SALGADO - de La Oralidad A La Escritura. El Proceso de Construcción Fonético-Ortográfico
SALGADO - de La Oralidad A La Escritura. El Proceso de Construcción Fonético-Ortográfico
SALGADO - de La Oralidad A La Escritura. El Proceso de Construcción Fonético-Ortográfico
Fonología y Morfología
Hugo Salgado*
*
Maestro y profesor. Docente de Didáctica de la Lengua en la Escuela Normal Nº 10 (Ministerio
de Educación). Autor de varias publicaciones.
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ciertos grupos fonemáticos como, p.e., el grupo /ks/ que encontramos en los
vocablos /eksámen/, /aksión/ o /ekselénte/.
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Actualmente sabemos que los niños pueden construir el sistema de
representación ortográfica de la lengua a partir de sus propios conocimientos y
de ciertas informaciones que obtienen en su interacción con producciones
escritas; sin embargo, pareciera ser que se sigue privilegiando el reducido y
fragmentado conocimiento que tienen de la representación ortográfica por
sobre la amplia y valiosa información que les brinda su competencia como
hablantes. Si tenemos en cuenta que el proceso de construcción que un
individuo lleva a cabo al efectuar un aprendizaje puede depender, en cierta
medida, de la organización de sus propias experiencias, sería lícito suponer
que dicha organización pueda facilitar o entorpecer el proceso. A este
respecto, en lo que hace al aprendizaje de la lengua escrita, no podemos
ignorar que en nuestra sociedad actual existen ciertas representaciones
gráficas que, si bien pueden tener gran importancia desde el punto de vista
sociolingüístico o psicológico, no siempre brindan una información pertinente y
valiosa para la construcción de la escritura castellana, grafías que no
responden a las normas básicas de nuestro sistema de escritura: me refiero
concretamente a las representaciones grafemáticas de ciertos nombres propios
de persona.
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Si tenemos en cuenta que en nuestro medio utilizamos sólo 22
fonemas, sería suficiente con un reducido grupo de palabras castellanas para
representarlos unívocamente a todos, respetando ciertas convenciones
gráficas de nuestra escritura, sin tener la necesidad de usar tantas fuentes de
información como alumnos tengamos en el aula. A partir de la información
suministrada por esas pocas palabras, se podría construir cualquier tipo de
escritura significativa espontánea, teniendo en cuenta ciertas relaciones
fonético-ortográficas propias de nuestra lengua. Por supuesto, estas escrituras
no respetarían el valor ortográfico convencional que, por otra parte, ya
sabemos que no se logra conjuntamente con el aprendizaje de la escritura
alfabética. Para llegar a esta ortografía convencional, sólo restaría construir
una serie de reglas de transformación como, p.e., la que permita tomar
conciencia de la posible doble representación del fonema /y/ mediante las
letras “ye” o “elle”.
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son momentos que aparecerán en un proceso dialéctico según sea la
interacción del individuo con las producciones escritas. Por exigencias de
simplificación expositiva, se analizarán por separado y en forma sucesiva.
Primer momento:
Momento de conciencia lingüística
Segundo momento:
Momento de escritura cuasifonética
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palabras en las cuales deben aparecer todos los fonemas de uso real
representados unívocamente por el grafema más adecuado. Es fundamental en
este momento que se ponga mucho cuidado en la relación sonido-letra,
observando que a cada sonido le corresponde una letra y solo una,
independientemente de que esté representado con un solo dibujo (como la “a”
o la “ere”) o con dos (como la “che” o la “erre”). En reiteradas oportunidades,
con los propios maestros, he podido observar cómo, después de reconocer que
en la palabra “guerra” existen cuatro fonemas /g/, /e/, /r/, /a/, persisten en la
argumentación de que dicha palabra se escribe con 6 letras o, en el mejor de
los casos, con 5 (hay quienes reconocen la “erre” como letra doble). Si la
palabra “guerra” tiene cuatro sonidos, su representación gráfica se compone
de cuatro letras, una para cada sonido: dos letras simples para los fonemas
vocálicos /e/ y /a/, y dos letras compuestas que representan a cada uno de los
dos fonemas consonánticos.
Tercer momento:
Momento de escritura ortográfica
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Estos contextos generales constituirían las primeras reglas ortográficas
que posibilitarían la construcción de nuestra escritura convencional. Tal vez
sea éste el momento en el cual el nombre propio pueda brindar una
información verdaderamente pertinente y valiosa, pues en su representación
gráfica cabe la posibilidad de encontrar la convención ortográfica plenamente
aceptada por el individuo. De hecho, muchos de los niños que ya han iniciado
su proceso de alfabetización y que ignoran o hasta rechazan las convenciones
ortográficas, sin embargo las aceptan incondicionalmente en el trazado de su
propio nombre.
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