Economía y Politica-Carlos Parodi

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Economía para todos


Carlos Parodi

Economía y Política
CARLOS PARODI 17/07/2020 11:14
Cada vez creemos menos en los políticos que nos gobiernan, no importa el color
político. Hoy vemos atónitos las desavenencias entre el ejecutivo y el legislativo en
medio de la pandemia.  La sensación es que ven una realidad distinta de la que
percibimos los ciudadanos de a pie y que son incapaces de ponerse de acuerdo con
temas elementales. Una parte importante de peruanos no siente los beneficios de las
hasta hace algunos años, muy buenas tasas de crecimiento económico.  No observan
mejoras significativas en educación, salud, seguridad, acceso a agua y desagüe,
infraestructura rural, etc.  Ante eso, la mayoría señala que hay que cambiar el modelo
económico. Sin embargo, sin un Estado que funcione adecuadamente no existe modelo
que funcione. No nos engañemos.

¿Quiénes toman las decisiones económicas y de reformas en sectores básicos como


educación y salud? Pues el grupo al que llamamos la clase política, es decir, ministros,
congresistas, funcionarios públicos, entre otros. ¿Por qué no toman las decisiones que la
ciudadanía considera correctas? ¿Por qué no son autocríticos? ¿Por qué no explican en
lenguaje simple lo que quieren hacer y cómo y en cuánto tiempo se verán los
resultados? La mala política no puede coexistir con una buena economía. Existe una
vinculación entre ambas.  

Las estrategias económicas tienen como objetivo elevar el bienestar de todos los
ciudadanos. Los resultados económicos, como el avance del PBI, la inflación, el tipo de
cambio y las exportaciones, por sí solas no generan el bienestar suficiente. Si fuera así,
las buenas cifras macroeconómicas de los últimos veinte años ya se habrían reflejado en
la población. Faltan las reformas para que aquellas se sientan en temas concretos. La
mayoría de ciudadanos no la pasa bien y no es un tema originado en la COVID-19.

Aunque es una larga discusión, ¿es el modelo económico? Habría que preguntarnos algo
antes, ¿existe un modelo en el Perú? ¿Puede cualquier modelo funcionar si el Estado no
lo hace? La respuesta es no, pues se necesita del mercado y del Estado, de ambos. En
cualquier caso, las estrategias económicas se aplican en un entorno político
determinado, no en el aire.

La democracia es el gobierno del pueblo, pero como todos no pueden gobernar, los
ciudadanos eligen a algunos de ellos para que los representen, tanto en el poder
ejecutivo como en el congreso. Muchas veces ocurre que la clase política olvida dos
cosas: por un lado, que representa a todos, por lo que no puede decidir lo que se le
antoje; por otro, cuando cualquier persona paga impuestos, financia los ingresos de los
representantes. Los congresistas o representantes son los intermediarios entre la
población y quienes deciden. Este escenario ideal funciona mejor cuando existen
partidos políticos sólidos, de alcance nacional que canalicen las demandas de los
ciudadanos, algo inexistente en el caso peruano. El problema es que cuando no
funciona, se abre el camino a regímenes autoritarios y/o populistas. Basta ver nuestra
propia historia.

Mientras no se hagan reformas institucionales, no hay forma en que mejoren la


educación, la salud, el acceso igualitario a servicios básicos, etc. Esto depende del
Estado. Hacer reformas e implementarlas es su tarea.

Entiendo que el ejecutivo está concentrado en la lucha contra el virus. ¿Por qué,
entonces, no se avanzan las reformas en el congreso? Es sabido que un país que no
invierte bien en su capital humano, no tiene posibilidades de sostener el crecimiento
futuro. La turbulencia política hace crecer todavía más la incertidumbre, como si no
fuera suficiente con la pandemia.  La sensación de caos genera que se posterguen
inversiones nacionales y extranjeras; es muy complejo tener una buena economía con
una mala política, pues no es sostenible la primera sin la segunda. La política no está
divorciada de la economía, hay que tenerlo claro
RESUMEN

Hoy vemos atónitos las desavenencias entre el ejecutivo y el legislativo en medio de la


pandemia. La sensación es que ven una realidad distinta de la que percibimos los
ciudadanos de a pie y que son incapaces de ponerse de acuerdo con temas
elementales. Una parte importante de peruanos no siente los beneficios de las hasta
hace algunos años, muy buenas tasas de crecimiento económico. No observan
mejoras significativas en educación, salud, seguridad, acceso a agua y
desagüe, infraestructura rural, etc. Ante eso, la mayoría señala que hay que cambiar el
modelo económico.

Sin embargo, sin un Estado que funcione adecuadamente no existe modelo que


funcione. Pues el grupo al que llamamos la clase política, es
decir, ministros, congresistas, funcionarios públicos, entre otros. La mala política no
puede coexistir con una buena economía. Las estrategias económicas tienen como
objetivo elevar el bienestar de todos los ciudadanos.

Faltan las reformas para que aquellas se sientan en temas concretos. La mayoría de
ciudadanos no la pasa bien y no es un tema originado en la COVID-19. En cualquier
caso, las estrategias económicas se aplican en un entorno político determinado, no en
el aire. La democracia es el gobierno del pueblo, pero como todos no pueden
gobernar, los ciudadanos eligen a algunos de ellos para que los representen, tanto en
el poder ejecutivo como en el congreso.

Este escenario ideal funciona mejor cuando existen partidos políticos sólidos, de
alcance nacional que canalicen las demandas de los ciudadanos, algo inexistente en
el caso peruano. Mientras no se hagan reformas institucionales, no hay forma en que
mejoren la educación, la salud, el acceso igualitario a servicios básicos, etc. Esto
depende del Estado. Hacer reformas e implementarlas es su tarea. Entiendo que el
ejecutivo está concentrado en la lucha contra el virus.

La turbulencia política hace crecer todavía más la incertidumbre, como si no fuera


suficiente con la pandemia. La política no está divorciada de la economía, hay que
tenerlo claro.

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