Ezra Pound. Su Métrica y Su Poesía. Eliot
Ezra Pound. Su Métrica y Su Poesía. Eliot
Ezra Pound. Su Métrica y Su Poesía. Eliot
y su poesía • por T.
S. Eliot
1
“Siempre que se habla de poesía moderna por personas
que entienden —escribió Carl Sandburg en Poetry— llega
un momento en que se termina por sacar a colación a Ezra
Pound. Tal vez se le nombra para maldecirlo como un
licencioso y mordaz, afectado, frívolo y errátil. O tal vez se
le clasifique como un hombre que viene hoy a llenar un
hueco como el de Keats en una época anterior. El hecho es
que se le mencionará.”
No es más que una sencilla exposición de un hecho. Pero aunque Pound sea
conocido, e incluso haya sido víctima de las entrevistas de los periódicos
dominicales, no se infiere de ellos que se conozca a fondo su obra. Entre los
que han leído sus escritos con algún detenimiento, habrá veinte personas que
tienen opinión propia sobre él. De esos veinte, habrá algunos que se sientan
sobresalta- dos, otros vejados, algunos irritados y uno o dos cuyo sentido de
dignidad se sienta ultrajado. El crítico número veintiuno será probablemente
alguien que conoce y admira algunos de los poemas, pero que dice: “Pound es
primordialmente un erudito, un traductor”, o “los primeros versos de Pound
eran bellos; su obra posterior no muestra nada mejor que un prurito de
publicidad, un malicioso deseo de molestar o un deseo pueril de ser original”.
Hay un tercer tipo de lector, bastante raro, que desde hace algunos años ha
descubierto a Pound, ha seguido su carrera con inteligencia y reconoce su
propia coherencia.
2
El primer libro de Pound se publicó en Venecia. Venecia fue un punto de
escala después de su salida de Norteamérica y antes de que se estableciera en
Inglaterra. Y allí, en 1908, apareció A Lume Spento. El volumen es ahora una
rara pieza literaria; lo editó su autor y se hizo en una imprenta veneciana
donde él mismo podía vigilar personalmente la impresión, en papel sobrante
de una partida utilizada para una Historia de la Iglesia. Pound marchó de
Venecia aquel mismo año y llevó consigo a Londres A Lume Spento. No cabía
esperar que un primer libro de versos, publicado en Venecia por un
norteamericano desconocido, despertara mucha atención. Al Evening
Standar le cabe la distinción de haber advertido:
Mr. Scott James, en el Dialy News, habla del elogio de su métrica:
“Al principio, tal vez parezca todo puro desatino y retórica, vana exhibición
de fuerza y pasión sin belleza. Pero, a medida que seguimos leyendo, esas
extrañas combinaciones métricas parecen seguir una ley y orden peculiares:
la indómita fuerza de la imaginación de Pound parece comunicar cierta
calidad de belleza contagiosa a sus palabras.”
Pero aun un crítico tan favorable hace una pausa para observar:
“Nos desconcierta con palabras arcaicas y formas métricas insólitas; a veces
parece despreciar las limitaciones de forma y metro, e irrumpe con cualquier
género de expresión que se acomoda a su disposición emotiva.”
–
Envolví mis lágrimas en una hoja de olmo
y las deposité bajo una piedra
y ahora me llaman loco
porque arrojé de mi toda demencia
prescindí de ella,
para abandonar las viejas costumbres estériles
de los hombres.
_La libertad del verso de Pound consiste más bien en un estado de tensión que
se debe a una constante contraposición entre lo libre y lo estricto.
A Exultations siguió la traducción de los “Sonetos y baladas de Guido
Cavalcanti”. Es digno de notarse que el autor de una larga reseña en Quest, al
hablar con elogio de la traducción, señalaba no obstante los defectos, no por
su medievalismo, sino porque: “le preocupa más el futuro que un pasado un
tanto remoto, y así, pese a su afición a los poetas medievales, su mismo mérito
como poeta moderno milita contra su éxito como traductor plenamente
aceptable de Cavalcanti, el heredero de los trovadores, el escolástico.” En
cambio, el Dialy News, en su crítica de las Canzoni, hacía observar que Pound
“parece más un erudito que un poeta, y nos gustaría que dedicara más su
insólito talento a la traducción directa del provenzal”.
“Mr. Welking Mark (lo contrario exactamente de Long Jane) nos ruega que
anunciemos que ha conseguido para el mercado inglés las palpitantes obras
del nuevo poeta de Montana (Estados Unidos de América), Mr. Ezekiel Ton,
que es lo más notable en poesía desde Robert Browning. Mr. Ton, que salió
de América para residir por cierto en Londres e imponer su personalidad a
los directores de las publicaciones, editores y lectores ingleses, es con mucho
el poeta más nuevo en funciones, digan lo que digan otros anuncios. Ha
triunfado donde todos los demás fracasaron: en producir una mezcla de la
fantasía desbocada del Oeste, el vocabulario de Wardur Street y la siniestra
licencia de la Italia de los Borgia.”
En 1914, alguien que escribió a The Nation, desde Nueva York, desde la
Universidad de Illions, constituye un ejemplo de la reprobación
norteamericana más seria. Empezaba por poner reparos al “principio del
futurismo”. (Pound ha hecho quizá más que nadie para que no entrara en
Inglaterra el futurismo. Según sus propias palabras, el futurismo es
“impresionismo acelerado”). El colaborador de The Nation se dedica
seguidamente a analizar la moderna “hipertrofia del romanticismo”, de la
siguiente forma:
Probablemente, Pound se ganó el odio no tanto por sus teorías sino por sus
ilimitados elogios de ciertos autores contemporáneos cuya obra le gustaba.
Los escritores que escapan a su mención consideran habitualmente como
agravio tales expresiones de aprobación, mucho más que si les dirige un
insulto personal, lo que en comparación es un cumplimiento. No dice “A, B y
C son malos poetas o novelistas”, pero al decir “la obra de X, Y y Z es, en
tales y cuales aspectos, la obra más importante en verso (o en prosa) por esta y
aquella razón”, A, B y C se sienten agraviados. Además, Pound ha
manifestado frecuentemente su desaprobación por Milton Wordsworth.
Hay que ser capaz de reaccionar ante los estímulos momentáneamente, como
persona real y viva, incluso frente a las propias facultades cuando se alzan
contra uno… La queja viril, la rebelión del poeta, todo lo que pone de
manifiesto su emoción… eso es poesía.
Después de Lustra, Pound ha cambiado una vez más. Esta vez en dirección a
la épica; tres cantos de esa nueva actitud se han publicado en la edición
norteamericana de Lustra. Habían aparecido antes en la revista Poetry, pero la
versión publicada en esa edición de Lustra ha sido revisada y ha ganado con la
revisión. Podemos considerarlo como piedra de toque: quien haya estudiado
los poemas de Pound en orden cronológico y haya conseguido
dominar Lustra y Cathay, está preparado para leer los Cantos, pero no antes.
Y si entonces no le gustan, probablemente ese lector ha omitido algún escalón
en su progreso, y lo mejor es que vuelva atrás y empiece de nuevo su viaje.