Reforma EZEQUÍAS

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Hay unos libros históricos en el Antiguo Testamento que relatan la historia del pueblo de Israel,

todos los diferentes reyes que hubo en Israel, comenzando con el Rey Saúl, y que relata toda la
historia del pueblo judío hasta cuando fueron tomados en cautiverio por los babilonios y llevados
fuera de la tierra de Israel, y fueron exiliados. Y estos libros son los libros de Primero y Segundo de
Samuel, Primero y Segundo de Reyes, Primero y Segundo de Crónicas. Muchos de los relatos que
hay en estos libros se repiten en algunos de ellos complementariamente siempre, algunos proveen
detalles sobre ciertos eventos que otros no proveen. Y hay que concadenarlos el uno con el otro,
pero son libros muy interesantes.

Ahora, ¿por qué el pueblo de Dios usa estos libros para sus meditaciones y sus sermones? Bueno,
porque nosotros creemos que lo que Dios hizo fue proveer a través de la historia de un pueblo, y
de los personajes que aparecen en esa historia, modelos de vida para nosotros y formas en que
nosotros podemos entender cómo es que Dios obra a través de toda la historia con todos los
hombres de la tierra. Es decir, Israel es simplemente, entre otras cosas un modelo, para que al
nosotros estudiar la relación de Dios con Israel y su tratos, nosotros podamos entender cómo
nosotros también nos relacionamos con Dios y cómo debemos comportarnos ante el Señor. Es
como en las escuelas de leyes, o en las escuelas de administración de empresas se usa el método
de casos. Se enseña mucho la teoría de la ley o de la administración de empresas estudiando casos
de compañías específicas y entonces al estudiar cómo una compañía emprendió una cierta
estrategia financiera o qué llevó al fracaso de una compañía, los estudiantes de leyes o en caso de
la administración de empresas, o en el caso de leyes cómo cierto caso se resolvió ante la Corte
Suprema y qué implicaciones legales tuvo ese caso para el futuro de la ley en EEUU. Al estudiar
casos específicos de allí se extraen los principios generales que entonces se pueden usar para la
conducta de la ley o de las empresas.

Bueno, la Biblia es algo parecido donde se estudian casos y de allí se extraen principios para la vida
de los hombres, sea en el siglo XXI, en el siglo XV, en el siglo X ó en el siglo I. Los principios
espirituales son los mismos. Entonces por eso la iglesia estudia estos casos, porque de ellos
podemos extraer enseñanzas bíblicas espirituales para nuestra vida.

Hay una historia que es la historia del Rey Ezequías en el Capítulo 29 de Segundo de Crónicas, y
quiero que nosotros vayamos allí un momento. Ezequías es un rey muy interesante y hace años
que yo he querido estudiarlo con ustedes y les voy a decir después un momentito por qué hoy
escogí a Ezequías. Su vida y su trayectoria es muy aleccionadora, es muy ilustrativa de principios
espirituales muy lindos. Entonces en el Capítulo 29 es un relato bastante largo, yo voy a saltar aquí
y allí porque evidentemente no voy a leer todo los 36 versículos de este largo Capítulo, pero dice,
versículo 1 del Capítulo 29: “... comenzó a reinar Ezequías siendo de 25 años y reinó 29 años en
Jerusalén. El nombre de su madre fue Abías, hija de Zacarías, e hizo lo recto ante los ojos de
Jehová conforme a todas las cosas que había hecho David, su padre”.

Evidentemente Ezequías fue un hombre recto, un hombre que se comportó en una forma
agradable delante de Dios, uno de esos reyes, porque hubo también reyes que se comportaron
tremendamente incorrectamente delante de Dios. Él fue uno de los reyes justos en ese tiempo de
la historia de Jerusalén.

“En el primer año de su reinado, en el mes primero abrió las puertas de la casa de Jehová y las
reparó, e hizo venir a los sacerdotes y levitas y los reunió en la plaza oriental, y les dijo: “Oídme
levitas, santificaos ahora y santificad la casa de Jehová, el Dios de vuestros padres, y sacad del
santuario la inmundicia, porque nuestros padres se han rebelado y han hecho lo malo ante los ojos
de Jehová, nuestro Dios porque le dejaron y apartaron sus rostros del tabernáculo de Jehová y le
volvieron las espaldas.”

Vamos al versículo 10. El continúa, dice: “... ahora pues, yo he determinado hacer pacto con
Jehová, el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el ardor de su ira. Hijos míos no os engañéis
ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros para que estéis delante de Él y le sirváis, y seáis
sus ministros, y le queméis incienso”.

Entonces lo que sigue es un relato de cómo los levitas y los sacerdotes se levantaron e hicieron lo
que el rey les pedía que hicieran con respecto a la casa del Señor. Vamos al versículo 20, dice : “....
y levantándose de mañana, después de estas reformas en el templo, el rey Ezequías reunió los
principales de la ciudad y subió a la casa de Jehová y presentaron 7 novillos, 7 carneros, 7 corderos
y 7 machos cabríos para expiación por el reino, por el santuario y por Judá, y dijo a los sacerdotes,
hijos de Aarón que los ofreciesen sobre el altar de Jehová.”

Final del versículo 24: “.... para reconciliar a todo Israel porque por todo Israel mandó el rey a
hacer el holocausto y la expiación.”

Y aquí hay otra fase de este avivamiento, de esta renovación, en el versículo 25: “... puso también
levitas en la casa de Jehová con címbalos, salterios y arpas”, estos eran instrumentos de música.
“... conforme al mandamiento de David, de Gad, vidente del rey y de Natán, porque aquel
mandamiento procedía de Jehová por medio de sus profetas.
Versículo 27: “.... entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar y cuando comenzó
el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová con las trompetas y los instrumentos de
David, rey de Israel y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompeteros sonaban
las trompetas. Todo esto duró hasta consumirse el holocausto. Y cuando acabaron de ofrecer, se
inclinó el rey y todos los que con él estaban, y adoraron. Entonces el rey Ezequías y los príncipes
dijeron a los levitas que alabasen a Jehová con las palabras de David, y de Asaf viviente y ellos
alabaron con gran alegría y se inclinaron y adoraron.” Bendiga el Señor su santa palabra.

Ahora, Padre aviva tu palabra en nosotros, Señor. Danos entendimiento para exponerla, aviva
nuestro espíritu, nuestras mentes, Padre, que tu nombre sea glorificado por medio de la
exposición de tu palabra. En el nombre de Jesús lo pedimos. Amen. Amen.

Hace poco, como ustedes saben, terminamos una serie sobre el Capítulo 15 del Evangelio según
San Juan, hablamos acerca de esa palabra tan poderosa del Señor, “permaneced en mi y yo en
vosotros”, de permanecer en Jesucristo, del Dios que nos poda, de dar fruto, de los beneficios de
dar fruto. Hablamos de la oración que Dios contesta y cómo es necesario fluir en afinidad con el
espíritu santo, con el espíritu de Dios para que Dios conteste a nuestras oraciones. Fue una serie
que yo disfruté bastante. Bueno, ahora se nos terminó el negocio y vamos a comenzar con otra
serie.

El Señor ha puesto en mi corazón hace tiempo, discutir con ustedes lo que yo llamo “principios
para la prosperidad”, principios para ser prosperados, para ser bendecidos en la tierra, para vivir
vidas exitosas. Podríamos decir principios para el éxito también, y comencé a hacer algunas notas
sobre esto y yo espero compartir con ustedes consejos sencillos acerca de cómo ser prosperados
en las cosas que nosotros emprendemos, nuestros negocios, nuestras familias, nuestra vida
personal, física, nuestras emociones, nuestras relaciones humanas y cómo vivir vidas exitosas.

Hay principios prácticos que Dios quiere que nosotros aprendamos, y me puse a hacer una lista de
cosas allí, a escribir pensamientos al azar y una de las cosas que me vino a la mente es que quiero
usar personajes de la Escritura para ilustrar alguno de estos principios e inmediatamente me puse
a hacer una lista de personas que me parecían importantes en este respecto. Me vino a la mente,
por ejemplo Josué. Me vino a la mente José que dice la Biblia que todo lo que él tocaba era
prosperado y bendecido. Me vino a la mente Ruth que fue una mujer que experimentó gran
pérdida en su vida y que llegó un día en que estaba en cero, bancarrota, sin esposo, sin hijos, sola
en el mundo, una viuda en medio de Israel hace 3000 años y sin embargo Dios la bendijo y la
prosperó y la sacó a camino.

Bueno, me puse a pensar así en diferentes personas y a buscar también la palabra prosperidad y
prosperar en la Escritura y allí encontré, me tropecé con el personaje de Ezequías también. Y
entonces cuando me puse a leer algo, recordé que Ezequías ha sido un personaje muy interesante
para mí cuando yo lo he estudiado en el pasado, y como les dije, quería compartir algo de su vida y
de su biografía con ustedes. Así que me decidí: vamos a tomar, no hay prisa en esto, vamos a
tomarnos el camino escénico y vamos a ver las flores y los lagos y vamos a tomarnos tiempo. Voy a
soltar la agenda que tenía de cómo quería hacerlo originalmente y simplemente vamos a buscar
en la Biblia a ver qué sale, y qué Dios nos enseña.

Así que voy a comenzar con Ezequías, más bien directamente con una biografía de Ezequías.
Vamos a estudiar la biografía de Ezequías, y yo voy a tratar de recordar siempre estas ideas de
prosperidad, y de bendición y de éxito, y cómo se relacionan con nuestra vida y nuestra conducta.
Ustedes ven ya qué tipo de corazón tenía Ezequías, era un corazón noble para con Dios, un
hombre que tenía pasión para con Dios.

Pero, miren el primer pasaje que en realidad me hizo tropezar con la vida de Ezequías se
encuentra más atrás en el Libro de Segundo de Reyes y allí en el Capítulo 18, también trata con el
reinado de Ezequías y habla en una forma más apretada de estas reformas que él hizo. Crónicas
entra en mucho más detalle. Pero hay allí algo bien lindo. Miren en el Capítulo 18, versículo 3,
dice: “.... hizo lo recto ante los ojos de Jehová conforma a todas las cosas que había hecho David,
su padre”. Es el mismo asesoramiento de Ezequías, un hombre recto, agradó al Señor, hizo la
voluntad de Dios. Pero miren entonces lo que dice en el versículo 7, como consecuencia de esa
rectitud de corazón y comportamiento, dice: “... y Jehová estaba con él y a dondequiera que salía,
¿qué pasaba?, prosperaba. A dondequiera que salía prosperaba.”

Ustedes ven la conexión allí entre una vida recta ante el Señor, que agrada a Dios, un corazón que
ama al Señor y que busca hacer la voluntad de Dios. ¿qué pasa? Que todo lo que él hacía,
dondequiera que él salía, Dios lo prosperaba. ¿Qué quiere decir esto de que dondequiera que
salía? Bueno, un rey salía a la guerra, salía al comercio, salía a visitar naciones alrededor de Israel,
salía en proyectos de construcción y de renovación de la nación, salía, me imagino, a reuniones
con oficiales de su nación, la palabra salía quiere decir que todo lo que él emprendía en su
capacidad como rey, era prosperado y Dios lo bendecía. De nuevo, ¿de dónde venía el secreto de
la prosperidad de Ezequías? De ese corazón que amaba al Señor, ese corazón que honraba a Dios,
ese corazón apasionado para con Dios. Nos recuerda de David, por eso la conexión allí, dice: “hizo
lo conforme al corazón de David”, porque David era otro hombre que amaba al Señor
apasionadamente.

Hermanos, hay una conexión misteriosa y yo la he visto a través de toda mi vida, la he observado,
que cuando una mujer, un hombre ama a Dios apasionadamente y su corazón desea la honra de
Dios y esa persona se preocupa porque Dios sea honrado y agradado y que los negocios y los
asuntos de Dios sean prosperados, y que la iglesia de Dios no sufra, esa persona, hermanos, es
bendecida y prosperada en todo lo que emprende. Los cristianos no saben cómo se engañan a sí
mismos y lo que pierden cuando son mediocres y tibios para con el Señor. Cuando están
preocupándose solamente por su propia necesidad y por sus pertenencias, y por su tiempo, su
dinero, su sueño, su privacidad, agenda personal, en vez de poner primero la agenda de Dios y los
intereses de Dios en sus vidas.

Hermanos, Dios ama al hombre, a la mujer apasionada para con El. El hombre o la mujer que ama
a Dios por sobre todas las cosas, es una persona que va a ser prosperada y bendecida todos los
días de su vida, todo lo que emprenda, el Señor lo va a bendecir, va a tener el toque del Rey
Midas, que todo lo que tocaba se convertía en oro.

Hermanos, eso es lo que yo creo. Yo les puedo decir que en mi vida lo he comprobado y puedo
decirle que todas las personas que yo he observado que aman al Señor con esa pasión, ustedes los
ven que son bendecidos en lo que emprenden. Dios honra sus esfuerzos y todo lo que emprenden
Dios lo prospera. ¿Tu quieres ser prosperado en tu vida financiera? ¿Quieres ser prosperado en tu
vida matrimonial? ¿Quieres ser prosperado con tu familia y con tus hijos? Ama al Señor por sobre
todas las cosas. Ama al Señor con pasión. Ponlo a El en el primer lugar de tu vida. Y yo te aseguro
que Dios te va a bendecir. Dios te va a prosperar. Dios no se va a cansar de derramar gracia sobre
tu vida. Oh si Señor, yo les puedo decir, hermanos, eso es una realidad. La vida de los grandes
héroes de la Biblia muestra esta conexión entre pasión y prosperidad.

Ezequías era un hombre que ejemplificaba esto. Miren, dice que cuando él, regresando al texto de
Segundo de Crónicas, cuando Ezequías ascendió al trono, que finalmente tenía el control de la
nación, ¿qué fue lo primero que hizo? Primero, él no dijo: bueno, tengo que agrandar mi palacio,
porque para un hombre de mi dignidad conviene una casa más grande y más lujosa. Ezequías no
dijo: bueno, vamos primero a darle atención a la economía de la nación y vamos a asegurarnos de
que todo los asuntos financieros y económicos de la nación estén en orden. Ezequías no primero
emprendió una reforma del sistema político. ¿Qué fue lo primero que Ezequías buscó? Reparar y
poner en orden la casa de Dios. Mírenlo ahí, si no me lo cree, si estaba durmiendo cuando yo lo leí,
vaya ahora de nuevo a la Biblia. Dice: “..... en el primer año de su reinado, en el mes primero, fíjese
eso, en el mes primero de su reinado abrió las puertas de la casa de Jehová y las reparó.

Hermanos, eso es lo que a mi me consume con respecto...., una nación, escúchenme, una nación
en la cual los asuntos espirituales no están en orden, por más esfuerzos que haga en cualquier otra
área va a fracasar. Si la casa del Señor no está en orden. Si los asuntos de Dios no están siendo
atendidos, si Dios está molesto con una nación, ¿usted cree que Dios va a bendecir esa nación?
Por más que los líderes se esfuercen por hacer reformas económicas, por establecer justicia, por
hacer cualquier tipo de reforma política o estructural que sea, si la bendición de Dios no está sobre
la nación, la tierra está maldecida. Escuchen eso. La palabra del Señor dice, “si Jehová no edifica la
casa, en vano trabajan los que la edifican. Si Jehová no vigila sobre la ciudad, en vano vela la
guardia”. Escúchenme. Lo primero es el fundamento espiritual. Ojalá los líderes de esta nación
entendieran eso. Ojalá nosotros entendiéramos, hermanos, que el fundamento de la vida de un
hombre, de una mujer es primero lo espiritual. No se puede ir más adelante hasta que lo espiritual
no ha sido resuelto en nuestras vidas, o en la vida de una nación o de una ciudad. La gente
siempre está poniendo el carro delante del caballo. Es una locura. El fundamento, por eso el Señor
Jesucristo dijo: “buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia”. La justicia de Dios, no la
justicia como la definen los hombres, la justicia de Dios, y todas las demás cosas que los hombres
se matan, poder traer vendrán. ¿Saben qué? Por añadidura. No tendrán que matarse, no tendrán
que estrujarse.

Hermanos, yo les digo algo, cuando usted se preocupa por las cosas de Dios primero, las cosas que
otros se matan por conseguir, Dios se las consigue sin esfuerzo. Los partos suyos son sin dolor. Ese
es el secreto más hermoso de la vida. Olvídate te ti mismo, y apasiónate por Dios y sus negocios, y
sus asuntos y Dios te bendecirá una y otra, y otra vez. Ese es el secreto de la prosperidad más
poderoso que yo puedo compartir con ustedes.

Sea íntegro con el Señor, primeramente. Atienda los asuntos de Dios porque Dios es un ser que si
está a su favor ¿quién estará contra usted? Mire hermano, podrá haber la depresión más grande
en la nación y en su casa no faltará comida. Eso es lo que yo creo. Podrá, todo el mundo estará
sufriendo de cualquier cosa, pero dice la palabra que el Señor nos guardará, el Señor nos
protegerá. “Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra, más a ti no llegará. Por cuanto en mi ha
puesto su amor, dice el Señor, yo también lo libraré, le pondré en alto por cuanto ha conocido mi
nombre, me invocará y Yo le responderé, por cuanto ha conocido mi nombre, por cuanto ha
puesto en mi su amor.” ¿Usted entiende eso? Por cuanto ha puesto en mi su amor.
¿Cuántos de nosotros hemos puesto en Dios nuestro amor? Amor. Cuando yo veo esa imagen en
mi mente, yo veo a alguien tomando un manojo de flores y poniéndolas a los pies del Señor, este
es mi amor, Padre. Aquí están mis afectos, aquí están mis aspiraciones, aquí están mis deseos,
aquí está todo lo que yo aprecio y disfruto. Te lo pongo a tus pies. Haz lo que tu quieras de ellos,
Padre. Cuando un hombre o una mujer llega a amar a Dios de esa manera, hermanos, Dios no se
cansa de derramar bendiciones sobre su vida, inclusive cuando cae y cuando yerra, el Señor lo
perdona y lo sana, y lo levanta. “Con El estaré yo en la angustia, dice, lo libraré y lo glorificaré, lo
saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación,” dice el Señor.

David era un hombre con muchos defectos, cometió errores graves en su vida, pero ¿sabe qué? La
pasión de David para con Dios era tan grande, que su amor era como un fuego que comía todas
sus imperfecciones. Y por eso la norma a través de todos los siglos de reyes en Israel fue que eran
conforme, los buenos, eran conforme al corazón de David. Hicieron conforme a David. Dios no
miró sus defectos, no miró sus errores, miró su pasión para con El, su amor, que David siempre
tuvo para con el Señor.

Y eso es lo que ustedes y yo tenemos que entender en nuestra vida, o que nuestra iglesia estuviera
compuesta de hombres y mujeres llenos de pasión por el Señor. No gente mediocre, no gente
religiosa, no gente burguesa, no gente de clase media espiritual, gente exaltada para con Dios,
apasionada para con el Señor, porque la gente tibia, Dios la vomita de su boca. Escúchenme. En
Apocalipsis, por eso tenemos allí en la iglesia la odisea, el Señor le dijo “por cuanto no eres ni fría,
ni caliente, te voy a vomitar de mi boca”. Usted ha tratado de tomarse un vaso de agua tibia.
¿Cuántos se han tomado un vaso de agua tibia? ¿Qué pasa? No tienen que decirme. El cuerpo lo
rechaza, naturalmente. Y hay tanta gente que se llama cristiana, hermanos, que son tibios, tantas
iglesias tibias. Hermanos, lo único que toca el corazón de Dios es la pasión al rojo vivo. No hay otra
temperatura para Dios, sino rojo vivo, apasionado. Todo o nada. El Señor es un ser apasionado y le
gusta la gente apasionada. Si usted no ama a Dios con todo su corazón, toda su mente, toda sus
fuerzas, toda su alma, usted no es agradable ante el Señor. Ahora, ame a Dios apasionadamente y
Dios será su aliado más fiel a través de toda su vida. Y Dios le respaldará y le bendecirá y estará
con usted en sus batallas, le dará consejo en su necesidades, lo sacará de aprietos, lo bendecirá
aún mientras camina por el valle de sombra de muerte. El Señor será fiel para con usted porque
Dios ama la gente apasionada. Y donde hay un hombre, una mujer que está ardiendo en fuego por
el Señor, ahí los ojos del Señor se dirigen.

Por eso la palabra de Dios dice que “los ojos del Señor recorren toda la tierra para encontrar
aquellos de corazón perfecto para con El, para mostrarse a su favor”. Cuando el corazón de una
persona está a favor de los asuntos de Dios, Dios lo va a bendecir, lo va a prosperar, le va a abrir
puertas, lo va a sacar de callejones sin salida, va a hacer que brote agua de la peña, hará que los
cuervos le den comida, porque el Señor es fiel para con los que lo aman.

Ezequías era un hombre fiel, por eso cuando él comenzó su reinado lo primero que hizo fue, vio la
casa del Señor que estaba deshecha. Imagínese eso, habían pasado décadas. Imagínense que esta
nación, la comparación sería que pasen 50, 100 años, la iglesia cristiana deje de buscar de Dios, los
cristianos poco a poco vayan perdiendo la energía, la pasión, la iglesia se vaya haciendo
irrelevante, como está pasando en este tiempo, se vayan muriendo las iglesias, como está pasando
en este tiempo, la gente se vaya adormeciendo, y de momento las iglesias se cierren. Hermanos,
¿saben cuántas iglesias hoy en día se están cerrando? Es increíble. Aquí en EEUU la iglesia católica,
por ejemplo desgraciadamente, ha tenido que cerrar decenas de iglesias, y hay iglesias evangélicas
norteamericanas, con templos preciosos que están también cerrando sus puertas, y ¿quiénes las
están heredando? Los pobres de la tierra, los latinos, los haitianos, están cogiendo esas iglesias,
porque el fuego del Señor está allí por lo menos todavía un poco. Nosotros ustedes recordarán,
hace 20 y pico de años heredamos un templo de una iglesia que se murió en Cambridge, y allí
estuvimos 15 años hasta que el Señor nos trajo aquí, porque esa iglesia se murió. ¿Qué pasaría si
poco a poco las iglesias se van muriendo, se van cerrando y comienza a crecer la grama y se llena
de polvo los lugares? Eso pasó con el templo en Jerusalén, un templo precioso pero como no había
amor por Dios se cerró el templo, se llenó de porquería, los animales y las ratas corrían por todo el
templo, los sacerdotes y los levitas y los pastores de ese tiempo se fueron para sus casas a trabajar
porque no tenían dinero, no podían recibir sus salarios, y se quedó la adoración y el servicio al
Señor en cero. No había adoración. ¿Y sabe que? Que cuando no hay cuidado de la grama, la
hierba crece y lo que pasó en Israel fue que se llenó de idolatría. La gente ya no iba al templo a
adorar al Señor sino que iban a los lugares altos a adorar los ídolos, y a adorar los demonios, y a
adorar los dioses de la región y el culto a Jehová quedó totalmente descuidado.

Ezequías cuando llegó al reino, dijo esto no puede seguir, yo no voy a dar un paso en lo económico
ni en lo político ni en lo estructural, hasta que yo no me haya asegurado de que haya renovación
en lo espiritual, que la casa del Señor no esté limpia y sanada y trabajada como tiene que estar.
Por eso entonces Ezequías abrió las puertas de la casa de Jehová y las reparó. Las puertas son
como el símbolo de la esencia de un lugar, y esas puertas estaban descuidadas, estaban caídas.
Por eso el Señor Jesucristo dijo que yo pondré mi iglesia sobre la roca y las puertas del infierno no
prevalecerán contra ellas, porque las puertas son como símbolos de la autoridad en un edificio.
Las puertas son lo que simboliza la fortaleza de un edificio, y entonces Ezequías dijo, primero
repárenme esas puertas, están podridas, los cerrojos están vencidos, repárenlas y pónganlas como
es, y abran la casa del Señor y repárenla completamente. No solamente eso sino que llamó a los
sacerdotes y a los levitas que estaban por allá en sus pueblos, se habían ido para allá, y los reunió,
los llamó a todos, hizo una gran reunión y les dijo: óiganme levitas, “santifíquense ahora y
santifiquen la casa de Jehová, el Dios de nuestros padres, y saquen del santuario la inmundicia”,
versículo 5. llamó a los sacerdotes y les dijo: sacerdotes prepárense para ejercer su llamado.

Hermanos, como pastor yo se la carga que nos incumbe a nosotros, no podemos llamar al pueblo
a avivamiento, si no ha habido avivamiento en nuestras propias vidas, no podemos llamar al
pueblo a santidad si no hay santidad en nuestras propias vidas. Esa es una carga pesada que llevan
los líderes espirituales del Señor, pero tenemos que recibirla y recibimos el peso de ese llamado.
Cuando los pastores, cuando los líderes espirituales de la iglesia se pongan en orden en sus vidas, y
tengamos el amor de Dios y el fuego de Dios en nuestros corazones y haya habido despertamiento
en nuestras propias vidas, y haya una conducta agradable al Señor, entonces puede venir la
bendición de Dios sobre los demás. Entendemos eso y aceptamos esa responsabilidad. No la
rehuimos. Y lo primero que él hizo fue, dijo traigan santidad a la casa del Señor.

Ahora también eso se extiende al pueblo de Dios, cada uno de ustedes como miembros de la casa
del Señor también son llamados a santidad, a santificarse. Tiene que haber santificación, tiene que
haber limpieza, tiene que haber conducta que agrade al Señor. Tiene que haber un caminar recto
delante de Dios. Esa limpieza física era símbolo de la limpieza espiritual que tiene que haber en la
casa del Señor. Hemos sido llamados a una vida íntegra delante de Dios, una vida que esté
conforme a los mandamientos del Señor.

Yo creo que si el avivamiento va a venir a EEUU tiene que comenzar por la casa de Dios. No
podemos pedirle al mundo que se ponga bien con Dios si nosotros no estamos bien con Dios
primeramente. Hay un llamado a la integridad. Ezequías llamó a los sacerdotes, los levitas, les dijo:
purifíquense, santifíquense, conságrense, actívense otra vez, prepárense para ejercer sus
funciones de nuevo. Entonces los llamó a un tiempo de consagración, de retiro, de ayuno quizás, y
de oración y de consagrarse al Señor, de lavar sus vestiduras, y de prepararse para ejercer otra vez
el oficio del sacerdocio. Y los sacerdotes hicieron lo que el rey les había mandado. Dice: “... y sacad
del santuario la inmundicia”. Yo creo que el avivamiento comienza con un mover de Dios en un
hombre, en un ser escogido por Dios para ser una persona profética. Yo creo que así Dios siempre
ha trabajado, pero después de eso se extiende a los líderes y después de eso se extiende a la
iglesia, y después de eso cae sobre la nación. Vemos ese patrón aquí, círculos concéntricos, del
más chiquito al más grande, al más grande. Esa es la forma en que va extendiéndose el llamado de
Dios a la vida de una nación o de una época.

Entonces vemos aquí, primero el rey, el líder espiritual y político de la nación experimenta
avivamiento. Luego, los sacerdotes son llamados a ejercer sus funciones y prepararse, después de
eso, hermanos, yo creo que para que haya verdadera visitación de Dios en la iglesia y en la nación,
tiene que haber algo que vemos aquí, es confesión de pecado. Hay reconocimiento de pecado.
Mire cómo, versículo 6, “ el llamó a los sacerdotes, se reunió con ellos y les dijo: “porque nuestros
padres se han rebelado y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová, nuestro Dios, porque le
dejaron”. El hubiera podido parar allí, y decir simplemente nuestros padres se han rebelado y han
hecho lo malo ante los ojos de Jehová, nuestro Dios. Pero ¿saben qué? La confesión es algo
específico. Tenemos que reconocer nuestras faltas específicamente delante del Señor. No es
suficiente que tu le digas al Señor: Padre, perdóname por mis pecados. Hay que ir bien al fondo y
coger ese cuchillo y meterselo exactamente donde está la necesidad y allí solar lo que está
agarrando la bendición de Dios.

Dice: “.... lo dejaron, apartaron sus rostros del tabernáculo de Jehová, le volvieron las espaldas y
aún cerraron las puertas del pórtico y apagaron las lámparas, no quemaron incienso y ni
sacrificaron holocausto en el santuario al Dios de Israel.” Usted, ve. Hermanos nosotros tenemos
que confesar nuestros pecados ante el Señor. Dios no requiere que tu seas perfecto, aunque El
quiere que seas perfecto, pero sí requiere que cuando tu pecas y deshonras al Señor, que tu vayas
y confieses tus pecados. La Biblia dice que el que encubra su pecado no será prosperado. La Biblia
dice también, que al corazón contrito y humillado Dios no lo desprecia. Si tu y yo venimos ante el
Señor, nos humillamos, admitimos nuestros errores, El es fiel para perdonarlo, dice la palabra del
Señor. Pero tiene que haber eso. Si lo que nosotros hacemos es una práctica pecaminosa, si hay un
patrón de pecar continuamente, haciendo lo mismo continuamente, sin experimentar
arrepentimiento, sin experimentar un cambio de comportamiento, entonces el Señor no se
agradará de nosotros y vendrán las consecuencias de nuestro mal comportamiento. El Señor dice
cuando tu hayas pecado, hayas errado delante de mi, ven, arrepiéntete, estemos a cuenta, dice el
Señor. Tu ves, tu tienes que arreglar cuentas con Dios. No puedes disimular tu pecado, no puedes
encubrirlo, no puedes esconderlo, no puedes justificarlo. Tienes que nombrarlo por nombre y
apellido y entonces decir: Padre, ahora yo me arrepiento y me comprometo a ser diferente. Y
¿saben qué? El Señor inmediatamente dice: hijo, estate tranquilo, te perdono, tu eres limpio.
Venid y estemos a cuenta, “si vuestros pecados fueren rojos como la grana, vendrán a ser blancos
como blanca lana”, dice el Señor. Pero hay que tener reconocimiento, no encubras, no practiques,
no hagas un sistema de la vida pecaminosa, sino que guarda cuentas cortas. Si le debes al Señor,
págale enseguida, tu voto de sacrificio, de confesión de pecado.

Ezequías hizo eso, pidió perdón por los pecados de los padres y de la nación y reconoció
específicamente dónde habían fallado. Descuidamos tu templo, descuidamos tu casa, Señor.
Cerramos los pórticos de tu casa, no te prendimos lámparas, no ofrecimos holocaustos a ti.

Miren entonces en el versículo 10, tenemos entonces, hermanos un llamado a la consagración,


una confesión de pecado y en el versículo 10 dice: “.... ahora pues, yo he determinado hacer pacto
con Jehová, el Dios de Israel para que aparte de nosotros el ardor de su ira.” Aquí hay otro paso
también para que la bendición de Dios pueda fluir en tu vida, para que pueda venir una visitación
poderosa de Dios en tu vida, o para que pueda venir la visitación que Dios quiere traer a esta
nación y este país y a este estado de Massachussets, tiene que haber una determinación de aquí
en adelante ir en otra manera. Usted ve, hemos hablado de santificarnos, de quitar la inmundicia,
de confesar nuestros pecados, todas esas son cosas como arreglando cuentas, poniendo las cosas
al día, pero ¿qué pasa cuando usted ha pagado sus cuentas y ha pagado los intereses que debía y
todo eso? Tiene que haber entonces algo positivo, usted tiene que decir: bueno, ahora voy a
trabajar, ahora voy a hacer esto, ahora voy a hacer lo otro para tener una vida normal. Eso fue lo
que hizo Ezequías. Ezequías dijo: bueno, ya arreglamos cuentas con Dios, ahora yo he determinado
hacer pacto con el Señor, un nuevo pacto. Me gusta la palabra de este hombre, él dijo: yo he
determinado. Este era un hombre serio, era un hombre recto, era un hombre de palabra y era un
hombre de decisiones firmes. El dijo yo he hecho una determinación, me senté en mi escritorio,
pensé bien en las cosas como están e hice una decisión firme y me comprometo públicamente,
como una parte de la política de mi reinado, yo he determinado hacer pacto con Dios. Y ese hacer
pacto, quería decir renovar el pacto que ya había sido establecido antes.

Hermanos, la bendición de Dios viene a nuestra vida cuando nosotros hacemos una determinación
firme de seguir al Señor no importa qué, de agradar al Señor en todos los aspectos de nuestra
vida, de caminar con el Señor. Mucha gente, más bien como que se desliza a la vida espiritual, más
bien como que entran sin dolor y sin crisis al Evangelio y llegan allí y se sientan en una banca y
entonces comienzan una vida cristiana de llegar los domingos a la iglesia, pero yo los veo y noto
que pasan meses y meses y vienen de vez en cuando, no vienen, a veces ni cantan en el culto.
Hermanos, perdónenme, ustedes saben que yo no soy generalmente tan específico en las cosas,
me gusta ser un poquito más cortés, pero yo quiero animarle en el nombre del Señor. Mire, alabe
al Señor, abra su boca. Hombres, yo se que a veces a los hombres nos resulta difícil cantar, no
estamos acostumbrados, qué cosa hermanos, ¿eh? Hay hombres que no cantamos porque cuando
niños nos enseñaron que eso era de las mujeres, o de los hombres afeminados e irresponsables
cantar. Nosotros no, somos fuertes y feos y formales, pero nada de cantar porque eso no es de un
hombre que se respeta a si mismo. Abre tu boca, atrévete, en el nombre del Señor, olvídate de tu
mujer que está allí que se va a sorprender cuando abras la boca y cantes, pero hazlo por el Señor.

Hermanos, lo que quiero decir es que uno no puede como deslizarse así tan gradual y tan
informalmente a la vida del Evangelio. Tiene que haber una decisión. Tiene que haber un pacto.
Tiene que haber una determinación firme. Borrón y cuenta nueva. Yo voy a servirle al Señor, voy a
cambiar, voy a hacer un viraje de U en medio de mi vida y voy a hacer un hombre y una mujer que
voy a servirle al Señor y voy a caminar seriamente delante de Dios. Y el que no me quiera seguir
eso es problema de ellos, yo y mi casa serviremos al Señor. Tiene que haber un cambio. Tiene que
haber una determinación. Tiene que haber una experiencia de crisis en que uno diga: no voy a
seguir como era antes, voy a cambiar mi vida, que la gente diga: ¿ese es fulanito? Si, ese es
fulanito, renovado, tocado por el espíritu santo y habiendo hecho una determinación con Dios, un
pacto con el Señor de vivir de cierta manera. Hasta que el hombre o la mujer no hace eso,
hermanos, hasta que no pasamos por esa experiencia de crisis, no hay cambio en nuestra vida
verdaderamente.

Yo recuerdo, yo crecí en el Evangelio a los 5 años mi mamá se convirtió, no ella, yo a mis 5 años, ya
ella tenía muchos más años que eso, se convirtió al Señor en la República Dominicana. Yo crecí en
el Evangelio pero cuando entré a un internado aquí mismo en Massachussets, en Philips Academy,
en el año 72, del 72 al 82 mi vida cambió, yo no me comportaba verdaderamente como un
cristiano, aunque amaba al Señor, servía al Señor, sabía que Dios tenía un llamado para mi vida,
pero fueron años de desierto espiritual en muchas maneras. En el año 82 Dios tuvo un llamado
sobre mi vida, yo entré en una crisis, es la única manera que lo puedo describir, tanto así que me
tuve que tomar un año fuera de la universidad, cuando estaba en Harvard. En mi tercer año yo me
salí de la escuela, porque Dios estaba haciendo renovaciones en mi vida, y me dijo que tienes que
cambiar cosas. Y yo no pude seguir estudiando, en realidad me fui al desierto por un año, porque
cuando Dios te llama y hay cambios en tu vida.... uno puede decir: yo soy cristiano. Yo era
cristiano, amaba al Señor, hubiera dado mi vida por el Señor en esos 10 años, pero no estaba
viviendo según el Señor quería. Pero cuando Dios me tocó, yo entré en una experiencia de crisis y
desde de ese año en adelante Dios cambió completamente mi vida. Me consiguió la iglesia que
hoy pastoreo veintipico de años después. Me consiguió la mujer con la cual estoy casado, cambió
mi forma de ser y de pensar y de hacer las cosas, hermanos, porque cuando un hombre.... tiene
que haber esa experiencia, tiene que haber cambios.

Y yo recuerdo que fui a visitar unos meses después a un jovencito a quien yo había, era consejero
de él en su primer año en Harvard, estaba muriéndose, un joven chino, y en su cama de agonía
casi muriéndose, ya casi no veía, cuando yo fui a visitarlo después de meses de no haberlo visto
porque él pidió que yo fuera a visitarlo, y me dijo: no te veo bien, pero hay algo en ti que es
diferente; porque en ese ínterin, en los meses entre la última vez que yo lo vi y por y lo que Dios
había hecho en mi vida, la energía que había en mi era diferente, y él en su agonía la pudo sentir.
Porque cuando un hombre cambia, se arrepiente y se ordena su vida con Dios, eso se puede
sentir.

La mayoría de la gente entra al Evangelio y lo que hacen es que cambian un carné, en vez de ser
católico, dicen ahora soy católico evangélico. ¿Entienden? Pero no cambian su forma de pensar,
de actuar, de ser, de ser con Dios, su relación con Dios, su forma de comportarse, su forma de
sentir en el corazón y entonces simplemente lo que hicieron fue cambiar de carné, pero no hay un
cambio de corazón y de mente. Dios quiere una firme determinación, un pacto con El. A razo
partido, Señor, tu y yo vamos a caminar la vida juntos y yo voy a ser tu marioneta. Yo te voy a
amar y te voy a servir con todo mi corazón y te voy a dar lo que tu me pidas, lo que tu me pidas,
tómalo y te lo voy a dar con gusto, y no voy a mirar a los hombres y aunque no me vean, yo te voy
a honrar. Y cuando una persona camina así, Dios le bendice, le prospera, no se cansa de derramar
su gracia sobre él o sobre ella. Tiene que haber integridad delante de Dios. Tiene que haber pasión
para con el Señor, es la única forma, hermanos.

Y por eso Ezequías dijo: “o he determinado hacer pacto con Jehová, el Dios de Israel para que
aparte de nosotros el ardor de su ira” Cuando los líderes espirituales de una nación, los líderes
políticos de una nación hacen pacto firme con el Señor, cuando los líderes de una casa, el padre, la
madre, determinan hacer pacto con Dios, sus hijos son bendecidos, sus finanzas son bendecidas,
su matrimonio es bendecido, sus relaciones son bendecidas, todo es bendecido porque ha habido
una firme determinación de hacer pacto con Dios, entonces se establece bien la conexión, los
cables se aprietan bien, y la electricidad divina corre sin interrupciones a través de la familia. Viene
la bendición. Esa es la clave, determinar firmemente hacer pacto con el Señor.

Lo último, dice: “... hijos míos no se engañen, porque Jehová los ha escogido a ustedes para que
estén delante de Él y le sirvan y sean sus ministros y le quemen incienso”. Eso se lo dice el Señor a
esta congregación; no se engañen, no crean que por simplemente venir a la iglesia y sentarse en
una banca, eso es lo que agrada al Señor. Eso es mentira, el Señor demanda mucho más que eso.
No nos engañemos, no nos engañemos creyendo que si nos escondemos y que nos hacemos los
que no estamos viendo lo que está pasando allá afuera, que los demonios se van a ir y nos van a
dejar tranquilo. Eso es lo que tantos pastores están predicando hoy en día. No confronten, no
molesten, simplemente hablen el Evangelio y eso es todo. Eso no es suficiente, hay que vivir
apasionadamente. Hay que confrontar al diablo, hay que hacer guerra. Te van a herir, vas a sufrir
unos cuantos sustos, pero el Señor te sacará adelante. ¿Estamos dispuestos a pagar el precio de
ser la iglesia de Jesucristo verdaderamente y vivir como sacerdotes del Señor? Porque dice aquí:
“Dios los ha escogido a ustedes para que estén delante de El y le sirvan y sean sus ministros y le
quemen incienso”. La Biblia dice que cada uno de nosotros es un rey y un sacerdote delante de
Dios. Los tiempos de que solamente había un grupito especializado de sacerdotes, ya eso no
existe. Hoy en día cada creyente es un sacerdote delante del reino del Señor y Dios nos ha
escogido a nosotros para que estemos delante de El y le quememos incienso y seamos sus
ministros. ¡Aleluya! Eso es lo que el Señor quiere de cada uno de nosotros. Que seamos sus
ministros. Dios te necesita, Dios nos necesita a cada uno de nosotros.

Hermanos así es que va a venir el avivamiento a nuestras vidas. ¿tu quieres ser bendecido, tu
quieres ser prosperado? Apasiónate para con Dios, ámalo por encima de todas las cosas. Haz
pacto firme con El, arregla tu vida con El. Arreglemos nuestra vida con el Señor.
Vamos a bajar nuestras cabezas. Gracias, Señor. Gracias, Dios te adoramos, te bendecimos, Padre.
A ti la gloria y la honra, Señor Jesús. Padre entendemos el peso de lo que estamos predicando y yo
mismo me asusto Señor de lo terrible, lo serio que es lo que acabo de decir pero es tu palabra,
Padre, no podemos atenuarla, no podemos huir de ella, solo tenemos que someternos a ella, no
nos queda otra opción. Perdónanos por no amarte como tu mereces que te amemos. Nos
arrepentimos Señor en esta mañana. Y queremos vivir una vida que te agrade a ti, Padre, una vida
que honre tu nombre. Perdónanos por la tibieza de corazón y por la indiferencia con que a veces
te servimos, Señor. Mira a esta iglesia, purifícala, saca la inmundicia de ella, saca todo lo que no te
agrade, Señor, quita todo lo que no sea tuyo, Señor. Ayúdanos a vivir en una manera que sea
agradable ante ti, Padre. Te necesitamos, necesitamos el toque de tu espíritu en esta mañana,
Señor. Queremos tener los triunfos de Ezequías pero sabemos que también tenemos que tener la
actitud de él, su corazón, su pasión por ti, su disposición a sacrificarlo todo por ti, Señor. Espíritu
santo visítanos, visita a tu pueblo en toda esta nación. Señor tu pueblo necesita avivamiento.
Padre, envía tu fuego, envía tu lluvia, Señor y haz florecer el desierto, Padre. Gracias, descansamos
en ti, Señor en esta mañana. Reposamos en ti, Jehová. Te necesitamos, Señor. Necesitamos tu
gracia.

EL CORAZÓN DEL ADORADOR

2 Reyes 18:1-5 – En el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo
de Acaz rey de Judá. 2 Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó en Jerusalén
veintinueve años. El nombre de su madre fue Abi hija de Zacarías. 3 Hizo lo recto ante los ojos de
Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre. 4 El quitó los lugares altos, y
quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que
había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó
Nehustán. 5 En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como
él entre todos los reyes de Judá. «Ni después ni antes hubo otro como él entre todos los reyes de
Judá».

En un dramático contraste con su padre Acaz 2 cr 2:1, Ezequías siguió a Dios más de cerca y con
mayor sinceridad que cualquier otro rey de Judá o Israel. Esta frase se refiere a los reyes que
sucedieron después de la división del reino y por lo tanto no incluye a David, considerado como el
rey más devoto a Dios.

¿Qué hizo este rey que lo caracterizó de una forma especial? Veamos.
I. Limpiar nuestro corazón (2 Crónicas 29:3)

En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, y las
reparó. ¿Cuántos no tienen grietas en su corazón que le impiden tener una comunión con el
Señor. Cuantos no tienen raíces de amargura que no dejan que su alabanza fluya? Y por más que
te esfuerzas no sientes el toque de Dios.

Lucas 6:45 – El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del
mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Jesús nos recuerda que nuestro hablar y acciones revelan nuestra creencia, actitudes y
motivaciones verdaderas. Las buenas impresiones que tratamos de dar no duran si nuestros
corazones son engañosos. Lo que está en su corazón se reflejará en su vocabulario y conducta.

II. Santificar nuestro cuerpo

2 Crónicas 29:4 – E hizo venir a los sacerdotes y levitas, y los reunió en la plaza oriental. 5Y les dijo:
¡Oídme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová el Dios de vuestros padres, y
sacad del santuario la inmundicia.

1 Corintios 6:19 – ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20Porque habéis sido comprados por
precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

¿Qué quiere decir Pablo cuando manifiesta que nuestros cuerpos pertenecen a Dios? Muchos
dicen que tienen el derecho de hacer con sus cuerpos lo que quieran. Aunque piensen que eso es
libertad, no son sino esclavos de sus deseos. Cuando decidimos seguir a Cristo, el Espíritu Santo
viene a nuestras vidas y vive en nosotros. Por lo tanto, dejamos de ser dueños de nuestros
cuerpos. «Comprados por precio» se refiere a un esclavo que ha sido comprado en una subasta. Si
usted vive en un edificio ajeno, procura no violar las normas establecidas en dicho lugar. Como su
cuerpo pertenece a Cristo, no debe violar sus normas en su diario vivir.

III. Alejarte del pecado

2 Crónicas 29:16 – Y entrando los sacerdotes dentro de la casa de Jehová para limpiarla, sacaron
toda la inmundicia que hallaron en el templo de Jehová, al atrio de la casa de Jehová; y de allí los
levitas la llevaron fuera al torrente de Cedrón.

2 Corintios 6:14-18 – No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo
tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15¿Y qué concordia
Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 16¿Y qué acuerdo hay entre el templo
de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y
andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. 17Por lo cual, Salid de en medio de
ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré,18Y seré para vosotros
por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.

La separación del mundo involucra más que mantener distancia con los pecadores, significa
permanecer cerca de Dios (véase 7.1, 2). Implica más que evitar diversiones que nos lleven a
pecar, también tiene que ver con la forma de utilizar nuestro tiempo y dinero. En este mundo
caído, no hay forma de separarnos totalmente de los efectos del pecado. Sin embargo, debemos
resistir el pecado que está a nuestro alrededor, no hay que ceder ni rendirse.

2 Corintios 7:1 – Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda
contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. Nuestra
limpieza comprende una acción doble: apartarnos del pecado y volvernos a Dios.

«Perfeccionando la santidad» significaba que los corintios no tenían nada que hacer con el
paganismo. Ellos hicieron un claro corte con el pasado y se entregaron sólo a Dios.

2 Crónicas 29:17 – Comenzaron a santificarse el día primero del mes primero, y a los ocho del
mismo mes vinieron al pórtico de Jehová; y santificaron la casa de Jehová en ocho días, y en el día
dieciséis del mes primero terminaron.
III. Ahora si

2 Crónicas 29:11- Hijos míos, no os engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros para
que estéis delante de él y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso.

Los levitas elegidos por Dios para servir en el templo no habían podido cumplir sus deberes por la
maldad de Acaz (28.24). Pero Ezequías los llamó otra vez al servicio, recordándoles que el Señor
los había escogido para ministrar. Hoy no tenemos que enfrentar un rey malvado, pero las
presiones o las responsabilidades pueden volvernos inactivos e ineficaces. Cuando se le ha dado la
responsabilidad de ministrar, no descuide su deber.

Si su servicio cristiano se ha vuelto inactivo, ya sea por decisión o por las circunstancias, busque las
oportunidades (y escuche a los «Ezequías») que Dios le enviará para ayudarlo a reasumir sus
responsabilidades. Entonces, como los levitas, prepárese para actuar.

1 Pedro 2:9-10 – Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro
tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

A menudo las personas fundamentan su concepto de sí mismas en sus logros; pero nuestra
relación con Cristo es mucho más importante que nuestras tareas, éxitos, riquezas o
conocimientos. Hemos sido escogidos por Dios como su propiedad, y hemos sido llamados a
representarlo delante de otros. Recuerde que sus valores vienen como resultado de ser uno de los
hijos de Dios, no como producto de lo que pueda lograr. Usted es una persona valiosa por lo que
Dios hace y no por lo que usted hace.

Hebreos 13:15 – Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es
decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
Un «sacrificio de alabanza» hoy podría incluir: gratitud a Cristo por su sacrificio en la cruz y el
decírselo a otros. Agradan a Dios sobre todo los actos de bondad y de ayuda mutua, aun cuando
pasen inadvertidos para los demás.

IV. Y comenzó la fiesta

2 Crónicas 29:25-30 – Puso también levitas en la casa de Jehová con címbalos, salterios y arpas,
conforme al mandamiento de David, de Gad vidente del rey, y del profeta Natán, porque aquel
mandamiento procedía de Jehová por medio de sus profetas. 26 Y los levitas estaban con los
instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas. 27 Entonces mandó Ezequías sacrificar el
holocausto en el altar; y cuando comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová,
con las trompetas y los instrumentos de David rey de Israel. 28 Y toda la multitud adoraba, y los
cantores cantaban, y los trompeteros sonaban las trompetas; todo esto duró hasta consumirse el
holocausto. 29 Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey, y todos los que con él estaban, y
adoraron. 30 Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová
con las palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con gran alegría, y se inclinaron y
adoraron.

Hebreos 12:1 – Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de
testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la
carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el
cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la
diestra del trono de Dios.

Cuando enfrentamos dificultades y desaliento, es muy fácil perder la perspectiva global. Pero no
estamos solos; hay ayuda. Muchos han logrado vencer a lo largo de la vida y en forma constante y
en circunstancias mucho más difíciles de las que estamos experimentando. El sufrimiento es el
campo de adiestramiento para alcanzar la madurez cristiana. Desarrolla nuestra paciencia y
convierte en agradable nuestra victoria final.

Conclusión

La vida cristiana implica trabajo arduo. Requiere poner a un lado todo lo que ponga en peligro
nuestra relación con Dios, correr con paciencia y hacer frente al pecado en el poder del Espíritu
Santo. Para vivir con eficiencia esta vida, debemos fijar nuestros ojos en Cristo. Titubearemos si
apartamos la mirada de Él y si nos miramos a nosotros mismos o contemplamos las circunstancias
que nos rodean. Debemos correr para participar en la carrera de Cristo, no en la nuestra, y
siempre debemos fijar nuestra mirada en Él.

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