Albaladejo Prescripcion 1

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MANUEL ALBALADEJO

DERECHO CIVIL
I
INTRODUCCIÓN Y PARTE GENERAL

DECIMOSÉPTIMA EDICIÓN
Puesta al dia de legislación y jurisprudencia

EDISOFERSl
LIBROSJURIDICos

2006
CONSEJO EDITORIAL:

PRESIDENTE:
D. ODILO FERNÁNDEZALONSSO
Editor

ASESORES:

Asesor en Derecho Privado:


D. ARMANDO TORRENT RUIZ
Catedrático de Derecho Romano de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid

Asesores en Derecho Público:


D. CARLOos GARCÍA VALDÉS
Catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Alcalá

D. ABEL TÉLLEZ AGUILERA


Doctor en Derecho. Jurista de la Administración
Académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación

Reservados todos los derechos. De conformidad con lodispuesto en el articulo 270 y siguientes
del Código Penal vigente, podrán ser castigados con penas de prisión y mulia quienes sin la pre-
ceptiva autorización de su autor o editor reprodujesen o plagiasen, en todo o en parte, una obra
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© Manuel Albaladejo
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Edita y distribuye:
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San Vicente Ferrer, 71
28015 Madrid
Teléfono (91) 521 09 24
Fax (91) 532 28 63

ISBN: 84-89493-90-1
Depósito legal: M. 32.324-2006

Printed in Spain Impreso en España

Industria Gráfica Anzos, S. L. - Fuenlabrada (Madrid)


MANUEL ALBALADEJO

final de la hora veinticuatro del día del mismo número (que el determinado)
que corresponda al mes o año sucesivo que sea.
Y si está establecido, por excepción, que el día determinado queda in-
cluido en el cómputo, el plazo acaba al final de la hora veinticuatro del día
de número anterior (al determinado) que corresponda al mes o año sucesivo
que Sea.
«Cuando en el mes del vencimiento no hubiera día equivalente al ini-
cial del cómputo, se entenderá que el plazo expira el último del mes» (C.c.,
art. 5, número 1, in fine). Y si hay día equivalente al inicial (en el sentido
de primer día que cuenta") del cómputo, el plazo acaba al final de la hora
veinticuatro del anterior.
Por último, es seguro que si se habla en negocios jurídicos de afios, me-
ses, noches o días (lo mismo que si se habla de semanas, quincenas, medios
meses o medios años, trimestres, etc.), habrá que dar a tales expresiones el sen-
tido que marquen las reglas de interpretaciớn de aquéllos, que puede ser dis-
tinto del atribuido en la ley (por ejemplo, los contratantes, al hablar de meses,
querían referirse a períodos abstractos de treinta días). Pero, en principio, tal
sentido, no habiendo datos en contra, será el que señala el art. 5, número 1.

§ 107
LA PRESCRIPCION EXTINTIVA

SUMARIO: 1. Adquisición y extinción de derechos por el paso del tiempo.2. Concepto


de prescripción extintiva-3. Su verdadero significado.4. Fundamento.-5. Am-
bito de la prescripción.--6. Requisitos.-7. Comienzo de la prescripción.-8. Inac-
tividad inicial.9. Interrupción.Primero. Precisiones sobre cuándo es interrp-
tivo el ejercicio de la acción. Segundo. Cuestiones particulares que plantea la
interrupción por ejercicio de la acción ante los Tribunales.,Tercero. Precisiones
sobre la interrupción por reclamación extrajudicial o por reconocimiento del sujeto
pasivo.-10. Comienzo de nueva prescripción,-11. Suspensión.–12. Efectos.--
13. Renuncia.-14. Carácter de las normas que regulan la prescripción.

1. Adquisición y extinción de derechos por el paso del tiempo.-


El transcurso del tiempo unido a otros factores provoca la adquisición o ex-
tinción de derechos a través de diversas figuras jurídicas, como son la pres-
cripción adquisitiva, la prescripción extintiva, la caducidad y el no uso. Ahora
me ocuparé sólo de la segunda; después lo haré de los dos últimos; en
cuanto a la prescripción adquisitiva, también llamada usucapión, se trata en
el Derecho de bienes, tomo II de esta obra.

0YN0 es el sentido inexacto, pero que también se usa, de día que se fija para señalar el comienzo
del plazo, según lo antes dicho, como regla comienza al siguiente.

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§ 107 LA PRESCRIPCION EXTINTIVA

Pues a diferencia de la extintiva (que, en principio, alcanza -en los térmi-


nos que luego se dirá-, a todos los derechos patrimoniales), sólo afecta a algu-
nos reales (razón por la que se explica su examen al estudiar éstos). Por lo de-
más, ambas difieren en distintos requisitos, teniendo en común sốlo el paso del
tiempo y la inacción del titular del derecho (que -como he dicho- se extingue
en la extintiva y que, en la adquisitiva, se adquiere por la persona distinta del
titular-– que lo posee como si fuera suyo); circunstancias que no justifican el es-
tudio conjunto de las dos.

2. Concepto de prescripción extintiva,Los derechos se extinguen


cuando durante cierto tiempo permanecen inactivos e irreconocidos, es de-
cir, no -se ejercitan por el titular ni se reconoce su existencia por el obli-
gado (A debe una suma a B) o poseedor (A tiene una cosa de B). Tal fi-
gura se llama prescripción extintiva.

El profano puede equivocarse aquí, y creer inexactamente que en ciertos ca-


sosno hay ejercicio del derecho. Por ejemplo, que no se ejercita el de propiedad
si no se usa la cosa sobre la que recae. Creencia equivocada, porque, poseyén-
dola, el dueño ya ejercita su derecho, aunque no la use materialmente.

3 Su verdadero significado.Como sabemos, se denomina acción al


medio o poder que compete a la persona para pedir la protección judicial
de lo que cree su derecho (así: el propietario que demanda ante los Tribu-
nales al poseedor de su cosa para que se la restituya, ejercita la acción rei-
vindicatoria; el prestamista -mutuante- que reclama la devolución de lo
prestado, ejercita la acción de mutuo, etcétera).
Por brevedad hablo y hablaré de extinción (prescripción) del derecho o,
por seguir la terminología legal, de extinción (prescripción) de la acciớn; pero
no hay acuerdo' sobre si realmente prescribe aquél o la acción que corres-
ponde para hacerlo efectivo, o si lo que ocurre es que subsistiendo uno y otra,
la llamada prescripción de los mismos, consiste sólo en que la ley faculta al
sujeto pasivo para que, amparándose en el transcurso del tiempo, se niegue a
hacer lo que debe, cuando se le reclame pasado el plazo de prescripción.
En mi opinión, esta última es la tesis acertada. En el fondo de las co-
sas, se trata de que por razones que después expondré al pasar cierto
tiempo inactivo e irreconocido el derecho, el Ordenamiento lo deja a la
buena voluntad del sujeto pasivo, retirando al titular el poder de imponerlo
a aquél.

Ya decían las Partidas (3,29,22), «Perezoso seyendo algund ome treinta años
continuadamente, que non demandase en juicio sus debdas, a aquellos que gelas

Ni en la doctrina ni en la jurisprudencia, que unas veces habla de acción y otras de derecho. En


la doctrina, cfr. ALAS, DE BUEN y RAMOS, De la prescripción extintiva, 1918, págs. 90 y ss.

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debieren, podiendolo facer, si dende en adelante gelas quisiese demandar poderse


y an amparar contra el por ese tiempo, e non serian tenudos de gelas paga, si
non quisieren».
Algún autor² se ha ocupado con posterioridad especialmente del tema de si
lo que prescribe es el derecho o la acción, y resume su opinión diciendo que
prescriben las «facultades de exigin», Lo que es tesis sustancialmente igual a la
que mantengo.
Hay quien estima que lo que prescribe es el derecho, y aduce que si se en-
tiende que la prescripción alcanza sólo a la efectividad procesal de éste, a la que
mata, pero dejando vivo aquél, el mismo podría ser invocado por su titular fuera
de ese campo de efectividad.
Sin embargo, tal punto de vista hay que rechazarlo con arreglo al concepto
expuesto, del efecto que la prescripción produce. Este efecto, he dicho que no-es
ni la extinción del derecho ni la de la acción, de modo que existiendo aquél, el
interesado puede invocarlo, y no. extinguida tampoco la acción, puede, asimismo,
accionar ante los Tribunales, pidiendo su protección. Ahora bien, como la conse-
cuencia que ha producido la prescripción ha sido la de retirar al titular del dere-
cho el poder de imponer éste, dejándolo, pues, a la 'voluntad del sujeto pasivo,
resultará que lo mismo en el campo procesal que en el extraprocesal, e igualmente
cuando el titular exige su derecho que cuando lo opone a la exigencia del pasivo
(así, opone a éste aquel derecho, alegando que la deuda que su deudor le reclama
se compensó con dicho derecho, es decir, con lo que éste le debía a él), tal de-
recho no prevalece, sino en cuanto que dicho sujeto pasivo lo acepta.

Lo dicho sobre que el Ordenamiento deja, el derecho prescrito, a la


buena voluntad de su sujeto pasivo, retirando a su titular el poder de im-
ponerlo aquél, es cosa que alguno podría entender como contradictorio con
la subsistencia del derecho. Pero, por mi parte, considero que el no poder
imponer un derecho no equivale necesariamente a su extinción, aunque sea
un estado anormal, de excepcional debilidad del mismo.

Tal punto de vista:


1.° Se adapta mejor que los otros a la conciencia social, ya que ésta no suele
estimar que el derecho cese de existir por el paso del tiempo, e incluso concep-
túa desfavorablemente a quien se ampara en la prescripción como única razón en
sí para no cumplir lo que debe.
2.° Explica perfectamente, y no mediante forzadas argumentaciones, cues-
tiones que después veremos, como la renunciabilidad de la prescripción ganada
(si el derecho se hubiese extinguido, ¿es que lo adquiriría de nuevo el antiguo ti-

2 DIEZ-PICAZO, La prescripción en el Código civil, 1964, págs. 33 y ss.


3 Ob. cit., pág. 38.

'Asl, DE CASTRO, Temas de Derecho civil, 1972, págs. 166 y ss. Véase tambiến DIEZ-PICAZO-
GULLON, Instituciones de Derecho civil, I, 1973, págs. 202 y ss.
S Por eso en los ejemplos que pone DE CASTRO (pág. 168 de la obra citada), el derecho pres-
crito no triunfa a ningún efecto contra quienes se invoca, si es que éstos no se avienen a aceptarlo vo-
luntariamente.

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$ 107 LA PRESCRIPCION EXTINTIVA

tular, por la sola voluntad del sujeto pasivo, al renunciar éste a la prescripción?)
y la forma de operar dicha prescripción, es decir, los efectos de ésta.
Razones por las que, aunque la letra del Código puede inclinar a rechazar la
tesis que defiendo, después se verá cómo es la que responde más a la realidad
del propio Código.

Ahora bien, según la terminología de la ley, más parece que fueran las
acciones las que se extinguen por prescripción, pues, si bien algunas veces
el Código habla -al referirse en general a la prescripción adquisitiva y ex-
tintiva-- de que se extinguen por prescripción los derechos y las acciones
(arts. 1.930 y 1.932),posteriormente, al regular la extintiva capítulo I,
del título XVII, del libro I-v habla exclusivamente de prescripción de las
acciones (rúbrica de dicho capítulo, y arts. 1961 a 1.974, en todos los cua-
les se menciona siempre la prescripción de las acciones, y ni una sola vez
la del derecho). Por su parte la Compilación catalana (art. 344) habla de la
prescripción extintiva de «las acciones y derechos». Y la navarra (título IV
del libro preliminar, y leyes de ese título) De la prescripción de las ac-
ciones».

Ha de advertirse que en ciertas ocasiones, siendo la acción de que se trata,


defensiva, no del derecho en su totalidad, sino de aspectos parciales del mismo,
la prescripción de aquélla viene perfectamente diferenciada de la dđel derecho (que
no se produce). Entonces ocurre que quedó a voluntad del sujeto pasivo, no el
derecho en su integridad, sino el aspecto (del mismo) que resultaba protegida por
la acción prescrita.
Por ejemplo, prescribiendo la acción negatoria nacida de cierta perturbación
causada al propietario de una cosa, éste no pierde ni su propiedad ni la defensa
para el futuro de otras perturbaciones iguales a la ya sufrida, pero sí la posibili-
dad de imponer la efectividad de la misma y el resarcimiento de daños en el caso
del que se originó la acción negatoria prescrita.

4. Fundamento.El fundamento de la prescripción se halla en la opi-


nión (más o menos discutible) de que el poder público no debe proteger in-
definidamente, y con el vigor con que dispensa esa protección en los casos
normales, a los derechos que ni se usan por su titular ni son reconocidos
por aquél sobre quien pesan, pues ello iría contra la seguridad jurídica ge-
neral, que sufriría alterąción si una actuación que se ha prolongado durante
largo tiempo sin ser impugnada, pudiera verse atacada, después, mediante
acciones no hechas valer nunca por nadie hasta entonces.
Por otro lado, se tiene la idea de que peca de negligente el titular de
un derecho que no lo usa en tiempo oportuno; de que, además, sin la pres-
cripción no se estaría a cubierto de reclamaciones carentes de verdadero fun-

6 Véase infra, tomo II, vol. 1.°, § 57, Acción negatoria.

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MANUEL ALBALADEJO

damento (porque éste nunca existió. o se había extinguido ya); y de que la


propia persona que las padeciese, incluso pudo haber perdido o dejado per-
der los medios de defensa que hubiese tenido contra las mismas (cuanto
más tiempo pasa, más probable es la desaparición de dichos medios: así, se
extravía el recibo del pago realizado, al que, realmente, ya no se prestaba
mucha atención, o bien, confiando en que ya nunca será reclamada la deuda,
el deudor lo destruye, como uno de tantos documentos viejos), o no acor-
darse o no tener ya seguridad (por lo lejano del tiempo) de haber cumplido
o no oportunamente lo que debía.

La jurisprudencia con frecuencia se ocupa del fundamento de la prescripción,


y suele entender que se halla en la seguridad jurídica 'o en el abandono presunto
del derecho, o en el mantenimiento de la estabilidad de las relaciones jurídicas,
aunque ello no se ajuste a la estricta justicia, o en ser sanción a la negligencia y
descuido en el uso de los derechos. o en la inactividad de éstos, o en su ejercicio
tardío, etc. Véanse entre las más modemas, por ejemplo, las sentencias de 12
marzo y 21 abril 1958, 26 diciembre 1961, 25 enero 1962, 6 junio y 26 octubre
1963, 27 febrero y 12 noviembre 1964, 4 junio 1965, 29 octubre 1966 (Sala 6.),
14 abril y l junio 1973, 21 diciembre 1974, 9 julio y 7 noviembre 1975, 16 ju-
nio 1976, 19 diciembre 1979, S noviembre 1981, 8 marzo y 7 julio 1982, 31
enero, 9 y 29 marzo, 28 abril, 27 mayo, 7 julio y 12 diciembre 1983, 2 febrero
1984, 6 mayo, 12 julio y 19 sepiembre 1985, 17 marzo, 21 abril, 9 mayo y 7
julio 1986, 6 noviembre 1987, 2 octubre 1988, 14 febrero 1989, 9 y 19 octubre
1990, 7 y 22 febrero, 5 marzo, 30 julio, '14 octubre 1991, 16 marzo, 30 mayo
1992, 15 marzo, 24 mayo, 14 julio. 30 septiembre, 3 diciembre 1993, 14 febrero,
20 junio 1994, 26 diciembre 1995, 8 abril, 26 septiembre, 6 octubre 1997, 8 fe-
brero 1998, 22 noviembre, 21 diciembre 1999, 7 y 30 noviembre 2000.
La verdad es que no es acertado fundamentar la prescripción en el abandono
presunto del derecho de su tiular. Omisión hecha de la voluntad de éste, el de-
recho prescribe porque objetivamente transcurrió el plazo durante el que cabía im-
ponerlo. Sólo inexactamente cabe decir que tal transcurso permite suponerlo
abandonado. Ciertamente que, aunque constase la voluntad de no abandonarlo,
prescribiría igualmente. Y afirmar que es que no se admite más prueba del no
abandono que la de haberlo ejercitado, es poner de relieve que realmente lo que
importa no es el abandono presunto. sino el no ejercicio".
Un tema quiero sólo apuntar aquí: Como el derecho prescribe por el paso del
tiempo sin usarlo, es claro que, en principio, cabe usarlo hasta el final del plazo.
Pero, ¿puede ser abusivo o contra la buena fe su ejercicio tardío, aunque aún dentro
de plazo? Que puede ser abusivo depende de las circunstancias, pero ¿parece que,
de por sí solo, no cabrá considerar abusivo el ejercicio dentro del plazo por muy tar-
dío que sea, pues pensar otra cosa lo que fundamentaría sería solamente el acorta-
miento del plazo prescriptivo? Ver las sentencias de 21 myo 1982, 4 julio 1997
y 22 octubre 2002 (con cita de otras, que admite claramente que pueda ser abusivo

7 Sobre fundamento de la prescripción, cft. en la doctrina, ALAS, DE BUEN y RAMOS, De la


prescripción extintiva, 1918, págs. 58 y ss.

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§ 107 LA PRESCRIPCION EXTINTIVA

el ejercicio del derecho que aunque se haga en plazo se realice deslealmente tan
tarde que pudo la otra parte pensar que ya no iba a ejercitarse.

Las razones expuestas constituyen un fundamento, no para imponer la


extinción del derecho o acción, sino para facultar al sujeto pasivo a que se
nieguea satisfacer la reclamación. Este podrá -si quiereinvocar la pres-
cripción,pero no sería justo protegerle automáicamente -ipso iure-- sin ne-
cesidad de que él decida"bis, pues hay que pensar que, probablemente, no to-
mará la decisión de invocarla, si realmente no debe tomarla. El Derecho,
pues, con la prescripción, facilita un arma para que sea utilizada a discreción.
Moralmente no debe servirse de ella quien verdaderamente se sabe obliga-
do a lo que se le reclama; pero, en aras de la seguridad jurídica, es preferible
correr el riesgo de que la use injustamente una persona, a dejar expuestas a
todas a reclamaciones viejas, de cuya legitimidad o ilegitimidad es difícil
estar seguro por el tiempo transcurrido.
Algunas sentencias estiman que la prescripción «debe merecer un tra-
tamiento restrictivo» (especialmente si la prescripción es corta, dice alguna
sentencia; pero ya se comprende que tal restricción es para todas las pres-
cripciones, si bien es de las cortas mayor el riesgo de que por descuido se
pase el tiempo), es decir, que en la duda debe de rechazarse la prescripción
por ser, como ha quedado expuesto, «un instituto no fundado en la intrínse-
ca justicia», y que, por eso, el momento de inicio de la prescripción, si no
es seguro, debe estimarse que es lo más tarde dentro delo que se discuta,
pues así se evita, si cabe, la prescripción is, y si se duda entre dos plazos de
prescripción, debe optarse por el más largo er,

5. Ambito de la prescripción.-Según el art. 1.930, 2.°, se extinguen


«por la prescripción los derechos y las acciones de cualquier clase que sean».
Pero realmente el espíritu de nuestra ley es más reducido del que parecen
esas palabras, porque la expresión «prescriben los derechos y las acciones de
cualquier clase que sean», no significa que prescriban todos, sino que (den-
tro del ámbito al que la prescripción se extiende según la concepción de nues-
tro Código) es indiferente la clase de derecho o de acción de que se trate.

Tbis Así que no puede apreciarse de oficio y en juicio ha de alegarse en el escrito de contestación
(sent. de 30 noviembre 2000 y las que cita y 1l noviembre 2002).
* Como las de 17 diciembre 1979, 12 diciembre 1980, 22 octubre y 5 noviembre 1981, 8 marzo
1982, 31 enero, 7 y 14 julio y 9 diciembre 1983, 2 febrero y 22 septiembre 1984, 6 mayo 1985, 31 enero,
17 marzo, 21 abril, 6 y9 mayo, l4 julio y 19 noviembre 1986, 25 mayo, 1S julio y 6 noviembre 1987, 20
octubre y 26 noviembre 1988, 14 febrero 1989, 7 y 22 febrero, 5 marzo, 6 y 30 julio 1991,30 mayo 1992,
26 febrero, 15 marzo, 24 mayo, 30 septiembre y 3 diciembre 1993, 14 febrero, 20 junio y 18 julio 1994,
26 diciembre 1995, 21 febrero, 8 albril, 27 mayo, 6 ocnubre y 31 diciembre 1997, 18 febrero, 3 marzo, 23
mayo y 18 junio 1998, 22 noviembre y 21 diciembre 1999, 26 septiembre 2002, 16 enero 2003.
this Sentencia de 19 febrero 1998.
Mtet Sentencia de 20 julio 2001.

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MANUEL ALBALADEJO

Ello se debe a que antes existía una distinción entre acciones personales, re-
ales y mixtas, diciéndose que estas últimas no eran prescriptibles, y el legislador
del Código quiso, en el art. 1.930, 2.°, desechar tal cosa.

El ámbito de la prescripción es el de los derechos y acciones patrimo-


niales. De forma, pues, que por prescripción se extinguen en principio to-
dos éstos, pero sólo ellos. Los demás derechos -de la personalidad, de fa-
milia, etc.- o las acciones relativas a los mismos, no son prescriptibles.

Lo anterior no lo dice explícitamente 1la ley en general, pero, sin duda, se ha-
lla en su espíritu, y se deduce: 1.° Del examen de los artículos que el Código de-
dica a regular la prescripción extintiva (arts. I.961 y ss.), donde sólo se contem-
plan acciones relativas a derechos patrimoniales. 2.° De que el art. 1.936 »Son
susceptibles de prescripción todas las cosas que están en el comercio de los hom-
bres» refleja el principio y encierra el sentido de excluir de aquélla a los dere-
chos y acciones extrapatrimoniales, que están fuera del comercio. 3.° Del examen
de las leyes (26 y siguientes) que' la Compilación navarra dedica a regular «la pres-
cripción de las acciones», En la ley 41 de aquélla, se dice que son imprescripti-
bles: «Uno. Las acciones de estado civil que no tengan establecido plazo [de ca-
ducidad] para su ejercicio. Dos. La acción declarativa de la cualidad de heredero»?.
Con lo dicho basta, en general; sería inútil querer hacer una lista de derechos
imprescriptibles. De cualquier modo como caso recogido singularmente por la ju-
risprudencia, se puede citar, por ejemplo, el del derecho de alimentos. La senten-
cia de7 octubre 1970 señala que su naturaleza familiar le priva de estar en el co-
mercio de los hombres otorgándole así carácter imprescriptible. Y que la
prescriptibilidad que se establece en el art. 1.966 no es la del derecho de ali-
mentos, sino la de las concretas pensiones alimenticias ya devengadas.
También ha declarado recientemente el T.S. la imprescriptibilidad de otros de-
rechos, pero la verdad es que lo que directamente negó para ellos fue la usuca-
pabilidad (o prescriptibilidad adquisitiva), no la extinguibilidad por prescripción,
aunque ésta se desprenda de lo dicho para aquélla. Así, las sentencias de 16 de
junio 1916 y 8 noviembre 1950, para el derecho a los apellidos.

Tampoco se extinguen por prescripción aungue sean patrimoniales, las


acciones meramente declarativas tendentes a obtener la declaración de nu-
lidad de los actos jurídicos, ya que, como se dijo en su lugar", no se trata
con ellas de ejercitar un derecho (a invalidar, a suprimir efectos) que pu-
diera extinguirse por el paso del tiempo, sino a poner de relieve que el acto
es inválido desde antes y que los efectos realmente no existen.
En algunos casos los derechos no patrimoniales pueden resultar afecta-
dos por el paso del tiempo, pero no por prescripción, sino por caducidad,
como después se verá.

9 Respecto al número tres de esa ley, véase en el texto más adelante.


10 Supra, § 105, número 4.

884
§ 107 LA PRESCRIPC1ON EXTINTIVA

Dentro de los patrimoniales, la prescripción alcanza a los derechos, pero


no aisladamente a las singulares facultades (frecuentemente llamadas, ine-
xactamente, derechos: así, cuando se dice que el dueño tiene el derecho de
usar la cosa, el de obtener sus frutos, el de disponer de ella, etc.) que son
contenido de aquéllos (in facultativis non datur praescriptiol!). Todas ellas
resultan afectadas en bloque por la prescripción del derecho, pero no son
desglosables a efectos de prescripción extintiva!2. Igualmente no son pres-
criptibles los llamados derechos potestativos! que no sean realmente dere-
chos, sino facultades secundarias, contenido de una relación jurídica (por
ejemplo, la de impugnar un contrato: C.c., art. 1.301), que se extinguen, sí,
por el-paso del tiempo; pero no por prescripción, sino por caducidad.

Por ser simplemente facultades de los respectivos dueños-coherederos, con-


dueños o propietarios de fincas colindantes- y no derechos independientes, a la
división o deslinde (cfr. sobre ellos las sentencias citadas en nota 11), no pres-
criben las acciones para pedir la partición de la herencia, la división de la cosa
común o el deslinde de las propiedades contiguas (C.c., art. 1.965 y Comp. na-
varra, ley 41, número 3, salvo lo que establece la ley 34914).
Y aunque no la diga explícitamente el Código, como en el caso anterior, es
evidente que, por la misma razón, tampoco prescriben otras acciones como la de
amojonamiento'5 o de cerramiento de fincas (Código civil, art. 388)16.
El T.S. lo ha dicho tarmbién de otras facultades: asf de la de exigir la eleva-
ción a escritura pública de lo acordado en documento privado".

6. Requisitos.-Según el concepto expuesto5 de prescripción, ésta re-


quiere:
1.° Inactividad del derecho!º, Expresión sintética (a riesgo de que sea
tachada de literalmente inexacta) con la que se quiere significar que no haya
habido ejercicio de la acción ante los Tribunales ni reclamación extrajudi-
cial del titular del derecho ni reconocimiento del mismo por el sujeto pa-
sivo (argumento, art. 1.973 del C.c.)?0.

" Sentencias de 3 marzo 1942, 8 junio 1945, 28 Doviembre 1957 y 31 enero 1957, 7 febrero 1997.
12 Otra cosa es que por usucapión (prescripción sdquisitiva) se pueda adquiir un derecho que se
forme a base de una facultad que se desgaja de oro. Por ejemplo, el que, sin ser usufructuario, usu-
fructúa la cosa de otro, llegará a adquirir el derecho de usufructo (C.c., art. 468 in fine). Y, entonces,
el propietario habrá perdido la facultad de gozar de la cosa (C.C., art. 348). Pero no por prescripción
extintiva, sino como consecuencia de la prescripción adquisiiva de otro.
13 CÊr. supra, capítulo VI, § 54, número 5.
14 Véase II, § 59, núm. 7, sub A).
15 Véase tomo III de esta obra, Derecho de bienes, Acción de deslinde y amojonamiento.
16 Véase tomo II de esta obra, Derecho de bienes, Acción de cerramiento de fincas.
1" Véase sentencia de 9 marzo 1970 y supra, § 99, número 6.
1B Supra, número 2.
19 También se usan otras expresiones por la doctrina o por la jurisprudencia, para expresar ese con-
cepto. Por ejemplo, «silencio de la relación jurídica» (asi las sentencias de 17 marzo 1961 y 31 enero 1980).
20 Para más precisiones sobre cuándo existe inactividad del derecho, véase infra, número 9.

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MANUEL ALBALADEJO

2.° Durante los plazos que marque la ley, que señala una serie de ellos,
que voy a exponer esquemáticamente. No obstante, hay otros en más luga-
res de aquéllos y en leyes especiales, que explícitamente están dejados a
salvo (art. 1.938 del C.c.).

Considero preferible referirme a los mismos al tratar de cada figura concreta


para la que estén establecidos. Por ejemplo, al tratar de la hipoteca mobiliaria y
de la prenda sin desplazamiento!, me ocuparé del plazo de prescripción de las
acciones hipotecaria y pignoraticia correspondientes. Además de que para muchos
es discutible si, aunque se califiquen por el legislador de supuestos de prescrip-
ción, son verdaderamente de caducidad.

Por conservar la terminología legal, hablaré de plazos de prescripción


de acciones:
Acciones reales (es decir, las relativas a un derecho real): sobre in-
muebles, treinta años (art. 1.963), salvo la de servidumbre, veinte años (art.
546, 2.°, porque extinguido por no uso durante veinte años el derecho de
servidumbre, no puede sobrevivirle la acción); sobre muebles, seis años (ar-
tículo 1.692); acción hipotecaria, veinte años (art. 1.964 del C.c. y 128 de
la L.H.)2; acción hipotecaria mobiliaria y pignoraticia sin desplazamiento,
tres años (LH.M., art. 11).

Para las reales sobre muebles, añade el art. 1.962 que «salvo que el posee-
dor haya ganado por menos tiempo el dominio [o el derecho real de que se trate).
conforme el art. 1.955, y excepto los casos de extravío y venta pública, y los de
hurto o robo, en los que se estará a lo dispuesto en el párrafo tercero del mismo
artículo citado». Y para las reales sobre inmuebles, el art. 1.963 agrega en su pá-
rafo 2.° que lo que dispone «se entiende sin perjuicio de lo establecido para la
adquisición del dominio o derechos reales por prescripción [usucapión]».
Ahora bien, conviene tener presente que cuando el poseedor usucape (pres-
cripción adquisitiva) la cosa por el transcurso de menos tiempo que el que nece-
sita la acción para extinguirse por prescripción, no se trata de que se extinga por
prescripción extintiva la acción para reclamar aquélla, sino de que la pérdida de
la acción es consecuencia de la pérdida del derecho, por haberlo adquirido otro
por la otra clase de prescripción (usucapión)23, 24,

21 En el tomo II de esta obra, Derecho de bienes.


2 El plazo de ejercicio de la acción para retener o recobrar la posesión (c.C., artículos 460, 4.°,
1968, 1.", L.E.C., art. 439.1, Compilación navarra. ley 37), que muchos discuten si es de prescripción
o de caducidad, optando unos por aquello y oros por esto, creo, con unos terceros, que es de pres-
cripción, salvo que si la acción se ejercita como posesoia en el antes lamado juicio interdictal (como
siempre ocurre en la práctica) está sometida a caducidad porque este juicio no puede plantearse pasado
un año de la perturbación. Véase ara todo, mi trabajo El plazo de la acción para recobrar la pose-
sión ¿es de prescripción o de caducidad?, en R.D.P, 1990, págs. 551 y ss. y sentencia de 10 marzo
1994 que acoge tal criterio con extensos razonamientos.
Pero la «corelación entre prescripción extiniva y usucapión, no impide siempre el juego de
aquélla», opinan algunos, como DE CASTRO (Temas de Derecho civil, 1972, pág. 154), y también lo

886
§ 107 LA PRESCRIPCION EXTINTIVA

Acciones personales (es decir, las relativas a un derecho no real): las


que no tengan señalado otro término especial, quince afños (artículo 1.964,
in fine); las que lo tengan, el que se marque.

entiendo yo así. Agregando DE CASTRO que «las referidas acciones reales [de cuya prescripción ex-
tintiva se trata] pueden dirigirse contra quien no ha ganado la titularidad correspondiente o contra quien
está poseyendo por otro título que el dominical (por ejemplo, como arrendatario o depositario), y ellas,
en su caso, podrán ser enervadas por prescripción extintivı».
24 En el texto y en lo dicho en la nota anterior ha quedado ya presupuesta mi, opinión en orden a
la relación entre prescripción adquisitiva (usucapión) y prescripción extintiva.
En cuanto importa ahora, sólo interesa señalar que considero que, aunque producida la primera se
extingue el derecho del anterior titular (y con él las acciones que lo protegían en sus manos), sin em-
bargo no creo -como una opinión entiende que carezca de autonomía la prescripción extintiva de
las acciones reales, de modo que para el caso de ellas no haya -a despecho de lo que dicen los artí-
culos 1.962, primera parte, y 1.963, 1.°– prescripción extintiva sino cuando alguien ha usucapido el
derecho de que se trate. (Esa opinión podrá ser la acogida por la Compilación navarra, al decir en su
ley 39, apartado b), que: «LAS acciones reales que no tengan establecido plazo especial sólo prescriben
a consecuencia de la usucapión con la que resulten incompatibles». Pero por lo que atañe al Derecho
común, no la considero correcta).
Mas la verdad es que, aunque no la comparto, ésa es una opinión extendida que, por ejemplo, ha
mantenido hace algún tiempo entre nosotros DIEZ-PICAZ0, La prescripción en el Código civil, 1964,
págs. 159 y ss., diciendo en concreto (págs. 161 y ss.) que: «Es en la acción reivindicatoria donde más
agudarmente se plantea el problema a que antes aludíamos, de las relaciones entre la usucapión y la pres-
cripción extintiva. En la doctrina se ha sostenido generalmente que la acción reivindicatoria, en sí misma
considerada, es imprescriptible o, por lo menos, que no prescribe en tanto que el poseedor demandado
no haya completado los requisitos necesarios para usucapir. Otra solución conduce al absurdo. Pues,
efectivamente, si se pensara que, sobre la base del ariculo 1.963, es posible una prescripción extintiva
de la acción reivindicatoria separada e. independiente de la usucapión, se llegaría al siguiente punto:
Como el demandante no puede reivindicar, en la prácica ha perdido el dominio; pero como el deman-
dado no lo ha adquirido, puesto que, por hipótesis, no ha usucapido, es un simple poseedor. Una si-
tuación semejante tendría que llevar a la siguiente conclusión: la cosa, objetivamente, habría devenido
nullius, pero el poseedor, al ser su posesión ireivindicable, en la práctica es un propietario. Esta re-
ductio ad absurdum, parece probar que efectivamente no se produce prescripción extintiva de la acción
reivindicatoria del vetus dominus más que cuando en el poseedor concurren los requisitos de la usuca-
pión ordinaria o extraordinaria--y el poseedor puede ser considerado como un novus dominus.
La conclusión anterior lleva continúa DIEZ-PICAZO a pensar que el dominio no se pierde
por la simple falta de uso o de ejercicio, sino sólo en virtud de una prolongada posesión de otra per-
sona a título de dueño. O también: que el hecho que pone en marcha la prescripción extintiva de la ac-
ción reivindicatoria no es la simple pérdida de la posesión del dominus, sino el comienzo de una pos-
sesio ad usucapionem de otra persona. Sólo la posessio ad usucapionem constituye verdadera violación
del derecho de propiedad. (Esto es falso, pues también constituye violación de la propiedad tener la
cosa contra la voluntad de su dueño, aunque no se niegue el derecho de éste, y esa violación puede
perseguirse con reivindicatoria, que nace, pues, desde la posesión del tenedor aun no ad usucapionem;
todo lo cual ya lo advertía SAVIGNY, Sistema del Derecho romano actual, trad. esp. V, p. 188. Y la
acción empieza a prescribir a partir de ese momento, y prescribe de no reivindicarse antes de que venza
el plazo.J. Y sólo la falta de defensa del dueño frente a esta violación determina el comienzo de la pres-
cripción.
Como hemos dicho ya en otro lugar -concluye DIEZ-PICAZO- en materia de derecho de do-
minio, la llamada prescripción extintiva y la llamada usucapión no son más que dos caras a dos ver-
tientes de un único fenómeno jurídico, pues se presentan, por lo tanto, siempre indisolublemente liga-
das. Para el derecho de dominio, pues, los artículo 1.962 y 1.963 no añaden nada a los artículo 1.955
y 1.959. Yo diría aún más: la prescripción del dominio debe entenderse regulada por los artículos últi-
mamente citados, es decir, 1.955 y 1.959, y no por los que ahora comentamos. O dicho de otro modo,
cuando en los artículos 1.962 y 1.963 se habla de una prescripción extintiva de las acciones reales, no

887
MANUEL ALBALADEJO

Se marcan, en efecto, una serie de plazos más reducidos, para las lla-
madas prescripciones cortas. Son:

se debe considerar incluida entre ellas a la acción reivindicatoria, cuyo régimen jurídico en materia de
prescripción resulta de las reglas sobre prescripción del dominio».
•DIEZ-PICAZO se reafirma en su postura y la argumenta con más detalle en otro trabajo más re-
ciente, Las relaciones entre usucapión y prescripción extintiva, y la prescripción extintiva de la acción
reivindicatoria, en Estudios Roca Juan, 1989, p. 221 y ss.
Ahora bien, concluido de exponer lo que escribe DIEZ-PICAZO, he de insistir en que, a mi juicio,
la tesis esa que rechazo, es equivocada. Así que realmente (hablando en términos generales, y, por tanto,
a reserva de casos de excepción que, de haberlos. se examinarían en el estudio de las singulares acciones
reales), la prescripción extintiva de las acciones reales tiene autonomía, y salvo que antes que ella se pro-
duzca la usucapión del derecho que protegen (supuesto de los artículos 1.962, segunda parte, y 1.963, 2.)%
en cuyo caso la acción se extingue por, consecuencia de tal usucapión del derecho, salvo ese caso, digo, la
extinción de la acción puede producirse por prescripción, aunque no haya usucapión por otro del derecho
que sea. Como viene a reconocer hoy la senténcia de 29 abril 1987 y otras muchas, posteriores, como las
de 17 febrero y 26 mayo 1988, o anteriores, como son las de 15 enero 1902, 3 marzo 1909, 28 enero 1915,
7 julio 1921, 29 septiembre 1929, 13 julio 1942, 12 marzo 1958, 14 abril 1958, 14 abril 1973, 12 marzo
1974, 18 abril 1974, 1S octubre 1975, 5 ocubre 1976, 18 mayo 2001. La de 2 diciembre 1998 no des-
miente lo anterior, sino que, sin decidir, dice simplemente que el que la acción reivindicatoria pueda o no
extinguirse por prescripción, con independencia de la usucapión de la cosa que se reivindicaría, es tema
<«muy discutible y discutido»,.
Del tema me he ocupado con ms detalle en un estudio titulado, La prescripción de la acción rei-
vindicatoria, en A.D.C., 1990, p. 25 y ss., y también lo ha hecho DE LA CUESTA, Notas sobre la
prescripción extintiva de la acción reivindicatoria, en Estudios Vallet, VI, 1988, p. 63 y ss., que se
muestra favorable a admitir la prescripción extintiva de la acción con independencia de la usucapión.
Y el argurmento que la tesis que combato aduce contra tal afirmación, se refuta simplemente con
advertir que el hecho de que el demandante no pueda reivindicar porque prescribió la reivindicatoria,
no permite. asegurar que ha perdido el dominio, pues su situación no es sino la de cualquier titular de
un derecho extinguido por prescripción, es decir, que lo. tiene, pero no puede imponerlo, porque el ver-
dadero efecto de la prescripción (según se ha dicho antes: número 3) es que el Ordenamiento deja el
derecho a la buena voluntad del sujeto pasivo, retirando al titular la facultad de obligar a aquél a aca-
tarlo (y precisamente DIEZ-PICAZO, considerando, como considera [véase su obra citada, págs. 33y
ss.] ése el verdadero efecto de la prescripción extintiva, no puede, sin contradecirse, alegar, en materia
de prescripción de acciones reales, tal debilidad del derecho, como argumento en pro de que la pres-
cripción extintiva de ellas no es autónoma, sino sólo un reflejo de 1la correspondiente usucapión). Con-
serva, pues, el dueño, un dominio debilitado, porque prescrito extintivamente, y si otro posee la cosa y
aún no la usucapió, se podrá decir que es prácticamente dueño, porque no se le puede imponer la res-
titución al dueño teóico verdadero, pero tal cosa se puede decir en este caso lo mismo que en el del
deudor de deuda prescrita se puede decir que prácticamente no es deudor; lo que sólo significa que lo
es pero que no se le puede obligar a que pague si él no quiere hacerlo voluntariamente. Y, por otro
lado (y aunque el caso sea de laboratorio, sirve para argumentar en el tema) el que sigue siendo dueño,
pero con acción reivindicatoria prescrita, si bien no puede reivindicar su cosa, si ésta llega después a
su poder por otro camino, sí puede conservarla contra la reivindicación que pudiera intentar contra él
el no dueño.
Para concluir el tema presente, hay que señalar que las sentencias de 14 abril 1973, 12 marzo y
18 abril 1974, 15 octubre 1975 y 5 octubre 1976, sirven de apoyo a la tesis que defiendo (la segunda
dice que la «prescripción extintiva [de la acción reivindicatoria] ejercitada por el demandado no se ha
producido porque tampoco ha transcurrido el plazo de treinta años», la antepenúltima habla en general,
aunque el caso era de reinvindicatoria, de que los plazos de prescripción aplicables son los fijados en
el art. 1.963, y la última dice que para ser ejercitable la acción reivindicatoria es menester que subsista
«por no haber transcurrido el plazo señalado por el art. 1.963, párrafo 1.° del Código civil»), y que la
de 13 julio 1942 no lo resuelve, pues si bien dice, en su considerando último, que la acción del ante-
rior titular se extingue cuando se produce la usucapión del nuevo (lo que es obvio), no afirma que éste
sea la única prescripción extintiva de tal acción, que es lo que haría falta para apoyar la tesis de que

888
§ 107 LA PRESCRIPCION EXTINTIVA

El de cinco años para acciones encaminadas a exigir el cumplimiento


de las obligaciones de pagar pensiones alimenticias, precio de los arriendos
de fincas rústicas o urbanas, y cualesquiera otros pagos que deban hacerse
por años o en plazos más breves (art. 1.966).

Ese plazo es el aplicable a los pagos periódicos de un arendamiento finan-


ciero (sent. de 24 mayo 1997).
El plazo de cinco años del art. 1.966 se duda si es aplicable a la prescrip-
ción de los intereses que produzca una deuda.
La solución es que se aplica a los intereses compensatorios, pero no a los
moratorios. Para éstos rige la prescripción de quince años, que es la general para
acciones personales que no tienen señalado otro plazo25,
El plazo del art. 1.966 no es aplicable al caso (que no cae bajo el número
3.° de aquél) de que el pago periódico no sea de una cantidad fija, sino de suma
variable consistente en una parte de los beneficios que proporciona la explotación
de una película (sentencia de 9 de octubre 1971, dictada en caso en el que se re-
clarnaba el- total de la participación en los beneficios)26.

El de tres años para las acciones encaminadas a exigir el cumplimiento


de las obligaciones de pagar una serie de honorarios, gastos, estipendios,
servicios y suministros, que marca el art. 1.967, debidos a abogados, far-
macéuticos, menestrales, posaderos, etc.

En concreto, según dicho artículo: «Por el transcurso de tres años prescriben


las acciones para el cumplimiento de las obligaciones siguientes:
1.* La de pagar a los jueces, abogados, registradores, notarios, escribanos, pe-
ritos, agentes y curiales sus honorarios y derechos, y los gastos y desembolsos
que hubiesen realizado en el desempeño de sus cargos u oficios en los asuntos a
que las obligaciones se refieran.
2.* La de satisfacer a los farmacéuticos las medicinas que suministraron; a los
profesores y maestros sus honorarios y estipendios por la enseñanza que dieron o
por el ejercicio de su profesión, arte u oficio".

las acciones reales no tienen prescripción extintiva autónoma, sino sólo la que es reflejo de la pres-
cripción (usucapión) del derecho de que se trate.
25 Para la distinción entre intereses compensatorios y moratorios, véase tomo II, Obligaciones de
intereses.
Para las razones y jurisprudencia que fundamentan la afirmación de que la prescripción quinque-
nal se aplica a los intereses compensatorios y no a los moratorios, véase ALBALADEJO, Sentido de la
jurisprudencia sobre prescripción quinquenal de intereses, en R.C.D.I., 1966, págs. 129 y ss.
La jurisprudencia sobre el tema que se estudia en el citado trabajo, está constituida por las sen-
tencias de 24 junio 1897, 24 mayo 1918, 20 febrero 1925, 3 junio 1932, 14 noviembre 1934, 31 mayo
1957, 13 junio y 10 octubre 1959, 14 marzo 1964, 3 febrero, 17 marzo 1994.
26 La sentencia de 30 junio 1950 (segunda sentencia) dijo lo contrario que la de 9 octubre 1971.
27 Pero el art. 1.967, 2.°, no es aplicable si no es reclamación de honorarios, sino que se trata de
una acción personal resultante de liquidación de cuentas, aunque las partidas de éstas procedan de ho-
norarios devengados por consecuencias de trabajos profesionales realizados (ver la sentencia de 22 no-
viembre 1982 y la que ésta cita).

889
MANUEL ALBALADEJO

3. La de pagar a los menestrales, criados y jomaleros el importe de sus servicios


y el de los suministros o desembolsos que hubiesen hecho, concermientes a los mismos.
4. La de abonar a los posaderos la comiday habitación, y a los mercaderes
el precio de los géneros vendidos a otros que no lo sean, o que siéndolo, se de-
diquen a distinto tráfico28bis,

El de un año para recobrar o retener la posesión (en la que se fue in-


quietado o de la que se fue despojado) fuera de juicio interdictal (hoy en-
globado en el verbal), para <«la acción para exigir la responsabilidad civil por
injuria o całumnia, y por las obligaciones derivadas de 1a culpa o negli-
gencia de que se trata en el artículo 1.092»29 (art. 1.968).

7. Comienzo de la prescripción.-Como es requisito de la prescrip-


ción la inactividad del derecho durante el plazo que la ley marque, el co-
mienzo de dicho plazo se calcula desde que la actividad de aquél, siendo
posible, no tiene lugar5, Lo cual ocurre: Bien inicialmente (a partir del mo-
mento que a continuación veremos), cuando hay inactividad desde el princi-
pio. O bien después, cuando habiendo nacido y siendo ejercitado el derecho,
la actividad cesa posteriormente. Entonces se dice que la repetida actividad
interrumpe la prescripción; y una vez cesada aquélla, comienza otra vez a
contarse el plazo, es decir, comienza a correr de nuevo la prescripción.
A tenor de lo que ha dicho%, el plazo prescriptivo, lo mismo en el caso
de inactividad inicial que en el de cese posterior de actividad, comienza a
las cero horas del día siguiente al en que se produce el hecho determinan-
te del comienzo de la prescripción.

Así lo había declarado el T.S.", estimando aplicable el criterio del artículo


1.130 si un plazo se señala por días «a contar desde uno determinado, queda-
rá éste excluido del cómputo, que deberá empezar en el día siguiente», pues no
existe razón para no aplicar igual regla al caso presente, dice dicho Alto Tribu-

23 Caso en el que está la venta de un ómnibus por el fabricante a un no comerciante (sent. de 14


mayo 1979). También la sent. de 12 diciembre 1983 aplicó al caso el 1.867, 4.°, or se venta de comer-
ciante a otro que no lo era, aduciendo que porque esta venta no es mercantil.
280is El artículo 1.967, 4.°, no alcanza al caso que juzgó la sentencia de 6 octubre 1997, según de-
claró ésta.
9 En el 1.902 y en todos los demás artículos que el Capítulo II del Título XVI del Libro IV del
C.c. regulan responsabilidad por actos ilícitos (últimamente, sentencia de 11 febrero 1977). Pero no a la
acción de responsabilidad civil derivada de delito, cuyo plazo de prescripción la fija una jurisprudencia
en quince años, aungque debe ser también de un año (ver la jurisprudencia en el tomo II de esta obra, §
156, núm. 3, nota 22).
S Así, con tales palabras, la sent. de 7 enenro l1958. Como el que alegue la prescripción ha de pro-
barla, cuando la fecha de iniciación de la situación sea insegura o no conste, habrá de probarla quien ale-
gue que, por partir de aquélla, ya transcurrió el plazo prescriptivo.
36 Supra, número 4.
3 Sentencia de 16 noviembre 1968, relativa a un caso de aplicación del artículo 1.969 al comien-
zo de la prescripción de una acción de reclamación de daños extracontractuales.

890
§ 107 LA PRESCRIPCION EXTINTIVA

nal. Y ahora, después de la reforma del tíulo preliminar, se deduce del nuevo art.
5, número l, del C.c., según -repitiendo en general lo que el 1.130 dice para el
comienzo del plazo en las obligaciones-- el que: «Siempre que no se establezca
otra cosa, en los plazos señalados por días, a contar de uno determinado, quedará
éste excluido del cómputo, el cual deberá empezar en el día siguiente.» Ambos
artículos hablan de plazo señalado por días, con lo que si el plazo está señalado
por meses o años, no le alcanza la letra de la disposición. Pero, como ya he dị-
cho, el espíritu de ésta es que el día señalado para comienzo de un plazo, quede
fuera del cómputo, que comenzará al siguiente.

La prueba de que aún no prescribió el derecho que sea, es decir, de


que todavía no transcurrió por completo el plazo de prescripción, corres-
ponde, si la otra parte lo contradice, a quien ejercita aquél. A dicha otra
parte le basta aducir que ya prescribió.

Que la prueba de la no prescripción pesa sobre el que invoca el derecho que


sea,'se sigue de que a quien invoca éste le corresponde probar (C.c., art. 1.214)
que aún está en vigor y es exigible, cosa que sólo prueba demostrando que no
está todavía transcurrido el plazo prescriptivo. La sent. de 22 mayo 1992 la dijo
para caso de caducidad, que es análogo al presente efecto.
Lo que pasa es que constando el día del nacimiento del derecho (p. ejem., si
se prestó dinero para devolver el 1 de enero de 1990, consta que se puede pedir
la devolución desde entonces), acreditada la fecha en que se reclama, ya se ve, sin
más, si pasó el plazo de prescripción o no. Si pasó, se presume prescrito el dere-
cho, salvo que se pruebe que hubo interrupción. La sentencia de 6 octubre 1997
dijo que la alegación de prescripción comporta para quien la opone demostrar cuál
es el día inicial del cómputo del plazo. Cosa que se afirma porque como sí se ha
demostrado que se adquirió un derecho, se presume que se sigue teniendo, salvo
que conste que se extinguió, al que lo reclama y prueba que lo adquirió, si se pre-
tende por la contraparte que prescribió, ha de demostrársele que fue así porque al
momento de la reclamación ya había pasado el plazo de prescripción. Demostra-
ción que obliga a probar la fecha de comienzo de la prescripción al que la invoca.

8. Inactividad inicial.-El tiempo para la prescripción, cuando no haya


disposición especial que otra cosa determine, se contará desde el día en que
pudo ejercitarse la acción de que se trate (artículo 1.969), es decir, desde
«cuando pueda ser realizado el derecho que con ella [la acción] se actúa»,
dice la jurisprudencia",

Desde el día en que pudo ejercitarse la acción, que es desde que ésta nació, por-
que -dice la sentencia de 2 febrero 1959- el art. 1.969 acoge el principio de la
actio nata. Así que aunque sea duradera la situación de que nace la acción de cuyo

5 Supra, § 106, número 4.


9 Sentencias de 25 noviembre 1895, 20 mayo 1959, 25 enero 1962 y 29 enero 1982.

891
MANUEL ALBALADEJO

ejercicio se trata, como la posibilidad de ejercicio se da desde el comienzo de la


situación (o a partir de cierto plazo desde el principio de ésta), el tiempo de pres-
cripción va corriendo desde el comienzo (o desde que vence el plazo por cuyo tran-
curso nace la-acción), aunque, por seguir dándose duraderamente la situación, siga
subsistente la causa que originó la acción.
Véase la sentencia de 22 abril 1975, que mantuvo tal criterio en caso de cierre
al público de local de negocio en el que el arrendador más o menos vino a aducir
que había ejercitado en plazo la acción a que el cierre le facultaba contra el arren-
datario, ya que los quince años (a tenor del art. 1.964 del C.c.) de prescripción de
aquélla comienzan, no desde que se produjo el cierre, sino desde cuando éste cesó,
pues hasta entonces se está incurriendo en la causa generadora de la acción.

Lo mismo da que se entienda que lo que prescribe es el derecho, que


se piense que prescribe la acción, o que, ni uno ni otro se extinguen, pero
que el sujeto pasivopuede si quiere- no cumplir lo que leincumba.En
todo caso, como el titular del derecho de que se trate dispone de acción
para hacerlo valer, la prescripción se cuenta a partir de que dicha acción se
puede ejercitar.
La posibilidad de ese ejercicio es tenida en cuenta -en principio- en
abstracto, y no por los impedimentos que, por sus circunstancias singulares,
puedan afectar al titular del derecho en un caso concreto (por ejemplo, si es-
tuvo ausente o es incapaz o desconocía la existencia del derecho o del he-
cho que generó la acción, etc.). !
A este respecto, establece el art. 1.932 que «LOS derechos y acciones se extin-
guen por la prescripción en perjuicio de toda clase de personas, incluso las jurídi-
cas, en los términos prevenidos por la ley. Queda siempre a salvo a las personas
impedidas de administrar sus bienes, el derecho para reclamar contra sus represen-
tantes legítimos, cuya negligencia hubiese sido causa de la prescripción».
Lo que significa que en el puesto del impedido, pudiendo haber ejercitado la
acción su representante, es como si pudiese haberlo hecho aquél. Y, de cualquier
modo, aun a falta de tal representante, o bien cuando el impedimento sea de puro
hecho (por ejemplo, persona secuestrada y mantenida un tiempo en privación de
libertad, lo que le impide ocuparse de sus derechos), la ley ha considerado preferi-
ble que, a pesar de todo, la prescripción corra, cuando el derecho o acción, en abs-
tracto, es ejercitable.
Tal criterio legal está siendo puesto de relieve de forma explícita por la juris-
prudencia desde antiguo y hasta hoy, con insistencia. Asf en sentencias como las
de 1 junio 1900, 8 mayo 1903, l julio 1936, 31 octubre y 9 noviembre 1968, 12
febrero 1970, 22 marzo 1971, 13 noviembre 1972, 19 noviembre 1973 y 26 sep-
tiembre 1997. Diciéndose literalmente en la de 1971 que el art. 1.969, al establecer
que el tiempo para la prescripción de las acciones se contará desde que pudieron
ejercitarse, viene siendo interpretado por la jurisprudencia en el sentido de re-
ferirse «de manera notoria a la posibilidad legal de hacerlo, por lo que sólo de-
ben ser tenidas en cuenta las condiciones o circunstancias personales del titular

892
§ 107 LA PRESCRIPCION EXTINTIVA

del derecho cuando la ley así lo determine o prefije, como excepción»4º. Indi-
cándose en la de 1997 que corre la prescripción aunque sea incapaz y carezca
de tutor aquel .contra quien se prescribe (aparte de que se pueda ejercitar la ac-
ción como tutor o guardador de hecho). Y señalándose en la de 31 octubre 1968
que el comienzo de la prescripción «no requiere el conocimiento de la existen-
cia de la acción por su titular, bastando el transcurso del tiempo legal para que
se consume»4.

Esa ejercitabilidad en abstracto, que puede calificarse de objetiva, es la


regla; de la que el propio Código exceptúa algún caso (así, art. 1.968, 2.°,
que se expone más adelante) en el que comienza la prescripción desde que
el interesado conoce el hecho del que la acción nace. Y como quiera que.
el desconocimiento de la acción por el interesado, impide subjetivamente el
ejercicio de la acción objetivamente ejercitable, se califica tal imposibilidad
de subjetiva.
Ahora bien, aunque en mi opinión, el criterio del Código es tomar en
cuenta, en principio, sólo la imposibilidad objetiva (como se demuestra por
el espíritu del art. 1.932 y por el hecho de que la admisión de la imposi-
bilidad subjetiva se hace en el 1.968, 2.°, excepcionalmente), la jurispru-

0 La desafortunada sentencia de 9 junio 1076 invoca ésta en apoyo de la tesis que mantiene. Pero
la verdad es que desfigura al transcribirlas, sus palabras, pues en vez de repetir lo que dice de que «la
doctrina jurisprudencial viene interpretando [el art. 1.969] en el sentido de que.. se refiere de manera
notoria a la posibilidad LEGAL [y no de mero HECHO, por las circunstancias que concurran en el perju-
dicado] de hacerlo [es decir, de ejercitar la acción]», afirma que viene interpretándolo en el sentido de
referirse «de manera notoria a la POSIBILIDAD de hacerlo». Con lo que, suprimido lo de LEGAL, queda
expresado algo obvio (que la prescripción de la acción no comienza sino desde el día en que pudo ejer-
citarse -art. 1.969, in fne- porque evidentemente desde que se pudo es desde cuando hay posibili-
dad), pero totalmente no aclaratorio, ya que se ha eliminado la especificación de que debe de tratarse
de posibilidad legal, y no de hecho. Y añade luego la sentencia de 1976, continuando la transcripción
de la de 1971, que «por lo que sólo deben ser tenidas en cuenta las condiciones o circunstancias per-
sonales del titular del derecho», cuando lo que dice la de 1971 es que «por lo que sólo deben ser te-
nidas en cuenta las condiciones o circunstancias personales del titular del derecho cuando la ley ast lo
determine o prefije, como excepción».
Por lo demás, la sentencia de 1976, que persigue sin duda resolver en equidad, no se inclina por-
que la posibilidad de ejercicio de la acción haya de ser de hecho (según las circunstancias del actor),
sino que partiendo de que sea posibilidad legal, entendió que ésta no se daba en el caso, en el que de
lo que se trataba era de si la prescripción de la acción para exigir responsabilidad civil por hecho lí-
cito (art. 1.968, 2.) comienza desde que es conocido el daño por el perjudicado o desde que éste co-
noce su montante (extremo del que me ocupo infra, tomno II, § 156, número 3).
4 Alguna sentencia discrepa de esa línea. Así la de 25 enero 1964, según la que como para que
un derecho prescriba es necesario que pueda ser ejercitado, «si el titular se encuentra en la imposibili-
dad de ejercitarlo a consecuencia de un obstáculo cualquiera que proceda ya de la ley, ya de fuerza ma-
yor o hasta de la misma convención, la prescripción no comienza a correr contra aquél hasta el día en
que cesa o desaparece esa imposibilidad»
Eso que dice la sentencia, me parece que no es, pero lo que, desde luego no es, por mucho que
la sentencia también lo diga, es que tal criterio sea el que «como fórmula general, la doctrina cientí-
fica y la jurisprudencia proclaman al unísono» (;!).
2 Que es excepcional y no aplicable a los otros casos por analogía, lo ha dicho explícitamente la
jurisprudencia. Así, sentencias de 31 octubre 1968, 12 febrero 1970 y 22 marzo 1971.

893
MANUEL ALBALADEJO

dencia del T.S., por evidentes razones de equidad, acepta, aparentemente,


en algunos caşos que la imposibilidad subjetiva impida el comienzo de la
prescripción. Así en los de acción de resolución del contrato de arrenda-
miento sometido a la L.A.U. anterior, y en la actual, arts. 23 y 27, por
obras inconsentidas realizadas por el arrendatario alterando la configura-
ción de la casa arrendada, o por cesión, traspaso o subarriendo ilegales,
cuando el hecho se oculta y el arrendador no tiene otro medio razonable
de conocerlo43,
Presupuesta esta jurisprudencia y presupuesto también que el T.S. viene
afirmando que la imposibilidad que pide el art. 1.969 es objetiva, o hay que
estimar que ciertas imposibilidadessubjetivasson -a efectos legales- equi-
parables a la objetiva que pide tal artículo, o hay que estimar que, de al-
gún modo, esos casos vistos de la L.A.U. (u otros que fuesen de igual tipo)
constituyen supuestos de imposibilidad objetiva. Y esto es lo que creo, y
por creerlo he dicho antes que en ellos el T.S. acepta aparentemente la im-
posibilidad subjetiva.

Mi punto de vista se resume así.:


Con máso menos acierto en la forma de fundamentar sus fallos, hay que sos-
tener que el T.S. estima como cayendo, de algún modo, dentro de la imposibili-
dad objetiva los casos vistos (y estimaría otros semejantes que se presentasen),
puesto que no sólo proclama en otras sentencias que el criterio del art. 1.969 es
el de la imposibilidad objetiva, sino que incluso lo hace en las mismas en que're-
suelve aquellos casos con criterio aparentemente subjetivo, afirmando, por otro
lado, que sólo por excepción -que la ley no acoge en el caso presente puede
admitirse la imposibilidad subjetiva.
Ahora bien, siendo eso así, no hay sino ver cómo se construye un criterio ob-
jetivo en el que quepan los casos en estudios u otros semejantes. Y ese criterio
nos lo apunta lo dicho en las sentencias que los resolvieron, sobre que no puede
admitirse el comienzo de la prescripciốn mientras que el hecho que lo generaría
permanezca oculto y el interesado no haya tenido medio razonable de conocerlo,
y en especial, la afirmación de una de ellas, la de 19 mayo 1965, según la que
«el tiempo prescriptivo corre desde el instante que haya posibilidad de hacer va-
ler el derecho, esto es, desde el momento que el hecho que lo engendra conste
de forma notoria, que es cuando en un sentido lógico y jurídico puede ejercitarse,
porque sería absurdo e injusto computar el plazo cuando el hecho permanece oculto
o clandestino y, por consecuencia, sin posibilidad de enervarlo o contrarrestarlo
en forma eficiente».
Por tanto, se puede afirmar que, según nuestro T.S., para que haya posibili-
dad objetiva de ejercitar la acción que sea, es preciso, no sólo que se hayan rea-
lizado los hechos de los, estrictamente hablando, nace su posibilidad de ejercicio,

Sentencias de 7 marzo 1962, 1l junio 1963, 19 mayo 1965, 19 abril 1967, 27 abril, 31 octubre
y 11 noviembre 1968, 12 febrero 1970, 1 abril. 6 noviembre 1971, 1 junio 1973, 5 junio 1974, 15 fe-
brero 1975.

894
§ 107 LA PRESCRIPCION EXTINTIVA

sino tambiến que sean perceptibles externamente en el círculo del interesado#, es


decir, que no permanezcan ocultos para éste, pues si lo están, habrá ciertamente
posibilidad de ejercicio de la acción. entendida tal posibilidad en su sentido más
riguroso, pero socialmente más bien se puede decir que hay una burla de ejercicio
posible.
Y con lo dicho, no se abre paso a una concepción subjetivista de la imposi-
bilidad de ejercicio de la acción (pues queda al margen si el titular de ésta co-
nocía o no su existencia o si se vio o no imposibilitado de ejercerla por impedi-
mentos personales: alejamiento, pérdida de datos, enfermedad, etc.), sino que se
atiende sólo a la circunstancia, que tarmbién es objetiva, de la cognoscibilidad efec-
tiva del hecho que genera la acción.

Diría yo que nuestra ley adopta el criterio objetivo, pero que éste, para
el T.S. consiste en que exista y sea cognoscible el hecho que genera la ac-
ción, con independencia de que el titular lo conozca o no, y con indepen-
dencia de que por impedimentos suyos personales se vea imposibilitado de
entablar aquélla.

Y lo más que se puede objetar -que creo que no es que en esta versión
del T.S. de la objetividad de la imposibilidad, se utilice con cierta impropiedad el
término objetivo. Término que, por otro lado, aunque utilizado por el T.S. alguna
vez (así, sentencia de 12 febrero 1970), más bien ha sido manejado por doctrina,
pues aquel Alto Tribunal lo que en realidad hace es simplemente adoptar el cri-
terio que con tal término se expresa.

Volviendo al hilo general de la exposición, hay que decir que el posi-


ble ejercicio de la acción, unas veces tiene lugar al constituirse el derecho;
otras con posterioridad (así: la acción para exigir el pago de una deuda [que
es derecho para el acreedor] a plazo, nace cuando éste vence, y no cuando
se celebra el negocio que da vida al derecho [sentencia de 22 diciembre
1945); e igualmente, la acción reivindicatoria, para obtener la restitución de
la cosa que nos pertenece, nace cuando se nos despoja de ésta, y no cuando
se adquirió su propiedad).

Por lo menos generalmente, si el derecho es de crédito, la acción nace cuando


insatisfecho aquél puede exigirse el cumplimiento (si es derecho puro, desde la
realización del hecho que lo genera; si es a plazo o condicional, desde que el
tiempo llega o la condición se cumple [cfr. sentencias de 24 mayo 1933, 6 junio

# Por ejemplo, en el caso concreto de la sentencia de 21 febrero 1977, no pudiendo descubrirse


el incumplimiento de un contrato hasta cuatro años después de plantar lo comprado (plantones que sólo
por los frutos se conoce no ser de la clase debida, y no hay cosecha hasta cuatro años de la planta-
ción), la acción por incumplimiento comenzará a prescribir entonces y no desde la entrega de la cosa,
aunque ciertamente que desde ésta se ha realizado el hecho (no cumplir debidamente) de que estricta-
mente hablando nace la posibilidad de ejercicio de la acción. Véase también la sentencia de l0 octu-
bre 1977.

895
MANUEL ALBALADEJO

(retracto de colindantes), o a la de condueño (retracto de condueños), o a la


de arrendamiento (retracto arrendaticio de la L.A.U. o de la L.A.R.), etc.

Así, los plazos para ejercitar un derecho de opción (sentencia de 26 enero


1988 y 29 mayo 1996) o para ejercitar un retracto (sentencia de 21 octubre 1985,
y ver muchísimas más en el tomo II de la presente obra, Retractos).

2.° A las facultades o poderes que sin ser verdaderamente derechos


subjetivos, otorgan la posibilidad de alterar una situación jurídica patrimo-
nial. Así la de impugnar un contrato o la de rescindirlo, etcétera. V. la sen-
tencia de 4 marzo 1999.,

Así, el plazo para el ejercicio de las acciones a que se refiere el art. 1.490
C.c. (sentencias de 8 noviembre 1983 y 11 marzo 1987): También el plazo de
ejercicio de la acción de nulidad del art. 1.301 C.c. (ver las sentencias sobre
este punto en la nota 40 del § 105, número 10). También es de caducidad la
acción de nulidad del art. 16, párafo 4.°, de la Ley de Propiedad horizontal
(sentencias de 18 diciembre 1984, 14 febrero, 18 y 20 junio 1986, 16 diciem-
bre 1987 1 febrero, 13 octubre y 25 noviembre 1988, 6 febrero 1989, y 2 abril
y 23 mayo 1990.

3.° A las facultades, acciones, poderes o derechos que tienen natura-


leza extrapatrimonial. Así las acciones relativas al estado civil de las per-
Sonas.

3. Fundamento.El fundamento de la caducidad se halla en que con


frecuencia la conveniencia exige que las situaciones jurídicas no estến per-
manentemente sometidas a la posibilidad de revisión, de forma que, aunque
haya razones para permitir ésta, el que está facultado para ello, ha de ha-
cerlo prontamente (según el plazo que en cada caso la ley estime adecuado)
o pierde tal posibilidad.

4. Efectos, El efecto del cumplimiento del plazo de caducidadse pro-


duce automáticamente, es decir, una vez transcurrido, el poder, acción o de-
recho que sea, se extingue ipso iure, y no es necesario que ello sea alegado
por el interesado, sino que los Tribunales lo apreciarán de oficio.

Así lo ha declarado reiteradamente el T. S. Cfr., entre las sentencias más m0-


dermas, las de 5 marzo, 18 octubre y 20 noviembre 1963, 22 febrero 1965, 22 di-
ciembre 1966, 28 enero 1967, 17 noviembre 1967, 24 junio 1968, 26 diciembre

2 Si la caducidad en el caso que sea no la estableció la ley, sino que ha sido dispuesta por las par-
tes (caducidad voluntaria o negocial, y no legal: cfr. el considerando 7.° de la sentencia de 26 diciem-
bre 1970 y la sentencia de 10 noviembre 1994), la apreciabilidad de la misma ex officio es insegura.

918
§ 108 INFLUENCIA JURIDICA DEL TRANSCURSO DEL TIEMPO

1970, 22 diciembre 1971, 20 mayo 1972, 28 junio 1973, 26 junio 1974, 31 oc-
tubre 1978, 7 mayo 1981, 28 enero y 18 noviembre 1983, 21 abril y 7 julio 1986,
6 junio l990, 22 mayo 1992, 23 junio 1993, 27 mayo 1996.

Eso quiere decir que, si el sujeto pasivo no se avino voluntariamente a


darle satisfacción durante el plazo de caducidad, antes de que concluya éste,
ha de haberse iniciado ante los Tribunales (en el procedimiento que corres-
ponda o mediante los trámites que legalmente deban precederlo) el ejercicio
del derecho o acción que sea.

Ysi el procedimiento en que se usó ésta no era el adecuado, aunque su ejer-


cicio se haya realizado dentro del plazo de caducidad, puesto que no se usó en
tieinpo ADECUADAMENTE, la acción caduca, a menos que antes del vencimiento
del plazo que sea, se interponga de nuevo en el procedimiento querealmente co-
responda (sentencia de 26 junio 1974).

5. Casos.Son plazos de caducidad los señalados en los siguientes


arts. del C.c.: 43, 2.°, 76, 2.°, 136, 137, 141, 369, 612, 615, 1.299, 1.301 y
en otros muchos.
Sin embargo, en numerosos supuestos la doctrina y la jurisprudencia
(que no siempre establecen debidamente la frontera entre prescripción y ca-
ducidad, y que frecuentemente hablan de prescripción en casos que son de
caducidad, cosa que, por otro lado, también hace, a veces, la ley) son va-
cilantes. En ellos, para decidir la cuestión, es ešpecialmente inseguro (más
que en otros casos) el argumentar a base de la terminología que la ley uti-
ice, pues ésta habla frecuentemente, además de «caducidad», de plazo de
duración de la acción, o de ejercicio, o después del que no es posible éste,
o de que por su transcurso la acción se extingue o prescribe, etc.

Presupuesto lo anterior, no es úil hacer aquí una lista exhaustiva de los ca-
sos de caducidad (como tampoco la he hecho al estudiar la prescripción), dado
que habría que argumentar en cada uno de los discutidos las razones por las que
se estima o no de caducidad, lo que excede de lo procedente en este lugar. Así,
pues, queda para estudiar en las diversas instituciones de que se trate, si deter-
minados supuestos son de caducidad o de prescripción.

6 Carácter de las normas que regulan la caducidad, y supletorie-


dad para ésta de las dictadas para la prescripción.-En cuanto que exista
(cuando exista) comunidad de razón, lo dispuesto por la ley para la pres-
cripción o lo antes expuesto para ésta. será aplicable a la caducidad en las
lagunas de la regulación de la misma.
De principal interés es lo relativo a la modificabilidad por voluntad pri-
vada de los preceptos legales sobre caducidad. En tal tema, por lo general,

919
MANUEL ALBALADEJO

lo dicho para la prescripción tiene igual razón para ser aplicado a la cadu-
cidad. Y algunas sentencias de las recogidas sobre él al tratar de aquélla, re-
cayeron en casos que realmente (a pesar de la, a veces, inapropiada termi-
nología usada por los fallos) eran de caducidado lo eran más probablemente.

Sobre prórroga y extensión de los plazos de caducidad, véanse las sentencias


de 30 mayo 1984, 29 enero y 11 octubre 1985, 24 enero y 21 abril 1986 y 30
junio 1987.

Por supuesto que, tratándose de derechos o facultades indisponibles, hay


que rechazar que los interesados puedan modificar lo dispuesto en la ley
sobre su caducidad. Fuera de ese caso: 1.° El criterio, ya expuesto, con-
trario al alargamiento y favorable al acortamiento de los plazos de pres-
cripción, no parece que haya razón para entender que deba ser distinto si
se trata de caducidad. 2.° Y queda la cuestión relativa a si es admisible el
establecimiento de plazos de caducidad donde la ley no los señala o donde
simplemente estableció uno de prescripción. Cuestión que, en principio, pa-
rece que debe de resolverse afimativamente.

Conviene sefñalar al respecto que el Código italiano dispone en su art. 2.965


que: «Es nulo el pacto con el que se establecen términos de caducidad que hacen
excesivamente difícil a una de las partes el ejercicio del derecho.»
..*

Para acabar, debe de advertirse que establecida por la ley (explícita o


implícitamente) la caducidad (o por los particulares, si son ellos los que es-
tablecen un derecho caducable no otorgado en la ley') en algún caso, sin
señalamiento de plazo, éste, a falta de un precepto sobre el tiempo de ca-
ducidad en los casos no previstos, debe tener la duración que en la ley se
marque para las hipótesis de prescripción en la materia que sea y, en úl-
tỉma instancia, la que se marque para los plazos de duración no determi-
nada, ya que tal duración es a la única que cabe acudir.

Así habría que echar mano de arts. como los 1.962, 1.963, 1.964, in fine,
C.c., o Comp. navarra, ley 39, o Comp. catalana, art. 344.

Todo ello, a menos que la evidente analogía con otro supuesto, acon-
seje aplicar al plazo no determinado una duración igual a la del plazo de
ese otro supuesto.

El art. 2.986 del C.. italiano dispone que: «Las partes no pueden modificar la disciplina legal
de la caducidad ni pueden renunciar a la caducidad misma, si ésta está establecida por la ley en mate-
ria sustraída a la disponibilidad de las partes».
Por ejemplo, A otorga en su testamento un derecho de reracto a favor de su heredero B, para
si C, a quien deja un legado, vende después la cosa que le legó.

920
§ 108 INFLUENCIA JURIDICA DEL TRANSCURSO DEL TIEMPO

Por ejemplo, a la acción del art. 647 del C.c., el plazo del art. 652y no del
1.964, in fine. O el plazo del retracto análogo, y no el del art. 1.963, a un re-
tracto sobre inmueble que hipotéticamente pudiese conceder una nueva ley olvi-
dándose de marcarle duración, o que se otorgase en vitud de pacto en caso en
que la ley no lo concede.

7. No uso.-Un derecho se puede extinguir por el paso del tiempo


sin usarlo. Se trataría de hipótesis distinta a las de prescripción o caduci-
dad, pues el no uso se referiría no a la falta de ejercicio de acciones o fa-
cultades jurídicas, sino al no aprovechamiento material de la cosa sobre la
que el derecho recae (así, no uso de una servidumbre: C.c., arts. 546, 2.°,
y 548, si es que realmente en estos arts. «no uso» no está utilizado como
sinónimo de prescripción, cosa ésta que es la que cree la opinión común).
La Compilación navarra dispone en su ley 25 que: «LOS derechos pue-
den extinguirse por falta de uso en los casos previstos por el pacto, la cos-
tumbre o la ley.» V. tambiến leyes 406 y 421.

8. Prescripción inmemorial.-Ni el C.c. ni las Compilaciones fora-


les hablan de prescripción o tiempo inmemorial en el sentido de extinguirse
algo por razón de él. Figura que en realidad al menos actualmente en
nuestro Derecho- no es una prescripción o una institución especial, sino
simplemente un caso en el que el no ejercicio desde tiempo inmemorial de
un supuesto derecho, daría como resultado que en defecto de otras prue-
bas sobre su existencia o falta- se presumiese quë realmente no existe, o
que, si consta que realmente existía, el no guardarse memoria de su uso,
facilite la prueba de que ya transcurrió el tiempo preciso (el que sea en cada
caso) para su prescripción.
El tiempo inmemorial no requiere para serlo el paso de un determinado
número de años (la. sentencia de 11 de enero de 1985 rechaza que hayan
de ser más de treinta), sino, como su nombre indica, que no se conserve
memoria de su comienzo, en el sentido de que sea más antiguo éste de lo
que alcanza aquélla (cfr. sentencias de 21 diciembre 1931 y 14 octubre 1957,
y P. 3, 31, 15, in fine).

De lo que sí se habla en algunos preceptos de nuestras leyes es. de posesión


inmemorial y de usucapión (es decir, de prescripción adquisitiva) inmemorial. Pero
tal tema no es de este lugar. La Compilación catalana, en su hoy derogado art.
343, 2.°, decía que la usucapión inmemorial tenía lugar «cuando la actual gene-
ración, ni por sí misma ni por tradición de la anterior, haya conocido otro estado
de cosas».

5 De todos modos, véase lo dicho supra, § 107, número 9, al principio, sobre el tema de la prueba
de la subsistencia del derecho, mediante la prueba de la interrupción de su prescripción.

921
MANUEL ALBALADEJO

Idea que, aplicada a la prescripción inmemorial, significaría que sería aquella


por la que prescribiría el derecho cuyo uso no haya sido conocido por la actual
generación por sí o por tradición de la anterior.

$ 109
DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO E INTERREGIONAL

SUMARIO: 1. Derecho internacional privado e interregional.

1. Derecho internacional privado e interregional.-El transcurso del


tiempo, y sus efectos, se rigen por la ley aplicable al caso en el que aquél
se dé y éstos hayan de producirse. De modo que tratándose de prescripción
extintiva, de caducidad o de cualquier otra figura posible, cuando se esté
frente a un poder (derecho, acción o facultad) al que aquéllas afecten, la le-
gislación aplicable será la que corresponda a ese poder.

Con relación a la prescripción así lo han declarado las sentencias de 18 di-


ciembre 1928 y 21 diciembre 1940. Y actualmente se sigue del art. 10 del nuevo
Título preliminar del C.c. (y del 16, núm. 1, primer párrafo), según el que: «1.
La posesión, la propiedad y los demás derechos sobre los bienes inmuebles... se
regirán por la ley del lugar donde se hallen. La misma ley'será aplicable a los
bienes muebles... 10. La ley reguladora de una obligación se extiende a los re-
quisitos del cumplimiento y a las consecuencias del incumplimiento, así como a
su extinción».

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