Tejido Óseo
Tejido Óseo
Tejido Óseo
I. Definición
Es el tejido que representa la parte principal del esqueleto. Es una forma especializada
del tejido conectivo denso, y al igual que el cartílago, se compone de células y una
matriz calcificada.
Es un material relativamente liviano, de gran dureza y resistencia pero también con
cierta elasticidad.
Es de origen mesodérmico. Presenta una abundante irrigación y vascularización.
La calcificación o mineralización produce un tejido duro, capaz de proporcionar sostén,
rigidez y protección al cuerpo y a los órganos que lo integran. El mineral que lo
compone es el fosfato de calcio en forma de cristales de hidroxiapatita
[Ca10(PO4)6(OH)2]; en virtud de su contenido mineral, el tejido óseo también sirve
como sitio de almacenamiento de calcio y fosfato. Tanto el calcio como el fosfato se
pueden movilizar de la matriz ósea y ser captados por la sangre según sea necesario
para mantener las concentraciones apropiadas en todo el organismo, es decir que
también este tejido es importante en la regulación homeostática de los niveles de
calcio en la sangre.
- Tejido óseo esponjoso (trabeculado), que está compuesto por trabéculas, que
se entrecruzan en distintas direcciones y forman un retículo esponjoso en el
interior del hueso, en cuyos espacios huecos intercomunicados se encuentra la
médula ósea y los vasos sanguíneos.
La ubicación de los tejidos óseos compacto y esponjoso varían de acuerdo con la forma
del hueso: En los huesos largos, por ejemplo, la diáfisis se compone de tejido óseo
compacto que rodea la cavidad medular como un tubo de paredes gruesas. En los
extremos, es decir las epífisis, se componen casi con exclusividad de tejido óseo
trabecular, que solo en la parte más externa se transforma en una fina capa de tejido
óseo compacto.
Salvo las superficies articulares,
que están recubiertas de cartílago
hialino, las superficies externas de
los huesos, están rodeadas por una
capa de tejido conectivo fibroso, el
periostio. Una delgada membrana
interior de tejido conectivo con
células abundantes, el endostio,
recubre la cavidad medular.
Los huesos están revestidos por el periostio, excepto en las regiones donde se
articulan con otros huesos; en este caso la superficie articular está cubierta por
cartílago hialino.
Este se compone de una capa externa y una interna:
- La capa interna es tejido conectivo laxo vascularizado, con algunas células. En el
periodo de crecimiento, se detectan osteoblastos (células formadoras de huesos)
y células osteoprogenitoras, que son las células madre de los osteoblastos.
Después de finalizado este periodo, los osteoblastos se transforman en células
de revestimiento, que forman una capa plana sobre la superficie plana
(dispersas entre éstas se encuentran células osteoprogenitoras en reposo.
En casa de fractura ósea, las células osteoprogenitoras se dividen y dan origen a nuevos
osteoblastos que forman nuevos tejido óseo durante la reparación de la fractura.
- La capa externa, se compone de tejido conectivo fibroso irregular denso, con
vasos y nervios. Dicho elementos vasculares irrigan la región externa del hueso
compacto. Además, haces de fibras colágenas pasan desde la capa externa del
periostio hasta la matriz extracelular del hueso mediante otras fibras colágenas
llamadas fibras de Sharpey. Estas últimas se extienden hacia las laminillas
intersticiales y circunferenciales externas.
El endostio es mucho más fino que el periostio, y se compone de una única capa de
células de espesor y consiste en células osteoprogenitoras que pueden diferenciarse en
osteoblastos y células de revestimiento óseo, que recubren la superficie del hueso en
las trabéculas y las cavidades medulares.
3. Osteocitos
5. Osteoclastos
Con excepción del osteoclasto, cada una de estas células puede considerarse como
una forma diferenciada del mismo tipo de célula básica. Cada una sufre una
transformación desde una forma más inmadura a una forma más madura en relación
con la actividad funcional (crecimiento óseo).
Representación esquemática de las células asociadas con el hueso. Todas las células,
excepto los osteoclastos, se originan en las células madre mesenquimatosas, que se
diferencian en células osteoprogenitoras, osteoblastos, osteocitos, y finalmente, células de
revestimiento óseo. Los osteoclastos se originan a partir de células progenitoras
hematopoyéticas, que se diferencian en células de resorción ósea.
1. Células osteoprogenitoras
El osteocito es la célula ósea madura y está rodeado por la matriz ósea que secretó
previamente como osteoblasto.
Durante el proceso de transformación de los osteoblastos en osteocitos, el osteoblasto
produce una gran cantidad de matriz extracelular, reduce su volumen casi un 70% en
comparación con el volumen original del osteoblasto, disminuye el tamaño y se
produce una degradación paulatina del RER y el aparato de Golgi.
Después de la mineralización de la matriz ósea, cada osteocito ocupa un espacio o
laguna, que se adapta a la forma de la célula.
Los osteocitos extienden sus evaginaciones citoplasmáticas a través de los canalículos
en la matriz y se comunican así con los osteocitos vecinos y las células de
revestimiento óseo, a través de uniones nexo. En los cortes teñidos con azul de
toluidina, los canalículos se distinguen con claridad, y en su interior se encuentran
finas prolongaciones rodeadas por líquido intersticial del tejido.
Los osteocitos intervienen en el proceso de mecantransducción, en el cual estas
células responden a las fuerzas mecánicas aplicadas al hueso. La disminución de los
estímulos mecánicos (ej. inmovilidad o la debilidad muscular) provocan la pérdida
ósea, mientras que el aumento de estos, promueve la formación de hueso. Debido a la
poca flexibilidad ósea, las fuerzas mecánicas aplicadas (ej. al fémur o a la tibial al
caminar) causal el flujo de líquido intersticial de los canalículos y lagunas hacia el lado
comprimido del hueso.
Los osteocitos pueden detectar variaciones de las corrientes del líquido intersticial y
también la deformación mecánica del tejido óseo. A través de las prolongaciones
pueden comunicarse con las células de la superficie del hueso. Por lo tanto, pueden
actuar como una especie de mecanorreceptores de importancia para mantener la
calidad del tejido óseo, dado que mediante la transmisión de señales hacia la
superficie pueden facilitar el remodelado del hueso. Un osteocito responde a una
fuerza mecánica reducida al secretar metaloproteinasas de la matriz (MMP); el
espacio vacío que rodea los osteocitos es el resultado de la degradación enzimática de
la matriz ósea por las MMP. El aumento de la fuerza mecánica activa los mecanismos
moleculares similares a los encontrados en los osteoblastos productores de matriz
ósea. Por lo tanto, los osteocitos son responsables del remodelado reversible de su
matriz ósea pericanalicular y perilagunar. Este proceso se denomina remodelado
osteocítico.
Los osteocitos aparecen en estados funcionales diferentes durante el remodelado
osteocítico de su microambiente perilagunar y pericanalicular.
Los osteocitos pueden modificar su microambiente (el volumen de sus lagunas o el
diámetro de sus canalículos) en respuesta a estímulos ambientales.
Con el uso de M.E, se han identificado tres estados funcionales para los osteocitos,
cada uno de ellos con una morfología característica:
Las células de revestimiento óseo derivan de los osteoblastos y tapizan el tejido óseo
que no se está remodelando.
Las superficies óseas están revestidas por una capa de células aplanadas con poco
citoplasma y escasos orgánulos más allá de la región perinuclear; estas células son
células de revestimiento óseo y se ubican sobre una capa muy delgada de osteoide*.
Las células de revestimiento óseo ubicadas en las superficies externas del hueso son
las células del periostio y las que tapizan las superficies internas con frecuencia se
denominan células del endostio.
* La resorción ósea nunca ocurre sobre superficies cubiertas por osteoide u otra matriz
ósea no mineralizada (colágeno), por lo que es necesario eliminar esta capa mediante
la enzima colagenasa antes de que los osteoclastos entren en contacto directo con el
tejido óseo mineralizado y comiencen la resorción. La colagenasa es secretada por las
células de revestimiento óseo (posiblemente ante una señal de los osteocitos por vía
de las uniones nexo). Una vez degradado el osteoide de la superficie, las células de
revestimiento óseo se retraen y dan paso a los osteoclastos.
5. Osteoclastos
Caract.: Los osteoclastos son célula grandes y multinucleadas que aparecen en los
sitios donde ocurre la resorción ósea, es decir donde degradan el hueso. Tienen
tamaño y forma muy variable, y en condiciones normales, poseen un diámetro de
hasta 100 µm y contienen 5-10 núcleos.
El citoplasma de los osteoclastos es muy acidófilo.
Como resultado de la actividad de los osteoclastos, se forma una excavación llamada
laguna de resorción (lagunas de Howship) que se puede observar en el hueso
directamente bajo el osteoclasto.
Origen
Los osteoclastos derivan de la fusión de las células progenitoras hematopoyéticas
mononucleares bajo el efecto de múltiples citosinas.
Los osteoclastos no están relacionados con los osteoblastos. Derivan de la fusión de las
células progenitoras hematopoyéticas mononucleares, células progenitoras de
neutrófilos y monocitos (CFU-NM o CFU-GM)
La formación de osteoclastos se produce en asociación estrecha con las células del
estroma de la médula ósea. Estas células secretan citocinas esenciales para la
diferenciación de los osteoclastos, a partir de células progenitoras CFU-NM.
En un principio, las células predestinadas a convertirse en osteoclastos (precursores
osteoclásticos) expresan dos factores importantes de transcripción, c-fos y NFkB; más
tarde una molécula receptora llamada receptor activador del factor nuclear kB (RANK)
se expresa en su superficie. El receptor RANK interactúa con la molécula ligando de
RANK (RANKL) que se produce y se expresa en la superficie de las células del estroma
de la médula ósea.
Este mecanismo de señalización RANK-RANKL es importante para la diferenciación y la
maduración de los osteoclastos. Esta vía puede ser bloqueada por la osteoprotegerina
(OPG), producida por los osteoblastos, que inhibe la diferenciación y la activación de
los osteoclastos, dado que puede fijarse a RANKL e impedir así su unión con RANK.
El origen de los osteoclastos. La formación de osteoclastos se produce en asociación estrecha con las
células del estroma de la médula ósea, que secretan el factor estimulante de colonias de monocitos
(M-CSF), factor de necrosis tumoral (TNF) y varias interleucinas (IL). Los precursores del osteoclastos
expresan c-fos, NFkB y moléculas receptoras llamadas RANK (receptor activador del factor nuclear kB).
La señal generada por la interacción del receptor RANK con la molécula ligando de RANK (RANKL) es
esencial para la diferenciación y maduración de los osteoclastos. Durante la inflamación, los linfocitos
T producen moléculas RANKL tanto solubles como unidas a la membrana, lo que estimula la formación
de osteoclastos y aumenta la resorción ósea. La osteoprotegerina (OPG) puede bloquear estos
mecanismos.
Resorción ósea
El hueso maduro compacto está compuesto, en gran parte, por unidades cilíndricas
llamadas osteonas o sistemas de Havers. Las osteonas consisten en laminillas
concéntricas de la matriz ósea alrededor de un conducto central, el conducto osteonal
o de Havers, que contiene el suministro vascular y nervioso de una osteona.
Entre las osteonas hay restos de laminillas concéntricas antiguas llamadas laminillas
intersticiales o intermediarias. Las fibras colágenas de cada una de las laminillas
concéntricas de una osteona son paralelas entre sí en cualquier laminilla dada, pero
orientadas en una dirección diferente a la que adoptan las fibras en las laminillas
contiguas.
Las laminillas circunferenciales siguen la totalidad de las circunferencias interna y
externa de la diáfisis de un hueso largo, son las laminilla circunferencial externa y la
laminilla circunferencia interna; la laminilla circunferencial más interna está cubierta
por una fina capa de endostio que se encuentra en contacto con la cavidad medular,
mientras que la superficie externa del hueso tiene un revestimiento de periostio
La osificación implica la formación de tejido óseo y siempre tiene lugar cuando los
osteoblastos sintetizan y secretan matriz ósea orgánica, que poco después se
mineraliza.
El sitio del hueso donde se inicia la formación ósea se denomina centro de osificación;
la mayoría de los huesos se osifican desde varios centros de osificación que aparecen
en distintos momentos. El primer punto de osificación se denomina centro de
osificación primario, y los posteriores, centros de osificación secundarios.
Existen dos formas de osificación:
A) Osificación intramembranosa, en donde el desarrollo del hueso se produce
directamente en el tejido conectivo primitivo del feto, el mesénquima.
B) Osificación endocondral, en donde el desarrollo óseo tiene lugar sobre un
molde preformado de cartílago.
A pesar de que ambos procesos difieren notablemente, histológicamente sus
productos finales son idénticos. De manera independiente de la vía de formación, el
primer hueso que se forma es el primario; posteriormente se resorbe y sustituye por
hueso secundario maduro el tejido óseo de reemplazo crece por aposición sobre
el hueso preexistente; la formación del hueso se produce del mismo modo en ambos
casos.
A) OSIFICACIÓN INTRAMEMBRANOSA
La matriz inicial aparece como pequeñas espículas de forma irregular, que son
características del hueso esponjoso. Algunas de las células osteoprogenitoras se
adosan a las espículas formadas inicialmente, se transforman en osteoblastos y
producen más matriz. Por este proceso, llamado crecimiento por aposición, las
espículas aumentan de tamaño y se unen en una red trabecular.
Los nuevos osteoblastos establecen la matriz ósea en capas sucesivas, dando lugar a
hueso inmaduro; inicialmente la matriz ósea que se deposita tiene una organización
denominada inmadura que se transformará en una organización laminada.
Los huesos formados por osificación intramembranosa (huesos planos del cráneo,
mandíbula y mayor parte de la clavícula) no tienen osteonas típicas, aunque sí hueso
compacto en la periferia y hueso esponjoso en su interior.
B) OSIFICACIÓN ENDOCONDRAL
Corte longitudinal a lo largo del lado de la diáfisis del disco epifisario de un hueso metacarpiano fetal. La
fotomicrografía de la derecha muestra una formación ósea activa en el lado de la diáfisis del disco epifisario.
La zonificación es evidente en esta muestra teñida con H&E (180 X), ya que los condrocitos sufren divisiones,
hipertrofia y, finalmente, apoptosis, dando espacio a las células invasoras de formación ósea. En la ilustración
de la izquierda, las células de la médula ósea se han eliminado, lo que permite a los osteoblastos, osteoclastos
y células endosteales revestir las superficies internas del hueso. Debe tenerse en cuenta que el cartílago
calcificado (azul) está presente en las espículas óseas