La Ética y La Estética de Los Agentes Educativos en Al Educación Inicial
La Ética y La Estética de Los Agentes Educativos en Al Educación Inicial
La Ética y La Estética de Los Agentes Educativos en Al Educación Inicial
Los niños son pequeñas esponjas que todo lo van absorbiendo, esto en cuanto al
conocimiento de su entorno y la adquisición de nuevas y emocionantes experiencias para
él. Cada cosa con la se encuentra se convierte en un juguete o una golosina misteriosa y
deliciosa. Pero cuando no se le observa del requerido cuidado, cualquier experiencia por
simple que parezca se puede convertir en una elemento que atente contra su salud y aun
contra su vida.
Aquí es donde entran los cuidadores iniciales del niño. Los padres son
protagonistas en la guía y formación de elementos que le permitan al niño discriminar lo
que esta bien de lo que esta mal, que le den el criterio para determinar a medida que va
pasando el tiempo, lo que le conviene y lo que no, y que aun puede poner en peligro todo
su futuro. Y dicho proceso de aprendizaje se ve relevado cuando el niño da sus primeros
pasos hacia el cuidado de terceros que convierten en parte fundamental de su contexto
formativo.
Los agentes educativos que llamamos a partir del este artículo, son todos y cada
uno de los adultos que tienen contacto con el niño con el objetivo de instruir y cultivar en
el niño nuevos aprendizajes y experiencias. Pero dichos agentes deben ser capaces e
idóneos de despertar en los pequeños todo ese potencial de aprendizaje.
Tales agentes educativos están llamados a ser individuos idóneos para enseñar y
ser de inspiración para cada uno de sus alumnos. Ya que sus miradas tiernas y expectantes
están puestas en unos adultos diferentes a sus padres que ahora constituyen una nueva
fuente de adquisición de experiencias. Y de tales ejemplos en los que se convierten dichos
adultos depende también la calidad de formación que pueda recibir el niño.
Un segundo aspecto, muy relacionado también con la ética personal por supuesto,
tiene que ver con el cuidado personal. Y esto no solo tiene que ver con el aseo personal
que ya de por si se espera. Sino con todas y cada una de aquellas practicas y actitudes
hacia uno mismo que implican el mantener un sano desarrollo de la personalidad y de la
consecuente relación con las personas y el medio que nos rodea.
Todo aquello que hacemos con nuestro cuerpo se ve reflejado en nuestra salud en
un mediano y largo plazo. Comer mal y comer en exceso con el tiempo deriva en un
pésimo estado de salud al mismo tiempo que refleja un pobre interés en sí mismo y una
menos cavada auto estima. Y esto solo por el lado de la comida, que decir de pésimos
hábitos que tienen muchos maestros y docentes con el uso del alcohol o la práctica de
malos y oscuras costumbres, por decirlo de buena manera.
Ser educadores implica ser ejemplos y muchos no tienen reparo en usar palabras
grotescas y sucias delante de sus alumnos. Con que confianza mandan los padres a sus
hijos al colegio, si muchas veces los malos ejemplos no viene tan solo del entorno frívolo y
perverso en que él se mueven hoy día muchos de los chicos. Si el educador no es fuente
de inspiración positiva para cada uno de sus alumnos, ciertamente debería reconsiderar el
hacer parte de un cuerpo docente.
Aquella patética expresión que rezaban algunos abuelos de: La letra con sangre
entra, carece de cualquier sentido formativo. Al contrario se le toma aversión a cualquier
educador que hace del regaño, la ironía, el grito o la grosería su arsenal educativo. Nadie
quiere llegar a un salón de clase donde la dictadura manda. Todo lo contrario un ambiente
de formación es más deseable en la medida que a la par de la enseñanza se brinda un
ambiente de calidez y libertad. Paradójicamente entre más afecto y libertad se brinda a
una persona, esta puede desarrollarse y crecer mientras disfruta plenamente su proceso
formativo.
Concluiré que formar a otras personas, y en nuestro caso, formar niños pequeños.
Requiere de apasionarse por lo que se hace. Y no solamente porque los niños son tiernos y
despiertan toda clase de sentimientos especiales, sino porque se tiene entre manos una
responsabilidad con un adulto que se esta formando a largo plazo. El niño no puede verse
como una criatura estática en el tiempo. Es una personita que un día va llegar a ser un
individuo cuya toma de decisiones repercutirá positiva o negativamente en la sociedad del
futuro. Si yo no entiendo mi parte en este proceso formativo y no lo hago con ética,
estética y amor, difícilmente tendré alguna recordación en la vida de ese pequeño y
posiblemente habré dejado más bien heridas que vean afectado en su porvenir.