos llegó a
considerarse un lujo entre los limeños.
De este modo, el arroz contribuye, de un modo curioso, a que la identidad china continúe
generación tras generación. Gracias a la introducción de este cereal tan estrechamente
vinculado con el mundo oriental en el Perú, los trabajadores chinos lograron conservar,
entre muchos aspectos de la cultura original, sus costumbres gastronómicas, que
88
posteriormente llegaron a influir en la sociedad de acogida, como bromea Humberto
Rodríguez Pastor (2000) cuando afirma que en el Perú quizá no haya ninguna ama de
casa que no sepa preparar el rico «chaufa», es decir, el arroz frito.
En los años siguientes, abrir un restaurante chino se convirtió en uno de los principales
remedios económicos de los inmigrantes orientales, al tiempo que cambia silenciosa pero
definitivamente la vida peruana.
En primer lugar, los chinos mostraban gran interés por abrir fondas. «Fonda» no es una
palabra exclusiva del Perú, dado que también se usa en otros países hispanohablantes.
Según la definición del diccionario de la RAE, en naciones latinoamericanas como el
Perú, Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador y México, la fonda se relaciona con el lugar en el que
vende comida63, mientras que en España esta palabra se refiere a los hoteles de categoría
inferior. A los dueños de estas fondas se les llama generalmente “fonderos” o ¨fondistas¨.
Aparecieron las primeras fondas cuando los culíes comenzaron a recuperar su libertad y
se mudaron a las ciudades más pobladas. Abrir una fonda no requería muchos recursos
económicos, y de ahí que se convirtiera en un negocio perfecto para los chinos, que
manejaban muy bien la técnica gastronómica. Por sus exquisitos platos, rápido servicio y
precio asequible, las fondas chinas eran muy populares entre los limeños. Richard Chuhue
(2016) encuentra un documento de 1907, en que Belardo Gamarra elogió la eficiencia de
las fondas chinas:
En 1907 Abelardo Gamarra dejó un testimonio en el que comparaba las fondas chinas y
criollas de la ciudad. En su relato nos dice que en la fonda criolla uno tenía que esperar un
buen tiempo para ser atendido mientras que, en la otra, como movido por un resorte, “un
solo chino sirve a doscientos parroquianos”. Allí podían oír sus pedidos a distancia ―“Aló
solo, cané con aló, cané sola, bisté palilla, palilla con aló”― y eran atendidos con rapidez
(p. 42).
63
El diccionario de la RAE (http://dle.rae.es/?id=IBJV25v|IBKmeIP) ofrece tres entradas de la palabra
«fonda»: en primer lugar, se refiere al establecimiento público, de categoría inferior a la del hotel, o de tipo
más antiguo, donde se da hospedaje y se sirven comidas; en segundo lugar, también significa el servicio
y conjunto de cámara, comedor y cocina de un buque mercante; en tercer lugar, en países como Bolivia,
Chile, Cuba, Ecuador, México, Perú y República Dominicana, fonda es también el puesto o cant ina en
que se despachan comidas y bebidas.
89
Gradualmente las fondas chinas fueron conformando un gran porcentaje de
establecimientos en este sector, especialmente las fondas de la segunda, tercera y cuarta
categoría64 (Rodríguez Pastor, 2000). Se situaban generalmente en el barrio chino y la
zona Rímac, un barrio obrero en el que residían gran cantidad de chinos, como la familia
de Siu Kam Wen. La mayoría de ellas eran pequeñas, y ofrecían comida cotidiana a los
trabajadores y a viajeros de todas nacionalidades. Rodríguez Pastor también sospecha que
de una de estas fondas pudo surgir el «lomo saltado»65, un plato creado bajo la influencia
de la gastronomía china y que alcanzó gran popularidad en las cocinas peruanas.
Al entrar en el siglo XX, en la década de los cuarenta decayó el interés de los chinos por
las fondas, al mismo tiempo la palabra «restaurante» se popularizó entre los negocios
orientales. Así que gradualmente las fondas, origen de los restaurantes chinos, empezaron
a convertirse en algo más conocido en la actualidad: los chifas.
«Chifa», palabra exclusiva del Perú, se refiere al restaurante de comida china o la comida
preparada al modo de los chinos66. No es algo desconocido que este término viene de 吃
饭 (chī-fàn en mandarín), que significa «comer» en chino. Como explica Mareílla Balbi
(1999), debido muy probablemente a la popularidad de la comida china, los peruanos
adoptaron este término exótico (pronunciado «sit-fan» según el cantonés o el hakká,
dialectos principales de los inmigrantes chinos) y crearon el «chifa».
64
La cantidad de fonderos en Lima siempre fue una cantidad considerable. El año 1869, de 51 negocios
chinos, 19 de ellos (37 %) eran fondas (Hu-dehart 1988). En el padrón de fondas que el diario El peruano
publica en 1872, de un total de 299 fondas de las cuatro clases que había en la capital, 146 pertenecían a
chinos, es decir, casi el 50 %. Si examinamos esta información, tal como se publica en este diario, tenemos
lo siguiente: de primera clase había un total de 18 fondas, de las cuales 11 (61 %) eran de chinos; entre las
de segunda clase había 15, y 14 de ellas (93 %) eran de chinos; de tercera clase había 42, y 32 (76 %) eran
de chinos; y de las de cuarta clase, de un total de 124, 89 (72 %) pertenecían a chinos. En suma, por ese
entonces, los chinos fonderos tenían fondas de todas las categorías, aunque principalmente de segunda,
tercera y cuarta categoría. Y un poco antes de la Guerra del Pacífico, de 112 negocios de estos inmigrantes,
próximos al Mercado Central, 20 de ellos (17,9 %) eran fondas y solo las encomenderías las superaban en
número (23–20,5 %) (Wu 1986). En 1885, un año después de haber finalizado la guerra, las fondas de
chinos eran 30, es decir el 13 % de un total de 229 negocios de personas de esta misma nacionalidad (Hu-
dehart, 1988).
65
El lomo saltado es un plato típico peruano. Conocido antes también como lomitos de vaca, lomito a la
chorrillana o lomito saltado, surgió bajo la influencia de cocina china-cantonesa (que prepara el lomo con
verduras chinas) por la mezcla de la gastronomía criolla con los elementos orientales, por ejemplo, el uso
de la sartén e ingredientes chinos como unos vegetales y el sillao (la salsa de soja). Generalmente también
incluye carne de res, pimienta, pimiento, cebolla, ajo, ají amarillo, tomate, perejil, papas, aceite, sal, comino,
vinagre tinto o blanco. A veces también se añade un chorrito de pisco según el gusto personal.
66
El diccionario de la RAE:http://dle.rae.es/?id=8k8BPWZ
90
Chuhue (2016) opina que el primer restaurante chino Kuong Ton (广东,que significa
Cantón) se abrió en 1921 en la calle Capón nº 732, justamente dentro del barrio chino.
Fue una gran noticia en aquel entonces, porque el socio era Juan Iglesias, cuyo nombre
chino era Chan Kai Chu, cónsul de China y una figura importante en la colonia. Además,
el restaurante fue apadrinado por la señora del diplomático chino, y Pedro José Rada y
Gamio, el alcalde de Lima de aquel entonces, quien fue ministro en años posteriores
(Rodríguez Pastor, 2000). Se trataba de un lugar interesante, con una fuente a la entrada
«donde se exhibían peces y calamares, que podían ser escogidos para ser degustados»
(Chuhue, 2016, p. 45). Además, según Rodríguez Pastor (2000), durante este año en otras
provincias, por ejemplo, en Huacho, también se establecieron diversos restaurantes
chinos:
Pero en aquel entonces el término «chifa» todavía no había sido adoptado ampliamente
en público. En los carteles o anuncios comerciales se los llamaba restaurantes, «chi fan»
o «chifana». En la costa oriental incluso existía «chifatay», aunque esto era en realidad
un tipo de sorteo organizado por restaurantes chinos (Rodríguez Pastor, 2000). «Chifa»
entró en amplio uso en los años treinta. Fue en un anuncio de 1936 de Oriental, una revista
china, donde se precisó por primera vez el uso público de esta palabra: «Inauguración de
un chifa en Trujillo» (Oriental, nº 53, 1936, p. 53), pero Chuhue (2016) sostiene que la
palabra apareció en la misma revista en 1934 en la publicidad del restaurante La Cabaña:
«se ofreció un servicio de chifa inmejorable». Visto de otro modo, la información que
ofrecen estos dos historiadores no se contradice porque obviamente los dos «chifas» aquí
son diferentes conceptos y concuerdan con los dos sentidos de esta palabra ofrecidos por
el DRAE: en el primer caso, chifa es un restaurante chino, mientras que la segunda
noticia, por el contexto, probablemente se refiera a la comida china.
91
De todas formas, este término, junto con «restaurante», alcanzó gran popularidad dentro
del barrio chino de Lima y en todo el Perú. Además de Kuong Ton, había otros
restaurantes chinos famosos como San Joy Lao (山海楼), Tong Po (东坡), Men Yut (明
月) y Nan King (南京) (Chuhue, 2016, pp. 45-46).
San Joy Lao (山海楼 ), uno de los chifas más famosos, ofrece un buen ejemplo para
explicar el intercambio de los diferentes grupos étnicos del mundo oriental y el occidental,
y el proceso de la integración de los inmigrantes chinos a la sociedad de main-stream.
Empezó en 1911 en forma de fonda familiar, y en 1924 se amplió para convertirse en
restaurante con una pastelería de dulces chinos, en pleno corazón del barrio chino de
Lima. En los años 70 San Joy Lao se vio obligado a cerrar debido a la profunda crisis
económica, pero en 1999 el Dr. Luis Yong, estudioso de la filosofía china y su relación
con la gastronomía y la salud, junto con su esposa Blanquita, lograron reinaugurar el
antiguo chifa67.
Al mantener los platos idénticos a los originales pasándolos generación tras generación,
el Dr. Yong, junto con su equipo, se dedica constantemente a la innovación, mezclando
las técnicas orientales con ingredientes nativos. Hoy día en San Joy Lao hay productos
nuevos y curiosos como el cocktail de lychee (荔枝 ), fruta típica china, con el pisco
peruano; el chaufa «ChaChaCha», en que el arroz frito de la cultura milenaria china se
encuentra con el charqui de alpaca, producto heredado de los antiguos incas; y el famoso
Chi Jau Cuy y Ti Pa Cuy, para los cuales Luis Yong y sus cocineros diseñan dos tipos de
salsas con sabor oriental (la de ostión picante y la agridulce con frutas trozada) con el fin
de acompañar a la carne de cuy.
Además de la carta de San Joy Lao en que se mezclan los ingredientes y técnicas
gastronómicas orientales y occidentales, la integración de las dos culturas también se
presenta lingüísticamente a través de la castellanización de préstamos chinos y la
formación de vocablos nuevos, marcas de una nueva identidad multiétnica. En estas
palabras chino-españolas, las de alimentos ocupan una gran porción, porque, gracias a la
popularidad de la comida china, la sociedad peruana nombra algunas cosas directamente
según el nombre pronunciado en chino, o más precisamente, en cantonés, dialecto
67
Web oficial de San Joy Lao: http://www.chifasanjoylao.com/home.html
92
ampliamente utilizado entre los inmigrantes de ultramar. De este aspecto hablaremos más
adelante.
Cuando uno quiere escribir sobre la vida en el barrio chino en Perú o en cualquier país de
ultramar, es imposible no hablar de los restaurantes. Siu Kam Wen no es una excepción.
En “El tramo final”, Ah-sheng, el hijo menor de Ah-po, es cocinero al igual que su difunto
padre, y trabaja en el Restaurante Tong Po, pero en sus cuentos Siu lo escribe bajo el
nombre de Tung Po: «Ah-séng trabajaba en la cocina del chifa Tung Po antes de que este
fuera a la quiebra, y vivía completamente solo» (Siu Kam Wen, 2009, p. 35). En “Los
compadres”, Lou Chou, uno de los protagonistas, organiza una fiesta también en el Tong
Po con motivo de celebrar el nacimiento de su hijo: «Después de la ceremonia del bautizo
Lou Chou dio un pequeño banquete de diez mesas en el Tung Po, derrochando los ahorros
de casi un año en una sola noche. En el transcurso del banquete, Lou Chou y Lou Lam
empezaron a llamarse “compadres” con verdadera unción» (Siu Kam Wen, 2009, p. 75).
En “La vigilia”, de la colección El tramo final, Siu menciona un chifa con el nombre de
Lung Fong, donde se celebra la lujosa boda de Ah-sou: «Ah-sou se casó con gran pompa
y derroche de dinero. Los invitados al banquete nupcial llegaron a ocupar en Lung Fung
unas cuarenta mesas» (p. 52). Mediante una búsqueda en los materiales históricos,
también encontramos la versión real de este restaurante gracias al estudio de Yang An
Yao (1994). En su artículo Yang comenta que en los años sesenta, época de la
adolescencia de Siu Kam Wen, Lung Feng consistía el chifa más grande de Lima: contaba
con 6500 metros cuadrados, más de cuarenta cocineros y hasta trescientos camareros. Era
al mismo tiempo uno de los más prestigiosos: en este restaurante no solo se celebró la
boda de Ah-sou, la figura ficcional creada por Siu Kam Wen, sino también la concesión
por parte del congreso de la medalla a Dai Zong Han, un hacendado chino que contribuyó
al desarrollo de la agricultura nacional.
En los libros de Siu hay varios personajes empleados por los chifas, como el marido y el
hijo de Ah-po. En “Los compadres”, antes de abrir la tienda, Lou Chou fundó una
carnicería, mientras que Lou Lam trabajó «como cocinero de uno de los antiguos chifas
de la calle Capón» (Siu, 2009, p. 74). En “La doncella roja”, el padre de Rosa también
trabaja en un chifa, pero en vez de ser cocinero, es cajero: «En lo demás, sin embargo, se
parecía a su padre; un natural de Pun-Yi de escasa fortuna, que trabajaba de cajero en el
chifa Yut Kung» (p. 147).
93
La dedicación de los chinos de ultramar a la industria gastronómica no se limita al Perú.
En la novela La vida no es una tómbola, por medio de la visita de Maggie a Las Vegas,
Siu describe a la familia Wu, en la que el señor es dueño de un restaurante chino (como
es el caso norteamericano, aquí, obviamente no puede llamársele chifa). La señora Wu
aloja a la bella huésped en su propia casa con intención de presentarla a Darryl Hee, su
hermano soltero, también cocinero: «Darryl Hee era un hombre bajito de unos treinta y
cinco años que trabajaba de cocinero en el restaurante que su cuñado tenía en el barrio
chino de la ciudad» (Siu, 2008, p. 137).
Sin embargo, la comida china en el Perú es un caso tan especial. La popularidad del chifa
no se debe solamente a lo deliciosa que es la comida, sino también al estilo de vida que
representa. La costumbre china de compartir los platos facilita que todos se reúnan para
pasar juntos un momento feliz. Desde la década de los años veinte del siglo pasado los
chifas empezaron a contar con salones de bailes y orquestas, que los convertían en lugares
perfectos para fiestas entre familiares o amigos, como bodas, cumpleaños y cualquier tipo
de agrupaciones. A pesar de la popularidad que goza la comida china en todo el mundo,
el Perú es uno de los casos más curiosos: en este país una cultura tan exótica y tan distinta
ha logrado mezclarse completamente con la civilización nativa. La comida china entra en
la cocina de los hogares peruanos y es parte de este país heterogéneo. Con el transcurso
del tiempo ya murieron los culíes que llevaron de su tierra natal las técnicas de cocina,
pero la comida china sigue viviendo no solamente en la memoria sino también en la
realidad del Perú.
Frente a la falta de compatriotas del otro género, los inmigrantes varones chinos
generalmente acudieron a dos modos de resolver el problema del matrimonio. Para los
que insistían en lo «legítima» que era su identidad china, aprovechaban el viaje a sus
94
pueblos natales para casarse con novias chinas, como el caso de don Augusto, alter ego
del padre de Siu Kam Wen en “El deterioro” y La vida no es una tómbola68. Tras una
breve luna de miel, el tendero dejaba a la joven esposa embarazada en China y regresaba
solo a Lima. Al igual que sucede con la familia de Ah-sou en el cuento “La vigilia” de El
tramo final, don Augusto solo logra reunirse con su mujer y su primogénito nueve años
después.
Este modo de casarse en China supone una larga separación familiar, pero no es aplicable
para todo el mundo: solo hombres con recursos económicos, como el tendero don
Augusto y los comerciantes más ricos, eran capaces de viajar tan lejos para casarse. Los
otros trabajadores, que no contaban con el dinero ni el tiempo para volver al país de
origen, no tenían más remedio que recurrir a la segunda opción: casarse con las mujeres
autóctonas, fueran de origen chino o peruano.
De este tipo de matrimonio entre dos etnias surgieron los «injertos». Este término que
apareció al principio del siglo XX significa en sí mismo la acción de implantar una parte
viva a otro cuerpo, tiene un obvio origen agrícola que recuerda al trabajo de los padres
chinos en las haciendas y al origen provinciano de las madres peruanas.
68
Describe en La vida no es una tómbola: «Don Augusto tenía cuarenta años cuando decidió volver a China
para casarse; como para todos, la edad fue un hito, y en su caso fue el momento de sentar finalmente cabeza.
La madre le había mandado las fotos de media docena de muchachas para escoger, y don Augusto había
escogido a la más guapa de todas, que aparecía en la foto con el uniforme blanco de una colegiala: don
Augusto le doblaba la edad. El tendero se dio a sí mismo tres meses de vacaciones, dejó la tienda al cuidado
de su segundo hermano, Manolo, y tomó el vapor con rumbo a Hong Kong. Desde allí viajó a Macao y
luego a Tres Aldeas» (Siu, 2008, p. 17).
95
Al principio es una palabra tan neutral como «culí», que indica la esencia de este
fenómeno69. Sin embargo, desde la década de los treinta se fue volviendo cada vez más
negativa y ofensiva, porque la élite peruana de actitud antichina criticó fuerte y
satíricamente a este grupo. En su tesis de grado El porvenir de las razas en el Perú,
Clemente Palma (1897) se refiere a los chinos como «una de las razas más viejas y más
inútiles» y sostiene que la sangre china «no renovada en tantos siglos», es «impura,
enferma», y lleva en vena «repugnantes enfermedades» (p. 15). En su opinión, los
inmigrantes venidos de este país no trajeron nada más que los peores vicios; con un tono
increíblemente ofensivo, postula que la degeneración que el cruzamiento de los chinos
con la raza india ha producido no durará mucho porque «los hijos del chino y de la india
mueren antes de llegar a la virilidad, acaban una virilidad que sería infecunda como la del
mulo» (p. 19), por la inadaptación o por la expulsión gubernativa antes de, en la opinión
de Palma, contagiar su vicio al pueblo peruano.
No logramos precisar en qué año el término «tusán» entró en uso, pero Patricia Castro
Obando70 (2015) opina que «injerto» fue reemplazado por la palabra «tusán» alrededor
de 1912. Como vocablo exclusivo de Perú, «tusán» es la castellanización de 土生 (tǔ-
shēng), que viene de la expresión hecha del chino 土生土长 (tú-shēng tú-zhǎng), es decir,
«oriundo» o «nativo». Para ser tusán, es necesario que dicha persona nazca en el Perú.
Gradualmente este grupo pasa a abarcar no solo a los descendientes de padre y madre
chinos, sino también a los que tienen un progenitor o incluso abuelos de origen chino.
Desafortunadamente, durante mucho tiempo los injertos y los tusanes vivían bajo la doble
discriminación de los peruanos y de los chinos. A pesar de que muchos, especialmente
los hijos de comerciantes ricos, fueron enviados a estudiar a China, no eran considerados
chinos «legítimos» por la primera generación. De acuerdo con Lausent-Herrera (2009),
los hijos mezclados fueron un grupo marginado en la colonia:
69
«Culí» se relaciona con trabajos físicos y pesados, mientras que «injerto» se refiere a que este grupo
surge de la mezcla étnica.
70
“La esencia tusán: valores invencibles en la tercera generación de descendientes chinos en el Perú”.
(Fuente: http://politica-china.org/areas/politica-exterior/la-esencia-tusan-valores-invencibles-en-la-
tercera-generacion-de-descendientes-chinos-en-el-peru) de Patricia Castro Obando, periodista peruana,
corresponsal de El Comercio en China y doctoranda de Antropología de la Universidad Ricardo Palma y la
Universidad de Beijing que estudia el grupo hakká en el Perú.
96
In the new community hierarchy, we thus find that at the top the merchants and owners of
the big enterprises, the local directors of the huiguans, themselves merchants, the
commercial managers, and sons or relatives of the directors who were educated in China
and brought over by their parents. Below them were the children born in Peru of Chinese
fathers and mothers, the famous Tusans o native-born; but their standing in the community
would depend on their knowledge of the Chinese language as well as the level of their
economic success. After them came the children born of a Chinese father and a half-blood
mother. Last in the order were the children born of a Chinese father and a Peruvian mother 71
(Lausent-Herrera, 2009, pp. 119-120).
Al entrar el siglo XX, los tusanes todavía gozaban de muy pocas oportunidades de
convertirse en líderes de las asociaciones chinas en el Perú. Frente a la exclusión política
e institucional de los chinos «puros», los jóvenes tusanes empezaron a luchar por la
igualdad. En 1931, un año después de que Alfredo Chang Cuan, hijo de padre chino y
madre peruana, regresara a Lima después de su estancia en China, este tusán, junto con
sus dos primos (Gabriel y Leonor Acat Cuan), fundó la revista Oriental, en la que Alfredo
Chang sostuvo que los tusanes representaban una fuerza potente en el sentido económico,
social e incluso político; que deberían ser reconocidos como chinos «legítimos»; y criticó
la actitud discriminatoria de la Beneficencia hacia los chinos nacidos en el Perú.
Los artículos de Oriental fueron muy aplaudidos. Posteriormente periódicos como Man
Shing Po (Diario del Pueblo) y Kum Yem Po (La voz de la Colonia) apoyaron las ideas
de Chang, proponiendo que, bajo el contexto histórico de la invasión japonesa, para ser
aceptado y apreciado como un chino verdadero lo que sí importaba, en vez del lugar de
nacimiento, era el espíritu nacionalista. La revista New Chung Wa (La Nueva China)
lanzó una campaña dirigida a los jóvenes tusanes, que generalmente se identificaban
como peruanos, instándoles a retornar a su origen chino (Lausent-Herrera, 2009).
Gradualmente, los inmigrantes de la primera generación empezaron a mostrar cada vez
71
Traducción: En la nueva comunidad china existen diferentes niveles sociales: se puede notar que en el
nivel superior están los comerciantes, dueños de casas de importación, directores de sociedades chinas, que
en sí mismos son comerciantes o sus relativos que reciben la educación en China. En el segundo nivel están
los tusanes de padres chinos, o los que se nacen en el Perú. Sin embargo, su condición social dentro de la
colonia depende de su conocimiento al idioma chino y su éxito económico. En el tercer nivel están los
descendientes de padres chinos y madres tusanes, y los más «inferiores» son los hijos de padres chinos y
madres puramente peruanas.
97
más respeto hacia este grupo de chinos, lo que marcó la primera acción de los tusanes
para cambiar su desfavorable situación.
En el sentido económico, la imagen positiva de los tusanes fue reforzada con el éxito de
las dos generaciones de Erasmo Wong, dueños del famoso supermercado Wong en el
Perú. En 1942 Erasmo Wong, el padre, inició su negocio como «chino de la esquina» en
el barrio San Isidro, ofreciendo el mejor servicio a sus clientes. Su hijo, con el mismo
nombre, hereda la idea de su padre y la desarrolla a «El cliente es nuestra razón de ser»,
valor fundamental de la empresa, y la aplica a toda la cadena de supermercados que se
pueden encontrar en el Perú72. Líder del sector, Wong también gana un gran afecto social
por sus métodos: se refiere a los más de 11 000 trabajadores como «colaboradores», y
siguen la tradición de organizar el Gran Show Artístico del 1 de mayo y el Gran Corso en
julio por las Fiestas Patrias, además de organizar desde la década pasada el Festival de
Pisco Sour en febrero y el Expo Vino en octubre.
En 1999, Erasmo Wong Lu (el hijo) fundó la Asociación Peruano China (APCH), en la
que ejerce como director a fecha de término de este trabajo, y en 2008 salió a la luz la
revista Integración, publicación oficial de esta organización. Junto a su éxito económico,
los tusanes, representados por Erasmo Wong, muestran una gran virtud y potencia
colectiva.
Desde finales del siglo XIX, la historia de los injertos y los tusanes se presenta como un
largo recorrido lleno de dificultades acerca de cómo se define lo «chino» en ellos, porque
eran excluidos por la primera generación de inmigrantes al no ser «legítimos». No
obstante, el esfuerzo de los tusanes por delimitar el concepto «chino» nunca se ve
72
A principios del siglo XXI, el supermercado Wong extendió sus sucursales a Trujillo.
98
interrumpido. De acuerdo con Castro Obando (2015), la identidad tusán de la segunda
generación se basa en «los valores, principios y tradiciones que recibieron en la familia,
y en algunos casos también en la escuela» y «está relacionada con el éxito profesional y
el prestigio social que alcanzaron sus miembros» (Castro Obando, 2015, p. 4). En 1999,
según lo que declaró APCH, el valor que compartía este colectivo se resume en «Honrar
la palabra, amor al trabajo, honestidad y respeto a los mayores» (p. 4).
Castro Obando (2015) opina que, curiosamente, los jóvenes descendientes chinos
generalmente no tienen el problema de la confusión de identidad que sufre Siu Kam Wen,
porque ellos son perfectamente conscientes de que son peruanos, pero hay cada día más
tusanes de la nueva generación que realizan el viaje en el sentido inverso a sus padres,
abuelos o bisabuelos: igual que la propia Patricia Castro Obando, que está cursando su
doctorado de Antropología en la Universidad de Beijing estudiando el grupo hakká en el
Perú, muchos tusanes jóvenes van a China a estudiar el idioma y otras carreras para
trabajar en colaboración con los dos países.
99
(presidente de la Superintendencia de Banca y Seguros 2007-2011). En 1999, Víctor Joy
Way Rojas fue nombrado primer ministro por el presidente Alberto Fujimori, y se
convierte en el primer descendiente de chinos en desempeñar este cargo en Sudamérica.
Además de los dos Erasmo Wong, dueños de los supermercados Wong, Patty Wong77es
también una conocida empresaria con sus propios restaurantes chifas.
73
Zulén fue director de la biblioteca de la Universidad Nacional de San Marcos, que en la actualidad tiene
el nombre de Biblioteca Pedro Zulén en su honor. Introducimos con más detalle esta figura en el
Capítulo III.
74
Eugenio Chang Rodríguez es académico fundador de la Academia Norteamericana de la Lengua
Española, director del Boletín de la Academia Norteamericana de la Lengua, académico de número de la
Academia Peruana de la Lengua, profesor emérito de la Universidad de la Ciudad de Nueva York,
codirector del Seminario Latinoamericano de la Universidad de Columbia y de la revista Word de la
Asociación Internacional Lingüística. Ha sido ministro consejero de la Embajada del Perú en Washington.
Su hermano, Enrique Chang Rodríguez, es poeta.
75
Víctor Li-Carrillo Chía es fundador del Centro de Estudios Filosóficos Peruano.
76
Director de la Asociación Peruana de Ufología y consultor internacional del Centro Nacional de Informes
en Aviación de Fenómenos Anómalos de los Estados Unidos de América.
77
Además de ser empresaria, Patty Wong es también ganadora en 2002 de Miss Perú Tusán, exmodelo y
excopresentadora de varios programas
100
Club Alianza Lima y el jugador con más títulos en la historia de la Primera División del
Perú; y Mónica Liyau Ho es pimponista y campeona de Sudamérica (Wang, 2017).
Los descendientes de chinos también han demostrado un gran talento artístico: Marcelo
Wong es un famoso artista plástico (escultura y diseño); Alejandro González Trujillo
(cuyo seudónimo es Apu-Rimal) es uno de los representantes de la pintura peruana del
siglo pasado dentro de la corriente indigenista; Juan Wong Paredes, que fundó el famoso
grupo músico Juaneco y su Combo78; Sumy Kujon es diseñadora de alta costura.
Además de lo ya mencionado, el Perú también cuenta con una serie de escritores tusanes
conocidos nacional e internacionalmente, como Julia Wong-Kcomt, Sui Yun, Mario
Wong, Mario Choy, Julio León, Julio Villanueva Chiang y Enrique Verástegui. Serán
presentados más adelante en el Capítulo III.
El barrio chino se sitúa en el centro histórico de Lima y ocupa el espacio formado por los
jirones Junín, Huallaga, Miró Quesada, Cuzco, Puno, Andahuaylas, Paruro y Huanta79.
Gracias a la existencia del Arco chino, la calle Capón, séptima cuadra del jirón Ucayali,
se convierte en símbolo y sinónimo del barrio chino en la capital peruana.
78
El grupo Juaneco y su Combo se caracteriza por revalorizar todo el encanto de la selva peruana, a través
de costumbres, creencias y tradiciones.
79
De acuerdo con Capón: El barrio chino de Lima de Richard Chuhue (2016), historiador peruano y tusán,
dicho barrio ocupa las cuadras 11-12 del jirón Junín, 7 de Huallaga, 6-7 de Ucayali, 7-8 de Ucayali, 7 de
Andahuaylas, 8-12 de Paruro y 9 de Huanta. En el pasado la influencia fue mucho mayor, y llegaba hasta
la cuadra 3 de Paruro y la cuadra 1 del jirón Cangallo.
101
El primer registro oficial de la presencia de chinos en la calle Capón es una noticia de El
Comercio en mayo de 1859 (Rodríguez Pastor, 2000)80, mientras que Isabelle Lausent-
Herrera (2011) propone que los documentos del Archivo Municipal revelan los primeros
indicios de que los chinos alquilaron locales en este mercado ya en el año 185481. De
todas formas, desde los años cincuenta del siglo XIX, en que la mayoría de los primeros
culíes que llegaron al Perú habían cumplido sus contratos de cinco u ocho años, el
mercado en el centro de la capital empezó a llamar mucho la atención de los inmigrantes
chinos por su potencial.
De acuerdo con Chuhue (2000), en el censo de Lima de 1860 «es notorio que los chinos
son el grupo más grande en este espacio, y que poco a poco iban desplazando a los
antiguos comerciantes europeos, como franceses, italianos y españoles» (p. 20).
Gradualmente, la calle Capón se convierte en el lugar donde los chinos vivían, abrían sus
negocios y se agrupaban para comer, visitar a sus amigos y pasar su tiempo libre; al final,
se forma el barrio chino en Lima con sus propias instituciones, como los restaurantes, la
prensa, los colegios chinos y las sociedades. Como dicen los inmigrantes chinos: «¿De
dónde vienes? De Cantón ¿Dónde vives? En Capón»82.
Al entrar al barrio chino, lo primero que uno puede ver es 中华坊 (el Arco), símbolo de
esta zona. Los diseñadores, Kuoway Ruiz Dillón y Carlos Lock Sing, dos tusanes,
adoptaron el estilo tradicional chino de 牌坊 (pái-fǎng en mandarín), una arquitectura
semejante al pórtico de honor. El Arco mide ocho metros de altura y tres metros de ancho.
Fue el regalo de la colonia china a la ciudad de Lima con motivo del sesquicentenario
aniversario de la independencia peruana en 1971, y se inauguró en diciembre del mismo
año (Chuhue, 2016).
80
Rodríguez Pastor cita en su libro Herederos del dragón: historia de la comunidad china en el Perú (2000)
del diario El Comercio de 1859: «Anoche por la calle del Capón se hacía notable una casita pequeña muy
bien alumbrada, y por entre la juntura del postigo se veían dentro como hasta trescientos culíes, que
celebraban alguna ceremonia del culto Fok (¿o For?), o bien discurrían algún negocio de Estado»
(Rodríguez, 2000, p. 144; El Comercio, 2 de mayo de 1859, p. 3).
81
Isabelle Lausent-Herrera dice en “The Chinatown in Peru and the Changing Peruvian Chinese
Community (ies)”: «In 1854 the Municipal Archives revealed the first receipts for the rent of places in the
market for the Chinese» (Lausent-Herrera, 2011, p. 71).
82
En Capón: El barrio chino de Lima (2016), Luis Yong, que trabaja en el chifa San Joy Lao, comenta a
Chuhue en la revista: «La mayoría de los chinos eran de Cantón. Entonces si les preguntabas: “¿De dónde
vienes? De Cantón. ¿Dónde vives? En Capón”. Misma cosa no más» (p. 20).
102
El Arco se sitúa entre la avenida Abancay, una calle importante en el centro de Lima, y
la calle Capón, símbolo del barrio chino. Al lado de Abancay está escrito en chino el
nombre de la arquitectura y al otro lado la famosa frase 天下为公83 (tiān-xià-wéi-gōng),
que viene a significar que el reino no pertenece solamente al emperador, sino a toda la
gente porque todos somos iguales.
83
En su libro, Confucio describe con una frase el mundo ideal en su opinión: 大道之行也,天下为公 (dà-
dào zhī xíng yě, tiān-xià, wéi gōng), es decir, el reino pertenece a todo el pueblo en vez de al emperador
exclusivamente. Es el inicio de la idea de igualdad en China. Esta frase se hizo aún más famosa en la etapa
moderna porque Dr. Sun Yat Sen la citaba repetidamente durante su lucha por construir una China
democrática.
103
2.4.1. Las sociedades chinas
Para los chinos en ultramar, las sociedades suponen una buena forma de ayudarse
mutuamente y preservar la cultura, costumbres e identidad originales. En 1852, cuatro
años después de su primera llegada, los inmigrantes en San Francisco y California ya
tenían sus asociaciones. No obstante, en el caso peruano, organizaciones semejantes
tardaron más tiempo en establecerse debido a que, como culíes, a los chinos se les
prohibió formar cualquier tipo de organización para evitar posibles revueltas contra los
«amos». Por lo tanto, al principio, además de grupos secretos, había «agencias» dirigidas
por los que ya habían recuperado la libertad. Estos exculíes sirvieron como contratistas
para que sus paisanos pudieran aspirar a mejores oportunidades y muchas veces también
ejercieron el papel de abogados.
La policía peruana nunca permitió que los participantes de cada «agencia» sobrepasaran
las diez personas, número suficiente para sofocar cualquier riesgo. Tras constantes luchas,
los chinos en el Perú lograron tener sus propias asociaciones en 1874 cuando el Tratado
de Comercio, Navegación y Amistad les garantizó este derecho. Después del gran daño
sufrido por los comerciantes durante la ocupación chilena en la Guerra del Pacífico, los
chinos en Lima se dieron cuenta de la necesidad de agruparse para colaborar entre ellos
y protegerse. Después de la fundación de la Sociedad Central China de la Beneficencia,
se desarrollaron una serie de sociedades, según el origen de los inmigrantes.
Carla Tamagno y Norma Velásquez84 (2016) afirman que, durante el período 1867-2014,
se ha confirmado la formación de 229 asociaciones chinas en Lima, a pesar de que en la
84
“Dinámicas de las asociaciones chinas en Perú: hacia una caracterización y tipología” de Carla Tamango,
profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad San Martín de Porres y presidenta del Observatorio
Andino de Migración, Interculturalidad y Codesarrollo, y Norma Velázquez, doctora de economía y
docente asociada de la Universidad Católica Sedes Sapientie. El artículo forma parte del Proyecto
Comparativo de las Organizaciones de Inmigrantes (Comparative Immigrant Organization Project, CIOP)
104
actualidad solo el 10 % de estas siguen activas. Las dos investigadoras clasifican las
asociaciones todavía existentes en tres categorías: asociaciones chinas étnicas y de apoyo
social, generalmente creadas por inmigrantes de la primera generación para agrupar a los
miembros que comparten origen y dialecto, dándoles apoyo para sobrevivir en tierra
ajena; asociaciones de tusanes para la integración y difusión intercultural, creadas por
descendientes chinos de la segunda generación, en las que se exige que el miembro, o por
lo menos su cónyuge, lleve el apellido chino; y asociaciones de Amistad entre Perú y
China para la promoción de inversiones y cultura, creadas desde la década de los sesenta
para promover la relación entre los dos países en el sentido cultural y económico.
En sus obras, Siu Kam Wen menciona varias veces las sociedades chinas en Lima,
construyendo el ambiente comunitario de la colonia además del hogar, escena principal
de sus historias del barrio chino. A continuación, introducimos brevemente las
asociaciones de las tres categorías.
iniciado por la Universidad de Princeton en alianza con la Universidad de Miami, que tiene por objetivo
analizar la presencia y actividades de las asociaciones de inmigrantes chinos en América Latina.
105
2.4.1.1. Asociaciones chinas étnicas y de apoyo social
Tamagno y Velásquez (2016) confirman que todas las asociaciones chinas a nivel
nacional están vinculadas con la Beneficencia China, que tiene «una estructura federativa
y es una de las instituciones más respetadas de la comunidad china en Perú» (p. 150).
En enero de 1881, cuando el ejército chileno ocupó Lima durante la Guerra del Pacífico,
la gente de la capital peruana se vengó de los comerciantes y tenderos chinos porque los
culíes, maltratados por los hacendados, consideraron a los chilenos sus salvadores y se
pusieron de su lado en la guerra. Muchos chinos fueron amenazados, robados e incluso
asesinados. Desafortunadamente, en ese momento no contaban con ningún representante
diplomático, y el embajador Chen Lan Bin (陈兰彬), que estaba en Norteamérica, no
podía acudir al Perú debido a los conflictos bélicos. Ante esta situación, un grupo de
chinos con poder e influencia decidió establecer una organización que pudiera transmitir
la voz de la comunidad a las autoridades peruanas a fin de proteger a sus compatriotas.
En 1885 en el Perú se formó la Legación China, que tenía entre sus muchas tareas la
responsabilidad de proteger a los súbditos del imperio en ultramar. Por lo tanto, la
sociedad obtuvo el nuevo nombre de Sociedad Central de la Beneficencia China, y logró
en 1886 el reconocimiento oficial del imperio manchú.
85
Página oficial de la Beneficencia: http: //www. scbcperu. com/cn/zongjujianjie/
106
de todos los compatriotas. La última de las tres ideas, 通商惠工, da directamente nombre
a la organización 通惠总局 (Tōng-Huì Zǒng-Jú en mandarín y Tong-huy Chong-koc en
cantonés).
Desde 1886, la sede de esta organización se sitúa en el jirón Paruro Nº 811 (Chuhue,
2016), que también abarcó el colegio Chung Wha hasta su traslado a Breña. En 1959 se
reconstruyó la Beneficencia y el nuevo edificio, diseñado por José Tong Matos, cuenta
con un salón donde se realizan diferentes tipos de celebraciones, una biblioteca específica
y 51 cuartos para inmigrantes de bajos recursos económicos.
En las obras narrativas de Siu Kam Wen, la Beneficencia juega un papel importante en la
vida de la colonia, especialmente en cuanto a las celebraciones de fiestas significativas
como el Día Nacional chino y la Fiesta de la Primavera. En el cuento “El discurso”,86
Chiang Kai Men actúa en representación de los estudiantes del colegio Sam Men a la hora
de dar el discurso en la celebración del día nacional, organizada por la Beneficencia; dicha
ceremonia es descrita con más detalle en La vida no es una tómbola87.
Además de las celebraciones, en sus cuentos Siu Kam Wen también afirma que la
Beneficencia se encarga de alojar a chinos pobres. En el cuento “Historia de dos viejos”
de El tramo final, cuando muere Lou Chiong, uno de los dos viejos de la historia, el otro,
86
«Las celebraciones en la Beneficencia habían sido programadas para las tres y media de la tarde. A las
dos y media, sin embargo, en el local del Colegio, los alumnos que tenían alguna participación en ellas
habían empezado ya a ultimar febrilmente los detalles. Las chicas que debían integrar la Danza de los
Abanicos estaban ya correctamente maquilladas y peinadas. Solo les faltaba ponerse los largos trajes de
colores confeccionados hacía muchos años, y que habían servido antes a varias promociones para la
interpretación del mismo número. En el patio del Colegio, que era a la vez el de la imprenta y redacción
del Man Shing Po, el periódico chino, el profesor de música daba las últimas indicaciones al coro,
compuesto en su mayoría por párvulos de los primeros grados.
La delegación del Colegio partió hacia la Beneficencia, que estaba a escasos metros de aquel, unos quince
minutos antes de que el presidente de la Beneficencia diera por inauguradas las celebraciones. Luego de
entonados los Himnos Nacionales, el presidente, un hombre corpulento que había permanecido en el puesto
por más de diez años, empezó a leer un largo discurso ante un público que llenaba todo el salón principal,
charlando todavía en voz audible y saludándose mutuamente, sin prestarle mayor atención» (Siu,2008, pp.
65-67).
87
«El señor Choy, tal vez recordando los días en que solía llevar a Héctor a las playas de Ancón con sus
propios hijos, dijo que planeaba ir a la Beneficencia esa tarde para ver las celebraciones y le preguntó si no
quería venir con él. Héctor pidió con los ojos permiso al padre y, con un poco de sorpresa, vio a este asentir
con la cabeza.
Cuando llegaron a la Beneficencia, las actuaciones habían comenzado, pero no se perdieron nada excepto
los aburridos discursos de los organizadores y del embajador chino. El salón de actos de la Beneficencia
rebosaba de gente de todas las edades, muchos de ellos vecinos del barrio chino, pero había un poco que,
como el señor Choy, venían desde distritos tan distantes como la Perla o Chorrillos» (Siu,2008:148-150).
107
Lou Lo, liquida la tienda y «caminando con dificultad y titubeante en todos sus
movimientos, fue a la Beneficencia Pública y se compró un nicho» (Siu, 2009, p. 137).
Según lo que ya hemos mencionado, es posible que Lou Lo alquile un cuarto barato
ofrecido por la Beneficencia, donde pasa el resto de la vida en duelo tras perder a su
amigo.
En “La doncella roja”, de la misma colección, la familia de Rosa vive en un modesto piso
«de la cuadra nueve de Paruro, a un costado de la Beneficencia China» (p. 139). A pesar
de que en el texto no se especifica si el edificio fue construido por la asociación, debido
a la condición económica modesta de los padres es muy probable que reciban ayuda de
la organización para el alojamiento.
Una de las más antiguas es la 古冈州会馆 (Gu Gangzhou Hui-guan), la Sociedad Cu Con
Chau, o Su y Kan. Se fundó en Lima en 1867, y aparece en documentos oficiales desde
1868 gracias a la visita de diplomáticos del imperio chino y al apoyo de los compadres
de San Francisco. En 1898 adquirió un edificio en la calle Paruro, donde la sociedad
continúa operando en la actualidad.
Con Chau88 es el nombre antiguo (utilizado en el siglo VII) de la zona que en la actualidad
abarca Kaiping (开平), Enping (恩平), Xinhui (新会), Taishan (台山) y Heshan (鹤山),
los principales puntos de salida de los chinos de ultramar. Como consecuencia, la
Sociedad Cu Con Chou se organiza según origen, es decir, los miembros generalmente
vienen del mismo lugar y comparten el mismo dialecto. Al entrar en el siglo XX, los de
Kaiping y Heshan se separaron de Cu Con Chau y formaron las Sociedades Kai Ping y
HokShan.
88
Cou Chau es el nombre de esta zona utilizado en el siglo VII bajo el reinado de la dinastía Tang.En aquel
entonces China era el imperio más fuertedel mundo. En un gesto de orgullo y remembranza de la
civilización clásica, los inmigrantes eligieron este nombre, deseando que un día su país pudiera recuperar
su esplendor y les ofreciera más protección.
108
Curiosamente, la Sociedad Cu Con Chau no solo existe en el Perú, sino en muchos países
donde se puede encontrar grandes cantidades de inmigrantes chinos, por ejemplo, los
Estados Unidos, Canadá y Australia. La primera Sociedad Cu Con Chau se fundó en 1840
en Singapur.
Igual que Cu Con Chau y Tong Shin, las Sociedades Pun Yi (番禺会馆) y Lung Shing
Sea ( 中山隆善社 ) también son organizaciones étnicas: los miembros de la primera
vienen de Pun Yi, un pueblo de Guangdong cerca de la capital, Guangzhou, y los de la
segunda tienen por pueblo natal Longzhen ( 隆 镇 ) y comparten el mismo dialecto,
Lougtou (隆都话).
Hay también sociedades en que los miembros tienen mismo apellido, señal de que
pertenecen a un clan familiar. Nam Joy y Lung Kong Ko So son asociaciones formadas
de esta manera.
109
Gobierno peruano», así como de profundizar en «cooperaciones e intercambios entre
miembros entidades en áreas»89.
En los cuentos de El tramo final, Siu Kam Wen nos presenta la sociedad Chun Shan (中
山会馆). En “La vigilia”, dicha sociedad ayuda a la familia en el funeral de Ah-sou: «En
el inmenso salón de reuniones de la Sociedad Chun San nos hemos quedado
completamente solos, Ah-chung y yo, además del guardián» (Siu, 2004, p. 45). En “La
historia de dos viejos”, ambos protagonistas pertenecen a esta sociedad: «Lou Chiong era
de Lung-tú y Lou Lo, de Si-chung: en otras palabras, los dos pertenecían a la misma
Sociedad Chung-shan y eran en cierto modo paisanos» (Siu, 2008, pp. 131-132).
En 1999, con el objetivo de «hacer realidad el sueño de una comunidad unida e integrada,
y dándole la importancia a la solidez y protagonismo que se merece nuestra comunidad
tusán»90, se fundó la Asociación Peruano China (APCH), que se caracteriza por el Comité
de los Jóvenes, gracias a la cual las nuevas generaciones disfrutan de más participación.
Otro aspecto que distingue a la APCH, de acuerdo con Tamagno y Velásquez (2016), es
la alta formación académica de sus miembros, muchos de los cuales tienen títulos de
grado y postgrado, lo que la distingue de otras asociaciones chinas y tusanes en que
89
Página oficial de AECP: http: //asociacionchina. net/quienes-somos/
90
Página oficial de APCH: http: //www.apch.com.pe/
110
predominan trabajadores con menos formación. En la actualidad, la asociación funciona
bajo el liderazgo del señor Erasmo Wong Lu, empresario e ingeniero civil.
En cuanto a las asociaciones de amistad entre los dos países, Tamagno y Velázquez
presentan organizaciones tales como el Instituto Cultural Peruano-Chino, creado en 1968
gracias a un grupo de élite cultural peruana, la Asociación de Amistad Chino-
Latinoamericana y Caribeña (1960), miembro de la Asociación de Amistad del Pueblo
Chino con el Extranjero, y la reciente Cámara de Comercio China en el Perú (2010).
En Capón: el barrio chino de Lima, Chuhue (2016) opina que en 1909 la revista
Variedades ya mostraba información sobre periódicos chinos en el Perú. Gracias a la
colaboración de varias sociedades económicas chinas, en 7 de marzo de 1910 se fundó
oficialmente 兴华报 (Xing Hua Bao en mandarín, y Jen Wa Po en cantonés), el primer
periódico de la comunidad china. Redactado en el chino, el nombre de este periódico
significa «Prosperidad China», pero en 1928 cambió su nombre a 公言报, que sigue
vigente.
En 1911 apareció 民兴报, cuyo título español es Man Shing Po o Diario del Pueblo, y se
mantuvo en circulación hasta el año 2002. Siendo el primer periódico bilingüe (chino-
español) y el diario chino más antiguo en América (Roque, 2008), Man Shing Po goza de
gran influencia dentro de la colonia, y una buena evidencia es su repetida aparición en las
obras narrativas de Siu Kam Wen. Para los personajes de Siu, se trata de un periódico tan
importante como El Comercio; por ejemplo, en “La historia de los dos viejos”, Lou Lo
suele comprar un ejemplar de Man Shing Po todos los días91.
El mismo año de la fundación del Man Shing Po, 国音报 (La Voz de la Colonia) salió
también a la luz. Inicialmente fue un semanario y posteriormente, gracias a la
91
«En sus salidas al mercado, lou Lo solía traer de vuelta un ejemplar del Man Shing Po, que leía en el
trayecto de regreso y volvía a leer en la tarde, después de que hubiera pasado por las manos de lou Chiong.
Sobre las escasas noticias contenidas en las cuatro páginas del tabloide versaban sus conversaciones
ocasionales» (Siu, 2008, p. 129).
111
colaboración de comerciantes compatriotas, se convirtió en un diario. En 1915 se fundó
救国报 (que significa ‛salvar a la nación’ en español).
En 1917 侨声报 (La Voz de la Colonia China) inició su publicación como resultado del
esfuerzo de Aurelio Pow Shan Chia ( 谢宝山 ), comerciante hakká y director de la
Beneficencia China por entonces. Es también una publicación muy influyente entre los
chinos en el Perú, y sus subscriptores se extendieron rápidamente hacia Ecuador, Panamá,
Estados Unidos y Canadá92 (Chen, 2011). Siu Kam Wen la menciona en “El tramo final”,
porque el marido de Ah-po trabajó en este periódico cuando estaba todavía vivo
En 1922 中华报 (Diario Chino) entró en circulación. Se publicaba tres veces a la semana,
pero posteriormente cambió el título a 侨报 (Diario de los chinos de ultramar).
La primera revista china, 国际舆情 (El Internacional), se publicó por primera vez en la
misma época que 兴华报, a principios del siglo XX, pero la más famosa es la revista
bilingüe 东方月报 (Dong-FangYue-Bao en mandarín y Tong-fu Yi-po en cantonés), cuyo
nombre español es Oriental. Fue creada por Alfredo Chang Cuan y su primo Gabriel Acat,
periodistas chinos. Desde la primera edición publicada en 20 de abril de 1931, esta revista
mensual es todavía popular entre los chinos y sus descendientes. En 1934 nació 新中华
月报 (Xīn-Zhōng-Huá Yuè-Bào en mandarín), y en 2008, dirigida por Erasmo Wong Lu,
fundador director de la Asociación Peruana China (APCH, fundada en 1999), se creó la
92
Chen Jiu Qiang, periodísta chino de China Hoy, afirma esto en su artículo “El cariño de una peruana de
acsendencia chinaˮ, en que presenta a Teresa Joo de Siu, traductora y reportera de La Voz de la Colonia
China. Disponible en: http://www.chinatoday.mx/esp/sample1/content/2011-10/27/content_401120.htm
93
Página oficial de Diario Nueva Visión: http://asociacionchina.net/miembros/nueva-vision.html
112
revista Integración, redactada completamente en español, como publicación oficial de
esta organización. En 2010 la revista multilingüe 今日中国 (Jīn-Rì Zhōng-Guó en
mandarín)94 abrió una sucursal en Lima y empezó a publicar directamente en este país la
versión español titulada China Hoy.
Durante mucho tiempo fue el grupo católico de chinos el que se encargó de establecer
escuelas privadas, donde se impartían clases bilingües a los niños. En 1886 Liu Liang
Yun, excónsul del imperio en la Habana, fue nombrado encargado de negocios en el Perú
e inició la fundación del colegio chino público (Lausent-Herrera, 2015). Liu y los líderes
de la Beneficencia China intentaban replicar la experiencia de Gold Mountain School, la
escuela establecida en 1888 en los Estados Unidos, que todas las tardes impartía materias
clásicas chinas, mientras que las mañanas se dedicaban al currículum educativo
norteamericano. Sin embargo, debido a la falta de conocimiento del sistema educacional
peruano y la actitud antichina que existía, este primer intento nunca tuvo éxito
94
La revista China Hoy fue fundada inicialmente en 1952 por la señora Song Qing Ling, viuda del Dr. Sun
Yat Sen (presidente de la primera república en China) con el nombre China Reconstruye, y en 1990 se
rebautizó como China Hoy. Es una revista multilingüe redactada en idiomas tales como inglés, español,
árabe, francés, alemán y turco. Además de la oficina central en Beijing, cuenta con dos filiales en el Cairo
y la Ciudad de México.
113
colegio en su sede. El director fue el tusán Guillermo Morón Ayllón, y por medio de la
Beneficencia se emplearon a dos profesores chinos (Jorge Chow y Ja Chi Pen) (Lausent-
Herrera, 2015). La educación era completamente gratuita.
En 1926, José Carmen Véliz creó un colegio para niñas chinas que, según Chuhue (2016),
se llamaba Centro de Cultura China, ubicado en la cuadra 11 del jirón Paruro. No
obstante, tras la muerte del director, este centro se cerró.
En 1935, se fundó el Colegio el Progresivo Sam Men (三民学校), y desde 1940 ocupó la
sede en la cuadra 8 del jirón Junín (Chuhue, 2016). La escuela se dividió en diferentes
departamentos, en que se impartían varias asignaturas como chino, religión, deporte, etc.
Al llegar a Lima en 1960, el padre de Siu Kam Wen le inscribió en Sam Men, donde el
escritor recibía clases bilingües durante cinco años. Esta institución también aparece de
forma reiterada en sus obras narrativas. Por ejemplo, en el cuento “El discurso” de la
colección El tramo final, el señor Chen, el profesor que encarga al chico Chiang Kai Men
la tarea de dar el discurso en una ceremonia, pertenece al Departamento de Chino95; al
mismo tiempo, es el verdadero «mandamás», a pesar de que, bajo el sistema de doble
administración, la directora oficial es una peruana 96 . En el cuento “La vigilia” de la
colección El tramo final, los hermanos menores de Ah-sou asisten al Sam Men, donde se
imparten varias asignaturas, incluida la de religión97.
95
«Una tarde de fines de agosto de 196*, Chiang Kei Man, trece años, el alumno más brillante de las clases
de chino de toda la primaria del Sam Men (y, de hecho, de todo el colegio chino, pues en aquella época este
impartía solamente educación elemental), fue llamado al despacho del jefe del departamento de chino, luego
de haber terminado las clases del día. El jefe de departamento, el señor Chen, un cincuentón calvo y
bonachón de cachetes abultados y colorados, que había sido su profesor el año pasado, lo esperaba sonriente
detrás de su escritorio» (Siu, 2008, p. 61).
96
«El señor Chen había sido maestro por más de veinte años. Aunque su puesto nominal era solamente el
de jefe del departamento de chino, era en realidad, por sus relaciones directas con los miembros del
Directorio, el mandamás del colegio. La directora oficialmente nominada, una señora de ascendencia
italiana que gustaba de teñirse el pelo de rubio, ejercía una función puramente figurativa. El señor Chen era
también el que organizaba, todos los años, las actuaciones del alumnado en las celebraciones principales
de la colonia, tales como el Día del Doble Diez y el Día de la Juventud. En todas aquellas actuaciones el
señor Chen incluía infaliblemente un discurso en chino a cargo de un alumno. Por discreción, el jefe del
departamento chino no participaba nunca personalmente en las actuaciones, sino que se valía del discurso
para hacerlo, razón por la cual este tenía un significado especialísimo para él» (Siu, 2008, p. 63).
97
«En el Sam Men, durante las clases de religión, nos habían hecho aprender de memoria los diez
mandamientos, el padrenuestro y los preceptos del catolicismo, todo en castellano » (Siu, 2008, p. 48).
114
En la década de los cincuenta, surgieron críticas sobre el reducido espacio con que
contaban las dos escuelas; como consecuencia, aprovechando la adquisición de un nuevo
terreno, Chung Wha y Sam Wen se trasladaron a la urbanización del Parque San Martín,
que según Chuhue (2016) se encuentra en el cruce de las avenidas Tingo María en Breña
y Plaza de la Bandera en Pueblo Libre, y se unieron en una nueva institución. Empezó a
funcionar desde 1962 hasta la actualidad, con el nuevo nombre de Escuela Mixta
Particular Diez de Octubre, más conocido como Colegio Diez de Octubre.
En primer lugar, la sociedad peruana nombra algunas cosas directamente según el nombre
pronunciado en chino, o más precisamente, en cantonés, dialecto ampliamente utilizado
entre los inmigrantes de ultramar.
Además, en el Perú se toman prestadas palabras chinas para nombrar las comidas. Por
ejemplo, el «sillau», que es la salsa de soja, un aderezo imprescindible de la gastronomía
oriental, viene de 酱油 (jiàng-yóu en mandarín). Los peruanos suelen llamar al jengibre
115
«kion», forma cantonesa de 姜 (jiāng), y a un tipo de legumbre que conoce como sugar
pea o snow pea en países anglosajones la «arveja china» o directamente el «holantao»,
que viene de la pronunciación de esta palabra en el chino 荷兰豆 98 (hé-lán-dòu en
mandarín).
Rodríguez Pastor (2010) bromea que no hay ama de casa peruana que no sepa preparar el
delicioso «chaufa», el arroz frito. Como una de las comidas típicas de restaurantes chinos
en ultramar, este plato tiene diferentes nombres según la región hispanohablante: en
España es arroz frito, que explica directamente cómo se prepara; en El Salvador y Bolivia
se llama «chaulafan», que es también una castellanización del nombre en chino; y en el
Perú es el «chaufa», más similar a la pronunciación original de 炒饭 (chǎo-fàn) en chino.
En el Perú se toma el nombre de este juego de la lengua asiática, a pesar de que todavía
no podemos concretar su origen. En el libro 五杂俎100, el chino Xie Zhao Zhe (谢肇淛)
afirma que en la sociedad china en la dinastía Han (202 a. C. - 220 d. C.) ya existía algo
similar que dio el origen al «Piedra Papel Tijera». Sin embargo, otros historiadores como
Sepp Linhart101 (1998) se inclinan por creer que este juego fue introducido en China por
los japoneses en la era Meiji (1868-1912).
Es difícil precisar si «yankenpón» tiene origen chino o japonés, porque goza de gran
popularidad en todo el Oriente Lejano102. De todas formas, se mantuvo ignorado por los
98
Curiosamente en el chino 荷兰豆 tiene el significado de «arveja holandesa». A pesar de que este tipo de
legumbre se cultivó originalmente entre las fronteras de Tailandia y Birmania, fueron los holandeses
quienes la trajeron primero a Taiwán, su colonia en aquella época, de ahí que en China se adopte el nombre
de arveja holandesa.
99
Fuente: Fandom http://es.animeworld.wikia.com/wiki/Piedra,_papel_o_tijera.
100
Este libro se escribió en la Dinastía Ming (1368-1644). En forma de diario, incluye contenidos como
comentarios políticos, reseñas de libros y condiciones sociales en aquella época como las costumbres, las
noticias importantes, el desarrollo cultural, la religión, entre otras cosas.
101
Sepp Linhart (1944) trabaja en la Universidad de Viena y es especialista en cultura de Japón.
102
Además de China y Japón, en Corea del Sur también se juega a Piedra Papel Tijera bajo el nombre de
gawi-bawi-po.
116
occidentales hasta que estos establecieron comunicación con el mundo oriental. Para
nuestro caso de estudio, asumiremos que el «yankenpón» fue introducido en la sociedad
peruana por los inmigrantes asiáticos.
«Morir como chinos»: igual que «morir como moscas», se utiliza para referirse a una
muerte fácil, en grandes cantidades y de forma continua, debido a la alta mortalidad de
los trabajadores orientales en las haciendas costeñas.
«Cuento chino»: algo tan increíble que no puede ser verdad. La persona que cuenta eso
está mintiendo o burlándose de los que escuchan. Rodríguez Pastor (2000) opina que
puede tener que ver con el negocio chinero y con los trabajadores secuestrados en Macao,
el punto de partida, y enviados al Perú. Por lo tanto, esta secuencia se referiría al engaño
que sufrían los culíes.
En el apartado “En el lenguaje cotidiano” de su libro Herederos del dragón: la comunidad china en el
103
Perú (2000, 397-405), Humberto Rodríguez Pastor desarrolla este tema con más detalle.
104
Según Juan Morales Agüero, periodista cubano de la prensa Juventud Rebelde, en Cuba también existen
muchos refranes sobre China. Por ejemplo:
«A ese no lo salva ni el médico chino»: se refiere a una persona terriblemente enferma que nadie puede
salvar. Según Juan Morales Agüero (2008): «hubo en la Isla un médico chino llamado Cham Bom Biam
cuyos aciertos lo hicieron famoso en todo el país, pues curaba a enfermos que habían sido descartados por
otros colegas suyos. El pueblo acuñó la frase, que ya no se detuvo hasta devenir en refrán»104.
«Escribir en chino»: caligrafía horrible imposible de leer.
«Tener/traer un chino atrás»: un individuo sufre inexplicablemente de una racha de mala suerte de forma
continua.
«Poner a alguien en China»: las preguntas difíciles crean una situación embarazosa.
«Quedarse en China»: no llegar a entender la esencia del problema.
«Engañar a alguien como a un chino»: Morales Agüero (2008) explica que esta frase es «para ilustrar con
su capacidad de sugerencia una tomadura de pelo o una artimaña a partir de la buena fe».
Fuente de su artículo “Refranero chino”: http://www.juventudrebelde.cu/opinion/2008-11-25/refranero-
chino.
117
sino también desconocido. No es un destino deseable porque uno tiene que viajar mucho
para llegar.
«No me hables en chino»: se usa cuando no podemos entender los términos o una
información demasiado complicada que nos tratan de transmitir, como sucede con la
gente hispanohablante que no comprende el chino.
«Trabajar como un chino»: se refiere a una persona que trabaja mucho, como los culíes
chinos obligados a aceptar un horario laboral de doce horas diarias, o como las tiendas
chinas, que abrían hasta muy tarde.
«Peor que zapatilla en desuso»: según Rodríguez Pastor (2000), es una frase que se utiliza:
Cuando una persona ha recibido algún desaire. Así que una persona desdeñada ha sido
tratada como o peor que esa zapatilla. Es que, solo después de mucho tiempo de usarlas,
los chinos decidían dejar sus chinelas o zapatillas y ocurría cuando había un desgaste
extremo tanto por encima como por la suela y cuando ya nadie las podía pretender ni las
iba a recoger. La frase indica además algo real: la extrema pobreza por la que los chinos
pasaron en China y en el Perú. Toda esta situación les ha dado ese carácter ahorrativo por
el cual dan valor y uso extremos a cada cosa hasta que casi por desaparición dejan de usarla.
(p. 402)
«Fumar peor que chino en quiebra»: los culíes necesitaban esperar hasta el cumplimiento
de sus contratos de cinco u ocho años para empezar sus propios negocios, cosa que no es
fácil para nadie. Por lo tanto, el investigador peruano nos ofrece su interpretación: «la
frase gratifica bien situaciones de nervios alterados en las que los cigarrillos van siendo
consumidos con celeridad, frecuencia y continuidad, y le ocurre a alguna persona que está
desesperada, angustiada, inquieta» (pp. 402-403).
118
Es cierto que algunas de estas expresiones no existen solamente en el Perú, sino que gozan
de un amplio uso en el mundo hispanohablante. Además, seguramente en las sociedades
latinoamericanas habrá más refranes, canciones u otras formas folklóricas en las que
China constituye un elemento curioso. Esperamos que esta muestra pueda dar pie a la
exploración de la presencia oriental en la cultura popular latinoamericana.
Johnny Zevallos (2018) comenta que en el siglo XIX el teatro, la poesía y el folletín
reproducían formas muy populares en el pueblo peruano:
Hacia mediados del siglo XIX el teatro y la poesía constituían sin duda los géneros literarios
más consumidos por el público limeño. Gracias a la incursión de Felipe Pardo y Aliaga y
de Manuel Ascencio Segura, las producciones dramáticas habían abandonado el germen
neoclásico y cortesano para girar hacia un modelo costumbrista. Sin embargo, la ficción
narrativa empezaba a tener auge a partir de la década de 1840, pues ya existía un
significativo número de narraciones importantes; de hecho, el folletín se convertirá en la
vía de circulación de novelas y producciones ficcionales breves. Los mundos representados
en estos textos recogían principalmente las costumbres y modos de interacción entre
criollos, mestizos, indígenas y afrodescendientes, así como las posibilidades de proyectos
nacionales que empezaban a surgir en el Perú anterior a la Guerra del Pacífico. (Zevallos,
2018, p. 114)
Bajo esta circunstancia, además de los poemas de Paz Soldán en que describía las figuras
chinas, de acuerdo con Zevallos (2018), Nurerdin-Kan se considera la primera novela
sobre la inmigración china en el Perú.
119
transpacífico en un barco chinero, y es enviado a trabajar en una hacienda. Durante su
estancia en el Perú, el protagonista logra defender a los culíes contra el ataque y la
discriminación.
Gracias a los múltiples elementos históricos presentes, como el negocio de culíes, las
malas condiciones del viaje, la existencia de un capitán cruel que impidió la salida de los
viajeros chinos del espacio cerrado, los latifundistas ricos que compraban trabajadores
asiáticos por la escasez de mano de obra y los mataperros que siempre provocaban
conflictos con los inmigrantes orientales, Nurerdin-Kan refleja muy bien la época de los
culíes. Además de ser el primer autor que escribe sobre la inmigración asiática, Trinidad
Manuel Pérez también es el primer autor que presta atención a los chinos, un grupo
extranjero y marginado en el país latinoamericano.
Al entrar en el siglo XX, la revista Variedades es una de las fuentes más ilustradas e
influyentes en el campo cultural y literario. Fundada en 1908 por Manuel Moral y dirigida
por Clemente Palma, Variedades siempre intentaba innovar con el fin de ampliar la
difusión informativa; entre sus múltiples temas, la inmigración china en el Perú, un
fenómeno social que llamó mucho la atención de todas las clases sociales de este país,
aparecía con frecuencia en esta publicación.
Gracias al trabajo de Daisy Isabel Chumbimune Saravia 105 (2015), tenemos cierta
información sobre una serie de crónicas publicadas en Variedades a principios del siglo
pasado, que cuentan con presencia china: “El juego en Lima” (30 de enero de 1915), “Las
aventuras de Gay Sin” (24 de abril de 1915), “Las fiestas chinas en Pisco” (8 de octubre
de 1915), “Éxodo de chinos” (25 de diciembre de 1915), “La prensa limeña en 1915” (1
de enero de 1916), “La lucha china” (15 de julio de 1916), “En el teatro y barrio chino”
(14 de octubre de 1916) y “Huyendo del humo de Asia” (18 de noviembre de 1916).
En primer lugar, en estas crónicas la figura de los chinos se vincula estrechamente con
los vicios: el opio en “Huyendo del humo de Asia”, el juego en “El juego en Lima” y la
pelea en “La lucha china”. La decadencia de la raza amarilla, para los autores, es tanto
física como espiritual: son opiómanos, ludópatas y de costumbres violentas.
105
Para más referencias, en su tesis Migración china y orientalismo moderno (2015), Daisy Isabel
Chumbimune Saravia desarrolla con más detalle este tema.
120
En segundo lugar, en estos textos, China constituye meramente un símbolo exótico cuya
estética no se logra comprender ni apreciar por la clase intelectual criolla. En “Las
aventuras de Gay Sin”, el protagonista, Gay Sin, es un artista que desde su infancia realiza
baile con cuchillos, con acompañamiento de música oriental; “Las fiestas chinas en Pisco”
cuenta la celebración organizada por el barrio chino en Pisco en homenaje al primer
aniversario de la nueva república; en “En el teatro y el barrio chino”, el narrador introduce
el teatro antiguo chino, muy distinto a las formas occidentales, mientras que en “La prensa
limeña en 1915” las publicaciones de la comunidad china son lo que llama la atención del
autor. En estas crónicas, los autores intentan percibir y transmitir el arte (la música, el
teatro, la pintura) del «otro» mientras lo critican desde la perspectiva del «yo» occidental:
es una cultura ajena que no llegan a comprender. Los autores incluso desprecian el valor
de las publicaciones chinas, al considerar a los inmigrantes asiáticos «inferiores»,
limitados a ser comerciantes ignorantes e incapaces de desarrollar intelectualidad,
cualidad exclusiva de la clase criolla (Chumbimune Saravia, 2015).
En tercer lugar, “Éxodo de chinos” es una reflexión del autor, que parte del regreso de un
grupo de chinos ancianos a su pueblo natal gracias a la ayuda de la Beneficencia. En esta
crónica se ofrece una imagen colectiva de los culíes, recordando su trabajo, el sufrimiento,
la huella china que dejaron en la sociedad peruana y los conflictos que causaron en este
país que les adoptó. El narrador muestra una actitud mezcla de elogio y prejuicio hacia
los inmigrantes orientales.
La literatura, en muchos casos, es un testigo fiel de las condiciones sociales en cada época.
Con la aparición de Nurerdin-Kan, la inmigración china se hizo notoria a los ojos de la
sociedad peruana, y la experiencia de los culíes se redactó con una combinación de verdad
histórica y ficción literaria. Por medio del estudio de las crónicas durante las primeras
décadas del siglo pasado, podemos ver la idea orientalista entre los escritores peruanos al
hablar del tema de los chinos.
121
incultura/intelectualidad, decadencia/progreso, intentaban construir una figura superior
del «yo» criollo.
Los materiales que presentamos se concentran entre los años 1872-1916, etapa
coincidente con la época de controversia sobre la inmigración china y el período en que
surgió una actitud colectiva antichina en Lima. Lamentablemente no podemos encontrar
más obras literarias que hablen de los chinos en el Perú en años posteriores, pero las
fuentes disponibles muestran con claridad la descripción de los chinos por parte de autores
peruanos con una mirada desde el exterior de la comunidad.
De todos modos, con los ejemplares que tenemos, podemos darnos cuenta de un esfuerzo
por conocer la civilización ajena, pero lo más evidente son los juicios desde la perspectiva
del «otro», el estereotipo y la imagen homogénea de los chinos ante la falta de un
conocimiento más profundo. Por lo tanto, creemos que merece la pena estudiar el grupo
de escritores tusanes surgidos desde la segunda mitad del siglo pasado, que intentan
mostrar el verdadero Oriente, y especialmente Siu Kam Wen, autor que explora su origen
con una perspectiva desde lo interior de la colonia china en el Perú. De este modo
podemos llegar a conocer a los inmigrantes chinos, un grupo tan heterogéneo en sí mismo
que ofrece un matiz particular a la sociedad peruana.
122
Capítulo III. Escritores peruanos de origen chino
3.1. Pedro Zulen: el primer intelectual tusán de importancia
Pedro Salvino Zulen Aymar, cuyo nombre chino era Zun Leng (苏廷), está considerado
la primera importante figura intelectual de origen chino en el Perú. Nació en 1889 y venía
de una familia mixta: su padre, Pedro Francisco Zulen (Yua Zung Theng), era un
inmigrante cantonés que trabajó de culí en una hacienda costeña; y la madre, Petronila
Irene Aymar y Salazar, era mestiza. En 1924 Zulen falleció de tuberculosis a los treinta y
siete años; a pesar de su corta vida, Zulen fue un poeta, filósofo, bibliotecólogo y activista
social con mucha influencia.
En 1930 Dora Mayer recopiló los poemas de Zulen, y publicó el poemario El olmo
incierto de la nevada tras el fallecimiento del poeta tusán con la ayuda de los amigos de
este; su voz poética es romántica, y a través de ella este hombre, dotado de una gran
sensibilidad, habla de la naturaleza y el amor desde una perspectiva íntima. Expone su
ambición de construir una América Latina moderna mostrando gran simpatía por los
grupos más discriminados, como los indígenas, y un enorme anhelo por el avance social.
Aunque la identidad oriental no es el tema principal de este poemario, no se puede negar
la influencia que ejerce su origen asiático. En los poemas se perciben ideas confucionistas
o taoístas, que proponen una armonía entre el mundo natural y el individuo; además,
Zulen es también el primero en introducir el haikú, una forma poética japonesa, en el
Perú.
123
dedicadas al estudio filosófico, y en ellas Zulen critica a varios filósofos europeos y
norteamericanos. De acuerdo con Ignacio López-Calvo106:
He was first interested in the neo-Hegelian and positivist views of the English philosopher
Herbert Spencer (1820-1903), which were very popular in Peru at the turn of the twentieth
century. He then moved toward the American pragmatist philosopher William James´s
(1842-1910) ethically and socially oriented pragmatism, one that proposed extracting
theory from practice to apply it, in turn, to “intelligentˮ practice. Finally, during the 1920s,
he veered toward a nuanced version of the Frenchman Henri Bergson´s (1859-1941)
spiritualist metaphysics107. (López-Calvo, 2013, p. 54)
Pero Zulen es más conocido como activista defensor de los derechos de los núcleos
indígenas. Con la ambición de crear un nuevo Perú, moderno y democrático, en el que no
existiera discriminación ninguna y en el que todos vivieran en igualdad y felicidad, fundó
en 1909 en el Centro Universitario de San Marcos la Asociación Pro-indígena, de la que
él era secretario general 108 , y colaboró desde 1916 con El deber pro-indígena, la
publicación escrita oficial de esta organización. La asociación se dividía en sesenta y
cinco delegaciones:
One of the association´s goals was to defend indigenous people´s interests by means of
sixty-five different delegations in cities throughout the country. Each delegation of the
Asociación Pro-indígena was asked to inform indigenous people about their rights
(ensuring that contracts were not breached, for example), to provide them free legal
counsel, and to investigate reported abuses, so that justice would be served. These
delegations also promoted education among the indigenous population (Zulen supported
106
Ignacio López-Calvo, profesor de la Universidad California Merced, se dedica a dos temas: la cultura
de los escritores latinoamericanos de origen asiático y la literatura y la cultura que representa las relaciones
entre los derechos humanos, la racialización, el género, la migración y el autoritarismo.
107
La traducción inglés-español y chino-español de esta tesis la hace la propia autora, si no se menciona en
particular: «Primeramente, se interesaba por las ideas neo-Hegelianas y positivistas del británico Herbert
Spencer (1820-1903), las cuales gozaban de una gran popularidad en el Perú al principio del siglo XX.
Posteriormente, Zulen empezó a estudiar el pragmatismo ético y social de William James, el filósofo
estadounidense, quien propuso que debería extraer las teorias de la práctica, y en cambio, las aplicaría a las
prácticas “inteligentesˮ. Al final, en los años veinte del siglo XX, él investigaba la metafísica espiritual de
Henri Bergson, el filósofo francés». En el trabajo fin de grado La filosofía inexpresable: Bosquejo de una
interpretación y una crítica de la filosofía de Bergson el Zulen de veinte años criticó las deficiencias que
encontraba en las ideas de Bergson. En la segunda publicación filosófica, Del hegelianismo al
neorrealismo: Estudio de las corrientes filosóficas en Inglaterra y los Estados Unidos desde la introducción
de Hegel hasta la aculta reacción neorrealista, Zulen se concentra en el análisis del neoidealismo.
108
Joaquín Capelo era presidente y Dora Mayer se encargaba de la publicación. En 1919 la asociación
cambió su nombre por el de Comité Central Pro-Derecho Indígena.
124
the founding of special schools for indigenous children) as well as a national debate on
improving their living and working conditions109. (López-Calvo, 2013, p. 61)
Sin embargo, resulta algo inexplicable la indiferencia de Zulen, a pesar de los vínculos
que guardaba con la comunidad china en Lima, a la discriminación llevada a cabo por la
sociedad peruana hacia sus compatriotas, lo cual supone el opuesto total a su pasión por
erradicar la desigualdad sufrida por la población indígena. Una interpretación plausible
podría ser que el tusán no se limitara al círculo del grupo de inmigrantes de su mismo
origen al haber comenzado a estudiar desde muy pronto en escuelas públicas, en vez de
en colegios chinos. Como resultado, la identidad china resulta borrosa: Zulen se siente
más peruano que inmigrante asiático.
Otra parte inolvidable de la vida privada de Zulen es la relación entre él y Dora Mayer,
una alemana que llegó al Perú en 1873 y obtuvo la ciudadanía de este país que llegó a
amar tanto. No se sabe cómo tuvo lugar su primer encuentro, pero durante el tiempo de
colaboración, la inteligencia y la moralidad del tusán impresionaron mucho a Mayer.
Gradualmente, su admiración se convirtió en amor, a pesar de que la alemana tenía
veintiún años más que su amado; Zulen rechazó la confesión de Mayer porque
complicaría su vida y para la familia del tusán supondría un escándalo. Sin embargo, los
sentimientos de Mayer nunca desaparecieron, y posteriormente firmaría sus obras con el
nombre Dora Mayer de Zulen, como si con el «de Zulen» ella se hiciera su esposa. La
tragedia concluyó con la muerte precoz del hombre: Dora Mayer sobrevivió 34 años al
tusán. El amor de la alemana peruana por un chino peruano es, en cierto sentido, el fruto
de un poderoso sentimiento por este país latinoamericano. Y este afecto personal también
109
Traducción: Una de las metas de la asociación era defender el bienestar de los indígenas por medio de
las setenta y cinco delegaciones en todas las ciudades el país. Cada una de ellas debería informar a la
población aborígen de sus derechos (por ejemplo, confirmar que se cumplían los contratos), ofrecer consejo
legal gratis e investigar los casos de abuso para ejercer justicia. Estas delegaciones tambíen tenían como
tarea la promoción de educación entre la población indígena (Zulen apoyaba fundar escuelas especiales
para niños de minorías étnicas) y un debate nacional para mejorar la condición de vida y de trabajo de este
grupo.
125
se extiende a una simpatía hacia los inmigrantes chinos en el Perú, que eran objeto de
discriminación en aquella época.
Sui Yun
La poeta Sui Yun, cuyo nombre legal es Katie Wong Loo de Geitz, nació en 1955. Sus
padres, Alfonso Wong-On y Elena Loo Chong, eran dos comerciantes cantoneses que
migraron al Perú y se establecieron en Iquitos, provincia al este del país.
Empezó su creación literaria en inglés y luego pasó a escribir en castellano, animada por
Carlos Edmundo de Ory y Pablo del Barco, dos poetas españoles. En 1977 publicó su
poemario Cresciente (Lincoln); a pesar de estar redactado en inglés, es el primer libro
publicado por escritores tusanes después de la muerte de Pedro Zulen (López Calvo,
2013). Además de Cresciente, Sui Yun tiene otras cinco colecciones de poemas: Rosa
fálica (Loto, 1983), Cantos para el mendigo y el rey/Gesänge für den Bettler und den
König (Loto, 1999, poemario bilingüe de castellano y de alemán), Soy un animal con el
misterio de un ángel (Línea Éter 2000) y Sueños de otorongo (Loto, 2004).
Sui Yun pasó su infancia a caballo entre una zona amazónica y la tienda exótica de su
padre. La mezcla de estos dos elementos sirve para ampliar enormemente su imaginación.
En sus poemas simbólicos siempre busca la armonía entre la naturaleza y el ser humano
para alcanzar la tranquilidad espiritual. Regenta un centro holístico en el que armoniza la
mente de sus clientes con el cuerpo por medio de aromas, hierbas y jade, entre otras cosas
(López Calvo, 2013). En su creación poética, intenta reunir lo natural con lo cultural,
interpretando los secretos escondidos en la naturaleza por medio de filosofías clásicas
chinas, como el confucionismo o el taoísmo. El universo poético de Sui Yun es una
amalgama de lo natural, lo cultural y lo humano, equilibrado gracias al yin y el yang,
símbolos de todos los elementos contradictorios existentes para los taoístas.
Sui Yun también muestra un enorme anhelo por el amor, tema principal de sus obras. En
este aspecto, también recurre al yin y el yang, e interpreta el amor como una armonía en
la que los dos polos opuestos (el hombre y la mujer) se encuentran. Elogia la reunión
126
sentimental y sexual entre los dos sexos, dado que los poemas de Sui Yun se caracterizan
por el erotismo, que rompe el tabú católico de la sociedad peruana.
Como hija de inmigrantes chinos, Sui Yun siempre se considera «ajena» por ser diferente.
En una entrevista con López Calvo (2013), todavía recuerda la discriminación que sufrió
por parte de sus compañeros autóctonos en el colegio de Iquitos, quienes la llamaban
«jalada» por sus ojos asiáticos. Se fue del Perú a Europa y Estados Unidos en búsqueda
de un lugar donde poder sentirse «en casa». La experiencia le hace desarrollar una
perspectiva cosmopolita en sus poemas, que le permite escapar del límite de un país e
identificarse con varias culturas.
Julia Wong Kcomt, escritora peruana de origen chino, nació en 1965; publica bien bajo
el nombre de Julia Wong o bien como Julia Wong Kcomt-Bosch. Su padre es un
inmigrante chino de Panyu, al igual que varias figuras de la narrativa de Siu Kam Wen, y
su madre es una tusán de Trujillo. Wong Kcomt nació en Chepén de la Libertad, pero
también pasó parte de su infancia en Macao. Estudió Derecho y Ciencias Políticas durante
varios años en la Universidad de Lima, pero la literatura siempre le resultó más atractiva.
También cursó Letras y Ciencias Humanas en la Pontificia Universidad Católica del Perú,
Sociología y Filosofía en Tue Bingen, Stuttgart y Feiburg de Alemania y Literatura
Inglesa en la Universidad de Macao.
127
Textos extraños (Editora El Viaje, 2014-2015) y Un vaso de leche fría para el rapsoda
(Celacanto, 2016).
Entre los libros de cuentos que compitieron por el Premio Nacional PUCP en su primera
convocatoria hubo uno que destacaba por su temática, poco menos que inédita en nuestra
narrativa, y por el tono de su discurso, pese a estar algo necesitado del ojo de un revisor de
estilo y de la mano de un editor. Bien hubiera merecido una mención honrosa110.
A día de hoy Wong Kcomt ha escrito dos cuentos: “Bocetos para un cuadro de familia”
(Borrador Editorial, 2008) y “Doble felicidad”111 (Editatú Editores e Impresores, 2012);
además, es autora de una colección de cuentos, Margarita no quiere crecer (Borrador
Editorial, 2010), compuesta por cinco relatos cortos. En 2015 publicó una novela titulada
Mongolia (Animal de Invierno, 2015).
Al igual que su colega Sui Yun, Julia Wong Kcomt también vive durante ciertos períodos
de su vida en múltiples países y ciudades, como Buenos Aires, Alemania, Macao y Hong
Kong. En su creación literaria muestra una perspectiva cosmopolita, y suele escribir en
una mezcla de varias lenguas. Esta incansable viajera confiesa que le encanta viajar, lo
considera un aprendizaje constante112; en cada ciudad se siente como en casa, aunque
frecuentemente se acuerda con nostalgia de su pueblo natal. Como consecuencia, en sus
obras su identidad literaria es borrosa y vacilante: algunas veces se presenta como china,
pero en otras como latinoamericana; incluso en algunos poemas prefiere ser andina, como
muchas trabajadoras domésticas que vienen de provincias peruanas. Siente toda cultura
110
Fuente: http://larepublica.pe/politica/226966-inquisiciones-la-familia-inventada-de-julia-wong
111
Hay críticos que consideran que son novelas. Por ejemplo, en Dragones in the land of the Condor López
Calvo (2013) las califica como dos novelas cortas: «Wong Kcomt has authored the short novels Bocetos
para un cuadro de familia (Sketches for a Family Portrait, 2008) and Doble felicidad (Double happiness,
2012)» (p. 108).
112
Entrevista de Julia Wong Kcomt con José Miguel Silva al publicar Mongolia. Fuente:
https://elcomercio.pe/luces/libros/julia-wong-viajar-permite-constante-aprendizaje-258425
128
como suya, pero al mismo tiempo, no pertenece exclusivamente a ningún lugar en este
mundo.
Como escritora femenina, en sus libros también se destila una enorme pasión amorosa.
Desnuda los deseos y vincula el erotismo a la búsqueda del amor y el anhelo maternal,
pero no se detiene a describir meramente los placeres físicos. Consciente de sufrir
sobrepeso en comparación con otras chicas asiáticas, se muestra preocupada por la
imagen física, especialmente frente al amante; de hecho, sufrió anorexia. Describe en sus
obras el dolor que se siente por la preocupación de la imagen física como mujer, y también
le llama mucho la atención los ataques de que son víctimas otras representantes del «sexo
débil». Habla de la violación doméstica o sexual del hombre, haciéndose eco de la
violencia que dominaba el Perú de la década de los ochenta.
Las historias de chinos de Julia Wong Kcomt también se caracterizan por la lucha de la
voz literaria entre el amor y el odio a los japoneses: personalmente admira la cultura
japonesa, e incluso el escritor nikkei José Watanabe es amigo íntimo suyo; sin embargo,
por otro lado, no puede contener la hostilidad que siente hacia este grupo étnico por la
enemistad colectiva del pueblo chino, especialmente de aquellos que emigraron a
ultramar en aquella época debido a la invasión japonesa de China. La historia familiar
alimenta esta animadversión: los abuelos paternos de la escritora murieron en la guerra
contra Japón.
Las dos poetas, Sui Yun y Julia Wong Kcomt, comparten una visión cosmopolita y un
erotismo en sus respectivas creaciones literarias. Sui Yun se caracteriza por la búsqueda
de la armonía entre la naturaleza, la cultura y el ser humano, mientras que en los libros de
129
Julia Wong Kcomt es más obvia la cuestión de la identidad, que, a pesar de ser borrosa y
vacilante, se identifica claramente como china y andina al mismo tiempo. Aunque ambas
nacen en provincias peruanas, Sui Yun nunca habla de su vínculo con la cultura indígena.
Además, Sui Yun se concentra en el placer de la armonía entre los dos sexos, y Julia
Wong Kcomt también presta atención al dolor que sufre el cuerpo femenino por su
debilidad. Además, las historias de inmigrantes chinos en el Perú de Wong Kcomt sirven
como complemento perfecto a la narrativa de Siu Kam Wen del mismo tema, por la
perspectiva cosmopolita y la sensibilidad femenina que muestra la escritora.
Enrique Verástegui
Tiene dieciocho poemarios: En los extramuros del mundo (Carlos Milla Batres Editores,
1971), Agregado sin corrección (Papeles de Son Armadans, 1977), Typewriter concertó
(Ediciones Ecuatorial, 1977), Praxis, asalto y destrucción del infierno (Ediciones Campo
de Concentración, 1980), Argumento de una bande desineé en cristal líquido (Poeisis,
1985), Leonardo (Instituto Nacional de Cultura, 1988), Angelusnovus (I y II, Ediciones
Antares, 1989, 1990), Monte de goce (Jaime Campodónico Editor, 1991), Takiongoy
(Lluvia Editores, 1993), Splendor IV, Albus (Editorial Gabriela, 1995), Cañete (Palabras
del Oráculo, 1998), Ensayo sobre ingeniería(Gonzalo Pastor Editor, 1999), El teorema
de YU (Arte/Reda, 2004), Teoría de los cambios (Sol Negro Editores, 2009), Poesía para
señoritas (Ediciones la Manzana Mordida), 2009, Ángel con laúd sideral (Lamcom,
2013), Equinoccio del cuerpo y el alma (Ediciones Liliputienses, 2013), Splendor
(Editorial Proyecto Literal, 2013), Partitura Peruana (Ediciones Bryozoa, 2014); seis
novelas: Terceto de Lima (Carlos Milla Batres Editores, 1992), Sueño de una primavera
130
de Occidente (inédito), La balada del bandolero Luis Pardo(inédito), Teorema del
anarquista ilustrado (Ediciones Altazor, 2009), La máquina del crepús/culo (Ediciones
Altazor, 2012); el libro de cuentos infantiles La Pandilla Ambar (Ediciones La Manzana
Mordida, 2013); una colección inédita de doce cuentos titulada El laboratorio del
profesor Rangel; cuatro cuentos: “Piscisˮ, “Michaelˮ, “Patxiyˮ, “La casa encantadaˮ; y
dos obras de teatro: Bellmer y Agonizar (inédito).
Como su familia es medio china, Verástegui no tiene dificultad para entender los asuntos
de índole oriental, como también comprende perfectamente los africanos, blancos o
incluso los quechuas. Se percibe en sus poemas la influencia china: por ejemplo, en El
teorema de Yu, título de un poemario publicado en 2004. El poeta nos ofrece varias
interpretaciones: en castellano, «Yu» tiene una pronunciación similar a «yo», mientras
que en inglés significa «tú» («you»). Por otra parte, en chino, 宇(yǔ en el mandarín), se
refiere al universo. Según Verástegui:
Iba a esto, a que escribir ese poema en el Perú, sobre matemáticas chinas (en un lugar como
el Perú, donde los chinos solo son conocidos por su «chifa», por su buena comida y sus
restoranes), y que al poco tiempo China continental haya lanzado un cohete tripulado al
espacio, implicaba un campo de visión profética ahí, que hay que saber interpretar como el
hecho de expresar el desarrollo tecnológico de China113.
Julio León
Hijo de padre chino y madre peruana, Julio Aleix León Gálvez nació en el 12 de febrero
de 1953 en Ica de Perú. En su juventud estudió en Piura y, posteriormente, en la
Universidad de la Ciudad de Nueva York, donde obtuvo el doctorado en Literaturas y
Lenguas Hispánicas. Trabajó en Estados Unidos y el Perú como docente, y fue profesor
en la Universidad San Ignacio de Loyola de Lima, y empieza a trabajar en City University
of New York (CUNY) desde el año 2016.
Entrevista de Enrique Verástegui: “Me he retirado de la Historia, hacia la biblioteca de donde salí por
113
131
Sobre mi origen chino muy pocas personas son las que lo conocen y, por supuesto, en los
últimos años casi no he hablado sobre mi origen paterno. Mi padre llegó muy joven desde
Cantón (lugar al que hasta hoy me avergüenzo de no conocer) al Perú con sus hermanos en
busca de un mejor futuro que no podían encontrar en su tierra natal. Llegaron a comienzos
del siglo XX en un barco que los trajo en su escala final desde San Francisco en Estados
Unidos. Mis recuerdos son variados, pero destaca el hecho que nunca hablara conmigo en
chino, sino solo en español, lo que produjo en mí una distancia con la herencia cultural de
mi padre. Esto no quiere decir que no sienta cierto orgullo de tener ese origen, más aún,
años después, cuando empecé a viajar por el mundo pude entender a mi padre en su
condición de extranjero en un país en el que vivió toda su vida; entonces amé mucho más
su recuerdo.114
Julio León empezó muy joven a escribir, pero no publicó su primera obra, Libro de las
incertidumbres (Urpi, 1992), hasta el año 1992. Además de esta colección de cuentos,
León tiene varios relatos, una novela inédita (Memoria de la ira) y un libro titulado El
mundo al revés. Estudios y anotaciones a los Zorros de Arguedas (Hispanocampo
Editores, 2015). Su línea principal de investigación incluye la relación de los
movimientos literarios y culturales con la violencia y la migración en la década de los
ochenta en el Perú.
En sus libros, León explora la Lima de los años ochenta, reviviendo el terrorismo de
Sendero Luminoso y la respuesta violenta del Gobierno peruano, la vida nocturna de la
capital y los bares en los que se reúnen grupos que hablan de literatura y arte. A diferencia
de otros que se concentran en describir el dolor causado por la violencia social, en sus
cuentos Julio León se inclina por desnudar los motivos de estas acciones, las condiciones
psicológicas, la lucha del mundo interior e incluso el sufrimiento de los mismos terroristas:
la violencia genera el miedo a todo el mundo. Además, para León, la muerte es un tema
constante que aparece en muchas de sus historias. En sus obras, siempre hay gente que
muere, y los que sobreviven no logran escapar del dolor debido a la tristeza y la soledad
tras la pérdida de sus seres queridos. Frente al poder de la muerte, la gente se vuelve igual,
sean víctimas (la gente común) o victimarios (los mismos terroristas), a pesar de que el
término «terrorismo» nunca aparece explícitamente en los textos.
114
Lo comenta Julio León a la autora de la tesis en el correo.
132
Mario Choy Novoa
Además de ser un investigador inteligente y entusiasta, Emilio Choy cuenta con una
personalidad generosa y humilde, que le ha brindado muchas amistades. Siempre estaba
rodeado de amigos y les solía invitar a comer en algún chifa en Capón. Lo más importante,
gracias a sus aportaciones económicas, San Marcos adquirió el terreno del sitio
arqueológico Pacopampa en Cajamarca (Rengifo Balarezo, 2015).
Emilio Choy publicó numerosos trabajos en revistas como Idea, Revista del Museo
Nacional y Campesinos, entre otras. Después de su fallecimiento en 1976, la Universidad
San Marcos reunió sus ensayos y los publicó bajo el título Antropología e Historia en
1979, cuya segunda edición salió en 1987.
133
Heraud de la Universidad San Marcos115, y en 1977 otro en los Juegos Florales de la
Universidad Garcilaso de la Vega. En 1979 también obtuvo una Mención Honrosa del
Premio Copé de Cuento del mismo año con “Butaca del paraísoˮ.
Julio Villanueva Chang, que prefiere ser llamado solo Chang, hereda su origen chino del
abuelo materno Chang Ton, inmigrante cantonés. Nacido en 1967, Chang es periodista,
maestro de la Fundación García Márquez para el Nuevo Periodismo, miembro del Comité
Consultivo de Radioambulante, editor y director fundador de Etiqueta Negra, revista que
cuenta con la colaboración de varios escritores de renombre y goza de la fama de ser The
New Yorker116 de habla hispana. Ha publicado el libro de perfiles Elogios Criminales
(Planeta, 2009), el libro de crónicas Mariposas y murciélagos (UPC, 1999) y una
antología de sus historias en el diario El Comercio. Obtuvo el premio de Crónicas de la
Sociedad Interamericana de Prensa. Su perfil Through The Eyes of A Bland Mayor ganó
un National Magazine Award en Estados Unidos.
115
Los Juegos Florales generalmente son concursos de letras de cuento, poesía, ensayo, cortometraje,
fotografía, dibujo y pintura celebrados en facultades de letras en muchas universidades peruanas.
116
“Julio Villanueva Chang: un escritor es un experto ignorante en preguntarˮ. Fuente:
http://www.yorokobu.es/julio-chang/
134
waltz, y le gustaban la zarzuela y la ópera. Tenía más de cien ahijados, y era un hombre
siempre dispuesto a ayudar a otros.
Bajo la forma de una carta, en el artículo dedicado a su abuelo, Julio Villanueva Chang
supera el límite del tiempo y entabla una comunicación personal entre él y Chang Ton, a
pesar de que el abuelo murió dos años antes de que naciera Chang. El autor confiesa que
logra escribir el artículo dedicado a su abuelo gracias a varias llamadas que hizo a sus
parientes, con las cuales junta las piezas de la historia. Chang sostiene que «los familiares
vivían la reserva de mi abuelo» 117 y, por medio de Chang Ton, en el artículo, Julio
Villanueva Chang construye la imagen colectiva de los inmigrantes chinos según la
opinión de los nativos peruanos.
Mario Wong
Curiosamente, los bares y la violencia política que llaman tan poderosamente la atención
de Julio León también son temas importantes en la creación literaria de Mario Wong, otro
escritor tusán. Hijo de padre chino y madre criolla, Mario Wong nació en 1967 en Piura
y en 1989 se trasladó a París, donde reside en la actualidad. Estudió Economía en la
Universidad Nacional de San Marcos, pero luego se hizo escritor. Colaboró con varias
revistas latinoamericanas: Maestra Vida (una revista de poesía) y otros diarios de Lima,
Siete culebras de Cuzco y Archipiélago de México.
Debido a su prolongada residencia en París, muchos de sus libros son bilingües. Wong
redacta una antología, Cuentos migratorios. 14 escritores latinoamericanos en París
(Linajes, 2000), con la versión francesa Le Paris latino-americain. Anthologie des
éscrivains latino-americains á Paris (Indigo, 2006). Tiene dos poemarios: La estación
putrefacta (Maestra Vida, 1985) y Postes azules & otros textos (L’Oreille du Loup, 2014),
cuya versión francesa es Lampodaires Bleus & autres textes (L’Oreille du Loup, 2014).
En sus poemas, suele construir la figura poética de un vagabundo que recorre sin rumbo
la ciudad en búsqueda del sentido de existencia.
Wong cuenta además con dos colecciones de relatos: Yo vivo en San Miguel, pero muero
por Amalia (Índigo, 2002), publicada también en francés, Moi, je vis á San Miguel, mais
117
“El cronista vuelve a su raízˮ. Fuente: http://www.chinatoday.mx/cul/CLACE/content/2015-
10/27/content_707217.html
135
je meurs pur Amalia (Índigo, 2002) y La bruja de Auschwitz (Mirada Malva, 2015); y dos
novelas: El testamento de la tormenta (Huerga & Fierro, 1997) y una revisión de esta, Su
majestad el terror (Editorial Pasacalle, 2009).
La cuestión del origen chino aparece en los cuentos de Yo vivo en San Miguel, pero muero
por Amalia, donde el autor habla de los años vividos en Piura. Es una mezcla de felicidad
y tristeza, porque, por una parte, Wong recuerda una infancia dichosa y sin
preocupaciones; por otra parte, también sufrió un gran abandono: el padre chino, un
alcohólico, dejó a la familia, y posteriormente la madre también se marchó. Al contrario
que Siu Kam Wen, el origen chino de Wong es uno de los elementos que construyen su
identidad literaria, pero no construye un tema principal de su creación.
En sus libros lo que más destaca es la violencia social en el Perú, que no solo aporta un
contexto político a las historias, sino que supone un factor que determina la condición
psicológica y los comportamientos de los personajes, a pesar de que, en las dos novelas,
El testamento de la tormenta y Su majestad el terror, Wong no se implica directamente
en este tema. En la creación literaria de Mario Wong es obvia la influencia de Julio
Cortázar y Vargas Llosa, y ofrece una renovación de la lengua literaria y las técnicas
narrativas. La violencia es una memoria subjetiva, construida con piezas de noticias,
críticas, artículos, comentarios e incluso una novela inventada por uno de los personajes;
como resultado, las dos novelas suponen más una mezcla de fragmentos que un conjunto.
Por medio de esta técnica, Mario Wong contribuye a la memoria colectiva peruana de los
años ochenta del miedo, la desesperanza y la tristeza. El escritor tusán intenta provocar
en los lectores una sensación de caos. Lo más importante, el desorden y la falta de lógica
hacen sentir que la violencia es una pesadilla subjetiva en vez de una realidad vivida por
una generación entera de peruanos.
136
En comparación con estos escritores, Siu Kam Wen comparte con unos el sentido de caos
generado por la violencia social de los años ochenta en el Perú y la atención prestada a la
vida dentro del barrio chino. No obstante, al contrario que sus colegas, la identidad china
es muy manifiesta en su narrativa y constituye el tema principal. Muestra la angustia y
expone una reflexión sobre la confusión que sienten los descendientes de inmigrantes
chinos frente a la aculturación de la sociedad que les adopta. En los capítulos V, VI y VII
hablaremos con más detalle sobre la narrativa de Siu Kam Wen y los temas principales
de su creación literaria.
137
Capítulo IV. Siu Kam Wen y la «Generación del desencanto»
4.1. La contracultura en el mundo occidental
Los avances científicos permitieron que la gente se identificara con una nueva forma de
sí mismos, y se desencadenaron una serie de cambios en cuanto a las relaciones sociales
y los roles familiares. Se fueron debilitando los papeles de las organizaciones, las
escuelas, las iglesias y los hogares. Los cabezas familiares, los padres y los profesores
perdieron su posición incuestionable y dejaron de ser figuras temibles. De la
confrontación generacional en los años sesenta surgió el concepto de «contracultura», de
Theodore Roszak (1970), que pronto llegó a todo el mundo. De acuerdo con Solé Blanch
(2005):
118
La tesis doctoral Antropología de la educación y pedagogía de la juventud: procesos de enculturación
de Jordi Solé Blanch de 2005.
139
las generaciones consistirá, entonces, en trasladar esa adormecida lucha de clases en el
ámbito familiar, a los terrenos más alejados de la estructura económica: la estética, la moda,
las relaciones interpersonales, etc. (Solé Blanch, 2005, p. 257).
En los años sesenta los jóvenes podían dedicarse a disfrutar del placer y la libertad, ya
fuera de la etnicidad, la feminidad, la sexualidad o la homosexualidad. Este alto nivel de
autonomía se materializó, entre otras cosas, en la rebeldía y el rechazo de los valores
antiguos, y también se extendió a los movimientos estudiantiles que llegaron a diferentes
partes del mundo: desde los campus universitarios de California a París en 1968, desde la
noche de Tlatelolco en la Plaza de Tres Culturas de México D.F. hasta las manifestaciones
estudiantiles limeñas en contra del sistema del Círculo Básico…
Como concluye Solé Blanch (2015): «Proponer un mundo nuevo debería ser el resultado
también de la búsqueda de nuevos caminos hacia la felicidad» (p. 315). Las
transformaciones y las revoluciones siempre daban a los jóvenes en los sesenta la
esperanza de iniciar una vida mejor. La cultura y la contracultura de los jóvenes se
internacionalizaron a través de los medios de comunicación modernos. Bajo este contexto
mundial, en el mismo año 1968 en el Perú, una revolución a nivel nacional también estaba
por empezar. Sin embargo, al contrario de lo que esperaban jóvenes como el Siu Kam
Wen universitario, la transformación peruana dio inicio a décadas de crisis, violencia y
miedo colectivo.
119
Como resume Luis Domínguez Romero (1989) en su ensayo “Nacionalismo y militarismo en el Perú:
1968-1980ˮ, antes del año 1968 en el ámbito económico se dio una caída de la inversión casi conjuntamente
con el declive del PIB, y con ello el paso de la inflación «normal» a la inflación de recesión. Se sucedieron
las pugnas intercapitalistas por la distribución de ganancias y una serie de desigualdades y catástrofes
sociales: desempleo en aumento, concentración superior en la distribución de ingresos, deformación en las
pautas de consumo y mayor acentuación del desarrollo desigual y en el tema social, contradicción entre
trabajo asalariado y capital, expansión de los campamentos de invasores de tierras con el brote de
contradicciones sociales en la esfera de la reproducción de la fuerza de trabajo, conflictos y contradicciones
140
El 3 de octubre de 1968, un grupo de oficiales del Ejército, liderados por el general Juan
Velasco Alvarado, llevaron a cabo un golpe de Estado: los tanques rodearon el Palacio de
Gobierno y el Palacio de Congreso, y Fernando Belaúnde Terry, el presidente de aquel
entonces, fue enviado en avión a Buenos Aires.
entre las fracciones del capital aerocomercial e industriales, heterogeneidad de la estructura de clases,
limitada ausencia de relaciones de producción capitalista en todo el territorio del país y continuo atraso de
la economía agraria tradicional.
141
liquidó totalmente los enclaves imperialistas y sectores agro-exportadores; las reformas
eran a largo plazo, y el régimen se tornó muy personalista (Contreras y Cueto, 2013).
Además, Domínguez Romero (1989) opina que el interés del nuevo Gobierno era
«desarrollar voluntariamente un proyecto manteniéndose alejado de las clases básicas de
la sociedad» (p. 8), es decir, una revolución burguesa. Sin embargo, para el régimen
militar de Velasco, la burguesía no era nada más que un «apéndice extranjero» que no
contaba con la capacidad ni la voluntad de revolucionar nacionalmente la sociedad.
En el año 1973, cuando la crisis económica ya era evidente, Velasco sufrió un colapso de
salud. Aprovechándose de esta situación, el 29 de agosto de 1975, el general Francisco
Morales Bermúdez lideró otro golpe de Estado que acabó con el régimen de Juan Velasco.
Como la acción se realizó en la ciudad Tacna, también se conoce en la historia como el
Tacnazo. Denominado Plan Túpac Amaru, el Gobierno de Bermúdez pretendía desactivar
las reformas aplicadas por Juan Velasco y retornar al país a la vida democrática.
142
Latina en los años ochenta, un período al cual la Comisión Económica para América
Latina (CEPAL) lo denominó «década perdida».
Por medio de este gráfico que presentan Luis Gonzalo Llosa y Ugo Panizza (2015) en su
artículo “La gran depresión de la economía peruana: ¿Una tormenta perfectaˮ, podemos
darnos cuenta de que, en realidad, la economía peruana no perdió una década, sino tres,
desde 1976 hasta 1990. Según Llosa y Panizza (2015), a partir de 1970 el PIB del Perú
sufrió tres caídas; la última, la más grande, tuvo lugar entre 1987 y 1990, con un descenso
de casi el 30 %. El ingreso per cápita de los peruanos volvió al nivel de los años sesenta,
y al país le llevó quince años recuperar el mismo nivel de ingreso por persona que tenía
en 1987. Los dos investigadores atribuyen esta crisis económica de «inusual profundidad
y recuperación inusualmente lenta» (Llosa y Panizza, 2015) comparada con la que
sufrieron otros países, incluso dentro de Latinoamérica, al efecto de tres factores: el
choque externo, el frágil sistema político y la falta de capacidad empresarial nacional.
En 1980, Fernando Belaúnde Terry, que volvió al Perú en 1978, ganó las elecciones
presidenciales y empezó su segundo Gobierno. Con la victoria de Belaúnde, el Perú entró
en una nueva etapa de su historia: la violencia de los movimientos terroristas.
En la segunda mitad del siglo pasado, el Perú fue testigo de una serie de grupos
guerrilleros como los siguientes:
143
Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR): grupo guerrillero liderado por el
también fundador Luis de la Puente Uceda en los sesenta. Seguían pensamientos
marxistas y leninistas y se inspiró en la Revolución Cubana.
Las reformas activadas por el régimen militar del general Juan Velasco desencadenaron
una serie de crisis económicas y problemas sociales en la sociedad peruana en la segunda
mitad del siglo pasado. El período de 1968-1980 es uno de los momentos más agitados
de la historia republicana de este país, y coincide con los veinticinco años que llevaba Siu
Kam Wen en Lima. Se rompió el sueño utópico del Siu universitario, que deseaba un
futuro mejor a través de los cambios, como muchos otros jóvenes peruanos. Frente a la
realidad de los años sesenta, setenta y ochenta, la desilusión se convierte en el tema
principal de la creación literaria de Siu Kam Wen y el grupo de la Generación 80 al cual
pertenece este escritor de origen chino.
144
4.3. Generación 80: la «Generación del desencanto»
En el ámbito literario, los narradores de este grupo forman un número menor que el de
poetas, y Niño de Guzmán atribuye este fenómeno a dos causas. En primer lugar, el
narrador generalmente requiere más tiempo que un poeta para llegar a la maduración vital
y literaria. Como explica Niño de Guzmán (1986): «Si en nuestro medio los poetas
jóvenes bordean los veinte años, los cuentistas se sitúan alrededor de los treinta» (p. 11).
En segundo lugar, las condiciones para publicar son muy difíciles para los jóvenes
escritores de cuentos y novelas:
Es cierto que las dificultades para publicar afectan a todos los escritores en el Perú, sean
poetas o narradores, de tal manera que uno ―sobre todo si se es joven y desconocido― no
tiene más remedio que costear su propia publicación. Naturalmente las ediciones de libros
de poesía son más baratas que las de colecciones de cuentos o novelas, por lo cual es más
frecuente encontrar a poetas jóvenes con libros publicados que narradores. Esto representa
un escollo para el investigador que desee aproximarse a la obra de los nuevos cuentistas
peruanos. La mayoría no ha podido aún publicar un libro e incluso sus posibilidades de
difundir sus relatos en revistas son bastante reducidas. No solo hay una escasez de revistas
literarias, sino que estas por lo general no permiten la inclusión de textos narrativos de
regular extensión debido a su limitada cantidad de páginas (de allí que se prefiera acoger a
la poesía). En otras épocas los suplementos dominicales de los diarios daban cabida a
cuentos y, sin duda, esta era la mejor opción por el numeroso público al cual podían llegar.
(Niño de Guzmán, 1986, p. 12)
120
El título de esta antología homenajea a Jack Kerouac, autor de On the road, representante de la literatura
estadounidense de la beat generation.
145
En En el camino: nuevos cuentistas peruanos, Niño de Guzmán (1986) selecciona quince
escritores bajo tres criterios principales: nacidos después de 1950, que empezaron a
publicar oficialmente en los años ochenta, y tienen una continuidad en su creación
literaria. Por lo tanto, se establece la definición «Generación del desencanto», también
conocida como la Generación 80 por el tiempo de su creación literaria. Entre los quince
cuentistas incluye a Cromwell Jara, Guillermo Saravia, Zein Zorrilla, Mariella Sala,
Alejandro Sánchez Aizcorbe, Mario Choy, Ernesto Mora, Carlos Schwalb, Augusto
Tamayo San Román, Alonso Cueto, Guillermo Altamirano, Rafael Moreno Casarrubios,
Walter Ventosilla, Mario Ghibellini y Siu Kam Wen.
Después del análisis, Reyes Tarazona (2002) cree que en este decenio no hay muchos
cuentos que hablen sobre la violencia política, y entre los que él selecciona, solo tres
(“Como cuando estábamos vivos”, de Luis Nieto Degregori; “Ñakay pacha [El tiempo
del dolor]”, de Dante Castro; y “En la quebrada”, de Walter Ventocilla) ―todos de la
vertiente rural― abordan este tema. Como opina Jorge Ramos Cabezas (2013), en estas
tres historias, en que los personajes son un poblador, un guerrillero y un militar: «se narra
desde la muerte, o desde el recuerdo de un muerto, de un fantasma, enmarcado en un
146
ambiente de desolación producto de un conflicto acaecido entre subversivos y las fuerzas
del orden» (Ramo Cabezas, 2013, p. 209).
La muerte no es un tema exclusivo del grupo rural, sino una preocupación general de los
cuentistas de esta generación. En las historias los personajes empiezan vivos, con
sentimientos y pensamientos, pero la mayoría terminan con un suicidio. Para los
narradores de la «Generación del desencanto», la muerte puede constituir la mejor forma
―incluso más utilizada que la locura― para escapar de una realidad que decepciona tanto
a la gente.
Los nuevos cultores del género breve prefieren explorar la conciencia, indagar en los
destinos individuales, analizar los comportamientos humanos en un mundo caracterizado
por la incomunicación y el aislamiento. Por cierto, a simple vista la mayoría se inserta en
la corriente neorrealista, pero algunos logran una ambigüedad que imprime a sus relatos
matices fantásticos. (Niño de Guzmán, 1986, p. 10).
Siu Kam Wen se nació en 1951 y empezó a publicar oficialmente en los años ochenta:
comenzó publicando varios cuentos121 en revistas y luego El tramo final salió en 1986.
121
Presentaremos información más detallada en el siguiente capítulo.
147
Es incluido por Niño de Guzmán (1986), Ricardo González Vigil (1997) y Reyes
Tarazona (2002) en sus respectivas antologías. Es decir, Siu Kam Wen como cuentista es
considerado por varios críticos como un miembro de la Generación de ochenta.
Al entrar el siglo XXI, Siu también comenzó con la creación de novelas. En lugar de hablar
de la violencia política y el terrorismo, él coloca estas historias en el mismo tiempo y
espacio que la mayoría de sus cuentos: la Lima de los años sesenta y setenta durante la
dictadura militar de Juan Velasco. Por lo tanto, como narrador, podemos categorizar a Siu
Kam Wen como miembro de la Generación del desencanto, y un miembro muy especial
dentro de este grupo, por revelar dentro de la decepción general, la desilusión
perteneciente de los inmigrantes chinos residentes en Lima durante la segunda mitad del
siglo pasado.
148
Capítulo V. Siu Kam Wen y sus obras
5.1. Siu Kam Wen, el escritor
El nombre chino de Siu Kam Wen es 萧锦荣, y se pronuncia como Xiao Jin Rong en
chino mandarín; Siu Kam Wen es la transcripción de acuerdo a cómo se pronuncia en
cantonés122, como revela el mismo escritor en una entrevista:
Lo que pasó fue que cuando se estaba gestionando mi visa para ir de Hong Kong al Perú,
alguien en el consulado chino en el Perú resultó ser una persona de origen cantonés y solo
pudo transcribir mi nombre según la pronunciación cantonesa. Mi nombre resultó ser Siu
Kam Wen. Este nombre apareció en todos mis documentos desde mi pasaporte hasta mi
carnet de extranjería que usaba entonces. Fui a los colegios y a la universidad con ese
nombre, por eso tuve que quedarme con él. Yo me reconozco como Siu Kam Wen123.
El nombre del autor se escribe al estilo chino: el apellido Siu delante del nombre de pila
Kam Wen. A consecuencia de esto, siempre tuvo problemas con el orden de su nombre;
por ejemplo, en El verano largo, Sena le llama «Siu», tomándolo como el nombre, y
posteriormente «Siucito» para expresar cariño, lo cual resulta extraño para el protagonista
autobiográfico.
En el colegio chino una vez Siu adoptó el nombre español José Siu Li, pero esto generó
de nuevo un gran caos porque no coincidía con su nombre en el carnet de extranjería. Por
lo tanto, el escritor decidió quedarse con el mismo nombre en el colegio, en la universidad
y en sus obras. «Yo me reconozco como Siu Kam Wen», confiesa este hombre de origen
chino.
Siu Chian Man, el padre del escritor, era un tendero chino en Lima. Se casó cuando tenía
más de cuarenta años y volvió al Perú solo, dejando a su esposa embarazada en su pueblo
natal. En 1950, nació Siu Kam Wen. Tras un tiempo viviendo en Hong Kong con su
122
El cantonés es un dialecto del chino y se usa ampliamente en el sur del país, como en la Provincia
Guangdong (Cantón), Hong Kong y entre los chinos que han emigrado a ultramar.
123
Entrevista Siu Kam Wen: íntimamente me siento chino, al escribir me siento peruano. Fuente:
http://www.leeporgusto.com/siu-kam-wen-intimamente-me-siento-chino-como-escritor-me-siento-
peruano/. La versión completa de las entrevistas se incluye en el Anexo.
149
madre, migró al Perú a los nueve años. Durante su infancia la imagen del padre se reducía
a una foto en blanco y negro, pero esta figura se convierte en un tema constante en la
narrativa de Siu Kam Wen, especialmente las obras semiautobiográficas.
A los catorce años se vio obligado a suspender sus estudios para ayudar en la tienda
familiar. Gracias a su insistencia, Siu Kam Wen los retomó en la escuela nocturna de
G. U. E. (Gran Unidad Escolar) Ricardo Bentín, con diecisiete años.
Siu Kam Wen aceptó la recomendación, a pesar de que las condiciones en aquel entonces
eran pésimas: durante el día tenía que trabajar en la tienda del padre, y por la noche asistía
a clases. La casa nunca estaba lo suficientemente tranquila para escribir; necesitaba
taparse las orejas. Al mismo tiempo también se veía obligado a amortiguar la máquina de
escribir para evitar que los ruidos molestaran a sus familiares. Sin embargo, como
comentó el escritor a Maan Lin (1997), seguía escribiendo con asiduidad porque: «Tenía
que hacer algo para justificar la vida» (p. 7). Su persistencia y pasión dieron como fruto
las primeras historias sobre la vida del barrio chino en Lima, entre las cuales se encuentran
150
sus mejores cuentos: obtuvo la Mención Honrosa del Premio Copé de la revista Caretas
en 1981 con “La historia de dos viejos”, y en 1983, El Cuento de las Mil Palabras de la
revista Caretas, con “Azucena”.
En 1985 migró de nuevo a Hawái, en los Estados Unidos, ante su fracaso a la hora de
lograr la ciudadanía peruana, a pesar de llevar veinticinco años viviendo en la capital de
este país. La estricta ley de inmigración le puso en un dilema embarazoso: se le exigía un
trabajo a tiempo completo para otorgarle la nacionalidad, mientras que esta modalidad de
trabajo solo se daba a los ciudadanos legales. Pensaba que, de continuar viviendo en Lima,
terminaría siendo un tendero miserable. Además, el cielo gris de la capital peruana le
deprimía, según confiesa en varias ocasiones. En cambio, admite que en Hawái se siente
mucho mejor, más contento por todo. Vive en Hawái con su familia hasta hoy y ostentó
el cargo de contaduría y técnico informático en la Fundación Estatal para el Arte y la
Cultura de Hawái hasta 2016. Ahora está jubilado y, por añadidura, tiene la ciudadanía
norteamericana.
Resulta difícil definir quién es Siu Kam Wen, debido a las tres ocasiones en que migra o,
en las palabras del mismo escritor, a los «exilios» que sufre en la vida: no es chino, no es
peruano y desconoce si lleva tiempo suficiente en Hawái como para sentirse
estadounidense. Es una cuestión tan complicada que a lo mejor «solo Vladimir Nabokov
me gana en eso», como dice bromeando en la introducción de su blog Tierra de nadie.
Siu Kam Wen, un sujeto migrante bajo la definición de Cornejo Polar (1996), está
condenado a pertenecer al «no lugar» debido a la vacilación entre dos ―y, ahora, en la
vida real, tres― culturas. Como consecuencia, la confusión, la observación, la reflexión,
la búsqueda y la construcción de la identidad se convierten en uno de los temas principales
de sus obras, especialmente las narrativas.
Siu Kam Wen empezó a publicar cuentos en revistas desde 1981 y su primer libro salió
en 1986, un año después de su traslado a Estados Unidos. El español es el idioma principal
de su creación literaria y generalmente se inspira en sus experiencias en Lima. La mayoría
de sus libros son autobiográficos o semiautobiográficos, y en ellos revive la vida de los
chinos dentro del ambiente cerrado de la colonia china en Lima, junto con la confusión
151
de sus compatriotas frente al problema de la aculturación. En algunos de sus libros salta
fuera del círculo del barrio chino para estudiar la sociedad que le adopta. Recuerda en sus
libros el período turbulento de las décadas de los sesenta y setenta, la dictadura militar de
Velasco, la crisis económica, la desilusión del pueblo peruano y el miedo generado por la
violencia a finales del siglo XX.
No obstante, como escritor transcultural, el español no es la única lengua que utiliza Siu
Kam Wen. También escribe en inglés. Por lo tanto, en algunas historias ofrece una
perspectiva cosmopolita.
En la presente tesis intentamos incluir todas las obras de Siu Kam Wen desde 1981 hasta
2017, momento del término de este trabajo.
En total, Siu Kam Wen tiene seis cuentos publicados en revistas : “El viajeroˮ (1981),
“La vigiliaˮ (1981), “Los compadresˮ (1982), “Azucenaˮ (1984), “La primera espada del
imperioˮ (1985) e “Ilusionismoˮ; tres libros de cuentos: El tramo final (1986), La primera
espada del imperio (1988) e Ilusionismo (1988), este último lo publicó junto con los dos
primeros en la colección Cuentos completos; cinco novelas: La estatua en el jardín
(2005), El furor de mis ardores (2009), La vida no es una tómbola (2009), El verano
largo (2012) y Viaje a Ítaca (2017); un ensayo redactado en inglés Deconstructing art
(2004); y un drama de un acto, ¿Vino alguien después del funeral? (1991). Con el objeto
de estudiar los temas, las técnicas literarias y la heterogeneidad de Siu Kam Wen, un
escritor transcultural, en la presente tesis nos centramos en sus obras narrativas, las cuales
analizamos con más detalle en el Capítulo V.
A continuación, incluimos en el siguiente apartado una colección de datos sobre todas las
publicaciones de Siu Kam Wen desde 1981 a 2017, y sus traducciones a otros idiomas.
5.2. Publicaciones
152
-----------------, 2013. Barcelona: Editorial Plataforma. (Colección Chindia).
3. Cuentos completos. 2004. Morrisville: Lulu, Inc. (Colección de cuentos: El tramo final,
La primera espada del imperio e Ilusionismo).
7. “¿Vino alguien después del funeral?”. 1991. (drama en un acto), Debate, 13 (65),
153
5.2.3. Publicaciones traducidas a otros idiomas
1. “After the Wake”. 1986. (Cuento “La Vigiliaˮ traducido al inglés por Fritz Hensey en
Luis Ramos-García and Luis Fernando Vidal, eds., From the Threshold: Contemporary
Peruvian Fiction in Translation. Austin: Studia Hispanica Editors).
2. “La Première Epée de l’Empire” y “Azucena”. 1991. (Cuentos “La primera espada del
imperioˮ y “Azucenaˮ traducidos al francés por Béatrice Letourneaux from “La primera
espada del imperio” en Asie Extrême. Rennes: Centre d’Etudes et de Recherches).
3. The Statue in the Garden. 2006. Morriville: Lulu, Inc. (Novela La estatua en el jardín
traducida al inglés).
4. “The Traveler”. 2006. (Cuento “El viajeroˮ traducido al inglés por Jenny Lin-Martínez.
Review: Literature and Arts of the Americas, 39 (1)).
5. Au bout du chemin. 2011. Lima: Abajo el Puente. (Novela El tramo final traducida en
francés por Beatrice Cáceres-Letourneaux).
6. L´Empire des autres. 2013. (Colección de cuentos traducida al francés por Béatrice
Cáceres Letourneaux. Morrisville, NC: Lulu).
A pesar de que Siu Kam Wen no se limita al género narrativo, los cuentos y las novelas
suponen el mejor material para estudiar las obras de este escritor de origen oriental muy
influido por la tradición literaria occidental. En los próximos apartados presentaremos
brevemente las obras de Siu de esta categoría, que incluye tres colecciones de cuentos y
cinco novelas.
154
5.3.1. El tramo final, una descripción del barrio chino desde su interior
En 1986, un año después del tercer gran desplazamiento en su vida, Siu Kam Wen publicó
con Lluvia Editores su primer libro titulado El tramo final.
Esta colección contiene nueve cuentos. “El deterioro”, en que Siu Kam Wen estudia la
relación intensa que existe entre don Augusto y su hijo Héctor, alter ego literario del
propio autor, porque el padre está convencido de que Héctor le ha robado el dinero y lo
malgasta en cosas inútiles. “El tramo finalˮ cuenta la tragedia de una anciana china al no
poder adaptarse a la nueva vida en la sociedad acogedora. En “La vigiliaˮ, Ah-sou, una
china sumisa y obediente, se suicida tres años después de haberse casado con un
comerciante rico veinte años mayor que ella. La joven y su madre, que le propone este
matrimonio, se convierten en las víctimas del poder patriarcal de la familia tradicional
china. “El discursoˮ trata sobre el dilema que tiene Chiang Kai Men cuando recibe la
tarea de dar un discurso: el motivo de esta actividad se contradice con su creencia política.
No obstante, no tiene ganas de ofender al profesor que le asigna esta misión. Al final,
Chiang realiza una perfecta intriga. “Los compadresˮ es una historia de dos hombres,
quienes han tenido una gran amistad desde que se conocieron en su viaje al Perú; sin
embargo, gradualmente a uno de ellos le vencen los celos porque el otro lleva una mejor
vida solo porque tiene más suerte. En “La conversión de Uei-Kuongˮ, Siu logra construir
un sujeto migrante, a través del que habla de la confusión de identidad étnica de los
inmigrantes chinos en el país latinoamericano. “En alta marˮ revive el viaje desde China
a Callao, conocido como «el infierno flotante», en que los chinos sufren hambre,
enfermedad y alta mortalidad. “Historias de dos viejosˮ es un cuento sobre la relación que
tienen dos hombres chinos, parecido a “Los compadresˮ; debido a la falta de
comunicación, uno no se entera de que el otro está gravemente enfermo hasta que la
muerte le revela la verdad. En “La doncella rojaˮ, Rosa engaña y posteriormente
abandona a su novio para casarse con un hombre que le puede dar un mejor futuro. Los
roles que juegan los dos géneros en esta relación romántica son redefinidos: el hombre
no domina, mientras que la mujer no obedece incondicionalmente.
155
(1986); El cuento peruano 1980-1989, de Ricardo González Vigil (1997); y ha sido
traducido por Beatrice Cáceres-Letourneaux al francés. “La vigilia” fue traducido al
inglés e incluido en From the Threshold, de Luis Ramos García y Luis Fernando Vidal
(2008). En 1981, “Historia de dos viejos” obtuvo una mención honrosa en el Premio Copé
del mismo año.
Elegido como uno de los diez mejores libros de los ochenta por críticos y escritores
mediante una encuesta organizada por Debate―una revista peruana―, El tramo final,
uno de los libros más conocidos de Siu Kam Wen, goza en los años siguientes de cuatro
reediciones: en 2004 el autor publicó con el grupo Lulu una colección titulada Cuentos
completos, en la que El tramo final constituye una parte importante; en 2009, Editorial
Casatomada republicó el libro, incluyéndolo en la serie Clásicos Contemporáneos; en
2012 Cuneta, la editorial chilena, también elaboró una versión de El tramo final; y en
2013 Plataforma lo incluyó en la serie Chinida con varias obras redactadas por escritores
chinos e indios.
Para los investigadores, El tramo final es el libro más estudiado de este escritor de origen
chino, por la construcción de figuras, las técnicas narrativas y muy especialmente el tema:
los inmigrantes chinos en el Perú. En The literary representation of Peru (2002), James
Higgins concluye que El tramo final supone «[t]he first work to portray the Chinese
community from the inside» (p. 304), y Lausent-Herrera (2011) opina lo mismo:
«Peruvian readers could for the first time penetrate this world which they had only seen
from afar without understanding it. For the first time Lima’s Chinese quarter was viewed
with compassion but also from a critical perspective»124 (p. 78).
124
Traducción: «Los lectores peruanos pueden gozar de una oportunidad que nunca han tenido en el pasado
de adentrarse en un mundo que solo observaban sin comprender completamente. Por primera vez la colonia
china se estudia en una perspectiva mezclada de pasión y de crítica».
125
Isaac Goldemberg: nacido en Chepén en 1945, es escritor, poeta, novelista, cuentista y dramaturgo
peruano. Influido por su origen judío, en sus libros Goldemberg describe la vida del grupo judío en este
país, que inspira a Siu Kam Wen, que también pertenece a una minoría étnica y «extranjera».
156
empieza a escribir cuentos gracias a la observación de la vida de los «chinos de la
esquina».
La escritura de los tres primeros cuentos de la colección, “El deterioro”, “El tramo final”
y “La vigilia”, supuso un proceso doloroso porque se encontraba en la peor parte de su
vida: la turbulencia social con la dictadura del general Velasco, el odio a las asignaturas
de la facultad de Contabilidad y una condición pésima para la creación literaria, pero
también es un período de producción rápida, de éxito y de mucha fluidez: el primer
borrador de “La vigilia” fue casi la versión final126.
Como comenta Beatrice Cáceres (1995), con esta colección Siu Kam Wen intenta ser
«casi testimonial», ofreciendo una enciclopedia social de la vida en el barrio chino de
Lima en forma literaria. Por una parte, en cuanto al tratamiento del espacio, El tramo final
revive el barrio chino limeño alrededor de la calle Capón con sus restaurantes chifas, las
tiendas de «chinos de la esquina», los colegios de la colonia, los periódicos y las casas de
comercio. Con respecto al sentido temporal, esta colección abarca desde los comienzos
del «negocio de culíes» a finales del siglo XIX, hasta los años sesenta, setenta y ochenta
del siglo XX, vividos por el propio autor. Ocho de ellos tienen como escena de fondo la
segunda mitad del siglo XX, y “En alta mar” es el único cuento que tiene lugar a finales
del siglo XIX, cuando los culíes chinos llegaron al Perú después de un viaje conocido
como el «infierno flotante». En este cuento, el autor nos revela la enfermedad, el hambre
y los ataques de piratas que sufrían los viajeros, así como la alta mortalidad de los culíes
chinos antes de llegar a su destino.
126
Los detalles los cuenta el escritor en el artículo invitado por la editorial Casa Tomada cuando publicó El
tramo final. Lo incluimos en el anexo.
157
verdadera identidad étnica, lo que llama mucho la atención del escritor. En “La
conversión de Uei-Kuong”, Siu Kam Wen construye un sujeto migrante especial: el
protagonista, Uei-Kuong, es un peruano criado en Cantón por un tío chino hasta los
veintidós años. Cuando se ve obligado a volver al «país de origen», su nueva vida se
vuelve un caos debido a la ambigüedad de su identidad: no le tienen por compatriota ni
los peruanos ni los chinos.
En esta colección podemos ver todo tipo de chinos. Hay hombres, como los dos amigos
de “Los compatriotas” y en “Historia de dos viejosˮ. También hay una serie de figuras
femeninas con las que el autor muestra la evolución de las diferentes generaciones de
mujeres inmigrantes chinas en Lima. En “El tramo final”, un cuento que tiene el mismo
nombre que la colección, la anciana Ah-po nunca se adapta a la nueva vida en la casa de
su hijo y se autoexilia al barrio chino, donde se divierte con las conversaciones en
cantonés con sus amigos; cuando estos se van de Lima, Ah-po pierde el único sentido de
su existencia. Ah-sou, una joven en “La vigilia”, sigue al pie de la letra las doctrinas
tradicionales chinas: las mujeres deben ser obedientes y sumisas; la chica acepta sin
quejas el matrimonio que le proponen los padres y se suicida tres años después,
consumida por la desdicha. Sin embargo, Rosa de “La doncella roja” es totalmente
diferente: el protagonista, Ying-Chun, no sabía que su novia Rosa mantenía relaciones
con un chino-estadounidense rico y educado hasta que lo descubre al ejercer la tarea de
«doncella roja», es decir, de casamentero: su rival en amor le encarga pedir la mano de
Rosa; aunque la chica le promete sumisamente al novio que nunca se casará con nadie
que no ame verdaderamente, se va a Norteamérica y nunca regresa. Al final, Ying-Chun
se da cuenta de que Rosa no elige el amor, sino al hombre que le permite una mejor vida
en el futuro.
En este libro, Siu Kam Wen también nos muestra las actitudes aculturadas de diferentes
generaciones de inmigrantes chinos en relación a la sociedad adoptiva. En el cuento “El
tramo final”, Ah-po es una típica mujer tradicional china y la representante de la primera
generación de inmigrantes, que intentan conservar su cultura original en tierra ajena. Por
lo tanto, la forma más eficiente es construir una «utopía china» dentro del hogar: Ah-po
nunca habla castellano y rechaza los vestidos occidentales; como consecuencia, cuando
se rompe la fantasía utópica, la anciana fallece psicológicamente antes de su muerte física
en un accidente de tráfico. En comparación con ella, el hijo, a pesar de identificarse
158
indudablemente como chino, da la bienvenida a los nuevos elementos con mucho placer:
el gran chalet con piscina, el coche caro, los vestidos y peinados occidentales, todos son
muestras de su éxito frente a sus compatriotas. La aculturación es completa en la tercera
generación de la familia con los dos nietos: no saben hablar cantonés, estudian en colegios
públicos y comienzan muy pronto con enamoradas, como cualquier chico peruano. La
influencia no solo proviene de la nuera autóctona de Ah-po, sino del ambiente en que
viven los chicos.
Para Siu Kam Wen, la vida de los chinos está estrechamente vinculada con el destino del
país. Hay gente que goza felizmente de su nueva vida en el Perú mientras que también
existen familias chinas que huyen del país en la víspera de la dictadura de Velasco, como
hicieron muchos en realidad: en aquella época, hubo chinos que migraron a otros países
latinoamericanos, y otros pidieron una visa a Norteamérica, como le sucedió al autor.
No obstante, el autor no cae en un fervor ciego, y revela directamente en sus cuentos los
defectos de la sociedad china en Lima. Por medio de la historia de Héctor y don Augusto,
Siu Kam Wen critica la explotación: don Augusto se dedica enteramente y de manera casi
obsesiva a su trabajo, y obliga a Héctor a suspender los estudios con solo catorce años
para ayudar en la tienda familiar. 要面子 (yào-miàn-zǐ), el miedo a «perder la cara», que
se puede entender como «perder la dignidad» frente a otros, también es una costumbre
que el autor odia. Los esfuerzos por evitar sentirse «inferior» a otros desembocan
generalmente en una competencia innecesaria. En “Los compadres”, uno se ve obligado
159
a comprar ropas y regalos caros en las reuniones de amigos, como si de esta manera él
fuera a sentirse tan rico como su amigo. Igual que en muchas sociedades machistas, la
doctrina tradicional de la China antigua también hace un enorme daño a las mujeres,
marginándolas, quitándoles la felicidad y la libertad. En vez de ser individuos
independientes, las mujeres chinas en la época tradicional se identificaban como la hija
del padre, la esposa del marido y la madre de la casa. Ah-po no es en sí mismo un nombre
verdadero, sino una palabra que significa «mamá»: no se sabe quién es esa anciana madre
y cómo se siente al vivir sola en un país desconocido. Durante la migración, aventura
exclusiva de los hombres, Ah-po nunca se escapa del destino de ser olvidada y
abandonada. Obligadas a ser sumisas y obedientes, las mujeres son vulnerables, frágiles
y no tienen capacidad de tomar decisiones sobre su propia vida. Son víctimas del
matrimonio convencional, la infelicidad y la violencia doméstica de la parte masculina,
como le sucede a Ah-sou en “La vigilia”. De las figuras de la mujer inmigrante china
hablamos con más detalle en el Capítulo VII.
Por lo tanto, como dice Lausent-Herrera, con una perspectiva «mezcla de la pasión y la
crítica» (2011), Siu Kam Wen estudia objetivamente a sus compatriotas en los cuentos de
El tramo final. Además de tratarse de una colección de historias en la que Siu nos explica
cómo son los chinos en realidad, este libro de cuentos también presenta ante los lectores
la reconstrucción de la identidad étnica del propio autor. La evaluación de las tradiciones
del grupo afecta al sistema afectivo del Siu Kam Wen joven y empieza, desde su primer
libro, a considerar cuestiones tales como si se siente orgulloso y feliz como miembro de
la colonia china, y buscar la respuesta a «¿qué soy?». La reflexión sobre la identidad
étnica consiste en un tema principal de las obras narrativas, especialmente las
autobiográficas y las semiautobiográficas de Siu Kam Wen, de las que hablaremos con
más detalle en el Capítulo VI.
La primera espada del imperio, la segunda colección de cuentos de Siu Kam Wen, fue
publicada originalmente en 1988 por el Instituto Nacional de Cultura del Perú. Este libro
contiene ocho cuentos, y tres de ellos (“El viajeroˮ, “La primera espada del imperioˮ y
“Azucenaˮ) fueron publicados en revistas en los años ochenta. En 2004, La primera
160
espada del imperio fue reeditada por la editorial Casatomada, y en el mismo año formó,
junto con El tramo final y una colección de 7 historias bajo el nombre de Ilusionismo, un
nuevo libro, Cuentos completos, publicado por el grupo Lulu.
Con los primeros cuentos, el autor nos lleva al mundo de 江湖 (jiāng-hú, que significa
‘las aguas’), donde los espadachines se comportan de acuerdo con su creencia. En “El
viajero”, un bandido asesina a dos viajeros, un hermoso joven jinete y su sirviente, en el
camino real a la capital; a pesar de su vacilación ante la extraordinaria belleza de su
víctima, lo mata cruelmente porque nunca deja a nadie con vida. “La primera espada del
imperio” trata sobre un duelo entre el protagonista, conocido como «la primera espada
del imperio», es decir, el mejor espadachín del país, y un hombre joven, que quiere ganar
el título con la muerte del primero; al final se nos revela que el contrincante es el hermano
menor del protagonista, y el mayor logra sobrevivir gracias a la protección de un espejo
de bronce que le ha dado su esposa. “El lavado de la mano”, una frase hecha china que
significa «renunciar a un trabajo para siempre», es una historia de venganza en la que el
instructor Yuan, jefe de una agencia de protección, anuncia en su fiesta de despedida del
trabajo el engaño que orquestaron su mejor amigo y su joven mujer hace muchos años.
“El hombre de laúd” tiene lugar en la provincia Guangxi, en el suroeste de China,
conocida durante mucho tiempo como el destino de exilio; el protagonista narrador «yo»
se hace compañero de viaje del señor Pan, un fabricante de laúdes, a pesar de que los dos
tienen diferentes motivos: el protagonista está buscando al asesino de su condiscípulo y
Pan tiene como tarea vital encontrar un árbol legendario para producir el instrumento
«perfecto». “El otro ejército” es más un cuento de horror que uno de espadachines, porque
se centra en lo desesperado de la guerra, especialmente durante la escasez de comida: los
soldados no tienen más remedio que criar perros para comer, pero, al final, los perros se
cobran su venganza.
En la segunda parte, Siu Kam Wen, curiosamente, dirige su mirada a las mujeres
marginadas en el Perú moderno. Azucena en “Azucena” es una muchacha provinciana
que ofrece servicios domésticos en una familia de apariencia honesta, cuyo amo, sin
embargo, intenta violarla de forma continua. En “Rivalidad”, como indica el título,
Chabuca y la Angélica son dos prostitutas que compiten en el «negocio»; un día Chabuca
pierde la cabeza, furiosa por perder clientes, y se pelea con su «enemiga», que es en
realidad su propia madre. Rosamunda, la protagonista de “El engendro”, no tiene
161
problemas como las otras tres, pero tampoco logra escapar de un destino miserable:
engendra un hijo de una relación indeseada y se ve obligada a alejarse de él. Todo el
mundo se burla en secreto de ella, pensando que el hijo es producto de un adulterio o de
la violación de algún soldado chileno durante la invasión, pero en realidad el niño nace
del incesto: el propio padre de Rosamunda la violó cuando estaba totalmente borracho.
Por lo tanto, con estos ocho cuentos de diferentes temas, Siu Kam Wen sale del círculo
de la colonia china y describe, en La primera espada del imperio, dos mundos totalmente
diferentes: los espadachines de la China antigua y la cara oscura de la sociedad moderna
peruana.
武侠 (wǔ-xía), las historias wuxia de espadachines de Kung fu, surgieron como una
categoría literaria en China alrededor de los siglos III y II antes de nuestra era, con un libro
titulado 燕丹子 (yān-dán-zǐ) (Zhao, 2003). En los tres tomos de esta crónica de autor
anónimo se retrata a un espadachín que se venga de un emperador cruel. Si buscamos un
concepto similar en la civilización occidental, la literatura de los espadachines de China
se aproxima en muchos sentidos a las novelas de caballería o a las de capa y espada en
Europa.
A pesar de ser excluida del canon de la literatura seria, las historias de espadachines en
China gozaron de gran popularidad entre los lectores comunes durante dos mil años. La
década de los cincuenta del siglo pasado, período en que nació Siu Kam Wen, es un
tiempo de enorme desarrollo de este subgénero en Hong Kong y Taiwán: escritores
liderados por 梁羽生 (Liang Yu Sheng), 古龙 (Gu Long, cuyo nombre verdadero es
Xiong Yao Hua) y 金庸 (Jin Yong, cuyo nombre real es Louis Cha) abren la era de 新派
武侠 (xīn-paì-wǔ-xía), la «neo-escuela» de la literatura wuxia. Siu Kam Wen confiesa
en muchas ocasiones su afición a las novelas de Louis Cha, uno de sus escritores favoritos.
Como describe en La vida no es una tómbola: «Antes de cumplir los doce había leído las
cuatro novelas clásicas de la literatura china con excepción de Sueño en el pabellón rojo
y todas las novelas wuxia que había publicado hasta entonces Jin Yong: eran millares y
millares de páginas» (Siu, 2008, p. 19).
162
武侠, como indica el nombre, tiene dos elementos centrales: 武, las artes marciales que
sirven de base para la creación literaria; y 侠, el núcleo de la construcción de las historias
y las figuras. El último es un concepto de la cultura oriental que se puede entender en
cierto modo igual que el espíritu de los héroes de caballerías. En cuanto a la «forma», con
el fin de evitar desnudar elementos sangrientos (el homicidio e incluso la matanza), en las
historias chinas de espadachines se desarrolla una estética violenta: los autores
generalmente hacen gala de una imaginación maravillosa, describiendo las armas que
utilizan los personajes y sus técnicas de lucha, y una gran parte de la narrativa se dedica
a especificar los movimientos en cada batalla.
Sin embargo, Siu Kam Wen, en una experiencia transcultural, se sale de este modelo que
suelen usar sus colegas chinos e introduce en sus cuentos nuevos elementos, como las
reflexiones psicológicas de los personajes, y la trama que se esconde para generar en los
lectores la sensación de suspense. Esta técnica se presenta muy claramente en el cuento
“El viajero”, una historia que no permite al lector ni un momento de descanso, gracias a
los momentos de suspense creados por el autor: al principio nos revela la crueldad del
bandido: «Y lo que es peor: era un bandido que no dejaba salir con vida a ninguna de las
víctimas a quienes asaltaba» (Siu, 2004, p. 119); como consecuencia, nos causa
curiosidad y preocupación por quién será la próxima víctima. Después, la belleza del
joven jinete le hace vacilar y no podemos sino esperar la posibilidad, aunque sea muy
pequeña, de que el chico salga vivo por la misericordia del bandido. Pero, como describe
Siu Kam Wen, el hombre, tan feroz como «el lobo gris en el camino real», no admite
ninguna excepción. El bandido encuentra en el cadáver una carta, que responde a la
identidad del joven: fue recomendado para satisfacer una demanda sexual de la
Emperatriz, un desenlace que añade un toque misterioso a la víctima.
Al contrario de los escritores de espadachines clásicos en China, Siu Kam Wen prefiere
describir en sus propios cuentos las reflexiones psicológicas de sus personajes. En “El
viajero”, el bandido observa a su futura víctima y adivina si es rico y si tiene la capacidad
de defenderse del ataque; incluso ensaya en su mente cómo matará a ambos ―al chico y
a su sirviente― antes de pasar a la acción:
Mientras tanto el bandido iba razonando: “Si ha venido desde tan lejos como afirma y tiene
un negocio importante que atender en Ch’ang-an, debe venir bien pertrechado de dinero.
El problema está en saber si lo lleva él encima o lo lleva el sirviente en su atadijo; y, por
163
tanto, en decidirme a cuál de ellos debo liquidar primero. Si liquido a este hermoso señorito,
que no podría ser de lo más fácil, es posible que el sirviente, en lugar de acudir en su
defensa, se escape y se lleve el dinero consigo. Pero si liquido al sirviente, cosa que me
tomará seguramente algún pequeño trabajo, el mozo se escaparía en su corcel y yo no
podría alcanzarlo nunca. (Siu, 2004, p. 121)
Por mucho que critiquen la violencia y la ignorancia de la ley existente en este género, el
desarrollo de la literatura de espadachín nunca se ve interrumpido en la historia china, y,
en la actualidad, las obras clásicas siguen siendo las más populares, adaptándose a otras
formas artísticas, como el teatro, el cine o las series de la televisión. El afán de los lectores
―Siu Kam Wen incluido― se puede interpretar como un culto a la fuerza primitiva y al
instinto original del ser humano (Zhao, 2004). Gracias al avance científico y tecnológico,
el ser humano ya no necesita depender totalmente de la potencia corporal, pero
curiosamente aumenta cada día la admiración por los más fuertes entre nosotros (no hay
127
“从侠文化到类型小说——武侠小说研究ˮ (“De la cultura de xia a una categoría literaria: el estudio
de las novelas wuxiaˮ), trabajo fin de máster de Zhao Yan Ling (赵言领) de 2004 en the Normal University
of Nanjing. Zhao (1978-) es lector de la facultad de Filología China de la Universidad de Quzhou, y su
línea principal de investigación incluye el estudio de la cultura xia en la literatura china.
164
más que fijarse en la fama de que gozan Stallone, Schwarzenegger y los súper héroes de
Marvel o DC); además, la sociedad moderna encarna un estado de derecho que al mismo
tiempo obliga a cada individuo a comportarse como un «adulto maduro». De ahí que
empiece la añoranza colectiva por el período infantil de la historia de los hombres, en el
que no existían tantas prohibiciones debido a la falta de un mecanismo legal
perfeccionado, y en que se permitía a la gente el capricho de liberar sus deseos originales,
sobre todo el placer carnal, e incluso la violencia.
江湖 (‘las aguas’), escena principal en la literatura wuxia china, es ese tipo de lugar en
que los espadachines llevan una vida a su antojo. En el cuento “La primera espada del
imperio”, Siu Kam Wen deja el canon del «héroe» y construye una figura bohemia. Con
la primera oración del cuento se nos presenta el alivio del protagonista: está tomando vino
hasta sentirse «algo ebrio» (Siu, 2004, p. 126) e invita al visitante a beber con él. Al
contrario, el contrincante, a pesar de ser diez años más joven, es un hombre con gran auto-
disciplina. Rechaza el vino, muy probablemente para evitar que afecte a sus movimientos,
mientras el hermano mayor opina: «El vino nunca ha podido afectar a la efectividad de
mi espada. Si algún día muero bajo el arma de alguien, espero que no culpen a ese dulce
y precioso néctar. Busquen la explicación en cualquier otro lado» (Siu, 2004, p. 129).
Siu Kam Wen aprovecha el antiguo vínculo entre lo bohemio y el vino en la antigua
costumbre literaria china para poner ambos personajes en dos polos opuestos. El hermano
menor es serio y adusto mientras el protagonista se muestra siempre de buen humor. Está
bebiendo antes del comienzo de la historia, cuando el contrincante le propone el reto, e
incluso piensa en el vino en el camino al duelo: «empezaba a lamentarme de no haber
llevado conmigo alguna botella de vino para calentar el cuerpo» (Siu, 2004, p. 129). El
carácter apático es favorecido por el alcohol: está bebiendo todo el tiempo como si no
tuviera nada de qué preocuparse. Se toma el duelo que le puede quitar la gloria de ser el
mejor espadachín del imperio e incluso su vida como un juego de «el gato y el ratón»
(p. 131).
De igual manera que sucede en los otros cuentos de esta colección, Siu Kam Wen se
centra en el monólogo psicológico de los personajes. Durante el duelo entre los dos
hombres, hay un párrafo extraño que revela unos pensamientos inusuales del
protagonista:
165
Mientras me defendía desesperadamente, con golpes casi desordenados, alcancé a ver cómo
el halcón que me había acompañado en mi recorrido hacia el lago (es posible que fuera
otro, pero entonces estaba seguro de que era el mismo) trazaba círculos sobre nuestras
cabezas. Hay cosas en la vida que son difíciles de explicar. Tomen, por ejemplo, el caso de
aquel halcón. Mi vida pendía de un solo hilo; no podía descuidar el menor de mis
movimientos, no podía desatender ninguno de los golpes de espada que me lanzaba y, sin
embargo, pude advertir la presencia y las evoluciones del halcón. (Siu, 2004, p. 132).
¿Cómo es posible que, frente a un ataque a vida o muerte, uno se desvíe por un ave en
vez de concentrarse en los movimientos por venir? La reacción ilógica es el resultado de
la confusión del protagonista al ceder el título a su contrincante. Al final, se da cuenta de
que el joven no se considera «la primera espada» legal sin la mejor prueba: la muerte de
su propio hermano mayor.
Los cuentos wuxia de Siu Kam Wen presentan un mundo chino creado por un escritor de
origen oriental. Es misterioso con la existencia de la Emperatriz a quien deberá servir el
hermoso jinete si llega a la capital vivo y sano en “El viajero”. Es también un mundo con
tradiciones literarias implícitas, como el desenlace de “El lavado de las manos”: lo que
utiliza el instructor Yuan para lavar las manos no es agua, sino un barreño de sangre.
Lógicamente, no necesitamos más explicación para entender que es la sangre de los dos
que le han engañado.
166
jinete y el hermano menor, responsable de un grupo de dos mil hombres y de la guardia
de la capital.
La espada también juega un papel muy importante: en primer lugar, representa la fuerza.
El hombre que logra ser el mejor espadachín, además de obtener el título, hereda la Aurora
Púrpura, una excelente espada del exdueño. En este sentido, la espada se convierte en el
símbolo de la capacidad: solo el mejor tiene derecho a usarla. En segundo lugar, para los
espadachines este arma también simboliza la fraternidad. En “El hombre de laúd”, el
protagonista narrador se autoexilia a una zona desierta con el objetivo de vengar a su
condiscípulo, al cual considera su hermano; muestra su espada al señor Pan, el fabricante
de laúdes, para que este recuerde si ha visto a alguien con una espada igual, porque, sin
duda alguna, el que tiene la espada de su condiscípulo es el asesino. La fraternidad entre
los dos hombres nunca se declara claramente en la historia, sino que se transmite por
medio del énfasis del narrador en recuperar la espada que pertenece a su compañero ya
fallecido.
Además de las cinco historias de espadachines, en “La primera espada del imperio”, Siu
Kam Wen también incluye tres cuentos que tienen lugar en un Perú moderno. En sus
libros, el escritor suele mostrar una atención y simpatía especiales por las mujeres. Por
medio de Azucena en “Azucena”, Chabuca y la Angélica en “Rivalidad” y Rosamunda
en “El engendro”, Siu logra construir una imagen frágil y marginal de las mujeres en la
sociedad peruana.
En los tres cuentos, Siu Kam Wen vincula la fragilidad y la vulnerabilidad de las figuras
femeninas a la violencia128 sexual ejercida por la parte masculina. La violación sexual se
128
De acuerdo con lo que expone la Iniciativa de Investigación en Violencia Sexual (SVRI, por sus siglas
en inglés), del Centro Internacional de Investigación sobre Mujeres, en Violencia sexual en Latinoamérica
y El Caribe: Análisis de datos secundarios (en adelante, Análisis), la violencia sexual se refiere a «todo
acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados,
o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante
coacción por otra persona, independientemente de la relación de esta con la víctima, en cualquier ámbito,
incluidos el hogar y el lugar de trabajo» (Jewkes et al., 2002; SVRI, 2010). En este sentido, las cuatro
mujeres ―incluso Chabuca y la Angélica, que «venden el sexo» a cambio de dinero― sufren violaciones
sexuales por parte de los varones.
167
trata de un fenómeno frecuente en los países latinoamericanos y del Caribe. Según
encuestas representadas en Violencia sexual en Latinoamérica y El Caribe: Análisis de
datos secundarios, en 2005 un 16 % de las mujeres peruanas se vieron obligadas a tener
relaciones sexuales con su pareja. En 2002, un 10 % de las mujeres limeñas fueron
violadas por hombres que no eran su pareja, y esta cifra se asciende a 11 % en el
departamento de Cusco (Jewkes, 2002).
Al fin otra casa… Y otro patrón. Y si no el patrón, su hijo o su sobrino. ¿Por cuánto tiempo
podrías seguir resistiéndote con éxito? ¿Por cuánto tiempo podrías deambular de casa en
casa sin que tu resolución acabase por diluirse? Tal vez por un buen tiempo, pero no
eternamente. No eternamente. Algún día ―y ese día llegará indefectiblemente― estarás
demasiado cansada, o todo te parecerá ya indiferente, sin importancia, y dejarás de anudar
esas lindas y fuertes piernas tuyas. Verás entonces lo absurda que ha sido esa obstinación
168
tuya, esa beatería provinciana: ¡todo ha sido por nada! Y verás con comprensible
remordimiento que tantas fatigas inútiles, tantos sinsabores innecesarios, habrían podido
evitarse desde un principio, si esa noche no me hubieras rechazado, si me hubieras abierto
tus muslos en lugar de apretarlos, de hacer de ellos tu último cerrojo. (Siu, 2004, p. 174)
Y parece que el siguiente cuento, “Rivalidad”, predice el posible futuro de Azucena: a fin
de sobrevivir en esta sociedad machista, se convertirá en una prostituta, como Angélica,
y probablemente no tenga la capacidad de mantener a su hija y la «abandone» a la misma
profesión, igual que hace ella con su hija, Chabuca.
Las protagonistas en los cuentos de Siu Kam Wen, como muchas mujeres en la vida real,
están solas frente a la violación. En la familia donde trabaja Azucena, la esposa del amo
no le puede ofrecer ninguna ayuda porque ella misma es también víctima de la autoridad
del marido. Cuando el hombre decide echar a la provinciana de la casa, ella no puede
hacer nada; no le queda más remedio que permanecer en silencio:
Ella respondería: «¿Por qué? ¿Qué ha hecho esa muchacha?», pero sin dejar de untar su
tostada, sin sorprenderse. Aceptará la explicación que él le dará sin poner reparos, y sin
mostrar el menor asomo de duda, aunque sabe íntimamente que no es cierto que hayas
querido robar las joyas que guarda en un cajón de su cómoda. Conoce demasiado bien las
debilidades de su marido, y habrá adivinado la verdadera razón de tu despido, pero desde
hace un buen tiempo, especialmente desde que está enferma, ha optado por ser indulgente
con él. Se limitará a decir, acompañado las palabras con un suspiro:
Con un comienzo tan inusual, la vida de Horacio tuvo que ser necesariamente muy diferente
a la de cualquier otro niño. No le faltaron buenos cuidados ―tuvo, desde muy tierna edad,
a un aya y una institutriz a su servicio―, pero nunca hubo mimo o afecto maternal, tan
necesario para todo infante, ni siquiera de parte del aya o de la institutriz, que se habían
169
enterado, a través de las habladurías de los vecinos, de su innegable condición de hijo
bastardo. Tenían, además, gracias a las mismas habladurías, razonables sospechas de que
el origen de Horacio fuese mucho más infame, mucho más ignominioso, que el simple
hecho de ser el producto indeseado de una relación de adulterio. Lo llamaban por su
nombre, se referirían a él, delante de don Nicolás y de los visitantes ocasionales de la casa,
como el “pequeño señoritoˮ, el “niño Horacioˮ; pero a sus espaldas, al igual que casi todos
los vecinos del lugar, le decían con malicia y desprecio “el chilenitoˮ. (Siu, 2004, p. 186)
Incluso los compañeros del colegio le preguntan: «¿Sabes cuál de los chilenos que
desfilaron por la Calle de los Mercaderes fue tu padre?» (p. 186), pero en realidad Horacio
es el producto de un incesto: Rosamunda fue violada por su padre borracho y así dio a luz
al niño. La protagonista opta por callarse porque a la gente no le importa el origen del
chico; sea por adultero o violación, Horacio no es hijo de su verdadero padre, y la
protagonista es una mujer que pierde su “dignidad” por un hombre que no es su pareja.
En vez de obtener el soporte y la simpatía de otros, lo único que puede sentir ella, como
muchas víctimas de la violencia sexual al revelar la verdad, es vergüenza, culpabilidad y
miedo.
En conclusión, en los tres últimos cuentos de La primera espada del imperio, Siu Kam
Wen empieza a salir de su ambiente familiar de la colonia china de Lima, y presta más
atención a los problemas que realmente existen en la sociedad adoptiva en que está
viviendo. En esta colección también comienza su interés por las historias de mujeres
marginadas. Volveremos a hablar de la construcción de figuras femeninas heterogéneas
como parte de los temas principales de Siu Kam Wen en el Capítulo VI, analizando la
evolución de las diferentes generaciones de inmigrantes chinas a través del
empoderamiento dentro del hogar.
Ilusionismo contiene seis cuentos escritos en 1998, y en 2004 formó la tercera parte del
libro Cuentos completos junto con El tramo final y La primera espada del imperio.
En las seis historias “La pesadilla”, “Ilusionismo”, “La bella judía”, “El trasplante”, “El
amante demoníaco”, “En nuestro siglo”, y “Mercancía malograda”, Siu Kam Wen deja a
170
un lado el tema chino que suele utilizar en su narrativa y ubica esta colección inédita en
la tradición literaria latinoamericana del realismo mágico. La serie del teniente Falcón,
compuesta por “Ilusionismo”, “La bella judía”, “El trasplante” y “El amante demoníaco”,
son historias en las que se mezclan lo policial y lo fantástico. El teniente Falcón, algunas
veces acompañado por el guardia Paiva, investiga los casos de cada historia, y al final
descubre que todos tienen que ver con algún poder sobrenatural. En “Ilusionismo”, las
pruebas científicas confirman que el argentino es el asesino de su rica esposa, pero la
mujer es encontrada viva en casa y desaparece ante los ojos de varias personas con un
chasquido de los dedos del marido. La joven protagonista de “La bella judía” es la
encarnación de una fantasma judía, muerta por el engaño de su novio en el siglo xv y, en
esta nueva existencia, mata a los hombres que quiere por miedo al amor. “El trasplante”,
como indica el nombre, cuenta la historia de un «trasplante de alma» que hace una famosa
actriz, la cual, a pesar de su extraordinaria belleza, no tiene sentimientos humanos; un
viejo brujo andino mata a una joven indígena, saca su alma y la introduce en el cuerpo
vacío de la actriz; al descubrir la verdad, la bella protagonista, convertida en una mujer
normal, se suicida por la tristeza y la culpabilidad. “El amante demoniaco” es también
una historia de cambio: un hombre sacrifica su vida y la de toda su familia al demonio
por el éxito y el dinero. “La pesadilla” y “En nuestro siglo” son dos cuentos fantásticos:
el primero narra la experiencia de un joven al dormir en una casa embrujada, mientras
que, en el segundo, una diosa (o un monstruo femenino) escapa del templo y llega a la
sociedad moderna del ser humano.
171
5.3.4. La estatua en el jardín: el sueño y la realidad
Siu Kam Wen publicó La estatua en el jardín en 2005, inspirado por los dos viajes que
había hecho a Francia. En esta novela, el autor traslada la escena al París de finales del
siglo XIX y relata una historia de amor entre Charles Beauclair, un psicólogo, y una
misteriosa «dama de gris».
Gracias a la ayuda de Le Pétomane y el opio, Beauclair logra soñar varias veces con la
mujer que ama fanáticamente. El doctor puede seleccionar las escenas para sus citas y las
personas que acompañan a madame Kahn, pero se da cuenta de que los otros «personajes»
no obedecen su voluntad, y las historias del sueño se desarrollan como si tuvieran su
propia lógica. Un día, en la realidad, la señora aparece en el Jardín de Plantes después de
que ella se cite con el doctor en el sueño. Este acto provoca en Beauclair más miedo que
sorpresa: como psicólogo, sabe perfectamente que la confusión de lo verdadero y lo
imaginario predice la esquizofrenia. Como consecuencia, deja sus experimentos de
sueños, pero en la vida real sigue gozando del amor de Kahn: la mujer, siempre vestida
de gris, frecuenta la casa del doctor. Debido al excesivo placer carnal, el hombre descubre
que su salud va empeorando y al final decide poner fin a la relación. La amante, furiosa
por ser abandonada, asesina al doctor Beauclair con una pistola.
172
su marido, y Liane de Pougy, a pesar de no tener coartada para el homicidio, no cuenta
con motivos para matar al doctor.
Para la policía, el misterio más grande consiste en quién es el asesino, o la asesina, pero
a los lectores, también nos llama la atención la identidad de la “dama de gris”. Cuando la
cita con madame Kahn en el sueño se traslada a la realidad, ¿es verdad o un espejismo
inventado por el hombre después del consumo de opio? Y, ¿es ella misma o es suplantada
por otra persona? Nadie en la historia, excepto el mismo doctor Beauclair, confirma que
se trate de la señora Kahn. Jeanne Coquito, la doncella del psicólogo, se refiere a la
amante de su amo como «la mujer»: «Fue en aquel entonces cuando vi por primera vez
parada delante del umbral, vestida con un sencillo traje gris y con su rostro blanco e
impasible como de mármol, a esta mujer que en el futuro habría de causar tanto daño a
mi pobre amo» (Siu, 2013, p. 105), y su nombre permanece borroso, según lo que dice
Pére Martin, dueño de una tienda que frecuentaba la «dama de gris»: es una mujer
anónima de belleza singular y que viste siempre el mismo traje gris y sencillo. No
obstante, un comentario que hace Henri, el hermano de Beauclair, que lleva unos días
viviendo en la casa del protagonista, nos da una pista: Henri, poeta, se burla sin mala
intención del psicólogo por su mal estado físico tras las citas con madame Kahn,
recordando a Shakespeare: «los hombres no estaban hechos para servir de fuelle y abanico
para apaciguar la lascivia de una ramera». La palabra «ramera» nos recuerda un personaje
ausente durante casi toda la historia: madeimoselle Liane de Pougy, una cortesana famosa
en aquella época.
Liane de Pougy aparece en la primera parte de la novela como una paciente del doctor
Beauclair. En un diálogo entre los dos, la mujer rehúsa salir del santuario a pesar de la
mejoría de su condición. Después de esta escena desaparece totalmente de la historia. Por
lo tanto, podemos llegar a una posible conclusión: madame Kahn no es la asesina de
Beauclair porque ella no es la verdadera amante del psicólogo. Los sueños «manipulados»
por el hombre son en realidad espejismos creados por el cerebro con la ayuda del opio.
En la vida real, Liane de Pougy, que se enamora del doctor, se aprovecha de la alucinación
de Beauclair. Finge ser madame Kahn y siempre lleva un traje gris. Al final, por los celos
y la indignación al ser abandonada, la «dama gris» decide matar al hombre que ama.
Puede ser verdad, o a lo mejor cada persona ―el autor y otros lectores― tiene su propia
interpretación, porque la novela procura presentar una historia caótica. En este libro, Siu
173
Kam Wen introduce temas curiosos, como las teorías de Freud, los sueños y la psiquiatría.
Como resultado, el límite entre la realidad y la imaginación queda difuminado. Las citas
con madame Kahn creadas por Beauclair tienen todas las características de un sueño:
repentinos cambios de escena, saltos temporales y ausencia de lógica. Al mismo tiempo,
en La estatua en el jardín también se mezclan lo científico y lo fantástico: un doctor se
enamora de una actriz, el hombre goza del placer del amor en una serie de experimentos
(ciencia y realidad), que en el mundo de sueños se presentan en forma de teatros
(imaginación y fantasía). El científico al final se convierte en un director, pero no tiene
mucho éxito: los otros personajes, especialmente la heroína, tienen voluntad propia, y el
desarrollo de la historia se escapa al control del propio diseñador.
En cuanto a la técnica narrativa, Siu apila intencionalmente una serie de diarios íntimos
del protagonista, cartas personales y reportes de la policía para revelar lo que está pasando
sin añadir más descripciones. En vez de la historia como «conjunto», Siu nos ofrece una
colección de datos acerca de este homicidio, o, mejor dicho, fragmentos incoherentes. Por
lo tanto, lo que necesita el autor es a un «lector dinámico» o «lector detective», capaz de
organizar su propia versión y descubrir la verdad escondida.
174
En cuanto a la construcción de los personajes, en esta novela destacan las dos figuras
femeninas involucradas en el amor de Beauclair: madame Kahn y madeimoselle Liane de
Pougy se reúnen para presentar una mujer de una belleza extraordinaria, el amor fanático
y los celos que conducen al asesinato. A través de esto, Siu Kam Wen nos ofrece una
versión francesa de Galatea. En cierto sentido, con la fuerza subjetiva, es decir, el amor
del doctor, madame Kahn, una señora fría como una perfecta estatua, se convierte en una
amante apasionada. En otro sentido, al sentirse engañada y abandonada, madeimoselle
Liane de Pougy cumple la tarea de la Galatea griega: mata sin misericordia al hombre
debido al resentimiento que provoca el rechazo. Curiosamente, en la siguiente novela, Siu
Kam Wen crea una figura similar, que también se convierte en asesina por el deseo y la
locura de amor.
Publicada en el año 2009 con Editorial Casatomada en Lima, El furor de mis ardores es
el quinto libro de Siu Kam Wen. A pesar de su reducida extensión ―unas cien páginas―,
el autor, de la misma forma que los críticos, la categoriza siempre como una novela. El
título de la novela viene de «le furor de ma feux», un verso de Phédrex de Racine129.
La novela consiste en una yuxtaposición de las realidades vividas por el autor. La historia
se basa en un caso real de doble crimen ocurrido en Honolulu: una japonesa, cuñada del
compañero de trabajo del autor, asesinó a su esposo y se suicidó. Inspirado por esta
noticia, Siu diseña un homicidio que comete una mujer que trabaja en un museo de arte
―igual que el mismo Siu― y que mata a su exmarido. Sin embargo, en vez de situar el
asesinato en Hawái, lo traslada a la capital peruana en los años sesenta, por cuestión de
intimidad y el idioma. Como revela Siu Kam Wen en la entrevista con Gabriel Ruiz
Ortega:
Comencé a planear el libro recién en el 2007, unos cinco o seis años después de conocer
los detalles del doble crimen. Me di cuenta casi inmediatamente de que no podía ambientar
la historia en el mismo Honolulu, donde ocurrió el hecho. No por la proximidad física, sino
porque no me sentía compenetrado con la gente local, a pesar de haber pasado más de veinte
129
Según el autor, debería haberlo traducido mejor a «el furor de mis pasiones».
175
años en Hawái. Tuve que decidir también por el lenguaje en que habría de escribir la novela.
Mi inglés es bastante bueno, pero no tanto como mi castellano. En todo caso, pude haberlo
escrito en inglés, pero decidí finalmente que era mejor hacerlo en español, ya que me gusta
la sonoridad de este lenguaje. Ubicar la acción en los años setenta fue la más natural de las
cosas, porque ese período fue el que más impacto dejó en mi memoria. Fueron años
tumultuosos, no solo a nivel personal, sino también nacional, y uno nunca olvida las peores
o más intensas vivencias que le hayan tocado experimentar (Ruiz Ortega, 2010)130.
El furor de mis ardores retrata el doble crimen cometido por María del Pilar Duarte
Cuadros, una limeña en la década de los setenta. Durante el Círculo Básico131, conoce a
Sergio Mejías, un chico por el que siente una gran atracción física. Se enamoran y se
casan muy jóvenes, tras quedarse ella embarazada.
La vida de María del Pilar no sufre muchos cambios, puesto que deja a su hija al cuidado
de sus padres y de María de Lourdes, su hermana gemela. Vuelve a la Facultad de Letras
y se hace poeta feminista, mientras que Sergio no tiene la misma suerte: debido a la
responsabilidad de ser padre, decide abandonar los estudios universitarios y empieza a
trabajar de vendedor. En su vida cotidiana se apaga la «chispa» y, como resultado, ambos
tienen sus respectivos amantes: María del Pilar cuenta con Genaro Ubilluz, un estudiante
izquierdista, y Sergio con María de Lourdes, lo cual precipita la separación entre los dos
protagonistas, pero mantienen una relación cortés por el bien de la hija, hasta que Pilar se
siente desesperada por la soledad: Genaro la abandona con motivo de sus diferentes clases
sociales. Intenta recuperar el amor de Sergio, pero este la rechaza y la humilla, tirándola
al suelo. Al ir borracho, al hombre se le olvida completamente lo que ha pasado. No
obstante, María del Pilar, furiosa, decide vengarse. Roba un martillo de sus compañeros
y mata a su exmarido cruelmente mientras el hombre se encuentra durmiendo.
Después del homicidio, María del Pilar es citada por el PIP para ser interrogada como
principal sospechosa: en nueve de diez casos similares el crimen es cometido por una
persona íntima de la víctima, cónyuge o amante generalmente. La indiferencia y la
tranquilidad de la mujer se destruyen gradualmente ante las técnicas del capitán. Confirma
130
Fuente de la entrevista: http://letras.mysite.com/gro010410.html
131
Una etapa preparatoria antes de pasar a la facultad.
176
que ella es culpable de la muerte de Sergio Mejías y, al final, María del Pilar se suicida
en la comisaría.
En la novela, Siu Kam Wen revive Lima durante la «Revolución Peruana», en vísperas
del terrorismo del Sendero luminoso, y la experiencia universitaria del mismo autor en
esta década: el Círculo Básico en el Oxford, la Ciudad Universitaria, la ideología de
izquierda de los estudiantes sanmarquinos, la vida bohemia de los jóvenes aficionados a
la literatura en los bares o cafeterías, e incluso la caza del poeta Martín Adán.
María del Pilar es una mezcla de varias figuras femeninas que existen realmente alrededor
de Siu Kam Wen. La llama así por la poeta María Emilia Cornejo, de ahí que la
protagonista sea también una poeta, al igual que Cornejo. De acuerdo con el autor:
Yo no llegué a conocer a María Emilia, pero estoy seguro de haberla visto dos o tres veces
en el Patio de Letras de San Marcos, antes de que cometiera suicidio. Tal vez me equivoque,
y la muchacha, siempre enfundada en un poncho y una bufanda y con un cigarrillo en la
mano, sea otra persona, pero no importa. Por asociación de nombres, de María del Pilar
pensé en María Emilia, y se me ocurrió que, con el paso de los años, María del Pilar bien
pudo haberse ganado un poco de carne y terminar teniendo la apariencia física de María
Emilia, que era un poco regordeta. Fue entonces que decidí convertir a María del Pilar en
una estudiante de literatura, y después en poeta. También le di una hermana gemela, pues
María Emilia, según una fotografía publicada al lado del artículo en Intermezzo Tropical,
tuvo también una hermana gemela idéntica132. (Ruiz Ortega, 2010)
Posteriormente, en la novela El verano largo, Siu Kam Wen también revela que aprovecha
la apariencia física de Azucena Flores en la creación de María del Pilar. Se puede notar
la similitud entre las dos mujeres en varios detalles, como la boca ancha y las piernas
hermosas. Lo más curioso, el primer encuentro entre Sergio y Pilar es una réplica de lo
que les sucedió a Siu y Azucena en El verano largo. En El furor de mis ardores, María
del Pilar conoce a Sergio por accidente:
La primera semana de clases María del Pilar fue a la cafetería del local con una amiga.
Pidió dos empanadas de carne y una Inca Cola helada. Todas las mesas estaban ocupadas,
pero una, que estaba cerca de la entrada, la ocupaban solo dos muchachos. María del Pilar
pidió permiso y ella y su amiga se sentaron en los asientos opuestos que estaban vacíos. Al
132
Fuente de la entrevista: http://letras.mysite.com/gro010410.html
177
principio, cada pareja ignoró a la otra, o pretendió no interesarse mutualmente. Pero María
del Pilar no pudo dejar de notar que los muchachos eran bastante atractivos. Uno de ellos
tenía un bigotito negro y era blanquiñoso como ella misma. Comía un hotdog, y mientras
hablaba con su amigo hacía el esfuerzo simultáneo de tratar de exprimir la mostaza de su
botella de plástico. En un accidente que les pareció entonces como gracioso, y después
como por obra de Dios, la mostaza terminó en el muslo derecho de María del Pilar. Cuando
se dio cuenta de lo que había hecho, el muchacho del bigotito se deshizo en disculpas, sacó
un pañuelo blanco, y se ofreció a limpiarle la mancha». (Siu, 2009, p. 25).
Habríamos terminado otra vez como completos extraños si no hubiera ocurrido algo
imprevisto. Estaba tratando de poner un reguero de mostaza en mi hot dog cuando, por
presionar demasiado la botella de plástico, un salpicón amarillo fue a parar en un muslo
blanco, el derecho, de la muchacha más alta, que estaba sentada a mi izquierda. Mi
desconcierto fue igual a mi torpeza. Tomé una servilleta de papel y me ofrecí a limpiar el
salpicón de mostaza. Pero ella había tomado su propia servilleta y estaba limpiando su
muslo. Por suerte no tenía puesta alguna media de nailon, y por suerte la mostaza no cayó
más arriba, en su minifalda. (Siu, 2012, p. 18)
María del Pilar es una mujer contradictoria en sí misma: la apariencia inocente supone un
polo totalmente opuesto a su fuerte personalidad. Como hija de un general, su vida
siempre ha sido exitosa, lo cual contribuye a su orgullo y egocentrismo. Como
consecuencia, está destinada a fracasar en el amor y sucumbir ante la soledad. No
obstante, nunca admite los errores que comete: al contrario, echa toda la culpa a los
demás. No siente remordimientos después de cometer un crimen tan atroz como un
asesinato. En cierto sentido, María del Pilar, igual que madeimoselle Liane de Pougy en
La estatua en el jardín, es una psicópata social según el mismo autor (Ruiz Ortega, 2010):
distingue el bien del mal, pero no se controla a la hora de hacer daño a otros.
La novela se divide en dos partes: los capítulos impares se sitúan en el presente del caso
y relatan el interrogatorio que realiza el capitán Donayre del PIP a María del Pilar. El
capitán, que se ve obligado a utilizar avanzadas técnicas para sonsacar una confesión de
la sospechosa, logra un rotundo éxito con sus preguntas, pero al final, por negligencia, la
culpable logra escapar y se suicida, como si estuviera burlándose de la incapacidad de los
policías que la encuentran muerta, sentada sobre un retrete. La otra parte, es decir, los
178
capítulos 2, 4, 6 y 8, cuenta la historia del pasado de la época universitaria entre María
del Pilar y Sergio: el primer encuentro, el embarazo, la boda, el nacimiento de la hija, la
vida que llevan juntos, el engaño mutuo, la separación, el intento de la mujer por recuperar
el afecto del exmarido, la humillación y la venganza. Se rompe el orden cronológico
porque las dos partes, presente y pasado, se mezclan y toman turnos en aparecer en el
libro como el montaje de una película o recuerdos de la culpable antes del suicidio.
Elementos como el PIP (Policía de Investigación del Perú) y la descripción del crimen
hacen de El furor de mis ardores una novela policial, aunque el autor prefiera definirla
de otra forma. Siu Kam Wen admite que no pensó originalmente en un libro de este género
porque él está convencido de que los críticos nunca toman la novela policial por literatura
seria. Por lo tanto, prefería acercarse al tema «un poco como García Márquez se había
acercado a un hecho igualmente sangriento y horrendo en Crónica de una muerte
anunciada y lo convirtió en una pequeña tragedia griega» (Ruiz Ortega, 2010). Sea
policial o no, es una novela negra en que se habla de la parte oscura que se esconde en
María del Pilar, y posiblemente en todos los individuos.
Curiosamente, en El furor de mis ardores destaca una frecuente descripción del sexo, lo
cual no es frecuente en la narrativa de Siu Kam Wen. De acuerdo con Laura Hernández
Muñoz (2003) el erotismo y la sexualidad son dos reinos, aunque pertenecen al mismo
universo, y según Octavio Paz (2008): «el erotismo es deseo sexual y algo más, y ese algo
constituye su esencia propia. Ese algo se nutre de la sexualidad, es naturaleza; y, al mismo
tiempo, la desnaturaliza» (p. 138). En este sentido, El furor de mis ardores es erótico
porque no se limita a describir la sexualidad de los personajes, sino que abarca un tema
más amplio: todo es motivado por el deseo. Gran porción de la historia del pasado se
dedica a describir el impulso original que sienten los protagonistas el uno por el otro.
María del Pilar se declara dos veces a Sergio. La primera vez es por celos, no permite que
el chico se enamore de otras mujeres, y la segunda vez es debido a la soledad. Lo que hay
entre los dos es más una atracción que amor verdadero. La figura de María del Pilar como
poeta feminista también contribuye al erotismo de la novela. Cuando la vida matrimonial
la aburre, intenta recuperar la pasión por desnudar el amor y la sexualidad en sus poemas.
Llega a la cumbre de su carrera literaria y su única publicación consiste en una colección
de estos poemas eróticos.
179
En conclusión, El furor de mis ardores es una novela negra y erótica, por los deseos
exhibidos por los personajes. Mediante la construcción de María del Pilar, y al igual que
con la misteriosa «dama de gris» en La estatua en el jardín, Siu Kam Wen añade con
éxito dos «mujeres fatales» a su colección de figuras femeninas.
Definitivamente la novela más larga de Siu Kam Wen, La vida no es una tómbola fue
publicada dos veces: en 2009 por la Editorial Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, y en 2011 por Lulu Inc. Ahora también está planteando publicar una traducción
de este libro en el chino, titulada «美梦难寻».
Al igual que en su primer libro, Siu Kam Wen adopta una perspectiva desde dentro de la
colonia china, a pesar de que en esta novela la escena se traslada al barrio Rímac, donde
está la tienda de don Augusto. La historia tiene lugar en los años sesenta, en vísperas de
la dictadura militar del general Velasco. El contexto contribuye a dar una sensación de
inquietud frente a la mala economía, los constantes golpes de Estado y la huida de muchos
inmigrantes chinos del Perú para evitar perder sus pertenencias en las reformas del nuevo
Gobierno.
Como novela larga que es, en La vida no es una tómbola Siu Kam Wen no presta tanta
atención, como hace en los cuentos, a las técnicas narrativas a la hora de crear suspense,
estructuras especiales y sorpresas, sino que se concentra más en reunir varias líneas de
diferentes personajes para formar una historia completa. Mediante relaciones bien
diseñadas ―padre e hijo, hermano y hermana, amigos, compañeros de trabajo y de
juego― inmigrantes chinos de distintos tipos son incluidos en la vida de Héctor, y las
anécdotas independientes de cada individuo se conectan presentando la vida de la colonia
como un conjunto. Como escritor migrante que se encuentra entre los dos mundos, Siu
180
logra crear la figura de un adolescente confuso, perdido en la vida en el sentido personal
y social.
A pesar de que nombra esta novela por la famosa canción La vida es una tómbola133,
como indica el «no» en el título, al contrario del optimismo que nos transmite, Siu Kam
133
La vida es una tómbola es una canción de 1962 del autor español Augusto Algueró Dasca y la letra de la
canción es:
La vida es una tómbola tomtom tómbola, la vida es una tómbola tomtomtómbola, de luz y de color, de
luz y de color;
Y todos en la tómbola tomtom tómbola, y todos en la tómbola tomtom tómbola, encuentran un amor.
¡Tómbola!
En la tómbola del mundo, yo he tenido mucha suerte. Porque todo mi cariño, a tu número jugué;
Yo soñaba con tu nombre, esperaba conocerte. Y la tómbola del mundo, me premió con tu querer;
Porque la vida es una tómbola tomtomtómbola, la vida es una tómbola tomtom tómbola. De luz y de
color, de luz y de color;
Y el ritmo de la tómbola tomtom tómbola, y el ritmo de la tómbola tomtom tómbola. Me lleva con tu
amor, me lleva con tu amor. ¡Tómbola!
181
Wen crea un conjunto de inmigrantes chinos que sufren el fracaso existencial. La vida no
es una tómbola se compone de cuatro líneas de historias, entre las cuales dos son las
principales: la difícil vida del Héctor adolescente y el amor entre Elías, el tercer tío del
chico, y Maggie, una joven china de extraordinaria belleza, junto con dos
complementarias: la desesperación de don Lorenzo y el encarcelamiento de «Hermanito
de cañón».
(oooh)
(tom, tom tómbola) (tom, tom tómbola)
¡Tómbola!
En la tómbola del mundo, yo he tenido mucha suerte. Porque todo mi cariño, a tu número jugué.
Yo soñaba con tu nombre, esperaba conocerte. Y la tómbola del mundo, me premió con tu querer.
Porque la vida es una tómbola tomtom tómbola, la vida es una tómbola tomtom tómbola.
De luz y de color, de luz y de color;
Y el ritmo de la tómbola tomtom tómbola, y el ritmo de la tómbola tomtom tómbola.
Me lleva con tu amor, me lleva con tu amor.
Tómbola, tómbola, tómbola. Tómbola, tómbola tómbola.
Cantando, cantando, cantando.
Mi corazón.
¡Tómbola!
182
Los que sobreviven no tienen mejor suerte que los fallecidos. Maggie es abandonada por
todos los hombres de su vida. Después de la muerte de Elías y «Hermanito de cañón»,
Maggie, que albergaba la esperanza de cambiar su destino a través de algún hombre,
termina sola. Su hermano migra a Estados Unidos con su familia (es decir, con la esposa
y sus propios hijos), dejando la tienda a la joven hermana y a la anciana madre. La bella
china está encarcelada en la tienda como si estuviera maldita: a pesar de que no se casa
con un hombre tendero como su padre, su hermano y Elías, ella misma se convierte en
una «china de la esquina».
Sin embargo, Héctor, al igual que su tío Elías, es un idealista con ambición. Le gusta leer
y tiene mucho talento literario. Siempre sueña con ingresar en la universidad y ve en su
porvenir un futuro más brillante que el de un miserable tendero. Por lo tanto, Héctor
rechaza el modelo de vida que le impone el padre autocrático, pero, al mismo tiempo,
tiene miedo de repetir la tragedia de Elías. El protagonista también siente gran confusión
por su identidad étnica, como miembro de la «segunda generación» de inmigrantes chinos
en Lima. Habla chino y castellano. Descubre los defectos de su grupo original y muchas
veces simpatiza con la cultura occidental. El padre se preocupa de que a Héctor se le
«contagie» el vicio de los peruanos y el hijo «deje de ser un chino», mientras que los
compañeros racistas en la escuela nocturna discriminan al chico por ser asiático. La
cuestión de la identidad de Héctor como adolescente e inmigrante consiste uno de los
183
temas más importantes de la narrativa autobiográfica y semiautobiográfica de Siu Kam
Wen, y lo analizaremos con más detalle en el Capítulo VI.
Es obvio que las narraciones de Siu Kam Wen generalmente adoptan un tono
melancólico, pero El verano largo es una excepción debido a su tema central: un amor
borroso entre dos jóvenes universitarios. Con esta historia romántica como fondo, Siu
Kam Wen logra construir la figura femenina más encantadora: Azucena Flores.
Sena es de origen piurano y vive con su familia en un barrio pobre de Lima. Al contrario
de sus vecinos, que dejan el colegio en la adolescencia, comienzan a tener embarazos a
edad temprana, roban en la calle en pleno día e incluso llegan a convertirse en homicidas,
ella nunca pierde la virtud y la dignidad. Nace con un gran instinto maternal y con una
enorme ternura, siempre cuida a sus amigos a pesar de que ella es la más joven de todos.
Con esta personalidad, nadie sabe que en realidad tiene solo dieciséis años al ingresar en
el Círculo Básico, en vez de dieciocho, como declara ella. Nunca discrimina a Siu, que es
un inmigrante chino, sino que intima con él y se esfuerza por ofrecerle consuelo y cariño.
Le invita a participar en actividades con sus amigos y familiares. Le llama por las noches,
184
aunque no es nada fácil para ella hacerlo134; incluso se acuerda del día del cumpleaños
del chico e intenta llamarle para felicitarle:
Puso sobre el mostrador las tres velitas y la cajita de fósforo que había traído consigo y
trató de parar una de las velitas sobre el vidiro. Encendió un fósforo y derritió un poco de
cera sobre el vidrio.
Acabó por parar una de las velitas y encenderla con otro fósforo.
Sintió que los demás clientes de la tienda se burlaban de ella con sus sonrisas, pero no le
importó. Comenzó a cantar el Happy Birthday por teléfono, al principio con timidez,
suavemente pero su coraje creció con la sinceridad de su deseo, y cuando terminó la
canción, su voz carrasposa lo estaba todavía más. El señor Cuyo se rió para sí mismo.
No obstante, Siu, un joven serio e insensible, nunca se da cuenta de todo eso. Cada vez
que recibe la llamada de la chica, lo que le preocupa es la inconveniencia de hablar en
casa a una hora tan tardía.
134
En El verano largo, Sena tiene que salir de casa para hacer la llamada en una tienda, como describe en
la novela:
«Su destino era la tienda de abarrotes del señor Cuyo, que era piurano como el padre de Sena. El señor
Cuyo, además de vender arroz, azúcar, fideos y leche enlatada a los vecinos, también alquilaba su teléfono
por unos cinco soles. Siempre había en la tienda una cola larga, esperando usar el teléfono para hablar
con el enamorado o la enamorada, el amante o la amante, o el exesposo a quien se le exigía la pensión
alimenticia del mes.
El límite de la llamada era quince minutos, pero la tendecia era que se hablaba más y no menos, y por
eso, para cuando le tocaba el turno a Sena, era por lo general después de haber esperado por media hora
o más.
Cuando entró en la tiendita, una mujer estaba usando el teléfono; detrás de ella había un joven a quien
Sena reconoció como un exalumno del colegio mixto adonde había ido entre los diez y los quince. La
muchacha se puso detrás de aquel. Hicieron un poco de conversación mientras esperaban, hasta que la
mujer acabó de hablar, y fue el turno del chico del colegio mismo. Este habló por más de veinte minutos,
y por el tono de su voz era evidente que estaba planteando a una chica por teléfono. Dos clientes más se
pusieron detrás de Sena». (Siu, 2012, pp. 96-97)
185
claramente las huellas de lo que les pasó a Siu y a Sena en la universidad. Siu Kam Wen
sitúa el doble crimen ocurrido en Hawái en Lima, y convirte al asesino japonés en una
mujer peruana aprovechando la apariencia física de Sena: muslos atractivos y bocas
anchas de color oscuro. María del Pilar y Sergio, los dos protagonistas de El furor de mis
ardores, también son estudiantes sanmarquinos. Se conocen en la cafetería cuando Sergio
ensucia la pierna de la chica con mostaza, igual que el accidente que inicia la relación
entre el autor y Sena.
Casi todas las semanas teníamos mítines, protestas, marchas. Era políticamente muy
revuelta, pero también muy interesante. Había algo vivo, había algo pujante. En esa época
había empezado la reforma agraria y la reforma social. Finalmente, todas esas reformas se
vinieron abajo, no resultaron. Yo no creo que haya habido otra época similar en la historia
del Perú. La revolución de Velasco fue un espejismo, pero mientras uno la vivió fue la
mejor experiencia…135
Es una pena que el Siu de por aquel entonces no se diera cuenta de lo maravillosa que era
la juventud, debido a sus propias preocupaciones. Con el paso del tiempo, por fin logra
descubrir el valor del verano de 1972:
135
Entrevista de Siu Kam Wen con Carlos Sotomayor en 2012.
Fuente: http://elcaminodellanto.blogspot.com.es/2012/06/entrevista-siu-kam-wen.html
186
octubres. Fue cuando yo era joven y tú todavía más. Fue el verano largo de nuestras vidas.
Fue el Edén. Fue el Dorado. Fue tierra firme, refugio en el puerto. Fue el año 1971. (Siu,
2012, p. 11)
Ese principio apasionante, que no es nada frecuente en la narrativa de Siu Kam Wen, nos
recuerda al primer párrafo de Historia de dos ciudades, de Charles Dickens:
Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también
de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas;
la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no
teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino
opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más
notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, solo es
aceptable la comparación en grado superlativo. (Dickens, 2004, p. 10)
Al igual que la novela británica, El verano largo es una historia de amor de dos ciudades:
Honolulu y Lima. Cuando Siu y Sena vuelven a encontrarse después de más de tres
décadas, Sena está casada y tiene dos hijas en Lima, mientras que Siu había migrado hace
mucho a Estados Unidos. Por medio de una serie de cartas las dos almas gemelas
recuperan la memoria, la amistad y la intimidad.
En el Capítulo 38, el último de toda la novela, con el título «¿Despedida final?», el autor
nos deja un final abierto. Al final de la novela Sena llama de nuevo, después de más de
treinta años, a Siu, repitiendo lo mismo que hacía en sus tiempos universitarios:
Descolgué el teléfono y escuché por unos segundos. En esos casos, yo no estaba dispuesto
a ser el primero en decir el hola.
La voz era de una mujer, y era una voz carrasposa. Preguntó en castellano por mi nombre.
―¿Sí? ―dije, sorprendido. No era frecuente para mí recibir llamadas venidas de otros
hispanohablantes, y no estaba preparado para reconocer la voz―. ¿Quién habla?
―¿Siu? ―dijo la voz en un susurro, desde el otro extremo de la línea―. Soy Sena Flores…
187
―¿Estás solo en tu cuarto? ―preguntó la voz querida, una voz que no había escuchado en
casi cuatro décadas. Era la misma voz que recordaba tenía la Sena de los dieciséis. Excepto
que parecía ahora aún más carrasposa, tenía el mismo timbre suave y acariciador del
pasado.
Súbitamente, me di cuenta cuál era su intención. Iba a decir que no era el día de mi
cumpleaños, pero entonces comprendí que la ocasión no era lo que importaba.
―¡Ya está! ―la voz volvió a escucharse cerca y clara, después de diez segundos―. ¿Ves
a la luz de la velita?
―¿No te gustaría? ―dijo ella―. No lo he hecho por tanto tiempo que no sé si me sale
ahora.
Esperé.
-Sí…
188
Entonces la voz de Sena llegó otra vez en su susurro, en un rumor, en un aliento, cosa que
hace siempre cuando deja que su corazón y no su cabeza hable.
Las dos Senas ―la de dieciséis años y la del presente― se reúnen en una en el momento
de repetir la ceremonia en las dos llamadas, y el Siu maduro da una respuesta a los
sentimientos que guarda Sena por él, a pesar de que el autor deja un amplio espacio a la
imaginación. En El verano largo, Siu Kam Wen, como escritor de origen chino, construye
de nuevo una historia con forma occidental y alma oriental: el borroso amor de la
juventud. Para Sena, Siu es especial, pero no se sabe qué tipo de amor siente la chica de
dieciséis años. La relación es más cariñosa que una simple amistad, pero nunca da pie al
noviazgo. Casi cuarenta años después, Sena, una mujer con marido e hijas, vuelve a
intimar con el autor. Tras la frecuente comunicación entre los ellos, ambos sienten
nostalgia por el tiempo perdido y por una amistad inolvidable en la mejor época de la vida
de una persona. Confiesa varias veces la protagonista que «quiere» a Siu, pero nunca
habla de «amor». Expresa el hombre a la otra su añoranza citando cuentos y poemas de
diferentes culturas, pero siempre en unos términos honestos y puros. Por medio de esta
historia, Siu Kam Wen nos presenta, especialmente a los lectores occidentales, el amor al
estilo chino. 发乎情,止乎礼 (fā-hū-qíng, zhǐ-hū-lǐ), se refiere a la relación entre un
hombre y una mujer como Siu y Azucena Flores. Es el sentimiento natural del ser
humano: inevitablemente surge el afecto entre los dos, se atraen, se quieren, pero ante
todo se respetan y la relación nunca sobrepasa lo que les permite la moralidad.
Quizás nadie, excepto los protagonistas, sabrá cómo interpretar lo que existe entre ellos,
pero seguramente es un amor especial, puro, profundo y silencioso que atraviesa el límite
temporal del verano de 1971. El verano largo es una historia de añoranza y de orgullo,
que cuenta una maravilla que le ha sucedido a alguien en su vida, a pesar de que no se dio
cuenta de ella cuando la vivía.
Publicada en marzo de 2017, Viaje a Ítaca, la última novela de Siu Kam Wen hasta el
término del presente trabajo, es en realidad la primera novela escrita por él. Fue redactada
189
en 1990, durante el quinto año de su residencia en Estados Unidos, y fue escrita
originalmente en inglés en un alarde de vanidad como confiesa el autor en «Así escribí
Viaje a Ítaca», el artículo invitado por “La conjura de los librosˮ:
Y, sin embargo, incluso antes de poner los pies en la tierra norteamericana, había prometido
solemnemente que, antes de cumplirse mi tercer año de residencia en USA, iba yo a escribir
un libro completamente en inglés. Había leído la increíble historia de Jerzy Kosinski, un
polaco que llegó a Nueva York sin saber una palabra de inglés, pero que en dos años logró
no solo escribir un libro en ese idioma, sino publicarlo por entregas en el Reader´s Digest.
Me sentí herido en mi vanidad, y me di tres años para repetir esa hazaña. (Siu, 2017)136
Además de la ambición vanidosa motivada por el éxito del polaco, que resultó ser una
mentira137, Siu Kam Wen también admite que escribir en inglés le libera de las constantes
preocupaciones de estilo y técnicas narrativas. Después del fallecimiento de su anciano
padre, Siu dejó el trabajo para escribir a tiempo completo. Terminó el borrador en dos
meses y lo corrigió en otros seis antes de pasar a la tarea más penosa de traducir la historia
al castellano.
136
Fuente: http://laconjuradeloslibros.com/siu-kam-wen-asi-escribi-viaje-a-itaca/
137
De acuerdo con lo que escribe Siu Kam Wen en “Así escribí Viaje a Ítacaˮ: «Casi al mismo tiempo en
que yo estaba terminando el libro, Jerzy Kosinski entraba en el cuarto de baño de su apartamento en
Manhattan, se colocaba una bolsa plástica en la cabeza, y se suicidaba. Había sido acusado de emplear un
ejército de traductores y de editores para escribir sus libros, que él redactaba en polaco. Kosinski nunca fue
un genio del lenguaje inglés como lo había sido Joseph Conrad. En efecto, él era incapaz de escribir una
simple carta sin cometer los errores más garrafales de ortografía o de gramática. Y su primer libro (una
descripción de su vida de disidente en la URSS) fue editado con ayuda de la CIA».
138
Ensayo de Miguel Ángel Vázquez sobre Siu Kam Wen.
190
A pesar de su origen chino, Rosa difiere totalmente de la personalidad de otras mujeres
chinas creadas por el autor. Es un individuo complicado: en cierto sentido, tiene un alma
libre, pero, al mismo tiempo, cuenta con una enorme devoción profesional como
psicóloga y una radical creencia religiosa. El lapso de tiempo es demasiado corto como
para intimar completamente, y la relación llega al colapso después del primer contacto
sexual. Rosa rechaza fría y cruelmente a Kam Wen por estar convencida, tras una primera
impresión, de que el hombre no es más que un maniático sexual. Rosa es una mujer con
carácter fuerte, que una vez forma una idea, nada le hace cambiar la opinión de que el
protagonista va a «ensuciarla». La historia comienza con una carta y termina con otra
enviada por parte de Kam Wen a Rosa, pero la última nunca tiene respuesta.
El autor se planteaba poner Perú por título, lo cual revela la ambición del autor para
introducir el país latinoamericano al mundo basándose en su propia experiencia.
Posteriormente se inspira en el poema Ítaca, 139 y cambia el título al final. En esta
expresión, obviamente los dos elementos importantes son el «viaje» e «Ítaca», que
muestran los temas importantes de la novela: el viaje para explorar el país y la reflexión
sobre cuál es su patria.
Sea cual sea el título, el motivo de la redacción de esta novela sigue siendo el mismo y
sin duda una tragicomedia romántica no es suficiente como para soportar una idea tan
vanidosa. Por lo tanto, como indica el título, Viaje a Ítaca es una novela y, al mismo
tiempo, parece una guía turística del Perú. En un sentido, el viaje que realiza el
protagonista es espacial: dentro de la capital sale del círculo del barrio chino y elige
sutilmente ciertos lugares de visita: cementerios públicos, iglesias y museos.
Lo más importante es que, por primera vez, Siu Kam Wen extiende la novela hacia las
provincias peruanas. Es una experiencia única para explorar el país, y lo que intenta
buscar es el hilo que nos ayuda ―a nosotros, los lectores, y a él mismo― a conocer de
forma más completa la historia peruana. Por lo tanto, en este sentido, también realiza un
viaje temporal. El punto de partida es el «presente» de la historia: 1990, año en que una
enorme crisis económica ataca todo el país, y a la cual el autor dedica una descripción
Fuente: https://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/junio_08/16062008_01.htm
139
Es el famoso poema de Constantino Kavafis (1863-1933), el poeta, periodista y funcionario griego. Se
le considera una de las figuras literarias más importantes del siglo XX y uno de los mayores exponentes del
renacimiento de la lengua griega moderna.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Constantino_Cavafis#
191
implacable140; es obvio, en este apartado, el tono de humor negro frente a las constantes
manifestaciones de todo tipo de trabajadores. Al final la ironía llega a la cumbre con la
huelga del cementerio Presbítero Maestro, en que un señor de edad, sorprendido por el
acontecimiento, «no pudo dejar de expresar allí mismo su incredulidad e indignación»:
―¡Esto es ya el colmo! ―soltó, airado―. ¿Quién hubiera pensado hace cinco años que
habríamos de llegar a un lance como este? No solo no podemos caernos enfermos a causa
de la huelga de médicos, ¡sino que tampoco podemos darnos el lujo de caer muertos! He
visto en mi vida toda suerte de huelgas: ¡de empleados bancarios, de empleados postales,
de trabajadores municipales y hasta de tumbas, pero esta definitivamente les gana a todas!
(Siu, 2007, p. 29)
Con motivo de responder a las preguntas de qué pasó y por qué ocurrió, Siu Kam Wen
lanza una mirada que se retrotrae a cinco años antes, cuando la presidencia de Alán García
«destruye» el país, y aún más, a la década de los sesenta, cuando la dictadura militar
sembró las semillas de crisis. El autor no se detiene con el tiempo moderno, sino que
vuelve aún más atrás en la historia peruana, hasta la conquista de Pizarro, e incluso a la
época precolombina por medio de su visita en el norte a las ruinas de civilizaciones
antiguas, como la Chimú y la Mochica. El Perú del «presente», es decir, de finales del
siglo XX, no se construye solamente en los cinco años de Alán García ni tras unos treinta
años de caos, sino por todo lo que ocurre durante un largo recorrido desde el comienzo.
Para el escritor, la historia peruana es una memoria de tristeza y violencia, la cual resumió
en el Capítulo 10 bajo el nombre satírico de «Una cronología criminal del Perú». La
cronología está compuesta por diecinueve acontecimientos históricos que abarcan toda la
historia que intenta presentar Siu Kam Wen en esta novela: desde el siglo de la conquista,
en 1530, al tiempo contemporáneo de 1985. Es un conjunto de muertes violentas, o, mejor
dicho, asesinatos, homicidios y matanzas que ejercieron o sufrieron figuras influyentes
como los reyes incas, los conquistadores, los generales militares y los líderes políticos.
140
Describe el escritor de la crisis en el país con el ejemplo de Miraflores, una de las zonas más ricas y
aristocráticas de Lima: «Incluso mi conocimiento de Miraflores era prácticamente nulo, era evidente para
mí que las cosas no andaban nada bien en el aristocrático barrio. Los semáforos no funcionaban. La gente
manejaba y cruzaba las calles a atropelladas. Una conocida librería atendía al público con lamparines de
kerosene y velas, y muchos restaurantes y pizzerías trabajaban con un grupo electrógeno ronroneando sobre
la acera. Los cines permanecían cerrados a una hora en que habitualmente había largas colas ante sus
boleterías. En la disquera en la que entramos, el empleado tuvo que buscar entre los títulos con una linterna
para dar con el que pedimos. ¿Qué era lo que pasaba? ». (Siu, 2017,p. 28).
192
Irónicamente, el autor concluye dicha cronología con que Alan García se convirtió el 28
de julio de 1985 en el presidente más joven del país, lo cual Siu considera un «crimen»,
al igual que todas las violencias mencionadas anteriormente.
Además de esto, lo que visita el protagonista en Viaje a Ítaca es un Perú que ya no existe.
Elige una serie de lugares raros para un turista, pero con un sentido muy sutil en el aspecto
histórico: las ruinas precolombinas en vez de un patrimonio «completo» y los museos en
que se guardan los recuerdos. En los cementerios públicos Siu Kam Wen rompe el límite
temporal al conectar los dos mundos: el de los vivos y el de los muertos. Lo que quería
lograr el autor era revivir lo que ya pasó, pero inevitablemente nos transmite a los lectores
el sentido de una memoria que no se puede recuperar, sea gloriosa, penosa, admirable,
deprimida o violenta.
La «Ítaca» en el título de la novela viene del mito griego y se refiere a la isla en que nació
Odiseo, el héroe en los poemas épicos de Homero. Su regreso a la patria supone la historia
central de la Odisea. En el siglo XX Constantino Kavafis, el poeta griego, escribe el
famoso poema «Ítaca» basándose en la antigua leyenda:
193
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Más no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Tomando el mito antiguo y el poema moderno, Siu Kam Wen aprovecha el sentido
simbólico de la «patria» que lleva Ítaca con la intención de enfatizar uno de los temas
centrales en sus obras narrativas: la cuestión de la identidad étnica.
La segunda votación presidencial del Perú en 1990 sirve de contexto policial de esta
novela. Llama mucho la atención al escritor no solo porque el nuevo presidente decidirá
directamente la ruta que tomará el país en los siguientes cinco años frente a la gran crisis,
sino que también será decisivo a la hora de ver cuál será el destino de los inmigrantes
asiáticos. Uno de los dos candidatos es Alberto Fujimori, y el triunfo virtual del japonés,
en vez de generar un sentido de orgullo entre sus compatriotas, amenaza gravemente la
felicidad e incluso la seguridad de ellos. La furia de los defensores de Vargas Llosa y los
derechistas radicales despiertan la xenofobia en un país en el que es frecuente la
discriminación racial. Desafortunadamente, los chinos sufren lo mismo: no es fácil
distinguir a un chino de un japonés, y los encolerizados peruanos no se molestan en
hacerlo. Además, la ruptura con Rosa agudiza este sentimiento de ser «otro»: el
protagonista es siempre un extranjero que ya no es bienvenido en el Perú, y un mero
visitante viviendo bajo el techo de una mujer que ya no le quiere. Frente a la doble
hostilidad, el autor se plantea claramente y por primera vez la cuestión de cuál es su patria:
Por otro lado, tengo una idea menos clara de lo que es patria. ¿Qué país debo considerar
como mío? ¿China, donde nací? ¿O el Perú, donde he pasado la mayor parte de mi vida?
Ignoro qué soy, pero sé qué no soy: no soy un chino cien por cien, y no soy un peruano
cien por cien. «Soy tres veces apátrida», ha dicho alguna vez Gustav Mahler, el gran
compositor y director de orquesta, «como un nativo de Bohemia en Austria, como un
194
austríaco entre los alemanes, y como un judío en el mundo». Sustituyan algunos de los
nombres propios, y esa famosa cita pudo haber venido de mis labios. (Siu, 2017, p. 156)
La figura del «chino errante» vuelve a aparecer en muchas de sus obras. La analizaremos
más adelante en el Capítulo VI acerca de la confusión de identidad étnica de los sujetos
migrantes creados por Siu.
Lógicamente, una novela de unas ciento cincuenta páginas no alcanza para resumir los
veinticinco años de su vida en Lima, como imaginaba el autor. El plan solo se ve realizado
gradualmente por las novelas autobiográficas o semiautobiográficas. Sin embargo, en
Viaje a Ítaca, Siu Kam Wen ya presenta los temas centrales que se repetirán en sus libros:
la confusión de la identidad y la atención a la figura femenina. En esta novela la historia
de su tío, que murió antes de realizar su sueño de recibir una buena educación, aparece
por primera vez. Gracias a La vida no es una tómbola tenemos la oportunidad de leer con
más detalle la tragedia de Elías, alter ego de este tío.
En Viaje a Ítaca, Siu Kam Wen también nos muestra su capacidad de controlar el ritmo
de la historia. Las dos terceras partes del libro, es decir, hasta el Capítulo 13, han sido
lentas y aliviadas porque, a pesar del limitado tiempo de que Kam Wen dispone, no quiere
asustar a Rosa con una conquista demasiado intensa. Después de la ruptura declarada por
su novia en el Capítulo 14, todo se precipita a una velocidad descontrolada: el
protagonista empieza a visitar rápidamente a sus amigos y finiquita sus asuntos a toda
prisa. Compra el primer billete de avión que encuentra como si pretendiera huir del país
―o de Rosa― lo antes posible. Nunca se menciona este cambio psicológico del
protagonista semiautobiográfico, pero el ritmo narrativo nos transmite claramente la
diferencia sentimental que sufre el hombre antes y después del fracaso romántico.
En conclusión, Viaje a Ítaca es una novela curiosa dentro de la narrativa de Siu Kam
Wen: por el tiempo de la redacción es el comienzo de su creación literaria, pero por la
fecha de publicación, es la conclusión de esta serie de autoficción (hasta el fin de esta
tesis). Es el resumen rápido de los veinticinco años que vivió en el Perú, pero al mismo
tiempo significa el inicio de unas memorias inolvidables cosechadas durante dicha
estancia. Es el punto de partida que conecta el pasado, el presente y el futuro del país
junto con el ayer, el hoy y el mañana del autor y sus protagonistas.
195
5.3.9. El bilingüismo de Siu Kam Wen
El acercamiento a la cultura china desde América del Sur se realiza mediante tres formas:
el imaginario exotista, el acercamiento híbrido y una mirada desde el interior (Fernández
Bravo, 2015). Sin duda Siu Kam Wen es uno de los mejores ejemplos del tercer modelo.
Al igual que otros escritores multilingües, Siu Kam Wen se encuentra el dilema de «¿con
cuál idioma escribir?». Obviamente el castellano no puede transmitir todo el sentido sutil
y escondido de la cultura oriental; sin embargo, el chino en el Perú es una lengua
minoritaria. Con su lengua materna Siu Kam Wen correría el riesgo de restringir la
difusión de sus textos dentro del espacio limitado de su comunidad. Como consecuencia,
el autor acude a la misma resolución que ha utilizado José María Arguedas en sus libros
como Los ríos profundos y Yawar fiesta: el bilingüismo.
«Lou + apellido»: Lou (老, lǎo en mandarín), que tiene el significado de «viejo», se puede
utilizar antes del apellido para referirse a esta persona, que generalmente se trata de un
hombre mayor. Se usa entre conocidos, como amigos o colegas, en ocasiones informales
con el fin de expresar la buena amistad que existe entre ellos;
141
Sén-hak (新客,xīn-kè en chino mandarín) es un término que se refiere a los chinos recién llegados al
Perú. Con gran interés por el sector comercial, los sén-haks suelen buscar empleo en alguna tienda y
generalmente están satisfechos con un salario inferior a lo que exigen otros chinos que llevan más tiempo
viviendo en la sociedad peruana, porque lo que quieren adquirir estos recién llegados es la experiencia de
cómo gestionar un negocio. Una vez obtenido lo que quieren, los sén-haks no tardan mucho en abandonar
el trabajo para abrir su propio negocio.
196
En la cultura china la gente suele referirse mutuamente basándose en las relaciones que
hay entre ellos en vez de directamente con el nombre, como sucede en la cultura
occidental. En sus obras, Siu también destaca esta diferencia que existe en las dos
civilizaciones al introducir las palabras chinas como Ah-má (madre), Ah-park y Tai-
suk142 (tío, que puede ser un tío de la familia y también una forma de respeto para referir
a un hombre desconocido), yi-kó (el hermano mayor), sam-kó (el tercer hermano), si-kó
(el cuarto hermano), sin-sán (el maestro) y shi-tí (el condiscípulo de promociones
posteriores).
En cuarto lugar, introduce unas secuencias en español que se anuncian como dichas en
chino sin traducción. Por ejemplo, «el lavado de las manos» (金盆洗手,jīn-pén-xǐ-sh
ǒu), que significa jubilarse de un oficio voluntariamente, o «las aguas» (江湖, jiāng-hú),
expresión que se refiere al círculo de los espadachines. Son términos que generalmente
los lectores occidentales no logran comprender fácilmente antes de terminar la historia;
de este modo, Siu intenta construir el ambiente de un país antiguo y misterioso a pesar de
emplear el castellano en la redacción.
Por otro lado, algunos refranes chinos escritos en español son mostrados en las historias.
Por ejemplo, cuando don Augusto cree que a su hijo le interesan las cosas que le ofrecen
sus vecinos o amigos más que lo que le proporciona su propia familia, comenta
furiosamente que «el arroz quemado del vecino es mejor que el que se sirve en su propia
casa» (Siu, 2008, p. 98). También hay secuencias más abstractas, como un hombre con
«los ojos de una rata en la cabeza de una culebra», un dicho popular chino que describe
una persona de apariencia indecente y que no es de fiar. Es una traducción sin explicación,
pero palabras como «rata» y «culebra» sobrepasan el límite nacional y transmiten a los
lectores de otra cultura un sentido de desagrado. Mediante estos trucos el autor logra
142
La diferencia entre Park (伯, bó en mandarín) y Suk (叔, shū en mandarín) depende de la edad: park se
utiliza para referirse a los hombres mayores que el padre de la persona que habla, y si es al contrario, se usa
suk.
197
llevar a sus lectores al mundo oriental, a pesar de que todo se escribe en español. Con
estas expresiones «difíciles» construye un ambiente exótico.
Más reseñable aún, en las historias de Siu Kam Wen también se puede encontrar una
mezcla de chino y castellano. La mejor representación es la curiosa palabra «chicuchei»:
está compuesta por el vocablo español «chico» y el de chino «chei» (仔, zǎi en mandarín),
que tiene el mismo significado.
Las obras narrativas de Siu Kam Wen construyen un mundo sesquilingüista, es decir, en
la comunidad china conviven dos lenguas, pero el chino es la lengua dominante y el
español, la dominada. Los inmigrantes comprenden básicamente el español, pero no todos
son capaces de hablarlo. De todas formas, es indudable la existencia de una dualidad
lingüística y cultural. Con el bilingüismo de Siu, el chino deja de ser el fondo sobre el que
construye una historia exótica, sino que se convierte en uno de los motivos de la creación
literaria del autor. Para Siu Kam Wen, el chino deja de ser solo la lengua de los personajes
y del narrador, y pasa a formar el «horizonte idiomático de los lectores» (López García,
2011). Gracias al bilingüismo, en las obras de Siu Kam Wen, el chino no es una lengua
extranjera, ajena, sino que se convierte en un idioma de «nos-otros» para este grupo
asiático y la sociedad peruana que les acepta.
198
Capítulo VI. Confusión de la identidad de las figuras masculinas
6.1. La adolescencia y la formación de la identidad
Como indica el título del primer artículo del «Capítulo I» en el informe Estado mundial
de la infancia 2011 de UNICEF, la adolescencia es «un concepto difícil de definir»
(UNICEF, 2011). Se trata, básicamente, del período de transición entre la niñez y la
adultez. Basándose en las opiniones de Richard Lerner 143 (2009), Elena Briones
Pérez 144 (2010) explica que «la transición al estado adulto, con la exploración de los
propios intereses profesionales, el establecimiento de las primeras relaciones de pareja y
la independencia familiar y económica» supone el límite último, es decir, el fin de la
adolescencia.
Pero nos resulta difícil establecer un rango de edad preciso, en gran parte debido a las
condiciones y contexto de cada sociedad. En el caso del Perú, antes se entendía que los
adolescentes eran chicos de entre diez y diecinueve años, pero desde 2010 existe una
modificación en dicho concepto: la adolescencia empieza a los doce años y termina a los
diecisiete 145 . En la antigua China no se distinguía de forma clara la niñez de la
adolescencia porque los menores de veinte años (edad de la adultez para los hombres)
estaban divididos en tres grupos: 垂髫 (chuí-tiáo) de 3/4 a 8/9 años, 总角 (zǒng-jǐao) de
143
Richard M. Lerner (1946-), profesor de psicología de la Universidad Tufts, es conocido por su teoría
sobre las relaciones de life-span del desarrollo humano, y los cambios sociales. También es especialista en
cuanto a las relaciones que tienen los adolescentes con sus compañeros, familiares, la escuela y la
comunidad. Fuente: https://ase.tufts.edu/iaryd/aboutPeopleLernerR.htm;
144 La aculturación de los adolescentes inmigrantes en España: aproximación teórica y empírica a su
identidad cultural y adaptación psicosocial de Elena Briones Pérez, docente del Departamento de
Educación en la Universidad de Cantabria. Briones Pérez ahora trabaja en temas de psicología del desarrollo
y la psicología social.
145
Ministerio de Salud del Gobierno peruano, «Prevención del embarazo en adolescentes», introducción.
Fuente: https://www.minsa.gob.pe/portada/Especiales/2010/embarazoadolescente/default.asp
146
Curiosamente, se distinguen los tres grupos por diferentes peinados.
《中国青少年生殖健康相关政策的过程及实施可行性的案例研究》 (Políticas chinas de la salud
147
sexual de los adolescente y jóvenes chinos. El estudio y su viabilidad), tesis doctoral de Xu Jie Shuang (许
洁霜) en la Facultad de Salud Pública de la Universidad Fudan de China. Dra. Xu es ahora lectora de dicha
universidad y al mismo tiempo médico en el Instituto de la Salud de Mujeres y Niños de Shanghái.
199
La adolescencia es una etapa de transición y grandes cambios físicos: apariencia,
estructura corporal, órganos sexuales y condición hormonal. Como consecuencia, las
alteraciones que tienen lugar en el cuerpo también influyen en la condición psicológica
de los adolescentes, como resume Elena Briones Pérez (2010):
Durante este período, Héctor sufre una serie de cambios en su aspecto físico: «Su rostro
había perdido el color sonrosado y la forma llena de la niñez. Se hizo más delgado y alto»
(Siu, 2008, p. 148). Al mismo tiempo, se presenta una nueva condición psicológica: el
sistema cognitivo del chico evoluciona a un nivel superior, tiene ideas más claras acerca
de la moralidad, desarrolla una capacidad de razonamiento abstracto y aparecen las
primeras intenciones de definir su identidad. Al final de ambas historias, a pesar de que
Héctor ya tiene una paga mensual y se convierte en un estudiante universitario, vive en la
casa de los padres, no tiene trabajo fijo ni una relación estable de pareja. Por lo tanto, La
vida no es una tómbola y “El deterioroˮ son dos obras sobre la adolescencia de Héctor, o,
mejor dicho, del propio autor.
200
Stanley Hall148 (1916), primer psicólogo en formular la teoría de la adolescencia, opina
que la recapitulación de la evolución del ser humano como especie se refleja en el
desarrollo del individuo. Por lo tanto, la adolescencia corresponde a la etapa en la que los
hombres experimentan emociones más avanzadas. Además, Erik Erikson (1950),
psicólogo estadounidense, sostiene que la adolescencia es un período importante para la
formación de la identidad. Briones (2010), por su parte, afirma lo siguiente: «Por lo tanto,
durante la adolescencia, las características de la identidad que se habían formado a través
de soluciones más o menos favorables en las etapas anteriores del desarrollo evolucionan
a una nueva configuración que supera las introyecciones e identificaciones tempranas de
la niñez» (Briones, 2010, p. 32).
La intensa relación entre padre e hijo es un tema que aparece de forma constante en la
narrativa semi-autobiográfica de Siu Kam Wen, y el mismo autor comenta, en la
entrevista con Bruno Ysla Heredia, que su padre, Siu Chian Man, es el tipo de padre que
inspira al hijo a escribir 149. En La vida no es una tómbola y “El deterioroˮ, con don
148
Granville Stanley Hall (1844-1924), es un psicólogo estadounidense. Su principal área de investigación
fue el período de la niñez; también se le conoce como uno de los iniciadores de la psicología genética en
los Estados Unidos. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Stanley_Hall.
149
Fuente: http://www.leeporgusto.com/siu-kam-wen-intimamente-me-siento-chino-como-escritor-me-
siento-peruano/. La entrevista está incluida en el Anexo.
201
Augusto, un viejo tendero chino en Lima, Siu Kam Wen logra construir la figura de un
padre tradicional chino con todo el poder patriarcal dentro del hogar.
Del mismo modo que la ética que dominó el imperio chino durante casi dos mil años, la
influencia de las tres relaciones y las cinco moralidades no desapareció completamente
después el fin del sistema feudal. Por ejemplo, don Augusto, el alter ego del padre de Siu
Kam Wen, un hombre nacido en el siglo XX, cuando Sun Yat Sen ya estableció la primera
república democrática en China, actúa todavía según unas ideas radicales. En este sentido,
si no explicamos bien ciertos conceptos importantes en la cultura tradicional china, resulta
imposible comprender las curiosas relaciones entre don Augusto y su primogénito.
Feng YouLan (冯友兰) (1895-1990), filósofo chino e investigador de historia filosófica. Obtuvo su
150
202
el padre y su hijo (父子) y el marido y la mujer (夫妻), que formaron la idea de «las tres
relaciones» ( 三纲 ), registrada en el libro clásico « 白虎通义 » (Bái-hǔ tōng-yì). Con
respecto a las moralidades, los confucianos de la dinastía Han eligieron, entre las
múltiples virtudes, la bondad, la justicia, la cortesía, la inteligencia y el crédito como las
más importantes, conocidas como «las cinco moralidades», definidas por primera vez en
la biografía de Dong («汉书董仲舒传»).
Según Zhu, las partes inferiores de los tres grupos, es decir, los cortesanos, los hijos y las
mujeres, deben obedecer totalmente al emperador, los padres y los maridos, y la
obediencia se precisa en tres diferentes aspectos, uno para cada grupo de relaciones: la
lealtad de los cortesanos al rey, el amor filial de los hijos a su padre y la integridad virginal
de las mujeres a sus maridos. El sentimiento filial no se ve afectado por ninguna de las
moralidades, es decir, es aceptable que los hijos oculten un error o incluso un delito
cometido por los padres. Cuando los mayores se equivocan, no está permitido que los
hijos les corrijan, sino que han de ofrecerles una «sugerencia» de forma eufemística e
indirecta. Durante la historia de la China feudal esta normativa llegó, con el transcurso
del tiempo y el desarrollo del confucionismo, a tal extremo que de ella surgieron creencias
radicales como 君要臣死, 臣不得不死. 父要子亡, 子不得不亡 («Cuando el emperador
ordena la muerte del cortesano, y el padre, del hijo, no hay excusa para no obedecer»).
203
después la madre y al final el hijo) 153 . En el sentido cultural, don Augusto, como el
hombre de la casa, se considera el cabeza de familia, y el poder patriarcal se refuerza
gracias a su capacidad económica: el padre siempre cree haber criado una familia sin más
ayuda que sus manos vacías.
Por lo tanto, don Augusto suele tomar decisiones en base a un juicio objetivo. En “El
deterioroˮ su lógica le hace sospechar que Héctor le roba dinero y lo malgasta en libros
inútiles: «Hace cuatro meses, lo juro, tenía menos de la mitad de estos libros, se dijo el
viejo tendero, ¿De dónde pudo haber sacado la plata para comprarlos, sino de mis
bolsillos? Porque acuñador de monedas él no es» (Siu, 2009, p. 15). A continuación,
registra el cuarto de su hijo solo para averiguar el «crimen» de Héctor. No abandona la
idea de que «mi propio hijo me ha robado».
Debido a su autoridad y al relativo éxito cosechado durante su vida, don Augusto es frío,
egoísta y extremadamente insensible frente al dolor de otros, especialmente de los más
débiles. Durante los primeros meses de su estancia en Lima, Elías, el hermano menor del
tendero, se encuentra aburrido y va a ver la televisión por la noche. Molesto por el ruido,
don Augusto le prohíbe hacerlo con «los términos más rudos y provocativos posibles»
(Siu, 2008, p. 134), y posteriormente desconecta directamente el cable al darse cuenta del
aumento del gasto de luz. Sin embargo, él goza de total libertad para disfrutar del
programa a su antojo. Por la reflexión de Elías, el autor critica directamente la arrogancia
e insensibilidad del padre:
Don Augusto era un hombre sin tacto e insensible a los defectos o padecimientos de otros.
Su relativo éxito en la vida le había hecho sentirse infalible en sus opiniones y decisiones.
Una vez que había formado una opinión sobre cualquier cosa, era imposible para él aceptar
que otros pudieran estar en lo correcto y él equivocado. Su falta de tacto era proporcional
153
Describe el autor en La vida no es una tómbola por medio de un diálogo entre Héctor y el señor Wong,
empleado de la tienda de don Augusto:
―El pan está como recién salido del horno ―dijo el señor Wong, que se ponía de pie y se cruzaba con
el chico en su camino al grifo. Llevaba su vaso vacío de leche, su platillo y su cucharita en una mano―.
Pero se pondrá frío y duro si no te apures.
―Todavía no es mi turno ―contestó el otro―; después de usted, es el de mi mamá.
―Oh, sí ―dijo el dependiente, poniéndose a lavar el vaso, el platillo y la cucharita―. Me olvidaba. (Siu,
2008, p. 13 )
204
al tamaño de su amor propio, y eso lo mantenía completamente ignorante de los daños que
sus acciones eran veces capaces de infligir a otros. (p. 135)
En la familia del viejo tendero, el primogénito es la mayor víctima del poder patriarcal.
El padre se cree con derecho a decidir todo en la vida de su hijo: la educación, la profesión
e incluso el futuro. Para don Augusto, Héctor es más prolongación de su vida que un
individuo independiente con voluntad propia. Decide, desde el principio, que el hijo
heredará el negocio familiar y será tendero como él. Como consecuencia, ordena que
Héctor deje el colegio con solamente catorce años y empiece a trabajar en la tienda. Lo
anuncia en la hora de la comida, frente a toda la familia y el empleado, sin molestarse en
consultar de antemano la opinión del hijo. Don Augusto no se siente satisfecho con ser
un simple tendero, y deposita sus esperanzas en su primogénito, deseoso de que se
convierta en un hombre con más éxito económico. Sin embargo, sufre una gran decepción
al descubrir que Héctor es todo lo contrario a lo que él esperaba: el chico nació para ser
un literato, no un buen comerciante.
De ahí que en los textos el padre esté siempre furioso y critique irónicamente al hijo. El
miedo del Héctor niño al padre autocrático y enfadado le convierte en un chico
introvertido, tranquilo y pacífico, pero también melancólico y cobarde, que no se atreve
a discutir con don Augusto. La tensión entre padre e hijo nunca llega a ser un conflicto
verdadero porque Héctor tiende a callarse frente a la humillación que sufre por parte de
su propio padre154.
Sin embargo, los cambios del Héctor adolescente rompen la situación de desigualdad en
la relación padre-hijo. En “El deterioroˮ, don Augusto cae enfermo de repente y no sale
de su habitación durante dos meses. Después de tan larga ausencia, el padre, al ver al hijo
de nuevo, se da cuenta de que Héctor es una persona totalmente diferente en cuanto a la
apariencia física: tiene líneas más firmes y expresiones que el padre no logra interpretar.
Su mirada es intensa y fija, de «alguien que conoce sus propias debilidades y sus propias
154
En “El deterioroˮ, cuando el padre acusa al hijo del robo, Héctor se calla como si reconociera tácitamente
su error. Pero en realidad no puede decir nada paralizado por el pánico. Como describe en el cuento:
«“¡Jaum-cá-chang! ¡Cháo-cán!ˮ, repetía una y otra vez don Augusto, su voz in crescendo y la expresión
de su rostro cada vez más amenazante, mientras el chico, de pie delante suyo e incapaz de sostenerle la
mirada, era presa del pánico. La cobardía del chico no hizo más que espolear aún más la furia desatada de
su padre, que empezó a ofuscarse y amenazaba seriamente con pasar de las palabras a los hechos». (Siu,
2009, p. 18).
205
fuerzas, y está determinado a superarlas o a hacer buen uso de ellos» (Siu, 2004, p. 24).
Al mismo tiempo, desaparece su cobardía:
En las últimas semanas, el chico se había vuelto irritable e insolente. Durante el almuerzo,
cierto día, el tendero dio casualmente un puntapié al chico, que estaba sentado enfrente
suyo, comiendo en silencio. Héctor levantó inmediatamente el rostro, rojo de ira, y lo
fulminó con una mirada tan intensa que por una fracción de segundo el padre pensó que le
iba a devolver el puntapié. Aunque esto no llegó a concretarse pues el chico se dominó de
inmediato y volvió a su actitud anterior, la súbita reacción y luego la extraordinaria muestra
de control sobre sí mismo de la que hizo gala perturbó profundamente a don Augusto. (Siu,
2009, p. 24)
En el caso de la máquina de escribir, don Augusto se siente más enfadado que en otras
ocasiones, pero no solo por el ruido de las teclas. En realidad, toma ese acto del hijo por
una provocación a su autoridad dentro del hogar. Al destruir el aparato, el padre está
convencido de que así enseña al chico a no faltarle al respeto en el futuro. Héctor, en vez
de aceptar la humillación silenciosamente, se va de casa en señal de protesta. Durante el
día, sigue trabajando en la tienda, pero duerme en la casa de un amigo hasta que el tío
Elías interviene, recomendándole terminar su acto de rebeldía contra el padre. Al final el
pequeño acto de desafío termina como desea don Augusto, y su hijo regresa; sin embargo,
el padre es consciente de que su victoria no es total: su hijo ya no le tiene miedo.
Rosa se despertó a medias poco después de la medianoche y pareció oír que su marido
sollozaba en la oscuridad. Probablemente tenía toda la razón de estar tan afligido: acababa
de comprender que había perdido a su único hijo. (Siu, 2009, p. 26)
Don Augusto había perdido el único ascendiente que tenía sobre el hijo que había caído de
su gracia. (Siu, 2008, p. 146)
206
Es la pérdida del respeto, el cariño y también de la autoridad del padre frente al hijo; las
dos obras, redactadas desde diferentes perspectivas, nos explican la causa de la «pérdida»:
el crecimiento del hijo y el envejecimiento del padre.
En “El deterioroˮ Siu Kam Wen enfoca de nuevo la intensa relación padre-hijo desde la
perspectiva de don Augusto, revelando el mundo interior del padre. Don Augusto, alter
ego del propio padre del autor, se casó después de los cuarenta años. Cuando Héctor tiene
catorce años, el padre es un hombre que ha pasado ya el período de pleno vigor. A pesar
de la buena salud de que gozaba siempre, cae gravemente enfermo en el cuento y, por
primera vez en su vida, «don Augusto tuvo miedo de morir, aunque el médico que lo
atendió durante aquel lapso jamás habló de la seriedad de la infección» (Siu, 2004, p. 20).
Por más que don Augusto tenga miedo a la muerte, en realidad se siente amenazado por
la edad. Por fin se da cuenta de su propio envejecimiento, que él siempre negaba por la
buena salud y el vigor de los que ha gozado. Se encuentra débil y la muerte puede llegarle
en cualquier momento; casi se retira del negocio familiar. Si Héctor hubiera mostrado
interés por trabajar en la tienda, habría sido inevitable la transición de poder entre las dos
generaciones de hombres de la casa: del padre viejo al hijo joven.
Mientras tanto, en La vida no es una tómbola se revela, desde la perspectiva del propio
personaje, que Héctor se encuentra en el período de crecimiento más rápido de su vida.
Aumenta su fuerza corporal, y a raíz de esto adquiere más confianza y firmeza frente a
las dificultades. Es consciente de sus derechos y su capacidad para defenderlos. El caso
de la máquina de escribir, a pesar de ser una acción pequeña, supone una protesta
verdadera contra el poder patriarcal del viejo tendero, que rompe la relación autoridad-
sumisión que existía entre el padre y el hijo. Don Augusto pierde gradualmente el control
de su hijo. En la segunda mitad de la novela, él no sabe que Héctor ha decidido retomar
los estudios, puesto que su hijo no se lo cuenta.
De este modo, el Héctor adolescente empieza a comportarse más como un individuo con
derechos y voluntad propios en la nueva relación con don Augusto. Eso también le
permite observar al padre como una persona en vez de como el símbolo del poder en la
casa. En la adolescencia, con la adquisición de un nivel más alto de moralidad, las
emociones más avanzadas y la capacidad de razonamiento abstracto, Héctor empieza a
207
analizar las diferencias entre él y su padre con el motivo de construir su identidad
personal.
La familia, especialmente los dos hombres (don Augusto, el padre y Elías, el tío), influye
en una forma obvia a la auto-categorización del Héctor adolescente. Mientras tanto, la
condición social en esa época (la década sesenta del siglo XX) también juega un papel
importante en la definición de la identidad propia del chico.
En las dos obras, don Augusto es un hombre que se puede considerar de éxito, a pesar de
que lo ha logrado con enormes sacrificios. Llegó a Lima en la más absoluta pobreza y
sobrellevó durante muchos años una vida frugal, venciendo las tentaciones del juego y
las humillaciones de los empleadores hasta que el dueño le traspasó la tienda. Al
convertirse en el dueño de este negocio, inició la explotación de él mismo y de sus
familiares.
155
En dicho párrafo narra lo siguiente: «Dos años más tarde el nuevo tendero volvió a su tierra natal, buscó
a la casamentera más hábil de los alrededores y contrajo matrimonio sin perder tiempo. La luna de miel
duró escasos meses. Preocupado por la marcha del negocio, que había dejado entonces en las manos de un
asociado suyo, don Augusto regresó el mismo año a Lima a toda prisa, pero tomando la precaución de
embarazar previamente a su joven mujer. No la volvería a ver, ni a su vástago, sino nueve años más tarde».
(Siu, 2009, p. 18).
208
Héctor agradece que su estancia en su pueblo natal y en Hong Kong sea corta. Vivir en
una aldea pobre le habría convertido en un campesino ignorante, y habitar en una de las
ciudades más capitalistas del mundo le habría hecho un absoluto materialista. Al contrario
que su padre, el Héctor adolescente es un idealista, y cree en el poder del espíritu, de los
sueños y de las ambiciones. Supone un polo totalmente opuesto a don Augusto, que se
concentra solamente en las ventajas materiales. En la novela, el chico, por medio de un
largo monólogo 156 , explica su creencia citando a varios inventores y científicos: los
materialistas como su padre sobreviven, pero son los idealistas los que cambian el mundo
y ofrecen al ser humano una vida más avanzada.
Para Héctor, un chico sensible e introvertido, la lectura no se limita a una afición, sino
que representa un paraíso en el que busca refugio de las dificultades en la vida real. Lee
vorazmente y termina varias novelas clásicas chinas de millares de páginas antes de
cumplir doce años. Durante las vacaciones de verano prefiere sentarse frente a la mesa
con los libros mientras todo el mundo va a la playa. Exhibe su talento literario cuando
todavía era estudiante en el colegio chino, lo que le convirtió en una celebridad entre sus
condiscípulos y los padres.
Sin embargo, los libros se califican como «cosas inútiles» según el criterio de don
Augusto. El padre cree que la afición de su hijo por la literatura no es nada más que un
vicio que solo sirve para malgastar tiempo y dinero. Nunca oculta su desprecio por las
tonterías que hace su hijo: «¡Solo Dios sabe…! ¡Vaya uno a creer en libros! ¡Con libros
quiere llegar a ser millonario este jaum-cá-chang!157 ¡Con libros piensa hacerse fortuna!
¿Has oído alguna vez algo más absurdo?» (Siu, 2009, p. 17). Héctor arguye que en la
antigua China los intelectuales tenían más competencia para puestos importantes, pero
eso no logra cambiar las ideas radicales de su padre, convencido de que la edad de oro de
los letrados ya había llegado a su fin.
156
En el monólogo Héctor opina: «Si todo el mundo hubiera seguido este consejo suyo, todavía estaríamos
viviendo en cuevas, y ni Newton ni Darwin estarían hoy en el panteón de los grandes hombres. No habría
trenes, y ciertamente no habría aviones, pues los hermanos Wright habrían preferido abrir otra tienda de
bicicletas que gastar todos sus ahorros armando un biplano de madera, cables de metal y lona. Eran hombres
como estos, que acometen sus empresas sin pensar primero en las ventajas materiales, que hacen sacrificios
increíbles sin esperar nunca el retorno de sus inversiones, que habían hecho posible la civilización» (Siu,
2008, p. 89).
157
jaum-cá-chang: improperio. Es una palabra de insulto en el cantonés.
209
Esta divergencia se extiende también al tema de la educación. Cuando llegó a Lima, don
Augusto no había tenido más educación que la recibida en la escuela primaria en su
pueblo natal. Su vocabulario en castellano se limitaba a tres o cuatro palabras, pero eso
no le impidió tener éxito en el negocio. Los chinos que conocía compartían el mismo
modelo, y sus hijos repetían la vida de tendero de los padres. Por lo tanto, Héctor, su
primogénito, no debe ser una excepción. Está convencido de que los libros y la educación
no son más que una pérdida de tiempo. Como consecuencia, obliga a Héctor a suspender
sus estudios en el colegio. La decisión deprime al Héctor niño, que todavía no tiene
capacidad de luchar contra la autoridad del padre. Le gusta el colegio y, más importante,
alberga la ambición de ingresar en la universidad. Con la suspensión de sus estudios está
destinado a terminar como un miserable tendero, y lo odia.
En el colegio y en el ascenso social de sus hijos están puestas todas las miras de los
inmigrantes que soportan unas condiciones de trabajo deficientes con tal de ofrecerles la
posibilidad de desempeñar un trabajo más gratificante que el que están realizando. La
implicación de los padres, su fe en el sistema escolar que muchos de ellos desconocen, se
materializa en la inversión financiera que realizan para que la escolarización se lleve a cabo.
(Hadj, 2008, p. 43)
Si aceptamos lo que explica Santelli y Handj Handri, don Augusto debería mostrar más
confianza en la educación porque, como no había tenido él mismo mucha experiencia
escolar, no había experimentado un fracaso como muchas familias de clases populares.
Sin embargo, en realidad el comportamiento de don Augusto resulta inexplicable: al
principio sí se interesaba por la educación de su hijo: Héctor se inscribió en el colegio
chino poco después de su llegada a Lima y el padre estaba contento porque no perdería
158
“La identidad mutante: la construcción de la identidad en los hijos de inmigrantesˮ de Nathalie Hadj
Handri, doctora en Lengua y Civilización Española y Latinoamericana de la Universidad de la Sorbonne
París-IV y colaboradora del Grupo de Investigación Multiculturalismo y Género en la Universidad de
Barcelona.
159
“La Mobilité sociale dans l’immigrationˮ de Emmanuelle Santelli (2009), docente-investigadora y
directora de investigación del CNRS Sociólogo.
210
tiempo esperando al siguiente curso académico. Sin embargo, cinco años después el padre
suspende los estudios de Héctor antes de que el hijo pase al siguiente período escolar.
En este sentido, las cifras que Hadj Handri (2008) ofrece en su artículo pueden explicar
la decisión contradictoria de don Augusto. Tomando el caso de España como ejemplo:
durante el curso 2006/2007 estaban escolarizados 637 676 alumnos extranjeros; el mayor
porcentaje, un 10,3 %, se encuentra cursando educación primaria, y las cifras indican que
el porcentaje disminuye a partir del bachillerato, bajando al 4 %, y aumenta en formación
profesional.
A pesar de ser una investigación hecha en España a principios del siglo XXI, de los
resultados podemos extraer una posible conclusión aplicable a otras sociedades: los
padres inmigrantes se concentran más en la educación básica y la formación profesional,
con el motivo de que los hijos estén mejor preparados y tengan más competencia en el
mercado laboral. No se interesarán tanto por la educación universitaria o la superior por
ser «inútil» a la hora de cambiar directa y eficazmente la «inferioridad» que sienten
muchos inmigrantes frente a los trabajadores autóctonos (por ejemplo, el idioma). Como
comenta don Augusto a su esposa, que no está de acuerdo en que el hijo deje tan temprano
el colegio: «sabe mil veces más español que yo» (Siu, 2009, p. 17); el padre cree que,
para ser un tendero chino en el Perú, lo único que hace falta aprender es el castellano de
uso diario, que le permite comunicarse con sus clientes. Para trabajar, lo que sabe Héctor
es suficiente.
211
La intervención de Elías, el hermano menor de don Augusto y el tío tercero de Héctor,
concreta la construcción de la identidad personal del chico, porque categoriza a Elías
como «un igual». Siendo aún muy joven, Elías fue enviado a estudiar en Guangzhou,
capital de la provincia Guangdong (Cantón) y una de las ciudades más importantes del
sur de China. En Guangzhou, Elías desarrolló un gran interés por la pintura; su gran sueño
era viajar a Moscú, su ciudad sagrada, y hacerse pintor realista social. Desgraciadamente,
se encontraba en el período más turbulento de la historia moderna, durante el cual el país
estuvo sufriendo constantes guerras y movimientos sociales. No le quedó más remedio
que huir al Perú y vivir allí bajo el techo de su hermano, que desprecia sus sueños
artísticos y los toma como vicios que solo sirven para malgastar el dinero.
Las primeras impresiones que tiene Héctor de Elías vienen de los comentarios de su padre,
pero, durante el corto tiempo en que viven juntos, el chico empieza a conocer a su tío tal
y como este es, y descubre que en realidad los dos comparten muchas similitudes. A Elías
le encanta la literatura, y en su primer día en Lima muestra un gran interés por la biblioteca
personal de su sobrino. Selecciona, entre los numerosos libros que tiene el chico,
Autobiografía de una mujer soldado, una novela china famosa de principios del siglo XX.
Héctor también se sorprende cuando Elías se refiere a la autora Xie Bing Ying como Xie
sín-san. Sín-san ( 先 生 , xi ā n-sh ē ng en mandarín), en chino significa «señor» o
«maestro», por lo tanto, generalmente es una palabra masculina. No es raro aplicar esta
palabra a una figura femenina si esta es intelectual y notable, pero lo que asombra a Héctor
es que Elías conozca esta forma de tratamiento tan inusual: su tío habla como un letrado.
La siguiente vez, el tío elige un tomo de Sueño en el pabellón rojo, una de las cuatro
novelas clásicas de la antigua China y muestra «risueña sorpresa cuando se volvió hacia
su sobrino» (Siu, 2008: p, 55). La «sorpresa» se puede entender como un elogio que
ofrece Elías, un adulto, a su sobrino adolescente por leer una novela tan complicada a
pesar de su corta edad.
Frente a los comentarios de Elías, Héctor «se quedó al lado del librero, orgulloso de la
pequeña colección que había acumulado durante los años y había crecido ahora hasta
ocupar prácticamente todos los anaqueles. Estaba ansioso de escuchar otros comentarios
parecidos» (p. 55) y los dos «siguieron hablando de los libros que compartían su
preferencia» (p. 55) durante mucho tiempo. Por medio de este primer contacto, Héctor se
da cuenta de que son «iguales». Al contrario que don Augusto, Elías comparte con Héctor
212
la identidad intelectual y ambos consideran que el otro es el único de la familia que le
entiende.
La estima de Héctor por su tío aumenta cuando Elías rechaza el matrimonio con la hija
de Tío Huang, un rico comerciante chino. Como hombre práctico que es, don Augusto
acepta con mucho entusiasmo la proposición de Huang sin importarle que la chica tusán
hable solo español, mientras que Elías no sabe ni una palabra de este idioma. No presta
atención al hecho de que los dos no se han conocido nunca en la vida porque el tendero
se concentra en el beneficio que puede sacar de esta unión conyugal. No obstante, Elías
es un hombre más idealista que prefiere casarse con la mujer que ama verdaderamente en
vez de con una esposa «útil».
Además del ambiente familiar, la condición social en la década sesenta también juega un
papel importante en la formación de la nueva identidad de Héctor comparada con su
padre, un inmigrante de la primera generación de la familia. En su artículo “The
Chinatown in Peru and the Changing Peruvian Chinese Community (ies)ˮ, Isabelle
Lausent-Herrera (2011) opina que, durante la segunda mitad del siglo pasado, en los
tusanes y la generación más joven de los inmigrantes chinos como Héctor, se nota una
clara intención de «salir» del círculo del barrio chino:
This young generation of Chinese-born and Tusan Peruvians was relatively well-integrated
since they had benefited from a Catholic education run by the Jesuits and were not satisfied
after the war to search for a place in the community through the intervention of the review
oriental and its parochial reunions. Because it was not possible for them to take up
institutional community responsibilities, particularly as heads of these associations.
(Lausent-Herrera, 2011, p. 79)160
160
Traducción: «la nueva generación de los jóvenes chinos y los tusanes se integraron muy bien en la
sociedad receptora gracias a la educación católica que recibían. No se sentían satisfechos de encontrar un
trabajo dentro de la comunidad china siguiendo la opinón oriental o las instrucciones chinas, porque para
ellos, era imposible que lograran puestos importantes en dichas instituciones de la colonia».
213
161
Chinese quarter» (Lausent-Herrera, 2011, p. 79). Como consecuencia, las dos
generaciones de chinos en la familia del viejo tendero tienen identidades totalmente
diferentes. Comparado con su padre, Héctor muestra grandes deseos de dejar su
limitación dentro del círculo cerrado de la colonia con el fin de integrarse mejor en la
sociedad acogedora: ingresar a la universidad y tener un oficio como los peruanos, en vez
de un tendero como todo el mundo dentro del barrio chino. Esa actitud colectiva de los
tusanes y los inmigrantes jóvenes en la sociedad peruana en esa época contribuye a
construir una nueva identidad profesional de este chico.
Al comparar a los dos hombres adultos importantes de su vida, su padre don Augusto y
su tío Elías, el Héctor adolescente logra construir su propia identidad personal por medio
de la diferenciación y categorización. En cuanto a la personalidad, don Augusto es un
hombre extremadamente práctico y materialista, mientras que Héctor y Elías comparten
una identidad idealista, tienen ambiciones, creen en el poder de los sueños y el amor.
Héctor y Elías se identifican como intelectuales frente al desprecio que siente el viejo
tendero por la educación.
Además, por la influencia social, Héctor también forma una identidad distinta comparada
con su padre, un chino que se encierra en la colonia. El chico no se siente satisfecho con
los oficios tradicionales de los chinos en Lima. Al contrario, aspira encontrar mejores
oportunidades aprovechándose del poder de la educación universitaria e integrarse mejor
en la sociedad adoptiva. Como idealista, sueña, igual que Elías, con tener una carrera
profesional brillante, que tiene más sentido que un tendero.
James Marcia162 (1966) sostiene que existen cuatro estados identitarios para resolver la
crisis en la adolescencia e incluso en la juventud: la identidad difusa, la identidad
161
Traducción: Es una respuesta a la convocatoria de los Franciscanos, que ofrecían a los jóvenes la
oportunidad de formar una nueva vida de ellos mismos si ellos quisieran salir del círculo de la colonia.
También tiene que ver con la relocalización de las instituciones, como los colegios y las sociedades, que
supone el cambio del centro de la comunidad china de Lima.
162
“Development and Validation of Ego Identity statusˮ de James Marcia (1966), psicólogo yclínico,
especialmente en el tema de la condición psicológica de los adolescentes. Propone conceptos tales como la
214
hipotecada, la identidad en moratoria y la identidad lograda. Según lo que resume Elena
Briones (2010):
Este autor planteó que estos cuatro estados de la identidad son definidos por los procesos
de exploración (o crisis, en términos de Marcia) y de compromiso. De tal manera que según
la intensidad de la experiencia de la fase de exploración y del grado de compromiso con
unos valores, una ideología y un proyecto de futuro en términos profesionales, los
adolescentes presentan un estado en la formación de su identidad. (Briones, 2010, p. 34)
Si los adolescentes adoptan compromisos ―por ejemplo, adoptan los estilos de vida,
creencias y valores de sus padres, de su grupo y/o de una subcultura― sin haber pasado
por una fase de exploración, presentan una identidad hipotecada. Marcia considera
característico este estado de la identidad en los adolescentes que pertenecen o están
vinculados a determinados grupos étnicos que son minoritarios en la cultura en la que viven
(por ejemplo, la identidad magrebí en Europa o la identidad hispana en Estados Unidos),
así como en aquellos adolescentes relacionados con determinadas subculturas (por ejemplo,
sectas religiosas o bandas urbanas). También nos podemos encontrar este estilo de
identidad en el seno de familias autoritarias que imponen fuertemente sus estilos y
creencias a unos adolescentes muy conformistas. La identificación con el grupo, con la
subcultura o con los padres puede llegar a ser tan intensa que el adolescente «toma
prestada» esa identidad sin cuestionarla y sin haber explorado a fondo otras alternativas y
estilos de vida. (Briones, 2010, p. 34)
eco-identidad sistema, las cuatro etapas del desarrollo de la identidad, el cambio de las identidades, entre
otras cosas.
215
En el ambiente relativamente cerrado dentro de la colonia china, «la identidad
hipotecada» es frecuente entre los padres de la primera generación de inmigrantes, como
don Augusto y sus hijos. Al principio de la historia, el viejo tendero deja claro lo que
desea de su primogénito: que sea un tendero como él. No necesita «sino conocer tres o
cuatro palabras» (Siu, 2009, p. 17) para hacer esto, y según don Augusto, «¿Por qué habría
Héctor de ser diferente?» (p. 20). En el otro sentido, los hijos suelen aceptar la identidad
que les otorga la familia sin molestarse por explorar cuál es la que les conviene en realidad;
por ejemplo, Jorge, el mejor amigo de Héctor en la novela, también tiene una infancia
difícil: su madre murió en un accidente y dejó a los dos hijos ―Jorge y su hermana
menor― huérfanos. Al igual que Héctor, Jorge abandona el colegio y ayuda a su padre
en la tienda, pero al contrario que su amigo, Jorge hace esto «sin protestar y sin rencor
hacia su padre viudo»; nunca pierde su optimismo ni su alegría, y es mucho más práctico:
«Su ambición era más modesta, menos grandilocuente, y no consideraba la vida de un
tendero como algo inicuo» (Siu, 2008, p. 36). Manuel, el hijo del tío segundo de Héctor,
también suspende los estudios para trabajar en la tienda del padre. Para don Augusto,
Jorge y Manuel son unos hijos normales: «Qué contraste más agudo hace con su primo
Manuel o con su amigo Jorge. Ellos no se quejan nunca; trabajan felices en sus tiendas
ayudando a sus padres. ¿Por qué no he de tener un hijo como estos?» (p. 46).
El negocio del barrio chino sufría la depresión de los años de la dictadura militar de
Velasco, pero los inmigrantes de la primera generación, como don Augusto, todavía
guardaban un estrecho vínculo con la comunidad, a pesar de que ya se trasladaron a otras
zonas de la ciudad (por ejemplo, la familia de don Augusto vive en Rímac, un barrio
obrero de Lima en La vida no es una tómbola). Como consecuencia, estos padres solían
imponer a los hijos la carrera tradicional de tendero. Al contrario que Jorge y Manuel,
Héctor rechaza la «identidad hipotecada» con la aspiración de tener nuevas oportunidades
fuera de la colonia china. Sin embargo, el protagonista no pasa al estado de «identidad
lograda», sino que cae en una serie de dudas frente al fracaso de Elías, a quien el chico
consideraba un igual: al llegar a Lima, Elías abandona sus ambiciones artísticas y termina
abriendo una tienda como sus hermanos. Después de perder su amor, la vida personal de
Elías se vuelve un caos y posteriormente su negocio casi quiebra. Al final, este hombre,
incapaz de soportar tantos ataques, muere completamente desposeído.
216
Como consecuencia, esto genera en Héctor una gran confusión frente al éxito relativo de
la identidad opuesta a él ―don Augusto, el tendero práctico y materialista― y el fracaso
de la identidad similar ―Elías, el letrado bohemio e idealista. Se pregunta constantemente:
«¿Qué sería él mismo en otros diez años? ¿Seré un éxito, se dijo con la angustia en la
garganta, o seré un fracaso?» (Siu, 2008,p. 80). Nunca logra contestarse a sí mismo.
Odia la «identidad hipotecada» que le ha impuesto el padre, a pesar de que le permite
tener una vida segura; pero, al mismo tiempo, no quiere repetir la tragedia de su tío y
perderlo todo.
En conclusión, durante su adolescencia, Héctor ya tiene dudas acerca de quién es, pero el
problema principal es su inseguridad sobre «qué debo hacer en el futuro» o «qué será
mejor para mí». Por medio de la diferenciación-categorización, el chico se hace una idea
clara de su identidad personal. Sin embargo, frente al choque de sus ideas contra la
realidad, el chico todavía no ha definido qué compromisos quiere adoptar. Por lo tanto,
la confusión de la identidad personal del Héctor adolescente ―o el Siu Kam Wen
adolescente― es resultado de que el chico se encuentra todavía en período de identidad
en moratoria, durante el cual sigue explorando para obtener una carrera profesional que
le convenga y una mejor filosofía de vida. La respuesta a la confusión de la identidad
personal la podemos encontrar en la novela Viaje a Ítaca, en que el autor se encuentra en
su adultez madura; de esto hablaremos en los siguientes apartados.
Briones (2010) resume las teorías de Jean S. Phinney 163 (1992) y Robert Edmund
Roberts164 (1999) diciendo que la identidad étnica se refiere al significado subjetivo de la
propia etnicidad y los sentimientos que uno mantiene hacia el propio grupo étnico. En
realidad, existen otros términos similares como la identidad social, la cultural y la racial,
163
Jean S. Phinney, profesora emeritus de California State University. Siendo psicóloga en cuanto al tema
del desarrollo, sus principales líneas de investigación incluyen la formación de la identidad, la identidad
étnica y la cultura, especialmente entre los adolescentes o jóvenes migrantes, o los que son adoptados a
corta edad.
164
Robert Edmund Robert es docente de Behavioral Sciences Division of Health Promotion and Behavioral
Sciences School of Public Health San Antonio Regional Campus y The University of Texas Health Science
Center Houston, Texas. También es investigador de Michael and Susan Dell Center for Healthy Living.
217
pero, en este caso, la identidad étnica es la más adecuada. En primer lugar, la identidad
social y la cultural resultan conceptos más amplios de lo que aparentan: la identidad social
engloba la étnica, mientras que la cultural abarca más elementos según lo que explica
Briones:
En segundo lugar, hay diferencias entre la identidad étnica y la racial porque la segunda
corresponde a la raza y el racismo:
Por eso, la identidad étnica es el concepto más adecuado, porque nos concentramos en las
diferencias de los dos países―China y el Perú― en aspectos como el idioma, la tradición,
la costumbre, entre otras cosas, y el sentido de pertenencia de un sujeto migrante hacia
cierto grupo.
218
La identidad étnica está compuesta por varios elementos. Darío Páez 165 y José Luis
González166 (2000) opinan que la identidad étnica incluye facetas tan básicas como la
autocategorización, las actitudes y los sentimientos hacia el propio grupo, el
conocimiento de los valores y las tradiciones, el dominio del idioma y la implicación con
el resto de miembros del grupo y sus prácticas, así como la evaluación de estas prácticas,
entre otras cosas. Pero, según Phinney y Eric Kohatsu 167 (1997), los dos factores
fundamentales son el sistema cognitivo y el afectivo. De acuerdo con Briones, la parte
cold, de lo cognitivo, se refiere a «el grado en el cual se explora la importancia de
pertenecer a uno o más grupos» (p. 46) mientras que lo hot de lo afectivo es «el grado en
el que la gente siente conectar con su grupo o en la medida en la que afirman ser miembros
de un grupo» (p. 46).
165
Darío Páez, psicólogo chileno, trabaja como docente ahora en la Universidad del País Vasco. Sus temas
de estudio incluyen la salud mental, la memoria colectiva y la identidad de refugios o migrantes, entre otras
cosas. Ahora se dedica al impacto de la violencia colectiva sobre la cultura, el ambiente emocional y el
proceso colectivo después de eventos políticos traumáticos.
166
José Luis González es investigador y docente en psicología social, especialmente involucrado en el
campo de las relaciones intergrupales, psicología política, inmigración y salud, e identidad y memoria
colectiva. Fuente: http://apps.ubu.es/profesorado/[email protected]
167
Eric Kohatsu, profesor del Departamento de Psicología de California State University.
219
6.2.1. Identidad de Uei-Kuong
El tiempo inusual de este saludo al año nuevo 169 parece revelar a los lectores la
peculiaridad de la historia entre los dos hombres. Uei-Kuong y Tío Keng se conocen en
un vuelo. El viejo tendero se siente aburrido porque no hay ningún pasajero compatriota
con quien puede conversar. Sin embargo, Uei-Kuong le sorprende porque ese kuei170, es
decir, un peruano de ojos hundidos, piel cobriza y nariz pronunciada le habla en cantonés
«perfecto y fluido» (Siu, 2004, p. 71). Durante el viaje Uei-Kuong revela que fue
adoptado por un tío chino (el cuñado de su madre) a muy corta edad. Como consecuencia
se crio en el pueblo natal de este tío como cualquier niño chino: trabajaba en el arrozal,
hablaba cantonés e iba a un colegio privado chino. Desgraciadamente, su tío murió y el
Uei-Kuong de veintidós años no tiene más remedio que recuperar su nacionalidad peruana
y volver a su país de origen, al cual Tío Keng migró hace mucho tiempo.
Como no habla castellano, el protagonista se limita a vivir y buscar trabajo dentro del
círculo de la colonia china. El viejo tendero le ofrece a Uei-Kuong un puesto, y
posteriormente le presta dinero para empezar su propio negocio mientras la Tía Keng le
encuentra a una buena mujer china como esposa. La nueva vida del hombre chino-
peruano se organiza con éxito gracias a los Keng, pero hay una duda que nadie sabe
contestar: ¿quién es Uei-Kuong?, ¿un chino, o un peruano?
168
En la cultura china, tío (a) y hermano (a) se puede utilizar delante del apellido como una forma cariñosa
para refirirse a una persona. Por lo tanto, en el cuento los tíos de «Tío Keng», nombre del mejor amigo de
Uei-Kuong, y su esposa, «Tía Keng», se escriben siempre en mayúscula.
169
Este tipo de saludo, conocido como 拜年 (bài-nían en mandarín y pai-nin en cantonés), generalmente se
hace en el primer día en el nuevo año según el calendario lunar o dentro de los cuatro o cinco días siguientes.
Nunca se adelanta porque todavía es el año «antiguo».
鬼 (guǐ en mandarín y kuei en cantonés), que significa «demonio », es una forma negativa que utilizan
170
los chinos en referencia a la gente extranjera. Por las diferencias físicas, por ejemplo, los ojos azules, la piel
blanca, el pelo rubio o la nariz pronunciada, los chinos estaban convencidos de que los extranjeros no eran
hombres sino demonios. En el contexto de “La conversión de Uei-Kuong”, la palabra kuei no lleva el
sentido tan peyorativo. Es igual que decir «el peruano ».
220
A pesar de heredar los rasgos físicos de sus padres peruanos, culturalmente Uei-Kuong
es chino. Es introvertido y se caracteriza por su timidez, rasgo que se menciona cinco
veces en la descripción del personaje:
«El pasajero de al lado lo estaba mirando y sonreía tímidamente». (Siu, 2004, p. 71)
«Seguía sonriendo tímidamente, algo incómodo por haber resultado ser objeto de tanto
asombro». (p. 72)
«Escuchar hablar a Uei-Kuong en cantonés fluido y verlo comportarse con timidez». (p. 83)
Sin duda es una cuestión de personalidad, pero generalmente los asiáticos son más tímidos
que los occidentales, como comenta el mismo autor en el cuento, la timidez es «cualidad
o defecto que difícilmente puede esperarse de un kuei» (Siu, 2004, p. 83).
Uei-Kuong tiene costumbres chinas y no logra adaptarse a los usos peruanos. Cuando
acaba de llegar al Perú, su tía le espera en el aeropuerto y la anciana se muestra muy
emocionada después de la larga separación de su sobrino, a quien siempre consideró como
un hijo suyo. La peruana «se abalanzó sobre Uei-Kuong, cubriéndolo de besos» (p. 75)
mientras que Uei-Kuong «no estaba acostumbrado a tan efusivas formas de exteriorizar
los sentimientos, propias de temperamentos más apasionados que los de los chinos, y se
quedó tieso como un trozo de leña dentro de aquellos brazos maternales, incómodo y
colorado» (p. 75). Además, el protagonista no se divierte en fiestas. Igual que muchos
inmigrantes chinos por aquel entonces, «no bebía cerveza, no sabía ningún baile ni le
gustaba bailar. Parecía torpe porque se conducía con una simplicidad desusada en el
medio» (p. 82).
221
casan temprano, «con la carga de una familiar pendiendo sobre su cabeza como una
espada de Damocles, en constantes zozobras a causa de apuros pecuniarios» (p. 82).
Culturalmente, no es peruano; sin embargo, debido a su apariencia física, los chinos nunca
le consideran un paisano, sino un kuei. Le cuesta mucho trabajo a Tía Keng persuadir a
los padres en cuanto al matrimonio de su hija con Uei-Kuong. En el círculo cerrado de la
colonia la endogamia es frecuente porque los chinos creen que los peruanos tienen
demasiados vicios como para ser buenos maridos. Tía Keng prueba suerte varias veces,
explicando que Uei-Kuong es un kuei diferente y no es justo discriminarle de esa manera.
Nunca tiene éxito. Se ve obligada a cambiar de estrategia y comienza a decir que Uei-
Kuong es tusán, pero los chinos siguen recelando ante la posibilidad de que el
protagonista herede los vicios de la parte peruana.
222
6.2.1.2. Uei-Kuong, el sujeto migrante
Mi hipótesis primaria tiene que ver con el supuesto que el discurso migrante es
radicalmente descentrado, en cuanto se construye alrededor de ejes varios y asimétricos, de
alguna manera incompatibles y contradictorios de un modo no dialéctico. Acoge no menos
de dos experiencias de vida que la migración, contra lo que se supone en el uso de la
categoría de mestizaje, y en cierto sentido en el del concepto de transculturación, no intenta
sintetizar en un espacio de resolución armónica; imagino ―al contrario― que el allá y el
aquí, que son también el ayer y el hoy, refuerzan su aptitud enunciativa y pueden tramar
narrativas bifrontes y ―hasta si quiere, exagerando las cosas― esquizofrénicas. Contra
ciertas tendencias que quieren ver en la migración la celebración casi apoteósica de la
desterritorialización (García Canclini, 1990), considero que el desplazamiento migratorio
duplica (o más) el territorio del sujeto y le ofrece o lo condena a hablar desde más de un
lugar. Es un discurso doble o múltiplemente situado. (Cornejo Polar, 1996, p. 841)
A pesar de que los objetos que estudia Cornejo Polar son los serranos que se trasladan a
vivir en las ciudades, en nuestro caso, el protagonista de “La conversión de Uei-Kuong”
comparte con estos sujetos migrantes peruanos la experiencia de vivir simultáneamente
en dos líneas de tiempo ―el hoy y el ayer― y dos lugares ―el aquí y el allá. Siu Kam
Wen coincide con el discurso de los inmigrantes en cuanto a la construcción de una figura
vacilante y borrosa por medio de la yuxtaposición de tiempos, espacios y diferentes
perspectivas de la voz narradora.
En primer lugar, en “La conversión de Uei-Kuong”, Sui Kam Wen no sigue el tiempo
cronológico, sino que rompe el orden normal de sucesión de acciones. El cuento empieza
223
en el presente: Uei-Kuong visita a Tío Keng en su tienda antes del Año Nuevo chino. Al
ver a los parroquianos «boquiabiertos» (Siu, 2004, p. 70) por la conversación en cantonés
entre los dos, Tío Keng se acuerda inmediatamente de la sorpresa que sintió al enterarse
de la vida que había llevado este hombre chino-peruano, en el vuelo a Lima. Cuando los
dos se sientan en la trastienda a tomar el té, Tío Keng sigue observando a su amigo porque,
durante todo el tiempo que llevaban trabajando juntos, la existencia del protagonista
siempre generaba en él un sentimiento complicado de amor-odio. Uei-Kuong no ha
cambiado mucho, concluye el viejo tendero a medida que recuerda los días pasados, en
que el protagonista le pidió prestado dinero para iniciar su propio negocio. Al final el
cuento regresa al presente: Uei-Kuong habla de su hijo, cuestión que extiende su historia
hacia el futuro.
«HABÍA pasado Uei-Kuong cuatro años en forma ininterrumpida en la tienda del Tío
Keng»- 3. Pasado.
En segundo lugar, los dos tiempos también se relacionan con los dos espacios que vive el
sujeto migrante: el aquí y el allá, es decir, el punto de partida ―el pueblo natal en
224
Cantón― y el destino ―Lima. La memoria de la zona rural donde Uei-Kuong pasaba la
infancia siempre se vincula con la naturaleza y los días libres de preocupaciones:
A los cinco años fue puesto en una escuelita particular donde le hicieron aprender el Sam
Chi Ken, un libro de palabras elementales agrupadas en «versos» de tres ideogramas cada
uno, y le enseñaron a escribir con pinceles. En otoño se iba a los cerros a volar cometas y
en verano a nadar en los riachuelos. Se subía a los árboles para robarles los huevecillos a
los pajaritos, cazaba a los grillos para enfrentarlos en duelos contra los de otros chicos, y
de noche iba a los arrozales a atrapar luciérnagas. (Siu, 2004, p. 73)
Es importante subrayar que desde muy antiguo y hasta hoy existe algo así como una retórica
de la migración que pone énfasis en sentimientos de desgarramiento y nostalgia y que
normalmente comprende el punto de llegada ―la ciudad― como un espacio hostil, aunque
de algún modo fascinante o simplemente necesario, a la vez que sitúa en el origen
campesino una positividad casi sin fisuras, con frecuencia vinculada a una naturaleza que
es señal de plenitud y signo de identidades primordiales. (Cornejo, 1996, p. 839)
Es lógico que la añoranza del «allá rural» surja generalmente de la hostilidad del «aquí
urbano», pero la nostalgia y el éxito en la nueva vida no son dos elementos que no puedan
coexistir simultáneamente en una persona: Uei-Kuong vive bien en Lima, pero su corazón
pertenece al campo. A pesar de la influencia de la capital, el protagonista nunca cambia.
Es siempre «fuerte, infatigable, empeñoso, de trato fácil y agradable» (Siu, 2004, p. 78)
y se notan claramente en él las huellas rurales incluso después de veinte años residiendo
en una ciudad.
De otro lado, es inexacto imaginar que la migración opera como fuerza imbatible y
todopoderosa que reconstruye desde sus raíces la identidad del migrante campesino,
225
convirtiéndolo, por ejemplo, en protagonista de la “larga marchaˮ ―supuestamente casi
siempre exitosa― hacia la propiedad privada y el capitalismo (De Soto, 1986), entre otras
muchas razones porque el migrante tiende a repetir en la ciudad modos de producción y de
relaciones sociales ―como la reciprocidad, la operatividad económica de la familia
ampliada o el simple padrinazgo― que difícilmente se incorporan a las normas del
capitalismo moderno. (Cornejo, 1996, p. 840)
En tercer lugar, la perspectiva de Tío Keng, la voz narradora de este cuento, es vacilante.
En “Una heterogeneidad no dialéctica: sujeto y discurso migrantes en Perú moderno”
Antonio Cornejo Polar (1996) cita a Eduardo Zapata y Juan Bondi (1994) 171 por la
anécdota de un «cómico ambulante»: primero, el orador se declaró un serrano, pero luego
se identificó como un limeño criollo. Posteriormente volvió a enfatizar el orgullo que
sentía como provinciano: «si tú eres provinciano nunca niegues a tu tierra. Yo vivo
orgulloso como serrano que soy, serrano a mucha honra, serranazo» (Zapata y Bondi,
1994, p. 448; Cornejo, 1996: p. 843).
171
Representación oral en las calles de Lima de dos autores peruanos: Juan Biodi, doctor en lengua y
literatura por la Pontificia Universidad Católica, que actualmente es profesor investigador del Instituto de
Sociogenética de Lovaina la Nueva; y Eduardo Zapata, doctor en lengua y literatura por la Pontificia
Universidad Católica del Perú, gerente de proyectos de la empresa de comunicaciones, docente en la
Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, y de la Maestría y el Doctorado del Instituto de Gobierno de
la Universidad San Martín.
Fuente: http://www.upc.edu.pe/editorial/comunicaciones/nomades-electronales
226
Es posible que esta sea la técnica adoptada por el orador para poder agradar al público,
pero no se puede negar que su discurso sufre de constantes cambios, debido a que vive al
mismo tiempo en dos mundos. A pesar de ser el narrador de una historia ajena, la
perspectiva de Tío Keng, que en sí mismo es un inmigrante, no es única frente al otro
sujeto migratorio. Generalmente, el viejo tendero tiene el tono típico de un chino que, al
observar a su amigo extranjero, intenta comparar las similitudes y la diferencias entre
peruanos y chinos. No obstante, hay ocasiones en que Tío Keng deja de ser un chino
frente al novato en un país desconocido. Por ejemplo, cuando ve a la tía abrazando a Uei-
Kuong en el aeropuerto, Tío Keng describe: «se quedó tieso como un trozo de leña dentro
de aquellos brazos maternales, incómodo y colorado» (Siu, 2004, p. 76). La identidad se
cambia entre los dos hombres: Tío Keng parece un peruano frente a Uei-Kuong, un chino
torpe que no se acostumbra a lo extranjero. Por lo tanto, debido a la yuxtaposición de
tiempo, de espacio y de diferentes perspectivas del narrador, en “La conversión de Uei-
Kuong” Siu Kam Wen, al igual que en la literatura del sujeto migrante serrano en el Perú,
construye la figura borrosa de Uei-Kuong por la confusión de su identidad étnica.
En la narrativa de Siu Kam Wen no nos faltan figuras de «la segunda generación de
inmigrantes». Por ejemplo, el hijo de Uei-Kuong, nacido en el Perú, estudia con alumnos
172
DRAE, Generación, entrada 4: http://dle.rae.es/?id=J3hJP2w.
173
DRAE, Generación, entrada 5: http://dle.rae.es/?id=J3hJP2w.
174
DRAE, Generación, entrada 3: http://dle.rae.es/?id=J3hJP2w.
227
autóctonos en un colegio público y se niega a hablar cantonés en casa; o los nietos de Ah-
po en el cuento “El tramo final”, cuyo comportamiento ya es idéntico al de los chicos
peruanos. Estos personajes creados por Siu reflejan lo que está pasando con este grupo de
jóvenes en la realidad: muchos se trasladan con la familia a muy corta edad o nacen ya en
el país adoptivo; incluso hay algunos que logran rápidamente la ciudadanía.
Por mucho que critiquen los investigadores dicho concepto, «la segunda generación de
inmigrantes» resulta ser adecuada en el caso de Héctor, por la doble identidad migratoria
que tiene: es hijo de un inmigrante chino en el Perú. Como no es un tusán, ha vivido la
experiencia migratoria entre ambas naciones: es la segunda generación de inmigración
china al Perú en la familia.
175
DRAE, entrada de «nte»: http://dle.rae.es/?id=QgZMpot.
176
Iñaki García Borrego, profesor del Departamento de Ciencia Política y Sociología de la Universidad
Carlos III de Madrid. Ha participado en numerosas investigaciones sobre el fenómeno de la inmigración,
especialmente en cuestiones relacionadas con las familias de origen inmigrante y los hijos de inmigrantes.
Asimismo, ha dedicado algunos trabajos a analizar cómo la sociología construye el objeto de estudio
llamado “inmigración” (tanto en lo teórico como en la investigación empírica y aplicada).
228
voz alta» (Siu, 2008, p. 162). Está compuesto casi todo por cholos, serranos o mestizos,
salvo por una o dos excepciones de blancos o morenos. Al ser el único asiático, en la
primera noche Héctor se convierte en objeto de burlas. Al principio los otros estudiantes
le insultan verbalmente, diciendo «chino cochino», «chino majalau», «chino feo» y poco
después las cosas se empeoran: «alguien le tiró una mota a este y el proyectil le cayó en
un hombro» (Siu, 2008, p. 168). El protagonista también se da cuenta de que la hostilidad
no proviene de los chicos jóvenes, sino de unos hombres maduros que «eran sin duda
también padres de familia» (p. 168). Es obvio que no se trata de travesuras de «niños
malos», sino de discriminación racial porque Héctor es diferente. Es culpable de cometer
un «delito de cara», que, como explica Hadj Handri (2008), se refiere a que «los rasgos
físicos son lo primero que se percibe y son indicadores, mayores que la realidad
administrativa, de la identidad» (Handri, 2008, p. 151).
229
Como miembro de los chicos chino-peruanos, Héctor siempre busca apasionadamente
nuevas oportunidades fuera del barrio chino.
Salir del ambiente cerrado de la comunidad china le permite a Héctor, o al Siu Kam Wen
joven, reflexionar con una actitud crítica del grupo de sus compatriotas y revela los
defectos que existen realmente. Como resultado se considera diferente de estos chinos,
pero al mismo tiempo, se siente aislado frente a la hostilidad y discriminación que
muestran muchos peruanos. Al protagonista Héctor/Siu se le condena a pertenecer al no
lugar.
Una similitud evidente que comparten La vida no es una tómbola y “La conversión de
Uei-Kuong” sobre la identidad étnica es el tono ajeno que adopta el autor al respecto: la
historia de Uei-Kuong es narrada por Tío Keng, y, en el caso de Héctor, Siu Kam Wen
utiliza la perspectiva objetiva de una tercera persona. En las dos obras, Siu se centra en
describir cómo son vistos los dos sujetos a través de los ojos de otros, en vez de revelar
cómo se sienten frente a su difusa condición.
La famosa teoría del Self de George Herbert Mead177 (1982) nos ofrece una posible forma
de interpretar la intención del escritor. De acuerdo con este psicólogo estadounidense, en
la personalidad de un individuo existen al mismo tiempo el «mí», las actitudes
organizadas por los otros y adoptadas por el individuo, y el «yo», la reacción de dicha
persona frente a las opiniones ajenas. Es decir, las opiniones de otra gente afectan a
nuestros comportamientos e ideas, pero la reacción tarda más tiempo en llevarse a cabo.
Mead explica la función del «yo» y el «mí» con el ejemplo de un juego de fútbol:
Ahora bien, en la medida en que el individuo despierta en sí las actitudes de los otros, surge
un grupo de reacciones organizadas. Y el que logre tener conciencia de sí se debe a la
capacidad del individuo para adoptar las actitudes de esos otros en la medida en que éstos
pueden ser organizados. La adopción de todas esas series de actitudes organizadas le
177
George Herbert Mead (1863-1931), filósofo pragmático, sociólogo y psicólogo social estadounidense.
Teórico del primer conductismo social, también llamado interaccionismo simbólico en el ámbito de la
ciencia de la comunicación.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/George_H._Mead
230
proporciona su «mí»; esa es la persona de la cual tiene conciencia. Puede lanzar la pelota a
algún otro miembro gracias a la exigencia que le presentan otros miembros del equipo. Esa
es la persona que existe inmediatamente para él en su conciencia. Tiene las actitudes de
cualquier acto de él, y ha asumido la responsabilidad de la situación. Pues bien, la presencia
de esas series de actitudes organizadas constituye ese «mí» al cual reacciona como un «yo».
Pero ni él ni ningún otro sabe cuál será dicha reacción. Quizás haga una jugada brillante o
cometa un error. La reacción a esa situación, tal como aparece en su experiencia inmediata,
es incierta, y ello es lo que constituye el «yo». (Mead, 1982, p. 203)
231
cuando habla cantonés, Uei-Kuong presenta ante otros el «mí chino»; al quedarse callado,
la apariencia física sobrepasa a la cultura y en el protagonista forma el «mí peruano».
A Héctor le pasa lo mismo. Para los peruanos, el chico es sin duda un chino por su
apariencia oriental. No obstante, en la opinión de los chinos «auténticos» como don
Augusto, Héctor ya se ha «peruanizado» por abandonar voluntariamente la relación con
la antigua colonia china. Como consecuencia, el protagonista tiene al mismo tiempo el
«mí chino» y el «mí peruano».
Frente a la coexistencia de los dos «mí», debida al choque entre los dos mundos a los que
pertenece el sujeto migrante, el «yo» cognitivo de Uei-Kuong y Héctor es también caótico.
En el caso de Uei-Kuong, en un sentido él se presenta como Lau Uei Kuong, utilizando
el nombre chino y el apellido de su tío cantonés. Explica a los chinos que no solo habla
cantonés, sino que él mismo es de esta provincia, pero al mismo tiempo es también
consciente de que él no es chino, ni tampoco tusán. Para Héctor, cognitivamente no se
puede negar su origen oriental, a pesar de que es consciente de que ya no es un chino
«verdadero» debido a las experiencias migratorias. Por otro lado, desea salir del barrio
chino, dejar la identidad china e integrarse a la sociedad peruana por más posibilidades.
Se siente diferente a sus compatriotas por el anhelo de encontrarse una nueva definición
de él mismo. De ahí que, frente a los dos «mis» que tienen los dos protagonistas, el «yo»
esté tan confuso que le cueste decidir quién es en realidad.
Además, en La vida no es una tómbola y “La conversión de Uei-Kuong”, Siu Kam Wen,
un escritor conocido por la profundidad en la descripción psicológica de sus personajes,
evita la revelación del mundo interior de Héctor y de Uei-Kuong. El autor no vuelve a
hablar de este tema hasta que publica su última novela, Viaje a Ítaca, donde los polos
232
opuestos que existen en el escritor terminan en una coexistencia armoniosa y en la que el
Siu Kam Wen adulto nos da una respuesta a esta pregunta vital.
De este modo, la identidad de Héctor/Siu empieza a vacilar entre dos polos opuestos, y
afecta directamente a la selección de carrera en la universidad. Siente una gran afición
por la literatura, pero no se atreve a inscribirse en la Facultad de Filología, preocupado
por las salidas laborales: la única opción sería ejercer como profesor de español en algún
colegio, y él está convencido de que los estudiantes se burlarán de su acento «raro», de
extranjero. Al mismo tiempo, recuerda la sugerencia, o, mejor dicho, la advertencia, o
amenaza de su padre, de seleccionar algo «útil»178; al final, se decide por la facultad de
178
Describe el autor en El verano largo: «Eso me dejó solo dos alternativas: Literatura y Contabilidad,
cuyos cursos podía llevar de noche. Y ahí fue cuando mi inseguridad y cobardía me hicieron cometer el
error más grave de mi vida, algo que todavía hoy lamento con toda mi alma. Mi preferencia era Literatura,
pero dándome cuenta de que después de graduarme de esa carrera el único trabajo que podría conseguir era
el de un docente, y siendo muy consciente de mi acento, que me habría convertir el hazmerreír de mis
futuros alumnos, me dio pánico. Recordé también la advertencia ―o más bien amenaza― de mi padre,
quien había declarado que no estaría dispuesto a seguir soportándome, y que más me valía encontrar una
profesión que fuera «útil». En fin, terminé yendo a Servicios Centrales y hacer allí las gestiones para
233
Contabilidad, pero no le gusta ninguna de las asignaturas. Empieza a faltar a clases e
incluso a copiar en los exámenes179.
Parece que deja de ser idealista por la presión de la vida, pero al mismo tiempo sufre por
lo «útil» y lo «práctico», conceptos que están en contra de su voluntad. La confusión de
la identidad en moratoria y vacilante entre los dos extremos no llega a aclararse hasta que
Siu Kam Wen entra en la madurez en Viaje a Ítaca. En el viaje en autobús a Trujillo, Kam
Wen le cuenta a Rosa la historia de uno de sus tíos, la persona en quien se inspira el autor
para crear la figura de Elías; ese tío, que siempre soñó con ser un intelectual, planeaba
recibir una mejor educación aprovechando su estancia en el Perú. Por experiencia, está
convencido de que un mejor conocimiento de la civilización occidental contribuirá en sus
futuros estudios. A consecuencia de esto, compraba muchos discos de música clásica, a
pesar de que su ambición nunca se vio realizada, pues sufrió una muerte repentina. Como
nadie en la familia se interesaba por la música, Kam Wen heredó toda la colección de su
tío.
Al terminar la historia, cuando Rosa se muestra curiosa acerca de por qué Kam Wen le
cuenta eso, el mismo protagonista también se interroga a sí mismo al respecto.
Posteriormente explica a la novia:
―Porque quiero que sepas (y que no haya ningún malentendido al respecto) que estoy
resuelto a no repetir ese mismo error: que jamás renunciaré a mi vocación solo para abrazar
una forma de vida más práctica, materialmente más satisfactoria. No quiero morir con
promesas no cumplidas y sueños no realizados; no quiero tener un momento de
remordimiento cuando esté en mi lecho de muerte y vuelva la mirada para ver el pasado.
trasladarme al Programa de Contabilidad, del que lo único bueno que pude decir entonces es que tenía uno
de los pabellones más modernos de la Ciudad Universitaria» (Siu, 2012, p. 119).
179
Describe el autor en El verano largo: «Ya no quedó nada del optimismo de hacía dos años, y me pareció
que solo me esperaban la mediocridad y su tedio acompañante en el futuro. Todos los denotados esfuerzos
que había hecho desde la edad de catorce, toda mi perseverancia, me habían conducido a nada» (Siu, 2012,
p. 121).
En La vida no es una tómbola el escritor también revela que suele faltar a las clases: «Con todo el mundo
trabajando contra el reloj, en silencio, a Peluca de Momia no le quedó nada más que hacer que pasar su
mirada por el salón o mirar fuera de las ventanas. Estaba haciendo esto último cuando, desde la esquina de
un ojo, sorprendió a uno de los alumnos consultando en voz baja a su compañera de carpeta. Lo conocía
bien, o, mejor dicho, le había llamado la atención el otro porque era uno de esos pocos que faltaban a la
mitad de las clases y solo se presentaban para las pruebas y para los exámenes. Peluca de Momia estaba
harto de esos alumnos y especialmente de aquel, quien, como si la falta de asistencia fuera poco, tenía
también la costumbre de dejar el salón cuando faltaba todavía media hora para terminar las clases». (Siu,
2008, p. 272).
234
En otras palabras, ten la seguridad de que sabré ganarme lo necesario como para darles a
mi mujer y a los hijos que habremos de tener, una vida sin apuros económicos, una vida
decente, pero no esperes que me convierta en una máquina de hacer dinero. (Siu, 2017,
p. 111)
Es una respuesta a Rosa y a él mismo. Lo más importante, es una aclaración que tarda
casi veinte años en llegar para responder la duda que tiene el Héctor/Siu adolescente y
joven: él ya se vuelve práctico a fin de garantizar una vida segura para su familia y para
él mismo, con el objetivo de no morir con sueños incumplidos como su tío. Sin embargo,
no deja de ser un idealista, para no perderse en el mundo materialista.
Como dice uno de los más conocidos versos del poeta chino más importante 李白180 (Li
Bai en mandarín y Li Po en la forma antigua), la apariencia verdadera de la montaña no
la logran ver los que se encuentran en ella (不识庐山真面目,只缘身在此山中). Por lo
tanto, en Viaje a Ítaca, el autor adquiere un nuevo conocimiento del Perú después de
convertirse en ciudadano estadounidense. En el libro, que parece más una crónica turística
que una novela, Siu realiza un tour espacial desde Lima por el norte del país, y, al mismo
tiempo, un viaje temporal desde el presente de la historia ―el año 1990―hasta los
tiempos de la conquista y la época precolombina. Gracias a este viaje de doble sentido el
autor descubre, entre las muchas verdades de este país, que el Perú está formado por
múltiples grupos étnicos: criollos blancos, como Pizarro y Mario Vargas Llosa; indígenas,
como Atahualpa; y asiáticos, como él mismo.
180
Li Bai (701-762) es conocido como «el Dios de poemas». Sus poemas disfrutan de una amplia
popularidad hasta hoy día por su imaginación y la libertad. Provenía de una familia comerciante con
antecedentes en el Asia central. Investigadores chinos sospechan que Li nació en una zona cerca de
Tokmak en Kirguistán y se mudó a vivir en territorio del Imperio Chino (nótese que era otro sujeto
migrante). Era terriblemente adicto al alcohol y tenía una serie de anéctodas cerca de este tema. No se sabe
de forma exacta su muerte, pero mucha gente se inclina por creer que se ahogó en un lago tomando el
reflejo en el agua como la luna verdadera. Intentó capturar la «luna», se arrojó al agua y así se terminó la
vida.
235
en la elección presidencial. Los derechistas se sienten furiosos frente a la pérdida de
Vargas Llosa y la humillación al sentir que el país cae presa de un hombre de piel amarilla.
En vez de sentirse orgullosos de su compatriota, los inmigrantes japoneses se sienten
amenazados por una serie de ataques181, y los chinos sufren lo mismo: no se distingue
fácilmente a un chino de un japonés, y nadie se molesta en averiguar la diferencia antes
de «vengarse»; el mismo Siu Kam Wen no tarda mucho en sufrir algo similar: cuando Siu
viaja en el automóvil con un amigo de origen asiático, una caravana pasa por su lado y
los peruanos, furiosos por la pérdida de Vargas Llosa, empiezan a insultarles:
El automóvil fue detenido brevemente en la avenida Larco por una caravana de carros
particulares cargados de jóvenes manifestantes, que agitaban en sus manos pequeñas
banderas bicolores y gritaban slogans a todo pulmón. Nuestro pensamiento inicial fue que
se trataba de simpatizantes del bando ganador, pero nos equivocamos. Y mientras la
caravana permanecía detenida ante la luz roja del semáforo, algunos de estos jóvenes
pitucos nos habían avistado ―dos pequeños orientales de piel amarilla sentados en la parte
delantera de un Toyota― desde la parte posterior de una camioneta, y eso, viniendo tan de
cerca después de la humillación de su candidato presidencial y pareciéndoles sin duda una
verdadera burla del destino, acabó por exasperarlos completamente.
Cuando la caravana se alejó, dejándonos atrás, los denuestos todavía resonaban en los
recovecos de nuestros oídos. (Siu, 2017, pp. 152-153)
Frente a una hostilidad expresada tan abiertamente, Siu llega a un acuerdo con Nicomedes
Santa Cruz182, el poeta y folkorista afroperuano, y opina directamente en la novela que la
discriminación racial radica en la heterogeneidad histórica de este país:
181
Un amigo de Siu le cuenta un ridículo ataque de unos peruanos a un grupo de funcionarios japoneses:
El incidente había tenido en un restaurante de primera llamado La Rosa Náutica, que ocupaba una
estructura de madera construida encima de lo que había sido antes un espigón. Atraído por su fama de
ser el mejor restaurante de mariscos de la ciudad, un grupo de ejecutivos japoneses de visita en el país
había hecho expresamente un viaje de 16 kilómetros hasta allí. Pero La Rosa Náutica era también un
lugar de reunión preferido por los acólitos de mayores recursos de Vargas Llosa, a quienes la presencia
de los japoneses, tan próxima a sus mesas y viniendo a solo días de la virtual derrota de su candidato
presidencial, debió de haberles parecido una provocación del destino. Exasperados, dejaron a un lado
sus buenos modales de mesa, y en medio de un ruidoso concierto de tenedores y cucharas, demandaron
que los visitantes fueran puestos allí mismo de patitas en la calle. (Siu, 2017, pp. 54-55).
182
En Viaje a Ítaca Siu cita a uno de los décimas que escribe Santa Cruz: En el país del complejo/ y la
discriminación/ se armó una gran reunión/ para estudiar el pellejo…/ allí se redescubrió/ que el negro «no
canta en puna» / y que fue raza oportuna desde que al Perú llegó…/ Luego, una señora hablando/ contra el
inmigrante chino/ dijo que «el chino cochino/ ingresó de contrabando»/ Que no hay en el mundo infando/
bicho que se le asemeje./ Se habló del Hijo del Sol/ mezclado con sangre hispana/ y aquí la asamblea vana/
236
Los prejuicios raciales no son un fenómeno social nuevo en el Perú. En un país donde a los
niños se les enseña desde temprana edad a distinguir entre criollos y mestizos, entre negros
y zambos, entre indios y cholos, y entre mulatos e injertos, difícilmente pudo haber sido de
otro modo. La práctica de estos prejuicios puede ser tan sutil (como impedir a un
prometedor candidato ingresar a la Escuela Militar de Chorrillos o pasar por alto a un
competente profesional para una promoción, por ejemplo) que apenas es perceptible, pero
la mayoría de las veces es abierta, no encubierta. Uno corre el riesgo ―eso es, si es tan
imprudente como para aventurarse a solas en algún barrio que no conoce bien, trátese de
una barriada de pobres como El Agustino o de un barrio exclusivo como San Isidro― de
ser insultado en la calle por el color de su piel y uno aprende a bajar la voz hasta un susurro
cuando tiene que hacer uso de su quechua o chino nativo. (Siu, 2017, p. 153)
Como comenta el mismo Siu: «El corazón partido o no, los ánimos por los suelos o no,
no iba a dejar el país sin antes conocer los resultados de los comicios y perder así la
emoción del momento» (p. 142), en cierto sentido todavía se siente vinculado con este
país donde pasó veinticinco años de su vida. Al mismo tiempo, durante el viaje, Siu
también se recuerda a sí mismo constantemente su origen chino. Realiza una visita al
cementerio público Presbítero Maestro, en el que, además de héroes y heroínas que
sacrificaron su vida por el país, reposan los inmigrantes chinos, quienes «habían vivido
en servidumbre en las grandes haciendas de la costa y en las islas guaneras, y habían sido
lo bastante afortunados como para sobrevivir al viaje transatlántico y a las privaciones
que padecieron en tierra firme» (p. 34). Precisamente son esta gente miserable y
vitoró al pueblo español./ Porque en este mal crisol/ quien tenga de blanco un octavo/ infla el buche como
pavo/ y por encima del hombro/ mira al negro con asombro/ y al cholo con menoscabo (Siu, 2017, p. 121).
237
desdichada quienes «nunca renunciaron a su identidad nacional, habían logrado mantener
vivos hasta el fin de sus vidas las tradiciones, los valores y las costumbres de origen,
como mostraban a las claras las lápidas con caricaturas de sus nombres de origen» (p. 34),
y de ahí que la tradición pase de generación en generación entre los inmigrantes chinos,
hasta el mismo autor y a sus descendientes.
Entre ellos, Siu descubre a una figura misteriosa con el nombre de Pedro Pequeño, un culí
que se apropió el apellido de su «amo». No se sabe la verdadera identidad de este
desconocido, pero, según la sociedad secreta a que pertenecía, Pedro fue probablemente
un sobreviviente de la Rebelión Taiping. Son tantas las posibilidades que puede que nunca
se descubra todo: siendo un guerrero revolucionario, ¿cómo escapó de la persecución del
Gobierno imperial y se convirtió en un culí en el Perú? ¿Cómo sobrevivió al largo viaje
y cuál fue la causa de su muerte? De todas formas, confiesa el autor, «por años uno de
mis sueños más caros había sido el de escribir algo acerca de un personaje como él, o de
uno que responda simplemente a un nombre como el suyo» (Siu, 2017, p. 34). Siente el
impulso de recordar la historia de la vida de un hombre como Pedro Pequeño, cuya
aventura misteriosa simboliza el inicio del grupo a que pertenece Siu ―los inmigrantes
chinos en el Perú― y toda la memoria perdida en el tiempo, pero que gradualmente
construye la figura del propio autor. Tras la visita al cementerio y su «comunicación» con
el difunto culí-soldado, Siu Kam Wen rompe el límite del tiempo para lanzar una vista
retrospectiva al pasado de la colonia china, y recupera su identidad como hombre de
origen oriental.
Por lo tanto, en Viaje a Ítaca, la identidad peruana y el origen asiático surgen al mismo
tiempo en este «chino errante», confundido por la idea de la «patria»:
Por otro lado, tengo una idea menos clara de lo es patria. ¿Qué país debo considerar como
mío? ¿China, donde nací? ¿O el Perú, donde he pasado la mayor parte de mi vida? Ignoro
qué soy, pero sé lo que no soy: no soy un chino cien por cien, y no soy un peruano cien por
cien. «Soy tres veces apátrida», ha dicho alguna vez Gustav Mahler, el gran compositor y
director de orquesta, «como un nativo de Bohemia en Austria, como un austríaco entre los
alemanes, y como un judío en el mundo». Sustituyan algunos de los nombres propios, y esa
famosa cita pudo haber venido de mis labios. (Siu, 2017, p. 156)
238
pertenecer al «no lugar» en realidad significa ser un miembro de ambos grupos. En abril
de 2017, cuando Siu Kam Wen publica Viaje a Ítaca, el escritor nos ofrece una respuesta
más concreta a esta duda acerca su verdadera identidad étnica: íntimamente es chino por
sentirse más «en casa» en el entorno asiático, cuando todo el mundo parece «igual que
él»; al mismo tiempo, al escribir, tiene la sensación de ser peruano, por el idioma y sus
experiencias:
En lo que de ser escritor, me siento peruano porque escribo en el idioma que se usa en este
país, por los veinticinco años que viví en el Perú, por mi paso por la universidad y los
colegios del Perú y porque tengo afectos también aquí. Y también porque todo lo que
escribo, bueno, con algunas excepciones, se ocupa del Perú. Entonces, me siento un escritor
peruano. Yo no me siento un escritor chino, en China nadie me conoce, además, yo no
escribo en chino. Y no soy como uno de esos escritores nacidos en China que se va a los
Estados Unidos y comienzan escribir en inglés. Ellos se consideran escritores chino-
norteamericanos. (Siu, 2017).
A pesar de que siempre se identifica como un escritor peruano, Siu Kam Wen, un hombre
de origen chino, nunca deja de mostrar en su obra influencia de la cultura oriental. Al
final de Viaje a Ítaca el autor hace alarde nuevamente de su sutileza:
239
memorable noche, y que me habían venido persiguiendo desde entonces, compré una
edición de bolsillo, en inglés original, de Orgullo y Prejuicio de Jane Austen, la puse dentro
de un sobre acolchado, y la envié temprano a la mañana siguiente. Para aquellos lectores
que se preguntan para qué miércoles le mandé una novela del siglo diecinueve a alguien
que no entendía el inglés, les recuerdo que el título original de la obra era Primeras
Impresiones.
Nunca puede olvidar la definición que Rosa da de él la noche que rompieron: «tú,
maniático sexual», y quiere probar que ella está equivocada. En vez de decirlo
directamente, el autor opta por enviarle el libro, cuyo título original fue Primeras
impresiones, en que los dos protagonistas gradualmente dejan los prejuicios que se
forman el uno del otro cuando se conocen verdaderamente. Pero, al contrario del feliz
desenlace del amor entre Elizabeth y Darcy, la relación de Siu con Rosa termina siendo
una tragedia: «Nunca obtuvo respuesta», lo que indica que la idea de Rosa nunca cambia.
De igual manera que en sus cuentos, la forma implícita que suele utilizar el escritor,
especialmente al final de las obras, nos revela claramente su origen. Sin embargo, en Viaje
a Ítaca, también nos presenta una filosofía oriental por medio de la reflexión sobre su
identidad. Frente a la dualidad que sufre en la vida, y de forma indirecta, niega
rotundamente que él forme parte de uno de los dos polos opuestos, lo que en realidad
implica que es al mismo tiempo ambos: los elementos contradictorios, por ejemplo, el
carácter idealista y lo práctico, ser peruano y ser chino, coexisten armoniosamente en él
como un conjunto.
Tao Tze (老子) explica en su Tao Te Ching (道德经) que «有无相生. 难易相成, 长短
相形, 高下相盈, 音声相和, 前後相随, 恒也». Es decir, cuando uno ve lo existente, lo
difícil, lo largo, lo alto, lo visual, lo anterior, en realidad también se presenta ante él lo no
existente, lo fácil, lo corto, lo bajo, el sonido, lo que va a suceder en el futuro. Para el
filósofo taoísta chino, nada es aislado, inmóvil o permanente; el mundo se encuentra en
constante movimiento y los elementos contradictorios existen al mismo tiempo. Los dos
polos totalmente distintos incluso pueden convertirse en sí mismos siguiendo el tao (道),
las reglas naturales.
240
Durante su adolescencia y juventud, el protagonista autobiográfico Héctor/Siu está
luchando contra la confusión de tener que elegir entre dos identidades diferentes. Al final,
la cultura de origen le ofrece una respuesta: en vez de ser uno de los dos, ¿por qué no se
puede contar con ambos al mismo tiempo? Es un hombre idealista y al mismo tiempo
práctico. No es completamente chino, peruano o estadounidense porque es lo todo: es un
sujeto migrante de origen oriental, que pasa gran parte de su vida en el Perú y acaba
residiendo en Norteamérica.
241
Capítulo VII. Evolución de la mujer inmigrante: el
empoderamiento en la familia
La alegría y la tristeza de las mujeres llaman mucho la atención de Siu Kam Wen. En las
historias dedicadas a figuras femeninas, el escritor prefiere nombrar a las protagonistas
con flores, y sostiene que así revela el carácter de dicha persona. Por ejemplo, Azucena
es un nombre puro y al mismo tiempo tiene cierta connotación provinciana. Rosa, símbolo
de la pasión, habla de un carácter abierto y sus espinas manifiestan la dureza y la fortaleza.
En general, las figuras femeninas que diseña este escritor se dividen en cuatro categorías:
En primer lugar, Siu ofrece su simpatía a las mujeres marginadas de la sociedad peruana.
En los últimos tres cuentos de La primera espada del imperio, el autor asocia las tragedias
de las cuatro protagonistas a la violación sexual de la parte masculina y, por lo tanto,
construye una imagen frágil de las mujeres en la sociedad machista. Están solas frente a
la violencia de los hombres, y suelen mantener en silencio su sufrimiento para evitar la
malicia de otros, incluso de las del mismo género.
En segundo lugar, en El furor de mis ardores y La estatua en el jardín, Siu Kam Wen
crea imágenes de «mujeres fatales» con las dos asesinas, María del Pilar y la misteriosa
«dama de gris» compuesta por madame Kahn y madeimoselle Liane de Pougy, junto con
la bella china Maggie de La vida no es una tómbola. Estas tres figuras femeninas
manipulan a los hombres aprovechando sus atractivos físicos y los destruyen sin piedad.
En tercer lugar, en El verano largo, la única novela de tono alegre, el escritor logra
construir la encantadora figura de Azucena Flores. Para el autor, Sena es una mujer y, al
mismo tiempo, la convierte en el símbolo de lo puro, lo hermoso y el vigor juvenil. El
elogio que dedica a esta alma gemela es al mismo tiempo el homenaje al amor entre los
dos jóvenes y la nostalgia a la mejor época de la vida de una persona.
En cuarto lugar, lo que más destaca de las figuras femeninas que construye Siu Kam Wen
son las siete mujeres migratorias chinas ―la abuela de Héctor, Ah-po, Ah-sou y su madre,
Maggie y las dos Rosas― de diferentes generaciones.
243
Al contrario que las escritoras latinoamericanas, que se inclinan por desnudar las
sensaciones íntimas, Siu Kam Wen suele colocar las historias de mujeres en el «espacio
privado» del hogar y hablar de temas como el matrimonio y amor. Además de ser
individuos con sus propias historias, estas mujeres también forman un conjunto para
presentar la figura colectiva de la mujer inmigrante en la comunidad china de Lima. Por
lo tanto, en el presente capítulo, nos concentramos en el análisis y la comparación de estas
protagonistas. Gracias a la perspectiva de género, intentamos descubrir la desigualdad de
género, la emancipación de las nuevas generaciones de mujeres y la especial relación
entre las figuras femeninas con la reproducción tanto biológica y étnica mostrada en las
obras narrativas de Siu Kam Wen.
Como un autor «testimonial» (Cáceres, 1997), en sus libros Siu revive la vida verdadera
dentro del barrio chino de Lima, una zona de que los peruanos nunca llegaron a conocer
profundamente. Debido a la migración internacional, los «sujetos migrantes» (Cornejo
Polar, 1996) de las obras narrativas de Siu comparten la misma experiencia de vivir
simultáneamente en dos mundos en el sentido tanto temporal como espacial, y al mismo
tiempo, en este grupo heterogéneo también se observan las diferencias tanto colectivas
(entre cada generación de inmigrantes chinos) como individuales (entre las personas de
distintos trabajos, edades, y, por supuesto, género). La confusión de su identidad, es decir,
a cuál de las dos sociedades (la china o la peruana) pertenece, ocurre generalmente a las
figuras masculinas, que tienen más oportunidades de salir del ambiente cerrado para tener
más contacto con la cultura autóctona; mientras tanto, el problema de los sujetos
migrantes femeninos, especialmente los de las primeras generaciones en que todavía
dominaba la doctrina radical, se centra en otros aspectos, por ejemplo, la desigualdad de
género y la violencia.
183
Hacia 1960 las mujeres representaban cerca del 47 % del total de migrantes internacionales, porcentaje
que crecería solo dos puntos durante las siguientes cuatro décadas, llegando al 49 % actual (Zlotnik, 2003).
244
caso de la inmigración asiática al Perú, las chinas llegaron casi medio siglo más tarde184
que sus compatriotas varones, quienes empezaron a trabajar en este país latinoamericano
como «culíes» bajo el sistema de semiesclavitud desde 1849.
Como opina Mirian Aidé Núñez Vera 185 (2008) al estudiar un caso mexicano, la
identidad, subjetividad y necesidad de hombres y mujeres son determinadas por los
condicionamientos sociales. Por lo tanto, podemos acudir al código que ofrece cada
cultura para explicar la falta de la mujer inmigrante durante tanto tiempo en la historia
humana. La China feudal giraba en torno a un modelo androcéntrico y la desigualdad
entre géneros influía en casi todos los aspectos sociales. La migración no supuso una
excepción. La sociedad tradicional siempre motivaba a los hombres, responsables de
mantener a la familia, a desplazarse en pos de trabajos mejor remunerados. Mientras tanto,
a las mujeres se les encargaba la tarea reproductiva y les estaba prohibido salir del
«espacio privado». Como consecuencia, los hombres se fueron, dejando a los miembros
femeninos en el pueblo natal. Algunas lograron reunirse con sus maridos en tierra
extranjera, pero también había esposas o madres a quienes no se les concedía el derecho
a la agrupación familiar.
La parte de las mujeres en el total de migrantes en países industrializados ha aumentado del 48 % en 1960
al 51 % en 2000, en tanto que ha permanecido más o menos constante en el 46 % en los países en vías de
desarrollo (Bastia, 2008).
184
En “Mujeres olvidadas: esposas, concubinas e hijas de los inmigrantes chinos en el Perú republicanoˮ,
Isabelle Lausent-Herrera (2006) menciona la ausencia de mujeres chinas en dicho país hasta fines del siglo
XIX, a pesar de que la investigadora descubre la presencia inexplicable de mujeres chinas a partir de 1870,
y confirma, en el artículo, que desde 1849, año en que comenzó oficialmente la gran ola migratoria de culíes
masculinos chinos, también llegaron niños, niñas y adolescentes de la misma nacionalidad.
“Efectos de la migración en las mujeres y relaciones de género en un poblado michoacanoˮ (2008) de
185
Miriam Aidé Núñez Vera, profesora de la Universidad Autónoma de Chapingo, México. Trabaja en temas
como la equidad, la perspectiva de género y el empoderamiento.
245
identidad de los hombres y la de las mujeres también son redefinidas. En el sentido
sociológico, como comenta Ivonne Szasz186 (1999), el enfoque de género nos permite
comprender la migración en un contexto económico, social y, lo más importante, cultural,
vinculado con la construcción social de lo femenino y lo masculino. Al mismo tiempo, la
asignación de roles a las mujeres también repercute en la familia, la migración y en las
literaturas que hablan de estos temas.
186
“La perspectiva de género en el estudio de las migracionesˮ, de Ivonne Szasz, profesora-investigadora
del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México e investigadora del
Sistema Nacional de Investigadores nivel III. Sus líneas de estudio incluyen sexualidad, género, salud
reproductiva y migración.
246
incondicionalmente al esposo, como expone un dicho popular en chino: 嫁鸡随鸡,嫁
狗随狗 («si te casas con un gallo, vives como una gallina; si tu marido es un perro,
compórtate como una perra»). Como cita Siu Kam Wen a Sun-Tsé, un filósofo chino
clásico: «que la mujer sea tierna, sumisa y obediente cuando el marido es bueno; que sea
circunspecta y paciente si el marido es malo» (Siu, 2004, p. 39). Al final, tras la muerte
del marido, la mujer casada no debe alejarse de sus descendientes varones (夫死从子) y
no puede casarse de nuevo con otros hombres.
Para controlar mejor al género femenino, a las mujeres se les aplicó las cuatro virtudes
esenciales: una mujer debería prestar mucha atención a su honra, su discurso, su
apariencia y a los quehaceres domésticos (妇德,妇言,妇容,妇功). No es obligatorio
llegar al nivel de ser inteligente, hermosa y sobresaliente para ser una mujer con estas
moralidades. Las cuatro virtudes suponen unas demandas básicas, como comportarse
tranquila y decentemente, cuidar a los otros miembros y evitar acciones que la
avergüencen a sí misma y a todo el clan. Como consecuencia, las cuatro virtudes se
convirtieron en la norma general que se aplicaba al género femenino en la China clásica.
Además, perder la virginidad antes de casarse era la deshonra más insoportable para una
mujer, e incluso para toda una familia. Las viudas, en opinión de Zhu Xi, un confucio
radical, no debían volver a casarse jamás, a fin de conservar la «integridad» para su
marido difunto. Al mismo tiempo, para garantizar el funcionamiento de las tres
relaciones, Zhu Xi también enfatizó la importancia de las cinco moralidades, explicando
que solo con cumplir los deberes de cada rol, dicha persona llega al nivel de estas virtudes.
La perspectiva del género y las ideas radicales de la China tradicional nos permite
entender mejor la historia de las mujeres inmigrantes chinas en el Perú. Es un grupo
marginado que permanece olvidada hasta que Siu Kam Wen empieza su creación literaria
basándose de la observación y reflexión de la colonia china en la capital peruana. Entre
los múltiples temas que llaman su atención, el autor, como varón, muestra una gran
simpatía por sus compatriotas femeninas y crea en sus libros un grupo heterogéneo de
mujeres inmigrantes.
En este capítulo nos centramos en tres cuentos (“El tramo finalˮ, “La vigiliaˮ, “La
doncella rojaˮ en la colección El tramo final) y dos novelas (La vida no es una tómbola
y Viaje a Ítaca) para analizar la imagen de la mujer inmigrante china en Lima. Aplicamos
247
las perspectivas de género y de familia al análisis de estos cinco textos, donde el «espacio
privado» del hogar se convierte en la escena principal, y las mujeres juegan un papel
protagonista: hay abuelas olvidadas durante la migración, madres que se empoderan y
ejercen su poder sobre los miembros del mismo género que ellas, hijas vulnerables que
aceptan incondicionalmente todo lo que les propongan los otros, mujeres fatales que
manipulan a los hombres y una nueva generación de figuras femeninas modernas que
valoran más su libertad. Además de analizar cada una de ellas, también intentamos
estudiar la figura de la mujer inmigrante china en el Perú como conjunto para explicar la
desigualdad de género que sufren debido a la condición migratoria y la cultura radical de
la China tradicional y el largo recorrido de la emancipación de este grupo a través del
empoderamiento dentro del hogar.
Los push-pull factors indican que la migración china al Perú durante los siglos XIX y XX
en general no tuvo carácter espontáneo, es decir, una familia no era capaz de decidir
libremente si deseaba emigrar o no, sino que tenía que aceptar esta situación. Se fueron
primero los hombres, motivados por la cultura tradicional que les impelía salir en busca
de mejores oportunidades, dejando a las esposas en casa. La reagrupación familiar no
dependía de la voluntad sino de los recursos con los que contaba cada pareja. Como
resultado, gran cantidad de mujeres chinas eran excluidas del proceso migratorio.
Como afirman Caballo y otras investigadoras, en general las mujeres migrantes no gozan
del mismo acceso al consuelo psicológico y sentimental que los hombres en ultramar
(Caballo, Leyva-Flores, Ochoa-Marín, Guerrero, 2008). Cuando no pueden resistir la
soledad y el deseo carnal, los inmigrantes varones se inclinan por buscar la compañía de
248
una mujer nativa mientras que ejercen en su esposa legítima la vigilancia a distancia de
su comportamiento y el control de la sexualidad. A las esposas en el pueblo natal se les
envía dinero en forma de remesas para que sobrevivan y cumplan su función de cuidar a
los ancianos y, lo más importante, criar a los hijos.
187
En La vida no es una tómbola Siu Kam Wen describe de la abuela de Héctor: «Además de haber perdido
casi completamente su sentido del oído, ella estaba perdiendo también su cabeza. Sus fantasías la llevaban
a veces hasta las afueras de la aldea, donde pasaba la tarde esperando, sentada al lado del camino que
conducía a la capital del distrito, el regreso de su difunto esposo y de sus tres hijos, que la habían dejado
uno por uno para no volver nunca. Cuando la hija y el yerno venían a recogerla, la encontraban siempre
hablando consigo misma, en un estado catatónico del que no salía por días enteros» (Siu, 2008,p. 67).
249
En el cuento “El tramo finalˮ, la protagonista Ah-po tiene una edad similar a la abuela de
Héctor. Al comenzar la historia vive con su hijo Lou Chen, su nuera peruana y dos nietos
autóctonos. Gracias al éxito de Lou Chen como comerciante, la familia se muda a una
mansión lujosa con hermosos jardines, piscinas y sirvientas. En sintonía con la nueva casa,
los dueños empiezan a prestar más atención a poseer coches y vestuario caros, además de
seguir la última moda. La única excepción a esta fiebre es la anciana Ah-po, que todavía
guarda las costumbres tradicionales:
Llevaba sus cabellos grises a la manera de las mujeres de origen hakká188, recogidos en un
moño. Sus vestidos eran anticuados, incluso comparados con los de otras ancianas de su
edad. Prefería usar pantalones en lugar de faldas. Los pantalones, de corte chino, eran
angostos en la parte baja y siempre parecían cinco centímetros más cortos de lo que
debieran ser, revelando parte de unas medias de algodón blanco. Aquellos pantalones
habían sido confeccionados unos diez años atrás, antes de que la artritis impidiera a Ah-po
seguir haciendo uso de su vieja máquina de coser alemana. La anciana rehusaba usar otras
prendas que no fueran hechas por ella misma, y como hacía tiempo le era físicamente
imposible confeccionarlas ella misma, todas sus prendas de vestir lucían gastadas y
desteñidas, aunque admirablemente limpias. (Siu, 2004, p. 28)
188
Hakká: un grupo conocido como «gitanos chinos» debido a la experiencia de constantes migraciones.
En la historia, el grupo de hakká fue formado por chinos que huyeron de las guerras y se trasladaron a la
zona montañosa del sur de China, por ejemplo, la provincia Fujian (Fukian en cantonés). En la China
moderna, Fujian es una de las provincias más importantes para la emigración.
250
siente enormemente satisfecha psicológicamente: cada día visita a sus amigos, los Choy,
en su tienda para disfrutar de una charla en su idioma.
Al contrario que los nietos autóctonos, las tres niñas de los Choy hablan fluidamente chino
y siempre escuchan con mucha paciencia a la anciana cuando esta cuenta historias del
pasado. Ah-po está contenta, y cree que tan feliz como antes de la mudanza a la nueva
mansión, a pesar de que en aquel entonces no se daba cuenta:
Sentada en su taburete o en compañía de las niñas, Ah-po era inmensamente feliz. Esta
conciencia de ser feliz era un nuevo descubrimiento para la anciana: es posible que hubiese
sentido lo mismo cientos y cientos de tardes pasadas así cuando aún no se había mudado a
la mansión de Monterrico, pero entonces Ah-po no tenía conciencia de ello. La felicidad
tiene esa peculiaridad: solo nos damos cuenta de que hemos pasado por ella cuando ya todo
se ha acabado. Ah-po había necesitado pasar cuatro meses en Monterrico para comprender
que el mero hecho de estar sentada en aquellos duros taburetes de madera u oír las
cantarinas voces de las hijas de don Víctor podía proporcionarle tanto consuelo. (Siu, 2004,
p. 34)
251
En el caso de “El tramo final”, Ah-po rechaza casi compulsivamente la aculturación de
la sociedad acogedora. Es cierto que, a su edad, es difícil adaptarse al nuevo ambiente,
pero lo más importante, Ah-po intenta conservar la cultura original china, reproducirla en
la tierra extranjera y pasarla a sus descendientes, a pesar de que todo lo realiza ella de
forma inconsciente. Esa transmisión es interrumpida en la tercera generación debido a la
intervención de la nuera: como madre de los dos chicos autóctonos, lo que reproduce la
esposa de Lou Chen son miembros de su grupo étnico, es decir, peruano en vez de chino.
Con el fracaso de su misión, Ah-po no tiene otro remedio más que refugiarse en el barrio
chino. Las conversaciones en cantonés con las tres niñas de los Choy no solo son un
consuelo de su soledad, sino que le ofrecen de nuevo la oportunidad de transmitir la
ideología de su colectividad a las generaciones más jóvenes.
Curiosamente a las mujeres se les da una tarea de representación, por ejemplo, en muchas
culturas la patria se presenta físicamente por una imagen femenina. En español, frente a
«nación» (el conjunto) y «país» (el territorio), «patria» enfatiza la sensación de estar
«ligado»189 y es femenina; en chino también existe la expresión metafórica de 祖国母亲
(zǔ-guó mǔ-qīn en mandarín), que vincula el concepto de la patria con la mujer, o más
específicamente con la madre.
En este sentido en la familia de Lou Chen las dos mujeres son símbolos de dos países:
Ah-po de la China y la esposa autóctona del Perú. La persistencia de la anciana en
preservar sus costumbres originales es, en realidad, una lucha contra la aculturación de la
sociedad acogedora, representada por la nuera peruana, dentro del espacio del hogar. Al
final, Ah-po es derrotada y su autoexilio es también el símbolo de la pérdida completa del
último vínculo que tiene Lou Chen y su familia con su origen chino.
189
Según el Diccionario RAE:
La nación: conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo Gobierno; Territorio de una nación;
Conjunto de personas del mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una misma
tradición común. http://dle.rae.es/?id=QBmDD68
El país: territorio construido en Estado soberano; territorio, con características geográficas y culturas
propias, que puede constituir una entidad política dentro de un Estado; Conjunto de los habitantes de un
país; http://dle.rae.es/?id=RT371RT
La patria: tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por
vínculos jurídicos, históricos y afectivos; Lugar, ciudad o país en que se ha nacido.
http://dle.rae.es/?id=SB0N7OP
252
Irónicamente, por miedo a la dictadura militar que está por venir, los Choy huyen
urgentemente del Perú, dejando a la anciana en soledad. La utopía china se quiebra de
nuevo y Ah-po casi pierde el sentido de su existencia: «Una profunda depresión había
hecho presa de la anciana, y cada mañana le costaba más esfuerzo enfrentarse a la soledad
y el silencio de la casona» (Siu, 2004, p. 36). La reproducción cultural-étnica se ve
cortada, y no hay posibilidad de continuar su misión. Al final, un accidente de tráfico le
quita la vida a la anciana porque un chófer borracho no la ve cuando intenta cruzar la
calle, pero en realidad, esta mujer olvidada por todo el mundo está psicológicamente
muerta desde el momento que es condenada a la eterna invisibilidad.
7.3. Las mujeres victimarias y víctimas: el poder que ejerce la madre sobre
la hija
Como indica el título, “La vigiliaˮ es la historia de una difunta: Ah-sou, una joven china,
que muere tres años después de casarse por orden de la madre con un comerciante de su
mismo origen. Durante la mayor parte de su corta vida, la protagonista vive en China. De
ahí que muy probablemente, la familia de Ah-sou siga el modelo que suelen utilizar los
chinos de ultramar: el hombre viene primero y, al establecerse, la esposa y los hijos se
reúnen con él en la tierra extranjera. Bajo esta circunstancia, la madre de Ah-sou se
convierte en la jefa de familia que se queda en el punto de partida, y en Lima sigue
compartiendo con su cónyuge la autoridad para organizar los asuntos familiares.
La madre, a quien la voz narradora del cuento se refiere como Ah-má, es una mujer
absolutamente tradicional. El hecho de que la hija permanezca soltera a la edad de
veinticinco años le inquieta. Para Ah-má, no casarse a esa edad es «algo tan
insoportablemente vergonzoso como el haber perdido la virginidad sin estar antes casada»
(Siu, 2004, p. 43). En la China antigua, con un entorno machista como el de muchas
sociedades, la mujer se volvía «indeseable» después de los veinticinco por ser
«demasiado vieja» al perder la belleza y el vigor reproductivo, los únicos valores que
tenía una mujer en la relación matrimonial. Como consecuencia, a Ah-sou se la considera
una «vieja solterona» y la deshonra de la familia. Los padres intentan casarla lo antes
posible a toda costa y la madre, «autoritaria y sumamente emprendedora» (Siu, 2004,
p. 43), decide conseguir un marido para la hija, porque está convencida de que Ah-sou no
253
es capaz de encontrar novio por sí misma. El hombre que selecciona es veinte años mayor
que la joven, e incluso mantiene a una amante como secreto público, pero a Ah-má no le
importa eso: el futuro yerno es rico.
La protagonista, Ah-sou, es una joven tan tradicional como su madre, pero en lo demás
representa el polo opuesto: es introvertida, tímida y sumisa. Los hermanos menores
confiesan que no les gusta nada el cuñado, pero Ah-sou acepta silenciosamente el
matrimonio que le proponen los padres, a pesar de que nunca ha conocido a este hombre
en los veinticinco años de su vida. Después de casarse, se comporta tal y como cita el
autor en el epígrafe del cuento: «Que la mujer sea tierna, sumisa y obediente cuando el
marido es bueno; que sea circunspecta y paciente si el marido es malo» (Siu, 2004, p. 40),
palabra de Sun-Tsé, un filósofo de la China antigua. La joven china sigue al pie de la letra
la moralidad tradicional, que exige «las tres obediencias» a la parte femenina: debe
obedecer al padre, al marido y, en la ausencia de ambos, al hijo (An, Wen, 2010). Como
el padre no interviene en la organización de su matrimonio, es la madre quien tiene la
autoridad absoluta sobre su hija. Por lo tanto, más precisamente en la familia, sea la
heredada de los padres o la seleccionada del marido, Ah-sou se somete absolutamente a
la parte más fuerte.
Por muy sumisa que fuera, Ah-sou muere tres años después de la boda. Nunca se nos
revela la verdadera causa y solo podemos adivinar por medio de los detalles que deja el
autor. Describe la voz narradora de este cuento el rosto de su difunta hermana:
Ah-sou está echada en el fondo forrado de seda del féretro con los dos brazos cruzados
sobre su pecho, que parece más plano que nunca. Su piel tiene un horrible tinte azulado,
sobre todo en la parte de la cara, que está amoratada. Tiene los ojos semiabiertos. Alguien
debió haber tratado de cerrarlos, pero obviamente no logró el propósito: los ojos sin vida,
pero con un brillo viscoso, miran hacia el vacío inexpresivamente. Sus labios están también
entreabiertos, y puedo ver claramente la punta de su lengua asomándose entre ellos. Han
soltado sus cabellos con el fin de cubrir su delgado cuello, pero sus cabellos no son lo
suficientemente largos: puedo ver la marca de la soga alrededor de su carne, justo debajo
de la barbilla, en la forma de una larga y circular laceración. (Siu, 2004, p. 45)
Los ojos abiertos, la lengua entresacada y la huella circular en el cuello: todo eso indica
que Ah-sou muere por ahorcamiento. El marido no se atreve a presentarse en el funeral.
254
Es muy probable que Ah-sou se haya suicidado: quizá por la existencia de la amante, la
indiferencia del marido o incluso la violencia doméstica por parte de este.
Nacida en una familia con ideas radicales, Ah-sou no puede decidir su propio futuro
porque es consciente de que no tiene derecho a hacerlo. No es dueña de su vida, ni siquiera
es el personaje central de su historia: “La vigiliaˮ tiene lugar en la noche antes del funeral.
La voz narradora es el hermano menor de Ah-sou, que quiere ofrecerle la última
compañía. La protagonista está ya muerta antes de empezar el cuento, y su figura resulta
borrosa porque solo logramos reconstruir su imagen a través de los recuerdos de su
hermano. Para el chico, Ah-sou es una joven fina, introvertida, tímida y tranquila. Nunca
habla, ni expresa sus ideas. La reacción de esta china es siempre negativa y silenciosa,
incluso cuando la madre la está criticando frente a toda la familia: «¿Qué quieres? ¿Vas
a esperar a que te salgan las canas para casarte?» (Siu, 2004, p. 43). Siempre acepta
incondicionalmente lo que le proponen otros. Irónicamente, la única cosa que logra hacer
voluntariamente es el suicidio, que pone fin a su vida y sufrimiento.
Curiosamente, en “La vigiliaˮ, la figura del padre se reduce a una connotación simbólica
de la autoridad. Al llegar a Lima, la madre sigue compartiendo con su cónyuge la
autoridad en los «asuntos privados». En el cuento, ella ejerce el poder en la organización
del matrimonio de la hija, es decir, la dominación-sumisión ocurre entre las dos personas
del mismo género. En realidad, Ah-má no está en contra del amor libre. Propone el
matrimonio convencional porque está convencida de que la hija no tiene capacidad de
encontrar a un marido antes de que sea demasiado tarde. No odia a Ah-sou. Al contrario,
la quiere mucho: al morir la protagonista, el padre comenta que Ah-má «está histérica» y
«mejor que no viniera al funeral» (p. 47). No tiene ganas de destruir la vida de Ah-sou,
pero las ideas radicales la convierten en una más de los asesinos de la joven. Al final, la
madre es victimaria y también víctima de la cultura machista, igual que su hija.
255
7.4. La mujer fatal: Maggie, la seductora y la manipuladora
Sobre la apariencia física de esta mujer, aspecto que más adelante desarrollaremos de
manera pormenorizada, hay, en general, una coincidencia en describirla como una belleza
turbia, contaminada, perversa. Incuestionablemente, su cabellera es larga y abundante, y,
en muchas ocasiones, rojiza. Su color de piel pone acento en la blancura, y no es nada
infrecuente que sus ojos sean descritos como de color verde. En síntesis, podemos afirmar
que en su aspecto físico han de encarnarse todos los vicios, todas las voluptuosidades y
todas las seducciones. (pp. 114-115)
Al mismo tiempo, la autora española revela su psicología: «En lo que concierne a sus más
significativos rasgos psicológicos, destacará por su capacidad de dominio, de incitación
al mal, y su frialdad, que no le impedirá, sin embargo, poseer una fuerte sexualidad, en
muchas ocasiones lujuriosa y felina, es decir, animal» (p. 115).
Como analizamos en el Capítulo V, en sus novelas, Siu Kam Wen sigue la tradición
literaria occidental y crea María del Pilar en El furor de mis ardores y la misteriosa «dama
de gris» de La estatua en el jardín. Estas dos figuras femeninas son contradictorias y
complicadas al tratarse de una mezcla de la belleza, el celo y la furia. Siempre han tenido
éxito en su vida hasta que los hombres las abandonan; las acciones son motivadas por el
deseo. Su carácter obstinado les impide reconocer sus errores, y siempre echan la culpa a
otros. Estas mujeres fatales son también, en cierto sentido, psicópatas sociales que no
pueden controlar el impulso de vengarse de la humillación sufrida en el amor mediante el
homicidio.
En este sentido, Maggie de La vida no es una tómbola también presenta la imagen de una
mujer fatal, que no se encuentra frecuentemente en la tradición literaria china,
especialmente en la clásica. Al contrario de María del Pilar y la dama de gris en las otras
190
Las hijas de Lilith de Erika Borney (1977-), historiadora del arte, escritora e investigadora española
especializada en la iconografía de la mujer en el arte.
256
dos novelas, Maggie no llega a cometer ningún delito, pero es igualmente fría, indiferente,
cruel, y maneja y destruye a los hombres aprovechándose de su belleza.
Es una mujer ambiciosa con un gran anhelo por tener una vida mejor. Es consciente de
que no es buena estudiante, y carece de la capacidad de tener éxito en la carrera
profesional. Como consecuencia, para la bella joven, el concepto de amor no existe
porque el matrimonio no es más que una forma de cambiar su destino: la única arma de
que dispone es su atractivo físico.
Por eso, Maggie nunca se presenta apasionada frente a ninguno de sus admiradores. Elías
se enamoró de ella casi en el mismo instante en que la conoció y posteriormente logra
convertirse en el novio oficial de la joven. Sin embargo, la relación entre los dos es estable,
aunque se detiene en una etapa platónica y no avanza más. En realidad, él no es el único
hombre que sufre la indiferencia de Maggie. Antes de conocer a Elías, una vez un cliente
importante de la casa de importación donde trabajaba la chica le propuso el matrimonio
con su hijo. En vez de alegrarse, a Maggie le ofendió gravemente la fealdad del pretendido
novio. Poco después, el señor Yep, un conocido de la familia, le preguntó si era posible
que saliera con él; Maggie aceptó su invitación, pero permaneció fría y distraída durante
257
toda la cita: «El peso de la conversación cayó casi exclusivamente sobre los hombros del
señor Yep: Maggie apenas abrió los labios, y se pasó la mayor parte del tiempo mirando
distraídamente fuera de la ventana de la pizzería» (Siu, 2008, p. 102). Frente a esa actitud,
la humillación del hombre es no menor que su confusión:
Si ha sido algo tan penoso para ella aceptar su invitación, pensó, ¿por qué entonces la aceptó
del todo? Después de las pizzas, fueron a dar un pequeño paseo por la avenida Pardo, o
pretendieron hacerlo. Pronto el señor Yep dejó a un lado todo intento de hacer conversación
y llamó un taxi. Cuando Maggie bajó y le ofreció sin decir una palabra la mejilla para besar,
el señor Yep sintió la humillación de haber hecho el amor a un cadáver. (p. 102)
Después de conocer a Elías, Maggie acepta la invitación de la señora Wu, una familiar
lejana, de visitar Las Vegas. Los Wu le pagan el billete y la acomodan en su propia casa
porque la señora tiene un hermano sin casar. Darryle Hee, el hermano, nunca tiene mucha
suerte con las mujeres por ser bajo, calvo y extremadamente tímido. El viaje de Maggie
le da a Darryle una semana para poner en marcha una modesta campaña de conquista a la
bella visitante, pero el pobre hombre nunca obtiene resultados satisfactorios: «Había algo
en Maggie que parecía desalentar todos sus avances. Cada vez que estaba a punto de
tomar la iniciativa y decir o hacer algo más atrevido que lo que su timidez e inseguridad
normalmente le permitían, un gesto de indiferencia o una mirada altiva proveniente de
ella bastaba para hacerlo desistir de sus intenciones» (Siu, 2008, p. 140).
191
En la novela el autor describe: «Cuando Kim lo estaba presentando a Maggie, sus ojos azules posaron
sonrientes sobre la huésped venida del Perú. Maggie se había vestido casualmente para la ocasión, con
pantalones cortos y solo la parte superior de un bikini verde. Sus senos eran todavía los de una colegiala,
pero formaban con el resto de su cuerpo un tono tan armonioso y atractivo que Sean tuvo que hacer un
esfuerzo deliberado para no mirar en su dirección con ahínco» (Siu, 2008, p. 142).
192
«Maggie hablaba solo un inglés elemental, el resultado del año que había pasado en el Instituto Cultural
Peruano-Norteamericano, pero lo hacía sin timidez y con una naturalidad intuitiva. Le dio a Sean la más
seductiva de sus sonrisas. Le preguntó si nadaba» (p. 143).
258
pero cuando Sean acude a la piscina, encuentra a Maggie sola nadando 193. Durante el
resto de la tarde los dos son inseparables. Sean pierde la cabeza por la bella visitante y
«con característica falta de tacto y estupidez no se preocupó en ocultar ese hecho» (Siu,
2008, p. 143). Mientras tanto, Maggie «parecía resuelta a reciprocar los sentimientos del
otro, o por lo menos, a no darle motivos para desalentarse» (p. 143). El pobre Darryle
también asiste a la fiesta, pero Maggie le ignora completamente: «cuando aquel trató por
un momento de intercambiar unas palabras con ella, ella no miró y no lo vio» (Siu, 2008,
p. 143).
Con furia, la señora Wu revela lo esencial de Maggie como una femme fatale: es una
seductora. En realidad, no quiere a Sean, tan solo le manipula con su belleza y disfruta de
la sensación de que este joven norteamericano pierda la cabeza por ella, como hacen todos
sus admiradores. Nunca ama a Elías, el único novio que admite, sino que se siente atraída
por este chino robusto y guapo, a pesar de que él es casi quince años mayor que ella. Sin
embargo, le desdeña por su pobreza: siendo hija y hermana de dos tenderos, Maggie no
tiene ninguna gana de convertirse en la dueña de la miserable tienda de su novio. Por
tanto, lo que existe entre ellos es una relación meramente platónica, porque la chica se
resiste avanzar más: de todas formas, es un juego que dirige ella para gozar del fervor del
hombre. Nunca se le pasa por la mente la idea de casarse con Elías. Al final, Maggie
rompe con este sin piedad, y en cierto sentido cambia totalmente el destino del hombre.
La pérdida amorosa inicia una serie de fracasos existenciales: el negocio de la tienda
193
«Uno de los hermanos de Kim le prestó unos pantalones cortos de baño, pero cuando fue a la piscina,
solo encontró a Maggie y a una chiquilla de nueve o diez años en el agua. Kim se había quedado en la
cocina para preparar los ingredientes de la barbacoa. A Sean no le importó; después de todo, la piscina era
una pequeña para cuatro personas juntas. Maggie era una buena nadadora, pero perezosa por naturaleza.
Nadó solo por un cuarto de hora, pasó el resto de tiempo echada sobre un flotador de plástico, tomando el
sol. Sean pataleó por un momento hasta que se cansó y entonces se dejó flotar cerca del flotador de Maggie.
Cuando Kim terminó con los preparativos en la cocina, se cambió a un bañador y fue a la piscina. Maggie
y Sean habían estado conversado por algún tiempo. Se callaron abruptamente» (p. 143).
259
empeora cada día a causa del supermercado de al lado, se relaciona con Daisy, una
prostituta, y la deja embarazada cuando no está nada preparado para convertirse en padre
de familia. Al final, Elías pierde la vida, lo último que le queda, por una enfermedad.
Como comenta Bornay (1995), las figuras de mujeres fatales como Maggie la seductora
y manipuladora alcanzaron mucha popularidad en la literatura europea en el siglo XIX, y
los escritores varones suelen relacionar esta imagen «impura» y «tigresa» con el pecado
original de la mujer en el sentido religioso. Sin embargo, en opinión de la investigadora,
el surgimiento de Maggie y sus semejantes revela el miedo del hombre frente a la mujer
nueva: «Así mismo, ―y quizá debemos interpretarlo como un reflejo del miedo del
hombre finisecular a la mujer nueva― en la mayoría de esta novelística se produce una
inversión de los papeles tradicionalmente asignados a uno y otro sexo: don Juan se
convierte en doña Juana, es decir, el hombre se somete y la mujer domina» (Bornay, 1995,
p. 125).
260
En cuanto a las figuras femeninas creadas por Siu Kam Wen, dejamos a un lado el tema
del miedo del autor como varón porque, con la existencia de Maggie como la mujer fatal
china, lo que pretende mostrar es la evolución de la identidad de las mujeres inmigrantes
chinas en Lima. Gracias a la migración, que las libera del sistema radical, las chinas
migrantes, especialmente las tusanes, se empoderan cada día más dentro del hogar y
tienen más derecho a decidir las cosas que les importan. A pesar de que Maggie ya sale
del «espacio privado» que agobia la vitalidad femenina, las mujeres siguen teniendo un
vínculo más estrecho con la familia, mientras que el amor y el matrimonio son dos temas
permanentes en su vida y los dos conceptos con más peso. Con Maggie surge la inversión
de la fuerza entre los dos géneros: la parte femenina deja de ser obediente y sumisa, y es
ella la que demanda. El tema de la fuerza de la mujer y el sometimiento del hombre se
muestra más claramente con las dos Rosas en “La doncella roja” y Viaje a Ítaca, que
analizaremos a continuación.
El cuento “La doncella roja” comienza con la llegada de la tía mayor a un piso ubicado
en el barrio chino de Lima. Como indica el título194, esa mujer se encarga de proponer el
matrimonio entre Chang Po Shan, un joven chino educado y rico que reside en los Estados
Unidos, y Rosa Pun, una tusán peruana. Como ella no sabe español, pide a su sobrino
Ying Chun que le sirva de guía e interprete. La tía mayor se sorprende por el conocimiento
de su sobrino de los Pun, e incluso le parece que el joven sabe demasiado. Ying Chun la
dirige directamente al edificio en que viven los Pun y le indica que el departamento está
en el segundo piso, como si fuera su propia casa: «Había por lo menos seis escaleras a lo
largo del pasadizo, repartidas a ambos lados en igual número. Mientras Ying Chun la
194
红娘 (hóng-níang en mandarín), la doncella roja, es el símbolo de los casamenteros en la cultura china.
Esta figura surgió en un teatro clásico titulado El romance de la cámara occidental («西厢记»), redactado
por Wang Shi Fu, dramaturgo del siglo XI. Se trata de una historia romántica en la que la hija de una familia
noble se enamora de un simple y pobre letrado. La madre de la protagonista prohíbe su amor por la
diferencia de clases sociales a que pertenecen los dos jóvenes, pero, gracias a la ayuda de la inteligente y
buena sirvienta Doncella roja, los dos protagonistas se casan y viven felizmente. Por lo tanto, en la cultura
china, la Doncella roja se convierte en el símbolo de los casamenteros.
261
conducía con gran soltura hacia una de las escaleras, la tía mayor señaló suspicazmente,
“Pareces conocer bastante bien a los Pun”» (Siu, 2004, p. 104).
Ante la suspicacia de la tía, Ying Chun contesta simplemente que en la comunidad todo
el mundo se conoce, pero con «cierta inquietud, que no pasó inadvertida para la tía
mayor» (p. 104) y los siguientes actos del joven generan aún más sospechas en la mujer:
La escalera escogida por Ying Chun resultó ser la más acertada, pues los condujo
directamente al departamento 203 del edificio. Es demasiada coincidencia, razonó a la tía
mayor cuando estuvieron delante de la puerta: nadie puede escoger tan acertadamente una
de tantas escaleras sin haber estado aquí con anterioridad. Como para confirmar sus
sospechas, Ying Chun encontró el timbre eléctrico y lo tocó tres veces en forma sucesiva y
breve, con solo un intervalo de fracciones infinitesimales de segundo entre uno y otro
apretón; y la naturalidad y ligereza de alguien que jugueteara con el teclado de un piano de
posesión familiar. Nadie que no fuera muy allegado a los Pun, como trataba Ying Chun de
hacerle creer a la hermana mayor de su madre, se hubiera atrevido a tocar el timbre de un
modo como ese. (Siu. 2004, p. 104)
No obstante, la casamentera no tiene más tiempo para aclarar estas dudas: el padre de la
chica no está en Lima y no volverá antes de que se vaya la tía mayor del país. La madre
peruana no entiende chino y, lo más importante, por la influencia moderna occidental,
ella rechaza el modelo antiguo del matrimonio convencional y sostiene que nadie, ni
siquiera los padres, tiene derecho a decidir esto para su hija. Rosa se casará solamente
con el hombre a quien ella quiera verdaderamente. Ante la imposibilidad de convencer a
la madre, la tía no puede hacer más que volver a Norteamérica tras fracasar en su misión,
sin saber que su sobrino no ha sido completamente sincero con ella: ¡Rosa es en realidad
la propia novia de Ying Chun!
Al contrario que sus compatriotas, Ying Chun es un joven con mucho sentido de humor.
Aceptó la misión de casamentero jovialmente porque estaba convencido de que el otro
hombre era un cincuentón que no tenía ninguna suerte con las mujeres; si no, no hubiera
utilizado esta forma tan antigua, tan pasada de moda, de pedir la mano de una chica. Sin
embargo, al llegar la tía mayor, Ying Chun se da cuenta de que se ha equivocado
completamente: el admirador de Rosa es joven, rico y muy educado. Lo más importante,
la novia nunca le ha comentado nada de cómo ha llegado a conocer a este hombre. Loco
262
de celos y furia, Ying Chun pierde la cabeza y amenaza a Rosa con matarla si ella acepta
la propuesta de su admirador.
A pesar de heredar la apariencia peruana de la madre, Rosa tiene una personalidad china:
es introvertida pero atractiva por su ingenuidad: «Tal vez sea precisamente por su timidez
que su sonrisa, reflejo del más genuino candor, fuera tan encantadora e irresistible.
Aquella sonrisa era la de una jovencita recién abierta al amor y a la vida, cuya alma
emerge como el primer loto de un estanque, pura y aún no contaminada» (Siu, 2004, p.
109). Frente a la furia del novio, la Rosa sumisa le promete que nunca se casará con nadie
a quien no ame verdaderamente. De ahí que el conflicto entre los dos enamorados se
resuelva como si nada hubiera pasado. Sin embargo, unos meses después, Rosa informa
a Ying Chun que viajará a Canadá por asuntos de trabajo, pero nunca regresa. Al final
Ying Chun se da cuenta de que la chica no volverá. Rosa ha cambiado: no es ya una joven
ingenua y sumisa, sino que se convierte en una mujer práctica, madura, «hecha y
derecha», que sabe perfectamente quién puede darle un mejor futuro. Seguramente se
dirige a Estados Unidos y se casa con Chang Po Shan. Para alcanzar esta felicidad no
tiene más remedio que engañar a su novio.
Comparada con las otras mujeres de los cuentos de Siu Kam Wen, especialmente Ah-sou,
de una edad similar, Rosa ejerce más poder en el ambiente familiar. Deja de ser un sujeto
perteneciente a los padres porque los dos, especialmente la madre peruana, le otorgan el
derecho a tomar sus propias decisiones: el matrimonio de la hija se basa en el amor, y la
chica elige ella misma su marido. El padre está ausente durante toda la historia: no está
en Lima cuando llega la casamentera y posteriormente no expresa ninguna idea sobre este
asunto. En el noviazgo parece que Ying Chun, como hombre, sigue siendo la parte fuerte,
pero en realidad Rosa nunca permanece realmente sumisa a él. Le oculta la verdad a pesar
de verse amenazada por el joven irritado, y al final le abandona por una opción mejor. Al
contrario que las generaciones pasadas de mujeres inmigrantes, Rosa es un individuo que
goza de igualdad frente a sus padres y novio. Es consciente de sus derechos y tiene la
capacidad de decidir su futuro de acuerdo con su propia voluntad.
En “La doncella roja”, obviamente la relación entre los dos géneros llega a un equilibrio:
Ying Chun no es el personaje dominante y Rosa deja de ser la mujer tradicional que
obedece ciegamente. En Viaje a Ítaca, a través de la protagonista del mismo nombre, y
263
de carácter aún más fuerte, el autor profundiza en esta inversión de roles que desempeñan
los dos géneros en una relación romántica.
La historia tragicómica de Viaje a Ítaca empieza con una carta que pudiera cambiar la
vida del protagonista autobiográfico: el padrino de Kam Wen le propone el matrimonio
con su hija para fomentar la buena relación que existe entre las dos familias. Por este
motivo, el hombre vuelve al Perú y las vacaciones le conceden una semana para
conquistar a su posible novia, Rosa, una tusán nacida en Lima.
Nacida en Lima, Rosa se ve más influida por la civilización moderna occidental. Diferente
a las generaciones pasadas de las mujeres inmigrantes chinas, que se inclinan a encerrarse
dentro del «espacio privado» del hogar, la protagonista tiene un alma abierta y libre.
Gracias a una visita a su hermano mayor, que vive en Asunción, Rosa decide estudiar en
Argentina, a pesar de que su intención inicial, como confiesa ella misma: «había sido
simplemente la de ir a Patagonia, para dar unas vueltas por allí y hacer migas con algún
gaucho morocho y pintón…» (Siu, 2017, p. 44). Poco después de su llegada dejó de vivir
en la casa de su hermano porque no le gustaba nada la cuñada, que, en palabras de la
protagonista, era «un pescado muerto de mujer: una pálida criatura de pecho plano, venida
de Hong Kong, que no fumaba ni bebía», una típica china tradicional, al contrario que la
Rosa «exuberante y a veces desmañada» (p. 44).
En Buenos Aires comenzó una maestría de Psicología, pero en realidad perdió mucho
tiempo por su afición al tango y a Gardel. Comenta a Kam Wen que era su costumbre
«inveterada de entonces pasar todos los fines de semana ante la tumba de Carlitos,
depositando sendos ramos de flores y lamentando su muerte temprana a moco tendido…»
(p. 43). Al final, aprovechando el tiempo de ocio, Rosa sí fue a visitar el lugar que motivó
264
su viaje a Argentina. Al escuchar sus palabras, lo que imagina el protagonista es una
figura sola pero libre: «recorriendo las vastedades deshabitadas de la Patagonia, con solo
su mochila y su sombra de acompañantes» (Siu, 2017, p. 45). Además, Rosa es una mujer
con un extraordinario sentido de humor, que le permite burlarse de muchas cosas, incluida
ella misma: nunca se siente incómoda por la prolongada soltería. No le importa que los
otros la califiquen como una «vieja solterona» porque ella misma suele referirse a su
persona con esta palabra.
Curiosamente, esa alma libre muestra una enorme devoción y seriedad por la carrera
profesional de psicóloga. Comparte con dos colegas un consultorio y gana «apenas lo
suficiente como para no pasar estrecheces» (Siu, 2017, p. 30), pero le encanta el trabajo,
que da sentido a su vida y una gran satisfacción. Al mismo tiempo, cuenta con una
profunda creencia religiosa: tiene la costumbre de «purificarse» todos los domingos y
viaja frecuentemente a Japón a fin de encontrar la «verdad». Esa mentalidad
(posteriormente Kam Wen descubre que es radical) en cierto sentido contribuye a su
carácter fuerte.
Con todo lo que se caracteriza a Rosa, el amor entre los dos protagonistas está destinado
al fracaso. Como observa Kam Wen, la china valora mucho su independencia, su libertad
y sus derechos como individuo. Como consecuencia, no tiene ganas de abandonar el
trabajo que tiene en Lima para trasladarse con el novio a Hawái, donde se vería obligada
265
a empezar desde cero. Nunca le pasa por la mente vivir dependiendo del marido. De todas
las figuras femeninas de las obras narrativas de Siu, Rosa es la mejor representante de la
«mujer nueva»: es tan independiente y responsable de su propio futuro que rechaza todo
que puede interferir con sus planes, incluso el amor y el matrimonio.
Existe una gran amistad entre la generación los padres de ambos, pero Kam Wen y Rosa
son, en cierto sentido, como dos primos lejanos que no se conocen muy bien. Una semana
es muy poco tiempo para intimar suficientemente como novios. Para el hombre, su novia
es siempre fría a pesar de que la protagonista en sí misma es una mujer apasionante y
abierta, como bien indica su nombre, «Rosa». Muestra tanto cariño cuando está hablando
con el pastor alemán de casa: «Mientras se quitaba el bolso y la chaqueta, preguntó al
pastor alemán de la familia si no la había echado de menos mientras estuvo fuera: “¿Me
echaste de menos, amor?”, repitió varias veces con su voz cargada de ternura». (Siu, 2017,
p. 30).
El sentido de la distancia que siente Kam Wen a lo mejor viene de los constantes rechazos
por parte de ella cuando él intenta iniciar un acercamiento físico. La primera vez que Kam
Wen trata de besarla, Rosa declara que prefiere no hacerlo de momento y que necesita
tiempo para acostumbrarse a que los dos ya sean novios195. En las siguientes citas, el
novio sí consigue lo que quiere, pero Rosa siempre muestra una actitud «renuente»,
«pasiva»196 e incluso beligerante197. El colapso de la relación ocurre exactamente después
195
La primera vez que Kam Wen intenta besar a Rosa es en el autobús a Trujillo:
«Sostuvo mi mirada sin un parpadeo, sonriendo como si le divirtiera la cosa, y entonces volvió a
apoderarse de mi mano. Tomando esto y su silencio por un táctico consentimiento, me incliné sobre ella
y traté de besarla, pero el entusiasmo de Rosa no era tanto como el mío, y a diferencia de mí, todavía le
asaltaban las dudas. Soltó mi mano y me detuvo cuando faltaba ya poco para tocar sus labios.
―No ―dijo suave pero firmemente―. Por favor, no ahora. Necesito tiempo para acostumbrarme a la
idea» (Siu, 2017, p. 75).
196
En una noche del viaje a Trujillo, Kam Wen intenta besar a su novia mientras que Rosa no está tan
entusiasmada como él. Describe el autor: «Acerqué mi rostro al suyo y volví a buscar sus labios. Al
principio Rosa se mostró renuente y pasiva, pero después de un rato comenzó a responder con timidez y
parecía encontrar mis modales menos chocantes que antes. Aun así, una o dos veces echó la cabeza hacia
atrás, con gran apuro, y se quejó de que, en mi ardor, le había destrozado casi los dientes frontales» (p. 88).
197
Rosa resiste el intento del novio a tocar su cuerpo cuando los dos vuelven a Lima:
«―¡Pero nada! ―repuse yo, y, sin darle tiempo para preparar una defensa, desenganché una de mis manos
y la puse sobre su seno derecho. Si Rosa hubiera estado sentada sobre una banca, con toda seguridad se
habría caído de espaldas de encima. Pero todo lo que hizo ella fue quedarse mirándome con una expresión
estupefacta y una sonrisa de intenso azoramiento.
Por unos buenos minutos, su sorpresa y confusión fueron tan grandes que no la dejaron reaccionar.
Entonces se apoderó de mi mano transgresora y la apartó suave pero firmemente:
266
de que los dos hagan el amor. Tras tantos intentos impacientes de contacto físico, Rosa
está convencida de que Kam Wen es un «maniático sexual», que la quiere «manosear con
esas manos sucias» (Siu, 2017, pp. 139-140).
Una vez formada esa idea en su mente, no es fácil que Rosa cambie, a pesar de que lo que
cree no es verdad. En la novela, el protagonista confiesa que no es un loco del sexo, sino
que utiliza el contacto físico como arma para no perder a la novia:
No estaba yo loco por el sexo. Había una razón detrás de mi aparente impaciencia, de mis
gestos un tanto liberales; y no se trataba de un caso de pasión mal controlada o de libido
desbocada. No me hacía muchas ilusiones en cuanto al aparentemente feliz estado de
nuestras relaciones actuales: era tan solo un ensayo, un experimento; distábamos mucho
todavía de haber llegado a algún arreglo definitivo, final. Tarde o temprano iba a tener Rosa
que sentarse a tomar una decisión, a elegir entre su amor por mí, por un lado, y sus
ambiciones personales y sus anhelos de libertad, por el otro. Para inclinar la balanza a mi
favor, necesitaba hacerme imprescindible para ella, y la forma más segura y rápida de lograr
eso ―o así creía yo―, era por medio de la intimidad, cuanto más física y directa tanto
mejor. Hablando sin rodeos, habría hecho el amor con Rosa si hubiera tenido la
oportunidad, nada más para que le fuese más difícil tratar de separarse de mí después. (Siu,
2017, pp. 112-113)
Si también hablamos «sin rodeos», los impacientes intentos sexuales son el resultado de
la inseguridad del protagonista: él quiere ser, como los otros hombres, el «sexo fuerte»,
pero pierde el dominio en esta relación. En la primera cita, los dos salen juntos en el coche
de Rosa (que, por supuesto, conduce ella), pero Kam Wen prefiere hacerlo a «su manera»,
es decir, llamar a un taxi. Rosa no se lo impide, bromeando que el hombre no se sentirá
contento si no gasta todo su dinero, mientras que él confiesa que no tiene ver con la plata;
Rosa llega a una conclusión y la expresa abiertamente: «Entonces, es una de arrogancia.
De chauvinismo masculino» (Siu, 2007, p. 60). Es decir, acudir a la cita en un coche
conducido por la novia le hace sentir un hombre «inútil», o incluso «inferior» a la mujer.
Por lo tanto, se esfuerza para evitar cosas que puedan generar tal sentimiento.
267
A pesar de que el protagonista puede arreglar estos detalles, hay una cosa radical que
nunca logra resolver: Rosa es una nueva mujer que valora mucho su carrera profesional
y su libertad. De ninguna manera las abandonará a cambio de otras cosas, ni siquiera el
amor y el matrimonio. No le queda otro remedio que utilizar la forma más original ―el
sexo― para conquistar a la novia y someterla a su poder en esta relación romántica.
Durante los momentos de pasión, una vez cuando Kam Wen fuerza la lengua dentro de la
boca de su novia, se encuentra «un muro de dientes apretados» (Siu, 2017, p. 89). Rosa
está nerviosa y explica que le da una sensación de violación. Cuando el novio propone
resolver el problema con una inversión de papeles, la actitud de la chica cambia:
Me fulminó con la mirada y no respondió, pero más tarde, cuando los dos estábamos un
poco desbocados, descubrí con grata sorpresa que mi sugerencia no había caído en oídos
sordos, como había pensado en un principio. (p. 88)
El acto sexual, para el hombre, representa la conquista, poseer a una mujer, vencerla, pero
ella escapa, como escapa a una posible definición. El hombre se abstrae, elabora, piensa su
trascendencia, domina la naturaleza o la mujer tratando de escapar a su límite vital ―viril.
Pero no logra capturar ni a la mujer ni a la eternidad. La potencia tiene su límite en la
impotencia. (Fedullo, 2002, p. 59)
Como consecuencia, mediante la ruptura, Rosa logra escapar de una relación que puede
cambiar su futura vida y del destino de que todo lo suyo venga definido por su marido.
Viaje a Ítaca es la historia de una conquista realizada por Kam Wen, pero el hombre no
es la parte dominante, sino el que se somete a la mujer.
198
“La vinculación de lo femenino con la muerte, la representación masculinaˮ de Liliana Fedullo,
Investigadora en la Facultad de Filosofía y Humanidades. Integrante del Programa de Estudios de Género
y Mujer de la Universidad Nacional de Córdoba. Investigadora para UNICEF proyecto “La Niñez
Prostituida” (1998-2000).
268
Conclusión
Tras analizar todas las obras narrativas de Siu Kam Wen, podemos afirmar que sus
historias no se limitan al círculo de la colonia china en Lima, sino que también hablan
sobre todo del Perú republicano. No obstante, la vida de los inmigrantes chinos en la Lima
de los años sesenta y setenta del siglo pasado es sin duda su tema favorito.
Como escritor, Siu Kam Wen tiene una habilidad especial para mezclar en sus libros la
historia de la inmigración china al Perú, su experiencia personal y la condición de la
sociedad peruana en la segunda mitad del siglo XX. No es posible entender completamente
su narrativa sin conocer bien estos tres elementos fundamentales de su creación literaria.
Durante los 169 años de inmigración china al Perú, se construye no solo el barrio chino,
con sus colegios, periódicos, revistas, sociedades y restaurantes chifas, sino también la
comunidad china. A través del matrimonio, se unen las dos etnias ―china y la peruana―
y surgen los descendientes tusanes. Con estos frutos de la inmigración, no solo los chinos
acaban integrándose en el Perú, sino que los peruanos gradualmente van teniendo una
idea más concreta y cabal del mundo oriental y su cultura.
269
En sus cuentos de espadachines, Siu describe unos objetos típicamente orientales. Como
consecuencia, China, a pesar de que sigue siendo un imperio misterioso, logra una
presencia mucho más concreta. En sus historias de la colonia oriental en la Lima moderna
el autor, como escritor bilingüe, explora las posibilidades que le ofrecen las dos lenguas
en las que hablan no solo los personajes, sino también el autor y el contexto. De este
modo, en las obras narrativas de Siu Kam Wen, aunque escritas en español, el chino se
convierte en un idioma de «nos-otros». China deja de ser meramente un símbolo exótico
y abstracto, para pasar a ser una realidad que vive entre los peruanos.
Durante mucho tiempo, los inmigrantes chinos constituyeron un grupo marginal. Gracias
a un largo y fructífero proceso transcultural, su cultura logra incorporarse en el sistema
establecido del Perú, y posteriormente la presencia oriental también contribuye a
potenciar la heterogeneidad de la sociedad peruana. Al mismo tiempo, la comunidad
china es también un conjunto de gran pluralidad debido a los múltiples orígenes de los
inmigrantes (Cantón, Fujian, hakká, etc.). Lo más importante es que los procesos de la
aculturación primero y los de transculturación después producen diferentes influencias a
cada uno de los individuos y dan lugar a distintas identidades.
En sus obras, Siu habla tanto de los problemas que preocupan a todo ser humano como
de los casos especiales de los inmigrantes chinos, y así construye tres grupos de
personajes distintos: el «yo» (semi) autobiográfico, las figuras masculinas y las figuras
femeninas, que resumo a la continuación.
270
Gracias a su esfuerzo, el joven Siu Kam Wen logra escapar del destino de ser un tendero
como todos a su alrededor. Sin embargo, al rechazar lo que se denomina la «identidad
hipotecada» que le dan el padre y la comunidad, todavía está confuso. Frente a la compleja
realidad de la segunda mitad del siglo pasado en el Perú, no sabe cómo responder a «quién
soy» y «qué debo hacer», las dos preguntas más grandes de su vida.
En cierto sentido, la creación literaria es como un espejo porque a través del proceso de
redacción, los escritores pueden conocerse mejor a sí mismos. Como narrador
autorreflexivo, escribir le da a Siu Kam Wen la oportunidad de explorar lo que se esconde
en lo más profundo de su alma. En sus obras autobiográficas y semiautobiográficas, Siu
abre heridas del pasado con el fin de revelar sus sensaciones más íntimas, incluso adopta
la perspectiva de otros personajes a su alrededor e intenta presentar sus posibles ideas
frente al mismo acontecimiento.
Las preguntas vitales no se resuelven hasta Viaje a Ítaca. En esta novela, valiéndose de
la filosofía oriental de su cultura original, el escritor maduro empieza a conocerse con un
nuevo método: si nunca sabrá qué es, ¿por qué no responder la pregunta explicando qué
no es?; y, frente a las diversas cualidades, ¿por qué no se puede tener todas al mismo
tiempo? Al final, él encuentra las respuestas sobre sus verdaderas identidades personales
y étnicas: es un hombre ideal, pero al mismo tiempo práctico; no es puramente chino, no
es completamente peruano y no es 100 % estadounidense tampoco. No obstante,
íntimamente se siente chino, y como escritor, se considera peruano.
Además del «yo» de las obras autobiográficas y semiautobiográficas, en los cuentos que
navegan entre la realidad y la ficción Siu Kam Wen construye un conjunto de figuras
masculinas chinas. Igual que el autor, estos hombres migran al Perú con un sistema chino
ya establecido, pero en el nuevo destino se ven obligados a incorporarse a la cultura de
271
los «otros» para adaptarse a su nueva vida. Siempre intentan encontrar un equilibrio entre
los dos mundos, pero entre los dilemas les invade la confusión: «¿qué soy, chino o
peruano?».
Además, para presentar la vida caótica de estos personajes, Siu Kam Wen aplica un
discurso doble del tiempo ―el presente y el pasado― y el espacio ―el aquí y el allá.
Con estas técnicas de yuxtaposición, Siu crea una serie del «sujeto migrante» con figuras
vacilantes, que sufren constantemente la confusión de su verdadera identidad.
Con estos personajes, la duda de la identidad étnica deja de ser un caso privado del autor,
y se vuelve un problema colectivo de la comunidad. Basándose en la confusión que
comparte Siu con su grupo, él amplia el concepto del «yo», es decir, hay un «yo
individual» de Siu Kam Wen como persona, el que realiza una larga búsqueda de las
respuestas a dos preguntas vitales, pero al mismo tiempo, también existe el «yo colectivo»
de los inmigrantes chinos. Siu, miembro de la inmigración china al Perú, reflexiona
constantemente sobre la relación que mantiene su grupo con los dos mundos que
coexisten en su vida. A través de este «yo colectivo», el autor logra resumir las
características del hombre inmigrante chino, revelando su mundo interior, y vincula la
imagen masculina con la identidad en crisis.
Por otro lado, frente a la confusión de los hombres, la alegría y la tristeza de las mujeres
chinas en Lima también llama mucho la atención del escritor. Con siete figuras femeninas,
el escritor aborda dos generaciones de mujeres inmigrantes: la antigua, sometida a las
moralidades radicales de la China tradicional, y la generación joven e independiente.
272
La sociedad androcéntrica de la China feudal encerraba a las mujeres en casa,
marginándolas y privándolas de derechos. La primera generación de mujeres
generalmente es excluida de la toma de decisiones, e incluso del proceso migratorio. A
pesar de que sí hay algunas que logran agruparse con los miembros masculinos en el Perú,
siguen siendo complementos del sistema patriarcal en vez de verdaderos individuos.
Para Siu Kam Wen, la violencia, sea agresiva o sorda, es la forma en que los hombres
ejercen poder sobre el otro género. Valiéndose de esto, se establece una relación desigual
entre las dos partes: el hombre domina y la mujer es sometida. Sin duda, en las familias
transnacionales, producto de la migración, la relación entre los dos géneros sufre
modificaciones y sí existen mujeres que aprovechan la ausencia de los varones para
convertirse en cabezas de familia. Al llegar a la tierra extranjera siguen compartiendo la
autoridad con sus cónyuges, pero el poder se limita en los asuntos privados y muchas
veces lo ejercen solo sobre los miembros femeninos de la familia.
Desde su perspectiva masculina, Siu Kam Wen suele colocar sus figuras femeninas en
una situación de dilema. El «espacio privado» conforma la escena principal, y estas
historias se vinculan estrechamente con el tema del hogar. Por lo tanto, las características
de las protagonistas se presentan a través de las decisiones en relación a factores como el
amor y el matrimonio.
273
radical lleva al sentido de la reproducción, tanto biológica como étnica, al extremo de
convertir a las mujeres en máquinas. La oportunidad de trabajar en igualdad de
condiciones con los hombres cambia tanto el papel que juegan las nuevas mujeres en casa
como su mentalidad. Estas jóvenes empiezan a elegir si aceptan esta tarea por propia
voluntad, e incluso la rechazan para lograr más éxito en su carrera profesional.
Siu Kam Wen enfoca cada figura femenina como un individuo, pero al mismo tiempo,
por las características comunes que comparten, las observa en imágenes grupales. Por
medio de estas figuras colectivas, muestra la evolución de las mujeres chinas en Lima a
través de dos generaciones y su progresivo empoderamiento, especialmente dentro del
hogar.
Por medio de las historias de estos tres tipos de personajes, el autor revive no solamente
la vida dentro del barrio chino, sino también la Lima de la segunda mitad del siglo XX.
Sitúa sus obras narrativas en el momento más agitado de la historia republicana del Perú.
La contracultura, el régimen militar y la crisis económica son registradas en los libros, y
sirven como contexto de lo que ocurre a los inmigrantes chinos en esa época.
Además, la contracultura también anima a jóvenes chinos como Siu Kam Wen a salir del
círculo cerrado de la colonia china. Le abre nuevas perspectivas de vida elegida
libremente en vez de seguir trabajando en profesiones que repiten generaciones y
generaciones de chinos en Lima. Más importante aún es que esta ruptura con la
comunidad le da la oportunidad de observar a su propio grupo con más tranquilidad; como
consecuencia, en sus libros Siu puede aportar a sus lectores un juicio razonable de la
comunidad china, en vez de un fervor ciego o una negación absoluta.
274
La rebeldía del joven autor se presenta por el rechazo de no solo la identidad hipotecada
que le propone la familia y la comunidad china, sino también de todas las ideas anticuadas.
El régimen militar del general Juan Velasco dominaba el Perú de los años sesenta y
setenta del siglo pasado y sirve de contexto histórico para la mayoría de los libros de Siu.
Sin embargo, frente a la misma realidad, las actitudes del autor en cada historia son
diferentes.
Como hemos visto, El verano largo es la única obra que tiene un tono aliviado y optimista.
Por influencia de las ideas contraculturales, para la juventud, la transformación significa
acabar con todos los males existentes y abrir paso a un mejor futuro. Por lo tanto, en la
época de El verano largo, el universitario se siente contento no solo por el amor, sino
también por una pasión avalada para la ideología de los jóvenes contemporáneos. No
obstante, las reformas revolucionarias del Gobierno militar no tuvieron éxito y
destruyeron la sociedad peruana. Así se quebró el sueño utópico, y el autor se vio obligado
a volver a la realidad cruel. En consecuencia, en las obras que escribe después de estos
años de euforia, predomina una profunda desilusión.
Siu Kam Wen habla de la gran depresión económica del Perú con un humor totalmente
negro: se burla del desorden de la zona de Miraflores y hace chistes tristes sobre las
constantes huelgas de todos los sectores. En sus novelas, Lima, especialmente en las
últimas dos décadas del siglo pasado, permanece en una crisis inusualmente profunda. A
pesar de ser un escritor realista, los sucesos en sus novelas son tan ridículos como si fueran
escenas de novelas de Kafka.
275
Aunque el contenido de la creación literaria de Siu Kam Wen se centra principalmente en
los años sesenta y setenta, existen algunos libros en que explora la última década del siglo
pasado. Sin embargo, no todas las realidades que vivió aparecen necesariamente en sus
obras. Menciona el terrorismo de los grupos paramilitares y la respuesta violenta del
Gobierno ―temas importantes en los años ochenta―, pero no se extiende al respecto.
Al contrario que sus colegas, Siu Kam Wen sigue narrando a través del realismo
tradicional. A pesar de que también crea cuentos fantásticos, como los de la colección
Ilusionismo, no mezcla estas dos formas, es decir, las historias realistas tienen un fin
«real» en vez de mágico. Por otra parte, la muerte no aparece frecuentemente en sus obras.
En historias trágicas como La vida no es una tómbola sí mueren varios personajes, pero
para el autor, la muerte no es nada más que el resultado final e inevitable del fracaso
existencial de estos inmigrantes chinos.
Obviamente, en sus libros también se nota una tentación por escapar de la realidad. No
obstante, en vez de la fantasía y la muerte que usan los otros narradores del grupo ochenta,
Siu Kam Wen acude a su origen oriental en búsqueda de consuelo. Por medio de los
cuentos de wuxia crea un mundo totalmente distinto en el que hay normas y justicia. Los
espadachines gozan de gran libertad, pero al mismo tiempo se encargan de garantizar el
orden de la sociedad. En este mundo misterioso también existen problemas que
confunden a la gente, pero al final uno puede resolverlos si cuenta con la habilidad
276
suficiente necesaria. Como escritor de origen chino, la utopía no es la muerte ni la
fantasía, sino el oriente: es un mundo perdido al que el autor nunca puede volver.
Podemos concluir que Siu Kam Wen es un escritor singular de la «Generación del
desencanto» de la narrativa peruana. En sus libros presenta su propia experiencia como
un sujeto singular de la inmigración china al Perú de la segunda mitad del siglo pasado.
Habla de los problemas que preocupan a toda la sociedad peruana en los años de
decepción, y también de la desilusión exclusiva de los chinos. A través de sus historias,
este escritor autorreflexivo explora tanto el «yo individual» propio y el «yo colectivo»
del grupo al que pertenece. La narrativa de Siu es testimonio del resultado de los procesos
de transculturación entre las cultura china y peruana. Como un escritor con-fundido de
ambas civilizaciones, con sus obras, Siu Kam Wen construye unas historias de nos-otros
en la narrativa peruana.
277
Anexo I
Siete ensayos de Siu Kam Wen
En el presente documento adjuntamos las entrevistas que citamos en la tesis. En total hay
siete de ellas, ordenadas cronológicamente:
“Siu Kam Wen y El tramo finalˮ de Siu Kam Wen, artículo invitado por Editorial
Casatomada (2009) cuando publicó la segunda edición de esta colección de cuento.
“Así escribí Viaje a Ítacaˮ, artículo invitado por La conjura de los libros (2017) cuando
publicó en Lima esta novela.
“Íntimamente me siento chino; como escritor me siento peruanoˮ de Bruno Ysla Heredia
(2017), cuando publicó su novela Viaje a Ítaca.
“No todos hemos nacidos igualesˮ de Richard Chuhue (2017), entrevista publicada en
la revista Integración en 9 de julio de 2017.
279
Siu Kam Wen y El tramo final199
La segunda mitad de los años setenta fue la peor etapa de mi vida, y también la mejor.
Yo estudiaba entonces Contabilidad en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y,
muy desdichado con mi elección de carrera, faltaba a la mitad de mis clases. Me pasaba
el tiempo merodeando por el Pabellón de Letras y hacía vida de bohemio los fines de
semana. Al mismo tiempo, hice varios buenos amigos entre los estudiantes de Letras,
entre ellos Cronwell Jara, quien me introdujo al mundo de los escritores y a la creación
literaria. Una noche que cruzaba el Pabellón de Letras en busca de estos amigos vi un
afiche convocando a participar en un concurso de cuento. Creo que lo organizaba la
Asociación Nisei del Perú. Volví a casa e inmediatamente escribí un cuento de quince
páginas. Ese cuento fue “El tramo final”. Lo escribí bajo las condiciones más adversas,
entre las nueve y las once de la noche. Como mi dormitorio estaba próximo a la sala, tuve
que taparme los oídos con algodón o, a falta de este, con papel higiénico, para no
distraerme con el sonido del televisor. Después de las diez, mi joven hermano, que
compartía conmigo la habitación, debía dormir, y yo tenía que poner la máquina de
escribir sobre el colchón de mi cama y seguir escribiendo en cuclillas.
El tercer cuento fue “La vigilia”, y este ya lo escribí sentado, en tres noches y con una
facilidad que no se ha repetido nunca más. El primer borrador fue prácticamente el último.
Y mientras escribía este relato de diez páginas, me di cuenta de lo melódico y cadencioso
que es el lenguaje español.
En el curso de los siguientes nueve o diez meses, escribí una decena o docena más de
relatos. Apenas terminaba uno, ya estaba planeando el próximo, y lo hacía a toda hora del
199
http://editorialcasatomada.blogspot.com.es/2009/02/siu-kam-wen-y-el-tramo-final-testimonio.html
280
día: en la tienda de mi padre, en la universidad, mientras viajaba en ómnibus. Empecé a
concebir esos relatos en términos de un abanico chino. Cada cuento debía de comunicar
un mensaje particular, pero leídos como conjunto, debían de proporcionar al lector un
panorama completo de la vida en el microcosmos de los chinos en el Perú. Insistí en
incluir en los cuentos personajes de todas las variedades (niños, jóvenes, adultos, y viejos;
kueis, chinos «netos», chinos adoptivos como Uei-Kuong, tusanes de padres chinos,
tusanes de padre chino y madre peruana como Rosa, etc.), y tratar de abarcar en la mayoría
de los temas, el espectro humano que a veces es muy peculiar en la colonia china en el
Perú, a veces universales (vejez, brecha generacional, amor o desamor, soledad,
matrimonio, identidad racial, muerte, polarización política, etc.).
Descarté cuatro o cinco de los cuentos, quedándome con solo nueve. A la colección le di
el título de mi primer cuento: El tramo final, porque cuando es traducido al chino, resulta
ser un título muy poético. Es también muy apropiado, porque en esos años, que eran la
segunda fase del velasquismo, todo el mundo estaba haciendo lo que las ratas en un barco
que se hunde: salir nadando a toda costa. La colonia china había perdido tantos de sus
miembros que parecía estar realmente en su tramo final.
Cuando me senté a escribir el primer cuento de El tramo final, yo tenía veintinueve años.
Pero eso no quiere decir que mi vocación fuera tardía. Por el contrario, cuando tenía solo
diez años de edad, ya llenaba mi bloc escolar con cuentos y hasta novelas cortas. Escribía
entonces en chino, que era el lenguaje que conocía mejor. Pero un día tuve una epifanía,
y decidí abandonar el chino y usar el castellano a partir de ese momento. Me puse a
traducir poemas y los clásicos chinos al español, tratando de aprender el idioma de este
país. Cuando entré a la nocturna del colegio Ricardo Bentín, en el distrito del Rímac, ya
escribía muy bien, aunque no hubo modo de quitarme el acento, que probablemente me
acompañará cuando me presente ante San Pedro y termine llamándole San Pedo.
¿Por qué, entonces, no comencé antes mi carrera literaria? Parecerá mentira a quienes
piensen que tenía un mundo narrativo, prácticamente exclusivo entonces, esperándome.
A world waiting there for me to grab. La verdad fue muy diferente. Yo no sentía entonces
que el mundo de los chinos en el Perú fuera de interés para nadie. Sufría también de una
preocupación excesiva por el estilo que me hacía releer el mismo párrafo diez veces antes
de avanzar hacia otro. Después de un par de intentos, tiré la toalla y me puse a escribir
281
una tesis sobre lingüística y estética que, treinta años más tarde, reescribiría en inglés y
publicaría como Deconstructing art.
Probablemente yo seguiría merodeando por los corredores de San Marcos como un alma
en pena si en 1978, no se me ocurriera leer simultáneamente La vida a plazos de Don
Jacobo Lerner, de Isaac Goldemberg, y The magic barrel, de Bernard Malamud. La
novela de Isaac fue un texto precursor, el machete que abrió el camino que otros como yo
seguiríamos más tarde: ahora hasta los miraflorinos escriben acerca de ser miraflorinos.
El magnífico cuento de Malamud, por otro lado, me convenció de que el contenido seguía
siendo el elemento más importante de cualquier historia, y no las pirotecnias estilísticas.
Les di a leer mis cuentos a tres amigos míos. Dos de ellos los recibieron con entusiasmo,
pero el tercero, un poeta, me sugirió que abortara inmediatamente el feto de mi nueva
vocación. Me dijo que mis cuentos no tenían trama, clímax o final sorpresa: ese no es el
modo de escribir cuentos, me dijo. Volví a mi casa cabizbajo, jurándome que lo próximo
que escribiría lo mostraría primero a mis enemigos.
Y solo por darle la contra a mi amigo poeta, escribí los cuentos que compondrían mi
segunda colección: La primera espada del imperio. Estos eran cuentos truculentos, llenos
de sorpresas, tan diferentes de los cuentos de El tramo final, que si estos fueron escritos
por el Dr. Jekyll, entonces los primeros debieron haber salido de la pluma de Mr. Hyde.
Pero prefiero explicar el maniqueísmo de estos dos libros de cuentos diciendo que La
primera espada del imperio lo escribí con mi cabeza, mientras que El tramo final lo
escribí con mi corazón.
282
Entrevista Siu Kam Wen: Identidad múltiple200
Carlos M. Sotomayor
Considerado un autor de culto, Siu Kam Wen se encuentra en Lima para presentar la
reedición de su ópera prima El tramo final (Ed. Casatomada, 2009) y su última novela La
vida no es una tómbola (Fondo editorial de la UNMSM, 2009).
Usted empieza a escribir literatura de manera precoz, desde que era un niño…
Sí, pero en chino, no en castellano. Empecé a escribir en castellano recién cuando había
cumplido veintinueve años.
Ahora que se reedita su primer libro, El tramo final, ¿qué recuerda de aquella época?
Fue una época bastante movida, porque fueron los años de Velasco. La economía estaba
mal, y yo estudiaba Contabilidad en San Marcos de noche. Pero un día pasé por el
pabellón de Letras y vi un afiche que anunciaba un concurso de cuentos. Entonces, regresé
a casa y empecé a escribir el primer cuento del libro.
Yo creo que hice una elección bastante apropiada, porque yo antes de escribir ese primer
cuento, había hecho unos intentos de escritura. Trataba de imitar a Borges y escribía
cuentos fantásticos, pero no me salía nada. Hasta que un día leí una novela de Isaac
Goldemberg. Entonces pensé: si a mí, como un extranjero, me interesaba leer sobre los
judíos, ¿por qué no puedo escribir sobre los chinos y tener lectores peruanos?
También presentará en Lima su más reciente novela, La vida no es una tómbola. ¿Es el
más autobiográfico de sus obras?
200
http://Siu Kam Wen.blogspot.com.es/2009/03/entrevista-en-diario-el-correo.html
283
Sí, es lo más autobiográfico que he escrito. Hay tres personajes principales en la novela:
uno es Héctor, otro es el tío Elías y la otra es una chica llamada Maggie. El personaje
Héctor está basado de mi experiencia.
Exactamente. Porque me dije: para qué me voy a inventar otro nombre y otras situaciones
si todo el mundo va a saber que está basada en mí (risas).
Salvo La estatua en el jardín, que transcurre en París, todos mis libros están ambientados
en el Perú. Por ejemplo, hace poco escribí una novela basada en un hecho ocurrido en
Hawái, sin embargo, no pude escribir ese libro ambientándolo en Hawái, sino que tuve
que reubicar la acción en el Perú de los años setenta. No sé si llamarlo nostalgia.
Ese es un tema que yo siempre eludo (risas). Por nacionalidad yo soy norteamericano,
por nacimiento soy chino, pero por afecto soy peruano. Mira, como individuo me pueden
calificar como chino, o como chino nacionalizado norteamericano, pero como escritor,
yo me considero un escritor peruano.
284
Una obra entre dos mundos201
Johnny Zevallos
La interesante propuesta narrativa de Siu Kam Wen, de retratar la presencia del sujeto
asiático desde adentro, es quizá una de las más novedosas en nuestra literatura. Ningún
otro autor peruano ha logrado representar con tanta verosimilitud el mundo de los
descendientes chinos y su compleja relación de arraigo con un país que los marginó en
un inicio, para luego incorporarlos en un país de todas las sangres. Por ello, decidimos
entrevistar a este fascinante escritor chino-peruano para que nos revele su experiencia
como narrador entre dos mundos, un «autor de culto» que gana lectores entre los más
jóvenes.
Siu Kam Wen nació en Chungshan, Kuangtung (China) en 1951. Cuando tenía seis años
su familia migró a Hong Kong y dos años después llegó a Lima, donde tuvo que aprender
a leer, hablar y escribir en español. Tras cursar primaria y secundaria en colegios públicos
limeños, estudió Contabilidad y Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos. Obtuvo una mención honrosa en el Premio Copé de Cuento 1981 y otra
distinción similar en el Cuento de las Mil Palabras1983. En 1985 migró con su familia
a Hawái. Ese mismo año publicó una colección de cuentos titulada El tramo final y en
1988 La primera espada del imperio. Asimismo, dio a conocer las novelas Viaje a
Ítaca y La estatua en el jardín (ambas en 2004), La vida no es una tómbola (2008) y El
furor de mis ardores (2010).
Siempre hay interacción de razas y por eso muchos autores peruanos, que trataban de
escribir una novela peruana totalizadora, es decir, que abarque todo, tenían que incluir a
las razas y a todos los estratos sociales. Por ejemplo, José María Arguedas lo hizo
con Todas las sangres (1964), pero fracasó, lo mismo Mario Vargas Llosa. Ahora, yo no
trato de hacer nada parecido y mi ambición es más limitada. Yo solo quiero introducir el
personaje chino peruano en la literatura. Hasta mi aparición no creo que haya habido un
201
http://www.elhablador.com/entrevista18_kam1.html
285
personaje chino que no sea folclórico, es decir, todos los que han aparecido en obras de
otros autores peruanos son exóticos, fuman opio, etc. Mi intención era cambiar esa
imagen. Quería mostrar ante los peruanos en general que los chinos peruanos también
somos humanos, somos gente común y corriente, tenemos nuestros defectos y nuestras
cualidades. Ese fue mi propósito cuando escribí los cuentos de El tramo final (1985) y la
novela La vida no es una tómbola (2008). En los cuentos de El tramo final me concentré
en los chinos peruanos, pero en La vida no es una tómbola empecé a salirme de ese
círculo y entrar al mundo estrictamente peruano. Por eso, en la novela no hay solo
personajes de mi mundo, sino también peruanos.
¿Consideras que los escritores de origen asiático (chinos, japoneses, tusán, nikkéi) tienen
una mayor riqueza al momento de escribir?
Depende, porque ciertos escritores de segunda generación no tienen mucho contacto con
su mundo ancestral. Por ejemplo, José Watanabe escribe poesía, pero su poesía no tiene
muchos colores japoneses. Augusto Higa, que últimamente escribe sobre los nikkéi, sus
personajes son más peruanos que nikkéi. ¿Por qué? Porque él está más disociado de su
mundo ancestral, que es Okinawa (Japón). Es más, él está más afincado en el Perú que en
Japón. Ahora, conmigo sucede algo diferente. Yo nací en China. Aprendí primero el
idioma chino, me interesé inicialmente por la literatura china antes de aprender el español.
Soy un poco diferente en ese sentido.
Creo que sí, pero la marginalidad en la obra de Oswaldo Reynoso no es racial, sino social.
Él habla de un sector bastante bajo de la sociedad peruana. En mi caso, los personajes de
mis relatos son marginales por su raza, porque son chinos. En ese sentido, constituimos
una minoría ética. En cambio, la minoría que retrata Reynoso es social, son los pobres,
los marginados, los lumpen. Ahora, yo no soy ni seré el único que escribe sobre lo
marginal, porque también está Antonio Gálvez Ronceros, que escribe sobre los negros,
que también son marginales. Y podríamos decir también que Jaime Bayly escribe sobre
lo marginal, porque sus personajes son homosexuales.
286
Algunos críticos han señalado ciertos aspectos autobiográficos en tu novela La vida no es
una tómbola. Sin embargo, da la sensación de que se percibe cierto desgarro, un complejo
nivel de integración y desintegración con la sociedad peruana. ¿Es así?
Veamos, si bien en La vida no es una tómbola hay varios personajes, Héctor, Elías y
Maggie son los principales. De ellos solo Héctor quiere integrarse a la sociedad peruana.
Los otros no, sobre todo Elías. Él no se esfuerza por integrarse, porque se cría en su
mundo cerrado. Maggie también es nacida en el Perú, pero tampoco hace mucho esfuerzo
por integrarse. Héctor vendría a ser mi alter ego, pues hace intentos por integrarse a la
sociedad peruana, no solo yendo a la escuela nocturna, sino siguiendo educación superior,
aprendiendo el español y haciendo amigos peruanos. Entonces, se da una bipolaridad
entre quienes aspiran a integrarse a la sociedad peruana y los que no. Generalmente, los
que no quieren son los chinos de la primera generación, con excepción de Héctor, que
también es de primera generación.
Ahora, ¿has tenido oportunidad de leer los libros de Humberto Rodríguez Pastor?
Sí, él me regaló algunos ejemplares de Hijos del celeste imperio (1989). Cuando se
publicó a la sociedad peruano-china no le gustó, porque hablaba de la época más penosa
de la inmigración china: los culíes. Sin embargo, ya están reconociendo sus méritos, saben
que esa historia es penosa, pero también necesaria. Lo mismo sucedió con mi obra.
Cuando se publicó por primera vez El tramo final, los chinos de primera generación no
querían aceptarla, no me reconocían, porque no solo hablaba de las cualidades de los
chinos, sino también de sus defectos. No obstante, en esos años los chinos de segunda
generación (los tusán) comenzaron a apreciar que por primera vez en la literatura peruana
hubiera una descripción humana de los chinos en el Perú. A ellos sí les gustó. La otra vez,
por ejemplo, me encontré con el ex ministro de Transportes Luis Chang Reyes y él tenía
una copia de la primera edición de El tramo final. Y no solo eso, atesoraba ese libro.
Ahora, no he tenido oportunidad de leer En el país de las colinas de arena (1994), de
Fernando de Trazegnies. Sé que la primera parte de ese libro es una ficcionalización de
la vida de un culí, y esa primera parte podía pasar como literatura, pero la segunda parte
ya es historia. Ahora, no me pidas que haga una crítica al libro de Trazegnies porque no
lo he leído. Por eso, cuando yo escribo sobre mis paisanos no quiero reproducirlos de
forma natural. Eso se lo dejo a otro escritor. Porque yo no quiero que mis paisanos me
digan cómo se te ocurre describirme de ese modo degradante. Me han pedido que vuelva
287
a escribir novelas sobre culíes, pero ya no pienso hacerlo más porque yo no soy experto
en historia.
En tu narrativa, al menos hasta antes de su última novela, se advierte ese conflicto por el
que atraviesan tanto los inmigrantes chinos como los tusán en general, pero también todos
aquellos que no pueden asimilarse a la excluyente sociedad limeña.
Los chinos de primera generación siempre hemos tenido dificultades para integrarnos a
la sociedad peruana, sobre todo por la diferencia del idioma, porque aprender a hablar
castellano nos resulta muy difícil, e integrarnos a las costumbres peruanas es todavía más
difícil. Los chinos, así como los demás integrantes de otras nacionalidades, han venido al
Perú con sus ideas preconcebidas, con sus costumbres enraizadas y no están dispuestos a
cambiarlas. La segunda generación, los tusanes, tienen la alternativa de escoger ser
incluidos en el mundo de sus padres o ser aceptados en el mundo de su madre adoptiva.
Generalmente, eligen a esta última. Sin embargo, en los colegios o en la sociedad misma
son tratados diferente que los peruanos, porque ellos tienen una cara, unos rasgos físicos
o un color de piel diferente a los de la población general del Perú. Muchos de ellos se
sienten tan desarraigados como los chinos de primera generación. Yo lo sé porque mis
hermanos son de segunda generación y ellos no saben a qué mundo pertenecen, es decir,
saben que son peruanos y si se les pregunta de qué nacionalidad son, responden: yo soy
cien por ciento peruano. Sin embargo, ellos en su interior saben que no lo son. Se observa
entonces una mayor complejidad. No hay una línea divisoria entre cuál es el mundo
peruano y cuál el chino, y ellos están entre ambos mundos. Es algo así como lo que sintió
el Inca Garcilaso de la Vega, porque han debido aceptar los dos mundos y mezclarlos. Yo
también he tenido esa dificultad. Mis primeros años en el Perú solo hablaba en chino,
pero a medida que iba adquiriendo conocimientos de lenguaje y me integraba con el
mundo peruano pensaba: yo soy medio chino y medio peruano. En cierta forma, sé lo que
no soy: no soy chino cien por ciento ni soy peruano cien por ciento. Y debo agregar algo
más: tampoco soy peruano, soy norteamericano. Tengo mi pasaporte de ciudadano
norteamericano (risas).
José María Arguedas aseguraba que los personajes andinos que aparecían en las novelas
anteriores a su obra no eran reales ni se asemejaban a los que él conoció en su infancia y,
por ello, sintió la necesidad de representar a los indígenas desde adentro. ¿Tú también
sentiste la misma necesidad respecto a los chinos?
288
Yo creo que es exacto lo que dijo Arguedas porque todos los indios descritos en las
novelas de Ciro Alegría, Ventura García Calderón, Adolfo Vienrich y Enrique López
Albújar fueron creación de imágenes exóticas y miradas despectivas. Es solo con José
María Arguedas que se ha podido describir a los indios desde dentro. Yo creo que los
personajes retratados en la literatura previa a Arguedas tienen sus tintes pintorescos. Son
caricaturas, algo así como sucede en Matalaché (1928), porque no creo que haya existido
un negro como el descrito en la novela de López Albújar. Ahora, es cierto, yo también
sentí la misma necesidad porque a mí me enojaba ver que los chinos eran descritos como
pervertidos, perversos y exóticos. Mi interés respondía a dos necesidades de expresarme
literariamente. La primera, porque cuando yo estudiaba secundaria en el Colegio Ricardo
Bentín y en otros colegios nocturnos la gente miraba de arriba abajo a los chinos; decían
que los chinos venían al Perú a poner un negocio, amasaban una pequeña fortuna y se
marchaban. No contribuían a ningún aporte cultural ni social al Perú. A mí me irritaba
eso. Y como los chinos de segunda generación no se habían esforzado en brindar esos
aportes a la sociedad peruana, entonces yo debía hacerlo; me corrí ese riesgo. La segunda
razón es que todos los personajes chinos descritos en la literatura peruana, sobre todo
en Abraham Valdelomar, son caricaturizados. Los chinos de verdad no son así. Yo quería
corregir esa imagen y cuando escribí El tramo final tenía plena conciencia de lo que
estaba haciendo. Ahora, en cambio, escribo vivencias, experiencias personales y por ello
mis últimas novelas son bastante autobiográficas; en contraste con El tramo final, que
tiene algunos datos autobiográficos, pero no tantos. Por el contrario, los hilos narrativos
de La vida no es una tómbola se centran cuando yo tenía entre catorce y veinticuatro años,
mis vivencias en colegios y universidades. Alguien ha señalado que escribir esa novela
ha sido para mí como una catarsis, como que he liberado ese demonio escondido que
estaba dentro de mí. En cierta forma, mis mejores y peores memorias han estado
conectadas con el Perú. No todas esas memorias fueron agradables, pero las agradables
no las olvidaré jamás.
De los autores que han escrito sobre otras minorías étnicas en el Perú, ¿cuáles te parecen
los más importantes?
Bueno, están Isaac Goldemberg, quien hizo algo parecido a lo que yo hice, pero con los
judíos, así como Gregorio Martínez y Antonio Gálvez Ronceros, que trabajaron el mundo
de los negros. En cambio, los japoneses no han tenido un autor representativo, porque
289
José Watanabe escribe poesía y Augusto Higa recién está dando sus primeros pasos.
Ahora, yo creo que un autor debe ser auténtico, porque para describir un mundo el escritor
debe ser auténtico en sus sentimientos. Yo ya no estoy tan preocupado en escribir sobre
el mundo chino-peruano, porque quiero abrirme, ser más versátil, no circunscribirme a
ese mundo. Si pudiera escribiría sobre toda la sociedad peruana, como Todas las sangres,
pero eso es imposible. Ese tipo de proyectos está condenado al fracaso, mejor no lo
intentes. Recientemente leí un artículo en la revista News week acerca de la gran novela
americana. Dice el artículo que esa pretensión de escribir la gran novela americana ha
jodido a todos los escritores porque es imposible describir en trescientas o cuatrocientas
páginas todas las cosas que han sucedido en la historia y la cultura norteamericanas. Y al
final terminan haciendo un mamotreto que nadie lee. Por el contrario, el artículo sugiere
que la propuesta de William Faulkner es mejor, porque escribió una sola novela repartida
en diferentes libros. Cada uno de ellos se ocupa sobre un aspecto determinado de la
sociedad norteamericana. En mi caso, podría definir mi obra en dos vertientes narrativas:
una autobiográfica y otra fantástica. Ojalá me dure, porque el material autobiográfico se
me está agotando.
Me agrada, porque significa que, si bien no me leen mucho, los que me leen me quieren.
Eso es lo más importante porque dentro de unos cuantos años lo único que queda son los
libros. Aunque el autor haya muerto, todavía se sigue comunicando a través de sus libros.
Es decir, si cogemos Los ríos profundos (1958), aún podemos sentir la voz y el espíritu
de José María Arguedas. Y eso hace que la literatura será imperecedera. Si uno quiere
ganar inmortalidad, no lo va a hacer construyendo una estatua en una plaza, sino
escribiendo un buen libro. Un buen libro va a pasar de siglo a siglo, porque, por ejemplo,
en un principio Rojo y negro no fue tomado en cuenta, pero ahora es considerado un
clásico y es imprescindible en la literatura universal.
290
Entrevista a Siu Kam Wen202
Carlos M. Sotomayor
La novela está inspirada en algo que efectivamente pasó. Hace como tres años regresé a
Lima para presentar El tramo final y La vida no es una tómbola. Y me hicieron un buen
número de entrevistas, algunas de ellas aparecieron en periódicos y otras, en revistas.
Después de tres meses, cuando ya me encontraba de retorno en Hawái, me llegó un email
de alguien que había conocido hace 38 años y que fue mi primer amor. Ella me había
reconocido en una entrevista que me hicieron en la revista Caretas.
Sí. Tiene dos partes. La primera es un viaje al pasado, exactamente al año 1971. Ese año
ingresé a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y fui al ciclo básico. Eso era un
programa nuevo que reunía a todos los ingresantes de diversas facultades. Y en esa época
conocí a una chica que yo pensé que tenía dieciocho, pero en realidad tenía dieciséis.
La época. Casi todas las semanas teníamos mítines, protestas, marchas. Era políticamente
muy revuelta, pero también muy interesante. Había algo vivo, había algo pujante. En esa
época había empezado la reforma agraria y la reforma social. Finalmente, todas esas
reformas se vinieron abajo, no resultaron. Yo no creo que haya habido otra época similar
202
http://elcaminodellanto.blogspot.com.es/2012/06/entrevista-siu-kam-wen.html
291
en la historia del Perú. La revolución de Velazco fue un espejismo, pero mientras uno la
vivió fue la mejor experiencia…
Sí, y no solo con el fracaso de la revolución peruana, sino también con la caída del muro
de Berlín, con la conversión de China al capitalismo, con el fracaso de la revolución
cubana. Ya no hay ese idealismo.
Yo era izquierdista, pero después tuve que aceptar la realidad, que la ideología no
funciona, que la ideología utópica de Marx o de Engels no funciona. Y he tenido que
aceptar esa realidad pragmática.
Yo prefiero escribir en forma llana, sin mucho artificio. Y se dice que Stendhal cuando
escribió Rojo y negro siempre tenía al lado el Código de Napoleón, que era conciso y
claro. Y yo hacía lo mismo, sobre mi escritorio tengo Rojo y negro porque si a veces sufro
la tentación de ser demasiado florido, releo esa novela.
Bueno, conozco tres lenguas. He tratado de escribir en inglés. Pero siempre supe que en
inglés no iba a ser tan bueno como en español. Y ya me he olvidado del chino escrito; lo
puedo hablar, pero escribir una novela no, tal vez alguna carta.
¿Cómo es tu relación con el Perú? Te lo pregunto porque tú naces en China, vienes aquí
de niño y te quedas hasta que por razones de no conseguir trabajo terminas yéndote a
Hawái donde has pasado la mayor parte de tu vida. Pero siempre vuelves al Perú.
Bueno, como escritor siempre vuelvo al Perú porque mis años de formación (parte de mi
infancia, mi adolescencia y mi juventud temprana) se vivió en Lima. Esos fueron los años
292
que me han marcado de un modo u otro. Sin el Perú no hubiera llegado a ser escritor. Si
me hubiera quedado en China me hubiera convertido en un campesino ignorante. Y si me
hubiera quedado en Hong Kong me hubiera convertido en un tipo superficial.
293
Así escribí Viaje a Ítaca203
Viaje a Ítaca fue escrito originariamente en inglés, durante mi quinto año de residencia
en los Estados Unidos; fue también mi primera novela, a menos que se considere como
tal un fallido divertimento de trescientas páginas que escribí en castellano mientras vivía
todavía en el Perú, tratando de mantener integra mi salud mental. ¿Por qué lo escribí en
inglés, un lenguaje que solo podía hablar entonces abominablemente, comprender con las
justas y escribir penosamente, y no en el lenguaje mejor familiarizado de Cervantes? La
respuesta ―o parte de la respuesta― es: arrogancia.
Vine a Hawái en 1986. Hasta ese momento, toda mi educación en inglés consistía en un
curso intensivo de doce meses en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano de la
Avenida Abancay. Podía leer la mayoría de los cuentos de O. Henry, pero con gran
dificultad los de Poe. Veía Remington Steele, y no entendía nada de lo que decían los
actores. Cuando fui a buscar un trabajo (job) en Jack in the Box, le dije al gerente que
estaba buscando un jab (puñete). Y, sin embargo, incluso antes de poner los pies en la
tierra norteamericana, había prometido solemnemente que, antes de cumplirse mi tercer
año de residencia en USA, iba yo a escribir un libro completamente en inglés. Había leído
la increíble historia de Jerzy Kosinski, un polaco que llegó a Nueva York sin saber una
palabra de inglés, pero que en dos años logró no solo escribir un libro en ese idioma, sino
publicarlo por entregas en el Reader´s Digest. Me sentí herido en mi vanidad, y me di tres
años para repetir esa hazaña.
Pasaron tres años. No escribí ningún libro, en inglés o en español: para entonces, se me
habían agotado las ideas. No teniendo nada que hacer, desempolvé el divertimento de
trescientas páginas que he mencionado antes y traté de traducirlo al inglés. Trabajaba en
unos pocos párrafos a la vez, cuando no estaba trabajando en un restaurante chino como
mesero, que era casi todo el tiempo, y los escribía en un pedazo de papel bond recortado
al tamaño de una tarjeta. Luego corregía una palabra aquí y una frase ahí, y cuando la
tarjeta estaba llena de correcciones la pasaba a limpio y tiraba la versión antigua. Al cabo
203
http://laconjuradeloslibros.com/siu-kam-wen-asi-escribi-viaje-a-itaca/
294
de un año o año y medio, tenía ya dos cajas llenas de esas “tarjetas”, y había adquirido
destreza escribiendo en inglés, aunque no sin cierto esfuerzo.
Me salí del trabajo (a tiempo parcial) de mesero para cuidar a mi padre, que se había
vuelto ciego y estaba muy enfermo, pero después de su fallecimiento decidí no buscar
otro trabajo inmediatamente, para terminar el libro. Escribí el primer borrador en dos
meses, trabajando seis horas (a veces ocho) al día y tomándome pastillas de cafeína para
combatir la fatiga mental. Entonces lo reescribí tres veces en el transcurso de otros seis
meses. Para Navidad, ya tenía un manuscrito más o menos completo en mis manos y, con
casi todos mis ahorros agotados, había comenzado a buscar otro trabajo de mesero.
Mientras escribía el último párrafo del libro, me sentí como alguien que finalmente
lograba pagar una fuerte deuda. El verdadero tema de la novela no fue nunca el
tragicómico romance entre el semiautobiográfico protagonista y Rosa. El verdadero tema
fue el país que acababa de visitar, tanto es así que inicialmente quise dar al libro el título
de Perú, hasta que me di con el magnífico poema Ítaca de Cavafis, Aunque yo había
despotricado al país por su xenofobia, que me había forzado a emigrar por tercera vez, le
debía también gratitud por el hecho de que nunca fui discriminado en el área de
educación; el Estado peruano pagó por mi educación desde el colegio secundario hasta la
universidad. También valoraba la oportunidad de haber crecido en el Perú, en vez de en
la China o en Hong Kong, ya que eso me impidió que terminase convertido en un
campesino ignorante o en un hongkonense frívolo.
295
Comencé a traducir al castellano A journey to Ithaca casi inmediatamente. Pensé que iba
a ser fácil. No fue así. Fue un proceso penoso y agotador. No tuve ningún problema en
pasar de un idioma a otro, pero cambiar de mentalidad fue otra cosa. Incluso cuando
escribía en castellano, seguía pensando en inglés. El resultado fue una versión llena de
anglicismos y de frases ineptas. No era buena. Pero ese era otro libro, y contaré su historia
en otra ocasión.
Casi al mismo tiempo en que yo estaba terminando el libro, Jerzy Kosinski entraba en el
cuarto de baño de su apartamento en Manhattan, se colocaba una bolsa plástica en la
cabeza, y se suicidaba. Había sido denunciado como un farsante. Había sido acusado de
emplear un ejército de traductores y de editores para escribir sus libros, que él redactaba
en polaco. Kosinski nunca fue un genio del lenguaje inglés como lo había sido Joseph
Conrad. En efecto, él era incapaz de escribir una simple carta sin cometer los errores más
garrafales de ortografía o de gramática. Y su primer libro (una descripción de su vida de
disidente en la URSS), fue editado con ayuda de la CIA.
296
Íntimamente me siento chino; como escritor me siento peruano204
El escritor chino-peruano de culto Siu Kam Wen estuvo a fines de marzo de visita en
Lima —radica en Hawái—, para presentar su más reciente publicación a cargo de la
editorial Casatomada: La novela Viaje a Ítaca. Esta es la primera novela que escribió, a
principios de la década de 1990, pero que no había sido publicada hasta ahora en nuestro
país. El libro trata de uno de los regresos del autor al Perú, precisamente en 1990, y, como
dice él mismo, fue su primer intento de resumir sus veinticinco años de experiencia aquí
en un solo libro. Esta entrevista-testimonio es también un intento, y nada más que eso, de
resumir los temas y motivos de la vida y obra de Siu Kam Wen en un solo texto.
NOMBRES
Los caracteres chinos se pronuncian según dialectos en formas muy diferentes. Cuando
yo nací mi nombre fue registrado en caracteres chinos y esos caracteres se usaban como
el idioma oficial de China en ese momento que es Putonghua o mandarín. En mandarín
mi nombre se pronuncia como Xiao Jing Rong, pero en cantonés, Siu Kam Wen. Lo que
pasó fue que cuando se estaba gestionando mi visa para ir de Hong Kong al Perú, alguien
en el consulado chino en el Perú resultó ser una persona de origen cantonés y solo pudo
transcribir mi nombre según la pronunciación cantonesa. Mi nombre resultó siendo Siu
Kam Wen. Este nombre apareció en todos mis documentos desde mi pasaporte hasta mi
carnet de extranjería que usaba entonces. Fui a los colegios y a la universidad con ese
nombre, por eso tuve que quedarme con él. Yo me reconozco como Siu Kam Wen.
Hay algunas personas, por ejemplo, corresponsales que me escriben desde China, que me
llaman señor Xiao, no señor Siu. Siu es mi apellido paterno y Kam Wen es un solo nombre
chino de dos caracteres. Se puede usar cualquiera de los caracteres, pero generalmente
prefiero que sean usados los dos al mismo tiempo. La gente en el Perú me llama Siu,
nunca me ha llamado Kam Wen. Todo el mundo pensaba que Siu era mi nombre de pila,
204
http://www.leeporgusto.com/siu-kam-wen-intimamente-me-siento-chino-como-escritor-me-siento-
peruano/
297
y así se han acostumbrado a llamarme. Incluso el personaje femenino de El verano largo.
¿Dónde está el apellido materno? Yo no tengo pues.
Yo desde que estaba en la secundaria todos los años tenía que ir en la matrícula a quejarme
y señalar de nuevo cuál era mi nombre y cuál mi apellido, porque si no iba a estropear mi
registro escolar. Todos los años tenía que buscar a la secretaria de mi colegio para pitear.
En el colegio chino comenzó el problema porque me pusieron un nombre peruano: José,
José Siu Li. Mi mamá se apellida Li. Cuando terminé la primaria, esos registros escolares
no coincidían con el nombre que tenía en mi carnet de extranjería y tuve un problema
enorme también. Tuvieron que hacer rectificaciones de nombre, a través de un abogado.
Por eso, desde que entré a San Marcos insistí en usar el nombre como Siu Kam Wen y en
ese orden.
IDENTIDAD
En lo de ser escritor, me siento peruano porque escribo en el idioma que se usa en este
país, por los veinticinco años que viví en el Perú, por mi paso por la universidad y los
colegios del Perú y porque tengo afectos también aquí. Y también porque todo lo que
escribo, bueno, con algunas excepciones, se ocupa del Perú. Entonces, me siento un
escritor peruano. Yo no me siento un escritor chino, en China nadie me conoce, además,
yo no escribo en chino. Y no soy como uno de esos escritores nacidos en China que se va
a los Estados Unidos y comienza escribir en inglés. Ellos se consideran escritores chino-
norteamericanos.
298
LENGUA
Escribir [originalmente en inglés] Viaje a Ítaca sí había sido un poco por arrogancia, pero
aprender el inglés, comenzar desde el principio, no fue simple arrogancia sino un reto.
Había superado la dificultad de un nuevo idioma varias veces, no solamente el castellano
sino también el cantonés porque mi primera lengua era longduhua, un dialecto
sumamente opaco y hermético, que hablaba muy poca gente. De ahí, tuve que aprender
el cantonés, en la primaria en Hong Kong. Después, asumí el trabajo de aprender el
castellano, que fue una empresa muy difícil para mí. Y, finalmente, cuando me vi
obligado a emigrar por tercera vez, a los Estados Unidos, también supe que iba a tener
que enfrentarme a un nuevo idioma y yo sabía que iba a agarrar al toro por las astas, no
me iba a asustar por eso. Incluso cuando llegué allá, mi formar de aprender el inglés fue
sentarme y hacer traducciones, como repitiendo lo que hice en el Perú. Porque veía que,
yendo al colegio, estudiar de forma oral el inglés, se aprendía las expresiones más usuales
para conducirse en la vida, pero no para alguien con fines de escribir en el futuro algún
libro, por ejemplo. Yo creo que puedo jactarme de que siempre he tomado una actitud un
poco heroica en función al lenguaje. Si algún día me tengo que mudar a Francia, también
voy a agarrar al francés por las astas.
PRIMERA NOVELA
Viaje a Ítaca fue mi primer intento de resumir mis veinticinco años de experiencia en el
Perú en un solo libro, originalmente no lo iba a titular así, sino simplemente Perú. En
cierta forma no fue un libro exitoso porque no pude poner todo en la forma de ficción;
tuve que usar mi memoria y escribirlo un poco como un libro de viaje, citando mis
recuerdos cuando visitaba lugares conocidos. Allí también hablé acerca de mis familiares,
de mi tío, pero eso lo hubiera querido plasmar en forma completamente ficticia y no logré
alcanzar ese propósito hasta que escribí La vida no es una tómbola. En este sí, toda mi
experiencia fue contada en forma de ficción, incluyendo la vida de mi tío. Yo considero
a La vida no es una tómbola como una versión más exitosa de Viaje a Ítaca. O que los
dos libros tienen su importancia.
299
RENACIMIENTO
ESCRIBIR
Escribir libros ha sido siempre por afecto, por afición y por amor a la escritura. Es un
asunto un poco quijotesco, porque yo siempre he dicho y lo he repetido muchas veces que
si el mundo avanza es porque está lleno de estos tipos quijotescos que no esperan una
recompensa por sus esfuerzos. Yo cito como ejemplo a los hermanos Wright, los que
construyeron los primeros aviones. Ellos comenzaron con una tienda de bicicletas y
gastaron sus ahorros en construir aeroplanos primitivos. Todos los grandes
descubrimientos, hallazgos, han sido hechos por gente que se arriesga, que no esperan
300
una recompensa a sus esfuerzos. Hay que arriesgar. Después de mis dos primeros libros
yo traté de escribir, pero no resultaba porque en ese entonces yo tenía que buscar trabajo,
tenía que asentarme en la nueva vida y con ese trajín era imposible tener paz mental. Yo
llegué a escribir, por ejemplo, una novela de trescientas páginas. Era una novela acerca
de un pishtaco, de un músico norteamericano que pasó una vez por Lima en el siglo XIX,
creo que presenció una pequeña revolución aquí, su hotel fue atacado con cañones y todo,
es un poco interesante. Escribí esa novela como un divertimento, no lo considero algo
serio y no pienso publicarlo nunca. Tiene unas trescientas o cuatrocientas páginas.
Todavía tengo el manuscrito, pero no pienso publicarlo. Escribí otro libro, llegué a la
página cien, después me di cuenta de que el tono usado era inadecuado y tuve que tirarlo
al tacho. Por cada libro que termino habré abandonado unos tres. Todavía me pasa eso.
OBRA
El libro que vuelvo siempre a releer es El verano largo, pero la novela que considero
como la mejor es La vida no es una tómbola porque como novela está bien estructurada,
los hilos se conectan, parece que es la novela perfecta. Pero íntimamente, prefiero El
verano largo.
301
MUJERES
FLORES
El nombre Azucena [de dos de mis personajes] es por mi preferencia a nombres de flores
para los personajes femeninos. Por ejemplo, Rosa (nombre del personaje de Viaje a Ítaca)
ha salido dos veces en mis libros e historias. Daisy (Margarita en inglés) ha salido también
no sé cuántas veces. Azucena también. ¿Por qué? Porque yo tengo esta idea de que a
veces una flor refleja la personalidad de su poseedora. Por ejemplo, Rosa habla de un
carácter abierto, mientras que Azucena, de un carácter más puro. Daisy era un poco como
corriente. Yo enchufo a mis personajes, siempre que puedo, el nombre de flores. La única
Azucena que conocí en mi vida era la chica del propietario del edificio donde vivía. Me
pareció un nombre muy hermoso y, además, tiene una cierta connotación provinciana.
Tanto Azucena en ese cuento que ganó una mención honrosa en el Cuento de las mil
palabras, como en El verano largo son de origen humilde.
PADRE
El padre en mis narraciones generalmente se trata de un personaje severo que ve muy mal
la vocación que han escogido sus hijos. Es ese tipo de padre. Y generalmente ese tipo de
padre es el que estimula a los hijos a escribir. Debe ser por rebeldía. Yo comencé a
escribir Viaje a Ítaca antes de que mi padre se enfermase, entonces, trabajaba de mesero
a tiempo parcial, me sobraba tiempo. Un día mi papá, que en ese momento tenía 79 años,
despertó sin poder ver, ciego. Lo llevamos al doctor y el resultado fue que tenía diabetes.
Un enfermo diabético necesita ser cuidado diariamente, tenía que recibir sus inyecciones
302
de insulina. Mi hermano y mis dos hermanas tenían trabajos estables. Yo no podía pedir
que se quedasen en casa a cuidarlo. Me dije: Mi trabajo es solamente parcial, si renuncio
no me va a afectar mucho. Renuncié y me quedé en casa a cuidar a mi papá. Creo que me
quedé dos meses y al cabo de ellos falleció. Después de su fallecimiento decidí no buscar
de nuevo otro trabajo, sino terminar el libro y recién comenzar a buscarlo. Terminé este
libro en tres meses y después volví a trabajar por nueve meses. Hasta que ya la plata
comenzó a faltarme, llegó la época de navidad y yo no tenía ni plata para comprar
regalos. Entonces, oye, ya tengo que ir a buscarme un trabajo. Ya había terminado el
libro y aproveché. Trabajaba algo así de seis a ocho horas.
AUTOFICCIÓN
Sí he escuchado hablar de eso, pero autoficción… ¡no sé, pues! ¿Los ríos profundos es
también autoficción, ¿no?
RECONOCIMIENTO
Trato de ser versátil y no solamente escribir acerca de la comunidad china [en el Perú]
pero comencé escribiendo sobre ella y me parece que es la veta que más interesa a los
lectores y también a los académicos. Han escrito un montón de artículos acerca de El
tramo final pero en cambio no han escrito casi nada acerca de los otros libros. Porque hay
sobre El tramo final y sobre La vida no es una tómbola. Hay una tesis italiana sobre este
último libro, no sé cuántas tesis francesas sobre El tramo final, y ahora están escribiendo
también una tesis en China, sobre toda mi obra. A La vida no es una tómbola la van a
traducir al chino; han terminado ya dos tercios del libro y lo van a publicar pronto. Ojalá.
PROYECTOS
303
Creo que voy a hablar con la Universidad Ricardo Palma porque hace unos años
mostraron interés en publicar todos mis cuentos en un solo tomo. Ya habían hecho algo
similar con Oswaldo Reynoso. El problema en esa época es que yo necesitaba conseguir
un permiso de mi editor español para una excepción a esos derechos, ellos tienen los
derechos. Y yo por flojera no la había conseguido hasta ahora pero ya lo hice. Así que,
los de la Ricardo Palma ya pueden publicar toda mi obra de historias cortas en un solo
tomo.
ACTUALIDAD
Ahora no he visto grandes cambios en el Perú y no creo que haya oportunidad en el futuro
para escribir un libro diferente acerca del país. Porque ahora el Perú está bien, es en los
malos momentos que se pone interesante.
Los ríos profundos de José María Arguedas, La palabra del mudo de Julio Ramón
Ribeyro, Rojo y negro de Stendhal, Servidumbre humana de Somerset Maugham y Las
novelas de artes marciales de Jin Yong
304
Entrevista Siu Kam Wen: No todos hemos nacidos iguales205
Richard Chuhue
Considerado un autor de culto, Siu Kam Wen (Xiao Jin Rong) estuvo recientemente en
Lima presentando su última novela en español: Viaje a Ítaca (Editorial Casatomada,
2017), la cual se suma a una serie de trabajos suyos que toman como referencia los datos
autobiográficos (en este caso una frustrada historia de amor que oscila entre la nostalgia
y el humor) pero engarzándolos en una reflexión del país y la sociedad peruana.
Conversamos con el reconocido escritor acerca de sus impresiones en diversos temas:
Usted nació en China, vivió en el Perú veinticinco años y luego se fue a Hawái. Ha
dicho parafraseando a Gustav Mahler que es “tres veces apátrida”, sin embargo, se
reconoce también como un escritor peruano. ¿Qué motivaciones encuentra aún en
el Perú?
En el Perú todavía tengo afectos y amistades forjadas en nuestros días mozos. Es también
una fuente casi inagotable de inspiración para mí, porque es un país imperfecto y
relativamente pobre. Si fuera una utopía o una nación rica como Estados Unidos, me temo
que tendría pocas cosas que escribir acerca de ella.
Es interesante que antes de mí la comunidad china en el Perú no haya tomado dicho reto.
Mi explicación es que los chinos de primera generación tenían enormes dificultades para
aprender el idioma, sin hablar ya de expresarse literariamente en español. Una de esas
dificultades consistía en la falta de un buen diccionario, que fue superada recién en 1953,
cuando la Foreign Languages Press de Beijing publicó un Diccionario Español Chino
bastante completo y que, para 1962, ya pudimos importar de contrabando desde China
Roja. Sin ese diccionario, yo tampoco hubiera aprendido el español como lo hice. En
cuanto a los escritores tusanes (porque ya los había, como la poeta Sui Yun o los
narradores Mario Choy Novoa y Mario Wong), ellos probablemente no se sintieron lo
205
https://issuu.com/integracion/docs/integraci__n_44?utm_source=conversion_success&utm_campaign=
Transactional&utm_medium=email
305
suficientemente chinos como para hablar «desde dentro», y también porque la vertiente
urbana no comenzó a aparecer en la literatura peruana sino en los 50. La vertiente de las
minorías étnicas apareció todavía más tarde, a fines de los 70, cuando Isaac Goldemberg
escribió acerca de la comunidad judía y Gregorio Martínez de la comunidad negra. Yo
simplemente seguí el rumbo trazado por ellos.
306
¿Cuáles son sus recuerdos del Barrio Chino limeño?
Los primeros dos años que me encontraba en Lima, frecuentaba mucho el Barrio Chino.
Eso es porque el colegio chino se encontraba en el Jirón Junín; no se mudaría a Breña
sino en 1962. Mi papá y mi tío se turnaban también en llevarme a Capón y sus alrededores
a visitar a sus viejos amigos o a ver películas en los dos cines que había en la Plaza Italia,
que eran «Unión» y «Pizarro». Había también otro cine, más pequeño que era el Apolo,
donde la comunidad hacía algunas de sus celebraciones. En ese cine vi El espadachín
manco, el film que introdujo el género de las películas de kung fu y que antecedió a todas
las películas de Bruce Lee. El Barrio Chino tenía dos librerías, donde se podía adquirir
revistas y libros publicados en chino. Ahí pasaba muchos de mis ratos libres buscando en
sus anaqueles los libros que quería leer.
Acaba de presentar una nueva novela en español: Viaje a Ítaca. ¿Cuáles son los
planes para sus futuras obras?
Tengo tres o cuatro proyectos planeados, pero solo uno, el que estoy trabajando en este
momento, es autobiográfico. Es una novela corta sobre la niñez, que es la única parte de
mi vida que todavía no he aprovechado suficientemente. Es un libro que está constituido
por las vivencias que tuve entre las edades de cinco y diez, cubriendo mis primeros
recuerdos de China y Hong Kong y también los recuerdos de mis primeros años en Lima.
El libro tiene un final de sorpresa que da sentido y significado a estos recuerdos
fragmentarios que aparentemente no son de ningún interés para nadie excepto yo. Mis
otros proyectos son dos novelas policíacas, ambas basadas en hechos reales. Una de ellas
está basada en el doble crimen del poeta chino contemporáneo Gu Cheng, quien mató a
hachazos a su bella esposa en una isla remota de Nueva Zelanda y se ahorcó delante de
su propia hermana. La otra está basada en la muerte de un anciano de 101 años por causa
de una afrenta de juventud.
307
caracterizado por ser «intrusiva». Siempre ha sido la comunidad china la que se adaptaba
a la sociedad peruana y no al revés. Entonces, no se podía odiar a los inmigrantes chinos
como se odia hoy a los inmigrantes del medio oriente en algunos países europeos. Como
otras «sangres» que hoy integran la población del país, la comunidad china ha brindado
también sus aportes en diversas áreas, más en unas (cocina, comercio, agricultura, por
ejemplo) y menos en otras (fútbol, música), pero no tengo noción de que haya
«importado» al país algo que sea negativo. (Bueno, lo de los fumaderos ya es cosa del
pasado).
La generación peruano china de hoy tiene más suerte que las que la precedieron, porque
ha encontrado a China convertida en un poder mundial; de repente ya no se acuerda de lo
que las generaciones anteriores hemos sufrido en cosas de discriminación y racismo, y
tome la armonía social que disfruta hoy como algo que da por sentado. Por eso es
importante que existan libros como Hijos del Celeste Imperio en el Perú, de Humberto
Rodríguez Pastor, que hablan de la dolorosa historia de los culíes y muestran la difícil
trayectoria que los inmigrantes chinos hemos tenido que recorrer para alcanzar los
mismos privilegios de los inmigrantes italianos, alemanes, e incluso japoneses. No todos
hemos nacido iguales bajo el sol.
308
Anexo II
Fotos
Lima,2017
309
Dr. Eugenio Chang Rodríguez con la autora
15 de septiembre, 2016
311
Dra. Raquel Chang con la autora
14 de septiembre, 2016
313
Julio Villanueva Chang, editor de la revista Etiqueta Negra, con la autora
Madrid
20 de enero, 2017
315
Sr. Juan Capunay, ex embajador del Perú en China con la autora
21 de julio, 2018
317
El tercer Foro de políticos jóvenes China-América Latina y el Caribe
22 de Julio, 2016
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