Capitulo 16 Defectuosa Nulidad
Capitulo 16 Defectuosa Nulidad
Capitulo 16 Defectuosa Nulidad
Como regla general, contenida en el art. 31.1 NCPC los defectos de los actos
procesales deberán ser subsanados siempre que sea posible. Se convalidarán y se tendrán
por subsanados cuando no se hubiera reclamado la reparación del vicio en la primera
oportunidad hábil. En virtud del principio de finalidad o instrumentalidad de las formas,
el acto, aunque viciado, resulta eficaz si ha cumplido su objetivo. Si el vicio es consentido
por la parte perjudicada, la facultad de anulación del acto defectuoso sea de oficio o por
alegación, precluye o se convalida, pues el que no ejercita un derecho en tiempo se muestra,
aunque tácitamente, conforme.
La no reclamación de la nulidad en la forma y plazos fijados en la ley hace presumir
que aquella, aunque exista, no ocasiona perjuicio, y que la parte ha renunciado a la
impugnación, convalidando de tal manera la irregularidad que afectaba al acto. O bien, la
conducta de la parte conociendo y consistiendo tal vicio hace que el acto, aunque
defectuoso, se subsane. La Sala Constitucional llegó a afirmar que el principio de
convalidación o subsanación de los actos relativamente nulos no es inconstitucional,
aunque dejó entrever de cuando se trata de nulidad absoluta, la convalidación no es
admisible.
La declaración de nulidad por el juez carece de sentido si, el acto, aunque nulo, ha
cumplido su objeto o finalidad. La actividad defectuosa queda subordinada no a la simple
violación de la forma del acto, sino a la relación entre el vicio y la finalidad del acto; este es,
el denominado principio de finalidad o instrumentalidad de las formas, que Couture
prefiere llamar principio de conservación de los actos.
Solo se sanciona con nulidad, cuando el acto no ha logrado la finalidad a que estaba
destinado y produce estado de indefensión. No importa la forma del acto sino su finalidad.
Es la denominada teoría finalista del acto procesal, de allí que se afirme que el proceso no
es un rito solemne y frágil que se desmorone a la primera infracción formal. Desde que
el artículo 24.1 NCPC establece el principio de libertad de las formas procesales, se está
dando entrada al principio de la finalidad de los actos. Así lo reafirma el artículo 31.2,
norma que procura también obtener la finalidad perseguida con el acto viciado, con el
máximo de economía y eficacia. Por lo tanto, solo deberá llegarse al extremo de eliminar la
actuación defectuosa, cuando por este otro camino -de reposición y subsanación- no sea
posible obtener el mismo resultado, y se trate de un vicio esencial y solo se elimina aquella
afectada con el vicio, conservando las que no se afectaron o que resulte innecesario hacerlo.
Consagra el inciso por otra parte, el principio de separabilidad del vicio, solo se
declara nulo el acto que indefectiblemente se vio afectado, no otro que pueda conservarse
a pesar de esa irregularidad.
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Este principio procesal enseña que no existe nulidad en el acto si el vicio no ha
producido indefensión, y, consecuentemente, no haya violado el derecho de defensa del
perjudicado -no existe la nulidad por la nulidad misma-.
La nulidad no tiene como fundamento proteger las formas procesales, pues éstas no
son un fin en sí mismo, las formas son un instrumento para asegurar la defensa de las
partes. Sancionar con nulidad todos los actos que simplemente incumplan la forma o
contengan un defecto, aun aquellos que no produzcan indefensión alguna, sería incurrir en
una excesiva solemnidad y en un formalismo vacío. Las nulidades declaradas en exclusivo
beneficio de la ley podían tener cabida en legislaciones formalistas, pero no en la actualidad,
donde la regla no es destruir sin necesidad, sino salvar el acto por razones de economía
procesal.
La máxima de que nadie puede sacar provecho de su propio dolo -nemo auditur
propiam dolum- tiene su explicación en este principio, pues la parte que ha apoyado o
causado el vicio no puede alegar la nulidad -ausencia de culpabilidad de quién la alega-,
principio que aparece recogido en el artículo 32.2.3 la nulidad será rechazada de plano “si
quien la pide es la parte que concurrió a causarla o no ha sufrido perjuicios por la
violación”.
La nulidad de los actos es la última ratio, por eso el capítulo se encabeza con la regla
“los defectos de los actos procesales deberán ser subsanados siempre que sea posible”. La
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nulidad deber ser rechazada, cuando el acto irregular se dio, pero la corrige, consecuencia
de ello la gestión de nulidad será rechazada de plano, si le basta al juez la solicitud o la
potestad oficiosa de corregir el daño, es como el médico que pudiendo curar al paciente con
medicamentos le recete una operación. Primero la medicina correctiva y solo de ser
necesario la cirugía.
Esta opción legal, ya explicada, se justifica pues el acto, aunque irregular, si logró su
destino, sin daño a nadie ni “daños colaterales”, no se justifica su anulación, pues en todo
caso ya surtió efectos. Sería anular simplemente por anular y corregir un defecto, aunque
al final se tienda a lo mismo. Al final el acto se ejecutará nuevamente como se hizo, pero
con el vicio. Importa la instrumentalidad del derecho, los fines, la satisfacción de los
intereses del administrado que, por un error del juzgador o una conducta de la contraria,
tenga que repetir un acto que ya se consumó.
e.- Si quien la pide es la parte que concurrió a causarla o no ha sufrido perjuicios por la
violación
El tribunal debe tomar, de oficio, todas las medidas necesarias que resulten de la ley
o de sus poderes de dirección, para prevenir o sancionar cualquier acción u omisión
contrarias al orden, a la celeridad, la justicia pronta y cumplida, impidiendo el fraude
procesal, la colusión y cualquier otra conducta ilícita o dilatoria, principio que reitera el 33.1
in fine NCPC.
Diversas normas facultan al juez para rechazar gestiones dilatorias, dentro de las
cuales encuadran las repetitivas, reiterativas, redundante, duplicado, reincidente. De ser
así, nuevamente, el art. 5.3 NCPC, faculta al juez para “desechar cualquier solicitud o
incidencia notoriamente improcedente o que implique una dilación manifiesta”, que a su
vez es una conducta de buena fe –art. 2.3 y 4.2 NCPC-, cuya vulneración podría dar origen
a una sanción por fraude procesal.
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La nulidad rechazada por resolución firme está amparada a la cosa juzgada y al
principio de preclusión, de manera que se trataría de una gestión reiterativa y por ello
faculta a su rechazo de plano.
a.- De oficio
Ya dijimos que las nulidades son convalidables, en forma tácita o expresa, pero
también son susceptibles de subsanación por la parte o por el juez en ejercicio de las
denominadas medidas de saneamiento, potestad que comprende la de revisar y subsanar
los actos viciados o defectuosos.
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prohibición infringiría el texto expreso del artículo 42 de la Constitución Política que
prohíbe reabrir causales fenecidas, “excepto mediante recurso de revisión” y ahora la
revisión especial en procesos que no admitan dicho “recurso” y contenga vicios graves.
Se seguirá el procedimiento incidental escrito del art. 113 NCPC, cuando la nulidad
se establezca contra actuaciones practicadas fuera de audiencia y cuando, por la naturaleza
del acto o por otra circunstancia, no corresponda o haya sido imposible hacerlo por vía de
recursos o en la audiencia.
La alegación de una nulidad por vía de recurso debe considerarse limitada a las
impugnaciones fundadas en los vicios que afectan la resolución en sí, es decir, a su
contenido intrínseco, por eso la norma refiere que “la nulidad de las resoluciones, por vicios
intrínsecos a ellas, deberá alegarse concomitantemente con los recursos que quepan” –art.
33.2 NCPC-.
Existe eso se la demanda e incidente de revisión, para otros supuestos con causales
taxativas, como veremos.
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Cuando una sentencia sea apelable y se ha producido en ella una infracción procesal
-incongruencia o falta de motivación, por ejp- o en el curso para su dictado se ha producido
un vicio de procedimiento -infracción a los principios de inmediación y concentración por
ejp-, el vicio, junto con los alegatos de fondo deberá formularse al presentar o deducir el
recurso.
El Código exige –Art. 69.2 párrafo 3º “solamente podrá alegar una causal de
casación, por razones procesales, la parte a quien hubiera perjudicado la inobservancia de
la ley procesal. Además, es indispensable, cuando el procedimiento lo permita, haber
gestionado la rectificación del vicio y haber agotado todos los recursos procedentes contra
lo resuelto”, que en los casos de nulidad como motivo para fundamentar un recurso de
casación por la forma, la parte perjudicada debió ejercer y alegar la existencia del vicio por
medio de los recursos que la ley otorga para impugnarlo -incidente, revocatoria y
apelación-; de lo contrario, se admite que la nulidad se convalidó y, con ello las puertas del
recurso de casación se cierran, dice, como complemento el 69.6 que el recurso será
rechazado de plano cuando “tratándose de una nulidad procesal no sea de las previstas
como causal, no sea reclamada ante el tribunal correspondiente, o no se haya interpuesto
recurso contra lo resuelto al invocarla.”
El numeral 33.3 introduce una novedad en la materia, según la cual la nulidad solo
podrá alegarse con posterioridad a la sentencia firme o a la conclusión del proceso, por vía
incidental, cuando se sustente en una de las causales por las que es admisible la demanda
de revisión, siempre que se trate de procesos en los que la revisión no proceda. Solo será
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admisible este incidente, si se planteara dentro de los tres meses posteriores al conocimiento
de la causal, del momento en que debió conocerla o pudo hacerla valer la parte
perjudicada”.