Responsabilidad Patrimonial Genérica

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior

Universidad Nororiental Privada “Gran Mariscal de Ayacucho”

Escuela de Derecho

Sección: 3D-1S

Cátedra: Derecho Civil Obligaciones II

RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL

GENÉRICA

Profesor: Bachilleres:

Abg. Lucina Álvarez Rodríguez Yennifer V-17.432.558

Farfán Gabriela V-28.580.209

Guzmán Edgar V-28.671.258

Dun Orlena V-27.390.984

Yépez Jessica V- 26.268.025

Aguilera Daniel V-27.957.203

Maza Johnny V- 28215241

Atagua Zaddy V-25.559.065

Salas Caroline V-28.505.538

Diocioccio Luzangelys V-27.514.30

Carvajal Angelica V-27.733.566

Ciudad Guayana, Abril de 2020


Responsabilidad patrimonial genérica

Por responsabilidad genérica puede entenderse la especial circunstancia por la


cual, y en atención a la ley; todos los bienes del deudor funcionan como
garantía de los créditos de sus acreedores. Esta consiste básicamente en
tomar como garantía los bienes de la persona deudora con excepción de
aquellos que la ley prohíbe expresamente. Además la misma es la seguridad
provista por la ley al acreedor de que se cumpla a su favor una respectiva
obligación por parte claramente de un deudos y cuya garantía recae sobre el
patrimonio de este.

 Artículo 1864 CCV: El obligado personalmente está sujeto a cumplir su


obligación con todos sus bienes habidos y por haber.
 Artículo 1864 CCV: los bienes del deudor son la prenda común de sus
acreedores, que tienen en ellos un derecho igual; si no hay causas
legítimas de preferencia. Las causas legítimas de preferencia son los
privilegios y las hipotecas.

PRINCIPIOS GENERALES: 

1. Principio de la integridad del patrimonio, el deudor se encuentra obligado


a mantener a su patrimonio en un nivel tal que no perjudique los derechos
acreedores. 
2. Principio de la responsabilidad ilimitada, quiere decir que todos los
bienes del deudor están expuestos al poder de expropiación por parte del
acreedor.

DIFERENCIA ENTRE LA ACCIÓN OBLICUA, LA ACCIÓN PAULIANA Y LA


SIMULACIÓN

a.- La acción oblicua se ejercen las acciones del deudor negligente, en la


acción Pauliana se combate actos realmente efectuados y en la simulación se
ataca actos ficticios.

b.- El ejercicio de las acciones oblicua y Pauliana está reservado a los


acreedores, en la acción de simulación puede ser intentado por cualquier
tercero interesado aunque no sea acreedor un ejemplo cuando se ha
quebrantado leyes de orden público. También puede ser inventada por el
propio deudor que realizó el acto simulado y por sus causahabientes artículo
universal.

c.- Las acciones oblicua y Pauliana requiere que el deudor se encuentre en


estado de insolvencia y que el crédito sea exigible mientras que en la acción de
simulación no se requiere la credibilidad del crédito, ya que no tiene por
finalidad hacer efectiva la acreencia.

d.- La acción Pauliana requiere que el crédito sea anterior al acto fraudulento
mientras que en las acciones oblicua y de simulación no importa si el crédito es
anterior o posterior.

PRIVILEGIOS Y GARANTIAS DE LA RESPONSABILIDAD


PATRIMONIAL:

El deudor responde con su patrimonio del cumplimiento de las


obligaciones, que su patrimonio es la garantía del crédito del acreedor tal como
lo dispone el artículo 1864 del Código Civil Venezolano, y que ese patrimonio
está formado no solo por los bienes y derechos que el deudor tenga en un
momento dado, sino también por lo que en el futuro entren a formar parte de su
patrimonio artículo 1863 del Código Civil Venezolano. Siendo así, es obvio que
el acreedor tenga un enmarcado interés en la conservación del patrimonio de
su deudor, pues mientras ese patrimonio se conserve, aumente, mayor
garantía tendrá el acreedor de ser satisfecho en su respectiva acreencia.  

El patrimonio del deudor es una garantía potencial, que solo se pone de


manifiesto ante el incumpliendo del deudor. Si este no cumple con su
prestación, el acreedor puede exigir el cumplimiento coactivo de a obligación
que implicara una agresión a determinados bienes del deudor; por ejemplo la
entrega de la cosa vendida o de una cantidad de dinero, una vez dictada
sentencia definitivamente firme y ejecutoriada es que podrán ejecutarse bienes
que entregan el patrimonio del deudor 
Para proteger ese legítimo interés del acreedor, el legislador le confiere
determinados derechos y acciones destinadas a impedir que un deudor (doloso
o culposo, negligente o imprudente) sustraiga, oculte, enajene o disipe ese
patrimonio y disminuya o haga desaparecer así las garantías de su crédito.

En el código civil Venezolano se encuentran dos clases de garantías:

Garantías Real: es aquella que confiere al acreedor el derecho de ejecutar una


cosa, con derecho de cobrarse preferentemente de su precio p
independientemente de las manos en que se encuentre el asiento de la
garantía

Garantía Personal: consiste en la manifestación expresa, en virtud de la cual


una persona natural o jurídica se compromete para el acreedor a cumplir en
todo o en parte con la obligación ajena.

 Clases de Acreedores

Como bien sabemos, los acreedores son personas físicas o jurídicas que
han entregado un determinado crédito o un bien a otra persona (que se le llama
deudora) y que, a cambio de esto, espera recibir un pago. Sin embargo,
aunque la regla es la igualdad, no todos los acreedores tienen idénticos
derechos o privilegios.  

Existen distintas clases de acreedores como de obligaciones: el título de


éstas es el título de acreedor. Sin embargo, en esta oportunidad mención en
las siguientes clases:

 Acreedores Personales: Son aquellos que únicamente tienen una


acción personal contra su deudor para el cobro de sus créditos, y
pueden fundarse en una escritura pública, en un documento privado o
en un contrato. En caso, de ser por un contrato, debe de llevarse a cabo
bajos los límites establecido por lo ley.
 Acreedor Quirográfico: Es básicamente el acreedor común que no
tiene privilegio, ni preferencia entre sí para el cobro de sus créditos
 Acreedor Privilegiado: A diferencia del anterior, en este caso los
acreedores suelen preferencia para el cobro de sus créditos.
 Acreedores Reales: Son aquellos que tienen una acción real sobre los
bienes del deudor para cobrarse con los mismos, en caso de que
el deudor no cumpla, pudiendo ser propietarios o
de dominio, hipotecarios , según sea el caso.
 Acreedores Hereditarios: son aquellos que tienen derecho a reclamar
a los herederos de su deudor, el pago que este no haya realizado.
 Acreedores Solidarios: Son aquellos que tienen a su favor con otros,
un mismo crédito, de tal manera que cada uno de los acreedores
puedan exigir el pago total de la deuda. 

El orden de prelación establece una secuencia de preferencia en el cobro de la


deuda que se determina en base a las características de la misma. Es Cuando
las empresas se financian para realizar proyectos de inversión, en ocasiones
emiten instrumentos de diverso tipo en base a las necesidades que tengan en
ese momento. Estos instrumentos se clasifican en base a su calidad crediticia.
Dependiendo de esta, estos instrumentos se emplazaran en una escala u otra
en el orden de prelación. De esta manera el orden de prelación, sirve para
establecer el orden con el que los inversores podrían cobrar el dinero prestado
a la empresa, en caso de que esta realice un default o quiebre.

A continuación se presenta el orden de prelación de menor a mayor


riesgo.

 Deuda Senior Garantizada: Es la deuda de mayor calidad crediticia.


Son las conocidas como cédulas hipotecarias (covered bonds en inglés).
Esta deuda está respaldada por una cartera de préstamos hipotecarios
del emisor. Esto dota a la
 Deuda Senior Secured de una garantía ligada a un activo real. Esto la
dota de una mayor calidad crediticia y una preferencia en el cobro en
caso de default. Este tipo de instrumentos solo puede ser emitido por
entidades de crédito.

 Deuda Sénior: Son los bonos u obligaciones ordinarios que emite la
empresa. Dependiendo de las necesidades de la empresa y el entorno
de mercado, las emisiones pueden diferir en el tipo de cupón, los
vencimientos, la indexación a alguna variable de mercado o la
protección contra la inflación por ejemplo.

 Deuda subordinada; Este tipo de deuda goza de una calidad
notablemente menor que las anteriores. Esto es debido a que el cobro
de los intereses está ligado a la obtención de un determinado nivel de
beneficios. Además, en caso de default, esta deuda queda subordinada
al cobro de los tramos superiores, es decir, los inversores en deuda
subordinada cobrarían el dinero prestado con posterioridad a los
inversores en deuda de tramos superiores (senior secured y senior).
Esto es un gran riesgo, dado que tras liquidar la deuda de los tramos
superiores, podría darse la posibilidad de que no quede caja o que esta
no sea suficiente para atender el pago de los subordinados. Dentro de
este tipo de deuda se encuentran las conocidas participaciones
preferentes.

 Deuda híbrida: Un ejemplo pueden ser los bonos convertibles o los


cocos
 En caso de quiebra o liquidación del emisor, los tenedores de híbridos
están solo por encima de los accionistas en cuanto a prelación de cobro.
Suelen ser instrumentos emitidos a muy largo plazo o perpetuos,
teniendo el emisor la capacidad de cancelación en fechas determinadas
(se incorpora una opción call, es decir, un derecho de amortización).

 Acciones: Cuando un inversor compra acciones, se convierte en socio


de la empresa. Al contrario que los tenedores de deuda (acreedores)
estos no gozan de ninguna protección en caso de quiebra de la entidad.
Por ello se encuentran en el escalón inferior del orden de prelación. En
caso de quiebra de la entidad perderían su dinero.
Una misma empresa puede emitir diferentes tipos de deuda según el
instrumento que se emita, dicho instrumento tendrá un rating
determinado y eso repercutirá directamente en el riesgo que asume un
inversor al comprar dicha deuda.

Artículo 1863 CCV

“El obligado personalmente está sujeto a cumplir su obligación con todos sus
bienes habidos y por haber.”

Análisis

El patrimonio está formado no solo por los bienes y derechos que el deudor
tenga en un momento dado, sino también por los que en el futuro entren a
formar parte de su patrimonio siendo así, es obvio que el acreedor tenga un
marcado interés en la conservación del patrimonio de su deudor, pues mientras
ese patrimonio se conserve, mientras aumente, mayor garantía tendrá el
acreedor de ser satisfecho en su respectiva acreencia. Para proteger ese
legítimo interés del acreedor, el legislador le confiere determinados derechos y
acciones destinados a impedir que un deudor doloso (o culposo, negligente o
imprudente) sustraiga, oculte, enajene o disipe ese patrimonio y disminuya o
haga desaparecer así las garantías de su crédito.

Artículo 1864

"los bienes del deudor son la prenda común de sus acreedores, quienes tienen
en ellos un derecho igual, si no hay causas legítimas de preferencia".

Análisis
El deudor responde con su patrimonio del cumplimiento de sus obligaciones, y
este patrimonio es la garantía del crédito del acreedor, esto según lo que
establece nuestro ordenamiento jurídico

Artículo 1929:

"Las sentencias que hayan de ejecutarse por los Tribunales de la República se


llevarán a efecto sobre los bienes muebles o inmuebles del deudor y sobre los
derechos y acciones que puedan enajenarse o cederse..."

Análisis

Esta última disposición constituye, sobre todo, la consagración de un límite al


ejercicio de la actio judicati, la cual no puede extenderse más allá de los bienes
que integran el patrimonio del deudor ejecutado, esto es, el sujeto pasivo de la
ejecución.
Por vía de excepción y por razones meramente de humanidad, en conformidad
con la norma indicada del artículo 1929 del Código Civil, están exentos de
ejecución los siguientes bienes del deudor:
1. El lecho del deudor, de su cónyuge y de sus hijos.
2. La ropa de uso de las mismas personas y los muebles y enseres que
estrictamente necesiten el deudor y su familia.
3. Los libros, útiles e instrumentos necesarios para el ejercicio de la profesión,
arte u oficio del deudor. Esta disposición hay que entenderla en sentido
restrictivo; una biblioteca que constituye simplemente un mueble, un adorno, no
puede considerarse como indispensable para el ejercicio de la profesión de un
abogado, hay que estudiar y analizar cada caso particular, para determinar si
se aplica o no la excepción.

ACCIÓN OBLICUA.

“Los bienes del deudor son la prenda común de sus acreedores, quienes tienen
en ellos un derecho igual, si no hay causas legítimas de preferencia…” (Artículo
1.864 del CCV ). Y dicho patrimonio está formado no solo por los bienes y
derechos que el deudor tenga en un momento dado, sino también por los que
en el futuro entren a formar parte de su patrimonio esto de conformidad con lo
establecido en el artículo 1863 del Código Civil “El obligado personalmente está
sujeto a cumplir su obligación con todos sus bienes habidos y por haber.”
(Artículo 1.863 Código Civil Venezolano)

FUNDAMENTO LEGAL

(Artículo 1278 CCV)


Por ejemplo, el deudor es titular de un crédito, pero descuida perseguir su
cobro; o también, es propietario de un bien que se encuentra en las manos de
un poseedor. 

REQUISITOS PARA EL EJERCICIO DE LA ACCIÓN OBLICUA  Y DE


FONDO O CONDICIONES SUSTANCIALES LOS CUALES SE SUBDIVIDEN 
EN TRES CATEGORÍAS

•Condiciones relativas al deudor.


• Condiciones relativas al acreedor.
• Condiciones relativas al crédito.

A. Condiciones relativas al deudor


.
a) La inacción del deudor: Supone un deudor negligente en el ejercicio de sus
acciones. Los autores contemporáneos no obstante sostienen, que la
negligencia no es lo determinante.
(b) El deudor debe estar en estado de insolvencia: ya que de no estarlo, la
injerencia del acreedor constituye una intromisión abusiva, intolerable y
contraria a derecho.
c) No es necesario que el deudor sea constituido en mora por el acreedor: pues
la acción oblicua es de naturaleza conservatoria y no ejecutoria

B. Condiciones relativas al acreedor


a) Interés por parte del acreedor, condición que excluye el ejercicio de la acción
oblicua cuando el deudor es solvente, ya que en tal situación el acreedor no
tendrá interés en acrecentar el patrimonio de su deudor, puesto que tiene la
seguridad de ser pagado.
b) Debe tratarse de un acreedor quirografario o de un acreedor privilegiado
cuya garantía resulte insuficiente para respaldar el crédito, pues si se trata de
un acreedor privilegiado o hipotecario con garantía suficiente, carecería de
interés para intentar la acción
 
 Condiciones relativas al crédito

a) El crédito debe ser cierto, líquido y exigible.


El crédito es cierto cuando existe con toda seguridad, lo que excluye a los
créditos condicionales y a los eventuales.
 Líquido cuando se sabe exactamente la cuantía y extensión de lo debido,
Exigible cuando el acreedor tiene derecho a exigir el pago.
Art. 1215 CCV, “Si el deudor se ha hecho insolvente…, no puede reclamar el
beneficio del término del plazo”.
 
El crédito puede ser superior, igual e inferior al derecho ejercido. Se discute si,
cuando el crédito del acreedor que intenta la acción oblicua es menor que el
derecho del deudor que se pretende ejercer con dicha acción, el acreedor tiene
un interés en ejercer tal derecho. Ej., un acreedor A, tiene un crédito por Bs. F.
60.000,00, podría ejercer la acción por Bs. F. 100.000,00. Admiten la doctrina y
la jurisprudencia que el acreedor puede ejercer en toda su extensión la acción
de su deudor, pues como los beneficios que se persiguen con la acción oblicua
aprovechan a todos los acreedores que concurren con el acreedor que la
intenta, éste último tiene un marcado interés en que dentro del patrimonio del
deudor ingrese el mayor número de bienes posible.
b) No es imprescindible que el crédito del acreedor sea anterior en fecha al
crédito del deudor contra el tercero, aquel crédito puede ser anterior o posterior
en fecha. Ese patrimonio.
  
REQUISITOS O CONDICIONES DE FORMA

a) Emplazamiento del deudor, la doctrina y jurisprudencia, en principio no


exigen que el acreedor haga citar a su deudor, no obstante, por razones
prácticas, para que no exista dudas en torno al efecto de cosa juzgada que la
sentencia por lograr pueda tener contra el deudor, convendrá al demandante
llamar a juicio a su deudor.
b) Autorización judicial para el acreedor, la doctrina y jurisprudencia afirman
que no se requiere, ya que el acreedor ejerce las acciones y derechos de su
deudor en virtud de un derecho que le atribuye expresa y directamente la ley.

EFECTOS DE LA ACCIÓN OBLICUA.

1. El acreedor, actuando con derecho propio que le consagra la ley, ejerce las
acciones de un deudor y no las suyas propias. De este efecto surgen estas
consecuencias:
a) El tercero demandado por el acreedor puede alegar contra éste todas las
excepciones que tenga contra su acreedor.
b) El acreedor que intenta la acción oblicua actúa en nombre del deudor
c) El acreedor demandante puede obtener una sentencia condenatoria por un
valor mucho mayor al monto de su propio crédito
d) La acción oblicua se dirige directamente contra el deudor del deudor, no es
indispensable hacerlo parte en el juicio.
Acciones de Protección del Crédito

El deudor responde con su patrimonio del cumplimiento de sus obligaciones, y


este patrimonio es la garantía del crédito del acreedor, esto según lo que
establece nuestro ordenamiento jurídico “Los bienes del deudor son la prenda
común de sus acreedores, quienes tienen en ellos un derecho igual, si no hay
causas legítimas de preferencia…” (Artículo 1.864 Código Civil Venezolano). Y
dicho patrimonio está formado no solo por los bienes y derechos que el deudor
tenga en un momento dado, sino también por los que en el futuro entren a
formar parte de su patrimonio esto de conformidad con lo establecido en el
artículo 1863 del Código Civil “El obligado personalmente está sujeto a cumplir
su obligación con todos sus bienes habidos y por haber.” (Artículo 1.863
Código Civil Venezolano) Siendo así, es obvio que el acreedor tenga un
marcado interés en la conservación del patrimonio de su deudor, pues mientras
ese patrimonio se conserve, mientras aumente, mayor garantía tendrá el
acreedor de ser satisfecho en su respectiva acreencia. Para proteger ese
legítimo interés del acreedor, el legislador le confiere determinados derechos y
acciones destinados a impedir que un deudor doloso (o culposo, negligente o
imprudente) sustraiga, oculte, enajene o disipe ese patrimonio y disminuya o
haga desaparecer así las garantías de su crédito.
Algunos de los mecanismos de protección que nuestro ordenamiento jurídico
ha concedido al titular de un derecho de crédito para protegerse de los actos de
detrimento patrimonial que realice su deudor y que ocasionen perjuicios a su
interés jurídicamente protegidos por ley.

Esos derechos y acciones con los cuales el legislador faculta al acreedor para
asegurar su crédito, son de la más variada índole, pero la doctrina los ha
sistematizado en tres categorías: Las Acciones o medidas ejecutorias o
ejecutivas: por las cuales el acreedor a través de los órganos jurisdiccionales
del Estado, y una vez obtenida una sentencia definitivamente firme y
ejecutoriada o un acto equivalente, aprehende parte del patrimonio del deudor,
para cobrarse con su valor el respectivo crédito. Es el caso de la ejecución
forzosa de la obligación equivalente; Las Acciones Cautelares o preventivas:
son aquellas que no tienen como fin inmediato la ejecución del patrimonio del
deudor sino la aprehensión de parte del mismo para asegurar su existencia o
impedir que el deudor pueda disponer de sus bienes, para poder así en lo
futuro preparar la respectiva ejecución; y por último las Acciones
Conservatorias, estas acciones con las cuales el legislador faculta al acreedor
para impedir el perjuicio que pueda causarle un deudor que disipe o enajene
fraudulentamente su patrimonio, o no ejerza las acciones legales contra sus
respectivos deudores. Son llamadas acciones reparadoras o conservatorias,
pues tienden a reparar el perjuicio que sufriría el acreedor al ver disminuido el
patrimonio del deudor por dolo o culpa de éste, y además procuran la
conservación de dicho patrimonio, única garantía de su acción de crédito.
Estas condiciones conservatorias son la llamada acción oblicua, subrogaría o
indirecta; la acción pauliana, llamada también acción revocatoria o de fraude y
la acción por simulación. Las cuales son de gran importancia al momento de
proteger la acreencia del acreedor razón por la cual serán desarrolladas a
continuación.

Acción Oblicua o Subrogatoria.


          
Subrogar quiere decir “Sustituir o poner a alguien o algo en lugar de otra
persona o cosa” (Diccionario de la Real Academia Española). Por lo tanto se
entiende por subrogación la sustitución de una persona o cosa por otra, que
pasa a ocupar jurídicamente el lugar de la primera.

Mediante la Acción Oblicua el acreedor puede, para obtener el pago de lo que


es debido ejercer los derechos y acciones de su deudor, salvo los que le sean
exclusivamente personales a este; el supuesto de la acción oblicua es un
acreedor que ejerce los derechos y acciones de su deudor contra un tercero
que es deudor de su deudor. Lo anterior solo se explica en la medida en que la
inactividad del deudor pueda perjudicar al acreedor, al producir una
disminución de su patrimonio, y siempre que este se encuentre en estado de
insolvencia o peligro de estarlo. Solo en los anteriores supuestos es cuando el
acreedor puede ejercer los derechos patrimoniales del deudor, aun contra su
voluntad. La acción oblicua es también llamada Subrogatoria, por cuanto el
acreedor ejerce las acciones de su deudor en las cuales se subroga, para
ejercerlas contra el tercero, deudor de su deudor. Es decir, el acreedor
sustituye, por decirlo así, a su deudor en el ejercicio de sus acciones contra el
tercero, actuando en nombre y lugar de su deudor; e Indirecta, por cuanto el
acreedor no ejerce sus propios derechos y acciones, sino los derechos y
acciones de su deudor.

Un ejemplo claro de dicha acción es el supuesto de que María acreedor de


Luis, que es este a su vez acreedor de Ana, Luisa y Petra. María puede ejercer
una acción de Luis contra sus deudoras, para conservar así el patrimonio de su
deudor y poder luego proceder contra dicho patrimonio en el cobro de lo que se
le adeude.

Acción Pauliana o Revocatoria

La acción pauliana o revocatoria, es un mecanismo de defensa de los


acreedores, dentro del derecho de obligaciones, mediante el cual éstos pueden
solicitar la revocación de actos realizados por el deudor en su perjuicio.
Para poder ejercer la acción pauliana, el deudor tiene que estar en estado de
insolvencia, pues de lo contrario, este puede disponer de sus bienes a su
antojo, siempre que conserve la capacidad de honrar las obligaciones que ha
contraído.
Por ejemplo, en caso que un deudor insolvente, con el objetivo de no perder
sus bienes, los vende a una tercera persona por una suma muy inferior al valor
real de ellos. Debido a esta venta, el patrimonio del deudor insolvente se
reduce considerablemente, perjudicando a los acreedores. Bajo esta situación,
los acreedores pueden ejercer la acción pauliana y pedir que el bien vendido
regrese al patrimonio del deudor.
Para ejercer la acción pauliana, es necesario que:

 Que el deudor lleve a cabo una enajenación o renuncia de


derechos.
 Que se reúnan dos condiciones, una, que el acto perjudique la
solvencia del deudor de manera significativa y por ello perjudique
al acreedor, y por otra parte, que exista consilium fraudis o el acto
sea a título gratuito.

 
Acción de Simulación y su Fundamento Legal
 
También puede decirse, que la acción de simulación o acción de declaración
de simulación, como también se le denomina es definida por la doctrina como
“aquella que compete a las partes del acto simulado o a los terceros
interesados, a fin de que se reconozca judicialmente la inexistencia del acto
ostensible, y con ello quedan desvanecidos los efectos que se imputaban a
dicho acto” (Emilio Calvo Baca. Comentario al Artículo 1.281 del Código Civil –
“Código Civil – Comentado y Concordado”).
Esta acción aparece consagrada en el mencionado dispositivo legal así:
Artículo 1.281.- Los acreedores pueden pedir la declaratoria de simulación de
los actos ejecutados por el deudor.
Esta acción dura cinco años a contar desde el día en que los acreedores
tuvieron noticia del acto simulado.
La simulación, una vez declarada, no produce efecto en perjuicio de los
terceros que, no teniendo conocimiento de ella, han adquirido derechos sobre
los inmuebles con anterioridad al requisito de la demanda por simulación.
Si los terceros han procedido de mala fe quedan no sólo sujetos a la acción de
simulación sino también a la de daños y perjuicios.
 
La simulación entonces supone la realización de dos actos o convenciones:
uno ficticio, aparente o simulado, y otro real o verdadero pero que es
mantenido en secreto por las partes. El acto simulado aparente y ficticio recibe
generalmente en doctrina la denominación de acto ostensible, mientras que el
acto verdadero o real se denomina comúnmente contradocumento.

Naturaleza Jurídica

En la relación obligacional se advierte una situación bipolar, un deber jurídico y


un derecho subjetivo.
De esta situación se desprende un doble sistema:
-la deuda
-la responsabilidad.
Relación jurídica en virtud de la cual un sujeto (deudor) tiene el deber jurídico
de realizar a favor de otro (acreedor) determina prestación. Ejemplo: si A prestó
una suma de dinero a D; A es acreedor de D, quien tiene el deber jurídico de
restituirle igual cantidad de dinero. 
La acción de simulación

Es una acción rescisoria con la que se busca evitar que el deudor, mediante
simulación de negocios jurídicos, defraude a su acreedor, para lo cual se
solicita al juez que declare la simulación del negocio

Es una declaración ficticia de voluntad, con la anuencia de ambas partes y


buscando, generalmente, fingir actos o contratos con el fin de perjudicar a un
tercero. La causa del negocio aparente será inexistente, y habrá que
determinar de qué manera no haya sido la culpable de todo esto.

Se diferencia de la interposición de persona en el sentido de que en la


simulación se hace uso de la mentira para lograr el consentimiento de otros. En
la interposición de persona, la influencia sobre el consentimiento de otros
ocurre por la ocultación deliberada de la verdad que sería esencial para la
formación de éste

Supuesto de procedencia

 El supuesto de hecho que da derecho a obtener el amparo de la


posesión, consiste en una perturbación a la posesión, la cual puede ser
de hecho o de derecho, en este último caso el opositor esgrime razones
jurídicas para su conducta.
 Esta perturbación proviene de todo acto voluntario que contradiga la
posesión de otro, con ánimo de querer sustituirla por la posesión propia
la que hasta entonces se ejercía y que implique un cambio que impida al
poseedor seguir ejerciendo la posesión tal como la venía ejerciendo

EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE SIMULACIÓN

Efectos generales los efectos de la simulación dependen, sin lugar a dudas, de


la especie de simulación que se declare. En efecto, mientras que la simulación
absoluta conlleva ineludiblemente a que todo el negocio desaparezca del
mundo jurídico en atención a que “la simulación absoluta, per se, de suyo y
ante sí, envuelve la inexistencia del negocio jurídico aparente, per differentiam,
la simulación relativa, presupone la ineludible existencia de un acto dispositivo
diferente al aparente” (Corte Suprema, 2009), de manera que en ésta sólo se
disuelve lo ficticio, quedando en pie aquello que las partes realmente quisieron
celebrar con los derechos y obligaciones inherentes a dicho tipo negocial, a
menos que concurra alguna circunstancia de ley que obligue al juez a restarle
fuerza jurídica al negocio deseado. En uno u otro caso, el juez que la declare
debe ordenar las restituciones mutuas y la glosa en ese sentido de la escritura
pública que contenga el acto simulado para revelar ante los terceros la realidad
que subyace a dicha exteriorización de la voluntad. Además, es lógico que una
vez develada la simulación, no existe razón jurídica que justifique que el
propietario aparente retenga bienes ajenos, por lo cual procede devolver las
cosas al estado anterior o, de ser imposible, restituirlas, por ejemplo,
restituyendo en lo posible los derechos de los acreedores defraudados con la
simulación (Corte Suprema, 2006). En este sentido se erige el Código Civil en
la norma que constituye el fundamento legal de la teoría de simulación,
desarrollada vía jurisprudencial desde el 27 de julio de 1935, y que versa así:
ARTÍCULO 1766. SIMULACIÓN. Las escrituras privadas, hechas por los
contratantes para alterar lo pactado en escritura pública, no producirán efecto
contra terceros. Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando
no se ha tomado razón de su contenido al margen de la escritura matriz, cuyas
disposiciones se alteran en la contraescritura, y del traslado en cuya virtud ha
obrado el tercero. La Corte Constitucional (2004), al declarar la
constitucionalidad de esta norma, no sólo descartó la supuesta vulneración del
principio de la buena fe, contenido en el artículo 83 de la Constitución Política,
sino que además abordó el principal problema de este fenómeno, que radica en
determinar la eficacia que debe otorgársele al aspecto secreto del acuerdo
simulatorio frente al ostensible. Concluyó, pues, que resultaba ajustado a toda
lógica que los efectos de lo acordado en términos modificatorios de un acuerdo
inicial sólo afectarán a las partes de tal acuerdo, que evidentemente no querían
seguirse rigiendo por el contrato inicial. Y consideró que no podían tener
efectos contra terceros sino sólo a favor de éstos, precisamente para atajar
esta modalidad de simulación por acto posterior secreto, para materializar el
principio de buena fe y para proteger a los terceros ajenos al acuerdo contenido
en documento privado, que en virtud a la modalidad escogida por quienes los
suscriben se torna desconocido para los primeros […] Lo contrario implicaría
dejar abierta la puerta a la interpretación subjetiva de los aspectos inherentes a
las obligaciones civiles y comerciales en cuanto tocan con los terceros, con el
consecuente impacto en la economía procesal. Por eso, la Corte Constitucional
acogió la postura jurisprudencial consistente en que los terceros pueden acudir
a la declaración hecha en la escritura pública o a lo pactado por los
contratantes en la contraescritura, según su conveniencia.

Esta consecuencia parece derivar de lo que en su momento expresó Ferrara


(1940), y es que […] los mismos principios que se aplican a la reserva mental y
que nadie osa discutir, se deben aplicar a la simulación, ya que ésta no es más
que una reserva mental bilateral, y así como la reserva mental es ineficaz para
el contratante que la ignora, así también la simulación que es una reserva
común y consensual de ambos contratantes respecto a terceros, debe ser
ineficaz en cuanto a éstos. Ni el acreedor, ni ningún otro que la pruebe puede
valerse de ella, como tampoco podría beneficiarse de su demostración en el
otro caso. Podemos suponer que los simulantes forman agrupados una unidad
con relación al público y que hacen una declaración falsa reservándose
mentalmente otra voluntad contraria que hacen constar en forma documental.
En tal caso, deberá aplicarse por analogía el principio de que la reserva mental
carece de valor jurídico.

Artículo 1.274.- El deudor no queda obligado sino por los daños y perjuicios
previstos o que han podido preverse al tiempo de la celebración del contrato,
cuando la falta de cumplimiento de la obligación no proviene de su dolo.

Análisis

El deudor solo queda obligado cuando los daños y perjuicios han sido
previsibles al momento de la celebración del contrato, si ha incumplido con su
obligación sin dolo. Es decir, su intención ha sido cumplir con la obligación,
pero queda obligado por los daños que ha sido previsibles al momento de la
celebración del contrato.

Artículo 1.275.- Aunque la falta de cumplimiento de la obligación resulte de


dolo del deudor, los daños y perjuicios relativos a la pérdida sufrida por el
acreedor y a la utilidad de que se le haya privado, no deben extenderse sino a
los que son consecuencia inmediata y directa de la falta de cumplimiento de la
obligación.

Análisis

Si el deudor incumple con su obligación por dolo, solo queda obligado a


indemnizar al acreedor por los daños y perjuicios que hayan sido consecuencia
inmediata y directa del incumplimiento de la obligación.

Artículo 1.276.- Cuando en el contrato se hubiere estipulado que quien deje de


ejecutarlo debe pagar una cantidad determinada por razón de daños y
perjuicios, no puede el acreedor pedir una mayor, ni el obligado pretender que
se le reciba una menor. Sucede lo mismo cuando la determinación de los
daños y perjuicios se hace bajo la fórmula de cláusula penal o por medio de
arras.

Análisis

Si en el contrato se estipula que una de las partes por dejar de ejecutarlo deba
pagar una determinada cantidad por daños y perjuicios, debe respetarse esta
suma y las partes no la pueden modificar. Este artículo se aplica también
cuando se trata de determinación de daños y perjuicios bajo la fórmula de
cláusula penal o por medio de arras.

Artículo 1.277.- A falta de convenio en las obligaciones que tienen por objeto
una cantidad de dinero, los daños y perjuicios resultantes del retardo en el
cumplimiento consisten siempre en el pago del interés legal, salvo
disposiciones especiales. Se deben estos daños desde el día de la mora sin
que el acreedor esté obligado a comprobar ninguna pérdida.

Análisis

Cuando en una obligación cuyo objeto es una cantidad de dinero y las partes
no hayan estipulado convenio, los daños y perjuicios resultados del retardo en
el cumplimiento consistirán siempre en el pago del interés legal, desde el día
de la mora y el acreedor no está obligado a comprobar ninguna pérdida.

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