Ajena Guatemala Mía PDF
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LANZAS YLETRAS
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constructiva, para lograr una mayor eficiencia y un mejor
desarrollo de las actividades de la Universidad. en su doble
aspecto estudiantil y docente, y enjuiciará, desde su puntode
vista, el desenvolvimiento de la cosa pública, problema de
capital importancia para nosotros..." "...Hemos sidoabandera
dosde la protesta contra laopresión y de lasjustasreivindica
ciones de nuestro pueblo. Con él han marchado nuestros
esclarecidos hombres, y en came propia hemos padecido la
persecución, la tortura, el destierro". "...en el altarde la patria
yacen nuestros mártires".
Organizamos en secciones permanentes el contenido de
la revista: Nuestras páginas, Bengala de poesía, Problemas
económicos, Libros, Ventana. Encargábamos textos inéditos
y reproducíamos firmas de renombre: Enrique Muñoz Meany,
Augusto Monterroso, Juan Rejano, Rosario Castellanos,
Osear Arturo Palencia, Fedro Guillén, Edmundo Guerra
Theilheimer, Huberto Alvarado, Miguel Ángel Asturias, Carlos
IIlescas, Efraín Huerta, Carlos Navarrete, Pablo Neruda, Luis
Cardoza y Aragón, Jorge Zalamea, Roque Dalton, Eli de
Gortari, Volodia Teitelboim, Gregorio Selser, Juan José
Arévalo, JoséMaría LópezValdizón, Mario Monteforte Toledo,
Emesto Mejía Sánchez, LuisEnrique Délano, Joaquín García
Monge, Jean Paul Sartre. La sección económica, en manos
de especialistas: Julio Gómez Padilla y Alfonso Bauer Paiz.
Diseñaban Amérigo Giracca y Dagoberto Vásquez, alguna
vez mi compañero de cárcel.
Rosa Hurtarte Rosal, adolescente aún, se sumó al di
rectorio en el segundo número. Nos interesó su poesía.
Ariel Déleon, inmediatamente después. Les siguió Carlos
Caal Champney. Las colaboraciones procedentes de Mé
xico, las solicitaba José Luis Balcárcel. En mayo del 59, al
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retornar a Guatemala tras haber sido expulsado por Casti
llo Armas, José Luis formó parte del directorio.
Polrtica siempre la nota editorial. Los fundadores y Ariel
nos asignamos la responsabilidad de escribirla. Destacó él
en este trabajo.
Irremediables penurias financieras las de Lanzas y le
tras. Nadie devengó jamás un centavo. Exiguos aportes de
El Derecho, de alguna autoridad universitaria, de compren
sivos amigos. Mejoró el diseño gráfico; se encareció la
revista. Al propietario de acogedora taberna frecuentada
por nosotros, admirador de nuestra perseverancia, le su
gerimos anunciar su establecimiento publicando elogios
del vino y la embriaguez, suscritos por poetas famosos.
Aceptó. Agotadas las fuentes bibliográficas, inventamos
textos y autores. ¿Recuerdas, Tono Mobil, el fragmento
que atribuiste aJean Paul Morand?
Cada número reclamó tiempo y esmero. Febriles no
ches en espera del parto que Ilegarfa al alba. Tipógrafos y
editores acoqiamos jubilosos la nueva edición.
En total, treinta y un números. Veintiocho en la primera
época y tres en la segunda. Apareció el último en agosto
de 1962.
Son muchos los testimonios sobre lo que significó Lan
zas y letras. Tomo éste de Roque Dalton, que me releva de
expresar opinión personal: "Lanzas y letras, muy pronto,
sobrepasó los I(mites que sus fundadores se hablan plan
teado. Revista concebida originalmente como órgano cul
tural estudiantil, sus páginas fueron de inmediato invadidas
por todas las voces del presente nacional y mundial, pa
sando a ser una fuente viva de inquietudes, sugerencias.
preguntas, esbozos de respuestas. En Lanzas y letras
aparecen los primeros balbuceos del auto-reconocimiento
de la cultura guatemalteca revolucionaria después de los
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LUIS CARDOZA y ARAG6N
ALya
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- plenitud de la revolución - varios jóvenes, con preten
siones de marxistas, reconocimos abiertamente su magis
terio.
Ese descubrimiento de México al que aludí nos aproxi
mó a la influyente presencia de Cuadernos americanos,
revista que hace poco cumplió cuatro décadas. El nombre
de Jesús Silva Herzog y su obra me hacen evocar aquellas
palabras-sueños de Alfonso Reyes dichas al nacer estos
Cuadernos de América para los americanos: "...tenemos
que legar a nuestros hijos una tierra maternal, más justa y
más dulce para la planta humana". Es explicable y excusa
ble por ello la osadía de haber llamado Cuadernos univer
sitarios a nuestra primera revista.
La Revolución Guatemalteca, obra desenfrenadamente
polftica de Luis - alguien comparó la crudeza, la veracI
dad, la honradez de estas páginas con las de Martf-, nos
sacudió, nos despojó de pasiones irracionales, nos forta
leció en la certeza de la victoria final: "Nuestros países
- afirma - pueden y deben resistir, en todos los terrenos.
y pueden triunfar si se organizan, si su táctica es correcta
y si hay capacidad y firmeza en una dirección con criterio
propio".
En Lanzas y letras, en Presencia, toda una generación
se comprometió a combatir a la dictadura y al imperialismo.
Reapareció entonces Revista de Guatemala "conservada
y dirigida - recuerda Luis - por el fervor de jóvenes escri
tores guatemaltecos, como Huberto A1varado". Lanzas y
letras, Presencia y Revista de Guatemala fueron una sola
trinchera. Desde ahí combatieron Antonio Fernández Iza
guirre, Víctor Manuel Gutiérrez, Mario Silva Jonama, Hugo
Barrios Klée, Otto René Castillo, José Marfa López Valdi
zón, Huberto A1varado y otros escritores y dirigentes polí
ticos asesinados más tarde por el ejército. Por ese mismo
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con exagerado tino. publicó una fotografra del ex presiden
te derrocado, un mensaje suyo y estas palabras suscritas
por la redacción: "La juventud, que no ve en él al caudillo
sino hace un programa de su idearlo polftico, le recuerda
con respeto. Fresca y viva está su obra. La reforma agraria
y su plan de liberación económica constituyen nuestra
bandera para proseguir la lucha..."
Lanzasy letras comentó en forma constante el apareci
miento de Guatemala, las Ifneasde su mano. Asf lo revelan
estos fragmentos de la nota que publicó la redacción:
"Desde Landfvar -a quien evoca en lo mejor de su poe
sfa- no hay páginas más acendradas que las suyas". "Su
último libro, cargado de esa ternura con que escribe siem
pre el nombre de la patria, llega a nuestra literatura por la
puerta más ancha: Guatemala, las Ifneasde su mano es el
rostro mismo de la tierra".
A partir de 1960, nuestras visitas a Luis - transterrado
en México dirfan los españoles republicanos- son cada
vez más frecuentes. Nos recibfa a todos. A todos nos
escuchaba. Los editores de Lanzas y letras, Presencia y
Revista de Guatemala teníamos en su casa de Coyoacán
un punto seguro de confluencia. Su consejo permanente
fue el de unir a las fuerzas revolucionarias. Y su honestidad
y su clarividencia gufas para la acción. Acudíamos a él para
ofrle. Para que supiera de nuestros pasos.
Cuando la guerrilla era todavía incipiente - julio de
1962- • Lanzasy letras declaraba en la nota editorial de su
penúltimo número: "Para el pueblo, la transición pacffica
- a través de los medios electorales que garantiza la cons
titución burguesa de 1956- serfa la mejor solución. Pero
está visto que a la reclamación multitudinaria de sus dere
chos, las clases dominantes han respondido con la violen
cia, la cárcel y la muerte. Cada vez más, la reacción
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terrateniente y proimperialista cierra el camino pacifico de
las transformaciones económico-sociales para Guate
mala. Y cada vez son más evidentes las posibilidadesde
un cambio violento de cuyas proyecciones sólo puede
responsabilizarse a las clases que detentan el poder",
"Como lo señalamos en estas mismas páginas - meses
atrás-, una revolución agraria, antimperialista, de conte
nido nacionaly dirigida por la alianzaobrero-campeslna es
el único camino, la única salida". Sin reservas, estabande
acuerdo el maestro y sus presuntosdiscrpulos: el ejército
habra declarado la guerra a su pueblo. Y éste, encarnado
en su generaciónmásjoven,aceptabaresueltoel histórico
desatro. El genocidio estabaa las puertas.
Nos hallamosen 1967. A petición de la juventud univer
sitaria, Cardoza y Aragón es nombrado profesor emérito.
Con instrucciones suyas -la represión es cruenta, cre
ciente- leo su mensaje dirigido a la comunidad académi
ca: "No he venido a dar consejos. Los consejos no sirven
a los jóvenes creadores. Ellos, bregando con sus propios
demonios, contradiciéndonos y contradiciéndose, en
cuentran su camino, que siempre es un camino que hay
que abrir con lúcida exaltación cotidiana". Y explicaba en
seguida: "Estoy entre ustedes con mi responsabilidad de
siempre, con severavigilanciade mis palabras, ofreciendo
algunos puntos de vista que someto, con modestia, para
que los discuta, si lo merecen, mi calificadoauditorio. Digo
verdad si digo que busco orientaciones más entre los
jóvenesque entrelos hombresde mi generación. Eltiempo
corre ahora más aceleradamente, y aquellos han acumu
lado experiencia y tienen muchrsimas crrticas que hacer
nos: .Yo aprendo más de un joven camarada que de un
viejo maestro. escribió Max Jacob en su Ane poética. No
es en nombre de una experiencia de que carezco, pero sr
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cional suya, cuyo paradigma moral, poIftico y literario ha
guiado a generaciones de trabajadoresguatemaltecos. Es
usted un auténtico patriota que ha trascendido el tiempo y
el espacio, colocándose por su pensamiento y su obra en
la vanguardiade los ejércitospopularesque combaten por
la libertad y el florecimientode la cultura".
En 1980, la represióncontra la Universidad cobra nume
rosas víctimas entre profesionales, profesoresy estudian
tes. Se desintegra el consejo editorial de Cuadernos
universitarios y sus miembrosnos dispersamos. La revista
deja de existir. No hay más camino que la dandestinldad
o el exilio.
Lafigurade Luiscreceen el exterior. Lasorganizaciones
revolucionarias en armasreconocen en él al hombre capaz
de comprender la urgenciay los alcancesde la unidad. El
gobierno genoclda de Guatemala lo acusa de dirigir la
subversión. Entorno suyo - del idearlorevolucionarlo que
él encarna- seagrupan relevantes patriotas comprometí
dos en la contienda liberadora. Nunca Luis ha estado más
joven. Más lúcido. A pesar de su modestia -'1"a1 vez
cumpU ya con mi módica cuota antigorila"-, el pueblo
tiene fe inagotable en el Hijo pródigo. Oigamos su voz:
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El mundo se achicó sin que hayamos crecido.
indultan vivirfas.
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ANTONIO FERNÁNDEZ IZAGUIRRE
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al menos el consuelo de tormentosos amores de
adolescencia.
Tonfer, a quien los compañeros de curso llamaban
afablemente el poeta Izaguirre, sin duda porque
desdeñaba las asignaturas jurídicas tanto como
proclamaba su franca vocación poética, se lanzó pronto
a la primera aventura intelectual. Fundó y dirigió Vocero
estudiantil, cuyas páginas empezaron a recoger sus
versos. Me habría gustado ojear la colección de esa
revista para que esta remembranza tuviera el atractivo
de sus primicias literarias, pero estoy escribiendo sin
más auxilio que los recuerdos.
Corriendo parejas con esta iniciativa de Tonfer -casi
estoy seguro de que gracias también a una ocurrencia
suya-, nos reuníamos por las noches, en casa de Carlos
Caal Champney, para escuchar música sinfónica y
conversar sobre literatura española. Góngora, Santa
Teresa, Lope, Fray Luis de León, Calderón de la Barca,
Quevedo, eran los autores comentados. Carlos lIIescas
dirigía esta especie de peña, que pronto se orientó al
estudio coloquial del romance y, luego, al más coloquial
aún del corrido. Tonfer tocaba la bandurria y solía
cantar a menudo.
La llegada de Arbenz al gobierno y la promulgación
de la reforma agraria, radicalizaron la lucha de clases en
el país. La Universidad se convirtió en escenario de
enconadas pugnas ideológicas. Nuestro grupo, que no
contaba sino con uno o dos marxistas militantes, abrazó
sin reservas la causa revolucionaria. Al Comité de
Estudiantes Universitarios Anticomunistas -esa era más
o menos su denominación-, opusimos nuestro ideario y
nuestras fuerzas. Vocero estudiantil salió a las calles y
Tonfer se erigió rápidamente en dirigente político.
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Algunos de nosotros participamos en el Frente
Universitario Democrático, que aglutinó a la mayoría de
los universitarios comprometidos con la revolución.
Ricardo Ramírez de León comandaba ese frente y ejercía
notable influencia en varios miembros del grupo.
Nuestras victorias sobre la derecha fueron inmediatas:
ganamos elecciones decisivas y llegamos a ocupar
altos cargos en la dirigencia universitaria. Electoral
mente, en la Universidad, la derecha anticomunista
estaba derrotada.
Pero no todo era actividad política. O era política de
otra manera. Logramos convertir la Escuela de Derecho
en una casa de la cultura. La Orquesta Sinfónica Nacional,
orquestas de cámara y solistas famosos acudían a
nuestro llamado. Pintores y escultores hicieron suyos
los corredores del edificio colonial. Organizábamos
ciclos de conferencias y mesas redondas, invitábamos
a escritores y poetas. Tonfer leyó alguna vez sus
propios trabajos.
Idea del grupo fue crear una revista. Así nació
Cuadernos universitarios, auspiciada por la Asociación
de Estudiantes Universitarios, cuyo número uno incluía
colaboraciones de Enrique Muñoz Meany, Carlos
Navarrete, Carlos IIlescas, Humberto Hernández Cobos,
César Brañas, Octavio Méndez Pereira (autor del
proyecto arquitectónico de la Ciudad Universitaria de
Panamá), Miguel Angel Asturias, Carlos Figueroa, José
Castañeda, Harold L. White, Roberto Paz y Paz, Mario
Silva Jonama, Carlos Martínez Durán. Una nota de
presentación, políticamente comprometida y
comprometedora, abría este volumen: "Nace Cuadernos
universitarios bajo el signo de una juventud que no
quiere volverle las espaldas a su pueblo y a la cultura".
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Armas. Tras casi dos años de lucha que suscitó el
respaldo del pueblo, los directores de El estudiante
fueron detenidos por la policía secreta del gobierno y
enviados al exilio. Tonfer viajó primero a La Habana y en
seguida se instaló en México.
Jamás perdimos el contacto. Uno aquí, otro allá,
unidos siempre. La permanencia de Tonfer en Cuba fue
determ inante en su vida. Conoció entonces a destacados
dirigentes del Movimiento 26 de Julio y estableció con
ellos vínculos indestructibles.
En 1958, al instaurarse el gobierno de ldíqoras
Fuentes, volvimos del destierro. Nos reagrupamos de
inmediato y empezamos a forjar planes de trabajo. Con
alguna escasa excepción, ya todos éramos militantes
revolucionarios.
Después de nuestro reencuentro fundamos la revista
Lanzas y letras. Tonfer propuso que se llamara Armas y
letras, pensando en El Quijote. Esa fue la idea original.
Pronto, nuestra revista dejó de ser exclusiva expresión
del grupo. Sin perder independencia, decidimos ponerla
al servicio de la lucha política. Junto a intelectuales
guatemaltecos y extranjeros de renombre, escribían los
dirigentes revolucionarios, todos en la clandestinidad.
En tres o cuatro meses, cobró prestigio interno y
externo. A partir del 59, el año de la Revolución Cubana,
Lanzas y letras era, en su género, la publicación más
leída en el país. Al par de los acostumbrados temas,
textos y fotografías procedentes de Cuba llenaban sus
páginas. Ante la trascendencia de aquel suceso, salimos
en su defensa. Defendíamos lo nuestro.
Cuando Lanzas yletrascumplió su primer aniversario,
recibimos mensajes llegados de todas partes. Lo mejor
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de América nos acompañaba. Mantuvimos la más alta
calidad en sus páginas.
En la vida universitaria, se afirmaba la trayectoria de
Tonfer. Ganó las elecciones y asumió la presidencia de
la Asociación El Derecho. El poeta Izaguirre, que jamás
dejó de ser poeta, dirigía la campaña insurreccional
universitaria.
Las revoluciones china y cubana eran objeto de
inquietud y estudio entre nosotros. Nadie objetó la
lucha armada como última instancia de la lucha política.
Se habían cerrado todas las puertas al debate demo
crático y pluralista. El Che Guevara influyó considera
blemente en Tonfer.
El Movimiento 13 de Noviembre, que encabezaron
Marco Antonio Yon Sosa y Luis Augusto Turcios Lima,
y luego la Guerrilla 20 de Octubre, que creó la dirección
nacional revolucionaria, sacudieron ideológicamente a
la organización. Frente a un sector apegado a los
métodos tradicionales de trabajo, fue surgiendo otro,
más joven, que abanderaba la causa de la lucha armada.
Yon Sosa y Turcios Lima -en especial este último- se
vincularon al sector más avanzado y ejercieron sobre él
considerable influencia. Turcios Lima llegó a convertirse
entonces en jefe rebelde. El camino de las armas pasó
a ser el camino del movimiento revolucionario.
Tonfer, que se incorporó a la actividad político-militar,
estuvo muy cerca de Turcios. Su actitud era terminante:
no bastaba la identificación teórica con la lucha armada.
Era preciso actuar. Yeso fue lo que hizo.
Sin estridencias, sin incurrir en el exceso de llamar
"teoriquitos" a abnegados y viejos dirigentes
revolucionarios, Tonfer dio subatalla ideológica y, a la
muerte de Turcios, optó por la disidencia. Él y otros
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"No vine a hacer prosel itismo. Distingo en todo esto dos
posiciones: la correcta y la incorrecta. Y pienso que la
primera, la de principios, debe prevalecer. Hay que
salvar a la organización".
En adelante, nos entrevistamos a menudo. Meexpresó
varias veces su simpatía por Alero, que editábamos con
Carlos Centeno en la Universidad. Hablar de revistas
era viejo tema entre nosotros. También conversamos
sobre su larga experiencia en la montaña como parte de
ese núcleo forjador del Ejército Guerrillero de los Pobres
(1972-76), experiencia que Mario Payeras, uno de sus
quince protagonistas, recogió en Los días de la selva,
relato testimonial rico en enseñanzas políticas y
militares, operativas y estratégicas. Tonfer me habló,
además, de sus poemas. Me prometió llevarlos a la
próxima cita, pero no cumplió lo ofrecido.
La represión crecía en el país. En la capital, los
asesinatos se multiplicaban. Los universitarios -es
tudiantes y maestros- caían indefensos o eran "desa
parecidos". A principios de 1979, me vi envuelto en
dificultades. Precipité una postergada intervención
quirúrgica para ganar la necesaria tregua, y me ausenté
del trabajo académico. Durante la convalecencia, Tonfer
me hizo llegar su respaldo y el de sus compañeros.
Logró comprobar que me perseguían y llegó a concebir
la hipótesis de que podrían asesinarme. Tomé en serio
su advertencia, porque el curso de los acontecimientos
la explicaba y justificaba. "Te pido, pues, no exponerte
innecesariamente", me decía. "Necesitamos hablar.
Las horas pueden ser las que tú juzgues convenientes.
y según tu salud. Nosotros discutiremos entre tanto
qué medidas sugerirte que tomes, pues tenemos que
impedir que te maten". Lo que pretendo destacar es el
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penas ni la adversidad-, en la que hicimos memoria de
la vida entera. No me dijo adiós, sino "iHasta la victoria
siempre!" Fue mi último encuentro con Antonio
Fernández Izaguirre, legendario comandante del Ejército
Guerrillero de los Pobres.
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EL PARTIDO
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literatura. Aparecieron seis números. Reprodujimos
textos de Muñoz Meany, Cardoza y Aragón, Neruda...
Reseñamos libros y comentamos exposiciones de artes
plásticas, conciertos, cine.
En esa época fui elegido presidente de la Asociación
de Estudiantes Universitarios (Federación, en otros
países) con el respaldo del Frente Universitario
Democrático. Augusto Cazali Avila, irreprochable político
sin partido, y Ricardo Ramírez de León, marxista
militante, me visitaban con frecuencia para cambiar
impresiones sobre el movimiento estudiantil. Hoy,
Ricardo es conocido por su nombre de combate: Rolando
Morán, comandante en jefe del Ejército Guerrillero de
los Pobres y miembro de la comandancia general de la
Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).
Huberto Alvarado, alumno en la Facultad de
Humanidades, creaba con otros intelectuales el Grupo
Saker-ti (Amanecer) de artistas y escritores jóvenes,
que luego haría suya esta divisa: "Por un arte nacional,
democrático y realista". Culto, de lectura puntual, dueño
de buen humor, enseñaba sin proponérselo. (Lustros
después, siendo miembro de la comisión política y del
secretariado del Partido Comunista, Huberto vivía en La
Florida, poblado que ahora forma parte de la capital. Mis
padres residían en una granja ubicada por ese rumbo,
camino de San Juan Sacatepéquez, y yo los ayudaba a
distribuir huevos, pollos y conejos. Esto me facilitaba
visitarlo pretextando periódicas entregas de huevos a
las que el vecindario se acostumbró. Conscientes del
riesgo habíamos convenido en que una maceta colocada
sobre el muro que cercaba su casa sería señal de
alarma).
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cultural por los conquistadores; e) esta opresión no
tuvo carácter racial sino social (la clase dominante de la
nación opresora encontró aliados entre la clase
dominante de la nación oprimida); f) los conquistadores,
al someter por la fuerza a las nacionalidades indígenas,
les negaron la posibilidad de organizarse económica,
política y culturalmente; g) durante la colonia se formó
la nacionalidad mestiza o ladina; h) la nacionalidad
mestiza representa el primer brote de movimiento
nacional en las luchas por la independencia, en tanto
tiene, aunque en forma embrionaria, intereses
económicos de clase; i) a partir de entonces, la clase
dominante apela al nacionalismo y habla de lucha por la
autonomía e independencia frente a la agresión y
competencia del exterior, aunque en el interior esta
clase sea agresiva y opresora; j) con la independencia
se modificó la realidad predominante durante la colonia
-que las nacionalidades indígenas estuvieran sometidas
a la opresión- y también los mestizos pasaron a ser
oprimidos; k) de esta manera y con el avance del
capitalismo, el modo de producción funde a los obreros
de distintas nacionalidades en una sola clase social: la
oprimida).
Al salir del país, tras el derrumbe de Arbenz, Gutiérrez
y Silva Jonama marcaban ya mi pensamiento.
Recién llegado a Chile me identifiqué con socialistas
y comunistas: en la Universidad, donde encontré a
Shafick Jorge Handal, comunista salvadoreño que hoy
es miembro de la comandancia general del Frente
Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN); en
la Central Unica de Trabajadores de Chile, presidida por
un cristiano venerable: Clotario Blest. A su lado, Juan
Vargas Puebla, obrero comunista. Poco a poco fui
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forjando una concepción materialista y dialéctica de la
naturaleza, de la sociedad, concibiendo como propia la
causa del proletariado. Lo he dicho en otra parte: Chile
me enseñó a poner en orden mis ideas.
De la relativa tolerancia chilena -la policía secreta del
presidente Carlos Ibáñez del Campo nos obligaba a
presentarnos semanalmente a sus oflcinas-, partimos
hacia la represión local. Ya en Guatemala, nos
agrupamos los más afines. L1amábannos "chilenos"
por nuestra procedencia. Apareció Lanzas y letras.
Queríamos ser oídos, debatir. Esta imperiosa voluntad
nos impulsó a crear otra publicación: Nosotros
opinamos, periódico mural explícitamente político.
Amérigo Giracca ideó el diseño: liviana estructura
metálica pintada de negro cruzada por gruesas cuerdas
de suave color naranja. Echado hacia la izquierda, el
tablero de palo blanco en que pegábamos los textos.
Una novedad. De noche, acudíamos a los comités
obreros. Ferrocarrileros, tipógrafos, fueron mis colegas.
(En Managua, volví a ver a Elías Barahona, a quien
conocí en uno de esos comités cuando él tenía quince
o dieciséis años de edad. Era dirigente del sindicato de
cajas y empaques. Ahora, periodista de nota. Recién leí
la entrevista que le hizo a un peluquero nicaragüense
cuya navaja pasó por los cuellos de Agustín Lara,
Armando Manzanero, Anastasio Somoza Debayle,
Howard Hughes, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal,
Humberto Ortega, Tomás Borge, Antonio Lacayo y otros).
Nos guiaba la noción de frente amplio, de con
vergencia en asuntos fundamentales. No obstante,
fuimos dogmáticos, sectarios. Rechazamos toda
tendencia conciliadora con el enemigo. ¿Era dable,
acaso, pensar y actuar de otra manera en medio de
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y Orfeo negro en un teatro próximo a L'Etoile. Presas de
la lujuria, las espectadoras abandonaban a sus maridos
y se adueñaban del escenario. Con ellas y los bailarines
brasileños adentro, cerrábase el telón. Jorge fue
secuestrado una noche en su hogar. Torturado y luego
asesinado. Le fracturaron los brazos. A César Montes
volví a verlo en Nicaragua. Días atrás había sido el
comandante Pedro Guerra en la guerrilla salvadoreña y
combatía ahora en las tropas especiales que derrotaban
a la "contra". Repito: gato de muchas vidas.
Luis Augusto Turcios Lima, como Marco Antonio Yon
Sosa, su compañero de armas en el ejército nacional y
después en los frentes guerrilleros, surgió a la vida
política al producirse el alzamiento militar del 13 de
noviembre de 1960. Le prestaba mi casa para sus
reuniones políticas. Con mi mujer y mis hijos
almorzábamos los fines de semana. Al cumplir Miguel
Angel Asturias sus sesenta años, lo llevé a la residencia
de Amadeo García, muy próxima a la mía, donde Turcios
Lima, quien llegó acompañado de César Montes, y
Miguel Angel, se entrevistaron. "No me tienda la mano,
comandante -le dijo Asturias-, permítame abrazar a un
pedazo de la historia de mi patria".
Un mensajero de Mario Silva Jonama me despertó
una madrugada con la noticia de que en la morgue del
Hospital General se hallaba el cadáver de Herbert,
seudónimo del comandante Turcios Lima, muerto esa
noche en un accidente automovilístico. Me pidió
identificarlo. Cumplí la ingrata tarea acompañado de
Mario Vinicio Castañeda Paz. A pesar de las quemaduras
que le partían el rostro y el vientre, reconocí a Herbert
sin vacilar.
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Dos hechos insólitos ocurrieron durante su sepelio.
Al pasar el ataúd frente a la Escuela Politécnica (nombre
de la academia militar de Guatemala), los cadetes de
guardia le presentaron armas. En el Cementerio de la
Villa, enviado por el viento, apareció el comandante
César Montes. Pronunció la oración fúnebre y se lo
tragó la tierra.
El fortalecimiento de los frentes guerrilleros y las
zonas de resistencia, entre otras causas, dio lugar al
surgimiento de diferencias ideológicas y crisis
orgánicas. Dealguna manera el conflicto chino-soviético
influyó en todo esto. Quizás lo más grave fue el
distanciamiento que se produjo entre la dirección del
partido y la jefatura real de la guerra. No se acoplaban
la concepción política tradicional y la militar. Desatábase
la lucha interna entre dirigentes y dirigidos, entre los
propios combatientes.
Ricardo Ramírez de León me sugirió unirme a su
grupo. La verdad es que sus argumentos eran
convincentes. Marchóse a fundar el Ejército Guerrillero
de los Pobres. Antonio Fernández Izaguirre tomó igual
camino.
Al desaparecer secuestrada la comisión política,
Huberto Alvarado asumió la secretaría general del
partido. En reiteradas ocasiones le dije que ese hecho
sólo podía explicarse como resultado de una infiltración.
Me aseguró que el caso se investigaba. La última vez
que conversamos, cuatro días antes de que su cadáver
apareciera abandonado en una carretera próxima a la
capital, volvió a referirse a esa investigación. Pienso
que confiaba en ella.
¿Qué hacer?
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Los inconformes con el curso de los acontecimientos
desconocieron a la dirección del partido y crearon otra.
Así surgió el Núcleo de Dirección Naclonal,
El Ejército Guerrillero de los Pobres, las Fuerzas
Armadas Rebeldes, la Organización del Pueblo en Armas
y el Núcleo de Dirección Nacional del Partido
Guatemalteco del Trabajo (Comunista) son las
organizaciones fundadoras de la Unidad Revolucionaria
Nacional Guatemalteca (URNG).
133
EN LA DIRECCION
UNIVERSITARIA: ALERO
135
• Marzo, 1954. Décima Conferencia Interamericana,
celebrada en Caracas. Antesala del patlbulo para Guate
mala. La Universidad se divide en dos: irreconcUiables
derechae izquierda. Es inminente la caída de Arbenz.
• Junio, 1954. Seconsuma la intervención norteamerI
cana. Eisenhower y FosterDulles imponenen la presiden
cia del pars a Castillo Armas, traído de los campamentos
quela United Fruithaorganizado enHonduras. Nose pudo
ir máslejos: "Diez añosde primavera ene! paísde la etema
tiranía". Ahora, "encierro, destierro y entierro". Surge la
resistencia. En e! Cerro de! Carmen, los comunistas enar
bolan una bandera roja. El Estudiante, periódico universi
tario, alcanza los 50 mil ejemplares. Orienta la lucha en la
semiclandestinidad. Sobrela dirigenciaestudiantU e! grue
so de los golpes. La contrarrevolución en el poder.
• En 1956y 1962, los estudiantes san abatidos en las
calles. El Consejo Superior Universitario, encamando as
piraciones compartidas por sectores opuestosal régimen,
pide la renuncia del presidente Ydfgoras Fuentes, anciano
general. La Universidad en su mira.
• 1970. Coinciden las elecciones nacionales y las uni
versitarias. En las primeras, talla costumbreque instituirá
e!ejército, ''triunfa'' un coronel:Cartos Arana Osario. Había
comandado la contrainsurgencia en el oriente del pars y
luego representado al gobierno de Julio César Méndez
Montenegro ante Somoza. Las segundas - con más del
ochentapor cientode losvotos-, las ganaRafael Cuevas
del Cid, doctor en derecho, académico notable, hombre
progresista y honesto. Si el término "izquierda" explica
algunascosas, su campaña electoral y su rectoradoagru
parona la izquierda revolucionaria, incluidoslos comunis
tas. Electotambién, lo acompañoal frentede la secretaria
general.
136
137
do. "¿De qué se ríe, licenciado?" - me dice de súbito. Le
contesto: "De impotencia, señor presidente". Dormimos de
casa en casa, cambiamos de vehículo. Estudiantes o ami
gos nos custodian mientras marchamos hacia los sitios de
reunión. Adelante y atrás de nuestros automóviles, breve,
discreta caravana.
¿Cómo explicarse este ensañamiento en contra de la
Universidad y los universitarios?
A Rafael Cuevas del Cid lo conocí en la Escuela de
Derecho. Gozaba de prestigio bien habido. En esa época
solfa distinguirse al mejor estudiante de la Universidad con
un premio que le fue fácil obtener. No militaba en pelltica.
Uegó a la presidencia de la asociación de estudiantes El
Derecho con amplio respaldo, cargo desde el cual se
ocupó de algo más que asuntos jurídicos. Me escogió para
atender la comisión llamada de arte y cultura. Lo que
hadamos aurse denomina hoy extensión universitaria. Más
tarde, recién llegado de Europa donde hizo estudios de
postgrado, fue elegido decano. Óptimos los resultados de
su labor. Confió en mí la edición del boletín y la revista,
publicaciones que aparecieron con puntualidad. Antes de
lanzar su candidatura para la rectoría universitaria, me
pidió formar parte de su equipo de trabajo. Compartimos
éxitos y sinsabores.
¿Qué hicimos, él y sus colaboradores, en la dirección
universitaria? Cumplir un programa de actividades que se
sometió a la consideración del electorado. Hecho inusual,
por cierto. Nos animó siempre la idea de que, aunque "la
revolución no pasa por las aulas de la Universidad", ésta,
en alguna medida, debe contribuir a resolver los problemas
nacionales, a formar parte de la "conciencia critica de la
nación". La Memoria del rector Cuevas del Cid, puntual
mente cotejada con su programa, al que llamó Pensamien
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MI CASA
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gigante. charnantos, fajas y ponchos que engalanan a los
huasos del valle central; miniaturas de El Rari antaño
confeccionadas con crin de caballo; cerámica negra bru
ñida de Quinchamalr y policroma de Talagante. cajuelas y
joyeros elaborados con conchas marinas por los pescado
res de Valpararso, Cartagena y Coquimbo. Determinante
fue mi experiencia de investigador aliado de Tomás Lago.
quien fundó y dirigió el Museo de Artes Populares de la
Universidad de Chile.
De Bolivia. alto mundo andino que me hizo evocar las
heladas serranías de mi tierra, llevé una réplica, en grande,
de las balsas de totora que cruzan el Titicaca. máscaras
diabólicas de los carnavales, charangos cuyas cajas de
resonancia son caparazones de armadillos, sicus y que
nas de melancólicas voces que acompañan en su viaje
cordillerano a los arrieros de llamas, alpacas y vicuñas. De
Ecuador y Colombia cargué con espejos diseñados a la
usanza colonial, con telas de lana en que predominan. a
diferencia de los encendidos colores indrgenas guatemal
tecos, los ocres y negros sobre fondo gris. En China
- coman los años de Mao -, cumpliendo extenso y repo
sado itinerario, me sedujeron los juguetes de seda - ele
fantes, leones, gatos-. las muñecas de piel de conejo
hechas en Mongolia Interior, las tintas de U pai-chi, los
pequeños biombos de seda pintada, objetos múltiples de
jade verde y rosa, máscaras de la ópera de Pekrn. pipas
campesinas de bambú con boquillas de alabastro, figuras
recortadas en papel de arroz. En Suiza, Alemania y Che
coslovaquia, las pipas de madera y porcelana. los basto
nes. (Hay entre mis pipas una francesa, prolijamente
labrada, de mediados del siglo diecinueve, y otra, de copa
blanca, que usó Luis Cardoza y Aragón en su juventud.
Obsequio suyo).
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Sacatepéquez y nuestro altiplano occidental. Los anima
doresde esa institución -Amérigo. LuisLujánMuñoz, Ida
Bremé de Santos, Juan José Hurtadoy yo- organizába
mos exposiciones. dictábamos conferencias, editábamos
monograflas. fundábamos el Museo de Artes y Artesanlas
Populares de Sacatepéquez. en Antigua. Tratéde cerca a
artistas y artesanos en diversas especialidades y gocé de
su amistad.
Cuando Amérigo me mostrólos planos de la casa. nada
hubo que cambiar. La imaginó como yo: aJ centro de
espacioso jardfn. resguardada por blancos e Indinados
murosque remata un cimborrioantigüeño. Feliz confluen
cia de rasgos prehispánicos y coloniales. Cuatro gárgolas
de lozavidriada saJidas de lostaJleres del maestro Francis
co Montiel, dejancaerel caudaJ de aguasacumulado enla
terraza. Otra gárgola. solitaria. vierte el agua pluvial sobre
el jardrn interior con el curioso auxilio de una gruesa
cadena de hierro que. como lengua. se le escapa de la
boca.
PocosañosvM am. Mientras esto suceda. fue mi hogar
y el hogar de los amigos.
Lamañana que asesinaron a JoséLeón. la casasellenó
de gente. Tres días después. al marcharse A1enka y los
hijosa Nicaragua. meatrevía llegar. Cada cosaensulugar.
Relampagueaban los rojos pisosde barro cocido pulidos
con cera. Luciacomo en susmejores tiempos. Aguardaba
a quien no volverá.
A doce añosde distancia. leoy compartoestasreflexio
nesde A1enka contenidas en unacartaa su hermana Paz;
liMas, cuando en mi casa ancha y blanca irrumpieron la
muerte y la sangre, desolando murallas y ladrillos. deján
dola huérfana de hijos y de voces. entonces. hermana.
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Amoldo Ramrrez Amaya - ojos de búho, diabólica plu
ma-, hizo lo mismo con otras páginas aparecidas en
aquella revista de la que fue director artrstico.
En su casa de Coyoacán, mansión cortesiana que per
tenecióa la Mallnche,los"Frldos" Rlna Lazoy ArturoGarcra
Bustos me dedicaron dos de sus grabados.
SanJosé - esbeltavarita de nardo en la mano-, óleo
anónimodel siglodieciocho,fue enmarcadopor el maestro
José luis Alvarez en un alarde barroco acorde con la
imagen.
Dela concha en que se hallapintada, emergela Virgen.
Perla en nube de nácar. Oleo del diecinueve guarnecido
por un óvalo de caoba oscura.
Tresexvotosprocedentes de la iglesiade SanFelipe, en
Antigua. Oleos sobre láminade zinc portadoresde sendas
gratitudes.
DeMarcoAugustoQuiroa, unJesúsnazareno enandas,
óleo sobre madera. Tonos metálicos, violáceos, de sema
na santa. Y Elperraje, bromaque mejugó entintasde vivos
colores:la escoba, el balde, eltrapeador, utensiliospropios
de mi neurótico oficio. Dice la dedicatoria: "Cómo sufre
Piqui Draz, I -gran amante del folklor-, I al mirarte en
estosdrasI convertido en trapeador', En otro lienzo, com
parte la mitad del espacio con el atonnentado Enrique
Anleu Draz: Los novios. Annonra y contrapunto.
Varias piezasde pintura popular guatemalteca, algunas
de ellas debidas a los pintores de cofres del cantón Vás
quez, en Totonicapán, a quienes décadas atrás Amérlgo
Giracca les pidió pintar cuadros con los mismos motivos
que decoran sus cofres. Talel origende esa pinturaorlada
de florecillas silvestres. (Uno de esos motivos -el quet
zal- ilustra la cubierta de Guatemala las lIneas de su
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