Marco Legal de La Empresa
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De acuerdo con “The Competitive Intelligence Unit (TCIU)” el sector de videojuegos en nuestro
país ha registrado un rápido crecimiento. Se estima que para cuando termine el 2020, este
mercado ascienda a un total de $17,925,000 de pesos. Al referirnos al estudio de TCIU señala que
de los 56.59 millones de aficionados a los videojuegos que componen la demanda de este tipo de
entretenimiento en el país, 28.4 millones usan entre sus dispositivos o consolas de juego un
smartphone.
Con estas cifras alentadoras, es de esperarse que haya muchos competidores mexicanos
queriendo incursionar en este mercado. Las implicaciones legales en esta materia son muy
amplias, procuraremos acercarnos a los aspectos más relevantes que se deben tomar en cuenta.
En primer lugar, buscamos proteger las ideas. Todos los videojuegos nacen con una idea, quizá no
comprendemos al 100% cómo hacer negocio las ideas que se convertirán en un videojuego, pero si
el proyecto es bueno hallaremos la manera de monetizar el desarrollo de dicho software.
Siguiendo esta línea, pretendemos que los contratos estén cuidadosamente redactados para que
protejan las ideas, pero al mismo tiempo, sean firmables por quienes van a escuchar o conocer el
proyecto.
Por otro lado, buscamos proteger el software. Una vez que se decidan y se tomen en cuenta las
características y el funcionamiento del videojuego decidiremos cómo el equipo de desarrolladores
llevará a cabo el proyecto, ya sea como empleados o proveedores. Queremos cuidar al máximo el
tema de propiedad intelectual. Obra por encargo u obra creada bajo una relación laboral, son dos
figuras jurídicas que plasmaremos a detalle en los contratos.
Los videojuegos pueden ser sujetos a protección mediante tres vías: derechos de autor (programa
de software o base de datos), reserva de derechos (personajes humanos de caracterización,
ficticios o simbólicos) y propiedad industrial (marca registrada o aviso comercial). El registro de
obras y reserva de derechos se realiza ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor y el registro
de marcas y signos distintivos ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.
Algo muy importante que también tenemos en cuenta, es que buscaremos a toda costa que el
videojuego no vulnere de ninguna forma la privacidad de los usuarios. La privacidad en internet y
medios electrónicos es un tema que cada vez provoca mayor preocupación a nivel mundial. Un
videojuego puede representar un riesgo cuando el desarrollador lo programa para conocer datos
personales o sensibles del usuario como lo es el nombre, número telefónico, email, ubicación,
entre otros datos relevantes.
México tiene diversas leyes y regulaciones en torno a la privacidad del individuo y la protección de
información confidencial. Dos de ellas que sin duda son aplicables: Ley Federal de Protección al
Consumidor y la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares. Si
no tenemos cuidado en cumplir con lo que disponen las leyes aplicables, podríamos estar sujetos a
sanciones que pueden ser superiores a los $40 millones de pesos.
El primero es el contrato que se celebra con cada usuario que descargue o use el videojuego. Ahí
incluiremos datos, entre otros, como para qué sirve el videojuego, detalles de las transacciones (si
es posible realizarlas en el videojuego), usos aceptables y no aceptables, deslindes de
responsabilidad, propiedad intelectual y datos de contacto para atender reclamaciones. La licencia
de uso será un contrato diseñado específicamente para acordar temas de propiedad intelectual.
Hemos decidido que el mecanismo a utilizar será el denominado “click wrap” para demostrar el
consentimiento de los usuarios. Dicho método opera cuando el consumidor tiene que aceptar
dicha licencia de uso haciendo clic en algún botón que diga “Acepto”, “De Acuerdo”, “Amo a
darle” o frases similares.
En cuanto a la concepción de la empresa, queremos que esta empresa sea constituida como una
sociedad de responsabilidad limitada (S. de R. L.). Esta es s un tipo de sociedad de carácter
mercantil en el que la responsabilidad está limitada al capital aportado. El capital estará integrado
por las aportaciones de todos los socios, dividido en participación. Entonces, solo podrán ser
objeto de aportación social los bienes o derechos patrimoniales susceptibles de valoración
económica, pero en ningún caso trabajo o servicios.
En general, en este tipo de sociedad de capital, existe la necesidad de que alguien ejerza las
funciones de administrador de empresa. Esta figura puede corresponderse con la función que
desempeñe algunos de los socios o bien contratar los servicios de un administrador externo. En el
caso de administrador externo, supondrá un gasto más para la empresa. En cualquiera de los
casos, aunque ejerza como administrador, los dos van a trabajar en la empresa.