Modalidades Del Acto Juridico

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ANÁLISIS DE LAS MODALIDADES DEL ACTO JURIDICO

1. INTRODUCCIÓN

De acuerdo al diccionario de la lengua española, por modalidad se entiende “Modo de


ser o de manifestarse algo” y por acto jurídico “Hecho voluntario que crea, modifica o
extingue relaciones de derecho, conforme a este”. Entonces podemos definir que las
modalidades del acto jurídico son el modo o la forma de manifestación de un hecho
voluntario que crea, modifica o extingue relaciones de derecho.

Conociendo la definición preliminar, corresponde realizar el estudio previo las


estructuras del acto jurídico, porque tiene estructura porque tiene elementos que van a
servir de elementos de soporte, dan vida, dan vigencia al acto jurídico y con ello llegar
al estudio propiamente de las modalidades del acto jurídico.

La estructura del acto jurídico está conformados por los siguientes elementos:

a) Elementos esenciales (essentialia negoti)


b) Elementos naturales (naturalia negoti)
c) Elementos accidentales (accidentalia negotti), son conocidos como las
modalidades del acto jurídico.

En la clasificación de los actos jurídicos tenemos los actos jurídicos puros y los actos
jurídicos modales. Los actos puros, no admiten la inserción de ninguna modalidad, no
está sujeto a condición, plazo o modo. Son aquellos que esta expresado en los
términos donde existen sus presupuestos, sus elementos. Pero por la autonomía de
voluntad privada, las personas podemos integrar a estos algunos elementos que la
doctrina tradicional lo denomina accidentales y estos son adicionales. Mientras en los
contratos modales, si es permitido la condición, plazo, el cargo y modo. Es por ello en
el presente trabajo implica el análisis de las diferentes posturas de los autores
nacionales e internacionales a nivel doctrinario y por último estableceremos las
conclusiones del presente análisis.
2. ESTRUCTURA DEL ACTO JURÍDICO

La estructura del acto jurídico está conformados por los siguientes elementos:

2.1 Elementos esenciales (essentialia negoti)

Lo que significan que todo acto jurídico debe contener los elementos esenciales sino lo
cuentan son nulos.

Se subdivide en:

a.1 de carácter general

a.2 de carácter especial (elementos constitutivos del acto jurídico)

Los elementos esenciales de carácter general son aquellos imprescindibles con las
cuales todos los actos jurídicos deben contar, sin falta uno ese acto es nulo. Porque
los actos jurídicos llevan consigo los elementos esenciales y concurrentes los de
carácter general y cuáles son esos elementos esenciales de carácter general, artículo
140 del Código Civil, los requisitos de validez: La manifestación de voluntad, la
capacidad, el objeto, la finalidad y la forma.

Este es la clarificación tradicional ojo del acto jurídico. Se reitera estos requisitos
contenidos en el artículo 140 del código civil, son concurrentes, si falta uno es nulo, no
son anulables, se funda en cuestión de interés superior público, de intereses general
no individual. Por otro lado también existen elementos esenciales de carácter especial.
Se les denomina elementos constitutivos del acto jurídico.

El acto jurídico cumple con los requisitos de valides y a parte de ellos necesitan
requisitos adicionales, son elementos de carácter especial, son inherentes e
intrínsecos los actos jurídicos. Cumplen dos finalices como: son inherentes a
determinados supuestos y cumplen con la función diferenciadora, lo que significa
diferenciar un acto jurídico respecto de uno u otros.

Por ejemplo, en una compraventa es un contrato, para que sea válido se requiere que
cumpla con los requisitos establecidos en el artículo 140. Pero adicionalmente se
requiere la existencia del bien y debe contener el precio del bien. Este contrato de
compraventa se diferencia de un contrato de arrendamiento, por ello el bien y el precio
será elementos de carácter especial.

En caso del arrendamiento, es un contrato y debe contar con los elementos esencial
de carácter general, pero adicionalmente debe haber el bien que se está arrendando,
la renta y el plazo. Son inherentes a determinados actos jurídicos cumplen con la
función diferenciadora, de la compraventa, la permuta, etc.

2.2 Elementos naturales (naturalia negoti)

Son aquellos y fluyen, emergen de la misma naturaleza del acto jurídico, no habido
necesidad en el documento que contiene los actos jurídicos, no hay necesidad. Se
derivan de la naturaleza del acto jurídico.

Ejemplo, en un contrato de mutuo de dinero, existen el mutante y el mutuatario.

Préstamo de 100,000.00, plazo por un año, vence el año me devuelves no te cobro los
intereses. El mutante entrega los 100,000.00 y cuando vence el año el mutuatario se
desaparece y al mes se aparece y le dice aquí esta tus 100,000.00

La pregunta surge que luego de dos meses el mutuatario devuelve y será posible el
cobro del interés por el exceso del plazo fuera de los 12 meses y por tanto te
corresponde pagarme por los dos meses. Pero qué pasa si no se haya señalado, pero
venció el año y corresponde el pago de los intereses. El hecho que no señale no estas
eximido pagarme los intereses la ley exige.

Este contrato de mutuo de dinero, por su propio contesto está desplegando un efecto
los interés pero las partes no previnieron, pero vencido el plazo se genera los
intereses y serán los intereses un elemento natural del acto jurídico, porque fluye y no
hay necesidad de establecer en el acto jurídico.

2.3 Elementos accidentales (accidentalia negotti), son conocidos como las


modalidades del acto jurídico.

Visto en sí mismo no tiene mayor incidencia de la validez o invalidez del acto jurídico.
Los elementos accidentales son elementos que no forman parte de la esencia o fluyen
propiamente del acto jurídico o de la naturaleza. Son elementos que se agregan en el
acto jurídico y siempre que lo permita, porque hay actos jurídicos que no aceptan.

Hay actos jurídicos que no permiten actos accidentales como por ejemplo: El
reconocimiento es un acto jurídico, a ese reconcomiendo puedo insertar una
condición. El padre puede insertar una condición de decir hijo te reconozco pero no
vas poder heredar, porque no quiero tener problemas con mi familia. Este acto jurídico
es imposible porque su naturaleza lo prohíbe, no lo acepta ese acto jurídico no va
llevar actos accidentales porque su naturaleza lo prohíbe. En la clasificación de los
actos jurídicos tenemos los actos jurídicos puros y los actos jurídicos modales. Los
actos puros puros, no admiten la inserción de ninguna modalidad, no está sujeto a
condición, plazo o modo. Son aquellos que esta expresado en los términos donde
existen sus presupuestos, sus elementos. Pero por la autonomía de voluntad privada,
las personas podemos integrar a estos algunos elementos que la doctrina tradicional lo
denomina accidentales y estos son adicionales.

Mientras en los contratos modales, si es permitido la condición, plazo, el cargo y


modo. Por ejemplo para el autor Vidal Ramírez (2012), estos elementos no se ligan ni
a la esencia del acto jurídico ni corresponden a la naturaleza propia de un acto
determinado, pues son incorporados por las parles en ejercicio de la autonomía de su
voluntad pero siempre que no desvirtúen la esencia o naturaleza del acto y que no
resulten contrarios al orden público (p.275).

Lo que significa que necesariamente debe estar ligados, que su existencia debe estar
supeditado a la concurrencia de todos los elementos, no deben faltar ninguno porque
si no derivarían en actos nulos y eso es correcto, como muestra de dar seguridad
jurídica.

2.3.1 LA CONDICIÓN

Aquí empezamos con la consideración de a nivel doctrinario sobre los diferentes


autores que tratan con precisión sobre uno de los elementos accidentales, más
conocidos como modalidades del acto jurídico.

“Tradicionalmente se ha enseñado como condición la determinación accesoria de


voluntad que hace supeditar el nacimiento o extinción de los efectos de un negocio a
un cierto acontecimiento futuro e incierto” (Lohmann Luca de Tena, 1994, p. 289).

“La condición-modalidad viene a ser, pues, un hecho futuro e incierto que


arbitrariamente y por la sola voluntad de los declarantes se incorpora al acto jurídico,
el que le queda supeditado en cuanto a la producción de sus efectos” (Vidal Ramírez,
2012, p.276).

Para León Barandiarán el acto es condicional cuando sus efectos están subordinados
a un acontecimiento incierto y futuro (Vidal Ramírez, 2011, pp. 363-364).

Una doctrina brasileña define a la condición como aquel acontecimiento futuro e


incierto que subordina la eficacia de determinado negocio, o sea, es un elemento
accidental del negocio jurídico, que lo hace al mismo depender de un evento futuro e
incierto. Agrega que cuatro son los elementos fundamentales para que pueda
configurarse la condición: la voluntariedad, la incertidumbre, la futuridad y la
posibilidad (Gómez de Aquino, 2009, p. 2).
Para otro sector de la judicatura del mismo país la condición presenta dos elementos:
a) la voluntariedad, b) evento futuro e incierto.

Eso significa que, en primer lugar, la condición deriva exclusivamente de la voluntad


de las partes. Así, por ejemplo, el matrimonio no es una condición suspensiva para la
eficacia del pacto prenupcial, pues le falta el requisito de la voluntariedad. Lo que
subordina la eficacia del pacto prenupcial al matrimonio es la ley. Se trata de un
requisito legal de eficacia. (Medeiros Antunez Ferreira, 2015, p. 3).

Se afirma que “la condición es la limitación negocial de la operatividad del negocio”. En


una feliz expresión, las partes, a través de la condición “maniobran” los efectos del
negocio jurídico. Así, “en una venta normal, la propiedad pasa de inmediato y
definitivamente; inmediata y definitivamente surge la obligación de pagar el precio;
pero si la venta está condicionada, estos efectos no son inmediatos, o no son ciertos,
o no son definitivos: porque a las partes les conviene que sea así” (Espinoza
Espinoza, 2008, p. 260).

La condición debe ser diferenciada del acto jurídico a cuyos efectos se somete a
aquella. La fijación de una condición genera una relación obligatoria accesoria al acto
en la cual hay un deudor (quien tiene que dar cumplimiento a los efectos del acto de
verificarse aquella) y un acreedor (el beneficiario de la condición). Si decimos: si todos
los alumnos del curso de acto jurídico salen aprobados en sus promedios finales,
recibirán un premio; yo me convierto en deudor de la condición y mis alumnos en
acreedores. Si se verifica la condición y el deudor no cumple, se genera un supuesto
de responsabilidad civil contractual (Ídem).

Después del análisis a nivel doctrinario sobre la condición, podemos definir, como
aquella modalidad o elemento accidental del negocio jurídico que limita la voluntad
negocial al someter la producción de los efectos jurídicos de un negocio debidamente
constituido (válido) a un hecho o acontecimiento futuro e incierto. Por otro lado, el acto
jurídico cumple con los requisitos de validez y a parte de ellos necesitan requisitos
adicionales, son elementos de carácter especial, son inherentes e intrínsecos los actos
jurídicos. Cumplen dos finalidades como: son inherentes a determinados supuestos y
cumplen con la función diferenciadora, lo que significa diferenciar un acto jurídico
respecto de uno u otros.

2.3.1.1. CONDITIO FACTI Y CONDITIO IURIS

Vidal Ramírez, (2012) señala que “La conditio iuris tiene su origen en la ley o en la
naturaleza del acto, por lo que no es una condición-modalidad (…) La conditio facti,
esto es, la condición-modalidad, es un hecho futuro e incierto del cual las partes
deciden hacer depender los efectos del acto jurídico que han celebrado. (p.276).

Las condictio iuris en cambio no establecen la pendencia de los efectos o la extinción


por voluntad de los agentes: vienen impuestas por la ley, como es el caso previsto
para la venta a prueba, o la caducidad del legado o de la institución de heredero en
ciertos supuestos, que podría asimilarse a la condición resolutoria; las donaciones por
razón de matrimonio se entienden hechas sub conditione de celebrarse este (artículo
1646 del CC); el artículo 295 del Código deja implícito que el convenio de régimen
económico del matrimonio está sujeto a la condición suspensiva de celebrarse el
matrimonio, la existencia de la persona jurídica (artículo 77 del CC) (Lohmann Luca de
Tena, 1994, p. 293-294).

Otro sector de la doctrina nacional brinda más ejemplos de conditio juris tales como la
muerte del testador respecto a la eficacia del testamento o que llegue a existir la cosa
futura cuando de ella dependa la existencia del contrato, pues si bien puede haber un
grado de incertidumbre en la verificación de la condición, ella es impuesta por la ley y
no por la voluntad de las partes (Vidal Ramírez, 2011, pp. 365).

Por esto mismo, como escribe CAETANO «en los casos en que la Ley de un modo
genérico, para todos los actos de una misma especie, establece una condición, una
carga o un plazo como parte integrante de la naturaleza de un acto, nos encontramos
entonces con aspectos de los elementos esenciales y como tales deben ser
estudiados» (Boquera Oliver, 1962, p. 176).

Entonces las primeras vienen impuestas por la voluntad de los agentes. Esto significa
que nada les obliga a hacerlo, es por voluntad propia, ya que la especie negocial no
quedaría desvirtuada ni modificada por su silencio sobre una condición. Lo que
significa que la conditio iuris es una exigencia, mandato o prescripción de carácter
imperativo (condición, cargo o plazo) presente tanto en el derecho privado como en el
derecho público, que supedita la producción de los efectos jurídicos del negocio al
cumplimiento de tal exigencia, mandato o prescripción de carácter imperativo.

2.3.1.2 CARACTERISTICAS DE LA CONDICION

 El hecho en que consista en la condición ha de ser necesariamente pactado.


 El hecho en que consiste la condición ha de ser futuro.
 El hecho en que consiste la condición ha de ser incierto.

2.3.1.3 CLASIFICACION DE LA CONDICION


Vidal Ramírez (2012) clasifica de la siguiente manera: las condiciones pueden
clasificarse en: a) expresas y tácitas; b) positivas y negativas; c) potestativas, casuales
y mixtas; d) suspensivas y resolutorias; e) propias o impropias; y, f) perplejas (p. 279).

2.3.1.4 EFECTOS DE LA CONDICION

Vidal Ramírez (2012) El acto jurídico queda celebrado pero su eficacia subordinada a
la condición pactada: si es suspensiva, la eficacia está en suspenso hasta que la
condición se real (…) Los efectos de la condición pactada son distintos, y hasta
opuestos, según la condición sea suspensiva o resolutoria. (p. 288).

El art. 173 del Código Civil, como puede apreciarse, regula la etapa pendent
conditione en relación a la cual destaca el derecho del adquirente a realizar actos
conservatorios y el derecho del deudor a repetir lo pagado.

El tercer apartado del art. 173 confiere al deudor el derecho a repetir lo pagado antes
del cumplimiento de la condición suspensiva o de la condición resolutoria.

Vidal Ramírez (2012). El deudor viene a ser la parte obligada frente al adquirente si la
condición es suspensiva, y, en el caso de la condición resolutoria, es el adquirente.
(p.290).

Vidal Ramírez (2012). Etapa de cumplimiento de la condición, existit conditione, es la


que sobreviene si la condición se realiza. Realizado el hecho en que la condición
consistía, si era suspensiva, el acto comienza a desplegar su eficacia, y, si era
resolutoria, cesa en sus efectos. Los derechos se toman en firmes, constituidos o
adquiridos y las obligaciones en exigibles. (p.291).

2.3.1.5 DEFECTOS DE LA CONDICIÓN

Vidal Ramírez (2012) Como lo hemos venido desarrollando, la condición está sujeta a
pasar por dos de las tres etapas que hemos señalado; el de pendencia o pendet
conditione, y la de cumplimiento, o existit conditione. Sin embargo, como también lo
hemos señalado, puede haber una tercera que es la de la falta de cumplimiento o
déficit conditione. Esta última, es excluyente con la del cumplimiento, pues cesando la
etapa de la pendencia la condición o se cumple o defecciona. Esta última situación
constituye el defecto de la condición. (p.295).

2.1.3.6 CONDICIÓN SUSPENSIVA Y CONDICIÓN RESOLUTORIA

En su mecanismo, en sus efectos y por la incidencia frecuente en el ámbito de los


negocios, merecen especial mención las condiciones suspensivas y resolutorias, ya
que toda condición o suspende el derecho o implica la resolución del negocio. Opera
la condición, por lo tanto, o en el sentido de erigirse como obstáculo a que la
declaración de voluntad produzca todos sus resultados jurídicos, o, por el contrario,
para imponer el cese de ellos, hasta entonces libremente desenvueltos (Da Silva
Pereira, 2011, p. 472).

En cuanto a la condición suspensiva, encontramos fundamentalmente su mención en


las fuentes romanas, en dónde los efectos negociales se producen siempre y cuando
se verifique el evento condicionante. Así, en la compraventa celebrada bajo condición,
el contrato se considera como si nunca se hubiera realizado, sino se verifica la
condición. Es decir, la condición es aquella que hace depender la entrada en vigor del
negocio al verificarse o no el evento establecido. A manera de ejemplo, en la
compraventa podemos encontrar la emptio rei speratae, en dónde las consecuencias
del contrato, y más específicamente la entrega de la merce, se supedita a la
elaboración o nacimiento de la cosa, materia del contrato. Como en el partus ancillae,
dónde la compraventa será eficaz, sólo cuando la gestación haya tenido un buen final
(Cruz Martínez, 2001, pp. 107-108).

Un ejemplo 01:

Propuesto por una doctrina nacional es alquilar un departamento a un tercero,


mientras no lo subarriende o pagarle los estudios a alguien, mientras salga aprobado
en todas sus materias. Se tratan de negocios cuya eficacia es inestable (Espinoza
Espinoza, 2008, p. 264).

Ejemplo 02:

Te voy a donar un automóvil y vivas y estudies en Junín, tiene que cumplirse con las
tres condiciones. La persona para que haga uso de este derecho tendrá que cumplir y
si no quedara invalidado (ineficaz) ese acto jurídico.

Ejemplo 03:

Otro ejemplo de condición resolutiva, te ofrezco matricularte en la universidad y pagare


tus estudios universitarios hasta que te cases. Una vez que te cases dejo de apoyarte.
Que pasa que por x motivos se casa antes de concluir sus estudios universitarios y
dejo de apoyarle y además tiene hijos.

Ejemplo 04:

En un reglo de un libro de una biblioteca, con la condición de que apruebes todos tus
curso de la actual semestre 2020-1, ese evento es futuro e incierto, porque no
sabemos si aprobara o no. Porque es suspensivo, cuando aprueba el semestre ahí
empezará su validez, vale decir yo lo he diseñado así.

Entonces en el caso de que un negocio jurídico esta se encuentra sujeto a una


condición suspensiva, un hecho incierto y futuro y producirá sus efectos a partir del
momento en que la condición (hecho futuro e incierto) se cumpla o verifique. Por el
contrario si el negocio esté sujeto a una condición resolutoria, el contrato surtirá la
plenitud de sus efectos desde el momento de su celebración, tendrá eficacia y validez,
pero estos persistirán hasta el momento de la verificación del hecho o acontecimiento
futuro e incierto luego de lo cual cesarán.

Cuando se da la condición esta puede ser suspensiva o resolutiva. Es suspensiva,


cuando ese evento futuro e incierto se cumple. Si es resolutiva que cuando se cumpla
con ese evento el acto jurídico hacia adelante será eficaz y valido.

2.3.1.7. CONDICIÓN IMPOSIBLE O ILÍCITA

Para una doctrina italiana, la condición ilícita resulta equiparada en gran parte, aunque
no totalmente, a la condición imposible. A decir verdad, la condición imposible excluye
la voluntad. Decir “quiero si mi asno vuela”, es un chiste que equivale: “no quiero”. Por
eso, la llamada condición imposible no es, sustancialmente, una verdadera condición
(Barbero, 1967, p. 581).

Una doctrina brasileña entiende que el evento, del cual depende la eficacia del
negocio, debe ser posible, de lo contrario es invalidado por su naturaleza misma,
razón por la cual, todos los autores, sin la necesidad de una cita individual, declaran
que, en principio, imponer una condición imposible a un acto negocial, cualquiera sea
la naturaleza de la imposibilidad, debería tener como consecuencia la ineficacia de la
declaración de voluntad (Da Silva Pereira, 2011, pp. 477-478).

De lo apreciado existen tipos de condiciones y estos son equiparables en sus efectos


ya que excluyen la voluntad del declarante y sin la presencia de manifestación de
voluntad alguna no cabría concebir un negocio jurídico.

Los conceptos de posibilidad física y jurídica de un bien así como la finalidad lícita son
profundizados dentro de los elementos esenciales del negocio jurídico, los cuales se
encuentran regulados en el 140 del Código Civil.

2.3.2. EL PLAZO O TÉRMINO

Si bien la doctrina mayoritaria prefiere utilizar la expresión “plazo” tanto el Código Civil
peruano como la doctrina nacional emplea la expresión “término”. Se afirma que el
término es “la indicación del tiempo en el cual se colocan los efectos” del negocio
(Espinoza Espinoza, 2008, p. 285).

En otras palabras, el plazo está indesligablemente vinculado al transcurso del tiempo,


que es el hecho jurídico de mayor relevancia y al que el ordenamiento legal le atribuye
las más importantes consecuencias jurídicas, pues está vinculado a la existencia
humana misma y de él depende, por ejemplo, alcanzar la mayoría de edad y con ella
la capacidad de ejercicio, así como la vigencia de los contratos. Sustenta instituciones
jurídicas tales como la prescripción adquisitiva y extintiva y la caducidad. El plazo
entonces como transcurso del tiempo adquiere una trascendencia fundamental en
relación a los actos jurídicos (Vidal Ramírez, 2011, p. 387).

Vidal Ramírez (2012). El plazo, como elemento accidental o modalidad del acto
jurídico viene a ser, entonces, un hecho, acontecimiento o evento futuro y cierto, que
necesariamente, fatalmente, tiene que producirse, como si una persona vende un
inmueble de su propiedad ocupado por sus padres y conviene en entregarlo cuando
sus padres mueran, se tiene un plazo, pues la entrega depende de un hecho futuro
que es también un hecho cierto, que necesariamente va a ocurrir (…) El plazo se
distingue de la condición en que es un hecho futuro y cierto, mientras que ésta es un
hecho futuro e incierto, y, por eso, no puede entenderse como plazo el hecho que sea
de realización imposible. (p. 301).

Para una doctrina brasileña el término posee dos características: La futuridad y la


certeza de la ocurrencia del evento, pudiendo ser este cierto o incierto (Gomez de
Aquino, 2009, p. 11).

Podemos concluir señalando que en el plazo es un hecho futuro, pero cierto. Es decir
es un hecho de necesaria realización. El plazo Si o si se va cumplirse, la persona que
le corresponde a este elemento accidental del negocio jurídico es el de término ya que
de esa forma es empleado a lo largo de los diversos libros de nuestro Código Civil. Por
último el término es un hecho jurídico de esencial trascendencia en nuestro
ordenamiento jurídico pues el transcurso del tiempo permite adquirir o perder derechos
y obligaciones. Ejemplo de instituciones que le sirven de sustento son la prescripción y
la caducidad. De igual forma que la condición, uno de los elementos que lo compone
es la futuridad pero a diferencia de la condición ese hecho o acontecimiento además
de futuro deberá ser cierto.

2.3.2.1 Término o plazo suspensivo y término resolutorio


La efectividad del negocio jurídico se puede determinar temporalmente, dejando a la
declaración de voluntad subordinada al curso del tiempo. Fijan las partes o estipula el
agente un momento en el que comiencen o cesen sus efectos. Es lo que conocemos
cómo término, el cual puede ser inicial o final. Es inicial o suspensivo (diez a quo),
cuando es a partir de él que se puede ejercer el derecho; es final o extintivo (diez ad
quem), cuando en él encuentra fin la producción de los efectos jurídicos del negocio
(Da Silva Pereira, 2011, p. 481).

Como modalidad, encuentra similitudes y diferencias con la condición. Difiere


radicalmente por la certeza del evento, que, en la condición, por otro lado, es
necesariamente incierta. Es similar, porque el negocio al que se adhiere no es puro y
simple, sino modificada la declaración de voluntad por una cláusula accesoria (Ibídem,
pp. 481-482).

El Código Civil distingue con toda claridad el plazo suspensivo del plazo resolutorio en
su art. 178: "Cuando el plazo es suspensivo, el acto no surte efecto mientras se
encuentre pendiente. Cuando el plazo es resolutorio, los efectos del acto cesan a su
vencimiento...“

Entonces el negocio jurídico queda supeditado sus efectos a un hecho futuro y cierto
pudiendo ser inicial cuando a partir de su verificación las partes puedan ejercer sus
derechos, no antes y final cuando los efectos se producen a partir de la celebración del
negocio pero cesen llegado su vencimiento.

2.3.2.2 TÉRMINO EXPRESO Y TÉRMINO TÁCITO

El término es expreso “cuando su fijación ha sido hecha por una manifestación de


voluntad precisa y directa”. El término tácito se da “cuando en el acto no se ha
señalado un plazo, pero de su naturaleza y circunstancias se deduce con toda
certidumbre que las partes no quieren que los efectos se produzcan o se ejerzan sino
desde o hasta un determinado momento”. Es el caso de un alquiler de una casa por la
temporada de verano (Espinoza Espinoza, 2008, pp. 287-288).

El término es expreso cuando está debidamente detallado, descrito, señalado y tácito,


implícito, se sobreentiende que cuando de las circunstancias que rodean al acto se
pueda inferir una manifestación de voluntad.

Los efectos del plazo se da cuando pactado el plazo, el acto jurídico queda celebrado,
pero sujeto a los efectos del plazo, sea suspensivo o resolutorio, como se infiere del ya
acotado art. 178: “Cuando el plazo es suspensivo, el acto no surte efectos mientras se
encuentre pendiente. Cuando el plazo es resolutorio, los efectos del acto cesan a su
vencimiento. Antes del vencimiento del plazo, quien tenga derecho a recibir alguna
prestación puede ejercitar las acciones conducentes a la cautela de su derecho".

La caducidad del plazo se da consistiendo el plazo en un hecho de necesaria


realización el simple transcurso del tiempo da lugar a su cumplimiento. Base legal
artículo 181° del Código Civil.

2.4 EL CARGO O MODO

Pero como advierte León Barandiarán, citado por Vidal Ramírez (2012), la carga
misma que constituye el modus, como deriva de una relación convencional, es una
obligación un deber jurídico, preferimos llamarlo nosotros, una relación sobre
derechos personales, por lo mismo asumida voluntariamente por el beneficiado con la
liberalidad at7aceptar ésta; por lo tanto, quedan excluidas del modus, las cargas
reales, como las servidumbres y los usufructos, así como las cargas legales, como
puede ser el pago de deudas de la herencia. Es necesario, entonces, precisar el
carácter del deber jurídico que determina el cargo. (p. 321).

Para Aníbal Torres Vásquez, el cargo, también denominado modo, carga o encargo
“consiste en una obligación accesoria que, solo en los actos jurídicos de liberalidad,
inter vivos o mortis causa puede ser impuesta por el disponente a cargo del
destinatario de la liberalidad, consistente en dar o no hacer algo a favor del disponente
o de un tercero o del beneficiario mismo, o de emplear de una determinada manera el
objeto de la disposición” (Torres Maldonado, 2012, p. 8).

Precisando su concepto, sólo tiene lugar en los actos de disposición patrimonial a


título gratuito, tales como la donación y el legado; no en la herencia forzosa (Vidal
Ramírez, 2011, p. 409).

Dado que la atribución se efectúa bajo modo, la conservación de la atribución por el


beneficiario solo está justificada si cumple el modo. No obstante, el cumplimiento del
modo no es por sí solo la causa de la atribución. En primer plano se encuentra la
atribución gratuita. De ahí que, con base en el modo, junto a la pretensión de
cumplimiento solo se conceda una pretensión limitada por enriquecimiento contra el
gravado del modo. (Espinoza Espinoza, 2008, p. 300).

Cabe resaltar, que el modo no constituye ni puede constituir una contraprestación; no


es ni puede ser una contrapartida de la prestación recibida y, cuando se instituye en
un contrato bilateral, y la obligación se configura como una correlación de la prestación
debida por la otra parte, se estará desnaturalizando al modo. Demás está decir, que
nadie puede ser obligado a aceptar una liberalidad (donación o legado), pero viniendo
está acompañada de un cargo, su aceptación implica la subordinación del beneficio
recibido al deber impuesto bajo la forma de modus (Da Silva Pereira, 2011, p. 486).

Constituye, por tanto, para el beneficiario, ya un límite a su libertad de iniciativa en la


disposición del objeto de la liberalidad recibida, ya una obligación de hacer o de dar, y
en general, siempre un gravamen que reduce el beneficio de la atribución patrimonial,
por lo cual se le denomina también “carga” (que no hay que confundir con la “carga”
como relación jurídica distinta del “deber”) (Barbero, 1967, p. 596).

El cargo o modo entonces sería aquel elemento accidental del negocio jurídico
aplicable exclusivamente a las actos inter vivos y mortis causa como la donación y el
legado en la cual la persona que decide libremente recibir tal donación tiene como
obligación accesoria, un dar, hacer o no hacer algo en favor de quien le dispuso el
bien, a favor de sí mismo o a favor de un tercero, para que pueda disponer del bien
recibido.

El designado como beneficiario del cargo también puede ser un tercero. El tercero
puede estar determinado o ser determinable, o incluso ser un grupo variable o la
comunidad en general. En este sentido, nada obsta, por ejemplo, se done una obra de
arte con el cargo de que periódicamente el beneficiario permita su exhibición pública
(Lohmann Luca de Tena, 1994, p. 356).

En cuando a su transmisibilidad, el artículo 188 establece como regla general que el


cargo es transmisible, esto es, que pasa a los herederos de quien asumió el cargo,
quienes adquieren los bienes otorgados con la liberalidad pero asumiendo el deber de
cumplir con el cargo, pudiéndoseles ser exigible a ellos. Como excepción a la regla, la
misma norma ha previsto la imposición del cargo intuitu personae, esto es, para que
solo sea cumplido por el sujeto al que se le impuso y que, en este caso, si el impuesto
con el cargo no lo cumple o muere sin cumplirlo, los bienes otorgados mediante
liberalidad revierten al imponente del cargo o a sus herederos (Vidal Ramírez, 2011, p.
414).

Para concluir este punto señalamos lo siguiente, es una situación especialmente


diseñada para que aquellos actos de liberalidad donde señala un beneficio para un
tercero. Son determinadas conductas que se le exige al beneficiario de un acto de
liberalidad, una vez que las cumplan pueda acceder al beneficio que la persona está
concediendo.

Por otro lado, es precioso señalar que el cargo o modos no son esenciales, son
deseados por las partes y son incluidos de manera voluntaria en los actos jurídicos
entonces al incorporarlos estos ya tienen validez dependiendo del cumplimiento o no
de hechos. Es algo así como ornear un queque, los pasmaos con dulces, ese queque
se convirtió en torta. Un acto jurídico con modalidades es una torta, un acto jurídico sin
actos modalidades es un queque.

5. CONCLUSIONES

1. Los elementos accidentales son elementos que no forman parte de la esencia


o fluyen propiamente del acto jurídico o de la naturaleza. Son elementos que se
agregan en el acto jurídico y siempre que lo permita, porque hay actos jurídicos
que no aceptan. Sin embargo existen actos jurídicos que no permiten actos
accidentales como por ejemplo: Un Padre de familia no puede insertar una
condición de decir hijo te reconozco pero no vas poder heredar, porque no
quiero tener problemas con mi familia. Este acto jurídico es imposible porque
su naturaleza lo prohíbe, no lo acepta ese acto jurídico no va llevar actos
accidentales porque su naturaleza lo prohíbe.
3. En la doctrina existe una clasificación de los actos jurídicos tenemos los actos
jurídicos puros y los actos jurídicos modales. Los actos jurídicos puros, no
admiten la inserción de ninguna modalidad, no está sujeto a condición, plazo o
modo. Son aquellos que esta expresado en los términos donde existen sus
presupuestos, sus elementos. En los contratos modales, si es permitido la
condición, plazo, el cargo y modo.
4. La condición es un hecho futuro e incierto, el plazo es un hecho futuro pero
cierto y el cargo o modo es una situación especialmente diseñada para que
aquellos actos de liberalidad donde señala un beneficio para un tercero. La
condición, uno de los elementos que compone al término es la futuridad pero a
diferencia de la condición ese hecho o acontecimiento además de futuro
deberá ser cierto.
5. El término o plazo debe ser expreso, detallado, señalado de manera formal y
tácita cuando de las circunstancias que rodean al acto se pueda inferir una
manifestación de voluntad.
6. El cargo o modo es aquel elemento accidental del acto jurídico aplicable
exclusivamente a los actos inter vivos y mortis causa como la donación y el
legado en la cual la persona que decide libremente recibir tal donación tendrá
como obligación accesoria, un dar, hacer o no hacer algo en favor de quien le
dispuso el bien, a favor de sí mismo o a favor de un tercero, para que pueda
disponer del bien recibido.
6. BIBLIOGRAFÍA

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