Jesus Calma La Tempestad

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JESÚS calma la Tempestad

Posted by pastordanielbrito en Julio 8, 2008


Por: Pastor Daniel Brito
Título: JESÚS calma la Tempestad
Texto: Marcos 4:35-41: «Ese día al anochecer, les dijo a sus discípulos: —Crucemos al otro
lado. 36 Dejaron a la multitud y se fueron con él en la barca donde estaba. También lo
acompañaban otras barcas.37 Se desató entonces una fuerte tormenta, y las olas azotaban la
barca, tanto que ya comenzaba a inundarse.38 Jesús, mientras tanto, estaba en la popa,
durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron. —¡Maestro! —gritaron—,
¿no te importa que nos ahoguemos? 39 Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar: —
¡Silencio! ¡Cálmate! El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo. 40 —¿Por qué
tienen tanto miedo? —dijo a sus discípulos—. ¿Todavía no tienen fe? 41 Ellos estaban
espantados y se decían unos a otros: —¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le
obedecen?»

Introducción:
Una tormenta en el mar es algo bien impresionante. Pero hay tormentas que azotan a la vida de
toda persona que son tan impresionante como la encontrada en el mar. Es así como comenzamos
nuestra lección en esta noche.
Trataremos los siguientes Puntos:
(1) Una tormenta en el lago.
(2) Listos para perecer.
(3) La Paz de nuestro SEÑOR.
(4) La gran pregunta a JESÚS.
(5) La Respuesta Divina.
(6) La Pregunta a Todos.
(7) Resumen.
Lección:
1. Una tormenta en el lago. — Esta historia muestra que nuestro SALVADOR no solamente tenía
autoridad para sanar los cuerpos de los enfermos y resucitar muertos, sino que toda la naturaleza
estaba sujeta a Él. Esto prueba que el CRISTO DIVINO es SEÑOR de la Naturaleza. «El lago de
Galilea era famoso por sus tempestades. Se producían inesperadamente y tan de pronto que
sorprendían y aterraban.»[1] Sigamos con nuestra lección en el segundo punto.
2. Listos para perecer. — La tormenta estaba azotando con tanta fuerza, que el barco comenzaba
a hundirse. Hay dos cosas que tenemos que ver en cuanto a la tormenta.
a. La Tormenta que azotaba. — Las circunstancias habían cambiado y todo parecía que iba a
perecer. El viento de la adversidad azota de diferentes maneras. Sí, tal vez no estemos en el mar
en medio de una tormenta, pero es muy probable que tormentas de problemas y de adversidad
ataquen la vida de uno. Los negocios fallan y la gente queda desempleada. La enfermedad, o la
muerte viene a destruir. Todas son circunstancias que han azotado al ser humano por siglos.
b. Las olas adentro del barco. — Un barco en el mar puede aguantar una tormenta, pero cuando
el mar entra en el barco, la esperanza se fuga. Podemos usar el ejemplo de cuando el pecado y la
iniquidad invaden el alma, toda esperanza de seguridad es cortado. Continuemos con el siguiente
punto.
3. La Paz de nuestro SEÑOR. — El SEÑOR JESÚS estaba cansado y se había quedado dormido.
Eso nos muestra que nuestro SALVADOR era 100% Dios, y 100% hombre. Como hombre
experimentó el cansancio físico también. Hay dos cosas que debemos observar en cuanto a esta
Paz de nuestro SEÑOR que nos deja grandes ejemplos para nosotros.
a. El que JESÚS estuviera dormido en medio de una tormenta tan fuerte, sugiere para nosotros
confianza en Dios. Es muy claro que JESUCRISTO es Dios, y el ejemplo es para que nosotros
tengamos confianza en Él.
i. El Salmo 3:5 dice; «Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar, porque el Señor me
sostiene.»

ii. Proverbios 3:24 dice: «Al acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás
tranquilo.»

b. El que JESUCRISTO durmiera tranquilo en medio de la tormenta, nos muestra una


CONCIENCIA tranquila. Como dijimos antes, nuestro SEÑOR es Dios, así que el ejemplo es
dirigido a nosotros. Sigamos con el clamor hacia nuestro SEÑOR en el cuarto punto.
4. La Gran Pregunta a JESÚS. — “¡Maestro! —gritaron—, ¿no te importa que nos
ahoguemos?” dice el Texto que hemos leído en Marcos. El relato de Mateo 8:25 dice: “¡Señor
—gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!”. El relato de Lucas 8:24 dice: “—¡Maestro,
Maestro, nos vamos a ahogar! —gritaron.”. Eso nos muestra que todos gritaban a la misma vez.
El miedo se había apoderado de ellos, sin poner atención que tenían al mismo Hijo de Dios
durmiendo entre ellos mismos. «Pero lo que domina toda la escena, es el recurso unánime de los
pobres discípulos a Aquel único que podía salvarlos.»[2] Eso nos hace recordar a 1 Pedro 5:7
que dice: «Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.»

5. La Respuesta Divina. — “¡Silencio! ¡Cálmate! El viento se calmó y todo quedó


completamente tranquilo”. ¡Qué Majestad la de nuestro SEÑOR! Él ordena al viento y a la
tormenta, y hay una calma instantánea. Para nosotros hay tres enseñanzas aquí.
a. Él no solamente remueve lo que causa el problema, sino que también remueve el efecto del
problema.
b. El segundo es que no solamente salva de la IRA de Dios, sino que también del poder del
pecado.
c. El tercero es según la respuesta de nuestro SEÑOR a Sus discípulos: “¿Por qué tienen tanto
miedo? —dijo a sus discípulos—. ¿Todavía no tienen fe?”. Sus discípulos habían visto algunos
milagros pero todavía no tenían suficiente confianza en JESÚS. ¿Cómo se iban a ahogar si Él
estaba en medio de ellos? Nuestro SEÑOR les quería decir que la FE no es solamente asentir a
algo que uno dice que cree, sino que FE es CONFIAR en una PERSONA.[3] En este caso era el
mismo Hijo de Dios. Y eso es en realidad lo que FE es. La verdadera FE CONFÍA en Dios de
todo corazón. Y ese confiar es aun en medio de la adversidad que a veces nos presta una visita.
«En la tormenta de la ansiedad JESÚS nos trae la paz del amor de Dios.»[4]
6. La Pregunta para Todos. — ¿Haz entregado tu Vida al Salvador del mundo? El asombro de los
discípulo al ver el gran Milagro que JESÚS obró sobre la propia Naturaleza, nos muestra un Dios
capaz de librar a los suyos no solamente de peligros comunes, sino del poder del pecado que
esclaviza a toda persona. Romanos 8:1-2 dice: “Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación
para los que están unidos a Cristo Jesús, 2 pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me ha
liberado de la ley del pecado y de la muerte.”

7. RESUMEN — Hay muchas tormentas que azotan nuestras vidas. Sea la del pecado, donde la
solución es Aceptar a JESUCRISTO como el Salvador del mundo. O sea las tormentas de
adversidad que nos atacan a todos, y demandan que pongamos toda nuestra confianza en el autor
de nuestra Salvación, JESUCRISTO EL HIJO DE DIOS.
Conclusión:
¿Te aflige alguna tormenta en esta noche? Nuestro SEÑOR JESUCRISTO es el mismo ayer y
hoy y por los siglos.

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