Propuestas para Una Catequesis Misionera

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PROPUESTAS PARA UNA CATEQUESIS MISIONERA

Marcos Cruz Vedia


Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra. Del 7 al 11 de 2019

TEMA 1

La comprensión de la misión hoy

La comprensión teológica de la Iglesia sobre la misión es extensa e interesante. En este módulo


concentraremos la atención en los documentos oficiales a partir del Concilio Vaticano II: Ad gentes,
Evangelii Nuntiandi, Redemptoris Missio y Evangelii Gaudium. No es el objetivo presentar un
resumen de cada uno, sino aquello que se despliega como novedoso y paradigmático en la reflexión
teológica y praxis misionera de la Iglesia.
1. Ad Gentes 1965
El documento destaca el fundamento último de la misión de la Iglesia, a saber: la participación en
la misión del Hijo y del Espíritu Santo. Por el bautismo, cada cristiano participa de la vida misma de
la Trinidad, en ese sentido: “La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que toma
su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre” (AG 2).
En primer lugar, la misión no es una cosa más que la Iglesia hace, sino que es constitutivo de su
propio ser. El cristiano es absorbido por la vida misma de Dios, que es salir, es presencia salvadora,
es amor que se dona. En consecuencia, la misión no es algo que hacen algunos especialistas, sino
servicio de toda la Iglesia, de todos los cristianos. A esto se llama participación en la Missio Dei. No
es sólo un mandato (Mt 28, 19-20), es la identidad más profunda de la Iglesia.
En segundo lugar, no se comprende la misión únicamente desde un criterio territorial como los
“lugares o territorios de misión”, sino como una actitud, una proyección al mundo entero, donación,
servicio a las personas, en todos lados, cercanos o lejanos.
En tercer lugar, aunque el documento no usa el término inculturación, da a entender las posturas
o debates sobre este tema (AG 11; cfr. 22).
Finalmente, todo el Capítulo IV presenta las cualidades del misionero (servicio misionero
específico): ser misionero es una vocación, tiene que tener idoneidad e ingenio, dispuesto a
aprender, guiado y fortalecido por el Espíritu Santo, con formación espiritual y moral, doctrinal y
bíblica según su condición de vida. Se crean Institutos que trabajan y se dedican a las misiones.
2. Evangelii Nuntiandi 1975
No usa el término misión, sino evangelización ampliando el concepto de misión considerando
otros aspectos. Al igual que AG destaca el carácter esencialmente misionero de la Iglesia, pero esta

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vez hace referencia a la persona de Jesús que predica y da testimonio del Reino. El Reino de dios
es el único valor absoluto y “lo demás” e relativo (cfr. EN 8).
Cristo proclamó el Reino de Dios mediante la predicación, por medio de innumerables signos,
parábolas, sanaciones, etc. (EN 11-12). Y quienes acogieron la Buena Nueva y se reunieron en
nombre de Jesús, “constituyen una comunidad que es a la vez evangelizadora” (EN 13). Por eso, la
evangelización es la misión esencial de la Iglesia (cfr. EN 14), porque: “Evangelizar constituye, en
efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para
evangelizar”. (EN 14).
La Iglesia antes de evangelizar ha de evangelizarse a sí misma sobre todo con la escucha
constante de la Palabra de Dios y la conversión (EN 15). En ese sentido, hay un nexo entre el
testimonio de Jesús sobre el Reino y el de la Iglesia, es decir, hay una continuidad entre la misión de
Jesús y la misión de la Iglesia. (EN 16), y todos los que pertenecen a la Iglesia, están “invitados-
llamados” a participar en su misión (EN 15).
La misión o evangelización comprende una variedad de actividades: proclamación del evangelio,
suscitar la conversión, implantación o surgimiento de la Iglesia, predicación, testimonio de la
comunidad, evangelización de las culturas “de manera vital, en profundidad y hasta las raíces” (EN
20), supone el compromiso con el desarrollo integral, la justicia social y la liberación de todo tipo de
opresiones.
3. Redemptoris Missio 1990
El documento presenta un enfoque cristocéntrico. Devela la necesidad de anunciar a Jesús como
el salvador, único y universal, de la humanidad: Los hombres, pues, no pueden entrar en comunión
con Dios, sino es por medio de Cristo y bajo la acción del Espíritu (RM 5). Es necesario entonces
una fe explícita en Jesús, pero ésta nunca puede ser una imposición.
El Reino de Dios no es una doctrina, o un concepto, es una persona, la persona de Jesús de
Nazaret. Y el Espíritu es el Espíritu de Jesús. La misión, por tanto, consiste en proclamar la persona
y la obra de Cristo bajo la inspiración del Espíritu Santo. El Espíritu Santo, por tanto, es el
protagonista de la misión
El documento distingue dos situaciones de misión: la primera es la actividad de la Iglesia
testimoniando y proclamando a Cristo en lugares donde no lo conocen: misión ad gentes; y la
segunda situación es multifacética: es testimonio, proclamación del nombre de Cristo y del
evangelio, formación de nuevas comunidades, inculturación, diálogo interreligioso, promoción del
desarrollo y obras de caridad.
4. Evangelii Gaudium 2013
En Papa Francisco propone una nueva etapa evangelizadora marcada por la “alegría”, que nos
remite al corazón del evangelio. “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que
se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza”
(EG 1).
Esta alegría se renueva y se comunica constantemente: “Invito a cada cristiano, en cualquier
lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo
o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No
hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido
de la alegría reportada por el Señor»” (EG 3).

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La alegría que nos propone el papa Francisco tiene su raíz en la experiencia de encuentro: “No
se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un
acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación
decisiva (DCE 1).
Un encuentro que alegra, libera, transforma y humaniza, es decir, la nueva etapa evangelizadora
parte del corazón del evangelio y prioriza al ser humano y su realidad sobre otras preocupaciones:
“Sólo gracias a ese encuentro —o reencuentro— con el amor de Dios, que se convierte en feliz
amistad, somos rescatados de nuestra conciencia aislada y de la autorreferencialidad. Llegamos a
ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos
lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Allí está el manantial
de la acción evangelizadora”. (EG 8).
Esta alegría tiende a compartirse, no puede ser guardada o encerrada en el egoísmo: “El bien
siempre tiende a comunicarse. Toda experiencia auténtica de verdad y de belleza busca por sí
misma su expansión, y cualquier persona que viva una profunda liberación adquiere mayor
sensibilidad ante las necesidades de los demás” (EG 9). En ese sentido, la misión nos devela el
sentido profundo de la vida: “Aquí descubrimos otra ley profunda de la realidad: que la vida se
alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en definitiva la
misión” (DA 360; EG 10). Por eso, la misión se convierte en la dulce y confortadora alegría de
evangelizar.
Finalmente, el documento presenta cómo se entiende la misión en esta nueva etapa eclesial,
bajo el criterio de la Nueva Evangelización para la transmisión de la fe: En primer lugar la pastoral
ordinaria; en segundo lugar, las personas bautizadas que no viven la exigencia del bautismo; y,
finalmente, quienes no conocen a Jesucristo (EG 14).
• Contenido de la misión en el Documento de Aparecida
Dice el Jesús en el Evangelio: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”
(Jn 10, 10). “En el encuentro con Cristo queremos expresar la alegría de ser discípulos del Señor y
de haber sido enviados con el tesoro del Evangelio. Ser cristiano no es una carga sino un don: Dios
Padre nos ha bendecido en Jesucristo su Hijo, Salvador del mundo” (DA 28).
Entonces, “La propuesta de Jesucristo a nuestros pueblos, el contenido fundamental de esta
misión, es la oferta de una vida plena para todos. Por eso, la doctrina, las normas, las orientaciones
éticas, y toda la actividad misionera de la Iglesia, debe dejar transparentar esta atractiva oferta de
una vida más digna, en Cristo” (DA 361). Ese es el kerigma cristiano.

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TEMA 2

La catequesis en un contexto de pastoral misionera

Para muchos especialistas, las transformaciones que atraviesan nuestras sociedades son tan
profundas y significativas que hablan de un cambio de época. Estas transformaciones afectan en la
vida de la Iglesia y de cada cristiano en forma de desafíos y exigen una renovación acorde a nuestro
tiempo y guiada por el Espíritu Santo.
En este apartado, vamos a enunciar a modo de sugerencias, algunos presupuestos que la
catequesis debe asumir para una renovación misionera de la misma según los documentos de
Aparecida, Evangelii Gaudium y el Directorio General de Catequesis, suponiendo que somos
conscientes de la necesidad de renovación: renovación misionera de la vida eclesial (DA 365), de la
parroquia y de la catequesis.
1. Un nuevo paradigma catequético

Pasar a una catequesis catecumenal de iniciación cristiana (DA 289-294) y no únicamente


centrada en los sacramentos. La catequesis centrada en la recepción de los sacramentos se torna
inútil si no se concentra en el encuentro personal con Jesucristo, en el discipulado, en la
incorporación a una comunidad de fe y en el servicio comunitario y social.
La catequesis necesita ser kerigmática y experiencial, más allá de lo solamente doctrinal. (DGC
62) Catequesis kerigmática encamina al encuentro personal con Jesucristo, a la conversión real y a
la educación integral de la fe.
En esa misma línea, la catequesis es mistagógica, donde el protagonismo del catequista y de la
comunidad parroquial consiste en encaminar y acompañar al catecúmeno a una experiencia de
encuentro con el Misterio Divino, con el Padre que ama, con Jesucristo que nos salva., que en última
instancia es gracia del Espíritu Santo.
2. Superar un enfoque fragmentario

La catequesis debe despojarse del enfoque fragmentario. Los jóvenes y niños consideran la
pertenencia a la Iglesia como algo temporal, como etapas en las que debe “asistir” para cumplir
ciertas exigencias, por eso vemos que los niños y jóvenes “desaparecen” después de la celebración
de los sacramentos.
Esta misma fragmentación se da en la pastoral de nuestras parroquias, donde se encomienda al
catequista la tare de transmitir la fe, dejando al margen a toda la comunidad parroquial que es, en
realidad, el “lugar” donde el niño y el joven desarrolla su iniciación cristiana. Hace falta una mayor
conciencia de pertenencia y comunión eclesial.
Esta forma de separar los tiempos, los espacios, los roles, tiene su efecto en la idea de Iglesia
que reproducimos, en la forma de vida cristiana que reflejamos. Si bien es cierto, hay tres acciones
en la misión evangelizadora de la Iglesia, y en una de ellas está la catequesis, estas deben
complementarse mutuamente, según el siguiente esquema:

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La misión evangelizadora de la Iglesia

ACCION
MISIONE
RA Kerigma,
testimonio,
conversion .

Misión
evangelizadora
de la Iglesia
ACCIÓN
ACCIÓN PASTORA
CATECUM L
ENAL ad intra y ad
catequesis, extra .
iniciación, Palabra,
enseñanza, Liturgia
sacramentos comunidad,
servicio

3. Incorporar el espíritu misionero

La Iglesia no puede encerrarse en sí misma, necesita tener como perspectiva la salida misionera
que lo incruste en la realidad, y con el mundo se transformen según los criterios del Evangelio. “La
misión, señala el documento, no se limita a un programa o proyecto, sino que es compartir la
experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de persona a
persona, de comunidad a comunidad, y de la Iglesia todos los confines del mundo” (DA 145). La
catequesis no debe olvidar la misión ad gentes como perspectiva. Por tanto, la misión hoy nos invita
más a un “modo de ser” que a un “hacer”: ser más servidora, dialógica y solidaria.
Aplicado en la catequesis sugiere: “imaginar y organizar nuevas formas de acercamiento” al
pueblo, a los niños, a los jóvenes (DA 286); valentía y creatividad (DA 287); renovar las modalidades
catequéticas (DA 294); comprometer a la comunidad parroquial.

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Tema 3

Primeras Conclusiones del V CAM y los desafíos a la catequesis

A continuación se describen aquellas conclusiones del V CAM que representan e incumben


directa o indirectamente a la catequesis. De las once conclusiones hemos elegido siete.
Educar en la alegría del Resucitado y de las Bienaventuranzas
1. Es preciso potenciar al máximo entre los servidores de la Palabra de Dios, el conocimiento y la
profundización en el misterio central de la fe cristiana, que es el Misterio Pascual de la muerte y
resurrección de Jesús y compartir sistemáticamente con nuestro Pueblo de Dios la preeminencia del
mensaje de las Bienaventuranzas (IL 236-259), que constituyen la verdadera antología del Evangelio
y que resumen la alegría de todo el mensaje cristiano y de los valores del Reino de Dios y su justicia,
fomentando la opción preferencial por los pobres y la creación de espacios de atención a los que
sufren y a los excluidos.
Fomentar el conocimiento de la Biblia y de los Evangelios
3. Se propone promover el conocimiento de la Biblia y especialmente de los Evangelios como
fuente de renovación cultural, de encuentro entre culturas y pueblos y como camino de paz entre las
diversas religiones, y buscar un espacio público, abierto y plural desde el punto de vista teológico en
la Universidad pública de los países de América (IL 267-270). Asimismo se propone crear escuelas
interparroquiales misioneras para fomentar sistemáticamente el conocimiento y la difusión de la
Biblia como Palabra viva y permanente de Dios que regenera la vida. También se deben instaurar
catequesis bíblicas en los intersticios de las catequesis sacramentales.
Promover la Reconciliación en todos los ámbitos de la vida
6. En primer lugar hay que fomentar el sacramento del perdón y de la misericordia de Dios así
como promover, cuidar y atender la Reconciliación en el ámbito familiar desde nuestras
comunidades y parroquias (IL 280-289). Es urgente educar para la reflexión, la escucha, la
valoración mutua, el respeto, la comunicación y el encuentro, el amor, el perdón, el olvido, la alegría
sana, la felicidad compartida, la serenidad, la lucidez, la armonía. Asimismo hay que promover el
diálogo entre las religiones orientado a la Reconciliación y la Iglesia debe ayudar a que todos los
actores sociales y políticos participen activamente en los procesos de reconciliación. Sobre todo, se
debe consolidar la opción por los pobres como vía de Reconciliación, y, no en último lugar, la
reconciliación ecológica en favor de la creación de Dios, cuidando con responsabilidad nuestra Casa
Común, la “Hermana, Madre Tierra” (IL 280-289).
Fomentar la conciencia de la misión profética y liberadora en todos los ámbitos sociales
7. Hay que despertar y alimentar la conciencia de la misionariedad de la Iglesia, cultivando la
dinámica vocacional de la Iglesia y de sus miembros en el servicio al mundo entero. Asimismo hay
que elaborar desde conferencias episcopales un proyecto misionero, que debe impregnar los planes
pastorales y renovar nuestras estructuras de evangelización, haciéndonos caminar hacia la misión

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Ad Gentes, especialmente orientada a todos los ámbitos donde no se conoce a Cristo o no se viven
los valores del Evangelio, particularmente las comunidades indígenas y los sectores de población
dedicados a la gestión económica, empresarial, social y política de nuestras sociedades. Y hay que
hacer también un esfuerzo intenso de conexión con la vida real de la gente, asumiendo y
promoviendo la Lectura Creyente de la Realidad como metodología excelente del diálogo con el
mundo y de la comunicación del Evangelio, haciéndose presentes en los diversos ambientes con los
medios adecuados y saliendo a las periferias existenciales y geográficas del mundo para ir al
encuentro de los alejados (IL 290-95). Asimismo se apoya la creación del Observatorio Eclesial
Americano de los Derechos Humanos con el objetivo de realizar informes de carácter profético
acerca de las situaciones de exclusión, marginación, opresión, injusticia, corrupción y extorsión de
los derechos humanos, sociales, políticos y económicos en todos los países de América.
La evangelización de la familia como clave cristiana de la transformación social y cultural
8. Trabajar en un diseño específico de atención a la institución de la familia y a los problemas
familiares desde la Iglesia. A imagen de la familia trinitaria y de la familia de Nazaret las familias
cristianas deben ser comunidades domésticas de vida y de amor auténticamente cristiano. Para ello
es preciso trabajar en el campo educativo y catequético en la formación de los jóvenes para que
experimenten la vivencia madura del amor como entrega total al otro. Es necesario trabajar
sistemáticamente en la atención eclesial desde las parroquias a los problemas de las parejas, antes,
en y después del matrimonio. Es urgente consolidar el respeto a la dignidad de la persona en el
marco familiar para que ningún miembro de la familia sea maltratado, particularmente las mujeres y
los niños. Es también urgente educar en el respeto a la vida como un don de Dios desde el primer
momento de la concepción hasta la muerte natural. Es apremiante asimismo educar a los jóvenes
desde las familias y desde las parroquias en el sentido y en el valor cristiano de la sexualidad.
Promover y cuidar las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa
10. Es preciso promover y cuidar las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa como formas de
vida netamente evangelizadora y profética en el mundo actual. Para ello hay que elaborar proyectos
de formación en los seminarios y en los institutos religiosos en los que la entrega misionera para vivir
la radicalidad del envío de Cristo muerto y Resucitado sea presentada, cuidada y desarrollada con
entusiasmo, con ilusión y con la inmensa alegría del Espíritu de las Bienaventuranzas.
Celebrar la fe y la religiosidad popular en clave misionera
11. Es preciso promover y cuidar las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa como formas de
vida netamente evangelizadora y profética en el mundo actual. Para ello hay que elaborar proyectos
de formación en los seminarios y en los institutos religiosos en los que la entrega misionera para vivir
la radicalidad del envío de Cristo muerto y Resucitado sea presentada, cuidada y desarrollada con
entusiasmo, con ilusión y con la inmensa alegría del Espíritu de las Bienaventuranzas.

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TEMA 4

La renovación misionera de la catequesis en clave catecumenal

Una vez analizado la comprensión de la misión en los documentos del magisterio eclesial,
enumerado los presupuestos de una catequesis en un contexto de pastoral misionera, e identificado
los desafíos misioneros a la catequesis que gestó el V CAM, ahora corresponde aplicar esos
criterios y responder a esos desafíos a través de una propuesta renovadora de la catequesis.
En este acápite vislumbraremos los elementos de una catequesis entendida como proceso de
iniciación cristiana, renovada a partir del criterio misionero. Para ello no podemos perder de vista lo
elementos que deben lograr conjugarse: comunidad de fe que evangeliza, catequesis en clave
catecumenal y misión como criterio de renovación.
1. Comunidad de fe que evangeliza
La iniciación cristiana es un proceso en el que el niño o joven se introduce en una nueva manera
de vivir, el cristiano asume un nuevo modo de vida que, no está sujeto a la celebración de un
sacramento, lo central es el encuentro personal con Jesucristo. Esta misión es propia de la
comunidad parroquial, es la comunidad que anuncia, testimonia y acompaña a los catecúmenos.
Esto no significa que se despoja de toda responsabilidad al catequista, al contrario, él sigue siendo
el responsable del proceso de iniciación pero involucrando a toda la comunidad parroquial.
Para ello necesitamos dar pasos:
 Exige un compromiso de crecer en la conciencia de pertenencia y comunión en la Iglesia.
 Enriquece y potencia los ministerios, es decir, las fuerzas vivas de la parroquia se ponen al
servicio de los catecúmenos desde y a través de su propio carisma.
 Genera diálogo, acorta distancias, enriquece el conocimiento mutuo entre los grupos de la
parroquia.

2. Catequesis en clave catecumenal


La catequesis debe transformarse cada vez más en un proceso de iniciación cristiana, en el que
se favorezca el encuentro personal y comunitario con Jesucristo vivo y resucitado, cuyo fruto sean
vidas renovadas y transformadas que vivan como discípulos misioneros, con clara conciencia de
pertenencia a una comunidad parroquial y comprometidos con la realidad, sobre todo, con la
situación de los más pobres.
Suponiendo que la catequesis es un proceso gradual, personalizado en lo posible, comunitario,
introductorio a una forma de vida, que favorece el encuentro, que es experiencial, nos parece
oportuno recordar lo que nos propone Aparecida para la formación de los discípulos misioneros:
 Encuentro. Es Jesús el que sale a nuestro encuentro. Nos corresponde dejarnos encontrar
con Él. En ese sentido la catequesis es kerigmática y mistagógica. “Invito a cada cristiano, en
cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro
personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de

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intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación
no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor»” (EG 3).
 Conversión: cambio de modo de vivir, personal y eclesial: “No se comienza a ser cristiano
por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una
Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (DCE 1).
 Discipulado: La persona madura constantemente en el conocimiento, amor y seguimiento de
Jesús maestro, profundiza en el misterio de su persona, de su ejemplo y de su doctrina.
 Comunión: No puede haber vida cristiana sino en comunidad (Jn 13,35; 1 Cor 12-27).
 Misión: El discípulo, a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de
compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto
y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los más necesitados, en
una palabra, a construir el Reino de Dios.

3. La misión como criterio de renovación


En la carta programática de su pontificado, el Papa Francisco expresa:
Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los
horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización
del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión
pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que
la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes
pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes
Jesús convoca a su amistad. Como decía Juan Pablo II a los Obispos de Oceanía, «toda renovación en el
seno de la Iglesia debe tender a la misión como objetivo para no caer presa de una especie de
introversión eclesial» (EG 27).
La pastoral en clave de misión pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del «siempre se ha hecho
así». Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el
estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades. (EG 33).

 La calve de la renovación misionera es centrarse en el corazón del evangelio (EG 34-39)


 La misión se encarna en los límites humanos. La Iglesia sale de sí para llegar a todas las
periferias, geográficas y existencial del ser humano. (EG 40-45)
 En la misión, la Iglesia es como una madre de corazón abierto, es guiada por la misericordia,
más allá de cumplir los preceptos, la ley que guía a la Iglesia es la misericordia, como el
corazón abierto de una madre ante su hijo. (EG 46-50)

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Hacia/en las Periferias

Ker ig mática
Mistagógica

Catequesis
E xperiencia
Pertenencia
Misionera

C reativa
Itinerario

Comunidad de Fe
Corazón del Evangelio
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo

10

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