(1987) SORDO, Nombres de Sitios Relacionados Con La Batalla de Covadonga

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 311

CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN Y CULTURA DEL PRINCIPADO

INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS


(c. s. i. c.)

BOLETIN DEL INSTITUTO


DE

ESTUDIOS ASTURIANOS

N.° 123

Julio
AÑO XLI OVIEDO Septiembre 1987
SUMARIO
Págs.

Descripción del Principado de Asturias y derechos eclesiásticos de los


m onasterios de Corias y Obona (1753), por Ernesto Zaragoza Pascual 631

A nálisis de la malacofauna recuperada en la Cueva de “Tito Bustillo”


(Ribadesella, Asturias), por Ruth Moreno Ñuño y A rturo Morales
M uñiz ........................................................................................................................ 663

Nombres de sitios relacionados con la batalla de Covadonga, por Ramón


Sordo Sotres ........................................................................................................... 689

El concejo de Amieva, según el Catastro del Marqués de la Ensenada,


por Ramona P érez de Castro ........................................................................... 697

Una epidemia de calenturas gástrico-biliosas en el Principado de Astu­


rias (1800-1804), por Juan Granda Juesas .................................................. 729

Novela y crítica: Noticias de una polémica, por Adolfo Casaprima Co­


llera ........................................................................................................................... 739

Vocabulario de la fala de Cadavedo (Luarca), por Oliva A vello Menén-


dez .............................................................................................................................. 771

El cabello fem enino en la tradición asturiana, por Elsa P. San M artín (t)
y J.L. Pérez de Castro ........................................................................................ 803

La fundación del mayorazgo de la casa de Navia (Anleo) en el siglo XVI,


por Jesús M artínez Fernández ....................................................................... 825

La industrialización de Asturias en el siglo XIX: Una transformación


económica parcial, por Rafael Anes A lvarez ......................................... 843

Una punta de cobre tipo Palm ela procedente de Fariza de Sayago (Za­
mora), por Antonio Juaneda Gavelas .......................................................... 859

La corte de Pravia. Fuentes documentales, cronísticas y bibliográficas,


por F.J. Fernández Conde-M.C. Santos del Valle ................................. 865

LIBROS

Medicina popular en Asturias, por Enrique Junceda A vello .................... 933


CONSEJERIA DE EDUCACIÓN Y CULTURA DEL PRINCIPADO
INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS
(c. s. i. c.)

BOLETIN DEL INSTITUTO


DE

ESTUDIOS ASTURIANOS

N.° 123

AÑO XLI OVIEDO


Ju lio
S ep tiem b re 1987
D ep ósito L eg a l: O. 43-1958
I. S B. N . 0020-0384

Imprenta “LA CRUZ”


Hijos de Rogelio Labrador Pedregal
Granda-Siero (Oviedo), 1987
B O L E T I N DE L I N S T I T U T O DE
ESTUDIOS ASTURIANOS
A ño xli J u l io -S e p t ie m b r e Núm. 123

DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS Y


DERECHOS ECLESIASTICOS DE LOS MONASTERIOS
DE CORIAS Y OBONA (1753)

POR

ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL


Académico C. de la Real de la H istoria

Con fecha del 26 de m arzo de 1753 el M arqués de la Ensenada


envió al General de la Congregación de San Benito de Valladolid
una petición solicitando que le enviara la relación de curatos, ca­
pellanías y beneficios de patronato real o eclesiástico que tenían
los m onasterios de la Congregación (1). E sta carta fue presentada
al Capítulo General celebrado en mayo de este mism o año en Va­
lladolid, que acordó hacer llegar la petición a los archiveros de los
m onasterios p ara que eviaran la susodicha relación (2).
En el m onasterio de San Juan B autista de Corias era archivero
desde hacía años el P. Isidoro Colloto, asturiano y profeso del
mism o desde 1713 (3). El fue el encargado de red actar el consi-

(1) Arch. Congregación de Valladolid (existente en el m onasterio burga-


lés de Santo Domingo de Silos), Actas de los capítulos generales III, fl. 49r;
E. Z a r a g o z a Pascual, L os Generales de la Congregación de San B enito de
Valladolid V (Silos 1984), 162.
(2) En el Arch. Congregación de Valladolid, D ocum entación varia XXVI,
ff. 173r-201r, se conservan las relaciones enviadas por los m onasterios de Ar-
lanza, Cardeña, Carrión, Dueñas, El Espino, Lérez, Nájera, Obarenes, Oña,
Liébana, Poyo, Salamanca y Sopetrán. Las de otros se hallan en el Arch. His­
tórico Nacional de Madrid, Sec. de Consejos, Leg. 12049. ~
(3) E. Z a r a g o z a P a s c u a l , Gradas de benedictinos profesos en m onasterios
632 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

guíente catálogo de curatos, iglesias y beneficios de su m onasterio


y del de S anta M aría la Real de Obona «porque puede ser que no
rem itan a vuestra paternidad las noticias que desea, quiero a ley
de buen vecino tom arm e este trabajo». Acompañaba esta relación
u n «tosco mapa» de lo que va describiendo, que desgraciadam ente
se ha perdido y no hem os podido hallarlo.
El P. Colloto comienza su relación —que p o r cierto carece de
título— haciendo la descripción geográfica del Principado de Astu­
rias, señalando sus puertos de m ar, ríos, m ontañas y jurisdicciones
civiles y eclesiásticas. Luego describe el lugar y coto de Corias, los
edificios de este m onasterio y tras una digresión sobre los m onas­
terios llam ados de herederos, da la «Relación de los m onasterios,
parroquias, beneficios rurales, capellanías, hospitales y m alaterias
y oratorios unidos y dependientes de la abadía de Corias» en cada
uno de los arciprestazgos de los arcedianatos de Tineo, Cangas,
Ribadeo y Babia, vicaría de San Millán y Obispado de León, que
en conjunto sum an un total de 65 iglesias y erm itas, 6 capellanías
y 5 hospitales y m alaterias, indicando las circunstancias de la do­
nación que se hizo a Corias de estas iglesias, los derechos que
percibe el m onasterio en ellas y si son presentación del abad los
beneficios y capellanías en ellas ubicadas. Y lo propio hace respec­
to a las del m onasterio de Obona.
E sta relación fue enviada al General de la Congregación, que
precisam ente era Fr. Vítores de Lasanta, profeso de Corias. Su
valor es notable porque toda la geografía que nos describe la co­
noce de vista (4) y porque apunta ciertas noticias históricas que
arro jan luz sobre el origen, donación y estado actual de estas igle­
sias dependientes de Corias, gracias a que po r ser archivero tenía
a su disposición el archivo y el Becerro del m onasterio y a sus
conocim ientos históricos y geográficos de los m onasterios del P rin­
cipado, p o r los cuales el susodicho Capítulo General de 1753 le
nom bró p rim er pro cu rad o r general de la Congregación en Astu­
rias (5).
Tenemos pues un docum ento que describe perfectam ente la
geografía astu rian a con sus divisiones territoriales civiles y ecle­
siásticas y da relación cum plida de los derechos de presentación

asturianos (Siglos XVIII-XIX), en Bol. Inst. de Estudios Asturianos, n. 121


(1987), 179-199.
(4) Cuando no conoce el lugar por sus propios ojos, lo dice. “No he pe­
netrado las asperísim as montañas por donde revuelve este río, y así no doy
noticia de los que le abultan”.
(5) E. Z a r a g o z a Pascual, L o s Generales, o.c., V, 162, 544.
DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 633

y las rentas que tenían los m onasterios de Corias y Obona en 1753,


con preciosas noticias históricas. Por eso hem os creído que sería
in teresante su publicación.
El docum ento original se halla en el Archivo H istórico Nacio­
nal de M adrid, Sección de Clero Secular y Regular, Leg. 7722, autó­
grafo del P. Colloto, que h a perm anecido inédito h asta hoy. En la
transcripción hem os respetado siem pre el texto original. Sólo he­
mos regularizado la ortografía p ara hacer m ás fácil su lectura.

P adre N uestro: La necesidad de la obra que V.P. nos prom ete


es tan com ún a los m onasterios de este Principado, que siendo
éste ta n apretado y tantos los m onasterios, quise antes de explicar
sus efectos, hacer a V.P. una descripción de la situación del país;
ya porque apenas se h allará en él concejo donde no tenga la reli­
gión iglesias, ya porque el destino de las m ás de los m onasterios
absuelve a los oficiales recién entrados, no sólo de la noticia del
país sino del serio m anejo y com prehensión de los m onum entos
de sus archivos, p o r lo que me persuado que serán o ningunas o
¡muy dim inutas las noticias que se rem itan a V.P. p a ra la m ayor
perfección de su ob ra (1). De los m onasterios de Corias con sus
iglesias, Obona y Cornellana, rem ito a V.P. un tosco m apa, porque
la torpeza de m i pulso no se deja encam inar de la dirección de la
idea (2).
El Principado de Asturias, patrim onio de los SS. Príncipes he­
rederos de esta Corona, es la provincia más septentrional de E spa­
ña. Cíñela p o r la b an d a del N orte el m ar C antábrico y p o r la del
m ediodía, la divide del Reino de León aquella cordillera de sierras
que desde los Pirineos viene costeando n uestra Península h asta el
Algarbe. Su m ás distinguida población es la ciudad de Oviedo, ca­
beza del Principado y Obispado de su nom bre. Su longitud es de
oriente a poniente y será quarenta leguas poco m ás o menos; su
la titu d desde el m a r al Pirineo serán por donde m ás doce leguas.
Comienza en el oriente p o r el río Deva y en el concejo o ju risd ic­
ción de Cabrales; aquél divide las Asturias de Oviedo de las de
Santillana o M ontaña B aja de Burgos y éste de la provincia de
Liébana. E n el m ism o río de Deva comienza u n valle que tom a su
nom bre del río y sigue toda la costa del m ar h asta el río de Ove,

(1) Se refiere al General de la Congregación, que era el que tenía el títu­


lo privativo de “Padre N uestro”, con que empieza la carta.
(2) Este mapa se perdió y no hemos podido hallarlo.
634 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

el que po r el poniente divide el Principado del Reino de Galicia.


Al valle y concejo de Deva se sigue el concejo de Llanes donde se
hallan los m onasterios de San Salvador de Celorio y San Antolín
de Bedón; al de Llanes se sigue el concejo de Ribadesella (a estos
tres concejos llam an las escrituras antiguas territo rio de Aguilar,
y en ellos tuvieron sus prim itivas haciendas los condes fundadores
de Corias). Al de Ribadesella se sigue el concejo de Caravia, a éste
el de Colunga, a éste el de Villaviciosa, que antes se llam aba Ma-
liayo y en él está fundado el convento de Val de Dios cisterciense;
al de Villaviciosa se sigue el concejo de Gijón, en éste se halla San
Juan de Fano, antes m onasterio, después p riorato y hoy iglesia de
San Vicente de Oviedo; al de Gijón se sigue el concejo de Carre-
ño; a éste el de Gozón; a éste el de Avilés, donde hay un convenio
de m onjas de Císter. Estos tres, en las escrituras antiguas se lla­
m an tierra de Gozón, por un castillo de este nom bre situado en el
Cabo de Peñas. El de Avilés tiene tres concejos arrim ados y depen­
dientes suyos que le guardan las espaldas p o r las bandas de po­
niente y mediodía, llámanse Illas, Castrillón y Corbera. A éstos se
sigue el concejo de Pravia; a éste el de Valdés; a éste el de Navia
de Luarca; a éste el de Quaña; a éste el de Franco; a éste el de
Castropol, que tiene diferentes jurisdicciones y llega al río de Ove
o Ribadeo.
En este distrito, que es la costa del m ar, hay los puertos si­
guientes: El de Pisués, que es por donde en tra el río Deva en el
m ar; el de Tina; los de Llanes, Niem bro y Cuevas del M ar en el
concejo de Llanes; el de Ribadesella en el suyo; La Isla y Lastres
en el de Colunga; el de Los Tazones en Villaviciosa; el de Gijón
en el suyo; el de Avilés en el suyo; los de la Arena, Cudillero, Bahía
de Artedo y San Pedro de Luiña en el concejo de Pravia; los de
Cañero y Luarca en el de Valdés; los de Vega y Pravia en el de
Navia de Luarca; el de Villavélez en el Franco; los de Tapia y Las
Figueras en el de CastropoL Todos estos puertos son capaces de
em barcaciones mayores o menores; los de Ribadesella y Arena de
Pravia a poca diligencia que se pusiese en rep arar sus canales, eran
capaces de una Armada Real, lo mismo la bahía de Artedo; y el
fondeadero de Lastres es el más seguro que hay en la costa de
Cantabria.
A lo largo de este valle por la parte de la m ontaña corre otro
que tiene su principio donde acaba la jurisdicción del concejo
de Cabrales, el que como apunté divide a Asturias de la provincia
de Liébana> y de sus vertientes trae su origen el río que antes lla­
m aban Onna y hoy Ubeña, el que corre a lo largo p o r el concejo
DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 635

de Onís y después hace lo mismo por el de Cangas de Onís h asta


lo últim o de él, donde se en tra en el río Sella, sobre cuyas m árge­
nes se halla el m onasterio de San Pedro de Villanueva y ju n to s van
dividiendo el concejo de Cangas de Onís del de P arres hasta e n tra r
en el concejo de Ribadesella, al que cortan p o r medio h asta desem­
bocar en el m ar, form ando el puerto que dijim os. En medio del
concejo de Cangas de Onís entra en el río Ubeña el río de Cova-
donga que nace en la m ism a cueva donde está el Santuario de este
nom bre, que hoy es iglesia colegial y abadía real y antes fue mo­
nasterio de la Orden, y viene po r un valle muy estrecho corriendo
de m ediodía a norte, y a m edia legua de curso en tra en el concejo
de Cangas de Onís.
Al concejo de Parres síguese en este valle el concejo de Piloña,
donde se halla San Juan de Berbio, antes m onasterio y hoy como
otras sus dependientes, iglesia de San Pedro de Eslonza. Tam bién
en este concejo se halla el convento de Villamayor, que se halla
hoy unido a San Pelayo. Al de Piloña se sigue el concejo de Nava,
en donde está el m onasterio de San Bartolom é de Nava, que tam ­
bién se unió a San Pelayo y hoy es p riorato suyo. Al de Navas se
sigue el concejo de Siero: a estos dos los corta de p o r medio el
río de Piloña, que nace de unas sierras en el de Nava y va de po­
niente a oriente p o r los concejos de Piloña y Parres hasta en trarse
en el de Sella. Al concejo de Siero se siguen po r la p arte de medio­
día el de Oviedo y po r la del norte el de Llanera, a los cuales divide
el río N ora que nace en el concejo de Siero; su p rim er curso es
de m ediodía a norte y en esta form a divide al concejo de Siero del
concejo de Oviedo, luego da vuelta al poniente cercando y divi­
diendo a éste del de Llanera, y revolviendo después a m ediodía
divide a los dos del de Las Regueras, en donde se en tra en el río
Nalón. En la ciudad de Oviedo tiene la religión tres célebres mo­
nasterios y m uchas iglesias en su circunferencia. Al de Las Regue­
ras se sigue el concejo de Grado, el que por la banda de m ediodía
se sigue tam bién al de Oviedo. En él de Grado se acaba este valle,
al que divide del de la M arina una sierra continuada que viene
desde el río Deva corriendo de oriente a poniente h asta d ar vuelta
al concejo de Grado, la que continuando a m ediodía llega a los
puertos de Somiedo.
Tiene el concejo de Cangas de Onís po r la b anda de m ediodía
una sierra que se llam a Sueve, que le coge todo a lo largo de
oriente a poniente y es de m ás de siete leguas de despoblado; hacia
lo últim o de este desierto, aunque tam bién m ontaña, se halla el
concejo de Amieva, donde tiene su origen el río Sella, continúa por
636 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL *

la m ism a m ontaña hacia el poniente, continúa p o r el de Sobrees-


cobio, luego p o r el de Laviana, luego po r el de Langreo, luego por
el de Tesdela, al fin deste concejo se le ju n ta otro río que se com ­
pone de dos, uno que nace y corre po r el concejo de Aller, el que
se halla al m ediodía de los de Laviana y Langreo con quienes con­
fina, y o tro que viene del mediodía al n orte p o r todo el concejo
de Lena, y entram bos conservan los nom bres de los concejos por
donde pasan, aunque éste se compone de dos en su principio, los
que vienen de dos valles, que al uno llam an Orona y el mism o río
tom a este nom bre hasta que se ju n ta con el otro.
Después que estos ríos en tran en el Nalón corre éste po r los
valles de la Ribera, que es otro concejo con quien confina el de
Oviedo p o r el m ediodía, en donde le entran p o r la banda del me­
diodía otros dos ríos, el prim ero viene del concejo de Riosa y el
segundo del de Morcín; prosigue el Nalón p o r el mism o concejo
y a distancia de legua y m edia del río de M orcín le en tra o tro que
se com pone de dos, uno que viene del m ediodía del concejo de
Quirós y otro de hacia el poniente del concejo de Teberga. En este
concejo hay una abadía que se llam a San Pedro de Teberga, que
fue usurpada a la religión. Estos dos ríos antes de ju n tarse baña
cada uno a su respectivo concejo, juntam ente con el de Proaza y
cortando de m ediodía a norte su valle se en traro n en el Nalón, el
cual al salir del concejo de la R ibera y en tra r en el de Las Regue­
ras recibe p o r el costado del norte el río de Nora. E n tra luego en
el concejo de Grado, en donde se le ju n ta el río de Trubia, que
pasa por la villa de Grado y viene del m ediodía al n orte oriental.
Sobre este río está la abadía de San Adriano de Tuñón, que fue
tam bién de la Orden. Con todas estas aguas en tra luego el río de
Nalón en el concejo de Candamo y habiendo venido hasta ahora
de oriente a poniente, al salir de este concejo en u n lugar que se
llam a Forcinas se encuentra con otro de igual caudal que se llam a
N arcea con el que revuelve al norte y bañando el concejo de Pravia
a dos leguas de curso se desahoga en el m ar en el puerto de la
Arna. Se ha dado la noticia que se pudo de este gran río, ya por­
que sobre las m árgenes de los que le form an hay m uchas iglesias
de la religión, ya porque siendo de un caudal copiosísimo le dejan
en seco los geógrafos en las tablas de nu estra Península.
E sta es la situación que tiene la p arte oriental del Principado
de A sturias, la que tiene de largo veinte y cuatro leguas y de ancho
a parajes siete y p o r donde más nueve. La occidental tiene diez y
seis leguas de largo, y su m ayor latitud es p o r la cabeza del p o 1
niente y serán doce leguas poco más. En esta p a rte se hallan los
DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 637-

m onasterios de Corias, Obona, Cornellana, Belmonte, Villanueva


de Oseos y la abadía de G randas, que fue en o tro tiem po de la
Orden. Aunque de m i cargo era puram ente el d ar a V.P. noticia de
la situación de San Ju an de Corias, de la de sus cotos, m onasterios,
prioratos, granjas y iglesias, m as p o r hallarse éstas esparcidas po r
todo el antiguo gobierno de Tineo, que es esta p arte occidental de
que voy hablando y tener como en prisiones a los dem ás m onas­
terios, será preciso darla tam bién de éstos, aunque de sus iglesias,
a reserva de las de Obona, no la podré dar p o r no ten er presente
su situación ni saber de muchas. No obstante irán en el m apa al­
gunas.
Aquella sierra que dijim os cerrar el concejo de Grado y el valle
que está a las espaldas del de la M arina, tiene sus vertientes p o r
la banda del poniente al gran río Narcea, de cuyas calidades vol­
veré a hablar. Y porque en la descripción que se hizo de la p arte
oriental de A sturias se vino de oriente a poniente y se comenzó
p o r el valle de la M arina, ahora vendrem os de poniente a oriente
p o r seguir los ríos, y com enzarem os por las m ontañas que dividen
el A delantam iento de León del Principado de Asturias. Los ríos
principales que nacen en esta m anzana y en tran con su propio
nom bre en el m ar, son los de Ove, que da nom bre a Ribadeo, el
de Porcia en el concejo del Franco, el de Navia, el de Ese, que da
nom bre al concejo de Valdés, que es lo mism o que Valle de Ese
y el N arcea, aunque éste pierde el nom bre cuando se ju n ta con el
Nalón. O tros riachuelos entran tam bién en el m ar que tienen su
origen en las vertientes de las m ontañas que caen a la M arina y
son el de Artedo, el de San Pedro de Lesiña, el de Luarca y el de
Barayo, según que van todos apuntados en el mapa.
El A delantam iento de León, siguiendo desde su capital al po­
niente septentrional se viene recostando sobre el Principado de
A sturias y es el concejo de Cangas de Tineo el últim o de su ju ris­
dicción p o r esta banda. Al concejo de Cangas viniendo de oriente
y confinando con el adelantam iento po r la banda de m ediodía se
sigue el de S o m i e d o , a éste en la m ism a form a el de Teberga y
retrocediendo se siguen a éste los demás que se hizo expresión en
los ríos que en tran en el Nalón. Al concejo de Cangas p o r la banda
del n orte se sigue el de Allande y a los dos viniendo al oriente se
sigue el concejo de Tineo. A éste por la banda del n o rte viniendo
al oriente se sigue el concejo de Salas y p o r la del m ediodía el con­
cejo de M iranda, que confina con los de Somiedo y Teberga. Por
el poniente septentrional confina tam bién el concejo de Cangas con
el de Ibias; a éste viniendo al norte oriental se sigue el de Grandas,
638 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

a éste el de Salime, a éste el de Boal, y a éste el de Navia. Por


tras de éstos por la banda del poniente quedan los concejos de
San M artín de Oseos, Navia de Luarca, B urón y otros de la ju ris­
dicción de Castropol. Estos son los concejos que adem ás de los
correspondientes en la M arina, de que se ha hecho mención, se
hallan en esta manzana.
En una m ontaña asperísim a de las m uchas que hay en el con­
cejo de Cangas, a lo últim o de él, por la banda del m ediodía occi­
dental y en la falda de una braña que se llam a la Granda, nace el
río de Narcea que se viene precipitando de m ediodía a norte po r
un valle que se dice de Vengos como dos leguas y m edia hasta un
lugar que se llam a Posada, en donde se le ju n tan otros dos ríos,
uno que le costea por la banda del oriente y nace en un lugar que
se dice Xillón, y otro que le entra por el costado del poniente.
Prosigue po r el dicho valle otras dos leguas h asta un lugar que se
dice la Regla; aquí se le ju n ta otro que se nom bra río de Perpera,
que viene del poniente y nace en las m ontañas del coto de Corias.
Compónese de dos en la form a que los señala el mapa.
En la Regla revuelve el Narcea al oriente y gira una buena
legua hasta la villa de Cangas, en donde en un barrio que llam an
E ntram basaguas se le ju n ta otro río de poco menos caudal que el
suyo. En las escrituras antiguas se llama río de Luigna, hoy se
llam a río de Naviego. Nace tam bién al m ediodía del concejo de
Cangas y en el puerto de Lectariegos, y apenas hay legua de su
origen al del Narcea. Sigue como tres leguas de m ediodía a norte
hasta el lugar de Naviego en quien tom a el nom bre, en donde re­
vuelve al oriente y legua y media de curso le en tra de costado por
el m ediodía otro río que se dice de Cibea, po r nacer en un valle
de este nom bre. Una legua más abajo en la villa de Cangas se en­
cuentra con el Narcea y juntos un cuarto de legua más abajo de
esta villa pasan batiendo los dorm itorios y tapias del m onasterio
de Corias, prosigue rapidísim o su curso y a legua y m edia de dis­
tancia, le en tran por el costado de m ediodía otros dos ríos. El
prim ero se llam a río de Soto, de un lugar de este nom bre, que
tiene su origen en las vertientes de la sierra del Acebo, santuario
célebre en el concejo de Cangas. El segundo se llam a río de Onón,
que nace en las vertientes del concejo de Somiedo al concejo de
Cangas y al e n tra r en el Narcea no hay tiro de m osquete de uno
a otro. Una legua más abajo del de Onón le en tra de costado po r
el norte occidental otro río caudaloso que no tiene m ás nom bre
que el que le dan los lugares por donde pasa. Su nacim iento es
en las m ontañas del coto de Corias a lo más occidental de él. Mien­
DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 639

tras se revuelve p o r sus estrecheces se llam a río del coto. Su curso


es del poniente al oriente m eridional, luego que sale del coto viene
dividiendo el concejo del de Allande, en tra después en el concejo
de Tineo donde se llam a río de Arganza y a m edia legua del lugar
de este nom bre em boca en la form a dicha en el Narcea, que ya ha
salido del concejo de Cangas y entrado en el de Tineo, un cuarto
de legua m ás abajo le en tra po r la banda del n orte o tro río que se
dice de Gera; es su curso de norte a mediodía; nace de las m onta­
ñas de F anfarragón y se le ju n tan los riachuelos que señala el
m apa, porque sobre ellos tiene la religión m uchas iglesias. Legua
y m edia m ás abajo en tra en el Narcea por la parte de m ediodía otro
río que se nom bra de Tuña por un pueblo noble de este nom bre
que está sobre sus márgenes; compónese de dos, el uno nace en
el concejo de Cangas en un lugar que se llam a Mieldes, el otro
nace en las m ontañas de Genestaza del concejo de Tineo y se ju n ­
tan en Tuña en la form a que señala el mapa. Otros dos riachuelos
le en tran por la banda del norte al Narcea en esta distancia: uno
se llam a río de la Florida, que se form a de las aguas que vierte la
feligresía de Tineo; otro se dice de Ferrera, que recoge las aguas
del Pedregal y de otros lugares.
Sigue después como dos leguas por entre peñascos, tan aprimi-
do, que son intratables sus márgenes, dividiendo el concejo de
M iranda, que queda a m ediodía, de los de Tineo y Salas que le
costean por el norte hasta un vallecito que se dice Soto de los
Infantes, donde se abre un poco y más abajo recibe por el costado
de m ediodía otro río de poco menos caudal que el suyo que se
nom bra río de Pigüeña. Este se compone de tres: uno viene por
el oriente corriendo por el valle de Endriga; o tro b aja del valle
de San Miguel de la Lera y se juntan estos dos en la Pola de So-
miedo, de aquí corren hasta un sitio que llam an las Cuenllas de
Dña. F ernanda donde se les ju n ta otro que viene del m ediodía oc­
cidental, que nace en el mismo concejo de Somiedo y corre por
el valle de V illardevildas y después por el de Pigüeña de quien tom a
el nom bre, y en llegando a las Cuenllas, que es el fin del concejo
de Somiedo y principio del de M iranda, se ju n tan todos y siguen
de m ediodía a norte hasta entrarse en el Narcea, dejando antes
sobre sus m árgenes al m onasterio de Belmonte, cisterciense. To­
das estas aguas siguen después como una legua h asta el valle de
Cornellana, en donde revuelven al norte; y a cosa de m edia legua
se les ju n ta otro río, que se llama Anonaya que nace en las tierras
que dividen el concejo de Tineo del de Salas, y corre de oriente a
poniente por el valle de Salas cosa de legua y media, y ju n to a
640 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

nuestro m onasterio de Cornellana se entra en el Narcea, de suerte


que por las ventanas del oriente registran los m onjes la playa del
N arcea y p o r las del norte las aguas de Anonaya. Sigue después el
caudaloso N arcea y dos leguas más abajo de Cornellana le en tra
por el costado del oriente el gran río Nalón, que le cita el nom ­
bre, y ju n to s con una m adre sosegada van lam iendo la villa y vegas
de Pravia, que tras de la cual les en tra otro río que se nom bra
Aranguín, el que nace en el concejo de Salas a la banda occidental
en las sierras de Malleza y viniendo de poniente a oriente p o r los
valles de Malleza y Arango se ju n ta en Pravia al Nalón, y éste, dos
leguas m ás abajo, en el puerto de la Arena entrega todas sus aguas
al m ar. Este río es de rara fecundidad en su m ayor grueso y en
todos sus ram os. En la pesca de salmones apenas h ab rá río en la
Corona que le iguale, las lam preas, sábalos, sollas, reos, mugiles,
truchas y anguilas son m uchas las que produce, y truchas y angui­
las las lleva el más pobre arroyo de los que le com ponen.
D entro de esta m anzana y en el concejo de Tineo, en unas m on­
tañas que se llam an Fanfaragón, nace el río Ese, que como dije
da nom bre al concejo de Valdés. Su curso es de poniente a oriente,
a tres leguas de su nacim iento deja sobre sus m árgenes a nuestro
priorato de Bárcena y prosigue recibiendo las aguas del coto de
Obona como legua y m edia hasta un lugar que llam an Ese de Ca­
lleras, en donde le en tra por el costado del norte o tro de m ucho
m ás caudal que el suyo. Compónese de dos, que am bos nacen de
dichas m ontañas de Fanfaragón. El prim ero se llam a río de Yerbo
que costea al Ese por la banda del norte, y es su curso de poniente
a oriente hasta un sitio que se dice la Tajera en donde se em bebe
en el río de Navelgas, que naciendo al poniente rebuelve después
al m ediodía y con el de Yerbo se entra en el Ese en el referido
lugar. Prosigue éste su curso por el concejo de Valdés y en un
lugar que llam an Briebes revuelve al norte, y antes recibe otro que
se dice Ore, y le en tra por el oriente m eridional. Nace en los m on­
tes de Aliones. Como m edia legua más abajo les en tra p o r el oriente
otro río que se nom bra Mallene, que nace en las vertientes del
concejo de Salas al de Valdés y es su curso de oriente a poniente,
y legua y m edia m ás abajo, en lugar que se llam a Cueva de la Pa-
rroque de Cañero, se en tra en el m ar.
Corta tam bién esta m anzana otro río de m ucho caudal, que se
llam a río de Navia. Nace en el coto de Cerredo, que es lo últim o
del concejo de Cangas por el poniente m eridional y apenas hay
legua de su origen al del Narcea. Su curso es de m ediodía al n orte
oriental; pasa p o r los concejos de Ibias, G randas, Salime, Boal y
DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 641

Navia y en la villa de este nom bre se en tra en el m ar, siendo su


bahía capaz de una grande arm ada, si se limpiase. No he penetrado
las asperísim as m ontañas p o r donde se revuelve este río y así no
doy noticia de los que le abultan. Más adelante hacia el poniente
y dentro de esta m anzana nace el río Porcia. Es su curso de m edio­
día a norte. Compónese de dos: El uno viene del m ediodía oriental
y el o tro del occidental, los que se ju n tan una legua m ás arrib a
de nuestro p rio rato del Franco, en donde en tra en el m ar. Otro
río grande costea p o r el poniente esta m anzana y se llam a Obe, el
que como dijim os divide el Principado del Reino de Galicia. Nace
en las vertientes del Bierzo al Principado y desde su origen viene
dividiendo a éste del reino de Galicia. Tam poco he andado po r
este país, y así no puedo decir la form ación de su caudal. Es su
giro de m ediodía occidental al norte y se en tra en el m a r en la
ría de Ribadeo con la capacidad de puerto que V.P. h ab ría obser­
vado.
E sta es, Padre N uestro, la situación del Principado de Asturias,
de sus puertos, sus principales ríos, de sus concejos o jurisdiccio­
nes, y aunque es tierra pobre contribuye m ucho a la religión de
San Benito. D entro de este recinto tiene la religión doce m onaste­
rios, ocho de negros y cuatro de blancos (3), y San Pedro de Es-
lonza en tra en él con lo más sano de sus rentas. O tras abadías se
secularizaron cuando la reform a de San Benito de V alladolid em­
prendió la conquista de los m onasterios de estas m ontañas, ponde­
rando m enos en la política de sus m onjes la ruina de los conventos,
que el que con color de religión se les levantase con los beneficios
eclesiásticos del país gente advenediza y forastera. La m ás princi­
pal fue la abadía de San Adriano de Tuñón, dignidad de la iglesia
de Oviedo y abadía real y si los fundos equivalían a los préstam os
y presentaciones, era poco menos abadía que la de Corias. O tra
buena abadía era la de San Pedro de Teberga, que hoy es colegiata,
en que hay un abad, dignidad asim ismo de la iglesia de Oviedo,
veinte canónigos, tres dignidades y cuatro racioneros. Llevan u su r­
pada la presentación de esta abadía los M arqueses de V aldecarza­
na, y el difunto obispo de Teruel, D. Pedro Analso, siendo abad,
hizo picar los sepulcros de los antiguos abades, cuyos bultos con
cogulla gritaban co n tra la usurpación (4). La abadía de Covadonga,

(3) Los de negros eran: San Vicente, San Pelayo y Santa María de la
Vega, de O viedo; Corias, Obona, Villanueva, Celorio y Cornellana. Los de
blancos: Belm onte, Valdediós, Villanueva de Oseos.
(4) D. Pedro Felipe Analso de Miranda fue obispo de Teruel desde 1720
hasta su m uerte en 1729.
642 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

que tam bién es presentación real, se secularizó asim ism o po r este


tiem po y otras como la de Parana, Pendueles, Villoría, Gurulles y
Zeñero, como consta de un m emorial dado al em perador Carlos V
contra el obispo com endatario de Corias, que intentaba con ésta
lo mismo, sobre que tenía escriturado con el cabildo de Oviedo.
La abadía de San Salvador de Grandas, en que hay un abad y seis
racioneros persuádom e que se secularizó en tiem pos del rey Don
Fernando 2 de León, porque he visto una donación que hizo este
señor rey a Don Rodrigo, Obispo de Oviedo y su cabildo, su fecha
era de 1224, po r la que ofrece a San Salvador de Oviedo todo lo
que hoy llam an honor de Grandas, en cuyo centro está esta abadía.

SITUACION DEL MONASTERIO DE CORIAS

Evacuado lo que conduce para uno de los asuntos de V.P., antes


de referir los que le están unidos, diré brevem ente la situación de
nuestro m onasterio de Corias y algo de sus antiguas calidades. El
m onasterio de San Juan B autista de Corias está sito en el Concejo
de Cangas, distante un cuarto de legua de esta villa, cuatro leguas
de la de Tineo y catorce de la ciudad de Oviedo. H állase em butido
en un valle bastantem ente ameno, aunque angosto y costeado de
m ontañas muy pendientes; báñale por el costado del poniente, que
es su m ayor extensión, el río Narcea, y por esta banda y por la
del m ediodía está repartido el lugar que da nom bre al m onasterio,
que se com pondrá de cincuenta casas. En las escrituras que ante­
ceden a los tiem pos del rey Don Fernando el Prim ero se llam an
territo rio Pesico las riberas y poblaciones de este río, y hablando
de Asturias, Plinio hace m em oria de estos pueblos: Junguntur his
duodecim populi, in his sunt Giguri, Pesici, Lancianenses, etc. Los
grados en que se halla no sabré decírselo a V.P., porque no tengo
conocim iento de esta literatura. Sus edificios son como am onto­
nados, porque aunque el buque es grande, fue hecho a rem iendos
y sin planta. Compónese de tres patios, y el de las procesiones es
de bastante representación. La iglesia, en la grandeza, herm osura
y adorno, es la m ejor que de su Orden hay en este Principado y la
nueva sacristía, no sólo excede en gala a la iglesia sino que son
muy pocas las que en la religión le compiten.
Las calidades de esta abadía en tiem pos de los antiguos claus­
trales eran muy distinguidas y se hacía tanto aprecio de sus abades,
que he visto escrituras públicas en las que después de poner al
rey que reinaba, al obispo que presidía en Oviedo y al m erino o
DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 643

justicia m ayor del rey en Asturias, se pone tam bién abbate Ioanne
o abbate Petro in Caurias. Desde su fundación eran señores los
abades del coto grande de Corias, que com prehende doce p arro ­
quias; de los de Bárcena, Brañas, del de Yrián, en el Reino de
León, y por donación del em perador Don Alonso lo fueron tam bién
del de B orres y del de Cañero. Los tres prim eros los desm em bró
la M agestad de Felipe 2 año de 1580 con bulla del Papa Gregorio
13. El de Yrián se libró de esta borrasca por tenerle aforado los
Condes de Rebolledo y los dos últim os no hay noticia de cuándo
se perdieron. Sus rentas son hoy m oderadas y en lo antiguo fueron
m uchas, y en la percepción de todas ellas estuvo el m onasterio
h asta los tiem pos de la reform a, en que el com endatario despojado
y los claustrales expelidos ocultaron las principales pertenencias,
por lo que los reform adores, como entraban a ciegas y sin noticia
de las haciendas, aforaron muchísimas, vendieron otras, y de m u­
chas no cuidaron, y por falta de reconocim ientos se está hoy el
m onasterio sin ellas y con sola la relación del Becerro.
De todas ellas, aun en tiem po de los claustrales sacaba la mesa
abacial las tres partes y la o tra se rep artía entre los m onjes y las
oficinas, pero de todas sus rentas sólo le quedaba al abad lo nece­
sario p ara la decencia de su dignidad, porque estaban de su cargo
todos los edificios, todo lo que se gastaba en el culto divino y la
lim osna que se daba a la puerta. Esta era tanta, que en el referido
m em orial al E m perador se articula que en tiem po de los abades
antiguos se daba en este m onasterio pan, vino y carne a todo pobre
a cam pana tañida, y para seguridad de esta piedad tan propia de
nuestros m onasterios y no dar lugar a que algún abad pudiese dis­
m inuirla, los antiguos abades la afianzaron en m uchos préstam os
de su mesa, desfalcando la m itad de los frutos que les pertenecían
p ara el pan de la puerta, que aún hoy se arriendan con este nom ­
bre. H asta el año de 1481 en que se invadió po r Roma esta abadía,
eran sus abades, después del obispo, la prim era figura del país.
A tropellados que fueron todos los derechos que vincularon a esta
abadía sus fundadores, se obscureció su esplendor, pues de siete
com endatarios que en ella hubo, ni los m onjes ni los vasallos vie­
ron m ás que al prim ero y al últim o. Después de unida a la Congre­
gación crece o se dism inuye la estimación de sus abades según las
prendas del sujeto que lo es (5).

(5) Sobre la reforma vallisoletana, Cf. E. Zaragoza P a scu a l. L os genera­


les de la Congregación de San Benito de Valladolid II (Silos 1976). 234-236. y
Abadologio del m onasterio de San Juan B autista de Corias (S. X I-X IX ),
Bol. Inst. de Estudios Asturianos, n. 116 (1985), 1032-54. del mismo autor.
644 ERNESTO ZARAGOZA PASCÚÁL

E stán enterrados en este m onasterio el rey Don Berm udo el


Diácono y la reina Dña. Uzenda o Adosinda, su m ujer, y una infan­
ta llam ada Dña. Cristina. N uestro Mtro. Yepes, p o r no retractarse
de lo que dejó dicho en la fundación de San Vicente de Oviedo y
San Julián de Samos, quiere que el rey, que está enterrado en Co-
rias no sea Don Berm udo el Prim ero sino el Segundo, no obstante
el sepulcro que de éste se nos enseña en San Isidro de León y no
verse en la iglesia de Oviedo ni lucilo ni inscripción que no diga
estar allí enterrado el rey Don Berm udo el Prim ero. Cita p ara en
prueba de su opinión una m em oria que se le envió de Corias, la
que no hay, ni tam poco cuando escribió su Chrónica, p o r la poca
antigüedad que denota aquel rom ance y guardarse con m ucho cui­
dado desde m ucho antes los papeles (6). Además de la inscripción
que se veía en el sepulcro antiguo de estos reyes, la que traslad a
de M orales nuestro cronista, no se halla m em oria más que en u n
libro antiguo de aniversarios, escrito en pergam ino, que dice así
Januarius: «Anniversario po r el rey Don Berm udo e p o r sua m uller
e p o r sua generación ejus ante S. Martino». E sta es la única me­
m oria antigua que se le pudo com unicar, la cual no determ ina
cuál de los reyes Berm udos está enterrado en Corias. Como no es
del asunto de V.P. el ap u rar esta verdad, dejo de exponer las razo­
nes que nos mueven en Corias a creer que es el rey Don B erm udo
el Prim ero el que está aquí enterrado. Tampoco es hija de estos
reyes la infanta Dña. Cristina, como para en prueba de su conjetu­
ra dice nuestro Cronista. Esta señora, gran bienhechora de este
m onasterio, fue hija del infante Don Alonso Ordóñez a quien m a­
taron en una batalla que se dió en Relamiego, de la que ño hay
noticia en las historias, y está enterrado en Cornellana. Este fue
hijo del infante Don Ordoño el Ciego, y éste del rey Don' Ram iro
el Tercero. ' ■' • * - : '• ‘
Referidas las calidades de la m atriz, antes de hacer relación de
las iglesias, m onasterios y oratorios que le están unidos, debo pre­
venir que todos los m onasterios que están em bebidos en el de
Corias fueron m onasterios de herederos y el averiguar la n atu ra­
leza y calidad de éstos para que logre la m atriz los efectos de su
unión, es tan propio del asunto de V.P., que de su descubrim iento
se logrará acaso el de un derecho eclesiástico que se está' hoy b a­
tallando en el Tribunal de la Cám ara entre nuestros m onasterios
y el cabildo de la Santa Iglesia de Oviedo.

(6) A. d e Y e p e s , Corönica General de la O rden de San Benito VI (Valla­


dolid 1617), ff. 15r-23r.
DESCRIPGION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 645

MONASTERIOS DE HEREDEROS ' -

N uestro P. M aestro Yepes tra ta de ellos en el Tom. Prim ero,


año de 546. E n el tercero año de 717, en el quinto año de 1022
fundación de C om ellana y en el sexto en la fundación de Espina-
reda. En casi todos se rem ite a lo que dixo en el p rim er tom o, en
donde afirm a que tra tó este punto de intento. Pero aunque es ta n ta
la au to rid ad de nuestro Cronista, en este lugar no trae texto en
qué afianzar lo que m agisterialm ente resuelve. Da p o r hecho que
los fundadores se ordenaban y sus m ujeres ponían velo; que m uer­
tos los padres dividían los hijos el patrim onio de los m onasterios
y que éstos quedaban disueltos, lo que si fuera cierto po d ría su­
ceder su extinción antes de acabarse los edificios. Lo que yo he
podido colegir de la relación que en varias partes hace de ellos el
Becerro de Corias es que uno de los fines que movía a los fundado­
res de sem ejantes m onasterios era espiritualizar los bienes con que
los dotaban y hacerlos inseparables de la Iglesia, pero que de estos
bienes se m antuviesen sus herederos y los clérigos y m onjes que en
ellos residiesen. E stos no sólo tiraban su congrua de los bienes
decimales, como dice nuestro Sandoval en el lugar que citaré ade­
lante, sino que tenían tam bién sus fundos p articulares de los que
disponían sin consulta de los herederos, sobre que he visto una
escritura en el archivo de Obona, la que tam bién cita Yepes. Es"su
fecha de la era de 1060 y po r ella los sirvientes de San Salvador
de Berguño, a quienes llam a cultores la escritura, venden al abad
y convento de Obona una hacienda en el lugar de P o n te,-a causa
de hallarse m uy distante de su m onasterio p ara la adm inistración
y p ara validación de esta enajenación ponen a la letra u n canon
del concilio Agatense, que en sem ejantes circunstancias-lo perm ite.
M uertos los fundadores sucedían en el patro n ato -lo s hijos, di­
vidiéndole en tan tas partes cuantos eran ellos y de las rentas del
m onasterio sacaba cada uno tercera, cu arta o q u inta p arte según
el núm ero de los herederos; alguna vez se le situaba esta ren ta en
uno o dos lugares, pero la propiedad de éstos quedaba siem pre
afecta al m onasterio. M ultiplicaban estos prim eros herederos y la
parte que cabía a cada uno se dividía de nuevo en tre sus hijos y
al paso que éstos iban m ultiplicando rep artían en tre sí lo poco o
m ucho del p atro n ato que de sus padres heredaban y en algunos
m onasterios eran tantos los herederos, que cuando se unió al de
Corias el de San Salvador de Cibuyo estaban pensionadas las ren­
tas de éste con seiscientas y veinticinco raciones, y aunque los
herederos no fuesen tantos, p o r sacar unos m ás y otros m enos
646 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

siem pre serían m uchos, po r lo que no habiendo fincas p ara tantos


patronos se redujo su derecho a una o a dos raciones o yantares
en cada un año. Y éste es el origen de los yantares que hoy cobra
el abad de Corias de los que son curas en los beneficios de su
presentación o patronato.
Como p o r los prim eros fundadores estaban espiritualizados los
bienes con que dotaron sus m onasterios, los herederos po r evitar
pleitos o porque se luciesen donde el servicio de Dios estaba más
bien plantado, donaban o vendían su derecho a la iglesia catedral
o a éste u otro m onasterio y por lo tocante a Corias no sé cómo
tenían cabeza los prim itivos abades para ap u rar el derecho de ca­
da uno de los herederos y m aña para reducirle a tantos a que le
donasen o vendiesen al de Corias. Esto es, P. N uestro, lo que he
podido com prehender de la calidad y naturaleza de los m onaste­
rios de herederos. Tocante a su gobierno y si se ordenaban o no
los fundadores y ponían velo las m ujeres, po r no ser del asunto
de V.P. dejo de p ro ferir lo que siento.
N uestro Don Fr. Prudencio de Sandoval en la Historia del E m ­
perador Don Alonso, Cap. 66 (7), tra ta de intento de estos m onas­
terios y del origen de los préstam os o sinecuras p ara donde rem ito
a V.P. Y en prueba de su opinión trae el canon 6 del Concilio Se­
gundo de Braga, que por ser el pitipié de mi pensam iento, lo copio
a la letra. Dice así: Placuit, ut si quis basilicam , non pro devotione
fidei, sed pro quaestus cupiditate aedificat u t quidquid ibidem de
oblatione populi colligitur, m édium cum clericis dividat, eo quod
basilicam in térra sua, quaestus causa, ipse condiderit; quod in
aliquibuis locis usque modo dicitur fieri. Hoc ergo de caetera ob­
servan debet, u t nullus episcoporum abom inabili voto consentiat,
u t basilicam , quae non pro sanctorum patrocinio, sed magis trib u ­
taria conditione est condita, audeat consecrare.
Este canon no tuvo observancia en España como prueba allí
Sandoval y lo convencen infinitos m onasterios de herederos que
después de este concilio se fundaron. Y como V.P. propone tra ta r
de los efectos de las uniones, persuádom e que en la ilustración de
este canon y su inobservancia le han de deber los m onasterios de
A sturias el descubrim iento de un derecho eclesiástico, que como
dejo dicho, se está hoy ventilando en la Cám ara con el m ayor
arresto de p arte del cabildo y no m enor tesón de nuestros m onas­
terios.

(7) P. de S andoval, Chrónica del inclyto E m perador D. Alonso V il deste


nombre, rey de Castilla y León (Madrid 1600), Cap. LXVI.
DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 647

Es el caso que en este obispado de Oviedo hay una constitu­


ción sinodal y es la tercera en el título De consuetudine, la que
copiada a la letra del sínodo que en el mayo de 1553 celebró el
señor Don Cristóbal de Rojas y Sandoval, obispo que fue de Ovie­
do, dice así: «los prestam eros de las iglesias parroquiales de este
nuestro obispado de los Puertos acá usaron haver y llevar de an­
tigua costum bre la m itad de los bienes que el cura de la parro q u ia
donde cada uno es prestam ero dejó al tiem po de su m uerte, o te­
nía al tiem po que en tró en religión o renunció a la tal parroquia,
adquiridos por razón o in tu itu de la tal iglesia. La cual costum bre,
por ser como es m uy antigua, aprobada p o r constitución de este
nuestro obispado y generalm ente observada en juicio y fuera de
él, sancta synodo aprobante, estatuim os e ordenam os ansí se tenga
y guarde con las declaraciones siguientes: Prim eram ente, que no
haya lugar en las personas de esta nuestra S anta Iglesia, ansí dig­
nidades com o prebendados y otros cualquier capellanes de ella que
tengan beneficios curados, etc. que si alguno tenía diversos bene­
ficios po r alguno de ellos deba pagar la dicha p artida, no pague
mas que po r ra ta de aquel porque debe la partida, com putando
los bienes a respecto y valor de los beneficios». La m ism a consti­
tución se halla en el sínodo que en 1607 celebró el Sr. D. Juan
Alvarez de Caldas y la m ism a en el que en 1750 celebró el Sr. Don
Iñigo M anrique.
En la costum bre que expresa y aprueba esta constitución es­
tuvieron nuestros m onasterios, especialm ente el de Corias, desde
su fundación hasta el año de 1730 en que el cabildo de Oviedo
con relación que hizo al Papa Benedicto 13 de ser muy pobre la
fábrica de su iglesia, les concedió por una bula de gracia las m edias
anatas de todos los beneficios y capellanías de este obispado. Opu­
siéronse los m onasterios en el Consejó, en donde no hubo lugar a
la retención de la bula en la Sala de Justicia y hoy pende en la
Cám ara po r el recurso al Real Patronato. En la m ism a costum bre
estuvieron el obispo y cabildo respecto de las iglesias donde son
prestam eros hasta el año de 1634, en que el obispo y cabildo po r
evitar pleitos con los herederos de los curas de las iglesias de su
patronato, se convinieron en que éstos por razón de p artid a cedie­
sen para la fábrica de la iglesia catedral cuarta p arte de frutos
cuando entran a ser curas y cuarta parte de los que les pertenecen
de los pendientes cuando mueren, a la que llam an m edia anata
pagada en dos plazos, nom bre desconocido en nuestros archivos,
especialm ente en el de Corias, donde se halla la m ayor razón de
este derecho.
648 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

Sobre la legitim idad de esta costum bre hay en este archivo


algunas doctrinas bien fundadas, pero de su origen no he visto
alguna y p ara que se deba a V.P. el descubrim iento parecióm e que
despertaba el discurso de V.P. refiriendo ceñidam ente la calidad
de los m onasterios de herederos cuyas iglesias todas eran p arro ­
quiales y edificadas en tierra propia de los fundadores y de ellos
parece se deriba esta costum bre, conform e al canon que dejo pues­
to, pues en él se nos dice que los fundadores a causa de edificarlos
en tierra suya y poner parroquianos, como dice Sandoval, exigían
de los clérigos la m itad de los bienes que ofrecían los fieles, que
es lo m ism o que m itad de bienes adquiridos in tu itu ecclesiae. Co­
mo V.P. dice que no recelemos la difusión de las respuestas y las
advertencias que se nos ofreciesen, atrevím e a intro d u cir este pen­
sam iento, creyéndole propio del asunto de V.P., pero si no lo fue­
se, poco se aventura en indultar esta bachillería mía.

RELACION DE LOS MONASTERIOS, IGLESIAS PARROQUIALES, BENEFICIOS


RURALES, CAPELLANIAS, HOSPITALES, MALATERIAS Y ORATORIOS UNIDOS Y
DEPENDIENTES DE LA ABADIA DE CORIAS.

ARCEDIANATO DE TINEO Y ARCEDIANATO DE CANGAS

1.a S anta M aría de m onasterio de Erm o (8). Fue m onasterio


fundado p o r un caballero llamado Alfonso Rodríguez. Hoy es pa­
rroquia y en sus térm inos nace el río Narcea. Toda ella es del
m onasterio de Corias; de los frutos e ingreso de iglesia, saca el
m onasterio la m itad y la o tra m itad lleva el cura. Es presentación
in solidum del abad de Corias.
2.a San Esteban de Noceda. Es iglesia parroquial, de la perte­
nencia del m onasterio de Erm o. De los frutos y m ás em olum entos
de la iglesia se hacen tres tercios; uno lleva el m onasterio; otro
el beneficio curado y otro un beneficio simple; am bos son presen­
tación in solidum del abad.
3.a San Juan de Vega de Rengos y S anta Eulalia de Laron, su
anejo. Fue m onasterio fundado por un caballero llam ado Rodrigo

(8) Para conocer la historia de estos m onasterios dependientes del de


Corias, y en general de todos los existentes con anterioridad al siglo XIII,
véase la obrita de M.G. Martínez, M onasterios m edievales asturianos (Siglos
V1II-XII) (Salinas-Asturias 1977).
DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 649

Alfonso. P resentaron los abades los beneficios curado y simple


h asta el año de 1576 en que con pretexto de un pleito ridículo que
le movió Ju an Queipo de Llano, el Mozo, ascendiente de los Condes
de Toreno, después de tener el m onasterio una revocatoria p o r un
juez in curia de u n a sentencia dada p o r el O rdinario a favor de
Juan Queipo, se com prom isaron las partes en jueces árb itro s; fue
uno de ellos Fr. Ju an de Castro, abad de Obona, y fallaron que
precediendo licencia del Papa y del Rmo. General, que lo era Fr. An­
tonio de Sea (9), quedase p o r Juan Queipo y los sucesores en su
mayorazgo la presentación de los beneficios curado y sim ple y que
éste p o r razón de los gastos del pleito desem bolsase doscientos du­
cados o los tom ase a censo perpetuo sobre sus bienes, como lo
hizo.
Bien conocieron los jueces la sim onía pactada y así lo declara­
ron dos abogados a quienes consultaron, pero tam bién p ara que
no lo fuese, dieron el sesgo de que los doscientos ducados sonaran
en la escritura darse p o r razón de costas y gastos. El hecho es que
no se sacó licencia del Papa; que los doscientos ducados, aunque
los cargó sobre sus bienes con la calidad de irredim ibles, los redi­
mió D. Fernando de Valdés Queipo de Llano, hijo de Ju an Queipo,
con el pretexto de no poder fundarse censo irredim ible. Que el
abad de Obona y el Rmo. Sea despojaron a este m onasterio de la
presentación p o r com placer a D. Fernando de Valdés, tío de Ju an
Queipo, que m andaba m ucho en la M onarquía. Del B ecerro de la
S anta Iglesia de Oviedo, ordenado po r el obispo D. G utierre de
Toledo en el año de 1386 constan ser presentación del abad de
Corias los beneficios curado y simple de San Juan de Vega; de
los fru to s lleva el cura un tercio y dos el simple, el que se valúa
en cuatro m il reales de renta.
4.a San Salvador de Berguño. Fue m onasterio fundado p o r Al­
fonso Rodríguez, el m ism o que fundó al m onasterio de Erm o, hoy
iglesia parroquial aneja a San Salvador de Cibuyo. De los frutos,
prim icias y pie de alta r lleva el m onasterio un cuarto y el cura tres.
Es presentación in solidum del abad.
5.a San Ju an de L am a, fue iglesia de Berguño; hoy es p arro ­
quia. De los fruto s lleva el m onasterio la m itad y la o tra m itad el
cura. Es presentación in solidum del abad.
6.a San Salvador de Cibuyo fue un buen m onasterio. Fundá­
ronle Alvaro Berm údez y Guiña Gogniz, su m ujer. Son m uchas las

(9) Fue General de la Congregación en el trienio 1574-1577, Cf. su biogra­


fía en E. Z a r a g o z a , Los Generales, o.c., III (Silos 1979), 69-84.
650 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

haciendas que goza por éste el m onasterio de Corias, pero en su


iglesia no saca frutos; de ellos lleva el cura dos tercios y otro se
parte entre dos beneficios simples, que todos los presenta el abad.
Tiene esta parro q u ia dos anejos, que son San Salvador de Berguño
y S anta M aría de Castañedo.
7.a San Pedro de Agüera es iglesia de Cibuyo; hoy parroquia
tenue. Lleva el cura todos los frutos. Es presentación del abad.
8.a San M artín de Bergame; fue iglesia de Cibuyo; de los fru ­
tos se hacen cuatro partes: dos lleva el m onasterio, una por razón
de préstam o y o tra por pan de puerta. Las otras dos se p arten
entre el beneficio curado y simple; ambos los presenta el abad.
9.a San Damiés o Mamés de Perpera fue iglesia de Cibuyo; de
los frutos m ayores saca la puerta cuarta parte y el resto, con p ri­
micias y pie de altar se parte entre el m onasterio y el beneficio
curado, que es presentación in solidum del abad.
10a. Santa M aría Magdalena de Vegalagar fue hijuela de Ber­
game hasta el año de 1662 en que se erigió en parroquia; los frutos
se parten por tercias partes entre el m onasterio, cura y simple;
éste no se desm em bró del de Bergame. Es presentación in solidum
del abad.
11.a S anta M aría de Brañas: es parroquia fundada po r el mo­
nasterio p ara los pobladores del Puerto de Lectariegos. Lleva el
cura todos los frutos y es presentación in solidum del abad.
12.a Santa M aría de Villacibrán: fue m onasterio fundado por
los que fundaron el de San Salvador de Cibuyo. De los frutos lleva
el m onasterio la m itad y la otra m itad el cura. Es presentación
in solidum del abad.
13.a San Tirso de Cangas y N tra. Señora de Entram basaguas:
fue m onasterio fundado por unos caballeros llam ados Tellos y
Truetinos. De los frutos lleva el m onasterio la m itad y la o tra mi­
tad e-1 cura. Es presentación in solidum del abad, quien solía visi­
tarla.
14.a S anta M aría de Obanca: es parroquia donada po r el Con­
de fundador. De los frutos lleva el m onasterio un tercio; otro el
cura y o tro un beneficio simple, que am bos son presentación in
solidum del abad.
15.a S anta M aría de Regla de Corias: es p arroquia donada por
el Conde fundador. De los frutos y más provechos de iglesia lleva
el m onasterio un tercio, otro el cura, y otro se p arte entre dos be­
neficios simples. Es presentación in solidum del abad.
16.a San Antón de Rucabo es beneficio rural. La cu artá p arte
del lugar de este nom bre es propia dé este beneficio,, el que se
DESCRIPCIÓN DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 651

halla hoy unido al m onasterio en conform idad de lo dispuesto en


el núm . 8 de la bula Apostolici Ministerii.
17.a San Vicente de Villatejil. Consta del referido B ecerro de
la Iglesia de Oviedo ser presentación de este m onasterio, y presen­
taron sus abades h asta el de 1612. Hoy presenta el cabildo, quien
lleva la m itad de frutos y la o tra m itad el cura.

ARCIPRESTAZGO DE SIERRA

18.a S anta M aría de Carceda. Es iglesia donada p o r el Conde


fundador. De los frutos saca el m onasterio un cuarto p o r razón de
préstam o y otro p o r título de puerta, y los dos restantes se rep ar­
ten entre el beneficio curado y simple, que am bos son presentación
in solidum del abad.
19.a S anta M aría M agdalena- de Linares. Es iglesia parroquial.
De los frutos saca el m onasterio la sexta p arte y las cinco restantes
las lleva el cura. Es presentación in solidum del abad.
20.a San B artolom é de Mieldes. Es iglesia parroquial y en ella
tiene el abad cu arta p arte de presentación, o tra cu arta p arte el
abad de Obona y la o tra m itad es patronato de legos. Lleva el cura
todos los frutos.

ARCIPRESTAZGO DE ALLANDE

21.a San M artín de Besullo; fue m onasterio fundado p o r un


capellán del rey D. B erm udo el 2.° llam ado Ñuño V isterliano, en
cuyo derecho sucedió el Conde fundador de Corias. De los frutos
lleva el m onasterio un tercio, otro el cura y otro un beneficio sim­
ple, pero del pan m ayor saca la puerta cuarta parte. Presenta el
abad am bos beneficios y una sacristía.
22.a San Pedro de las M ontañas: fue iglesia de Besullo. De los
frutos lleva la m itad el m onasterio y la o tra m itad el cura. Es pre­
sentación in solidum del abad.
23.a S anta M aría de Berdondo: fue iglesia de Besullo; hoy es
beneficio rural. De los frutos lleva el m onasterio dos tercios, uno
por razón del préstam o y otro de puerta. El o tro le lleva el capellán
que es nom inativo del abad, es ahora monge en conform idad de la
bula A postolici m inisterii.
24.a San Juan de Araniego. Es iglesia donada p o r el Conde
fundador. De los fru to s lleva el m onasterio un tercio, o tro el cura
y otro el simple; am bos son presentación in solidum del abad.
652' ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

25.a San Ju an de Villaverde: fue m onasterio del patrim onio


del Conde fundador. De los frutos lleva el m onasterio un tercio y
otro el cura y otro un beneficio simple. Hay una sacristía y todo
es presentación in solidum del abad. En este lugar tiene el m onas­
terio un p rio rato en el que se recogen las rentas del concejo de
Allande. ......
26.a S anta M aría de Celón. Es abadía simple y fue m onasterio
fundado p o r Fructino Enalso y su m u jer Pudigeva. Además de la
abadía hay u n beneficio curado y cuatro racioneros. De los diez­
mos lleva la abadía un tercio, de los otros dos se hacen seis partes,
las dos lleva el cura y los cuatro restantes los racioneros. Hay
tam bién una sacristía, a quien pretenecen tam bién los diezmos de
dos pagos que llam an préstam os y tam bién es suyo el paño que
velen" sobre los difuntos. Abadía, curato, raciones y sacristía son
presentación in solidum del abad de Corias. El curato es hoy anejo
a San Ju an de Villaverde.
27.a San M artín de Berduledo. El Conde fundador dotó a este
su m onasterio en la m itad de San Tirso de Candamo, sobre el río
Nalón, fundación que fue de un 5 abuelo suyo, llam ado Leminio.
La o tra m itad parece que recayó en la Iglesia de Oviedo p o r dona­
ción que en la era de 1016 le hizo Don Berm udo, su obispo, biznieto
del fundador y herm ano de la abuela de nuestro Conde. En la era
de 1136 se p artió el m onasterio en sus m iem bros y p o r su m itad
cupieron a Corias las iglesias que se expresarán adelante. En la
de 1150 se p artió in capite y por su m itad dio en trueque al m o­
nasterio el obispo D. Pelayo la iglesia de San M artín de Berduledo
con todos los térm inos de su parroquia. De los frutos lleva el mo­
nasterio u n tercio y dos el cura. Es presentación in solidum del
abad. . ' e ^

ARCIPRESTAZGO DE TINEO

28.a Santa M aría Magdalena de la villa de Tineo. Es presenta­


ción in solidum del abad, pero es muy tenue el beneficio, p o r no
tener m ás que dos parroquianos.
29.a San Juan o Santianes de Tuña: fue m onasterio donado
po r el Conde fundador, quien lo hubo p o r el trueque que hizo con
el Conde Gómez Diez y su m u jer Dña. Teresa en la era de 1081.
Dióles el m ism o conde a orillas del río Cea los lugares de Pajares,
P eñalba,; Val verde, Villadearivil y Palacio y ellos le dieron el mo­
nasterio de Santianes con sus dependencias. Hoy es iglesia p arro ­
DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 653

quial. De los fru to s lleva el m onasterio,la m itad, u n a cu arta p arte


el cura y la o tra se p arte entre dos beneficios simples. Es presen­
tación in solidum del abad. .
30.a S anta M aría de Tuña. Tiene el abad de Corias la cu arta
p arte de presentación en el beneficio curado y sim ple y las tres
restantes son de D. Tomás del Riego, que lleva m itad de frutos.
,31.a San Pedro de Merilles: fue iglesia de San Tirso de Canda-
mo. Hoy es parroquia. De los frutos lleva el m onasterio u n tercio,
otro el cura y o tro el regim iento de Tineo, quien se halla en la po­
sesión de p resen ta r el curato.
32.a Santo Tomás de la Pereda: fue iglesia de San Tirso de
Candamo. Hoy es parroquia. De los frutos y todo ingreso saca el
m onasterio la m itad y la o tra m itad la lleva el cura. Es presen ta­
ción in solidum del abad.
33.a San E steban de Relamiego. E sta iglesia fue del Conde
G undim aro, cabeza que dicen ser de la gran Casa de Guzmán y de
su m u jer Dña. Serena, que eran de la parentela de nuestros Con­
des, a quienes la dieron con condición que p o r su m uerte la adju­
dicasen á algún lugar pío, y en la carta de dotación la agregaron
a su m onasterio, quien lleva la m itad de frutos y la o tra m itad se
p arte entre los beneficios curado y simple, que am bos son presen­
tación in solidum del abad.
34.a S anta M aría de Perluces: fue iglesia de Santianes de Tu­
ña; hoy es anejo de Relamiego. De los frutos lleva el m onasterio
la m itad y la o tra m itad el cura.
35.a S anta Eugenia, hoy Santueña, es una erm ita en la p arro ­
quia de Perluces, en donde saca el m onasterio la m itad de lo que
se ofrece en el día de la santa.
36.a San M artín de Sam preñana, es iglesia p arroquial, la que
tiene el m onasterio p o r trueque que hizo con el obispo de Oviedo
D. Pelayo en la era de 1165. Dímosle en el territo rio de Orna, un
lugar que se llam a Villanueva y nos dio el obispo la iglesia y lugar
de Sam preñana. De los frutos lleva el m onasterio la m itad y la o tra
se hace seis p artes de las que lleva cuatro el cura y dos u n benefi­
cio simple. Es presentación in solidum del abad.
37.a S anta M aría de Borres es donación del E m perador D. Alon­
so era de 1181. P resenta el abad el beneficio curado, quien lleva
todos los frutos.
38.‘ Santiago de Troncedo fue iglesia del m onasterio de Bár-
cena. De los fru to s lleva el m onasterio un tercio y dos el beneficio
curado, que es presentación in solidum del abad.
654 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

39.a S anta M aría de Tablado de Reviella fue iglesia del Bár-


cena. De los frutos lleva el m onasterio la m itad y la o tra m itad el
cura. Es presentación in solidum del abad.
40.a San Esteban de Villatresmil fue iglesia de Bárcena. De los
frutos lleva el m onasterio un tercio, otro lleva el cura y el otro le
llevan legos usurpando a su magestad. Es presentación in solidum
del abad, sobre lo que hay ejecutoria ganada en la nunciatura con­
tra los dueños de la Casa de las M onteras.

ARCEDIANATO DE RIBADEO
ARCIPRESTAZGO DE VALDES

41.a San Miguel de Bárcena: fue m onasterio ilustre del p atri­


monio del Conde fundador, quien le unió a Corias, y desde su unión
es priorato m onasterial en que antes de la reform a había cinco
monjes; hoy hay tres. Su iglesia es parroquia unida pleno iure al
m onasterio; la adm inistración de los sacram entos está a cargo de
un m onje vicario que elige el abad y aprueba el O rdinario, aunque
cuando el m onje es confesor de reja no hay costum bre de presen­
tarle al O rdinario y lo han sido hasta ahora con sólo la aprobación
del consejo. Todos los frutos, prim icias y más ingresos de iglesia
los lleva el priorato.
42.a Santa M arina de Bárcena Llana es anejo de la p arroquia
de Bárcena, a quien pertenecen todos los diezmos, prim icias y
ofertas de Pascuas. Sobre los entierros, bautizos y casam ientos hay
concordia con el cura que fuere de San Juan de Navelgas, quien
adm inistra los sacram entos a estos feligreses a causa de vivir en
m ucha distancia del priorato, en donde necesariam ente han de
cum plir con las Pascuas.
43.a S anta M arina de Yerbo hoy es erm ita y de las ofertas que
hubiese el día de la santa pertenece la m itad a Bárcena. Fundó
esta iglesia un caballero llamado Eulalio en la era de 975.
44.a San Salvador de Naraval es parroquia de la que hizo do­
nación al m onasterio un caballero llamado Rodrigo Berm údez en
la era de 1107. De los frutos y más em olum entos lleva el m onaste­
rio un tercio y dos el cura. Es presentación in solidum del abad.
45.a San M artín de Aguia fue m onasterio y la m itad de él donó
a este de Corias en la era de 1136 un caballero llam ado Pedro
Enalso. Hoy es una erm ita sita en el lugar de Villanueva, concejo
de Valdés, sobre el río Mallene y parroquia de San Miguel de Tre-
bies y po r ella tiene el m onasterio una hacienda que se. llam a
juguería de San M artín. —
DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 655

46.a San Miguel de Cañero fue m onasterio del patrim onio del
Conde fundador, quien lo unió a Corias. El E m perador D. Alonso
por la era de 1175 hizo coto toda la p arroquia en beneficio del
m onasterio. De los frutos lleva el m onasterio la m itad y un noveno
y los restantes se p arten entre el cura y un beneficio simple, que
son presentación in solidum del abad.
47.a Santiago de San Cristóbal es anejo de Cañero. De los fru ­
tos lleva el m onasterio un tercio, otro el cura de Cañero y otro un
beneficio simple, que es presentación in solidum del abad.
En el concejo de Valdés, a una legua de la villa de Luarca, tiene
el m onasterio el p rio rato de Otur.

ARCIPRESTAZGO DE LAS DORIGAS

48.a San Justo de las Dórigas y San Antolín su anejo en el con­


cejo de Salas fueron iglesias del m onasterio de San Tirso de Can-
damo. De los frutos lleva el m onasterio la m itad y la o tra m itad el
cura. Es presentación in solidum del abad.

ARCIPRESTAZGO DE NAVIA

49.a S anta M arina de Vega: fue m onasterio. De los frutos lleva


el m onasterio la m itad y la o tra m itad se p arte en tre el cura y la
m alatería de Barayo. Es presentación in solidum del abad.
50.a Santiago de Villapedre: es iglesia parroquial. De los fru­
tos lleva Corias un tercio, otro el cura y del o tro lleva la m itad el
convento de Obona y la otra m itad legos. Es presentación in soli­
dum del abad de Obona.
51.a San M artín de Cabanela: fue m onasterio. De los frutos
lleva el m onasterio un tercio y dos el cura. Es presentación in so­
lidum del abad.
52.a San Antolín de Villanueva: fue m onasterio unido al de
Corias p o r los Condes fundadores. De los frutos lleva el m onaste­
rio la m itad y la o tra m itad el cura. Hoy es anejo de San M artín
de Cabanela, a quien tam bién lo está San Pedro de Andés.

ARCIPRESTAZGO DE BOAL

53.a S anta M aría M agdalena de Doiras: es iglesia parroquial


y fue del patrim onio de la Condesa fundadora. De los fru to s lleva
el m onasterio las tres partes y el cura una. Es presentación in so­
lidum del abad.
656 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

ARCIPRESTAZGO DEL FRANCO

54.a S anta M aría de Miudes: fue m onasterio ilustre fundado


por un caballero llam ado Arias Feliz y su m u jer Lobsenda. El rey
D. Alonso el 5 le hizo diferentes mercedes y antes el rey D. Ram iro
el Tercero. Recayó este m onasterio en los padres de nuestro Conde
fundador, quien lo unió al de Corias. Hoy es iglesia parro q u ial y
en ella tuvieron grandes preem inencias los abades. De los frutos
lleva el m onasterio la m itad; de la otra m itad lleva tres partes un
beneficio simple, que está arrendado en 2.500 reales y la o tra lleva
el beneficio curado cuyo valor m onta 800 ducados. Ambos son pre­
sentación in solidum del abad.
55.a S anta Eulalia, hoy San Bartolom é de Valdepares: fue
iglesia donada al m onasterio de Miudes po r el rey D. Ram iro el 3.
De los frutos lleva el m onasterio un tercio; otro el cura y otro un
beneficio simple. Es presentación in solidum del abad.
En este concejo y a dos leguas de la villa de Ribadeo tiene el
m onasterio el prio rato del Franco.

ARCIPRESTAZGO DE CASTROPOL

56.a San Salvador de Valmorto, hoy Salabe: fue m onasterio


fundado po r un caballero llamado Flaginio y su m u jer Totilda en
cuyo derecho sucedió Rodrigo Moñiz de Allande, quien le donó a
Corias. De los diezmos lleva el m onasterio la m itad y la o tra m itad
el cura. Es presentación in solidum del abad. Hoy es anejo del que
se sigue.
57.a S anta M aría de Campos: fue decanía de Salabe. Es pre­
sentación del abad, pero no saca frutos el m onasterio.
58.a San M artín de Tapia, antes de M antares, fue m onasterio
edificado po r nu estra Condesa fundadora, quien después de viuda
y en la era de 109.2 le unió al suyo de Corias. De los frutos lleva el
m onasterio la m itad y la o tra m itad se p arte en tre el cura y un
beneficio simple, que ambos son presentación in solidum del abad.
59.a San Esteban de Tapia: fue m onasterio fundado p o r los
mism os que fundaron a Valm orto y donado a Corias p o r Rodrigo
Moñiz de Allande. De los frutos lleva el m onasterio la m itad y la
o tra m itad lleva el cura. Es presentación in solidum del abad. Ad­
viértese que en todas las iglesias donde saca frutos el m onasterio
saca a proporción de ofrendas, responsos y todo ingreso de iglesia.
DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 657

ARCEDIANATO DE BABIA
ARCIPRESTAZGO DE LACIANA

60.a S anta M aría M agdalena de Lum ajo. Su presentación se


com pone de seis voces y el abad que fuere de Corias tiene una.
Lleva el cu ra todos los frutos, aunque el Conde de Fuentiyuelo
pretende ten er en ellos una carga de pan de p atronato.
61.a S anta M aría de Ferrera. Por hallarse al pie del pu erto de
Lectariegos, donde son los fríos excesivos, despoblaron los feligre­
ses y se unió la iglesia a la de Santa M aría de Caboalles de Abajo.
Fue presentación del abad.
62.a San Miguel de Laciana. En esta iglesia hay dos capellanías
intituladas, una de los M ártires y otra de Santa Lucía. Ambas son
nom inativas del abad.

ARCIPRESTAZGO DE BABIA DE SUSO

63.a S anta M aría M agdalena de Piedrafita. E sta iglesia la tiene


el m onasterio p o r trueque que hizo con unos caballeros y con el
m onasterio de E spinareda en la era de 1204. De los fru to s lleva el
beneficio curado dos tercios y el simple uno. Y el m onasterio saca
diez cargas de pan tercíales, que son trein ta fanegas castellanas,
p o r razón de p atronato. Estos frutos los aforó el m onasterio con
la hacienda que le pertenece en el concejo de Laciana a la casa de
Omaña y de tal suerte obscurecieron y em brollaron sus dueños los
derechos del m onasterio, que siendo de los m ás calificados, ni co­
b ra el pan ni presenta los beneficios. Estam os resueltos a dem an­
darlos en la Cám ara.

VICARIA DE SAN MILLAN

64.a San Ju an de Yrián. El lugar es coto de m onasterio po r


m erced del rey D. Fernando el Magno hecha al Conde D. Munio
Moñiz en gratificación de haber traído a León desde Sevilla el cuer­
po de San Isidoro, en la era de 1101. Fundó este caballero con su
m ujer, la condesa Dña. M unia Ximénez, herm ana de nuestro fun­
dador, el m onasterio de San Miguel en la ciudad de León, q u e ^ ^ J ^
ha m uchos años se desm oronó su iglesia y se traslad aro n
Claudio las imágenes, al cual entre otros bienes hicieron do|

del coto de Y rián y su iglesia. Sucedió Corias en las tres pai


'
658 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

este m onasterio por el testam ento de la Condesa Dña. Muriia y


entre otros bienes le cupo lo de Yrián. De los diezmos lleva el mo­
nasterio la m itad y la otra m itad el cura. Es presentación in soli-
dum del abad.

OBISPADO DE LEON

65.a San Simón de Nogales, junto a Mansilla. Esta parroquia,


que antes se titulaba de San Román, la tiene el m onasterio por
trueque que hizo con el obispo y cabildo de León, en la era de 1204.
Hoy está unida a la iglesia de Mansilla mayor, cuyo beneficio p re­
senta la abadesa de Gradefes.

CAPELLANIAS

Presenta el abad de Corias las capellanías de Santa Catalina de


Moal, Santa Catalina del Puelo; Santa Catalina de Teresa Borona
y Santa Catalina de Obanca. Estas se sirven en el alta r de Santa
Catalina que está en la iglesia del m onasterio. Las del Puelo y Te­
resa Borona están hoy unidas al m onasterio en conform idad de la
bula Apostolici ministerii. También presenta la de San Pedro de
Obanca.

MALATERIAS Y HOSPITALES

S. M artín de Retuertes es m alatería que adm inistra el p rior del


m onasterio. Es tradición haberla fundado la Condesa fundadora de
Corias, después de viuda. El cura que fuere de Corias tiene obliga­
ción de ad m in istrar los sacram entos a los m alatos y decirles misa
los viernes del año, por cuyo trabajo saca propina como un mala-
to. Visítala el abad y castiga a los m alatos cuando lo merecen.
H ospital y alberguería de San Juan del Puerto de Lectariegos.
Fundó este hospital un hom bre llamado Juan Díaz en la era de
1205, quien le entregó con sus rentas" al m onasterio y éste a los
vecinos del puerto, a quienes porque abriesen cam ino a los pasa­
jeros en tiem po de nieves y los albergasen, dio con él muchas
posesiones po r las que perciben hoy y reparten entre sí muy bue­
nas rentas. En la era de 1363 a instancias del abad de Corias, el
rey D. Alonso el últim o, dio un privilegio de grandes exenciones a
DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 659

los del coto de B rañas en cuya jurisdicción está la albergüéría


porque perseverasen y m antuviesen población en el Puerto. Visi­
tábala el abad como a patrono hasta que se in trodujo el O rdinario
en virtud del Concilio de Trento.
H ospital de Corias. No se sabe quién fue su fundador. Es pa­
trono el abad y ad m inistrador el que fuere p rio r segundo.
H ospital de la Pereda. El rey Don Fernando el 2 en la era de
1216 dio a este m onasterio un térm ino en la parro q u ia de Pereda
y los abades fundaron por el alma del rey este hospital. Visitábale
el abad y hoy cobra once libras por razón del patronato. Introdú-
jose el O rdinario h ab rá poco más de cien años y fió la ad m in istra­
ción a los curas, que no han dado muy buena cuenta de él.
H ospital de Borres. El em perador D. Alonso en la era de 1181
por servicios que le había hecho un caballero llam ado Gonzalo
M enéndez de Tinero, a quien llama el rey fidelissim o vasallo meo,
le hizo m erced del lugar de Borres con su realengo, pero con con­
dición que después de sus días sucediese en este derecho el m o­
nasterio de Corias. Los abades en agradecim iento y por el alm a del
E m perador, fundaron y dotaron este hospital. Tam bién en su visita
se in tru saro n los O rdinarios y en sus haciendas D. Carlos del Rie­
go, Señor de Sangoñedo.
Es patrono el abad de Corias de la obra pía que p ara dotes de
doncellas de su parentela fundó Gonzalo Menéndez, cura de San
Juan de Villaláez.
E stos son los m onasterios, iglesias, capillas y hospitales que
dependen del m onasterio de Corias. De todos los curas que han
sido en estas iglesias ha cobrado el m onasterio por su m uerte la
p artid a o m itad de bienes que adquirieron in tu itu beneficis. Tam ­
bién en m uchos de ellos cobra cada año un y an tar y en los que no
le cobra ha sido om isión de los abades, porque hay razón de ha­
berlos cobrado en todos los antiguos. En m uchas iglesias cobra
tam bién el m onasterio luctuosa y en Miudes nuncios, que es un
buey o vaca de los que m ueren o cuatro ducados por él.

RELACION DE LAS IGLESIAS UNIDAS AL MONASTERIO DE SANTA MARIA


LA REAL DE OBONA (10).

Porque del m onasterio de Obona puede ser que no rem itan a


V.P. las noticias que desea, quiero yo a ley de buen vecino to m ar­
me este trabajo.

(10) Sobre los abades de Obona, Cf. E. Z a r a g o z a P a s c u a l , Abadologio


660 •ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

ARZIPRESTAZGO DE TINEO b

San Antolín de-Obona es curato pleno iure unido al m onasterio


por cuya razón es parroquia. Lleva el m onasterio todos los frutos
y el abad p o r razón de luctuosa dieciocho reales de - los adultos
cuando m ueren. Nunca han visitado los O rdinarios aunque varias
veces lo han intentado.
San Juan de Sangoñedo. Es parroquia y en ella presentaron
siem pre los abades los beneficios curado y simple h asta el año de
1624, en que sin disputarle el m onasterio el derecho de la presen­
tación un abad bizarro dio la alternativa al Sr. de Sangoñedo. De
los frutos el cura lleva la m itad a causa de haberle agregado el
simple por- razón de congrua. La o tra m itad tocaba a Obona, pero
hoy se divide en cinco partes, de ellas debe llevar tres el m onaste­
rio y dos el Señor de Sangoñedo por foro antiguo que de ellas hizo
el m onasterio a unas familias llam adas Castrillón y Navia. Este
préstam o con otras floridas haciendas le presentó el P. M tro. Pa­
checo a D. Francisco Maldonado, Señor de M onteras, p o r un vil
precio. -.
Santa M arina de Bordolés. Es parroquia. De los frutos el mo­
nasterio lleva la m itad y la otra m itad el cura. Es presentación
in solidum del abad.
San Mamés de Nieres. Es parroquia. De los frutos lleva el mo­
nasterio la m itad y la otra m itad el cura. Es presentación in solidum
del abad. : 1 '
S anta Cruz de Sabadel en la parroquia de Troncedo. Es erm ita
de Obona que lleva las ofrendas que hay los días de la Cruz.
San Vicente de Esse. Es erm ita en la parro q u ia de B árcena y
en ella el día del santo se paga a Obona un yantar.

ARCIPRESTAZGO DE SIERRA

San B artolom é de Mieldes. Compónese la presentación de cua­


tro voces: una de ellas es del abad de Obona y o tra del de Corias,
como se ha dicho.

del m onasterio de Santa María la Real de Obona (1523-1835), en Bol. Inst. de


Estudios Asturianos (en prensa). ' ^ :
DESCRIPCION DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS 661

ARCIPRESTAZGO DE SALAS

San Juan de Malleza. Es parroquia. De los fru to s lleva el mo­


nasterio la m itad y la o tra m itad se p arte entre los beneficios
curado y simple, que am bos son presentación in solidum del abad.

ARCIPRESTAZGO DE PRAVIA

S anta M aría M agdalena de Artedo en la feligresía de San M ar­


tín de Luiña. Es beneficio ru ral que presenta el abad de Obona.

ARCIPRESTAZGO DE VALDES

San M artín de Ayones. Es parroquia. De los fru to s lleva el mo­


nasterio la m itad y la o tra m itad el cura. Es presentación in soli­
dum del abad.
En la parroq u ia de San Miguel de Trevíes saca el m onasterio
cu arta p arte de frutos en la m edia aldea de Cortina y en las jugue-
rías de Villanueva.

ARCIPRESTAZGO DE NAVIA

Santiago de Villapedre. Presenta el abad de Obona el curato,


aunque de los frutos no saca más que sexta parte, como se dijo
cuando se habló del repartim iento de frutos de esta iglesia.

CAPELLANIAS

P resenta el abad de Obona dos capellanías, una que se dice de


Juan Prieto, que se sirve en la parroquial de N tra. Sra. de Soto
de la Barca, y o tra que se nom bra de Malleza, que se sirve en el
m onasterio. Ambas se hallan casi anihiladas.
D entro de la m anzana que com prehende el m apa, presenta San
Vicente de Oviedo en el concejo de Allande el curato de S anta Co­
loma, en donde saca m itad de diezmos. Presenta San Pelayo en el
de Valdés el curato y cinco simples que llam an nonas de San Mi­
guel de Trevíes. Divídense los frutos en nueve partes. Tres lleva
el m onasterio, una el cura, y las cinco nonas otros tantos simples.
662 ERNESTO ZARAGOZA PASCUAL

Presenta en el de Salas el curato de San M artín de Arango. En el


de Pravia usurpóle la Casa de Valdecarzana la presentación del cu­
rato de M uros, pero saca frutos en su iglesia. Cornellana (11) tiene
dentro de esta m anzana m uchas iglesias, de cuyos titulares y frutos
que en ella saca no sabré dar razón. La m ejor es la de Vallotas,
aunque no saca frutos. Esta está en el concejo de Pravia. En el de
Salas tiene el de San Juan de Baoño, que está unida pleno iure al
m onasterio. La de Soto de los Infantes, la de Biescas, San Juan de
Godan, San Vicente de Salas, Santiago de Villazón, Luerces, Santia­
go de la Barca y otras.

(F irm a d o :) Fr. Ysidoro Colloto.

(11) Sobre los abades de Cornellana, Cf. E. Z a r a g o z a P a s c u a l , A badolo-


gio del m onasterio de San Salvador de Cornellana (Siglos XII-XIX), en Ibid.,
n. 119 (1986), 879-903.
ANALISIS DE LA MALACOFAUNA RECUPERADA EN ?
LA CUEVA DE «TITO BUSTILLO» (RIBADESELLA,
ASTURIAS)

POR

RUTH MORENO ÑUÑO


Y
ARTURO MORALES MUÑIZ

Laboratorio de Zooarqueología
D epartam ento de Biología (Facultad Ciencias)
Universidad Autónom a de Madrid

1. INTRODUCCION -

El yacim iento de la Cueva de Tito Bustillo se encuentra en la


localidad de Ardines (Ribadesella, A sturias) a los Io 23' 10” de lon­
gitud Oeste y 43° 27' 35" de latitud N orte del M eridiano de M adrid,
hoja n.° 31 del m apa 1:50.000 del In stitu to Geográfico y C atastral.
Se encuentra enclavada en m ateriales del Carbonífero, que han si­
do excavados por la acción erosiva del río San Miguel (MOURE,
1975).
Ha sido objeto de diferentes estudios, tanto estrictam ente ar­
queológicos como faunísticos, desde los prim eros sondeos que bajo
la dirección del Dr. M. A. García Guinea se llevaron a cabo en el
año 1970. A p a rtir de junio de 1972, el Dr. J.A. Moure Romanillo
se hizo cargo de la dirección de las excavaciones, que se han venido
realizando duran te los años 1972, 1974, 1975, 1977, 1979, 1981 y
664 RUTH MORENO ÑUÑO Y ARTURO MORALES MUÑIZ

1982. H an sido publicados los estudios del m aterial de las cam pa­
ñas de excavación realizadas hasta 1975 (GARCIA, 1975; MOURE,
1975, 1976 y MORALES, 1984).
La sucesión estratigráfica no ha ofrecido modificaciones subs­
tanciales a lo largo de las diferentes cam pañas de excavación
donde, básicam ente, existen dos niveles, presentes en toda la su­
perficie excavada. El nivel 1, con los subniveles l a + l b y le, a los
que corresponde el m aterial malacológico estudiado en esta me^-
m oria, y el nivel 2.
Cronológicamente, la ocupación de Tito B ustillo se debió des­
arro llar entre el 12.500 y el 11.500 a.C. Moure (1975) considera
que el nivel 1 representa una ocupación de principios del Magda-
leniense S uperior Regional, para lo que se basa en las dataciones
de C14 (el Magdaleniense Superior se extiende desde el 12.400 al
8.000 a.C. —MOURE, 1975—), y en la falta de m aterial m icrolítico
anunciador del Aziliense. También especifica que, desde el punto
de vista clim ático, este Magdaleniense S uperior inicial, ju n to con
el M agdaleniense Inferior de la zona, debió desarrollarse en el pe­
ríodo denom inado Dryas I,’ prolongándose hasta la oscilación tem ­
plada del Bolling.
En cuanto a la fauna de m am íferos, la correspondiente a la
cata efectuada p o r García Guinea, ha sido estudiada p o r C. Fuentes
y M. M eijido (en GARCIA, 1975), y el análisis de la fauna obtenida
durante las excavaciones de 1972, 1974 y 1975 fue realizada p o r
J. Altuna (en MOURE, 1976). En am bos estudios se señala como
especie dom inante el ciervo (Cervus elaphus), seguida p o r la cabra
(Capra pirenaica), el caballo (Equus caballus), los grandes bóvidos
(Bos bison) y el rebeco (Rupicapra ru p ica p ra ).E n tre la fauna res­
tante, m uy escasa, destaca el lobo (Canis lupus), el zorro (Vulpes
vulpes), el lince (Lynx pardina), el reno (Rangifer tarandus), el cor­
zo (Capreolus capreólus), el topillo nórdico (M icrotus oeconom us)
y tres restos de foca.
Los restos de peces correspondientes a las últim as cam pañas
de excavación (1972-1982) han sido estudiados p o r A. M orales (1984).
Los resultados han arrojado un total de dos especies: Salm o salar
y Salm o trutta, adem ás de un otolito (sagitta) de Pleuronectiform e.
El análisis de la m alacofauna de Tito B ustillo correspondiente
a las excavaciones llevadas a cabo h asta 1975 inclusive, ha sido rea­
lizado p o r M adariaga de la Campa (en GARCIA, 1975 y MOURE,
1975, 1976). Correspondiendo el m aterial analizado en esta m emo­
ria a las cam pañas posteriores (1977-1982).
ANALISIS DE LA MALACOFAUNA RECUPERADA EN «TITO BUSTILLO» 66 5

II. MATERIAL Y METODO

II. 1. MATERIAL DISPONIBLE

De la totalidad de los restos recuperados durante las cam pañas


de excavación realizadas desde el año 1977 al año 1982, no hem os
tenido acceso a un conjunto de individuos (1,39% del NMI total),
considerados de carácter ornam ental, p o r ser éstos actualm ente
objeto de un estudio paralelo en la U niversidad de Oviedo. La re*-
lación de los m ism os nos ha sido rem itida p o r el Dr. M oure y es
incluida en nuestro estudio como un apéndice (apéndice I).
La secuencia m etodológica seguida com prende, en p rim er lugar,
la separación de los restos identificables de la escoria. P osterior­
m ente se procedió a su lavado, identificación, contabilización y
m edición.

11.2 . IDENTIFICACION

El estado de conservación de los restos, relativam ente bueno,


ha perm itido la identificación de prácticam ente la totalid ad de los
individuos. E sta identificación se ha basado en dos fuentes: una
bibliográfica (MONTERO, 1971; ORTEA, 1980; PIANI, 1980; etc.),
pero, sobre todo, en la colección com parativa del L aboratorio de
Zooarqueología de la U.A.M., y en la del Museo de Ciencias N atu­
rales de M adrid, donde identificam os las especies m enos com unes
de la m uestra.
Los resultados se presentan tabulados taxonóm icam ente y ac­
tualizados.
Tam bién especificam os en las tablas las sinonim ias que apare­
cen en otros inform es arqueom alacofaunísticos españoles, con el
fin de esclarecer u n a nom enclatura que, en algunos casos, ha lle­
vado a confusiones al realizar estudios com parativos.

11.3. ESTIMACION DEL NUMERO MINIMO DE INDIVIDUOS (N M l)

Los datos cuantitativos son presentados como núm ero m ínim o


de individuos. El NMI, dado el grado de fraccionam iento que, en
algunos casos, presentaba el m aterial, fue estim ado sobre una sola
porción de la concha: el ápice (en el caso de gasterópodos) y el
um bo (en el caso de bivalvos).
666 RUTH MORENO ÑUÑO Y ARTURO MORALES MUÑIZ

En el caso de gasterópodos, la relación ápice-individuo es 1:1,


por lo que el recuento del NMI se realiza de modo directo. La re­
lación umbo-individuo es 2:1, siendo en este caso el recuento del
NMI indirecto. En este últim o caso, el NMI se estim ó contabili­
zando los um bos derechos e izquierdos correspondientes a cada
nivel y cuadrícula del yacimiento por separado, y tom ando como
NMI representativo, en cada caso, el núm ero m ayor de um bos
(derechos o izquierdos); teniendo siem pre en cuenta la posible va­
riación entre las tallas de las valvas de cada lado que indique in­
discutiblem ente la presencia de un individuo no contabilizado.

11.4. BIOMETRIA

El análisis biom étrico, debido al escaso núm ero de individuos


recuperados de la m ayoría de las especies y a su valor alim entario
prim ordial, lo restringim os a las especies más frecuentes (Patella
vulgata y Littorina littorea).
Previam ente a la tom a de medidas fue seleccionada una mues­
tra de 240 individuos, m ediante m uestreo aleatorio sistem ático
(PULIDO, 1972). Estos restos así seleccionados fueron siglados y
medidos, con excepción de aquellos individuos cuyo estado de
conservación im pedía tales tareas. La razón de utilizar esta técnica
radica en poder aproxim ar, de la m ejor m anera posible, los valo­
res de las m edias param étricas y reales sin tener que m edir todos
los individuos de una m uestra enorm e (de miles de ejem plares),
como era nuestro caso con estas dos especies seleccionadas.
. Las m edidas biom étricas utilizadas se especifican en la Fig. 1.
Los individuos m uéstrales fueron medidos con un calibre m anual
(precisión de + / —0,05 cm) y pesados en una balanza analítica con
una precisión de + / —0,01 g.

11.5. ESTADISTICA

Se ha utilizado la estadística descriptiva clásica en lo que se


refiere al cálculo de medias, varianzas, desviaciones típicas y erro r
estandard, así como en las representaciones gráficas.
ANALISIS DE LA MALACOFAUNA RECUPERADA EN «TITP. BUSTILLO» 667

FIG. 1. MEDIDAS BIOMETRICAS UTILIZADAS


A— anchura m áxim a
H— altura m áxim a
L—longitud m áxim a

II.5.B. Análisis de la varianza

Con el fin de detectar posibles variaciones biom étricas de las


especies Patella vulgata y Littorina littorea, que nos p erm itan in­
ferencias de posibles cam bios en la utilización de este recurso a
lo largo del tiem po, fueron realizados dos análisis de la varianza
(BMDP-7D.1), uno p ara cada especie.
No se han incluido las m edidas biom étricas realizadas p o r Ma­
dariaga debido a la heterogeneidad en la m etodología biom ètrica
y en la exposición de los resultados de las diferentes cam pañas de
excavación, que ha im pedido su incorporación al análisis. Esto nos
plantea el problem a de la disparidad de criterios existentes en el
cam po de la arqueom alacología en nuestro país, así como la nece­
sidad de unificación de criterios y metodología. '
668 RUTH MORENO ÑUÑO Y ARTURO MORALES MUÑIZ

De todas form as el m aterial al que hem os tenido acceso, y


sobre el que se ha realizado el m uestreo de los individuos m edidos,
representa alrededor de un 66% (en cuanto a NMI se refiere) de
la totalidad recuperada en el yacimiento.
Fueron utilizados como parám etros del tam año de los indivi­
duos: (1) la longitud máxima (L), en el caso de Patella vulgata y
(2) la altu ra máxim a (H), en el caso de Littorina littorea.
El program a utilizado, BMDP-7D.1, analiza los datos de las va­
riables (tallas) p o r grupos (subniveles la, Ib, le). El nivel 2 no
se considera, pues su estudio es parcial. Y determ ina el grado de
significatividad de las posibles desviaciones de las varianzas de
cada variable, en tre los grupos.

I I .6 . RELACION DE SIMBOLOS UTILIZADOS EN CUADROS Y GRAFICOS

1.— Patella vulgata


2.— Littorina littorea
3.—Littorina obtusata
4.—M ytilus edulis
5.—Hinia reticulata
6.— Trivia monacha
7.—Nucella lapillus
8.— Helicella itala
9.— Turritella com m unis
10.—Gibbuta sp
11.— Aporrhais pespelicani
12.— Phalium saburon
13.—Euom phalia brigantina
14.—Pecten sp
15.—Moluscos ornam entales tom ados en conjunto.

III. RESULTADOS Y DISCUSION

Los resultados del estudio del m aterial malacológico de este


yacimiento, correspondiente a las cam pañas de excavación citadas
con anterioridad, quedan reflejados en las Tablas 1 y 2. La Tabla 3
resum e la inform ación biom ètrica de Patella vulgata y Littorina
littorea. Se evidencia así un total de 12 géneros incluidos en 2
clases (GASTROPODA y BIVALVIA), 6 órdenes y 12 fam ilias. Al
m argen del m aterial malacológico hay que resaltar la presencia
de 5 fragm entos de tallo de crinoideo ( ech in o d er m a ta ).
ANALISIS DE LA MALACOFAUNA RECUPERADA EN «TITO BUSTILLO» 669

En p rim er lugar, lo que podem os decir sobre esta m u estra es


que no existen discrepancias significativas en tre los resultados
parciales obtenidos durante las sucesivas cam pañas de excavación,
tanto en las analizadas en este inform e como en las anteriores. Si
acaso, podem os decir que ha existido m ayor diversidad (represen­
tación cualitativa) de especies en las cam pañas de excavación
precedentes, pero cuya contribución cuantitativa (abundancia) a
la com posición del conchero, sobre todo desde un punto de vista
paleoeconóm ico, es m arginal. Estas especies y /o géneros, citados
en inform es arqueom alacofaunísticos previos, son: Patella rustica,
Skenea serpuloides, Littorina ruáis, Glycymeris glycym eris, Modio-
lus sp, Laevicardium norvegicum, Cardium sp, Pecten m axim us,
Soten sp y un escafópodo del género Dentalium.
Los m oluscos m ejor representados, tanto cualitativa como cuan­
titativam ente (Tabla n.° 2), han sido los prosobranquios, los cuales
constituyen un 71% del NMI total, m ientras que los bivalvos y
pulm onados representan un 14%, en ambos casos. E sta utilización
m ayoritaria de prosobranquios es una constante en el aprovecha­
m iento de este tipo de recursos en la zona astur-cántabra (MORE­
NO, sin publ.).
P rácticam ente todo el conchero de Tito Bustillo, considerado
éste como el conjunto de restos de moluscos, está constituido po r
las especies Patella vulgata y Littorina littorea (en conjunto 98%
del NMI total). De las restantes especies, la m ás abundante es

CLASE GASTROPODA
Subclase PROSOBRANCHIA
O rden ARCHAEOGASTROPODA
Fam ilia p a t e l l id a e
Patella vulgata L., 1758
Fam ilia tro ch idae
Gibbüla sp
O rden MESOGASTROPODA
Fam ilia l it t o r in id a e
L ittorina littorea (L., 1758)

TABLA N.° 1: Relación taxonóm ica de malacofauna de la Cueva de Tito Bus-


tillo. (Campañas 1977-1982). Se proporcionan sinonim ias con
el fin de evitar en el futuro situaciones nom enclaturales am­
biguas.
670 RUTH MORENO ÑUÑO Y ARTURO MORALES MUÑIZ

Littorina obtusata (L., 1958)


Familia t u r r it e l l id a e
Turritella com m unis (RISSO, 1826)
Familia aporrhaidae
Aporrhais pespelicani (L., 1758)
Fam ilia erato idae
Trivia monacha (DA COSTA, 1778) sinon. = 7\ arctica; T. euro-
paea; Cypraea europaea
Fam ilia c a s s id a e
Phalium saburon (BRUGUIERE, 1792) sinon. = Cassis saburon

Orden NEOGASTROPODA
Familia th a id id a e
Nucella lapillus (L., 1758) sinon. = Purpura lapillus
Familia n a s s a r id a e
Hinia reticulata (L., 1758) sinon. = Nassa reticulata

Subclase PULMONATA

Orden STYLOMMATOPHORA
Familia h e l ic id a e
Helicella itala (L., 1758)
Euom phalia brigantina (DA SILVA, 1805)

CLASE BIVALVIA

Subclase PTERIOMORPHA

Orden ARCOIDA
Familia m y t il id a e
M ytilus sp

Orden PTERIODA
Fam ilia p e c t in id a e
Pecten sp

TABLA N.° 1 (Cont.)


ANALISIS DE LA MALACOFAUNA RECUPERADA EN «TITO BUSTILLO» 671

NIVELES la lb la-b lb-c lc TOTAL


lcl 1C2 1C3 U 3+*
ESPECIES

Patella vulgata 375 1509 45 103 174 413 693 33 173 4018

Gibbula sp 1 1

Littorina littorea 773 1166 53 91 122 368 310 54 68 3005

Littorina obtusata 18 41 4 5 12. 21 3 8 112

Turritella coaaunis 1 1(?) 2

Aporrhais pespelicani 1 1'

Trivia aonacha 1 2 (?) 2 5

Phaliua saburon 1 1

Nucella lapillus 3 1 k.

Hinia reticulata 1 6 7

Helicella itala U ? ) 2 3

Euoaphalia brigantina i 1

Mytilus sp 8 9 1 3 1 1 23

Pecten sp 1 _
J 1

* ECHINODERHATA

Crinoideo (NR) 4 1 5

TOTAL Í179 27V4 99 198 309 795 1025 90 250 7189

TABLA N.° 2: Relación numérica (NMI) por especies de la m alacofauna, se­


gún unidades estratigráficas, en Tito Bustillo (Campañas 1977-
1982). No se incluyen aquellos individuos de los que se carece
del dato del nivel
672 RUTH MORENO ÑUÑO Y ARTURO MORALES MUÑIZ

3 .A

MEDIDA N x +/- Sm Sd

L ( mm ) 240 38,35 +/- 0,35 5,34


A ( mm ) 240 32,90 +/- 0,34 5,22
H ( mm ) 240 15,27 +/- 0,19 2,91
P ( gr ) 240 5,53 +/- 0,15 2,30

3.B

MEDIDA N x +/- Sm Sd

H ( mm ) 235 26,91 +/- 0,41 6,22


A ( mm ) 231 21,00 +/- 0,27 4,11
P ( gr ) 240 4,41 +/- 0,14 2,12

TABLA N.° 3: Datos biométricos de las especies P atella vulgata (3.A) y L itto ­
rina littorea (3.B).

Littorina obtusata (1,5%), correspondiendo el 0,5% restan te a las


dem ás especies tom adas en conjunto. En este sentido hay que de­
cir que M adariaga obtuvo resultados análogos. Del m aterial por
él estudiado, Patella vulgata y Littorina littorea representan el
95% del NMI to tal m ientras que Littorina obtusata un 3,5%. Lógi­
cam ente, el 1,5% restante está constituido p o r el conjunto de las -
dem ás especies representadas en el yacimiento. Posiblem ente las
diferencias porcentuales no sean más que debido al propio com-
p ortam into de las m uestras analizadas, pero no a factores «deter-
minísticos» (en nuestro caso, diferente estrategia recolectora de
la población hum ana).
Aunque parece resu ltar indiscutible la utilización m ayoritaria
de gasterópodos prosobranquios en Tito Bustillo, hay que tener en
cuenta la m ayor fragilidad de algunas conchas de bivalvos (en
nuestro caso concreto la especie M ytilus edulis sería el ejem plo
m ás aparente), así como de los pulm onados representados (Helicella
ANALISIS DE LA MALACOFAUNA RECUPERADA EN «TITO BUSTILLO» 673

itala y Euom phalia brigantina) que, a nuestro juicio, podría d ar


lugar a una infrarrepresentación de los mism os. La problem á­
tica de preservación de M ytilus edülis y de los pulm onados es
diferente. De este m odo apreciam os cómo M ytilus edulis es una
especie que presenta una constancia alta (C A =48% ) (1); sólo su­
perada en la zona p o r las especies Patella vulgata y Littorina litto­
rea (CA=100% y CA = 62%, respectivam ente). El rendim iento de
esta especie, entendiendo como tal la relación % com estible: % de
desperdicio, resu lta ser alto (49% com estible y 51% de desperdicio
según M adariaga y entre 30-40% com estible y 60-70% de desperdi­
cio según Andreu —en GONZALEZ y el., 1980— ).
P or o tra parte, su frecuencia en los yacim ientos de esta zona
no parece corresponderse con una utilización m asiva del recurso.
Todo esto nos lleva a inferir una posible infrarrepresentación en
los m ism os, difícilm ente cuantificable, pero p o r lo m ism o digna
de tenerse en cuenta al valorar su contribución a la paleoeconom ía
astur-cántabra en general y al yacimiento de Tito B ustillo en p ar­
ticular.
En lo que concierne a los pulm onados, B. Quirós (1980) destaca
las precauciones que debemos adoptar al considerar la aparición
de m oluscos terrestres en los yacimientos paleolíticos debido a lo
fácil que es en co n trar restos de estos gasterópodos en cuanto se
rem ueve cualquier trozo de terreno actual, p o r lo que su presencia
podría no siem pre deberse a una intervención hum ana en el pa­
sado. En el yacim iento de Tito Bustillo los pulm onados presentan
una b aja constancia (2 especies) y frecuencia (0,05% del NMI to­
tal); adem ás son especies pequeñas que no parecen h ab er sido
utilizadas en ninguna m edida en los yacim ientos de la zona (se
citan p o r prim era vez). Carecen, por últim o, de cualquier tipo de
m odificaciones que indiquen una posible función ornam ental. To­
do lo cual parece indicarnos, a prim era vista, una presencia azarosa
(contam inante) en este conchero, aun teniendo en cuenta su posi­
ble infrarrepresentación, debido a su fragilidad.
Si asum im os como norm a una preservación y recuperación ho­
mogénea de todos los restos, la diferente frecuencia de las especies
en el yacim iento nos estaría reflejando indirectam ente el tipo de
utilización preferencial de esta fauna, que vendría dado en función
del uso p ara el que se destinaban (Gráf. n.° 1).

(1) Para la estim ación de la constancia (CA) han sido considerados un total
de 29 yacim ientos (N) de la zona astur-cántabra, donde:
C A = N a /N x 100
N a = N .° de muestras en que aparece la especie A.
N = N .° total de muestras.
674 RUTH MORENO ÑUÑO Y ARTURO MORALES MUÑIZ

GRAFICO N.° 1: Frecuencias absolutas (NMI) de las especies de m oluscos


representados en Tito Bustillo. (Campañas 1972-1984).
ANALISIS DE LA MALACOFAUNA RECUPERADA EN «TITO BUSTILLO» 675

En prim er lugar, resulta obvio el carácter potencialm ente ali­


m entario de las especies consumibles como Patella vulgata y L itto ­
rina littorea. Menos clara parece la utilización de Littorina obtusata,
la cual ha sido considerada como especie de carácter exclusivamente
ornam ental por M adariaga (1964, en MOURE, Op. cit.). Su pequeño
tam año y el hecho de aparecer perforada intencionalm ente son
las razones que se aducen para considerar que no constituía par­
te de la dieta de los hom bres paleolíticos. Pero tam bién hay que
notar que, a pesar de su aparentem ente innegable contribución
fundam ental a la dieta, Littorina littorea y, en m enor m edida, Pa­
tella vulgata han sido utilizadas para fines que podríam os deno­
m inar como secundarios.
Esto es lo que podríam os deducir de las perforaciones intencio­
nadas de 5 individuos de Littorina littorea y 3 de Patella vulgata
en este yacimiento.
La m enor frecuencia de Littorina obtusata se puede deber, por
otra parte, a su m enor contribución potencial a la dieta, por ser
menos rentable económ icam ente (más pequeña); pero, a nuestro
juicio, esto no im plicaría necesariam ente una diferenciación in ter­
específica entre Littorina littorea y Littorina obtusata (la prim era
con fines alim entarios, la segunda con fines ornam entales) por
parte de los pobladores de los yacimientos paleolíticos; más aún
cuando las distribuciones zonales en la costa de estas dos especies
se superponen en ciertos niveles, como así ocurre con am bas espe­
cies (Littorina littorea oscila entre el nivel HWST y MLWNT y
Littorina obtusata del MHWN al MLWS (FRETTER y GRAHAM,
1962).
En cualquier caso debemos pensar que los factores que, inter-
actuando, parecen haber contribuido en la selección de los m olus­
cos con fines alim entarios son la m ayor accesibilidad, facilidad de
recolección y el rendim iento de unas especies con respecto a otras.
Desde luego, los moluscos más accesibles del h áb itat m arino son
los de la zona interm areal y, dentro de éstos, los gasterópodos los
que presentan m enor dificultad técnica en su recolección. Todo
ello justifica la utilización m ayoritaria de Patella vulgata y L itto ­
rina littorea, que, adem ás, parecen haber sido tam bién abundantes
en el C antábrico en las épocas consideradas.
E ntre las restantes especies, que podríam os denom inar secun­
darias o m arginales, m erecen especial mención M ytilus edulis, Hinia
reticulata y Trivia monacha, tanto por ser especies cuya frecuencia
en este yacim iento es sensiblem ente superior a las dem ás especies
acom pañantes, como por presentar una presencia relativam ente
676 RUTH MORENO ÑUÑO Y ARTURO MORALES MUÑIZ

constante en los yacimientos de Asturias y C antabria, la cual pa­


rece indicarnos «a priori» una cierta preferencia de selección.
Cabe señalar adem ás, dentro de este grupo de individuos orna­
m entales, la sorprendente presencia de Sknea serpuloides, molusco
de 1,5 mm. de altu ra y 1,2 mm. de longitud (según PRETTER y
GRAHAM, 1977). A nuestro parecer, excesivamente pequeño para
ser utilizado en este sentido, po r lo que creemos que sería necesa­
ria una constatación del dato.
El carácter ornam ental de parte de estas especies de moluscos,
que denom inam os marginales, queda, en general, patente en m odi­
ficaciones artificiales de la concha. Aunque nosotros no observam os
ningún tipo de modificaciones en nuestros individuos m uéstrales,
dado que no tuvimos acceso, como hemos señalado con anteriori­
dad, al conjunto de especies consideradas ornam entales (Apéndice
I), cabe señalar que en este yacimiento han aparecido individuos
perforados intencionalm ente de Littorina obtusata, Trivia monacha
( = T. europaea), Hinia reticulata, Laevicardium norvegicum y Gly-
cym eris glycymeris, adem ás de un ejem plar de Patella vulgata re­
cortado y pulim entado y un individuo de Littorina obtusata con
restos de ocre en su interior. Las perforaciones de L ittorina obtu­
sata fueron realizadas por erosión o desgaste, m ientras que las
que aparecen en ejem plares de Trivia monacha lo fueron p o r ba­
rrenado (MADARIAGA en GARCIA, 1975 y en MOURE, 1975, 1976).
La asociación malacológica que caracteriza a este yacim iento
incluye especies tanto de hábitat rocoso como de todo tipo de
fondos blandos (arenosos, lodosos, detríticos, etc.) con un am plio
rango batim étrico, que abarca desde el piso supralitoral hasta el
batial. Pero, como bien expone M adariaga (en MOURE, 1975), los
dos géneros m ás representativos, Patella sp y Littorina sp, eviden­
cian un m arisqueo en facies rocosa en la zona interm areal. En
esta zona tam bién pudieron ser recolectadas o tra serie de taxa,
como Nucella lapillus y M ytilus edulis. La frecuencia tan b aja que
presentan las especies que habitan fondos blandos (Turritella com-
m unis, Aporrhais pespelicani, Phálium saburon y Pecten sp, entre
o tras) y, en algunos casos, la profundidad a que se pueden encon­
tra r, nos obliga a desechar la posible explotación de estos tipos de
h áb itat po r el hom bre paleolítico, llevándonos a in ferir su reco­
lección de la arena conchífera de la playa o a su presencia azarosa
entre los moluscos recolectados en zona rocosa.
E sta m ism a característica m arginal de la m ayoría de las espe­
cies constituyentes del conchero, así como la am plia tolerancia a
cam bios am bientales de las especies m ejor representadas, im piden
inferencias paleoecológicas y paleoclim áticas fiables.
ANALISIS DE LA MALAGOFAUNA RECUPERADA EN «TITO BUSTILLO» 677

IV. ANALISIS COMPARADO POR NIVELES

Con el fin de realizar un estudio coherente de los posibles cam­


bios en la utilización del recurso malacológico a través del tiem po,
hem os realizado una recapitulación de los resultados parciales de
las diferentes cam pañas de excavación realizadas hasta el presente
en la Cueva de Tito Bustillo. Este análisis com parado se refiere a
la estru ctu ra del conchero como unidad (Tabla n ° 4).
El lapso de tiem po, relativam ente corto, que abarca la secuen­
cia estratigráfica del yacim iento y su unitaridad cultural son facto­
res que parecerían potenciar la homogeneidad del conchero; pero,
aun así, hem os podido co n statar ciertas diferencias llam ativas en­
tre los niveles y subniveles del mismo.
El porcentaje de especies presentes en los 3 subniveles del nivel
1 es prácticam ente constante: 67% en el subnivel Ib y le y 62%
en el subnivel la. En el nivel 2, en cambio, se constató la constan­
cia m enor, un 14% de la totalidad de las especies presentes en el
yacim iento, al igual que ocurría con la m astozoofauna (ALTUNA
en MOURE, 1976). Patella vulgata, Littorina littorea y L ittorina ob­
tusata m uestran una presencia constante, aunque no homogénea,
a través del yacim iento, m ientras que Gibbula sp, Trivia monacha,
Hinia reticulata y M ytilus edulis sólo están ausentes en el nivel 2.
Lógicamente, las especies poco frecuentes están restringidas a 'uno,
o como máximo, dos niveles: Patella rustica (según M adariaga),
Phalium saburon y Solen sp (según M adriaga) sólo se han encon­
trado en el subnivel la, Glycymeris glycym eris en el Ib, Euom pha-
lia brigantina, M odiolus sp y Laevicardium norvegicum en el le y
Littorina rudis (según M adariaga) en el nivel 2. • - .... v
El NMI total, po r niveles,:también* es* m enor, en el nivel 2-, su­
poniendo tan sólo el 2% del NMI total del yacimiento.. En el resto
de los niveles, los porcentajes sobre NMI totales es mayor. (Gráf.
n.° 2). Como se puede ver, existe una progresiva dism inución del
nivel le al la, que puede ser debida, tanto a una dism inución de
la explotación de este recurso a lo largo del tiem po como a causas
tafonóm icas que, dado el actual estado de las investigaciones en
este terreno, se nos escapan. - ,
La m enor representación, tanto cualitativa como cuantitativa,
de moluscos en el nivel 2, así como de todo tipo de restos, se debe
a que la profundización de la excavación h asta este nivel se ha li­
m itado a la cata realizada por García Guinea (cuadrículas X II E y
X III E) en la entrad a de la cueva, y a las cuadrículas X II F y X III F,
678 RUTH MORENO ÑUÑO Y ARTURO MORALES MUÑIZ

CLASE GASTROPODA

Subclase PROSOBRANCHIA

Orden ARCHAEOGASTROPODA
Fam ilia pa t e l l id a e
Patella vulgata L., 1758
Patella rustica L., 1758
Fam ilia trochidae
Gibbula umbilicalis (DA COSTA, 1778)
Gibbula sp
Fam ilia sk e n e id a e
Skenea serpuloides (MONTAGO. 1808)
Skenea sp

O rden MESOGASTROPODA
Fam ilia l it t o r in id a e
Littorina littorea (L., 1758)
Littorina obtusata (L., 1758)
Littorina ruáis (MATON, 1797)
Fam ilia t u r r it e l l id a e
Turritella com m unis (RISSO, 1826)
Fam ilia c a l y pt r a eid a e
Calyptraea chinensis (L., 1758)
Fam ilia aporrhaidae
Aporrhais pespelicani (L., 1758)
Fam ilia e r a to idae
Trivia monacha (DA COSTA, 1778)
Fam ilia c a s s id a e
Phalium saburon (BRUGUIERE, 1792)

Orden NEOGASTROPODA
Fam ilia t h a id id a e
Nucella lapillus (L., 1758)
Fam ilia n a s s a r id a e
Hinia reticulaáa (L., 1758)

TABLA N.° 4 : Relación taxonómica total de la malacofauna de la Cueva de


Tito Bustillo. (Campañas 1970-1982).
ANALISIS DE LA MALACOFAUNA RECUPERADA EN «TITO BUSTILLO» 679

Subclase PULMON ATA

Orden STYLOMMATOPHORA
Fam ilia h elic jd a e
Helicella itaía (L., 1758)
Euom phalia brigantina (DA SILVA, 1805)

CLASE BIVALVIA

Subclase PTERIOMORPHA

Orden ARCOIDA ...


Fam ilia g ly c y m er id a e
Glycymeris glycym eris (L., 1758)
Fam ilia m y t il id a e
M ytilus edulis (L., 1758)
M ytilus sp
M odiolus sp “ ;"

Orden PTERIOIDA :
Fam ilia p e c t in id a e
P e d e n m axim us (L., 1758)
Pecten sp

Subclase HETERODONTA : :

: Orden VENEROIDA ^ :
Fam ilia c a r d iid a e
Laevicardium norvegicum (SPENGLER, 1790)
Cardium sp
Fam ilia s o l e n id a e
Solen sp

CLASE SCAPHOPODA

Fam ilia d e n t a l iid a e


D entalium sp

TABLA N.° 4 (Cont.)


680 RUTH MORENO ÑUÑO Y ARTURO MORALES MUÑIZ

GRAFICO N.° 2: Frecuencia relativa de la malacofauna de Tito Bustillo por


subniveles.

donde M oure profundizó en este nivel, po r capas artificiales de


10 cm. (MOURE, 1976).
Existe una relación homogénea entre gasterópodos, bivalvos y
pulm onados a través de todo el yacimiento, si exceptuam os el nivel
2 cuyos resultados son parciales y que presentó únicam ente gas­
terópodos.
Los gasterópodos, como ocurre en todos los yacim ientos de la
zona cantábrica, son los m ejor representados cualitativam ente,
oscilando entre el 77 constatado en el subnivel la y el 67 de los
subniveles Ib y le. Les siguen los bivalvos con una constancia en
el subnivel la del 15 y del 25 en el Ib y le. Por últim o, los pulm o­
nados sólo están representados por un total de dos especies, que
constituyen el 8 en el nivel 1.
En cuanto al NMI por especies a través del nivel 1, vemos que,
m ientras que las especies de baja frecuencia, consideradas en con­
ju n to en el gráfico (dado su lim itado NMI) y Littorina obtusata
prácticam ente no varían de un subnivel a otro, Patella vulgata y
Littorina littorea sí lo hacen de m anera apreciable (Gráf. n.° 3).
Resulta obvia la disminución de Patella vulgata desde el estrato más
antiguo (subnivel le) al superficial (subnivel la), en contraposición
al aum ento de Littorina littorea en el mismo sentido. Parece como
si existiese una relación de com plem entariedad en tre 'a m b o s taxo-
nes. Teniendo en cuenta que el rendim iento útil de Patella vulgata
GRAFICO N.o 3: Frecuencia relativa de las especies Patella vulgata (1), Litto-
rina littorea (2), LUtonna, obtusata (3) y especies ornamen­
tales (15) por subniveles.
ANALISIS DE LA MALACOFAUNA RECUPERADA EN «TITO BUSTILLO»
681
682 RUTH MORENO ÑUÑO Y ARTURO MORALES MUÑIZ

es m ayor que el de Littorina littorea (25,21 y 18,36 de peso com es­


tible, respectivam ente —según MADARIAGA en GONZALEZ y col.
1980—), no parece lógica la equiparación en la selección de estas
dos especies a lo largo del tiempo, suponiendo una disponibilidad
análoga. Como aproxim ación a este problem a, tratam os de com­
pro b ar la posible existencia de una sobreexplotación de Patella
vulgata, que incidiría, en un prim er mom ento, en una dism inución
de su tam año, y justificaría, por tanto, está'ten d en cia observada.
Los resultados del análisis de la varianza realizado p ara la
especie Patella vulgata no reflejan, sin em bargo, diferencias sig­
nificativas en los tam años de esta "especie p ara los 3 subnivelesr
considerados (F = 0,002 y p = 0,9773), (Tabla n.° 5.A).
Menos aparente ha resultado el análisis de la varianza en el
caso de Littorina littorea, donde el estadístico nos indica que las
diferencias de tam año observadas en los tres subniveles no parecen
ser significativas (F = 2,82), pero con un nivel de significación de
sólo p = 0,0618 (Tabla n.° 5.B).
Por todo ello podemos aventurar que la aparente alteración en
la utilización de estas dos especies no parece deberse a una sobre-
explotación de Patella vulgata, que conllevaría una m ayor utiliza­
ción de otros recursos malacológicos (en nuestro caso Littorina
littorea).
Las causas de la com plem entariedad de estas especies podría
deberse: (1) a efectos tafonómicos, (2) a una accesibilidad diferen­
te de am bas especies, (3) a un patrón cultural de colecta; causas
no fácilm ente detectables, en este caso, que nos adentrarían en
un cam po puram ente especulativo.

A
SUBNIVELES la Ib lc
P. ESTAD.

33 47 160
X 38,5 38,3 38,3
Sd 5.57 6,33 5,01
Sm 0,97 0,92 0,40
F 0,02
P 0,9773

TABLA N.° 5: Resultados de los análisis de la varianza realizados para Pa­


tella vulgata (A) y L ittorina littorea (B) =
ANALISIS DE LA MALACOFAUNA RECUPERADA EN «TITO BUSTILLO» 683

SUBNIVELES la Ib le
P. ESTAD.

N 34 46 154
X 25,5 28,7 26,6
Sd 7,04 5,73 6,11
Sm 1,21 0,84 0,49
F 2,82
P 0,0618

TABLA N.° 5 (Cont.)

V. CONCLUSIONES

La m alacofauna del yacim iento de la Cueva de Tito Bustillo se


encuentra representada p o r un total de 26 especies, pertenecientes
a 3 clases (GASTROPODA, BIVALVIA y SCAPHOPODA) y 18 fa­
milias.
Las frecuencias absolutas (NMI) de cada una de ellas son las
siguientes:

ESPECIES NMI

Patella vulgata var. sautuola 15


Patella vulga 6486
Patella rustica 4
Gibbula sp 3
Littorina littorea 4054
Littorina obtusata 243
Littorina ruáis 1
T urrit ella com m unis 3
Aporrhais pespelicani 2
Trivia monacha 30
Phalium saburon 1
Nucella lapillus 4
Hinia reticulata 14
Helicetla itala 3
Euom phalia brigantina 1
G ycym eris glycymeris 1
684 RUTH MORENO ÑUÑO Y ARTURO MORALES MUÑIZ

M ytilus edulis 9
M ytilus sp 23
M odiolus 1 1
Pect'en m axim us 2
Pecten sp 1
Laevicardium norvegicum .. 1
Cardium sp 1
Solen sp (?) 1

Las especies Patella vulgata, Littorina littorea y, presum iblem en­


te tam bién, Littorina obtusata constituían p arte de la dieta de los
hom bres del período Magdaleniense al que se atribuye la ocupación.
Patella vulgata es indiscutiblem ente la especie con m ayor contri­
bución a la supuesta dieta. Se ha observado, no obstante, una
tendencia a equipararse las contribuciones relativas a Patella vul­
gata y Littorina littorea a lo largo del tiempo. Fenómeno que no
parece deberse a una sobreexplotación de Patella vulgata, que con­
llevaría a una m ayor utilización de otros recursos malacológicos
(en nuestro caso Littorina littorea)-, sino que podría d eberse-a:
(1) efectos tafonóm icos, (2) una accesibilidad de am bas especies
diferente, (3) una alteración del patrón cultural de selección del
recurso, causas no fácilmente detectables, en este caso, que nos
adentrarían en un cam po puram ente especulativo.
La valoración del posible aporte de M ytilus edulis al m arco
paleoeconóm ico general es confuso, pues parece ser im portante la
infrarrepresentación de'esta especie en los yacim ientos astur-cánta-
bros en general y en este yacimiento en particular, debido a su
fragilidad. -
Además de como elementos de la dieta,' á Littoriná obtusata y,
en m enor m edida, Littorina littorea y Patella vulgata se les dio tam ­
bién un usó secundario de carácter ornam ental, que quedaría re­
flejado en iá s perforaciones intencionadas observadas, así como
restos de ocre, que se aprecian en algunos de los ejem plares.
E ntre las restantes especies, que podríam os denom inar secun­
darias o m arginales, merecen especial mención Hinia reticulata y
Trivia monacha, tanto por ser especies cuya frecuencia en este
yacim iento es sensiblem ente superior a las demás especies acom­
pañantes, como po r presentar una presencia relativam ente cons­
tante en lós" yacimientos de Asturias y Cantabria,, la cual parece
indicarnos “«a priori» una cierta preferencia dé.selección.
ANALISIS DE LA MALACOFAUNA RECUPERADA EN «TITO BUSTILLO» 685

La presencia de pulm onados (Helicella itala y Euom phalia bri­


gantina) en el yacim iento de- Tito Bustillo parece ser accidental.
Finalm ente quisiéram os resaltar la necesidad de establecer una
m etodología clara y la necesidad de unificar criterios, a todos los
niveles, en el cam po de la arqueom alacología, dada la problem ática
que se suscita en este cam po a la hora de realizar estudios com­
parados y aun de integrar los resultados de diferentes cam pañas ,
de excavación de un mism o yacimiento.

APENDICE I

Relación de las especies ornam entales, por niveles, que están


siendo objeto de una tesina paralela en la Universidad de Oviedo:

ESPECIES NMI NIVELES


Patella vulgata 2 la
1 Ib
Gibbuta um bilicalis 1 Ib
Skenea serpuloides 2 la
( —Cyclostrema serpuloides) 8 le
Skenea sp 1 le
Littorina obtusata 4 la
1 Ib
2 lb-c
11 le
2 lCi
3 lc3
Littorina saxalitis 1 le
1 lc 22
1 lc 3
Turritella com m unis 1 Ib
Calyptrae chinensis 1 lb-c
Aporrhais pespelicani 1 le
( —Quenopus pespelicani)
Trivia mohacha 9 la
( = Trivia europaea) 11 Ib
3 lb-c
11 le
686 RUTH MORENO ÑUÑO Y ARTURO MORALES MUÑIZ

3 le í
2 lc 2
3 Ib (?)
(sala de pinturas)
Nucella lapillus 1 la

ESPECIES NMI NIVELES

Nucella lapillus 1 lb-c


( = Purpura lapillus) 2 le
Hinia reticulata 2 la
(= Nassa reticulata) 2 lb-c
3 le
Glycymeris glycym eris 1 la
( = Pectunculus glycymeris) 1 lb
Laevicardium nirvegicum 1 lc
( = Cardium norvegicum) 1 lb
*Cyclonassa neritea 1 la
*Cyclope neritea 1 lb

* La acepción actualizada de estas especies nos ha sido imposible determinar­


la sin tener acceso a los ejemplares.

AGRADECIMIENTOS

Deseamos, en prim er lugar, m anifestar n uestra gratitu d al


Dr. Moure Romanillo por habernos confiado los restos malaco-
faunísticos del yacimiento de Tito Bustillo p ara su estudio. Así
como al Dr. J. Templado y la Dra. M. T. Aparicio, personal investi­
gador del Museo Nacional de Ciencias N aturales de M adrid, quienes
nos asesoraron en la clasificación de los restos m alacofaunísticos
y nos facilitaron num erosa bibliografía.
Inestim able ha sido el asesoram iento del Dr. A. García, profesor
de la División de M atemáticas de la UAM, a la hora de in terp reta r
los análisis m atem áticos. También, y de form a muy especial, qui­
siéram os expresar nuestro agradecim iento al Dr. Luque por su va­
liosa colaboración en la fase de clasificación del m aterial.
ANALISIS DE LA-MALACOFAUNA RECUPERADA EN «TITO BUSTILLO» 687

BIBLIOGRAFIA

ALMAGRO, M. y col. (1976) a) : “Exploración en la Cueva de Chufín (Rielo-


nes, Santander)”. Notic. Arqueol. Hispan. Prehist., 5: 107-112.
b): “La Cueva de Chufín”. XL Aniversario del Centro de Estudios
•' M ontañeses, III: 353-364.
ALTUNA, J. (1972): “Fauna de m amíferos de los yacim ientos prehistóricos
de Guipúzcoa”. Munibe, XX IV (1-4): 25-52.
BAILEY, G. (1983) en CLARK, G.A. y col. (1983): “The Asturian of Canta­
bria : early Holocene hunter-gatheres in nórther Spain”. U niversity of Ari-
zona Press, XI (13): 149-165.
BERNALDO, F. (1980): “Notas sobre la economía del Paleolítico Superior en
Cantabria”. Trabajos de Prehistoria, 29: 9-16.
BROTHWELL & HIGGS (1971): “Science in A rchaelogy”. Tham es and Hud-
son, Londres.
CABRERA, V. (1984): “El yacim iento de la Cueva del Castillo (Puente Viesgo,
Santander)”. Bibliot. Praehist. Hispan., XXII.
CLARK, G.A. (1974): “La ocupación Asturiense en la Cueva de La Riera (As­
turias, España)”. Trabajos de Prehistoria (Nueva Serie), 31: 9-38.
CLARK, G.A. y col. (1973): “Excavaciones en la Cueva de Coberizas (Astu­
rias, España)”. Notic. Arqueol. Hispan. Prehist., II.
(1975): “La Cueva de Balmori”. Trabajos de Prehistoria (Nueva Se­
rie), 32: 35-77.
FRETTER, V. y GRAHAM, A. (1962): “British Prosobranch M olluscs”. Roy.
Soc., London.
GARCIA, M.A. y col. (1975): “Primeros sondeos estratigráficos en la Cueva
de Tito Bustillo (Ribadesella, Asturias). Excavaciones 1970”. P.C.P.P.S., XII.
GONZALEZ, J. y col. (1966): “Cueva del Otero”. Minist. de Educ. Nac., Servicio
de Excavaciones Arqueológicas, Madrid.
(1971): “Cueva Morín: excavaciones de 1966-1968”. P.C.P.P.S., vol. 6.
(1978): “Vida y m uerte en Cueva Morín”. Inst. de Cultura de Canta­
bria, Santander.
(1980): “El yacim iento de la Cueva del Pendo (excavaciones de 1953-
1957)”. Bibliot. Praehist. Hispan., XVII.
(1981): “El Paleolítico Superior de la Cueva del Rascaño (Santander)”.
Centro de Investigaciones y Museo de Altamira, Monografía n.° 3.
GONZALEZ, M.G. y col. (1980): “El conchero Asturiense de la Cueva de Ma-
zaculos II”. Notic. Arqueol. Hispan., 9: 35-64.
GUY. L. y col. (1981): “Palaecology at La Riera (Asturias, Sapin”. Current
Anthropology, 22 (6): 655-682.
(1985): “Excavaciones en la Cueva de La Riera (1976-1979)”. Trabajos
de Prehistoria, 40: 9-58.
688 RUTH MORENO ÑUÑO Y ARTURO MORALES MUÑIZ

KOPPER, S. (1973): “Datación paleomagnética de las pinturas del Paleolítico


Superior de la Cueva de Tito Bustillo, Asturias (España)”. Trabajos de
Prehistoria (Nueva Serie), 30: 319-323.
MADARIAGA, B. (1964): “El mar y el hombre prehistórico”. Zephyrus, XV:
37-45.
MORA, J. (1980): “Poblaciones bentónicas de la Ría de Arosa”. Tesis Doctoral,
Santiago de Compostela.
MORALES, A. (1979): “Informe sobre los restos faunísticos en la Cueva de
Cuartamentero (Asturias)”. Trabajos de Prehistoria, 36: 497-509.
(1984): “Primer informe sobre la ictiofauna Magdaleniense de la Cue­
va de Tito Bustillo (Provincia de A sturias)”. Instituto de Estudios Astu­
rianos (CSIC), Separata 113: 904-929.
MORENO, R. (1986): “A nálisis de la Malacofauna de Tito Bustillo. Un análi­
sis comparado de las Arqueomalacofaunas de A sturias y Cantabria”. Te­
sina, U.A.M, Madrid.
MOURE, J.A. y col. (1972): “Secuencia cultural del Paleolítico Superior en
Cantabria”. Trabajos de Prehistoria, 29: 9-16.
(1975): “Excavaciones en la Cueva de Tito Bustillo (Asturias) (Cam­
pañas 1972-1974)”. Instituto de Estudios Asturianos (CSIC), Oviedo.
(1979): “Tito Bustillo Cave (Asturias, Spain) and the Magdalenian of
Cantabria”. World Archaeology, 10 (3) : 200-289.
PIANI, P. (1980): “Catalogo dei Molluschi conchiferi viventi nel Mediterrá­
neo”. Bolletino Malacologico XVI (5-6): 113-220.
PULIDO, A. (1972): “Estadística y técnicas de investigación social”. Anaya,
Madrid.
NOMBRES DE SITIOS RELACIONADOS CON LA
BATALLA DE COVADONGA

POR

RAMON SORDO SOTRES

Las crónicas medievales llam adas de Alfonso III y Albendense


n arran hechos que condujeron a la form ación en el siglo V III del
Reino de los asturianos. En dichos relatos aparecen varios nom bres
de sitios relacionados con la fam osa batalla de Covadonga en que
los m oros fueron echados de nuestro suelo. En este artículo voy a
tra ta r de a p o rta r luz sobre el significado de estos nom bres.

CUEVA L'QNGA/COVADONGA/CUADONGA

Así se llam an una cueva, una parroquia, unos pequeños m ontes


y una p radería del concejo de Cangas de Onís. Para in ten tar ex­
plicar po r qué nació este topónim o, estudiaré las dos variantes
autóctonas: Cueva l'Onga y Cuadonga (1), ya que así es preceptivo
en los estudios sobre la form ación de los topónim os, aunque en
este caso está claro que tanto «Cueva», como «Cova-» y como
«Cua-», signifcan «cueva».

(1) Los nativos de Llerices, el pueblo más cercano, así nombran, o nom­
braban, la íam osa cueva y el núcleo habitado inmediato, según me fue ^e^UDJos
comunicado en dicho lugar por varios vecinos el 1 de abril de 1986,
Angel Labra Ribera, Miguel Larrea Larrea y María Sánchez Fernández
de junio de 1987.
690 RAMON SORDO SOTRES

Tradicionalm ente se adm ite que Covadonga quiere decir «Cueva


de la Señora [la Virgen M aría]». Yo creo, sin em bargo, que Cueva
l'Onga (nom bre a mi parecer más antiguo que Cuadonga, que quizá
sea una deform ación de Covadonga) significa «Cueva el (o «del»)
Agua». Mis argum entos son:

1) Los nom bres con que aparece en las citadas crónicas la actual
Cueva l’Onga/Cuadonga, son:

—Coba dom inica (Rot. 9,3)- - - -....

—Coua sánete Marie (Seb. 9,2).

—Domum sánete uirginis Marie (Rot. 10,5).

—Domum sánete sem per uirginis Marie (Seb. 10,4).

—A ntrum de Aseuba ( = la cueva de Aseuva) (Alb. XVa (E


marg. A)).

—A ntrum de Aguseba ( = la cueva de Aseuva) (Alb. XVa (R)


t,5). ■■ ■- ; ■:....: ■:■■■:

De los cinco últim os nom bres citados no pueden derivar ni


Cueva l'Onga ni Cuadonga, como es obvio. Del prim ero («coba
dominica»), parece que tampoco, pues, según M oralejo, «hubie­
ra dado algo así como **Cova.dominga» (2}...........
En los renglones anteriores de la crónica aparecen 8 veces
palabras cuyas prim eras letras son «domin», y yo supongo que
los cronistás medievales se habrán equivocado al escribir el
nom bre de nuestra cueva. ~ •

2) Si «Cueva» significa «cueva» y «-1-», «el», queda por conocer


qué quiere decir «-onga», term inación igual o sim ilar a la de
los siguientes topónim os del Oriente de Asturias o de León:

—Triongu, parroquia de Cangas de Onís y caserío pertenecien­


te a dicha parroquia que rodea la iglesia parroquial; situada

(2) J. G il F e r n a n d e z , J.L. M o r a l e jo y J.I Ruiz de la P e ñ a , “Crónicas


asturianas”. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo. 1985,
pág. 203, nota 27. ...........*
NOMBRES DE SITIOS RELACIONADOS CON LA BATALLA DE COVADONGA 691

ésta muy cerca del riu Sella (la localización de estos sitios
me fue facilitada po r Celso de Diego Somoano). Según Xosé
Lluis García Arias, «Tri-» puede significar «al o tro lado de».

En un docum ento de 834, aparece el nom bre «Triunico» (3).

—Hacia Pertecéu (parroquia de Tielve) existe una cueva que


escuché no m b rar a los lugareños con las siguientes p ronun­
ciaciones:

La Cueva de Ombu, la Cuevadombu, la Cueva Dongu, la


Cuevadonga y la Cueva l’Ombu. Topónimo derivado es la
Conchuca de Ombu.
Dicha oquedad contiene agua y, al igual que Cueva l’On-
ga/Covadonga, parece ser que se com unica con o tra cueva, la
de Crim ienda (4).

—Las B roqueras de l'Omba, tam bién en térm inos de Tielve, ha­


cia O bar (hay m uchísim os topónim os en el Oriente de Astu­
rias que unas veces se dicen con «b» y otras con «g»).

—Por am bas orillas del Dobra, un im portante río, se extiende


Carom bu, un valle donde pastan los ganados de los vecinos
de Amieva, Sayam bre y Valdeón, y que en los viejos docu­
m entos es nom brado de la siguiente form a:

Caromo, Caronm o (7 de octubre de 1304).


Caronbo (7 de octubre de 1326).
Carom bo (19 de noviembre de 1444) (5).

«Car-» quiere decir «piedra» o «roca» (6).

(3) C. S á n c h e z A l b o r n o z , “Orígenes de la Nación Española. Estudios crí­


ticos sobre la Historia del Reino de Asturias”, Tomo II, pág. 247, nota 43.
(4) Información proporcionada durante 1985 por C.D.A., L., D.M.V., M.R.
y S.M.L., de Tielve.
(5) E. M a r t i n o , “La Montaña de Valdeburón (Biografía de una comarca
leonesa)”, Publicaciones de la Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 1980,
págs. 55, 213 y 215.
(6) X.L1. G a r c í a A r i a s , “Pueblos asturianos, el porqué de sus nombres”,
Ayalga, 1977, pág. 52.
692 RAMON SORDO SOTRES

3) «-Onga» y «-Ongu» pueden provenir de «*Onno, *Onna», que es


una voz abundante en la term inología de las aguas en España
y Francia (7), y de la que quizá deriven los nom bres que aquí
van:

—Onís, concejo del Oriente de Asturias, pero tam bién una pa­
rroquia (Santa Eulalia de Onís). Ningún pueblo se llam a
Onís.

«-ís» es, en Cabrales, un sufijo dim inutivo (8), por lo que


el nom bre podría significar «pequeño río».

Hecha esta hipótesis, acudí a com probarla sobre el te­


rreno y vi que la iglesia de la citada parroquia está situada
entre dos ríos: El Güeña y un pequeño afluente de éste.
Además, en las inmediaciones del tem plo m ana agua de una
fuente.

—Pió, pueblo de Sayam bre (León) que los viejos pronuncia­


ban con acento en la «o» y no en la «i» (9), po r lo que puede
significar «al pie del río», según Xosé Lluis García Arias.

—«Fuente de Ongallinera», uno de los límites entre Onís y Ca­


brales (10).

ENNA •: .. .

Dice la versión rotense de la crónica de Alfonso III: «ex qua


spelunca m agna flubius egreditur nomine Enna» ( = de esa gran
cueva (la actual Cueva l'Onga/Covadonga) sale un río llam ado
Enna).
Según Xosé Lluis García Arias, «Enna» podría hacer alusión al
agua.

(7) G a r c ía A r i a s , cbra cilada, pág. 94.


(8) J . A l v a r e z F e r n a n d e z C a ñ e d o , “ E l h a b la y la c u lt u r a p o p u la r d e C a ­
b r a le s ” , R e v is ta de F ilo lo g ía E s p a ñ o la , A n ejo LXXVI, C o n s e jo S u p e r io r d e
I n v e s t i g a c i o n e s C ie n t í f ic a s , M a d r id , 1963, p á g . 45.
(9) Información de Elena R o d r íg u e z D ia z -C a n e j a . J .R . L u e j e , “Picos de
Cornión”, Gijón, 1968, pág. 47.
(10) Según consta en unos papeles del Ayuntam iento de Cabrales del si­
glo XVIII o XIX. En otros de 1773 aparece como “la Fuente de G allinera”.
NOMBRES DE SITIOS RELACIONADOS CON LA BATALLA DE COVADONGA 693

S; Hoy, dicho río se llam a Deva (aunque se intentó, p o r decreto,


llam arle río Covadonga). , > - ;
De «Enna» derivan, o se relacionan con dicho topónim o, otros
nom bres de sitios próxim os: ’ , -n

1) Enol, nom bre de un lago, .una vega, una «cueñe» (concha), una
fuente, un «porru» (altu ra solitaria), un distrito de pastos del
P uertu Cangas (altos pastos del concejo de Cangas de Onís) y
creo que una peña de 2.478 m etros de altura.

Enol es, tam bién, el nom bre de una vega de Sobrefoz


(Ponga). ... .. . . ________ ___

2) Priena (tam bién llam ado Priene y Priana), m onte situado (y


despoblado con eucaliptos a pesar de encontrarse en térm inos
del Parque Nacional de la M ontaña de Covadonga) al este del
riu Deva, y cuyo nom bre, según Arias, puede significar «juntó
a Enna», aunque advierto que tam bién podría d én v ar de <<pría»,
"palabra” que én Bulnes significa «cuesta»” o algo parecido^ ,,

3) Reinazu, río que nace en Comeya, una enchárcadísim á vega.


K Dicho río se ju n ta con el río de Orandi y am bos form an el
riu Deva (11). ’

* * *
.t -r - .»
Después de la derrota, los m oros pusieron pies en polvorosa.
¿P or dónde h ú y ero n ?' : r ' ....... ,. ^ :

GÜESERA : • .....- ■ - í :./ r.r-r;J-7....: • -v— >

Es el nom bre de un valle situado al par de «la C arretera el Puer­


tu» (la que asciende desde Cueva l’Onga/Covadonga hasta Los La­
gos). "
Aunque Sánchez Albornoz opinaba que allí «la m atanza debió
(sic) ser cruelísim a» (12), dos pastores me com entaron el 6 y;el 16
de junio de 1987 que dicho topónim o debe su origen a que en ”di­

(11) El río de Orandi se sumerge en una cueva y Yesurge parté de él en


los Chorros de la Virgen, debajo de Cueva l’Onga/Covadonga.
( 1 2 ) S á n c h e z A l b o r n o z , obra citada, Tomo II, pág. 28. '
694 RAMON SORDO SOTRES

cho lugar m orían vacas a montones porque a causa de la m ucha


«rosada» ( = rocío) en los prados, las vacas contraían una infección
llam ada «llamberizu» y m orían. Hubo ganaderos, siguió afirm ando
uno de ellos, a los que tal sitio llevó a la ruina.
No obstante, tam bién otro pastor me habló de que el nom bre
se debe a que allí habían m uerto muchos con ocasión de «la ba­
talla».
Juzgo m ás fidedigna la prim era versión.

AMUESA

Los m usulm anes sobrevivientes a la batalla de Covadonga, «in


uertize m ontis Aseuua ascenderunt atque p er locum Amossa ad
Liuanam descenderunt» (Rot. 10,10 a 12).
«In uertice m ontis Aseuue ascenderunt atque p reru p tu m m on­
tis, qui a uulgo appellatur Ammossa, ad territo riu m Libanensium
precipites descenderunt» (Seb. 10,10 a 12).
Es decir, que subieron a la cima del m onte Aseuva y po r el
fragoso m onte Amuesa descendieron precipitadam ente al territo rio
de los lebaniegos.
Amuesa es hoy un conocido «puertu» ( = lugar con pastos es­
tivales) de los Picos de Europa perteneciente a la p arroquia de
Bulnes.

ASEUVA

El lugar donde estaba situada la actual Cueva l'Onga/Covadon-


ga se llam a en las crónicas de las siguientes form as:
««In asperibus m ontibus sub rupe et an tru m de Aguseba» ( = en
las ásperas m ontañas, bajo la peña y cueva de Aseuva) (Alb.' XVa
(R) 1,5).
«In asperibus m ontibus sub rupe et antrum de Aseuba» (m ism a
traducción que la frase anterior) (Alb. XVa (E marg. A) 1,4).
«Montem m agnum, cui nomen est Aseuua» (en un gran m onte,
cuyo nom bre es Aseuva) (Rot. 8,25).
Cueva l'Onga/Covadonga estaba «in latere m ontis» ( = e n el cos­
tado del m onte) (Rot. 8,25).
«Montis Aseuua» (Rot. 10,11).
«Monte Aseuua» (Seb. 9,1).
«Montis Aseuue» (Seb. 10,11).
«Montem ... Asseuua» (Rot. 9,1). .
NOMBRES DE SITIOS RELACIONADOS CON LA BATALLA DE COVADONGA 695

Así, pues, tenemos las siguientes variantes: Aguseba, Aseuba,


Aseuua (dicha tres veces), Aseuue y Asseuua. Todas son sem ejantes
menos Aguseba, de la que derivaría «Auseva». ¡Qué extraño! Ex­
plica el enigm a Juan Gil Fernández (13) cuando dice que la crónica
rotense fue escrita en el M onasterio de San Millán de la Cogolla
o en N ájera, cercanos am bos lugares riojanos al río «Aguseba»
(actual Esgueva). Se confundieron en la Edad Media y todavía no
m urió el equívoco.
Hoy no se conserva el nom bre Aseuva. Aunque en algunos m a­
pas aparezca situado un llamado Monte Auseva sobre Cueva l'On-
ga/Covadonga, los sitios de esa zona son llam ados La M atona,
Xienra, la Peñe de la Virgen, el Monte Orandi, El R estiellón... po r
los habitantes de Cangas de Onís, desconociendo la m ayoría de és­
tos y no usando casi ninguno la expresión «Monte Auseva» (14).
Por o tra parte, el que Aseuva haya sido solam ente el bosque
situado sobre Cueva l'Onga/Covadonga no pasa de ser una suposi­
ción que, en mi opinión, carece de fundam ento:
La palabra latina «mons» significa «monte, m ontaña, peñasco,
roca», aunque hoy día en algunos pueblos de Cabrales y Cangas de
Onís, «monte» signifique «bosque», palabra que los rom anos de­
cían «silva».
Del relato de la batalla se deduce que Aseuva era «magnum»
( = grande) y que Cueva l'Onga/Covadonga estaba «in latere m on­
tis» ( = a un lado de la m ontaña).
Los m oros supervivientes subieron, p ara huir, al «uertice m on­
tis Aseuue» ( = a lo m ás alto del m onte Aseuva) y después pasaron
po r Amuesa h asta Liébana. • '
' No sé qué englobarían en el siglo V III Aseuva y Amuesa, pero
es posible que designasen a los macizos occidental y central de los
Picos de E uropa, respectivam ente, porque: (o n , : '

A) Si no, el cronista pudo em plear los nom bres que entonces ten­
drían dichas cordilleras.

B) Existen pocos o ningún topónim o en éstas cuyo origen se


pueda rem o n tar a dos milenios (esto no pasa de ser una hipó­
tesis). Los dos principales, no muy antiguos, son:

(13) Obra citada, págs. 54 y 87.


(14) Según comprobé en Llerices, Gamonéu de Cangas y en unos inver­
nales inm ediatos al supuesto monte Auseva. Además, m e informó en el mismo
sentido Celso de Diego Somoano el 15 de junio de 1987. ,v~
696 RAMON SORDO SOTRES

—El núcleo del macizo occidental de los Picos de Europa se


llam a Peñesanta (o Peñasanta; no Picos de Com ión, que es
nom bre dado en Ponga, Piloña y Caravia).

—El corazón del macizo central de los Picos de E uropa se lla­


m a los Picos de Urrieles, un nom bre no muy antiguo y que
significa «las alturas que rodean a los pequeños valles».
(«Los Picos de Urrieles, macizo central de los Picos d ’Euro-
pa, excursiones para todos», Ramón Sordo Sotres, págs. 8 y
9, y «Los nom bres de los sitios de Bulnes y Camarmeña»,
Ram ón Sordo Sotres, inédito, págs. 204 a 206).

C) Si los m oros ascendieron, en su fuga, «a lo m ás alto del m onte


Aseuva», y después pasaron por Amuesa, Aseuva no puede ser
un pequeño bosque sino un gran m onte, ya que desde Cueva
l'O nga/Covadonga hasta Amuesa queda m ucho terreno.

* * *

Las citas latinas están copiadas de «Crónicas asturianas», de


Juan Gil Fernández, J.L. Moralejo y J.I. Ruiz de la Peña, Servicio
de Publicaciones de la Universidad de Oviedo, 1985.
Los topónim os empleados en este trabajo, excepto los riojanos
y Sayam bre (15), los escuché personalm ente a los nativos.
Agradezco la colaboración prestada a los pastores de Cangas de
Onís y de otros concejos, y a Juan Ardisana Buergo (llanisco y pá­
rroco de Arenas de Cabrales), Celso de Diego Somoano (de Cangas
de Onís), Xosé Lluis García Arias (quien me explicó el significado
de m uchos topónim os asturianos) y M atilde Mallén H errero (de
Corao).

(15) Sé que dicho concejo se llama Sayambre por información indirecta.


EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL
MARQUES DE LA ENSENADA

POR

RAMONA PEREZ DE CASTRO

Cada vez van teniendo m ayor acogida las R espuestas dadas al


C atastro del M arqués de la Ensenada, como fuente docum ental im­
prescindible p ara el estudio de la Asturias del siglo X V III.
Por ello, transcribim os íntegram ente las form uladas al In terro ­
gatorio de la letra A, correspondientes al concejo de A m ieva; pese
a que ya de algún modo fueron utilizadas y en una pequeña p arte
tran scritas p o r J. Arduengo en su artículo sobre dicho concejo pa­
ra la Gran Enciclopedia Asturiana. Pero como creem os de excep­
cional interés disponer del texto íntegro de las m ism as, es p o r lo
que lo facilitam os a continuación:

CONCEJO DE AMIEVA

COPIA DE SUS RESPUESTAS GENERALES

«En el lugar de Cirieño parroquia de Santa M aría de Sevarga


Concejo de Amieva y Casa de asistencia de su m erced el señor don
Antonio Riva de Neyra subdelegado p ara las diligencias de la Unica
y Real C ontribución, correspondientes a la operación de este dicho
698 RAMONA PEREZ DE CASTRO

concejo, a veinte dias de el mes de abril de mil setecientos cincuen­


ta y dos años en consecuencia de los Autos que proceden estando
juntos en ella don Thomas Fernandez Juez por el estado noble, el
señor Joaquín de Diego que lo es po r el estado llano am bos de él,
don Gonzalo Cirieño, don Juan González Regidores, don Juan Fe­
rrado P rocurador General por dicho estado noble, Domingo Alonso
S ustituto de Escribano de Ayuntamiento, todos de este concejo,
don Pedro Joaquín de Cifuentes Presbítero Cura de la referida pa­
rroquia de Santa M aria de las Nieves de Sevarga po r sí y en nom ­
bre de los dem ás Curas Párrocos de este citado concejo, Juan de
Fana, Pablo Blanco, Sebastián González, Vicente de Vega, Antonio
y Agustín de Vega, Bartolom é de Diego y Domingo G utierrez Peri­
tos nom brados po r dicha Justicia Regimiento y Concejo p ara las
Respuestas Generales de el Real Interrogatorio de la letra A: dicho
Señor Subdelegado tom ó y recibió juram ento de dichos Jueces Re­
gidores, P rocurador General, Escribano de Ayuntam iento y Peritos
por Dios nuestro Señor y a una Señal de Cruz que le hicieron se­
gún se requiere bajo de el cual, después de habérseles advertido
con la explicación necesaria el modo con que deben satisfacer in­
tegram ente a las cuarenta preguntas de dicho Real Interrogatorio,
y encargado a todos la conciencia, con representación de la grave
perpetuidad de la m ateria y que Su M agestad N uestro Rey y Señor
tiene acción y Justicia para ser m antenido y arm ado con las con­
tribuciones de sus vasallos según Leyes divinas y hum anas, y que
en este cierto supuesto, era m ateria dos veces grave perju d icar a
sabiendas los derechos de Su M agestad y faltar a la Religión del
Juram ento, prom etieron decir verdad y en su inteligencia fueron
respondiendo a cada una de dichas cuarenta preguntas en la form a
siguiente: -

1.a... A la p rim era dijeron se llama la población dé este concejo


Amieva y que se com pone de cinco parroquias nom bradas, Amieva,
Argolivio, San Román, Sevarga y Mian.

2.a...A la segunda dijeron que dicho concejo es de realengo.

3.a...A la tercera dijeron que el territo rio que ocupa el térm ino
de este dicho concejo, desde Oriente a Poniente tiene tres leguas,
desde Mediodía a N orte dos y media poco m as o-m enos y de .cir­
cunferencia diez y seis confrontaciones. . .=■ ;. c ;;
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 699

Son del O riente térm ino del Puerto de Carombo, concejo de


Valdeón, de M ediodía el Canto de Aranga del concejo de Ponga,
de Poniente Collada de la Salgar del Coto de Cazo y de el N orte
térm ino de Coto de Tornín Puente Dobia y Collada de Tebrandi
de los concejos de Cangas de Onis y Parres, su figura es la de el
m argen antecedente.

4.a...A la cu arta dijeron que en los térm inos de este dicho con­
cejo hay las especies de tierra siguientes:

1.a...T ierras de hortaliza.


2.“...T ierras lab rantías de secano de dar un año pan y o tro maiz
y fabas sin descanso.
3.‘...P rados de regadió de d ar yerba una vez al año y pasto
común.
700, RAMONA PEREZ DE CASTRO

4.a...Prados de secano de dar el mismo fruto.


5.a...T ierra plantada de arboles frutales y de d ar pasto común.
6.a...M onte alto y m ato rral.'
7.a...M onte bajo que llatnan cam peras, y sirve para el pasto co­
m ún de los ganados y lo mismo el antecedente.
8.a...T ierra peñascosa e inculta por desidia-y naturaleza.
Y se nota que en los térm inos de e s té concejo no hay tierra
ninguna que produzca más de una cosecha a el ano y tam poco con
año de interm edio, y que el producir seguidam ente consiste en el
continuo abono con que las benefician los labradores.

5.a...A la quinta dijeron que dichas heredades y prados son de


buena, m ediana y ínfim a calidad, y que tam bién hay de la inculta
y esteril por. naturaleza.

6 .a... A la sexta dijeron que en las tierras que dejan expresadas


se hallan plantados algunos arboles frutales co mo son manzanos,
perales, prúñales,, cerezales, avellanos, pescales, ^membrillos y hi­
gueras.

7.a...A la séptim a dijeron que dichos arboles plantados en tie­


rras de las calidades que llevan expresado a la quinta pregunta.

8.a... A la octava dijéron están en las citadas tierras y prados y


algunos en sus m argenes y cierros para la següridád de ellas y fue­
ra, dispersos en térm inos comunes de este concéjo diferentes no­
gales, avellanos, castañales y otros frutales y que no hay plantio
alguno en hileras.

9.a...A la novena dijeron que en este concejo se ha usado siem-


p ret usa y pratica la medida de tierra po r varas castellanas de
cuatro cuartas cada una, y que un dia de bueyes d e .tie rra .se com­
pone de cuarenta y ocho varas de largo y veinte y cuatro de ancho,
que tam bién se ha usado y usa por los granos de la m edida por
fanega que cada una se compone de doce cuartos y estos igualan
a ocho copines que hacen una fanega por la m edida de San Salva­
dor de Oviedo, que el térm ino de un dia de bueyes de buena calidad
se siem bra con cuatro cuartos de escanda que es la tercera p arte
de una fanega po r la de este concejo en erga, que en grano limpio
quedan en dos, y maiz y fabas mezclado se siem bra con un cuartillo
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 701

de éstas y un cuarto de aquél y en la m ism a form a se siem bra el


dia de bueyes de tierra de m ediana calidad e ínfima, un año de pan
y otro de maiz y fabas sin descanso.

10.a...A la décima dijeron que en el térm ino de este concejo y


en el de sus cinco parroquias hay sesenta y dos mil y ochenta dias
de bueyes, de los cuales son de labor cuatro mil cuatrocientos ochen­
ta y ocho y medio; de estos son de hortaliza veinte y cuatro y
medio; y los quinientos y nueve restantes de tierra de labor de
secano buena calidad. Mil quinientos y noventa de la m ism a espe­
cie de secano m ediana calidad, y los dos mil trescientos sesenta
y cinco secano de Ínfima que fructifican los de hortaliza algunas
verduras p ara el consum o de las casas de sus dueños, y los dem ás,
pan, maiz y habas sin descanso alternando, y tam bién cáñam o, y
las tierras donde se siem bra este fruto no produce o tro alguno en
un mism o año, aunque esto es accidental. Que de prados son siete
mil setecientos sesenta y cinco dias de bueyes, trescientos cincuen­
ta y ocho de buena calidad, los ocho de regadío y los restantes de
secano; mil trescientos cincuenta y dos de secano de m ediana ca­
lidad y seis mil cincuenta y cinco de secano Ínfima calidad, unos
s y otros de d ar solo yerba una vez del año por ser costum bre el que
levantada y recogida se dejan en avertal los prados p ara el pasto
com ún de los ganados; advirtiendose que los dias de bueyes de
labor de todas calidades son iguales en su bondad y producto en
todas las citadas parroquias y no los de prados como se expresara
en su lugar. Que de tierra plantada de arboles frutales hay dos mil
veinte y cuatro dias y medio de bueyes de secano m ediana calidad
los mil setecientos uno de castañales, ciento noventa y cuatro de
avellanos, cuarenta y cinco y medio de nogales, trein ta y cinco de
m anzanos, diez y ocho de cerezos, diez y nueve de perales, dos y
medio de higueras y nueve de niso y ciruela. De m onte alto que
sirve p ara el pasto com ún de los ganados, veinte mil quinientos
y cinco dias de bueyes de m onte bajo que llam an Cam peras y m a­
to rral que sirve de pasto como los antecedentes, ocho mil quinien­
tos diez y ocho dias de bueyes, cuatro mil de inculto p o r desidia
de sus dueños; catorce mil setecientos setenta y nueve de tierra
peñascosa e inculta p o r naturaleza.

11.a...A la undécim a que en el térm ino de este concejo se cogen


las especies de frutos que dejan expresados a la cu arta y décima
pregunta.
702 RAMONA PEREZ DE CASTRO

12.a...A la duodécima que un dia de bueyes secano buena cali­


dad sem brado de pan, con una ordinaria cultura y beneficio pro­
duce en todas las parroquias una fanega y tres cuartos de dicho
fruto, el de m ediana calidad secano diez cuartos, el de Ínfima me­
dia fanega; un dia de bueyes de buena calidad sem brado de maiz
y fabas produce dos fanegas de aquel y cuarto y medio de estas, el
de m ediana calidad fanega y media de maiz y un cu arto de fabas,
el de ínfim a calidad ocho cuartos de maíz y uno de fabas. Que un
dia de bueyes de prado de buena calidad así regadío como de se­
cano produce en esta parroquia de Sevargas y en las de Mian y
Argolivio tres cargas de yerba, el de m ediana calidad dos y el de
ínfim a una. En la parroquia de San Román produce un dia de
bueyes de prado buena calidad cuatro cargas de yerba, el de me­
diana calidad dos y el de ínfima una. En la de Amieva produce el
de buena calidad otras cuatro cargas de yerba, el de m ediana ca­
lidad tres, y una el de ínfima; todo lo cual declaran y regulan por
el conocim iento y experiencia que tienen de este concejo.

Nota: Y se nota para m ayor conocimiento que los dias de bue­


yes de hortaliza expresados en la décima pregunta son de m ediana
calidad; de cuya especie hay en esta parroquia de Sevarga doce
dias de bueyes y labrantíos de la mism a calidad, doscientos; de
secano, de la m ediana calidad secano novecientos; de ínfim a calidad
secano mil; y de prados de la prim era calidad cincuenta, de la se­
gunda quinientos y cincuenta; y de la tercera mil y setecientos;
novecientos cincuenta y siete dias de bueyes de tierra plantada de
arboles frutales de todas especies declaradas; de m onte alto y pas­
to com ún seis mil y cincuenta; de m onte bajo quinientos y veinte;
de tierra inculta y peñascosa por naturaleza tres mil cuatrocientos
ochenta. En la parroquia de Mian hay cinco dias de bueyes de
hortaliza, de tierra labrantía de secano buena calidad ciento trein­
ta y nueve, de m ediana calidad doscientos cincuenta, y de Ínfima
calidad secano ochocientos cuarenta y cinco. De prados de regadío
y secano de buena calidad cincuenta y ocho, de m ediana calidad
ciento cincuenta y dos, y de Ínfima dos mil doscientos veinte y
cinco, de tierra plantada de frutales seis cientos noventa y siete;
de m onte alto que sirve para el pasto com ún de ganados cinco mil
y doscientos, de m onte bajo y pasto com ún tres mil y quinientos,
y de tierras peñascosas e incultas por naturaleza cinco mil y tres­
cientos. En la parroquia de Argolivio hay tres dias de bueyes de
hortaliza de tierra labrantía de buena calidad secano ochenta,
trescientos de m ediana calidad, y trescientos y veinte de ínfima;
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 703

de prados secano de buena calidad cien dias de bueyes, trescientos


de m ediana y ocho cientos de ínfima. De arboles frutales doscien­
tos sesenta y nueve dias y medio de bueyes, de m onte alto que
sirve p ara pasto com ún de los ganados cuatro mil doscientos trein­
ta dias de bueyes y medio, mil de m onte bajo y pasto com ún y
de tierra peñascosa e inculta por naturaleza, cuatro mil y quinien­
tos. En la p arro q u ia de San Román dia y medio de bueyes de hor­
taliza, de tierra lab ran tía secano de buena calidad veinte dias de
bueyes, de m ediana calidad sesenta, y ochenta de ínfim a, de p ra­
dos secano de buena calidad cincuenta dias de bueyes, y ciento y
cincuenta de m ediana, y dos cientos y cincuenta de ínfim a; de
arboles frutales seis dias de bueyes, de m onte alto y pasto com ún
mil seiscientos sesenta y seis, de m onte bajo y dicho pasto mil
ciento sesenta y seis, y de tierra peñascosa e inculta po r n atu ra­
leza mil ochocientos trein ta y tres. Y en la p arroquia de Amieva
hay tres dias de bueyes de hortaliza, de labrantío buena calidad
secano setenta y ochenta de mediana, y ciento y veinte de ínfima;
de prados de secano de buena calidad cien dias de bueyes, dos­
cientos de m ediana, y mil y ochenta de ínfima. De arboles frutales
noventa y cuatro dias y medio; de m onte alto que sirve p ara pas­
to com ún tres mil trescientos cincuenta y ocho y medio; de m onte
bajo de dicho pasto dos mil trescientos trein ta y dos; y de tierra
peñascosa e inculta por naturaleza, tres mil seiscientos sesenta y
seis; y asi mism o se nota que en el fruto que va expresado produ­
cen las tierras y prados no se com prende el producto de los arboles.

13.a...A la decim atercia pregunta dijeron que de los arboles que


dejan expuesto a la sexta, séptim a y octava preguntas, por hallar­
se sin orden, regla ni m edidas y menos en hileras, han reconocido
que el terreno de un dia de bueyes le ocupaban veinte pies de
castañales dando a cada uno el terreno correspondiente p ara que
con el uso de la tierra pueda crecer y dar su fruto según su en­
tender, por hallarse como ya tienen declarado a la octava pregunta
dispersos en térm inos comunes. Y respecto han encontrado en los
de esta parro q u ia de Sevarga diez y seis mil castañales regulan,
plantados ochocientos dias de bueyes de m ediana calidad y que
cada uno produce al año una fanega de castaña com pensando el
te rrito rio de esta calidad con otro mas ínfimo p o r serle« im posi­
ble liquidarlo a causa de hallarse muy dispersos y distantes los
m as de ellos en tierra muy fragosa y áspera. Y en la m ism a con­
form idad hallaron tener esta dicha parroquia tres mil y seiscien­
tos avellanos, y que trein ta de ellos ocuparan un dia de bueyes
704 RAMONA PEREZ DE CASTRO

por lo que regulan plantados de estos arboles ciento y veinte dias


de bueyes de dicha calidad y que cada uno produce a el año una
fanega de avellana. Que tam bién hallaron tener ciento y veinte
nogales que veinte de ellos ocuparan un dia de bueyes en las con-
form idad(es) expresadas, por lo que regulan seis plantados de estos
arboles de la citada calidad, y que cada dia de bueyes produce al
año m edia fanega de nuez. Que hallaron así mism o doscientos cin­
cuenta manzanos, y que treinta ocuparon un dia de bueyes por lo
que regulan ocho de la calidad dicha plantados de ellos y que cada
uno produce una carga de manzana, que son seis arrovas. Que
teniendo esta dicha parroquia trescientos y sesenta cerezales y ha­
llando que veinte y cuatro ocuparan un dia de bueyes de la calidad
citada, regulan plantados de ellos quince dias de bueyes y que cada
uno produce a el año una carga de cereza que son otras seis arro ­
vas; y que regulan cuatro dias de bueyes de dicha calidad planta­
dos de peras que dan una (arrova) por haber hallado tener esta
parroquia noventa y seis arboles de esta especie, y que veinte y
cuatro ocuparan un dia de bueyes en la form a expresada. En la
m ism a conform idad regulan un dia de bueyes plantado de higue­
ras con veinte y cuatro, que hallaron tener esta parroquia consi­
derando ser las necesarias, y que produce del año dos fanegas de
higos. Que tam bién hay en los térm inos de esta parro q u ia ciento
y ocho arboles de nisos y ciruela y que treinta y seis de ellos ocu­
paran un dia de bueyes por lo que regulan plantados de estos
arboles tres dias de bueyes de la calidad referida y que cada uno
produce al año una carga de ambos frutos. Que no regulan, ni con­
sideran producto alguno a los dias de bueyes de m onte alto de
robles, ayas, y otros arboles silvestres a causa de que estos por
estar en térm inos distantes muy fragosos y ásperos se consumen
en ellos sin aprovecharse vecino alguno de su leña, y sí de la que
dan los castañales, avellanos y otros frutales, y que tam poco re­
gulan producto alguno al monte bajo que llam an Camperas, por
servir sólo éstas de pasto común como ya tienen referido. Que
habiendo hallado en la parroquia de Mian doce mil castañales,
regulan plantados de ellos seiscientos dias de bueyes de m ediana
calidad al respecto y en la conform idad que en ésta de Sevarga
así en producto como en planturia. Y en la m ism a form a regulan
plantados de avellanas treinta dias de bueyes, y de nogales veinte
y ocho; tam bién regulan plantados de m anzanales al respecto de
veinte y cuatro pies cada dia de bueyes, veinte y cuatro de m edia­
na calidad con el mismo producto que en la parro q u ia anteceden­
te. H abiendo hallado sólo en la referida de Mian veinte y cuatro
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 705

perales, regulan con ellos un dia de bueyes y que produce a el año


una carga de pera; y con otras veinte y cuatro higueras que en­
contraron solam ente otro dia de bueyes, que produce dos fanegas
de higos a el año, y con el producto, y al respecto que en dicha
parroquia de Sevarga regulan plantados de cerezales doce dias de
bueyes, y uno plantado de nisales y ciruelas con veinte y cuatro
arboles de esta especie que encontraron solam ente y que produce
a el año una carga de am bos frutos. Y que aunque hay tal cual
p arra, p o r estar plantadas arrim adas a las casas y algunos de di­
chos arboles no consideran ocupar porción de tierra que puedan
regular. Y en cuanto a los térm inos de m onte alto y bajo, exponen
lo m ism o que tienen declarado. Que en los térm inos de la p arro ­
quia de San Román po r no haber hallado mas que veinte y cuatro
castañales regulan plantado con ellos un dia de bueyes y de pro­
ducción a el año m edia fanega de castaña. Que de avellanos encon­
traro n sesenta y cuatro con los que regulan plantados dos dias
de bueyes que cada uno produce a el año ocho cuartos de avella­
nas. Que con trein ta y seis nisales que sólo hallaron tener, dicha
parroquia de San Román regulan un dia de bueyes, y nada de pro­
ducción p o r ser silvestres. Que en cuanto a los térm inos de pastos
de m onte alto y bajo, declaran lo que en las parroquias antece­
dentes. Asimismo dijeron haber encontrado en la de Amieva mil
y seiscientos castañales y que veinte ocuparan un dia de bueyes
a cuyo respecto regulan plantados de ellos ochenta dias de bueyes
de m ediana calidad y que cada uno produce a el año m edia fanega
de castaña. Regulan plantados de avellanos doce dias de bueyes
de la m ism a calidad, p o r haber encontrado tres cientos sesenta
arboles de esta especie; y de producción media fanega de avellana.
Y con trein ta nogales que hay en los térm inos de dicha parroquia
de Amieva, regulan plantado de ellos dia y medio de bueyes y que
cada uno produce a el año un cuarto de nuez, por lo que m ira a
m onte alto y b ajo de pastos comunes, dijeron lo mism o que en
las dem ás parroquias, y que en los térm inos de la de Argolivio
hay cuatro mil trescientos noventa y siete castaños con los que
regulan plantados de ellos doscientos veinte dias de bueyes de
m ediana calidad secano, y que cada uno produce al año una fanega
de castaña, y con novecientos avellanos que hay en la m ism a pa­
rroquia regulan plantados de ellos trein ta dias de bueyes y que cada
uno produce al año una fanega de avellana. Tam bién regulan plan­
tados de m anzanas veinte y cuatro pies cada dia de bueyes tres de
m ediana calidad secano, que cada una produce al año una car g a
de m anzana; y plantados de nogales regulan ocho al respecto d e
706 RAMONA PEREZ DE CASTRO

veinte cada uno, y de producción al año el dia de bueyes, media


fanega de nuez. Y que por tener dicha parroquia setenta y dos
perales regulan plantados de ellos tres dias de bueyes, y que cada
uno produce a el año una carga de pera; y así mism o otros tres
plantados con setenta y dos arboles de nisos y ciruela, y de pro­
ducción a el año cada dia de bueyes una carga de am bos frutos;
de cerezales regulan con cuarenta y ocho que hay en la m ism a
parroquia dos dias de bueyes plantados de ellos, y que cada uno
produce al año una carga de cereza. Y con doce higueras que sólo
encontraron haber en dicha parroquia regulan plantado de ellas
medio dia de bueyes que produce dos fanegas de higos a el año.
Y en cuanto a parras y pastos de m onte alto y bajo, dijeron lo
mism o que tienen declarado, y añaden que el corto fruto que de­
jan expuesto producen dichas parras, los nisales, cerezales e higue­
ras, no se logra, por no dar lugar a ello los m uchachos y pájaros.
Y la m ediada de tierra para ganado merino se estim a en un real
su pasto.

14.a...A la décima cuarta dijeron, que por el corto fruto que


producen los huertos de hortaliza y la incertidum bre de ellos, los
consideran po r tierras de secano m ediana calidad, de dar pan, maiz
y fabas como va asentado a la pregunta doce, y que el valor que
tiene el pan ordinariam ente en este concejo, por la m edida de él,
ya expresada en la novena pregunta es la de veinte y dos reales
vellón la fanega de escanda; quince la de maiz; la de fabas veinte
y dos; que la carga de yerba en la mism a conform idad tiene el
valor de dos reales, la fanega de castaña seis reales, la de avellana
doce, la carga de pera seis reales, la de m anzana y cereza cuatro
reales, de nisos y ciruela tres, la fanega de nuez seis, y la carga
de higos ocho reales.

15.a...A la décima quinta pregunta dijeron que sobre las tierras


y heredades de el térm ino de este dicho concejo se halla im puesto
el derecho de diezmo y prim icias, que por razón de esta concurre
cada vecino al año con un cuarto de escanda en limpio, los viudos
y viudas medio, y esto es así costum bre en todo este concejo. Y
adem ás contribuyen los vecinos de esta parroquia de Sevarga (lo
que no se practica en ninguna o tra) por la m ism a razón con un
cuarto de escanda en limpio sin rairse por cada molino harinero.
Que el derecho de diezmo que se paga en todo este concejo es de
diez uno, de todo el fruto que se coje en él, excepto el de fabas,
yerba, manzana, pera, cereza, higos, nisos, y ciruela, que no se
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 707

diezma, y si el de cáñamo, corderos, cabritos, añojos, cerdos, miel,


cera, leche, m anteca, y queso, y que el derecho de prim icia y diez­
mo que rinde esta parro q u ia de Sevarga pertenece la m itad al Cura
actual de ella, y la o tra m itad a don B ernardo de Argüelles, Clérigo
de M enores, vecino de la villa de Gijón como poseedor del Bene­
ficio P réstam o de esta m ism a parroquia. Que la m itad de prim icia
y diezmo de los frutos que produce la parroquia de Mian pertenece
a don Domingo Antonio Cirieño, como Cura actual de ella, y de
la o tra m itad las tres cuartas partes como poseedor de el beneficio
sim ple de la m ism a p arroquia y la restante cuarta p arte a la fá­
brica de su iglesia. Y que en las otras tres parroquias, pertenecen
a sus curas enteram ente.

16:a...A la décima sexta dijeron, que en esta dicha parro q u ia


de Sevarga se arrienda el referido derecho de diezmo y prim icia
perteneciente a dicho don B ernardo de Valdés un año con otro en
ciento sesenta y ocho ducados vellón, sin incluir los de pie de altar
ni foro. Por lo que m ira a la otra m itad tocante a el Cura y asi
m ism o a las otras cuatro parroquias, asciende el fru to de diezmo
y prim icia, hecho el com puto por un quinquenio a ciento cinco
fanegas y m edia de pan de escanda en cada un año, ciento sesenta
y nueve de maiz, ochenta y ocho de castaña, trece y dos cuartos
de avellana, dos fanegas y dos cuartos de nuez, de cáñam o once
libras y m edia, el de añojos a diez, valor de cada uno de sesenta
reales vellón, el de corderos a treinta y cinco y medio, de valor
de cinco reales cada uno, el de cabritos a diez y siete de valor a
cuatro reales cada uno, el de cerdos a diez y seis, de valor de seis
reales cada uno, de miel a quince cuartillos, de cera cuatro libras
y m edia, de m anteca a dos cientos y veinte cuartillos, de queso
fresco a ciento noventa y nueve libras, de valor de medio real cada
una, y cada cuartillo de miel y m anteca a dos reales, y la libra de
cera a ocho. Y en la p arroquia de Amieva donde sólo se diezma la
leche hecho el m ism o com puesto llegará a cuarenta y dos cu arti­
llos de leche de vacas y cabras al año de valor de cuatro m arave­
díes cada uno.

17.a...A la decim aseptim a dijeron que en este dicho concejo y


sus térm inos no hay ningún género de artefactos de los que es­
presa, ni otro ninguno de los com preendidos en este nom bre de
artefactos, sino sólo los molinos harineros, de pisar y batanes si­
guientes: Uno de un m olar sobre el rio que se dice de Sevarga y
Pontón, propio de don Gonzalo Cirieño m ayor en dias, que muele
708 RAMONA PEREZ DE CASTRO

de continuo nueve meses, y en cada dia dos anegas de escanda,


y de maiz una y media, que a el respecto de dos m aquilas cada
una, que nueve de ellas hacen un cuarto, consideran de utilidad
al referido don Gonzalo cinco fanegas y diez cuartos y medio de
maiz, y de pan tres fanegas y cuatro cuartos y medio, que en todo
com ponen nueve fanegas y tres cuartos de am bos frutos al año.
O tro de un m olar sobre dicho rio, en el sitio que se dice del Ta-
ravico propio de dicho don Gonzalo, que muele de continuo otro
tanto tiem po el mismo fruto cada dia y al respecto que el ante­
cedente, le consideran de utilidad en cada un año otras nueve
fanegas y tres cuartos de dicha especie de granos. Otro de un m olar
harinero sobre el citado rio enteram ente que se dice el Peloyo
propio de Juan de Torre m ayor en dias, que muele de continuo
el mism o tiem po que los antecedentes y otro tanto fruto cada dia
y a igual respecto que estos le consideran de utilidad en cada un
año otras cinco fanegas y diez cuartos y medio de maiz, y de pan
tres fanegas y cuatro cuartos y medio. Otro de un m olar harinero
sobre dicho rio en térm ino que se dice del Prado propio de Mag­
dalena Garcia, viuda de Benito Pérez residente en la parroquia de
Biego, concejo de Ponga, que muele continuo como los que van
expresados, otro tanto fruto cada dia y le consideran la m ism a
utilidad. Otro sobre dicho rio y sitio que se dice de el Castañedo,
es de dos m olares, uno harinero y otro de pisar, que muele de
continuo el tiem po que los antecedentes el mismo fruto cada dia
y al respecto expresado consideran o tra tan ta utilidad a Diego
G arcia Lozana su dueño por el m olar harinero, y por el de pisar
que pisa de continuo diez y seis dias al año y en cada uno veinte
fanegas de escanda, y al respecto de dos m aquilas de este grano
en limpio cada una le consideran de utilidad seis fanegas menos
cuarto al año. Otro de un m olar harinero sobre dicho rio y sitio
que se dice Molín de Diego, que muele de continuo nueve meses
y cada dia dos fanegas de escanda, y de maiz una v media, que
al respecto de dos m aquilas cada una consideran de utilidad a
Thoribio Garcia Fana, Escribano su dueño, cinco fanegas y diez
cuartos y medio de maiz y de pan tres fanegas y cuatro cuartos
y medio. Otro sobre el mismo rio y sitio que se dice de Armada
que es de un m olar propio de Pablo Blanco, que muele de conti­
nuo seis meses por estar lejos y no concurrir granos como a los
dem ás y en cada un dia lo mismo que el antecedente y a igual
respecto le consideran de utilidad al año tres fanegas de maiz y
cuatro cuartos y medio, y de pan dos fanegas y tres cuartos. Y en
el citado rio otros tres molinos arruinados propios el uno de Juan
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 709

Blanco y sus coherederos, otro de Thoribio de Fana, y de B ernardo


Alonso, y el otro de Isabel Alonso, viuda de Thoribio García, no
les consideran utilidad alguna. Otro de un m olar harinero que
muele de continuo seis meses con el agua de el arroyo nom brado
de las Pontigas sobre que se halla y propio de Juan de Fana, y
Pedro Blanco en cada un dia (al m argen se lee, arruinado) muele
dos fanegas de escanda, y de maiz una y m edia al respecto ya
expresado consideran de utilidad en cada un año a los susodichos
tres fanegas y cuatro cuartos y medio de maiz, y de pan dos fa­
negas y tres cuartos. O tros dos de un m olar harinero cada uno
sobre el m ism o arroyo que po r estar arruinados no consideran ni
regulan utilidad alguna a Pedro Blanco y Thoribio Pérez E scriba­
no sus dueños. Y se nota que todos los molinos expresados y más
de este concejo al dia de los que llevan considerados m uelen dos
fanegas de escanda, o una y media de maiz; y se hallan en térm i­
nos de esta p arro q u ia de Sevarga en la que asim ism o hay siete
m olinos de m ano de p isar que trab ajaran solo ocho dias en los
meses de agosto, septiem bre y mayo, y en cada dia pisa cada uno
diez y seis fanegas de escanda, y al respecto de m aquila y m edia
cada una consideran de utilidad a el año una fanega y nueve cuar­
tos de el mism o fru to en limpio a cada uno de sus dueños que
son don Gonzalo Cirieño m ayor y menor, Francisco Blanco, Tho­
ribio Pérez escribano, Luisa Fernandez viuda, Julián Fernández,
y Luisa de Fana viuda. En la parroquia de Argolivio hay los mo­
linos siguientes: Dos de un m olar cada uno sobre el rio de Ban-
danos, donde llam an Carmenedo, propios de don José de Cangas
que m uelen de continuo cada uno nueve meses y en cada un dia
dos fanegas y m edia de escanda y de maiz una y m edia que al
respecto de tres m aquilas por cada fanega consideran de utilidad
al referido don José siete fanegas y siete cuartos y medio de maiz,
y seis fanegas y tres cuartos y medio de escanda que hacen catorce
fanegas m enos cuarto de todo fruto por cada uno de dichos dos
m olinos al año. Otro de un m olar sobre el mism o rio y sitio que
llam an los Suarez propios de Francisco Suárez y sus coherederos
que muele de continuo tanto tiem po como los antecedentes y el
mism o fruto cada dia, que al respecto citado le consideran de u ti­
lidad anualm ente a los susodichos, siete fanegas y siete cuartos
y medio de maiz, y de pan de escanda seis fanegas y tres cuartos
y medio. O tro sobre dicho rio y sitio citado que es de un m olar
harinero propio de don M elchor de Villar vecino del concejo de
P arres al que no consideran utilidad alguna po r estar arruinado
y tener de carga cuarto y medio de escanda p ara la lum inaria del
710 RAMONA PEREZ DE CASTRO

Santísim o Sacram ento. Otro sobre el rio grande de Vega en el sitio


que se dice de la Puente propio de don Francisco de Vega Presbí­
tero Capellán de la Capellanía de San Pablo; es de dos m olares,
uno harinero que muele de continuo nueve meses, y cada dia dos
fanegas y m edia de escanda o una y media de maíz, que al respecto
de tres m aquilas cada una le consideran de utilidad a el año siete
fanegas y siete cuartos y medio de maiz, y de pan seis fanegas y
tres cuartos y medio; y el otro de pisar que tra b a ja diez y seis
dias y en cada uno pisa veinte fanegas de escanda que a el respec­
to de m aquila y m edia de este grano en limpio, le consideran de
utilidad a el año cuatro fanegas y cinco cuartos de el mism o fruto.
Otro de tres m olares sobre dicho rio en el sitio que se dice Lastra,
propio de Antonio de Vega, muelen de continuo nueve meses los
dos m olares que son harineros y cada dia lo mism o que el ante­
cedente harinero, y a un mismo respecto le consideran de utilidad
otro tanto a cada m olar; y al de pisar, p o r otros diez y seis dias
como el antecedente otras cuatro fanegas y cinco cuartos de es­
canda en limpio a el año. En dicho rio tiene el expresado Antonio
de Vega un batán de paños ordinarios del pais po r el que le regu­
lan de utilidad en cada un año sesenta reales vellón, y así mismo
en el propio rio hay otro de la mism a calidad que es de Agustín
de Vega a quien le consideran de utilidad en cada un año otros
sesenta reales vellón. Otro molino de un m olar harinero sobre el
arroyo nom brado Ceneya propio del dicho Agustín de Vega a quien
por hallarse arruinado no consideran utilidad alguna. Tres moli­
nos de m ano de pisar, o desergar que es lo mismo, que solo tra ­
bajan ocho dias en el discurso de los meses de mayo, agosto y
septiem bre, y en cada dia pisa cada uno diez y seis fanegas de
escanda, que al respecto cada una de m aquila y media consideran
de utilidad a el año dos fanegas menos tres cuartos de el mismo
fruto a cada uno de sus dueños que son, don Joseph de Cangas,
Fernando de Vega y Pedro de Arduengo. Que en la p arroquia de
Amieva hay un m olino de un m olar harinero sobre el arroyo que
sale de la fuente de el mismo lugar propio de Joseph y Antonio de
Intriago, muele de continuo seis meses y en cada un dia fanega
y m edia de escanda y una de maiz que a el respecto de tres m a­
quilas cada una le consideran de utilidad a el año tres fanegas
y cuatro cuartos y medio de maiz, y de pan de escanda dos fanegas
y seis cuartos y medio. Y por que es costum bre que en dicho mo­
lino levantándole pisan el pan algunas veces regulan po r esta ra­
zón dos meses más de m oler continuo harina, y de utilidad por
am bos consideran diez cuartos de maiz y una fanega y tres cuartos
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 711

de escanda al año, que en todo componen ocho fanegas de todo


grano. Así mism o hay otro de un m olar sobre dicho arroyo en
sitio llam ado Teja propio de Thomás Fernández y Joseph García
de Arduengo, muele de continuo como el antecedente ocho meses
y en cada dia fanega y m edia de pan y una de maiz que a el res­
pecto de dichas tres m aquilas les consideran de utilidad al año
cuatro fanegas y dos cuartos y medio de maiz, y de pan tres fa­
negas y nueve cuartos y medio que en todo hacen ocho fanegas
de am bos frutos. Otro de un m olar harinero sobre dicho arroyo
y en el m encionado sitio propio de herederos de B artolom é Gar­
cía que muele al tiem po, frutos, y en la conform idad que el ante­
cedente, que al mism o respecto de tres m aquilas le consideran otra
tan ta utilidad a el año. Otro sobre dicho arroyo y sitio llam ado
Nozaleda propio de Juan Ferrado, es de dos m olares, el uno de
pisar y otro harinero, que éste muele de continuo seis meses y
en cada un dia fanega y media de escanda y una de maiz, que a el
respecto de tres m aquilas cada una le consideran de utilidad a el
año tres fanegas y cuatro cuartos y medio de maiz, y de escanda
dos fanegas y seis cuartos y medio, y por el de p isar que trab a ja
diez y seis dias y veinte fanegas en cada uno le consideran a el
mism o respecto de tres m aquilas cada una ocho fanegas y diez
cuartos y medio de escanda en limpio. Que tam bién hay sobre di­
cho arroyo y sitio citado cuatro molinos, que po r estar arruinados,
no consideran utilidad alguna a sus dueños, que son dicho don
Juan Ferrado, B artolom é de Diego, don G aspar Pérez, Capellán de
la Capilla de San Agustín, y Cipriano Crespo. Por un molino de
m ano de pisar, propio de dicho Bartolom é de Diego que sólo tra ­
baja en los meses de agosto, septiem bre, y mayo ocho dias y en
cada uno diez y seis fanegas de escanda, y al respecto de m aquila
y m edia cada una le consideran de utilidad al año dos fanegas
menos tres cuartos del mismo grano en limpio. Que en la p arro ­
quia de San Román hay un molino de un m olar harinero que es
propio de M aria Coviella viuda, sobre el arroyo de la Collada en
el sitio que llam an el Toral, que muele de continuo dos meses a
el año y en cada dia fanega y media de escanda, y una de maiz y
al respecto de tres m aquilas le consideran de utilidad a el año diez
cuartos de maiz, y de escanda una fanega y tres cuartos. Otro en
el mism o arroyo propio de herederos de Silvestre G utierrez y Ale­
jandro Coviella que por estar arruinado, no le consideran utilidad
alguna. Un m olino de m ano de pisar propio de Domingo G utierrez
de la Cuesta que sólo en los meses ya m encionados muele ocho
dias, y en cada uno diez y seis fanegas de escanda, que a' el res­
712 RAMONA PEREZ DE CASTRO

pecto de m aquila y media cada una le consideran de utilidad a el


año dos fanegas menos tres cuartos de el mism o grano en limpio.
Que en la p arroquia de Mian hay los molinos siguiente: Uno so­
bre el arroyo que nace de la fuente del lugar de Carbes que es
de un m olar harinero propio de Vicente G utierre m ayor en dias
muele de continuo solo un mes por falta de agua y cada dia dos
fanegas y m edia de pan, y de maiz una y m edia que al respecto
de tres m aquilas cada una le consideran de utilidad a el año una
fanega y medio cuarto de escanda y de maiz siete cuartos y medio.
Otro de un m olar sobre el arroyo que nace de la fuente, dicha
fuente Agüelo y sitio llamado Picado propio de Pedro Sánchez de
Viego, es de un m olar harinero solo muele dos meses de continuo,
y en cada dia lo que el antecedente, que a el respecto de tres m a­
quilas cada fanega, le consideran de utilidad a el año una fanega
y tres cuartos y medio de maiz, y de escanda dos fanegas y un
cuarto. Otro sobre el rio llamado Precendi, propio de Francisco
Fernández García, es de dos m olares harineros que muelen de
continuo nueve meses, y cada dia dos fanegas y m edia de escanda
y de maiz una y media cada molar, que al respecto de dichas tres
m aquilas consideran de utilidad al año siete fanegas y siete cuar­
tos y medio de maiz y seis fanegas y tres cuartos y medio de
escanda p o r cada uno de dichos dos m olares. Otro de un m olar
harinero sobre el arroyo de la Fresneda ju n to a las casas, o case­
rías de Pervis, propio de don Joaquín de Posada vecino del concejo
de Llanes, que muele de continuo nueve meses y cada dia dos
fanegas y m edia de escanda, o de maiz una y media, que a el res­
pecto de dichas tres maquilas, le consideran de utilidad al año
siete fanegas, y siete cuartos y medio de maiz y de escanda seis
fanegas y tres cuartos y medio. Otro de un m olar harinero sobre
el mism o arroyo en el sitio llamado el Verní propio de Francisco
Gutierrez que muele de continuo tres meses, y cada dia el mismo
fruto, que al respecto de dichas tres m aquilas, le consideran de
utilidad a el año dos fanegas y seis cuartos de maiz, y de escanda
dos fanegas y dos cuartos menos dos m aquilas. Otro sobre dicho
arroyo y en sitio de la Fresneda, de un m olar harinero, que es de
Domingo y Joseph de Labra y de Joseph de Vega y muele de con­
tinuo seis meses y en cada dia los granos que el antecedente que
a el mism o respecto le consideran de utilidad a el año cinco fane­
gas y un cuarto de maiz, y cuatro y tres cuartos de escanda menos
dos m aquilas. Un molino sobre el arroyo que nace de las Caserías
de Vega propio del Conde de la Vega de Sella. Otro en el arroyo
nom brado el Argado propio de Francisco Garcia y sus coherederos,
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 713

y otro sobre el arroyo de el Veyo en el sitio nom brado el Regato


propio de B ernardo Garcia, a los cuales por estar arruinados no
consideran utilidad alguna. Que asim ismo hay en dicha p arro q u ia
de Mian tres m olinos de mano, de pisar propios, el uno de M atías
Fernandez, otro de dicho Francisco Fernandez Garcia y el o tro de
Marcos Perez y Pedro Sánchez, que a cada uno por tra b a ja r los
ocho dias que van expresados diez y seis fanegas de escanda en
cada uno, les consideran de utilidad a el respecto de m aquila y
media, dos fanegas m enos tres cuartos de escanda por cada mo­
lino a el año. Y que aunque hay otro molino de el m ism o genero
propio de don Domingo Antonio Cirieño cura de dicha parroquia,
éste sólo sirve p ara p isar su fruto de escanda. Y se nota p o r de­
claración de dichos peritos que todos los expresados m olinos ha­
rineros no m uelen a un mism o tiempo en un m olar am bos frutos
de pan y maiz, y que p o r lo mismo llevan considerado a cada uno
las utilidades que van m encionadas, por regular, que los meses que
tra b a ja cada uno m uelen dos partes de maiz, y una de escanda, y
todo según su conocim iento.

18.a...A la décim a octava dijeron que en este dicho concejo hay


esquilm os de leche de vacas, y de cabras, terneros, borregos, ca­
britos, lechones, lana, miel y cera, pero que no hay esquileo alguno
por cuanto cada vecino esquila en su casa su ganado que tiene
cuya utilidad se regula en esta form a: A cada vaca lechera, o pa­
rida m anteniendo su ternero un cuartillo de leche cada dia, de
valor de cuatro m aravedies, y como las vacas regularm ente están
de cria y leche un año, y otro no, se reputa p o r medio cuartillo
cada dia de el año. Cada ternero m ientras m am a que es p o r espa­
cio de un año le regulan en trein ta reales de vellón, y con la m ism a
consideración queda reducido a quince reales en cada un año;
reputándose unas vacas que son lecheras, con otras que no lo son
tanto, y unos terneros buenos con otros malos; y que en los ex­
presados esquilm os no hay variedad en todo este concejo. A cada
cabra m anteniendo su cabrito, que da en cada un dia de los cuatro
meses de mayo, junio, julio y agosto de cada año m edio cuartillo
de leche al respecto de cuatro m aravedies el cuartillo y que cada
cabrito le regulan a tres reales vellón en cada un año y cada cordero
tres y medio, y que las naciones de una puerca de cria las regulan
cada año a dos, y po r cada una m ientras que m am a en tres reales;
y que a la oveja, o carnero le regulan en cada un año una libra
de lana de valor de un real vellón, y que no se com prenden por
cabezas en este esquilm o los corderos, por no esquilarse h asta los
714 RAMONA PEREZ DE CASTRO

quince, o diez y seis meses de su nacimiento, y entonces se reputa


por cabeza mayor. Y que el motivo de regularse a esta pregunta
el valor de corderos y cabritos por menos precio que a la diez y
seis hablando de diezmos, es por dos razones, una, porque a esta
pregunta se regula un cordero y un cabrito bueno con malo, y
para en pago de diezmos está en costum bre en las p arroquias de
Amieva, San Román y Argolivio, dar a el párroco el m ejor cor­
dero, y cabrito despues de reservar uno p ara sí el criador en esta,
y la de Mian a elección de dicho criador; y la o tra porque el apre­
cio de corderos y cabritos se hace a esta pregunta po r la m itad
de el tiem po en que se tienen y nom bran como tales, pero que a
dicha pregunta diez y seis se aprecian a el fin de el tiem po, que
es cuando se diezman, y entonces naturalm ente son m ás crecidos.
Y últim am ente habiendo hecho varias consideraciones respecto a
las colmenas que hay en este concejo según estilo de él, castradas
de dos en dos años, regulan su utilidad y producto en dos cu arti­
llos de miel, valor de dos reales cada uno, y en un cuarterón de
cera, su valor otros dos reales, al respecto de ocho la libra, que
hacen seis anualm ente por cada cubo, o casa de abejas. Y en
cuanto del núm ero de ganados. Dijeron, que en este concejo y sus
térm inos hay propio de sus vecinos dos cientas cuarenta y ocho
caballerías de albarda, ciento cuarenta y seis bueyes, cuatrocien­
tas noventa y una vacas, dos cientos diez y nueve terneros, jatos
y jatas, dos cientos, ochenta y nueve añojos, y añojas, dos mil dos
cientas diez y seis ovejas, mil dos cientos trein ta y dos corderos,
mil dos cientas veinte cabras, seis cientos y un cabritos, ciento
cincuenta y cinco machos de cabrío y cuatrocientos setenta y cua­
tro carneros, setenta y un novillos y novillas, seis cientos cincuenta
y cuatro m arranos, ocho cientas setenta y ocho cerdas de parir, y
setecientos cuarenta y cuatro lechazos. Y p o r propio de forasteros
dado en apariencia a vecinos de este concejo y que pastan en sus
térm inos, hay ciento cuarenta y cuatro bueyes, setecientas cincuen­
ta y nueve vacas, doscientos veinte y cinco terneros, jatos y jatas,
cuatrocientos trein ta y tres añojos y añojas, trein ta y dos ovejas,
catorce corderos, cincuenta y una cabras, cuarenta y tres cabritos,
cuatro m achos de cabrio, doscientos y trein ta y cinco novillos y
novillas, y un carnero. Y que un p ar de bueyes le aprecian en
veinte y cinco ducados.

19.a...A la décima nona, que en este dicho concejo hay tres


cientas cincuenta y nueve casas, o cubos de abejas propias de
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 715

vecinos, que po r evitar prolijidad se omite expresarlos; constara


de sus relaciones y reconocim iento de cotejos a que se refieren.

20.a...A la vigésima dijeron que en este citado concejo, y sus


térm inos hay las especies de ganado que llevan m encionado a la
pregunta diez y ocho, y no otro alguno, y que ningún vecino tiene
fuera de él rebaño, yeguada, ni vacada alguna.

21.a...A la veinte y una dijeron que en este dicho concejo y sus


cinco parroquias, hay tres cientos y cuatro vecinos, cuarenta y
cuatro viudos, cincuenta y nueve viudas, seis solteros, trein ta y
cinco solteras, todas de casa abierta y un vecino m as en la alque­
ría nom brada de Carmenedo.

22.a...A la veinte y dos dijeron que en este referido concejo y


sus térm inos hay doscientas sesenta y dos caSas habitables y otras
trein ta y siete arruinadas, doscientos y diez horreos, y seiscientas
y quince cabañas o casas de ganado, y veinte y seis arruinadas,
como resu ltara m as bien de las relaciones y reconocim ientos a
que se refieren, y lo mism o constarán sus dueños.

23.a...A la veinte y tres dijeron que este concejo no tiene más


propios com unes, que la tercera parte de puerto nom brado de Ca-
rom ba, el que se arrienda todos los años a un m ayoral de m erinas
para el pasto de ellas en cantidad de cuatrocientos y diez reales
vellón que en tran en poder de el Procurador General de este di­
cho concejo.

24.a...A la veinte y cuatro dijeron que este concejo no tiene ni


goza arbitrio, sisa, ni o tra utilidad, por no haber en el abasto p o r
obligación.

25.a...A la veinte y cinco dijeron que el com ún de este concejo


según costum bre debe satisfacer como satisface anualm ente quin­
ce reales al Juez del E stado noble y al de el E stado llano nueve y
a dicho P rocurad o r General por estar de su cargo la distribución
y condución de el papel sellado de este concejo y p o r razón de su
fianza, y estar tam bién de su cargo la cobranza de dichos cuatro­
cientos y diez reales le paga el común ciento y ocho reales en cada
un año, al Escribano de Ayuntamiento p o r razón de salario cua­
renta y cuatro reales anualm ente, cuyas cantidades se satisfacen
de los expresados cuatrocientos y diez reales, y el residuo de ellos
716 RAMONA PEREZ DE CASTRO

se em plea y distribuye en papel sellado p ara los acuerdos, e ins­


trum entos que se ofrecen al común y en reparos de puentes, y que
no alcanzando p ara todo como regularm ente sucede dicha cantidad
de cuatrocientos y diez reales se hace repartim iento para saíisfa-
ción de lo que falta entre los vecinos respectivam ente.

26.a...A la veinte y seis dijeron que el com ún de éste concejo


no tiene cargo alguno de jurisdición de los que expresa la pre­
gunta.

27.,a...A la veinte y siete dijeron que los de el estado llano pa­


gan anualm ente a Su M agestad ciento y ocho reales vellón en tres
tercios, que son, fin de abril, fin de agosto, y fin de diciembre, y
adem ás tienen la carga y obligación de dar los soldados a Su Ma­
gestad que corresponden a este concejo, siendo del cargo de los
de uno y otro estado contribuir con los gastos precisos para su
apronto y paso; que tam bién paga todo este concejo setecientos
ochenta y ocho reales y quince m aravedíes en cada un año y en
tres tercios p o r razón de alcabala a Su M agestad y los derechos
correspondientes de tom ar la razón.

28.a...A la veinte y ocho dijeron que en este concejo hay cinco


oficios de rexim iento enagenados, y uno de ellos con la gracia de
Alferez Mayor de el, a favor de don Manuel Antonio Noriega veci­
no de el concejo de Parres, y los otros cuatro a favor de Joseph
de Cangas, don Gonzalo Cirieño, don Juan González y Cosme Gon­
zález ya difunto; y asim ismo dos oficios de Escribano am bos de
el núm ero, que ejercen y pertenecen a Domingo Alonso Cirieño,
y Thoribio Perez; y otros dos, uno de N úm ero y otro de Ayunta­
m iento que am bos ejerce y pertenecen a Thoribio García Paraya,
y de sus títulos no resulta si su adquisición fue po r m era gracia,
o servicio pecuniario.

29.a...A la veinte y nueve dijeron, que de todo cuanto expresa


la pregunta, solo hay en este dicho concejo un puente de piedra
sobre el rio nom brado de obra, otro de m adera en el rio de Pre-
cendi, dos tam bién de m adera sobre el rio de la Vega, otro en
donde se dice la Vega de Parcia, otro en dicho rio de Precendi
junto al lugar de Vega, cuya m anutención y reparos corresponden
a sus parroquias respectivas por servir com unm ente para el trán ­
sito de los vecinos de unas a otras, y hallarse algunas de dichas
puentes en cam inos reales, especialm ente la citada de piedra; y
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 71 7

para la m anutención y reparos de esta concurre igualm ente que


este concejo, el coto de la Vega de Sella, pero que, de unos, ni
otros no consideran ni regulan utilidad alguna al año, po r no ha­
ber portazgo en este concejo. Y que aunque en los lugares de el
hay algunos otros pontoncillos, om iten expresarlos, por ser sólo
para el servicio de los vecinos y sus heredades, y de ninguna con­
sideración.

30.a...A la trein ta dijeron que en este concejo no hay hospital


alguno, sólo sí una erm ita y casa de albergueria de N uestra Señora
de Sabugo, en la que se da a todo pasajero cubierto y lum bre sin
interés, y yerba por su justo precio para sus caballerías, la que
cuida, y adm in istra una persona que como M ayordomo nom bra
cada cinco años el cura y vecinos de la parroquia de Amieva; y
que la renta y hacienda que tiene, y de que se m antiene dicha al­
bergueria es lo siguiente: Cuatro casas, y una cuarta p arte de o tra
arru in ad a en el sitio de Valle de Angón que sirven como cabañas
para recoger el ganado, quince dias de bueyes de prado de todas
calidades en el mism o Valle, y junto a dicha casa de albergueria
otros veinte dias de bueyes de prado secano de Ínfim a calidad. Y
asim ism o, ciento veinte y ocho reales vellón que percibe anualm en­
te de réditos p o r cuatro mil doscientos noventa y dos reales de
principal de censos, que constara de la relación que diese el actual
m ayordom o de dicha albergueria, a la que se refieren. Que tam bién
tiene dicha albergueria dado en aparcería a su casero, y otras per­
sonas dos bueyes, diez y seis vacas, quince novillos y novillas, seis
terneros, cuatro añojos y añojas, quince cabras, doce cabritos y
un m acho de cabrio; y uno, y otro a m itad de ganancia y tercera
parte sobre que tam bién se refieren a dicha relación.

31.a...A la trein ta y una dijeron, que en este concejo no hay


cosa alguna de lo que expresa la pregunta.

32.a...A la trein ta y dos dijeron que en este concejo no hay


médicos ni boticarios, solo si un sangrador y barbero llam ado Pe­
dro Pendones a quien le consideran y regulan de ganancias a el
año seiscientos reales vellón y que a necesidad suele aplicar como
cirujano algunas m edicinas a los enferm os po r no h ab er tam poco
cirujano alguno en este concejo. Que tam bién hay en el tres es­
cribanos, a uno que es Thoribio Garcia, de N úm ero y Ayuntam iento
le regulan de ganancia a el año seiscientos cu aren ta y cuatro rea­
les, a otro que es Domingo Alonso Cirieño, que sólo es de Núm ero
718 RAMONA PEREZ DE CASTRO

seiscientos, y a Thoribio Peres que lo es tam bién de N úm ero cien­


to y diez reales, a don Gonzalo Cirieño como N otario Apostólico
que es, le regulan cuarenta y ocho reales de ganancias a el año; a
Agustín de Vega que tam bién lo es veinte y cuatro, a don Francisco
Ferrado Presbítero por serlo asimismo veinte y cuatro, y doce a
B ernardo García como N otario Apostólico que tam bién es. Que
hay en este concejo siete estanquillos de tabaco, de p o r m enor a
cargo los tres de ellos de Santos de Arduengo, Pedro de Arduengo
y Patricio Cabrales, a quienes por veinte y cuatro libras que tienen
cada uno de consumo a el año, y a el respecto de tres reales por
cada una le regulan setenta y dos de utilidad al año. Otro a cargo
de Gregorio Torre a quien por el consumo de setenta y dos libras
y a el respecto de los antecedentes le regulan doscientos diez y seis
reales de utilidad en cada un año. Otro a cargo de Joseh Fernán­
dez de Sameón a quien por sesenta libras de consum o regulan
ciento y ochenta reales de utilidad a el año. Otro al de Cipriano
Crespo a quien por cuarenta y ocho libras regulan ciento cuarenta
y cuatro reales de utilidad a el año; y otro a el de M aría Ana
Fernández, a la que por doce reales, digo po r doce libras de con­
sumo a el año y a el mismo respecto regulan trein ta y seis reales
de utilidad a el año. Que hay en este concejo tres arrieros que
trajin an con cuatro caballerías cada uno a quien po r cada caba­
llería regulan de ganancia a el año setenta y cinco reales de vellón.
Otros once que trajinan en la misma conform idad con tres caba­
llerías cada uno y les regulan de ganancias a el año lo que a los
antecedentes. Y otros diez y nueve arrieros que tam bién trajin an
con dos caballerías cada uno, a quien regulan de ganancias a el
año, lo que a los expresados. Y que aunque otros ciento trein ta
y dos vecinos de este concejo, tratan y trajin an con algunas frutas
y cosas de poco valor de el pais, para proveerse de algunos granos
para su alim ento, con una caballería cada uno, no les regulan más
utilidad que la de veinte reales cada uno a el año, y a otros quince
que tratan en la mism a form a con dos caballerías cada uno, le
regulan de ganancias a el año otros veinte reales por cada caba­
llería; y que el motivo de no expresar aquí los nom bres y con
nom bres de dichos arrieros y trajinantes es por evitar proligidad.

33.a...A la trein ta y tres dijeron, que en este dicho concejo hay


cien trabajad o res del campo que usan de el oficio de h errero como
cosa de mes y medio al año poco más, o menos y les regulan cua­
tro reales cada dia; y a Juan Antonio Ribera como Gaitero que es
le consideran de utilidad en cada un año doscientos reales, y que
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 719

hay o tra fragua propia de Juan de Arduengo quien la arrienda a


sujetos fuera del concejo y por que se le regula de utilidad a el
año cuarenta y seis reales de vellón. Que tam bién hay en este con­
cejo siete oficiales sastres que tres de ellos trab ajan poco m ás o
m enos cuatro meses, otros dos siete, otros cinco, y el otro cuatro,
y p o r cada uno de los dias que trabajan, les regulan de utilidad
dos reales y de com er, que se estim a en otro. Que asim ism o hay
diez y ocho tejedoras, que a cada una regulan de utilidad diez y
seis m aravedíes en cada un dia; dos oficiales de carpintería que
trab a jan mes y medio al año y les regulan por cada un dia de
ganancias dos reales vellón. Ocho oficiales de hacer zapatos de
palo que los tres trab a jan un mes, dos tres sem anas, otro lo mis­
mo, y otros dos quince días cada uno, a quienes regulan de ga­
nancia cada dia dos reales, y que no hay otro ninguno de los
com prendidos en la pregunta, sino Juan Alonso, a quien por una
fragua que tiene propia le regulan de utilidad sesenta reales vellón
al año.

34.a...A la trein ta y cuatro dijeron, que en cuanto a lo en ella


com prendido, no hay, ni se encuentra en este concejo cosa alguna,
solo si don Gonzalo Cirieño vecino de esta parroquia de Sevarga
tiene arrendada por un cuatrenio el préstam o de ella, a don Ber­
nardo Valdes P resbítero vecino de la villa de Gijón como dueño
de el en doscientos ducados vellón cada un año, y de utilidad en
cada uno setecientos veinte y cinco reales vellón; y que en la pa­
rroquia de Mian lleva en arriendo el cura de ella la octava parte
de diezmos que corresponden a la fábrica de la m ism a iglesia por
un cuatrenio en trescientos reales vellón cada año y le regulan de
utilidad doscientos cincuenta y dos en dicho cuatrenio.

35.a,..A la trein ta y cinco dijeron, que no hay jornaleros algu­


nos, pues en las labores de el cam po y más que se les ofrece a sus
vecinos, se ayudan reciprocam ente los unos a los otros y les regu­
lan por razón de jornal en cada un dia dos reales y uno de comida.

36.a...A la trein ta y seis dijeron que aunque en este concejo


hay diferentes vecinos que por sus cortos medios y bienes de ín­
fim a calidad lo pasan con mucho trab ajo y m iseria solo hay un
pobre de solem nidad.

37.a...A la trein ta y siete dijeron que de los com prendidos en


la pregunta no hay ninguno en este concejo.
720 RAMONA PEREZ DE CASTRO

38.a...A la trein ta y ocho dijeron que en este concejo hay cua­


tro Curas Párrocos y un Curato vacante, que es del de San Román,
un Clérigo Presbitero Maestro de escuela y dos Clérigos de me­
nores.

39.a y 40.a...A la treinta y nueve y cuarenta dijeron que de su


expreso no hay, ni se encuentra cosa alguna en este concejo; y
que todo lo que llevan dicho y declarado es la verdad para el
juram ento que tienen prestado en que se afirm an y ratifican, y
lo firm ó su Merced dicho Señor Subdelegado ju n to con los demás
expresados en la cabeza de estas Respuestas Generales que supie­
ron, y por los que no un testigo que lo fue Thoribio García Fana
Escribano. Y estando todos juntos, como va expresado p ara finali­
zar y firm ar estas Respuestas Generales, se representó por algunos
de los Peritos, que habiendo reflexionado sobre la consideración
de los m olinos tenían que hacer (adm itiéndoseles) alguna m odifi­
cación que están prontos a traer por escrito; en cuya vista por
dicho Señor Subdelegado, y atendiendo al dilatado tiem po que han
ocupado en dar sus respuestas y papel que se ha lastrado en los
borrones de ellas dijo, debía de m andar y m andó que sin la mas
leve om isión y por su cuenta y riesgo traigan con toda expresión
y claridad bajo del juram ento que tienen prestado la m odificación
que prom eten firm ado de prom pto lo hasta aquí extendido y pues­
to en limpio. Y enterados dichos Peritos respondieron cum plirán
con lo que se les m anda, y lo firm aron como va m encionado ex­
cepto dicho don Pedro Joaquín de Cifuentes, de que yo el infraes-
cripto Escribano doy fe. E m ando han. Y entre renglones diez y
seis en cada uno y nueve cuartos a cada m olar; de reservar, diez
V nueve, testado, y seiscientos once. Don Antonio Riva de Neira.
Thomás Fernández. Testigo por don Juan González Regidor Thori­
bio García Fana. Juan Francisco Ferrado. Pablo Blanco. Agustín
de Vega. Sebastián González. Vicente de Vega. Gonzalo Cirieño.
Antonio de Vega. Juan de Fana. Domingo Gutierrez. Testigos por
Bartolom é de Diego Thoribio García Fana. Domingo Alonso Cirie­
ño. Ante mi Jacom e Sánchez Cifuentes.
Memorial E stando juntos los infraescriptos Jueces y Peri-
de modifi- tos Para ° ir > leer extendido y puesto en limpio lo
cación de que teníam os de puesto a las cuarenta preguntas
molinos. de el Real Interrogatorio y firm arla como senos or­
dena; y habiendo reflexionado sobre el contenido de la diez y siete
de dichas preguntas por lo correspondiente a molinos, nos pareció
hallarse agraviados por la deposición hecha en este asunto sus due­
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 721

ños, y poco seguras nuestras conciencias atendiendo al ju ram en to


que teniam os prestado bajo de el cual, y con el perm iso del Señor
Subdelegado ofrecem os dar alguna modificación a las utilidades ex­
puestas por dichos m olinos la que prom etim os trae r po r escrito con
toda distinción y claridad, y la damos según nuestro entender en la
form a siguiente. Sobre el rio de Sevarga y sitio que llam an la Gral y
Pontón uno de un m olar harinero propio de don Gonzalo Cirieño
que muele de continuo ocho meses a el año con el agua de dicho
rio y en cada un dia fanega y media de pan, o una de maiz, que a
razón de dos m aquilas po r cada fanega, y que nueve de ellas com­
ponen un cuarto, se le regulan de utilidad en cada un año dos
fanegas, dos cuartos y tres m aquilas de pan y de maiz tres fanegas
lo que regulam os en esta form a por ser lo com ún m olerse dos
partes de maiz y una de pan. Otro sobre el mism o rio, y sitio lla­
m ado del Pontón propio del mismo don Gonzalo Cirieño que muele
con un m olar el mism o tiem po y con la mism a consideración se le
regula anualm ente lo mismo. Otro de un m olar harinero sobre el
m ism o rio y sitio llam ado de Pelayo propio de Juan Torre que
muele el mism o tiem po que los antecedentes y con la m ism a con­
sideración se le regula lo mism o de utilidad. Otro sobre el mism o
rio y sitio que se dice el Prado. Otro sobre dicho rio y sitio que
se dice el Molín de Diego, que todos tres muelen con un m olar
cada uno el m ism o tiem po y granos que los antecedentes y con la
m ism a regulación y consideración se regula a sus dueños que son
M agdalena G arcía viuda de Benito Pérez, Diego García Lozana y
Thoribio G arcía Escribano la mism a utilidad, que a los de arriba.
Un m olino de agua de desergar en el mismo rio y sitio del Casta­
ñedo propio de dicho Diego Garcia, que muele ocho dias en cada
un año reducido a tiem po continuo los cortos ratos que en el dis­
curso de el muele, y a diez y seis fanegas que a razón de m aquila
y m edia por cada una le regulan de utilidad a su dueño dos fane­
gas menos tres cuartos de escanda en cada un año. Asimismo otros
seis molinos de m ano de desergar que muelen ocho dias en cada
un año reducido el tiem po como en el antecedente, y en cada un
dia cada uno doce fanegas, que a razón de m aquila y media por
cada una se les regula a cada uno de sus dueños, que lo son don
Gonzalo Cirieño m ayor en dias, don Gonzalo Cirieño m enor, Tori-
vio Perez Escribano, Luisa Fernandez, Luisa de Fana y Francisco
Blanco, una fanega de pan y cuatro cuartos en cada un año.

Sobre el rio de B andanos donde llam an Carm enedo dos moli­


nos harineros de un m olar cada uno propios de don Joseph de
722 RAMONA PEREZ DE CASTRO

Cangas que muelen de continuo siete meses, y en cada dia fanega


y media de pan, o una de maiz que a razón de tres m aquilas por
cada fanega dan de utilidad a sus dueños en cada un año cada
uno dos fanegas y media, cuatro cuartos y tres m aquilas de pan,
y de maiz tres fanegas ocho cuartos y tres m aquilas. Otros dos mo­
linos harineros de un m olar cada uno sobre el mism o rio y sitio
que llam an la Lastra que muelen de continuo lo mism o que los
antecedentes y con la mism a consideración se les regula, a don
Francisco Antonio de Vega su dueño la m ism a utilidad a el año.
O tros dos molinos de desergar sobre el citado rio y sitio de la
Lastra, el otro sobre el rio Grande de Vega que muelen ocho dias
en cada un año, y a diez y seis fanegas cada dia, que a razón de
m aquila y media por cada fanega dan de utilidad a sus dueños
don Francisco de Vega Presbitero, y Antonio de Vega dos fanegas
menos tres cuartos de pan en cada un año. O tros dos de m ano de
desergar que muelen cinco dias en cada un año a cuatro fanegas
cada dia que a razón de m aquila y media por cada una dan de
utilidad a sus dueños, Eulalia de Vega y Pedro de Arduengo tres
cuartos y tres m aquilas de pan en cada un año; un molino hari­
nero en el arroyo que sale de la fuente del lugar de Amieva, que
muele de continuo y con un m olar cinco meses en cada año y en
cada un dia fanega y media de pan, o una de maiz, que a razón
de tres m aquilas por cada una da a sus dueños que lo son por
partes iguales Joseph, y Antonio de Intriago dos fanegas y un
cuarto de pan y de maiz dos fanegas y media, tres cuartos y tres
m aquilas, y de maiz dos fanegas y media tres cuartos y tres m a­
quilas. Otros tres molinos harineros el uno sobre dicho arroyo en
el sitio llam ado la Teja. Otro sobre dicho arroyo y sitio y lo mismo
el tercero que muelen con un m olar cada uno y son propios, el
prim ero de Thomás Fernández y Joseph García de Arduengo, el
segundo de B artolom é García y don Juan Ferrado, el tercero que
por m oler el mismo tiempo y al mismo respecto que el antecedente
se regula a sus dueños la mism a utilidad en cada un año. Así mis­
mo un molino de mano de desergar que muele seis dias, y en cada
uno cinco fanegas y a razón de m aquila y media po r cada una se
regula de utilidad a Bartolom é de Diego su dueño cinco cuartos
de pan en cada un año. Y es lo que bajo de el juram ento que te­
nemos hecho en que nos afirm am os y ratificam os podem os ase­
gurar según nuestro entender y lo firm am os de nuestros nom bres
los que sabemos, y por los demás rogamos a Vicente Alonso vecino
del coto de Cazo que no sabemos firm ar lo haga p o r nosotros.
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 723

Pablo Blanco. Sebastián González. Antonio de Vega. Agustín de


Vega. Domingo G utierrez. Juan de Fana. A ruego de los que no
supieron firm ar Vicente Alonso de Busles.

Dispensando en la falta de form alidad y atendiendo benigna­


m ente a la seguridad de las conciencias de los Peritos que con este
pretexto acudieron ante el Subdelegado a refo rm ar su prim era
declaración respecto de la cual dicen procedieron con m enos re­
flexión que aquella con que debieron haberlo ejecutado, ordeno
se arregle por esta segunda las utilidades de los m olinos y la nota
A uto para de verificación correspondiente. Oviedo y junio tres
recibir in- de mil setecientos cincuenta y tres. Saavedra. En
formación. e] lugar de Cirieño concejo de Amieva a once dias
del mes de agosto del año de mil setecientos cincuenta y dos, el
Señor Subdelegado que entiende en esta operación teniendo pre­
sente lo expuesto a las preguntas doce, trece, catorce, diez y ocho
y trein ta y cuatro de el Real Interrogatorio por los Peritos de
este concejo, como tam bién lo bajo en que han regulado las ca­
sas y horreos sus dueños por razón de alquileres, y que según
se halla inform ado es muy bajo el valor y producto que en di­
chas preguntas se contiene, en conocido perjuicio de la Real
H acienda, dijo debia de m andar y m ando se pase al concejo
mas inm ediato a com parecer tres o cuatro personas desinteresa­
das de conocim iento y conciencia con quienes se reciba inform a­
ción sobre lo referido a fin de averiguar claram ente la verdad para
en su vista proveer lo que convenga. Y por este que firm o, así lo
m ando doy fe. Don Antonio Juan Riva de Neira. Por ante mi Se­
bastián Antonio Rodríguez Aramil.

En el lugar de Cirieño concejo de Amieva a quince dias de el


mes de agosto año de mil setecientos cincuenta y dos el señor don
Antonio Juan R ibadeneira Subdelegado de la Unica y Real Contri­
bución en él: en consecuencia de lo m andado po r el auto antece­
dente, teniendo en su presencia a Bernardo Diaz, Juan Alonso
M onasterio y Diego Alonso Builes vecinos del concejo de Ponga
confinante con este personas (según se le ha inform ado) de todo
desinterés, conocim iento y conciencia: de ellos p o r ante mi E scri­
bano tom ó y recibió juram ento que hicieron en bastan te form a
bajo de el cual prom etieron decir verdad en lo que se les pregun­
tase y siéndolo con toda claridad y expresión cerca de lo que en
dicho Auto se previene, después de haber conferido entre sí la
m ateria, dijeron, que con el motivo de ser confinante este concejo
724 RAMONA PEREZ DE CASTRO

con el de su vecindad y por lo mismo haber transitado por el co­


m unicándose con sus vecinos pueden responder según su práctico
conocim iento lo siguiente. Que un dia de bueyes de labor secano
de buena calidad produce en todo este concejo de Amieva fanega
y media de escanda en limpio, el de m ediana diez copines, y el de
ínfim a ocho cuartas que son dos tercias partes de una fanega; y
que el año siguiente que dichas tierras se siem bran de maiz y fabas
mezclado, produce el de buena calidad dos fanegas de maiz, y tres
cuartos de fabas, el de mediana calidad fanega y m edia de maiz, y
dos cuartos de fabas, y el de ínfima diez cuartos de maiz, y uno
de fabas, que por lo perteneciente a prados en las tres parroquias,
de Sebarga, Mian y Argolivio, produce un dia de bueyes de secano
buena calidad tres cargas y media de yerba; el de m ediana calidad
dos y media, y una el de ínfima, y en las otras dos parroquias de
Amieva y San Román produce el de secano buena calidad cuatro
cargas de yerba, tres el de mediana calidad y una el de ínfima,
que en todo el dicho concejo no hay prados que den pación alguna
por ser costum bre, que recogida la yerba, quedan p ara pasto co­
m ún de los ganados. Que tampoco hay prados de regadío, y que
el haber regulado tan corto producto a los prados de ínfim a cali­
dad en todas las parroquias de dicho concejo e igualar todos los
de esta calidad sin em bargo de haber dado m ayor producto a los
de buena y m ediana en las dos precedentes parroquias es por ha­
llarse dichos prados en parajes altos 3' m ontuosos donde lo árido
de la tierra y excesivos calores los hacen iguales en su referida
corta producción. Como sucede en las tierras de labor de ínfima
calidad a las cuales regulan tan corto fruto y cuasi uno mismo en
las dos especies de pan y maiz, por hallarse sum am ente distante
en sitios tan ásperos, que no pudiendo estercolarlas con carros, ni
aún con caballerias, les es preciso llevar el estiercol a hom bros, y
de consiguiente labrarlas a carpa por lo que pierden el cultivo ne­
cesario; y que por cuanto algún prado de buena calidad con espe­
cial cuidado y abono se suele segar dos veces en un año dijeron
que aquellos que reconocidos, o según las relaciones (a que se re­
fieren por no poder determ inar los que son) se hallasen ser de esta
especie dan en la prim era vez que se siegan tres cargas y media
de yerba cada dia de bueyes, y dos en la segunda.

13.a...Que un dia de bueyes de castaños que regulan ocupado


con veinte pies y en tierra de ínfima calidad producían todas las
parroquias de dicho concejo fanega y media de castaña, el de ave­
llanos que consideran ocupado con treinta pies y en tierra de me­
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 725

diana calidad fanega y m edia de avellana; y que de los m ás arboles


que hay en dicho concejo expresado por los Peritos de el en su
respectiva pregunta, no pueden dar razón alguna.

14.a...Que los valores que ordinariam ente tienen los frutos que
llevan expresados son, la fanega de escanda veinte y cuatro reales,
la de maiz diez y seis, la de fabas veinte y cuatro, la carga de yerba
dos, la fanega de castaña seis, y doce la de avellana.

18.a...Que un ternero le aprecian m ientras m am a en trein ta y


tres reales de vellón.

34.a...Asim ism o dijeron, que no saben que sujeto alguno com­


pre ganado para volver a venderlo en Quijana, ni otras ferias, y
en cuanto a los alquileres de casas y horreos, que una casa regular
y cóm oda p ara un labrador renta en dicho concejo seis reales, y
uno y medio una de recoger ganado; un horreo de cuatro pies seis
reales; y que lo mism o regulan a una panera por servir todos a
un mism o fin, y no dar más de sí la pobreza del pais. Esto dijeron
y declararon, y después de habérseles vuelto a leer y hecho cargo
de ello se ratificaron y afirm aron en lo depuesto, y en que todo era
la verdad p ara el juram ento que hecho tenían y que eran de edad,
dicho B ernardo Diaz de setenta años, y los otros dos de trein ta y
seis poco m ás o m enos tiem po, y lo firm aron ju n to con dicho Señor
Subdelegado a excepción del expresado B ernardo Diaz que dijo no
saber, de todo yo E scribano doy fe.
Y habiendo hecho rem em branza cuando se les
18 a
leyó la respuesta diez y ocho de las Generales di­
jeron esta van a declarar según su verdadero conocim iento sobre
lo que se les propone tanto para el más, como p ara el menos, y
en su consecuencia declararon sobre su conciencia y práctico co­
nocim iento no podía considerarse una oveja parida anualm ente
sino de segundo en segundo año, lo uno porque no todas paren
un año después de otro seguidam ente ni paren bien, y lo otro
porque los corderos son anim alitos muy delicados, y en el concejo
de Amieva mas expuesto a los raposos, que en o tra parte, y que
así no pueden d ejar de regularles m itad de cria solam ente. Y que
no hallando iguales razones en el todo, respecto de las cabras y
cabritos, pero si algunas regulan dos naciones en tres años, y estas
y aquellas en los m ism os precios que los Peritos de el concejo;
todo lo cual dijeron ser verdad y en ello se afirm aron u t supra.
Don Antonio Juan Rivadeneira. Juan Alonso M onasterio. Diego
726 RAMONA PEREZ DE CASTRO

Alonso de Builes. Por ante mí Sebastián Antonio Rodríguez Aramil.


Don Bernardo Diaz Paniagua Contador Principal
N otas/. Magestad de la Intendencia de la provincia
de Palencia y Comisionado por la Real Ju n ta de Unica C ontribu­
ción entre otras cosas para el arreglo de las Respuestas Generales
al Interrogatorio practicadas en los pueblos de la com prensión de
esta y Principado de Asturias; deseando ejecutarlo con la más po­
sible brevedad y menos dispendio de la Real Hacienda; habiendo
reconocido la Operación del concejo de Amieva incluso en aquel y
hallado algunas de sus Respuestas Generales dim inutas y sin la
correspondiente claridad y constar de los Autos, asientos, verifica­
ciones, notas y demás diligencias las equivalentes noticias para
aclararlas y darlas la inteligencia necesaria a fin de que se venga
en conocim iento de los verdaderos productos utilidades, esquilm os
y sustancia de dicho concejo, y que conform e a ello se tiren y
form en los estados particulares de él, se pasan a hacer las notas
y declaraciones siguientes.

16.“...M ediante no explicarse en esta respuesta con la claridad


y distinción correspondiente a qué cantidad de frutos ascienden los
derechos diezmables y prim iciales que se adeudan en cada una de
las parroquias que incluye este concejo, y resu ltar de las certifi­
caciones de sus respectivos párrocos las equivalentes noticias se
pasan a hacer expresión de ellos en esta form a: Los de Santa Ma­
ría de las Nieves ascienden a setenta y seis fanegas de pan, ciento
y veinte de maiz, ciento de castaña, veinte de avellana, seis reales
de cáñam o, doscientos cuatro reales de añojos, ciento noventa y
dos de corderos, cuarenta y ocho de cabritos, ochenta de cerdos,
ocho pies de miel cuatro libras de cera, ochenta cuartillos de m an­
teca, cien libras de queso, y diez y seis libras de lana; y las prim i­
cias a cuatro fanegas de pan. Los de Santa M aría de Mian a veinte
y nueve fanegas de pan, setenta de maiz, sesentas de castaña, dos
fanegas de avellana, ocho reales de nuez, otros tantos de cáñamo,
doce de cera, ocho de miel, dos arrobas de m anteca, diez y seis
libras de queso, sesenta y cuatro reales de añojos, sesenta de cor­
deros, doce de cabritos, y veinte y cuatro reales de cerdos; y las
prim icias a tres fanegas de pan. Los de San Juan de Amieva a ocho
fanegas y m edia de pan, diez y seis de maiz, tres de castaña, una
de avellana, una libra de cáñamo, doscientos y cuarenta reales de
añojos, veinte y siete reales y diez y siete m aravedíes de corderos,
doce de cabritos, dos de miel, ocho de cera, tres de leche, ciento
de m anteca, tres de queso, dos de lana, quince de puercos, y el de
EL CONCEJO DE AMIEVA, SEGUN EL CATASTRO DEL M. DE LA ENSENADA 727

los puertos a veinte y siete reales y diez y siete m aravedies; y las


prim icias a fanega y m edia de pan. Los de la de S anta M aría de
Argolivio a veinte fanegas de pan, cuarenta y seis de maiz, diez y
seis de castaña, tres de avellana, tres reales de nuez, de cáñam o
una libra, dos arrovas y veinte libras de m anteca, dos arrovas de
queso, ciento sesenta y cinco reales de añojos, veinte y ocho de
corderos, trein ta y seis de cabritos, veinte y siete y medio de cer­
dos, ocho de miel, y otros tantos de cera; y las prim icias a cuatro
fanegas de pan. Y los de la de San Román a siete fanegas de pan,
doce de maiz, una y m edia de castaña, m edia de avellana, dos li­
bras de cáñam o, sesenta reales de un añojo, cuatro corderos, un
cabrito, cuartillo y medio de miel, media libra de cera, trein ta li­
bras de m anteca, dos libras de queso, dos libras de lana, y seis
reales de m arranos; y el derecho de prim icia a una fanega de pan.
León quince de julio de mil setecientos cincuenta y cuatro.

B ernardo Diez Paniagua.»


UNA EPIDEMIA DE CALENTURAS GASTRICO-BILIOSAS
EN EL PRINCIPADO DE ASTURIAS (1800-1804)

POR

JUAN GRANDA JUESAS

D entro del extenso capítulo de enferm edades epidém icas que


asolaron la Península Ibérica en los años finales del siglo X V III y
prim eros del XIX, el presente artículo intenta ser una aportación
m ás al estudio de la situación sanitaria del Principado de Asturias.
Aun cuando las peculiares condiciones orográficas y clim áticas de
la región influyeron, sin duda, en la aparición y propagación de las
enferm edades contagiosas, el Principado hubo de su frir las m ism as
pestilencias que azotaron regiones vecinas como Castilla o Galicia,
y son num erosas las referencias que, a lo largo de los siglos XVI,
XVII y X V III, nos hablan de epidemias de saram pión, tos ferina,
escarlatina, tifoideas, tabardillo pintado, etc. ( 1 ).
Recién iniciado el siglo pasado, y casi sim ultáneam ente con
la aparición de fiebre am arilla en Cádiz, se declaró, prim ero en
Castilla la Vieja, y algún tiem po después en Asturias, una grave
epidem ia de calenturas de la que nos ha quedado una reseña in­
sustituible en la obra del médico Vicente Pérez de la P ortilla titu ­
lada Constitución epidémica de calenturas gástrico-bitiosas sufridas
en Castilla la Vieja y en el Principado de Asturias desde el año de
1800 hasta el de 1804. El mencionado trabajo, de breve extensión,
es el resultado de las experiencias vividas en el diario contacto con

(1) T olivar F aes, José Ramón. H istoria de la M edicina en A sturias. Ayal-


ga Ediciones. Salinas, 1976.
730 . JUAN GRANDA JUESAS

los afectados po r esta epidemia, y por ello su análisis es indispen­


sable si querem os conocer adecuadam ente la situación sanitaria
existente en el Principado de Asturias en los prim eros años del
ochocientos.
Vicente Pérez de la Portilla fue un médico del que, desgracia­
dam ente, se conservan muy escasos datos biográficos, como lo
revela un repaso de los habituales repertorios. Por la lectura de
los expedientes conservados en el Archivo Provincial y Universita­
rio de Valladolid sabemos que nació en esta ciudad castellana,
donde estudió Medicina en su Universidad, graduándose de Ba­
chiller ném ine discrepante el día 4 de junio de 1792. Perteneció
como Socio de Mérito a la Real Academia de M edicina de la Uni­
versidad de Valladolid, y a la de Cirugía de la m ism a ciudad,
sustituyendo al titu la r de la Cátedra de Instituciones Médicas en
el curso 1792-1793, y al de la Cátedra de Vísperas de Medicina du­
rante los años 1792-1793 y 1793-1794 (2).
A p a rtir de este m om ento no volvemos a tener referencias de
sus actividades hasta que en las páginas de la Constitución epidé­
mica, Pérez de la Portilla indica que «desde el 1800 estube trab a­
jando esta enferm edad en la* Villa de Mayorga donde me hallaba
de médico en su* hospital», instalándose, algún tiempo, después, de
nuevo en Valladolid. '
La situación sanitaria en que se encontraba la provincia astu­
riana en los inicios del ochocientos, si nos atenem os a lo expuesto
años antes p o r G aspar Casal en su Historia natural y médica del
Principado de Asturias, no sería muy halagüeña, ya que según este
au to r eran indisposiciones propias del país «la sarna, lepra, escor­
buto, destilaciones, erisipelas, llagas de las piernas, fístulas, con­
caire- de los huesos, ccálculos de los riñones y vejiga, lombrices,
hipocondrías, melancolías, manías, flujos hem orroidales que lla­
m an sangre de- espaldas, pasiones histéricas, tum ores de glándulas,
abscesos im propios; y en los concejos de Aller, Lena y Quirós,
innum erables bocios o broncocilas, caquexias, hidropesías, alfere­
cías, reum atism os, tisis, el mal de la rosa y la hidropesía tubercu­
losa del pecho» (3), pero Pérez de la Portilla en la Introducción de
su obra, al referirse a la gravedad de la epidemia, indica que «hasta
el Principado de Asturias, país donde se experim enta una quasi

(2) Archivo Provincial y Universitario de Valladolid. Sección de Expe­


dientes personales. Legajo 359.
¡rKV.(3) 4.C a s a l y J u,l ia n > Gaspar. Historia, natural y: m édica del Principado de
Asturias. Madrid, 1762.
EPIDEMIA DE CALENTURAS GASTRICO-BILIOSAS EN EL P. DE ASTURIAS 731

interrum pida sanidad, fue esta vez m ísero despojo de las constitu­
ciones trocadas».
P ara hacer frente a estas calenturas se disponía de una infraes­
tru ctu ra deficiente. Cierto es que la lista de instituciones de tipo
hospitalario en funcionam iento era todavía am plia en los comien­
zos del XIX. Lam entablem ente la casi totalidad de ellos no eran
sino m eros albergues de peregrinos que jalonaban el Camino de
Santiago, carentes por tanto de médico, pues en A sturias, en los
últim os años de la Ilustración, sólo se disponía, p ara atender a
una población próxim a a las 370.000 personas (4), de un total de
nueve m édicos y ochenta y tres cirujanos, situación que se com­
plicaba en la capital, Oviedo, ya que en ella el p rim er médico
m unicipal, el Dr. B ernardo Jove, enferm ó en los inicios de 1800,
m anteniéndose en esta situación, con ligeros períodos de m ejoría,
hasta su fallecim iento en las postrim erías de 1803, recayendo todo
el peso de la asistencia a la epidemia en el médico segundo, don
Manuel M aría González Reconco, que ascendió a médico prim ero
tras la m uerte del Dr. Jove (5). La vacante tardó en cubrirse m ás
de lo previsto po r renuncia de don Pedro Fernández Escudero,
médico de Comillas que había sido elegido en la prim era oposición.
Solicitó entonces don Ram ón del Valle, cirujano del Cabildo, la
plaza p ara su hijo político don Federico García Ruiz ( 6 ), el cual,
tras ser elegido, no dem oró nada su traslado a Oviedo, «habiendo
estado tan puntual para presentarse en esta ciudad p o r haberse
hecho cargo de la grave necesidad que había de su llegada con
motivo de la epidemia» (7).
Las m alas cosechas consecutivas varios años prod u jero n un in­
crem ento de la pobreza y m endicidad en las calles de la capital
del Principado ( 8 ), factor sin duda que facilitó la propagación de
la epidem ia de calenturas y trajo consigo un aum ento en la m or­
talidad, como lo dem uestran los archivos parroquiales ovetenses.
La experiencia adquirida por Pérez de la Portilla du ran te su acti­
vidad profesional en el hospital de Mayorga, unido a una dism i­
nución de los casos de enferm edad que se daban en Castilla la
Vieja, fueron sin duda las causas que dieron lugar a que las auto­
ridades sanitarias del Reino le nom brasen Inspector de Epidem ias,

(4) H istoria de A sturias. Tomo VII. Ayalga Ediciones. Salinas, 1977.


(5) Actas del A yuntam iento de Oviedo. Año 1804. Sesión del 18 de enero
de 1804.
(6) Ibídem. Sesión del 2 de marzo de 1804.
(7) Ibídem. Sesión del 12 de abril de 1804.
(8) Ibídem. Sesión del 10 de mayo de 1804.
732 JUAN GRANDA JUESAS

enviándole al Principado ante la gravedad de la situación, que tie­


ne palpable reflejo en el Acta municipal de 8 de junio de 1804,
donde se expone que «clama el público de esta ciudad porque se
haga rogativa al glorioso San Roque po r el azote que se experi­
m enta no sólo en él (Oviedo) sino en la m ayor parte del Principado
de fiebres pú trid as y epidémicas que llevan consternado al País
enteram ente» (9). Comunicado este deseo al Cabildo, «el domingo
señalado, diez de junio, a las nueve y media de la m añana, concu­
rrió la ciudad form ada a la Sta. Iglesia Catedral, concluido el coro,
salió la Procesión del Glorioso San Roque y se dirigió por la Calle
de Sn. Pelayo, al Arco de la Gascona, al de Socastiello, Calle de
San Juan, Calle de la Rúa, San Antonio, C orrada...» (10).
Pérez de la Portilla recogía su designación con estas palabras:
«en 28 de julio de 1804 salí de esta Ciudad (Valladolid) y de la de
Burgos don Tomás Ventosa, á el socorro de aquellos habitantes de
orden superior y baxo las del Excelentísimo Señor Conde de Mon-
tarco, G obernador entonces del Suprem o Consejo y Presidente de
la Ju n ta Suprem a de Sanidad».
De la experiencia extraída en la asistencia de enferm os de calen­
turas, tanto en el hospital de Mayorga como en Asturias, surgió
esta pequeña obra que se inscribe dentro de la orientación y con­
tenido de los textos epidemiológicos de los años finales de la Es­
paña Ilustrada, obedeciendo a un planteam iento higiénico-sanitario
con im portantes repercusiones en los niveles terapéutico y profi­
láctico. El ideario médico que rige toda la organización de la obra
de Vicente Pérez de la Portilla corre paralelo a la m entalidad em­
pírica e hipocrática típica de la segunda m itad del siglo XVIII,
caracterizada por su actitud antisistem ática, muy propia de Sy­
denham , que el au to r refleja en la frase: «Sidenhan, Vxan, Stoll,
y antes que todos Hipócrates, trataro n las enferm edades po r cons­
tituciones, cosa á la verdad que debiera executarse por todos los
médicos; así no se deliraría tanto». En el fondo se deja entrever
adem ás una inquietud po r la relación entre las epidem ias y los
condicionam ientos climatológicos, hecho muy habitual entre los
médicos de la Ilustración, muy influidos por las teorías de Hipó­
crates, Sydenham , Van Swieten y la Antigua Escuela Vienesa.
El trab ajo en sí consta de un centenar de páginas, en las que se
van desgranando paso a paso los distintos com ponentes a valo-

(9) Actas del Ayuntam iento de Oviedo. Año 1804. Sesión del 8 de junio
de 1804.
(10) Ibídem. Sesión del 12 de junio de 1804.
EPIDEMIA DE CALENTURAS GASTRICO-BILIOSAS EN EL P. DE ASTURIAS 733

ra r en la epidem ia: «divido la historia en tres períodos p ara m ayor


claridad; presento sus term inaciones según mis observaciones y
las agenas (sic); form o el juicio de esta enferm edad; establezco
sus causas, según la observación y las leyes de la Química; doy
una m ateria m édica correspondiente a élla; presento mi plan cu­
rativo; form o un recetario, una nom enclatura m oderna y antigua;
el régim en dietético; el plan de convalecencia; detallo una parte
política; m étodos p ara purificar el ayre y algunos cánones útiles
en sem ejantes constituciones».
El comienzo de la epidem ia fue, dentro de un conjunto cons-
tante de síntom as, de lo más variopinto, «ya em ulando calenturas
interm itentes, ya aparentando continuas», de tal form a que el diag­
nóstico precoz era difícil en tanto en cuanto esa disparidad en la
clínica «hacía vacilar a los profesores de más ideas y de ilustración
más ventajosa».
E stablecidas ya, sin duda alguna, las calenturas, Pérez de la
Portilla, basándose en la experiencia, dividía su evolución en tres
períodos, el prim ero de los cuales se caracterizaba po r m alestar
general, postración y síntom as digestivos tales como am argor de
boca, náuseas y vóm itos «en los que se arro jab an m ateriales bilio­
sos, espum osos, verdes, pajizos y mezclados». A los cuatro o cinco
días esta patología se agravaba con paresia intestinal, increm ento
de la fiebre, síntom as de obnubilación y delirio, «acciones indeco­
rosas, apalpam iento de ropa» y aparición de «pintas». Este segundo
período, de duración sim ilar al anterior, se continuaba con «señales
incipientes de putridez en los humores», diversificación de las pin­
tas, que se presentaban «encarnadas, m oradas y negras a un mismo
tiempo», m eteorism o, sopor, «cabeza dolorosa y atontecida».
La evolución, a p a rtir de este punto, variaba según la disposi­
ción del individuo y el tratam iento a que hubiese estado sometido.
Los que tenían una «disposición inflam atoria» term inaban por
«sudor» y con m ayor rapidez, en tanto que los tratad o s con emé­
ticos se orientaban hacia una «transpiración aum entada» o hacia
una intensa diarrea, que poco a poco iba cediendo, «restablecién­
dose la m áquina a su natu ral equilibrio».
En la génesis de esta enferm edad, y dentro de la actitud hipo-
crática y antisistem ática de la segunda m itad del X V III, Pérez de
la P ortilla valoraba como factor prim ordial la clim atología: «los
grandes Médicos, que a im itación de H ipócrates se han dedicado
al estudio de la N aturaleza, han observado que el ayre es el p rin ­
cipal autor de la salud y de las enferm edades; han visto iguálm ente
que, cuando las estaciones eran regulares, no se apartab an de su
734 JUAN GRANDA JUESAS

tem peram ento regular, y no presentaban alteraciones considerables,


ni reiteradas, no producían muchas enferm edades, y eran muy ra­
ras las Epidemias».
De acuerdo con esta premisa, era ciertam ente lógico que se
desencadenase la epidemia de calenturas entre 1800 y 1804, pues
fueron años en los que la climatología se presentó favorable para
su aparición. Ya en 1799 hubo «una constitución lluviosa, y acom ­
pañada de vientos australes, que quasi sin interrupción duró cerca
de 9 meses». Ello trajo como consecuencia m alas cosechas, que se
repitieron en 1800, año en el que el calor y la hum edad, «aunque
no como el anterior», volvieron a ser los agentes que favorecieron
la aparición y propagación de la epidemia. En 1801 las tem peratu­
ras descendieron, motivo que «calmó alguna cosa la enferm edad»,
pero 1802 volvió a caracterizarse por sus elevadas tem peraturas
y alto grado de hum edad, «llegando a la vehemencia de su estado
en 1803», todo lo cual no hizo sino agravar la epidem ia de calen­
turas, tanto directam ente al favorecer su propagación, como indi­
rectam ente al ser responsable de malas cosechas, llegándose a «una
escasez de víveres, y por esto la miseria, que acabó de a rra s tra r á
la gente de cortas facultades á el abismo de la infelicidad».
El núm ero de enferm os, muy elevado h asta 1804, comenzó a
dism inuir a p a rtir de ese año, m otivado según Pérez de la Portilla
por una causa ya expuesta algún tiempo antes po r Sydenham, cual
era «que las epidemias iban poco á poco cesando á proporción que
se iba incrasando y em botando la causa productora, atribuyendo
esto á otras constituciones ó m utaciones del ayre que sobrevenían,
y de un modo ignorado por nosotros la extinguían».
¿De qué modo influiría el clima en la génesis de las calenturas
gástrico-biliosas? Para explicarlo nuestro au to r se apoya en la quí­
mica, ya que ella «da luces menos obscuras que todas las teorías
hasta ahora inventadas para explicar los fenómenos de la n atu ra­
leza». La clim atología cálida y húm eda fue la causa que condujo
a un retardo en la respiración y circulación, lo que trajo como
consecuencia un acúm ulo en la sangre «de los principios hidrógeno
y carbono» que sólo se podrían elim inar si viniese «una constitu­
ción fría que les desalojase». El hecho que, desde 1799 a 1804, con
la sola excepción de 1801, se presentasen constituciones húm edas
y cálidas, se trad u jo en un acúmulo de principios nocivos que «re­
tard aro n más la circulación; las fuerzas céntricas se dism inuyeron;
y la m ateria perspirable se retubo; el hidrógeno y el carbono se
exhalaban en corta cantidad de los pulmones, se dism inuía la pro­
EPIDEMIA DE CALENTURAS GASTRICO-BILIOSAS EN EL P. DE ASTURIAS 735

porción relativa de azoote, el oxígeno se fixó menos en la sangre,


y ésta perdió de su concrescibilidad y de sus quilates vitales».
A p a rtir de este m om ento, y teniendo el organism o cargado en
exceso de hidrógeno y carbono, se produjo el p rim er paso en la
patogenia de las calenturas, con una bilificación de la sangre y
dem ás hum ores, pues siguiendo a los quím icos de la época «el hi­
drógeno y el carbono son las m aterias inm ediatas de la bilis». Pérez
de la P ortilla continúa en su disertación con la idea que, este ex­
ceso de bilis, «por la debilidad de todo el sistem a, los malos ali­
m entos, y otras causas que no saben explicar, se acum ula en esta
entraña (estóm ago) una grande proporción de este hum o r que por
ocupar esta parte da el nom bre a la calentura de G ástrica, y por
su naturaleza de Biliosa, voces que unidas dan la denom inación de
calentura Gástrico-Biliosa».
Algunos autores contem poráneos a Pérez de la Portilla, tenien­
do presente que en la tercera fase evolutiva de las calenturas se
presentaban señales de putridez, catalogaban esta enferm edad de
p útrida e incluso pestilencial. Dicha opinión no era com partida por
nuestro médico vallisoletano, sosteniendo que si realm ente se pre­
sentaba la putridez, ello no se daba sino en «sitios faltos de ven­
tilación, ó en aquellos donde se respiraban las exhalaciones de
m uchos enferm os, pues en éstos siem pre hay principios de corru p ­
ción animal», factor que se unía a la absorción del exceso de bilis
y su conducción «a la m asa general de los hum ores», lo cual faci­
litaría, cuando se abandonaba a su curso la enferm edad, que ésta
tom ase un carácter pútrido, pues «según Boerhaave la bilis es el
hum or m ás dispuesto a la putrefacción».
La no aparición del carácter pútrido en los enferm os tratad o s
con em éticos, donde se conseguía «copiosas evacuaciones de m ate­
riales biliosos por la parte superior y la inferior», abunda aún más
en la idea de que el exceso de bilis en los hum ores y las condicio­
nes de hacinam iento e insalubridad eran las responsables de la
putridez que se presentaba en algunos casos de calenturas gástri-
co-biliosas.
Todos los datos sum inistrados por la experiencia y po r la Quí­
mica eran motivos sobrados para justificar un tratam ien to que
cum pliese la m isión de «evacuar la suburra biliosa», y Pérez de la
P ortilla llevó a la práctica esta idea «echando m ano del emético»,
pues cuando con él se lograba «hacer una copiosa evacuación de
m ateriales biliosos, era consiguiente o total la destrucción de la cau-
sa».-Si con ello no conseguía la curación del enferm o y éste pre­
sentaba los síntom as del segundo estado evolutivo, los tratab a con
736 JUAN GRANDA JUESAS

«antiséptico solutivo, pues había notado que a todos éstos era ne­
cesario m antenerles el vientre libre», ya que con ello evitaba que
las calenturas se hiciesen malignas.
Teniendo en cuenta «cómo esta dolencia ha acom etido con al­
guna variedad», el autor nos presenta adem ás algunos métodos
curativos m odificados con arreglo a cada situación especial. Si
el principio vital estaba «baxo» se indicaban los sinapism os. El
alcanfor y el moschó o almizcle siem pre que dom inasen los sínto­
mas nerviosos, aun cuando en las m ujeres histéricas que lo tole­
raban mal, «lo m oderaban con éter». El m eteorism o era com batido
con lavativas de quina y la «benedicta laxativa», y cuando «compli­
cábase la enferm edad con un estado inflam atorio», Pérez de la
Portilla seguía al pie de la letra las indicaciones del «Grande Stoll»,
para el que «quando ocurre un vicio inflam atorio con otros, sin
exlusión, la prim era indicación que ha de satisfacerse es la correc­
ción del vicio inflam atorio», lo que se conseguía con «una o dos
evacuaciones de sangre». Aquellos enferm os que presentaban «se­
ñales de languidez y abatim iento», y siem pre con el ánimo de
ayudarles a recuperar las fuerzas perdidas, eran sometidos, pre­
viam ente a cualquier otra medida terapéutica, a una dieta con
«vizcochos (sic) sopados en vino bueno». Por últim o, y como ele­
m entos coadyuvantes de la convalecencia, se continuaba con «algu­
na tin tu ra de quina aqüosa o vinosa», teniéndose por muy útil al
dificultar la reaparición de la sintom atología gástrica.
Establecida ya la pauta terapéutica a seguir en esta enferm edad
con sus posibles variaciones, Pérez de la Portilla dedica un capítulo
a la Materia Médica, a las sustancias que son de alguna utilidad
en el tratam iento de las calenturas. Como vomitivo, dentro de los
distintos tipos a disposición de los médicos de la época, Pérez de
la Portilla prefería el tá rtrite antim oniado de potasa, de cuya u ti­
lidad no dudaba, pues señala que «con él observé que se curaban
los enferm os sin otro auxilio». Optaba por las preparaciones de
antim onio en concordancia con las ideas de Sims, Tem ullero y Ba-
glivio, según los cuales esta sustancia era la más eficaz para evacuar
la bilis. El vomitivo adem ás «por los sacudim ientos que causa en
los cuerpos, acelera considerablem ente el curso de la circulación
y la respiración», acarreando, según los Químicos, un m ayor aporte
al organism o de «oxígeno y de calórico», elementos am bos que
ayudan, «arrastrando los principios excedentes (hidrógeno y carbo­
no)» al restablecim iento de la salud.
Frente a las señales incipientes de putridez «usaba de la quina...,
pues la observación y la práctica con el raciocinio me han hecho
EPIDEMIA DE CALENTURAS GASTRICO-BILIOSAS EN EL P. DE ASTURIAS 737

ver su grande utilidad en éstos y otros casos». La base del empleo


de la quina radica en que ésta «posee la virtud, según los Pneum á­
ticos, no sólo de a rra s tra r estos principios nocivos (hidrógeno y
carbono), por excedentes, sino tam bién de oponerse a la putrefac­
ción». A estos dos elem entos de extraordinaria im portancia en el
tratam iento, se añadían los ácidos minerales, sulfúrico, nítrico, el
éter sulfúrico, la «sal de axenjos con el zumo de limón», los sina­
pismos, vexigatorios, y otra Materia Médica de lo más variopinta.
La dieta, cómo no, tam bién tuvo su im portancia, lim itándose, en
los casos m enos graves, «al uso de sopa de arroz y vizcochos de
canela con vino bueno».
Finaliza esta pequeña obra con lo que el au to r denom ina Parte
política, y que no es sino un conjunto de m edidas preventivas en­
cam inadas a dificultar tanto la aparición como la propagación de
la epidem ia de calenturas, consiguiendo con ello un m ejor nivel
sanitario de la población, como expone Pérez de la Portilla en las
siguientes palabras: «toda sociedad bien dirigida baxo las leyes de
un sabio y prudente Gobierno, dirige sus m iras á el bien estar y
prosperidad de los individuos que componen un Estado. Procura
todos los medios de precaución á fin de que las causas ocasionales
que pueden ser fom ento de la enferm edad, se exterm inen luego, y
se precavan sus fatales resultas».
E stas m edidas propuestas giran alrededor de la idea que valora
la clim atología, y las condiciones del aire como factor central en
la génesis de las epidemias. En lógica respuesta a esta prem isa se
enum eran m edidas tales como el alejam iento de los estercoleros
y cem enterios de las poblaciones, situándolos en lugares altos y
ventilados, adem ás de p lan tar árboles en los segundos, pues «todos
los vegetales, por la acción del Sol y de la luz, absorben los p rin­
cipios pútridos y nos retribuyen generosam ente un ayre vital puro
y placentero que m antiene nuestra vida».
Las hogueras, bien con fines culinarios o de ilum inación, son
tam bién valoradas como elementos generadores de una atm ósfera
viciada, «pues obran en razón inversa a los vegetales, roban el oxi­
geno y acaban de hacer el ayre poco respirable», siendo por ello
tam bién im portante que exista una buena ventilación en los lugares
cerrados «á fin de obtener freqüentem ente un ayre renovado», con­
ducta que se debería observar con m ayor m inuciosidad en los hos­
picios y «casas de recolección» en que se recogen los enferm os y
mendigos, pues de no hacerlo así no se podría evitar «que la des­
nudez, m alas cam as, habitaciones en sitios húm edos, escasos y poco
sanos alim entos produzcan efectos propios de la naturaleza de los
738 JUAN GRANDA JÜESAS

cuerpos, que necesariam ente deben respirar alim entando insensi­


blem ente un foco de m alignidad y corrupción, principio d estructor
que necesariam ente se propagará con m ayor energía y rapidez».
Uno de los m étodos que más colaborarían con lo ya mencionado
a m ejo rar las condiciones del aire respirado sería el de las fu m i­
gaciones, tres de cuyas modalidades, el m étodo de Sm ith o de
fumigaciones nítricas, el de Guitón de M orbeau y el de Mr. Janin,
nos presenta Pérez de la Portilla con todo detalle. El prim ero actúa
por la liberación de oxígeno que «reducido á vapor po r la m ism a
acción del calórico, sube y se extiende p o r toda la atm ósfera del
parage que quiere purificarse». Los otros dos requieren más pre­
caución, pues sus elementos activos, el ácido m uriàtico y el ácido
acético vaporizados, son tóxicos, em pleándose en recintos cerrados,
libres de personas. En cualquiera de los casos, independientem ente
del sistem a empleado, «todos ellos conspiran á d estru ir los m ias­
mas pútridos, á precipitarlos, y á m antener una atm ósfera respira-
ble, en vez de una corrom pida y viciada».
Como últim o apunte social, Pérez de la Portilla propone que
«serían sum am ente útiles los establecim ientos de hospitales gene­
rales, en las Capitales á lo menos, en los que habiendo Profesores
de todas las partes del arte de curar, puedan lograr alivio estos
restos de la sociedad humana».
NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA

POR

ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

LA NOVELA

40 años han pasado desde la publicación, por vez prim era en


1946, de «Cerca de Oviedo».
40 años de sufrim iento para una novela que en un principio fue
centro de apasionadas discusiones y fanáticos com entarios tanto
en tertulias com o en la prensa periódica y radiofónica, para luego
caer en los oscuros cajones del olvido.
Ofuscados los críticos de un patriotism o mal in terpretado y
confundidos los lectores por lo que de ella les referían, la novela
nunca tuvo un estudio objetivo y sereno, sino airadas reacciones
y silencio, largo y continuo silencio. Mas «Cerca de Oviedo», y
pese lo que nos pese, es un escalón im portante y necesario entre
la literatu ra del siglo an terio r (léase «La Regenta») y la m oderna
(«N osotros los Rivero») dedicada a nuestra ciudad.
Finalista en 1945 del prem io Nadal, la novela es concebida un
año antes, durante la estancia del escritor en n uestra ciudad cum ­
pliendo el servicio m ilitar. Cuenta García Pavón 25 años y es ésta
su prim era obra literaria (antes había publicado algún poem a suel­
to en la revista de la Universidad donde cursó sus estudios de
Filosofía y Letras, M adrid). Como tal, es decir, como prim eriza
obra juvenil, será ju sto reconocer en ella no pocos errores: a una
equivocada estructuración, donde se echa de menos un argum ento
hilvanado y donde resalta la defectuosa sincronización de algunos
740 ADOLFO CASAPR1MA COLLERA

capítulos, hay que u nir las constantes opiniones personales del


«yo» protagonista que minan la casi nula acción. Así, la novela se
va tejiendo con diversos acontecimientos —algunos de ellos sin
atractivo y lentos, que retardan la lectura y la llegan a hacer pe­
sada en ocasiones—, con la única intención de m antener una intriga
hasta el final. Mas ésta, con los continuos cam bios de escena, la
constante introducción de cuentos o fabulaciones y la siem pre te­
diosa presencia de justificaciones personales, está a punto de su­
cum bir. No llega a ello, y la novela, por su brevedad, su hum or y
su interesante intriga, nos atrae hasta su últim a página.
«Cerca de Oviedo» está dividida en dos partes (el libro prim ero,
titulado «Personas y visiones del Principado» y el libro segundo,
«La trágica fam ilia de Covichi»), unidas a una tercera («M uerte y
transfiguración») de form a muy poco convincente.
La prim era de ellas, como su propio título indica, está íntegra­
mente dedicada a nuestra ciudad, con el único vínculo de unión
con las partes restantes del «yo» protagonista y la presencia de un
personaje psicológicam ente extraño y atractivo a la vez, Covichi.
Un joven nos irá narrando, en form a autobiográfica, su llegada a
Oviedo con una carta de presentación en el bolsillo dirigida a la
fam ilia de Covichi de Calasanz para ser orientado en sus prim eros
pasos por la vida asturiana. Este joven, protagonista y n arrad o r
por tanto al mismo tiempo, tiene la ilusión y la am bición de es­
cribir una novela por estos lares, y el considerable hándicap de
sufrir unas extrañas fiebres que le hacen padecer pesadillas casi
todas las noches. Así, el libro prim ero se va estru ctu ran d o con las
vivencias del muchacho en nuestra ciudad, donde se intercalan,
a modo de cuentos o fabulaciones, las distintas pesadillas que el
protagonista sufre. Valiéndose de estos exorbitados sueños, que
muy bien podrían subsistir aisladam ente en un libro de cuentos,
Pavón nos describe de form a exagerada las costum bres de una so­
ciedad provinciana de postguerra: el capítulo II, por ejemplo, nos
presenta la jerarquización existente en las sociedades de las peque­
ñas ciudades de provincia; el capítulo V, donde Oviedo se convier­
te en Jerusalén, es una simbólica e irónica representación sobre
una polémica habida en torno a la construcción de unos urinarios
públicos; los capítulos VII y V III narran una trágica historia de
am or con su carga social y crítica que nos recuerda, en algunos
m om entos, el género trem endista que más tarde predom inará en
la esfera literaria española; el capítulo X, donde la referencia a la
m etam orfosis de Kafka es clara, se vincula directam ente con el XV,
el gran com bate de Villabona,. quizás uno de los capítulos más inte­
NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 741

resante, m ejor elaborado y con más gracia de toda la novela, épico


enfrentam iento entre las sociedades de dos ciudades que se odian a
través de la historia. En varios capítulos, el joven, acuciado po r la
fiebre, devanea absurdam ente en tono de greguerías sobre ciertos
tem as (léase las m adreñas, los codos o la prim avera) y aunque algu­
nas estén llenas de ingenio y no exentas de fino hum or, se le puede
discutir al au to r el acierto de intercalarlas en una novela que,
aunque el propio n arrad o r diga lo contrario, persigue la intriga y
el hum or.
Las pesadillas y los delirios del personaje sirven a Pavón p ara
satirizar de form a espontáneam ente juvenil sobre tradiciones y cos­
tum bres que escucha o vive en una capital de provincias, Oviedo:
«...una capital de provincias, cualquiera y dondequiera, siem pre
com pone una imagen mixta de pueblo que no quiere serlo y de
ciudad que no ha llegado a ser gran capital. Este fenóm eno de
ciudad provinciana, con sus m últiples matices, no lo experim enté
hasta llegar a Oviedo (...) Lo que allí encontré fue m ucha belleza,
un paisaje que nunca olvidaré, amigos excepcionales —desde en­
tonces siem pre he estado rodeado de asturianos—, chicas delicio­
sas, una vida cóm oda y sin los dislates m adrileños; pero tam bién,
como me hubiera ocurrido en o tra capital provinciana cualquiera,
ese pulso agridulce, entre orgulloso y despectivo, que caracteriza
a estas ciudades pequeñas, que fueron y son el reflejo más fiel de
la vida m edia de un país, con todas sus virtudes, grandezas, mise­
rias y caricaturas...» (1). Quizás hubiese sido m ucho m ás cómodo
—leída esta cita— , alab ar la vida tranquila y serena de la provincia.
Quizás hubiese sido más galante m antener la tradición y recons­
tru ir una heroica, invicta y leal V etusta 80 años después, o seguir
los pasos de Azorín cuando recom ienda que «al llegar el crepúsculo
es necesario reto rn a r a los Alamos para encontrar a V ictoria, a Ma­
ría, a Pacita y Carmen; todas son bellas, afables, discretas» (2).
Pero no; Pavón no se conform a con las alabanzas de las virtudes;
sus 25 años le obligan a inclinarse hacia la crítica de los defectos.
Se burla satirizando la vida y costum bres de la ciudad provinciana.
Puede ser cualquier capital, no im porta; en todas ellas las m ucha­
chas de Azorín aparecen desgastadas por el roce; en todas ellas
encontram os señoras acartonadas y arcaicas; en todas descubri­
rem os algún catedrático borrachín; en todas h ab rá todavía cronis-

(1.) G a r c ía P a v ó n , Francisco: “Cerca de Oviedo”, Destino, B . ; 1971 (2.a


edición), pp. 11 y 12.
(2) A z o r í n : O.C., tomo VII, p. 364.
742 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

tas de sociedad que llam an al novio «el pundonoroso don ...» o un


canónigo que mide diez canonjías de ancho po r cinco de alto. Puede
ser cualquier capital de provincias. Pero, quiérase o no, nos guste
o deje de hacerlo, los dichos y hechos novelados se refieren, en
este caso, a Oviedo. He aquí la justificación del título.
Las calles, los cafés, las tertulias, los vestidos, la prensa, las
costum bres, todo rezum a un aire de hegem onía sucum bida, de
am biente reprim ido y am anerado ante el cual el foráneo ironiza
m ediante simbólicas imágenes. El mismo Pavón advierte en el pró­
logo de la 2.a edición: «siempre fui un devoto de Leopoldo Alas
(«Clarín») —sobre su obra narrativa hice luego mi tesis doctoral—
y p ara mí, pese a lo que me gustaba, antes que la A sturias que
veía o me referían, existía la de Leopoldo Alas» (3). El desengaño
hubo de ser grande cuando pisa nuestra ciudad y se encuentra de
pronto con el espíritu tradicional y provinciano propio de la post­
guerra. No nos ha de extrañar, por tanto, que las tertulias del
Casino desciendan al Peñalva, al Calderón o al Paredes; que en la
prensa existan renom brados cronistas de deportes en vez de teatro
nacional; que los donjuanes como don Alvaro sean ahora futbolis­
tas; que las viejas dam as confabulen contra unos supuestos u rina­
rios en vez de hab lar sobre el traje que lucirá la Regenta en la
procesión; que a las hijas del indiano Páez se les hayan gastado
las piernas de tanto pasear buscando novio, o que incluso, el filó­
sofo Belarm ino se haya convertido en un «rabino zapatero y alpar­
gatero que m ira con ojos de alm íbar las suelas de las personas
desde la celosía de su covacha de mercader».
Ahora bien, Pavón no lanza sus dardos de una m anera directa
y m ortal contra nuestra ciudad. En prim er lugar, y como venimos
argum entando, se trata de una caricatura irónica y simbólica sobre
las costum bres y tradiciones anticuadas que sobreviven en las ciu­
dades de provincias, tom ando como modelo el ejem plo que él vivió
por vez prim era de form a directa, esto es, Oviedo. En segundo
lugar, el au to r se vale de su personaje, el joven enferm izo que
sufre pesadillas y alucinaciones producidas por la fiebre, p ara de­
form ar la realidad —exagerándola y mezclándola con la fantasía
h asta tran sfo rm arla—, esgrimiendo así su hábil hum or (en sus más
variantes direcciones, desde lo cómico a lo soez, pasando por la
ironía, la sátira, la parodia, la burla, la caricatura m ordaz...). El
hum or. Este es el fin últim o de sus palabras. Aunque el suyo sea,
en m uchas ocasiones, «la coña», nom bre con el que Avello bautiza

(3) Ob. d t., p. 11.


NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 743

una de las m últiples form as hum orísticas en una estupenda des­


cripción del hum or: «El hum or, juega al escondite íntim o y flu­
yente. Es como si tuviéram os un río dentro que anda circulando
suavem ente y cuando quiere desemboca. Y al desem bocar lo hace
en form a de to rren te que es la carcajada, vistiéndose de cordura
y fertilidad en form a de sonrisa o luciendo el antifaz cornestolén-
dico de lo que por estos predios llamamos —dicho sea con perdón—
la coña» (4).
En el segundo de los libros, el autor cam bia radicalm ente de
estilo, de escenario, de personajes centrales. Todo es distinto. Ape­
nas hay diálogo, no hay diserciones del narrad o r, ni com entarios.
El escenario ya no es Oviedo, sino Soria, M adrid, V illafierru. El
n arrad o r se centra ahora en contarnos un diario autobiográfico de
la m adre de Covichi (recordar que la hija ni siquiera aparece p ara
entregar el m anuscrito; en su lugar vendrá «un chico roxu»), don­
de se nos relata, de m anera entrecortada y veloz, extraños sucesos
ocurridos en el seno de la familia y donde pululan personajes tan
m isteriosos y oscuros como el de su cuñada Covadonga, m u jer que
tiene un poder m ental sobre aquélla o sobre los fenóm enos de hi­
perestesia visual y olfativa causados en el propio narrad o r. La
acción se dispara. Se nos narra, en pocas páginas, la vida de la
m adre de Covichi desde antes de casarse h asta casi su m uerte con
una velocidad telegráfica endiablada, y donde el suspense, la in tri­
ga, va creciendo de página en página. Si en el p rim er libro es el
hum or el elem ento im perante, ahora la intriga ocupa su lugar:
m uertes, suicidios, robo de tesoros, personajes con poderes hipnó­
ticos, personalidades psicológicas com plejas e im penetrables. In­
tenta Pavón excitar la curiosidad del lector al máximo con todos
estos elem entos y la prueba está en la duración de los desenlaces.
Mas el propósito se ve ensom brecido por la deficiente sincroniza­
ción de los capítulos y m inada por la im pericia del au to r cuando
llega a autocriticarse y a justificarse absurdam ente en largos pá­
rrafos que interrum pen la acción: «Apenas hay intriga, ni casi
acción. Todo se reduce a una serie de reacciones y circunstancias
que, por lo extrañas y m orbosas, es difícil engarzar en un hilo
argum ental» o «Cuanto va escrito no es más que eso, una lacónica
descripción de cosas vistas. Sin más aderezo literario, ni invención.
Por todo, si estas líneas viesen un día la luz, y cayesen en m anos de
un crítico puntilloso, por Dios le pido que no eche toda la carne

(3) F e r n a n d e z A v e l l o . Manuel: “Cara y Cruz de O viedo”, conferencia


pronunciada en el Colegio de Médicos de Oviedo el 28 de noviem bre de 1968.
744 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

en el asador, intentando ju stipreciar preceptivam ente la clase de


novela que le ocupa. Sea piadoso dando mis palabras por sinceras,
y no vea m ás que lo que hay: una crónica de cosas y personajes
peregrinos, hilados sin más intención estética que la fidelidad, y
hecha con todos los trabajos de un espíritu lacerado, po r tocarle
íntim am ente cuanto trata, y por un cuerpo desasosegado y enfer­
mo, por ta n ta falta de salud como padece» (5). No obstante, los
sucesos novelados son tan extraños y la lectura —a pesar de sus
altibajos— tan fluida, que la intriga queda ahí, pendiente de su
esclarecim iento en el últim o de los libros o partes.
En efecto, el últim o libro, «Muerte y transfiguración», es todo
un golpe teatral de invención pura, de gran fantasía, que a algunos
pueda parecer excesiva y a otros cómica. El escenario vuelve a ser
la casa de V illafierru, y los personajes centrales, el protagonista-na­
rrador, Covichi y su herm ana Clara. La intriga se m antiene en el
clímax dejado p o r el libro anterior e incluso se acentúa en sus
prim eros com pases: el «yo» protagonista se ve envuelto en el
intento de asesinato de Covadonga, la dam a de los poderes hipnó­
ticos; el am biente es ahora de género negro, desarrollado de noche,
con golpeteos en el techo, luces que se apagan m ientras suena el
tic-tac del reloj de pared y aparecen los ojos de un gato que nunca
se había visto hasta ese momento; reacciones bruscas y absurdas,
como la del chófer que después de ofrecerse voluntariam ente como
verdugo de la anciana, apunta su revólver y súbitam ente siente
miedo o repugnancia, y se va... acentuando aún más el suspense.
Y de pronto llegamos hasta la últim a página: sin aclararnos las
com plejas personalidades psicológicas de los personajes (¿no que­
da el interesante personaje de Covichi un tanto difum inado al final
de la novela?) encontram os, al fin, la conclusión de la intriga: la
vieja Covadonga yace rígidam ente m uerta, enladrillada en su pro­
pia habitación desde hace 20 años.
Mas Pavón, decidido a sorprendernos una vez más, no se con­
form a con este final y coloca, junto a la anciana, un joven vein-
teañero, babeante, de aspecto deform ado que nunca conoció otro
m undo que el com prendido entre las cuatro paredes de la habi­
tación.
El desenlace nos sugiere una escena teatral auténticam ente sor­
prendente y horripilante al mismo tiempo, grotesca si se quiere.
Es como una bofetada al lector que siente tras de sí, sin haber
digerido aún las últim as líneas, la carcajada socarrona del autor

(5) Pp. 180 y 181 (2.a edición).


NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 745

cuando hace abrazar, llorando, al jardinero con el joven de aspecto


repugnante gritando « ¡hijo mío, hijo mío! ».
Justo es reconocer que la invención desborda los lím ites de
cualquier avispado lector que no espera, p o r nada, parecido final
al de «Cerca de Oviedo». El golpe teatral ha sido servido...

LA CRITICA

Una vez licenciado, Pavón vuelve a su pueblo, Tomelloso, con


una novela em pezada bajo el brazo. Allí la finaliza y la corrige,
hasta d ar con el m anuscrito últim o. Animado por Carm en Laforet,
ganadora del prim er Nadal con su novela Nada, el joven Pavón
decide presentarla al prem io literario con m ayor renom bre en
aquella época. La noche de los Reyes Magos los diarios salen a la
calle con la noticia: José Félix Tapia, con La luna ha entrado en
casa, ganador del Nadal; Francisco García Pavón, con Cerca de
Oviedo, finalista. Mas, tras el éxito y la alegría, la p rim era decep­
ción: Destino no publicará la novela (por aquellas fechas escaseaba
dem asiado el papel). Su padre se encarga de ello. La novela pasa
la censura sin problem as (el censor es amigo personal del au to r) y
com ienza a im prim irse.
«Hacia la Navidad de 1946 salió a la calle y me llegaron las
prim eras críticas de mi vida. No fueron nada m alas, pero a la vez,
mis am istades y fam iliares de Oviedo me escribían alarm adísim os
y adjuntaban artículos furiosos contra mi persona y texto. Por lo
visto se arm ó un cacao fenomenal» (6).
En efecto, al realizar un minucioso y atento cotejo com proba­
mos que, m ientras la crítica nacional aplaude tanto a la novela
como a su au to r (7), la local arrem ete con duros adjetivos —que
llegan en m uchas ocasiones al insulto personal— co ntra am bos,
novela y novelista. Si bien Cerca de Oviedo, leída con ojos de los
80, aparece ante el lector como una obra am ena y divertida —pese

(6) Pp. 14 y 15 (2.a edición).


(7) “A nuestro entender, la novela de García Pavón es una de las obras
más singulares que se han publicado en España desde 1939...” que “anuncia
una vigorosa personalidad literaria, dotada de gran originalidad y de juguetón
conceptualism o”, afirma A. Cayol en Insula, artículo reproducido m ás tarde
por el diario “Lanza”.
Juan Antonio Rando escribe en “Sur” que “Pavón ha hecho novela de ver­
dad” y que “ha entrado en el campo del escritor de libros por el camino de
en m edio”. En el “Diario de Burgos” se afirma que es “un novelista de cua-
746 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

a sus altibajos— , y ante las nuevas generaciones como testim onio


de la vida de su ciudad en la postguerra descrita con pinceladas
hum orísticas (tras el debido desnudo de la exageración y la tabu­
lación novelesca), la crítica de aquel tiempo, ya fuese por estar
dem asiado apegada a los prejuicios locales que im ponía la época,
ya por regentar un mal interpretado patriotism o regional, reaccio­
nó de form a fatal contra lo que en algunos artículos se denom inó tal
«engendro» literario. Pero, ¿cómo era la crítica de entonces? Re­
curro al estudio que sobre la crítica de los años cuarenta el ca­
tedrático José M.a M artínez Cachero realiza en su H istoria de la
novela española entre 1936 y 1975 bajo el epígrafe «¿Una literatu ra
sin crítica?»: «Advertir y corregir es tarea reservada a la crítica
literaria. Pero ¿qué es, exactamente, lo que esperam os de ésta y de
quienes la ejercen? Ante algunas quejas, fechadas en la década que
nos ocupa, cabe suponer que lo deseado era la práctica del varapalo
al estilo decimonónico de un (recurro a los ejem plos más cons-

lidades, con im aginación y pluma ágil, que promete obras de importancia para
el futuro”. “García Pavón se incorpora definitivam ente a la vida literaria
española con esta magnífica n ovela...”, leemos en el diario malagueño “Fa­
rola”. En “El A lcázar”, J.A. escribe entre otras alabanzas: “Felicitam os muy
sinceram ente al autor de “Cerca de Oviedo” y esperamos de él nuevos traba­
jos”. En “A lbores” se m anifiesta que “García Pavón ha entrado en la corte
de los novelistas con una originalidad desacostumbrada, le ha dado, airosa­
mente, el portazo a las apolilladas y manidas, a fuerza de usadas, prescripcio­
nes y prejuicios literarios...”. La crítica positiva llega a su cumbre en el
“Balbuena” : “ ¡ Con qué orgullo anotamos esta publicación en nuestras pági­
nas! ¡Con qué gozo nos volcamos hacia ella! (...) Si todos los años se conme­
morase a Cervantes, y, honrándolo, se hiciera un escrutinio a rajatabla, la
novela de Pavón no sólo se salvaría de la hoguera, sino que bien merecería
que el erudito licenciado de marras nos repitiera, pausadamente, por 2.a v e z :
Este libro, señor compadre, tiene autoridad por dos cosas: la una, porque él
por sí es m uy b u en o; y la otra, porque es fama que lo compuso un discreto
señor de la provincia”.
Junto a estas reseñas (algunas firm adas por amigos del novelista) encon­
tramos también la de renombrados críticos, de quien nadie podrá juzgar su­
puesta imparcialidad. Así, Dámaso Alonso le escribe a Pavón en carta autó­
grafa : “La hem os leído mi mujer y yo, con mucho gusto. Creo, sinceramente,
que puede Vd. estar muy contento”. Fernández Almagro, también en carta
autógrafa, anuncia al novelista “que su novela “Cerca de Oviedo” me agradó
mucho, por su concepto tanto como por su expresión, y enseguida la coloqué
entre los libros de que pienso ocuparme”. En efecto, pronto aparecerá en
“ABC” la reseña del em inente crítico: “Esta primer novela de un autor que
con clara fortuna tantea su camino en narración m uy viva y jovial, rica en
ironías de doble fondo”. Si para Almagro García Pavón “se gradúa de narra­
dor notable” con “Cerca de Oviedo”, R. Vázquez-Zamora se “alegra (de) ver
en los escaparates este libro”.
NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 747

pícuos) «Clarín» —con sus «paliques»— o un Antonio de Valbuena


—con sus «ripios»— . ¿E ra crítica verdadera y útil la contenida en
tales artículos periodísticos, donde la fragm entación atom izadora
de la obra juzgada, el hum or grueso y el mal hum or, y h asta la
poca educación alternaban y se reiteraban como m etodología? (...)
¿T anta es la cantidad de engendros literarios y tan escandaloso su
m edro en los años 40 para que, una y o tra vez, se predique, y nos-
talgie, esa crítica higiénica y policíaca? ¿Quieren algunos de los
que así se lam entan traslad ar a la crítica literaria la violencia ver­
bal y fáctica de la discordia española reciente?» (8).
Si a estas palabras añadim os la opinión de José M.a Castellet,
para quien en sus N otas sobre la literatura española contem poránea
(1955), la m ayor p arte de los que por entonces andaban m etidos a
críticos adolecía de im p o rtan tej carencias, como la «ausencia de
vocación», la «falta de preparación profesional» o de independencia
crítica (9), com prenderem os m ejor por dónde irá encauzada la crí­
tica local que ataca la novela de Pavón. No nos ha de extrañar,
por tanto, que los com entarios sobre la o b ra1qué' nos ocupa estén
exentos —en su m ayoría— de capacidad crítica estrictam ente lite­
raria, y llenos, p o r el contrario, de una poca educación que raya
el insulto: «A mi m odesto entender, este señor, m ás que un lite­
rato es un atrevido criticón...»; «Esto es Cerca de Oviedo, p arto de
un cerebro carcom ido p o r la im potencia y de un corazón que no
puede con las calabazas...»; «...el au to r ha cogido el espejo y ha
recorrido el cam ino sin enfocar apenas cosa ninguna, a fuerza de
recrearse en la contem plación de su propia personalidad, que es
la de un enferm o...»; «...presentando vidas dignam ente norm ales
como revelaciones de psicología de pura invención m ás m erecedo­
ras del tratam ien to psiquiátrico que del descarnam iento novelísti­
co». ¿Cuáles son, entonces, las razones que m ovieron a los críticos
locales a derroch ar tal cúm ulo de im properios contra un novelista
cuya única intención-era* hacer reír al lector? ¿Por qué tan duras
palabras contra un m ero divertim ento juvenil, sin duda creado sin
m ala intención? Porque, Cerca de Oviedo, cuarenta años después,
no nos parece una novela ni tan buena como p arte de la crítica
nacional pregona (hem os de recordar que quien la califica como
una de las m ejores novelas publicadas en E spaña desde 1939 es
íntim o amigo del novelista), ni tan pésim a como quiere la ovetense
(«Y así es la obra de triste, desequilibrada y repelente...»; «luego

(8) Edit. Castalia, 1979, pp. 89 y 90.


(9) P. 41.
748 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

de haber recorrido las trescientas páginas de sus insultos, de sus


m orbosidades, de esas «Memorias» de uno de los protagonistas,
tan repulsivas y tan absurdas...»; «...que hace tan repugnantes
las páginas de su libro...»; «...una novela llena de errores cul­
turales...»; «...este libro es un cúmulo de incom prensiones y de
apreciaciones desatinadas...»; «...las palabras del novelista (...) en
trance de rabieta...»).
Frente a la crítica nacional, que junto a las alabanzas añade
una serie de «recomendaciones» y «consejos» al novel escritor
sobre la estructuración, los excesos verbales, el dominio de una
im aginación que en ocasiones se desborda, el desusado desenfado,
etc., la crítica ovetense arrem ete contra los juicios vertidos por el
narrador-protagonista sobre la historia de n uestra ciudad, su vida,
sus costum bres, su gente. Este fue uno de los errores com etidos
por ciertos lectores y críticos locales: suponer que lo que el na­
rra d o r cuenta es ciertam ente lo que Pavón opina sobre Oviedo;
algunos lectores no supieron com prender que se tratab a, sin más,
de una cómica crítica de ciertos rasgos arraigados en las socieda­
des provincianas, de un relato donde la realidad se deform a y
mezcla con la fantasía hasta que se transform a, con el único ob­
jetivo, con el fin últim o, de hacer reír al lector com prensible; los
ovetenses no supieron diferenciar la realidad de la imaginación,
obcecados y confundidos cuando el n arrad o r nos dice que «cuanto
va escrito no es más que eso, una lacónica descripción de cosas
vistas. Sin más aderezo literario, ni invención». Porque esto es el
libro prim ero de Cerca de Oviedo, un retrato irónico y simbólico
del am biente viejo y apolillado de una ciudad de provincia en la
postguerra, un retrato en el más puro estilo de Picasso, donde se
deform an los rasgos y se exageran los contrastes. Mas no había
pensado García Pavón en la reacción que su novela levantaría en
la nom brada capital. Por ello, cuánta razón tiene Vázquez-Zamora
cuando argum enta que el m ayor defecto de la novela es su título:
«Cerca de Oviedo no debía titularse así. Es un título que induce a
error. La acción ocurre en las proxim idades de Oviedo, pero lo
mism o podría haberse desarrollado en cualquier otro lugar de Es­
paña o del extranjero. El lector que conozca esta obra del señor
García Pavón, podrá aducir, en defensa del título, que el au to r de­
dica un cierto núm ero de páginas a describir satíricam ente y por
medio de sueños y alegorías no pocas peculiaridades ovetenses.
Pero sem ejante localismo —o, diré m ejor, localización— no bene­
ficia al tem a ni al propósito central de la novela. Muy por el con­
trario, puede ser suprim ido con gran ventaja p ara la unidad artís-
NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 749

ca» (10). No, realm ente los ovetenses no supieron com prender las
palabras de Pavón. Sin duda alguna, si el au to r hubiese seguido
las indicaciones del prestigioso Vázquez-Zamora, quizás entonces
se hubieran reído a gusto los críticos locales (¿quizás más aún si
se tratase de Gijón?). Pero acostum brados a reírse de los «carta­
gineses» (11), no supieron aguantar el chaparrón cuando a uno de
ellos se le ocurrió hab lar de nuestra ciudad; o no quisieron, h abitua­
dos a que n u estra heroica ciudad, la muy noble y leal ciudad, fuera
corte en lejano siglo. Fam iliarizados con Lancia, con V etusta, con
Pilares, vieron con mal ojo que por vez prim era apareciera Oviedo,
a secas, despojada de seudónim os literarios, de altisonantes adje­
tivos, de «su bisoñé y su dentadura postiza», retra tad a con sus
partes íntim as al aire. Eso es precisam ente lo que no le perdona­
ron los ovetenses de entonces a García Pavón, que describiese la
m ezquina m ediocridad en la que dorm itaban, que les despertase
de golpe, y a fuerza de un vistoso y cómico desfile, de su larga
siesta regentina; o que su sueño se convirtiese en pesadilla cuando
el personaje de Oviedo se transform a y en vez de una trágica Vetus­
ta apareciera en su lugar como bufón de un folletín cómico («Su
novela es un sueño y como tal carece de realism o y veracidad. Un
sueño inflado con desengaños, rabietas y desilusiones de un joven
que un día salió de casa y se encontró con la Civilización y con
Europa»).
E ntroncam os así con otro punto donde la crítica puso su llaga,
la exorbitada im aginación de la que hace gala Pavón. Oviedo nun­
ca podría, p ara sus habitantes, ser escenario de tan disparatada
y loca historia como la de la familia de Covichi; la V etusta de
Clarín, la Pilares ayalina es m arco ideal de turbios am ores con
m oralizantes finales, pero nunca m arco donde asesinos, violado­
res, ladrones, suicidas y demás com etan sus fechorías. Hemos de
recordar el tipo de literatu ra al gusto en la época: traducciones
(preferentem ente M aurice Baring, André M aurois, Pearl S. Buck,
Som m erset M augham, Cecil Roberts, etc.); biografías (las cuales
tienen m ás de novela que de historia, y entre las que destacan las
dedicadas a nuestros grandes em peradores y santos); las llam adas
novelas «rosas» (en las Memorias del Centro Coordinador de Biblio-

(10) “D estino,”, 14-2-1948.


(11) “El ovetense invenló al “cartaginés” para desahogarse y disculparse,
para justificar su inhibición (...) Los ovetenses inventam os a los “cartagine­
ses” para defendernos del miedo que nos tenemos unos a otros”, Fernández
A vello, oc. cit.
750 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

tecas de Asturias, tanto del año 1945 —cuando la novela consigue


ser finalista del Nadal— como del 48, el au to r de dicho estudio se
queja reiteradas veces del nivel de aceptación, alto y persistente,
de tal tipo de literatura). Ante este panoram a, el estilo desenfada­
do e irónico —antesala del más tarde conocido y estim ado Pavón
policíaco— no cuajó entre los lectores, y la crítica aprovechó tal
situación p ara lanzar sus dardos.

LA POLEMICA*

Una vez que la novela llega a los escaparates de las librerías


ovetenses, estalla el escándalo. En las tertulias de los cafés, verda­
deras artífices de la polémica, se discute la desfachatez del man-
chego m etido a novelista. El libro es criticado con virulencia; se
le achacan mil y un errores; se buscan de m anera exagerada sus
defectos; se arrem ete contra las opiniones vertidas en torno a la
ciudad. El au to r es recrim inado por su inoperancia; se le insulta;
se le vuelve la espalda; se le tacha de las guías de am istades... Y
pronto la prensa se hará eco de la polémica. Realizaremos a con­
tinuación un rastreo, un glosario de las críticas que la novela ha
recibido en la prensa ovetense, «Región» y «La Nueva España»,
tanto con textos firm ados (contando, para que el m uestrario resul­
te lo más am plio posible, con opiniones de los dos sexos), como
con gacetillas anónimas. Añadimos las opiniones realizadas en un
program a radiofónico —inéditas hasta el m om ento— , que por su
contenido resultan de vital im portancia para el presente estudio y
para la correcta com prensión de la extensión alcanzada por la po­
lémica. Por últim o, com entarem os tam bién la crítica realizada en
la revista universitaria de Oviedo, con el afán de com pletar el pa­
noram a crítico con las opiniones de eruditos en el cam po de la
literatu ra de la época, así como de las palabras de nuestro cronista
oficial, Manuel Avello, en una conferencia pronunciada en 1968, 22
años después de la publicación de la novela.
El jueves 12 de diciem bre de 1946 aparece el prim er artículo
que versa sobre la novela de Pavón. Se inserta en la cuarta —y úl­
tim a página— del diario «Región» —escaseaba m ucho el papel en
aquella época— bajo el titulo «Cerca de Oviedo», y viene firm ado

* Los textos se reproducen tal como aparecieron originariamente. De ahí que


puedan comprobarse algunos evidentes errores léxicos no achacables a la
presente edición.
NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 751

por las iniciales S.A. (¿acaso se trata de Jove, amigo del autor,
como me señala el catedrático M artínez Cachero?). Se tra ta de la
crítica m ás benigna, o m ejor, menos negativa, que recibirá la no­
vela en la prensa escrita ovetense. Tras alabar la gran im aginación
del autor, la crítica se detiene a reflexionar en un tono no exento
de cierta ironía, sobre el escenario de la novela —los alrededores
de Oviedo— p ara acabar intentando acercar hasta la realidad lo
que es p u ra fabulación:
«No hace m ucho tiem po le decía a García Pavón don Pío Ba-
ro ja que lo que hacía falta en España eran libros de imaginación.
Y esto se lo decía el au to r de Las inquietudes de Shanti Andía y
la Trilogía del m ar al au to r de «Cerca de Oviedo», un libro en el
cual hay dos asesinatos a pistola, una señora que m uere electrocu­
tada en el baño, el robo de un tesoro fabuloso, una loca em paredada
du rante veinte años en la bohardilla de su casa, etc., etc....
La verdad; uno es de Oviedo y nunca pudo pensar que cerca
de nuestra ciudad ocurrieran tantas cosas. H asta hoy las afueras
nos parecían unos prados verdes y am arillos, unos cam inos tran ­
quilos por donde corrían las charrets de las lecheras y unos me­
renderos en los que los Domingos de Prim avera estudiantes y
oficinistas de la ciudad jugaban a la llave y a los bolos en m anga
de cam isa.
Pero un día llegó a Oviedo García Pavón. Es un manchego
rubio — ¿un ario como don Quijote?— licenciado en Filología Ro­
m ánica que ha sido destinado al Regimiento del Milán (...) El es
de una tierra árida y seca donde no se conoce la niebla, ni la m ar,
ni el césped; donde no se canta ni se juega al fútbol. Y todas estas
cosas le van dejando un poso, un sedim ento que no sabrá cómo
echar afuera. Una tard e se pone a pensar y de súbito se le ocurre
una solución: hacer una novela. Y escribe «Cerca de Oviedo».
Es indudable que p ara ver bien una cosa hay que verla poco.
Lo cotidiano, la costum bre va borrando los contornos y llega un
m om ento en que ya no vemos nada. Del ro stro de ese señor que
incidentalm ente nos pisó en el tranvía podríam os decir m uchas
cosas, en cam bio del ro stro con que a diario nos enfrentam os nos
es difícil, a veces, saber si lleva o no bigote. Algo así ocurre con las
cosas de nuestra ciudad. (...) Mas no nos preocupem os: a Oviedo
ha llegado un novelista manchego y él nos las va a recordar.
La polém ica entre Oviedo y Gijón decidida a favor de Oviedo
por su equipo de fútbol (12) y la elegancia de sus jóvenes Brum-

(12) Se equivoca S.A. en su afirmación, puesto que el partido finaliza con


un em pate a unos.
752 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

niels, y a favor de Gijón por la elegancia de sus m uchachas a quien


el autor nos presenta en traje de baño. Luego es el desfile de cate­
dráticos y proceres y las piscinas — ¡aquellas piscinas!— conver­
tidas en fábricas de som iers... etc., etc.
Por cierto que entre los elegantes ovetenses hay uno con panta­
lones cortos y una m arom a al hom bro que todos creemos conocer.
Y ese barbero con bigote negro y cuidada cabellera que opina sobre
innum erables tem as y ese canónigo tan grueso «que mide cinco
canonjías de alto por diez de ancho» y esa chica cubierta de lazos
y perifollos con la cintura tan estrecha que se podría enhebrar en
aguja lo mismo.
En cuanto a Covichi, inteligente, extravagante, con el pelo leo­
nado y los ojos pardos, la hemos visto todos con los libros bajo
el brazo en los claustros de la Universidad, o b ajar en bicicleta,
desalada, por la calle de Toreno.
El libro, escrito de una m anera heterodoxa y muy personal, es
interesante. García Pavón se atreve a contarnos cosas y las cuenta
bien. (...)
En resum en: Pavón no ha escrito la novela de Oviedo, es otro
el objetivo a que apuntaba. Pero si en Poesía consonante obliga,
tam bién obliga el escenario en la novela. Y en este caso a que nos
referim os el escenario es nuestra ciudad.»
E sta fue la tónica generalizada al principio en tertulias y con­
versaciones: descifrar a los personajes ficticios en las calles ove­
tenses, con el peligro que ello acarrea más tarde, esto es, suponer
que los acontecim ientos imaginados por un personaje a su vez ima­
ginado son verdaderam ente ciertos y que fueron ejecutados por
aquellas personas que, suponían, se escondían tras las caretas no­
velescas. Así lo destaca J.A.F.C. en el núm ero de la revista de la
Universidad correspondiente al prim er tercio del año 1447: «... la
actitud de los lectores ovetenses: «unos están m olestos porque han
sido aludidos, los demás porque no se ha acordado de ellos». Y
com enzaron, entonces, a llover las críticas sobre la novela.
El domingo 22 de diciembre del año 46, «Región» inserta una
pequeña gacetilla en su segunda página (¿debida quizá al desapa­
recido Vázquez Prada?) en la que con mucho hum or, se ataca por
prim era vez la novela, a la vez que resalta el espíritu ofendido de
los ovetenses:
«¿QUE HARIA USTED SI LE HUBIERA TOCADO EL «GORDO»?»
«—Pues... m ire usted: si me hubiera tocado el «gordo», a estas
horas estoy levantando una m uralla a la «entrada de Oviedo», para
evitar el paso de tanto cartaginés como nos viene por aquí, en plan
NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 753

de «pura» crem a, y que tratad o a cuerpo de em perador, se va mal­


diciendo de todos nosotros.
—H om bre, no creo yo que la invasión sea peligrosa.
—Peligrosa, no; pedante y cursi, sí. Tanto es así que si ahora
poseyese los 15 m illonee jos, se iba a poner en m oda o tra vez el
«Cañu del Fontán» y la pesca del «Cordobeyu» (13).
— ¿Y qué es lo que le ha puesto de tan mal hum or para derro­
char un capitalazo?
—Nada; acabo de leer esta obrita que titulan «Cerca de Oviedo».
—(...)».

La novela ya es centro de conversación; la novela ya es polé­


mica (de paso, su venta se acentúa gracias a la g ratu ita propaganda,
y com enzam os a encontrarla en muchas bibliotecas caseras de los
ovetenses). Se discute, ahora, no ya su valor literario, sino las apre­
ciaciones sobre la ciudad, su historia y sus gentes. Tal es la polé­
mica que llega a levantar en tertulias y cafés, que el 6 de febrero
de 1947 se dedica el tiem po de un program a radiofónico que por
entonces em itía radio F.E.T. 22 de Oviedo, a la novela. Se tratab a
de una em isión literaria patrocinada por la hoy desaparecida libre­
ría Colón, sita entonces en la céntrica calle Gil de Jaz. En dicho
program a intervendrán el propietario de la librería, don Manuel
Lom bardero, un cliente de la mism a y el catedrático —por aquella
época del In stitu to Femenino— Roca Franquesa.
Don M anuel Lom bardero es el encargado de ab rir el coloquio
y arrem ete con dureza contra la novela, aprovechando de paso,
para lanzar una dura diatriba contra el estado de la literatu ra en
nuestro país:
«Un novel de las letras apellidado García Pavón ha escrito una
novela que titula Cerca de Oviedo.
Con esta obra el au to r llegó a finalista del prem io «Eugenio
Nadal», que según se afirm a es el prim er certam en literario de
España. Triste es pensar que con este libro haya llegado a ser
G.P. de los prim eros, porque fácil es deducir que si lo dem ás era
peor que «Cerca de Oviedo» es síntom a claro de que en España
ha desaparecido el novelista bueno y de buen gusto y quedan tan
sólo «engendros» de la L iteratura y de la Crítica.

(13) Tanto el famoso “cañu del Fontán” como la pesca del “Cordobeyu”
son bufonadas o chistes tradicionales de Oviedo para ridiculizar a quien se
presenta de forma altiva o autosuficiente en nuestra ciudad.
754 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

A mi m odesto entender este Sr. más que un literato es un atre­


vido criticón.
El lo confiesa en sus páginas cuando dice que más que una
novela buena o de intriga pretende n a rra r lo que vió en sus días
de asturianism o. ¿Es que ya preveía su ineptitud p ara la novela y
se autodispuso a salir airoso criticando a todos los ovetenses?
Su novela es mala, falta de sentido com ún y sin form a y cons­
trucción literaria.
Como n arrad o r le reconozco algún m érito pero adolece en este
caso de falta de sinceridad ya que afirm a, como antes dije, tran s­
m itir sólo la verdad, y no es así: se conoce que en nuestra ciudad
alguien haya tratad o desconsideradam ente al m uchacho de Tome-
lloso. Se puede escribir de Oviedo, calar en su idiosincrasia y en
la de sus habitantes sin ofenderles ni ridiculizarles. Oviedo tendrá
sus defectos como los tienen todas las ciudades de este m undo, pero
de ahí a pensar y escribir que todos sus habitantes son señoritos
de cuello duro, niñas em perifolladas, señoras arcaicas, intelectua­
les borrachos y burgueses parásitos, eso tiene que ser obra de
algún criticón ofendido.
El novelista debe tender a embellecer sus relatos, que por ser
hum anos a la fuerza han de ser im perfectos. García Pavón no sólo
no les da belleza literaria sino que los exprim e h asta el ridículo.
Desde el comienzo de su novela se advierte su pugna con la socie­
dad ovetense.
Pero lo verdaderam ente ofensivo e inaudito es cuando escribe
lo siguiente: «Oviedo no es un pueblo sin historia, es algo más
dram ático; el pueblo que a fuerza de siglos se ha olvidado de ella
—y añade— , la agricultura sigue siendo la línea histórica más per­
m anente. La sidra, los maizales y los bueyes son lo único que le
une con la Asturias heroica».
Sr. García Pavón: sólo dos palabras para ta n ta ignominia. Si
usted ve historia en los maizales y los bueyes de nuestros contor­
nos y no la advierte más bien en la torre de la Catedral he de decirle
que sólo por recordarla como pocas ciudades en E spaña se le ha
concedido a su escudo el título de Invicta y Heroica, Muy Noble y
Muy Leal. Sólo po r el culto inmenso a su historia y tradición sonríe
nuestra Catedral, aunque sangren sus piedras, contenta del heroís­
mo de sus hijos. Nada más.»
Como podem os com probar, los argum entos que esgrim e el crí­
tico son de índole extraliterario; se basan en la ya com entada
errónea creencia de que cuanto relata el narrador, sobre la ciudad
es la opinión del autor, sin buscar tras sus palabras la ironía y
NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 755

el sim bolism o generalizado o unlversalizado que conllevan. Por ello,


el ofendido ovetense le recordará al manchego la historia de la
ciudad, sim bolizada tanto en la derruida to rre de la Catedral como
en el escudo heráldico.
Inm ediatam ente se produce la prim era defensa pública (y única
que encontram os en la época) de la novela de Pavón. Se tra ta de
un cliente de la librería, cuyo nom bre desconocemos, que desgrana
en tono y lenguaje bien escogido y m oderado (¿acaso sea un pro­
fesor de Lengua y L iteratura?) su parecer, no ya sobre la obra,
sino sobre las críticas aparecidas hasta entonces en la prensa o
escuchadas en las tertulias de los cafés. Veamos, por lo interesan­
te, el contenido de dicha defensa:
«Creo que hasta la fecha no se ha hecho de la obra de García
Pavón una crítica desapasionada y sincera. Algunos, no sé si incons­
cientem ente, critican algo en lo que ellos luego han de incurrir: el
lenguaje soez. Otros, dem ostrando un com plejo de inferioridad, al
parecer m ás m inuciosos, leyeron la obra con peores intenciones,
buscando únicam ente lo peorciío del libro en cuestión, para des­
pués lanzarse sobre el novel autor con todo ensañam iento y am ar­
gura, haciéndole, al mism o tiempo, la m ejor y más eficaz de las
propagandas. Con estas palabras no pretendo ni ad m irar ni defen­
der al autor; él sabe m an ejar la pluma, puesto que —mal o bien—
ha escrito un libro y sabrá defenderse de los ataques, de tan ridícu­
los y biliosos ataques, si lo estim a necesario. Aunque lo m ejor que
podrá hacer el joven au to r es no hacer caso y continuar p o r el
cam ino em prendido, para el que ha dem ostrado indudablem ente
excelentes condiciones.
Por lo dem ás, nada; la vida es así: los que hoy tan crudam ente
le com baten, m añana se jactarían —si triunfa— de ser sus m ejores
amigos.»
Cordura, reflexión y sinceridad encontram os en tan valerosas
palabras. Mas es un caso aislado y espontáneo. El program a ra­
diofónico h ab rá de dem ostrarlo. El catedrático de L iteratu ra Roca
F ranquesa es el encargado de realizar la crítica literaria y cientí­
fica de la novela.
«Una sim ple casualidad de café y la violencia con que un grupo
de amigos arrem etía contra esta obra, despertó mi curiosidad. Bus­
qué «Cerca de Oviedo», y lá leí de cabo a rabo, de un tirón como
vulgarm ente se dice. Voy a poner mi pica de Flandes y decir cuatro
cositas de la novela que tanta polvoreda ha levantado aquí...»
Con estas palabras comienza el catedrático su com entario. De
ellas destacam os la constancia, por vez prim era m anifiesta, de que
756 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

en las tertulias ovetenses se habla, o m ejor, se ataca la novela de


Pavón y que está levantando muchas voces en contra suya. El pro­
fesor realizará la crítica de las dos partes del libro partiendo de
una desdichada y erróneam ente interpretada frase que el autor
incluye en el prólogo («... hacer durante el verano un viaje a As­
turias, para escribir una novela de am biente»), olvidando que a
continuación añade el mismo escritor que aún no tiene el argu­
m ento para la novela. Obvio es, leído el libro, que la novela se irá
perfilando después por otros caminos, una vez que el novelista
encuentra el argum ento definitivo.
«El au to r proyecta un viaje a Asturias «para escribir una novela
de ambiente». ¿De qué am biente se trata? ¿Es que b asta aludir
a espléndidas pom aradas para reflejar el am biente asturiano? La
novela que nos ocupa no tiene nada de tal am biente, ya que el
libro prim ero, que puede tenerlo, no es novela ni cosa que se le
parezca, y en cuanto al libro segundo, serie de retazos folletinescos,
a veces mal hilvanados, si puede considerarse novela, no tiene tal
color local, ya que lo mismo refleja las costum bres de Asturias
que las de Carabanchel o los Abruzzos: pollos, peras, dam as de
estropajo y M aritornes fáciles (aunque la que inm ortalizó Cervan­
tes fuera asturiana) las hay en todas partes.
Para «am bientarse» fácilmente, el au to r se provee de una carta
de presentación para la señorita Covichi de Calasanz que habita en
Villafierru, quinta cercana a Oviedo. Las conversaciones que sos­
tiene con Covichi son una am algama de memez y cursilería (cuando
no de algo peor), y la reproducción de unos juicios y opiniones
tan antiguos como el mismo mundo. No quiero extenderm e exce­
sivam ente en el análisis del «libro prim ero», toca a los asturianos
«desfacer el entuerto», como diría cualquier caballero andante de
nuestra época heroica. No soy de Oviedo y, por tanto, no entro
ni salgo en el asunto. Alusiones de la novela que a com pañeros
míos resultan claras, a mí, debido a vivir al m argen del ajetreo
ciudadano, se me hacen ininteligibles, pero... (y todas las cosas
tienen un pero), hay m uchas páginas que no requieren la clave del
conocim iento ciudadano. ¿Será por reflejar m aravillosam ente el
am biente?
Pasemos por alto la Competición de Villabona, con bastantes
frases chigrescas. ¿La rivalidad entre dos pueblos o ciudades cree
el au to r que sólo se da entre Oviedo y Gijón? No negamos que la
obra tenga alguna pincelada feliz, pero estos rasgos se ahogan por
otros de tan baja contextura, que a veces dudam os si leemos una
novela con pretensiones de psicologismo y psicoanálisis o un vulgar

/
NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 757

engendro de aquellos que po r dos o tres perrones servían para


excitar la sexualidad naciente de los m ozalbetes de 4.° curso de
bachillerato, o la libidinosidad de los viejos, que tratab an de suplir
con la im aginación lo que ya no daba su zarandeada naturaleza.
El capítulo VII, «Idilio m aduro... con tristísim o final», es, pese
a lo que pueda parecer a algunos, la historia de una vulgar ram era
y, francam ente, p ara esto no se necesita hacer un viaje a Asturias;
con tener presente el refrán «en todas partes se cuecen habas...»
estábam os al cabo de la calle.
En el siguiente predom ina, entre piruetas m acabras y escenas
de alcoba, un mal gusto im propio de lo que, al parecer, se propone
el autor. Oviedo, indudablem ente, tiene puntos flacos, y sobre to ­
do, originales, como los tienen todas las ciudades del m undo. Pero
el au to r se ha ido por las ram as y la crítica que hace tiene tanto
de ofensiva, precisam ente por lo chabacana y ram plona, como de
superficial. (...) ¿Qué quiere decir el au to r al escribir: «No era
digno de m ención m ás que un canónigo que m edía diez canonjías
de ancho por cinco de alto... No lo harían obispo hasta que hubie­
se cuatro cátedras vacías a la vez»? ¿puede ser objeto de b u rla lo
que no está en la m ano de uno rem ediarlo? (...) La descripción lú­
brica, la frase equívoca, la adjetivación m ortificante, no pueden
enseñar ni divertir. (...)
N uestra literatu ra presenta abundantes m uestras de «visiones»,
relato de sueños, etc. Desde que aparecieron «Le Rom án de la Ro­
se» y sobre todo el poem a dantesco, el alegorismo, en m ayor o
m enor m edida, ha tenido representación en todas las épocas y li­
teraturas. E stam os acostum brados a leer «sueños y visiones» ar­
tísticam ente bellos; por eso, tal vez, nos producen tan pobre efecto
los capítulos «La calle Uría», «La com petición de Villabona», que,
pese a sus defectos, que no son pocos, se nos an to ja el m enos malo
de la novela.
El «libro segundo» deja el tono descriptivo p ara p asar al psi­
cológico. Es un folletín al que no falta ni lo grotesco, ni lo chaba­
cano, ni lo espeluznante, ni lo morboso. La familia de Covichi sufre
un proceso de histerism o que al agudizarse se tran sfo rm a en im­
becilidad. (...)
El tipo de curandero, violento, de instintos prim itivos, tiene,
al igual que la descripción del hecho, bastante sem ejanza con la
violación que se n arra en la novela de Bartolom é Soer, «Marcos
Villarí». ¿Coincidencia? (...) Barbey d ’Aurevilly, creador del «dia-
bolismo» en la literatu ra francesa, en su novela «Une Vieille mai
tresse» describe a una m ujer —la Vellini— que posee un pode
758 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

análogo al de Covadonga. Barbey tom a el tem a de una novela es­


pañola del siglo XVII, «El desengaño am ado y prem io de la vir­
tud». (...) En o tra novela, tam bién del siglo XVII, «La inocencia
castigada», una noble dam a —doña Inés— acude varias noches
después de acostarse a casa de don Diego, que se vale de hechizos.
Si tenem os en cuenta que en el siglo XVII no puede hablarse de
poder sugestivo, la semejanza entre estos lances es evidente. En
estas dos obras el poder mágico o hipnótico de un personaje con­
duce a la entrega inconsciente de la víctima, como en el caso de la
m adre de Covichi. ¿Coincidencia?»

La ironía con la que el profesor recarga los paralelism os en


las interrogaciones finales es notoria y llena de intención. Y más
aún cuando, po r últim o, añade que «el au to r de Cerca de Oviedo
es licenciado en Filosofía y Letras y por tanto debe conocer nues­
tra literatu ra clásica. Valle Inclán coincidió con Casanova y el
Sr. Julio Casares puso en claro la coincidencia. Y nada más». Ya
no sólo se ataca al autor («criticón ofendido», etc.) o se buscan,
denodadam ente, los puntos flacos de la novela (novela llena de
falsedades históricas, de ofensas directas; novela de am biente sin
am biente, repleto de conversaciones memas y cursis, con capítulos
dedicados a «prostitutas» (sic), etc.). Se llega, incluso, a conside­
rarla plagio de libros de nuestra dorada época literaria.
Mas no nos hemos de preocupar: catorce días después (el 20
de febrero) José Antonio Cepeda nos explicará en «La Nueva Es­
paña» el porqué de las palabras de Pavón; en su artículo (titulado
«Oviedo, o un muchacho que encontró la Civilización», donde las
apreciaciones literarias brillan por su ausencia, repleto como está
de alusiones —de signo victorioso— a la reciente contienda nacio­
nal) Cepeda llega a la conclusión de que tales juicios y com entarios
sobre Oviedo son obra de un corazón que ha recibido ¡«calabazas»!
E sta curiosa aseveración pronto recorrerá cafés y tertulias, hacién­
dose popular en toda la ciudad. De ahora en adelante todos los
críticos ovetenses introducirán tal dicho a la hora de esgrim ir sus
juicios. Veamos, a continuación, el texto de José Antonio Cepeda:
«Descubrir la verdad de Oviedo en cuatro plumazos, solam ente
se le puede o cu rrir a un inexperto en el difícil arte de tejer novelas.
Oviedo, así, sencillam ente Oviedo, es algo más que la calle de Uría
o la calle Fruela. Lo entrañable de nuestra ciudad no se exterioriza
a simple vista. Tanto el hom bre como la piedra ovetense saben
guardar íntim am ente su valor. Ese hom bre de aire zum bón, de
gesto elem ental y de espíritu propicio a la aventura de gesta. Esa
NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 759

piedra grisácea, solemne, gloriosam ente m utilada y llena de histo­


ria. Oviedo, am igo García Pavón, suena ya dem asiado en el m undo,
para que usted, po r ejem plo, nos venga a descubrir en una novela
llena de errores culturales. Cualquier alum no de escuela sabe de la
historia ovetense. Cualquier soldado conoce lo épico de quince me­
ses dando cara a las m ejores huestes enemigas.
Aquí, tener un gesto gallardo y enérgico es naturalísim o, como
lo es tam bién el jugarse la vida a cara o cruz en un parapeto, que
bien puede estar situado sobre la carretera de San Claudio o en la
plaza de San Esteban de las Cruces, o en la Cadellada, cam ino de
ese Gijón que con tan poco acierto nos pinta.
Oviedo posee historia, alcurnia, progreso y cultura. La historia
viene siendo escrita desde hace unos siglos. Y últim am ente fue
esculpida a tiros p o r un puñado de esos mozos que García Pavón
ha visto pasear con cuello duro por la calle de Uría. Ahora, ya en
paz y am or del Señor, los mozos guerreros de ayer prefieren lucir
un buen corte de abrigo o un flam ante traje porque pueden. Y
pueden, señor García Pavón, gracias a su heroísm o, a su virilidad
y a su trabajo.
En los días de 1936 y 1937, sobre sus carnes llevaban atuendo
de soldados; un m ono kaki o azul y unas cartucheras con la dota­
ción com pleta. Pero es excelente no olvidar que en aquellos tiem pos
los supuestos tácticos del Naranco eran de verdad y no con previs­
tos objetivos.
Aquí, esos m uchachos que pasean y usted ha visto, pueden m u­
chos sentirse orgullosos de una Medalla M ilitar Individual y de
unos ángulos de herido. Y esas heridas han sido cosechadas frente
a un enemigo superior, m ientras las piedras seculares se desm oro­
naban y en cada esquina se hacían reliquia un m ontón de ladrillos
y unos sacos terreros.
Por o tra parte, usted lanza sus dardos, mal dirigidos, al sexo
femenino, evidenciando su falta de caballerosidad. Alguien dijo que
una novela es una p arte íntim a de su autor. Así sucede con el en­
gendro de su m ente. Sin pecar de maliciosos nos atreveríam os a
poner la m ano en el fuego y asegurar que a usted se le dieron mal
las cosas en Oviedo.
Algunas veces, las chicas de una población se em peñan en no
hacer caso a un joven y entonces, el aludido, cuando no es un es­
píritu superior, se larga a otros lares con abundante provisión de
«mala uva» y enconados rencores propicios a ser transm itidos a la
cuarta generación.
760 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

De observador, amigo García Pavón, tiene usted poco. Sus pujos


de hom bre que ve bien, pueden ser sobrepasados po r cualquier
alum no de p rim er año de la Escuela de Periodism o. De ese perio­
dismo que sale a relucir en uno de los capítulos de su novela. Un
periodism o provinciano y com batiente. Si se m olestase en rebuscar
en los archivos de la Delegación Nacional de Prensa, se enteraría
así por las buenas de las condiciones en que se desarrolló durante
el asedio la tarea de un periódico editado a doscientos m etros de
la línea de fuego.
Usted no sabe que el verdadero periodista agudiza sus arm as en
lo elem ental de la noticia. En esas crónicas de sociedad y notas
necrológicas que le sirven a usted para ironizar. Apuesto, señor
García Pavón, a que usted no conoce el funcionam iento de una
linotipia, ni sabe cómo anda una rotativa.
Oviedo, García Pavón, tiene sus defectos. Pero menos que otras
ciudades y pueblos. Su novela es un sueño y como tal carece de
realism o y veracidad. Un sueño inflado con desengaños, «rabietas»
y desilusiones de joven que un día salió de su casa y se encontró
con la Civilización y con Europa.»

El artículo de Cepeda no requiere un m ayor com entario. Su lec­


tu ra (que p o r cierto, 40 años después nos hace esbozar la mism a
sonrisa que cuando leíamos la novela) es suficiente: si h asta ahora
veíamos el tipo de crítica aludida en el estudio de José M.a M artí­
nez Cachero en su prim era interrogación («¿era crítica verdadera
y útil la contenida en tales artículos periodísticos, donde la frag­
m entación atom izadora de la obra juzgada, el hum or grueso y el
mal hum or, y h asta la poca educación alternaban y se reiteraban
como metodología?»), el artículo de Cepeda corresponde, por el
contrario, a la últim a interrogación insertada en el susodicho es­
tudio («¿quieren algunos de los que así se lam entan traslad ar a la
crítica literaria la violencia verbal y fáctica de la discordia espa­
ñola reciente?»).
Pero no term ina aquí la serie de artículos aparecidos en el mes
de febrero. Cinco días después —el 25— aparece en el diario «Re­
gión» un nuevo «estudio» referido a la novela. Se trata, en esta
ocasión, de una m ujer: Mercedes Valero de Cabal. En su com enta­
rio (donde observam os al inicio una crítica directa a Palacio Valdés
v su «El M aestrante») no faltan algunos de los elem entos que de
la novela se critican: trato irrespetuoso, que llega al insulto per­
sonal, lenguaje mordaz, e, incluso, defectos léxicos y de sintaxis.
Una vez m ás se leen las palabras de Pavón literalm ente, sin adivi­
NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 761

n ar entre líneas la concepción unlversalizada que el au to r realiza


de la capital provinciana; una vez más se confunden y mezclan la
realidad y la fantasía; una vez más se rebusca afanosam ente entre
las páginas hasta en co n trar los defectos más acusados de la novela.
Un vez más, en definitiva, se cae en los mismos errores que la crí­
tica viene desarrollando:

«NUNCA ES TARDE»

«Escribió Palacio Valdés en los hervores de su p rim era fase no­


velística de naturalism o puro, «El M aestrante». La tram a de esta
obra está urdid a sobre el fondo de un hecho auténtico, pero no
sucedida en la casa de Oviedo en que lo colocaba. Las gentes que
desconocían esta verdad atribuyeron el desdoro de tal hecho a un
palacio de alta alcurnia y a la honorabilísim a fam ilia que m oraba
en él. Ni en sem ejante casa ni entre tales personas ocurrió jam ás
lo que relataba don Armando y en toda su brillante labor literaria
este libro de «El M aestrante», por éste y por otros motivos, puede
considerarse como uno de los más penosos errores de su juventud.
Suponían cuantos se dolieron de esta equivocación, que nunca
más sería repetida p ara Oviedo. Por desgracia, y no precisam ente
por un ingenio y una plum a que pudieran acercarse a los de Palacio
Valdés, sino por un publicista de Tomelloso, acaba de repetirse el
paso.
El joven publicista de Tomelloso vino a descubrirnos y a des­
lum brarnos con una producción «genial», en la que, po r sobre todo
m otivo, im pera el «yo satánico» y en esta ocasión lam entable, de
que hablaba Clarín; todo, desde la prim era h asta la últim a página
de este libro, gira en torno de su au to r como si nada en el m undo
fuera m ás interesante que su personalidad. Quiere m ostrársenos
— ¡a estas h o ra s!— como un nuevo m aestro del naturalism o y
acaso conozca la definición de Stendhal que dice que la novela
n atu ralista es «a modo de un espejo que se pasea a lo largo de un
camino».
A m odo de un espejo para reflejar clara y fielm ente la realidad
que enfoque.
Pero en esta novela el au to r ha cogido el espejo y ha recorrido
el cam ino sin enfocar apenas cosa ninguna, a fuerza de recrearse
en la contem plación de su propia personalidad, que es la de un
enferm o que atraviesa frecuentem ente los dinteles del m undo de
las pesadillas, m undo al que le conducen tres horripilantes, asque­
762 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

rosísim os engendros... Y así es la obra de triste, desequilibrada


y repelente en m uchas de sus páginas.
Al parecer no fueron triunfales —sino todo lo contrario— los
pasos del novelador en esta tierra, y ello explica en cierto modo
su m al oculta reacción en las ofensas que estam pa co n tra todo y
contra todos. Este libro es un cúmulo de incom prensiones y de
apreciaciones desatinadas; su autor no percibió a fondo nada de
lo que vió y que difam a tan orondam ente; ni el paisaje, ni la his­
toria, ni los hom bres, ni las m ujeres, ni el carácter, ni el espíritu.
De una m anera arb itraria y agresiva, señala, interpreta, juzga
y condena; arrojando así, dentro de la charca sucia que bordea en
sus pesadillas, la graciosa flor del título de su capítulo prim ero:
la «Razón de amor» queda m iserablem ente trocada en una sinrazón
que sólo puede in ten tar explicarse en estos térm inos, en los que
el escritor de Tomelloso pide por Dios a sus posibles críticos que
«Sean piadosos dando —dice— mis palabras por sinceras y no vean
más que lo que hay: una crónica de cosas y personajes peregrinos,
hilados sin m ás intención estética que la fidelidad y hecha con todos
los trabajo s de un espíritu lacerado, por tocarle muy íntim am ente
cuanto tra ta y por un cuerpo desasosegado y enferm o, por tanta
falta de salud como padece...».
Dolorosa súplica que no disculpa de ningún modo esa afirm a­
ción personal de su «fidelidad». Este au to r señala personas, lugares
y cosas lanzando sobre ellas las más arb itrarias imaginaciones, en­
volviendo una m ínim a parte de realidad auténticam ente honrosa
en fantasías nocivas, presentando vidas dignam ente norm ales co­
mo revelaciones de psicología de pura invención más m erecedoras
de tratam iento psiquiátrico que del descarnam iento novelístico. Hay
para ellas, p ara lo más íntim o de su sentim iento, un constante
insulto, un condenable ludibrio. Y esto no es literatura.
Quisiéram os tener algo bueno que decir del escritor del Tome­
lloso. Ah, sí, que hay una especie de elucubraciones a lo Gómez
de la Serna, en las que asoma algún atisbo de ingenio que quizá
se desarrolle cuando el joven recobre la norm alidad de sus ideas
y la salud de su carne enfebrecida a cada paso.
Mas po r ahora, luego de haber recorrido detenidam ente las tres­
cientas páginas de sus insultos, de su m orbosidad, de esas «Memo­
rias» de uno de los protagonistas, tan repulsivas, y tan absurdas,
tenemos que resum ir im parcialm ente: cuando el joven publicista
del Tomelloso aprenda sintaxis, estudie ortografía, adquiera cultu­
ra y pueda ver la vida y penetrar en las cosas con serenidad espi­
ritual, quizá haga algo que merezca la pena. Entonces, tal vez no
NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 763

in cu rrirá en la im perdonable falta de buen gusto y de lim pia ética


que hace tan repugnantes las páginas de su libro que no convencen
a ningún tem peram ento sano y que rechazan los sentidos norm ales.
Y si el joven escritor del Tomelloso es —como asegura él m is­
mo— un enferm o, debe curarse y cerciorarse bien de su salud antes
de volver a parte ninguna con el propósito de escribir libros como
éste, que a pesar de todos los pujos de categoría con que él preten­
de elevarlo a novela, en la m ayor parte de sus páginas no pasa de
libelo.»

Sólo 20 días después, el 14 de m arzo de 1947 (han pasado ya


casi tres meses desde que la novela vio la luz pública), un nuevo
artículo vuelve a incidir en la polémica suscitada po r el libro. Se
tra ta de una gacetilla aparecida en «Región» que devuelve al man-
chego los insultos que éste ha derram ado contra Oviedo. El listón
de la educación hace tiem po que se ha saltado, como pudim os com­
p ro b ar en los últim os artículos, pero las líneas que a continuación
ofrecem os rayan la ilegalidad y ofrecen una ridicula visión de la
tolerancia ovetense:

«EN DOS SEGUNDOS»


«Un corazón que no puede con las calabazas»

«Llegó a Oviedo cargado el hom bro de saco pardo y en las m a­


nos m aletas de tres cierres. La gente ni le m iró; creía que era el
núm ero cu atro ... Y siguió adelante. No era el núm ero cuatro, que
en su pueblo reuníase en tertu lia de casino y discutía de Sócrates
y de Séneca con otros cuantos intelectuales... de pueblo. Oíanles
boquiabiertos los padres de buenas mozas, que al separarse, ato­
londrados, hablaban entre sí: «Sabe mucho el chico de García
Pavón»... ¡Qué b ru to !; «hasta habla de gente que existió en Gre­
cia y en la antigua Rom a...»
Y García Pavón, en Oviedo cuando dejó su saco pardo, con pelo
de la dehesa, y sus m aletas de tres cierres, buscó el casino. No lo
encontró, porque aquí, en Oviedo, no hay hom bres que quieran pa­
ra sus hijas «buenos partidos» y si lo desean, saben que no podrán
encontrarlos en el casino, ni hay casino para criticar de todo bicho
viviente y escaparate p ara exhibir los últim os cerebros privilegiados,
como el que había nacido en el muy intelectual pueblo de Tome­
lloso.
Vióse defraudado García Pavón. No podía e n tra r en la «crema»
de la ciudad. B ofetada sem ejante no la aguanta un hidalgo de viejos
764 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

pergam inos, y se encerró con las porteras; las p orteras le dijeron


m uchos cuentos de los que nadie se hace eco y García Pavón llevó
esos cuentos a un libro, que titula «Cerca de Oviedo». No inventó
nada, como dice una crítica de un periódico m adrileño (14), sino
que contó lo que le dijeron las porteras. Y nada más.
¡Ah, sí!... Se sintió azotado por el desdén de «Covichi» y arre­
m etió contra todo... Esto es «Cerca de Oviedo», p arto de un cerebro
carcom ido por la im potencia y de un corazón que no puede con
las calabazas de la extraordinaria «Covichi»... ¡Qué cosas ha he­
cho «Covichi»! »

Ya no se tra ta de buscar en la realidad los personajes ficticios


como hacía S.A.; ni de generalizarlos, como realiza Lom bardero
cuando afirm a —ante la presencia de un intelectual borracho o
unas chicas em perifolladas en la novela—, que para Pavón todos
los intelectuales ovetenses son borrachos y las m ujeres, em perifo­
lladas o arcaicas; ya no se encuentran grandes coincidencias entre
Cerca de Oviedo y algunas novelas del siglo XVII, como nos dice
Roca Franquesa; ni se le recuerda al manchego la valentía y el
heroísm o de los jóvenes com batientes de un bando en la contienda
nacional, como así m anifiesta Cepeda. Ya no sólo se insulta y se
arrem ete contra la novela y el novelista, como leimos en el artículo
de Mercedes Valero. Ahora, en esta gacetilla, se insulta... ¡incluso
al estim able pueblecito del autor, Tomelloso!
D urante tres meses la prensa ha estado cercando el libro de
García Pavón hasta rasgar, página tras página, su obra. M ientras
tanto, ¿cuál fue el eco que recibió la novela en los círculos univei-
sitarios? La revista de la Universidad inserta, en el núm ero corres­
pondiente al prim er trim estre del año —enero-abril—, una crítica
sobre Cerca de Oviedo firm ada por J.A.F.C. (15). Como corres­
ponde a su am biente, la novela se recibe con más com prensión,
flexibilidad y benevolencia. El estudio será, pues, más científico
y objetivo, y las opiniones más valientes y rectas. Se olvida el mal
hum or y, digno es de alabar, el mal gusto. Mas, la influencia de las
tertulias y de la prensa aún se hace patente a la hora de ir desgra­
nando los errores del novel autor:

(14) No es exacta tal aseveración. Muñoz Cortés (“Arriba”, 11-3-1947) es*-


crib e: “Inventa o intenta inventar (inventar es hallar) una acción realizada
por unos p ersonajes...”.
(15) Se trata de J(esús) A(lvarez) F(ernández) C(añedo).
NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 765

«Mucho se ha dicho en torno a esta novela de F. G arcía Pavón.


Un espíritu burlón ha condensado la actitud de los lectores ove­
tenses: «unos están molestos porque han sido aludidos, los demás
porque no se ha acordado de ellos». Por tal razón, las críticas que
se han hecho de «C. de O.» son excesivamente personales; fáltales
la objetividad que indique al lector los aciertos y los fallos de la
novela.
Afirmo que G.P. —finalista del premio Nadal 1945— es un buen
narrador. Las dos técnicas en que está escrita la novela, correspon­
dientes a cada una de sus dos partes, patentizan mi aserto. La
fluidez del relato y la agilidad del com entario son sus caracterís­
ticas m ás acusadas. En la prim era parte, los capítulos no presentan
una arq u itectu ra cerrada; am plían sus líneas para dar cabida a
divagaciones: im presiones sobre el paisaje; reflexiones en torno a
un tem a, que surge súbitam ente. Estos aparecen inopinados porque
G.P. se siente llevado por las asociaciones im aginativas que se ve­
rifican en su m ente y las ensambla, dando unidad al conjunto
polifórm ico, en un tenue hilo narrativo. La segunda p arte posee
las cualidades inherentes al género novelesco. El tenue hilo n arra­
tivo se densifica, y las vidas de Covadonga y Clara centran el
desarrollo de los hechos, con el mismo tono fácil y desenfadado
de los prim eros capítulos.
Esa fluidez, esa facilidad, son obstáculos p ara el logro de una
buena novela. Precisa G.P. una contención, ausente de «C. de O.».
Es m enester que depure su estilo, eliminando los gangos que ahora
se am algam an al relato: ¿A qué esas disgresiones sobre determ i­
nados tem as? ¿A qué esas im presiones que expresa a m anera de
«greguerías» (quiero decir buscando la form a de Ramón, pero sin
h allar su gracia y su densidad)? No valen para la novela, no encie­
rran valor alguno aisladam ente.
Y ahora los defectos. Es doloroso, pero necesario. A los que
com ienzan suele perjudicarles el halago excesivo. Voy a señalarlos
con ánim o ecuánim e, sin otro objetivo que hacer crítica leal y ver­
dadera. G.P. ha fracasado en su intento de escribir una «novela de
am biente regional». El paisaje asturiano — ¿tan sólo pom aradas?— ,
la idiosincrasia de los ovetenses ha escapado a esa percepción.
Quizás el capote m ilitar con que lo vimos pasear envuelto fue de­
m asiado abrigo p ara el «orbayu» o su reseca piel extrem eña no
gozó la delicia lubrificante de la neblina. ¿Quizá su estancia entre
nosotros coincidió con una época de sequía? Es posible, teníam os
que habernos olvidado del nom bre de la m enuda lluvia benéfica,
porque G.P. habla de «orballar»; debe tratarse de algo parecido a
766 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

juzgar por el contexto. Y así incido en un aspecto que quiero su b ra­


yar. Parte integrante de una novela regional estim o debe ser el
lenguaje. Peligrosa tentación, y maligna, la de llenar la obra de ex­
presiones dialectales; es de alabar la prudencia del au to r en ese
aspecto. Pero «orballo», .«yaleu», «fío», «Xixón», etc., son voces
jam ás usadas por los asturianos. Una novela exige previa docum en­
tación y observar agudo y detenido. Pero Pavón no oyó bien, ni
molestó al filólogo que lleva dentro interrogándole acerca de las
notorias características del bable. ¿Descuido? ¿Desprecio?
La ironía de las visiones soñadas por el escritor —técnica enrai­
zada en Quevedo— adquiere, en ocasiones, acre m ordacidad de
insulto.
Pero esas m uchachas desgastadas por el roce con el pavim ento
de la calle Uría, esos lechuguinos con un traje para cada hora — ¿ya
no hay hom bres desnudos que reclamen justicia?—, esas dam as
antihigiénicas y gazmoñas, los eruditos locales, Covichi y sus dis­
parates, tienen no mucho de gracia indulgente que proclam a la
buena ley del novelista, vencida la secreta intención del ridículo.
Muchos «ovetenses» se han escandalizado por los capítulos «Ca­
lle de Uría», «Anades y suplicantes» y el concurso de Villabona. No
rasgarse las vestiduras, son defectos externos y verdaderos: de
todas las ciudades del mundo podrían escribirse sem ejantes pági­
nas. Al escalpelo de Pavón ha escapado el cáncer del alma ovetense:
roza la piel sin hacer sangre. Con ágil pincel retra ta lo periférico.
Pero esa ciudad, ¿es Oviedo? ¿No es Badajoz? Quizás sea Chilin-
Piú.
La trágica familia de Covichi, en el libro segundo, deriva, tem á­
ticam ente, al folletín truculento. Atribuyéndolo a magia, la novela
española del siglo XVII está llena de Claras em brujadas y Cova-
dongas hechiceras. No se adivina la esencia del proceso psicológico,
pues se recargan los tintes negros con fayaces violadores y tontos
bigotudos sin patentizar la causalidad de las reacciones aním icas
de cada personaje. La m orbosidad de la violación es p areja a la
intervención de Marga (...) Pavón no ha sabido so rtear el peligro
de la nueva tendencia al empleo de un lenguaje descarnado. Con
frecuencia deriva a lo soez. Debe em plearse la palabra m ás exacta,
la más sugeridora, pero la peor sonante no siem pre —casi nunca—
reúne estas condiciones. Expresiones del tipo: «Salió bordado»,
¿qué indican?, ¿a qué conducen? Tampoco acierta en el neologis­
mo. ¿Qué ventaja tiene «noviez» sobre «noviazgo»? Su brevedad.
Pequeña es esta razón.
NOVELA Y CRITICA: NOTICIAS DE UNA POLEMICA 767

El máximo acierto de García Pavón reside en el título. En las


cercanías de Oviedo, en los alrededores de una ciudad. En un pue­
blo. M irándonos con ojos cínicos y suspicaces de aldeano. Así no
ha podido h ab lar de Oviedo. No vivió en él. Su vida estaba en «Vi-
llafierru». Por eso erró en las referencias al paisaje, al am biente:
al alm a de Oviedo.»

Aunque sea el artículo más científicam ente literario, no hay du­


da de que se tiñe todavía de ese resquem or con el que los ovetenses
recibieron la novela. No obstante, es fiel testim onio de los gustos
literarios y de las directrices que críticos e intelectuales de la época
pregonan (obsérvese, como ejemplo, los com entarios acerca del área
lingüístico, tanto referidos al bable como al castellano —esto es, al
«nuevo lenguaje descarnado», utilizado ya por Laforet o Cela y que
será uno de los elem entos constitutivos del llam ado «género tre-
m endista»— ).
Hemos repasado, aunque sea de form a panorám ica y soslayada,
la polém ica encarnada por la novela Cerca de Oviedo, utilizando
para ello los testim onios conservados (textos periodísticos, com en­
tarios radiofónicos y crítica universitaria), que si bien no puedan
parecer num erosos, sí al menos —debido a su dilatada esfera de
acción— nos ofrecen una exacta visión de lo que pudo ser el «es­
cándalo» literario de la obra mencionada.
Nacida de persona novel en el campo de la creación literaria,
la novela no intentaba más que divertir a un público cansado de
lo que hasta entonces se le ofrecía (traducciones de autores extran­
jeros de segunda fila, biografías de santos y em peradores y nove-
litas rosas); p ara ello su au to r utilizó dos agudas form as que más
adelante han de cristalizar en el conocido y afam ado García Pavón:
la crítica irónica, que dibuja una sonrisa en el lector, y la intriga,
que despierta su curiosidad. Mas estos elementos, en el com plicado
entresijo de tradiciones provincianas, no habrían de gustar. Y sur­
gió la polémica. C iertam ente, uno no se explica hoy, cuarenta años
después, cómo esta novela pudo dejar tan mal sabor de boca. Pero
m ucho menos, cómo pudo reaccionar la crítica local con tales es­
cabrosas palabras contra autor y obra. Hemos pasado, pues, de
co tejar el tipo de crítica que en los «difíciles y oscuros años cua­
renta» (16) se llegó a cultivar de m anera indiscrim inada e irracio-

(16) Recogiendo la estupenda acepción de Martínez Cachero en ob. cit.,


p. 46.
768 ADOLFO CASAPRIMA COLLERA

nal, a descubrir la intolerancia de la sociedad altiva y pedante de


las sociedades provincianas de postguerra.
La polémica, m ientras tanto, pasó de avivar el fuego a en terrar
las cenizas, o sea, de arrem eter contra la novela se llegó a olvidarla
e ignorarla. Pero, cuando en adelante se le recuerde, siem pre será
ásperam ente (22 años después, Manuel Avello, en una conferencia
titulada «Cara y Cruz de Oviedo», pronunciada dentro de un ciclo
organizado por la S.O.F., declara en torno a la novela de Pavón:
«Por ello cuando en mil novecientos cuarenta y seis Francisco Gar­
cía Pavón publicó la novela Cerca de Oviedo (...) y dijo que Oviedo
es una «ciudad antigua que vive a fuerza de los baños turcos de la
niebla y...» fue injusto e inexacto. (...) Hay que despejar el hori­
zonte para separar a los egoístas y los necios de los tem plados y
sinceros, a los fecundos de quienes andan por ahí predicando sin
devolver uno solo de los granos de trigo que aquí han cosechado.
La caricatura de García Pavón, excelente escritor por cierto, es in­
justa. Luchar a bandazos con la vida es luchar sin gobierno y per­
dido el rum bo. Y no es cierto. De nuestra heroica y callada lucha
se han derivado beneficios sin cuento para las tierras y los hom bres
de m ás allá de nuestras fronteras que no nos perdonan nuestra
suficiencia, seguridad y confianza con frecuencia tan m ezquina­
m ente correspondida. Pero ya se sabe que los escritores son así,
geniales, estrem ecedores, afectados o resentidos. (...) Al estepario
calcinado por la canícula le sentó mal el subitáneo contacto con la
niebla y el sistem a lento y zumbón que se apoya en el sentido del
hum or...». Más adelante, en el 25 aniversario de la prim era edición
de la novela, tan sólo Avello se acuerda de ella en un artículo donde
nos vuelve a recordar la «injusticia e inexactitud» de las palabras
de Pavón, aunque en esta ocasión no encontram os —como en el
cuidado y bien elaborado discurso— la fina y aguda ironía que ca­
racteriza al cronista oficial de nuestra ciudad).
Quizás el m ayor m érito que haya tenido García Pavón es des­
cubrir la m ezquindad de la sociedad ovetense no ya en sus páginas,
sino en las críticas que éstas recibieron. Ahí es, sin duda, donde
m ejor se ejem plifican las palabras del autor, ju sto en las críticas
que le tachan de m entiroso, plagiario, enferm o m ental, desairado
en el am or..., de no haber com prendido la idiosincrasia del alma
ovetense. ¿Acaso no fueron aquéllos los que no llegaron a com pren­
der la idiosincrasia del alma literaria? ¿Acaso haya de recordarles
cómo Pérez de Ayala resuelve describir la calle Rúa R uera en su
«Belarmino y Apolonio» para que com prendan m ejor las técnicas
NOVELA Y CRITICAI NOTICIAS DE UNA POLEMICA 769

literarias utilizadas por Pavón? (17). ¿O haya que dem ostrarles que
el Oviedo de Pavón está m ejor tratad o que la VETUSTA o el PILA­
RES de o tra época, o que el Oviedo de la novela «Un tal Suárez»,
de José M.a Jove, sólo posterio r en tres años?
Quizás el recuerdo más grato que pueda guardar García Pavón
sea que su prim era novela, como «La Regenta» de su adm irado
Leopoldo Alas «Clarín», haya suscitado polémica —salvando las
distancias oportu n as— en una sociedad ávida de estos recursos pa­
ra d esp ertar de su agonía.

(17) Así como Pérez de Ayala decide inhibirse en su persona de novelista


y presentar dicha calle desde dos ópticas opuestas, García Pavón hace lo pro­
pio cuando describe la ciudad desde dos perspectivas, la del narrador y la
de las alucinaciones.
VOCABULARIO DE LA P A L A DE CADAVEDO (LUARCA)

POR

OLIVA AVELLO MENENDEZ


(Catedrática de Francés)

NOTAS ACLARATORIAS

La «che vaqueira» que transcribim os s es un fonem a caracte­


rístico del bable occidental. Es un sonido africado, palatal o pre­
palatal, apical y sordo*.
La o átona es un archifonem a que en ocasiones llega a alcanzar
el tim bre de u, po r eso hemos escrito unas veces o y otras u según
lo hem os percibido. Lo mismo ocurre con la e, que se se resuelve
en i aunque en m enor intensidad.
Las variantes que hemos encontrado de una m ism a p alabra las
hem os apuntado. Es el caso de: feridera/feridoira, clareyar/clariar,
m ayestru/m aestru, naranxeiru/naranxal, etc.

a ba sa r : 'apurar'.
a b a s in c a r : ’abanicar'.
a b a r r u n t a r : ’barruntar’.

a b a s t a r : ’bastar’.

a b e su g a r: ’r e s g u a r d a r s e de la l l u v i a e n e l c a m p o , m o n t e ’, e t c : el qu a b esu g a

* M e n e n d e z , O . : “Peculiaridades de la “che” vaqueira en Cadavedo


A v e llo
(Luarca)”, BIDEA núm. 115.
772 OLIVA AVELLO MENENDEZ

debaxu de fueya, tres veces se m u e y a : la que cai, la que pinga, ya la qu’el


vientu xiringa.
a b e s u g o : ’lu g a r n a t u r a l p a r a abesugar'.
a b f o n : ’a b e j o r r o ’.
a b la n a : ’a v e l l a n a ’.
a b l a n c a z a u : ’b l a n q u e c i n o ’.
a b o u r i a r : ’c h a r la r m u c h o d a n d o v e c e s ’.
a b r u e g a n o : ’a r á n d a n o ’.
a b u i t a s e : ’p a r e c e r s e ’ : abultaste a tou pai.
a c i g u a t a u - d a : ’e n s i m is m a d o , a t o n t a d o ’.
a c u a r t a r : ’a ñ a d ir u n a p a r e j a d e v a c a s a o tr a e n e l a r r a s t r e d e u n c a r r o ’.

a c u p lin a u -d a : ’r e p l e t o - a ’ : t ’acuplinau de pioyus.


a sa n a r : ’a l l a n a r ’.
a so n ba x u : ’a llá a b a j o ’.
a s o n r ib a : ’a ll á a r r ib a ’.
a s u m a r : 1) ’a l u m b r a r ’, 2) ’p e g a r ’ : asumou un guelpe.
a d e l i c a u : ’d e lic a d o , e n f e r m iz o ’.
a f a l a g a r : ’a c a r ic ia r , h a l a g a r ’.
a fa n a r : 1) ’a g i t a r ’, 2) ’r o b a r ’.
a fa y a r (se ): ’e n c o n t r a r a lg o , e n c o n t r a r s e ’ :rtun m ’afayu.
a fia r : ’a t r a e r , a c o g e r ’ : afiolu (lo a t r a jo ) , pa que ñus afiyes ( p a r a q u e n o s
a c o ja s).
a f o g a r : ’a h o g a r ’.
a f o r r a r : ’a h o r r a r ’.
a f o t o : ’f o t o ’.
a fra n cer: ’g r a d a r c o n la gra o g r a d a ’.
a fu sa u : ’a p u d o , m á s d e lg a d o e n e l e x t r e m o ’.
a f u s i l a r : ’f u s i l a r ’.
a g o r a : ’a h o r a ’.
a g u y a : ’a g u j a ’.
a ín d a : ’t o d a v í a ’ : ainda nun venu.
a l b a n c i a r : ’c la r e a r e n m e d io d e la l l u v i a ’.
a l b a n c i u : ’c la r o e n m e d io d e la l l u v i a ’.
a lb fitr e : ’v e t e r i n a r i o ’.
alcontrar(s f ) : ’e n c o n t r a r , e n c o n t ra r s e , a d a p t a r s e ’. V id . toupar .
alcuandu : ’a lg u n a v e z ’.
a l g a m a r : ’a l c a n z a r ’ : algámame esa mazana que nun chegu.
a l g u i e n : ’a l g u i e n ’.
a l m o n ia c o : ’a m o n í a c o ’.
alm orzar : ’d e s a y u n a r ’.
alm uerzu: ’d e s a y u n o ’.
1) engañar a las alpabardas (d a r un c h a s c o ) , 2) vei a las alpa­
a lp a b a r d a s:
bardas ( v a a n o h a c e r n a d a ). R efrán: alpabarda i^ete al cesto que aquí
está el alpabardero.
a lp a r a g a ta s : ’a lp a r g a t a s ’.
a l t e t r o n : ’b a i le d e b o d a ’.
a m a g ü e s t u : ’a s a d o d e c a s t a ñ a s ’.
a m a g u s t a r : ’a s a r c a s t a ñ a s ’. R e f r á n : castañas podres y ’amagustadas, pa tí las
podres, pa mí las sanas.
a m a r g u r iu : ’a m a r g a d o ’.
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 773

am ar r a se: ’p e l e a r s e ’.
am enar : ’c o n d u c ir e l g a n a d o ’.
a m e s a d o ir u : ’p a lo p e q u e ñ o p a r a c o r r e r la m e c h a d é l c a n d il d e a c e i t e c u a n d o
s e c o n s u m e ’.
a m o se c e r : ’a b l a n d a r ’.
a m o r o s a r : ’s u a v i z a r , h u m e d e c e r ’ : el rozu amorosou.
a m o t o : ’m o t o ’.
a m p o sa : ’a m p o l l a ’.
am usecer : ’p o n e r s e b l a n d o ’ ( e j. l a s g a ll e t a s ) .
an a d a r : ’n a d a r ’.
anantes : ’a n t e s ’.
a n c ia : ’e n c í a ’
a n d u l in a : ’g o l o n d r i n a ’.
a n f il a d a : ’b o llo t r e n z a d o h e c h o c o n h a r in a , h u e v o s , m a n t e c a , a z ú c a r y a n í s ’.
a n ic iu : ’p r i n c i p i o ’.
a n ie s a : ’a n i l l a ’.
antanu : ’a n t a ñ o ’.
a n t a n u e it e : ’a n t e a y e r , a n t e a n o c h e ’.
antoxana: ’a n t o j a n a , c o r r a d a d e l a n t e d e la c a s a ’. V id . corrada.
anto xar : ’a n t o j a r ’.
antoxu: ’a n t o j o ’.
a n u e it e : ’a y e r , a n o c h e ’.
anuyar : ’a n u d a r ’.
a palpar : ’p a l p a r ’.
a p a ñ a u : ’a r r e g la d o , c u r io s o ’ : fulanu ya m uy apañau.
a p a ñ u : ’a r r e g l o ’.
a p a r a r : ’p a r a r ’.
a p ig a r z a r : ’d o r m it a r , a d o r m e c e r s e ’.
a pousar : ’p o s a r ’.
aprender: ’p r e n d e r u n a p l a n t a ’, e t c .
a p r ie t a r : ’a p r e t a r ’.
a p l u p in a r : ’l l e n a r ’.
a p u r r i r : ’a lc a n z a r a lg u n a c o s a ’ : apúrrem’esu.
á q u e s u - á - u s - a s : ’a q u e l ló - a - o s - a s ’.
arbeyu: ’a r v e j o , g u i s a n t e ’.
a r e n g u : ’o r i l l a ’ : Varengu de la pena.
a r g a d ie § u : ’a p a r a t o p a r a d e v a n a r l a s m a d e j a s d e l a n a ’ : das más vueltas qu’un
argadiesu.
a rg u te: ’v i v o , d e s p ie r t o , e s p a b i l a d o ’.
a r i c e i r u : ’p e r s o n a q u e v e n d í a arizus o e r iz o s ’.
a r i g o n : ’a n i l l o d e h i e r r o q u e s e p o n e a la s r e s e s b r a v a s ’.
a r i g o n a r : ’p o n e r e l a r i g ó n ’.
a r i m a r : ’a r r im a r , a ñ a d i r ’.
a r iz u : 1) ’e r i z o ’, 2) ’e n f e r m e d a d e n l a p e z u ñ a d e la s v a c a s ’.
a r m a n ia r : 1) ’l l e v a r s e b ie n , c o m o h e r m a n o s ’, 2) ’a s e m e j a r s e ’, 3) ’a r r e g la r ’.
a r m a n i a u s : ’c o m o h e r m a n o s , q u e s e e n t i e n d e n m u y b ie n ’.
a r m a n u -a : ’h e r m a n o - a ’.
a r m it a : ’e r m i t a ’.
a r m o s id a : ’h e r m o s u r a ’.
a r m o su -a : ’h e r m o s o - a ’.
774 OLIVA AVELLO MENENDEZ

ARRADIU: ’r a d io ’. - ;
a r r a sc a r : ’r a s c a r ’.
arreso urar: ’c a m in a r t a m b a le á n d o s e , c o n m a r e o ’.
a r r e n i e g u : ’r e n ie g o ’ : arreniegu ’l demoniu. ;. * .
a r r ev esa r : ’g i r a r ’.
arreventar : ’r e v e n t a r ’.
a r r i a n d a d o r - a : ’p e r s o n a q u e arriando, la t ie r r a ’.
a r r i a n d a r : ’a c c ió n d e a r r im a r la t ie r r a a la p l a n t a ( m a íz , p a t a t a s , e t c .) d e s ­
p u é s d e sasar o s a l l a r ’.
a r r u s a r : ’a r r u l la r ’ : dame ’l nenu pa you arrusálu.
arroxar: ’c a l e n t a r a l h o r n o ’.
a r t o : ’z a r z a ’ : en míarzu el niu nel artu, abril hueveril y m ayu paparayu.
a r z u e l u : ’o r z u e lo ’.
a s c o n t r a : ’a l e n c u e n t r o ’.
a sig u n d a r : ’r e p e t ir u n a a c c ió n p o r s e g u n d a v e z e n la b o r e s d e l c a m p o ’.
a sin a : ’así’.
a s ig u r a r : ’a s e g u r a r ’.
a sper a r : ’e s p e r a r ’.
astren ar : ’e s t r e n a r ’ .
a s u c a r : ’h a c e r sucus o s u r c o s , e n la b r a n z a ’. V id . f u r a r .
atarrecer: ’a b o r r e c e r , d a r p e r e z a ’.
atayar : ’a t a j a r ’.
atayu : ’a t a j o ’.
a t a r e q iu - da : ’a t e r i d o - a ’.
ato upar : ’a n d a r c a y é n d o s e , p e s a d a m e n t e ’.
atuetar : ’j u n t a r , u n ir , r e u n ir ’.
a tu ta r : ’a r r e g l a r ’ : atuta lus gadeyus, atuta ’l fueu.
a t u t in a r (s e ) : ’e n c o g e r ( s e ) , a c o q u i n a r ( s e ) ’.
au: ’d o n d e ’ : ¿au tas, n e?
aunde : ’d o n d e , a d o n d e ’.
a u q u ie r : ’e n c u a lq u ie r p a r t e ’.
auruelu: ’r e u n ió n d e g e n t e j o v e n ’.
a v a sa se: ’a p u r a r s e ’ : avásate, ne.
avangar: ’d o b le g a r s e , d o b l a r s e ’ : qu’harta lus cielus avangan, delantre l ’alfa
ya omega ( P a d r e G a lo ).
a v a n g a u : ’e n c o r v a d o , d o b la d o ’.
a v u ita s e : 'p a r e c e r s e ’ : avuitaste a tou pai.
a x e ita r : 1) axéitam ’esu bien, 3) ’a c o g e r ’ : axéitame
’s e n t a r s e ’, 2) ’a r r e g la r ’ :
al tou xeitu.
a x ila r : ’d a r v u e l t a s a l vanu o peñera p a r a q u e s a lg a la poxa a la s u p e r f i c i e ’.
a x i m i e l g a r ( s e ) : ’p a r e c e r s e ’. V id . a b u i t a s e .
a x u g a l: ’a j u a r ’.
axuntar: ’juntar’. Vid. x u n t a r .
a y a lg a : ir a las ayalgas ( c u a n d o h a y m a r e j a d a ) .
’h a l l a z g o ’ :
a y u : ’a j o ’ : una seruga d ’ayu (u n d ie n t e d e a jo ).
a z a fa r : ’c o m e r h a s t a s a c i a r s e ’.
a z u c r i: ’a z ú c a r ’.
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 775

b asena : ’b a l l e n a ’.
bagarus : ’g u s a n o s d e la p i e l d e l a s v a c a s ’ ( e n f e r m e d a d ) .
ba l a g a r : ’bálago de yerba’. Refrán: el halagar nun se ja i sin yerba.
b a l a u : ’cierre de tierra en las fincas’.

b a n z a s : ’h ie r r o o l a t ó n p a r a s u j e t a r lo s carcholones o c l a v o s s in q u e s e g a s t e
l a m a d e r a e n l a s m adreñas’.
b a r b u y ir : ’h a b la r b a j o , m u r m u r a r ’.
ba r d a : ’l í m i t e , s e t o ’.
bardayu : ’m a t o r r a l ’.
b a r q u ín : ’fuelle, instrumento para avivar el fuego. Vid. f u e s e . Vid. s o p l a f u e u .
b a r r a r : ’m ugir’ : barran las vacas de jam e.
b a r r e d o ir u : ’especie de escoba de laurel para barrer el horno’.
b a x a r : ’bajar’.

b a x u s (m ar): ’las rocas bajas’ : lus baxus.


b e i § a d o ir u : ’arado de madera, parecido al sabiegu o arado antiguo, m ás li­
gero. Vid. e n b i s a d o i r u .
b e is a r : ’bailar’.
b e i s a r i n a : ’juguete hecho con la semilla de los robles pequeños o carrascos
y un palillo para hacerle bailar’.
b e i § e : ’baile’.
b e n e i t u : ’sahuco’. Vid. s a b u g u .
b e n i n u : ’benigno’.
b e r r ia n a : ’r e l e n t e , v i e n t o f r ío d e la m a ñ a n a ’.
b e r r io n d u : ’ácido’ : seite berriondu.
b e r r iu : ’m u g i d o ’.
berruelu: ’e n c e l o ’ : tar berruelu.
besg u : ’b i z c o ’.
b ic h o r n o : 1) ’bochorno’, 2) ’canto de bichos en días de bochorno’ : ¿nun oyes
el bichorno?
b id a y a : ’sién’.
b i e r z u : ’cuna d e m i m b r e s ’. *.
btfna s f a s t u : ’e x p r e s ió n d e a g r a d e c i m i e n t o ’ : .b ie n a seas tú núe m e tra x isté
esu. ■ .....................
b ie r v e n e : ’g u s a n o ’.
b is a d o i r u : ’a r a d o q u e a b r ía p a r a d o s l a d o s ’.
b l in g a : 1)
’blinda’ (tira de castaño para hacer aperes de labranza, cestos, écc.),
2) ’tierra m uy estrecha y larga’.
b o c a d in : 1) ’bocado pequeño’, 2) ’un poquito de tiem po’ : ja i un bocadín que
venu.
b o c a r t e : 1 ) ’pez’, 2) ’tablas con dibujo debajo del final del tejado en las pa­
neras u hórreos’.
bo sa : ’pan especial de Pascua que se reglaba a les ahijados’. ;
b o s u : ’bollo’.
b o r r a y u : ’brasa, rescoldo del horno’.
b o r r o n : ’hoguera para quemar residuos’.
b o x u : ’pan de maíz sin ferm ento’.

b r a c u e l u : ’lacón’.
broza: ’d e s e c h o s d e m a d e r a , t r i g o ’, e t c .
776 OLIVA AVELLO MENENDEZ

br ue sa : ’h a c h a ’ : coyiu a bruesa, ’c o r t a d o c o n e l h a c h a ’.
bruxa: ’b r u j a ’.
buche : ’u n p o q u it o ’ : buche de café.
bu sa: ’e s t i é r c o l ’.
buelu : ’a b u e l o ’.
burru: 1) ’b u r r o , a s n o ’, 2) ’g u s a n o d e l a s c e r e z a s ’.
bu tesa d a : ’i n f la m a c i ó n l l e n a d e p u s ’.
b u t ie s u : ’e s t ó m a g o d e c e r d o y p o r e x t e n s i ó n d e p e r s o n a s y a n i m a l e s ’.

ca: ’c a s a ’ : ta ’n ca Pachu.
c a ban a : ’c a b a ñ a ’.
cabanon: ’t e n d e j ó n , lu g a r c u b ie r t o y a b ie r t o ’.
cabezada: ’a p a r e j o d e c a b a l l o ’.
cabezón : ’p a lo g r a n d e d e lo s c a r r o s ’.
c a b r iu : ’p ó r t ic o d e la i g l e s i a ’.
cacaraño su-a : ’c a r c o m id o - a ’.
cacea : ’p l o m o c o n u n a p lu m a p a r a cacear.
cacear: ’p e s c a r l le v a n d o la lí n e a c o n u n a cacea, y e n d o e n c h a l a n o ’.
cach apu: ’r e c ip ie n t e d e m a d e r a p a r a m e t e r la p ie d r a d e la g u a d a ñ a . V id . za -
p ic u .
cachu : ’p e d a z o ’.
ca sa : ’p a ñ a l d e e n v o l v e r n i ñ o s r e c ié n n a c id o s ’.
c a so u pa : ’t r o z o d e m a d e r a p a r a le ñ a , a s t i l l a ’.
ca davu : ’t o j o ’.
c a d r il : ’c a d e r a ’.
c a d r il e s : ’r iñ o n e s ’.
c a l a f r iu : ’e s c a l o f r í o ’.
c a l a n d a r iu : ’c a l e n d a r i o ’.
c a lar : ’p e s c a r ’.
calaxe: ’s i t i o d e l m a r d o n d e a b u n d a n lo s p e c e s ’.
calañu: ’c a l c á n e o , t a ló n d e l p i e ’.
ca lc o n : ’e n f e r m e d a d d e la s p e z u ñ a s d e l a s v a c a s ’.
caldaxu: ’a g u a d o , c o n m u c h o c a ld o ’ : ta caldaxu ’l pote.
c a l d e ir a d a : 1) ’lo que c o n t ie n e u n a c a ld e r a ’, 2) 'c o m id a m a la p a r a c e r d o s ’,
3) ’m u c h a c o m i d a ’.
c a l d e ir u : ’e s p e c i e d e c u b o d e z in c , m á s p e q u e ñ o q u e la c a l d e r a ’.
caldera: ’r e c i p i e n t e g r a n d e d e c o b r e , m á s g r a n d e q u e e l caldeiru’.
c a le c e r : ’c a le n t a r , e n t r a r e n c a lo r ’.
c a l e c iu : ’q u e e n t r ó e n c a lo r ’.
c a l iu : ’c a l o r ’.
ca lo r ( la) : ’e l c a lo r ’.
c a l t r ir : ’c a l a r ’.
cam bon: ’in s t r u m e n t o a n t ig u o d e la b r a n z a ’.
cam paneu: ’t a ñ id o d e c a m p a n a s ’.
cam panu : ’c a m p a n it a d e b r o n c e q u e c u e lg a d e l c o lla r ó n d e l a s v a c a s ’.
cana: ’c a ñ a , r a m a d e á r b o l’.
cañar (la) : ’c a n a l d e m a d e r a d e l m o lin o p o r d o n d e c o r r ía e l a g u a ’.
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 777

c a n c ie s u : ’p o r t i l l o ’.
candela: ’f l o r d e m a í z ’.
c a n d il e ir u : ’c a n d e l e r o ’.
c a n d il e x a : ’l á m p a r a d e a c e it e a b ie r t a o c a n d il d o b le ’.
c a n ie s a : ’t i b i a ’.
c a n in : ’t i e m p o d u d o s o ’ : ta canín.
c a n io s u - a : ’a b ic h a r a d o , m a l o ’ : indias carnosas.
cantara: ’r e c i p i e n t e d e c e r á m ic a p a r a g u a r d a r e l a g u a d e b e b e r ’.
c a n t a r e ir u : ’s o p o r t e d e m a d e r a p a r a c o lo c a r l a s cántaras’.
ca n tesa : ’p ie z a d e h o ja la ta o a la m b r e p a r a a r r e g la r la m adreña c u a n d o s e
a b r e ’.
c a n tesa r : ’a s e g u r a r c o n a la m b r e u h o j a la t a la m adreña c u a n d o s e a b r e ’.
c a n t iu : ’c a n t o d e p á j a r o s o p e r s o n a s ’.
cantón: ’p la z a d o n d e s e r e u n ía n e l a lc a ld e c o n l o s v e c i n o s p a r a t o m a r a c u e r ­
d o s ’.
canto neras: ’p i e z a s d e l c a r r o d e l p a í s c o lo c a d a s s o b r e l a s ru ed as para que
rinchen’.
canu: ’p e d a z o d e u n a cana o c a ñ a ’.
c a p ie s a : 1) ’c a p i l l a ’, 2) ’e l c o r r o h e c h o c o n lo s capiesus’.
c a p ie s u : ’h a z g r a n d e d e m a íz , t r ig o ’, e t c .
caram anchón: ’e s p a c io i n t e r m e d i o y a b ie r t o e n la s p a n e r a s y h ó r r e o s ’.
caram bano: ’p l a c a d e h i e l o ’.
c a r a m ie s u : ’h o c ic o d e l c e r d o d e s p u é s d e m a t a d o ’.
carchuela: ’c l a v o h e c h o a m a n o d e madreña'.
carcholon: ’c l a v o g r a n d e d e h i e r r o ’.
ca r d o su : ’l a n u d o , p e l u d o ’.
c a r n e ir u : 1) ’c a r n e r o ’, 2) ’g a j o d e n a r a n j a ’.
c a r n ic i r i a : ’c a r n i c e r í a ’.
c a r p in : ’e s c a r p í n ’
c a r p in t e ir u : ’c a r p i n t e r o ’.
carrascu : ’r o b l e p e q u e ñ o ’.
c a r r e i r u : 1) ( m a r .) ’e s p a c io e n t r e d o s l i s o s d e r o c a ’, 2) ’s e n d e r o ’.
carretar : ’a c a r r e a r ’. V id . carrexar.
carretón: ’v o l q u e t e , c a r r o d e l a b r a n z a ’.
carrexa (el): ’e l h ij o m e n o r ’. ( V ie n e d e d e c ir : el qu ’arrexa ’l agua, p o r q u e
n o s e r v ía p a r a o tr a c o sa ).
carrexar : ’a c a r r e a r ’. V id . carretar.
c a r r ie s u s : ’c a r r i l l o s ’.
c a r r il ( la): ’e l c a m in o ’.
carro del p a í s : ’c a r r o t íp i c o c o n u n e j e q u e c h ir r ía a l r o d a r ’.
c a r r u d ’a l z a d a : ’c a r r o d e l p a í s c o n s u p le m e n t o ’.
cartalexu: ’b a b a q u e d e j a e l xatu d e s p u é s d e n a c e r ’.
c a r t ia u - d a : ’d e n t a d o , q u e n o c o r t a b i e n : gadaña cartiada.
c a sc a y u : ’j u e g o ’.
ca sc u d u : ’c a r a c o l ’.
c a s q u e i r u : ’t r o z o q u e q u e d a a l e s c u a d r a r la m a d e r a ’.

c a ta r : ’o r d e ñ a r ’.
caxa: ’c a j a ’.
c a x in a : ’v a i n a d e l a s le g u m b r e s ’.
caxon : ’c a j ó n ’.
778 OLIVA AVELLO MENENDEZ

cazarola : ’c a c e r o l a ’.
cazuetu: ’tallo de la berza seco o cortado’. Vid. s a n t e ir u .
c e b o sa : ’cebolla’.
celaxe: ’c i e l o e n c a p o t a d o , b r u m o s o ’.
c e n ic e r u : 1) ’c e n i c e r o ’, 2) ’p a ñ o d e e c h a r la c e n iz a p a r a e v i t a r q u e p a s a r a a
la r o p a e n l a s c o la d a s a n t i g u a s ’.
centen : ’c e n t e n o ’.
centosu : ’c e n t o l l o ’.
cera : ’a c e r a ’.
c e u : ’t e m p r a n o ’.
CEVIL: ’c i v i l ’.
c ie b u : ’soporte para secar castañas o colgar em butido’.
c ir ig ü e y a : ’ciridona, planta m edicinal’.
c i r u i .a r ( l a ) : ’el ciruelo’.
c iv e r s a ( a l a ) : ’viceversa’.
c l a b u ñ a r : ’p r e p a r a r la gadaña c o n la incla y e l m artiesu p a r a s e g a r ’.
c l a b u ñ u s : ’la in d a y e l m artiesu.
c la m i a ( l a ) : ’los que chillan pidiendo’ : estu ya la d a m ía , nun hay quien lus
aguante.
c l a r e y a r : ’clarear el día’. Vid. c l a r ia r .
c l a r i a r : ’clarear el día’. Vid. c l a r e y a r .
c ú b e t e : ’cohete’.
¡ coim as!: ’ ¡ c a r a m b a ! ’.
c o sa r: ’collar de los bueyes xa tu s’, etc. Puede aplicarse también al de las
personas.
c o s a r a d a : ’c o l l a r de v a c a s y c a b a l l o s ’. Vid. S o c a r a d a .
c o l a d o ir u : ’c o la d o r ’
c o m e r e ir u : ’pesebre’. Vid. per seble.
com pangar: ’a d u la r , d a r la r a z ó n a o tr a p e r s o n a s in t e n e r la p o r c o n g r a c ia r s e
c o n e l l a ’.
c o m pang o: ’e l e m b u t id o q u e s e a ñ a d e a l p o t e a s t u r i a n o ’.
c o m p a n g o n -a : ’que com panguea’.
c om paranza : ’c o m p a r a c ió n ’.
conca: ’t a z a r e d o n d a d e m a d e r a s in a s a ’.
congaru : ’c o n g r i o ’.
c o n ta r: 1) ’contar’, 2) ’pensar’ : contaba venir.
c o n tra : 1) ’hacia’, 2) ’contraventana’, 3) ’ ¡caram ba!’.
c o r n a l e s : ’tiras de cuero que sujetan la m usida al yugo de las vacas’.
c o r o n d a o c o r o n d i a : ’tablas gruesas, verticales, que forman las paredes en
los hórreos y paneras’.
c o r t e : ’cuadra’.
c o r r a : ’soporte redondo para llevar cántaros o cestas en la cabeza. De paja
para los cántaros y podía ser de trapos para llevar cestas’.
c o r r a d a : ’extensión de terreno delante de lasa’. Vid. a n t o x a n a .
c o r r i d a ( m a \ ) : ’serie de olas grandes en la marea’.
c o r r t g ü e l a s : ’cintas resbaladizas de las algas’.
c o r r i o n : ’correa que sujeta el cam panu’.
c o r r u e l a : ’alga m enuda’.
c o r t e y u : ’t r o z o d e c o r t e z a d a la fuaza o d e l p a n ’ : indias cun curteyus. Vid.
GARITU.
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 779

c o s t ie s a s : ’c o s t i l l a s ' .
c o stum e : ’c o s t u m b r e ’.
c o s u : ’f o r m a d e s p e c tiv a d e c o s a ’.
co ta p a d a : ’g o l p e f u e r t e d a d o c o n una m aza, el m an go de un h ach a o z a r c illo ,
se d ic e d e l g o lp e q u e d a e l c a r n ic e r o p a r a m a t a r e l xatu.
c u tu su : ’c o r a z ó n d e la panoya o m a z o r c a ’,
c o x u : ’c o j o ’.
c r u c ia r : ’c r u z a r ’.
cuartaron: 1) ’mitad de la puerta’, 2) ’vaso de vino’, 3) ’parte (de cuarto) de
naranja, tortilla’, etc.
c u a s e : ’casi’.
c u a s e m e n t e : ’casi’.
c u b e r t o r i a : ’t a p a d e pote o c a c e r o la ’.
cúbete: ’c o h e t e ’.
c u c h a r in a s : ’r e n a c u a j o s ’.
c u c h ie s u : ’c u c h i l l o ’.
cuesu: 1) ’c u e l l o , r e g a z o ’, 2) ’h a r in a d e m a íz c o c id a c o n l e c h e ’.
cuestu: ’e n p e n d i e n t e ’ : tiyau cuestu.
cueta: ’l a p a r t e r o m a e n e l foucín, fo z’, e t c .
¿cuey, m ío n in in ? o ¿ c u e y o ? : ’e x p r e s i ó n c a r iñ o s a e q u i v a l e n t e a ¿no es ver­
d a d ? ’.
c u it a r : ’e s p a r c e r e l cuitu o e s t i é r c o l e n l a s f i n c a s ’.
c u it u : ’e s t i é r c o l ’.
culapa: ’p a r t e t r a s e r a d e l c a r r o ’.
culuebra : ’c u l e b r a ’.
culurau: ’c o l o r a d o ’.
cum paranza : ’c o m p a r a c i ó n ’. . -
c u n c e i c io n : ’c o n c e p c ió n ’.
c u q u ie s u : ’c u c l i l l o ’.
curazu : ’c o r a z ó n ’.
c u r ia r : ’cuidar las vacas’. Vid. s i n d i a r .
curnales ( l a s ) : ’correas de cuero para amarrar la vaca al yugo’.
curuxa : ’lechuza’.
c u r r ie s u : ’lu g a r d o n d e s e g u a r d a e l c e r d o ’.
curro: ’p a t o , g a n s o ’.
c u s p ir : ’e s c u p i r ’.
c u s t ie s a : ’c o s t i l l a ’.
c u t u : ’f r í o ’ : ja i un cutu qu ’escarabaya ’l peyeyu.
c u tu su : ’c o r a z ó n d e la p a n o j a ’.
c u y a r : ’c u c h a r a ’.
cuyer : 1 ) ’c o g e r ’, 2 ) ’o p e r a c i ó n de q u ita r la m azorca d e l ta llo en e l m a íz o
t r i g o ’.
cuyera : ’c o l l a r d e l c a b a l l o ’.
780 OLIVA AVELLO MENENDEZ

sabana: ’losa grande aplanada’.


sab an ad a: ’golpe dado con una sábana’.
s a b i e g u : ’arado antiguo de madera con reja de hierro’.
s a b o r ( e l ) : ’la labor’.
s a b r a d o r : ’labrador’.
s a b r a n z a : ’labranza’.
§ a b r a r : ’labrar, preparar la tierra para la siembra’. .
s a d a : ’jara (planta)’.
s a d r a l e s : ’tablas curvas que se colocan a los lados de los carros del país
s a d r a r : ’ladrar’.
s a d r i u : ’ladrido’.
s a g a : ’llaga’. • .
s a g a ñ a : ’légaña’.
s a g a ñ o s u - a h ’legañoso-a’.
s a g o s t a : ’langosta’.
s a g r i m a : ’lágrim a’.
s a m a : ’lama, tierra de lodo o barro’. Vid. s a m u e r g a .
s a m a r : ’llam ar’.
s a m a r a d a : ’llam arada’. Vid. s a p a r e d a .
§amber : ’lam er’.
s a m b e t a d a : ’lam ida’. Vid. s a m b ia d a .
s a m b ia d a : ’lam ida’. Vid. s a m b e t a d a .
s a m b io n -a : ’g l o t ó n ’.
sam para: 1 ) ’l á m p a r a ’, 2 ) ’l a p a ’ ( m a r .) .
s a m p ia z u : ’l a t i g a z o ’.
sa m u erg a : ’tierra de lodo o barro, porquería’. Vid. sam a,
s a m u r g u e ir u : ’montón de fango y porquería’.
s a n a : ’lana’.
s a n c i l : ’viga de hórreo’,
s a n c i n u s : ’los palos de la grá o grada’.
s a n d e : ’bellota del roble’. ....... , ,v, ..... .
§ a n t a i n a : ’lantana, planta m edicinal’.
s a n t e i r u : ’pie de berza’. Vid. c a z u e t u .
§ a n u d u h - a : ’lanudo-a, peludo-a’.
s a p a : ’llam a del fuego’.
s a p a r e d a : ’llam arada’. Vid. s a m a r a d a . ....
s a r : ’lar, hogar’.
s a r g a r ( s e ) : ’echar fuera, marcharse’.
s a r g a t e s a : ’lagartija’.
sarg atu: ’l a g a r t o ’. oí1' !
sa r g u-a : ’l a r g o - a ’.
sargura : ’l a r g u r a ’.
s a r im a : ’l á g r i m a ’.
s a s t im a : ’l á s t i m a ’.
sa s t im a r : ’l a s t i m a r ’.
sa ta : ’t a b l a d e l t e j a d o ’.
sau : ’l a d o ’.
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 781

sa v a d o ir u ’piedra donde se lava la ropa’.


:
savadura: ’lavadura’.
savar : ’lavar’.
s a v ia : 1 ) ’p i e z a d e l o s c a r r o s d e l p a í s ( s i r v e p a r a q u e e l x u b e x u o l a do pla n o
se co rr a n , s ir v e para s u j e t a r l o s ) ’, 2 ) c l a v i j a d e l t i m ó n d e l a r a d o ’.
s a z u : ’l a z o ’.
s e g r ia : ’a n i m a l q u e c o m e l a s r a t a s y d e m á s b i c h o s e n l a s h u e r t a s ’.
s e ir a : 1 ) ’n a v a j a g r a n d e ’, 2 ) ’h i e r r o l a r g o p a r a a f i l a r l o s c u c h i l l o s ’.
s e it e (el): ’l a l e c h e ’.
s e it o r ia s : ’p i e z a s d e m a d e r a d o n d e v a e n c a j a d o e l e j e e n l o s c a r r o s d e l . p a í s ’.
se it u g a : ’p l a n t a c o m e s tib le p a r a v a c a s ’.
sende: ’p r e f i j o q u e f o r m a t o p ó n i m o s ( m á s a llá d e ) ’ : sen d ela ba r c a , sen d e c a s-
t ie l l o .

seña : ’l e ñ a ’.
ser : ’l e e r ’
sera : ’s u p e r f i c i e con ca n to s ro d a d o s en la s p la y a s ’ (g le r a ).
s e t r e ir u : ’l e t r e r o ’.
sevantar: ’l e v a n t a r ’.
s ib r a : ’m e d i a o n z a d e p e s o , lib r a : s i b r a c a ste lla n a — 16 o n z a s , sib ra m a y o r =
2 5 o n z a s ’.
s ib r ic a n te : ’l u b r i c a n t e o b o g a v a n t e ’.
s i b r u : ’l i b r o ’.
¡s iebre : ’liebre’.
s ie g r a : 1) ’i n s t r u m e n t o p a r a f a b r i c a r m a d r e ñ a s ’, 2 ) ’j i n e t a ( a n i m a l ) ’.
s ie n ta s : ’p a p a s d e m a í z t o s t a d o , s i n tu r r a r ’.
s im ia g u : ’b a b o s a ’.
s im ó n : ’l i m ó n ’.
s im o n e ir u : ’l i m o n e r o ’.
s im o s n a : ’l i m o s n a ’.
s im p ia r (s e ): ’l i m p i a r ( s e ) ’.
s im p iu -a : ’l i m p i o - a ’.
s in : ’l i n o ’.
s in c a r : ’t o c a r a l t a c t o ’.
s in d ia r : ’c u i d a r l a s v a c a s ’. V i d . c u r i a r .
singua : ’lengua’.
s in g u a n iz a : ’l o n g a n i z a ’ .
s ix e ir u : ’l i g e r o ’.
s ix ia : ’l e j í a ’ ( d e l a c o la d a a n t ig u a ).
sobu : ’l o b o ’.
so carada: ’c o l l a r d e vacas y c a b a l l o s ’, V i d . c o s a r a d a .
so m ba : ’l o m a ’.
sombu : ’lomo, joroba, espalda’.
sonxano: ’especie de cabo, tierra que penetra en el m a r’.
sombriga: ’lom briz’.
sonxe : ’lejos’.
s o u r e ir u : ’la u r e l* . • •
so uxa : ’l o s a ’.
so uxar : ’p o n e r l o s a s e n u n t e j a d o ’. ' •5\ v . ;
su c e ir u : ’lu c e r o * . * ^ ‘
782 OLIVA AVELLO MENENDEZ

Sueca : ’especie de cam pana o rd in aria que se coleaba a los caballos en el


te y tam bién a las vacas’.
su e su : 1) ’vacío’, 2) ’de poco juicio o ta len to ’.
su e u : ’pronto, luego’ : dica sueu (hasta luego).
sueza : ’clueca’ : pita sueza.
s u g a r : ’lu g a r’.
sum briga : ’lom briz’.
sume: ’l u m b r e ’ : hay qu ’encendé ’l sume pa facé la xanta.
suna : ’l u n a ’.
su n e s : ’l u n e s ’.

CH

c h a c h u : ’t r a t o d ad o a un a p erson a’ : ¡ ah chachu ! , ¡ah o 1.


chanada : ’l l a n u r a ’.
chanten : ’l l a n t é n , p l a n t a m e d i c i n a l ’.
c h a n u -a : ’l l a n o - a ’.
c h ig a r : ’l l e g a r ’.
chen : ’l l e n o ’.
chenar : 1) ’l l e n a r ’, 2 ) ’c a l a r l a s m adreñas’.
chevar : ’l l e v a r ’.
c h ic o r ia : ’a c h i c o r i a ’.
c h ic u l a t e : ’c h o c o l a t e ’.
c h im in e a : ’c h i m e n e a ’.
c h ip a : ’j u e g o ’.
c h is c a r : ’s a l p i c a r ’.
c h is g a r : ’f i s g a r ’.
c h ix u : ’c a f é r u i n ’
churar : ’l l o r a r ’.
churon : ’l l o r ó n ’.
chuchu : ’b e s o ’.
c h u f in : ’d e l f í n ’.
c h u m e ir a : ’t e j a l e v a n t a d a e n e l t e j a d o p a r a q u e s a l g a e l h u m o d e l s a r .
c h u r ib a g a : ’f r u t o d e l l a u r e l ’.
chuver : ’l l o v e r ’.
c h u v ia : ’l l u v i a ’.

d ’o u : ’¿ d e d ó n d e ? ’ : ¿d’óu vienes, ne?


d a l g u ie n : ’a l g u i e n ’.
debaxu : ’d e b a j o ’.
d e b o u c ia r : ’h u m e d e c e r , m o j a r ’ : ta debouchiandu la yerba.
d e ix a r : ’d e j a r ’.
delantre: ’d e l a n t e ’.
d e l ir : ’d e r r e t i r ’.
dende : ’d e s d e ’.
d e n d e iq u i: ’d e s d e a q u í ’.
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 783

d f.n d e n to n c e s : ’d e s d e e n to n c e s’ : d e n d e n to n c e s paco.
d e p r e n d e r : ’a p r e n d e r ’.
d e s a x e r a r : ’e x a g e r a r .
d e s a n u b ie rtu : ’d e s p e j a d o , s in n u b e s ’ : c ie lu d e s a n u b ie r tu .
d escabazar ( e l s e i t e ) : ’q u it a r la n a t a a la le c h e '.
d e s d e i x a r : ’d e s d e j a r ’ : t o u d e s d e i x a u d e to d u .
d e s d e i x u : ’d e s d é n ’.
d e s e m b o z a r : ’l i m p i a r la r e j a d e l a r a d o , q u it a r e l c u i t u a l S a b i e g i i ’.
d e sfa c e r: ’d e s h a c e r ’.
desq u e: ’d e s d e q u e ’.
d i a n t r e : ’d e m o n i o ’.
d i a z , d i a c i s e i s , d i a c i s i e t e . . . : ’d ie z , d ie z y s e is , d ie z y s i e t e ’...
d i c i r : ’d e c i r ’.
d id a s ( l a s ) : ’l o s d e d o s d e l p i e ’.
d id o n a ( l a ) : ’e l d e d o g o r d o d e l p i e ’.
d id u s ( l u s ) : ’l o s d e d o s d e la m a n o ’.
d i e n t r u : ’d e n t r o ’.
d i e u s : ’D i o s ’.
d ifirie n te : ’d i f e r e n t e ’.
d i n d ’a g o r a : ’d e s d e a h o r a ’.
d i s p i d i r : ’d e s p e d i r ’.
d o lio s u : ’u n p o c o d o lo r i d o ’.
d u m in g u : ’d o m i n g o ’.
d o p la : ’c o r r e a t e j i d a p a r a u n i r (x u n c e r ) e l y u g o a l c a r r o ’.
d o u s : ’d o s ’.
du: ’¿ d e d ó n d e ? ’ : ¿d u v ie n e s , oh?
d u e rn u : 1) ’r e c i p ie n t e g r a n d e de m adera donde se pone a s a la r cerdo’
2) ’u t e n s i l i o d e m a d e r a p a r a d a r d e c o m e r a lo s c a b a l l o s ’.

e c lis (e ): ’e c l i p s e ’.
e s a : ’e l l a ’.
e i: ’i n t e r j .’ : ¡ e i, v a c a !
e iq u i : ’a q u í ’ : p u r e i q u í p a l a n t r e .
e i r u : ’t i e r r a d e l a b o r ’.
e i x e : ’e j e ’.
em baxu : ’a b a j o ’.
e m b i s a d o i r u : ’a r a d o d e m a d e r a , p a r e c id o a l s a b i e g u , m á s l i g e r o ’.
f.m b r u e c a r : ’v o l c a r ’ : e m b r u é c a l u a g o r a .
e m b u r r i a r : ’e m p u j a r ’. V id . e m p u x a r .
e m b u r r io n : ’e m p u j ó n ’.
e m p o r c a r : ’e n s u c i a r ’.
em prestar : ’p re sta r’.
e m p u x a r : ’e m p u j a r ’. V id . e m b u r r i a r .
e n c a n u : ’v e n d a , d e d i l ’.
encaramanecer : ’a te rir’¿
e n c a r a m a n iu -da : ’aterido-a’.
enc eso -a : ’e n c e n d i d o - a ’.
784 OLIVA AVELLO MENENDEZ

encetar : ’i n f e c t a r ’.
e n c u d i a r : 1) ’e n t o r p e c e r ’ ( e j . : la r u e d a d e u n m o lin o p o r h a c e r s e p a s t o s o e l
g r a n o ) , 2) ’e s t o r b a r ’ (e n u n a r e u n ió n , e t c .) .
e n c u r t i a r : ’a c o r t a r ’ : encuartia ’l vestiu.
l n c u r u x a r : ’p o n e r s e e n c u c l i l l a s ’.
e n c u y e r : ’e n c o g e r ’.
encuyonar: ’h a c e r m a l e l z u r c id o ’.
e n s a m A ( m a r .) : ’p ie z a d e e m b a r c a c ió n d o n d e s e p o n e e l r e m o ’.
e n s a z a r : ’e n l a z a r ’ : ensanzadu lus muñiques, las m aninas seique vuelan. ( D a n ­
z a p r im a d e C a d a v e d o ) .
en so u za r: ’c lo q u e a r la g a l l i n a ’.
en su b esa u : ’e n r o s c a d o ’.
e n c h a n d in a u - d a : ’m o j a d o , s u c i o ’.
e n f ila r (s e ): ’e m b o r r a c h a r ( s e ) ’.
e n f u c i c a r : ’d a r s e d e h o c ic o s c o n t r a a lg o ’.
e n g a r illa s : 1) ’a n g a r i l l a s ’, 2) ’a n g a r i ll a s p a r a s a c a r la ouca d e l m a r ’.
e n g a r a m a r : ’e n c a r a m a r ’.
e n g a r r a n c h a r : ’e n g a n c h a r ’.
e n g a t u ñ a r : ’t r e p a r , s u b ir a u n p o s t e , á r b o l’, e t c .
enguadar ( m a r . ) : ’e c h a r a l a g u a e l c e b o p a r a q u e a c u d a e l p e z ’.
engu an o: ’e n e l a ñ o ’ (o p . antanu).
e n r a m e : ’h ie r b a q u e s o b r e s a le d e l paxu ’.
e n r e c i a r : ’f o r t a le c e r s e , p o n e r s e reciu ': taba delgau perú enreciou.
e n r e d a r : ’j u g a r ’.
e n r e s t r a r : ’h a c e r r is t r a s ( riestras ) d e m a íz , c e b o l l a s ’, e t c .
e n r ib a : ’a r r ib a ’.
e n r ib e ir a r : ’h a c e r la s ie g a p r im e r a en tr e d o s fin c a s p a ra m arcar el lí m i t e
e n t r e e l l a s ’.
e n r o n c h a r ( s e ) : ’p r e n d e r s e e l a n z u e lo o r e d e n l a s a lg a s ’.
en sa lm e: ’e n j a m b r e ’.
e n s u g a r : ’e n j u a g a r la r o p a , e s c u r r ir , s e c a r ’.
e n s u itu : ’e n j u a g a d o , s e c o ’ : el camín ta ’nsuitu.
e n s u i t a r : ’s e c a r ’.
e n t o n c i a s : ’e n t o n c e s ’.
e n t o u r i a r : ’q u e d a r l a p o r q u e r ía e n la r o p a , e n l a s c o l a d a s a n t i g u a s ’.
e n tr ia r : ’e c h a r t r o z o s d e p a n , fuaza, e t c ., e n u n l íq u id o , c o m o c a f é o l e c h e ’.
e n v e r n i z u : ’i n v e r n i z o ’.
e n v is a d o ir u : ’a r a d o d e m adera, p a r e c id o al sabiegu, m á s li g e r o ’. V id . v e i-
s a d o ir u .
e n v r e d a r : ’e n c a m i n a r ’ : envrédanus a Cuadonga (P . G a lo ).
e n x a m a s : ’j a m á s ’.
F.NxiNCLAU: ’q u e n o v a l e p a r a n a d a , d e s p u é s d e u n a c c i d e n t e ,’ e t c . : tou todu
’nxinclau.
e s a x e r a r : ’e x a g e r a r ’.
e s a m in a r : ’e x a m i n a r ’.
e s b i c h a r : ’m a c h a c a r lo s arizus p a r a s a c a r l a s c a s t a ñ a s ’.
e s b r o z a r : ’a c c ió n d e q u it a r l a broza’.
e sc a c a ra ñ a u -a d a : ’e s t r o p e a d o - a ’ : una fuente ’scacarañada.
e sc a c a re x a r: 1 ) ’c a c a r e a r ’, 2 ) ’r e í r c o n r u i d o ’.
e s c a la d a : ’e s c a l e r a d e m a n o ’.
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 785

escam par : ’c e s a r u n c h a p a r r ó n ’.
e s c a n d e l a r : ’q u i t a r la candela a l m a íz , d e s p u n t a r lo ’.
e n c a n i e s a r : ’q u i t a r l a s c a ñ a s a u n á r b o l’.
escan u : ’b a n c o , e s c a ñ o ’.
e s c a r a b a y a r : ’a r a ñ a r ’.
esc a r a ba y u : ’c i e r v o v o la n t e , c la s e d e e s c a r a b a j o ’.
e sc a r a m a ñ o l a : ’j u e g o i n f a n t i l ’.
esc a r a m u sa r : ’e s t r o p e a r , p ic a r ’ (u n j a r r o d e p o r c e la n a , u n a p la n t a , e t c .) .
e s c a r c h o l a r : ’s o n a r l a s carchuelas d e l a s m adreñas’.
e s c a v a d o ir u : ’foucín c o r t a d o p a r a c o g e r Ñámparas o l a p a s ’.
esc a y u : ’e s p i n a ’.
e s c o l a n c iu : ’l u c i ó n ’ ( r e p t il) .
e f c u a x a r t n g a r : ’d e s a r r e g l a r , d e s a r m a r , r e v o l v e r ’.
escu sar: ’c r e c e r , e s t i r a r ’ : nun valía pa nada ya ’scusou bien.
e s c u d is e tr u : ’e s p e c i e d e b a s a r p a r a c o lo c a r l o s c a c h a r r o s ’.
e s c u d ie s a : ’e s c u d i l l a , t a z a d e b a r r o o r d in a r io p a r a v a r i o s u sO s’.
e s c u i t a r : ’e s c u c h a r ’.
e s c u i t o n : ’r e u n ió n d e j u v e n t u d d o n d e s e e s c o g ía la h o j a b u e n a d e m a íz p a r a
hacer xargones o j e r g o n e s ’.
fs c la p a r : ’repicar e l c a r r o p o r ll e v a r m u c h o p e s o ’.
e s c u r i d a : ’o s c u r i d a d ’.
e s c u r u - a : ’o s c u r o - a ’.
e s c u r in d a in a : ’o s c u r id a d g r a n d e d e l c i e l o ’.
e sfa r a g u y a r : ’m ig a r e l p a n ’. V id . e s m ig a y a r .
e sfa r r a p a r : 1) ’c a e r la n ie v e a farrapus o t r a p o s ’ : esfarrapa, vei cubrir;
2) ’h a c e r j i r o n e s o farrapus u n v e r t id o ’.
esfa r r a p a u : ’h e c h o j i r o n e s ’ ( u n v e s t i d o ...) . V id . f .s m e n d r a y a u .
f s f o y a d o ir u : ’p a lo aguzado d e m adera d ura para s e p a r a r la h o j a d e la pa-
noya p a r a esfoyar.
esfo y a r : ’q u i t a r la h o j a d e la panoya d e l m a íz ’.
e sfo y o n : ’r e u n ió n p a r a esfoyar e n la s p a n e r a s u h ó r r e o s ’.
e s f r e c e r ( s e ) : ’e n f r i a r ( s e ) ’.
e sfu sa r : ’q u i t a r l a p i e l a u n a n i m a l ’.
escad eyar: ’d e s p e i n a r ’ (gadeyus, c a b e llo ) .
e s g a m a y a u : ’d e s g a r b a d o ’.
e s g a ñ ita r : ’g r i t a r m u y f u e r t e ’.
e s g a r a v i t a r : ’a r a ñ a r la t i e r r a ’ ( e j . : la s g a llin a s ) .
e s g a r d u ñ a r : ’a r a ñ a r c l a v a n d o c o n l a s u ñ a s ’.
e s g o n c i a r : ’i n t e n t a r s a c a r l a pepita d e l f r u to , d e s v e n c i j a r u n a p u e r t a o v e n -
t a n a ’.
e s g u ila r : 1) ’t r e p a r ’, 2) ’e s c u r r i r s e , r e s b a la r ’.
e s m a d r e ñ a r : ’s o n a r l o s carcholones d e la s m adreñas’.
e s m a r a s a r : ’e s p a r c e r e l m arasu, lo q u e q u e d a a l s e g a r ’.
e s m a z a n a r : ’r o m p e r la v a c a la c a d e r a ’.
cuerre qu ’esmesa.
e s m e s a r : ’c o r r e r m u c h o ’ :
m esa, e n c ía ) .
e s m a s a u : 'f a lt o d e d i e n t e s ’ ( d e
f .s m e n d o n g a r : ’h a c e r e l m ondongo’ ( la v a r y p r e p a r a r l a s t r i p a s d e l c e r d o ) .
e s m e n d r a y a u : ’h e c h o j i r o n e s ’ ( u n a p r e n d a d e r o p a ). V id . e s f a r r a p a u .
e s m e s a r : 1) ’s a c a r l a h ie r b a d e l balagar’. 2) ’s a c a r a lg o s in c u r io s id a d ’, 3) ’t i ­
r a r d e l p e l o a o t r o e n u n a r iñ a ’.
786 OLIVA AVELLO MENENDEZ

e s m ig a y a r ’desmenuzar el pan’. Vid. e s f a r a g u y a r .


:
: ’desm ejorar(se)’ : t a m u y e s m i r r i a u .
f s m ir r ia r ( s e )
e s m u g a y a r : ’sacudir los m u g a y u s o erizos de castañas’.
e s n a l a r : ’escalar ligero, subir’.
e s n id i a r : ’resbalar’ : n u n e s n i d i e s , n in .
e s n u y e s a s e : ’t o r c e r s e o r o z a r s e lo s t o b illo s o n u y e s u s ': ta s e s n u y e s á n d u te
lu s n u y e s u s .
e s p a n t a y u : ’e s p a n t a j o ’. V id . e s p a n t u y u .
e s p a n t u y o : ’e s p a n t a p á j a r o s ’. V id . f .s p a n t a y u .
e s p a r r a r : ’e s p a t a r r a r ’.
e s p a r t e x a r : ’a s i s t ir a l p a r t o d e a n i m a le s ’.
e s p a v o r a r : ’a s o m b r a r , e x t r a ñ a r ’ : u n a c a lm a q u ’e s p a v o r a .
esp ayar: ’q u it a r la h ie r b a d e la p a y a o p a j a ’.
e s p e r i c a r : ’s u b ir s e a u n s it io c o n u n p o c o d e r ie s g o ’.
F.spERiCHiLAU-DA: ’d e b i lu c h o - a ’.
espeta r : ’c l a v a r , c o lo c a r ’..
espetera : ’s it io p a r a c o lg a r u t e n s il i o s d e c o c in a c o m o g a r f i e s a s , v i r a d e r a s , e t c .
e s p e t in a : ’p a lo p a r a a s e g u r a r la h ie r b a e n e l e n r a m e d e l c a r r o . T a m b ié n p a r a
s u j e t a r la h ie r b a d e l p a x u ’.
e s p r ix il a s e : ’d e s m e j o r a r s e ’ : c u m u s ’e s p r i x i l a esa c r ia tu r in a .
espuntar : ’d e s p u n t a r ’ : e s p u n t a r o m o u c a r e l m a í z .
e s p u r r ir (s e ) : ’e s t i r a r ( s e ) ’ : e s p ú r r e t e . n e .
e s p u x ig a r : ’d e s p a b ila r , r e s t a b le c e r s e ’.
e s q u e ic f r : ’o l v i d a r ’ : l u ’s q u e i c i u , n i n d a u n i a g r a d e c i u .
e s q u e ir u : ’e n c e n d e d o r d e c ig a r r o s a n tig u o , h e c h o c o n la p u n t a d e l c u e r n o d e
u n a v a c a y t r a p o s d e n tr o p a r a q u e m a r ’.
e s q u il a : 1) ’c a m a r ó n ’, 2) ’c a m p a n u d e v a c a s ’, 3) ’c a m p a n i l l a ’.
e s q u il e ir u : ’u t e n s i l i o d e p e s c a r f o r m a d o p o r u n a b o ls a d e m a l la c o n u n m a n g o ’.
e s q u is it u : ’e s c a s o ’.
e s q u it a r : ’s a lt a r , la n z a r c h i p a s ’ : n u n m a c h a q u e s la p i e d r a p u r q u e ’s q u i t a .
e s t a §a r : ’e s t a l l a r ’.
e stado ñera : ’p ie z a d e h ie r r o d o n d e se e n c a j a e l e s t a d o ñ o ’.
e st a d o ñ o : ’p a lo p a r a s u j e t a r le s s a d r a l e s e n e l c a r r o d e l p a í s ’.
fsta r a ba c u: ’t a l lo q u e q u e d a d e s p u é s d e s e g a d o e l m a íz ’.
fstenu : ’t r a n q u il o ’ : c i e l u ’s t e n u .
e s t il : ’m a n g o d e g u a d a ñ a ’.
e st o g a m o : ’e s t ó m a g o ’.
f s t o r d ig u : 1) ’b r u to , p o c o i n t e li g e n t e ’, 2) ’a lb o r o t a d o ’ : m a r e s t ó r d i g u .
est o x a se : ’e s t r o p e a r l e ’ : y a r a g u a p a p e r ú ’s t o x o u s e .
fstr a g u a y a r : ’e n j u a g a r c a c h a r r o s o r o p a ’.
fstr a pasa r : ’e s t r a p a l l a r ’.
estr ar: 1) ’e s p a r c e r e l r o z o e n la s c u a d r a s o c o r r a d a s ’, 2) ’p o n e r l a s c o s a s en
d e s o r d e n ’.
fstrau : ’e s p a r c id o ’.
estreldar : ’p r o d u c ir e s t r u e n d o , h a c e r m u c h o ruido*.
est r el d u : ’e s t r u e n d o ’.
e s t r in c o n : ’t ir ó n r e p e n t in o ’.
fstr o ba d a s : ’p ie z a s d e l c a r r o d e l p a ís d e m a d e r a d e f u r a c u s , u n u ’n c a d a s a u ,
e s p e t a u s ñ u s e s t a d o ñ u s . S u f in a lid a d e r a q u e n o s e a b r ie r a ’.
e s t r o c ia r : ’d e s t r o z a r ’. V id . estr o za r.
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 787

e str o za r : ’d e s t r o z a r , r o m p e r , a j a r ’. V id . e s t r o c ia r .
e s t r u ñ ir : ’e s t r u j a r ’.
e s t u r ia n u -a : ’a s t u r ia n o - a ’.
e s v a d ie s a r : ’r e v o l v e r , c h a r la r m u c h o ’ : t a ’s v a d i e s a n d u .
e s v a n ie s a r : 1) ’r e v o l v e r ’, 2) ’d e s m e n u z a r ’.
e s v e in a r : ’l i m p i a r o q u it a r la m a le z a d e la s v e r a s o la d o s d e lo s p r a d o s o
t i e r r a s ’.
esvento lexar ’m overse al viento, hacia todos lados’ : e s v e n t ó l a , e s v e n t o l e x a ,
:
z u le s te p e n d ó n b e n d i t u (P. Galo).
e s v e r d ia r : ’sacar patatas verdes en m ayo’.

faba : ’h a b a ’.
facer : ’h a c e r ’.
facer m o zu- a : ’h a c e r s e j o v e n ’ : e s a n e n a f e i x u m o z a .
f a c e r r a b ia s : ’p r o v o c a r ’.
f a c in a : ’b á l a g o p e q u e ñ o ’.
f a s in : ’f l o j o , d é b i l ’.
fala: ’h a b l a ’.
falar : ’h a b l a r ’.
f a l d ó n : ’l i s t ó n d e m a d e r a q u e s u j e t a e l m a n d i l e n la s p a n e r a s y h ó r r e o s , p o r
e l i n t e r i o r ’.
falaxe: ’f a l a d e u n a p e r s o n a m a l h a b l a d a ’.
f a l t r iq u e ir a d a : ’l o q u e c a b e e n la f a ld a r e c o g id a ’ ( p e r a s , m a n z a n a s ...) .
fam f : ’h a m b r e ’.
f a m ie n t u : ’h a m b r ie n t o ’.
fana : ’desprendim iento de tierra o rocas’.
fan a r : ’d e s p r e n d e r s e la t i e r r a o l a s r o c a s ’.
farag uya: ’m i g a j a , p iz c a , p a r t e m u y p e q u e ñ a de pan o f u a z a . T a m b ié n se
a p lic a b a a p e r s o n a s m u y r u i n a s ’ : ¡ v a y a fa r a g u y a !
f a r iñ a : ’h a r i n a ’.
farrapu: ’t r o z o m u y p e q u e ñ o d e n i e v e , t e l a ’, e t c .
f a r r iu : ’p e s c a d o ’. ~
fartar : ’h a r t a r ’.
f a r tu -a : ’h a r t o - a ’.
fartura : ’h a r t u r a ’.
febreiru : ’f e b r e r o ’.
f ^g a d u : ’h í g a d o ’.
ff .i t u : ’h e c h o ’ : d a f e i t u . t o d o s e g u id o .
f e i t u r a : ’h e c h u r a ’ : c o b r o m e b ie n la f e i t u r a , s i q u i e r a d o s c a r r a u s d e r o z u ,
felpeyu : 1) ’t r a p o , d e s p o j o d e t e l a ’, 2) ’m u j e r d e m a la v i d a ’.
fender: ’h e n d e r ’.
fenoyu: ’h i n o j o ’.
ferid a : l e c h e f e r i d a , ’leche que queda después de so ltar la n a ta ’.
f e r id e r a : Vid f e r id o ir a .
’t a r r e ñ a p a r a f e r i r ’.
feridoira : ’tensilio para f e r i r ’. Vid. feridera .
f e r ir : ’m a z a r la le c h e p a r a h a c e r m a n t e c a ’.
ferver : ’h erv ir’.
788 OLIVA AVELLO MENENDEZ

f e r v id i e s u : ’i n f u s ió n d e té , c a f é ’, e t c . \ r
fer r a d a : ’u t e n s i l i o d e m a d e r a p a r a e l a g u a ’. : ^ :
f e r r a m ie n t a : ’h e r r a m i e n t a ’. -
f e r r e ir u : ’h e r r e r o ’.
f e r r o n : ’c a d a u n o d e l o s d o s h ie r r o s l a r g o s q u e v a n d e la n t e d e la rea o r e ja
del sabiegu ’.
fe r r u y e n tu : ’o x i d a d o ’.
fe r r u y u : ’ó x i d o ’.
f e s o r i a : ’e s p e c ie d e a z a d a ’.
f i e r r u : ’h i e r r o ’.
f i g a r : ’h i g u e r a ’.
f i g u : ’h i g o ’.
f ig ü e l a : ’f r i s u e l o h e c h o c o n s a n g r e d e c e r d o y h a r in a , e n é p o c a d e m a t a n z a ’.
f il a r : ’h i l a r ’.
f il u : ’h i l o ’.
f iu -a : ’h i j o - a ’.
f o c ic u : ’h o c ic o ’.
fo g a : ’l l a m a d e l f u e g o ’. '
fo la : ’m a r r iz a d a q u e p r o d u c e e l v i e n t o ’ : hay fola de nordés. ..
f o l g a r : ’h o l g a r ’.
fo lg a z a n : ’h o lg a z á n ’. .
f o n d u - a : ’h o n d o - a ’.
fo n te : ’f u e n t e ’. .
f o r c a u : ’h o r c a d e d o s d ie n t e s p a r a c o g e r la h i e r b a ’. l: . .
fo rc io s u -a : ’f o r z u d o - a ’.
f o r n i c a : ’s i t i o d o n d e s e a c u m u la b a la c e n iz a d e l d ía e n e l sa r\
f o r n u : 1) ’h o r n o ’, 2) ’p l j a r o ’. V id . p im e n t e ir u .
forqueta: ’h o r c a d e c u a t r o o c in c o d i e n t e s p a r a v e r i o s u s o s : c o g e r h ie r b a , e s -
p a r c e r a b o n o ’, e t c .
fo rq ueton : ’h o r c a d e m a d e r a q u e ll e v a n lo s c a r r o s p a r a s e p a r a r la s v a c a s d e
la c a r g a q u e l l e v a n ’.
f o s c u : ’h o s c o ’.
f o u c in : ’h o z p e q u e ñ a ’.
fo uz : ’h o z ’.
f o z a r : ’a c c ió n d e l c e r d o d e b u s c a r a lg o e n la tie r r r .’.
fo z c u -a : ’h o s c o - a , d e m a l m a l c a r á c t e r ’.
f r e b a : ’h e b r a d e h ilo , c a r n e ’, e t c . ' ' ..........
f r e g a n c iu : ’e s t r o p a j o ’.
f u a c e r a s : ’v i g a s i n t e r i o r e s d e la s p a n e r a s p a r a c o lo c a r e l p a n ’.
fu a z a : ’p a n d e m a íz c o n le v a d u r a o furm ientu’.
f u e a : ’h o j a ’.
fu e se : 1) ’f u e l l e ’ ; 2) ’i n s t r u m e n t o p a r a a v i v a r e l f u e g o ’. V id . b a r q u í n y s o p l a -
f u e u ; 3) ’e s p e c ie d e s a c o h e c h o d e p ie l d e o v e j a p a r a l l e v a r e l g r a n o a
m o l e r a l m o l in o ’.
f u e n t e m a d e r u : ’f u e n t e d e m a d e r a p a r a vanar l a s fuazas, o s e a , d a r le s v u e l ­
t a s e n e l a ir e a n t e s d e m e t e r l a s a l h o r n o ’.
fu e r c ia : ’f u e r z a ’.
fu fu : ’f u e g o , in c e n d i o ’.
fu le c h u -a : ’h e le c h o m a c h o y h e m b r a ’.
f u m i a r : ’h u m e a r ’.
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 789

fum u: ’h u m o ’.
fu r a c u : ’a g u j e r o ’.
f u r a r : 1) ’h a c e r s u r c o s o sucus e n la t ie r r a ’. V id . s u c a r ; 2) ’m e t e r s e , in tr o ­
d u c i r s e ’.
furcau : ’h o r c a p a r a m o v e r la h ie r b a s e c a ’.
f u r m ie n t u: ’f e r m e n t o ’.
f u r m ig a : ’h o r m i g a ’.
f u r m ig u e ir u : ’h o r m i g u e r o ’.
f u r o : ’i n s t r u m e n t o d e c a r p in t e r o p a r a h a c e r a g u j e r o s ’. V id . t a r a b e s o n .
f u r o n : ’a r a d o d e m a d e r a a n t e r i o r a l sabiegu’.
fu r q u eta : ’furcau p a r a e l h o r n o ’.
fu su : ’h u s o ’.

g a b a r r a s ( m a r . ) : ’l a n c h a s p a r a c a r g a r la m a d e r a ’.
g a b a x u ( m a r . ) : ’g a n c h o c o n q u e s e e n g a n c h a n l o s p u lp o s ’.
D ar gabita o dar
g a b i t a : ’c u e r d a q u e e n g a n c h a la s e g u n d a p a r e j a d e v a c a s ’.
cuarta, a y u d a r c o n o t r a p a r e j a d e v a c a s e n e l a r r a s t r e d e u n c a r r o .
g a b itu : 1) ’g a n c h o q u e h a y e n l a s p a n e r a s p a r a c o lg a r j a m o n e s ’, e t c . ; 2) ’p a lo
d e m a d e r a p a r a r e v o l v e r la b r a s a d e l h o r n o , p a r e c id o a l surradoiru’.
g a c h a r : ’a g a c h a r ’.
g a c h o u p i n : ’d i m i n u t i v o d e gachu, a g a c h a d o e s c u c h a n d o a lo z o r r o ’ : anda ga-
choupín.
g a s u : ’g a l l o ’.
g a c h u : ’z o r r o , q u e n o d ic e v e r d a d ’ : anda gachu.
gadaña: ’g u a d a ñ a ’.
g a d a ñ u : 1) ’g u a d a ñ a c o r t a p a r a rozar’, 2) g a n c h o p a r a l o s p u l p o s ’.
g a d ey u s: ’c a b e l l o s , p e l o ’.
g a ir e ñ a : ’p l a n t a d e m o n t e ’. T e n ía v a r io s u s o s : para h ila r , p a r a q u e m a r e n
el sar, e tc .
g a m a l l e r a : ’c a d e n a p a r a c o lg a r e l p ote’.
g a m a y u : 1) ’p a lo l a r g o ’, 2) ’p e r s o n a a lt a y d e s g a r b a d a ’.
ganzu: ’p l a n t a d e m o n t e ’.
g a r a b a t a : ’a p e r o d e la b r a n z a d e m a d e r a c o n m u c h o s d i e n t e s p a r a r e c o g e r la
h ie r b a s e c a o p a r a b a r r e r la t i e r r a ’.
g a r a b a tu : ’a p e r o d e la b r a n z a c o n m a n g o y c u a t r o d i e n t e s d e h ie r r o p a r a e s -
p arcer el cuitu’.
g a r a b in u s : ’t r o c i t o s d e l e ñ a ’.
g a r a b itu : ’u t e n s i l i o p a r a arroxar’.
g a r a b u s : ’t r o z o s d e r a m a s d e á r b o l p a r a l e ñ a ’. V id . g a r a b u y u s .
g a r a b u y u s : ’h o j a r a s c a , l e ñ a m e n u d a ’. V id . g a r a b u s .
g a r a m p iñ a r : ’d e s h a c e r lo s sucus c o n u n u t e n s i l io d e n u e v e p a l e t a s ’.
gard u ñ u : 1) ’a p e r o d e la b r a n z a con m ango y d o s d i e n t e s , 2) t r a m p a para
c o g e r p á j a r o s ’.
g a rfe § a d a : ’c a n t id a d q u e c a b e e n la garfiesa o c a c i l l o ’.
g a r fie s a : ’c a c i l l o ’.
g a r i t u : ’t r o z o p e q u e ñ o d e p a n c o n c o r t e z a ’. V id . c o r t e y u y m ia § u .
garrar: ’a g a r r a r , c o g e r , c o g e r u n a e n f e r m e d a d ’ : garrou la gripe.
790 OLIVA AVELLO MENENDEZ

garru ch a: ’v a r a la r g a a c a b a n d o e n u n g a n c h o d e h ie r r o o m a d e r a p a r a h a ­
c e r g ir a r m á s f á c i l m e n t e la g r á ’.
g a t i a r : ’t r e p a r ’.
g a v i l u e t a s : ’g a v i o t a s ’.
g a v ita : ’c u e r d a g r u e s a q u e v a d e l y u g o d e l a s v a c a s a la g r á o g r a d a ’.
g a v itu : ’in s t r u m e n t o d e m a d e r a p a r a r e m o v e r la b r a s a d e l h o r n o o m o v e r lo s
p a n e s ’. V id . t r a i d o r ,
g a z a p a d a : ’c a n t id a d g r a n d e ’ : c o m e u u n a g a z a p a d a .
g l a y a r : ’g r it a r ’.
g l a y i u : ’g r i t o ’.
gochu-a : 1) ’c e r d o - a ’, 2) ’s u c io - a ’.
golau : ’h u e v o m a lo , p o d r id o ’.
goler : ’o l e r ’.
goña: ’s e m i l l a d e f r u t o s ’.
goño: ’b r o t e d e la p a t a t a ’.
g o r b iz u : ’p i z c a ’.
gorochus : ’g r u m o s ’.
goxa: ’m a n i e g u g r a n d e p a r a m e t e r t r ig o , c a s t a ñ a s ’, e t c .
gra: ’g r a d a , s u p e r f ic i e d e m a d e r a c o n d i e n t e s d e h ie r r o p a r a g r a d a r la t ie r r a
a n t e s d e s e m b r a r ’.
g r i e s p a : ’a v i s p a ’.
g r i ñ i s p o : ’t o r r e z n o ’.
g ü e lm u -a : ’e s p o n j o s o ’ : a n f i l a d a s g ü e lm a s .
güelpe: ’golpe’.
g ü e n c h ig a : ’v e j i g a ’.
güerta : ’h u e r t a ’.
güertu : ’h u e r t o ’.
güey: ’h o y ’.
¿ g ü e y , n in ? : ’¿ v e r d a d ? , d e ¿ g ü e i s , n in ? , ¿ o y e s , n i n ? \
g ü e y u : ’o j o ’.
g u ia d a : ’v a r a p a r a a m e n a r o c o n d u c ir la s v a c a s ’.
g u ila n d u : ’a g u i n a l d o ’.
g u in d o n : ’t r a m p a q u e s e c o lo c a e n lo s p r a d o s p a r a c o g e r a n i m a l e s ’.
gurgüelu: ’g r a g a n t a ’.
g u r g u l e ir u : ’t r á q u e a ’.
gurgutar : ’h a b la r , d e c ir ’.
g u r t iq u in : ’h u e r t o p e q u e ñ o p a r a a j o s , c e b o l l a s ’, e t c .
g urupu: ’c o m id a h e c h a d e h a r in a d e m a íz c o n p a t a t a s ’.
guya: ’a g u j a ’.
GUYEiRU: ’a l f il e t e r o p a r a a lf il e r e s o a g u j a s ’.

ic h a r : ’e c h a r ’.
in c l a : ’y u n q u e ’.
in g in ia s : ’a n g i n a s ’.
in r i t a r : ’i r r it a r ’.
in x e r ir : ’in j e r t a r ’.
in v ie r n u : ’i n v i e r n o ’.
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 791

M '

m adreña : ’a l m a d r e ñ a ’.
m aestru : ’m aestro’. Vid. m a yestr u .
m anar : ’a p e r o p a r a d e s g r a n a r la e s p ig a d e l o s c e r e a l e s ’.
m a n c a r : ’l a s t i m a r ’.

m a n d il : e ) ’m a n d i l ’, 2) ’c e r r a d o e x t e r i o r d e m a d e r a d e l a s p a n e r a s u h ó r r e o s ’.
m a n g a r : 1) ’p o n e r u n m a n g o ’, 2) ’p o n e r u n a p ie z a d e v e s t i r ’.
m a n ie g u : ’c e s t o d e blingas’. V id . p a x u .
m a n t e i g a : ’m a n t e c a ’.
m anu: 1) ’m a n o ’, 2) ’u n a g r a n c a n t i d a d ’ : una manu ratones.
m a r a s u : ’lo q u e q u e d a a l s e g a r ’.
m arfoyu : ’v a r i e d a d d e a l g a ’ ( n a c e e n t r e l a s p e ñ a s y s ir v e d e a b o n o ).
m a r ie s u - a : ’a m a r i l lo - a ’.
m a r t ie s u : ’m a r t i l l o ’.
m a s e r a : ’e s p e c i e d e m e s a c o n t a p a p a r a g u a r d a r e l p a n , la l e c h e ’, e t c .
m a s e i r u : ’e s p e c i e d e m e s a s in t a p a n i p a t a s p a r a s a la r l o s c e r d o s ’. V id . d u e r n u .
m a y a r : ’a c c ió n d e s a c a r e l c e r e a l d e s u v a in a p o r m e d io d e g o l p e s d a d o s c o n
e l m an ar’.
m a y e str u : ’m a e s t r o ’. V id . m a e s t r u .
m a z a n a : ’m a n z a n a ’.
m e c e r : ’m e z c l a r ’.
m esa : ’e n c í a ’.
m e la n d r u : ’t e j ó n , a n i m a l ’.
m e lg u e r u -a : ’z a la m e r o , s u a v e ’ : fala melguera.
m endongo: ’h a c e r e l e m b u t i d o d e l o s c e r d o s ’.
M e n i s t r u : ’m i n i s t r o ’.
m eruca : ’l o m b r iz ’.
m esa u : ’l o s a q u e se c o lo c a s o b r e el vegosu d e lo s h ó r r e o s o p a n e r a s p a r a
e v i t a r q u e s u b a n l o s r a t o n e s ’.
m e ta : ’m i t a d ’.
m e u d ia : ’m e d i o d í a ’.
m exar: ’o r i n a r ’.
m exu: ’o r i n a ’. • . • • v •
m ia s u : un m iasu pan. V id . c o r t e y u y g a r i t u .
’t r o z o p e q u e ñ o ’ :
m ia n ic a s : ’m iánicas ya verda, e q u i v a l e n t e a m i alma ya verda.
m ie n tr a s ta n tu ya non: ’m i e n t r a s t a n t o , e n t r e t a n t o ’. -
m ie u : ’m í o ’
m io s u : ’p i e z a d e l a r u e d a d e u n c a r r o ’.
m o n in : ’d id o m o n in , d e d o m e ñ i q u e ’.
M o n te ir u : ’a l c a l d e e n lo s p u e b lo s , m onteiru m ayor en l a s b r a ñ a s ’.
m oren a: 1) ’m o r e n a ’, 2) ’m o n t ó n d e h e n o p a r a p r o t e g e r lo d e l a l l u v i a ’.
m o r n iu : ’h o n g o d e l m a í z ’.
m orrer: 1) ’m o r ir l o s a n i m a l e s ’, 2) ’e x t i n g u i r s e e l f u e g o ’.
m o u c a : ’p a r t e d e l m a í z q u e s e q u it a , s o b r e la panoya’.
m o u c a r : ’c o r t a r p la n t a s o á r b o le s p o r la p a r t e s u p e r io r ’.
m oura: 1) ’m o r a ’ ( f r u t o ) , 2) ’m o r a ’.
m o u r i e n t u - a : ’m o h o s o - a ’.
m ozada: ’l o c o g id o c o n l a s d o s m a n o s ’ ( c e r e z a s , h a b a s , e t c .) .
m u s id a s : ’a l m o h a d i l l a s d e l a s v a c a s , d e b a j o d e l y u g o ’.
792 OLIVA AVELLO MENENDEZ

m u s iu -d a : ’m u l li d o - a ’.
mu e se : ’m u e l le , b l a n d o ’.
m u g a y u s : ’e r i z o s d e c a s t a ñ a s ’.
m u it u : ’m u c h o ’.
m u s g u in - a : ’m o s c a m u e r t a ’ ( p e r s o n a q u e n o lo a p a r e n t a p e r o s a b e m u c h o ) .

n a c e n c ia : ’nacim iento’ : ya de mala nacencia.


n a c ió n : ’cría de vaca’.
n a g u a u - a d a : ’mojado-a’ : tierra naguada.
n a i n a r : ’acunar’: tengu nainate ’l nenu.
n a l a r : ’nadar’ : AI cumpás lus pias nalen / y'al salau sonsón del agua ! Cu-
mu m areya que sube / cumu m areya que baxa. Danza (P. Galo).
n a r a n x a : ’naranja’.
n a r a n x a l ( l a ) : ’e l naranjo’. Vid. n a r a n x e i r u .
n a r a n x e i r u : ’naranjo’. Vid. n a r a n x a l .
n a t u r a : ’vagina’.
n a v a y a : ’navaja’.
n e : ’abreviación de nena’. Se aplica también a las personas m ayores: ¿Au vas,
ne?
n e b l in a : ’niebla’.
n e b l i n o s u : ’con niebla, nublado’.
n e n u - a : ’niño-a’.
w i e i r u : ’nido’. Vid. n i u .
n ie r v e : ’m irlo’.
n i e t u - a : ’verde, joven, tierno’ : yerba nieta, cutis nietu.
n i n : ’apelativo cariñoso, masculino y fem enino’.
n i u : ’nido’. Vid. n i e i r u .
n o c e u : ’nogal’.
n o n : ’no’ : non, nin.
n o r d e s : ’viento nordeste’ : nordés santaniegu (de Santa Ana Montarés).
noyu : ’n u d o ’.
nozar: ’nogal’. Vid. noceu.
nueite : ’noche’.
n u e s u -a : ’n u e s t r o - a ’.
nuevu : ’nuevo, joven’ : ya más nuevu que tú.
numaru: ’n ú m e r o ’.
nun : ’no’ : nun venu. Vid. non.
nun tal: ’e s m e n t i r a ’.
n u r t iz u : ’del norte’ : ta nurtizu, viento del norte.
n u v ie m b r e : ’noviem bre’.
nuyesu : ’tobillo’.

O
ochu: ’o c h o ’.
ofierta : ’ofrenda, o fe rta ’.
o n d e : ’d o n d e ’ : ¿ onde
ta ?
o r b a y a r : ’llover menudo’. Vid. z u r r ia r .
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 793

orea : ’o r e j a ’.
orear : ’p r e s t a r a t e n c i ó n ’.
osu : ’oso’.
ou: ’o’ (conj.): estu ou l’outru.
ouca : ’a l g a ’.
o u q u in : ’v a r i e d a d d e a l g a ’.
ovea : ’o v e j a ’.
¡oxala! : ’ ¡ o j a l á ! ’.

P
pa : ’p a r a ’.
p a s i: ’p a r a a l l í ’.
paso : ’para allá’.
pa l a de s a b l e : ’pala de tierre’.
p a l a n t r e : ’para alante’.
p a l o m b a s : ’palom as’.
p a n d e ir u : ’pandero’.
p a n e r a : ’especie de hórreo, rectangular, de mayor capacidad’.
p a n i e g u : ’prado que da buen trigo o centeno’.
p a n o y a : ’panoja de maíz o de pino’.
p a ñ a r : ’coger, recoger del suelo’.
p a p a s : ’harina de maíz cocida’.
p a r a f u s a s : ’aparato para torcer la lana’.
p a r r a c u : ’párroco’.
p a t r a s : ’para atrás’ : andade a cumpás palantre / vo lvede pa trá s cun gra­
cia / cumu m areya que sube / cumu m areya que baxa. Danza (P. Galo)..
p a x a r a s : ’m ariposas del maíz, de la luz’, etc.
p a x a r u : ’pájaro’.
p a x u : ’cesto de blingos’. Vid. m a n i e g u .
p e r s e b l e : ’pesebre’. Vid. c o m e d e ir u .
p e s e y u : ’pellejo’.
p e d r a z : ’granizo’.
p e g a : ’urraca’.
p e g o s u : ’pie de hórreo o panera’. r
p e n a : ’peña’.
p e n e u : ’peña grande’ : el penen Lus Cuervus.
p e r : ’por’ : preiqu í palantre.
p e r r i n : ’moneda de cinco céntim os antigua’.
perrona: ’m o n e d a d e d i e z c é n t i m o s a n t ig u a ’.
pesc a r ( la) :’árbol que da píeseos’.
pescau : ’pez, pescado*.
p e y e y u : ’pellejo*.
p ic a t u e l u : ’pájaro carpintero*.
p i e s c u : ’fruto de la pescar*.
p i g a r z u : ’sueño corto después de comer’.
p i m e n t e i r u : ’pájaro’. Vid. f o r n u .
p it a : ’g a llin a * .
p it in u s : ’polluelos*.
794 OLIVA AVELLO MENENDEZ

p it u : ’g a l l o ’.
p l iz c a r : ’p e l l i z c a r ’.
p l iz c u : ’p e l l i z c o ’.
podre: ’p o d r id o ’.
po ntonao : ’p e l d a ñ o d e s u b id a a la p a n e r a u h ó r r e o , s e p a r a d o d e la e s c a le r a
p a r a e v i t a r e l a c c e s o a l o s r a t o n e s ’.
po s : ’p u e s ’.
po utada: 1) ’p e s o e n lo s b a r c o s ’, 2) ’p e r s o n a p e s a d a ’ : ya una poutada.
po t a : ’c a c e r o la ’.
po xa: ’r e s t o d e l a s caxinas q u e q u e d a n j u n t o a la s h a b a s , t r ig o , e t c ., d e s p u é s
de m ayar’.
pu d r ec er : ’p u d r ir ’.
pulgo: ’p i e l d e la f r u t a , p a t a t a s ’, e t c .
p u l ie n t a s : ’h a r in a t u r r a d a m u y c o c id a q u e h a c e n l o s vaqu eiros’.
p u m a r ie g u : 1) ’t ie r r a d e m a n z a n a s ’, 2) ’a d j .’ : prau pum ariegu.
purque : ’p o r q u é ’
pu r u -a : ’á c i d o ’ : la manzana ta pura.

q u e im a r : ’q u e m a r ’. .• -
q u e is u : ’q u e s o ’. •
q u e ix a s e : ’q u e j a r s e ’.
q u e ix iu : ’q u e j i d o ’.
q u ix a d a : ’q u i j a d a ’.

rabañu : ’r e b a ñ a o ’.
r a b ia s : facer rabias, ’p r o v o c a r ’.
rabuñar: ’a r a ñ a r ’.
ra su : ’p á j a r o n o c t u r n o , m u y r á p id o ’.
r a iu : 1) ’r a íd o ’, 2) ’a n t ip á t ic o , d e m a l c a r á c t e r ’. V id . r a y iu . ..........
rapa : ’t o r t a d e h a r in a d e m a í z ’.
r apar: ’r e b a ñ a r u n p l a t o o f u e n t e ’.
r a p o s ie g u : ta raposiegu, ’t ie m p o d e n ie b la y l l u v i a ’.
r a po su -a : ’z o r r o - a ’.
r a s t r a : ’e s p e c i e d e c a j ó n p a r a s u b ir la t ie r r a e n u n t e r r e n o p e n d i e n t e ’.
r a s t r ie s u : ’r a s t r i l l o ’.
rata : ’g u s a n o d e b e r z a u o t r a s p la n t a s q u e c r is a l id a e n m a r ip o s a ’.
raxon : ’b a n d a d e c o lo r e n e l c i e l o ’ : raxón m ariesu.
r a y iu : 1) ’n t i p á t i c o ’, 2) ’r a íd o ’. V id . r a iu .
rayuela: ’j u e g o i n f a n t i l c o n p i e d r a s p e q u e ñ a s ’.
rea: ’r e j a , p a r t e d e l a r a d o ’.
r e b u i r ( s e ) : ’e s t a r in q u i e t o ’ : ta rehuyéndose.-
recayu : ’m a m i t i s d e v a c a ’.
r e c iu : ’f u e r t e , c o n f u e r z a ’ : Pegai reciu, pegai reciu /c u la sabe na p a yesa /
hasta que salga beisare / la de la saya m ariesa ( V a q u e ir a ) .
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 795

r eseña r : ’r e l l e n a r ’.
redo lau : ’r o d e a d o ’.
refacer : ’r e h a c e r ’.
refalag ar : ’a m e n a z a r ’.
refanxu : ’r e f a j o , s a y a in t e r io r d e b a y e t a e n c a r n a d a p a r a a b r ig a r ’.
r e f e s o n : ’g o lp e f u e r t e d e v i e n t o ’.
r e f u e s u : ’r e m o l i n o ’ : refuesus de borrasca (P . G a lo ).
r e f u n d ía : ’j u e g o i n f a n t i l , o n d a p a r a la n z a r p ie d r a s ’.
regadera: 1) ’r e g a d e r a ’, 2) ’in s t r u m e n t o d e la b r a n z a ’.
regañadura: ’r a s g u ñ o , g r i e t a ’.
regata : ’ran ura’.
r e g u e ir u : ’r e g u e r o ’.
r e ís : ’r e y e s ’.
relo: ’r e l o j ’.
r e m il g o s u : ’c a p r ic h o s o , m e t i c u l o s o e n e x c e s o ’.
r e m il g u : ’c a p r ic h o , g e s t o ’.
renaz : ’e s p i n a z o ’.
r e n d ix a : ’r e n d ij a , r a n u r a ’.
r e p ic a r : 1) ’b a s c u la r u n a s ie n t o , e s t a r i n e s t a b l e ’ ; 2) ’l e v a n t a r s e u n v e s t i d o ’.
pu l resclavu fui trayéndulu hasta la casa.
r e s c l a v u : ’o lo r ’ :
r e s p ig u : fabas o e s p ig a s d e t r i g o ’ : ibam us al
’lo q u e q u e d a p o r l a s t i e r r a s d e
respigu pa ganar algu.
r e q u e i m a r : ’r e q u e m a r ’.
r e s p u n d e r : ’r e s p o n d e r ’.
r e s q u ila r : ’e s c a s e a r ’.
r e s q u ila u : ’t a c a ñ o ’ : ese ya bien resquilau.
r e s t a s a r : ’e s t a l l a r ’.
r e s t r i e g u : ’l e n t o ’ : fulanu ya restriegu pa pagar.
r e s t r i n x i r : ’r e s o n a r ’.
r e t e a r : ’a r r e g l a r l a s teas o t e j a s s i h a y g o t e r a s ’. V id . r e t i a r .
r e t i a r : ’r e t e j a r ’. V id . r e t e a r .
Este pandeiru que tocu / ya de p eseyu d ’ovea / ayer
r e t u m b e y a r : ’r e t u m b a r ’ :
berraba nu m onte / hoy toca que retum beya ( V a q u e ir a ) .
r e v e l g a s : ’c o s q u i l l a s ’.
re v e n iu -d a : ’q u e h a p e rd id o la fre s c u ra o te r s u r a ’ : galletas revenidas.
r e v i e c u - a : ’s e c o y c o n a rru g a s’: mazana revieca.
r ic h a r t e : ’p á j a r o ’. ‘
r ic h e : ’p a n e c i l l o ’. :
r ie s t r a : ’ristra d e c e b o ll a s , a j o s , m a íz ’, e t c .
r ig u : ’r í o ’ ( f o r m a m á s a n t ig u a ) . V id . r iu .
r ig u l a r : ’r e g u l a r ’.
r in c a r : ’a r r a n c a r ’.
r in c h a r : ’c h i r r i a r ’.
r iñ ir : ’r e ñ i r ’.
riq u e rra q u e : ’c a r r a c a h e c h a c o n d o s n u e c e s y u n c o r d e l ’.
riu : ’r ío ’. V id . r i g u .
r i u n i o n : ’r e u n i ó n ’.
r i z c a s e i r u : ’p u e r c o e s p í n ’.
r o s u : ’e s p e c i e d e b a l l e t a q u e s e p o n e e n c i m a d e l a casa a l o s n i ñ o s p e q u e ñ o s ’.
ro d ie s a : ’r o d i l l a ’.
796 OLIVA AVELLO MENENDEZ

r o l d a in a : ’p o l e a ’.
r o s a ir u : ’r o s a r io ’.
roubar : ’r o b a r ’.
r o u sa r : ’e m p e z a r e l r o c ío ’.
r o u sa d a : ’e s c a r c h a o r o c ío ’.
r o x u -a : ’r u b io - a ’.
royer : ’roer’.
rozar : ’s e g a r e l rozu’.
r o zo : ’hierba y plantas que se crían en los m ontes’. Vid. yestro .
r o z o n : ’i n s t r u m e n t o p a r a rozar e l m o n t e ’.
r u b a x a r : ( m a r . ) : ’p e s c a r ’ : sigún vas rubaxandu.
r u m b a d o ir u : ’j u g u e t e ’.
r u s t r ir : ’r e s t r e g a r la r o p a e n e l l a v a d o ’.
rutar : ’e r u c t a r ’.
r u x ir : ’rugir e l mar, viento’, etc.

saber : ’g u s t a r la s c o m id a s ’ : sóbenme las papas.


sa b l e: ’a r e n a d e l a s p l a y a s ’.
sabug u: ’s a h u c o ’ V id . b e n e it u .
sasado ra: ’e s p e c i e d e m á q u in a p a r a sasar e l m a í z ’.
sa sa r : ’s a ll a r e l m a í z ’.
s a l a d e ir u : ’r e c ip ie n t e p a r a s a la r e l c e r d o ’.
sa leu : ’m o v i m i e n t o d e l m a r ’.
salear : ’p e s c a r e n b a r c a ’.
sa lsa: ’a g u a d e l m a r ’.
s a m a r t in o : ’m a t a n z a d e l c e r d o ’ : hacer el samartino.
sa r r eu : ir al sarreau, ’ir a p e s c a r p o r l a s r o c a s q u e d e s c u b r e la b a j a m a r ’.
sa lseu : ’m o v i m i e n t o d e l m a r ’.
s a l m u e ir a : ’s a lm u e r a , agua s a la d a que g o tea d e l cerdo cu an d o se h a c e e l
sam artino’.
s e c u t e : de secute, ’e n s e g u id a , d e im p r o v is o , p r o n t o ’.
sesu : ’t e r r ó n q u e s a c a e l a r a d o ’.
se d e : ’s e d ’.
s e iq u e : ’r e f u e r z o d e l o s a d v .’ : seique sí, seique non.
sele: ’a d v . s i le n c i o s o , s u a v e t r a n q u il o ’.
sem ar : ’s e m b r a r ’.
s e n t iu : ’s e n t i d o ’.
señalda: ’p a r e c id o , s e m e j a n z a ’.
ser d a s : ’c e r d a s ’.
s e r r a d o ir u : ’a p a r a t o p a r a a s e r r a r la m a d e r a a m a n o ’.
serug a: seruga d ’ayu ’. ’d ie n t e d e a j o ’.
s is o ir u : ’in s t r u m e n t o d e la b r a n z a q u e c o r t a b a la t ie r r a d e l a n t e d e l sabiegu’.
s ie r n a : ’s ie r r a , t e r r e n o ’.
s ig u n d u : ’s e g u n d o ’.
s in t ir : ’s e n t i r ’.
s iñ a l :. ’s e ñ a l ’.
s is e r o : ’c a j a , h u c h a , e s t u c h e ’.
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 797

s it ie m b r e : ’s e p t i e m b r e ’.
so lla r : ’p o n e r e l s u e l o d e m a d e r a ’.
s o m b r e ir u : ’s o m b r e r o ’.
son : ’s o n i d o ’.
sopas : tener sopas, ’tener buena comida el día de la fiesta ’.
SOPLAFUEU : Vid. BARQUIN. Vid. FU ESE.
so u : ’suyo-a’.
subre : p re p . ’s o b r e ’.
subrin-a : ’sobrino-a’..
sucar : ’h a c e r u n sucu’.
su ca r e : ’a z ú c a r ’.
su cu : 1) ’s u r c o ’, 2 ) ’t i e r r a a lta que s irv e p a r a d e s l i n d a r l a s f i n c a s ’.
suenu : ’s u e ñ o ’.
s u m b r iz u : ’s o m b r í o ’.
s u r b ir : ’a b s o r b e r ’ : tas surbiendu cumu un gochu. Nun surbas lus mocus.
s u r r a d o ir u : ’u t e n s i l i o p a r a su rrayar’.
su rra y a r : ’r e v o l v e r l a b r a s a p a r a e s p a r c e r l a y c a l e n t a r l a p o r u n i g u a l ’.
s u r r ir (s e ): ’s o n r e i r ( s e ) ’.
s u r r is a : ’s o n r i s a ’.
s u r r is a d o r - a : ’sonreidor-a’ : V irxe de Riegla surrisadora (P. Galo).
s u s ie g a : ’siesta’ : du rm ir la susiega.
s u t r ip a r : ’sacudir’ (un árbol frutal...).

tabaza : ’tapa de horno forrada de hojalata’.


t a b ie r n a : ’t a b e r n a ’.
ta fo rru : ’a v e de r a p i ñ a : m ilano’.
t a m b u r il e ir u : ’tamborilero’.
tam poucu : ’t a m p o c o ’.
t a n t ia r : ’t a n t e a r ’.
tanxer : ’t a ñ e r ’.
t a p in ’trozo pequeño de césped’. Vid. z a s p i u .
:
t a q u e r a : ’juego infantil’.

t a r : ’estar’.

t a r a b e s a r : ’d a r t r a s p i é s ’ : vou que tarabiesu.

t a r a b e s o n : ’instrumento de carpintero para hacer agujeros’. Vid. furo .


t a r a b i c u : ’tarabica’.
t a r a m b i c o n : ’j u e g o , c o l u m p i o ’.
t a r r a n c h a : ’p i e z a p a r a a se g u ra r u n a s i e n t o ’.
tarrecer : ’a b o r r e c e r ’.
t a r r e ñ a : ’r e c i p i e n t e p a ra firir’.
tatexar : ’t a r t a m u d e a r ’.
tatexu : ’tartamudo’. Vid. t a t ú .
tatú -’tartamudo’. Vid. t a t e § u .
t a y a d a : ’tajada’.

t a y a r : ’tajar’.
t a y u e l u : ’asiento bajo de madera de tres o cuatro patas’.

t e a : ’teja’.
798 OLIVA AVELLO MENENDEZ

techu : ’t e c h o ’.
t e it u : 1 ) ’t e c h o ’ ( v a q u e i r o ) , 2 ) ’p i s o d e l c a r r o ’.
teixu : ’tejo’.
tetu : ’m a m a d e v a c a ’.
t ia t r u : ’t e a t r o ’.
t ie ir u : ’t e j e r o ’.
t ie r a ’tejera’. Vid. t i y e r a .
:
t i e s t u - a : ’cuajado-a’ : seite tiestu.

t i r a t a c u s : ’juego hecho de tallo de cañavera, laurel o saúco con un taco que

se dispara’.
t i a u : ’tejado’. Vid. t i y a u .

t i y a u : ’tejado’. Vid. t i a u .

t i y e r a : ’tejera’. Vid. t i e r a .

t i x e r a s : ’tijeras’.

t o n a ( l a ) : ’el trueno, la tormenta’.

t o r r e x a : ’torrija’.

t o r g a : ’palo del collar de los cerdos para evitar el paso por los portillos de

los prados o corradas, cuando andaban sueltos’.


t o s t a r : ’freir’ : indias tostadas, patatas fritas.

t o u : ’tuyo’.

t o u c i n : ’tocino’.

t o u p a r : ’encontrar’.

t o x a l : ’lugar de muchos toxos’.

t o x u : ’tojo’.

t r a i d o r : ’utensilio para traer la brasa a la boca del horno’. Vid. g a v i t u .

t r a n c a r : ’atrancar’.

t r a p a c h i d a : ’ruido de caída, con estruendo’.


t r e r : ’traer’ : Nuesa Siñora de Riegla / Aquí te trem us el ram u / Todu chen

de cintas pintas / de cintas ya ’scapulairus. Danza del Ramo de La Re-


galina (P. Galo).
t r u e b a n u : ’colm ena’.

t r u i t a : ’trucha’.

t u b a l l a : ’toalla’.

t u c o : ’taco de m adera’.

t u e i r u : ’parte del tronco que queda al romperse una planta’.

t u e r d ig a : ’l á t i g o que se h a c e co n c u e rd a y p a lo s o r a m a s ’
turbon : ta de turbón, ’cuando amenaza torm enta’.
turbonada : ’a l d e s c a r g a r la t o r m e n t a ’.
t u r r ia r : ’em bestir, dar cornadas’.
t u r r i o n - a : ’que tu rria’ : vaca turriona.

t u r r o n a z a : ’golpe dada con un turrón’.

turrón : ’t e r r ó n ’.
turusu : ’c a r a c o l d e m a r ’.

u b is p u : ’o b i s p o ’.
ueyu : 1 ) ’o j o ’, 2 ) ’c h a r c o d e a g u a ’.
un , unu: ’u n o ’.
u ir : ’o í r ’.
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 799

u iu : ’oído’.
u m e ir u : ’a l i s o ’ ( á r b o l ) .
urea : ’o r e j a ’.
u r ie s u : ’orillo de los paños o bayetas. Servía de cinta para sujetar los niños
en los b ierzos’.
u t u b r e : ’octubre’.
u v i e u : ’O viedo’.

vaga (mar.): ’m arejada’. Vid. v a g a m a r .


vagamar : ’m arejada’. Vid. v a g a ,
v a g u e s i a (m ar.) : ’m ar brava’.

v a i n a : ’fréjol’.

v a c ia : ’p i e d r a ahuecada donde com en l o s c e r d o s ’.


vagua: ’z o n a e n t r e la s c o s tilla s y e l v ie n tre d e la v a c a ’.
valeu : ’a c c i ó n d e s e p a r a r e l g r a n o d e t r i g o d e l a p a r a c o n e l vanu'.
valiar : ’a i r e a r l a s h a b a s , t r i g o , e t c . , p a r a q u e se q u ite la p o x a’.
v a l ir : ’v a l e r ’.
vanar : ’van ar las fuazas, d a r l e s v u e l t a s en el vano a n t e s d e m e t e r l a s a l h o r n o ’.
vanu : peñera, c o n f o n d o
1 ) ’e s p e c i e d e d e cu ero , p a ra valiar e n l a e ra la s se­
m i l l a s d e t r i g o ’, 2 ) ’f u e n t e de m a d e ra p a ra h a c e r la s fuazas’.
v e c in - a : ’v e c i n o - a ’.
v e is a d o ir u ’arado de madera, parecido al sabiegu’. Vid.
: e n v is a d o ir u .

verdeyar ’verdear’.
:
v e s ig a s : ’vejigas’.
v e s t iu : ’vestido’.
v ir a d e r a : ’e s p e c i e d e e s p u m a d e r a d e h i e r r o ’.
v a ra : d ’am enar, ’d e c o n d u c ir la s v a c a s ’ ; ’l sabiegu, ’v a r a q u e l l e v a b a n e n e l
sabiegu p a r a im p e d ir que se a tra v e s a s e u n turrón d e t i e r r a ’ ; ’l carru,
’c a b e z ó n , en lo s c a r r o s del p a ís ’ ; ’l sarreu, ’e s p e c i e d e e s p u m a d e r a d e
h i e r r o ’.
v ie n t u d ’e n r i b a : ’v i e n t o g a l l e g o ’.
v ie r v e n e : ’g u s a n o ’.
v ie r v e n e de farol : ’l u c i é r n a g a ’.
v ir a s u e s u ’juguete, m olinillo de viento de papel’.
:
v iy e r a : yerba la viyera , ’y e r b a a r o m á t i c a q u e a t r a e a l a s a b e j a s ’.
voleu : ’v u e l t a ’.
volver : ’d e v o l v e r ’ : as volvém elu sueu.
v ie n r e s : ’v i e r n e s ’.
volorta : ’v a r a fin a q u e d o b la y no ro m p e ’ : doblas cum ’una valoría.
vuesu : ’v u e s t r o ’.

k a b a r il : ’j a b a l í ’. . ,¡ v , .>
xabon : ’jabón’. ........
xanta: ’comida del'm ediodía’, ...... .
xareu : ’jaleo, juerga’.
800 OLIVA AVELLO MENENDEZ

x a rg o n : ’j e r g ó n ’.
x a rria : ’c e b o d e p e s c a r ’.
x e it o s u - a : ’c ó m o d o - a , a p r o p ó s i t o p a r a s e n t a r s e ’.
x e it u : ’s i t i o , l a d o , a s i e n t o ’.
xelar : ’h e l a r ’.
xelu : ’h i e l o ’.
x e n r u -a : ’y e r a o - a ’.
xente : ’g e n t e ’.
x e n t iu : ’g e n t í o ’.
x ib l a t u : ’s i l b a t o ’.
xigante : ’gigante’.
x il g u e ir u : ’j i l g u e r o ’.
x im ie l g u -a : ’g e m e l o - a ’.
x in eir u : ’enero’.
x in ie s t r a : ’r e t a m a ’ ( p l a n t a ) .
x ip l a r : ’s i l b a r ’.
x ip l iu : ’s i l b i d o ’.
x ir in g a r : ’e m p u j a r , m o v e r ’ : xiríngam e (e n e l tararribicóri).
xubexu : ’c o r r e a p a r a s u j e t a r e l y u g o a l c a b e z ó n d e l c a r r o ’.
x u ev es: ’j u e v e s ’.
xuez : ’j u e z ’.
xugar ’ju g ar a las cartas’.
:
xugu : ’yugo’.
x u i c i u : ’juicio’.

x u l i u : ’julio’.

xuncer : ’s u j e t a r l a s v a c a s a l c a r r o d e s p u é s d e p u e s t o e l y u g o ’.
xungalu : ’j u n c o ’.
x u n g u l e ir u : ’t i e r r a d e m u c h o s xúngalus’.
x u n ia : 1) ’j u l i a ’ ( p e s c a d o ) , 2 ) ’p l a n t a m a l a q u e n a c í a e n t r e e l t r i g o o c e n t e n o ’.
x u n iu : ’j u n i o ’.
xunta : ’j u n t o a ’ : xunta ca Xuanón.
xuntar : ’j u n t a r ’.
x u n t u -a : ’j u n t o - a ’.
x u r a n g u in u s : ’c a r a n t o ñ a s ’ : facer xuranguinus.
xurar : ’j u r a r ’.
xurnal ’j o r n a l ’.

Y
y a : 1) ’e s ’ ( v e r b o s e r ) , 2 ) ’y ’ ( c o n j .) .
yechu : ’r e t o ñ o q u e n a c e a l p i e d e l o s á r b o l e s ’.
y fst r o : ’hierba y plantas que se crían en los m ontes’. Vid. rozo.

zangoñu: ’a r b u s t o ’.
z a p ic a : ’j a r r a d e l a t a u s a d a a l o r d e ñ a r l a s v a c a s ’.
z a p ic a r : ’s a l p i c a r ’ ( d e zapicu).
z a p ic u : ’r e c i p i e n t e d e m a d e r a p a r a m e t e r la p ie d r a d e la guadaña q u e lle v a
a g u a ’.
VOCABULARIO DE LA «FALA» DE CADAVEDO (LUARCA) 801

zarabayon-a : ’desastroso-a’.
z a r c ie s u : ’zarcillo’.
z a r e i z a : ’cereza’.

z a r e i z a l ( l a ) : ’el cerezo’.

z a r r a r : ’cerrar’.

z a s p i a z u : ’golpe dado con un zaspiu’.


z a s p i u : ’trozo de césped’. Vid. t a p i n .

z a t a r u : 1) ’salpicadura de cemento, barro, etc., que queda adherido a la ro­

pa’ ; 2) ’excrem ento que dejan las ratas en la berza’.


z u r r i a r : ’llover m enudo’ : ta zurriandu. Vid. o r b a y a r ,

z u r r i o s u : ’con lluvia m enuda’ : ta zurriosu.

z u r r i u : ’lluvia m enuda’ : ta zurriu.

z u s m i u : ’jugo de las frutas’.


EL CABELLO FEM ENINO EN LA TRADICION
ASTURIANA

POR

ELSA P. SAN MARTIN ( f )


Y
J.L. PEREZ DE CASTRO

LA TRASCENDENCIA DEL CABELLO

Desde la m ás rem ota antigüedad el cabello jugó un prim ordial


papel, singularm ente en la m oda femenina, dado su sentido e
im portancia sexual como el interm edio entre los caracteres se­
xuales naturales y los artificiales, y «uno de los que m ás obede­
cen a las influencias externas». Don Gregorio M arañón estudió este
carácter sexual y sugestivo del cabello al que la m oda hace renovar
su sentido de atracción; de aquí el que la m u jer haya dedicado
siem pre una parte im portante de su vida al cuidado de su cabelle­
ra. Y por eso, a cam bio de esa renovación que nos presenta una
m ujer distinta «y p o r lo tanto am able otra vez, por que se ha cor­
tado el cabello o se lo ha dejado crecer», el m arido soporta gustoso,
«por caro que le cueste», el gasto del tocado de su m u jer (MAC,
pp. 144 y 145). «Precisam ente por su alto sentido sexual llegó a
convertirse, en épocas de rigor m oralista, en uno de los símbolos
del pecado» (MAC, p. 148).
El cabello representó pues una extraordinaria im portancia en
la dinám ica del am or, que quedó reflejada en el refranero: «Mú­
dase el celo con el pelo». Y «quien m uda de pelo, m uda de suerte»
(MAN, p. 99, núm. 8.862, y p. 100, núm. 8.948); «Cantar, gracia y
804 ELSA P. SAN MARTIN ( f ) Y J.L. PEREZ DE CASTRO

cabellos no son dineros; pero ayudan a tenellos» (MAN, p. 103,


núm. 9.302); «Un cabello hace som bra en el suelo» (MAN, p. 113,
núm. 10.158); porque «no hay cabello sin sombra» (MAN, p. 113,
núm. 10.159). Incluso en la literatura; a través de la cual parece
colegirse la im presión de que en el siglo XVII sólo Lope, Góngora
y Tirso hacen más citas elogiosas del cabello femenino que «todos
los poetas de la generación actual». M arañón, que es quien observa
este hecho, lo com plem enta afirm ando que a p a rtir de Zorrilla «las
m usas han hecho su silencio sobre este herm oso atrib u to de la
belleza de la m ujer»; pues no se concibe a una m ujer ideal sin pelo
(MAC, p. 146).

VOCABULARIO ASTURIANO

Una alta m anifestación de la im portancia que para la m ujer


asturiana tenía el cabello es el abundante vocabulario que emplea
para expresar sus distintas características y circunstancias. Sirvan
a título de ejem plo las siguientes voces:

Atiseirar: 'C ortar el pelo a tijera'. Trisquilar (RIC, p. 138).


A tu xa r: 'Recoger los pelos' (BLP, p. 516).
Cabezón: 'Los pelos de la nuca; el cogote' (ACV, p. 42).
Carón (a): 'Al rape; cortar el pelo a raíz del cuero cabelludo'
(ACV, p. 50).
Casezna: 'Cabellera abundante y enm arañada' (MEG, p. 78).
Cernuya: 'Cabellera' (BLP, p. 521).
Desengadear: 'Desenredar. Desenredar el pelo' (GAU, p. 191).
Despernar: 'Despeinar'. Usase del Navia al Eo, y su participio
es despernado (ACV, p. 82).
Empesizau: Part. de empesizarse. Tratándose del pelo, lana etc.:
'enredado, envedijado' (MEG, p. 126).
Engodiar: 'E nredar, enm arañar el pelo' (MEG, p. 132).
Engriñau: 'Rizado' (del pelo) (BLP, p. 527).
Engriñispau: 'Se dice del pelo ensortijado' (GAU, p. 197).
Ensortiar: 'H acer sortijas, círculos'. Tien el pelu ensortiyau; ye
rizosu (RAT, p. 122).
Escalfáu: Aplícase a la persona que tiene sin pelo la parte an­
terior de la cabeza (MEG, p. 144).
Escarpenar: 'Desenredar el pelo' (GAU, p. 200).
Escolmenau: 'Despeinado' (BLP, p. 529).
Espelurciar: 'Revolver el pelo' (CAN, p. 203).
Espeluciar-asi: 'Despeinarse' (GAU, p. 204).
EL CABELLO FEMENINO EN LA TRADICION ASTURIANA 805

E spelurciau: 'Deshilacliado, mal peinado, de m ala cara’ (BLP,


p. 530).
Gadea: 'Codejo, porción de cabellos muy enredados' (MEG,
p. 186).
E speñar: 'D esenredar el pelo' (GAU, p. 204).
Gadeya: 'Guedeja. Pelo largo y enm arañado'. Teis m uita gadeya.
Usase en m uchos concejos. En la m ontaña de la rib era del Eo: ga-
della, como en gallego (ACV, p. 116).
G adeyo: Gadea. 'Guedeja, melena descuidada' (MEG, p. 186).
Gadeyoso: 'El que tiene m ucha gadeya’. Tam bién se dice gade-
yeiro. Us. como gadeya; y en algunos concejos de la m ontaña, el
prim ero (ACV, p. 116).
Greñu: Se dice del pelo muy ensortijado y revuelto (CAN, p. 237).
Guedeya: 'Guedeja. Mechón de cabello’. Tien mala guedeya: 'el
que m uestra mal carácter' (RIC, p. 89).
Guedeyes: 'Melenas despeinadas, mechones de pelo' (RAT, p. 150).
Hispir: 'E rizarse el pelo’ (RIC, p. 89).
Tosquilar: ’C ortar el pelo, R apar' (CAN, p. 355).
Tosquilaos: 'Los que llevan el cabello co rto ’ (RAT, p. 236).
Tusar: 'C ortar el pelo, trasquilar, pelar’ (RAT, p. 240).
Greñu: 'Se dice del pelo áspero, rizado' (GAU, p. 216).
Monxín: 'Pelu m onxín', 'pelo muy fino y laso' (CAN, p. 271).
Pelar: 'C ortar el pelo’ (GAU, p. 236).
Pelu: 'Andar a pelu': Con la cabeza descubierta (GAU, p. 237).
Pelurzia: 'M ujer desgreñada' (GAU, p. 237).
Peñar: 'P einar' (RIC, p. 139).
Peñe: 'Peine' (RIC, p. 139).
Rapar: 'C ortar el pelo' (ACV, p. 185).
Rape: 'C ortar el pelo, b arb a u otra cosa de raíz’. 'Al rap e’ (RIC,
p. 139).
Rebinxa: 'Remolino del pelo o de las cerdas' (ACV, p. 186).
Repelón: 'E nredo del pelo po r suciedad o abandono’ (RIC, p. 140).
Respigarse: 'Ponerse los pelos de p u n ta’ (A.), (CAN, p. 321).
Tesouras: 'Tixeres y tiseres'. Puede venir de tousuras; de tros-
quilar, co rta r el pelo (RAT, p. 233).
Tisoriau: 'Pelo con escaleras' (BLP, p. 549).
Verdosa de mocha: 'Pelo' (FEC, p. 504).
Xanizo: 'Cabello crecido y descuidado’ (MEG, p. 204).
806 ELSA P. SAN MARTIN ( f ) Y J.L. PEREZ DE CASTRO

EL CABELLO LARGO

En épocas prim itivas es indudable que tanto el hom bre como


la m ujer, m antenían su cabellera sin co rtar y que sólo cuando las
necesidades de su vida lo requerían com enzaron a cortárselo. So­
bre todo el hom bre como individuo más activo. De aquí que, como
señala M arañón: «El cabello largo quedó relegado a la m ujer, en
la que servía de adorno diferencial, com patible con su vida domés­
tica; y, según Robinson, como posible órgano de eficacia m aternal,
pues lo utilizaban como sostén las m anitas del niño m ientras la
m adre se ocupaba activam ente en la larga serie de trabajos, no
todos delicados, que tenía que desem peñar la prim itiva hem bra»
(MAC, p. 143).
En la Edad Media el cabello largo era un honor y un orgullo;
pues sólo los siervos y los locos lo llevaban cortado.

LA MOZA EN CABELLOS

El cabello largo era tam bién signo de virginidad; y de aquí las


frases: «manceba en cabellos», «doncella en cabellos», «moza en
cabellos» o «niña en cabellos», que significaban lo mism o que don­
cellez. El Diccionario de Autoridades recoge que «es frase antigua,
que hoy se conserva en Vizcaya, Asturias, Galicia y otras provincias
septentrionales de España con tal rigor que la m u jer que no es
tal virgen, aunque no esté casada, no puede an d ar con el cabello
suelto, sino recogido con alguna cinta o cubierta la cabeza con al­
guna toca» (REA, t. 2, v. 1, p. 15).
Los doctores don Ignacio Jordán de Asso y del Río y don Miguel
de M anuel y Rodríguez al anotar el Fuero Viejo de Castilla indican,
sin em bargo, que «así se llam aban las m ugeres solteras por la cos­
tum bre antigua de llevar el pelo tendido, a diferencia de las casa­
das, que lo llevaban recogido en las tocas, de que no podían usar
hasta llegar a este estado»; a tenor de un m anuscrito de H ernán
Pérez de Guzmán. Y «por eso en la ley 8, tít. 10, libr. 4 del Fuero
Real se contrapone la m ujer o moza en cabellos a la casada; aun­
que algunos hayan dudado de esto y se inclinen a otro parecer «por
h ab er entendido mal la carta que llam an de Avila» (JOM, pp. 136
y 137).
Ya el Fuero de Llanes, otorgado en Benavente el 1 de octubre
de 1206 y confirm ado sucesivamente por los m onarcas de Castilla
desde Alfonso IX hasta Felipe V, castiga con destierro perpetuo
EL CABELLO FEMENINO EN LA TRADICION ASTURIANA 807

de Llanes y su alfoz al que llevare o escarneciere niña en cabellos,


hija de algún vecino, salvo el perdón del padre o del p ariente más
propicio: «Si alguna fija del algún vecino niña en cabellos llevare
o escarneciere, sea enemigo de todo el concejo, y váyase de Llanes
y de todo su alfoz, y nunca sea acogido en Llanes, sin voluntad de
su padre o del m ás pariente propinco que hobiere, y el que parien-
ta o sobrina en su casa hobiere, si non estoviese por soldada e otro
tal fecho sea po r ella y fecho, peche cien m aravedís a los parientes
de la moza».
Ya en los textos legales castellanos de la Edad Media el Código
del Fuero Real de las leyes, o Fuero castellano po r o tro de sus
nom bres, que com puso el sabio rey don Alfonso X, recogiendo la
tradición jurídica española, y promulgó en 1254-1255, ordenaba en
el tít. I del libr. III: «como la mo^a en cabello que casare sin li­
cencia de su padre o m adre no les sucede» (Ley 5), y p ara evitar
esto, prohibía «como ninguno case con la moca en cabello sin li­
cencia de su padre o m adre» (Ley 14), e im poniendo la libertad en
el consentim iento m atrim onial, ordenaba en su Ley 8 del tít. X del
libr. IV que: «Padre ni m adre, ni otro ninguno no sea osado de
casar su fija, ni otra m uger por fuerza, quier sea em cabellos, quier
sea biuda...» (1).

(1) Aprovecham os para corregir el error con que citan esta ley, atribu­
yéndola al tít. XI, Juan Menéndez Pidal (MEP, p. 133) y copiando a éste
Constantino Cabal (C A B , p. 278).
La literalidad de las citadas leyes es como sigue:
D el Fuero Castellano, ley V : “Si la manceba en cabello casare sin consen­
tim iento de su padre, e de su madre, no parta con sus hermanos en la bueno
del padre, ni de la m ad re: fueras en de si el padre o la madre la perdonaren.
E si el uno la perdonare, y el otro n o : siendo ambos vivos, aya su parte en
la buena de aquel que la perdonare: e si el uno fuere vivo, y el otro n o : E al
tiempo que casare aquél que es vivo la perdonare, parte en los bienes de
ambos a dos”.
L ey X I V : “Ninguno no sea osado de casar con m anceba en cabello, sin
placer de su padre y de su madre si los oviere: si no, de los hermanos, o de
los parientes que la tuvieren en poder: e aquél que lo ficiere: peche cien
maravedíes, la meitad al rey, e la meitad al padre, o a la madre si los oviere:
si no, al que la tiene en poder, e sea enemigo de sus parientes”.
L ey V I II: “padre, ni madre, ni otro ninguno, no sea osado de casar su fi­
ja: ni otra m uger por fuerga: quier sea en cabellos: quier sea biuda: el que
lo fiziere, peche cien m aravedís: la m eytad al r e y : e la m eytad a la muger
que rescibió la fuerga, y el casamiento no v a la : fuera si lo ella después otor­
gare. Pero si alguno lo hiziere por mandado del rey: no peche la caloña”.
808 ELSA P. SAN MARTIN ( f ) Y J.L. PEREZ DE CASTRO

Rigió el Fuero Real en la corona de León y en toda Castilla /a


Vieja, pero aquí sólo hasta el 1272 en que, teóricam ente derogado
por la p ro testa de los nobles e hijosdalgo que se creían despoja­
dos de sus antiguas leyes, vuelve a regir el Fuero Castellano de
los hijosdalgo de las fazañas y albedrío como Fuero Viejo de Cas­
tilla, llam ado así po r contraposición al Fuero Real aunque form a­
do en tiem pos de don Alonso V III, adicionado y perfeccionado
en el de San Fernando, confirm ado en 1348 po r Alfonso XI en
las Cortes de Alcalá, y nuevam ente corregido con aquel título por
el rey don Pedro I que lo sancionó como ley general en 1356, or­
dena en título V del libr. V, ley I: «Si alguna m anceba en cabellos
sin voluntad de suos parientes los mas propinquos, o de suos cer­
canos coorm anos, casare con algund orne, e se ayuntare con él
por qualquiera ayuntam iento, pesando a suos parientes más pro­
pinquos, o a suos cercanos coormanos, que non haya p arte en lo
de suo padre, nin en lo de la m adre, e sea enagenada de todo
eredam iento po r todo siempre». Y la ley II: «Que si alguna m an­
ceba en cavellos se casa o se va con algund orne, si non fuer con
placer de suo padre, o de sua m adre, si lo ovier, o con placer de
suos erm anos, si los ovier, o con placer de suos parientes los mas
cercanos, deve ser deseredada, e puédela deseredar el erm ano
mayor, si erm anos ovier; e si ella fuer en tiem po de casar, e non
ovier padre, o m adre, e suos erm anos, o suos parientes non la
quisieren casar p o r am or de eredar lo suo, deve ella m ostrarlo en
tres Viellas, o en mas, como es en tiempo de casar, e suos erm a­
nos, e suos parientes non la quieren casar por am or de ered ar lo
suo, e de que lo ovier querellado e m ostrado ansi como es dere­
cho, e después casare, non deve ser deseredada p o r derecho»
(JOM, pp. 136, 137 y 138).
Alfonso X en sus Ordenanzas de Valladolid im puso restriccio­
nes como la de prescribir que «quien case con doncella en cabe­
llos —es decir, con doncella que, po r serlo, conservaba íntegra la
cabellera, que habrían de cortarle después— no diera más de se­
senta m aravedises p ara paños de boda y que a ninguna de éstas
concurrieran m ás de cinco varones e cinco m ujeres p o r p arte del
novio y otros tantos po r parte de la novia e com pañía de su casa,
y éstos con el padrino y la m adrina y el padre y la m adre de los
mozos, y que no duren las bodas más de dos días; y si el padre
o la m adre de los novios o el novio o la novia o el facedor de la
boda m ás convidase, que peche por cada orne diez maravedises».
Que como Llanos y Toriglia comenta: «Era, no obstante, querer
poner puertas al campo. El am or de los papás a sus hijas; el p ru ­
EL CABELLO FEMENINO EN LA TRADICION ASTURIANA 809

rito de quedar bien; la comezón em uladora, que incita a rivalizar


en rum bo y lucim iento con parientes y amigos, colaboraron y co­
laboran en todos los estratos sociales a bullicios nupciales, ruido­
sos y costosos» (LLT, p. 110).
El 30 de septiem bre de 1595 se otorga una transacción por
cuanto Catalina Vázquez (de Proaza) «se habia querellado ante
M artin Vázquez de Prada, Juez ordinario de la ciudad de Oviedo,
de Andrés Fojaco, vecino de Torrestío (Langreo) sobre decir que,
siendo ella moza doncella y en cabello y de buena vida y fam a,
estando en casa de su m adre, la persuadiera y engañara con pala­
bras y prom esas que le hizo de se casar con ella, y debajo desta
confianza tuvo con ella acceso carnal y la llevó su virginidad, de
que la em preñó y del parió un niño. Y despues acá que le parió,
que ha m as de siete años, le crió el dicho su hijo y alim entó a su
propia costa, sin que el dicho Andrés Fojaco hasta hoy le hubiera
dado cosa alguna p o r la dicha crianza, antes se habia casado y
dejádola a ella indotada» (SAL, p. 277).
Pero como las apariencias engañan, ya el refrán advertía: «La
moza en cabello, no la loes com pañero: dám ela p reñada o p arida
y d ártela e conocida», con lo que expresa que antes de form arse
un juicio hay que experim entar y conocer las cosas (REA, t. 2,
v. 3, p. 16). Y cuando se im ponía el interés al am or: «Más vale
vieya con dineros que moza con cabellos» (CAB, p. 225).
El honor de la moza en cabellos sufría lejos de su tierra; y
así la m adre de Filom ena le dice al rey Turquillo en el rom ance:

«—Filom ena es muy chiquita


para salir de la tierra;
pero por ver a su herm ana,
vaya, vaya enhorabuena.
Llévala p o r siete días:
que a los ocho acá me vuelva:
que una m u jer en cabellos
no está bien en tierra ajena...» (MEP, p. 133).

EL PELO TENDIDO Y SUELTO

En relación con la doncellez de la moza en cabellos está la


costum bre de llevar el pelo tendido y suelto; si bien «soltarse el
pelo» era en el siglo XIX «adoptar costum bres ligeras» (LAC,
p. 34). No obstante, en Asturias perm anece el sentido tradicional
810 ELSA P. SAN MARTIN ( f ) Y J.L. PEREZ DE CASTRO

de que el cabello tendido «simbolizaba la virginidad. Y cuando las


solteras dejaron de trae r el pelo tendido, las casadas, p ara distin­
guirse de aquéllas, usaban arracadas» (LLB, p. 183). El cancione­
ro recuerda todavía aquella costum bre:

«Todos los días de fiesta


vas a m isa con tu madre,
llevas el pelo tendido
a la voluntad del aire» (LLB, p. 183).

* * *

«Aunque ayer te vi soltera


con el cabello tendido,
hoy te veo prisionera
a la som bra de tu marido» (LLB, p. 183).

* * *

«Es tu pelo cadenas


de m uchas arm as;
que cuanto más lo sueltas,
m ejor me atas» (LLE, p. 98).

Tam bién nuestros novelistas y poetas la registraron. José Fran­


cés rem em ora por los años veinte, cuando «las m adres de hoy
eran unas m uchachas de melena suelta sobre la espalda que iban
y venían arrastran d o los pies cogidas del brazo de sus amigas,
diciéndose secretos de noviazgos incipientes» (FRJ, p. 112).
Camín insiste en ella en sus poemas de La Asturias sim bólica:

« ¡Oh la moza descalza po r los prados,


plena de juventud y honda ternura,
que a carne de mem brillos sazonados
huele su carne sonrosada y dura!
Libres del faldellín las pantorrillas,
el cabello, partido en dos manojos,
y la huella de un beso en las mejillas
y un anhelo de siem bras en los ojos» (CAG, p. 66).
/

EL CABELLO FEMENINO EN LA TRADICION ASTURIANA 811

Y en Margarita:

«Y al reto rn a r feliz de la ribera


desgranando al azar gracias sencillas,
con el m andil y con la cabellera
bajo una lluvia azul de cam panillas
entre mis brazos hallarás tu lecho» (CAG, p. 133).

* * *

«Mira cómo se acerca por los prados,


con los rubios cabellos destrenzados,
cantando la canción de los am ores,
la blanca, la divina prim avera,
bajo un jocundo carnaval de flores...» (CAG, p. 134)

y Rufina la de Antona, aquella:

«...m oza casadera, .


cuya gallarda cabellera,
tanto envidiaron los mimbrales» (CAG, p. 166)

al em igrarle el novio p ara La H abana; «no es ya la moza que ayer


era».

Una buena cabellera o m ata de pelo era un don envidiable, y


por ello las astu rian as lo dejaban abundante:

«Más m olieres se fendieron


po r querer fallar con ella,
que puede cu n tar de pelos
en so abundante guedeya» (CUS, p. 269).

* * *

«— ¿P ara qué y p ara cuándo


quieres el pelo?
—Para cuando me case
tenerlo bueno;
para cuando me case
con m i m oreno.
812 ELSA P. SAN MARTIN ( f ) Y J.L. PEREZ DE CASTRO

Que viva la oliva,


que viva el rom ero,
que viva la niña,
la que yo más quiero» (LLE, p. 131).

Todavía Cabal anota en 1925 que «en Civea, en San Julián, en


San Pedro de Arbás, en Carballo, en Fuentes...» (CAB, p. 225) les
cantan a las novias esta copla que recoge Torner:

«—Casadina, bien llegada,


serás bien arrecibida;
bien venida la casada,
la casada bien venida.
«Ayer estabas soltera
con el cabello tendido,
y ahora estás prisionera
a la som bra del m arido...»

acom pañada de la nota relativa «a la costum bre tradicional con­


servada aún en algunos pueblos, que consiste en que las m ujeres
no recogen el pelo hasta no haber contraído m atrim onio», y por
lo mismo, como al llevar el pelo largo, no se lucían los pendientes,
«según testim onio de varias personas, en algunos puntos de nues­
tra provincia la m u jer no colgaba pendientes durante la soltería»
(MAP, p. 202).

EL VALOR DEL RIZO

Aunque el pelo tendido y suelto significase virginidad y se im­


ponía a la doncellez, no por eso dejó la coquetería fem enina de
enriquecerlo ensortijando sus mechones m ediante el rizo y sus de­
rivados el bucle o el tirabuzón.
En el vocabulario asturiano del cabello se dicen crespo a los
rizos que se hacen con el pelo (RAT) y repinche al bucle o resalto
del pelo sobre la frente; de aquí que de Valdés al Eo repincharse
sea arreglarse el pelo en form a de repinche (ACV, p. 191).
El cancionero conservó en Asturias la significación e im portan­
cia del rizo:
EL CABELLO FEMENINO EN LA TRADICION ASTURIANA 813

«Tengo celos de tus rizos,


porque te rozan la cara,
y se ponen p o r el medio
cuando yo voy a besarla» (LLE, p. 2).

* * *

«Eres blanca como leche,


colorada como sangre,
tienes el pelo rizoso
como la Virgen del Carmen» (LLE, p. 18).

* * *

«Los rizos de tu frente


me van gustando,
porque toda tu cara
van coronando...» (CAB, p. 235).

* * *

«Salga el sol, salga la luna,


salga el sol p o r el Oriente;
preso con una cadena
de los rizos de tu frente...» (CAB, p. 280).

* * *

«Les m ociquines de ahora


ya no saben p eñerar...
Saben com poner el rizu
con pim ientu y azafrán...» (CAB, p. 281).

* * *

«Síguela salero,
síguela en el agua;
síguela que lleva
rizos en la cara.
814 ELSA P. SAN MARTIN ( t ) Y J.L. PEREZ DE CASTRO
J

Rizos en la cara,
flores n'el pañuelo,
la que a mí me gusta
herm oso lucero» (LL, p. 115).

La melena rizada era «embelesa de los mozos»; pues ya lo dice


Caveda en Los enamorados de la aldea:

«Embelesa de los mozos


y la flor de la esfoyaza.
Co les sartes de corales,
co la melena rizada...».

En Asturias los rizos del pelo era uno de los obsequios que se
intercam biaban entre los novios:

«Asómate a la ventana,
que te quiero ver el pelo,
para ver si te acomoda
la cinta de mi som brero...» (CAB, p. 227).

Y ello viene a significarnos que el pelo no desem peñaba sólo un pa­


pel im portante en la vida erótica o en la belleza femenina, sino
tam bién un carácter afectivo. Ya en pleno siglo XVI señala Lope
de Rueda, en La comedia llamada Eufemia, cómo ella dio a Paulo
para que se pusiese «en el som brero o en la gorra un pedazo de un
cabello que le nace del hom bro izquierdo, en un lunar». Y en el
rom anticism o la novia se corta un mechón p ara dárselo al novio
en señal de cariño, como recoge la condena de Campo Alange.
La m adre conserva con igual sentim iento el p rim er rizo de su
niño que el últim o mechón del hijo m uerto, y que, como relicario,
cuelga del cuello con una cinta en el guardapelo (LAC, p. 35).
Por el contrario, en el siglo XVII el rizo era en el hom bre mo­
tivo de escándalo, por lo que Su M ajestad dio un pregón en M adrid
el 13 de abril de 1639, prohibiendo su uso por los hom bres (2).

(2) “Pregón en que Su Magestad manda que por quanto el abuso de las
guedejas y copetes con que andan algunos hombres, y los rizos con que com­
ponen el cabello ha llegado a hacer escándalo... ningún hombre puede traer
guedejas ni copete. Madrid, 13 de abril de 1639”.— Madrid, Francisco Martí­
nez, 1639.—4 hojas en folio.
EL CABELLO FEMENINO EN LA TRADICION ASTURIANA 815

LA MUJER PELONA

Desde los prim eros testim onios literarios tenemos constancia del
h o rro r fem enino a quedarse sin cabellos.
Fray Antonio M arqués escribe en el prim er cuarto del siglo XVII
(1617-1626): «Es cosa de espantar ver lo que sienten las m ujeres
cuando, o p o r enferm edad o po r otro suceso, se hallan despojadas
de los cabellos de la cabeza, que carecer de ellos en la cara, m anos
y en las puertas de las narices lo alaban, y si tienen, con pinzas los
arrancan con presteza, como lo notó Ovidio cuando dijo a una m u­
jer: Inque cava nullus stet tibi nare pilus (Del Arte Amandi, I, 522);
que hacía bien en arran car los pelos de las narices p ara parecer
m ejor, pero verse sin ellos en la cabeza es m ucho pesar, y pierden
notablem ente de su brío y lozanía, como las yeguas y caballos, en
cortándoles las crines y copetes, se am ansan; es com o ya despedirse
de todo lo que es m undo y tocar a retraer, cerem onia antigua y usa­
da de las vírgenes vestales, pues como dice Rosino, ju n to de la p uerta
de la diosa Vesta, a quien ellas consagraban su virginidad, colgaban
los cabellos, que se habían cortado de sus cabezas, de un árbol lla­
m ado 'lotus' y del 'olvido' y de donde vino el llam arse 'capillata
lotos’, y el otro, aludiendo a esto mismo, dijo: Ut quondam Vestae
scindebant sacra capillos, in viridem iactans virgo dicanda, etc. Era
este árbol áspero y lleno de espinas y abrojos, pero su fru to dulcí­
simo, significando con esto que la virgen había de d ejar todo lo que
era de riqueza, de estim a y herm osura del m undo, pues ya había
dejado en el árbol sus cabellos. Pero por otra parte, no se descon­
solase, pues en vez de la pérdida de herm osura del m undo, granjea­
ba sin sustos o tra m ayor, y como tal, am ada y deseada de los dioses.
Que es lo que, cristianando esto, dijo David a las nuestras doncellas
que, descartándose de la herm osura y bizarría del m undo y de todo
lo que en él lustra, se acogen a la religión: Obliviscere populum
tuum , et dom um patris tui. E t concupiscet rex decorem tuum
(Ps., 44, 11-12); donde en tra Dios tam bién para servirla y am arla
como enam orado y galán, viendo que en la cerem onia y valentía
que hizo de descontarse los cabellos, dio de m ano a todos los gala­
nes del m undo que m orían por su belleza, y adm itió, como m ejor
suerte, al verdadero am ante, Dios, que atendiendo a esto la Iglesia
santa, al sacerdote cuando le ordena y profesa a la m onja, le dice:
D ominus pars hereditatis tuae; como si dijera: ya no hay para qué
de aquí en adelante tener cuidado de las cosas superfluas del m un­
do, que por eso os cortan el cabello, porque ya Dios es la parte
que os cabe y el esposo a quien habéis de agradar. Este es el fruto
816 ELSA P. SAN MARTIN ( f ) Y J.L. PEREZ DE CASTRO

que decían los antiguos tenía el árbol ’lotos’, donde colgaban las
m ujeres sus cabellos, y era tan suave que los que le gustaban una
vez no le olvidaban jam ás, ni los podían a p artar de allí aun con
grandes am enazas, como les aconteció a los com pañeros de Ulises,
que no los pudieron arran car de junto a este árbol, Capti dulcedine
lothi, símbolo h arto significador de los gustos que hallan las alm as
que, cortándose los cabellos de todos los deleites del mundo, se
abrazan con Dios porque, gustato spiritu, despicit om nis caro, quien
ha probado a lo que sabe el servir a Dios no cuida de engalanarse
ni de tener cabellos que encubrir.
«Con todo, es tanto lo que estim an las m ujeres m undanas sus
cabellos que en el tenerlos ponen su honra, como su deshonra en
carecer de ellos. Así lo dice San Pablo: M ulier vero si com am nu-
triat, gloria est ei, y son en ella de tan ta gloria que dice el Apuleyo
en su Asno de oro estas palabras: 'Si despojas la cabeza de las
m ujeres, con eso sólo, aunque tuvieran la herm osura mayor, cual
es la bajada del cielo o engendrada del m ar, o criada en los ríos,
aunque fuese la mism a Venus, acom pañada del coro de las gracias,
ceñida con su pretinilla de oro y perlas, am asada en bálsam o, no
agradaría ni tendría gracia aun a los ojos de Vulcano, y dando la
razón de esto, dice: porque es tan gran lustre y gloria la que de
los cabellos viene a la m ujer que sin ellos no la agraciaría todo el
oro del Tíber, ni todas las perlas de Oriente, ni piedras preciosas,
ni, finalm ente, toda cuanta variedad de vestidos se puede inven­
tar'. Y si de todos universalm ente se entiende aquello de Ovidio:
Tur pe pecus m utilum ; turpe est sirte gramine campus-, et sine fron­
de frutex; et sine crine caput; que es cosa fea estar el ganado sin
pelo, el cam po y prado sin hierba, y sin hojas los árboles y la ca­
beza sin cabellos, cuánto más la de la m ujer, cuya gloria y corona
de cabeza tiene puesta en los cabellos, como dice Ezequiel: Corona
tua circumligata sit tib i» (MAD, pp. 62, 63 y 64).
El mism o Fray Antonio M arqués reúne im portantes testim onios
acerca del castigo que significaba rap ar el pelo; en estos térm inos:
«Supuesto pues que a las m ujeres les sirve de gala y de gloria el
cabello, el verse sin él les será de corrim iento grande e ignominia.
Y aludiendo a esto, refiere el cardenal Baronio que los gentiles,
para más afrenta de Santa Faustina, la raparon el cabello y ahor­
caron así: Faustina decalvata et ad turpitudinem rasa, suspensa est.
«Por afrenta, asimismo, leemos en las historias sagradas y pro­
fanas que cortaban el cabello a los delincuentes, como los alemanes
a la m ujer adúltera, y con este traje la llevaban po r toda la ciudad;
y de las Indias dice Estobeo que a la que hallaban en alguna livian­
EL CABELLO FEMENINO EN LA TRADICION ASTURIANA 817

dad le cortaban el cabello, tanquam extrem a ignom inia; como por


sum a ignom inia. Y hoy lo vemos en los galeotes y cautivos, que
luego en sirviendo los despojan de los cabellos, así de la b arb a
como de la cabeza, de donde dijo Aristófanes a un esclavo que le
vio con cabellos: Servus cum sis, comam n u trís?; como espantán­
dose que, siéndolo, le llevase. E ntre los chinos, cortarles los cabe­
llos es in ju ria digna de m uerte, porque tiene la honra pendiente de
sus cabellos; críanlos curados y rubios, y précianse de ellos, como
las dam as en Europa, y peinan en ellos su gusto y reputación. No
sólo el no tener uno cabello era señal de deshonra, sino tam bién
de tristeza y llanto. Nótalo San Jerónim o diciendo: Apud antiquos
barbae capitisque rassura luctus indicium fuit. Y Job, después de
haber oído las estafetas de tantas calam idades como allí se cuen­
tan, dice la E scritura: Surrexit Job. E t scidit vestim enta sua, et
tonso capite, corruens in terram adoravit; en señal de tristeza se
rapó la cabeza; y Dios m andó al profeta Jerem ías que, p ara llorar
am argam ente el destrozo que pensaba hacer en la ciudad de Jeru-
salén, se cortase el cabello: Tonde capillw n tuum , et proiice et
sum e in directum planctum . Los argivos, habiendo sido vencidos
de los lacedem onios, y los milesinos de los crotonitas, se cortaron
los cabellos de la cabeza y barba. Suetonio dice que por indicio de
tristeza, p o r la m uerte del em perador Germánico, m uchos señores
principales, con sus m ujeres, se quitaron los cabellos: N onnullos
reguíos, dice, barbam posuisse, et uxorem capita ad indicium ma-
xim i luctus. Y Aquiles ofreció en señal de tristeza toda su cabellera,
que era muy larga y herm osa, al sepulcro de su amigo Patroclo
difunto, como refiere Homero: Devoveo hanc, Patrocíe, com am
tibi» (MAD, pp. 64 y 65).
C ortarle a alguien el cabello en la Edad Media era en España
una deshonra y a veces una pena que ya la I^ex V isigothorum im­
ponía a los perju ro s, a los hechiceros, a los cristianos convertidos
al judaism o, a las m eretrices, a los siervos que com etían homicidio,
a los blasfem os, al adúltero y al que se sustraía del servicio mili­
ta r (TIG, pp. 1, 2 y 3). La tonsura era un castigo y una afrenta,
aunque tam bién vino a significar el prim ero de los grados clerica­
les p ara el Sacram ento del Orden, por ser cerem onia que se ejecu­
taba cortando un poco de pelo. Diversos fueros españoles im ponían
esta m ism a pena p ara otros delitos, influyendo tam bién en ello la
creencia y superstición de que al cortarlos se dism inuía la vitalidad
de la fuerza física y espiritual, que radicaba en el pelo; ya desde
los tiem pos de Sansón y Dalila. Por lo mismo, no se cortaba a los
niños hasta una edad de siete años (TIG, pp. 23, 24 y 25).
818 ELSA P. SAN MARTIN ( f ) Y J.L. PEREZ DE CASTRO

Los m oralistas de nuestro Siglo de Oro condenaban los cabellos


largos porque representaban el vicio y el pecado y, por lo mismo,
las novicias se cortaban el pelo para ingresar en el convento.
En una tradicional canción de corro, todavía cantaban las niñas
de ayer, cómo en Una tarde de verano, en que sacaron a una a pa­
sear, al estar frente al convento la m etieron para adentro y com en­
zaron a quitarle los adornos de su cuerpo:

«Me sentaron en una silla


y me cortaron el pelo.
¡Pendientes de mis orejas
anillitos de mis dedos!
Lo que más sentía yo,
que me cortasen el pelo...»

o como dice la variante:

«Lo que más quería yo,


era mi m ata de pelo...» (3).

Para cualquiera m ujer cortarse el pelo significaba muy grande


sacrificio; pero no una deshonra. La condesa de Campo Allange
nos recuerda cómo la protagonista en La cabellera de Laura, de la
Pardo Bazán, acosada por la m iseria y teniendo a su m adre en­
ferma, vende su herm osísim o pelo para evitar venderse a sí mis­
ma (LAC, p. 34).
El cancionero asturiano recoge tam bién el sentir de la m ujer
pelona y el reproche que de esta circunstancia solía hacérsele:

«Llamásteme vaqueirina,
you p u r vaqueira mi tengo,
quiero más ser vaqueirina,
que no aldiana sin pelo» (ACL, p. 334).

* * *

(3) Estos versos, que aún se cantaban no hace muchos años en Figueras
y otras partes de Asturias, faltan en la versión de “Una tarde de verano” que
recogió Aurelio de Laño (LLE, 224). Con ellos puede completarse, por tanto,
el sentido y el ritmo de dicha canción.
EL CABELLO FEMENINO EN LA TRADICION ASTURIANA 819

«Una vez que te quise


fue p o r el pelo;
ahora que estás pelona,
ya no te quiero» (LLE, p. 95, que copia MOR, p. 107).

Aún no hace m uchos años se cantaba en toda Asturias:

«Pelona, sin pelo.


Cuatro pelos que tenías
los vendiste de estraperlo.
Pelona, sin pelo...»

COLOR Y FINGIMIENTO

No es, pues, extraño que las m ujeres anduviesen tan cuidadosas


de sus cabellos, no sólo en cam biar el color con lejías fuertes que
hacían venir de Alemania para enrubiarse, sino siguiendo el con­
sejo que dio M arcial a las m ujeres rom anas p ara evitar las enfer­
m edades que aquel pernicioso entintado traía consigo, llegando a
los postizos.
El propio Fray Antonio M arqués recoge en su interesante obra
sobre el «Afeite y m undo m ujeril» im portantes testim onios de los
escritores prim itivos acerca de las invenciones «con que las m u­
jeres pretendían corregir a Dios y dar una falcía en su divina Pro­
videncia», siguiendo tales invenciones «propias del demonio, que
como es padre de toda m entira, no sólo ha enseñado el m entir en
las palabras, sino tam bién en los cabellos y cara de las m ujeres,
dejándolas sin ro stro alguno de verdad» (MAD, pp. 66 a 69).
En la tradición asturiana tiene gran aprecio la m ujer m orena,
y sin em bargo no hem os encontrado testim onios literarios de esta
cualidad; al igual que sucede, por ejemplo, en el «Refranero espa­
ñol». «Baza com puesta, a la blanca denuesta» (Baza, m orena) (MAN,
p. 61, núm. 5.627).
«Más vale m orenita graciosa que no blanca y m elindrosa» (MAN,
p. 217, núm. 19.822).
«La blanca con frío, no vale un higo; la negra, ni higo ni breva»
(MAN, p. 504, núm. 44.216).
«Ni blanca sin tacha, ni m orena sin gracia» (MAN, p. 504, núm e­
ro 44.221).
«Las m orenas presas van, las blancas fiadores dan» (MAN, p. 504,
núm. 44.220).
820 ELSA P. SAN MARTIN ( f ) Y J.L. PEREZ DE CASTRO

Por el contrario, y pese a todos los dicterios que pesan sobre


las rubias, encontram os en el cancionero regional asturiano no es­
casos testim onios al respecto:

«—Si tienes el pelo rubio,


no lo cam bies por lo negro,
que así lo tenía Jesús
cuando era niño pequeño...» (CAB, p. 280, y LLE, p. 23).

A los mozos les gustaba demasiado:

«—Los cabellos de una rubia


dicen que tienen veneno;
¡aunque tengan solimán,
cabellos de rubia quiero...!».

O tros dicen:

« ¡Vivan los cabellos rubios,


vivan los rubios rubiales...!
¡Vivan los de mi morena,
que son rubios naturales! ».

Otros cantan:

«Una rubia fue a la fuente


porque le vieran el pelo:
¡déjala que vaya y venga,
ya caerá en el anzuelo...! » (CAB, p. 280).

Y en el refranero:

«M ujer negra, pestaña y ceja» (MAN, p. 574, núm. 50.197), con


lo que se expresaba que el cabello lo preferían rubio.

«Dame de tu pelo rubia


cuerdas para mi vihuela,
que se me ha roto la prim a,
la segunda y la tercera» (MOR, p. 109).
EL CABELLO FEMENINO EN LA TRADICION ASTURIANA 821

«Con esos cabellos rubios


que te caen p o r la cara,
pareces la M agdalena
cuando p o r el m undo andaba» (LLE, p. 21).

Pero el cabello rubio significaba tam bién en A sturias la ficción


y la apariencia, como ya lo declaraba el refrán: «So el cabello ru­
bio, buen piojo rabujo», o «So el cabello rubio, buen piojo rabudo»
(MAN, p. 49, núm . 4.524), para expresar que no nos hem os de pagar
de las apariencias; pues debajo de ellos suele h ab er m ucho, y muy
diferente, de lo que dem uestran (REA, t. 2, v. 1, p. 16).
Lo que no hay duda es que en Asturias, como en todas partes,
siendo m ujeres:
«Rubias y m orenas sacan a un hom bre de penas» (MAN, p. 488,
núm. 42.751).
El fingim iento de los cabellos alcanza no sólo a las jóvenes, sino
tam bién a las que po r su edad no los gozan ni m orenos ni rubios,
sino de color de nieve. Y así el refranero apercibió a las canosas
con estas enseñanzas: «El diente miente; la cana engaña; pero la
arruga no ofrece duda» (MAN, p. 220, núm. 20.065). «Tras las canas,
viene el seso» (MAN, p. 150, núm. 13.604). «Con los días anda el
sexo, y las costum bres con el cabello» (MAN, p. 150, núm . 13.610);
y «Burros y calvos, ni uno vi; burros canos, más de mil» (MAN,
p. 96, núm . 8.536).

* * *

Quedan sin incluir en las anteriores notas una larga serie de


aspectos relacionados con el cabello femenino, como son los ador­
nos, peinados y tocados, porque, aparte de con stitu ir o tro tema,
de incluirlos ahora harían excesivamente extensa la presente apor­
tación.
822 ELSA P. SAN MARTIN ( f ) Y J.L. PEREZ DE CASTRO

SIGLAS Y BIBLIOGRAFIA

ACL = B .: LOS VAQUEIROS DE ALZADA EN AS­


A c ev e d o y H u e lv e s ,
TURIAS. Oviedo, 1915.

ACV = A c e v e d o y H u e l v e s , B., y F e r n a n d e z y F e r n a n d e z , M .: VOCABU­


LARIO DEL BABLE DE OCCIDENTE. Madrid, 1932.

BLP = B lanco P iñan , S.: VOCABULARIO ASTURIANO DE LA PA­


RROQUIA DE MERE (LLANES). En el “Boletín del Instituto de
Estudios Asturianos”, núm. 71. Oviedo, 1970.

CAB = Cabal R ubiera, C.: LAS COSTUMBRES ASTURIANAS. SU SIG­


NIFICACION Y SUS ORIGENES— I: EL INDIVIDUO. Madrid,
1925.

CAN = C a n e lla d a , M.a J .: EL BABLE DE CABRANES. Madrid, 1944.

CUS = T.: COSTUMBRES ASTURIANAS. LA DANZA. En “La


C u e s ta ,
Ilustración Gallega y Asturiana”, tomo I. Madrid. 1879, núm. 22.

FEC = F e i t o . J. M.: LOS CALDEREROS DE MIRANDA Y SU JERGA


DIALECTAL. En el “Boletín del Instituto de Estudios Asturia­
nos”, núm. 71. Oviedo, 1970.

GAU = G a rc ía V a ld e s , C. C .: EL HABLA DE SANTIANES DE PRAVIA.


Mieres, 1979.

JOM = J ordán de A so y del R io, J., y Manuel de R odríguez, M. de: EL


FUERO VIEJO DE CASTILLA, SACADO Y COMPROBADO CON
EL EXEMPLAR DE LA MISMA OBRA, QUE EXISTE EN LA
REAL BIBLIOTECA DE ESTA CORTE, Y CON OTROS MANUS­
CRITOS. Madrid, 1771.

LAC = M. (Condesa de Campo A lan ge): LA MUJER EN ESPA­


L a ffite ,
ÑA. CIEN AÑOS DE SU HISTORIA. 1860-1960. Madrid, 1964.

LLE = L la n o y R oza de A m p u d ia , A . de: ESFOYAZA DE CANTARES


ASTURIANOS. Oviedo, 1977.

LLT = y T o r r i g l i a , F. de: LA VIDA HOGAREÑA A TRAVES


L la n o s
DE LOS SIGLOS. Madrid, 1947.
EL CABELLO FEMENINO EN LA TRADICION ASTURIANA 823

MAC = M a r a ñ o n , G .: PSICOLOGIA DEL VESTIDO Y DEL ADORNO.


En “Vida e H istoria”. Buenos Aires, 1947.

MAD = M a r q u e s , Fr. A° (O.S.A.): AFEITE Y MUNDO MUJERIL. Barce­


lona, 1964.

MAN M a r t í n e z K l e i s e r , L.: REFRANERO GENERAL IDEOLOGICO


ESPAÑOL. Madrid, 1953.

MAP M a r t í n e z T o r n e r , E.: CANCIONERO MUSICAL DE LA LIRICA


POPULAR ASTURIANA. Madrid, 1920.

MEG M e n e n d e z G a r c í a , M . : EL CUARTO DE LOS VALLES (UN HA­


BLA DEL OCCIDENTE ASTURIANO). Tomo II. Oviedo, 1965.

MEP M e n e n d e z P i d a l , J.: POESIA POPULAR. COLECCION DE LOS


VIEJOS ROMANCES QUE SE CANTAN POR LOS ASTURIA­
NOS EN LA DANZA PRIMA, ESFOYAZAS Y FILANDONES,
RECOGIDOS DIRECTAMENTE DE BOCA DEL PUEBLO. Ma­
drid, 1885.

MOR M o ría , A. de l a : RECUERDOS GRATOS. Llanes, 1982.

RAT y H e v i a , A. de: VOCABULARIO DE LAS PALABRAS Y


R a to
FRASES BABLES QUE SE HABLARON ANTIGUAMENTE Y
DE LAS QUE HOY SE HABLAN EN EL PRINCIPADO DE AS­
TURIAS. Madrid, 1891.

REA R eal A cademia E spañola : DICCIONARIO DE LA LENGUA CAS­


TELLANA EN QUE SE EXPLICA EL VERDADERO SENTIDO
DE LAS VOCES, SU NATURALEZA Y CALIDAD, CON LAS
FRASES O MODOS DE HABLAR, LOS PROVERBIOS O REFRA­
NES Y OTRAS COSAS CONVENIENTES AL USO DE LA LEN­
GUA. (6 volúmenes). Madrid, 1726-1739. (Es el conocido “Diccio­
nario d;e A utoridades”, del que existe reedición facsím il en 3
tomos. Madrid, 1979).

RIC R ic o A v fllo , C .: EL BABLE Y LA MEDICINA. Oviedo, 1964.

SAL J. A .: ANECDOTARIO SOCIAL Y CRIMINAL


S a m a n ie g o B u r g o s ,
DE ASTURIAS (1575-1675). Gijón, 1978.

TIG G .: O USO DE RAPAR A CABELA AOS DELINQUEN-


T ila n d e r,
TES E AOS LOUCOS. En “Leges Hispanicae Aevi, VIH ”. Stoc-
kholm, 1959.
LA FUNDACION DEL MAYORAZGO DE LA CASA DE
NAVIA (ANLEO) EN EL SIGLO XVI

POR

JESUS MARTINEZ FERNANDEZ

En el m es de m arzo de 1546 fallecía en su palacio de Anleo


Alvaro Pérez de Navia. Habían sido sus padres Alvaro Pérez de
Navia, hijodalgo notorio, pariente mayor de la casa solar de Anleo,
y Marina Pérez de Aguiar y Parga, descendiente de los m arqueses
de la Puebla de Parga.
Dueño de la casa con todas sus heredades, prerrogativas y dere­
chos, testó el m ism o año de su fallecim iento — viudo ya de doña
Elvira Osorio— ante el escribano y notario público García Morán.
De sus seis hijos heredó el mayorazgo su prim ogénito Juan
Alonso de Navia. La facultad de fundarlo y vincularlo la había
recibido su padre el 4 de abril de 1520 del em perador don Carlos y
de su m adre doña Juana en cédula expedida en Santiago y ratifica­
da por otra librada en Valladolid el 29 de agosto de 1536. La escri­
tura de concesión se redactó y firm ó en Anleo el 9 de junio de 1540
a testim onio del escribano de Su M ajestad Juan Rodríguez de
Luarca.
Juan Alonso de Navia se convirtió en amo y señor de un im por­
tante patrim onio en Anleo, Navia y concejos lim ítrofes enriquecido
con otras propiedades, apóstales y derechos sobre la barquería de
la ría de Navia, am én de infinidad de prerrogativas, patronatos de
iglesias y exenciones, recibidos de su ilustre antecesor y acum ula­
826 JESUS MARTINEZ FERNANDEZ

dos como recompensa de los servicios inm em oriales a la Corona


prestados por la Casa desde el siglo X I I I (1).
Casado en 1540 con doña Mencía de Quirós, hija de la segunda
m ujer de Gutierre González de Cienfuegos — señor del concejo de
Allande y de los cotos de Muros y Ranón—, no sólo defendió y
adm inistró con celo los bienes recibidos de su progenitor sino que
debe figurar en las crónicas históricas locales como artífice de la
emancipación del concejo de Navia liberándolo del vasallaje de los
condes de Ribadeo. El fue quien negoció con Diego Gómez Sarm ien­
to, sobrino del últim o conde, la compra del señorío con un poder
de los vecinos del 17 de abril de 1551. Concretóse la operación en
el pago de 8.500 ducados para la villa y concejo y 106.000 marave­
díes de buena moneda más 200 maravedíes de renta perpetua para
la adquisición de las aldeas de Anleo y Omedo, cuya propiedad re­
servó para sí. El protocolo, fechado en Valladolid el 17 de agosto
de 1551, ha sido publicado por nosotros en 1983 (2).
Seguidam ente pasamos a exponer la versión íntegra del docu­
m ento de constitución del Mayorazgo — escrito en 15 folios de letra
m uy pulcra— que transcribimos en su grafía original (3). Su inte­
rés estriba en lo que este tipo de testim onios representan como
m odelos histórico-jurídicos de la época, con su contenido de legiti­
mación hereditaria, y como m anifestación de los sentim ientos de
culto al pasado, garantía del presente y estabilidad para el futuro
que definía a los protagonistas.
E l texto original dice así:

PROTOCOLO

En el nom bre de Dios amen m anifiesto sea a todos los que la


presente e s/c ritu ra vieren como yo Alvaro Perez de Navia vezino
del Concejo de Navia que/es del Prencipado y quatro Sacadas de
A sturias de Oviedo vasallo de la/C orona Real de España e al pre­
sente en quanto Dios fuere servido/del E m perador Rey Don Carllos
y Donna Juana su m adre Reyna y R ey/N uestros Sennores de mi
propia libre y espontania voluntad sim prem ia, veyendo y conside-

(1) J. de Dios M i g u e l V i g i l : “Historia Genealógica de la Casa de N avia”,


Madrid, 1961, págs. 38-54. J.M. T r e l l e s V i l l a d e m o r o s : “Asturias ilustrada”,
T ° II, pág. 670, 1739.
(2 ) Jesús M a r t ín e z F e r n a n d e z : “La concesión del coto de Anleo en el
siglo X V I”, Bidea 109-110, 1983.
(3 ) A r c h iv o de la ca sa de N a v ia . Legajo 2, N .° 3, 1540.
LA FUNDACION DEL MAYORAZGO DE LA CASA DE NAVIA (ANLEO) 827

rando por esperiengia como los linaxes antiguos y solares por falta
de vienes/y patrim onyo y por non ser vinculados p o r via de m a­
yorazgo an peresgido y perezen p o r/rem ed iar esto en los vienes
que Dios me dio y queriendo servir en ello y non con o tro á/n im o
ny yntengion soplique a Su Magestad diesen y concediesen licencia
a mi el dicho Alvaro P erez/para criar y acer mayorazgo e bincolo
de mis vienes en uno de mis yjos lexitim os/qual yo quisiese y a mi
soplicagión Sus M agestades me concedieron su probision y carta
R eal/con su sello y arm as e acordada y refrendada en el su muy
alto Consejo la qual de verbo a verbun es esta que sigue: (signum).
Don Carllos p o r la divina clemencia E m perador sem per Augusto
Rey de Alemania, D oña/Juana su m adre y el mism o Don Carllos
por la gracia de Dios reys de Castilla, de/León, de Aragón, de las
Dos Secilias, de Jerusalen, de N avarra, de G ranada, de Toledo, de
V alen/gia, de Galicia, de M asllorcas, de Sevilla, de Cerdeña, de Cor-
doba, de Corgega, de Murgia, de Jaen /d e los Algarabes, de Alxe-
giria, de G ibraltar, de as Yslas de Canarias, de las Yindias yslas/y
tierra firm e del m ar Ozeano, Condes de Barcelona, Sennores de
Vizcaya e de Molina, D uques/de Atenas e de N eopatria, Condes de
Ruysellón y de Cerdanya, M arqueses de O ristan e / de Gogiano Ar-
cheduques de Austria, Duques de Borgonna y Bravante, Condes de
Flandes e de T i/ro l po r quanto por parte de vos Alvaro Perez de
Navia y Doña Elvira Osorio vuestra m uger veginos d el/lu g ar de
Navia nos fue fecha relazion deziendo que vosotros querriades
azer/ e establecer y ordenar y constituyr un mayorazguo de los
vienes que agora teneys/o tuvieredes de aqui adelante ansi muebles
como rayzes o de la parte que dellos vos p lu/guiere en uno de
vuestros fijos que agora teneys o tuvieredes de aqui adelante y en
sus/deszendientes p ara que los ayan por titulo de mayorazguo y
porque p ara ello es m e/n ester nuestra ligengia y facultad que nos
soplicarades y pediedes po r merced hos la diesem os/para hager el
dicho m ayorazguo con las condigiones, firmegas, vínculos y sum i­
siones que/quisieredes y por vien tuvieredes o como la nuestra
merged fuese y Nos acatando los buenos/y leales servigios que nos
aveis fecho y esperam os que nos aréis de aquí adelante y tenien­
d o /resp eto que de vuestras personas y servigios que de m em oria
por la presente de nuestro propio m oto y /g ierta giengia y poderío
Real osoluto de que en esta parte querem os u sar y usam os como
R e/ys y Sennores naturales non reconosgiendo superior en lo tem ­
poral vos dam os ligengia y /facu ltad a vos los dichos Alvaro Perez
de Navia y Donna Elvira Osorio para que de los/dichos vuestros
vienes que agora teneys o tuvieredes de aqui adelante o de la p arte
828 JESUS MARTINEZ FERNANDEZ

que vos plagi/ere podáis azer e ynstituir el dicho vuestro m ayoraz­


go en vuestra vida o al tiempo de/vuestra fin y m uerte por vuestro
testam ento o postrim era voluntad por via de donagion entre/vivos
o po r cabsa de m uerte o po r otra m anda ynstitugion que vos qui-
sieredes o p o r/q u alq u ier vuestra dispusigion e dejar y trasp asar
los dichos vuestros vienes en uno de vuestros/yjos que agora teneys
o tuvieredes de aqui adelante e despues de su fallescim iento en
sus/yjos o descendientes subgesores según e como y por las dispusi-
ciones de vuestro testam ento/ e m andas hordenarades y dispusie-
rades con los vinculos, reglas, modos, sustitugiones/restitugiones
y otras cosas que vosotros quisieredes en el dicho mayorazgo, pu-
sieredes e quisi/eredes poner y según que por vosotros fuere
m andado y hordenado y establegido de q u al/q u ier m anera, vigor
y efeto m isterio que sea o ser pueda para que dende en adelante
los/dichos vienes sean abidos por vienes de mayorazguo y enalie-
nables y p ara que po r cabsa/alguna negesaria y voluntaria ni ono-
rosa ni po r cabsa pia ni dote ni por cabsa/alguna que sea o ser
pueda no se pueda vender, m andar, ni donar ni tro /c a r ni canviar
por dicho vuestro yjo ni por otra persona ni personas algunas de
las que/susgedieren en el dicho mayorazguo po r virtud desta nues­
tra carta de ligengia que ansi vos/dam os agora ny de aqui adelante
en tiem po alguno ni por alguna m anera p ara si/em pre jam ás sy
non que los ayan y tengan por vienes de mayorazguo ynallenables
su/xeto a resituygion según y de la m anera que por vosotros fuere
fecho y m andado/y hordenado e ynstituydo e dejado en el dicho
mayorazguo y no con las mismas clau/sulas e firmezas submisiones
y condigiones que en el dicho mayorazguo po r vostros /fu ere fecho
contenido y vos quisieredes poner y posieredes a los dichos vienes
al tiem po/que por virtud deste nuestra carta los m etieredes y
sennalarades y fecieredes el dicho/m ayorazguo y despues en qual-
quier tiem po que quisieredes e por vien tuvieredes/y p ara que vos
los dichos Alvaro Perez y Donna Elvira vuestra m uger en vuestra
vida y al tiem po de vuestro fyn y m uerte cada y quando y en qual-
quier tiem po que quisieredes e por/vien tuvieredes podades q u itar
e acrezentar, correxir y revocar y em endar el/dicho mayorazguo
en los vinculos y condigiones con que lo ecieredes y todo lo otro
que p o r/v irtu d de esta nuestra carta ecieredes en todo o en parte
y para que podades azer el dicho/m ayorazguo y para lo to rn ar a
azer e ynstitu y r cada e quando que quisieredes/y por vien tuviere­
des una y m uchas vezes todo y cada cosa y p arte dello a vuestra
li/b re voluntad que nos de la dicha nuestra, giengia y poderío Real
asaluto de que q uerem os/usar y usamos en esta parte como dicho
LA FUNDACION DEL MAYORAZGO DE LA CASA DE NAVIA (ANLEO) 829

es lo aprovam os y avernos por firm e trato y grato, estable y vali-


dero p a ra /a g o ra y para siem pre jam as e y n terponem os/a ello y
cada cosa y parte dello nuestra autoridad Real y solene decreto
p ara /q u e valga y sea firm e para siem pre jam ás que p o r la presente
desde agora ab e/m o s po r puesto e ynserto e encorporado en esta
nuestra carta el dicho m ayorazguo/que ansi fecieredes y hordena-
redes e ynstituyeredes como si de palabra a p a la /b ra aqui fuese
ynserto puesto e yncorporado e lo confirm am os, loam os/y aproba­
mos, retificam os y avernos por firm e y validero p ara agora y para
siem pre jam as según y como y con las condigiones, vinculos, fir­
mezas, cla/usulas, posturas, submisiones, restituygiones que en el
dicho m ayorazguo que po r v os/otros fecho fuere y hordenado y de­
clarado y otorgado fuere y serán puestas y contenydas y suplim os
todos e qualesquier defetos, ostaculos e ym pedim entos y o tra s/c o ­
sas qualesquier ansi de fecho como de derecho y de sustancia e
solenidad que p ara valida/gion y c o rro b o ra ro n desta nu estra carta
e de lo que p o r v irtud della ecieredes y o tor/garedes y de cada cosa
y parte della y se requiere necsario, provechoso e cu m p/lidero a
se soplire otros y es n uestra merced y m andam os que aunque vues­
tro yjo o o tra q u al/q u ier persona en qyen los dichos vienes por el
dicho titulo de mayorazguo los subbgediere/com etan qualesquier o
quales crím enes o delitos por que los devan perder sus vyenes o
qualquier cosa dellos quier por sentencia e dispusigion de derecho
o por o tra /q u a lq u ie r causa que los dichos vienes de quien ansy
hicieredes el dicho m ayoraguo y/conform e al susodicho nun pue­
dan ser perdidos ny se pierdan antes que en q u al/q u ier caso vengan
por eso m ism o fijo los dichos bienes y el dicho m ayoraguo a aq u el/
a quien po r vuestra dispusigion venian y pertenegian sy el dicho
delincuente m o ri/e ra sin com eter el dicho delito la ora antes que
lo com etiera ezeto sy la tal p ers/o n a e personas com etieren erexia
o crim en legis m agestatis o perdoliones o el/pecado avom inable
contra n atu ra que en qualquier de los dichos casos querem os y
m an/dam os que los ayan perdido y pierdan vien ansy como si no
fuesen vienes de m a/yorazguo y con tanto que los dichos vienes
de quian ansy egieredes el dicho m atorazguo/sean vuestros propios
e por esta nuestra carta de ligengia no es n uestra yntengion de per­
judicar a tergero que tenga derecho dellos ny a nos ny a nuestra
corona Real po r lo q u e/en ellos toviesemos e nos pertenesze y con­
tando que quede e seays obligado a d e /ja r a los otros vuestros yjos
lexitim os sufigiente p ara su sustentam iento au n q u e/n o n sea en
ta n ta cantidad quanta les podría pertenesger de derecho lo qual
todo que/rem os y m andam os e es nuestra merged y voluntad que
830 JESUS MARTINEZ FERNANDEZ

ansi se aga y cum pla no em bar/gante la ley que dize quel que tu­
viere y jos o y jas lexitimos solam ente puede m andar por su anim a
el quinto de sus vienes y m ejorar uno de sus yjos o nieto s/en el
tercio de sus vienes y en las otras leis que dizen quel padre ny la
m adre/ non pueden privar sus yjos de la lexitima p arte que les
pertenesge de sus vienes/ni les poner condición ni gravam en algu­
no en ello salvo si los deseredaren p o r/las causas en derecho pro­
misas con las quales quanto e esto toca dispensam os de/xandoles
como dicho es a dichos vuestros yjos lexitima suficiente para s u /
sustentam iento aunque no sea en tan ta cantidad como les podia
com peter y / pertenesger y asy mismo syn em bargo de otras qua-
lesquier leis fueros y derechos/prem áticas sanciones de los nuestros
reynos e señorios generales y especiales fechas/en cortes o fuera
dellas que en contra de los susodichos sean o ser puedan e/au n q u e
dellas y de cada una dellas deviese aqui ser fecha y espresa y espe-
Cial/mingion ca nos por la presente del dicho nuestro propio moto
y cierta ciencia y/poderio Real osaluto aviendo aqui po r insertas
e incorporadas/las dichas leis y de cada una dellas dispensam os
con ellas y las abrrogam os y de/rrogam os, casam os y anulam os y
dam os p o r ningunas e de ningún valor/y efeto en quanto desto
toca y atanne y atañer puede quedando en su fu erza/ y bigor pa-
raen lo dem as adelante e por esta mia carta m andam os al ylus/tri-
simo Ynfante Don H ernando nuestro muy caro y muy am ado yjo
y herm ano/y a los ynfantes Perlados, Duques, M arqueses, Condes,
ricos homes m aestres/de las hordenes, Priores, Comendadores e
Subcom endadores, alcaldes de los C as/tillos y casas fuertes y llanas
y a los del mió Consejo, Presidentes e O ydores/de las nuestras
Audiencias, Alcaldes, Alguaciles, Merinos, Prevostes y ottsa Justi-
Cias/v Jueces qualesquier de todas las cibdades, villas y lugares de
los nuestros R ey/nos y Sennorios ansi a los que agora son como
a los que serán de aqui adelante que/vos guarden y cum plan y
agan guardar y conplir a vos los dichos A lvaro/Peres y Donna El­
vira vuestra m uger y al dicho vuestro yjo y a los que del suscedie-
re n /p a ra siem pre jam as e a cada uno dellos esta m erced y licencia
y facultad, p o d er/y abtoridad que Nos bos dam os p ara acer el di­
cho m ayoraguo y el dicho mayorazguo que po r virtud della eciere-
des e ynstituyeredes e hordenaredes y sera co n /tenido y que en ello
ny en parte dello envargo ni contrario alguno vos no pongan/ni
consientan poner y si es necesario fueses vos los dichos Alvaro
Perez y D onna/E lvira vuestra m uger e el dicho vuestro yjo y sus
descendientes en el dicho m ayorazguo/segun vuestra dispusicion
quisieredes nuestra carta de previlejo y su confirm acion/desta
LA FUNDACION DEL MAYORAZGO DE LA CASA DE NAVIA (ANLEO) 831

nuestra carta y ligengia y abtoridad y del dicho m ayorazguo que


por v irtu d /d ella egieredes e ynstituyeredes m andam os al nuestro
K anzeller/m ayor y m ayordom o y notario y escrivanos públicos de
los previlejos e confirm a^iones/y otros oficiales questan a la tabla
de los nuestros sellos que vos la den, libren, pasen y/sellen la mas
fuerte, firm e y vastante que les perdierdes e quesieredes e menes-
ter/ovieredes tom ando la razón desta nuestra carta Francisco de
los Cobos nuestro secre/tario y los unos ny los otros no faguades
ende al po r alguna m anera so p en a/d e la n uestra m erced e diez
mili m aravedis p ara nuestra cam ara a cada uno que lo c o n /tra rio
egiere. Dada en la cibdad de Santiago a quatro dias del mes de
ab ril/an n o del nasgim iento de N uestro Sennor Ihesuchristo mili y
quinientos e veynte annos/.Y o el Rey. Yo B artolom é y Ruiz de
Castañeda, Secretario de las Cesareas y católicas M ajestades, la fize
escrevir por su m andado e agora por p resen te/d e vos los dichos
Alvaro Perez de Navia e Donna Elvira Osorio vuestra m uger/nos
a sido fecha r e la jó n en la dicha facultad | hize xinal | está ro ta y/
m altratad a de m anera que buenam ente non se puede u sar della y
nos soplicastes e/ed istes por merced hos m andásem os d ar o tra tal
como ella o como la nuestra merced fuese/y porque la que aqui va
ycorporada fue vista por algunos del nuestro Consejo y co rrex i/d a
con la m ism a orixinal tovimos lo por vien y po r la presente m an­
dam os y es/n u e stra voluntad y querem os que la dicha facultad
suso encorporada vala y sea guar/d ad a y com plida según y como
de la m anera que lo fuera la mism a orexinal, dada en Valladolid a
veynte y nueve dias de agosto de quinientos y trein ta y seis annos.
Yo la Reina. Yo Juan Bazquez de Molina Secretario de sus zesareas
y Católicas M ajestades la fi?e escrevir por m andado Rexidor M ar­
tin de Vergara, ligengiado Polanco/M artin Vergara por Chanzeller
vuestra M agestad m anda que la facultad que aqui va en /co rp o rad a
vala y sea guardada por quanto fue vista la orexinal y corregida
con ella. (Signum).
Por ende, Yo el dicho Alvaro Perez de Navia queriendo gogar
de la m erced a m y/echa ynstituyo dote e crio e ago vinculo y m a­
yorazguo de mis vienes en/persona y caveza de Juan Alonso de
Navia mi yjo lexitimo e de la dicha sennora Donna E lv i/ra Hosorio
my m uger que fue que agora es defunta con las condiciones, bincu-
los e sub/m isiones e gravam en de que ayuso se ara m incion con­
form ándom e con la dicha fa/eu ltad y licencia a mi dada y con lo
depuesto por leis destos reynos especial/m ente por las nuevas leis
y dispusigiones de Toro e los bienes que vinculo e pongo/en este
mayorazgo de presente son los seguientes. (Signum).
832 JESUS MARTINEZ FERNANDEZ
LA FUNDACION DEL MAYORAZGO DE LA CASA DE NAVIA (ANLEO) 833

P rim eram ente las mys torres y casas y palacios y huertas y


plan tad o s/d el lu ar de Anleo donde yo oy dia vivo con todos los
otros vienes/de edefigios y plantados y heredades bravas y m ansas
y suelos y te rre n /to rio s e casas y casales y m olinos y m olineras y
usos y costum bres y pertenen/gias e ylesia y padronazo y planta­
ción y brannas y pastos y herbados/y m ontes y abguas y fontes
que yo e y me perteneszen en toda la feligresya/v lugar de Anleo
y sus térm inos en devaxo la felegresia C hristianisim a e cam p a/n a
de San Miguel de Anleo. (Signum).
Ytem mas todos los vienes y heredades y m ontes y fontes y
fueros e suelos/y contrucios y terrentrorios e brannas e yerbas e
abguas y m ontes e arb o le/d as que yo ey e tengo y me a mi perte-
nesgen en la feligresía de San Pedro de/V illayon e sus térm inos
con todas las o tras aciones e pertenencias que yo/oy dia en ella ey
e poseo e me pertenescen en qualquier m anera. (Signum).
Ytem m as todos los vienes y casas y casales e suelos y hereda­
des y te rre n to /rio s y molinos y m olineras e réditos e trebutos y
m ontes e arvoledas/e yerbas e abguas y rentas y derechos e usos
e costum bres e pertenencias/que to ey e tengo e me a mi pertenes-
Cen y perstenezer pueden e deven en q u alq u ier/m an era en la feli­
gresía de S anta M arina de Vega y en todos sus term inos/segund
lo que oy dia llevo y poseo. (Signum).
Ytem mas la m itad parte enteram ente de las vinnas e casa e
c o r/tin a que yo ei y tengo y llievo y poseo en la eldea de Llantero
en las vynnas del dicho concejo de Castropol con los suelos y te-
rrentorios en que están puestos, plan /tad o s y edeficados las dichas
vinnas e casa y llagar y cortina con todas sus/pertenencias e usos
e costum bres e servidum bres anexos y pertenescientes/a la dicha
m itad parte susodicha. (Signum).
Ytem más toda la vinna de Santo Millano ques en el concejo de
Allande que yo uve/e com pré y fue de Alonso de M aría del Capellan
con todas sus pertenencias/usos y costum bres y servidum bres y
con el terren to rio dellas. (Signum).
Y en los quales dichos bienes de suso declarados ago el dicho
m ayoraguo e quiero y es my voluntad que les aya y tenga e del sea
sennor Juan Alonso de Navia mi yjo/lexitim o e de la dicha sennora
Donna Elvira Osorio mya m uger que fue, que agora/es defunta,
por todos los dias de su vida e despues de las personas que/sena-
lare e porque los dichos vienes non se puedan enajenar y queden
syem pre/en persona que lexitimamente de my e del dicho Juan
Alonso mi yjo desciendan e des/zendientes dejolos con las condi­
ciones, modos e ynstitugyones, constytuyciones bin /cu lo s e sum i­
834 JESUS MARTINEZ FERNANDEZ

siones, gravám enes e calidades seguientes: Prim eram ente que lo s/


dichos Juan Alonso y los otros que despues de el tovieren y llevaren
los dichos bienes/los ayan y lleven por via de mayorazguo e no
por bienes partibles ni los/sean mayoraguo y p o r tales los lleve y
posee el dicho Juan Alonso/y los otros que despues de él tuvieren
los dichos vienes en toda su vida y despues d e/su vida e dias sub-
geda en los dichos vienes e mayorazguo su prim ero yjo lexitim o/e
si aquel m oriere subgeda el segundo y ansi de grado seguido sus-
Cesiba/e perpetuam ente por los varones lexitimos que del dicho
Juan Alonso descendieren de m a/n era questos dichos vienes y ma-
yorazguos qu ansy ago e crio anden para syem pre/de grado en
grado, de varón en barón entre los yjos e nietos e descendientes/
lexitimos del dicho Juan Alonso e si por ventura e caso no obiere
hom bre v aro n /d e los descendientes lexitimos del dicho Juan Alon­
so yo quiero y es mi voluntad que aya/los dichos vienes y mayo­
razguo la em bra, yja o nieta o descendiente m ayor en el grado e
quel varón o em bra que en este mayoraguo lo suscediere se llame
y nom bre/d e los de Anleo e que si cayere o veniere a caer en hem­
bra quel que con lia casare/y el dicho mayorazguo quesiere gocar
se venga a vevir y biva en los dichos palacios e/casas y torres de
Anleo como suscesivo en ellas y no pueda vevir co n tin u o /o tra parte
e sy ansy no vibiere en ellas no goze del dicho mayorazguo y lo
goze el b aro n /m as cercano de mi linaxe conque biva en las dichas
casas y torres y palacios e/p in te sus arm as de las arm as de Anleo
como susgesivo de los de Anleo/e si por ventura lo que Dios non
quiera el dicho Juan Alonso m uriere syn yjo o yja o otro descen­
diente lexitimo quiero y es mi voluntad que susceda en/estos bie­
nes y mayorazguo mi prim ero yjo barón que tuviere e si Dios
disposiere de to /d o s mis yjos varones que suszeda la prim era ija
que tuviere por la form a y m a/n era susodicha y espresada en per­
sona del dicho Juan Alonso con tal que la persona que/con ella se
casare que venga a vevir e viva segund de suso lo declaro en las
dichas/m is casas y torres y palacios de Anleo y se nom bre de Anleo
e sus arm as se/an de Anleo y en ellos se sigua la horden que decla­
rado tengo quando a poder/de hem bra veniere el dicho mayorazguo
e si suscediere caso que de todos los/dichos mys yjos e yjas de
grado en grado no hobiere y faltare varón y /h em b ra d escen d ien te
lexitimo del dicho Jua nAlonso e de sus herm anos y herm anas e de
sus/deszendientes para susceder los dichos vienes e mayorazguo
quiero y es mi v o /lu n tad que en este tal caso susceda en todo ello
el pariente mas proximo e de g ra/d o mas cercano conque sea va-
ron de mi linaje e non hem bra e se llam e/de Anleo y viva en los
LA FUNDACION DEL MAYORAZGO DE LA CASA DE NAVIA (ANLEO) 835

dichos p a la z o s de Anleo y tenga arm as de Anleo/y si vebir en los


dichos palagios de Anleo no quisiere por el mism o fecho/no lo
pierda y sea y lo aya el otro debido y mas cercano varón de mi
lina/xe que a ellas se veniere vevir y viviere e se llam are y nom ­
brare de A nleo/e traxere y tobiere las dichas arm as y pin tu ras del
dicho palacio y casa y to rres/d e Anleo porque quiero quel que
ubiese de susceder e gocar del dicho m ayo/razguo con las condi­
ciones e vinculos e sum isiones/e gravámenes del, e otrosí quiero y
es mi voluntad y ponguo gravam en a/lo s dichos vienes e m ayoraz­
guo e a qualquier cosa y p arte dellos que no se p u e d a n /p a rtir ni
devedir, vender, tro car ni cam viar ni obligar ni ypotecar ni en/pe-
n n ar solam ente po r cabsa voluntaria e ynjusta m as ni tam poco
aunque aya/cabsa nescesaria e ju sta aunque sea evidente nescesi-
dad del dicho m ayorazguo/y probecho ny para acrezentar su calidad
ni en ninguna m anera ni en ningund/tiem po del m undo quiero que
se axenen por enaxenacion voluntaria ni nescesaria/ni por titulo
alguno onoroso ni lucrativo aunque sea por via de dote esp iritu al/
ny tem poral e p o r via de arras e donación p ro ter nuncias e reden­
ción de ca/tivos e p o r utilidad e esterilidad de los dichos vienes y
parte dellos e constitu/ycion de yglesia e m onesterio e por qual­
quier cabsa e aunque sea muy mas ju sta pen /sad o o non pensado
porque mi voluntad es que los que ansi tuvieren los dichos vienes/e
m aypraguos e conform e desta mi dispusicion que no tengan en los
dichos vienes/ny en p arte dellos mas de solam ente el usofruto por
sus dias e non mas e s i/p o r ventura tovieren nescesidad de em-
pennar los frutos y rren tas de los dichos/vienes y m ayoraguo que
solam ente les pertenesce según esta mi dispusicion q u e/n o n los
pueden em peñar mas de por nueve annos aunque mas tiem po sea
vibo/el que ansi tubiese los dichos vienes y m ayoraguo y si antes
de los nueve annos/fallesciere el que nellos suscediere non sea
obligado a pagar cosa alguna de lo que fa lta /re salvo que suszeda
librem ente en los dichos vienes para gocar del uso fruto dellos
p o r/su s dias porque mi voluntad es y pongo por condicion que los
que ansi tovieren /o s dichos vienes y mayorazguo no tengan poder
en ellos m as de p ara gocar de lo s/fru to s y rentas por su vida y non
m as y si p o r ventura el dicho Juan Alonso y lo s/h o tro s que con­
form e a esta mi dispusicion por tiempo tuviesen los dichos vienes
y m ayo/razguo lo vendieren o trocaren o canviaren o partieren o
dividieren ho en o tra/q u alq u ier m anera aunque por via de dote
se enajenare o em pennare e arren d are/et reliquia que la tal ena-
jnazion, venta, troque y cambio o em penna de los dichos/vienes
que ansy constituyo en mayorazguo e de qualquier p arte dellos sea
836 JESUS MARTINEZ FERNANDEZ

ynva/lida y de ningún mom ento y fuerza e que la dicha enajena-


zion no pueda av er/tran slatio de dominio ni posesion zebil ny na­
tural en caso que aya de los dichos/vienes e de qualquiera parte
dellos tradición y entrega que desde esta fundagion/deste mayo-
razguo quiero que los dichos vienes sea inaxenables e ymperescri-
ti/bles en caso que po r terceros sean por tiem po larguísim o tenidos
y poseydos. (Signum).
Otro si quiero y hes my voluntad que si e nalgun tiem po alguno
de mis sus/gesores en los dichos vienes o h o tra qualquier persona
a cuyo poder venieran en/qualquiera m anera vendiesen los dichos
bienes y qualquier parte dellos con buena fed/pensando que son
vienes binculados de mayorazguo suxetos a restituygi/on y el com-
ptador con buena fed los com prare quel tal com prador todavía
sea obli/uado a restiuyr los tales vienes al susgesor verdadero
dellos que fuese llam ado/al mayorazguo e que non pueda evadirse
con derecho quedara y pagara el pregio y valo r/d e los tales vienes
sino que todabia sea obligado a restituyr como dicho es e d es/d e
agora pongo este gravam en e condigion y quiero queste a fixo en
los dichos bienes/y qualquiera parte dellos para que pase y vaya
con los dichos vienes donde quiera que fu eren /o pasaren. (Signum).
Otrosy quiero y es mi voluntad que a este mayorazguo no pue­
da ser llam ado clérigo/de horden sacra e que sea yncapaz dél e asi
m ism o monxa profesa ni m onesterio de qualquier condigion que
sean e desde agora para entonces e dende en/tonges p ara agora
los escluyo e quiero que non sean llamados al dicho m ayorazguo/.
(Signum).
Otrosí digo que los bienes en que fundo este mayorazguo que
de suso van espresados/son de tergio y quinto de los vienes que
tengo poco mas e porque quanto a este tergio/y quinto yo por leis
destos reynos puedo ager el dicho vinculo e mayorazguo /sin licen­
cia de sus M agestades queriendo usar del venefigio de la ley digo
que conform e a ella/constituyo el dicho mayorazguo e non quiero
usar ni aprovecharm e de la licencia que su M agestad/m e dio e de
que me yzo merged para ager este mayorazguo si non en lo que
ecediere este m ayo/razguo e los vienes en que lo fundo del tergio
y quinto de mis vienes en poco o en/m ucha cantidad que para este
efeto uso de la dicha licencia y facultad y no para aquello/que por
ley me era perm iso y yo dia a azer. (Signum).
Otrosy diguo que si el dicho Juan Alonso mi fijo o otro qual­
quier que fuere lla/m ado a este mayorazguo conform e a lo que
tenguo dispuesto que Dios nun quiera/com etiere algún delito po r­
que conform e a derecho se puedan confiscar los dichos bienes/o
LA FUNDACION DEL MAYORAZGO DE LA CASA DE NAVIA (ANLEO) 837

qualquier parte dellos o los frutos dellos desde agora p ara enton-
zes e desde/entonges p ara agora dos horas antes quel tal pensare
com eter el dicho delito/llam o al siguiente susgesor en el dicho
mayorazguo conform e a esta my dispusigion/para quel tal susgesor
aya los dichos vienes y los frutos en caso quel que com etiere el
delito no los pueda gozar como si por m uerte n atu ral fuese llam a­
do a este/m ayorazguo como susgesor dél. (Signum).
Otrosy quiero y es my voluntad y binculo e m ando quel dicho
Juan Alonso mi fijo /e dende en adelante la persona que susgediere
en el dicho mayorazguo p ara en syem pre/jam as diga y aga dezir
y rregar en cada un anno p ara en siem pre como dicho/es quarenta
misas rregadas dichas en la yglesia de San Miguel de Anleo o en
la y/glesia que al tal susgesor del dicho m ayoraguo le paresgiese
por la anim a de/F ern an d o Arias, clérigo defunto capellan que fue
de Villayon y mas fagua d e/zir e diga en cada una sem ana en cada
un anno de todos los annos adelante/venideros p ara en siem pre
jam ás como dicho es tres misas rezadas dichas e/rezadas en la
dicha yglesia de San Miguel de Anleo y las dos dellas p o r los fru­
tos del préstam o de la Polaviella que para ello sytuo, que al pre­
sente llieba Pero del Bustio y la otra por el pia del altar de Anleo
según e co/m o lo tienen de costum bres los capellanes pasados.
(Signum).
E digo que aguo e hotorgo según dicho es con los binculos e
e somisiones e/gravam enes susodichos el dicho m ayoraguo de oy
en adelante p ara en siem pre/jam ás pero conque reservo p ara mi
gogar m ientras fuere vivo el fru to /y renta de los vienes en que de
suso ago el dicho m ayorazguo para me su ste n /ta r po r ellos y no
mas e yo defunto se queden para en siem pre al dicho Juan/A lonso
mi yjo y a los otros que según la dispusigion deste dicho mi vincu­
lo de m a/yorazgo en ellos susgediere. (Signum).
Otrosy quiero y m ando y es mi voluntad que porque tengo otros
muchos m as/vienes de los que binculo en este dicho m ayorazguo
y otros mas erederos del/dicho Juan Alonso e por mi testam ento
que entiendo azer de los otros mis bienes res/tan tes querré dexar
e declerar la copia y p arte que asi dexare a cada u n o /d e los dichos
mis herederos ansi yjos como yjas e me temo que p o d rá ser que
m orirán sin y jo s/n y herederos lexitimos azendiente o deszen/dien-
te que los vienes que p o r mi erencia e por mi testam ento que de
mi heredasen/se buelvan y sean vienes deste dicho mi m ayorazguo
e vinculados según e de la m a/n era e con los gravám enes que son
y van binculados los que de suso van declarados/e ansi se queden
en el dicho mayorazguo para en siem pre jam ás como los de suso
838 JESUS MARTINEZ FERNANDEZ

en el/contenidos e por la mism a horden y m anera y porque esto


ansi fuese gierto e firm e e/n o n viniese en duda otorgue dello esta
escriptura e estrum ento solene de m ayorazguo/segun y de la ma­
nera que de suso se contiene e va declarado que fue fecho e por
m i/hotorguado ante Juan Rodríguez de Luarca, escribano de Sus
M agestades, del E m perador y R ey/na nuestros sennores e del nu­
m ero de la Pola de Luarca y Concejo de Valdés e d en tro /d e las
dichas mys casas del palacio de Anleo donde yo vivo y avito a
nueve dias/del mes de junio del año del Sennor de myll e quinien­
tos y quarenta annos testigos que fu e/ro n presentes espresam ente
para ello llam ados y rogados Sancho Menendez capellan de/Anleo
e Juan del Valle su criado e Juan Fernandes de Vegua e Diego Ló­
pez de Vegua clerigo/e Suero yjo de Alonso Menendez de Cavane-
11a criado del dicho sennor Alvaro Perez vecinos/del dicho Congejo
de Navia e Alvaro da Rozas, gallego criado del dicho sennor Alvaro
P eres/e Alonso yjo de Lope Rico de Luarca vezino del Concejo de
Valdés e otro degia la firm a/A lvaro Perez va rem atado en la segun­
da plana o degia/non se pueda/y en la te rc e /ra o degia ni en yo el
escrivano lo rem ate porque yva vigioso p o r yerro de plum a e yo
escribano de Sus Magestades del E m perador y Reyna nuestros
S e/nnores escribano del munizipio de la villa de Luarca y Congejo
de Valdés sobre dicho en uno a to do/lo que de suso dicho es como
con los dichos testigos presentes fui quando el dicho sennor Alva-
ro/P erez de Navia parte otorgante que yo escribano doy fes que
conozco y es el m ism o/que se dige y nom bra lo otorgo y por su
rueguo y m andado lo escrevi por m y/propia mano en el rexistro
desta dicha escritura e signé de mi signo e por m y /p ro p ia m ano
en el rexistro desta dicha escritura e signé de mi signo e del dicho
m v/rexistro orixinal este traslado por my propia m ano saqué en
limpio en el qual dicho/rexistro queda hotro tanto como aqui va
verbun con la firm a del dicho sennor Alvaro Perez otorgante e por
ende fize aquy mi signo ques a tal testim onio de verdad Juan Ro­
dríguez de Luarca, escribano. (Signun-signum-signum).
E despues de los susodicho en los dichos palagios de Anleo
donde el dicho sennor/A lvaro Perez de Navia vevía y m orava que
era jurisdigion del dicho conge jo /d e Navia a cinco dias del mes
del mes de julio del dicho anno del Señor de m yl/e quinientos e
quarenta annos en presengia de my el dicho Juan R odrigues/de
Luarca escribano de Sus Magestades susodicho e de los testigos
yuso escriptos pareció presente el/dicho sennor Alvaro Perez de
Navia susodicho e dixo que usando y aprovechándose de la licencia
y merged e libertad que Sus Magestades le avian fecho de suso
LA FUNDACION DEL MAYORAZGO DE LA CASA DE NAVIA (ANLEO) 839

contenida para azer y o to rg ar/el dicho mayorazguo de suso conte­


nido e que en la dicha ligencia y merged se contenia e del grava-
m en/y clausula de la dicha ligencia y merged en que se com etía
ligencia para que cada y quando quesy/ese, añadiese e vinculase
los m as vienes y binculos y gravámenes que quesiese e bien le es-
tuvi/ese por ende que po r el bien atento y pensado y m irado y
recolexido lo que fecho e/ynstituido y vinculado tenia en el dicho
mayorazguo y las clausulas e sumisiones e/gravám enes dél aliaba
que la clausula del dicho mayorazguo contenida que degia que en
q u an to /en los vienes en el dicho mayorazguo de suso contenidos
que cavian e m ontasban e nel tergio y q u in /to de sus vienes no
queria gogar quanto a ellos de la dicha ligencia y facultad y m erced
sy non/solam ente en los que la dicha tergia y quinta ezedian por­
que quanto a los que restavan tergio/y quinto de sus vienes los
podia bincular por prem ision de dispusigon en las leys/del Reyno
y que del venefigio de las leis y derechos que en tergio y quinto
disponían q u e /ria u sar e gogar e usaba e/gogaba de la dicha li­
gencia y facultad y merged le danneficaba al dicho Juan Alonso su
v jo /en quyen el dicho mayoraguo ynstituya e en ellos susgesivos
dél y personas que confor/m e a la disposizion del dicho m ayoraguo
y en los vienes y m ayoraguo susodicho sus/zediesen y danneficava
y era en perjuigio de la merged que Sus M agestades a él y a los
suscesibos/en los vienes del dicho mayorazgo agía en que en los
dichos vienes binculados en el dicho m a/yorazguo por v irtud de
la dicha ligencia y facultad e merged non se podiesen p erd er p o r/
ningún caso ny delito ny cosa sy no fuese po r alguno de los tres
casos quontenidos e declara/dos en la dicha licengia y facultad a
la qual dicha danneficagione perjuigio q u erien d o /d ar rem edio e
annadiendo al dicho mayorazguo e binculos mas venefigiosos y me-
jo /ram ien to s e claseficagiones de los de suso en el ynstituidos e
queriendo resu m ir/e q u itar qualquier cosa o duda o danneficagion
que contra lo en el contenido por qualquier/caso que al susgesivo
en los vienes dél se quesiese ym putar o atreb u y r p o r qualquier
yerro o en que podiese caer non siendo los contenidos en la dicha
licengia y facu l/ta d quél dende agora degia que la clausola de suso
por el espresada derrogava syn d e/rro g a r ninguna de las otras
clausolas y cosas y gravám enes e vínculos e sum isio/nes en el dicho
m ayorazguo contenidas ni p rejudicar ni em pedir ni dannificar nin­
guna de las/fuergas del dicho mayorazguo mas antes añadiendo
m ejor razón e fuerza y gravám enes/e utilidad y probecho del dicho
m ayorazguo o del eredero o erederos en el susce/sibo la revocava
y dava por ninguna e degia y otorguava y ynstituya que p ara el
840 JESUS MARTINEZ FERNANDEZ

dicho mayorazguo y binculo de los vienes en el dicho mayorazguo


conteny/dos que de suso tenia fecho y otorgado non quería u sar
ni gogar de las leis e derechos/que en el disponer cada un hom bre
o persona de tergio e quinto de sus vienes p o d ia/n i del veneficio
que del tal derecho, le tenia ni de que en para el dicho efeto apro­
vecharse p o d ia/e que antes degia y otorguava y otorguó que todos
los vienes de suso quontenidos en el dicho/m ayorazguo de suso
contenidos po r él en el dicho mayorazguo vinculados los ynstitu /y a
e binculava en él con las condiciones y sumisiones e gravám enes
en el conteni/das p o r virtud de la dicha ligencia y facultad y m er­
ced que Sus Magestades para azer y bincu lar/el dicho mayorazguo
le avian fecho e usando della para en todo p o r entero y p o r/v ertu d
della ynstituya e binculava todos los dichos vienes en el dicho m a­
yorazguo contenidos/ y no po r virtud ni p o r veneficio de las leis
y derechos que disponian y ablaban en el ter/g io y quinto porque
para en este efeto non se quería aprovechar ny u sar de las dichas/
leis ny de ninguna dellas sy non solam ente en todo y p ara todo de
la dicha ligencia/y facultad y merged de Sus Magestades de suso
contenida e otrosi que porque la dicha ligencia e facu ltad /e merged
de Sus M agestades a él congedida para lo susodicho relatava que a
los otros sus yjos e/y jas lexitimos erederos dexase lexitima sufi-
giente para su sustentam iento aunque/non fuese tan ta en calidad
como por su herengia de los dichos vienes les podria venir la
qual/lexitim a sufigiente para sustentam iento de los otros sus ere­
deros aunque no era p erfe/tam ente tan ta quanta de los dichos sus
vienes les podria venir él dexa va a los dichos sus/yjos y erederos
en o tra m ucha copa de vienes que tenia que quedaban de fuera
del dicho/m ayorazguo y por su testam ento y ultim a voluntad quél
azer quería y protestava azer/queria rep artir p ara las lexitimas de
los otros sus yjos e yjas restantes del h ered e/ro del dicho m ayoraz­
guo ya de suso nom brado e para los descargos de su congiengia/y
m andas voluntarias y deudas nesgesarias y ofigios y osequias suyas
por ende/q u e allende lo suyo ynstituya e acia mas clausola y gra­
vamen en el dicho m ayoraz/go junto a las ya echas sin derrogagion
ni perjuygio dellas ny de ninguna dellas/antes en confirmagion
dellas sobre los otros sus vienes restantes del dicho m ayo/razguo
y erederos restantes del susgesibo del dicho mayorazguo que la
partilla e lexitima que de los dichos vienes sus vienes restantes
p o r las clausolas del dicho testam ento/ygiese y nom brase entre los
dichos sus yjos e yjas erederos lexitimos que a cada u n o /n o m b ra­
se por su lexitima vienes declarados se sufriese con ellos y quedase
escenso y ene/bido de poder pedir ni ten tar agion contra el susge-
LA FUNDACION DEL MAYORAZGO DE LA CASA DE NAVIA (ANLEO) 841

sivo en el dicho m ayorazguo/para que le diese ni obiese de ser


obligado a d ar lexitim a suficiente para su su sten/tagion egeto sy
los vienes que p o r su testam ento él le nom brase y declarase p o r/su
lexitim a lo renunciase en el el dicho mayorazguo y eredero susge-
sivo en el e q u an /d o aquella renunciase le quedase el derecho que
tuviese por virtu d de la dicha licencia/y facultad y m erced de Sus
M agestades sin po r virtud desta clausola e gravam en se le a/cre-
Centar ny desm enuyr en m ayor ny m enor calidad y que si p ara
virtud desta so b re/d ich a clausula que agora acia era necesario al­
guna renunciación de leis o poder a las/ju sticias dava su poder a
las justicias y renunciaba a lo que renunciar conveniese en es/pe-
gial la ley y derecho que dezía que general renunciación de leis
fecha no valiese e/lo firm aba y firm o de su nom bre testiguos que
fueron presentes espresam ente para eso llam a/dos y roguados Ruy
Garcia de Luarca, vecino del Concejo de Valdés e Garcia Sánchez
Colado e Suero yjo de Alonso Menendez de Cavaniella, criados del
dicho sennor Alvaro Perez e /A ntón de la Rivera criado del sennor
G utierre G arcia de Allande e otros/A lvaro Perez e yo el dicho Juan
Rodríguez de Luarca escribano de Sus M agestades sobredicho en
uno con los dichos testigos e/con el dicho sennor Alvaro Perez
otorgante presente fai e por su ruego m andado/lo escrebi e syne
y po r ende fize aqui este mi signo ques a tal en testim o /n io de ver­
dad. Signum). Juan Rodríguez de Luarca. (Signum). (Signum).
(signum ).
E despues de lo susodicho en los dichos palacios de Anleo don­
de el dicho sennor/A lvaro Perez de Navia vevia y m oraba que era
jurisdicion del dicho concejo/de Navia a dos dias del mes de he-
nero del anno del Sennor de myll e quinientos/y q uarenta y seis
annos en presencia de mi Juan Rodriguesde Luarca escrivano de
Sus M agestades/sobre dicho y de los testigos de yuso escriptos el
dicho sennor Alvaro Perez de Navia dixo q ue/visto y vien m irado
por la facultad le habia concedido para azer e vin cu lar/en el dicho
m ayorazguo que de suso avia vinculado e fecho en caveza y perso­
na del dicho Juan/A lonso su yjo y el m erescim iento y calidad del
dicho Juan Alonso e su estado y lo que le con/venia y los vienes
que vinculados le tenia en el dicho mayorazguo p o r ende que aque­
llo/confirm ando y todavia aciendo en el dicho mayorazguo y bincu-
lando e uniendo m as v ienes/para con los en el vinculados y puestos
que m etia y nom brava y asentava y vincula/va por vienes del dicho
mayorazguo toda la p arte de la varqueria de Navia con los/ade-
rentes y réditos e yntereses e trebutos della p ara que dentro con
los b in cu /lo s e sum isiones del dicho mayorazguo e vienes dél fue­
842 JESUS MARTINEZ FERNANDEZ

sen vienes del dicho m ayo/razguo por virtud de la dicha facultad


po r Su M agestad a él para ello congedida e co/m o tales vienes de
mayorazguo fuesen quedasen únicos ynsertos en los/del dicho ma-
yorazguo e se gogase dellos ansy la persona del dicho Juan Alonso
en q u i/en los vinculaba como las otras personas susgesivas en el
dicho mayorazguo segund/los vínculos e sumisiones dél e non de
o tra m anera porque ansi era su v o /luntad se gogasen por vienes
de m ayorazguo y los dichos vienes que ansy asen /tav a gogasen de
las livertades y franquezas e preminengias que Su M agestad le/con-
gedia en la dicha facultad y que pedia a mi el dicho escrivano quel
presente auto e/u n io n de la dicha su parte de la barqueria suso­
dicha que ansi agia al dicho mayorazguo po/syese unido por via del
dicho m ayorazguo para que uno en pos de otro se sacase e/qua-
dase por titulo y vinculo del dicho mayorazguo e fuese entendido
que lo/otorgava todo po r mayorazguo e binculo del dicho mayo­
razguo e que p o r su m ala/dispusigion que roguaba y rogó a Alonso
López de Volanno su sobrino que firm ase/p o r él su nom bre en el
rexistro deste auto e binculo lo qual firm ó por su m an d a/d o tes­
tigos que fueron presentes el dicho sennor Alonso López e Alvaro
Bazquez de Navia e Alvaro/Reynar vecinos del dicho congejo de
Navia e Lope Suarez de Moyas vecino del congejo de C astropol/e
Lope sobrino de mi escrivano vecino del congejo de Valdés e
otros/A lonso López de A guiar/e yo el dicho/Juan Rodriguez de
Luarca escribano de Sus Magestades sobredicho en uno con los
dichos testigos a los que/dicho es presente fui quando el dicho
sennor Alvaro Perez otorgante que doy fes que/conozco y es el
mism o que p o r su nom bre se dize lo torgó y por su ruego y m an­
d a/d o escriví y signé e por ende fize aqui este mism o signo que es
a tal en testim onio de verdad. (Signum). (Signum). (Signum). JUAN
RODRIGUEZ DE LUARCA. ESCRIBANO. (Signum).
LA INDUSTRIALIZACION DE ASTURIAS EN EL SIGLO
XIX: UNA TRANSFORMACION ECONOMICA PARCIAL

POR

RAFAEL ANES ALVAREZ

En este trab ajo tratam os de analizar el alcance que ha tenido


el proceso industrializador habido en Asturias du ran te el siglo XIX,
así como los obstáculos existentes a ese desarrollo industrial, que
im pedían se lograsen resultados m ejores. Que en la región no
hubiese posibilidad de generar los aportes de capital necesarios
no constituyó un obstáculo, pero sí la im posibilidad de atender la
dem anda existente, dem anda extrarregional, por falta de competi-
tividad de los productos, debida, sobre todo, a los costes de tran s­
porte muy altos. No poder atender una dem anda grande im pedía
tener una escala de producción alta, no poder reb ajar los costes
unitarios y, en definitiva, conllevaba un desarrollo in dustrial limi­
tado.
El comienzo del proceso industrializador en Asturias es tardío,
al igual que en el resto de España, pues no hay realizaciones que
tengan continuidad h asta la segunda m itad del siglo XIX, ya que
los intentos previos no prosperan. Al ser una industrialización
tard ía la necesidades de capitales eran mayores. Esos capitales no
podían ser generados en la región, ya que la difusión de cultivos
nuevos, el del maíz y el de la patata, sólo hicieron posible que
aum entase la población. La actividad com ercial que había era tan
poca que resultaba imposible diese recursos p ara invertirlos <
desarrollos industriales. En el campo asturiano predom inaba el
autoconsum o y los perceptores de rentas lo más que podían hacer
844 RAFAEL ANES ALVAREZ

era vivir con decoro; «en Asturias los señoríos perm anecieron con
sus características seculares, no modificados, en lo sustancial, has­
ta la supresión de las jurisdicciones. Significaba todo ello que los
3.000 vecinos de señorío que sí pagaban derechos —y algunos tam ­
bién realizaban prestaciones—, y que podemos estim ar en 13.500
habitantes, venían a pagar entre todos, en concepto de derechos y
de prestaciones personales, unos 12.000 reales de vellón al año. La
m edia que resulta es de menos de un real de vellón por persona
al año» (1). En el cam po asturiano no se cosechaban norm alm ente
cereales suficientes para atender la dem anda existente, por lo que
había que com prarlos en otras regiones, constituyendo, ju n to con
el vino y la sal, las «importaciones» del Principado, m ientras que
las «exportaciones» eran de cítricos, frutos secos y m adera. Poco
m argen podía dejar ese comercio y pocos fletes podía dar.
Por todo eso, cuando comienza a contem plarse la explotación
de los yacim ientos de carbón, difícil es que tenga dem anda en la
región y costoso resulta transportarlo a otros lugares. Decía Jo­
vellanos a la Real Sociedad Económica de Amigos del País de
Asturias, el 22 de octubre de 1781, que el com ercio exterior es el
que verdaderam ente hace efectiva la riqueza de una provincia,
proporcionando fuera de ella el comercio de las producciones so­
brantes del consum o interior. Y añadía: «no b astará, pues, que
Asturias aum ente sus producciones naturales po r medio del cul­
tivo; no b astará que las m ejore por medio del trab ajo y de la
industria; este aum ento no hará otra cosa que producir mayores
sobrantes; pero si el comercio exterior no les proporciona consu­
mo, estos sobrantes no tendrán valor alguno ni podrán aum entar
la riqueza del Principado» (2). Eso era especialm ente claro en el
caso del carbón, como explicaba el mismo Jovellanos en un Infor­
me fechado en Gijón el 10 de mayo de 1791, pues dice que «si no se
saca m ás carbón, es porque nadie lo quiere», ya que es «máxima
constante en econom ía que tanto se cultiva cuanto se consume».
En la región los dem andantes podían ser: «los herreros, herradores
y cerrajeros del país, las fábricas de loza, cerveza y som breros
de esta villa y algunos, aunque pocos, hogares y chimeneas, donde

(1) Gonzalo A n e s y A l v a r e z d e C a s t r i l l o n : L o s señoríos asturianos, Dis­


curso leído el día 14 de diciembre de 1980 en el acto de su recepción pública
en la Real Academia de la Historia, Madrid, 1980, p. 121.
(2) Gaspar Melchor de J o v e l l a n o s : “Discurso dirigido a la Real Socie­
dad de Amigos del País de Asturias, sobre los m edios de promover la felicidad
de aquel Principado”, 22 de abril de 1781, Obras, Biblioteca de A utores Espa­
ñoles, t. 4, Madrid, 1952, p. 450.
LA INDUSTRIALIZACION DE ASTURIAS EN EL SIGLO XIX 845

se va introduciendo; y finalm ente, las inm ensas cantidades que


consum en p ara caleros los labradores y dueños de obras en los
concejos de Villaviciosa, Nava, Siero, Langreo, Oviedo, Lena y
otros» (3).
Con esa dem anda potencial en la región poco progreso cabía
esperar en la explotación de los recursos carboníferos. La única
posibilidad de aprovecham iento del carbón de piedra era sacarlo
fuera de la región, atender la dem anda extrarregional. P ara ello era
preciso m ejorar la explotación y disponer de una com unicación
m ejor con puerto de m ar, como pasos prim eros. Ya se expone esto
en el Inform e (4) de Francisco Carreño y Cañedo, pues dice, res­
pecto a la prim era de las cuestiones, que «benefician las m ism as
(las m inas de carbón) los naturales con muy poco conocim iento,
pues ignorando el cultivo se contentan con irlas descubriendo por
encima»; en cuanto a la segunda, expone, que «todo el carbón lo
conducen los naturales en carros y caballerías a la villa de Gijón,
que es el puerto m ás inm ediato y donde se em barca. Páganles los
Asentistas a cuatro reales el quintal y a éstos se les pagó al prin­
cipio en el Ferrol y la Cavada a veinte y después a dieciocho, luego
a trece, a diez, a ocho y ahora a seis o poco más o menos, de cuyo
precio nunca podrá b a ja r m ientras se m antengan las cosas en el
estado en que se hallan; pero si se educase a los m ineros b ajaría
un cuartillo en la saca cada quintal, y medio real en la conducción
si se habriese una carretera desde las mism as a Gijón». La Real
H acienda había sacado a rem ate un asiento para abastecer al De­
partam ento de Ferrol y las fábricas de La Cavada y «desde que
com enzaron los asientos se extrajo todos los años considerable
porción de carbón y en el últim o salieron hasta sesenta y seis mil
quintales, y si fuese cierta la especie que se divulgó estos días de
que S.M. m anda se abastezcan de las mism as m inas (Valdesoío o
Langreo) los D epartam entos de Cádiz y Cartagena, suponiendo que

(3 ) G aspar M elchor de J o v e l l a n o s : “Inform e hecho a S.M. sobre una


rep resen tación d el D irector G eneral de M inas”, G ijón, 10 de m ayo de 1791,
Obras, Biblioteca de Autores Españoles, t. 2, M adrid, 1952, p. 474.
(4) Informe sobre las minas de carbón de piedra, y otras especies, dado
con orden superior por don Antonio Carreño y Cañedo, Alférez mayor perpe­
tuo de la ciudad de Oviedo, Diputado del Principado de Asturias e individuo
de la R eal Sociedad Económica de Amigos del País, O viedo, 28 de m arzo de
1787. R eproducido en L u is A daro Ruiz, Datos y documentos para una histo­
ria minera e industrial de Asturias, t. I, Los comienzos de la minería del car­
bón de piedra y de los hornos de cok. El Real Instituto Asturiano, S u m in istro s
A daro, G ijón, 1981, pp. 47“52.
846 RAFAEL ANES ALVAREZ

éstos consum an como Ferrol y la Cavada, habría que extraer de


cada un año, ciento treinta y dos mil quintales». Una carretera des­
de las m inas de Langreo al puerto de Gijón era ya una necesidad
sentida, para poder sacar el carbón a precio com petitivo. El punto
de arranq u e de la carretera lo determ inaba la cuenca con carbones
de m ejor calidad, dentro de los analizados hasta entonces, y abun­
dancia, pues tenía carbón «para abastecer m uchos siglos toda
Europa». El punto de destino era «el puerto más inm ediato» y el
que, en definitiva, saldría triunfante; de nada habían servido las
defensas que José del Campillo y Cossio había hecho de la Concha
de Artedo, la que consideraba m ejor bahía de todo el Océano, con
capacidad para que fondeasen diez navios en línea, veinte fragatas
y un centenar de em barcaciones menores.
Aunque no sería suficiente, porque faltaban fletes de retorno,
cuestión principal era m ejorar el transporte del carbón desde la
cuenca de Langreo al puerto de Gijón. « ¡Cuánto no abaratarían
los portes, y por consiguiente los precios del carbón, si se abriesen
cam inos firm es y cómodos por donde pudiesen tra n sita r carros de
cubo, que llevarían triple cantidad de m aterias en menos tiem po
y con m ayor facilidad! », escribía Jovellanos (5) en Inform e fecha­
do en M adrid el 9 de abril de 1789. Proyecto alternativo, que triu n ­
fó, fue la canalización del río Nalón, presentado p o r Fernando
Casado de Torres, con coste muy alto y duración muy corta, ya
que quedó destrozada la obra por la riada del año 1800. Al no
poder reb ajar los costes, el carbón asturiano no com petía con el
británico.
Para la Comisión nom brada por la Dirección General de Minas,
de acuerdo con la Real Orden de 28 de octubre de 1829, dado que
«la actual falta de industria en Asturias no presenta consumo al
carbón de piedra, y por lo tanto lim ita su laboreo», para fom entar
el beneficio de las minas de carbón de piedra del Principado, el
cam ino era prom over la «exportación»: «no obstante su extraor­
dinaria abundancia y la adecuada posición de sus criaderos, tan
sólo se exportan anualm ente en la actualidad unos ciento cincuenta
mil quintales por térm ino medio; no pudiendo asignarse otra ra­
zón que la del variable y alto precio que le da su irregular y costosa
conducción a los puertos, pues a no ser así con la falta de com­
bustible que generalm ente se experim enta en la Península, y la

(5) Gaspar Melchor de J o v e l l a n o s : “Informe sobre el beneficio del car­


bón de piedra y utilidad de su comercio”, Obras. Biblioteca de Autores Espa­
ñoles, t. 4, Madrid, 1952, p. 465.
LA INDUSTRIALIZACION DE ASTURIAS EN EL SIGLO XIX 847

abundancia y facilidad con que pudieran proveerse de aquella p ro ­


vincia, a lo m enos las m arítim as, se prom overía su exportación
tan insignificante en el día» (6). Estaba vigente la idea de Jovella­
nos y fue, precisam ente, su proyecto de carretera el que prefiere
la Comisión, frente al de Ramón Secades. Las razones alegadas
estaban en relación con la rebaja en los portes del carbón: «Em­
pezando en el puente de Turiellos, situado dentro del valle de
Langreo al pie de los m ontes que encierran una m uchedum bre de
m inas abundantísim as, su curso va naturalm ente visitando las fal­
das a donde deben b ajar los carbones de aquel concejo y los de
Vimenes y Nava. Subiendo al Carbayín empieza a recibir los de
las m inas de Siero, que son riquísim as y excelentes; y cuando lle­
gue al Revollar, tom ará allí los de Lieres, una de cuyas m inas es
la m ejor y más abundante de Asturias». Con esa carretera, «los
carbones que hacen hoy el camino de cinco leguas y m edia a seis
desde Lieres y Siero, y de seis y media a siete desde Langreo a
Gijón, sólo andarán po r el nuevo rum bo de tres y m edia a cuatro
desde los prim eros puntos y cuatro y media desde el segundo; y
su porte b ajará cerca de la m itad tanto por la proxim idad como
por la m ayor com odidad» (7).
R ebajar los costes de transporte parecía logro suficiente, al ha­
cer el carbón asturiano más com petitivo, para fom entar el benefi­
cio de las m inas. Pero eso no podía bastar, porque no h abría fletes
de retorno para los barcos que cargasen el carbón asturiano y
porque las pérdidas en el com bustible contribuirían a que el Prin­
cipado siguiese sin poder com petir. Además, la dem anda de los
arsenales no era lo grande que una explotación en gran escala
requería.
La carretera carbonera fue construida al fin p o r la iniciativa
del banquero Alejandro Aguado, m arqués de las M arism as del
G uadalquivir, quien tenía intereses m ineros en los concejos de
Langreo y Siero. Las obras com enzaron en 1838 y la carretera
Langreo-Gijón quedó term inada en 1842. Con ella se doblan los
em barques, pues se pasa de 9 mil toneladas en 1838 a 18,5 miles en
1842 (8). No obstante, las im portancias de carbón británico fueron

(6) Minas de carbón de piedra de Asturias. Reconocimiento hecho de


orden del Rey N. Sr. por una Comisión de Facultativos, Imprenta de don José
del Collado, Madrid, 1831, p. 16.
(7) Ibídem, “Camino carbonero proyectado por don Melchor Gaspar Jo­
vellanos”, p. 58.
(8) Memoria sobre los productos de la industria española reunidos en la
exposición pública de 1850, Establecimiento Tipográfico de don Santiago
848 RAFAEL ANES ALVAREZ

en ese año de 1842 de 52,4 miles de toneladas, casi tres veces más
que lo em barcado en Gijón.
Aunque constituyese casi una obsesión facilitar la salida por
puerto de m ar al carbón asturiano, el aprovecham iento del recurso
natural no sería pleno m ientras no se contase con consum idores a
bocam ina, p ara evitar las pérdidas y conseguir un valor añadido
mayor. Un aprovecham iento pleno lo conseguiría la instalación de
plantas siderúrgicas en Asturias, las que podían consum ir el mine­
ral de hierro asturiano y, en todo caso, tran sp o rtarlo desde Vizcaya.
Como en la reducción del m ineral de hierro la proporción en que
entraba éste y el carbón era la de 1 a 2,2, siem pre resultaría más
b arato traslad ar el m ineral de hierro. La localización ideal, desde
el plano económico, de las fábricas de hierro, según las técnicas
dom inantes, era en la proxim idad de las m inas de carbón.
Con ese fin, el m inistro de Marina, interesado en la provisión
de hierro p ara la Armada, trata, prim ero, de conocer las posibili­
dades de la Cavada y, después, de que se m onte una fundición en
España. El entonces m inistro, Luis María Salazar, com isiona a Gre­
gorio González Azaola para que inform e y haga las gestiones per­
tinentes. Azaola considera que ninguna fábrica tendría éxito si no
estaba próxim a a las minas de carbón. En busca de iniciativa pri­
vada, se desplaza a París, donde publica Hornaguera y hierro. Me­
moria sobre la form ación de compañías que beneficiando las ricas
minas de carbón de piedra de España establezcan fundiciones de
hierro a la inglesa, en 1828, con clara intención de a tra e r inver­
sores, y después en Lieja entra en contacto con los herm anos
Lesoinne. Adolphe Lesoinne considera que Asturias es el lugar ade­
cuado para levantar una fábrica de productos de hierro, porque
tiene carbón y puede recibir el m ineral de hierro de Vizcaya. El
Gobierno da todas las facilidades y por Real Orden de m arzo de
1830 se le concede a la Sociedad que se cree un régim en especial
para las explotaciones m ineras y por otra de septiem bre de 1832
se le reservan cotos im portantes en la cuenca central de Asturias
y otros de hierro en Vizcaya. El proyecto de levantar un gran cen­
tro siderúrgico costero no prosperó y la Compañía, que se denom i­
naría Real Compañía Asturiana de Minas de Carbón (9), creada en

Saunaque, Madrid, 1851, p. 137. Las cifras de embarques de carbón en puertos


asturianos están sacadas del certificado expedido por Apolinar Aguirre.
(9) Gerard C h a s t a g n a r e t : “Un éxito en la explotación de m inerales no
férricos españoles en el siglo XIX: la Real Compañía Asturiana de M inas”,
en Bartolomé Bennassar y otros, Orígenes del atraso económico español, Ariel,
Barcelona, 1985, pp. 106-143.
LA INDUSTRIALIZACION DE ASTURIAS EN EL SIGLO XIX 849

abril de 1834 p o r la fam ilia Lesoinne, que ap ortaba un tercio del


capital, aunque tendría la dirección de la em presa, y liberales es­
pañoles, con los otros dos tercios, quedó como explotadora de las
m inas de carbón de Arnao (Avilés). Agotado el carbón m ejor, el
cierre era am enaza que se cernía sobre la Real Compañía y la fa­
m ilia Lesoinne decide reo rien tar la actividad hacia el plomo y el
zinc, lo que h ará a p a rtir de 1849, en varias etapas, con am pliación
del capital. El nieto de Nicolás Maximilien Lesoinne, Jules Hau-
zeur, ingeniero de m inas, participará activam ente, de modo especial
en la exploración de yacim ientos m ineros, con lo que consigue
concesiones poco im portantes de minas de blenda, sulfuro de zinc.
E ntre tanto los socios españoles, que no ven bien el proyecto, se
retiran, quedando sólo el capital extranjero, a p a rtir de 1853. Ex­
plotando prim ero m inas guipuzcoanas, de rendim iento bajo, no
tenía un futuro próspero, pero en 1856 descubre el yacim iento de
calam ina (carbonato de zinc) de Reocín (Santander), abundante y
de buena calidad, que le da posibilidades nuevas y será el acierto
industrial m ayor de Asturias (10).
Siguiendo un orden cronológico hay que referirse a la reaper­
tu ra de la Fábrica Nacional de Cañones de Trubia, de la que será
nom brado director el teniente coronel de artillería Francisco An­
tonio de Elorza y Aguirre el 18 de agosto de 1844, donde es hecha
la prim era fusión en 1846 y donde comenzó la fundición en horno
alto en 1848. En 1844 se constituye la «Asturian Mining Company»,
para explotar m inas de carbón y m ontar fábricas de hierro en Mie-
res, donde se enciende un horno alto en 1848, que se apaga en 1849.
Esa instalación no podía tener éxito entonces po r la incom unica­
ción de la cuenca del Caudal, donde estaba localizada. Es adquirida
en 1852 p o r la Compagnie Minière et M étallurgique des Asturies,
constituida en París po r Grimaldi y Compañía, y en 1861 pasa a la
Société H ouillére et M étallurgique des Asturies, que tenía como
hom bre fuerte a Numa Guilhou, y adquiere la acería de Villallana,
en Bárzana, concejo de Lena, de la Compañía Lenense A sturiana,
que en 1846 había creado Jacquet y Compañía. Liquidada la Hulle­
ra en 1868 y vendida en pública subasta en 1870, es adquirida por
Numa Guilhou, quien crea la Sociedad Numa Guilhou, sociedad
que en 1879 pasará a denom inarse Fábrica de Mieres.

(10) Jordi N a d a l : “Notas sobre la industria asturiana de 1850 a 1935”.


Historia de Asturias, vol. 9, Edad Contemporánea, II. Economía y Sociedad
(siglos X IX -X X ), Ayalga Ediciones, Salinas (Asturias), 1981, pp. 162 y ss.
850 RAFAEL ANES ALVAREZ

De las dos cuencas principales de Asturias sólo estaba relati­


vam ente com unicada la de Langreo, con la carretera carbonera.
M ejorará la comunicación de esa cuenca con el ferrocarril de Lan­
greo a Gijón, que queda term inado en 1856. El ferrocarril daba
salida a los carbones de la cuenca, donde Fernando Muñoz, duque
de Riánsares, había adquirido las minas de Alejandro Aguado, a las
que se unieron en 1853 las de Adolphe D 'Eichthal, que era a la
sazón presidente de la Compagnie Miniére et M étallurgique des
Asturies.
El ferrocarril daba otras posibilidades, como supieron ver los
fundadores de la Sociedad M etalúrgica Duro y Compañía, que los
socios colectivos Pedro y Julián Duro, Vicente Bayo y Federico
Victoria de Lecea crean para dedicarse a la fundición. Levantan la
fábrica en las proxim idades del ferrocarril, carece de la estación de
Vega. En 1859 enciende su prim er horno alto, al que en seguida le
acom pañará otro, y contará con talleres para la fabricación de
hierro maleable. La mism a localización es elegida por la Sociedad
Gil y Compañía, creada en 1856, con la colaboración de Elorza, para
la producción de hierro en lingotes y m oldería, que enciende su
prim er horno alto en 1859. Como cabría esperar, la sociedad más
im portante, la de Duro, acabará anexionando a la de Gil, com en­
zando por el arriendo, en 1864.
Por ferrocarril llegaba a La Felguera el m ineral de hierro de
Vizcaya, aunque Duro se surtía de minas de hierro de varios con­
cejos asturianos, y por el ferrocarril salían los productos siderúr­
gicos de la fábrica. La fábrica de La Felguera em pleaba, h asta un
40 por 100, m ineral de hierro de Asturias: Llumeres (Gozón); Na-
ranco y Villaperi (próxim os a Oviedo); Artedo (al este de Cudillero);
Aramil (inm ediaciones de Pola de Siero), y San Claudio (concejo
de Oviedo). La riqueza metálica de esos m inerales iba de un 30 a
Lin 50 por 100. El 60 pory 100 restante del m ineral de hierro con­
sumido procedía de Ollargan y Som orrostro. La castina em pleada
procedía de canteras próxim as a la fábrica o del concejo de Siero.
La com posición de la carga del horno en 1860 era: 46,3 por 100 de
m ineral de hierro; 33,7 por 100 de coque, y 20 por 100 de castina.
La parte prim era y la últim a de la fundición se recogía en form a
de lingote, que pasaba a los hornos de pudelar, y la interm edia,
por ser más pura, era destinada a la m oldería de piezas gran­
des (11).

(11) Máximo F u e r t e s A c e v e d o : Mineralogía asturiana. Catálogo descrip­


tivo de las sustancias así metálicas como lapídeas de la provincia de Asturias.
LA INDUSTRIALIZACION DE ASTURIAS EN EL SIGLO XIX 851

En 1867 recibió la fábrica de La Felguera el prim er pedido de


m aterial p ara ferrocarril. Fue un pedido de barras-carriles y tabli­
llas de ju n tas p ara la línea León-Asturias. Para atenderlo m ontó
la fábrica una tijera para co rtar en frío los raíles y una sierra
circular, m ovida po r una m áquina de vapor, para serrar aquellas
b arras que por su grosor no podían ser cortadas po r las tijeras, y
una m áquina p ara rem atar los carriles. El pedido no justificaba
esas inversiones, pero no podía dejar de hacerlas, ya que Pedro
Duro, dos años antes, declaraba que, «como los carriles em pleados
en nuestras vías férreas entran libres de derechos y son de calidad
inferior, no hem os hecho ensayo alguno para fabricarlos, pues no
pudiendo venderlos, los gastos hubieran sido enteram ente perdi­
dos. Pero no puede caber duda alguna que podrían fabricarse en
nuestro tren grande en vista de las fuerzas de su m otor y de los apa­
ratos accesorios con que contamos» (12).
En 1872 la fábrica de Duro y Compañía fundió 28.707 toneladas
de m ineral de h ierro y obtuvo 13.334 toneladas de lingote y 12.687
de hierro lam inado, utilizando en carriles y cojinetes 3.373 tonela­
das. Em pleaba 930 personas y tenía una nóm ina de 675 mil pesetas.
En ese m ism o año la fábrica de Mieres fundió 11.680 toneladas de
m ineral y obtuvo 3.894 de lingote y 4.615 de hierro lam inado (13^
Diferencia notable había entre las dos fábricas más im portantes
de A sturias. Pero hay que tener en cuenta las com unicaciones aún
más difíciles de Mieres, que llevaba a em plear m inerales de la re­
gión y de V illam anín, descartando los de Vizcaya, debido a los
costes de fletes y arrastres, para lo que fue necesario un tratam ien ­
to especial p o r el contenido alto de sílice. Aunque la producción
era m enor en la fábrica de Mieres que la obtenida en La Felguera,
la prim era em pleaba en 1872 un total de 1.400 obreros.
La incom unicación, entre otras causas, lim itaba las posibilida­
des de crecim iento de la fábrica de Mieres, por lo que era muy
im portante que se term inase el ferrocarril León-Gijón. Como prue­
ba de ello, declaraba en 1865 el director de la fábrica, D. Marse-
ville: «para tra n sp o rta r 400.000 quintales de m inerales diversos,
420.000 de carbones p ara hacer coke, 468.000 para la elaboración

seguido de breves consideraciones acerca de su importancia industrial. Im pren­


ta del H ospicio P ro v in cia l, O viedo, 1884, pp. 133-35.
(12) Información sobre el derecho diferencial de bandera y sobre les de
aduanas exigibles a los hierros, el carbón de piedra y los algodones, presen­
tado al Gobierno de Su Majestad por la Comisión nombrada al efecto en Real
Decreto de 10 de noviembre de 1865, II, Hierros, M adrid, 1867, p. 58.
(13) M áxim o F u e r t e s A cf .v e d o : Mineralogía asturiana, pp. 125 y s s .
852 RAFAEL ANES ALVAREZ

del hierro lam inado, 160.000 de castina, o sea, en todo, 1.448.000


quintales, necesita unos 27.000 carros de 30 quintales (acudiendo
directam ente de las minas 630.000 quintales por wagones y ferro­
carriles nuestros)» (14). Se preguntaba el director si debía tener la
fábrica esos carros o contratarlos. La fórm ula m ejor parecía la
interm edia: «los aldeanos que sacan de dichos arrastres un gran
provecho, especialm ente por la posibilidad que les facilitan de m an­
tenerse con bueyes para los trabajos de la tierra, en vez de ayu­
darnos a fo rm ar nuestros acopios, se esfuerzan por em barazarnos
con el fin de conseguir un aum ento en el precio del transporte;
con este m otivo estam os obligados a m antener un servicio de
m uías y otro de bueyes, los cuales, aunque im portantes, sirven
principalm ente a anim ar los aldeanos enseñándoles que podemos
dispensarnos de la participación de ellos, pues sin esto no podrían
seguir los trabajos».
Comunicaciones malas tenían tam bién las instalaciones de la
Compañía de Minas y Fundiciones de S antander y Ouirós, con do­
micilio social en París, constituida en 1868, para explotar minas
de carbón y hierro y producir hierro colado y m oldería en Quirós.
H abía una carretera de Quirós a Trubia, distantes 25 kilóm etros,
que la Sociedad H ullera de Quirós, predecesora de la Compañía
de Minas, había construido. Esta, con el propósito de m ejo rar los
rendim ientos, siendo director D. J. Thiebaut, ensayó las posibili­
dades que podía tener beneficiando el mineral y levantó un pequeño
horno alto, que encendió en 1870. Tanto el m ineral de hierro, como
el carbón y el fundente, eran de la com arca y el hierro obtenido
llevado a Mieres para transform arlo en hierro dulce o em plearlo
en m oldería (15). Esa dependencia de Mieres le llevó a apagar los
hornos en 1877.
En los años en que la producción de hierro colado en Asturias
fue superior a la de Vizcaya, hasta 1879, la tasa de crecim iento
anual fue casi del 6 por 100. Son los años en que «la crisis de las
construcciones ferroviarias, a p artir de 1866, y la tercera guerra
carlista, de 1872 a 1876, situaron el consumo siderúrgico español
por debajo de los cálculos menos favorables», de modo que «el
período 1864 a 1879, correspondiente al de la hegem onía astur, fue
tam bién el de más acentuado estancam iento de la dem anda y, por

(14) Información sobre el derecho diferencial de bandera, II, Hierros,


p. 116.
(15) Máximo F uer tes A cfvfdo : Mineralogía asturiana, pp. 137 y es.
LA INDUSTRIALIZACION DE ASTURIAS EN EL SIGLO XIX 853

PRODUCCION DE HIERRO COLADO EN ASTURIAS


(miles de toneladas)

Años H ierro colado

1861 10,3
1862 16,5
1863 16,9
1864 16,1
1865 16,0
1866 13,2
1867 15,9
1868 19,7
1869 15,7
1870 16,4
1871 20,9
1872 26,3
1873 23,5
1874 27,6
1875 26,2
1876 30,4
1877 24,2
1878 29,6
1879 29,2

PUENTE: Estadística Minera.

consiguiente, de la oferta de hierro» (16). El crecim iento de la


producción asturian a no tuvo continuidad, las 20 mil toneladas no
se alcanzan hasta 1871 y el máximo en la producción du ran te el
período está en 1876, con 30 mil toneladas de hierro colado.
En esos años la producción de carbón creció a una tasa m edia
anual del 2,4 p o r 100, pasando de 252 mil toneladas en 1861 a 387
mil en 1879. Las tres cuartas partes, aproxim adam ente, de esa pro­
ducción eran consum idas en la región, lo que m uestra la gran de­
pendencia de la producción del consumo interior de la industria
siderúrgica.
En 1880 la producción de hierro colado en Vizcaya ya está por
encim a del que se obtiene en Asturias, donde las fábricas no habían

(16) Jordi N adal: El fracaso de la revolución industrial en España, 1814-


1913. Ariel, Barcelona, 1975, p. 234.
854 RAFAEL ANES ALVAREZ

conseguido una escala de producción que perm itiese unos costes


unitarios que les diese posibilidades de poder com petir. Tener com­
bustible no era suficiente para el desarrollo de las fábricas de
hierro, si la accesibilidad de la dem anda no era la que necesitaban.
Cuando en Vizcaya se generaliza el procedim iento Bessemer, cuan­
do sólo eran necesarias dos toneladas, o poco más, de carbón para
obtener una de acero concluido, la ventaja relativa que le daba a
Asturias la disponibilidad de carbón queda anulada.
Aunque la producción de hierro colado siguió aum entado, las
47 mil toneladas de 1882 no se vuelven a obtener hasta 1894, siendo
la de 1901 de 55,7 miles de toneladas. M ientras tanto Vizcaya pasa

PRODUCCION DE CARBON EN ASTURIAS


(miles de toneladas)

Años Producción de carbón


/
1861 252,1
1862 270,8
1863 307,4
1864 271,4
1865 339,3
1866 272,0
1867 313,4
1868 358,2
1869 367,2
1870 357,0
1871 371,0
1872 424,5
1873 388,2
1874 388,7
1875 381,2
1876 406,9
1877 365,2
1878 380,8
1879 395,8

FUENTE: Germán O j e d a : Asturias en la industrialización española, 1833-


1907, Siglo XXI y Servicio de Publicaciones de la Universidad de
Oviedo, 1985, p. 335.
LA INDUSTRIALIZACION DE ASTURIAS EN EL SIGLO XIX 855

de 34,2 miles de toneladas de 1880 a 245,2 en 1901 (17). La hege­


m onía astu rian a había term inado y eso que en 1884, al quedar
term inado el ferro carril Madrid-Gijón, al ab rir el paso del Pajares,
m ejoró la accesibilidad a los productos del Principado.
Ante la im posibilidad de com petir con Vizcaya si no llevaban
a cabo una renovación total de instalaciones, con las inversiones
que eso supondría y sin garantía de rendim ientos aceptables, los
em presarios prefirieron aprovechar las posibiidades que ofrecía el
carbón. N uevam ente se ve al carbón como producto p ara la «ex­
portación». Para conseguirla en volumen grande era necesario re­
b ajar los costes de transporte, tarifas ferroviarias m enores y
m ejores condiciones del puerto de Gijón. Sobre ello incidía tam ­
bién las pocas cargas de retorno. Como todo eso era difícil conse­
guirlo, el cam ino elegido para hacer frente a la com petencia del
carbón británico fue tra ta r de lograr la reserva del m ercado na­
cional y concentrar la producción. Con el fin de ten er m ás fuerza
a la hora de pedir protección, los carboneros asturianos crean, en
1890, la Liga de los Intereses H ulleros de Asturias, que muy pronto
p asará a ser Liga General de los Intereses H ulleros de España.
Como la corriente era proteccionista, los derechos al carbón im­
portado, que eran de 1,25 pesetas/tonelada desde 1882, quedan
fijados en 2,50 p esetas/tonelada po r el arancel de 1891. Esa pro ­
tección, tanto m ayor cuanto lo fuese la tasa de inflación, se m an­
tuvo, a pesar de las peticiones de los carboneros, en 2,50 pesetas
hasta el arancel de 1906, salvo la subida, po r unos meses, a 3,50
pesetas/tonelada en 1895.
El contar con un m ercado protegido, la producción de carbón
en Asturias, que en 1880 era de 424,9 miles de toneladas y de 620,7
en 1889-90, llega a los 1.360,6 miles de toneladas en 1900. El aum en­
to fue especialm ente grande en la década de 1890, pues creció la
producción a una tasa m edia anual del 8,2 po r 100, frente al 3,9
por 100 de la década anterior. Casi las dos terceras partes de la
producción de carbón asturiano era consum ida fuera de la región,
aunque no podía com petir con el británico. Este en 1895 salía en
Bilbao a 19,56 p esetas/to n elad a el cribado y a 13,84 el m enudo,
m ientras que el asturiano resultaba a 24,60 pesetas/to n elad a el
cribado y a 19,60 el m enudo (18). De ahí que se pidiese protección

(17) Jordi N a d a l : El fracaso de la revolución industrial en España, Apén­


dice 6.
(18) R afael A n e s y Germán O j e d a : “La industria asturiana en la segunda
mitad del siglo X IX : de la industrialización a la expansión hullera”, Revista
de Historia Económica, año I, núm. 2 (octubre, 1983), pp. 28 y 29.
856 RAFAEL ANES ALVAREZ

mayor, como hacía en 1895 la Liga de los Intereses Hulleros: «para


que los carbones asturianos puedan llegar a Bilbao y Barcelona
en com petencia con los carbones ingleses es preciso que se recar­
guen estos últim os con un derecho arancelario suplem entario que
varíe de 3 a 5 pesetas, o sea, 4 pesetas térm ino medio, de m anera
que los derechos actuales, que son de 3,5 pesetas p o r tonelada,
deberían elevarse a 7,50» (19). Ni con esas 4 pesetas m ás por tone­
lada podía com petir entonces en precio el carbón asturiano, pues
había una diferencia de casi 6 pesetas en el precio a bocam ina y
de m ás de 3 en los costos de transporte po r ferrocarril y m ar, se­
gún los datos que ofrecía la Liga.
Casi el 70 po r 100 de la producción asturiana de carbón la
obtenían cuatro sociedades: Fábrica de Mieres; Unión H ullera y
M etalúrgica de Asturias; H ullera Española, y H ulleras del Tu­
rón (20). La Sociedad Unión Hullera y M etalúrgica de Asturias
quedó constituida en 1886, al fructificar los trab ajo s de Luis Adaro
y Magro, p o r fusión de las sociedades D 'Eichthal, M aría Luisa y
La Justa; en 1888 adquirió los grupos m ineros Sam a y Santa Bár­
b ara y en 1906 se fusionó con Duro Felguera. La Sociedad H ulleras
del Turón, con V íctor Chávarri y Pedro G andarias como prom oto­
res, fue creada en 1890; con la entrada de capitalistas vascos co­
menzaba el desplazam iento del capital extranjero en la m inería del
carbón asturiano. La Sociedad H ullera Española se constituyó en
1892, con los activos de Claudio López Bru, m arqués de Comillas,
m inas de Aller, Lena y Mieres, hornos de coque y fábrica de aglo­
m erados de Ujo.
Esas sociedades producían carbón para venderlo fuera de la
región a fábricas de hierro, ferrocarril, m arina, etc., y tam bién
para la propia región, en la que habían aum entado los talleres
m etalúrgicos. E ntre Vizcaya y Asturias, como había pronosticado
Luis Adaro y Magro, tendió a haber cierta com plem entariedad, al
ir carbón p ara la prim era y orientarse las fábricas asturianas a la
elaboración de artículos que requerían más carbón.
No todo fue carbón y hierro en la industria astu rian a del siglo
XIX, pero sí lo más im portante, aunque los resultados no hayan
sido muy brillantes, en lo que sin duda influyó su situación peri­
férica y los altos costes de transporte, derivados de esa situación
y de la tradicional incomunicación del Principado. O tras realiza-

(19) Exposición a la Junta de aranceles de la Liga de los Intereses Hulle­


ros de España, Madrid, 1896.
(20) Germán O j e d a : Asturia^^en la industrialización española, p. 358.

J .. .,;V 1
\
LA INDUSTRIALIZACION DE ASTURIAS EN EL SIGLO XIX 857

ciones industriales, sobre todo las que se dan en los años finales del
siglo, parecían d ar posibilidades nuevas a la región asturiana: las
relacionadas con la preparación de alim entos, molinos, fábricas de
chocolate, salazón de m anteca de vaca, escabeches, salazones, con­
servas, em butidos, cerveza, bebidas gaseosas; azucareras; fábrica
de vidrio; fábricas de loza, ladrillos refractarios, azulejos, baldo­
sas, tejas y ladrillos; fábrica de pólvora, textiles algodoneras,
etc. (21). Difícilm ente podían tener dem anda grande, lo que limi­
taba su desarrollo, y el peso que había adquirido la m inería del
carbón hacía que a ese sector se dirigiesen los intereses de los em­
presarios.

(21) Jordi N adal: “N otas sobre la industria asturiana, de 1850 a 1935” ,


pp. 111-177.
UNA PUNTA DE COBRE TIPO PALMELA PROCEDENTE
DE FARIZA DE SAYAGO (ZAMORA)

POR

ANTONIO JUANEDA GAYELAS

Queremos d ar a conocer un ejem plar de «punta de jabalina»


de cobre, m ás conocida arqueológicam ente como p u n ta de tipo
Palm ela, que, por su especial interés, es motivo del presente tra ­
bajo.
El hallazgo fue realizado por un vecino de la localidad de Fariza
de Sayago (Zam ora), en los alrededores de la mism a, pero sin que
conozcamos su fecha de recogida. La pieza sería posteriorm ente
entregada por su descubridor a don Francisco Diego Santos en
1960, la cual obra en su poder en la actualidad y que am ablem ente
la ha cedido p ara el presente estudio. Deseamos por ello expresarle
nuestro agradecim iento.
Desconocemos p o r com pleto las circunstancias en que se pro­
dujo el hallazgo y sin que podam os precisar si fue un elem ento
aislado o estaba relacionado con otros m ateriales arqueológicos,
es decir, como perteneciente a algún tipo de estru ctu ra de h áb itat
o de enterram iento. Antes de proceder a su descripción debe de­
cirse que el ejem plar de Fariza ya era conocido, desde hace algunos
años, desde el punto de vista arqueológico y siendo m encionado
por algún au to r (1); si bién se desconocía con exactitud su lugar
de origen (se m encionaba como procedente de Zam ora) y la m or­
fología del mism o.

(1) D e l i b e s d e C a s t r o , G .: El vaso campaniforme en la Meseta Norte,


Studia Archaelogica n.° 46, p. 109, Valladolid, 1977.
860 ANTONIO JUANEDA GAYELAS

DESCRIPCION DE LA PIEZA

Es una p u n ta de cobre de las llamadas, po r sus características,


de tipo Palmela. La hoja es casi plana, dism inuyendo su espesor
en am bos bordes (sección lenticular), y es ligeram ente más larga
que el pedicelo, cuya sección es casi cuadrada.
Sus m edidas son: Long.: 75 mm.; Anch. máxima: 23 mm. La
punta presenta am bas caras muy meteorizadas, pudiéndose obser­
var, sin em bargo, en el inicio de una de ellas algún rasgo de lo
que fue su mesa central. Sus bordes y la redondez de la extrem i­
dad distal confieren a la punta una form a ovalada. Se observan
algunos poros de corrosión por la acción de cloruros en uno de
los bordes. El color de la pieza es negro, como consecuencia de la
gran oxidación del cobre.
La pu n ta entraría, por su morfología, dentro del prototipo Al,
según la clasificación propuesta por Delibes de Castro (2), y que se
caracteriza po r tener la hoja ovalada, biselada en sus dos bordes
y ligeram ente convexos.

ANALISIS QUIMICO

En la intención de conocer la composición elem ental de la mues­


tra, hem os procedido a su análisis utilizando el procedim iento de
m icroanálisis por energía dispersiva de rayos X. Este m étodo tie­
ne la ventaja de que no produce ninguna alteración superficial de
la m uestra y el inconveniente de utilizar un área muy pequeña.
E sta últim a circunstancia queda en parte solucionada al superpo­
ner varios cam pos hasta com pletar una superficie explorada de
unos 32 m m 2.
Las lim itaciones que subsisten se derivan de haber efectuado
cierto grado de meteorización que provoca la em isión de rayos X.
La no disponibilidad de elementos puros para utilizar como
patrones de cuantificación nos limitó el análisis a poder precisar
únicam ente un contenido de cobre del 92,15% y a detectar cuali­
tativam ente la presencia de los restantes elementos. Por lo tanto,
los resultados que a ellos se refieren sólo pueden considerarse co-

(2) D e l i b e s d e C a s t r o , G .: Op. cit., p. 110.


(3) El análisis fue realizado mediante un microscopio electrónico de ba­
rrido (S.E.M.) Philips 505, provisto de microsonda para análisis por energía
dispersiva de rayos X ECON-III (EDAX). Previam ente se procedió a una
lim pieza de la pieza con acetona en un limpiador por ultrasonidos durante
dos minutos.
Fg. 1 : Punta de cobre procedente de Fariza de Sayago (Zamora).
Fg. 2: Espectro cualitativo de la punta de cobre, realizado por energía dis­
persiva de rayos X.
Lugar de procedencia de la punta de cobre.
Punta de cobre tipo Palmela.
PUNTA DE COBRE TIPO PALMELA PROCEDENTE DE FARIZA DE SAYAGO 861

mo estim ativos en base a una cierta experiencia en la lectura de


espectros. La presencia de arsénico se puede estim ar entre el 1 y
el 2%. Se hallan presentes otros elementos, como el hierro, con un
contenido no superior al 0,50%.
Pasam os a continuación al análisis de los datos obtenidos. El
porcentaja en Cu es relativam ente bajo si lo com param os con los
análisis realizados sobre ejem plares de la M eseta N orte; así es,
por ejem plo, que la m edia en Cu de los ejem plares m etálicos de la
Tum ba de Celada de Robledo (Palencia) (4) es de 95,88%, m ientras
que el arsénico da un 1% y un 1,28% de hierro como contenido
medio. El resultado de nuestra m uestra aportó otros elem entos
quím icos, como el azufre (presencia de sulfatos) (5), cloro, silicio,
calcio y alum inio, pero todos ellos parecen tener un carácter exóge-
no, debido a una deposición posterior ajena al proceso de elabo­
ración m etalúrgica.
La aparente dism inución del contenido en cobre en la m uestra
analizada puede deberse al estado superficial (rugosidad y meteo-
rización), im posible de elim inar sin deterio rar la pieza. En estas con­
diciones el espectro recogido va a p resentar un increm ento aparente
de la proporción de elementos ligeros presentes (excitados por
fluorescencia) que nos van a falsear ligeram ente la lectura de los
elem entos básicos.
Por o tra parte, la superposición de elem entos provenientes del
proceso de m eteorización y el carácter condicionadam ente super­
ficial del análisis dan lugar a la obtención de contenidos de cobre
que pueden considerarse como «límites inferiores» de com posición,
sin olvidar la posible heterogeneidad a que puede d ar lugar una me­
talurgia sencilla.
Puede estim arse, según el espectro de rayos X, que la sum a
porcentual de estos elementos oscilaría entre el 5 y el 6%; en con­
secuencia, el porcentaje real del Cu en relación a los otros m ate­
riales integrantes estaría entre el 97 y el 98%. Estos resultados
estarían m ás acordes con los obtenidos en las puntas Palm elas y
otros restos m etálicos procedentes de la Meseta Norte. Por el con­
tenido de arsénico, el ejem plar de Fariza puede considerarse como

(4 ) D e l i b e s d e C a s t r o , G. y F d e z .- M i r a n d a , M . : La Tumba de Celada de
Roblecedo (Palencia) y los inicios del Bronce Antiguo en el Valle Medio y Alto
del Pisuerga, Trabajos de Preh. n.° 38, pp. 168-169, 1981.
(5) La presencia de azufre puede explicarse como consecuencia de un
proceso de fusión de carbón vegetal.
(6) Atendiendo al lógico deseo de su propietario se desestim ó toda acción
que supusiera algún tipo de deterioro de la pieza.
862 ANTONIO JUANEDA CAVELAS

un cobre arsenical, característico de la m etalurgia ibérica (7), ya


que, según autores como Sangm eiter y H arrison, las piezas de co­
bre para ser consideradas como tales deben tener un contenido
en As entre el 0,1 y el 6% (Grupo E01). Para Selinm khanov y Ma-
rechal se puede h ablar de intencionalidad cuando la proporción
de As se sitúa entre el 1,5 y el 3% (8). Discrepamos de la opinión
de estos autores en lo que se refiere a la intencionalidad aleante
del As dentro de estos porcentajes, dado que las m enas de cobre
y arsénico frecuentem ente se presentan ju n tas y no es fácil sepa­
rarlas m etalúrgicam ente. Creemos, pues, que la aleación Cu/As
presente en la punta de Fariza se ha producido de una m anera
natural, es decir, sin intervención hum ana.
Las puntas del tipo Palmela representan un elemento caracte­
rístico de la cu ltu ra cam paniform e en su fase avanzada, como es
el caso del Grupo Ciempozuelos, am pliam ente representado en la
Meseta Norte.
El núm ero de ejem plares recogidos hasta la fecha es de 60, en
lo que se refiere a la cuenca alta y media del Duero, y de los que
cuatro —incluido el ejem plar de Fariza— pertenecen a la provincia
de Zam ora. Esta punta Palmela fue recogida dentro de un área
geográfica en donde, hasta el momento, todos los hallazgos m etá­
licos de este tipo han aparecido sin acom pañam iento de cerám ica
cam paniform e, como son los casos de Rosinos de Vidríales y de
M ontam arta (9), am bos en la provincia de Zam ora. El Grupo de
Ciempozuelos parece que no llegó a este área, en el que si bien apa­
recen los mism os elementos metálicos, éstos se hayan desprovistos
de la típica cerám ica que caracteriza este horizonte. Su proyección
cultural se extiende, dentro del cuadrante N orte peninsular, por
la costa central cantábrica, teniendo por el Oeste sus lím ites en las
tierras de León.
E sta desconexión, en este caso de las Palmelas, con la cerám ica
cam paniform e estaría más vinculada al fenómeno atlántico, cono­
cida como Grupo de M ontelavar (10). El puñal de la cercana loca-

(7) B riard, J. : Les dépost bretons et l’Age de Bronce Atlantique, Tra­


vaux de lavoratoire d’Anthropologie Préhistorique de la Fac. des Sciences
de Rennes, pp. 58-59, 1965.
(8) S elimkhanov y Maréchal: Nouvelle conceptions sur les debuts de la
metallurgie Preh. Française, LXII, pp. 423-449, 1965.
(9) Martin V alls, R. y D elibes de Castro, G.: Hallazgos arqueológicos
de la prov. de Zamora (III), BSAA, XL, II: 1976, pp. 429-431.
(10) Este grupo cultural, propio del área atlántica peninsular, se carac­
teriza por sus tumbas individuales, por la presencia de puntas Palm ela, pu-
PUNTA DE COBRE TIPO PALMELA PROCEDENTE DE FARIZA DE SAYAGO 863

lidad de Almeida de Sayago podría apoyar este sentido. Este


ejem plar, ju n to al asturiano de Gumial y el del ídolo de Peñatú,
parece reflejar una influencia atlántica en la zona.
Pero nada de todo esto es seguro. El hallazgo de esta p u n ta fue
realizado en un espacio geográfico donde parecen encontrarse las
influencias culturales de am bos grupos, el de Ciempozuelos y el del
M ontelavar, pudiendo pertenecer a cualquiera de los dos; máxime
si tenem os en cuenta que en la mism a provincia han aparecido,
igualm ente, yacim ientos con cerám ica cam paniform e como el de
V illabuena del Puente y el de los Pasos (11).
En cuanto a la cronología de este tipo de punta, creem os que
no ofrece discusión alguna. Los num erosos datos aportados por
las investigaciones al respecto la sitúa dentro de un Bronce Anti­
guo (1800 a.C.), pudiendo perd u rar hasta la m itad del segundo
milenio, ya en el Bronce Medio.
Esperem os que las futuras prospecciones —hasta ahora casi
inexistentes— que se realicen en la zona puedan ofrecer m ayor luz
sobre este tem a.

AGRADECIMIENTOS

Deseo agradecer la colaboración de don Francisco Diego Santos,


quien am ablem ente me ha cedido la pieza para su estudio, y a los
profesores V erdeja y Riba, del Dpto. de Ciencia de M ateriales de
la Universidad de Oviedo, a quienes se debe la realización del aná­
lisis.

ñales de lengüeta, brazaletes de arquero..., pero sin la cerámica característica


del Grupo Ciempozuelos
(11) M aluquer de M ontes, J . : Nuevos hallazgos de la cultura del vaso
campaniforme en la meseta, Zephyrus, XI, pp. 119-121, 1960.
LA CORTE DE PRAVIA. FUENTES DOCUMENTALES,
CRONISTICAS Y BIBLIOGRAFICAS

POR

F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

Los trab ajo s de investigación realizados hasta ahora sobre la


corte de los reyes asturianos en Pravia han sido muy escasos. Bre­
ves referencias en historias generales, descripciones y análisis más
o m enos com pletos acerca de Pravia y de la iglesia de San Juan de
Santianes o noticias relativas al espacio geográfico relacionado con
la iglesia palatina de Silo y Adosinda, de valor muy desigual. Recien­
tem ente, Santianes de Pravia ha recuperado un cierto protagonis­
mo histórico. Las excavaciones previas a las obras de restauración
em prendidas entre 1975 y 1980 y varios hallazgos de gran interés
arqueológico, antes y después de dichas obras, reclam aron, de nue­
vo, el interés de los historiadores no sólo por una iglesia, la de
Santianes, que constituye un claro eslabón entre el m undo visigodo
y el prerrom ánico asturiano, sino tam bién po r la propia corte de
Pravia, sum ida prácticam ente en el olvido (1).
N osotros hem os tratad o de recopilar y ord en ar en este trab ajo
las piezas docum entales medievales, que aporten noticias de cual-

(1) La referencia de los trabajos más recientes: J. M enendez P idal. “La


basílica de Santianes de Pravia (Oviedo)”, Actas del Simposio para el estudio
de los códices del ’Comentario al Apocalipsis’ de Beato de Liébana, v. I (Ma­
drid, 1980), pp. 279-87. También: F.J. F ernandez Conde-M.C. S antos del
V alle, “El visigotism o de la corte de Pravia. Testimonios arqueológicos”,
Actas del II Simposio de Arqueología medieval española, v. I (Madrid, 1987).
866 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

quier índole sobre el em brionario aparato cortesano de Pravia en


todos sus aspectos. Y nos ceñimos exclusivamente al Medievo por
considerar que la docum entación más reciente resultaría mucho
menos significativa a la hora de reconstruir dicho ám bito políti-
co-institucional. También hemos pretendido catalogar sistem ática­
m ente todas las referencias bibliográficas, por lo menos las más
im portantes, hasta la época presente, porque, aunque muchos de
sus autores, la m ayoría seguramente, adolezcan de rigor histórico,
gran parte de ellos fueron muy sensibles a tradiciones y leyendas,
las cuales, leídas en su conjunto, pueden ofrecer evidencias y hasta
servir de orientación a futuras investigaciones. El tratam iento de
este doble tipo de fuentes es sucesivo y la organización de todos
los m ateriales se aju sta a un modelo cronológico estricto.
La historia antigua de Pravia está aún por hacer (2). Con todo,
esta com arca no es una realidad histórica indocum entada. Testi­
monios arqueológicos y toponim ia nos hablan de un aspecto geo­
gráfico bien poblado y con un nivel de rom anización notable,
parecido al de otras zonas limítrofes, abiertas, asim ism o, al m ar
por rías im portantes como Avilés, Gijón y Villaviciosa. Su situa­
ción favorable, y el hecho de estar bien com unicada o cercana a
una vía de prim er orden fueron factores determ inantes en Silo y
Adosinda a la hora de seleccionar un lugar para establecer su corte
y dejar definitivam ente Cangas de Onís. En trab ajo s sucesivos ire­
mos catalogando y analizando esa otra docum entación toponím ica
y arqueológica, relacionada con las épocas más antiguas. Aquí nos
lim itarem os a recoger docum entos y noticias cronísticas relaciona­
das directa o indirectam ente con los m onarcas astures y con el
territorio de Pravia en la prim era Edad Media.

I.—LA DOCUMENTACION ALTOMEDIEVAL

Los diplom as altomedievales referentes a Pravia y a la corte de


Silo o sus sucesores son muy escasos. En este elenco incluim os to­
dos aquellos que tengan algo que ver con dicha realidad, tanto si
son de origen asturiano como de procedencia foránea. En cualquier
caso, creemos que pueden servir para ap o rtar algún conocimiento
de m ayor o m enor envergadura sobre este período oscuro de la
m onarquía astur.

(2) Un buen artículo de síntesis sobre el concejo de P ra v ia : M. L ópez


de laT orre, “Pravia”, Gran Enciclopedia Asturiana, v. XII (Gijón, s/a),
pp. 21-56, con una breve nota bibliográfica.
LA CORTE DE PRAVIA 867

Silo dona un «locum orationìs» en Galicia.

775, agosto 23.

El rey Silo dona a varios clérigos el lugar de L u c í s , entre los


ríos Eo y Masma, para fundar un cenobio.

«[C hristus]. Silo. Macnum adque preclarum est locum abitacio-


nis p ro p ter m ercedem anim e mee facere donationem ad fratres et
servos Dei Petri, presviteri, Alanti, conversi, Lubini, conversi, Aviti,
presbiteri, Valentini, presbiteri, vel aliorum fratru m , qui in ipso
loco sunt, vel quem Deus ibi adduxerit, quia nobis pedes obscula-
verirunt ipsi servi Dei, ut darem eis locum orationis in cellario
nostro qui est in ter Iube et Masoma, inter ribulum Alesancia et
Mera, locum qui dicitur Lucis, determ inatum de ipsa villa ubi ipse
noster m ellarius abitavit Espasandus et per illum pelagum nigrum ...
Ec om nia supra nom inatum dono vobis Deo adque concedo per
nostrum fidelem fratrem Sperautane abatem , ut oretis pro m erce­
dem mee in eclesia que edificata fuerit...» (3).

Este diplom a tiene notable interés, aunque se refiera a un


santuario gallego, construido en el «cellario» del rey Silo, al año
siguiente de haber sido éste elevado al solio regio. ¿Podría cons­
titu ir un indicio de la ascendencia gallega del soberano astu r? No
parece una hipótesis desprovista de fundam ento o, por lo menos,
de verosim ilitud. Además, la realidad religioso-monástica reflejada
en el contexto del docum ento, irreprochable desde el punto de vista
de la autenticidad, puede ser una buena referencia a la hora de
concebir la naturaleza de los m onasterios-santuario-residencia, cons­
truidos en Pravia en la época asturiana, como es el caso de San-
tianes o de San Andrés del Campo, vinculados am bos a la vida
cortesana de los m onarcas astures.

(3) En este trabajo indicaremos solamente como reseña crítica de cada


documento la últim a publicación del mismo o si ésta fuera defectuosa, aquella
que considerem os más válida. Para este diploma: A. M illares Carlo, “El
Diploma del Rey Silo”, Joyas Bibliográficas. v. I (Madrid, 1971), p. 47.
868 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

II

Supuesta carta de Silo al arzobispo de Toledo Cixila.

77, febrero 24. Pravia.

El rey Silo escribe al arzobispo de Toledo Cixila con el que


m antenía unas relaciones m uy estrechas, anunciándole el envío
de objetos eclesiásticos, de parte de la reina Adosinda, para la
iglesia de San Tirso, que el prelado toledano quería llevar a
buen término.

«Santissim o et Deo am abili D. Cixilani, ecclesiae toletanae ar­


chiepiscopo: Silo Rex Oveti et Praviae, salutem . Per m anus He-
lipnadi archidiaconi et Petri diaconi vestrorum accepi litteras
paternitatis tuae et fidelium in civitate tecum panem doloris comme-
dentium . Dolet me quod hic sic m iserabiliter vitam transeatis et
habeo m agnam de vos compassionem, quod tan ta m ala sufferatis
inter istos Biotenatos Sarracenos, qui non contenti m ittere super
vos tam desaforatos vectigales, quotidie quaerant vos ad m ortem
et quod ibi fueritis in magno periculo vestrarum vitarum , quia ibi
coepistis aedificare ecclesiam Sancii Tyrsi M artiris, prope Mesqui-
tam m aiorem , et alguacellus Zuleyma Jucef Abenabdil, qui regit
Toletum , voluit vos occidere; sed appellantes ad iudicem M ahomad
A benrram in iussit dim itti vos et dedit licentiam aedificandi ob pe-
cuniam , quae illi dedistis. Isti m auri nihl faciunt nisi praetextu
lucri; tam en ad illum scribo, gratias agens ob favorem, quod dedit
vobis, et rogo, u t vos faveat et oro illum, u t det facultatem rever-
tendi ad vos Argerico, quondam abbati Agaliensi, qui m ihi saepe
dixit nullam se habere causam , quod Mahomead Abenrram in voluit
eum occidere (cum erat Alcaydus Toleti) nam cum Sanctus Nico­
laus M artyr Ledesmae, ibi natus apud vos, filius Alcamani, et frater
Gaiafri, factus es Christianus, non erat ille in oppido et quod sus-
pitione tantum huius rei Abenrramin patruus dicti Nicolai voluit
eum interficere. Si non potuero cum ilio, illum adiuvando Sanctum
et refovebo. S oror eius Sarra, bona foemina, obiit in Pravia et ego
feci eam sepeliri cum honore, ut sancta m ulier m erebatur. Bene-
dictionem vestram , quam misistis ad reginam Adosindam, accepit
illa de bona volúntate insimul et reliquias, quas ponem us in eccle­
sia de Oveto, cum perfecta fuerit. Ego cum regina me puto sepelire
in ecclesia Sancii Ioannis de Pravia. Nunc autem regina rem ittit
pro nova vestra ecclesia Sancii Tyrsi M artyris (quam iam audivi
LA CORTE DE PRAVIA 869

quod absolvistis) quaedam m unuscula: calice argenteum et pate-


nam cum aquam anili et cum suo naso et in operculo corona nostri
Regni, cum nom ine tuo et meo per com pendium sic: C.S. serviet
ad dandum sanguinem Domini populo. Audivi quod com posuistis
hym num in dedicatione Sancti Tyrsi M artyris et civis Toletani, u t
retu leru n t m ihi tuos legatos, et alium de S. Vicentio et Laeto To-
letanorum , qui passi sunt (ut illos mihi dixerunt) sub Caecilio
Apolinare Praeside H ispaniarum in urbe Libosoca, alium com­
posuistis, m itta t tua paternitas illos ad me, ut nostri clerici habeant
quid cantent. M ittim us ad vos hymnum de S. M artyribus Filiberto
et socio eius, passis in urbe Titulcia, quos audivi esse Toletanos,
sub M arco Aurelio Valentiniano, annos 263, cum esset M elantius
achiepiscopus Toleti. M issimus etiam ad vos Argericum et Magnum
abbates, viros honore dignos, qui vos consolentur, et osados de
nostris vestris negotiis loquantur. Tractate illos cum hum anitate et
charitate. O rate pro me et pro Regina. Deus vos custodiat. Amen.
In Pravia 24 Februarii. E ra 815» (4).

La falsedad de este docum ento, que publica Sandoval po r pri­


m era vez, es evidente. Este mismo autor, muy crédulo, aunque lo
dé por bueno, tam bién tuvo algunas dudas sobre él. Su interés
radica en esas relaciones intensas con Toledo, que parece m antener
la corte de Pravia. Se ve que a comienzos de la Edad M oderna,
cuando se forja el falso, los responsables de la «refacción» tenían
ya claras preocupaciones neogoticisitas al concebir la realidad his­
tórica de la corte astu rian a de Silo, muy fuertes, como es sabido,
durante el reinado de Alfonso III el Magno (866-910).

III

Supuesta carta fundacional de Santa María de Obona.

780, enero 17.

Adelgaster, hijo del rey Silo, juntam ente con su m u jer Brunil-
di, funda el m onasterio de Obona en una heredad propia, ._ - ..

«...Ego Addelgaster filius Silonis Regis, una cum coniuge mea


Brunildi, inflam ad divino spiritu, et a Deo om nipotenti visitati

(4) Cfr. : P. de S andoval. Historias de Idacio obispo (Pamplona, 1615),


pp. 108>-110.
870 F.J. FERNANDEZ CONDE-JVLC. SANTOS DEL VALLE

m etuque m ortis inspicientis, placuit nobis et in p ropria nostra


venit volúntate, u t edificarem us M onasterium in p ropria nostra
hereditate, quam habem us iuxta rivulo discurrente Erdeina, loco
nom inato Obona, in qua prim um pro rem edio anim ae nostrae et
parentum nostrorum , ad honorem Dei et Beatae M ariae m atris eius
et Sancti Michaelis Archangeli et Sancti Ioannis Evangelistae et
Sancti Antonini M artiris et Sancti Benedicti Abbatis, cuius ordinem
in ipso M onasterio instituim us, et omnium Sanctorum Dei, u t dig-
nam rem unerationem recipiam us... Damus et concedim us in ipso
M onasterio Sanctae Mariae de Obona nostras haereditates et cria-
tiones, scilicet, ipso loco de Obona, per suos térm inos antiquos...
et quidquid infra istos térm inos continetur, villas populatas et illa
villa de Sancto Romano et Mûries Vaccello et Villaluz, montes,
fontes, m olinarias, brañas, totum ab integro dam us Deo et Monas­
terio Sanctae M ariae de Obona, excepto Villatrice, quae dam us a
Doña Elo. Extra istos térm inos dam us Sim proniana et B aorres et
Piando et Laenes. Damus siquidem nostras criationes nom inatas
Saderno... et isti servant M onasterio Sanctae M ariae de Obona in
quantum et quale servitium ab Abbate vel Vicario uius M onasterii
eos vocaverint... E t in die qua vocati ad servitium fuerint, habeant
portionem edendi et bibendi, scilicet, libra una et q u arta pañis
milli vel de alio seundo; et portionem favae et milli vel de alia
edulia et sicere, si potest esse. Et si in M onasterio assiduitas fuerit
serviendi, habeant praedictam portionem victualis et vestim entum
sicut ipsa dom us Dei sufficere potuerit. Et si forte aliquis ex istis
socium fratrem perçussent pugno vel m anu aut virga vel aliquo
ligno aut ferreo, ita ut non effundat sanguinem, solvat quinqué
solidos et tres flagellas accipiat. Si autem eum p erçu ssen t aut
sanguinem effudat, reddat decem solidos et quindecim flagellas
accipiat. Si forte in ipsis plagis brachium vel aliquod ex m em bris
fregerit, reddat triginta solidos et viginti flagellas accipiat. Si forte
caso veniente au t propria volúntate eum occiderit, reddat centum
et sexaginta solidos et quingentas flagellas accipiat; tam en in suo
praestim onium et in servitio sibi iniuncto perm aneat. Nullum ex
eis dem us licenciamdo potestatem ullum dom inium accipere, nec
habere com endarium nisi soli Deo et Beatae M ariae m atris eius et
Abbatem et Monachos in loco isto sancto de Obona Deo servientes,
et cui ipse Abbas et monachi voluerint; et quanta calum nia fece-
rint, sistant et em endent sicuti Abbas et eius vicario omnem ius-
titiam observantes et m etu gehennae iudicaverint et m andaverint.
D am us,siquidem in ipsa domus Dei viginti vacas... Et ad ornamen-
tum Eclesiae dam us octo vestim entis... In ipsa autem dom us Dei
LA CORTE DE PRAVIA 871

non dam us nulla potestaem ad aliquam personam , nisi tan tu m ad


Abbatem et M onachis ibi sub regula Beati Benedicti Abbatis ser-
vientibus... Regnante Principe nostro Silone cum uxore sua Ado-
sinda...» (5).

En la actualidad, nadie duda de la falsedad de este docum ento.


Floriano Cum breño que establece ciertos paralelism os entre el m is­
mo y otro falso relacionado con Santa M aría de Covadonga, cree
que se tra ta de «una refacción erudita del siglo XVI, hecha a la
vista de uno o m ás docum entos del siglo XII» (5 bis). Su contenido
histórico general y en concreto lo relativo al rey Silo debe de ser
nulo. Creemos que sólo sirve como exponente de antiguas tradicio­
nes, fácilm ente aceptadas a comienzos de la Edad M oderna. Ni
siquiera resulta útil p ara definir la realidad de Adelgaster, ese po­
sible hijo espurio del soberano astu r (6).

IV

Pacto monástico de San Vicente de Oviedo.

781, noviem bre 25.

El presbítero M ontano al frente de 25 m onjes establece un pacto


m onástico con el abad Fromistano para adoptar la vida m onás­
tica en el cenobio de San Vicente de Oviedo, un lugar ocupado y
poblado veinte años antes por Máximo, sobrino de dicho abad.

«Regnante dom ino Silone Principe» (Data cronológica del esca-


tocolo) (7).

Muchos autores m odernos, que se ocupan del reinado de Silo,


constatan la fundación del m onasterio de San Vicente d u ran te su
reinado. Pero el soberano astu r no tuvo ninguna relación con este
episodio de la historia de la capital asturiana.

(5) Cfr. A.C. F loriano Cumbreño, Diplomática española del período astur,
v. I (Oviedo, 1949), n. 10, pp. 72-74.
(5 bis) O.c., p. 77.
(6) Sólo conocemos esta mención de Adelgaster. El resto de la documen­
tación silencia la existencia de este posible hijo ilegítim o de Silo. Por ello nos
parece demasiado inconsistente su posible realidad histórica, que tiene única­
m ente en su favor un diploma falso.
(7) P. Floriano L lórente, Colección diplomática del monasterio de San Vi­
cente de Oviedo (SV) (Oviedo, 1968), p. 31.
872 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

El acróstico de Mauregato.

(783-789).

H im no para la fiesta litúrgica de Santiago Apóstol con una le­


yenda, en form a de acróstico, en honor del rey Mauregato.

«O raex regnum pium M aurecatum aexaudi cui prove oc tuo


am ore preve» (8).
El him no es anónimo. Pérez de Urbel lo atribuyó a Beato de
Liébana. M odernam ente, el profesor Díaz y Díaz lo ha negado. En
realidad, todo hace pensar que su au to r fuera de la facción p arti­
daria de la entronización de M auregato y enemigo de Alfonso II,
el cual había intentado reinar en Pravia, a la m uerte de Silo, con
el apoyo de la reina Adosinda. Que Beato de Liébana perteneciera
al grupo político defensor de los intereses alfonsinos y de la reina
viuda parece claro. Sabemos que éste y Eterio coincidieron con
otro eclesiástico, el abad Fidel, en el transcurso de la profesión
religiosa de Adosinda, después de la caida de Alfonso II.
Díaz y Díaz, una vez analizadas las fuentes literarias del famoso
him no a Santiago, no está seguro de que su texto se hubiera com­
puesto en el siglo V III. Pero si realm ente fuera así, el au to r del
mism o debía de estar familiarizado con los asuntos de Galicia,
donde com enzaba a despuntar entonces la devoción al Apóstol. Y
en este caso, podríam os plantear otra hipótesis verosím il: los va-
lidores de M auregato, enemigos al mismo tiem po de Alfonso II,
debían de tener su punto de apoyo más firm e en Galicia. De hecho,
fue en Galicia donde Silo tuvo que sofocar una rebelión de cierta
entidad, la única acción bélica destacada de su corto reinado (9).

(8) M.C. D íaz y D íaz, De Isidoro al siglo X. Ocho estudios sobre la vida
literaria peninsular (Barcelona, 1976), pp. 234 y ss. (Los himnos en honor de
Santiago de la liturgia hispánica).
(9) O.c., pp. 261 y s s .: análisis de las fuentes literarias del mismo.
LA CORTE DE PRAVIA 873

VI

Carta de Beato y Eterio a Elipando de Toledo.

785, diciem bre.

Beato de Liébana y Eterio de Osma escriben al arzobispo de


Toledo, Elipando, dándose por enterados de un libello que éste
com pusiera contra ellos, cuyo texto habían conocido por el
abad Fidel, con quien coincidieron en la profesión religiosa de
la reina Adosinda. -----

«Legimus litteras prudentiae tuae anno praesenti, et non nobis,


sed Fideli abbati, mense octobri, in E ra DCCCXXIII clam sub si­
gillo directas: quas ex relatu advenisse audivim us, sed eas usque
sexto K alendas Decembris minime vidimus. Cumque nos ad fra-
trem Fidelem, non litteraru m illarum com pulsio, sed recens reli-
giosae dom inae Adosindae perduceret devotio, audivim us im pium
libellum adversus nos et fidem nostram p er cuncta A sturia publice
divulgatum » (10).

Estos breves p árrafos de la conocida carta latina de Beato y


E terio han servido p ara establecer las vinculaciones de la corte de
Pravia y la controversia del Adopcionismo. La «devotio» de la reina
Adosinda se ha in terpretado como su profesión religiosa en el
m onasterio fam iliar de Santianes de Pravia: iglesia y residencia
construidas en vida de Silo. El triunfo del p artido de M auregato,
a la m uerte del rey Silo, obligaría a la reina viuda a to m ar el há­
bito religioso o a vivir «more monastico», siguiendo viejas pautas
visigodas. El día de esta supuesta profesión, el 25 de noviem bre,
habrían recalado en Pravia el abad Fidel y los dos adalides de la
ortodoxia frente a las innovaciones proislám icas de la Cristologia
enseñada por el arzobispo de Toledo, Elipando. El Apologeticum
que escribirán un poco más tarde con intenciones claram ente be­
ligerantes «constituye una especie de m anifiesto de la iglesia-eán-
tabro-astur, que se afirm a y se independiza de la m ozárabe, de la
toledana sobre todo, más irenista frente a los planteam ientos teo-

(10) Patrologia Latina, v. 96, cois. 894-95: Heterii et Sancii Beati ad Eli-
pandum epistola.
874 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

lógicos del Islam , gravitando hacia la carolingia y contribuyendo,


adem ás, como sostuvo Abadal, a la desintegración de la iglesia vi­
sigoda» (11).

VII

Reseñas de las Crónicas asturianas.

La Crónica Albeldense.
(881-883)

«Silo rg. an. V IIII. Iste dum regnum accepit in Prabia solium
firm avit. Cum Spania ob causam m atris pacem habuit. M orte pro­
pria ibi decessit et prolem nullum dimisit».
«M aurecatus tiranne accepto regno rg. an. V» (12).

La Crònica profètica.
(883)

«Silo, R.A. V IIII, M. I».


«M aurecatus, R.A. V, M. VI» (13).

La Crònica Rotense.
(Post. 884)

«Post cuius obitum (Aurelii) Silo Adefonsi filiam nomine Ado-


sindam in coniugio accepit, pro qua re etiam adeptus est regnum.
Cum Ism aelitis pacem habuit. Galleciam sibi revellantem inito cer-
tam ine in m onte Cuperio superávit et suo im perio subiugavit. Qui
dum iste regnaret, Adefonsus Froilani filius, nepus Adefonsi maio-
ris, palatium guvernavit, qui Silo ex coniuge Adosinda filium non

(11) F.J. F ernandez Conde, “La Iglesia en el Reino astur-leonés”, en His­


teria de la Iglesia en España, v. I I /1.°: La Iglesia en la España de los siglos
VIII-XIV (Madrid, 1982), p. 77.
(12) J. G il F ernandez-J.L. Moralejo-J.I. Ruiz de la P eña, Crónicas As­
turianas (Oviedo, 1985), p. 174 (CA).
(13) M. Gómez Moreno, “Las primeras crónicas de la Reconquista: el ci­
clo de Alfonso III”, Bol. R. Academia de la Historia, 100 (1932), 628; CA. p. 172.
LA CORTE DE PRAVIA 875

genuit. Hic post regni annis V IIII propria m orte m igravit e seculo
era DCCCXXI.
Silone defuncto omnes m agnati palatii cum regina Adosinda in
solio paterno Adefonsum constituerunt in regno. Sed tius eius Mau-
ricatus ex principe Adefonso m aiore de serva tam en natus, supervia
elatus intum uit et regem Adefonsum de regno expulit. Quo fugiens
Adefonsus Alabam petiit propinquisque m atris sue se contulit. Mau-
ricatus regnum quod tirannide invasit VI a. vindicavit. M orte pro­
pria discessit era DCCCXXVIIII» (14).

La Crònica a Sebastián.
(Post. 884)

«Post Aurelii finem Silo successit in regnum, eo quod Adosin-


dam Adefonsi principis filiam sortitus esset coniugem. Iste cum
Ism ahelites pacem habuit. Populos Gallecie contra se rebellantes in
m onte Cuperio bello superabit et suo im perio subiugabit. Reg. an.
V IIII et decimo vitam finibit era DCCCXXI.
Silone defuncto regina Adosinda cum omni officio palatino Ade­
fonsum filium fratris sui Froilani regis in solio con stitu eru n t pa­
terno, Sed preventus fraude M aurecati tii sui, filii Adefonsi m aioris
de serva tam en natus, a regno deieetus apud propinquos m atris
sue in Alabam conm oratus est. M aurecatus autem regnum quod
callide invasit per sex annos vindicabit. M orte propria discessit
era DCCCXXVI» (15).

Estas breves y escuetísim as reseñas cronísticas contienen el


conjunto fundam ental de las noticias relacionadas con la corte de
Pravia y con sus titulares.
Silo fue, al parecer, el responsable directo del traslado de la
corte a Pravia, quizá po r las espléndidas condiciones geográficas
de esta com arca, bien com unicada con el centro y la p arte occiden­
tal de A sturias (16). Aunque no era de estirpe regia, su m atrim onio
con Adosinda, hija de Alfonso I, le había reportado la posibilidad
de acceder al trono asturiano, poniéndose así de m anifiesto, o tra

(14) CA, pp. 136 y 138.


(15) CA, pp. 137 y 139.
(16) Los autores de este trabajo estam os preparando un mapa de la co­
marca de Pravia, en la que figurarán los elementos arqueológicos de la misma
y las referencias sobre vías antiguas.
876 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

vez, la existencia de una tradición indígena con pervivencias de


cultura m atriarcal, según la cual funcionaba todavía un sistem a
de transm isión hereditaria y de sucesión de carácter m atrilineal,
enfrentado, con desventaja, a las form as de parentesco patrilineal,
que se iban im poniendo de m anera definitiva (17).
El rey Silo m antuvo relaciones pacíficas con el m undo islámico
—«cum Spania» o «cum Ismaelitis»— gracias a su m adre. ¿Tenía
ésta ascendencia m usulm ana? Así lo han sugerido m uchos autores
antiguos y m odernos. Pero tuvo que enfrentarse con una insurrec­
ción de gallegos, a la que pudo sofocar victoriosam ente en el m onte
Cuperio. Por lo demás, su reinado de nueve años transcurrió sin
sobresaltos de relieve, desentendiéndose de las responsabilidades
de la adm inistración cortesana, que dejó en m anos de Alfonso —Al­
fonso II el Casto—, sobrino de la reina Adosinda. Los cronistas
posteriores denom inarán enfáticam ente «palatium» al conjunto de
instituciones, sin duda muy rudim entario, de la pequeña corte de
Pravia. Term ina sus días sin hijos y de m uerte natural: una pre­
cisión cargada de connotaciones historiológicas en la cronística
altomedieval.
Después de la m uerte de Silo, Adosinda y la nobleza —«los
m agnati palatii» o el «officio palatino»— colocaron en el trono a
Alfonso, que ya reinaba de hecho. Pero el partido de la oposición,
en el que se encontrarían seguram ente m uchos de aquellos rebel­
des gallegos enemigos de Silo, entronizaron en Pravia a M auregato,
hijo natu ral de Alfonso I y de una sierva, consiguientem ente her­
m anastro de Adosinda. La «revolución» consiguió im ponerse y Al­
fonso II hubo de refugiarse en Alava, la p atria de su m adre Munia.
Los cronistas om iten la existencia de episodios relevantes en su
reinado,- del que sólo subrayan la nota de la tiranía por las cir­
cunstancias especiales de su constitución e influidos, con toda
seguridad, po r las circunstancias políticas del siglo IX, totalm ente
favorables a la magnificación del rey Casto.

(17) A. B arbero-M. V ig il, La formación del feudalismo en la Península


Ibérica (Madrid, 1978), pp. 279 y ss. (La sucesión al trono en el reino astur),
han exam inado el siempre difícil tema de la herencia o de la sucesión regia
de la Monarquía asturiana, clarificando de manera notable la problemática
tradicional sobre este tema, que enfocan teniendo en cuenta la perspectiva
antropológica del parentesco.
LA CORTE DE PRAVIA 877

VIII

Supuesto privilegio pontificio.

821, julio 15. Roma.

El Papa Juan (VI'II) escribe a Alfonso el Casto confirm ando los


privilegios de la sede de Oviedo y los lím ites de la m isma, que
le habían sido asignados por los reyes asturianos.

«Preterea sicut eius diócesis in Pelagii, Fafilam, Adefonsi Magni,


Froilani, Aureliani, Silonis, Mauregati et Veremudi bone m em orie
regum scriptis determ inata continetur et hic subscribitur, sic ei in-
tegram possidendam om nino m andam us: Coiankam scilicet...» (18).

Este docum ento es una conocida falsificación, que se encuentra


en copias tardías (s. X II-X III) de un supuesto privilegio, atribuido
al Papa Juan (V III). E stá estrecham ente vinculado a otros falsos
del escritorio pelagiano, atribuidos tam bién al mism o Pontífice Ro­
mano; relacionados, todos ellos, con la pretendida m etropolitanidad
de la sede episcopal de Oviedo y con unos límites diocesanos, dise­
ñados por el mism o obispo Pelayo, en un contexto histórico de
fuertes conflictos interdiocesanos (19). Según este diplom a, Silo ha­
bría sido uno de los soberanos astures preocupados po r fortalecer
a su iglesia diocesana. Pero, durante el reinado de este m onarca, la
diócesis de Oviedo no era todavía ni un simple proyecto.

IX

Supuesta carta fundacional de San Adriano de Tuñón.

891, enero 24.

Alfonso I I I y la reina Jimena fundan y dotan el m onasterio de


San Adriano de Tuñón.

(18) S. García L arragufta. Colección de documentos de la catedral de


Oviedo (Oviedo, 1962) (GL), n. 10, p. 43. Ponemos esta fecha en relación con
la de otro falso pelagiano atribuido al Papa Juan (VIII).
(19) Sobre la “refacción” o falsificación de este documento: J. F ernandez
Conde, El Libro de los Testamentos de la Catedral de Oviedo (Roma, 1971)
(LT), p. 126.
878 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

«Villa Riberas, juxta flumine Molinis. In Pravia villa Povigo cum


suas ostincinas super illo mare, cum suo porto» (20).

Se tra ta tam bién de otro falso, confeccionado en un am biente


eclesiástico con intenciones muy similares a las que anim aron la
redacción de la m ayoría de las falsificaciones pelagianas. El texto
del mism o aparece en un m anuscrito del Archivo C apitular de Ovie­
do, el Libro de la Regla Colorada, com puesto durante el episcopado
de don G utierre, obispo de Oviedo (1377-89). Riberas, 1. de Santa
María de Riberas. La villa de Povigo corresponde seguram ente a la
actual localidad de Vivigo, cerca de Oviñana, en el concejo de Cu-
dillero (21).

Supuesta donación del arcediano Gonzalo Alfónsíz.

(896)

Gonzalo, hijo de Alfonso III y Jimena, y arcediano de San Sal­


vador de Oviedo, concede a esta iglesia varias villas y m onaste­
rios.

«...et a p arte Aquilonis et Occasu per viam que venit de Varzena


et in trat in strata publica que venit de Luerzes et vadit ad Salas et
pertransiit flumen Nonagiam ad Meridie usque parietes de Carne-
liana...» (22).

Aunque el docum ento sea otra falsificación pelagiana, tiene el


interés por esa referencia a una strata pública, que bordeaba el río
Narcea por su m argen izquierda, entre Pravia y Cornellana, para
dirigirse a Salas, siguiendo el curso del Nonaya (23). -

(20) GL, n. 13, p. 51.


(21) El estudio crítico: A.C. F loriano Cumbreño, Diplomática española...,
n. 143, pp. 181-192.
(22) GL, n. 15, p. 56.
(23) Estudio crítico: LT, pp. 156-159. Los signos de falsificación no apa­
recen con tanta evidencia como en otros diplomas pelagianos.
LA CORTE DE PRAVIA 879

XI

Supuesta donación de Alfonso III el Magno.

905, enero 20.

Alfonso I II y su m ujer Jimena confirm an las donaciones de sus


antecesores a la iglesia de San Salvador de Oviedo y le hacen
otra ingente, a base de iglesias, m onasterios y diversos bienes.

«In territo rio Pravie m onasterii Sancti Iohannis Evangeliste, ubi


iacet Silus rex et uxor eius Adosinda regina, cum m edietate tocius
regalis m andationis, villas, sernas, térras cultas vel incultas, mon­
tes, venationes, aztoreras, fontes, prata, pascua, sexigas m olinarias
et in officinis salinarum , in piscationibus flum inis et m aris, in aque-
ductibus, in servis, in ancillis, in braneiis, simul cum ecclesiam
Sánete Marie super flum en Nilonis, cum m ultas sernas m agnas et
cum villas: villa Agones cum suis adiacenciis, villa que d icitu r Co-
renia cum suis adiacenciis, villa que dicitur Planos cum suis adia­
cenciis, ecclesiam Sancti Iacobi cum suis adiacenciis, ecclesiam
Sánete M arine cum suis adiacenciis, Banzes cum suis adiacenciis,
ecclesiam Sánete Marie de Velandres cum suis adiacenciis, villa
Froine, suos térm inos: ex una parte et alia dúo ilum ina, villa Mas-
gotel, villa Kelienes, ecclesiam Sancti Andree de Campo cum suis
adiacenciis» (24).

E sta donación de Alfonso III a San Salvador de Oviedo, tal co­


mo aparece en el diplom a redactado por la oficina del obispo don
Pelayo, es una falsificación. Los autores del Liber Testam entorum ,
el m anuscrito pelagiano que la recoge y conserva, podrían haber
copiado este largo docum ento a p artir de o tra donación o privile­
gio regio preexistente, pero nada nos autoriza a pensar que la
«m andación real» de Pravia, descrita parcialm ente aquí, pertene­
ciera a ese supuesto diplom a original, caso de que éste hubiere
existido realm ente como referencia concreta de la presente falsifi­
cación. En cualquier caso, las noticias que nos ofrece son válidas
para un período an terio r a los años de redacción del códice de
don Pelayo: la prim era m itad del siglo X II. Por entonces, en San
Juan Evangelista de Pravia (Santianes) se conservaba viva la me­
m oria de los enterram ientos de Silo y Adosinda. Y encontram os,

(24) GL, n. 17, p. 63.


880 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

por prim era vez, varios núcleos poblacionales, que aún existen en
la actualidad. Así, Santa María sobre el río Nalón, es Santa María
de Riberas; la villa de Agones, una localidad cercana a Pravia; la
villa de Corenio, sin localizar; la villa de Planos, los Llanos (San
Pedro de Selgas); la iglesia de Santiago, Santiago de Escoredo;
la iglesia de Santa M arina, una erm ita de Quinzanas o más proba­
blem ente la iglesia hom ónim a de Oturo, Santianes; Banzes, Bances,
1. de la parroquia de Santianes; la iglesia de Santa M aría de Ve-
landres, Belandres, caserío de San Juan de Piñera, Cudillero; villa
Froine, Villafría; la villa de Masgotel, sin localizar; la de Kalienes,
Calienes: Santianes; y el m onasterio de San Andrés de Campo, en
la villa de Pravia (25).

XII

Supuesta donación de Fruela II.

912, octubre 24.

Fruela II, hijo de Alfonso III y Jimena, hace una im portante


donación a la iglesia de San Salvador de Oviedo, después de
confirmarle sus privilegios, otorgados por los antecesores.

«...super flum en Narceiam villas pernom inatas Varcena et Luer-


zes» (26).

Aunque se trate de otro falso de la oficina pelagiana, tiene


interés histórico para conocer la evolución de las localidades del
territorio de Pravia (27).

(25) Estudio crítico: LT, n. XIV, pp. 159-169.


(26) GL, n. 20, p. 80.
(27) Estudio crítico: LT, n. XV, pp. 169 y ss.
LA CORTE DE PRAVIA 881

XIII

Donación de Bermudo II a San Pelayo de Oviedo.

996, m arzo 14. Pravia.

Berm udo II dona al monasterio de San Juan Bautista y San


Pelayo y a su abadesa, la reina doña Teresa, el valle de Sariego
con sus hom bres, villas y heredades.

«Ascarius p resbiter notuit in Pravia» (28).

Todo parece indicar que esta donación del rey B erm udo II, a
favor de San Pelayo de Oviedo, fue hecha en una curia regia ce­
lebrada en Pravia.

II.—DOCUMENTACION MEDIEVAL (S. X I-XII)

X IV

Carta fundacional de San Pedro y San Pablo de Soto.

1039, mayo 7.

El presbítero Gevoldo funda el m onasterio de San Pedro, San


Pablo y San Salvador de Soto, dotándolo de ajuar necesario pa­
ra el culto y diversas heredades, a las que se une la m itad de
la villa de Salto, concedida por dos particulares.

«Et ego exiguus hac si indignus et tuus fam ulus Gevoldus pres­
biter... Offero et dono et concedo ad Domino Deo Salvatori meo
seu baselica qui est fundata territorio Asturiense, in locum quos
vocitant Salto, in locum predictum in Kasares, iuxta flum ine Ni-
lone, fundam entavim us sorcisterio vocabulo Sancti Petri et Pauli
et Sancti Salvatoris, et aliis qui cum eis ibi sunt recondite Sancti
Iohannis B abtiste, Sancti Iacobi apostoli, Sancti Vicenti levite,
Sánete M arte et vírgenes, avitantes coram nom ina Sanetorum .

(28) F.J. F ernandez C onde-I. T orrente F ernandez-G. de la N oval M enen -


dez, El monasterio de San Pelayo de Oviedo. Historia fuentes, v. I (Oviedo,
1978), n. 1, pp. 19-22.
882 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

Concedimus ibidem ad locum ipsius, id est: de ornato eclesie,


crucem argentea que ibidem concessit Tanoy et G unterodo, pro
rem edio anime sue, calice de argento cum patena, velo principale,
túnicas, casullas, velos; libros, id est: Passione I, Antim phonario
I, Comicum I, Psalterio I, Oratione I, Ordino I. Aditio ad ipsum
locum Sancti Petri ereditates, pum ares vel tota fructuaria quam
ibi est plantatum ; m ontes fontes, éxitos, aquis aquarum cum acce-
ssus et regressusque suos, cum intus et foris, ubique suas veritates
et culturas invenire potueritis, per term ino de Erzeno et de Laco,
totum ex integrum , si de parentorum m eorum quam etiam de
com parato vel lavoratum ex integrum deserviat ad ipsum monas-
terium usque in perpetuum . Et nos Tanoy et G unterodo ad i[ci]m us
ad ipsum locum v(i)lla pernom inata Salto, m edietate in ea, dum
vidda vixerimus; et post obitum nostrum dam us ipsa villa ex in­
tegro ad ipsum locum pro remedio anime nostre et de tio nostro
domino Barvaldo et domina Qualafara, cum intrinsecus et forin-
secus deserviat ad ipsum m onasterium usque im perpetuum . Et
omni vidda seculi supertaxata m aneat ibidem pro reparationem
supradictarum ecclesiarum; pro lum inariis iugiter accedentibus,
pro odoribus odolentibus sacris, et sacrificiis Deo placavilibus
im m olantis, pro victo vel vestimento conffesorum , fratrum , soro-
rum , tam virorum quam fem inarum , sive qui in advena sollicitus
fuerit, ipse est peregrinus adveniens et qui in agone Dei certaverit,
seu pro sustentatione pauperum vel quicquid sub aula Dei mora-
b u n tu r... Et ita ordinam us ut hec domum tran sit sim ulagrum ut
per singulis annis qui hunc possiderit scidderium , reddat ad Do­
mino Deo Salvatori nostro sedem Ovetao, de scanla q u artario I, de
sicera sextario I, de sale item sextario, et qui neclegerit, rationem
reddat in eterno seculo» (29).

Este docum ento se ha conservado en una copia del siglo XII.


Tiene algunas irregularidades formales, que no parecen com prom e­
ter su autenticidad. No sabemos nada sobre la naturaleza del mo­
nasterio (sorcisterio) de San Pedro de Salto, Soto del Barco, junto
al río Nalón, en el lugar de Kasares, 1. de Caseras. Tal vez se trate
de un m onasterio fam iliar, del que form aran parte tam bién Tanoy
v G ontrodo, unidas por alguna relación de parentesco con el pres­
bítero Gevoldo.

(29) SV, n. XXXII, pp. 75-78. Los textos de la documentación de San


Vicente, recogidos en este trabajo, por estar en Oviedo a nuestra disposición,
han sido revisados personalmente.
LA CORTE DE PRAVIA 883

XV

Donación de San Pedro de Soto a San Vicente de Oviedo.

1045, abril 13.

El presbítero Gevoldo, después de haber recuperado la iglesia


de San Pedro de Soto de los dom inios del m onasterio de San­
tiago de Car avia, la entrega a San Vicente de Oviedo.

«(Gevuldus), notum fació et notum sit om nibus hom inibus, eo


quos hedificabi eclesiam in paupertate mea quod de m anu Domini
accepi, id est: m odicam hereditatem , et possedi illam iuri meo
quietam absque ullam dom inatione in diebus regnaturus Adefon-
so rex prolis V erem uto princeps; et post discessum ipsius rex
dom no Adefonso rex prolis Veremuto princeps et post discessum
ipsius rex dom ino Adefonso surrexit commes nomine M unnio Ro-
derici, qui im perabit terram illam Asturiense in foribus regis, et
petibit mici ipsa eclesia mea cum sua erentia, quoc fecissem inde
karta ad suum m onasterium quam vocitant Karavia. Et ego me-
tum plenus ausum non fuit contendere cum eo p ro p ter im perium
suum; et volens nolens, per vim et metum , feci illi k arta pro ad
ipsum m onasterium prefatum , quos ad legem non continet scrip ­
tu m valere qui per m etum facta fuerit. Et dum regnante in Christi
nom ine Fredenando rex cum coniuge sua Sancia regina in regnum
patris sui pacifice et dom inans omnia in diebus illis ego fam ulum
Christi, superius nom inatum , Gevuldus presbiter, tangit me am or
Dei et desiderium paradisi et tradere corpusculum m eum una cum
anim a mea et facúltate mea in cenobium Sancti Vincenti levite vel
sotiorum eius corum reliquie noscuntur esse m ansure locum Ove-
tao, predicta dom us ante lucidius templi magni Sancti S alvatoris...
Do et dono ibidem per karta testam enti villa mea pro p ria cum
eclesia S anctorum Petri vocitata vel sociorum eius reliquiarum
m artiru m qui ibidem sunt recondite, et est fundata territo rio As-
tuirense, locum que dicunt Saltum , iuxta albeum N irum et in latere
castellum Sancti M artini in litore maris. Ipsa villa et ipsa eclesia
integra cum om nia sua prestantia, intus et foris, om nia quibus ad
omnes pertinere videtur diu ad perabendum per omnes térm inos
suos, sicut et ego iurificabi» (30).

(30) SV, n. X X X V II, pp. 84-87.


884 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

En este docum ento, conservado en un original, se contienen


algunas noticias sobre la prim era historia de San Pedro de Soto,
que ya no tiene el título de m onasterio; y aparece, adem ás, una
referencia al castillo de San M artín, cerca de Soto y en la costa,
es decir, en la desem bocadura del río Nalón.

XVI

Donación de Veremundus Armentáriz y doña Palla.

1058, julio 15.

Verem undo Arm entáriz y su m ujer doña Palla dan a la iglesia


de Oviedo y a su obispo Froilán el monasterio de San Barto­
lom é de Lodón, junto al río Marcea, con varias heredades y
villas.

«Ideo nos fámulos Dei Veremudo Armentáriz simul eum uxore


mea dom na Palla facimus kartulam testam enti tibo Salvatori Mag­
no... in prim is m onasterium Sancii Bartolom ei apostoli in Lotone
secus flum en Narceie... Damus adhuc etiam pernom inatas villas
cum suas deganeas et suas adquisitiones cum suis fam iliis... villa
Felgarias, villa M ondrici... Ea vero videlicet ratione servata ut
dum nos viventes fuerim us teneamus suprafatas villas, hereditates
cum suis familiis, per m anu pontificis ovetensis; post dicessu vero
nostrum sicut superius scriptum est rev ertan tu r ad Ovetensem
ecclesiam et cultores eius. Et si post obitum nostrum supervixerit
filius noster M artinus Veremudiz et filios ex legitima coniuge ha-
buerit, donet ovetensis ecclesie pro nostras anim as quintam partem
de quantum que superius scriptum est. Et si filios ex legitimo co­
niugio non habuerit, vivat in supra scriptas villas et hereditates
cum suis familiis, dum vita vixerit, per m anu pontificis oveten­
sis...» (31).

(31) GL, n. 61, pp, 191-193. E studio crítico: LT, n. XL, pp. 251-254.
LA CORTE DE PRAVlA 885

X V II

Pleito sobre el monasterio de Santa Marina.

1064, febrero 13.

Pleito a causa de la propiedad del m onasterio de Santa Marina,


entre el presbítero Gevoldo y Pelayo Dídaz, sustanciado ante
el tribunal real reunido en Trasona, con sentencia favorable al
clérigo, que se com prom ete a entregar dicha iglesia, al morir,
al m onasterio de San Vicente de Oviedo.

«Orta fuit intentio in ter Gevoldus presbiter et Pelagio Didaz


pro ilio m onasterio de Sánete Marine; qualiter venit Pelagio Didaz
et presum psit ipsum m onasterium de suo iure de ipse Gevoldus
presbiter, tenente eum p er scripturas firm itatis quos fecit ipsa
dom ina Eilo, qui est de ipsa stirpe et sua m atertera de ipse Pelagio
Didaz, sicut in alia scrip tu ra resona. Modo tam en dum fuim us
coniuncti in Trasona, in eius concilio, ante illos iudices qui tene-
bant iussa regis, id est: Eita Citiz et V erm uto Adiubandiz et alio-
rum m ultorum filiorum bonorum hom inum , quorum nom ina non
tenem us. Dum enim vero viderunt ipsos iudices quod erat sua
veritate de ipse Gevoldus presbiter, et agnobit se in veritate ipse
Pelagio Didaz p ro p ter m etum genne vel peccatum faciente; et in-
dim isit ipsum m onasterium sicut habuit adquisitum de ipsa dom ina
Eilo per scrip tu ra testam enti vel donationis. Ita tam en ego Pelagio
Didaz facio tibi scrip tu ra donationis vel testanenti ad tibi Gevoldus
p resb iter de ipsum m onasterium cum suas culturas que ibidem sunt
de aveii et bisavii mei que ibi fuerunt concesas, u t habeas illum
firm iter dum vita vixeris; post obitum vero tuum reliquas illum
in dom um Sancti Vicenti in sedis Ovetao, au t ibi tua fu erit volun­
tas, dabo et concedo firm iter ad peravendum» (32).

No hem os sido capaces de localizar el m onasterio de Santa


M arina. Podría tratarse de la iglesia hom ónim a que figura en la
m andación de Pravia descrita en el docum ento falso del 905: una
erm ita de Quinzanes. Por eso se ha incluido aquí. Además, uno de
los actores del pleito, el presbítro Gevoldo, está muy vinculado a
la prim era historia de San Pedro de Soto.

(32) SV, n. LXII, pp. 124-125.


886 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

X V III

Donación de Martín Veremúndiz a la iglesia de Oviedo.

1069, m arzo 7.

Martín Verem úndiz da a la iglesia de Oviedo y a su obispo Arias


el m onasterio de San Bartolomé de Lodón, junto al rio Narcea,
con varias villas y heredades.

«Ideo ego M artinus Veremúndiz, properanti cum regibus ad


bellum, rem em oravi et que parentes meos Ovetensi ecclesie con-
cesserunt et iurificata per m anus episcoporum ovetensium usque
hodie tenui modo reddo eam et concedo Ovetensi ecclesie et cul­
tores eius et tibi Ariani episcopi et m itto eam integram sub tua
m anu per m anu meo Leocadio, ut iurifices eam, ego viventi, sicut
antecessor tuus Froilanus episcopus iurificavit... Hec sunt nom ina
villarum et ecclesiarum et hereditatum cum suis familiis, quas ego
et genitores mei Veremundus Armentariz et dom na Palla Ovetensi
ecclesie et cultores eius concessimus, id est, in prim is territo rio
Lotone, secus f lum en Narceie, m onasterium Sancti Bartholom ei
apostoli cum om nibus suis deganeis... Damus adhuc etiam perno-
m inatas villas cum suas deganeas et suas adquisitiones cum suis
fam iliis... Iusta flumen Arango et eius territo rio villa Mondrice
integra, villa Felgarias integra...» (33).

Recogemos dos referencias docum entales muy vinculadas a do­


ña Palla y a su familia. Ambas form an parte de dos diplomas
copiados y m anipulados por la oficina del obispo don Pelayo.
El prim ero con claras interpolaciones form ales y prbablem ente
de contenido, podría conservar elementos auténticos. El segundo,
sin em bargo, presenta indicios de falsificación real en su parte
dispositiva, aunque no podamos precisar si las dos villas del te­
rritorio de Pravia pertenecían a ese núcleo originario y genuino
del diploma. Felgarias es una localidad de Santa María de Folgue-
ras o de San Miguel de Cordovero y Villa Mondrici corresponde
a la localidad de Villamondriz, de la parroquia de San Miguel de
Cordovero.

(33) GL, n. 66, pp. 202-204. Estudio crítico: LT, n. XLII, pp. 256-259.
LA CORTE DE PRAVIA 887

Doña Palla o Pelagia podría ser una hija de la infanta C ristina


y nieta de Berm udo II y la reina Velasquita. En cualquier caso,
su nom bre está relacionado con el lugar que ahora llam an los pa­
lacios de Doña Paya, sobre el río de Pravia y con la localidad de
Doñapalla, cerca de Peñaullán, en la m argen derecha del Nalón (34).

X IX

Permuta de dos villas, en la que entra Soto.

1070, setiem bre 10.

El abad del m onasterio de San Vicente Ramiro, con su comu-


nidad, hace una perm uta con Pedro Eyctaz de villas situadas
en la ribera del Nalón.

«Ecce nos, nom inibus, Ranim irus abba, una cum consensu fra-
tribus nostris, et Petro Eyctaz, facimus inter nos concam biationi-
bus vel com utationibus de villas nostras proprias in territo rio
Asturiense. Do ego Petro Eyctaz apparte Sancti Vincenti et ad eos
qui in agone Christi ibi sunt deservientes villa mea p ropria, qui
est in valle Boenio, in ter alias villas de Sancti Vincenti, iuxta flu-
mine N ilonis... et accipio de vos fratres Sancti Vicenti, id est,
R anim irus abba, una cum collecta ipsius fratres, aliam villam,
qui est in valle Prabia, circa castrum Sancti M artini, proxim um
litore m aris. E t fuit ipsa villa de Eycta Nunniz, nom inata Salto,
et post discessum de ipse Eycta Munniz, dim isit et ad filio suo
M artino Eyctaz; et dum venit ipse M artinus ad extrem um vite
sue, dedit illa in elem osina pro se et pater eius ad ipse cenobium
Sancti Vincenti. E t ego Petro Eyctaz notum facio et notum sit
om nibus quom odo per diffinitionem accipio ipsam villam desuper
taxata in diebus vite mee abituram integram , foris ilium m olinum
m edium et sessicam salinas m edietatem et in illos m ontes usum
talandi tertiam et illam terram qui est ad ilium m olinum integram
aliut quantum ad ipsa villam pertinet ab omni integritate. E t post
discessum m eum abeat ipsum locum sanctum ipsa villa iure suo,
sicut prius habuit. E t si vixerit filius noster iste, cui portio est,

(34) Cfr. LT, p. 252.


888 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

abeat illa media; et si m igratus fuerit ante diebus nuptiarum ,


integra m aneat ad locum prefatum unde ego illam accepi, sicut
coniux mea decernit mecum» (35).

En este docum ento, conservado en un original, se ofrecen va­


rias noticias sobre la im portante villa de Salto (Soto), cercana al
castillo (castrum ) de San Martín.

XX

Una venta en Fo ran as.

1073.

«Item in Forcinas dompna Maiore, cognom ento Gelovira, ven-


didit abbati M unionis Coriensi illam suam rationem , quam habebat
in ilio pelago medio pro quatuor modis pañis» (36).

XXI

El palacio real junto al Nalón.

1074, abril 24.

E l conde M unio Gundisálbiz dona al m onasterio de San Vicente


y a su abad Ram iro la iglesia de San Pedro Apóstol, del valle
de Candamo, situada junto al palacio del rey.

.... «(Munnio Gundisálbiz) do et dono ad ipsum locum sanctum et


serbiis Dei ibi com m orantium (San Vicente) eclesiam vocabulo
Sancti P etri apostoli in valle Candamum, prope palatium regis,
super albeum Nilonis flum en... per term inis et locis suis antiquis,
id est: p er term inum de Arroges ad sursum in cacum ine m ontium
et deorsum p er aqua Nilonis ad sursum usque in illo regó de Pa-

(35) SV, n. LXVII, pp. 130-132.


(36) A.C. F loriano C umbreño, El Libro Registro del monasterio de Co-
rias, v. I, p. 121.
LA CORTE DE PRAVIA 889

latió, ad p artem orientis p er term ino de Mangone e t p er ipsius


regum Mangonis deorsum usque ad ipsum regnum de Palatio...»
(36 bis).

El interé« de este extracto docum ental radica en la referencia


a un palacio del rey en las cercanías del Nalón, a su paso po r la
tierra de Candamo. El palacio citado no pertenecía al territo rio
de Pravia, pero no estaba muy lejos, ya que la iglesia de San Pe­
dro, San Pedro de Mangón o Mangones, objeto de la donación del
conde Munio al cenobio ovetense, estaba muy cerca del río Nalón
y el río de Palacio desem boca en aquél. Carecemos de noticias so­
bre la h isto ria y la antigüedad de este palacio regio, pero no sería
descabellado pen sar que perteneciera a la época asturiana. Que
sepamos, sólo entonces los reyes m antuvieron unas relaciones in­
tensas con la com arca de Pravia y las lim ítrofes.

X X II

Pleito sobre la propiedad de la iglesia de Soto. .

1078.

E l tribunal regio falla a favor del m onasterio de San Vicente


el litigio entre este cenobio y el conde M unio Gundissálviz sobre
la propiedad de la iglesia de San Pedro de Soto.

«H orta fuit seva intentio inter illo com ité Munnio Gundissálviz
et fratres et cultores de cenobio Sancti Vicenti pro eclesia vocabulo
Sancti Petri, qui est fundata in valle Pravia, iuxta castellum Sancti
M artini, in aula m aris, in ripa flum inis Nilo, quam fundabit et
edificavit eclesia Gevuldus presbiter, cognom ento Donnellus et con-
cedit illa ad Sancti Vincenti pro anim a sua; et dicente ille com ité
que prius dederat ipse fun d ato r ipsa eclesia ad abio suo com ité
M unnio Roderiquiz pro ad m onasterio suo Carabia in diebus Al-
fetenosis sine regim ine regis. E t m iserunt illis et illis ipsa intem-
tione in auribus regis; et iudicabit et m andavit ipse rex exquisitione
veridicam facere, u t si ipse fundator erit pertinentiam regis, ma-
neat ipsa eclesia post p artem cenovio Sancti Vicenti, u b i .v olúntate
sua fuit concessa p er auctoricationem regis, quia in legem firma-

(36 bis) SV, n. LXXIV, pp. 141-142.


890 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

tum est: non licet alienum servum rem suam vindere vel donare
sine consensum domino suo. Obinde concilium factum fuit hic in
Lucrizana ab ipso comité Munnio Gundissalbiz et com ité Petro
Pelaciz et Iohanne Ordoniz, m aiorinum et vigarium regis, et alio-
rum m ultorum m agnati, et hic exquirierunt diligenter ipsum ho­
m inem super taxatum et invenerunt eum cum tota generatione sua
de pertinentia et servitium regis afirm atibe» (37).

El acta de este pleito nos ofrece más referencias sobre la im­


p ortante iglesia de San Pedro de Soto.

X X III

Donación de Enderquina Gartíaz a la iglesia de Oviedo.

1079, julio 15.

Enderquina Gartíaz concede a la iglesia de Oviedo y a su obispo


Arias el monasterio de San Miguel de Luerces, juntam ente con
m onasterios y villas en Asturias y León.

«Dono adhuc secus flumen Narceia ( ) m onasterio Sancti Mi­


chaeli de Luerzes, qui fuit de m ater mea Adosinda Rodriquiz et de
avio meo Roderico Didaz... Ea vero videlicet ratione servata u t dum
ego H enderquina Garciaz viventem fuero per m anu pontificis ove-
tensis teneam suprascriptos m onasterios, villas... et pos dicessu meo
sicut eas possedi ab omni integritate et absque alio herede recipiant
eas cultores suprafate sedi et possideant iure perhenni» (38).

E nderquina Gartíaz es un personaje conocido en la Asturias


medieval. Sus antecesores estaban relacionados con la nobleza
cortesana del siglo X. El m onasterio de San Miguel de Luerces
pertenecía al territo rio de Pravia. Posteriorm ente, pederá el título
m onástico. Probablem ente, la realidad m onástica del mism o no
fue más que nominal. El docum ento del Liber Testam entorum ha
sufrido la acción interpoladora de la oficina pelagiana (39).

(37) SV, n. LXXVI, pp. 144-145.


(38) GL, n. 81, pp. 356-58.
(39) Estudio crítico: LT, n. LI, pp. 278-81.
LA CORTE DE PRAVIA 891

X X IV

Donación de Elvira Menéndiz a la iglesia de Oviedo.

1082, diciem bre 20.

Elvira M enéndiz, su hija Urraca y su abuela Fernanda, dan a


la iglesia de Oviedo la parte que les corresponde en varios m o­
nasterios, entre ellos el de San Miguel de Luerces, y varias villas
íntegra o parcialmente.

«Concedimus adhuc territo rio Asturias secus flum en Narceie in


m onasterio Sancti Michaelis de Luerzes in illa m edietate quintam
porcionem integram cum óm nibus bonis suis intus et foris et mo-
nasterium Sancti Petri et hom ines qui sunt de m ea criatione in
villa de Castro: hii sunt nepti de Venres, m edietatem in eis» (40).

Este docum ento, interpolado en la form a, parece fundam ental­


m ente válido en cuanto al contenido. El m onasterio de San Pedro
quizás sea San Pedro de Soto, ya que parece estar no m uy lejos
de la villa de C astro y ésta es actualm ente una localidad de la
parroquia de Santianes, situada en la m argen derecha del rio Na-
lón (41). El em plazam iento de una im portante fortaleza en esta
localidad le confiere un notable interés arqueológico-histórico.

XXV

Venta de una tierra en Soto.

1086, junio 10.

María Iohannes, Vida Iohannes y Didago Iohannes venden a


Pedro Diez una tierra en Soto, por el precio de tres quartarios.

« ...k arta vendicionis de térra nostra p ropropria (sic) quos abe-


m us de parentoru m nostrorum in territorio Sauto in locum pre-

(40) GL, n. 86, pp. 249-251.


(41) Estudio crítico: LT, n. LIV, pp. 285-287. A llí San Pedro se identifica
con San Pedro de Pola de Somiedo. Creemos que es un error.
892 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

dictum in illas Fornas, iusta flumine Nilone... pro que accepimus


de te in precio quatarios III» (42).

Fornas es una localidad de la parroquia de Santianes.

XXVI

Donación de los hermanos Froílaz a la iglesia de Oyiedo.

1086, abril 6.

Osorio, Pelayo y Elvira Froílez dan a la iglesia de Oviedo lo que


les corresponde en una serie de iglesias, villas y monasterios,
" entre los que destacan la m itad de las villas de Quinzanas y
Riberas y la de San Acisclo, que se incluye íntegramente.

«In territo rio Pravia secus flumen Narceie in villa que dicitur
Quinzanes nostram portionem ab integro. Secus flum en Nilone
aliam que vocatur Riberas, m edietatem in ea ab integritate, et
áliam villam que apellatur Sancti Aciscli ab omni integritate, cum
óm nibus bonis suis intus et foris» (43).

Se tra ta de un docum ento pelagiano, con claras interpolaciones


form ales. Sin que pueda precisarse si esta acción m ixtificadora
afectó tam bién a la parte dispositiva del contexto. En cualquier
caso, Quinzanes era una localidad que pertenece hoy a la p arro ­
quia de Santa M aría de Quinzanas. Riberas, 1. de la parro q u ia de
Santa M aría de Riberas y ya figuraba en la falsa donación de San
Adriano de Tuñón. La villa de San Acisclo estaba ubicada al lado
del Nalón, muy cerca de Pravia, entre Beifar y Forcinas.

(42) SV, n. XCVIII, pp. 171-172.


(43) GL, n. 91, pp. 261-263. Estudio crítico: LT, pp. 295-296.
LA CORTE DE PRAVIA 893

X X V II

Divisiones de la villa de Forcinas.

1092.

«Illa villa de Forcinas fuit de comité Monio Roderici et uxore


eius com itissa E nderquina et evenit in divisione filie eorum comi-
tisse Ildoncie Moniz, uxori com itis Pinioli. E t ipsa com itissa II-
doncia sim ul cum viro suo comité Piniolo Xemeniz dedit eam ad
Corias cum suis term inis et exitibus in flum inibus Narceie et Ni-
lonis, in m ontibus et in pascuis.
Item in ipsa villa de Forcinas dedit com itissa Ildoncia ad Co­
rias m ultam fam iliam de sua criatione, de quorum progenie fuit
Susanna et postm odum m ansit illuc abbas Munio de suis homini-
bus servis de ansaras, Froila Fernandiz et Leyno Fernandiz.
Item in Forcinas, Gelovira Vermudiz dedit abbati Munionis
coriensi terciam de illa villa de Villare, cum m ontibus et exitibus,
cum sua parte in illis flum inibus Nilonis et Narceie et in illo pe-
lago de Forcinas» (44).

La villa de Forcinas, situada en las cercanías de Pravia y en la


m argen izquierda del río Nalón y del Narcea, estaba incluida en
el dom inio del m onasterio de San Juan de Corias, po r h ab er per­
tenecido al patrim onio fam iliar de los padres de su fundadora, la
condesa Ildoncia o Aldonza Móniz. Al lado de esta villa, im portan­
te p o r su relación con la riqueza piscícola del Nalón y Narcea,
estaba situada o tra de m enor entidad: Villare, Villar. En Quinza-
nas existe una localidad de este nom bre, aunque es un topónim o
corriente. -

X X V III

Venta de una heredad cerca del castillo de San Martín.

1095, m arzo 22.

Domna Ectaz con su hijo Diego Verem útiz vende a Pedro Dídaz
y al presbítero M artín Dídaz parte de una heredad, ju n to al río
Nalón y el castro de San Martín, en el valle de Caseras y en el
lugar llamado Fonte Coperta, por el precio de un odio.

(4 4 ) A .C . F l o r i a n o C um b reño, El Li bro Regist ro. . . , v . I, p . 1 2 0 .


894 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

...k arta venditionis d ’ereditate nostra propria quos habuim us


in territo rio asturiensium , iuxta flumine Nilone et kastro Sancti
M artino, in valle vocabulo Kasares, in locum predictum in Fonte
Coperta, super illa fonte. Davod vobis ipsa té rra per term inis suis:
de sursum per illo term ino de María Citiz et de suos heredes et de
fronte per term ino de Pelagio Micahelliz et de iuso per illa ripa
et de alia fronte per illo regó de illa fonte. Davo vobis infra ipsos
térm inos IIII portione ex integra; et in illo dúos pum iferos qui
ibidem stan. In ipsa térra m edietate ex integra davimus adque in
k arta concedimus, pro que acepimus de vos in precio modio I in
porco et recelo» (45).

El objeto principal de la venta es la parte de una heredad, si­


tuada en la localidad de Foncubierta, perteneciente en la actualidad
a la parroquia de Soto del Barco. El valle de Kasares es Caseras.

X X IX

Donación de una porción del monasterio de Luerces a la iglesia de


Oviedo.

1095, julio 16.

Flámula X im énez da varias villas y heredades a la iglesia de


San Salvador de Oviedo, y entre ellas su porción en el m onas­
terio de San Miguel de Luerces.

In m onasterio Sancti Michaelis de Luerces meam portionem ab


integro» (46).

Este m onasterio ya había sido donado a San Salvador de Ovie­


do íntegram ente el año 1082. Existen bastantes dudas sobre la
autenticidad de este docum ento, copiado en el Liber Testamento-
rum por la oficina pelagiana (47).

(45) SV, n. CXIV, pp. 191-193.


(46) GL, n. 107, p. 291.
(47) Estudio crítico: LT, pp. 310-313.
LA CORTE DE PRAVtA 895

XXX

Donaciôn de varias partes de una villa en Caseras.

1096, abril 29.

Pedro, Pelayo Gonzalo, Eicta y Jimena Ioannes, con algunos


m iem bros de su parentela, donan al presbitero Pedro Didaz la
cuarta parte de una villa llamada Caseras.

«In territo rio nostro asturiense, super flum ine Nilone, in villa
vocabulo K asares, in locum predictum ubi tu Petro habitas. Davi-
mus tibi in ipsa villa de Kasares, qui fuit de tua parentella et
adquisivit ilia Pelagio G artias per suas kartas, davim us tibi nos,
qui desuper taxati sumus, in ilia IIII portiones de ipsa villa, illas
nostras rationes et ilia de Petro Pelagiz ex intégras, ubi illo po-
tueris invenire cum quantum ad eandem villam pertinet, m ontes,
fontes, pascua, padulibus, felgarias, m olinarias, piscationes, exitus,
cesum et regresum , lam indom itum quam etiam inpravum , tam
excaliatam quam etiam pro excaliare. Davimus et in k arta conce-
dim us pro rem edium de anim as nostras et de p ater n ostro Ioannes
Pelagiz qui m igrato est ab oc seculo et m andavi tibi de suo obitu
ilia sua ratione et ilia de suo germano Petro Pelagiz» (48).

Se tra ta de una villa, cercana al castillo de San M artin de Soto,


que tom a el nom bre del valle en el que esta situada: Caseras.

XXXI

Donación de la villa de Soto.

1097, agosto 24.

Pedro Ectaz da a la iglesia de Oviedo todas sus heredades, m o­


nasterios y villas, y entre ellas la de Soto.

(48) SV, n. CXVII, pp. 195-97.


896 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

«...et in Pravia, Soto, nom inata villa... u t si fuerint filias meas


M aria et M arina viventes et perseverantes in bonum et ad coniu-
gium legitim um pervenirent et filios exinde genuerint, possideant
ipsas villas; et si in peccatis ceciderint et ad coniugium legitim um
non pervenerint vel in vita sancta perseverare noluerint au t si
m ors repentina illis venerit, omnia super taxata, tam villas quam
etiam et hereditates cum omnia sua prestantia, in iure ecclesie su-
pradicte Sancti Salvatoris sedis sint concessas...» (49).

En la copia pelagiana del Liber Testam entorum no aparece la


villa de Soto, sin que conozcamos a ciencia cierta por qué la ofici­
na de don Pelayo dejó fuera de su copia este elemento del contexto
original del diploma.

X X X II

Donación de la villa de San Acisclo en Pravia.

1100.
Alfonso V I dona a la iglesia de San Salvador de Oviedo el m o­
nasterio de San Juan de Pravia, con iglesias, villas y heredades,
entre las que se cuenta la villa de San Acisclo.
«...et ecclesiam Sancti Aciscli cum sua villa et adiacenciis et
piscacionibus suis cum valle de Befare usque in Forminas ad inte­
gro» (50).
Se tra ta de un largo documento, copiado por el «Scriptorium »
de don Pelayo en el Liber Testam entorum . Fue confeccionado a ba­
se de otros docum entos previos, claram ente diferenciados y unidos
m ediante un protocolo y escatocolo comunes que les convierten
diplom áticam ente en una confirm ación del citado soberano. La
validez del mism o no es uniform e. Cada p arte tiene su valor espe­
cífico. Concretam ente, la donación del m onasterio de San Juan de
Teverga (f. 75r.-v.) es una interpolación y la p arte del contexto, en
la que se nom bra la villa de San Acisclo, probablem ente una aña­
didura pelagiana. Y ya se incluía en la donación hecha por los her­
m anos Osóriz a la iglesia de San Salvador de Oviedo en 1086 (51).

(49) GL, n. 114, p. 307. El estudio crítico de este documento, con su ver­
sión pelagiana: LT, pp. 325-328, y Apénd. documental, n. VIII, p. 387-88.
(50) GL, n. 117, p. 315.
(51) Estudio crítico: LT, pp. 333 y ss., y en especial: pp. 338-39.
LA CORTE DE PRAVIA 897

X X X III

Donación de la villa de Robrinis a la iglesia de S. Pedro de Soto.

1100, noviem bre 17.

Pedro Ectaz y su m u jer María Pétriz dan a la iglesia de San


Pedro de Soto la villa de Robrinis.

«Ecce ego Petro Ectaz, una p ariter cum m ulier m ea nomine


M aría Petriz, vobis enim gloriosissim is et patronis nostri Sancti
Petri apostoli, que stis fundatus in térra asturiense, in valle que
vocitant Pravia locum predictum Sauto, offerim us et concedimus
ad ipsius loci sancti, qui est sub im perio Sancti Vincenti, villam
nostram pernom inatam Robrinis, quos habeo de m ater mea, et
abuit illa m ater m ea ex datum fratri suo dom ino Donello... Dabi-
m us vobis ipsa villa cum omnia sua p resstantia per term inis et
locis suis, casas, cupas orreos, térras pum ares, cesarasiales, m on­
tes, fontes, pradiis, pascuis, padulibus, tam dom itum quam etiam
pro dom itare...» (52).

La villa de Robrinis podría ser de una localidad de la actual


p arroquia de Soto del Barco: el barrio de Rubines.

X X X IV

Donación de una parte de la villa de V illar al monasterio de Corias.

1102.
«Item in Forcinas Pelagius Moniz et uxor eius Xemena V erm uti
dederunt ad Corias pro anim a sua illam terciam de Villare ad in-
tegram , tam in flum ine quam in arru p to et pro arrum pere, cum
cunctis adiacenciis et prestationibus suis» (53).

En 1092, una herm ana de Jim ena Vermuti, Elvira, había dado
ya la tercera p arte de esta villa de Villare, 1. de Villar, al citado
m onasterio.

(52) SV, n. CXXII, pp. 203-204.


(5 3 ) A.C. F l o r i a n o C u m b r e ñ o , El Libro Registro..., p . 120.
898 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

XXXV

Donación de ia villa de Riberas a la iglesia de Oviedo.

1104, mayo 26.

Gontrodo Osóriz, llamada Sol, da a la iglesia de Oviedo y a su


obispo Pelayo diversas posesiones en Asturias, y entre ellas la
m itad de la villa de Riberas.

«In Pravia secus Nilone villam que dicitur Riperas m edietatem


in ea» (54).

Gontrodo, la autora de esta donación, pertenecía a una familia,


la de los Osóriz, que había favorecido en más de una ocasión a la
iglesia de Oviedo. La otra m itad de la villa de Riberas había sido
donada a San Salvador de Oviedo por los herm anos Froílaz en
1086.

XXXVI

Venta de la tercera parte de Villar al monasterio de Corias.

1109.

«Item in Forzinas Tota Vermutiz vendidit abbati Munioni co-


riensi totam suam hereditatem quam habebat in Villare por illa
Carraie que vadit ad illam Barcam a sursum per térm inos et loca
sua antiqua; pro qua accepit in precio caballum m auricellum in
tres bobes» (55).

Por esta com pra el abad de Corias increm enta sus derechos de
propiedad en Villar. La vendedora es Otro m iem bro de la familia
Vermuti (Bermúdez). f

(54) GL, n. 125, pp. 333-335. Estudio crítico: LT, p. 346-48 (documento
fundam entalmente auténtico).
(55) A.C. F l o r i a n o C u m b r e ñ o , o.c., p. 120.
LA CORTE DE PRAVIA 899

X X X V II

Donación del monasterio de San Andrés a la iglesia de Oviedo.

1112, m arzo 27.

La reina Urraca confirm a los privilegios y testam entos de la


iglesia de Oviedo, concediéndole, a su vez, otros bienes, entre
los que se cuenta el monasterio de San Andrés de Pravia.

«Item dam us supram em orate eeelesie in territo rio de Pravia


m onasterium Sancti Andree aposto] i ab integro cum óm nibus suis
dekaneis et fam iliis et cum quantum ad eum p ertin et p er suos tér­
m inos et divisiones» (56).

X X X V III

La reina Urraca da a la iglesia de San Salvador de Oviedo y a


su obispo Pelayo la ciudad de Oviedo con la corresondiente
jurisdicción, Llanera, las villas de Sauto de Lezer, Argame y
Sauto de la Parte, y diversos bienes en Quirós, Pravia, Gozón
y Burgos, confirm ando a la vez todas las donaciones de sus pre­
decesores.

«Concedimus et dam us adhuc prefate sedi ad victurn episcopo-


rum vel canonicorum in Pravia, in totas illas piscaciones que sunt
per Ambas M estas super Forzinas por totum ilum inen Nilonem
usque in oram m aris in ilio Baonio et in Penna Hillane et in totos
pelagos defenssos et in totas tabulas; et per am bas ripas et per
m edium flum en totos illos homines de ilio episcopo sive de illos
canonicis cum om nibus recibim us et deganeis quantas aber po-
tuerint; et ponere apóstales et capere hostrias in illa form a et in
toto flum ine cum omni genere piscium in die et in nocte absolute
sine ulla calupnia piscare» (57).

(56) GL, n. 131, pp. 345-47. Estudio crítico: LT, pp. 354-61.
(57 F.J. F e r n a n d e z C o n d e , “La supuesta donación de la ciudad de Oviedo
a su iglesia por la reina doña Urraca. Estudio crítico”, Asturiensia Medieva-
lia, 1 (1972), 177-198. Se hace allí el correspondiente estudio crítico.
900 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

La reina U rraca pasó por Oviedo en 1112 e hizo una donación


im portante a la iglesia de San Salvador y a su obispo Pelayo, para
prem iar los buenos servicios de este prelado. De esa donación
auténtica, que no se conserva, se redactaron dos versiones con
num erosos elem entos interpolados, tanto en el fondo como en la
form a diplom ática. La versión más breve, la prim era de las dos
registradas aquí, fue copiada en el Liber Testam entorum , incluyén­
dose en ella indebidam ente la mención del m onasterio de San An­
drés, que la soberana no podía donar a la sede ovetense, como se
pone de m anifiesto en otro docum ento un poco posterior. Los de­
rechos de pesca en el Nalón, desde Ambas Mestas a su desembo­
cadura, que aparecen en esta versión larga de la donación de la
reina castellana, pudieron form ar parte integrante de la versión
larga del prim er texto original, recogida y conservada en dos ma­
nuscritos de la época de don Gutierre: el Libro de la Regla Colo­
rada y el Libro de los Privilegios (1384).
Esta parte del contexto de la versión larga, que pertenecía al
núcleo auténtico de la donación auténtica de Urraca, tiene mucho
interés po r constituir un testim onio fehaciente de la im portancia
pesquera del río Nalón, desde su confluencia con el Narcea hasta
la desem bocadura en el mar. Ambas Mestas, Forcinas, Baoño (sin
localizar) y Peñaullán, se designan como centros im portantes de
las actividades piscícolas.

X X X IX

Donación de San Pedro de Selgas a la iglesia de Oviedo.

1114, marzo 20.

Pedro M únniz y Fernando Múnniz dan a la iglesia de Oviedo y


a su obispo Pelayo la iglesia de San Pedro de Selgas.

«Nos Petrus Munniz et Fernandus Munniz facim us kartulam


testam enti Ovetensi eclesie Sancti Salvatoris et reliquiis que ibi
recondite sunt et tibi Pelagio eiusdem ecclesie episcopo de ecclesie
Sancti Petri de Selgas in Asturias, territorio Arango, quam a fun­
dam ento construxim us in ereditate mea sive de parentum nostro-
rum cum om nibus edificiis que ibi edificata vel edificanda sunt
et cum om nibus bonis suis et cum m edietate de tota nostra eredi­
tate quam habem us in ipsa villa de Selgas et nobis p ertinet inter
LA CORTE DE PRAVIA 901

nostros eredes tali tenore u t dum viventes fuerim us teneam us eam


per m anum pontificis Ovetensis ad usu fructuario et reddam us de
ea per singulos annos I q u artario descandula et uno carnero pre-
dicte sedi et post obitum nostrum recipiant eam cultores Ovetensis
ecclesie iure ereditario. E t si ex nostra progenie aliquis sacerdos
fuerit, qui eam tenere voluerit, teneat eam per m anum pontificis
non iure ereditario set sicuti unam ex aliis ereditatibus Sancti Sal-
vatoris. Hoc totum facim us pro remedio anim arum n o straru m et
parentum nostro rum» (58).

Es un docum ento original e irreprochable diplom áticam ente.


Y constituye la prim era referencia que poseemos sobre esta locali­
dad.

XL

Cambio de propietarios del monasterio de San Andrés de Pravia.

1117, noviem bre 29.

El obispo de Oviedo don Pelayo hace un cam bio con el conde


Suero Verm údiz, en el que entra el m onasterio de San Andrés
de Pravia.

«Accepi (ego Pelagius) etiam aliud m onasterium Sanctum An-


dream de Pravia, quod habuistis de incartatione regine sepefaté
(U rraca), quod vos simul cum supradicto Sancto Salvatore de Per-
lora mihi et ecclesie pontificali nostri scilicet Sancti Salvatoris
dedistis in supradictam com utationem . At nos devicti [am ore] et
obsequio vestro sinim us vobis predictum m onasterium Sanctum
Andream de Pravia cum om nibus villis et hereditatibus suis et
cum om nibus pertinentibus rebus, tali conventione u t quam dom ni
v [estru m ] habeatis illud pro beneficio ecclesie et faciatis in eo
[to tu m ] vestrum velie. Postquam ambo, comes et com itissa (En-
derquina) ab luce m igraveritis, ecclesia pontificalis Sancti Salva­
toris Ovetensi et episcopus illius accipiat predictum m onasterium
Sanctum Andream et iure hereditario possideat» (59).

(58) GL, n. 36, pp. 353-54.


(59) GL, 137, pp. 355-357.
902 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

En este docum ento, auténtico y original, se señalan hitos fun­


dam entales de la historia de San Andrés de Pravia, que en el siglo
X II tenía aún el título de m onasterio. Había sido de propiedad
realenga hasta el reinado de Urraca Alfónsiz (1109-1126). E sta so­
berana lo dona a los condes Suero Bermúdez y E nderquina antes
de 1117 y no a la iglesia de San Salvador de Oviedo, como sugiere
el falso pelagiano de 1112. El conocido noble asturiano lo entrega
a la sede de San Salvador de Oviedo y a su obispo Pelayo, ju n ta­
m ente con otro cenobio de la costa: el de San Salvador de Per-
lora.

X LI

Inventario de bienes y de siervos de la iglesia de Oviedo en Pravia y


en otras partes de Asturias.

(1118-1130).

«In Pravia: casata integra de Gonando: purgare tristigus, portare


kanales in collo; casata integra de M artino Toroniz sim iliter; ca­
sata de Flaino sim iliter; casata integra de Ecta Aldretez: pisca-
tores. Casata integra de Alvano Mirielliz, rual. Casata integra de
Fortunio, rual. Casata integra de Dominico Xemeniz et de suos
ierm anos, rual... Que debent facere servitio ruale hom ines de Pra­
via: casata de Gonnando debent portare kannales per ubi fuerit
episcopus ovetensis et latrinas m undare et totum servitium facere;
casata de Veremudo Ectaz debent sedere piscatores in Nilone;
casata de Iohannes Flaziniz et kasata de M artino Vellitiz sim iliter
piscatores in m are; casata de Cipriano debent sedere vakeros;
casata de Froila Calvo debent sedere eguarizos; kasata de Flaino
Guntriguiz debent sedere kanaliegos et totum servitium facere;
casata de Romano Nuniiz debent facere Carpentaria; Citi Fafilaz
genuit Garcia Citiz; Citi genuit Velliti Garciaz; quorum progenie
debent esse kannaliegos et piscatores et levare nozes de Oveto
facere ex eas oleum et dare ad quoquinam , et iugeria facere et
faculas adducere; casata de Gomarigo debent facere sepes et var-
ganos in Sancii Iohannis illos varones et illas feminas sallare et
pistores esse» (60).

(60) GL, n. 139, pp. 360-62.


LA CORTE DE PRAVIA 903

«Villas de Sancto Andrea de Pravia: Sancti S aturnini, Caurias,


Sancti M ameti, Sancti Michaheli de Canneto m., Sancti Stephani de
Inclan, Banzes, Sancti Iohannis de Velundres, Arroias, Villa Ardati,
Sanctorum Cosme et Damiani cum suis deganeis in Arzelio, in Cel-
monio ecclesiam Sancte Eulalie cum suis apenditiis» (61).

Los dos estadillos o inventarios figuran en la p rim era p arte y


al final del Liber Testam entorum respectivamente. Ambos carecen
de fecha y reflejan, seguram ente, las condiciones económicosocia-
les del señorío de la sede de San Salvador de Oviedo en el siglo
X II, cuando se com ponía el Libro de los Testam entos. La serie de
villas e iglesias dependientes de San Andrés de Pravia: San S atu r­
nino, sin localizar; Caurias, Corias, 1. de San Cosme de Corias; San
Mamés, parroq u ia en la Edad Media, cercana a San Andrés de
Pravia; San Miguel de Canneto, 1. de San Andrés de Pravia; San
E steban de Inclán; Banzes, 1. de Santianes de Pravia; San Juan
de Velundres, Belandres, 1. de San Juan de Piñera, Cudillero;
Arroias, A rrojas, 1. de San Juan de Piñera, Cudillero; Villa Ardati,
1. sin localizar; San Cosme y San Damián de Arzelio, San Cosme
y San Damián de Arcello, M iranda; Santa Eulalia de Celmonio,
Cermoño, Salas; figuran, casi en su totalidad, calificadas de «deca-
neis» de San Andrés en la extensa enum eración del patrim onio de
San Salvador de Cornellana, según el texto de una falsa donación
de este m onasterio a la iglesia de Oviedo en 1128 (62).

X L II

La situación jurídica de la villa de Arrogias (A rro ja s).

(Sin fecha).

«Illam villam de Arrogias dedit comes Oveco Sanxiz ad Varze-


na et ibi sepelivit corpus suum» (63).

(61) GL, n. 214, pp. 509-10.


(62) El estudio crítico de ambos textos pelagianos: LT, pp. 154-156, y pp.
364-66. Más adelante se recoge el texto de la falsa donación de Cornellana^
Cfr. : p. 906 de este trabajo.
(63) A.C. F l o r ia n o C u y íb r e ñ o , El Libro Registro..., v. I, p. 151.
904 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

Suponemos que esta localidad es la m ism a que figura en el


docum ento anterior. Varzena es, sin duda, una alusión al m onas­
terio de San Miguel de Bárcena, con una historia muy vinculada
al gran cenobio de San Juan de Corias (64).

X L III

Donación de varías heredades en Pravia.

1120, julio 22.

Urraca Sánxiz da a su cuñado Gonzalo Petri varias villas y he­


redades, que había recibido en concepto de arras de su marido
Gonzalo Pétriz, situadas en las cercanías de Pravia.

«Ego U rraka Sanxiz, tibi cognato meo Gondissalvo Petri, fatio


kartam donationis de villis et hereditatibus, quas habeo in arras
dotis de viro meo, fratre vestro, Pelagio Petriz, quas dedit michi
ro vestitu et pro plata sive pro servis, etiam pro m uía cum ensalla-
m ento et freno, toto de plata, et pro lecto de Hetera obtim o, etiam
pro villis. Nunc etiam fatio vobis supradicto Gondisalvo Petriz
kartam firm itatis et donationis de ipsis villis cum óm nibus suis
prestantiis adque adiacentiis cum quantum p restan t ad usus ho-
m inis et meam veritas est, ut abeas tu illas in tuo iuro ad populare
et laborare sicut tu a hereditate. Et ego in quantum vixero abeam
inde servitium in m orando, comedendo et bibendo, et non abeam
licentiam daré ad aliquem hominem. E t post obitum vestrum tor-
netis eas ad dom um Sancti Vincentii, Ante Alares, pro anim a viri
mei, fratris vestri, Pelagii Petriz et mea. E t ipsas villas sunt per-
nom inatas Agones et Prava et Selgas, cum illa hereditate de Arango
et Rio et Oronzes...» (65).

Las villas de Agones y Selgas constituyen el centro poblacional


de dos parroquias: San Miguel de Agones y San Pedro de Selgas.
El resto de la donación corresponde a propiedades situadas en el
valle de Arango y en otras dos localidades, que no hem os podido
reconocer o localizar: Rio y Oronzes. Prava es seguram ente Prahúa
y aparece en un falso de 1128 citado más adelante.

(64) Sobre la protohistoria de este cenobio: O .c./v . II, pp. 523-528.


(65) SV, n. CLVIII, pp. 256-257.
LA CORTE DE PRAVIA 905

X L IV

La vega de Arango, objeto de un cambio.

1120, noviem bre 8.

Sancha Vélaz perm uta con los condes Suero y Enderquina


varias propiedades que tenía en Asturias, entre las que se en­
contraba la vega de Arango, por otras situadas en Galicia.

«Et (ego Sancha Vélaz) do vobis (Suario et E nderquina) veiga


de Arango, cum omni hereditate illius et cum om ni fam ilia sua» (66).

La parroqu ia de San M artín de Arango fue la institución ecle­


siástica que atendía y aglutinaba la población de esta vega o valle
desde la Edad Media, aunque no podem os precisar la d ata exacta
de su institución form al o jurídica como tal entidad parroquial.

XLV

Integración del monasterio de Cornellana en Cluny.

1122, m arzo 7.

Los condes Suero y Enderquina entregan al m onasterio de


Cluny el de San Salvador de Cornellana con todas sus pertenen­
cias, entre las que se encuentra una parte de la vega de Arango.

«Concedimus etiam ibi alias nostras hereditates ...E t in Aran­


go m ediam veigam ...» (67).

(6 6 ) A .C . F l o r ia n o C u m b r e ñ o , El m onasterio de Cornellana, n . IV, p p . 23-26.


(67) GL, n. 143, pp. 367-70.
906 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

X LV I

Supuesta donación del monasterio de San Salvador de Cornellana a


la iglesia de Oviedo.

1128, diciembre.

Los condes Suero y Ender quina dan a la iglesia de Oviedo y


a su obispo Pelayo el monasterio de San Salvador de Cornellana
con todas sus posesiones, entre las que figuran varias situadas
en tierra de Pravia.

«...P rauam ... Veigam de Arango... In Pravia Sanctum Andream


cum suis decaneis pernom inatis, scilicet: Sancto Micaele de Canne-
do, Sancto Stefano, Banzes, Sancto Iohanne de Arroyas, Quorias
et Sánete Mámete et Sancto Cosma de Arzelio cum suis directis...
Villar de Forzinas... E t ego Pelagius, Dei gratia Ovetensis episco-
pus, una cum consensu kanonicorum ecclesie nostre, pro tanto
dono quod donat ecclesie Ovetensi Suarius comes et com itissa En-
desquina dam us de hereditatibus predicte sedis m onasterio Sancti
Salvatoris Cornelianenssi has subscriptas villas, scilicet... et Sanc­
tum Andream de Cam po...» (68).

El docum ento tiene todas las apariencias de una falsificación


pergeñada po r el «Scriptorium » del obispo don Pelayo. Las dos pri­
m eras localidades: Praua, Prahúa, y la vega de Arango, aparecen
situadas en el territo rio de Salas y no en el de Pravia. Prahúa es
una localidad de Pravia, citada más arriba. De las «decanías» de
San Andrés de Pravia ya se hizo mención en un docum ento ante­
rio r y lo mism o de Villar (69).

X LV II

Donación de la villa de Beifar.

1128, m arzo 26.

Alfonso VII, el Emperador, y la reina Berenguela dan al conde


Suero propiedades realengas en León y Asturias, entre las que
se encontraba la villa de Beifar, cerca de Pravia.

(68) GL, n.. 148, pp. 376-80.


(69) Cfr. : p. 903 de este trabajo.
LA CORTE DE PRAV1A 907

«...et in Pravia alia prenom inata Befar, iusta flum ine Nelom;
et per suos térm inos, videlicet: per illa cabiza de illo pelago qui
dicitur Liberto, et p er illa ulze de Miravete, et per illa cabeza de
Cogordedo, et p er illa cobertoria, et p er illo pogo de rovoira, et
per illo flum ine de Nelone usque ad illo pelago de Liberto; et de
intro istos térm inos, quantum habet ibi de regalengo, videlicet:
m ontes fontes, térras, pelagos, cum exitibus et regressibus suis» (70).

El docum ento es irreprochable desde el punto de vista diplo­


m ático. La villa medieval de Beifar, con sus lím ites precisos, es
hoy una localidad de la parroquia de Santa M aría de Fenolleda,
ayuntam iento de Candamo, en el lím ite del concejo de Pravia.

X L V III

Pleito por el «piélago» de Peñaullán.

1128.

Juan, abad de Corias, y el conde Suero entablan un pleito por


el «piélago» de Peñaullán, quz term ina con la división de ésta
«heredad» entre am bos contendientes.

«Item in Forzinas, abbas Iohannis habuit intentionem cum co­


m ité Suario super illum pelagum de Penna Luían quam tenebat
ipse comes post villar de Forcinas, ubi habebat illam quartam
post partem de Pelagio Pinioliz. Predictus abbas dicebat quod de-
bebat habere tan tu m in illo pelago quantum habebat in villare.
Super hoc elegerunt iudices in ter se: M artinum M artini de Pravia
et P etrum Menendi N unquam Farto, vasallos com itis, et iudica-
verunt quod dividissent illum pelagum per medio, sicut dividebant
illam senram que erat circa illum pelagum. Tum m andavit comes
Suarius m aiorino suo Gonzalvo Pelaiz quod m isisset abbatem
Iohannem in iure de illo pelago et fecit sic» (71).

El interés del abad de Corias y del conde Suero B erm údez po r


el «piélago» de Peñaullán, en el río Nalón, a la altu ra de la m ism a
villa de Pravia, es un indicio más de la im portancia piscícola de
la zona.

(70) A.C. F l o r ia n o C u m b r e ñ o , El m onasterio de Co'rnellana, n. VI, p p . 28-29.


(71) A.C. F l o r ia n o C u m b r e ñ o , El Libro R egistró..., v. I, p . 121. .
908 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

X L IX

Situación jurídica de algunas heredades de Pravia.

1129, agosto.

Pedro Guilíeniz y su m ujer Jimena Monniz donan al monasterio


de San Salvador de Cornellana monasterios, villas y propieda­
des en diversas partes de Asturias, recibiendo en préstam o del
abad San Andrés del Campo y Cañedo.

«In valle de Linares villas pernom inatas Castro et villa de Mia-


goaz; in villa Mondriz nostro directo, tam de radice quam de
ganancie; de Felgarios nostro directo; in Aranquilino nostro di­
recto integro; de villas meas nostro directo integro; de Rio nostro
directo integro... E t ego abbas M artinus, una cum consensu mo-
nachorum Sancti Salvatoris (de Corneliana) dam us vobis de nostra
ereditate in préstam o, id est: in valle de Linares Sancto Andrea
de Campo et in Pravia Kanneto medio. H abeatis ipsas ereditates
dum vita vixeritis. Post obitum vestrum perm aneant in iure ipsius
m onasterii cum alias nostras concessiones, quas superius resonant,
iure quieto. E t si ego Petro Quilieniz aut uxor mea Xemena Monniz
ad talem etatem vel necessitatem vel viduitatem et nobis voluntas
fuerit que concedant nobis de m onasterium Sancti Salvatoris ra-
cionem libram et copellam, qualem de illis seniores qui ibi abita-
verint, usque dum vita vixerimus, et prestent nobis consilium et
adiutorium iuxta m ensura que recta sedeat» (72).

Villa M ondriz, Villamondriz, es una localidad de San Miguel de


Cordovero y Felgarios, Folgueras, pertenece a la m ism a parroquia
o a Santa M aría de Folgueras, situada tam bién muy cerca. Ambas
aparecen ya en dos docum entos pelagianos de 1058 y 1069, citados
anteriorm ente (73). Aranquilino es el valle del río Aranguín que
discurre p o r aquella zona.
El préstam o de San Andrés del Campo estaba situado en Lina-
nares. Suponem os que se trate de una iglesia, hoy erm ita, dedicada
a San Andrés, en la parroquia de San Miguel de Linares, Salas,

(7 2 ) A .C . F l o r i a n o C u m b r e ñ o , El m onasterio de Cornellana, n . I X , p p . 3 3 -3 5 .
(7 3 ) C fr . : p p . 8 8 4 y 886.
LA CORTE DE PRAVIA 909

tam bién próxim o a los lugares citados m ás arriba. Kanneto, Ca­


ñedo, 1. de Pravia, era una de las «decanías» o dependencias del
m onasterio de San Andrés de Pravia, según se indicó en docum en­
to reseñado anteriorm ente (74).

Pleito del abad de Corias con los hombres de San Andrés.

1140.

«Item in Forcinas idem abbas Iohannis coriensis h abuit inten­


cionen! cum hom inibus Sancti Andree, qui eran t de illa regina
Berengaria, super illas m ansas de illo pelago de Boognio et super
illos m ontes de illa B arrosa, quod querebat abbas p o r ad Forcinas.
Super hoc venerunt ante Petrum Adefonsi, qui tenebat Corias in
com anda et Sancto Andre. Et m andavit ipse P etrus Adefonsi Mar-
tino M artiniz de Pravia et Petro Quilieniz, qui erat m aiorinus de
illa regina Berengaria in Pravia et in Salas, quod adunassent ho­
m ines sapientes et legítimos de Sancto Andrea et de Forcinas, qui
sub iuram ento extrem assent illos m ontes et illas m ansas. E t adu-
naverunt de p arte Sancti Andree Iohannem Moniz, qui erat ibi
cellerarius et M artinum Iohannis et Pelagium Petri de Agones et
Stefanum Monago et Garseam Iohannis; et de Forcinas Iusto
Iohannis, Petro Forcinas, Froila Pelaiz, Dominico Iohannis, Rode-
rico Petri. Et iuraverunt omnes isti in Sancto Evangelio dicere
veritatem in ista divisione. E t separaverunt illas m ansas sic: quod
hom ines de Sancto Andrea partissent eas per m edium cum Forcinas
de am babus p artib u s flum inis. Et separaverunt illos m ontes post
Forcinas, per illa penna de illa roza de Garcia Cidiz, in directum
usque vadit in illo vallado de Cadigone, per ubi alia vice iam fue-
ra t separatum . E t de alia p arte desursum separaverut per illo
vallado» (75).

(74) C fr.: p. 903.


(75) A.C. F l o r ia n o C u m b r e ñ o , El Libro R egistro..., I, pp. 121-122.
910 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

LI

Donación de la villa de Agones a San Vicente.

1144, m arzo 13.

Gonzalo M enendi da a San Vicente y al abad y m onjes de este


m onasterio las villas de Santiago de Chores en Carreño y la de
Agones en Pravia con la heredad de Masgodeli.

«Aditio etiam villa alia vobis in territorio vel alfoze de Pravia,


pernom inata Agones, cum illa hereditate de Masgodeli, que etiam
sim iliter fuit arras de m atre mea. As villas superius taxatas cum
óm nibus suis directis, intus et foris, dom intum et indom itum ,
acabdatum et pro acabdare, et cum ganantiis et com parantiis, per
ubicum que potueritis invenire, vobis et successoribus vestris per
hanc kartam testam enti concedo, ut ibi serviant p er cuneta sécu­
la» (75 bis). \

La villa de Agones y la de Masgodeli aparecen incluidas en la


supuesta donación de Alfonso III a la iglesia de Oviedo el año 905.
La de Agones fue, además, objeto de una donación entre particu­
lares, vinculada al patrim onio monástico de San Vicente de Oviedo,
el año 1120 (76).

Lll

Carta fundacional del monasterio de San Juan de Ranón.

1145, noviem bre 15.

Alvaro Guterri y su m ujer Aldonza Fernandi fundan el monas­


terio de San Juan Evangelista de Ranón (G ijón), dotándole de
num erosos bienes raíces en diversas partes de Asturias, y entre
ellos se enumera la heredad de Rovrines.

«Et in Sauto de Pravia Rovrines et alia hereditate que fuit de


Maria Ovequiz, et si fuerit causa quod filie vel nepti de María

(75 bis) SV, n. CCXIV, pp. 338-39.


(76) Cfr. : p. 880.
LA CORTE DE PRAVIA 911

Ovequiz voluerint h abitare in ea et servire pro ea ad supra dictum


m onasterium , habeant illa sed non habeant potestatem vendendi
vel extraneandi in aliquam partem ; et si voluerint servire pro ea
et abitare in ea, non habeant partem in earn sed stet partem mo-
nasterii quietam » (77).

Rovrines es la localidad de Rubines, en Soto del Barco, que ya


aparecía donada a San Pedro de Soto el año 1100 (78).

L ili

Donación del monasterio de San Esteban de Boca de Mar al de San­


ta María de Lapedo.

1148, agosto 9.

Urraca Verm údiz da el monasterio de San Esteban de Boca de


Mar al de Santa María de Lapedo (B elm onte).

«Ego exigua et indigna U rraka Vermudiz, peccatorum mole de-


pressa, non tam en de Dei m isericordia difidens, ideo do et offero
hunc m onasterium vocabulo Sancti Stephani de Boca de Mar, in
territo rio Pravia, super flumine Nelone. Do et concedo illo ad
Sancta M aria de Lapedo integro per suis term inis et locis antiquis,
per ubi parentes mei obtinuerunt, intus et foris... H abeatis vos
abbas dom nus Adeffonsus et vestri successores illo m onasterio pro
anim a m ea et de parentum m eorum , ut in die iudicii m ercedem
copiosam invenire m erear ante Deum» (79).

San Esteban de Boca de Mar es la parroquia actual de San Es­


teban. D iplom áticam ente, el docum ento es un original, irreprocha­
ble en la form a y en el contenido.

(77) SV, n. CCXVIII, pp. 344-47. ' "


(78) C fr.: p. 897. '
(79) A.C. F l o r ia n o C u m b r e ñ o , Colección diplom ática del m onaste rio de
B elm onte (MB), n. 17, pp. 124-125. .....-

)
912 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

LIV

Situación jurídica de la villa de Agones.

1150, abril 3.

Suero M enendi y su m ujer Urraca donan al abad de San Vicente


y a sus m onjes la heredad de Cadavedo, prom etiendo dejar
libre, al morir, la villa de Agones que tienen en préstam o del
monasterio.

«Igitur talique conventione et pacto kartam supra dictam fació


ab ipsis enim monachis prescriptis m utuo quedam presignatam
nom ine Angones teneo villam tali firm am ento et tenore quatinus
post mei exitus obtium absque ullo herede illam possideant here­
ditario iure; et quidquid ex et voluerint exercere, rem ota em inus
am biguitate, plenam obtineant facultatem m eam que suam, quas
mihi in mea videtur perm anere potestate sine m em ento et dilatio-
ne, sicut resonat supra scriptum , post mei obitum absque ullo
obstáculo omni accipiant ab utroque» (80).

Suponemos que la villa de Angones es la localidad de Agones,


que pertenecía, efectivamente, al m onasterio de San Vicente por
estos años.

LV

Límites del arcedianato de Oviedo.

1150, abril 17.

M artín II, obispo de Oviedo, confirm a los lím ites del arcedia­
nato de Oviedo, que ya habían sido fijados anteriorm ente, y
vuelve a conceder los réditos del m ism o al cabildo de San Sal­
vador.

«...et includitur in rivulum de Trubia et quom odo rivulus ille


recipitur in alveum Nilonis fuvii ipseque fluvius ad opidum Sancti

(80) SV, n. CCXLI, pp. 382-83.


LA CORTE DE PRAVIA 913

M artinide Pravia ill_u r in m are et per ora m aris in giro doñee


rivulus de Donnas in m are consum itur...» (81).

El obispo Pelayo ya había hecho lo mismo en 1117, según un


docum ento que indica la existencia an terio r de esta institución
eclesiástica (82). El territo rio de Pravia tenía p arroquias pertene­
cientes a dos arcedianatos: las de Soto (Pravia de Aquenge), co­
rrespondientes al arcedianato-deanazgo de Oviedo, y las del actual
concejo de Pravia, incluidas en el arcediato de Ribadeo (83).

LVI

San Esteban de Boca de Mar integrado en el patrimonio de Santa


María de Bel monte.

1151, m arzo 12.

El em perador Alfonso V II con su hermana Sancha y sus hijos


confirm a los derechos, privilegios y bienes del m onasterio de
Santa María de Lapedo, entre los que se encontraba San E ste­
ban de Boca de Mar.

«Deinde alias videlicet hereditates... Sanctum Stephanum de


Boca de Mare, Venas, Velandres de Vallo...» (84).

Parece que este docum ento es una refacción del siglo XIV sobre
otro an terio r o sobre una realidad jurídica adquirida ya por Bel-
m onte. De hecho, San Esteban de Boca de Mar, con el título de
m onasterio, había sido donado al cenobio de Lapedo por U rraca
Vermúdiz el año 1148 (85). Velandres de Vallo pertenecía a la pa­
rroquia de San Miguel de Báscones, ayuntam iento de Grado, y no
tiene nada que ver, lógicamente, con la entidad poblacional hom ó­
nim a de San Juan de Piñera, que figura ya en algún docum ento
anterior.

(81) GL, n. 160, pp. 403-406.


(82) GL, n. 138, pp. 357-360.
(83) Cfr. la estadística elaborada por el obispo don Gutierre en el siglo
XIV, p u b lic.: F . J . F e r n a n d e z C o n d e . La Iglesia de A sturias en la B aja Edad
Media. E structuras económ iconadm inistrativas (Oviedo, 1987), pp. 121-155.
(84) MB, n. 30, pp. 124-25.
(85) MB, n. 17, pp. 94-96.
914 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

LVII

Donación de una tierra en Muros al monasterio de Belmonte.

1152, diciembre.

Martín Verm údiz con sus hijos dona al abad de Santa María
de Lapedo y a sus m onjes una heredad propia situada en el
territorio de Muros juntam ente con otras dos m itades situadas
en Marinnatas y Agüera.

«...ut facerem us nos desuper taxatos vobis iam supra dictas


karta donationis de mea hereditate propria, que habem us de pa-
rentorum nostrorum et de nostro com parando in territo rio de
Muros, intras kasas de M artin Pelaiz, que com paravi de M artino
Citiz et de Menendo Marcelli; damus illa té rra vobis per term inis
et locis suis antiquis per term ino suso de Iohanne Alvariz et de
iuso per term ino de M artino Pelaiz de fronte per term ino per illam
terram qui fuit de M artin. Et damus vobis alia té rra media, que
est in locum nom inatum M arinnatas et est ipsa té rra et iacet inter
illa hereditate de Salvatore Ramiriz et inter illa de M artino Telliz
et in ter illa de Orvida et inter illa de Quintana, dam us ista media
et alia iam dicta in Aquera pro remedium anim abus nostris et
parentum nostrorum » (86).

Descanocemos la ubicación exacta de Marinnatas. E staría, pro­


bablem ente, en el territo rio de Muros. La localidad de Quintana,
lim ítrofe, es un topónim o relativam ente frecuente, que se en­
cuentra tam bién en varias parroquias de Pravia: Arango, Corias,
Sandam ías. Y en el ayuntam iento de M iranda existe tam bién la
parroquia de San Julián de Quintana. Agüera es, asim ismo, un
topónim o frecuente en m uchas partes de Asturias. En el ayunta­
m iento de M iranda se encuentra la parroquia de San Andrés de
Agüera, pero no tiene nada que ver con el territo rio de Pravia.

(86) MB, n. 30. pp. 124-125.


LA CORTE DE PRAVIA 915

LV III

Venta de heredades en Pravia.

1155, febrero 20.

Sancha Ordóñiz vende a los condes Pedro Alfonso y María


Froílaz heredades y «criazones» en diversas partes de Asturias,
tam bién en Pravia, y en León, por cien maravedís. A la m uerte
de éstos, dichos bienes pasarían a engrosar el patrim onio m o­
nástico de Santa María de Lapedo.

«et in Pravia hereditate et criacione et totum m eum directum


in Luirces, iuxta flumen Narceia cum hereditate et criacione...
Pro quas hereditates et criaciones accepi de vobis in precium
C m orabitinos obtim os et de precio nichil rem ansit, set totum est
im pletum ad libitum meum. Dono et vendo... u t faciatis de illas
quicquid volueritis, tali condicione, u t post obitum vestrum vobis
com iti Petro et com itissa dom na María predicto m onasterio et
m onachis ibidem com m orantibus in pace possideant et remane-
ant» (87).

Luirces es Luerces. El m onasterio de San Miguel de Luerces


figura en docum entos pelaginos de finales del siglo XI. dependien­
do de la iglesia de San Salvador de Oviedo (88).

LIX

Autoridad de la infanta Sancha en tierras de Pravia y de Salas.

1157, abril 1.

María Fafílaz con su hijo Gutierre V erm útiz perm utan a los
condes Pedro Adefonsi y María Froílaz heredades en Asturias
por otras de los citados condes en Laciana.

«Regina U rraka in Oveto obtinente. Infans dom na Sancia in


Pravia et in Salas» (89).

(87) MB, n. 32, pp. 127-129.


(88) C fr.: pp. 890, 891 y 894 de este trabajo.
(89) MB, n. 33, pp. 129-131.
916 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

Urraca, con el título de reina, es la hija n atural de Alfonso VII


y Gontrodo Petri. Sancha es la infanta hija del E m perador y de la
reina Berenguela.

LX

Venta de Villarigán ai abad de Corias.

1159.

«Item in Villa Herigan vendidit Enalsus Suegerii, filius Saurii,


connom ento Mosca, abbati Suario cauriensi pro uno equo preciato
CC. m orabetinos totam hereditatem cum suis directuris et perti-
nenciis, que fuit de suo patre Suario Mosca et habuit eam in divi-
sione inter fratres suos.
Item hanc hereditatem de Villa Herigan tenuit magno tem pore
in prestim onio de m onasterio Cauriensi donna M aría Fernandiz de
Pravia et ad m ortem suam dim isit eam m onasterio Cauriensi in
pace. In tem pore abbatis domni Iohannis Petri. E ra MaCa LXV*
V IIa» (90).

Villa Herigán es la localidad de Villarigán, perteneciente a la


parroquia de Santiago de Escoredo, en el concejo de Pravia. La
referencia del Libro Registro de Corias constituye un indicio más
del gran interés de los cenobios del centro de Asturias por las he­
redades de Pravia, situadas en las cercanías del Nalón.

LXI

Situación jurídica de la heredad de Riberas.

1160, febrero 7.

Ordoño, abad del monasterio de San Vicente de Oviedo, y Al-


donza Fredenandi, abadesa de San Pelayo de Oviedo, conceden
el usufructo vitalicio de la heredad de Riberas a Marina Alvari,
con el com prom iso para ésta de pagar un canon al prior de San
Juan de Fano.

(9 0 ) A .C . F l o r i a n o C u m b r e ñ o , El Libro R egistro..., v . I, p . 122.


LA CORTE DE PRAVIA 917

«Ego O rdonius, abbas Sancti Vincencii, una cum abbatissa


Sancii Pelagii dom na Ildoncia Fredenandi, parique consensu mo-
nachorum conventus Sancti Vicencii, tibi M arine Alvari facimus
kartam concessionis de hereditate nostra, Riberas nomine, quam
dedit Sancto Vicencio domnus Alvarus G uterri cum sua uxore
supra nom inata dom na Eldoncia, eo nim irum pacto u t habeas
prefatam villam cum om nibus que in ea sunt et cum universis que
ad eandem pertin en t omni tem pore vite tue iure quieto. Post obi-
tum vero tuum , cum om nibus que in ea sunt et que tune erunt,
tarn m obilibus quam immobilibus, integrami ipsam restitu as ceno­
bio Sancti Vicencii et cultoribus eius. Nichil de finibus eius m inuas
nichilque de pertinentia eius quoquo modo alienare contendas. Si
quid auiem tui iuris in ea erat uti in presencia n stro absolvisti, ita
absolutum et liberum cultoribus Sancti Vicencii integrum resti­
tuas».

Clásula final-.

«Quod superius preterm issum est de pacto hius scripti, infra


perscripsim us, eo nim irum tenore hanc scripturum firm avim us, u t
tu superius nom inata M arina Alvariz singulis annis in festivitate
Sancti Iohannis Apostoli tres sestarios plenos ad usum terre in
pane vel carne p riori Sancti Iohannis de Fano in d u b itan ter persol-
vat. Quod si renueris et facere neglexeris, villam quam tibi dedim us
ilico am ittas sitque possessio deinceps Sancti Vincencii» (91).

LX II

La heredad de Corenia cambia de dueño.

1163, junio.

Marina M artíniz entrega a Rodrigo Petri la heredad de Còrenia


y otros bienes, para compensarle de un gasto indebido cuando
era «celleriza» suya.

«Ego M arina M artiniz vobis Rodericus Petri fatio vobis kartam


de hereditate n o stra et de avere in terra Asturias, in alfoz de Pra-

(91) SV, n. C CLXX , pp. 427-29.


918 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C.- SANTOS DEL VALLE

via, iusta flum en Nilone, hereditate nom inata in Corenia per ter-
m inis suis: per illo de rege per alia p arte per term ino de Petro
Pelaiz et de M artino Pelaiz et de Iohan Pelaiz, in Vimnedo una in
piko et alia incim a de Vimpnedo et uno orreo et II kubas. Et isto
dam us proque fuim us suos scellericos et despensam us XX modios
de pane. E t té rra del piko iacet iusta sua té rra de Corenia de don
Rodericus et de alia parte per illo rio. E t alia té rra incima de
Vimpnedo iacet iusta illa de hereditate de Riberas et de alia parte
de Michael de Pravia. Vos dedistis et nos accepimus; quod si super
est hereditas et avere ad vobis sit dimissum» (92).

La villa de Corenia ya aparecía en la donación de Alfonso III a


la iglesia de Oviedo en el 905. Desconocemos la localización exacta
de Vim pnedo. Probablem ente se trate de la 1. de Bim era en Soto
del Barco.

L X III

Donación de hombres de «criazón» en Boca de Mar.

1163, noviembre.

' Fernando I I dona al monasterio de Santa María de Lapedo las


«criazones» que habitaban en distintas partes de Asturias, y en­
tre ellas Riba de Mar.

«Ego Ferrandus, Dei gratia hispanorum rex, fació textum et


scriptum donacionis... Sánete Marie de Lapedo, vobis abbas... de
ipsa mea criatione que sub vobis habitat in locis et villis Sánete
Marie, tan in Lapedo quam in... Riba de Mar» (93).

No nos consta que Riba de Mar tenga relación con Riberas. Por
o tra parte, el docum ento es una copia posterior con interpolacio­
nes (94).

(92) SV, n. CCLXXXIV, pp. 448-49.


(93) MB, n. 63, pp. 186-87.
(94) Estudio crítico: MB, pp. 180-82.
LA CORTE DE PRAVIA 919

L X IV

Donación de la villa de Caurenia al monasterio de San Vicente.

1169, diciem bre 26.

Rodrigo Petri dona la villa de Caurenia al abad de San Vicente


y a sus m onjes con tierras y criazones, recibiendo del citado
cenobio otras dos villas.

«Hinc ego Rodericus Petri, u t eterne pacis hereditatem assequi


perhenniter valeam, do et concedo cenobio Sancti Vincentii ove-
tensis et vobis abbati domno Roderico et sanctis fratrib u s ibidem
com anentibus villam vocitatam Caureniam, in alfoz de Pravia, iux-
ta flum en Nilonis, cum om nibus hereditatibus suis, cum om nibus
hedificiis suis, cum om nibus plantacionibus suis, cum om nibus
hereditatibus, illis quas habeo in Viminedo térras X III cum aqua-
rum ductibus, cum om nibus omnino adiacentiis suis et pertinenciis
suis, cum hom ine de criacione mea: Pelagio, Furtado nom ine, cum
filiis et filiabus suis et cum filiis et filiabus de Dominico Vicentiz,
excepto quod in vita mea filii Dominici Vicencii m ihi serviant.
Post obitum m eum redeant ad ius prefati m onasterii et exceptis
aliis hom inibus de criacione mea eidem ville pertinentibus et ex­
cepto ilio solare, quod com paravit Pelagius Vincencii in Corenia
de suso in villa regis. Concedo siquidem prefatam villam Caure­
niam cenobio, u t dictum est, Sancti Vicencii iure perhenni, eo
nim irum pacto u t nunquam liceat cultoribus Sancti Vincentii ven­
dere vel com m utare vel in prestim onium alicui dare, quo contra,
si presum pserint, liceat parentibus meis predictam villam arrip ere
non sibi asurpandam set in iam dicto m onasterio restituendam .
Accepi quidem ego ab abbate fratribus iam dicti m onasterii ob
repartionem m ero rum presentium fructuum villas duas: Sanctum
Iulianum de Bos... cum alia villa in alfoz Siero, vocitata nomine
Anes...» (95).

Seis años antes, el 1163, Rodrigo Petri había recibido dicha


villa de Corenia, juntam ente con bienes en Vimnedo, de M arina
M artíniz. Con este nue-vo acto jurídico se perfila m ás la historia
de esta localidad ribereña del Nalón, situada en el alfoz de Pravia.

(95) SV, n. CCXCIV, pp. 463-65.


920 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

LX V

Venta de la heredad de Vimnedo en Riberas.

1170.
Domingo Peláiz y su m ujer María Garcíez venden a Sancha Gon-
cálviz dos tierras en Vimnedo por el precio de seis quarteros.
«...facim us nobis ad vobis carta vendicionis de nostra ereditate
propria que abem us de Ordonio Diez in té rra asturiensis, in valle
vocabulo Riberas, in locum predictum in Vimnedo ad illa Arena.
Damus vobis ibi duas térras per term inis suis: de sus est de Petro
Cidiz, de iuso est de Petro Martiniz, de fronte est de Sancti Vicen-
ti, de alia p arte per illa oiga. Illa alia térra abem us illa cum Diago
Cordoniz et est intus term inis suis: de suso est de Pelagio Garciez,
de iuso de Pelagio Petriz, de fonte de Pelagio Ruio, de alia fonte
est vestra. Pro que accepimus de vos in precio quarteros VI, que
inter nos et vos bene com placuit...» (96).
La localidad de Vimnedo, probablem ente Bim era, en Soto del
Barco, está am pliam ente docum entada en varios diplom as citados
anteriorm ente.

LX V I

Las autoridades políticas en Pravia y Ti neo.

1172, diciem bre 2.


Aldonza Fernándiz, abadesa del m onasterio de San Pelayo de
Oviedo, y Urraca Díaz con sus hijos, venden Cabeza de M onte
con sus criazones al abad y monasterio de Santa María de La-
pedo por cinco caballos y doce bueyes.
E n la validación: «Petro Roderici et uxor sua dom pna O rraka
in Pravia et in Tineo» (97).
El Pedro Roderici de esta validación podría ser cuñado de la
fam osa reina U rraca «la Asturiana» (98).

(96) SV, n. CCXCV, pp. 465-466.


(97) F.J. F e r n a n d e z C o n d e - I . T o r r e n t e - G . d e la N o v a l , El m onasterio de
San Pelayo de Oviedo. H istoria y Fuentes, v. I (Oviedo, 1978), n. 30, pp. 73-74.
(98) F.J. F e r n a n d e z C o n d e , “La reina Urraca ’la A sturiana’”, A sturien-
sia M edievalia, 2 (1975), p. 93, nt. 127. Adviértase que en la misma validación
aparece la citada reina Urraca como corregente en Asturias.
LA CORTE DE PRAV1A 921

LX V II

Donación de la villa de Arango.

Fernando II con su m ujer y su hijo da a la iglesia de San Sal­


vador de Oviedo, a su obispo Gonzalo y a los canónigos el cas­
tillo de Alba de Quirós con varias villas, entre las oue se cita
expresam ente Arango.

«...illud castellum Alva de Quirós, u t ab hac die et deinceps


ipsum castellum habeatis cum villis nom inatis scilicet Aquaria,
Tameza, Perlio, Arango, et cum hereditatibus, hom inibus et vassa-
llis...» (99).

La vega de Arango pertenecía a los condes Suero y E nderquina,


por una perm uta, desde el año 1120 (100).

L X V III

Donación de la cuarta parte de una heredad en Castro.

1176, agosto 12.

Urraca Gundisálviz con sus hijos y los de Sancha Suarii dan a


'R odrigo Gundisálviz y a su hijo dos cuartas partes de una he­
redad de Castro, situada en el valle de Pravia.

«...facim us vobis Roderico Gundisálviz, cognom ento Tyrso, kar-


tam de hereditate nostra propria in valle de Pravia pernom inata
Castro. Illa q u arta integra dam us vobis per térm inos suos anti-
quos, per ubicum que sua veritas potueritis invenire, kasas, orreos,
controzios, pom iferis, m ontes, fontes, pratis, pascuis, padulibus,
rozas, canales exitus sive dom itum vel indom itum ; et alia q u arta
de illa dam us vobis et filio vestro Adefonso Roderici, u t habeatis
eam vos et progenie vestra iure hereditario in perpetuum et facia-
tis de illa que vestra fuerit voluntas». ~

(99) GL, n. 187, pp. 456-57.


(100) Cfr.: p. 905 de este trabajo.
922 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

Y en la validación: «Fernando Velaz tenente Tinegio et Pra-


via» (101).
La localidad de Castro, perteneciente a la actual parroquia de
Pravia, contigua a Peñaullán, posee una notable im portancia ar­
queológica. Vecina a o tra bien docum entada: Doña Palla, conserva
en su parte más alta las ruinas de una fortaleza, castro o castillo
altom edieval, que defendía estratégicam ente el valle del Nalón a
su paso p o r Santianes y Pravia.

L X IX

Donación de la villa de Somado.

1177.

Elvira Peláiz dona al monasterio de San Pelayo de Oviedo un


«controzio» en la villa de Somado con algunas condiciones.

«...fació k artam testam enti de herditate m ea propria, quam


com paravit et iure hereditario possideo in te rra de Pravia, in valle
de Muros, villa prenom inata Somado, scilicet controzio de ka de
Xemena, cum totas alias com pras, quas ego ibi com paravi. Do si-
quidem et concedo istam hereditatem m onasterio Sancti Pelagii
pro rem edio anim ae meae et parentum m eorum tali conventione et
pacto quod sem per sit in m anu et in forcia de ilio conventu et se-
deat pro meo anniversario... Ego tam en dum vita vixero teneam
illam in obedientia p er singulos annos, respondeam pro illa quan­
tum mihi placuerit; post obitum meum teneat eam Pelagius Fer-
nandiz et in die anniversarii mei donet refectorio Sancti Pelagii
sex solios de denarios aut valente de uno modio in convivio de
istis quale ipsi Pelagio placuerit et habeat istam hereditatem in
omni vita sua, post m ortem autem meam et suam recipiat ipsam
hereditatem superius nom inatam ille conventus et illa priorissa et
illa arm aria et illa sacristana cum consilio aliarum bonarum mu-
lierum donent ipsam hereditatem bono vicario, qui p er singulos
annos donet in refetorio quantum de ipsa herediate po tu erit abere
et sem per respondeat ad ilio conventu».

En la validación: «Petro Diaz Pravia m andante» (102).

(101) SV, n. CCCXVI, pp 497-498.


(102) F .J . F e r n a n d e z C o n d e -I . T o r r e n t e , G. de la N o v a l , o . c ., n. 33, pp.
77-79.
LA CORTE DE PRAVIA 923

LXX

Venta de una heredad en Ranón.

1189, mayo.

M artina Iohannis, juntam ente con su marido Rom án y sus hijos,


vende a María Pétriz una heredad en Ranón, por el precio de
nueve sueldos.

«...facim us vobis k arta venditionis de nostra h ereditate pro-


pria, quem habem us in Pravia in villa nonm inata in Ranon iuxta
flum inae Nilonae secus litus m aris. Damus nos ad vos dom ina Ma­
ría Petriz illa hereditate illo nostro directo ex integro, casorios,
m ontes, fontes, rivis, pascuis, arum ptum vel pro arum pere, et
om nia arbusta, intus et foris, cessum et regressum , p er ubi suos
directos potueris invenire; dam us vobis ista hereditate, quantum
nobis q u ad rat in ter nostros germ anos vel eredes; et illa h ereditate
fuit de nostro avolo V erm udo Iohannes. Pro que accepim us de vos
in precio V IIII solidos...».

En la validación: «Suarius Menéndiz, tenente Pravia» (103).

Ranón es una localidad, la principal, de la parro q u ia de San­


tiago de Ranón. Pertenece al ayuntam iento de Soto del Barco en
la actualidad y lim ita, efectivam ente, con la costa. El docum ento
tiene interés p ara precisar el alcance o extensión del territo rio de
Pravia en el siglo X II.

LX X I

Dos heredades en Riberas y Corenia en las cláusulas testamentarias


de Fernando Garvixo.

1200.

Fernando M artíniz, llamado Garvixo, sintiéndose enferm o, de­


cide tom ar el hábito de San Benito y entrar en el m onasterio
de San Vicente de Oviedo, disponiendo testam entariam ente de

(103) Ibid., pp. 87-88.


924 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

sus bienes, entre los que figuran algunas heredades situadas en


el territorio de Pravia.

«...et ipsa hora p artiro n t illam hereditatem de Riberas per me­


dio et p artiro n t illam hereditatem de Corenna per medio, que sunt
in alfoz de Pravia» (104).

III.—CRONICAS MEDIEVALES TARDIAS

LX X II

Crónica a Sebastián en versión pelagiana.

(Siglo X II, 1.a m itad).

«Post Aurelii finem Silo successit in regnum, eo quod Adosin-


dam Adefonsi principis filiam, sortitus esset coniugem. Iste cum
H ism ahelitis pacem habuit. Populos Gallecie contra se rebellantes
in m onte Cuperio bello superávit et suo im perio subiugavit.
Deinde, congregavit exercitum m ilitum et pedittim m ultum ni-
mis et fuit in civitatem que dicitur Em érita, et beatissim am virgi-
nem Eulaliam , qtie ibi a Calpurniano prefecto fuerat interfecta et
a christianis sepulta, extraxit a sepulchro, in quo iacebat recóndi­
ta, et m isit in capsellam argenteam, quam ipse facere iusserat;
et quartam partem cunabuli ipsius virginis ibi invenit. Quod cum
corpore beate virginis Eulalie secum in Asturiis territo rio Pravie
eduxit et in ecclesiam Sancti Iohannis apostoli et evangeliste et
sanctorum apostolorum Petri et Pauli et Andree, quam ipse fun-
davit, eam posuit.
Regnavit autem annos novem et in décimo vitam finivit et se-
pultus cum uxore sua, regina Adosinda, in predicto m onasterio
Sancti Iohannis in Pravia fuit.
Post aliquantos autem annos Adefonsus rex Castus ad eccle­
siam Sancti Salvatoris ovetensis sedis, quam ipse fecerat, memo-
ratam virginem Eulaliam et predictam cunabuli partem tran stu lit
et in thesauro Sancti Micahelis archangeli earn collocavit et in
cathenam ferream , que pendebat super archam , in qua diversa et
m ulta Sanctorum pignora sunt recóndita, iussit predictam capse­
llam cum beata Eulalia pendere. Cunabuli vero partem , de qua

(104) SV, n. CCCLXIX, pp. 374-378.


LA CORTE DE PRAVIA 925

predixim us, e rat ista consuetudo, ut in festivitate iam diete virgi-


nis deducerent in choro et venerari a fideli populo.
Post m ultorum vero curricula annorum , sub era MaCXL, Pela-
gius, Ovetensis ecclesie episcopus, quadam die introivit in predicto
thesauro, u t oraret, et interrogavit custodes thesauri novos et ve-
tustissim os, que res iacebat in predicta capsella. Illi autem dixerunt
se nescire que intus erant. Ipse vero eiscopus accepit et aperuit
eam, et intus eam invenit scriptam cartam cum corpore beate
virginis Eulalie. Tunc ipse et canonici eiusdem loci m agno gaudio
gavisi sunt, et in sequenti dominica levavit eam cum m agno honore
in principali ecclesia; et u t esset propalata causa ista in omno
orbe, fecit eam videre num ero XXX feminis et plus quam centum
viris. Deinde capsellam ipsam m isit predictus episcopus in aiiam
capsam m aiorem argenteam , que ibi dederat rex dom inus Adefon-
sos, filius Fredenandi regis et Sancie- regine, et posuit eam in the­
sauro iam dicto, ubi a fidelibus populis veneratur. Deide inquisivit
et invenit in N arbonensi provincia responsa et antiphonas, que sunt
suprataxate virginis et iussit eas scribere et canere ubique.
E ra DCCCXXI
Silo defuncto, regina Adosinda cum omni officio palatino Ade-
fonsum , filium fratris sui Froilani regis, in solio co n stitu eru n t pa­
terno; sed preventus fraude M auregati, tii sui, filii Adefonsi Maioris
(de serva tam en natus), a regno deiectus apud propinquos m atris
sue in Alavam com m oratus est. M auregatus autem regnum , quod
callide invasit, per sex annos vindicavit. M orte pro p ria discessit et
sepultus in ecclesia Sancti Iohannis apostoli in Pravia fuit.
E ra DCCCXXVI» (105).

El h isto riad o r don Pelayo, obispo de Oviedo (1101-1130), fue el


responsable de la leyenda relativa a la expedición bélica del rey
Silo a M érida y del traslado de los restos de la m á rtir S anta Eula­
lia a Pravia y a Oviedo, como ha sido puesto de relieve ya m ás de
una vez (106).

(105) El texto: BN, Madrid, Ms. 1513, f. 47v-48r, E d it.: J. P r e l o g , Die


Chronik A lfon s’III. Untersuchung und kritische Edition der v ie r Redaktionen
(Frankfurt am Main, 1980), pp. 88-91.
(106) F.J. F e r n a n d e z C o n d e , El Libro de los T estam en tos..., pp. 57 y
116-17. "
926 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

L X X III

Crónica Najerense.
i
(Post. 1150).

.« E ra DCCCa X IIa. Post cuius obitum Silo, p ro p ter Aldefonsi


filiam nom ine Adosindam, quam in coniugio acceperat, adeptus est
regnum . Cum ysm ahelites pacem habuit. Galletiam sibi rebellan-
tem, inito certam ine in monte Cuperio, superávit et suo im perio
subiugavit.
Qui dum iste regnaret, Aldefonsus Froylani filius, nepus Alde­
fonsi m aioris, palatium gubernavit, qui Sylo ex coniuge Adosinda
filium non genuit. Hic post regni annos V ili, p ropria m orte migra-
vit a seculo.
E ra DCCCa X XIa, Silone defuncto, omnes m agnates palatii cum
regina Adosinda in solio paterno Aldefonsum co nstituerunt in reg­
no. Sed tius eius M aurecatus, ex principe Aldefonso m aiore, de
serva tam en natus, superbia elatus intum uit et regem Aldefonsum
de regno expulit; qui Aldefonsus, fugiens, Alavam petiit, propinquis-
que m atris sue se contulit. M aurecatus regnum, quod tirannide
invassit, V annis vendicavit. M orte propia discessit» (107).

E1 au to r de la compilación Najerense sigue claram ente el texto


de las crónicas de Alfonso III, más concretam ente la Rotense, con
algunas variantes mínimas.

L X X IV

- Chronicon Mundi de Lucas de Tuy.

(1197-1236).

«De Sylo rey.


En la hera de ochocientos y treze, Sylo ganó el reyno y firm ó
paz con los ysm aelitas, y venció a Galizia que revelava en el m onte
£iperio; y m ientas éste reynó, Alfonso, fijo del rey Fruyla, suplía

(107) A. U b ie t o A rteta, Crónica N ajerense (Valencia, 1966), pp. 52-53.


Tam bién: J . P r e l o g , o . c ., p . 112.
LA CORTE DE PRAVIA 927

las vezes del reyno po r razón de la am istad de la reyna Adosinda,


porque Sylo non avia fijos de su muger. Este, en el año octavo de
su reyno, fenescio su vida y fue enterrado a bueltas con su m uger
Adosinda en la yglesia de Sant Juan Apostol y Evangelista, que
hedificó».

«De Alfonso rey.


En la hera de ochocientos y veynte y uno Alfonso fue estables-
gido p o r rey en la silla de su padre; mas M auregato su tio, nas^ido
de la sierva, vino con hueste de m oros y echolo del reyno. Mas
Alfonso, fuyendo, fue a Alava y juntóse con los cercanos de su m a­
dre Munian. Y porque M auregato era am igable y benigno, el reyno
que acom etio túvolo cinco años. Y dio m uchas mocas nobles a los
m oros p o r que con ellos huviese paz. Y despues desto m orio y fue
enterrado en Pravia» (108).

El Tudense depende de las crónicas de la época de Alfonso III.


Como elem ento propio incluye la noticia del ascenso al trono de
M auregato con el apoyo m ilitar de los m usulm anes, extrem o que
no puede ser justificado docum entalm ente, aunque sea comple­
tam ente verosím il. Tam bién resulta novedosa la referencia al tri­
buto de las cien doncellas, un elemento perteneciente, sin duda, al
acervo de leyendas trasm itidas por la tradición popular. El Tuden­
se, buen conocedor de los asuntos de Galicia, pudo tener noticia
de esta tradición form ulada en un falso privilegio, atribuido a
Ram iro I en el siglo X II y denom inado «de los Votos de Santia­
go» (109).

(108) Lucas, obispo de Tuy, Crónica de España,, edit. romanceada con un


estudio introductorio, por J. Puyol (Madrid, 1926), pp. 282-283.
(109) E l d o c u m e n t o c i t a d o : A .C . F l o r i a n o C u m b r e ñ o , D iplom ática espa­
ñola del Período A stu r (718-910), v . I ( O v i e d o , 1949), n . 50, p p . 222-228: “ F u e -
r u n t ig it u r in a n t ic u is te m p o r ib u s , c ir c a d e s tr u c tio n e m H is p a n ie a s a r r a c e n is
fa c t a m , r e g e R u d e r ic o d o m in a n t e , q u id a m n o s tr i a n t e c e s s o r e s , p ig r i, n e g lig e n ­
t e s , d e s id e s e t in e r t e s C h r is tia n o r u m p r in c ip e s , q u o r u m u tiq u e v ita n u lli fid e -
liu m e x ta t im ita n d a . H i, quod r e la tio n e non est d ig n u m , ne sa rra cen o ru m
in f e s ia t io n ib u s in q u ie ta r e n tu r e is n e fa n d o s r e d d itu s ” .
928 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

LXX V

Roderici, archiepiscopi Toletani, De rebus Hispaniae.

1243.

«Post huius interitum Aurelius frater eius successit in regno...


Et in diebus eius Silo frater eius Odisindae, Froilae Regis sorori,
coniugio copulatur, pro p ter quam postea obtinuit regni sceptrum ,
et in principio anni septim i regni sui vitam finivit m orte propria,
post cuius m ortem Silo causa Odisindae regnum accepit aera
DCCCX et regnavit annis octo ea in Pravia ad regni solium suble-
vatur. Cum Arabibus pacem firm avit et Gallaeciam rebellantem in
m onte Ciperio superávit et suo imperio subiugavit. Aldefonsus
autem filius Froilae et Momernae pro ter Odisindam am itam suam
regale palatium gubernabat, quia Silo de prole ex Odisinda despe-
rans, iners fiebat, et anno regni sui octavo hum anis actibus est
adem ptus et in ecclesia Sancii loannis apostoli, quam ipse cons-
truxerat, fuit sepultus. Silone autem defucto, aera DCCCXIII,
omnes m agnates palatii cum regina Odisinda ad regni solium ele-
vant Aldefonsum. M auregatus autem eius patruus ex ancilla ut
superius diximus, elatus in superbiam , ad Arabes se contulit, eisque
confoederatus, auxilium postulavit spondens se eis fideliter servi-
turum , si eorum auxilio nepotis im perium obtineret. Cum enim
esset affabilis, persuasit, et dato sibi exercitu Arabum, regnum
nepotis invasit, faventibus sibi aliquibus Christianis. Aldefonsus
autem a facie eius verens, fugit in Alavam et N avarram . Ipse
autem M auregatus, ut favorem Arabum retineret, contra Dei Legem
m ulta com misit. Puellas enim nobiles, ingenuas et plebeias, stupris
Arabum concebat. Unde Deo et hom inibus odiosus, expletis in regno
quinqué annis, vitam finivit et pravus in Pravia habuit sepulturam .
Regnnavit annis quique, sed eius anni in com putationem tem porum
annis Aldefonsi regis annum erantur» (110).

El Toledano se hace eco tam bién de leyendas populares, sim ila­


res a las recogidas por el Tudense, sin que hasta ahora podam os
establecer una relación de dependencia recíproca entre ambos.

(110) Rodericus X i m e n i u s d e R a d a , Opera, v. III (Madrid, 1793, reimpre­


sión, Valencia, 1968): De rebus hispaniae, 1. IIII, c. VII, pp. 80-81.
LA CORTE DE PRAV1A 929

LXX VI

Primera Crónica General de España.

(1270-1294).

«Luego que el rey don Ffruelia fue m uerto, alearon las yentes a
su herm ano Aurelio por rey... Este rey Aurelio luego en comienco
de su regnado, por non aver guerra con los m oros, tom o algunas
de las m ugieres cristianas que eran fijasdalgo, et diogelas en ca­
sam iento; et puso con ellos sus pazes bien firm es... Caso Silo, her­
m ano deste rey Aurelio, con la inffant donna Osenda, fija que fue
del rey don Alffonsso el Catholico et herm ana del rey don Fruela;
e por este casam iento ovo el despues el regno... Andados seys
annos del regnado del rey Aurelio, que fue en la era de ochocientos
et nueve annos, m urió esse rey Aurelio de su m uerte et fue ente­
rrado en Cangas.
Despues que fue m uerto el rey Aurelio, alearon las yentes a Silo
por su rey en Pravia, or razón de donna Osenda su mugier; et regno
ocho annos. E el prim ero anno del su regnado fue en la era de
ochocientos et diez annos... Este Silo luego en comiendo de su
regnado puso sus pazes con los m oros et fue sobre Galizia que
se le algara et lidio con ellos de la tierra en el m onte que dizen
Zeurero et ven cid o s et metiolos so el su sennorio. Don Alffonsso,
fijo del rey Ffruela et de la reina donna Monnina, tenie estonces
tod el palacio del rey Silo en poder por am or de su thia donna
Osenda, et guiavanse et m andavanse todos por el, et oye todos los
pleytos p o r el rey; ca por que el rey Silo non podie aver fijo de
su m ugier donna Osenda, nin le cuedava aver, non avie cuedado
de ninguna cosa... Del segundo anno fastall ochavo del regnado del
rey Silo non fallam os ninguna cosa que de contar sea quie a la es-
toria pertenesca... Andados ocho annos del regnado del rey Silo,
que fue en la era de de ochocientos et dizisiete annos, m urió esse
rey Silo e fue enterrado en la eglesia de Sant Johan apostol et
evangelista, la que el fiziera en su vida.
Pues que Silo fue m uerto, alearon los altos omnes del regno,
con conseio de la reyna donna Osenda, a don Alffonso por rey.
Et regno quarenta et un anno; pero que dize don Lucas de -Thuy
que fueron cinquaenta et dos; mas esto non sabemos, ca ell arzo­
bispo don Rodrigo non cuenta mas de los q uarenta et uno. E el
prim ero anno del su regnado fue en la era de ochocientos e dicio-
cho... Quando M auregato, thio del rey don Alffonso, herm ano de
930 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

su padre, que era hijo de barragana, assi como dixiemos ante desto,
vio comol alearan por rey, ovo ende grand pesar, et cregiol sober-
via p o r algarse rey. E fuesse pora los moros, et puso su pleyto con
los m oros, et dem andóles ayuda et prom etióles que los sirviera
lealm ientre sil ayudassen a ganar el regno de su sobrino. E como
era omne de buena palabra, acabo con ellos lo que querie; et die-
ronle grand hueste de m oros, et vinosse con ellos et con unos pocos
de cristianos quel ayudavan, et entro por la tierra, et tollio el
regno al sobrino. Don Alffonso, con miedo que ovo del, fuxo a
tierra de N avarra, et allegosse a parientes de partes de la m adre.
E por que M auregato era omne falaguero e de buena palabra con­
tra todos, m antovo el regno cinco annos. E el por aver siem pre
ell am or de los m oros, fizo muchas cosas que eran contra Dios et
contra su ley: ca tom ava las donzellas fijas dalgo et de las otras
del pueblo, et davalas a los moros que fiziessen con ellas sus vo­
luntades. E por esto que el fazie fue aborrescido de Dios et de los
omnes. Del segundo anno fastal quinto del regnado del rey Mau­
regato nos fallam os ninguna cosa que de contar sea que a la estoria
pertenesca. Andados cinco annos del regnado del rey M auregato,
que fue en la era de ochocientos et ventidos, m urió aquel M aure­
gato, et por que fue malo et bravo en todos sus fechos fue ente­
rrado en Pravia. Pero estos cinco annos que el regno non son
contados a el, mas al rey don Alffonso, el que fuxiera a Nava­
rra» (111).

IV.—LA DOCUMENTACION DEL TARDOMEDIEVO

La tierra de Pravia, a finales de la Edad Media, está muy do­


cum entada, al igual que otros territorios o circunscripciones de la
región. La Puebla de Pravia aparece ya constituida en el siglo X III,
concretam ente en la prim era m itad de esta centuria, aunque no
podam os precisar con exactitud la data de su fundación (112).
El «Parroquial» de don G utierre Gómez de Toledo, titu la r de
la sede de San Salvador de Oviedo (1377-89), nos perm ite conocer,
con todo detalle, la organización eclesiástica de esta com arca, fi-

(111) Prim era Crónica General de España, que mandó componer alfonso
el Sabio y se continuaba bajo Sancho IV en 1280, edit. R. Menéndez Pidal (Ma­
drid, 1955), v. II, pp. 343-345.
(112) J.I. Ruiz d e l a P e ñ a S o l a r , Las “Polas” asturianas en la Edad Me­
dia. Estudio y D iplom atario (Oviedo, 1981), p. 60.
LA CORTE DE PRAVIA 931

jada de m anera casi definitiva p ara m ucho tiem po. El cauce del
Nalón figura como lím ite del arcedianato/deanazgo de Oviedo y
del de Tineo. Las parroquias del actual concejo de Soto del Barco
pertenecían entonces al arciprestazgo de Pravia de Aquende. Las
de la m argen izquierda del Nalón estaban incluidas en el arcipres­
tazgo de Pravia, integrado en la circunscripción acedianal de Ti­
neo (113).
San Juan Evangelista de Santianes, sin connotaciones m onás­
ticas, se describe en el citado m anuscrito tardom edieval con las
siguientes determ inaciones:

«Santianes de Pravia es acollagión e instituygión del obispo.


Es capellán della Alvar Peláiz e beneficiado Diego Gutiérrez
e Monín Alvarez e Pedro Alfonso e Pedro Alfonso (sic) e el
abbad de Parana. Ha de manso diez días de bues. De los
diezmos lievale m etad el obispo, la o tra m etad los benefi­
ciados, el capellán lieva un sétim o de los dichos diezmos.
Paga de procuración quarenta e quatro m rs. Riende esta
capellanía mrs., e cada beneficio ». (114).

La vieja sede m onástica de la reina Adosinda era una más de


las parroquias de la com arca de Pravia. Su título m onástico, sólo
efectivo, probablem ente, en vida de la esposa de Silo, no era más
que un lejano recuerdo en la tradición, que el redactor del Libro
Becerro debía de desconocer.
Lo m ism o ocurrió con el m onasterio de San Andrés de Pravia,
una parroquia norm al que atendía las necesidades religiosas de los
vecinos de la Puebla:

«San Andrés de la Puebla de Pravia es a c o lla ro n e instituy-


Ción del obispo. Es capellán della Ihoán Ferrándiz. Ha de
m anso doze días de bues. Los diezmos desta eglesia liévalos
todos el obispo, salvo un dezmero e pie de altar que lieva
el dicho capellán. Paga de procuración quarenta e tres mrs.
Rienda esta capellanía mrs.» (115).

(113) F.J. F e r n a n d e z C o n d e , La Iglesia de A sturias en la Baja Edad Me­


dia. Estructuras económ ico-adm inistrativas (Oviedo, 1987), pp. 121 y ss., y
155 y ss.
(114) Ibíd., p. 156.
(115) Ibíd., p. 156.
9-32 F.J. FERNANDEZ CONDE-M.C. SANTOS DEL VALLE

: La abundante docum entación tardom edieval, enriquecida con


referencias docum entales modernas, que la clarifican y precisan
notablem ente, no aporta noticias de especial relevancia p ara el co­
nocim iento de la vieja entidad cortesana de Santianes-Pravia (116).

(Continuará)

(116) Las referencias documentales de los archivos de entidades eciesiár-


ticas citadas a lo largo de este trabajo, habrán de ser completadas con las
tardom edievales y con otra documentación, mucho más copiosa, perteneciente
a fondos de protocolos notariales. Esta importante empresa de heurística será
inexcusable para quienes pretendan estudiar la historia moderna o contem­
poránea de Pravia en su integridad.
LIBROS

MEDICINA POPULAR EN ASTURIAS.—Autor:


D. Enrique Junceda Avello.— In stitu to de E stu­
dios Asturianos.—Principado de A sturias.—Ovie­
do, 1987.

Hace algún tiem po, no excesivamente largo, tuve ocasión de leer


el contenido de este libro cuando, aún m ecanografiado, hube de
inform ar sobre la im portancia de su intrínseco interés a los rec­
tores del In stitu to de Estudios Asturianos, encargados de aceptar
o denegar su im presión, según fuera el im pacto y sedim ento que
ocasionase su lectura del entonces sólo un em brión del futuro
libro.
Por entonces pude deducir de aquel com pacto grupo de folios
que, una vez im preso, había de resultar una obra de gran interés
médico-social regional, al ofrecernos el autor, Dr. E nrique Junceda
Avello, un texto de m aterial interesante, coherente, am eno y suges­
tivo, estudiado h asta entonces por diversos autores sólo parcial­
mente, y en ocasiones por personas ajenas a la profesión médica.
Aquel em brión inicial al desarrollar resulta ahora un libro al
que el Dr. Junceda Avello, con su peculiar estilo literario, pulcro
y depurado, nos invita a leer con acuciado interés h asta dar fin
a su total contenido. Interés que se increm enta de continuo, al ha­
llarnos, de sorpresa en sorpresa, con una m edicina popular hasta
entonces en gran p arte desconocida, y las más de las veces mal
in terp retad a o enjuiciada erróneam ente.
Un acierto inicial del Dr. Junceda fue dedicar sus desvelos y en­
tusiasm os de au to r al ilustre folclorista Luciano Castañón, como
postum o hom enaje a su dilatada y gran labor asturianista, m om en­
to oportuno éste para adherirnos con adm iración y respeto hacia
el h istoriador y amigo gijonés recientem ente desaparecido.
La m edicina popular asturiana es rica y variada, y aunque em­
pírica, es atraj^ente y sugestiva, m erecedora de un estudio que como
— 934 —

el presente del Dr. Junceda Avello, tiene la peculiaridad de ofre­


cernos un examen po r separado de las distintas especialidades,
m étodo o sistem a h asta ahora no plasm ado por precedentes auto­
res, pareciendo una obra de patología médica clínica, aunque ésta
sea puro em pirism o.
En el extenso contexto de la obra nada olvida el autor, comen­
zando su im portante trab ajo con el capítulo dedicado a las supers­
ticiones populares, situaciones de am plia clientela entre personas
sencillas, de escaso o nulo bagaje cultural, susceptibles por ello a
la m anipulación de vividores de oficio que, reiterando una y otra
vez la superstición, concluyen adm itiéndola como verdad incon­
cusa.
Tras este apartado, brinda el au to r el estudio del mal de ojo,
eludiendo conscientem ente cuanto de manido exista en el mismo,
pero incorporando con exacto rigor bibliográfico sucesos y acon-
teceres novedosos desconocidos, adentrándose seguidam ente en el
estudio de los síndrom es o enferm edades populares, tal como el
mal de la paletilla, mal del filu, mal del ojo, etc., etc., para los que
la fantasía popular ha idealizado ensalmos y m aniobras curativas
que alientan y propician la continuación gozosa de la lectura y su
conocimiento.
Un capítulo de sumo interés es el que el au to r denom ina litote-
rapia popular, atribuyendo a ciertas piedras capacidad preventiva
y curativa ante las enferm edades, siendo tal su im portancia que,
en nuestro Principado de antaño, los municipios adquirían para el
servicio público de sus vecinos piedras diversas con la exclusiva
finalidad de aliviar o cu rar determ inadas afecciones.
La utilización del agua en la medicina popular tuvo, con inde­
pendencia de las conocidas aguas minero-medicinales, de las que da
cum plida y exacta cuenta el autor, su im portancia decisiva e indis­
pensable para la salud, teniendo aceptación terapéutica, ya como
profiláctica o curativa. Al margen de estas cualidades efectivas, el
agua continúa siendo necesaria en el aseo personal, y en Oviedo
ciudad existía allá por el año 1890 una casa de baños en la calle
Jovellanos, donde por un abono de cinco pesetas m ensuales el
abonado tenía derecho al uso diario del llamado baño de aseo o a
duchas en cualquier aparato de la instalación, funcionando el es­
tablecim iento no solam ente en la estación calurosa, sino tam bién
en el invierno, con tem peratura agradable.
Resulta de gran atractivo para el lector el apartado de la fito-
terapia popular, de uso muy antiguo, llegó incluso a nuestros días,
haciendo el au to r m inuciosa relación según sus efectos, plantas y
— 935

sustancias m edicinales, alguna de las cuales se prescriben en la ac­


tualidad.
El autor, D. Enrique Junceda Avello, evidencia en el libro un
deseo de exhaustividad en cuanto a la m edicina popular se refiere;
de ahí que no le pase desapercibido cuanto concierne a la higiene y
dietología popular, recogiendo en num erosos y breves relatos cuan­
to le sugieren estos apartados, cuya lectura enriquece los conoci­
m ientos del lector y aviva su interés en proseguir ensim ism ado la
lectura hasta d ar fin a la obra.
Quizá fuera interesante recordar el hábitat del cam pesino astur,
de la que Constantino Cabal hizo la descripción más feliz y m inu­
ciosa. En su decir, la cuadra y la vivienda form an un solo conjunto,
y aun teniendo una p uerta a la antojana, la cuadra abre o tra puerta
a la cocina, estableciendo así una mayor convivencia entre el ganado
y la fam ilia cam pesina, siendo muy dudosa pueda existir una hi­
giene sanitaria, situación que si bien existe en nuestros días, puede
considerarse secuela de un pasado actualm ente superado casi to­
talm ente.
Donde el Dr. Junceda Avello se m uestra aún más enjundioso
es cuando estudia los apartados referidos a la obstetricia y gine­
cología, su especialidad profesional, tratados con más am plia ex­
tensión y conocim iento, aconsejando al estudioso la lectura de su
libro «Etnología e historia de la ginecología en Asturias», editado
por Arcano en 1980; obra indispensable para lograr un m ayor
conocim iento sobre esta interesante m ateria.
Continuando la lectura del libro del Dr. Junceda se centra nues­
tra atención e interés sobre los capítulos referidos a la Patología
quirúrgica, de rico contenido anecdotario; la Estom atología, que
a su acierto literario inserta un óleo del p in to r Manuel Medina
Díaz titulado «El dentista»; la Oftalmología; la O torrinolaringo­
logía; la Urología, Pediatría y Puericultura, con cuadros de José
Ramón Zaragoza y de Tomás García Sam pedro con títulos tan su­
gestivos como el «Niño enfermo» y «La cuna vacía», que enriquecen,
por lo que representan y su singular belleza, el interés puram ente
literario.
T raspasado el ecuador del libro aún te resta, lector, la Patalo-
gía m édica de las enferm edades infecciosas, donde el reum atism o
m ejoraba o desaparecía vistiendo al enferm o con una cam isa de
lienzo calentada al fuego del laurel, o se com batía la tortícolis fro­
tando la colum na vertebral con tocino rancio, y así, una tras otra,
num erosas y atrayentes curiosidades.
— 936 —

La patología infecciosa de nuestros agricultores continúa aún


muy descuidada, ofreciendo cuadros clínicos esencialm ente asm á­
ticos por la inhalación del polvillo que resulta al tra b a ja r el heno
enmohecido, atm ósfera polucionada a la que no es indiferente el
ganado vacuno.
Tras esta breve desviación m ental de la trayectoria del libro,
iniciamos el estudio de la Digestología popular, de am plio conte­
nido y riqueza bibliográfica, para a continuación adentrarnos con
suma atención en el campo de la Neumología y Patología cardio­
vascular, la Neurología, Endocrinología, Dermatología, y Medicina
popular religiosa y V eterinaria, dando así fin a un libro de gran
originalidad, que ofrece como colofón un interesante índice de m a­
terias de gran utilidad consultiva.
En suma, el resultado de un lento, paciente y concienzudo estu­
dio efectuado po r el Dr. Junceda Avello, que viene a ratificar nues­
tro pensam iento inicial y la plena seguridad que ha de ser aceptado
por el público con general beneplácito; un éxito editorial y un bien
ganado prestigio para el autor. Mi más cordial enhorabuena.

D r . M e l q u ía d e s C a bal
INSTITUTO D E ESTUDIOS ASTURIANOS

PR E S ID E N T E :

I ltm o. S r . D. M a n u e l F e r n a n d e z d e la Cer a

D IR E C T O R :

D. J e s ú s E v a r is t o C a s a r ie g o

SECRETARIO EN FU N C IO N ES:

D. E f r e n G a r c ía F e r n a n d e z

PRECIO DE SU SCR IPCIO N ANUAL


España. 2.000 pesetas. Extranjero, 2.400 pesetas. Número suelto:
España. 500 pesetas. Extranjero. 600 pesetas.
Dirección: Plaza Porlier.—OVIEDO

Esta revista no es responsable de las opiniones expuestas por sus colaboradores


IDEA

También podría gustarte