Revista Chilena 34 1 2020

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 224

ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA CHILENA

Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019

ISSN 2452-4999
Editora Ps. María de los Ángeles Vergara

Comité Editorial
Ps. Javier Camus
Ps. María Isabel Cruz
Dr. Hernán Davanzo
Ps. Angela Farrán
Ps. Angélica Lavín
Ps. Javier Ravinet C.
Ps. Rolando Rebolledo

Secretaria Asistente Bibliotecaria


Mónica Meliqueo S.

ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA CHILENA

Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019

ISSN 2452-4999

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


DIRECTORIO ASOCIACIÓN PSICOANALÍTICA CHILENA

Presidente:
Dra. Julia Lauzón M.

Vicepresidente:
Dra. Alejandra Ramírez C.

Secretario:
Dr. Andrés Belmar

Tesorero:
Dr. Javier Pinto L.

Directores:
Ps. Carmen Gloria Perales
Ps. Francisco Arteaga M.
Ps. Milka Kaplan de Polo

Dirección:
Av. Apoquindo 6410 oficina 202-203. Las Condes. Santiago - Chile.

Las opiniones vertidas en esta publicación son de exclusiva responsabilidad de quienes las
emiten y no representan el pensamiento del Comité Editorial de la Revista Chilena de
Psicoanálisis.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Rev Chil Psicoanal Vol 34 (1) 2020

INDICE

EDITORIAL
María de los Angeles Vergara S.

COLOQUIOS DE PULSIÓN DE MUERTE

INTRODUCCIÓN
Carmen Gloria Perales

A. TEORÍA DE LA PULSIÓN DE MUERTE EN KLEIN


Marcela Fuentes C.

B. CONCEPTO DE PULSIÓN DE MUERTE PARA DAVID BELL


Francisco O’Ryan

C. LA PULSIÓN DE MUERTE EN LA OBRA DE ANDRÉ GREEN


Marie France Brunet

D. PULSION DE MUERTE EN LOS GRUPOS


Pilar Cubillos

ARTÍCULOS DE ESTUDIO

A. BALUARTES Y REFUGIOS PSÍQUICOS: CONTACTO CON LA REALIDAD Y


MOVIMIENTO
Javier Camus

B. JOSÉ BLEGER: VIGENCIA DE UN PENSAMIENTO CLÁSICO


Juan Dittborn Chadwick

C. ESCISIÓN ESTÁTICA: EL DIFÍCIL PROCESO DE VINCULAR IMAGEN-EMOCIÓN-


SENSACIÓN
Antonia Grimalt

D.FANATISMO EN LA COMUNICACIÓN SOCIAL DESDE LA MIRADA PSICOANALÍTICA


Hernán Davanzo C.

E. SOBRE HISTERIA: ROMEO Y JULIETA DE W. SHAKESPEARE. UNA MIRADA


DESDE EL PSICOANALISIS
Pablo Santander.

F. ARTURO PRAT: UNA MIRADA PSICOANALÍTICA AL HÉROE Y AL SACRIFICIO


Angela Farran, Javier Ravinet, Pablo Santander y Carmen Luz Silva

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


ENTREVISTA A VIRGINIA UNGAR
María Luisa Barros, Andrea Florenzano, Patricia Olguín, Gabriel Rivera y Sebastián
Santa Cruz

COMENTARIO DE PELÍCULA
“LA PIEL QUE HABITO” DEL CINEASTA PEDRO ALMODÓVAR
Alejandro Fabela

CARTAS AL EDITOR:

A. SOBRE EL SENAME
Hernán Davanzo C.

B. CARTA ABIERTA AL DR. FREUD


Ignacio Vega

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


EDITORIAL

Revisando los artículos que esperaban la publicación de esta revista en los últimos días del

2019, encontré sin haberlo planeado, textos que resultaban especialmente actuales. En el

“estallido social” complejo que hemos vivido estos últimos meses, los diversos manifestantes

parecen confundirse en una “fuerza insurreccional” sin cabeza y sin discurso coherente, que se

dirigiría eventualmente a cambiar (barrer con) toda estructura abusiva, pero que con el correr de

las semanas tendió, en uno de sus brazos, al curso de una descarga (excitatoria) de

frustraciones, odios y malestares, que podría convertir el clima en un “caos” propio de sujetos

(mentes) que no hubieran recibido nunca el amor que inocula la idea de que la vida tiene

sentido y que les permitiría crecer.

Los escritos que publicamos aquí plantean una serie de ideas que pueden enriquecer la

reflexión sobre lo que estamos viviendo más allá de nuestro trabajo psicoanalítico.

En primer lugar, la serie de artículos sobre la Pulsión de Muerte cuya publicación

iniciamos en este número, describen distintas formas de pensar sobre esta poderosa fuerza que

según Freud no puede ser pensada sino en relación con la Pulsión de Vida. Son parte de los

coloquios que se efectuaron en medio de la crisis de APCh que significó la escisión de nuestra

Sociedad en los años 2017 y 2018. Desde la teoría de Klein que describe Marcela Fuentes,

recogemos la asociación de este concepto con la idea de que “los miedos transforman al otro

en potencial agresor”. Francisco O’Ryan expone las ideas de David Bell, subrayando su

correspondencia con la premisa del rechazo a la pérdida del sentimiento de omnipotencia

infantil que “lleva a destruir la capacidad de percibir, evadir el pensamiento y por lo tanto el

conocimiento”. Desde la teoría de Green, Marie France Brunet señala que “la función esencial

de la Pulsión de Muerte es la desobjetalización (des-ligadura)”, y que ésta supone ataques al

pensamiento que desencadenan vivencias de vacío y de falta de sentido. Sin embargo des-

ligadura coexiste con ligadura, vínculo, “investidura significativa” que otorga “fuerza y sentido”.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Mención especial merece el escrito de Pilar Cubillos que ahonda en las manifestaciones

de la Pulsión de Muerte en la vida social, explicando, de manera muy atingente, cómo la

violencia grupal es catastrófica cuando instaura el terror mediante la desarticulación y la

destrucción (odio por lo viviente) de la unidad-identidad (amor por la variedad). Recoge también

la idea de que otorga al hombre la posibilidad de cuestionarse, desvincular lo fuertemente

vinculado, quebrar identidades defensivas y sacudir las estructuras establecidas. Explica la

noción de Kaës acerca de cómo la intolerancia de cualquier grupo intersubjetivo a

manifestaciones violentas de alguna de sus partes -posibles chivos emisarios del mismo grupo-,

“no hacen más que aumentar la fuerza de los componentes propiamente letales de la Pulsión

de Muerte” y, que la forma en que el grupo pueda contener y comprender las tensiones que

surgen en su interior definirá el destino de la destructividad. Señala que en las comunidades se

producen contratos de “apuntalamiento mutuo” en donde las diferencias se hacen

inconscientes, y la ruptura de ellos puede provocar la emergencia de una violencia antes

contenida en el “pacto”. La elaboración no puede apresurarse si quiere alcanzar una

rectificación de las “pautas identificatorias” superiores. Muy interesante parece el concepto de

“tanatóforo” -portador de la muerte- de Diet que surge en momentos de crisis “frente a la

imposibilidad de metabolización” de las experiencias del grupo, generando movimientos que

otros miembros tienden a vivir como “destrozo institucional”.

Todas estas pinceladas que menciono al pasar -y enlazo superficialmente con los

últimos eventos sociales- son desarrolladas en estos escritos de manera más profusa y

detallada. Pero además, ya en 2011, el Dr. Pablo Santander mencionaba -en una carta al

Director de esta misma revista- que la desarticulación entre canales políticos y manifestaciones

masivas (de estudiantes, en este caso), puede comprenderse como falta de contención de

ideas como educación, inequidad, lucro, calidad; lo mismo que escuchamos ahora. Un

conocimiento que estaba ahí y con el que se quería/quiere perder contacto, que hace intuir

sensaciones de hostilidad, aires de superioridad, desconfianzas y continentes estrechos; una

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


dificultad para contener fuerzas presentes en nuestra república, para comprenderlas y

elaborarlas.

Por otra parte, los trabajos de Javier Camus y Juan Dittborn C. -nuevos analistas de

nuestra Asociación- presentados en esta edición recogen conceptos de pensadores

latinoamericanos como los Baranger, José Bleger, Pichon-Rivière entre otros, y los examinan

junto a los de analistas de otras culturas. Desarrollan ideas como las de baluartes y

pensamiento dialéctico, y apuntan al estudio de la simbiosis en marcos que van desde el de la

“fantasía inconsciente bi-personal” al de los “refugios psíquicos”. Permiten discriminar de

manera fina y aguda por un lado, y comprender de manera más entera y compleja a la vez,

tanto relaciones intersubjetivas del paciente como las de éste con la realidad, para evitar los

aspectos dolorosos de la experiencia.

Muy cerca de ellos está el trabajo de Antonia Grimalt quien, de la mano de Bion, hace

una rica descripción del fracaso para establecer vínculos entre imágenes, emociones y

sensaciones. El fracaso hace que, en vez de contener las experiencias para modificarlas, las

captura para neutralizarlas; la personalidad, sintiéndose demasiado frágil, recurre a la

evacuación en vez de comprender y transformar.

En nuestro país, la fuerza coercitiva del estado no ha resultado eficaz. Las

manifestaciones sociales y la destrucción se enredaron; el miedo y el odio emergieron con

fuerza entre nosotros; soberbias, hostilidades, desconfianzas y abusos comenzaron a ser

“evacuados”. Podemos acercamos peligrosamente a vivir en un “estado de guerra” que al decir

de Hobbes, lleva al hombre a una vida “solitaria, pobre, tosca, embrutecida y breve”. En

sectores importantes de nuestra sociedad las carencias se habían acumulado; la inequidad

era/es abrumadora; la injusticia es/era profunda. Todo este país “exitoso” se puede desmoronar

en poco tiempo y la violencia, como fuerza de transformación, puede comenzar a validarse

entre muchos (demasiados) sin cuestionamiento claro.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Creo que seguimos en el tema con Hernán Davanzo, un sénior entre nuestros analistas,

que escribe sobre “fanatismo”. Describe las diferencias entre formas de comunicación,

sugiriendo la presencia de razonamientos dogmáticos simples, que expresan “verdades”

mediante “actuaciones destructivas” que ellos mismos (los fanáticos) creen tener que imponer

desde posiciones omnipotentes (narcisistas) que ignoran al “otro”.

Pablo Santander toma una perspectiva distinta pero no tanto. Señala que “el amor y la

muerte no son contrarios u opuestos, sino que son parte de la misma pasión”. Repasa el amor

entre adolescentes -en obra de Shakespeare- dispuestos a morir por lo que quieren -desafiando

la autoridad. Se acerca a las principales conflictivas de la histeria tocando temas como rivalidad

y odiosidad, surgidos en función de afianzar la identidad cuando ésta es cuestionada.

Cierra los artículos de esta revista una interesante presentación del Grupo de Historia y

Psicoanálisis compuesto por Angela Farrán, Javier Ravinet, Pablo Santander y Carmen Luz

Silva, contando la historia de Arturo Prat “-héroe nacional, de los que hoy echamos de menos-“,

un “ideal” guiado por principios “universales” que reuniendo valores “patrios”, propone una

identidad nacional que señala la posibilidad de “transformar una derrota en victoria”.

Sigue un aire fresco y humano que nos arraiga aún más en la realidad , en la entrevista

que realizaron María Lui sa Barros , Andrea Florenzano , Patricia Olguín , Gabriel Rivera y

Sebastián Santa Cruz, a Virginia Ungar, primera presidenta mujer de IPA, cuando vino a Chile.

Ahí se habla de compromiso en el trabajo con el paciente y con la comunidad, fomentando la

idea del intercambio entre candidatos, pero aludiendo principalmente al apuntalamiento mutuo

que nos protege, que nos ayuda a pensar y a crecer.

En nuestra Asociación se integran nuevos miembros; seguimos conectándonos con

analistas de otros países; editamos RE-CREACIONES, un libro conmemorativo de los 70 años

de APCh que celebramos en agosto con muchos analistas y cercanos; la vida se desarrolla con

una fuerza que (nos) sorprende. Del psicoanálisis hemos aprendido que las raíces del

pensamiento se encuentran en la “frustración” (no excesiva) porque la necesidad se vuelve

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


deseo y desencadena la imaginación; la angustia y la creación, la ausencia y la representación

van de la mano. La creatividad y el desarrollo del aparato psíquico se ven favorecidas por la

interacción humana cuando existe la capacidad de contener, cuando existe “una buena gestión

de las excitaciones” y puede establecerse un “sentimiento de existir” suficiente (Bizot y Millot,

1992). El aparato pensante permite hacer frente a las carencias y la espera, transformando

recuerdos y organizando acciones progresivamente más complejas; se trata de un proceso

continuo de transformación, no de acumulación de representaciones (Varela, 1989).

El comentario de la película La piel que habito, es una discusión del comentario anterior

del analista de nuestra Asociación, Javier Pinto. Recorre las distinciones entre personalidad

antisocial y psicopatía, en los marcos de la psiquiatría y la sociología. Tal vez ameritaría

proponer una invitación a seguir esta interesante discusión con otro escrito que ahondara en

puntos de vista psicoanalíticos más elaborados.

Por último, cierran esta edición dos cartas: una sobre el Sename y otra, escrita como

epístola de un lego a Freud. La primera trata de la crisis que enfrenta esta institución y la

inmensa cantidad de niños y adolescentes que acuden a ella, sufriendo de una “disposición al

desafío y a la agresividad” que los lleva a actuar en contra de la autoridad, e implica un reto

enorme al estado y a nuestra sociedad. La segunda, de una forma que puede parecernos

cándida, se dirige a Freud mostrando una trayectoria del psicoanálisis que renueva el espíritu y

compromete a continuar el trabajo emprendido por el maestro, buscando un diálogo que

demanda (su) ayuda.

Según Bion, el psicoanálisis busca un cambio del aparato psíquico que le permita al ser

humano aprender de la experiencia y, los analistas sabemos que su capacidad de “creer en la

bondad y verdad” del método (y del analista con que trabaja) permiten hacer frente y/o superar

las crisis.

M. Angeles Vergara S.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019
INTRODUCCIÓN A COLOQUIOS DE PULSIÓN DE MUERTE

Carmen Gloria Perales 1

Como una forma de promover el debate, la Dirección Científica de la Asociación

Psicoanalítica Chilena decidió realizar “Coloquios” sobre diversos conceptos psicoanalíticos

controversiales, durante el segundo semestre del año 2017. Nos interesaba generar un espacio

que permitiera conocer y discutir acerca de estos conceptos desde distintas perspectivas teórico

- clínicas.

El primero de ellos fue sobre la pulsión de muerte. Freud, en “Más allá del principio del placer”

(1920), introdujo la dualidad entre pulsiones de vida y pulsiones de muerte. Él subrayó el

carácter especulativo del concepto de pulsión de muerte y desde un comienzo generó discusión

en el mundo psicoanalítico. Dicha polémica continúa hasta nuestros tiempos y desde las

diversas teorías psicoanalíticas el concepto ha sido en algunos casos incluido, en otros

excluido, así como restringido o ampliado.

Entre octubre y noviembre de 2017 se realizaron los “Coloquios sobre la pulsión de muerte”.

Fueron nueve ponencias, en tres reuniones científicas. En la primera, expusieron los

psicoanalistas, desde la perspectiva freudiana, Judith Muñoz; desde la Kleiniana, Marcela

Fuentes y desde la Winnicottiana, Rodrigo Rojas. En la segunda, fueron presentados los

puntos de vista Bioniano, por Wanda Pessoa, Greeniano, por Marie France Brunet y de Grupo

por Pilar Cubillos. Y en la tercera reunión, lo hicieron desde la mirada Lacaniana, Rogelio Isla,

Postkleiniana, Francisco O’Ryan y Relacional, Francisco Vasquez.

1
Directora Secretaría Científica 2017-2018 APCh.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


TEORÍA DE LA PULSIÓN DE MUERTE EN KLEIN

Marcela Fuentes C. 1

Las emociones polares, contrastantes, que todos sentimos y experimentamos y que poseen la

cualidad de una gran intensidad hacia el primer objeto descritas a lo largo de toda la obra de

Klein, están bella, pero a la vez, brutalmente expresadas en forma muy real y vívida, me parece

a mí, en las pinturas de Francis Bacon en donde éste busca capturar la sensación, la emoción y

no el aburrimiento de la transmisión. Al respecto señala: “Yo creo que mis pinturas

sencillamente ocurren. No podría decir de dónde viene ninguno de los elementos” (2003).

EL GESTO BRUTAL DEL PINTOR: SOBRE FRANCIS BACON

Milan Kundera

Un día Michel Archim-baud, que se propone publicar un libro de retratos y autorretratos de

Francis Bacon, me invita a escribir un pequeño ensayo inspirado en estos cuadros. Me asegura

que así lo quiere el propio pintor. Me recuerda un breve texto mío, publicado hacía tiempo en la

revista L’Arc, que Bacon consideraba uno de los pocos en los que se reconocía. No negaré mi

emoción ante semejante mensaje, que me llegaba, después de años, de un artista con el que

jamás me encontré y al que tanto he admirado. Escribí este texto de L’Arc (que, más tarde,

inspiró parte de mi Libro de la risa y el olvido), dedicado al tríptico de los retratos de Henrietta

Moraes, al poco de mi emigración, hacia 1977, todavía obcecado por los recuerdos del país que

acababa de abandonar y que permanecía en mi memoria como una tierra de interrogatorios y

de vigilancia. Ahora, no puedo sino empezar mi nueva reflexión sobre el arte de Bacon a partir

de aquel antiguo texto:

“Ocurrió en 1972. Me encontré con una joven en la periferia de Praga en un apartamento que

nos habían prestado. Dos días antes, durante todo el día, había sido interrogada sobre mí por la

1
Psicóloga. Psicoanalista Asociación Psicoanalítica Chilena.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


policía. Ahora quería verme a escondidas (temía ser constantemente seguida) para contarme

las preguntas que le habían hecho y lo que ella había respondido. En el caso de un posible

interrogatorio, mis respuestas debían ser idénticas a las suyas. Se trataba de una jovencita que

todavía desconocía el mundo. El interrogatorio la había alterado y, desde hacía tres días, el

miedo le removía las entrañas. Estaba muy pálida y, durante nuestra conversación, se

levantaba con frecuencia para ir al servicio –hasta el punto de que el ruido del agua que llenaba

la cisterna acompañó todo nuestro encuentro. La conocía desde hacía tiempo. Era inteligente,

ingeniosa, sabía controlar perfectamente sus emociones e iba siempre vestida de un modo tan

impecable que su vestido, al igual que su comportamiento, no dejaba el mínimo resquicio para

entrever su desnudez. Y, de golpe, el miedo, como un gran cuchillo, la había escindido. Estaba

allí ante mí, abierta, como el tronco desgarrado de una ternera colgado de un gancho en una

carnicería. El ruido del agua que llenaba la cisterna del aseo ya prácticamente no cesaba y, de

repente, tuve ganas de violarla. Sé bien lo que digo: violarla, no hacer el amor con ella. No

quería su ternura. Quería agarrarle brutalmente la cara y, al instante, tomarla a ella entera, con

todas sus contradicciones tan intolerablemente excitantes: con su vestido impecable y sus

entrañas revueltas, con su razón y su miedo, con su orgullo y su desgracia. Tenía la impresión

de que en todas sus contradicciones radicaba su esencia: ese tesoro, esa pepita de oro, ese

diamante oculto en las profundidades. Quería poseerla en un segundo, con toda su mierda y su

alma inefable. Pero veía sus ojos fijos en mí, llenos de angustia (dos ojos angustiados en un

rostro razonable), y cuanto mayor era la angustia de sus ojos, más absurdo, estúpido,

escandaloso, incomprensible e imposible de cumplirse se tornaba mi deseo. Por desplazado e

injustificable que fuera, ese deseo no dejaba de ser menos real. No sabría negarlo –y, cuando

miro los retratos-trípticos de Francis Bacon, es como si me acordara de aquello. La mirada del

pintor agarra la cara como con una mano brutal, tratando de apoderarse de su esencia, de ese

diamante oculto en las profundidades. Claro, no estamos seguros de que las profundidades

conserven realmente algo –pero, sea lo que sea, hay en nosotros ese gesto brutal, ese

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


movimiento de la mano que agarra, arrugándola, la cara de otro con la esperanza de encontrar

en ella, detrás de ella, algo que se oculta allí”.

Esta es la sensible comprensión que hace Kundera de su funcionamiento mental y de las

oscilaciones de sus pensamientos/emociones desde PS a D, producto de su impacto frente a la

percepción de aquella joven mujer en Praga (reducida en ese momento a sus miedos),

transformándose él en un potencial agresor. Lo anterior, junto con el poder procesar esa

experiencia como un relámpago y antes de concretar una acción, ejemplifican los

planteamientos que desarrollaremos a continuación.

La hipótesis de Klein sobre la Pulsión de Muerte, englobada en su teoría general sobre el

funcionamiento y desarrollo mental, y en especial su teoría de las dos posiciones, fue

desarrollada gradualmente y las conclusiones teóricas fueron el resultado de sus observaciones

clínicas. Ella continuó ampliando su teoría hasta final de su vida y muchos otros después de

ella. Generaciones de analistas siguen desarrollando sus ideas aportando nuevas

conceptualizaciones.

Estamos muy de acuerdo con lo que señala Money-Kyrle (1955), que en psicoanálisis

probablemente la verdad última sea de una complejidad infinita, y que sólo sea posible

acercarse a ella a través de una infinita serie de aproximaciones.

Desde los inicios de su trabajo analítico con niños (1921-1926), en el Policlínico Psicoanalítico

de Berlín (22 casos), Klein observó y se alarmó del gran monto de ansiedad latente que

aparecía en el juego de esos niños y que surgía a propósito del ahondamiento del tratamiento

mismo (Frank, 2009). Alentada por Abraham observa que esa angustia era causada por una

agresividad y sadismo latente en aquellos niños, dirigida principalmente a sus padres y

hermanos, que se expresaba en fantasías inconscientes a través de mecanismos de proyección

e introyección. Ella observaba que aquellos niños en sus juegos experimentaban y luchaban por

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


incontenibles deseos de destruir, hacer pedazos sus objetos y al mismo tiempo una urgencia

por restituirlos y reconstruirlos (1958). Pensaba que sus hallazgos estaban basados en los

descubrimientos de Freud y Abraham y en sus trabajos tempranos; tanto el sadismo como la

agresión fueron vistos como una etapa y componente del desarrollo libidinal (Freud, 1903;

Abraham 1924).

Luego, cuando Freud postula la hipótesis de la presencia de una Pulsión de Muerte que

coexiste con la Pulsión de Vida (Freud, 1920), lo consideró un formidable avance teórico para

entender el funcionamiento mental de sus pequeños pacientes y a la vez de una gran utilidad

clínica.

A partir de 1933 más o menos (relativamente tarde), adhiere a ese postulado y lo desarrolla en

plenitud desde 1946 en adelante; ahora los impulsos agresivos son conceptualizados como

derivados de La Pulsión de Muerte, sin embargo con una distinción: Para Freud, el miedo a la

muerte no existiría en el inconsciente como angustia primaria, en cambio Klein deducía que

aquel postulado freudiano era incompatible con sus mismos descubrimientos de los peligros

suscitados por la Pulsión de Muerte, operando desde la partida en el interior del organismo. Al

mismo tiempo ella pensaba que tanto el amor como el odio -manifestación de las dos pulsiones-

serían desde la partida innatos, adhiriéndose en forma inmediata al mismo objeto. Así, las dos

pulsiones encuentran un objeto para ligarse desde el nacimiento en adelante.

Freud consideraba que el odio hacia el objeto era primero que el amor hacia él, como una

consecuencia de su hipótesis de un narcisismo primario.

Aunque esta aseveración no es del todo clara ya que en otros escritos afirma que el hecho de

mamar el pecho materno se vuelve paradigmático de todo vínculo de amor (1903). El hallazgo

del objeto es en realidad un reencuentro. También señala que el componente oral instintivo

encuentra satisfacción apegándose con el deseo de alimentación y su objeto es el pecho de la

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


madre, después se separa y en el autoerotismo encuentra el objeto en su propio cuerpo

(1922).

Para Freud habría un impulso primario a buscar la muerte, y ella agrega que junto con lo

anterior, habría también un impulso primario a temer y a evitar aquella muerte. Sus

observaciones analíticas muestran que si en el inconsciente hay un temor a la aniquilación de la

vida y si suponemos la existencia de un instinto de muerte, también debemos pensar que en las

capas más profundas de la mente hay una reacción a ese instinto en la forma de un gran temor

a la aniquilación de la vida. Así, el temor a morir, entraría desde los comienzos en el miedo del

Yo a un Superyó primitivo, representado en la fantasía inconsciente por un pene y pecho

devorador (Klein, 1948, p.241-242; Money-Kyrle, 1955, p.288).

En su trabajo “Tendencias criminales en niños normales”, del año 1927 comprendió en forma

más visible el problema de la agresión, describiendo mucho más claramente un Superyó muy

temprano. Ella sugiere que la introyección de este Superyó empieza desde el nacimiento y una

de las funciones del objeto incorporado es la función del Superyó. Niños que inconscientemente

sienten una cruel retaliación de sus padres como castigo por sus fantasías agresivas, se

sienten compelidos a ser malos y a ser castigados porque el castigo real aunque severo, es

mejor que los ataques criminosos que están continuamente esperando de los padres en la

fantasía. En ese trabajo sigue a Freud en su tesis que no es el delito lo que origina el

sentimiento de culpa, sino el sentimiento de culpa lo que lleva al delito. Relaciona ese

sentimiento preexistente de culpa, con su primer descubrimiento del Superyó primitivo. El

delincuente tendría ese primitivo Superyó y una consciencia demasiado cruel que lo llevaría a

cometer delitos, bajo la presión de la ansiedad y el temor. Desarrolla sus ideas mostrando el

análisis de tres niños, uno relativamente normal, otro con una inhibición neurótica y el tercero

delincuente. Ella observó que los tres niños tenían impulsos sádicos, canibalísticos y tendencias

antisociales; y su pregunta era si sus fantasías inconscientes eran similares, ¿qué hace que

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


esas tendencias de un niño tomen distintas formas: en un niño normal, un neurótico, un

psicótico, un perverso o un criminal? Dice: “Pero precisamente porque no sabemos, debemos

tratar de saber...”. Para ella la diferencia estriba en el grado de robustez del Yo que estaría

constitucionalmente determinado y sería una consecuencia directa de la fusión o defusión de

las pulsiones, pero hasta qué punto el Yo puede mantener esta firmeza o aumentarla, depende

de factores ambientales especialmente la actitud de la madre hacia el bebé. La relación con el

buen objeto es el núcleo del Yo desde donde éste se expande y desarrolla y si esto se logra

construir, es más posible que pueda contener la ansiedad y preservar la vida, ligando pequeñas

porciones de los vínculos objetales destructivos con los vínculos libidinales (1958).

El fundamento de la vida psíquica se entendería por la interacción de las Pulsiones de Vida y

Muerte, estando representadas desde la partida por las emociones amor y odio. Pero ella hace

una diferencia en su concepción de las pulsiones: Las pulsiones son mucho más psicológicas

que biológicas, siendo el cuerpo físico un medio en el que las pulsiones de amor y odio son

expresadas. Para ella el niño siente hambre, dolor, placer, deprivación, felicidad, todos

causados por el primer objeto- la madre- es con ella o a través de ella ,que se estructura la

experiencia y las pulsiones expresadas en fantasías inconscientes le dan la impronta a esa

experiencia.

Podríamos pensar desde la perspectiva de Klein, que sentir amor y odio hacia el objeto o hacia

sí mismo derivados de las pulsiones de Vida y Muerte habrían antes sufrido una transformación

debido a que estarían ya bajo el dominio y control del Yo, pertenecerían a un nivel más

desarrollado y organizado que las relaciones de los instintos con sus objetos (Freud), aunque

estarían en términos amplios contenidos en aquellos. La teoría de Klein sería entonces bimodal,

simultáneamente una teoría pulsional y de relaciones objetales.

La angustia sería el problema básico con el que tendría que lidiar el Yo, causado por la lucha de

ambas pulsiones y tomaría la forma de aniquilación de la vida, y si existe una Pulsión de

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Muerte también podemos asumir que en los estratos más profundos de la mente, hay una

respuesta a esa pulsión. Por ello el bebé nace con un temor a la aniquilación derivado de la

amenaza de la Pulsión de Muerte, explicando cómo el Yo empezaría su actividad

inmediatamente después del nacimiento, con el fin de contrarrestar ese peligro apelando a las

Pulsiones de Vida.

Para ella habría un Yo rudimentario con una noción o representación vaga de su

desintegración, es decir de su muerte. Ya que esta lucha instintiva persiste toda la vida, la

fuente de angustia nunca es eliminada y participaría en forma constante en todas las

situaciones de ansiedad posteriores (1948). Si nos detenemos a pensar en qué consiste este

primitivo temor a ser aniquilado, podría tener que ver con un miedo terrorífico a desaparecer,

desintegrarse, morir de hambre, o una fantasía de ser devorado o asfixiado o como una

fantasía de estar con un material explosivo, con una cualidad primitiva aterradora, escasamente

tamizada por el Yo. Este temor a ser destruido se personificaría para ella, inmediatamente, en

un objeto destructivo que persigue e invade, como también en un objeto bueno que protege y

salva de esa situación.

Este estado de la mente de ser aniquilado que surge desde el interior y que se potencia con el

nacimiento, es proyectado por el Yo hacia afuera, creando un mundo temible, que producto del

splitting, resultará en dos mundos, uno bueno y otro malo, mecanismo fundamental para

ordenar el mundo del bebé. El splitting tiene éxito si predominan los impulsos amorosos, un

buen objeto externo con un relativo Yo fuerte. La capacidad de amar le da ímpetu a las fuerzas

integrativas, y por otro lado una cierta cantidad de splitting es necesario siempre para mantener

el buen vínculo con el objeto interno y externo.

Por otra parte, si existe un exceso de destructividad, que no se pudo transformar o contener por

causas externas e internas, el resultado es un aumento de la angustia de aniquilación, por lo

que el Yo recurre a la fragmentación como defensa para dispersar y disminuir la angustia. Al no

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


poder mantener la cohesión por la excesiva angustia, éste se escinde en varios pedazos y

estos se proyectan en diferentes grados de violencia al objeto a través de la identificación

proyectiva (1946). Como consecuencia y por la identificación proyectiva excesiva, el objeto

bueno no puede mantenerse separado del malo ni tampoco se puede separar claramente el self

del objeto.

Se experimentarían estados de desintegración psicológica y confusión self- objeto asociados a

angustias extremas porque al confundirse el amor y el odio hacia el objeto, este último amenaza

con destruir el vínculo libidinal del Yo con su objeto para siempre, por lo que el Yo está en

peligro de destrucción también.

El único escape es poder diferenciar amor y odio, aumentar el amor y contener el odio, pero

cuando la destructividad aumenta por diferentes razones, no se puede hacer esa diferenciación.

En estos estados emocionales extremos en la relación transferencial, en la relación con las

personas, y en la vida en general; no es claro momento a momento quién es quién, si el

perseguidor es el analista (el otro), que invade o enferma con su presencia, método e

interpretaciones o si es que es el paciente, a quien pertenece la rabia o dolor por haber sido

atacado; quién es el que tiene la depresión, quién es el que dañó y quién es el que está

dañado.

La salida es la puesta en marcha de impulsos reparatorios y reintroyectar por el mismo camino

lo proyectado y escindido para que el Yo y el objeto bueno se reconstituyan. Los primeros

intentos que hace el Yo es la reparación maníaca, donde se trata de reparar el objeto, pero se

dificulta si la proyección se hizo con mucho odio. El retorno de los fragmentos que fueron

proyectados en forma violenta dentro del objeto, son sentidos que retornan también en forma

intrusiva y hostil para aniquilar al Yo nuevamente, éste no los recibe, por lo tanto se vuelven a

proyectar (una segunda fragmentación). En estos estados la amenaza de derrumbe mental,

muerte y depresión rondan al Yo. El estado mental es de confusión, catástrofe emocional,

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


intenso dolor depresivo, por la propia violencia hacia el objeto, por lo que se recurre

nuevamente a defensas maniacas como salida.

En Envidia Y Gratitud Klein postula la importancia de la envidia como una manifestación de la

Pulsión de Muerte, sería el factor más potente para socavar los sentimientos de amor y gratitud

en sus raíces, ya que afecta la relación más temprana con la madre y son una expresión del

sadismo oral y anal. El objeto envidiado es echado a perder por experimentarse como bueno.

Este postulado causó entonces y ahora, muchas controversias en los medios analíticos. De

alguna manera son ideas que causan resistencia porque es penoso concebir que un bebé o un

adulto, destruya lo que es bueno para él.

Sin embargo, ella lo vio en su práctica clínica: el dolor que causaban estos estados mentales

para el analizado y pensó que si se interpretaba esa situación, podía disminuir y soportarse,

dándole fuerza al Yo para integrar esos sentimientos. La consciencia de tomar conocimiento de

desear atacar la bondad, es extremadamente dolorosa.

El concepto temprano de envidia se podría pensar desde la noción de una idea innata de un

pecho bueno; instintivamente el pecho es sentido como la fuente de la vida, ya que es el que

alimenta y compensa la pérdida del estado intrauterino. El haber sido parte de la madre en el

período prenatal, ayuda a sentir qué hay un objeto que podría cubrir las necesidades, una

noción de algo que existe para sostener, y un movimiento a buscarlo; la búsqueda de un estado

faltante para compensar la pérdida de un estado ideal. Antes el bebé estaba dentro de la madre

y ahora el bebé siente a la madre dentro de él. Estos intensos estados emocionales ocurren en

un período preverbal, pero se podrían recuperar y emerger en diferentes situaciones en la vida

y en la relación transferencial a través de la “memoria de sentimientos”.

Para Klein la interacción con el buen objeto es fundamental porque los deseos del niño son que

la madre también calme y aleje o lo libere de sus impulsos destructivos contra sí mismo y calme

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


al mismo tiempo el miedo de haberla dañado. La vida emocional temprana se caracteriza por

perder y reencontrar el objeto, fusionarse y separarse del objeto. Por otro lado, los deseos

insatisfechos son un importante factor en la sublimación y los procesos creativos, ya que el

conflicto y deseo de superarlos es un elemento fundamental en la creatividad. La capacidad de

dar y preservar la vida es el mejor don, por lo tanto la creatividad es la más profunda causa de

la envidia. Por otro lado una excesiva envidia impide la instalación del buen objeto con

seguridad.

Para Klein es la disminución de la ansiedad lo que determina el progreso tanto en el análisis

como en el desarrollo mental. Por lo tanto centra su trabajo en la ansiedad, distingue ansiedad

persecutoria y depresiva esta última es la ansiedad con respecto al estado en que se encuentra

el objeto del cual se depende y por lo tanto puede deprivar, o ser vulnerable a su hostilidad

llevando a la culpa depresiva. Su miedo posterior es que su propia voracidad, destructividad y

envidia han destruido al objeto amado. Aceptar la propia responsabilidad por el mundo interno

dañado es muy doloroso de asumir y el Yo como defensa o bien regresa al periodo anterior o

apela a la defensa maníaca. Los contenidos de la ansiedad depresiva son múltiples: el objeto

bueno sufre, se está deteriorando, se perderá, no se podrá recuperar nunca más, etc.

Técnicamente después de mucho trabajo, el analizado puede enfrentar la envidia y el odio; las

implicancias tempranas y profundas son extremadamente penosas y difíciles de aceptar.

Klein en su Técnica es muy empática al estar del lado del analizado para comprender aquellos

aspectos, ya que el mismo paciente rechaza y se defrauda con ese aspecto de sí mismo. Para

ella, ayudar a atravesar esos difíciles y profundos conflictos es la mejor manera de conseguir la

integración, la manera más segura de conservar el vínculo con el buen objeto y su amor por él y

así ganar confianza consigo mismo.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Dice: “Mi experiencia me ha demostrado que no estamos en una posición de juzgar tanto la

cantidad de amor u odio que está presente en cada persona, hasta que no hayamos entendido

las maneras en que el amor está enterrado debajo del odio y las reacciones que de nuevo se

han formado contra el odio” (Steiner, 2017).

Para Klein existe una conexión profunda entre amor y odio en los estratos profundos del

inconsciente. Pensaba que la mejor comprensión de los impulsos agresivos y fantasías nos

permitirían entender mejor qué es el amor, ya que el sentimiento que llamamos amor se

profundiza por la consciencia del dolor, culpa y angustia que sentimos cuando herimos o

dañamos a nuestros buenos objetos.

Al final de su vida (1958) ella hace un alcance en relación a los procesos de escisión

comentando lo mucho por descubrir y comprender todavía esos “oscuros procesos de splitting”,

agregando otra modalidad de splitting que ha observado es de un orden distinto, por una mayor

defusión de las pulsiones y por lo tanto provocador de mucho más ansiedad. No serían parte

del Superyó, sino que ocuparían otro espacio que les es propio, separado del resto de la

personalidad. En lo profundo del inconsciente se hallarían estos objetos muy primitivos y

terroríficos; permanecerían en el inconsciente profundo aún sin ser modificados y serían

producto de una desmezcla pulsional mucho mayor, por lo tanto, no serían aceptadas por el Yo

y constantemente rechazadas por éste. El Superyó que se desarrolla normalmente, se forma

en estrecha colaboración con el Yo compartiendo el mismo objeto y es producto de la fusión de

las dos pulsiones. Esto permite que la función superyoica esté integrada al Yo. En contraste,

estas extremas figuras terroríficas no son aceptadas por el Yo y están constantemente siendo

rechazadas por él. Klein no desarrolla mucho más esta idea, y eventualmente podrían emerger

en ciertos momentos de crisis; invita a estudiar más estos procesos de splitting primitivos, ya

que para ella son un modo “oscuro” (en sus palabras), como se manifiestan y actúan.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Cuando Melanie Klein puso la luz sobre la importancia de la agresión en la constitución del

aparato mental, fue en algunos analistas sobreinterpretada, probablemente por ser la primera

en hablar abiertamente acerca de su relevancia constitutiva, ya no como un juicio moral. Ella

muchas veces pensó y se refirió que pasó malos momentos intentando explicar que no todo se

trataba de agresión.

Klein ha sido muy controversial al introducir la agresión en sus interpretaciones y hubo un

período que se la malentendió, se pensaba que los kleinianos sólo interpretaban la agresión. El

punto es que la agresión sólo puede ser tolerada cuando es modificada, mitigada, y si somos

capaces de desenterrar la capacidad de amar (Spillius, 2007, p.80). Se sabe que Klein sentía lo

mismo con respecto al concepto de envidia ya que algunos analistas y estudiantes, usaban ese

concepto en forma indiscriminada. Elizabeth Spillius (2007) se pregunta qué pensaría Klein 50

años después, ya que los Kleinianos Contemporáneos son acusados por muchos, por lo mismo.

Bibliografía

1.- Frank C (2009). Melanie Klein in Berlin: Her First Psychoanalysis of children. London:
Routledge.
2.- Kundera M & Borel F (1996). Bacon: Portraits and self-portraits. London: Thames & Hudson.

3.- Klein M (1927). Tendencias criminales en niños normales. En Contribuciones al psicoanálisis


(p.165-178). Buenos Aires: Paidos, 1975.

4.- Klein M (1946). Notas sobre algunos mecanismos esquizoides. En Envidia y gratitud y otros
trabajos (p.10-33). Buenos Aires: Paidos, 1997.

5.- Klein M (1957). Envidia y gratitud. En Envidia y gratitud y otros trabajos (p.181-240). México:
Paidos, 2009.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


6.- Klein M (1958). Sobre el desarrollo del funcionamiento mental. En Envidia y gratitud y otros
trabajos (p.241-250). México: Paidos, 2009.

7.- Klein M (1959). Nuestro mundo adulto y sus raíces en la infancia. En Envidia y gratitud y
otros trabajos (p. 251-167). México: Paidos, 2009.

8.- Klein M (1960). Sobre la salud mental. En Envidia y gratitud y otros trabajos (p. 272-278).
México: Paidos, 2009.

9.- Klein M (1963). Sobre el sentimiento de soledad. En Envidia y gratitud y otros trabajos (p.
306-320). México: Paidos, 2009.

10.- Klein M (1975). Envidia y gratitud y otros trabajos. México: Paidos, 2009.

11.- Money-Kyrle R (1955). Una contribución no definitiva a la teoría del instinto de muerte. En
Klein M, Heimann P & Money-Kyrle R (Eds.), Nuevas direcciones en psicoanálisis (p.478-488).
Buenos Aires: Paidos, 1965.

12.- Melanie Klein Trust. The originality of Melanie Klein: a conversation between Edna
O’Shaughnessy & Ron Britton. Video

13.- Money-Kyrle R (1963). British School of Psychoanalysis: Melanie Klein and her Contribution
to Psychoanalysis. En Meltzer D (Ed.), Collected papers of Roger Money-Kyrle. (p.408-415).
London: Clunie Press, 1978.

14.- O’Shaughnessy E (1999). Relating to the superego. En Inquiries in Psychoanalysis.


Collected Papers of Edna O’Shaughnessy (p.176-189). London: Routledge, 2015.

15.- Riesenberg R (1988). The constitution and operation of the superego. En On Bearing
Unbearable States of Mind (p.53-70). London: Routledge, 1999.

16.- Sodre I (2015). Imparadised in hell: Idealisation, erotisation and the return of the split-off.
En Imaginary Existences: A Psychoanalytic Explorations of Phantasy, Fiction, Dreams and
Daydreams (p.86-104). London: Routledge.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


17.- Spillius E (2007). Encounters with Melanie Klein: selected papers of Elizabeth Spillius.
London: Routledge.

18.- Steiner J (2017). Lectures on Technique by Melanie Klein. London

Email: [email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


CONCEPTO DE PULSIÓN DE MUERTE PARA DAVID BELL
1
Francisco O'Ryan G.

Este trabajo fue presentado en el año 2017 en un coloquio sobre el tema en la

Asociación Psicoanalítica Chilena. Por esta razón la modalidad de presentación está en un

contexto más bien coloquial y he preferido mantener esa modalidad original para esta

presentación escrita.

El autor que elegí, y que me hace mucho sentido como piensa en torno a la Pulsión de

Muerte, no se define a sí mismo como Post Kleiniano. Se define como Kleiniano

Contemporáneo. No es este el lugar para discutir en torno a esa diferencia pero lo dejo

planteado.

En primera instancia lo que él plantea me hace también mucho sentido para ponerlo a

dialogar con lo que señala Alan Bass en su libro Diferencia y Desmentida (Bass, 2000) en torno

al tema. En particular al uso de la desmentida como mecanismo que permite evitar la diferencia.

Pero decidí sólo remitirme a lo expuesto por Bell y dejar lo otro para un trabajo que espero

podamos discutir más adelante y que presenté para FEPAL el año 2018 (O´Ryan 2018). Se

llama Sobre Deconstrucciones, Desmentidas y Sutilezas.

Entonces en este breve trabajo quiero transmitir lo que piensa David Bell desde el

vértice señalado, Kleiniano contemporáneo en torno a la Pulsión de Muerte. Para ello usaré su

trabajo aparecido en el IJPA (Bell, 2015) llamado La Pulsión de Muerte: Perspectivas en la

Teoría Kleiniana Contemporánea.

Los objetivos de plantear este enfoque se desarrollarán en el trabajo pero son:

1.- La concepción de Pulsión de Muerte que entrelaza lo innato y lo adquirido a través

del concepto de lo muy tempranamente presente

2.- Una aproximación al concepto anclado en el rechazo de la pérdida de la

1
Psiquiatra-Psicoanalista Asociación Psicoanalítica Chilena

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


omnipotencia infantil

3.- Una relación del fenómeno señalado con el ataque al pensamiento en su amplio

sentido

4.- Una relación entre lo anterior y lo clínico lo que a mi entender es muy asequible

5.- La idea de algo constante y que requiere un abordaje procesal

Voy a partir por algunas frases textuales de Bell y trataré de desarrollar algunas

reflexiones al respecto.

Dice;

"En el pensamiento Kleiniano contemporáneo, la Pulsión de Muerte está conceptualizada de

acuerdo con un número de modelos diferentes.

Muchos tienden a destrabar el concepto de la teorización biológica que formó parte de la

presentación inicial de Freud y conceptualizan sus pensamientos en términos puramente

psicológicos" (2015, p.443)

Describirá desde ahí tres modelos sobre esta pulsión: Un primero esencialmente destinado a

destruir la vida, un placer puro de destrucción, a menudo considerado como una expresión de la

envidia.

Dice "Esto está bastante cerca de la descripción de Mefistófeles del espíritu que niega

todo. La fenomenología de esta actividad tiende a ser violenta y ruidosa, intermitente y en

consecuencia más manifiesta"

(p.443).

Para efectos de esta presentación yo me voy a centrar en otra modalidad que plantea

Bell, asumiendo que la recién descrita es relevante y digna de ser considerada, dice "Este

modelo contrasta con los otros dos que enfatizan una actividad más que un acto o un evento y

que funcionan de un modo más silencioso" (p.443).

Esto será a mí entender la base de un modo de pensar la Pulsión de Muerte.

Agrega respecto al segundo modelo "Opera como una tendencia continua o disposición

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


que se pone de manifiesto como un atractivo que seduce a la insensatez. Se podría decir que

está activo en perseguir una pasividad moribunda" (p.444).

Insensatez, pasividad moribunda, me parecen términos modernos para una disposición

que formaría parte de la condición humana.

El tercer modelo es similar a este pero plantea una clase particular de parálisis que

"necesita que el objeto permanezca vivo para continuar siendo tratado de esa manera", es decir

tiene un componente sádico.

Este atractivo que seduce a la insensatez me parece a mí lo más atractivo del modelo en

el bien entendido que nos remite a muchos autores efectivamente post-kleinianos.

Pero Bell lo relacionará con Freud y Más Allá del Principio del Placer (Freud 1920)

Dice: "Pensar, pone una demanda en la mente para trabajar mientras que el placer al que

apunta por medio de este principio, "tipo-Nirvana", es un placer que surge de la ausencia de

trabajo, negligencia" (p.445)

No puedo evitar pensar en el Narcisismo de muerte que plantea André Green (Green, 1983)

Apunta Bell a lo que menciona como el odio al pensamiento. Y aquí la cita central para esta

breve presentación. Dice el autor:

"Pensar, en un nivel se presenta en la mente como una obstrucción y es por esta razón

que se le odia, tanto porque es sólo un pensamiento (no una acción) y también porque tal

pensar trae a la mente la conciencia de que la realidad impone limitación/obstrucción. En un

sentido es el caso de dispararle al mensajero (conciencia de la realidad) por que el mensaje (las

obstrucciones y limitaciones impuestas por el mundo) no se pueden tolerar" (p.448).

"Pensar, en el modo en que estoy usando el término aquí, depende de la capacidad de

diferenciar los comienzos, los finales, los límites entre espacios, es decir aceptándolos como

limitaciones más que viéndolas como obstrucciones a ser destruidas" (p.448).

La necesidad de mantener la omnipotencia lleva a destruir la capacidad de percibir,

evadir el pensamiento y por lo tanto el conocimiento.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Ilustrará esto con el caso de Marietta. Dice:

"Marietta, una adolescente psicótica, niega todas las diferencias en un estado de excitación

continua. Luego de tres años de análisis Marietta aún reclama no saber a qué hora comienzan

o terminan sus sesiones. Su mundo en "uni-dimensional" lo que es buen es verdadero, y lo que

es verdadero es bueno y está dentro de mí. Lo que es malo está fuera de mi" (p.448).

Característicamente, Marietta llega a sus sesiones cantando, en una especie de

negligencia. Canta cuando sale del ascensor, cuando atraviesa la puerta de mi departamento,

sigue cantando en el hall, canta cuando entra y sale del consultorio y del baño. Yo pensaba

que la canción era algo concreto, pero era una seguidilla que unía todos los espacios como

para negar la diferenciación, a puerta del consultorio tenía, en cambio, que permanecer abierta"

(p.448).

Continua Bell "Sin embargo, como resultado de un pequeño progreso, parecía que

podría ser posible cerrar la puerta del consultorio. Cuando le informe a Marietta esto, ella

respondió, típicamente, "yo puedo hacer lo que quiero, cuando yo quiero". Pero yo cerré la

puerta. Al atravesar el consultorio escuché que ella murmuraba a sí misma: “La puerta está

abierta". Siguiendo a Freud (1924) podemos decir que negaba (repudiaba) la realidad, se dio

vuelta hacia mí y tomando el tiempo precisamente hasta que yo me puse rígido y me levante de

mi silla para ir a cerrar la puerta ella grito "Vaya a cerrar la puerta cabeza de mierda" (p.449).

En este caso ella acepta la realidad de la puerta cerrada pero niega su significación,

aparentemente la trae bajo su propio control. Entonces destruye su capacidad de percibir,

retiene su omnipotencia, evade el pensamiento y en consecuencia el conocimiento".

Bass aporta una mirada interesante a este funcionar agregando una defensa activa de

la omnipotencia a través de la desmentida de la diferencia entre fantasía y realidad.

Es a mí entender cercano al planteamiento de Bell. Respecto a Marietta, está paciente que

finalmente acepta que se cierre la puerta de la consulta después de haberlo rehusado un buen

tiempo dice Bell: "Sin embargo, el material del día siguiente trae un tipo completamente distinto

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


de dificultad.

Lo que había existido en su mente como una conciencia real del mundo fuera de su control

había cambiado ahora radicalmente. Ella ya no necesitaba fingir que la puerta está abierta.

Acepta que está cerrada pero la significación de esto fue traída en la línea con su omnipotencia.

Es ella la que demandó que la puerta se cerrara. ...” (p.449)

Dice más adelante algo que estimo muy relevante y que da para pensar en cómo

sostenemos, a veces sin darnos cuenta, como analistas,

estos procesos, sosteniendo una desmentida de la necesidad de control omnipotente que

subyace.

Cito: "Es este movimiento el que considero por un momento ya que me parece ofrece

una salida como opción al dilema que surge cuando intentamos discutir los procesos mentales

destructivos.

Estoy pensando por ejemplo en las situaciones donde un particular escenario perverso,

entendido como manifestación de un estado mental mortífero, se reinterpreta como un

proceder defensivo que mantiene al individuo vivo" (p.449)

Es una idea creo yo que amerita decantarse.

Otro ejemplo de esto lo ilustra más adelante con los pacientes que "temen el contacto

con otros seres humanos pero que ven su capacidad

para un distanciamiento completo como evidencia de superioridad".

Aquí es donde recurriendo a Freud alude a la equivalencia entre lo interno y lo externo como un

modo de sostener esta omnipotencia y donde a mi entender el concepto de Bass de la

desmentida engrana en forma coherente.

Lo ilustra en una nota más adelante Bell. Dice "Me recordó a aquel grupo de pacientes que

parecía entender y estar de acuerdo con las interpretaciones del analista pero, como luego nos

dimos cuenta, silenciosamente llegamos a percibirlos de un modo bastante diferente.

Ellos no introducen nuevas preguntas y posibilidades pero solo confirman la visión de mundo

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


del paciente, mostrarle lo que él ya sabe, por ejemplo que el analista está irritado o seductor. Si

su analista está a veces un poco irritado eso es todo lo que el paciente reconoce, y cualquier

otro aspecto se borra, para confirmar la imagen anterior de la situación analítica en la cual cree

el paciente, en sus entrañas, una creencia que piensa el analista comparte pero que no lo

reconocerá"

(p.454)

Yo llamo a esto la tautología de lo obvio o la obviedad.

Para terminar la presentación de este trabajo de Bell incluyo una frase de su resumen: "El

concepto de la Pulsión de Muerte aún atrae mucha oposición, pero a pesar de que nosotros

podemos no estar seguros ahora en cuanto a si es útil concebirlo en términos biológicos, la

existencia de una fuerza psíquica que se opone a la vida y al desarrollo, y en particular se

opone al pensamiento me parece que tiene bases sustentables empíricamente y ha provisto un

fuerte marco teórico para comprender la profunda dualidad que gobierna la vida psíquica. Las

pulsiones de vida y de muerte pueden considerarse como tendencias siempre presentes en la

mente” (p.457).

Termina diciendo: "En el centro de la visión trágica de Freud de la humanidad, la lucha

inescapable entre la vida y el odio a la vida, entre pensar y el odiar el pensamiento. Yo

propongo que el concepto de Pulsión de Muerte expresa esa visión trágica en su versión

madura"

Termino con una cita de Goethe que incluye Bell de Fausto. Dice: "...el protagonista, un

buscador de conocimiento, lamenta su frustración con los frutos de su trabajo, insulta a la

naturaleza limitada, los obstáculos a su camino: Dice:

Ninguna fuerza se vierte en mí

No soy por un pelo más alto

Aun no estoy más cerca del infinito

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Frente a este deseo omnisciente "Mefistófeles le ofrece un mundo sin obstrucción donde todo

puede concretarse"

Se presenta como el espíritu que todo lo niega y Fausto continúa:

"todo lo que existe merece perecer

mejor si nada hubiera nunca nacido"

(p.442).

Bibliografía

1.- Bass A (2000). Difference and Disavowal: The Trauma of Eros. Stanford, CA: Stanford
University Press.

2.- Bell D (2015). La Pulsión de Muerte: Perspectivas de la Teoría Kleiniana. The International
Journal of Psycho-Analysis en español, 1:442-458.

3.- Freud S (1920). Más Allá del Principio del Placer. A.E. 18.

4.- Freud S (1924[1923]). Neurosis y Psicosis. A.E. 19.

5.- Green A (1983). Narcisismo de Vida, Narcisismo de Muerte. Buenos Aires: Amorrortu
Editores, 1986.

6.- O´Ryan F (2018). Sobre Deconstrucciones, Desmentidas y Sutilezas. Trabajo presentado en


el 32º Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis, FEPAL. Lima, Perú, 26 al 29 de Septiembre
de 2018.

Email: [email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


LA PULSIÓN DE MUERTE EN LA OBRA DE ANDRÉ GREEN

Marie France Brunet 1

“Una teorización que se sitúe a partir de Freud, aun marcando diferencias a veces

esenciales con sus formulaciones explícitas, solo se justifica en la medida en que sea capaz de

dar razón de sus opciones, en una triple perspectiva, problemática, histórica y crítica”

(Laplanche,1984, p.16)

Desde el inicio de su obra, Green retoma el concepto de Freud de pulsión de muerte. Lo

encontramos ya presente en algunos artículos de los años 60, para terminar con la publicación

de un libro: ¿Por qué las pulsiones de destrucción o de muerte? (2007).La obra de este autor

realiza una síntesis de aquella de Freud y de los grandes autores postfreudianos, en particular

de Winnicott, Bion y Lacan, a la que agrega sus aportes personales. La lectura de Green es

abierta, personal y crítica. Esto se evidencia, entre otros, en relación con la noción de pulsión

de muerte. En sus trabajos sobre el tema, Green destaca las fuentes que habrían llevado a su

conceptualización por Freud, entre las cuales, clínicamente, se cuenta la reacción terapéutica

negativa, el masoquismo, y el sentimiento inconsciente de culpa. Propone que tras la

descripción de una compulsión de repetición más allá del principio del placer (Freud, 1920), se

va produciendo una modificación en la estructura del campo de la clínica psicoanalítica: el

modelo de la perversión como negativo de la neurosis es reemplazado por la perversión como

negativo de la psicosis al final de la obra freudiana, con el compromiso del yo que ello implica.

En el plano social, parte integrante de la obra de Freud, la experiencia de la guerra dio lugar a

una reflexión sobre los límites de los logros culturales. Así, tras los artículos de metapsicología,

la teoría comienza a bascular desde duelo y melancolía, hasta llevar a una modificación radical

1
Psiquiatra. Psicoanalista APCh

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


en los años 1920 y 1923. Green, siguiendo el sendero trazado por Freud, sugiere articular los

siguientes aspectos para poder pensar el tema de la pulsión de muerte:

 la reformulación de los mecanismos que participarían en la psicopatología, en función de

la ampliación del campo clínico del psicoanálisis después de Freud, para incluir la

psicosis, el psicoanálisis infantil y los cuadros no neuróticos (límites, psicosomática,

estructuras narcisistas)

 El estudio de los fenómenos culturales (fenómenos de violencia masiva, como guerras,

terrorismo, situaciones extremas como el nazismo, pedofilia, etc.)

 La especulación que surge de las ciencias naturales, bajo la forma de una metabiología.

A partir de estos elementos, Green considera heurísticamente fecundo el concepto de Pulsión

de muerte, entendiéndolo como parte integrante de un modelo teórico sobre el funcionamiento

del aparato psíquico, ligado al segundo modelo pulsional y a la segunda tópica; fecundo para

dar cuenta de la destructividad, ya sea que esta se dirija hacia adentro o hacia afuera. Desde su

punto de vista, la teoría de las pulsiones corresponde al orden de los conceptos, surgidos desde

la experiencia, pero no demostrables a partir de esta. Hay que recordar que el paso de la

primera a la segunda tópica hace surgir una instancia, el Ello, donde no hay lugar para la

representación. En esta instancia habría solo pulsiones, fuerzas tendientes a la descarga. Ya la

cualidad de inconsciente no basta para definirla. De hecho, la articulación de las dos tópicas, a

la cual procede Green, indica que la constitución del inconsciente tópico es un logro del

psiquismo, y no un dato de partida; lo mismo vale para la representación.

A pesar de esta toma de posición, Green revisa la especulación de Freud presente en Más allá

del principio del placer (1920), esencialmente, y en algunos textos posteriores, para señalar su

desacuerdo con la idea de la muerte como meta de la vida, ligada a una reducción completa de

las tensiones. La consideración teleológica presente en la argumentación de Freud haría

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


bascular el concepto de pulsión del lado de lo somático, en lugar de su consideración como un

concepto límite entre soma y psiquis, como lo plantea el mismo Freud en Pulsiones y destinos

de pulsión (1915, p. 117): “Si ahora, desde el aspecto biológico, pasamos a la consideración de

la vida anímica, la “pulsión nos aparece como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo

somático, como un representante {Repräsentant} psíquico de los estímulos que provienen del

interior del cuerpo y alcanzan el alma, como una medida de la exigencia de trabajo que es

impuesta a lo anímico a consecuencia de su trabazón con lo corporal”. Green señala que, por lo

demás, pueden encontrarse razones de ella en la clínica psicoanalítica, y en los efectos de la

pulsión de muerte sobre el psiquismo, sin necesidad de recurrir a lo puramente biológico.

Señalaremos algunos elementos significativos de la teorización de Green que deben ser tenidos

en cuenta en relación con el tema tratado:

En primer lugar, su valorización del concepto de pulsión como matriz del sujeto, que condensa

las nociones de concepto límite entre lo somático y lo psíquico, de anclaje en el soma y luego

en el cuerpo (libidinal), de excitación que llega al psiquismo del hecho de este anclaje,

exigiéndole a este una medida de trabajo. Para Green, esto último implica que la pulsión no es

una fuerza primitiva, sino que es lugar y producto de un trabajo.

En segundo lugar, es el objeto el revelador de la pulsión, con sus movimientos de presencia y

ausencia. Desde la partida considera entonces el par pulsión objeto, ambos creándose

mutuamente, con una asimetría en sus componentes, por la prematuración del infante humano,

lo que le otorga dinamismo al conjunto. Retomo una expresión de Green: “La construcción del

objeto lleva retroactivamente a la construcción de la pulsión que construye el objeto” (Green,

2002, p. 54).

En tercer lugar, Green subraya la tesis del conflicto pulsional en la teorización de Freud, una

dualidad pulsional originaria, como necesidad de dar cuenta de un conflicto psíquico que es

repetible, desplazable, pero que por sobre todo es permanente, a pesar de las infinitas

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


transformaciones que lleve a cabo el aparato psíquico. El psiquismo, para Green, está

constituido a la vez de fuerza y sentido.

En cuarto lugar, para este autor, nada puede decirse sobre la pulsión de muerte sin referirse al

par que forma con la pulsión de vida: pulsiones de vida/de muerte, pulsiones de amor/de

destrucción, las que pueden subsumirse en el par teórico-clínico planteado por Freud: ligadura-

desligadura.

Siguiendo estas consideraciones, Green propone dos desarrollos que le son más personales: el

primero consiste en liberar a la pulsión de muerte del componente más teleológico o

especulativo, nominándola pulsión de destrucción. Esta tendría una orientación interna o

externa, esta última pudiendo ser llamada asimismo pulsión de agresión.

Postula por otra parte un desarrollo a partir del par ligazón-desligazón formulado por Freud. La

función esencial de la pulsión de vida sería la objetalización, así como la perspectiva de la

pulsión de muerte es la desobjetalización, conceptos que le pertenecen. He aquí un aspecto en

el que podemos señalar esa síntesis de la que hablamos al inicio, puesto que retoma una

conceptualización freudiana, pero la considera insuficiente, y recoge los aprendizajes de la

clínica con pacientes no neuróticos y las teorizaciones postfreudianas, que le otorgaron mayor

importancia al rol del objeto. La pulsión, que remite a la idea de movimiento, liga, pero liga con

los objetos, internos y externos. Por otra parte, destaca que no solo hay que considerar que la

pulsión puede cambiar de objeto, lo que llamamos sustitución, sino que es capaz de

transformarlos, y puede transformar estructuras en objeto (el Yo, por ejemplo), y volver

objetalizable aquello que no tiene ninguna de las cualidades o propiedades de un objeto, a

condición de que esta investidura le otorgue sentido al sujeto. Green denomina esto” investidura

significativa” (Green, 1993, p.118; Green, 1995, p. 291), expresión que reúne para él los dos

aspectos constitutivos del psiquismo, fuerza y sentido. En el límite, es el proceso de investidura

mismo el que es objetalizable. El autor plantea por lo tanto algo que va más allá de la relación

de objeto propiamente tal.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Por su parte, la pulsión de muerte no solo va a atacar el vínculo con el objeto, sino todo

sustituto de este, los logros sublimatorios como metas de la pulsión, el yo, y el proceso de

investidura mismo.

La mayor parte del tiempo asistimos, tal como lo planteó Freud, a una intrincación, una ligazón

entre ambos tipos de pulsiones. Pero el mecanismo que corresponde propiamente a la

destructividad de la pulsión de muerte es la desinvestidura. La desobjetalización se manifiesta

por un retiro de investidura.

Señalamos antes que, en la teoría de Green, la pulsión es la matriz del sujeto, pero, para él,

esta entra inmediatamente en contacto con el objeto, y por el movimiento de los mecanismos

del doble trastorno (trastorno en lo contrario y vuelta sobre la propia persona), anteriores a la

represión primaria, recoge la respuesta del objeto. Se produce a partir de esto no solo la

incorporación de lo que el objeto da, sino del objeto mismo, lo que permite la doble existencia

del objeto, adentro y afuera. El placer que se obtiene en este proceso le confiere al sujeto el

sentimiento de una apropiación subjetiva, y de una creación. Ello permite entender que para

que la función objetalizante se despliegue, el rol del objeto primario es esencial. Para este

autor, el objeto es el agente que pone en marcha la función objetalizante en el sujeto.

Green considera que no existe una separación sujeto/objeto desde el inicio de la vida. Si bien

se puede admitir que el niño oscila entre momentos de fusión/indistinción, y momentos de

separación/ distinción y percepción de un objeto, predomina lo primero, la fusión, que no es

accesible a la observación directa. La respuesta materna a las necesidades del infante incidirá

ostensiblemente en la posibilidad de una separación lograda, así como en la forma como el

sujeto podrá enfrentar los duelos posteriores, cuya dificultad es casi de regla en los cuadros no

neuróticos. En estas etapas tempranas, Green plantea que una de las funciones del objeto es

la de favorecer la intrincación o ligadura entre libido y destructividad (Green, 1995, p. 264). Del

mismo modo, señala que es posible que una parte importante de las desintrincaciones

pulsionales sean resultado de inadecuaciones importantes en la respuesta del objeto. Por lo

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


tanto, aun cuando la dualidad pulsional sería originaria, la pulsión de destrucción no estaría

siempre activa, y su activación no puede ser entendida sin hacer jugar el par pulsión/objeto.

Esto mismo podemos mirarlo de otra forma: la pulsión de muerte no implica ni supremacía, ni

subordinación, ni irreversibilidad, señala Green. En una nueva relación con el objeto

transferencial, se podría reequilibrar la situación en favor de Eros. Técnicamente, en el trabajo

con pacientes difíciles, se hace necesaria una evaluación permanente de los equilibrios entre

las fuerzas destructivas y libidinales en el nivel consciente e inconsciente. ¿Ha investido, o por

el contrario, desinvestido el paciente algún objeto, en el sentido amplio que le dimos antes a

este término?

Aun cuando Green discute los argumentos en relación con si la destructividad es primero de

orientación interna o externa, señala que es muy difícil pronunciarse en favor de una u otra

posibilidad. Uno de los objetivos no conscientes de la crianza tendría que ver con evitar

frustraciones muy intensas que desencadene un sentimiento de desamparo con sus

consecuencias deletéreas, entre ellas la activación de la destructividad. En este sentido, el del

rol del objeto primario, cabe recordar el concepto de rêverie materno de Bion (1962), o la

necesidad de respetar el área de ilusión de Winnicott (1971). Por el contrario, el hecho que el

encuentro entre la madre y el infans enfrente a este de forma muy intensa con experiencias que

superen su capacidad de tolerancia, se pueden producir reacciones destructivas violentas que

buscan hacer desaparecer la situación vivenciada. Y dado que, como señalamos anteriormente,

en esta etapa la separación sujeto/objeto no se ha realizado, esta destructividad se orienta a la

vez hacia afuera y adentro, o más bien, es centrífugo y centrípeto en relación a la fuente.

Puesto que en esta etapa la capacidad representativa no se ha desplegado lo suficiente, ni la

discriminación entre representaciones y afectos se ha logrado, el niño vivencia estados de

psíquicos irrepresentables, con un componente somático no menor por los montos de angustia.

Estos estados, que permanecen sin representación, se repetirán, o más bien se revivenciarán

posteriormente, bajo la forma de una compulsión a la repetición mortífera (a lo idéntico).Esta

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


situación, muy frecuente en los casos graves, requerirá un énfasis del pensamiento clínico del

analista, porque, del hecho que estas situaciones ocurren en un periodo anterior a la

adquisición del lenguaje, o movilizaron defensas muy radicales, el sujeto no tiene accesos a

dichos contenidos. Ellos tendrán que emerger de hipótesis surgidas entre el par analítico,

paciente y analista.

En las manifestaciones de la destructividad hacia afuera, Green destaca aquellas en la que esta

no parece estar ligada a ningún placer o goce. Lo que más impacta en estos casos es la

desinvestidura del objeto hacia el que se dirige la agresión. Este deja de ser considerado un

otro semejante, pasa a ser indiferente, a perder las cualidades que lo vuelven un sujeto único,

lo que es particularmente notorio y extremo en los casos de destructividad masiva y social

(campo de exterminio, por ejemplo). El otro pasa a ser una cosa, librando al agresor de

cualquier responsabilidad o culpa. La desobjetalización es aquí radical.

Para entender mejor la orientación interna de la pulsión de destrucción, cabe recordar ciertas

referencias al narcisismo. En “Inhibición, síntoma y angustia”, Freud (1926), discutiendo a Rank

sobre el trauma del nacimiento, señala que la separación no es vivenciada en este momento,

porque “el feto es enteramente narcisista”, ignora a la madre como objeto. Es el narcisismo

primario absoluto. El problema, para Green (2013, p. 112-114), es el paso desde este hasta las

diferenciaciones posteriores. El nacimiento, que sí es un trauma, es sin embargo superado y

negado, al menos en parte, por el cuidado, el holding brindado por el objeto primario que se

adapta a las necesidades del infans. La segunda separación (que constituye la primera para

Freud), corresponde a la de la pérdida del objeto, el pecho, momento en que surge también el

sujeto. Para esto, se habrá internalizado la función continente de la madre (estructura

encuadrante de Green (Green, 1980, p. 231)), constituyéndose el narcicismo primario, y se

instituye el yo. Para Green, el narcisismo primario es una estructura del aparato psíquico que

puede entenderse como un polo identificatorio del sujeto: es aquello que da cuenta de una

vivencia de unicidad, del “Yo soy”. El Ello, entonces, está dominado por el antagonismo entre

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


las pulsiones de vida y las de muerte o destrucción. Por su parte, el Yo es lugar de un

intercambio permanente de investiduras entre el objeto y el yo, las investiduras narcisistas.

El narcisismo, que dio origen a un texto fundamental de Freud, “Introducción al narcisismo”

(Freud, 1914), fue dejado parcialmente de lado en sus teorizaciones posteriores, A juicio de

Green, resulta fecundo retomarlo a la luz de la segunda teoría pulsional. A partir de lo que ya

describimos del narcisismo primario como tendencia a la unidad, se puede concebir la

existencia de un narcisismo de vida, como refugio y búsqueda de autonomía temporal del yo

frente a los avatares y desilusiones con los objetos. Si esta solución, precaria, se mantiene o

acentúa, y la frustración con el objeto no se tolera, sobreviene no solo una ruptura más radical

con el objeto, sino que el yo se orienta hacia la búsqueda de anular toda vivencia de deseo, hay

entonces búsqueda de la nada, de la rebaja de las tensiones. Esto es lo que Green ha descrito

y denominado narcisismo negativo, donde la destructividad se vuelca prioritariamente hacia el

interior del sujeto. Para escapar a un estado de sufrimiento prolongado, la búsqueda por

detener este lo hace incluso buscar dejar de sentir. Hay una aspiración a llevar las tensiones al

nivel cero, que constituye finalmente la forma de evasión más radical frente al dolor y la

frustración (Green, 1993, p. 231). ¿Qué clínica se encuentra cerca de estas

conceptualizaciones? Freud habló de la melancolía, pero puede pensarse en la anorexia, y en

una parte importante de la patología psicosomática grave, así como en ciertas estructuras

límites severas, en el narcisismo negativo y en la psicosis blanca. Por supuesto que cada uno

de estos cuadros requiere de la incorporación de otros aspectos para su mejor comprensión y

delimitación.

Finalmente, señalaremos que si bien Green comenzó hablando de un trabajo de la muerte en

un escrito temprano, Narcisismo primario: estado o estructura (Green, 1967) donde hace por

primera vez mención al narcisismo negativo, desarrolló posteriormente una teorización muy rica

y compleja, que pasó a denominar “trabajo de lo negativo” que dio lugar a un libro: El trabajo de

lo negativo (Green, 1993). Green trabaja la idea de que, de alguna forma, el psiquismo se ve

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


confrontado siempre con la necesidad de rebajar las tensiones. Es el rol que tiene en primer

lugar la represión primaria, y también la secundaria. Posteriormente, Freud describió varios

otros mecanismos, menos conservadores para el psiquismo que la represión: desmentida,

forclusión, escisión, negación, que actuando algunos sobre la percepción otros sobre la

representación, etc., buscan liberar a la psiquis de sentimientos o sensaciones displacenteras o

dolorosas. Todos ellos tienen como costo el empobrecimiento psíquico, y no logran impedir

siempre el retorno de aquello que buscaron excluir.

Green señala que el trabajo de lo negativo no puede concebirse sin su relación con la pulsión

de muerte. No porque ambos se confundan, puesto que sabemos que por ejemplo la represión

y otros mecanismos, a los que no nos referiremos mayormente aquí, son estructurantes para el

aparato. Pero en la clínica con pacientes no neuróticos, la intensidad de los mecanismos

empleados es mutiladora del pensamiento. El ataque se dirige contra el pensamiento mismo.

De allí los trastornos en el pensamiento, las vivencias de vacío, de falta de sentido, la dificultad

para entender el curso de los eventos del propio psiquismo dada la pérdida de la causalidad por

la mutilación de ciertos contenidos, presente en la clínica con estos pacientes. Aquí el trabajo

de lo negativo ha tomado su vertiente destructiva.

Como se puede apreciar en este breve resumen, Green es un autor que considera que la

segunda teoría pulsional, así como la segunda tópica, constituyeron un enriquecimiento para la

teoría psicoanalítica, volviéndola más compleja, dando ella por lo tanto mejor cuenta de la

clínica que enfrentó Freud al final de su obra, y que abordaron más abiertamente sus

sucesores. Este autor hace trabajar estas conceptualizaciones para dar cuenta de los

fenómenos en su propia clínica, cuyo paradigma fueron los paciente límites.

Bibliografía

1.- Bion WR (1962). Aprendiendo de la experiencia. Buenos Aires: Paidós, 2003.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


2.- Freud S (1915). Pulsiones y destinos de pulsión. A.E. 14.

3.- Freud S (1914). Introducción al narcisismo. A.E. 14.

4.- Freud S (1920). Más allá del principio del placer. A.E. 18.

5.- Green A (1966-67). Narcisismo primario, estado o estructura. En Narcisismo de vida,

narcisismo de muerte (p.78-126). Buenos Aires: Amorrortu Eds., 1999.

6.- Green A (1980). La madre muerta. En Narcisismo de vida, narcisismo de muerte (p.209-

238). Buenos Aires: Amorrortu Eds., 1999.

7.- Green, A. (1993). Le travail du négatif. París: Les éditions de minuit.

8.- Green A (1995). La metapsicología revisitada. Buenos Aires: Eudeba, 1996.

9.- Green A (2002). La pensée clinique. París: Ed. Odile Jacob.

10.- Green A (2007). Pourquoi les pulsions de destruction ou de mort. París: Éditions du

Panamá.

11.- Green A (2013). Penser la Psychanalyse. París: Éditions d’Ithaque.

12.- Laplanche J (1984). La pulsión de muerte en la teoría de la pulsión sexual. En Green A et

al., La pulsión de muerte (p.15-34). Buenos Aires: Amorrortu eds., 1991.

13.- Winnicott DW (1971). Realidad y juego. Barcelona: Ed. Gedisa.

Email: [email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


PULSIÓN DE MUERTE EN LOS GRUPOS

Pilar Cubillos 1

(Foto de Sebastián Salgado.Exodus)

Hay un soñar- fuera- del- alcance


Que siempre está pasando. Luz para otros ojos.
Una zona donde pensamientos que reptan aprenden a andar.
El rostro y las imágenes se reorganizan.
Nos movemos en una calle, entre gente,
En la canícula.
Pero tantos o más,
que no vemos,
están dentro de los oscuros edificios
que se alzan a ambos lados.
A veces alguno de ellos se acerca a la ventana
Y arroja una mirada sobre nosotros.

Tomas Tranströmer, Seminario de sueños

1
Psicóloga. Psicoanalista APCh.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Este trabajo tiene como objeto abordar un tema de gran complejidad, esto es, las

manifestaciones de la pulsión de muerte en la vida social, y su expresión en las dificultades que

nos enfrentamos en nuestra participación en los grupos e instituciones. Decidí focalizarme para

tal efecto en algunos aportes teóricos de R. Kaës, estudioso de los fenómenos grupales y

sufrimiento institucional, y de otros autores franceses que trabajan con grupos e instituciones

desde una perspectiva teórica similar.

Para adentrarnos en el tema, voy a comenzar ilustrando la función del grupo en su dimensión

libidinal, anti pulsión de muerte.

Kaës (1988), a propósito de los efectos de la dictadura y del por qué la grupalidad es atacada

en los regímenes totalitarios, retoma un escrito de Bettelheim que me pareció profundamente

evocador de la importancia del grupo en las situaciones de catástrofe psíquica. Pienso que nos

ayuda a que nos acerquemos a imaginar de qué modo el grupo, en contextos de desamparo y

violencia, puede transformarse en un agente que limita la acción destructiva del ser humano.

Bruno Bettelheim entrega un testimonio sobre su experiencia en los campos de concentración

nazi, en donde inició una observación sistemática del comportamiento de sus compañeros y del

suyo propio, actividad que según relata, se debió esencialmente a su necesidad de sobrevivir.

Dicha actividad intelectual le significó sentirse en mejores condiciones para soportar la vida en

los campos de concentración (Kaës, 1988).

“El primer beneficio de esta actividad fue una restauración narcisista y un restablecimiento en el

placer del funcionamiento psíquico. El placer derivado del apuntalamiento se reforzaba

mutuamente: los prisioneros, estimulados por el interés que Bettelheim les demostraba, se

veían reconfortados en su amor propio y además, al percibir el interés que él tenía para

consigo mismo, hablaban de ellos mismos y sentían el placer que esta actividad de sostén les

prodigaba” (Kaës, 1988).

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Describió minuciosamente el estado de desamparo inicial de los prisioneros: pérdida brutal de

los derechos civiles, encarcelamiento ilegal, shock producido por los primeros actos de tortura.

Ante el traumatismo extremo, los individuos reaccionaban de maneras diferentes. En mejores

condiciones estaban aquellos que lograban encontrar en su vida pasada una base que les

permitiera erigir una fortaleza capaz de proteger su yo (Kaës, 1988)

El apoyo sobre la actividad misma de la mente, se ve favorecida por la posibilidad de encontrar

un apuntalamiento sobre el grupo actual, mucho más cuando los nazis tenían por objeto

desintegrar al individuo mismo: “La manera más eficaz de quebrar esta influencia era formar

grupos democráticos de resistencia compuestos por personas independientes, maduras y

seguras de ellas mismas, donde cada miembro reforzaba su capacidad de resistencia

apoyándose sobre todos los demás. Sin estos grupos hubiera sido extremadamente difícil no

someterse al lento proceso de desintegración de la personalidad causado por la presión

constante que ejercían la Gestapo y el sistema nazi”.

“La violencia social catastrófica establece el terror mediante la desarticulación de los procesos

del pensamiento. La angustia que genera el terror no puede ser reprimida ni proyectada, ni

ligarse a representaciones de cosas y de palabras, ni encontrar representaciones y objetos en

el simbolismo lingüístico y social”, nos dice Kaës (1988).

Este extracto de la experiencia de Bettelheim y reflexiones de Kaës (1988) son un punto de

partida, profundamente evocador, de la potencia estructurante y creativa que los

apuntalamientos mutuos en los vínculos intersubjetivos, actuales e históricos, tienen sobre el

psiquismo frente a las amenazas de destructividad desintegradora.

Kaës (1979) plantea que las apoyaturas del psiquismo son múltiples: se apoya sobre funciones

biofisiológicas corporales, sobre la función materna y paterna, y también sobre los grupos, las

instituciones, y por medio de estos a la sociedad en su conjunto.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Las apoyaturas son mutuas, aquello que se apoya tiene la posibilidad de servir de apoyo a lo

que sostiene. El narcisismo del bebé se apoya en el de la madre, como el narcisismo de la

madre está apoyado sobre el narcisismo del bebé. Se produce de acuerdo a Kaës (1979), un

contrato de apoyatura, en un placer compartido y el beneficio de apoyo mutuo.

Cuando hay fracasos en las experiencias tempranas de apuntalamiento, es decir lo que

denomina Kaës (1979) el contrato narcisista de base, los grupos son una oportunidad de neo

apuntalamientos, que sin embargo corren el riesgo de caer en la alienación y en el falso self, si

sólo se ubican al modo de una prótesis del psiquismo.

En las situaciones sociales de ruptura (migración, situaciones de catástrofe natural, cambio

brusco de paradigmas sociales) se produce una falla en los sistemas sociales de apoyo.

Aquello depositado en el encuadre, las partes indiferenciadas de las primitivas relaciones

simbióticas que describe Bleger (1967), retornan bruscamente y provocan angustias

catastróficas de aniquilamiento. El agrupamiento en estos casos se constituye como una

posibilidad de restituir ciertos niveles de apoyatura perdidos, y generan la posibilidad de restituir

niveles básicos de confianza que son imprescindibles para los procesos creativos de

simbolización.

“Asignarse y ser asignado a un lugar en un grupo es ser para sí y para los otros un sujeto en el

campo del deseo” (Kaës, 1979, p.34). Es el caso de la experiencia descrita por Bettelheim.

Sin embargo, el grupo no siempre logra contener y apuntalar a los individuos. Nos toca

enfrentarnos a las perturbaciones en el funcionamiento de los grupos y del impacto que la

pulsión de muerte puede generar en la vida psíquica y vincular al interior de ellos.

Los grupos están sometidos a constantes tensiones, entre lo que los estructura y otorga un

aspecto de continuidad tranquilizadora, y una circulación de afectos e investiduras que

participan en los procesos de transformación (Pinel, 1996).

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


En su trabajo de “La muerte en las instituciones” Enriquez (1987) expresa: “El trabajo de la

muerte tiene dos rostros: el de la destrucción, signo del odio por lo viviente, y el de la

destrucción de la unidad-identidad, signo de amor por la variedad”...“Sin el trabajo de la muerte

el hombre tendría escasas posibilidades de cuestionarse, de deshacer sus vínculos largamente

tejidos, de provocar rupturas dentro de sí. El trabajo de la muerte, en la medida que desvincula

lo que está fuertemente vinculado, quiebra identidades defensivas y sacude las estructuras

establecidas” (p.86). Este autor destaca cómo la violencia originaria fundadora de la institución

retorna constantemente en el proceso grupal. Las instituciones indican la constante posibilidad

de asesinato de los otros, y de la institución misma.

También Kaës (1999) distingue aspectos propiamente letales de la pulsión de muerte

evidenciados en las manifestaciones violentas o mudas en la historia individual y colectiva que

matan el vínculo y aniquilan la vida psíquica (como son las destrucciones y autodestrucciones

masivas, la reducción a lo inerte y a la indiferenciación, la vuelta contra sí mismo de la

agresividad normalmente dirigida al objeto). Otros componentes en tanto, señala, regeneran y

mantienen el vínculo intersubjetivo (como lo es la desligazón necesaria para las nuevas

operaciones de ligazón y de reorganización, los movimientos de odio al objeto, la conflictividad,

ciertas conductas de riesgo).

Sin embargo, señala que “cuando estos últimos no son tolerados por los miembros de

un grupo (o de cualquier conjunto intersubjetivo), no hacen más que aumentar la fuerza

de los componentes propiamente letales de la pulsión de muerte” (Kaës, 1999, p.60)

En otras palabras, el destino de la destructividad está profundamente relacionado con la

capacidad de contención del grupo y del modo como logre elaborar las tensiones que surgen al

interior de éste.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


El aparato psíquico grupal, Kaës (1999) lo define como “un dispositivo de ligazón y

transformación de los elementos psíquicos, dado por el acoplamiento de las psiquis de los

miembros que participan en él. Se moviliza en cada uno de los miembros los propios grupos

internos como lo son las fantasías originarias, las relaciones de objeto. El aparato psíquico

grupal se apuntala en apoyos múltiples y recíprocos sobre las formaciones grupales del

psiquismo de cada uno de los participantes”. Esta construcción psíquica común implica un nivel

indiferenciado y un nivel diferenciado de relaciones.

Para entrar en vínculo, dice Kaës (1999), el sujeto debe cumplir ciertas exigencias de trabajo

psíquico impuestas por el encuentro con el otro, con la subjetividad del objeto.

El sujeto se ve apresado entre el deseo de satisfacer sus propios fines y la renuncia necesaria

para que el conjunto pueda funcionar.

Señala que “cada grupo se organiza positivamente sobre investiduras mutuas, sobre

identificaciones comunes, sobre una comunidad de ideales y creencias, sobre modalidades

tolerables de realización de deseos.

Pero que también se organiza negativamente, sobre una comunidad de renuncias y de

sacrificios, sobre borramientos, sobre rechazos y represiones, sobre un “dejado de lado” (Kaës,

2004, p.65).

A esta modalidad de organización la denomina pacto denegativo, que sería totalmente

inconsciente.

Tiene dos caras, una es organizadora del vínculo y otra es defensiva. La búsqueda de la

armonía aparece como la negativización de la violencia y de la diferencia que todo vínculo

despierta: el pacto hace callar a los diferentes. Es un acuerdo tácito sobre un decir que divide,

que debe permanecer inconsciente. El pacto mismo es reprimido. Es la cara defensiva.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Este consenso, señala Kaës, está destinado a “asegurar la continuidad de las investiduras y de

los beneficios ligados a la estructura del vínculo, y a mantener los espacios psíquicos comunes

necesarios para el funcionamiento de la intersubjetividad”.

“Crea en cada vínculo y en cada uno lo enigmático, lo no-transformable, zonas de silencio,

burbujas de intoxicación, que mantienen al sujeto ajeno a su propia historia” (Kaës, 2004,

p.114) Son los responsables de las repeticiones.

Kaës plantea que estas alianzas inconscientes hacen síntomas y que los elementos

irrepresentados contenidos en el vínculo irrumpen en algunos sujetos, portadores del síntoma y

representantes enigmáticos de lo irrepresentado del vínculo.

Se transforman en personajes en busca de sentido, se requiere de un oyente que pueda

escuchar

¿Cómo escuchar?

La teoría de grupos psicoanalítica ha tendido a comprender el despliegue de agresividad de un

miembro generalmente en términos de chivo emisario del grupo. Para Kaës (1996) ello limita la

comprensión del fenómeno, desaparece la escucha del sujeto, de su deseo y sufrimiento. En

otras palabras, no siempre la destructividad en el grupo es producto de una fantasía grupal

compartida, en donde el portavoz o chivo emisario es representante de un fenómeno grupal y

receptáculo de las identificaciones proyectivas de los otros miembros del grupo.

Pueden estar en juego alianzas inconscientes defensivas que atan a ciertos participantes, y

otorgan ciertos beneficios. Si se pierde de vista la complejidad del fenómeno, nadie se siente

coautor ni cobeneficiario, dado que la alianza se mantiene inconsciente. El trabajo del análisis-

señala Kaës (1996)- consiste en restituir a cada uno su posición subjetiva, desligando las

alianzas inconscientes y renunciando a los beneficios que derivan de ellas.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Zócalo de la institución

Toda institución nace de un deseo de diferenciación, radical, en donde la antigua institución

ocupa el lugar de un objeto malo totalmente repudiado. Es un movimiento necesario para

generar la cohesión necesaria para el funcionamiento grupal. “Nada en nuestro funcionamiento

será asimilable al pasado” (Pinel, 1996)

Pinel (1996) plantea que la ideología fundadora tiene el estatuto de una verdad compartida, y

por lo tanto todo aquello que atente contra esta ideología queda desautorizado porque sacude

los cimientos o zócalo de la institución. Es fuente de inmovilización, ya que sin pensamiento

crítico la institución no evoluciona, la entropía aumenta la inmovilización de los vínculos y se

produce una alternancia de explosiones y estasis en los vínculos institucionales.

También en relación al zócalo de la institución, Kaës (1996) señala que en las instituciones

innovadoras los miembros se confrontan con la activación de angustias arcaicas. Se sienten en

peligro cuando el zócalo que sostiene las alianzas inconscientes y las identificaciones con el

objeto de la tarea primaria ha sido sacudido. A ellos están asociadas las creencias e ideales

que fundan la unidad identitaria.

Se produce una ruptura del contrato de apuntalamiento mutuo. Emerge la violencia que había

estado contenida en el pacto.

De las capacidades de contención y elaboración grupal, del trabajo de lo preconsciente,

dependerá el resultado de estos momentos de crisis. Como psicoanalistas sabemos, toda

elaboración tomará tiempo, es un proceso que no puede apresurarse.

El nuevo ideal común que se logre forjar a través de hacer consciente las alianzas

inconscientes, entrando en un funcionamiento grupal orientado a la tarea, derivará en poder

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


realizar una rectificación de las pautas identificatorias y de las representaciones de pertenencia

identitaria.

En momentos de sacudida- de crisis institucional- en algunas ocasiones surge un miembro

dentro del grupo al que Diet (1996) denomina tanatóforo. Un “maestro de la muerte”.

Muchas veces coincide con los momentos en que el funcionamiento grupal evoluciona desde la

ilusión grupal (concepto desarrollado por D. Anzieu) a un funcionamiento de mayor

discriminación entre los miembros. Me parece un concepto muy interesante, novedoso, que

apunta a la complejización de la comprensión de la destructividad en el grupo, y en donde se

articula lo grupal y lo individual, por lo que me voy a explayar en la descripción y comprensión

que este autor tiene al respecto.

Diet (1996) plantea que cuando enfrentamos un grupo que parece no poder realizar una

elaboración de los conflictos y angustias surgidas en su interior, es decir, FRENTE A LA

IMPOSIBILIDAD DE LA METABOLIZACIÓN GRUPAL, se hace necesario pensar en la

presencia de una destructividad actuada por un miembro del grupo.

El tanatóforo actúa en el grupo para no tener que experimentar las angustias de fragmentación

que surgen en los momentos de crisis, genera movimientos en donde el resto de los miembros

son los que viven las ansiedades de destrozo institucional.

“El tanatóforo, desata el odio y la envidia contra todo movimiento elaborativo, contra toda

puesta de sentido, contra toda comprensión que posibilitara al grupo superar la dificultad

mediante la aceptación de los límites y las diferencias, la construcción de un sentido común”

(Diet, 1996, p.134)

Agrega que el “trabajo de intoxicación y descalificación ataca las condiciones del pensamiento

y la palabra. El recurso más frecuentemente usado es tomar elementos de la realidad sacados

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


de todo contexto histórico o dinámico, manipularlos, para descalificar cualquier deseo y

cualquier proyecto” (Diet, 1996, p. 149). Produce una “diseminación de informaciones

falsificadas, la imposición del no-decirlo, la propagación de los “se dice”.

En una crisis institucional tambalean los puntos de referencia y certezas, hay un clima de

angustia difusa y de temor por el futuro. En este contexto, la estrategia desplegada por el

tanatóforo encuentra su fuerza en las expectativas de información y representación presentes

tanto individualmente como en el grupo que vive amenazado. Informaciones fragmentadas,

rumores y noticias-que no hay que repetir ni compartir- contribuirá, mediante la escisión y

puesta en rivalidad de los confidentes, a hacer imposible toda comunicación verdadera en el

interior del grupo.

Se ataca radicalmente las condiciones necesarias para pensar en el grupo, es cuestionar la

cohesión y coherencia mínimas necesarias para el funcionamiento del grupo de trabajo, el cual

se ve invadido por la dominación de los supuestos básicos descritos por Bion (dependencia,

ataque y fuga, acoplamiento) (Bion, 1948-1952).

En una crisis institucional, para sobrevivir y crear, el grupo exige de sus miembros un verdadero

trabajo de sublimación. Poder trabajar, dudar y crear, aceptar la castración.

Cuando se supera la ilusión grupal, comienza en el grupo un trabajo de duelo en cuanto a la

omnipotencia imaginaria, se diferencian y articulan lugares, funciones, estatutos, roles, en

función del grupo de trabajo y la tarea primaria. Las fantasías circulantes por lo tanto pueden

ser consideradas de carácter edípico (Diet, 1996).

Sin embargo, el tanatóforo no logra renunciar a la omnipotencia ni tolera la salida de la ilusión

grupal.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Al rehusar el trabajo psíquico necesario a la cultura, Diet (1996) plantea que “el tanatóforo capta

y moviliza las energías letales y representaciones destructivas presentes en lo social histórico:

banalización, confusión de valores, consenso superficial e individualismo, se veda el

pensamiento al diabolizar los conflictos y apelar a los buenos sentimientos y a la emoción

inmediata” (p.139)

Diet plantea que el ataque es silencioso y contagioso, y se pueden crear varios núcleos

perversos, que van en contra del líder de trabajo.

La destructividad del tanatóforo puede llevar a la disolución del grupo, a la muerte de la

institución: las pautas éticas se han destruido, lo que permite distinguir el bien del mal, lo

verdadero de lo falso, todo ha sido ridiculizado.

Diet (1996) es enfático en señalar que casi cualquiera puede convertirse en un tanatóforo, sin

embargo describe algunas particularidades que hacen a una persona proclive a ubicarse en ese

lugar.

- Fisuras y agujeros en la memoria producto de una historia familiar traumática, con

acontecimientos traumáticos que alteraron los referentes simbólicos, que le llevan a

apuntalarse en grupos de pertenencia secundario, investidos en el lugar del grupo de

pertenencia primario. La afiliación ocupa el lugar de la filiación. A falta de una

elaboración insuficiente de la posición edípica, el apuntalamiento sobre los grupos

secundarios permanece en el nivel mimético adhesivo.

- Frente a una crisis, o movimientos de cambio institucional, hablar en nombre propio,

lleva al sujeto al retorno de sus carencias, a los duelos no hechos, a lo no elaborado y le

confronta con lo que había renegado para sobrevivir psíquicamente.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


- La amenaza de aniquilación frente a la crisis es de tal magnitud que proyecta su propia

fragmentación en el continente que no ha podido introyectar ni investir suficientemente,

como para poder soportar su modificación.

Se produce a raíz de la incapacidad de localizar y elaborar las proyecciones que circulan en el

grupo, y de una acumulación de agresiones y heridas narcisísticas, una vivencia traumática que

desborda tanto las capacidades del yo de cada uno de los integrantes del grupo como del

aparato psíquico grupal. Predomina entonces la impotencia, depresión y la desinvestidura. “El

derrumbe de las estructuras, contenedores y espacios intersubjetivos y el aplastamiento del

espacio psíquico individual, hacen aparecer el vínculo que liga a cada sujeto con el grupo como

una trampa para incautos” (Diet, 1996, p.159).

Se produce una regresión a la posición esquizoparanoide, y se borran los placeres compartidos

y la creatividad ejercida por el grupo a lo largo de su historia.

La salida, señala Diet (1996), para poder reinvestir la tarea primaria es encontrar aliados en el

grupo, y casi siempre buscar el apuntalamiento necesario en un tercero exterior que permita

restablecer el vínculo intersubjetivo y el funcionamiento institucional.

Sobreviviendo, se puede volver a crear y soñar, tejer lo que la desligazón deshizo, reunir las

escisiones y diferenciar lo que la indiferenciación confundió.

“El veneno no despierta, al contrario, atonta. Lo que despierta es la luz y lo hace poco a

poco.”(Diet, p. 165).

Bibliografía

1.- Diet E (1996). El tanatóforo. Trabajo de la muerte y destructividad en las instituciones. En


Kaës R, Sufrimiento y psicopatología de los vínculos institucionales (p.129-165). Buenos Aires:

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Paidos, 1998.

2.- Enriquez E (1987). El trabajo de la muerte en las instituciones. En Kaës R et al., La


Institución y las instituciones: estudios psicoanalíticos (p.84-119). Buenos Aires: Paidos, 1989.

3.- Kaës R (1979). Crisis, ruptura y superación. Introducción al análisis institucional. Buenos
Aires: Ediciones cinco.

4.- Kaës R (1988). Rupturas catastróficas y trabajo de la memoria. En Puget J y Kaës R


(Compil.), Violencia de Estado y psicoanálisis (p.159-187). Buenos Aires: Grupo Editorial
Lumen, 2006.

5.- Kaës R (1996). Sufrimiento y psicopatología de los vínculos institucionales: elementos de la


práctica psicoanalítica en institución. Buenos Aires: Paidos, 1998.

6.- Kaës R (1999). Las teorías psicoanalíticas del grupo. Buenos Aires: Amorrortu eds., 2000.

7.- Kaës R (2004). Las alianzas inconscientes. En Caparrós N et al., Y el grupo creó al hombre.
Madrid: Biblioteca Nueva.

8.- Pinel J-P (1996). La desligazón patológica de los vínculos institucionales en las instituciones
de tratamiento y reeducación. En Kaës R, Sufrimiento y psicopatología de los vínculos
institucionales (p.59-89). Buenos Aires: Paidós, 1998.

Email : [email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


BALUARTES Y REFUGIOS PSÍQUICOS: CONTACTO CON LA REALIDAD Y MOVIMIENTO

Javier Camus H. 1

“En vez de indagar cómo se produce la curación por el análisis, cosa que yo considero

suficientemente esclarecida, el planteo del problema debería referirse a los impedimentos que

obstan a la curación analítica” (Freud, 1937, p. 224).

“No todos los fenómenos de transferencia y no todos los de contratransferencia corresponden al

mismo modelo, a los mismos mecanismos, ni deben ser tratados de la misma forma” (Baranger

et al., 1982, p. 535).

Resumen

En el presente artículo se busca revisar a nivel teórico el concepto de Baluarte,

desarrollado por Willy y Madeleine Baranger, así como también el concepto de Refugio

Psíquico, desarrollado por John Steiner. Se revisarán los marcos teóricos de ambos fenómenos

psicoanalíticos, mostrando a la vez las implicancias psicopatológicas y dificultades técnicas que

implican en el análisis. Se muestra que ambos fenómenos llevan a una detención del proceso

analítico, así como también a una disminución del contacto con la realidad. Por último, se

realiza un intento de comparación y diferencia entre ambos conceptos.

Palabras clave: Baluarte, Refugio Psíquico, contacto con la realidad, movimiento, perversión.

Abstract

Bulwarks and Psychic Retreats: contact with reality and movement.

The following paper, aims to review, in a theoretical level, the concept of Bulwark, developed by

1
Psicólogo. Psicoanalista Asociación Psicoanalítica Chilena

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Willy and Madeleine Baranger, and Psychic Retreat, concept developed by John Steiner.

The review of both psychoanalytic concepts will show the psychopathological implications and

the technical difficulties as well. These papers show that both phenonema lead to a detention in

the psychoanalytical process, and a decrease in the contact with reality. In the final part of this

paper, an attempt to compare and differentiate both concepts is made.

Key words: Bulwark, Psychic Retreat, contact with reality, movement, perversion.

1.- Introducción:

La idea de poder diferenciar a nivel teórico, los fenómenos mencionados en el título del

presente trabajo, surge de la experiencia clínica con un paciente, quién presentaba diferentes

tipos de Refugios Psíquicos, pero también una tendencia a “verse envuelto” a no tocar ciertos

temas en el análisis, llevando a una sensación de que no estaba ocurriendo proceso analítico.

Teniendo esto en mente me planteé la pregunta si el paciente en cuestión hacía uso de

Refugios Psíquicos solamente o si también había otros fenómenos psicopatológicos

operando, en este caso Baluartes. Así comencé una revisión acerca de estos dos conceptos,

encontrando muy poca literatura, por no decir nula, que relacionara o discriminara estos más

allá de los marcos referenciales que los sustentan.

De este modo me formulé las siguientes preguntas que pueden servir como guía para el

presente trabajo. ¿Baluarte y Refugio Psíquico, son lo mismo?, si no lo son ¿En qué se

diferencian? Más allá de los diferentes marcos teóricos que los sustentan ¿Son fenómenos

psicoanalíticos diferentes?, ¿Qué relación establecen con la realidad? La discriminación de

estos fenómenos cobra importancia ya que ambos tendrían abordajes técnicos diferentes. Por

ejemplo, no es lo mismo trabajar con un fenómeno que tiene un cierto grado de figurabilidad,

que trabajar con otro que nunca ha sido figurado y donde lo primero que habría que hacer es

darle algo de forma, a fin de que pueda empezar a ser pensado.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Como punto de partida es importante tener en mente que ambos fenómenos, tanto los

Baluartes como los Refugios Psíquicos, son modelos psicopatológicos “generalizados”. Los

autores plantean que estos fenómenos van a estar presentes en todos los pacientes y en

todos los análisis, obviamente con sus matices correspondientes. Es por esta razón, dado que

son modelos psicopatológicos y técnicos, se hace necesario mirarlos e intentar discriminarlos.

Describiré, primero, el modelo de los Baranger y lo que ellos entienden por Baluartes,

para luego revisar la teoría y descripción que Steiner hace de su modelo de los Refugios

Psíquicos. Finalmente haré un intento de discriminar ambos fenómenos, tratando de dar

cuenta de mí comprensión de estos.

2.- Descripción de Baluartes.

Para poder hablar de Baluartes es necesario hacer explícitos una serie de constructos

teóricos en los cuales se sustenta este concepto. En este contexto surge el concepto de campo

dinámico bi-personal. Así, los Baranger en su texto “El insight en la situación analítica” (1964),

plantean que la situación analítica es esencialmente una situación bi-personal, donde todo lo

que ocurre en ella debe ser entendido siguiendo esta premisa. De manera más directa, en su

artículo “proceso en espiral”, plantean: “Nos parecía entonces —y esto sigue válido para

nosotros— que ni el analista, ni el analizando, una vez implicados en una situación analítica y

en un proceso, podían ser descritos ni entendidos como personas aisladas, sino en función uno

del otro; que la situación analítica misma podía ser descrita como una totalidad estructurada

cuya dinámica resultaba de la interacción de cada una de ellas sobre la otra y de la situación

analítica sobre ambas, en una causación recíproca. Como esta estructura cambiante se

desarrolla dentro de un marco preestablecido por contrato y relativamente estable —aunque

esta estabilidad pueda ser modificada en virtud de cambios que se van operando dentro del

proceso mismo— nos resultó de aplicación evidente y necesaria utilizar el concepto de campo

para designar, a la vez el marco de la situación, la configuración funcional que determina su

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


finalidad y su procedimiento, los cambios de configuración que allí se producen y la repercusión

que tienen estos cambios en las dos partes” (Baranger, 1979, p. 360). A mi entender, lo que los

autores intentan dar cuenta, es que, la situación analítica, al ser conceptualizada y entendida

desde una teoría de campo, permite entender que ambos participantes no pueden ser tomados

de manera aislada, sino que ambos son entendidos en una relación recíproca.

Ahora bien, me parece importante plantear que si bien se habla de un campo bi-

personal, inmediatamente se plantea la creación y el surgimiento de un tercero presente-

ausente, que va a introducir la situación Edípica, que para los autores es medular en el

funcionamiento de las neurosis (Baranger, 1964). El surgimiento de un tercero hace referencia a

la posibilidad de una “segunda mirada”. Esta segunda mirada va a permitir que se pueda dar

cuenta, tomando distancia, de qué es lo que está ocurriendo en la relación analista-analizado.

En términos de una formulación Edípica, sería la posibilidad de observar la relación entre los

padres, dar cuenta de lo que ocurre entre ellos, sin la necesidad de participar de ésta. Sin estar

metido dentro de la relación, lo cual por definición anula toda posibilidad de poder observar.

En este contexto me parece que es importante introducir otro concepto central en la

teoría de los Baranger. Este es: “Fantasía inconsciente bi-personal”, la cual es parte esencial

del campo. Así definen esta como: “El “campo” se constituye en un conjunto de estructuras

espaciales, temporales, y la llamada “fantasía inconsciente bi-personal”. Esta fantasía no es el

resultado de la suma de aspectos del paciente y del analista, sino algo que se crea entre

ambos, dentro de la unidad que constituyen en el momento de la sesión, algo radicalmente

distinto de lo que son separadamente cada uno de ellos” (Baranger et al., 1982, p.141).

Esto tiene implicancias importantes. El considerar este concepto en profundidad va a dar

cuenta que lo que ocurra en el proceso analítico ya no puede ser considerado como una mera

repetición, sino como algo nuevo, bi-personal, que se genera entre ambos.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Toda la idea del campo analítico y la fantasía inconsciente bi-personal va a estar ligada

a la consideración que los autores tienen de proceso y no proceso (Baranger et al, 1982). Para

estos autores y siguiendo las ideas de Bleger (1961), el proceso analítico se puede entender

como un movimiento de simbiosis y des-simbiosis. Este aspecto es central para la comprensión

del modelo planteado. En su texto sobre “el insight en la situación analítica” (1964) plantean que

la simbiosis, o un cierto grado de ella, es inevitable. Esta simbiosis sería producto de las

identificaciones proyectivas cruzadas entre analista y paciente. Ahora bien, es la interpretación

y el insight, resultado de aquella, lo que permitiría el paso a una des-simbiosis. Se plantean

ambos estados como un “baile” o una oscilación permanente entre estos modos. Así, la

simbiosis relativa que se establece entre analista y paciente, producto de las identificaciones

proyectivas “cruzadas” (Bleger, 1961), pasa a un estado de des-simbiosis, luego que es

interpretada y un cierto grado de insight es obtenido, pero solo para dar paso a un nuevo estado

de simbiosis de donde se debe volver a des-simbiotizar. A mi modo de entender, es esto a lo

que se refieren como “proceso en espiral”, un baile constante entre momentos de simbiosis

“relativa” y momentos de des-simbiosis. Vale la pena hacer un alcance. Es el mismo Bleger

(1961) quien plantea que el factor que produce el estado de simbiosis “relativa”, es la

identificación proyectiva “cruzada”, entre analista y paciente. Ahora bien, lo que permite el

movimiento hacia un estado de des-simbiosis es la identificación introyectiva, puesta en marcha

por la acción interpretativa, que correspondería a recuperar aspectos que se encuentran

proyectados, con el consecuente aumento de discriminación self-objeto.

Si bien el modelo que plantean los Baranger es netamente intersubjetivo, sustentado en

el concepto de campo intersubjetivo y fantasía inconsciente bi-personal, siempre están

haciendo alusión a la asimetría que existe en el proceso analítico. De este modo para que se dé

el movimiento de des-simbiotización es necesario que el analista se dé cuenta del enganche

que ha tenido con el paciente. Los Baranger llaman a esto, una “segunda mirada”. Como ya lo

planteé anteriormente, la des-simbiotización de una simbiosis relativa o absoluta, según sea el

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


caso, se va a dar por la acción interpretativa del analista, la cual puede ser formulada en el

momento que puede tener una segunda mirada con respecto a los fenómenos que ocurren al

interior del campo (Baranger, 1964). Aun cuando ya se desprende de lo anteriormente

planteado, es el analista, mediante la segunda mirada, el que permite el movimiento hacia una

des-simbiosis. Es el analista quién interpreta. Esta es la asimetría necesaria para que se dé el

proceso analítico. La conceptualización de la segunda mirada como un tercero que puede

observar la relación de dos, es lo que va a permitir al analista darse cuenta de qué es lo que

está ocurriendo en el análisis, en el campo. Para que esta segunda mirada sea posible, es

necesario que el proceso mantenga una cierta “ambigüedad esencial”, esto hace referencia a

que el escenario donde se actúan las relaciones de objeto primitivas y las fantasías

inconscientes, proporcionan al campo una cualidad de “como sí”, tanto espacial como temporal,

así “toda cosa o acontecimiento en el campo puede a su vez ser otra cosa” (Baranger y

Baranger, 1961-62, p.9). Son estos elementos los que hacen posible tener una segunda mirada,

entendida como la posibilidad de poder “recuperarse”, “darse cuenta”, de un enganche de

identificaciones proyectivas cruzadas, que sustentan una simbiosis relativa, de formular una

interpretación que favorezca un movimiento reintroyectivo y por ende un movimiento hacia una

des-simbiosis. Si la ambigüedad y la asimetría no están presentes, no es posible formular una

interpretación y poner el campo en movimiento, puesto que no estaríamos en la dimensión del

como sí.

Si hablamos de proceso, por simple dialéctica, tendríamos que definir “no proceso”. Este

sería definido como la cristalización o detenimiento de los ciclos de simbiosis y des-simbiosis.

La detención de este ciclo traería como consecuencia que el proceso quedase fijado en una

etapa de simbiosis, que ya no tendría la cualidad de “relativa”, sino que pasaría a tener una

cualidad de total o parasitaria (Baranger, 1964). Es la ausencia de movimiento, la falta de

oscilación, producto de una, por así decirlo, “folie a deux” el sello del no proceso.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Dando un paso más hacia el tema de este trabajo, la pérdida de la asimetría, o la

simbiosis (no proceso), es lo que va a constituir el fenómeno del campo llamado “Baluarte”. Este

último se constituiría por el interjuego, dentro del campo analítico, de las identificaciones

proyectivas del paciente junto con las contraidentificaciones proyectivas del analista, más las

identificaciones proyectivas del analista y las respuestas del paciente (Grinberg, 1956). Este

fenómeno complejo, naturalmente inconsciente, de proyecciones cruzadas y sus respuestas es

lo que está a la base y sustenta el concepto de fantasía inconsciente bi-personal y la

consecuente simetrización o simbiosis, que si pasa cierto umbral relativo lleva a un

estancamiento del proceso, a un no-proceso, a un Baluarte.

Teniendo todas estas ideas en mente me parece que se puede dar un paso más hacia el

fenómeno psicopatológico de los Baluartes. Así, un Baluarte puede conceptualizarse como el

producto de una simbiosis entre analista y paciente, dado el uso de identificaciones

proyectivas cruzadas, de una cualidad que todavía no ha podido ser pensada, que trae como

consecuencia la cristalización del proceso analítico, llevando o transformando a este en un “no

proceso”. Así, en rigor también la situación analítica es una simbiosis parcial y artificial, siendo

siempre corregida y “de-simbiotizada” por parte del analista. El análisis está destinado a

producir y reducir la simbiosis. Cuando por las características de ambos integrantes, la

situación simbiótica pasa los límites de reductibilidad, se produce una situación simbiótica

verdadera y se crea un Baluarte. Si la reducción de éste fracasa, se produce, en vez de la

simbiosis limitada, una simbiosis desbordante que torna rápidamente al parasitismo (Baranger,

1964). Dicho de otro modo, el Baluarte refleja la simetrización entre analista y paciente que

trae como consecuencia una simbiosis real y el no proceso analítico.

Desde otro vértice un Baluarte es entendido “(…) como un refugio inconsciente de

poderosas fantasías de omnipotencia que expresan mecanismos defensivos los que operan

de manera muda (…) la recuperación de recuerdos y el proceso de asociación libre

transcurren en forma paralela a la existencia de un núcleo defensivo cristalizado que

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


permanece clivado de la aparente marcha del análisis. Su caída trae al paciente profundas

vivencias catastróficas” (León de Bernardi, 2008, p. 408). Este vértice hace referencia al

aspecto más intrapsíquico del Baluarte, en cuanto a que pone el énfasis en que este sería un

funcionamiento defensivo para lidiar, no tomar contacto, con vivencias catastróficas producto

de la caída de fantasías infantiles omnipotentes.

Desde un vértice bi-personal o intersubjetivo, se hace presente para la compresión del

fenómeno del Baluarte las conceptualizaciones de contratransferencia complementaria

(Racker, 1957) y role-responsiveness de Sandler (1976), donde el analista actúa

imperceptiblemente roles recíprocos y modos de tratos, correspondiente a identificaciones con

objetos internos del paciente. Es cercano a la idea de enactment (León de Bernardi, 2008),

con las conceptualizaciones sobre la identificación proyectiva (Klein, 1946) y la noción de

contraidentificación proyectiva de Grinberg (1956).

En el artículo “Proceso y no proceso en el trabajo analítico” (Baranger et al., 1982)

definen Baluarte como: “(…) por no aparecer nunca directamente en la consciencia de ambos

participantes, manifestándose tan solo por efectos indirectos: proviene de una complicidad de

ambos protagonistas en la inconsciencia y en el silencio, para proteger un enganche que no

debe ser develado. Esto desemboca en una cristalización parcial del campo, en una neo-

formación constituida alrededor de un montaje fantasmático compartido que implica zonas

importantes de la historia personal de ambos participantes y que atribuye a cada uno un rol

imaginario estereotipado. A veces el Baluarte queda como un cuerpo extraño estático

mientras el proceso sigue aparentemente su curso. En otras situaciones, invadiendo

completamente el campo y restando toda funcionalidad al proceso, transformando el campo

en su totalidad en un campo patológico” (Baranger et al., 1982, p. 529).

Como ya lo planteé anteriormente, el concepto de Baluarte está entendido como una

serie de fenómenos defensivos, que operan clivando y dejando fuera del proceso, o en un no-

proceso, aspectos del paciente. Todo esto se da en el contexto de una simetrización o

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


simbiosis con el analista, en una colusión inconsciente que está sustentada por la

identificación proyectiva y contraidentificación proyectiva del analista. La pregunta que surge

en este contexto es: ¿cuáles son los aspectos que se clivan? Estas son poderosas fantasías

inconscientes de cualidad omnipotente (Baranger y Baranger, 1962). Son los aspectos del

self, que tienen que ver con estas fantasías, los que se clivan, quedando fuera del tiempo y

del espacio, y por ende no pudiendo acceder al aprendizaje por la experiencia, no pudiendo

modificarse y evolucionar mentalmente, ya que no se les permitiría un contraste con la

realidad. Es decir, no pudiendo renunciar a la omnipotencia infantil. Lo interesante es que todo

esto ocurre de un modo mudo, silente. Donde, como ya fue planteado, el proceso

aparentemente continúa sin mayores problemas, pero hay un área de no proceso, donde

existe una simbiosis que no permite una segunda mirada. Es por esto que es una colusión,

inconsciente. Sobre esto no hay palabras por parte del paciente, ni tampoco del analista. Es

algo de lo cual no se ha hablado aún, ni tampoco está figurado.

No existiría la ambigüedad necesaria que permita formular ningún tipo de interpretación,

ya que la posibilidad de acceder a una segunda mirada se encuentra bloqueada (producto de

la simbiosis). Todo lo anterior trae como consecuencia la ausencia de cambio psíquico.

Otro aspecto central de los Baluartes es que estos son inevitables y se dan de manera

universal. Para los Baranger el Psicoanálisis es el análisis de los Baluartes: “existe proceso en

la medida que se van detectando los Baluartes y se los va deshaciendo” (Baranger et al.,

1982). El que se despliegue un Baluarte es algo inevitable en un análisis. Lo que va a

constituir el éxito o fracaso de éste va a depender de la posibilidad de recuperar la

ambigüedad y des-simetrizarse, poder tener una segunda mirada, de modo de poder

interpretar y poner en marcha los mecanismos introyectivos que lleven a la des-simbiosis y

empezar a hablar y figurar aquello que se encuentra clivado. En el fondo es la posibilidad de

volver al proceso entendido como movimiento versus algo estático.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


En el sentido de lo planteado anteriormente, los aspectos del self que son clivados

tienen como función mantener un funcionamiento basado en fantasías infantiles omnipotentes,

que no pueden ser modificadas por la experiencia, al estar fuera del tiempo y del espacio. No

pueden ser pensadas ni analizadas y por ende no pueden ser contrastadas por la realidad.

Una última idea, y a mi modo de entender, estos aspectos clivados son muy primitivos y por

ende pueden estar en un plano no verbal y no figurado. Operarían directamente provocando

una acción en vez de pensamiento (Bion, 1963). Es por esta razón que pueden llevar tan

fácilmente a una simbiosis.

3.- Refugios Psíquicos.

El concepto de refugio psíquico es planteado por Steiner en 1993. Su modelo tiene

como referencia los planteos teóricos de Melanie Klein, en cuanto a la conceptualización de

las posiciones esquizo-paranoide y depresiva (Klein, 1952) y la importancia de la identificación

proyectiva (Klein, 1946). Por otro lado, también se observan los aportes de Herbert Rosenfeld

(1965), sobre las organizaciones patológicas de la personalidad y los aportes de Bion (1962),

en cuanto a la importancia de tolerar la frustración para el crecimiento mental.

A modo de introducción se podría plantear que la teoría de los Refugios Psíquicos es

una teoría psicopatológica generalizada. Que va desde el uso transitorio de estos, hasta el

uso rígido y permanente de ellos. El planteo de Steiner (1993), es que todos los pacientes

hacen uso de Refugios Psíquicos. El problema no sería en sí, el uso de ellos, ya que la

utilización transitoria de estos hasta podría ser adaptativa en ciertos casos. El problema se

encuentra cuando el uso de estas organizaciones defensivas es rígido, indiscriminado y

permanente. Los Refugios Psíquicos van a dar cuenta de un modo de lidiar con el dolor

mental, la frustración y por ende van a tener directa correspondencia con el tipo de relación

que el paciente establezca con la realidad (Bion, 1962), la que puede ir desde una pérdida

transitoria hasta un quiebre psicótico (Steiner, 1993).

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


A los mecanismos que sustentan los Refugios Psíquicos, Steiner (1993) les llama

organizaciones patológicas de la personalidad, las cuales las define como “(…) una familia de

sistemas defensivos, que se caracteriza por utilizar unas defensas extremadamente

resistentes, y por ayudar al enfermo a evitar ansiedad, al impedirle que tome contacto con

otras personas y con la realidad” (Steiner, 1993, p.22). En lo que quiero hacer hincapié es en

la disminución de contacto con la realidad, por evitar el dolor y la ansiedad que esta genera.

Pero a la vez, poder pensar que el uso de los Refugios Psíquicos, que están sustentados por

estas organizaciones patológicas, lleva a un empobrecimiento del paciente, dado que no

permiten el crecimiento mental: “Las organizaciones defensivas llevan al entontecimiento de la

personalidad; impiden tomar contacto con la realidad, e interfieren con el crecimiento y el

desarrollo” (Steiner, 1993, p.27).

Melanie Klein (1935, 1940, 1946, 1952) define las posiciones esquizo-paranoide y

depresiva como una organización de relaciones de objeto, de defensas, ansiedades y

fantasías. Cada posición tendría una ansiedad específica y defensas específicas ante ellas. Lo

anterior va a repercutir en la estructura mental que se tenga y la forma en la que se van a

establecer las relaciones, tanto con objetos internos como con objetos externos. Se desprende

de lo anterior que cada posición tiene un tipo de dolor mental característico, la posición

esquizo-paranoide que tiene que ver con la supervivencia del self, y la posición depresiva, que

se relaciona con la supervivencia del objeto. El tránsito entre una posición y otra va a estar

relacionado con la mayor integración del objeto y del self, el aumento de la capacidad para

formar símbolos, la posibilidad de tolerar y elaborar los duelos y un aumento del contacto con

la realidad. Además, en su artículo de 1935, Klein, plantea que el término posición da cuenta

de una relación dinámica que se da entre estas dos posiciones, de modo que nunca una llega

a dominar completamente sobre la otra, sino que se darían como fluctuaciones.

Una última idea tiene que ver con el equilibrio que se establece entre las posiciones

esquizo-paranoide y posición depresiva. Bion (1963) introduce un sistema de notación llamado

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


PS↔D, el cual daría cuenta de la relación que existe entre los períodos de fragmentación,

propios de la posición esquizo-paranoide y los periodos de integración, propios de la posición

depresiva. Es el inter-juego y el equilibrio entre un estado de desintegración y el movimiento

hacia un estado de integración, para luego volver a un estado de desintegración, lo que

marcaría la posibilidad, entre otros factores y funciones, de crecimiento mental.

La idea que quiero destacar, es que tanto los planteos de Klein y Bion, solo por

nombrarlos, puesto que prácticamente todos los autores post-kleinianos plantean esto, hacen

énfasis en la cualidad de movimiento entre las diferentes posiciones. Esto es la cualidad

dinámica que permite que se establezca un equilibrio dinámico entre ellas.

Si volvemos ahora a los Refugios Psíquicos, Steiner (1993) plantea que estos protegen

al paciente de la ansiedad que ambas posiciones generan. Es decir, protegen al paciente

tanto de ansiedades esquizo-paranoides, como de ansiedades depresivas. Protegen de la

ansiedad de ser aniquilado, producto de la proyección de los aspectos destructivos y de las

fantasías de retaliación que de estos se derivan, y al mismo tiempo protegen del dolor

depresivo que se deriva de la integración, de la toma de contacto con la realidad y la

consecuente frustración que la relación con la realidad inevitablemente acarrea.

Al proteger de ambos tipos de ansiedades, el refugio se constituye como una tercera

posición, así: “un refugio psíquico, al igual que la posición esquizo-paranoide y la depresiva,

puede ser visto como una agrupación de ansiedades, defensas y relaciones de objeto, pero su

estructura se caracteriza por la rigidez que las organizaciones patológicas dan a la

personalidad (…) la similitud que existe entre el refugio y la posición, ayuda al analista a

recordar la manera como el estado de ánimo del paciente puede cambiar el rumbo, cosa que

↔D en un equilibrio, y en otras ocasiones, volviéndose a meter


a veces hace siguiendo PS

otra vez en el refugio, si las ansiedades que encuentra en cualquiera de las dos posiciones

básicas se hacen excesivas (…) cuando el análisis queda estancado se puede ver muy poco

movimiento en este equilibrio, si es que se ve alguno; el paciente queda situado firmemente

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


en el refugio donde está protegido por la organización patológica, y emerge muy raras veces

de él para enfrentarse con ansiedades, sean éstas de carácter esquizoparanoide o depresivo

(Steiner, 1993, p.64). Bion plantea una idea parecida cuando formula que “debemos suponer

la existencia de un estado mixto en donde el paciente es perseguido por sentimientos

depresivos y deprimido por sentimientos persecutorios” (Bion, 1963, p.39). Como un estado

que se encuentra entre ambas posiciones básicas, pero atrapado en éste.

A esta tercera posición Steiner la llama “posición borderline” (Steiner, 1993), que se

encuentra, en términos espaciales, entre la posición esquizo-paranoide y la posición

depresiva. Se encuentra en el límite de ambas. Ahora bien, anteriormente habíamos

↔D. Lo central de la posición borderline


planteado el equilibrio dinámico que existe entre PS

es que dicho equilibrio dinámico, ya sea de forma más o menos permanente o transitoria, se

rompe, llevando al sujeto a un funcionamiento estático, donde prima la ausencia de

movimiento. La fijeza en un tipo particular de relación de objeto junto con un uso restringido y

estereotipado de organizaciones defensivas, trae como consecuencia la imposibilidad de

elaborar tanto las ansiedades ligadas a la posición esquizo-paranoide, como las ansiedades

ligadas a la posición depresiva.

Desde una perspectiva más intersubjetiva, se puede adoptar otro vértice que tiene que

ver con los sentimientos que emergen una vez que se logra salir de un refugio psíquico. Estos

serían sentimientos de vergüenza (embarrassment), lástima (shame) y humillación

(humiliation) (Steiner, 2011). Estos sentimientos derivarían del carácter narcisista de estos

Refugios y tendrían que ver con una doble cualidad. Por un lado, la dificultad que imponen los

Refugios para ver el objeto en su totalidad. En términos espaciales, poder tener la distancia

suficiente, que permita tal nivel de separatividad que posibilite ver al objeto como un todo,

autónomo y separado del propio self (Steiner, 2011). Así por ejemplo describe un refugio

psíquico como “(…) usando el concepto de Refugios Psíquicos nos permite reconocer que una

organización patológica también puede ser representada espacialmente, como un lugar para

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


esconderse, donde un paciente se puede retirar. Dentro del refugio se sienten protegidos de

ser vistos, y desde dentro de estos lugares para esconderse, los objetos no se pueden ver

claramente” (Steiner, 2011, p. 2-3). Siguiendo la idea planteada anteriormente, vuelve a

aparecer la consecuencia del uso excesivo de los Refugios. Si bien es cierto brindan una

calma relativa, estos tienen como consecuencia que los objetos no pueden ser vistos

claramente. No está dada, producto de la raigambre narcisista de los Refugios, la separación

necesaria que permita ver a los objetos como totales, con sus aspectos amados, necesitados,

odiados, envidiados, pero todos pertenecientes al mismo objeto. La ausencia de dicha

separatividad lleva a un detrimento del contacto con la realidad, a una dificultad en la

consolidación de la posición depresiva.

Siguiendo con el tema de ser visto, “Otra consecuencia significativa que emerge de la

separación, es cuando el paciente se siente expuesto a ser visto. Este aspecto se vuelve más

evidente cuando se reconoce que el refugio psíquico ha sido utilizado como un lugar para

esconderse. Por supuesto que el narcisismo implica un grado de idealización del self que se

refleja en la idea de ser admirado: cuando esto colapsa, la admiración y el orgullo narcisista es

reemplazado por el sentimiento de vergüenza, lástima y humillación. El paciente puede quedar

expuesto a un estado persecutorio en el cual la escisión patológica y la paranoia predominan.

Como alternativa, puede tratar de volver a la protección de la organización patológica. En este

caso el progreso hacia la posición depresiva es revertido o atrasado” (Steiner, 2011, p. 6). Lo

complejo es que los sentimientos que derivan del carácter narcisista de la organización

patológica operan como una fuerte resistencia al desarrollo, impidiendo tolerar la separación y

el dolor que acarrea la posición depresiva.

La consecuencia de lo anteriormente expuesto, es la incapacidad que presenta el

paciente para elaborar duelos. La posibilidad de elaborar un duelo adecuadamente le permite

al paciente una mayor discriminación entre aquellos aspectos que le pertenecen al objeto y

aquellos aspectos que le son propios, lo cual traería como consecuencia una mayor

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


separación con el objeto y una mejor relación con la realidad. Todo lo anterior sería propio de

la posición depresiva, la cual se asocia con la capacidad para pensar y para formar símbolos

(Bion, 1962). Es por esta razón que el uso indiscriminado del refugio psíquico trae como

consecuencia la imposibilidad del aprendizaje por la experiencia.

Frente a un proceso de duelo que se ve interrumpido, en la imposibilidad de renunciar al

objeto, reconociendo la autonomía y separatividad de él, puede ocurrir que “el paciente queda

bloqueado; se le ve relativamente libre de ansiedad; por lo general, empieza a defenderse

mucho mejor en su vida cotidiana; pero queda enganchado al análisis de una manera

dependiente, aunque esta dependencia sea negada” (Steiner, 1993, p.118). Es sobre este

punto que me gustaría hacer hincapié, en el uso de los Refugios Psíquicos, donde todo

aparenta estar funcionando, donde prima la calma, donde el funcionamiento del paciente

aparentemente mejora, pero en el fondo, y siguiendo los conceptos de Bion, es una

resistencia al cambio catastrófico.

Ya sé planteó que el uso de los Refugios Psíquicos afecta la relación con la realidad,

donde la relación con ésta puede verse teñida transitoriamente o bien establecer un contacto

psicótico con ella. Sin embargo, existe un tercer tipo de relación, perverso, donde la realidad

no es ni totalmente aceptada ni totalmente rechazada (Steiner, 1993). Según Steiner, es este

modo particular de relacionarse con la realidad lo que contribuiría al carácter fijo que

adquieren los refugios (Freud, 1927; Steiner, 1985). Esta rigidez se produciría porque las

partes proyectadas del self no pueden ser retiradas de los objetos, de modo que el Yo pueda

introyectarlas nuevamente. Esto implicaría, como se planteó más arriba, la posibilidad de

elaborar un proceso de duelo, que a su vez exige como condición que la realidad sea

enfrentada. “Si la realidad no puede ser enfrentada, el duelo no puede hacerse, y el paciente

no puede recuperar las partes de su self que ha rechazado como propias” (Steiner, 1993,

p.119).

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Se desprende de esto que la única forma que encuentra el paciente para mantener

contacto con aquellos aspectos del self que ha proyectado, es poseyendo al objeto sobre el

cual se han depositado estos aspectos. Este modo de funcionamiento hace que se mantenga

la rigidez de funcionamiento de las organizaciones patológicas, lo cual también trae como

consecuencia que esta no se pueda modificar por la experiencia (Steiner, 1993). Si el uso del

refugio es más bien transitorio y acotado no hay mayor problema, pero si el uso de éste es

crónico e indiscriminado, es decir como una forma de vida, lleva a que el paciente habite una

especie de “sueño” o “fantasía” que prefiere sobre el mundo real (Steiner, 1993). La razón por

la cual prefiere este tipo de funcionamiento es porque el refugio cumple su función de evitar el

contacto con el dolor, tanto esquizo-paranoide como depresivo, de evitar el contacto con la

frustración, aun cuando el costo de esto es el deterioro en la relación con la realidad.

De este modo Steiner (1993) plantea que, dada la relación que los Refugios Psíquicos

establecen con la realidad, sería apropiado hablar de una relación perversa, en un sentido

amplio del término y no restringido a la psicopatología sexual. Esto entendido como una

tendencia a dar la espalda, donde “(…) existe un cierto grado de intencionalidad, obstinación o

testarudez, que sugiere que el perverso no carece de cierto insight sobre lo que está bien y lo

que está mal, así como tampoco desconoce que tiene cierto conflicto acerca de qué camino

elegir. La obstinación implica que, por lo menos parcialmente, sabe qué es verdad y correcto,

pero que, sin embargo, da la espalda a estas dos cualidades. Mi punto de vista es que lo sabe

y no lo sabe al mismo tiempo, y que es de esta manera como puede adoptar las dos actitudes

simultáneamente y, sin embargo, mantenerse reconciliado con ambas, lo cual es lo

característico de las perversiones” (Steiner, 1993, p. 157). No cabe duda que toma como

referencia el artículo del Fetichismo de Freud (1927) y un artículo previo de Steiner, “Turning a

Blind Eye” (1985), donde describe este mismo mecanismo.

Una relectura del punto planteado anteriormente tiene que ver con los esfuerzos que se

deben realizar a fin de evitar el insight. Ya que cualquier tipo de insight o contacto con la

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


realidad es intolerable para el paciente. Así: “La finalidad que persigue la perversión es la de

proteger al niño de tener que enfrentarse con la realidad de los hechos, en vez de ayudarle a

hacerlo” (Steiner, 1993, p. 162-163).

Siguiendo con la misma idea “Este mecanismo, el del fetichismo, es característico de la

manera cómo operan las organizaciones patológicas de la personalidad, dándose en muchos

tipos de Refugios Psíquicos en los que se ofrece dar la espalda a la realidad, aunque al

mismo tiempo, se permita tener algún contacto con ella” (Steiner, 1993, p. 159, las cursivas

son mías).

La relación perversa con la realidad, se instala, cuando la omnipotencia de los

mecanismos proyectivos disminuye. Esto trae como consecuencia que la bondad del objeto y

la dependencia del objeto externo bueno, pueda empezar a ser percibida. Por ejemplo, en

términos de los hechos de la vida planteados por Money-Kyrle (1971), en Steiner, 1993), el

reconocimiento del pecho como objeto supremo de bondad, implica la resignación de las

fantasías narcisísticas que hacen referencia a que toda la bondad está en el self “yo soy todo

lo bueno, todo lo bueno soy yo, por ende, yo soy capaz de proveerme todo lo bueno”. Esta

fantasía puede ser sostenida en la medida que los mecanismos proyectivos y la escisión se

encuentren operando de manera omnipotente. Si la omnipotencia disminuye, se empieza a

reconocer que fuera del self hay objetos buenos y que no toda la bondad se encuentra en el

self, sino que fuera de él. Este acercamiento a la realidad implica un movimiento hacia la

posición depresiva, pero a la vez montos de dolor y, en algunos casos, envidia. Una forma de

lidiar con este dolor es mediante los mecanismos perversos anteriormente descritos. De este

modo el refugio le ofrece al sujeto introducirse, nuevamente, a un mundo narcisista, donde las

diferencias son borradas (Steiner, 1993). Queda suprimida la diferencia entre lo bueno y lo

malo y entre el amor y el odio.

Tengo la impresión, que es a este estado al que se refiere Steiner, cuando plantea el

refugio psíquico como una posición Borderline, que no es ni esquizo-paranoide, donde la

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


escisión lleva a una cosmovisión de la realidad entre bueno y malo, ni una posición depresiva,

más ligada a una aceptación de la realidad y percepción de esta en términos que un objeto

tiene aspectos buenos y malos a la vez.

Siguiendo la idea anterior “hasta cierto punto, todos ellos, los Refugios Psíquicos, sirven

para refugiarse de la realidad, y en la mayoría de ellos, sino en todos, se pueden observar

mecanismos perversos” (Steiner, 1993, p. 173) (las cursivas son mías).

Tomando en consideración lo anteriormente planteado, habría que tener en cuenta que

la mayor dificultad técnica tiene que ver con los sutiles acting-out en la transferencia, que

toman la forma de presión sobre el analista, para que éste entre en complicidad con el

paciente, sea manipulado por él y adopte un papel como parte del self del paciente, en vez del

analista (Steiner, 1993). Como un miembro más de estas organizaciones que le proveen

protección al self del paciente en vez de la posibilidad de crecer mentalmente y de salir de

estos refugios, para lograr un mayor contacto con la realidad. Steiner (1993) plantea que este

fenómeno se daría por la presencia de puntos ciegos en el analista lo cual lo llevaría a un

acting out de complicidad. Grotstein (1979), también se refiere a esto cuando plantea el

concepto de “simbiosis de complicidad”, la cual se establece entre la organización psicótica de

la personalidad y la parte neurótica, lo cual trae como resultado una “amalgama perversa”

(Grotstein, 1979).

Es en esta relación, particular, con la realidad donde analista y paciente pueden quedar

inmersos en un acting out que lleve a que no se cuestionen o analicen los aspectos del refugio

que tiene que ver con esto (Steiner 1993, 1985). Esta sería una perspectiva más intersubjetiva

del uso de los Refugios Psíquicos.

Si se sigue de cerca el modelo de los Refugios Psíquicos es interesante hacer notar

que, en este, la constitución de un refugio o de una organización patológica de la

personalidad, es primariamente intrapsíquica, es decir unipersonal. Esto en el sentido que es

un mecanismo, o un conjunto de defensas que utiliza el paciente para lidiar con los diferentes

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


tipos de ansiedades. Así el refugio que cada paciente construya, lo va a realizar en función de

su propia psicopatología, pero todos, en último término, tienen que ver con establecer una

relación particular con la realidad (Steiner, 1993). Tomando en consideración este último

punto, es importante plantear que si bien, la construcción del refugio psíquico se hace de un

modo intrapsíquico, esto no excluya que la manifestación de este se pueda dar en un contexto

intersubjetivo, quedando tanto analista y paciente insertos en el funcionamiento perverso del

refugio, evitando “ver” la realidad y evitando el dolor que tiene la toma de contacto con esta,

llevando a un análisis estancado o detenido (Steiner 1993, 2011). Me parece que es en este

punto donde se topa con la teorización acerca de los Baluartes, sobre todo en cuanto al

modelo planteado por los Baranger acerca de su conceptualización sobre el “no proceso”

(Baranger & cols., 1982). Específicamente, que ambos fenómenos apuntarían a una detención

del proceso analítico y donde en dicha detención, estarían implicados tanto paciente como

analista.

4.- Conclusiones, similitudes y diferencias.

Lo primero y quizás más básico y evidente, es que ambos modelos están construidos

desde marcos teóricos que son diferentes. Pienso que vale la pena explicitar estas diferencias.

Los Baranger toman como marco de referencia los aportes de la psicología de la Gestalt, junto

con las teorizaciones de Bleger, Grinberg y Pichon-Riviere. En tanto que Steiner toma como

marco referencial las teorizaciones de M. Klein, Bion, Rosenfeld y Money-Kyrle.

Habiendo dicho esto y centrándome en el modelo de los Baluartes de los Baranger, me

parece que lo más importante y relevante de su teorización tiene que ver con el concepto de

fantasía inconsciente bi-personal (1961, 1982, 1964). Este concepto es la piedra angular de

todo el modelo de los Baluartes. Así, un Baluarte se constituye como un enganche entre las

identificaciones proyectivas del paciente y la contraidentificación proyectiva del analista

(Baranger, 1982). Este se constituiría como un proceso inevitable y cuya función sería la de

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


sostener, o mantener, fantasías con cualidades omnipotentes que se encuentran clivadas. Es

decir, aspectos del paciente que se encuentran fuera del contraste con la realidad, manteniendo

así su cualidad de omnipotentes, pero que a su vez se mantienen inmóviles y sin ninguna

posibilidad de cambio (Baranger, 1982). Como los Baluartes se van a dar de manera inevitable,

el análisis como proceso se define como el análisis de los Baluartes, su identificación y

abandono. Lo anterior tiene que ver con los planteos de Bleger (1961) acerca de la simbiosis,

pero en términos del análisis como un movimiento entre simbiosis y des-simbiosis, donde el

estado de simbiosis entre analista y paciente constituiría el Baluarte (Baranger, 1979, 1982).

Volviendo a la piedra angular de la teorización de los Baranger, el concepto de fantasía

inconsciente bi-personal, es importante considerar, aun cuando no se plantea de manera

directa, que ésta responde a un funcionamiento muy primitivo y por ende pre-verbal. Es por esta

razón que se comunica y se da en el contexto de un enganche mediante el uso de identificación

proyectiva y contraidentificación proyectiva. Dada esta cualidad primitiva es que Cassorla

relaciona el producto de la fantasía inconsciente bi-personal, es decir un Baluarte, con lo que

está a la base de un enactment (Cassorla, 2005). Al estar en términos pre-verbales solo puede

ser actuada o puesta en acto, pero no, al menos en un primer momento, figurada. En este

sentido, el problema que se deriva del concepto de fantasía inconsciente bi-personal,

sustentando el fenómeno de Baluarte, es que estos se constituyen como un fenómeno del

campo bi-personal, es decir, un fenómeno donde analista y paciente se encuentran

simbiotizados, en un no proceso, y por ende “nada se ve”. No existe, por lo menos en un primer

momento, la distancia necesaria para que se dé una segunda mirada que permita interpretar y

de este modo des-simbiotizar y retomar el proceso analítico. Hasta que el analista no se dé

cuenta de la falta de movimiento, el Baluarte, manifestado en un no proceso, va a estar activo,

manteniendo inmodificables las fantasías infantiles omnipotentes del paciente.

Un último punto a considerar. Para los autores, el establecimiento de los Baluartes es

inevitable. En la misma línea es inevitable que se den movimientos de simbiosis y que como

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


respuesta a éste, idealmente, se dé un movimiento de des-simbiosis. Así, sería inevitable, que

el proceso analítico tendiese hacia un no proceso. El análisis se entendería como la

identificación de los estados de no-proceso, sustentados por el uso de un Baluarte específico, el

cual debe ser interpretado a fin de volver a retomar un proceso analítico. El Baluarte sería,

como ya se planteó anteriormente, un intento por mantener clivada, fuera del tiempo y del

espacio, fuera de la posibilidad de cambio, una fantasía infantil omnipotente. Es en terminología

de Bion, una resistencia al cambio catastrófico, por el dolor que produce.

Si nos movemos al modelo de los Refugios Psíquicos. Estese plantea, también, como un

modelo psicopatológico. Es decir, Steiner (1993) plantea que todos los pacientes tienen y hacen

uso de Refugios Psíquicos, el problema radicaría en el uso indiscriminado, generalizado y rígido

de estos. A diferencia del modelo de los Baluartes, no tiene a la base una conceptualización de

una fantasía inconsciente bi-personal, sino que su génesis responde a una conceptualización

más intrapsíquica. Responde más a la psicopatología del paciente. Es un fenómeno más

intrasubjetivo versus el Baluarte que por definición es intersubjetivo. En este punto pienso que

hay que hacer una aclaración. Steiner (1993), plantea que en último término, el uso de los

Refugios Psíquicos va a tener que ver con el tipo de relación que el paciente establece con la

realidad, dejando aspectos de ella fuera, o bien, haciendo la vista gorda de aquellos aspectos

de la realidad que le causen dolor (Steiner, 1985).

En este sentido, ambos, Baluartes y Refugios Psíquicos, en su vertiente patológica, se

constituyen como resistencias al cambio catastrófico que sobrevienen luego del contacto con la

realidad. Es la relación con la realidad la que se encuentra afectada, y en ese sentido es que se

da un uso perverso o una relación “perversa” con ésta. Relación perversa en el sentido de

desmentida de elementos de la realidad al modo descrito por Freud en su artículo sobre el

fetichismo (1927). El punto de toda esta descripción es que, al estar la relación con la realidad

afectada, también va a estar afectada la relación con el analista, donde la resistencia a tomar

contacto con elementos de la realidad va a estar puesta en la relación analítica. De este modo

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


se puede “invitar” al analista a coludirse inconscientemente a no tomar en cuenta ciertos

aspectos, o a “respetar” ciertos lugares o temas que no se van a tocar. Este es, a mi modo de

entender, la vertiente intersubjetiva de los Refugios Psíquicos (Steiner, 1993, 2011). Dicho de

otro modo, si bien la construcción del refugio es intrapsíquica, su puesta en escena va a ser

intersubjetiva, en cuanto atañe a la relación con la realidad.

En este aspecto intersubjetivo ambos fenómenos, Baluartes y Refugios Psíquicos, se

acercan mucho en el sentido que ambos estarían al servicio de evitar el dolor mental que

sobreviene como consecuencia del contacto con la realidad. Ambos estarían al servicio de

evitar el cambio catastrófico; ambos al servicio de un no movimiento, conceptualizado en el

modelo de los Baranger como simbiosis o no-proceso, en el caso de Steiner como “posición

borderline”. Como última idea, ambos estarían siempre presentes en todo proceso

psicoanalítico y serían inevitables.

Ahora bien, el modelo de los Refugios Psíquicos al ser conceptualizado como una

construcción intrapsíquica, trae una consecuencia que lo diferencia de los Baluartes. Steiner

(1993), siempre hace alusión, no explícitamente, a que los Refugios Psíquicos tienen un cierto

grado de figurabilidad, lo cual permite que aparezcan en sueños, que por definición el sueño lo

sueña el paciente y por ende es una construcción intrapsíquica de éste. Otra forma de

manifestación es en ensoñaciones, por ejemplo “(…) durante los silencios, con frecuencia

pensaba que estaba tomando baños de sol en una isla desierta, y confesaba que gozaba con

estos juegos y con las fantasías que les acompañaban. El estado de ánimo más prominente era

el de una indiferencia sonriente, una especie de tranquilidad y una falta juguetona de

preocupación, ya que las dificultades que se producían en el análisis o incluso en la realidad

cotidiana, constituían un problema que sólo yo tenía que resolver” (Steiner, 1993 p.47). Lo que

intento mostrar con esta cita es el grado de figurabilidad que el refugio adquiere.

El hecho de que los Refugios Psíquicos puedan ser figurados va a permitir que puedan

ser pensados en el análisis. Se encuentran ya en un plano simbólico y en pensamiento verbal.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Esto no quita que exista una tendencia a “meter” al analista en el refugio como un modo de

evitar el contacto con ciertos elementos dolorosos de la realidad. Pero aun así van a existir

estos elementos de figurabilidad. Incluso, es fácil observar en el ejemplo que presenté en el

parágrafo anterior, los elementos transferenciales que están contenidos en la ensoñación diurna

que da cuenta del refugio psíquico de esa paciente.

Se puede plantear que tanto los Baluartes como los Refugios Psíquicos constituyen

fenómenos psicopatológicos narcisistas. Esto en el sentido que ambos tienen por función

establecer un tipo particular de relación con la realidad, donde los aspectos dolorosos de ésta

queden negados, incluyendo en mayor o menor grado al analista, invitándolo a una colusión

con estos modos de funcionamiento. Sin embargo y siguiendo la lógica para la comprensión del

fenómeno de los Baluartes, planteada por Cassorla (2005), me parece que estos constituirían

un fenómeno psicopatológico más primitivo. La razón para pensar en esta línea está dada por la

necesidad de que los Baluartes se dan en un plano intersubjetivo, pero con ausencia de

figurabilidad. Simplemente (o complejamente) llevan mediante el uso de identificación

proyectiva y contraidentificación proyectiva a un estado de simbiosis y a un concomitante no-

proceso. Lo anterior como consecuencia de una fantasía inconsciente bi-personal,

constituyendo de este modo el Baluarte como un fenómeno del campo, donde ambos, analista y

analizado, están necesariamente involucrados. Dicho de otro modo, siguiendo el planteo de los

Baranger, no habría Baluarte sin analista u otro, dada la naturaleza intersubjetiva del fenómeno.

Por otro lado, los Refugios Psíquicos, corresponden a construcciones más

intrapsíquicas, que se van a manifestar en una relación intersubjetiva. También tienen que ver

con el tipo de relación que se establece con la realidad, pero existen con independencia del

analista u otro. Además, al poder ser figurados dan la posibilidad de ser pensados y con una

mayor discriminación con el objeto, aun cuando haya momentos o cierto uso de ellos que

intente negar o borrar la diferenciación con el objeto. En este sentido los Refugios Psíquicos

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


contarían con mayor cantidad de representaciones, lo cual los haría plausibles de ser pensados

en términos verbales.

Me parece que ambos fenómenos psicopatológicos se topan sobre todo cuando los

Refugios Psíquicos tienden hacia un funcionamiento perverso en cuanto a su relación con la

realidad, tendiendo a invitar al analista a coludirse para hacer la vista gorda sobre ciertos

aspectos de la realidad que se quieren evitar. En esta modalidad de funcionamiento, Baluartes

y Refugios Psíquicos se acercan muchísimo. Sin embargo, me parece que aun cuando eso sea

así, los Baluartes tienen un funcionamiento más primitivo dada su naturaleza necesariamente

intersubjetiva y la necesidad de otro para manifestarse. Esta cualidad no es necesaria de los

Refugios Psíquicos, por muy perverso que sea el uso de ellos. A esto me refiero con la

naturaleza predominantemente intrapsíquica versus intersubjetiva, como un elemento central

para diferenciar ambos fenómenos. Ahora bien, de todo esto emerge una pegunta tomando en

consideración lo planteado a lo largo de este trabajo. Ya se planteó el por qué se piensa que los

Baluartes son un fenómeno más primitivo que los Refugios Psíquicos, pero ambos estarían al

servicio de evitar el dolor mental y en función de esto se establece una relación peculiar con la

realidad, donde ciertos elementos de ella quedan fuera. Ambos fenómenos tienen la

potencialidad de llevar el análisis a un no proceso y por ende a una ausencia de crecimiento

mental. Sin embargo, evolutivamente son diferentes. Así, ¿siempre que está activo un refugio

psíquico hay un Baluarte a la base o son fenómenos totalmente independientes? Por lo menos

en el uso perverso del refugio la respuesta aparentemente es sí.

Bibliografía

1.- Baranger M & Baranger W (1961-62). La situación analítica como campo dinámico. Revista
Uruguaya de Psicoanálisis, 4:3-54.

2.- Baranger M, Baranger W y Mom J (1982).Proceso y no proceso en el trabajo analítico.


Revista de Psicoanálisis APA, 39:527-549.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


3.- Baranger M & Baranger W (1964). El insight en la situación analítica. En Problemas del
campo psicoanalítico. Buenos Aires: Editorial Kargieman.

4.- Baranger W (1979). Proceso en espiral y campo dinámico. En Artesanías Psicoanalíticas.


Buenos Aires: Editorial Kargieman, 1994.

5.- Bion WR (1962).Aprendiendo de la experiencia. Buenos Aires: Editorial Paidós.

6.- Bion WR (1963).Elements of Psychoanalysis. London: Karnac.

7.- Bleger J (1961). La simbiosis. Revista de psicoanálisis APA, 18(4):361-369.

8.- Cassorla R (2005).From Bastion to Enactment: The “Non Dream” in the Theatre of Analysis.
International Journal of Psycho-Analysis, 86(3):699-719.

9.- De León de Bernardi B (2008). Introducción al trabajo de Madeleine y Willy Baranger: La


situación analítica como campo dinámico. Revista de Psicoanálisis APA, 69(2-3):399-419.

10.- Freud S (1927). Sobre el Fetichismo. A.E. 21.

11.- Freud S (1937). Análisis terminable e interminable. A.E. 23.

12.- Grotstein J (1979). The Psychoanalytic Concept of the Borderline Organization. En LeBoit &
Capponi (Eds.), Advances in the Psychotherapy of the borderline patients. New York: Jason
Aronson.

13.- Klein M (1952). Algunas conclusiones teóricas sobre la vida emocional del bebé. En
Envidia y Gratitud. Buenos Aires: Ed. Paidos.

14.- Klein M (1935). Contribución a la psicogénesis de los estados maniaco depresivos. En


Amor culpa y reparación y otros trabajos (1921-1945)(p.267-295). Buenos Aires: Paidos, 1999.

15.- Klein M (1940). El duelo y su relación con los estados maniaco-depresivos. En Amor, culpa
y reparación y otros trabajos (1921-1945). (p.346-371). Buenos Aires: Paidos, 1999.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


16.- Klein M (1946). Notas sobre algunos mecanismos esquizoides. En Envidia y Gratitud (O.C
vol. III). Buenos Aires, Ed. Paidos.

17.- Racker H (1977). Estudios sobre la técnica psicoanalítica. Buenos Aires: Ed. Paidos.

18.- Rosenfeld H (1965).Estados Psicóticos. Buenos Aires: Hormé.

19.-Sandler J (1976). Countertransference and Role-Responsiveness. International Review of


Psycho-Analysis, 3:43-47.

20.- Steiner J (1985). Turning a blind eye: the cover-up for Oedipus. International Review of
Psycho-Analysis, 12, 161-72.

21.- Steiner J (1993). Refugios Psíquicos: organizaciones patológicas en pacientes psicóticos,


neuróticos y fronterizos. Madrid: Biblioteca Nueva.

22.- Steiner J (2011). Seeing and being seeing: Emerging from a Psychic retreat. London:
Routledge.

Email: [email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


JOSÉ BLEGER: VIGENCIA DE UN PENSAMIENTO CLÁSICO

Juan Dittborn Chadwick 1

Resumen

El presente trabajo busca profundizar en alguno de los conceptos teóricos claves de la obra del

psicoanalista argentino José Bleger. Específicamente se revisan los conceptos

metapsicológicos de dramática, enfoque situacional y pensamiento dialéctico desarrollados por

el autor en su libro “Psicoanálisis y dialéctica materialista” publicado en 1958; así como los

conceptos provenientes de sus estudios del psiquismo temprano: simbiosis, ambigüedad y

posición glischrocárica, publicados en su célebre libro “Simbiosis y Ambigüedad” en 1967. El

autor centra finalmente su reflexión en la vigencia del pensamiento blegeriano en nuestros días,

estableciendo algunas relaciones entre los conceptos anteriormente mencionados y el de

algunos autores representativos del psicoanálisis contemporáneo, como lo son el de las teorías

implícitas de los Sandlers, el concepto de campo desarrollado por la generación del 60 en la

Argentina, la dialéctica del par pulsión-objeto de André Green y la posición autista-contigua de

Thomas Ogden.

Palabras clave: Bleger, José - dramática- Enfoque situacional- pensamiento dialéctico-


simbiosis y ambigüedad- posición glischrocárica.

Abstract

The present paper aims at delving into some of the key theoretical concepts of the work of the

Argentine psychoanalyst José Bleger. The metapsychological concepts of dramatic, situational

approach and dialectical thought developed by the author in his book "Psychoanalysis and

dialectical materialism", published in 1958, are reviewed; as are the concepts originating in his

studies of the early psyche: symbiosis, ambiguity and glischrocaric position, published in his

1
Psicólogo, Psicoanalista. Miembro Asociado Asociación Psicoanalítica Chilena.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


famous book "Symbiosis and Ambiguity", in 1967. The author finally focuses his reflection on the

validity of the Blegerian thought in our days, establishing relationships between the

aforementioned concepts and that of some representative authors of contemporary

psychoanalysis, such as the implicit theories of the Sandlers, the concept of field developed by

the 60´s generation in Argentina, the dialectics of the drive-object pair, of André Green, and the

autistic-contiguous position of Thomas Ogden.

Key words: Bleger, José, dramatic, situational approach, dialectical thought, symbiosis and
ambiguity, glischrocaric position.

INTRODUCCIÓN

El psicoanalista argentino José Bleger fue un autor prolífico, investigó y elaboró

propuestas teóricas en diversas áreas del conocimiento humano. Se interesó desde sus

comienzos por la psiquiatría, el psicoanálisis en sus fundamentos epistemológicos, teóricos y

clínicos, así como también en la psicología grupal y en las dinámicas institucionales (Bleger,

1971). Tuvo una fuerte vocación por la docencia universitaria formando a generaciones de

psicólogos en la Argentina. Desde muy joven participó activamente como militante del partido

comunista con un profundo conocimiento del materialismo dialéctico de Marx y Engels, y en su

condición de judío tuvo una especial preocupación por el antisemitismo, llegando hacia el final

de su vida a participar en comisiones internacionales dedicadas a buscar la paz en medio

oriente (Bleger, 1973).

Este versátil y erudito pensador fue maestro de muchos psicoanalistas argentinos, varios

de ellos de renombre en la actualidad y ha sido permanentemente un autor de referencia en las

publicaciones científicas del llamado Psicoanálisis del Rio de la Plata. En varias ocasiones ha

sido homenajeado por su aporte científico y docente en importantes instituciones, como lo son

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y la Universidad de Buenos Aires en donde ejerció

la docencia por más de 10 años.

Su productividad intelectual es llamativamente abundante, publicó 6 libros y decenas de

artículos científicos, más aún si tenemos en cuenta que murió a temprana edad cuando tenía

tan sólo 49 años, en 1972.

A diferencia del reconocimiento que este autor ha tenido en su país, la obra de José

Bleger fue durante décadas desconocida para la comunidad psicoanalítica internacional. Las

barreras geográficas y sobretodo idiomáticas lo hicieron prácticamente inaccesible, sobre todo

para un público angloparlante. Basta mencionar que sólo se publicaron en inglés dos artículos

de él, su artículo más conocido y referenciado a nivel internacional, “Psychoanalysis of the

Psychoanalytic Frame” en el International Journal of Psychoanalysis (IJP) de 1967 y “Ambiguity:

A Chapter of Psychology and Psychopathology” en The World Biennial of Psychiatry and

Psychotherapy de 1973. Por esta razón y durante años, Bleger fue siempre identificado como el

“Psicoanalista del encuadre”.

Tuvieron que transcurrir 45 años para que nuevamente el IJP publicara un nuevo artículo

del autor, en esta ocasión fue “Theory and Practice in Psychoanalysis: Psychoanalytic Praxis”

en el año 2012. Este artículo fue introducido por la Psicoanalista franco-argentina Haydée

Faimberg y comentado por el psicoanalista norteamericano Jay Greenberg. Ambos autores

coinciden en la creatividad del autor y sobre todo en su planteamiento de problemáticas que

han sido el centro de la reflexión psicoanalítica contemporánea (Faimberg, 2012; Greenberg,

2012). Al año siguiente este artículo generó un estimulante debate online entre los suscriptores

del Libro Anual de Psicoanálisis (2013) y nuevos comentarios con cartas al editor en ediciones

posteriores del IJP (Levine, 2013).

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Este redescubrimiento (o descubrimiento) de un autor latinoamericano en otras regiones

de nuestro orbe fue tan solo la antesala de lo que podría considerarse uno de los hitos más

importante en la difusión de la obra de este psicoanalista argentino. El año 2013, y por una

iniciativa de su hijo y psicoanalista Leopoldo Bleger, es lanzada la primera edición en inglés de

“Simbiosis y Ambigüedad” publicada en la colección de la New Library of Psychoanalysis. El

prólogo de esta edición estuvo a cargo de Horacio Etchegoyen, quien sostiene que el proyecto

de investigación de Bleger continúa vigente en nuestros días y describe al autor como

“indudablemente uno de los más lúcidos y originales pensadores del Psicoanálisis

latinoamericano” (p. XII, traducción propia).

Poder asistir al impacto que produce un autor en una comunidad científica, cuyo

resultado genera una reflexión productiva, creativa y apasionada al interior de ella, estimula la

curiosidad por estudiar más en profundidad su obra. Doble estímulo si se trata de un pensador

latinoamericano que en su categoría de “maestro” formó a varios analistas que han realizado

aportes significativos al pensamiento psicoanalítico actual. En los últimos años ha surgido en

FEPAL la iniciativa por generar proyectos orientados a dar a conocer a los autores que han

hecho aportes fundamentales en la teoría y práctica del Psicoanálisis de nuestra región y que

encarnan la identidad del llamado Pensamiento Psicoanalítico Latinoamericano. José Bleger

forma parte de este selecto grupo de pensadores.

El presente trabajo busca profundizar en alguno de los conceptos teóricos claves de la

obra de José Bleger, específicamente en los conceptos metapsicológicos de dramática,

enfoque situacional y pensamiento dialéctico, así como en los conceptos provenientes de sus

estudios del psiquismo temprano, simbiosis, ambigüedad y posición glischrocárica. Finalmente

se centrará su reflexión en la vigencia de su pensamiento dentro del concierto del psicoanálisis

contemporáneo.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Para ello, la revisión se centra fundamentalmente en los dos libros que dedicó a la

investigación teórico-clínica en Psicoanálisis. El primero escrito tempranamente cuando se

formaba como psicoanalista en la APA, “Psicoanálisis y Dialéctica materialista” que publicó en

1958. Y el segundo libro, escrito diez años después, “Simbiosis y Ambigüedad”.

REFLEXIONES EPISTEMOLÓGICAS: DRAMÁTICA, ENFOQUE SITUACIONAL Y

PENSAMIENTO DIALÉCTICO.

En sus inicios José Bleger se interesó en el uso del pentotal sódico para sus pacientes

neuróticos en tratamiento psicoterapéutico. De esta experiencia iniciada a fines de los años 40,

surge su primer libro que tituló “Teoría y práctica del Narcoanálisis” publicado en 1952.

A principios de los años 50 y ya interesado en la teoría psicoanalítica, inicia su análisis

con Enrique Pichón Riviere y se inscribe en los seminarios de formación en la Asociación

Psicoanalítica Argentina. De su interés y estudio en profundidad de la obra de Sigmund Freud y

de la obra del filósofo y psicólogo marxista George Politzer, publica una serie de artículos que

terminan dando cuerpo a su segundo libro publicado en 1958, “Psicoanálisis y Dialéctica

Materialista”.

En este libro, y tal como nos lo aclara el autor en el prólogo, no nos enfrentamos a una

obra acabada, de ideas concluyentes y cerradas, sino más bien a la introducción de una serie

de interrogantes, con el objetivo de aclararse para sí mismo en qué consiste la psicoterapia

psicoanalítica.

Aquí su objeto de estudio y reflexión es la obra Freudiana, con especial atención a la

concepción del Psicoanálisis como una ciencia natural. Este es un libro que desarrolla una

crítica epistemológica al paradigma del materialismo mecanicista que imperó en la segunda

mitad del siglo XIX y a su derivado, en la metapsicología de Freud, el punto de vista dinámico.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Fuertemente influenciado por su maestro Enrique Pichon Riviere, quien lo introduce en

la obra de George Politzer, Bleger adopta la crítica a la concepción de los fenómenos

psicológicos reducidos a materia y fuerza. No sólo en los textos iniciales como la Neuropsicosis

de defensa (1894) y el Proyecto de psicología para neurólogos (1895) encontramos el esquema

referencial mecanicista en Freud, aún lo sostiene, como lo hace notar Bleger, en una etapa

tardía de su obra. Por ejemplo en 1926, cuando en un artículo para la enciclopedia británica

señala que el psicoanálisis reconduce todos los procesos psíquicos al juego de unas fuerzas

que “poseen originariamente la naturaleza de las pulsiones, vale decir, son de origen orgánico”

(p.253).

En este sentido, Bleger le da el status de un mito a la concepción de la psicología

cuando se la llega a concebir como sinónimo de vida interior y como entidad ontológica. Pero

también aclara que “fenomenológicamente no se puede negar la existencia de la vida interior, y

de lo que se trata es de la crítica a la psicología que concibe al fenómeno, hechos psicológicos,

como cosas” (Bleger, 1958, p.35). A juicio de Bleger, la dinámica tiende a convertirse en un mito

cuando se la aísla y se le concede autonomía respecto de la conducta total del sujeto y de su

contexto social. Esto lleva a un divorcio entre teoría y práctica, señala el autor, porque al querer

describir la conducta de una persona desde un punto de vista teórico, se reduce el fenómeno a

sus elementos formales “y se descarna su conducta de los elementos vitales, humanos, como

parte del decurso de una vida” (Ibid, p.112).

Sostiene que en el campo de la práctica cuando se comprende e interpreta “es porque

se reduce la conducta a motivaciones, hechos y situaciones, en términos concretos de vida

humana” (Ibid, p.113). Bajo la influencia de Politzer, concluye que el psicoanalista trabaja en su

campo operacional en términos de dramática, definiéndola como “en última instancia, la

descripción, comprensión y explicación de la conducta en función de la vida del paciente, en

función de toda su conducta” (ibid, p.113).

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Si bien Freud no conceptualizó el punto de vista dramático, está contenido de forma

implícita y a veces con mucha claridad, por ejemplo en su texto sobre la Gradiva de Jensen: “en

efecto, quien pretenda interpretar el sueño de otro no puede omitir averiguar con el máximo

detalle posible todas las vivencias externas e internas del soñante” (1907, p.54).

En un artículo publicado en 1969, “Teoría y práctica en psicoanálisis. La praxis

psicoanalítica”, Bleger sistematiza lo planteado en su libro de 1958. Acá sigue sosteniendo que

“la teoría explicitada puede no coincidir o no coincide con la teoría implícita en la práctica”

(p.289). Además de su crítica a la contradicción que observa entre dinámica y dramática, critica

la imagen del analista que en sus comienzos se consideró un puro observador de las ciencias

naturales y como una pantalla receptora de lo que le sucede al paciente. El analista interesado

en los contenidos mentales del paciente que eran consecuencia de lo que había experimentado

en su vida, el llamado punto de vista “histórico-genético” que imperó en los comienzos del

Psicoanálisis. Por el contrario, Bleger señala que la teoría implicada en la práctica es

“fundamentalmente situacional” (ibid., p.290) y que esta brecha se ha ido acentuando en la

medida que el trabajo analítico se ha ido centrando en la dinámica transferencial-

contratransferencial. Sostiene que en la actualidad consideramos la sesión psicoanalítica como

“una relación bipersonal, en la cual la conducta de cada uno de sus integrantes está en relación

con las características presentes de la situación” (Bleger, 1958, p.141).

Podemos entender que lo que Bleger hace es un estudio de las contradicciones

implícitas que observa en la obra de Freud. En opinión de Faimberg, “la exploración de la

contradicción está en el centro del pensamiento dialéctico de José Bleger” (Faimberg, 2012,

p.983). Freud utilizó en escasas ocasiones el término dialéctica y siempre lo hizo en el sentido

de diálogo mientras que Bleger le confiere el sentido que tiene en la filosofía de Hegel, es decir,

como un proceso en donde elementos opuestos se crean, preservan y niegan entre ellos en

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


busca de una superación e integración que nunca se logra. Y en donde cada integración

potencial genera una nueva tensión dialéctica.

Con la introducción del pensamiento dialéctico Bleger da cuenta de la tercera

contradicción que observa entre teoría y práctica. Esta considera que la teoría sigue los

principios de la lógica formal aristotélica, y que de esto deriva la postulación de términos

antinómicos independientes y del establecimiento de sistemas cerrados. Por otra parte, Bleger

piensa que la práctica “emerge del hecho que la dramática de la relación interpersonal

configurada en el campo psicoanalítico y en la transferencia se desarrolla y es comprendida y

conducida de una manera implícita y automática de acuerdo con el pensamiento dialéctico”

(Bleger, 1969, p.293). La reducción de los fenómenos psicológicos a un interjuego de fuerzas

pulsionales en el aparato psíquico es, a juicio de Bleger, la utilización por parte de Freud de un

instrumento conceptual insuficiente o inadecuado en su esfuerzo por expresar el decurso

dialéctico de la conducta humana. Él piensa que Freud redescubre la dialéctica en los hechos

pero sin haberla descubierto todavía como instrumento conceptual. De este modo el autor

reintroduce conceptualmente el pensamiento dialéctico en su lectura de la obra de Freud,

influenciado por su estudio de la filosofía de Hegel, de la doctrina del materialismo dialéctico de

Marx y Engels y del concepto de su maestro Pichón Riviere, la espiral dialéctica. Este último

concibe que lo que aparece en cada momento de la sesión es un hecho nuevo y original,

producto de la relación dialéctica entre el analista y el analizando y en relación dialéctica con lo

preexistente en la historia individual de cada uno de ellos. Y que cada uno de estos momentos

jamás vuelve a repetirse de manera totalmente idéntica.

Como bien lo aclara Bernardi “tanto para Bleger como para Pichón el proceso del

análisis se daba en forma de espiral dialéctico, en el que los fenómenos conscientes e

inconscientes y los de positividad y negatividad se influían mutuamente” (2009, p.239). Con

esto Bleger deja entrever el riesgo de postular en la teoría entidades aisladas e independientes,

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


y en establecer un modo de comprensión unitaria y reductiva, a este fenómeno lo denominó la

“de-dialectización de la dramática, del ser humano como totalidad, incluida sus relaciones

interpersonales” (Bleger, 1969, p.294).

Un año después de publicado su segundo libro, José Bleger se integra como docente a

la Universidad de Buenos Aires, impartiendo cátedras que irán desde la Introducción a la

Psicología Institucional. En 1963 publica “Psicología de la conducta” y en 1967 “Psicohigiene y

psicología institucional”. Estos dos libros testimonian su experiencia formando a varias

generaciones de psicólogos en la Argentina, en los cuales ubica a la conducta humana como su

objeto de investigación, pero desmarcándose del conductismo y entendiendo por ella a todas

las manifestaciones del ser humano cualesquiera sean sus formas de presentación. Su enfoque

situacional e intersubjetivo, ya introducido en su libro de 1958, adquiere mayor fuerza aquí

cuando afirma que “la conducta del ser humano no es ya una cualidad que emerge de un algo

interior y que se despliega en un afuera; no hay que buscar en un adentro lo que se manifiesta

en un afuera. Las cualidades de un ser humano derivan siempre de su relación con el conjunto

de condiciones totales y reales” (Bleger, 1963, p.40).

SOBRE LA INDIFERENCIACIÓN PRIMITIVA EN LA RELACIÓN INTERSUBJETIVA

Quienes asistieron a los seminarios de formación con Bleger durante la década de los 60

(Bauleo, 2012; Faimberg, 2012a; Rappoport, 2006), testimonian que su libro “Simbiosis y

Ambigüedad” publicado en 1967, representa al Psicoanalista de APA, egresado hace más de

10 años del Instituto de formación y embarcado en una larga investigación sobre el desarrollo

emocional temprano. En este libro intercala sus observaciones provenientes de la experiencia

con sus pacientes en análisis, del psicoanálisis aplicado a la novela de Christiane Rochefort “El

reposo del guerrero” y al comentario de dos textos de Freud: “Sobre el sentido contradictorio de

las voces primitivas” y “Lo ominoso”; e incluye una extensa y no menos rigurosa revisión de

diversos autores del ámbito filosófico, psiquiátrico y psicoanalítico. Aquí ya es posible notar en

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


el autor una identificación importante con los teóricos de las relaciones objetales, en especial

Melanie Klein, Wilfred Bion, Ronald Fairbairn y de la psicoanalista norteamericana Margaret

Mahler, en especial sus estudios sobre el autismo y la simbiosis. No obstante, Enrique Pichón

Riviere seguirá siendo su referente de cabecera.

En el prólogo el autor nos afirma que el estudio de la simbiosis posibilita la comprensión

de campos y problemáticas muy amplias que van desde “la psicología normal como de la

psicopatología, tanto de la psicología individual como de la psicología grupal, institucional y de

la comunidad” (1967, p.9). Esta afirmación está en consonancia con la tesis central del libro,

que postula como punto de partida del desarrollo humano un estado de indiferenciación

primitiva y con el rechazo a la concepción del humano que nace como ente aislado y que

gradualmente en el tiempo se va relacionando con otros seres humanos. Bleger sostiene que el

fenómeno de la simbiosis “nos sitúa de pleno, y desde el comienzo del desarrollo de la

personalidad, en la interrelación humana, que aquí tiene características muy particulares” (ibid,

p.9).

Bleger parte de la observación clínica del entrecruzamiento de roles en ciertos cuadros

psicopatológicos. Describe detalladamente un caso clínico en donde el fenómeno transferencial

se caracteriza por intensos procesos de proyección masiva, en el cual el analista queda

capturado y pasa a ser un mero depositario, quedando enajenada buena parte del Yo del

sujeto. Agrega que el rígido control del vínculo simbiótico tiene como objetivo evitar que el

depositario irrumpa en la relación narcisista de objeto y evitar su reintroyección. En este sentido,

la simbiosis es “muda”, sólo aparece sintomatología claramente notoria en casos de ruptura de

la misma. Esto último, puede gatillar intensas angustias catastróficas, cierto grado de pérdida y

desorganización de la imagen corporal, síntomas fóbicos graves, desmayos, autoagresiones,

etc. Piensa el autor, que el vínculo simbiótico es una relación condensada de cosas muy

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


complejas y contradictorias que necesitan ser desmenuzadas y discriminadas para poder ser

reintroyectadas y elaboradas.

Así las cosas, Bleger entenderá por simbiosis una estrecha interdependencia entre dos o

más personas que se complementan para mantener controladas e inmovilizadas las

necesidades de las partes más inmaduras de la personalidad o como prefiere denominarlo, el

objeto o núcleo aglutinado de la personalidad. A este último lo define como “un conglomerado o

una condensación de esbozos o formaciones del yo en relación con objetos internos y con

partes de la realidad exterior (…) todo ello sin discriminación pero también sin confusión. La

confusión se da cuando se pierde la discriminación, mientras que en la aglutinación no hay –en

rigor- confusión, porque la discriminación no ha sido aún alcanzada. El objeto aglutinado incluye

la estructura más primitiva en la que hay fusión de lo interno con lo externo (…) y su

permanencia constituye el núcleo psicótico de la personalidad” (ibid, p.41).

De la descripción de la simbiosis como fenómeno que se da en la situación analítica,

luego como un núcleo aglutinado constitutivo de la parte psicótica de la personalidad, llega a

establecer una tercera hipótesis que es la existencia de una tercera posición que antecede a la

posición kleiniana esquizo-paranoide y que la denomina Posición Glischrocárica (Glischros:

viscoso y Karion: núcleo). Bleger la caracteriza “por una relación de objeto aglutinado, ansiedad

catastrófica, defensas como la escisión, proyección, e inmovilización, funcionando al máximo en

intensidad, masividad y violencia” (ibid, P.44). Con esto el autor define una posición evolutiva y

existencial del sujeto que excede al campo de la psicopatología y que incluye a la psicología

normal.

En un segundo material clínico de una analizante, describe a una mujer con un déficit

importante en su personificación y falta de discriminación entre lo femenino y masculino. Bleger

observa que esta paciente no tuvo de niña pautas definidas y altamente consistentes para la

identificación, “porque los roles y los personajes fueron altamente ambiguos” (ibid, p.111).

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Sostiene que un hecho significativo para comprender mejor la dinámica del núcleo aglutinado y

por el hecho de no existir aún discriminación, es que la parte psicótica de la personalidad es

muy ambigua, con esto se refiere a que “ella puede funcionar de manera muy divergente,

distinta, según el predominio circunstancial dentro de la misma de alguno de sus distintos

componentes o integrantes” (ibid, p.112). Esto puede dar expresión a distintos tipos de

personalidad, rasgos de personalidad o a núcleos ambiguos que aparecen en distintos cuadros

psicopatológicos. Por ejemplo, describe a la “personalidad ambigua” que presenta la

característica de no asumir o de no hacerse cargo de una situación, de su motivación, sentido y

consecuencia. Presentan un comportamiento furtivo, en el cual todo transcurre como si no

hubiera ocurrido nada ni pasara ahora nada y a esto se agrega la permeabilidad o el mimetismo

con que asumen distintos comportamientos. Son percibidos por el otro como contradictorios o

confusos, sin embargo la característica específica en estas personalidades es que en ellas

coexisten de manera simultánea y en el mismo momento términos diferentes pero que no son

excluyentes ni contradictorios para el sujeto, este es el terreno de la no discriminación.

Bleger afirma que un Yo con características ambiguas y que produce en el interlocutor la

impresión de un carácter artificial, puede organizarse sobre la adhesión a una actividad, una

idea, un grupo o una institución, a esto lo denomina un “Yo fáctico”. Esta característica es la

que articulará en su célebre capítulo “Psicoanálisis del encuadre psicoanalítico”, cuando define

al encuadre como una institución “dentro de cuyo marco, o en cuyo seno, suceden fenómenos

que llamamos comportamientos” (ibid, p.238). El comportamiento que observa Bleger es

cuando en el encuadre, aquel aspecto constante sobre el cual marcha el proceso, tiende a

mantenerse invariable en el tiempo. ¿Cuál es el significado de dicho fenómeno?: “Es, en todos

los casos, el problema de la simbiosis, que es “muda”, y sólo se manifiesta cuando se rompe o

amenaza romperse” (ibid, p.239). Es el encuadre el depositario de las partes más primitivas de

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


la personalidad y que puede transformarse en la fuente de innombrables dificultades del

proceso.

REFLEXIONES FINALES: VIGENCIA DEL PENSAMIENTO DE JOSÉ BLEGER EN LA


ACTUALIDAD

Reflexionar sobre la vigencia del pensamiento de un autor “clásico” 1 en nuestros días,

implicaría considerar la diversidad de su producción científica y cotejarla con las múltiples ideas

que han surgido desde las distintas escuelas de pensamiento. Como esta empresa excede los

objetivos y la extensión de este trabajo, se ha optado por seleccionar algunos conceptos

fundamentales revisados anteriormente y pensarlos a la luz de lo que han planteado algunos

autores representativos del Psicoanálisis Contemporáneo.

Si tomamos como punto de partida las problemáticas epistemológicas que postula en los

momentos iniciales de su obra, podemos señalar que Bleger sitúa en el centro de su

planteamiento que las teorías explicitadas por los analistas pueden no coincidir con las teorías

implícitas en la práctica. Este punto ha sido un tema sumamente discutido en las últimas

décadas por sus implicancias clínicas y éticas para la práctica psicoanalítica actual.

Este impulso lo dieron los Sandlers (1983) en el concierto anglosajón, cuando estudiaron

el tema de las teorías explícitas o públicas y las teorías implícitas o privadas de los analistas, el

cómo pensamos y teorizamos nuestra práctica, y lo que “realmente” hacemos. Las teorías

implícitas son aquellas que tienden a pasar desapercibidas pues no son totalmente conscientes,

más bien preconscientes. En la actualidad, este tema ha dado origen a distintos grupos de

discusión clínica en Europa y América, dentro de los cuales se encuentran el método de

Haydeé Faimberg (2007), “la escucha de la escucha”, que tiene el objetivo de poder reconocer

y explicitar los supuestos teóricos desde los cuales intervenimos. También se han desarrollado

1
Haydée Faimberg (2012a) propone diferenciar a los verdaderos clásicos de los autores idealizados.
Toma una cita de Italo Calvino, quien señala que un clásico es aquel libro que no termina de decir lo que
tiene que decir; y que también es un texto que para cada lector y en cada lectura toma un nuevo
significado.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


otras metodologías de trabajo e investigación, como el modelo de “Los métodos clínicos

comparados” de David Tuckett (2008) y el método del “mapa” de Jorge Canestri y col. (2006).

En los recientes congresos internacionales de la IPA estas actividades han ocupado un lugar

importante en los llamados “Working Parties” y en la publicaciones del IJP a través de la

sección “Analyst at Work”.

Estos desarrollos sobre las teorías implícitas en la práctica no fueron mayormente

profundizados por Bleger. Su interés más bien radicó en las premisas epistemológicas que

están presentes en la práctica y que no están adecuadamente reflejadas en la teoría. Así

estableció una triple contradicción que observó entre teoría y práctica.

Una primera contradicción es el predominio en la teoría del enfoque histórico genético y

el predominio del enfoque situacional en la práctica. Ya en 1958, Bleger se propone transformar

la sesión analítica en un “instrumento del tratamiento” (Bleger, 2012, p.822). Este es un punto

de vista familiar para nuestros tiempos puesto que coloca el énfasis en el “aquí y ahora” de la

dinámica transferencial-contratransferencial desmarcándose del “allá y entonces” del enfoque

histórico genético. Además de la directa influencia de Politzer y su concepción de la psicología

concreta, podemos pensar que esta línea de pensamiento ya estaba en germen en el grupo

argentino. Por ejemplo, los trabajos de principios de los 50 de Racker (1952) sobre la

contratransferencia que allanaron el camino, junto con los trabajos de Paula Heimann (1950),

hacia los desarrollos contemporáneos sobre el uso de la subjetividad del analista y de su

utilidad en la clínica. Es importante destacar aquí que hubo una “mutua” influencia entre los

integrantes de la “segunda generación” de analista de la APA, entre los cuales podemos

mencionar a David Liberman, Willy Baranger, Enrique Racker, Luisa Álvarez de Toledo y el

propio José Bleger, quienes estuvieron durante los años 50 y 60 en un productivo y permanente

intercambio de ideas. Todos ellos estuvieron fuertemente influenciados por Enrique Pichón

Riviere, responsable de introducirlos en la teoría del campo de Kurt Lewin en la década del 50 y

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


en sus propias concepciones sobre la intersubjetividad. Hoy en día, los trabajos de los Baranger

(1961-62) y su problemática del campo son ampliamente reconocidos en el concierto del

Psicoanálisis Contemporáneo.

Una segunda contradicción que denuncia Bleger es la teoría que enfatiza el punto de

vista dinámico y la práctica que enfatiza el dramático, siendo tal vez la que más consenso

genera entre los analistas en la actualidad. La perspectiva fenomenológica ocupa un lugar

central en la práctica, puesto que no observamos un interjuego de fuerzas o movimientos

pulsionales en nuestros pacientes, más bien tenemos acceso a escenas dramáticas y nos

comunicamos con ellos a través de modelos que reflejan de forma directa el acontecer

vivencial. Es importante aclarar acá que Bleger no quiso renunciar al punto de vista dinámico

como un modelo heurístico para comprender el drama, sino en denunciar el error de

considerarlo causa del drama.

Con el punto de vista dramático, hay en Bleger una mayor identificación con la Teoría de

las Relaciones Objetales, en especial Klein, Bion y Fairbairn. Fue recién en los años 60 cuando

el Psicoanálisis Argentino se familiarizó con esta nueva metapsicología, pero Bleger no sólo

consideró la noción kleiniana de un mundo interno vivo de objetos internos en relación, sino

también en el determinante lugar que ocupa el objeto “externo” o los otros sujetos que

determinan el desarrollo del psiquismo individual. Para Pichón Riviere y su discípulo Bleger, hay

un giro desde el sujeto aislado hacia un sujeto en donde la intersubjetividad está en el centro de

su devenir. Aquí el contexto social está en relación dialéctica con el mundo interno y esto

también encuentra su referencia en el concepto de Pichón de espiral dialéctica.

La tercera contradicción que observa Bleger sostiene que la teoría se construye desde

una lógica formal y la práctica se desarrolla desde una lógica dialéctica. Él concibe que cada

momento de la sesión analítica es un hecho nuevo y original, producto de la relación dialéctica

entre analista y analizando; que cada momento de la espiral dialéctica es único, y jamás vuelve

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


a repetirse de manera idéntica. Desde una perspectiva clínica esto tiene un valor incalculable,

cuando por ejemplo describe la psicopatología de los mecanismos disociativos como expresión

de la paralización de los movimientos dialecticos que caracterizan el desarrollo de la vida, o

como preferiría llamarlo Bleger el fenómeno de la “dedialectización” del proceso.

En la actualidad estos planteamientos pueden reconocerse en la obra de André Green,

un autor contemporáneo cuyos aportes han tenido un amplio reconocimiento. Él ha enfatizado

la necesidad de enmarcar el psicoanálisis dentro del paradigma del pensamiento complejo,

pensamiento que tiene lugar en el marco epistemológico de una “dialéctica histórico-estructural”

(Delourmel, 2013, p.133) en donde ocupa un lugar central la noción de aprés-coup

(Nachträglichkeit). Un ejemplo de lo anterior, lo constituye uno de sus conceptos pivote de su

entramado teórico, el par pulsión-objeto. Por una parte, Green sostiene que es el objeto el

revelador de la pulsión porque sabemos de su existencia cuando el objeto falta, es ese el

momento cuando la pulsión se manifiesta de manera apremiante. Pero por otra parte, la

construcción del objeto no se concibe sino a partir de que es investido por la pulsión. De ahí su

aforismo “La construcción del objeto lleva retroactivamente a la construcción de la pulsión que

construye al objeto” (Green, 2010, p. 52). Sostiene el autor que para poder dar cabida a esta

dificultad teórica “debemos recurrir a un pensamiento dialéctico. De otro modo, tendremos sólo

una idea en la cabeza: desembarazarnos de la pulsión porque no sabemos qué hacer con ella”

(Ibid. P.53).

Aquí solamente mencionar la breve discusión que sostuvieron Jay Greenberg y Howard

Levine en el IJP del año 2013 sobre el artículo de Bleger publicado el año anterior y que refleja

la vigencia del debate sobre el par pulsión-objeto, o en términos de Bleger, el punto de vista

dinámico y el dramático. Mientras Levine, más próximo a Green, piensa que Bleger sostiene de

manera paradójica y dialéctica la relación dinámico-dramática, Greenberg interpreta en Bleger

un quiebre radical con la tradición Freudiana y la sustitución de un modelo por otro distinto.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Siguiendo con la tradición del Psicoanálisis Norteamericano, otro autor contemporáneo

con el cual podemos establecer algunas relaciones directas con la obra de Bleger, es Thomas

Ogden.

La obra de este autor se enmarca, al igual que la de José Bleger, dentro de un

pensamiento dialéctico (Ogden, 1992). Podemos mencionar aquí su concepción del sujeto

dialécticamente constituido y descentrado, en donde por ejemplo no es posible darle primacía a

la noción de inconsciente. Para este autor, inconsciente y conciencia solamente pueden ser

concebidos “en dependencia mutua, definiéndose, negándose y preservándose uno a otro”

(ibid, p.101).

Encontramos con “Simbiosis y Ambigüedad” interesantes relaciones con algunos

postulados de Ogden. Él también centra su investigación en los modos primitivos de la

experiencia psicológica. Define una tercera posición a las ya descritas por Melanie Klein, la

posición autista-contigua que pertenece a un área de la experiencia pre-simbólica, cuya

modalidad de relación objetal está dominada por los sentidos (a través de la experiencia con la

superficie de la piel), con defensas autistas cuya finalidad es proteger de intensas angustias

catastróficas como miedo al derrumbe y la desorganización inminente del self. Concibe que la

experiencia humana es un interjuego dialéctico de estas tres modalidades: la depresiva,

esquizo-paranoide y autista-contigua.

Estas ideas fueron planteadas 20 años después del trabajo de Bleger sobre la simbiosis

y sobre la concepción de un sujeto en un estado inicial de indiferenciación primitiva. La Posición

Glischrocárica también pertenece al área pre-simbólica de la experiencia, con una modalidad de

relación objetal simbiótica o indiferenciada, constituida por una serie de mecanismos defensivos

primitivos que funcionan de manera masiva frente a la emergencia de intensas angustias

catastróficas. Ogden desconocía los trabajos de Bleger desarrollados durante los años 60.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Una tercera idea, que podría constituirse como un tema a investigar y profundizar, es la

relación entre el tercero analítico y los conceptos de encuadre y simbiosis de Bleger. Desde una

perspectiva de la situación analítica, Ogden define que además del analista y el analizando, hay

un tercer sujeto de análisis a quien denomina el “tercero analítico intersubjetivo”. Este tercer

sujeto se mantiene en “tensión dialéctica” (Ogden, 1998, p.75) con el analista y el analizando,

cada uno conservando sus propias subjetividades de manera separada. Ambos participan de la

construcción de este tercero pero lo hacen asimétricamente, dado que los roles de la pareja

analítica establecen que el objetivo del análisis es la exploración del mundo interno del

analizado. Ogden sostiene que una condición para que se cree un proceso analítico es la

capacidad de que analista y analizando se “embarquen en un interjuego dialéctico de estados

de reverie” (ibid., p.75), que se establezca el tercero analítico.

Me parece que Ogden aquí apunta a algo central que Bleger plantea en su concepción

del encuadre. Él piensa que la posibilidad de que en el proceso se mantenga el interjuego

dialéctico es a condición de que el analista mantenga su propio encuadre, lo que posibilitará el

análisis del encuadre que el paciente proponga. En Ogden sería la importancia de que se

mantenga la asimetría de los roles, para que se establezca el tercero analítico. Podemos

pensar aquí con Bleger, que el riesgo de la simetrización de la relación analítica, uno de los

problemas contemporáneos en discusión de la relación entre intersubjetividad y encuadre, es la

simbiosis. Como señala Bleger, el problema de la simbiosis es su condición de “muda” y esto

puede traer dificultades en los tratamientos por la dificultad en su identificación. Solamente el

encuadre del analista (mantener la asimetría de la relación) permitirá su análisis.

Finalizando, no podemos dejar de mencionar a uno de los autores más influyentes del

Psicoanálisis contemporáneo, la psicoanalista franco-argentina Haydée Faimberg. En su obra

no sólo observamos la importancia que le otorga al contexto social en la psicopatología del

sujeto, cuando estudia la incidencia en el sujeto de las problemáticas narcisistas de la primera y

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


segunda generación en el Telescopaje de generaciones (2006), sino también en la adopción de

una perspectiva dialéctica en sus desarrollos teóricos, por ejemplo en el estudio de la dialéctica

del encuadre (Faimberg, 2012). Ella ha sido responsable en los últimos años de la difusión de

la obra de José Bleger dentro del concierto del psicoanálisis europeo, haciéndolo trabajar (a su

“maestro” como lo define ella) con otros importantes autores como Freud, Lacan, Loewald y

Winnicott (Faimberg, 2013).

Hacia el final de su corta vida, Bleger dejó inconcluso un artículo que pensaba titular

“Judío, Psicoanalista y Marxista” (Luján Picabea, 2009), título autobiográfico que lejos de toda

síntesis muestra las contradicciones que habitaron la vida de este pensador argentino. Marie

Langer, su analista antes de morir, lo llamaba con humor “El rabino rojo de la APA”.

José Bleger no sólo tuvo que enfrentar sus dilemas propios, sino también a su grupo

más cercano dentro de APA, que a principios de los 70 se marginaron de la institución creando

el grupo Plataforma y Documento, sin embargo él optó por mantenerse afiliado hasta el día de

su muerte. Sus propias contradicciones, su trayectoria personal e intelectual fecunda y la

búsqueda permanente de un diálogo del psicoanálisis con otras ciencias humanas son parte

importante de su legado, y sobre todo un punto de partida para analizar las posibilidades o

límites de un Psicoanálisis más plural y abierto en nuestros días.

Bibliografía

1.- Baranger M y Baranger W (1961-62). La situación analítica como campo dinámico. Revista

Uruguaya de Psicoanálisis, 4(1):3-54. También publicado En Baranger M y Baranger W,

Problemas del campo psicoanalítico. Buenos Aires: Kargieman, 1969.

2.- Bauleo A (2012). Prefacio a la edición italiana de Simbiosis y Ambigüedad. Recuperado de:

http://www.area3.org.es/Uploads/a3-16-Prefaciobauleo.pdf

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


3.- Bernardi R (2009). ¿Qué metapsicología necesitamos? Vigencia de J. Bleger. Revista

Uruguaya de Psicoanálisis, 108: 223-248.

4.- Bleger J (1952). Teoría y Práctica del Narcoanálisis. Buenos Aires: El Ateneo

5.- ________ (1958). Psicoanálisis y Dialéctica Materialista. Buenos Aires: Paidós, 2ª Edición,

1963.

6.- ________ (1963). Psicología de la Conducta. Buenos Aires: Paidós, 14ª reimpresión, 1995.

7.- ________ (1966). Psicohigiene y Psicología Institucional. Buenos Aires: Paidós.

8.- ________ (1967). Simbiosis y Ambigüedad. Estudio Psicoanalítico. Buenos Aires: Paidós,

6ª reimpresión, 1997.

9.- ________(1969). Teoría y práctica en psicoanálisis. La praxis psicoanalítica. Revista

Uruguaya de Psicoanálisis, 11:287-303. También publicado En Revista de Psicoanálisis,

2003, 40(4):1191-1104.

10.- ________ (1971). Temas de Psicología (Entrevista y Grupos). Buenas Aires: Nueva Visión.

11.-________ (1973). Balance de la situación política en Medio Oriente. Revista de

Psicoanálisis, 30(2):537-550.

12.- ________ (2013). Symbiosis and Ambiguity. A Psychoanalytic Study. New York: Routledge

13.- Bleger L (2012). José Bleger: “de la sesión al encuadre”. Revista de Psicoanálisis,

69(4):821-825.

14.- Canestri J, Bohleber W, Denis P, Fonagy P (2006). The Map of Private (implicit,

unconscious) Theories in Clinical Practice. En Canestri J, editor. Psychoanalysis: From

practice to theory. Chichester: Wiley.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


15.- Delourmel C (2013). An Introduction to the Work of André Green. Int J Psychoanal., 94:133-

156.

16.- Faimberg H (2006). El telescopaje de generaciones. Buenos Aires: Amorrortu.

17.- ________ (2012a). José Bleger y su encuadre dialéctico: vigencia actual. Revista Calibán,

10(1):194-203.

18.- ________ (2012b). José Bleger´s dialectical thinking. Int J Psychoanal., 93: 981-992.

19.- ________ (2013). The Paternal Function in Winnicott: The Psychonanalytical Frame. Int J

Psychoanal., 95: 629-640.

20.- Freud S (1907). El delirio y los sueños en la “Gradiva” de W. Jensen. A.E. 9.

21.- ________ (1926). Psicoanálisis. A.E. 20.

22.- Green A (2010). El pensamiento clínico. Buenos Aires: Amorrortu.

23.- Greenberg J (2012). Commentary on José Bleger's Theory and Practice in Psychoanalysis:

Psychoanalytic Praxis. Int J Psychoanal., 93: 1005-1016.

24.-Heimann P (1950). On Countertransference. Int J Psychoanal., 31: 81-84.

25.-Levine H (2013). Letters to the Editor: On Greenberg’s Reading of José Bleger’s

Psychoanalytic Praxis. Int J Psychoanal., 94: 571-574.

26.- Libro Anual de Psicoanálisis (2013). Debate online sobre el artículo de José Bleger: Teoría

y práctica en psicoanálisis: la praxis psicoanalítica. 28:129-162.

27.- Luján Picabea, M. (2009) José Bleger. Las batallas de un hombre en construcción. Buenos

Aires: Capital intelectual.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


28.- Ogden T (1992). El sujeto dialécticamente constituido/descentrado del Psicoanálisis. I. El

sujeto Freudiano. Libro Anual de Psicoanálisis, 8:99-108.

29.- ________ (1998). Reconsiderando tres aspectos de la técnica psicoanalítica. Psicoanálisis

de APdeBA. 20(1):75-104.

30.-Racker E (1952). Observaciones sobre la contratransferencia como instrumento técnico de

comunicación preliminar. Revista de Psicoanálisis APA, 9(3):342-354.

31.- Rappoport E (2006). Homenaje al Dr. José Bleger: “Simbiosis y Ambigüedad”. Revista de

Psicoanálisis APA, 63(2):399-406.

32.- Sandler J (1983). Reflections on Some Relations Between Psychoanalytic Concepts and

Psychoanalytic Practice. Int J Psychoanal., 64:35-45.

33.- Tuckett D et al. (2008). Psychoanalysis comparable and incomparable: The evolution of a

method to describe and compare psychoanalytic approaches. New York: Routledge.

Email: [email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


ESCISIÓN ESTÁTICA: EL DIFÍCIL PROCESO DE VINCULAR IMAGEN-EMOCIÓN-
1
SENSACIÓN

2
Antònia Grimalt

Resumen

En este trabajo se exploran niveles de funcionamiento en los cuales la elaboración de la

emoción tiene un resultado negativo por el fracaso en la transformación de elementos senso-

emocionales primitivos en símbolos o afectos señal. Partiendo del concepto, desarrollado por

Bion, de la “escisión estática” y a través de las viñetas clínicas, la autora intenta ilustrar la

reversión del tiempo en espacio como defensa frente a un dolor no mentalizado, así como el

uso de la imagen o del juego para secuestrar la experiencia catastrófica intolerable de la

diferenciación. A nivel clínico se enfatiza la importancia de tener estos niveles en consideración

para posibilitar la transformación de unas experiencias emocionales primitivas que permanecen

como pensamientos sin pensador y actúan como obstáculos al proceso terapéutico.

Palabras clave: atemporalidad, escisión estática, contención activa, experiencia catastrófica,

hecho seleccionado.

Abstract

This paper is focused on the levels of functioning where the working through of emotion has a

negative outcome because of a failure in the transformation of primal senso-emotional elements

into symbols or signal affects. Starting from the concept developed by Bion of static splitting, and

through the clinical vignettes, the A. tries to show the reversal of time into space as a defence

1
Este trabajo es una versión modificada de un “paper” presentado en el congreso de la FEP, Barcelona
2007
2
Antònia Grimalt. Psicoanalista didàctica de niños, adolescentes y adultos de la Societat Espanyola de
Psicoanàlisi (SEP) Barcelona

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


against a non-mentalized pain, and the use of image or play to encircle or kidnap the unbearable

experience of differentiation. At a clinical level there is an emphasis on being receptive to these

levels so as to allow the processing and transformation of primal emotional experiences which

otherwise remain as thoughts without a thinker and act as an obstacle to the therapeutic

process.

Key words: atemporality, static splitting, active contention, catastrophic experience, selected

fact.

Introducción

…… En una película, hace bastantes años, titulada “El cartero (y Pablo Neruda)”, “Neruda”

(exiliado en Italia) recita al cartero poco cultivado un poema sobre el mar. Entonces, el cartero

trata de poner en palabras aquello que ha sentido al escuchar el poema:

Cartero: … No puedo expresar el que he sentido, me he sentido como… cómo... como una

barca mecida por las olas de estas palabras.

“Neruda”: (Silencio) ¿cómo una barca mecida por las olas de mis palabras? ¿Sabes lo que

acabas de hacer, Mario?

Cartero: (Alarmado). ¿No, que acabo de hacer? “Neruda”: Has inventado una metáfora.

Cartero: (silencio). … Pero no tiene valor… porque no tenía intención de hacerlo.

“Neruda”: La intención no importa, porque las imágenes…, las imágenes surgen

espontáneamente.

Cartero: entonces quiere decir que el mundo el mar, el cielo, la lluvia etc.... pueden ser una

metáfora de otras cosas?

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


A partir de la experiencia global de escuchar el poema, el cartero abstrae un hecho

seleccionado: una imagen vinculada a una senso-emoción muy primitiva de sentirse mecido en

los brazos de la madre, o incluso de sentirse dentro la matriz mecido por los movimientos del

cuerpo de la madre. Lo relaciono con la función psicoanalítica de la personalidad: una

capacidad de vaivén y transformación de senso-emociones tempranas en imágenes que hacen

de la vivencia interna algo íntimo, personal y subjetivo, que no necesariamente pasa por el

bagaje intelectual.

Cómo analistas se nos supone la función de contener y transformar las experiencias

emocionales de nuestros pacientes, pero también esperamos de ellos que las puedan recibir y

acoger y hacer su propio proceso de transformación, asociando, o bien insistiendo a través de

la repetición aquello que se nos ha pasado por alto. Pero en algunos análisis, después de un

periodo de comprensión aparente a veces largo, descubrimos una situación en que parece que

nada se mueva: las cosas pasan de una manera lisa y llana, lo cual nos hace intuir un vacío en

la relación, una ausencia de significado, una situación estática. Interpretar ansiedades de

separación no tiene sentido puesto que la separación se vive como la ruptura de un ritmo con la

sensación de un suelo que se acaba abruptamente, una caída en el vacío que impulsa a

adherirse a herramientas cognitivas para defenderse de esta situación catastrófica.

El punto que me interesa explorar son las situaciones en las cuales el fracaso en la

transformación de experiencias emocionales primarias puede permanecer absorbido y oculto en

el contexto de la estructura del propio espacio perceptivo. Como vacío de representación queda

un agujero en la experiencia del self que se llena con alucinosis. En estas áreas existen

dificultades para establecer la función simbólica del pensamiento y las palabras no llegan a

lograr la capacidad de representar y contener los objetos de la experiencia emocional.

Escisión Estática

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Considero que aquello que Bion plantea en la situación clínica como “escisión estática” (static

splitting) tiene sus raíces en dichas áreas primitivas. Hay una ausencia de vínculo emocional, y

una escisión del tiempo y del espacio que impide la articulación de los pensamientos en el

proceso de pensar. Mi paciente adulta lo conseguía evacuando la emoción a través de unas

imágenes usadas de forma sensorial y en mis pequeños pacientes en un juego evacuativo sin

drama, para mantener a raya una ansiedad catastrófica.

Se da un enturbiamiento o distorsión de las relaciones que produce en el analista un efecto

parecido al ataque al vínculo debido a la falta de estímulos, que podrían dar lugar a imágenes

en su propia mente que permitirían la representación de la experiencia del paciente. Pienso que

este efecto tiene su origen en experiencias arcaicas donde la transformación de la emoción

tiene un resultado negativo: el área del negativo de los vínculos (- L, -H, -K) (Bion 1969). El

negativo del amor (-L) no debe confundirse con odio o agresión, sino más bien como la

dificultad de evolución hacia la verdadera emoción de amor, y lo mismo con el negativo del

odio. Complacencia no significa amor (L) y el negativismo no se puede considerar como odio

(H) sino más bien como una falla en la transformación de estas emociones i el proceso de

diferenciación a través de una verdadera escisión evolutiva normal (López Corvo, 2006)

Pienso que este problema va asociado a la dificultad de vincular imágenes con emociones y

sensaciones, como fracaso en la transformación de elementos senso-emocionales primitivos en

símbolos o afectos señal, que entonces son percibidos como objetos concretos o sensaciones

corporales. En la relación terapéutica, esto da lugar a una falta de resonancia a la comunicación

del paciente que no nos evoca imágenes o pensamientos que permitirían imaginar su

experiencia emocional. En estas situaciones, el paciente no puede usar al analista como

continente y le priva de significación emocional proyectado. Relaciono esta situación con las

dificultades para articular los elementos del pensamiento a través de vínculos emocionales.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Bion deja de lado el conflicto amor-odio vinculado al conocimiento del objeto y la realidad para

pasar a la disyuntiva entre vívidas emociones ambivalentes y su ausencia. De este modo

enfatiza los niveles primitivos de construcción de la experiencia y remarca la dialéctica entre

sentir y pensar emociones o bien deshacerse de ellas, evacuando la experiencia (el ámbito de

la negatividad, Bion 1969). Desde un buen comienzo, el dolor que provoca la ausencia del

objeto puede confundirse con la propia ausencia y no registrarse como una emoción, lo cual

conduce a un vacío emocional atemporal: el área de la falta-de-existencia. Esta área no

funcionaría como un vacío estático sino como un objeto voraz que devora el significado y el

paciente se siente succionado por el vacío. En estos niveles, el espacio no es un área en donde

se podrían desarrollar relaciones humanas, y por tanto la noción de tiempo a través del juego

presencia-ausencia. Se trata más bien de la presencia de una ausencia inhumana que hay que

expulsar de la conciencia a todo coste: la escisión estática y la transformación en alucinosis

entran en juego (Bion, 1965).

Freud (1926) estableció una diferencia entre ansiedad automática y ansiedad señal; esta

última tiene significado psíquico y una función: poner en marcha defensas para evitar una

situación catastrófica de desamparo. En su teoría del pensamiento, Bion retoma el concepto de

ansiedad automática a través del “terror sin nombre” y lo sitúa en el contexto de una relación

entre dos mentes (madre-bebé): la “reverie” materna, a través de la contención, transforma la

experiencia catastrófica de desamparo en una emoción tolerable, y proporciona los elementos

para pensar y modular el dolor. Cuando esta relación falla, debido a dificultades en uno o

ambos miembros de la díada, se perturba el procesamiento psíquico de determinadas

experiencias emocionales. Estas experiencias permanecen en la mente como hechos no

digeridos ni mentalizados, ni conscientes ni inconscientes sino inaccesibles debido a una

ausencia de sistemas transformacionales, que posibilitarían su observación y comprensión.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Forman parte de un funcionamiento arcaico que atraviesa la cesura del tiempo entre la

dimensión preconceptual primitiva y la verbal actual.

Bion (1962) describe de manera precisa cómo, en los niveles primitivos, el dolor causado por la

ausencia de satisfacción puede ser vivenciado como vacío, una nada (no-thing). La emoción

despertada por la ausencia no puede diferenciarse de dicha ausencia y entonces es sustituida

por una no-emoción. Esta ausencia de emoción… es decir la no-emoción sería análoga a

“pasado” y “futuro” que quedan en el lugar donde estaba el presente antes de que el tiempo

fuera aniquilado: se crea el área de la no-existencia; aun así, esta área no funciona

simplemente como un vacío estático sino como un objeto voraz que devora el significado y el

paciente se siente succionado hacia el vacío. En este nivel “el espacio” no es un área donde se

hace posible el desarrollo de una relación humana, y por tanto la noción del tiempo con relación

a la presencia<─>ausencia. Grotstein (1981), en su descripción del “agujero negro”, amplió la

idea de Bion de “ausencia-que-no puede-ser-pensada”: cuando hay una ruptura prematura de la

“unicidad” primaria que aboca a una noción prematura de dualidad, se pierde la protección

necesaria del “at-one-ment” o narcisismo primario. Winnicott habló de la caída infinita como una

ansiedad que no puede ser pensada, Bion la denominó catástrofe infantil: el fenómeno del

agujero negro de caída desde la tercera dimensión del espacio ordinario a la dimensión cero del

infinito.

Estos obstáculos en el desarrollo primario pueden dificultar la escisión evolutiva normal del

objeto. Pienso que la escisión bueno/malo va ligada a la posibilidad de transformar la emoción y

cuando el niño permanece en el nivel de sensaciones esto deviene imposible. Entiendo estas

situaciones como áreas mudas no mentalizadas que permanecen como agujeros en el self.

Coromines (1994) las describe como enclaves sensoriales no integrados en una relación

emocional significativa que pueden provocar problemas en el progreso terapéutico. Las

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


relaciona con las organizaciones patológicas de los adultos que Steiner (1993) denomina

refugios psíquicos.

Estas situaciones que arrancan de problemas en el desarrollo primario se reproducen en el

proceso terapéutico en forma de un vínculo primitivo donde no hay diferenciación self-objeto y

es posible que, en estos casos, el paciente se defienda a través de la escisión estática. En los

momentos en que el paciente funciona a este nivel, se borra la diferenciación y la experiencia

emocional del tiempo queda congelada en una catástrofe pasada, permanentemente temida en

el futuro. Si interpretamos ansiedades de separación, nos encontramos con un vacío emocional:

la relación diferenciada es aquello que se teme y se evita. El paciente está tan aterrorizado por

un posible contacto con el objeto persecutorio de la “no-existencia” (la sensación de estar

separado y fuera del espacio mental del objeto) que no puede pensar, o se defiende tanto de

esta posibilidad que es difícil llegar a él. A nivel contratransferencial, el analista puede tener una

sensación de vacío, con un sentimiento de inexistencia tratando de encontrar algo a lo cual

agarrarse, ya sea una teoría psicoanalítica, el supervisor, etc. Parece ser que en estos casos

es importante comprender los niveles primitivos básicos de supervivencia cosa que hace más

tolerable esta experiencia por parte del analista.

Se dan situaciones en las cuales el paciente modifica su posición, con relación a los objetos

externos, cambiando su perspectiva como resultado de una escisión en las dimensiones de

espacio y tiempo. Bion (1965) describe la reversión de la perspectiva como una defensa

patológica dirigida contra la posibilidad de desarrollar visión binocular e insight que entiendo

como debida a un dolor no mentalizado del paciente, y el vaciado de emoción. Para mantener

esta situación, el paciente puede usar una forma de transformación en alucinosis no violenta. El

tiempo y el espacio funcionan en un nivel diferente al del analista, parecido al caso del jarrón de

Rubin donde uno puede ver o bien un jarrón o bien dos caras frente a frente, según lo que se

escoja como figura y como trasfondo. Hay que diferenciar este concepto del de perspectiva

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


reversible característico de la tercera posición en donde el paciente puede cambiar de un punto

de vista a otro. Este modelo va ligado a las teorías de Money-Kyrle (1968) sobre la construcción

de forma y espacio, y la formación distorsionada de conceptos y la desorientación respecto de

la base.

Aunque es difícil comunicar con palabras, experiencias que tenían lugar a un nivel no-verbal y a

menudo eran producto de muchas sesiones, describiré algunas viñetas del caso de una

paciente adulta y dos niños. Mi propósito es explorar modelos de comprensión de la dinámica

arraigada en un funcionamiento adhesivo mudo, una manera de conseguir anestesia emocional.

Mi planteamiento es que algunos estilos de juego en niños son análogos al uso de las imágenes

que puede hacer un paciente adulto con el fin de envolver, secuestrar y controlar una

experiencia emocional dolorosa: funcionamientos silenciosos, vacíos de emoción; en el juego

del niño habría personajes, pero sin drama.

Pensamientos oníricos (Alpha). Déficits y usos.

Bion da mucha importancia a la función visual como matriz psíquica elaborativa, y señala el

lugar nuclear que ocupa la metabolización de las impresiones sensoriales y emocionales para

formar un pictograma visual o ideograma como primer paso para dar forma, “configurar” la

realidad psíquica. Este acto primario de representación psíquica precede la transformación de

las experiencias psíquicas en pensamientos. La capacidad de formar imágenes permite poder

archivar las unidades de pensamientos oníricos (notación). Aun así, para poder pensar hay que

organizar estas imágenes en torno a un sentido, el hecho seleccionado de Poincaré “el hecho

que armoniza y unifica en el espacio, y la causa en el tiempo”. Como una matriz del tiempo la

función alfa articula los elementos en una historia (narrativa o mito): pone los pensamientos en

las coordenadas espacio-tiempo. Lo podemos ver en el mito de Edipo cuando resuelve el

enigma de la Esfinge. Edipo, en vez de quedarse en una imagen concreta y estática, abstrae

una metáfora y encuentra un hecho seleccionado: la imagen del “hombre” vinculada al paso del

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


tiempo (el animal que anda a cuatro patas al amanecer, con dos a mediodía y tres al atardecer).

Aun así, esta capacidad no le sirve para aprender de su experiencia: no llega a conectar el

hecho de matar un hombre en la encrucijada con la muerte del Rey.

La imagen puede ser usada para controlar y expulsar partes de una experiencia emocional no

deseada cuando, en vez de desplegarse en sus asociaciones permanece secuestrada; esto

puede dar lugar a algo pareciendo a la alucinación. La finalidad no es contener la experiencia

sino más bien capturarla para neutralizarla (Bion, 1992). Entonces la imagen deviene un

continente artificial que encarcela, captura y secuestra la experiencia emocional que la

personalidad se siente demasiado débil para contener sin peligro de rotura y así sirve de

vehículo para un proceso evacuatorio.

La diferencia entre 1) una función alfa perturbada o un déficit en la transformación de elementos

beta en elementos alfa y 2) la dificultad para usar pensamientos oníricos (Alpha) y

transformarlos en una narrativa, da lugar a patologías diferentes del pensar. La primera

pertenece al funcionamiento mental de la parte psicótica de la personalidad con

manifestaciones “ruidosas” (Tabak & col., 1999): fragmentación, identificación proyectiva

masiva, ataques al vínculo y a las funciones del Yo de contacto con la realidad interna y

externa. En el segundo caso, que está en relación con el uso del símbolo, una ausencia de

vínculo entre los elementos alfa impide la articulación de los pensamientos. Lo entiendo como

ansiedad catastrófica que se mantiene a raya a través de una ausencia de vinculación

silenciosa con dificultades de aprender de la experiencia. Esto lleva a desdibujar o distorsionar

las relaciones, algo que produce un efecto parecido al ataque al vínculo en la mente del analista

por la falta de estímulos que podrían dar lugar a la producción de imágenes en su propia mente

y que permitirían su propia reverie de la experiencia del paciente. Pienso que este efecto está

arraigado en experiencias arcaicas donde el procesamiento de las emociones tiene un

resultado negativo: el área de los vínculos negativos (-L, -H, -K).

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Bion describe un paciente (1962) que “visualiza” como un feto que hipotetiza como alguien que

recibía la comunicación de las emociones de la madre, pero desconocía totalmente el origen y

el estímulo de estas emociones. A veces, este paciente parecía tener una idea rudimentaria de

aquello que estaba pasando, pero ningún tipo de idea de cómo se sentía él. Esto me ayudó a

identificar momentos con pacientes que a pesar de tener capacidad simbólica parece tan sólo

dirigida intelectualmente “hacia fuera” y no tienen ni idea de aquello que sienten ellos. Así era el

caso de mi paciente adulta que hablaba de “impresiones “que no podía asociar con nada o bien

imágenes dispersas sin ningún tipo de conexión. Mi comunicación también era denudada de

sentido y tan sólo servía como un continente artificial usado como fetiche protector: se trataba

de áreas de funcionamiento caracterizadas por elementos alfa en un estado de aislamiento para

mantener a raya la catástrofe psicótica y a la vez el cambio catastrófico. En estos casos, el

analista puede sentir una presión a forzar emociones y forzar un sentido en el paciente con

riesgo de acabar en una relación continente –contenido invertida obstruyendo la evolución del

sentido y de las emociones.

Pongo la adherencia sensorial a las imágenes en el área de la transformación en alucinosis. En

el campo de la alucinosis, el devenir mental se transforma en una impresión sensorial y las

impresiones sensoriales en esta área no tienen sentido. En la relación terapéutica, el paciente

recibe las palabras del analista a través de sus cualidades sensoriales más que por el contenido

de la comunicación. Se da una situación muda contra toda evolución de un sentido de

diferenciación porque este hecho sería catastrófico. El significado se ha perdido y se da un

estado independiente del objeto y muy lejos de la frustración que comportan los pensamientos

debido a su conexión genética con la ausencia (Bion, 1970).

Visión Binocular

En “El Gemelo Imaginario”, Bion (1950) plantea si el desarrollo psicológico podría ir ligado al

desarrollo del control ocular de forma análoga a como los problemas de desarrollo asociados a

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


la agresión oral coexisten con la salida de los dientes. Para establecer la percepción en

profundidad es necesaria la visión binocular. A partir de este punto, el modelo visual impregna

todo su trabajo: usa la “visión binocular” como una metaperspectiva sobre el interjuego y la

diferenciación entre símbolo y pensamiento concreto. La visión binocular proporciona dos

puntos de vista susceptibles de ser integrados a través del sentido común. Un objeto que se ve

ya sea como amado, o como odiado es percibido “monocularmente”. Cuando uno se da cuenta

de que el objeto amado y el objeto odiado son uno y el mismo se logra un sentimiento de

verdad. En esta concepción, el símbolo no sería tan sólo la representación de una ausencia

sino también la relación presencia/ ausencia: la capacidad de considerar el objeto y su ausencia

como dos espacios diferenciados. Esta capacidad permite una oscilación fructífera entre

concreto/abstracto y entre objeto de pensamiento/pensamiento. Cuando esto no es posible, el

espacio donde el objeto debería de estar y no está deviene “ausencia de espacio”, un agujero

negro. La posición depresiva que va asociada al complejo de Edipo implica la capacidad

binocular de diferenciar entre espacio físico/espacio mental, fantasía/percepción y

alucinación/recuerdo: constituye el paso de la bidimensionalidad a la tridimensionalidad. Aun

así, la oscilación fructífera entre estos polos, tolerando la paradoja, es aquello que confiere la

cualidad dinámica a la verdadera capacidad simbólica: la posibilidad de ver cosas desde

perspectivas diferentes.

En su trabajo con psicóticos, al desviar su escucha de la comunicación verbal a la escucha de

la comunicación ideogramática o concreta del paciente, Bion adoptó el término “vértex” como

analogía de la “visión binocular”: una manera de explorar formas de comunicación primitivas. La

visión se puede usar de forma metafórica o de forma concreta y se refiere a las alucinaciones

como posibles comunicaciones, fenómeno que denomina transformación en alucinosis (Bion,

1965). El concepto de Bion no se refiere a un término psiquiátrico; es un concepto que

comporta un amplio abanico de fenómenos que no necesariamente van ligados al trastorno

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


mental: se trata de un estado siempre presente, pero cubierto por otros fenómenos que hace

que pase desapercibido. La ausencia de satisfacción se niega a través del recuerdo de la

satisfacción; hay una confusión entre los objetos de pensamiento y los pensamientos. La

formulación poética intuitiva de Shelley pone esta idea en palabras: “aquel estado en el cual se

puede suponer que las ideas asumen la fuerza de las sensaciones a través de la confusión del

pensamiento con el objeto de pensamiento y el exceso de pasión que anima las creaciones de

la imaginación (citado por Bion, 1965).

De la (psico)dinámica a la (psico)estática

‘… También podrías decir simplemente … que me gusta aquello que tengo es lo mismo que

decir que tengo aquello que me gusta’

The mad tea party en Alice in Wonderland. (The complete illustrated works of Lewis Carroll,

1991)

A partir del análisis de Richard (pie de pág. II, ses. 42), Klein describe dos polaridades en el

mecanismo de la reversión según el predominio de sentimientos amorosos o destructivos. En el

primer caso, la reversión va asociada a los procesos normales de identificación que forman

parte del desarrollo mental y que dan forma a la posterior configuración del juego de roles.

Pienso que en estas situaciones no hay un desdibujamiento total de la diferencia entre sujeto y

objeto, sino que más bien se trata de una vía en el proceso de diferenciación y la capacidad de

empatía, la de poder “ponerse en los zapatos del otro”.

Bion (1989) desarrolla el concepto de reversión de la perspectiva y describe la tendencia del

paciente a quedar fijado a una única perspectiva desde la cual “ve” las interpretaciones y el

análisis, y que se esconde detrás de un acuerdo aparente con el analista. Se trata de un

fenómeno activo, que transforma una situación dinámica en estática, usando una forma

especial no violenta de transformación en alucinosis (estática y evanescente) para mantener a

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


raya el terror sin nombre. En esta situación, se erige una defensa patológica (escisión estática)

dirigida contra la posibilidad de desarrollar visión binocular. La reversión de la perspectiva sería

el polo opuesto de la perspectiva reversible. Aquello que no se puede tolerar es la cualidad

dinámica de la interpretación. Después de la interpretación hay una pausa mientras el paciente

lleva a cabo un reajuste. La pausa puede ser muy difícil de diferenciar de la que haría otro

paciente para digerir la interpretación que acaba de oír. El silencio no es usado para absorber

totalmente las implicaciones de la interpretación sino más bien para establecer una perspectiva,

no comunicada al analista, en la cual la interpretación que el paciente no cambia ni cuestiona,

tiene un sentido diferente de aquel que el analista pretende comunicar. El paciente no necesita

estar en desacuerdo con el analista ni experimentar conflictos edípicos, sencillamente cambia la

perspectiva. Es una manera de mantener un tiempo “circular” donde no hay sorpresas, todo se

posee y se puede prever y encaja en el guion del paciente.

Cuando describió el mecanismo como escisión estática, Bion estableció una diferencia clara

con la escisión dinámica descrita por Klein. Lo diferenció también del hecho “de emprender una

acción para descargar la mente de una acumulación de estímulos” (Freud, 1911) o evacuación

de elementos beta; aclara que lo que pasa es que el paciente considera la interpretación del

analista como la prueba de que él, el paciente ya “ha evacuado” elementos beta, un estado

mental más cercano a la alucinación que al delirio. La escisión se detiene en una “posición de

acción” estática, la dinámica ya no es necesaria porque la alucinación es sustituida por la

realidad: como una fotografía estática donde se pierde toda discriminación figura/trasfondo,

antiguo/nuevo, sujeto/objeto igual como se pierde toda idea de movimiento, tiempo o cambio.

Se puede describir como un funcionamiento “camaleónico” defensivo primario. El tiempo es

comprimido, los espacios suprimidos, igual que toda diferenciación entre sujeto y objeto. Se

desdibuja toda aprehensión de distancia psíquica o proximidad simbólica. La emoción intensa

se vive en términos de sensación física más que de sentimiento. Bion relaciona la escisión

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


estática (y el fracaso en la vinculación de la preconcepción con la realización) con la

destrucción de la preconcepción edípica. El paciente no fracasa en la solución de los problemas

edípicos; incluso no alcanza el nivel para llegar a tenerlos.

El mecanismo dinámico que conduce a la reversión hacia una imagen estática preserva la

capacidad de la persona de captar la realidad, al mismo tiempo que cambia el significado de

esta realidad para evitar un dolor insoportable. Los padres pueden abdicar de su

responsabilidad de proteger el desamparo del niño, o bien puede pasar que el niño lo sienta así.

Esto representa un obstáculo al desarrollo de la capacidad del niño de contener sus emociones

para procesarlas. Esta dificultad puede comportar la necesidad de crear un continente mágico

fetichista artificial como sustituto de una relación fiable, y confiada (Banner, 2006). Lo que pasa

entonces es que en el lugar de la intersubjetividad genuina que permitiría la relación continente-

contenido (♂♀) aparece un tipo de fusión instantánea fantaseada que borra la realidad de la

diferencia.

Britton (1998) describe un estado caracterizado por la desmentida (el hecho de conocer

/desconocer, K/-K) de la realidad interna y externa que comporta una situación de irrealidad.

Este estado forma la base de la ‘organización defensiva’ de la personalidad “como sí” y lo

relaciona con el mecanismo de la reversión de la perspectiva. Esta organización protege al

paciente de las fantasías que tiene respecto del mundo de fuera y a la vez de las fantasías que

tiene respecto de su mundo interno. En el proceso analítico, estos pacientes revierten la

perspectiva porque no pueden permitirse el hecho de conocer la realidad no tan sólo de sus

objetos internos sino también de sus objetos externos que esperarían encontrar destrozados y

horribles. Entonces permanecen suspendidos entre aquello que temen dentro de su propia

mente y aquello que temen del mundo de fuera. Esto se podría describir como estar

permanentemente en aquello que Winnicott denomina espacio transicional: el lugar del reposo

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


de la ilusión que proporciona un descanso de la lucha constante para diferenciar

hecho/fantasía, realidad externa/realidad psíquica.

La característica más importante del funcionamiento “como si” es la complacencia; se da una

inversión del orden natural de los deseos, se da preferencia al deseo del Otro por encima del

deseo propio del self. Aun así, por debajo del falso self complaciente hay una identidad negativa

que sería totalmente lo contrario de aquello que se considera como el deseo del Otro (López-

Corvo, 2006). Pienso que esto significa la otra cara de la misma moneda, permanecer alienado,

porque hacer todo el contrario de lo que el otro desea, significa lo mismo: estar alienado del

propio espacio mental y “permanecer en la alteridad”. Relaciono esta situación con el concepto

de vínculos negativos de Bion (-L, -H, -K) como aquellas áreas que describía a comienzos de

este trabajo, donde el procesamiento de la emoción tiene un resultado negativo. El negativo del

amor (-L) no debe confundirse con odio o agresión, sino como dificultad para hacer un proceso

evolutivo hacia la verdadera emoción amorosa. Lo mismo pasa con el negativo del odio (-H).

Complacer no quiere decir amar al objeto (L) verdaderamente y el negativismo no puede

considerarse como odio (H) sino más bien como un fracaso en la evolución de estas emociones

y en el proceso de diferenciación entre ambas a través de una verdadera escisión evolutiva

normal.

Pienso que otras personalidades pueden recurrir también a la reversión de la perspectiva y que

esto puede pasar en diferentes momentos de un análisis. La característica global más

importante de este mecanismo es que la oscilación dinámica creativa concreto ↔ simbólico,

está detenida. Cada situación nueva o inquietante se reduce a una especie de dualidad y

simetría. La diferencia asimétrica no reversible que existe entre realidad material y realidad

psíquica se trata como una simetría reversible inversa entre “dentro” y “fuera”. En un enunciado

que se basa en la lógica simétrica (principio de placer) (Matte Blanco citado por Britton, 1998)

toda formulación de un aspecto de una relación se mantiene como una verdad en el sentido

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


inverso. La cita inicial de este apartado pienso que lo ilustra. El Sombrerero Loco le dice a

Alicia: …‘también podrías decir simplemente …que me gusta lo que tengo es lo mismo que

tengo lo que me gusta’. De este modo, hecho y fantasía, realidad y ficción estarían en una

simetría reversible inversa.

Material Clínico

Adherencia a las imágenes

La comunicación de Ingrid (de 39 años, en un análisis de 4 sesiones / semana) era ambigua,

dispersa, llena de referencias a sensaciones de cansancio, y a impresiones difusas que no

podía asociar con nada. Me comunicó que sufría una sensación de temor difuso, sin forma que

aun cuando no podía formularlo, su temor era que abocara a un total descontrol sin ningún tipo

de aviso. Había tenido crisis de pánico. Aunque muy inteligente, con una sólida formación

intelectual, esta situación la tenía atrapada en un estado de pobreza emocional en su vida y en

sus relaciones. Las sesiones llenas de pausas entre frases, seguidas de silencios mortecinos

hacían perder la conexión. Desde mi perspectiva actual lo vería como una experiencia que no

se podía articular en pensamientos y emociones y acababa haciéndose inaccesible por este

temor difuso a un sufrimiento desconocido. Mis intervenciones también sufrían el mismo

destino: aunque aparentemente bien recibidas seguía un silencio y después decía algo que yo

no podía ligar con nada de lo que yo había dicho. Su contacto conmigo era vacío. Tardé tiempo

en darme cuenta de que hacía una especie de escisión del tiempo situándose en otro espacio.

La pauta era la siguiente: la paciente hablaba aparentemente de hechos de su vida, pero

situándose en imágenes en otro espacio y en otro momento. Así cuando empezaba a decir ayer

cuando estaba en la cocina pensé esto y aquello, lo hacía creando un desplazamiento concreto;

la paciente estaba en el lugar en donde “pensó el pensamiento” (su cocina y no en sentido

metafórico). Por tanto, entre ella y yo no pasaba nada porque la paciente estaba en otro tiempo

y en otro espacio.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Durante bastante tiempo, yo tenía la impresión de un análisis plano, lento que podría hacerse

eterno sin movernos nunca de lugar; la sensación de mi paciente que no fallaba nunca era que

“este espacio la calmaba”. Las referencias a mí eran totalmente ausentes, tenía la impresión de

que yo era dada por supuesta y la paciente alucinaba negativamente toda percepción que

pudiera provocar cualquier idea de mi existencia fuera “de este espacio”, como por ejemplo

encontrarse con otros pacientes (en realidad, llegaba sistemáticamente 2-3’ tarde, pienso que

para evitarlo) o las separaciones de fin de semana, incluso el hecho de pagar que nunca

entraba en la comunicación verbal. El concepto de reversión de la perspectiva me ayudó a

entender esta situación que no entendía en el momento: la suspensión del tiempo a través de

convertirlo en un espacio estático para evadir un dolor mental catastrófico desconocido.

En la parte teórica hablo de la necesaria cualidad del símbolo como la capacidad de

oscilación entre físico/mental cognitivo/emocional. La reversión estática de un espacio simbólico

a uno concreto cognitivo se podría traducir así en la línea que describe Bion (1992) en

“Cogitations”: La presencia de la paciente muestra que “sabe” que la analista está presente,

pero este hecho lo usa (defensivamente) para negar mi ausencia (no representada). Y durante

la sesión reacciona como si yo no estuviera presente. Esta conducta se dirige (defensivamente)

a negar mi presencia. Es decir, el presente queda aniquilado, se teme el encuentro con el

objeto real porque marca la diferenciación, entonces se anula su reconocimiento. Bion (1965)

usa el modelo de un pecho ausente, el lugar o la posición que tendría que ocupar

concretamente y no está. Es decir, la ausencia del objeto deviene un vacío emocional en

función del peligro catastrófico de sentirse fuera del espacio mental de un objeto del cual uno no

se ha podido diferenciar.

A veces podía registrar en mí una presión a buscar algo para comunicar, sólo para hacerme

presente o bien me daba cuenta de que estaba a punto de caer en un estado de aburrimiento

desanimado. Para reavivarme trataba de prestar una minuciosa atención a sus palabras una

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


por una para ver qué era aquello que escapaba a mi comprensión. Creo que esto suponía un

estado mental donde me adhería a la concreción de la experiencia sensorial.

En un principio la paciente no soñaba y cuando empezó a atreverse a soñar sólo podía describir

una imagen que no asociaba a nada. Un día dijo que había tenido un sueño en donde salía un

desierto; no sabía con qué relacionarlo y se quedó en un largo silencio. Me pareció una imagen

onírica aislada que englobaba y secuestraba la experiencia emocional: el área desértica de su

experiencia interna y el desierto emocional en nuestra relación. Le dije que su silencio me hacía

pensar en la atracción que debía de sentir hacia una imagen de algo árido y vacío: era capaz de

soñar un desierto, pero parecía quedarse ahí. Se sorprendió, no era consciente de su silencio.

Esta reacción no era habitual. A menudo después de una intervención se quedaba en un

silencio largo. A medida que yo adquiría más experiencia de esta pauta solía preguntarle donde

se había ido, tratando de establecer más contacto, de buscarla allá donde estaba. Me intrigaba

cómo manejaba la sorpresa de una interpretación, si la cambiaba de manera sutil o eliminaba el

significado. Por falta de espacio no incluiré un sueño donde aparece una reconfiguración

silenciosa (yéndose a otro lugar) para evitar el contacto con unas emociones catastróficas. El

resumen del sueño era que alguien le daba una noticia y ella en vez de comprobar si era cierta

se iba a otro lugar, no sabía dónde ni lo que hacía, aunque después volvía y lo comprobaba.

Pienso esto plasmaba a la perfección aquello que tenía lugar en nuestra relación.

El siguiente sueño (hacia el sexto año de análisis) representa con más detalle el equilibrio que

La paciente trataba de establecer para mantener una situación estática: pasando de la

tridimensionalidad a la bidimensionalidad.

Era una sesión de martes, la última semana antes de las vacaciones de verano.

Después de un largo silencio, empieza a decir: He tenido un sueño muy feo.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Silencio muy largo

Esta calificación de cariz estético del sueño me hizo pensar en una emoción primitiva masiva.

Decidí esperar.

P. Íbamos en coche, no sé con quien, por una carretera muy ancha con un paisaje muy bonito.

Y esta persona me decía que iríamos a un pueblo muy bonito. Yo pensaba que no valía la

pena, que el paisaje ya era muy bonito. Entonces cogíamos una curva y de repente la carretera

se hacía muy estrecha y el coche no podía seguir….

...silencio tenso

El conductor, no sé si era yo, hacía una maniobra repentina cómo si pensara que el coche

podía seguir de lado y después volver a su posición normal y recuperar el equilibrio.

Pausa tensa

… y de repente yo salía disparada

… El coche se quedaba de lado y yo salía disparada contra una pared y caía en el suelo…

Me desperté

Silencio

… la carretera debía de ir a parar a un puente que se estrechaba

Me paro aquí para comentar otro sueño de cuando empezó a desarrollar algo más que

imágenes y que muestra un funcionamiento adhesivo y parcial:

Tenía que ir por un paso de montaña, tan estrecho que tenía que andar con la espalda pegada

a la montaña para no caer en el vacío. Lo relaciono con su manera de adherirse a las

interpretaciones como un fetiche.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


En el sueño que comentaba, a pesar de que hay dos personas, aparece una fusión instantánea

fantaseada que borra la diferencia. Estamos en un mismo espacio sin interacción verdadera, ni

saber quién conduce: se distancia de las emociones y mira de lejos las interpretaciones como

un paisaje bonito. Me sugiere como las imágenes podían usarse para mantener una situación

estática: la fusión en un espacio, mirando de lejos las cosas que pasan. Como un espejismo en

el desierto; una amplía perspectiva donde no hay personas, ni sufrimiento ni espacios

diferenciados. La paciente usaba las interpretaciones para liberarse de la experiencia emocional

y al mismo tiempo tener la impresión de que todo tenía sentido y podía ser explicado de una

manera muy bonita y desde una perspectiva alejada de las emociones. Y quería seguir en esta

posición estática porque ir a un pueblo donde hay personas, tiempos, espacios diferenciados,

límites, casas, vida y experiencia podía conllevar conflictos. En el sueño aparece un

conglomerado self-objeto donde no queda claro quién conduce y quien sale disparado del

coche. La situación está en el vínculo. Posteriormente en sus asociaciones deduce que era ella

la que debía de conducir por la manera como salía disparada. A mí me sugiere un equilibrio

defensivo para mantener alejadas las emociones: cuando existe el peligro de que aparezca la

separación, la paciente trata de hacer una maniobra sin bajar del coche del análisis,

convirtiendo la relación en una cosa plana y estática.

Cuando aparecen áreas de funcionamiento de escisión normal (como decía antes el objeto

bueno cuando está presente y malo cuando está ausente) pueden borrarse (defensivamente) y

con ello desaparece el conflicto y el problema que hay que resolver. Pienso que el siguiente

sueño hablaría de esto.

Tenía que hacer una división, pero me equivocaba. Entonces borraba la equivocación y sin

darme cuenta borraba lo que tenía que dividir y pedía ayuda, pero surgían trabas, se me caía el

papel al suelo y tropezaba. Me sentía perdida e insegura... y me preguntaba cómo podía ser

que me agobiara tanto que había borrado lo que tenía que dividir. Pensaba que la división era

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


sencilla, de dos cifras como las que sabría hacer una niña de ocho años. Yo sabía cómo

hacerla, pero lo había borrado.

El pozo sin fondo

Tratando de mantener un estado de desconexión debido al temor de una catástrofe, Christian

desarrolló un juego que yo calificaría de evacuación (transformación en alucinosis) que

considero como una comunicación de este funcionamiento que antes comentaba. Christian

vaciaba de sentido la representación de una familia de conejitos que caía “eternamente” por un

pozo sin fondo: no podían hacerse daño porque nunca llegaban al suelo, puesto que el pozo no

tenía fondo. Este juego apareció alrededor de los dos años de análisis en la última sesión antes

de un fin de semana (4 sesiones por semana). Pienso que era un primer intento de dar forma a

algo que había perturbado su sentimiento de continuidad e implicación en las relaciones, por la

difícil contención y mentalización de unas experiencias catastróficas. Al mismo tiempo que daba

forma a través del juego, trataba de vaciarlo de sentido (por el terrible dolor que iba asociado) al

convertir la situación dinámica de la separación y el topar con la realidad de la

diferenciación/separación del objeto, en una situación estática.

Mi descripción parte de la perspectiva actual de cosas que adquirieron un sentido para mí a lo

largo de muchas sesiones. Me pude dar cuenta de sus estrategias de desconexión, y sentir en

mi propia piel una relación con un objeto inaccesible. Pienso que, en su manera de funcionar,

su única alternativa era la de establecer un equilibrio defensivo a través de una escisión

estática. Esto significaba decir que no había una diferenciación-separación real del objeto y por

lo tanto tampoco ninguna distancia entre él y el objeto (Joseph 1981).

Mi primera impresión cuando vi a Christian de la mano de su madre era la de un niño perdido y

desconectado, que parecía más pequeño de los 8 años que tenía. No podía encontrar su

mirada; no puedo decir que me evitara activamente por miedo a lo desconocido; parece que ni

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


miraba ni veía. Esta impresión huidiza, desapareció durante la primera observación donde me

encontré un niño complaciente con un nivel de lenguaje sofisticado y pseudoadulto, que

desarrolló una historia con un final feliz: un perro pequeño que había perdido a su madre y que

la encontraba al final de la sesión.

Sus juguetes preferidos era una familia de conejitos, dos grandes y dos pequeños. Él era el

conejito pequeño y yo la conejita pequeña. Con esto él me situaba en una posición simétrica y

contigua sin diferenciación. Descubrí que este juego no tenía una cualidad simbólica sino muy

concreta: insistía que él era realmente el conejito, y cuando lo perdía podía decir:” no me puedo

encontrar”.

Empezaba la sesión, llevando la caja de juguetes hasta el borde de la mesa inclinándola y con

ello todo el contenido iba a parar al suelo. Esto me hacía pensar en vaciar el interior de su

mente y deshaciéndose de emociones, sensaciones etc. De todos modos, decirle esto no tenía

ningún sentido. Comenté que esto parecía una catástrofe. Me miró y sonrió. Esto devino un

ritual: anunciaba la catástrofe antes de inclinar la caja. Esto se repitió durante mucho tiempo.

Entonces podía coger algunos juguetes del suelo una familia de humanos y la de conejitos, les

sacaba los vestidos y los iba cambiado entre ellos. De este modo masculino/femenino, grande/

pequeño se invertían. También solía poner una prenda de ropa abarcando dos personajes:

quedaban rodeados por la misma prenda de vestir y por una manga salía el brazo de uno y de

la otra manga salía el brazo del otro. Mes adelante empezó a sacarles toda la ropa y se

quedaban desnudos: les sacaba la cabeza y la cambiaba a otro cuerpo, o bien rompía por la

cintura a una muñeca. Yo trataba de vincularlo a una posible rabia y encontrar así un

significado, pero era inútil, aquello no tenía sentido. Habitualmente ignoraba mis intervenciones,

y yo tenía la sensación de estar en medio de un caos sin ningún tipo de posibilidad de organizar

nada en mi cabeza que pudiera tener un sentido. Parecía una cristalización de experiencias sin

articular.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


A menudo se envolvía en un juego sin fin, dándome la espalda. Cuando conseguía alcanzarle

con mis palabras, parecía confirmar en cierto modo mi interpretación a través del juego. Aun

así, no parecía una elaboración sino una transposición en el juego de un contenido concreto y

todo ello daba la impresión de una cáscara vacía. Esto me hacía pensar en lo que pasaba con

mi paciente adulta. Después de interpretar algo que yo veía de nuestra relación se quedaba en

silencio y después pasaba a describir una situación externa que parecía un eco fiel de lo que yo

había dicho hacía un rato, pero sin ningún tipo de conexión emocional; como una transposición

perceptiva de una imagen en la realidad externa. En el caso de Christian se trataba de una

transposición en el juego.

Yo podía sentir contratransferencialmente un vacío emocional con toda una mezcla de

impresiones sin sentido que no podían ser pensadas ni sentidas. A veces se envolvía en una

fantasía defensiva basada en alguna historia de la TV, que cubría el vacío; lo que había por

debajo era una falta de articulación de elementos del pensamiento que se habían agrupado en

una narrativa artificial que daba la impresión de coherencia. A menudo podía sentir la

desesperación de no poder alcanzarle o dar significado a su experiencia. Al mismo tiempo era

un niño bastante complaciente: es decir ni siquiera se mostraba agresivo, lo cual hubiera

significado que yo tenía alguna existencia para él. Podía vaciar una muñeca de trapo de todo

“sus contenidos” dejando sólo la capa externa de tela. Me hacía pensar en cómo debía de

sentirse él si no estaba fusionado con el objeto; tan sólo una piel con un vacío interno. Al mismo

tiempo también hacía pensar en la experiencia vacía, plana, bidimensional que compartíamos;

un vacío emocional cubierto por una capa de falsa complacencia. Reproducía un tipo de

relación con un objeto incontinente al cual había que complacer y animar. También hacía

pensar en la enuresis (que tenía) como una segunda piel-envoltorio hecho de sensaciones

cálidas sin ningún tipo de significación. Pienso que mis palabras también podían devenir

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


contenedores artificiales de una experiencia que necesitaba evolucionar sin que fuera cubierta

por un falso significado prestado y no nacido de la verdadera relación.

Al cabo de un tiempo, al final de la sesión empezó a organizar en un rincón de la caja,

un espacio ordenado donde ponía dos camas juntas: un conejo grande junto a uno pequeño en

cada cama. Con piezas de construcción les hacía una mesa con una TV encima para que “no

se aburrieran” mientras él estaba fuera. Devenían continentes concretos de su soledad en

tiempo real.

La evacuación de sus emociones junto con la concreción de sus experiencias en los

personajes del juego dio paso a un dibujo que usó muchas sesiones durante los primeros años

de análisis. Empezaba a dibujar (en la misma línea de cómo de repente podía interrumpir el

juego e ir al lavabo): jugaba en silencio de espaldas a mí y de repente se levantaba e iba a la

mesa para dibujar algo sobre la hoja que inmediatamente era tachado y yo no podía saber lo

que era. En el dibujo había un “Pokémon malo” (personaje televisivo) que atacaba y lo destruía

todo con rayos eléctricos que le salían de la cabeza. También había un “Pokémon bueno” casi

enganchado a un borde de la hoja y rodeado de un globo amarillo, que lo protegía de los rayos

eléctricos. Pasó bastante tiempo antes de que yo pudiera descubrir que algunas de las cosas

que el Pokémon malo destruía eran caras que representaban emociones (un día

“descuidadamente”, me dejó ver un poquito): una cara con lágrimas, una cara enfadada, una

sonriente que eran tachadas inmediatamente con unas rayas negras que salían de la cabeza

del Pokémon malo. Lo que quedaba en su lugar era una especie de agujero negro. Pienso que

esto representaba el inicio de sus tentativas de dar forma en imágenes a algo muy primitivo,

donde el esbozo de una emoción era inmediatamente aniquilado. Ya no hubo más evacuación a

través del cuerpo (la enuresis desapareció); la hoja de papel devino el continente concreto de

las emociones de las cuales trataba de deshacerse y aniquilar por la falta de contención

emocional. Al mismo tiempo, el dibujo daba forma a un “espacio maligno” donde la ausencia del

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


objeto era aniquilada, así como las emociones que podían aparecer en el espacio que había

dejado vacío el objeto.

Pienso que el globo protector del Pokémon bueno podría verse como la fantasía defensiva que

desplegaba en el juego para mantener las cosas en una situación estática, tapando los agujeros

de su experiencia emocional. Llenaba estos agujeros con emociones falsas para mantener la

ilusión de fusión y unicidad. También estaba representando un Superyó arcaico que aniquila la

experiencia emocional (Pokémon malo). En un momento de transición en que dijo que el

conejito ya no era él, decidió tirar el dibujo.

Voy a exponer un fragmento de sesión, más avanzado el análisis, donde hay una comunicación

más directa.

Entra quejándose. A mi comentario de que parece que hoy hay algo que duele me contesta

enseguida; “la cabeza, me duele la cabeza, tengo dolor de cabeza”

Se saca del bolsillo un juguete de plástico morado transparente que me comenta que es Casper

el fantasma. Me muestra como Casper quiere entrar dentro de la caja de juguetes y el conejito-

él no lo permite y lucha para que no entre. El conejito-él lucha para echarle, pero lleva las de

perder y es derrotado una y otra vez.

Comento en voz alta:

Los fantasmas no pueden verse y asustan a la gente: esto me hace pensar en sentimientos

como la rabia u otras cosas que uno no puede ver o no puede pensar y que pueden hacer daño

en la cabeza, dan dolor de cabeza.

Esta vez no se aísla en el juego, me escucha y trata de mostrarme en detalle como el fantasma

puede pasar a través de la pared de la caja. Dice que para que yo lo pudiese ver más

claramente habría que destruir la tapadera de la caja.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


A. Quieres que yo pueda entender como es de espantoso cuando los fantasmas se hacen

reales y quieren entrar dentro de la cabeza, como es de difícil sacárselos de encima. Tratas de

mostrármelo y quieres que yo lo entienda y lo piense.

P. (Se tira un pedo) Aleluya! (Mas que provocador lo siento como una evacuación liberadora).

Se tiende en el colchón (diván en el suelo) y se pone cómodo

P. Tú sabes que es una “ventisca”?

Se pone bien cuando le pido que me lo explique él: un viento que levanta mucha nieve.

A. Hay vientos muy fríos que lo confunden todo y no dejan ver claro. Incluso tan fríos que uno

no nota ni el dolor. Quizás te preguntes si me puedo imaginar como uno se puede sentir en un

lugar de mucha frialdad y remolinos, confundido sin poder ver claro y con cosas muy

embrolladas difíciles de pensar.

P. Y una “llamarada” que sabes lo que es?: “un volcán que saca fuego·”

A. Esto me hace pensar en momentos que quizás podrías estar tan enfadado y lleno de rabia

que podrías sacar fuego por la boca, diciendo palabrotas. ¿O bien podrías explotar como

cuando uno se echa un pedo?

Empieza a darse golpes con la tapadera de la caja de juegos.

A. Me has dicho que tenías dolor de cabeza, y ahora te estás dando golpes a la cabeza. No sé

si estás enfadado porque no quieres tener dolor de cabeza. O si tienes miedo de que yo esté

enfadada contigo y te castigas.

P. (Me mira con una expresión muy seria): Te tengo que decir una cosa muy importante. He

discutido con mi madre; ¡se ha enfadado porque no había hecho los deberes y no era verdad!

¡Me ha dicho “Cabrón” y ‘Hijo de puta!’ y yo le he dicho ‘idiota’ y ‘puta’

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Me paro aquí para analizar este fragmento de interacción.

A comienzos de la sesión, Christian muestra a través del juego la concreción de su experiencia.

Lo que me comunica me evoca imágenes que me permiten pensar en la frialdad de una

relación confusa. La ausencia de emoción que toma forma a través de la imagen de una

sensación (la frialdad). Aun así, cuando trato de acercarme a su experiencia y menciono “echar

fuego por la boca o explotar” en relación con una rabia hipotética empieza a darse golpes en la

cabeza. En estos momentos, yo me sentía perdida y confundida. Tratando de recuperar la

comunicación, pensando en voz alta en lo que ha pasado desde el comienzo, planteo hipótesis

sobre que pueden significar estos golpes. Entonces él comunica el malentendido con su madre:

una situación donde no sólo se siente malentendido, sino que también se siente invadido,

atacado, confundido y con una presión a explotar: una emoción que no llega a poder pensarse y

queda evacuada en un dolor físico en la cabeza.

En esta espiral de transformaciones apareció el juego que describía al comienzo. Un juego

que hizo durante un tiempo antes del fin de semana y de interrupciones largas. Me hizo pensar

en la imagen onírica usada como medio para secuestrar la catástrofe impensable de la

ausencia de continente: tomaba la forma de una fantasía defensiva, la de caer en un pozo sin

fondo, revirtiendo la perspectiva y convirtiéndola así en algo que evita el contacto con la

realidad de la necesidad y la diferencia, evitando la catástrofe de contactar con la realidad. Al

mismo tiempo pienso que era una manera de dar forma a la experiencia del “agujero “negro”

cayendo eternamente desde la tercera dimensión del espacio físico real a la dimensión cero del

infinito. Esto se transformó progresivamente en un juego donde colgaba los conejitos con una

tira de plastilina al borde de la mesa (el mismo desde donde inclinaba la caja al comienzo) y los

conejitos bajaban por su propio peso lentamente hacia el suelo por la flexibilidad de la plastilina

que se iba estirando. Los hacía competir y el ganador era el que conseguía llegar al suelo sin

que se rompiera la tira de Plastilina.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Reversión del tiempo en espacio

La boca y el terror

Uno de los primeros dibujos de Simón (seis años- 4 sesiones por semana- crisis de pánico) fue

una serie de pinchos arriba y abajo de la hoja de papel, dejando un gran espacio vacío en

medio .Cuando comenté, en voz alta, qué debía de ser aquello que parecían unos dientes, me

dijo que era un tiburón, y entonces dibujó en la parte de arriba unos ojos asustados y que

asustaban (tuve la impresión que asustar y estar asustado no estaban muy diferenciados).

Entonces se dedicó a llenar la parte de arriba y la parte de abajo en negro. En el espacio

grande vacío que quedaba en medio, dibujó una pequeña forma temblorosa que llenó de rojo

(me hizo pensar en una pequeña lengua). Mientras hacía esto me preguntó si le escribiría la

palabra.

Uno podría imaginar que su demanda de que le escribiera la palabra era una necesidad de

contención y de dar nombre a unos terrores devoradores. Pienso que sus terrores no tenían

todavía ni forma. Era un niño muy inteligente y con muchas ganas de aprender cosas en la

escuela. A partir de mi experiencia posterior, puedo ver ahora sus comunicaciones como una

manera de tapar un vacío mediante lo cognitivo y a la vez como una manifestación de su

conducta complaciente. De hecho, era yo que había sugerido una forma particular: los dientes.

Incluso su conducta cognitiva estaba impregnada de omnipotencia: después de escribir yo la

palabra tiburón con letra de escuela, él la escribió con letras mayúsculas. Cuando investigué si

le daban miedo los tiburones me dijo que no lo sabía, no había visto nunca ninguno.

Los dientes puntiagudos, el gran espacio vacío entremedias y la pequeña lengua sugieren un

área preverbal primaria; una carencia de formas que pertenece a niveles protomentales que no

podían ser puestos en palabras. Simón buscaba una manera de tapar los agujeros de su

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


experiencia emocional dando un salto a la palabra escrita, sustituyendo así la imagen visual que

no podía conectarse a las emociones.

Hubiéramos podido hacer un equipo espléndido, él dibujando y yo escribiendo palabras como si

esto representara poner nombre a sus terrores: pura ficción. Cuando no accedí a sus

demandas, aunque tratando de recoger el interés que tenía por aprender pude percibir una

intolerancia muda: no aparecía ni rabia ni insistencia sino un tipo de escisión; siguió escribiendo

las palabras tal y como sonaban ignorándome totalmente.

Ahora presentaré una viñeta clínica del tercer año de análisis donde era más capaz de tolerar

emociones y de pensar. Aun así, frente a una separación, Simón recurre a la reversión del

tiempo en espacio, para eliminar una posible emoción dolorosa.

Hacia la mitad de una sesión de la última semana antes de la interrupción del verano, descubre

en el suelo del despacho una pequeñísima bola de plastilina roja. Me la enseña poniendo bien

en claro que no es suya y la deja sobre la mesa. Cuando yo comento que debe de preguntarse

qué pasa aquí cuando él no está, se da cuenta de repente que es la última semana antes de la

interrupción y me pregunta cuando tiene que volver.

Comento que necesita que yo le recuerde que le estaré esperando aquí el día primero de

septiembre.

P. Cuánto tiempo! ¡¡Esto es todo el verano!!

Se va enseguida al lavabo. Cuando vuelve parece muy tranquilo (y desconectado pienso yo).

Silencio

A. Me parece que cuando hemos hablado del tiempo que no nos veríamos, has sentido

todo un montón de cosas que necesitabas sacarte de encima. ¿Quizás ahora ya no podemos

hablar de ello?

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


P. (con un aire de autosuficiencia) Y claro que podemos hablar!

Silencio largo

A. Me has dicho que te parecía que era mucho tiempo.

P. El tiempo no importa porque mira!: Aquí nos decimos adiós (pone una mano en posición

vertical), y aquí nos volvemos a encontrar. (Hace un gesto de juntar la otra mano en la misma

posición)

A. Ya veo! Te has ido al lavabo y cuando has vuelto es como si hubiera pasado un mes y nos

volviéramos a encontrar. Ahora me toca a mí ser la que siente que el tiempo cuenta. Tendré

que quedarme pensando y esperándote sin poder saber qué es “esta cosa” que te tiene tan

preocupado. Esta cosa que dices que hace te distraigas y no puedas prestar atención

perdiendo cosas que te sabe mal perder (esto lo había dicho en la primera parte de la sesión).

P. Me parece que no las podrás saber hasta el año que viene.

Conclusión

En su hipótesis de un lenguaje preléxico que los niños hablan y las madres y los

analistas pueden intuir, Bion introduce la noción de contención activa que consciente o

inconscientemente recurre a lenguajes que funcionaban antes de la adquisición del habla: El

lenguaje de las imágenes sensoriales. Bion (1962) estableció una conexión contratransferencia

/identificación proyectiva cuando señaló que el analista no sólo puede representar la parte del

self que está perdido en la mente del paciente, sino también en su propia mente. Todavía fue

más allá: su concepto del analista como receptáculo y /o continente de estas proyecciones

llevaba implícita la idea de que el receptáculo podía ser inadecuado, haciendo a veces que el

paciente proyectara todavía con más fuerza. Comparó (Bion 1965) la “contención” del analista y

“la transformación” de las emociones y pensamientos del paciente, a las comunicaciones

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


preverbales primarias que tienen lugar entre las madres y los bebés: así es como las emociones

devienen tolerables y los pensamientos devienen pensables.

En el setting psicoanalítico, el paciente manifiesta a la vez varios niveles que funcionan

al mismo tiempo y que pertenecen a diferentes “tiempos evolutivos”. Pienso que es importante

poder acoger y ser receptivo a la comunicación en el nivel sensorial; esto ayuda a observar

cómo la contratransferencia también puede funcionar a este nivel en forma de registro de

sensaciones: somnolencia, aburrimiento, distancia, desconexión. En estas situaciones el

analista también es colocado en una posición simétrica, y encuentra difícil articular imágenes

con emociones, que conferirían significado a la experiencia de relación. Las palabras no

constituyen un medio adecuado para contener estas experiencias y toma mucho tiempo poder

averiguar la situación. Además, si estos niveles no se tienen en cuenta pueden quedar

absorbidos en el marco analítico y entonces el propio análisis puede devenir “un refugio” a

través del juego intelectual con el adulto o bien “haciéndole el juego al niño”.

He tratado de mostrar cómo es difícil observar, comprender, contener y transformar el

vacío emocional que queda por debajo de un juego o la comunicación verbal cuando el paciente

no puede usar normalmente el analista como un continente adecuado. Cómo la transformación

del vacío puede quedar detenida en el cuerpo, evacuada a través de imágenes o en un juego

sin drama. Se hace difícil dejar de lado la necesidad de llenar el vacío con un significado

prestado falso y prematuro. Tratar de explorarse un mismo y al otro sintiendo, percibiendo y

haciendo hipótesis – incluso a niveles muy primarios- implica la capacidad de contener la propia

experiencia durante suficiente tiempo (Eskelinen, 2005). Si no es así el análisis puede devenir

un continente artificial, repitiendo la experiencia con los objetos primarios.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Bibliografía

1.- Aguilar J, Esteve JO (1993). Psicoanàlisi, sensorialitat i sistemas de representació mental.


Revista Catalana de Psicoanàlisi, 10(1-2).

2.-Bion WR (1950). The Imaginary Twin. En Second Thoughts. London: Heinemann Medical
books, 1967.

3.- Bion WR (1962). Learning from Experience. London: Heinemann Medical books

4.- Bion WR (1965). Transformations. London: Heinemann Medical Books

5.- Bion WR (1970). Attention and Interpretation. London: Tavistock Publ.

6.- Bion WR(1989). Elements of Psychoanalysis. London: Karnack Books.

7.- Bion WR (1992). Cogitations. London: Karnack Books.

8.- Bonner S (2006). A Servant’s Bargain: Perversion as a Survival. Int. J. Psychoanal.,


87(6):1549- 1568.

9.- Boschan PJ (1987). Dependence and Narcissistic Resistances in the Psychoanalytic


Process. Int. J. Psychoanal., 68:109-118.

10.- Britton R (1998). Belief and Imagination. London: Routledge.

11.- Bruni A (2002). Container-Contained Inverted. Development and Applications of a very


Powerful Concept of W. R. Bion. Paper presented to the Psychoanalytic International
Association Congress in Nice.

12.- Carroll L (1991). The Complete (Illustrated) Works of Lewis Carroll. Great Britain:
Wordsworth Editions

13.- Coromines J (1994). Possibles vinculacions entre organitzacions patològiques de l’adult i


desenvolupament mental primari. Revista Catalana de Psicoanàlisi, 11(1-2)

14.- Eskelinen de Folch T (2005). Espace, temps et capacité de penser dans l'analyse d'enfant.
Journal de la Psychoanalyse de l’enfant, (37):135-139.

15.- Etchegoyen H (1986). Los fundamentos de la técnica psicoanalítica. Buenos Aires: Amorrortu
Eds.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


16.- Freud S (1926). Inhibitions, Symptoms and Anxiety. SE, 20:77-175.

17.- Freud S (1911). Formulations on the Two Principles of Mental Functioning. SE, 12: 213-
238.

18.- Gratadoux (1996). Armando y desarmando metáforas. Temas de psicoanálisis. (24):66-69.

19.- Green A (1975). The Analyst, Symbolization and Absence in the Analytic Setting. Int. J.
Psychoanalyst., 56:1-22.

20.- Grimalt A (2004). Falsos contenidors de l’experiència emocional. Rev. Catalana de


Psicoanàlisi., 21(1-2).

21.- Grimalt A (2007). Reversing Perspective. Static Splitting: Time↔Timelessness. European


Psychoanalytic Federation Bulletin, 61:133-147.

22.- Joseph B (1975). The Patient Who is Difficult to Reach. En Psychic Equilibrium and Psychic
Change (p.75-87). London: Tavistock/Routledge.

23.- Joseph B (1981). Towards the Experiencing of Psychic Pain. In Psychic Equilibrium and
Psychic Change (p.88-97). London: Tavistock/Routledge.

24.- Joseph B (1971). Analysis of a Perversion. Int. J. Psychoanal., 52: 441-449.

25.- Lombardi R (2003). Knowledge and Experience of Time in Primitive Mental States. Int. J.
Psychoanal. (84(6):1531-1549.

26.- López-Corvo RE (2006). Wild Thoughts Searching for a Thinker. London Karnac Books.

27.- Mitrani J (1994). On Adhesive Pseudo Object Relations. Part I: Theory. Contemporary
Psychoanalysis, 30(2).

28.- Mitrani J (1992). On the Survival Function of Autistic Manoeuvres in Adult Patients. Int. J.
Psychoanal., 73:549-559.

29.- Navarro de Lopez Sh (1980). Tres formas de resistencias iniciales: pseudo-identidad,


reversión de la perspectiva y relación adictiva. Psicoanálisis de APdeBA, 2:1137-1165.

30.- Money-Kyrle RE (1968). Cognitive Development. Int. J. Psychoanal., 49: 691-698.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


31.- Steiner J (1993). Psychic Retreats: Pathological Organizations in Psychotic, Neurotic and
Borderline Patients. London: Routledge.

32.- Tabak de Bianchedi E et al (1999). Bion Conocido/Desconocido. Buenos Aires: Lugar


Editorial.

33.- Tustin F (1981). Psychological Birth and Psychological Catastrophe. En Grotstein J (Ed.),
Do I Dare Disturb the Universe? A Memorial to Wilfred R. Bion. (p.181-196). Los Angeles:
Caesura Press.

34.- Tustin F (1991). Revised Understanding in Psychogenic Autism . Int. J. Psychoanal.,


72:585- 591.

Email: [email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


FANATISMO EN LA COMUNICACIÓN SOCIAL DESDE LA MIRADA PSICOANALÍTICA

Hernán Davanzo C. 1

Resumen

La comunicación que se da en el diálogo habitual, suele usar diversos canales y niveles. Uno

de estos canales transita “a predominio pragmático”. El nivel predominante en la simbolización

(literal, metafórica, onírica) influirá en el logro y en la calidad de la empatía. Se compara la

posición de un psicoanalista cuando el analizando se torna inconscientemente “fanático”, con lo

que ocurre con el manejo de la autoridad, en el plano socio-cultural, al enfrentar movimientos

fanáticos. Algunas “ideologías” sociales, cuando se hacen proclives al fanatismo suelen

funcionar a partir de “núcleos psicóticos”, lo que exigiría a la “Autoridad” inventar un milagroso

abordaje en la comunicación a predominio pragmático. La amenaza del “populismo” en el plano

socio-político es un fenómeno mundial digno de la mayor atención.

Palabras clave: canales de comunicación, niveles de simbolización, fanatismo y populismo,

como desafíos al psicoanalista y al político.

Abstract

Communication in everyday language uses different channels and levels. One of these channels

transmits in a predominantly pragmatic mode. The predominant level in symbolization (literal,

metaphoric, oniric) will determine the achievement and the quality of empathy. We compare the

role of the psychoanalyst when the subject in analysis becomes unconsciously fanatical, with the

reaction of those in authority when faced with "fanatical" socio- economic movements. Some

social ideologies that become fanatical will function based on "psychotic nuclei". Authorities must

somehow discover an original and creative way to communicate with pragmatic predominance.

1
Psiquiatra. Psicoanalista. Miembro Asociación Psicoanalítica Chilena

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


The menace of "populism" in the socio-political arena is a universal phenomenon that should be

analyzed with the utmost attention.

Key words:

INTRODUCCIÓN

Con el propósito de promover acuerdos y consensos, en los “medios” aparece con frecuencia la

fervorosa apelación al diálogo, para realizarse entre distintos grupos y fracciones de la

comunidad. Se le postula como un ideal obvio para mejorar las comunicaciones entre

interlocutores, vi-personales o grupales, transitoriamente bloqueados, o peor aún, entre

aquellos habitualmente ubicados en posiciones antagónicas e irreductibles. Sin embargo, no

siempre resulta fácil establecer el buen diálogo. Aparte de los intrincados problemas señalados

por la Lingüística y la Filosofía (Scranton, 1999) al enfocar las complejidades de la semántica,

además, el dogmatismo, el sectarismo, la intransigencia, la intolerancia y el fanatismo pueden

hacer del buen dialogo un asunto muy difícil o imposible de establecer.

La comunicación interpersonal puede darse en términos “simpáticos”, tal como se observa en

reuniones sociales o en eventos y entrevistas de TV. Sin embargo, no siempre una

comunicación “simpática” consigue ser genuinamente “empática” (Brito, 2015), capaz de

aportar una relación más íntima, que logre compartir el mismo pathos, cuando los interlocutores

intiman en una atmósfera cargada de hondas resonancias emocionales y conforman un

solidario vínculo interpersonal.

“CANALES” DE LA COMUNICACIÓN INTERPERSONAL

En el desarrollo de la comunicación se suele emplear diversos canales, entre los cuales

mencionamos:

-a predominio verbal (locutores, conferencistas);

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


-por vía escrita (escritores, poetas);

-por medio de señales y códigos especiales (marinos con banderas);

-por gestos y movimientos expresivos (“mimos”);

-mediante expresiones artísticas (músicos, “plásticos”, ballet);

-a través de hechos, acciones y conductas significativas

En este último de los canales observamos que la parte de la acción. Tanto puede venir a

confirmar, como también a contradecir, el contenido propiamente verbal del mismo mensaje.

Por ejemplo, el envío de un ramo de flores antes de una visita, o la omisión intencional de un

saludo en una reunión social, pueden ser “hechos” muy elocuentes, donde lo fundamental es lo

que se hace, simultáneamente --o en vez de-- lo que se dice. En psicoanálisis esto se ha

denominado “comunicación a predominio pragmático” 1.

En comunicaciones “a predominio pragmático” observadas en situaciones contingentes del

ámbito político-social, puede verse en “la calle” diversas marchas que incluyen, casualmente, en

algún rincón a sus correspondientes “encapuchados” 2. Ellos irán encargados de la parte más

violenta de la manifestación: destrucción de locales y semáforos, incendios, lanzamiento de

peñascos o de “molotov” y ácido sobre las “autoridades”, hasta la profanación de recintos

1
En psicoanálisis esto se ha denominado “comunicación a predominio pragmático” (Liberman, 1976).
2
Su oculta identidad podría incluir infiltrados del “hampa”, extremistas de oposición y fanáticos. No son
personas. Son “seres” escondidos, que no dan la cara. Actúan con agresión intensa, resultan peligrosos,
roban, asaltan, destruyen, asesinan, poseídos de odio ciego. Irresponsables y a-sociales, no tienen ley, ni
límites, no asumen valores creativos, no saben de responsabilidad, no conocen el sentimiento de culpa,
ni menos la gratitud.
Es indispensable tomar en cuenta que en su comunicación interpersonal predomina el nivel pragmático,
en desmedro del verbal. No serían sensibles a “buenas razones” ni a los mejores argumentos (a
predominio verbal).
Deben haber sufrido una infancia terrible. También deben haber sido hijos de “seres encapuchados”.
Diagnóstico: grave. Pronóstico: fatal. Tratamiento: cero.
Problema social ineludible: contención “práctica”, ojalá eficiente y oportuna.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


religiosos. No es difícil imaginar cuán inútil resultaría apelar a sentarse con ellos en una mesa,

para dar la cara al iniciar un diálogo “a predominio verbal”.

Por supuesto, tampoco serviría contestarles de vuelta con igual violencia, o penalizarlos

judicialmente con gran severidad. Resulta difícil concebir alguna otra alternativa eficaz,

oportuna y eficiente, capacitada para “contenerlos” creativamente en el ámbito policial y político,

por su participación en las manifestaciones públicas.

NIVEL SIMBÓLICO UTILIZADO EN LA COMUNICACIÓN INTERPERSONAL

Al plantear el tema de los canales de la comunicación entre personas y grupos, también se

puede considerar el nivel simbólico que se está empleando. Esquemáticamente, las

comunicaciones suelen deslizar separa oscilar habitualmente en un continuo entre tres niveles

de simbolización: “literal”, “metafórico” y “onírico” (Davanzo, 1987).

A nivel del predominio “literal”, cualquier objeto concreto—por ejemplo, pene— puede ser

objetivamente descrito (en el plano de su Anatomía o de su Fisiología), utilizando un lenguaje

matemático y racional. Dichos contenidos serán poco sentimentales y estarán ceñidos a las

leyes de la lógica, según el llamado proceso secundario, propio del pensar científico.

En un segundo nivel, a predominio “metafórico”, el mismo símbolo—pene—se puede usar en el

contexto del chiste, de la grosería, de la poesía o del amor. Sus significados irán acompañados

de importantes reacciones emocionales. Sus contenidos serán más laxos y escurridizos,

pudiendo sobrentenderse como equivalentes de “pico”, “pichula”, “penca”, “plátano”, “diuca”,

“lanza en ristre”, etc.

En un tercer nivel, llamado “onírico”, este símbolo –pene—podrá aludir a imágenes de tipo

mítico, esotérico, religioso o artístico, tal como aparece en diversos escenarios culturales de la

Antropología. Aquí puede adquirir un significado “fálico”, configurando una potencia creadora,

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


representando la “fruta prohibida en el árbol del Paraíso”, refiriéndose al origen de la Vida o del

Conocimiento y aludiendo al “pecado original”, ligado a complejos vínculos que se dan en el

ejercicio de la creatividad, de la autoridad y del poder. Este nivel de simbolización también es

propio del soñar y asimismo de la patología mental, como igual puede incursionar en el lenguaje

de las disfunciones viscerales (“psicosomáticas”). Su modo de pensar se aleja aún más de los

códigos de la lógica y se inscribe, se escribe y se practica mediante un sistema de pensar que

se ha llamado proceso primario 1, ceñido a las leyes de la mágica (Lévy-Bruhl, 1923) y

acompañado de profundas reacciones afectivas y viscerales.

La estructura global del proceso simbólico podría representarse como una pirámide en cuyo

vértice estaría el elemento “literal”. En la zona intermedia se ubicarían sus múltiples versiones

“metafóricas”. Y en la amplia base se incluiría una cantidad mucho mayor de fragmentos

sensoriales y somato-viscerales de su representación “onírica” (Davanzo, 1987). Habitualmente,

el pensamiento oscilará entre estos tres niveles de simbolización. Pero el proceso del

pensamiento también suele abrir separa extender la significación “literal” más allá de su

contexto explícito, mezclándose con lo metafórico, lo que constituye un recurso habitual del

chiste, la poesía y el arte. Cito un ejemplo de chiste machista: “Pregunta (literal): ¿Cuál es el

objeto de 12 centímetros que trastorna a las mujeres? Respuesta (metafórica): Un billete

de cien dólares”.

EJEMPLO DE AGRESIVIDAD INCONSCIENTE “A PREDOMINIO PRAGMÁTICO” DURANTE

UN PSICOANÁLISIS

En el encuadre psicoanalítico (cetina), ya delineado por Freud en 1926, de parte del analizando

tiene lugar la asociación libre, mientras el psicoanalista, a la manera de un traductor empático,

se dedica–“sin memoria y sin deseo” (Bion)—a observar el proceso analítico, para pasar luego a

1
Sin orden espacial ni temporal, representación del todo por la parte, condensación de contenidos,
desplazamientos, sin respeto al sentido de contradicción, sin respeto al orden de la lógica, etc.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


explicitarlo–interpretarlo—señalando las conexiones que ocurren entre las gestiones

conscientes e inconscientes, ciñéndose a una técnica especial.

En el fenómeno de la transferencia se dará la reedición y la revivencia del pasado del

analizando. Esta revivencia será reactualizada (inconscientemente) en su relación con el

analista, al transferirle aquellas primitivas vivencias, vínculos y modelos de comunicación

infantil.

Enfocar lo inconsciente implica usar en la interpretación el llamado proceso primario del

pensamiento, el cual entre sus características incluye funcionar de manera atemporal. A través

de dicha transferencia se dará la oportunidad de revivir–no sólo recordar— con el analista, las

principales problemáticas de aquel pasado temprano. Ello permitirá someter aquellas

(re)vivencias a una (re)interpretación “histórica”, siendo ahora “actualizadas”, re-entendidas

vivencialmente y a la vez “corregidas”, al ser vividas desde nuevos puntos alternativos de vista,

resultando menos dolorosas y menos patogénicas. Se pretende así corregir aquellos diversos

significados primitivos y precoces, reeditando sus consecuencias anacrónicas. A la vez de

prevenir anticipadamente su repetición automática (inconsciente) en el futuro.

La disposición de estas dos personas —analizando y analista— empeñadas en una tarea muy

delicada, facilitará la generación de un inédito buen vínculo. Los que antes se conocían apenas

“profesionalmente”, pasarán ahora a compartir empáticamente lo más íntimo y lo más privado

que ha afectado la vida del analizando. Este ensamble experiencial genera en el analizando

una relación de colaboración y una atmósfera de gratitud y confianza --una transferencia

positiva-- comparada por Freud (1926) a un estado de virtual enamoramiento. El manejo

adecuado (mediante la técnica) empleada en el encuadre (setting), encausará esta relación

hacia el desarrollo de un proceso analítico. Con frecuencia en una etapa temprana del análisis

coincide también con el alivio de los síntomas que motivaron la consulta inicial, obteniéndose

una importante mejoría, inespecífica, llamada mejoría transferencial.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Sin embargo, a continuación de esta idílica etapa inicial, el analizando suele decir: “Bueno, ya lo

he contado todo y ahora estoy en blanco”, iniciando entonces una inesperada época de

estancamiento, donde la comunicación se suele tornar más difícil. Un analizando puede volver a

sentir angustia y ver reaparecer sus viejos síntomas. Otro, puede empezar a llegar atrasado en

forma reiterada. Otro, encontrará diversos motivos para faltar a sesiones. Otro, olvidará

cancelar los honorarios establecidos. Otro, habrá empezado a pelear seriamente con su

cónyuge. Otro, habrá tenido inéditas dificultades en su equipo de trabajo, mientras que otro

puede empezar a sufrir molestias físicas. Todo lo cual se puede entender y analizar en la

perspectiva del acting-in o/y acting-out. Como si una parte ingrata, desconocida y porfiada del

inconsciente “se hubiera vuelto loca”, al margen de toda lógica.

Los psicoanalistas que trabajamos con dichas “partes locas” intentamos aclarar la naturaleza de

estas pulsiones anacrónicas (a lo y auto-destructivas) y tratamos de entenderlas,

empáticamente, para descifrarlas, con el propósito de “contenerlas” en la tarea de la

interpretación. No para suscribirlas. Ni tampoco suprimirlas —lo que no sería tan sencillo—, sino

para reubicarlas, en una inédita y mejor perspectiva biográfica. Nuevos espacios y escenarios

motivacionales darán lugar a reencauzarlas, intentando transformarlas, gradualmente, para

generar gestiones pulsionales alternativas menos tanáticas, más creativas (sublimatorias),

resultando proveedoras y aprovechadoras de una energía utilizable, la misma que antes

estuviera bloqueada (reprimida). Simultáneamente, se estará reeditando en el inconsciente una

nueva “biografía oficial” y se estaría creando una nueva identidad del analizando.

Durante esta difícil etapa del psicoanálisis sería indispensable entender todo aquello que el

analizando hace —comunica “a predominio pragmático”— en su conducta “no hablada”. Esto

incluye entender --e interpretar-- lo que le ocurre, somáticamente, en su organismo (tal como

cefaleas, diarrea, etc.). Dichas acciones y síntomas psico-somáticos pueden ser una parte

importante de una zona desconocida y omitida (inconsciente) del pensamiento, así como de sus

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


correspondientes intenciones implícitas (pulsiones y defensas). Todo ello constituía parte de un

proyecto de modelo vincular primitivo y anacrónico, el cual pretendería reponerse

porfiadamente y mantenerse en vigencia, sin permitirle cambiar ni aprender de la experiencia.

Entre analizando y psicoanalista se ha establecido entonces una suerte de inesperada y sorda

lucha. Los que antes eran “socios solidarios”, se encuentran ahora sorprendidos en una

enredada e inexplicable pugna, donde se constata el extraño propósito (inconsciente) por parte

del analizando, intentando oponerse obstinadamente a seguir descubriendo antiguas

experiencias primitivas, sin poder reconocer las novedosas conclusiones y consecuencias de

aquella temprana revisión biográfica. Una nueva forma de transferencia --“negativa”—que ha

dejado de ser idílica, incluye ahora elementos impulsivos (auto y alo-agresivos), así como

pulsiones pre-genitales (sádico-orales, anales, uretrales, musculares). Se trataría de

inexplicables “malas” intenciones (envidiosas, sádicas, masoquistas, perversas, adictivas,

autodestructivas, narcisistas), muchas veces también expresadas como acting (out e in) y como

enactment (Dierks, Hinshelwood, Polmear), destinado a ser entendido y utilizado por parte del

analista, en el momento más oportuno de su tarea interpretativa (Zimerman, 1999).

Al elaborar una hipótesis sobre el origen y sentido de esta inoportuna y tenaz resistencia, el

psicoanalista debe postergar —transitoriamente—las posibles interpretaciones formuladas por

vía del lenguaje “a predominio verbal”. Y, por lo tanto, quedará obligado a trasladarse —

provisoriamente— a la comunicación “a predominio pragmático”. Como si se ubicara frente a un

tablero de ajedrez, le resultará indispensable mover sus piezas, en silencio, para defenderse,

“activamente”, de un pernicioso jaque mate. Por ejemplo: iniciará y terminará las sesiones de

manera puntual y convencional. No aceptará manipulaciones en cuanto a horarios, honorarios,

o en cualquier otro plano. Deberá notificar, oportuna y amablemente, que una sesión anulada

por el paciente el mismo día, también será contabilizada. Cobrará regularmente a fin de mes los

honorarios acordados. No recibirá regalos personales ni aceptará invitaciones sociales. No

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


prestará ni aceptará objetos o libros. No indicará medicamentos ni dará consejos u opiniones

“inteligentes” y contingentes. No contestará interrogatorios impertinentes, ni cederá a

provocaciones, trampas o seducciones de cualquier tipo. Tomará en cuenta diversas otras

manifestaciones agresivas, aparentemente casuales, que acompañan o sustituyen al lenguaje

verbal (tales como: entrar con los zapatos embarrados, pasar a botar algún adorno, dejar la

puerta abierta, olvidar en el consultorio algunas de sus pertenencias, etc.) para señalarlo, de

manera no acusatoria, sino como aporte al insight de posibles significados adicionales,

inconscientes, que son parte importante de la comunicación global. Además, el analista también

registrará las manifestaciones funcionales del cuerpo del analizando —y de su propio cuerpo—

tales como toses reiteradas, ruidos de vísceras (gases), idas al baño, cambio frecuente de

posiciones, somnolencia, etc. O bien, escrutará la aparición de posibles alteraciones

psicosomáticas (disfonías, resfríos alérgicos, mareos, cefaleas, dolores a la columna, otros

dolores corporales, etc.) que pudieran representar a virtuales pensamientos censurados

(reprimidos). Guardando las proporciones, el psicoanalista necesitaría tener la capacidad de

imaginar y contener empáticamente la naturaleza primitiva, infantil y anacrónica de esta

agresividad no verbalizada del analizando, ahora empeñado en una porfiada lucha, igual a la

que originalmente se habría dado –y ahora se revive transferencialmente-- entre una “mala

madre” (acá el analista) y su guagua (el analizando).

Junto con poner límites “pragmáticos”, eficientes y oportunos, el analista deberá elaborar una

hipótesis global (y transferencial) de lo que pudo haberle ocurrido al analizando en sus

relaciones del pasado infantil, hasta llegar a formular, oportunamente, aquellas interpretaciones

a predominio intelectual y verbal, que describan y designen personajes y vinculaciones que

posiblemente ocurrieron (en la realidad o en la fantasía) en escenarios muy tempranos de la

infancia.

LA “AUTORIDAD” CIVIL ENFRENTADA A MOVIMIENTOS SOCIALES FANÁTICOS.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Las ideologías socio-culturales se relacionan con ideas e ideales que motivan “movimientos”,

cual faro que orienta sus intenciones, dinamizando propósitos y organizando programas de

procedimientos, cuyos contenidos y procesos mentales se dan simultáneamente en el plano

consciente e inconsciente de sus protagonistas.

Pero, personas presuntamente “sanas” también pueden pasar a tener partes fanáticas o “locas”

en el empleo de cualquier ideología. Y, con frecuencia, grupos aparentemente “normales”

incluyen a individuos que son, o se ponen, en forma transitoria, como fanáticos, como “locos”

(irracionales, agresivos, auto-destructivos) o “perversos” (sádicos, masoquistas, etc.). En tal

sentido, hemos constatado recientemente a través de los “medios” diversos actos terroristas —

suicidas y asesinos— que afectaron a Norte América, Francia, Bélgica, Alemania y otros países.

Sus contenidos y sus procedimientos políticos o/y religiosos se relacionan con un modo fanático

de pensar, sentir y actuar. Fundados en posiciones extremas, sus actos son llevados a cabo por

“extremistas”, donde más que un elaborado pensamiento creativo, la sugestión está dirigida por

un raciocinio más simple, a veces casi un slogan, expresado mediante una “elocuente”

actuación destructiva y anárquica.

Quienes así proceden, dogmáticamente, con fanatismo, parecen estar pensando con un

simbolismo de predominio “onírico”. En sus extremas manifestaciones religiosas, antirreligiosas,

políticas o deportistas, asumen ser poseedores--y poseídos—de “La Verdad”. Suscriben el

derecho y el deber de imponer sus convicciones, fascinados por valores que para ellos son más

que evidentes, obvios e indiscutibles. Resultan dispuestos a matar y a morir, “heroicamente”,

por su causa, a veces “ayudados” mediante drogas que eviten cualquier vacilación. Desde tal

posición omnipotente (narcisista) ignoran a aquellos despreciables “otros”, aquellos pobres o

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


malditos seres que merecen ser rotulados como herejes, incuestionablemente destinados a la

hoguera 1. 2

Para relacionarse con tales fanáticos, la “Autoridad” a cargo del orden público está obligada a

enfrentarlos mediante un “diálogo de sordos”. Y, por lo tanto, quedaría restringida al empleo de

equivalentes “pragmáticos” de la contención física habitual (el chorro de agua, gases

lacrimógenos, la cárcel, el aislamiento). Sin embargo, esa “Autoridad”, que no puede dialogar,

tendría la irrenunciable y muy difícil tarea de inventar algún otro medio de gestión, y no sólo

soportar dicha agresión en forma estoica o masoquista. En vez de proceder a intervenir

mediante contra-ataques autoritarios o/y gestiones proporcionales a la violencia que ha venido

a desafiarla, quedaría obligada a inventar mágicas intervenciones --de predominio

“pragmáticas”-- tales como: a) Instalar eficientes detectores de metales al ingreso de campos

deportivos, para evitar el ingreso con armas u otros objetos peligrosos, premiando a los

virtuales delincuentes con dulces y golosinas b) Transformar en forma mágica una peligrosa y

desagradable “barra brava”, al convertirla en un alegre carnaval, mediante eficientes escuelas

de cantantes y bailarines. c) Las marchas de manifestantes deberían realizarse en horarios

convenientes, en un Club Hípico o en un Parque O´Higgins, bellamente filmados por la TV, para

permitirles correr por prados idílicos y coger flores sin restricciones, (en vez de autorizar desfiles

en pleno centro de la ciudad a las horas más inconvenientes, interrumpiendo la circulación del

transporte público y exponiendo a desatar previsibles desbordes anárquicos). 3

1
Tal como ocurrió en Europa por más de diez siglos, muchos a cargo de la Santa Inquisición y de otras
instituciones autocráticas.
2
Algunos de estos extremistas han aparecido como actores de televisión, encapuchados, vestidos de
riguroso negro, dispuestos a degollar a sus “perversas” presas --profesionales de los “medios” extranjeros
o simples turistas diletantes-- vestidos de rojo, como el diablo, disponibles para ser degolladas,
“didácticamente”, en vivo y en directo, ante millones de espantados televidentes.
3
Un conmovedor ejemplo constructivo apareció recientemente en la TV en una población obrera, donde
un joven profesor dirigía un grupo de pre-adolescentes en vacaciones de invierno (cuyos padres estaban
ausentes por sus ocupaciones laborales), dedicándolos a jugar fútbol y motivándolos a crear un equipo

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Si se compara el desafío que enfrenta la “autoridad” del psicoanalista (sometido al desafío

efectuado mediante la comunicación a predominio pragmático), la correspondiente posición de

la “Autoridad” civil resultaría infinitamente más difícil. El riesgo de acabar en cualquier tipo de

autoritarismo dictatorial es un peligro real.

Al respecto, recientemente el fenómeno socio-político denominado como “populismo” ha sido

tratado a fondo en un apasionante libro cuya Introducción la escribe Mario Vargas Llosa (2017)

y luego lo analizan en detalle otros autores, al describirlo en diferentes países de América y

Europa.

Bibliografía

1.- Bion W R (1970). Attention and Interpretation. London: Tavistock Publication Ltd.

2.- Britton R (2015). Between Mind and Brain. London: Karnac.

3.-Davanzo H (1987). Notas sobre la Estructura del Símbolo. Rev Chil Psicoanal., 6(1):18-29.

4.- Diercks M (2013). Transference, Countertransference and Enactment. UCL, London

Conference, December 2013.

5.- Fenichel O (1938). Problems of Psychoanalytic Technique. Psychoanal Q., 7:421-442.

6.- Freud S (1924). The Economic Problem of Masochism. S.E. 19, pp:157-172.

7.- _______ (1926). The Question of Lay Analysis. S.E., 20, pp:111-123.

8.- Hinshelwood R D (2013). Enactment as Intimacy. London Conference.

9.- Kubie L (1953). Some Implications for Psychoanalysis of Modern Concepts of the

Organizations of the Brain. Psychoanal Q., 22(1):21-52.

local. Además, con estos jóvenes se hacía paseos novedosos e instructivos, aprendiendo mediante
experiencias ejemplares sobre la prevención del mal uso de drogas, alcohol y cigarrillos.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


10.- Lévy-Bruhl L (1922). La Mentalidad Primitiva. Buenos Aires: Eds. Leviatan, 1923.

11.- Liberman D (1976). Lingüística, interacción comunicativa y proceso psicoanalítico. Buenos

Aires: Nueva Visión.

12.- Polmear C (2013). Enactment: the coming of age of a concept. London Conference.

13.- Scruton R (1999). Filosofía Moderna. Santiago: Ed. Cuatro Vientos.

14.- Vargas Llosa M y col. (2017). El Estallido del Populismo. España: Ed. Planeta.

15.- Zimerman D (1999). Fundamentos Psicanalíticos. Porto Alegre: Artmed.

Email: [email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


SOBRE HISTERIA: ROMEO Y JULIETA DE W. SHAKESPEARE. UNA MIRADA DESDE EL
PSICOANÁLISIS

Dr. Pablo Santander T. 1

Resumen

En el presente artículo se hace una comprensión psicoanalítica de la afamada obra de

Shakespeare. Se propone que esta obra da cuenta de una dinámica inconsciente que implica

una particular fantasía inconsciente respecto a la muerte, que brinda una salida a la situación

edípica, que evita el enfrentamiento de la realidad. Esta situación edípica es secundaria a la

conflictiva de los padres, situación que tampoco se logró resolver. Se busca entender el

enamoramiento y el amor a primera vista. Las fantasías de muerte por amor que son descritas

en la obra buscan también una comprensión desde esta dinámica.

Palabras clave: Histeria, Romeo y Julieta, Literatura, complejo de Edipo

Abstract

In this article the author tries to do a psychoanalytic understanding of the famous

Shakespearean play. It proposes that in this play we can see how this work contributes to the

knowledge of some unconscious dynamics. The Oedipal conflict is studied, in which the oedipal

fantasies own parents participate. It seeks to understand the infatuation and love at first as sight.

Fantasies of death for love that are described in the work also seek an understanding from this

dynamic.

Key words: Hysteria, Romeo and Juliet, Literature, Oedipus complex.

Introducción

1
Psiquiatra. Psicoanalista APCh

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Dentro de la historia de los avances en las comprensiones psicoanalíticas, la literatura

ha jugado un rol importantísimo, partiendo por el mismo complejo de Edipo. Desde entonces,

los aportes generados por obras literarias son innumerables. Los propios textos de

Shakespeare fueron fuente de reflexión para Freud. Es así como estas han suscitado un interés

por diferentes psicoanalistas, siendo estas en sí mismas una fuente de influencia para el

psicoanálisis.

El presente artículo, sigue la línea de lo recién descrito, intentando analizar la obra

Romeo y Julieta de William Shakespeare, enfocando ciertos elementos de esta que iluminan y

aportan un cierto modelo a tener en cuenta, de una obra que por esta razón permanece en las

mentes de gran parte de la población.

En esta obra podemos encontrar ciertas dinámicas particulares de la situación edípica,

pensando que, a través de ella podemos vislumbrar aspectos de lo edípico, y así, ir ahondando

nuestra comprensión, como a su vez lograr un entendimiento sobre las fantasías de muerte

que llevan al trágico final de esta obra. En este sentido, esta obra permite una articulación entre

lo edípico y las fantasías de muerte, tema que se nos propone como de importante actualidad

en nuestros días.

En este sentido, se abordaran diversas temáticas como son la influencia paterna (y

social) sobre la situación edípica, la fuerza del tabú del incesto, la fantasía de muerte inmersa

dentro de la conflictiva edípica, es en este sentido un escrito que permite revisar las principales

problemáticas propias de la histeria. Aparecen diversas temáticas que se prefiere mantener en

un plano de comprensión del modelo propuesto por la obra, corriendo el riesgo de generar

muchas temáticas, ya que la idea es preservar una comprensión de la obra en sus diversos

elementos, con el interés de aportar un modelo en la mente con las diferentes conflictivas

emergentes.

Desarrollo

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Lo primero que llama la atención sobre este texto de Shakespeare es lo mundialmente

conocido que es. La obra se interpreta frecuentemente, y existen varias versiones para cine,

algunas con adaptación del libreto a nuestros días y otras conservando el ambiente de época.

Pareciera que lo que genera esa permanencia en el ideario universal fuera ser un referente del

amor trágico, del amor imposible. De la fuerza del amor que lleva a sus protagonistas a morir

por amor, al modo de un sacrificio romántico. Existe en su contenido algo más allá de las

diferencias culturales del paso del tiempo, algo que trasciende y que es esencial.

Sin que en la época existiera una delimitación del periodo de la adolescencia,

Shakespeare describe un amor de adolescentes, con sus devenires y complejidades

magistralmente. Retrata unos jóvenes que se oponen a sus familias en la búsqueda de su

amor, con elementos de pasión intensa. Romeo no parece interesado en las disputas familiares

con los Capuleto, y a Julieta no le gusta la imposición de matrimonio por conveniencia con el

conde Paris que le hace su padre. Ambos, Romeo y Julieta, se oponen a la situación que les

establecen sus progenitores, o de la sociedad de Verona del momento. Están dispuestos a

morir por lo que quieren. A un nivel descriptivo, aparece como un conflicto que da cuenta de

una crisis adolescente, en la que con fuerza se rebelan contra lo que les parece inadecuado de

la situación familiar y social que les toca vivir.

Previamente decía que el drama que se genera, en el que dos amantes mueren por

amor resulta de especial atractivo, siendo este uno de los elementos que hacen que esta obra

permanezca en el tiempo como un cierto icono de esta temática. La relación entre las fuerzas

intensas de amor y muerte.

Pero, para avanzar en este análisis, se debe recordar que ya antes del trágico fin,

ambos protagonistas habían amenazado con su muerte. Romeo se lo comunica a fray Lorenzo

luego de dar muerte a Teobaldo, y Julieta se lo manifiesta también a fray Lorenzo frente a la

posibilidad de tener que casarse con Paris. Un impulso de muerte que viene de la pasión

amorosa. Vemos acá que el impulso amoroso no se opone a la muerte, sino que incluso se

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


puede vehiculizar a través de ella. El amor y la muerte no son contrarios u opuestos, sino que

son parte de la misma pasión.

Para entender mejor esta conflictiva, creo que debemos conocer y entender mejor los

personajes, así como sus dinámicas familiares y sociales.

Se debe considerar primero, que toda la obra transcurre dentro de las dinámicas

beligerantes de dos familias, los Montesco y los Capuleto, personificadas en sus jefes de

familia. Dos familias ricas, ambas con un solo hijo. Estas generan que toda la ciudad de Verona

se convulsione con sus hostilidades. La obra no nos aporta sobre las razones de esta situación,

al parecer no es un evento particular que pudiese ser juzgada y resuelta por el príncipe, sino,

una historia remota de rencillas. Esta dinámica recuerda el narcisismo de las pequeñas

diferencias descrito por Freud en Psicología de masas y análisis del yo (1920-1922), donde

menciona que las mayores odiosidades no son entre aquellos que son muy distintos, sino que

precisamente entre aquellos en que las diferencias son menores. Así, describe Freud, cómo los

países vecinos resultan mantener una constante enemistad, o dentro de un grupo la hostilidad

es entre aquellos que sus diferencias son menores, no absolutas. Es una odiosidad en función

de afianzar su identidad que se siente cuestionada. En esta obra, son dos familias muy

similares, con equivalente situación social e influencia política, las que se odian a muerte. Una

rivalidad como la que surge entre dos hermanos que se pelean el amor de la madre, sintiendo

que se le da el favor al otro en forma injusta. Se piensa en una conflictiva en la que el hijo

desea mantener una mayor valoración de sus padres, pero que ese lugar está constantemente

bajo amenaza, existe un solo lugar de valoración, este no puede ser compartido con un

hermano. Esto, dentro del texto que se analiza estaría representado en el hecho de que no

puede haber dos familias valoradas por el príncipe y la ciudad, solo existe el lugar para una.

Como un padre-príncipe, que solo puede preferir a un hijo como su favorito y se lucha por

conseguir este lugar. Esto nos recuerda el hecho de que ambas familias solo tuvieron un hijo,

como para evitar las peleas fratricidas dentro del núcleo familiar, pensando entonces que ni el

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Sr. Capuleto ni el Sr. Montesco elaboraron su conflicto fraterno y solo tienen un hijo como

proyección narcisística de su conflicto de infancia, y el deseo de ser ese hijo favorito, sin

ninguna posible amenaza. Como se ve, la dinámica inconsciente no está resuelta y la guerra

fratricida resulta entonces inevitable, aunque no sea dentro de la familia, sino entre dos familias

pidiendo el favor del padre príncipe dentro de la gran familia Verona.

Vemos que la dinámica de las familias nos indica algo sobre el mundo interno de los

progenitores y de sus propias familias de origen. Se puede entender entonces que, Romeo y

Julieta, nacen dentro de esta conflictiva de sus progenitores, sin una elaboración de esta

conflictiva fratricida, ambos hijos tienen proyecciones narcisísticas de los padres, esto es, ser

amados por los padres sin tener que lidiar con hermanos que amenacen el amor de estos. Sin

embargo, al ser proyecciones narcisística, estos hijos deben cumplir con expectativas claras de

sus padres, y de no obedecerlas, ser rechazados por estos.

Con esta comprensión en mente, se hace entendible la reacción del padre de Julieta

cuando esta le comunica su deseo de no casarse con Paris. Previo a esto veíamos un padre

comprensivo con su hija, pero en ese momento aparece un padre que la expulsa, "la destierra"

de su lado, al no aceptar esta su deseo. La amenaza con que si no acata su decisión, ella

dejará de ser su hija, no le dará nada más y se olvidará de ella. Se aprecia que surge un

aspecto del padre que responde con sacar de su mente a esta hija que no cumple o no se

adecua a su demanda. Surge un aspecto autoritario en el padre, que da cuenta de un núcleo de

conflicto en él. En este punto, para Capuleto, Julieta es claramente una proyección narcisista. Él

no acepta explicación, no quiere oír una contradicción, resulta inaceptable que se le cuestione.

Entendemos que en el mundo interno de Capuleto, la muerte de su sobrino Teobaldo,

ocurrida recientemente dentro de las mismas dinámicas fratricidas, genera una

desestabilización. Se le produce una sensación de amenaza que hace que deba casar a su hija

en forma inmediata por la ansiedad intimidatoria generada. Se debe recordar que,

anteriormente, Capuleto se había mostrado abierto a considerar los deseos de su hija en cuanto

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


al matrimonio, no queriendo él imponer su decisión, eso sí, mostrando su aceptación y

beneplácito a Paris. Le sugiere a este que la seduzca y que se gane el consentimiento de

Julieta. Teobaldo ya había manifestado su deseo de atacar a Romeo y se lo comentó a

Capuleto en la fiesta que se había realizado en su casa. En ese momento, Capuleto lo detiene

fuertemente, pero no pudo detener el que posteriormente Teobaldo acudiera a matar a Romeo,

y en su defecto matara a Mercucio. Para entender el cambio de conducta de Capuleto

provocado por este evento, podemos plantear que Teobaldo representa para el mundo interno

del padre de Julieta, el aspecto violento, la actuación de sus fantasías fratricidas, las fantasías

asesinas a sus hermanos Montesco, y de sus hermanos Capuleto de su infancia. Estas

fantasías han sido negadas y proyectadas en personas cercanas como Teobaldo. Son estas

fantasías las que han generado este ambiente beligerante en Verona. Entonces, cuando

Teobaldo infringe la prohibición dada por el padre príncipe de acabar con las luchas entre las

familias, Capuleto se siente él amenazado de perder su lugar de importancia, de no ser querido

o valorado por el padre príncipe, surge una ansiedad de amenaza que lo urge a la acción y a

buscar entonces un matrimonio que lo haga mantener su situación de valoración, una demanda

desde sus requerimientos narcisística. Existe una amenaza ya que Capuleto siente que es un

aspecto de él el que contravino la prohibición del príncipe, esto genera una angustia y

sensación de amenaza de perder su lugar dentro de "la familia" Verona. Es por esto que

recurre al conde Paris, quien en su fantasía, le dará calma a esta situación de inestabilidad

interna producto del duelo por Teobaldo y los aspectos violentos y fratricidas en él. Podemos

entender que la angustia que tiene en ese momento Capuleto es justamente ser expulsado de

su lugar de valoración social, que en el inconsciente es dejar de ser el hijo valorado o ser

expulsado de la casa paterna, el que implica un lugar identitario. Ese es el castigo con que

amenaza a Julieta, eso es lo que Capuleto teme, y se coloca en el lugar de agresor, sin

embargo es lo que inconscientemente asusta. La expulsión de este lugar identitario, es para

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Capuleto como dejar de existir, al igual que posteriormente para Romeo es peor el exilio que la

muerte.

Esta dinámica recién descrita en relación a Capuleto tendría que afectar a Montesco ya

que él es parte también de la dinámica fratricida. Un aspecto de esto aparece, pienso yo, en la

respuesta que le da Romeo al fraile Lorenzo cuando este último le comunica que el príncipe se

apiadó y en vez de pena de muerte se le dio pena de destierro. Romeo le dice que el destierro

es peor que la muerte (como veíamos en el punto anterior). El destierro es irse lejos, de esta

casa Verona. En el mundo interno es ser dejado de lado, sin afectos, sin valoración alguna,

como una muerte lenta de aquel que se va apagando de a poco. En ese sentido, la muerte no

es lo más temido, sino es el perder el afecto y valoración de los nuestros, pasar al olvido. En

este sentido debemos entender que lo contrario del amor no es el odio, sino es el desamor, la

desafectación total (descatectización). Eso es lo temido por Capuleto y por eso amenaza a

Julieta. Eso es lo que recibe Romeo y manifiesta al recibir su castigo. Estos son elementos

importantes para comprender el desenvolvimiento de los eventos, para entender la muerte

como opción de los protagonistas de la obra. Romeo habría también sido fuente de

proyecciones familiares, como serían las fantasías fratricidas y la amenaza a perder la

valoración de los padres (el destierro). En este sentido, la muerte es heroica e implica fantasías

pasionales, es el destierro, la pérdida de atención, pérdida del recuerdo, eso es lo temido.

Otro elemento, a mi parecer importante para entender el desenlace, es intentar

comprender la relación con la muerte, en tanto fantasía presente. Durante la obra nos

enteramos que la señora Capuleto tuvo a Julieta a los 13 años de edad, que en la época era ya

normal casarse. Hoy día, este sería un embarazo de riesgo, principalmente por las condiciones

psicológicas de la madre. Si bien, las condiciones sociales no son homologables, la capacidad

de elaborar las proyecciones del infante requieren un estado mental de la madre, una cierta

madurez emocional que favorezca la digestión de las angustias del bebe por una madre que las

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


contenga y sepa calmarlas. Pero nos enteramos que la función maternizante fue cumplida por

una nodriza.

La nodriza habría cuidado cariñosamente a la hija, supliendo las posibles carencias

maternas. La nodriza tuvo una hija aproximadamente en la misma fecha que Julieta, pero esta

falleció. Así, la nodriza tiene permanentemente a su hija muerta en mente en conjunto con esta

hija sustituta que es Julieta. Julieta tiene una sombra, Susana, la hija muerta de la nodriza. La

nodriza habla de ella como estando viva en el cielo y como una experiencia ideal, " fue

demasiado buena para mí". Susana debe haber sido para Julieta una fuente de fantasías sobre

la muerte. La nodriza la vio como su Susana, y Julieta tuvo entonces en su mente esta

´hermana´ idealizada viviendo en este lugar que era la muerte. También Julieta debe haber

tenido en su mente a dos madres, por un lado la nodriza, cariñosa y cercana, pero que no se

emparejaba con su padre, el hombre poderoso y cariñoso de su infancia, y por otro lado está la

segunda madre, la señora Capuleto, la que era más distante, pero que se unía a su padre.

Entonces, Julieta tenía dos madres, una con la que compartía (con la que si conversó sobre su

matrimonio con Romeo) y una más distante. Estas dos estaban acrecentadas en su mundo

interno según sus fantasías de infancia. En su mundo interno había una madre comprensiva y

cariñosa con la que se unía y compartía, y otra madre que tenía más relación con el deber, con

logros y con unirse al padre poderoso. Pero así como había dos madres en su mundo interno,

ella misma estaba escindida, en una obediente a los deseos paternos y que cumple sus

deseos, y una que obtiene su cariño, amor y comprensión.

Otro punto importante en la obra es el que en esta existe permanentemente algo oculto,

algo que no se cuenta. Así ocurre por ejemplo en la fiesta en casa de los Capuleto, la que es

con máscaras, con identidades escondidas. Posteriormente tanto Romeo como Julieta usan

esta dinámica de ocultamiento, de máscaras, es así cómo solo muy pocos se enteran de su

matrimonio, y posteriormente fray Lorenzo genera una artimaña que oculte la verdad y que no

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


se muestre la realidad. La idea original de fray Lorenzo era una apariencia de muerte de Julieta.

La verdad es temida, se oculta.

Uniendo los elementos señalados, frente a las ansiedades de pérdida de valoración,

existe un tener que generar una apariencia de conformidad. Capuleto esconde sus impulsos

fratricidas y aparece como un buen Veronés. Julieta esconde sus verdaderos impulsos y sus

odios frente a lo impositivo de sus padres. Recordemos que frente a la imposición de su

matrimonio ella inicialmente lo rechaza, pero luego hipócritamente lo acepta.

Por otro lado, tenemos a Romeo, quién al inicio de la obra se encuentra perdidamente

enamorado de Rosalía. Este es un amor no correspondido de una Capuleto. Llama la atención

que se trata de un amor que le genera un gran dolor al no ser correspondido. Sin embargo,

Rosalía no es alguien que Romeo conozca mayormente. En ella está encarnada la idealización

de la mujer de parte de Romeo, sin importar mayormente una mirada más profunda de Rosalía.

Tanto es así, que ese terrible amor que lo tiene tan acongojado se acaba de un momento a otro

al ver a Julieta. En verdad resulta importante ver que más allá de Rosalía persona, existe una

Rosalía en la mente de Romeo. Como es el amor a primera vista que posteriormente tendrá con

Julieta. En Rosalía, Romeo encuentra una mujer que lo deja, una mujer que no corresponde a

su amor. En este caso, es un amor prohibido con una mujer que frustra. Se puede ver que en

este “amor a primera vista” hay importantes elementos proyectivos. En este sentido, Romeo se

encuentra elaborando su vivencia edípica, su madre, a quién se encuentra muy unido,

constituye una prohibición del padre y por otra parte genera vivencias de no correspondencia.

El sufrimiento de Romeo del comienzo de la obra constituye una elaboración de su amor

incestuoso buscando una mujer más lejana como lo constituye Rosalía, pero a la vez no

correspondido e imposible. Al encontrar a Julieta, las vivencias de amor no correspondido ya no

están presentes, pero si, y en mayor medida, la de amor prohibido. La prohibición es generada

desde el padre (el apellido Montesco es paterno, y es él quién personifica las rivalidades

familiares). El amor a primera vista contiene entonces distintos elementos como son una cierta

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


trasgresión y desafío al padre. Acá, el que este amor prohibido sea correspondido genera

mayor pasión, pero el elemento trasgresor genera una mayor excitación y fuerza. Lo que se

intenta postular es que lo prohibido constituye el núcleo del complejo edípico de Romeo, el que

se encuentra muy vívido y con intensas pulsiones. En este sentido, el enlace con Julieta a un

nivel constituye una hostilidad al padre. La intensa unión a su madre queda representada en la

obra cuando nos enteramos de la muerte de la madre de Romeo ya que no pudo tolerar que su

hijo fuera desterrado, que lo alejaran y separaran de ella. De esta forma, queda la impresión de

que esta relación de madre- hijo único mantuvo un fuerte estimulo en forma importante desde la

madre al hijo, de una madre que no puede vivir sin el hijo que hace que para el hijo sea difícil la

separación y la búsqueda de una mujer que lo aleje de su madre. Una madre que

inconscientemente ha libidinizado y erotizado la relación con su hijo. Considerando lo anterior,

se entiende lo difícil de sus elecciones de pareja, en un primer paso Rosalía, que constituye la

puesta en escena de los sentimientos de Romeo de una mujer imposible deseada, pero que

esa mujer no se puede emparejar con él. Posteriormente es Julieta, un amor oculto por lo

prohibido del afecto. Por otro lado, decíamos al comienzo, que este elemento, lo de amor

prohibido constituye lo icónico de esta obra que la hace tan conocida y vigente, en este sentido,

sería una obra que permite elaborar los sentimientos edípicos del auditorio.

Julieta por su parte, da cuenta de un rico mundo de fantasía, en sus conversaciones se

muestra con un mundo interno muy estimulante. Ella también entra en este amor a primera vista

generado en la fiesta de máscaras. Las máscaras ocultan para poder fantasear, para que lo

oculto se llene con mundo interno proyectado, como con la ropa y el juego de mostrar y ocultar,

que tiene que ver con la seducción y la erotización. Decíamos que Julieta se interesa por

Romeo, por cierto que pensamos que Romeo sabia inconscientemente con quién se estaba

emparejando, y que Julieta en forma inconsciente también (como lo hizo su primo Teobaldo en

forma consciente). En este sentido, el aspecto de trasgresión también resultó excitante.

También Julieta ha tenido una relación intensa con su padre, él nos dice que su hija es su razón

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


de vida. Existe un padre autoritario y poderoso, pero también hay uno muy cariñoso y

comprensivo. En su mundo de fantasía ha visto como este padre tiene varias mujeres, como

son su madre y su nodriza. Una que está junto a él y otra relegada. Julieta se identifica en su

fantasía con su madre que logra estar con este padre cariñoso y poderoso. Esta identificación

es facilitada por la proyección narcisista que ha existido. En este sentido, cuando la madre le

dice que ella a su edad ya era madre, le está diciendo que ella en su lugar estaba emparejada,

ya teniendo vida sexual con su padre. Cuando la señora Capuleto le pregunta a Julieta si ha

pensado en el matrimonio, ella contesta que no, sin embargo pensamos que existía un mundo

muy desarrollado en este sentido, pero reprimido y que se comienza a desplegar con esta

pregunta. También resulta llamativa la intensa violencia que se genera en Teobaldo al ver a

Romeo en la fiesta, situación que genera que contravenga la disposición del príncipe y primero

le envíe una carta a Romeo y después lo busque para matarlo.

De acuerdo a lo hasta acá planteado, Julieta está buscando un sustituto paterno en una

relación prohibida, el sustituto podría ser Teobaldo, sin embargo este sigue siendo igualmente

prohibido, ya que ha crecido como un hermano, actuando aun la barrera del incesto. Quizás en

su mente Julieta ha debido matar también el amor a Teobaldo en su búsqueda de pareja no

incestuosa. Habría un traspaso desde el amor incestuoso al padre, para luego un amor al

hermano Teobaldo y posteriormente este romance intenso en Romeo, un amor igualmente

prohibido. Y, en la contraparte, permita pensar sobre la intensa violenta pasión en Teobaldo, la

que tiene relación con la difícil aceptación para él de que su prima-hermana se empareje con

pasión por otro hombre. Paris no es una elección apasionada, es una aceptación de lo que su

padre decide. Para aceptar Julieta a Paris, ella tendría que dejar atrás el elemento prohibido y

trasgresor de su elección.

El lugar de fray Lorenzo es interesante, es aquel que busca administrar intensas

pasiones, que busca conocer las pasiones del ser humano. Él intenta manejarlas. Frente al

intenso deseo erótico entre Romeo y Julieta, él los casa para que esa unión sea permitida, les

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


señala que no pueden estar solos antes de ser casados. No puede oponerse a las fuertes

pasiones humanas, pero intenta hacerlas conciliables con un pasar armónico. Cuando escucha

de parte de Romeo su interés por Julieta, lo ve como una posibilidad de apaciguar la hostilidad

entre las familias, de pacificar. Él conoce de las pulsiones y las maneja con precaución, en eso

consiste la sabiduría de la que se comenta en la obra, le dice a Romeo que vaya a paso lento

porque pasiones violentas terminan mal. Conoce que las pasiones amorosas contienen

violencia en su intensidad, sabe que la violencia se alía con el amor y genera destrozos, sin

embargo se arriesga. Las pociones hechas de plantas que fray Lorenzo maneja y desarrolla son

una metáfora de las pasiones, y de como él intenta manejarlas en sus gradualidades, y conocer

de ellas. Al final, tras el suicidio de Romeo, le dice a Julieta que los poderes han sido superiores

al manejable, a la posibilidad de administrarlo.

Por último, el trágico final. La muerte de los protagonistas a través de un suicidio no

concordado, sino por circunstancias trágicas como es para Romeo el ver a su amada muerta, y

no saber que estaba viva. En el caso de Julieta, el ver a su amado cometiendo suicidio por ella.

Como veíamos, la muerte aparece como alternativa varias veces en la obra antes. Romeo,

como ya fue descrito previamente, se lo manifiesta a Fray Lorenzo posterior a dar muerte a

Teobaldo. Recordemos que Romeo inicialmente evita enfrentarse a Teobaldo y elude las

evidentes provocaciones que este le hace. Esto le resulta inaceptable a Mercucio, a quién le

parece que la actitud de Romeo es una deshonrosa sumisión, y lucha contra Teobaldo, Romeo

se pone en medio de los dos para evitar la pelea, y en ese momento Teobaldo pasa su espada

por debajo del brazo de Romeo y se la entierra a Mercucio. Mercucio le recrimina a Romeo el

que se haya puesto entre los dos, esto le costó la vida. Mercucio maldice a las dos familias con

su rivalidad que lo ha llevado a la muerte. Romeo al ver esto, siente culpa. Se recrimina

diciendo que el amor de Julieta lo ha afeminado, le ha quitado hombría y valentía. Este aspecto

de la obra nos sirve para comprender un aspecto del enamoramiento. Romeo al sentirse

enamorado de Julieta, intenta una forma de resolución de conflicto que siente femenina, esto es

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


que exista una tolerancia y no una lucha directa. Romeo evita la pelea, y prefiere no hacer

frente a lo que Teobaldo le dice, sin embargo esta actitud le pareció de sumisión a Mercucio.

Pienso que este aspecto nos habla de una identificación de Romeo con lo que siente y

fantasea, lo femenino (maternal), como resolución, a diferencia de lo masculino. El estado de

enamoramiento le hace valorar otra forma de resolución diferente a la que siente como

masculina, que implica la agresión o matar lo rechazable. La pareja parental en su mente, de un

hombre fuerte y que resuelve con agresión y amenaza, y una mujer que es comprensiva y

tolerante, pero sentida sumisa. Pero posterior a la muerte de Mercucio, el aspecto que resuelve

"con hombría" sufre un acrecentamiento, va en busca de Teobaldo, lucha y lo mata.

Nuevamente surge un problema ya que esto trae que se deba alejar de Julieta. En este

momento Romeo manifiesta que desea matar o arrancarse eso llamado Romeo en él. Este es

un impulso suicida que busca asesinar, o deshacerse de una identificación que nomina Romeo,

asesinar la identificación con este tipo de masculinidad. Esta es una masculinidad defensiva en

relación a la amenaza de la feminidad, que la descalifica y menosprecia, donde impera el más

fuerte o más poderoso, sería el imperio de lo fálico por sobre una verdadera genitalidad

interactiva. Podemos ver un aspecto del enamoramiento, que implica un salir de lo puramente

fálico y acceder a una identificación con la pareja parental introyectada, que puede permitir una

masculinidad contenedora y comprensiva.

Entonces, en Romeo ya existían ciertos impulsos suicidas que no fueron resueltos. En

Julieta como se describió, desde su infancia la acompañó la fantasía de muerte, en esta hija de

su nodriza, hija que posteriormente se unió con su padre en el cielo. Se suma la imposibilidad

de su amor en este mundo y la decisión que manifiesta de que mejor es la muerte que aceptar

a Paris. En este sentido, el elemento de prohibición resulta de mucho interés, el que no está

dispuesto a transar. La alternativa de la muerte, como veíamos, siempre estuvo en las mentes

de los amantes. La muerte en la fantasía de ambos es un amor eterno, es un permanecer por

siempre unidos en una vida eterna. La muerte es negada como tal y se siente que es una

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


solución para este amor prohibido en esta tierra. Quiero decir que en la fantasía la muerte es un

lugar donde se permite lo que está prohibido en esta tierra (Britton 2003). Britton propone que la

muerte en la histeria es una solución que busca unirse al padre prohibido para siempre,

permitiendo en la otra vida lo que en esta es prohibido por el tabú del incesto.

Existe una conjunción de factores que tiene que ver con, por un lado, una hostilidad a los

padres y la nodriza por no comprenderla, y así agredirlos con su muerte, una agresión intensa

pero que no se expresa sino solo internamente o en esta acción, y por otra parte unirse con su

hombre que si la comprende y con la que se siente querida y amada como es hoy Romeo,

antes fue su querido papá ( cuando este se mostraba afectuoso), recurriendo a él para calmar

los sentimientos hostiles generados por la lejanía y distancia de su adolescente madre aún. La

agresión del padre a Julieta y de esta al padre es una cara de la intensa unión edípica prohibida

entre ellos. La unión eterna es con Romeo, pero también es con el padre prohibido.

Romeo por su parte, también agrede a un destino que se personifica como

incomprensivo, agrede a sus padres que lo dejan y no lo protegen, se agrede a si mismo frente

a la imposibilidad de dar una resolución distinta. Pero también con su muerte, se une a su

amada por siempre. Se une también con una mujer prohibida que si lo comprende y protege.

La mujer prohibida de sus fantasías, que corporiza en Julieta.

A modo de conclusión:

Como se ha intentado expresar en estas líneas, la obra de Romeo y Julieta ha logrado

permanecer presente a través del tiempo dando cuenta de lo que es el enamoramiento entre

dos adolescentes, con los elementos intensos que son contenidos en este sentimiento. La obra

da cuenta del esfuerzo de elaboración de sus conflictos edípicos, propios de esta etapa, y de

cómo las circunstancias ambientales intervienen en este. Aborda y muestra cómo el complejo

de Edipo tiene relación con el inconsciente de los padres, y cómo este influye en sus hijos

cuando este genera una conflictiva. Este aspecto fue desarrollado por Arnaldo Rascovsky en su

obra “el filicidio” (2018) en la que discute el hecho que previo a los elementos de Edipo de

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


asesinar a Layo, están los elementos de los padres de desear asesinar a su hijo, que

posteriormente llevaran al desenlace trágico. En este sentido, la situación de los padres en

cuanto a la rivalidad asesina fraterna es la que de alguna forma da lugar o es el embrión de la

posterior trágica muerte de los amantes- hermanos. También la obra describe elementos sobre

la fantasía de muerte y cómo esta constituye una alternativa para la mantención de la elección

prohibida y trasgresora. En este sentido, resulta de gran importancia el notar cómo la unión

entre la madre de Romeo y este tiene relación con la necesidad de elaborar un amor prohibido.

La relación entre el padre de Julieta y esta, en la que surgen odios intensos dentro de una

relación de unión, son una forma de intentar alejar lazos trasgresores. Por otra parte, la riqueza

de esta obra permite darnos luces sobre este proceso y percibir sobre las complejidades del

enamoramiento, ya que es ocurre en una fiesta de máscaras, máscaras que simbolizan la

imposibilidades de verse realmente, más allá de los elementos proyectivos.

En este sentido, se ha intentado ahondar en el entendimiento de las dinámicas

histéricas y sobre las fantasías subyacentes, aportando elementos importantes sobre las

dinámicas transgeneracionales.

Bibliografía

1.- Britton R (2003). Hysteria (II). Sabina Spielrein. En Sex, Death, and the Superego.
Experiences in Psychoanalysis (p.17-42). London: Karnac.

2.- Freud S (1921). Psicología de las Masas y análisis del yo. A.E. 18.

3.- Rascovsky A (1981). El filicidio: la agresión contra el hijo. Buenos Aires: Fundasap
ediciones, 2008.

4.- Shakespeare W (2012). Tragedias. Obras completas. Vol. 2. Romeo y Julieta. Barcelona:
Editorial DeBolsillo.

email: [email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


ARTURO PRAT: UNA MIRADA PSICOANALÍTICA AL HÉROE Y AL SACRIFICIO

Angela Farrán F. 1
Javier Ravinet C. 2
3
Pablo Santander
Carmen Luz Silva 4

Resumen

En el presente artículo, tras una descripción histórica de la figura de Arturo Prat, se realiza una

interpretación tanto de él como persona real, como de su figura histórica y del mito generado en

torno a él, intentando comprender psicoanalíticamente su sacrificio dentro de ambos contextos.

Se analiza la importancia de los héroes de un país en tanto figuras que constituyen un ideal del

yo social, influyendo dentro del bagaje valórico de la nación. El sacrificio de su vida en la

batalla, es analizado dentro de las fantasías existentes inconscientes respecto a la muerte, y la

fuerte relación con su madre, realizándose en este sentido una interpretación de la situación

edípica en la fantasía inconsciente durante este acto, y cómo este fue lo que impactó a la

nación para elevarlo a la condición de héroe.

Palabras clave: Héroe, Sacrificio, ideal del yo, historia, fantasía inconsciente.

Abstract

In this article, after a historical description of the figure of Arturo Prat, an interpretation is made

both of him as a real person and as a historical figure and the myth generated around him, trying

to understand psychoanalytically his sacrifice within both contexts. The importance of the heroes

in a country is analyzed as figures that constitute the social´s ego ideal, influencing the values of

the nation. The sacrifice of his life in battle, is analyzed within the existing unconscious fantasies

about death, and the strong relationship with his mother, performing in this sense an

1
Psicóloga. Psicoanalista APCh
2
Psicólogo. Psicoanalista APCh
3
Psiquiatra. Psicoanalista APCh
4
Psicóloga. Analista en Formación Instituto Chileno de Psicoanálisis de la APCh.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


interpretation of the oedipal situation in the unconscious fantasy during this act, and how this

was the one that impacted the nation to elevate him to the status of hero.

Key words: Hero, sacrifice, ego ideal, history, unconscious fantasy.

Intentar construir una comprensión psicoanalítica sobre uno de los principales héroes

nacionales resulta de gran interés por varios motivos. Por un lado, es importante poder

aproximarse a una figura que, desde que somos muy pequeños, hemos estudiado y escuchado

sobre su hazaña en Iquique, vemos sus estatuas en las plazas de todas las ciudades del país, y

todos los años se conmemora su llamada “gesta heroica”. En este sentido, su estudio es un

acercamiento a una figura que acompaña, de uno u otro modo, a cada chileno desde su

infancia. Por otro lado, intentar entender esta historia y darnos cuenta de cómo los héroes

nacionales son modelos en la población, permite descubrir aspectos culturales y de nuestro

carácter nacional, así como también revisar los valores que son admirados por nuestro país.

La relación del psicoanálisis con la historia es natural, en el sentido de que es propio de

la función analítica hacer diversas comprensiones de la historia personal de nuestros pacientes.

En este sentido, el replicar este trabajo de comprensión a la historia común de un país, surge

desde el deseo de entender nuestra identidad como nación, y comprender los hitos que han

marcado nuestra existencia como país. Particularmente en el caso de Prat, proponemos que su

figura constituye un aspecto de nuestro ideal del yo, ya que en tanto héroe de la patria, se

erigiría como modelo a ser imitado. Una comprensión semejante nos daría elementos para

entender hechos posteriores de nuestra historia que guardan relación con este ideal del yo.

En este trabajo analizaremos la biografía de Arturo Prat, en sus elementos más

importantes, considerando una doble comprensión. Pensaremos a Prat desde su biografía,

como también al personaje que se fue construyendo dadas circunstancias sociales particulares.

Para luego, de esta forma, lograr una comprensión psicoanalítica, viendo y entendiendo

elementos que subyacen en Arturo Prat, y así, que son parte de nuestra identidad como

chilenos. Quisiéramos entender de qué manera el héroe representa valores que se

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


corresponden con nuestra cultura para, finalmente, dar una interpretación global de su

sacrificio.

El evento heroico de Arturo Prat, convertir una derrota en victoria moral, entregando la

vida por la patria, resulta una situación que ha quedado en el inconsciente cultural chileno, y

que bajo ciertas condiciones de nuestra historia, ha reaparecido.

Uno de los autores con los que hemos trabajado, William Sater, en un intercambio

epistolar nos dice que en la motivación de su libro “La imagen heroica en Chile. Arturo Prat,

santo secular” estaba el entender por qué el héroe fue Prat y no Condell. Describe en su libro

que Prat, al morir, transforma la derrota en una victoria moral, delineando aspectos del carácter

chileno. Estas preguntas han motivado nuestra investigación, y a través de las respuestas que

planteemos, queremos dar cuenta de algunas características de nuestra identidad nacional, las

que deseamos expresar en este artículo.

Aspectos biográficos

I. Su infancia:

Arturo Prat nace el 3 de abril de 1848 en la casa patronal de la hacienda de San Agustín

de Puñual, ubicada en las cercanías del pueblo de Ninhue, departamento de Itata, provincia del

Ñuble, región del Bio – Bio. Es hijo de don Agustín Prat Barril y de doña María del Rosario

Chacón Barrios, y a consecuencia de un incendio que destruye el negocio que Agustín poseía

en Santiago, lo que le causa la ruina, la naciente familia debe trasladarse a esta hacienda,

donde son acogidos por don Andrés Chacón, hermano de María del Rosario, propietario de la

hacienda. Viviendo ahí, la pareja Prat Chacón tienen tres hijos que mueren a los pocos meses

de vida, siendo el de Arturo el cuarto alumbramiento de María del Rosario.

Se describe que fue un niño de contextura frágil, por lo que estuvo en sus padres el

temor a que se repitiera el destino de sus anteriores hijos. María del Rosario confió entonces

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


del fortalecimiento de la salud de Arturo en la hidroterapia del método Priessnitz 1, método

basado en las propiedades curativas del agua helada, la “hidropatía” y los “sudores

hidropáticos”. El mismo año en que Agustín Arturo Prat Chacón es bautizado, y durante la

llamada “Fiebre del Oro de California”, su tío Andrés Chacón, realiza negocios en los Estados

Unidos, con desastrosos resultados, los que le cuestan la ruina económica, por lo que se ve

obligado a vender la hacienda. Como resultado, la familia Prat Chacón debe regresar a

Santiago. En el invierno de 1849, abordan un velero de recorrido Talcahuano – Valparaíso. Se

describe que “Ningún día dejó doña Rosario de aplicar a su hijo (que contaba con unos quince

meses) el sistema Priessnitz, utilizando la gélida agua del mar” (Op. cit P. 37), aguas heladas

del Océano Pacífico con las que Arturo estaría siempre relacionado y en las que encontraría la

muerte tres décadas más tarde.

Ya en Santiago, la familia se radica en una chacra situada en la actual comuna de

Providencia, de propiedad del abuelo materno de Arturo, don Pedro Chacón. En este ambiente

campestre, Arturo se va desarrollando espiritual y físicamente, dejando atrás su “complexión

raquítica y endeble… expresión melancólica… aire distraído y apariencia triste y enfermiza”

(Op. Cit p. 38), de acuerdo a lo que reseña sobre él su tío Jacinto Chacón. Arturo se aficiona a

los ejercicios físicos, ejercicios que incluyen peleas a golpes con otros niños. Dice Vial Correa

(1995): “Era –escribiría Carmela Carvajal, recogiendo recuerdos familiares, un niño ‘vivo y

juguetón’, pero dócil; lo singularizaba un apego extremo a doña Rosario.” (Op. Cit p. 38).

En 1854, se vende la chacra y la familia se traslada a una modesta casa en la calle

Nueva de San Diego, hoy llamada calle Arturo Prat. Dos años después, a los ocho años, en

1856, Arturo ingresa a una escuela inaugurada ese año en la misma calle, la Escuela Superior

de Instrucción Primaria de Santiago. Dice Vial Correa (1995): “Al principio, Arturo fue un niño de

buena conducta –salvo ‘pleitos y travesuras propias de la niñez’, pero de pausado progreso,

1
El método que Vincent Priessnitz (Silesia, Austria) desarrolló y perfeccionó durante toda su vida estaba
fundamentado en el uso del agua –hidroterapia-y abarcaba otros aspectos también considerados por él
esenciales, como la alimentación, el descanso, el aire puro y el ejercicio físico.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


especialmente por distracción; la aritmética constituía su peor escollo y tormento. Doña Rosario

estaba inquieta, afligida, ‘porque él era para mí una esperanza que crecía’, en un hogar sin

padre desde el punto de vista económico” (Op. Cit. p. 39).

Aquí, Rosario parece aludir, por una parte, a los reveses económicos sufridos por

Agustín, pero también a la parálisis progresiva y deteriorante de su marido. En el libro de Sater

(2005), el autor menciona una tromboembolia cerebral como la causa de la parálisis parcial de

Agustín, describiendo que, aunque muchos biógrafos retratan al padre de Arturo como un

hombre enfermo, ninguno menciona la causa de la enfermedad. Sater afirma en su libro,

tomando como fuente una conversación con el Dr. Arturo Prat Echaurren –nieto de Arturo Prat y

psicoanalista APCh-, que la enfermedad del padre de Arturo puede haber sido el resultado de

una trombosis cerebral; mientras, Vial Correa (1995) habla de sucesivos ataques que producen

una parálisis progresiva en Agustín, sin mencionar más detalles al respecto. Más allá de la

etiología de su padecer, se trata de una figura paterna debilitada, que merma además la

condición económica de la familia, precariedad que trata de ser suplementada por doña Rosario

a través de su trabajo como directora de una pequeña escuela (Sater, 2005, p. 5).

Durante sus años escolares, Arturo demuestra ser un alumno de buena conducta, con

los ya descritos problemas de rendimiento en matemáticas –los que supera, hasta obtener

premio de distinción en esa materia, así como también en lectura, geografía y religión-. Su

madre habla del niño Arturo como con una tendencia marcada a la reserva y al aislamiento,

travieso, pero en solitario, con una buena, pero distante, relación con sus compañeros de curso.

Dice Vial Correa (1995): “Usaba la fuerza cuando se creía atropellado. Un compañero escribiría

de una pelea con él por haberse comido una empanada frita en exceso de las que le tocaban,

dejando a Arturo sin ella. Otra vez, alumnos algo mayores lo amenazaron armados de palos. Al

día siguiente, Arturo Prat se ingeniaba para que un almacenero vecino le prestase un cuchillo o

machete empleado en partir los bloques de azúcar. Con él enfrentó a sus enemigos… quienes

lo acusaron prontamente al director. ´Fue sólo para intimidarlos’ se defendía Prat. El maestro,

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


afirma Vicuña Mackenna, castigó la ‘cobardía’ de los asaltantes y el ‘arrojo’ del asaltado.” (Op.

Cit. p. 39).

II. Su adolescencia en la Escuela Naval:

El 25 de agosto de 1858, Arturo deja la escuela y el 28 de ese mes, con sólo 10 años,

ingresa becado a la Escuela Naval. Sater (2005) menciona que las dificultades económicas de

la familia Prat Chacón hacen imposible que Arturo continúe estudios secundarios, por lo que la

Escuela Naval parece la solución a un problema (Op. Cit. p. 5). Se describe a Arturo como un

joven entregado y dedicado a sus estudios, con un muy estricto sentido de la responsabilidad,

disciplinado y exigente, con un acendrado sentido de lealtad y el deber, tanto hacia su familia

como hacia su país. Continúa con algunos problemas en matemáticas, los que logra superar,

llegando a obtener una medalla de plata en esa asignatura durante el primer año. También se

relata que, luego de su ingreso a la Escuela, Arturo comienza a presentar un marcado

desarrollo físico, después de una infancia siendo un niño extremadamente débil y enfermizo,

crecimiento fortalecido por la práctica constante de ejercicio gimnástico.

Durante el segundo año de Escuela, empieza el aprendizaje náutico, y en 1860 Arturo

Prat aborda por primera vez la Esmeralda, buque a vapor en el que realizará todo su ciclo de

entrenamiento y aprendizaje. En julio de 1861, al adquirir la calidad de guardiamarina, egresa

de la Escuela Naval como primera antigüedad, vale decir, como el más distinguido de su curso,

y en sus pruebas finales de teoría obtiene el primer lugar entre sus compañeros. La promoción

de 1861 recibe el nombre de “curso de los héroes”, y lo integran, además de Prat, Carlos

Condell, Luis Uribe, Juan José Latorre, Constantino Bannen, Javier Molinas y Jorge Montt,

estrecho amigo de Prat.

Ya como Guardiamarina, Arturo es descrito como un joven tranquilo, con temple e

impasible ante el peligro. En noviembre de 1865, con 17 años, cumple una destacada actuación

en la captura de la Covadonga, en el combate naval de Papudo, durante la guerra con España.

Dice Vial Correa (1995): “Sería aquélla, obviamente, sólo marítima y con un enemigo -en ese

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


campo-de abrumadora superioridad. Constituiría el bautismo de fuego para Prat y muchos

otros, futuros héroes navales del 79. Casi todos navegaban en la Esmeralda y bajo el mando

directo de quien, inicialmente, los dirigiría asimismo en la Guerra del Pacífico: Williams

Rebolledo. (…)” (Op. Cit. p. 49). Dos años después del combate de Papudo, y para el

aniversario de este, Arturo recibe una pequeña tarjeta recordando ese logro y felicitándolo por

el mismo. La tarjeta viene con el nombre de la remitente impreso: Carmela Carvajal Briones. Él

tenía 19 años, ella 16.

III. Su vida como oficial y abogado:

Tras la guerra con España, empieza para Arturo una década de activa vida naval,

cumpliendo un papel destacado en labores administrativas y docentes en la Escuela Naval –

institución de la cual llega a ser director interino-, las que asume con lo que Correa Vial (1995)

describe como una actitud caracterizada por la perseverancia, seriedad y la curiosidad

intelectual. Junto a sus deberes navales, Prat cumple funciones pedagógicas gratuitas en la

escuela nocturna "Benjamín Franklin" de Valparaíso, desempeñándose como maestro de

ciencias naturales y moral.

El 24 de mayo de 1875, estando destinado en Valparaíso, enfermo, con licencia médica,

Prat acude, en plena noche y con un violento temporal, al puerto, porque le han avisado que el

buque Valdivia ha soltado amarras, ha embestido a la Esmeralda, y ésta a su vez al Maipo. La

corbeta Esmeralda se encuentra al garete, y Prat acompaña al comandante Luis Alfredo Lynch

en las maniobras de rescate de la embarcación, maniobras que logran vararla, aunque no sin

riesgos importantes: Arturo logra negociar con unos boteros que lo acerquen a la Esmeralda,

pero la tormenta y el violento oleaje paralizan su precaria embarcación, por lo que Arturo se

arroja al agua y debe nadar hasta el buque, alcanzando la cubierta trepando por una cuerda.

Como lo describe Sater (2005) en su libro, Prat no era un oficial naval típico. Su vida

como marino activo corre paralela con sus estudios de Derecho, los que se inician el año 1870.

Éstos se inauguran con su egreso como alumno libre de Humanidades en el Liceo de

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Valparaíso y el Instituto Nacional. En 1872, comienza los estudios de Derecho en la Facultad de

Derecho de la Universidad de Chile, estudiando a bordo de la Esmeralda. En julio de 1875

recibe su título de Bachiller en Leyes de la Universidad de Chile, y su licenciatura para obtener

finalmente el título de abogado, un año después, con su memoria titulada “Observaciones a la

lei electoral vijiente”. El itinerario de fechas, estudios y exámenes puede dar escasa cuenta del

esfuerzo que para Prat significa estudiar aprovechando el poco tiempo libre que le dejan sus

obligaciones como marino, ya que declina un permiso especial que sus superiores le ofrecen

para poder estudiar, decidiendo hacerlo en bibliotecas públicas, camarotes de naves, carros de

ferrocarril y habitaciones transitorias en sus distintas destinaciones. La únicas pausas que

enlentecen y dificultan su progreso son sus viajes, en las llamadas “estaciones bolivianas”, y

todo lo concerniente a la enfermedad y muerte de su hija Carmelita, episodio que genera un

hiato de dos años en sus estudios, entre 1874 y 1876.

Pero Arturo Prat ha ejercido como abogado antes de estudiar y titularse. A los veinte

años le corresponde, por reglamento, defender en juicio de guerra a Ricardo Owen, ingeniero

segundo de la Covadonga, acusado de insultos a un superior y de no oír respetuosa y

resignadamente sus amonestaciones. La defensa de Prat es seria, contundente en argumentos

y estructura lógica, independiente, y concluye con Owen absuelto. El año anterior a titularse

como abogado, en 1875, a Prat le corresponde nuevamente defender a un compañero ante un

juicio de guerra por insubordinación, aunque esta vez el defendido es su pariente político,

amigo y compañero en la Escuela Naval, Luis Uribe, quien, gracias a la defensa de Prat, no

pierde su carrera naval. Dice Vial Correa (1995): “Como en el caso de Owen, Arturo Prat había

cumplido su defensa desplegando severa objetividad e imperturbable rigor ético, al riesgo

deliberado de indisponerse con superiores y personas de peso; aun, con quien le merecía

estimación por otros conceptos, su antiguo jefe de la Esmeralda y la O’Higgins, el

contraalmirante Goñi”. (Op. Cit. p. 104).

Como abogado, Arturo Prat además desarrolla una breve pero intensa labor al interior

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


de la Armada, como ayudante del Auditor de Marina. Desde ese cargo le corresponde

reorganizar todo lo relativo a los Consejos de Guerra, empezando a intervenir también en la

redacción de las leyes y reglamentos propios de la Armada, fundamentalmente, en la

reglamentación de los ascensos, a fin de independizarlos de las arbitrariedades, las influencias

sociales, los empeños políticos o cualquier otra variante ajena al desempeño y el mérito.

IV. Su historia con Carmela:

Arturo y Carmela se conocen en una de las alegres e informales tertulias que

habitualmente organiza la familia Chacón en la casaquinta porteña de don Pedro, abuelo de

Arturo. Huérfana de padre y madre desde pequeña, Carmela crece bajo el cuidado de sus

hermanos, especialmente de José Jesús, siendo adoptada por los Chacón como una más de la

extensa familia. La naciente relación entre ambos jóvenes se testimonia a través de cartas y

regalos que el marino trae desde sus viajes, y que Carmela agradece por medio de esquelas,

notas y cartas también, intercambio epistolar, pero apasionado, que desde temprano marca el

sello de la relación. Conforme pasa el tiempo, y se consolida el noviazgo, Arturo mantiene una

actitud de reserva sobre su vínculo con Carmela, reserva propia de su personalidad, pero a la

que se añade un factor adicional: Prat no está dispuesto a hacer público su compromiso con

Carmela mientras su sueldo no le permita formalizarlo a través del matrimonio. Sater (2005)

menciona en su libro, que Prat posterga su matrimonio con Carmela hasta obtener un ascenso,

ascenso que le permita mantener económicamente tanto a sus padres, como a su propia y

naciente familia. Nueve días antes de proponerle matrimonio a Carmela, muere Agustín Prat,

luego de lo que Vial Correa relata como un tercer ataque de parálisis. Arturo lo acompaña en su

agonía, y se la relata a Carmela en una carta, texto que cita Vial Correa (1995): “(…) Las horas

corrían veloces, la muerte se acercaba a pasos acelerados, su respiración era ya corta y

apagada, y poco después de las cinco comenzó a entrecortarse; tenía (yo) sus manos entre las

mías y escrutaba con avidez las mutaciones de su semblante. Las cinco y media serían cuando

un último prolongado suspiro vino a decirme, no tienes padre. Las lágrimas contenidas a duras

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


penas, hasta entonces, desbordaron sin poderlo evitar…Era ya cadáver, verdadera pero

desesperante realidad.” (Op. Cit. p. 72).

Finalmente el 05 de mayo de 1873, y ya con el grado de Capitán de Corbeta, Arturo se

casa con Carmela Carvajal después de seis años de relación, matrimonio dentro del cual nacen

tres hijos: Carmela de la Concepción, Blanca Estela y Arturo Héctor. Carmela se siente sola en

la crianza de sus hijos y en las labores cotidianas de la casa, malestar que le expresa a Arturo

en sus cartas, pero que dirige a la Armada y a las obligaciones que esta le impone a su marido

más que responsabilizar de ese penar al propio Prat.

El 5 de marzo de 1874 nace Carmela de la Concepción, y a los pocos días Arturo debe

volver a Mejillones, recordando y añorando a su primera hija y a la madre, sentimientos que se

expresan a través de numerosas cartas, en las que también se puede apreciar la preocupación

de Prat por la frágil salud de la niña. Dice Vial Correa (1995): “Carmelita, ‘la chica’, fue débil

desde un comienzo, sufriendo una serie de males distintos –una especie de hernia umbilical,

diarreas, fiebres-que la desgastaron lenta pero inexorablemente, con sucesivas recuperaciones

y recaídas, más siempre cuesta abajo. Cada uno de los padres disimulaba ante el otro, para no

afligirlo y asustarlo, pero el disimulo no podía ser absoluto en ninguno de ellos. Y así las

respectivas cartas dejaban aflorar, periódicamente, indicios del calvario que ambos vivían: él,

enloquecido por la distancia, las aprensiones, la carencia de noticias; ella, enfrentando sola el

paulatino e implacable declinar de la niña” (Op. Cit. P. 83). Prat trata, desde lejos, de aparentar

serenidad y optimismo, pero las enfermedades de la niña empeoran, muriendo en la madrugada

del 5 de diciembre de 1874. De su muerte, Prat no se entera hasta el 13 de diciembre, cuando

le llega una dolorosa carta de Carmela: “Arturo de mi corazón: nuestro querido angelito sigue

mal; siento que mi corazón desfallece de dolor y tú no estás para sostenerle… Si te fuera

posible venirte… sería mi único consuelo. No desesperes mi bien, piensa en tu infeliz Carmela”

(Vial, 1995, p. 87). Arturo responde inmediatamente esa carta, pero su respuesta sale, tarde y a

destiempo, en el vapor del 18 de diciembre. Tiempo después, Arturo escribe al pie de la nota de

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Carmela: “El 5 de diciembre, a la 1 hora 3 minutos de la noche, murió mi hija Carmela de la

Concepción. Esta carta es la destinada a anunciármelo, la amargura que revela debiera

habérmelo hecho comprender, pero es tan dulce la esperanza.” (Op. Cit. p. 87).

Y quizás sea la esperanza de volver a encontrarse con Carmelita la que sostiene a Prat

en su firme convicción sobre que existe vida después de la muerte.

V. Religión y espiritismo.

Arturo Prat es un hombre católico, religión que es transmisión de la familia paterna. Por

otro lado, el liberalismo y el espiritualismo es la herencia que Prat recibe de su familia materna,

los Chacón, especialmente a través de su tío Jacinto, influencia muy importante para él desde

su niñez. De las lecturas de Arturo se desprenden su claro interés tanto por la filosofía como por

la religión, intereses que parecen convivir, pero también colisionan y generan conflictos en su

interior. En este cruce de tradiciones, surge también el interés de Arturo por el espiritismo. Parte

de un círculo espiritista en Valparaíso, en el cual los intermediarios en el diálogo con los

muertos son doña Rosario Orrego, don Jacinto Chacón y don Eduardo de la Barra, en sus

reuniones se practica la escritura automática y en la oscuridad, recibiendo así los supuestos

mensajes de los difuntos. En estas reuniones, Arturo llama y se contacta con sus muertos, con

su padre y con Carmelita.

VI. El sacrificio.

Como describe Sater (2005) en su libro, Arturo Prat es un oficial severo y correcto, muy

riguroso y preocupado del bienestar de las tripulaciones a su cargo. Sin embargo, al estallar la

Guerra del Pacífico, Prat permanece en la Administración Marítima de Valparaíso, puesto

irrelevante para un oficial como él en tiempos de guerra. Prat pide de inmediato su traslado al

mar, el que le es negado en primera instancia, respuesta frente a la cuál Arturo reacciona

mortificado, rehusándose a usar su uniforme naval. Finalmente, en Abril de 1879 es destinado a

bordo del barco en el cual debe llegar a Iquique, ponerse bajo las órdenes del Almirante Juan

Williams Rebolledo y tomar el mando de la Esmeralda. Sater (2005) y Vial (1995) describen a la

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Esmeralda, sin lugar a dudas, como el barco más ruinoso de toda la flota chilena para ese

entonces. Mermada en su equipo y su tripulación estable y experimentada, la que en su

mayoría es destinada a reforzar la de los otros barcos chilenos, Sater afirma que el Almirante

Williams usa la Esmeralda y la Covadonga como lugar de desperdicio dónde envía a los

oficiales en los que no confía o no le gustan. ¿Por qué tratar tan duramente a Prat? Este mismo

autor afirma que Williams rechaza a los “marinos letrados” y que lo callado, reservado y austero

de Prat, puede haberse leído por el Almirante como una arrogancia inaceptable en un oficial

joven. A estas diferencias, Sater suma la ya mencionada defensa que Prat hizo de dos oficiales

acusados de insubordinación y la discrepancia que Arturo tiene con la estrategia de guerra

planteada por Williams.

Con el plan de iniciar el ataque al puerto peruano de Callao, Prat y la Esmeralda son

destinados por Williams a quedar a cargo de la defensa del puerto de Iquique. Dice Sater

(2005): “Es interesante notar que el día que la flota zarpó rumbo al norte, se oyó a Williams

preguntar en tono ‘jovial’, qué haría Prat si el Huáscar atacaba Iquique. Prat respondió que se

lanzaría al abordaje si se presentaba la ocasión. Ambos sabían, sin embargo, que esta

situación era casi imposible que se presentase”. (Sater, 2005, p. 12). El 21 de mayo de 1879 se

enfrentan las armadas chilenas y peruanas en el Combate Naval de Iquique. La desigual

correlación de fuerzas es evidente desde el comienzo del combate. Prat decide no rendirse.

Alentando a sus hombres, salta al abordaje del monitor peruano Huáscar, lugar donde

encuentra la muerte.

IV. Su personalidad

Tal parece que Prat estuviese destinado al mar. El tratamiento de hidroterapia que le

diese su madre, con las gélidas aguas del pacífico, le habrían devuelto la posibilidad de vivir y,

quizás desde ahí, se forjó una deuda que saldar, entregando su vida también en ellas. Deuda

aún más alta considerando que fue el primer hijo del matrimonio Prat-Chacón que sobrevivió.

¿Habrá sentido que fue salvado del destino de sus hermanos mayores? Y entonces que,

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


transformado en el hermano mayor, ¿debía velar por sus hermanos menores: compañeros de

colegio, de la Escuela Naval, los chilenos en general? Pareciera que un gran sentido de

responsabilidad se hubiese instalado para guiar su futuro y su destino. Y cual hermano mayor,

la historia lo fue sindicando como modelo de virtudes a seguir, patrón con el cual se debían

comparar los demás.

Las descripciones que se han dado de Prat son coincidentes, junto con el registro de su

propio testimonio a través, por ejemplo, de intercambios epistolares. Según Sater, si Iquique

hubiese sido una obra trágica, Prat representaría el sacrificio (p.57) y sería lo que lo transformó

en héroe a los ojos de sus compatriotas, su inmolación por Chile. Esta sería una diferencia

central con Condell, que aunque fue elogiado, nunca llegó a la exaltación que se le diera a Prat.

Era claro que Prat se enfrentó al enemigo sabiendo que se encontraba sentenciado a muerte,

pero había “llegado hasta la locura del valor, hasta el delirio del heroísmo” (El ferrocarril, 1879,

citado en Sater, 2005, p. 63). Para este autor es difícil entender por qué el sacrificio personal

debe ser pre-requisito para llegar a ser un héroe (Sater, 2005, p. 64). También es interesante la

pregunta que se desprende de la anterior, ¿por qué los chilenos exaltan o transforman en héroe

a un personaje con esas características? Pero, ¿cuáles son esas características o rasgos?

Las descripciones de Prat, coincidentes como se mencionó, dan cuenta de que era un

ejemplo de “abnegación, valor y sacrificio” (Sater, 2005). Asimismo, podía servir de ejemplo de

perseverancia: luchó cuatro horas en absoluta desigualdad. Si se considera, por otro lado,

desde una perspectiva de obediencia frente al deber, se señala que Prat permaneció en su

puesto “hasta el último aliento” (Sater, 2005, p. 73). “Había enfrentado y aceptado la muerte en

forma serena y había dado su vida voluntariamente” (Sater, 2005, p. 73). Y desde otro ángulo

aún, era “alabado porque había inquirido si sus hombres habían desayunado antes de la

batalla” (op. cit.), dando cuenta, de esa manera, de la preocupación por su gente, al modo que

una madre piensa si sus hijos, en la distancia, estarán pasando hambre o frio. En la prensa

también se lo describía como “el padre, hijo y esposo perfecto, alabándolo por su austera vida,

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


su devoción hacia el deber y su esforzado trabajo” (Sater, 2005, p. 86).

En una época de crisis política y social, Prat fue erguido como “epítome de las virtudes

civiles” y como modelo a seguir para los jóvenes en sus estudios y para “evitar las tentaciones

del alcohol, tabaco y mujeres de mala reputación” (Sater, 2005, p. 87). Como había una gran

necesidad de encontrar un ejemplo moral para los chilenos desencantados y críticos de sus

líderes, se destacaron las cualidades no sólo castrenses del naval, sino también sus cualidades

domésticas. Se hablaba de un egoísmo y hedonismo temerario en los chilenos, engendrados

por la repentina riqueza adquirida de las salitreras; que se había destruido el concepto del

deber y las virtudes derivadas de aquel: abnegación, caridad y sacrificio”.

De este modo, Prat representaba la posibilidad de recobrar aquellas virtudes

extraviadas; “su sacrificio durante la guerra y su inmaculada vida privada encarnaban, se

supone, virtudes chilenas tradicionales que habían hecho próspera y feliz a la nación” (Sater,

2005, p. 87). “La vida de Prat poseía cualidades redentoras también, ya que en los comentarios

que se hacían de su vida, se presumía que Chile recobraría nuevamente su pérdida grandeza

cuando emulara las virtudes de Prat” (Sater, 2005, p. 87). En esta época, de pérdida de ideales

y quiebres políticos, El Mercurio (citado en Sater, 2005, p. 103) rogaba a los héroes de Iquique

que “se presente a nuestros ojos un aliento en las horas en que el país nos pide sacrificios,

como un consuelo cuando el ánimo desfallece, como una norma de conducta siempre”. Ejemplo

en este sentido fueron las preocupaciones de Prat en relación a que la Armada estableciera un

sistema de ascenso ecuánime o que se incrementaran las remuneraciones de los menos

favorecidos. Pero nunca abogó por un ascenso o mejora económica para él.

Mackenna también describía que si las situaciones personales no disminuían la

ecuanimidad de Prat, si, en cambio, “se exaltaba hasta la ira viendo a sus compañeros

postergados en la carrera naval, sobre todo cuando creía sorprender la mano oculta del favor o

de la bajeza” (Vial, 1995, p. 119).

Prat abogaba por los más desfavorecidos, anteponiendo los intereses de los demás por

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


sobre los propios. Desde esta perspectiva, era difícil de imaginar el lugar que hallaría en la

historia nacional. No era un gran líder carismático ni convocador. Su carácter, más bien, lo

hacía ser un hombre reservado, en extremo escrupuloso y, por el contrario, en ocasiones no

querido por sus superiores por las causas que enarbolaba. También la pregunta acerca de por

qué Prat fue abogado, lleva a interrogarse por su personalidad. Bernardo Vicuña Mackenna

esgrime cuatro razones posibles: que sentía “heridos sus conceptos de orden y disciplina, por lo

continuos trasbordos de nave; que el mar le afectaba negativamente la salud; que lo había

desencantado ver a la armada ‘desatendida y pospuesta’; y (…) que deseaba hallarse más

tiempo con Carmela y los hijos que fueran viniendo” (Vial, 1995, p. 96). No obstante, a juicio de

Vial, estas hipótesis dejarían fuera una explicación más simple: que le gustaba el derecho y que

tenía habilidades para ejercerlo. Así por ejemplo, se describe a Prat con facilidades para

inquirir, analizar, escrutar, descomponer y reorganizar argumentos en discusiones legales. La

ley era “un aguijón a sus facultades y deseos de investigar; los obstáculos, un estímulo y no un

irritante” (Vial, 1995, p. 98). Por lo tanto, esta carrera parecía calzar con sus características de

personalidad.

Prat también consideraba que debía rechazarse todo adulo. Así lo expresa, por ejemplo,

en una ocasión en que se quiso obtener un favor elogiándolo. Él replicó:

“La aceptación de alabanzas merecidas revela falta de modestia, la de alabanzas inmerecidas,

orgullo, vanidad y escasa inteligencia. Una persona sensata debe huir cualquiera de estos

términos, y quien quiera conducirle a ellos ofende su modestia y buen sentido” (Prat en Vial

Correa, 1995, p. 119).

Como autoridad jerárquica, y en orden a lo antes expuesto, Prat imponía su propia y

severa concepción del cumplimiento del deber. “Era exigente, metódico, ordenado, poco

proclive a las familiaridades; era también justo, imparcial, conocedor de lo que su gente

necesitaba y preocupado de que lo obtuviera” (Vial Correa, 1995, p. 119) y leal. Todo ello

suscitaba respeto y estima, aunque no la adhesión que despertaba un carismático como

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Condell. En este sentido, Vial recoge las palabras de un oficial de mayor grado refiriéndose a

Prat en ocasión de su boda: “El joven es cumplido, es una alhaja, pero muy tirante” (Vial Correa,

1995, p. 120).

Carmela deseaba que su marido, una vez terminados sus estudios de derecho,

abandonara la Marina. Esto habría sido tema para la pareja, plasmándose en una carta de Prat

dirigida a su mujer su postura al respecto:

“La idea de abandonar la Marina me es antipática y….sólo impelido por poderosas razones me

decidiría a hacerlo. No cuento entre mis defectos la inconsecuencia” (Vial Correa, 1995, p. 165).

De las cartas de Prat a Carmela, asimismo, es posible colegir que Prat no fue un hombre

con ambiciones de dinero, poder o gloria. Si, en cambio, lo obsesionaba “el cumplimiento de las

obligaciones que la vida le iba imponiendo” (Vial Correa, 1995, p.117).

Por otro lado, en la Memoria de Prueba para obtener de grado de licenciado, Prat da

cuenta de su preocupación e interés en los temas de justicia y equidad.

En las “Observaciones a la Lei Electoral Vijente”

https://www.bcn.cl/obtienearchivo?id=documentos/10221.1/19696/1/42245.pdf), aborda un

problema de hondas repercusiones en la historia política de Chile, involucrándose en el debate

acerca del sufragio. La nueva Ley era recibida, en palabras de Prat, como redentora de las

influencias ilegítimas y del privilegio de las mayorías, favoreciendo la representación de las

minorías. Terminando sus análisis a dicha Ley, concluye que “buena en el fondo, tiene

necesidad de serias e importantes reformas en materia de reglamentación para alcanzar el alto

objeto a que está destinada: ser garantía eficaz de que el resultado de las urnas sea fiel

expresión de la voluntad nacional". Su vocación por la abogacía y su preocupación por la

justicia, se aprecia en el comentario de Andrés Andes al libro “Vida de Arturo Prat” de Rodrigo

Fuenzalida (https://revistamarina.cl/revistas/1974/6/aandes.pdf), quien destaca dos

intervenciones de Prat ante el Consejo de Guerra. Según el comentador, estas intervenciones

“revelan tanto la pericia legal del futuro abogado como su sentido innato de la justicia y la

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


valentía moral que siempre lo caracterizó”. La primera correspondería al ya comentado alegato

a favor del ingeniero Ricardo Owen, acusado de omisión en el cumplimiento de deberes y de

insubordinación. Y la segunda a la defensa que hizo el entonces capitán de corbeta a su

compañero y amigo Luis Uribe. “La precisión, la firmeza y la elocuencia de la defensa

convencieron al Consejo de Guerra, que por unanimidad restituyó al teniente Uribe su grado”. Y

señala que “se necesitaba coraje para afrontar la posible reacción del irascible y colérico

almirante José Anacleto Goñi, famoso por su dureza de carácter”.

Los rasgos descritos y coincidentes en distintos textos y fuentes, que destacan el

carácter reflexivo, sereno, reservado y exigente de Prat, hace preguntarse acerca de cómo se

fue constituyendo dicha personalidad. Vial Correa (1995), destacando también “una dosis

considerable de orgullo personal; una cierta timidez, venida quizás de la infancia” (p. 120),

plantea la tesis de la influencia que tuvieron en Prat sus primeros años de vida, caracterizados

por estrechez económica, vulnerabilidad física y las tempranas responsabilidades familiares que

debió encarar. No incluye en su análisis las muertes de sus hermanos mayores ni la larga

enfermedad del padre, que sin duda marcaron aquello que también se describía como un

carácter “‘reservado y hasta melancólico’; prefería oír a hablar, si portador de alguna noticia

importante o interesante, esperaba que todos se hallasen reunidos para hacerla saber y así no

contarla dos veces” (Vial Correa, 1995, p. 121). Ahora bien, independientemente de los factores

que se pusieron en juego en la estructuración de su carácter, destaca la cercanía de las

referidas descripciones con el llamado Tipo Melancólico de Tellenbach (Tellenbach, 1961), que

incluye una tendencia al orden, autoexigencia, alto rendimiento e hiperresponsabilidad.

También Prat comparte con este Tipo la escrupulosidad, un “sentido de ser para otros” y un

elevado sentido de la amistad y lealtad. Tellenbach también sostiene que estas personalidades

tienen características que son valoradas por la sociedad y que, en su modo de ser con los

otros, tienden a la sobre-solicitud anticipándose a cualquier posibilidad de quedar en deuda.

Quizás sea esta otra hebra con la que se relaciona su sacrificio: saldar la deuda de sobrevivir a

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


la muerte de sus hermanos, padre e hija. Cada gesto, para el Tipo Melancólico, es un tributo

que debe dar a la existencia, una necesidad que lo proteja de cada posibilidad de pérdida,

aspecto que tal vez lo hizo aficionado y creyente de las prácticas esotéricas.

Arturo Prat, un héroe

Para continuar, deseamos pensar sobre las características y lo que implica socialmente un

héroe, mirándolo desde los aportes en este sentido generados en el psicoanálisis y

particularmente como se dio esto en Prat.

Para comenzar, diríamos que inicialmente Freud en El creador literario y el fantaseo

(1908) plantea que el héroe de las narraciones con el cual el yo se siente seguro e invulnerable

sería “Su Majestad el Yo, el héroe de todos los sueños diurnos así como de todas las novelas”

(p.132). En este sentido, ocurre una identificación con la representación de sí mismo con el

personaje. Lo anterior tiene directa relación con un concepto que va a guiar esta revisión: el de

Ideal del Yo, que revisaremos luego. En otro texto, en Tótem y Tabú (1913), Freud plantea la

escena primordial en que la reunión de los hijos logra asesinar al padre tiránico, pero quedando

con la culpa de este acto, asumiendo una identificación con este padre.

En ese sentido vamos encontrando una especie de doble determinación del héroe, por

un lado es un ideal, pero por otro es el depositario y el agente de una culpa que es propia de

toda la especie. En este sentido, habría un hermano héroe que nos libera de fuerzas

poderosas, defendiéndonos de sus ataques.

Retomando la idea señalada respecto al ideal del yo, queremos recordar la explicación

realizada por Hanly (1984) respecto a los dos términos empleados por Freud Yo ideal e ideal

del yo (1915, 1917), los que inicialmente fueron intercambiables y posteriormente dejó de

utilizar la primera e incorporó la segunda dentro de lo que llamó superyó como instancia crítica.

Hanly propone mantener los conceptos diferenciados de yo ideal y de ideal del yo diciendo que

el yo ideal es un yo en estado de perfección, en este sentido, un estado asociado al narcisismo,

mientras el ideal del yo es una aspiración, un ideal a alcanzar, que es propio de la normalidad y

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


de todos los individuos, mientras el primero es encontrado en la patología del narcisismo.

Es así que podríamos entender el ideal del yo como sería el niño aspirando a ser como

sus padres. Es en este aspecto que nosotros ubicamos a los héroes de un país como

identificaciones, como serían esos padres de la infancia, ocupando el lugar del ideal del yo, y de

esta forma, el héroe contiene valores que son trasmitidos, propios de cada país, como puede

ser un héroe generoso, o muy valiente, etc., serían características que buscan ser imitadas por

los individuos de ese país.

También en el texto De guerra y muerte (1915), Freud hace alusión al tema del héroe,

pero relacionándolo con otra idea que nos interesa acá, la del sacrificio y por lo tanto la

explicación del heroísmo y su vínculo con la muerte. “Entonces, nada pasional en nosotros

solicita a la creencia en la muerte. Y quizás sea este, incluso el secreto del heroísmo. La

fundamentación del heroísmo según la ratio descansa en el juicio de que la vida propia no

puede ser tan valiosa como ciertos bienes abstractos y universales.” (1915, p.298). Este

aspecto nos hace pensar en el sacrificio de Arturo Prat, y el claro elemento encontrado en que

lo que la población obtuvo como información para decidir que Prat fue el héroe y no Condell, fue

saber que el primero sacrificó su vida por el país (un tiempo en que las informaciones eran muy

lentas). Resulta interesante pensar que producto de que al existir un aspecto de la mente en la

que no existiría una representación de la muerte, el héroe se expondría a ella o la buscaría. Es

decir probablemente está guiado por un ideal de perfección y con una concepción de

inmortalidad, escindido del aspecto que asume el principio de realidad, y de la finitud de la vida.

Posteriormente, en “Psicología de las masas y análisis del yo” (1921), Freud va

profundizando en las consecuencias del uso de la identificación en fenómenos grupales y

sociales, y propone que el ideal del yo funcionaría como un puente entre lo individual y

colectivo, esto porque adquiere el valor de la forma más primitiva de vínculo con el objeto.

Además, permitiría percibir y encontrar rasgos comunes con otra persona y sobre todo lo que va

a desarrollar más profundamente en el texto posterior, sería también una instancia crítica, por lo

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


tanto reuniría las características enunciadas del ideal del yo, pero también de la instancia crítica

propuesta más arriba. En este sentido, este héroe aúna a los chilenos en un mismo sistema

valórico, siendo a la vez una necesidad grupal este puente y siendo crítico frente a la no

manifestación de entrega por la patria.

Entonces se puede pensar que en la obra de Freud, muchas de las características

descritas como propias del héroe se encuentran depositadas en la instancia llamada superyó,

pero más específicamente en el ideal del yo, y que la conformación de éste y sus características

individuales, serían sumamente determinantes a la hora de realizar actos guiados por valores o

creencias que pudieran ser considerados heroicos o incluso de sacrificio por el resto de la

comunidad. Existiría, a través del héroe nacional, una entidad que aúna y que da ciertos valores

“patrios” que permiten una cierta identificación nacional.

Como último texto de Freud que deseamos mencionar en el presente estudio de la

comprensión de las consideraciones por las que Arturo Prat se constituye en un héroe es

“Moisés y la religión monoteísta” (1939), texto en el que el padre del psicoanálisis sostiene que

una razón por la que mundialmente el cristianismo fue aceptado como religión de muchos

pueblos, por sobre otras religiones fue que esta da una solución a la culpa primordial; cuando

Jesús sacrifica su vida, también al hacerlo se perdonan los pecados de todos. El sacrificio de

Jesús, que da su vida por sus hermanos, es un modelo que calza con la gesta heroica de Prat.

Posterior a Freud, fue su discípulo Otto Rank. Quien dedicó un libro a este tema, “El mito

del nacimiento del héroe” (1909), realiza una minuciosa revisión de personajes míticos heroicos

de distintas culturas desde Guilgamesh hasta Sigfrido, pasando por Moisés, Edipo y Jesús,

entre otros. Luego de contar sus respectivas historias, esboza los que serían, según él, los

elementos determinantes del mito tradicional del nacimiento del héroe:

- El héroe es hijo de padres eminentes, a menudo, hijo de rey.

- Su nacimiento es precedido por dificultades, como la continencia, un largo periodo de

esterilidad, o relaciones clandestinas entre los padres por prohibiciones u obstáculos externos.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Durante el periodo de gestación, o incluso antes, un presagio (sueño, oráculo) se pronuncia

contra dicho nacimiento, anunciando casi siempre un peligro para el padre.

- Como consecuencia de lo anterior, el recién nacido es predestinado a la muerte o a la

exposición (abandono en un lugar público), a menudo a la instigación del padre o del tutor, es

confiado a las aguas en un cofre o en una cesta.

- En seguida será puesto a salvo por animales o por gentes modestas (pastores) amamantado

por un animal o por una mujer de condición humilde.

- Al crecer, encuentra a través de múltiples aventuras a sus nobles progenitores, se venga del

padre, es reconocido y gana la gloria y el prestigio” (Ojeda, 1998).

Es interesante pensar que de las características propuestas por Rank, las

circunstancias descritas de la vida de Prat, como son el que tuviera 3 hermanos que lo

precedían que murieran, que el naciera frágil y con riesgo de morir, que luego de su nacimiento

sobreviniera el incendio del hogar familiar, dificultades familiares y la grave enfermedad del

padre, el crecimiento en condiciones humildes y crianza con una familia en la que su tío cumplió

función de padre también, hasta terminar con el reconocimiento y la gloria en su vida, son

características que calzan con el texto de Rank.

Para terminar esta revisión de los aportes psicoanalíticos a la idea de héroe, deseamos

mencionar a Steiner (2014), que propone que lo heroico sería el asumir temporalmente la

omnipotencia, seguida de un más o menos doloroso desinflarse y desilusionarse en el curso de

los encuentros con la realidad. Propone entonces que el verdadero héroe es el que usa la

omnipotencia pero al final de la jornada renuncia a ella. Prat, en un momento, preso de las

pasiones de la guerra, asume la omnipotencia y se une a su ideal del yo, muriendo en su

sacrificio. La idea y muy ligado al concepto freudiano de ideal del yo y su relación con el

narcisismo es que el héroe en algún momento se identifica con su ideal del yo. Este ideal del yo

inicialmente causa humillación y dolor por no corresponder a esas aspiraciones.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


El no tolerar estas humillaciones y sobre todo no aceptar la omnipotencia perdida puede

hacer que el sujeto se identifique con su propio ideal y adopte un funcionamiento como el que

Steiner atribuye a la figura de Lucifer en el “Paraíso Perdido”, que no tolera ser uno más en el

cielo y realiza un descenso a los infiernos para allí ser el primero. Conocemos las frustraciones

y humillaciones que vivía Prat al sentirse incomprendido y tener que aceptar no cumplir las

expectativas de su ideal del yo.

Comprensión psicoanalítica de los elementos de su vida:

Lo expuesto hasta aquí consta tanto de elementos que constituyen la historia personal y

personalidad de Arturo Prat, de aspectos que tienen relación con el momento histórico de

nuestro país en ese tiempo, así como de conceptos psicoanalíticos que facilitan la comprensión

de la figura de un héroe. El primero tiene relación con un entendimiento de su sacrificio y de su

personalidad, y por otra parte es la comprensión del personaje histórico, del héroe patrio. Este

segundo se relaciona con el primero, pero además influyen en él aspectos como circunstancias

históricas, sociales y políticas, como lo describe Sater. Nos parece importante establecer que

una total distinción de estos aspectos es imposible e innecesaria, y estos dos, la persona y el

personaje se entremezclan. Sabemos, sin embargo, que en este análisis se mezclan elementos

tanto individuales como sociales en forma importante.

En un primer momento nos enfocaremos en la persona. Como vimos en su historia

personal, la infancia estuvo marcada por múltiples duelos producto de dificultades familiares,

económicas, de salud y una presencia constante de la muerte. Estos factores sin duda

quedaron inscritos en la personalidad de Prat. Rasgos de carácter como la perseverancia y el

esfuerzo constante, la responsabilidad y compromiso hacia su madre y familia tuvieron relación

con estas circunstancias y su forma particular de elaborarlas.

Para desarrollar lo anterior, es necesario recordar que la muerte estuvo presente en Prat

ya antes de su concepción. Previo a su nacimiento, los padres de Prat habían sufrido la muerte

de tres hijos por motivos de enfermedad, por ende la madre de Arturo temía que esto se

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


repitiera nuevamente cuando este nació. Podemos suponer que elementos como angustias y

culpas debieron haber estado en la mente de la madre. Es así como se describe sobre la

debilidad de Arturo en sus primeros años. Entendemos entonces el interés por el ejercicio físico

y por el desarrollo muscular, como una formación reactiva (Deutsch, 1925) a estas angustias.

Sabemos de los tratamientos que la madre le realizó, de hidroterapia y otras terapéuticas

alternativas a la medicina tradicional, que muestran sus temores y angustias frente a que se

repitiera la suerte de sus hijos anteriores. Aparece la ansiedad de la madre por evitar la posible

muerte de su hijo. En este sentido la idea de la muerte estuvo en Arturo ya en su vida muy

precozmente. Estas circunstancias generaron un vinculo muy importante madre-hijo, que se

mantuvo fuertemente toda la vida y que todos los autores (incluyendo a Carmela) lo resaltan.

Las ansiedades de la madre frente a la idea que otro hijo pudiera fallecer, invistió fuertemente la

relación con su hijo, es así que la relación con el agua sin duda está relacionada a esta fuerte

unión madre-hijo que a Arturo le dio fuerzas de vida. En sus años de adultez, una madre

simbólica, la marina, lo estimuló uniéndose a ella también sin deseo de separarse de ella,

incrementando sus valores de fidelidad, lealtad, orgullo patrio. El componente acuoso de la

relación materna, permanece con la marina, rememorando esa relación fuerte e intensa con su

madre de sus primeros años, y estimulando la fantasía de esa relación primigenia del hijo en las

aguas uterinas, en una unión perfecta.

Posteriormente, la muerte (o la enfermedad, que implica una amenaza de muerte)

continuó estando presente a través de la enfermedad del padre y su embolismo cerebral, y la

discapacidad que esto provocó en él. Luego sabemos de la muerte de la hija de Arturo, muerte

que ocurre mientras él se encuentra en una misión y no puede llegar hasta días después de

ocurrida esta. Así, vemos que la relación con la muerte fue permanente, que el héroe tuvo una

concepción de la muerte especial, y que fue algo siempre presente. Es así como sabemos de

las reuniones espiritistas dirigidas por su tío Jacinto Chacón en las que supuestamente se

conversaba con almas difuntas y que Arturo hablaba con su hija fallecida. En este sentido,

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


existía una fantasía respecto a la muerte en la que esta era un lugar donde los muertos

mantenían su existencia y dónde era posible mantener contacto con ellos. Esta fantasía

respecto a la muerte resulta particularmente importante para entender el desenlace, ya que en

definitiva la muerte sería un irse a otro lugar, no dejar de vivir.

Por otro lado, el que su padre haya estado enfermo fue importante en el rol que debió

jugar Arturo en su familia. Siendo el hermano mayor, mantuvo siempre una preocupación por su

madre y hermanos. En este lugar, Arturo debió hacer variados sacrificios por el bienestar de su

familia; desde ya, la elección de ser marino tuvo relación con lo anterior. En este rol de

‘hermano mayor’ luchó por lograr mejoras para sus “hermanos marinos” en sus remuneraciones

en la carrera, o en la defensa de Uribe o de Owen. En este sentido, la elección de la abogacía

nos parece una elección coherente con estos aspectos descritos.

Las condiciones recién expuestas hicieron de Arturo un hombre en el que se imponía el

esfuerzo y la renuncia personal frente a las angustias circundantes. Así es como el sacrificio

final aparece como una nueva situación que muestra las características recién mencionadas,

desde la preocupación porque su tripulación y las personas a su cargo hubieran desayunado al

inicio del combate naval de Iquique, tal como lo haría una madre, en una identificación con esta

madre, con la que siente un grado de fusión. Luego, la escena misma de este combate, al

encontrarse en una lucha desigual, con fuerzas mucho más poderosas, puede recordar las

¨luchas legales” que emprendió defendiendo exitosamente a otros frente a la oficialidad, sin

importarle los costos personales que estas defensas le trajeran. En este sentido, Sater describe

que esta fue una de las causas por las que Prat fue dejado en Iquique, en la embarcación en

más mal estado, ya que el almirante Williams no le tenía estima. También sabemos que Prat

había dicho que de serle posible abordaría el Huáscar, estando ya esta idea en su mente. En

este sentido, el sacrificio es muerte, pero a la vez también podemos ver que la muerte en el

inconsciente no es una muerte, sino el irse a un lugar donde reencontrarse con sus seres

queridos. La muerte es también el entrar en el vientre materno, retornar al útero a vivir dentro de

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


su madre mar, reencontrarse con su hija, con sus hermanos y su padre. Es un morir para vivir

eternamente con sus seres queridos perdidos. Entonces la escena de Iquique, es una lucha con

un personaje de muerte, más poderoso, al que Prat enfrenta defendiendo a la madre patria,

sacrificando su vida por ella. Pensamos que esta fue una escena permanente en la mente de

Arturo. Desde su nacimiento estuvo peleando con fuerzas sentidas como amenazantes por

proteger a su madre. Su sacrificio es también una victoria personal, al lograr reunirse a su hija y

lograr la unión con su madre amenazada en su útero. Esta escena transforma la derrota en un

triunfo moral. Sería entonces un enfrentar a las fuerzas poderosas, a condición del sacrificio

personal, con el triunfo de unirse a la madre/hija. Diríamos que esta escena, la de luchar por

defender a su madre de angustias de muerte acechantes, las vivió Arturo desde su nacimiento.

Por otro lado, tenemos al héroe y pensar como la población lo vivió y construyó este

héroe. El intentar entender por qué fue Arturo Prat quien se transformó en héroe, tras sufrir una

derrota, y no Condell, quién gracias a su astucia triunfó en este combate. Resulta importante

aquí destacar que dadas las condiciones de información de la época, como decíamos

previamente, la noticia del resultado de este combate se fue sabiendo lentamente, y en el

primer momento, solo se supo de la victoria de Condell y del sacrificio de Prat, sin saber

mayores antecedentes sobre la vida del héroe, o de su personalidad, de modo que no

influyeron en que desde un inicio se optara por uno u otro. En este sentido, tal como lo destaca

Sater, fue el sacrificio, el dar la vida por el país lo que generó un fervor nacional hacia Prat. No

cabe duda, desde nuestra perspectiva, que en esto influyeron factores de diferentes órdenes.

Uno es el carácter católico de la población chilena, y que este acto remeda, tanto

conscientemente como inconscientemente al sacrificio de Jesús, quién sacrificó su vida para

liberar a sus hermanos de sus pecados. Cuando la población chilena conoce que Prat dio su

vida en la lucha se produjo una efervescencia que estimuló fuertemente el espíritu de lucha

nacional, dando un importante impulso a la población a pelear y seguir este ejemplo.

Al pensar en el entusiasmo generado en la población ante la noticia del sacrificio de

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Prat, y el impulso que se despertó en emular su ejemplo, es importante recordar ciertas

condiciones históricas de nuestro país. Chile se encontraba con una población en general

molesta con sus autoridades, el presidente Aníbal Pinto no gozaba de buena opinión en la

población (Sater), de hecho debemos recordar que la situación social llevó a que unos años

después se desencadenara una guerra civil, con el derrocamiento del presidente Balmaceda

(1891). En este sentido, la idea de un “hermano mayor” que da su vida por defendernos, frente

a una autoridad (padre) que se encuentra descalificada, es un factor importante. La idea de un

hermano mayor, que defiende y se sacrifica por salvar a la madre del más poderoso, conmovió

y conmueve a los conciudadanos, transformando la derrota en el triunfo de una moralidad que

se busca impere, en relación a un padre que se encuentra inactivo o sin reacción. En este

último aspecto, se debe decir que la población deseaba un ataque más activo y rápido de las

fuerzas armadas, y se sentía una pasividad y falta de decisión. Esta forma de actuar durante

esta guerra era adjudicada al Presidente de la nación, sintiendo inconscientemente que el padre

no sabe defender bien la amenaza que sufre la madre. Este aspecto social, calza bien con la

vivencia de la vida de nuestro héroe.

Como se describió anteriormente, el héroe ocupa el lugar del ideal del yo a nivel social,

es la imagen que socialmente se admira y se busca imitar en sus valores. En este sentido,

características de personalidad como el esfuerzo, compromiso con su familia, el haber sufrido

carencias económicas, fueron características que posteriormente influyeron en la identificación

de la población con su figura. Veíamos, como está descrito por Freud, que el héroe lucha contra

la autoridad (padre totémico de Tótem y Tabú) y lo derrota, este es un elemento presente. Por

otro lado, como anteriormente mencionamos, en Moisés y la religión, Freud describe las causas

por las que él piensa que fue el cristianismo el que se propagó en la población por sobre otras

religiones, en este texto propone que es la liberación de la culpa, en el sentido de que la idea de

un hijo de Dios que se sacrifica y a través de esto resuelve las culpas de la población, fue un

elemento que hizo que la población adoptara esta creencia por sobre otras de la época. En el

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


caso que revisamos acá, podríamos pensar en las culpas generadas por la hostilidad de la

población contra de la autoridad, contra el gobierno que se sentía inactivo, es decir, contra el

padre simbólico. Arturo Prat sacrifica su vida y de esa forma libera de las culpas por las

hostilidades sociales existentes, en un interés mayor de protección de la madre.

Posteriormente, como lo demuestra Sater, diferentes aspectos de Prat fueron enaltecidos según

el actor político o la situación histórica en cuestión. Sin embargo, el modelo del sacrificio es lo

que se mantiene inalterable en su significado inconsciente.

Resulta importante entonces ver cómo el ideal del yo nacional contiene el sacrificio que

transforma la derrota en triunfo moral y que, en su expresión de la muerte, significa un paso a la

vida eterna.

Es así que pensamos que, posteriormente, existieron Presidentes que, estando esto

muy presente en su ideal del yo, encarnaron el acto del héroe en diferentes condiciones. Así,

creemos que en el caso de Balmaceda, y muchos años después, Allende, estos elementos

estuvieron en su mente al cometer sus suicidios.

Conclusiones

Durante el desarrollo del presente artículo hemos ido delineando los elementos que

colaboran en la comprensión del sacrificio de Arturo Prat, y por qué este hecho lo catapultó a

ocupar un lugar tan prominente dentro de los héroes de nuestro país. Vemos que en este hecho

concurren elementos de diverso tipo, como son sociológicos, históricos y de la psicología.

Aparece que el elemento del sacrificio quedó integrado en un ideal del yo social, que da

cuenta de aspectos característicos de una identidad nacional, que ha logrado conservarse a

pesar del paso del tiempo, dando cuenta y colaborando en la comprensión de sucesos

históricos posteriores acaecidos en épocas de crisis. Es así como el modelo de luchar hasta la

muerte o dar la vida en una batalla contra fuerzas más poderosas, aparece en dos momentos

claves de la historia de Chile, como fue la revolución de 1879 y el suicidio de Balmaceda, y la

situación sociopolítica del gobierno de la unidad popular y el suicidio de Allende.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Estos hechos muestran dos instantes de un modelo que pensamos que está presente

socialmente como un ideal moral. El modelo consiste en el enfrentamiento a fuerzas superiores,

frente a las que no se negocia, se lucha aún a costa de la vida o con la muerte por medio,

imponiendo una moralidad superior, generando entonces una idea de triunfo en la derrota.

Es así entonces como la muerte adquiere una dimensión particular, siendo esta un

lugar, donde los muertos se mantienen vivos y relacionándose. Esto al modo de una creencia

tanto consciente como inconsciente, paralela a la realidad de la muerte.

El modelo que representa el sacrificio de Prat, el del hermano mayor que da su vida por

defender a la madre de las fuerzas poderosas hostiles, y de esta forma mantener a la familia,

resulta un modelo presente aún en nuestros días. Es un elemento visible y que en la opinión

pública ha sido conocido como característica, incluso en lo deportivo, cuando se alude a los

triunfos morales.

Conocemos los riesgos que implican el llamado psicoanálisis aplicado (Abella, 2018), sin

embargo pensamos que, con el debido cuidado de no implantar la teoría psicoanalítica en los

hechos históricos, sino a la inversa, que los hechos vayan de a poco generando una

comprensión, puede ser una herramienta de gran utilidad en el entendimiento de nuestra

identidad nacional, y aportar una perspectiva que agregue elementos. Es así como pensamos

que el presente artículo da luces de aspectos importantes de la chilenidad y, en ese sentido,

colabora en una comprensión de nuestra sociedad hoy.

La interacción y dialogo de la historia, sociología, antropología y el psicoanálisis se hace

muy necesario para lograr una mirada más abarcativa y compleja. Ese es el sentido de este

articulo, generar puentes de discusión.

Bibliografía

1.- Abella A (2018). Can Psychoanalysis Contribute to the Understand of Fundamentalism? An


Introduction to a Vast Question. Int. J. Psycho-Anal., 99(3):642-664.

2.- Freud S (1908[1907]). El creador literario y el fantaseo. A.E. 9

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


3.- Freud S (1913[1912-13]). Tótem y tabú. Algunas concordancias en la vida anímica de los
salvajes y de los neuróticos. A.E. 13.

4.- Freud S (1914). Introducción del narcisismo. A.E. 14.

5.- Freud S (1915). De guerra y de muerte. Temas de actualidad. A.E. 14.

6.- Freud S (1917[1915]). Duelo y melancolía. A.E. 14.

7.- Freud S (1921). Psicología de las masas y análisis del yo. A.E. 18.

8.- Freud S (1923). El yo y el ello. A.E. 19.

9.- Freud S (1924). El sepultamiento del complejo de Edipo. A.E. 19.

10.- Freud S (1927). El porvenir de una ilusión. A.E. 21.

11.- Freud S (1930[1929]). El malestar en la cultura. A.E. 21.

12.- Freud S (1933[1932]). Nuevas Conferencias de introducción al psicoanálisis. 31º


conferencia. La descomposición de la personalidad psíquica. A.E. 22.

13.- Freud S (1939[1934-38]). Moisés y la religión monoteísta. A.E. 23.

14.- Hanly C (1984). Ego Ideal and Ideal Ego. Int. J. Psycho-Anal., 65:253-261.

15.- Rank O (1909). El mito del nacimiento del héroe. Buenos Aires: Paidós, 1961.

16.- Sater WF (2005). La imagen heroica en Chile: Arturo Prat, santo secular. Santiago:
Ediciones Centro de Estudio Bicentenario.

17.- Sitio Memoria Chilena, de la Biblioteca Nacional de Chile -


http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3308.html-.

18.- Sitio de la Armada de Chile -https://www.armada.cl/armada/tradicion-e-


historia/biografias/p/agustin-arturo-prat-chacon/2014-01-20/111911.html

19.- Steiner J (2014). The Use and Abuse of Omnipotence in the Journey of the Hero. Melanie
Klein Trust Conference, London, June 2014.

20.- Tellenbach H (1961). Melancholy. Pittsburgh: Duquesne University Press, 1980.

21.- Vial Correa G (1995). Arturo Prat. Santiago: Editorial Andrés Bello.

Email: [email protected]
[email protected]
[email protected]
[email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


ENTREVISTA A VIRGINIA UNGAR
María Luisa Barros (egresada Instituto APCh), Andrea Florenzano (AEF APCh), Patricia Olguín
(AEF APCh), Gabriel Rivera (AEF APCh), Sebastián Santa Cruz (AEF APCh)

El día viernes 1 de marzo del presente año, tuvimos el privilegio de poder entrevistar a Virginia

Ungar, actual Presidenta de la Asociación Internacional de Psicoanálisis (IPA). En una amena

conversación pudimos conocer anécdotas de su época como Candidata, su visión sobre los

Institutos y la Formación, así como también sus expectativas en relación al Congreso de la IPA,

que se realizará este año en Londres y cuyo eje temático será Lo Femenino. Y no es casualidad

que se haya elegido ese tema. Virginia es la primera mujer que ocupa la presidencia de la IPA

desde su fundación.

Argentina de nacionalidad y Médico de profesión, obtuvo el Diploma de Honor en la Universidad

de Buenos Aires. Realizó su formación en Psicoanálisis en la Asociación Psicoanalítica de

Buenos Aires, convirtiéndose en Miembro Asociado en 1984 y en Miembro Titular en 1991.

Desde 1995 ejerce la función didáctica en el Instituto de Psicoanálisis de APdeBA y, desde el

2002, es Analista de Niños y Adolescentes acreditada por la IPA. Desde el 2017 ocupa la

Presidencia de la IPA.

Gabriel: Quisiera partir preguntándole ¿cómo recuerda su propia experiencia cuando

realizó la formación?

Virginia: Yo la recuerdo como una época que para mí fue única. No sé si es posible darse

cuenta cuando uno está haciendo la formación. Digo, que uno no se da cuenta del privilegio

que tienen de estar por lo menos 4 años en lo que se llama una inmersión, tomo esta palabra

porque algunos idiomas se aprenden por inmersión. Es así, uno está dedicado por completo a

estudiar, hacer las supervisiones, que es para mí el campo que más me interesa en la

transmisión del psicoanálisis. Por supuesto que el análisis personal. Después es difícil que uno

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


pueda dedicar tanto tiempo, tanta energía concentrada al psicoanálisis. Yo lo recuerdo con

mucho cariño. También se que es una etapa muy esforzada, desde muchos puntos de vista. Yo

empecé cuando era muy joven, tenía 28 años nada más y tenía hijos ya, muy pequeños. Hice

toda la formación teniendo hijos, trabajando mucho menos de lo que trabajé después, pero lo

hice. Pedía ayuda familiar, todo lo que podía. Pero la recuerdo con mucho cariño y tuve el

privilegio de tener maestros excepcionales.

Yo hice la formación en APdeBA, la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires. APdeBA venía

de una ruptura con la Asociación Psicoanalítica Argentina y formé parte de lo que fue el primer

grupo de Candidatos así que bueno, también está todo el entusiasmo de algo nuevo y que

todos se acompañaban. Cómo les decía, tuve el privilegio de tener maestros excepcionales.

Sebastián: ¿Cómo quiénes?

Virginia: Como Horacio Etchegoyen que fue mi maestro hasta el final y mi amigo después.

David Liberman, por ejemplo, fue profesor mío. Joel Zac, bueno me estoy olvidando de muchos.

Elena Evelson, que son las pioneras del análisis de niños. Mi Sociedad se caracterizó por tener

un número importante de analistas de niños, entonces para mí resultó muy fácil poder estudiar

ahí y además tener todas las supervisiones y el apoyo que necesité. APdeBA desde el principio

tuvo una característica: tenía muy buenos analistas de niños. Uno de los casos de supervisión

se aceptó que fuera de un niño o adolescente.

Sebastián: ¿El caso de control?

Virginia: Sí. Porque vieron que los Institutos pueden, dentro de ciertas regulaciones que tiene

la IPA, pueden diseñar su currículum. De hecho fue cambiando a lo largo de los años. Los

fundadores de mi institución venían de una tradición Kleiniana muy fuerte. Después esto fue

variando y yo pude -por suerte- aprender mucho de la Escuela Inglesa. Se fueron incorporando

seminarios optativos, que al principio, eran todos obligatorios. También en la primera época era

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


obligatorio que uno haga el seminario con el profesor que decidía el Instituto, no podíamos

elegir. Después ya se pudo. Sigue siendo 2 años básicos de seminarios fijos y después hay

optativos. Pero fue una época realmente para mi entusiasmante. Además venían analistas de

afuera, vino Betty Joseph. Yo como candidata, también muy ingenua, me ofrecía para

supervisar.

Sebastián: ¿Era una buena experiencia la supervisión?

Virginia: Fue muy buena. Yo supervisé varias veces con Betty Joseph. Siendo Candidata yo

de cuarto año, les cuento, esto es una anécdota. Me hicieron acordar. Yo tenía un paciente muy

grave, un borderline diríamos ahora con la clasificación, la nosografía que viene de la

psiquiatría. Grave. Pero me lo había derivado un profesor mío y yo estaba entusiasmadísima y

lo atendía 4 veces por semana. Paciente dificilísimo. Pero entonces me dijeron “Virginia, ¿por

qué no presentas?” y yo. “¿Cómo no?”. Vino Betty Joseph, leí una página y ella dijo “Este

paciente no es para psicoanálisis”. Así fue. Después pudimos ver algo, la supervisión grupal

resultó interesante. Pero para decirles que era una época de mucho entusiasmo.

Sebastián: En ese sentido, ¿ve algunas diferencias en las formaciones actuales en

relación a la formación que le tocó a usted?

Virginia: A la que me tocó a mí. Porque incluso en Argentina no todo los institutos son iguales.

Pero yo tuve la oportunidad, tengo muy buen vínculo con las 3 Sociedades de Buenos Aires y

con las de Mendoza, Rosario, Córdoba. Ahora hay un grupo en San Luis. Yo hace algunos años

que no enseño porque no puedo. Ahora tengo la posibilidad de ver cómo es la formación en

distintas partes del mundo. En Argentina hay diferencias y en el mundo hay diferencias. Yo veo

la formación -en alguna medida lo podríamos llamar- como más abierta en este momento. Por

ejemplo, comparando cuando yo hice la formación. APdeBA siempre fue una asociación muy

pluralista. Pero ahora hay más oferta de poder estudiar distintas corrientes, incluso hay

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


seminarios de Lacan en mi sociedad desde hace muchos años. Igual son cortos, porque para -

mi para estudiar Lacan- hacen falta muchos años. Pero se puede tener una idea. A ver, la

formación… Me parece que estoy recordando historias más que otra cosa. Hay más circulación.

Los candidatos, que en mi país se los llama Analistas en Formación. Yo les voy a contar,

terminé la formación a los 4 años, entonces nos avisaron del Instituto que nos iban a entregar

una medallas como recuerdo de egresados del Instituto. Después para ser miembros ustedes

saben que hay que hacer trabajos, presentarse. Entonces fuimos a hablar con la Directora del

Instituto, que después fue muy amiga mía y le dijimos “¿Podrían venir nuestros maridos y las

esposas?” “No, ¿cómo se les ocurre preguntar eso? De ninguna manera” Y nosotros lo

aceptamos. Ahora cuando llega fin de año y egresan los candidatos, el salón de APdeBA, está

lleno de niños que corren, globos, tías, no sólo maridos, también primos, amigos.

María Luisa: Y en esa época ¿Por qué se decía que no?

Virginia: No te podría contestar porque nunca entendí. Yo creo que tenía que ver con que

éramos nosotros los candidatos, no tengo idea. Porque no correspondía. Y nosotros no

preguntábamos tampoco. Ahora hay más circulación. Los candidatos pueden participar de

todas las actividades. Yo no sé ustedes.

Andrea: ¿En el Consejo de los Institutos y de las Asociaciones?

Virginia: No, en el Instituto no. En el Instituto se organizan, ustedes también deben tener

representantes en OCAL, en IPSO. Pero en la parte de educación y de formación, no me

parece que hay candidatos. Tampoco en el comité de Educación en la IPA, hay candidatos.

Nosotros estamos intentando de tratar que haya un candidato en cada uno de los comités de la

IPA. Les aviso. Si alguno es voluntario, es mandar el nombre, un breve CV, lo hablamos con

IPSO y ya está.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Patricia: Virginia, usted que tiene una visión global de los Institutos y las formaciones

¿Cuál piensa que es el punto crítico en que están hoy en día las formaciones? ¿Se le

ocurre alguna debilidad o algo que haya que seguir potenciando, que se haya perdido o

algo que esté más amenazado?

Virginia: Mira, hay factores que son los que todos los candidatos dicen, que es la dificultad de

encontrar pacientes. No es sencillo hacer las supervisiones que se requieren. Eso es un

problema, no solo en Latinoamérica sino a nivel mundial. Salvo en un par de Sociedades donde

hay lista de espera y tienen que esperar los candidatos. Como en Israel. A mí me asombró eso.

No pueden darle formación a todos los que quisieran. Les voy a decir lo que yo pienso. Yo

podría hacer con ustedes un análisis político, socioeconómico, lo que quieran, pero no es mi

fuerte. Yo creo que para devenir psicoanalista, porque uno no es psicoanalista de un día para

otro, es todo un camino, un trayecto. Como decía, es difícil, porque tienen que invertir tiempo

que podrían invertir en otras cosas, en la familia sobre todo. Dinero aunque también hay becas,

de eso podemos hablar. Pero creo que uno se da cuenta que es un camino difícil, esforzado y

que hay que tener una cierta, no digo vocación, pero te tiene que atraer el psicoanálisis. Yo

creo que nosotros, los que somos grandes, tenemos que poder transmitir la pasión por lo que

hacemos. Eso, como dice Bion, se aprende por la experiencia de entrada, yo les voy a decir lo

que pienso. Yo pienso que el psicoanálisis no se puede vender. Ninguna técnica de marketing

puede funcionar. Hay gente que está en desacuerdo conmigo. Hay que pasar por la

experiencia. Una vez una paciente me dijo, nunca me voy a olvidar, estaba en el diván y me dijo

“El psicoanálisis te lleva así (hace un gesto como tirando con su mano la solapa de la

chaqueta)”. Y es cierto. El punto de debilidad es que quizás no se conoce bien que ofrece, qué

es hacerse un psicoanálisis, qué es ser un psicoanalista. No sólo hablar de lo sacrificado que

es, sino qué ventajas tiene para los pacientes y para un terapeuta también. Tiene que tener una

disposición a comprometerse con un paciente en un camino que sabes cómo empieza, pero no

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


sabes ni cómo ni adónde va a terminar. Aunque te propongas, te lleva adónde te lleva. Solo

ustedes pueden, si trabajan además de en el consultorio, en centros de salud, en

universidades, en hospitales. Ustedes pueden transmitir la experiencia.

Sebastián: ¿Y qué sugerencia nos da en esa línea? ¿Cómo nosotros, como AEF

podemos transmitir esa pasión en nuestra cultura?

Virginia: Bueno, en la cultura yo les diría, ahora sí voy a hacer publicidad, que tienen que

unirse a IPSO. Porque IPSO consigue cosas. No todos los candidatos en el mundo están y no

saben las ventajas que IPSO les da. Parece que me contrataron para hacerles publicidad

(risas). En nuestra Administración estamos especialmente abocados a trabajar con los

candidatos. Y la manera de transmitir es, bueno hemos abierto toda un área muy grande que se

llama IPA en la Comunidad, no sé si la han escuchado. Es un programa que arrancó con esta

Administración, que es muy grande, es muy ambicioso y es justamente que el psicoanálisis

salga hacia la comunidad. Eso es lo que se entendía como Outreach, que yo creo que es otra

cosa. Yo creo que tenemos que dedicar horas de nuestro trabajo, a trabajo con la comunidad,

porque ¿de qué otra manera vamos a poder mostrar como pensamos y como puede intervenir

el psicoanálisis? Y no es para atraer candidatos, es para poder intervenir en la comunidad. Los

mejores transmisores somos nosotros mismos yendo a dar supervisiones a los Hospitales. Yo,

por ejemplo, hace 4 años que voy con mucho esfuerzo al Congreso Argentino de Psiquiatría. En

psiquiatría, los psiquiatras y sobre todo los jóvenes psiquiatras se dan cuenta que no alcanza

con solamente usar medicación o métodos breves, porque terapias breves va a haber. Yo les

digo, no solamente el puente con la psiquiatría sino que también podemos y debemos intervenir

en áreas como educación y trabajar con escuelas y con maestros, detección temprana,

tratamiento de trastornos severos del desarrollo. Tenemos toda otra área en IPA en la

Comunidad, que es IPA en la Educación, que es de los niños desde pre escolar hasta la

universidad. IPA en la Salud, que tiene una parte de salud mental y también salud física,

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


trastornos alimentarios, adicciones, trastornos del metabolismo, etc. Después abrimos un

comité, esto lo abrimos nosotros, sobre Migraciones y Refugiados. Estamos trabajando con

gente que en el mundo está trabajando con programas para este desastre mundial que es la

problemática -sobre todo en Europa- de centenares de miles de personas. Por ejemplo, niños

que son separados de sus familias en Estados Unidos. Después abrimos un comité sobre

Violencia. Muchos de estos comités necesitan candidatos. Después está Psicoanálisis y

Cultura, y Psicoanálisis y Ley. La idea básica es que todos nosotros estamos entrenados para

la práctica privada y eso es así desde Freud y va a seguir siendo así. Pero desarrollamos un

instrumento muy probado y muy valioso que es el método analítico que no tiene sentido dejarlo

solo para el consultorio o guardarlo en una caja de cristal. La propuesta entonces es que

dediquemos algo de tiempo para trabajar en la comunidad. Estas son las maneras en que se

puede hacer conocer que puede ofrecer el psicoanálisis. Yo hace poco lo dije en una entrevista

que di a un diario en Portugal, para mi es la mejor terapia que uno se puede hacer. Ofrecer la

posibilidad de cambios más duraderos. Entonces formándonos como psicoanalistas también

podemos hacer psicoterapia en otros ámbitos. Es la mejor formación, yo creo.

Y por supuesto que también hay problemas como las dificultades económicas, las dificultades

en encontrar pacientes para la formación. Y bueno, tratamos de hacer lo que podemos para

ayudar. Me parece que uno con el tiempo va logrando mayor convicción. Y eso se nota. No se

puede pedir a alguien que empieza que tenga convicción porque la tiene que ir teniendo.

Andrea: En su experiencia durante la formación, ¿Hubo algún texto o algo que le

impactara mucho?

Virginia: Mi formación fue un poco particular, porque yo primero estudié Antropología. Y yo

empecé mi primer análisis a los 17 años, porque mi padre me sugirió y él nunca se había

analizado. Eso es Buenos Aires. Él me vio que yo había tenido un novio y yo había decidido

romper, estaba comiendo menos. Entonces yo era compañera de colegio, de secundaria, de la

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


hija de José Bleger. Me dijo, “Lo voy a llamar a José” y me dijo “Virginia, hablé con José y me

dijo José que vayas el sábado a las 3 de la tarde”. Yo fui y la primera entrevista que tuve con

un psicoanalista fue con José Bleger. Entonces antes de que me rompa la cabeza con lo que

leí, me rompió la cabeza esa primera entrevista. Tuve esa suerte, porque José murió muy joven,

a los 49 años. Bueno, entonces después me fui a estudiar Medicina, porque no se podía ser

psicoanalista en mi época, había que ser médico primero. Después cambió eso, para bien.

Entonces empecé a encontrar algunos compañeros que les interesara leer Freud. Empecé a

estar en grupos de estudio estando en tercer año de la Facultad de Medicina.

Piensen que en Medicina de Psicoanálisis no se sabía nada. No es como los psicólogos.

Entonces bueno, con los primeros artículos de Freud yo estaba impactada. Después ya más

grande, Melanie Klein. Me provocó primero mucho rechazo. Yo recuerdo que dije “No, esto

(cara de desagrado)” y además yo estaba embarazada. Tuve mi primer hijo estando como

alumna de Medicina. Pero después, el que creo que a mí más me impactó, fue Meltzer y les

recomiendo que lean el Capítulo 9 del libro El Proceso Psicoanalítico y después me cuentan.

Ese es el texto. Después yo tuve acceso a trabajar con Meltzer, a supervisar con él. Vino 5

veces a Argentina, 4 vino a APdeBA. Yo lo llegué a conocer. Fue uno de los maestros que más

me influyeron, aunque en algún momento él dejó de pertenecer a la Asociación Psicoanalítica

Internacional. Yo cuando enseñaba, voy a volver a enseñar, pero ahora no tengo tiempo,

enseñaba Klein, Meltzer, Psicoanálisis de Niños, Teoría de la Técnica y siempre doy ese

capítulo para empezar. Muy buena pegunta.

Patricia: ¿Cómo ha sido ser Presidenta de la IPA?

Virginia: Está siendo, muy bien. Al principio fue para mí un poco apabullante porque hubo

mucho revuelo porque yo soy la primera mujer. Entonces me pedían que les explique por qué.

Y yo, ¿qué les puedo decir? No sé. Bueno, algo les puedo decir. Yo nunca he sufrido

discriminación en el medio psicoanalítico. Nunca tuve ningún problema. Por ahí algunos sutiles.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Pero hubo un poco de revuelo, quizás ya era el tiempo ya. Un poquito tarde siento yo, 117

años.

Sebastián: ¿Se habían presentado mujeres?

Virginia: (Asiente con la cabeza) Varias veces y no habían salido elegidas. Esto llegó en un

momento en que ya tenía que llegar parece. Pero siento una gran responsabilidad. Es un

trabajo bastante arduo, pero tengo mucha ayuda. Es una junta de representantes. Yo no soy yo

la que tomo las decisiones. Somos todos. Pero por supuesto es una tarea de liderazgo y de

conducción en un momento en que se escucha mucho el tema y hay mucho movimiento. Por

eso decidimos poner el tema de Lo Femenino. Vamos a ver. Yo creo que va a ser interesante.

¿Cómo es ser Presidente? Es complejo. A veces es arduo, pero para mí es muy entusiasmante.

Me da más energía de la que me quita.

Sebastián: ¿Y qué le gustaría que pase en el Congreso de Londres este año?

Virginia: Lo que me gustaría es que haya mucha gente y que vayan muchos analistas

latinoamericanos. Que se sienta la presencia. Que vayan analistas jóvenes. Hicimos todo lo

posible, bajamos mucho los precios de inscripción, dimos posibilidades de pagar en cuotas.

Ustedes saben que hay alojamientos en residencias universitarias.

Y les quiero contar esto, esto es algo importante que se sepa porque todavía no se anunció. En

esta Administración estamos muy decididos para trabajar más cerca con los candidatos.

Nosotros sabemos que IPSO tiene un programa que se llama Visiting Candidate Program,

entonces nosotros en conjunto, porque no vamos a meternos en su programa, decidimos

apoyar y poner más dinero para que este programa pueda ser mejorado. Nosotros pedimos que

sean 2 semanas. Va a cambiar un poco.

Sebastián: ¿Y qué implica?

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Virginia: Implica que si un candidato quiere hacer una visita a un Instituto, va a tener que

aplicar y va a poder ir. Hasta ahora IPSO lograba esto entre los candidatos y algunos institutos.

Ahora creo que vamos a poder aspirar a pagar algunos tickets y el alojamiento se arreglan

ustedes. Lo que vamos a arreglar es que en el Instituto haya una persona que se ocupe de

diseñar un programa, que las Sociedades permitan que participen en todas las actividades que

quieran. Como todavía esto no se anunció oficialmente, ya lo vamos a hacer, porque estamos

trabajando con IPSO en la elaboración de una regulación. Pero me parece que esta es la

manera, conociendo qué pasa en otros lugares del mundo. Estamos lejos en Latinoamérica,

entonces tendemos un poco al aislamiento. Para trabajar en un comité de la IPA se necesita. 1)

Que tenga ganas de trabajar, no solo de estar. 2) tener conocimiento de la tecnología como

para poder usar las plataformas online para hacer las reuniones y 3) hablar un inglés

razonable, para comunicarse. La crítica que yo escucho todo el tiempo, sobre todo en

Latinoamérica, es que por qué en inglés. Porque hay que encontrar un idioma de trabajo

común. Cómo nos vamos a entender un analista japonés, uno de la India y uno de México. Hay

un idioma común de trabajo, pero casi todo está siendo traducido. Tenemos el E-Journal que

llega en los 4 idiomas. En eso nos pueden ayudar, dando a conocer lo que la IPA puede

ofrecer. Hay un diccionario enciclopédico. Eso debería estar en los Institutos, en los programas.

Porque donde más vamos a tener el lujo de que un concepto, supónganse Contratransferencia.

Lo estudia un latinoamericano, lo estudia un europeo y un americano. El editor hace una

síntesis sobre qué se piensa de la Contratransferencia hoy. Y está traducido a los 4 idiomas.

Está online. Y promuevan el congreso con sus compañeros.

Gabriel: ¿Cómo se percibe desde afuera la Sociedad Chilena, la APCh?

Virginia: Bueno, yo tengo mi corazón. Yo tengo lazos desde hace muchos años con la

Sociedad Chilena. Les voy a decir algo que es importante. Tener a un representante en la Junta

como tenemos a Pablo Santander es importantísimo. Porque entonces tenemos la oportunidad

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


de intercambiar ideas. Tendríamos que hacer otra entrevista para que yo les explique qué

quiere decir tener esa función. Publicar, estar presente, que los candidatos participen. Yo creo

que hay una visión mucho más cercana que en otros momentos. Mucho más cercana. Esto

para mi es fundamental. Siempre hubo analistas que participaban en la IPA. Siempre. Una de

mis amigas más queridas, a la que más extraño cuando estoy acá que fue Liliana Pualuan, la

conocí en el Comité de Análisis de Niños de la IPA en el año 1998. Trabajamos juntas por años.

Cuanto más se involucren y más participen desde el comienzo. Que la relación con la institución

se empiece a hacer desde ahora. Con la IPA, con FEPAL. Me alegra mucho que los que están

acá vayan a Londres.

Con la tranquilidad que solo da la experiencia y la paciencia de alguien que ha dedicado su vida

a escuchar a otros y a pensar con otros, Virginia nos pudo transmitir la pasión que siente por el

Psicoanálisis y el profundo compromiso con las nuevas generaciones de analistas. Ese

compromiso que resulta inspirador y esa pasión que nos remueve y nos recuerda

permanentemente por qué elegimos seguir este camino. Un camino que sabemos dónde parte,

pero no dónde termina.

Email: [email protected]
[email protected]
[email protected]
[email protected]
[email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


ANÁLISIS FRAGMENTARIO DE LA PELÍCULA “LA PIEL QUE HABITO” 1 DEL CINEASTA
PEDRO ALMODOVAR

Alejandro Fabela A. 2

Resumen

El presente texto se subdivide en tres grandes aspectos. El primero en el

cuestionamiento de la conducta antisocial, como diferenciada de la personalidad antisocial,

concluyéndose en dicha aseveración. En segundo lugar, apoyando que la conducta criminal,

por grave que esta sea, puede ser interpretada dinámicamente, en tanto que en el caso de la

personalidad antisocial, su conducta no puede ser interpretada, ya que está regida por el

impulso “puro”, concluyéndose que la conducta delincuencial es solo un síntoma de un

padecimiento psíquico. Y en tercer lugar, reanalizar el caso presentado en la película, “La piel

que habito”, donde el personaje central, el médico Robert, es diagnosticado con un trastorno de

personalidad antisocial, lo cual consideramos incorrecto, y donde se observan aspectos

involucrados con relaciones simbólicas de tipo incestuoso y homosexual, sin omitir el uso de

pensamientos o fantasías de omnipotencia del médico protagónico.

Palabras clave: Personalidad antisocial, conducta antisocial del adulto, homosexualidad.

FRAGMENTARY ANALYSIS OF THE FILM "LA PIEL QUE HABITO" FROM CINETASTA
PEDRO ALMODOVAR

Abstract

This text is subdivided into three major aspects. The first in questioning antisocial behavior, as

differentiated from antisocial personality, concluding in said assertion. Second, supporting that

1
“La Piel que Habito” 2011. Director Pedro Almodóvar. España. El Deseo P. C. Blue Haze Entertainment.
Canal+ España. Televisión Española. Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales.
FilmNation Entertainment
2
Maestro en Psicología Clínica (2013). Facultad de Psicología, UNAM. México.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


criminal conduct, however serious it may be, can be interpreted dynamically, while in the case of

antisocial personality, its conduct cannot be interpreted, since it is governed by the "pure"

impulse. Concluding that criminal behavior is only a symptom of a psychic condition. And thirdly,

to reanalyze the case presented in the film, "The skin that inhabited", where the central

character, Dr. Robert, is diagnosed with an antisocial personality disorder, which we consider

incorrect. And where there are aspects involved with relationships, symbolic, incestuous and

homosexual. Without omitting the use of thoughts or fantasies of omnipotence of the leading

physician.

Key words:

Mi interés es continuar el análisis del tema de la psicopatía 1 y el documento presente ha

dado pauta para retomar el mismo ahora. En él se dice lo siguiente:

“Psicopatía es un término con origen en la psiquiatría que trata de describir un cuadro

psicopatológico y que se ha venido desarrollando en la disciplina desde larga data. No

ocurre así con otras denominaciones como personalidad antisocial, término usado por los

manuales diagnósticos DSM, o simplemente delincuentes, ambas relacionadas más con

juicios morales, legales o significados sociológicos” (pág. 132) 2.

Pero, primeramente hay que aclarar, si hablamos del DSM-IV 3 o ahora del DSM-V 4,

seguimos en un contexto psiquiátrico, son estos los principales protagonistas para su

integración 5. La evolución del DSM, ha permitido el cambio o la redefinición de concepto. Y uno

1
Iniciado en 2015, donde realice por escrito un análisis de la conducta antisocial y la personalidad
antisocial, de acuerdo como lo señalan el DSM-IV revisado y el DSM-V. Análisis efectuado porque es
muy frecuente hablar en el trabajo clínico penitenciario de que los delincuentes son todos personalidades
antisociales. Blogger: psicologiaclinicaalquic.blogspot.mx
2
Javier Pinto L. “Reflexiones acerca de la "psicopatía" a propósito del personaje central de la cinta "la
piel que habito" del director Pedro Almodóvar. Revista chilena de psicoanálisis 33(2), agosto 2018.
3
DSM-IV-TR. (2005). Firts, M. B., Frances, A. y Piccus, H. A. (Laura Díaz Digon, María de Jesús Herrero
Gascon, Barbara Sureda Caldenta y Xavier X Mata, trads.). Madrid. Masson
4
DSM-V (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. American Psychiatric,
Association. (Dra. Alexandra Bagney Lifante , Dra. Inmaculada Baeza Pertegaz, Dra. Teresa Bobes
Bascarán, Dra. Pilar López García, Dra. Paula Suárez Pinilla, trads.). 5ª edición. Madrid. Editorial Médica
Panamericana. Www.medicapanamericana.com
5
Por eso los integrantes de la Asociación Americana de Psiquiatría, son los principales participantes en

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


de ellos es el de la psicopatía. Siendo uno de los motivos para sustituir psicopatía por

personalidad antisocial, la mejorar el primero y diferenciar el segundo. Después de todo el

término psicopatía, por mucho tiempo fue sinónimo de enfermedad mental o desviación social,

pero muy alejado del contexto clínico. Ese fue su origen y su tradición, que se trató de cambiar,

en los manuales del DSM. Evitando con ello juicios sociales y morales. Para concluir con la

diferenciación de un cuadro psicopatológico y un trastorno mental o un tipo de personalidad de

los delincuentes. Cuestión que nunca se ha logrado, pues los diferentes tipos de

personalidades están presentes en los delincuentes. Desde un contexto jurídico, no clínico, si

se puede asociar a la delincuencia con la personalidad antisocial. Por esto es de importancia

retomar la clínica y en el DSM, se puede encontrar dos diagnósticos similares que causan

extrañeza. La personalidad antisocial y el comportamiento antisocial del adulto. Del primero se

da una amplia explicación, en tanto que al segundo solo se le dedican pocos renglones para

definir sus criterios diagnósticos. ¿Cuál es el motivo de esta consignación? Para entender esto

primero hay que eliminar la consideración, de que todos los delincuentes sean considerados,

como antisociales o psicópatas. En otros términos, eliminar el problema delictivo, para observar

que es los que nos queda como estructura psíquica del sujeto. En este caso son psicóticos o

neuróticos de diversos tipos, pero no antisociales. Aquí es donde adquiere interés el segundo

diagnóstico que contempla el DSM-V del Comportamiento antisocial del adulto. Mismo que

puede ser asignado a los delincuentes sin necesidad de asociarlos con la personalidad

antisocial 1. El DSM contempla en el cuadro clínico de personalidad antisocial, las mismas

características para el comportamiento antisocial. Su diferenciaciones, es que en la

personalidad antisocial son patrones de comportamiento a largo plazo o duraderos en el sujeto

de los que se habla. En tanto que en el comportamiento antisocial del adulto, se caracteriza por

conductas antisociales, que incluso pueden clínicamente remitir o desaparecer. En tanto que en

la conformación de dichos manuales.


1
Ey H, Bernard P y Brisset C (2006). Tratado de psiquiatría. 8ª ed. Barcelona. Toray-Masson.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


la personalidad antisocial no desaparecen y tal vez solo se puedan atenuar. 1 Por ellos es claro,

que es importante contextualizar la concepción que se hace de diferentes términos. En otro

lugar (Fabela, 2017) 2, ya he considerado esto, como en el caso de los asesinos seriales.

Estudiando estos caso, se llegaba la conclusión de que este solo es un término periodístico,

sensacionalista pero al fin periodístico. No es jurídico ni clínico. La concepción sociológica de

los antisociales (tan frecuente entre los sociólogos, criminólogos y psicólogos sociales) no tiene

que ver con la asociación de deviación social desde el punto de vista clínico, que es aquí la que

nos interesa. Por ello se afirma que los “asesinos seriales” son “psicópatas o antisociales”,

cuando por definición, su “modus operandis” contradeciría las características del antisocial o

psicópata clínico. Situación que contemple cuando redacte un documento intitulado:

Diagnóstico de la personalidad antisocial 3. En ellos, a nivel de personalidad podemos observar

excelentes obsesivos compulsivos, cuando menos, Con comportamientos antisociales del

adultos graves, pero no personalidades antisociales. Desde esta perspectiva es valioso el

comentario de Javier Pinto (2018), quien afirma en su análisis de la película “La piel que hábito”

lo siguiente:

“…los usos de la asociación libre en la interrogación de criminales y sus diferencias con

el uso de la misma en neuróticos” (pág.133) 4.

Es correcto el cuestionamiento, porque existe diferencia. No es lo mismo hablar del

interrogatorio o la entrevista en una sesión, si se da tratamiento consecutivo o desde el punto

1
Hay que aclarar, que la personalidad antisocial, en el DSM, se ubica en los cuadros clínicos
correspondientes al Eje II de características de personalidad. En tanto que el comportamiento se le
considera en el Eje I, que nos refiere a padecimientos actuales. Los autores del DSM, no repiten en
ambos cuadros clínico las características antisociales, porque sería inútil y poco práctico para la lectura
de su manual.
2
Fabela Alquicira, A. (05/02/17). “Personalidad Antisocial”. psicologíaclinicaalquic.blogspot.com
(Recuperado en internet: https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6736471220288410763#allposts el
23/03719).
3
Fabela Alquicira, A. (05/02/17). “Personalidad Antisocial”. psicologíaclinicaalquic.blogspot.com
(Recuperado en internet: https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6736471220288410763#allposts el
23/03719).
4
Javier Pinto L. “Reflexiones acerca de la "psicopatía" a propósito del personaje central de la cinta "la
piel que habito" del director Pedro Almodóvar. Revista chilena de psicoanálisis 33(2), agosto de 2018.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


de vista clínico o si se entrevista para analizar los hechos delictivo desde el punto de vista

jurídico, donde no puede en realidad darse la asociación libre. Una vez sentenciado, el sujeto al

que se le imputa una comisión delictiva, si se puede aplicar la asociación libre para esclarecer

los motivos o la dinámica que conduce al hecho delictivo. Motivos cercanos, tal vez a la

conducta delincuencial, o dinámicamente a los motivos desde la infancia que condujeron al

comportamiento antisocial. Incluso se puede pensar que la conducta delincuencial, la “mala”

conducta, el alcoholismo, la farmacodependencia tienen similitud como síntomas de la

estructura de la personalidad. El efecto de su mecanismo es similar y puede ser una formación

de compromiso 1 también.

Pinto (2018), continúa diciendo:

“Ellos cometen delitos que los alivian de una culpa mayor como serían los sentimientos

parricidas e incestuosos del complejo de Edipo” (pág. 133) 2 .

Si se tiene culpa por un “delito”, como muchos de los delincuentes recluidos en la cárcel

dicen, del pasado, que son pensamientos, deseos o fantasías dirigidas hacia personas

queridas, particularmente los padres, al cometer un nuevo delito, jurídicamente punible, solo se

incrementa esa culpa y no se le resuelve. Ahora se “unen el aquí y a hora” con “el allá y

entonces”. La solución se da porque son castigados, de esa manera cumplen el castigo por su

acto delictivo y, simultáneamente, pero inconscientemente, cumplen con la culpa del “pasado” 3.

Por otra parte es interesante lo que Cleckley (1941) refiere con respecto a su "Demencia

semántica":

1
Fabela Alquicira, A. (05/02/17). “Personalidad Antisocial”. psicologíaclinicaalquic.blogspot.com
(Recuperado en internet: https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6736471220288410763#allposts el
23/03719). Freud, S. (1914). Obras completas: Recordar, repetir y reelaborar. (José Luis Etcheverry,
trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol.12. Freud, S. (1916). Obras completas: “Algunos tipos de carácter
dilucidado por el trabajo psicoanalítico”. (José Luis Etcheverry, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol. 14.
Freud, S. (1926). Obras completas: ¿Pueden los legos ejercer el análisis? (José Luis Etcheverry, trad.).
Buenos Aires. Amorrortu. vol. 20.
2
Javier Pinto L. “Reflexiones acerca de la "psicopatía" a propósito del personaje central de la cinta "la
piel que habito" del director Pedro Almodóvar”. Revista chilena de psicoanálisis 33(2), agosto de 2018.
3
Freud, S. (1916). Obras completas: “Algunos tipos de carácter dilucidado por el trabajo psicoanalítico”.
(José Luis Etcheverry, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol. 14.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


“…para dar cuenta de la mentira patológica en que viven estos pacientes. Para este

autor se podría clasificar la psicopatía en un cluster de 16 síntomas diagnósticos, dentro de los

cuales encontramos: falta de culpa…” (pág.134) 1.

Correcto en la personalidad antisocial y en los pacientes demenciados, más no así en

todos los delincuentes. Ya que considerar dicho conceptualización contradice la existencia de

una culpa primaria o el incremento de la culpa en los psicópatas, como explicación

psicodinámica de estos. Criterio diagnóstico que por supuesto consideramos acertado y solo

puede ser que haya una cierta modificación. He afirmado que para evaluar adecuadamente a

los psicópatas o antisociales, hay que evaluar adecuadamente, la manera en que se estructura

en ellos el superyó, ya que en ellos no se integró, no existe o esta deformado de manera

importante. Esto bajo el sustento de que el superyó es depositario de ese sentimiento de culpa 2.

Por esto afirmamos que no todo delincuente es una personalidad antisocial y si cuenta con un

comportamiento antisocial de diferente intensidad en su gravedad conductual.

Analizando la personalidad de los psicópatas, Pinto menciona: “Estos mecanismos de

defensa primitivos, propios de la posición esquizoparanoide, los llevan a fijarse a ésta,

manteniendo un precario equilibrio que los libra de caer en la psicosis o la criminalidad” (pág.

135) 3.

Estoy de acuerdo con lo primitivo de los mecanismos defensivos, por ello se podría

acceder en la baja capacidad de demora o la poca tolerancia la frustración de los criminales o

los psicóticos y los psicópatas, pero siempre y cuando sean sinónimos de enfermos mentales 4.

Pero ¿específicamente, podríamos mantener la baja tolerancia a la frustración o la baja

1
Javier Pinto L. “Reflexiones acerca de la "psicopatía" a propósito del personaje central de la cinta "la piel
que habito" del director Pedro Almodóvar”. Revista chilena de psicoanálisis, 33(2), agosto 2018.
2
Fabela Alquicira, A. (05/02/17). “Personalidad Antisocial”. psicologíaclinicaalquic.blogspot.com
(Recuperado en internet: https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6736471220288410763#allposts el
23/03719).
3
Javier Pinto L. “Reflexiones acerca de la "psicopatía" a propósito del personaje central de la cinta "la
piel que habito" del director Pedro Almodóvar”. Revista chilena de psicoanálisis, 33(2), agosto 2018.
4
Una antigua y desechada concepción para el término de psicopatía o psicópata.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


capacidad de demora, como en los casos de secuestradores o delincuentes de “cuello blanco” o

los supuestos “asesinos seriales”? En todos ellos, y habría que agregar a los homicidios y los

robos calificados, existe el “modus operandis”, en la ejecución de su conducta delictiva, lo que

contradice esa falta de demora o esa ausencia de tolerancia a la frustración, lo cual según la

clasificación diagnóstica del DSM, señala como inherente a las personalidad antisociales o de

los antiguos psicópatas. De otra manera, podemos afirmar que en ellos (los delitos indicados en

este párrafo) hay otra estructura de personalidad involucrada con la conducta delictiva y no solo

la antisocial o la psicopatía. Coincidiendo la criminalidad con lo que decía Freud (1916) en los

que delinquen por sentimientos de culpa 1. Así, un sujeto ambicioso o codicioso, recurre a la

criminalidad, por ejecutar actos que no impliquen la tolerancia a la frustración o una mayor

capacidad de demora. Apoderarse de lo que no le pertenece, o de esa manera, sin considerar a

los demás, es lo que movería la culpa y la necesidad de castigo. De esta manera el delito es

una forma inconsciente de acceder al castigo por esa culpa, relacionada con fantasía, deseos o

actos contra los que son importantes como figuras o personajes en la vida del sujeto. En el

delito actual, solo se da una sustitución o simbolización de otros personajes del pasado de

importancia en la vida del delincuente. Frecuentemente asociados con las series de “las imagos

paternas” de Freud (1905) 2.

Nuevamente hay que reconsiderar la conceptualización de Pinto (2018), cuando afirma:

“Muchas veces resulta evidente la presencia de elementos perversos, psicopáticos o

tiránicos que con frecuencia están idealizados y son admirados”

(pág. 136) 3.

Pero el sujeto con estas características sería delincuente, pero bajo una estructura de

1
Freud, S. (1916). Obras completas: “Algunos tipos de carácter dilucidado por el trabajo psicoanalítico”.
(José Luis Etcheverry, trad.). Buenos Aires. Amorrortu. vol. 14.
2
Freud, S. (1905). Obras completas: Tres ensayos de teoría sexual. (José Luis Etcheverry, trad.). Buenos
Aires. Amorrortu. vol. 7.
3
Javier Pinto L. “Reflexiones acerca de la "psicopatía" a propósito del personaje central de la cinta "la piel
que habito" del director Pedro Almodóvar”. Revista chilena de psicoanálisis, 33(2), agosto de 2018

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


personalidad diferente a la antisocial o psicopática. Un neurótico puede idealizar a las figuras

negativas, porque en su ideal del yo o yo ideal existen esos objetivos de idealización, pero no

por ser psicópatas o antisociales, considero que estos últimos carecen de figuras o personajes

a los cuales puedan admirar como modelos de identificación 1, ya que ellos lo que pretenden es

la satisfacción inmediata de sus impulsos. Muy burdo, pero un “verdadero” antisocial podría ser

un caso ejemplificado en relación a la violación, pero que puede ser extrapolable a otros casos.

El motivo para realizar la violación en un antisocial, es en realidad que tuvo una erección y

había que satisfacerla, sin pensar si la mujer o la víctima era atractiva o no, sin investigar o

“rastrearla”. Desafortunada sería la mujer o la víctima que cruzara el camino de dicho

personaje, pues la violación estaría garantizada. Sin profundizar en la concepción de “los

refugios”, de Steiner (1993) 2, parecerían estos algo elaborado, que correspondería más a las

estructuras neuróticas, e implicaría la capacidad de tolerancia y la demora, algo que por

definición se carece en el psicópata o en el antisocial. Vuelve a ser de nuevo importante la

diferenciación entre conducta antisocial y personalidad antisocial.

Es tiempo de pasar a un nuevo objetivo de análisis en este trabajo, como se señaló en el

resumen. Después de observar el relato de la película, realizado en el artículo de referencia 3,

no puedo evitar recordar otro caso de ficción pero interesante. Hanníbal Lecter, en “el Silencio

de los Inocentes 4”. ¿Un clásico psicópata? Muchos dijeron que sí. Pero a mi parecer contradice

muchos de los criterios diagnósticos de tales personajes. Para empezar en ambos casos Robert

(película “La Piel que habito”) y Hanníbal (“El silencio de los inocentes”), no cuentan con un

1
Freud, S. (1923). Obras completas: El yo y el Ello. (José Luis Etcheverry, trad.). Buenos Aires.
Amorrortu. vol. 19.
2
Citado por Javier Pinto L. “Reflexiones acerca de la "psicopatía" a propósito del personaje central de la
cinta "la piel que habito" del director Pedro Almodóvar”. Revista chilena de psicoanálisis, 33(2), agosto
2018.
3
Javier Pinto L. <<Reflexiones acerca de la "psicopatía" a propósito del personaje central de la cinta "la
piel que habito" del director Pedro Almodóvar>>. Revista chilena de psicoanálisis, 33(2), agosto 2018.
4
“El Silencio de los Inocentes” 1991. Director Jonathan Demme. Anthony Hopkins y Jodie Foster. USA
Strong Heart/Demme Production. Orion Pictures.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


historial antisocial en la infancia o la adolescencia, que permitiría diagnosticar un trastorno

disocial en dichas edades. Diagnostico interesante en la personalidad psicopática o antisocial,

ya que los teóricos de la personalidad antisocial lo determinan como presente en ellos. En la

película del “Silencio de los Inocentes”, se tienen que analizar dos personajes por separado.

Uno es “Búfalo Bill”, quien si busca transformarse en mujer, por ello se fabrica su traje de mujer

con piel humana femenina.

Había sido rechazado por clínicas médicas que podrían transformarlo en transexual.

Decían que la patología mental que tenía no hacia recomendable dichas operaciones ni era

candidato para ser transexual. Pero no se menciona que fuera una personalidad antisocial la

que tenía. En una escena de la película, realiza un baile, en donde oculta su pene entre las

piernas, dando la apariencia de un pubis femenino. Esta conducta puede servir para la

interpretación de la dinámica de la personalidad de “Búfalo Bill”. Contándose entonces con un

elemento que contradice la existencia de una personalidad antisocial. Dicha conducta, por muy

“perversa”, es interpretable y trasciende el “acting out”, que se asigna como característica en los

antisociales. Henri Ey (1976), así lo señala: La conducta (“acting out”) en los antisociales no es

interpretable, que lo sea refiere a otro tipo de patología. El baile y el proceso delictivo para

hacerse su ropa femenina con piel humana es muy elaborado e implicaría tolerancia a la

demora y a la frustración, así como planeación, características ausentes en la personalidad

antisocial, pero posible en la el comportamiento antisocial del adulto, con una probable

personalidad obsesiva, muy grave y “perversa”. El segundo personaje corresponde a Hannibal

Lecter 1. Médico-psiquiatra, con una amplia cultura relacionada con la Italia Renacentista, como

lo demuestra cuando recita de memoria un soneto clásico de Dante Alighieri, conocedor de

grabados y poemas referentes a la “Muerte del Judas Iscariote o de personajes históricos de la

1
Hannibal, 2001. Director Ridley Scott. Anthony Hopkins y Julianne Moore. Metro-Goldwyn-Mayer.
United Artists. Universal Studios. Scott Free Productions

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Italia antigua. Un erudito sin duda, que contradice otros caracteres de los antisociales por

excelencia. Henri Ey (1976), indica que los antisociales mueren jóvenes, lo que no ocurre con

Hannibal Lecter y que dada su escasa tolerancia a la frustración y la demora (de los

antisociales), son incapaces de tener estudios tan sofisticados de medicina e historia, poesía y

literatura. Por ello es interés que en la película “La piel que habito”, el médico, Robert, no se

puede decir que en su trabajo como médico y cirujano plástico, trate de restituir el objeto

perdido, la mujer, en una “mujer” que es en realidad la transformación de un hombre de manera

transexualmente “forzado”. Mujer perdida, que puede ser responsable de su duelo crónico, que

lo llevaba a una búsqueda y a una conducta “perversa”. En el film, parece que se encontrara

oculto, latente o “adormecido” su carácter psicopático, ya que su conducta no se puede

considerar solo científica y médica, sino antisocial, al secuestrar y transformar a un ser humano

transexualmente. Pero eso creo que sería más correcto decir su conducta es psicopática grave,

pero no una personalidad antisocial. Con se mostró similar en Hannibal Lecter, su formación

educativa y profesional contradice los caracteres de las personalidades antisociales En el caso

del médico de la película, “La piel que habito”, lo que emerge, son los componentes sádicos de

dicho médico y de una estructura obsesiva, que permitiría su formación cultural y profesional. Y

en el caso de Robert determinado ¿Por qué no? sus componente homosexual, que pueden ser

de gran interés. Antes de continuar, el presente análisis, es de consideración retomar la versión

relacionada con Hannibal Lecter de su origen como antropófago, señalado en la película, “El

origen del mal”. Él comió, sin saberlo, carne humana, de su pequeña hermana sacrificada,

situación que como se afirma, seguramente lo “traumatizo” y determino su psicopatología como

adulto.

Independientemente de la aceptación de tal etiología, considero que solo es muy “aparatosa”,

pero no tan congruente en relación a la derivación de una persona antropófaga. Lo grave y

“aparatoso” no siempre es la mejor interpretación analítica. Pero para los fines del presente

trabajo es de utilidad. Si se acepta dicha interpretación, ¿tendríamos la psicodinamía de un

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


personaje con personalidad antisocial? Si es afirmativo, se contradice la concepción de la

personalidad antisocial. Además de que habría tolerancia a la frustración y la demora. No

siendo el acto canibalístico un “acting out” puro. Volveríamos a la conclusión de que si la

conducta antisocial es interpretable, no estamos frente a una personalidad antisocial y si ante

otra psicopatología. Además Hannibal espero más de veinte años para vengarse. Además de

haber tenido tolerancia a la frustración y la demora, como para aprender antes marciales con la

katana. Considerando al médico Robert y el relato de este en la película “La piel que

habito”, se motivan las preguntas siguientes: ¿Por qué secuestrar y transformar a un hombre?,

¿Por qué no sustituir el “objeto perdido”, con otra mujer o incluso con un hombre, si eso se

relaciona con la muerte de su mujer y su duelo crónico, por una mujer? Indudable, así lo creo,

que sería por una identificación narcisista, pero no con la mujer, sino con el mismo hombre.

Contenido latente en lo que muestra el film. Para mantener esta hipótesis de trabajo, No hay

que olvidar que una de las tramas dinámicas de la homosexualidad es la elección de objeto

narcisista a la vez que en ellos, al igual que en el obsesivo, hay una importante fijación en la

etapa del desarrollo psicosexual de tipo anal. Así, solo se puede amar al que es igual al sujeto.

Dándose el pleno sadismo al amputar del miembro viril, al hombre que daño a su hija,

violándola. Pero surgen dudas como por ejemplo, ¿por qué injertarle senos? De momento solo

diría que ello retrae a las pulsiones orales y la figura materna, de la cual un subrogado sería su

esposa fallecida. Mujer infiel que se fue con otro hombre cuando tiene su accidente y muere.

Una venganza más que pago o que le fue depositada al violador de su hija, con el instrumento

que le cerceno, su pene. Pero por el cual también fue traicionado.

Juego de impulsos sádico, de por si adjudicado simbólicamente al médico cirujano, por

su supuesto juego con la vida y la muerte, lo que favorece su omnipotencia al “jugar con la vida

y la muerte en su profesión”. Omnipotencia presente al querer transformar a un hombre en

mujer. Como todo un Frankenstein.

¿Pero un psicópata, Robert? Un médico cirujano prominente y exitoso. Asiduo

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


estudioso, como el Dr. Lecter, médico, psiquiatra y estudioso del arte y la cultura europea

medieval. En ambo entonces sería la existencia de personas de alta intelectualidad, brillantes

capacidades intelectuales, pero altamente sádicos y con comportamientos antisociales muy

graves. Pero ¿Psicópatas? No creo que el diagnóstico sea pertinente. Pues además su

comportamiento es interpretable, lo cual contradice la teoría de que la conducta del antisocial

solo se caracteriza por ser un “acting out”, que no tiene significación simbólica. Reafirmándose

con ello, que la trama de la vida de tales personajes, de ambas películas, es una conducta

antisocial grave, con unos trasfondos obsesivos.

Bibliografía

1.- Almodóvar P (Director) (2011). La Piel que Habitó (película). España. El Deseo P. C. Blue
Haze Entertainment. Canal+ España. Televisión Española. Instituto de la Cinematografía y de
las Artes Audiovisuales. FilmNation Entertainment

2. Demme J (Director) (1991). El silencio de los inocentes (película).Estados Unidos. Strong


Heart/Demme Production. Orion Pictures.

3. DSM-IV-TR (2005). c(Laura Díaz Digon, María de Jesús Herrero Gascon, Bárbara Sureda
Caldenta y Xavier X Mata, trads.). Madrid: Masson

4. DSM-V (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. American


Psychiatric Association. (Dra. Alexandra Bagney Lifante, Dra. Inmaculada Baeza Pertegaz, Dra.
Teresa Bobes Bascarán, Dra. Pilar López García, Dra. Paula Suárez Pinilla, trads.). 5ª edición.
Madrid. Editorial Médica Panamericana. Www.medicapanamericana.com

5. Ey H, Bernard P y Brisset Ch (2006). Tratado de psiquiatría. 8ª ed. Barcelona: Toray-Masson.

6. Fabela Alquicira A (2017). Personalidad Antisocial. Psicologíaclínicaalquic.blogspot.com


(Recuperado en internet:
https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=6736471220288410763#allposts el 23/03719).

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


7. Freud S (1905). Tres ensayos de teoría sexual. AE, 7.

8. Freud S (1914). Recordar, repetir y reelaborar. AE, 12.

9. Freud S (1916). Algunos tipos de carácter dilucidado por el trabajo psicoanalítico. AE 14.

10. Freud S (1923). El yo y el Ello. AE, 19.

11. Freud S (1926). ¿Pueden los legos ejercer el análisis? AE, 20.

12. Pinto L J (2011). Reflexiones acerca de la "psicopatía" a propósito del personaje central de
la cinta “La piel que habito” del Director Pedro Almodóvar. Rev. Chil. Psicoanal., 33(1):130-148.

13. Scott R (Director) (2011). Hannibal (película). United States. Metro-Goldwyn-Mayer. United
Artists. Universal Studios. Scott Free Productions

14. Steiner J (1993). Refugios psíquicos: organizaciones patológicas en pacientes psicóticos,


neuróticos y fronterizos. Madrid: Biblioteca Nueva, 1997.

14. Webber P (Director) (2007). Hannibal, el origen del mal (película). Francia-Reino Unido-
Italia. Dino De Laurentis Company.

Email: [email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


SOBRE EL SENAME

Hace algunos meses recibí la invitación de una revista científica extranjera para revisar un

artículo que postulaba a ser publicado en ella. Estaba escrito por dos profesionales que

trabajaban en el SENAME, institución que era criticada entonces en diversos titulares de la

prensa nacional. Dicho trabajo dejaba en evidencia lo serio del desafío que estaban

enfrentando en la práctica, tanto los autores, como la institución. Quedaba pendiente una seria

preocupación: ¿de qué manera se irían a resolver los graves problemas evidentes del actual

SENAME? Resultaba difícil definir un abordaje teórico y práctico requerido para mejorar el

sistema presente.

Lo primero que llamaba la atención era la importante cantidad de niños y adolescentes que

requerían al SENAME para ser acogidos, en medio de serias crisis de violencia, suicidio y

homicidio.

Quedaba, además, una duda respecto a la naturaleza de estas crisis. ¿Se trataría de hechos

accidentales, normales, en esta hospedería? O bien, ¿habría, probablemente, cuadros clínico-

psiquiátricos previamente establecidos que afectarían a estos niños y adolescentes, desde

antes a su admisión? Si esto último fuera efectivo dicha patología, probablemente sería el

resultado de haber sido criados por padres psico-socialmente carenciados, o también,

"enfermos".

En tal caso, no se trataría aquí simplemente de' niños "sanos-mentales" que consultan al

SENAME por el abandono de hogares y familias "deshechas", en crisis. Sino, por el contrario,

resulta probable la existencia previa en ellos de una patología psiquiátrica infanta-juvenil

previamente establecida. Y, en tal caso, ¿cuál sería su diagnóstico clínico más preciso?

¿Tendrían excesiva rebeldía, desafío y agresividad, como una "Enfermedad de tipo Reactiva?

¿Sufrirían de "Depresión" con riesgos de suicidio? ¿Llegarían con "Trastornos de Conducta" y/o

de "Personalidad" (Borderline)? ¿Habría abuso de drogas o/y alcohol? ¿También habría entre

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


ellos casos más graves ("Psicosis", "Cuadro Orgánico-Cerebral" o "Epilepsia")? Esta duda

razonable, sería tema para un interesante trabajo de investigación científica.

Porque, al no haber recibido estos niños y adolescentes ni un diagnóstico psiquiátrico, ni un

tratamiento, oportuno y apropiado, estos "probables enfermos" acudirían tardíamente para ser

acogidos por una Institución que no tiene propósitos, objetivos, ni medios propiamente

asistenciales o terapéuticos.

La disposición a la oposición, al desafío y a la agresividad, tal vez de naturaleza patológica, de

muchos de estos niños y adolescentes ("probablemente enfermos"), al actuar en contra de la

autoridad, exigiría ser adecuadamente "interpretada" por el personal (técnico o profesional) en

el actual SENAME, para así elaborar algún abordaje práctico con perspectivas racionales, ojalá

"psicoterapéuticas". Parece evidente que no basta sólo con "controlar" dichas manifestaciones

peligrosas y agresivas mediante medidas reglamentarias, reeducativas u hospitalarias.

No cabe duda que el problema resulta aún más complejo de resolver, si se intenta aprender a

manejar -"sublimar"--esta agresividad tardía (halo y auto-destructiva), con el propósito de

transformarla, al generar inéditas y auténticas gestiones creativas, propias de una personalidad

más sana. Porque, además, ya no se trata de una guagua o niño a los que se le enseñaría a

jugar para comer con una cuchara de colores y pudiera tener más de alguna pataleta. Si no,

ahora, se enfrentará a un desconocido y desafiante joven, potencialmente peligroso, capaz de

herir a terceros o a sí mismo.

De manera que los niños y adolescentes que ingresaran a un futuro SENAME ideal deberían

hacerlo después de ser adecuadamente evaluados, diagnosticados y tratados, de urgencia, en

un Policlínico Psiquiátrico Infanto-juvenil. Y, a continuación, estos pacientes deberían

mantenerse en control (o tratamiento), según las medidas profilácticas y terapéuticas indicadas

en dicho centro asistencial.

En síntesis, según estas consideraciones, un SENAME ideal no podría estar organizado sólo

con propósitos de "atención social" o/y ·'carcelaria". Además, necesitaría contar con una

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


ineludible capacidad -propia o ajena--de realizar diagnóstico y atención psiquiátrica de

urgencias infanto-juveniles. Ya sea para ser atendidas por sí mismo, o bien, por asociación

funcional con otras instituciones asistenciales pertinentes.

Dr. Hernán Davanzo C.


Psiquiatra (FMUCH)
Psicoanalista APCh

Email: [email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


CARTA ABIERTA AL DOCTOR FREUD

Estimado Doctor

PRESENTE:

Al empezar a redactar esta carta, en primer lugar dudé sobre si llamarlo Doctor o derechamente

Sigmund. No me cabe duda que Ud. prefiere el apelativo de Doctor y por lo mismo me referiré a

Ud. de esa manera. Ud. es una persona que cuida los formalismos y más aun tratándose de

escritura.

Pues bien Doctor, sé que Ud. es un gran escritor y lector de cartas postales, al punto de dar

origen y nacimiento a su modelo de la psique por medio de este instrumento. Las cartas

dirigidas a su amigo Wilhelm Fliess, constituyen en mi opinión el museo del psicoanálisis,

puesto que ahí se exponen los presupuestos básicos y el germen de lo que posteriormente será

la teoría psicoanalítica. Además Ud. mantuvo correspondencia con personalidades de la

estatura de Romaind Rolland, Stefan Zweig y Albert Einstein por sólo nombrar a algunos. Quizá

por estos motivos no es fácil esta empresa.

Inicialmente esta carta sólo tenía un fin didáctico para los lectores de mi blog personal. Era un

ejercicio teórico sin mayores pretensiones y destinado a expresar de forma sucinta algunas

reflexiones. Sin embargo, luego de escribirla me pareció apropiado enviarla a la Asociación

Psicoanalítica Chilena para su publicación. Esta carta no es una crítica o manifiesto, es un

homenaje a su persona y a su obra.

Estamos en los albores del siglo XXI y las cosas han cambiado mucho. La psicología se ha

diversificado y el psicoanálisis también. Ese joven psiquiatra francés de nombre Jacques Lacan

y que tuvo la osadía de enviarle a Ud. su tesis doctoral, ahora es reconocido como uno de sus

herederos naturales.

El siglo XX proliferó en texto escrito o relato, ¿cuántas hojas de papel fueron escritas en esos

cien años? Ud. contribuyó en buena medida a aquello. Admiro su fortaleza y vitalidad para

escribir todo lo que escribió y que Ud. en un momento atribuyó a su adicción por los puros.

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019


Déjeme decirle que hoy día no existe en el mundo un intelectual como Ud. Su obra es

considerada Patrimonio de la Humanidad por lo diversa, controvertida y sobre todo, por la

inmensa contribución al conocimiento que significó. Quizá le provoque desconcierto saber que

sus manuscritos originales se encuentran en la actualidad en la Biblioteca del Congreso de

Washington D.C. y que fueron digitalizados hace unos años.

Es conocida su intención inicial de dedicarse a la investigación en desmedro de la clínica y de

su deseo por conocer las bases biológicas de los procesos inconscientes. Para Ud. el

psicoanálisis era un modelo explicativo parcial de la psique humana, mientras la investigación

biológica hacía su trabajo. Todavía estamos lejos de conocer los circuitos cerebrales de sus

postulados, pero algo se ha hecho. Hoy se bromea diciendo que si Ud. viviera en el presente,

probablemente estaría entregado en cuerpo y alma al estudio de la Genética, ciencia biológica

con el mayor desarrollo en la actualidad.

En Chile estamos viviendo una gran conmoción social y política que me hace recordar su

escrito titulado EL MALESTAR EN LA CULTURA (1930). Este malestar en la cultura desata lo

peor de las personas y es lo que hemos vivido estos días. Ud. sabe de conmociones sociales

por haber sido testigo directo de una Europa convulsionada por la guerra. No olvidemos que el

psicoanálisis se escribió en una trinchera y bajo estampidas de bala.

Por último Doctor, quiero decirle que esta carta fue escrita por un terapeuta sudamericano, no

europeo ni americano. ¿Sorprendido? Pues bien, no se sorprenda porque sepa Ud. que sus

ideas encontraron un abono fértil en estas lejanas tierras, como así lo explica el joven y

promisorio analista chileno Mariano Ruperthuz.

Atentamente

Ignacio Vega Nelson


Psicólogo
Email: [email protected]

REVISTA CHILENA DE PSICOANALISIS I Volumen 34 I Nº 1 I Diciembre 2019

También podría gustarte