Ausentismo y Deserción Escolar

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AUSENTISMO Y DESERCIÓN ESCOLAR

CONCEPTUALIZACIÓN SOBRE LA DESERCIÓN ESCOLAR

La palabra deserción se deriva del vocablo desertar, que a su vez


etimológicamente, proviene del latín "desertare", que significa abandonar, dejar o
alejarse.

En términos generales, puede aseverarse que la deserción escolar se relaciona


con la fuga de los alumnos de la escuela, después de haber asistido algún tiempo
a ella. Esto quiere decir, que el estudiante abandona sus estudios, renunciando a
las clases y por ende, no regresa. Como se puede apreciar, la deserción escolar
implica abandono en forma definitiva del Centro Educativo, después de haberse
matriculado y por lo tanto, no se puede concluir el grado o nivel de estudio
respectivo.

En otro orden de ideas, vale la pena destacar que en el plano educativo, se utiliza
el término “deserción” para hacer referencia a aquellos alumnos que abandonan
sus estudios por diferentes causas; entendiéndose por estudios a toda educación
que se encuentra dentro del sistema educativo establecido precisamente, por el
gobierno que administra el país (primaria, secundaria, universidad, etc.). Aquellas
personas que dejan de estudiar, se convierten entonces en los denominados:
desertores escolares. Inclusive, puede definirse como desertor a aquella persona
que abandona, desiste o renuncia a una causa, meta u objetivo que lo mantenía
incorporado a una institución o grupo social; con la cual se había comprometido a
realizar funciones en pro de la institución y de él mismo, como individuo.

Según Erika Corvetto Castro “la deserción escolar es un fenómeno social


ocasionado por diversas causas ya sean políticas, económicas, familiares, etc. Lo
cual debe ser estudiado detenidamente para determinar las posibles soluciones,
así como también todas aquellas actividades académicas relacionadas con la
institución educativa”.[1]

MynorVilladelobos concibe la deserción como “el Apocalipsis del sistema


educativo formal, cuya única cura es una reestructuración del currículum, de lo
contrario la institución educativa pasará a ser un mito en vez de una realidad
palpable”.[2]

Por lo general, suele suceder que la deserción escolar sucede después de que se
han presentado evidencias como retraso escolar, provocando que el alumno
paulatinamente vaya perdiendo interés por todas aquellas actividades académicas
relacionadas con la institución educativa. Cuando el alumno presenta cuadros de
ausentismo, reprobación de exámenes, repetición de cursos, desinterés por las
clases etc. Estos pueden ser indicadores de que el estudiante corre riesgo de
abandonar sus estudios.

Es muy común que la sociedad y la misma institución, perciban a la deserción


como un fracaso para el adolescente; sin embargo, para algunos desertores, el
hecho de abandonar sus estudios lo consideran como una oportunidad para
realizar otros propósitos ya establecidos, como trabajar o dedicarse a algo
específico dentro de su hogar.

Los estudiantes pueden interpretar su abandono como un paso positivo hacia la


consecución de una meta, sus interpretaciones de un determinado abandono son
distintas porque sus metas e intereses difieren de los funcionarios o agentes de la
educación.

Por medio de las opiniones de varios autores sobre el tema, se comprende


entonces que la deserción escolar es un problema educativo que afecta al
desarrollo de cualquier sociedad, no quedando exenta de esta problemática, la
sociedad guatemalteca, especialmente en lo que atañe a los sectores del área
rural, donde sin duda alguna, no sólo existen menos posibilidades para que los
adolescentes asistan a un centro educativo, sino que también suelen ser lo más
vulnerables en lo que respecta a la problemática de la cual se viene haciendo
alusión.

[1] Castro, Erika Corvetto. Agosto 2001. “La superación es personal” (En línea) gt. Consultado el
03/04/2016 Disponible en: http://unknown-lasuperacionespersonal.blogspot.com/2011/08/la-
desercion-escolar.html
[2]Villadelobos, Mynor. Febrero de 2001.  “Psicología de la educación para padres y
profesionales” (En línea) gt. Consultado el  03/04/2016 Disponible en:
http://www.psicopedagogia.com/definicion/desercion%20escolar

TIPOLOGÍA EN TORNO AL PROBLEMA DE LA DESERCIÓN ESCOLAR

Indiscutiblemente, existen diversas situaciones que influyen en la deserción


escolar y en este sentido, puede destacarse que la misma puede tipificarse de
acuerdo a diversos enfoques o perspectivas. En este orden de ideas, cabe inferir
que en lo que respecta a la tipología que se está manejando en el presente
informe, se hace uso de conceptos como: rechazo escolar, deserción como
producto del individuo y deserción como producto institucional, mismos que se
detallan a continuación.

Rechazo Escolar:

Se entiende como Rechazo Escolar a la dificultad para asistir a la institución


educativa, asociado con la angustia emocional, especialmente ansiedad y
depresión. En otro orden de ideas, el Rechazo Escolar hace referencia a la
negativa a asistir a la escuela o a la dificultad para permanecer en la misma,
basada en perturbaciones inclusive de carácter emocional en los estudiantes.

El rechazo escolar debe considerarse un problema serio, porque normalmente


conlleva consecuencias significativas y adversas. Se asocia a pobre rendimiento
escolar, dificultades familiares y problemas de relación con los compañeros de
estudio, docentes o autoridades del centro educativo. Puede aseverarse que,
según diversos estudios, se considera que, aproximadamente, la mitad de los que
rechazan la escuela, suelen fracasar académicamente.

Sin duda alguna, el rechazo escolar interfiere con el desarrollo social y educativo
del adolescente. Las consecuencias a largo plazo incluyen: menores
oportunidades de acceso a una educación superior, problemas laborales,
dificultades sociales y mayor riesgo de enfermedades mentales en el futuro.
En muchos casos, suele suceder que los estudiantes están inclinados por
actividades diferentes a las académicas, lo cual puede justificase en varias formas;
por ejemplo, que las aspiraciones del individuo aún no están definidas, es decir,
no cuentan con un respaldo basado en propósitos y metas que le sirvan al alumno
para culminar sus estudios; otra justificante puede ser que la institución escolar
no cumple con las expectativas esperadas por el adolescente, en cuanto a los
servicios que ofrece o, tal vez, que el medio social del alumno no incluye valores
académicos.

Vale la pena recalcar que, cuando existe rechazo escolar, es común la


inasistencia al centro educativo, lo que suele provocar en los estudiantes: bajo
rendimiento académico, aislamiento, deterioro en las relaciones personales con
docentes, alumnos y, sobre todo, un aumento de actitudes negativas hacia la
escuela y hacia el propio aprendizaje. En este sentido, puede considerarse al
rechazo escolar como la antesala a la deserción escolar.

La deserción como producto del individuo:

Ésta supone que los estudiantes pueden interpretar su abandono como un paso
positivo hacia la consecución de una meta, lo cual indica que existirán ocasiones
en que los estudiantes desertores serán quienes darán la mejor interpretación
cuando en un abandono de estudios existe o no, el fracaso escolar, pues son ellos
quienes dicen la última palabra.

En este tipo de deserción, la institución cumple con los deseos del estudiante,
pero ya no puede hacer nada para poder retenerlos.

El estudiante en este proceso se toma como un receso o lapso de tiempo para


poder decidir sobre su futuro, ya sea de tipo académico o laboral. Cabe mencionar
que en muchas ocasiones, los estudiantes se inclinan por experimentar en la rama
laboral, lo cual les impide seguir sus estudios, dejando la institución educativa y
por ende, dejando inconcluso su proceso de formación académica.

La deserción escolar como producto institucional:


Es aquella en donde las causas que originan el abandono de estudios son
propiciadas por el mismo centro educativo, cuyo funcionamiento institucional tiene
la misión de brindarle al estudiante, el mayor número posible de espacios
(académicos, deportivos, recreativos) para que se desarrolle al máximo y pueda
generar compromisos con la institución escolar, que a largo plazo aseguren por
supuesto, la culminación de sus estudios. En este sentido, no puede obviarse el
hecho que los servicios que ofrecen los establecimientos educativos deben ser
reales, de calidad y en óptimas condiciones, para asegurar la permanencia del
estudiante.

Con base a lo expuesto, puede señalarse entonces que, sin lugar a dudas, las
condiciones de los establecimientos educativos deben de ser adecuadas a las
necesidades y expectativas de los estudiantes, de tal forma que se les pueda
brindar un ambiente agradable donde puedan desarrollar al máximo, sus
capacidades y habilidades. Muchos de los establecimientos no cumplen con los
requerimientos necesarios para crear el ambiente que se precisa para que exista
un proceso educativo con estándares de calidad, es por ello que los estudiantes
desertan al no tener una motivación a nivel institucional.

Desafortunadamente, para la institución educativa resulta difícil y hasta frustrante,


identificar qué tipo de abandono se puede clasificar en deserción como producto
del individuo y cuál es la deserción como producto institucional, pero cuando la
institución educativa está consciente de que los servicios ofrecidos son de calidad
así como la eficiencia de su personal, difícilmente va a percibir culpa alguna, si
llegan a presentarse casos de deserción escolar.

No puede soslayarse que, muchas veces, el abandono de estudios es


básicamente un reflejo de las acciones entre el alumno y la institución educativa.
Aunque existirán ocasiones en que factores externos al ámbito escolar (familia,
economía, contexto) interfieran, será un asunto de dos y finalmente va a depender
solo de ellos, la decisión de que exista o no, una baja en la matrícula escolar.

CAUSAS EXTERNAS QUE INCIDEN EN LA DESERCIÓN ESCOLAR


De manera indiscutible, puede sostenerse que suelen ser muchas, las causas
asociadas con la problemática de la Deserción Escolar. Tanto es así, que algunos
autores suelen hacer la clasificación de Causas Externas e Internas en referencia
a dicha problemática.

En lo que respecta a las causas de carácter externo, vale la pena mencionar, que
los más influyentes en el tema de la deserción escolar son: el factor familiar, el
factor económico y el factor sociocultural; estos son catalogados como factores
externos, por cuanto no forman parte de la institución educativa, ni ésta puede
establecer mecanismos de retención, ni las medidas de prevención con dichos
factores, pues no se encuentran dentro del aula. Sin embargo, no cabe la menor
duda que pueden incidir de manera significativa para que ocurra la deserción
escolar.

La Familia:

Para nadie es un secreto que la familia constituye justamente, la principal


institución social, pues representa un área de desenvolvimiento fundamental en la
sociedad, siendo el primer grupo social de referencia del que disponemos los
seres humanos.

Por otra parte, las relaciones familias son consideradas como elemento
fundamental en el proceso de desarrollo de la personalidad, por cuanto desde
temprana edad, constituye un marco de referencia de actitudes y valores que
pueden incidir de manera sustancial en el desarrollo escolar del adolescente.

El entorno familiar es el de mayor influencia para los estudiantes, pues es el hogar


el sitio donde se vive la mayor parte del tiempo durante los años escolares, siendo
sin duda alguna este ambiente, donde se forma todo un sistema de actitudes,
hábitos, conductas y expectativas; de igual forma puede sostenerse que es el
círculo social más privado, donde los seres humanos asimilan y refuerzan modelos
de identificación, llevándose a cabo una serie de procesos donde cada integrante
adquiere hábitos, costumbres, posturas, conductas, entre otras, las cuales, en la
mayoría de casos, son trasladadas al ámbito escolar.
La familia bien puede catalogarse como la comunidad natural más importante,
pues educa sin intención propiamente dicha de hacerlo. Todos los aprendizajes
que se desarrollan en el seno familiar dan lugar a una conducta o hábito que
difícilmente pueden cambiar los miembros que constituyen una
familia.Generalmente, los estudiantes adoptan conductas y formas de expresión
que en muchas circunstancias, son extraídos del propio ambiente familiar; pero
cuando dichas actitudes o conductas son reprobables, la institución escolar se ve
en dificultades por no poder cumplir con sus funciones, ya que el adolescente se
ve imposibilitado al tratar de cambiar patrones de conducta que diariamente
suelen ser reforzados cuando regresa a casa.

Factor Económico:

No se puede soslayar que, para la época que estamos viviendo, el factor


económico resulta determinante en el propio destino de los seres humanos. Tal es
su influencia e importancia, que en diversas partes del mundo, las personas
incluso pueden morir por falta de liquidez para comprar alimentos, medicamentos,
vestido, etc. Del mismo modo, la falta o carencia de recursos económicos en la
familia, la sociedad, y el país, provoca serios problemas de retraso social, cultural,
educativo y político.

Indiscutiblemente, cuando las personas cuentan con respaldo de tipo financiero,


pueden adquirir diversos servicios para cubrir necesidades fisiológicas (hambre,
sed); necesidades de seguridad (casa, atención médica); de esparcimiento
(deportes, televisión, uso de internet, auto) y de autorrealización (educación). Con
base a lo anterior, resulta comprensible el hecho que, si un estudiante cuenta con
capital o recursos económicos suficientes para cubrir gastos por concepto de
servicios académicos, le es más atractivo y productivo el asistir a clases ya que
cuenta con todas las facilidades para acceder a la educación, y lo contrario sucede
con alumnos, cuya falta de liquidez financiera para la adquisición de material
didáctico, suele incidir negativamente, provocando por ende, que paulatinamente
se vaya ausentando de la institución escolar, hasta dar paso a la problemática de
la deserción escolar.
Es más, cuando el capital del que dispone el estudiante no es suficiente para
cubrir gastos escolares, esto puede afectar significativamente en lo concerniente a
la continuidad de su proceso de formación académica. Sin embargo, si el alumno
tiene serias aspiraciones, surge una lucha indiscutible entre la retención y la
deserción y solamente la convicción del estudiante, más las circunstancias
económicas podrán decidir si se da o no, el abandono escolar.

Factor Sociocultural:

Como es bien sabido, la sociedad constituye el grupo de personas que rodean al


individuo con las cuales sostiene relaciones de orden ideológico, cultural, religioso,
intelectual, entre otros. Por otro lado, es preciso indicar que la Cultura puede ser
definida como un conglomerado de símbolos, normas, creencias, ideales,
costumbres, los cuales se transmiten de generación en generación, otorgando
identidad a los miembros de las comunidades, que orienta, guía y da significados
a sus diferentes quehaceres dentro de la sociedad.

Con base a lo que se ha explicado anteriormente, sobre los conceptos de


sociedad y cultura, es preciso mencionar en este sentido, que el factor
Sociocultural es aquel que se encuentra ligado directamente con el medio
ambiente que rodea al individuo. Cuando una persona interactúa con una
sociedad que concibe a la educación como la forma ideal de acceder a la cultura y
a un mejor estatus social, sin duda alguna, esa persona buscará la manera de
matricularse en una institución educativa para seguir con las normas enmarcadas
en dicha sociedad. Y por el contrario, cuando el entorno social de un adolescente
no está regido a costumbres académicas, suele impedir que éste se desarrolle en
un ambiente socio profesional que le garantice una mejor calidad de vida.

En este orden de ideas, Mónica Sagoils sostiene que la deserción estudiantil debe
entenderse “no como un acontecimiento individual aislado, sino como parte de un
proceso donde la influencia tanto social como cultural del estudiante, van
condicionando las diferentes acciones que éste realiza”[2]
Con todo lo planteado hasta ahora, es comprensible que los contextos
sociocultural y familiar van condicionando al adolescente en sus primeros
aprendizajes, imponiéndoles hábitos y conductas que para él son de lo más
normales, pero al ingresar a una institución educativa y compararlo con sus
compañeros alumnos de otros entornos, perciben las diferencia en cuanto a
conductas y formas de expresión o lenguaje etc. Es más, si dichos hábitos y
conductas no encuadran dentro del entorno educativo, es probable que los
alumnos encuentren dificultados en su proceso de formación escolar.

CAUSAS INTERNAS QUE TIENEN UNA FUERTE INJERENCIA EN LA


DESERCIÓN ESCOLAR

Ya en apartados anteriores se hizo referencia a las causas externas que suelen


incidir en la problemática de la Deserción Escolar. Ahora bien, en los párrafos que
siguen, se hará alusión específica a aquellas causas que influyen en la deserción
escolar, pero que se encuentran dentro del aula, esto es, el alumno y la propia
institución educativa.

El estudiante o alumno

En primera instancia, resulta necesario señalar que el concepto “alumno”, bien


puede definirse como “un ser educable y sujeto a educación, que asiste a la
escuela y lo significaremos a muchas más exactitud cuanto más nos referimos a la
educación integral que recibe en la escuela y en la vida escolar” (Sánchez, 1985:
115).

Al referirnos a la deserción escolar, se piensa inmediatamente en un estudiante


que abandona sus estudios, es decir, en un alumno que fracasa en la escuela, en
una persona que deserta. Por lo tanto, puede afirmarse que la deserción escolar
siempre va a involucrar al alumno.

En este mismo orden de ideas, vale la pena destacar que un alumno, al


matricularse o inscribirse en una institución educativa, automáticamente, crea
ciertos compromisos, los cuales pueden ir acompañados muchas veces, de metas
y objetivos; no puede negarse entonces, que dichos compromisos van a ser
precisamente, consigo mismo y con la institución educativa a la que pertenece, ed
decir, los denominados: “Compromiso Individual” e “Institucional”.

Compromiso individual:

Cabe destacar que la deserción escolar tiene un origen interno, es decir, que gran
parte de las causas que originan que los alumnos abandonen sus estudios son
gestionados por ellos mismos, puesto que, cuando un estudiante evidencia poco o
nulo interés hacia su proceso de formación académica, es muy probable que éste
disminuya paulatinamente en su nivel de rendimiento académico y que después
opte por desertar.

Para Vincet Tinto, el compromiso individual que asume el estudiante con sus
metas y aspiraciones, suelen ser fundamentales para que éste logre su
permanencia hasta la culminación de sus estudios. Este mismo autor indica que
los compromisos individuales pueden inclusive adoptar dos modalidades
sustanciales: con la meta y con la institución. El primero se refiere al compromiso
de una persona con los objetivos educativos y ocupacionales que se ha fijado;
significa que esa persona aplicará su voluntad para trabajar en la consecución y
logro de sus metas. Ahora bien, el segundo consiste en el compromiso personal
con la institución en la que el alumno se ha inscrito.

Existen dos formas de abandono estudiantil, vistas desde el compromiso


individual. La primera es: la exclusión por razones académicas, ésta ocurre
cuando el alumno va perdiendo interés por las materias, enfocando su atención en
otras actividades y esto podría suceder cuando las instituciones educativas no
tienen bien estructurado un programa sobre sus labores académicas.

La segunda forma de abandono es: La deserción voluntaria, que sucede


regularmente cuando el alumno no tiene dentro de sus metas o aspiraciones
terminar sus estudios y solo asistirá a clases como una forma de perder el tiempo,
satisfacer a la familia, curiosidad, diversión, etc.

Es importante mencionar que existen alumnos cuyos problemas de tipo


económico, familiar o sociocultural, amenazan con obligarlo a que abandone sus
estudios; esto puede deberse a que el nivel de compromiso adquirido con la
institución y con sus metas o aspiraciones no cuenta con el respaldo suficiente
para poder superar adversidades; no obstante, existen otros casos cuya
adversidad es demasiada y aun así, el alumno tiene la convicción de continuar con
su proceso de formación escolar, hasta culminarlo.

Compromiso institucional:

No puede soslayarse que, al momento que un adolescente solicita educación a


una institución escolar, genera diversos compromisos, ya sea de carácter
individual, familiar o social, pero el compromiso mayor lo realiza con el centro
educativo donde se inscribe, ya que dicho contrato lo compromete a cumplir con
ciertos requerimientos de parte del mismo, tales como: un horario, portar uniforme,
conseguir o comprar material didáctico, poner atención en clases, entregar tareas,
respetar a los docentes, entre otros.

Existirán algunos casos en que el abandono de los estudios es resultado de los


compromisos individuales e institucionales, ya que al comprometerse con la
institución se dan interacciones con docentes, autoridades escolares, alumnos etc.
y son estos roces precisamente, los que pueden en cierta forma, condicionar la
permanencia de los estudiantes en el aula.

Cabe advertir además, que el compromiso institucional que asume el adolescente


va a depender de las interacciones que surjan con la comunidad estudiantil y son
éstas las que condicionarán la permanencia del estudiante hasta la culminación de
los estudios.

La Institución Educativa:

De manera indiscutible, puede aseverarse que la institución educativa desempeña


un papel muy importante en lo que concierne a la educación de los estudiantes ya
que constituye una base primordial para que se desarrolle el proceso de
enseñanza y aprendizaje. En este sentido, no puede obviarse el hecho que los
maestros como formadores de cada estudiante son los responsables de retenerlos
en sus clases. Es bien sabido por ejemplo, que un buen maestro es aquel que
sabe cómo dar sus clases, para que se logre una educación con estándares de
calidad y por ende, los educandos sientan el deseo de regresar a las clases todos
los días.

Por otro lado, es importante mencionar que las instituciones educativas ocupan
una gran parte del tiempo, y de la vida cotidiana de los seres humanos. La falta de
integración social e intelectual a un sistema educativo podría conducir a los
alumnos a establecer niveles nulos o bajos de compromiso con la institución
educativa, aumentando la probabilidad de que el adolescente decida abandonar
sus estudios para integrarse a otros grupos sociales ajenos a los educativos en los
cuales se pueda sentir aceptado.

Con base a lo antes expuesto, puede mencionarse que la institución educativa es


la encargada de crear las condiciones y así también, los escenarios adecuados
que permitan la idónea integración social del estudiante en su entorno académico,
pues una vez que el adolescente se sienta integrado en la comunidad estudiantil,
el acceso a los contenidos y actividades le resultará más atractivo y significativo.

http://fashonsmartgroup.blogspot.com/

“En nuestro sistema educativo, la problemática del absentismo y el abandono


escolar apenas si ha sido estudiada; no se dispone de una documentación
sistemática y rigurosa en relación con la misma que nos permita conocer cuáles
son sus cifras, bajo qué circunstancias y condiciones se produce, o qué hace el
sistema educativo en general y los centros escolares en particular para afrontarla.

El fenómeno del absentismo y abandono escolar es complejo: en él intervienen


múltiples factores y condiciones sociales políticas, económicas y, también,
escolares. Es, pues, una problemática difícilmente abarcable desde una
perspectiva exclusivamente escolar, si bien a lo largo de este artículo ésta será
básicamente la que se tome en cuenta.
Tres son los grandes apartados en los que se estructura la exposición que sigue:
en primer lugar, aludiré a la diversidad de situaciones a las que se refieren estos
términos de absentismo y abandono, frecuentemente utilizados de forma
imprecisa. Seguidamente me referiré a cómo se ha planteado la investigación en
torno a este fenómeno, en aquellos países en los que se cuenta con una cierta
tradición al respecto. El papel de los centros escolares en esta problemática es
esencial, puesto que no pueden mantenerse al margen de las posibles soluciones
que, en un momento determinando, se arbitren en el sistema educativo para
paliarla. Sobre el particular se ofrecen, en el último apartado de este artículo,
algunas consideraciones generales.

Aunque se habla poco de él y permanece, en cierto modo, oculto, no se puede


sostener que el absentismo y abandono escolar sean problemas insignificantes en
nuestro sistema educativo. Quizá al no sacarlos a la luz se minimizan, pero al
hacerlo se está escondiendo la cabeza debajo del ala y, posiblemente, justificando
la ausencia de una política clara para afrontarlos. Sin embargo, el absentismo
escolar existe y de múltiples formas, unas más ligeras, otras más agudas; al igual
que existe abandono escolar antes de la finalización de la enseñanza obligatoria.
Se trata de una problemática que afecta negativamente a la formación de los
alumnos y repercute en su desarrollo personal y social. Y aunque el problema no
es nuevo, adquiere especial relevancia en la actual sociedad, en la que el
conocimiento es clave para el desarrollo económico, pero también para que cada
persona pueda acceder a un trabajo, un hogar y un estilo de vida digno. Si la
formación y el aprendizaje constituyen elementos básicos de transformación y
superación de la exclusión social, las situaciones de absentismo y abandono no
contribuirán a ello, pues los alumnos que no asisten regularmente al centro escolar
sufrirán una merma en su proceso formativo, y los que abandonan, dejarán el
sistema educativo sin unos conocimientos ni una titulación mínima. Quedan
condenados de ese modo a formar parte de ese gran sector con riesgo de
exclusión y marginación social y económica.
Así pues, estamos ante un problema con una clara vertiente educativa (ligada al
fracaso escolar y al abandono prematuro del sistema) pero también social (merma
de posibilidades de empleo y promoción personal y profesional, mayor
probabilidad de marginación, paro, delincuencia, etc.; Defensor del Pueblo
Andaluz, 1998; Mogulescu, 2002; Blaya, 2003; Delgado y Alvarez, 2004).

Sacar a la luz esta problemática es importante, pues difícilmente se podrán perfilar


vías de solución a la misma si se desconoce su intensidad y bajo qué
circunstancias y condiciones se produce. Sin embargo, se trata de un esfuerzo
complejo. Dejando de lado el hecho de que las causas del absentismo y el
abandono escolar son múltiples y no todas se sitúan en el marco escolar, un
primer problema que se plantea es el de la acotación conceptual de ambos
términos. No es posible explorar la realidad del absentismo y abandono escolar en
el sistema educativo y los centros escolares si no precisamos qué es aquello que
pretendemos conocer. Son múltiples los términos que se utilizan para aludir a
problemas relacionados con la falta de asistencia o la ausencia del alumno en el
centro. García Gracia (2003:29-30) por ejemplo alude a términos utilizados
habitualmente de modo indiferenciado como absentismo, no-escolarización,
escolarización tardía, desescolarización o abandono que, sin embargo, es preciso
delimitar conceptualmente. Igualmente son habituales, y con frecuencia se utilizan
de modo intercambiable conceptos como abandono o deserción, descuelgue
escolar, desafección, desenganche, etc. términos todos ellos que remiten a
realidades diferentes que, posiblemente, exigen análisis y respuestas específicas.

Sin embargo, la complejidad de la problemática del absentismo y abandono


escolar no radica únicamente en el enmarañamiento de términos diferentes que
frecuentemente se utilizan como si fuesen intercambiables. También descansa en
el hecho de que aún cuando se diferencie entre conceptos como los señalados,
cada uno de ellos presenta matices y aspectos que conviene precisar. Ello es
especialmente cierto en el caso de “absentismo”, y diversos estudiosos del tema
coinciden en señalar la imprecisión con la que se utiliza este término. Desde
luego, todos sabemos que alude a la falta de asistencia a clase por parte de
ciertos alumnos. Pero la expresión “falta de asistencia” resulta demasiado
ambigua: ¿cuánta inasistencia?, ¿hablamos de faltas excusadas o de aquellas no
justificadas?, ¿hay absentismo estando presente en el aula?

No conviene acotar en términos simples un fenómeno que en la realidad es


complejo y presenta múltiples caras. En nuestro país, García Gracia (2001)
subraya ese carácter multiforme del absentismo como un rasgo definitorio del
mismo, y señala la consiguiente dificultad de su medición:

En el lenguaje del sentido común el absentismo queda circunscrito a la


ausencia física e injustificada de un alumno al aula, que tiende a ser
considerado en la medida en que es reiterado y consecutivo. No obstante,
otras formas de asistencia inconsistentes, irregulares o por materias
resultan de difícil control y registro (p.37).

La misma autora apunta, además, la existencia de absentismo virtual no siempre


contemplado bajo la categoría absentismo: se trata de una situación en la que el
alumno se inhibe dentro de la clase y, por así decirlo, está allí sin estar.

Distinciones como las señaladas reflejan la diversidad de situaciones de


absentismo que podemos encontrar en la práctica y remiten, así mismo, a la
complejidad con que nos encontramos a la hora de determinar qué consideramos
o no absentismo y cómo podemos “medirlo”. Definir el absentismo escolar y, por
tanto determinar qué es lo que se considera como tal a la hora de conocer cuánto
existe realmente, cuáles son sus causas y, por tanto, cómo podría afrontarse este
problema requiere, pues, una adecuada clarificación. No sólo si nuestro interés se
sitúa en el plano del sistema escolar en su conjunto; también si nos situamos en el
nivel de cada centro escolar. Las circunstancias particulares del centro pueden
condicionar que se defina o no como absentismo unas u otras situaciones de
ausencia del alumno en las aulas (Martínez Sancho et al., 2001,); igualmente la
acotación que se haga del mismo posibilita sacarlo a la luz o, más bien convertirlo
en una realidad invisible (García Gracia, 2001, 2001a).
El tema parece menos complejo cuando hablamos de “abandono”, término con el
que se alude a la ausencia definitiva y sin causa justificada del centro escolar por
parte de un alumno sin haber finalizado la etapa educativa que esté cursando. Sin
embargo, también en este caso podemos plantearnos algunos interrogantes: ¿se
trata del alumno que deja de ir a una escuela concreta en la que estaba
matriculado o a la escuela, en general?, ¿es el alumno que ha dejado el centro
escolar pero se ha matriculado en otro?, ¿el que abandona la institución escolar
pero completa sus estudios posteriormente y por otras vías?, ¿el extranjero que
vuelve a su país?, ¿los alumnos que se han “perdido” y se desconoce qué ha sido
de ellos?, etc. Son interrogantes que, asimismo, conviene clarificar pues el cálculo
de las tasas de abandono varía de acuerdo a cómo se define éste.

González González, María Teresa. (2006). Absentismo y Abandono Escolar: Una


Situación Singular de la Exclusión Educativa. REICE: Revista Electrónica
Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, ISSN 1696-4713,
Vol. 4, Nº. 1, 2006, pags. 1-15. 4.

Deserción escolar es un término común utilizado en Latinoamérica para referirse al


abandono de la escuela o dropout en inglés. Se trata de aquella situación en la
que el estudiante después de un proceso acumulativo de separación o retiro,
finalmente, comienza a retirarse antes de la edad establecida por el sistema
educativo sin obtener un certificado. La deserción escolar es un problema que
afecta el desarrollo de la sociedad y se da principalmente por falta de recursos
económicos y por una desintegración familiar.

La deserción escolar representa uno de los principales retos en materia educativa;


conforme al reconocimiento del Presidente de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), en Centroamérica más del 40 por ciento de los jóvenes que
ingresan al ciclo básico no concluye sus estudios, y Guatemala no escapa de esta
situación. Con uno de cada d cuatro estudiantes que no termina secundaria, la
deserción escolar afecta a jóvenes de todos los sectores de la sociedad.

La deserción escolar es un fenómeno presente tanto en los sistemas educativos


de países poco industrializados, como en vías de desarrollo. En Latinoamérica las
estadísticas más alarmantes de deserción escolar se concentran en la educación
media, tanto en la secundaria básica, como en la secundaria superior. Guatemala
ha tenido históricamente un nivel muy desfavorable en el campo de la educación.
El nivel de escolaridad de nuestro país es sumamente bajo según lo plantea el
Instituto Nacional de Estadística (INE). Las oportunidades de acceso y
permanencia en el sistema educativo no se hayan al alcance de la mayoría de la
población guatemalteca; desigualdades económicas, sociales y otros factores
políticos, lingüísticos y geográficos influyen en el acceso de jóvenes a la
educación; esta deficiencia es muy preocupante si se toma en cuenta que la
educación no sólo es un factor de crecimiento económico, sino también un
ingrediente fundamental para el desarrollo social, incluida la formación de buenos
ciudadanos.

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