Libro Verde - Medio Ambiente Urbano
Libro Verde - Medio Ambiente Urbano
Libro Verde - Medio Ambiente Urbano
INTRODUCCION
Para tratar los problemas del medio ambiente urbano se debe superar un enfoque
sectorial. Por útil y necesario que resulte el hecho de fijar objetivos para la calidad
del aire y el agua, los niveles máximos de ruido, en directivas y recomendaciones,
para encontrar soluciones definitivas a los problemas ambientales de nuestras
ciudades se requiere una visión más amplia de sus orígenes. Esto significa no sólo
dirigirse a las causas más próximas de la degradación ambiental, sino examinar
también las opciones sociales y económicas que constituyen la auténtica raíz del
problema.
Los problemas de las ciudades son una señal de alarma, indicio de una crisis más
profunda que nos obligará a cuestionarnos los actuales modelos de organización y
de desarrollo urbano. Es evidente que no todas las ciudades europeas están
aquejadas de problemas idénticos, dadas las diferencias en su desarrollo
económico y social, sus funciones económicas y su geografía. No obstante, tienen
mucho en común.
Este Libro verde está concebido como un primer paso para iniciar el debate y la
reflexión y se propone señalar posibles líneas de actuación.
METODOLOGIA
El presente Libro verde se concibió como un instrumento para determinar todas las
dificultades con que se ven confrontadas las áreas metropolitanas europeas, a fin
de encontrar soluciones adecuadas a los problemas reales. Por tanto, hemos
organizado amplias consultas con los responsables de la gestión de problemas
urbanos, con expertos técnicos y con profesores universitarios y profesionales que
se ocupan de temas urbanos.
El encontrar un nuevo uso para estos centros supone frecuentemente proyectar una
nueva función e imagen de la ciudad, de forma que atraiga inversiones productivas
y residenciales y sea una oportunidad para nuevas ideas y un estímulo para la
innovación. En los casos en que aún se mantienen parte de las actividades
industriales habrá que armonizar las antiguas y nuevas funciones de la ciudad.
A este tema se dedicaron dos conferencias, una en Bruselas junio de 1989) y otra
en Terni (diciembre de 1989), dedicada específicamente a las ciudades con
industria siderúrgica.
La periferia urbana
Los espacios «vacíos» (las zonas que dan carácter a nuestras ciudades, como las
plazas, los parques y zonas similares) sufren el asalto de los automóviles y los
carteles publicitarios, mientras que en la periferia dichas zonas pueden llegar a ser
inexistentes. Para crear un entorno de calidad, no basta con colocar unos pocos
bancos, maceteros y papeleras en las zonas peatonales. Se requiere un enfoque
integrado.
En la primera de ellas, trataron los problemas de las ciudades del sur; en la otra, los
que aquejan a las ciudades del norte; de esta forma pudo establecerse una
comparación, teniendo en cuenta no solamente las diferencias climáticas, sino
también las relacionadas con la historia, la cultura y la sociedad. Ambas
conferencias se ocuparon de la contaminación atmosférica y acústica, la eliminación
de los residuos urbanos, el agua y la contaminación del suelo.
su evolución: es en este terreno donde hay que buscar los remedios para mejorar el
medio ambiente urbano.
Por otra parte, es evidente que las ciudades continuarán determinando el futuro
desarrollo económico y social de Europa, pese a que la evolución tecnológica
parece indicar lo contrario. Las antiguas ciudades de la industria siderúrgica o de la
construcción naval, como Liverpool, Sheffleld, Lille, la cuenca del Rhur y Génova,
sufren, de hecho, los efectos de cambios estructurales. Empiezan a emerger zonas
no urbanas de actividad económica, vinculadas a la electrónica, por ejemplo en
Flandes, en el sur de Francia o en la región del Tíber en las proximidades de Roma.
Además, la comunicación total en el municipio global permite realizar actividades
descentralizadas que abarcan desde los servicios financieros hasta la investigación
y la producción integrada dirigida a distancia por un ordenador.
CAPÍTULO I
1. CIUDAD Y URBANIZACION
Las ciudades europeas ofrecen un aspecto común , fruto de su historia común: las
calles y callejuelas de los centros medievales, las grandes obras de los príncipes
del siglo XVIII, las profundas transformaciones del siglo XIX y de principios del siglo
XX: el crecimiento de los suburbios y las ciudades dormitorio, a las que se
añadieron después los gigantescos centros comerciales; el declive de los centros en
cuanto zonas de vivienda para la clase media y alta, en una serie de ciudades,
dando paso a actividades comerciales y administrativas especializadas, y,
finalmente, la invasión que ha supuesto la congestión del tráfico, las autopistas
urbanas y una arquitectura uniforme y mediocre tanto en el centro como en la
periferia.
A medida que nos aproximamos al siglo XXI, las ciudades de Europa seguirán
constituyendo los principales centros de actividad económica, innovación y cultura.
La gestión del medio ambiente urbano y de la calidad de vida de sus ciudadanos
tiene, pues, implicaciones que van mucho más allá de la preocupación por el
bienestar de la población urbana de la Comunidad. Está en juego la calidad de la
«civilización», cuyas manifestaciones más prácticas las constituyen las actividades
ecoNómicas, científicas y sociales.
Existen, además, otras razones por las cuales las ciudades europeas se asemejan
entre sí: albergan, en medida cada vez mayor, a los miembros más pobres de la
sociedad, en guetos en el interior de la ciudad o en chabolas en la periferia. Mas
este fenómeno crea su propia diversidad, pues los antiguos residentes de las
ciudades, los emigrantes rurales, los recién llegados europeos y no europeos
coexisten de forma a veces incómoda. Los modos de vida rurales y «extranjeros»
tardan en ser absorbidos por la uniformidad que imponen la producción y el
consumo modernos y aportan una renovación continua a la rica diversidad que
constituye uno de los valores de la vida urbana.
¿Puede decirse que la expansión de las «zonas urbanas» y sus modos de vida han
dejado desfasado el concepto de «ciudad»? Es cierto que, salvando unas pocas
excepciones, las ciudades de hoy en día poco tienen en común con sus
predecesoras de los siglos XVIII y XIX. Sin embargo, en lo últimos decenios hemos
asistido a un resurgimiento del valor de la vida urbana y hemos llegado a apreciar
cada vez más la importancia de la calidad de vida de las ciudades europeas.
Hasta cierto punto, esto refleja el fracaso de la periferia: la ausencia de vida social,
la parquedad de la cultura, la monotonía visual, el tiempo que se desperdicia en los
trayectos entre el domicilio y el lugar de trabajo. La ciudad, por el contrario, ofrece
densidad y variedad; una combinación eficaz de funciones sociales y económicas
que ahorra tiempo y energía; una oportunidad de restaurar la valiosa arquitectura
heredada del pasado. Las «zonas urbanas» constituyen un concepto estadístico.
Las ciudades, en cambio, son proyectos de un nuevo estilo de vida y de trabajo. El
término «ciudad» es la palabra adecuada para referirse a la ecología urbana.
Otras ciudades se hallarán tal vez desplazadas fuera de las zonas del desarrollo
económico moderno. Se encuentran entre éstas las ciudades que apenas
participaron en la industrialización de los siglos XIX y XX, y las que se especializan
en industrias cuya importancia va en disminución en el mundo de hoy en día.
- factor cultural: al igual que ocurre en la esfera social de la cual forma parte, el
papel cultural de la ciudad se basa en la densidad, la proximidad y la facultad de
elección; estos factores contribuyen tanto a la «producción» de cultura como a su
«consumo»; además, la herencia histórica de la ciudad permite actividades
económicas singulares vinculadas a la cultura, entre ellas el turismo;
- factor político: más que cualquier otro lugar, la ciudad debe responder
directamente a las exigencias de sus ciudadanos en lo que se refiere a una «buena
administración»; la ciudad es un sitio en el cual la participación directa es posible y
se practica cada vez más, y donde el individuo puede desarrollar con mayor libertad
su noción de los valores personales y cívicos; no es casual que en nuestras lenguas
los términos «citizen», «citoyen», «cittadino» o «Bürger» encierren en sí una
connotación de soberanía política.
1.5 CREATIVIDAD
Los enemigos de esta fuente de creatividad son, por una parte, el crecimiento
suburbano indiferenciado en zonas casi rurales que aislan al individuo, y una
política que preconiza un empleo altamente especializado de los terrenos urbanos,
y que crea enclaves funcionales y guetos sociales donde las personas sólo se
encuentran con sus iguales: los recintos universitarios en los márgenes de la
ciudad, los distritos financieros en el centro, las zonas industriales desprovistas de
los servicios más elementales y alejadas de las zonas de residencia. Tanto el
crecimiento suburbano como la especialización van ligados al entorno urbano:
existen porque suponen una huida o protección de las plagas urbanas, la pobreza y
la contaminación. El restablecimiento de la ciudad diversa y multifuncional de la
Europa de los ciudadanos es por tanto un proyecto económico y social para el cual
la «calidad de vida» no representa un lujo, sino un rasgo esencial.
Desde siempre han existido dificultades para el medio ambiente urbano. El ruido era
un problema en la antigua Roma: el tráfico bloqueaba las calles del París del siglo
XVIII; en los siglos XIX y XX proliferaron análisis de la contaminación y las molestias
que afectaban a los residentes urbanos, en particular a los más pobres de entre
ellos.
Mas la salud de quienes viven en las ciudades está siendo objeto de una
preocupación creciente. Uno de los riesgos para la salud es la densidad del tráfico
urbano. El monóxido de carbono procedente de los tubos de escape puede
acumularse en los túneles y los aparcamientos subterráneos. Esto puede dañar el
sistema respiratorio, inhibir la absorción de oxígeno por la hemoglobina y provocar
ataques cerebrales en los ancianos.
Los hidrocarburos generados por una combustión incompleta reaccionan con otros
contaminantes en presencia de luz solar y dan lugar a productos que irritan los ojos
y dañan el sistema respiratorio. Reaccionan también con los NOx, produciendo
ozono, el cual dificulta la respiración, provoca tos y daña el sistema inmunológico.
Los problemas a los que se enfrenta el medio ambiente urbano son variados y muy
numerosos. A efectos de la exposición, los agrupamos en tres apartados:
2. 2 CONTAMINACIÓN URBANA
2. 2. 1. Contaminación atmosférica
Las zonas urbanas están sometidas a una amplia gama de contaminantes. Algunos
de estos contaminantes son carcinógenos; entre sus efectos sobre la salud se
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Con estas medidas tan sólo se ha conseguido evitar que la situación empeore. No
puede considerarse que constituyan soluciones a largo plazo.
Aunque casos como el de Atenas son muy conocidos, sería erróneo suponer que
las ciudades del norte de Europa no sufren también problemas graves. Los
sistemas de vigilancia proporcionan datos que parecen indicar una mejoría
generalizada, pero el empleo de cifras medias procedentes de un número
restringido de estaciones de control podría estar enmascarando la presencia de
concentraciones dañinas en determinados momentos y lugares. En Bruselas, por
ejemplo, el tráfico de las horas punta genera en los túneles de la ciudad unos
niveles de contaminación que superan ampliamente el límite recomendado por la
Organización Mundial de la Salud.
2. 2. 2. Ruido
Por importantes que hayan sido estas mejoras a la hora de reducir el ruido
provocado por casos aislados extremos, apenas se ha abordado el problema del
ruido en general, creado por la suma de coches, aviones y trenes «normales». Es
de esperar que para los próximos años aumente el tráfico, y que con ello se
exacerbe el problema del ruido urbano.
Dentro del proceso de normalización que acompaña la creación del mercado único,
la Comunidad propone, para los vehículos de motor, normas sobre el nivel de ruido.
Estas normas han ido mejorándose de forma progresiva, pero aún no parecen
capaces de obligar a los fabricantes a incorporar la mejor tecnología disponible para
reducir la generación de ruido. Si bien es cierto que unas normas más estrictas
supondrán un aumento de costes, éste debe valorarse teniendo en cuenta las
ventajas de una disminución del ruido ambiente. En este terreno vale la pena
plantearse la conveniencia de emplear instrumentos económicos.
Sin embargo, unas normas más severas aplicadas a los vehículos no pueden
sustituir un enfoque más amplio de la gestión del tráfico. Donde se han ensayado,
los llamados programas de pacificación del tráfico han tenido éxito. A partir de
iniciativas locales se han introducido reducciones en la limitación de la velocidad,
restricciones en el acceso a las vías y controles integrados de los semáforos, que
resultan eficaces con tal de que se vele por su cumplimiento.
Una importante dificultad en relación con los programas para reducir el nivel de
ruido en las ciudades es la inexistencia de una norma de calidad del ruido de
aceptación general. Varios estados miembros han definido objetivos en cuanto al
nivel de ruido, pero éstos no tienen, por lo general, rango legislativo. La Comisión
está considerando la idea de fijar límites para los niveles de ruidos en el ambiente,
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2. 2. 3. Agua
Otro aspecto de este problema es que en muchas ;ciudades todavía se utilizan los
sistemas de alcantarillado diseñados y construidos a finales del siglo XIX. Los
actuales vertidos contaminantes son muy distintos de los del siglo pasado, tanto por
lo que respecta a la concentración de las sustancias como a su volumen. Además,
las viejas alcantarillas están frecuentemente en mal estado, y el coste de su
sustitución resulta prohibitivo
El propio ambiente urbano crea dificultades para los sistemas de alcantarillado y las
aguas que reciben. Las superficies impermeables de la ciudad concentran la
escorrentía, alcanzando caudales máximos en tiempos mínimos. En determinados
casos, un aumento de la urbanización en una zona de captación de aguas puede
aumentar el riesgo de inundación río abajo. De hecho, la canalización de muchos
ríos urbanos exacerba esta situación. Debe también tenerse en cuenta que la
escorrentía procedente de superficies asfaltadas arrastrará una mezcla de los
contaminantes que normalmente se encuentran en las superficies urbanas.
2. 2. 4. Residuos
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Al igual que ocurre con las demás formas de contaminación, los problemas
específicamente urbanos asociados a los residuos se deben a la combinación de
una elevada densidad demográfica y una variedad de actividades económicas y
desechos diversos: hospitales, mercados y grandes superficies, escombros
procedentes de demoliciones, envases abandonados por transportistas, vendedores
al por menor y consumidores, etc.
-recogida de basuras,
-eliminación de residuos.
(Cuadro. 2)
Alemania
Reino 20.0 90 - 9 5
Unido
Bélgica 3.2 70/80 - 20 10
Italia 15.0 30 55 11 4
España 10.0 - - 5 15
Grecia - 80 20 - -
Irlanda - 65 35 - -
110.0
Dado el carácter local y muy específico de cada caso concreto, es difícil establecer
una política general o soluciones técnicas. Ahora bien, aunque los efectos
inmediatos de la contaminación son frecuentemente locales, las aguas freáticas
están amenazadas a medio plazo.
2. 3 EL ENTORNO EDIFICADO
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En los casos en que permanecen intactos, los centros históricos de las ciudades
europeas representan un importante vínculo con el patrimonio cultural de la ciudad.
En un mundo cada vez más dominado por los estilos internacionales de arquitectura
y tecnología de la construcción, los centros históricos nos proporcionan una
percepción singular del entorno que diferencia una ciudad de las demás.
están bien situadas, cerca de los empleos que ofrece el centro de la ciudad, pero
frecuentemente los ingresos generados por estos edificios no se consideran
suficicientes para mantenerlos, o no se emplean para este fin. Como consecuencia
de ello, los edificios se degradan.
También supone una amenaza para los edificios históricos de las ciudades
europeas el alto nivel de contaminación atmosférica. Los edificios acaban
recubiertos por capas de hollín debido a la contaminación por macropartículas, y
además se producen reacciones químicas con contaminantes como el SO2,
deteriorándose la estructura de la piedra. Ello es particularmente grave, y costoso
de reparar, en el caso de las tallas decorativas en los principales monumentos y
edificios públicos.
Estas mismas presiones han dado lugar en muchos casos a la pérdida de espacios
abiertos dentro de las zonas urbanas, que se han convertido en aparcamientos o
han sucumbido a los planes de ampliación de calles. Dados los altos precios
inmobiliarios, las autoridades públicas tienen grandes dificultades para adquirir
terrenos y dedicarlos a la creación de nuevos espacios públicos abiertos en los
centros de las ciudades; al mismo tiempo, los ciudadanos van siendo cada vez más
conscientes de la importancia y el valor de estos espacios.
Una posible manera de enfocar este problema es mediante una gestión inteligente
de los suelos abandonados que existen en todas las ciudades. Las estructuras
fluctuantes del empleo, la fabricación y el transporte de mercancías han dejado
huella en la estructura física de las ciudades: fundamentalmente, en forma de
amplias franjas de tierra abandonada que incluyen muelles, fábricas y cuarteles
abandonados. Algunas ciudades han emprendido proyectos de renovación
imaginativos que ponen de manifiesto el potencia¡ de estas zonas para crear una
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nueva imagen de la ciudad; otras, sin embargo, han dejado intactas estas zonas,
que desfiguran el medio ambiente urbano.
A finales de los años cincuenta, así como en los sesenta, se aprecia en toda Europa
una tendencia hacia la construcción en los márgenes de nuestras ciudades de
grandes urbanizaciones frecuentemente constituidas por bloques de apartamentos
de muchas plantas. Alejadas de las instalaciones urbanas, con un servicio de
transporte público escaso y un mantenimiento a menudo inadecuado, en muchas
ocasiones estas zonas se convirtieron en barrios degradados a finales de los
setenta y en los años ochenta. La ausencia de actividades y oportunidades
económicas en estas zonas ha contribuido a los altos niveles de desempleo, lo cual
ha restringido más aún la movilidad y las oportunidades de sus habitantes.
2. 4 LA NATURALEZA EN LA CIUDAD
Se reconoce desde hace tiempo el valor que tienen los elementos naturales
presentes en las zonas urbanas. Tradicionalmente, los parques, jardines y avenidas
arboladas han formado parte del diseño de las ciudades. La función visual de estos
elementos es de extraordinaria importancia: basta un pequeño número de árboles
crecidos para suavizar de manera considerable lo que sin ellos sería un entorno
totalmente edificado. Además, estos elementos poseen un valor simbólico para
muchos de los habitantes de la ciudad; actúan como vínculo psicológico con la
naturaleza y el campo.
También revisten una gran importancia los espacios abiertos y los hábitats
seminaturales situados en los márgenes de la ciudad, con un acceso fácil para los
que residen en la urbe. Muchas ciudades, entre ellas Bruselas, Berlín y
Luxemburgo, poseen grandes zonas boscosas adyacentes al término municipal;
éstas proporcionan hábitats para la flora y fauna, a la vez que brindan
oportunidades de recreo y constituyen un recurso para la silvicultura. Las
prioridades de la producción agraria en la Comunidad están cambiando, y por ello
merece la pena considerar la idea de desarrollar estas zonas adyacentes a las
ciudades.
3. 1 FUNCIONALISMO
Las empresas, los centros de investigación y las demás instituciones que aspiran a
emplear a los trabajadores y ejecutivos altamente cualificados de los que depende
su éxito tienden, cada vez más, a darle tanta importancia al atractivo del potencial
emplazamiento como a su eficacia convencional. El medio ambiente y la calidad de
vida, por lo que supone para los habitantes y para la promoción del desarrollo
económico, debería constituir, pues, una prioridad de la planificación y gestión
urbana.
3. 3 DISTRIBUCIÓN Y CONSUMO
La era del consumo de masas ha ejercido una gran influencia sobre la organización
espacial de la ciudad. Uno de los fenómenos es el gran centro comercial en la
periferia, a una distancia accesible sólo en vehículo; de forma similar, en las
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Los barrios alrededor del centro, construidos en la segunda mitad del siglo XIX,
muestran mayor variedad por lo que respecta a los grupos sociales y a los grupos
de edad. Sufren, sin embargo, las agresiones del tráfico de paso hacia el centro y la
invasión de nuevas oficinas.
Ahora bien, las zonas residenciales de la periferia, sometidas cada vez más al
vandalismo y la criminalidad provocados por la falta de oportunidades de empleo, la
monotonía y el aislamiento deben también urbanizarse siguiendo estas pautas
nuevas y antiguas a la vez: creando una mayor heterogeneidad, así como centros
de mayor densidad, vida y variedad de usos.
3. 5 TURISMO
3. 6 COMUNICACIÓN Y MOVILIDAD
Pero la creación de nuevas calles, túneles, etc., para acomodar el tráfico creciente
produce el efecto negativo de entorpecerle durante la. construcción, a la vez que
aumenta aún más la contaminación y el ruido. Una vez terminada esta
infraestructura, el tráfico aumenta rápidamente hasta volver a alcanzar los
anteriores niveles de congestión. En el centro, sin embargo, tiene lugar un
incremento real: los coches estacionados por falta de aparcamientos invaden las
aceras, las plazas y los parques.
Prohibir el coche sin más no suele ser la respuesta adecuada. Como hemos
afirmado anteriormente, ello puede reforzar el carácter monofuncional del centro.
Puede obligar a realizar rodeos que aumenten el tráfico total y con ello la
contaminación, o desplazar el problema del aparcamiento a los márgenes del centro
protegido.
• evitar una delimitación estricta de las zonas en beneficio de los usos mixtos
del espacio urbano;
• defender la herencia arquitectónica frente a la banalidad uniforme del estilo
internacional, respetando lo antiguo, no imitándolo;
• no rehuir los problemas de la ciudad extendiendo su periferia: resolver los
problemas dentro de las demarcaciones existentes.
Capítulo II
Los principales objetivos de la gestión y la política del medio ambiente urbano son,
por una parte, crear (o recrear) ciudades que proporcionen un entorno atractivo para
sus habitantes, y, por otra, reducir la aportación de la ciudad a la contaminación
total. Por utópica que pueda parecer esta meta, corresponde a las preocupaciones
de hoy en día y a las responsabilidades del mañana.
En el análisis del apartado anterior, los problemas del medio ambiente urbano se
atribuyen fundamentalmente a dos factores.
En primer lugar, está la presión que ejercen sobre el medio ambiente muchas de las
actividades que se concentran en la ciudad.
evaluar la calidad ambiental de la vida urbana. Pero a medida que adquieren mayor
conciencia de los temas, los ciudadanos aspiran a algo más que a que se frene el
deterioro; exigen mejoras positivas.
La experiencia que nos proporcionan los éxitos y fracasos del pasado ofrecen
directrices útiles para la actuación futura. Un análisis de los esfuerzos que se
realizaron durante los últimos años para hacer frente a los problemas ambientales
sugiere que éstos se han visto limitados por una serie de importantes factores a los
que se puede dirigir un programa de acción comunitaria.
2. l. Coordinación
Ahora bien, dada la complejidad de los entornos urbanos, las decisiones que se
tomen en prácticamente cualquier sector repercutirán sobre algún otro. La división
de competencias en relación con la gestión urbana, entre los distintos niveles del
gobierno y las distintas oficinas que actúan a escala local, ocasiona problemas de
integración tanto «verticales» como «horizontales».
2. 2. Recursos
2. 3. Información
2. 4. Conocimientos técnicos
Surgen, en este estudio, cierto número de temas como principios que deben guiar la
actuación comunitaria destinada a mejorar el medio ambiente urbano.
3. 2. Responsabilidad
3. 3. Sostenibilidad
3. 4. Subsidariedad
4. 1. Legislación
4. 2. Recomendaciones y directrices
4. 4. Asistencia financiera
La reforma de los fondos estructurales, que tuvo lugar en 1988, ha dado una nueva
dimensión a lo que representan para las zonas urbanas. La reforma ha subrayado la
necesidad de concentrar los recursos en zonas de prioridad definida y de coordinar
la actuación de los distintos fondos.
En las zonas del objetivo 1 se incluyen muchas grandes ciudades y zonas urbanas,
entre ellas Atenas, Belfast, Dublín, Nápoles y Lisboa. La Comisión ha influido en la
elección de medidas dentro de los marcos de asistencia comunitaria para las
regiones del objetivo l. Estas regiones carecen a menudo de infraestructuras como
alcantarillas y plantas de tratamiento de aguas, o de un transporte público
adecuado, ausencia que repercute sobre el medio ambiente. El objetivo de las
actuaciones a favor de estas regiones dentro de los marcos de asistencia
comunitaria es mejorar su potencial económico, teniendo en cuenta, al mismo
tiempo, el medio ambiente.
Entre los ejemplos de medidas urbanas que traerán consigo beneficios ambientales
específicos pueden citarse los siguientes:
Todas las regiones del objetivo 2 se caracterizan por el declive de las industrias
tradicionales, con un legado de tierras abandonadas y emplazamientos
contaminados, y son por tanto predominantemente urbanas. Una prioridad clave
dentro del marco de ayuda comunitaria para las regiones del objetivo 2 es recuperar
y volver a desarrollar los antiguos emplazamientos industriales. Al margen de ello,
otras medidas se ocupan de la eliminación de residuos, del alcantarillado y el
tratamiento de las aguas y de la contaminación atmosférica. Se estima que el 20 %
de los fondos destinados actualmente a estos ámbitos se relacionan con objetivos
que tienen un beneficio ambiental específico. Las actuaciones en materia de medio
ambiente se vinculan a otras medidas cuyo fin es crear puestos de trabajo y nuevas
oportunidades. Veamos algunos ejemplos de las actuaciones tipo previstas:
5. AMBITOS DE ACTUACIÓN
- planificación urbana;
- transporte urbano;
- protección y revalorización del patrimonio histórico;
- protección y revalorización de las zonas naturales dentro de las ciudades.
-Medidas políticas dirigidas a reducir los efectos de las actividades urbanas sobre el
medio ambiente:
- industria urbana;
- gestión urbana de la energía;
- gestión de los residuos urbanos;
- gestión de las aguas,
- la información;
- la cooperación interregional.
5. 1 PLANIFICACIÓN URBANA
Las políticas de estricta delimitación por zonas, que se han practicado en los últimos
decenios y han supuesto la separación del uso de los suelos y el subsiguiente
desarrollo de extensos suburbios residenciales, han estimulado a su vez el tráfico
de ida y vuelta, debido a las distancias entre el lugar de trabajo y de vivienda, y ello
constituye la raíz de muchos de los problemas ambientales a los que se enfrentan
en la actualidad las zonas urbanas.
Por tanto, es preciso que se revisen de manera fundamental los principios en los
que se ha basado la práctica de planificación urbana. Las estrategias basadas en el
uso mixto y en un desarrollo más denso tienen más probabilidades de conseguir
que los ciudadanos vivan cerca de los lugares de trabajo y de los servicios que
requieren para la vida cotidiana. En estas circunstancias, el coche deja de ser una
necesidad y se convierte en una opción. Estrategias de este tipo ya se han puesto
en marcha en zonas como los Países Bajos; merecen que se las tenga más en
cuenta.
5. 1. 4. Diseño urbano
Sugerencias de actuación:
más allá de los tipos y las áreas de ayuda que permiten los actuales fondos
estructurales y, en su caso, de cómo conseguirlo.
5. 2 TRANSPORTE URBANO
Se hace cada vez más patente que la situación es grave y que deben tomarse
medidas. Si bien el desarrollo de vehículos ecológicamente inocuos podría significar
un cierto alivio, una auténtica solución pasaría por modificar radicalmente el
equilibrio entre los distintos modos de transporte, favoreciendo el público frente al
privado y reduciendo el nivel y las repercusiones del tráfico de automóviles sobre el
interior de nuestras ciudades.
5. 2. 1. Transporte privado
Además, para ser eficaces, estas medidas deben mantenerse a lo largo de la vida
del vehículo. Para ello, las actuales inspecciones técnicas (de seguridad) deben
complementarse con inspecciones de conformidad ambiental.
- Vehículos eléctricos
- Bicicletas
La bicicleta es el vehículo «ecológico» por antonomasia. Ahora bien, son pocas las
ciudades en las que se haya hecho un serio intento de incorporar la bicicleta a una
estrategia global de transporte. Por el contrario, el tráfico actual, por la
contaminación y los riesgos para la seguridad, desalienta el empleo de bicicletas
dentro de las ciudades.
- Peatones
Los riesgos a los que debe enfrentarse el ciclista acechan igualmente a quien utiliza
la forma más personal de locomoción y va a pie. En zonas de tráfico intenso, el
peatón sufre las agresiones del ruido y los gases de escape, que producen una
incomodidad inmediata así como, a largo plazo, molestias respiratorias e irritaciones
oculares. Además, caminar por estas zonas se convierte en una carrera de
obstáculos. El peatón debe esquivar los coches aparcados (que bloquean los
cruces y, a veces, las aceras), evitar las señales de tráfico, los semáforos y los
parquímetros; atravesar precipitadamente las calles en las que la señal de paso
para peatones puede llegar a durar tan sólo cuatro segundos; estar atento a los
coches que se saltan los semáforos en rojo, etc.
especie amenazada a la que hay que recluir en zonas peatonales, sino como los
principales usuarios de las calles de la ciudad.
5. 2. 2. Transporte público
Una queja -o excusa- común es que el transporte público, por su calidad deficiente,
no constituye una alternativa práctica al coche particular. Es evidente que las
compañías de transporte deben hacer frente a problemas económicos
considerables. Mejorar el servicio significa aumentar los costes de los vehículos, los
vagones, el personal y la infraestructura (por ejemplo, los carriles y las instalaciones
para pasajeros).
Se dispone de una variedad de medidas para restringir el empleo y con ello las
repercusiones del coche particular. Se incluyen entre ellas los planes locales de
tráfico tranquilo, incluidas las restricciones de velocidad, el estrechamiento de la
calzada y las zonas peatonales. Si se diseñan y ponen en práctica correctamente,
estos medios locales constituyen probablemente la forma más eficaz de reducir el
ruido. Estas técnicas han tenido un éxito considerable en los Países Bajos y en
Alemania. Además de fomentar un mayor uso del transporte público, las medidas de
este tipo forman parte integral de los planes destinados a revitalizar las zonas del
centro de la ciudad, haciéndolas más habitables y «recuperando la calle» para los
peatones.
5. 2. 4. Restricciones de aparcamiento
Sugerencias de actuación:
La Comunidad debería:
A lo largo de los últimos decenios, las presiones del desarrollo han supuesto una
grave amenaza para el patrimonio urbano de Europa. Muchas ciudades han
aprobado nuevos planes de ordenamiento que permiten una protección significativa
de estas zonas y fomentan su restauración mediante planes imaginativos de
recuperación.
Sugerencias de actuación:
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Muchas ciudades han puesto en marcha «planes verdes» cuyo objetivo es proteger
y revalorizar el potencial de los espacios abiertos, animando a los ciudadanos a
plantar árboles y a llevar a cabo otras tareas similares.
Sugerencias de actuación:
Una reciente propuesta de directiva sobre las aguas residuales municipales fija
como objetivo alcanzar un alto nivel de tratamiento de todas las aguas residuales
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5. 6 INDUSTRIA URBANA
Estas industrias pueden ser ventajosas para los habitantes de la zona en la medida
en que les proporcionan puestos de trabajo cercanos a su lugar de residencia.
Sugerencia de actuación:
5. 7. 6. Auditorías energéticas
Sugerencias de actuación:
5. 8. RESIDUOS URBANOS
Sugerencias de actuación:
atmosférica. Se prevé que los programas de los que se hará cargo la Agencia
Europea del Medio Ambiente aumentarán nuestros conocimientos en este terreno.
Sin embargo, deberán seguir produciéndose avances en otros ámbitos si la
Comisión ha de disponer de una base de información adecuada para seguir
desarrollando una política del medio ambiente urbano. Esta información debiera
estar a disposición no sólo de los políticos, sino también de cada uno de los
ciudadanos.
Sugerencia de actuación:
El entorno urbano es responsabilidad, sobre todo, de los que viven y trabajan en las
ciudades, sin cuya participación no puede tener éxito ninguna política urbanística.
Todos los que actúan sobre el medio ambiente urbano (residentes, comerciantes,
empresarios, asociaciones profesionales, etc.) contribuyen a su deterioro y, a la vez,
sufren las consecuencias y se benefician de las mejoras obtenidas.
A la hora de aplicar una política urbana de medio ambiente, es conveniente para los
intereses de la Comunidad crear estructuras que faciliten el diálogo, la reflexión en
común y la cooperación entre los diversos sectores de cada ciudad y entre las
diferentes ciudades. Estas estructuras podrían servir también de puente con la
Comunidad para el intercambio de información y de opiniones.
Sugerencia de actuación:
5. 11 INICIATIVAS SOCIALES
Deben realizarse esfuerzos por evitar el aislamiento de los grupos de población más
desfavorecidos en los barrios más degradados de las ciudades.
Dentro de las medidas que tienen por objeto proteger el entorno físico, la política
social es posible y debe incluir tareas de inserción social, así como actividades para
fomentar el empleo, por ejemplo en relación con la restauración de viviendas
sociales.
Sugerencias de actuación:
5. 12 COOPERACIÓN INTERREGIONAL
Sugerencia de actuación:
6. 1. PLANIFICACIÓN URBANA
Sugerencias de actuación:
6. 2 TRANSPORTE URBANO
Sugerencias de actuación:
La Comunidad debería:
Sugerencias de actuación:
Sugerencias de actuación:
6. 5 INDUSTRIA URBANA
Sugerencia de actuación:
Sugerencias de actuación:
6. 7 RESIDUOS URBANOS
Sugerencias de actuación:
7. PRÓXlMOS PASOS
terreno del medio ambiente urbano, procurando, por el contrario, lograr una
cooperación y, siempre que sea posible, una actuación conjunta.