Obra de Teatro
Obra de Teatro
Obra de Teatro
PRESENTADO POR
JULIANA CARO DURAN
MOMPOX BOLÍVAR
2019
INTRODUCCION
Desde la concepción clásica de Aula de Teatro hasta llegar a la filosofía con la que hemos
impregnado nuestras últimas actuaciones hemos sufrido una catarsis personal y profesionalmente,
que ha invertido valores y conceptos tradicionales tanto en Educación como en Teatro.
La tarea ha sido dura y lenta; con avances y retrocesos; con entusiasmos y decepciones. Nos
hemos sentido incomprendidos la mayoría de las veces y, cuando el azar ha coronado una
dramatización con un premio más o menos espectacular pocas personas, incluidas aquellas que,
por su posición pedagógica, debieran haber intuido la trascendencia del proceso, se han quedado
en la anécdota de la representación brillante. Solamente en una ocasión, en 20 años, una
Inspectora se detuvo a analizar técnicamente nuestro sistema y nos animó a publicarlo.
Gracias a ello y después de una dura autocrítica unida a un inquebrantable entusiasmo, nos
hemos atrevido a formular este proyecto como guía para educadores optimistas.
El formato del trabajo corresponde a las bases de un concurso sobre innovación pedagógica,
al que osamos presentarnos y que, naturalmente, ganó un proyecto sobre nuevas tecnologías.
Desde la concepción clásica de Aula de Teatro hasta llegar a la filosofía con la que hemos
impregnado nuestras últimas actuaciones hemos sufrido una catarsis personal y profesionalmente,
que ha invertido valores y conceptos tradicionales tanto en Educación como en Teatro.
La tarea ha sido dura y lenta; con avances y retrocesos; con entusiasmos y decepciones. Nos
hemos sentido incomprendidos la mayoría de las veces y, cuando el azar ha coronado una
dramatización con un premio más o menos espectacular pocas personas, incluidas aquellas que,
por su posición pedagógica, debieran haber intuido la trascendencia del proceso, se han quedado
en la anécdota de la representación brillante. Solamente en una ocasión, en 20 años, una
Inspectora se detuvo a analizar técnicamente nuestro sistema y nos animó a publicarlo.
Gracias a ello y después de una dura autocrítica unida a un inquebrantable entusiasmo, nos
hemos atrevido a formular este proyecto como guía para educadores optimistas.
El formato del trabajo corresponde a las bases de un concurso sobre innovación pedagógica,
al que osamos presentarnos y que, naturalmente, ganó un proyecto sobre nuevas tecnologías.
2.1. Objetivos generales:
5° -Sembrar inquietudes intelectuales para que los alumnos disfruten del estudio y de la
investigación.
-Conocer su propia voz y utilizar la palabra como el más noble medio de expresión.
-Asimilar los problemas de los demás al tener que asumir los de sus personajes, lo
mismo que su manera de hablar y sentir según su época y condición.
Potenciar la responsabilidad, adjudicando cometidos dentro del equipo, para que todos los
participantes en la experiencia se sientan necesarios, como puede ser encender el magnetofón o
encargarse de controlar el vestuario o, simplemente, pedir en dirección la llave del Salón de
Actos, hace sentirse a los alumnos elementos imprescindibles. Lo mismo que les va a motivar el
que el director tenga en cuenta su observación acerca del texto y la puesta en escena o, mucho
más aún, si les consulta ante sus dudas.
Habremos de insistir en que una representación teatral es una obra coral en la que todos
y cada uno son imprescindibles. Tal vez haya que lavar cerebros para convencer a los que no
pueden ser protagonistas de que solo los actores y las actrices muy buenos son capaces de hacer
bien los papeles más «feos».
3. Metodología
Potenciar la responsabilidad, adjudicando cometidos dentro del equipo, para que todos los
participantes en la experiencia se sientan necesarios, como puede ser encender el magnetofón o
encargarse de controlar el vestuario o, simplemente, pedir en dirección la llave del Salón de
Actos, hace sentirse a los alumnos elementos imprescindibles. Lo mismo que les va a motivar el
que el director tenga en cuenta su observación acerca del texto y la puesta en escena o, mucho
más aún, si les consulta ante sus dudas.
Habremos de insistir en que una representación teatral es una obra coral en la que todos
y cada uno son imprescindibles. Tal vez haya que lavar cerebros para convencer a los que no
pueden ser protagonistas de que solo los actores y las actrices muy buenos son capaces de hacer
bien los papeles más «feos».
Existe un tipo de niños que no está contemplado en los libros de Pedagogía ni de Sicología:
el niño feo y, sobre todo, la niña fea. En este momento que nos toca vivir, cuando el culto a la
belleza alcanza cotas insospechadas hace un par de décadas; cuando supone un rito indispensable
en el tercer ciclo de Primaria sonreír enseñando el aparato de la ortodoncia; cuando, al acabar la
escolaridad, los padres cambian las gruesas gafas de sus hijos por lentillas; cuando la madre
somete a la pepona de su hija a régimen para que sea más esbelta; en este tiempo, digo, la niña
gordita, la canija, la pecosa, la dientona, la miope, la altísima, la bajita... lo tienen muy crudo.
Eso, tratándose de condiciones físicas poco atractivas para su edad, que generan innumerables
complejos salvables con amabilidad y cariño por parte de los mayores que las rodean. Pero es
que, además, hay niños realmente feos, desagradables, que producen repulsión, que se sienten
rechazados no solamente por sus compañeros, sino hasta por sus familiares. Estos niños y estas
niñas ven a Dios cuando el profesor les pone en la mano una varita mágica y les da el papel de
hada. Si, además de feos, son inteligentes, lo que acrecienta su dolor, ese papel les va a
transfigurar ante el espejo y ante la clase, y van a renacer, van a sentirse hermosos, que, en fin de
cuentas, es lo que todos deseamos. No le tiene que preocupar al profesor arriesgarse con tamaña
elección: el maquillaje y la ilusión hacen maravillas.
Cada actor debe tener el texto completo de la obra. Es importante que ningún alumno
monopolice su papel, que éstos sean rotativos hasta que se hayan decantado las personalidades,
que la obra sea en todo momento un trabajo colectivo. Es fácil conseguirlo ya que, en una
semana de ensayos, todo el mundo se conoce todos los papeles. (García Lorca ponía mucho
interés en que los actores de «La Barraca» dominaran toda la obra, no solamente para solucionar
situaciones de emergencia, sino para fomentar el aspecto global de la representación.)
Es muy importante para que los alumnos se identifiquen con su papel que, durante los
ensayos, no se les llame por su nombre sino por el del personaje que representan, incluso a
aquellos que tienen un papel anodino y, que si no figura nominado en el guión, deberemos
adjudicarle para afianzar su identidad. Es posible que nosotros les recordemos también, en el
futuro, por este nombre mejor que por el suyo propio.
Todos los alumnos que no pueden conseguir un papel relevante -el gran grupo- tienen
que sentirse también parte imprescindible de la representación. Hay muchas maneras de
conseguirlo: desde representar a unos soldados desfilando marcialmente, hasta simular las flores
de la pradera que se mueven al compás del viento. Pero lo que realmente les va a motivar, aunque
al principio se rebelen algunos, es una escena de baile. A través de él se van a redondear nuestras
pretensiones educativas. Lo que verdaderamente llena el escenario, integra a los niños, es
espectacular y consigue la plenitud de una representación infantil es el baile. El baile es la
armonía total. No hace falta que sea complicado: dos pasitos adelante y dos hacia atrás... El baile
es el colofón de toda fiesta y el teatro lo es. Es el momento unificador, en el que se pueden
subsanar pequeños roces que hayan surgido en el reparto; es cuando la Reina le va a dar la mano
al compañero con síndrome de Down, y los dos van a saludar juntos, igualando la trascendencia
de su papel... El baile es la apoteosis de la igualdad dentro de la diferencia, que es uno de los
objetivos que nos habíamos marcado.
La experiencia teatral, concebida de esta manera, va a ser un revulsivo que cambie las
constantes incómodas que habíamos descubierto en la clase. Un ejército de sicólogos no
aumentará la autoestima de los niños acomplejados como lo va a conseguir una representación
ante el colegio en pleno, sobre un escenario lleno de luces, en el que cada uno se ha sentido
centro de todas las miradas. Ni va a hacer reflexionar al navajero, que le ha tocado el papel de
emigrante desvalido y que ha tenido que ir asumiendo a través de múltiples ensayos. Ni va a crear
los lazos de amistad fraguados entre risas, mientras se repasan los ensayos. Y va a hacer que los
alumnos sean capaces de comprender que el profesor que da voces y les hace repetir una frase
varias veces no está enfadado con ellos, sino que tiene que ponerse serio para que las cosas
salgan bien.
4. Temporalización
Aunque el Teatro de Aula figure en el Proyecto de Curso vamos a tener dificultades para
encontrarle una ubicación dentro del horario escolar. Si es el tutor quien lo organiza, puede ir
quitando minutillos de aquí y de allá, incluido el recreo, para dedicarle todos los días un ratito.
Pero el Teatro es una actividad literaria. Nuestro momento está en la clase de Lenguaje,
dedicándole unos minutos diarios. Las primeras sesiones, que se realizan en el aula, con los
alumnos sentados en su sitio, son las que van a profundizar en el aspecto hablado de la
representación. Una vez iniciados los ensayos, se van a encargar los mismos chicos de pedir
permiso para ensayar durante el recreo; y hay que dejarles, si no a todos juntos, al menos al
grupito que conforma una determinada escena.
También el Teatro es una actividad artística, por lo que debemos adecuar nuestra
programación de Expresión Plástica o Musical o, incluso, Educación Física, en función de la
actividad dramática en la que nos hemos embarcado. Ello no implica alterar el programa, sino los
motivos que vamos a trabajar.
A pesar de que le tendremos que robar su tiempo a las manualizaciones tradicionales, que
tanto gustan a padres y alumnos, vamos a conseguir un proceso de simbiosis entre la Plástica y el
Teatro por el que ambas materias se van a enriquecer mutuamente. No solamente le va a prestar
la Plástica sus pinceles al Teatro para pintar decorados, preparar los programas del festejo,
dibujar figurines, decorar con guirnaldas de papel o maquillar a los actores; también el Teatro le
va a proporcionar a la Plástica temas para historietas de comics, paisajes sugerentes, objetos para
modelar en arcilla o papel maché o un mural de quince metros en el que contemos nuestro
cuento.
De la misma manera se complementarán el Teatro y la Música. Los profesores específicos de
Música, sobre todo en Secundaria, tienen la sensación de que su área es considerada una «maría»
por la mayoría de los alumnos. Ellos mismos, como ocurre con los de E. Plástica, son tratados por
éstos como profesores de segunda, salvo en casos de una enorme personalidad e influencia en los
escolares. Esta situación, tan lamentable como cierta, sería superada con creces si la Música
trabajada en clase tuviera una aplicación inmediata, en la que los alumnos se pudieran lucir
tocando instrumentos dentro de la representación teatral, o si, en vez de preparar una audición de
música barroca, por ejemplo, a muchachos que se pasan el día tirando de auriculares estridentes,
se les invitara a escuchar varias piezas con el fin de elegir la más idónea para la escena de miedo.
La iluminación, los decorados y los efectos especiales auditivos forman parte de un cuadro
mutante y vivo. No debe preocuparnos, pues, utilizar las clases de Plástica y Música para los
ensayos, abandonando las manualidades y el pentagrama. El sentido estético, que es lo que
estamos educando, no se encuentra ni en las manos ni en los oídos, sino al final de ellos: en el
cerebro. Ahí hemos de hacer confluir los caminos artísticos. Si conseguimos colocar en «trance»
creativo a nuestros alumnos, habremos añadido el ingrediente emocional y estaremos realizando
una obra de arte.
La incorporación en un todo global de las tres áreas de expresión artística (Música, Plástica,
Teatro), para realizar la puesta en escena puede ser la salvación de ellas. Por eso es muy
interesante la coordinación de horarios y profesores específicos de estas materias a la hora de
trabajar en equipo.
Si tenemos programado el Teatro de Aula para un largo período de tiempo (trimestre, curso,
ciclo), podemos, sin miedo, abandonarlo durante días, e incluso semanas, si debemos insistir en
otros aspectos del programa escolar, como pueden ser evaluaciones o cualquier otra actividad. No
es malo. Al retornar encuentran los chavales nuevo entusiasmo, lo mismo que nosotros. También
se puede cambiar de frente: unas veces habrá que abandonar los ensayos para trabajar en los
decorados y otras para organizar el vestuario. Todo ello forma parte del entramado teatral, muy
rico en actividades paralelas a la escena e igualmente educativas.
La primera vinculación del Teatro con el área de Lenguaje parte del momento de su lectura
inicial en la que habremos de valorar tanto el tema como el texto.
5.1. Tema
Un trabajo que nos puede durar medio curso, en el que vamos a poner todo nuestro interés,
no se puede echar a perder con un tema banal en el que el asunto gira alrededor de un sabio
chalado que pierde las gafas. Aparte de encandilar a los alumnos, el tema les debe aportar
situaciones para atacar las áreas transversales más acuciantes: los derechos humanos, la
marginalidad, la libertad, el respeto al medio ambiente, etc. No solo deben impregnar la obra
teatral, sino que deben ser su esencia.
Existen algunas obritas de Teatro escritas para Primaria. Bastantes menos para Secundaria.
El problema estriba en que suelen estar pensadas para Aula o Taller de Teatro, que es lo que
nosotros queremos superar, y ocupan a pocos actores. Las podemos reconvertir, de acuerdo con
nuestra filosofía de que esta actividad debe acoger absolutamente a todos los integrantes del
curso. Puede ocurrir que estemos interesados por una obra dramática programada para diez
personajes y tengamos treinta chavales, con lo que el grueso de la clase quedaría abandonado. En
este caso, se pueden utilizar varios narradores o intercalar algún incidente relacionado con el
tema que nos dé pie para una conversación multitudinaria, o varios diálogos paralelos en los que
aparezca gente del pueblo, con frases más o menos corrientes, y que pueden ser pronunciados por
chicos o chicas indistintamente.
5. 2. Texto y lenguaje
Una vez que contamos con un texto, con dignidad literaria, que puede haber sido
consensuado por los alumnos y el profesor, hay que diferenciar en él las partes fundamentales y
accesorias.
a) Texto fijo
Es la parte de texto que obligatoriamente se tiene que estudiar de memoria sin concesiones a
la improvisación. Aquí hemos de ser estrictos y exigentes en cuanto a la vocalización,
pronunciación, y demás aspectos de la expresión oral. Hay que ser inflexibles en defectos de tono
y dicción, que si no se corrigen a tiempo, no se solucionarán nunca. Nosotros mismos hemos de
leer una y otra vez papeles distintos con las connotaciones expresivas correspondientes, sin
olvidar gestos, que hemos de exagerar, lo mismo que la vocalización. La lectura del texto es lo
primero que se trabaja y donde más hay que insistir ya que es el momento del acercamiento
lingüístico del alumno y que no debemos ni podemos desaprovechar para conseguir que disfruten
del idioma bien utilizado.
b) Texto flexible
El texto fijo debe ser el esqueleto de la dramatización, pero su cuerpo debe ser multiforme.
Cada curso debe modelarlo según sus características. El guión debe estar siempre abierto a
posibles modificaciones que puedan surgir en los ensayos. Debemos estar pendientes de las
sugerencias de los chiquillos que, muchas veces, ofrecen soluciones que nosotros no habíamos
previsto.
Dentro de la representación hay momentos en los que las emociones deben ser tan fuertes,
que hay que dar oportunidad a los alumnos para desarrollar su propia creatividad y para
identificarse, de tal manera, con la escena, que deben irrumpir en ella con toda la expresividad
que les pida el alma. Algunas de estas aportaciones suelen ser magníficas, y correremos a
incorporarlas a las cuartillas para dejarlas fijas, añadidas al texto original.
Para profundizar en el área de Lenguaje, una vez seleccionado el texto y dependiendo del
curso y momento, podemos, desde descomponer una frase en sílabas hasta jugar con los verbos,
los adjetivos, analizar oraciones, utilizar el diccionario, comentar textos... y toda suerte de
ejercicios correspondientes al tema que nos toca estudiar ese día. Podemos ejercitar la redacción
liberando la imaginación y creando historias paralelas, descripciones, narraciones, monólogos,
etc., de acuerdo con el programa. Los debates entre los personajes, a la vez que sirven para
mejorar la expresión oral, nos van a identificar con el espíritu de la obra, mientras educamos en
ese arte tan difícil que es discutir sin perder la compostura. Son los momentos en los que cada
actor se va a meter de lleno en su personaje, y puede llegar a entender una actitud aunque no la
comparta.
Si queremos matar varios pájaros de un tiro hay que buscarse una historia que nos ayude en
el conocimiento de lugares y/o momentos históricos.
Para situarnos en el lugar de los hechos, hemos de recurrir al mapa. La localización espacial
es muy difícil de asimilar en Primaria y la situación temporal tampoco la tienen solucionada los
alumnos de Secundaria, por lo que habremos de intentar, a través del Teatro, procurar la mayor
aproximación posible al tiempo y al espacio.
El mismo criterio hemos de utilizar para motivar en el área de Conocimiento del Medio: en
el lugar donde se desarrolla la acción habrá flora, fauna, accidentes geográficos, clima, deportes,
costumbres, etc., que iremos incorporando a medida que lo requiera el curso.
Para el niño, el pasado no tiene más interés cronológico que el haber ocurrido hace mucho
tiempo. El orden de acontecimientos no le afecta. Aceptémoslo y limitémonos a hacerle amar la
Historia... y la Leyenda. Una obrita de Teatro en la que se trabaje un momento determinado de la
Historia, con todo su entorno: sociedad, economía, alimentación, cultura, vestido, música, etc., va
a conseguir que ese grupo de alumnos, durante toda su vida, tenga un referente que le sirva para
situar acontecimientos anteriores y posteriores a él.
5.4. Matemáticas
Además de los problemas que tendremos que resolver de compras relacionadas con el Teatro
y de los que nos iremos inventando sobre la marcha, a medida que avancemos en el programa de
Matemáticas, vamos a convertir el campo de la Geometría en algo vivo. Si es muy importante
que el niño se familiarice con las mediciones y las unidades necesarias en cada caso, vamos a
conseguir que asimilen con facilidad conceptos dificilísimos para él como la verticalidad,
paralelismo o perpendicularidad correspondientes al curso que desarrollemos.
Las nuevas tecnologías son un medio -aunque los chavales lo utilicen como un fin-, y de su
utilización depende que se conviertan en un arma de guerra o un instrumento útil y necesario. En
el Teatro de Aula vamos a utilizar la televisión, el vídeo y el ordenador. Si tenemos
posibilidades, echaremos mano de Internet para conseguir la información que precisamos y para
chatear con otros compañeros que se encuentren en nuestras circunstancias, e intercambiar
experiencias.
5.6. Expresión Plástica y Musical
6. Evaluación
Puede parecer que la evaluación de una experiencia teatral haya que realizarla después del
estreno. Pues no. El estreno es la zanahoria que hemos colocado delante de nuestros alumnos para
encandilarlos. Además, el estreno de cualquier grupo de niños siempre es magnífico, sobre todo
si son «nuestros niños», por lo que no sería objetivo. No hay relación entre el éxito de una
representación teatral y el proceso educativo que ella haya generado y, aunque parezca
paradójico, éste no es óbice para el triunfo en el escenario.
Podemos incorporar a la Memoria del curso los pasos seguidos, y toda la evolución de la
experiencia con las reflexiones pertinentes acerca de nuestros fallos y aciertos, incorporando
propuestas para sucesivas ediciones y toda clase de observaciones a las que hayamos llegado.
Pero son tan sutiles los objetivos del Teatro de Aula que, posiblemente, aunque queramos se nos
van a escapar. ¿Cómo vamos a contar en una memoria que hemos conseguido que Ruth, que
antes solo emitía gruñidos, sonría cuando le preguntamos?, ¿que la madre de Ángel, el niño
tartamudo, lloró al oírle exponer una parrafada de un tirón?, ¿que Noelia, tan fea ella, es ahora
aceptada por sus compañeros, después de haberse sentido protagonista?
Y ¿cómo vamos a contar que tuvimos miedo de no hacernos con el curso de rebotados y
ahora somos todos colegas?, ¿que puede salir de clase un momento el profesor sin que se
alboroten como acostumbraban? ¿Y, sobre todo, que hemos sido capaces de romper nuestros
propios moldes, que ahora somos mucho más tolerantes, que hemos aumentado nuestra
autoestima y trabajado con un entusiasmo desconocido por nosotros mismos, que hemos
conseguido un equipo multidisciplinar con los compañeros realmente eficaz?... Esto lo dejaremos
para el currículum oculto, personal e íntimo de cada uno.
7. Bibliografía
8. Conclusión