Oración Publica

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 23

6.

LA ORACIÓN PÚBLICA

Introducción
Hemos llegado a una de las partes más importantes en el tema de la oración y en general de
la vida espiritual de los cristianos: las reuniones públicas de oración. La gran mayoría de
cristianos no advierten que las reuniones de oración tienen un lugar prominente,
fundamental y muy necesario para una vida cristiana saludable. Es más, para muchos
cristianos no hay una relación entre la doctrina cristiana o sana doctrina y las reuniones
públicas de oración, simplemente pudieran reconocer algunas pistas divinas que Dios desea
que la iglesia ore junta, pero nada más allá. Pero no advierten que la mayor parte de las
exhortaciones apostólicas que hablan de la oración apelan al sentido comunitario de la
misma, sin la cual ningún cristiano podrá tener una vida saludable ni la expresión de una
sana doctrina.

Esto lo podemos ver en las prácticas que caracterizaron la primera iglesia. Ellos eran
dueños y guardianes de esa doctrina que tenía a Cristo como centro. Así que usted debe
esperar ver en ellos ciertas características que expresaran su cuidado de la doctrina hasta en
sus prácticas. Si usted hubiese querido describir qué era este nuevo movimiento, que
hacían, en qué consistía su organización, hubiese referido aquellas cosas que eran muy
evidentes, centrales y que les ganó el buen testimonio entre el mundo. Era una iglesia
sencilla pero poderosa, tenían problemas, tuvieron que lidiar con el pecado de sus
miembros, pero era fuerte en aquellas cosas en que una iglesia debe ser fuerte así sea débil
en las demás:

Hch.2:41-42: ‘Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron
aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones’. Las cosas más
básicas que hacen que una iglesia sea llamada iglesia, en lo que una iglesia debe ser fuerte,
aquí está descrito lo que debe ser muy evidente tanto para la iglesia misma como para los
de afuera. Andar en la verdad de Cristo tiene cosas muy sensibles, muy centrales,
prominentes, y usted acaba de leer qué cosas son y deben ser tan obvias y evidentes que
nadie tenga duda. Si alguien que acaba de llegar al planeta fuera a describir la iglesia, si
fuera a generalizar lo que es una iglesia local en pocas palabras, resumiendo sus cosas más
importantes ¿Qué diría de ella? Pero ¿Qué diría de la nuestra? ¿Cómo nos resumiría?

¿Por qué orar juntamente no es tan importante ni una marca tan evidente en la iglesia
actual?
La frialdad espiritual de nuestra época.
Puede haber muchas causas. Generalmente las reuniones de la iglesia se debilitan bajo una
ola de frialdad espiritual que impregna a muchos. Creo que la ola de mundanalidad hace
sentir su presencia real en este aspecto de la vida de la iglesia, más que en otras áreas por
importantes que sean. Usted puede decir que el mundo de hoy es muy absorbente, que el
trabajo, que las ocupaciones, pero quiero enfrentarlo a una realidad: ¿Por qué bajo las
mismas circunstancias de un mundo tan absorbente, de trabajo pesado, de ocupaciones y
privaciones usted puede apreciar gente llenando estadios para ver espectáculos,
frecuentando bares y cines? Pero para nuestra vergüenza, ¿Por qué bajo las mismas
circunstancias las iglesias carismáticas se llenan a reventar no importan cualquier día de la
semana? ¿Es que allí va la gente que no tiene nada que hacer? ¿No ha visto que la gente allí
si tiene tiempo? ¿No será acaso que eso nos está señalando hacia otra realidad más triste?

El espíritu individualista y egoísta de nuestra época.


Pero continuemos. Otra razón también puede ser el marcado egoísmo con el que hoy se
interpreta la Palabra de Dios. Se ha hecho tanto énfasis en una relación íntima y personal
con el Señor que hemos perdido de vista la dimensión comunitaria de nuestro llamado a
Cristo. El común de los cristianos quiere a lo sumo, ir y escuchar la predicación y luego irse
para volver en ocho días. Ellos toman la iglesia como una tienda o como una estación de
servicio. Tú no debes tener una relación íntima y personal ni con el dueño de un
supermercado ni con sus empleados, solo vas a llenar tu necesidad y vuelves cuando
necesites más. ¿Es así que la Palabra nos enseña a tomar la iglesia? Por ellos se ha acuñado
con razón la frase: cristianos de consumo.

No nos parecemos a esa descripción de la primera iglesia en Hch.2:44-47: ‘Todos los que
habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus
propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y
perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían
juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el
pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos’. ¿Qué le
parece la dimensión comunitaria de la fe? Eso indica que un hijo de Dios no entra en el plan
de Dios adecuadamente hasta que se compenetra con una iglesia local específica en su vida
y desarrollo. Pero continuemos.

Una mala comprensión de las Escrituras.


Si fuéramos a buscar otra explicación del por qué los cristianos no le dan la importancia
que tiene el culto de oración, pudiera ser que muchos han aprendido a leer sus Biblias de
manera incorrecta. Han sido enseñados a mirar aquello que les llama la atención y les
conviene, pasando por alto todas las reglas de la gramática y sentido común tan necesarias
en el diario vivir. Hacen con la Biblia lo que jamás quisiera que hicieran con ellos. En otras
palabras, muchos de ustedes ya hubieran perdido la paciencia si hicieran con ustedes lo que
ustedes hacen con la Biblia. Esto no lo digo, por supuesto, para avergonzar a algunos sino
para su instrucción.

La Biblia no es un conjunto de citas sabias puestas al azar. Hace mucho tiempo se


imprimían unos libritos tamaño miniatura llamados “proverbios” que contenía muchos
dichos sabios de gente por todo el mundo. Esa era una colección de frases interesantes,
inteligentes, ciertas. Pero así no es la Biblia. La Biblia tiene un tema principal o
predominante, la Biblia goza de temas que desarrolla con cuidado y nosotros debemos
advertir todos los elementos que conforman su mensaje, así como lo hacemos en nuestro
diario vivir en las conversaciones o escritos. Déjeme instruirlo hoy en dos principios:
Contexto e intención. Tal vez usted ni siquiera sea consciente de estos principios en su
diario vivir, pero los usa y los entiende perfectamente en la mayoría de veces. ¡Cuánto más
usted debe advertirlo en la Biblia!

Contexto
Cuando hablamos de un contexto permítame darle un ejemplo. Usted le habla a una
hermana en la iglesia al final del culto que los pocillos del tinto deben quedar lavados
¿Espera que ella aparezca en su casa después del culto preguntando si ya tomó tinto para
lavar los pocillos? Las palabras toman un sentido particular y preciso en el contexto donde
se encuentren. Usted casi que no lo discierne, pero es consciente de qué se está hablando,
en dónde se está hablando y así atiende a las palabras.

El contexto en la Biblia nos ubica en temas particulares, en un sentido particular, en


instrucciones particulares. Usted debe advertir esto porque la mayoría de cristianos cuando
lee algo en la Biblia antecedido de la palabra ‘vosotros’, piensa que les habla a ellos de
forma individual y no se fijan que quizás, ese ‘vosotros’ haga referencia a ‘ustedes’, a la
iglesia o a un conjunto especifico. Usted debe preguntarse, ¿Son indicaciones personales?
¿Son indicaciones eclesiales? ¿Les habla a algunos o a todos? Usted debe advertir el
contexto, le ruego que se esfuerce y lo haga. Así sacará el verdadero provecho de la Biblia.

¿Quiere un ejercicio? Ha leído 1 Cor.3:16 ¿Verdad? Bien ¿Qué provecho le ha sacado a


este versículo? Algunos han llegado a interpretarlo como un principio para la buena dieta,
evitar los excesos y vicios. ¿No es así? Pues bien, esto es ser arbitrario con la Biblia pues
ese no es su contexto. El apóstol le está hablando al conjunto de la iglesia en el contexto de
la debilidad de la iglesia formando partidos a favor de Pablo, de Apolos. El apóstol les
enseña que la iglesia no es de ningún hombre porque está fundada sobre Cristo y es sobre
Él que los creyentes somos edificados. ¿No saben que el Espíritu de Dios es quien mora
entre ustedes? Las divisiones dañan la iglesia, la destruyen y Dios no permitirá que se
destruya su iglesia. Suena distinto ¿verdad? Contexto hermano, contexto por favor.

Intención.
¿Ha sido usted malinterpretado? Creo que por ello existe la palabra “malentendido” como
una sola palabra, porque es común hacerse una idea equivocada partiendo de las palabras
que otro dijo. El malentendido se encuentra en que usted no captó la intención de las
palabras. Usted puede hallarse en un problema si le dice a alguien: “no entres con los
zapatos sucios”. Esa persona se puede sentir ofendida y tratada descortésmente porque
entendió que no quieres que ella pase y tu intención era que pasara pero que se limpiara los
zapatos. Es cuestión de intención.

La Biblia tiene una intención al hablar. Cada texto, cada párrafo tiene una intención de Dios
y nosotros debemos esforzarnos por entenderlo. Si no vamos en el mismo sentido de la
intención de la Biblia, podemos concluir cosas, aun contrarias a lo que originalmente se
dijo. ¿Otro ejemplo? Allí mismo en 1 Cor.6:19. ¿Ahora sí qué dice? ¿Cómo lo hemos
aplicado? Muchos dirán ¡Ahora sí que cogimos a los fumadores y los que no hacen deporte!
Bien hermanos, deseo que intentemos discernir la intención del apóstol basado en sus
palabras no en lo que nosotros pensemos. El apóstol de forma particular está hablando de la
fornicación (inmoralidad sexual) como algo pecaminoso y deshonroso aún para el cuerpo.
Por ende, podemos extenderlo a que el cuerpo no fue hecho para pecar. El apóstol quiere
decir: ¡No pequen, su cuerpo también fue comprado por Cristo! Y ¿la dieta? Hermano
hágalo por salud, por preservación de la vida, por acogerse al 7° mandamiento, al dominio
propio, etc., pero cuídese de usar la Biblia fuera de su intención.
¿Y nuestro tema?
No me he olvidado que estamos hablando de la oración pública. Hemos perdido por años
riqueza bíblica en nuestra vida espiritual gracias a no saber acercarnos a la Biblia. Hemos
adquirido costumbres cristianas arraigadas donde el culto de oración se trata con liviandad,
como un apéndice, como un asunto opcional de los hermanos que tienen tiempo para eso,
solo por no advertir con cuidado que Dios nos grita en la Biblia: “Quiero que oren juntos” y
“En la oración congregacional está gran parte de su ministerio y la eficacia es este”. Así
como tu conocimiento y vigor espiritual están ligados a qué tipo de iglesia vas y a dónde
escuchas el evangelio, tu obra en el Señor en santidad y piedad está ligada a la oración en la
iglesia. Muchas iglesias suprimieron el culto de oración o lo confinaron a las ancianitas de
la iglesia. Hay reuniones para todo y son nutridas, pero hay una pereza e indiferencia para
las reuniones de oración espantosa.

Pues como lo dije en un comienzo, la mayoría de las exhortaciones a la oración en el Nuevo


Testamento se hallan en el contexto de exhortaciones eclesiales y tiene la intención de
señalarnos la gran necesidad, la urgencia, la obligación que la iglesia ore y que persevere en
esto siempre como parte de su ministerio en esta tierra. Creemos que Dios nos ha llamado a
evangelizar, creemos que Dios nos ordenó guardar la sana doctrina, debemos creer que
Dios nos mandó a orar, hace parte de las sagradas comisiones de Dios a su iglesia mientras
esté peregrinando.

Los Textos más obvios que nos señala la oración congregacional.


Déjeme citar los textos más importantes y obvios acerca de la oración conjunta. En los
textos que vamos a ver hay indicaciones, datos iluminadores, principios, ejemplos y más.
Luego vamos a tratar de parcelar en temas la información recibida, pero por ahora miremos
lo que la Biblia tiene que decirnos.

Is.56:7: ‘yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus
holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada
casa de oración para todos los pueblos’. Ez.36:37-38: ‘Así dice el Señor DIOS: ‘Aún
permitiré a la casa de Israel que me pida hacer esto por ellos: Multiplicar sus hombres
como un rebaño. Como el rebaño para los sacrificios, como el rebaño en Jerusalén en sus
fiestas señaladas, así se llenarán las ciudades desiertas de rebaños de hombres. Entonces
sabrán que yo soy el SEÑOR’ (LBLA). Zac.12:10: ‘Y derramaré sobre la casa de David, y
sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien
traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se
aflige por el primogénito’.

Mt.18:19-20: ‘Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra
acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos’.
Hch.1:14: ‘Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con
María la madre de Jesús, y con sus hermanos’. Hch.2:42: ‘Y perseveraban en la doctrina
de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones’. Hch.4:24: ‘Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y
dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que
en ellos hay’. Hch.12:5: ‘Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia
hacía sin cesar oración a Dios por él’.

Rom.12:12: ‘gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la


oración’. 1 Cor.14:15: ‘¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el
entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento’. 2
Cor.1:11: ‘cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por
muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por
medio de muchos’. 2 Cor.9:14: ‘asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes
aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros’. Ef.6:18-19: ‘orando en
todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda
perseverancia y súplica por todos los santos; y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea
dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio’. Fil.1:19:
‘Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto
resultará en mi liberación’.

1 Tes.5:7: ‘Orad sin cesar’. 1 Tim.2:1: ‘Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas,
oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres’. 1 Tim.2:8: ‘Quiero,
pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda’.
1 Pd.4:7: ‘Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración’.
St.5:13-16: ‘¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre?
Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia,
y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al
enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados.
La oración eficaz del justo puede mucho’. Judas 20: ‘Pero vosotros, amados, edificándoos
sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo’.

CARACTERÍSTICAS DE LA ORACIÓN PÚBLICA

1. Regular.
A través de sentencias directas de la Escritura como de implicaciones obvias, podemos
concluir sin temor a equivocarnos que la iglesia debe reunirse regularmente para la oración.
Así como vimos que hay un principio para la oración privada ‘cerrada la puerta’ y que esta
debe ser continua, existe la realidad de las reuniones eclesiales y que estas también deben
ser regulares.

La profecía de Is.56:7 afirmaba que la casa de Dios sería llamada casa de oración, es decir,
se caracterizaría por ello, sería tan obvio que se le recordaría por esa actividad. En Zc.12:10
se nos habla de un espíritu de oración derramado sobre la iglesia. Si hablamos de un
espíritu egoísta en nuestra sociedad ¿Qué estamos diciendo? Si hablamos de un espíritu de
solidaridad en una tragedia ¿Qué estamos diciendo? Pues un ambiente especifico, una
condición evidente. Cuando el Señor está en medio de un pueblo, el ambiente es uno de
oración continua. Hch.1:14 nos dice que ellos ‘perseveraban unánimes en oración y
ruego’. Hch.2:42 se señala que ‘perseveran en […] las oraciones’. Hch.12:5 nos conforma
que ‘la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él’.
Rom.12:12 es claro: ‘constantes en la oración’. Ef.6:18: ‘orando en todo tiempo […] con
toda perseverancia’. En 1 Tim.2:1 nótese los plurales: ‘Exhorto ante todo a que se hagan
rogativas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por todos los hombres’. ¿Cómo hacer
esto si oramos cada quince días como iglesia? 1 Tes.5:17 nos enseña a orar ‘sin cesar’. En
1 Pd.4:7 se nos llama a velar en oración comunitaria. Estas son suficientes pruebas para
llegar a una conclusión ¿Cuál será? Que la iglesia debe orar continuamente. Si bien, la
Escritura no nos dice cada cuanto debemos reunirnos para la oración eclesial, observamos
el principio reuniéndonos regularmente no de vez en cuando.

Oración regular y en diferentes situaciones.


Hay lo que podríamos llamar situaciones ordinarias y situaciones especiales. Considerando
que hay necesidades generales de la iglesia y viendo las prácticas de los apóstoles, nos
parece prudente y hasta necesario que la iglesia se reúna y ore semanalmente. Pero viendo
la evidencia de Hechos 4 y 12 (tiempos de persecución y gran peligro), también
aprendemos que hay ciertas ocasiones de aflicción que mueven a la iglesia a situaciones
especiales de oración. Además, viendo la evidencia de Hechos 13 y Hechos 14, aprendemos
que hay asuntos en la vida de la iglesia cuándo esta se involucra en hacer cosas de suma
importancia espiritual, como la señalización de nuevos líderes y la elección de hombres
para el servicio misionero. La evidencia que tenemos en el Nuevo Testamento es que en
esas situaciones la iglesia se entregó al ayuno y a la oración. Así que, hay situaciones
ordinarias y situaciones extraordinarias y la iglesia debería ser sensible a esto.

Aplicación
Querido hermano, estamos al frente de la voluntad revelada de Dios y como pudiste ver no
tuvimos que entresacar conclusiones de entre textos difíciles de entender. Es tan obvio, tan
claro, que no hay ningún creyente que pueda decir que no sabía que Dios le exhortaba a ir a
las reuniones de oración y perseverar en ella. Debe hacer parte de esas cosas que son
inamovibles en sentido general. Debemos rogar por un espíritu de oración continua, tanto
personal como eclesial. Debemos hacer los sacrificios que sean necesarios para
presentarnos en sacrificio agradable al Señor. Leamos Hb.13:15 y notemos la palabra
sacrifico y su relación con la oración entre otras cosas.

Casuística
A veces me ayuda una consideración cuando hay principios bíblicos que no sé cómo
aplicarlos. Esta consideración no sirve para todo pero en la mayoría de veces es muy útil.
Al ponerlo de esta manera, logro ver cosas que no he visto y poner en su lugar las cosas que
andan sueltas. Esta consideración es ¿Cómo obraría si el caso fuera el mismo pero envuelto
en otra situación? Vuelvo y le digo que es una consideración cuyas conclusiones debemos
probarlas con la Biblia y no aplicarla indiscriminadamente o sin cuidado. Pero sirve.

Caso 1: Las cosas se me atraviesan para no asistir al culto de oración.


Si una esposa le pide a su marido la razón del por qué no dura ni 15 días en un trabajo y él
le dice que todas las cosas se le atraviesan para ir a trabajar ¿Qué consejo le darías? ¿Debe
esta familia encogerse de hombros y orientar su vida dando por sentado que papá no
trabajará? ¿Sería sabio entonces barajar otras opciones menos el trabajo porque siempre hay
tropiezos para ir al trabajo?
Pensemos en esto. Si yo te digo que mañana te quiero visitar en casa de 1:30 a 2:30 de la
madrugada ¿Qué sientes? Una contradicción mental ¿Verdad? ¿Por qué? Porque no son
horas, ellas están reservadas para el descanso. En tu mente hay cosas que ya están ocupadas
no solo para el descanso sino para otras cosas. Tal vez si fuera algo extraordinario lo harías,
pero no lo tomarías como algo regular. Si anunciamos, a la mayoría de los que trabajan en
empresas que vamos a hacer reunión los martes de 8:30 a 10 de la mañana, la mayoría de
ustedes ¿qué me diría? Que no puede, porque no solo en su mente sino en su horario hay
cosas que ya están copadas y solo en casos extraordinarios se tocan.

Y yo le diría ¿Por qué dispone del tiempo del culto de oración? Porque en su mente y en su
horario ese tiempo no está apartado, sino que está disponible y abierto. Entonces cuando
nada lo ocupa se puede ir a la oración pero cuando algo se atraviesa, se ocupa en ello. Si tu
primo de tierra caliente te visita en tu trabajo en mitad de la jornada ¿Cómo sorteas eso?
Pero ¿Por qué visitas, reuniones y miles de cosas no se sortean de la misma manera?
Porque en nuestra mente ese horario no está reservado para la oración pública con la misma
importancia que otras cosas. Por el motivo que sea, ese espacio está al vaivén de la vida.
Pero no vivimos así en otros aspectos de ella ¿Verdad? Así que yo te diría que en general
las cosas solo se atraviesan de forma definitiva cuando no tienen ese tiempo separado en tu
mente y en tu horario con la dignidad que tiene.

Caso 2: Estoy providencialmente impedido y no puedo perseverar en la oración eclesial.


Cuando hablamos de impedimentos providenciales, hablamos de impedimentos que por el
ejercicio de la soberanía de Dios se nos atraviesan y no nos dejan salida. En este caso usted
debe estar seguro que fue un impedimento providencial y no uno que usted mismo atravesó
o donde con un poco de esfuerzo se solucionaría. Pero somos conscientes que esos
impedimentos sí existen. El joven que está en el servicio militar no podrá siempre asistir a
la reunión de oración. Una enfermedad que impida salir de casa. Difíciles horarios de
trabajo o turnos, estudios universitarios, cosas que Dios sabe, de ser por usted, no las
hubiera atravesado en el culto de oración. Su conciencia está tranquila que de ser por usted
hubiese hecho cualquier tipo de esfuerzo, intento, etc., para no dejar de asistir.

Cuando esto ocurre es necesario andar revisando el corazón y asumir los impedimentos
providenciales con la naturaleza del agua más que con la de la gelatina. Alguno dirá ¿Qué
clase de teología es esa? ¿La teología de la gelatina? Permítame explicar. En una represa el
agua está contenida por gruesas paredes. Si usted corriera un metro una pared ¿Qué hace el
agua? Si la corriera 10 metros ¿Qué haría el líquido? Ahora piense en la gelatina. Usted la
tiene contenida en un molde que luego quita. ¿Qué hace? Se queda allí, no importa cuánto
retire lo que la contenía, ella se queda allí.

Bien, nuestra actitud para las reuniones de oración (y tome este consejo también para el día
del Señor) debe ser la del agua y no la de la gelatina. Dios puede poner un impedimento en
su providencia, pero si Él lo quitara, o un poquito, usted estaría allí. Quitado el
impedimento o modificado el impedimento, usted estaría donde su corazón estaría. No se
deje amoldar por los impedimentos, su corazón debe anhelar estar en las reuniones y eso se
demuestra que está viviendo las providencias agradablemente. Pero, lo que es más común,
que cuando los impedimentos se corren, el corazón se amoldó como gelatina. Ya no hay
ánimo para orar con la iglesia, ya se busca la excusa, se busca copar el espacio en otras
actividades y más.

Caso 3: Es mejor no hacer las cosas que hacerlas mal.


Estamos de acuerdo en eso, pero bajo este caso muchos han dejado de asistir a las
reuniones de oración. Como no alcanzo a llegar a todo el culto de oración, es mejor no ir.
Mis hijos madrugan el otro día y voy a estar en afanes por eso no voy a ir. Estoy chocando
con alguien en casa, es mejor no ir a sentirme como un hipócrita, etc. Desde un punto de
vista usted pudiera decir que es buena esta salida, pero volvamos a poner esto bajo otra
situación a ver si la juzgaríamos así.

Me acosté ayer tarde, solo alcanzaba a dormir cuatro horas, por eso decidí no dormir
porque es mejor no hacer las cosas que hacerlas mal. Me cuesta leer la Biblia y hay partes
que no entiendo, por eso dejé de leerla porque es mejor no hacer las cosas que hacerlas mal.
Por supuesto que es loable hacer las cosas bien hechas pero ¿por qué la otra opción es
hacerlas mal? ¿Por qué no razonar: ya que no puedo hacer esto bien voy a procurarlo? ¿Voy
a esforzarme? Además, prefiera presentar a Dios el sacrificio de procurar obedecer que
presentar la ausencia de obediencia como si fuera una virtud. ¿Hemos ayudado a atajar
algunas excusas en cuanto a nuestra vida de devoción a Dios? Espero que sí.

2. Con Propósitos.
La oración congregacional no tiene que adolecer de dirección. En muchas iglesias y esto lo
decimos con respeto, se piensa que la oración congregacional tiene que ver con la reunión
de gentes. Pero ellos se reúnen a arrodillarse cada uno y orar privadamente bajo un mismo
techo. Otros oran en voz alta, pero cada uno está haciendo su propia oración en un mismo
lugar. Esto no es oración pública, esto es oración individual en un mismo recinto. Si algo
caracteriza la oración congregacional es que tiene propósitos definidos y propósitos
conjuntos.

En Ez.37:37 Dios dice que permitirá que la casa de Israel se aúne en una petición particular.
Mt.18:19 nos habla de un grupo de personas, no importa cuán básico sea, que se ponen ‘de
acuerdo (sinfonía)’ para un asunto. En Hch.1:14 se nos dice que los discípulos al perseverar
en oración eran del mismo ánimo. Lo mismo ocurrió en Hch.4:24 cuando alzaron a una su
voz por un asunto específico. En Hch.12:5 se dice que la iglesia ‘hacía sin cesar oración
por él’. Allí hay propósito y unanimidad, en este caso por la persecución. En 2 Cor.9:14 se
nos dice que los hermanos de Macedonia hacían oración por la vida espiritual de los de
Corinto, una oración con propósito.

De Ef.6:18-19 aprendemos que debemos orar por todos los santos. En otras palabras, debe
ser una oración comprensiva, que abarque todas las necesidades del pueblo de Dios,
especialmente por el éxito del evangelio al ser predicado. Fil.1:19 aprendemos que
debemos orar por todos aquellos que estén en situaciones aflictivas. 1 Tim.2:18 nos señala a
orar por todos los hombres y en el v.8 aprendemos que debemos orar por aquellos que están
en autoridad sobre nosotros, para que podamos vivir una vida quieta y reposada, con el
propósito de que el evangelio se expanda. En St.5 nos muestra la oración por aquellos que
están afligidos por situaciones adversas para ser sanados.
Aprendemos así que la oración pública debe tener propósitos y debemos cargarnos con los
propósitos de la oración que se manifiestan en el culto. Hemos enseñado el contenido de las
oraciones legítimas para que sepamos qué cosas son las que deben llevar la intención
generalizada de la iglesia cuando se reúna para la oración. Aquí hay una diferencia entre la
reunión de adoración el día del Señor y las reuniones de oración. La reunión de oración, no
es en sí una oración de acciones de gracias. Por supuesto que siempre debe haber gratitud,
exaltación, adoración, pero el énfasis en las reuniones de oración es pedir y por ellos los
propósitos cuando nos reunimos. El culto dominical es en sí una reunión de adoración
aunque también haya peticiones, por ellos las ofrendas cuando adoramos.

Aplicación
1. En las reuniones de oración es necesario venir con peticiones meditadas, nunca venir sin
algún propósito definido, no importa cuán repetitivos estos se vuelvan. En verdad, como
dice un autor: “Ponerse de acuerdo implica también una agenda de asuntos en los cuales
todos tienen un interés común y así, la reunión de oración no es una reunión para ejercer
una originalidad impresionante, sino que sobre todo es el tiempo donde son objeto de ruego
los ministerios [regulares] en los cuales todos están envueltos, así como la gente que está en
los corazones de los que oran” (Masters). Tenga en mente las cosas que debemos pedir y
participe, si ve que alguien no pidió por lo que deberíamos estar pidiendo, solicítelo y
enriquezcamos las reuniones de oración.

Tomar las peticiones o proponerlas tiene como fin el aunar nuestras almas para orar. Es
inexcusable que alguien pida oración por “una petición que Dios conoce”. Creo que como
pastor, debo encaminar a las personas a la oración y aquí hemos buscado una forma de
hacerlo de manera que todos estemos unánimes en la oración. Pero cuando pedimos
participación, se busca que todos oigamos, que todos tomemos nota (así sea mental), que
nos apersonemos de la petición de quienes participan. Recuerde que nos estamos aunando,
volviéndonos de un mismo animo allí como una sinfonía.

2. Ahora, permítame hacer una indicación super práctica en dos direcciones. Para el caso de
los que dirigen la oración, debemos estar muy despiertos en esto, pues si oramos por la
petición de otro, si se nos dio a orar por algo, oremos por eso. Piense en que el director de
la orquesta repartió la partitura para interpretar la sinfonía N° 5. Cuando vamos a empezar
usted de las señas para interpretar la obertura N° 18. Hermanos, si se nos pide orar por el
poder del Espíritu para vivir fieles al Señor ¿Qué hacer orando por el hijo inconverso de la
hermana Fulgencia? En tal caso, si no entendió por qué lo pusieron a orar, debe preguntar,
si lo entendió pero su oración fue sencilla y no supo por qué orar, no rellene el tiempo con
otras cosas, mientras aprende a orar más intensamente sobre esa situación. Pero no dañe la
sinfonía en la oración.

Para el caso de los que vamos apoyando la oración vayamos andando sobre lo mismo. Sea
con pensamientos, sea con un “amén”, un “así sea” o con ruegos semejantes al que nos está
dirigiendo. No tome su instrumento y vaya solo por ahí. Para eso es la oración privada.
Note cuanta atención debemos poner en los cultos. A veces algunos hermanos parece que
nos comunican que el cuidado, el interés, la intención de la oración es de quien dirige, los
demás podemos estar desconcentrados. Ojalá usted tuviera un pequeño cuaderno para ir
apuntando las peticiones, cuando le toque a tal hermano usted ya sabe en qué vamos y para
donde. Aunque uno dirija es la reunión de oración pública, por lo que usted debe estar aquí
con todo su ser.

3. De ahí lo importante de proponer peticiones bíblicas. Es una gran responsabilidad


proponer públicamente que nos unamos en oración para las cosas solemnes, sólidas,
bíblicas. No es levantar la mano por levantarla, no es proponer por proponer. Usted debe
meditar en semana qué cosas merecen ser puestas en la lista de oración. Las cosas merecen
o no estar si son o no bíblicas.

3. Más general y fieles al llamado de la Iglesia


Como habíamos advertido, si existe una diferencia entre la oración privada y pública es que
las oraciones privadas pueden y deben ser muy particulares, pero las públicas más
generales, las que nos competen a todos y las que van de acuerdo a lo que Cristo le
encomendó a la iglesia. Déjeme explicárselo paso a paso.

3.1. Más general.


Hemos de evitar que estemos orando en la oración pública como si estuviéramos en nuestro
devocional personal. No es que se nos prohíba, pero en el culto de operación se nos iría el
tiempo si oramos por los miembros de las familias uno a uno. En lugar de lo cual podemos
orar por las familias, por su santidad, por su buena conformación, etc. Podemos orar en
casos particulares por supuesto, pero es mejor recordar las iglesias hermanas, sus
ubicaciones, sus pastores, en lugar de orar por cada uno y cada miembro, se iría el tiempo.
Por supuesto que habrá asuntos para ser específicos y debemos ser sensibles, pero vamos
sobre los puntos más generales con sabiduría.

Además, recordemos el principio de la prudencia, no solo a la hora de orar por las personas
lo que sería delicado si empezamos a ventilar en la oración cada una de las cosas que
sabemos de ellos, sino que las reuniones regulares, deberían ser equilibradas para que los
maduros aprovechen y los débiles no se fatiguen demasiado. Podemos ser sensibles a eso si
tomamos las cosas de forma general.

3.2. Que nos competa a todos como hijos de Dios.


En la oración privada estamos delante de Dios como hijos de Dios, en nuestra relación
Padre-hijo, expuestos ante Él con nuestros pecados particulares y nuestras cargas
individuales. De eso se trata la oración privada. Allí podemos ser tan específicos como
queramos y tan extensos como podamos.

En las reuniones regulares y públicas de oración, estamos reunidos más que como cristianos
individuales delante de Dios, estamos reunidos como miembros del cuerpo de Cristo, como
parte de una familia, de un cuerpo. Las palabras singulares son sustituidas por las plurales.
El “yo” es reemplazado por el “nosotros”, el “mío” por el “nuestro”, etc. Los motivos
individuales que solo nos pueden llegar a interesar a nosotros o nuestras familias son
reemplazados por los intereses que nos identifican a todos como hijos de Dios y como
iglesia. Aquí tenemos la responsabilidad de encarnar lo que se supone, todos tenemos en
común como hijos de Dios y miembros de un grupo de creyentes. Hay cosas particulares,
providencias personales que bien pueden ser traídas en oración privada, pero aquí nos une
el llamado general.
Usted debe preguntarse si tal o cual petición se encuentra en el rango de los intereses
personales o eclesiales. Eso es orar con sabiduría. No me malentienda, no es que sus cargas
personales o individuales no nos interesen. No es que sus providencias familiares no
puedan llegar a ser parte del culto de oración, pero lo que usted debería preguntarse es de
qué manera mi providencia particular tiene que ver con los intereses de la iglesia, cómo
estos llegan a afectar o pueden llegar a hacerlo. Le pongo un ejemplo. Usted puede pedir
oración por el trabajo de un hermano. Está bien, pero ¿De qué manera evangélica eso nos
compete a todos? Si usted pide oración por los niños desamparados debe preguntarse ¿De
qué forma esa petición encarna lo que todos tenemos en común?

Un pastor escribió lo siguiente: “El escritor recuerda haberse reunido una vez en una iglesia
para una temporada de oración, donde todo el tiempo se dedicaba a las preocupaciones
domésticas de los miembros. Era evidente que Tommy se había caído cuando iba al colegio
y se había lastimado la rodilla. Varios recordaron a Tommy en sus oraciones. Sin embargo,
las almas profundamente heridas de los miles de niños del vecindario densamente poblado
no atrajo ni una sola palabra de intercesión. Espero que este extremo sea raro, pero
debemos tener cuidado de no degradar el propósito de las reuniones de oración […] algunas
veces la misma reunión donde se ora por la rodilla de Tommy, también ruega
elocuentemente para que la poderosa fuerza del Espíritu traiga un avivamiento en todo el
país y se convierta” (Masters).

Entonces, ¿cuáles son aquellas cosas que nos competen a todos nosotros como iglesia?
Nótese la pregunta, no que nos competan a todos nosotros como hombres o mujeres o
ciudadanos o colombianos, sino lo que nos compete a todos nosotros como iglesia, como el
cuerpo local de creyentes que formamos esta iglesia y como parte de la Iglesia universal.
Esto me lleva al tercer punto:

3.3. Fieles al llamado de la iglesia


Algunos aquí son antiguos en la fe, otros nuevos, aquí hay personas casadas y otras
solteras, todos tenemos una vocación particular, hay vendedores, en la rama de la salud,
constructores, profesores, amas de casa, hay quienes tienen algunas posibilidades
económicas y hay quienes las ven difíciles. Tenemos gente estudiada, los que están
estudiando y los iletrados. Imagine cuán grande es el espectro de cosas que nuestras
peticiones particulares pueden sumar dependiendo quien es usted con su conformación
familiar, su vocación, sus providencias. Pero ¿Por qué estamos reunidos aquí? ¿No es por el
Evangelio de Cristo?

Entonces permítame preguntar ¿Qué intereses tenemos en común nosotros? No hablamos


de lo que Dios demandará de su mano de acuerdo a su llamado particular, sino como iglesia
¿Qué tenemos en común? ¿Qué nos encargó el Señor? ¿Para qué Dios tomó el trabajo de
conformar una iglesia universal? ¿Por qué conformaría el Señor iglesias locales? Recordar
el llamado de la iglesia nos ayudará a ser más sabios en las reuniones de oración y
experimentaremos lo que es remar todos hacia un mismo lado, unánimes, de un mismo
sentir.
Permítame resumirle de forma muy generalizada el llamado de la Iglesia en tres propósitos.
Los estudiantes de Teología me ayudarán si algo se queda por fuera de estos tres
propósitos: Adoración, Edificación de los creyentes, Proclamación de las Buenas Nuevas.
La iglesia fue instituida para esto, las iglesias locales se instituyen para esto. Bajo estos tres
encabezados podemos dejar caer todo en su lugar. Si no está contemplado bajo alguno de
estos tres encabezados, probablemente el asunto sea personal o particular.

Adoración Edificación Proclamación


Rom.15:6; 1 Pd.2:5 Efesios 4:11-16 1 Pd.2:9-10; 2 Cor.5:19
Culto. Ministerios de la iglesia. La evangelización verbal.
El día del Señor. La enseñanza de la Palabra El testimonio de vida.
Las reuniones de oración. de Dios. Oportunidades.
Diaconado. Efectividad en nuestro radio
¿Cuántas cosas podemos El trato entre hermanos en de alcance.
pedir bajo este encabezado? amor. Conversiones.
Crecimiento, madurez.
¿Cuántas cosas podemos
¿Cuántas cosas podemos pedir bajo este encabezado?
pedir bajo este encabezado?

“Después de todo, Dios no solo trata con nosotros de forma individual. A Él le encanta
moldear comunidades enteras […] Desea dar forma y embellecer al conjunto de todos los
miembros y convertirlo en un cuerpo responsable y comprometido de personas. No hay
nada comparable a la reunión de oración para promover esto y hacerlo progresar […] En el
culto de oración […] nos hacemos responsables de la obra tanto localmente como en el
extranjero […] se esfuma la preocupación por nosotros mismos como creyentes
individuales y nos convertimos en un grupo de personas que anhelan la bendición de los
demás y la prosperidad de la causa (del Señor) […] En la reunión de oración somos
perfeccionados y afilados como un cuerpo unido de personas”.

Las reuniones de oración, bien coordinadas y maduradas, como es el estándar al cual


debemos desear llegar, tienen un bien equilibrio en estas tres columnas. Adoración o
nuestro llamado vertical. Edificación o nuestro llamado de puertas a dentro y Proclamación
que es nuestro llamado o vocación de muros para afuera.

Queremos que esto sea muy práctico. La próxima vez que esté preparando las peticiones de
oración para venir a la iglesia, pregúntese qué tiene que ver ella con el llamado de Dios
para la iglesia. Tal vez encuentre usted peticiones más importantes que las que había
pensado en un momento. Un ejemplo final: Usted está cargado porque tal hermano está
enfermo y quiere traer esa petición de oración. Ahora hágase la pregunta y dígame ¿Cómo
esa oración puede ser mejor encaminada de manera que exprese el llamado de la iglesia?
“Oremos que el Señor recupera a nuestro hermano para que pueda adorar con nosotros o
que tenga una fortaleza que lo aferre más al Señor y sea de testimonio para otros”. Ahora, si
usted fuera el enfermo ¿Con qué petición hacia usted quedaría más satisfecho? Mi segundo
ejemplo: Me carga que el hermano no tenga trabajo. Y de nuevo la pregunta ¿Cómo esa
oración puede ser mejor encaminada de manera que exprese el llamado de la iglesia?
4. Dirigida

4.1. La reunión de oración regular debería ser dirigida


Creo que entendemos que si en una reunión de oración todos oráramos al mismo tiempo en
voz alta, simplemente estaríamos haciendo un ejercicio individual bajo un mismo recinto.
Hemos visto que la oración congregacional no debe sufrir de propósitos, de objetivos.
Necesariamente debe haber orden en las reuniones de oración donde todos oramos de
manera que expresemos el espíritu de una reunión congregacional de oración.

Pueda ser que el texto más específico del tema sea 1 Cor.14:16-17: ‘Porque si bendices
sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción
de gracias? pues no sabe lo que has dicho. Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero
el otro no es edificado’. Una de las leyes que rigen las reuniones congregacionales es que
estas deben ser hechas para edificación de todos, para el provecho de todos. De manera que
es provechoso y edificante que la iglesia ore, que ore armoniosamente y por ello, será
necesario que uno dirija y los demás le sigamos.

Pero debemos advertir lo siguiente. Estamos hablando que uno debe dirigir y otros seguirlo.
Nunca debemos pensar de las reuniones, sea de adoración o de oración, que hay individuos
como espectadores. En el catolicismo romano, usted puede llevarse la impresión que uno es
el que hace las cosas o un grupo, los demás somos espectadores. En las reuniones públicas,
todos somos oferentes, todos adoramos. Así que no es que el hermano que dirija sea el
único responsable de orar, de orar bien, de orar bíblicamente, de orar ordenadamente, de
orar conscientemente. Todos debemos hacerlo, la precisión es que alguien está dirigiendo.
Que las oraciones sean dirigidas no significa que solo uno ore y los demás estemos
pendientes. Lo que se requiere es que uno dirija y los otros apoyemos esa oración.

4.2. La Dirección del Culto de oración debería ser dirigida por varones
En esto debemos ser muy claros, en las reuniones de oración hombres y mujeres deben
orar. Es la reunión de oración de la iglesia. Si usted es de la iglesia, hombre o mujer, debe
orar en los cultos. De eso no tenga duda. Nadie parado en la Biblia puede decirle que en el
culto de oración solo oran los varones. Las mujeres también deben orar al igual que los
hombres porque la iglesia está compuesta tanto por hombres como por mujeres.

Lo que afirmamos parados en las Escrituras es que la dirección del culto, como la dirección
o los asuntos de liderazgo en la iglesia, lo deben llevar los varones, hombres creyentes, de
buen testimonio, espirituales, que puedan guiar como líderes las cosas del pueblo de Dios.
Que todos debemos orar es cierto, que solo los varones son los llamados a dirigir la oración
congregacional, es parte de la misma verdad. No es cierto que en nuestras iglesias no se
deje orar a las mujeres, no es cierto que se les prohíba orar en las reuniones de oración. Lo
cierto es que no se les permite dirigir, tomar puesto de liderazgo o dominio sobre la iglesia
reunida, eso es distinto. Que no seas el director no significa que no hagas parte de la
sinfonía. Tú llevas tu instrumento, tú haces parte de esta sinfonía, pero hay directores y no
puedes arrojar por la ventana tu instrumento solo porque no eres el director.

Adoración publica, no privada


Ahora, lo importante es que vayamos a lo que las Escrituras dicen de forma clara en cuanto
a las reuniones de la iglesia, las reuniones formales cuando la iglesia es convocada, sea para
la adoración o para la oración. Ambas reuniones caen bajo el marco de las instrucciones
específicas de adoración pública y no hacen parte de la adoración privada, donde
tendríamos algo de más libertad. Le recuerdo que los principios de adoración publica están
prescritos por Dios de una manera tan puntual que no hay espacio para la creatividad. Cosas
que pueden ser legítimas y viables en privado, pueden llegar a ser equivocadas en
adoración pública.

1 Cor.11:20-22 nos deja ver esa diferencia: ‘Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es
comer la cena del Señor. Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena; y
uno tiene hambre, y otro se embriaga. Pues qué, ¿no tenéis casas en que comáis y bebáis?
¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ¿Qué os
diré? ¿Os alabaré? En esto no os alabo’. Es un solo ejemplo, pero sé que pudiéramos
encontrar otros. El punto es que comer y beber a su discreción, es válido en su casa. No
cuando la iglesia se reunía para tomar la Cena del Señor. Lo que era válido en privado no lo
era en adoración pública.

¿Por qué? La razón está claramente planteada por el apóstol Pablo en 1 Tim.3:14-15: ‘Esto
te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo
debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte
de la verdad’. Timoteo había estado recibiendo instrucciones y aquí se le aclara la razón:
“te debes aprender a conducir en la iglesia porque esta no es tu casa, es casa de Dios quien
tiene la responsabilidad de guardar y expresar la verdad. Es decir, primero Timoteo
recuerda que esta no es tu casa, y uno no hace lo que quiere en casa ajena. Segundo, si la
iglesia no guarda y practica la verdad ¿Entonces quién?”.

Desde el Cáp.2, más específicamente, Pablo está dando instrucciones que deben regir en la
iglesia. Así nos comportamos en la casa de Dios bien y expresamos que somos el pueblo
que es responsable por la verdad en este mundo, por mantenerla, por ejemplificarla y por
enseñarla.

El orden de Dios en la Iglesia


En 1 Tim.2, es claro que la exhortación es generalizada en los primeros versículos. Hay una
instrucción a la iglesia de orar por toda clase de hombres sin olvidar a los que están en
posición de poder. Se nos da la razón, Dios quiere salvar gante de toda clase, para eso envió
al mediador y para eso él fue constituido predicador. Ahora, hemos llegado al v.8 y es
donde nos toca abrir muy bien los ojos por dos motivos, porque nuestra traducción en
español puede prestarse para confusión y segundo porque no hemos abandonado el
contexto eclesial. La siguiente explicación no tiene que ver con oración privada, sino
pública.

En el v.1, se exhorta a orar por todos los hombres en sentido general, donde están incluidas
las mujeres, ya que la palabra que usa el apóstol es ‘antropos’. El v.4 afirma el tema porque
Dios quiere que todos los hombres (antropos) sean salvos y vengan a conocer la verdad de
Jesucristo hombre (antropos). ¿Nota cómo la Biblia usa la palabra antropos en este
contexto? Como hombre y mujer incluidos, como una palabra genérica. Pero en el v.8 el
apóstol Pablo enseña que es necesario que los hombres oren. Y aquí la palabra es ‘anir’ o
‘andras’, que señala varón, no niño, varón, sexo masculino. La misma palabra usada en el
v.12.

El apóstol está describiendo la manera en que los varones y las mujeres deben conducirse
en el contexto de la iglesia. Que los varones estén dispuestos a ejercer su liderazgo piadoso
de buen testimonio, que la mujer venga en espíritu sumiso sin llamar la atención sobre sí
misma por su conducta extrovertida o su apariencia falta de modestia. El apóstol Pablo
indica que el orden de la creación no ha sido alterado por la caída, que el orden de la
creación debe seguir siendo observado, que entre los creyentes el orden de Dios para su
mundo debe ser observado con más atención y en la iglesia, que es columna y baluarte de la
verdad, ¡Cuánto más el orden de Dios debe ser expresado!

¿Qué dice el orden de Dios?


Que el varón es líder y la mujer seguidora. Que el varón está puesto por Dios en el contexto
del liderazgo en el mundo de Dios y la mujer fue creada como la ayuda del hombre. Que el
rol del hombre tiene que ver con liderazgo, el de la mujer con sumisión. Que el varón honra
su llamado al expresar un liderazgo piadoso y la mujer al expresar una sumisión piadosa.
Miremos 1 Cor.11:3, 8 y 9. Aquí está explicado el orden del hombre y la mujer en el
mundo de Dios.

Miremos las palabras del apóstol en otro pasaje y estudiémoslas un poco. ‘La mujer
aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer
dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero,
después Eva; y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en
transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y
santificación, con modestia’ (1 Tim.2:11-15). Algunas personas al leer esto queda
pasmados. Ellos afirman “esta indicación tiene que ver con la cultura antigua, con
costumbres del mundo antiguo”. Solo una breve mirada al argumento del apóstol destruye
por completo este razonamiento. ¿Por qué dice que la mujer debe guardar sujeción? ¿Por la
cultura? ¿Por la costumbre?

Que la mujer aprenda en silencio y no ejerza dominio sobre el varón


El apóstol hace una exhortación que va a regir la vida eclesial de la mujer: que ella no debe
ejercer autoridad cuando la iglesia está reunida para la adoración (vv.11-12). Ya que
enseñar o conducir o dirigir a la iglesia es una demostración de autoridad, el apóstol de
forma pastoral les señala el camino que va en la misma dirección de su naturaleza como
mujeres. “Aunque estas palabras […] puedan parecer poco amistosas, en realidad son lo
opuesto. En realidad, expresan el sentimiento de tierna simpatía y de comprensión básica.
Quieren decir: que la mujer no entre en la esfera de actividad para la cual a fuerza de su
creación misma no es apta. Que el ave no trate de vivir bajo el agua. Que el pez no trate de
vivir sobre la tierra seca. Que la mujer no desee ejercer autoridad sobre el hombre
enseñándole en los cultos públicos. Por amor de ella y por el bienestar espiritual de la
iglesia se prohíbe esa pecaminosa intromisión en la autoridad divina”.

En el servicio de la Palabra en el día del Señor, la mujer debe aprender, no enseñar. Debe
guardar silencio, permanecer quieta. No debe hacer oír su voz. Además, este aprendizaje en
silencio no debe ser con una actitud de rebeldía en el corazón sino con completa sumisión.
Yendo más adentro, el texto no dice: “que la mujer no hable, es decir, que no ejerza domino
o autoridad sobre el varón”. Más bien dice: “que no enseñe ni (tampoco, ni siquiera) que
ejerza autoridad”. Así que, enseñar o predicar en el culto público de un modo oficial, es
contra su llamado, pues estaría ejerciendo autoridad sobre el hombre lo que es algo
impropio de la mujer. Ella no debe asumir el papel de un maestro. Pero bajo el mismo
principio vemos que el rol de dirección, liderazgo, conducción, etc., en la iglesia, no puede
ser tomado por las damas. Tú puedes mirar tu biblia en español o cualquier otro idioma y la
verdad es la misma, la mujer no puede ejercer dominio sobre el hombre ni enseñar o
predicar en los cultos públicos.

Hay otro texto que considerar, 1 Cor.14:33-35. Aquí de nuevo la misma instrucción. La
mujer tiene una conducta delimitada por las Escrituras en los cultos públicos. Su proceder
debe ser uno que refleje la posición que Dios le dio en su mundo, la posición que le señaló
para el matrimonio y para la iglesia, el cual es el mismo, sujeción no liderazgo.

Que la razón es el orden de la creación y la caída y no algo cultural


“Las instrucciones respecto del papel de la mujer en relación con el culto público se basan
no en una condición temporal o circunstancias contemporáneas, sino sobre dos hechos que
tienen significación para todo tiempo, a saber, el hecho de la creación y el de la entrada del
pecado (vv.13-14). Es decir, el orden de autoridad en la iglesia es extraído del orden de la
creación y de la entrada del pecado: ‘Porque Adán fue formado primero, después Eva; y
Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión’.

Cuando Dios creó al varón primero que la mujer estaba estableciendo el orden de roles en
su mundo, el hombre es quien lleva el liderazgo, la mujer es la liderada. En su soberana
sabiduría Dios hizo a la pareja humana de tal modo que es natural que él dirija y ella lo
siga, que él sea instructor y ella receptiva, que él invente y ella use las herramientas que él
inventa. La tendencia a seguir fue incorporada al alma misma de Eva cuando salió de las
manos de su Creador. Por eso, no sería correcto invertir este orden en relación con el culto
público. ¿Por qué animar a una mujer para que haga cosas que son contrarias a su
naturaleza? Cuando la mujer reconoce esta distinción básica y actúa en conformidad con
ella, es que puede ser una bendición para el hombre, puede ejercer una influencia en gracia,
pero muy poderosa y beneficiosa sobre él, y puede promover su propia felicidad, para
gloria de Dios tanto en su vida como en el contexto de la familia y de la iglesia que es el
caso que estamos viendo.

Unido a este hecho de la creación está el de la entrada del pecado. La caída de Eva ocurrió
cuando ella ignoró su posición divinamente ordenada. En vez de seguir decidió dirigir. En
vez de permanecer sometida a Dios, quería ser “como Dios”. Eva fue engañada, pero Adán
no fue engañado en la manera que Eva lo fue. Ella atendió directamente a Satanás, él no.
Ella pecó antes que él. Ella fue adelante, él fue seguidor. Ella dirigió cuando debió haber
seguido; esto es, ella fue adelante en el camino del pecado, cuando debió haber seguido en
el camino de la justicia. Y así ella cayó en transgresión, en el fatal paso hacia afuera del
sendero de la obediencia.
“Y ahora lo que antes fue una pura bendición, esto es, que Eva, en virtud de su creación,
seguía constantemente a Adán, ya no es una bendición pura; porque ahora ella, que por su
ejemplo pecaminoso, prefirió regir a aquel que hasta ese momento era aún su esposo sin
pecado, debe obedecer a la criatura que por su propio designio convirtió en su esposo
pecador. Entonces, que ninguna de sus hijas siga invirtiendo el orden divinamente
establecido. Que ninguna asuma el papel que no estaba destinado a ellas. Que la hija de Eva
no enseñe, gobierne ni dirija cuando la congregación se reúne para el culto público. Que
aprenda, no enseñe; que siga, no dirija”.

Que el orden es reestablecido en la iglesia de manera armónica


El apóstol, lejos de sumir a las mujeres en desesperanza, las consuela recordándoles su
papel en los propósitos de Dios. Una mujer puede pensar que, no solo a causa de la
creación, sino a causa de cómo una mujer sirvió para la entrada del pecado del mundo,
queda relegada del puesto de autoridad, entonces ¿Qué papel tiene en los propósitos de
Dios? Aunque el hombre también pecó, Dios no quita su rol de autoridad, el hombre es
vindicado en medio del pueblo de Dios enseñando a otros y promoviendo entre los hombres
la Palabra de Dios cuando la Iglesia está reunida y sirviendo como líder de ella. Pero ¿La
mujer? ¿Cómo es ella vindicada en Cristo en los propósitos de Dios en la iglesia?

Déjeme explicárselo así: En el caso de los varones, si Dios no quita el rol de autoridad
después del pecado y lo santifica después de la regeneración, tampoco Dios quita a la mujer
su rol de seguidora sino que lo santifica en la regeneración. La palabra con la que empieza
el v.15 es ‘pero’. Es decir, aquí el apóstol va a ofrecer un contraste. Esto es así, pero o en
cambio hay otra cosas qué considerar. La mujer también puede cooperar adelantando los
propósitos de Dios al ser parte de la iglesia del Señor. Pablo señala que la mujer puede
hacer algo con lo que contrarreste, por decirlo así, el no quedarse en desventaja con
respecto al varón en las reuniones eclesiásticas. O mejor, Dios le ha dado a la mujer la
manera de vindicarse en medio del pueblo de Dios. ¿Cómo?

Y aquí queridos hermanos y hermanas amadas, no yo sino el apóstol inspirado por Dios
Espíritu afirma esto: ‘9Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y
modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, 10sino con
buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad. 11La mujer aprenda en
silencio, con toda sujeción […] 15Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe,
amor y santificación, con modestia’. En medio de la iglesia la mujer también debe buscar
su papel y sus fortalezas y el apóstol señala hacia una vida modesta (contrario al esmero
desmedido por su apariencia externa), llena de obras que expresen un carácter piadoso, y
siendo madres evangélicas y virtuosas.

La mujer tiene una conducta diseñada por Dios en medio de Su casa. Ellas no deben ser
tropiezo a los demás por su falta de modestia en su apariencia, ni en los hombres
pareciéndoles sensuales, ni en mujeres pareciéndoles como rivales. Que en cambio deben
andar procurando buenas obras en medio de los santos. Que ella debe ser una discípula fiel,
ella también debe aprender con sujeción. Y que ella debe engendrar hijos en toda piedad,
criándolos evangélicamente. Lejos de ser ciudadanos de segunda clase, las mujeres tienen
la responsabilidad de hacer buenas obras en la iglesia, debe aprender como discípula que es
y tiene como labor primordial de educar a sus hijos en la piedad, lo que es influir a la raza
hacia la santidad a través de su persuasión sobre sus hijos. La mujer alcanza el estado de
verdadera libertad y bendición no por la vía del ejercicio del dominio sobre los hombres,
sino por la vía de la sumisión.

4.3. El principio Explicado


Este texto de manera clara exhorta a los varones a orar en el contexto eclesial. El texto
donde la mujer es exhortada a dirigir la oración como un principio, no existe. Hay un texto
que parecería apoyar la oración de la mujer en las reuniones públicas, pero lo veremos para
saber que no puede ser usado. Pero así nunca hubiese estado prohibido, el hecho de no estar
ordenado lo hubiese dejado por fuera. Haciendo esta aclaración, vayamos al principio
explicado. 1 Tim.2:8 nos señala dos frases y las vamos a repasar.

1. Quiero, pues, que los varones oren en todo lugar.


Esto es lo que llamamos un mandamiento positivo. Hay mandamientos que nos dicen “no”
y hay otros que nos señalan un principio. Pues este mandamiento nos habla positivamente
de la voluntad de Dios. Y aquí miraré por un momento a todos los hombres, los adultos, los
que se confiesan cristianos, los que son hombres bautizados y afirman ser discípulos del
Señor. Dios espera que ores en todo lugar, que cuando la iglesia esté reunida, estés
dispuesto a la oración, a tomar tu papel. Piensa en la mujer que dice: “Hoy no quiero
sumisión, hoy voy a levantar mi voz para predicar y dirigir la oración, porque siento
hacerlo”. ¿Qué le diríamos? “Hermana, no es lo que quieras, no es lo que sientas, es lo que
está ordenado”. Ahora varón, bajo el mismo principio ¿No deberías venir a todas las
reuniones de oración dispuesto a servir como líder si se te pide hacer un oficio? ¿Puedes
alegar que hoy no querías orar, que no sentías hacerlo? Dios dice: ‘quiero que todos los
varones oren’.

Tú debes estar preparado siempre para servir en el liderazgo de las cosas que la iglesia
necesita. Debes encarnar la consigna de los boy scouts: “Siempre listos”. ¿Cómo te
prepararías para un culto? No solo piensa en tu atuendo, muy importante, pero en tu
disposición del alma, tu celo y fervor cada vez que vienes. Aquí no es bueno que llegues y
te desplomes en la silla sino que seas ejemplo de estar pendiente. ‘Quiero que los varones
oren’, implica que ellos son hombres dados a este ejercicio y ejemplares.

De una manera muy práctica aconsejaría lo siguiente, basado en el ejemplo que quienes
dirigen el culto de oración han dado. Tú deberías, como parte de estar dispuesto a obedecer
este principio, tener un cuaderno, así sea pequeño, en el que apuntas, según tu capacidad,
las peticiones que tus hermanos hacen. Vendrá el día cuando quien dirija el culto, no
asignará que varón ora por cada cosa porque todos los varones saben por qué orar. Ellos
han tomado nota y cada vez que alguien ora por una petición la tachan y así están
pendientes de saber por qué orar. Así también ellos sabrán qué tanto tiempo pueden dedicar
a cada oración y enriquecer las reuniones públicas. Ese cuaderno lo puedes repasar luego y
animar tu corazón resaltando aquello que Dios nos ha respondido.

2. Levantando manos santas, sin ira ni contienda.


Ahora, aquí hay un requisito además de ser varón, y es un requisito espiritual. No sirves en
el liderazgo solo por ser varón sino que la voluntad de Dios pone una consideración sobre
tu alma, sobre tu llamado como cristiano, es tu vida en santidad y tu amor por los demás,
representada aquí por manos puras y manos sin ira ni pleitos.

La vida en santidad y el testimonio que un hombre tenga, lo habilitan para el liderazgo en la


iglesia. Un hombre de una vida sin santidad, no solo no será puesto a dirigir sino que él
mismo debería bajar la cabeza para no ser tenido en cuenta. Si tu rutina diaria va y viene si
n oración, si no te esfuerzas en tu vida devocional, si solo pareces discípulo de Cristo aquí
en la iglesia, si tu amor por el Señor se ha enfriado, si hay pecados consentidos, si hay
liviandad para las cosas de Dios, entonces tu oración pública será una hipocresía y no
deberías añadir pecado a tu pecado. Si no puedes ni con tus sencillas disciplinas espirituales
¿Por qué conducirías al pueblo de Dios a los campos que tú no pisas? Tu oración será fría,
insípida, helada y somnolienta.

No hablo, por supuesto de perfección, sino de esa dinámica evangélica de andar procurando
en la gracia, una vida más consagrada al Señor. Si eres descuidado con Dios ¿Por qué
liderarías a un pueblo que no es descuidado en esto? Si eres irresponsable con tu propia
piedad ¿Por qué quisieras liderar en oraciones piadosas a otros?

Pero el apóstol inspirado habla de manos sin ira ni contienda. Eso nos lleva a meditar en las
relaciones interpersonales. De hecho nadie tiene el permiso divino para dañar las relaciones
entre hermanos, antes debemos todos ser diligentes, como dice Ef.4:3, en guardar la unidad
en el vínculo de la paz. Pero si vas a dirigir a otros en los caminos de la oración ante Dios,
no deberías mantener un espíritu contencioso ni problemático. Mucho menos tener la
costumbre de ser iracundo en casa o maltratador y venir aquí a dirigir a los santos.

Como ves, dirigir los asuntos de la iglesia requiere integridad. Integridad no es perfección,
pero es andar en la dinámica de la santificación. El sol no se debe poner sobre un pecado,
sobre un enojo. Hay que mantener cuantas cortas con Dios y con los hombres. El varón de
la iglesia debe ser de buen testimonio, no debe confundir a las personas que dirige.

Un varón que reconoce que no es de buen testimonio, podrá decir: “Pues bueno, entonces
no dirigiré”. En esto compruebas tu pecado. Pero si aún razonaras así, Dios no cambiará
este versículo por ti ni lo quitará de tu conciencia. Y aquí permítame una aclaración. Por
eso nos tomamos un tiempo en ver, lo que podamos, del testimonio de una persona antes de
pedirle que ore. Queremos al menos estar tranquilos con que seas un varón de buen
testimonio en casa y en donde te conocen. Lo demás queda a tu conciencia, estas delante
del que dijo: ‘Quiero que los varones oren en todo lugar levantando manos santas sin ira
ni contienda’. Él es quien te califica, estas parado delante suyo.

Un Paréntesis - Explicando 1 Cor.11:5-13


5
Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo
mismo es que si se hubiese rapado. 6Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el
cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra. 7Porque
el varón no debe cubrirse la cabeza, pues él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es
gloria del varón. 8Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, 9y
tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón. 10Por
lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles.
11
Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; 12porque así como la
mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios.
13
Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza?

Hay varios comentarios que debemos hacer al respecto de este texto:

1. Estamos ante un contexto eclesial, por supuesto. El apóstol Pablo está tratando algunos
problemas que se presentaban en la iglesia. Estaba el caso de unas divisiones que afrontaba
la iglesia. Estaba el problema de la centralidad el evangelio. Se estaba enfrentando el
problema de la autoridad apostólica. Se había presentado un caso de inmoralidad en la
iglesia que debía ser tratado. También se estaba tratando el problema del tratamiento de los
conflictos entre hermanos. De los matrimonios, de lo sacrificado a los ídolos, y del papel de
la mujer en la iglesia. Luego se trata de problemas en cuanto a la cena del Señor, de los
dones espirituales y de la resurrección de los muertos. De manera que es una carta que tiene
el propósito de dar luz para la solución de muchos problemas que viene enfrentando la
iglesia. De manera que nuestro texto de estudio viene a formar parte de adoración pública
no privada.

2. Se trata de las reuniones públicas donde había profecía y oraciones. Sin duda que el
asunto que se iba a tratar, era un trastorno de los roles que se presentaba en las reuniones
eclesiales. Al parecer, las mujeres tenían conflicto con el concepto de autoridad y ese
conflicto vino a generar desorden en la iglesia. Con toda seguridad en esos cultos se
presentaban cosas irregulares, pero esa era la realidad de cómo esa iglesia estaba
marchando. Como parte de todos los cultos había profecías y oraciones y el uso de los
dones de forma desordenada. Participaban hombres y mujeres por igual y el principio de
autoridad fue quedando relegado. Ahora, el hubiésemos querido que el apóstol Pablo
hubiese dicho todo lo que tiene que decir, de una vez, pero prefirió un trato pastora, ir punto
por punto y en 1 Cor. 11, se va a dirigir al problema de autoridad.

3. No se habla de una instrucción positiva: “quiero que las mujeres oren”, sino que se está
tratando un caso específico, que las mujeres de la iglesia de Corinto estaban orando sin
cubrirse la cabeza. Esto es muy necesario observarlo ya que en 1 Tim.2, cuando se refiere a
los hombres, hablamos de un mandamiento positivo. Aquí el apóstol está haciendo
referencia a una realidad que se presentaba en esta desordenada iglesia. Supóngase que por
estado de alicoramiento y exceso de velocidad, un auto se estrella y deja heridos. Si usted
tuviera la oportunidad de dar instrucciones de acuerdo a la realidad presente ¿Qué diría?
Que se atiendan a los heridos, a los más graves primero, que vengas los organismos que
deben llegar y más. Ahora, ¿sus instrucciones están avalando el accidente? No, usted está
organizando las cosas en medio del desorden. Pero si le preguntaran ¿Qué es lo correcto?
Usted diría que no se tome si van a conducir y que no excedan los límites de velocidad. El
apóstol Pablo está instruyendo en medio del desorden, para responder al fenómeno de
autoridad no está avalando que las mujeres oren públicamente. Exactamente eso es lo que
espera corregir.

Interpretación
Dejando claro estas consideraciones, permítame pasar a la interpretación de este texto. El
apóstol Pablo desea primero abordar el tema de la autoridad que se debe manejar en medio
de la iglesia. Las mujeres deben saber que están bajo autoridad en las reuniones públicas de
adoración. Ellas no solo deben tener un espíritu sumiso, sino que deben buscar la manera de
expresar esa sumisión. El apóstol señala hacia el uso del velo como señal de autoridad o al
menos que conserven largo su cabello. Aquí tenemos que irnos un poco por encima del
velo, por unos momentos, para hablar que el principio que el apóstol desea implantar en la
mente de sus oyentes, es que el principio de autoridad debe regir en las reuniones
eclesiales.

Ahora, el apóstol después de abordar el principio de autoridad que debe expresarse en las
reuniones de adoración, se dirige a solucionar los el problema del orden en las reuniones de
adoración. Como le dije, las reuniones de adoración de los corintios, eran demasiado
desordenadas, por lo que el apóstol va a corregir estos desordenes. Pero vamos al punto que
por ahora nos interesa. El apóstol tiene en mente que no puede exigir orden en los cultos,
con respecto a la participación de la mujer en ellos, a menos que deje en claro el principio
de autoridad.

Él no quería decir: “hermanas, ustedes deben hacer esto”, sino “hermanas su rol es este, su
papel es este, en el mundo, en la iglesia, ahora, basado en esto ahora si les digo qué deben
hacer”. Es decir, el Espíritu Santo sabe que hay principios que deben ir primero para que
luego estos resulten en el orden en la iglesia. Así que después de haberles dicho a las
mujeres que se espera de ellas que en las reuniones de adoración anden bajo sujeción, no
solo de corazón sino con una señal externa, pasa a decirles lo que ellas deben hacer: 1
Cor.14:31-38.

Por supuesto que aquí no está diciendo que las mujeres no deben proferir palabras cuando
la iglesia se reúne, otra vez, se está hablando del ejercicio de enseñanza (o profecía). De
manera que vemos cómo el principio es el mismo enseñado en 1 Tim.2, que la mujer no
debe ejercer dominio ni enseñar. No va con el orden (indecoroso = lit. Vergonzoso). Ahora,
creo que es fácil entender que con esta instrucción el apóstol Pablo no solo hizo referencia
el ejercicio de enseñanza porque ¿Cuál era el problema? Que la mujer oraba y profetizaba
en las reuniones de la iglesia. Cuando aplica el tratamiento, podemos concluir que el
apóstol hacía referencia, con un ejemplo al principio completo.

5. Sencilla pero Ordenada y Fervorosa.


Vamos a tomarnos de un par de ejemplos bíblicos en el libro de los Hechos que nos
muestran estas características de la oración. Las estudiamos porque hacen parte de esas
cosas que la Biblia dice que acompañan la oración pública de manera que no corresponden
a asuntos de poca monta sino en donde vemos la voluntad revelada de Dios.

Si nos situamos en Hechos 4, vemos el ejemplo de una oración congregacional. Por


supuesto que nos sirve, como lo dije, de ejemplo, de guía, a manera de modelo para
aprender cómo se debería orar públicamente. Debemos advertir que esta oración la provocó
un evento particular, sin embargo, nada resta de la importancia de su ejemplo.

Primero notemos su sencillez. No hay argumentos difíciles de entender, comentarios


enigmáticos que el que los hubiese escuchado hubiese preguntado ¿Qué habrá querido
decir? No fue una oración demasiado larga, difícil de seguir mentalmente, sino una
concreta, directa. No fue una oración con rodeos, sino que fue a los diferentes puntos con
sencillez, con concreción. Entiéndame la diferencia entre sencillez y simplicidad. Usted
puede ser sencillo, concreto y profundo y eso está bien. Pero cuidémonos de orar
livianamente.

Segundo, veamos su argumentación bíblica. La fórmula ‘tú eres el Dios que hiciste el cielo
y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay’ (v.24), al menos se encuentra literalmente tres
veces en el Antiguo Testamento, aunque su idea es completamente bíblica. Luego en los
vv.25 y 26 se citó el Salmo 2 para seguir argumentado en la oración. Aunque no se cite
ninguna parte literal de la Escritura, la oración sigue sujeta a la Biblia basada en la
preordenación de Dios de todos los acontecimientos (v.28). Ellos hablan basados en la
promesa que el Señor le dio a esa generación apostólica, a esa primera iglesia, que al
predicar el evangelio, deberían ver la palabra de Dios ratificada por señales (Mr.16:15-17).
¿No hemos insistido que todas las oraciones deben ser conforme a la voluntad de Dios, es
decir, conformes a Su Palabra?

Tercero notemos el orden que ella tiene. No es un orden mecánico, pero no hay
repeticiones sin sentido o vanas como le llama la Escritura (Mt.6:7). La oración progresa,
tiene un fin. Debemos cuidarnos de redundar innecesariamente o hacer de la oración una
serie de argumentos que confundan. Mire que aunque sea en breve, esta gente adoró en la
misma oración, citó las Escrituras, pidió y esto en un buen orden. La idea es que el
entendimiento de los hermanos, y el propio, por supuesto, sea edificado (1 Cor.14:15).

Cuarto, la oración no debe adolecer de fervor. Este principio está ejemplificado en el texto
que estamos tomando como base, pero hay otro ejemplo en Hch.12:5 donde LBLA traduce:
‘oración ferviente’. Esta palabra habla de algo que se estira, que se extiende y puede
traducirse sin cesar o intensamente o fervorosamente. Es una palabra distinta que también
se tradujo en Rom.12:12 como ‘constantes’. Ahora, ¿Qué queremos decir con esto? Que las
oraciones no deben ser frías, apagadas. No quiere decir bullosas, desordenadas, gritadas.
Pero sí quiere decir que el corazón debe hervir y debemos usar de mucha intensidad. Ojalá
supiéramos en la práctica por qué se relaciona la oración con la agonía. ¿Entiende? No es
una postura, unas palabras, es una actitud que desgarra el alma, una intensidad que no nos
deja ser fríos en la oración.

6. Terminada con ‘Amén’.


Miremos ocho textos que de varias direcciones nos ayudan a entender el uso del Amén, en
la oración. Dt.27:15; 1 Cron.16:36; Neh.5:13 y 8:6; Sal.106:48; Jer.28:6; 1 Cor.14:16;
Ap.19:4. Así, vemos que esta palabra se usa para hacer una afirmación de lo que se está
diciendo. Vemos que es una palabra con la que el pueblo se involucra en la oración de
alguien. Que se espera que el que escucha la oración, pueda entenderla para poder afirmar
la oración con un amén. Esta palabra también es usada como una palabra de adoración
como ‘Aleluya’.

No se nos dice que necesariamente debe usarse al final de toda una oración, puede ser que
ella se use afirmando partes de la oración misma. Es lícito, y además que es muy bueno. Es
una manera en que usted corrobora y se involucra en la oración congregacional así no esté
dirigiendo. Usted no se “despega” de la oración, sino que está constantemente siguiéndola y
afirmándola. Así mismo es una buena manera de comunicarle al que dirige que “estamos
allí y estamos siguiendo su oración”.

Lo que debemos cuidar es no hacer de esta expresión algo religioso, rutinario, como es
nuestra inclinación. A veces estamos idos de la oración pero decimos ‘Amén’, cuando
termina la oración. Eso es casi que una mentira ¿No cree? A veces la podemos decir de una
manera formal pero no como una manera de identificarnos con lo que se está orando. Otras
veces puede ser que se preste para el desorden. Todos estos cuidados son necesarios
tenerlos, pero tener cuidado no significa no hacerlo.

También podría gustarte