Delimitación Conceptual de Psicología Clínica y Salud
Delimitación Conceptual de Psicología Clínica y Salud
Delimitación Conceptual de Psicología Clínica y Salud
MAESTRIA EN PSICOLOGÍA
Facultad De Ciencias Sociales Y Humanas
Universidad de Antioquia
2012
Presentación
El mérito de este documento es su amplia revisión sobre las diferentes líneas temáticas que permiten la conceptualización de Clínica y
salud en el campo de la psicología. Ha servido como punto de partida para el debate teórico y metodológico de esta línea de
investigación del Grupo de Investigación de Psicología Dinámica.
Fieles a este esquema, se afirma que la Psicología Clínica surgió hacia finales del
siglo XIX, a partir de los métodos de experimentación en el laboratorio, del interés
por las diferencias individuales y de las consideraciones filosóficas de la lógica y
de la ética (Dana, 1966). La Clínica Psicológica establecida por L. Witmer en la
Universidad de Pennsylvania (1896) viene sirviendo de fecha inicial fundacional de
la Psicología Clínica en cuanto Ciencia y Profesión y siendo él, el padre de la
misma. (Reisman, 1981). En 1906 comenzó la publicación del Journal of Abnormal
and Social Psychology, lo que puede considerarse como un hito en la
formalización de los intereses de lo que es hoy la Psicología Clínica. Un año más
tarde, la clínica de Witmer se amplía y se inicia en ella la publicación de la primera
revista que recoge trabajos científicos de Psicología Clínica, The Psychological
Journal que aparece hasta 1935. El eco de las propuestas de Witmer fue
extraordinario, principalmente a través de lo publicado en la Revista y así en 1914
hay ya funcionando al menos 19 clínicas en los Estados Unidos (Ávila-Espada,
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Fernández Molina, María Noemí, (2005). Delimitación Conceptual De Psicología Clínica. Tesis Doctoral.
Universidad Complutense de Madrid.
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Si tenemos en cuenta que dicho campo está cambiando de forma muy rápida en
los últimos años, se hace difícil una caracterización unitaria de sus métodos,
principios básicos, objetivos y problemas profesionales como ponen también de
manifiesto Kanfer y Phillips (1979), Phares (1992) y Marzillier y Hall (1997).
Bernstein y Nietzel (1980) y García Vega (1989) recogen la dificultad que existe
para definir la Psicología Clínica, pues “se trata de una disciplina que ha crecido
tanto, y en tantas direcciones, que cualquier intento por describirla puede resultar
demasiado vago o demasiado estrecho, y además rápidamente sería rebasado”.
Además, esta dificultad definicional, ha dado lugar a cierta confusión e incluso ha
hecho pensar a los psicólogos clínicos si la enorme expansión de sus límites no
haría que quedaran obsoletas las nociones clásicas respecto a esta disciplina
(Nietzel, Bernstein y Milich, 1991).
Se han agrupado las definiciones en tres bloques, según los conceptos en los que
se basan. Estos bloques son: a) definiciones basadas en el concepto integral de
salud y el método científico; b) definiciones que atienden al aspecto idiográfico, c)
definiciones basadas en el enfoque clínico.
Tabla 1.
� Bellack y Hersen, (1985) “ es una rama aplicada de la psicología científica, que tiene por objetivo, a través de las leyes derivadas de
ésta, comprender, evaluar, y tratar los trastornos del comportamiento y promover, en última instancia, un mayor grado de bienestar”.
� Ávila Espada (1989): “es una disciplina de la Psicología que se ocupa del desarrollo y aplicación de teorías, métodos y técnicas
específicas – a partir de los desarrollos de la Psicología Básica- a los individuos, grupos o colectivos que padecen trastornos o alteraciones
que se manifiestan en el nivel psíquico o psicomático, con la finalidad de explicarlos científicamente e intervenir de forma práctica en la
prevención, evaluación y/o diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y asesoramiento respecto de tales alteraciones o trastornos. Para
abordar su objeto, la Psicología Clínica utiliza un concepto integral de salud, abarcando sus niveles de expresión biológico, psicológico y
social, asimismo elabora sus teorías, métodos y técnicas y dirige sus acciones mediante una consideración interdisciplinar de las acciones
de salud”.
� Buela-Casal y Carrobles (1996): “Área de la Psicología en la que se aplican técnicas de evaluación y modificación de conducta para la
investigación, evaluación, tratamiento y prevención de trastornos psicopatológicos”.
Otras definiciones, destacan el aspecto idiográfico de esta disciplina como son, las
expuestas por los algunos autores. Watson, a principios de los años cincuenta la
define del siguiente modo: “Es la aplicación de los principios y técnicas de la
Psicología a los problemas del individuo. El cuerpo de doctrina que se maneja en
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Tabla 2.
un derecho humano fundamental, y el logro del nivel más alto posible de salud es
una meta social de la máxima importancia a nivel mundial, requiriendo para su
realización la actuación no sólo del sector sanitario sino de otros muchos sectores
sociales y económicos”. No obstante, a esta definición se la ha criticado la
consideración de la salud como un “estado”, o que suponga siempre bienestar o
ausencia de enfermedad, pareciéndose más a una definición de felicidad que de
salud (Reig, 1989), o el hecho de ser una formulación de buenos y utópicos
deseos, más que la adopción de criterios que se ordenen a explicar qué es la
salud, pretendiendo más que definir la salud, promocionarla (Polaino-Lorente,
1987).
Tiene interés en este contexto, el trabajo realizado hace unos años llevado a cabo
por Ferrezuelo (1985) que presenta, cómo los psicólogos clínicos españoles se
definen a sí mismos, marcando d así las preferencias en nuestra comunidad
profesional. En la encuesta se incluían 8 definiciones del psicólogo clínico y se
pedía a los encuestados que precisaran con cuál de ellas se identificaban más
plenamente. El porcentaje de psicólogos clínicos que han elegido cada una de
ellas como la más acertada se muestra a continuación. Esta encuesta había sido
elaborada a partir de una minuciosa revisión bibliográfica y documental sobre el
tema. Las definiciones se presentan en forma de tabla junto con la característica
fundamental que destaca:
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Tabla 3
Definición Característica que destaca
9. Otra definición
La definición número tres obtuvo el porcentaje mayor de respuesta (38,4 %),
siendo con la que mayoritariamente parecen identificarse los psicólogos clínicos.
Otra definición que obtuvo un alto porcentaje es la número siete (26 %), seguida a
gran distancia por la definición número ocho (11,2 %). Las restantes definiciones
fueron señaladas en porcentajes inferiores al 10%, oscilando desde un 8,8 %
(definición número seis, hasta un 2% (definición número cinco). Es de señalar que
la definición número uno, no obtuvo ninguna respuesta, y en la opción número
nueve hubo escasas aportaciones de definiciones originales. Con este resultado,
se puede concluir que los psicólogos se identifican sobre todo con las
características relativas a la: prevención, diagnóstico, rehabilitación y tratamiento
en las distintas etapas de la vida, teniendo en cuenta una perspectiva
biopsicosocial. Ello indica que, la mayoría está de acuerdo y se identifica con el
concepto que se difunde desde la institución oficial de los psicólogos, el COP,
lejos de las definiciones que sólo hacen hincapié en la administración de pruebas
(antigua imagen del psicólogo), o de aquellas en que el psicólogo cumple
únicamente un rol diagnosticador y clasificador.
Esto nos lleva a profundizar en las funciones que realiza el psicólogo clínico.
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Éstas han ido evolucionando de un modo muy irregular. Hasta la primera mitad del
siglo XX, la psicología clínica no disponía de técnicas de comprobada utilidad,
alternativas a los modelos imperantes. Sin embargo, los tests psicológicos y su
eficacia ya contaban con cierta valoración, lo cual puede explicar la adopción de
diagnosticador, seguido por muchos psicólogos clínicos, sobre todo si atendemos
a la inseguridad profesional que experimentaban otros campos de la misma
psicología clínica.
Las diversas opiniones existentes, sobre cuáles deben ser las funciones del
psicólogo clínico, se obtienen a través de cuatro vías distintas. En primer lugar se
hace referencia a la Conferencia celebrada en Boulder (1949), en segundo lugar,
de autores independientes, tras esta, estudios empíricos, y por último la recogida
por distintas instituciones.
En esta conferencia se habló sobre la preparación que se debe dar a los que
quieren convertirse en el futuro en psicólogos clínicos competentes y cuáles serían
las cualidades o características recomendables poseer para ser buenos
profesionales. En base a éstas últimas, se recomendaba una personalidad
razonablemente bien adaptada y atractiva que incluyera las siguientes cualidades:
1) capacidad intelectual superior y decisión, 2) originalidad, ingenio y versatilidad,
3) curiosidad sana insaciable junto con autoaprendizaje, 4) interés en las personas
como individuos más que como material para manipular, teniendo en cuenta la
integridad de las personas, 5) intuición/comprensión como características propias
de la personalidad, junto con sentido del humor, 6) sensibilidad ante las
complejidades y motivación, 7) Tolerancia y humildad, 8) habilidad para adoptar
una actitud terapéutica, y para establecer relaciones cálidas y efectivas con los
otros, 9) diligencia, hábitos de trabajo metódicos, y capacidad para tolerar la
presión, 10) aceptación de responsabilidades, 11) discreción/diplomacia y
cooperatividad, 12) integridad, autocontrol y estabilidad, 13) sentido discriminatorio
de valores éticos, 14) buen nivel cultural y, 15) profundo interés en la psicología,
especialmente en los aspectos clínicos.
de la base de que hay que ampliar la formación básica, para más tarde dar la
especializada, pues las personas que están especializadas desde el principio en
un campo, no pueden funcionar adecuadamente. El programa de estudios de
formación debe estar orientado a proporcionar al estudiante una amplia base
científica y cultural para los posteriores estudios de especialización. Estos cursos
deberían ayudar al estudiante a lograr un primer contacto con la estructura y
dinámica del comportamiento humano, comprensión del desarrollo biológico y
social del individuo, y una relación preliminar con los principales métodos y de
recogida y evaluación de datos. Las materias que se recomiendan incluir en un
programa básico de formación de estudiantes son: psicología, ciencias biológicas
y físicas, matemáticas y estadística, educación, ciencias sociales, historia de la
cultura, psicología a través de la literatura, e idiomas. Posteriormente, el programa
de formación de licenciados en psicología, debería incluir sobre todo seis áreas
principales: psicología general, dinámica del comportamiento humano, disciplinas
relacionadas, métodos de diagnóstico, terapia y métodos de investigación.
Bernstein y Nietzel (1980) y Nietzel et al. (1991) escriben que “Son tareas del
psicólogo clínico las siguientes: evaluación, tratamiento, investigación, enseñanza,
consultoría, administración y organización”. Buendía (1999a) coincide con otros al
concretar las funciones en: evaluación, investigación, tratamiento, prevención, y
enseñanza.
Fueron apareciendo distintas críticas (sobre todo a finales de los 60) en torno al
aparato conceptual y metodológico del psicodiagnóstico, cuya raíz era médica y
psicodinámica, por lo que aparecen las primeras propuestas sistematizadas que
abogan por una aproximación conductual a la evaluación, centrada en el estudio
minucioso del comportamiento del sujeto en una situación a través de la
descripción y explicación de las relaciones funcionales observadas (Ávila-Espada,
1992). Una de las primeras definiciones, es la de Maloney y Ward (1976) del
siguiente modo “es un proceso de resolución de problemas (respuesta a
preguntas) en el cual los tests psicológicos son utilizados a menudo como uno de
los métodos de recolección de datos relevantes”.
Años más tarde, Forns (1993), explican que “el objeto de la evaluación psicológica
es el estudio, análisis y valoración de las características de un sujeto, de sus
formas de acción, reacción e interacción con los demás y con la realidad, y de sus
procesos de cambio”. En el ámbito aplicado de la evaluación psicológica, el
análisis de la conducta entendida como producto o resultado debe realizarse en
paralelo al análisis de los procesos, en la medida que nos aportan versiones
complementarias de un mismo hecho.
BIBLIOGRAFIA