Aperturas Falso Self
Aperturas Falso Self
Aperturas Falso Self
Palabras clave
This work shows a short reference about the ‘false self’ concept, developed by D.
Winnicott in 1965. It describes the Ego, a psychical instance described by Freud in
1923, and includes the definition of 'self'. Winnicott describes the 'false self' (a way of
not being yourself) as a distortion of the personality that consist in developed an illusory
existence since the childhood in order to protect the 'true self' through a defensive
organization. It lays five levels of 'false self', setting in one of them the schizoid
pathology, where 'false self' is placed as the unique reality. It explains the mother's role
and its influence in the formation of this defensive organization; and introduces terms
like ‘holding’ and ‘mother good enough’. It also points out the difficulties in the
therapeutic relationship with patients having false self and proposes alternatives for
treatment.Finally, is exemplified a 'false self' implant in a 6 years old child; and it shows
some reflections and implications for the current psychoanalytic clinic.
Introducción
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“la clínica psicoanalítica actual nos pone ante un enorme reto: transitar del silencio a la
palabra. Frase que insiste no solo a lo largo de nuestros consultorios sino como
consigna que acompaña a los alarmantes procesos sociales que estamos viviendo. Las
adicciones, las violencias, las depresiones, las enfermedades psicosomáticas y las
narcisopatías, males a los que propongo agrupar bajo el nombre de enfermedades del
silencio constituyen un problema de dimensiones numéricas tan grande, que no solo
son el principal componente en nuestra clínica psicoanalítica, sino que conforman
algunos de los problemas más apremiantes en salud pública que enfrenta la
humanidad” (p.1).
Otros autores como Recalcati (2008) afirman que las anorexias, las
dependencias, las psicosis, incluyendo la psicosomática, forman parte de
la clínica del vacío; otros más, como Chamizo (2009) mencionan que las
adicciones, la psicosis, la psicosomática así como los denominados “trastornos
de la alimentación” (anorexia y bulimia) pertenecen a la clínica del narcisismo.
“con la tesis de la existencia de una clínica del vacío no se pretende definir una nueva
estructura, sino un aspecto crucial de la clínica psicoanalítica contemporánea. Los
denominados “nuevos síntomas” (anorexia y bulimia, toxicomanía, ataques de pánico,
depresión, alcoholismo) aparecen como efectivamente irreductibles ante la lógica que
preside la constitución neurótica del síntoma. En este sentido, aunque no se refiera a
las personalidades borderline, es en sí misma una clínica borderline, en la medida en
que asume posiciones del sujeto que son difícilmente descifrables recurriendo al
binomio neurosis-psicosis y en la medida en que afronta una declinación del síntoma
que no puede reducirse al esquema clásico del retorno metafórico de lo reprimido. Los
nuevos síntomas parecen definirse no tanto a partir del carácter metafórico, enigmático
y cifrado que adquiere el retorno de lo reprimido como agente de la división del sujeto,
cuanto más bien a partir de una problemática que afecta directamente a la constitución
narcisista del sujeto” (p. 11).
Así, Recalcati (2008) sugiere que la clínica del vacío es también una clínica de
las máscaras, pero que la importancia de la máscara no está en relación con el
juego histérico de las identificaciones, más bien en esta clínica del vacío la
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máscara está encaminada a hacer que el sujeto exista en su ser; la máscara no
funciona como un recubrimiento fálico del sujeto, sino como institución del
sujeto que no existe, como cobertura de su vacío de ser fundamental.
El yo y el self
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Menciona que el Yo es una parte del Ello modificada por la influencia del
mundo exterior, transmitido por el P-Cc (sistema percepción consciente). El Yo
se esfuerza en transmitir al Ello dicha influencia del mundo exterior y aspira a
sustituir el principio del placer, que reina sin restricciones en el Ello, por el
principio de la realidad. El Yo representa lo que la razón o la reflexión,
opuestamente al Ello, que contiene las pasiones. Así, la importancia funcional
del Yo está en el hecho de regir los accesos a la motilidad, sin embargo, a
veces el Yo se ve forzado a transformar en acción la voluntad del Ello.
Así, para Freud al nacer carecemos de un Yo, sin embargo, otros autores
argumentan que desde el nacimiento existe un Yo prematuro. Como es el caso
de M. Klein citada en Michaca (1987), quien señaló que al inicio de su
desarrollo el Yo se encuentra sometido a la presión de las situaciones
tempranas de ansiedad y como aún es débil está expuesto, por un lado, a las
exigencias del Ello y, por otro lado, a las amenazas del Superyó y debe ejercer
su poder para satisfacer a ambos. La principal labor del débil e inmaduro Yo del
niño pequeño es dominar la presión de la ansiedad. Klein decía que en ciertos
casos, dicha presión puede ser tan fuerte como para detener por completo el
desarrollo del Yo.
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capacidad de la madre para identificarse con su bebé, conservando su
autonomía y el estado en que el bebé no ha emergido aún de la dependencia
absoluta. Sólo gradualmente el bebé separa lo que es “distinto de mí” de lo que
es “parte de mí”.
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Grinberg y Grinberg (2000) mencionan que la palabra “self” se utiliza como
pronombre y adjetivo pronominal, tiene el sentido del latín “ipse” (sí mismo) y
en relación con un sustantivo o pronombre, indica que la referencia se hace a
la persona o cosa nombrada y no a otra. Estos autores recomiendan utilizar la
palabra Yo cuando se refiera a la estructura psicoanalítica descrita por Freud; y
self cuando se refiera a la persona total. En general los autores que han
explicado el término self lo traducen como “sí mismo”; a continuación se
revisan algunas de estas definiciones.
Sullivan afirmó que algún tipo de sistema del self era esencial para evitar o, por
lo menos, para reducir la ansiedad del mundo en que vivimos. Postuló siete
etapas del desarrollo (infancia, niñez, etapa juvenil, preadolescencia,
adolescencia temprana, adolescencia tardía y adultez) durante las cuales el
sistema del self se va estableciendo.
Por otra parte, Horney (1990) consideró que cada individuo, al partir de su self
real o actual, desea lograr una realización completa de todas sus necesidades
para alcanzar el máximo de su desarrollo, y que esto es un sentimiento
universal. Para alcanzar esta autorrealización, el hombre debe poseer un self
idealizado al que pueda seguir como modelo; el problema es que en muchas
ocasiones dejará a un lado la meta de la autorrealización, para concentrarse en
actividades y conductas que correspondan más a su self ideal que al otro.
Cuando esto sucede, el individuo está luchando por alcanzar una meta
inaccesible y, al ver frustrada esta lucha por no lograr su objetivo, aparecerán
las conductas neuróticas, perdiendo así la posibilidad de regresar a la
espontaneidad del self real, y alejándose cada vez más de éste para dedicarse
a seguir la imagen de lo que le gustaría ser. Cuanto más se aparte el hombre
del self real tratando de acercarse a metas ilusorias, más conflicto interno se
producirá y, por tanto, se manifestará la conducta neurótica, como último
intento de resolución a los conflictos creados. De esta forma, cuando el
individuo pierde su espontaneidad, su self real se enferma y se trastorna
emocionalmente.
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Kohut (citado en Michaca, 1987) elaboró un nuevo modelo teórico en el que
enfatizaba el self y el narcisismo, creando así una nueva clasificación de las
perturbaciones mentales. Kohut señala que la libido narcisista (aquella que
carga al self) y la libido objetal (aquella que carga a los objetos) poseen un
desarrollo independiente; supuso que el narcisismo sufre una evolución
paralela e independiente de la libido objetal. El resultado del desarrollo
pulsional es la estructura de la mente en el Ello, Yo y Superyó, y el del
desarrollo del narcisismo es el self. También plantea que para la maduración el
self utiliza ciertos objetos del medio ambiente con los que establece relaciones
que Kohut denominó objetos del self (selfobject). El self del niño se establece
como consecuencia de las respuestas empáticas de los padres.
Esta idea kohutiana del self nuclear, que necesita de un entorno empático
adecuado para desarrollar sus potencialidades, es muy parecida a la
conceptualización de Winnicott acerca del “verdadero self”.
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sentimiento de sí) y de continuidad en el tiempo. El selfobject fortalece al self
aportando aquellas funciones de las que éste no dispone.
El falso self
1) En un extremo: el falso self se establece como real, siendo esto lo que
los observadores tienden a tomar por la persona real; sin embargo, en
las relaciones de la vida, del trabajo y en la amistad, el falso self
comienza a fallar. En algunas circunstancias donde hace falta una
persona completa, el falso self se encuentra con que le falta algún
elemento primordial. En este extremo, el verdadero self se encuentra
oculto.
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encuentra el ejemplo más claro de enfermedad clínica en calidad de
organización con una finalidad positiva: la preservación del individuo a
pesar de las condiciones ambientales normales. Se trata de una
extensión del concepto psicoanalítico del valor de los síntomas para la
persona.
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El papel de la madre en el desarrollo del falso self
En esta fase puede ocurrir que una madre no buena, que no sea capaz de
proporcionar el holding, lleve a su hijo al trauma. El trauma en este
contexto es una violación del ambiente, y las reacciones individuales ocurren
antes de que el individuo desarrolle el mecanismo que hace a lo impredecible,
predecible. En el principio de la vida el trauma se relaciona con la amenaza de
aniquilación, lo cual se extiende hacia las ansiedades primitivas tales como:
a) desintegrarse
d) estar desorientado
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e) aislamiento completo por no haber forma de comunicación
Para Winnicott, como para otros autores, todo lo que sucede al principio de la
vida (en la relación madre-hijo) influye en el establecimiento ya sea de la salud,
o bien de la enfermedad; es evidente que son las relaciones de objeto, sobre
todo al inicio de la vida, las que condicionan, en gran parte, la formación y el
desarrollo de la estructura psíquica.
De esta manera, Winnicott (1965) afirma que el falso self se desarrolla al inicio
de la relación madre-hijo. Explica que la teoría relacionada con esta fase del
desarrollo ontogenético pertenece a la observación de la relación madre-hijo
(paciente-analista en la regresión) y no corresponde a la teoría de los
mecanismos precoces de defensa del Yo organizados en contra de los
impulsos del Ello, sin embargo, ambos temas coinciden en parte. Afirma que
para explicar el proceso de desarrollo es necesario revisar el comportamiento y
la actitud de la madre debido a que, en esa etapa, la dependencia es real y casi
absoluta, es decir no es posible formular lo que sucede haciendo únicamente
referencia al niño.
Así, afirma que al buscar la etiología del falso self, se debe examinar la fase de
las primeras relaciones objetales ya que durante esta fase el Yo del niño se va
integrando paulatinamente; la cohesión de los diferentes elementos sensorio-
motores dependerá de que la madre o el cuidador contenga a la criatura, a
veces literalmente, y en todo momento figurativamente. Menciona que con
frecuencia, el gesto del niño da expresión a un impulso espontáneo; la fuente
del gesto es el verdadero self, por lo que el gesto indica la existencia de un self
verdadero el cual es capaz de crear y de ser sentido como real; en cambio, la
existencia de un falso self provoca una sensación de irrealidad o un sentimiento
de futilidad. Se debe observar de qué manera responde la madre a esta
omnipotencia infantil revelada por el gesto (o por un agrupamiento sensorio-
motor).
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La madre buena es la que responde a la omnipotencia del niño y en cierta
forma le da sentido; esto lo hace repetidamente. El verdadero self empieza a
cobrar vida a través de la fuerza que la madre, al cumplir las expresiones de
omnipotencia infantil, da al débil Yo del niño.
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comporta como por arte de magia (debido al éxito relativo de la adaptación
materna a los gestos y necesidades infantiles) y que actúa de una manera que
no choca con la omnipotencia del pequeño. Así, el niño anula gradualmente la
omnipotencia. El verdadero self está dotado de espontaneidad, a la que se
unen los acontecimientos del mundo. De esta forma, el pequeño puede
empezar a gozar de la ilusión de creación y control omnipotentes, para
reconocer después y de manera gradual el elemento ilusorio, el hecho de jugar
e imaginar. Aquí se encuentra la base del símbolo que al inicio consistirá tanto
en la espontaneidad o alucinación del niño como en el objeto externo creado y
finalmente catectizado.
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Así, Winnicott explica que es posible localizar el origen del falso self el cual
constituye una defensa contra lo inconcebible : la explotación del verdadero
self y su consiguiente aniquilamiento. Menciona que si se produce la
explotación y el aniquilamiento, será en la vida del niño cuya madre no
sólo no es buena, sino que es buena y mala de forma exasperantemente
irregular; en este caso, parte de la enfermedad de la madre consiste en su
necesidad de provocar y mantener la confusión en quienes la rodean.
La función de la mirada
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no se ven a sí mismos y surgen consecuencias: primero empieza a atrofiarse
su capacidad creadora y, de una u otra forma, buscan a su alrededor otras
formas de conseguir que el ambiente les devuelva algo de sí. Es probable que
lo logren con otros métodos, por ejemplo, los niños ciegos necesitan reflejarse
a sí mismos por medio de otros sentidos. Además, una madre cuyo rostro se
encuentra inmóvil puede responder de alguna otra forma; la mayoría de ellas
saben responder cuando el bebé está molesto o agresivo, y en especial cuando
está enfermo. Así, éste se acomoda a la idea de que cuando mira ve el rostro
de la madre; éste entonces, no es un espejo. Es entonces cuando la
percepción ocupa el lugar de la apercepción, el lugar de lo que habría podido
ser el inicio de un intercambio significativo con el mundo, un proceso bilateral
en el cual el autoenriquecimiento alterna con el descubrimiento del significado
en el mundo de las cosas vistas.
Explica que algunos bebés no abandonan del todo las esperanzas y estudian el
objeto y hacen todo lo posible para ver en él algún significado; otros,
atormentados por este fracaso materno relativo, estudian el variable rostro de
la madre en un intento de predecir su estado de ánimo. Así, en dirección de la
patología, se encuentra la predictibilidad, la cual obliga al bebé a esforzarse
hasta el límite de su capacidad de previsión de acontecimientos lo que provoca
una amenaza de caos y el bebé organiza su retirada, o no mira, excepto para
percibir, a manera de defensa. El bebé que es tratado de esta forma, crecerá
con desconcierto en lo que se refiere a los espejos y a los que éstos pueden
ofrecer. Si el rostro de la madre no responde, un espejo será entonces algo que
se mira, no algo dentro de lo cual se mira. Winnicott afirma que la apercepción
se vincula con la percepción al postular un proceso histórico (en el individuo)
que depende del ser visto:
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años de edad fue referida a psicoterapia diagnosticada con trastorno depresivo
mayor y trastorno de ansiedad; en la primera sesión mencionó que acababa de
nacer su hija pero que, debido a las condiciones del nacimiento y a su situación
emocional con el padre de la niña, L. sentía un fuerte rechazo hacia su bebé.
Mencionó que durante todo el embarazo no se cuidó y nunca fue a sus citas
médicas, de hecho tomaba alcohol de vez en cuando e incluso llegó a ingerir
algunos medicamentos.
Así, todo lo ocurrido alrededor del embarazo y la concepción influyó para que L.
tuviera dificultades en mirar a su bebé y proporcionarle un holding adecuado
desde el nacimiento, sin embargo, gracias a que su médico psiquiatra la
canalizó rápidamente al departamento de psicoterapia, se está trabajando para
que L. logre proporcionar ese holding y dirija su mirada a su hija, la cual le
permitirá ser y existir pese a las adversidades experimentadas. De igual
forma, este caso ejemplifica también las vicisitudes que pueden influir en
la constitución narcisista del aparato psíquico.
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Winnicott (1965) menciona que al tratar en psicoterapia a un paciente con falso
self, podrá suceder lo siguiente:
Winnicott (1990) afirmó que en los niños psicóticos hay mayores posibilidades
de que el psicoterapeuta pueda crear las condiciones que permitan al
verdadero self salir de la celda acolchada por un tiempo. A continuación, se
presenta una síntesis de algunos de los casos tratados por el autor en
diferentes momentos de su labor analítica así como las técnicas que utilizó:
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forma en que este concepto afecta a la labor analítica. Agrega que es
importante tomar en cuenta lo siguiente: en la zona correspondiente al
falso self dentro del ejercicio psicoterapéutico se adelanta más
reconociendo la inexistencia del paciente que empeñándose en realizar
el tratamiento atendiendo a sus mecanismos de defensa. El falso self del
paciente es capaz de colaborar indefinidamente con el terapeuta en el
análisis de las defensas; se puede decir que se pone de parte del
terapeuta. La única forma de atajar ventajosamente esta infructuosa
tarea consiste en que el analista logre señalar la ausencia de algún
rasgo esencial, diciendo al paciente, por ejemplo, que “no tiene boca”,
que “todavía no ha empezado a existir”, que “físicamente es hombre,
pero que no sabe por experiencia nada sobre la masculinidad”, etc. Así,
el reconocimiento de factores tan importantes, realizado de manera clara
y en el momento indicado, prepara el camino para la comunicación con
el verdadero self.
b) Un paciente que había sido objeto de gran número de análisis basados
en su falso self y que había cooperado vigorosamente con su analista,
comentó en una sesión que la única vez que había sentido esperanza
fue cuando Winnicott le dijo que no veía ninguna esperanza; luego
de esto el paciente prosiguió en su análisis.
Viñeta clínica
Mario llega a consulta en el 2003 referido por el colegio al que asistía (cursaba
el tercer año de preescolar); tenía 6 años y 1 mes, nació en febrero de 1997 en
la ciudad de México, D. F. Su madre L., de 42 años, es arquitecta y trabaja por
proyectos; su padre F., de 42 años, es ingeniero y trabaja en una consultoría.
Su hermana S. cursaba la primaria y tenía 11 años de edad.
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Presenta constantes berrinches y le tiene miedo a la oscuridad porque dice que
hay monstruos (esto se relaciona con la ansiedad de separación y de
castración).
“Siempre ha sido un niño inquieto y antes era muy sociable pero ahora regala
sus cosas para que los niños jueguen con él”; regala su merienda y sus
juguetes a sus compañeros; no le gusta estar solo, empieza a llorar si siente
que lo van a dejar solo. Mario hace muchos berrinches, pide algo y si no se le
da hace el berrinche, llora, pega a la pared con la cabeza y se pega a sí mismo
con ambas manos. Así, desde pequeño “ha sido agresivo, no quiere comer,
hace berrinche por cualquier cosa, inventa muchas historias (fantasea), regala
sus cosas para que la gente esté con él, se cambia constantemente el
nombre”; de hecho los padres reportan que desde pequeño decía que se
llamaba de diferente manera, es decir, utilizó varios nombres; principalmente
los de personajes que estaban de moda, por ejemplo, Mario Bros , Luigi, etc.
Se pega en la cara, en la cabeza y “golpea a su papá”.
Fue amamantado con leche materna hasta los 8 meses y le empezaron a dar
biberón (la madre no sabe cómo recibió el biberón porque no estuvo con él) y lo
dejó hasta los 2 o 3 años. Después del destete, se empezó a “chupar su ropa”.
Cuando Mario tenía 8 meses de edad su mamá se enfermó y la tuvieron que
internar de emergencia por lo que estuvo una semana en el hospital, al niño lo
llevaron con sus abuelitos maternos y se dormía con ellos; estuvo con sus
abuelos un mes y medio en lo que se recuperaba por completo su mamá.
Cuando su madre fue por él, Mario la recibió con mucho llanto.
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“nerviosa”, él se esconde en algún lugar de la casa, por ejemplo, debajo de una
mesa.
Desde antes del nacimiento de Mario, sus padres tenían conflictos fuertes e
incluso pensaban separarse. De hecho, cuando Mario tenía 2 años y hasta los
4 años sus padres siguieron con muchos problemas y nuevamente estuvieron a
punto de separarse. En ese momento de la entrevista reportaron que su
situación de pareja era más estable. Los padres comentaron que su relación
con Mario era distante debido a que ambos trabajaban todo el día y dejaban a
Mario y a su hermana al cuidado de su abuela materna.
Sesiones
Primera sesión: Llevó 4 animales prehistóricos (aves) y decía que uno de ellos
era el más peligroso, que vive en la selva y “puede atravesarte el cuello”.
Al preguntarle cómo se llamaba me dijo primero que Mario pero que mejor se lo
había cambiado por Roy, “soy Roy… así ya no me pegan ni me molestan mis
compañeros de la escuela. Antes me pegaban en la cabeza y me decían
pelonchas pero desde que me llamo Roy ya no me dicen nada”.
Empezó a jugar con las aves y dijo: “las aves se unen, se juntan todas y son
más veloces (juntó a todas) y tienen que ser 5, pero no traje la otra, se me
olvidó”.
“Hay algunas canicas de color verde con azul que son muy fuertes y pueden
hacer un tiro fuerte y dividir todo el montón de canicas” (tomó una canica y la
pasó por en medio de las canicas del centro para dividirlas en dos). En esto
también insistió un poco pero luego dijo que se volverían a unir porque tienen
un imán. Aquí, muestra su miedo a la separación pero también su deseo de ser
ayudado para lograr la separación-individuación sin sentir que puede “morir”.
En esta sesión, hizo unos muñecos con plastilina, dijo “estos animales viven en
el mar”; luego, hizo una anguila y otros muñecos a los cuales les asignó
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nombres extraños. Toma uno y dice: “mira éste es un monstruo y él es el
ancestro de la imaginación de los niños”
P.: No, eso sí es verdad lo que pasa es que no traje mi aparato pero lo que te
digo es verdad, yo sí me puedo convertir en lo que quiera con ese aparato.
Hipótesis clínicas
Se observa que este paciente utiliza otro nombre o nombres (falso self) porque
no puede ser él mismo, es decir, su verdadero self se halla oculto. Se observa
además, su omnipotencia, (las personas con falso self no han renunciado
a su omnipotencia), así como su falla en el sentido de realidad. Esta
omnipotencia se observa en sus historias ya que cuenta hazañas muy
complicadas (por ejemplo, que lavó todos los departamentos de todo su
edificio, que es capaz de hacerle daño a un niño “lanzando” un poder que surge
de sus manos, etc.).
Es reactivo (las personas con falso self son reactivas y buscan ser provocados
para reaccionar al ambiente) ya que al pensar que todos a su alrededor le
quieren hacer daño, reacciona ante ello con agresión.
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Además, al utilizar la identificación proyectiva se identifica con ese objeto
malo, es decir se identifica con la agresión de este objeto para luego
proyectarla en los otros. Así, surgen también sus persecutores ya que escinde
al objeto malo y los divide en “varios objetos malos” los cuales proyecta en la
realidad externa y los coloca como objetos persecutores. Todo lo anterior
influye para que Mario perciba varios persecutores en la escuela y en su
familia, los cuales menciona que lo quieren lastimar y sus juegos se relacionan
con peleas, guerras y destrucción (muerte). Así, también presenta angustia
de aniquilamiento, miedo a morir; esta angustia es la más primitiva y se
relaciona con la simbiosis que se establece entre madre-hijo cuando éste se
siente fusionado con ella y cuando aún no la reconoce como una persona
(objeto) separada y diferente de él.
Finalmente, otro aspecto que llama la atención es que los padres refirieron en
la historia del desarrollo que Mario evita a toda costa verse en los espejos que
hay en su casa. Esto se pudo corroborar durante el tratamiento ya que en la
sala de espera del consultorio había un espejo y Mario evitaba verse en él. Así,
se puede corroborar que Mario no se sintió mirado por su madre. De hecho,
algunas psicoanalistas que trabajan con niños, refieren que los pacientes
(niños) que presentan síntomas psicóticos, evitan mirarse en los espejos.
Unificar el self del paciente, integrarlo para que se sienta como persona,
es decir, al integrar el self del paciente con sus diferentes aspectos
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se habrá integrado la identidad del paciente, por lo tanto, se sentirá
persona con el sentimiento de ser y existir.
Al niño se le debe ayudar a diferenciarse del objeto para que logre una
adecuada separación-individuación
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Utilizar la psicoterapia de juego, haciendo intervenciones (señalizaciones,
aclaraciones e interpretaciones) para que el niño logre integrar al objeto.
Con ello, se espera, además, que el paciente empiece a utilizar
mecanismos de defensa diferentes, es decir, gradualmente irá
desapareciendo la escisión y la identificación proyectiva.
Considero que esto es así debido a que en los síntomas actuales citados arriba
-las adicciones, las violencias, las depresiones, las psicosis y la psicosomática,
así como en la anorexia y bulimia- se encuentra comprometido el cuerpo.
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la adicción a otras sustancias como el alcohol, tabaco, café e incluso a internet
o tecnologías como internet, teléfono celular; incluso a medicamentos
psiquiátricos (muchos pacientes refieren en la consulta “no poder vivir y/o
dormir” sin determinado medicamento prescrito por su médico psiquiatra).
Por último, considero que el interés por revisitar el falso self sirvió para
entender y reflexionar más sobre esta idea de Recalcati, M. (2008) acerca de la
clínica del vacío, cuando señala que ésta es también una clínica de las
máscaras en donde la máscara está dirigida a hacer que el sujeto exista en su
ser; la máscara funciona como institución del sujeto que no existe, como
cobertura de su vacío de ser fundamental. Creo que esta máscara sirve para
cubrir ese sentimiento de vacío y de no existencia que escuchamos
constantemente en la práctica clínica, sin embargo pienso que los síntomas
actuales parecieran ser también máscaras para tratar de encubrir el dolor
psíquico el cual se originó, entre muchas otras situaciones, en experiencias
traumáticas (muchas de ellas vividas a muy temprana edad) las cuales han
dejado una marca imborrable en el aparato psíquico.
Bibliografía
Cueli, J., Reidl, L., Martí, C., Lartigue, T. y Michaca, P. (1997) Teorías de lapersonalidad.
México: Trillas.
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Chamizo, O. (2009). Pasajes psicoanalíticos: Clínica Freudiana 1.México: Siglo XXI.
Recalcati, M. (2008). Clínica del vacío. Anorexias, dependencias y psicosis. Madrid: Síntesis.
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