La Cosa Juzgada Frente A Terceros: Enrico Allorio

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ENRICO ALLORIO

LA COSA JUZGADA
FRENTE A TERCEROS
Traducción de
M.ª Angélica Pulido Barreto

Marcial Pons
MADRID | BARCELONA | BUENOS AIRES | SÃO PAULO
2014

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ÍNDICE

Pág.

PREFACIO.............................................................................................................. 9

CAPÍTULO I.  EL PROBLEMA DE LA NATURALEZA DE LA COSA JUZ­


GADA................................................................................................................. 11

PARTE GENERAL

CAPÍTULO II.  CRÍTICA AL PRINCIPIO DE LOS LÍMITES SUBJETIVOS DE


LA COSA JUZGADA......................................................................................... 45
Primera Hipótesis............................................................................................ 60
Segunda Hipótesis........................................................................................... 61

CAPÍTULO III.  A)   JUSTIFICACIÓN USUAL DE LA AUTORIDAD DE LA


COSA JUZGADA FRENTE A TERCEROS: EL EFECTO REFLEJO DE LA
COSA JUZGADA COMO CONSECUENCIA DE LA EXISTENCIA DE UN
NEXO DE PREJUDICIALIDAD ENTRE RELACIONES JURÍDICAS........... 65

CAPÍTULO IV.  B)   EXPLICACIÓN ANORMAL DE LA AUTORIDAD DE LA


COSA JUZGADA FRENTE A TERCEROS: EXTENSIÓN DE LA COSA
JUZGADA EN RAZÓN DE UN NEXO DE COORDINACIÓN NECESARIA.. 109

PARTE ESPECIAL

SECCIÓN I
MANIFESTACIONES ESPECÍFICAS DEL EFECTO REFLEJO
DE LA COSA JUZGADA

CAPÍTULO V.  A)  LA SUCESIÓN EN LA RELACIÓN DECIDIDA................... 125


§ 1.   Observaciones generales........................................................................ 125
§ 2.   Problemas particulares.......................................................................... 138

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ÍNDICE

Pág.

CAPÍTULO VI.  B)  ADQUISICIÓN CONSTITUTIVA........................................ 173

CAPÍTULO VII.  C)  GARANTÍA......................................................................... 191

CAPÍTULO VIII.  D)   OTRAS FIGURAS DEL NEXO DE PREJUDICIA­


LIDAD............................................................................................................... 215

SECCIÓN II
FENÓMENOS INDIVIDUALES DE EXTENSIÓN DE LA COSA JUZGADA

CAPÍTULO IX. casos específicos de extensión de la cosa juz-


gada................................................................................................................. 225
§ 1.   Sustitución procesal............................................................................... 227
§ 2.   Relaciones concurrentes........................................................................ 238
§ 3.   Litisconsorcio necesario........................................................................ 254

SECCIÓN III
LA COSA JUZGADA EN LOS PROCESOS DE FILIACIÓN

CAPÍTULO X.  la cosa juzgada en los procesos de filiación...... 269

SECCIÓN IV
LA COSA JUZGADA FRENTE A TERCEROS Y LAS FIGURAS
PROCESALES AFINES

CAPÍTULO XI.  A)  LA OPOSICIÓN DE TERCERO CONSAGRADA EN EL


ART. 510 (ORDINARIA)................................................................................... 283

CAPÍTULO XII.  B)   LA OPOSICIÓN DE TERCERO CONSAGRADA EN EL


ART. 512 (REVOCATORIA).............................................................................. 293

CAPÍTULO XIII.  C)   INTERVENCIÓN.............................................................. 301

CAPÍTULO XIV.  D)   REVISIÓN Y RECURSO DE CASACIÓN........................ 307

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PREFACIO

En las páginas subsiguientes me propongo recorrer un camino que los


investigadores anteriores a mí ya han cultivado profusamente. Y realmente
ello no es para nada sorprendente, dado que la cosa juzgada constituye el
punto de convergencia por excelencia entre el Derecho sustancial y el pro-
ceso, y precisamente tal es la razón por la cual es considerado un problema
central del Derecho.
Cuanto mayor interés exista en la aplicación de la teoría de la cosa juzga-
da a los problemas verdaderamente centrales de esta ciencia y no a cuestio-
nes marginales, mayor será la fascinación que suscite el estudio de la teoría
de la cosa juzgada en relación con otras temáticas procesales.
Precisamente por la posición central que tiene la cosa juzgada en el siste-
ma procesal, no debe olvidarse que esta problemática aún presenta algunas
facetas que han sido muy poco exploradas y que podrían ser estudiadas con
gran utilidad, aunque la misma ya haya sido objeto de múltiples investiga-
ciones.
De entrada debo aclarar que en esta obra no se realiza una investigación
exhaustiva que agote la teoría de la cosa juzgada. Reconozco que en un pri-
mer momento sí contemplé la posibilidad de intentar un análisis integral,
pero muy pronto entendí el peligro que implicaba confiar excesivamente en
mis fuerzas. Esa es la razón por la cual en este libro solamente me ocupo de
estudiar una parte de dicha teoría, que es aquélla referida a la cosa juzgada
«frente a terceros». Por lo general, en los manuales de la materia esta temáti-
ca recibe la denominación de «límites subjetivos» de la cosa juzgada. Sin em-
bargo, yo no podía titular de esa manera una obra cuya finalidad principal es
precisamente negar la existencia de los «límites subjetivos», por lo menos en
la forma en que frecuentemente se enuncia.
Fue así como logré restringir un poco el tema, aunque en realidad el
mismo continúa siendo bastante amplio. En todo caso, no podía afrontar el
tema de la cosa juzgada respecto a los terceros, sin antes haber tomado una

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ENRICO ALLORIO LA COSA JUZGADA FRENTE A TERCEROS

posición en relación con la naturaleza de la cosa juzgada. Y esto fue preci-


samente lo que me ocupé de hacer en la parte introductiva de esta obra, en
donde manifiesto mi adherencia a la teoría sustancial de la cosa juzgada,
explicando siempre las razones de esta preferencia, que es contraria a la
tendencia dominante.
Posteriormente, en la parte general (en donde me ocupo con profundidad
de esta cuestión) reformulé algunas nociones preliminares generales, y entre
ellas, dediqué una particular atención al concepto de prejudicialidad. Luego,
al escribir la parte especial, pude observar que la mayoría de las veces no es
posible lograr solucionar ni sistematizar satisfactoriamente los casos parti-
culares, si se carece del conocimiento de las diversas teorías relativas a cada
uno de los institutos jurídicos civiles. Esa y no otra fue la razón por la cual
tuve que acudir a todos estos conocimientos, ya que en efecto, el tema de la
cosa juzgada respecto a los terceros es —parafraseando a Dante— «el punto
al cual se ven atraídas todas las cosas».
Precisamente por esto, en relación con las cuestiones prejudiciales tuve
que acudir a conceptos delicadísimos tales como la sucesión, la adquisición
derivativa, la posesión de títulos de crédito e incluso la quiebra, el arren-
damiento, la garantía y la filiación. En muchos casos no habré estado a la
altura de tan compleja labor, pero desde ya advierto que me tuve que ocupar
de estas difíciles temáticas civiles preliminares, así como de otras temáticas
propias del Derecho procesal (como por ejemplo la sustitución, la interven-
ción, la oposición de tercero y el litisconsorcio) no tanto por elección, como
por necesidad.
Por último, debo decir que no podría dedicar el fruto —cualquiera que
sea— de este trabajo a nadie más que a mis maestros, Emilio Betti y Fran-
cesco Carnelutti. Ellos han recorrido —¡con pasos mucho más veloces y
seguros!— este mismo camino y son sus huellas las que he seguido.
Enrico Allorio

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CAPÍTULO I
EL PROBLEMA DE LA NATURALEZA
DE LA COSA JUZGADA

1.   El objeto y la finalidad de esta investigación es determinar en qué


condiciones y de qué manera la eficacia de la cosa juzgada de una sentencia
civil puede extenderse a terceros.
Por supuesto, lo primero que debemos hacer es examinar en qué consiste
esta consecuencia primordial de la decisión del juez, es decir, en qué consis-
te la cosa juzgada. No cabe duda de que para realizar esta investigación es
imprescindible tomar una posición clara en relación con el problema preli-
minar de la naturaleza de la cosa juzgada, ya que es inconcebible entrar a
analizar la eficacia vinculante de una sentencia frente a terceros, sin saber
siquiera que es en sí misma tal eficacia vinculante.
La necesidad de examinar dicho problema preliminar debe, con mayor
razón, ser reconocida por quienes consideren —como yo lo hago— que las
múltiples y discordantes soluciones que se han dado al problema de la cosa
juzgada frente a terceros se derivan precisamente de las múltiples teorías que
se han formulado en relación con la naturaleza de la cosa juzgada 1.
Aunque posteriormente me ocuparé de examinar estas diferencias con
mayor amplitud, en este momento nos dedicaremos a examinar el proble-
ma de la naturaleza de la cosa juzgada en términos abstractos y prelimi-
nares.

1 
Desde este punto de vista, es realmente lamentable no solamente el hecho de que algunos se
hayan ocupado de estudiar el tema de la cosa juzgada frente a los terceros sin antes resolver lo rela-
tivo a la cuestión de la naturaleza de la cosa juzgada (defecto éste que precisamente aqueja la obra
de Mendelssohn-Bartholdy, Grenzen der Rechtskraft, 1900); sino también el hecho de que otros
autores, habiendo resuelto el problema preliminar, hayan omitido señalar directrices tendientes a
resolver los problemas que de ello se derivan (en mi opinión, éste es el defecto del que adolece la
obra de Hellwig, Wesen und subjektive Begrenzung der materiellen Rechtskraft, 1901).

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2.   La cosa juzgada  2 puede definirse como la eficacia normativa de la


decisión jurisdiccional. La cosa juzgada acaba y convierte en inútil cualquier
discusión sobre la justicia o la injusticia de lo decidido. La cosa juzgada vin-
cula a las partes y a todo juez futuro, y en virtud de la sentencia, lo que fue
decidido se convierte en Derecho.
Todas estas proposiciones expresan de diversas maneras la misma ver-
dad, que con mayor intensidad verbal ha sido expresada en afamados bro-
cardos latinos. Tal verdad es que la cosa juzgada es un vínculo. Ahora bien,
todos estamos de acuerdo en eso, pero ello es un simple consenso sobre la
existencia del fenómeno —que por demás no puede ser puesto en duda en la
medida en que la ley lo reconoce y lo disciplina— y sobre la apariencia exte-
rior del fenómeno mismo.
Ahora bien, habiendo reconocido que la cosa juzgada es un vínculo, in-
mediatamente surge el interrogante sobre su naturaleza: ¿es un vínculo de
Derecho sustancial o de Derecho procesal? En otras palabras, ¿cómo opera
la sentencia? ¿Modifica acaso la situación jurídica preexistente, y le impri-
me a la relación jurídica decidida una nueva configuración, extinguiendo
la obligación que equivocadamente se pensaba existía, o haciendo surgir la
obligación que equivocadamente se pensaba que no existía? ¿O más bien
será que la sentencia deja inmodificada la situación de Derecho sustancial, y
logra su eficacia creando un precepto procesal que se sobrepone al precepto
sustancial, y que en caso de conflicto, prevalece sobre el mismo 3, con lo cual
se obliga al juez futuro a no separarse de esa decisión en ningún proceso que
pudiese luego celebrarse sobre la relación jurídica ya decidida en la senten-
cia inicial, sin importar si la situación de Derecho sustancial podría parecer
tan distinta como para aconsejar una regulación judicial diferente de aquella
relación jurídica?

2 
Obviamente me estoy refiriendo a la cosa juzgada sustancial, ya que la cosa juzgada formal,
es decir, la inmutabilidad de la sentencia (que abarca tanto su irrevocabilidad de parte del juez,
como su inimpugnabilidad por las partes) es un simple presupuesto de la primera. En este sentido
vid. Botticher, Kritische Beitrage zur Lehre von der materiellen Rechtskraft, 1930, pp. 66-67. Aunque
se trata de una distinción clara (recientemente la ha confirmado Botticher, en el citado Beitrage,
pp.  67-71), la confusión es frecuente. El mismo Botticher (Beitr., pp.  71-72) agrega, con justa
razon, que ese es el punto débil de la doctrina de Merkl (Die Lehre von der Rechtskraft, 1923). En
efecto, este autor ha visto en la cosa juzgada una simple manifestación del fenómeno general de los
actos creadores de Derecho emanados del Estado, y aunque en cierta forma en ello está de acuerdo
también Husserl (Rechtskraft und Rechtsgeltung, 1925, I), lo supera en la medida en que ve en la
cosa juzgada además de la simple eficacia (Rechstgeltung), un cierto tipo de eficacia permanente
(Geltungsdauer) (Merkl, Die Lehre, cit., p. 177). Sin embargo, precisamente aquí es defectuosa la
doctrina de Merkl, dado que para quienes consideren que la cosa juzgada sustancial es una «per-
manencia de la eficacia» es decir, una inmutabilidad, queda excluido cualquier intento serio de
asimilar la cosa juzgada con la autoridad de los otros actos estatales (ley, acto administrativo) dado
que la esencia de ellos, por el contrario, es mutable. En todo caso, no pueden dejarse de aplaudir los
esfuerzos de autores como Merkl y Husserl por estudiar la eficacia de la sentencia en el cuadro ge-
neral de la eficacia de las manifestaciones de la autoridad del Estado, ni tampoco se logra compartir
la desconfianza que a este respecto manifiesta Neuner, «Die dogmatische Bedeutung der materiell-
rechtlichen und prozessualen Rechtskrafttheorie» (en Zeitschr. f. deut. Zivilpr., 37), pp. 13-25.
3 
Precisamente ésta es la descripción que se hace de la doctrina procesal en el artículo de
Betti, «Cosa giudicata e ragione fatta valere in giudizio», en la Riv. Dir. Comm, 1929, I, pp. 544 y
ss., especialmente pp. 551-552, reproducido en la Enciclopedia Italiana XI, col. 562; y en las Lezioni
di diritto processuale civile (1931-1932), pp. 772-792.

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