OT IIN - NNAPEs - Versión Amigable
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EQUIPO TÉCNICO1
Gonzalo Salles
Lía Fernández
Daniel Miranda
Revisión y aportes:
Francisca Hidalgo
Martín Coria
Luciano Cadoni
Luis Almagro
Secretario General
Néstor Méndez
Secretario General Adjunto
Berenice Cordero.
Presidenta del Consejo Directivo IIN-OEA
Víctor Giorgi
Director General IIN-OEA
Sara Cardoso
Diseño Gráfico
Aclaración sobre lenguaje inclusivo y sensible al género, y la utilización de algunos términos, expresiones o frases
utilizadas indistintamente en el documento:
- Niñas, Niños y Adolescentes para referirse a los hijos e hijas de las personas privadas de la libertad.
- Cuidadores/referentes de cuidado/responsables para referirse a las personas que cuidan de las niñas, niños y
adolescentes de manera permanente o definitiva, ante la privación de la libertad de su/s progenitor/es; o frente
a la medida de separación adoptada por la autoridad competente.
En algunos casos, por economía en el lenguaje o a los fines de evitar repeticiones, se ha utilizado “niño”, en los
términos de la Convención sobre los Derechos del Niño, dejando en claro que alcanza a Niñas, Niños y Adolescentes;
“padres” en relación a padre y madre; y “cuidadores” para cuidadores y cuidadoras.
1 El trabajo del equipo técnico de la Plataforma así como la impresión de la primera edición y la traducción de este documento se realizó gracias al apoyo
de Church World Service.
2
Contenido
I. Presentación............................................................................................... 7
V. Conclusiones............................................................................................10
3
4
I. Presentación
1. El 30 de septiembre del año 2011, el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas2 en el
“Día de Debate General” destacó la importancia de dar a conocer y explorar temas relacionados
con los Derechos Humanos de “los niños de padres encarcelados”, con el objetivo de proporcionar
orientación normativa y práctica a los Estados y otros actores relevantes en el respeto, la promoción y
el cumplimiento de los derechos de los niños, tanto aquellos que viven o visitan a sus padres en centros
de detención por una infracción penal, como los que se quedan afuera cuando éstos cumplen con
una pena restrictiva de la libertad.
3. En este sentido, el Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes, organismo especializado
de la Organización de Estados Americanos (IIN - OEA) y las organizaciones integrantes de laPlataforma
Regional por la defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes con referentes adultos
privados de libertad (NNAPEs), desarrollaron un trabajo conjunto para desarrollar un documento que
contextualiza el problema, analiza diferentes normas y presenta un conjunto de recomendaciones
generales, destinadas a visibilizar la situación, a ordenar y coordinar la intervención de las instituciones
involucradas, protocolizar acciones y procedimientos, y procurar la reducción de los riesgos de
vulneración de los derechos de Niñas, Niños y Adolescentes cuyos padres, madres o referentes a cargo
de su cuidado son privados de la libertad.
2 Comité de los Derechos del Niño. Informe y recomendaciones del Día de Debate General sobre “Los hijos de padres encarcelados”. Documento traduci-
do y adaptado por la Plataforma NNAPEs en base al documento en ingléselaborado por el Comité de Derechos del niño luego del DGD 2011, disponible
en https://www.ohchr.org/Documents/HRBodies/CRC/Discussions/2011/DGD2011ReportAndRecommendations.pdf
5
II. Contextualización del Problema 3
5. De acuerdo a un estudio realizado por Gurises Unidos y Church World Service4, para el año 2012
existían entre 1.500.651 y 1.868.214 de Niñas, Niños y Adolescentes en esta situación. Posteriormente,
el Estudio Regional “Niñez que cuenta”5 precisó un incremento hacia el año 2019, oscilando entre
1.710.980 y 2.307.048 Niñas, Niños y Adolescentes con al menos uno de sus padres privado de la
libertad,en 25 países de la región.
6. Dichos estudios reflejan que la vivencia del encarcelamiento de un padre o madre se define como
una “experiencia adversa de la infancia” que se distingue de los efectos negativos de otras situaciones
por la “combinación única de trauma, vergüenza y estigma”, cuyos efectos a largo plazo pueden
incluir problemas emocionales y psicológicos6. Es que a la eventual separación física de su referente,
se suman una serie de situaciones que coadyuvan a la condición de pobreza y exclusión social por la
que atraviesan las familias de la persona que es privada de la libertad. Entre ellas,las consecuencias
psicológicas de tal separación, el riesgo de ruptura de las relaciones familiares o las dificultades
en mantenerlas, la ausencia de cuidados parentales o el riesgo de desatención y/o abandono o
negligencia, la estigmatización y discriminación, y las dificultades financieras de sus cuidadores para
sobrellevar la situación, entre otras.
8. La pérdida o deterioro de los vínculos afectivos suele dar lugar a síntomas psicoafectivos tales
como cambios en el comportamiento, reacciones agresivas y desadaptación escolar o aislamiento,
vinculados al rechazo de sus compañeros y de la comunidad, bullying o desatención de parte de los
maestros. Sumado a ello, el encarcelamiento de sus referentes les provoca vergüenza, deshonor o
retraimiento, generando, en ocasiones, la identificación y búsqueda de refugio en grupos de pares en
los que se acepta y naturaliza la cárcel, o en los que se construyen mecanismos de legitimación de
conductas delictivas.
9. Bajo estas condiciones, el estigma de la prisión opera sobre quien lo padece como forma de violencia
simbólica que limita las posibilidades del sujeto de realizarse por fuera de ese etiquetamiento y lugar
socialmente asignado; alcanzando a estas Niñas, Niños y Adolescentes, pese a no haber cometido
ellos mismos un delito.
10. Otras consideraciones apuntan a distintas etapas del proceso penal, puesto que en las detenciones
y allanamientos, por ejemplo, no suele tomarse en cuenta la presencia de niñas y niños, desarrollándose
de manera física, emocional y psicológicamente violenta. Por lo general, no existen protocolos que
determinen qué medidas de contención adoptar y cómo llevar a cabo dichos procedimientos si hay
niñas y niños presentes, así como para crear las condiciones que permitan a los referentes adultos
3 El abordaje de la situación de Niñas y Niñas cuyos referentes son privados de la libertad alcanza a aquellos cuyos padres o madres son adolescentes y se
encuentran en contacto con el Sistema Penal, procurando garantizar también sus derechos.
4 “Invisibles: ¿hasta cuándo? Una primera aproximación a la vida y derechos de Niñas, Niños y Adolescentes con referentes adultos encarcelados en
América Latina y el Caribe. Estudio de caso: Brasil, República Dominicana, Nicaragua y Uruguay”
5 Giacomello C., (2019) Niñez que cuenta: el impacto de las políticas de drogas sobre niñas, niños y adolescentes con madres y padres encarcelados en
América Latina y el Caribe. 1ra ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. CWS Oficina Regional para América Latina y el Caribe.
6 “Invisibles, ¿hasta cuándo?...”, pág. 33.
7 Generalmente, por delitos vinculados a drogas.
6
tomar disposiciones inmediatas para los cuidados de sus hijos e hijas. En este caso, no sólo de los que
se encuentran presentes, sino también de los Niñas, Niños y Adolescentes que, por ejemplo, están en
la escuela al momento de la detención.
11. Frente a este panorama, es posible concluir que el contacto con el sistema de justicia penal y la
privación de la libertad de los referentes de cuidado, constituyen nuevos factores de riesgo o amenazas
a los derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, lo que aumenta su condición de vulnerabilidad,
requiriendo de un abordaje específico.
12. Los instrumentos internacionales de Derechos Humanos reconocen a la familia como el elemento
natural y fundamental de la sociedad para el crecimiento y bienestar de todos sus miembros, en
particular de los niños8. El Estado, la familia y la sociedad deberán adoptar las medidas necesarias
para proteger la familia, la maternidad y la infancia.
13. La Convención sobre los Derechos del Niño determina que los niños no podrán ser discriminados en
razón de ninguna condición o situación propia o de su familia (artículo 2), que todas las medidas que
se adopten en su protección deberán responder a la consideración primordial de su Interés Superior
(Artículo 3), que Niñas, Niños y Adolescentes tienen derecho a no ser separados de sus padres, salvo
cuando ello sea contrario a su Interés Superior (artículo 9), reconociendo el derecho a que participen
en todas las decisiones que los involucren directa o indirectamente, correspondiendo al Estado la
adopción de los mecanismos pertinentes para que su opinión sea escuchada (artículo 12).
14. En particular, la situación de Niñas, Niños y Adolescentes cuyos referentes se encuentran privados
de la libertad no se encuentra regulada de manera explícita y exclusiva en dichos instrumentos ni en la
legislación interna de los Estados, salvo algunas excepciones9. No obstante, existen normas de soft law10
que contienen disposiciones relativas a los derechos de las personas privadas de la libertad, como las
Reglas de Bangkok, que contemplan aspectos referidosespecialmente a las mujeres embarazadas o
lactantes, mujeres madres y sus hijos que convivan o no junto a ellas en prisión11, que indican que “Los
niños que vivan en el establecimiento penitenciario con su madre o padre nunca serán tratados como
reclusos”12.
15. Por su parte,la Asamblea General de Naciones Unidas en su Resolución 63/241 denominada “Hijos
de personas acusadas, procesadas o condenadas por haber infringido las leyes penales”, ha dispuesto
que todos los Estados deberán tener en cuenta los efectos de la detención y encarcelamiento de los
8 En este sentido, Declaración Universal de Derechos Humanos, Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, Convención Americana
sobre Derechos Humanos y Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
9 Entre ellas, la Ley de Ejecución Penal y del Sistema Penitenciario Nacional de Costa Rica, por ejemplo, contempla al niño como sujeto de derecho y
desarrolla una sección dedicada a personas menores de edad con progenitores privados de la libertad, enumerando explícitamente sus derechos.
10 “Conjunto de Principios para la Protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión”; “Principios y Buenas Prác-
ticas sobre la Protección de las Personas Privadas de Libertad en las Américas”; “Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos (Reglas Nelson
Mandela”); “Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de las reclusas y medidas no privativas de la libertad para las mujeres delincuentes
(Reglas de Bangkok)”.
11 Las Reglas de Bangkok establecen que deberá permitirse alas mujeres adoptar disposiciones respecto de si sus hijos van a permanecer en prisión con
ella o quedan al cuidado de otra persona, sean referentes familiares u otro cuidado alternativo; previendo incluso la posibilidad de suspender la reclusión
por un periodo razonable, en función del interés superior de los niños (Regla 2); que deberá llevarse un registro de cantidad de hijos que viven dentro
y fuera de la cárcel (Regla 3); que las reclusas con hijos deberán permanecer en centros cercanos a su hogar(Regla 4); condiciones de higiene para el
cuidado de niños y mujeres (Regla 5); servicios de atención de la salud (Regla 9); métodos no invasivos de inspección o registros corporales (Regla 20) y
respetuosos de la dignidad de la persona, con especial cuidado respecto de los niños que se hallen en prisión o visiten a sus madres (Regla 21); prohibición
de aislamiento o segregación disciplinaria para mujeres embarazadas, mujeres con hijos o madres en períodos de lactancia, ni suspensión de contacto con
sus familiares (Regla 22), ello en orden al mantenimiento y mejora de las relaciones familiares y a facilitar la comunicación entre ellos y con los servicios
que van a intervenir en el proceso de reinserción social.
12 Reglas Mandela.
7
padres en los niños, y, en consecuencia, dar consideración prioritaria a las medidas no privativas de la
libertad al dictar sentencias o decidir medidas previas al juicio respecto de la persona única o principal
que cuida la niño, condicionadas a la necesidad de proteger al público y al niño y habida cuenta de
la gravedad del delito.
16. En el caso de Niñas, Niños y Adolescentes cuyos padres, madres o referentes se encuentran privados
de la libertad, se entiende que constituyen medidas concernientes a los niños aquellas decisiones,
actos, conductas, servicios o procedimientos, tanto de las autoridades judiciales, penitenciarias
o administrativas, como de sus propios referentes familiares o comunitarios, que por acción o por
omisión, estén relacionadas de manera directa o indirecta con las niñas, los niños y/o los adolescentes
que convivan junto a los o las internas, o permanezcan fuera del establecimiento penitenciario pero
mantengan contacto con el sistema a través de visitas; como las que, en general, se adopten o
dispongan para las Niñas, Niños y Adolescentes cuyos referentes significativos se encuentran cumpliendo
penas privativas de la libertad.
17. En virtud de la repercusión que estas decisiones tienen en la vida de las niñas, niños y adolescentes,
los Estados deben adoptar un mayor nivel de protección y procedimientos detallados para asegurar
que tengan en cuenta su Interés Superior13. Al respecto, el Comité de los Derechos del Niño ha
recomendado prestar especial atención al derecho de cada niño y niña a la familia y a crecer con
sus padres, siempre que esto responda a su Interés Superior; al derecho a la información sobre la
situación de sus referentes en prisión; a la aplicación de medidas alternativas al encarcelamiento y
la reducción del uso de la institucionalización de las niñas y los niños con referentes encarcelados,
recurriendo a formas alternativas de abordaje de estas problemáticas que resulten “menos violentas y
más componedoras” que la tradicional privación de libertad.
V. Conclusiones
18. El contacto de Niñas, Niños y Adolescentes con el sistema penal y penitenciario, a partir de la
privación de la libertad de sus principales referentes de cuidado, representa nuevos factores de
riesgo o amenazas a los derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, lo que aumenta su condición de
vulnerabilidad y requiere de un abordaje específico.
19. Frente a ello, corresponde a las familias, a las instituciones y a la comunidad adoptar todas las
medidas necesarias para garantizar que reciban el mismo trato y accedan a las mismas condiciones
de vida y de desarrollo que el resto de Niñas, Niñas y Adolescentes que no se encuentran en su misma
situación familiar; procurando además, romper con el circuito de exclusión al que el estigma, la
discriminación y la trascendencia de la pena de prisión parece condenarlos.
8
21. Los decisores y responsables del diseño, la implementación y la ejecución de las políticas públicas
no deben perder de vista que estas Niñas, Niños y Adolescentes no han cometido un delito, sino que
se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad en razón de la condena impuesta a sus
progenitores.
VI. Recomendaciones a los Estados
22. Las presentes recomendaciones se proponen con la intención de generar una guía para un marco
común a todos los Estados Miembros para el abordaje de la situación de Niñas, Niños y Adolescentes
cuyos padres, madres o referentes adultos responsables de su cuidado se encuentran privados de la
libertad, tomando como base la Convención sobre los Derechos del Niño y las Reglas de Bangkok,
entre otros instrumentos internacionales y legislación interna, procurando asegurar el goce efectivo de
sus derechos.
De acuerdo a lo dicho en el punto III, los Estados han asumido compromisos internacionales en relación
a la protección de niñas, niños y adolescentes; contra toda forma de discriminación contra la mujer;
contra los malos tratos y penas crueles, inhumanos y degradantes; y demás instrumentos que consideran
la vulnerabilidad de ciertos grupos.
Lo anterior, se presenta como un área de oportunidad a los Estados para realizar una nueva mirada
de la legislación vigente, reglas o directrices desde el niño, la niña o el adolescente y sus derechos.
Es necesario asumir la problemática como un tema concerniente al conjunto del Estado y la sociedad,
asegurando la coordinación efectiva entre los representantes del organismo rector en materia de
niñez y adolescencia, del Servicio Penitenciario, del Poder Judicial, del Ministerio de Educación, del
Ministerio de Salud, del Ministerio de Cultura, de Seguridad, o sus equivalentes y representantes de
las Organizaciones de la Sociedad Civil involucradas en la temática. Para ello se recomienda que en
aquellos Estados que aún no lo hayan hecho, conformen mesas interinstitucionales de protección.
Este enfoque de trabajo se funda en el entendimiento de que la construcción de una política pública
efectiva, requiere de la participación activa de sus principales actores tanto estatales como no
9
estatales. Las políticas sociales, y en particular, las que refieren a la infancia y adolescencia, tanto al
proceso de construcción, como a su aplicación efectiva, requieren una perspectiva holística, que le
permita dar relevancia a los enfoques de corresponsabilidad y transversalidad de las políticas públicas.
Por su parte, el Estado debe habilitar estas instancias formales y periódicas de trabajo interdisciplinario,
con el objeto de avanzar en la elaboración de diagnósticos, metodologías y propuestas que permitan
incidir en la realidad de las familias, de las niñas, niños y adolescentes, en la comunidad de forma
integrada y en las instituciones, de acuerdo a un enfoque integral de las políticas públicas.
Asimismo, sería importante identificar, en cada caso, referentes comunitarios o “promotores” que
puedan facilitar procesos entre las familias y los distintos actores que intervienen en cada etapa de
la vida de los Niñas, Niños y Adolescentes cuyos padres, madres o referentes adultos se encuentran
privados de la libertad, con quienes puede articularse la respuesta estatal.
A tal efecto, se sugiere a los sistemas de protección relevar y generar información sobre la cantidad
y características principales de Niñas, Niños y Adolescentes con al menos uno de sus progenitores o
referente adulto responsable de su cuidado privado de la libertad. Ello permitirá contar con información
para orientar la intervención de protección por parte de los diferentes organismos involucrados, y
facilitará la obtención de datos estadísticos confiables y certeros sobre los cuales se puedan replantear
las estrategias de abordaje y establecer políticas focalizadas, en relación a la situación de los NNAPES
con derechos vulnerados.
Algunas de las variables a tener en cuenta pueden ser: las edades de las Niñas, Niños y Adolescentes,
ubicación geográfica, lugar de residencia, derechos amenazados y/o vulnerados, composición
familiar, nivel de ingresos, nivel de educación alcanzado, enfermedades o tratamientos vinculados a
su condición de vulnerabilidad, entre otras.
Por otra parte, al momento de definirse en el ámbito judicial la privación de libertad (en forma
temporaria o definitiva), deberá recabarse información acerca de si esas personas tienen niños o niñas
a su cargo, cuál es su situación familiar y como se resolverá el cuidado parental durante el periodo de
detención.
Es necesario que los Estados revean los sistemas oficiales de estadísticas penitenciarias existentes en
los países y que incorporen información sobre la realidad familiar de las personas privadas de libertad.
4 – Establecer Protocolos de Actuación e intervención ante situaciones que involucran a Niñas, Niños
y Adolescentes cuyos padre, madre o referentes adulto responsable de su cuidado se encuentren
en contacto con el Sistema Penal, atendiendo a la multiplicidad de escenarios en que Niñas, Niños y
Adolescentes pueden estar expuestos a situaciones violentas, que amenacen sus derechos o aumenten
las posibilidades de vulneración de los mismos, ya sea durante su permanencia en la prisión o en los
momentos de visita; como en los allanamientos a realizarse en su vivienda, una detención in fraganti o
planificada, o el hecho de que su padre o madre se encuentren cumpliendo condenas en suspenso,
domiciliarias o algún tipo de medida alternativa a la privación de libertad.
10
Sin perjuicio de que puedan establecerse otros temas, se recomienda que los Protocolos regulen los
procedimientos relativos a:
De esta manera, si bien los temas identificados precedentemente son abordados por la legislación
nacional o internacional vigente, se pretende brindar un marco de mayor accesibilidad a los operadores
comunitarios, al personal de las instituciones educativas, sanitarias, servicio penitenciario (personal que
controla los ingresos y visitas, la permanencia en el establecimiento; autoridades) y sistema judicial
(jueces; fiscales; defensores), para mejorar sus competencias y habilidades en la atención y el trato
con niños, niñas y adolescentes en esta especial situación de vulneración.
5 - Sensibilizar y capacitar a los operadores, profesionales y agentes de los servicios de policía, justicia,
penitenciario, de protección, salud, educación y comunitarios en derechos humanos con especial
atención a la situaciones de los niños, niñas y adolescentes con referentes familiares privados de
libertad, así como en los protocolos que se desarrollen en atención a la recomendación precedente,
con el objeto de favorecer su implementación.
11
Se sugiere tener especialmente en cuenta la identificación de las necesidades y el conocimiento
específico acerca de los derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, procurando un abordaje integral
y respetuoso de la dignidad humana, atendiendo a las condiciones de vulnerabilidad que pudieran
presentar las familias.
Los aspectos centrales de dicha formación deberán ser acordados en el proceso de elaboración del
Protocolo.
6 - Elaborar guías de procedimientos para agentes del servicio penitenciario, relativas a las condiciones,
cantidad y calidad de las visitas de los niños, niñas y adolescentes a sus referentes privados de la
libertad, atendiendo especialmente a la existencia de instalaciones adecuadas y entornos “amigables”
donde realizar los encuentros; métodos de revisión o registro respetuosos de la intimidad y la dignidad
humana, que no vulneren os derechos de niños, niñas y adolescentes; medidas para evitar largas
esperas al ingreso a los centros penitenciarios; promover el contacto físico y la privacidad, el derecho
al juego, las visitas extendidas o fuera de los horarios habituales para la realización de las actividades
diarias de los niños, la participación de otros referentes significativos durante el desarrollo de las mismas;
utilización de medios alternativos de comunicación; entre otras.
Resulta fundamental la articulación entre los profesionales intervinientes (ya sea de los servicios de
protección, del Juzgado o del Servicio Penitenciario, como de salud y/o educación) y los cuidadores
de la Niña, el Niño o Adolescentes, en los momentos previos al primer contacto con el referente que se
encuentra privado de la libertad.
Niñas, Niños y Adolescentes deben contar con información respecto de la situación de su padre, madre
o responsable, del lugar donde se encuentra, y de sus derechos en cuanto a mantener contacto con
aquellos. Asimismo, deberá contar con asistencia social y psicológica en caso de estimarlo pertinente,
a los fines de acompañar el proceso y las implicancias de tener a un referente privado de la libertad,
las condiciones y tiempos de la prisión, entre otras circunstancias a tener en cuenta.
En todos los casos, se recomienda a los Estados asegurar las condiciones y disponer de los mecanismos
que aseguren la participación de Niñas, Niños y Adolescentes en todas las decisiones que los involucren.
7 – Considerar una mayor flexibilidad en las decisiones, reglamentaciones y procedimientos que deban
adoptar las autoridades judiciales y penitenciarias, respecto de todas las situaciones que involucren
la presencia de Niñas, Niños y Adolescentes, no sólo frente a la necesidad de conocer el contexto , la
historia de vida y circunstancias personales de quien cometió un delito para el momento de imponer
sanciones de privación de libertad, sino particularmente a Niñas, Niños y Adolescentes que pudiera
tener a su cuidado.
12
8 - Evaluar la concesión de permisos de salida a la madre para ir al hogar, que es el contexto de
desarrollo del niño, procurando favorecer el ejercicio de las responsabilidades parentales y contribuir
a reforzar los vínculos filiales o familiares. En el caso de las visitas, permitir el libre contacto durante los
encuentros y habilitar canales alternativos de comunicación, a través de llamadas o video-llamadas,
fuera de los horarios estipulados como “de visita” o ante circunstancias que así lo requieran, para
promover un mayor contacto entre el niño, niña o adolescente y su padre, madre o responsable
privados de la libertad.
El objetivo de estas dos últimas recomendaciones es facilitar la vinculación emocional sin las barreras
propias de la institución, y en un contexto que resulta más amigable al niño, niña o adolescente.
Es importante que el niño o niña que concurre a la visita tenga información previa sobre la situación
de su adulto referente. Lo más adecuado es que sean sus propios padres quienes se la brinden. En
este sentido, puede ser conveniente mantener video llamadas antes de la visita y que exista personal
técnico que apoye y oriente sobre las formas de brindar información al niño o niña.
9 - Incluir dentro de los programas de reinserción social de personas privadas de libertad conocimientos
y herramientas relacionadas al ejercicio de la maternidad y paternidad así como información que
facilite la comunicación con sus hijos o hijas.
Es fundamental trabajar el egreso de la persona privada de libertad desde el momento que ingresa a
un centro penitenciario. En este sentido, los programas de reinserción deben integrar dimensiones de
la vida de la persona que incluya su rol como madre o padre. Asimismo, es necesario abordar desde
estos programas, aspectos centrales para los niños como lo son, el derecho a una vivienda, acceso a
prestaciones, trabajo, tratamiento de adicciones a sus padres, etc.
- Reforzar las redes sociales más cercanas para que puedan colaborar con el cuidado de Niñas,
Niños y Adolescentes cuyos padres, madres o referentes adultos responsables de su cuidado se
encuentran privados de la libertad;
- Brindar acompañamiento y contención interdisciplinaria en el contexto del niño, niña o adolescente.
Con relación a las visitas a la prisión, deberá contemplarse el apoyo social y psicológico pertinente,
en función de lo que implica el ingreso y el encuentro con un referente cercano en el contexto de
la cárcel.
- Evitar la estigmatización generando espacios de escucha entre pares e instancias grupales de
apoyo y reflexión para Niñas, Niños y Adolescentes.
- Promover instancias socioeducativas con referentes adultos.
- Desarrollar estrategias de inclusión a través del trabajo comunitario en contextos de alta
vulnerabilidad.
- Incorporar a las familias a programas de fortalecimiento que procuren transferencias materiales o
económicas, en pos de la reparación de la situación de vulneración que atraviesan.
- Fortalecer los programas existentes de rehabilitación del consumo problemático de sustancias,
durante el encierro y luego en el retorno a la comunidad, en el entendimiento de que una
prevención oportuna podría evitar que Niñas, Niños y Adolescentes ingresen nuevamente al Sistema
de protección a raíz de las conductas de sus padres, madres o referentes significativos.
13
- Acompañar la re-vinculación entre Niñas, Niños y Adolescentes con su progenitor/es o adulto
referente que ha estado privado de la libertad.
Deberá tenerse especialmente en cuenta que estos Niñas, Niños y Adolescentes y sus cuidadoras no
han cometido un delito, ni están en contacto con el sistema penal producto de hechos propios. En tal
sentido, deben adoptarse todas las medidas para asegurar que gocen de los mismos derechos que los
demás niños, niñas y adolescentes y que no sean sometidos a ningún tipo de discriminación producto
de la situación de privación de la libertad de su padre, madre o responsable.
Todas estas circunstancias deberán ser evaluadas y sopesadas en cada caso concreto, adecuando
las propuestas o ajustes razonables a la máxima consideración del Interés Superior de cada niño, niña
o adolescente.
12 – Garantizar, por todos los medios, la no institucionalización de los niños, niñas y adolescentes.
Se deberán determinar criterios de valoración sobre la capacidad de cuidados de otros referentes en
la familia extensa o en la comunidad, en los casos en que no sea posible evitar la separación del niño
de su familia nuclear, para que aquellos puedan operar como referentes de cuidado y protección,
bajo la modalidad de cuidado alternativo.
Como quedó plasmado en los efectos cualitativos del encarcelamiento, Niñas, Niños y Adolescentes
cuyos referentes significativos se encuentran privados de la libertad, han quedado sin cuidados
parentales o se encuentran en riesgo de perderlos, por lo que, los sistemas de protección deben actuar
en consecuencia.
Al respecto, cabe mencionar que también sería oportuno que tanto el personal policial que interviene
ante una detención planificada, in fraganti, o en un allanamiento, como los operadores judiciales,
cuenten con las herramientas indispensables para indagar, a través del dialogo con los niños o sus
padres o madres, acerca de la existencia de referentes familiares o comunitarios que puedan cuidar
de ellos en la inmediatez.
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13 - Disponer de los mecanismos adecuados para asegurar que Niñas, Niños y Adolescentes estén
informados sobre el proceso, los servicios, las propuestas de resolución de su situación y de sus referentes,
garantizando que sean escuchados y que puedan emitir su opinión al respecto, en todas las decisiones
que los involucren, directa o indirectamente, tanto ante la autoridad administrativa o penitenciaria,
como ante los jueces que decidan sobre la situación. Deberá garantizarse su participación de acuerdo
a su desarrollo evolutivo.
Estos materiales deberían tener una amplia difusión entre los diferentes operadores, tomadores de
decisiones, las familias, los niños, niñas y adolescentes y las instituciones educativas, de salud y sociales.
15
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(Reglas Nelson Mandela). Adoptadas inicialmente por el Congreso de las Naciones Unidas sobre la
Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente en 1955, y aprobadas en 1957 por el Consejo
Económico y Social de las Naciones Unidas. Nueva versión aprobada por unanimidad en la 70º sesión
de la Asamblea General de las Naciones Unidas del año 2015.
Ley N° 26061, de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, y Decreto
N° 1293 (2005) de Argentina.
Reglas Mínimas para el Tratamiento del Recluso en Brasil. Aprobadas en la reunión ordinaria del
17 de octubre de 1994 por el Consejo Nacional de Política Criminal y Penitenciaria, a través de la
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Resolución Nº 14, del 11 de noviembre de 1994.
Ley de Ejecución Penal y del Sistema Penitenciario Nacional (2016) de Costa Rica.
Observación General Nº 14 del Comité de los Derechos del Niño (2013), CRC/C/GC/14, del 29 de
mayo de 2013.
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