Deberes y Derechos Fundamentales de Los Estados

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Deberes y Derechos fundamentales de los Estados

Antes de comenzar a desarrollar el tema sobre los Deberes y Derechos


fundamentales de los Estados, es importante mencionar que, el Derecho
Internacional define las responsabilidades legales de los Estados respecto a su
forma de proceder con otros países y al trato que brindan a las personas dentro
de las fronteras estatales. Su dominio engloba un ámbito muy amplio de temas
de interés internacional, tal como los derechos humanos, los programas de
desarme, los delitos internacionales, los refugiados, la inmigración,
los problemas de nacionalidad, el trato a los prisioneros, el uso de la fuerza y la
forma de actuar en la guerra, entre otros. También regula
el patrimonio mundial, como el medio ambiente, el desarrollo sostenible, las
aguas internacionales, el espacio exterior, las comunicaciones mundiales y
el comercio mundial.

La teoría de los derechos fundamentales de los Estados nació en el siglo XVIII,


con Wolf y Vattel, y constituyó una afirmación de la independencia de los
Estados en relación con el poder del Papa y del Imperio. Su fundamento radica
en que los Estados, al igual que los individuos, por el solo hecho de existir
poseen derechos naturales anteriores al derecho positivo. Si bien esta
concepción, que pretende equiparar los Estados a los individuos, no admite el
menor análisis, no se puede desconocer que el derecho internacional reconoce
a todos los Estados ciertos derechos, sin cuya existencia ellos no podrían
realizar las finalidades que les son propias. Sin tales derechos, los Estados
carecerían de toda protección en el orden internacional. Si bien estos derechos
no pueden ser absolutos, y deben estar sometidos a ciertas limitaciones, ellos
sirven para facilitar las relaciones internacionales en un clima de paz y, en
último término, a acelerar el mayor desarrollo de los países más débiles, a
través de la protección que otorgan a la personalidad e integridad de cada
Estado en particular.
Los derechos fundamentales han admitido diversas clasificaciones,
especialmente en el ámbito del sistema interamericano, el que les ha otorgado
especial relevancia. Así, la CARTA DE LA ORGANIZACIÓN DE LOS
ESTADOS AMERICANOS CONSAGRA, EN SU CAPÍTULO IV, LOS
DERECHOS Y DEBERES FUNDAMENTALES DE LOS ESTADOS:

Artículo 10. Los Estados son jurídicamente iguales, disfrutan de iguales


derechos e igual capacidad para ejercerlos, y tienen iguales deberes. Los
derechos de cada uno no dependen del poder de que disponga para asegurar
su ejercicio, sino del simple hecho de su existencia como persona de derecho
internacional.

Artículo 11. Todo Estado americano tiene el deber de respetar los derechos de
que disfrutan los demás Estados de acuerdo con el derecho internacional.

Artículo 12. Los derechos fundamentales de los Estados no son susceptibles


de menoscabo en forma alguna.

Artículo 13. La existencia política del Estado es independiente de su


reconocimiento por los demás Estados. Aun antes de ser reconocido, el Estado
tiene el derecho de defender su integridad e independencia, proveer a su
conservación y prosperidad y, por consiguiente, de organizarse como mejor lo
entendiere, legislar sobre sus intereses, administrar sus servicios y determinar
la jurisdicción y competencia de sus tribunales. El ejercicio de estos derechos
no tiene otros límites que el ejercicio de los derechos de otros Estados
conforme al derecho internacional.

Artículo 14. El reconocimiento implica que el Estado que lo otorga acepta la


personalidad del nuevo Estado con todos los derechos y deberes que, para uno
y otro, determina el derecho internacional.

Artículo 15. El derecho que tiene el Estado de proteger y desarrollar su


existencia no lo autoriza a ejecutar actos injustos contra otro Estado.
Artículo 16. La jurisdicción de los Estados en los límites del territorio nacional
se ejerce igualmente sobre todos los habitantes, sean nacionales o extranjeros.

Artículo 17. Cada Estado tiene el derecho a desenvolver libre y


espontáneamente su vida cultural, política y económica. En este libre
desenvolvimiento el Estado respetará los derechos de la persona humana y los
principios de la moral universal.

Artículo 18. El respeto y la fiel observancia de los tratados constituyen normas


para el desarrollo de las relaciones pacíficas entre los Estados. Los tratados y
acuerdos internacionales deben ser públicos.

Artículo 19. Ningún Estado o grupo de Estados tiene derecho de intervenir,


directa o indirectamente, y sea cual fuere el motivo, en los asuntos internos o
externos de cualquier otro. El principio anterior excluye no solamente la fuerza
armada, sino también cualquier otra forma de injerencia o de tendencia
atentatoria de la personalidad del Estado, de los elementos políticos,
económicos y culturales que lo constituyen.

Artículo 20. Ningún Estado podrá aplicar o estimular medidas coercitivas de


carácter económico y político para forzar la voluntad soberana de otro Estado y
obtener de éste ventajas de cualquier naturaleza.

Artículo 21. El territorio de un Estado es inviolable; no puede ser objeto de


ocupación militar ni de otras medidas de fuerza tomadas por otro Estado,
directa o indirectamente, cualquiera que fuere el motivo, aun de manera
temporal. No se reconocerán las adquisiciones territoriales o las ventajas
especiales que se obtengan por la fuerza o por cualquier otro medio de
coacción.

Artículo 22 Los Estados americanos se obligan en sus relaciones


internacionales a no recurrir al uso de la fuerza, salvo el caso de legítima
defensa, de conformidad con los tratados vigentes o en cumplimiento de dichos
tratados.
Artículo 23. Las medidas que, de acuerdo con los tratados vigentes, se
adopten para el mantenimiento de la paz y la seguridad, no constituyen
violación de los principios enunciados en los artículos 19 y 21.

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