El Futuro Del Socialismo en Cuba
El Futuro Del Socialismo en Cuba
El Futuro Del Socialismo en Cuba
Por Raúl Castro Ruz Diario Granma. Cuba. | 20 diciembre del 2010
El discurso en esta ocasión es ligeramente mayor que los anteriores; pero esta,
realmente, ha sido una sesión de la Asamblea excepcional, por los temas discutidos, las
opiniones de ustedes y los documentos aprobados.
El encuentro fue ya por la noche. Después del abrazo inicial me separó y la primera
pregunta fue: "¿Cuántos fusiles traes?" "Cinco", contesté; "Y dos que tengo yo, siete.
¡Ahora sí ganamos la guerra!" (Aplausos.) Y parece, por lo visto, que tenía razón.
Es una feliz coincidencia, y quise empezar las palabras finales de esta actividad con tan
grato recuerdo.
Compañeras y compañeros:
También los diputados han dedicado largas horas a valorar a profundidad y esclarecer
dudas e inquietudes acerca del Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y
Social del Partido y la Revolución.
Nuestros medios de difusión han publicado con amplitud el desarrollo de estos debates,
para facilitar la información de la población.
Igualmente haremos, sin descuidar en lo más mínimo, sino elevando la calidad de los
programas sociales en las esferas de la salud, la educación, la cultura y el deporte, en las
cuales se han identificado enormes reservas de eficiencia en el uso más racional de la
infraestructura existente. También incrementaremos las exportaciones de bienes y
servicios, al tiempo que continuaremos concentrando las inversiones en aquellas
actividades de más rápida recuperación.
En materia del plan y el presupuesto, hemos insistido en que tiene que acabarse la
historia repetida de los incumplimientos y los sobregiros. El plan y el presupuesto son
sagrados, repito, desde ahora el plan y el presupuesto son sagrados y se elaboran para
ser cumplidos, no para conformarnos con justificaciones de cualquier tipo y hasta con
imprecisiones y mentiras, intencionadas o no, cuando no se logran las metas trazadas.
Voy a repetir estos principios que aún usan los descendientes de los incas en la
actualidad: no mentir, no robar y no ser holgazán o no ser vago. Están bien esos tres
principios, ¿eh? Vamos a tratar de tenerlos presentes.
No hay que temerle a las discrepancias de criterios y esta orientación, que no es nueva,
no debe interpretarse como circunscrita al debate sobre los Lineamientos; las diferencias
de opiniones, expresadas preferiblemente en lugar, tiempo y forma, o sea, en el lugar
adecuado, en el momento oportuno y de forma correcta, siempre serán más deseables a
la falsa unanimidad basada en la simulación y el oportunismo. Es por demás un derecho
del que no se debe privar a nadie.
Durante los últimos años habíamos insistido en que no podíamos dejarnos llevar por
improvisaciones y apresuramientos en esta esfera, teniendo en cuenta la magnitud,
complejidad y las interrelaciones de las decisiones a adoptar. Es por ello que pienso que
hicimos bien en aplazar el Congreso del Partido, aunque hemos debido resistir,
precisamente, los reclamos honestos y también los mal intencionados dentro y fuera de
Cuba para que apuráramos la adopción de múltiples medidas. Nuestros adversarios en el
exterior, como era de esperar, han impugnado cada paso que dimos, primero los
descalificaban como cosméticos e insuficientes, ahora tratan de confundir a la opinión
pública presagiando el seguro fracaso y concentran sus campañas en la exaltación del
supuesto desencanto y escepticismo con que dicen nuestro pueblo ha acogido este
proyecto.
A veces da la impresión de que sus deseos más íntimos les impiden apreciar la realidad.
Haciendo evidentes sus verdaderas pretensiones, nos exigen sin tapujos desmontar el
régimen económico y social que conquistamos, como si esta Revolución estuviera
dispuesta a someterse a la más humillante rendición o lo que es igual, regir su destino
por condicionamientos degradantes.
Preservar socialismo
A lo largo de 500 años, desde Hatuey hasta Fidel, es mucha la sangre derramada por
nuestro pueblo para aceptar ahora el desmantelamiento de lo logrado al precio de tanto
sacrificio (Aplausos).
A quienes abriguen esas infundadas ilusiones, vale recordarles, otra vez, lo expresado
en este Parlamento el 1ro de agosto de 2009: cito: "A mí no me eligieron Presidente
para restaurar el capitalismo en Cuba ni para entregar la Revolución. Fui elegido para
defender, mantener y continuar perfeccionando el Socialismo, no para destruirlo",
(Aplausos) fin de la cita.
Hoy añado que las medidas que estamos aplicando y todas las modificaciones que
resulte necesario introducir en la actualización del modelo económico, están dirigidas a
preservar el Socialismo, fortalecerlo y hacerlo verdaderamente irrevocable, como quedó
incorporado en la Constitución de la República a solicitud de la inmensa mayoría de
nuestra población en el año 2002.
Es preciso poner sobre la mesa toda la información y los argumentos que fundamentan
cada decisión y de paso, suprimir el exceso de secretismo a que nos habituamos durante
más de 50 años de cerco enemigo. Siempre un Estado tendrá que mantener en lógico
secreto algunos asuntos, eso es algo que nadie discute, pero no las cuestiones que
definen el curso político y económico de la nación. Es vital explicar, fundamentar y
convencer al pueblo de la justeza, necesidad y urgencia de una medida, por dura que
parezca.
Cambiar la mentalidad
Al respecto, estoy convencido de que varios de los problemas que hoy afrontamos
tienen su origen en esta medida de distribución, que si bien estuvo animada en su
momento por el sano empeño de asegurar al pueblo un abastecimiento estable de
alimentos y otras mercancías en contraposición al acaparamiento inescrupuloso por
algunos con fines de lucro, constituye una expresión manifiesta de igualitarismo, que
beneficia lo mismo a los que trabajan y a aquellos que no lo hacen o que no la necesitan
y genera prácticas de trueque y reventa en el mercado sumergido, etc, etc.
Por lo tanto, si queremos, seguir tomando café puro y sin racionamiento, la única
solución es producirlo en Cuba, donde está probado que existen todas las condiciones
para su cultivo, en cantidades suficientes que satisfagan la demanda y hasta exportarlo
con la más alta calidad.
Estas decisiones, y otras que será necesario aplicar, aunque sabemos que no son
populares, sí son obligadas para poder mantener y mejorar incluso los servicios
gratuitos de salud pública, educación y la seguridad social a todos los ciudadanos.
Por mi parte, recuerdo los planteamientos de un laureado científico soviético que hace
alrededor de medio siglo —en la época en que fue el primer hombre al cosmos, que fue
Gagarin—, consideraba que aunque teóricamente se había documentado la posibilidad
del vuelo del hombre al espacio, no dejaba de ser un viaje a lo ignoto, a lo desconocido.
Si bien hemos contado con el legado teórico marxista leninista, donde científicamente
está demostrada la factibilidad del Socialismo y la experiencia práctica de los intentos
de su construcción en otros países, la edificación de la nueva sociedad en el orden
económico es, en mi modesta opinión, también un trayecto hacia lo ignoto —hacia lo
desconocido—, por lo cual cada paso debe meditarse profundamente y ser planificado
antes del próximo, donde los errores se corrijan oportuna y rápidamente para no dejarle
la solución al tiempo, que los acrecentará y al final nos pasará la factura aún más
costosa.
Tenemos plena conciencia de los errores que hemos cometido y precisamente, los
lineamientos que estamos discutiendo marcan el inicio del camino de la rectificación y
la necesaria actualización de nuestro modelo económico socialista.
Nadie debe llamarse a engaño. Los lineamientos señalan el rumbo hacia el futuro
socialista, ajustado a las condiciones de Cuba, no al pasado capitalista y neocolonial
derrocado por la Revolución. La planificación y no el libre mercado será el rasgo
distintivo de la economía y no se permitirá, como se recoge en el tercero de los
Lineamientos generales, la concentración de la propiedad. Más claro ni el agua, aunque
no hay peor ciego que el que no quiere ver.
A más de dos años de iniciada la entrega de tierras ociosas en usufructo, pienso que
estamos en condiciones de valorar la asignación de áreas adicionales, por encima de los
límites que regula el Decreto-Ley 259, de julio de 2008, a aquellos productores
agropecuarios con resultados destacados en la utilización intensiva de los suelos bajo su
responsabilidad.
En su momento, una vez que concluyamos los estudios, a partir de las experiencias que
hemos ido acumulando, presentaremos al Consejo de Estado las correspondientes
propuestas de modificación del citado Decreto-Ley, donde los campesinos tienen su
representante, que es precisamente el compañero Lugo Fonte, presidente de la
Asociación Nacional de Agricultores Pequeños.
Una de las barreras más difíciles de sortear en el empeño de formar una visión diferente,
y así debemos reconocerlo públicamente, es la ausencia de una cultura económica en la
población, incluidos no pocos cuadros de dirección, los cuales, evidenciando una
ignorancia supina en la materia, al enfrentar problemas cotidianos adoptan o proponen
decisiones sin detenerse un instante a valorar sus efectos y los gastos que se generan, ni
si existen recursos asignados en el plan y el presupuesto con ese destino.
Continuaba el compañero Fidel diciendo: "…ahora añado que todos debemos ser
también economistas y, repito, economistas, no economicistas, que no es lo mismo una
mentalidad de ahorro y eficiencia que una mentalidad de consumo", fin de la cita.
Diez años después, el primero de diciembre de 1986, durante la sesión diferida del III
Congreso del Partido, Fidel expresó, cito: "Mucha gente no entiende que el Estado
Socialista, ningún Estado, ningún sistema puede dar lo que no tiene, y mucho menos va
a tener si no se produce; si se está dando dinero sin respaldo productivo. Estoy seguro
de que las plantillas infladas, el exceso de dinero entregado a la gente, los inventarios
ociosos, los despilfarros, tienen que ver mucho con el gran número de empresas
irrentables que hay en el país…" fin de la cita.
Nos faltó en realidad cohesión, a pesar de la unidad que tiene este pueblo alrededor de
su Partido, de sus dirigentes, de su Gobierno, nuestra arma estratégica fundamental para
poder sobrevivir más de cinco siglos, en una fortaleza sitiada, frente al más poderoso
imperio que ha existido en la historia. Pero nos faltó cohesión, organización y
coordinación entre el Partido y el Gobierno; en medio de las amenazas y urgencias
cotidianas descuidamos la planificación a mediano y largo plazos, no fuimos
suficientemente exigentes ante violaciones y errores de carácter económico cometidos
por algunos dirigentes y también demoramos en rectificar decisiones que no tuvieron el
efecto esperado pero supervivieron.
Más de una vez, y aquí mismo en este Parlamento, me he referido a que en esta
Revolución casi todo está dicho, y que debemos revisar qué orientaciones del Jefe de la
Revolución hemos cumplido y cuáles no, desde su vibrante alegato "La Historia me
Absolverá" en el juicio del Moncada hasta hoy. Recuperaremos las ideas de Fidel que
siguen vigentes y no permitiremos que nos vuelva a pasar lo mismo. Por eso, las
orientaciones y la línea, que han marcado el Partido y el gobierno sobre errores,
violaciones, etcétera, etcétera. Si queremos salvar la Revolución hay que cumplir lo que
acordemos, y no permitir después del Congreso —como ha sido hasta ahora en muchos
casos muy elocuentes— que los documentos vayan a dormir el sueño eterno de las
gavetas, como se estuvo explicando en estos días de discusiones, fructíferas,
democráticas y verdaderamente profundas. Así es como queremos que el pueblo
continúe discutiendo esos Lineamientos, cerca de 100 días hay para eso. O rectificamos
o ya se acabó el tiempo de seguir bordeando el precipicio, nos hundimos, y hundiremos,
como dijimos con anterioridad, el esfuerzo de generaciones enteras, desde el indio
Hatuey, que vino de lo que hoy es la República Dominicana y Haití —el primer
internacionalista en nuestro país—, hasta Fidel, que nos ha conducido genialmente por
estas situaciones tan complicadas desde el triunfo de la Revolución (Aplausos).
No olvidemos nunca, los menos jóvenes, o los que tenemos más edad, pero seguimos
siendo jóvenes y estamos en la pelea (Aplausos), y las nuevas generaciones también —
de las cuales ayer hicieron uso de la palabra algunos elocuentemente—, las palabras del
discurso inicial de Fidel una vez llegado a la capital, desde el cuartel principal de
Batista, antigua Columbia, hoy escuela Ciudad Libertad. Dijo desde ese lugar: "La
Revolución ha triunfado, la alegría es inmensa, pero queda mucho por hacer todavía. No
nos equivoquemos pensando que desde ahora todo será fácil, tal vez ahora todo sea más
difícil". Y esa orientación precisa y visionaria se ha cumplido a lo largo de cincuenta y
tantos años.
No iba a ser un camino de rosas, sabíamos la fuerza que íbamos a desafiar, solo
contando con el pueblo y con el armamento, el arrebatado a Batista, después seguimos
armándonos todo lo que pudimos, hasta hoy, y fomentado y educado por él también, la
gran unidad que tiene nuestro pueblo, que debemos siempre cuidar como la niña de
nuestros ojos, como la propia vida. Pero esa unidad no puede ser por decreto; más
unidad tendremos, porque será del dominio de todos, si se aplican métodos
absolutamente democráticos en todo el desenvolvimiento político de la nación, desde un
núcleo del Partido hasta el órgano supremo del poder del Estado, que es esta Asamblea
que está reunida aquí, con paciencia.
Tenemos un país instruido, con un alto nivel de instrucción, y tenemos muchas cosas
positivas, gigantescos avances que se han logrado, que no corresponde en esta actividad
estar enumerando, ustedes las conocen. Nuestra prensa habla bastante de eso, de los
logros de la Revolución, en los discursos también abundamos; pero hay que ir a la
médula de los problemas, como se ha hecho en esta sesión de la asamblea del
Parlamento.
Es decir que las cuestiones que hemos analizado y los errores que hemos criticado, no
pueden volver a suceder, se está jugando la vida de la Revolución.
Los mismos errores, si simplemente son analizados con honestidad, nada más, vamos a
analizarlos con honestidad y profundidad, desde luego, pueden transformarse en
experiencias y lecciones para superarlos y no volver a incurrir en ellos. ¿Ustedes no han
oído decir que el ser humano es el único animal que tropieza más de una vez con el
mismo obstáculo? Yo conozco a algunos aquí que han chocado cinco, seis y diez veces,
y si no los paramos seguirán, y no es que se den un golpe en el tobillo o en la punta del
pie, es que cuestan muchos millones los errores que se cometen. La enumeración que
hacía el propio Vicepresidente, el ministro de Economía y Planificación, Murillo, o la
que hizo el presidente de la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento, que
acaba de hablar, el compañero Osvaldo Martínez: dejamos de percibir tantos millones
por el precio que tiene el azúcar, todos estos años ha tenido un precio por el suelo y
ahora que levantó, por no cumplir los planes del azúcar, por equis motivos, dejamos de
percibir tantos millones de dólares; en tal otra actividad, por no cumplirse los planes
dejamos de recibir tanto.
Y por eso soy defensor a ultranza de acabar con el secretismo, aunque algún secreto hay
que mantener, ayer hablamos de algunos, que no pienso publicar; fíjense que de mis
intervenciones en la Asamblea no se ha publicado apenas nada en prensa, yo pedí que
fuera así, precisamente para hablar, la sesión fue cerrada para poder discutir aquí, como
se dice, a calzón quitado; no hubo que quitarse tanta ropa, pero discutimos lo que había
que discutir. Así debe ser.
Fue entonces que le digo a un secretario del Comité Central para atender la agricultura
en esa etapa, mete en Granma, cuenta todo esto que está pasando, haz una crítica.
Revolví el avispero; lo que no sabían que era yo el que lo había orientado, y algunos
vinieron y hasta me comentaron que: "Esas cosas no ayudan, porque desmoralizan a los
trabajadores", etcétera.
Es decir que los errores, si simplemente son analizados —como mencionábamos hace
un momento— con honestidad, pueden transformarse en experiencias y lecciones para
superarlos y no volver a incurrir en ellos.
O sea que esa es precisamente la gran utilidad que tiene el análisis profundo de los
errores y esa debe empezar a ser una norma permanente de conducta de todos los
dirigentes, de todas las instancias, de todos los niveles. Quien no lo haga así, está
violando el principal deber como dirigente.
La realidad de los números, además, está por encima de todas nuestras aspiraciones y
deseos. En la aritmética elemental del primer grado de la escuela primaria, se aprende a
temprana edad que dos más dos da cuatro, no cinco ni seis —como ya dijimos en una
ocasión aquí mismo—; no hay que ser economista para comprenderlo, que dos y dos
son cuatro, y aquella vez añadí: "...pero a veces por nuestras deficiencias, dos y dos
resulta tres", es decir que no hay que ser economista para comprenderlo, por tanto, si en
un momento dado tenemos que hacer algo en materia económica y social por encima de
los recursos disponibles, hagámoslo, o podemos hacerlo, pero tiene que ser con
conciencia de las consecuencias y sabiendo de antemano que al final la crudeza de los
hechos y de los números se impondrá irremisiblemente, por muchos buenos deseos que
tengamos.
El capital humano
Cuba dispone, por otro lado, de decenas y decenas de miles de profesionales graduados
por la Revolución en las especialidades de economía, contabilidad y finanzas, por sólo
mencionar algunas de este perfil, que no hemos sabido utilizar adecuadamente en
provecho del desarrollo ordenado de la nación.
Hace sólo unos días —miren este ejemplo— una resolución del Ministerio de Finanzas
que modificó los precios de acopio de un grupo de productos agropecuarios, tuvo que
dejar sin efectos otras 36 resoluciones de ese propio organismo, emitidas en diferentes
fechas de años anteriores, pero todas vigentes. ¿Quién puede dominar la actividad como
esta de precios de los productos agropecuarios, a los que se les pone precio y no están
por la oferta y la demanda, 36 documentos? Por muchas computadoras que existan o lo
que sea, eso es imposible. Y así hay muchas decisiones de este tipo plasmadas en
documentos, unos detrás de otro, uno modificando a otro; el otro al que viene detrás,
etcétera. Una sustituyó a 36, pero todas vigentes.
Estos hechos dan una idea del trabajo que en materia de ordenamiento jurídico tenemos
por delante con el fin de reforzar la institucionalidad —eso no es porque nos gusten los
papeles, toda actividad tiene que estar regulada en un documento, aprobada oficialmente
— del país, y eliminar tantas prohibiciones irracionales que han perdurado por años, sin
tener en cuenta las circunstancias existentes, creando el caldo de cultivo para múltiples
actuaciones al margen de la ley, que frecuentemente dan lugar a la corrupción en
distintos grados. Puede llegarse a una conclusión probada por la vida: las prohibiciones
irracionales propician las violaciones, lo que a su vez conduce a la corrupción y la
impunidad, por eso creo que la población tiene razón —y que lo han planteado desde el
análisis del discurso de 2007, que no era un discurso que ameritaba discutirse en la
población, salvo que se les dijo: "Opinen de lo que quieran", y aquí mismo informé en
una ocasión los resultados de esa encuesta. Era, además, para ir sacando más
experiencias para esto que estamos haciendo ahora, y se lograron grandes experiencias,
y muchos de los planteamientos que hicieron en aquella etapa, se están repitiendo ahora
en estas discusiones de los Lineamientos, o sea, llevaban años— en sus preocupaciones
respecto a los engorrosos trámites asociados a la vivienda y la compra-venta de
vehículos entre las personas, por solo citar dos ejemplos, que actualmente son objeto de
estudio para su solución, pero de manera ordenada. Por eso recordábamos ayer, como
decía Marino, el Estado regula sus relaciones con el individuo, pero el Estado no se
tiene que meter en nada que sea pretender regular las relaciones entre dos individuos, y
que si yo tengo un carrito, un cacharrito o lo que sea, un almendrón, como le llaman
ahora, y es mío, tengo derecho a vendérselo al que me dé la gana, cumpliendo también
las regulaciones del registro de propietario.
No permitiremos el derroche
Pasando a otro asunto, también recogido en los Lineamientos, del plan del próximo año
—como ya se informó aquí— se han excluido 68 inversiones de importancia para el
país por no cumplir los requerimientos establecidos, entre ellos, la determinación del
financiamiento, la preparación técnica y de proyectos, la definición de las fuerzas
constructoras capaces de acometerlas en los plazos fijados y la evaluación de los
estudios de factibilidad. No permitiremos el derroche de los recursos destinados a
inversiones a causa de la espontaneidad, la improvisación y la superficialidad, que en no
pocos casos, han caracterizado al proceso inversionista. Y cuando se discutió en el
último Consejo de Ministros y muchos de ustedes escucharon, ya eso se acabó, y el que
lo viole tiene que atenerse a las consecuencias de cualquier tipo.
Al tratar estos temas es obligado referirme al papel determinante que corresponde jugar
a los cuadros del Partido, el Estado, el Gobierno, las organizaciones de masas y
juveniles en la conducción coordinada y armónica del proceso de actualización del
modelo económico cubano.
Tenemos ahora un campo de batalla especial y bien preparado, para demostrar que todo
esto se puede hacer, y hacerlo bien, y ni pasarnos ni quedarnos cortos, como decía el
Generalísimo.
Cuando un día existía ese ministerio —eso depende ahora del Consejo de Estado y en
nombre de este órgano, para el funcionamiento diario la atiendo yo, igual que al Fiscal
General de la República, y les doy tareas—, en el MAC, que era el Ministerio de
Auditoría y Control, a pesar de que no podía hacer mucho porque se aceptaban todas las
justificaciones y siempre tenían algún padrino, etcétera, no era bien vista por algunos la
compañera Gladys Bejerano. Y siempre cuando controlaba venía la quejita a alguien,
cualquiera: "Bueno, esto no ayuda". Algunos decían: "Eso desmoraliza" — ¡qué cosa es
esa!—, "que la compañera Gladys es muy dura, dice las cosas muy duras". Eso es lo que
queremos, eso es lo que les exijo constantemente.
Entonces, en una ocasión —todavía yo no tenía esta responsabilidad—, digo: "Yo creo
que debemos disolver ese ministerio". Vi rostros alegres, se miraban; menos la cara
triste de Gladys, porque parecía que le despreciábamos su importante trabajo. Dejo que
pase casi un minuto, unos segundos, y expresé entonces: "Vamos a disolver ese
ministerio, porque tiene igual jerarquía que los demás ministros, y vamos a hacer la
Contraloría General de la República subordinada al Consejo de Estado y a ella la vamos
a proponer como Vicepresidenta". Volvieron los rostros a ensombrecerse y ella volvió a
reír felizmente (Risas). No es broma lo que les estoy contando (Aplausos), no es broma
lo que estoy contando.
Hemos dicho que el Gobierno municipal tiene que tener facultades y recursos, y
también hablamos de cómo obtenerlos, y que seguiremos delegando facultades. En
paralelo se perfeccionan los procedimientos de control y se eleva a niveles superiores la
exigencia frente a las manifestaciones de negligencia, indolencia y otras conductas
incompatibles con el desempeño de cargos públicos.
El VI Congreso del Partido debe ser, por ley de la vida —y tengan esto presente
constantemente—, el último de la mayoría de los que integramos la Generación
Histórica; el tiempo que nos queda es corto, la tarea gigantesca, y, sin el menor asomo
de inmodestia, vanidad personal o sentimentalismo, pienso que estamos en la obligación
de aprovechar el peso de la autoridad moral que poseemos ante el pueblo para dejar el
rumbo trazado y algunas otras cuestiones importantes resueltas (Aplausos).
No nos creemos más inteligentes o capaces que nadie, ni nada por el estilo, pero sí
estamos convencidos que tenemos el deber elemental de corregir los errores que hemos
cometido en estas cinco décadas de construcción del Socialismo en Cuba y en ese
propósito emplearemos todas las energías que nos quedan, que afortunadamente no son
pocas (Aplausos).
También para todos está claro que no nos encontramos en aquellos años iniciales tras el
triunfo en 1959 —en aquellos primeros meses—, cuando algunos que ocuparon cargos
gubernamentales, muy especialmente en el primer gobierno aquel que nombró Urrutia,
con excepción de Defensa y Agricultura, que se le dijo: "Deje eso tranquilo", pensando
en reforma agraria y en los armamentos que se ocuparon o que íbamos a ocupar. Estoy
hablando del 2 de enero; después que Fidel habló en el parque "Céspedes", salió para el
puesto de mando principal del enemigo a hablarles a aquellos soldados para que se
sumaran —porque había un golpe de Estado en La Habana— y no sabíamos manejar ni
los tanques, ni la artillería y otros medios que tenían allí. Dejó que Urrutia y otros
compañeros dirigentes del 26 de Julio de la época, en la universidad de Santiago de
Cuba, nombraran el Gobierno.
Yo fui portador de ese mensaje a Urrutia, al amanecer del 2 de enero, porque el acto de
la plaza se acabó pasada la media noche, y le comuniqué: "No tocar, se recomienda no
tocar el Ministerio de la Agricultura ni el de Defensa". Fue lo único que se le dijo. Y
cuando le informé de parte de Fidel que nombrara al coronel Rego Rubido, el que se
acababa de rendir a Fidel en el Alto del Escandel, el Primero de Enero, allá fue Urrutia
y empezó a darse paseítos por el garaje de la casa de Vista Alegre donde fui a verlo, una
multitud rodeando el patio de la casa saludando, y duró un rato la discusión: "¡Yo no
puedo nombrar un casquito jefe del Ejército Rebelde!" Le decía: "Mire, Presidente,
Fidel sabe lo que está haciendo. Hay un golpe de Estado en La Habana, va para Bayamo
a hablarles a los soldados de Batista…" Y fueron aquellos que se les sumaron en el
camino y en el transcurso de la semana que tardaron, llegaron aquí a Columbia ya con
alguna barbita que se la dejaron crecer. Guillermo venía ahí con Fidel y otros de los que
están presentes: Colomé, Ramiro vino con el Che, Polito vino con Fidel. Álvaro no sé
qué hizo, tenía 15 años. ¿Te quedaste allá o viniste también? (Dice que se quedó en
Santiago.) Te quedaste en Santiago; hiciste bien, porque tú eres santiaguero.
Entonces no había manera, 5 000 soldados enemigos en la ciudad y apenas yo tenía dos
o tres escoltas nada más; creamos algunas columnas, porque le preparamos a Fidel una
buena fuerza; se fue Lussón que era jefe de una columna más poderosa, de la cual
formaba parte Colomé; Belarmino iba ahí en la otra columna, a Efigenio lo montamos
en algunos aviones viejos que le ocupamos a Batista, para que llegara y ocupara la
policía en La Habana. Efigenio Ameijeiras era el jefe de la Columna 6, frente a
Guantánamo, y lo había hecho jefe de tres columnas que rodeaban a la ciudad que
pensábamos tomar el 2 de enero, al comprobar la traición del general Cantillo, y tenía
que empezar a ver qué hacía. Yo me metí en el mismo despacho de Chaviano, en el
mismo en que me interrogaron cuando el Moncada, entré por la misma puerta.
Cuando fui prisionero, por suerte, muchos días después que cesó la represión y la
matanza de compañeros que asaltaron el Moncada, no me pegaron, a mí no me dieron,
no pasé por esa experiencia. Dentro de esa circunstancia traté de portarme lo más
dignamente posible, sin insolencia, y me pasaron por hileras de soldados que me iban
insultando y el capitán y los oficiales que me llevaban se lo pedían: "Démelo, Capitán,
para hacer justicia".
Cinco años, cinco meses y cinco días después, el Primero de Enero, entramos a Santiago
de Cuba y yo fui al cuartel Moncada a hablarle a toda esa gente, y ahora entré entre
vítores por el mismo lugar, y llevé un solo escolta, y les hablé. La misión era recoger a
todos los oficiales y llevarlos a El Escandel, al lado del Caney, para que hablaran con
Fidel. De ahí yo no pude salir, me cargó una multitud de soldados y sargentos me llevó
al barrio de ellos, ahí al lado del cuartel Moncada, y allí estuve, no podía salir de allí,
me dieron café, etcétera, etcétera (Le dicen algo), ¿eh?, ¿el Gerolán? Estoy hablándole a
la tropa, y empiezan: "Gerolán, Gerolán", y les pregunto a los oficiales de Batista, ¿Qué
es el Gerolán ese?, no me hacían caso, "¡Gerolán!", y yo hablando a puro pulmón, desde
un balcón, y, ¡qué vá!, nadie me decía lo que era el Gerolán, y no me dejaban hablar. El
que iba conmigo no sabía tampoco; hasta que un oficial, me parece que era contador,
algo ahí de la logística, un teniente o subteniente, se me acerca y dice: "Oiga,
Comandante, Gerolán es el salarito extra que les dan cuando están en campaña" y digo:
"¿Y qué, no se lo han pagado?" Me responden: "No, porque aquí ni se reportaban los
muertos para poder robarse el dinero los jefes". Entonces digo: "Mañana, cuando la
fortaleza esté en manos nuestras, Gerolán para todos ustedes". ¡Eeehhh!, se acabó el
mundo. Digo: ¡Qué tropa tenemos delante aquí! (Risas.) Pedimos un préstamo a un
banco y les pagamos el Gerolán, esos pobres soldados no tenían... Eso es lo que
Guillermo quería recordar.
Bueno, ¿y qué es lo que era el Gerolán? Era un jarabillo malo por ahí, que creo que
tenía propiedades especiales, que los charlatanes toman (Risas).
Entonces, decía que también para todos está claro que no nos encontramos en aquellos
años iniciales tras el triunfo.
Ah, bueno, no acabé el cuento de Urrutia, ¿no? Testigo Melba Hernández —que no está
aquí hoy—, que no la veía desde México, después ella pudo venir y estuvo en el Tercer
Frente con Almeida, y como esas casas de Vista Alegre tienen un garaje desde el que se
baja por una escalerita a la cocina, ella estaba en la cocina esperando que se acabara la
bronca aquella, yo le hice señas que esperara, y Urrutia dándose paseítos para arriba y
para abajo con la mano en la espalda, y el tiempo pasando, hasta que me salió parece
que lo de gallego y le dije unas cuantas frases que no puedo repetir aquí. Digo: "Oiga,
yo llevo siete años luchando contra Batista, he estado en todo, en combates, preso, en el
exilio, etcétera, ¿usted cree que a mí no me molesta que un casquito ahora dirija el
ejército? Ese no manda a nadie, todo me lo consulta a mí, porque allí lo voy a tener en
el despacho, en el propio despacho del jefe del regimiento". Y así fue, la primera orden
que le di fue: "Vamos a ir sacando a todos estos soldados que hay aquí". Y como los
puentes estaban volados y no quería que se toparan con Fidel por ahí, aunque iban
desarmados, usé las tres fragatas de la marina de guerra de Batista que estaban allí, y en
grupos de 500 los fui mandando para el centro y el occidente del país que era donde
vivían.
Le dije unas cuantas cosas. Cuando le hablé duro, y le digo: "¡Fidel sabe lo que hace y
yo obedezco a Fidel!", entonces siguió dándose paseítos, y dice: "Bueno, Comandante,
vamos a ver una solución, "yo creo que es razonable, ¿usted no cree?" Digo: "Sí, es lo
que pienso". "Bueno, está bien". Después de eso le di un beso a Melba y me fui a
cumplir con mi deber.
Cuando me voy, me llama el viejo Urrutia y dice: "Comandante, hace falta que me
nombre un ayudante de campo, un comandante de ayudante de campo". Digo: "Yo se lo
mando, Presidente". Digo: ¿A quién meto ahí, caballeros? —yo adiviné ya los líos que
íbamos a tener con este hombre; no habían pasado, febrero, marzo, cuatro o cinco
meses… ustedes conocen la historia—, y me cruzo con Machado Ventura (Risas),
andaba con una Thompson ya, Comandante, y le digo: "Oye, Machado" —no le quiero
contar este incidente, eso solo se lo conté a Fidel y a nadie más, cuando vine en febrero
a La Habana—, "Oye, Machado, el Presidente me ha pedido esto y esto, me parece que
tú eres el más idóneo". "¡Nooo!, yo lo que tengo es que buscarme un trabajo como
médico", me contestó Machado. Digo: "Deja el trabajo ese, ahora es que empieza este
lío". Y por fin aceptó.
Entonces, digo: "Bueno, voy a llamar a mi amigo Machado a ver qué hay", y cuando
llamo al Palacio y pregunto por Machado, dicen: "No, Machado se fue de aquí hace
tanto tiempo". Digo: "¿Dónde se metió Machado?" Y me lo encuentro de médico en el
municipio La Habana, ¿era así? (Responde que sí.) Es decir que lo califiqué como el
primer desertor de las modernas Fuerzas Armadas Revolucionarias (Risas). Menos mal
que con su trabajo después limpió esa afrenta.
También para todos está claro que no nos encontramos en aquellos años iniciales tras el
triunfo en 1959, cuando algunos que ocuparon cargos gubernamentales —y ahí es
donde surge la anécdota del gobierno aquel— renunciaban para patentizar su oposición
a los primeros pasos radicales que emprendía la Revolución, sobre todo la Reforma
Agraria, la primera, el 17 de mayo de 1959, y por ello esa actitud se catalogaba entonces
de contrarrevolucionaria. O sea, renunciaban para demostrar su oposición a las medidas
radicales, y lo calificábamos: "Eso es contrarrevolución", pero se aceptaba la renuncia.
Hoy lo verdaderamente revolucionario y honesto es al revés, cuando un cuadro de
cualquier nivel se sienta cansado, o incapaz de ejercer su cargo a cabalidad, o de
cumplir con las nuevas orientaciones que estamos dando, lo correcto es solicitar, en ese
caso, su renuncia, con dignidad y sin ningún temor, lo que siempre será preferible a ser
destituido.
Con relación a este asunto, debo hacer referencia a tres compañeros que ocuparon
importantes responsabilidades en la dirección del Partido y el Gobierno, y que por las
faltas que cometieron, el Buró Político les solicitó la renuncia a su condición de
miembros de este organismo de dirección, del Comité Central y de diputados a la
Asamblea Nacional del Poder Popular. Se trata de Jorge Luis Sierra Cruz, Yadira García
Vera y Pedro Sáez Montejo. Los dos primeros fueron liberados además de las
responsabilidades como ministros del Transporte y vicepresidente del Gobierno y la
Industria Básica, respectivamente, o sea, Sierra y Yadira García; Sierra por tomarse
atribuciones que no le correspondían y que le condujeron a serios errores en la
dirección, que hoy los estamos pagando; y Yadira García por un pésimo trabajo al frente
de un ministerio tan importante como la Industria Básica, que incluye petróleo, minería,
etcétera, reflejado de manera particular en el débil control sobre los recursos destinados
al proceso inversionista, propiciando el derroche de estos, como se comprobó en el
proyecto de expansión de la empresa niquelífera Pedro Soto Alba, en Moa, provincia de
Holguín. Ambos compañeros fueron criticados severamente en sendas reuniones
conjuntas de la Comisión del Buró Político y el Comité Ejecutivo del Consejo de
Ministros.
Por su parte, Pedro Sáez Montejo, dando muestras de superficialidad incompatibles con
el cargo de Primer Secretario del Partido en Ciudad de La Habana, infringió normas del
trabajo partidista, lo cual fue discutido con él por una comisión del Buró Político,
presidida por mí e integrada por los compañeros Machado Ventura y Esteban Lazo.
Es justo hacer constar que los tres reconocieron los errores señalados a cada uno y
asumieron una actitud correcta, razón por la cual la Comisión del Buró Político decidió
mantener su condición de militantes del Partido. Igualmente, se consideró conveniente
ubicarlos a todos en trabajos afines a sus respectivas especialidades, algunas en la base,
otros, como Sierra, que es ingeniero mecánico, en un tallercito de una base de
reparación general de tanques de guerra, un taller de 11 o 14 compañeros que hacen
piezas, y él está al frente de ellos.
En el plano personal, los tres seguirán siendo mis amigos, pero yo solo tengo
compromisos con el pueblo y muy especialmente con los caídos en estos 58 años de
lucha ininterrumpida desde el golpe de Estado de 1952. Si así hemos procedido con tres
altos dirigentes partidistas y gubernamentales, sépase que esta es la línea que seguirá el
Partido y el Gobierno con todos los cuadros. Mayor exigencia, a la vez que alertaremos
y adoptaremos las medidas disciplinarias pertinentes cuando se detecten transgresiones
de lo establecido.
El contexto internacional
En medio de la convulsa situación internacional avanzan las relaciones con los pueblos
y gobiernos de casi todas las naciones.
En las relaciones con los Estados Unidos no se aprecia la menor voluntad de rectificar la
política contra Cuba, ni siquiera para eliminar sus aspectos más irracionales. Se hace
evidente que en esta cuestión sigue prevaleciendo una minoría reaccionaria y poderosa
que sirve de sustento a la mafia anticubana.
Estados Unidos no solo desprecia el reclamo abrumador de 187 países que demandan
poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero contra nuestro país, sino que en
el año 2010 endureció su aplicación e incluyó
nuevamente a Cuba en sus listas espurias, mediante las cuales se arrogan el derecho de
calificar y difamar a Estados soberanos para justificar acciones punitivas o incluso actos
de agresión.
La política de Estados Unidos contra Cuba no tiene la menor credibilidad. No les queda
más remedio que acudir a la mentira para reiterar acusaciones entre las que sobresalen,
por su escandalosa falsedad, que somos un país patrocinador del terrorismo
internacional, tolerante ante el tráfico interno de niños y mujeres con fines de
explotación sexual, violador flagrante de los derechos humanos y responsable de
restringir, de manera significativa, las libertades religiosas.
En sus calumniosas campañas sobre el tema de los Derechos Humanos en Cuba, los
Estados Unidos han encontrado la connivencia de países europeos, caracterizados por su
doble rasero y sometimiento al imperialismo norteamericano, conocidos por su
complicidad con los vuelos secretos de la CIA, el establecimiento de centros de
detención y tortura, por descargar los efectos de la crisis económica sobre los
trabajadores de menores ingresos y estudiantes, la violenta represión contra los
manifestantes y la aplicación de políticas discriminatorias hacia los inmigrantes y
minorías.
También es propicia la ocasión para desde este Parlamento enviar, en nombre de todos
los cubanos, un mensaje de aliento y solidaridad al hermano pueblo de Venezuela, que
sufre los embates de lluvias torrenciales con cuantiosas pérdidas de vidas humanas y
daños materiales. Las decenas de miles de colaboradores cubanos que prestan servicios
en ese país, recibieron tempranamente instrucciones de ponerse a disposición de los
venezolanos y del Presidente Hugo Chávez para lo que sea necesario.
La juventud es la clave y el futuro
Jóvenes fueron los que se sublevaron en Santiago de Cuba bajo la dirección de Frank
País.
Jóvenes eran los expedicionarios del Granma, que tras la debacle de Alegría de Pío
formaron el Ejército Rebelde, fortalecidos por oleadas también de jóvenes provenientes
del campo y las ciudades, en primer lugar el refuerzo santiaguero organizado
personalmente y enviado por el propio Frank.
Jóvenes eran los integrantes del poderoso movimiento clandestino de todas las
organizaciones.
Jóvenes eran la mayoría de los combatientes en la lucha contra las bandas mercenarias
que organizó la CIA, hasta avanzado 1965.
Jóvenes fueron los que protagonizaron hermosas páginas de coraje y estoicismo en las
misiones internacionalistas en varias naciones, particularmente en ayuda a los
movimientos de liberación en África.
Jóvenes son nuestros Cinco Héroes que arriesgaron sus vidas luchando contra el
terrorismo y sufren ya más de doce años de cruel prisión (Aplausos).
Jóvenes son muchos de los miles y miles de colaboradores cubanos que defienden la
vida humana curando enfermedades erradicadas en Cuba, apoyan programas de
alfabetización y difunden cultura y la práctica deportiva a niños y adultos por muchos
países del mundo.
Grandes han sido los retos y también los peligros desde el triunfo de la Revolución y de
la proclamación de su carácter socialista y muy especialmente a partir de la victoria de
Girón, mas ninguna dificultad ha podido doblegarnos. Estamos aquí y estaremos por la
dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica y el espíritu de sacrificio y
revolucionario del pueblo de Cuba, que hace mucho tiempo hizo suyo el concepto de
que el socialismo es la única garantía para seguir siendo libres e independientes.
Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros, en la clausura del Sexto Período Ordinario de
Sesiones de la Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el
Palacio de Convenciones, el 18 de diciembre de 2010, "Año 52 de la Revolución".
(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado).