Pecado Estructural o Estructuras de Pecado
Pecado Estructural o Estructuras de Pecado
Pecado Estructural o Estructuras de Pecado
de pecado?
El pecado nunca es estrictamente privado
Para bien o para mal, la mayor parte de nuestra jornada transcurre con
«los otros». Su conducta influye sobre la nuestra y la nuestra sobre la de
ellos. Muy pocas personas han conseguido darse un ideal y consagrarse a él
por sus solas fuerzas. Casi siempre otras personas vinieron en su ayuda; y
esto vale incluso para las existencias extraordinarias. Unas veces fue
decisivo el encuentro con alguien que encarnaba en mayor o menor medida
ese ideal; otras veces fue la lectura de un libro que alguien escribió y otros
pusieron en sus manos…
Pecado colectivo
Pecado estructural
Sin embargo, eso no nos exime de pecado puesto que esas estructuras no
han bajado del cielo. Las hemos establecido nosotros, o al menos las
mantenemos.
Sin duda, lo que quiso decir el papa Wojtyla es que las estructuras no son
buenas o malas ‘por sí mismas’, las hacemos buenas o malas los hombres.
Lo que quiso decir…y lo que dijo, según pude comprobar unos meses
después, cuando apareció el texto oficial de la Exhortación en Acta
Apostolicae Sedism.(…)
Por desgracia, la deficiente traducción al castellano de la Políglota Vaticana
contribuyó a dar la impresión de que el documento papal consideraba
doctrinalmente peligroso hablar de «pecado estructural» o «estructuras de
pecado», y ése fue el clima dominante hasta la aparición, tres años
después, de la Sollicitudo rei sociales (…).
La Sollicitudo rei socialis emplea nada menos que diez veces esa expresión
y llega a decir que no se puede alcanzar una comprensión profunda de la
realidad sin hablar de «pecado» y «estructuras de pecado» (en el próximo
apartado nos preguntaremos por qué Juan Pablo II prefirió hablar de
«estructuras de pecado» en vez de «pecado estructural»); es decir, que la
expresión «estructuras de pecado» no sólo es legítima sino imprescindible.
La novedad resulta todavía más significativa porque, según las
informaciones disponibles, el capítulo 5o de la Encíclica, donde aparece
dicha expresión, fue introducido personalmente por el Papa tras la lectura
del primer borrador que había preparado el P. Tadeusz Styczen.
Esas «estructuras de pecado» -repite con insistencia Juan Pablo II- son
fruto de una acumulación de pecados personales. No cabe, por tanto,
disculparnos diciendo después que las estructuras «funcionan de modo casi
automático». Como explicó el Papa Wojtyla, las estructuras de pecado
existentes tienen su origen en unas «opiniones y actitudes opuestas a la
voluntad divina y al bien del prójimo» que hemos ido alimentando, entre
las cuales «dos parecen ser las más características: el afán de ganancia
exclusiva, por una parte; y por otra, la sed de poder. A cada una de estas
actitudes podría añadirse, para caracterizarlas aún mejor, la expresión “a
cualquier precio”». Por tanto, la responsabilidad última es de las personas
que dieron origen a tales estructuras y las mantienen.