Uba Ffyl T 2008 848530 v2 PDF
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Gallo, Ezequiel
2008
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?8 NOV 2008
TESIS DOCTORAL
EL PARTIDO SOCIALISTA
Y SUS INTERPRETACIONES
DEL RADICALISMO ARGENTINO
(1890-1930)
AUTOR:
MAG. RICARDO H. MARTÍNEZ MAZZOLA
DIRECTOR:
DR. EZEQUIEL GALLO
TOMO 11
328
Capítulo 7.
"Un gobierno de fuerza y misericordia".
Los primeros años de Yrigoyen (1916-1918)
Primeras evaluaciones
275
Un hecho a subrayar es que casi todos los fragmentos elegidos -el que trata del "origen de las
tiranías", el que describia "la elección del Restaurador", el que analizaba "la personalidad de Rosas"-
no remitian a la figura del caudillo riojano sino a la de Juan Manuel de Rosas, con quien los
socialistas frecuentemente comparaban a Yrigoyen.
329
279
Al día siguiente La Vanguardia volvía sobre el terna al plantear que la solución encontrada ior el
gobierno -organizar ollas populares en el llotel de inmigrantes con recursos obtenidos por la donación
del presupuesto de "etiqueta" dei Presidente y los Ministros- no implicaba una verdadera respuesta al
problema sino simplemente "hacer limosna con el dinero ajeno" aportado por el pueblo con los
impuestos al consumo". (LV, 14-11-16)
280
El diario socialista reconocía que se trataba de una violación a un principio tradicionalmente
defendido por el PS, la que se justificaba en "la necesidad imperiosa de defender al pueblo de la
miseria que lo agobía". A esa consideración, ya planteada anteriormente, se agregaba otra novedosa,
al afirmarse que el impuesto a la exportación de trigo y la eventual limitación de dicha exportación
contribuiría a acercar el fin de la guerra al incentivar a los países beligerantes a buscar la paz. (LV, 13-
11-16)
281
De todos modos no se trataba de una reivindicación del papel anticíclico del gasto estatal sino de
una reorientación que reemplazaba gastos superfluos, ligados a empleos burocráticos, por otros
orientados a favorecer a los sectores populares (LV, 16-11-16). Frente a la crisis, la respuesta
331
socialista seguía siendo, como titulaba un Editorial del 16 de diciembre, "disminuir los gastos". (LV,
16-12-16)
332
282
Un día más tarde La Vanguardia informaba que en la entrevista Di Tomaso le había sugerido a
Yrigoyen si, dadas las circunstancias extraordinarias generadas por la guerra y la mala cosecha, no
sería deseable directamente prohibir la exportación de trigo y fijar el precio de la venta de pan. (LV,
17-1 1-16).
333
tutelar" y se complacía en alojar a los pobres y ver que estos comieran 'la comida del
Presidente". (LV, 20-1 1-16).
En los días siguientes otros artículos, tal vez buscando mantener una mayor
expectativa acerca de la posibilidad de que el gobierno tomara en cuenta las medidas
propuéstas, rechazaban la contraposición antes planteada entre medidas paliativas,
como la olla popular, y soluciones de fondo. Señalaban que no se cuestionaban las
primeras, necesarias ante el hambre del pueblo, pero que las mismas debían ser
transitorias. Afinnaban asimismo que "el Partido Socialista no hace la yana
'oposición' estéril y negativa de los grupos que se disputan el poder (y) prefiere
señalar a los hombres de gobierno los medios de conjurar en gran parte la actual
crisis, antes que dejarles perder el tiempo en la inercia para poder criticarlos
después." Pero el intento de acercamiento era acompañado por un nuevo
señalamiento de la superioridad -que llegaba a incluso a la atribución a sí mismos de
la capacidad de definir el verdadero, sentido de "radical"- al concluir 283 :
"Ojalá sirva el estímulo del PS para infundi.r a los hombres del nuevo gobierno del
valor para librar al pueblo de la explotación de los monopolios ( ... ) Y comprenda
este gobierno que nada sería tan nuevo, tan revolucionario y radical —en el exacto
sentido de los vocablos- corn.o inspirar los actos gubernativos en las necesidades del
mayor número, del pueblo sufrido y laborioso, que tiene hambre y sed de justicia."
(22-11-16). . .
Pero lo que primaba era la expectativa negativa. Así lo dejaba ver un Editorial que,
señalaba el curioso fenómeno "de un gobierno que viene a renovar, a cambiar todo el
régimen. —administrativo y político- de las oligarquías ( ... ) y que comienza por no
hacer nada o por irse por los detalles." Y, volviendo sobre los planteos anteriores,
sostenía que aún las buenas medidas tomadas por el radicalismo eran pequeñas e
inocuas, y lamentaba su falta de resolución para tratar los "grandes" prob1ems. La
conclusión era lapidaria: "el señor Irigoyen, no viene a renovar nada" (LV, 24-11-
16).
Luego de, varias semanas en las que los socialistas cuestionaron a 'un gobierno que
ante la insuficiencia de la "caridad estatal" se limitaba a apelar a la beneficencia
La distancia con el radicalismo era acentuada no sólo por ese rol tutor que en ocasiones corno ésta
los socialistas se daban a sí mismos sino, más claramente, por otras intervenciones que, en esos
mismos días, celebraban los conflictos internos del radicalismo y auguraban lisa y llanameiite su
"disolución". Un ejemplo era el artículo que analizando las tensiones de los radicalismos provinciales,
en particular el caso cordobés, las explicaba por ser el radicalismo "un partido sin ideales y sin
disciplina" que había admitido en sus filas a todo aquel que lo solicitara y que por tanto no podía más
que estallar. (LV, 23-1 1-16)
334
privada (LV, 1 1-12-16), el Poder Ejecutivo decidió incluir entre los ternas a tratar en
las sesiones extraordinarias varias de las propuestas socialistas. Entre ellas se
destacaba el proyecto de un derecho del cinco por ciento a pagar por todo producto o
fruto del país que se exportara. La Vanguardia señalaba que el planteo, socialista se.
limitaba al trigo, pero aceptaba el proyecto como "medio extraordinario para
contener el espíritu de lucro de ciertos especuladores". Peró junto al reconocimiento
iba la crítica, señalando que el resto de los proyectos enviados a consideración eran
"simples esbozos" que carecían de precisión, fruto de un gobierno que "no percibe
con claridad los términos de un problema o de una cuestión" -y aquí la acusación era
de incapacidad-, "o los percibe con demasiada claridad, al objeto de llegar, en los
hechos, más lejos de donde pareciera ir con el pensarniento"-y aquí la acusación era
de una simulación que escondía propósitos inconfesables- (LV, 13-12-16).
A los pocos días de que los socialistas cerraran su "campaña por el trabajo y la vida"
se abrió otro punto de conflicto con la política social del radicalismo. El 1 de
diciembre La Vanguardia informaba acerca del inicio de una huelga entre los
trabajadores de las empresas navieras de cabotaje, al tiempo que solicitaba al
gobierno "permaneciera neutral frente al conflicto" (LV, 1-12-16). Cuatro díás más
tarde, el diario socialista señalaba que la huelga ganaba en intensidad y amplitud, al
tiempo que denunciaba la complicidad que el gobierno mantenía con los armadores
proveyéndoles "marinos profesionales y conscriptos que la ley militar no destina a
rompehuelgas". Esta acción, sostenían, dejaha ver el doble discurso del góbiemo
radical que aseguraba la prescindencia y el deseo de "interceder en el conflicto corno
árbitro amistoso", mientras "se prónuncia en la realidad de las cosas como aliado de
los armadores y les acuerda el apoyo más valioso en las circunstancias presentes". El
conflicto puntual permitía extraer un pronóstico general: el radical era "un gobierno
prácticamente hóstil a la clase trabajadora" (LV, 442-16). Esta caracterización
estaba específicamente dirigida por La Vanguardia a advertir a "la organización
obrera", que debía apercibirse "a la defensa de sus intereses contra el nuevo
enemigo" de modo de no dejarse sorprender por maniobras desleales. El comentario
evidenciaba tanto el rol paternal que los socialistas se asignaban respecto a las
organizaciones gremiales, como el temor acerca de la buena relación que el gobierno
radical estaba establéciendo con algunos dirigentes de esas organizaciones.
Prueba de esa buena relación era la entrevista que el 5 de diciembre mantuvieron
Yrigoyen y Francisco García, líder de la Federación Obrera Marítima (FOM) y
335
La huelga municipal
284
El conflicto se había iniciado a fines de marzo frente a la decisión de la empresa Mihanovich de
contratar personal no perteneciente a la FOM sino a una "sociedad amarilla" (Marotta, 1975' 207).
Esta organización declaró la huelga a la empresa y las Fuerzas Armadas ocuparon el puerto; la FORA
amenazó con una huelga general y sus dirigentes se entrevistaron con Yrigoyen. Finalmente, los
huelguistas obtuvierón el éxito y firmaron un convenio que estipulaba que la FOM seleccionaría el
personal de los buques (Godio, 2000: 247).
285La Vanguardia calificaba tal interpretación como "una burda invención" y planteaba que la huelga
se ifindaba en reclamos tan básicos como el pago en fecha o la estabilidad Jaboralcuestionada por un
gobierno que trataba el nombramiento de un simple peón como si fuera el de un "cargo de confianza"
y lo hacía depender del Presidente de la república. (LV, 17-3-17)
339.
286
Días más tarde se volvia a invertir la acusación radical al señalar que la Intendencia Municipal en
"el calor del apuro" no había notado que los "crumiros" que había tomado para la administración de
limpieza no eran "gente de trabajo, gente capaz de someterse de una manera regular y permanente a
las rudas tareas a las que ya estaban hechos los obreros huelguistas; son trabajadores advenedizos, sin
hábitos encarnados de orden y de trabajo (.. .') De manera que, pasados los primeros días, la mayor
parte de ellos querrán cobrar sus pesitos ganados y retirarse a las cercanías de los comités que los
prohijaron y los prohijan siempre." (LV, 20-3-17).
287
La misma virtud aclaratoria parecía tener para los socialistas un Editorial de La Nación que
cuestionaba la acción de los obreros municipales apelando al "principio de autoridad" (La Nación, 18-
3-17). La Vanguardia se preguntaba qué tipo de autoridad podía tener un gobierno que no cumplía
con sus compromisos y concluía señalando que frente a las alegaciones radicales de un "pacto
conservador-socialista" la intervención del diario burgués dejaba ver claramente "el pacto tácito y
espontáneo de las facciones de la política criolla para oponerse a toda aspiración de bienestar, de
perfeccionamiento y de reivindicación del pueblo obrero." (LV, 19-3-17)
288
Al respecto reafirmaba la tradicional posición de "neutralidad" de los socialistas expresando que
"como organismo político ,no ha intervenido en movimientos que, como el actual, son de exclusivo
carácter gremial, aunque, aclara, los mira con simpatía. (LV, 21-3-17).,
289
Como veremos a continuación, aunque los radicales habían presentado proyectos proponiendo la
elección popular tanto del ejecutivo como el legislativo comunal, Yrigoyen se había limitado a
nombrar un nuevo Intendente, Joaquín Llambías, y a reemplazar el Consejo designado en base a un
criterio notabiliar por otro formado por dirigentes de los comités barriales radicales.
340
conservadores, ya que con ello "el gobierno radical aparecería colocado, a igual
altura, ni más ni menos, quelos gobiernos de viejo cuño oligárquico." (LV, 24-3-17)
En los días siguientes las páginas de La Vanguardia continuaron tratando el conflicto
municipal. Por un lado, cuestionaban la designación del Intendente por el Presidente,
señalando que en este caso ni siquiera contába con el aval del Senado (LV, 25-3-17)
y retomando la movilización por un viejo reclamo socialista, la "municipalidad
electiva" (LV, 26-3-17). Por el otro, seguían los avatares cotidianos de la huelga
denunciando las prácticas represivas del gobierno y los crímenes de "la mazorca
radical" (LV, 26317)290. Las páginas socialistas daban cuenta también de las
deliberaciones de los empleados en conflicto y de la solidaridad que encontraban en
otras asociaciones obreras. La misma se pondría de manifiesto el 28 de marzo
cuando la FORA del IX° Congreso —a la que sin embargo no pertenecía el sindicato
dirigente del movimiento (Marotta, 1961: 201)- declaró la huelga general.
Dos días más tarde, La Vanguardia volvía a deslindar responsabilidades respecto al
conflicto -cuya principal consecuencia, la falta de recolección de residuos, provocaba
descontento en la población porteña- planteando que éstas le correspondían al
Intendente por su empecinamiento en no reconocer a la sociedad de obreros
municipales. El diario socialista señalaba que ese empecinamiento había llegado al
punto de no cumplir con el acuerdo que habían establecido la FORA e Yrigoyen, y
sostenía que Llambías, al resistir las órdenes presidenciales negándose a tratar con la
asociación obrera y a reincorporar a los huelguistas, se había convertido en "el único
responsable" de la huelga general. Podemos ver que el diarici socialista separaba en
este caso a Yrigoyen de su "delegado", planteándole al Presidente que aún estaba a
tiempo de evitar "los perjuicios de una huelga general" con el simple expediente de
ordenar expresamente "la readmisión de todos los huelguistas". (LV, 30-3-17).
Ante las acusaciones radicales, los socialistas negaban que ellos manejaran "a los
obreros municipales, a los marítimos, hoy, y acaso mañana a los de todos los gremios
de la capital, como si fuesen electores radicales de la Quebrada del Toro u Orán". El
desmentido de la manipulación llegaba al punto de disminuir la propia influencia en
los gremios, señalando que el PS sólo tenía incidencia entre "los obreros más
290
Un día más tarde un Editorial de La Vanguardia apelaba a todo el arsenal civilizatorio socialista
para señalar que si esos crímenes permanecieran impunes se debería dudar de "todos los progresos de
la razón pública" al ver que "la culta .y opulenta" Capital de la República "parecía despertar en pleno
año 40" (LV, 27-3-17).
342
291
El comentario final volvía a relacionar la cuestión con el viejo anhelo socialista de la
municipalidad electiva. Este argumento reaparecía en un artículo de Esteban Jiménez publicado un día
más tarde que concluía: "No se democratizarán las relaciones entre la municipalidad y los obreros si
antes no se democratiza ella misma. A un régimen municipal que niega al pueblo el derecho de voto
reconocido a los habitantes del último villorrio del país corresponde perfectamente un intendente
municipal que desconoce a los obreros municipales el derecho de asociación de que gozan todos los
demás trabajadores." (LV, 1-4-17)
343
Desde los primeros días de la guerra las simpatías dei PS se habían inclinado por las
fuerzas de la "Eníente". Sin embargo, como ya señalamos, esto no había implicado
un abandono explícito de las posiciones internacionalistas ni un cuestionamiento a la
política de neutralidad adoptada por de la Plaza y continuada por Yrígoyen.
Sin embargo, estas posiciones comenzaron a cambiar a comienzos de 1917, cuando
los alemanes agotados por el bloqueo inglés y viendo el fracaso de las iniciativas de
paz planteadas en diciembre de 1916, declararon la "guerra submarina ilimitada"
(Mommsen, 2000: 313) El 2 de febrero el gobierno alemán notificó a los países
neutrales que debían evitar enviar sus naves a las bloqueadas costas de Inglaterra y
Francia, o que de lo contrario las mismas serían hundidas sin aviso previo. Ante la
medida, el gobierno norteamericano rompió relaciones con Alemania y pidió a los
otros países neutrales que hicieran lo propio (Weinmann, 1994: 106),
El 4 de febreró La Vanguardia consideraba que la solicitud de la "gran república
americana" contaría con "la simpatía y el apoyo moral de todas sus hermanas del
continente". En su argumentación diario socialista historiaba los esfuerzos que había
debido realizar la humanidad para conquistar la libertad de comercio y navegación, y
señalaba que no era posible que las naciones contemplaran impasibles "las escenas
de horror de que serán testigos los mares, y en las que resultarán victimas inocentes
mujeres, ancianos y niños, tanto de los países beligerantes como neutrales". El
Editorial concluía señalando que, entre tanto la humanidad no contara con los
elem.entos materiales y morales necesarios para dar forma a una "Liga de las
Naciones", era necesario: . .
344
"que las naciones neutrales adopten las medidas necesarias para la salvaguarda de los
sentimientos de humanidad, y en defensa del derecho de gentes, de las leyes
internacionales y de sus intereses económicos, obligando por sanciones efectivas a
los imperios centrales a su absoluto respeto. La 'Liga de los neutrales' sería tan
eficaz en el siglo XX corno la 'neutralidad armada' en el XVIII, y tal vez ahorrase al
mundo, y sobre todo a América, días horrendos de luto y. de dolor." (LV, 4-2-17).
Como podemos ver, la mayoría de los miembros de ambos órganos se inclinaba por,
posturas "rupturistas". En el CE esto se expresó en un proyecto de resolución,
redactado por Antonio de Tomaso, que señalaba que la guerra submarina implicaba
la supresión de la libertad de comercio, indispensable para la civilización y
particularmente para un país como la Argentina, que producía para el mundo y que
de él recibía "los instrumentos de trabajo, el combustible, el vestido, materiales para
sus industrias y parte del alimento". Por ello, el proyecto -que también contaba, con el
apoyo de Mario Bravo, Nicolás Repetto, Esteban Jiménez, Alejandro Comolli y
Felipe di Tella- manifestaba que el PS avalaría cualquier medida de orden
diplomático, portuario, o de empleo de la armada orientada a garantizar el comercio
exterior argentino; a la vez que, volviendo sobre el viejo terna de la autonomía de los
dirigentes socialistas respecto a sus bases, declaraba que el Congreso depositaba en
el Grupo Socialista Parlamentario y en el CE "la confianza" para resolver la actitud a
tomar ante las medidas a adoptar por el gobierno nacional (LV, 20-4-17).
346
En la mirada de los redactores del diario la oposición a las medidas propuestas por la
dirección del PS se basaba en la incapacidad de comprender que
"así como existe una solidaridad entre los miembros de una familia, y una
solidaridad entre los individuos de un mismó oficio o profesión ( ... ) existe también
una solidaridad entre los habitantes de un mismo país, entre los ciudadanos de una
misma nación. Y la solidaridad tiene todavía un radio mayor pues se extiende a los
continentes y a toda la humanidad" (LV, 25-4-17).
Esa idea de un interés colectivo que abarcaba a todos los habitantes de la Nación 292
reaparecía en un Editorial publicado por La Vanguardia en la víspera del Congreso,
en el que se explicaba:
"Nuestro país tiene, a pesar de sus disensiones internas de clases, no obstante la
aspereza de las relaciones entre sus individuos, un deseo y una aspiración que
podemos calificar de instintivos. Como pueblo, vivimos ligados y vinculados
estrechamente con otros países y con otras sociedades (...) Por eso, y a pesar de las
diferencias de clases, deseamos, sobre todas las cosas y contra todos los peligros y
perjuicios del exterior, afirmar nuestro derecho a la vida corno pueblo." (LV, 27-4-
17).
En la mañana del 28, el JJJO Congreso Extraordinario del PS inició sus sesiones en el
Teatro Verdi de La Boca. Como señala Corbiére (1984: 32) los "internacionalistas"
292
En un reportaje realizado por La Revista, y luego reproducido por La Vanguardia, Juan B. Justo
hacía más concreta esta referencia a un interés nacional. El líder socialista explicaba que aunque la
Argentina "no debe embanderarse por motivos ajenos a nosotros como las cuestiones de los Balcanes,
de Alsacia-Lorena y de la autonomía de Bélgica", debía, en cambio, adoptar una actitud de firme
defensa de los intereses nacionales y en particular de su comercio. Al respecto señalaba que "el día
que no puedan salir los frutos del país, ni llegarnos los productos extranjeros que necesitáramos, ése
será el de nuestra mayor ruina ( ... ) debemos evitar en lo posible que se hunda cualquier buque
mercante, porque cada buque que se destruye es una pérdida para el consumidor, para el obrero, no
para las empresas navieras y de seguros". Para oponerse a ello estimaba que "algo podría hacerse con
la marina de guerr&'y concluía señalando que para algo debían servir esos buques que costaban treinta
millones de pesos al año: "Creo que bien pueden contribuir a hacer una policía eficaz, y pienso que
ello no nos llevaría a la guerra; y si así fuera que la declare el gobierno alemán." (LV, 25-4-17)
348
La discusión que siguió fue larga y agitada. Finalmente la mayoría del Congreso
decidió que se votara a favor o en contra del proyecto presentado por la minoría del
CE, y que sólo si éste no fuera aprobado se tendrían en cuenta otras propuestas, como
la planteada por Justo durante, las deliberaciones. Finalmente el proyecto de la
minoría obtuvo 4210 votos por la afirmativa y 3557 por la negativa: los
"internacionalistas" habían derrotado nada menos que a Justo y a la conducción del
PS (LV, 27-5-17).
Sin embargo ese triunfo fue efimero. Y, como en ocasiones anteriores, un lugar
decisivo en ello tuvo La Vanguardia que, más allá de los cambios en su Dirección 293 ,
293
Al día siguiente de la finalización del Congreso, Enrique del Valle iberlucea, uno de los firmantes
del documento del Grupo Parlamentario Socialista, presentó su renuncia a la dirección de La
Vanguardia con motivo de "las manifestaciones hechas por algunos delegados del 111° Congreso
Extraordinario del Partido y a la circunstancia de no haber podido levantar los cargos formulados, a
causa de no permitírseme hacér uso de la palabra por la intemperancia de una parte de los delegados y
de la barra" (LV, 1-5-17). Esto no implicó una modificación de la línea del periódico, ya que a su
cargo quedó quien era el Secretario de Redacción, José Rouco Oliva, también partidario de las
posiciones sostenidas por la condicción partidaria.
351
inesperados. Pero nadie creerá que las premisas teóricas de la resolución votada sean
inmutables, eternas, corno una 'revelación, y deban pesar corno un castigo sobre el
espiritu de los que no las comprendan." (LV, 3-5-17)
adquirir, por su sola presencia, nuevas nociones para iluminar su conciencia dormida
o atrofiada, que lo hacen pedestal irremediable de la mala política, llám.ese ella
radical o conservadora ( ... ) Si para el ugartismo la intervención es una pesadilla, y
para el radicalismo una esperanza, para los socialistas constituye uno de los tantos
vulgares acontecimientos de la política criolla, cuya realización en nada haría variar
sus métodos de lucha y sus procedimientos de combate, que consisten en educar al
pueblo trabajador y hacerlo apto para repudiar tanto la política del 'régimen' como la
de la 'causa" (LV, 3-1 1-16).
295
Un ejemplo lo encontraban en un articulo del diario La Nación, que, sostenían, apelaba a "todas sus
argucias reaccionarias y teologías constitucionales" para oponerse a un proyecto para que el gobierno
nacional difundiera la enseñanza primaria en el Interior del país. El argumento final dejaba claras las
prioridades de los socialistas: "Nos parece ridículo invocar la equívoca cuestión de las autonomías
provinciales (...) para oponerse a la necesidad pública de que todos los chicos argentinos sepan leer y
escribir. Si la constitución preceptuara semejante enormidad, sería el caso de renegar de la
constitución. Por lo demás, si algo requiere una centralización directora y administrativa, es la
educación común, la cual debe estar a cubierto de mezquindades politiqueras y de acechanzas
dógmáticas." (LV, 16-1-17)
353
Pero el comentario iba más allá, señalando que el Decreto de intervención —que
remitía a la célebre respuesta de Yrigoyen a Ugarte: "Las autonomías provinciales,
Señor Gobernador ( ... ) para los pueblos y no para los gobiernos" 296 sentaba la -
Pero a comienzos de mayo el principal tema de discusión estaba dominado por otros
"procederes" del gobierno nacional: se discutía si finalmente Yrigoyen asistiría o no
a la apertura de las sesiones parlamentarias. Finalmente el Presidente, como lo haría
posteriormente, decidió n.o asistir. Al respecto, los socialistas plantearon una posición
no demasiado estricta y alejada del institucionalismo de otros actores, señalando que
el tema no era relevante y que lo verdaderamente importante era cómo el gobierno
abordaba las múltiples cuestiones que debían atenderse (LV, 7-5-17), llegando a
afirmar que la ausencia del Presidente permitiría que los parlamentarios buscaran
inspiraciones en el pueblo y no "en la autoridad paternal de Yrigoyen" (LV, 10-5-
17). Por otro lado, señalaban que el propio Presidente, al sostener que su presencia en
el acto era una formalidad inútil, parecía habilitar al Congreso para que retomara sus
sesiones por acto propio y sin esperar a la convocatoria del Ejecutivo 299 .
299
Los socialistas usaban el desplante para convocar al Parlamento a una actitud más autónoma. Que
esta no se limitaba a la formalidad de la fecha de inicio de sesiones lo dejaba ver un Editorial de La
Vanguardia que avanzaba sobre las cuestiones que deberían ser tratadas en Diputados. Luego de
señalar la necesidad de una reforma tributaria, que buscando nuevas fuentes de ingresos públicos
descargara al pueblo del peso de los impuestos directos, concluía que el deber más urgente de la
Cámara era "dar al pueblo de la capital el régimen municipal electivo" (LV, 9-5-17).
355
Pero el Congreso estaba lejós de seguir el curso anhelado por los socialistas. A
mediados de mayo la Cámara de Diputados no había logrado quórum para reunirse,
debido a la ausencia del bloque radical. Los socialistas consideraban que si esa
conducta podía tener alguna justificación para un partido de oposición, en el caso de •
una fuerza oficialista era ridícula y la explicaban por la falta de disposición a afrontar
el debate acerca de la intervención a la provincia de Buenos Aires. La Vanguardia
concluía señalando que los Diputados radicales eran solidarios con los actos del
Ejecutivo Nacional y que tal responsabilidad los obligaba "a afrontar el debate que
por decisión de la mayoría parlamentaria se ha de producir inevitablemente. O
iremos acaso en camino de la dictadura?" (LV, 15-5-17).
Al día siguiente La Vanguardia continuaba esa línea de argumentación subrayando
que la obstrucción de los Diputados radicales estaba íntimamente asociada con los
gestos con los que Yrigoyen buscaba afirmar su preeminencia sobre el Parlamento.
Frente a ello, el diario socialista sostenía que el Congreso en funciones no era "ni
mejor ni peor" que el Presidente, y señalaba que las afinnaciones radicales acerca de
la "legitimidad plebiscitaria" de éste asignaban "exagerada importancia a los 18
electóres santafecinos que decidieron su triunfo", que no tenían un origen más puro
que el de los legisladores de esa provincía. Volviendo sobre el tema de esa
"legitimidad plebiscitaria" el Editorial recordaba que Yrigoyen aún no había hablado
al Congreso pero que le placía dirigirse al pueblo a través de "cabalísticas piezas
epistolares", adoptando una actitud "megalomaníaca" que los socialistas
considéraban más propia de quienes creían en el "derecho divino" del poder que de
un gobernante de una sociedad democrática. (LV, 16-5-17) °0 .
300
Tres días más tarde el diario socialista volvía sobre las pretensiones monárquicas de Yrigoyen
cuando, al comentar una nota del Ejecutivo negando que el Parlamento tuviera la potestad de pedir
informes a los Ministros, señalaba: "Ignoramos hasta que grado podrán 'molestar' los Diputados
conservadores a los hombres del gobierno; pero no admitimos que éstos se consideren 'inviolables'
como los reyes de derecho divino" (LV, 19-5-17).
356
tanto las presiones que los Comités del radicalismo bonaerense habían ejercido para
decretar la intervención, como los antecedentes de la persona elegida para llevarla
adelante. Al respecto señalaba que Cantilo había sido tesorero de la Comisión de la
rambla de Mar del Plata, y como tal, responsable de catorce de los quinientos
millones que debía la provincia. Recordaba también que cuando Marcelino Ugarte
había llegado al gobierno por primera vez con el apoyo del radicalismo
"bernardista", Cantilo era "el líder radical de la Cámara. de Diputados de la provincia
y el mejor defensor de su política y de sus finañzas". Dickmann explicaba que traía
esos antecedentes para. evidenciar "la íntima y estrecha vinculación política de
radicales y 'vacunos" y concluía sugiriendo que si los primeros querían atenuar el
atentado que habían cometido al decretar la intervención, debían convocar cuanto.
antes a elecciones generales, a lo que agregaba, "y, sobre todo, elecciones sin taba y
sin alcohol". (LV, 21-5-17).
El debate sobre la intervención ocupó a la Cámara de Diputados durante los últimos
días de mayo. Los socialistas, retomando una vieja postura, consideraban que estos
temas "políticos" eran de menor importancia y que en ocasiones eran utilizados
como "cortinas de humo" para evitar los verdaderos problemas. Así lo señalaba un
Editorial, de La Vanguardia que planteaba que aunque los socialistas consideraban
que la intervención era injustificada e inoportuna no creían, a diferencia de los
conservadores, que el Decreto que la disponía fuera "la éulpa más grave" que pesaba
sobre el Ejecutivo Naciona1 301 . Por ello el debate sobre la cuestión debía concluirse.
rápidamente, exigiendo simplemente que "la intervención no se eternice", para que el
Parlamento pudiera pasar a cuestiones "tan importantes como la relativa a la cuestión
agraria, a la reforma de las leyes de aduana, a la jubilación de los obreros de los
ferrocarriles y tranvías (...)" (LV, 28-5-17). La lista de cuestiones que los socialistas
consideraban de importancia primordial era extensa, aunque el día anterior La
Vanguardia había fijado una prioridad al afirmar:
"Con ser muchos e importantes asuntos que esperan una solución adecuada del
congreso, ninguno acaso logre reunir los caracteres de premiosa urgencia e
impostergabilidad que ofrece, desde el punto de vista de una gran ciudad como la
nuestra, el cambio del régimen municipal vigente que entrega en manos de un grupo
301
Más importante era, consideraban, "su incapacidad para abordar y resolver los problemas
financieros y económicos que tienen al país, no ya en déficit sino en el endeudamiento más peligroso,
y a la clase obrera en una miseria progresiva a la que contribuyen de manera principal las gabelas
fiscales que encarecen sus consumos" (LV, 28-5-17).
357
Corno dejaba ver el artículo, para los socialistas, aunque no para la política nacional,
la cuestión del gobierno de la ciudad de Buenos Aires era más importante que el de
la provincia homónima. Los socialistas tomarían parte en la discusión parlamentaria
sobre la intervención302 y, junto a conservadores y demócratas progresistas, votarían
por el rechazo del proyecto del Ejecutiv0 303 pero se trataba de un distrito enel que
;
eran una fuerza muy minoritaria. La Capital, en cambio, era una jurisdicción en la
que habían vencido dos veces en elecciones nacionales y en la que una reforma del
régimen comunal en la línea del sufragio universal prometía establecer un nuevo
espacio de influencia partidaria.
La sanción de la Ley Sáenz Peña había tenido como resultado inmediato el triunfo dé
partidos reformistas —radicales y socialistas- en las elecciones de la Capital Federal,
los que pronto impulsaron Ja transfonnación del régimen electoral municipal para
adecuarlo a la legislación que regía en las elecciones nacionales. En 1913, el bloque'
de Diputados socialistas presentó un proyecto de ley que proponía "aplicar a la
elección del concejo deliberante de la municipalidad de la ciudad de Buenos Aires
las disposiciones de la ley nacional de elecciones" (Bravo, 1917: 9). El proyecto
planteaba explícitamente la equiparación del régimen electoral municipal con el que
regía para las elecciones nacionales -lo que hacía implícito que las condiciones para
ser elector eran las mismas- agregando que el escrutinio se realizaría por las
autoridades creadas por la Ley N°887 1 y no por el Concejo Deliberante en funciones,
y proponiendo el sistema de representación proporcional por cuociente en lugar de la
302
Como en otras ocasiones la voz cantante la tuvo Juan B. Justo, quien señaló que el voto socialista
se basaba en tres intenciones: "desaprobamos la intervención; no esperamos ni queremos que se
restablezca el gobierno que existía en la provincia de Buenos Aires antes de la intervención; y
queremos que la intervención sea breve" (LV, 1-6-17)
303
Estas tres fuerzas reunieron 53 votos, en tanto en apoyo del Decreto sólo se contabilizaron los
votos de 36 Diputados radicales (Diario de Sesiones de la. Gárnara de Diputados, 1917, Ti: 854). Sin
embargo, como señala Walter (1987: 65), la votación tuvo solamente un valor declarativo ya que
Yrigoyen simplemente la ignoró.
358
304
Al fundamentar el proyecto, Bravo afirmó que la reforma municipal era un punto del "Programa
mínimo" socialista desde sus comienzos y recordó que la misma había sido planteada por Palacios en
1907. Agregó que el proyecto presentado era moderado, limitándose a "aplicar a las elecciones
municipales los derechos que la ley nacional de elecciones confiere a los ciudadanos mayores de 18
años" (Bravo, 1917: 14).
305
Por otro lado entre las listas que concurrían a la elección estaban ausentes las n.ievas fi.ierzas,
radicales y socialistas, que habían demostrado su arraigo merced a la Ley Sáenz Peña, y sólo
concurrían la Unión Comunal, ligada a la oficialista Unión Nacional, y la Unión Vecinal, vinculada a
la Unión Cívica. Lo que hizo más escandalosa la situación fue que imprevistamente - tal vez por las
reglamentaciones que el Ministerio del interior hizo a la ley de 1907 dando más autonomía a los
fiscales y haciendo público el escrutinio (De Privitellio, 2003: 40-41)- la lista opositora se impuso en
el recuento provisorio, que le dio 7 bancas contra 4 del oficialismo, pero en el escrutinio final, llevado
adelante por el Concejo Deliberante saliente, el oficialismo obtuvo 6 bancas contra 5 de la oposición.
359
del Concejo, y aunque la ley estipulaba que en esa situación debía convocarse a
nuevas elecciones, solicitó la disolución del Concejo Deliberante, a lo que de la Plaza'
accedió, reemplazándolo por una Comisión de veintidós miembros elegidos por él
con acuerdo del Senado.
El tratamiento en el Congreso del Decreto de intervención y la designación de la
Comisión Municipal dio ocasión al bloque, de Diputados socialistas para insistir con
la necesidad de reformar la ley orgánica que regía la Capital Federal. La voz cantante
fue nuevamente la de Mano Bravo, el especialista socialista en cuestiones
municipales quien sostuvo que, en lugar de dar permanencia municipal hasta tanto se
reformara la ley orgánica municipal, lo lógico era abocarse inmediatamente a la
elaboración de una nueva ley comunal, para lo cual proponía que se tomara como•
referencia el proyecto socialista de 1913. Finalmente la moción socialista fue
denotada, convirtiéndose en Ley el nombramiento de la Comisión Municipal y
aplazándose la discusión de la Ley . Orgánica Municipal306 .
306
Pero el debate no se cerró allí, ya que al pasar a la discusión artículo por artículo Le Bretón retomó
sus afirmaciones acerca del problema de la carestía para proponer la derogación de los impuestos de
abasto y de sisa y prohibir a las autoridades municipales introducir impuestos al consumo. Varias
voces se manifestaron en contra del proyecto alegando que no tenía relación con la discusión que se
venía llevando y que una cuestión tan importante merecía escuchar la opinión del Intendente, pero los
socialistas apoyaron la propuesta sosteniendo, a través de Dickmann, que si se había reformado la Ley
Orgánica Municipal quitando algo fundamental como el régimen electivo también podían quitarse
algunos impuestos. De todos modos —y en el marco de los comienzos la campaña electoral que veía a
los radicales, en particular a Le Bretón, y socialistas enfrentarse por la cuestión de la distribución de
pan en los Comités o por la acción de "El Hogar Obrero"- el apoyo se unía a la disputa por la autoría
de la propuesta, al afirmarse que ésta había sido planteada antes por los socialistas. A ello Dickmann
agregaba que más importante aún para la cuestión de la carestía eran los derechos de aduana respecto
a los cuales los radicales no. habían apoyado las iniciativas socialistas, concluyendo sus palabras con
una propuesta de acuerdo: "como ahora apoyamos la iniciativa de los señores Diputados radicale,
esperamos que ellos nos apoyen en la gran reforma aduanera, que es el factor principal del
encarecimientos de la vida." (Diario de Sesiones de la cámara de Djutados, 1915, T2: 637).
Finalmente y aún con el voto conjunto de radicales y socialistas la propuesta de Le Bretón es
derrotada por 26 votos contra 60 y el Decreto fue aprobado tal como lo había enviado el Poder
Ejecutivo. .
360
307
Otro punto importante, en tanto ponía en juego el objetivo de la expansión del sufragio, era el que
sostenía que para ser válida la elección debían sufragar al menos el 50% de los inscriptos en el padrón
municipal. Además, y a diferencia de lo que sucedía con la antigua legislación, era la Junta
escrutadora la que juzgaba la legitimidad de la elección y no el Concejo saliente, lo que evitaba las
discrecionalidades que habían dado lugar al escándalo del 13. Se estipulaba también que seria el Poder
Ejecutivo, nuevamente de acuerdo a las disposiciones aplicables de la Ley 10887 1, quien procedería a
formar el padrón de extranjeros.
irein
Diputado radical para aventar las dudas que pudieran suscitar cuestiones cornó la
indistinción entre electorado político y administrativo, o la adopción de la
representación proporcional al concluir:
"ya que una reforma había de hacerse, ya que ella está reclamada por una fuerte masa
de opinión en la ciudad de Buenos Aires, convenía realizarla en las condiciones más
liberales, tomando los principios más avanzados de todas las legislaciones para
someter a una nueva prueba, que podría resultar decisiva y que yo anhelo
satisfactoria, la capacidad de la ciudad de Buenos Aires para gobernarse a sí
misma... sobre las más ampliás bases en materia de electorado y con los incentivos y
estímulos que surgen del comicio garantido y del nuevo ambiente cívico, auspicioso
y fecundo, que rodea a la república". (Diario de Sesiones de la C'á,nara de
Diputados, 1916, T2: 2496).
308
Zavala Fmgoni señaló que era por esas ideas de libertad municipal que él había ingresado al
radicalismo agregando que "el día que el partido radical no cumpla con su programa, ese día dejaré de
ser radical para seguir a cualquier partido o a cualquier hombre que cumpla con esta parte del
programa" (Diario de Sesiones ..... 2500). El Diputado santafesino planteaba que por sus antecedentes
tanto radicales como demócrata-progresistas debían, en lugar de proponer "una ley fracasada",
cumplir con las promesas que habían hecho a los pueblos y propender a un régimen de auténtica
autonomía para la çapital Federal. El hecho de que no necesariamente autonomía y ampliación del
sufragio iban de la mano, era puesto de manifiesto por la conclusión del radical santafesino
cuestionando "la adopción del sufragio universal en materia universal sin atenuantes" que equiparaba
"padrón municipal y padrón electoral político" (Diario de Sesiones.... 2510).
El planteo de Frugoni Zavala, que suponía que el proyecto volviera a Comisión
postergando su tratamiento hasta el año siguiente, fue rechazado y el proyecto fue
aprobado en general. Al iniciarse la discusión en particular, Gallo planteó una
objeción respecto a la inclusión en el padrón de los extranjeros casados con mujeres
argentinas o padres de hijos argentinos, lo que juzgaba, implicaría incorporar a casi
todos los extranjeros, aumentando excesivamente el número de electores. A
continuación Víctor Molina retomó los planteos que había realizado al presentar su
proyecto de ley municipal un año antes y sefláló que, aunque era partidario del voto
de los extranjeros, proponía la restricción a los extranjeros analfabetos; excepción
que justificó planteando "no quiero que voten las masas ignorantes; que tengamos lo.
que Alberdi llamaba 'el sufragio universal de la universal ignorancia". Ante la
propuesta de Molina, Gallo retiró su disidencia afirmando que la restricción al voto
de los analfabetos respondía a los propósitos fundamentales con los que él había
propuesto sus exclusiones. En cambio, el demócrata-progresista Francisco Correas
habló proponiendo una ampliación del padrón al sostener la inclusión de las mujeres
que tuvieran la libre disposición de sus bienes. Por su parte, Bravo señaló que si el
proyecto no incluía la extensión de los derechos electorales a las mujeres, vieja
reivindicación socialista, era. porque ello implicaba poner en movimiento un
mecanismo demasiado complejo; y explicó que la postergación de dicha cuestión se
fundaba en la intención "de poder presentar a la Cámara un proyecto que tuviera
nidad de miras y de criterios" para el cual los legisladores se habían despojado en
parte "de la pasión por nuestras propias miciativas y nuestras propias ideas", lo que
se justificaba porque la ley electoral, aún en su carácter limitado de ensayo "y no de
ley municipal completa" constituía "un serio progreso para la vida institucional de la
república" (Bravo, 131)309. Similares consideraciones de prudencia hicieron que, en
el tratamiento en el recinto, los socialistas finalmente aceptaran la restricción
propuesta por Molina y el proyecto aprobado sólo incluyera a los extranjeros que.
supieran leer y escribir.
Esa "prudencia" no impedía sin embargo que mantuvieran sus posiciones en un
punto que consideraban de capital importancia: la elección del Intendente. Al
309
De todos modos, y como Correa mantuvo el pedido de modificación del artículo, Enrique
Dickmann señaló que los socialistas querían extender la reforma "a todas las mujeres argentinas, y no
a una categoría de mujeres privilegiadas" por lo que propuso que se votara la extensión del voto
municipal "a todas las mujeres argentinas mayores de edad", propuesta que fue derrotada obteniendo
sólo 8 votos, los 8 votos socialistas.
363
310
La objeción fue nuevamente del Diputado Correa, quien cuestionó que se le dieran al Poder
Ejecutivo facultades especiales, ante lo cual Bravo argumentó que la comisión de elaboración se le
daba al Ejecutivo con instrucciones —las de basarse en la Ley Sáenz Peña- y con el fin de facilitar el
control del Congreso, ya que para éste era más fácil controlar al Ejecutiyo Nacional que a las
autoridades municipales.
364
Las enmiendas propuestas por Melo fueron cuestionadas por Del Valle Iberlucea,
Senador socialista por la Capital, quien afirmando que tendían a destruir la•
municipalidad electiva y reponer el sufragio calificado que había sido el principal
responsable del fracaso del viejo régimen municipal, se preguntó cómo un partido
popular, que había conquistado la máxima magistratura del país por el sufragio del
pueblo, podía admitir esta limitación del derecho de los ciudadanos. En la larga
discusión que siguió, Melo explicó que sus planteos restrictivos tenían como fin:
"alejar el peligro de que la municipalidad de Buenos Aires vaya a manos de otros que
los verdaderos interesados, o sean los que contribuyen a formar el tesoro comunal y a
asegurar que ese tesoro sea administrado escrupulosamente; a que se eviten los
gastos excesivos y a impedir qué pueda llegar una horda de insolventes a disponer de
su arbitrio de las rentas de la comuna, sin ninguna responsabilidad" (Diario de
Sesiones...: 127)
Del Valle Iberiucea respondió que se trataba de "una horda de insolventes" que podía
elegir al Presidente de la República. El comentario generó una respuesta airada del
Senador radical por la Capital, José Camilo Crotto, que las consideró ofensivas para
Yrigoyen quien, afirmó, había sido elegido no por una "horda de insolventes" sino
por "hombres de todas las clases de la sociedad". A continuación, Crotto buscó
explicar las palabras de Melo señalando que éste se había referido a la existencia de
un plan preconcebido por parte de los socialistas que habían venido organizando a
los trabajadores de la administración municipal de limpiezal, mayoritariamente
extranjeros, obligándolos a sacar carta de ciudadanía de modo que cuando se diera el
derecho de voto a todos los argentinos "también se lo daría a todos estos argentinos
empleados municipales que andaban de huelga en huelga, disciplinándose para
intervenir en las luchas del municipio" (Diario de Sesiones...: 149)311.
311
Crotto continuó su exposición cuestionando los argumentos autonomistas en nombre del carácter
"nacional" de la Capital: "Buenos Aires es la capital de todos los argentinos, sus hospitales, sus
museos, sus riquezas, sus bancos, todo lo que significa civilización, todo lo que significa grandeza, no
es el patrimonio exclusivo de la capital, es el patrimonio de toda la república, y lo lógico, entonces, es
365
Del Valle Iberlucea volvió a hacer uso de la palabra y planteó la contradicción entre
Diputados radicales que decían que el gobierno municipal no debía tener carácter
político sino administrativo, y un Poder Ejeóutivo que había nombrado miembros de
la Comisión municipal a todos los Presidentes o delegados de los Comités Radicales
de la Capital. Estos elementos lo llevaban a sostener que no era el PS, sino el
radicalismo, el que quería hacer "baja política" en el municipio o quien pretendía
ejercer "la dictadura municipal en la capital". El Senador socialista cerró su
intervención subrayando el carácter inorgánico del radicalismo, cuyos Senadores
adoptaban respecto a la cuestión municipal una posición contraria a la de sus
Diputados, abandonando no sólo las promesas de su Carta Orgánica de 1893, sino el
legado de su fundador y "apóstol" Leandro Alem quien, en el debate del '80, había
sido:
"un defensor, como viejo autonomista, de la autonomía de la provincia de Buenos
Aires, porque entendía que se cercenaba con aquel proyecto, y en sus discursos
elocuentísimos sostuvo que era un peligro la ley de federalización porque esta
ciudad perdería la autonomía municipal, que era la mejor salvaguarda de la libertad
de sus habitantes!" (Diario de Sesiones...: 169)
que la autoridad que deba dominar y predominar sea la de los dos poderes que han establecido la
constitución: el congreso y el poder ejecutivo nacional" (Diario de Sesiones...: 156). Crotto afirmó
que si se diera el derecho de sufragio municipal "a todos" se estaría en la misma situación del '80,
enfrentándose el poder ejecutivo comunal y este mismo Congreso, con el poder del intendente y el
poder de la comuna o la legislatura de Buenos Aires. Estos "peligros", y los que provenían de una
excesiva participación de los votantes extranjeros así como de los empleados municipales, lo llevaban
a considerar apropiadas la forma de elección del Intendente y la calificación del voto establecidas por
la.ley de 1882.
312
Del Valle Iberlucea, que lamentó dicha decisión, propuso que fueran incorporados no sólo los
extranjeros que pagaban más de 200 pesos de impuestos municipales sino quienes pagaban esa suma
en concepto de alquileres. Su propuesta fue aceptada.
366
Luego del incidente del "Monte Protegido" y de la movilización pública del mes de
abril, en el mes de junio otras dos embarcaciones argentinas fueron hundidas por los
submarinos alemanes: la barca "Oriana" y el barco "Toro" (Weinrnann, 1994: 120-
121). Sin embargo, fue un incidente diplomático el que volvió a colocar la cuestión
de las relaciones con Alemania en el centro de la agenda política, y el que generó una
nueva, y más grave, confrontación en las filas socialistas. El 8 de septiembre varios
313
A las antedichas se agregó la posibilidad de asignar banca a las listas que obtuvieran la mitad del
cuociente electoral. Esta modificación del Senado —particularmente llamativa ya que la Cámara Alta
no• solía mostrarse favorable a la ampliación de los mecanismos representativos, y que aquí se
explicaría por la probabilidad de que las fuerzas conservadoras frieran quienes no alcanzaban el
cuociente para obtener un cargo- fue aceptada por la Cámara de Diputados. El cálculo conservador se
mostraría acertado, ya que en las nuevas condiciones nuevas fuerzas ingresarían al Concejo
Deliberante y en algunos casos serían el fiel de la balanza. Sin embargo no siempre estas fuerzas
serían conservadoras, ya que el nuevo piso hizo posible el ingreso al Concejo de "socialistas
argentinos", comunistas o aún del partido "Gente de Teatro".
367
314
Entre los 23 que votaron por la moción se contaban no sólo los conservadores y demócrata
progresistas sino también el único Senador socialista, Enrique del Valle Iberlucea, y dos de los tres
radicales, Leopoldo Melo y Martín Tormo, en tanto el tercero, José Camilo Crotto, se ausentó de la
sesión. El único voto en contra ILe él del conservador jujeño Carlos Zavala. (Weinmann, 1994: 131)
368
"El desplante guerrero del grupo gubernista de la Cámara obedece, sin duda, al deseo
de halagar la megalomanía del señor Irigoyen, que piensa poder eclipsar la influencia
del Presidente Wilson, llegando a ser lo que el Presidente de Norte América no será
por haberse complicado en la guerra al abandonar su país la neutralidad que tanto
tiempo conservara. El señor Irigoyen cree poder ser el árbitro de la paz futura. Y para
que se le dejen las manos libres, se coloca en los extremos en que lo estamos viendo"
(LV, 23-9-17)'.
Pero ya al día siguiente, el despacho del Senado era tratado por Diputados. Horacio
Oyhanarte tomó a su cargo la defensa de la posición del gobierno para lo cual
contrapuso la "neutralidad activa y altiva" que éste observaba respecto a la
"neutralidad pasiva y claudicante" que, a su juicio, había sostenido el gobierno de de
La Plaza. La posición socialista fue sostenida por Justo quien, al igual que en el 1110
Congreso Extraordinario, se concentró en la defensa de la libertad de comercio
amenazada por la guerra submarina, a la vez que hizo referencia a la particular
vulnerabilidad de la economía argentina frente a un debilitamiento del intercambio
internacional. Como señala Campione (2005: 22) la intervención de Justo, a
diferencia de la de del Valle Iberlucea, adoptaba un tono fuertemente realista y
pragmático, que apelaba a consideraciones económicas y se alejaba de las
declamaciones patrióticas. Por otro lado, Justo consideraba que la declaración votada
por el Congreso en oposición a la ruptura de relaciones con Alemania, ya no regía
porque esas relaciones estaban rotas de hecho, eso le permitía presentar el voto
favorable a la ruptura de relaciones como una simple "cortesía" hacia la opinión
pública movilizada a partir del "affaire Luxburg". Finalmente, los socialistas
votarían el proyecto de suspensión de relaciones diplomáticas, presentado en
Diputados por el radical Ricardo Caballero, que sería aprobado con 53 votos a favor
y 18 en contra.
El voto de los legisladores socialistas suscitó la condena de quienes, como el Centro
de la Sección 1 8, lo consideraban violatorio de las resoluciones del 1110 Congreso
(Campione, 2005: 25). Desde La Vcinguardia Enrique Dickmann respondía a los
31.5
Una semana más tarde, comentando unas declaraciones de Yrigoyen contrarias al "Comité
Nacional de la Juventud", entidad que reunía a grupos favorables a la ruptura de relaciones con
Alemania, La Vanguardia comentaba la paradoja de que el Presidente a la vez rechazara esa ruptura
de relaciones y amenazara con el envío de una expedición militar al continente europeo. El diario
socialista explicaba que este "raro plan de política sudamericana, que se desarrolla sin el concurso de
Brasil, del Uruguay y de otros países de esta región y despreciando la amistad de los Estados Unidos"
no hacía más que revelar "la peligrosa megalomanía del señor Irigoyen" (LV, 1-10-17)
369
socialista seguía explicando que el Congreso no podía haber previsto las nuevas
circunstancias capaces de inclinar en diferentes sentidos la acción del Partido, y que
por ello debía ser "el Partido en pleno, consultado de la manera más fiel, el que
decida quien ha interpretado más inteligentemente los hechos" (LV, 2-10-17). Sin
embargo la nota con la que el Grupo Parlamentario Socialista 316 remitiÓ su renuncia
al CE no se escudaba en el cambio de circunstancias respecto al momento del mo
Congreso, sino que señalaba que los nuevos sucesos, el "affaire Luxburg", no habían,
hecho más que corroborar. los principios que habían sostenido en dicho Congreso;
agregando que, si se consideraba que la declaración votada por dicha asamblea era
un nuevo mandato, "ese mandato no lo aceptarnos, ni podríamos hacer nuestros los
fundamentos de aquella declaración, ni adaptar a ellos nuestra conducta." Al
respecto, señalaban que no creían que la guerra fuera "consecuencia simple y fatal de
la propiedad privada y la producción mercantil", ni que el comercio exterior
consistiera "en llevar a mercados . extraños la producción confiscada al proletariado
de cada país". Por ello, señalaban, no podían ignorar "el conflicto de principios
políticos y morales" que caracterizaba a una guerra en la que continuaba "la Rusia
revolucionaria", "la gran república norteamericana", "la Inglaterra sin papa y sin
aduanas" y "la república Francesa" (LV, 3-10-17).
El CE del PS decidió, con el voto contrario de Agustín Muzio, convocar a un "voto
general" para resolver acerca de la renuncia de los legisladores. El Partido se sumió
en una febril discusión que fue parcialmente vertida en una Sección especial que La
Vanguardia habilitó para tal fin, que se titulaba "La cuestión internacional y la
renuncia de los parlamentarios socialistas" (LV, 5-10-17). En ella, tal como ha
analizado Campione (2005), se intercalaban las muestras de apoyo, y aún de
deferencia, al grupo parlamentario y las críticas a los "disidentes", con "las condenas
abiertas al voto por la ruptura de relaciones y al voto general corno procedimiento de
discusión" (Campione, 2005: 37), con posiciones intermedias que avalaban
parcialmente a parlamentarios y "disidentes" o los amonestaban a ambos.
Sin embargo, la voz de la conducción socialista no se hacía oír solamente a través de
esa Sección, de carácter más horizontal, sino que contaba con los Editoriales de La
Vanguardia. El 11 de octubre uno de ellos señalaba que, las resoluciones de la
316
Con la excepción de Augusto Bunge, que también presentó la renuncia en solidaridad con sus
compañeros de bloque quienes, creía, no habían roto los principios socialistas con el voto que
motivaba su renuncia. (LV, 3-10-17)
371
hubieran entrado en ellas sólo para llenar la tarea en que están empeñados." (LV, 19-
10-17).
Inicialmente el CE del PS condenó la constitución del "Comité de Defensa...", pero
no adoptó sanciones, lo que, com,ó señala Campione (2005: 42), probablemente se
vinculaba con un intento de que las mismas se plantearan a nivel de los Centros
socialistas. Pero con el paso de los días el debate se radicalizó y crecieron las voces
que, en condena de la indisciplina, pedían la expulsión de los "disidentes". A fines de
octubre, dos de los principales "internacionalistas", José Penelón y Juan Ferlini,
abandonaron el CE, y durante el mes de noviembre éste órgano decidió la disolución
de los centros que no acataran a las autoridades. El 26 de noviembre La Vanguardia
publicó los resultados del escrutinio del voto general en el que 5345 afiliados se
habían inclinado por el rechazo a la renuncia de los legisladores, 909 la habían
aceptado y 72 se habían abstenido (LV, 26-11-17).
Ese mismo día, un Editorial de La Vanguardia señalaba que el apoyo del 80% de los
sufragantes mostraba "la capacidad del Partido para orientarse en momentos dificiles,
al par que hace justicia a los esfuerzos de quienes sirven lealmente a la causa del
pueblo". Pero la interpretación del diario socialista iba más allá, señalando que el
voto general había aclarado "la resolución del tercer congreso extraordinario,
quitándole el carácter imperativo y estrecho que se ha querido darle". Por otra parte,
el Editorial señalaba que aunque la mayoría de los que hábían votado por la
aceptación de las renuncias no había querido más que expresar su opinión sobre la
situación internacional, también denunciaba "el juego de elementos, hoy al margen
del Partido", que habrían buscado con "medios desleales" y "fines inconfesables"
obtener la renuncia de los parlamentarios. El Editorial celebraba que "la violencia y
el mentido puritanismo de un grupo que se escudaba en la doctrina y en el respeto a
las resoluciones de un congreso para justificar su actitud disolvente y anárquica y su
desconfianza del voto general, que es el órgano genuinamente democrático de la
voluntad del partido" hubiera sido derrotado. Y concluía con dureza, señalando que
dicho voto era coincidente "con la resolución de los centros de matar los gérmenes
de disolución y anarquía que habían aparecido en nuestras filas". (LV, 26-11-17)
Los "disidentes" explicaron los resultados del voto general por el poderoso
instrumento que, en su contra, había sido La Vanguardia , y por "la connivencia con
el establishment burgués de la dirección socialista" (Campione, 2005: 46). El
"Comité de Defensa de las Resoluciones del III Congreso" pasó a ser "Comité de
373
317
Por el momento y aunque, como ya hemos señalado, entre los "internacionalistas" se encontraban
aquéllos que cuestionaban el "electoralismo" del PS y su abandono de un perfil "obrero", los
"disidentes" se presentaban como los verdaderos herederos de la tradición socialista y no hacían del
apoyo a la Revolución Rusa un elemento diferenciador. De hecho, todos los socialistas habían
apoyado la revolución de febrero que había acabado con el zarismo, y a ese apoyo habían apelado
"rupturistas" como De Tomaso para señalar que del lado de la Entenie ya no había imperios
autocráticos. La "revolución de octubre" y el ascenso de los bolcheviques tuvieron lugar con
posterioridad a la expulsión de los principales referentes de la corriente "internacionalista", y sólo
después de flindarse el Partido Socialista Internacional sus miembros harían del apoyo al Estado
soviético una de sus principales banderas. El PS, como veremos, mantendría una posición más
ambigua y sujeta a debates como el que, a comienzos de 1921, daría origen a la corriente "tercerista",
muchos de cuyos miembros, luego de ser derrotados dentro de la estructura socialista en el Congreso
de Bahía Blanca, se incorporarían al Partido Comunista a comienzos de 1921.
318
A mediados de junio una huelga iniciada en los talleres de Rosario de la empresa Central
Argentino generó algunos despidos. Esto derivó en que el conflicto se extendiera y radicalizara,
respondiendo con sabotajes y actos de violencia a los intentos de mantener los trenes en
funcionamiento. El 11 de agosto los trabajadores extendieron el paro a todo el Ferrocarril Central
Argentino. Días antes, la Federación Obrera Ferroviaria y la FORA habían hecho público un
documento cuestionando, con argumentos nacionalistas, el accionar de las empresas ferroviarias
(Rock, 1992: 152-153) y amenazando con llamar a un paro general. El gobierno desistió de enviar
tropas a Rosario y estableció, a través del Ministro de Obras Públicas Pablo Torello, contacto con los
huelguistas, garantizando la reincorporación de los obreros despedidos. La solución adoptada mereció
los reparos de la prensa y los círculos británicos, que cuestionaron que el gobierno amparara a los.
"violentos" y humillara a las empresas ferroviarias (Rock, 1992: 153-154). La Vanguardia desestimó
estos planteos cuestionando con particular dureza al diario La Nación, afirmando que juzgaba como
"un síntoma precursor de las peores calamidades" lo que no era más que un "tardío acto de justicia",
de parte un gobierno que abandonaba por una vez las peores tradiciones políticas y la teoría del
"amparo al capital ferroviario." Agregaba La Vanguardia que lo que La Nación veía como un
presagio de siniestras consecuencias era para los socialistas simplemente "el acto naturalísiino de un
gobierno prescindente de hecho, en el sentido exacto de la palabra, en los conflictos entre el capital y
el trabajo." Este reconocimiento al gobierno era de todos modos limitado por el comentario final, que
advertía sobre el peligro "fundado" de que el gobierno se dejara influenciar por dicha prédica "con lo
que habría borrado el único título —a lo menos hasta el presente- que puede invocar para diferenciarse
de los funestos gobernantes que han sido el azote de la nación por el espacio de medio siglo." (LV,
27-8-17)
374
319
La respuesta del gobierno radical —haciéndola funcionar con los ingenieros de la Municipalidad y
los foguistas de la Armada- llevaría a La Vanguardia a historiar la actitud del radicalismo frente al
movimiento obrero y a subrayar la ambigüedad de sus posiciones en el presente: contrastando su
política "de venganza y de odio" frente a la huelga municipal, con la que había adoptado ante las
huelgas marítimas y ferroviarias. Esa duplicidad era explicada por La Vanguardia por el diferente
peso que, a diferencia de los ferroviarios y navales, tenían los obreros municipales y los empleados de
la compañía de electricidad, "enemigos poco temibles por su número o por la falta de solidez de su
organización" (LV, 5-9-17). Días más tarde esa duplicidad recibía otra explicación, al seflalarse que el
nuevo conflicto hacía patente "la incoherencia de este gobierno, su falta de sinceridad o las influencias
contrarias que los dominan según sean los Ministros que deban intervenir". Para subrayar esa
disparidad de criterios entre los funcionarios radicales se señalaba que mientras el Ministro de Obras
Públicas había conminado a las empresas a reanudar el tráfico interrumpido por la huelga y nunca
pensó en prestarles los maquinistas de la Armada o de los ferrocarriles del Estado, el Intendente
Municipal y el Ministro de Marina han hecho lo contrario, sin que los derechos de los obreros de las
usinas fueran menos legítimos ni los intereses de las empresas más sagrados. (LV, 7-9-17).
375
sostenido Melo al presentar un proyecto declarando ilegal "toda reunión, aún cuando
sea de dos personas, que tenga por objeto fomentar, organizar, dirigir o facilitar la
continuación de una huelga o un lock-out" en los ferrocarriles. La Vanguardia
señalaba que el proyecto tenía la virtud de clarificar las cosas poniendo de manifiesto
"las lamentables y reaccionarias ideas de los hombres del partido radical, respecto a
los derechos de los trabajadores." (LV, 26917) 320 ,
320
Si bien los socialistas cuestionaban al gobierno radical, no dejaban de señalar que las posiciones
más favorables a las empresas y contrarias a los huelguistas eran las que sostenía buena parte de la
prensa, que pedía una acción más decidida, y las del Senado, donde los radicales eran minoría. (LV,
27-9-17).
376
sistema de represión por la niasacre" y no era pensable que frente a él los obreros
"continuaran dejándose matar como gorriones."(LV, 15-10-17).
Sin embargo Yrigoyen no permaneció inactivo. Ante la escalada del conflicto
decidió dejar sin efecto el Decreto compuisivo del día 13 y proponer un nuevo
reglamento de trabajo; estas decisiones fueron bien acogidas por los trabajadores,
que el día 18 levantaron la huelga. Al concluir el conflicto, La Vanguardia señalaba
que el principal aprendizaje que dejaba el mismo era -junto al "triunfo de la
organización", del que debían tomar, ejemplo los millares de trabajadores
desorganizados (LV, 17-10-17)-, la definitiva comprobación de "la incapacidad del
gobierno para toda acción inteligente y sana". Adoptando un tono institucionalista
señalaba que Yrigoyen no había hecho uso de su influencia para lograr que el Senado
aprobara la reglamentación del trabajo que pretendían los ferroviarios, sino que había•
preferido "reservarse para si sólo la gloria de solucionar el conflicto por sus propios
medios, con su sabiduría y su influencia", con ló que no había llevado más que a
agudizarlo. Agregaba que, luego de haber anunciado infinidad de veces el final del
conflicto, el gobierno parecía "regocijarse ante el país, y proclamar como un triunfo
de la sabiduría presidencial la feliz circunstancia de que la paralización de los
ferrocarriles no durara otro mes."
Pero había más, afirmaban indignados los socialistas: la prensa radical informaba que
Yrigoyen había recibido manifestaciones "de consideración y respeto" de la
delegación obrera que le había anunciado la decisión gremial de volver al trabajo.
Comenzaba a aparecer lo que sería un fantasma para los socialistas y un tópico
frecuente de su crítica: la relación entre Yrigoyen y los líderes sindicalistas. Por
ahora, la respuesta era descreer de la posibilidad de tal simpatía, afirmando con
ironía que la divulgación de la entrevista por parte del gobierno tenía como fin
"advertir a los obreros ferroviarios que deben agradecerle la parsimonia con que ha
procedido en la masacre de huelguistas por las fuerzas del ejército, y el fracaso de las
tentativas de aborto de la huelga por medio del crumiraje del estado." (LV, 18-10-
17).
A fines de noviembre un nuevo conflicto ocupó el centro de atención: esta: vez los
que se declaraban en conflicto eran los trabajadores de los frigoríficos, una industria
que, como señala Lobato (2004: 168), había sido fuertemente afectada por la guerra
submarina que había limitado los embarques, lo que generó importantes despidos. El
10 de noviembre los trabajadores del frigorífico Swift de Berisso se declararon en
378
Días después la comparación era aún más negativa para el gobierno. Se señalaba que
si nada tenía de nuevo en la carencia de escrúpulos para perseguir sus objetivos, ni en
la comprensión de los problemas que afectaban a la economía del país, en cambio
debía reconocérsele "el triste privilegio del empleo de la violencia en los conflictos
obreros." Pero a la condena seguía el intento de comprensión de su oscilante política,
que de la valorabie resistencia a las presiones en el caso de los ferroviarios, pasaba a
la violencia desbordante ante la huelga de los frigoríficos. El diario socialista
ensayaba una explicación basada en el cálculo electoral —que seria retomada años
más tarde porRock(l992: 163-164):
"será que los ferroviarios fonnan un capital electoral que no puede desdeñarse,
cuando todo se lo subordina a la necesidad del triunfo en la próxima campafía, lo que
no sucede con los obreros de los frigoríficos, extranjeros en su gran mayoría?"(LV,
10-12-17).
Al acercarse las primeras elecciones en las que seríajuzgado el nuevo gobierno, los
•socialistas alternaban la denuncia de la ambigüedad radical con los esfuerzos por
comprenderla y aún aprovecharla. La prédica más frecuente asimilaba a los radicales
con los "conservadores desalojados" con los que, se sostenía, compartían el mismo
personalismo y la misma falta de programas, ante lo cual sólo quedaba esperar que se
produjera la anunciada simplificación que produciría fuerzas bien definidas. Pero en
otras ocasiones el radicalismo era visto como una fuerza indecisa presi.onada por "las
fuerzas dei privilegio", en particular por la prensa. Así, un Editorial de La
Vanguardia señalaba que a partir de la huelga ferroviaria la prensa había lanzado
"una verdadera campaña de intrigas organizada con el propósito de influir sobre el
gobierno, para acabar de desorientarlo e inducirlo a que abandone toda reticencia,
dejando a las grandes empresas ferroviarias libres de lo que pueda significar un
obstáculo cualquiera a su desmedida prepotencia y avaricia." El reconocimiento que,
a regañadientes, los socialistas hacían de las diferencias del radicalismo respecto de
"las fuerzas del privilegio", era reafinnado por el llamado que la hoja socialista hacía
al gobierno, y a abandonar sus opiniones "singularmente confusas" en materia de
derecho obrero para asumir "una actitud franca y definida, aplicando a las empresas
alzadas contra los derechos del público y los obreros que las sirven el correctivo de la
ley" (LV, 18-11-17).
En este caso la confusión que los socialistas observaban en los radicales no era
desvalorizada como un elemento puramente negativo a la espera de una
simplificación que produciría fronteras claras, sino que era apreciada como una
oportunidad para un acercamiento a través de la adopción de una política
decididamente favorablea los sectores populares.
382
El diarió socialista proponía una respuesta: afirmaba que al alternar sus actos
reaccionarios con "las manifestaciones más pomposas de amor y respeto a las
libertades públicas", el gobierno, al que calificaba como "mezcla de jacobinismo e
instrumento de sacristía", miscaba mantener intacto el antiguo prestigio qué le había
permitido "pasar como 'avanzado' entre las momias de la política criolla, y por
revolucionario entre los que hacen del uso de la violencia un culto y una finalidad."
La Vanguardia concluía señalando que tales fines eran posibles si lograba, como
intentaba, "detener el despertar político del pueblo, en el que entrevé una amenaza"
(LV, 30-12-17). Para los socialistas quedaba claro que ese despertar político del
pueblo se manifestaba en sus propias fuerzas y, auguraban, comenzaría a concretarse
en las futuras elecciones.
Ya plenamente en campaña, los intentos de comprensión o de acercamiento fueron
dejados de lado y el discurso socialista se centró en la denuncia. La Vanguardia trazó
un balance del año 1917 para desmentir "la pretendida imparcialidad" del gobierno
frente al movimiento obrero y, recordando el uso de fuerzas militares en las huelgas
ferroviaria y frigorífica, señalar que "los atropellos, las detenciones de obreros y Ja
clausura de locales gremiales han menudeado como en las peores épocas del llamado
'régimen". El breve texto se cerraba con cifras que buscaban ser lapidarias: "26
muertos y más de 100 heridos" (LV, 5-2-18). Los socialistas no sól.o se enfrentaban
con el radicalismo cuestionando, entre otros muchos puntos, su acción eti los
conflictos obreros sino disputando la paternidad acerca de las pocas iniciativas
favorables a estos que iban siendo aprobadas. Así, recordaban que el proyecto de
salario mínimo para los trabajadores del Estado que en esos días se discutía, había
sido impulsado por los parlamentarios socialistas y que los radicales que ahora lo
apoyaban lo hacían por motivos electorales, temiendo el descontento de miles de
trabajadores en los siguientes comicios (LV, 22-2-18) Dos días más tarde, la disputa
era también por demostrar que los socialistas eran los que habían propuesto las
383
reformas a la ley de aduanas que, lentamente, se iban imponiendo (LV, 24218) 321 .
En uno y otro caso no se valoraba el cambio de posición de los radicales, sino que se
lo descalificaba corno mero electoralismo y demagogia.
Sin embargo, en el tramo final de la campaña el centro de la argumentación socialista
no se colocó en la crítica a la política social del radicalismo ni tampoco en las
políticas con. que enfrentar la "carestía", sino que apeló a un tópico racionalista que
buscaba contrastar el discurso radical respecto de su práctica. Es el caso de un
artículo que, planteando una clara traducción del diagnóstico ilurninista sobre la
geografia política del país, concluía:
"Es posible que los llamados radicales consi.gan todavía engañar a los peones
analfabetos del interior, a los que dominan con el alcohol y el juego ni más ni menos.
q.ue como sus 'adversarios' los conservadores; lo que es imposible admitir es que el
contraste entre sus teorías y los hechos pase inadvertido a los trabajadores y la gente
sensata de la capital de la república". (LV, 25-2-1.8).
321
La cuestión impositiva había ocupado buena parte de la prédica socialista a fines de 1917 y
comienzos de 1918. La discusión, directamente relacionada con la cuestión de la "carestía" se
concentraba particularmente en dos productos: por un lado el pan, ante cuyo aumento de precios el
gobierno .había promovido un impuesto a la exportación de trigo que los socialistas, impulsores de una
iniciativa similar en 1915, ahora se proponían modificar —en la dirección de hacerlo recaer sobre los
terratenientes y no sobre los arrendatarios, e incorporando la exportación de harinas al impuesto-; por
el otro el azúcar, para el que proponían la eliminación de los impuestos a la importación. Aunque en
apariencia contradictorias, estas dos propuestas se hallaban relacionadas, ya que si por un lado se
consideraba que el impuesto a la importación de azúcar protegía al trusi formado por los ingenios,
verdadera "belle noire" de los socialistas, y encarecían el producto para los consumidores, por el otro
no se dejaba de señalar que colocar un impuesto a la exportación de trigo pero no a la de harina no
hacía más que favorecer la posición cuasi-monopólica que en la producción harinera ostentaba
"Molinos Río de la Plata". Para investigar la acción de los lrusts en la economía argentina, la Cámara
de Diputados creó, a instancia de los socialistas, una Comisión "aníi-trusts" presidida por Juan B.
Justo, la que produjo un extenso informe crítico, pero pocos resultados prácticos.
322De todos modos los socialistas no dejaban de observar, y criticar, lo que sucedía en "la primera
provincia argentina". Así el 21 de diciembre La Vanguardia afirmaba que la intervención enviada a
acabar con el funcionamiento de la "máquina" ugartista conocía tan bien su funcionamiento que lo
había perfeccionado. Al respecto, y con descripciones que recuerdan la reconstrucción que del tema
hicieran Ferrari (1994: 143-144) y Walter (1987: 68) el diario señalaba que los actores que habían
tenido parte en la convención que elegiría al candidato radical a la gobernación eran "en su gran
mayoría los mismos y eternos engranajes de la máquina: las autoridades municipales de los distintos
pueblos, antes de hechura del gobernador Ugarte y hoy del interventor al servicio del Presidente de la
384
ciudadanos a votar a los candidatos socialistas para detener "la dictadura que nos
amenaza". Argumentaba que la aplicación de la ley electoral había puesto de
manifiesto que el país no se hallaba más cerca de la democracia que antes, y que era
necesario multiplicar el número de escuelas para dar al sufragio universal el
contenido de cultura que se necesitaba y evitar "la resurrección del caudillaje."
Continuaba explicando que sólo las condiciones vigentes de ignorancia hacían
posible "la historia asombrosa del triunfo radical", un partido sin programas que
desalojó a sus adversarios sin aventajarlos siquiera en los procedimientos exteriores.
Los socialistas buscaban tranquilizarse juzgando el éxito radical que se extendía por
toda la República como "una situación anómala" y confiando en que las elecciones
de Capital pondrían las cosas en su lugar. Así afirmaban:
"el triunfo de nuestro partido en la capital de la república tendrá un altísimo
significado moral e histórico en el actual momento de la Argentina y del mundo,
porque vendrá a robustecer la confianza de los que creemos en la lenta pero segura
eficacia de nuestro método de acción, y equivaldrá a salvar de la ruina a la naciente y
tan combatida legislación social, cuyo principio tanto costó imponer." (LV, 3-3-18).
república". A continuación el diario socialista señalaba que la convención habia elegido como
candidato a José Camilo Crotto - lo que se explicaba por ser éste "un admirado y dócil instrumento"
de Yrigoyen- por sobre el "provincialista" Solanet. La intervención, se explicaba, sólo había
consistido en un expediente para que Yrigoyen pusiera a los candidatos de su simpatía personal en
tanto el ambiente político era "el de siempre, de politiquería criolla". Así señalaba que los electores no
podían saber si era mejor Crotto que algún candidato conservador, ya que "ni los radicales, ni los
ugartistas, ni los respectivos candidatos se preocupan de informar a nadie acerca de los graves asuntos
de estado, pues sólo dos o tres personas 'superiores' son 'capataces' (sic.) de afrontarlos" (LV, 2 1-12-
17).
A mediados de enero tuvo lugar en La Plata la convención conservadora. La evaluación de La
Vanguardia no era complaciente señalando que, a pesar de los esfl.ierzos por realizar una asamblea
democrática de modo de aparentar que "con la desaparición de Ugarte ( ... ) el partido había cambiado
en su manera de ser", podía afirmarse que los conservadores no habían cambiado. El diario socialista
señalaba que toda la tarea de la convención había sido elegir a los candidatos Alfredo Echagüe y
Angel Pintos y pronunciar "furibundos contra los radicales" pero sin trazar un programa que diera a
conocer a los electores cuál sería su acción de gobierno. A continuación se reconocía que el Presidente
del Partido, Rodolfo Moreno, había intentado esbozar los lineamientos generales de un programa de
gobierno pero, se subrayaba, aún ese primer paso difuso en exceso había sido mirado con indiferencia
por una asamblea que nada resolvió. De todos modos, señalaba el diario socialista, aún cuando los
conservadores se hubieran dado un programa nada hubiera significado para una fuerza falta de
conciencia democrática e inteligencia colectiva como lo eran los conservadores. El cronista, para
quien el desarrollo de la asamblea recordaba las legislaturas ugartistas, preguntaba:
",Cómo puede hacerse un partido democrático y orgánico se los delegados son los mismos que
constituyeron la sumisa legislatura subyugada incondicionalmente a todos los gobernadores? No
puede purificarse un partido en que aparecen, como antes: Grant, el Intendente de Morón, autor de las
urnas de fondo corredizo; Acacio Ramos, caudillo de Bartolomé Mitre; los Barceló, de Avellaneda
( ... ) y muchos otros caudillos gauchielectorales que durante tantos años han llevado el terror y la
vergüenza por todo el territorio de la provincia. No puede pensarse hacer nada útil, ni nada serio, con
toda esta gente" (LV, 14-1-18).
385
323
La fórmula encabezada por Crotto obtuvo 123061 sufragios frente a los 73166 de los
conservadores. La polarización de la elección hizo que los votos del PS retrocedieran respecto a la
elección de gobernador de 1914, un retroceso que no sólo fue tal en términos relativos, del 9,68% al
3,43%, sino también, y a pesar de que el número de votantes casi se había duplicado, en términos
absolutos, pasando de 10581 votos a sólo 7023 (Ferrari, 1994: 158-159). En el caso de los legisladores
provinciales el número de votos socialista aumentó levemente, pero menos que el número de votantes,
lo que derivó en que el PS perdiera las seis bancas que tenía en la Cámara de Diputados provincial.
La Vanguardia se refería a la derrota señalando, como de costumbre, que en tanto "partido de clase
con grandes y nobles ideales que defender" el PS continuaría con su obra desde la tribuna pública, la
prensa y los concejos municipales, a la vez que describiendo las causas del aumento de votos que
había hecho "que la cantidad ahogara a la calidad". La provincia, señalaba, había asistido a la lucha
enconada entre "oligarquía desalojada por el poder federal y que no quería morir (...) y otra oligarquia
que trataba de imponerse ( ... ) apoyada en el poder ejecutivo nacional". El diario socialista explicaba
la diferencia de votos como resultado de la "nueva máquina" radical, a la vez que preguntaba cómo no
iba a ser útil en un ambiente de atraso político como el de la provincia contar con el concurso de "el
comisionado, el juez de paz, el comisario, el valuador, los alcaldes, los inspectores municipales, todos
radicales y nombrados ex profeso para ganar la elección" El comentario concluía señalando que "entre
las dos grandes facciones de la política criolla" la fuerza socialista péqueña numéricamente tenía que
quedar ahógada, pero afirmaba, con un forzado optimismo, que "los 7600 ciudadanos que han votado
nuestras listas (...) constituyen la fuerza dinámica del futuro" (LV, 8-4-18).
Si la referencia al "ahogo" de la calidad por la cantidad dejaba ver una mirada elitista, ésta era hecha
explícita por el artículo con el que La Vanguardia daba cuenta del acto público realizado en La Plata
en el que radicalismo bonaerense había festejado su triunfo. Luego de señalar con ironía la profusión
de banderas y las jineteadas, y de contar cómo la sección de discursos había concluido con los gritos y
barbaridades de "una docena de aspirantes a Demóstenes radicales", el diario socialista señalaba que
"a las 3 de la mañana del domingo todavía cruzaban la ciudad grupos de malevos a pie y a caballo y
en estado de ebriedad, que vivaban al Presidente Irigoyen, a la intervención, al partido radical, a la
ginebra y al asado". El artículo, ironizando sobre una nota de La Epoca que sostenía que había sido
"impresionante la procesión cívica radical del sábado", concluía: "Ya lo creernos que imponía, y hasta
asustaba, porque aquello era la horda avanzando, el malón en perspectiva, y los gauchos malos de
Güemes llenando la llanura, sino la ciudad y amenazando arrasar todo con sus desmanes y
brutalidades". (LV, 9-4-18)
324
Los socialistas, fuertemente golpeados por la crisis interna que había derivado en la partida de los
"internacionalistas" sólo lograron imponerse a los radicales, y por el estrecho margen de 186 votos en
su bastión de la 4' Sección electoral. Los radicales obtuvieron siete bancas de Diputados nacionales,
alcanzando su candidato más votado, Carlos Becú, 74174 votos -un 51,7%- en tanto los socialistas
obtuvieron las tres de la minoría: el socialista más votado fue Mario Bravo, con 49534 sufragios -un
34,4%-, Por detrás de ellos, Alfredo Palacios obtuvo 35227 votos, un 24,6% -en tanto los otros
candidatos del PSA sólo alcanzaron los 4500 votos-, los demócrata-progresistas descendieron a un
6,3%, y los recientemente escindidos "socialistas internacionales" alcanzaron el 2% de los votos.
(Walter, 1977: 148)
386
12-4-18). Las acusaciones de "traición" implicaban una velada confesión de que las
sucesivas disidencias habían debilitado al PS no sólo por restarle militantes sino por
quitarle el monopolio del nombre "socialista". Unos y otros, pero sobre todo los
"internacionales" que luego devendrían en comunistas, comenzarían a cuestionar la
política del PS frente al gobierno y al movimiento obrero. Las referencias a una
connivencia éntre estos sectores -a los que pronto se agregarían los sindicalistas- y el
radicalismo constituiría un tópico central de la prédica socialista futura.
325
La producción de trigo se redujo a la mitad, y la de maíz y lino habían sufrido una disminución aún
mayor (Miguez, 2008: 292)
326
Al respecto habían. impulsado una reforma de la Ley de Patentes aminorando los montos que
debían pagar la industria y el comercio. La propuesta socialista fue aprobada y convertida en Ley,
pero al reglamentaria el Ministerio de Hacienda introdujo una serie de modificaciones, entre las que se
encontraba el restablecimiento del gravamen a "la venta de café, te, chocolate o yerba", una medida
que, afirmaba el diario socialista, formaba parte de un doble plan del gobierno radical al que le
permitía "procurarse recursos en cualquier forma y, al restringir el uso de los estimulantes menos
innocuos (sic.), fomentar el uso de los malos consumos alcohólicos" (Lv, 27-4-18). Por ese motivo
los legisladores socialistas solicitaron la interpelación del Ministro Salaberry (LV, 29- 5-18). Luego
de repetir la larga discusión acerca del derecho del Parlamento de convocar a los Ministros del
Ejecutivo, Salaberry concurrió a la Cámara y respondió a las preguntas de Justo. En su intervención
calificó a la yerba y el café como "artículos suntuarios" lo que generó el comentario indignado del
diario socialista "i,sabrá que existe el mate este hijo del país con gorra de vasco?" (LV, 7-6-18).
387
un "salario mínimo de los obreros del estado" 327. Señalaban que esta medida, que
hubiera servido de "acicate" para los obreros de las industrias privadas, había sido
recibida de mala gana por el gobierno que intentaba "restringirla lo más posible". Así
el diario socialista informaba que el Ministro de Hacienda Salaberry planteaba que el
salario mínimo de 100 pesos no podía regir por igual en todo el país, ya que en Jujuy
podían ser suficientes 60 pesos, por lo que proponía restringir su vigencia a la Capital
Federal. Esta poición suscitaba una interpretación más general sobre el gobiernó
radical:
"Es esta la prueba más concluyente del desprecio que por la clase trabajadora siente
el gobierno de las famosas reparaciones. Se opone a que el obrero de Jujuy (...)
pueda mejorar sus condiciones de vida, acaso porque entonces las intervenciones,
que tan fáciles triunfos le han dado, no contarían con la mansedumbre de las
peonadas analfabetas y hambrientas" (LV, 10-5-18).
327
El reclamo, centrado en la fijación de un valor en pesos papel, entraba en tensión con la tradicional
prédica socialista relacionada con la defensa del valor real de los salarios, De hecho esta línea
tradicional sería retomada a partir de julio cuando la posición socialista volviera a ser "Hay que pedir
el pago de los salarios en oro" (LV, 4-7-18)
388
programa obrero radical, nada anuncia que sea distinto del ya conocido" (LV, 28-3-
18).
Semanas más tarde el diario socialista avanzaba en el intento de comprensión del
discurso y las iniciativas ?adicales, señalando que dado que Yrigoyen se anunciaba,
"en el lenguaje apocalíptico de sus mensajes", como llamado a regenerar el país, era
comprensible que también se creyera "llamado a ser la providencia de los obreros".
Pero este juicio que parecía leer en el líder radical una creencia sincera, dejaba
inmediato paso a la crítica al "espíritu de simulación 'que caracteriza a este
gobierno"328 : éste se había puesto de manifiesto en los conflictos ferroviarios en los
que, más allá de "su pretendida energía para oponerse a las pretensiones de las
empresas", se había limitado a lanzar amenazas 'pour la gallerie", sin aplicarles el
rigor de la ley. Las empresas entonces habían rechazado sin temor las intimaciones
para reincorporar a los obreros despedidos sabiendo que un gobierno que echaba a
los trabajadores de los ferrocarriles del Estado o a los municipales en huelga, estaba
descalificado para sancionarlos. El artículo señalaba que si hubieran tenido una
esperanza respecto a la sinceridad del gobierno, la habían perdido ante la inacción de
Yrigoyen en el arbitraje al que se había comprometido ante la última huelga del
Central Argentino. Señalando que el gobierno tenía ya un gran papel en las
relaciones obreras y planteando que era mejor un árbitro libremente elegido entre las
partes, el texto se dirigía a las organizaciones gremiales proletarias instándolas a
comprender "que está en sus propias fuerzas, inteligente y oportunamente empleadas,
la salud que no han de encontrar en ciertos protectorados" (LV, 18-5-18).
El último comentario dejaba ver entre los socialistas el temor a que el "paternalismó"
radical encontrara dentro, del mundo obrero, interlocutores dispuestos a aceptar esa
"protección". Dicho temor era hecho explícito por un Editorial que subrayaba lo que
parecía ser "una verdadera revolución en la táctica regeneradora": el pedido, por
parte de Ministro de Obras Públicas de la provincia de Buenos Aires, a los
328
En otras ocasiones el diario socialista no encontraba ni simulación ni "doblez" en el discurso
radical sobre la cuestión obrera, sino que afirmaba que en esta "como en ninguna otra cuestión, los
distintos criterios radicales aparecen perfectamente concordes", a la vez que se asemejaban a los de
'los hombres del "antiguo régimen" demostrando "el mismo temor o idéntico sentimiento de desprecio
hacia el pueblo trabajador". Así lo dejaba ver un Editorial publicado el 6 de junio que afirmaba:
'Cuando un Diputado radical niega la existencia de las clases, y, remedando a los más empedernidos
conservadores, repite las pamplinas de que 'es completamente ajeno a esta tierra el odio de clases',
'enfermedad introducida del extranjero', 'producto de una prédica malsana', ese raro innovador que
hace suyos todos los prejuicios reaccionarios de nuestros peores oligarcas no disimula su condenación
del movimiento socialista y gremial, que supone inspirado en sentimientos disolventes" (LV, 6-6-18)
389
Lo que estaba en juego no era solamente una discusión acerca de la importancia del
Parlamento ' la acción política, sino la perspectiva de una captación de ciertos
sectores del movimiento obrero por parte del radicalismo gobernante que
seleccionaba a sus interlocutores privilegiando a unos trabajadores sobre otros. Ante
ello, La Vanguardia advertía:
"Es un curioso dualismo que hará meditar a los trabajadores, y en el que muçhos
verán, con razón, el propósito de los gobernantes titulados radicales de domesticar al
movimiento obrero" (LV, 13-6-18).
Los temores de la hora volvían a poner en escena una vieja cuestión del movimiento
• socialista: la de la relación entre Partido y organizaciones gremiales. El XIV°
Congreso Ordinario del PS, que tendría lugar el 7, 8 y 9 de julio de 1918 en la ciudad
de Avellaneda, volvería a poner en escena esa cuestión produciendo, en el curso de
una dura discusión, definiciones que fijarían la línea de acción gremial socialista por
décadas.
El gobierno, continuaba Justo, lejos de poner orden, buscaba sembrar confusión entre
los trabajadores para manejarlos a través de "sus amigos antisocialistas y de los
anarquistas, sus aliados". Al respecto citaba las palabras del ex Intendente radical de
Rosario que afirmaba que los socialistas no podrían poner pie en esa ciudad ya que
los anarquistas estaban con el radicalismo y él tenía a la Federación Obrera en su
casa. Justo terminó su intervención deplorando la confusión manifestada en los
últimos conflictos ferroviarios y planteando que los socialistas debían juzgar esos
conflictos con su propio criterio de clase y no corno "simples agencias de tal o cual
organización grémial" (LV, 15-4-18).
Días después, La Vanguardia publicó un artículo firmado por Alejandro Cornolli,
dirigente de la FOF y miembro del CE del PS, que explicaba las huelgas por las
violaciones que las empresas realizaban de los reglarnentós de trabajo y señalaba
también los esfuerzos que éstas realizaban para destruir la organización gremial,
produciendo la escisión del gremio. Las palabras negativas de Cornolli respecto a
"La Fraternidad" originaron la respuesta de Américo Baliño, secretario de este
gremio y militante socialista, quien acusaba de la división al mismo Cornolli y a
Jerónimo Della Latta, complicados "consciente o inconscientemente en los tipotajes
sindicalistas para arruinar al gremio ferroviario y provocar una nueva división en el
partido" (cit. en Marotta, 1961: 219). La intervención de Baliflo suscitó airadas
respuestas de Comolli y Della Latta, quienes en sendos artículos en La Vanguardia
destacaron la importancia de la FOF y la necesidad de trabajar en ella junto a los
sindicalistas. Pero la respuesta más fuerte fue la de Bautista Mansilla, secretario
interino de dicho gremio quien, en un artículo publicado en el periódico de la FORA
sindicalista La Organización Obrera el 10 de mayo de 1918, cuestionó a Justo el
plantear que "todos los movimientos obreros del país, parciales o generales,
obedecían a una política anárquico-radical". Esta obsesión antirradical en política y
antianarquista en lo doctrinario, explicaba Mansilla, llevaba a Justo a explicar las
huelgas ferroviarias por el juego de las diferentes tendencias y a negar que tuvieran
"ninguna causa económica ni trascendencia moral sobre la clase obrera del país."
(cit. en Marotta, 1961: 222).
Al acercarse el XIV° Congreso, La Vanguardia publicó una larga serie de artículos
en los que el dirigente gráfico y redactor de la sección Gremial del periódico, Joaquín
Coca, cuestionaba la conducta de la dirección sindicalista de la FORA. El 13 de
mayo estas posiciones eran reafirmadas por Antonio Mantecón, quien además dirigía
391
una dura crítica a la política de prescindencia del Partido que, al rechazar introducir
en ellos la "política" y la "ideología", ataba las manos a sus afiliados para
contrarrestar en los gremios la prédica de sindicalistas y anarquistas, quienes no sólo•
hacían política sino que llevaban adelante una dura prédica antisocialista. La
posición de Mantecón iba aún más lejos cuestionando la estrategia predominante en
el Partido al afirmar:
"No somos un partido esencialmente político; las campañas electorales debemos
considerarlas como una de las tantas facetas de nuestra múltiple actividad socialista,
pero no la esencial ni la más importante, ya que, ante todo, los socialistas debemos
conquistar al pueblo de los gremios, para así afianzar las conquistas políticas que
obtengan nuestros representantes en los parlamentos". (LV, 13-5-18).
Desde la primera sesión del Congreso en Avellaneda pudo apreciarse que aunque
sería menos conflictivo que los anteriores 329,, tampoco estaría exento de disputas: la
principal se relacionaría con la "cuestión gremial". En cambio suscitaría menos
discusión la "cuestión estudiantil" que había hecho eclosión a partir de los sucesos
cordobeses de marzo de 1918 330 .
Las primeras escaramuzas se dieron al discutirse el Informe presentado por el CE. El
delegado por la Sección 168, Castifleiras, cuestionó el énfasis en la acción electoral y
en la actualidad política, que dejaban de lado otras cuestiones y que colocaban en el
lugar del enemigo al radicalismo, en lugar del capitalismo. Criticando la disolución
del Comité de Propaganda Gremial, al que había pertenecido, señaló que el Partido
había hecho abandono del terreno gremial, explicando que por tal motivo los obreros
los veían corno "politiqueros". En una línea similar, el delegado Truyoi, por la
Sección 138, censuraba "el abandono del gremialismo y el reconocimiento de la
329
Enrique Dickmann señalaba que el Congreso sucedía a otros tres -el Extraordinario de 1915, el
Ordinario de 1916 y el Extraordinario de 1917- que habían sido "turbulentos y anarquizantes".
Advertía que, una vez "eliminados los elementos díscolos inadaptables y perturbadores que,
conscientemente unos y otros inconscientemente" obstaculizaban el camino ascendente del Partido,
los socialistas debían exigir "una labor tranquila, metódica, serena y profunda". Agregaba que esta
sería facilitada por la resolución que había hecho más dificil —a un punto exagerado, reconocía- la
presentación de propuestas de Reformas de Estatutos que habían sido la principal preocupación de
anteriores Congresos.
330
Los socialistas, aunque se habían mostrado previamente distantes de las organizaciones
estudiantiles, apoyaron el movimiento de la "Reforma Universitaria", tanto a través de La Vanguardia
como de la acción de sus dirigentes. Así, Mario Bravo encabezó la manifestación que la Federación de
Estudiantes de Córdoba (FUC) realizó el 30 de junio, en tanto Juan B. Justo planteó en la Cámara una
dura interpelación en la que denunció ante el Ministro de Educación el régimen vigente en la
universidad cordobesa (Justo, 1945) En el Congreso el apoyo socialista se expresó en el envío a la
FUC de un telegrama declarando "El XIV congreso ordinario del Partido Socíalísta expresa su
simpatía por el movimiento estudiantil de Córdoba y envía su saludo, a manera de aplauso y estímulo,
a los hombres que lo sostienen" (LV, 8-7-18)
392
331
En cambio sí, señalaba, el CE había disuelto varios Centros. Explicando que "dejar actuar a los
componentes del 'Comité de resoluciones del Tercer Congreso Extraordinario', si hubiera sido contra
los estatutos" reconocía que "el CE tomó la enérgica resolución de disolver los centros en los cuales .
actuaban ésos malos elementos" (LV, 8-7-18). . . .
393
resolución por parte de numerosos socialistas, los cuales 'al entrar en el sindicato,
dejaban en Ja puerta su condición de socialistas', según su propia confesión; a punto
tal que, como veremos, conspiraban inconscientemente contra el Partido." (E.
Dickmann, 1949:393),
Sin embargo, en esos días la mirada socialista sobre el futuro del movimiento obrero
era optimista. Así lo dejaba ver un Editorial publicado un mes más tarde que buscaba
explicar la lentitud del avance de la organización gremial, no por la multiplicidad de
ideologías a su interior -fenómeno al que consideraba antes bien una consecuencia
que una causa de la inmadurez-, sino por la heterogeneidad de la clase obrera "en la
diversidad de nacionalidades, costumbres, educación y nivel de vida de nuestros
obreros" y en la facilidad con que los sectores más avanzados de la clase obrera
avanzaban hacia puestos de dirección o "patronato". El paso del tiempo, señalaba
optimista el autor, iba atenuando estos factores, y produciendo una homogeneización
étnica y social que conformaba "una clase obrera nacional", condición necesaria para
una amplia y sólida organización obrera. Sólo una vez alcanzada esa unidad, se
explicaba, podría imaginarse una. organización gremial "sin ideologías que la
ofusquen y desvíen; sin dogmas que la anquilosen, sin espíritu corporativo que la
estrechen (sic.)" (LV, 4-9-18).
Una vez concluido el Congreso, el PS orientó sus energías a prepararse para las
primeras elecciones municipales, a las que asignaba gran importancia no sólo por
representar la concreción de un viejo reclamo - el establecimiento del sufragio
universal en el orden comunal- sino por la posibilidad que brindaban para recuperar
333
Las resoluciones del MV° Congreso, y también esa mirada que colocaba las limitaciones más en
factores estructurales que personales, tendrían como consecuencia el envío de una nota a la
conducción de la FORA, y también a la de la Federación Agraria Argentina (FAA) La misma
informaba a estas entidades acerca de la resolución del Congreso - deslindando "la esfera de acción de
las organizaciones que puede adoptar el proletariado de la república"- y les planteaba que el CE del
PS quería contribuir al desarrollo de las organizaciones gremiales, para lo que se proponía poner en
comunicación con éstas "a los núcleos y ciudadanos que procuran constituir sociedades y que se
dirigen a nosotros en demandas de infórmes y reglas". La nota planteaba cierta reciprocidad, en
particular respecto de la FORA, al solicitar que, en contrapartida por la derivación a la Federación de
las funciones que antes había intentado llenar el polémico Comité de Propaganda Gremial, la entidad•
derivara al PS "los pedidos de informes que reciba con relación al movimiento socialista nacional o
extranjero, para atenderlos en los límites de nuestra propia autoridad" (LV 1-11-18).
395
la primacía que, al nivel del electorado porteño, había perdido a manos de los
radicales. • Por ello, muchos meses antes de la elección 334, desarrollaron una
"campaña permanente" que recordaba a los trabajadores extranjeros que debían
inseribirse en los padrones tal como, se señalaba, hacían los patrones de dicho
origen. Al acercarse las elecciones se denunciaba que los radicales pretendían
establecer el "unicato municipal" al tener como único programa el apoyo al
"departamento ejecutivo" nombrado por el Presidente (LV, 28-6-18). En sus
intervenciones los socialistas enfatizaban el carácter político de la elección,
discutiendo tanto con los• grandes diarios que, viéndolas como administrativas
impulsaban el voto a los partidos "gremiales" corno el Comité Comunal del
Comercio (LV, 26-8-18), como con los radicales que, "fomentando el caudillismo de
• barrio", sostenían que en la elección debía primar el criterio territorial sobre el
político (LV, 29-8-18).
Cerca dé los comicios se hizo evidente que las elecciones municipales no
despértaban el mismo entusiasmo que las nacionales. Así lo lamentaban los
• socialistas, que llamaban a redoblar esfuerzos para sacar a la ciudadanía de tina
• . apatía que consideraban favorable al radicalismo. A. mediados de septiembre, un
Editorial de La Vanguardia buscaba insuflar energías recordando a los lectores
• cuánto había luchado el PS por la municipalidad electiva, a la que consideraba corno
una conquista propia que debía ser aprovechada. Esa adscripción se contraponía con
la actitud que se percibía en el oficialismo radical:
"(el radicalismó) va a esta elección cóntra su voluntad. Preferiría que ella no tuviera
lugar. Y si de él dependiera, no dejaría de contribuir a que el primer ensayo de
gobierno comunal popular y democrático fracasara." (LV, 13-9-18).
334
Apenas concluida la elección de Diputados nacionales, y aún antes de que se iniciara el escrutinio,
las páginas de La Vanguardia comenzaron a hablar de "los próximos comicios municipales" (LV, 4-3-
18) y, pocós días después, llamaron a reagrupar fuerzas para afrontar "la nueva campaña" (LV, 8-3-
18). .
396
Una semana más tarde, el Comité de la Capital de la UCR anunciaba que al día
siguiente se iniciaría en los Comités radicales de la Capital la campaña de
propaganda política relacionada con los comicios municipales La Época, 22-9-18).
Al acercarse el día del comicio, el diario radical recordaba a sus lectores la
importancia de la elección. En la argumentación de La Época, dicha importancia
estaba menos dada por "el adelanto que comporta en las costumbres democráticas
argentinas", que por la necesidad de evitar que el gobierno de la comuna cayera en
manos "de una banda de teorizadores con ribetes de demagogos". El Editorial dejaba
ver cómo, en el esfuerzo por apelar a una representación no política de la totalidad, la
mirada radical buscaba colocarse en un justo medio entre los gobiernos oligárquicos
y los experimentos socialistas:
"Injusto y reprobable fue el gobierno municipal en manos de ricos y para ricos
exclusivamente (...) Pero igualmente inicua sería una organización municipal
sectaria y tentada a experimentar en la comuna ciertos principios discutibles como
teorías y fracasados cada vez que fueron llevados a la práctica ( ... ) Es otra cosa lo
que se desea en el gobierno comunal. Ni personas conducidas por un espíritu de clase
335
Una característica notable de dicha elección, explicable por la adopción de un criterio geográfico
de la representación y por la falta de otros mecanismos de elección, sería la decisión de sortear el
orden entre los candidatos nombrados por cada una de las parroquias, sin buscar colocar a la cabeza de
la lista una figura notable.
397
Las previsiones socialistas se mostrarían acertadas, tanto las que preveían que las
elecciones bajo el nuevo régimen electoral serían masivas 336, como las que
augurában que el PS vencería a los radicales que se habían impuesto en las dos
últimas elecciones nacionales realizadas én la Capital Federal. Nunca, como en estas
primeras elecciones comunales, habría tanta distancia entre las elecciones nacionales
y las municipales subsiguientes: mientras los radicales cayeron del 51,7% obtenido
en marzo al 33%, los socialistas mantuvieron casi exactamente el 34% obtenido en la
elección de Diputados, lo que les dio un ajustado triunfo..
Desde las filas radicales se buscó minimizar el traspié. Cuando el escrutinio aún no
había terminado pero la derrota ya era ostensible, el diario La Época argumentaba:
"La Unión Cívica Radical (...) no ha sentido como otras veces el calor y entusiasmo
puesto en las luchas cívicas que ha presenciado el país, y que de triunfo en triunfo le
han llevado a la culminación de sus ideales democráticos." (La Epoca, 31-10-18)
336
El aumento de la participación había decuplicado los valores previos a la reforma; habría más de
140.000 votantes sobre un padrón de unos 220.000 inscriptos, lo que representaba el 65 % de
participación.
398
Diametralmente opuesta era la valoración que del comicio hacían los triunfantes
socialistas. Aún antes del final del escrutinio celebraban que se hubieran equivocado
los que presagiaban -y aquí la acusación parecía dirigirse a los radicales-, el
desinterés ciudadano por las elecciones municipales, señalando que podía decirse que•
el pueblo "ha votado bien, con perfecta conciencia de la importancia del acto, del
valor del voto". Discutiendo con quienes distinguían entre "política" y
"administración", el diario socialista sostenía que así como las clases comerciales
creían que sus intereses estaban mejor guardados cuando ellas los defendían, lo
mismo sucedía con las masas trabajadoras que empezaban a percibir que no podían
abandonar en manos ajenas sus intereses, concluyendo que
"el éxito del PS, relativo o absoluto, quiere decir eso con toda claridad. Siendo la
organización política de la clase trabajadora más consciente de sus derechos y
necesidades, él debía asumir igualmente, en la medida posible, la tarea que incumbe
al gobierno de la comuna ( ... ) Las elecciones municipales, han puesto a prueba,
como ninguna otra, la capacidad del pueblo?! (LV, .25-10-18).
Días más tarde La Vanguardia planteaba, sobre los resultados electorales, una lectura
que excedía la cuestión comunal. Al respecto, luego de señalar que en todos los
países democráticos el resultado de cada elección expresaba la confianza que el
electorado mantenía o retiraba a los gobiernos, concluía:
"El señor Irigoyen cuenta aún con la confianza del electorado de las provincias. Pero
es seguro que ha de tener en cuenta la lección que acaba de darle el electorado de la
capital de la república, cuyo voto y cuya aprobación han considerado indispensable
los gobiernos más imprudentes." (LV, 29-10-1.8).
socialistas frente a los radicales. Por ello, ante una elección en base al sistema de
representación proporcional, muchos auguraban que radicales y socialistas perderían
los "votos prestados" y verían disminuir su caudal. Tal pronóstico, celebraba La
Vanguardia, se había cumplido para los radicales pero no para el PS que, en cambio,
había aumentado ligeramente sus votos. Con tono confiado la evaluación concluía:
"Conocidas nuestras fuerzas reales, se recurrirá a todo género de recursos para
anularlas. Preparémonos para acrecerlas ( ... ) Y parodiando la frase de Zola,
afirmemos con toda convicción y entusiasmo: ¡la democracia está en marcha, y nadie
la detendrá!" (LV, 1-11-18).
337
El 3 de noviembre un Editorial de La Vanguardia celebraba que la guerra tocaba a su fin, a la vez
que afirmaba que la paz que volvía a reinar entre los pueblos no era "la paz precaria y deleznable de.
antes del l de agosto de 1914, la paz de los armamentos crecientes, de la guerra de tarifas y de las
barreras aduaneras, del imperialismo colonial ( ... ) sino la paz nueva ( ... ) basada en la solidaridad
creciente entre los pueblos, en el libre intercambio de los hombres, de las ideas y de las cosas, en la
libertad y autonomía de las nacionalidades, en el gobierno democrático y republicano del pueblo
( ... )". El Editorial recordaba que al comenzar la guerra habían sido muchos los que habían hablado de
la bancarrota del socialismo y sin embargo, se argumentaba, pronto se había visto que sin la
colaboración de los partidos socialistas ningún gobierno podía llevar adelante "la gigantesca obra de la
guerra de liberación" con lo que "en vez de la bancarrota del socialismo, éste ha impuesto, durante la
guerra sus métodos y sus a los mismos gobiernos". El final era esperanzado, seflalando que en la
revolución social que se iniciaba en Europa, el socialismo era "el factor político más importante."
(LV, 3-11-18).
338
Estas incluyeron la realización de un gran mitin el 17 de noviembre en la Plaza Congreso. En el
manifiesto con el que el CE convocaba al mismo, no estaba ausente la equiparación que los socialistas
habían establecido entre el gobierno imperial alemán y la administración yrigoyenista. Así, se
señalaba: "La guerra ha enseñado la importancia que tiene para la convivencia internacional el
régimen político interno de cada país. El sistema que coloca las relaciones exteriores en manos de un
solo hombre y le permite manejarlas a voluntad, con el desconocimiento del parlamento y aun contra
el voto del parlamento, ha sido abatido por la guerra". En la misma dirección, concluía "jHagamos la
democracia argentina digna de la democracia universal que surge de la guerra!" (LV, 14-11-18).
339El 16 de noviembre, La Vanguardia denunciaba que las clases conservadoras querían atemorizar a
todo el mundo con el fantasma del maximalismo y que con ese fin propalaban "las noticias más falsas
y espeluznantes" (LV, 16-1 1-18).
Tres días más tarde el diario socialista reproducía una nota del diario La Razón en la que se informaba
que la policía de investigaciones, había comprobado que el CE del PS había enviado a todos los
400
cómités del país• una circular instando "a preparar el ánimo de la clase trabajadora, por medio de
impresos y conferencias, para el caso de que la revolución social que reina en algunos países de
Europa se extienda a los del nuevo continente". Luego de informar que el secretario general del PS,
Mario Bravo, se había comunicado con el director de esa oficina policial, quien había negado haber
sumiñistrado tal noticia, La Vanguardia concluía que el asunto era "una intriga infame" que debía
aclararse. (LV 19-11-18)
Detrás de esas "noticias" los socialistas creían ver la mano de los radicales, denunciando que éstos
sólo fingían creer que los socialistas estaban preparando una rebelión para reclamar "facultades
extraordinarias" para combatirla (LV, 23-1 1-18 y 4-1218).
p
FAU flÍ) DL
401
342
Esta entidad agrupaba a los núcleos de civiles armados que entre el 10 y el 14 de enero habían
patrullado las calles de Buenos Aires (McGee Deutsch, 2001: 77). El día 12, el contraalmirante
Manuel Domecq García reunió a los grupos dispersos formando una guardia civil con jurisdicción en
toda la ciudad; el 15, se entrevistó con representantes del Ejército y decidieron invitar a políticos,
empresarios, sacerdotes y militares con el fin de dar una organización permanente a esa milicia. La
sesión inaugural de la "Liga". tendría lugar el 20 de enero y sería presidida por Domecq García, quien
ocuparía la presidencia provisional de la entidad hasta el mes de abril, cuando las "brigadas" eligieron
como Presidente a Manuel Carlés (McGee Deutsch, 2001: 81).
343
De todos modos el llamado a la "urgencia y sensatez" también se dirigía al gobierno al señalarle,
con un argumento que chocaba coñ la línea principal del artículo, que si persistía en su actitud violenta
el pueblo se organizaría con decisión y vigor "para su legítima defensa." (LV, 10-1 1-19)
403
obreros a volver al trabajo, decisiones que fueron apoyadas por el PS (LV, 12-1-19).
Sin embargo, como señala Bilsky (1984), ya fuera por la represión o por el cierre de
los establecimientos, dicho llamado tuvo poco eco; muchos gremios siguieron con la
huelga y el "terror blanco" continuó. El 14 de enero, la Cámara de Diputados votó,
con la oposición de los legisladores socialistas y del conservador Costa, la
declaración del Estado de Sitio en la Capital; ese mismo día, toda la redacción de La
Protesta fue detenida. Finalmente la FORA del V° Congreso declaró el
levantamieñto de la huelga. El 15, la FORA del (O Congreso se reunió con
Yrigoyen, quien prometió respetar el derecho de reunión, reabrir los locales
sindicales, intervenir en la huelga marítima y en el conflicto ferroviario a favor de los
obreros y cumplir con su promesa de liberar a los detenidos (Bilsky, 1984: 111). La
huelga general terminó de extinguirse, por lo que el Senado rechazó, con los votos de
los conservadores y de del Valle Iberlucea, la declaración del Estado de Sitio.
En los días que siguieron, los socialistas pidieron la organización de una Comisión
parlamentaria que investigara los sticesos, especialmente el "terror blanco" que había
dejado centenares de muertos, y que echara luz sobre la "criminal farsa" del
"complot maximalista", al que juzgaban urdido por el gobierno para buscar implantar
el Estado de Sitio344. Por otro lado, los socialistas no dejaban de señalar el papel que
había tenido, en la creación de los injustificados temores públicos a los que se había
apelado para justificar la represión, la existencia de cierta "literatura maximalista 'sui
generis' encargada (...) de sembrar la alarma en los timoratos burgueses, ya
predispuestos pór temperamento y la propia idiosincrasia, a temer o simular la
reproducción en nuestro país de los excesos de que es teatro Rusia actualmente". El
diario socialista subrayaba que los sucesos no habían beneficiado al movimiento
obrero sino al gobierno, señalando que aún si no era esto lo que buscaban los
"seudomnaximalistas" -y el comentario con respuesta negativa parecía plantear una
• duda que más adelante sería acentuada-, este "doloroso accidente" debía achacarse a
la ignorancia que había desafiado a l.a "reacción armada" con "violencias inconsultas,
con asaltos a los conventos, con quema de tranvías". Frente a ello, la respuesta
socialista era la esperable: confiar en el viejo método de lucha, "en las armas de la
organización, la cultura y la cooperación consciente." (LV, 20-1-19).
" Bajo la acusación de ser el máximo líder del complot había sido detenido el afiliado socialista
Pedro Wald, quien sería defendido por el joven abogado y dirigente del PS Federico Pinedo.
404
345
Una semana más tarde el diario socialista señalaba con preocupación el surgimiento de "una 'liga'
que recuerda a la Mazorca"; así hablaba de una "Liga pro-patria" cuyo manifiesto -que proclamaba su
carácter extrapartidario y su voluntad de impedir la exposición de • teorías "subversivas" sobre temas
"anarquistas y maximalistas"- transcribía y criticaba duramente. (LV, 7-2-19).
405
que torna vigorosa y fecunda la acción de los partidos", y por el otro intentaba.
presentarse como una agrupación "p.rincipista" El diario socialista señalaba que la
UCR no podía pasar por t&, ya que no se atrevía a afrontar "los modernos problemas
de legislación que reclaman la época y las necesidades crecientes del pueblo, y ha
aplazado la obra de darse un programa concreto". De todos modos el diario socialista
señalaba que tratándose de un partido de gobierno, el mejor prógrama estaba dado
por los hechos:
"Y ahí están los hechos para pintar de cuerpo entero al gobierno radical y al partido
en que se apoya. Mantenedor del privilegio en todas sus formas, continuador de la
mala política del antiguo régimen en materia de impuestos y de gastos públicos, ha
querido resucitar las glorias sangrientas de los peores gobiernos oligárquicos con la
bárbara orgía de la semana trágica que ha sido un desafio al pueblo de la capital, que
éste ha de recoger en los próximos comicios" (LV, 18-2-19).
346Días después, buscando asegurar esa memoria, se recordaba a los trabajadores que a la hora de
votat no olvidaran la actitud de un gobierno, el radical, que, había condecorado a los grupos de civiles
armados que habían actuado en "los sucesos de enero". (LV, 28-2-19)..
Elorel
pudo realizar mucha obra mala, algunas veces nefanda. La 'semana trágica' de enero
es su triste testimonio. Ya nadie duda de la eficacia del 'gobierno ejemplar' del señor
Irigoyen. En lo político tiende al unicato, en lo financiero a la emisión, y en lo social
a un rancio paternalismo dictatorial. Conocido todo esto la masa ciudadana
'independiente', ¿continuará prestando su concurso electoral al mal llamado
radicalismo? En los comicios de marzo el gobierno del señor irigoyen debe sufrir un
castigo ejemplar en una ruidosa derrota electoral ( ... ) La creciente conciencia
electoral de los ciudadanos de Buenos Aires ha de dar el triunfo al único partido de
oposición eficaz y conciente (...) Así el acto electoral de marzo ádquiere un
significado trascendental. Con o contra el Partido Socialista. No caben ténninos
medios. La lucha se ha polarizado, y esperarnos que los ciudadanos elegirán las ideas
y los ideales del porvenir y no los del pasado" (LV, 23-2-19).
347
En la elección de Senadores Vicente Gallo obtuvo 50843 votos, Juan B. Justo 48078 y Lisandro de
La Torre. 36693. En la de Diputados, que repartía dos bancas, Federico Pinedo obtuvo 56418 votos y
el radical Casás 54740; más atrás aparecían el radical Muzio, el socialista Cantio, y Alfredo Palacios,
del PS Argentino que —disminuyendo los resultados de 1918- obtuvo 23772 votos. El radicalismo
había perdido alrededor de 20000 votos con respecto a la elección de Diputados de 1918, en tanto el
socialismo había ganado unos 7000.
348
Al respecto el diario socialista sefialaba la decepción de un Diputado radical, al ser derrotado su
partido en la 2 circunscripción, en la que esperaban contar con los votos de "los obreros sindicalistas"
que habían sido "tan bien tratados" por Yrigoyen (LV, 29-3-19).
407
El discurso de los socialistas en este caso no se dirigía sólo a los obreros sino
también a los comerciantes, señalándoles que su interés residía en el aumento del
consumo lo que los colocaba más cerca de los trabajadores que de los grandes
patrones que buscaban dismiñuir los salarios. Interpelaba también al gobierno
radical, instándolo a desoír los llamados de "la clase conservadora" y "la Santa
Alianza capitalista", hegemonizada por los grandes capitalistas extranjeros, y a
defender los derechos de los trabajadores. Sin embargo, poca confianza depositaban
349Dos días más tarde La Vanguardia volvía sobre el tópico del "sano patriotismo" al señalar que un
manifiesto de la ANT que consideraba "agitación subversiva" a los legítimos reclamos obreros de
jornada de ocho horas, mejoras salariales y representación gremial, sería especialmente repugnante
por encubrir "con el nombre de la 'patria' y la 'constitución nacional' la defensa de sus pesos y su
orgullo insolente de potentados" (LV, 12-5-1.9.
los socialistas en el rumbo que tomaría el gobierno radical cuando señalaban que en
los conflictos obreros sólo habían mediado:
"el Presidente con su eterno juego de promesas más o menos vagas que nadie
escucha cuando no le convienen, los máuseres y calabozos policiales ( ... ) y, por
último, la constante amenaza de 'las guardias blancas', organizadas ahora
sistemáticamente, como una institución pública y regular" (LV, 15-5-19).
Fue a partir del carácter permanente que adquirieron estos grupos mediante la
organización de la"Liga Patriótica", y del "reconocimiento" que a ésta le prestaba el
gobierno, que la atención de los socialistas se centró en esta nueva organización que:
se asociaba con la ANT. El 17 de mayo La Vanguardia reproducía, como prueba del
carácter "semioficial de la Liga", la ficha que debían completar quienes se
incorporaran a la organización; y, luego de señalar que al gobierno le sobraba con la
policía y el Ejército para garantizar el orden, preguntaba cual era la función de la
"Liga", respondiendo que "la única pretendida 'subversión social' que la Liga trata
de contrarrestar es el movimiento obrero, creando de paso un ambiente favorable a
una política de oposición a la democracia social." Más grave consideraba la hoja
socialista que la "Liga" apareciera con el carácter de "una institución sernioficial",
como un cuerpo de policía, que se reunía en comisarías y del que tomaban jefes
militares retirados ó en actividad, pero que se encontraba al margen de la ley. El
artículo concluía haciendo blanco en el gobierno al preguntarse
"si el visible apoyo del gobierno a esa institución se concilia con sus promesas de
garantías a la organización obrera y a todos los partidos, y si el gobierno mismo
acepta la responsabilidad que le toca en toda la obra de provocación, de xenofobia y
de disgregación social que se realiza bajo su amparo." (LV, 17-5-19)
Esta vinculación que los socialistas establecían entre el gobierno y los sectores
reaccionanos los llevó a un enfrentamiento con los "socialistas internacionales"
cuando estos solicitaran al Poder Ejecutivo la derogación de la "Ley de Defensa
Social". Luego de preguntar por qué el pedido no era presentado ante el Congreso.
Nacional, La Vanguardia señalaba que era llamativo encontrar en los miembros de
un partido político, no sólo la misma predisposición que exhibían los dirigentes
sindicalistas a pasar sobre las instituciones parlamentarias, sino también la misma
confianza en la buena voluntad de un gobierno, al que parecían considerar corno un
observador inocente. (LV, 20-5-19).
Sin embargo, sólo dos días después los mismos socialistas marcaban cierta distancia
entre el gobierno y los "sectores reaccionarios". Parecían advertir que el radicalismo
se encontraba entre dos fuegos y lo instaban a no escuchar a quienes, corno La
Nación y la ANT, señalaban que las organizaciones obreras formaban un gobierno
paralelo. El diario socialista invertía la fórmula y reconocía que en verdad había en el
país dos gobiernos:
"El de la nación y el de la 'Asociación del Trabajo', que es precisamente el gobierno
de la anarquía o el desorden capitalista. La prensa rica quisiera que hubiera uno solo:
el último; y si tolera al primero es porque no puede derribarlo, o porque espera de él
que sirva siempre dócilmente los intereses del capitalismo cosmopolita que aquí ha
sentado sus reales". (LV, 22-5-19)
En este punto no podía para los socialistas haber dudas, y el artículo concluía con el
deseo de que "el gobierno de la constitución nacional y del sufragio universal se
imponga al fin al gobierno de los conciliábulos capitalistas, al margen de la ley."
(LV, 22-5-19).
Pero el Estado nacional, al menos por el momento, no lograba monopolizar la
violencia. Así lo dejaba ver un aviso publicado en La 1?azón, en el que la Junta de la
"Liga Patriótica" informaba que, ante una eventual huelga general, había resuelto que
sus "brigadas seccionales" cumplieran "las disposiciones preventivas de defender el
orden y tranquilidad para el çaso de los desmanes de huelguistas" (La Razón, 28-5-
19) El diario socialista respondía citando el Artículo 22° de la Constitución Nacional
-que establecía que "el pueblo no delibera ni gobierna, sino por medios de sus
representantes", y que afirmaba que quien se atribuí.a los derechos del pueblo
cometía el delito de sedición- y recordaba que la "Liga" no había limitado sus
actividades "sediciosas" como la publicación de ese aviso sino que, pretendiendo
atribuirse el papel de protectora del orden, había avanzado en su organización
militar. (LV, 30-5-19)
A comienzos de junio, uñ nuevo conflicto radicalizó el enfrentamiento entre las
organizaciones sindicales, apoyadas por el PS, y la ANT y la "Liga Patriótica". La
decisión tornada por la empresa Gath y Chaves de desconocer acuerdos laborales
previamente establecidos y de despedir a varios delegados gremiales, generó como
respuesta la declaración por parte de la FORA del IX° Congreso de un boycott "en el
consumo, la producción, el transporte y la publicidad" de la empresa. Como
consecuencia, la FOM se negó a descargar mercadería para Gath y Chaves y la
410
350
Así, sostenían: "Algunos creen que la justicia consiste en colocarse en un punto equidistante de 1a
partes en. lucha. Nada, sin embargo más absurdo. En esta pugna de intereses contradictorios, entre una
parte que tiene todo, hasta el derecho de la injusticia, y otra parte que no tiene nada, la justicia no
puede estar equidistante de las dos." (LV, 5-6-19)
411
En los primeros días de junio, los socialistas apelaron a la escena parlamentaria para
denunciar a quienes, señalando el riesgo de intentonas revolucionarias, generaban un
clima de enfrentamiento. El 10, Nicolás Repetto planteó en la Cámara de Diputados
una fuerte denuncia respecto de "algunas instituciones privadas" que, sosteniendo
"alarmas infundadas" generaban un clima de "desasosiego social" 351 . El Diputado
socialista hacía más explícitos los cargos al recordar que "con el propósito confesado
de emprender una obra de argentinización, .se ha constituido en esta ciudad y tiene ya
ramificaciones en todo el país, una institución llamada 'Liga Patriótica Argentina".
Repello sostuvo que el momento de constitución de la "Liga", cuando "la masa
obrera" se hallaba "agitada por movimientos huelguistas impuestos por el
encarecimento de la vida" no era el más apropiado para promover "ulla pretendida
cuestión de patriotismo". Haciendo alusión a otro fin que se asignaba la "Liga",
"libertar al obrero de la tiranía anarquista", el Diputado preguntaba
",quién protegería a los obreros de la protección de la Liga patriótica? Una liga
patriótica que fomenta la desunión de todos los que vivimos en esta tierra
difundiendo la expresión despectiva de 'extranjería'; que introduce el desasosiego
social por medio de manifiestos, anónimos a veces, en los que lanza amenazas contra
los malos extranjeros y los malos, argentinos; que aspira a favorecer al capital
extranjero negando a los peones criollos del interior los beneficios del salario
mínimo; que no reconoce a los extranjeros el derecho de entrometerse en la política,
salvo el caso de que se trate de mesnadas electorales o de caudillos a lo Ganghi (...)"
(LV, 11-6-19). . . . .
Repetto señalaba que con la excusa del patriotismo se exteriorizaba, como nunca
antes, "el odio al obrero organizado, sea argentino o extranjero"; también denunciaba
la organización militar que se había dado la "Liga" y cómo sus "brigadas
seccionales" se proponían sustituir a la policía.. Sin embargo, explicaba a los
Diputados que, aún con ser graves estos cargos, el hecho de más gravedad se hallaba
en otro lugar:
351
En esos días Repetto oficiaba como virtual líder del Grupo Parlamentario Socialista en ausencia de
Justo quien, junto a Antonio de Tomaso, habian asistido como delegados del PS de la Argentina a las
Conferencias socialistas de Berna y Amsterdam (Justo, 1933). , ,
412
del grupo patronal más belicoso y menos penetrado de las nuevas realidades
sociales" (LV, 7-6-19).
Días después, La Vanguardia señalaba que los proyectos presentados, que fijaban
fuertes restricciones a la organización obrera, debían hacer que el movimiento obrero
abandonara su "espíritu antipolítico" y mostrara que no veía con indiferencia que
"las malas leyes" anularan muchas conquistas gremiales o entregaran a las
organizaciones "maniatadas" a la prepotencia capitalista. El diario socialista
explicaba que las "aberraciones" de la legislación propuesta eran tan grandes que la
ANT ya se estaba preparando para cuando las organizaciones gremiales la
rechazaran. En esta ocasión, la crítica no se limitaba a los dirigentes empresarios y se
afirmaba, que "el soplo reaccionario que agita el espíritu de los hombres del 'otro
gobierno', del que tiene su sede en la Bolsa de Comercio, pugna por colarse de
rondón en la casa del congreso". Y sin embargo, aún se planteaban ciertas
expectativas respecto a un gobierno que, se reconocía, era el primero en aceptar que
el espíritu de conciliación de los obreros chocaba "con la irreductible intransigencia
de los capitalistas soliviantados por una asociación de guerra con las más
sospechosas ramificaciones" (LV, 11-6-1 9)352
Hacia fines de junio, y aunque la agitación obrera había disminuído, los proyectos de
legislación gremial restrictiva seguían su curso. En los días 28. y 29, la FORA del IX°
realizó un Congreso Extraordinario en el que resolvió movilizarse en rechazo a los
proyectos restrictivos. La Vanguardia saludó la resolución y afirmó que sólo quienes
vivían alejados del pueblo podían concebir que éste recibiera en silencio y sin
responder afrentas como la que se proponía; y el diario socialista, aunque rechazaba
352
Dos días más tardefl el diario socialista volvía sobre los proyectos, señalando que, como en otras
ocasiones, la Comisión de Legislación Social había invitado a los representantes de las empresas a
emitir su juicio pero no había creído necesario consultar a las sociedades gremiales obreras. La
Vanguardia, manteniendo en este caso fuera del blanco de la crítica a Yrigoyen, señalaba que ni
siquiera se había consultado al Poder Ejecutivo y sus Ministros, interpretando que eso se debía a que
quienes habían formulado los proyectos se hallaban seguros de que para aprobarlos bastaría "la
atmósfera reaccionaria formada por la propaganda alarmista del capitalismo internacional, que opera
en el país bajo los más extraños disfraces". El Editorial concluía instando al Congreso y al país a
desoír esa "propaganda engañosa", explicando que el primero tenía la ocasión de aparecer como
representante de la nación y no de la clase más poderosa, en tanto respecto al país, sostenía que la
opinión pública comprendería
"que no se trata de ir contra los llamados 'agitadores', ni de establecer algunas reglas indispensables
sobre organización gremial, para evitar posibles excesos perjudiciales al interés general en las luchas
entre obreros y patrones o empresas, sino de agarrotar el movimiento obrero normal, obstaculizando la
sana obra colectiva de los trabajadores nativos o residentes por la elevación de sus condiciones, de
vida, y fomentando, por contragolpe la anarquía o la degeneración intelectual y fisica de la raza." (LV,
13-6-19).
los comentarios alarmistas de la "gente de orden" y daba su apoyo a la protesta
obrera, hacía votos para que tal protesta no fuera necesaria, considerando que ello
sen a muy fácil si el Parlamento no. antepónía "el capricho o las pasiones de los
menos, al interés sano y legítimo de los más, y sobre todo, a los, dictados de la más
elemental justicia." (LV, 1-7-19).
Como señalamos, los socialistas habían cargado las tintas sobre la ANT y la "Liga
Patriótica", entidades que, se denunciaba, presionaban a un gobierno que se mostraba
indeciso. Sin embargo, cuando el 4 de julio el PS inició una campaña contra el uso
que se hacía de la "Ley de Defensa Social" para prohibir reuniones obreras, colocó al
Ejecutivo en el papel de quien, ante las supuestas amenazas al "orden social",
respondía en fonna injusta y arbitraria. El diario socialista señalaba el contraste:
mientras el Ejecutivo prohibía un acto público organizado para abogar "por el
afianzamiento de las libertades constitucionales", amparaba "de una manera
óstensible todas las reuniones en que, a más de difamarse al Partido Socialista y a las
organizaciones gremiales obreras, se predica el desprecio de la constitución." (LV, .4-
7-19). Una semana más tarde, La Vanguardia denunciaba que si el gobierno,
"presionado por la reacción capitalista, y a fin de calmar sus iras" había resucitado
las Leyes "de residencia" y de "orden social", una vez calmada la agitación
huelguística hacía uso de ellas para "estorbar toda manifestación de ideas poco gratas
a la reacción que pugna por imponerse a todo y a todos". El diario socialista
denunciaba que también se hacía uso de esas Leyes con fines electorales y planteaba
que las mismas eran "un grave peligro para la vida normal de 'la democracia". A
pesar de la denuncia, el comentario final parecía abrir una puerta ál diálogo con los
radicales al señalar:
"Si los gobiernos no quieren aparecer enteramente enfeudados a la reacción
capitalista, deben dejar que los ayudemos a despojarlos de leyes que los corrompen,
y que vienen a ser, así, inmorales a la vez que anacrónicas y liberticidas." (LV, 12-7-
19).
Pronto una nueva preocupación cruzó las filas socialistas: ya no se trataba de que
algunos militares encabezaran una sección de la "Liga" sino que eran "todos los
óficiales de un cuerpo", el 30 de Artillería Montada situado en Diamante, los que se
sumaban "a esa sociedad que se atribuye el papel de 'restauradora' de las
instituciones del país". La Vanguardia afirmaba que ninguna democracia podía
permitir que los militares intervinieran en política y, recordandó la historia del
416
Una semana más tarde, el Ministro de Guerra dictó una resolución prohibiendo a los
oficiales del Ejército formar parte de la "Liga". La Vanguardia consideraba que,
aunque tardía, la medida era correcta y constituía un reconocimiento de que las
críticas socialistas, en particular las expresadas por Repetto en la Cámara, eran
justificadas. El diario socialista confiaba en que, sin el apoyo del Ejército, la "Liga"
se desbandaría, dejando de ser un peligro para las libertades públicas (LV, 24-7-19).
353
Como señala McGee Deutsch (2001: 82) la posición del gobierno radical con respecto a la "Liga
Patriótica" se había modificado. Si en un principio muchos radicales habían ingresado a la
organización y el gobierno la había elogiado por su defensa del orden, la situación comenzó a cambiar
cuando la "Liga" logró atraer miles de simpatizantes en todo el país, muchos de ellos militares, y los
temores oficiales llevaron, como pedían los socialistas, a prohibir a militares y policías pertenecer a la
"Liga". La autora señala que finalmente el gobierno y la "Liga" alcanzaron un "implícito modus
vjve,,dj": aunque el gobierno no dejó de intentar obtener el apoyo obrero, reprimió los conflictos con
más dureza que antes de la "Semana Trágica" y aceptó la existencia de la "Liga"; esta organización,
por su parte, "se abstuvo de constituirse formalmente en un partido opositor o de conspirar contra la
democracia, al menos hasta la reelección de Yrigoyen en 1928" (Mc GeeDeutsch, 2001: 82).
417
La medida oficial mereció la esperable crítica de Carlés, quien señaló que alegraría a
"los enemigos del ejército, socialistas, anarquistas y epicenos políticos", referencia
enigmática en la que los socialistas encontraron una referencia a los radicales (LV,
26-7-19). También fue crítica La Nación, señalando que la resolución ministerial,
aunque ajustada a la Ley, era inoportuna ya que, consideraba, el peligro que la
"Liga" había nacido para combatir, "la conspiración que so pretexto .de mayor
justicia quería crear la inicua división de clases", no había desaparecido (La Nación,
29-7-19). Estas palabras generaron la dura respuesta de la Vanguardia, que recordó
que se había demostrado que no había existido tal conspiración; pero lo que suscitÓ
la más airada réplica fue la afirmación de La Nación, de que los sentimientos que
habían creado a la "Liga" eran los mismos que habían promovido la revolución de
Mayo. El diario socialista afirmó que tal conclusión, proveniente de "uno de los
voceros más autorizados de las clases conservadoras" mostraba que mientras las
clases dirigentes de los países avanzados habían comprendido, a partir de la guerra,
que era necesario satisfacer, al menos en parte, las necesidades del pueblo "nuestras.
clases conservadoras (...) proclaman tácitamente que perder algo de sus privilegios,
sería lo mismo que dejar hundirse la nación." (LV,. 30-7-19).
Para los socialistas, el surgimiento de la "Liga" parecía mostrar los límites del
liberalismo argentino. Al respecto no sólo cuestionaban, como vimós, a La Nación
sino a "esos liberales que durante la guerra borronearon tantas cuartillas alabando a
los países de tradición civil". La Vanguardia señalaba que, en esos duros momentos -
en que "un grupo de jóvenes (...) se constituye, como un poder legal, en defensor de
las instituciones y amenaza a todos los que propaguen ideas avanzadas. Su caudillo
lanza proclamas ardorosas ( ... ) y toda la prensa rica se congratula en publicárlas (...)
haciendo aparecer a la república salvada del desastre por obra de tan denodados
servidores de la patria"- los "titulados liberales argentinós" se hallaban ausentes y
sólo el socialismo se alzaba "contra la reacción patriotera, clerical y militarista" (LV,
13-8-19). .
Esa soledad que, casi con orgullo, señalaban los socialistas 354, se contraponía con lo
amplio del enemigo a enfrentar, la citada "reacción patriotera, clerical y militarista".
354
Debe señalarse, sin embargo, que frente a la acción de la "Liga", a la "Ley de Defensa Social" y a
los proyectos de legislación que fijaban restricciones a la acción sindical, el PS se ligó con la FORA
del IX° Congreso y con la FUA, organizando una campaña conjunta de oposición que concluyó en un
gran acto a mediados de agosto.
418
El contraste se hacía presente en una nota, publicada justo al lado de aquélla que
señalaba la "defección" de los liberales, en la que se subrayaban los vínculos que la
Iglesia Católica mantenía con las "fuerzas reaccionarias". El diario socialista se
concentraba en la figura de Monseñor de Andrea, de quien se recordaba que era "el
niño mimado de las camas católicas y (;..) Presidente de la Unión Popular Católica y
miembro activo de la Liga Patriótica", y en su mirada sobre las causas de la falta de
solidaridad social,
"(...) aunque reconoce que el descontento reinante depende de las condiciones•
económicas creadas al proletariado por el industrialismo, sostiene que jamás habrían
traído aquellas las consecuencias actuales 'si no hubiesen contado con la complicidad
de las ideas demoledoras'. Esto significa (...) que para los frailes, y para los
capitalistas reaccionarios que piensan como ellos, el mal no consiste en que la
injusticia y el despojo dominen en el mundo, sino en que la voz de los desheredados
haya conseguido por fin hacerse oír e imponer soluciones perentorias" (LV, 13-8-
19).
" En ella los socialistas pedían la prohibición de exportar azúcar y señalaban la necesidad de
intervenir en mercados como el de la carne (LV, 11-7-19) y el del pan (LV, 4-8-19); al mismo tiempo,
cuestionaban las políticas monetarias que disminuían el valor de los salarios (LV, 23-8-19).
419
"Ya se habla, corno de cosa cierta, de obsequiar a los trabajadores con verdaderas
'mansiones' señoriales con todo el confort y la higiene deseables: fundación de
cooperativas, bibliotecas, baños, etc. Los obispos ofrecen la receta barata que ha de
derrotar la escasez y la suciedad, la ignorancia y el crimen, el alcoholismo y la
tuberculosis, que tienen en el conventillo, en los bajos salarios, en la jornada
extenuante, sus aliados y cómplices permanentes. Hasta se insinúa que, en vista de
las 'colosales proporciones' que asume el programa de los obispos, existe el peligro
de que los obreros lleguen a tener más de lo que es lícito ofrecerles (...)" (LV, 14-9-
19).
A comienzos de octubre de 1919 comenzaron los preparativos para los comicios que
tendrían lugar en marzo de 1920. El diario radical La Época trazaba un panorama del
356
Una semana más tarde, La Vanguardia denunciaba cómo conservadores y radicales atizaban el.
"repugnante y estúpido" miedo al "maximalismo" con el fin de "aprovecharse de las fuerzas clericales
para sus fines de predominio". Al respecto, el diario socialista subrayaba que en las elecciones de
marzo de 1919 esas fuerzas se habían volcado sobre la candidatura radical y estimaba que Yrigoyen
haría "todo lo imaginable para que los conservadores no le quiten ese aporte de votos y dinero." (LV,
30-9-19).
421
rol que representarían las diferentes fuerzas políticas y, en referencia al papel del PS,
señalaba:
"En cuanto al socialismo, será, como siempre, un aliado virtual del 'régimen'. Es una
agrupación trabajada por el malestar y minada por las defecciones. Los obreros, en
gran número, han abandonado a sus dirigentes. Hay motivos para creer que los
próximos comicios constituirán una abrumadora demostración de la decadencia del
socialismo metropolitano" (La Epoca, 2-10-19).
358
Sin embargo, los socialistas abrían la puerta a una posible negociación señalando que, si Ñera
indispensable algún aumento en las entradas de la empresa, el mismo podría lograrse a través de la
exención de los pagos que ésta debía hacer a la Municipalidad.
359
Como señala Walter (1993: 70) días después del pedido de aumento por parte de las empresas, los
empleados de las empresas Anglo Argentina y Lacroze se habían declarado en huelga pidiendo
aumento de salarios y reconocimiento gremial. Después de tres semanas de huelga, la empresa había
424
Lamentando que tal adhesión permitiera que la actitud del Intendente no apareciera
corno un deseo de servir a las empresas sino a los doce mil obreros y empleados
tranviarios, el Editorial se orientaba a cuestionar el argumento que ligaba el auinento
de tarifas a las mejoras de sueldos:
"Las empresas, que han explotado y tiranizado inicuamente a sus personales, toda la
vida, al extremo de castigar como un delito toda tentativa de organización gremial,
¡afrontando ahora el descontento público sólo por el placer de mejorar la suerte de
ellos! Y los obreros ¡empeñados en que se permita a las empresas encarecerla vida
del pueblo para que ellos reciban una mínima parte del despojo! ¿Se concibe a los
obreros panaderos, o a los albañiles, por ejemplo, pedir a los patrones y a los
propietarios que suban, unos el precio del pan y otros los alquileres, para que luego
se les conceda a ellos un aumento de salario o cualquier otro beneficio?" (LV, 28-12-
19)360.
rechazado el segundo punto pero aceptado el aumento salarial, que le brindaba un motivo para pedir el
aumento de tarifas.
360
El diario socialista desmentía la supuesta preocupación del gobierno y las empresas por los salarios
obreros. Con respecto a los primeros, señalaba que su interés por los tranviarios se ligaba directamente
a "un cálculo electoral, teniendo su pago en los próximos comicios"; respecto de las empresas se
explicaba que de los 8 millones que las empresas obtendrían por el aumento sólo uno o dos irían a
salarios a la caja de jubilaciones que aún no se había creado, en tanto el resto iría "a engrosar las
ganancias de los accionistas de Londres, permitiendo también el aumento de los altos sueldos."(LV,
28-12-19).
425
duro debate, el proyecto de aumento de tarifas fue aprobado con una mayoría
formada por ocho radicales y tres conservadores; los diez ediles socialistas se
opusieron.
Ante la derrota, los socialistas mantuvieron la cuestión de los tranvías corno tópico
de campaña y reactivaron el tópico del "patriotismo sano" para cuestionar el
pregonado "nacionalismo" de los radicales. Así lo había hecho saber ya Comolli, al
terminar su intervención señalando:
"esperamos que ese cuerpo, emanado del sufragio universal, rechazará el aumento
solicitado, pero si se llegara a sancionar, diremos a los ediles que lo han votado; ese••
señor concejal ha defendido los intereses de los potentados británicos contra los
intereses permanentes de los habitantes de Buenos Aires; ese señor concejal ha
votado para que las rentas de los capitalistas ingleses se vean aumentadas a expensas
del pueblo trabajador argentino, que se sentirá indignado al ver que se le despoja
injustamente de algunos pesos anuales, que los había dedicado para el pan y el
vestido de sus hijos" (LV, 8-1-20).
Una vez conocido el dictamen del Concejo, la crítica socialista se cebó no sólo en el
"nacionalismo" de los representantes radicales, sino que también señaló que la
votación representaba ün desmentido de sus pretensiones "obreristas"361 362,
"nacionalistas" y aún "democráticas" 363 de la UCR. Sin embargo, y hasta las
16
' Al respecto, La Vanguardia explicaba que, con la medida votada, "el partido oficial ha querido
presentarse como capaz de amparar los intereses más opuestos, mereciendo la gratitud de las empresas
tranviarias que no han de olvidar el importante y valioso servicio". El diario socialista, luego de citar
como ejemplo de esa gratitud la propaganda que los capataces de la Anglo hacían para que el personal
concurriera al acto con el que se celebraba el aumento, sostenía que la agitación no era más que un
"infantil ardid" a través del cual "los radicales se proponen seguir adelante su mistificación obrerista,
que los ha llevado a las más desairadas aventuras." (LV, 13-1-20).
362
A cuestionar el "obrerismo radical" también contribuía el Editorial, publicado por La Vanguardia
el 10 de enero, que recordaba el aniversario de la "Semana Trágica". En él se afirmaba que "ya que no
es materialmente posible atribuir al gobierno la idea y la ejecución de un plan tan siniestro y salvaje,
que dio margen a escenas inauditas de terror, causando víctimas por centenares, cabe pensar que la
mayor responsabilidad por lo ocurrido cabe a las autoridades por la imprevisión y el pánico con que
encararon una huelga, no más violenta ni más extraordinaria de las que ocurren normalmente." Al
respecto el diario socialista recordaba los rumores que hablaban de atentados y de la formación de un
"soviet" señalando que la credulidad y las interpretaciones oscuras no podían admitirse en el gobierno
o en la institución policial. Sin embargo, y a pesar de hallarse en medio de la campaña electoral, la
atribución de la responsabilidad no recaía solamente en el gobierno, sino en el conjunto de las elites;
así, se explicaba: "En los caídos de la semana trágica, vernos las víctimas de un estado morboso de las
clases dirigentes argentinas, incapaces de encarar los problemas sociales contemporáneos con criterio
humano y sereno" (LV, 10-1-20).
363
Al conocerse el dictamen del Concejo, La Vanguardia señalaba que la votación permitía
comprobar que "la mayoría de la primera corporación municipal surgida del sufragio auténtico
(estaba) empeñada en favorecer a las grandes empresas en perjuicio del pueblo trabajador." A
continuación se señalába que la resolución del tema no se daría con un cambio de la tarifa, sino
solamente "con la municipalización del servicio tranviario". El diario socialista, haciendo más
explícitas las implicancias electorales del tema, concluía sosteniendo que "esto sólo puede llevarlo a
cabo un concejo municipal cuya mayoría sea capaz de excluir de sus preocupaciones los pequeños
427
elecciones, los ecos del tema tranviario pasaron a un segundo plano y los socialistas
emprendieron el tramo final de la campaña retomando las críticas a otros aspectos del
radicalismo.
En particular, los socialistas cuestionaron su falta de espíritu democrático, citando la
adopción de mecanismos "clientelares". Al respecto La Vanguardia señalaba que, a
la ya denunciada entrega de "vales de pan dulce" y a la venta de "carne garrapatada"
por parte de los Comités radicales, se agregaba la información acerca de
"( ... )un sistema de vales perfectamente organizado y que comprende todo lo qué
necesita una familia para la subsistencia: carne, pan, fideo, verduras, ropas (que).ha
sido implantado en esta capital por el club radical de la 20', pero que parece procede
de la provincia de Catamarca, donde ha sido ampliamente practicado durante la
kciente campaña electoral para la gobernación." (LV, 3 1-1-20)
El diario socialista, luego de explicar con detalle cómo se repartían los vales y los
productos y señalar la riqueza de los aspirantes a Diputados que empleaban tales
métodos, concluía preguntándose:
los que lo utilizan ¿votarán por el partido radical, o se burlarán de Irigoyen en
"( ... )
el cuarto oscuro? Cualquiera de esas dos actitudes nos parecería indigna. El voto no
puede amparar diabluras ni humillaciones denigrantes. Es un instrumento que no
puede ser usado más que en una forma: leal y honradamente. No lo entienden así,
naturalmente, los radicales para quienes todo el problema estriba en ganar las
elecciones, a fin de poder demostrar en el gobierno su incapacidad y sus apetitos. E
implica un verdadero sarcasmo este sistema de los vales, que en tiempos de
elecciones obsequia al pueblo algunos mendrugos, mientras lo mantiene famélico
durante el resto del año. Si con este humillante sistema consiguiera el Presidente
Irigoyen mantenerse en el gobierno, no podría jactarse de ello, pues sería el
Presidente de un pueblo de hambrientos y de desvergonzados." (LV, 31-1-20)
Sin embargo, los socialistas consideraban que la más grave de las prácticas
electorales radicales, más grave aún que la distribución de vales de comida, o "el arte
de ensartar injurias y mentiras" para difamar "a quienes dificilmente se puede
combatir con ideas claras y concretas" (LV, 1-2-20), era "el empleo de la violencia,
por parte de las huestes oficialistas" para obstaculizar o impedir la propaganda por
parte del resto de las fuerzas políticas. Al respecto, La Vanguardia recordaba que a la
prohibición de un acto socialista por parte de la policía había seguido un ataque a
balazos recibido por los manifestantes que pacíficamente cuestionaban la política
internacional del Presidente. El diario socialista denunciaba que los atentados que
cálculos electorales, sea fiel intérprete de las necesidades de la población y se halle empeñada en
servirla con inteligencia y honradez." (LV, 11-1-20).
428
altos directores del partido radical", y que ellos podrían detenerlos 364 . Dirigiéndose al
pueblo de Buenos Aires, La Vanguardia concluía:
"La ola de barbarie y de concupiscencia se extendió primero al interior, y ahora
golpea a las puertas de la capital. El deber de todos los ciudadanos honestos, viriles y
conscientes es oponerle una valla insa]vable. El pueblo de la capital no debe admitir
actas de Diputados manchadas de sangre, o ha de darles el lugar que corresponde."
(LV, 3-2-20)
Las elecciones se acercaban y los socialistas realizaron una asamblea para elegir a
sus candidatos. Como en otras ocasiones, quien obtuvo más apoyo fue Juan B. Justo,
con 1660 votos, seguido de Agustín Muzio, Augusto Bunge, Enrique Dickrnann y
Federico Pinedo, entre otros (LV, 8-2-20). Al pie de la nota que daba cuenta del
escrutinio, La Vanguardia incorporó un breve suelto en el que se reproducía una de
las listas que circulaba en la Convención radical, a la vez que se informaba que la
misma había fracasado (LV, 8-2-20). Al día siguiente, el contraste era hecho
explícito en un Editorial que sefalaba que las convenciones radical y conservadora 365
364
La Vanguardia señalaba que La Época, aunque pretendía mostrarse distante de los desmanes, los
excusaba considerándolos "manifestaciones de entusiasmo partidario" con lo que plantearía una
censura a los radicales honestos y de buena fe que no participarían de tales actos por ser "menos
entusiastas". El diario socialista señalaba que "la mazorca" estaba compuesta por "los entretenidos de
los comités, y muchos pensionistas del presupuesto ( ... ) gente a la que le falta el sedante de las ideas y
sentimientos que la codicia del mando". Por ello planteaba la sospecha acerca de que hechos luctuosos
podrían repetirse ya que, explicaba, en los próximos comicios los radicales veían peligrar su situación
y el crimen no era un límite para quienes parecían haber jurado "jel poder- el presupuesto- o la
muert&". (LV, 3-2-20)
365
Aunque el foco principal de la crítica socialista recaía sobre los radicales, no dejaban de criticar
también a las fuerzas conservadoras. Así, a una visión no totalmente negativa del programa social de
los demócrata-progresistas y del conservadorismo bonaerense, lo que contrastaban con la ausencia de
programas en el radicalismo (LV, 30-12-19), seguía un comentario muy crítico de un manifiesto en el
que los conservadores lamentaban que los sectores opuestos al radicalismo no pudieran unirse. Al
respecto el diario socialista señalaba que toda la propuesta se basaba en la elección de "candidatos
calificados" y señalaba su confianza en que el pueblo de la Capital estaba lo suficientemente
esclarecido como para permitir que el PS venciera a la reacción representada tanto por la facción
gobernante como por los demócrata-progresistas y conservadores, que aspiraban a recoger su here.ncia
(LV, 21-1-20).
Aún más dura era la consideración que a los socialistas les merecía el discurso del Senador Joaquín V.
González, de quien se subrayaba que a partir de la cuestión del voto municipal se hallaba afectado de
"manía reaccionaria", preocupándose por la suerte de la clase media, considerando que era la más
numerosa y la que más sufría en la Argentina. El diario socialista respondía sosteniendo que era
sabido que para la clase gobernante argentina el pueblo era "chusma despreciable", y que por eso no
entraba en las consideraciones del "viejo oligarca" que sólo pensaba en las familias de modesta
fortuna y en los burócratas jubilados. La Vanguardia señalaba que aún más incomprensible era la
acometida que González realizaba contra los trabajadores extranjeros, señalando que todo firítaba en el
Interior, lugar donde consideraba debía buscarse "la salvación de la nación", porque "el 75% de
extranjeros que hay en la capital, desvinculados del país y que vienen con todos sus problemas y todas
las luchas de su país de origen, son un peligro." Estas palabras recibían una concluyente interpretación
del diario socialista:
430
mostraban cuánto más debería persistir la democracia argentina para que en su clase
gobernante se impusiéran las prácticas sanas de las democracias maduras. El diario
socialista continuaba subrayando que, en esa ocasión, la "nota aguda" había sido
dada por el radicalismo, que había debido postergar el nombramiento de sus
candidatos lo que, se explicaba, se debía;
"a las protestas airadas y a las violencias de los coneligionarios incondicionales del
señor Irigoyen, que, irritados por i la situación en que les coloca la inferioridad
numérica, se desquitan (.,.) dando rienda suelta a todas las manifestaciones de
incultura cívica, que son su especialidad." (LV, 9-2-20)
Una semana más tarde, y cuando la UCR aún no había logrado definir una lista, de
candidatos, La Vanguardia volvía, no sin deleite, sobre la "interna" radical. El punto
de partida era la afinnación de que lo que sucedía en la Capital no era más que la
repetición de lo que en esos afós se había vivido en el interior del país. "Las mismas
causas producen los mismos efectos", explicaba el Editorial, y un partido que no
tenía más miras que el disfrute del poder no podía, ya fuera en Jujuy o en la Capital
Federal, más que "dislocarse apenas se altere el equilibrio de las glorias y los
beneficios del gobierno." El diario socialista historiaba los permanentes conflictos
que habían cruzado las filas del radicalismo porteño, afirmando que sólo la presencia
de un "enemigo" como el PS había evitado el estallido de la disensión. Sin embargo,
explicaba, la presión de la Casa Rosada había llegado a ser tan fuerte que los
"Lo que lamenta el viejo oligarca es que la capital y muchas otras regiones del país, de vida social
activa, no gocen de la quietud de sus pagos riojanos, y que, aquí mismo, ese 75% de extranjeros sea
una mala levadura para la educación de la población argentina, que cuando el señor González era
Ministro no votaba sino con el gobierno y por los candidatos de éste. El sentimiento nacionalista del
señor González no le arranca una palabra de condenación contra las empresas extranjeras y los trusts
( ... ) ni su amor por la clase media lo excita a repudiar la codicia de la clase capitalista ( ... ) Se explica:
el camandulero político ha querido sólo dar un campanazo de propaganda electoral conservadora.
Estamos seguros de que ella se perderá en el vacío" (LV, 30-1-20)
La posición de los legisladores conservadores en defensa del trust azucarero y en oposición a la Ley
de Aduana y al impuesto a la renta merecería un Editorial en el que los socialistas volverían a plantear
su oposición a "dos fuerzas igualmente perturbadoras: los conservadores estáticos y el radicalismo
disolvente." (LV, 7-2-20). Días déspués La Vanguardia volverá a señalar el contraste entre "la
actividad sana e impersonal" y los métodos de "las facciones de la política criolla, (que) se mantienen
aferradas a los viejos métodos oligárquicos, o simulan un barniz modernista mediante la ostentación
de un mentido 'paternalismo obrero'. Reincidencias oligárquicas y simulaciones caudillescas, es todo
lo que ofrecen al país las fracciones —aparentemente renovadas- de la política criolla". (LV, 15-2-20)
Pocos días antes de las elecciones, el diario socialista insistiría sobre las semejanzas entre los radicales
y los grupos conservadores. Al respecto diría que para asemejarse más al "hipolitismo", los
demócrata-progresistas también depositaban su confianza y su fe en un hombre: Lisandro de la Torre.
La Vangudrdia se dirigía al pueblo para señalarle la amenaza que se cernía sobre él, tanto si triunfaban
los radicales como los titulados "demócratas" y concluía: "Cuidémonos de la reacción ilustrada, como
de la reacción demagógica radical." (LV, 28-2-20).
431
elementos mal vistos por ella no podían más que optar entre la rebelión o el suicidio.
La Vanguardia auguraba que, tal como estaba planteada, la situación no podría
terminar más que con la derrota de uno u otro bando, corno sucedía en el Interior del
país, en el que el radicalismo "se divide y subdivide, entregado a la guerra intestina
más despiadada", lo que le pennitía concluir: "En la capital, esto será la 'debacle' del
titulado radicalismo, que, aún manteniéndose compactamente unido, flaquea cada día
más ante el vigor del PS" (LV, 17-2-20).
Finalmente, a diez días de la elección, Yrigoyen logró imponer su lista de candidatos.
La Vanguardia daba cuenta de los métodos -designación de empleados pÚblicos
como convencionales, presiones de la barra para que los descontentos no le quitaran
el quórum a la Convención- a través de los cuales el Presidente se colocaba en
posición de influir sobre la composición de la Cámara. La conclusión era lapidaria:
"Con un Presidente que entiende corno Luis XIV que el estado es él, y que caréce de
toda capacidad para el gobierno, la vuelta al 'unícato' es singularmente grave. De un
parlamento sumiso puede salir la dictadura de hecho ( ... ) Necesario es que el pueblo
de la capital evite esta vegüenza y este grave peligro, en lo que está de su parte, que
es mucho, dando el triunfo al PS." (LV, 25-2-20).
Tres días más tarde, el CE del PS dio a conocer un Manifiesto electoral en el que,
luego de señalar que la evolución política internacional iba dejando atrás la política
personalista, se preguntaba si la política argentina podía seguir dominada por "el
juego vacío de facciones personalistas". Al respecto, los dirigentes socialistas
señalaban que luchaban contra radicales y conservadores que tenían por palabra de
orden "jPor o contra Yrigoyen!"; sin embargo, la argumentación dejaba ver que el
çentro de la critica se ubicaba en los radicales, de quienes se señalaba que ante la
presión socialista buscaban mostrar "apariencias obreristas". El Manifiesto,
planteando una explícita disputa acerca de la paternidad de las iniciativas sociales,
contraponía:
"En lucha ruda y tenaz los Diputados socialista han conseguido algunas reformas de
orden impositivo y legislación social ( ... ) y este gobierno, que proyectó aumentar los
malos impuestos ( ... ); que confia a clericales los primeros puestos de la
administración pública (...); este gobierno que respeta como sagrados los privilegios
de los latifundistas, que adula en sus intereses materiales y sus prejuicios al gremio
militar, que reincide en todas las mañas y farsas sangrientas de la política criolla, este
gobierno pretende que son suyas nuestras iniciativas triimfantes, quiere pasar por
reformista. El pueblo elector puede obligarlo a serlo de veras, dandó el triunfo a la
lista socialista en los próximos comicios." (LV, 29-2-20)
432
• A pesar de los "buenos augurios" de los que hablaba La Vanguardia, al día siguiente
del comicio (LV, 8-3-20), el triunfo correspondió nuevamente a la UCR que, aunque
no alcanzaba los grandes triunfos de sus primeros años de gobierno, evidenciaba una
• clara recuperación frente a las elecciones realizadas apenas concluida la "Semana
• Trágica". Mientras el más votado de los candidatos radicales, Arturo Goyeneche,
• obtenía 60347 votos, unos .5500 votos más de los que había obtenido Casás un año
antes, el más votado de los socialistas, Juan B. Justo, sólo obtenía 54992, unos 2500
menos que los alcanzados por Pinedo en 1919. El radicalismo obtuvo así 16 bancas,
quedando las siete de la minoría para los socialistas. Muy importante fue también la
elección realizada por el Partido Demócrata Progresista, cuyo candidató más exitoso,
Lisandro de la Torre, obtuvo 41750 sufragios (LV, 19-3-20). Si bien los votos
obtenidos no alcanzaron ni siquiera para que el líder demócrata-progresista ocupara
una banca, el aval recibido -principalmente en las secciones del norte de la ciudad, la
14', l9a y 20., dejaba ver que había un importante porcentaje de la población,
particularmente de los sectores más acomodados, que desconfiaba tanto de radicales
com.o de socialistas. 366
El diario socialista buscó dar cuenta de la derrota subrayando que la exigüidad de la
distancia entre las listas, unos cinco mil votos, se acentuaba si se tenía en cuenta el
modo en que se habían preparado los comicios. Al respecto contrastó la efectiva
prescindencia en materia electoral de dos figuras que no siempre había elogiado
cuando estaban en el gobierno, Roque Sáenz Peña y Victorino de la Plaza, con la
explícita parcialidad de Yrigoyen. El PS, explicaba,
"ha tenido que vérselas esta vez con un gobierno mucho más ducho, que en cuatro
años ha atesorado medios y experiencia para hacer pesar a su favor muchos y muy
poderosos recursos de la administración pública. Si a esta circunstancia se agrega el
franco y decidido apoyo prestado por la Iglesia católica a la lista de candidatos del
Presidente Irigoyen., se tendrá la explicación del triunfo numérico obtenido por los
radicales en las recientes elecciones, triunfo que, considerado del lado moral,
equivale a una derrota, pues señala la escasa superioridad que lleva sobre nuestro
partido la coalición de las fuerzas clericorradicales" (LV, 19-3-20).
366
Más alejado de obtener una banca se hallaba Alfredo Palacios, cuyo apoyo había disminuido
sensiblemente respecto a elecciones anteriores, y sólo había alcanzado 8724 sufragios. El más votado
de los "socialistas internacionales", José Pendón, obtuvo 2937 votos y Eduardo Ternassi del Partido
Unitario, 672 votos. Deben destacarse también los 1257 votos obtenidos por la candidata del Partido.
Feminista, la Dra. Julieta Lanteri. (LV, 19-3-20). .
433
367
días más tarde La Vanguardia señalaba la rara circunstancia del descubrimiento, en el plazo de
un año, de "dos terribles complots destinados a cambiar la faz del país, pero en los que no ha habido.
• • más violencia que la prodigada inútilmente por la fuerza pública". La explicación socialista fincaba en
la influencia policial en el movimiento obrero y en "el exceso de ingenuidad de una buena parte de
nuestro proletariado que permite convertirlo en instrumento de charlatanes de toda calaña, y en
• protagonista de las más indignas farsas", como la que pretendía obtener la libertad de los presos
• sociales a través de la dinamita o de la organización gremial de un soviet de agentes policiales. (Lv,
18-3-20)
434
368
Es interesante señalar que al mismo tiempo que Dickmann respondía a Ingenieros, Justo estaba
proponiendo su propia interpretación del socialismo a través de la serie de conferencias -a las que nos
referiremos con más detalle en el siguiente apartado- tituladas "El momento actual del socialismo".
De hecho la transcripción de la segunda conferencia fue publicada por La Vanguardia justo al costado
de la segunda parte de la respuesta de Dickmarin (LV, 19-4-20).
435
369
Como Arraga desmintió haber sido el intermediario para la realización de la reunión entre
Ingenieros e Yrigoyen (LV, 23-4-20), La Vanguardia contrastó su posición con la "franqueza" con
que Troise, Otro de los dirigentes sindicalistas participantes de la reunión, daba "amplias explicaciones
del papel que le ha tocado desempeñar en estos 'corretajes presidenciales" (LV, 24-4-20).
370
Sin embargo, pocos días después La Vanguardia informaba del surgimiento de "un nuevo 'paladín'
presidencialista": se trataba del periódico La Batalla Sindicalista, al que el diario socialista calificaba
de tan pro-radical como Julio Arraga. (LV, 7-5-20).
M .
71
En la misma línea La Vanguardia saludaba el apoyo que la FORA daba a la presentación de Del
Valle sefíalando que no sólo reforzaba y prestigiaba la acción parlamentaria socialista sino que
también desmentía a quienes desautorizaban a los parlamentarios socialistas, diciendo que la clase
trabajadora no estaba con ellos. (LV, 23-5-20)
437
A esta unificación debía acompañar la que en esos mismos días emprendían los
ferroviarios. En los últimos días de junio, el V Congreso de la FOF había aceptado
la realización de una reunión orientada a la unificación con en la
que ambas entidades tendrían igual representación (LV, 29-6-20). El acuerdo'
alcanzado establecía que "La Fraternidad" continuaría agrupando al Personal de
Tracción y que el resto se organizaría en cuatro sindicatos agrupados en la
Federación Ferroviaria. Sin embargo, la concordia durarí.a poco, ya que pronto la
conducción de la Federación denunció que el "Comité de Propaganda Gremial" 373 no
se limitaba a sus alegadas funciones informativas, sino que impulsaba que las
secciones eligieran como delegados a obreros de filiación socialista. Ante lo que
consideraba un intento de usurpar funciones que eran de su "exclusiva competencia"
la Federación decidiría la expulsión de los miembros que participan de la reuniones
organizadas por los socialistas ante lo cual proponía la expulsión de los miembros del
sindicato que participara "en reuniones que tengan por objeto resolver asuntos de su
exclusiva competencia" (Marotta, 1975b: 291-292) 174
La tentativa de unificación ferroviaria terminaba acentuando las tensiones entre
socialistas y sindicalistas. Estas se agudizarían cuando la FORA, alegando que sus
Estatutos le imponían independencia respecto a los partidos, rehusara tomar parte en
la campaña que el PS emprendía contra "la carestía de la vida" y por el pago de los
salarios en relación al oro.
372
Las palabras de Justo generaron la objeción de quienes creían ver en ellas una afirmación
nacionalista. Al día siguiente La Vanguardia salió al cruce de posibles reacciones recordando que la
FAA había tornado corno bandera propia una "formada por los colores celeste y blanco dispuestos en
cuatro triángulos que se tocan por sus puntos" y que tal bandera era la que flameaba en las filas de
campesinos en huelga, y en los actos públicos, reuniones y congresos de la entidad, (LV, 1-7-20).
'n En realidad se trataba de la Comisión Socialista de Información Gremial (CSIG) que había sido
creada en septiembre de 1919,
174
La CSIG respondió enviando una circular a los gremios de la FORA dando a conocer sus fines y.
afirmando que, en lo planteado por la conducción de la entidad, no veía cargos concretos ya que los
Estatutos no prohibían que los socialistas se reunieran para ponerse de acuerdo entre sí, (LV, 23-9-20)
438
" La nacionalización de la elección por parte de Yrigoyen permitió que, luego de una campaña en la
que los socialistas acusaron a los radicales de favorecer a las empresas de transporte y éstos
respondieron acusando a los primeros de "obstruccionistas", ligándolos con "la amenaza bolchevique"
(Walter, 1993: 74), los radicales vengaran su derrota de las primeras elecciones municipales
imponiéndose por un estrecho margen. Los radicales obtuvieron más de 56000 votos -un 38% del
total- contra algo más de 52000 -un 35%- de los socialistas (LV, 4-12-20). La principal diferencia con
la elección nacional fue la escasa participación electoral, 60% frente a un 72,9% de la elección de
Diputados.
A pesar del triunfo radical, y debido a las renuncias y a la reasignación de bancas, los socialistas
aumentaron su representación en el Consejo -pasando de 10 a 11 concejales- convirtiéndose en su
primera minoría, por lo que nombraron como Presidente a Alfredo Spinetto. Además, tenían la
posibilidad de aliarse con los "internacionalistas" y con los demócrata-progresistas para obtener una
ligera mayoría, lo que obligó a los radicales a apoyarse en los ediles conservadores. Como en períodos
anteriores la principal confluencia entre socialistas y demócrata-progresistas se darla en el
cuestionamiento a la política de transportes.
376
En el mes de diciembre La Vanguardia denunciaba cómo la policía impedía la agremiación de los
"peones de campo" de varias localidades del sudoeste santafesino. El diario socialista explicaba que
para realizar los "vergonzosos atropellos" la policía de la primera provincia regenerada decía
"interpretar el pensamiento del ejecutivo nacional" y concluía: "este es, en la práctica, el cacareado
'obrerismo' que van pregonando en los techos los aduladores del señor Irigoyen" (LV, 10-12-20).
Dos semanas más tarde, La Vanguardia informaba que una asamblea obrera en Puerto Deseado había
sido atacada por la policía; el resultado del "atentado sangriento" era de un muerto y varios heridos. El
diario socialista denunciaba el accionar de las "guardias blancas' compuestas de mercenarios que han
de pagar los patrones y las empresas" y agregaba que también los policías estaban al servicio de la
patronal. Pero el comentario final volvía sobre la responsabilidad del gobierno radical, al preguntarse
si la policía ",se atrevería (...) a cometer ciertas barbaridades si no contara con la indulgencia, o la
previa aprobación, del gobierno central". (LV, 25-12-20)
A comienzos de enero de 1921, la tensión aumentó. La Vanguardia informaba que en un "incidente"
habían caído dos obreros muertos y varios heridos, en tanto varios gendarmes y el jefe interino de
policía también estaban heridos. El Editorial señalaba que mientras la FORA había pedido la
remoción de los funcionarios implicados, las empresas, muchas de ellas extranjeras, habían pedido al
gobierno "el apoyo de la fuerza pública para meter en un puño a los obreros en huelga". El diario
socialista daba cuenta de cuál de los pedidos había sido escuchado: el gobierno no sólo no había
mantenido en sus puestos a los oficiales cuestionados sino que había resuelto enviar un buque de
guerra. La Vanguardia se preguntaba si así se intentaría sofocar los reclamos obreros en las regiones
en las que "la codicia y la prepotencia capitalistas" se manifestaban en toda su brutalidad; y concluía:
"El obrerismo presidencíal no podría ir más lejos. Donde los trabajadores no son temibles
electoralmente, las policías radicales se despachan contra aquellos de la manera más torpe y bárbara."
(LV, 5-1-21)
"terceristas", y tendría como consecuencia indirecta el desafuero del único Senador
socialista: Enrique del Valle Iberlucea.
Corno ya señalamos, desde 1917 el PS había mantenido una posición ambigua frente
a la Revolución Rusa. En marzo de ese año, la conducción partidaria -en particular
Antonio de Tomaso, que sería quien más extensamente se ocuparía del tema-, saludó
• la revolución que dernbó al zar e implantó un gobierno parlamentario (De Tomaso,
1917). Para el joven líder socialista, la revolución aparecía como un elemento que
permitía justificar la lectura de la "Gran Guerra" en términos de la lucha de la
democracia contra el despotismo: por eso mismo, con el paso de los meses,
observaría con temor la posibilidad de que el nuevo gobierno abandonara la lucha
contra los Imperios Centrales, Una vez producido el ascenso de los bolcheviques al
poder, de Tomaso publicó una serie de artículos en La Vanguardia en los que,
siguiendo la lectura de Kautsky, cuestionó que el régimen establecido en Rusia
pudiera ser interpretado corno una "dictadura del proletariado" en términos
marxistas, juzgándolo corno una "dictadura" a secas que, a través del terror, había
destruido las fuerzas que se orientaban a una evolución democrática, condición
esencial del socialismo futuro (Mullaney, 1982: 188). A fines de 1918, Justo y de
Tornaso viajaron a Europa como representantes del PS argentino, y también del
uruguayo, al Congreso Socialista Internacional a realiza.rse en Berna en el mes de
febrero y a la Conferencia de la Comisión: Socialista Internacional que tuvo lugar en
abril en Amsterdam. En Berna Justo fue nombrado vicePresidente del Congreso y
participó en la Comisión que elaboró una declaración sobre la Sociedad de las
Naciones; en la misma defen.dió el librecambio como condición esencial para la paz,
y lo mismo haría en Ámsterdam. Los socialistas argentinos también votaron por la
moción propuesta por el socialista sueco Hjalrnar Branting que reafirmaba la
indivisibilidad del movimiento socialista 'y denunciaba la dictadura establecida por
los bolcheviques (Muilaney, 1982: 190). Al hablar en el Congreso, de Tornaso
sostuvo:
"El socialismo no resultará por la violencia y el terror, sino por la adhesión
consciente de las masas, por la convicción de la mayoría de la necesidad y la bondad
440
Los "terceristas" habían fracasado en forzar una definición del Congreso sobre el
tema internacional. Sin embargo, en marzo de 1920 avanzaron en su organización
como corriente interna a partir de la publicación del periódico que, en referencia al
grupo francés encabezado por Rornaní Rolland y Henri Barbusse, se llamó Claridad
Corno señala Mullaney (1982: 200), Claridad no se limitaría a proponer la inmediata
afiliación del PS a la "Tercera Internacional" sino que además lanzaría los más duros
ataques jamás vistos a la dirección del PS. El principal blanco de la crítica era de
Tomaso, de quien se cuestionaba no sólo sus artículos sobre la Revolución Rusa, sino
también su acción parlamentaria, preguntándose cómo los socialistas podían votar a
hombres que una vez electos para el Parlamento fraternizaban con los "enemigos"
del Partido. Las palabras de Claridad merecieron la respuesta del Grupo
Parlamentario Socialista, que solicitó al CE que sancionara a los miembros de la
revista.
En un intento de aliviar el conflicto, Justo dictó una serie de conferencias que se
titulaban "El momento actual del socialismo", y en las que presentaba una visión
matizada y compleja de la experiencia rusa. El líder socialista señalaba que si la hora
parecía de triunfo para el socialismo en ciertos aspectos -triunfos en Francia,
Alemania, Inglaterra y Bélgica, revolución en Rusia-;, era de confusión en otros -
derrotas de los socialistas australianos y norteamericanos, estancamiento del PS
Argentino, división entre quienes apoyaban a la "Segunda" y a la "Tercera
Internacional"-. Justo reconocía que la mirada del mundo se dirigía a Rusia, para
luego preguntarse silos socialistas argentinos no debían preocuparse por "países más
áfines". La pregunta era retórica y Justo pasó a ocuparse, corno en ocasiones
anteriores, de los socialistas australianos, señalando que ese partido, "mucho más
capaz, para la administración pública, que los gobiernos argentinos", no había
intentado "expropiar por decreto o por ley a los empresarios" y establecer por decreto
el cómunismo. Y explicó tal negativa:
442
"Si con esas aptitudes los gobiernos obreros de Australia no han pretendido en
ningún momento realizar la revolución social ha sido porque, no siendo marxistas, ni
llamándose tales, han comprendido lo más fundamental de la obra científica de
Marx; la base tecmcoeconómica de la historia. Los hombres, ha dicho Marx, son ante
todo productores, trabajan con sus manos, sirviéndose o no de herramientas y de
máquinas, sobre las cosas y los seres vivos para la satisfacción de las necesidades
humanas, organizan ese trabajo para la mejor economía social, y sobre ese
fundamento tecnicoeconómico de su sociedad crean la superestructura política que es
su complemento, que depende de la técnica y la economía y se subordina a ellas,
pero no puede por sí sola transfoniiarlas. Los australianos han comprendido la
relatividad de las funciones del Estado y de la ley, no han podido usarlos para
improvisar una sociedad perfecta, y han dirigido su esfuerzo hacia la capacitación
plena de aquel pueblo trabajador para desarrollar su organización social." (Justo,
1947: 307-308).
'" Así lo reafirmaba al concluir la tercera conferencia afirmando: "Nuestro método de acción
colectiva no será completo mientras el socialismo no sea al mismo tiempo una norma de conducta
voluntaria y consciente. El socialismo sería ( ... ) una acción más o menos forzada y rebaílega, si no se
desarrollara como un estado subjetivo, como individualismo socialista, nueva moral que pueden todos
adoptar aún las personas ajenas a la clase trabajadora, y que será infinitamente más viable y fecunda
que el neocristianismo con el que algunos sueñan" (Justo, 1947: 333).
444
"cuestión Internacional". En los meses que faltaban para la realización del Congreso
La Vanguardia habilitó secciones para el debate acerca del tema, pero sus Editoriales
y notas principales brindaron, corno en otras ocasiones, sostén a las posiciones del
oficialismo partidario. Así cuando, a mediados de septiembre, el diario citó algunos
de los puntos que la "Tercera Internacional" proponía a los independientes alemanes
para aceptarlos en su seno, concluyó que los mismos -que incluían el abandono de la
vía electoral, de la libertad de prensa y las reformas y el elogio del empleo de la
fuerza y terror- provocarían asombro entre los obreros, ya que significaban
"( ... ) el abandono de todos los métodos socialistas para la conquista del. socialismo y
reemplazarlos por un llamamiento a las armas. Todo aquello que el proletariado ha
combatido siempre por todos los medios, la abolición de la libertad de prensa y de
palabra, es llevado aquí a la altura de un principio." (LV, 13-9-20).
Los puntos citados, diez en total, eran sólo algunos de los célebres "21 puntos" que la
Internacional Comunista había definido como "condiciones de admisión" en su
Segundo Congreso realizado en Moscú entre julio y agosto de 1920. Con su
aprobación la "Tercera Internacional" llamaba a "expulsar de todos sus movimientos
de mayor o menor responsabilidad en el movimiento obrero a los reformistas y a los
centralistas (sic.)", a luchar contra la Internacional de Amsterdam y a revisar las
tácticas socialdemócratas. El punto 21° concluía: "Aquellos miembros del partido
que, por principió, rechacen las condiciones y las tesis fonnuladas por la
Internacional Comunista deben ser expulsados del Partido." (LV, 7-1 1-20) Como
señala Mullaney (1982: 213) los líderes socialistas dieron la bienvenida a los "21
puntos", confiando en que la naturaleza de las condiciones no sólo confirmaría el
carácter sectario de la "Tercera Internacional" sino que seria inaceptable para la
mayoría de los socialistas, que no tendrían más opción que rechazarlos.
Al acercarse el Congreso Extraordinario, las páginas de La Vanguardia se centraban
cada vez más en "la cuestión de las Internacionales". Se daba cuenta del escenario
internacional, prestando atención a las respuestas que los diferentes partidos
socialistas daban a los pedidos de adhesión a la Internacional Comunista 378 pero ,
378
Se citaba la carta de los laboristas ingleses quienes, luego de recordar que no habían dudado en
ayudar a la Revolución Rusa y denunciar la política de los "aliados" en su contra, agregaban que eso
no implicaba la aprobación de los métodos bolcheviques, de las injurias que echaban sobre los líderes
socialistas, ni del gobierno de una minoría sobre la mayoría. (LV, 19-10-20)
445
"maximalistas criollos" como Ingenieros 379, o como los yrigoyenistas que formaban
el "soviet de Tucumán" (LV, 21-10-20) pero que no dejaban de repartir por la
provincia estampitas de San Francisco de Asís (LV, 2-1 1-20).
En el mes de diciembre se intensificaron los preparativos para el Congreso
Extraordinario. La Vanguardia denunciaba que miembros del Partido Socialista
Internacional -que a fines de diciembre realizaría su propio Congreso, en el que
aceptaría los "21 puntos" y adoptaría el nombre de Partido Comunista-, concurrían a
los Centros Socialistas para apoyar las posiciones "terceristas" (LV, 2-12-20). Por su
379La "cuestión internacional", como en tantas otras ocasiones, se relacionaba con las vinculaciones
con otros actores del escenario político nacional, en particular con el radicalismo. La relación entre
radicalismo y "tercerismo" había sido trazada al volver sobre la vinculación planteada meses antes
entre Ingenieros e Yrigoyen. El "brillante publicista", señalaba el diario socialista, había logrado
finalmente conocer el pensamiento íntimo del líder radical, lo que lo había llevado a afirmar en una
gira fuera del país: "Irigoyen es un maximalista verdadero". La Vanguardia concluía sosteniendo, con
ironía, que era la modestia de Ingenieros la que le impedía confesar que era él quien había "convertido
al maximalismo al Presidente, que, 'malgre tout' no se apea de las leyes antisociales". (LV, 28-8-20).
Días más tarde, Ingenieros respondía con una carta en la que negaba ser el autor del calificativo sobre
Yrigoyen agregando que proponía un programa para el caso de que Yrigoyen fuera realmente un
"maximalista". El diario socialista, luego de recordar la debilidad que Ingenieros había tenido por otro
"hombre-símbolo" como Roca, subrayó que uno de los puntos del programa propuesto, la clausura del
Senado y la Cámara de Diputados, mostraba que su autor compartía con Yrigoyen la "fobia
antiparlamentaria, cargando sobre el congreso toda la culpa de lo que se hace o se deja de hacer",
excluyendo de toda culpa al Presidente. El duro comentario concluía señalando que Ingenieros
encontraba "que el maximalismo sería realizado si algún charlatán o embaucador tocara el corazón del
Presidente y el pueblo trabajador se cobijara bajo la protección de su poder supremo, recibiendo como
humillante favor lo que él mismo debería conquistar con su esfuerzo y mantener con su disciplina
constante. Comprendemos la dictadura del proletariado, donde ella es factible y no cabe otra cosa:
pero repudiamos el maximalismo del doctor Ingenieros, quien nos brinda con la dictadura del señor
Irigoyen, reservándose aquél, acaso, el papel de Trotsky, dado que en el de Lunatcharsky nadie estaría
mejor, según el mismo planeador de programas, que el señor Salinas." (LV, 2-9-20).
Pero las acusaciones no se limitaban al "maestro de la juventud" sino que recaían también en sus
jóvenes interlocutores. El 5 de octubre La Vanguardia informaba que los radicales fomentaban
oficialmente el "extremismo", citando el ejemplo de Enrique Barros -dirigente de la Federación
Universitaria Argentina (FUA) que tenía fuertes contactos con Yrigoyen-, quien había sido anunciado
como corresponsal del periódico de los terceristas Claridad (LV, 5-10-20). Dos días más tarde, y ante
la protesta de otro líder estudiantil reformista, La Vanguardia reproducía una nota de su corresponsal
en Rosario, que planteaba qué Gregorio Bermann iba a Europa designado por Yrigoyen para ocupar
un consulado y que se manifestaba "tercerista" (LV, 7-10-20).
En diciembre los socialistas volverán a denunciar las relaciones entre los líderes universitarios que
adoptaban un discurso revolucionario y los dirigentes radicales. Así, al comentar el número 59 de la
Gaceta Universitaria de la Federación Universitaria de Córdoba, se destaca que en esta hoja
"revolucionaria" "no hay una palabra de condena para la fuerza de corrupción, de intriga y de
jesuitismo que desarrolla la iglesia en Córdoba, hermanada y confundida hoy en aquella provincia con
el partido radical; se lanzan, en cambio, envenenados ataques al PS y a sus hombres" (LV, 5-12-20).
Al día siguiente, un artículo titulado "Cátedras para socialistas" señalaba el temor de que Yrigoyen
hubiera adoptado una nueva táctica, favoreciendo la captación de intelectuales socialistas a partir de la
invitación para ocupar cargos universitarios, citándose al respecto los casos de Alberto Palcos y
Roberto Giusti, no casualmente dos "terceristas". (LV, 6-12-20). El comentario suscitó una airada
respuesta de Giusti, electo poco tiempo antes como Concejal, señalando que llevaría al Grupo
Socialista la cuestión, y que si éste así lo dispusiera renunciaría a la banca, pero no a las cátedras que
ocupaba "con derecho y sin desdoro" (LV, 8-12-20)
parte, los líderes socialistas presentaban su propia propuesta que, astutamente, no
consistía en• la adhesión a la "Segunda Internacional", que no concitaba grandes
entusiasmos, sino en la formulación de unas "Bases de declaración de principios y
estatutos para la reconstitución de la Internacional Socialista" (LV, 3-12-20), que,
planteando la necesidad de una reunificación del movimiento socialista, evitaban la
opción por alguna de las Internacionales existentes.
Pero junto a estas propuestas contemporizadoras los líderes socialistas ordenaban la
expulsión de los af.liados nucleados en la revista Claridad -que durante la campaña
había sostenido que el PS estaría mejor sin representantes que con aquéllos que
buscaban su propio interés, y que había aconsejado a los Centros asegurarse que los
candidatos a las elecciones municipales fueran dignos del Partido y el proletariado.
(Mullaney, 1982: 225). Y a pocos días del Congreso Extraordinario, el planteo del
CE no hizo más que agudizar las tensiones.
El 8 de enero comenzó a sesionar el IV° Congreso Extraordinario en Bahía Blanca 380 .
El de la minoría, que llevaba las firmas de José Pedro Barreiro y José García,
proclamaba:
la necesidad de desarrollar una intensa propaganda revolucionaria entre las
"( ... )
Junto a esta moción, los delegados de la minoría adjuntaron un "Plan de Acción" que
proponía constituir una mayoría "comunista" dentro de las organizaciones obreras, y
concurrir a los Parlamentos y comunas para convertirlos en tribuna de propaganda
revolucionaria.
Una vez abierto el debate, el informante del despacho de mayoría, Teodoro Bronzini,
señaló que la propuesta de la minoría no implicaba una simple adhesión a la "Tercera
Internacional", sino "un programa inmediato de conducta que el Congreso no podía
discutir". Bronzini agregó que la minoría proponía un cambio radical en las
concepciones y el modo de hacer política del PS, afirmando:
"Creíamos hasta ahora que era hacer obra revolucionaria capacitar en la lucha diaria
a la clase obrera para la asunción del poder y la dirección de la producción. Nos
encontramos ahora con que hay que derrocar las instituciones actuales, lo que
implica la dictadura del proletariado." (LV, 10-1-2 1).
448
Una "monstruosa maniobra política ": el desafuero a Enrique del Valle Jberíucea
Días después del Congreso Extraordinario, el fiscal Antonio Bustamante acusó a del
Valle Iberlucea de sedición, rebelión y ruptura del orden constitucional. La
Vanguardia ridiculizó el particular constitucionalismo de un gobierno que buscaba
381
Mullaney (1982: 237-238) estima que la expulsión de los "terceristas" hizo que el PS perdiera
71Centros de un total de 260, un 28%.
450
Justo continuó señalando que como legislador le interesaba que el Grupo Socialista
mantuviera toda su fuerza, por lo que rechazaba que se acallara a quien, en el
Senado, había prestado tantos servicios al pueblo. EL líder socialista pidió ser
excusado de declarar en la causa, y concluyó sosteniendo, con ironía, que el juez
debía considerarlo inhabilitado para prestar tal declaración por su eventual condición
de "cómplice" del acusado, ya que era él mismo quien había propuesto que el
Congreso Extraordinario del PS "convocado para tratar ternas subversivos" se
realizara en Bahía Blanca, territorio de competencia de su juzgado; y que había sido
él también quien, corno Presidente del Congreso, había dado la palabra al acusado y
no lo había llamado al orden enel curso de su exposición (LV, 8-6-21).
Más allá de sus diferencias con del Valle Iberlucea, también se excusaron Repetto y
de Tomaso; sin embargo el juez Marenco rechazó esos pedidos e intimó, bajo
amenaza de arresto, a los legisladores socialistas a presentarse a declarar (LV, 23-6-
21). Esta actitud fue elogiada por el diario radical La Época, que señaló que el auto
que Marenco había adoptado perfilaba "con rasgos netos toda una figura de
451
magistrado (...) que sabe defender tan dignamente la dignidad de la justicia corno el
imperio de la ley" (La Época, 23-6-2 1). El diario socialista, luego de declarar que los
elogios de La Época decían demasiado de los propósitos que perseguía el juez,
cuestionó el escrito de éste -que hablaba del "odio común a la ley de todos los
socialistas" a los que equiparaba con los anarquistas, y hablaba de "agitaciones
exóticas, hijas de], odio de clase y simbolizadas en. el pendón rojo, con miras a
convertir a nuestra libérrima república en una sucursal de los sangrientos y
dictatoriales bolshevikis rusos"- señalando:
"Y con esta tirada digna de la liga tenebrosa, se pretende establecer un contraste, que
por cierto n.os beneficia, entre la acción ciudadana, tranquila, pacífica, del Partido
Socialista, y la de los motineros que hubieron de provocar la sangrienta tragedia de
Pirovano!" (LV, 24-6-2 1).
"En su acción general, como en la marcha del absurdo proceso al Senador socialista,
el Senado no aparece regenerado con la presencia de ocho Senadores radicales. La.
'reparación' no ha mejorado las cosas, ahí tampoco; ¿Las empeorará?" (LV, 23-7-
21).
El diario socialista explicaba que no era necesario decir a qué sentimientos obedecían
"los, más genuinos representantes de las oligarquías del interior" para apoyar el
pedido de desafuero, agregando que "por satisfacer viejos rencores, odios de clase
infecundos", estos opositores al gobierno de Yrigoyen conspiraban contra si mismos.
Al respecto recordaba que no se trataba del primer proceso contra un legislador en el
gobierno de Yrigoyen, y que aún los mismos radicales habían "caído bajo las
maquinaciones de la iniquidad", recordando el caso del Vicegobernador mendocino
que había estado "a punto de ser declarado demente para anularlo de cualquier
modo". Y concluía:
"La tesis del Senado sobre las restricciones a las inmunidades de los legisladores,
sobre ser falsa, es en extremo peligrosa para los partidos de oposición, más aún
frente a los unicazos ( ... ) Hombres de lucha, no nos arredran las dificultades que
encontremos al paso. Pero debemos afirmar que el absurdo proceso a que pretende
dar curso el Senado es simplemente una amenaza dirigida al Partido Socialista, que
algún día alcanzará a otros, a la vez que un atentado contra la verdadera paz social."
(LV, 24-7-21). .
El 25 de julio del Valle Iberlucea habló ante el Senado. Comenzó desmintiendo las
afirmaciones acerca de su inminente expulsión .de las filas socialistas y señalando
que había acatado las resoluciones adoptadas por el PS acerca de "la cuestión de las
Internacionales", agregando que había decidido permanecer en su seno y continuar
en la vida pública colaborando con la acción legislativa socialista. Esto le permitía
afirmar que el Senado no debía acordar con el pedido del juez, no sólo porque tal
pedido no estaba encuadrado en el Artículo 62° de la Constitución, sino por "razones
fundamentales de orden político, para que no se diga que el Honorable Senado de la
453
La intervención de del Valle Iberlucea trazaba paralelos entre "el partido popular de
entonces", la UCR, y el de su tiempo, el PS. Al mismo tiempo, señalaba cuánto había
cambiado el radicalismo y, señalando indirectamente a la tigura de Yrigoyen,
concluía:
"Aténganse los señores Senadores a la Constitución que ampara a todos los
habitantes y ciudadanos de la República. No se dejen llevar por impresiones y no
sean los instrumentos de alguien que, con propósitos de política electoral, trata de
realizar este acto. No consumen el desaforo (...)" (Diario de Sesiónes,.., 1921: 174).
mientras se manténgan en el rumbo nacionalista que han tomado...; pero otra cosa es
el sovietismo, que es el extremismo brutal del Congreso de Bahía Blanca, de que, se
ha hecho responsable el Senador, reclamando, incitando a los trabajadores.. . a que
destruyan patria, Constitución, bandera, etcétera." (Diario de Sesiones..., 1921: 179).
feliz que todos anhelarnos, lo mismo los sócialistas que los que seguimos
llamándonos republicanos y demócratas". (Diario de Sesiones..., 1921: 189).
Si esta afirmación parecía acercar posiciones con el acusado -y así sería observado
por otros legisladores radicales 382- a continuación Caballero marcaba la diferencia,
señalando que todas las doctrinas que pretendían disminuir la personalidad humana
cuyos atributos eran los derechos individuales, con "la tiranía asfixiante de los
derechos sociales", como consideraba lo querían el, comunismo y aún el socialismo,
estaban condenadas al fracaso por ser "contrarias al movimiento progresivo de la
historia" y engendrar tiranías y violencias. Pero en el discurso de Caballero la
defensa de la personalidad individual daba, llamativamente, paso a la de la nacional,
afirmando:
"Porque creo que las nacionalidades son fenómenos sociales preparados como
inmensos jalones por las fuerzas espirituales y materiales, que impulsan a la
humanidad hacia sus altos y luminosos destinos; yo creo en la permanencia
indestructible de la mía en el concierto humano, y estoy dispuesto a defenderla, y si
al amparo de su espíritu, generoso ( ... ) elementos extraños se agitan con propósitos
de abatirla, he de defenderla con todas mis fuerzas suscribiendo los proyectos que
tiendan a quitar a los extranjeros, la ingerencia interesada que hemos dado hasta hoy
en nuestras luchas políticas" (Diario de Sesiones..., 1921, págs. 190-191).
382
El Senador Alberto Aybar Augier planteó que compartía muchos de los ideales de Caballero, pero
que en esa sesión. no lo había visto "del todo radical", sino inspirado, en parte, "por el espíritu de
Lenine" (Diario de Sesiones..., 1921: 212). Caballero le respondió recordando que siempre había
pertenecido a la UCR y siempre había tenido "la tendencia a la liberación económica de las clases
desposeídas"; agregó que si, más allá de las diferencias que mantenían, algo lo había unido siempre a
Yrigoyen era su "tendencia hacia el obrerismo", por eso lamentó que se hubiera citado a Yrigoyen
durante el debate pretendiendo atribuirle alguna influencia en el voto del Senado. Y concluyó: "Y yo,
que no le veo, tengo la plena convicción de que ha de ser extraño a lo que el Senador ha llamado la
decisión del bloque radical." (Diario de Sesiones..., 1921: 213). .
456
República ¿se reunía acaso en alguno de los teatros de esta capital? ¿Dónde
sobornaba el actual Presidente de la República a los jefes y oficiales del ejército?
Cuando conferenciaba misteriosa y clandestinamente con ellos, no lo hacía en sitios
públicos, porque el Presidente, si no tiene las condiciones de un hombre de estado,
tiene por lo menos las condiciones de un gran conspirador." (Diario de Sesiones..,
1921: 205-206).
A continuación respondió a las palabras de Melo, quien había señalado que las
revoluciones radicales se hacían en defensa de la Constitución, afirmando que las
leyes penales de la Nación no castigaban sólo a los que se alzaban contra ella, sino
también a quienes lo hacían contra las autoridades constituidas. El Senador socialista
sostuvo que los representantes del partido radical en la Cámara no podían decir que
él, que no había preparado ningún movimiento revolucionario, debía ser procesado,
cuando el partido al que pertenecían creía que era necesaria la revolución para
establecer el imperio de la Constitución. A continuación se preguntaba:
",Podemos hablar del culto de la Constitución ( ... ) aquí donde hay leyes, como la de
residencia de extranjeros y la ley de defensa social, que violan cláusulas expresas,
derechos y garantías consignados, explícitamente, en la carta fundamental de la
República? ( ... ) ¿Y que ha hecho el Presidente de la República joh irrisión! con la
Carta Fundamental de la Nación? ¿Qué ha hecho con el Congreso, que representa la
soberanía nacional? ( ... ) Si hubo un Presidente de la República del régimen que cerró
violentamente el Congreso, levantando la protesta de la mayoría de los Senadores, el
actual Presidente, que pertenece al partido Radical, que conspiró durante 25 años, ha
violado la Constitución misma, cuando no ha convocado oportanamente en la fecha
determinada por esa misma Constitución al Congreso, para celebrar las sesiones
ordinarias ( ... ) El señor Presidente de la República y sus Ministros han procedido
pues, al margen de la Constitución; y, si a mi se me acusa —lo que es inexacto- de
violar y desconocer la Constitución, yo afirmo ante el Senado, que el Presidente de la
República y sus Ministros son los primeros que la han violado. Preconizar en contra
de la Constitución con la palabra, todavía puede disculparse; pero preconizar en
contra de la constitución con los hechos por los propios gobernantes, no tiene
disculpa de ninguna clase en una democracia." (Diario de Sesiones...,1921: 208-
209).
Del Valle Iberlucea recordó que había entrado a la Cámara sosteniendo las doctrinas
socialistas, y que en ese momento se establecía el "funestísimo precedente" de que se
lo expulsaba por sostener el "Programa máximo" de ese Partido. El Senador
socialista pidió dejar de lado la argucia que planteaba que solamente se lo suspendía
hasta que el juez dictara sentencia y concluyó:
"No temo la decisión de los señores Senadores, de los señores jueces; sé como piensa
la mayoría de ellos, porque conozco sus manifestaciones en el curso de esta
discusión, y por tal razón, dirigiéndome a esa mayoría, no puedo, al terminar, sino
repetir las frases célebres: 'en vano busco entre vosotros jueces, pues sólo encuentro
acusadores!' ¡Aiea jacta est!" (Diario de Sesiones... ,1921: 209).
458
Como él mismo lo preveía, la suerte de del Valle Iberlucea estaba echada. Por 17
votos contra 5, un número superior a los dos tercios necesarios, el Senado votó por el
desafuero del parlamentario socialista. Por el rechazo al desafueró sólo se
manifestaron los conservadores Joaquín V. González, Julio A. Roca (hijo), Benito
Villanueva y Benjamín Iturbe, y el radical santafesino Ricardo Caballero (Diario de
Sesiones..., 1921: 215).
Sólo un mes más tarde, el 30 de julio, del Valle Ibarlucea falleció en Buenos
Aires383 . Al día siguiente La Vanguardia dedicó toda su primera página a dar cuenta
de la triste noticia y de los preparativos del sepelio. Debajo un Editorial, que llevaba
el sugéstivo título "Quién mató a nuestro compañero", concluía:
"El desenlace a que asistimos, (...) no es más que el resultado de la guerra desleal y
baja que se le hizo desde el vetusto cuerpo legislativo, cuya mayoría gubernativa se
cebó sin piedad sobre nuestro malogrado compañero (...) A las numerosas víctimas
de una ley infame, que es escarnio y vergUenza de la civilización, hay, pues, que
agregar a el de nuestro compañero (...), sacrificado a la más terrible reacción que
haya presenciado hasta la fecha nuestro desdichado país. Frente a la tumba de un
hombre como del Valle Iberlucea no caben las lágrimas. Lo que corresponde es
afirmar la decisión y retemplar las energías para detener a la clase gobernante actual
en su loca carrera hacia las formas más bárbaras de la reacción." (LV, 3 1-8-21).
Como dejaba ver el Editorial, para los socialistas la "monstruosa maniobra política"
urdida contra del Valle Iberlucea no era un hecho aislado 384, sino un eslabón más de
la escalada represiva que a mediados de 1921, y en vistas a la campaña electoral,
llevaban adelante el gobierno y la oposición conservadora. El modo de posicionarse
frente a esa política y al gobierno radical en general, el que era visto con ojos menos
negativos por la conducción sindicalista de la FORA, reactivaría la vieja cuestión de
la relación entre el PS y las organizaciones gremiales, la que ya había sido agitada
por los debates acerca de "la cuestión de las Internacionales".
383
El 31 de agosto la Cámara que lo había suspendido en sus ftinciones brindaria su homenaje a del
Valle Iberlucea y designaría a Joaquín V. González, Ricardo Caballero y al autonomista correntino
Juan Vida!, uno de qui.enes habían votado su desafuero, para representar a la Cámara en el acto en que
se inhumarían sus restos. (Diario de Sesiones..., 1921: 321)
384
Prueba de ello la encontraban en la orden de arresto de los Diputados Justo, Repetto y de Tomaso,
que, con el fin de que declararan en el proceso a del Valle Iber!ucea, había librado el juez de la Capital
Manuel de Anchorena (LV, 28-7-21). Sin embargo, a mediados de agosto, la justicia federal revocó el
pedido de detención, seílalando que el negarse a declarar no constituía más que un "delito de
desacato" y que no encuadraba en las causales que podían justificar el procesamiento de un legislador
nacional. (LV, 12-8-21).
"Contra la FORA no, contra el grupito sí". El PSy el "sindicalismo radical"
385 Ese deseo de unidad y la referencia a los obstáculos que se oponían a ella serían objeto de un
articulo publicado por La Vanguardia en el número especial del l de Mayo, en el que Juan B. Justo
trataba acerca del significado de la fecha. La misma, explicaba, no era "una fiesta de partido" sino que
la celebraban las entidades gremiales, las cooperativas, los comunistas, los anarquistas, etc. Pero el
entusiasmo que despertaba la fecha, lamentaba, no les daba sin embargo la necesaria unidad para la
acción cotidiana, en la que, estos sectores, señalaba, operaban "como fuerzas afines en gran parte
dispersas e inconscientes de lo que las vincula y debe combinarlas"; para ello faltaba no sólo una
visión social amplia y un método integral de acción sino algo más básico "la simple solidaridad
pasiva, la tolerancia recíproca entre las diversas organizaciones y tendencias proletarias, que nos
permita, ya que no ayudarnos en todos los casos, al menos no estorbarnos". Esta falta, sostenía el líder
socialista, se había dejado sentir en el Congreso de La Plata, en el que, al tiempo que se hacían
presentes los delegados de la FORA anarquista manifestando una aspiración de unidad, se rechazaba
la credencial de un representante genuino de los curtidores, Agustín Muzio, porque había sido elegido
"por el pueblo de la capital como representante para dar leyes en bien de la clase trabajadora." Pocos
días después del Congreso, lamentaba también Justo, cinco miembros del Concejo renunciaban por
creerse "en absoluta discordancia con las opiniones de los demás". El líder socialista concluyó su
intervención, que cuestionaba las posiciones que, incluso entre los socialistas, absolutizaban un
método, exhortando:
"Guardemos el ideal que se apodera .de nosotros como una fuerza sagrada y absoluta. Dejémosle
alcanzar en cada uno su pleno desarrollo individual. Y comprendamos que ese ideal social solo
podemos servirlo en la acción relativa y práctica, común a cada uno de nosotros y al mayor número
posible de los demás. En la obra social común es como los trabajadores todos han de conocerse y
apreciarse. Es corno pasarán de la unidad en las palabras y los símbolos a la solidaridad y la unidad en
la acción" (LV, 1-5-21).
462
por la "Liga" y la ANT. Ante el conflicto se reanudaron los contactos entre las dos
FORA, quienes establecieron un Comité Mixto para coordinar la acción conjunta. El
5 de junio los dirigentes sindicalistas Arraga y Troise llevaron al Comité Mixto un
pedido de los presos que afirmaban que considerarían un triunfo que se lograra su
libertad y se abrieran los locales obreros. La FORA sindicalista consideraba que era
momento de dar por terminada la huelga, en tanto los anarquistas proponían
extenderla al interior, y las desavenencias llevaron a disolver el Comité Mixto: los
anarquistas continuarían con la huelga, en tanto los sindicalistas votarían levantarla y
formar una delegación para formalizar la libertad de los últimos detenidos y para.
conseguir la apertura de los locales obreros.
A lo largo del conflicto el discurso socialista denunció que en complicidad y por
detrás de la "Liga Patriótica" y la ANT se encontraba la mano del gobierno (LV, 27-
5-21 y LV-29-5-21) 386, que había llegado al extremo de, sin declarar el Estado de
Sitio, suspender las garantías constitucionales en el territorio de la Capital Federal
(LV, 31-5-21). La Vanguardia señalaba que, como en la "Semana Trágica", se vivía
una "luna de miel reaccionaria" en la que conservadores y radicales, La Nación y'La
Época, se daban la mano (LV, 1-6-21). Fue esa caracterización de las fuerzas en
conflicto, la que desató la ira socialista sobre las organizaciones gremiales cuando
alguna, como la Confederación Ferroviaria, cargara las tintas sobre la "Liga" sin
asignar responsabilidad al gobierno, o cuando otra, como la FOM, directamente
noinbrara como defensor al Diputado radical Leonidas Anastasi (LV, 3-6-2 1).
Los socialistas, adoptando un tono doctrinario marxista, enfatizaban que el gobierno
no era neutral, sino representante de la burguesía, insistían en la responsabilidad de
Yrigoyen -que en esos días se apuraba a proponer la sanción de un Código de
Trabajo-, y comenzaban a sembrar dudas sobre el accionar de los dirigentes de la
FOM y sobre Arraga y Troise (LV, 14-6-21). Ante la 'dura réplica de la conducción
de la FORA, La Vanguardia señaló que los sindicalistas erraban el tiro, se mostraban
duros con los socialistas y amistosos con el gobierno, autor de las persecuciones .
contra el movimiento obrero" (LV, 20-6-21). Frente a las evaluaciones optimistas
que los sindicalistas hacían de los resultados del conflicto, los socialistas lo veían
como una derrota, citando justamente como prueba el proyecto de Código de Trabajo
que en esos días preparaba el gobierno, que juzgaban como peor que el que veinte
. Al respecto es ilustrativa una caricatura que muestra a Yrigoyen presttndole un momento el bastón
presidencial a Carlés para que éste le haga el servicio de reprimir la huelga general (LV, 1-6-21)
463
años antes había propuesto Roca (LV, 21-6-21 y LV, 22-6-21). La discusión seguía
escalando y los socialistas -que en esos. días asistían al desafuero a Del Valle
Iberlucea que llevó incluso a la detención de todo el bloque de Diputados- llegaron a
sostener que ciertos líderes sindicalistas estaban planeando elevar un monumento al
jefe de policía Elpidio González.
En ese marco, a comienzos de julio, la Sección Gremial de La Vanguardia comenzó
a publicar una Sección fija titulada "Contra la FORA no, contra el grupito, sí". En
ella aclaraban que las críticas no eran contra ninguno de los gremios ni contra la
Federación misma, sino contra "la media docena de líderes sindicales que ha estado a
punto de poner el último movimiento huelguista a los pies del Presidente Irigoyen",
contra "ese grupito que infecta a la FORA y del que deberá librarse cuanto antes
como otrora se libró el PS de esa misma camarilla despechada, corrompida e
impotente" (LV, 6-7-21). Durante meses desde esta Sección y desde los Editoriales
de La Vanguardia se planteó la necesidad de convocar a un Congreso Extraordinario
que reorganizara a la FORA (LV, 7-8-21) al tiempo que secontinuaha discutiendo
con los sindicalistas -que a su vez respondían con su propia campaña desde La
organización obrera- afirmando que éstos se manifestaban como dóciles
instrumentos de los intentos de Yrigoyen por "domesticar al movimiento obrero".
Así, se denunciaban las reuniones que estarían manteniendo Arraga, Ingenieros y
Guaglianone con funcionarios del gobierno (LV, 5-8-21), y se ironizaba acerca de la
defensa de los "obreros sindicalistas" que, ante las críticas socialistas, emprendía el
diario La Época (LV, 12-8-2 1). En ocasiones las críticas enlazaban a sindicalistas y
"pseudornaximalistas" 387, afirmando que unos y otros estaban ingenuamente
engañados por el doble discurso que presentaba a Yrigoyen como "el vérdadero
Presidente maximalista (LV, 14-8-21).
Hacia fines de año, las críticas, algo repetitivas, a la conducción de la FORA se irían
apagando y quedarían en un segundo plano388 389 Las principales preocupaciones de
387
Al respecto La Vanguardia volvía sobre la figura de Ingenieros a quien dedicaba un artículo
irónico, que llevaba la firma de Modesto Bravo y que se titulaba "el grafómano peludista que quiere
ser bolsheviki" (LV, 2 1-8-21).
Es así que, a comienzos del mes de noviembre, los socialistas realizaron su XVI° Congreso
388
Ordinario, en el que, por una vez,, la "cuestión gremial" no suscitó gran debate.
389Los socialistas participaron en el "Congreso de Fusión" que tuvo lugar en marzo de 1922, y que
dio nacimiento a una nueva central obrera, la Unión Sindical Argentina en la que los sindicalistas
mantendrían el predominio. Los socialistas permanecerían un tiempo en ella sin dejar de denunciar los
manejos del sector predominante y por un tiempo estas denuncias los encontrarían junto a los
los socialistas pasarían por la denuncia de una renovada y más cruenta represión en
la Patagonia y en la localidad pampeana de Jacinto Aráuz, y en los preparativos para
las cercanas elecciones presidenciales.
comunistas, quienes ahora también sufrían el espíritu antipolítico de los sindicalistas —que habían
objetado el diploma de Pendón-, y a quienes los acercaba un nuevo escenario internacional que hacía
posible el discurso "frentista", tanto en el plano gremial como político.
465
Cuatro días más tarde, el diario socialista señalaba que como el sistema para
dispersar las sociedades obreras había dado buen resultado en Santa Cruz, la prensa
burguesa había extendido la práctica de crear alarmas para generar represión. Así,
señalaba que una vez que la "tranquilidad" reinaba en Santa Cruz, le había tocado el
turno a "los territorios y provincias cerealistas" que en esos días vivían un período de
febril actividad no desprovista de reclamos obreros. Así La Vanguardia del 10 de
EreTei
diciembre daba cuenta de la masacre que el día anterior había tenido lugar en la
localidad pampeana de Jacinto Arauz, donde los trabajadores rurales que habían ido a
declarar a la comisaría por un conflicto anterior habían sido atacados, quedando un
saldo de varios muertos. Como en el caso de la Patagonia, la mayor parte de la
prensa hi.zo recaer la responsabilidad en los trabajadores, lo que era rechazado por el
Editorial, que preguntaba:
",se inicia con eso una nueva 'historia' de 'bandolerismo'?. ¿Quieren los cerealistas
en grande escala, utilizar las fuerzas del ejército nacional para quebrantar, aniquilar
la organización obrera, como lo hicieron los ganaderos, comerciantes y frigoríficos
de Santa Cruz? Naturalmente de llegarse a esta conclusión, el gobierno más
maximalista del orbe, simulará creer la burda invención y las matanzas de Santa Cruz
serán reproducidas en La Pampa. Por, algo vivimos en. plena restauración
reaccionaria." (LV, 10-12-21).
Los sucesos de la Patagonia y Jacinto Arauz parecían dar la razón a los socialistas
que tanto habían luchado por desmentir el . "obrerismo radical"; éstos casi
celebraban39° que por fin se hiciera visible que los gobernantes radicales eran "los
enemigos más temibles, aunque también más solapados, del movimiento obrero".
Este carácter era explicado tanto por la fe radical en la violencia, que los llevaba a
despreciar la organización de la clase obrera, como por su, negación de la lucha de
clases y aún de la 'existencia misma del problema social obrero. Paraprobar estas
afirmaciones, el diario socialista pasaba revista a la historia del radicalismo: así
recordaba que después de la revolución de 1905, uno de los participantes militares se
había excusado diciendo "que había movido las tropas bajo su mando creyendo que
iba a sofocar una huelga", agregando que el coronamiento de la política "seudo
obrerista" de Yrigoyen se daba a partir de la "Semana Trágica", "explosión de
barbarie y de odio de clase que jamás había tenido su igual en la historia de la
república después de la sangrienta tiranía rozista", y en los sucesos de mayo de ese
año, en que habían sido asaltados y cerrados muchos locales obreros. La Vanguardia
señalaba . la herencia que esos sucesos, . y la no tan firme oposición que habían
generado en el inundo obrero, habían dejado:
"Temíamos, desde ese entonces, que el gobierno se envalentonara con el fácil éxito
de su golpe de mano, cuyas consecuencias sienten aún los trabajadores de muchos
gremios. Y los hechos de Santa Cruz, que cada día aparecen más sombríos, prueban
que, desgraciadamente, nuestros temores eran absolutamente fundados. La clase
390
Así lo dejaba ver el subtítulo del Editorial del 11 de diciembre: "Represiones sangientas que
esperábamos" (LV, 11-12-21)
467
Diez días más tarde el diario socialista ligaba la crítica al "obrerismo radical" con un
cuestionamiento más general del gobierno de Yrigoyen. Así, sefialaba que en sus
tratos con el movimiento obrero éste no podía ser más leal, inteligente y sano de lo
que era en su actividad "puramente política". Señalaba que no podía sorprender que
la clase trabajadora fuera engañada sistemáticamente cuando los propios
correligionarios vivían entre intrigas, ni que 'se empleara violencia contra los obreros
cuando el asesinato llegaba a ser medio de acción política en el seno del radicalismo.
La Vanguardia intentaba explicar estos rasgos señalando que la entraña de la facción
.yr.igoyenista había sido educada en la conspiración y el motín cuartelero, y que por
eso los choques, muchas veces sangrientos, se daban entre los propios elementos
radicales, '"alentados en sus mezquinas luchas por el calculado ' complaciente
silencio del todopoderoso señor Yrigoyen, quien, sin embargo, sabe maniobrar a
tiempo". A ello se agregaba que mientras los Presidentes del régimen no tenían
ingerencia en el manejo de la vida interna de los partidos ni de los estados federales,
'Yrigoyen buscaba controlar a ambos pretendiendo "que en la república no se mueva
una paja sino por su voluntad". Por ello, se . argumentaba, no era extraño que
pretendiera tener la misma influencia en el movimiento obrero y lo había intentado
actuando "manu militan ". El artículo concluía señalando cómo en las prácticas
represivas de esos días se unían la costumbre radical con las maniobras electorales:
"Este gobierno, que todo lo arregla por la violencia, o intrigando, necesita un
escándalo por día (...) En el arreglo de los conflictos obreros no ha de poner más
inteligencia y honestidad que en otras cosas. De ahí que en vez de enviar a los
territorios del sur un comisionado de absoluta confianza para él y la clase trabajadora
organizada, alista cada día un nuevo buque de guerra y más fuerzas de caballería.
Hay, sin duda, en el lejano sur un problema que no se resuelve con esos
procedimientos, y el deber del gobiernó sería tratar de conocerlo a fondo, para buscar
una solución de justicia. Pero el señor Yrigoyen necesita, 'por viles cálculos
electorales, conquistar el apoyo de las clases conservadoras, que si en la capital
carecen de influencia política, en el resto del país constituyen todavía una respetable
fuerza." (LV, 22-12-21). '
En el ú.ltimo día 'del año se publicaba un Editorial en el que el mismo tono negativo
era empleado para analizar toda la acción de gobierno radical, desde las
intervenciones provinciales hasta sus relaciones con el Congreso, desde la legislación
obrera a la política fiscal, desde las cuestiones monetarias hasta las práticas
administrativas. El texto, de rasgos terminantes, y que alimentaría los rumores de una
ME
A lo largo de todo 1921, las elecciones presidenciales por venir habían operado corno
telón de fondo del debate político, ocupando también la atención de los socialistas.
Ya en enero de ese aí'io La Vanguardia dedicaba un Editorial al tema, en el que
especulaba acerca de un intento de reelección por parte de Yrigoyen. El diario
socialista sostenía que el líder radical creía, o decía creer, estar en el poder por
mandato divino, que su inteligencia no tenía paridad con ninguna otra inteligencia
humana y que tenía la misión de mantenerse en el poder para "culminar" su obra.
Buceando en la psicokgía de Yrigoyen, se señalaba que un hombre "tan
providencial" no podía querer que su obra fuera interrumpida y por ello buscaba
superar el obstáculo que representaba la prohibición constitucional de la reelección.
La Vanguardia argumentaba que Yrigoyen era demasiado "oscuro" como para
simplemente ignorar el Artículo 77 de la Carta Magna, y que en cambio jo que
pretendía era convertirse en Vicepresidente, posibilidad que los sócialistas creían
habilitada por el texto constitucional. El diario socialista anticipaba que tal
postulación surgiría a partir de un "simulacro de escisión" de las filas radicales en
dos bandos:
"los 'galeritas', es decir los partidarios de un candidato 'aristócrata', estilo
Pueyrredón, Alvear o Saguier, y los populares, es decir los partidarios de un
candidato 'pueblo' como Rubilar La lucha será enconada, violenta y cuando la
gritería sea inaguantable, entonces surgirá Irigoyen con la fórmula salvadora.
Argumentando que ante todo debe salvarse la unidad del partido ( ... ) lanzará el
nombre de un candidato de compromiso. El candidato será un simple hombre de paja:
( ... ) de la intimidad insospechable del señor Irigoyen. Este candidato es elegido
Presidente. El señor irigoyen es elegido vice-Presidente. ¿Precisamos decir lo que
sucederá? El señor Irigoyen continuará entonces siendo Presidente de hecho, hasta
que llegue el momento propicio para serlo de derecho. Cosa que sucederá,
provocando la acefalía del Presidente. Este se enfermará, o se caerá del tren (...) y
'voilá" (LV, 22-1-21).
469
' En realidad había ciertos elementos que permitían mostrar cercanías entre los socialistas y otros
opositores a Yrigoyen. Un ejemplo era la discusión acerca de la Constitución santafecina en la que los
socialistas apoyaban a los demócrata-progresistas, no sólo en lo que hacía al carácter laico que se
postulaba para el Estado, sino en la discusión acerca de los fundamentos de la representación.
Mientras los radicales, para contrapesar el mayor peso de los demócrata-progresistas en el sur,
470
la puerta para una posible alianza, sino que pedía dar "tiempo al tiempo", y explicaba
que la actitud del PS dependía no del CE, ni del Grupo Parlamentario, sino de la
decisión de los afiliados en un Congreso. (LV, 11-7-21).
Finalmente, el XVI° Congreso Ordinario fue convocado para fines de octubre. En él
la posición a adoptar ante la elección presidencial ocupó el lugar central 392 ,
El líder socialista afirmaba que el PS era un partido "de clase" pero no "de
oposición". Justo explicó que entendía: por lo segundo a un partido que se proponía
"banalmente, o por todos los medios, desalojar el gobierno que tiene un país en un
momento dado y substituirlo", agregando que tal cosa sucedía en la Argentina
"entre yrigoyenistas y anti-yrigoyenistas, lucha más enconada porque unos y otros
quieren más o menos lo mismo, y se trata sola y exclusivamente de saber quiénes van
a administrar el producido de los impuestos, quienes van a manejar los dineros
públicos. En eso tienen que ser excluyentes, porque no podrían manejarlos unos y
otros a la vez. Son facciones que se excluyen necesaria y fatalmente, personalismo
positivo el del yrigoyenismo y personalismo negativo el de la concentración nacional
anti-yrigoyenista". (Justo, 11947: 355).
395Dos días más tarde, La Vanguardia volvía a plantear duras críticas sobre el candidato de la
"Concentración" conservadora, señalando que las palabras de Piñero, quien había dicho que la
situación monetaria era "estable en sí", constituían "la mejor apología del desbarajuste actual". El
475
Desde mediados de 1921 los socialistas no habían dejado de observar cómo, dentro
de las filas radicales, había ido surgiendo un núcleo de resistencia al liderazgo
yrigoyenista. Así La Vanguardia publicaba, con comentarios aprobatorios, la carta en
la que, como había hecho días antes el Gobernador radical de Salta Joaquín
Castellanos, el Diputado nacional salteño Benjamín Villafañe cuestionaba el modo
en que el Ejecutivo Nacional se relacionaba con el Parlamento y con los gobiernos
provinciales (LV, 8-7-2 1). A comienzos de agosto, el diario socialista daba cuenta de
los rumores que hablaban de la posible constitución de un nuevo bloque
parlamentario radical al que se integrarían miembros de ambas Cámaras. La
Vanguardia señalaba que se trataba de un hecho de importancia, y reconocía que los
Diputados calificados de "disidentes" tenían "algunos títulos": haberse levantado
contra el "imperialismo militarista" de Yrigoyen, haber votado las interpelaciones al
Ejecutivo, haber recordado la Constitución y la Ley frente a las muchas tropelías del
Presidente y su "surnisa mayoría". Sin embargo el diario socialista se preguntaba qué
acciones concordantes podían invocar los Senadores "disidentes" -entre los que se
hallaban Gallo, Tormo, Melo, Soto y Larlús-, quienes no habían defendido las
autonomías provinciales atacadas por el ejecutivo, ni se habían opuesto al desafuero
a del Valle Iberlucea. Por ello, La Vanguardia concluía:
diario socialista sefialaba que el candidato pretendía resolver los problemas "según las prácticas de la
oligarquía inepta y rapaz" y que por eso citaba con fruición a Pelliegrini quien, se recordaba, había
llevado el oro de 350 a 450 pesos, había emitido papel envilecido e inconvertible y había aconsejado
quemar la caña para que no bajara el azúcar. La conclusión volvía a igualar a radicales y
conservadores: "En materia de moneda, como en todas las cuestiones fundamentales de la política
argentina, hay entre los radicales criollos y la concentración antiirigoyenista el más perfecto consenso
oligárquico." (LV, 23-12-21).
476
A fines de noviembre, cuando buena parte de las miradas estaba puesta en los
próximos comicios bonaerenses, una noticia conmocionante había llegado de otro.
punto del país: había sido asesinado el Gobernador de San Juan, Amable Jones.
Jones, que para acceder al cargo había contado con el apoyo de Yrigoyen, había
enfrentado desde su misma asunción, en julio de 1920, la oposición de buena parte
del radicalismo local, en particular de los hermanos Federico y Aldo Cantoni, de
origen radical que, enfrentados a Yrigoyen, habían creado la Unión Cívica Radical
Bloquista en 1919. Los enfrentamientos llevaron a que se pidiera la intervención a la
provincia pero Yrigoyen, que seguía apoyando a Jones, se negó a dar tal paso. El día
20 de noviembre, en el camino a la Rinconada, el vehículo en el que viajaba Jones
fue atacado y el Gobernador muerto a balazos. Por el crimen fueron acusados los
hermanos Federico y Aldo Cantoni, quienes fueron detenidos.
La Vanguardia consideró al crimen, producido en una disputa entre "facciones de la
UCR", como una "consecuencia de la incultura radical, (...) una resurrección de la
vieja política criolla, hecha a base de personalismos inmorales y absorbentes (...)
Son los primeros frutos del régimen 'southamericano', que muchos creían muerto
para siempre, alentada por el radicalismo" (LV, 21-11-21). El Editorial que
acompañaba la noticia no era piadoso con la víctima, afirmando que había llegado al
gobierno para servir de comodín de Yrigoyen a quién, en "su delirio de
megalómano", había tratado de imitar tanto en sus "calculadas rarezas" corno en sus
arbitrariedades. El diario socialista señalaba que, gracias a esta política así como a las
"genialidades" de la oposición surgida de su propio partido, San Juan se había
transformado en "el verdadero bochorno nacional." La Vanguardia extraía del hecho
una conclusión que superaba el marco de la provincia 396 y, luego de señalar que
Yrigoyen no evitaba siquiera los escándalos que surgían de sus propias filas, se
preguntaba:
396
Días más tarde La Vanguardia se detenía sobre la vida interna del radicalismo, señalando que
aunque hasta ese momento "el sordo movimiento de hombres y grupos en el.partido oficial, iniciado
desde la casa Rosada" no se había hecho sentir en la Capital Federal, la cercanía de la elección
presidencial hacía temer "una agravación del mal". Frente al mismo, el diario socialista volvía a
señalar la propia soledad, concluyendo: "Los poseedores del mando, y los que aspiran a quitárselo,
afilan todo tipo de armas, por repudiables que parezcan. En la lucha cuyos prolegómenos se
vislumbran ya, la clase trabajadora se encontrará entre dos fi.iegos" (LV, 26-11-21) .
477
397
Dos días mas tarde La Vanguardia reproducía un artículo que parecía mostrar que la "tesis" no era
novísima sino, antes bien, preconstitucional. El mismo, tomado de un diario del año anterior del que
no se daba el nombre, se titulaba "Una historia que puede repetirse" y recordaba el triunfo de Rosas en
el plebiscito de marzo de 1835. El diario socialista concluía señalando que aunque sóIó algunos de los
elementos de que hablaba el artículo se repetían, no habían dejado de surgir, como en el siglo pasado,
"los jurisconsultos sutiles que le fraguasen una doctrina, fundada en el plebiscito, para justificar su
gesto", el de antes, el de Rosas, el de ahora el de Yrigoyen. (LV, 9-12-21)
478
Los signos que los socialistas habían observado de "unicato" radical fueron
reforzados por las elecciones de Gobernador y Vice de la provincia de Buenos Aires.
Al respecto, La Vanguardia recordaba que la importancia electoral de la provincia no
era un rasgo del pasado y que por eso el "Presidente elector" había designado para el
cargo a alguien de su confianza como José Luis Cantilo. El diario socialista,
ironizando sobre la trayectoria del antiguo interventor de la provincia, que en ese
momento era Intendente Municipal de la Capital, sostenía:
"Se trata de copiar, en este caso, como en tantos otros, las prácticas del execrado
'régimen'. Al lado de los gobernadores que dejaban el puesto para pasar al Senado
nacional, podemos poner a los interventores, o gobernadores de hecho, que tras un
breve intervalo, recuperan la vieja situación, valiéndose, quieras o no, del apoyo de
los antiguos subordinados agradecidos. El señor Cantilo, interventor o gobernador de
hecho por decreto del. Presidente, será mañana, probablemente, gobernador de
derecho, por voluntad del señor irigoyen." (LV, 13-10-2 1).
398
Un argumento similar sería planteado en el mes de marzo cuando, luego de burlarse del modo en
que los distintos grupos radicales pugnaban por ser los verdaderos herederos de Alem, La Vanguardia
comentaba un cartel, escrito por un militante radical, que decía: "todos los argentinos que amen a su
patria deben votar por este ilustre ciudadano que se llamó Alem". El diario socialista comentaba que
la idea tal vez diera frutos ya que "Alem candidato, sería mucho más eficaz y simbólico que
cualquiera de esos binomios que hoy llenan tantas bocas: Alvear-González, Gallo-Goyeneche,
Saguier-Gallo, Gómez-Oyanarte, etc." (LV, 1-3-22)
399 Días después el diario socialista señalaba que una similar dependencia manifestaba Francisco
Beiró, recientemente electo Presidente del Comité Nacional de la UCR, a quien una caricatura
mostraba como un títere que era manejado por Yrigoyen. (LV, 6-1 1-2 1)
400
En las elecciones de marzo de 1918, convocadas por la intervención encabezada por José Luis
Cantilo, se había impuesto la fórmula formada por José Camilo Crotto y Luis Monteverde. A poco de
asumir Crotto debió enfrentar la oposición de otros sectores del radicalismo: los "provincia[istas" que,
con el apoyo del Vicegobernador, objetaban una carrera política realizada en la Capital Federal y los
"yrigoyenistas" que aunque también "metropolitanos" deseaban un mayor alineamiento del
Gobernador con la Casa Rosada. Estos enfrentamientos hicieron que en varias ocasiones se hablara de
una posible intervención nacional a la provincia; ésta finalmente no llegó a producirse, pero la.
amenaza de su inminencia, hizo que a mediados de mayo de 1921 Crotto anunciara su decisión
irrevocable de renunciar. El 23 de ese mes una sesión conjunta de la legislatura provincial aceptó la
renuncia, y la gobernación recayó en el "provincialista" Monteverde.
479
era mentira y que la soberanía estaba en manos de Yri.goyen, quien hacia y deshacía
gobernadores "corno en los mejores tiempos del régimen oprobioso" 40 ' ( LV, 13-10-
21).
Una semana antes de las elecciones de Gobernador, tuvieron lugar los comicios
municipales en la provincia de Buenos Aires. Los socialistas señalaban la
importancia de la acción municipal pero, anticipando que los resultados no serían
demasiado positivos, planteaban que sólo una larga tarea permitiría ampliar triunfos
corno los ya obtenidos en Mar del Plata (LV, 27-11-21). Al día siguiente de la
elección, el diario socialista volvía a cargar las tintas sobre las prácticas de radicales
y conservadores sefialando que en sus Comités "se han fomentado las más bajas de.
las pasiones; el juego .y el alcohol; las armas poderosas de estos partidos para obtener
el triunfo que tanto anhelan" (LV, 28-11-21). Sin embargo, sólo un día después un
Manifiesto de la Junta Ejecutiva de la Federación Socialista bonaerense planteaba
una visión más compleja de la estrategia de las "fuerzas de la política criolla"
señalando que a la violencia y "a las seducciones del alcohol y el juego", estos
actores empezaban a agregar "vagos e inciertos propósitos de reforma social". Los
líderes socialistas instaban a no dejarse seducir por esas "declaraciones de
circunstancias" señalando:
"Si algún valor llegan a tener, silos politicastros comienzan a usarlas, no es por los
votos que habéis dado a los señores de los partidos burgueses, sino por los que les
habéis negado. Sólo la manifestación clara de la naciente voluntad política del pueblo
puede imponerles algún respeto por la verdad social." (LV, 29-11-21).
401
La comparación con el "régimen" se repetía al abordar las prácticas de la UCR en la campaña para
las elecciones de Gobernador. Así, a comienzos de noviembre, La Vanguardia informaba que los
radicales de Chacabuco habían organizado una "fiesta campestre" en la que se correrían cuatro
carreras de caballos con los premios denominados Hipólito Yrigoyen, Luís Monteverde, Cantilo-
Solanet y José Díaz, lo que le permitía concluir: "Después de la intervención a la provincia de Buenos
Aires y un período de gobierno radical, después del triunfo 'completo' de la 'causa', nos encontramos
igual que en tiempos del 'régimen'." (LV, 3-1 1-2 1) .
IIl
la gobernación era desmentida por "la caza al obrero huelguista con el auxilio de los
mauseres del ejército" que en esos días tenía lugar en la Patagonia (LV, 2-12-21).
Por otro lado, y junto al "obrerismo", el diario socialista también cuestionaba otra de
las banderas radicales, su lucha por "la pureza del sufragio". Al respecto señalaba
cómo, utilizando a oficinas nacionales corno el Correo para obstaculizar la
propaganda de otras fuerzas, el gobierno se había convertido en una organización
nacional para arrebatar el triunfo a los opositores. Al hacerlo, se concluía, la
administración radical no había comprendido el papel que le reservaba el momento
histórico:
"En lugar de afianzar la reforma electoral del Presidente Sáenz Peña -reforma a la
cual debe el radicalismo su advenimiento legal al gobierno- y contribuir al
perfeccionamiento creciente de la educación electoral del pueblo, este gobierno ha
probado cuán enorme era el poder de corrupción que llevaba oculto entre los pliegues
de su bandera principista y regeneradora." (LV, 2-12-21).
402
Ambos por la sexta Sección electoral en la que se encontraba el "bastión" socialista de Mar del
Plata. Efectivamente el partido de General Pueyrredón, en el que se halla la ciudad balnearia, fue el
único punto de la provincia en que los candidatos del PS a la gobernación aventajaron a sus rivales.
En la votación el PS obtuvo 827 votos contra 675 de los radicales y 809 de los conservadores. (LV,
12-1-22)
EII
Irigoyen es un peligro y una amenaza para las libertades públicas" (LV, 10-2-22).
Días más tarde un Editorial de La Vanguardia volvía sobre el manifiesto de los
disidentes, que se identificaban como "principistas", señalando que las afirmaciones
que en él se hacían ya habían sido planteadas por una comisión formada años atrás
para estudiar la situación interna del partido. El diario socialista señalaba que "el
problema de la regeneración del yrigoyenisino (...) regenerador" era viejo, y que lo
único que aparecía de nuevo en el manifiesto de los disidentes era "el acta de
acusación, franca y puntualizada, contra el gobierno del señor Irigoyen que tan
fielmente ha sabido imitar a los peores del 'régimen" (LV, 13-2-22).
A comienzos de marzo la UCR no había definido aún sus candidatos. Los socialistas
contrastaban la tardía y agitada selección de los candidatos radicales con la ordenada
nominación de Repetto y de Tornaso 403 , y subrayaban el atraso de los radicales corno
una prueba de las disputas personalistas que los desvelaban. Desde La Época se
respondía que el país esperaba tranquilo tal definición, sabiendo que una reunión de
hombres libres, como lo era la Convención radical, le daría "una verdadera bandera,
digna de ser conducida a los comicios y a la victoria". El diario radical auguraba que
la fórmula radical seria aprobada "en la primera reunión de la convención"
agregando que en la mismo no se daría "el pugilato de candidaturas que al adversario
pregusta." (La Época, 4-3-22). La Vanguardia señalaba que el único motivo por el
que podría darse ese fenómeno de unidad, "en un partido tan trabajado por las
disensiones", y en el que la elección del Presidente de un comité parroquial daba
lugar "a seis listas y verdaderas batallas campales", era por el milagro de la
imposición de Yrigoyen quien, se señalaba, había "soplado ya los nombres de sus
403
El 4 de febrero el CE del PS realizó el escrutinio de la votación para elegir candidatos a Presidente
y Vicepresidente de la Nación. En la elección, y de acuerdo a las decisiones del X\P Congreso,
tomaron parte los afiliados de 121 agrupaciones, E.l candidato más votado para encabezar la fórmula
presidencial fue Nicolás Repetto, con 529 votos, seguido de Mario Bravo, con 435. En la elección del
candidato a vicePresidente el más votado fue Antonio de Tomaso, con 361 sufragios, seguido de
Mario Bravo, con 323. En la sesión que siguió al escrutinio de Tomaso señaló que entendía que, como
Bravo había tenido más votos tomando en cuenta las dos votaciones, la candidatura a vicePresidente
correspondía al tucumano. Por ese motivo el CE declaró que los candidatos serían Nicolás Repetto y
Mario Bravo (LV, 21-1-22). Sin embargo Bravo declinó la postulación y finalmente, en un acto
realizado en el teatro Coliseo a comienzos de febrero, el PS proclamó la fórmula Repetto-de Tomaso.
(LV, 5-2-22) Aunque los candidatos habían polemizado respecto a la cuestión de "las Internacionales"
y también respecto a un posible apoyo a otras fuerzas, y aunque el vínculo personal y familiar que los
unía se había roto -en esos días de Tornaso y Victoria Gukovsky, hijastra de Repetto, habían iniciado
lbs trámites de divorcio en el Uruguay-, las diferencias no se harían públicas durante la campaña. Tal
vez a ello contribuyera la distancia, ya que a mediados de febrero Repetto emprendería una gira por el
interior, en tanto de Tomaso permanecería desarrollando actividades proselitistas en Buenos Aires.
LV, 21-2-22)
candidatos a los 'hombres libres' que formarán la convención oficialista." (LV, 5-3-
22).
Sin embargo tales predicciones acerca de un fácil acuerdo, ya fuera que se basara en
el carácter de los "hombres libres", como sostenía La Epoca, o cfi el unicato de
Yrigoyen sobre una "reunión de incondicionales", como volvía a señalar La
Vanguardia (1 1-322), no se verificarían. Sólo un día más tarde el diario socialista
señalaba que por el "mar de fondo" que reinaba en el partido gobernante la primera
sesión de la Convención había debido suspenderse. La Vanguardia informaba que
dos oradores identificados con el sector no alvearista habían levantado tribuna en una
mesa en la calle y desde ella habían pronunciado arengas "contra 'el dictador que
gobierna el. país' y contra 'la mayoría de la convención, formada por una chusma
asquerosa de incondicionales"; los que los escuchaban, señalaba el diari.o socialista,
respondían gritando "muera el mazorquero Elpidio" (LV, 12-3-22).
Al día siguiente La Vanguardia seguía deleitándose con la descripción de los
"incidentes" entre los partidarios de Gallo y Alvear, a la vez que explicando que la
"absurda pretensión" de quien había sostenidci que "antes de elegir candidatos, es
necesario darse un programa de gobierno" había sido unánimemente rechazada. El
diario socialista señalaba que la proclamación de la f&rnula Alvear- González había
sido acogida "con alaridos bestiales, en los que sobresale el grito de ¡viva Yrigoyen!"
y concluía:
"Ha triunfado la imposición ( ... ) Lo que más choca si algo puede chocar en esta
política de eunucos y de esclavos, es el triunfo del señor Elpidio, dócil instrumento
en manos del señor Irigoyen, para sus fines de 'obrerismo práctico', que la clase
trabajadora no ha de olvidar tan fácilmente." (LV, 13-3-22) ° .
Corno permite ver la cita con que concluimos el apartado anterior, en el discurso de
campaña los socialistas combinaban las críticas al personalismo y al "unicato" de
Yrigoyen, con el recuerdo de "los crímenes de Santa Cruz" que mostraban la verdad
del "obrerismo sangriento" (LV, 24-1-22), y con las denuncias de que las propuestas
404
Un día más tarde el diario socialista afirmaba que luego de llevar como candidato a "un mandadero
y esbirro del señor Irigoyen" como González, lo único que le faltaba al radicalismo era apelar al
fraude en los comicios, agregando que no cabía duda de que, si era necesario para triunfar, el
yrigoyenismo no dudaría en apelar a él. (LV. 14-3-22) . .
483
• de corte social que en esos días presentaban los radicales constituían simplemente un
"reformismo electoral" (LV, 20-1-22). En el último tramo de campaña La
• Vanguardia reactivó este último tópico, señalando que para Yrigoyen, como para
Cariés, Anchorena o de Andrea, la solución del problema social consistía en dar a los
trabajadores algunas migajas del festín capitalista o "la dedada de miel de ciertas
leyes protectoras" empezando por las más inofensivas para la clase patronal. Luego
de comparar, en términos desfavorables, las propuestas de• legislación radical con la
"copiosa legislación obrera" con la que Bismarck había acompañado las leyes
antisocialistas, el diario volvía sobre la vinculación entre legislación y represión:
"El obrerismo del gobierno titulado radical es la máscara con que el señor Irigoyen
trata de disimular la infamia de la sangrienta persecución a los trabajadores
organizado, en todo el país, y su visible inteligencia con los tiburones del capital, con
la reacción clericoburguesa." (LV, 19-2-22).
En esos días los socialistas discutían una de las medidas "sociales" de Yrigoyen, una
ley que disminuía compuisivamente algunos alquileres, a la que juzgaban no sólo
oportunista sino mal ideada; señalaban que quitaba los estímulos a la construcción de
viviendas populares y recordaban que desde 1913 venían proponiendo una ley que
daba estabilidad a los inquilinos por dos años, librándolos de nuevas exigencias de
lós propietarios, a la vez que la desgravación de impuestos para los materiales
dedicados a las viviendas, (LV, 20-2-22).
Al día siguiente La Vanguardia dedicaba su Editorial a tratar acerca del hambre que
sufría buena parte de la población rusa. El diario socialista explicaba la situación por
el hecho de que, en ausencia del estímulo que daba la posibilidad de intercambiar el
excedente, los campesinos habían sembrado una superficie menor a la de años
anteriores. A continuación el diario socialista señalaba que los heçhos le daban la
razón al Congreso celebrado tres años antes en San Nicolás, que había declarado que
el pueblo trabajador habría llegado a su madurez política solo cuando fuera "capaz de
alterar las relaciones de propiedad elevando al mismo tiempo el nivel técnico-
económico del país, o al menos sin deprimirlo." Hasta este punto el texto no parecía
relacionarse con las discusiones políticas de la hora sin embargo, inmediatamente, se
aclaraba que las reflexiones surgían a propósito de "medidas argentinas de gobierno"
cuyos resultados eran aleatorios por no responder a un plan ordenado sino de
inspiraciones y a fines subalternos. El tema era nuevamente el de los alquileres,
respecto al que se concluía:
484
"La Argentina, si protege siempre a los inquilinos como lo ha hecho hasta ahora, va
en camino de ser un país sin habitaciones para alquilar. Resultados tan absurdos y
contraproducentes pueden recaer sobre el pueblo entero de la república si se saca la
cuestión agraria argentina de la esfera de la ciencia y de la experiencia argentinas y
universales; y se la maitrata, confunde y envenena con motivos atropelladas, que
disimulen su mala índole presentándose como de emergencia." (LV, 21 -222).
405
Por eso, se explicaba, al "mal proyecto" del Ejecutivo habían respondido con otro proyecto,
presentado a la Comisión de Legislación Agraria, que abordaba la fijación del monto de los arriendos
planteando la formación de juntas valuadoras y ligando el arriendo con la valuación fiscal. A ello se
agregaba, como medida de excepción, la prórroga, a opción de los arrendatarios, de los contratos de
menos de 300 hectáreas, para impedir que los latifundistas desalojen a los ocupantes con el fin de
substraerse de los efectos de la ley. El diario socialista concluía que, junto a otros artículos que
trataban de la situación de deudores y acreedores hipotecarios y de la existencia de mejoras en los
campos arrendados, la proyectada ley "llenaría las necesidades del momento y prepararía la solución
definitiva de la cuestión agraria argentina en la forma más inteligente y progresiva." (LV, 20-3- 22)
406
Quien señaló a los electores, en una obvia equiparación entre Rosas e Yrigoyen, que de ellos
dependía que el sufragio "retroceda al año 1830, en que el electorado de entonces, entregó el gobierno
con las facultades más discrecionales al hombre que luego regara las calles con la sangre de los más
altivos durante la larga noche de la tiranía, o que, por el contrario, se encamine hacia una legislación
485
que beneficie, no a los privilegiados, que son los menos sino a los trabajadores, que son los más" (LV,
26-3-22)
486
gobierno, por inadaptación a las nuevas circunstancias que caracterizan al país." (LV,
26-3-22).
Por todo eso el orador concluyó su discurso augurando al PS "un espléndido triunfo
inmediato y el más franco porvenir en la vida política nacional". (LV, 26-3-22). Un
similar tono confiado mostró el candidato presidencial, Nicolás Repetto, cuando al
hablar en el mitin de cierre de campaña realizado el 30 de Marzo, afirmó que el
triunfo socialista en las elecciones que tendrían lugar tres días después no sólo
probaría que la obra de esclarecimiento político emprendida por el PS no era estéril,
sino que, además, tendría dos consecuencias prácticas de importancia:
"Disipará la leyenda del gobierno ejemplar, obrerista y liberal que ha tejido a su
respecto el Presidente Irigoyen, y permitirá al PS, libre ya de la preocupación de
mantener el predominio en la capital, exténder su propaganda al interior y tratar
seriamente de conquistar para la buena causa a los trabajadores de las provincias."
(LV, 3 1-3-22).
Sin embargo nuevamente el triunfo se mostraría esquivo para los socialistas, incluso
en la Capital407 : en la elección presidencial, el PS obtuvo 77918 votos en todo el país,
ocupando un distante tercer lugar, muy detrás de los 422136 que alcanzó la UCR y
los 222840 de la "Concentración Nacional" (Walter, 1977: 182), Con respecto al
Interior, en el que, como vimos, el escaso desarrollo partidario era confeso, los
resultados eran elocuentes: aunque el PS había presentado listas de electores en todos
los distritos, salvo en Jujuy, sólo superó el 5% de los votos en Capital Federal,
provincia de Buenos Aires, Mendoza y Tucumán (Cantón, Moreno y Cina, 1986:
.101), y sólo obtuvo los 22 electores correspondientes a la minoría de Capital. De
todos modos, como los electores radicales eran 235 y los de otras, fuerzas opositoras
sólo 79408, la tan debatida cuestión de la actitud de los electores socialistas pasaba a
un segundo plano.
407
En la votación de electores presidenciales la lista radical obtuvo 68130 votos, aventajando a la
socialista, que recibió 54783 por algo más del 7% de los sufragios -37,6% frente a 30,2%-. Más atrás
quedó la lista de la "Concentración Nacional" que obtuvo 25403 votos -un 14,0%-, la de los
demócrata-progresistas que alcanzó 9768 -un 5,4%- y la de los radicales principistas que recibió 9372
-un 5,2%-. En las elecciones de Diputados nacionales que se realizaron simultáneamente la diferencia
fue menor, el primero de los radicales J. Amuchástegui recibió 65847 votos -un 36,4%- frente a los
60081 alcanzados por el socialista Antonio de Tomaso -los que representaban un 3 3,2%-. Por detrás
de radicales y socialistas la Concentración. Nacional obtuvo un 12,2% de los votos, los radicales
principistas un 6,8% y los demócratas-progresistas un 5,8%. En la elección de Senadores, la lista que
postulaba al radical Tomás Le Bretón alcanzó 67105 sufragios y la que llevaba al socialista Mario
Bravo 62366 (LV, 21-4-22).
408
Los candidatos oficiales de la "Concertación", Piñero y Núñez, obtuvieron 60 electores, los
candidatos demócrata-progresistas Ibarguren y Correa recibieron el apoyo de los 10 electores
correspondientes a la minoría santafecina, en tanto una fórmula "mixta" como la que postulaba a
487
Núñez y Correa recibió el apoyo de los 3 electores que por la minoría había conseguido el
conservadorismo santiagueño. Los radicales "principistas" Laurencena y Melo recibieron 6 de los 7
votos correspondientes a la mayoría sanjuanina, enrolada en el cantonismo, en tanto el séptimo votó
por la fórmula Correa-Quiroga. (LV, 14-6-22)
409
Así, en una nota publicada al concluir el escrutinio de la Capital, La Vanguardia señalaba que,
contra lo que señalaban las apariencias que hablaban de un triunfo radical, desde las elecciones de
1920, la proporción de los votos socialistas había aumentado, en dos años el uno por mil; en cambio,
la de los yrigoyenistas había disminuido el tres por mil. (LV, 21-4-22).
410
A fines de junio, La Vanguardia subrayaba que, a dos meses de la fecha que la Constitución fijaba
para el inicio de las sesiones, el Parlamento aún no se había reunido. El diario socialista, volviendo
sobre las denuncias de "unicato" y aún de dictadura, sostenía que lo haría "cuando se le antoje al
Presidente". (LV, 30-6-22).
411
El 4 de mayo el diario socialista daba cuenta de un "himno a Yrigoyen" cuestionando no sólo el
hecho de que lo tocara la banda de la Policía Federal, lo que implicaba la confrisión entre Estado y
partido, sino el dudoso gusto de sus estrofas. (LV, 4-5-22). Una semana más tarde La Vanguardia
descargaba su ironía sobre la prensa salteña que no contenta con la equiparación que antes había
planteado respecto a Güemes, celebraba a Yrigoyen exclamando " Viva el segundo San Martín!" (LV,
10-7-22).
488
412
Dos días más tarde La Vanguardia ampliaba aún más el radio de las responsabilidades, incluyendo
entre los culpables de las arbitrariedades de Yrigoyen no sólo a los radicales sino a los líderes de la
"oposición conservadora". El diario socialista recordaba que años antes el líder liberal alemán Walter
Rathenau, asesinado por "la furia homicida de los reaccionarios de su país", había instado a los
industriales alemanes a elevar una petición pidiendo se restringieran las potestades del kaiser, petición
que ninguno se atrevió a apoyar. La referencia al alemán servía al diario socialista para señalar que
también en Argentina se daban fenómenos similares de "cobardía colectiva", sosteniendo que si todos
cuantos se llaman "demócratas de verdad y amigos de las instituciones republicanas" tuvieran el valor
civil de levantar su voz contra los que de ellas hacían escarnio, no habría ningún gobernante que se
atreviera a salir de la ley. La alusión a Yrigoyen se hacía explícita en la conclusión que sostenía que,
aunque era posible que "la recua de sus incondicionales instrumentos" no percibiera la gravedad de
los avances del caudillo "inculto y prepotente" sobre las instituciones, no podía decirse lo mismo de
los "liders radicales". Pero, COifiO dijimos, la crítica excedía las filas radicales, alcanzando a la
"titulada oposición" con respecto a la cual el diario socialista recordaba "que durante los
acontecimientos que precedieron y siguieron a la reacción que culminó en la semana de enero, sólo ha
tenido manifestaciones de solidaridad y apoyo para el caudillo desorbitado". La Vanguardia explicaba
este apoyo por el hecho de que "por encima de las rivalidades personales y de grupo; maigrado las
disidencias pasajeras y superficiales que dividen a las facciones de la clase burguesa, los intereses
particulares y los apetitos determinan todavía las actitudes y las simpatías, pese a las exteriorizaciones
verbales y las protestas con que, en las grandes ocasiones, se proclama la superioridad de la
democracia." (LV, 14-10-22)
489
Casi tres meses más tarde, en la víspera del arribo de Alvear, el diario socialista
reconocía que se preparaba una "apoteosis" pero explicaba el hecho menos por los
méritos de quien llegaba que por el deseo de ver llegar a alguien distinto de
Yrigoyen. Así señalaba que la política exterior argentina durante la guerra había sido
vista en Europa corno "de franca simpatía por el káiser"y que Alvear había trabajado
para reconquistar la simpatía perdida en Francia, Inglaterra y Bélgica. El Editorial
argumentaba que motivos semejantes eran los que suscitaban la expectativa
alrededor del Presidente electo:
"En el país, como fuera de él —hay que repetírlo- es la sensación de alivio que se
experimenta al ver cercana la partida del señor Irigoyen,lo que principalmente hace
la fortuna del doctor Alvear rodeándolo de simpatías o adhesiones más o menos
mudas, pero elocuentes" (LV, 5-9-22)
El diario socialista recordaba que durante la campaña electoral, Alvear había caritado
"la gloria del señor irigoyen" y que en los discursos posteriores tampoco había
491
durante seis años en medio del mayor desquicio y casi siempre fuera.de la ley". Los
socialistas hacían votos para que el Ministro de Hacienda, Nicolás Herrera Vegas,
aprovechara la oportunidad que proveía el ordenamiento de las finanzas para avanzar
en todas las reformas que considerara conveniente introducir "al dispendioso
presupuesto de gastos y al vetusto y anacrónico sistema de impuestos que rige en el
país". El. Editorial señalaba que era indispensable que se tradujeran en hechos las
reformas tantas veces anunciadas y, retornando el tono de vigilante expectativa;
concluía:
"Durante seis años hemos agravado la tradicional inercia con el desquicio de un
gobierno ignorante, deshonesto y jactancioso. Es hora de que el país se libre de las
viejas ataduras que lo tienen casi cristalizado. ¿Recibirá, bajo este gobierno, el
impulso que necesita para tomar la vía amplia y luminosa que indica e! progreso?
Pronto lo veremos. (LV, 15-10-22).
Mientras no dejaban de señalar las expectativas que abría el gobierno de Alvear, los
socialistas comenzaron a observar el conflicto interno que se entablaba entre
Yrigoyen y el nuevo mandatario. La primera manifestación dé tal enfrenamiento fue
la crítica que, el mismo día de la asunción presidencial, el diario yrigoyenista La
Época hizo del nuevo Ministro de Instrucción Pública, Celestino Marcó. El diario
radical argumentaba que aunque no podía observarse nada respecto de las cualidades
personales de Marcó, no podía considerarse positivo que ocupara un puesto en el
gobierno de Alvear "por no representar la tendencia netamente radical nacionalista
en la hora actual en la provincia de su origen, a la que ha querido dar participación el
nuevo Presidente." (La Épca, 12-10-22) Al día siguiente La Vanguardia explicaba
que, con el fin de la acción independiente que respecto del yrigoyenismo había
mostrado Marcó en gobierno de la provincia de Entre Ríos, La Época había
inventado una nueva variedad de radical, concluyendo con ironía:
"Hasta ahora sólo conocíamos los intransigentes, rojos, azules, negros, principistas,
pringuiles y gatiquistas; después del suelto del diario oficial toma carta de
ciudadanía, una nueva variedad: la netamente radical nacionalista." (LV, 13-10-22).
Días después, un nuevo artículo de La Época merecerla un comentario, esta vez en•
tono preocupado, de La Vanguardia. El diario radical recordaba, en tono
amenazante, que el nuevo gobierno no era más que una continuación del anterior y
que "al elegir sucesor, Yrigoyen no lo hizo para que cambiase de fúncionarios, sino
para que continuase la obra social, política y económica trazada por el partido y
realizada con el apoyo de todos cuantos han colaborado hasta hoy en ella." (La
Época, 18-10-22). La Vanguardia, interpretando estas palabras como una amenaza al
nuevo gobierno, recordaba que los socialistas habían advertido que las últimas
medidas de gobierno de Yrigoyen habían consistido en "repartir empleos • a la
marchanta" con el fin de crear "una base de influencia para el porvenir". Pero el
diario socialista no se limitaba a denunciar las prácticas clientelares del viejo líder,
sino que explicaba que "con un verdadero ejército de gente agradecida, en la que el
recuerdo del favor recibido está fresco aún, se puede intentar todo". Y advertía:
"El señor Irigoyen, quién ni en el gobierno ha olvidado sus actividades de
conspirador, volvería simplemente a sus antiguas aficiones. ¿Contra quién
conspiraría ahora el caudillo mañero y megalómano? Claro está que contra el actual
gobierno, contra el nuevo Presidente, de quién haría su prisionero, impidiendo que se
desvíe de la ruta que él le marque. Para eso ha de contar con los millares de
empleados elegidos del estado mayor de los comités ( ... )"(LV, 19-10-22).
413
Sobre este argumento volvería, recuperando el tono jocoso, días después un artículo que señalaba
que, cuando aún no había concluido la expresión de alivio por el abandono del gobierno por parte de
Yrigoyen, comenzaba a verse que la liberación no había sido tal y lamentaba:
"Ahora, para mayor desdicha, tenemos dos gobiernos, uno para cada gusto y que no falten los
disgustos: el gobierno legal, Alvear, y el gobierno clandestino Franckfórt Irigoyen, si no fuera el
temor de molestar al doctor Alvear y compañeros, sería el caso de exclamar que el país, estando entre
el buen y el mal ladrón, no sólo tendrá cien años de perdón, sino entrada directa en el cielo" (LV, 23-
10-22)
495
Las primeras evaluaciones sobre el nuevo gobierno, y sobre la sorda oposición que
comenzaban a hacerle los yrigoyenistas concluían y el PS comenzaba los trabajos en
vistas en las elecciones municipales que tendrían lugar a fines de noviembre. Por
espacio de un mes la atención de los socialistas estaría puesta en la campaña electoral
y en cuestiones inmediatamente reladionadas con ella 414. Luego de los comicios, en
414
Como el control de las empresas que explotaban servicios públicos, en particular el tranvía para el
que se pedía el regreso a la tarifa de 10 centavos (LV, 5-11-22), o el reajuste del salario mínimo de los
trabajadores municipales (LV, 7-11-22)
496
los que e! PS sufriría un importante traspié 415 los socialistas volverían sobre la
,
acción del gobierno de Alvear, pero ya sin las expectativas de los primeros días.
415
En las elecciones municipales de noviembre de 1922 los radicales repitieron el triuntb que habían
obtenido en las de Diputados del mes de abril, pero lo llamativo fue que, a diferencia de lo sucedido
en 1920, el margen se amplió: los radicales aumentaron sus votos, alcanzando un 39%, y los,
socialistas los disminuyeron, obteniendo sólo un 31%, en tanto la "Concentración Nacional" obtuvo
algo más del 7% de los votos y los demócrata-progresistas algo más del 5%. El PS logró triunfar en
solo dos de las circunscripciones donde lo había hecho en las elecciones de abril, la 28 y la 8', y fue
derrotado incluso en su bastión de la 4' (Walter, 1993 109). Otro hecho a destacar es el descenso de la
participación: sólo votó el 57% de los 280.000 inscriptos; el contraste no era tan grande con el 60%
alcanzado en las elecciones municipales de 1920 pero si con las elecciones de abril en las que había
alcanzado el 72,2% de los inscriptos.
497
Una semana más tarde La Vanguardia volvía a señalar lo mal que el nuevo gobierno
afrontaba la prueba del contraste entre su programa inicial y los hechos. Así señalaba.
que a las declaraciones afirmando que se iba a investigar "la marcha del correo, de la
aduana, de la lotería, de la casa de la moneda" sólo habían sido seguidas de la
498
investigación de la casa de la moneda, "y los resultados de ella han sido tan ridículos
como debía esperarse habiendo sido confiada a un hombre de la intimidad del ex
Presidente Irigoyen, protector éste del jefe de la conocida banda de falsificadores".
El diario socialista señalaba que a los tanteos en materia de corrupción, a los que
explicaba porque el doctor Alvear no quería convertirse en verdugo de sus
correligionarios, se sumaban los que dejaba ver en materia financiera. Así se
señalaba que el presupuesto, que pretendía disimular bajo el disfraz de una "revisión
de la tarifa de avalúos" su orientación hacia una política aduanera
"ultraproteccionista", constituía "una prueba más de la indecisión o de la falta de.
franqueza que está caracterizando al actual gobierno". El Editorial agregaba que la
apelación al "plebiscito" y a las "circunstancias excepcionales" por parte del nuevo
gobierno, desmentían sus convicciones constitucionales y de respeto a la ley. Y
concluía:
"El señor Alvear se solidariza en esto con el señor Irigoyen, suponiendo acaso que
una dictadura aristocrática y suave debe ser menos resistida que la grosera y
burocrática ya desaparecida." (LV, 10-12-22).
Los socialistas creerían ver confirmada tal solidaridad en las sesiones extraordinarias.
El Parlamento había sido convocado para tratar el Presupuesto el 10 de diciembre;
sin embargo el 14 aún no se había reunido. En la sesión en minoría, Juan B. Justo
señaló que era la tercera vez que las bancas de los Diputados "oficialistas" estaban
totalmente desiertas 416 y pidió que las ausencias fueran penalizadas. El líder
socialista explicó que su solicitud no se fundaba en la esperanza de que las leyes que
se dictaran fueran menos malas que las que regían, ya que consideraba que los
proyectos que había enviado el Poder Ejecutivo no. alimentaban tal esperanza4' , sino
en que se hicieran claras las responsabilidades que a cada uno tocaban. Él por su
parte las hizo explícitas:
"Nosotros estaremos aquí para discutir esos malos proyectos, para oponernos a ellos,
y los señores situacionistas, o sus primos hermanos deberán estar también para hacer
lo que corresponda, según su ciencia y conciencia." (Diario de Sesiones de la
Cámara de Diputados, 1922, T5: 10).
416
Justo aceptó que podía objetársele el uso del término y, con ironía, lo precisó: se refería a "los
Diputados que se llaman todavía radicales" (Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados, 1922 T.
5:9)
417
En la misma línea se manifestaba La Vanguardia al publicar un artículo que llevaba por título "Los
proyectos reaccionarios del gobierno. Dando máquina atrás también en la contribución territorial."
(LV 5-12-22)
Al día siguiente y ya con quórum, Justo presentó un pedido de resolución invitando
al Ministro de Haciendá a concurrir a la Cámara para informar si era libre la
exportación de oro, y los motivos por los cuales la caja de conversión no entregaba
metal a cambio de papel moneda nacional (Diario de Sesiones...: 267) Le respondió
el Diputado Ernesto Celesia, Presidente del bloque radical, quien pidió modificar la
minuta de modo que los informes pudieran ser presentados verbalmente o por escrito,
según lo prefiriera el Poder Ejecutivo. Enrique Dickrnann objetó la moción de
Celesia preguntándose por qué proponer un agregado que no estaba en el texto
constitucional ni en las costumbres parlamentarias y que parecía repetir una rutina
del pasado que hacía creer que convocar a un Ministro era hacerle perder el tiempo.
Y, volviendo a plantear dudas sobre la "novedad" de los procederes del gobierno,
explicó:
"Los señores Diputados de la mayoría radical, en los últimos anos del poder
ejecutivo pasado, se han resistido a: votar el llamado de los Ministros al recinto
invocando la razón de que los Ministros no podían venir, de que estaban muy
ocupados; se ha querido disculpar así la incapacidad ministerial para venir aquí a
decir lo que había que decir ( ... ) empezamos nuevas tareas con un nuevo poder
ejecutivo, con nueva responsabilidad, y hemos de creer que con algunos Ivlinistros
más capaces o menos incapaces que los Ministros del señor Irigoyen." (Diario de
Sesiones.. . 270).
En la misma línea, de Tomaso argurnentó que, como todos, había creído que ciertos
métodos habían terminado con el gobierno al que había sucedido Al.vear, quien había
declarado que el suyo era un gobierno de "puertas abiertas". Por eso, señalaba, le
parecía sorprendente que se hiciera esta maniobra en lugar de infonnar de los
propósitos oficiales en materia de política monetaria. Sin embargo, agregaba, aún
más chocante que la actitud de los "oficialistas" le parecía la actitud de "los otros
Diputados que son también radicales, aunque no pertenecen al bloque" (Diario de
Sesiones...: 273) Las sospechas que sugería de Tomaso eran hechas explícitas por el
demócrata-progrésista José Conca, quien lamentó que "cada vez que se hace la
armonía entre radicales sea para cercenar libertades de la cámara" (Diario de
Sesiones...: 273). Antes de la votación, Adolfo Dickmann pidió que se leyera el
Articulo 63° de la Constitución y Héctor González Iramain planteó que aprobar la
posibilidad de contestar por escrito sería declarar que "estos Ministros son como los
otros", los del gobierno de Yrigoyen. Pero todo fue inútil. Votando unidos los
radicales, ya alvearistas o yrigoyenistas, se impusieron a conservadores, demócrata-
500
418
Matienzo recordó que desde la cátedra siempre había sostenido que la función ministerial era
esencial al sistema de gobierno argentino y el rasgo que lo distinguía del Poder Ejecutivo americano y
agregó que el Ministerio del que formaba parte tendría siempre "el honor de asistir a los debates de la
honorable cámara cuando a ella sea invitado" (Diario de Sesiones...: 304)
501
Entre los que respondieron a Justo estuvo el yrigoyenista David Saccone quien,
aunque reconoció que el presupuesto había sido enviado con poca antelación,
consideró que el mismo contenía propuestas plausibles y debía ser aprobado (Diario
de Sesiones...: 346). Saccone también cuestionó las afirmaciones de Justo acerca de
las consecuencias negativas de la política monetaria, sin embargo en este punto las
criticas más duras al socialista provinieron del conservador Matías Sánchez Sorondo.
quien, hablando en nombre de los productores argentinos 419 preguntó: ,
419
La Vanguardia explicaba que al hablar de "productores", Sánchez Sorondo se refería a los
"ganaderos". En realidad la preocupación del Diputado conservador por estos sectores había sido
hecha explícita al pedir al Ministro que fueran enviados prontamente al Parlamento los proyectos
orientados a "la solución de nuestra crisis ganadera" (Diario de Sesiones...: 332. El tema, que estaba
ligado a la "cuestión monetaria", reaparecería cuando, al concluir la interpelación a Herrera Vegas, la
Cámara decidiera la formación de una "comisión especial encargada del estudio del comercio de
carnes", que sería presidida por el radical Mario Guido y de la que tomarían parte entre otros, el
mismo Sánchez Sorondo, Justo y el demócrata-progresista Luciano Molinas Diario de Sesiones...:
349)
502
",Qué puede convenir más a nuestro país en este momento? ¿Qué nuestros productos
sean pagados en un moneda que al tipo de la relación constante que da nuestra ley de
conversión significa evitar ima perdida de 50 millones de pesos en sólo los cereales o
que nuestros productores o consumidores paguen un poco más barato los productos
que •traen del extranjero, o mantener la situación actual?" (Diario de Sesiones...
331).
En la disputa por el voto "antirradical" los socialistas se enfrentaban con las fuerzas
de la "concentración conservadora". Por ello el diario socialista, y volviendo, a
• dirigirse a los "indecisos" planteaba un discurso de desenmascaramiento de la
"oposición" conservadora, señalando que sus miembros, que habían denunciado las
• prácticas yrigoyenistas, se encontraban ahora con un gobierno que, aunque repetía
como el anterior las letanías acerca de la Constitución y la moral, estaba formado por
personas que eran "a juicio de los 'irreductibles conservadores', dignas de ser
creídas". La Vanguardia recordaba que, con el apoyo de los conservadores, el nuevo
• gobierno buscaba mantener la degradación del papel moneda y aumentar los
derechos aduaneros, y señalaba que los conservadores no sólo estaban dispuestos a
mayores "concesiones" aceptando otorgar al Ejecutivo cien millones de pesos para
atender los gastós de enero y febrero, sino que habían propuesto aprobar sin
discusión dos "duodécimos" del presupuesto enviado al Parlamento. Ante ello, el
diario socialista cóncluía sosteniendo que si la propuesta del Ejecutivo equivalía a un
renunciamiento del Congreso de sus facultades para. ordenar la inversión de los
gastos públicos, la propuesta conservadora implicaba "la sanción a libro cerrado de
un proyecto de presupuesto." (LV, 28-1-23).
El 30, y con un gran acto en el Teatro Coliseo, en el que, entre otros, hablaron Justo
y Bravo, el PS proclamó a su candidato a Senador. Luego de destacar lo numeroso y
entusiasta de la concurrencia, La Vanguardia auguró un triunfo del PS. En esta
ocasión las predicciones del órgano socialista se mostraron acertadas: luego de
423
El mismo esfuerzo por dejar de lado las afirmaciones doctrinarias e intentar ampliar la
convocatoria se percibía en un artículo, publicado tres días después, que señalaba que los indecisos,
que eran "legión" en todo acto electoral, no eran "malos sino mal informados o carentes de toda
información", por lo que instaba a la militancia socialista a redoblar esfuerzos para que no quedara ni
un solo ciudadano sin escuchar sus propuestas (LV, 25-1-23).
505
El PS y la "crisis ganadera"
424
Esta percepción alcanzó a los propios radicales que, aún antes de que terminaran de contarse los
votos comenzaron a "echarse mutuamente los trastos a la cabeza", buscando responsables para la
derrota. (LV, 22-2-23)
425
El candidato socialista obtendría 15000 votos más que los que había alcanzado en los comicios de
1922, en tanto el radical aumentó los votos de Le Bretón en algo más 3500. La candidatura socialista
se impuso en la mayoría de las circunscripciones de la ciudad e incluso, lo que da cuenta de la
importancia del voto independiente y antirradical, en Secciones corno la 17, 18' y 19', en las que los
sectores acomodados tenían mayor importancia. (LV, 28-2-23)
506
427
Justo explicó que cuando los estancieros hablaban del costo de producción del ganado en campos
de 250 o 300 pesos la hectárea dejaban ver que, o habían comprado caro su campo, o lo habían
arrendado caro, o hacían un mal empleo de su campo.. Justo consideraba que la tercera era la situación
mas probable y que el error debía correr por cuenta de quién se equivocaba, que no podía pretender
que el pueblo lo salvara de sus consecuencias.
511
El líder socialista explicó que, ya que hablaba de política, debía seí'íalar que en la
"política criolla" encontraba dos aspectos igualmente desagradables: el más común
era el personalismo absoluto de las facciones, que llevaba a la exclusión completa del
enemigo; el otro, que señalaba todo lo vano de las agitaciones políticas que sacudían
al país, era la "concordancia alarmante sobre cuestiones realmente fundamentales de
representantes políticos de grupos que parecen profundamente antagónicos".
Entrando de lleno en el terreno partidario, Justo concluyó:
"Yo espero que en este caso no se ha producir esa concordancia (...) aún cuando en
el seno de la comisión de asuntos ganaderos asistimos a una armonía que considero
puramente personal entre el Diputado Sánchez Sorondo y el señor Diputado Guido,
miembro del grupo político que ha expulsado del gobierno de la provincia de Buenos
Aires, por los vigilantes, al partido que representa en esta cámara el señor Sánchez
Sorondo; y la misma concordancia se nota entre el mismo señor Guido y el Diputado
J. H. Martínez, que debiera sentir todavía como una bofetada el voto de intervención
contra el gobierno de la provincia de Córdoba, que él ha contribuido a constituir ( ... )
espero que en esta cámara ha de manifestarse individualmente la opinión de los
señores Diputados, inspirada en condiciones de más peso y fundamento." (Diario de
Sesiones...: 646).
Las palabras del líder socialista merecieron una amplia cobertura por parte de La
Vanguardia, que lamentó que la mayor parte de la prensa hiciera oídos sordos
concentrando su atención en rencillas y conflictos personales como el que habla
enfrentado al radical Manuel Pinto con el conservador Sánchez Sorondo (LV, 22-4-
23). Finalmente la mayoría de los proyectos fue aprobada por amplia mayoría por la
Cámara. de Diputados428 , aunque no la constitución de una "Comisión. reguladora del
428
Los proyectos recibieron, como dejaba traslucir Justo en su discurso, el apoyo de la mayoria de los
legisladores radicales y conservadores. De hecho la "concordancia" denunciada por el líder socialista
512
comercio .de carnes". Smith (1983: 99) señala que el rechazo de üna medida que
contaba con el apoyo de la Sociedad Rural no podía explicarse por la oposición
socialista, sino por el temor de la administración de Alvear a imponer una excesiva
"regulación" gubernamental.
La "cuestión ganadera" pasaría, al menos para los socialistas, a un segundo plano.
Cuando, en el mes de septiembre, los proyectos aprobados en Diputados fueran
tratados y aprobados por el Senado, la palabra del flamante Senador socialista, Mario
Bravo, no se haría escuchar. Corno para todo el PS, su preocupación principal pasaba
por cuestiones más directamente relacionadas con el perfil "obrero del partido",
como lo eran las del salario mínimo, el pago de salarios en moneda nacional y la Ley
de Jubilaciones.
no era negada, sino más bien reivindicada por el Presidente de la Comisión, el radical Mario Guido, al
afirmar: "Estamos en la comisión serenamente olvidados de la posición política que cada uno de
nosotros ocupamos, y si hay cóncordancia en estos altos fines es simplemente porque nos ha inspirado
el bien del país, y no motivos subalternos, como parecería, entre líneas, indicar la frase del sefior
Diputado Justo. Nos ha movido el bien del país; hemos concordado y no hemos encontrado ni dentro
ni fuera del parlamento, hasta que produjimos nuestro despacho, ninguna voz que disintiera, ninguna
voz contraria a nuestro pensamiento, que si hubiera sido serena y razonable, nos hubiera convencido"
(Diario de Sesiones...: 653).
513
mayor contradicción se había dado por parte del Ministro de Hacienda Herrera
Vegas, que en Dipitados había propuesto habilitar recursos para el pago del salario
mínimo, pero que al hablar ante el Senado había dicho que, aunque le gustaría llevar
a la práctica la iniciativa, consideraba que no podía hacerlo ya que implicaría un
déficit permanente de 50 millones dé pesos en el presupuesto nacional. Ante esas
afirmaciones La Vanguardia se preguntaba si se trataba del mismo Ministro que
babia despreciado los millones que produciría el impuesto a la herencia propuesto
por los socialistas, y si era el mismo que había pedido que se mantuviera "a
centenares de empleados electorales" y el que no se inquietaba cuando se pedía para
planes bélicos "la fabulosa suma de 1000 millones de pesos". Y, explicando la
"contradicción" del Ministro, concluía:
"En la cámara, como en el Senado, el radicalismo obedece a mezquinos fines
electorales, que le obligan a una política de duplicidad que no siempre ha de
conducirle al éxito, porque al fin será descubierta en toda su impudencia aún por los
más ciegos." (LV, 30-9-23).
Al día siguiente el diario socialista volvía sobre el tema del salario mínimo,
afirmando que a los planteos de la "Liga Patriótica" acerca de que el jornal de cuatro
pésos no podía regir en el Interior, se habían unido las afirmaciones del "poeta
fascista", mote con el que aludían a Leopoldo Lugones, proponiendo que el salario
mínim.o se redujera a 100 pesos mensuales. La Vanguardia manifestaba su
"sorpresa" porque "los patriotas de la Liga y el poeta fascista que abomina de los
extranjeros" no tuvieran en cuenta a los "obreros criollos" que eraii mayoría en el
Interior de la República, para los que pedían "eternamente salarios miserables". Pero
la apelación a "la obra sana y prácticamente nacionalista que realiza un partido
internacional como el nuestro" tenía también otro destinatario: el radicalismo. Así,
luego de señalar que esa óbra se manifestaba en leyes que eran de especial valor en
lugares donde la clase obrera carecía de organización, el diario socialista exclamaba:
"Que hermosa obra de salud y justicia realizaría el Partido Socialista si tuviera en
sus manos la fuerza de que dispone el radicalismo!". El comentario daba pie al
señalamiento de la "impotencia" de los radicales para toda obra duradera, impotencia
que era explicada por la heterogeneidad de esa fuerza. El radicalismo, se
argumentaba, estaba formado por "corrientes electorales encontradas (que) lo traen
de acá para allá como barco sin timón", y eso, se explicaba, hacía que los
"representantes radicales del Senado deshagan todo lo que hicieron sus
514
429
Sólo se opusieron los yrigoyenistas Caballero, del Valle, Luna y Soria; el socialista Bravo no se
presentó a la votación alegando estar enfermo (LV, 17-10-23)
515
Ante la derrota, la atención socialista se dirigió a otra ley obrera, la que imponía el
"pago de salarios en moneda nacional". Liiego de varias idas y venidas entre la
Cámara de Diputados y el Senado, la propuesta socialista fue hecha Ley a fines de
octubre (Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores, 1923, T2 :202-205). La
Vanguardia celebraba "una gran conquista" y subrayaba que ella daba ejemplo tanto
de la perseverante acción socialista como de la "tenaz resistencia" que debía superar
el nuevo derecho para imponerse. Para probarlo el diario socialista recordaba el largo
recorrido del proyecto: presentado en 1914 por Enrique Dickmann, sólo había sido
discutido y aprobado en Diputados en 1917, el Senado lo había "hecho dormir" por
años, lo que había obligado a reproducirlo en 1920, año en que Diputados lo había
vuelto a aprobar, nuevamente el Senado había impuesto un obstáculo, pero esta vez
la agitación callejera socialista y la presencia de Bravo en el Senado habían logrado
su aprobación. La Vanguardia sostenía que los más de nueve años de esfuerzos
habían valido la pena, al lograr la vigencia de una ley que tenía por fin "garantizar la
percepción íntegra, segura y normal de los salarios (...) en todo el territorio de la
República Argentina". El comentario hacía alusión a las prácticas con las que, sobre
todo en el Interior del país, se reducían los salarios de los trabajadores: pagos con
fichas, bonos o letras de tesorería y pago en mercaderías, pero también pago en los
días de fiesta, en locales de venta de bebidas alcohólicas situados dentro de los
propios campos de trabajo, descuentos por locación del sitio o los instrumentos de
trabajo, etc. El diario socialista afirmaba:
"El Partido Socialista, acusado tan injustamente en ciertas ocasiones como un partido
• de la capital, ha mostrado en su sostenida campaa por esta ley (...) que lo mueven
grandespreocupaciones de orden social. Los hombres elegidos por los votantes de la
• gran ciudad, y los trabajadores de ésta, han luchado por imponer un principio que
interesa, en gran parte, a los hombres del interior, a los ciudadanos de regiones
argentinas donde no se vota o se vota todavía casi exclusivamente por las viejas
430
El 28 La Vanguarcia informaba que, silos dos tercios requeridos representaban 56 sufragios, sólo
se habían obtenido 46 en tanto 38 se habían inclinado por la negativa. El diario socialista destacaba,
por pedido expreso de Adolfo Dickmann, que entre los que habíáir votado por la negativa la mayoría
eran radicales, lo que llevaba a concluir: "Los radicales pretenden presentarse como los campeones
del salario rnínimo,.gran principio que fue llevado a la cámara por primera vez por la representación
socialista. A esa información contestamos con la constancia documentada en el Diario de Sesiones."
(LV, 28-10-23)
516
las empresas, no se preocupaba por el tiempo perdido por los trabajadores. La última
"observación" se refería a la posibilidad de descuentos obligatorios, que el gobierno
cuestionaba en nombre de la posibilidad de mantenerla para "cooperativas" y
"sociedades de socorros mutuos", a lo que los socialistas planteaban que bastaría con
que la proveeduría de una empresa se llame "cooperativa" o su servicio médico
"sociedad de socorros mutuos" para que se mantuvieran descuentos de hasta el 50%
del salario. Ante estas "observaciones" La Vanguardia concluía:
"Esto es bastante para evidenciar el carácter odiosamente reaccionario, antisocial y
antiargentino del primer veto, que se solidariza con la opinión y los intereses de la
parte más reaccionaria del Senado. A luchar, pues, de nuevo contra los intereses de
clase y la espuria demagogia que los encubre, por el pago de los salarios en
efectivo!" (LV, 21-11-23).
431
Rock (1992: 230) relaciona el intento alvearista de expandir el sistema jubilatorio con las
dificultadés que había encontrado para consolidar la deuda pública flotante. Explica que, habiendo
fracasado el intento de obtener préstamos externos, el gobierno buscó crear un sistema jubilatorio que
incluiría a los obreros industriales, los empleados de comercio, los bancarios, los portuarios y los
tipógrafos.
518
más que "una vaga promesa" la que, además, amenazaba con convertirse en "un
instrumento de expoliación" a los trabajadores. A continuación se explicaba que la
promesa era vaga, porque se limitaba a establecer un fondo destinado a servir de base
a los beneficios, en tanto la amenaza era tangible, por varias razones: las cajas
carecerían de toda base mutualista y de toda posibilidad de control permanente, y
todos los trabajadores estarían obligados a aportar un 5% de los salarios pero sólo
tendrían derecho a jubilarse quienes acreditaran 30 o más años de aporte.
El diario socialista advertía a los trabajadores que si se dejaban seducir por
propagandas tendenciosas corrían el riesgo de dejar el control de las Cajas "en manos
de las empresas y los altos empleados", quienes usarían los aportes de los
trabajadores jóvenes y manuales para alimentar las altas jubilaciones de los
trabajadores mayores con la carrera ya hecha. Se advertía también que los
empresarios habían empezado a reducir los salarios para compensar el 8% de aporte
que les correspondía. La Vanguardia contrastaba la iniciativa del gobierno radical
con la propuesta socialista de "Seguro Nacional" que, se recordaba, reunía a todos
los trabajadores en "una vasta organización mutualista descentralizada", en la que los
directorios estaban sujetos al control de asambleas y en la que se aseguraba el pago
inmediato de beneficios por enfermedad y maternidad, así como el pago equitativo
de pensiones de invalidez y vejez. Sin embargo, se lamentaba, "la mayoría oficialista
de los Diputados, visiblemente sugestionada por las vísperas eiectorales', no había
permitido que se explicaran siquiera las ventajas prácticas del proyecto socialista ya
que eso, hubiera evidenciado "las graves fallas de la sanción que se había resuelto
para salir del paso". De todos modos, y a pesar de la evaluación negativa, la posición
final del diario socialista no era de oposición frontal a la Ley "de jubilaciones
gremiales", sino que instaba a los trabajadores a velar por sus derechos de modo de
hacer "del tosco instrumento que la demagogia ha puesto en sus manos" una
"herramienta de liberación y bienestar efectivos". (LV, 22-1123)
El 22 de noviembre, la Cámara de Diputados comenzó a tratar el proyecto de
jubilaciones con las modificaciones que había introducido el Senado. El miembro
informante de la Comisión de Legislación del Trabajo, el Diputado socialista
Augusto Bunge, dio cuenta de esas modificaciones aceptando algunas y
desaconsejando otras. Respecto a la modificación de la composición de las Cajas que
aumentaba a tres el número de representantes del Ejecutivo, manteniendo en dos el
de los representantes obreros y patronales, señaló que la Comisión aconsejaba
519
432
Así el l de enero La Vanguardia, repitiendo el célebre tópico que plantea que los extremos se
tocan, afirmaba que a los socialistas no les bastaba con denunciar los manejos demagógicos de los
radicales en el tema jubilatorio, sino que también debían combatir la demagogia de "los llamados
revolucionarios ( ... ) anarquistas, sindicalistas y comunistas" que veían en las jubilaciones un medio
de atraerse simpatías entre los trabajadores y por ello apelaban a las mismas falsedades que usaban
"los demagogos de la clase gobernante" (LV, 1-1-24). El comentario, publicado en la sección "la
semana gremial", acompafiaba una extensa nota en la que Augusto Bunge contrastaba el modelo de
"Seguro Nacional" propuesto por los socialistas con el sistema de Cajas jubilatorias que defendían los
radicales (LV, 1-1-24). Días más tarde el diario socialista volvía sobre el tema y señalaba que por fin
había saltado "el gato encerrado" y se había hecho público que, de acuerdo al proyecto impulsado por
el gobierno, los obreros no tendrían representación en la dirección de las Cajas (LV, 5-1-24).
Ante esa ausencia de representación y control el CE del PS emitió una resolución instando a los
trabajadores a vigilar la marcha de las Cajas y denunciar las intrigas que en ellas pudieran tener lugar,
a reivindicar los derechos a formar parte de la conducción y a estudiar y difundir el modelo de Seguro
Nacional en oposición al de las "jubilaciones corporativas" (LV, 11-1-24) Pero con el paso de los días
la oposición a la Ley de Jubilaciones se hacía más notoria por parte de las organizaciones obreras y las
posiciones de los socialistas también se radicalizaban. Así el 13 de enero Juan B. Justo dictó una
521
momento, el centro de la atención pasaba por los intensos conflictos que dividían al
partido en el gobierno.
conferencia sobre el tema en la que, lejos de limitarse a proponer una mayor vigilancia, instaba a los
trabajadores a "procurar mantener sus salarios intactos" y, si era posible, "a no dejarse descontar los
aportes a la Caja" (LV, 14-1-24).
La oposición que suscitaba el tema jubilatorio llevó a Alvear a emitir un decreto definiendo los
alcances de la ley y precisando el modo de constitución de su dirección (LV, 29-1-24). Los socialistas
consideraron que la medida, que no cambiaba el fondo de la cuestión, no frenaría la movilización
opositora de los trabajadores y mantuvieron la realización de su propio mitin en el Parque de los
Patricios (LV, 3 1-1-24). En él hizo uso de la palabra Joaquín Coca quien volvió a contraponer la
propuesta socialista de "Seguro Nacional" a la Ley Jubilatoria en curso y afirmó que "las malas artes
del capitalismo están resumidas en la ley 11289. En ella se conceden a los periodistas y altos
empleados verdaderos privilegios que tendrá que costear la masa de los obreros en sus aportes; con
ella se trata de dividir a los trabajadores en comprendidos y no comprendidos en la ley, a finde
enemistarlos y ponerlos unos contra otros en caso de conflicto huelguístico" (LV; 1-2-24) En el acto
también habló el Diputado Enrique Dickmann, quien puso énfasis en el carácter "electoral" de la Ley,
carácter que, explicaba, se había puesto en evidencia por un nuevo decreto por el que Alvear
suspendía sesenta días su vigencia. Al respecto Dickmann explicaba: "Pasados los sesenta días,
también pasarán las elecciones y entonces la ley caerá como espada de Damocles sobre la cabeza de la
clase obrera" (LV, 1-2-24). Sin embargo, ese mismo día La Vanguardia presentaba otra interpretación
del decreto suspensorio de Alvear: no negaba el carácter electoral del decreto pero consideraba que.
era resultado de "la sana reacción popular contra la demagogia electoral". El estado de la opinión
pública, explicaba el diario socialista, había cambiado y "ahora nadie quiere aparecer como padre del
nacido muerto". Por ello, y aún si el decreto era resultado de cálculos oportunistas del gobierno, debía
• ser celebrado (LV, 1-2-24).
433
Ya el 31 de enero de 1923 La Vanguardia hablaba de la dura lucha entablada entre "irigoyenistas"
y "alvearistas" a la que consideraba "un caso típico de política criolla" en el que no se ventilaba
ningún principio, doctrina o propósito, sino solamente el "predominio personal" (LV, 31-1-23).
522
434
En tales planteos, que recortaban las atiibuciones del Vicepresidente para nombrar las Comisiones
del Senado, los "antipersonalistas" habían contado con el aval no sólo de los conservadores sino
también del Senador socialista Mario Bravo quien, sosteniendo el derecho de cada cámara de disponer
su reglamento, votó el despacho de la mayoría (Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores, 1923,
T1:63)
435
Sin embargo no lo haría en el sentido que parecía preanunciar La Vanguardia, que explicaba la
renuncia señalando que Alvear estaba ya harto del "Ministro doctrinario, por flexibles que fi.iran sus
doctrinas" y deseaba alguien que hiciera posibles "más cordiales relaciones diplomáticas con el
gobierno de la calle Brasil", o sea con el liderazgo que ejercía Yrigoyen desde su domicilio cito en esa
calle del barrio de Constitución. (LV, 24-11-23) Al día siguiente el diario socialista, volviendo sobre
la división radical y sus efectos en la acción de gobierno, concluiría: "No hay gobierno. No sólo
porque existen en estos momentos dos gobiernos distintos, uno dirigido desde la calle Brasil, cuya
aptitud, ya harto probada, es la de no dejar hacer, y el otro, que quisiera hacer, pero no sabe qué y
carece de brújula y mapa. No hay gobierno, sobre todo, porque no hay partido de gobierno." (LV, 25-
11-23) .
523
"honesto" a diferencia del de Yrigoyen, era porque unos y otros buscaban el "manejo
discrecional" de más de 700 millones del Presupuesto nacional. Y concluía:
"El hambre radical es canino. Y son muchos los hambrientos; y el presupuesto, a
pesar de haberse duplicado desde 1916, no alcanza para todos. ¡Tal es el motivo de la
descomunal rifla!" (LV, 30-11-23).
Una semana más tarde, La Vanguardia volvía a denunciar el uso que los radicales
hacían del Presupuesto, pero esta vez para dar cuenta de los resortes que operaban en
el conflicto interno del radicalismo. El diario socialista explicaba que en la lucha que
alcanzaba hasta el último Comité de barrio, los yrigoyenistas eran "más audaces y
más numerosos" pero que los alvearistas tenían en sus manos "el presupuesto
nacional y municipal" lo que les penilitía distribuir los empleos, elemento que, se
explicaba, podía tener influencia en los Comités y también en los convencionales
radicales. El artículo señalaba que, en esos días, "el comité de la capital" era el
principal campo de batalla entre los radicales, agregando que por el momento estaba
en manos de los yrigoyenistas, qui.enes lo usaban para cuestionar a funcionarios del
gobierno de Alvear como el administrador de aduanas o el mismo Ministro de
Interior, Vicente Gallo, al que ese cuerpo había calificado de "traidor a la causa".
Desde la redacción de La Vanguardia se comenzaba preguntando quién ganaría en la
lucha por ese Comité -si la facción "popular", com.o se llamaban los yrigoyenistas, o
la "aristocrática", corno se denominaba a los alvearistas-, para luego desestimar la
pregunta al concluir:
"Cualquiera sea la facción vencedora, no saldrá triunfante ninguna idea, ningún
principio ( ... ) pues no se trata de ninguna de esas cosas. Lo que se discute es el
predominio personal y exclusivo de Irigoyen o Alvear. Es, pues, una puja entre dos
caudillos y la riña adquiere aspectos de un personalismo repugnante. El grito de
guerra es: 'irigoyen, sí; Alvear, no!' Edificante espectáculo de una política digna de
una toldería de indios." (LV, 8-12-24).
Más allá del desprecio por las diferencias entre uno y otro sector, el interés de los
socialistas por la disputa interna entre los radicales no disminuía. Así lo dejaba ver la
larga crónica que La Vanguardia dedicaba a describir la "tumultuosa sesión" que el
Comité Capital de la UCR había realizado el 12 de diciembre. La misma sostenía que
el documento en el que dicho Comité había lamentado la designación de Gallo como
Ministro constituía un antecedente que había permitido prever las dificultades que
tendría una reunión "convocada para reconsiderar la excomunión de Gallo" y
explicaba que las previsiones habían sido cumplidas por la moción, presentada por el
524
convencional Bergaili, que planteaba que tal convocatoria era ilegal por haber sido
realizada en un piazo menor al propuesto. La Vanguardia explicaba que la moción
tenía un doble sentido, ya que Gallo debía asumir ese mismo día su cargo y postergar
la "reconsideración de la excomunión" implicaba obligarle a asumir la cartera crí
condiciones "molestas y di.ficiles". Finalmente la moción fue derrotada por 40 votos
cóntra 32 pero, subrayaba La Vanguardia, esto no hizo más que suscitar el escándalo
ya que Bergalli, que sostenía que su propuesta sólo podía ser rechazada con dos
tercios de los votos, se había tren2ó con el congresal alvearista Orús en un
intercambio que el diario socialista citaba con regocijo:
"- ¡Sinvergüenza!- le refuta el señor Bergalli.
- ¡Más sinvergüenza será usted!
- Canallla! 'Atorrante
- Desgraciado! ¡Miserable!
- ¡Viva Hipólito Yrigoyen!- confirman varias voces.
La barra irrumpe entre la silla de los delegados. Hay puñetazos, alaridos, carreras.
Algunos demóstenes pretenden hacerse oír sin conseguirlo. Solo se oyen
• exclamaciones aisladas:
-LA VANGUARDiA dirá mañana todo esto! ¡No trabajemos por el socialismo!"
(LV, 12-12-23, énfasis en el original).
que "la nerviosidad" había aumentado a primera hora de la tarde cuando la gente
comenzó a afluir a la Plaza de mayo. A las 17, se explicaba, se había hecho evidente
que "la plaza pertenecía a los alvearistas" en tanto los "puros" yrigoyenistas se
refugiaban en los cafés. A las 18, hora en que debía producirse la asunción, se temía
que comenzara la carnicería y que se produjera "un lío más formidable que le
conocidísmo del Campo de Agramante", por lo que los cronistas de La Vanguardia
habían ingresado a la Casa Rosada. Y allí el artículo presentaba un anticlímax: dentro
de la Casa de Gobierno nadie pensaba en "el fragoroso combate próximo" sino que el
Salón Blanco se hallaba lleno de sonrientes funcionarios que oían el juramento de
Gallo. Pero, subrayaba el diario socialista, tampoco en la Plaza se produjo el temido
enfrentamiento, ni siquiera cuando Gallo salió al balcón y habló a quienes se
hallaban allí reunidos. El comentario, lejos de saludar la ausencia de las prácticas
sangrientas que el PS tanto deploraba entre los radicales, interpretaba la situación
como una farsa y, pasando del tono trágico al cómico, concluía:
"Los irigoyenistas apretaron los puños con furor sagrado y se fueron. Sí, se fueron
sin haber desenfundado sus revólveres, ni haber esgrimido sus gloriosos cuchillos,
siguiendo a sus caudillos cabizbajos y meditabundos: meditando la revancha. Y nada
más. Cada mochuelo se fue a su olivo y los más rencorosos irigoyenistas
desahogaron sus furias grapa en mano y un peludo ene! corazón!" (LV, 13-12-23).
Más allá de la ironía de los socialistas, la asunción de Gallo suscitó verdadera alarma
en las filas yrigoyenistas. Así lo dejaba saber La Época, que sostenía que el nuevo
Ministro era "un ciudadano que se ha colocado fuera del partido, claudicando en sus
postulados, para dar satisfacción a sus ambiciones". El diario yrigoyenista, luego de
ahondar en la denuncia de ciertos actos "dudosos" y sospechados de corrupción de
Gallo, concluía recordando "sus contubernios indecorosos con el régimen en el
Senado" La Época, 13-12-23). El comentario de La Época dio pie a que, dos días
después, La Vanguardia planteara un duro juicio sobre los gobiernos radicales, que
comenzaba recordando que hacía más de treinta años "los más puros representantes.
de nuestro seudo radicalismo" habían cifrado todos sus anhelos en derribar a los
gobiernos del "régimen", cebados en latrocinio, agregando que "llevar a la cárcel a
los 'ladrones públicos', era el complemento del programa de los futuros
'regeneradores". El diario socialista señalaba que once años de acción parlamentaria
y siete de gobierno constituían sobrado tiempo para echar al viejo grupo gobernante,
concluyendo que si no era aún una realidad la "honestidad del sufragio", ello debía
atribuirse a los propios radicales. Así sostenía que la mayoría de las provincias eran
526
gobernadas por radicales; que gobernaba el segundo Presidente radical con una
mayoría parlamentaria radical, y que ni aún así la UCR había podido cumplir su
"primitivo programa" centrado en la honestidad. El diario socialista confiab.a en que,
•si en el Interior este fracaso aún no se hacía visible, algo distinto sucedía en la
Capital, lo que explicaba los temores de los yrigoyenistas que planteaban que sólo
candidatos de su sector, y no los del alvearismo, podrían asegurar el triunfo radical.
La Vanguardia explicaba que "a cálculos de este género", orientados a medrar con
los cargos públicos, se subordinaba toda la acción radical, a la que contribuía la
acción programática de Jos socialistas (LV, 16-12-23)
Sin embargo, en esos días también el PS sufría una crisis interna 436. Y así como los
socialistas señalaban los conflictos que cruzaban las filas de la UCR, los radicales no
dejaron de señalar las tensiones que vivían sus adversarios. El 8 de diciembre La
436
El conflicto había estallado a fines de julio de 1923 a partir de la decisión del CE del PS de
proponer al siguiente Congreso, que tendría lugar en Mar del Plata en octubre de 1923, una resolución
definiendo el espinoso tema de las incompatibilidades para los representantes del Partido (LV, 15-8-
23). El tema, que había sido objeto de discusión por años, había sido reactivado por la defensa que
Antonio de Tomaso había llevado adelante, en su condición de abogado, del empresario teatral y
concesionario del Teatro Colón, Faustino da Rosa, cuyas actividades habían sido cuestionadas por el
Concejo Deliberante de la Capital Federal, y en particular por los concejales socialistas (Sanguinetti,
1981: 10-103) En las semanas anteriores al Congreso, La Vanguardia, dirigida por Repetto, tomó
claro partido en contra de de Tomaso y el grupo de "los abogados"-del que formaban parte también
Pinedo, Bravo y González Iramain-, toma de posición que se manifestó no sólo a través de Editoriales
como el publicado el 8 de agosto (LV, 8-8-23) sino de la negativa a publicar la argumentación de "los
abogados" (Sanguinetti, 1981: 103).
El Congreso de Mar del Plata aprobó lo actuado por la dirección de La Vanguardia que había
rechazado la nota, pero no resolvió el tema de fondo, remitiendo la cuestión de las
"incompatibilidades" a un "voto general" (LV, 15-10-23). El equilibrio de fuerzas se manifestó
también en la designación de una Comisión de Prensa (LV, 16-10-23) que en su primera reunión
nombró a de Tomaso como director del periódico, lo que motivó que Repetto planteara una dura
respuesta y presentara la renuncia a su banca de Diputado nacional. El planteo de Repetto merecería
una dura réplica del CE del PS que le enviaría una nota manifestándole que "deplora la determinación
tomada y lo invita a no abandonar su banca, que no se la ha otorgado el Congreso de Mar del Plata,
sino el electorado de la capital" (Fondo Repetto-3 1-27). Sin embargo Repetto insistiría con "su
inquebrantable decisión de mantener (su) renuncia de Diputado y de miembro del Comité" (Fondo
Repetto-3 1-28). Finalmente estas renuncias serían aceptadas por la conducción del PS y por la Cámara
de Diputados. Poco tiempo después el Diputado renunciante crearía, junto a Esteban Jiménez, Acción
socialista una revista de pretensiones teóricas pero en la cual la prédica opuesta al grupo conducido
por de Tomaso se haría notoria.
El 21 de noviembre la mayoría de los miembros de la Comisión de Prensa presentó su renuncia, por lo
que la Dirección de La Vanguardia recayó en Augusto Bunge, una figura independiente pero de
mayor cercanía con el sector de de Tomaso (LV, 22-11-23). Al mismo tiempo Mario Bravo presentó
su renuncia a la Secretaría General del Partido, cargo para el que fue designado González Maseda,
quien agregó al voto general que ya se había llamado para definir la cuestión de las
incompatibilidades, otro que designaría a una nueva Comisión de Prensa. Durante el mes de diciembre
se sucedieron en las páginas de La Vanguardia las intervenciones que sostenían una y otra posición en
la cuestión de las "incompatibilidades" y que apoyaban a alguno de los sectores en disputa.
Finalmente el escrutinio del "voto general" llevaría meses, y en él se impondría una resolución que
establecía que los representantes del PS no podían asistir a empresas que "tengan concesiones o
franquicias del Estado o de los municipios" (Sanguinetti, 1981: 110).
527
Época afirmaba con visible satisfacción, que "la dispersión socialista se pronuncia ya
con caracteres galopantes". El diario yrigoyenista sefalaba que "síntomas fatales"
como las renuncias que tiempo desde antes se venían produciendo en la conducción
del PS y los conflictos en la Junta Ejecutiva de la Federación Socialista de la Capital,
permitían prever el fin del PS, ante lo que celebraba: "Al desaparecer, tiene (el PS) el
fin que merecía, muere como había de morir, sin pena y sin gloria" (La Época, 8-12-
23).
Ante el comentario de sus adversarios, La Vanguardia no negaba el conflicto en las
filas socialistas -no podía hacerlo ya que desde meses atrás informaba de sus
avatares- sino que cuestionaba la "dudosa lógica" de los radicales, que consideraban
que sus propios conflictos, de tipo personal, eran vi gorizantes en tanto las disputas,
de tono doctrinario, del PS producían síntomas fatales, y concluía: "los muertos que
vos matáis gozan de buena salud." (LV, 9-12-23). Para probarlo, y confiando en que
la dedicación a las tareas de la campaña electoral aquietaría las aguas, La
Vanguardia subrayaba que, en vísperas de una elección decisiva, los socialistas no
debían enfrascarse demasiado en disputas internas que sólo favorecerían al
"enemigo" (LV, 27-1 2-23).
Mientras los socialistas confiaban en que la disputa electoral acallaría sus conflictos
internos, no dejaban de subrayar aquéllos que dividían al radicalismo. Así el 5 de
enero La Vanguardia destacaba que a la disputa que dividía a los radicales portefios,
se agregaban las generadas por las decisiones oficiales de avanzar en la intervención
a la provincia de Jujuy, recientemente decretada por el alvearismo para deponer a un
Gobernador fiel a Yrigoyen (LV, 5-1-24). Un día más tarde, el diario socialista
planteaba que estos conflictos sólo eran un caso que evidenciaba las disensiones del
radicalismo, que eran más graves por no basarse en ninguna idea general y por ser
simplemente personales. Y para probarlo se preguntaba qué dividía a las facciones de
1aUCR:
"tPor qué en Tucumán hay facciones radicales y no siete; y por qué el radical Vera
desplazó al gobierno del radical Bascary y un radical cualquiera puede reemplazar
ahora a los dos? ( ... ) ¿Qué diferencia hay entre el Ministro Gallo y el gobernador
Cantilo: ambos radicales, ambos clericales y ambos proteccionistas, y que sin 1
El Editorial, buscando encontrar aún. en los duros conflictos internos que habían
aquejado y seguían aquejando al PS, una diferencia y aún una superioridad respecto
del radicalismo, concluía:
"En el seno de un partido político pletórico de ideas y de ideales, corno el Partido
Socialista, las discrepancias y las disidencias se producen por altos móviles teóricos
y prácticos, y son casi siempre útiles y fecundas. Pero en el seno de un conglomerado
heterogéneo y amorfo, como lo es el mal llamado partido radical, las discrepancías y
las disidencias son siempre de orden personal, obedecen invariablemente a bajos y
mezquinos apetitos y son fatalmente estériles y suicidas. ¡Son luchas de facciones!"
(LV, 6-1-24).
437
Las críticas a los alicaídos conservadores eran mucho menos frecuentes e incluso, como lo hacía un
artículo que cuestionaba las prácticas del caudillo de Avellaneda, Alberto Barceló, harían énfasis en el
acercamiento que con él habría entablado el gobierno yrigoyenista de la provincia de Buenos Aires,
encabezado por José Luis Cantilo, que habría buscado el apoyo de su "Partido Provincialista" para
enfrentar y derrotar al alvearismo situado en la oposición (LV, 10-1-24)
529
Como dejaba ver la última frase, los socialistas celebraban el fracaso de la asonada
cordobesa, a la que consideraban como el signo más elocuente de la descomposición
radical. La Vanguardia recordaba que "después del desastroso gobierno del jesuita
Loza" el radicalismo había perdido, en elecciones tan libres como podía haberlas en
esa provincia, el control de Córdoba. Para recuperarla los radicales querían aplicar el
viejo recurso de la intervención, pero ésta no se producía por no haber razones para
dictarla y por eso los radicales habían intentado crear esos recursos con la revuelta y,
cuando ésta había fracasado, con un llamado a la abstención. La Vanguardia
señalaba que, con ser el más típico y simbólico, el cordobés no era más que uno de
los ejemplos de la descomposición radical. Una descomposición a la que, apelando a
viejas fórmulas doctrinarias, el diario socialista buscaba a la vez explicar y dar por
definitiva:
530
En 1921 ulla Convención Constituyente había aprobado una nueva Carta Magna para la provincia
que, entre otros puntos, establecía la separación entre iglesia y Estado. Aunque la propuesta había
tenido el apoyo de la mayoría de los convencionales radicales, el punto había sido vetado por el
Gobernador Enrique Mosca, a instancias de Yrigoyen.
531
Dos días más tarde La Vanguardia daba apertura oficial a la campaña electoral
instando a los socialistas a redoblar esfuerzos para "consolidar la gran obra política y
social que hace más de un cuarto de siglo viene realizando el Partido Socialista". El
Editorial hacía explícito que la actividad electoral no sólo tenía la virtud de llevar las
reivindicaciones socialistas a "todos los ámbitos de la ciudad" sino que permitía
sacar a los militantes de los conflictos internos que aquejaban al partido 439. Así
preguntaba:
"Frente a la tarea política que hay que realizar, frente a las verdades que hay que
difundir en la masa del pueblo (...) ¿qué significan las pequeñas grandes cuestiones
de la vida interna de nuestro partido?" (LV. 17-2-24).
Para desmentir que los conflictos internos fueran un signo de debilidad del Partido, el
diario socialista argumentaba que mientras el pesimismo y el escepticismo eran
patrimonio de las clases sociales en decadencia, las ásperas luchas "internas y
externas" por la verdad y la justicia correspondían a las clases sociales en ascenso. El
mn Aunque sin la virulencia de los últimos meses de 1923 la disputa interna continuaba. Ella se
expresaría en los conflictos por las candidaturas en las siguientes elecciones a Diputados y Senador
por la Capital Federal, lo que motivaría que a fines de enero varios dirigentes, como Alejandro
Comolli o Juan Nocetti, decidieran eliminar sus nombres de entre los posibles candidatos (LV, 30-1-
24). El conflicto también se expresaría en la moción que Carlos Manacorda presentaría ante el CE
censurando las denuncias que Repetto formulaba desde Acción Socialista, moción que sería aprobada
con los votos de Bunge, di Tella, González Irarnain, González Maseda, Manacorda y Revol y con la
oposición de Justo, Oddone y Muzio (LV, 11-2-24).
533
"° No así los del Interior del país, en donde sabía que no tenía posibilidades de éxito. Para explicarlo
el diario socialista apelaría al tópico, de origen conservador y retomado por la sociología, de la
prioridad de las costumbres sobre las leyes, que daba cuenta de los motivos por los que los efectos de
una legislación benéfica, como la Ley Sáenz Peña, se hicieran sentir débilmente en los distritos
alejados del "polo modernizador" situado en Buenos Aires (LV, 22-2-27; 29-2-27) Las previsiones
negativas se verían confirmadas en las elecciones santafecinas en las que, a pesar del apoyo socialista
a los candidatos demócrata-progresistas, se impondrían los sectores opuestos a la Constitución de
1921 (LV, 24-2-24). .
En cambio, en la víspera de los comicios porteños, los socialistas celebrarían como un triunfo el
segundo lugar que habían obtenido en las elecciones cordobesas (LV, 22-3-24). Tal resultado era
consecuencia de la decisión del radicalismo provincial, que había obtenidó el triunfo en las elecciones
de 1922. Los seis Diputados correspondientes a la mayoría quedarían en manos del Partido Demócrata
que obtuvo 27634 votos, en tanto las 3 bancas de la minoría irían a manos de los socialistas Ricardo
534
Belisle, Edmundo Tolosa y Juan Remedi, ninguno de los cuales alcanzó los 2000 sufragios (Walter,
1977: 199). Los comicios cordobeses hacían posible que, por primera vez, el PS obtuviera Diputados
nacionales por el Interior del país, pero el aval que daría a unas elecciones en las que había participado
una minoría de la población, apenas el 20% de los votantes registrados, sería motivo de futuros
enfrentamientos, no sólo con los radicales sino también con los demócrata-progresistas.
443 La importancia que los yrigoyenistas daban a esa imposición se pondría en evidencia en un
Editorial de La Epoca, que señalaba que el logrado en la Convención porteña había sido "un triunfo
nacional" y nó un episodio meramente circunscripto y metropolitano (LV, 12-3-24)
442
Mientras en los comicios de 1914 el más votado de los candidatos socialistas a Diputado nacional,
Nicolás Repetto, había obtenido menos del 40% de los votos, en las elecciones de 1924 quien obtuvo
más sufragios, Héctor González Iramain, superó el 45% de los votos (LV, 5-4-24). Debe tenerse en
cuenta, sin embargo, que la concurrencia a las elecciones de 1924 fiue muy inferior tanto a la de las
elecciones de diez años antes, un 60,3% frente a un 71,2%, como a la de los comicios de 1922 en los
que había votado un 72,9% de los votantes. (López y Martínez Mazzola, 2008)
535
El fuefte conflicto que dividía a la UCR no había tenido expresión explícita, aunque
sí consecuencias, en los comicios de 1924. Pasadas las elecciones, los diferentes
443
Por nuestra parte consideramos probable que la oposición al yrigoyenismo de sectores
independientes y aún de muchos radicales haya derivado en el apoyo al socialismo de buena parte de
quienes, en las elecciones de dos años antes, habían votado por la "Concentración nacional" y la
"Unión Cívica Radical Principista", fuerzas que representaban un 12,2% y un 6,8% de los votantes de
las elecciones de Diputados de 1922. La polarización habría hecho que esos votos no fueran a la
democracia progresista, lejana tercera fuerza que prácticamente mantendría el caudal de 1922,
pasando del 5,8 al 5,9% de los votos. Un elemento que sería consistente con el argumento que
explicaría parte del éxito socialista por el apoyo independiente y radical anti-yrigoyenista seria el alto
porcentaje de votos obtenidos en las circunscripciones del norte de la ciudad. El PS obtuvo el triunfo
en las circunscripciones obreras del sur _28 a 48 y el oeste de la ciudad -1" y 15"-. En tanto el
radicalismo sólo logró triunfar en la 58 "de fierro" y en algunas circunscripciones del "centro" de
Buenos Aires (López y Martínez Mazzola, 2008).
444
Cumplido el período de 60 días por el que se había decidido suspender la ley 11289, el gobierno
decidió que a partir del 1° de abril comenzarían a efectivizarse los descuentos en los salarios de los
trabajadores. La situación generó una serie de huelgas espontáneas las que hicieron que la USA, en su
primer Congreso Ordinario que tuvo lugar en abril de 1924, decidiera facultar al Comité Central para
convocar a una huelga general en oposición a la ley de jubilaciones. Tal llamado fue lanzado en la
manifestación que la entidad había organizado para conmemorar el 1° de mayo, y se inició el 3 de
mayo. Corno señala Aquino (2007) la convocatoria contó con una dispar adhesión entre los gremios
obreros. Sin embargo, esa debilidad se vio compensada por el "apoyo" que a la medida dieron la ANT
y otras organizaciones patronales que, también opuestas a la ley 11289, convocaron a un lock-oul.
A lo largo del conflicto la actitud de los socialistas fue compleja y ambigua. Aunque cuestionaban la
ley 11289, a la que calificaban de "mamarracho", no est.aban de acuerdo con declarar una medida de
fuerza, por considerar que eran los patrones -quienes se oponían no sólo a la ley 11289, sino al,
principio mismo de la jubilación-, los que se beneficiarían con la huelga (LV, 27-4-24, y 30-4-24).
Una vez concluido el conflicto los socialistas verían confirmadas sus sospechas, y denunciarían a
patrones corno los empresarios navieros quienes "después de haber alentado la resistencia obrera
contra las jubilaciones", despedían a los trabajadores por haber abandonado en trabajo. (LV, 10-4-24).
Finalmente, y ante la movilización obrera y patronal, el gobierno de Alvear decidió terminar con los
descuentos. Sin embargo el tema no estaba cerrado, no sólo porque los aportes descontados no habían
sido devueltos, sino porque los legisladores radicales, en particular los yrigoyenistas, insistirían con la
necesidad de aplicar la ley 11289. Los socialistas reclamarían por los haberes descontados y, en la
discusión de fondo, seguirían contraponiendo a la ley de jubilaciones su propio proyecto de Seguro
Nacional.
537
tan frágiles, ni nuestra virtud tan vidriosa, que temamos unir nuestró esfuerzo al de
otros con fines públicamente confesados." (LV, 12-4-24)
El diario socialista, dejando de lado la relativa preferencia que un mes antes había
mostrado por los antipersonalistas, no solo sostenía que los radicales de uno .y otro
tipo eran semejantes, sino que probablemente "estaban tramando alguna de esas
confabulaciones de que suelen hablar los radicales". Y, pronosticando que esa
confabulación tenía que ver con la paz entre los sectores, concluía:
"Probablemente estamos en vísperas de un contubernio yrigoyenista-presidenciai, de
un pacto de paz y concordia en prenda del cual se cometería el torpe atentado de
anular elecciones absolutamente inatacables" (LV, 14-5-24).
Tres días más tarde el diario socialista volvería sobre el tema al sefíalar que la
dernora en la constitución del Congreso obedecía a las maniobras tanto de los
yrigoyenistas corno de lOS seguidores de Alvear. Eso mostraría, se explicaba, que en
ese punto el Presidente seguía los pasos de su predecesor, y que para él también
estaba de más el trabajo efectivo del Congreso. Repitiendo la prognosis de acuerdo,
La Vanguardia, concluía: "Es evidente que los bloques personalistas (el de Irigoyen
539
Pero no sólo los yrigoyenistas y algunos alvearistas estaban por el rechazo a los
diplomas cordobeses sino también los demócrata-progresistas. El diario socialista.
explicaba la postura, que había generado conflicto interno en las filas demócratas-
progresistas, señalando que ese partido era relativamente homogéneo en Santa Fe
pero que en el orden nacional estaba trabajado por dos tendencias, de las que la
"reaccionaria" se había impuesto para que Córdoba no diera "el peligroso ejemplo de
tener tres diputados socialistas"(L\T, 2-6-24).
La postura de los demócrata-progresistas se puso de manifiesto cuando, luego de un
debate que tomó varios días, sus diputados apoyaron la propuesta yrigoyenista de
postergar hasta después del comienzo de las sesiones ordinarias el tratamiento de los
diplomas cordobeses (LV, 7-6-24). Al día siguiente La Vanguardia dedicaba un
Editorial a la cuestión sosteniendo que había causado "una penosa" impresión ver a
de la Torre "hacer coro a los más risueños exponentes del yrigoyenismo en la
cámara". El diario socialista consideraba que aunque siempre era positivo que se
hablara de principios, también era necesario ajustar a ellos "los propios" actos,
condición que, consideraba, no cumplían los demócrata-progresistas, y afirmaba:
los hombres que aparecerían pactando decenas de veces con los conservadores,
"( ... )
"Sr. Rodríguez (J.R.)- A la constitución la han pasado anado ustedes, veinte veces,
cuando les ha convenido. ¡No se hagan ahora los inocentes! Pretenden incorporar los
diputados socialistas que no representan ni el uno por ciento del padrón electoral de
Córdoba.
Sr. de Tomaso- Se trata de diputados que han obtenido sus diplomas legalmente.
(...)
Sr. 'Rodríguez (J.R.)- Los señores diputados socialistas han votado en contra del
di.ploma de un diputado radical electo por Córdoba, que obtuvo el 22 por ciento del
total de los electores de la provincia. Y ahora exigen respeto para esa parodia
electoral que los beneficia.
Sr.Dickmann (A.)- Al señor diputado no le habría sido dificil votar diplomas
obtenidos por el fraude o por la violencia
(...)
Sr. Rodríguez (J.R.)- ¡Concréteme un solo caso! ¡Los diplomas socialistas de
Córdoba son un ejemplo único de trapacería electoral! (4plausos)
Sr.Dickmann (A.)- ¡Los diplomas de Córdoba son más limpios que los de Santa Fe y
Buenos Aires! (4plausos)
Sr. Rodríguez (J.R.)- Han recogido esos diplomas en la calle. ¡Lo mismo que el que
encuentra un objeto perdido! (Aplausos)". (Diario de Sesiones...: 801-802)
446
El 30 de julio Rodolfo Moreno presentó una nueva sesión de orden pidiendo que la Cámara se
abocara de inmediato al tratamiento de los diplomas cordobeses. Nuevamente los yrigoyenistas
propusieron continuar con el "orden del día", pero su moción fue derrotada, esta vez por 58 votos
contra 35 Diario de Sesiones...: 58). Sin embargo, como en la anterior ocasión, a la votación siguió el
abandono del recinto por parte de los yrigoyenistas, por lo que no pudo entrarse en la cuestión.
542
¿aparecerán ; por fin, los radicales a la europea, capaces de sostener y comprender los
principios y la política de hondas reformas que persigue Ja moderna democracia?
Mucho lo dudamos. Lo más probable es que si el grupo antiirigoyenista se da un
programa, este sea tan vago e inocuo que pueda ser aceptado por los elementos
conservadores, oficialistas natos, y cuyo concurso necesitará el gobierno, hoy más
que nunca. Mientras que el bando que sigue las inspiraciones del ex presidente no
saldrá de la ruta que éste le ha trazado, alternando entre la demagogia más torpe, y la
reacción militarista y clerical. Será pues, el desarrollo del PS lo que impulsará la
evolución política del país." (LV, 20-9-24).
Esta importancia que los socialistas daban a su acción, encontraría una ocasión para
mostrarse, esta vez participando en las disputas inter-radicales, en un nuevo conflicto
provincial. En esta ocasión la provincia en cuestión era la de Mendoza, en manos de
los "lencinistas" antipersonalistas. Los socialistas no sólo cuestionaban desde largo
tiempo atrás las prácticas clientelares y violentas de los Lencinas, sino que
repudiaban las emisiones de bonos que realizaban en la provincia. Por eso José Luis
Pena, miembro de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de
diputados, firmo el despacho proponiendo la intervención federal a la provincia (LV,
16-9-24). En esta ocasión los socialistas se enfrentarían con los antipersonalistas y
con el mismo Alvear a quien sefialarían, en tanto cómplice de quienes no querían la
intervención, como responsable último del desorden que reinaba en la provincia (LV,
24-9-24). Finalmente la cámara de diputados aprobaría la intervención a la provincia
A favor votaron los yrigoyenistas, los socialistas y la mayoría de los conservadores,
en contra de los antipersonalistas, los demócrata-progresistas y otros conservadores
(LV, 25-9-24). La posterior aprobaciórí del Senado, con los votos de Bravo y Justo,
convertiría la intervención en Ley.
El aumento de las propias fuerzas y la mayor relevancia en un escenario de•
equilibrio, motivarían que, al final de las sesiones ordinarias, los socialistas hicieran
un juicio relativamente positivo de un afio parlamentario que no había sido pródigo
en materia de legislación social. Discutiendo con un Editorial de La Nación en el que
eran juzgados duramente no sólo los resultados de la acción parlamentaria sino la .
existencia misma de "cuerpos colegiados elegidos por el sufragio universal", La
Vanguardia sefialaba la ironía de que quienes siempre habían acusado a los
socialistas de ser enemigos de la patria y la constitución ahora proclamaran "la
necesidad de una dictadura". El diario socialista sostenía que "la aflicción de cierta
gente" se debía al hecho de que el Congreso ya no era el de treinta años antes
544
Por otra parte, el diario socialista explicaba la "relativa esterilidad" del Parlamento
como consecuencia del conflicto que había generado en las filas radicales "la patada
histórica" de Alvear a Yrigoyen. Pero, aunque reconociendo lo que faltaba por hacer,
el diario socialista señalaba "los indudables progresos que se observan en la vida del
parlamento". Y citaba como índices el que no se hubiera asistido a la tradicional
"repartija" de pensiones con que antes solían concluir los años parlamentarios, así
como la presentación de dos proyectos estableciendo controles a los Bancos
Hipotecario y de la Nación. La Vanguardia juzgaba:
"La labor de control y crítica es tan importante y fundamental que, unida a la
circunstancia de no dictarse leyes que signifiquen nuevas exacciones para el pueblo,
es suficiente corno para no desesperar de la labor parlamentaria" (LV, 6-10-24)
Buena parte de esa confianza de los socialistas se fundaba en el nuevo lugar que,
gracias a la división del radicalismo, el PS había adquirido en el balance de poder.
Sin embargo, los socialistas no lograrían hacer uso efectivo de su posición y ello no
sólo, como postula Walter (1977: 193) por las diferencias que empezaban a surgir en
sus propias filas, sino, principalmente, porque la divisoria en las oficialistas obligaba
a los socialistas a posicionarse en cuestiones como, las de las intervenciones, que
545
estaban lejos de sus preocupaciones principales y para las que no tenían una
respuesta doctrinaria en torno a la que abroquelarse 44 .7 .
Por otra parte, pronto comenzaría a percibirse que la división del radicalismo privaba
a los socialistas del voto de los votantes independientes y de. los radicales
descontentos que les habían dado su apoyo en los comicios de marzo. Ese abandono
comenzaría a manifestarse en los comicios municipales de noviembre de 1924 en los
que los socialistas, que habían puesto la cuestión tranviaria y la defensa de los
consumidores en el centro de su campaña, lograrían, a duras penas, mantener el
primer lugar entre los electores porteños 448 . . ..
mano santa, primero en la capital y luego en los pueblos de la provincia (...)" (LV,
21-12-24). Df as más tarde el diario socialista volvía a cargar sobre el yrigoyenismo
cordobés al señalar que al ser consultado su candidato sobre su progranla de gobierno
no había podido hablar más que de gobernar "sin odios" y de respetar la constitución.
Fórmulas abstractas que, a juicio de La Vanguardia, lo pintaban como un
"representante auténtico del radicalismo tradicional" (LV, 27-12-24).
Pero el juicio de los socialistas sobre quienes se enfrentaban al yrigoyenismo no era
tampoco halagüeño. Así lo dejaba ver un artículo que celebraba la espontaneidad con
que el candidato a gobernador, el veterano Ramón J. Cárcano, habí a reconocido que
si no ganaba la elección el Partido Demócrata podía disolverse. Ante tal declaración
el diario socialista preguntaba: "i,No hay ideas que difundi.r, prácticas que controlar,
vicios que corregir ( ... )? Fuera del manejo y usufructuo del presupuesto, ¿no hay
nada que estimule en la acción al Partido demócrata de Córdoba?" (LV, 28-12-24).
Tampoco era mejor la opinión que tenían de los "radicales impersonalistas"
nucleados en torno a la candidatura de Arturo Bas de cuyo programa se déstacaba "la
'protección' de 'las clases' trabajadoras" y la formación de "consejos escolares de
padres de familia" y "fomento a la educación privada", elementos que mostraban la
indubitable "influencia de la iglesia católica". (LV, 31-12-24)
Pero, como en otras ocasiones, lo principal de la crítica del PS se dirigía al campo
yrigoyenista. Así se denunciaba que "con el dinero que a manos llenas les mandó el
comité nacional" los radicales cordobeses preparaban un ambiente de "holgorio y
fanatismo". Apelando a un discurso ilustrado el diario socialista describía: "a falta de
explotan el sentimiento patriótico, y la constitución la exhiben corno un catecismo
cuyo contenido no hace falta conocer" (LV, 20-1-25). Pero ésta vez los yrigoyenistas
tenían t.ma carta mayor, la presencia de Yrigoyen, quien por primera vez en años
haría una visita política a la provincia. Al describir la partida de Yrigoyen. de la
estación de Retiro, La Vanguardia acentuaría su tradicional tono de superioridad:
"No menos de 1.500 energúmenos se precipitaron y tomaron por asalto los andenes
de la estación Retiro. Entre ellos estaban, a buen seguro, los que sacaron los caballos
del coche en que el 12 de octubre de 1.916 se trasladara Irigoyen del congreso a la
Casa de gobierno y se transformaron ellos mismos en buenos equinos. Los
reconocimos fácilmente por los relinchos y berridos que lanzaban." (LV, 20-1-25)
En los días que duró la visita de Yrigoyen a Córdoba La Vanguardia continuó con
las crónicas de estilo jocoso. Una de ellas señalaba que el primer día se había visto a
547
los acólitos del líder radical salir de un hotel y entrar a otro. Y se explicaba tal
conducta: Yrigoyen había llevado consigo más gente de la capacidad hotelera de la
ciudad, por lo que muchos "peregrinos debieron emprender el regreso". El diario
socialista no se privaba de extraer de los sucesos un blanco para la crítica:
"Pero el señor Irigoyen no puede estar disgustado del viaje: se ha puesto a prueba el
civismo de los correligionarios (y éstos) tampoco deben protestar por su odisea: que
todo se tendrá en cuenta, a los fines de las máximas consagraciones, el día de un
nuevo reparto" (LV, 2 1-1-25)
Una semana más tarde Yrigoyen volvía a Buenos Aires. La Vanguardia dedicaba a la
llegada a Retiro una crónica similar a la de la partida. También publicaba una
caricatura en la que se veía al vice-presidente Elpidio González, vestido como
mucamo y sosteniendo el equipaje, que felicitaba a Yrigoyen por haber cumplido con
la "primera etapa'.' de la "invasión reparadora". Yrigoyen le respondía "Córdoba y
sus hoteleros me han hecho blanco de sus patéticas miserabilidades, pero volveré, y
no escaparán a mis fulguraciones fulgurantes". (LV, 29-1-25) Más allá de la ironía
sobre la retórica yrigoyenista, la última frase señalaba que la visita se repetiría. A
mediados de febrero el diario socialista titulaba: "Se ausentó para Córdoba el
santón". En el cuerpo del artículo se explicaba que Yrigoyen había vuelto a Córdoba.
acompañado de una comitiva de 300 oradores. Con ironía, se explicaba lo crecido del
número:
"Es conocido el horror que el santón le tiene a la palabra hablada o escrita, y corno
no es presumible que sus secuaces pretendan sacar algún sonido articulado de su
boca, los 'oradores' que lo acompañan podrán dar abasto con usuta a la demanda de
elocuencia tribunalicia ( ... ) Asimismo, trescientos oradores nos parecen una carga
excesiva aunque se trate de un partido que sólo vive de palabras, que todo lo resuelvefl
con palabras y que confia en la palabra para dar la impresión que su ascensión al
gobierno es algo más que un pésimo ensayo de chapuceros deshonestos e
incompetentes." (LV, 16-2-25)
Pero esta vez los esfuerzos del viejo caudillo, que habían incluido su presencia hasta
después de los comicios, darían escaso fruto. Los yrigoyenistas lograrían un estrecho
triunfo en las elecciónes legislativas 450 pero perderían la presa mayor. En la elección
,
de Gobernador los demócratas aventajarían a los yrigoyenistas por 232 votos 451 . Ante
450
Los candidatos yrigoyenistas obtuvieron . 45.842 votos, los demócratas, 45.710, los
antipersonalistas, 14.420, los socialistas 1046 y los comunistas, 896 (LV, 29-3-25).
' Los demócratas .obtuvieron 46135 votos, los yrigoydnistas 45903, los alvearistas 14667, los
socialistas 1006 y los comunistas 887 (tV, 29-3-25). .
548
Días más tarde el diario socialista volvía sobre el terna de la "fusión" pero en esta
ocasión colocaba el motor en el alvearismo, el que, se argumentaba, estaría
absorbiendo a los yrigoyenistas hasta dejar al viejo caudillo aislado (LV,, 14-5-25).
En esa línea La Vanguardia comentaba la versión de que para facilitar la "fusión" los
alvearistas estarían preparando un viaje a Europa para Yrigoyen. El artículo
452
Ese acercamiento había sido posibilitado por la 'decisión presidençial de no avanzar en la
intervención a la Provincia de Buenos Aires, intervención por la que había pugnado el Ministro Gallo
(LV, 25-3-26)
549
consideraba que antes que de algo cierto se trataba de una "expresión de deseos" de
los alvearistas, a la que parecí a suinarse al concluir:
"Váyase a Europa. El viejo continente tan convulsionado y triste necesita
espectáculos exóticos y literatura humorística para olvidar un poco la carestía de la
vida y la agobiadora carga económica de la guerra. El señor Irigoyen, sería,
indudablemente, todo un espectáculo, tanto más grato cuanto sería gratuito.
Condición. fundamental porque aquí ya lo hemos admirado, pero costándonos un ojo
de la cara" (LV, 16-5-25).
Pero a la vez que se hablaba de fusión con los yrigoyenistas, los anti.personalistas
veían agravarse sus conflictos internos. El detonante sería el pedido de intervención a
San Juan. Al respecto La Vanguardia explicaba que el Ministro Gallo había apoyado
tal pedido, lo que no le había sido perdonado por los "cantonistas" quienes, en
alianza con los "lencinistas" mendocinos y los "moreiristas" riojanos. Estos, se
especulaba, habrían entrado en conversaciones cori los yrigoyenistas quienes habrían
aceptado no votar la intervención a cambio del apoyo de las tres facciones cuyanas a
la política de Yrigoyen. (LV, 22-6-25). Sin embargo tales especulaciones no se
vieron reflejadas en la votación de la Cámara de Diputados que, por 84 votos contra
sólo 3, aprobó la intervención a San Juan. El 25 de julio la intervención era también
aprobada por el Senado, con el voto positivo de Justo y Bravo.
A. primera vista la posición de Gallo había resultado fortalecida. Sin embargo en esos
días comenzaría a hablarse de su probable renuncia. La Vanguardia, subrayaba que
la misma no podía deberse a las posiciones en términos de gastos militares,
cumplimiento de leyes obreras o cuestiones monetarias, temas en los que había
completo acuerdo entre Presidente y Ministro, por lo que preguntaba qué motivaba el
cambio de gabinete. A lo que respondía:
"Un desacuerdo entre el presidente y el ministro respecto a la oportunidad o la forma
de intervenir la provincia de Buenos Aires, sería la causa de que el sefior Gallo salga
del gabinete (...) el señor Gallo, que entró porque el presidente quiso dar una
muestra de independencia, fastidiando al sefior Trigoyen, será sacrificado ahora para
agradar a éste y facilitar el acercamiento entre los grupos 'personalista' y
presidencial." (LV, 26-7-25).
Sin embargo la crítica de los socialistas 'a las prácticas yrigoyenistas no implicaba
adhesión a la propuesta de intervención. Así lo hizo saber La Vanguardia en un
Editorial de tono doctrinario que afirmaba que en el tema, como en todo lo demás, el
PS estaba "bien lejos de la política criolla". Se explicaba que en materia de
intervenciones los socialistas tenían "una posición propia", y por eso habían votado a
favor de las intervenciones a San Juan y Mendoza en las que estaban en juego los
salarios de los trabajadores, cercenados por la "moneda falsa". A continuación el
diario socialista sostenía que ése no era el caso en el pedido de intervención a la
Provincia de Buenos Aires, el que obedecía a "un pleito interno del radicalismo". Se,
argumentaba que, si se atendía a los motivos que se alegaba para pedir la
intervención, la mayoría de las provincias y aún, si fuera posible, el gobierno.
nacional deberían ser intervenidos. La Vanguardia agregaba que, para muchos de los
453
La barra expulsada se unió a los yrigoyenistas que habían permanecido en la Plaza. Desde los
balcones del Congreso se habían dirigido, a 'ella los diputados yrigoyenistas Vergara, Bard y Saccone.
(LV, 9-9-25).
551
"desaguisados" que habla cometido, Cantilo había contado con la connivencia de los
conservadores. Todas estas consideraciones llevaban a una necesaria conclusión:
"Al Partido Socialista no le interesa que la provincia cambié de amos, conociéndolos
íayi a todos, ni puede intervenir, aunque sea indirectamente, en pleitos internos del
pseudo radicalismo, idénticos en todas las provincias, y extendidos ahora al orden
nacional. En general, gobiernos corno el del señor Cantilo son uno de los males de la
incapacidad política del pueblo, que no puede curarlos una intervención. El Partido
Socialista brega por extirparlos con empeño, instruyendo al pueblo en la defensa de
sus intereses (...) Y mientras se respete su libertad de acción, no acudirá a medios
extraordinarios, como la solicitud del apoyo federal, con que otros grupos o partidos,
buscan suplir su impotencia, o disimular sus apetitos. (LV, 12-9-25).
El líder socialista creía que en ésa, como en otras ocasiones, la intervención federal
era un mero expediente para burlar la voluntad popular. Y concluía:
"El verdadero pleito, pues, señor presidente, sin eufemismos, no es por el respeto ni
por la legalidad de las instituciones; el verdadero pleito que se debate en este
momento en esta Cámara es la lucha entre las dos fracciones o pedazos del partido
que se ha llamado Radical (...)" (LV, 21-9-25).
Pasados los comicios bonaerenses los socialistas dirigieron, sus energías a las
elecciones porteñas en las que buscaban revalidar el triunfo obtenido dos años antes.
553
El principal, casi único adversario, eran los yrigoyenistas, con respecto a quienes la
polémica abarcaba todos los campos. Así lo dejaba ver un artículo que cuestionaba el
proyecto de los diputados yrigoyenistas proponiendo un aumento general de sueldos.
La Vanguardia señalaba que la medida había sido rechazada por la comisión de
presupuesto pero que los yrigoyenistas, que no tenían los votos suficientes pará
aprobarla, habían afirmado que la presentarían igual a la cámara. El diario socialista,
ligando tal conducta por el oportunismo electoralista, preguntaba:
",quién le quitará al irigoyenismo la gloria, que debe traducirse en provecho
electoral, de haber deseado repartir una millonada de pesos en aumento de sueldos a
los empleados públicos, aunque, en rigor, los autores de la iniciativa, que importaría
una pesada carga para las finanzas públicas, no han podido pensar en su aprobación
(...)" (LV, 20-12-25).
Pero la crítica socialista no recaía sólo en los yrigoyenistas, sino que recordaba que
días antes radicales y conservadores habían unido sus votos para oponerse a una
moción, presentada por Adolfo Dickman,n, suspendiendo los efectos de la Ley
N°11289 (LV, 16-1-26). La Vanguardia consideraba que tal actitud constituía "un
verdadero desafio a la clase obrera argentina" pero se felicitaba de que, gracias a la
moción de Dickmann, las responsabilidades quedaran claras:
"Era tiempo ya de que radicales y conservadores —buenos burgueses al fin- salieran
del equívoco, y nos felicitamos de que sea el grupo socialista el que ha provocado
554
una manifestación tan clara y categórica. La clase obrera no debe ignorar en adelante
que si continúa el saqueo sistemático de sus salarios que la ley 11289 autoriza, lo
deben, únicamente a la representación radical y conservadora, y que la
responsabilidad de esta vergüenza lo deben exclusivamente a esos sectores." (LV,
17-1-26).
454
El más votado de los candidatos radicales, Leopoldo Bard, obtuvo 79492 sufragios, en tanto el
primero de los socialistas Adolfo Dickmann, recibió 63589 votos. El antipersonalista Vicente Gallo
logró 37530 sufragios, y José Pendón del Pc, 4389 votos. Julieta LanteriRenshaw del Partido
Feminista, obtuvo 684 votos y Martín Miguens del Partido Unitario, 677. (LV, 31-3-26)
El porcentaje de votos logrado, 32,5 %, representaba 13 puntos menos que lo obtenido en los
triunfales comicios de 1924, pero era apenas menor al 33,2 % alcanzado por el PS en los comicios de
1922.
456
Un elemento que hizo más dura la derrota fue el hecho de que el PS fuera derrotado por los
yrigoyenistas en la mayoría de los barrios obreros del sur de la ciudad, logrando sólo imponerse en la
4' "de fierro".
556
"Los desechos de alguna provincia hundida en espantosa corrupción política han sido
utilizados aquí por mandato del caudillo supremo, para honrar la lista de candidatos,
afrentando a la parte sana del pueblo de la capital. El espejismo de los futuros e
hipotéticos empleos públicos y el aumento de sueldós a la marchanta, fueron
completados por las maniobras que han permitido a los estrategas electorales del
irigoyenismo disponer de los votos que les sobran más allá del Riachuelo para darles
en la capital mejor empleo." (LV, 31-3-26).
• "A todos nos es dado comprobar que la población y especialmente la juventud sufren
• profunda crisis: los vicios de todo tipo están en auge (...) he recorrido diversos
comités (...) veía a jóvenes aturdidos hasta que me parecían imbéciles, vivar
insistentemente al último de los caudillos de la historia argentina, como si para
escarmiento del pueblo argentino no bastara la enseñanza que nos dejara el despótico
gobierno de Juan. Manuel de Rozas, que parece que irá a ser reeditado por el señor H.
Irigoyen ( ... ) quiero sí decir que los 60 o 70 mil votos que pueda sacar el Partido
Socialista son votos de socialistas y simpatizantes puros; votos conscientes que
honran a un partido, y de ciudadanos que conservan su integridad moral y que no
• dudaron en dar su voto al partido que estaba representado por ciudadanos íntegros y
de moralidad a toda prueba. (LV, 8-4-26).
En otras ocasiones, los análisis, aunque mantenían cierto tono moral, lo combinaban
con un más sofisticado análisis político. Es el caso de una carta publicada por La
Vanguardia en la que el dirigente del PS mendocino, Ramón Morey, explicaba los
motivos de la disminución del voto socialista e intentaba plantear soluciones para
revertirla. Apoyándose en su experiencia frente al "lencinismo", Morey argumentaba
que el principal motivo que explicaba el éxito del radicalismo era "su demagogia
obrerista" la que, debido a "la incultura popular" había producido gran confusión en
buena parte del electorado. Explicaba que, con el objetivo de enfrentar al socialismo,
el radicalismo se había dado un programa "obrerista" llegando, como había sucedido
en Mendoza, a copiar el "Programa mínimo" del PS. Esto era posible, explicaba,
porque el "lencinismo" no era un partido burgués sin más sin.o que estaba constituido
por "aventureros de la política" quienes, para mantenerse en el poder, no vacilaban
"en arrancarles concesiones para los trabajadores a los industriales y comerciantes".
El mendocino señalaba que los lencinistas prometían, y en parte realizaban obras:
construían viviendas, daban pensiones, imponían la jornada de 8 horas y, sin
necesidad de sindicatos, obligaban a los patrones a aumentar los salarios. Morey
explicaba que era necesario:
"reconocerles todo eso con lo cual se han prestigiado ante el pueblo, todo esto que es
material, inmediato, palpable, y en cambio atacar la inmoralidad lencinista en su
gestión administrativa, cosa de dificil comprensión para la escasa o ya satisfecha
mentalidad popular." (LV, 25-4-26). •
En este punto el argumento de Morey, que podía dar lugar a una política más atenta
respecto al "obrerismo" de los radicales, tocaba un límite, el de la "inmoralidad". A
partir de este punto su respuesta era similar a la que proponían las otras cartas:
realizar "una obra de esclarecimiento", mejorar las estrategias de difusión, crear una
estación de radio, y llevar adelante más campañas contra el alcohol y contra el juego.
558
Sin embargo al volver al terreno político también regresaba la sutileza del análisis de
Morey. Un ejemplo era la interpretación de Morey acerca de las causas de la derrota
socialista en la capital. El mendocino explicaba a ésta como el resultado de la
"demagogia radical" pero, en la forma de argumentarlo, se traslucía también cierta
crítica a la incapacidad socialista para acercarse a buena parte de los votantes. El
mendocino recordaba que esa demagogia se había manifestado en la 11.289 y en la
propuesta de un congelamiento de alquileres. Así sostenía:
"Demagógico es un partido que auspicia, hasta conseguir su sanción, una ley como la
11289, y por pura demagogia el radicalismo metropolitano adoptó su conocida
actitud en el asunto de los alquileres. El punto de vista sostenido en cambio por el PS
era menos susceptible de ser comprendido en sus alcances por el pueblo aunque era
el exacto, y, no nos hagamos ilusiones, no dudemos de que una gran masa de
inquilinos, incapaz de cómprendernos, se ha decidido por el radicalismo antes que
por nuestros candidatos en las elecciones del 7 de marzo" (LV, 25-4-26).
Cuatro días más tarde La VanguardÉa publicó una extensa carta en la que el diputado
sócialista Joaquín Coca le respondía a Morey. Por un lado, Coca manifestaba su
acuerdo con Morey en la importancia que había tenido, para la derrota socialista, la
oposición al proyecto de jubilaciones. Sostuvo que en ése tema el PS se había
equivocado por ser "arrastrado a remolque de las contradictorias actitudes del
diputado Bunge" quien insistía en su proyecto de seguro nacional. Coca, apelando a
su condición de "diputado obrero", consideraba que otra hubiera sido la situación y
otros los resultados si se hubieran seguido "los criterios prácticos de los obreros
socialistas". Por otro lado Coca consideraba que era ingenua la idea de que con
conferencias, una estación de radio y luchando contra el alcohol y el jueg podría
vencerse la "demagogia yrigoyenista". El diputado socialista argumentaba que lo que
era necesario era imitar a los laboristas ingleses quienes habían enfrentado el
"obrerismo" del partido liberal a• partir de la presentación de "proyectos de
socialización obligando a los demás partidos a definirse". En el fondo lo que estaba
en juego era el modo de recuperar el dinamismo en el PS. Coca cuestionaba a la
rebelde Federación Mendocina, de la que Morey era dirigente, por el método que
adoptaba al que calificaba como . .
"electoralista' o que solamente se preocupa del éxito electoral, dejandó al parecer de•
lado los intereses permanentes del socialísmo, que fincan más en la clara consciencia
de clase de los trabajadores y de su adhesión a la obra histórica y al pensamiento
socialista, que en alguna fácil y superficial victoria en los comicios". (LV, 29-4-26)
559
Los socialistas parecían debatirse entre quienes creían que era necesario cambiar al
PS para sacarlo de su situación de estancamiento y retroceso, y quienes enfatizaban
la necesidad de apoyarse en las propias ideas y tradiciones para reforzar la
organización. Ese dilema había sido ya percibido fuera de las filas socialistas. Así lo
dejaba ver en esos días Lisandro de la Torre quien -respondiendo a un duro discurso
en el que Justo había cuestionado la decisión de los demócrata-progresistas de
abstenerse y había. denunciado el personalismo de de la Torre- había trazado un
juicio negativo acerca de la evolución del PS.
"En 1912 la conmoción inesperada que produjo la reforma le dio (a Justo) 20.000
sufragios, y con ellos entró al Congreso. Alfredo Palacios obtuvo 30.000. Un año
después el partido Socialista ganaba las elecciones de la capital con 40.000 votos, y
el doctor Justo, consagrado jefe, tenía a su alcance la más fecunda y brillante
actuación a que podía aspirar un jefe de partido argentino. Catorce años después, el
fracaso del partido Socialista es innegable, en la capital ha perdido número, autoridad
intelectual y autoridad moral, y en ninguna provincia lleva miras de constituir una
entidad respetable" (de la Torre, 1952: 206).
Y en palabras que se harían célebres 457 de la Torre explicó las causas del "fracaso":
"El socialismo argentino, a diferencia de los europeos, no aspira a colaborar con el
gobierno. Es una máquina de oposición y de destrucción (...) El doctor Justo, al
cerrar a su partido a la vez el camino revolucionario y el gubernamental, lo ha metido
en un callejón sin salida, condenándolo a la impotencia perpetua" (de la Torre, 1952:
207)
457
También lo sería el juicio subsiguiente sobre la persona de Justo: "Yo no conozco en política un
caso más contradictorio que el del doctor Justo. Anarquista por temperamento y socialista por
reflexión, se traiciona a cada paso. Estuvo a punto de la afiliación bolchevique en 1919 y soñó con las
llamaradas del incendio universal. Pero le faltan coraje y vocación para el martirio, y se quedó en un
Lenin de tarifa de avalúos." (de la Torre, 1952: 207)
458
En unas elecciones que despertaron poco interés entre la población - la participación fue de sólo un
53% de los inscriptos- los yrigoyenistas obtuvieron un triunfo aún más rotundo que en los comicios
legislativos de marzo, imponiéndose con un 39% de los votos frente a un 24% de los socialistas y un
17% de los antipersonalistas. Lo más significativo es que mientras los yrigoyenistas y
"antipersonalistas" repetían, con una leve merma, los porcentajes alcanzados en las elecciones
legislativas, el descenso de los socialistas era abrupto. Debe subrayarse además que en estos comicios
el PS fue derrotado incluso en su bastión de la 4' (LV, 14-12-26).
560
459 Así se denominaba a los seguidores del caudillo de Avellaneda, Alberto Barceló, escindido del
Partido Conservador y ocasional aliado de los yrigoyenistas.
460
Al discutir la iniciativa, Jerónimo Della Latta subrayó la llamativa velocidad con la que el gobierno
provincial concedía habilitaciones que solían tratar meses El legislador provincial, luego de denunciar
"los vergonzosos entretelones" que implicaban al gobierno provincial con el casino de Tigre, concluyó
afirmando que el gobierno radical fomentaba el juego como forma de obtener recursos y "desorientar
a la juventud" (LV, 26-2-27)
561
sidó el motivo para intervenir Mendoza, y corno en ese momento lo era "la
legalización de las ruletas" para intervenir Buenos Aires, al díá siguiente igual
medida podría imponerse "contra gobiernos que imponen gabelas provinciales sobre
el azúcar y el vino que consume el pueblo entero de la república" (LV, 7-3-27). El
diario socialista discutía con otros medios como crítica, del que afirmaba que
también era propietario de los "Casinos fluviales" (LV, 6-3-27), o La Prensa, del que
decía que juraba por "Dios y la Patria" a la vez que defendía "a los tahures" (LV, 10-
3-27), encontrando en sus adversarios motivo.s para confirmarse en la propia:
posición.
Sin embargo las críticas también habían comenzado ,a surgir de las propias filas
socialistas. El 15 de marzo la Junta Ejecutiva de la Federación Socialista Bonaerense
y el Grupo Legislativo socialista de la provincia de Buenos Aires hicieron pública
una declaración que señalaba que aunque no desconocían la autonomía de los
legisladores nacionales para resolver sin previa consulta al Partido cuestiones de
labor parlamentaria, consideraban evidente que ante cuestiones tan importantes como
intervenir una provincia en la que el PS tenía ciento nueve Centros, noventa y siete
representantes comunales y siete Diputados en la Legislatura, se hacía necesario
realizar previas consultas. Pero la conducción del socialismo de la Provincia no se
limitaba a deplorar no haber sido tornada en cuenta sino que avanzaba sobre el fondo
de Ja cuestión, señalando que la violación por Ley de un principio de la Constitución,
provincial no autorizaba la ingerencia del poder nacional y rechazando la
equiparación con el antecedente mendocino. El documento señalaba que la
legalización del juego traducía "un criterio gubernativo generalizado", que se
aplicaba en muchas provincias argentinas, y afirmaba que ese "repudiable criterio"
debía combatirse con la acción del pueblo y sus representantes legislativos. Por ello
argumentaba que si el pedido de intervención podía ser comprensible para afrontar el
problema de provincias en las que no había representantes socialistas, no lo era en el
caso de la de Buenos Aires, en la que esos representantes existían y llevaban adelante
una dura lucha contra "el juego". El último considerando abordaba el impacto de la
medida en el escenario político nacional al afirmar que si la intervención no sería
suficiente para lograr acabar con el juego, tendría, en cambio, efectos más extensos,
"afectando la política general del país, sacando de ellos provecho fuerzas o grupos
políticos que ningún punto de contacto tienen con la obra profundamente renovadora
de nuestro movimiento." La alusión a la ventaja que del proyecto socialista podrían
563
En los días siguientes La Vanguardia dedicó buena parte de sus energías a defender
la posición del Grupo Parlamentario Nacional. Entre el 16 y el 17 publicó dos cartas
en las que Adolfo Dickinann y Jacinto Oddone, quienes años antes habían presentado
a la legislatura provincial un proyecto fijando la patente a ruletas y casinos,
explicaban su cambio de posición corno el resultado de un aprendizaje y justificaban
la necesidad de la intervención. (LV, 16-3-27; LV, 17-3-27). Al mismo tiempo, el
diario socialista daba a conocer las resoluciones de Centros, como el de San Antonio
de Areco, que no sólo avalaban el pedido de intervención sino que pedían a la
Federación Socialista Bonaerense que le diera su apoyo (LV, 16327)463.
• Mientras los socialistas discutían acerca. de la propuesta de intervención, los
yrigoyenistas comenzaban a dudar de la conveniencia de mantener una legislación
que podría costarles su bastión electoral. El 18 de marzo el bloque radical de la
Legislatura bonaerense comenzó a rever la "Ley de Casinos" aprobada sólo un mes
antes. La Épóca intentaba desestimar que el cambio de posición obedeciera a algún
cálculo político y lo explicaba por el reconocimiento de que la medida era contraria
al "sentimiento público" y, sobre todo, porque su sanción había herido "la ética
sustentada por la Unión Cívica Radical a lo largo de su historia". El diario radical
señalaba, buscando explicar la posición adoptada preyiamente, que en otros países la
explotación de Casinos había sido objeto de oficialízación y fuente de recursos para
el Estado, pero agregaba, para señalar la necesidad de la derogación, que ello era
extraño a "nuestro medio y a la psicología del pueblo que no ve en él sino un medio
de perversión moral que ha de combatirse por la ley" (La Época, 18-3-27).
Finalmente, el Senado provincial aprobó una minuta pidiendo al Ejecutivo provincial
que, una vez terminada la temporada de verano, se retiraran las patentes a los
Casinos. La Época presentó tal medida no sólo corno algo libre de presiones y de
463
Al día siguiente La Vanguardia también publicaba una larga carta en la que el dirigente socialista
de Avellaneda, Alejandro Barrios, argumentaba a favor de la intervención. Para hacerlc abordaba "la
plaga del juego" en clave política antes que moral, sefialando que las oligarquías que habían perdido
un instrumento con el fin del voto venal habían encontrado un reemplazo en el apoyo de "la enorme
cantidad de empleados públicos y la plaga de tahures de toda categoría". Ante ello, planteaba, la
intervención era una "medida de saneamiento"; y concluía: "Si se aprobara el proyecto y no fueran
desvirtuados sus altos propósitos por el congreso al ser tratado, el pueblo de la provincia de Buenos
Aires entraría en un nuevo período de prosperidad, y el caudillismo insolente, atrincherado por la
gente que vive al margen de la ley, recibiría un duro golpe." (LV, 18-3-27)
565
" El 27 de marzo se realizarían elecciones en varias secciones de la provincia de Buenos Aires. Días
antes La Vanguardia pretendía colocar en el centro de la campaña la cuestión del juego y preguntaba
si los candidatos de las facciones "legisladores tahures" se atreverían a declarar su propósito de
proteger la difusión de los juegos de azar. Pero el diario socialista, no pudiendo dejar de reconocer que
la cuestión éra problemática dentro de las propias filas del PS, recordaba a los "compañeros de
provincia" que ellos mismos habían dicho que no eran mercaderes sino labriegos que abrían el surco
"con una optimista canción en los labios y no con el gesto calculador del avaro que sólo espera
ganancias inmediatas". Por ello el Editorial insistía en que sufragar por los candidatos socialistas no
sólo era apoyar a candidatos elegidos democráticamente y dotados de un programa, sino que además
en esa ocasión debía darse a los votos "el carácter de un plebiscito contra los partidos que hacen del
vicio, de la plaga del juego, un recurso financiero para la caja electoral" (LV, 24-3-27)
465
Una cuestión que en esos días ocupaba la atención de los socialistas era la reunión de la "Liga de
los Gobernadores" en la cual los dirigentes conservadores del Interior del país decidían no presentar
fórmula propia y apoyar a los candidatos "antipersonalistas" (LV, 9-4-27). La decisión sería
duramente criticada por los socialistas que subrayarían con ironía que los que decían querer librar al
país de la corrupción y demagogia irigoyenista acogerían con los brazos abiertos no sólo a los
corruptos conservadores, sino también al lencinismo que acaba de asaltar las urnas en Mendoza para
evitar un escrutinio desfavorable. (LV, 14.4-27).
Otro tema que agitaba las aguas socialistas era el del conflicto surgido a partir del rechazo de la
Federación Gráfica Bonaerense a aceptar la invitación del Departamento Nacional del Trabajo para
enviar delegados a la siguiente reunión de la Organización Internacional del Trabajo. La decisión sería
cuestionada por el Diputado nacional y Secretario de la Federación Socialista de la Capital, González
Maseda, y defendida por el dirigente de la Federación Gráfica (LV, 3 1-3-27) y también Diputado
nacional, Joaquín Coca (LV, 2-4-27). González Maseda y Coca volverían a enfrentarse luego de la
escisión de los "independientes", sin embargo debe subrayarse que, por el momento, la conducción de
La Vanguardia parecía tomar partido por el primero afirmando que las denuncias en su contra, de las
que también había participado Coca, eran maniobras yrigoyenistas. (LV, 13-4-27)
567
Una similar despreocupación por los efectos políticos inmediatos, en nombre del
afianzamiento de los principios, manifestó una nueva carta en la que Alejandro
Barrios afirmaba que los socialistas no debían precuparse por los efectos que la
intervención podía tener sobre la siguiente lucha presidencial si, en cambio, podía
afectar "los intereses creados por el juego". Pero el dirigente de Avellaneda iba mis
allá sefialando que tampoco debía preocupar la pérdida temporaria de todos los
representantes socialistas en la legislatura provincial si con ello se conseguía arraigar
568
"la secta" había salido a la calle llevando "sus rojas banderas (que) eran una bravata
contra el sentimiento patrio". A la tradicional crítica, de tono xenófobo, contra el
extranjerismo de los socialistas se unía, en esta ocasión, la denuncia del.
"contubernio" que los etilazaba con las fuerzas del "régimen"; era esta alianza, se
explicaba, la que había infundido a los sociálistas un coraje que no tenían y había
insuflado vida a sus fuerzas moribundas (La Época, 2-5-27). Un día más tarde, La
Época dedicaba otro Editorial a los socialistas y esta vez dejaba claro cuál era objeto
de ese "contubernio": la intervención a la Provincia de Buenos Aires. El diario
radical señalaba que, por su falta de fundamento, la medida propuesta no era legal ni
legítima sino que se trataba de un simple malón "ún malón brutal e irresponsable ¡un
malón encabezado por los directores socialistas!". La Época afirmaba que el de la
provincia de Buenos Aires era un gobierno irreprochable, de origen honradamente
popular, vida institúcio.nal ejempJar y probada capacidad gubernativa, y concluía:
"(...) contra un gobierno de esas características, contra un gobierno de tal origen (...)
contra una autonomía tan respetable, es que se intenta el malón capitaneado por la
camarilla sectaria y que pretende arrastrar tras de sí la sanción del Congreso y la
voluntad de la presidencia de la nación.(...') Veremos quien prevalece, silos torpes
rencores de la secta, a sueldo electoral del contubernio, o la voluntad sana, honrada y
libre del pueblo de la nación" (La Epoca, 3-5-24).
Mientras tanto, en las filas socialistas comenzaban a surgir signos que dejaban ver
que podía dejarse de lado la propuesta de intervención. A. un artículo comentando el
mensaje de apertura de las sesiones legislativas por parte dél Gobernador Vergara,
que concluía señalando que se esperaba que la intervención no tardara (LV, 6-5-27),
lo seguía, sólo un día después un Editorial que explicaba qué debían hacer los.
yrigoyenistas, que tanto temían la intervención, para evitarla (LV, 7-5-27). El texto,
luego de condenar los calificativos que La Época dedicaba a los socialistas,
planteaba que lo que debía hacerse era tornar çn cuenta los motivos del pedido de
intervención. Abriendo una puerta a una posible salida política a la situación,
declaraba:
"Ya hemos dicho que si no. es derogadá inmediatamente la ley de patentes a los
casinos ( ... ), la intervención habrá de producirse indefectiblemente, en cuanto de
nuestros parlamentarios dependa. ( ... ) El remedio de tanta desgracia que tanto parece
temer el yrigoyenismo está en las manos del gobierno y de la legislatura de la
provincia" (LV, 7-5-27).
Esa salida política pareció reforzarse cuando, una semana más tarde el yrigoyenismo,
que al mismo tiempo estaba movilizando a sus partidaris en contra del pedido de
intervención, propusiera la municipalización de los hipódromos de la provincia (La
Época, 14-5-27). Los socialistas reconocieron en la iniciativa uno de los "primeros
frutos" de la propia campaña contra los juegos de azar (LV, 15-5-27), pero
rechazaron la propuesta considerando que lo que debía hacerse con los hipódromos
era cerrarlos, y que los radicales transformaban lo que debía ser "un combate a
muerte contra el vicio" en "una guerrilla contra el Jockey Club". (LV, 17-5-27).
Pero las fuerzas que hacían imperativo un acuerdo no sólo operaban en las filas
radicales sino también en las socialistas, agitadas por la dura oposición planteada por
la conducción provincial. El 18 de mayo los miembros del grupo legislativo
provincial presentaban la renuncia a sus bancas argumentando que, en desacuerdo
con la propuesta de intervención, habían planteado un voto general en el que los
afiliados de la Provincia habían desautorizado su posición y que por eso renunciaban
(LV, 19-5-27). La decisióñ motivó una nota de la redacción de La Vanguardia
deplorando la actitud y el CE del Partido pidió que las renuncias fueran retiradas
(LV, 19-5-27). .
El mismo 18 de mayo la legislatura provincial comenzó a tratar un proyecto que,
ahora sí, proponía la derogación de la Ley de Casinos y la supresión de los
hipódromos (LV, 19-5-27). Mientras se trataban los proyectos, radicales y socialistas
571
Nacional la sanción de los proyectos suprimiendo las carreras y la lotería. (LV, 30-5-
27).
En el último día del mes de mayo el proyecto de intervención a la Provincia de
Buenos Aires pasaba a ser cosa del pasado. Esa mañana se reunió el Grupo
Parlamentario Socialista para deliberar acerca de si "después de los• hechos
producidos en la legislatura de Buenos Aires" subsistían lós motivos que habían
llevado a proyectar tal intervención. Los Diputados Belisle, Tolosa, Pena, Repetto,
Coca, Castellanos, Pérez Leirós, Ernesto y Adolfo Dickmann, Remedi, Carballo y
Oddone, y los Senadores Justo y Bravo, votaron por la negativa, en tanto los
Diputados González Iramain, Muzio, De Andréis, Spinetto, De Tomaso y Bunge, lo
hicieron por la afirmativa. (LV, 1-6-27).
Dos días más tarde, el.Grupo Socialista Parlamentario hizo público un manifiesto en
el que explicaba "al pueblo" que el proyecto de intervención a lá Provincia de
Buenos Aires había dado "los mejores frutos que de él debían esperarse" y que por
ello no era necesario mantenerlo. Los parlamentarios socialistas argumentaban que al
desistir de la intervención el PS mostraba que actuaba "por impulso propio" 466 , y
concluía:
"Si el partido obrero auna su esfuerzo alguna vez al de alguna otra entidad política
será previo reconocimiento público de los propósitos comunes inmediatos. El PS
trabaja en bien del pueblo productor pensando alto, hablando claro y haciendo
valorar sus palabras. Mientras no consiga acallar las vanas rencillas de la política
criolla, se valdrá de ellas, siempre que pueda, en bien del pueblo y del progreso
político y social de la república." (LV, 3-6-27).
466
Puede aventurarse que en ese "impulso propio" había tenido un papel la fuerte resistencia que la
propuesta de intervención había generado en el socialismo bonaerense. La derogación de las leyes por
parte de los yrigoyenistas parecía abrir una puerta para que la conducción partidaria retirara un
proyecto que amenazaba dividir al partido. En esta ocasión, las previsiones se mostrarían erradas y el
gesto defensivo terminaría con una escisión, pero sería la de quienes deseaban continuar con la
medida.
467
Pronto corrió el rumor de que el "desistimiento" de la propuesta de intervención había sido
negociado en una reunión que Justo había tenido con Yrigóyen en la Avenida Costanera. La especie
fue confirmada años después por el dirigente radical Silvano Santander (Archivo de Historia Oral,
ITDT, Caja 2/4: 5 y 6), pero desmentida por los socialistas Américo Ghioldi (Archivo de Historia
Oral, ITDT, Caja 2/9: 12-13) y Francisco Pérez Leirós (Archivo de Historia Oral, ITDT, Caja 3/12: 7-
10).
573
La disputa que enfrentaba a la vieja conducción socialista encabezada por Justo con
el núcleo encabezado por Antonio de Tomaso era de larga data. Luego del conflicto
por las "incompatibilidades" al que ya hemos hecho referencia, la polémica se había
instalado a partir del casamiento de Federico Pinedo 468 el que fue objetado no sólo
por su carácter religioso sino por ser "fastuoso y mundano". Pinedo fue expulsado de
su Centro y debió renunciar a la Junta de la Federación Socialista de la Capital
Federal. Un año más tarde, en el V° Congreso Extraordinario que tuvo lugar en
Córdoba en enero de 1925, su credencial fue objetada en razón de aquel matrimonio,
pero, luego de la defensa que de él hizo Augusto Bunge fue aceptada, y Pinedo pudo
participar del Congreso que, no sin polémicas, modificó el "Programa mínimo" del
PS. Los choques se repitieron antes del XVIII° Congreso Ordinario del PS, que tuvo
lugar en octubre de 1925, momento en que Joaquín Coca, que acusaba a de Tomaso y.
a quienes a él respondían de hacer una política favorable al alvearismo, propuso que,
en la Memoria presentada por el Grupo Parlamentario se diera cuenta de cómo
habían votado los legisladores socialistas en las Cámaras. Pero el Grupo rechazó la
propuesta y aprobó otra planteada por de Tomaso, que limitaba el informe a los
proyectos de ley presentados en la Cámara y en las Comisiones por los legisladores
socialistas.
Sin embargo, el Congreso aprobó una medida que decidió el triunfo de los viejos
dirigentes del PS -y de sus aliados, los "diputados obreros" Coca, Pena y Pérez
Leirós-, sobre el sector encabezado por de Tomaso. A moción de Adolfo Dickmann y
de Rufino Inda, el Congreso apoyó una propuesta que planteaba que en el plazo de
seis meses el CE sometería a la discusión y el voto general del Partido, "la reforma
de los estatutos que establezca el voto directo de los afiliados en la designación de
todos sus organismos directivos" (A. Dickmanri, 1936). El 1° de junio se convocó a
los Centros a proponer candidatos para el nuevo CE y la Comisión de Prensa, los que
serían sometidos al voto general (LV, 1-6-26). En medio de una polémica sobre el
accionar del CE en funciones, en el que los partidarios de de Tomaso tenían mayoría,
se produjo el voto general que nombró a una nueva conducción. La misma dio un
468
Pinedo había sido uno de los principales apoyos de de Tomaso durante el conflicto de las
"incompatibilidades". De hecho, años después, uno de los principales contradictóres de Pinedo,
Joaquín Coca, argumentaría que el excesivo boato del casamiento de Pinedo obedecía a una maniobra
de la "camarilla" de los abogados, orientada a que Pinedo sirviera de "pararrayos" y atrajera sobre si
las descargas que se dirigían a de Tomaso; citaba como prueba el hecho de que el pedido de expulsión
hubiera sido presentado por Rolando Riviére, también allegado a de Tomaso. (Coca, 1931).
575
triunfo absoluto a los "viejos" -fueron electos Justo, Repetto, Enrique y Adolfo
Dickmann y Mario Bravo-, y a sus aliados "obreros" como Oddone y Pérez Leirós,
en tanto de entre los seguidores de de Tomaso sólo fueron electos Muzio, González
iramain, Manacorda y Zaccagrtini (LV, 25-8-26). Pero el triunfo más rotundo se
produjo en la votación para la estratégica Comisión de Prensa, que decidía la
Dirección de La Vanguardia, para la que fueron electos Justo, Repello, Bravo,
Enrique Dickmann y Américo Ghioldi, en tanto el grupo ligado a de Tomaso sólo
logró incorporar a Roberto Giusti. (LV, 26-8-26). El viejo núcleo organizado en
torno a Justo recuperó el control de las estructuras de decisión del PS. Pero no tenía
pleno predominio en el Grupo Parlamentario Socialista, y ése fue el escenario de la
próxima y decisiva disputa.
El desencadenante final de la ruptura fue el envío, por parte del Diputado socialista
Raúl Carballo quien había votado por el desistimiento de la intervención a la
Provincia de Buenos Aires, de una carta cuestionando el manifiesto donde el Grupo
Parlamentario Socialista justificaba tal política. La carta había sido rechazada por la
redacción de La Vanguardia, por lo que Carballo la había publicado en Crítica.
En su texto el Diputado recordaba que desde el principio había estado en contra de la
decisión de proponer la intervención a Buenos Aires, y explicó que ése había sido el
motivo por el que, cuando el Grupo Parlamentario declaró "no subsistentes las causas
de la intervención", había votado a favor de tal resolución. Pero a continuación
agregó que no creía en la efectividad de la "táctica" adoptada y la consideraba
contraproducente, tanto para el PS como para el bienestar general. Su planteo se
basaba en la desconfianza con respecto al compromiso asumido por los yrigoyenistas
al derogar las leyes del juego, afirmando que no podía creer que quienes han
prometido cumplir pudieran hacerlo "a menos que no sueñen con la dictadura".
Carballo consideraba que contentarse con "el tapa rabo" de la ley era "pobre e
infantil" y que el triunfo obtenido por ,el PS era simplemente "táctico", ya que
influiría en las esferas políticas, no podía saberse en qué sentido. La carta, volviendo
al cuestionamiento del actuar puramente táctico de la conducción del PS, concluía:
) hago votos para que los 'tácticos políticos' de mi Partido se transformen en
"( ...
4.69
Al día siguiente La Vanguardia informaba que Enrique Dickmann, quien no había concurrido a la
reunión por tener un familiar enfermo, se había comunicado telefónicamente con Repetto y le había
informado del apoyo a su moción (LV, 10-6-27). Cuatro días más tarde La Vanguardia publicaba una
carta en la que Ricardo Belisle informaba de su apoyo a la "moción Bunge" (LV, 14-6-27).
577
La acusación se hacía explícita, y con ella se acuñaban algunos de los motes con los
que los "independientes" llamarían a quienes permanecían en el viejo PS. Se decía
que en el Partido imperaba una "dictadura ensoberbecida", ejercida por miembros
que acaparaban todos los cargos de dirección partidaria, y por eso se hablaría de
"dictatoriales". Por otro lado se afirmaba que quienes componían el núcleo directriz
estaban "unidos por lazos de familia" estructurados en torno de vínculos
matrimoniales470 , y con ello se comenzaba a forjar el calificativo de
"chertkovi anos" 47 '.
La respuesta de la conducción socialista no se hizo esperar. La Vanguardia, luego de
afirmar que el texto era tan "insólito" e "infame" que se resistía a creer que fuera
obra de algún afiliado socialista, agregó que había un segundo manifiesto "de tono
más infame aún" que había sido firmado por unos 350 afiliados (LV, 2-7-27). Al día
siguiente la Junta Ejecutiva de la Federación Socialista de la Capital Federal publicó
un documento que luego de desechar las referencias a la existencia de una
"dictadura" en el Partido y de desmentir los planteos de quienes afirmaban que en el
PS se cenaba el paso a los jóvenes, devolvía la pelota a los "protestantes". Así
afirmaba que quien había impuesto la práctica de no publicar notas injuriosas contra
la conducción de La Vanguardia había sido el propio de Tomaso, cuando su tarea
como Director del diario había sido cuestionada por los "terceristas". Siguiendo con
de Tomaso y otros abogados enfrentados a la conducción partidaria, el documento de
la Junta Ejecutiva recordaba que el único "agravio" que habían recibido algunos
afiliados había sido "la inclusión en el Estatuto del Partido, de las incompatibilidades
que les cercenan las 'libertades' de que se goza en las facciones de la política
burguesa". El documento señalaba que muchos de los disidentes eran personas que
470
En diciembre el PSI enviaría a Friedrich Adier, Secretario de la Internacional Obrera y Socialista,
una nota explicando el proceso que había derivado en el abandono del PS. En ella los "socialistas
independientes" explicarían, que no cuestionaban que los socialistas se vincularan por lazos de familia
sino que encontraban "gravísimo que todos los órganos directivos de la organización política de los
trabajadores estén en manos de un grupo familiar" (Libertad, 28-1-28)
' El calificativo hacía referencia a que tres de los principales dirigentes del PS, Justo, Repetto y
Adolfo Dickmann, estaban casados con las hermanas Mariana, Fenia y Adela Chertkofl
respectivamente (Rocca, 1998, 90). El lazo de Enrique Dickmann con el "clan", ya importante por su
condición de hermano de Adolfo, se vio reforzado cuando su hijo Emilio se casó con Aurora Justo,
hija de Juan B. Justo y Mariana Chertkfoff. (Rocca, 1998, 90). Debe señalarse que Antonio de
Tomaso, principal figura de los independientes que acuñaron el mote, también había pertenecido al
"clan chertkoviano", por haber estado casado con Victoria Gukovsky, hija de Fenia Chertkoff e
hijastra de Repetto. Sin embargo, el lazó se había roto a comienzos de los años '20, momento a partir
del cual de Tomaso y Repetto mantendrian una viva enemistad.
581
En tercer lugar, la Junta Bonaerense afirmaba que cualquier reclamo o cargo que
quisiera hacerse a las autoridades partidarias debía ser sustanciado en el Cngreso que
tendría lugar a mediados de agosto. (LV, 4-7-27).
Sin embargo, la situación se precipitaría: el PS no llegaría unido a ese momento y el
Congreso mismo debería postergarse. Ese mismo día el CE resolvía, por
unanimidad472 , " denunciar ante los afiliados" la actitud de los Diputados y concejales
que habían firmado el documento publicado en la prensa, por considerar que su
acción "como disolvente y destructiva de la organización y de la vida dei Partido".
Pero si en el caso de los legisladores la situación debía ser remitida a un voto general,
al que el CE convocó, en el caso de los afiliados que habían firmado el segundo y
más duro documento la conducción socialista, decidió la inmediata expulsión (LV, 5-
472
En realidad ese carácter unánime era producto de que tres de los "disidentes", González Iramain,
Manacorda y Muzio, habían renunciado al CE (LV, 2-7-27), en tanto la designación de González
Maseda en lugar de González Iramain había sido objetada por los miembros del Comité por considerar
al reemplazado corno "moralmente inhabilitado" para desempefiar el cargo (LV, 5-7-27)
582
era un partido de ideas y no de hombres, y que por ello había podido "salvar sin
entorpecimientos muy grandes" crisis agudas corno las generadas por la expulsión de
Palacios y por las rupturas de 1917 y 1921. Pero la conducción socialista reconocía
que si en el primer caso se había tratado de incapacidad de aceptar las reglas y en los
siguientes de "discordancias de propósitos", la situación que se estaba viviendo era
diferente: los legisladores "disidentes" que hablaban de "dictadura del CE", habían
sido electos por aceptar los estatutos partidarios, y los afiliados que habían publicadó
un "libelo" se ofrecían voluntariamente a la expulsión. Todo ello, se agregaba,
constituía una "publicidad organizada" con el fin de presentar a los cuerpos
directivos del Partido y de La Vanguardia como "meras combinaciones de intereses
o de círculos de amigos". Por eso el documento informaba de los procedimientos con
los que se elegía a los miembros del CE y a la Comisión de Prensa, que, se
recordaba, habían sido modificados un año antes, estableciendo el Voto General en
reemplazo de la elección por los Congresos. El viejo procedimiento, se subrayaba,
hacía posibles combinaciones que si estaban inspiradas en "móviles inconfesables"
podían poner a los cuerpos directivos en contra de las mayorías. El documento
dejaba ver que tal era el caso del anterior CE, formado por muchos de los
"disidentes", cuya acción había sido reprobada por los afiliados y que por ello no
habían sido electos por el voto general impuesto por el nuevo estatuto. Luego de
cuestionar la actuación de la vieja conducción partidaria, en la que los disidentes
tenían mayoría, el CE concluía defendiendo su propia actuación y negando que el
Partido estuviera paralizado corno planteaban sus acusadores. Para ello destacaba que
el número de afiliados nunca había sido tan alto, que había Centros en todo el país,
incluso en los Territorios Nacionales, que los periódicos socialistas se multiplicaban,
que el PS había logrado imponer la abolición del juego en la Provincia de Buenos
Aires (Lv, 8-7-27).
Como podernos ver el Manifiesto —que concluía con un tono complaciente y
optimista que pronto se vería cuestionado- daba una explicación a la "disidencia": la •
resistencia a aceptar un cambio en las prácticas internas del PS. Un cambio que, a
partir de la implantación del voto general, había vuelto a poner firmemente la
conducción partidaria en manos de Justo y del viejo grupo dirigente 473 . Al día
473
Probablemente tal resultado hubiera sido previsto por Justo y quienes lo acompañaban.
Recordemos que el voto general había sido un recurso que. le había permitido salir de situaciones
584
Las cartas estaban sobre la m'esa. El 11 de julio los "disidentes" hicieron público un
manifiesto de ruptura en el que, como dejaba ver su título "Estamos donde
estábamos" (Crítica, 12-7-27), reafirmaban a la vez su distancia con la conducción
del PS y su pertenencia a la tradición socialista. Las agrupaciones escindidas
formaron un "Comité de Acción", que organizó el Congreso Constituyente que, bajo
la presidencia de Antonio de Tomaso, el 7 de agosto de 1927 declaró la fundación
del Partido Socialista Independiente (PSI). Diez días más tarde el nuevo partido
comenzaba a publicar Libertad, un periódico que, capitaneado por de Tomaso,
libraría una interminable batalla con La Vanguardia.
dificiles corno la planteada por el fl0 Congreso Extraordinario que en 1917 había rechazado la
decisión de los legisladores socialistas de votar por la ruptura de relaciones con Alemania.
585
1.
La escisión de los "independientes" había golpeado muy duramente al PS, obligando
incluso a postergar el XIX° Congreso que había sido convocado para el mes de
agosto Mientras intentaban restañar las heridas y se preparaban para las elecciones
de 1928 los socialistas debieron tomar partido en un debate que dividía fuertemente a
la opinión piiblica: el petrolero.
Las disputas que Yacimientos Petrolíferos Fiscales había mantenido desde años atrás
con los gobiernos provinciales, en particular con el gobierno salteño que había
firmado contratos con la Standard Oil, habían contribuido a convertir a la política
petrolera en un importante tema de debate. A mediados de 1927 la decisión de los
yrigoyenistas de proponer al Congreso la implantación de un monopolio petrolero
colocó al tema en el centro de la campaña electoral en vistas a los comicios
presidenciales de 1928. Como señala Gadano (2006:232) los yrigoyenistas no
tenían suficientes votos para imponer su propuesta, por lo que los debates se
postergaron a lo largo del mes de agosto. Sin embargo la situación de empate se
rompió cuando los legisladores que se habían escindido del PS para formar el PSI
decidieron modificar la postura que habían sostenido previamente y apoyar la
posición yrigoyenista de nacionalización con monopolio estatal 475 . Mientras los
"independien.tes"justificaban el cambio de posición asociando la nacionalización con
una socialización, desde el PS se consideraba que se trataba de una maniobra
electoral que acercaba a los escindidos a los "personalistas" como antes otra los
474
El planteo implicaba un gran cambio frente a las posiciones defendidas anteriormente por
Yrigoyen. Molinari lo explicaba como reacción a la oferta de 1920 de capital ilimitado para la.
explotación petrolera a cambio de ceder el futuro económico de la nación a manos extranjeras. Decía
que ahora para los radicales los dos principios estaban inextricablernente unidos y que no defraudarían
al pueblo: si la cámara no votaba la nacionalización ellos no participarían de ningún debate petrolero .
posterior(Woodbury, 1971: 251-252)
475
Como se había puesto en evidencia al discutirse la intervención a Buenos Aires, en la situación de
empate que caracterizaba a la cámara de Diputados, los votos socialistas eran decisivos. Pero éstos
ahora se hallaban divididos y serian los "independientes" -que a los dieziegisladores de meses atrás
habían agregado a Carballo- quienes tendrían el papel decisivo. La nacionalización a través del
monopolio se impuso por 65 votos a 55, y fueron los "independientes" quienes hicieron la diferencia,
votando junto a 48 yrigoyenistas, 5 antipersonalistas y 1 conservador contra 21 conservadores, 20
antipersonalistas, 8 socialistas y 6 demócrata-progresistas, que se opusieron a la medida (Woodbury,
1971: 255). De hecho el diario Libertad afirmó que la sanción podía considerarse como "un triunfo de
la diputación socialista independiente" (Libertad, 9-9-27)
586
47,1
Como en otros Congresos inmediatamente posteriores a una disidencia se intentó mantener un
clima de unidad. En esta ocasión tal intento incluyó una invitación para que Alfredo Palacios, el más
famoso de los disidentes socialistas y alguien cuya actitud se había contrastado favorablemente con la
de los "independientes", retornara al PS (Lv, 12-10-27). En una conferencia dictada en un centro
socialista de la Boca, Palacios declinaría amablemente la invitación (LV, 16-10-27), y aunque
mantendría buenas relaciones con el PS, las que se manifestarían en asiduas colaboraciones para La
Vaiigiiardia, sólo regresaría a sus filas en 1930, poco después de producido el golpe contra Yrigoyen,
587
Al tiempo que cuestionaban a las otras fuerzas los socialistas iniciaban los rituales
que antecedían a cada comicio. Los Centros presentaban los nombres de quienes
proponían como candidatos, los que debían ser sometidos al voto general. A
comienzos de noviembre La Vanguardia publicó una carta en la que Justo, quien
había sido propuesto por muchos Centros, pedía que su nombre fuera retirado de la
votación afirmando que creía que sería más útil al Partido en "más modestos puestos
de trabajo" (LV, 10-1 127). Es cierto que Justo también había renunciado a la
candidatura presidencial en 1922, momento en el que el nombramiento había recaído
en Repetto, pero es dificil pensar que el líder y principal figura del PS rehuyera a tal
"carga" en momentos en que el Partido atravesaba tan dura prueba, si no fuera por
los problemas de salud que frecuentemente lo obligaban a guardar reposo en su
campo de Los Cardales.
Más allá de las especulaciones, lo cierto es que el 8 de enero de 1928 la sorpresa
ganó a los socialistas cuando se enteraron que Justo había fallecido, víctima de una
descompensación cardíaca. Inmediatamente La Vanguardia publicó un Boletín
extraordinario destinado a comunicar "la triste noticia a los trabajadores de la
588
Argentina y del mundo"477 . Las notas del Boletín, y las que en los días siguientes
cubrirían la primera plana de La Vanguardia, tuvieron un tono reverencial y
laudatorio, llamando a Justo "el maestro", a la vez que intentaron disimular cómo su
desaparición golpeaba al PS. El 9 de enero se organizó un gran sepelio en la Casa del
Pueblo, en el mismo hicieron uso de la palabra numerosos dirigentes del PS, como
Nicolás Repetto y. Enrique Dickmann, de entre los principales discípulos y
compañeros de militancia de Justo. También se dirigió a la multitud reunida Alfredo
Palacios, quien concluyó sus palabras afirmando "el mejor, el más fuerte, el más
grande, ha caído" (LV, 10-1-28).
Las mismas palabras de elogio marcaban el desafio que afrontaba el PS, continuar
luego de la partida de su líder y fundador. El intento de afrontarla se puso en
evidencia en el Editorial con el que La Vanguardia, que aún dedicaba buena parte de
sus páginas a los homenajes a Justo, decía a los socialistas que "aún con la pena"
debían estar "listos para la lucha" e iniciar la actividad "metódica" que caracterizaba
cada campaña electoral (LV, 12-1-28). Para fines de enero se habían reiniciado las
conferencias electorales en diferentes puntos de la ciudad y se había designado la
fórmula presidencial -conformada por Mario Bravo y Nicolás Repetto-, así como la
candidatura para la elección del Senador que reemplazaría a Justo- candidatura que
también recayó en Repetto-, y la lista para las elecciones de Diputados nacionales
También en los últimos días del mes el PSI realizaba su 11° Congreso en el que,
siguiendo las sugerencias de Rolando Riviére y Antonio de Tomaso, decidía "no
presentarse con candidatos propios a Presidente y vicePresidente de la República, ni
con candidatos a electores", y concentrar sus energías en las elecciones de Senador y
Diputados por la Capital. Sin eñibargo, los socialistas independientes no cerraban las
puertas a un acercamiento a otras fuerzas al afirmar que "si alguno de los partidos
enuncia algún propósito que pueda mover a nuestra simpatía nos reuniremos en un
congreso extraordinario para considerar esa situación" (Libertad, 31-1-28). La
Vanguardia no ahonaba ironías para esta resolución y afirmaba que los socialistas
independientes se comportaban como "una vaquillona con dos toros". El diario
477.
Por su parte Libertad dedicó al líder socialista un Editorial en el que, luego de explicar que no
querían juzgar a Justo "con criterio de hombres de partido" y de asegurar que querían olvidar "en esta
hora triste, la sangre que mana en nosotros de heridas recién abiertas", destacaba que había sido "un
portaestandarte de los ideales socialistas en Argentina y América". Por ello, el largo Editorial,
concluía "nos inclinamos respetuosamente ante su tumba y colocamos en ella este epitafio 'Durante
treinta años luchó y trabajó para el pueblo" Libertad, 9-1-28)
589
El comentario final, que hablaba de esperanza más que de certeza, dejaba ver las.
dudas que tenían los socialistas acerca del resultado del comicio. Pronto los temores
se materializaron aún más allá del cálculo más pesimista. Al iniciarse el escrutinio La
Vanguardia ya no hablaba de la mayoría de los electores presidenciales o de quienes
elegirían al Senador por la Capital, disputas en las que el radicalismo llevaba una
cómoda ventaja478, ni siquiera tomaba en cuenta la posibilidad de obtener la minoría
479
de los electores presidenciales, que quedaría en manos de los antipersonalistas,
sino que la atención se concentraba en la posibilidad de alcanzar las .bancas de
Diputados correspondientes a la minoría, las que estaban en disputa con los odiados
"libertinos". Y aún en esa disputa las esperanzas socialistas se vieron frustradas. Los
candidatos del PSI aventajaron a los del PS por algo más de 6000 votos y obtuvieron
las seis bancas por la minoría480 .
Por primera vez en tres lustros, el "viejo y glorioso" PS se retiraba de una elección
sin obtener Diputados. Su representación parlamentaria, a la que el Partido daba tanta
48
El yrigoyenista Diego Luis Molinari obtuvo 139.073 votos y Nicolás Repetto ocupó un lejano
segundo lugar con sólo 43.342 sufragios, detrás quedaron el candidato "antipersonalista" Francisco
B&roetaveia, quien obtuvo 39.973 votos y el "independiente" Alfredo Spinetto, que logró 29409
sufragios (LV, 6-5-28)
'' El resultado alcanzado por Yrigoyen fue el mejor de la historia del radicalismo porteio obteniendo
152026 votos contra, el 54,62% del total, contra 60339 de los "antipersonalistas". Los socialistas
ocuparon un lejano tercer lugar con 34.780 votos, un 12,49% del total (LV, 6-5-28)
480
En la elección de Diputados el más votado de los candidatos yrigoyenistas, Daniel Talens, obtuvo
127411 sufragios, un 45,9% del total. El más votado de los candidatos socialistas independientes,
Héctor González Iramain, obtuvo 51273 votOs, un 18,4% del total. El más votado de los socialistas
fUe Enrique Dickmann, quien cosechó 45225 votos un 16,3%. El más apoyado de los candidatos.
"antipersonalistas" fue Juan José Bonifacio quien obtuvo 28153 sufragios, un 11,2% del total. (LV, 6-
5-28). . . .
591
II.
Yrigoyen no sólo había triunfado en la Capital Federal sino casi en todo el país 482 y
por cifras que parecían confirmar su apelación al "plebiscito". A diferencia de lo
sucedido doce años antes, no habría especulaciones acerca del Colegio Electoral en
el que los yrigoyenistas tenían una holgada mayoría. También la tenían en la Cámara
de Diputados en la que contaban con 92 de las 156 bancas. La situnción era distinta
en el Senado, donde los yrigoyenistas contaban con 9 bancas contra 8 de los
antipersonalistas y otras 8 de los conservadores. A ello debía agregarse la que
correspondía a Bravo y las cuatro de Mendoza y San Juan que estaban vacantes, lo
que volvería al Senado y a las provincias cuyanas un punto central de• las disputas
políticas durante la segunda presidencia de Yrigoyen.
Al comenzar ésta los socialistas intentaron adoptar un tono ecuánime y distante de
las invectivas que adoptaba el discurso de las fuerzas anti-yrigoyenistas, entre las que
ya se ubicaban netamente los socialistas independientes. La Vanguardia dio cuenta
481
Debe subrayarse que los yrigoyenistas se habían impuesto en las 20 secciones de la Capital, en
tanto los "independientes" ocuparon el segundo lugar en 13. En las circunscripciones del sur -2' a 4
y el oeste de la ciudad -1' y 19-, así como en la 7 y la 88 ese segundo puesto correspondió a los
socialistas. Como había señalado La Vanguardia, y como señalan Cantón y Jorrat (2001), el voto de
los "socialistas independientes" era bastante consistente con el viejo voto "cívico": los mejores
resultados se daban en la 14' (27,2%), la 11' (24,0%) y la 20' (23,4%). El peor én la 4' (12,8%).
482
La excepción fue la provincia de San Juan en la que la UCR nó presentó listas y en la que triunfó la
"Unión Cívica Radical Bloquista" de los hermanos Cantoni, que alcanzó un 56,64% de los votos. En
esa provincia el PS obtuvo un sorprendente segundo lugar, con el 11,96% de los sufragios. (Gasió,
2005: 30).
592
de la asunción del viejo caudillo con una crónica de tono mesurado que no repetía las
alusiones a la barbarie de la primera asunción (LV, 13-10-28). El Editorial que
acompañaba esa crónica daba cuenta de la ceremonia subrayando la continuidad
entre la administración saliente y la entrante al plantear que se trataba de una
"transmisión del mando" pero no de un "cambio de gobierno" (LV, 13-10-28).
Durante los primeros meses de la nueva gestión, buena parte de las enérgías
socialistas estuvo dedicada a prepararse para los comicios municipales. Para afrontar
el desafio de recuperar el segundo lugar entre los electores porteños el PS apeló a un
nuevo programa municipal que daba más espacio a las reivindicaciones barriales y a
un discurso que marcaba su distancia con el resto de los actores políticos, en
particular de los socialistas independientes (LV, 16-1 1-28). El resultado fue un
moderado éxito: aunque los 44.679 votos socialistas, que representaban un 17% del
total, fueron casi duplicados por los 88.544 que obtuvieron los radicales, bastaron
para superar cómodamente a los "independientes" que sólo lograron 35233 (Walter,
1993, 139).
Apenas terminados los comicios, la atención de los socialistas, y de buena parte de la
opinión pública se posó en un tema de gravedad: ante una huelga de peones rurales
en la Provincia de Santa Fe el gobierno nacional había recurrido a la acción del
Ejército (LV, 4-12-28), El PS respondió condenando la "intervención del ejército en
los problemas del trabajo" y repitiendo las críticas a las ambigüedades del
"obrerismo" yrigoyenista. Así señalaba que aunque Yrigoyen pretendía "servir a la
vez a los obreros y patrones" concluía, como ya había sucedido antes, "castigando a
los primeros con la presión de sus mausers y las ametralladoras del ejército por no
haber sometido a él sus reclamaciones" (LV, 6-12-28). El conflicto se agudizaba y la
mirada del PS -cuyo principal referente en la provincia, Waldino Maradona, había
sido detenido (LV, 81228)484, se endurecía al denunciar, corno años antes, la
connivencia entre el gobierno y la "Liga Patriótica" (LV, 15-12-28).
483
Si en la primera asunción de Yrigoyen La Vanguardia había publicado varios fragmentos del
Facundo de Sarmiento referidos al régimen rosista la situación babia cambiado. No sólo no se
planteaba, al menos por el momento una asociación entre Rosas e Yrigoyen, sino que la tradicional
alusión socialista a la mazorca refería a los Cantoni, "antipersonalistas" y friribundos opositores al
viejo caudillo (LV, 17-10-28)
' Por otra parte esa no era la única detención que crispaba la relación con el gobierno ya que el 21 de
diciembre era condenado Américo Ghióldi quien como director de La Vanguardia había publicado
artículos que cuestionaban "la independencia de la justicia" (Lv, 22-12-28). -
En protesta ante las detenciones, ante la intervención del Ejército en los conflictos obreros y en
defensa del laicismo —al que consideraba vulnerado por una ley que habilitaba a los "colegios
593
Sin embargo, no fue la movilización social sino los conflictos institucionales los que
marcaron la tónica del debate político y con él, las críticas de los socialistas. En los
últimos días de 1928 se produjo un enfrentamiento armado entre diferentes grupos
yrigoyenistas que aguardaban la llegada del interventor a San Juan; (LV, 24-12-28).
El PS vio en los hechos un anticipo del fracaso de la intervención y un llamado a que••
sus militantes, que habían obtenido .un sorpresivo segundo lugar en los comicios,
cumplieran un papel moderador (LV, 29-12-28). En consonancia con esas
intenciones los socialistas intentaron mantener una posición de equidistancia entre
las dos facciones en conflicto, cuyos "crímenes y arbitrariedades sin cuento"
llevaban a plantear:
"Para reparar a la provincia de San Juan es indispensable librarse de las dós
influencias que se disputan allí el predominio: la cantonista y la irigoyenista. Entre
estas podrá haber —y tal vez haya comenzado ya- un duelo a muerte, una verdadera
lucha de ruina y exterminio, pero nunca jamás darán lugar a una de esas contiendas
cívicas que instruyen, dignifican y levantan las condiciones del pueblo (...) La
reparación de San Juan no será un hecho mientras esta provincia siga siendo el teatro
de los odios ancestrales de estos dos caudillos: el federal y el sanjuanino" (LV, 22-1-
1929).
duro comunicado que también buscaba tornar distancia de los bandos en pugna (LV,
3-3-28).
Al avanzar el año 1929 la situación de las provincias cuyanas siguió concitando la
atención del mundo político y también de los socialistas. Para éstos, se trataba no
sólo de dos provincias en las que tenían cierta presencia sino que tenían la ventaja de
permitir apelar a un discurso civilizatorio para plantear una posición de equidistancia
entre el yrigoyenismo y la coalición anti-yrigoyenista, en la que los independientes
aparecían cada vez más confundidos. Así La Vanguardia explicaba:
"Con excepción del Partido Socialista., que tiene y conserva su propio programa de
principios, orientados en finalidades conocidas, los demás partidos de la democracia
argentina, están orientados ya en uno de estos dos sentidos: o con el señor Irigoyen o
con los señores Cantoni y Lencinas. Todas las fuerzas de la política criolla se han
polarizado o se están polarizando en este sentido, porque han llegado a la conclusión
de que se debe estar con Irigoyen o contra Irigoyen, implicando esta última posición
estar con los Cantoni y los Lencinas". (LV, 21-5-1929).
El diario socialista señalaba que sería deplorable que la política argentina hubiera de
girar entre esos "personajes" pero manifestaba su confianza en la educación política
de los trabajadores y en la eficacia de la prédica del PS para "esclarecer la conciencia
cívica de la masa", para señalarle que la política debía orientarse al bien general.
Afirmada en esa confianza, La Vanguardia concluía:
"La voz de orden entre los trabajadores debe ser esta: ni con el señor frigoyen, ni con
los que le hacen oposición sistemática trabajando para Cantoni, Lencinas y Cía. El
puesto de los trabajadores está en su partido de clase, el Partido Socialista, que no
responde a caudillos pero que tiene un programa propio e inconfundible, un
excelente método de acción y está animado de un gran espíritu de idealidad y
sacrificio." (LV, 2 1-5-1929).
485
El día anterior el diario socialista había dedicado su Editorial a discutir con "cierta prensa" que
hablaba de "esterilidad parlamentaria", ante la que planteaba que no era justo que se reprochara a la
instituCión parlamentaria, misma por lo que era sólo obra "de un grupo, por numeroso que sea" (LV,
11-6-27). Días después La Vanguardia volvería sobre la cuestión al preguntarse: ",Los que protestan
contra los resultados del sufragio libre, han hecho algo.para educar al pueblo en el manejo del voto a
fin de que sus resultados sean la expresión de la conciencia ciudadana?" (LV, 13-6-29)
Un mes más tarde el diario socialista posaría su mirada sobre aquellos en quienes los que cuestionaban
el régimen democrático depositaban sus esperanzas: los militares. A los comentarios de la prensa que
hablaba de "un hondo desasosiego entre los militares" La Vanguardia respondía con definiciones
doctrinarias que eran, a la vez, una toma de posición política:"(... )el ejército desempeña una función
técnica completamente al margen de la política. Todos los que desde el gobierno o las propias filas lo
utilizan para fines de opresión o perversión políticas, son aventureros audaces ante cuyas ambiciones
se apaga hasta el más leve sentimiento de orden, de civilidad y de progreso institucional hacia el
propio país." (LV, 4-7..29)
596
tranquilidad, pero que había sucedido todo lo contrario. Y para explicar tal situación
el diario socialista avanzaba en la explicación del sentido del yrigoyenismo:
"La masa popular, aún inculta políticam.ente, pero instintivamente democrática, ha
volcado sus votos por el señor irigoyen, no por razones positivas, sino por motivos
puramente negativas. El grueso del electorado argentino veía en el irigoyenisrno la
defensa del sufragio universal, de la ley Sáenz Peña, amenazada por un posible
retorno de las fuerzas políticas conservadoras del pasado, disfrazadas por el llamado
"antipersonalismo" y condimentadas por la salsa de un pretendido socialismo
"independiente", grato al paladar del contubernio. Con el triunfo del señor Irigoyen,
el electorado argentino ha querido dar su adhesión definitiva al sufragio universal.
Nada más. (LV, 19-7-1929).
solicitaría. Bravo sostuvo que lo que se deseaba era algo muy distinto, y procedió a
explicarlo:
) se desea que el Senado, rama del parlamento argentino (...) asuma en esta
"( ...
Bravo agregó que otro motivo para mantener a Cantoni y Porto como Senadores
electos, sin rechazar ni aprobar sus diplomas, era la de mantener sus inmunidades,
ante lo que planteó que los socialistas no consentían en que el Senado fuera "un.
refugio para bandoleros". El Senador socialista analizó la Constitución que los
"cantonistas" habían dado a la provincia, afirmando que aunque la misma incluía
importantes : puntos de legislación social y el voto femenino, también tenía un
profundo carácter autoritario vedando la representación de las minorías y eliminado
los organismos de control y las libertades municipales. También denunció la
represión que con ellos habían sufrido los militantes del PS. Por todo ello concluyó:
) nosotros, miembros del Partido Socialista, estamos distantes, tanto como ha
"( ...
podido verse de las fracciones de la política argentina que debate en este momento su
preponderancia en el escenario cívico 'de la nación. Pero estamos convencidos de que
no es posible, señores Senadores, levantar como bandera, frente al error ambiente, un
error más grande; frente a la violencia que criticamos, un procedimiento más
desorbitado de violencia; frente a la ilegalidad que combatimos, procedimientos de
una ilegalidad mayor. En una palabra, señor Presidente, yo no creo,, como algunos
ilusos en este momento político, que la fuerza de acción del partido gobernante, de la
Unión Cívica Radical, ha de destruirse con el contrapeso del Partido Radical
Bloquista de San Juan y de sus prohombres. (LV, 31-7-1929).
Pero quien más claramente marcó la postura de "autonomía" que buscaba adoptar el
PS fue el concejal porteño Américo Ghioldi quien lamentó que a "una fuerza
desquiciada y corrompida" como el yrigoyenismo se le quisiera contraponer "un gajo
de ella misma" como lo era el "cantonismo". El jóven dirigente explicó que frente al
yrigoyenisrno se levantaba:
una oposición de tipo antiguo constituida por un conglomerado flojo y
heterogéneo, de enemigos del sufrágio y traidores del socialismo, que sin norte ni
propósito se agita en el vacío, buscando o creando la oportunidad de hacer alguna
zancadilla" (LV, 7-8-1929).
III.
A mediados de octubre de 1929 el PS realizó en la Casa del Pueblo de Buenos Aires
su XX° Congreso Ordinario. El conclave, en el que no se produjeron graves
conflictos, adoptó resoluciones sobre "la cuestión agrícola" (LV, 12-10-1929),
aprobó un "Programa de acción municipal" y fijó la plataforma para las elecciones de
1930 (A. Dickmann, 1936, 44-45), Al tiempo que la economía mundial entraba en
una crisis sin precedentes 487 los socialistas se preparaban para intentar recuperar su
,
487
El que posteriormente sería llamado "crack del '29" tuvo su primera manifestación con la caída
que la Bolsa de New York sufrió el 24 de octubre. La situación adoptaría aires catastróficos el 28 y 29
de octubre, conocidos como "lunes negro" y "martes negro", retrocediendo la Bolsa un 12% cada día.
La Bolsa neoyorkina continuaría cayendo en los siguientes atos, pero lo más importante es que sus
efectos se expandieron a la economía real —entre 1929 y 1933 el PBI norteamericano se redujo en un
30% y el desempleo pasó del 5 al 23% (Gerchunoff y Llach, 2003: 111)- y no sólo en Estados Unidos
sino en buena parte del mundo. En el caso argentino las exportaciones pasarían de 1000 millones de
dólares en 1928 a 335 en 1932, el PBI caería en un 13,7% y el desempleo llegaría al 28% (Gerchunoff
y Llach, 2003: 1113 y 120)
Sólo lentamente los socialistas argentinos comenzarían a tener noción de la gravedad de la crisis y de
su impacto sobre el país. Aunque a pocos días del "crack" La Vanguardia publicó algunos fragmentos
del capítulo referido a las "crisis de bolsa" del libio '1as crisis económicas" de Camilo Supino (LV,
3 1-10-29), esa sería la única referencia a la cuestión por semanas. Cuando, ene! mes de diciembre, el
diario socialista volvió a ocuparse del tema fue para cuestionar las respuestas con que el gobierno de
Yrigoyen pretendía responder a la pérdida de divisas que la situación había generado en la Caja de
Conversión. Los socialistas cuestionaban los decretos que permitían al gobierno emitir papel sin
garantía metálica, en los que veían una violación de la Ley de Conversión (LV, 8-12-29). Finalmente
el 16 de diciembre el gobierno nacional decidió la clausura de la Caja de Conversión. Los socialistas
lugar entre los electores porteños. El 29 de octubre La Vanguardia pedía a los
socialistas que aportaran recursos que permitieran que el PS venciera a sus
adversarios en la campafa que se avecinaba. El diario socialista buscaba dar ánimos
a sus interlocutores, haciendo referencia al reciente Congreso, el que, afirmaba, había
mostrado "la magnífica síntesis viviente de la nación argentina que ya repudia por
igual a lás viejas oligarquías y a los caudillos demagógicos de la hora presente". La
convocatoria era a la vez amplia, buscando esa "síntesis" de toda la nación, y
limitativa, dejando fuera tanto a los yrigoyenistas como a las fuerzas "del pasado"
que se le oponían. Así lo dejaba ver la conclusión:
"Fuera de nosotros, todo es caos, impotencia, combinaciones efimeras de apetitos
( ... ) En nosotros está ya perfectamente definida, en la forma y en el fondo, la nueva
nación argentina, inspirada en la tradición liberal y libertadora, en el buen sentido de
la población trabajadora que, sin privilegios que defender, quiere y puede buscar la
verdad, y por eso no disimula su creciente adhesión a los grandes ideales humanos
que alienta en todas las naciones el socialismo, el socialismo que no claudica ni
transa con los vicios del pasado! Pero si ya es innegable que está con nosotros el
pueblo argentino, no lo están, ni querernos que lo estén, las gran.des empresas
capitalistas que subvencionan a los partidos, ni los privilegios que los apuntalan,
corno la iglesia católica, ni la banca internacional que los anima volcando sus tesoros
en sus arcas (...) 1 Estamos con el pueblo, solos contra todos!" (LV, 29-10-1929).
repudiaron la medida, considerando que reduciría los salarios y aumentaría la miseria (LV, 17-12-29),
y lanzaron una campaña de movilización que concluyó con un acto realizado en Plaza Once, en el se
pidió el aumento de los salarios (LV, 27-12-29). En los meses siguientes los socialistas seguirían
cuestionando la política monetaria del gobierno y planteando la necesidad de defender los salarios de
los trabajadores, pero estas banderas no ocuparían el centro de una escena política dominada por
temas "institucionales"
relea
El mapa trazado prefijaba el lugar que correspondía al PS, papel que de todos modos
el diario socialista hacía explícito:
partidarios decididos de la democracia, por cuya consolidación trabajamos
"( ... )
Pero la actividad electoral no debía esperar a marzo sino que tenía una estación de
• importancia en los comicios que el l de diciembre definirían al gobernador de la
Provincia de Buenos Aires. Días antes de la votación los socialistas fijaron en las
calles de la Capital y la Provincia un cartel que subrayaba que los "independientes"
no concurrían a los comicios, ante lo que se preguntaba si era por falta de votos o
porque entregarían su apoyo a los conservadores. La respuesta de los independientes
- que en otro cartel habían afirmado que se trataba de una calumnia y habían
denunciado la debilidad de los socialistas ante los desmanes de las intervenciones a
San Juan y Mendoza- motivó que La Vanguardia recordara la intervención de Bravo
en el Senado para concluir: "Cómo se ve que el último discurso de Bravo les ha
hecho perder los estribos!" (LV, 25-11-1929).
La apuesta socialista por la autonomía no móstró en las elecciones de la Provincia de
Buenos Aires buenos frutos. Si los votos radicales sufrieron un abrupto descenso
respecto de 1928, pasando de 217.211 a 178.433 y los obtenidos por los
conservadores mostraron un importante aumento, pasando de 74.095 a 125.281, el
PS mostró una situación de estancamiento, pasando de los 19.849 sufragios
obtenidos en 1928 a 20753 (Gasió, 2005: 499: 500). Cuando aún no había concluido
el escrutinio, La Vanguardia explicaba que los propios conservadores se sorprendían
de su resurrección y afirmaban "nos considerábamos tan muertos que apenas nos
presentamos a los comicios, pero las barbaridades del señor Irigoyen nos han valido
485
Días más tarde La Vanguardia apelaba a Justo, quien años antes había señalado que el PS era un
partido de clase pero no de oposición, para distinguir entre la oposición sistemática, que hacía el
"contubernio conservador-antipersonalista-libertino" y la propia "oposición constructiva". El diario
socialista se mostraba confiado en que lOS progresos de la civilización y, en particular, de la cultura
pólítica terminarían con esa lamentable modalidad de la política criolla y así como se comprendería
que "la auto-adjudicación de un mandato histórico es una locura o una patraña grotesca", también
concluiría "el espectáculo de partidos o entidades que se agotan en una oposición tan estéril como
sistemática, o que aplican todas sus energías y recursos a trabar, demoler y hasta aniquilar la obra de
sus adversarios, repudiando invariablemente toda colaboración aún en aquellos casos en que podría•
convenirles" (LV, 27-11-27).
una cantidad prodigiosa de votos". Por otro lado, el hecho de que los votos radicales
hubieran pasado a los conservadores y no al PS era interpretado como una muestra
de las semejanzas entre ambas fuerzas. El artículo concluía extrayendo
consecuencias generales de ese traspaso de votos, y las que sí eran críticas para con
Yrigoyen no eran más halagüeñas con el "contubernio" opositor:
"La segunda presidencia Irigoyen es el resultado de la sugestión popular más
extraordinaria que se ha conocido en este país. Cerca de un millón de ciudadanos le
dieron el voto POR QUE SI. Si mañana este millón de votos le fuera retirado al señor
Irigoyen, para dárselo a otro, también POR QUE SI, entonces nuestro país,
politicamente inmóvil, habría dado otra prueba de su enorme incapacidad. El
progreso político será un hecho cuando los juicios del pueblo sean más conscientes,
serenos y fundados, cuando sus actitudes electorales se hallen libres de estos
sobresaltos, sugestiones e incoherencias. Y esto no se conseguirá mientras no haya
verdaderos partidos políticos populares que hagan de la ruda, paciente y larga tarea
educativa de la masa su función principal" (LV, 9-1-30).
principio del esfuerzo propio, el radicalismo triunfante opuso la teoría del gobierno
corno función paternal encomendada exclusivamente al genio clarividente y
bondadoso de su mandatario de excepción" (LV, 3-2-30).
Aunque la "lista del pueblo" casi doblaría los votos de los candidatos socialistas en
1928, superando los 80.000 votos, el triunfo correspondió a los socialistas
independientes que, habiendo logrado encolumnar tras de sí el antiyrigoyenismo
militante, orillaron los 110.000 sufragios. Los yrigoyenistas, en un marcado retroceso
respecto a los resultados de 1928, sólo lograron superar por poco los 80.000 votos. 489
La situación de virtual empate entre yrigoyenistas y socialistas hizo que mientras los
"independientes" obtenían las diez bancas de la mayoría, las de la minoría se
repartieran entre tres radicales -Eduardo Giuffra, Víctor Guillot y Andrés Ferreyra-, y
un socialista, Nicolás Repetto (LV, 22-3-30) 0 .
Entre los comicios de 1928 y los de 1930 se había operado un gran vuelco en la
opinión portefia. Sin, embargo, algo se había mantenido: la alta tasa de participación
política. Aunque había habido cierto descenso frente a la elección de dos años antes,
el 86,2% de concurrencia significaba el más alto porcentaje de votantes en un
comicio en el que no estaba en juego . la presidencia. Más allá de las críticas al
sufragio universal y las dudas sobre los efectos de la Reforma Electoral, las pasiones
políticas seguían expresándose en las urnas. Pero sería pór poco tiempo.
IV.
El yrigoyenismo había logrado un triunfo, si bien mucho más estrecho que el de
1928, en el Interior del país y su representación parlamentaria había salido
fortalecida491 . Las fuerzas opositoras que habían confiado en que los resultados
489 La moderada recuperación del socialismo le permitió obtener el triunfo en sus viejos bastiones del
Sur -1' a 4'- y en Ja 15' circunscripción, la UCR en cambio sólo triunfó en la 12'. En el resto se
impusieron los independientes, quienes obtuvieron su mejor elección en las dos circunscripciones
tradicionalmente más conservadoras, la 14' (52,6%) y la 20' (50,4%), en las que más que doblaron el
porcentaje obtenido en la peor, la 4' (22,2%). Las diferencias entre sus apoyos y los de los viejos
socialistas se manifiestan en que justamente éstos hicieron su mejor elección en la 4' (40,6%), y la
peor en la 14a (16%) y la 20a (17,4%). El voto radical en cambio fue el más homogéneo, ya que el
porcentaje obtenido en la mejor sección la 12' (36%) no llegaba a ser un 50% superior al obtenido en
la peor, la 20 (24,8%). (Walter, 1977: 222)
490
Los socialistas subrayaron que en promedio sus candidatos habían obtenido más votos que los
yrigoyenistas (LV, 22-3-30) El hecho de que el segundo más votado de los candidatos socialistas,
Enrique Dickmann estuviera a sólo 85 votos de Victor Guillot, el último radical que había logrado
entrar a la Cámara, hizo que los socialistas repitieran los cuestionamientos que ya habían hecho a la
fiscalización del escrutinio (LV, 23-3-30).
491
Aunque los votos obtenidos por las füerzas opositoras casi igualaban a los de la UCR, el
yrigoyenisnlo había logrado imponerse en casi todo el país —siendo derrotada solamente en Capital
605
Un mes más tarde, y cuando las esperadas sesiones ordinarias del Parlamento no se
habían iniciado, Libertad hacía aún más ostensibles las referencias a posibles,
"medios extremos" para superar la situación. El diario de los socialistas
independientes afirmaba que la propuesta de concentrar los esfuerzos de los partidos
de oposición para contrarrestar "el empeño del Poder Ejecutivo nacional en anular
prácticamente el régimen representativo de gobierno" había encontrado eco en todo
el país y despertado la. fe cívica ain de los más escépticos. El pueblo había
comprendido, se argumentaba, que había llegado la hora de "poner dique a los
desmanes del Presidente" y contener "la barbarie" desencadenada con su tolerancia o
auspicio. Libertad celebraba que el llamado a la unidad que habían lanzado los
socialistas independientes hubiera sido oído por las otras agrupaciones opositoras. El
Editorial se cerraba con un llamado a la acción que también era una advertencia:
"Hay que salvar al país del caos político, de la anarquía institucional, de la ruina
económica y del desconcepto moral en que lo hunde la ausencia absoluta de toda
noción de equilibrio y sensatez en la persona que tiene el título de Presidente de la
República (...) Hay que formalizai una verdadera 'unión sagrada' en defensa de la
Constitución, antes de que nos veamos en el trance de acudir a los medios extremos
que ella autoriza para mantener el imperio de sus disposiciones." (Libertad, 6-5-30).
Federal y Córdoba-, y su bloque de Diputados había pasado de 96 a 100 integrantes (Gasió, 2006:
513) .
606
Después de Ghioldi hizo uso de la palabra Mario Bravo, quien señaló que aunque
quería dar un discurso optimista, no podía hacerlo ya que debía analizar las
condiciones del presente. Explicó que mientras en los países en que la democracia
había modelado las instituciones había órganos que permitían salvar las crisis -como
los partidos, la prensa, el sufragio, los cuerpos electivos, los Ministros responsables-,
en la incipiente democracia argentina faltaban esos medios. Pasó luego a abordar la
crisis social y política, señalando que la responsabilidad inmediata de este estado
radicaba en el gobierno yrigoyenista y planteando que existían dos caminos para salir
de la crisis: la legalidad y la ilegalidad. Dentro de la primera, explicó, era posible "el
cambio tranquilo de rumbos", a través del empleo de los medios que las instituciones
del país ponían al alcance del gobierno. Explicó que también sería legal la renuncia
del Poder Ejecutivo, situación en que tomaría el gobierno el Congreso y convocaría
al pueblo a elecciones para la renovación presidencial. Pero, Bravo advertía:
"Si esto no ocurre en tiempo oportuno, corresponderá a los enceguecidos, a los
inconscientes gobernantes, a las fuerzas de partido que los sostienen la
responsabilidad de los acontecimientos futuros que yo preveo inminentes y graves.
La responsabilidad ante la historia y ante el inundo será de los que acudan a la
ilegalidad, sino de los que los han obligado a acudir a ella." (LV, 11-6-30).
492
Cuestionando las políticas oficiales los socialistas elaborarían un "Programa de Acción Inmediata",
basado en las resoluciones de la "Conferencia de delegados de las Federaciones Socialistas" (LV, 27-
6-30). Apoyados en dicho programa lanzarían una campaña de agitación que, bajo el título "lo que el
país necesita y reclama", incluiría conferencias radiales y actos en los diferentes puntos del país (LV,
8-7-30).
610
493
En un gesto que quería poner en evidencia esa búsqueda de "puentes" Repetto votaría como
autoridades de la Cámara a miembros de diferentes bancadas: al yrigoyenista Ferreira para la
presidencia, al antipersonalista Mihura para la vicepresidencia primera, y al demócrataprogresista
Antelo para Ja vicepresidencia segunda. Sería el único que mantendría la vieja tradición parlamentaría
de conformar una mesa plural teniendo en cuenta el peso de cada sector. Tanto los yrigoyenistas,
612
como los miembros del "partido opositor" (LV, 2-9-30), y también los demócrata-progresistas
votarían solamente a miembros de la propia tendencia. El resultado sería que los yrigoyenistas se
quedarían con todas las autoridades (Diario de Sesiones.... 538)
613
494
Ya el 11 de septiembre de 1930 el Comité Ejecutivo del PS lanzaba un Manifiesto al Pueblo en el
que, luego de repetir que luego de la renuncia de Yrigoyen el Poder Ejecutivo debió haber sido puesto
en manos de los funcionarios designados por la ley, afirmaba que el gobierno establecido ño era legal
y que tampoco lo eran sus actos. Pero el documento no implicaba una convocatoria a cambiar un
estado de cosas que, se reconocía, los socialistas no podían impedir, sino un llamado a quienes habían
tomado sobre si "la inmensa responsabilidad de presidir la reconstrucción política de la nación" a
quienes señalaba que el camino hacia esa normalización estaba "en el ejercicio de la libertad y en el
respeto por el derecho". El PS, se decía. "Quiere que concluya en el país el régimen de la fuerza y de
lo arbitrario y se devuelva al pueblo el régimen de la razón y de la ley". (LV, 12-9-30)
614
Reflexiones finales
1.
El terna de las relaciones con otras fuerzas políticas fue una de las cuestiones que
suscitaron mayor debate en las filas del movimiento socialista internacional. Esta
discusión no dejó de surcar las filas del movimiento socialista argentino desde sus
orígenes, aún antes que se fundara el PS. Gennán Avé Laliernant, figura principal del
grupo que publicaba el periódico El Obrero, planteó una interpretación del marxismo
en la que las fuerzas políticas podían ser identificadas con posiciones de clase. Esta
lectura derivó en una mirada relativamente favorable hacia la UCR, y especialmente
hacia el liderazgo de Leandro N. Alem, por identificarlos con la pequeña burguesía,
sector social al que se postulaba corno ariete de las fuerzas modernizadoras opuestas
a los terratenientes que se agrupaban en el PAN. Aunque a partir de la recepción del
"Programa de .Erfurt" esa mirada positiva acerca de la pequeña burguesía fue
relativizada por la asunción de una visión más estricta de la "teoría de la
simplificación capitalista", se mantuvo la lectura que identificaba al radicalismo con
ese sector social. Por ello, ya pesar de las ambigüedades que, se denunciaba, existían
en la acción y en el liderazgo del propio radicalismo, la mirada sobre esta fuerza
política continuó siendo relativamente favorable hasta 1894.
Esta postura se modificó con la incorporación de Juan B. Justo a las filas socialistas.
Desde la Dirección de La Vanguardia, Justo iinpulsó la constitución del PS y definió
cuáles debían ser las relaciones con otras fuerzas. Como dejan apreciar tanto la
publicación de la carta de Engels a Turatti, como las posiciones defendidas en el
Congreso Fundacional de junio de 1896, aunque la posición del líder socialista no era
contraria a las alianzas, su interpretación rompía con la identificación entre
radicalismo y pequeña burguesía. El eje clasísta de lectura de lo social se mantenía, y
también lo hacía el planteo de que la lucha principal del socialismo era contra los
terratenientes, pero a aquel clivaje se agregaba otro, de tipo político, que distinguía
entre las fuerzas políticas orgánicas, entendiendo que en ese momento sólo el PS lo
era, y las facciones de la "política criolla". Debemos subrayar que para Justo el eje
social era el decisivo: las fuerzas políticas debían corresponderse con las sociales,
pero en tanto esto no sucediera, había que luchar contra todo aquello que
obstaculizara esa transparencia. En esta lectura no había lugar para una alianza con el
615
491
Si este enfrentamiento ocupó inmediatamente el centro de la escena en las elecciones para cargos
nacionales -electores presidenciales, electores de Senador nacional y Diputados-, su efecto sobre el
espacio político municipal debió esperar en cambio a que, en buena medida gracias a la presión de los
socialistas, en 1917 se modificara la vieja Ley N°1260 que imponía el sufragio censitario para las
elecciones al Concejo Deliberante portei'io. A partir del comienzo de la vigencia del nuevo régimen en
1918, ya no serían los viejos partidos municipales, reducidos y notabiliares, sino las ftierzas políticas
nacionales -el radicalismo y el socialismo- quienes predominarían en el distrito.
617
que en ocasiones dejaba ver una yeta "obrerista" y social y, en otras, aplicaba una
dura política represiva. Ante lo que consideraban "ambigüedades" del radicalismo,
los socialistas trazaban una doble respuesta: en ocasiones consideraban que el
gobierno se mostraba indeciso, presionado por las "fuerzas del privilegio" y los
reclamos populares, y lo instaban a desoír las presiones y a adoptar un perfil
francamente progresivo; en otras, las más frecuentes, consideraban que las
oscilaciones de la UCR eran sólo una "mistificación" que buscaba ocultar que, en el
fondo, los radicales no eran distintos que los conservadores desalojados.
La "Semana Trágica" hizo que, en la evaluación de la "ambigüedad radical", los
socialistas subrayaran cada vez más los rasgos negativos. La mirada socialista seguía
haciendo centro en la política "obrera" del radicalismo para, tanto desde la tribuna
parlamentaria como desde las páginas de La Vanguardia , denunciar que de los dos
rostros con los que el radicalismo respondía a la "cuestión social", el represivo y el
conciliatorio, el primero, puesto en evidencia en la "Semana Trágica" y nuevamente
en la Patagonia, era el verdadero, en tanto las medidas y el discurso "obrerista" eran
mero maquillaje "electoralista". Aunque no desaparecían del todo las
caracterizaciones que postulaban al radicalismo como una fuerza intermedia, a la que
debía instarse a desembarazarse de los "sectores reaccionarios" que la presionaban,
cada vez se hacían más frecuentes los argumentos que no sólo señalaban que había
fuertes vínculos entre el gobierno, la Liga Patriótica y la Asociación Nacional del
Trabajo, sino que llegaban a afirmar que era el radicalismo el que tenía como
instrumento a la Liga y a la ANT. Estas interpretaciones extremas llevaron a los
socialistas a enfrentarse con quienes, como los sindicalistas o ciertos "maximalistas",
planteaban una visión menos uniformemente negativa de la política social del
gobierno. Fueron estas diferencias en la caracterización del radicalismo, y no
discusiones doctrinarias sobre el papel de la acción política, las que llevaron a la total
ruptura entre el PS y la conducción de la FORA sindicalista afmes de 1921496.
Pero si los socialistas atendían preferentemente a la política del radicalismo frente al
movimiento obrero y la "cuestión social", no dejaban de observar con atención los
496
Durante años, las críticas de los militantes obreros socialistas a laconducción de la organización
gremial habían sido silenciadas por la conducción partidaria, quien compartía con los sindicalistas un
acuerdo implícito en favor de posturas "neutralistas". La dirección partidaria sólo se uniría a los
militantes obreros en la denuncia de las prácticas de los dirigentes sindicalistas cuando percibiera que
éstos estaban desarrollando un vínculo con el gobierno que, temían, podía derivar en un apoyo
electoral al radicalismo.
conflictos que surgían dentro de las filas del propio radicalismo. Ya antes de que
Yrigoyen dejara la Presidencia de la Nacióñ, comenzaron a surgir voces que, dentro
del radicalismo, cuestionaban su liderazgo. Los socialistas señalaron que aunque
entre los "disidentes", que formaron la "Unión Cívica Radical Principista", se
encontraban algunos que habían planteado en Diputados posiciones vaúosas en
temas aduaneros y de legislación laboral, también había otros que se habían opuesto
en el Senado a dichos avances, apoyando el desafuero al Senador socialista del Valle
Iberlucea. Por ello, y aunque saludaban la resistencia al "unicato" de Yrigoyen, los
socialistas consideraban que los "principistas" no planteaban nada nuevo.
Esta fue la interpretación que desde el PS se propuso también para abordar el
surgimiento de una más fuerte tendencia anti-yrigoyenista en los años de la
presidencia de Alvear. Luego de cierta expectativa por el discurso inicial del nuevo
Presidente, los socialistas plantearon que, aunque de un estilo más prolijo que los
yrigoyenistas, los alvearistas no avanzaban en definiciones programáticas ya que en
el fondo no pretendían nada distinto que sus antecesores en el gobierno nacional: el
maneo del presupuesto. En los primeros años de la nueva administración se dieron
importantes debates sociales, como el ligado a las jubilaciones o al salario mínimo,
en los que los socialistas cuestionaron la demagogia y los intçreses comunes de
alvearistas e yrigoyenistas. Sin embargo, el progresivo predominio de las cuestiones
institucionales en el debate público y en la propia mirada de los socialistas, hizo que
las posiciones del PS fueran acercándose lentamente a las de quienes de óponían a
Yrigoyen497 . Incluso en las elecciones de marzo de 1924 los socialistas obtuvieron
beneficios de esa inclinación, cuando el apoyo de quienes se enfrentaban al viejo
caudillo dio al PS un resonante triunfo electoral en los comicios porteños, el primero
en elecciones generales desde 1914, y el más rotundo hasta el momento en términos
de porcentajes.
Sin embargo, ese éxito fue efirnero y la profundización del conflicto entre los
radicales, que adquirió expresión institucional con el nacimiento de la "Unión Cívica
Radical Antipersonalista", colocó dentro de esa fuerza el centro de las luchas
políticas, devolviendo a los socialistas —que, aunque no dejaban de señalar los rasgos
comunes entre "personalistas" y "antipersonalistas", no podían dejar de tómar
Por ese énfasis en la prolijidad, los principales blancos de crítica dentro de las filas
antipersonalistas no fueron los aristocráticos Molina o Le Bretón, sino los "demagógicos" y
"caudillistas" Cantoni y Lencinas, a los que se consideraba como no menos malos que Yrigoyen.
620
TT
A partir de mediados de la década del '90, el socialismo argentino construyó una
mirada fuertemente negativa acerca del radicalismo, que, a pesar de las diferentes.
modulaciones y énfasis, se mantuvo a lo largo de más de tres décadas. ¿Por qué el
enfrentamiento que e! PS mantuvo con el radicalismo fue tan permanente y frontal?
Creemos que en ello intervinieron tanto factores asociados con el modo de
constitución de la clase obrera en la Argentina, corno posiciones doctrinarias de la
conducción socialista, tanto rasgos organizativos del PS como los efectos de la
dinámica política nacida de la Ley Sáenz Peña.
El primer elemento a considerar es el modo en que en el PS argentinó, el "espíritu de
escisión", propio del momento fundacional, se convirtió en un rasgo permanente.
Corno señala Gramsci (1980: 360), el "espíritu de escisión" es un rasgo característico
de la etapa inicial de todas las organizaciones de las clases subalternas, que buscan
escindirse del resto de la sociedad y fundar su identidad en esa diferencia. Pero en la
498
Síntoma de esa recuperación sería el reingreso a las filas partidarias de Alfredo Palacios, quien
declaró que volvía al PS "para luchar por la libertad", y Manuel Ugarte. También sería importante en
la revitalización socialista el aporte de un nutrido grupo de "jóvenes reformistas" quienes, siguiendo a
su maestro Alejandro Korn, recalarían en las filas del PS a comienzos de los años '30,
622
Argentina, ese rasgo general fue reforzado por el hecho de que la clase obrera, al
menos la urbana, estaba fonnada mayoritariamente por inmigrantes, cuyo mundo de
relaciones los enfrentaba directamente con los sectores dominantes de las ciudades, a
la vez que los alejaba de los sectores populares criollos y de grupos de clase media.
Ese "espíritu de escisión" tuvo su máxima manifestación a mediados de la primera
década del siglo, momento en que las perspectivas más cerradamente "obreristas" se
expresaron en la formación de una poderosa corriente sindicalista. Sin embargo, aún
luego de la derrota y posterior expulsión de los sindicalistas en 1906, la identidad de
la.s bases militantes del PS, aunque no tanto la de sus votantes, siguió estando
fuertemente marcada por un espíritu "obrerista" e "internacionalista", que se. -
manifestó en la resistencia que suscitó toda iniciativa orientada a ligar las
interpelaciones socialistas con otras nacionales y reformistas. Para evitar que estas
resistencias quebraran la unidad partidaria, los intelectuales que conducían al PS, y
en particular Justo, intentaron un complejo equilibrio y sentaron una posición que,
por analogía a la oscilante argumentación que el liderazgo alemán representado por
la figura de Bebel había adoptado ante la impugnación de reformistas
revolucionarios, podría denominarse como "centrista". Atendiendo a los sectores que
postulabari la adopción de un perfil más explícitamente reformista que se expresaría
en alianzas con otras fuerzas democráticas, la conducción socialista se manifestó
doctrinariam.ente favorable a las alianzas, al tiempo que, por temor a que un
acercamiento con otras fuerzas debilitara el propio perfil y generara una reacción
negativa de la militancia obrera, siempre harían primar las objeciones cuando se
d.iscutiera sobre alianzas concretas.
Esta concepción "centrista" se expresó en el modo en que Justo argumentaba acerca
de "la doble tarea del PS". El planteo, que el líder socialista había esbozado ya en la
década del '90, alcanzó su formulación teórica acabada en la argumentación con la
que respondió al socialista italiano Enrico Ferri en 1908. La argumentación de Justo,
que asignaba al PS tanto las tareas de un partido radical como las de una fuerza
propiamente socialista, no sólo permitía continuar con la práctica reformista sin por
eso dejar de lado la identificación socialista y la prédica revolucionaria, sino que, lo.
que era esencial para las alianzas, reafirmaba y brindaba sostén teórico a la situación
de "orgullosa soledad" en la que el PS se encerraba frente a las voces que postulaban
la posibilidad de una alianza reformista con radicales y cívicos. Es que, de acuerdo
con el planteo del líder socialista, el acercamiento con estas otras fuerzas era
623
Spencer me había dado algunas ideas, que ya eran un paso para orientarme en el
desbarajuste político del país (... )El teórema spenceriano de la evolución del tipo
primitivo militar a un tipo industrial definitivo, fue uno de los motivos ideológicos de
mi adhesión al socialismo. Spencer también me iluminó haciéndome ver lo relativo y
lo imperfecto de la función del Estado, lo muy póco que puede la ley, curándome así
de todo fetichismo político, de toda superstición por el poder de los hombres que
hacen leyes y decretos." (Justo, 1947: 319)
Aún antes que Palacios, había debido abandonar las filas socialistas otro dirigente que se había
manifestado explícitamente a favor de las alianzas y de la adopción de una línea política reformista:
Manuel Ugarte. Significativamente, en las elecciones de 1916, Ugarte apoyaría la candidatura
presidencial de Hipólitó Yrigoyen.
627
compartidos pero construidos en tomo a matrices identitarias que eran, como vimos,
muy diferentes -la socialista estructurada en tomo a una correlación entre actores
políticos y sociales, la radical otorgando a la política un sustrato moral-, y que,
además, acentuarían sus disputas al apelar a sectores que "el otro" consideraba como
propios. Mientras la interpelación yrigoyenista fue alternandó su inicial apelación
general, que decía representar a toda la "nación", con una progresiva identificación
con un pueblo que se enfrentaba a los sectores más altos de la sociedad -ya sea bajo
la forma "obrerista" o un más extendido "plebeyisrno"-, lo que acentuaba su atractivo
entre los trabajadores, los socialistas fueron reemplazando su inicial interpelación
clasista por apelaciones a colectivos universales como "los ciudadanos" o "los
consumidores", que le permitían aumentar su inserción entre sectores de clase media.
En el caso del radicalismo, el liderazgo fuertemente personal de Yrigoyen logró, al
- costo de importantes escisiones internas, que el momento nacional y el momento
popular y obrerista mantuvieran permanencia. Entre los socialistas, en cambio, el
momento universalista iría haciéndose predominante y ].a interpelación obrera, y aún
lapopular, comenzaría a perderse en un "civismo" abstracto; el mismo tendría su
primera manifestación entre los disidentes que abandonarían las filas partidarias para
fundar el PS Independiente, pero permearía también al viejo tronco expresándose en
la Alianza Civil que en 1931 reuniÓ a socialistas y demócrata-progresistas.
• III
Desde la década del '90 los socialistas plantearon una fuerte distancia respecto de los
radicales, una distancia que se acentuó con la disputa en la arena política porteña y
con la llegada del líder radical, Hipólito Yrigoyen, al gobierno nacional. Sin
embargo, el propio "espíritu de escisión" que imperaba en las filas socialistas, y la
apuesta defensiva de su dirigencia, bloquearon también todo posible acercamiento
con las fuerzas que se oponían primero al radicalismo en general y luego, y con más
virniencia, al yrigoyeiisino en particular.
La principal consecuencia de ese doble bloqueo fue convertir al PS .en una fuerza
que, a pesar de contar con un caudal electoral y una represéntación institucional
relevantes500 , tenía poco peso en la dinámica del sistema político. Es cierto que en la
equilibrador que, en buena parte por su exterioridad en relación con las disputas
centrales de la política argentina, les tocaba cumplir. Ante un escenario marcado por
la dura lucha entre personalistas y antipersonalistas, La Vanguardia apelaba al
argumento del equilibrio para pedir el voto de la ciudanía consciente:
"Para un buen ciudadano argentino, capaz de reflexionar con serenidad y gran altura
de miras, el problema no consiste en decidir el voto entregándolo a alguna de las dos
fuerzas que quieren excluirse en una lucha sin cuartel. El problema consiste,
precisamente, en lo contrario: alejarse de uno y otro bando para afirmar la propia
voluntad cívica votando por los candidatos del PS (...) que, en estos momentos de
lucha enconada y exterminadora entre las dos fracciones de la política criolla puede
servir como un eficaz contrapeso de los bajos instintos y un factor eficaz de la cultura
cívica y de la estabilidad del gobierno legal" (LV, 17-12-27).
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
A- Fuentes manuscritas
-Archivo General de la Nación, correspondencia de Hipólito Yrigoyen.
-Archivo General de la Nación, correspondencia de Manuel Ugarte.
-Centro de Documentación en investigación de la Cultura de izquierdas en la
Argentina (CEDINCI)- Fondo Nicolás Repetto.
-Centro de Documentación en Investigación de la Cultura de Izquierdas en la
Argentina (CED1INCI) - Fondo Enrique Dickmann.
-Fundación Alfredo L. Palacios, Correspondencia Alfredo Palacios.
Publicaciones oficiales
- Diarios de sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, (1904-1930)
- Diarios de sesiones de la Cámara de Senadores de la Nación (1908-1930)
- Comisión investigadora de los Trusts. Informe. Cámara, de Diputados de la Nación.
• Buenos Aires, 1921
- Memorias del ministerio del Interior. (1910-1930)
• -Versiones taquigráficas de Sesiones de la Cómisión Municipal de la ciudad Concejo
Deliberante de la ciudad de Buenos Aires. (1914-1918)
- Versiones taquigráficas de Sesiones del Concejo Deliberante de la ciudad de
Buehos Aires. (1912-1913 y 1918.4930)
3. Libros y folletos.
-Barraza, Humberto (1927): Acción legal contra el juego en la provincia de Buenos
Aires. Buenos Aires, Claridad.
-Bialét Massé, Juan [1904] (1986): Informe sobre el estado de la clase obrera ".
Buenos Aires, Hysparnérica.
-Bravo, Mario (1917): La ciudad libre. Buenos Aires, Ferro y Gnoatto Editores.
-Bravo, Mario (1929): El PS ante las facciones de la política criolla. Discurso
pronunciado por el Senador socialistá Mario Bravo, en el Senado Nacional, el día
30 de julio de 1929, con motivo del debate de los diplomas sanjuaninos. Buenos
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